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Universidad del valle de Puebla
Licenciatura en Enfermería
Trabajo: Place de Demencia cortical (Introducción, justificación, objetivos, antecedentes del tema, marco teórico)
Alumna: María del Mar Corona Amaro.
7Ñ
Profesora: Ana Libia Flores Herrera.
Alteraciones psicológicas en el
AdultoMayor.
Demencia corticalINTRODUCCIÓN
El presente plan de cuidado de enfermería (PLACE) de demencia cortical es un
método de trabajo que indagara por describir que es la demencia y
específicamente abordando a la demencia cortical.
La demencia es un síndrome adquirido, causado por disfunción cerebral,
caracterizado por un deterioro de la cognición y/o una alteración del
comportamiento.
Con el incremento en el número de adultos mayores, la prevención, diagnóstico y
tratamiento de enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento van
adquiriendo mayor importancia. En México el número de pacientes mayores de 65
años en el año 2010 fue de 7 millones, esperando que sean 28 millones en al año
2050.
La prevalencia de demencia crece exponencialmente de los 65 a los 85 años,
duplicándose cada 5 – 6 años y estabilizándose a partir de los 85 – 90 años. La
prevalencia de demencia incremento con la edad de 5% en aquellos de 71 – 79
años de edad a 37.4% en aquellos de 90 años y mayores.
Las demencias se han transformado en uno de los principales problemas de salud
a nivel mundial.
Las demencias se pueden diferenciar como corticales y subcorticales, en función
de la asociación de características con la neuropatología.
Las demencias corticales se presentan como uno de entre dos síndromes
solapados: El frontotemporal o el temporoparietal. Son características de este tipo
la enfermedad de Alzheimer, la demencia frontal, la demencia por cuerpos de
Lewy, la enfermedad de Pick, la afasia progresiva primaria.
Se estima que en México se han realizado los primeros estudios epidemiológicos
sobre deterioro cognitivo y demencia. Sin embargo, aún son insuficientes para
conocer de manera certera la situación de las demencias con representatividad
nacional.
Se estima que poco menos del 25% de los pacientes con demencia son
diagnosticados. Esto se debe a que el médico de primer contacto, así como otros
especialistas, sub – diagnostican e incluso ignoran este padecimiento en algunas
ocasiones interpretando estos cambios como normales o previos a la vejez.
JUSTIFICACIÓN
En este trabajo apreciaremos la importancia de conocer en que consiste una
demencia cortical, las razones que me han hecho escoger dicho tema, es que
aunque se tratas de patologías que pueden aparecer de forma independiente , el
hecho que puedan estar relacionados de diversos modos, en factores de riesgo
como pródromos o etiológicamente, hace que su mayor conocimiento y
tratamiento pueda mejorarse la calidad de vida en la tercera edad, mejorando la
situación tanto del paciente como de sus cuidadores, y disminuyendo la
problemática social que esto produce.
Para ello he realizado una revisión de los textos y estudios llevados a cabo sobre
el envejecimiento normal y que conlleva a padecer demencia cortical.
Según algunos estudios los trastornos psiquiátricos aumentan en la vejez en
relación a otros grupos etarios debido a cambios asociados a la edad en factores
biológicos, sociales y psicológicos entre los que están la disminución del soporte
socio familiar, la pérdida del status laboral y económico, el aislamiento social, la
menor capacidad y recursos para adaptarse, la mayor frecuencia de enfermedad,
la neurodegeneración entre otros.
Entre los problemas psiquiátricos la demencia cortical constituye en uno de los
problemas sanitarios y sociales más importantes en las poblaciones mayores de
65 años.
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Conocer la problemática que provoca la demencia cortical así como los factores
de riesgo consecuencias biopsicosociales y problemática que supone este
acontecimiento.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
Estimular / mantener las capacidades mentales.
Dar seguridad y poder incrementar la autonomía personal del enfermo.
Estimular la propia identidad y autoestima.
Evitar la desconexión con el entorno.
ANTECEDENTES
El término demencia deriva del latín “de” (privativo) y “mens” (inteligencia). A
principios del siglo pasado estos cuadros se entendían como un síndrome general
que afectaba las facultades del entendimiento, recuerdo y comparación (Esquirol).
Posteriormente, a lo largo del siglo XIX se explicó las demencias por medio de dos
líneas conceptuales: la psicológica o sindrómica, referida al deterioro intelectual, y
la médica o anatomoclínica, referida a la irreversibilidad producida por las lesiones
anatomopatológicas.
Esta amplia concepción del término se reduce cuando, a partir de la raíz
psicológica y no de la anatomoclínica, Morel describe la demencia precoz. La
introducción de los conceptos de estupor y de confusión, descripto por Chasslin,
determina la separación de las demencias agudas y reversibles. Hacia fines el
siglo pasado el desprendimiento de las demencias vesánicas, referidas al
trastorno intelectual producido por psicosis como la esquizofrenia (las cuales
finalmente perderían la denominación de demencia), terminará de purificar la
primitiva agrupación sindrómica y anatomoclínica.
En la primera parte de este siglo el término “demencia” se restringía a aquellos
cuadros psicopatológicos que presentaban un estado de deterioro intelectual
crónico debido a lesiones anatomopatológicas cerebrales.
La demencia se define como una alteración de múltiples capacidades cognitivas
que interfieren en el cuidado personal, en el trabajo o en las relaciones sociales.
Este déficit aparece sin que se altere el nivel de conciencia y puede o no ser
reversible. Los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR para la demencia incluye la
siguiente sintomatología: a) deterioro mnésico, y b) uno o más de las siguientes
alteraciones cognitivas: afasia, apraxia, agnosia y alteraciones de las funciones
ejecutivas (Weiner y Lipton, 2005). Las demencias se pueden diferenciar como
corticales y subcorticales, en función de la asociación de características con la
neuropatología. Las demencias corticales se presentan como uno de entre dos
síndromes solapados: el frontotemporal o el temporoparietal. Son características
de este tipo la enfermedad de Alzheimer, la demencia frontal, la demencia por
cuerpos de Lewy, la enfermedad de Pick, la afasia progresiva primaria. A
continuación se analizarán más detalladamente alguna de ellas. Las demencias
subcorticales, con patología inicial en el tálamo, ganglios basales, región superior
del tronco del encéfalo, y sus proyecciones frontales, se solapan sintomáticamente
con las demencias frontales, pero también suelen implicar trastornos motores y del
habla. Entre sus síntomas se incluye la lentificación global del movimiento y del
procesamiento cognitivo, la pérdida del tacto social y los trastornos del estado de
ánimo. Las causas de demencia subcortical incluyen la enfermedad
cerebrovascular, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Huntington, la
enfermedad de Wilson y la parálisis supranuclear progresiva (Cummings, 1990;
citado en Weiner y Lipton, 2005).
