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Noticias de salud ambieNtal 342 salud pública de méxico / vol. 54, no. 3, mayo-junio de 2012 obe ógen * Vínl benl n l bedd * Publicado originalmente en Environmental Health Perspectives,  volumen 120, número 2, febrero de 2012, página A68. Foto:  Joseph Tart/EHP; mujer: gokhanilgaz/iStockphoto; células grasas: David M. Phillips/Photo Researchers, Inc.; ciclo de desarrollo fetal:  DraganaGerasimoski/Shutterstock.com; papas fritas:  Richard Peterson/Shutt erstock.com

Obesógenos: Vínculo ambiental con la obesidad

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342 salud pública de méxico / vol. 54, no. 3, mayo-junio de 2012

o b e ó g e n *Vín l b en l n l be d d

* Publicado originalmente enEnvironmental Health Perspectives, volumen 120, número 2, febrero de 2012, página A68.

Foto: Joseph Tart/EHP; mujer: gokhanilgaz/iStockphoto;células grasas:David M. Phillips/Photo Researchers, Inc.;ciclo

de desarrollo fetal: DraganaGerasimoski/Shutterstock.com;papas fritas: Richard Peterson/Shutterstock.com

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La obesidad ha aumentado de manera constan-te en Estados Unidos en los últimos 150 años, 1 y este incremento ha sido más pronunciado en

las últimas décadas. 2 Hoy en día en Estados Unidos

más de 35% de los adultos 3 y casi 17% de los niños deentre 2 y 19 años de edad son obesos. 4 La obesidadno sólo aqueja a la gente en Estados Unidos sino entodo el mundo, incluyendo, cada vez más los paísesen vías de desarrollo. 5 Incluso los animales (las mas-cotas, los animales de laboratorio y las ratas urba-nas) han experimentado incrementos en el tamañopromedio de su cuerpo en las últimas décadas, 6 yesta tendencia no necesariamente encuentra unaexplicación en la dieta y en el ejercicio. En palabrasde Robert H. Lustig, pro esor de pediatría clínica dela Universidad de Cali ornia en San Francisco, “[I]ncluso las personas que están en el extremo másbajo de la curva del IMC [índice de masa corporal]están subiendo de peso. Lo que sea que esté ocu-rriendo, nos está ocurriendo a todos, lo cual sugierela presencia de un detonante ambiental”. 7

Muchas personas que orman parte de las co-munidades médicas y de la fsiología del ejerciciosiguen casadas con la idea de que la mala alimenta-ción y la alta de ejercicio son las únicas causas de la

obesidad. Sin embargo, los investigadores están re-uniendo evidencias convincentes de la existencia de“obesógenos” químicos: compuestos alimenticios,armacéuticos e industriales que pueden alterarlos procesos metabólicos y predisponer a algunaspersonas a subir de peso. 8,9

La idea de que las sustancias químicas en elmedio ambiente podrían estar contribuyendo

La obesidad va en constante aumento en todo el mundo. Hay evidencias convincentes que sugierenque la dieta y el nivel de actividad no son los únicos actores que intervienen en esta tendencia: los“obesógenos” químicos pueden alterar el metabolismo humano y predisponer a algunas personas a

subir de peso. Las exposiciones a ciertos obesógenos durante el desarrollo etal y en las primeras etapas de lavida pueden alterar de por vida el metabolismo de algunos individuos y la constitución de sus células grasas.Otros e ectos obesogénicos están vinculados a las exposiciones en la edad adulta.

a la epidemia de obesidad suele atribuirse a unartículo de Paula Baillie-Hamilton, publicadoen el Journal of Alternative and Complementary

Medicine [Revista de Medicina Alternativa y

Complementaria] en 2002. 10 Su artículo presen-taba evidencias tomada de estudios toxicológicosanteriores, publicados ya desde la década de los1970, en los cuales se asociaban las exposicionesa dosis bajas de ciertas sustancias químicas alaumento de peso en los animales. Sin embargo,en esa época los investigadores originales no seen ocaban en las implicaciones de los aumentosde peso observados.

