MUSIC Paul McCartney

MUSIC especial de Paul McCartney mayo 2011

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UP AND COMING TOUR

VIDA Y OBRA DE UNA LEYENDA

LAS 15 CANCIONES QUE DEFINEN SU TALENTO

ENTREVISTA EXCLUSIVA“EXTRAÑO LOS MOMENTOS CON GEORGE Y JOHN”

EL CANTANTE SE CASARÁ POR TERCERA VEZ

EDICIÓN ESPECIAL

PAUL McCARTNEY

REVISTA

MUSIC

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UP AND COMING TOUREl regreso del músico a Chile demoró y no estuvo exento de dificultades, de hecho, a ratos pareció esfurmase por completo. Un largo y sinuoso camino que tuvieron que sortear sus fanáticos locales, que este 11 de mayo se reecontrarán con un McCartney de 68 Años pero en plena forma, con un show que le hace justicia a su excepcional medio siglo de carrera, la que ha tomado un nuevo aire gracias a una serie de aciertos del artista

Para las cerca de 50 mil personas que coreaban a todo pulmón la última estrofa de Hey Jude en el Estadio Nacional, la noche del 16 de diciembre de 1993, el “hasta la próxima” que lanzó Paul McCartney para des-pedirse del público –y de su gira planetaria- parecían sólo pala-bras de buena crianza. 18 años después, la promesa del ex Beatle cobra sentido, a sólo días de la es-perada segunda presentación del británico en tierras nacionales.

El regreso del músico a Chile demoró y no estuvo exento de dificultades, de hecho, a ratos pareció esfurmase por completo. Un largo y sinuoso camino que tuvieron que sortear sus fanáticos locales, que este 11 de mayo se reecontrarán con un McCartney de 68 Años pero en plena forma, y con una carrera que ha tomado un nuevo aire gracias a una serie de aciertos del artista en el último tiempo.

McCartney vuelve a Chile de la mano de su Up and coming tour, gira que comenzó hace un año en Arizona (EE.UU.) y que en cerca de 35 canciones, y 3 ho-ras de duración, resume los pun-tos más altos de los 50 años de carrera artística del músico.

“Por si hay dudas en torno a su vigencia, por si empieza a

merodear la sospecha en torno a su estado artístico, el propio Paul McCartney se encarga de frenar prejuicios al comienzo”, señaló La Tercera en mayo del año pasado sobre su presentación en el D.F. mexicano, meses antes de la fe-cha que se fijó inicialmente para su regreso a Santiago.

El plan original era tener al ex Beatle en el Estadio Nacional en noviembre de 2010, de hecho, el recinto de Ñuñoa estaba reservado para el día 7 de ese mes, a las 21 horas. Pero una serie de factores -entre éstos, un clásico entre Colo Colo y Uni-versidad de Chile y problemas de agenda del artista- impidieron que se concretara el show, obli-gando a sus seguidores locales a desplazarse hasta las otras ciuda-des de la región en donde Macca se presentó: Sao Paulo y Buenos Aires. La revancha para los chi-lenos se fraguó para abril de este año, pero compromisos del mú-sico retrasaron el itinerario en un mes.

Por lo que ha mos-trado en las fechas pasadas en América y Europa, el actual show de McCartney prácticamente no da pie al reclamo de sus fanáticos. Acompañado de tres pantallas gi-gantes y un grupo de cuatro mú-sicos, el británico recorre cinco décadas de historia, abriendo con

éxitos de Wings -Venus and mars, Rock show y Jet-, seguidos de sus clásicos de The Beatles, como All my loving, Drive my car, Eleanor Rigby, Day tripper, Get back y Helter Skelter, entre otras.

