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literaturacolombianabygermanherrerajimenez.files.wordpress.com.…  · Web viewAhora ya sabemos que el verso viene de la primera publicación, ... “solo”,“solo y mudo” ;

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JOSE ASUNCION SILVA

OBRACOMPLETA

INDICEprlogo por Eduardo Camacho Guizado [IX]CRITERIO DE ESTA EDICION [LUI]POESIAEL LIBRO DE VERSOSAl odo del lector [3]Infancia [3]Crislidas [5]Los maderos de San Juan [6]Crepsculo [7]Al pie de la estatua [9]Pginas suyasJuntos los dos [18]A veces cuando en alta noche [18]Poeta, di paso [19]Nocturno [20]SitiosLa voz de las cosas [22]Obra humana [22]Ars [23]Vejeces [23]Resurrecciones [24]Mariposas [25]Nupcial [25]. (Estrellas que entre lo sombro) [26]Serenata [27]Taller moderno [27]Un poema [28]Midnight dreams [29]Paisaje tropical [30]CenizasLzaro [31]Luz de luna [31]Muertos [33]Triste [34]Psicopata [35]Don Juan de Covadonga [37]Da de difuntos [39]Las voces silenciosas [43]GOTAS AMARGASAvant-propos [45]El mal del siglo [46]La respuesta de la Tierra [46]Lentes ajenos [47]Cpsulas [48]Madrigal [49]Enfermedades de la niez [49]Psicoteraputica [49]Futura [50]Zoospermos [51]Filosofas [53]Idilio [55]Egalit [55]Resurrexit [56]VERSOS VARIOSPrimera Comunin [57]Idilio [57]Suspiro [58]Las arpas [59]Perdida [59]La ventana [61]Crepsculo [63]Notas perdidas [63]IV [64]IX [65]X [65]XIV [66]En la muerte de mi amigo Luis A. Vergara R. [67]Las golondrinas [69]Imitacin [70]Encontrars poesa [71]Realidad [72]A un pesimista [72]Voz de marcha [73]Estrellas fijas [75]El recluta [75]La calavera [77]A Diego Falln [78]El alma de la rosa [78]A ti [79]Sinfona color de fresas en leche [80]La ltima despedida [81]Sus dos mesas [82]Paseo [82]Seor! Mirad las almas. . .! [83]Convenio [84]Cuando hagas una estrofa. . . [84]De los rosados labios. . . [84]Sonetos negros [85].(Por qu de los clidos besos) [86]Nocturno [86]Poesa viva [87]Ronda (88)Necedad yanqui [89]POEMAS ATRIBUIDOS A SILVARien du tout [91]Viejo rosal [91 ]Para qu quieres versos. . .? [92]Armonas [92]Nidos [92]NOTAS Y VARIANTES [95]PROSADE SOBREMESA [109]PROSAS BREVESLa protesta de la Musa [245]Transposiciones [247]Suspiros [252]El paraguas del Padre Len [254]Crtica ligera [256]Doctor Rafael Nez [260]Anatole France [270]El Conde Len Tolstoi [273]Prlogo al poema intitulado Bienaventurados los que lloran"de Federico Rivas Frade [275]Pierre Loti [277]NOTAS Y VARIANTES [279]CRONOLOGA [281]BIBLIOGRAFA [315]PROLOGOE l caso Silva resulta extraordinariamente interesante para comprenderla situacin de cierto tipo de intelectual en los medios dominantes latinoamericanosde fines del siglo xix, y para comprender tambin cmofunciona la mentalidad mitificante del aficionado a las letras, especialmenteen un pas como Colombia, donde la literatura y la cultura, lossabios y los poetas han constituido un preciado mito de ciertos sectoresde las clases medias y altas. Jos Asuncin ha llegado a ser una especiede leyenda, un caso de la sensibilidad potica, de la exquisitez deespritu, de la genialidad enfermiza, de los desvos del ser superior, delconflicto con la realidad que tiene toda alma privilegiada, y en fin, dela psicopatologa del genio artstico. Su vida y actitudes de dandy, sudesdn aristocrtico y decadente, sus comentadas relaciones con su hermanaElvira, las circunstancias de su suicidio a tan temprana edad y,desde luego, su Nocturno mayor, han configurado la leyenda. Por otraparte, es uno de los poetas cuya obra se ha editado ms en toda lahistoria de las letras colombianas: el Nocturno podra ser, incluso,el poema ms editado y ledo de todas las letras hispnicas. Ningnotro poeta ha merecido tantos homenajes (eso s, despus de muerto)en esta tierra de poetas, como irnicamente, sin duda, solan llamara Colombia.Cules son las razones de tal culto? Todo tiene que ver, seguramente,con el momento histrico en que Silva vivi, con su medio social y desdeluego con las calidades de su obra.Su vida no tuvo la espectacularidad pblica de su muerte por suicidioantes de cumplir los 31 aos, ni fue tan agitada, pintoresca oexcntrica como la de otros contemporneos suyos. Sin embargo, susamigos y bigrafos se han encargado de potenciar los rasgos de suIXleyenda, y pocas voces lcidas y sensatas se han escuchado cuando sehabla de Silva 1.Nace en plena poca de convulsiones polticas y econmicas. Estudiosreducidos e ineficaces; como ha dicho su gran amigo Baldomero SannCano, el da que sinti las mordeduras del genio sobre la frente, tendila vista hacia atrs para averiguar lo que haba aprendido en la escuelay descubrir, como todos nosotros, que no saba nada. As, toda su formacines autodidacta y ste es un hecho que se olvida frecuentemente,ya que suele presentrsele como poco menos que un erudito en filosofa,psicologa, medicina (el hecho de que se hiciera indicar, el da anteriora su suicidio, el lugar del corazn, pone en duda la veracidad de talesatribuciones), literatura, etc. Desde luego, realiz el periplo obligadode los intelectuales de su clase en la Latinoamrica de fin de siglo:Pars, an muy joven y por poco tiempo. Luego ir a Caracas, en elservicio diplomtico. Su cultura es diletante y sus lecturas, al parecerabundantsimas, en muchos casos resultan desordenadas, mal asimiladasy anodinas. Su curiosidad intelectual se saciaba en el ltimo libro quecaa en sus manos y muchas veces en obras de las que por fortunano guardamos ningn recuerdo. De muy joven ley y tradujo a Mauricede Gurin y a Branger2; luego, con apasionamiento justificable, aHugo, Tennyson, Sully Prudhomme; no descuid a Edgar Alian Poe,Baudelaire o a Bcquer; pero sus maestros tambin fueron Joaqun MaraBartrina, don Ramn de Campoamor y el inefable don Gaspar Nezde Arce. Poco hay en su obra que permita creer que gust de (o quele influy) la obra de Verlaine, Mallarm, y desde luego ignor completamentea Rimbaud 3. En este sentido su obra es, en buena parte,1 La bibliografa sobre Silva, sobre el caso humano, sobre su psicologa, etc.,es tan estrambtica como abundante. La intuitiva simpata que suscita el poetaperseguido por el srdido mundo del "materialismo, las ejecuciones judicialespor deudas de negocios, suelen excitar al impenitente romntico que duerme enla pluma de muchos de nuestros crticos. Destaquemos aqu, sin embargo, elartculo de Camilo de Brigard Silva, sobrino del poeta, titulado El infortuniocomercial de Silva, incluido en las Obras completas, edicin del Banco de laRepblica, Bogot, 1965; este artculo sobrio, informativo y documentado contrastanotablemente con tantas indigestas leyendas psicobiolgicas de criollos bigrafos.2 Son curiosas las coincidencias entre Gurin (1810-1839) y Silva: el amorpor la hermana, la muerte prematura, por ejemplo.3 Resulta curiossimo examinar las menciones que hace el propio Silva en laobra literaria o en la correspondencia de los autores que dice conocer; he aqu algunas,al azar: Spinoza, Spencer, Wundt, Max Nordau, Verlaine, Taine, Tolstoi,Pierre Loti, Paul Bourget, Mara Bashkirtseff, Sully Prudhomme, Maurice de Gurin,Branguer, Pereda, Nez de Arce, Renn, Mauricio Barrs, D'Annunzio,Zola, Mallarm, Claude Bernard, etc. Existe una mencin reveladora. Cuandodebe entregar sus libros en parte de pago de sus deudas, en la lista aparecen estosttulos: un ejemplar de Ismaelillo, de pasta marroqu blanco con esquinas deoro, seguido de la anotacin regalo de Jos Mart ( . . . ) un ejemplar de Arebours, pasta marroqu rojo, regalo de S. Ma llarm ... (cit. por de Brigard,art. cit., pg. 394). Las relaciones entre Silva y Mallarm eran, al parecer, muyamistosas, ya que en alguna ocasin el colombiano le enva al francs una orqudeavenezolana, que ste le agradece en una esquela. Sin embargo, no aparecenun intento de imitacin, asimilacin y adaptacin de las letras decimonnicaseuropeas, espaolas o francesas, o incluso, norteamericanas (Poe).Es decir, una obra culturalmente colonizada, como casi toda la poesamodernista y como una muy buena parte de las letras latinoamericanasque, sin embargo, ofrecen algo propio y diferente.La actitud potica de Silva expresa formalmente el mismo conflictoque expresa la de los poetas franceses del simbolismo y de la modernidad:la hostilidad del capitalismo y de la burguesa que, segn los casos, naceo se afirma contra el arte y la cultura. Silva formula este conflicto deuna manera peculiar, sin distinguir tal vez muy claramente los trminosque se enfrentan. Desde luego, tal conflicto no puede plantearse enColombia o en Latinoamrica en los mismos trminos europeos, ya quees difcil hablar de burguesa en el sentido clsico o tcnico del trminoen el continente, especialmente en aquellos tiempos, aunque el auge decierta clase social de comerciantes se deba a la inyeccin capitalista delcomercio exterior, en buena parte. Pero, indudablemente, Silva se sentatan rechazado, incomprendido y hostilizado por su medio ambiente, porsu propia clase, como Baudelaire por la burguesa triunfante a partirde la segunda mitad del siglo xix. No slo tenemos al respecto lasprotestas de Silva contra la realidad, sino la persecucin desatadacontra l, que comienza en cierta manera en los reproches de su madrepor escribir poesa, y llega hasta la justicia, que le acos con cincuentay dos ejecuciones, al quebrar su negocio y fracasar como comerciante,en parte debido a las consecuencias de la guerra civil de 1885, en partea su falta de espritu burgus y de talante capitalista.Que Silva se hallaba en contraposicin a su clase se ha convertidoen un lugar comn entre los que se han ocupado de su obra. Oue lextrem en ocasiones sus desafos a las convenciones sociales de esapequea sociedad pacata y conservadora, tambin resulta ya demasiadorepetido. Que esa sociedad lo hostiliz y persigui en varias formas, yano es tan resabido. Presumido (lo apodaban Jos Presuncin), altivo,aristcrata sin medios, europeizado, dandy descredo y desafiante, fuerechazado por sus propios congneres sociales (y aun por su propiafamilia: su abuela lo ejecut judicialmente por deudas), que se reande l y que contemplaron su ruina y suicidio con frialdad o reproche.Imagen de todos ellos, el temible seor Uribe de su correspondencia,quien, con la Imitacin de Cristo y El progreso del alma del padreFaber, en alto, persigue implacablemente y con gran saa al pobre poetaen quiebra comercial. La escena, relatada por Silva con admirable ysutil irona, es muy ilustrativa; el joven poeta, arruinado pero sinhuellas apreciables de su poesa en la obra de nuestro poeta. En la nica referenciaque aparece en ella, en el artculo El doctor Rafael Nez", Silva cita unverso de Mallarm: La vie est triste, hlasl, et jai lu tous les livres, en vez deLa chair est triste. . . Se dice tambin que Gustave Flaubert le regal la primeraedicin de Las flores del mal de Baudelaire.XIabandonar su actitud snob de noble criollo y de literato, va a proponersoluciones a su rico y despiadado, maguer piadoso, acreedor:Llegu a su cuarto, lo salud con gran cario, me acomod en un silln,encend un cigarrillo turco, y comenc a hablarle. Usted dej de leer unlibro mstico que tena en la mano, la Imitacin de Cristo, o El progresodel alma, del padre Faber, uno de esos libros divinos que aconsejan la mansedumbre,el amor al prjimo, el perdn de las ofensas y el desprendimientode los bienes terrenales; uno de esos libros que usted