El papel que desempeñan las sustancias quí-micas del medio ambiente en la obesidad ha sidoobjeto de creciente atención en los círculos acadé-micos y entre las personas encargadas de ormularlas políticas, y ue reconocido recientemente por elGrupo de Trabajo Presidencial sobre Obesidad In-antil 11 y el Plan de Investigación sobre la Obesidadde los Institutos Nacionales de Salud (INS). 12 “En losúltimos diez años, y especialmente en los últimoscinco años, ha habido una oleada de datos nuevos”,dice Kristina Thayer, directora de la Ofcina deEvaluación de la Salud y Traslación del Programa

Toxicológico Nacional (PTN). “Hay muchos estu-dios tanto en seres humanos como en animales. ElPTN encontró una verosimilitud biológica real”.En 2011 el INS lanzó un es uerzo de tres años parafnanciar la investigación con objeto de explorarel papel de las exposiciones químicas ambientalesen la obesidad, en la diabetes mellitus tipo 2 y en elsíndrome metabólico. 13

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El concepto de los obesógenosse ha extendido asimismo en laconciencia del público gracias adocumentales como “¿Programadospara ser gordos?”, transmitido por laCorporación Canadiense de Radio-difusión (CBC) en enero de 2012 y auna sesión sobre los obesógenos enla conferencia anual de la Sociedadde Periodistas en octubre de 2011.14

m d úl ple de ón

La función principal de las células degrasa consiste en almacenar energíay liberarla cuando se la requiere.Ahora los cientí cos saben tambiénque el tejido graso actúa como un

órgano endocrino que libera hor-monas relacionadas con el apetito yel metabolismo. Las investigacionesrealizadas hasta la fecha sugierenque los distintos compuestos obeso-génicos pueden tener mecanismosde acción diferentes, algunos de loscuales afectan al número de célulasgrasas, otros, su tamaño, y otrosmás, las hormonas que afectan elapetito, la saciedad, las preferenciasalimentarias y el metabolismo dela energía.15 Algunos efectos obeso-génicos pueden transmitirse a lassiguientes generaciones mediantecambios epigenéticos, modi cacio-nes heredables del ADN y proteínashistonas que afectan el momento y lamanera en que se expresan los genesen las células sin alterar el códigogenético en sí.15-17

Bruce Blumberg, profesor de biología de la Universidad de Ca-lifornia en Irvine, acuñó el término“obesógeno” en 2006 cuando descu-

brió que los compuestos a base deestaño conocidos como organoes-taños predisponían a los ratonesde laboratorio a subir de peso.18 “Siadministras tributiltina [TBT] a ra-tonas embarazadas, sus crías seránmás pesadas que las que no han sidoexpuestas”, dice. “Hemos alterado lasiología de estas crías de modo queaún si comen alimentos normales,

¿Q é n l be d d y el brepe ?

Para los adultos, la obesidad se defne como el tener un IMC de 30 o

más, mientras que el sobrepeso se defne como el tener un IMC de

25 o más.49 Es un poco más complicado defnir la obesidad en los

niños pues depende de la edad y el sexo del niño o niña. Se considera que

los niños son obesos si se encuentran en el 95º percentil, o por encima de

éste, de las gráfcas de crecimiento específcas para cada sexo, y se considera

que tienen sobrepeso si están entre los percentiles 85º y 95º.50

El IMC se defne como el peso corporal de un individuo dividido entre

el cuadrado de su estatura. Si bien no es una medida de la grasa corporal en

sí, ésta puede calcularse utilizando un adipómetro para medir tres pliegues

de la piel, y luego introducen estas mediciones en ecuaciones específcas

para cada sexo. El IMC es ampliamente aceptado como un sustituto pre-

ciso del porcentaje de grasa corporal en la población adulta general, y es

la medición predilecta en la literatura científca sobre la obesidad.

