OLLANTAY 3

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  • 8/20/2019 OLLANTAY 3

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    OLLANTAYDRAMA QUECHUA

    Adaptación para el teatro moderno porCésar Miró y Sebastián Salazar Bondy

    PERSONAJES

    PACHACUTEC, inca

    CUSI-COYLLUR, (estrella alegre), princesa, hija de PachacútecTÚPAC YUPANQUI, príncipe, hijo de PachacútecOLLANTA, general del Antisuyo.IMA SÚMAC (¡Qué bella!), hija de Cusi-Coyllur y Ollanta.RUMI ÑAHUI (Ojo de piedra), general del AnansuyoHUILLCA UMA, sumo sacerdote.ORCO HUARANCA (Hombre de montaña), general.ANCO-ALLIN-AUQUI (El que es constante en el amor), príncipe

    anciano.PIQUI-CHAQUI (Pulga de pata), criado de Ollanta.COYA, esposa de Pachacútec y madre de Cusi CCoyllur.MAMA CCACCA (Madre roca), matrona de las vírgenes del sol.PITU-SALLA, nodriza de Ima Súmac.INDIO CAÑARI.UN INDIO.

    UNA DOMÉSTICA.Coro de niños.Coro de niñas.Séquitos de Ollanta y Orco Huaranca.

    La escena tiene lugar en Cuzco a fines del siglo XIV y principios del XV. 

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    ACTO I

    CUADRO I

    (Ollantay, con manto y con una maza aparece acompañado de

    Piqui Chaqui, su siervo. Calle del Cuzco).

    OLLANTAY: Dime, ¿viste a Cusi-Coyllur? ¿Entraste en supalacio?PIQUI CHAQUI: ¡Dios no permita que me acerque allá! La iradel Inca es implacable y no me arriesgo a provocarla. (Pausa).¿Cómo es que no la temes tú?

    OLLANTAY: El amor no teme a nadie ni a nada. (Pausa). Nuncadejaré de amar a esa criatura, bien lo sabes. El corazón me llevahacia ella...PIQUI CHAQUI: Debes estar poseído por el demonio. Haymuchas mujeres a las que puedes amar sin ningún peligro.¡Cuántas se sentirían honradas de saber que las has elegido...!OLLANTAY: ¡Sólo me importa ella! ¡Ella! ¿Entiendes?PIQUI CHAQUI: Cuando el Inca descubra tu pensamiento, no

    vacilará en mandarte cortar el cuello o asarte vivo en lahoguera.OLLANTAY: No estorbes, Piqui Chaqui. No me contradigas, queestoy tan exaltado y que soy capaz de castigarte.PIQUI CHAQUI: ¿Qué ganarías con eso? Ya no tendrías a quiendecirle día y noche que busque a Cusi-Coyllur y le cuente tupasión.OLLANTAY: Ni la misma muerte podría detenerme. Por abrazara Cusi-Coyllur combatiría contra una montaña hasta vencerla.PIQUI CHAQUI: Sólo te falta decir que también derrotarías aldemonio.OLLANTAY: Aun a él pondría a mis plantas.PIQUI CHAQUI: (Riendo). Hablas así porque no le has vistoni la punta de la nariz. El demonio no es buen enemigo...OLLANTAY: ¡Calla! (Pausa). Dime, ¿no es Cusi-Coyllur la más

    brillante flor del Imperio?

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    PIQUI CHAQUI: ¡Bah, estás loco por esa mujer! (Pausa). Nohe visto, eso es todo... (Pensativo). Aunque pienso que fue unade las vírgenes que salieron ayer...OLLANTAY: Cuenta, cuenta... ¿Cómo era la que viste?PIQUI CHAQUI: Hermosa como la luna y deslumbrante como

    una estrella.OLLANTAY: Sin duda era Cusi-Coyllur. ¿Ves cómo la conoces?PIQUI CHAQUI: Es una conjetura, nada más.OLLANTAY: ¿Era hermosa, jovial, dulce, frágil, delicada, únicaentre todas? (Piqui Chaqui hace un gesto afirmativo). ¿Sí? Eraella. (Ansioso). Anda en este instante y dile cuánto l a amo...PIQUI CHAQUI: No, no me parece prudente ir a plena luzcon un encargo semejante.

    OLLANTAY: ¿Prefieres ir de noche?PIQUI CHAQUI: ¿No me has dicho que es una estrella? Puesbien, las estrellas sólo se ven cuando el sol se ha retirado.OLLANTAY: A cualquier hora brilla mi amada. Ella no tienerival...PIQUI CHAQUI: (Mirando hacia afuera). Espera, señor. Por ahíviene una vieja o un viejo, no se sabe bien qué. Los viejos sonideales para esta clase de recados. Soy huérfano, sí, pero nome gustaría ser, demás, mensajero de amores. Porque esotiene un nombre muy feo.(Aparece Huillca-Uma. Lleva una larga túnica negra y un cuchilloen la mano. Ingresa en la escena y, apenas ha dado unos pasos,se detiene y observa el sol).HUILLCA-UMA: ¡Sol vivo, postrado ante ti adoro tu marcha.Para ti he separado cien llamas que sacrificaré el día de tu fiesta.

    OLLANTAY: (A Piqui Chaqui, en voz baja). Es el brujo HuillcaUma... Ese viene con malos presagios, no lo dudes.HUILLCA-UMA: (Continúa su oración, después de haber hechoalgunas reverencias). Derramaré la sangre de las cien llamas ensu presencia. Después del ayuno, arderán en el fuego yascenderán hacia ti... ¡Oh sol vivo!OLLANTAY: Aborrezco a este agorero que cuando abre la bocasólo anuncia negros sucesos y vaticina el infortunio.

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    PIQUI CHAQUI: (Como temiendo que el brujo oiga aOllantay). ¡Calla, no hables, no pienses! Él sabe mejor que tú loque sientes hacia él...(Huilca-Uma ve a Ollantay y a él se dirige. Ollantay va a suencuentro).

    OLLANTAY: Te brindo mi respeto, noble Huilca-Uma, y teofrezco mi veneración.HUILCA-UMA: A tus pies tienes a los Andes, poderosoOllantay, y te aseguro que necesitarás de todo tu valor paracontenerlos.OLLANTAY: Para ti no hay nada culto, bien lo sé. Veamoscómo ha de ser eso...HUILCA-UMA: ¿Me pides una predicción?

    OLLANTAY: Tiemblo al mirarte y al ver todo lo que llevascontigo: cenizas, cimiento, adobes, vasos, cestos... ¿Para qué,si todavía no llegó la fiesta? ¿Está enfermo el Inca?HUILCA-UMA: ¿Qué te propones al interrogarme así?OLLANTAY: Ya te he dicho que estoy temeroso. Mi ánimo escobarde y necesito de tu consejo, aunque tus palabras meanuncien la desgracia.HUILCA-UMA: Bien sabes que te estimo y que por eso estoyaquí. Dime la razón de tu quebranto. Iré donde tú quieras, comola paja brava batida por el viento. Hoy mismo te ofreceré ladicha o el veneno para que escojas entre la vida o la muerte.OLLANTAY: Desata pronto esa enredada madeja, Huilca-Uma.Si has advertido mi congoja, explícame claramente mi destino.HUILCA-UMA: (Calmo. Dueño de sí). Helo aquí. Escucha losque mi ciencia ha descubierto...

    PIQUI CHAQUI: Señor...OLLANTAY: (Irritado con la interrupción). ¡Vete! ¡No necesitode tu ayuda! (Piqui Chaqui se retira y se tiende al lado de unapeña). Continúa, Huilca-Uma...HUILCA-UMA: Te conozco desde niño, Ollantay. Sé quegobernarás el Antisuyo, porque el Inca te ama hasta el extremode compartir contigo su poder. Entre todos te ha elegido. Serásuno de sus generales predilectos porque sabe de tu lealtad y tu

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    valor. Contéstame ahora, aunque se te ahoguen las palabras enla garganta.OLLANTAY: ¿Qué deseas saber?HUILCA-UMA: (Pensativo). Respóndeme Ollantay, sin vacilar.¿No intentas seducir a la princesa Cusi-Coyllur?

    OLLANTAY: (Desorientado y con desesperación) ¿Quién te loha dicho? ¿Quién te lo ha dicho? Sólo mi madre participaba delsecreto y ahora tú también lo conoces...HUILCA-UMA: No lo hagas, Ollantay; domina los impulsos desu sangre. No cometas un crimen contra el Inca, tu señor. Noes hidalgo corresponder a tantos beneficios con la locaingratitud.OLLANTAY: La amo, Huilca-Uma, la amo... ¿Qué puedo hacer?

