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LAS "COPLAS" DE JORGE MANRIQUE Y EL TRIUNFO SOBRE LA MUERTE: ESTRUCTURA E INTENCIONALIDAD Author(s): Germán Orduna Source: Romanische Forschungen, 79. Bd., H. 1/2 (1967), pp. 139-151 Published by: Vittorio Klostermann GmbH Stable URL: http://www.jstor.org/stable/27937325 . Accessed: 13/02/2015 09:42 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Vittorio Klostermann GmbH is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Romanische Forschungen. http://www.jstor.org This content downloaded from 168.83.32.3 on Fri, 13 Feb 2015 09:42:48 AM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Estudios sobre las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique.

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  • LAS "COPLAS" DE JORGE MANRIQUE Y EL TRIUNFO SOBRE LA MUERTE: ESTRUCTURA EINTENCIONALIDADAuthor(s): Germn OrdunaSource: Romanische Forschungen, 79. Bd., H. 1/2 (1967), pp. 139-151Published by: Vittorio Klostermann GmbHStable URL: http://www.jstor.org/stable/27937325 .Accessed: 13/02/2015 09:42

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  • Germ?n Orduna (Buenos Aires)

    LAS COPLAS DE JORGE MANRIQUE Y EL TRIUNFO SOBRE LA MUERTE: ESTRUCTURA E INTENCIONALIDAD

    El orden de las coplas. ? La seguridad del texto es el necesario punto de partida

    de un an?lisis de estructura. A veces ocurre que este aspecto inicial o previo tiene

    problemas aun no solucionados; en esos casos, el an?lisis de estructura, que manifiesta la intenci?n art?stica en el proceso de creaci?n, puede brindar elementos valiosos

    que permiten optar por un determinado ordenamiento textual. En el presente art?

    culo, aplicaremos este procedimiento de investigaci?n literaria a las famosas Coplas de Jorge Manrique por la muerte de su padre 1.

    Tomamos como base el orden de las 40 coplas en el texto de la nueva edici?n

    cr?tica de R. Foulch?-Delbosc, Madrid, 1912. En principio pareci? que s?lo hab?a una diferencia de ordenamiento en cuanto a la copla 7, la que, seg?n el orden del Cancionero de Ram?n de Llab?a, pod?a ubicarse entre la 13 y la 14. Mar?a Rosa Lida justific? en 1942, mediante un estudio de fuentes, que el orden de la edici?n de Foulch?-Delbosc es el que corresponde 2.

    En 1959, Antonio P?rez y G?mez retoma la cuesti?n cuando comunica3 la

    aparici?n de un nuevo ejemplar de la edici?n de Zaragoza del Cancionero de

    Y?igo de Mendoza4, en la Biblioteca Communale de Palermo; edici?n de la que s?lo se conoc?a el ejemplar de la Biblioteca del Escorial ij-X-17. P?rez y G?mez se?ala que Foulch?-Delbosc hab?a anotado casi todas las variantes textuales5 y que su trabajo revela un detenido examen de los textos; pero que no hay igual fide lidad en la anotaci?n que se refiere al ordenamiento de las coplas, lo que ha inducido a una simplificaci?n del problema a quienes trabajaron sobre la edici?n de Foulch?

    Delbosc, ya que la ?nica nota que pone sobre el orden de las coplas es la de la copla 7.

    1 Ya en otras ocasiones (Humanitas, Tucum?n, IV, 1958; y Actas del IIo

    Congreso d?la AIH, Nimega, 1965), hemos utilizado este m?todo para establecer un

    ordenamiento formal y llegar a la intencionalidad de la obra. 2 Mar?a Rosa Lida, ?Una copla de Jorge Manrique y la tradici?n de Fil?n en

    la literatura espa?ola", Revista de Filolog?a Hisp?nica, IV, 1942, p?gs. 152?171. s Antonio P?rez y G?mez, ?Notas para la bibliograf?a de Fray I?igo de Mendoza

    y de Jorge Manrique", Hispanic Review, XXVII, 1959, p?gs. 30?41. 4 Haebler, n? 421; A, en la enumeraci?n de textos hecha por Foulch?-Delbosc.

    5 Por gentileza del Profesor Dr. Angel J. Battistessa, hemos podido cotejar con

    fotocopias del texto G, es decir, del Ms. Egerton 939-Plut 541 B, British Museum, texto de fines del siglo XV, y hemos observado que debe agregarse la menci?n del texto G a la variante de la copla 24, 4; y en cuanto a la copla 25, debe agregarse que G lleva tambi?n t?tulo para esta copla: ?Dirige la fabla al maestre don Ro

    drigo su padre".