A esto se suman joyas que no necesariamente fi-guran en los “grandes éxitos” del cuarteto de Liverpool -Got to get you into my life, Blackbird, Two of us y I’m looking through you, por ejemplo-, así como himnos de inevitable karaoke masivo, como Ob-La-Di, Ob-La-Da, Let it be y Hey Jude. Además, Mc-Cartney establece un constante diálogo con el público, que en La-tinoamérica ha incluido frases en español y referencias a la ciudad de turno, junto a pasajes del con-cierto dedicados a recordar a su fallecida esposa Linda Eastman, con My love, y sus desaparecidos ex compañeros de The Beatles, John Lennon y George Harrison, con Here today y Something, res-pectivamente.

Para el cierre, un juego de palabras y una clara alu-sión a su historia: The end, tema del disco Abbey road, que tiene la particularidad de haber sido la última canción que The Beatles grabaron como grupo, en agosto de 1969.


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VIDA Y OBRA DE UNA LEYENDADesde sus inicios con The Beatles hasta sus últimos trabajos en solitario, el medio siglo de Paul McCartney marcando pauta en la música popular.

Con 68 años en el cuerpo, Paul McCartney es lo más cercano una leyenda viviente en el ámbito de la música popular del último siglo. Fundador y mitad creativa del grupo más influyente y aclamado de las últimas décadas, el músico vuelve a Chile este 11 de mayo, con una gira que resume, en cerca de tres horas, los diversos capítulos de la trayectoria de uno de los artistas más versátiles e influyentes de la historia.

Pese a que el cliché histórico ha reducido su figura a la del “Beatle carilindo” y el de las melodías ligeras -en contraposición al inconformismo y vanguardia de su ex compañero, John Lennon-, lo cierto es que McCartney es además el genio detrás de gran parte las piezas más reconocibles y significativas del cuarteto de Liverpool; desde éxitos iniciales como Love me do y All my loving, y obras pioneras del rock como Helter skelter, hasta cumbres de inspiración de la talla de Hey Jude y Yesterday, por nombrar algunas.

Una ambición creativa que el británico no ha abandonado en más de cinco décadas de carrera, durantes las cuales ha labrado la trayectoria solista más constante y exitosa comercialmente de los cuatro miembros de The Beatles, con una nutrida discografía que lo ha situado como el cantautor más ven dedor de la historia de la música popular, y a ser considerado por algunos como “el Mozart del último siglo”.

Nacido el 18 de junio de 1942 en un hospital de Liverpool,Paul McCartney y su hermano Michael desarrollaron desde niños sus aptitudes musicales, empujados por su padre Jim, un ex líder de una orquesta de jazz. Con Little Richard como ídolo y la guitarra acústica Framus Zenith que cambió por una trom peta de su progenitor, McCartney compuso su primera canción (I lost my little girl) a los 14 años, en 1956. Ese mismo año su madre fallecía a causa de una embolia causada por una masecto mía.

12 meses después, esa pérdida lo acercaría a un joven llamado John Lennon, quien lo invitó a unir se a su grupo musical, The Quarrymen. Dos años más tarde, a mediados de 1960, la primera formación de The Beatles se completaba con George Harrison en guitarra, el bajista Stuart Sutcliffe y el baterista Pete Best. Tras dos primeros años en que sus presentaciones dividieron en locales nocturnos de Hamburgo y el Cavern Club de Liverpool, el grupo graba su primer disco, dando inicio a una de las historias más relevantes en la música, la que se extendió por casi diez años y que no ha encontrado parangón en los años venideros, hasta hoy.


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En una década particularmente fecunda y significativa en el de-sarrollo de la música popular y el rock en general, The Beatles despuntó como la punta de lan-za de una veradera revolución en la forma y el fondo de la música, y se convirtió en el referente in-eludible para toda su generación, incluso para nombres que hasta hoy son considerados íconos del rock y el pop. La constante evolu-ción sonora de un catálogo donde casi no existen piezas intrascden-tes alzaron en pocos años a The Beatles como el grupo más popu-lar en los cinco continentes, gra-cias a la dupla creativa que formó McCartney junto a John Lennon.