    HUILCA-UMA: El Inca no comprenderá jamás esa pasión. Amademasiado a Cusi-Coyllur, y si sospecha que la pretendesestallará su ira con la violencia de la tempestad. (Pausa). ¿Acasodeliras por ser Inca?OLLANTAY: No es a la realeza a lo que aspiro. (Pausa). Miconciencia me dice que yo mismo he sido la causa de lo que meacontece. (En tono de súplica). ¿Me abandonarás en estetrance?HUILCA-UMA: ¡Cuántas veces bebemos la muerte en vasos deoro! El hombre es temerario, y la temeridad se paga con la vida.OLLANTAY: En tus manos hay un cuchillo...Bien, quítame lavida. Aquí estoy, a tus pies. (Se hinca).HUILCA-UMA: No es necesario ese remedio. Abandona tuamorosa inquietud, olvida a esa mujer que te está vedada...OLLANTAY: Más pronto una peña dará agua y la tierra llorará

    que yo olvide a Cusi-Coyllur...HUILCA-UMA: Si siembras con simiente un campo, la simienteno tardará en multiplicarse y rebasar sus límites. Así tu crimencrecerá hasta devorarte.OLLANTAY: (Poniéndose en pie). Te revelaré todo mi secreto.El lazo en el que estoy atrapado no puede ser roto. Mi propiocrimen será mi verdugo. (Pausa). Sí, Cusi-Coyllur es miesposa. Soy ya de su sangre y de su linaje, y su madre lo sabe...

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    HUILCA-UMA: ¿Qué dices? ¿Has profanado la estirpe del Inca?¡Pobre de ti!OLLANTAY: (Suplicante). Ayúdame a hablar a Pachacútec.Condúceme ante él e intercede por mí. Que vea mi infancia,oscura pero recta; que mire mis pasos de hombre y los cuente

    uno a uno; que contemple mis armas que han humillado a suspies a miles de valientes. Me prosternaré ante él y le pediréclemencia con todas las fuerzas de mi alma.HUILCA-UMA: Ve solo, Ollantay. Por más que te desesperes,muy poco será lo que tengas que decir. De todas maneras,dondequiera que esté yo podré influir para que salgas bien deesta prueba.OLLANTAY: (A sí mismo). No temas, Ollantay. Eres valiente y

    el miedo no te debe doblegar. ¡Cusi-Coyllur, tú has deprotegerme! (Mirando a todos lados). ¿Dónde está Piqui-Chaqui?HUILCA-UMA: Míralo allí. Dormido junto a aquella piedra.OLLANTAY: ¡Piqui-Chaqui, despierta!PIQUI-CHAQUI: ¡Oh! ¡He tenido una pesadilla!OLLANTAY: ¿Pesadilla? ¿De qué clase?PIQUI-CHAQUI: De mal agüero.OLLANTAY: ¿Qué soñaste?PIQUI-CHAQUI: Que era una llama y que estaba atado por elcuello.OLLANTAY: ¿Qué más?PIQUI-CHAQUI: Alguien tiraba de la cuerda y el cuello se meestiraba. Eso no es nada agradable...OLLANTAY: ¡Déjate de impertinencias! ¡Ahora vamos a ver a

    Cusi-Coyllur!PIQUI-CHAQUI: ¿Pero si es una estrella, cómo quieres verlade día?OLLANTAY: ¡Vmos!

    (Salen los dos. Huilca-Uma los ve partir. Luego reanuda sumarcha lentamente).

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    CUADRO II

    (Interior del palacio del Inca. Cusi-Coyllur llora. Su madre Coyala consuela).

    COYA: ¿Por qué lloras, hija mía, tú que eres imagen del mismoSol? ¿Por qué se ha eclipsado en tu rostro la felicidad? No sabescuánto me aflige tu infortunio...CUSI-COYLLUR : ¡Ay, princesa! ¡Ay, madre mía!COYA: Contesta a mis preguntas. ¿Has amado a Ollantay? ¿Hassido su compañera? Dime, ¿Has elegido a ese hombre poresposo? Respóndeme sin temor, hija, y no llores.CUSI-COYLLUR : ¡Cómo no he de llorar! Mi amado, mi

    protector, aquel que cuidó mi niñez, me ha olvidado... ¡Ay,madre mía! ¡Ay, princesa!...COYA: Desahoga tu corazón, hija...CUSI-COYLLUR : Desde que lo perdí, la luna se vistió de luto yel sol se oscureció como si estuviera cubierto de ceniza. Unanube tempestuosa anunció mi pesar y la estrella del amor sefue apagando. Todos los elementos han perdido su belleza. Eluniverso ha muerto... ¡Ay, madre! ¡Ay, princesa! ¡Ay, amor!...COYA: ¡Ah, pobre criatura! (Temerosa). Enjúgate los ojos,límpiate el rostro... Mira a tu padre que llega...(Entra el Inca Pachacútec acompañado de su séquito. Al ver asu hija, que se pone en pie y va hacia él, se detiene y la acogeamoroso en sus brazos).PACHACÚTEC: Cusi-Coyllur, corazón de mi corazón, flor de mishijos, escogida entre todos, ven, reclínate en mi pecho,

    descansa en mis brazos, amanece en mis ojos, brilla en mí comouna profunda lágrima dorada. En ti resplandece la inocencia.Cuando tus labios se entreabren, todo se purifica con tu aliento.Sólo tú eres de tu padre y, mirándome tú, todo lo que es la viday la muerte viene a mí. De tus ojos nace la dicha perdurable(...)CUSI-COYLLUR : (Cae sollozando a los pies de su padre). Oh,padre querido, postrada a tus pies te adoro y te pido protección

    para que mis penas se ahuyenten.

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    PACHACÚTEC: ¡Tú a mis pies! ¿Cómo es posible? Levántatey dime por qué sufres...CUSI-COYLLUR : Lloro como lloran las flores del rocío que elsol disipa con su presencia. De igual manera, señor, tucompañía secará mis lágrimas.

    PACHACÚTEC: Para ti sólo tengo ternura, Cusi-Coyllur.Siéntate a mi lado, descansa junto al amor de tu padre. Harévenir músicos para que te alegren sus canciones. (A un siervo).Di a los músicos que entren.(Entran músicos que entonan una canción triste. Padre e hijaescuchan silenciosos hasta que ésta, conmovida interrumpe).CUSI-COYLLUR : ¡Oh, basta! ¡Basta! ¡Mis ojos se vuelvenmanantiales de llanto!

    PACHACÚTEC: ¿Qué te sucede?CUSI-COYLLUR : Nada, padre mío... Permíteme, señor, que meretire. Las labores del gobierno te reclaman.PACHACÚTEC: Desespero de no poder consolarte, hijaquerida. ¿Qué es lo que no quieren decir tus labios?CUSI-COYLLUR : No debo ahora distraerte con misconfidencias, señor. Los nobles vienen hasta ti por tu consejoy es necesario que los escuches. (Sale antes de que él puedaretenerla).(Aparecen Ollantay y Rumi-Ñahui)PACHACÚTEC: Oh, nobles, ha llegado el tiempo propicio paraque el ejército salga con dirección al Collasuyo, pues Chayantaestá listo para caer sobre nosotros.OLLANTAY: Pero, ¿cómo se han de sostener esos cobardes? ElCuzco y sus montañas se arrojarán sobre ellos. Ochenta mil

    soldados, atentos al sonido del huáncar y el pututo, losaguardan. En cuanto a mí, tengo apercibidas las armas.PACHACÚTEC: N o es bueno precipitarse, Ollantay. Trataremosprimero de persuadirlos. No olvides que entre ellos hay muchosque aman demasiado su sangre.OLLANTAY: Chayanta ha tomado precauciones que denunciannaturaleza pusilánime. No ha querido salir mientras los caminosno se hallaran despejados. Ya que somos muchos los que

    estamos prontos a destruirlo, déjanos partir.

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    PACHACÚTEC: Si tan débil se revela el enemigo, ¿por quécomportarse como si se tratara de una feroz serpiente? No;primero los atraeréis con dulzura, sin derramar inútil sangre,sin dar muerte a nadie.OLLANTAY: Si así lo ordenas, así se cumplirá, ¡oh Inca!