Foto: © Coneyl Jay/Photo Researchers, Inc

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engordarán ligeramente”. Los da-tos sobre la exposición de los sereshumanos a los organoestaños y susefectos sobre la salud son relativa-mente escasos, pero existen estudiosque han documentado la presenciade estos compuestos en muestras desangre,19 leche20 e hígado21 de sereshumanos. Si bien se ha ido elimi-nando gradualmente su uso como biocida y agente anti-incrustante ma-rino, la TBT sigue utilizándose comoconservador de maderas y, junto conla dibultina, como estabilizador enel cloruro polivinílico; contaminamuchos canales y ríos navegables ycontamina también a los mariscos.22

Blumberg estudiaba los pertur-

badores endocrinos a principios de ladécada de los 2000 cuando oyó deciren una reunión en Japón que la TBTcausa reversión sexual en muchasespecies de peces. “Decidí probar sila TBT activaba receptores nuclearesconocidos, esperando que activara unreceptor de esteroides sexuales”, diceBlumberg. En lugar de éste, activó elreceptor gamma activado por el pro-liferador de peroxisoma (PPARγ), re-gulador maestro de la adipogénesis,el proceso de creación de adipocitoso células grasas.23 El PPARγ se con-serva de manera evolutiva entre losratones y los seres humanos, y puedeser particularmente susceptible a los“impostores” químicos porque tieneuna gran bolsa jadora de ligandosque puede dar cabida a muchasestructuras químicas. Cuando unamolécula capaz de activar el receptorentra en esa bolsa, pone en marcha elprograma adipogénico.

“Si el PPARγ se activa en un

preadipocito, éste se convierte enuna célula grasa. Si ya es una célulagrasa, añade grasa a la célula”, diceBlumberg. “La TBT está modi candoel metabolismo de los animales ex-puestos, predisponiéndolos a generarun mayor número de células grasasmás grandes”. El PPARγ hace que lascélulas estromales multipotentes sediferencien de manera selectiva en

hueso o grasa, y Blumberg encontróque la exposición a la TBT provocaque estas células madres muestrenuna mayor propensión a convertirseen adipocitos a expensas del linajeóseo. “Lo insidioso es que nuestrosanimales fueron expuestos a la TBTen el útero y no se les expuso nuncamás, y sin embargo la TBT tuvo unefecto permanente.”

un l re en ede be ógen p en le

La obesidad está fuertemente vin-culada con la exposición a factoresde riesgo durante el desarrollo fetale infantil.15 “Existen entre 15 y 20

sustancias químicas que, según seha demostrado, provocan aumentode peso principalmente como con-secuencia de la exposición duranteel desarrollo”, dice Jerry Heindel,director del programa de investiga-ción extramuros sobre la obesidaddel Instituto Nacional de Cienciasde la Salud Ambiental (NIEHS). Sinembargo, se ha planteado la hipótesisde que algunos obesógenos afectana los adultos, y hay estudios epide-miológicos que vinculan los nivelesde ciertas sustancias químicas en lasangre humana con la obesidad,24así como estudios que demuestran que

ciertos fármacos activan los recepto-res PPARγ.15,25

Algunos plaguicidas en losalimentos y el agua, en particularla atrazina y el DDE (diclorofenil-dicloroetileno –un producto de ladescomposición del DDT) han sidovinculados al incremento del IMC enniños y a la resistencia a la insulinaen roedores.26,27 Ciertos fármacos,como el medicamento Avandia (rosi-glitazona) para la diabetes, han sidovinculados con el aumento de pesoen seres humanos y animales,9,17 lomismo que un puñado de obesógenosdietéticos, entre los que se incluyenel toestrógeno de soya genisteína28 y el glutamato monosódico.15

La mayoría de los obesógenosconocidos o sospechados son pertur- badores endocrinos. Muchos estánmuy extendidos,29y se sospecha o secon rma que la exposición a ellos esmuy común. En un estudio realizadoen 2010, Kurunthachalam Kannan,profesor de ciencias ambientales dela Universidad Estatal de Nueva York en Albany, documentó la presencia deorganoestaños en una bolsa de manode diseñador, en el papel tapiz, en laspersianas de vinilo, en las baldosasy en el polvo de las aspiradoras re-colectado en 24 casas.30 Los ftalatos,plasti cantes que también han sido

i n l l per n q e e en en r nen el ex re á b j de l rv delicm e án b end de pe . L q e e

q e e é rr end n e á rr end d , l q e g ere l pre en de nde n n e b en l.