Una teoría señala que en 1966 Paul McCartney murió en un accidente y habría sido reemplazado por otra perso-na, hasta ahora. Cierto o no, por ese entonces se inició el comienzo del fin de los “Fab Four”, cuando las diferencias entre sus integrantes se agudi-zaron hasta hacer insostenible la continuidad del grupo. Distan-ciado especialmente de Lennon y Harrison, McCartney anuncia públicamente su partida de The Beatles en abril de 1970, poco antes de la salida del último disco del cuarteto (Let it be) y a sólo días de la publicación de su primer trabajo en solitario.

CON ALAS Y EN SOLITARIOTitulado simplemente McCart-ney, su debut solista del inglés fue el primero de un catálogo que a la fecha se empina por sobre la veintena de discos, sin contar una serie de álbumes en vivo, discos compilatorios, bandas sonoras de películas e incursiones discográficas en la música clásica y la electrónica. A esto se sumaron colaboraciones con grandes estrellas del rock y el pop, como Stevie Wonder, El-

vis Costello y Michael Jackson.Gran parte de esa travesía no la hizo solo: a inicios de los años 70, McCartney formó Wings, conjunto que tuvo a su espo-sa Linda Eastman como único miembro estable, y con los que el británico escribió los pasajes más exitosos de su camino en solitario. Si bien ninguno de sus álbumes marcó a la escena mu-sical como lo hicieran los de su antiguo grupo, Wings fue el ve-hículo con el que ex Beatle dio rienda suelta a todas sus inquie-tudes artísticas, retomó las giras planetarias, volvió a hacerse un habitual del primer lugar de los ránkings y parió éxitos como Mrs Vandebilt, Live and let die y Band on the run.

No fal-taron las voces que por

esos años criticaron a McCart-ney, por sus canciones pulcras y melosas, en contraste con el discurso radical que su ex com-pañero John Lennon enarbo-laba contra la guerra, tanto en sus canciones como en diversos actos de protesta junto a Yoko Ono. La de McCartney siempre fue una actitud menos extrema -hacia las drogas o la medita-ción, por ejemplo-, que mantu-vo durante todos sus años junto a The Beatles, interrumpida con los años sólo por causas como el vegetarianismo, la defensa de los animales y su participa-ción en diversas grabaciones y festivales con fines caritativos.

Si bien nunca volvieron a traba-jar juntos y la amistad no volvió a ser la de un comienzo, la re-lación de McCartney con John Lennon fue mejorando en los años previos al asesinato de éste último. Según el mismo Macca contó en una entrevista de 1984, la tarde del día que murió Len-non se lo pasó llorando frente al televisor, junto a sus hijos. Luego del incidente, el cantautor dejó de hacer giras por un buen tiem-po, época en que compuso uno de los más sentidos homenajes a su fallecido amigo: Here today.

En 1998, el cáncer volvió a arrebatarle a otra de las mu-jeres de su vida, Linda East-man, con quien estuvo casado casi 30 años y tuvo cuatro hi-jos, entre ellos la diseñadora de moda Stella McCartney. En 2002 el inglés volvió a dejar atrás la soltería, contrayendo matrimonio con la ex modelo Heather Mills, de quien se di-vorció seis años después y con quien tuvo a su hija Beatrice.

Si bien los 80 y 90 de Mc-Cartney estuvieron marcados por sus irregulares incursiones discográficas, el último lustro ha significado un nuevo aire en la carrera del ex Beatle, gracias a trabajos como Chaos and crea-tion in the backyard (2005) y Memory almost full (2007), su elogiado proyecto The Fireman y su actual gira internacional, una de las más celebradas de su ca-rrera y donde el artista ha dado una prueba de vigencia a través de un repaso de su excepcional historia. Y es que cuando diver-sos artistas citan la búsqueda de “la canción pop perfecta” como motor artístico, se hace difícil desconocer que Paul McCartney figura como uno de los que más cerca ha estado de encontrarla.


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LAS 15 CANCIONES QUE DEFINEN SU TALENTO

Con The Beatles, Wings o solista, estos son los temas que retratan todas las ca-ras creativas que el músico ha explotado en medio siglo de carrera.