    PACHACÚTEC: Id, entonces.OLLANTAY: (Vacilante). Todo está dispuesto, señor, pero mipecho tiembla atormentado por una tenaz obsesión.PACHACÚTEC: Pídeme, Ollantay, el símbolo de la realeza y telo daré.OLLANTAY: (Mirando significativamente a Rumi-Ñahui).Quisiera hablarte a solas.PACHACÚTEC: (Dirigiéndose a Rumi-Ñahui). Valiente general

    del Hanansuyo, ve a tu palacio y regresa mañana cuando tellame.RUMI-ÑAHUI: Tu voluntad es la mía, señor. (Sale).OLLANTAY: (Cuando Rumi-Ñahui ha desaparecido, respetuosoy digno). Desde mi infancia, poderoso Inca, en la guerra te heacompañado procurando para ti la victoria. He puesto mi valora tu servicio y te he brindado mi fortaleza para que impongastu poder a cientos de pueblos. Por ti he dado mi sangre y misagacidad ha servido para sojuzgar a tus enemigos. He sido elterror de los extranjeros y, cuando sobre ellos caí, fue como unamaza de bronce. ¿Dónde ha estado Ollantay que la vida de tusadversarios no haya sido segada? ¿A quién no ha impuesto tunombre? He humillado a tus pies a los Antis, siervos ahora detu palacio. He vencido a los chancas aniquilándolos sin piedad.He conquistado a Huancahuillca poniéndola derrotada a tus

    plantas. ¿Dónde no ha sido Ollantay el primero en combatir?Empleando ya la persuasión, ya el rigor, consumiendo lasenergías y exponiendo la vida, he acrecentado tus dominios connumerosos pueblos...PACHACÚTEC: ¿No te he premiado, Ollantay, por todo ello?OLLANTAY: Sí, padre mío. Me has concedido esta maza y esteescudo, y me has sacado de mi condición de hombre común. Túme has hecho general de los antis y me has dado el mando de

    cincuenta mil guerreros. Me inclino a tus pies, señor, como

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    siervo tuyo que soy, para pedirte, en mérito de todo lo que tehe ofrecido, que me asciendas más...PACHACÚTEC: Di que es lo que quieres.OLLANTAY: Señor, concédeme a Cusi-Coyllur...PACHACÚTEC: (Sereno y enérgico). ¡Ollantay, tan sólo eres

    hombre!OLLANTAY: Señor...PACHACÚTEC: Recuerda quien has sido. Miras demasiado alto.OLANTAY: Con Cusi- Coyllur como la luz te adoraré hasta lamuerte.PACHACÚTEC: Pero, ¿estás en tu juicio?OLLANTAY: ¡Quítame de una vez la vida, si me la niegas, quees como arrancarme los ojos de la cara!

    PACHACÚTEC: ¡No eres tú el que puedes elegir entre la viday la muerte! ¡Sal de mi presencia! ¡Sal!

    (Ollantay se retira, herido, mientras Pachacútec queda ensilencio, majestuoso).

    CUADRO III

    (Ollantay en un lugar solitario de Cusipata, a donde se haretirado).

    OLLANTAY: ¡Ah, Ollantay, infeliz Ollantay! ¿Es así como tedesprecian y te arrojan? ¿Es así como corresponden al inmensoamor que les diste tú, vencedor de los pueblos? (Pausa). ¡Ah,Cusi-Coyllur, esposa mía, hoy te perdí, hoy te extinguiste,

    paloma! (Pausa. Exaltado). Cuzco grande y hermoso, desde hoysoy tu enemigo. ¡Romperé tu pecho ardiente, llegaré a tucorazón, y hecho pedazos lo serviré a los cóndores hambrientos!¿Y ese orgulloso déspota, el Inca? Convocaré a millares desoldados, mentiré a los antis y los reuniré, juntándolos de todaslas regiones, en filas hirvientes. El Sacsahuamán, loscontemplará llegar como un tropel de nubes. Allí ha de alzarseel fuego. El Sacsahuamán dormirá sobre la sangre. Allí ha de

    estar tu Inca, oh Cuzco; allí ha de ver él mi poder y ha de saber

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    que su cuello es pequeño para la horca. (En ese instante llegaPiqui -Chaqui. Ollantay se vuelve hacia él). Ve, Piqui-Chaqui ydile a Cusi-Coyllur que esta noche me aguarde.PIQUI-CHAQUI: Fui a verla ayer por la tarde y encontré supalacio abandonado. Pregunté, y nadie me dio razón de ella.

    Todas las puertas estaban cerradas y ni siquiera habían dejadoa los perros.OLLANTAY: Y a sus sirvientes, ¿los viste? ¿Hablaste con ellos?PIQUI-CHAQUI: ¿No te he dicho que no había nadie? Hastalos ratones habían huido. Sólo las lechuzas, ocultas en lasombra, dejaban oír su lúgubre canto.OLLANTAY: Quizá su padre se la ha llevado a su palacio.PIQUI-CHAQUI: No me sorprendería que la hubiese arrancado

    de los brazos de la madre para hacerla ahorcar.OLLANTAY: ¿No te preguntó nadie por mí?PIQUI-CHAQUI: No, pero me enteré de que cerca de milhombres te buscan para prenderte.OLLANTAY: (Con desesperación). Sublevaré a toda miprovincia. Mi brazo lo demolerá todo y mi maza no dejará nadaen pie.PIQUI-CHAQUI: Sí, señor. Ardo en ganas de pisotear a esehombre y aun de ayudar a que sea quemado.OLLANTAY: ¿De qué hombre hablas?PIQUI-CHAQUI: De Orco-Huaranca. Él es quien andabuscándote.OLLANTAY: ¿Es verdad? Posiblemente lo haga para ganar elfavor del Inca.PIQUI-CHAQUI: Abomino de ese miserable hombrecillo.

    OLLANTAY: Oh, algo me anuncia que ella ha sido sacada delCuzco.PIQUI-CHAQUI: ¿No es mejor que dejemos a Cusi-Coyllur?OLLANTAY: ¿Piensas que sería capaz de tal infamia? No, yola encontraré. (Pausa). ¿Oyes esa canción de amor? (Desdelejos llega la voz de un cantor que canta una dulce melodía).PIQUI-CHAQUI: (Tras de escuchar, triste). Tal vez Cusi-Coyllur ha muerto y su luz ya no relumbra en la noche.

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     OLLANTAY: ¡Oh, calla! (Pausa). Quizá, cuando se sepa queOllantay se ha convertido en enemigo del Inca, todos se vuelvanél...PIQUI-CHAQUI: Todos te quieren porque eres generoso y

    pródigo, señor. (Pausa). Sólo conmigo eres mezquino...OLLANTAY: ¿Contigo? ¿Para qué quieres riquezas?PIQUI-CHAQUI: ¿Para qué? ¡Vaya pregunta! Para vestirmelujosamente, para imponer respeto, para aparecer magnífico.OLLANTAY: Sé valeroso, Piqui-Chaqui, y serás temido. He ahíla mejor riqueza...PIQUI-CHAQUI: No tengo la cara que hace falta. Siempreestoy haciendo muecas y riendo, y además soy muy ocioso.

    (Pausa). ¿Oyes? ¿Qué es lo que suena?OLLANTAY: Son los que vienen por mí... ¡Vamos!PIQUI-CHAQUI: ¡Oh, lo que me voy a cansar!(Salen los dos sigilosamente).

    TELÓN

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    ACTO II

    CUADRO I

    (Ollantay, Orco-Huaranca, Anco-Allin-Auca y otros en una

    altura, detrás de la cual se halla la multitud, cuyos gritos seescuchan).

    ORCO-HUARANCA: Contempla y escucha, Ollantay, cómo teaclama el pueblo del Antisuyo y te proclama su único jefe.(Pausa). Si las mujeres lloran es porque saben que los hombresdeben partir a la guerra...

    OLLANTAY: Triste destino es el de ellos, por cierto.ORCO-HUARANCA: ¿Cuándo concluirán estas expediciones apaíses lejanos? ¿Cuándo se detendrá este inconteniblederramamiento de sangre?OLLANTAY: ¿Acaso lo sé yo?ORCO-HUARANCA: Mientras tenga manjares y coca enabundancia, el Inca descuidará las obligaciones del Estado.(Pausa). Nuestras llamas perecen en los arenales, y en las

    espinas y zarzas del desierto nuestros pies se desgarran. Si noqueremos morir de sed, tenemos que transportar el agua desdemuy lejos, sobre nuestras espaldas...OLLANTAY: (Adolorido). No prosigas, amigo.ORCO-HUARANCA: Tú puedes ordenar al pueblo quedescanse. Dile que no permitirás que el Inca los obligue aemprender otra conquista.OLLANTAY: Tienes razón, Orco-Huaranca. Así lo haré... (Alpueblo). ¡Guerreros! ¡Orco-Huaranca me aconseja que osmande descansar, y así lo dispongo! Yo dije al Inca que laprovincia del Antisuyo no quería soportar más las penurias dela guerra. Le pedí que diera al fin reposo a esos bravos que, porlas armas, ya por fuego, ya por las enfermedades, perecen engran número. ¡Cuántos héroes -le advertí- no vuelven jamás asu hogar!