quera siempre queyo leyera para que abandonara mis malas ideas 4.Al hablar el poeta, el seor Uribe se inflama de celo econmicoreligioso:la ira sagrada de usted no tuvo lmites, yo le deca austed mis frases con el aire de un hombre que sabe lo que hace yque no tiene miedo a nadie, ni a nada. Usted me gritaba furioso quemi tranquilidad revelaba falta de vergenza. . . La santa indignacindel piadoso comerciante y financiero se deba en parte al fracaso desu intento de hacer regresar a Silva al buen camino de la sensatezcomercial y la religin, cosas que para l eran la misma. Ante la ruinatotal, cuenta el poeta, el seor Uribeme aconsejaba la confianza en lo sobrenatural, en los milagros, me hacaleer el libro de Henri Laserre sobre Nuestra Seora de Lourcles y la vidade San Ignacio de Loyola. Otras veces me indicaba medios ms humanos,en una ocasin me aconsej que especulara en minas y en otra que tomaraboleta de la lotera espaola, para ver si me sacaba el groslot.El incidente es muy revelador de la mentalidad del comerciantetpico de la poca y su choque con la actitud del tipo de intelectualque representa Silva.A pesar de que la mayora de los bigrafos han tratado de presentara Silva como un hombre inhbil e incapacitado para actuar en esemundo comercial, el comercio fue su carrera, y el dinero su problemaconstante. El problema no era de inhabilidad o de incapacidad; msbien era de gustos y de desprecios. En aquellos das, en aquella estrechay mezquina alta sociedad bogotana de su poca seguramente no habaninguna posibilidad de hacer otra cosa para alguien como l. Desdemuy joven fue impulsado por su padre al comercio. En 1884, cuandoapenas contaba 19 aos, lo asoci a su casa de comercio, para locual fue necesario obtener la habilitacin de edad. En 1885 el poetaviaj a Francia, enviado por su padre, con el probable propsito deque entrara en contacto con los fabricantes y comisionistas que surtande mercancas el almacn. . . El mismo Brigard opina que sus dificultadeseconmicas hubieran podido ser sorteadas4 Brigard, art. cit., pg. 408.XIIsi Silva hubiera posedo en el fondo un temperamento mercantil, pero suextraordinaria sensibilidad de artista no era la ms apropiada para el manejode estos bajos intereses materiales, y esa manera de considerar la vida, aque lo inclinaba su inteligencia, lo pona en constante conflicto con el medioen que necesariamente deba desarrollar sus actividades, granjendole laantipata de muchos y la enemistad de otros.Sin embargo, en otro lugar tambin dice: A pesar de su juventud,Silva demostr, desde su primer contacto con los negocios, un esprituaplomado y previsivo ( . . . ) .Desde luego, hay una contradiccin entre el espritu aplomado yprevisivo y la extraordinaria sensibilidad de artista, pero parece aclaradoahora que Silva se estrell contra las circunstancias econmicasy culturales del pas y de la ciudad y contra la hostilidad, envidia yjustificable antipata de enemigos y amigos que no quisieron ayudara este extrao personaje tan diferente de ellos y que tanta superioridadexhiba, que los satirizaba constantemente y que no comparta ni suscreencias ni su cortedad de miras 5.Al trasladarse a Caracas, contina con sus proyectos de grandes negocios,pero ya nadie crea ett l, nadie tena confianza en sus habilidadescomerciales. Luego, al regresar a Bogot, instal una fbrica de baldosas,pero tambin fracas y de nuevo comenzaron las persecuciones econmicasy judiciales. Esta vez el poeta no puede soportar la situaciny se suicida. A pesar de la leyenda tejida alrededor de su muerte, laversin ms sensata parece ser sta: su muerte se debi, como causainmediata, a su fracaso comercial y social, a sus deudas que no podasatisfacer, es decir, a su choque con lo que su sobrino y editor llamalos bajos intereses materiales y que l llamaba "struggle forlfero .5 Baldomero Sann Cano ha dicho, en sus reproducidsimas Notas, que "elmedio donde se agitaba le cerr todos los caminos . Su descendiente describe asel ambiente econmico de la ciudad y la actitud del poeta: slo dos o tres bancosejercan las funciones del crdito y ellos estaban dirigidos por un reducido grupode gentes adineradas, sin cuya aquiescencia era imposible conseguir un prstamo.Como no existan las industrias, fuera del comercio y la agricultura, eran pocaslas actividades a que los ciudadanos podan dedicarse. Silva, posiblemente noambicionaba la riqueza, pero s las cosas que con ella se podan adquirir. El, detan depurado y exquisito gusto en su obra potica, no haba podido sustraerse alsnobismo fin de siglo que predominaba en el mundo y especialmente en Francia.Gustaba (3e vestirse bien, tal vez en forma exagerada para la poca, amaba lasobras de arte, las joyas, las ediciones de lujo, los cigarrillos turcos, el t chino.Austero en su vida afectiva, viva obsesionado por el lujo ( . . . ) Ms que en suscapacidades como escritor o como poeta, crea y confiaba en su habilidad comohombre de negocios y como capitn de grandes empresas, art. cit., pg. 411.Vanse abundantes ilustraciones de la obra de Silva en la Introduccin a nuestrolibro La poesa de Jos Asuncin Silva, Bogot, Universidad de los Andes, 1968.6 En carta a Sann Cano: Usted que, a Dios gracias v para bien de su alma,no es ambicioso, no sabe cmo es la fiebrecita de ganar dinero que le entra a unstruggle fo rlfe ro ... . En la edicin del Banco de la Repblica, ya citada (enadelante E. BR.), pg. 381.XIIIEn ltimo trmino, a un choque profundo con su sociedad. Sin dudalos aos ms odiosos de su vida son los inmediatamente anteriores a suviaje a Caracas. En 1894 escribe a Baldomero Sann Cano sobre elposible traslado de su madre y su hermana a la capital venezolana:( . . . ) cuando recuerdo los dos ltimos aos, las decepciones, las luchas,mis cincuenta y dos ejecuciones, el papel moneda, los chismes bogotanos,aquella vida de convento, aquella distancia del mundo, lo acepto todo conla esperanza de arrancar a mis viejas encantadoras de esa culta capital 7.Evidentemente, Silva quera ser rico, cosmopolita, tener xito enlos negocios, triunfar con la imaginacin; pero despreciaba su mediosocial, la esmirriada clase en que se mova, la mezquindad y la pequeezde su ambiente; el dinero para l era una manera de salir, de abandonar,de ignorar ese medio y esa clase. Su conflicto no era tanto con el dineromismo cuanto con la vulgaridad y la tontera maliciosa de los seoresUribe, y con la falta de respuesta que encontraba en otras clasessociales, analfabetas y explotadas. Silva rechazaba el presente, el aquy el ahora, pero en trminos concretos, no en abstracto. Estos trminosse generalizan en su obra, pero siempre parten de una base concreta.El rechazo del presente y la condena que hace repetidas veces de larealidad, son generalizaciones del conflicto con su circunstancia inmediata,su situacin concreta, en medio de ese ambiente confuso yconvulsionado, mezcla de arcasmo y modernidad, del fin de siglo.Nuestra poca mediocre y ruin; estas sociedades decrpitas, sonfrases que en De sobremesa se pueden encontrar con frecuencia, ascomo tambin en algunos poemas. Presente y realidad son trminosequivalentes en una pgina de la novela que merece transcribirse apesar de su extensin, ya que plantea ese conocido y acuciante conflictodel intelectual latinoamericano de la poca: la materia y el espritu:La realidad. . . ? Llaman realidad a todo lo mediocre, todo lo trivial, todolo insignificante, todo lo despreciable; un hombre prctico es el que poniendouna inteligencia escasa al servicio de pasiones mediocres, se constituye unarenta vitalicia de impresiones que no valen la pena de sentirlas ( . . . ) .La realidad! La vida real! Los hombres prcticos!... Horror!... Serprctico es aplicarse a una empresa mezquina y ridicula, a una empresa deaquellas que vosotros despreciasteis, oh! colosos, oh! creadores, oh! padresde los que llamamos el alma humana, que impedisteis con vuestra sublimeslocuras que nuestros ojos iluminados por un resto de la luz que irradide vuestros espritus, no sean los ojos tonos de los rumiantes. . . ) Vosotrosno fuisteis prcticos! oh! poetas, oh! genios, oh! faros, oh! padresdel espritu humano que atravesasteis la vida amando, odiando, cantando, soando,mendigando mientras que los otros se enriquecan, gozaban y moransatisfechos y tranquilos!7 Id. Ibid., pg. 384.XIVNo es difcil reconocer los trminos concretos a los que se refiereSilva: el mundo del capitalismo, el avasallador desarrollo de la burguesamoderna. Obsrvese el tono econmico de la definicin. Dice enotra parte: Pero, qu es la vida real, dime, la vida burguesa, sinemociones y sin curiosidad?Y sin embargo Silva conoci una cierta popularidad como poeta.Cuando sale de Bogot, camino de Caracas, se detiene unos das enCartagena. Esta ciudad tropical, donde la naciente burguesa no haquitado an el tono a una vida sencilla, natural y arcaica, impresionafavorablemente al poeta. En primer lugar, lo que llama la simpatay sencillez de costumbres de la gente de aqu. Nada de tiesura, nadade pose , aade en una carta a su madre. Al hablar de doa SoledadRomn, la esposa del presidente Rafael Nez, dice:Doa Sola tiene en la calle de Lozano una cigarrera y otra en otro lugary un cochecito de alquiler por horas. Enrique Romn, el Gobernador, se pasatodos los ratos en que no est en la Gobernacin en su botica despachando lmismo. Es muy simptico eso y lo hace a uno descansar de los tipos artificialesy llenos de prentensiones que tanto abundan en esa ciudad.Tambin compara el bajo pueblo favorablemente para el de lacosta: Con toda su fealdad, el bajo pueblo negro es ms atrayente queel nuestro; la gente se mueve, grita, chapurrea ingls, francs, no tieneel dejo terrible de nuestros pobres sabaneros.Como deca, all encuentra admiradores de su obra. Al hablar delGobernador Romn, dice:No se ran ni lo tomen a vanidad si les cuento que l y diez o doce ms mehan dicho de memoria Las dos mesas, Suspiros, La serenata, Azahares,en fin, todo lo que he publicado. Los versos a Rubn Dario los dicen veinteo treinta. Rtmica reina lrica forma parte del saludo que me hace cadapersona a quien me presentan. Yo me ro de la fama literaria, pero, francamenteno deja de ser cmodo que lo conozcan a uno de nombre y quele traten con las consideraciones con que me tratan 8.Esta popularidad iba a crecer considerablemente con la publicacindel Nocturno ("Una noche". . .) en La lectura para todos, de la mismaCartagena, en julio de 1894. Sin embargo, Silva no fue poeta en sutierra, o al menos no lo fue tanto como en otras. Sann Cano cuenta8 Esta carta, de agosto de 1894, publicada en la Ed. BR, es doblemente importante,ya que seala algunos poemas y confirma la paternidad de "Rtmica reinalrica, poema que inexplicablemente, como otros muchos, no figura en las edicionescolombianas de poemas u obras completas. Esto es especialmente extrao,ya que uno de los editores de la edicin del BR es el propio seor Miiamn, encuyo libro Jos Asuncin Silva, publicado muchsimos aos antes (19 3 7 ), seincluye el texto del poema.xvque, cuando sali el Nocturno, la sensacin del gran pblico fue deestupor. Los menos inteligentes la tomaron de memoria para rerse asolas, juzgndola obra de mistificador. No le hicieron justicia sinotarde y a regaadientes, cuando la prensa del continente se apoder deella con asombrado amor 9. Es verdad, como dice el mismo