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  • 140 Germ?n Orduna

    Antonio P?rez y G?mez al estudiar el ejemplar de Palermo observa que ?el orden en la edici?n zaragozana tiene alteraciones de monta que afectan a grupos enteros

    de estrofas, que pasan ?ntegros de un lugar a otro del poema y que modifican tras

    cendentalmente la arquitectura po?tica del mismo. Tomando como base la numera

    ci?n de orden de Foulch?-Delbosc, el equivalente en la edici?n zaragozana es el

    siguiente: 1-2-3-4-5-6-25-7-8-9-10-11-12-26 -27-28-29-30-31-32-33-34-35- 36-13-14

    15-16-17-18-19-20-21-22-23-24-37-38-39 y 40." 6

    As? replantea P?rez y G?mez el problema del orden de estrofas: ?En la lectura

    zaragozana se altera por completo esta construcci?n ? del texto de Foulch? ? y

    se reducen a 12 coplas las 24 del pre?mbulo, se anticipa la presentaci?n al lector

    de la figura del Maestre que comienza en la copla 13 y no en la 25. Se prolonga el

    parlamento de la Muerte, que de 4 coplas pasa a 16, y son puestas en su boca las

    coplas del Ubi sunt?, y termina con las 3 estrofas finales de cristiana conformidad

    del Maestre con los designios de Dios. Estas modificaciones al parecer mejoran la estructura arquitect?nica del poema. Al reducirse la extensi?n del pre?mbulo y

    anticipar la aparici?n en los airosos versos de la figura del Maestre, tema principal de la eleg?a, gana ?sta...". Sin embargo, el mismo estudioso m?s adelante concluye: ?Pero varias objeciones surgen inmediatamente ante esta ordenaci?n: ni pueden ser puestas en boca de la Muerte, sin violento uso de las licencias po?ticas, las

    coplas 23 y 24, que son las 35 y 36 de la lectura zaragozana, ni es aconsejable

    interrumpir la bell?sima secuencia entre las estrofas 36 y 37 del orden cl?sico,

    equivalente a las 24 y 37 del que comentamos, evidentemente escritas para ir unidas.

    Y aunque la aparici?n de la figura del Maestre, anticip?ndose en esta nueva lectura,

    parezca mejorar la distribuci?n arm?nica de las estrofas, es lo cierto que ello se

    logra en detrimento del lento proceso que, como consecuencia de sucesivos aciertos

    po?ticos, nos conduce desde la iniciaci?n del poema, en un maravilloso descenso de

    lo general a lo particular, a encontrarnos con la figura de don Rodrigo sola, aislada

    y ofrecida al lector en su pura individualidad personal y que acertadamente acus?

    Pedro Salinas."

    Ya anotamos m?s arriba que tambi?n Mar?a Rosa Lida, luego de uno de sus atina

    dos y eruditos estudios de fuentes, hab?a preferido el ordenamiento de Foulch?

    Delbosc, y aunque ?poes?as como las de Manrique no elaboran lecturas sino recuer

    dos de lecturas, asimiladas y transformadas ya en el propio pensamiento del artista" 7,

    hay elocuentes coincidencias entre las primeras 14 coplas de Jorge Manrique y la

    Ep?stola paraen?tica ad Valerianum cognatum de contemptu mundi et saecularis

    philosophiae, compuesta en 432 por San Euquerio, obispo de Lyon, imitada por

    6 A. P?rez y G?mez, loc. cit. Aunque el texto zaragozano es la primera edici?n

    impresa (1482) que conservamos de las famosas Coplas, y no conocemos el c?dice

    que le sirvi? de base, parece que es una edici?n solitaria, pues en ninguna de las

    impresiones posteriores aparecen sus variantes de lectura, ni se repite el orden de

    estrofas que en ella se da. 7 Mar?a Rosa Lida, loe. cit., p?g. 167.

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  • Las coplas de Jorge Manrique y el triunfo sobre la muerte 141

    Boecio, y muy estimada en toda la Edad Media y hasta el siglo XVI 8.

    La estructura del poema. ? El fallecimiento del Maestre de Santiago es punto

    inicial de la meditaci?n sobre la vida y la muerte. Dos notas de estilo sugieren en

    las dos primeras coplas la presencia real del muerto o del recuerdo de su muerte:

    ?Recuerde el alma dormida... despierte... contemplando" (c. 1). ?Pues si vemos

    lo presente" (c. 2). La copla 3 entra en el plano de meditaci?n general y por ello se

    arma sobre la reelaboraci?n libre de la imagen del Eclesiast?s, I, 7, en lo que coincide con la Ep?stola de San Euquerio. Por tanto, las tres coplas iniciales forman un n?cleo cerrado en s?, sobre cuya funci?n en la estructura total volveremos m?s

    tarde, en el que el autor anuncia el tema de las coplas: Contemptus Mundi.

    La copla 4 marca el comienzo del desarrollo del tema. La invocaci?n a Cristo

    Salvador lo inscribe en la misma tradici?n castellana de Juan Ruiz (Libro de buen

    amor, 1556?1564), que lejanamente procede de la Ep?stola LX de San Jer?nimo a

    Heliodoro9 y de la Ep?stola I de San Pablo a los Corintios, 15. La invocaci?n a

    Cristo Salvador lleva impl?cita la idea del triunfo final sobre la Muerte, cuya im

    portancia para el sentido de las Coplas advertiremos muy pronto. La copla 5 toma la alusi?n al ?mundo" que se hizo al final de la copla 4. Este

    mismo asunto se contin?a en la copla 6, que termina con una nueva alusi?n a

    Cristo Salvador y a su Encarnaci?n, Vida y Muerte.

    Las tres primeras coplas del desarrollo forman, pues, un grupo tem?tico que se

    mueve sobre este orden de motivos: Invocaci?n a Cristo (X)-el mundo (M); sentido de nuestra existencia en el mundo (M'); Cristo Salvador ( '), con lo que se po dr?a construir la f?rmula X-M-M'-X*.

