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8/18/2019 Nasio - Freud Mas Actual Que Nunca
1/8
reudmás actual
que nunca
8/18/2019 Nasio - Freud Mas Actual Que Nunca
2/8
P.: Vayamos
a Freud ¿Todavía es
actual
el viejo
maestro?
J.-D. N.:
-¡Absolutamente
La lectura de
Freud
es
para mí
un descubrimiento
permanente
aumen
tado por un verdadero placer: el placer de resonar
con las
palabras
del texto. Cuando leemos los escri
tos freudianos nos sentimos concernidos porque el
texto revela lo que sentimos íntimamente sin saber
lo. La complicidad
entre
un Freud que descubre
y
un
lector que se siente reconocido es
una
experien
cia única.
En
eso
reside que
Freud es actual porque
resuena
y
vibra
en nosotros.
El
día
en
que esta chis
pa
se apague,
los
textos freudianos
se
volverán
obsoletos
y
no
serán
más
que
una
especie de biblia
sacralizada y muerta. Esta capacidad de hacernos
sentir nuestra presencia esta vitalidad que
Freud
genera en nosotros por
la
pertinencia
y
la agudeza
de su pensamiento, hacen de él
un
autor verdadera
mente moderno.
El placer
de leer a Freud
es
el pla
cer de sentirse existir
porque habla
de nosotros.
Asimismo una
novela es bella
cuando en el
correr
de sus páginas, nos olvidamos de nosotros
y
al mis
mo tiempo absorbidos por el relato, vivimos nuestro
123
8/18/2019 Nasio - Freud Mas Actual Que Nunca
3/8
sueño.
Es una
existencia soñadora.
Un
bello texto es
como
un
cuadro que, cuando
lo
contemplo, me anula
~ o r n o
espectador y
simultáneamente
me hace so
nar.
En
ese momento desaparece el
ser
de concien
cia
para
ceder
su lugar al ser
de ensueño.
P :
-¿Ese es el efecto que usted busca dramati
zando
un concepto ?
J.-D
.
N.: -Absolutamente. Soy
muy
visual
en
mi
acercamiento a la teoría, lo que me lleva a veces a
r ~ p r e s e n t r
las
nociones
abstractas.
Cuando por
ejemplo, debo explicar un concepto en un marco res
tringido
como el de la supervisió n o el de mi semina
rio,
me
ocurre incluso de
traducirlo en
movimientos
corporales. Pero fuera de esas situaciones
un
poco
extremas cuando debo
estudiar
y exponer
una
enti
dad
teórica,
me
esfuerzo por
presentar
sus articula
ciones sinuosas y a menudo complicadas a la
manera
de un i r e ~ t o r
teatral. En
efecto, hago del concepto
el personaje central de
una intriga
que se anuda
se
desanuda
y se concluye. Me
gusta atraer
al auditor
o al lector sobre el terreno al que mi razonamiento
me
conduce, sorprende rlo y llevarlo a
recrear en
él
mismo el
saber
transmitido.
Asimismo, cuando, como alumno leo el texto
freudiano,
la escritura
es
tan s u g e s t i v ~
que soy to
mado por
las
ideas de Freud al punto de recrearlas.
. P :--J11:stamente, a propósi to de l obra freudiana,
si no pudiera conservar más que una idea ¿cuál ele-
giría? '
124
J.-D. N.: -Sin dudarlo, le responderé que es la
manera en la que Freud concibe el funcionamiento
de la vida psíquica. A
mi
entender, el pivote alrede
dor del cual da vueltas el conjunto
de
la teoría
freudiana
es
la idea
de
que nuestro
psiquismo
está
gobernado
por
dos fuerzas
antagonistas. Un
primer
grupo de fuerzas
tiende permanentemente
a des
cargarse-son
las pulsiones-,
mientras
que el otro
gru
po se opone a ello firmemente -son las prohibiciones-.
Tal vez vio en la televisión
una
publicidad en la que
un hombre hace todo lo que se le ocurre: corre por la
calle, besa en la boca a una mujer desconocida que
discute con
su
amigo, luego se
desnuda
y se zambu
lle
en una
fuente.
He aquí
un ejemplo de lo que
na
die
se atreve
a
hacer nunca
a
menos que
esté
mentalmente perturbado. Esta
expresión directa
pura inmediata
y sin control de nuestros deseos
más
primitivos, es algo imposible de llevar a la práctica.
A estas tendencias imperiosas que nos
instan Freud
las
llama
pulsiones;
mientras
que a las que contra
rían
su
expresión
libre y salvaje, las
llama
censura o
represión.