Las definiciones actuales de demencia varían según el énfasis y mención de
diferentes manifestaciones, bases etiológicas y repercusiones en el curso clínico.
Sin embargo, estas concepciones resultan a veces incompletas, como ocurre por
ejemplo en las denominadas “pseudodemencias”, es decir aquellos estados
demenciales que aparecen en trastornos psiquiátricos funcionales como por
ejemplo la depresión. Por lo tanto consideramos conveniente conservar la
denominación de “estados demenciales” para aquel conjunto de trastornos que se
caracterizan por una decadencia adquirida y global de las funciones intelectuales,
que provocarán una desintegración de las conductas sociales y personales del
paciente, en general de curso progresivo y crónico.
Para poder entender la evolución del concepto de demencia es necesario separar
la historia del término “demencia” de la historia del concepto de demencia como
enfermedad. El origen del término mismo remonta a la Roma del siglo I a.C., pero
durante siglos se usó con un sentido diferente al del concepto actual de demencia.
Por otro lado, la evolución del concepto de trastorno de cognitivo también se inició
en la misma época y lugar. A partir del siglo XVII, la descripción de la semiología
de los trastornos cognitivos se hizo más precisa, se separaron los trastornos
congénitos de los retardos mentales y de los trastornos cognitivos adquiridos, se
distinguieron los trastornos cognitivos de otras enfermedades mentales y se
reconoció que el trastorno cognitivo se explica por un disfuncionamiento del
sistema nervioso central. Es solo en el siglo XIX que el término “demencia” y el
concepto de demencia confluyen, al comenzar a usarse la palabra demencia en el
sentido que tiene la literatura médica actual.
El termino demencia fue usado por diversos autores a lo largo de la historia, pero
su sentido ha ido evolucionando. En el siglo I a.C,. El poeta romano Lucrecio lo
uso en su obra De rerum natura con el sentido de “locura” o “delirio”. Cicerón,
contemporáneo de Lucrecio, uso el término de demencia tanto como sinónimo de
locura como para referirse a una pérdida de memoria en la ancianidad debido a
una enfermedad.
El término de demencia aparece en las lenguas europeas durante el siglo XIV. Asi,
la palabra demencia aparece en Francia por primera vez en 1381 para referirse a
locura o extravagancia.
En la Encyclopedie, ou Dictionnaire Raissone des Sciences, des Arts et des
Metiers, de Diderot y d´Alembert, publicada en 1765, la demencia es definida
como una “enfermedad que puede ser considerada como la parálisis del espíritu,
que consiste en la abolición de la facultad de razonar. Se deferencia del delirio que
consiste en un funcionamiento aberrante de la memoria y entendido. También
debe diferenciarse de la manía, que es una especie de delirio con audacia. Los
signos de la demencia son fáciles de reconocer: los que padecen de una
demencia son de una tal tontera que no comprenden nada de lo que se les dice,
no se acuerdan de nada, no tienen ningún juicio. Permanecen sin moverse. La
fisiología enseña que el entendimiento se realiza mediante el cambio de estímulos
que recibe la superficie o sustancia de las fibras del cerebro. La viveza de los
estados del alma refleja la viveza de las impresiones sobre esas fibras.
La población mundial está envejeciendo; se estima que para el año 2050 el
porcentaje de individuos de la tercera edad aumentará de 8 a 21 %, Y en México
uno de cada cuatro ciudadanos será mayor de 65 años. Si bien las demencias no
se presentan en forma exclusiva en la población geriátrica, su prevalencia
aumenta de manera considerable con la edad. A los 65 años, alrededor de 1 % de
la población la presentará, y se duplicará su prevalencia cada cinco años, por lo
que a los 80 años alrededor de 30% de los ancianos se verán afectados, y para la
décima década estas cifras superarán 50%. Su presencia se ha relacionado con
un mayor grado de dependencia funcional un mayor riesgo de institucionalización,
un mayor consumo de recursos y una reducción significativa en la calidad y
expectativa de vida. A nivel mundial, y también en México, se estima que
alrededor de 9% de los adultos mayores padecen alguna forma de deterioro
cognitivo y que no siempre reciben una oportuna atención, una realidad actual de
la salud mental de los ancianos en nuestro país.
Los trastornos de la memoria asociados con la enfermedad de Alzheimer tienen la
particularidad de producir disociaciones entre los diferentes sistemas de memoria:
es decir, que mientras un sistema de memoria está completamente perturbado
otros sistemas se encuentran intactos. Por ejemplo, en la EA es típico que
mientras la memoria episódica está alterada la memoria procedural se conserva
(Chacter and Tulving, 1994). El paciente no recuerda donde guardó las llaves o
sus gafas (actividad que requiere de una actualización consciente de la
información) pero no olvida la cadena de movimientos motores necesarios para
conducir su vehículo (actividad automática que no requiere actualizarse en la
conciencia).
Ante una tarea de aprendizaje de palabras es más difícil la evocación espontánea
que el reconocimiento. Esta disociación entre el reconocimiento (conservado) y la
evocación espontánea (severamente alterada) se ha reconocido como signo típico
de una demencia subcortical y en seudodemencia depresiva como diagnóstico
diferencial con las demencias corticales. Sin embargo vale la pena resaltar que
esta disociación que se conserva hasta etapas muy tardías en las demencias
subcorticales se puede observar también en las etapas iniciales de la EA.