Sann Cano,que lo que apareci antes de su muerte no fue sino la menor partede su obra potica, y no la ms caracterstica, seguramente 10, y portanto no pudo ser justipreciada en su verdadero valor, pero tambin escierto que Silva pareca preferir el xito comercial o mercantil al xitoliterario, como dice Brigard. Para l pudo ser una tragedia el tenerque decidirse por el comercio simple en un almacn de novedadesfrente al comercio de las ideas, en frase de Sann Cano, pero eso noes ms que un aspecto de la verdadera tragedia: la progresiva degradacindel mundo, el veloz aburguesamiento de la vida, la invasincapitalista.No creo que exista ninguna duda de que la poesa de Silva es laque inicia en Colombia la literatura moderna. Antes de Silva, todo essiglo xix, sin excepcin: Silva inaugura nuestro tiempo. Principalmente,claro, con el Nocturno Silva se aventura en el irracionalismo, enel clima misterioso que ya los simbolistas europeos haban inaugurado.La esttica de lo raro, lo misterioso, lo invisible, lo neurtico, extico,etc., es inaugurada por l en las letras colombianas. Quizs esto notenga demasiada importancia en otros pases de tradiciones ms liberalesy menos clasicistas; pero en un pas cuyas clases dirigentes han demostradoen general tan arraigado conservadurismo; en donde se aplasttan pronto y tan definitivamente todo progresismo, el valor de la actitudy la obra de Silva es histricamente muy considerable, aunque el dela primera sea, ms que todo, ejemplar o ilustrativo. Silva es, a sumanera, un rebelde, un rebelde, contra la sociedad en que le toc vivir,y un rebelde, aunque no de manera declarada, contra la poesa de sutiempo. Sin embargo, en el aspecto potico, su actitud no es negativa,ya que no se propone rechazar la poesa de su poca, a la cual debemucho ms de lo que suele decir la crtica; simplemente la supera,la sobrepasa. Si damos un vistazo a la poesa colombiana que antecedea la suya, la diferencia es tan grande como la que existe entre lapoesa de Bcquer y el rimbombante romanticismo trasnochado de Zorrilla9 Sann Cano, Notas, Ed. BR, pg. 113.10 Desde luego, Sann Cano olvida el Nocturno al afirmar lo anterior, perode todos modos su afirmacin es vlida.11 Las notas de nuevo y diferente aparecen en casi todas las menciones delNocturno. Pedro Henrquez Urea habla del frisson nouveau; Anderson Imbertafirma que es una de las ms altas expresiones lricas de la poca, nueva en timbre,en su tono, en su estructura musical, en su tema fantasmalmente elegiaco,en su rtmica imitacin del sollozo ; Robert Bazin dice que de ese poema sedesprende una msica hasta entonces desconocida para la poesa castellana (Referenciasen nuestro libro ya citado).XVIo el acartonado neoclasicismo de Nez de Arce. No debe olvidarseque antes de Silva el panorama potico colombiano est dominado porfiguras de sentido esttico bastante arcaico: Rafael Nez, Jorge Isaacsy sobre todo Miguel Antonio Caro. Slo la gran figura de Rafael Pombose acerca en este sentido a la de Silva. Pero nada hay en la literaturacolombiana del xix que pueda compararse a los turbadores versos delNocturno o a la soberbia matizacin de Poeta, di paso. . . Novelistafrustrado y poeta que, cuando abandona su lnea doliente, interrogante,de un romanticismo depurado y se aventura en el verso pico, cae enla retrica dieciochesca (a lo Quintana, a lo M. A. Caro), de Alpie de la estatua ; tambin incursiona por los campos de la stiracon poca suerte potica, pero con indudable acierto histrico, ya queen este sentido su obra tiene un significado anlogo al que la crticacontempornea atribuye a la poesa (o antipoesa) de Campoamor 12.Silva es nuestro primer antipoeta, precursor del gran Luis Carlos Lpezen no pocos aspectos.El tono intimista, familiar, nostlgico y sin pedanteras ni ripiosde los poemas que evocan la infancia; la sinceridad y los aciertosrtmicos y los matices de los poemas en que evoca su amor muerto;algunos aciertos parciales de sus poemas satricos, pero, sobretodo, elgran acierto integral del Nocturno tanto en lengua, en ritmo, en tono,en sentimiento, en suspenso, en expresin del misterio, como en suoportunidad histrico-literaria, hacen de Silva nuestro primer poetadel siglo xix.Desde luego, Silva, como Mart, como Julin del Casal, es un poetafrustrado. Ellos componen esa triloga tan sorprendente de poetasrenovadores premodernistas, los llaman injustamente los manuales,muertos en la flor de la edad 13. Cabe preguntarse por las razones deque todos estos delicados y renovadores poetas no hayan dejado atrsla juventud. No tratar de ensayar aqu una respuesta que me desviaraconsiderablemente de mis propsitos. La temprana muerte de los artistasexcita inevitablemente la curiosidad por la obra no escrita, por lo que12 Por ejemplo, las palabras lcidas de Luis Cernuda, el libro de Vicente Gaos,las revaluaciones de Dmaso Alonso, Jos Luis Cano, etc. Cfr. nuestro libro Laelega funeral en la poesa espaola, Madrid, Gredos, 1969, pgs. 264 y ss. Son,por otra parte, muy importantes las definiciones de Roberto Fernndez Retamarsobre la antipoesa, en Antipoesa y poesa conversacional en Amrica Latina,incluido en Panorama de la actual literatura latinoamericana, La Habana, Casade las Amricas, 1969.13 Los poetas y artistas muertos jvenes son muchos, como es bien sabido. Mencionemosaqu slo a los que tienen alguna relacin con el autor del Nocturno :Casal, muerto a los 30 aos; Mart, a los 42; Bcquer, a los 34; Gutirrez Njera,a los 36; el propio Daro, muerto a los 49 en plena ruina fsica, tampoco alcanzauna vida de duracin normal. Entre los escritores franceses tambin es abundanteeste fenmeno, pues Nerval y Baudelaire mueren antes de cumplir los cincuentaaos; Rimbaud, a los 37; Laforgue a los 27. Mara Baskirtseff, a quien tantoestimaba Silva, muere de tisis a los 24. Sin olvidar a Gurin, muerto a los 29.XVIIpudo ser. En el caso de Silva, esta pregunta es incluso ms obligada alver los pocos pero soberbios logros de su obra juvenil. Sin embargo,resulta ocioso plantearse tales cuestiones y lo que importa ms bienes intentar ubicar histrica y literariamente su obra.La segunda mitad del siglo x ix presencia la elaboracin de unaliteratura que representa la emergencia de un continente surgido deuna larga lucha de liberacin y cuya inteligencia se pregunta por susentido histrico y por su lugar en el mundo. La prosa intenta dar unarespuesta a estos interrogantes en la accin y la obra de pensadores,novelistas, ensayistas, polticos, desde Bolvar a Mart, pasando porSarmiento. El continente se abre a las influencias de otras culturas nohispanas. Como territorio que abandona un estado colonial y se adentraen el neocolonialismo cultural y econmico, ms sutil que la antiguadominacin metropolitana, pero no menos omnipresente, los pases latinoamericanoso mejor, sus clases dirigentes, absorben porosamentey con avidez la cultura europea que tanto tiempo les fuera negada porla metrpoli espaola 14. Con la independencia ilusoria y la soberanaficticia que proyecta el no tener aparentemente dominacin militar niocupacin fsica del territorio, el continente se figura su libertad y seinventa un alma, un ser extraamente parecido a lo que sus clasesdirigentes creen que es el europeo. Los intelectuales, que pertenecen engeneral a estas clases o que son absorbidos y asimilados por ellas, reflejanen sus obras los conflictos, las contradicciones, los sueos de la minoradirigente. Esta minora quiere actualizarse, quiere ser moderna, quieretener su lugar en el mundo, en la historia coetnea. Al respecto OctavioPaz dice:Slo aquellos que no se sienten del todo en el presente, aquellos que sesaben fuera de la historia viva, postulan la contemporaneidad como unameta ( . . . ) Desear ser ( . . . ) contemporneo implica una voluntad departicipar, as sea idealmente, en la gesta del tiempo, compartir una historiaque, siendo ajena, de alguna manera hacemos nuestra.Silva expresa este deseo de integracin con la cultura de las nuevasmetrpolis, pero tambin su repulsa y rechazo por la mediocridad y ladegradacin de su tiempo y circunstancia inmediatos. Paz afirma: Seha dicho que el modernismo fue una evasin d la realidad americana.Ms cierto sera decir que fue una fuga de la actualidad local queera, a sus ojos, un anacronismo en busca de una actualidad universal,la nica y verdadera actualidad. Silva expresa unos deseos que suscontemporneos todava no han formulado y casi dira que sentido, pero14 Octavio Paz ha dicho, con respecto al modernismo: El amor a la modernidadno es culto a la moda: es voluntad de participacin en una plenitud histricahasta entonces vedada a los hispanoamericanos . "El caracol y la sirena,en Cuadrivio, Mxico, Joaqun Mortiz, 1965, pg. 18.xvmtambin formula unas crticas que stos no pudieron ni asimilar nitolerar.Recientemente, Roberto Fernndez Retamar ha planteado el modernismocon un fenmeno cultural nacido del subdesarrollo y de laexclusin histrica de Espaa y de Latinoamrica 15. Pero el modernismoimplica tambin un doloroso desgarrn entre el disfrute del capitalismo,entre ese lujo, esa riqueza y ese refinamiento que el imperialismoderrocha en museos y salones, y el subdesarrollo menesteroso delos pases latinoamericanos. Y, como ha dicho Fernndez Retamar, estambin cierto que cuantos ms aislado y pobre, cuanto ms alejado estun pas de la penetracin capitalista (Nicaragua, Colombia. . . ) , msflorece en l el modernismo como exaltacin de ese lujo y esa riquezaajenas, parisienses, imperiales y de museo, pero tambin mayor conflictohay entre el poeta y su medio local. Esto puede muy bien explicarel caso Silva.Es Silva un poeta burgus, representante de esa incipiente burguesadel comercio, surgida entre los terratenientes y una clase proletariaan sin voz, que expresa su anhelos y nostalgias, su deseo de plenitudy de asimilacin a la clase de los amos metropolitanos, su aristocraciaimposible? Tal vez lo ms cierto sea decir que Silva expresa la vaciedadhistrica de esta clase, su falta de configuracin real. No es burguesaan; nunca podr ser aristocracia: no tiene ni las ventajas de la primera(estabilidad econmica, dinero, modernidad), y s sus carencias, ascomo de la segunda slo tiene formas ilusorias. Silva es, en este sentido,y como todo intelectual latinoamericano de su poca, un desclasado.O es que se puede insertar a Rubn Daro, por ejemplo, en la burguesanicaragense? Estos intelectuales registran ese oscilar del continenteentre dos imperialismos y ese vaco social y cultural que es originadoen el mundo moderno por la presencia de elementos arcaicos endura pugna con las innovaciones y por una deformacin del procesohistrico llevada a cabo por el imperialismo, es decir, en una palabra,por el secuestro econmico, social y cultural a que se ven sometidoslos pueblos americanos apenas salidos de la noche colonial.Pero no hay que olvidar en ningn momento que el modernismo es,tambin y principalmente, un resultado de una emergencia histrica, unsurgir, un brotar, un manantial, en suma, al que debemos muchas delas realizaciones de la literatura latinoamericana actual.Silva nace y vive entre crisis econmicas, entre guerras civiles, entretransformaciones sociales y polticas, en medio de grandes cambios enla conciencia religiosa y cultural del pas. El reacciona vivamente contrael proceso de modernizacin, de degradacin que implica el afianzamientode