R ber H. L gUniversidad de Cali ornia,

San Francisco

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relacionados con la obesidad en losseres humanos,31 están presentes enmuchos artículos de PVC, así comoen artículos con aroma, tales comolos aromatizantes de ambiente, pro-ductos para lavar la ropa y productosde cuidado personal.

Uno de los primeros vínculosentre el desarrollo fetal humano y laobesidad surgió de los estudios sobrela exposición al humo de cigarrilloen el útero.32,33Si bien la exposiciónal humo de segunda mano se hareducido en más de la mitad en losúltimos 20 años, se calcula que 40%de los estadounidenses no fumadorestodavía tienen subproductos de lanicotina en la sangre, lo que sugiere

que la exposición sigue siendo co-mún.34Los bebés nacidos de madresfumadoras frecuentemente tienenun peso bajo al nacer, pero tiendena compensar esto subiendo más depeso durante la infancia y la niñez.35 “Si un niño nace siendo demasiadopequeño para su edad de gestación,trata de ‘emparejarse’ durante eldesarrollo y el crecimiento”, explicaRetha Newbold, bióloga del desarro-llo actualmente jubilada del PTN.

Este patrón de crecimientocompensatorio suele observarse conla exposición durante el desarrollo asustancias químicas que ahora se con-sideran obesógenos, incluyendo eldietilestilbestrol (DES), que Newboldestudió a lo largo de los últimos 30años, utilizando ratones como mode-los experimentales. Los médicos pres-cribieron DES, un estrógeno sintético,a millones de mujeres embarazadasdesde nales de la década de los 1930hasta nales de los 1970 para evitar

el aborto espontáneo. Este fármacotuvo diversos efectos adversos en loshijos de estas mujeres, quienes confrecuencia experimentaron anomalíasdel tracto reproductivo; las “hijas delDES” también presentaron un riesgomayor de padecer problemas repro-ductivos, cáncer vaginal en la adoles-cencia y cáncer de mama en la edadadulta.36Newbold descubrió que las

dosis bajas de DES administradas alos ratones antes o poco después delnacimiento también se asociabancon un incremento del peso,37 conuna expresión alterada de los genesrelacionados con la obesidad,38,39 y con una alteración de los niveleshormonales.38,39

“Lo que estamos viendo es queno hay ninguna diferencia en elnúmero de las células grasas, perola célula en sí misma es más grandedespués de la exposición a la DES”,dice Newbold. “También hubo unadiferencia en la manera en que esta- ban distribuidas [las células grasas]:adónde iban, cómo se alineaban y laorientación de unas con respecto a

las otras. El mecanismo de la distri- bución de la grasa y de la generaciónde células grasas se establece durantela vida fetal y neonatal”.

Perf le de l exp ón

En los estudios en animales tambiénha intervenido otro obesógeno sos-pechado: el bisfenol A (BPA), que seencuentra en los aparatos médicos,en el recubrimiento de algunas latasde alimentos y en los recibos de lascajas registradoras.40“El BPA reduceel número de células grasas pero lasprograma para que incorporen másgrasa, de modo que hay menos célu-

las grasas, pero son muy grandes”,explica el profesor de biología de laUniversidad de Missouri, Frederick vom Saal, quien ha estudiado el BPAdurante los últimos 15 años. “En losanimales, la exposición al BPA estáproduciendo el tipo de resultados quevemos en los seres humanos que na-cen con un peso ligero: un incrementode la grasa abdominal e intoleranciaa la glucosa”.

Muchos perturbadores endocri-nos muestran una curva de dosis yrespuesta en forma de U, en la quela mayor parte de la respuesta a lassustancias tóxicas ocurre con lasdosis intermedias.41 Sin embargo,en un estudio inédito reciente, vom

Sall encontró que el BPA afectaba alas células grasas de los roedores endosis muy bajas, unas 1 000 vecespor debajo de la dosis que los orga-nismos reguladores suponen que nocausa efectos en los seres humanos,mientras que en dosis más elevadasno observó ningún efecto. Común-mente los receptores responden aniveles muy bajos de hormonas,de modo que es lógico que puedanser activados por niveles bajos deun compuesto que actúa como unasustancia endocrina, mientras quelos niveles elevados de una sustan-cia química pueden provocar dehecho que los receptores se cierren

s v el PPaRγ en n pre d p ,e nv er e en n él l gr . sy e n él l gr , ñ de á

gr l él l . L tBt e á b ndel e b l de l n le exp e ,pred p n énd l f r r n y r nú er de él l gr á gr nde .