Ninguna demencia es normal para la edad. Toda demencia, en el anciano, es un
trastorno del envejecimiento. El diagnóstico de demencia es esencialmente clínico
y se basa en la comprobación de la existencia de un deterioro cognoscitivo
múltiple que afecta predominantemente la memoria y en el hecho de que ese
deterioro es lo suficientemente significativo para afectar la vida social, familiar y
laboral del sujeto.
Según el DSM IV (1995) debe demostrarse deterioro sobre el nivel de
funcionamiento previo del sujeto en los siguientes aspectos:
1. Trastorno de la memoria: generalmente se inicia como un trastorno de la
memoria reciente. El paciente tiene dificultad para retener nueva información ya
sea por una falla en el registro o en la evocación, posteriormente puede afectar
otras formas de memoria incluyendo la memoria remota o antigua.
2. Presencia de uno o más de los siguientes trastornos cognoscitivos: afasia,
agnosia, apraxia o en funciones ejecutivas.
La afasia generalmente se inicia como un trastorno en la denominación,
manifestado por olvido de palabras, especialmente de nombres propios y nombres
de objetos. Inicialmente se olvidan las palabras de baja frecuencia de uso pero en
el transcurso de la evolución afecta también las de alta frecuencia. Aparecen luego
trastornos en la comprensión, expresión incoherente, trastornos en la repetición,
hipoespontaneidad verbal y finalmente mutismo, ecolalia y/o palilalia.
La apraxia generalmente se inicia como una dificultad en habilidades
construccionales gráficas, especialmente para las representaciones o dibujos
tridimensionales (apraxia constructiva), seguida de dificultad para realizar planes
de acción motoras secuenciales y en casos más avanzados la realización de
gestos relativamente simples como decir "adiós" con la mano o indicar
gestualmente el uso de un objeto.
La Agnosia se manifiesta como una dificultad en el reconocimiento por cualquier
modalidad sensorial a pesar de un buen funcionamiento de los sistemas
sensoriales. Generalmente se inicia como una dificultad para el reconocimiento del
espacio, o de los lugares pero en estados más avanzados puede afectar el
reconocimiento de las personas o de los objetos comunes.
Los trastornos en la función ejecutiva se manifiestan como una dificultad para
planear, iniciar, corregir y terminar la realización de una actividad compleja.
Generalmente se asocia a una dificultad en el razonamiento abstracto y categorial.
La demencia puede acompañarse además de síntomas no cognoscitivos tales
como: cambios de personalidad, trastornos del comportamiento, ideas delirantes,
alucinaciones, agresividad, períodos de excitación psicomotora o de delirio,
insomnio, ansiedad o depresión.
Clínicamente puede ser difícil hacer el diagnóstico de demencia incipiente. En ese
caso una evaluación neuropsicológica completa podrá aclarar u orientarnos en el
diagnóstico y será particularmente útil para un seguimiento y posterior
comprobación de un declinamiento en las funciones cognoscitivas. En los sujetos
claramente dementes la evaluación neuropsicológica tendrá la utilidad de
cuantificar la gravedad del deterioro en cada uno de los diferentes aspectos de las
funciones cognoscitivas.
MARCO TEÓRICO
La demencia es un síndrome adquirido, causado por una disfunción cerebral,
caracterizado por un deterioro de la cognición y/o una alteración del
comportamiento. Las demencias se han transformado en uno de los principales
problemas de salud a nivel mundial. Dado el crecimiento sostenido de la población
mayor de 65 años, se espera que el número de personas afectadas por estas
patologías aumente progresivamente. Se ha estimado que en los últimos años la
prevalencia de estas patologías ha alcanzado un 3,9% de la población mundial,
proyectándose un incremento al 6,9% para el año 2020 y al 13,1% para el año
2040. El costo de estas enfermedades a nivel mundial se ha estimado en 315.400
millones de dólares al año, incluyendo los costos de cuidado formal e informal. Los
criterios diagnósticos más utilizados, la clasificación de las demencias,
discutiremos algunos conceptos sobre la etiopatogenia de las demencias
neurodegenerativas y presentaremos un algoritmo diagnóstico para enfrentar a un
paciente en quien se sospeche una posible demencia.
Es uno de los problemas socio sanitario más relevante para las sociedades
industrializadas debido a las repercusiones sociales y económicas que comporta.
Elevada prevalencia de este proceso se debe sobre todo:
Al envejecimiento de la población, al incremento de la esperanza de vida, a la
disminución de la mortalidad. Es la primera causa de incapacidad para las
personas mayores y un obstáculo en el logro del llamado “envejecimiento
satisfactorio”
Se distingue entre, envejecimiento fisiológico normal y enfermedades
relacionadas al envejecimiento. (Estos dos procesos se influencian entre sí).
El envejecimiento fisiológico normal o declinación fisiológica es independiente del
desarrollo de las enfermedades.
Las entidades patológicas o enfermedades que son mucho más frecuentes en el
adulto mayor pueden prevenirse o manejarse de modo que no determinen tan
tempranamente discapacidad.
Una de las enfermedades o entidades patológicas neurodegenerativas
relacionadas con el envejecimiento, que afecta a los adultos mayores es la
denominada demencia senil tipo Alzheimer (DSTA). La demencia senil tipo
Alzheimer (DSTA) o enfermedad de Alzheimer (EA) es un tipo de demencia.
Las demencias se caracterizan por dos elementos fundamentales:
La persona ha experimentado un deterioro desde su nivel de
funcionamiento previo.
La demencia interfiere significativamente con el trabajo y/o actividades
habituales.
Uno de los mayores avances en el estudio de las demencias ha sido la
identificación de diferentes tipos clínicos de demencia, producidos por distintos
procesos patológicos. Por lo tanto, las demencias no son una enfermedad, sino un
síndrome: múltiples enfermedades o causas pueden causar una demencia.
El término demencia deriva del latín "demens, dementatus" que significa sin
mente.
La demencia es un trastorno o síndrome de etiología heterogénea común en la
edad madura, se estima que afecta a un 5% de los mayores de 65 años o al
menos un 20% de los mayores de 80 años.