la naciente burguesa dependiente y entra en pugna con todo15 Roberto Fernndez Retamar, Modernismo. Noventiocho. Subdesarrollo, enEnsayo de otro mundo, Santiago, Editorial Universitaria, 1969, pgs. 52-62.XIXlo que ella significa y representa: el materialismo, la vulgaridad, la inautenticidad,la moral del lucro. Pero no hay que olvidar tampoco quecanta un mundo que slo hace posible la plenitud burguesa: el parasosoado del dinero, el acceso a los cerrados salones de la verdadera cultura,de la aristocracia dorada y extranjera. El juicio sobre sus contemporneos,as como su pesimismo ante el futuro, contrastan vivamentecon la actitud afirmativa de compaeros de generacin como Mart y,desde luego, con el arielismo que Rod comunica a Daro y a otros,ms tarde. Silva ve a un Calibn vencedor de un Ariel menesteroso eimpotente en el mundo real, pero capaz de triunfar en el mundo delespritu, de la imaginacin. Su pesimismo contrasta, finalmente, con eldel desintelectualizado Daro y se aproxima al sofisticado cataclismode Schopenhauer, su maestro precisamente porque no tuvo la oportunidadde ver en el futuro cosa distinta a una oscura niebla que emanabade un cadver: el del espritu el de Dios, deca Nietzsche , muertoa manos de gordos alcaldes como el Karl Hamstaengel de su stiraFutura.La obra de Silva es reducida. Muri antes de cumplir 31 aos, y adems,como se sabe, parte de ella se perdi en el naufragio del barcoque lo traa a Colombia en 1895. Hay que considerar tambin su condicinde crivain de dimanche. Slo algunos poemas vieron la luz envida, en peridicos y revistas, pero el grueso de su obra fue publicadopostumamente. Consta sta de un libro organizado por el poeta, otro,de poemas reconstruidos en parte por sus amigos, una serie de poemassueltos, una novela y algunas prosas sobre temas literarios principalmente.Tambin existen algunos poemas de dudosa atribucin o francamenteapcrifos, que demuestran, entre otras cosas, la popularidad desu obra y de su estilo.El primer libro se titula simplemente El libro de versos. Est fechadopor el autor: 1891-1896, pero contiene poemas escritos desde 1883. Sontreinta y una composicin divididas en cuatro secciones, subtituladastres de ellas; en la primera, despus de una especie de introduccin,estn los poemas de tema infantil o en los que aparecen nios; la segundase titula Pginas suyas en que incluye los tres Nocturnos 1G,precedidos por el poema Junto los dos; es la seccin amorosa dellibro y, con justicia, la ms famosa e importante. A continuacin, Sitios,que incluye poemas de temas variados, descripciones, paisajes, estampas,reflexiones lricas, etc. Por ltimo, Cenizas, donde se concentran lospoemas pesimistas, cuyo tema es, en casi todos, la muerte o la degradacinde la vida.16 En muchas ediciones, estos constituyen seccin aparte bajo el subttulo deNocturnos . No as en el manuscrito.XXDesde luego, El libro de versos es la parte central de la obra silviana.Lo dems poemas y la novela adolecen de muchas imperfecciones y defectos,ya que son incompletos, apresurados, insuficientemente elaboradosy, en algunos casos, han sido rechazados por su propio autor. Ellibro de versos, en cambio, est cuidadosamente estructurado: despusde un prlogo al lector, que define la materia y el tono de los poemas,se inicia por la infancia, contina con el intenso amor de la juventud,luego con las observaciones y reflexiones de la vida, y se cierra con lamuerte. El libro constituye una unidad biogrfica, recorre el ciclo humanoy sus preocupaciones dominantes; sus grandes temas son la viday la muerte, el tiempo, el misterio. Desde una evocacin del pasadoinfantil, de estirpe romntica, hasta un enfrentarse al misterio del msall mortuorio, el poeta va poetizando la vida humana con tono pesimistaque se torna amargo paulatinamente hasta llegar al sarcasmo.El primer gran tema es el de infancia. El viejo tema romnticode la edad infantil como poca feliz de la vida, frente al presente dolorosoy negativo. En el caso de Silva, lo rechazado es el presente histrico,la realidad local y mezquina a la que ya nos hemos referido; lacontraimagen 17 se compone de elementos de la infancia individual y genrica,del pasado histrico, de valores extranjeros y exticos, comosuele ocurrir en la obra de romnticos y modernistas. Sin embargo, alexaminar la contraimagen infantil en la poesa de Silva, se echan dever interesantes peculiaridades.En primer trmino, la infancia es un recinto paradisaco, pero real:la evocacin presenta una imagen apenas idealizada, perfectamente reconociblee incluso localizable: el lugar campestre, el valle ameno ; laimaginacin libre, tras los personajes de los cuentos de hadas: el ritualde la Navidad, la inocencia, la calma, la placidez, la suavidad, la dicha. . . Infancia semirrural de la Nueva Granada, momento privilegiadodonde no entran an afanes, civilizacin, tcnica, capitalismo. Unapoca, un lugar, un estado de nimo completamente opuesto no sloal presente, a las actuales horas de amargura, sino al futuro, a esosdas ignorados de angustia y desengao, que presiente la Abuela parasu nieto en Los maderos de San Juan.Los personajes de los cuentos y los juegos infantiles, los lugares, todoello nos sita concretamente en la infancia real de un miembro de laaristocracia sabanera, bogotana, de la segunda mitad del siglo xix. Unnio que, como vemos en Crepsculo, vive ms en lo imaginario queen lo real, en los cuentos de .hadas que en los juegos o en los bancosde la escuela y cuya fantasa es alimentada con toda clase de ficcionesaristocrticas, con la moral del milagro y la solucin sobrenatural de17 Ver nuestro artculo La Gran Negacin y su Contraimagen en la poesa dela generacin del 27, en Studia Hispanica in Honorem R. Lapesa, II, Madrid,Editorial Gredos, 1974, pgs. 157-170.XXICenicienta, la Bella Durmiente, etc. As la imaginacin resulta ser lams preciada facultad de la infancia:Fantsticos cuentos de duendes y hadas,llenos de paisajes y de sugestiones,que abrs a lo lejos amplias perspectivasa las infantiles imaginaciones!Y esta valoracin de la infancia conlleva, desde luego, la devaluacindel presente y el futuro, es decir, de la poca de las relaciones humanas,en la que el mundo se degrada por la ausencia de las antiguas virtudes,placeres y libertades seoriales. La evocacin de la infancia personal sehace reflexin pica sobre el pasado histrico latinoamericano, sobreel futuro y sobre el presente de nuestros pueblos en el nico poemaque Silva escribe sobre Amrica. Vale la pena comentarlo, a pesar de suevidente tono retrico neoclsico, inspirado seguramente y por desgracia,en Quintana, Caro y Nez de Arce. Al pie de la estatua es unpoema dedicado a Bolvar, que Silva recit en la Legacin de Venezuelaen 1895, es decir, un ao antes de su muerte. La fecha esimportante, pues el contenido del poema nos muestra la probable evolucindel pensamiento de Silva, la naciente preocupacin histricay poltica que pareca empezar a dominarle, pero tambin su probable(y deplorable) direccin potica y estilstica. Con una convencin enparte clsica y en parte romntica, la estatua de Bolvar se dirige al poeta.La prosopopeya clsica se complica con el misterio romntico, con esasvoces secretas de las cosas, con esa alma oculta en lo inanimado,que se comunica con el poeta, con quien conversa el alma de las cosas.La voz evoca el pasado indgena y la conquista primeramente: para ella,todas aquellas generaciones pasaron y se olvidaron, C ) no dejaron al pasar ms huellas,con sus gloras, sus luchas y sus duelos,que la deja el pjaro que cruzael azul transparente de los cielos!Slo la generacin de la independencia es exaltada:Una sola, una solageneracin se engrandeci en la luchaque redimi a la Amrica Espaola!Y leg a los poetas del futro,ms nombres que cantar, ms herosmosque narrar a las gentes venideras,que astros guarda el espacio en sus abismosy conchas tiene el mar en sus riberas!XXIIEsta valoracin de la independencia no encierra, desde luego, sentimientosantiespaoles, ya que Espaa es la madre Espaa, sino exaltacindel herosmo, la fuerza, la potencia de aquellos hombres decuerpos de titn y almas enteras, que tanto contrastan con el presente:Ms bien que orgullo, humillacin sentimossi vamos comparandonuestras vidas triviales con las vuestras!Somos como enfermizo descendientede alguna fuerte raza. . .El futuro histrico es mencionado sombramente:el porvenir de luchas y de horrores que le aguarda a la Amrica Latina.Y el juicio sobre su propia generacin, tan negativo, incluye unacuriosa nota literaria, una definicin de la poesa de la poca que Silvaparece rechazar:No ser nuestra enclenquegeneracin menguadala que entrar ose al pico palenquea cantar nuestras glorias!Oh siglo que declinas:te falta el sentimiento de lo grande!Calla el poeta y si la estrofa escandeo huye la vasta pompay le da blando son de bandolinasy no taido de guerrera trompa!Estos versos son muy importantes por lo que implican como definicinde la poca presente, de la degradada actualidad frente al pasado glorioso,y muestran cmo, a medida que pasa el tiempo, el poeta se reafirmaen su condena del tiempo en que le toc vivir.El poema termina como empieza: la mirada del poeta se fija en losnios que juegan en el parque; la loca turba infantil alegra el lugary forjaUn idilio de vida sonrientey de alegra fatuaal pie del pedestal, donde imponentese alza sobre el cielo transparentela epopeya de bronce de la estatua.Esta ltima imagen parece establecer un contraste entre pasado y futuro,entre las glorias de la independencia y las posibilidades de la actualinfancia; pero ya se ha visto el pesimismo histrico constante e inmo-XXIIIdificable del poeta: la baja calidad del presente no permite otra actitudante el futuro que la de la desconfianza y la desesperanza.La segunda seccin del libro, la del amor, est dominada por ese hermosopoema "Poeta, di paso. . tambin conocido como Nocturno II,pero sobre todo por ese opus magnus de la poesa latinoamericana quees el Nocturno.El llamado Nocturno II ( Poeta, di paso. . . ) es un poema tripartitito,cuyo tema es el amor tronchado por la muerte. Su construccines muy sabiamente cuidada: cada una de las tres estrofas es portadorade un recuerdo amoroso que, en la ltima, es el recuerdo de la muerte,de la amada muerta. Cada estrofa comienza por un apostrofe dirigidoal poeta, lo que da al poema un cierto carcter narrativo o de dilogoms que nada interior: Silva, el hombre, se dirige a Silva el poeta, elnico que puede expresar la belleza del recuerdo y la emocin de lahistoria. El tono del poema es susurrante, como un suspiro adolorido:por ello, el poeta debi escribirlo paso.El primer recuerdo es el de los besos furtivos; los inicios amorososa campo abierto, en medio de la naturaleza; pero esto no es ms queancdota y decoracin:La selva negra y mstica fue la alcoba sombra. . .La selva se hace alcoba y, a pesar de ser mstica, no le interesan alpoeta las posibles conexiones entre el acto amoroso y la naturaleza; sta,ms bien, es el marco de la furtividad del amor. El ambiente es sombro,de una oscuridad completa durante los primeros versos; luego aparecela luz, sabiamente graduada. En medio de la sombra total ( . . .laluna no verta / all ni un solo rayo. . . ), de pronto un encenderse querevela el beso:Una errante lucirnaga alumbr nuestro beso. . .La oscuridad as cortada vuelve a