Love me doLa cima creativa de los primeros años de The Beatles suele asociarse a A Hard Day’s Night (1964), disco aparecido en plena “beatlema-nía” y cuando la banda consolidaba su perfil de compositores capaces de crear su propia obra, sin necesidad de recurrir a canciones ajenas. Sin embargo, la destreza autoral de Paul McCartney comienza mucho antes, en su adolescencia: cuando tenía 16 años, el músico compuso la estructura principal de esta canción y definió la dinámica de la ban-da en los contrapuntos vocales con Lennon y en melodías amables dotadas de letras ro-mánticas. Es la primera gran obra del bajista y la canción que convenció a George Martin para que grabaran para la EMI. Es, además, la base para comprender aventuras posteriores, como All my loving, I want to hold your hand y Can’t buy me love .

And I love herLa otra gran pieza de “Macca” en la primera mitad de los 60, y que no sólo lo define como un sutil artesano de entregas amorosas; And I love her es también la muestra de un artista que ya arrojaba señales de su inquietud por acercarse a variantes diversas. Con un tono cercano al bolero –género de cuna latina que el inglés ya conocía- y en clave acústi-ca, McCartney llegó una tarde de 1964 con gran parte de la composición y sólo esperó que Lennon depurara algunos compases. Es, además, una de las piezas más versionadas del cuarteto.

YesterdayLa gran joya del primer lustro Beatle. La coor-denada inevitable en cualquier repaso por su discografía. Más allá de alcanzar el podio del tema más versionado de la historia, McCart-ney consolida aquí su fe en el maridaje del pop y la elegancia de la música clásica, y se convierte en el primer tema grabado de ma-nera íntegra por un solo miembro de los Fab Four, además de la primera composición que sedujo al mercado más adulto. Fue, a la larga, la primera muestra del viraje musical y cultu-ral impulsado por la agrupación.

Paperback WriterGrabada en 1966, aquí nuevamente se luce el Paul hábil para las melodías precisas y las historias cotidianas. Pero, por sobre todo, aquí late el Paul bajista. El instrumentista que hizo que las cuatro cuerdas se movieran por carriles protagónicos en cada una de sus crea-ciones. Su bajo Rickenbacker brilla en toda su expresión.

Eleanor RigbyAunque se ha impuesto la caricatura que ca-lifica a Lennon como el Beatle vanguardista, experimental y adepto a los riesgos, Eleanor Rigby asoma como un pequeño desmentido: varios años antes de sus proezas psicodélicas, McCartney ya configuraba sus temas como pequeñas sinfonías que miraban de reojo a la música clásica. Era seguidor de ese sonido y para allá deseaba encaminar algunas de sus composiciones. Con el impulso de George Martin y bajo el apoyo de cuatro violines, dos violas y dos violonchelos, muchos críticos la definen como un conmovedor relato en torno a la soledad.

Penny LaneCon trompetas y flautas, McCartney traza un homenaje a su Liverpool natal al describir una calle donde comparten banqueros, pelu-queros y otros habitantes de la vida cotidiana. Lanzada en 1967, es “Macca” escribiendo so-bre su mundo más cercano, en contrapunto a Strawberry Fields Forever , la otra cara del single y la pieza que retrataba a un Lennon lisérgico y ensoñado.

Fixing a HoleLos beatlemaniacos saben que las canciones más masivas de la banda no son necesaria-mente las que mejor ilustran su combustión creativa. Fixing a hole , del disco Sgt. Pepper’s lonely hearts club band , puede asomar como un buen caso: con guitarras punzantes, efec-tos de estudio y una atmósfera que remite a la vibra hippie propia de esos años, el músico muestra su faceta más ruda y construye uno de sus tracks más irresistibles, pese a que está lejos del arrastre de sus mayores éxitos.