Demencia es una afección ordinariamente sin fiebre y crónica, caracterizada por
un debilitamiento de la sensibilidad, la inteligencia y la voluntad, con incoherencia
de ideas, defecto de la espontaneidad intelectual y moral y tales son los signos de
esta afección. El hombre que está en la demencia ha perdido la facultad de
percibir espontáneamente los objetos, captar sus relaciones, comparar, preservar
el recuerdo por completo, de lo que resulta la imposibilidad de razonar con éxito"
(Esquirol, 1914). En esta definición, Esquirol no solamente hace referencia al
trastorno cognitivo, que con el tiempo fue adquiriendo máxima importancia, sino
que se destaca también el significado de los trastornos afectivos muy
conductuales, hoy de nuevo en primer plano.
A principios del siglo XX, ya se definía la demencia como un estado de deterioro
intelectual crónico debido a lesiones específicas cerebrales. Kraepelin, en el año
1903 ya diferenció la demencia senil pura de la demencia arterioesclerótica.
Posteriormente, se fueron diferenciando procesos individualizados como la
enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Pick. Paralelamente, se objetivó una
diferenciación en la edad de inicio de ciertos procesos demenciales, designándose
con el nombre de demencias preseniles a las de presentación en una edad más
temprana.
McKlan et al (1984) explicaron bien el diagnóstico de demencia: "la demencia es el
declive de las funciones cognitivas en comparación con el nivel previo del
funcionamiento del paciente, determinado por la historia de declive y por las
alteraciones apreciadas en el examen clínico y mediante test neuropsicológicos".
El término demencia está referido a un síndrome caracterizado por una pérdida de
la capacidad intelectual en múltiples dominios. Éstos incluyen a la memoria y la
capacidad de aprendizaje, habilidades lingüísticas de comprensión y expresión, de
la lectura y la escritura, praxias (acciones motoras), la habilidad para interpretar el
entorno, y la apropiada percepción y manipulación de la información visuoespacial.
También es común que se presenten cambios de personalidad y trastornos
conductuales acompañados de juicios deliriosos y/o alucinaciones, semejantes a
cuadros psicóticos.
Aunque existe una gran dificultad para concretar de forma concisa y breve los
aspectos necesarios, suficientes y adecuados que determinan el término de
demencia y dicho concepto ha sufrido variaciones significativas a lo largo de los
años, actualmente las definiciones sobre el término son más concretas y precisas,
aportadas por organismos internacionales como la American Psychiatric
Association (APA), que desarrolló el Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders (DSM) en 1952, con el fin de crear criterios elementales para el
diagnóstico de enfermedades psiquiátricas, realizando la tercera edición del DSM
(DSM-III) en 1980 y la revisión siguiente en 1987 (DSM-III-R) consiguiendo una
gran difusión mundial, abordando las demencias con más amplitud, siendo éstas
definidas y clasificadas. La última revisión del DSM en 1994 (DSM-IV) mejoró los
criterios diagnósticos de las demencias.
Los pacientes afectos pierden la capacidad para realizar con independencia las
actividades cotidianas, como bañarse, vestirse, comer y asearse. En estados más
avanzados, las funciones biológicas básicas se comprometen y se pierde
totalmente el lenguaje, asociándose diversas anormalidades neurológicas como
reflejos anormales y crisis convulsivas.
Se debe considerar a la demencia como un síndrome clínico cuya etiología debe
investigarse, buscando la agrupación de síntomas y su evolución, de signos, de
exámenes de laboratorio complementarios, neuropsicológicos, funcionales y
neuroradiológicos del encéfalo. El proceso demenciante es un trastorno del todo
distinto al envejecimiento normal, y constituye un síndrome patológico
enteramente diferente y de repercusiones personales, familiares, sociales y
económicas para todos.
Otra clasificación es la de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que incluida
en la International Classification of Diseases (ICD) encontramos The ICD-10
Classification of Mental and Behavioral Disorders en 1992. Los criterios CIE-10
para el diagnóstico de la demencia son resumidamente: deterioro de la memoria,
deterioro del pensamiento y del razonamiento, interferencia en la actividad
cotidiana, nivel de consciencia normal sin excluir la posibilidad de alteraciones
episódicas, estando presentes estas deficiencias durante al menos un periodo de
seis meses.
En los últimos años, se define demencia como un síndrome adquirido producido
por una causa orgánica que provoca un deterioro persistente de las funciones
mentales superiores, que conlleva a una incapacidad funcional, tanto en el ámbito
social como laboral, en personas que no padecen alteraciones de consciencia.
Esta definición comporta que la demencia es un conjunto de signos y síntomas de
carácter plurietiológico.
En esencia, actualmente la demencia se asocia conceptualmente con un complejo
sindrómico, de etiología multifactorial y con una amplia constelación de síntomas y
signos
Según datos de la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud), la prevalencia de
demencia en la población mayor de 65 años se sitúa entre el 3 y el 8%. Entre la
población de 80 o más años de edad dicha prevalencia es del 15 al 20%. La edad
avanzada, el pertenecer al sexo femenino y un nivel educativo bajo son factores
de riesgo independientes y altamente significativos para la demencia. Es posible
que la falta de educación a edad temprana lleve a una disminución de la "reserva
cerebral" (número de neuronas y conexiones sinápticas), lo que permitirá que los
síntomas de demencia aparecieran en una fase más temprana de la progresión de
la enfermedad. Factores nutricionales y otros factores socioeconómicos también
podrían intervenir (Blesa y Santacruz, 1998). Tanto en estudios realizados en
España como en estudios realizados fuera de nuestras fronteras, los resultados
son similares.
El inicio de la enfermedad, se caracteriza por pequeños cambios de personalidad
y olvidos frecuentes, existiendo una reducción progresiva de la capacidad para
pensar, recordar, aprender y razonar, que con el paso del tiempo conduce a una
incapacidad para cuidar de sí mismo y tomar decisiones. Estas personas, se
caracterizan por un cambio sutil de humor, pérdida de interés y deterioro de
memoria.
Si la demencia se instaló de forma aguda, es decir en horas o en días tenemos
que buscar la presencia de factores que pueden actuar en ese período de tiempo
como la intoxicación aguda o por medicamentos. Ocasionalmente las
benzodiazepinas y los antiepilépticos como la primidona pueden dar un cuadro
amnésico, confusional o demencial. Antiparkinsonianos como el biperideno puede
producir un cuadro amnésico y confusional especialmente en ancianos. La
intoxicación con escopolamina podría ser la causa si existen indicios de haber
sido víctima de un acto criminal.