Br e Bl ber University o Cali ornia, Irvine

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por completo, lo que evita cualquierrespuesta ulterior.41 A esto se lellama “regulación a la baja de los re-ceptores”. Como resultado, algunosperturbadores endocrinos tienenmayores efectos en dosis bajas queen dosis altas; pueden ser otros losmecanismos que estén operando.15 Otro obesógeno muy extendido esel ácido per uorooctanoico (PFOA),un perturbador endocrino potencialy conocido antagonista del PPARγ .42 “Casi todo mundo en Estados Uni-dos lo tiene en la sangre, y los niñoslo tienen en niveles más elevados quelos adultos, quizá debido a sus hábi-tos: gatean sobre las alfombras, sobrelos muebles y se meten cosas en la

boca con mayor frecuencia”, explicaSuzanne Fenton, bióloga del NIEH.El PFOA es un surfactante utilizadopara reducir la fricción y también seutiliza en las cacerolas y sartenes an-tiadherentes, en la ropa impermeableGore-Tex, en el repelente de manchasScotchgard para alfombras, en col-chones y en recipientes para calentaralimentos en hornos de microondas.En 2005 DuPont pagó una demandacolectiva por 107.6 millones de dó-lares después de que su fábrica enlas afueras de Parkersburg, Virginiadel Oeste, contaminó las reservas deagua potable con PFOA.43En diciem- bre de 2011 un grupo independientede científicos descubrió el primer“vínculo probable” entre el PFOAy un efecto sobre la salud humana,la hipertensión inducida por elembarazo44 (para más información,véase ‘La hipertensión inducida,‘probablemente vinculada’ con lacontaminación con PFOA”45).

Fenton estudió de qué maneralos niveles de PFOA similares a losdel agua potable contaminada afecta- ban los niveles hormonales y el pesode las crías de roedores expuestas enel útero.46“Les administramos PFOAa ratonas embarazadas sólo duranteel embarazo. Tiene una vida larga,de modo que permanece durante lalactancia y pasa a las crías a través de

la leche”, dice Fenton. “Una vez quelas crías llegaron a la edad adulta, sevolvieron obesas, alcanzando nivelesde peso considerablemente más altosque los controles”.

Las crías expuestas también pre-sentaron niveles elevados de leptina,una hormona secretada por el tejidoadiposo que afecta el apetito y el me-tabolismo. La leptina normalmentesuprime el apetito, pero las personasy los animales obesos tienen nivelesde leptina elevados, lo que lleva alos investigadores a sospechar queel cerebro puede volverse resistentea sus efectos.47 Fenton no observóningún incremento de peso cuandolos ratones eran expuestos al PFOA

en la edad adulta, aunque su equiposí encontró anomalías en el útero ylas glándulas mamarias de las ratonasadultas expuestas.

L r d p een l preven ón

Si la exposición durante el embarazopredispone a las personas a subirde peso, ¿pueden el ejercicio y ladieta marcar a n de cuentas algunadiferencia? Blumberg no consideraque no haya esperanzas para estasituación. “No quiero decir que laexposición a los obesógenos te quiteel libre albedrío o que te condene ala gordura”, dice. “Sin embargo, sí cambiará tus valores metabólicos dereferencia para hacerte subir de peso.Si tienes más células grasas y una pro-pensión a formar más células grasas,y si comes la típica dieta alta en car- bohidratos y en grasas que comemos[en Estados Unidos], probablemente

engordarás”.Blumberg postula que los efectosde la exposición en las etapas tem-pranas de la vida son irreversibles, yque esas personas tendrán que libraruna batalla durante toda su vida. Sinembargo, si esas personas reducen suexposición a los obesógenos, tambiénreducirán los efectos sobre la saludque puedan surgir de una exposición

regular en la edad adulta. Blumbergconsidera que es bueno reducir laexposición a todo tipo de sustanciasquímicas perturbadoras del sistemaendocrino. “Come alimentos orgáni-cos, ltra el agua, minimiza el plásti-co en tu vida”, dice. “Si no reporta un bene cio y sí conlleva cierto grado deriesgo, ¿por qué habrías de exponertey exponer a tu familia?”