Ahora
bien,
resulta
que, a
pesar
de
esta
oposición,
una parte
de
la pulsión fuerza la barrera
de
la
censura mientras que
otra parte
permanece
en
el interior.
La
lógica del funcionamiento psíquico
puede entonces descomponerse en cuatro tiempos:
lo
que empuja lo que frena, lo que atravie sa lo que
queda. Ésta
es la secuencia que, en mi opinión, el
pensamiento de Freud estructura cada vez que debe
reflexionar sobre la dinámica
del psiquismo.
Yo
creo
-y
le
pediría que
lo
verifique- que
podemos encon
trar
estos
cuatro
tiempos
l ~ g i c o s en
todos los escri
tos
de
Freud. Esta
lógica de
la vida
psíquica
me
125
8/18/2019 Nasio - Freud Mas Actual Que Nunca
4/8
parece
perfectamente
actual y admisible por los
neurocientíficos preocupados por comprender mejor
los mecanismos del funcionamiento mental.
P :
-¿Cuáles son las últim s investigaciones en
neurociencias que interesan al psicoanálisis?
J.-D. N.: -Hay numerosos
progresos
neuro
científicos que confirman hoy las proposiciones
freudianas,
hasta
tal punto que ciertos investigado
res evocan
un
inconsciente neuronal .
Pienso
tam
bién en
auto res, como J.-P.
Changeux
oA.R. Damasio ,
que localizan
en la
neurona lo
que podríamos llamar
una representación. Changeux
habla
de imágenes
almacenadas , a
las
que denomina objetos menta
les ; Damasio introduce la expresión representación
potencial para designar la capacidad de la
neurona
de producir
un
recuerdo.
La
aparición
de un recuer
openoso, por ejemplo,
resultaría
de la reactivación
de la representación potencial, que no sería el re
cuerdo mismo, sino el medio para formar el recuer
do.
La
representación potencial no designa, pues, un
elemento intraneuronal, sino
más
bien una conexión
entre
diversas neuronas
en
espera
de
una
reactiva
ción. Lo
interesante
es que Damasio no haya encon
trado otra palabra distinta de la de representación ,
vocablo tomado de la psicología del siglo XIX,
reutilizado por
Freud, y que los
psicoanalistas
si
guen
empleando actualmente.
Sin entrar
en
la com
plejidad
de la
definición psicoanalítica
de la
representación , existe una evidente afinidad en
tre el concepto de representación freudiana y el de
representación potencial .
Aun
si existe un abismo
126
entre los dos, no deja de ser asombroso ver a Freud
dialogar a través del
tiempo
con los neurocientíficos
del año 2002.
P : -¿De qué tratan actualmente sus propias in
vestigaciones?
J.-D. N.: -Sostengo particularmente
una
propo
siciónque adelanté en 1978, pero que
continúa
abier
ta
al debate,
la
del
inconsciente único.
En efecto, si
extraemos
todas las consecuencias de
la
definición
lacaniana de
un
inconsciente estructurado como un
lenguaje , somos conducidos a atribuirle
tres
cuali
dades esenciales al inconsciente. En
primer
lugar, el
inconsciente no puede existir ininterrumpidamen
te· solamente existe en el momento preciso en que
sobreviene un acontecimiento especial en la cura, es
decir cuando el analizante o el analista ejecutan,
sin ~ n c i e n c i de ello,
un
acto que modifica su posi
ción de sujeto.
El
inconsciente es,
por
lo tanto, un
inconsciente
del acontecer es
decir
que
no adviene
ni antes ni
después del acontecimiento; el incons
ciente es intrínseco,
inmanente
al acontecimiento.
Esto
significa, y
ésta
es
su
segunda característica,
que el inconsciente nunca ya está
ahí,
a la manera
de
un
secreto que habría que revelar, sino puesto en
acto en el quí y
ahora
de un lapsus, de
un sueño
o
de cualquier otra manifestación involuntaria
del
paciente
o incluso
del
psicoanalista.
Contrariamen
te a
la
idea recibida, el inconsciente no es el desván
del alma, sino una chispa que salta en los
instantes
cruciales del
encuentro analista-analizante.
La tercera
característica, finalmente, se refiere
127
8/18/2019 Nasio - Freud Mas Actual Que Nunca
5/8
a la extensión
espacial
de esta estructura de lengua
je que
es
el inconsciente. Si
es
verdad que el incons
~ e n t e está
estructuradocomo
un
lenguaje , no
puede
smo desbordar ampliamente la
entidad
individuo.