Una demencia aguda con una fuerte cefalea asociada debería hacernos pensar en
una enfermedad cerebrovascular probablemente de tipo hemorrágico. Si el
paciente ha tenido en sus antecedentes personales una historia típica de migraña
o de epilepsia, entonces, podría tratarse de una amnesia global transitoria ya sea
de origen migrañoso o epiléptico. Si la demencia ha estado precedido de una
cirugía o de anestesia general entonces debemos descartar una encefalopatía
hipóxica. Un cuadro demencial de inicio súbito y desaparición gradual en el
transcurso de pocas horas o días debe sugerir por otro lado la posibilidad de una
amnesia global transitoria (AGT) o una isquemia cerebral transitoria (ICT).
Si el paciente ha consultado por un cuadro demencial pero de instalación menos
súbita aunque en forma aguda en el transcurso de una o dos semanas debemos
ejemplo, si existe fiebre asociada podría tratarse de una encefalitis viral. Si el
paciente tiene una historia de enfermedad renal, hepática o tiroidea estaremos
obligados a descartar una encefalopatía metabólica. Por último, con un cuadro
demencial y una historia de trauma de cráneo no debemos olvidar la posibilidad de
un hematoma extradural o subdural agudo o Subagudo.
En el caso de que la instalación de la demencia lleve varias semanas o meses
puede pensarse en varias posibilidades según algunos indicadores del cuadro
clínico. Un ejemplo típico de este tipo de demencia es el caso de un sujeto
anciano con trastornos de la memoria, cambios de comportamiento, trastornos de
la marcha y descontrol de esfínteres de varias semanas o pocos meses de
evolución. En este caso no hay ninguna razón para pensar en demencias de tipo
degenerativo. Ninguna de las demencias degenerativas produce en sus fases
iniciales trastornos de la marcha y descontrol de esfínteres. En un caso como éste
se impone pensar en dos posibilidades diagnósticas: el hematoma subdural
crónico y la hidrocefalia de presión normal o síndrome de Hakim-Adams. El primer
diagnóstico obviamente será más factible en los casos precedidos de un leve
trauma de cráneo pero este antecedente no siempre es reportado en la historia
clínica.
La intoxicación con metales pesados, con medicamentos, el abuso crónico de
licor, o un tumor cerebral podrían también llegar a producir una demencia
subaguda. El tumor cerebral podrá ser sospechado cuando al cuadro demencial
se asocia síndrome de hipertensión endocraneana y/o signos de focalización; la
intoxicación se sospechará por la historia ocupacional o el antecedente de
exposición al tóxico. La demencia alcohólica se sospechará por el antecedente de
consumo crónico de licor y por la presencia adicional de trastornos de los
movimientos oculares, ataxia de la marcha y estado confusional, caso en el cual
deberíamos hacer el diagnóstico diferencial con una encefalopatía de Wernicke-
Korsakoff (Lopera, 1985).
Cuando la demencia se ha instalado en años, se debe pensar en enfermedades
degenerativas. Estas, desde el punto de vista clínico, se podrían clasificar en dos
tipos: de predominio cortical o de predominio subcortical: cuando el paciente tiene
un evidente deterioro cognoscitivo con muy buena conservación de la motricidad
(físicamente el paciente no aparenta tener demencia) podemos pensar en una
demencia de origen cortical. El cuadro inverso, un paciente con mucho
compromiso motor, trastornos de la marcha, trastornos del movimiento, rigidez,
temblor y una franca apariencia de demencia pero con poco deterioro cognoscitivo
sugiere más una demencia de tipo subcortical. Si el paciente tiene una demencia
de tipo subcortical pero de inicio precoz (hacia los 40-50 años), con agregación
familiar, asociada a trastornos del movimiento de tipo hiperkinético (corea,
coreoatetosis, balismo) debemos pensar en una enfermedad de Huntington.
La presencia de un cuadro clínico de demencia subcortical, asociada a depresión
y/o trastornos neuropsiquiátricos y con hipokinesia (rigidez, marcha lenta y a
pasos cortos, arrastrando los pies, signo de la rueda dentada en articulaciones de
cuello y extremidades y temblor fino en reposo debe hacer pensar en demencia
asociada a parkinsonismo o una demencia con cuerpos de Lewy (Parkinson plus).
Cuando la demencia subcortical se asocia a trastornos de los movimientos
oculares como parálisis de la mirada vertical o signo de parinaud se debe pensar
en la posibilidad de una parálisis supranuclear progresiva. La presencia de anartria
y/o disfagia o el inicio de la enfermedad con estos síntomas asociado a atrofia de
los músculos de la lengua y a fasciculaciones debe hacer pensar en una forma
bulbar de esclerosis lateral amiotrófica (ELA). En el paciente con demencia
subcortical asociada a historia familiar de trastornos del movimiento, demencia,
trastornos psiquiátricos o hepatitis y a la presencia de anillo de Keyser-Flecher en
la córnea se debe pensar en enfermedad de Wilson (Uribe et al 1985). En caso de
una demencia subcortical con historia profesional de dedicación al boxeo se debe
descartar una demencia pugilística.
La presencia de una cuadro clínico compatible con demencia cortical pero que se
haya iniciado predominantemente con trastornos del comportamiento y cambios
de la personalidad seguida posteriormente de cuadro demencial debe hacer
pensar en demencia Fronto-temporal o enfermedad de Pick. Si la demencia
cortical tipo Alzheimer es de inicio muy precoz (antes de los 60 años) en ese caso
es imperativo investigar por antecedentes familiares de demencia (Lopera et al,
1994; Alzheimer's Disease Collaborative Group 1995). Una demencia de tipo
cortical de evolución muy rápida, instalada en el curso de 1-2 años y asociada a la
presencia de mioclonías debe hacernos pensar en una enfermedad de Creutzfeldt-
Jacob u otro trastorno por priones como el Insomnio Fatal Familiar cuya demencia
está precedida por trastornos del sueño.