ser completa. Pero una claridad, unblancor lento, delicado, comienza a insinuarse casi imperceptiblemente:Entre las nieblas plidas la luna apareca. . .Esta manera de matizar la luz se inspira, desde luego, en el claroscuroromntico, principalmente becqueriano. Aqu, su funcin es la mismaque la de los tonos oscuros y plateados en ciertos grabados: resaltarlas figuras. Esta estrofa (como las otras dos) recuerda un grabado o almenos un dibujo, aunque las dos primeras incluyan movimiento: doscuerpos, tendidos bajo el follaje, a la luz plida de la luna. Pero ademsla escena tiene olores, perfumes: la reseda le da su peculiar aroma;tambin hay una imagen importante que define la tersura de los labiosXXIVfemeninos como seda. Por ltimo, la posesin define el contenido dela estrofa; el poeta repite, emocionado:. . . Temblabas y eras ma.Temblabas y eras ma bajo el follaje espeso.El segundo recuerdo es el de los besos ntimos. Se vuelve a encontrarla misma plasticidad, el mismo dibujo claroscuro. El mbito ahora esotra alcoba, esta vez real, interior: su descripcin est dibujada apenaspor el color rojo de la seda; una lmpara sombra; una alfombra espesa.Y en esta alcoba, los amantes en la posesin:Desnuda t en mis brazos fueron mos tus besos. . .Pero ella est humanizada, ya que no es solamente un cuerpo, unafigura: la definen la melancola y la frescura de virgen, a ms del olora reseda; tiene veinte aos y los cabellos dorados. Pero nada se dice dems: es un t, como en las dems estrofas, el t de la lrica.En la tercera y ltima estrofa, el recuerdo es el del ltimo beso. Unasala mortuoria donde el atad yergue su mole negra, magnficamenteresaltada por el esdrjulo central:El atad herldico en el saln yaca. . .La luz tambin incierta y plida; el rumor de los rezos montonos.Y el olor de reseda y la seda, esta vez negra. La seda y el aroma dela reseda parecen ser el hilo conductor del recuerdo, de la memoriaatormentada: estos dos testigos impasibles presencian tanto los besoscomo la posesin o la muerte. El ambiente de los tres recuerdos esdistinto ya que cada uno est localizado en un espacio diferente: laselva, la alcoba del amor, el saln mortuorio; los dos primeros son deltiempo del amor, el ltimo del tiempo de la muerte. Pero los tres poseenmucho en comn: una pareja humana, un olor, una tela. Lo fsico,lo exterior, no cambia, pero en cambio la muerte ha cambiado radicalmentelo humano. Y el dramatismo del poema consiste en esta mutacinen medio de la permanencia: las cosas permanecen; los hombres semarchan, mueren. El paso del tiempo degrada.El poema es un acierto en todo sentido: rtmico, arquitectnico, sentimental.Toda una historia de amor y muerte apretada en tres estrofasde nueve versos, con caprichosa y difcil versificacin. Tal vez la economaverbal, la ausencia de retrica o de palabras innecesarias, la precisinde lenguaje y de construccin sean lo que ms contribuye a hacerde este atado de palabras un poema soberbio.Sealemos tan slo un detalle estilstico para terminar: se trata delempleo continuado del esdrjulo que, sin embargo, no se hace notar:XXVUna errante lucirnaga alumbr nuestro beso,La selva negra y mstica fue la alcoba sombra. . .Entre las nieblas plidas la luna aparecaApenas alumbraba la lmpara sombraAh, de la noche trgica me acuerdo todava!El atad herldico en el saln yaca,Sinti como a distancia los montonos rezos!T, mustia, yerta y plida entre la negra seda,Perfumaba la atmsfera un olor de reseda,un crucifijo plido los brazos extenday estaba helada y crdena tu boca que fue ma!Cada uno de estos versos es un acierto indudable, un certero logrortmico: uno pone de relieve la luminosidad de la lucirnaga; otro, elambiente raro de la entrega amorosa; otro, la trgica mole del atad;otro, remeda vagamente confusa letana ritual; otro resalta el cuerpo enel atad; los ltimos, el penetrante aroma, el color del crucifijo queextiende los brazos como para arrebatar patticamente el alma de lamuerta, cuya boca vital y hermosa est ahora helada y crdena ; color,luz, grandes sentimientos, volmenes, aromas. . . el esdrjulo, manejadocon mano maestra, como tal vez no lo haba sido antes en castellano,desde don Luis de Gngora, despliega aqu sus amplias posibilidadespoticas 18, dndonos tambin una muestra de lo que era capaz el poetabogotano en sus mejores momentos.Pero es el Nocturno siguiente el gran poema silviano, como es tambinel gran poema colombiano y quin sabe si latinoamericano. Sin estepoema la obra de Silva se hubiera perdido, ahogado entre la multitudde versos que escribieron docenas y docenas de poetas olvidados, unosen imitacin de los parnasianos, otros, de los primeros y ltimos romnticosde Espaa y Francia, otros, muy pocos, de los simbolistas. Si JosAsuncin es uno de los grandes poetas de la literatura latinoamericana,se lo debe a este poema inagotable. El Nocturno es poema ltimo enel sentido de que corona, completa, acaba una obra potica. Es ltimo,y los dems poemas son anteriores, en una perspectiva ascensional.El Nocturno constituye lo que podra llamarse un concierto voclico.Los acentos recorren, como la mano por el piano, notas altas, resonanciasprofundas, prolongaciones vibrantes, pausas y silencios organizadoscon maravillosa precisin y eficacia potica. El verso:18 Desde luego, no aparece aqu otra posibilidad esdrjula, descubierta msadelante por Rubn Daro: la mtrica. Como es sabido, cuando Rubn intentareproducir la mtrica latina, utiliza el viejo recurso, ya usado en el siglo XVIIIpor el poeta espaol Esteban Manuel de Villegas, de considerar el esdrjulo comoun pie dactilico ( o o), asimilando el acento a la vocal larga. Para el problemamtrico, vase La poesa de Jos Asuncin Silva, Apndice: Nota sobre la mtricasilviana.XXVIPor los cielos azulosos, infinitos y profundosesparca su luz blanca,comienza por un predominio del sonido o (por los cielos azulosos) seguidopor un perodo de i (infinitos) que alterna enseguida con la (profundos esparca su I m z ) , para terminar abrindose en la doble a final(blanca). En este contexto, la repeticin de la o produce una impresinde anchura, el sonido de la i y el de la u una de altura y profundidady la a una cierta sensacin de expansin y as, todo el verso aparecehenchido de una infinitud, de una profundidad y de una claridad admirables.La aliteracin es abundante. Podra decirse que hay en el poemacomo una tensin entre sonidos iguales y sonidos diferentes. Los efectossimblicos de los sonidos son casi siempre aciertos esplndidos:Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y[de msicas de alasLa repeticin de la acentuada, los significados sensoriales, el contrastefinal con la a de la asonancia le dan al verso una misteriosa calidad,un particular embrujo que lo sita en un mbito sobrenatural comode coro anglico o de cnticos de extraos habitantes de la noche.Veamos otros ejemplos:Separado de ti misma por la sombra, por el tiempo y[la distanciaLa combinacin de la vocal y nasal ( om, em, an) se repite tres vecesy el efecto logrado es el de realzar el espacio de la separacin por mediode un eco de prolongaciones graves, como el de una lpida sobre unsepulcro.Los acentos tambin logran bellsimos efectos. En el siguiente verso serepite un intento del poema que comentamos inmediatamente antes:Una noche,en que ardan en la sombra nupcial y hmeda las[lucirnagas fantsticasLos acentos esdrjulos (tres esdrjulos seguidos sin cancaneo, lo cualya es vencer un difcil obstculo) reproducen el rpido titilar de losinsectos, en medio de un mbito extrao y electrizante, creado por laadjetivacin.Otro fenmeno rtmico fundamental y muy complejo en el poema essu tiempo, su andadura, difcil equilibrio entre sonido y silencio, entreavance y pausa. Con la adecuada lectura del poema se echa de ver claXXVIIramente que al final de casi cada verso existe una pausa, un silencio,unos puntos suspensivos invisibles, pero no menos perceptibles que siestuvieran all grficamente indicados. El avanzar del poema es lento,entrecortado, suspirante, asombrado. Ello tiene varias causas. En primerlugar, una causa sintctica: los versos estn llenos de incisos, de parntesis:parece que la lnea sintctica no avanzara, que diera vueltas sobres misma. Abundan las determinaciones adjetivas, adverbiales, pero elelemento verbal est alejado del sujeto. Adems, la puntuacin constaen general de comas, sin puntos. Todo esto, unido a causas rtmicas (elpie trislabo regular, combinado irregularmente; la asonancia en los versospares), crean ese paso lento, lleno de pausas y silencios, de resonanciasmisteriosas, de vibraciones mgicas y ecos sobrenaturales.Sin embargo, la estructura del poema en este sentido experimenta dosaceleraciones notables. El poema se divide claramente en dos partes deaproximadamente el mismo nmero de versos. En la primera, la lentituddel verso describe entrecortadamente la marcha de la pareja por la llanuray la unin de sus sombras. Al llegar al final de esta primera parte,el ritmo se acelera y se rompe el pausado paso de andadura: el poeta velas dos sombras unidas y exclama:y eran unay eran unay eran una sola sombra larga!Y eran una sola sombra larga!Y eran una sola sombra larga!Aqu no hay variacin acentual o mtrica; la sintaxis termina su desarrollo,cada verso acaba en s mismo, pero parece desbordarse, insistente.El ritmo se aviva, se acelera, impulsado por la aliteracin (soZ-, sora-),adquiere vehemencia. La repeticin es como un tartamudeo lrico, producidopor una intensa emocin.En la segunda parte acontece lo mismo. Desde los versosEsta nochesolo, el almallena de las infinitas amarguras y agonas[de tu muerte,hasta aquellos otros:y mi sombrapor los rayos de la luna proyectada,se vuelve a sentir ese andar entrecortado y suspirante; pero al ver susombra, el poeta exclamaXXVIIIIba solaIba solaIba sola por la estepa solitaria!El ritmo vuelve a acelerarse, para conocer su punto final. Pero a partirde este momento, el ritmo se hace ms vivo e inquieto; el realce delacento (en la palabra gil') parece encabritar el versoy tu sombra esbelta y gil,fina y lnguida;luego sigue un remanso de dos versos lentos que constituye una translacindel recuerdo al ambiente del comienzo del poema:Como en esa noche tibia de la muerta primavera,como en esa noche llena de perfumes, de murmullos[y de msicas de alasInmediatamente despus, el acento se hace agudo, doblemente agudoen la reiteracin de la unin y el ritmo se precipita a la exlamacin final,en la que la aliteracin de la marca como las cimas de una ola invasora:se acerc y march con ella,se acerc y march con ella,se acerc y march con ella. . . Oh las sombras[enlazadas!Oh las sombras que se buscan y se juntan en las[noches de negruras y de lgrimas!. . . 