Helter SkelterLos Beatles nunca olvidaron que nacieron al alero del rock and roll crudo y salvaje de fines de los 50. McCartney tampoco lo olvi-dó. Pese a que siempre condujo a la banda a melodías directas y vigorosas deudoras del rock pre invasión británica, Helter Skelter , perteneciente al llamado “Album Blanco” (1968), es la encarnación de su vehemencia instrumental. Saturada de guitarras, baterías machacantes y alaridos casi cavernarios, es la génesis del heavy metal y el tema que empujó a Ozzy Osbourne a crear todo un género en torno al alto voltaje. Una consecuencia que, por sí sola, merece toda una reverencia.

Let it beEl otro lado de Paul. Ahí donde Helter Skelter arrasa sin frenos, Let it be es una canción de inusitada belleza y de sentida interpretación. Inspirada en la madre del músico –fallecida cuanto tenía él tenía 14 años- el tema también aparece en el epílogo del grupo, cuando los egos ya habían sepultado sus mejores años.

Oh! DarlingOtra muestra de su inagotable talento vocal y de su amor por el rock de carácter básico e impronta viril. Grabada en 1969 y con Alan

Parsons en las perillas, el tema tuvo al britá-nico ingresando durante varias semanas al estudio para ensayar sus gritos y sus vocaliza-ciones furibundas.

Maybe I’m AmazedLa primera gran muestra de que el músico podía seguir despuntando talento pese a la disolución de los Fab Four. Editada en 1970, y como parte de su debut homónimo como solista, su letra es una dedicación a amoro-sa a su esposa, Linda McCartney –y como para demostrar que no sólo Lennon podía despachar epístolas de amor a Yoko Ono- y fue grabada sólo semanas después del fin de The Beatles. El cantante siempre dijo que fue el tema que lo sacó de la depresión y la incer-tidumbre abierta tras el complejo proceso de separarse de sus ex compñaeros.

Band on the runEl tramo final de Abbey Road mostraba su gusto por hermanar piezas de canciones dis-tintas en base a un grab copy-paste que luego adopta un sentido propio en base a los cam-bios de ritmo. Los primeros años de su vida en solitario también son el reflejo de ese ape-go a los modos progresivos de componer mú-sica. El tema, que abre el álbum que compuso bajo el mismo nombre con Wings, tiene una duración de cinco minutos y es, hasta hoy, una de sus piezas más reconocidas.

Let me roll itOtra canción de 1973 sustentada en el zig-zagueo de estilos, en melodías amables que se reciclan en rock y en voces plácidas que empalman con cantos desgarrados. Según las reseñas, se trata de una sutil respuesta a How do you sleep? , canción de Lennon en que cri-ticaba el estilo de Paul en los últimos años de los Beatles.

Letting GoEs parte del álbum Venus and mars , uno de los discos más inadvertidos del cantante y que palidece en figuración al lado de títulos como McCartney o Band on the run . Sin embar-go, es la huella de un músico de talante van-guardista y críptico, que a mediados de los 70 acercó a su nueva banda a un inusitado –y, a momentos, poco descubierto- estándar de sofisticación instrumental.

Jenny WrenTras varios años de aventuras irregulares, de discos que apenas servían de justificación para salir a la ruta y de una creatividad que nunca retornó a sus mejores niveles, el inglés despachó en 2005 el imperdible Chaos and creation in the backyard . Una pieza dotada de melodías simples, de vibra otoñal y que volvían a mostrar a MCartney hablando de personajes cotidianos encapsulados en melo-días universales. El Paul de antes. El Paul de siempre.


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PAUL MCCARTNEY EN ENTREVISTA EXCLUSIVA“EXTRAÑO LOS MOMENTOS CON GEORGE Y JOHN”EL EX BEATLE, QUE EL MIÉRCOLES 11 TOCARÁ EN EL ESTADIO NACIONAL, HABLA DEL SHOW QUE TRAE, RECUERDA A LENNON Y HARRISON, Y ASEGURA QUE ESTA NO

SERÁ SU ÚLTIMA GIRA.