    En la copla 7, como en la 3, Manrique parece seguir de cerca una fuente precisa, que en este caso es un lugar de la Ep?stola mencionada de San Euquerio o su ante

    cedente inmediato: el Discurso exhortatorio a Teodoro (XIII, 20) de San Juan Crisostomo 10. Quiz?s por esto, la tradici?n del texto de las Coplas ha advertido en este punto un corte en la l?nea expositiva, lo que ha hecho posible las variantes de ordenaci?n del Cancionero de Ram?n de Llab?a (... 6-8-9-10-11-12-13-7-14 ...), donde se cambia de lugar la c. 7, y el orden singular del impreso de Zaragoza, 1482

    (... 5-6-25-7-8 ...), en que la aparici?n de la figura de D. Rodrigo se anticipa e

    intercala entre las coplas 6 y 7.

    La copla 8 introduce al n?cleo de la argumentaci?n sobre el tema de la resigna ci?n de las cosas del mundo 11. En la segunda parte de la c. 8, Manrique anticipa los motivos que tocar? en la argumentaci?n:

    8 Mar?a Rosa Lida, Ibidem, p?g. 165 y 170?1. 9 V?ase Mar?a R. Lida de Malkiel, Nueva Revista de Filologia Hisp?nica, XIII, 1959, p?g. 37 y nota 32.

    10 Mar?a Rosa Lida, loe. cit., p?gs. 164?5. 11

    Manrique como San Jer?nimo en la Ep?stola LX, 8 (?Mandan los ret?ricos

    que el orador se remonte a los antepasados del que ha de ser alabado y se cuenten

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  • 142 Germ?n Orduna

    ?dellas desfaze la edad, d?lias casos desastrados

    que acaescen,

    dellas y por su calidad, en los m?s altos estados

    desfallescen."

    La copla 9 argumenta sobre el primer motivo (?dellas desfaze la edad"). La copla 10 toma el segundo motivo (?dellas casos desastrados/que acaescen"),

    que se contin?a en la copla 11, donde se presenta a la Fortuna volviendo presurosa su rueda como ya lo anunciaba la copla 8 (? ... casos desastrados ..."). La copla 12 est? ligada a la 11 por el adversativo (?Pero, digo ... ") e introduce el motivo de ?Los deleytes de ac?", que ser?n asunto de la copla 13, donde aparece la Muerte como celada en que caemos (?se viene... tan callando", dice la copla 1).

    La idea de la muerte brusca se visualiza en im?genes de guerra y lucha: o son

    los corredores oscuros de los amurallamientos, o es la carrera del caballero hacia una trampa fatal sobre la que ya no puede volver la rienda.

    La copla 14 anuncia el tercer motivo (?dellas, por su calidad, / en los mas altos estados/ desfallescen"), el cual ser? tratado en una extensa amplificaci?n por el

    procedimiento de la enumeraci?n ejemplar. La copla 14 funciona a manera de

    exordio para el desarrollo de la serie ejemplar que forma el centro ornamentado del ?planto":

    ?Essos reyes poderosos que vemos por escrituras

    ya passadas,

    con casos tristes llorosos

    fueron sus buenas venturas

    trastornadas;

    assi que no ay cosa fuerte,

    que a papas y enperadores y perlados

    assi los trata la Muerte

    como a los pobres pastores de ganados."

    de muy atr?s sus altos hechos. S?lo por sus pasos contados ha de venirse al sujeto en

    cuesti?n... Pero yo no quiero ir a buscar para alabanza de su alma bienes de la

    carne Cartas de San Jer?nimo, en Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid,

    1962, t. I, p?g. 534) rechaza ostensiblemente los preceptos ret?ricos (?no curo de

    sus ficciones/ que traen yeruas secretas/ sus sabores", copla 4); pero, como en el caso

    de San Jer?nimo, la t?cnica adquirida en los ejercicios ret?ricos est? presente en la

    arquitectura cuidadosa y coherente del texto.

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  • Las coplas de Jorge Manrique y el triunfo sobre la muerte 143

    Se resumen las jerarqu?as medievales en sus extremos ?papas y enperadores y

    perlados" ?

    ?los pobres pastores/ de ganados". Nuevamente aparece la Muerte como igualadora y exterminadora.

    A esta altura de nuestro an?lisis ya podemos observar que la menci?n expresa de la Muerte, no como acto del morir, sino pensada como entidad, como ejecutora, hasta ahora aparece en las coplas 1, 13 y 14.

    La copla 15 cumple una funci?n introductoria semejante a la de la copla 4, y hasta se utiliza el mismo verbo en posici?n inicial (?Dexo..." ?Dexemos ... "). Como en el caso de las coplas 4 y 8 debemos aqu? recordar la Ep?stola LX de San

    Jer?nimo 12.

    La actitud selectiva de Manrique (?vengamos a lo de ayer") se inscribe en una

    larga tradici?n ret?rica de la cual s?lo mencionamos a San Jer?nimo. No obstante,

    Manrique supo desechar la tentaci?n del alarde erudito en que cayeron otros poetas del siglo XV 13. Manrique se reserva el ornamento de la enumeraci?n erudita para m?s adelante (coplas 27 y 28) pero a?n entonces se mantendr? en el plano humano de los varones ilustres, sin acudir a la mitolog?a. La ponderaci?n y la mesura rigen la econom?a del poema sin desfallecimientos.