19Desde el punto de vista del contenido el poema consiste en el establecimientode un equilibrio que se dehace a continuacin y vuelve a rehacerseal final. Hay dos determinaciones temporales: la primera, unanoche, anterior; la segunda, esta noche, presente. Pero asimismo sese encuentran tres situaciones, cada una situada en una regin distinta:la unin en vida, la separacin por la muerte y la reunin, no ya enla vida real, pero tampoco en la muerte.En un ambiente de excepcional amplitud, poblado de sonidos misteriosos,de perfumes, iluminado por la intermitencia de las lucirnagas19 Sea sta la ocasin de dejar en claro la deuda que los estudiosos de Silvatenemos para con mi compaero Gustavo Mejas, quien descubri la primera publicacindel Nocturno (vase Notas de este volumen) y aclar as la confusinque nos dejaba perplejos a todos los crticos, a saber, el origen de ese (entrometido)penltimo verso que apareca inexplicablemente en tantas y tantas ediciones:Oh las sombras de los cuerpos que se juntan conlas sombras de las almas!. . .Ahora ya sabemos que el verso viene de la primera publicacin, 1894, pero queno aparece en el manuscrito. Creo que el manuscrito es una versin posterior, msdepurada, de la primera publicacin.XXIXy por la lvida claridad de la luna, dos figuras, la una ceida estrechamentea la otra y transida de presentimientos, caminan tan lentamenteque casi estn quietas. Las sombras se juntan y se hacen una sola. Elpoema entonces se desborda a impulsos de la emocin producida por launin de las sombras. Las sombras se han unido en la noche nupcial.Un fino simbolismo recorre la primera parte: la boda de las sombras.Ya no es la cercana de los cuerpos; estamos en el plano de la delgadez,la evanescencia. La pareja se une en un ambiente matizado de irrealidad,de vaguedad y de misterio.De este recuerdo pasa el poema a un presente inmediato y determinado.Este momento est lleno de infinitas amarguras y agonas. Unafigura solitaria atraviesa la llanura; han desaparecido las determinacionesambientales de la primera parte. Lo que antes estaba lleno de jbilosmisteriosos, ahora es negro, hostil. Los sonidos, las msicas de alas,son ahora ruidos muy distintos: aullidos de perros y croar de ranas.La imagen de la amada muerta, el fro de su cuerpo, son los recuerdosque asedian al poeta.Recordemos ahora que en esta imagen, en la crdena boca de lamuerta, terminaba el anterior Nocturno. La muerte triunfaba all totalmentede la vida.El poeta se mira as, solitario: la soledad le obsesiona y repite: solo,solo y mudo ; la sombra va sola, por la estepa solitaria .Entonces, con soltura de hada, con ademn de espritu, de gracia,sin el peso del cuerpo, la otra sombra aparece y, abandonando los cuerposa su vida y su muerte, las sombras se enlazan y se hacen una y laemocin se desborda, incontenible, en una especie de xtasis.El poema se instala franca y decididamente en la irrealidad, rompiendotoda convencin natural. La unin se realiza en el mundo de la fantasa,sin ninguna concesin racionalista. El poeta trasciende la muertey elude la imposibilidad fsica. Y ello es lo que definitivamente eleva elpoema y le da todo su inmenso valor potico, al desplazarlo hacia esemundo ultranatural, misterioso, que no debe asociarse con el ms allreligioso, a mi ver, sino con el afiebrado irrealismo del visionario.Desde luego, este motivo, que podra llamarse amor ms poderosoque la muerte cuenta con antecedentes tradicionales 20. Pero estos antecedentesse relacionan ms bien con el milagro o tienen matices olegendarios o intervencin sobrenatural. Aqu todo es ms simple, perono dejan de existir analogas con el irrealismo religioso o meramentelegendario de poemas antiguos.20 Por ejemplo, en el romancero medieval, el hecho de que la tumba de losenamorados broten rosales o se eleven aves que representan las almas, es bastanteconocido. Concretamente, uno de estos romances se titula Amor ms poderosoque la muerte .XXXYo creo que aqu Silva se aproxima francamente al irrealismo moderno.Por primera vez en la literatura colombiana y tal vez en la latinoamericana,la realidad es vencida no religiosa sino fantsticamente, sinconcesiones racionalistas. Y eso tal vez es la mayor aportacin silvianaa esas literaturas: la inauguracin de lo que Hugo Friedrich ha llamadoprecisamente la lrica moderna 21.En la siguiente seccin del libro, se abarcan distintos temas comocorresponde simblicamente a la diversidad de la vida. Destaquemos aqupoemas como Un poema, en el que Silva nos muestra su lcida concienciapotica; el titulado turbador poema sobre el misteriocsmico; Vejeces, en donde el poeta canta su hondo cario por elpasado colonial idealizado y aristocrtico 22.En la ltima seccin, cuyo ttulo Cenizas ya revela todo el pesimismoy desengao que va inundando la obra silviana, se destaca especialmenteel poema Da de difuntos, tanto por sus logros formales cuanto porsu visin pesimista de la vida y el tiempo humanos. Desde el puntode vista mtrico y rtmico, este poema nos muestra el experimentalismode Silva quien, con un xito tan definitivo y rotundo en el Nocturno,intenta aqu nuevas conquistas en cuanto al ritmo imitativo, la combinacinde metros largos y cortos que obedecen a necesidades internasdel poema. Los bruscos cambios de metro, de acentos y de rimas, ademsdel encabalgamiento, realzan bien el sonido doble de las campanadas.Para lograr esta armona imitativa, Silva tena que romper la rigidezmtrica tradicional. As, hay versos de ocho, diecisis, catorce, once,nueve, doce, seis y siete slabas, es decir polimetra, procedimiento noextrao a la poesa romntica.El otro libro unitario, aunque nacido en condiciones y con intencionesmuy distintas, es Gotas amargas, de contenido satrico. Existen otrospoemas satricos de Silva no incluidos en las Gotas (por ejemplo Psicopata,de El libro de versos) , pero el ncleo de la stira silviana estconstituido por las trece gotas. El propio poeta no daba mucha importanciaa estos poemas, al parecer, e incluso se deduce que no los considerabadignos de su talento potico. Su amigo y mentor Sann Canonos dice al respecto en sus conocidas Notas :De estas poesas quiso Jos Asuncin hacer un cuerpo aparte. No consintique vieran la luz pblica. Rehus siempre considerar el proyecto de sacarlasen libro, como se lo pidieron muchos amigos. Las miraba con cierto desdnaltivo.Adems, en uno de los textos en prosa, La protesta de la Musa,puede verse la condena de la stira como forma potica: un poeta satrico21 Hugo Friedrich, Estructura de la lrica moderna, Barcelona, Seix Barral,1974, 2* ed.22 Ms adelante comentaremos los dos primeros.XXXIlee su libro; se le presenta la Musa y le reprocha haber utilizado lasformas sagradas, los versos que cantan y ren para remover cienoy fango donde hay reptiles que ella detesta. Al final, despus dela indignada protesta, la Musa se aleja y el poeta con la frente apoyadaen las manos, solloz desesperadamente.En verdad, estos poemas no tienen valor potico y debe considerrselesms bien como una denuncia abierta, como un grito de rebeldacontra la sociedad que rodea al poeta, contra la mezquina realidad local,la simulacin, las convenciones, la inautenticidad de la vida de esaclase que empieza a ser burguesa sin dejar de ser arcaica, colonial yprovinciana.La stira abarca temas tales como la literatura de la poca, a laque Silva califica como sensibleras semi-romnticas ; la afectacinintelectual; los poetas grandiosos y sibilinos; los lectores que confundenla literatura con la vida; las convenciones sociales, morales y sexuales;las creencias religiosas de su sociedad y de su tiempo. Puede versetambin en estos poemas un eco del conflicto ideolgico de la clasedirigente latinoamericana y colombiana en particular durante buenaparte del siglo xix : el choque entre el positivismo y el pensamientotradicional, por una parte y del positivismo con el espritu romntico,por la o tra23. La ciencia, como representante de la verdad objetiva,frente a la filosofa, el arte, las convenciones sociales, como representantesdel idealismo 24.Realmente todos estos conflictos van naciendo con la implantacinprogresiva del orden capitalista con todas sus consecuencias: degradacinde las relaciones humanas y de las condiciones de vida de la antiguasociedad colonial y rural; insuficiente modernizacin y subdesarrollo,agudizacin de las diferencias de clase, proletarizacin y aburguesamiento,etc. Silva capta claramente esta invasin con toda la repugnanciade su espritu aristocrtico y refinado; l la ve como un triunfo delmaterialismo, en el sentido de antiespiritualismo. As, hay un dobleconflicto: ante la vaciedad retrica y superficial de la vieja cultura,surge el positivismo como mtodo cientfico; pero al imponerse pasoa paso la concepcin burguesa y capitalista dependiente, surge la protestacontra esa pretendida ciencia antiespiritualista, materialista, deshumanizadora.Veamos ejemplos. El primero se titula Psicoteraputica,23 Se describe este conflicto en La poesa de Jos Asuncin Silva, pgs. 66 y ss.24 El historiador Jaime Jaramillo Uribe resume as parte de la cuestin: Enuna forma muy general puede decirse que desde fines del siglo XVIII y comienzosdel XIX, todo el pensamiento colombiano poltico, filosfico, pedaggico y socialestaba ms o menos impregnado de espritu positivo, si por tal entendemos no unaposicin filosfica en sentido estricto, sino la reaccin contra una cultura intelectualdemasiado especulativa y verbalista y la orientacin del espritu moderno hacia laexperiencia y el contacto directo con la naturaleza El pensamiento colombianoen el siglo XIX, Bogot, Editorial Temis, 1964, pg. 442. Vanse tambin laspgs. 176 n., 256, 446.XXXIIy es una arremetida contra las convenciones y contra lo que se podrallamar el idealismo (por contraposicin a lo que Silva llama el materialismo):Si quieres vivir muchos aosy gozar de salud cabal,ten desde nio desengaos,practica el bien, espera el mal.Desechando las convencionesde nuestra vida artificial,lleva por regla en tus accionesesta norma: lo natural!De los filsofos etreoshuye la enseanza teatraly aplcate buenos cauteriosen el chancro sentimental.Claramente este poema contiene una stira positivista, especialmenteen su exaltacin de lo natural. Pero tambin contiene algo que nuncadeja de aparecer en la obra de Silva: la visin pesimista y desilusionadade la vida, de la sociedad. El poema, desde luego, es satrico, perotrasluce ese constante y dolorido desengao.En Filosofas esta visin pesimista abarca todos los aspectos de lavida: convenciones sociales, arte, religin, trabajo, filosofa, etc. Porejemplo, la religin tratada curiosamente en trminos econmicos capitalistas:( . . . ) s creyente, fiel, toma otro giroy la razn prosternaa los pies del absurdo, compra un girocontra la vida eterna!Pgalo con tus goces; la fe aviva;ora, medita, impetra;y al morir pensars: y si all arribano me cubren la letra?Sin embargo, esta irona de origen positivista pronto se ve reemplazadapor una denuncia vigorosa y exaltada de esa invasin materialista queconlleva el positivismo y el afianzamiento del modo capitalista y burgusde vida. En su poema Futura, satiriza ese porvenir sin idealismoalguno; en el siglo xxiv, se venera al( . . . ) fundadorde la ms grande de las obrasde nuestra santa Religin.Eterna gloria a su divisa,eterna gloria al redentor,que con su ejemplo y sus palabrasel idealismo derrot.XXXIIIEl personaje es el ventripotente y bonachn Sancho Panza.Esta denuncia es an ms clara en varios pasajes de la novela Desobremesa, en los que Silva define la realidad de su tiempo y sucontorno, la vida burguesa sin emociones y sin curiosidades en esefin de siglo angustioso : ( . . . ) la villana de los clculos y de las combinaciones que harn venir alas manos y acumularn en el fondo de los cofres el oro, esa alma de lavida moderna!Silva se coloca decididamente del lado del idealismo, por oposicinal espritu burgus. Esto no se debe olvidar al considerar su actitudante el positivismo, al cual utiliza como una