“Ey, hola, hola, soy Paul”. Paul McCartney está al otro lado de la línea, saluda y termi-na con una espera que duró casi cuatro días al teléfono. “Intenté llamar ayer, desde Londres, pero no logré comunicarme”, agrega, al mismo tiempo que aclara que para conversar no es ni sir ni mister. “Soy sólo Paul”, dice, y le aporta humanidad y espíritu hip-pie al aceitado engranaje de una empresa con más de 40 años en el show business mundial de más alto nivel.

El músico viene a Santia-go luego del concierto que dará este lunes, en Lima, pero también tras sus shows en Sudamérica de noviembre pasado, cuando pasó por Buenos Aires, Porto Alegre y Sao Paulo. “Nosotros sabemos en Inglaterra que los sudamericanos aman la música. Y recuerdo que cuando estuvimos por primera vez allá, el público nos recibió de una manera fantástica. Para quie-nes estamos en esto, es realmente gratificante que la gente sea tan receptiva con lo que hacemos “, monologa McCartney.

¿Cuáles son las diferencias más importantes entre el Paul que vino el año 93 y el de estos días?

Bien, los chicos han creci-do; Linda ya no está. Esa es una enorme diferencia en mi vida. Musicalmente, los años me han hecho sentir más cómodo frente al público. Hoy me resulta más placentero tocar en vivo. Son muchas las diferencias, porque es otro tiempo. Pero lo más impor-tante para mí es lo que no cam-bió, y es que realmente sigo dis-frutando lo que hago. Lo demás

es la vida.

Siendo así, ¿qué hay de cierto en que ésta será su última gira?

Nada. Nunca dije eso. En mis shows, lo último que digo es “Nos vemos la próxima”. A veces lo dice la prensa, o algunos productores se valen de eso para vender más entradas. Pero jamás pensé que esta fuera mi última gira.

Su repertorio actual incluye Here today, A day in the life y Give peace a chance, tres cancio-nes ligadas a John Lennon. ¿Le produce alguna sensación espe-cial cantarlas hoy, cuando John cumpliría 70 años y a 30 de su asesinato?

Siempre es especial. Hubo una época en la que prefería no can-tar otras canciones que no fue-ran las mías. Pero, por una o dos razones, comencé a cantar can-ciones de George y de John. Por un lado, porque disfruto hacerlo. Pero la razón principal por la que las canto es porque creo que son muy buenas canciones. Además, he tenido una gran influencia en A day in the life. Es una canción que hemos escrito entre los dos. El llegó un día a mi casa y tenía el primer verso. Después, conti-nuamos escribiéndola juntos. Y cuando la canto puedo vernos a los dos, escribiendo, pasándola bien, mirándonos el uno al otro, riéndonos juntos. Recuerdo to-dos esos momentos.

¿Extraña esos momentos?

Los extraño. Pero también es cierto que, habiendo escrito muy buenas canciones, ya no había

más posibilidad de que siguiéra-mos haciéndolo juntos. Lo había-mos hecho todo.

En Here today usted habla de su amor por John. ¿Pudo alguna vez decírselo por aquellos días?

No. Estoy seguro de que los dos lo sentíamos. Pero no es algo que dos muchachos suelan decirse. Si fueran gays, puede ser. De lo con-trario, no es frecuente que eso suceda.

El peso del legado Beatle es in-soslayable. En ese marco, ¿cuán importante es que su público les preste atención a sus nuevas canciones?

En verdad, aun con The Beatles era difícil hacer escuchar las nue-vas canciones, porque el público prefiere escuchar las que ya co-noce. Cuando estrenamos Baby’s in black , por ejemplo, la reacción fue muy diferente a cuando to-cábamos los hits. No siento que sea tan importante que le presten atención a lo nuevo, pero lo inte-resante es que, con el tiempo, hay quien tras escuchar alguna can-ción que no llegó a ser un hit se acerca para decir: “Ey, qué buena canción. No la conocía”. Me gusta que eso pase.

Hace un tiempo se reeditó Band on the run. ¿Algo lo sorprendió durante su remasterización?