    No es nuestro prop?sito hacer el comentario del texto y, por otra parte, ya ha

    sido hecho con sensibilidad de artista por Pedro Salinas; se?alaremos solamente

    que el procedimiento ret?rico del Ubi sunti viene a enriquecer y tambi?n a aligerar

    la enumeraci?n de ejemplos, de modo que las coplas 16 a 23 se organizan en una

    serie jerarquizada seg?n el siguiente orden: se dedican 2 coplas al rey don Juan

    (coplas 16 y 17); 2 coplas al pr?ncipe don Enrique (18 y 19), porque tambi?n alcanz? la dignidad real con el nombre de Enrique IV; una copla al pr?ncipe don Alfonso

    (?que en su vida sucesor/ se llamo"), que es la copla 20. Una copla lleva tambi?n el Condestable don Alvaro de Luna (c. 21), que fuera el favorito de don Juan II, y otra, los favoritos de Enrique IV: Juan de Pacheco y Beltr?n de la Cueva (c. 22).

    La copla 23 completa los grados intermedios (?Tantos duques excelentes,/ tantos

    marqueses y condes/ y varones") entre los extremos de la jerarqu?a enunciada en

    el exordio de la copla 14 (?reyes poderosos... pobres pastores"), y cierra el

    procedimiento del Ubi sunt? con el apostrofe dirigido a la Muerte:

    12 ?Pero dir? alguno: Esos son gajes de los reyes" y a los montes cimeros hiere

    el rayo" (Horat., Carm. II, 10, 11 s). Pues vengamos a los dignatarios particulares, y s?lo voy a nombrar a los que no pasan del bienio. Dejando de lado a los otros, b?stenos contar los t?rminos diversos que han tenido poco ha tres consulares" (Ep?s tola LX, 16, loe. cit., p. 545).

    18 Pedro Salinas ha se?alado los ejemplos para el caso en su bello comentario de las coplas y ha expuesto con buen juicio la intenci?n que gu?a al autor: ? Su deseo es humanizar los ejemplos; cambiar las sombras de ese Pante?n augusto en unas figu ras de carne y hueso" (Pedro Salinas, Jorge Manrique. Tradici?n y originalidad, Bs.

    Aires, 1952, p?gs. 160?168).

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  • 144 Germ?n Orduna

    ?di, Muerte, do los escondes

    y traspones?"

    La copla 24 contin?a el asunto (nada defiende ni vale contra la Muerte) y reitera el apostrofe:

    ?que si tu vienes ayrada, todo lo passas de claro

    con tu flecha."

    La alusi?n directa y el ap?strofe dirigido a la Muerte se da en las coplas 23 y

    24, que preceden directamente a la presentaci?n de la figura del Maestre de San

    tiago; a ?l le est?n reservadas las diecis?is coplas finales. Don Rodrigo Manrique y su valor ante la Muerte ser? el ?ltimo ejemplo de la serie anunciada al final de

    la copla 15 (?vengamos a lo de ayer")14. El ejemplo sobresale por un tratamiento

    ret?rico particular que lo destaca en la serie de la que forma parte. Para los

    anteriores, el procedimiento del Ubi sunti; para el Maestre, las galas del ?planto". A la presentaci?n (c. 25), siguen la exclamaci?n paneg?rica (c. 26), la comparaci?n con varones ilustres del mundo romano (coplas 27 y 28) y la enumeraci?n de sus

    haza?as (coplas 29 a 39). En este ?ltimo grupo se incluye como postrer ejemplo de

    valent?a, su di?logo con la Muerte. La copla 33 resume las cuatro anteriores (29 a

    32) e introduce finalmente el personaje anunciado en las coplas 1, 13?14 y 23?24:

    ^Despu?s de puesta la vida tantas vezes por su ley

    al tablero,

    despu?s de tan bien seruida

    la corona de su rey

    verdadero,

    despu?s de tanta haza?a a que no puede bastar

    cuenta cierta,

    en la su villa de Oca?a

    vino la Muerte a llamar a su puerta,"

    14 Dos textos antiguos de las Coplas documentan que los contempor?neos de

    Manrique advirtieron el giro que la copla 25 implica en la estructura total del

    poema: el Cancionero de Casta?eda, manuscrito del siglo XV publicado por Foul

    ch?-De?bosc en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, IV (1900), 321?328, 390?403 y 516?535 pone el t?tulo ?Fabla del maestre don rrodrigo manrique";

    Egerton 939 trae un t?tulo m?s expl?cito: ?Dirige la fabla al maestre don Rodrigo, su padre**.

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  • Las coplas de Jorge Manrique y el triunfo sobre la muerte 145

    Las coplas 34 a 37 llevan la exhortaci?n de la Muerte. Las palabras que Jorge

    Manrique pone en boca de la Muerte desvirt?an la imagen horrorosa y casi dia

    b?lica de la Muerte que en el Arcipreste de Hita se confunde a veces con el Pecado o el Demonio. Las Coplas en cambio, nos presentan un serm?n que es m?s con

    fortaci?n ante un hecho emanado de la voluntad divina que castigo o desdicha arbi traria.