arma contra la simulacin,la hipocresa y la inautenticidad. Para l, la realidad verdadera es unms all misterioso, no religioso, al cual se encamina en el Nocturnoy que en la ltima pgina de De sobremesa es aludido con claridad yconviccin al referirse a la idealizada muchacha muerta:Tal vez no hayas existido nunca y seas slo un sueo luminoso de mi espritu;pero t eres un sueo ms real que eso que los hombres llaman la Realidad.Lo que ellos llaman as, es slo una mscara oscura tras de la cual se asomany miran los ojos de sombra del misterio, y t eres el Misterio mismo.Tal irrealismo, tal contradiccin irreductible, parece ser el sino deestos poetas desgarrados por la historia. Pero tambin es un comienzo,anuncio de una bsqueda de la verdad histrica futura.Los poemas dispersos, recogidos con el ttulo de Versos varios (y cuyonmero en esta edicin pretendemos fijar, as como su texto, excluyendoapcrifos e incluyendo, por el contrario, poemas no recogidos en otrasediciones), son traducciones y versiones de poemas europeos (francesesen su gran mayora), poemas juveniles y unos pocos posteriores a Ellibro de versos.El estilo de Silva se puede definir por su particular actitud ante larealidad. Tres modalidades estrechamente unidas entre s y a vecesdifcilmente separables pueden determinarse: en primer trmino, unproceso de desrealizacin; luego, una dignificacin de la realidad y porltimo una orientacin decidida hacia una dimensin irreal. En estapoesa, como en la de muchos de los poetas modernistas, existe undistanciamiento progresivo de esa realidad inmediata, local, tan negativay prosaica.Un curioso poema resume con precisin admirable los elementos msimportantes de la poesa silviana. El poeta presenta en alejandrinospareados, flexibles y elegantes, el proceso de composicin y los elementosde un poema suyo, arrojando al final un dardo satrico a la crtica liteXXXIVraria. El poema se titula as, simplemente: Un poema. Al leer lasreferencias al arte nervioso y nuevo no se puede dejar de pensar enel papel de precursor e innovador de la nueva poesa y especialmentede la mtrica y el ritmo ( llam a todos los ritmos). Con la mencindel tema, vienen a la memoria inevitablemente los Nocturnos IIy III, los de la historia triste, desprestigiada y cierta de la mujerhermosa, idolatrada y muerta. Ntese tambin ese mundo lujoso yaristocrtico ( huyendo lo servil) que brilla entre las estrofas ( frenosureos, soneto rey, rimas de plata y de cristal), tanto en lo materialcomo en un plano extico de refinamiento y sensualidad ( olor deheliotropos, caretas negras de raso y terciopelo). Por otra parte, elcarcter trgico, fantstico y sutil, la msica extraa, los sentimientosmsticos, nos orientan hacia lo desconocido, hacia una dimensin enque las categoras de lo real son insuficientes. Un pareado de estepoema resume un rasgo fundamental del estilo silviano:Dej en una luz vaga las hondas lejanasllenas de nieblas hmedas y de melancolas.Inicialmente en el mundo potico de Silva aparece la realidad iluminadapor una luz vaga; en ella slo se divisan con claridad algunaslejanas hondonadas y cumbres, de las que penden jirones de nieblaentre manchas de sombra, ondeantes como ese verso soberbio, magistralen su acentuacin esdrjula y grave. Poesa de luz crepuscular o vespertina,como dijo Unamuno: "Silva canta como un pjaro, pero un pjarotriste, que siente el advenimiento de la muerte a la hora en que seacuesta el sol.En La voz de las cosas menciona con atemperada vehemencia loselementos anhelados para su mundo potico: frgiles cosas, plidolirio que te deshojas, rayo de luna, plidas cosas, "fantasmas grises,sueos confusos, sculo triste que las cosas dan al alma entre lassombras. Es decir, aquello que tenga la calidad de la delgadez, la delicadeza,lo vago, lo sutil. Este poema pertenece temticamente a lams pura tradicin romntica, y recuerda la poesa de Bcquer concierta insistencia.Las cosas hablan a Silva, pero slo las cosas leves, vagas, como elliquen y el musgo; y adems, lo hacen con voz secreta, como vimosen Al pie de la estatua, o como dice en La ventana, al hablar delpoeta, para quien tienen una voz secreta / los liqenes grisosos. . .En cambio las cosas llenas de fortaleza fsica, mineral, en toda suinmutabilidad y su permanencia, se contraponen a la frgil y perecederaexistencia humana; contemplan impasibles el afn temporal del hombre:[Ay! todo pasar: niez risuea,juventud sonriente,edad viril que en el futuro suea. . .XXXVTal vez maanacuando de aquellos nios queden slolas ignotas y viejas sepulturas,an tenga el mismo sitio la ventana.Los sentidos aprehenden un mundo fsico exterior determinado porla vaguedad y la imprecisin. As, la vista se posa sobre las sombras,sobre una materia oscura o apenas iluminada por una tenue luz quebatalla con la penumbra. Los paisajes con sombreados, penumbrosos,en el crepsculo o bajo la luz lunar, como vemos en los Nocturnoso en otros muchos poemas, de los cuales slo daremos aqu un ejemploextremado: 25La luz vaga.. . opaco el da,( . . . )por el aire tenebroso ignorada mano arrojaun oscuro velo opaco de letal melancola,y no hay nadie que, en lo ntimo, no se[aquiete y se recojaal mirar las nieblas grises de la atmsfera[sombra,y al oir en las alturasmelanclicas y oscuraslos acentos dejativosy tristsimos e inciertoscon que suenan las campanas. . .Y ms adelante insiste:Y hoy, da de muertos, ahora que flota,en las nieblas grises la melancola,en que la llovizna cae, gota a gota,y con sus tristezas los nervios embota,y envuelve en un manto la ciudad sombra. . .( Da de difuntos )La insistencia en la nota sombra, nebulosa, oscura, es casi obsesiva:en diecisiete versos encontramos doce palabras que determinan el ambiente,hacindolo vago y oscuro (y de paso logrando una precisa matizacindel clima de tantos das bogotanos).Los ambientes interiores, los objetos y hasta los espritus, tambinsuelen encontrarse en la penumbra, y la luz siempre se ve disminuida,atenuada:25 En este caso, como en todo lo que sigue, pueden verse abundantes ejemplosen La poesa de Jos Asuncin Silva, de cuyo captulo El Estilo es una reducciny adaptacin lo que sigue.XXXVIAstros que en abismos ignotosderramis resplandores vagos. . .Velada por las nubes pasa la luna. . .Adems, la sombra no es slo un elemento del mundo fsico; simbolizatambin el pasado y la muerte:Lejos del mundo, bajo la oscura tierradonde otros, en la sombra, desde hace tiempo estn.Es significativo, en este sentido, el verso de A un pesimista :Hay demasiada sombra en tus visiones.Para los dems sentidos, adems de la vista, tambin las sensacionesson vagas e imprecisas. Los murmullos, por ejemplo, ocupan primersimositio en el mundo de los sonidos; no hay en l estridencias, la poesade Silva est dicha en voz baja, muy paso, y su odo recoge lossuspiros de las cosas:( . . . ) la brisa ligeralleva murmullos de viday olores de primavera.El mundo potico de Jos Asuncin est, en verdad, todo llenode murmullos, y adems, estos murmullos, con toda su delgadez ysutileza, son misteriosos y vagos:Tendrn vagos murmullos misteriososel lago y los juncales. . .Tambin el olfato percibe con delicadeza e imprecisin, fundiendoel mundo del olor con el del pasado, en versos como estela de humoblanco y delgado, como el camino del perfume en el aire:La fragancia indecisa de un olor olvidadolleg como un fantasma y me habl del pasado.En el mundo interior tambin la vaguedad es el mbito de todoelemento. Los sentimientos, los recuerdos, los sueos, en fin, lo anmicoes impreciso, confuso, indeterminado.En un poema la delgadez, Ja vaguedad se apuran hasta el extremo:Las cosas viejas, tristes, desteidas,sin voz y sin color, saben secretos,de las pocas muertas, de las vidasque ya nadie conserva en la memoria,y a veces a los hombres, cuando inquietosXXXVIIlas miran y las palpan, con extraasvoces de agonizante, dicen, paso,casi al odo, alguna raza historiaque tiene oscuridad de telaraas,son de lad y suavidad de raso.Las cosas son viejas, no tienen voz ni color. Sus historias, rarasy oscuras, las dicen con voz de agonizante, paso, casi al odo. Unarigurosa precisin de lo impreciso.Al odo del lector es un poema altamente revelador, a este respectode la vaguedad y la intederminacin. Desde el ttulo habla de ello;es el prlogo, la primera advertencia de la poesa silviana. Por eso ladefine bien: es una poesa literalmente susurrada al odo del lector.Este pequeo poema resume la potica de Silva mucho mejor que elpretencioso y retrico Ars.No fue pasin aquello,fue una ternura vaga. . .La que inspiran los nios enfermizos,los tiempos idos y las noches plidas.El espritu sloal conmoverse canta:cuando el amor lo agita poderosotiembla, medita, se recoge y calla.En los primeros cuatro versos hay una definicin muy precisa detoda una poca de la poesa silviana.Pero tambin hay en la poesa de Silva una dignificacin de la realidad,adems y junto a esta desrealizacin. Tal dignificacin se llevaa cabo en dos sentidos; en primer trmino, encontramos una exaltacinbasada en valores de tipo material: el oro, la plata, las joyas, las ricastelas, etc., a travs de smiles y metforas, llevan los objetos o los rasgoshumanos a un plano de lujo y suntuosidad. Sin embargo, es ms significativoun segundo procedimiento de dignificacin: se resaltan losvalores de refinamiento sensorial, de exquisitez, de exotismo que aveces roza la perversin a lo poete maud.it. Fundamentalmente estos prososvalorativos se realizan por medio de metforas, comparaciones ysmiles.El mundo metafrico de Silva, en el sentido de los valores materiales,no se sale de lo manido, de ese lenguaje preconcebidamente poticode que habla Luis Cernuda. Por ejemplo, al referirse a la mujer, latez es nacarada, los labios de seda o la cabellera de oro. Y precisamenteel oro es un trmino de comparacin abundante, desde la metforalexicalizada ( ureas arenas), pasando por la aristocrtica valoracinXXXVIIIdel soneto ("Vestido de oro y prpura lleg el soneto rey ) hasta lams significativa:Oh dulce nia plida, que como un montn de orode tu inocencia cndida conservas el tesoro. . .,en la cual se transluce la intencin satrica que relaciona el pudor yla virtud con la avaricia.Tambin la plata que se asocia (junto con el cristal) a ciertos sonidos,o el ncar, el palo, el armio, los encajes. . . Todos estos trminosde comparacin dignifican la realidad segn unos valores materialescomunes y no ofrecen, a nuestro juicio, cosa distinta de la oportunidadde mostrar que en el sistema axiolgico de Silva actan frecuente ypositivamente.Mucho ms inters ofrece otro grupo de comparaciones y metforasque, como decamos, ponen de relieve cualidades de mayor sutilezay refinamiento. Sin embargo, los lmites entre el presente campo axiolgicoy el mencionado inmediatamente antes son bastantes indefinidos,como se puede ver por los siguientes versos en los que se funde elrefinamiento sensual y el valor material de manera difcilmente separable:Complacido en mis versos, con orgullo de artista,les di olor de heliotropos y color de amatista. . .Las flores prestan su belleza a los hombres y los instrumentos legendarios,que simbolizan msicas extraas, dan a estos ambientes o sensaciones,hermosura, tristeza, amabilidad o misterio, como el lad, la mandolina,el arpa, los violines, etc.Exotismo, influencia de las lecturas de Baudelaire, cierto morbosogusto que apuntaba en Silva, pueden tal vez explicar curiosas referenciasde sus versos. Tal vez nunca antes en la poesa colombiana (tan sana,tan ordinaria, tan conservadora) se haba odo una valoracin basadaen la enfermedad:fue una ternura vaga. . .la que inspiran los nios enfermizos,los tiempos idos y las noches plidas.Tampoco se haba odo nunca, seguramente, que el lirio o el rayode luna dieran al alma del poeta unOsculo triste, suave y perverso. . .Silva, as, expresa su creciente afn por rehuir lo real, lo cotidianoy por aproximarse a un mundo fantstico.XXXIXEn Silva, hay algo que nos llama inmediatamente a un mundo extrao,alucinado, vibrante, distante de la vida ordinaria ( . . . ) . Es ste, sin duda,un nuevo ambiente, un aire distinto, que se respira slo en un segundoplano de sensibilidad. 