La presencia de un cuadro demencial de tipo cortical o subcortical crónico pero
con antecedentes de promiscuidad sexual o enfermedades venéreas debe hacer
sospechar en una parálisis general progresiva (PGP) o demencia por neurolúes o
en demencia por el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
La evolución oscilante de los síntomas y signos de una demencia crónica de tipo
cortical o subcortical asociada a signos neurológicos focales y con antecedentes
personales de hipertensión arterial diabetes, o factores de riesgo de enfermedad
cerebrovascular debe hacer pensar en una demencia vascular, diagnóstico que se
puede reforzar con la aplicación de la escala de Hachinski o la escala modificada
de Rosen: Un puntaje inferior a 4 inclinará las posibilidades hacia el diagnóstico de
demencia tipo Alzheimer, un puntaje de 7-10 sugerirá una etiología vascular y un
puntaje entre 4-10 inclinará la balanza hacia el diagnóstico de una demencia mixta
(vascular + Alzheimer). La historia de migraña en la juventud seguida de
episodios de enfermedad cerebrovascular oclusiva a repetición y/o demencia
familiar con un perfil subcortical es sospechoso de demencia vascular hereditaria.
La presencia de una cuadro demencial ya sea cortical o subcortical, subaguda o
crónica pero cuyo síntoma inicial haya sido una crisis convulsiva debe hacer
sospechar en una lesión focal tipo neurocisticercosis y/o neoplasia cerebral. En
ambos casos el cuadro demencial podría acompañarse de síntomas y signos de
hipertensión endocraneana.
Las personas que presentan una demencia leve, que equivale a un GDS 4 en la
Escala de Deterioro Global de Reisberg (1982), presentan las siguientes
características: olvido de hechos cotidianos y recientes, evidente dificultad de
concentración en operaciones de resta, déficits en la memoria de su historia
personal, incapacidad para planificar viajes, vida sociolaboral o realizar tareas
complejas, labilidad emocional, mecanismo de negación que domina el cuadro,
conservando la orientación en espacio y en persona, el reconocimiento de caras
familiares y la capacidad de viajar a sitios conocidos.
Desde una perspectiva cognitiva, estos enfermos empiezan a tener desorientación
temporal, sobretodo en el día de la semana y en la fecha, preservando la
orientació espacial y en persona. Preservan la lectura y escritura, así como el
lenguaje y las operaciones de cálculo, con mayor afectación de la memoria
inmediata y reciente. La capacidad para aprender y retener nueva información se
ve trastocada precozmente en la enfermedad. Más adelante, la afectación
cognitiva implica el lenguaje, la atención, la resolución de problemas y las
habilidades visuoespaciales.
Conductualmente, la personalidad comienza a cambiar y pueden mostrarse más
irritables, malpensados y con cambios emocionales y de personalidad. Los
pacientes suelen estar desconcertados, porque saben que algo no marcha bien,
pero no pueden comprender completamente su situación. A menudo están
ansiosos y deprimidos.
Funcionalmente, se alteran las capacidades para desarrollar las actividades
normales de la vida diaria, alterándose primero las actividades instrumentales de
la vida diaria, que son aquellas más complejas necesarias para llevar a cabo una
vida independiente. Estas personas ya no son capaces de manejar el dinero y
realizar gestiones en el banco, planificar un viaje, realizar la compra o elaborar una
receta compleja que antes realizaban perfectamente.
Las demencias corticales surgen debido a una enfermedad que afecte al a corteza
cerebral, las capas más exteriores del cerebro que juegan un importante papel en
los procesos cognitivos como por ejemplo la memoria y el lenguaje. Las
enfermedades de Alzheimer y Creutzfeldt-Jakob son dos formas de demencia
cortical. Los pacientes con demencia cortical típicamente muestran severa
discapacidad de la memoria y afasia, la inhabilidad para recordar palabras y
comprender el lenguaje común.
La demencia es muy común entre los ancianos, con una prevalencia que se
duplica cada cinco años, aproximadamente, a partir de los 65 años (Jorm, Korten,
& Henderson, 1987). Un meta-análisis mostró que la tasa media de prevalencia de
la demencia en edades mayores o iguales a 65 años, en todos los continentes,
varía de 2,2% en África, hasta 8,9% en Europa y entre los países varía desde el
1,3% en la India, hasta el 14,9% en España (Lopes et al. 2007). Según Ferri et al.
(2005), 24,3 millones de personas sufren de demencia, con 4,6 millones de casos
nuevos cada año. El número de personas afectadas se duplicará a cada 20 años,
llegando a 81,1 millones en el 2040. La mayoría de las personas con demencia
viven en países en desarrollo. Muchos estudios han demostrado que el
analfabetismo y bajos niveles de educación son factores de riesgo para el
deterioro cognitivo y la demencia. Recientemente, los conjuntos de datos de
estudios epidemiológicos en seis países (ocho estudios) sobre la demencia en
América Latina indican prevalencia diferencial entre los analfabetos (15,67%) y los
alfabetizados (7.16%), con una tasa general del 7,1% entre las personas con 65
años o más (Nitrini et al., 2009).
Lesiones unilaterales de otras regiones corticales, sobretodo del lóbulo parietal,
pueden causar síndromes en que predominan apraxias o agnosias y que
permitirían establecer otro perfil, el de alteración cortical asimétrica, en que el
trastorno del lenguaje sería un tipo especial. Apraxias unilaterales o bilaterales,
apraxias constructivas o apraxia para vestirse pueden en algunas ocasiones iniciar
el síndrome demencial. Taupatías o la misma EA pueden presentarse de esa
forma atípica. Una taupatía en que el patrón de asimetría está muy marcado es la
degeneración corticobasal, en el que hay apraxia, agnosia táctil y trastornos del
movimiento que suelen afectar a una de las extremidades superiores. El fenómeno
de la mano ajena o miembro ajeno “alien limb” es una de las características de
este trastorno y se caracteriza por la aparición de movimientos involuntarios de las
extremidades afectadas, lo que puede variar desde una simple elevación del
miembro superior hasta movimientos complejos que pueden interferir con los
movimientos del miembro contralateral no afectado (Mathew, Bak, & Hodges,
2012). a) Demencias potencialmente reversibles. Demencias potencialmente
reversibles (DPR) pueden ser definidas como demencias que son parcial o
totalmente reversibles de forma espontánea o después de tratamiento específico.