    En el comienzo de su discurso (c. 34), la Muerte reitera el elogio del Maestre

    (?Diziendo: Buen cauallero ... ") y lo invita a dejar el mundo enga?oso y cum

    plir su ?ltima haza?a (?vuestro coraz?n de azero/ muestre su esfuer?o famoso/ en este trago").

    En el elogio de su padre, Jorge Manrique lo ha mostrado como el buen caballero

    que ha logrado cuanto posee con esfuerzo y valor. La Muerte confirma el cuadro

    ejemplar de vida al brindar parad?jicamente a D. Rodrigo la perduraci?n y la vida como fruto de sus obras.

    La copla 35 le ofrece en este mundo la segunda vida de la Fama, que aunque ?no es eternai/ ni verdadera,/ mas con todo es muy mejor/ que la otra temporal/ perescedera".

    Las coplas 36 y 37 se re?nen en el ofrecimiento del galard?n de eternidad ganado por D. Rodrigo con sus trabajos de buen caballero cristiano. Se inicia la copla 36 con la presentaci?n de la vida eterna: ?El biuir que es perdurable ... y el dis curso de la Muerte termina al final de la copla 37 con una clara alusi?n a las

    palabras iniciales de la 36: ?partid con buena esperan?a,/ que estotra vida tercera

    ganareys". Antes que como enemiga y destructora, la Muerte aparece como consoladora

    del cristiano que ha vivido bien-obrando seg?n su estado. En la copla 38 aparece en boca del Maestre, el tema: Contemptus Mundi (?No

    gastemos tiempo ya/ en esta vida mezquina"). La postrera haza?a del Maestre de

    Santiago sirve para ejemplificar el tema central de las Coplas y, al mismo tiempo, es el ejemplo contempor?neo de acatamiento a la voluntad divina y del triunfo del justo sobre la Muerte.

    La copla 39 encierra la Oraci?n de D. Rodrigo 15 a Jesucristo Salvador y con

    ella se cierra la cadena iniciada en el grupo de coplas 4-5-6.

    Dijimos m?s arriba que el grupo tem?tico inicial se mov?a sobre el orden de motivos: Invocaci?n a Cristo- el mundo- sentido de nuestra existencia en el mundo Cristo Salvador (esquema X-M-M'-X').

    La copla 39 reproduce en sus cuatro partes evidentes el mismo esquema de moti vos. Los primeros 9 versos resumen la invocaci?n a Cristo Salvador del grupo 4?6, llev?ndola a un plano de comunicaci?n directa:

    15 Los varios ejemplares conservados del Cancionero de Fray I?igo de Mendoza, el manuscrito del siglo XV, Escorial K-iii-7, y el Cancionero de Ram?n de Llabia

    ponen sobre la copla 39 el t?tulo ?Oracion".

    10 Romanische Forschungen, Bd. 79, 1/2

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  • 146 Germ?n Orduna

    (X) ?Tu, que por nuestra maldad tomaste forma seruil

    y baxo nonbre,

    (M) Tu, que a tu diuinidad juntaste cosa tan vil

    como el onbre,

    ( ') Tu, que tan grandes tormentos

    sofriste sin resistencia en tu persona," (c. 39)

    (X) ?Aquel solo me encomiendo,

    aquel solo ynuoco yo de verdad," (c. 4)

    (M) ?Y avn aquel fijo de Dios para sobirnos al cielo

    descendi?

    ( ') a nascer ac? entre nos,

    y a biuir en este suelo

    do muri?." (c. 6)

    Los ?ltimos 3 versos concluyen la Oraci?n de la copla 39 con el sometimiento total a la clemencia del Salvador:

    (X*) ?no por mis merescimientos mas por tu sola clemencia

    me perdona."

    El n?cleo de las coplas ha cerrado su cadena perfectamente organizada en la

    exaltaci?n del Triunfo sobre la Muerte en cuanto el buen cristiano conoce la cadu cidad de los bienes terrenos (Contemptus Mundi), sirve a Dios seg?n su estado y se

    somete a su voluntad.

    La copla 40, final, lleva al poema sobre el recuerdo de la escena misma del falle

    cimiento del padre del poeta, rodeado de los suyos, dando a todas el ejemplo del

    morir digno de un cristiano. Y es precisamente el recuerdo de esta ?ltima haza?a

    de D. Rodrigo, que cierra el poema, la que da pie al arranque de la primera copla

    (?Recuerde el alma dormida.. ."), por lo que podr?amos concebir que se ha ce

    rrado una hip?rbola centrada sobre los focos de la muerte de D. Rodrigo y el Con

    temptus Mundi.