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    ¡Cuántos valientes príncipes han sucumbido en estas luchas!¿Por eso dejé la corte y para traer la paz estoy aquí! Y siPachacútec persiste en su ambición; yo me declaro su enemigoimplacable.(Se escuchan los gritos de aprobación de la multitud).

    UNA VOZ: ¡Ollantay Inca! ¡Ollantay Inca!TODOS: ¡Ollantay Inca!OTRA VOZ: ¡Que Ollantay tome la borla roja para que haganuestra dicha!(La multitud corea entusiasmada el grito).VARIAS VOCES: ¡Que Ollantay ocupe el trono! ¡Ollantay Inca!¡Ollantay! ¡Ollantay!ANCO-ALLIN-AUQUI: (Adelantándose hacia Ollantay, con la

    Mascapaicha roja que la comarca te ofrece!OLLANTAY: ¿Yo Inca? ¡No merezco tal honor, amigo mío!ANCO-ALLIN-AUQUI: En toda su extensión, el Vilcanota loproclama agitando sus aguas torrentosas. ¡Ha llegado el día enque Ollantay sea nuestro Inca! (Le entrega la borla). Cíñelasobre tu frente, Ollantay, y condúcenos.(Ollantay toma la Mascapaicha. Luego se dirige a Orco-Huaranca).OLLANTAY: Cuando Pachacútec me humilló. Olvidando quemis victorias habían sido obtenidas para él; cuando me negó elamor de su dulce hija, dudé de ti, noble guerrero. Quierodesagraviarte ahora haciéndote gobernador del Antisuyo. Tomamis armas y manda mi ejército.(Se oyen de nuevo aclamaciones de la multitud).OLLANTAY: (Dirigiéndose a Anco-Allin-Auqui). Y tú, noble

    anciano, el más sabio entre todos, serás desde ahora del linajedel Huilca-Uma. Ponme estas insignias y haz que contra mí nopueda ni la propia muerte.ANCO-ALLIN-AUQUI: (Cinéndole sobre la frente la borlaroja). Te la pongo para que recuerdes tu valor, para quedomines y nunca, en cambio, puedas ser dominado.OLLANTAY: A Orco-Huaranca entrégale el signo de su mando.ANCO-ALLIN-AUQUI: (Colocando en el brazo de Orco-

    Huaranca una cinta áurea, símbolo de su poder). He aquí el

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    varón esforzado, cubierto de armas, valiente como ninguno, alcual los enemigos nunca verán la espalda, pues jamás seráhumillado.ORCO-HUARANCA: ¡Mil veces venero, poderoso Inca, tushechos!

    OLLANTAY: Ahora preparémonos para la defensa...ORCO-HUARANCA: ¡Ya tenemos un Inca y debemossostenerlo valerosamente! ¡Si el viejo monarca del Cuzcoconvoca a los suyos para marchar sobre nosotros, si la CiudadImperial en masa pretende invadir las empinadas cumbres paraexterminarnos y destruir nuestras moradas, no perdamos uninstante! Construyamos una fortaleza inexpugnable.Rápidamente, coloquemos voladoras piedras en lo alto de las

    montañas. Preparemos el veneno para emponzoñar nuestrasflechas y para que la muerte detenga la ambición y la insolenciade nuestros enemigos.OLLANTAY: Te he elegido, Orco-Huaranca, para que estés enpie, pues nuestros enemigos no duermen. No seremoscobardes. (Pausa). ¿Cuáles son tus planes?ORCO-HUARANCA: Treinta mil antis están listos, y entre ellosno hay ni un medroso ni un inválido. El capitán Murutu saldrácon los de Vilcabamba, y en la confluencia del Queru seapostará hasta que se le avise descender con sus valientes alvalle. El noble Chara se colocará en las alturas opuestas, yaguardará mis órdenes. En las gargantas del Charamuray sesituarán diez mil guerreros, y en el valle del Páchar otros diezmil cerrarán el paso a los invasores. Ahora pueden venir loscuzqueños. Los esperamos con calma. Cuando estén cercados

    por todas partes, sonará el grito de guerra. Entonces lasmontañas se estremecerán y vomitarán sus enormes piedras.Grandes peñascos rodarán veloces y aplastarán la osadía de loshombres de Pachacútec. Si algunos escapan, nuestras flechaso nuestras manos acabarán con ellos.

    (La muchedumbre aclama a Ollantay y a sus jefes).

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    CUADRO II

    (Pachacútec, en su palacio, se entrevista con Rumi-Ñahui).

    PACHACÚTEC: Por todas partes hemos buscado a Ollantay y

    no lo hemos podido encontrar. (Descompuesto). ¿Dónde estáese hombre? ¿Dónde se oculta?RUMI-ÑAHUI: Debe haber huido...PACHACÚTEC: Marcha enseguida en su persecución. Que milguerreros te acompañen. ¡Y tráelo a mi presencia! ¡Tráelo!RUMI-ÑAHUI: Tres días hace que partió, señor, y es posibleque en estos momentos esté ya muy lejos de aquí.PACHACÚTEC: Dale alcance. ¡Ve sin tardar!

    RUMI-ÑAHUI: ¿Y si alguien lo protege en su casa. Aquí, en elCuzco.(Entra en ese instante un mensajero con un quipu en la mano)MENSJERO: (Inclinándose ante el Inca).Desde el Urubamba vengo con este mensaje. Se me ordenó sermás veloz que el rayo, y aquí estoy.PACHACÚTEC: ¿Qué noticias traes?MENSAJERO: El quipu lo dice...PACHACÚTEC: Descífralo tú, Rumi-Ñahui.RUMI-ÑAHUI: (Examinando los nudos). Señor, Ollantay se hasublevado y se ha proclamado Inca. Se han rebelado los antisencabezados por ese traidor. Esto es lo que dice el quipu.PACHACÚTEC: ¡Ah, maldito! ¡Maldito! (Al mensajero). ¿Hasvisto tú algo?MENSAJERO: Loa antis recibieron regocijados a Ollantay. Ha

    ceñido sobre su frente el llauto real y ha jurado aplastar aquienes osen invadir el Antisuyo.RUMI-ÑAHUI.- También cuenta eso el mensaje.PACHACÚTEC: ¡Apenas puedo contener mi ira! (Decidido).¡Marcha, valeroso jefe, contra el rebelde! ¡Si las fuerzas con quecuentas no te bastan, auméntalas hasta reunir cincuenta milguerreros! ¡Persíguelo, y no te detengas sino cuando haya sidocastigado!

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    RUMI-ÑAHUI: Al punto me pondré en marcha. Muerto o vivo,traeré a tu enemigo. Ten confianza en mí, señor.

    (Sale Rumi-Ñahui. Seguido por el mensajero. Pachacútec quedameditabundo).

    CUADRO III

    (La niña Ima-Sumac, hija de los ilícitos amores de Cusi-Coyllury Ollantay, con su ama Pitu-Salla).

    PITU-SALLA: (Al ver que la joven se acerca a una puertacerrada). ¡Niña! ¡Niña! ¡Ya te he dicho que no debes acercarte

    a esa puerta!IMA-SÚMAC: No comprendo por qué debo permanecer en estepatio como una cautiva... ¿Y esta puerta?... ¿Por qué no puedoaproximarme a ella?PITU-SALLA: Está prohibido... No preguntes más. Diviérteteaquí dentro, que nadie te lo impedirá. Nada te falta: adornos yvestidos, oro y manjares. Todas las vírgenes de sangre real queaquí moran te miman y acarician, te prefieren y admiran tusbellos ojos. ¿Qué otra cosa mejor puedes desear?IMA-SÚMAC: Mi alma está siempre inquieta, Pitu-Salla. ¿Quéme sucede?PITU-SALLA: No tienes motivos... Los nobles te colman defavores y se recrean mirándote como si fueras la imagen delSol.IMA-SÚMAC: Siempre contestas lo mismo y me repites

    idénticos consejos. Voy a decirte la verdad. Esta gente, estacasa, este encierro me son odiosos.PITU-SALLA: ¿Qué oigo? ¿Es posible que así abomines de tucondición?IMA-SÚMAC: Presa aquí, me angustia el ocio y cada día quepasa maldigo mi triste destino. El rostro severo de esas viejasme horrorizan. En este lugar no hay ningún placer. Sólolágrimas, melancolía, dolor...

    PITU-SALLA: Eres muy niña, Ima-Súmac... ¡Así es el mundo!