El inconsciente no puede ser individual -ni colecti
vo, por otra parte- se
encuentra entre dos,
la parte
común que
une
a los dos protagonistas analíticos.
Por ello, creo que no hay un inconsciente propio del
analista y otro propio del analizante; no hay más
que un solo y único inconsciente producido en el mo
mento de
un
acontecimiento singular
en
el seno de
la
relación analítica.
Desde
este punto de
vista la
interpretación sería el
retorno en
el
analista
de lo
reprimido del analizante; dicho de otra
manera
el
analista
sueña y expresa lo que el paciente reprime.
En suma el inconsciente es, a mi entender una ins
tancia del acontecer, producida y única.
Usted puede considerar contradictorias la hipó
tesis
de
un
inconsciente único y
la
hipótesis, formu
lada en otra parte según la cual el analista trabaja
con el instrumento de
su
propio inconsciente. Disi
par
esta
aparente
paradoja
requeriría
amplios de
sarrollos.
Limitémonos
a decir que
primero es
necesario que el
analista trabaje
con su propio in
consciente
para
que
un
acontecimiento
común
a los
dos protagonistas del análisis sobrevenga. Previa
mente hizo falta la acción del inconsciente del psi
coanalista para hacer
emerger
un inconsciente único.
La otra tesis que me parece que
contribuye
a
la
elucidación de los fenómenos situados en los lími
tes de
la
transferencia
se refiere
a
la dimensión del
goce. Propuse el término
formaciones
el
objeto
a
o
formaciones del goce
para
designar
las diversas
formaciones psíquicas que, a diferencia de las far-
128
maciones del inconsciente (lapsus, actos fallidos, sue
ños, etcétera), se inscriben fuera del marco simbóli
co y
resisten al
impacto
de una interpretación.
Pienso, por ejemplo, en los pasajes al acto, en las
adicciones, en
las
afecciones psicosomáticas, o incluso
en
las alucinaciones. La particularidad de las for
maciones del objeto a reside en una hipertrofia tóxi
ca
del goce. Esta
presencia masiva
del goce
hace
estallar el
sistema
simbólico y conduce al sujeto a
expresarse tanto a
través
de pasajes a actos impul
sivos como por trastornos somáticos sin causas or
gánicas descubribles.
Una tercera hipótesis, a menudo retomada por
los clínicos que
se
enfrentan a
estados límite
entre
la
psicosis y
la neurosis es la
de
la
forclusión lo-
cal . Es
un
concepto nacido de
una
constat ación clí
nica
que
se impone a todo facultativo.
La
mayoría
de
las
veces, las manifestaciones llamadas psicó
ticas , como por ejemplo un ataque delirante, hasta
una
alucinación, sobrevienen en pacientes que no
presentan obligatoriamente el conjunto de los sínto
mas de
una
psicosis; y a
la
inversa ocurre que pa
cientes
diagnosticados psicóticos tengan fuera de
sus accesos sintomáticos, comportamientos absolu
tamente
normales.
Pienso,
por
ejemplo,
en
un
joven
como Alfredo, con un pasado
muy
doloroso, marcado
por intentos de suicidio, episodios delirantes y dife
rentes hospitalizaciones quien no obstante me
cuenta
su historia con una gran lucidez y un gran
sentido común.
Un ejemplo
simple
como el de Alfredo y muchos
otros me condujeron a
pensar
que la forclusión, me
canismo principal
en
el origen del fenómeno psicótico,
no
se extiende
al sujeto
en su totalidad
sino
que
se
129
8/18/2019 Nasio - Freud Mas Actual Que Nunca
6/8
limita a una
realidad
psíqu ica local muy específica.
La premisa
del concepto de forclusión local es la exis
tencia de una multiplicidad de realidades subjeti
vas que coexisten en un mismo individuo psicótico o
no. Realidades subjetivas en el sentido de escenas
fantaseadas inconscientes compuestas en general por
dos personajes y cuyo argumento se organiza alre
dedor de una emoción singular. Nuestro psiquismo
sería
un sistema hojaldrado
organizado
en una
multitud
de planos superpuestos cada uno corres
ponde a una realidad
fantasmal
diferente. Soy una
diversidad de escenas
fantaseadas
apiladas y rela
cionadas por un hilo invariable que asegura mi iden
tidad de sujeto. Sólo a partir de esta teoría de un yo
hojaldrado
podremos admitir que
un
individuo pue
da ser perfectamente normal en la mayoría de sus
relaciones cotidianas y sin embargo localmente per
turbado
hasta delir ante bajo el dominio de una rea
lidad
forclusiva
que se
volvió
dominante
el
tiempo
de una
tormenta
psicótica.