La tasa de reversión total es generalmente menor que la de reversión parcial. La
reversibilidad depende de la edad de inicio (mejor para los más jóvenes), de la
gravedad del deterioro cognitivo y del tratamiento temprano. En una revisión de 32
estudios con 3000 pacientes con demencia se encontró que en el 8% de los
pacientes ocurrió una reversión parcial y en el 3% de ellos una reversión total
(Clarfield, 1988); estos datos han sido actualizados y la prevalencia disminuyó del
11% al 1% de demencias de causas reversibles (Clarfield, 2003). En 1995, en la
evaluación de 16 estudios realizados entre 1972 y 1994, con 1.551 pacientes con
demencia se observaron tasas de reversión parcial entre cero a 23% de los casos
y de reversión total entre cero y 10% (Weytingh, Bossuyt, & Vancrevel, 1995).
Podemos afirmar que la demencia es un síndrome multietiológico. A pesar de la
heterogeneidad individual y etiológica del síndrome de demencia, se han
identificado dos patrones clínicos que, aunque controvertidos en los últimos años,
resultan útiles desde un punto de vista clínico, ya que facilitan un acercamiento
sistemático al diagnóstico diferencial.
El primer patrón incluye las demencias corticales como la enfermedad de
Alzheimer. Se caracteriza por la afectación fundamental del lenguaje, la memoria
(principalmente memoria explícita), praxias, gnosias y razonamiento abstracto.
El otro patrón lo forman las demencias subcorticales (incluyen trastornos como la
enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington, parálisis supranuclear
progresiva, etc.) y se distinguen fundamentalmente por síntomas clínicos que
implican afectación de los ganglios basales, de ciertos núcleos talámicos y del
tronco cerebral.
Desde una perspectiva de la anatomía funcional, el núcleo estriado, el globo
pálido, el tálamo anterior y medial y la sustancia negra mesencefálica están
interconectados con regiones de la corteza prefrontal en una serie de circuitos que
tienen implicaciones comportamentales. Déficit cognitivos similares pueden
resultar de lesiones en cualquier localización de estos circuitos o reflejar disfunción
de éstos, ya sea a nivel cortical o subcortical, como ocurre en la demencia
frontotemporal. Por tanto, podríamos incluir en una tercera categoría los procesos
mixtos corticales-subcorticales, como la demencia por cuerpos de Lewy,
degeneración corticobasal, algunas demencias vasculares y por virus lentos, que
típicamente producen síntomas atribuibles a disfunción de estructuras corticales y
subcorticales.
Cuando aparece la afectación de funciones cognitivas consiste en [26, 27, 28]:
• Alteración de la atención, siendo ésta lábil de forma mantenida. Durante la
exploración suele mostrarse poco colaborador, rechaza las pruebas y tiende a
contestar de manera errática.
• El lenguaje está bien construido, pero carece de espontaneidad, es simple, pobre
y repetitivo, con estereotipias e incluso logorrea. La articulación, comprensión,
denominación, repetición de tares simples son normales. Por el contrario la
comprensión y fluidez verbal de tareas complejas (requiere esfuerzo y control
mental) son defectuosas. La escritura tiende a ser reducida.
En estadios más avanzados es muy frecuente la ecolalia y palilalia, y
posteriormente, hipofonía, aprosodia y mutismo. El trastorno del lenguaje puede
ser muy importante o prácticamente exclusivo durante años, en las formas de
inicio como afasia progresiva (ya expuesto previamente), con lesiones
predominantemente en regiones temporales.
Todas aquellas actividades que requieran elaboración de la información,
planificación, abstracción, secuenciación de la conducta o flexibilidad en la
estrategia (funciones ejecutivas), están particularmente afectadas.
La memoria está alterada en menor medida que la conducta, y fundamentalmente
por problemas de falta de atención, de interés, organización y acceso a la
información, que por defectos de fijación y recuperación como los de otros
síndromes amnésicos.
En general, la orientación espacial, el cálculo, las praxias, gnosias y habilidades
visuoespaciales, se conservan bastante bien hasta estadios avanzados de la
enfermedad (contrasta con la enfermedad de Alzheimer que presenta afectación
temprana de estas funciones cognitivas).
La degeneración corticobasal se caracteriza [16] por un comienzo asimétrico y se
manifiesta clínicamente por una combinación de alteraciones neuroconductuales
(apraxia, síndrome del miembro ajeno, conducta de tipo frontal), alteraciones del
movimiento (rigidez, mioclonías, distonía de miembros) y otras manifestaciones
como parálisis supranuclear de la mirada, parálisis pseudobulbar y signo de
Babinski.
Desde un punto de vista neuropsicológico se caracteriza por un deterioro cognitivo
global moderado, un síndrome disejecutivo más severo que el de los pacientes
con enfermedad de Alzheimer, déficit de aprendizaje explícito sin dificultades de
retención, trastornos de la ejecución motora dinámica (organización temporal,
coordinación bimanual, control e inhibición) y trastornos práxicos asimétricos.
CONTROLES DE ENFERMERIA. SIGNOS VITALES CADA 8 HORAS AVISAR AL
MEDICO en caso de
TA > 160/100 o < 100 /60
Frecuencia cardiaca > 120 o < 55
Frecuencia respiratoria > 25 o < 10
Temperatura > 38 °C
Cambios en la escala de Glasgow
ACTIVIDAD: Reposo en cama, según evolución pasar a sillón si tolera
CUIDADOS DE ENFERMERÍA:
Cabecera a 30°. Rotar de decúbito cada hora, y tomar medidas para prevención
de escaras, Kinesioterapia respiratoria y motora; Sonda Foley en vejiga a drenaje
cerrado, si está indicada.
DIETA
Si está lúcido, probar alimentación (dieta semiblanda); si no lo está, alimentar por
sonda nasogástrica (o mejor, naso - duodenal). El aporte de soja (fito –
estrógenos) en la dieta, especialmente en mujeres menopáusicas, se ha mostrado
prometedor para disminuir la incidencia de Alzheimer, al igual que la adición de
folatos.