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    IMA-SÚMAC: No, los que están fuera ríen tan de buena ganaque no parece sino que llevaran la felicidad en sus manos. ¿Porqué a mí se me condena a esta prisión? ¿Acaso será porque notengo madre?PITU-SALLA: Eres injusta, tú, la más querida de las criaturas.

    IMA-SÚMAC: No soy feliz, no podría ser feliz entre estosmuros... (Pausa). Además, una nueva inquietud ha venido aaumentar mi tristeza...PITU-SALLA: ¿Una nueva inquietud? ¿Qué te preocupa?IMA-SÚMAC: Anoche me paseaba por el jardín, agobiada pormil extraños temores. De pronto, en medio del profundosilencio, oí una voz de mujer que sollozando se lamentabaamargamente. Todo mi cuerpo se estremeció del espanto.

    Busqué por todos lados. Pregunté: "Respóndeme -dije-quienquiera que seas"... La voz se quejaba, repitiendo: "¡Sol,arráncame de aquí, líbrame de esta horrenda pena!". Por másque recorrí el jardín no encontré nada... Sólo el viento que gimea lo lejos, entre la paja brava, me respondía.PITU-SALLA: Tus oídos te han engañado. Sin duda era sólo elviento...IMA-SÚMAC: El recuerdo de esa noche me lastimadolorosamente. En esta casa mora la tristeza. Las flores estánregadas con lágrimas y todo es tenebroso. (Pausa). No meobligues más a habitar aquí. Me aterra este palacio.PITU-SALLA: No pienses más en eso... vámonos ya, quepodría venir Mama Ranra.IMA-SÚMAC: ¡Oh, la luz me hace tanto bien! (Sale).MAMA-RANRA: (Entrando repentinamente). Pitu-Salla,

    ¿Dijiste ya a la niña lo que te encargué?PITU-SALLA: Sí, he cumplido tus órdenes.MAMA-RANRA: ¿Y qué te ha respondido?PITU-SALLA: Llora que da lástima y se niega a vivir entrenosotras.MAMA-RANRA: ¿A pesar de tus consejos?PITU-SALLA: Le he hecho ver cuánto la amamos... Lo herecordado su abandono. Si rehúsas vivir aquí, le he dicho, te

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    perseguirá la adversidad, serás siempre desgraciada y paranosotros como una hija maldita.MAMA-RANRA: ¡Qué piensa hacer esa pobre hija de padreafrentado, sin madre, sin familia, sin amigos? ¡Ah, extrañamariposa! ¿No se da cuenta que este es el único asilo para su

    soledad?PITU-SALLA: Un destino fatal se cierne sobre ella. ¿Podránestos muros esconder su belleza y ocultar para siempre sulinaje?MAMA-RANRA: ¡Pobre niña! Vayamos a su lado. (Ambasmujeres hacen mutis).

    CUADRO IV

    (Rumi-Ñahui, dando muestras de pesadumbre, entra enescena)

    ¡Eres piedra de azufre, Rumi-Ñahui, piedra de la horrendafatalidad! Naciste en la roca y, sin embargo, tu voluntad seablanda ahora. ¿Tenías los ojos vendados? ¿No pudiste ver, enel profundo valle que, como una poderosa serpiente, Ollantayse escondía y acechaba? No recordaste guerrero el simuladorcorazón de tu enemigo. Olvidaste tus triunfos, sus hazañas.Mintió, urdió emboscadas y, con su falsía, exterminó al ejércitode todas las regiones. En él se conjugan la mentira y la victoria.¡Bajo la luz del día ha matado a miles de tus soldados! ¡Túmismo has escapado, sin saber cómo, de la muerte! (Pausa.Con desazón más grave). ¿Por qué creí gallardo a ese salvaje?

    ¿Por qué descendí hasta su oscura guarida? Cuando llegué a lapuerta de su escondite, creyendo que había huido, hirvieron laspiedras en lo alto se lanzaron las galgas como saetas sobre mishombros. La pétrea lluvia exterminaba al ejército y escondía alos atacantes. Los más valientes, los mejores murieronderribados como bestias. La sangre se deslizaba convertida enrío y se repartía cubriendo el hondo valle. En el gran silencio,nadie apareció, nadie.

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    Ni un hombre de valor para combatir conmigo. Sólo las piedrascayendo y cortando el camino (Pausa). ¿Y ahora? ¿Con quérostro, con qué ánimo he de presentarme a los ojos del Inca?Marcharé sin dirección, sin rumbo. Ya debiera habermeapretado la garganta con mi propia honda. (Pausa). ¡Ah,

    Ollantay solo, arrastrado por sí mismo desde la cumbre seprecipitará a la muerte! (Piqui Chaqui viene por el lado opuesto.Rumi-Ñahui se lanza sobre él sacudiéndole fuertemente).PIQUI-CHAQUI: ¿Qué me haces?RUMI-ÑAHUI: ¿Qué te trae por aquí? ¿Buscas, acaso, tudesgracia?PIQUI-CHAQUI: Nací en el Cuzco y echaba mucho menos miciudad. Es natural que vuelva a ella. No he podido

    acostumbrarme a vivir en las cavernas de las montañas.RUMI-ÑAHUI: Dime, ¿qué hace Ollantay?PIQUI-CHAQUI: (Irónico). Desenreda un ovillo muy enredado.RUMI-ÑAHUI: ¿Qué ovillo es ese?PIQUI-CHAQUI: ¿Qué me das a cambio de la información?RUMI-ÑAHUI: (Iracundo). ¡Un palo para golpearte y tres máspara colgarte!PIQUI-CHAQUI: (En tono de broma). ¡No me asustes!RUMI-ÑAHUI: (Más irritado). ¡Habla!PIQUI-CHAQUI: (En el mismo juego). Ollantay... Ollantay...¿Qué raro? No recuerdo más.RUMI-ÑAHUI: ¡Cuidado, Piqui-Chaqui, puedo castigarte! (Lozamaquea).PIQUI-CHAQUI: Te diré: Ollantay se hace el héroe. Construyeuna fortaleza piedra sobre piedra. Con enanos hace un gigante.

    (Entra Huilca-Uma, el sacerdote. Viste ropas de duelo).RUMI-ÑAHUI: (Al verlo). ¡Oh, padre mío, qué desgracia enlutaa los nobles que vienes vestido con esas ropas?HUILCA-UMA: ¿Cómo? ¿No has visto que el Cuzco estáanegado en lágrimas por la muerte del Inca?RUMI-ÑAHUI: ¿Y quién ocupará el trono que deja Pachacútec?HUILCA-UMA: Ya ciñe la borla imperial Túpac Yupanqui. ¿Sepodría haber elegido a otro?

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    PIQUI-CHAQUI: (Al oír la noticia, escapando rápidamente).¡Qué oigo!¡Llevarçe esta nueva a mi señor?RUMI-ÑAHUI: Rendiré mis armas ante el nuevo Inca.HUILCA-UMA: Aquí lo tienes.(Entra Túpac Yupanqui con su séquito).

    TÚPAC-YUPANQUI: Recibid mis saludos, nobles y príncipesdel Imperio. El reino acude a proclamarme en mi palacio, y yo,en lo íntimo de mi alma, no olvido a nadie y pienso en elbienestar de mi pueblo.HUILCA-UMA: El humo de la inmensa hoguera de los funeralesllegaba ayer hasta el sol. El dios, lleno de alegría, se levantóprodigando su dichosa luz. Entre las cenizas de los pájarosquemados, no he encontrado sino un Inca, y ese eres tú. De las

    llamas todos han visto salir un cóndor. Le hemos abierto elcostado y escudriñado el corazón, mas lo hemos encontradovacío. Quiere decir que es necesario reducir a la obediencia alenemigo del Antisuyo. Tal es el augurio.TÚPAC-YUPANQUI: (Yendo hacia Rumi-Ñahui, que hapermanecido apartado, silencioso, como abrumado por lavergüenza). Aquí está el jefe que dejó escapar al enemigo. Milesde hombres han perecido por su culpa.RUMI-ÑAHUI: El poderoso Inca Pachacútec, tu padre, supocómo las rocas me sepultaron... Es verdad, eso fue mi culpa.TÚPAC-YUPANQUI: El anciano Pachacútec murió herido porese pesar.RUMI-ÑAHUI: Pero no fui cobarde, padre mío, poderoso señor.Las piedras lo aplastaron todo. Combatí entre ellas, pero fueronmás fuertes que yo. Concédeme una sola gracia.