P :
-¿Pero sus hipótesis no están en situación de
ruptura
con la tradición freudiana
y
lacaniana?
J.-D. N.:
-Por
el contrario.
Mi
trabajo prolonga y
recrea
la herencia
que
mis maestros
me transmitie
ron. Pienso que la
transmisión
es un proceso en tres
tiempos: recibir olvidar recrear.
La transmisión
co-
mienza por la adquisición de un
saber
formulado en
la lengua del maestro prosigue con un olvido y se
complet a con la recreación de ese mismo saber en su
propia lengua. Transmitir no
es
nunca repetir lo idén
tico sino reinventar un saber adquirido.
Desde
lue-
130
go esta reinvención es el resultado de un inmenso
esfuerzo de conquista. Heredamos únicamente un
saber conquistado con esfuerzo.
Este
principio se adapta perfectamente al discí
pulo de Freud y de Lacan que soy Cada vez que debo
tratar una noción psicoanalí tica comienzo en efec
to por asimilar
las palabras
de los maestros des
pués olvido y luego sin
buscar
ser original trato de
repetir
tal
cual
el
saber
antiguo.
Entonces es
cuan
do con
mucha
frecuencia para mi sorpresa me des
cubro adelantando algo nuevo. Mi divisa podría ser:
decir bien lo que está dicho
para
tener la oportuni
dad
de crear algo nuevo.
P : Ya
que
habla
de
sus
maestros justamente
¿cómo se inició en el psicoanálisis?
J.-D. N.:
-Recuerdo mi primer
encuentro con el
psicoanálisis cuando
aún
era un joven estudiante.
Un día al pasar delante de un anfiteatro repleto de
gente de la
Facultad
de Medicina encontré la puer
ta abierta. Me
senté
en
las últimas
filas e inmedia
tamente
como
si acabara
de
ser
picado
por
un
aguijón
me sentí subyugado por
la
elocuencia del
profesor
que
explicaba el psi coanálisis. Luego lo ol
vidé. Años más tarde supe
que
este profesor
era uno
de los
psicoanalistas
más importantes de
la
época
Arnaldo Rascovsky. Mi
encuentro
inicia l con el psico
análisis
fue
marcado por la
palabra de
un
profesor.
Y heme aquí hoy enseñando a mi vez. Transmitir es
para mí
un placer
indiscutible y este
placer es
deci
sivo
en la
circulación del saber.
Cuando un
oyente
percibe mi
entusiasmo
enseguida se
siente estimu-
131
8/18/2019 Nasio - Freud Mas Actual Que Nunca
7/8
lado en su deseo de aprender y al reaccionar así,
refuerza mi propio impulso.
El otro efecto que busco producir con
mi
activi
dad docente es
enseñar
al otro lo que
está
en él en
estado embrionario. Enseñar con claridad es nom
brar
lo
que ya está naciendo y
espera
para desarro
llarse
las palabras del
profesor.
Esta
manera
de
revelar un
saber
preexistente
recuerda
el mecanis
mo de
la
interpr etación psicoanalítica. ¿Qué
otra
cosa
es
una
interpretación
sino las palabras del psicoa
nalista
que simboliza el afecto, la idea o el
fantasma
inconscientes del
paciente
en espera de
ser
simboli
zados?
Si interpretar es
nombrar lo
reprimido
antes
de que se
vuelva
consciente, podemos decir
que
en
señar
es nombrar el
pensamiento embrionario an
tes de
que
nazca. A pesar de la
distancia que
los
separa,
usted ve
aquí
la
afinidad que acerca
el acto
de enseñar al acto analítico.
Con respecto a esto
quisiera
agregar
una pala
bra sobre el
problema
de la claridad. Creo
que un
concepto claramente expuesto
puede
estar cargado
de tal
fuerza sugestiva
que
se
vuelve
un
formidable
estimulante para el
pensamiento
del lector. Abara
bien, ¿cuándo podemos decir
que un
concepto
es
cla
ro? ¿Qué
es la
claridad?
Una idea es
clara
cuando
revela
en nosotros,
simplemente dispuestas
en
un
nuevo orden,
ideas elementales que
ya poseíamos.