26Esta ltima etapa de irrealidad, fantasa y misterio, significa unaintensificacin de las anteriores. En vez de desrealizar la realidad ode dignificarla, se la niega como tal realidad. Se abandona el plano delo normal o lo cotidiano; tampoco no hallamos en el de lo vago oindeterminado; ni siquiera en el de lo fino, lujoso o extico; se ingresaahora a una nueva dimensin, a un mundo que no se puede conocerni comprender ni explicar, que no se hace patente, que se diferenciade lo cotidiano, atraviesa la fantasa y se proyecta hacia un insondablevaco.La mayor parte de las veces, un simple adjetivo basta para hacersaltar el verso a la regin de la irrealidad:Por el aire tenebroso ignorada mano arrojaun oscuro velo opaco de letal melancola.Esta ignorada mano nos coloca en un mbito lleno de sobrenaturalessugerencias. En Crepsculo, leemos:de la calle vienen extraos ruidos. . .y ms abajo, en el mismo poema, otro adjetivo reitera e insiste sobrelo desconocido: la sombra suscita, por los rincones oscuros, unas distanciasenormes e ignotas. Extrao, ignoto, oscuro . . . Los poemassilvianos estn constantemente lanzando sus flechas hacia esa dimensinsituada ms all de lo real.Tal modalidad se caracteriza por una negacin de determinadas categorasde la realidad, que abre un panorama cuya existencia, sin embargo,slo se hace presente como tal existencia, ya que no es posible hallaren l ms que la oscuridad que lo circunda. En palabras del poeta: unmisterioso panorama oscuro.En primer trmino, como ya anotbamos, se establece un dilogosutil entre el poeta y las cosas que rehye, en su secreto, toda otraparticipacin; pero no slo hablan en secreto las cosas al poeta: susvoces tambin son extraas.La normalidad se quiebra y aparece lo que se halla fuera de ella,lo que le es extrao: Cenicienta, abandonada, se quedaMirando los juegos extraos que hacanen las sombras negras los carbones rojos. . .2B Andrs Holgun, El sentido del misterio en Silva en La poesa inconclusay otros ensayos, Bogot, 1947. pg. 120.X LLa abuela mece al nio, sonriendo cariosamente,mas cruza por su espritu como un temor extrao.Una calaveraabre los ojos, sin fondo,como a visiones extraas.Esta senda lleva casi sin dilaciones a las puertas del misterio, a lasuperacin de la comprensin humana, y el poeta percibe esa brisaque sopla, ultrahumana, desde lo desconocido, como ha dicho un crtico,cuyo roce nos da muchos de sus mejores versos.La poesa aparece definida en varias ocasiones por ese no s qu,por ese algo inefable:Para que la existencia msera se embalsamecual de una esencia ignota,quemndose en el fuego del alma enternecida,de aquel supremo blsamo basta una sola gota.Las sombras de las viejas catedrales narran poemas misteriosos oleyendas misteriosas al poeta; ste sabe la magia soberana / que tienenlas ruinas y har el poema sabio / lleno de misteriosas armonas ;tambin ama las sugestiones msticas y raras de las cosas viejas; enla naturaleza sorprende vagos murmullos misteriosos. . .Existe un poema en la obra silviana, cuyo anlisis ilustra con granclaridad todo este complejo campo estilstico. Se trata del titulado... ? ... (Estrellas que entre lo sombro. . .) En primer trmino, la insistenciay la reiteracin de un grupo de palabras procedentes de unamisma zona es bien significativa, qomo resulta evidente en la siguienteescueta lista: sombro, ignorado, inmenso, vaco, plido, lejos, infinito,abismos ignotos, vagos, remotos, lejanos, fantsticos, ocanos sin finni fondo, inciertas. Es decir, la adjetivacin del poema casi en su totalidadse coloca en un mismo campo semntico y su efecto es acumulativo.La atmsfera as creada se caracteriza por una minuciosa precisin delo impreciso; paradjicamente, por una estrecha familiaridad con loinslito, con aquello que se sale del familiar mundo cotidiano.Podra pensarse que esta proyeccin hacia el misterio posee lejanasraces religiosas en cuanto un mero proyectarse. Pero, a diferenciaradical de la religin, la proyeccin que aqu vemos no encuentraun trmino, por indeterminado que este pueda ser. Refirindose a Rimbaud,Hugo Friedrich dice:XLINi siquiera logra explicarse el motivo de su huida. Pero su obra nos muestrauna correspondencia inequvoca entre su relacin con la realidad y su pasinpor lo desconocido. Este desconocido al que no puede darse ya ningn contenidoreligioso, filosfico ni mtico, es ms intenso que en Baudelaire; es elpolo de una tensin y, porque el polo es vacuo, repercute sobre la realidad 27.Esta explicacin bien podra servir en el caso de Silva, si bien laintensidad del conflicto, los intentos de solucin artstica o sus modalidadespsicolgicas difcilmente podran ser motivo de comparacin, entreel autor del Batean Ivre y el del Nocturno.Silva parece haber comprendido bien uno de los problemas del artede la poca: la separacin cada vez ms acentuada entre el artista y supblico. En De sobremesa escribe una frase fundamental que, adems,hace patente su conciencia de estilo:Es que yo no quiero decir sino sugerir y para que la sugestin se produzcaes preciso que el lector sea un artista. En imaginaciones desprovistas defacultades de ese orden qu efecto producir la obra de arte? Ninguno. Lamitad de ella est en el verso, en la estatua, en el cuadro, la otra en elcerebro del que oye, ve o suea.En un mundo dominado por intereses pecuniarios, por la competencia,por la incultura y la vulgaridad, tal tipo de lector llega a ser, en verdad,tan escaso que a veces llega a confundirse con el propio artista, llega aser mon semblble, mon frre.Silva parece querer seguir, por otra parte, el consejo de Mallarm:Excluye de tu poema la realidad porque es vulgar. Sin embargo, menesteres decirlo, las analogas de la obra silviana con el simbolismofrancs se limitan a ese plano general, pero de ninguna manera podranprolongarse. Silva se halla, en mi opinin, en los umbrales de la poesamoderna, pero no es posible considerarlo un poeta de la modernidad, ensentido europeo. En la poesa de Silva no existe la energa destructorade simbolistas y surrealistas; l no intenta una deformacin ni un divorciototal de la materia. Y no se trata tan slo de una diferencia de grado,sino de algo mucho ms esencial. Silva, y en esto podra considerrseleun romntico, choca con la realidad y su nica posibilidad de transponerlaes la proyeccin de raz religiosa que lleva a lo sobrenatural;los simbolistas dinamitan ese muro de lo real y abren la senda delsurrealismo.Silva mismo nos pone de presente su desconfianza ante el arte delos simbolistas y su nostalgia del romanticismo:Moriste a tiempo, Hugo, padre de la lrica moderna; si hubieras vivido quinceaos ms, habras odo las carcajadas con que se acompaa la lectura de tuspoemas animados de un enorme soplo de fraternidad optimista; moriste atiempo; hoy la poesa es un entretenimiento de mandarines enervados, unaadivinanza cuya solucin es la palabra nirvana.27 Hugo Friedrich, op. cit., pg. 101.X L IICon ello revela su estirpe romntica y su temperamento conservadorque, afortunadamente, no logr imponerse a la hora de realizar sumejor creacin potica.De sobremesa fue la ltima obra que escribi Silva 28. Indudablemente,no llega a tener gran decoro novelstico. Posee, desde luego, pasajesvaliosos, valores documentales muy considerables, y se adivinan, msque evidenciarse, posibilidades narrativas de mucho inters que, dehaberse desarrollado, seguramente nos hubieran dado una de las grandesnovelas de nuestro siglo xix. La bsqueda del ideal que acucia al protagonista,por ejemplo; la personalidad neurtica y apasionada de estehroe dannunziano con ribetes de superhombre nietzscheano, que oscilaentre la espiritualidad, el arte, el idealismo y sus ansias de dominiopoltico, entre sus delirios de grandeza y su snobismo, entre su refinadavida parisiense y el sentimentalismo ingenuo y provinciano de su veneracinpor su abuelita. Pero los excesos descriptivos, las pretencionesaristocratizantes, la pedantera literaria, el mal modernismo, en unapalabra, que infesta la mayor parte de la novela, as como su descuidadaconstruccin, hacen de ella una obra fallida.El asunto de la novela es bastante simple: un rico escritor latinoamericanorene en su casa, llena de exticos y atosigantes lujos y de ambienteabrumadoramente refinado y recargado, a un grupo de amigos que lepiden que lea los manuscritos de una obra suya en la que se desvelanmisterios de su vida. El escritor los complace y comienza a leer unaserie de textos, de anotaciones fechadas, como si fueran un diario, enlas cuales cuenta acontecimientos de su vida sucedidos en Europa entreel 3 de junio de 189. . y el 28 de octubre del ao siguiente. A vecesdeja de leer y se establecen pausas que son como divisiones de la obra.Se puede decir que la novela consta de tres partes principales: la primeraes la ambientacin y caracterizacin del autor en la situacin posteriora los acontecimientos que relata; la novela es, pues, una especie deretroceso temporal; luego, el escritor lee una serie de anotaciones quecontienen reflexiones y comentarios sobre lecturas suyas, autocaracterizacionesy soliloquios, la muerte de su santa abuela y un incidente,que da comienzo a la accin, en el cual el neurtico poeta apuala asu amante, famosa cocotte parisina y huye a las montaas suizas. All,28 Su mentor literario, Sann Cano, nos cuenta en sus Notas : Silva habaestado escribiendo febrilmente varias semanas antes de su muerte para poner enfirma definitiva su novela De sobremesa. El manuscrito, casi terminado, consta dedos partes. La primera, que contiene rasgos suntuosos de un talento completo,encierra la sustancia de una serie de novelas cortas escritas antes de 1849 y quedesaparecieron en el naufragio del Amrique, en 1895. La otra parte, la final,est premurosamente ejecutada. Parece obra de otro autor. La descripcin de unosamores abruptos en Pars es inferior a la fortaleza fsica de Silva. El fragmentosobre la locura y el suicidio incrustado en la novela, con otros bocetos de dataanterior, fue escrito en 1892, al recibirse en Bogot la noticia de que Maupassantse haba vuelto loco. Esas reflexiones no le fueron sugeridas a Silva por eltemor de perder el juicio, sino por el hecho de haberlo perdido Maupassant.XLIIIen Interlaken, en contacto con la naturaleza, comienza a elaborar unacuriosa utopa, de corte fascista avant la lettre para su pas, al quepiensa modernizar y conducir por la senda del progreso. Una vez enteradode que la pualada que asestara a Lelia Orloff no ha tenido consecuencias,viaja a Ginebra y all, en un hotel, encuentra repentinamente, aun viejo y