Me llamó la atención el sonido que habíamos logrado. Sonaba excéntrico. Inusual. Yo no suelo escuchar mis álbumes. Siempre estoy mirando hacia delante. En-tonces, fue una oportunidad de chequear, prestar atención y de-


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cir “Guau, esto sonaba mejor de lo que creía”. Además, pienso que es una buena manera de que las generaciones más jóvenes conoz-can el material.

¿Y qué sentido tiene incluir las versiones que fueron descarta-das en aquel momento?

Cuando haces un disco, pones ahí lo que piensas que es lo mejor, en ese momento. Pero al volver sobre ese material, tanto tiempo después, es como desempolvar fotos familiares viejas y decir: “Ey, ¡qué buena foto! ¿Cómo no la había visto antes?”. Entonces, creo que algunas de las versiones que hemos incluido suenan bien y permiten ver el álbum desde otra perspectiva. Había una ver-sión de Nineteen hundred and eighty-five que me pareció real-mente buena, y de hecho ahora la estamos tocando en vivo.

¿Cómo se lleva esta idea de ree-ditar su discografía anterior con las letras de su último álbum, Memory almost full, en las que habla de no estancarse en el pa-sado? ¿No es una contradicción? ¿Algo así como poner su pasado en competencia con su presente?

Estoy de acuerdo. Más de una vez lo he pensado así. Y creo, en de-finitiva, que no son muchos quie-nes tienen la fortuna de competir contra sí mismos. Por suerte, yo he podido hacer un disco, luego otro y luego otro más. Ya con The Beatles, cuando comenzaba a tra-bajar en un nuevo disco, escucha-ba el anterior y decía: “Bien, esto está muy bien. Ahora tenemos que mejorarlo”. Me gusta com-petir conmigo mismo. Cuando yo me siento a escribir algo, yo sé que estoy compitiendo con Yes-terday o con The long and win-ding road. Canciones que están en un nivel muy alto para que las

pueda superar, para poder batir-las en la competencia.

Una competencia más que dura.

Es un buen desafío para enfren-tar. Si hubiera algún otro com-positor escribiendo las canciones con las que debiera competir, sería menos atractivo para mí. Siendo yo, me parece interesante enfrentarlo.

¿Qué planes tiene tras el Up and coming tour?

Estoy trabajando en la composi-ción de nuevas canciones, para lo que va a ser un nuevo álbum de estudio. También seguiremos re-masterizando mis discos anterio-res. Siempre tengo algo para ha-cer. El último día de algo siempre es el primero de algo nuevo.

El cantante se casará por tercera vez

Algunos dijeron que después de su mala experiencia con Heather Mills nunca se volvería a casar. Otros comenzaron a anunciar su tercer matrimonio apenas su nueva relación se hizo conocida. Pero lo cierto es que Paul McCartney (68) finalmente se decidió y se casará con su novia de hace cuatro años, la ejecutiva Nancy Shavell (51), como confirmó el representante del artista ayer, sin dar mayores detalles de la futura unión.

La pareja se conoció en 2007, un año antes de que se oficializara el divorcio del ex Beatle de Mills, su segunda esposa, con un acuerdo que le terminó costando US$ 49 millones. McCartney y Shevell coinci-dieron en una estadía en los Hamptons, donde ambos tienen casas, y ahí comenzó el romance, que se reveló precisamente en ese lugar, cuando fueron sorprendidos besándose en un auto.

Según publicó la revista People, la propuesta fue “con anillo y todo, muy excitante”, citando a un cercano a la pareja. El Daily Mail, en tanto, informó que la hija diseñadora del cantante, Stella, está “encanta-da” con la noticia.

Shevell viene de un mundo totalmente ajeno a la música. Así, es la vicepresidenta administrativa de una compañía de camiones y del Shevell Group of Companies, que es manejada por su padre. Eso, ade-más de su labor en el directorio de la MTA (Metropolitan Transportation Authority) de Nueva York. Tiene un matrimonio anterior y un hijo ado-lescente.


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