Nuestra inteli gencia de lector,
que
no encuentra en
tonces en lo nuevo más
que
lo antiguo,
se
siente en
tierra conocida; nuestra mente se
siente
cómoda por
que
comprendemos. Una exposición clara nos pare
ce tan simple y tan natural que apenas entendida
nos
parece
haber conocido
siempre
el sentido. Ésta
132
es
la
claridad que
nosotros, lectores, deseamos por
que
nos da el gusto de
pensar.
Si, en tanto profesor, se quiere exponer
una
no
ción, hay que
presentarla
de manera
tal
que induz
camos en el
lector
el sentimiento de que esta noción
le concierne y habla de él. Se trata, pues, de suscitar
en el otro la visualiza ción del concepto y de favore
cer su apropiación narcisista
por
el yo. No olvide
que
el yo
está
hecho de imágenes, y que
imaginar
es siem
pre imaginarse. A este modo de transmisión
que
in
duce en
el lector
la
puesta
en imágenes
de un
concepto formal y su apropiación narcisista lo llamé
dramatizar
un
concepto .
P : -¿Quiere darnos un ejemplo de un concepto
dramatizado ?
J.-D. N.: -Voy a elegir
una
de
las
nociones más di
ficiles y
abstractas
de
la
teoría de Jacques Lacan,
la
de
objeto a". Concretamente, ¿qué es el objeto a? Su
pongamos la escena siguiente. Un hombre nos confia:
-Estoy perdidamente enamorado de Albertina.
Entonces
nosotros le
preguntaríamos:
-Pero, ¿qué ama en Albertina? ¿Su personalidad?
-Sí -respondería.
-¿Su cuerpo?
-Sin duda.
-Pero dígame, ¿quién es Albertina
para
usted?
-¡Es la mujer que amo apasionadamente
-Sí,
pero ¿qué ama en ella?
-Pero
le digo que amo su carácter, su cuerpo, su ima-
gen .. ¡Ab,
también
amo que
sea
profesora de piano
133
8/18/2019 Nasio - Freud Mas Actual Que Nunca
8/8
-¿Y luego? -insistimos.
-Y luego amo .. Escuche, no sé. ¡No me haga
tan-
tas preguntas ¡La amo, y punto, es todo
Hay
en
ella un no sé qué que me atrae irresistiblemente y
me
subyuga.
Y bueno, el objeto a es
justamente
el brillo que
deslumbra al amante
y lo cautiva.
Es la
gracia que
se desprende de Albertina. El objeto a es .. Existe
una palabra corriente que me
permitirá hacerme
comprender mejor: "encanto", el encanto del amado.
Pero, ¿qué es el encanto? Pienso aquí en un admira
ble texto de Platón: Carmides o de la
Sabiduría Es
uno de los escritos
más
bellos del
gran
filósofo,
en
el
que interviene
el personaje de Carmides,
un
joven
cuya
exquisita belleza
turbaba
a Sócrates. Imagino
la
perplejidad del maestro,
sin
embargo poco incli-
nado a la emoción, cuando Carmides se acercaba:
"Pero, ¿por qué me excita tanto? ¿Por qué estoy tan
perturbado cuando siento a Carmides cerca? ¿Es su
belleza, su inteligencia, o simplemente su presen
cia? ¿Qué es
una
presencia?" Responderíamos: "Es
el encanto". Pero, ¿qué
es
el encanto?
¿Cuál es
esa
cosa
que
emana
de
un
ser, nos
arrastra
y nos produ-
ce
encantamiento? ¿Cuál es ese
misterio? Y bueno,
no sabemos. Ahora bien,
sin negar la
dificultad, a
ese encanto misterioso Lacan lo
habría
nombrado
"objeto a . El objeto a es, pues, el nombre dado a la
presencia
más
íntima, fascinante e indefinible del
otro amado, la que,
para
mí, hace de él un ser único.
En definitiva, ¿qué
es
el objeto a? El objeto a
es
la
esencia del otro amado. No es
la
imagen
del otro,
no es el
símbolo
del otro, no es el
cuerpo
del otro.
Su
imborrable presencia,
una presencia que
hechiza,
134
como un torbellino, me
aspira
y me lleva. El objeto a
es un hueco, una falta, es el otro en
tanto
falta que
excita y
llama
a mi deseo. Se llame Carmides o Al-
bertina, el amado es para el
amante
el objeto para
siempre inaccesible de su deseo.
Ésta
es
una puesta en
escena improvisada
para
dramatizar una
de
las
nociones psicoanalíticas
más
elaboradas y de
la
que espero
haberle
hecho
sentir
la
significación primera,
la
de
representar
al otro que
amamos como la falta que enciende nuestro deseo.
135