En el 50 a 60% de los casos se llega al diagnóstico de un síndrome demencial con
el interrogatorio y el examen físico. Los criterios diagnósticos para el síndrome
demencial según el DSM IV son los siguientes:
Criterio A1: Deterioro de la memoria a corto y largo plazo
Criterio A2: Por lo menos uno de los siguientes trastornos cognitivos: Trastornos
del lenguaje, Apraxia, Agnosia, Trastornos de la función de ejecución.
Criterio B: Los trastornos A1 y A2 deben ser lo suficientemente severos como para
causar un deterioro significativo de la actividad social y ocupacional.
Criterio C: Los hallazgos mencionados deben presentarse en el contexto de un
paciente alerta sin un síndrome confusional. Estos trastornos deben persistir por
meses más que por semanas (en general se aceptan 6 meses como mínimo).
Sin embargo, detectar el pasaje de Trastornos Cognitivos Leves a Demencia, o
detectar demencias en fases muy iniciales o muy cuestionables, puede resultar
engorroso, debido a la dificultad para caracterizar a estos pacientes. No obstante,
algunas preguntas de la entrevista clínica, han demostrado tener un alto valor
predictivo de conversión futura a demencia (nótese que ninguna de ellas
pertenece a la categoría de Memoria, Orientación o Asuntos Sociales):
1. ¿Tiene la persona dificultades progresivas para solucionar los problemas de la
vida diaria (p. ej., una confianza progresiva en los demás para solucionar
problemas o hacer planes)?
2. ¿Existen cambios en la forma de conducir que no son secundarios a trastornos
visuales (p. ej., excesiva y progresivamente más precavido, dificultades para tomar
decisiones)?
3. ¿Está la capacidad de juicio de la persona tan bien como antes o hay cambios?
4. ¿Tiene la persona dificultades cada vez mayores en manejar sus asuntos
financieros (manejar una chequera, tomar decisiones financieras complicadas,
pagar impuestos)?
5. ¿Tiene la persona dificultades cada vez mayores en manejar situaciones de
urgencia (p. ej., está más inseguro, toma muchos apuntes)?
6. ¿Tiene la persona dificultades cada vez mayores en realizar las actividades
domésticas (p. ej., cocinar, aprender a manejar un nuevo electrodoméstico)?
7. ¿Existe algún cambio en la capacidad de la persona para realizar sus aficiones
o hobbies (p. ej., disminución en la participación en aficiones complejas, mayor
dificultad para cumplir con las reglas de juegos, pérdida de interés por la lectura o
necesidad de re- leer con más frecuencia)?
8. ¿Requiere la persona de más insistencia para realizar actividades básicas de la
vida diaria, como afeitarse o bañarse?
A mayor cantidad de respuestas afirmativas, mayor la probabilidad de estar en
presencia de un cuadro de demencia.
El declinar cognitivo, debe estar caracterizado por deterioro del juicio, el
pensamiento (tal como planificar y organizar) y el procesamiento general de la
información. . Este trastorno puede ser objetivamente verificado a través de la
historia obtenida de un familiar, y cuantificado si es posible, mediante test
neuropsicológicos u otras valoraciones cognitivas cuantificadas, estableciendo
fehacientemente que se trata de un deterioro mayor que el nivel previo de
funcionamiento.
Investigo si la conservación del nivel de conciencia se mantuvo durante un tiempo
suficientemente largo (6 meses como mínimo), como para demostrar lo anterior. Si
el período de evolución es más corto, el diagnóstico sólo es tentativo. Si hay
delirium, el diagnóstico de demencia debe ser postergado.
Evaluó si hay disminución progresiva del control emocional o la motivación (o si
hay cambios en la conducta social), manifestado al menos por uno de los
siguientes síntomas:
a. Labilidad emocional (poco estable y frágil en sus emociones y reacciones)
b. Irritabilidad (siente ira y afectos negativos con demasiada facilidad)
c. Apatía (impasible e indolente en sus estados anímicos)
d. Alteración o pérdida de las normas de comportamiento social.
HISTORIA CLÍNICA Y EXAMEN FÍSICO COMPLETO
Un examen neurológico y físico completo es mandatorio. Signos neurológicos
focales pueden sugerir demencia vascular o algún otro trastorno neurológico; el
parkinsonismo puede sugerir Enfermedad de Parkinson o Demencia tipo Cuerpos
de Lewy dependiendo del curso clínico de los síntomas en relación con el
trastorno cognitivo. Así mismo, los resultados del examen neurológico suelen ser
normales en las fases iniciales de la Enfermedad de Alzheimer. 2) MINIMENTAL
TEST: El MMSE es una medida cuantitativa y rápida del estado cognitivo. Puede
ser usado como screening del deterioro cognitivo, o para estimar la severidad de
dicho deterioro en un punto dado en el tiempo, o para seguir el curso evolutivo de
esos cambios cognitivos, así como para documentar una respuesta individual al
tratamiento. El MMSE demostró validez y confiabilidad cuando se usó en
poblaciones psiquiátricas, neurológicas, geriátricas y con otros problemas
médicos. Es de menor utilidad si el paciente tenía un nivel cultural alto, pre -
mórbido; Si el nivel cultural era bajo, el resultado puede ser un falso bajo. El punto
de corte para demencia se ubica por debajo de 24/30; por encima corresponde a
deterioro cognitivo.
Bibliografía:
Recuperado el 01/ 09 2015 en:
http://www.corporacionalzheimer.cl/publicaciones_online/
Cap_Dementia_Slachevsky&Oyarzo_08.pdf
http://biblioteca.ucm.es/tesis/psi/ucm-t26740.pdf
http://www.facmed.unam.mx/deptos/salud/censenanza/spivsa/antol
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http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/vol15num1/
Vol15No1Art3.pdf
http://www.tesisenxarxa.net/bitstream/handle/10803/2642/
TESIS_SDOMENECH.pdf?sequence=1
http://neurociencias.udea.edu.co/revista/PDF/REVNEURO_vol12_num1_9.pdf
http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/rehabilitacion-logo/20_demencia.pdf
http://www.lapaginadelmedico.com.ar/TRATAMIENTO%20DE%20LA
%20DEMENCIAS.pdf