Heindel espera que el nuevoesfuerzo de asignación de fondosrealizado por el INS redunde endescubrimientos importantes. “Esun campo muy nuevo, y la gentesiempre es escéptica respecto a loscampos nuevos”, dice. “Nos corres-ponde a nosotros obtener más datos

para demostrar que las sustanciasquímicas realmente están interfi-riendo con el sistema endocrino quecontrola el peso y el metabolismo. Yqueda todavía la pregunta de quétan importante es esto para los sereshumanos. Nunca lo sabremos hastatener más datos”.

“¿Y si esto fuera verdad y las sus-tancias químicas están teniendo unefecto considerable en la obesidad?”re exiona Heindel. “Si pudiéramosdemostrar que las sustancias quími-cas en el medio ambiente desempe-ñan un papel importante, entoncespodríamos trabajar para reducir laexposición durante las ventanas demayor vulnerabilidad, y eso podríatener un efecto enorme [sobre la pre-valencia de la obesidad]”. Cambiaríael enfoque de tratar a los adultosque ya son obesos para prevenir laobesidad antes de que comience: uncambio fundamental en la manera deconcebir la obesidad.

El NIEHS está elaborando priori-dades para la investigación sobre losobesógenos potenciales. Thayer fuela fuerza primordial detrás del taller“El papel de las sustancias químicasambientales sobre el desarrollo dela diabetes y la obesidad”,48 quetuvo lugar en enero de 2011, con elco-patrocinio del PTN, la Agenciade Protección al Medio Ambiente, y

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el Centro Nacional de InvestigaciónToxicológica de la Administración deAlimentos y Medicamentos. “La ideaera hacer que los expertos revisen laliteratura y vean cuáles podrían serlas señales más convincentes y quéáreas emergentes justificaban unamayor investigación”, explica Thayer.

Estos hallazgos ayudarán a identi carlas prioridades para investigacionesfuturas, y una serie de trabajos deri-vados del taller están siendo enviadosa revistas para su publicación.

“Nos sorprendió el número desustancias químicas que parecenestar interactuando con las vías deseñalización que intervienen en la

regulación del peso”, dice Thayer.Añade que la evidencia tambiénsugiere que estos mismos compues-tos están ligados a la diabetes y alsíndrome metabólico, “una direcciónpoco estudiada pero natural para lainvestigación, que vincula los proble-mas de la obesidad y la diabetes”.

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Obesógenos conocidos y sospechados

Dieta• Fructosa• Genisteína• Glutamato monosódico

Tabaquismo*• Nicotina

Fármacos• Dietilestilbestrol• Estradiol

Sustancias químicas industriales• Bisfenol A (BPA)• Organoestaños• Ácido per uorooctanoico (PFOA)• Ftalatos• Éteres polibrominados (PBDEs)

• Éteres bifenilos policlorados (PCBs)Pesticidas con base en organo os atos• Cloropirifos• Diazinona• Paratión

Otros contaminantes ambientales• Benzo[a]pireno• Materia particulada na (MP2.5)• Plomo

* El humo de cigarrillo también es una uente deexposición al benzo[a]pireno y a las MP2.5.

Microgra ía electrónica de transmisión de células grasas humanas. Las in-vestigaciones realizadas hasta la echa sugieren que distintos obesógenospueden tener mecanismos de acción di erentes que a ectan el número oel tamaño de las células grasas o las hormonas que a ectan el apetito, la

saciedad, las pre erencias alimentarias y el metabolismo.

Imagen: © David M. Phillips /Photo Researchers, Inc.

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En un estudio realizado por la bióloga del NIEHS Suzanne Fenton, los ratones expuestos durante la etapa prenatalal PFOA mostraron más probabilidades que los controles de volverse obesos al llegar a la edad adulta.46

F o t o :

C h r i s

t o p h e r

G .

R e u

t h e r / E

H P