    TÚPAC-YUPANQUI: Di cuál es.RUMI-ÑAHUI: Déjame obrar libremente. Iré a la fortaleza deOllantay y lo pondré a tus pies.TÚPAC-YUPANQUI: De tu esfuerzo depende que tu nombrerecupere su honor. Si esta vez fracasas, tendrás que renunciaral mando de mis guerreros.HUILCA-UMA: Dentro de pocos días verás al Antisuyo rendidoa tu poder. Así lo he leído en las entrañas del ave. (A Rumi-

    Ñahui) ¡Ve, Rumi-Ñahui, pronto, a derrotar a Ollantay!

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    (Sale Rumi-Ñahui y, en sentido opuesto, el cortejo del Inca).

    CUADRO V

    (Rumi-Ñahui, bañado en sangre, viene por un lado. Por el otro

    avanza un indio).RUMI-ÑAHUI: ¡Ah! ¡Escúchame!INDIO: ¿Me hablas a mí?RUMI-ÑAHUI: Sí, a ti.INDIO: Te oigo...RUMI-ÑAHUI: ¿No habrá por esta comarca alguien que tengacompasión de mí?

    INDIO: ¿Quién eres? (Mirándolo detenidamente). ¿Quién te hapuesto en este estado? ¿De dónde vienes tan cruelmenteherido?RUMI-ÑAHUI: Corre a casa de tu Inca y dile que ha llegadoalguien que lo ama.INDIO: ¿Cómo te llamas?RUMI- ÑAHUI: Mi nombre no importa. Haz, por piedad, lo quete pido.INDIO: Espera un momento. (Sale).RUMI-ÑAHUI: ¡No me fallará la estratagema! ¡Caerás en mismanos, tú, Ollantay, que te precias de ser invencible!(Aparece Ollantay, que contempla detenidamente al forastero).RUMI-ÑAHUI: (A sus pies). Poderoso Inca, beso las huellas detus plantas. ¡Ten compasión de este desgraciado!OLLANTAY: (Ayudando a que Rumi-Ñahui se ponga en pie).

    ¿Quién eres? Levántate...RUMI-ÑAHUI: Tú me conoces bien.OLLANTAY: Pero, ¿quién eres? ¿Quién te hirió tanlastimosamente?RUMI-ÑAHUI: Soy una piedra que cayó y ahora está a tuspies, señor. ¡Levántame Inca mío!OLLANTAY: Deja que te mire bien... (Asombrado). ¿No eresRumi-Ñahui, valiente de Hanansuyo?

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    RUMI-ÑAHUI: (Humilde). Sí, soy una roca de la que ahoramana sangre.OLLANTAY: ¡Ven a mis brazos! (Lo abraza alborozado). ¡Ven,amigo mío!RUMI-ÑAHUI: ¿Me acoges a tu lado? ¿Tan generoso me

    recibes?OLLANTAY: ¿Quién te ha hecho daño? ¿Cómo has llegadohasta aquí? (A un indio). ¡Qué traigan vestiduras para mi amigo,para mi hermano! (A Rumi-Ñahui). ¿Quién te ha hecho daño,Rumi-Ñahui?RUMI-ÑAHUI: Sobre olas de sangre Túpac Yupanqui gobiernaahora el Cuzco. No estará satisfecho, el cruel tirano, hasta nover rodar nuestras cabezas. Todo lo inmola en su delirio. Flores

    rojas siembra por doquier. Y yo también he sido víctima.OLLANTAY: No te aflijas, Rumi-Ñahui. Te curaremos y serás uncuchillo más contra él. Pero antes de ir en pos de la venganzacelebraremos en tu honor una gran fiesta. Sobre las alturas delAntisuyo, los hombres se regocijarán con tu llegada.RUMI-ÑAHUI: La fiesta será un alivio para mis males,Ollantay.OLLANTAY: Tres noches velaremos en homenaje al Sol. ¡Debereinar la felicidad en Tambo! ¡Que comience a sonar la música!¡Un valiente está entre nosotros!(Suenan melodías alegres en el interior)

    TELÓN

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    ACTO III

    CUADRO I

    (Ima-Sumac, acompañada por Pitu-Salla. Al anochecer, recorre

    el templo donde la tienen encerrada).

    IMA-SÚMAC: ¿Hasta cuándo, hermana mía, me ocultas elsecreto que me atormenta? ¿No te compadeces de mí?PITU-SALLA: Si supieras que tu dolor llega a lo más profundode mi ser.IMA-SÚMAC: Sin cesar lloraré hasta que me descubras la

    verdad. En este lugar alguien purga un pecado. ¿Por qué deboignorar quién es?PITU-SALLA: (Tras una pausa). Se trata de una historiatriste...IMA-SÚMAC: ¡Dímelo todo! ¡Cuéntame qué misterio rodea aesa mujer que sufre y se lamenta!PITU-SALLA: Voy a descubrirte la verdad, pero prométemeantes que, veas lo que vieres, permanecerás muda. Tus ojos

    serán testigos de un hecho doloroso, y derramarán, a su vista,muchas lágrimas.IMA-SÚMAC: No me ocultes nada, pues nada saldrá de miboca.PITU-SALLA: ¿Ves esa puerta de piedra? Allí hay una celda.(Mirando en torno). La noche llega. Espera que traiga una luz.(Sale).IMA-SÚMAC: (Sola y temerosa). Extraños presentimientos meacongojan. ¿Veré, por fin, a la que aquí agoniza?PITU-SALLA: (Que vuelve con un recipiente con agua, un platode comida y una luz, que entrega a Ima-Súmac). Sígueme.Oculta un poco la luz.(Se dirigen a una puerta de piedra que Pitu-Salla mueve condificultad).IMA-SÚMAC: ¿Dentro de esta horrible caverna está la cautiva?

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    PITU-SALLA: Sí...coloca la luz de tal modo que veas a la queviene a buscar. Mira... (Ima-Súmac mira al interior). ¿Estássatisfecha ya?IMA-SÚMAC: (Con tono de horror). ¿Qué veo? ¿Es muerta laque dentro yace?

    PITU-SALLA: (Acudiendo a su socorro). ¡Dulce paloma, vuelveen ti, pronto! ¡Recóbrate!IMA-SÚMAC: (Volviendo en sí) ¿Es un cadáver? ¿Quién es,Pitu-Salla, quién es esa desdichada?PITU-SALLA: No es un cadáver. Es una princesa la que allí seconsume.IMA-SÚMAC: (Decidida). Ayúdame a sacarla de allí. Todavíavive. (Penetran al interior con dificultad. Ayudan a salir a Cusi-

    Coullur)PITU-SALLA: Vierte el agua... (A Cusi-Coyllur) He aquí agua yun poco de comer procura sentarte.IMA-SÚMAC: ¿Quién eres? ¿Cómo es que estás encerrada enel fondo de esta caverna?PITU-SALLA: Deja que tome un poco de alimento... Luegopodrá hablar.CUSI-COYLLUR : (Lenta y débilmente a Ima-Súmac) ¡Quédichosa soy viendo, después de tantos años. Un rostro tan bello!IMA-SÚMAC: ¿De qué crimen eres culpable para merecer talsuerte? ¿Por qué sufres tan duro suplicio?CUSI-COYLLUR : ¡Oh, soy una flor sumida en el abismo!(Pausa). Me uní a un hombre como la pupila al ojo. Él me amabay yo le correspondía, pero el Inca, mi padre, desconocía esapasión. Cuando él le pidió mi mano lo arrojó de su lado, y a mí

    me mando encerrar en esta oscura celda. Han pasado por míquince años entre la vida y la muerte, ligada a estas ataduras yolvidada de todos. Sin embargo, ya lo ves, aún vivo. Este es mihistoria. (Pausa). ¿Y quién eres tú tan joven y tan compasiva?IMA-SÚMAC: Con el pensamiento, día y noche, te heacompañado en tu dolor. Desde que escuché tu voz por primeravez sentí un deseo irresistible de consolarte. (Pausa). No tengopadres y nadie en el mundo se interesa por mí.

    CUSI-COYLLUR : ¿Qué edad tienes?

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    IMA-SÚMAC: Muchos años debo tener, porque muchos añoshace que detesto esta casa.PITU-SALLA: Según mi cuenta debe tener quince años, más omenos.CUSI-COYLLUR : ¿Cómo te llamas?

    IMA-SÚMAC: Me llaman Ima-Súmac...CUSI-COYLLUR : (Puesta en pie, plena de alegría). ¡Ah! ¡Hijamía! ¡Hija mía! ¡Eres mi dicha! (Tomándola entre sus brazos).¡Hija mía, ven, ven! ¡Yo te di ese nombre!IMA-SÚMAC: ¿Tú mi madre? ¡Puedo merecer tanta felicidad?CUSI-COYLLUR : Soy tu madre, Ima-Súmac, déjame que teestreche entre mis brazos.IMA-SÚMAC: ¡Madre, madre mía! ¡No te separarás de mí!