    Si ahora recorremos el plan del poema, podremos advertir claramente los rasgos estructuralmente relevantes: dentro del marco de las coplas 1-2-3/ 40, que dan a las

    Coplas su car?cter de ?planto" ocasional, se destaca el n?cleo, que eleva el asunto

    ejemplar a categor?a universal a trav?s del tema Contemptus Mundi. La Fortuna

    y la Muerte aparecen como figuras importantes de la exposici?n doctrinal; pero es

    la Muerte como personificaci?n el elemento estructurador del poema: la vemos insi

    nuada en las coplas 1, 13?14; se la apostrofa en las coplas 23?24, y aparece en

    la c. 33 para exponer una vez m?s, el tema en el grupo de coplas 34?37. De esta

    manera se cumple en la factura del poema lo que hab?a anunciado conceptualmente la copla 1 :

    ?como se viene la Muerte/ tan callando"

    Ahora podemos advertir que la Muerte concebida como persona aparece en el

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  • Las coplas de Jorge Manrique y el triunfo sobre la muerte 147

    poema -aludida, invocada o presente-, en una graduada intensificaci?n de su reali

    dad, en lugares relevantes de la estructura: en la copla inicial del exordio (c. 1), al iniciarse la enumeraci?n ejemplar -Ubi sunti- (c. 14), y enmarcando la cadena de

    coplas que son n?cleo del ?planto* (c. 23?24). Finalmente, su presencia en el di?

    logo con el Maestre nos muestra la capacidad de variaci?n ret?rica en los procedi mientos creativos del autor, con la cual logra destacar el episodio familiar y ele varlo a categor?a universal. La posici?n culminante que el ?planto" por D. Rodrigo tiene en la estructura como fin de una serie ejemplar, no bastaba para destacarlo suficientemente y Jorge Manrique agrega el procedimiento de la actualizaci?n. En las coplas de la Muerte se corona el gran tema desarrollado en las coplas 8 a 24 (vani dad de las cosas del mundo); pero a las figuras de la Fortuna y la Muerte se las

    supera con las de la Fama y la Vida eterna.

    En boca de la Muerte se expone el pensamiento ( ') expuesto como centro del

    esquema tem?tico X-M-M'-X', es decir:

    ?Este mundo bueno fue si bien usassemos del como devemos,

    porque, seg?n nuestra fe, es para ganar aquel que atendemos" (c. 6)

    Consecuente con esta concepci?n del Mundo como medio para ganar la salva ci?n, la Muerte ofrece a D. Rodrigo la vida de la Fama y la vida de Eternidad como

    galard?n final de un vivir ejemplar de caballero cristiano.

    Las dos coplas puestas en boca del Maestre actualizan el tema de las Coplas (Con temptus Mundi)y c. 38, y cierran el n?cleo del poema retornando, seg?n viejos c?no nes, al principio y fin de todas las cosas creadas, aqu?, a la persona de Cristo Salva

    dor, el Hijo que venci? a la Muerte y abri? el camino para la salvaci?n del g?nero humano.

    Jorge Manrique debe haber admirado mucho el coraje con que su padre enfrent? la muerte natural y horrorosa, o debe haberlo amado mucho como para emprender esta sutil tarea de encumbrar un episodio ?ntimo hasta hacerlo alto ejemplo, capaz de competir con los m?s ilustres de su tiempo y de los pasados. El paneg?rico fue urdido sobre andaduras ret?ricas, pero logr? su consagraci?n a trav?s del ?nico camino posible en esos tiempos: su presentaci?n como ejemplo de un gran tema de

    meditaci?n asc?tica (Contemptus Mundi).

    Tres coplas agregadas. ? El texto de las Coplas que glosa Alonso de Cervantes

    en el impreso de Lisboa (1501) intercala entre las coplas 24 y 25, tres m?s. Foulch? Delbosc en el ap?ndice de su nueva edici?n cr?tica (1912) transcribe las dos pri meras de estas coplas agregadas y dice: ? ... intercala dos cuyo autor no parece ser

    Jorge Manrique".

    10*

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  • 148 Germ?n Orduna

    Aunque estas dos coplas aparecen tambi?n en el texto de otros glosadores del

    siglo XVI16, el an?lisis de estructuraci?n de los asuntos y la intencionalidad evi

    dente de esa estructura nos permite asegurar que las dos coplas agregadas no per tenecen a Jorge Manrique. Se dirigen al Mundo (?O, mundo, pues que nos matas") y su inclusi?n interrumpe la l?nea de aproximaci?n de la Muerte como figura estruc

    turadora, la que se cumple tan sutilmente a lo largo del plan ret?rico de las Coplas

    (?como se viene la Muerte/ tan callando"). Precediendo a la menci?n del Maestre y a su elogio (?Aquel de buenos abrigo"),

    que inicia la copla 25, las dos coplas agregadas ser?an un desatino incomprensible en una estructura tan elaborada. Si hubiera de ubic?rselas, la ?nica posibilidad est?

    entre las coplas 4 y 5, donde se hace referencia al Mundo, en el esquema X-M-M'-X'.

    Si lo hici?ramos, advertir?amos su inoperancia y c?mo est?n muy por debajo del

    contexto.

    La tercera copla de las tres agregadas en el texto de la glosa, que es indudablemente

    obra de Alonso de Cervantes, nos permite comprobar que los contempor?neos de

    Jorge Manrique en el ?ltimo cuarto del siglo XV, no entendieron el sentimiento que

    impuls? a Manrique a adoptar la original actitud que hoy valoramos con perspec tiva hist?rica.

    La tercera copla agregada dice:

    ?De algunos fue reprendido

    aqueste justo alabar,

    y syn raz?n, non mirando quan deuido es del hijo al padre el dar de aqueste don,

    y por esto es escusado

    de la culpa que le da quien mas no supo

    y las dexo en este estado

    pues por ellas se vera

    lo que en el cupo." 17

    Conclusiones. ? Americo Castro escribi? no hace mucho que son ?m?ltiples y

    muy diferentes los modos de llegar al goce y comprensi?n de una obra de arte" 18.