    (Pausa durante la cual se abrazan) ¿A quién acudiré parasalvarte de la pena? ¿A quién me acercaré para pedirclemencia?PITU-SALLA: No levantes la voz, Ima-Súmac. (Pausa.Inquieta). Vámonos ya. Podrían descubrirnos...IMA-SÚMAC: (A Cusi-Coyllur) ¡Oh, madre mía, yo te haré salirde aquí! ¡Espera unos días, sufre todavía algún tiempo en estacasa de mis negros años, y aguarda que yo logre tu libertad!CUSI-COYLLUR : ¡Hija mía! ¡Hija mía!(Quedan sollozando, unidas).

    CUADRO II

    (Túpac-Yupanqui y Huilca-Uma en palacio del Inca)

    TÚPAC-YUPANQUI: ¿Qué se sabe de Rumi-Ñahui?HUILCA-UMA: Anoche estuve en las escarpadas cimas delVilcanota. Desde esas alturas divisé a distancia una caravanade prisioneros. Sin duda eran los antis vencidos, pues se diceque fueron aplastados, sus campos arrasados y sus casasincendiadas.TÚPAC-YUPANQUI: ¿Y Ollantay?HUILCA-UMA: Debe haber sido devorado por las llamas.

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    TÚPAC-YUPANQUI: El Sol ha visto en mí a un de su linaje yme ha favorecido. (Reflexionando). Si Ollantay y sus jefesviven...(Entra un indio con un quipu en la mano).INDIO: Con este mensaje me envía el gran Rumi-Ñahui. Salí

    de las montañas al despuntar el alba, poco antes de que lastropas emprendieran el retorno.TÚPAC-YUPANQUI: (A Huilca.Uma) Lee lo que el quipuanuncia.HUILCA-UMA: (Descifrando el mensaje) Este nudo negro comoel carbón expresa que el enemigo se ha abrazado en el fuego,estos tres nudos, unidos a estos otros dos, se suman cinconudos, significan que el Antisuyo ha sido dominado y está por

    fin en poder del Inca.TÚPAC-YUPANQUI: (Al indio) ¿Estabas tú presente cuandosucedió aquello.INDIO: Ah, supremo señor. He venido presuroso a darte lanoticia, para que decidas la muerte de los traidores, cuya sangrecorre ya como río.TÚPAC-YUPANQUI: (Enérgico). Pero, ¿No he ordenado que nose sacrifique en vano la vida de nadie? ¡Quiero ser justo ypiadoso! (Pausa) ¿Para qué la crueldad fría, si a nada conduce?INDIO: Los hicimos prisioneros durante la noche cuandoestaban embriagados, y no fueron capaces de resistirnos.TÚPAC-YUPANQUI: Cuenta lo que pasó, sin omitir detalle.INDIO: El grueso del ejército se apostó en la confluencia delQueru. Allí hay una cueva rodeada de vegetación, cuya entradaestá oculta por el follaje lo cual la hace un escondrijo seguro.

    TÚPAC-YUPANQUI: ¿Cuántos días estuvieron allí?INDIO: Tres días y tres noches.TÚPAC-YUPANQUI: Prosigue la historia ¿Qué sucediódespués?INDIO: El general Rumi-Ñahui partió solo hacia la fortaleza deOllantay y nos advirtió que no saliéramos del escondite hastaque él no volviera. Al cabo de tres días, retornó nuestro jefe ynos dio orden de avanzar. Debíamos sorprender a los antis en

    medio de la fiesta. Sin hacer el más leve ruido, llegamos allí y

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    penetramos cautelosamente en la fortaleza. Los acosamos aflechazos. El pavor que se apoderó de ellos, consumó laderrota. Buscamos a Ollantay, pero Rumi-Ñahui ya lo habíareducido y lo tenía atado. También Orco-Huaranca y Anco-Allin-Auqui estaban presos (Pausa). En esta forma hemos capturado

    a tus enemigos, señor, y no tardarán en llegar maniatados. Diezmil guerreros acompañan desarmados a sus jefes...TÚPAC-YUPANQUI: (Tras una pausa, a Huilca-Uma) Lo queviste desde el Vilcanota era cierto.(Se oye música guerrera).INDIO:¡Son ellos que vienen!VOCES: ¡Rumi-Ñahui!¡Rumi-Ñahui!HUILCA-UMA: ¡Aquí está Rumi-Ñahui!

    RUMI-ÑAHUI: (Entrando y postrándose ante Túpac-Yupanqui)¡Beso tus plantas, hijo del Sol! ¡Dígnate esta vez escuchar mivoz!TÚPAC-YUPANQUI: Levántate, gran jefe, levántate muy altoy ven a mí. Ellos tendieron sus redes para apresarte y tú los hascogido en su propia trampa.RUMI-ÑAHUI: Murieron miles de nuestros guerreros bajo suspiedras, pero yo caí sobre ellos como una roca desprendida dela más alta montaña.(Se oyen gritos)TÚPAC-YUPANQUI: ¿Se ha derramado mucha sangre?RUMI-ÑAHUI: Tus órdenes han sido cumplidas hemos cuidadode no dar muerte a nadie en vano (Pausa). En cambio, hemoshecho cenizas la fortaleza.(Se oyen más fuertes los gritos).

    TÚPAC-YUPANQUI: ¿Dónde están los rebeldes.RUMI-ÑAHUI: En la plaza esperando el castigo. ¿Oyes? Elpueblo pide la muerte para ellos en torno a los traidores, susmujeres y sus hijos se arrastran lamentándose. Es precisodarles el golpe de gracia.TÚPAC-YUPANQUI: ¡Condúcelos ante mí!(Sale Rumi-Ñahui. Afuera el clamor de la muchedumbre crece).

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    TÚPAC-YUPANQUI: (A Huilca-Uma) Sin duda alguna, hanpurgado ya bastante sus culpas. La humillación es buen castigopara la soberbia.HUILCA-UMA: ¿No eres demasiado magnánimo?TÚPAC-YUPANQUI: No me parece justo iniciar mi gobierno

    dando muerte a unos bravos guerreros.(Entra Rumi-Ñahui) Detrás de él vienen, atados y con los ojosvendados, Ollantay, Orco-Huaranca y Anco-Allin-Auqui,custodiados por soldados. Más atrás entra Piqui-Chaqui)TÚPAC-YUPANQUI: Quita l venda a esos hombres (Cuandoestán libres) ¿Qué has hecho Ollantay?¿Y tú Orco-Huarancia?(Los prisioneros no responden. Refiriéndose a Piqui Chaqui) ¿Aquien traes ahí?

    PIQUI-CHAQUI: En los lugares cálidos, señor, las pulgasatormentan al hombre. Con agua hirviendo las exterminan.(Pausa). Yo pobre pulga, debo morir con mis señores...TÚPAC-YUPANQUI: (A Anco-Allin-Auqui) ¿Y tú? ¿Por qué tevendiste a Ollantay? ¿No te había colmado mi padre Pachacútecde todos los honores? ¿Qué has deseado que él no te lo diera?Una palabra de tu boca lo decía todo... ¿Tuvo para ti secretos,Ollantay? ¿Para ti acaso Orco-Huaranca? (Pausa). ¿Por qué nocontestáis?OLLANTAY: No nos preguntes más, padre nuestro. Nuestrasculpas nos ahogan.TUPAC YUPANQUI: (A Huilca-Uma). ¿Qué castigo lesdaremos? Te toca hablar a ti.HUILCA- UMA: Del sol recibí un corazón lleno de clemencia.TUPAC YUPANQUI: (A Rumi-Ñahui). Tienes tú la palabra.

    RUMI-ÑAHUI: (Frío y cruel). Un crimen tan enorme como elque éstos cometieron se ha castigado siempre con la muerte.Es la única manera, oh inca, de prevenir nuevos y peoresatentados contra ti. Deben ser atados a una estaca y asíabatidos por sus propios secuaces. Que luego nuestrossoldados disparen sus flechas contra ellos y venguen de estamanera la muerte del Inca Pachacútec.