    16 Diego de Barahona (1541), Rodrigo de Valdepe?as (1541?), Garci Ruiz de Castro (1551), Luis de Aranda (1552) y P?rez de Sarabia (1561).

    17 Cito por la edici?n de Antonio P?rez y G?mez, Glosa famos?sima de Alonso

    de Cervantes, en Glosas a las coplas de Jorge Manrique, I, Cieza, ? ... la fonte que

    mana y corre .. 1961, folio Liij. 18 Am?rico Castro, Origen, ser y existir de los espa?oles, Madrid 1959, p. 83,

    nota 1.

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  • Las coplas de Jorge Manrique y el triunfo sobre la muerte 149

    V?lgame la cita, pues no ha sido mi prop?sito agregar, presuntuosamente, un nuevo

    comentario, cuando ya disponemos de la definitiva y bella exposici?n que Pedro

    Salinas ha hecho de las famosas Coplas de Jorge Manrique; por el contrario, si me

    he decidido a retomar el poema, ha sido porque pod?a ofrecer una confirmaci?n de las afirmaciones de distinguidos maestros, por v?a de un nuevo procedimiento de

    an?lisis que, al aplicar un corte longitudinal a la obra y descarnar su contenido, nos revela en la estructura la factura misma del poema y su proceso de creaci?n.

    ?La inteligencia constructiva de las Coplas no falla ni en un solo momento del

    gran poema... otro ejemplo de la penetraci?n ordenadora de Jorge Manrique ...

    las veinticuatro estrofas primeras son la v?a abierta por el poeta hacia su padre... Sobre ?l viene a pesar la espl?ndida serie de representaciones anteriores, a modo de

    pir?mide invertida" 19. De esta manera nos manifiesta Pedro Salinas su intuici?n de una estructura cuidadosa y agrega m?s adelante: ?La estrofa 33 de las Coplas es

    funcionalmente, dentro del poema, un elemento de enlace" 20. Nosotros podemos agregar a esto que las estrofas de enlace son, adem?s de la

    33, la 14 y el grupo 23?24; en cada una de ellas, la Muerte, que hab?a sido anun ciada como personificaci?n en la copla 1, se va aproximando lentamente hasta hacerse presente en el parlamento con el Maestre de Santiago (coplas 34?39).

    El motivo que funciona como estructurador activo del nucleo de las Coplas es la

    figura de la Muerte. Pedro Salinas dice: ?No hay duda que la consideraci?n de la muerte como corona de la vida es idea capital del poema"21, y sostiene que ?la tesis del poema es la mortalidad y su argumento esencial el menosprecio de los bie nes del mundo" 22. A esto hemos de agregar aqu? un matiz que la estructura muestra evidentemente y que fue se?alado por Am?rico Castro en un an?lisis cumplido por otros medios. Dice Am?rico Castro: ?La muerte se ha tornado vida... La muerte se ofrece entonces por su faz afirmativa, humanamente constructora". ?En suma, pues, las Coplas a la muerte del buen Conde de Paredes son un canto sereno, repo sado y alentador. Del Maestre de Santiago, m?s es lo que nos queda que lo que se

    desvanece; la impresi?n ?ltima es gloriosa y afirmativa" 23. El tema de las Coplas es el Triunfo sobre la Muerte a trav?s del menosprecio

    de las vanidades del mundo y del bien obrar cristiano. El asunto es la exhortaci?n a ese menosprecio (coplas 7?14) y los ejemplos del fin desastroso de quienes vivieron

    apegados al mundo y sus enga?os (coplas 15?24). Como coronaci?n se ofrece el

    largo ejemplo que afirmar? la tesis: el triunfo ?ltimo de quien vivi? seg?n su estado

    y por ello us? del vivir en el mundo para ganar la doble vida de la Fama y de la Eternidad (coplas 25?40).

    19 Pedro Salinas, loc. cit., p?gs. 180?181. 20

    Ibidem, p. 200. 21

    Ibidem, p. 201. 22

    Ibidem, p. 207. 23 Americo Castro, ?Muerte y belleza", en Hacia Cervantes, Madrid, 1957,

    p?gs. 55 y 57.

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  • 150 Germ?n Orduna

    El estudio de los rasgos de estilo y de las ideas de Jorge Manrique aislado de su esquema de funcionalidad en el texto hace que Pedro Salinas y Am?rico Castro

    pierdan la brillante hilaza en que fueron urdidas las Coplas y en la que se ilumina con precisi?n evidente su intencionalidad como obra literaria.

    Quiz?s parezca que pecamos de redundancia, pero reci?n ahora podemos redu

    cir el amplio curso de las 40 coplas a una f?rmula final. El tema se anuncia en el

    grupo de coplas 4-5-6, enmarcado en la invocaci?n a Cristo Salvador (esquema X-M-M'-X', donde M* es reiteraci?n del tema ?el mundo debe ser camino de sal

    vaci?n", y X* es el cierre de la oraci?n a Cristo Salvador). Si observamos el plan

    general de estructura veremos que las coplas 4-5-6 funcionan, a su vez, como X; las

    coplas 7?37, como doctrina y ejemplo de M; la copla 38 actualiza en boca del

    Maestre el menosprecio del mundo, es decir, M', y la copla 39, cumple igual funci?n en la Oraci?n a Cristo Salvador, X*.