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    PIQUI-CHAQUI: Y luego, cuando la pena se haya cumplido,que los que fueron huéspedes de los antis, como tú, seanconvertidos en animales...RUMI-ÑAHUI: ¡Silencio gusano!TUPAC YUPANQUI: (A los prisioneros). ¿Habéis escuchado el

    fin que os espera?RUMI-ÑAHUI: ¡Arrastrad a estos hombres al lugar de suejecución! ¿Precipitadlos sobre la tierra y dadles su merecido!TUPAC YUPANQUI: (Cuando se los van a llevar). ¡Alto!¡Quitadles las ligaduras! (A Ollantay, una vez que está libre).Ven a mí, ingrato, desertor. Tú, que acabas de reconocer tufalta, mira. La clemencia colma mis deseos.Caerás un millón de veces y yo te levantaré -no lo olvides- un

    millón de veces. Fuiste gobernador del Antisuyo y perdiste elhonor al sublevarte, pero yo te devuelvo los signos del mando.(A Huilca-Uma). Dale de nuevo el poder, absuelve sus culpas yhaz revivir a quienes ya estaban muertos.OLLANTAY: (Conmovido) Señor...HUILCA-UMA: (Adelantándose). Ollantay, aprende a conocerla omnipotencia de Túpac Yupanqui. Bendice, desde hoy, subondad. Esta maza es del Inca y por eso te la entrego. (Le dauna maza).OLLANTAY: Baño esta insignia con mis lágrimas másardientes. (A Túpac Yupanqui). Por cien vidas sería tu siervo.Las fibras de mi corazón serán siempre los cordones de tussandalias... (Se arrodilla).TÚPAC YUPANQUI: Ponte de pie, Ollantay. (A Orco-Huaranca). Acércate, jefe montañés. Ollantay te había

    nombrado general de los antis y a mí, con ello, sólo me habíaproducido la ira. Continúa, a pesar de eso, siendo el señor delAntisuyo.ORCO-HUARANCA: Poderoso Inca, beso la huella de tuspasos. Miserable y fugitivo, hoy vuelvo a ti.HUILCA-UMA: (A Orco-Huaranca). El poderoso Yupanqui tenombra su gran jefe en el Antisuyo, dándote su flecha.RUMI-ÑAHUI: (Que ha permanecido perplejo contemplando la

    escena). Señor, ¿dos jefes nombras para el Antisuyo?

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    TÚPAC YUPANQUI: No, Rumi-Ñahui. En cuanto Orco-Huaranca tome el mando de esa provincia, Ollantay seestablecerá en el Cuzco y será el representante del Inca.(Pausa). Pienso partir en seguida hacia el Collao y necesito dejaren mi lugar a alguien que vele por mi pueblo.

    OLLANTAY: Elevas demasiado a un hombre desnudo ydesvalido. Preferiría, señor, seguirte al Collao o más lejosaún. El Cuzco no es para mí. Soy guerrero y bien sabes cuántoamo el fragor de las batallas.TÚPAC YUPANQUI: Mi voluntad es que permanezcas aquí.Sólo te hace falta una esposa. Entonces hallarás grato eldescanso. Elige la que prefieras.OLLANTAY: Oh, señor, este siervo tuyo encontró ya a la

    elegida de su alma.TÚPAC YUPANQUI: ¿Y cómo es que no la conozco?OLLANTAY: Hubo una paloma que sólo por un día fue micompañera. A la mañana siguiente la vi volar. La busqué portodas partes. Pero fue en vano. Tal es mi desgracia.TÚPAC YUPANQUI: No te aflijas, Ollantay. Ya tendrás otraentre las miles de doncellas del imperio.OLLANTAY: La que hallé, vivirá por siempre en mi ser. Mipensamiento no admite otro recuerdo que el suyo.VOZ DE IMA-SÚMAC: ¡Dejadme entrar! ¡Dejadme entrar!(Se escuchan voces inquietas y ruidos de forcejeos)TÚPAC YUPANQUI: ¿Qué ruido hay afuera?INDIO: (Entrando) Es una niña acompañada de otras mujeresque pide hablar con el Inca. Llora y se resiste.TÚPAC YUPANQUI: Que entre...

    IMA-SÚMAC: (Ingresando a la sala, desconcertada ante losque están allí) ¿Quién es el Inca, mí señor, para arrojarme a suspies.HUILCA-UMA: (Señalando a Túpac Yupanqui). Este es el Inca.(Pausa) ¿Y tú quién eres encantadora criatura?IMA-SÚMAC: (Arrojándose a los pies de Túpac Yupanqui) ¡Oh,Inca todopoderoso, señor mío, saca de la desgracia a unadoncella! Extiende sobre mí tu mano, pues eres hijo del Sol. Mi

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    madre ha vivido en el fondo de una horrible cárcel, condenadaa una cruel tortura, consumida de miseria y pena...TÚPAC YUPANQUI: ¿Y quién es el inhumano que así la trata?IMA-SÚMAC: Me han dicho que el Inca ordenó tal castigo.TÚPAC YUPANQUI: ¿El Inca? Condúceme enseguida hasta

    donde está tu madre...IMA-SÚMAC: No hace falta. Yo y mi amiga Pitu-Salla logramossacarla de su encierro y escapar a la vigilancia de Mama-Ranra.Aquí fuera está...TÚPAC YUPANQUI: Tráela a mi presencia (Sale Ima-Súmac yvuelve al instante con Cusi-Coyllur atada y dando muestras deltormento padecido. Viene con la cabeza baja sobre la cual sularga cabellera cae. Atrás, Pitu-Salla y Mama-Ranra)

    (Adelantándose hacia Cusi-Coyllur) ¿Quién es esta mujer?¿Quién es el cruel que la ha mandado maniatar?¿Es posible queun Inca haya dado así abrigo en su pecho a la víbora del odio(A Mama-Ranra) Acércate. ¿Quién es esta mujer?MAMA-RANRA: Tu padre fue quien ordenó que así se latratará.TÚPAC YUPANQUI: Aparten a este puma sanguinario de mivista (Mama-Ranra se retira atemorizada. El Inca dirigiéndosea Cusi-Coyllur) ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?CUSI-COYLLUR : Ima-Súmac, ¿Quiénes son estos hombres?¿Dóndse estoy?IMA-SÚMAC: No temas, madre mía. Es el Inca, el generosoYupanqui. Sal de tu sueño de dolor y háblale.TÚPAC YUPANQUI: Vuelve en ti, mujer, y dime al fin quiéneres, ordena, señor, que le quiten las ataduras.

    HUILCA-UMA: Deja que yo lo haga (Desata a Cusi-Coyllur)OLLANTAY: (A Ima-Súmac) ¿Cómo se llama tu madre?IMA-SÚMAC: Es lucero apagado y sin alegría se llama Cusi-Coyllur...OLLANTAY: (Con un grito) ¡Poderoso Yupanqui, mira en estamujer a mi esposa!TÚPAC YUPANQUI: (A Ima-Súmac). ¿Cusi-Coyllur, dijiste?¿No es mi hermana desaparecida hace muchos años?

    HUILCA-UMA: Ella misma es.

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    CUSI-COYLLUR : ¡Ah, hermano, sólo tu compasión podíasacarme de este tormento!OLLANTAY:  (Amoroso al lado de Cusi-Coyllur). ¿Cómo hepodido perderte tanto tiempo? Desde hoy volverás a ser micompañera. Sin ti mi vida se agostaba en la soledad. ¿Qué fue

    de tu luz? ¿Qué de tu dulce aliento? ¿Qué de todo lo que te hizola más preciada flor del imperio?CUSI-COYLLUR : Durante quince años, Ollantay mío,compartimos separados la amargura, y ahora estaremos juntosotra vez hasta la muerte. (A Túpac Yupanqui) ¡Yupanquireemplaza el dolor por la dicha!TÚPAC YUPANQUI: La que te dio la vida moriría si te viera.¡Cuántas lágrimas han surcado tu rostro que lo han reducido a

    cenizas! ¡Perdón por el daño que te hemos hecho!HUILCA-UMA: (A los servidores). ¡Que traigan nuevasvestiduras para nuestra princesa!(A Ollantay): Mira, Ollantay, a tu mujer, y hónrala como tal,desde hoy. (A Cusi-Coyllur): Que el amor, hermana Cusi-Coyllur, devuelva el color a tus mejillas y prolongue por largosaños tu existencia.OLLANTAY: Eres nuestro protector, Inca nuestro. Tu mano haborrado la desgracia y nos ha colmado de beneficios.(A Ima-Súmac, que ha permanecido junto a su madre): ¡Vena mí, estrella gloriosa, esencia de estrellas! (La niña va haciaél y lo abraza. Luego una pausa): ¡En esta nueva eraventurosa, la tristeza debe ser desterrada para que reine sóloel regocijo!

    (El escenario se enciende de luces. Viene, en crescendo, unamúsica de fiesta. Todo se hace más vivo y alegre, como si lapalabra del Inca hubiera despertado un mundo mágico).

    TELÓN

    Fin