    El marco externo est? dado por el exordio (grupo 1-2-3) y el ep?logo (copla 40), que constituyen la realidad inmediata de la que parte Manrique en las coplas ini

    ciales (?Recuerde el alma dormida... ") para elevarse a planos de eternidad; pero a esa realidad del mundo vuelve en la copla 40, y all? queda, reiterando como con

    suelo la segunda vida de la Fama.

    La originalidad de Manrique se perdi? para sus contempor?neos que s?lo valo

    raron y escogieron, a trav?s de sus glosadores, la materia doctrinal. Otros prefirieron la idea de la Fama y as? lo muestra el impreso de Zamora (1483) y el Ms. del Es corial K-III-7, donde se lee inmediatamente despu?s de la copla 40:

    ?En su sepultura dize

    desta manera

    Aqui yaze muerto el ombre

    que biuo queda so nombre" 24

    La gran originalidad de Jorge Manrique y en la que consiste su modernidad no

    radica en la elecci?n de ejemplos contempor?neos, ni en la expresi?n definitiva de

    una larga tradici?n de pensamiento asc?tico y doctrinal; sino en esta audacia de

    alzar la secundaria figura del Maestre de Santiago a ejemplo culminante del triunfo

    sobre la Muerte a trav?s de un vivir y morir seg?n el ejemplo de Cristo Salvador 25.

    24 Apud Foulch?-Delbosc, en la nueva edici?n cr?tica de las Coplas..., Madrid,

    1912. 25 Lo que dice Luis Cernuda sobre las ideas de Jorge Manrique en sus Coplas,

    en el volumen Poes?a y Literatura, Barcelona, 1960, p?gs. 60?64, coincide parcial mente con la intencionalidad que extraemos de nuestro an?lisis (?De ah? su idea

    de la muerte como principio activo de la existencia, cuyo justo empleo, lejos de

    consistir en una renuncia, consiste en una colaboraci?n afirmativa"); pero debemos

    se?alar como un error en sus consideraciones la negaci?n de una b?sica actitud cris

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  • coplas de Jorge Manrique y el triunfo sobre la muerte

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    tiana en Jorge Manrique (? ?Ser?a necesario buscar tras dicha actitud una creencia

    religiosa? El cristianismo la determina, pero sin informarla enteramente... "). La

    aplicaci?n del esquema tem?tico X-M-M'-X' y su funci?n en la estructura del

    poema inscribe irrecusablemente a Jorge Manrique en la m?s castiza tradici?n cristia na del pensamiento religioso espa?ol.

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    Article Contentsp. [139]p. 140p. 141p. 142p. 143p. 144p. 145p. 146p. 147p. 148p. 149p. 150p. 151

    Issue Table of ContentsRomanische Forschungen, 79. Bd., H. 1/2 (1967), pp. 1-262Front MatterDIDEROT ET LES PROBLMES DU LANGAGE [pp. 1-27]MACHADO DE ASSIS ODER MOREIRA DE AZEVEDO? Zur Frage ihrer Autorschaft in der Marmota Fluminense, A Marmota und O Espelho [pp. 28-61]ZUR SONDERSTELLUNG DER IT ALIENISCHEN BHNENDICHTUNG IM 16. UND 17. JAHRHUNDERT [pp. 62-94]LA TRADUCCIN LITERARIA SEGN UN ESCRITOR DEL SIGLO XVI: GONZALO JIMNEZ DE QUESADA, DESCUBRIDOR Y CONQUISTADOR DEL NUEVO REINO DE GRANADA [pp. 95-113]AGRIPPA D'AUBIGN AND SIXTEENTH-CENTURY OCCULTISM [pp. 114-132]MISZELLENEINE HOMERREMINISZENZ BEI DANTE [pp. 133-136]PEUT-TRE = ZWAR [pp. 137-138]LAS "COPLAS" DE JORGE MANRIQUE Y EL TRIUNFO SOBRE LA MUERTE: ESTRUCTURA E INTENCIONALIDAD [pp. 139-151]CONCEPTO UND ZITAT [pp. 152-157]

    BESPRECHUNGENReview: untitled [pp. 158-161]Review: untitled [pp. 162-164]Review: untitled [pp. 164-166]Review: untitled [pp. 166-171]Review: untitled [pp. 171-176]Review: untitled [pp. 176-176]Review: untitled [pp. 177-178]Review: untitled [pp. 178-180]Review: untitled [pp. 180-181]Review: untitled [pp. 181-184]Review: untitled [pp. 184-186]Review: untitled [pp. 186-196]Review: untitled [pp. 196-197]Review: untitled [pp. 197-201]Review: untitled [pp. 201-202]Review: untitled [pp. 202-204]Review: untitled [pp. 205-209]Review: untitled [pp. 209-212]Review: untitled [pp. 212-218]Review: untitled [pp. 218-219]Review: untitled [pp. 220-221]Review: untitled [pp. 221-226]Review: untitled [pp. 226-234]Review: untitled [pp. 235-240]Review: untitled [pp. 240-244]Review: untitled [pp. 245-246]Review: untitled [pp. 246-251]Review: untitled [pp. 251-256]Review: untitled [pp. 256-257]

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