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157 Las actitudes sexistas de los maltratadores: el uso de medidas perceptuales como alternativa* Sexist attitudes of abusive men: the use of perceptuales measures like alternative* VICTORIA A. FERRER PÉREZ 1 , ESPERANZA BOSCH FIOL RESUMEN. En los últimos años la violencia contra las mujeres en la pareja ha pasado a ser considerada como un verdadero problema social. Y, relacionado con ello, ha aumentado la preocupación, tanto de organismos nacionales e internacionales como de investigadores/as, por analizar y encontrar soluciones a este problema. Entre las cuestiones que han generado mayor interés está la caracterización de los agresores, incluyendo, el análisis de sus actitudes hacia las mujeres. Ante las dificultades para evaluar estas actitudes, el objetivo de este trabajo es profundizar en posibles estrategias para ello, revisando las escalas disponi- bles y analizando el uso de dos de ellas como medidas perceptuales. Para ello se administraron la “Sexist Attitudes toward Women Scale” (SATWS, Benson y Vincent, 1980) y la “Husband’s Patriarchal Beliefs” (HPB, Smith, 1990) a 142 mujeres que habían padecido maltrato en su relación de pareja y a 142 mujeres no habían padecido este problema, pidiéndoles que res- pondieran aquello que ellas creían consideraban que era indicativo de las acti- tudes de sus parejas. RIDEP · Nº 22 · Vol. 2 · 2006 · 157 - 181 * Este trabajo se realizó en el marco de un proyecto de investigación financiado por el Programa Sectorial de Promoción General del Conocimiento de la Dirección General de Enseñanza Superior e Investigación Científica del Ministerio de Educación y Cultura (PB98-0122). 1. Institución: Grupo de investigación “Estudios de género”. Universidad de las Islas Baleares. Dirección para correspondencia: Victoria A. Ferrer. Facultad de Psicología. Universidad de las Islas Baleares. Ctra. Valldemossa km 7’5. 07122. Palma de Mallorca. Baleares. España. Tel. 971-17-34- 80. Fax: 971-17-31-90. E-mail: [email protected]

Las actitudes sexistas de los maltratadores: el uso …Ante las dificultades para evaluar estas actitudes, el objetivo de este trabajo es profundizar en posibles estrategias para ello,

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Las actitudes sexistas de los maltratadores: el uso de medidas perceptuales como alternativa*

Sexist attitudes of abusive men: the use of perceptuales measures like alternative*

VICTORIA A. FERRER PÉREZ1, ESPERANZA BOSCH FIOL

RESUMEN.

En los últimos años la violencia contra las mujeres en la pareja ha pasado aser considerada como un verdadero problema social. Y, relacionado con ello, haaumentado la preocupación, tanto de organismos nacionales e internacionalescomo de investigadores/as, por analizar y encontrar soluciones a este problema.Entre las cuestiones que han generado mayor interés está la caracterización delos agresores, incluyendo, el análisis de sus actitudes hacia las mujeres.

Ante las dificultades para evaluar estas actitudes, el objetivo de este trabajoes profundizar en posibles estrategias para ello, revisando las escalas disponi-bles y analizando el uso de dos de ellas como medidas perceptuales.

Para ello se administraron la “Sexist Attitudes toward Women Scale”(SATWS, Benson y Vincent, 1980) y la “Husband’s Patriarchal Beliefs” (HPB,Smith, 1990) a 142 mujeres que habían padecido maltrato en su relación depareja y a 142 mujeres no habían padecido este problema, pidiéndoles que res-pondieran aquello que ellas creían consideraban que era indicativo de las acti-tudes de sus parejas.

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* Este trabajo se realizó en el marco de un proyecto de investigación financiado por el ProgramaSectorial de Promoción General del Conocimiento de la Dirección General de Enseñanza Superiore Investigación Científica del Ministerio de Educación y Cultura (PB98-0122).

1. Institución: Grupo de investigación “Estudios de género”. Universidad de las Islas Baleares.Dirección para correspondencia: Victoria A. Ferrer. Facultad de Psicología. Universidad de las IslasBaleares. Ctra. Valldemossa km 7’5. 07122. Palma de Mallorca. Baleares. España. Tel. 971-17-34-80. Fax: 971-17-31-90. E-mail: [email protected]

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INTRODUCCIÓN

De acuerdo con las definiciones aluso de los diversos organismos nacio-nales e internacionales que se ocupande su estudio (Declaración de laAsamblea General de Naciones Unidas

sobre la eliminación de Violencia con-tra la mujer, Resoluciones delParlamento Europeo sobre el tema,Programa de desarrollo y salud en lamujer de la Organización Mundial dela Salud, recomendaciones delInstituto de la Mujer, etc.), se habla de

Los resultados obtenidos sugieren que estas escalas pueden ser adecuadas comomedidas perceptuales de las actitudes sexistas de maltratadores y no maltratadores.

Se discuten las implicaciones de estos resultados.

Palabras clave:

Actitudes sexistas, Violencia contra las mujeres en la pareja, Medidas per-ceptuales.

ABSTRACT.

Domestic violence have been regarded as an important social problem duringlast years. National and international institutions as well as scientists have beenincreased their concern about the analysis and solutions to this issue. The per-petrator profile is one of the questions that have generated more interest, inclu-ding their attitudes to women.

In front the problems to evaluate these attitudes, the objective of this work isto known more about the strategies to this, analysing the scales that we have andexamining the use of two of them like perceptual measures.

“Sexist Attitudes toward Women Scale” (SATWS, Benson and Vincent, 1980)and “Husband’s Patriarchal Beliefs” (HPB, Smith, 1990) were administrated to142 women victims of domestic violence and 142 women non victims, that wereasked to respond to the scales as they felt their husbands would have responded.

The results obtained show that those scales can be useful as perceptual mea-sures of abusive and non-abusive husbands sexist attitudes.

The implications of these results are analyzed.

Key words:

Sexist attitudes, Domestic violence, Perceptual measures.

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violencia de género o violencia contralas mujeres cuando ésta se ejerce con-tra ellas por el mero hecho de serlo y sehabla de violencia contra las mujeresen la pareja o maltrato de mujerescuando esta violencia es ejercida por lapareja o ex – pareja sentimental.

Uno de los aspectos en los que seha centrado la investigación de los/asprofesionales interesados/as por esteproblema es el análisis de las caracte-rísticas del maltratador, tratando deidentificar aquellas que podrían consi-derarse como causantes y/o modula-doras del abuso, para, a partir de ahí,diseñar programas preventivos y/o detratamiento.

Para ello se han realizado una grancantidad de estudios, tanto en mues-tras de maltratadores, como compa-rando a éstos con otros colectivos.Los resultados de tales trabajos hanofrecido información sobre estascaracterísticas, pero también hansugerido la existencia de inconsisten-cias en algunos aspectos. En este sen-tido, toma cada vez más cuerpo laidea de que la violencia contra lasmujeres en la pareja es un fenómenomulticausal que sólo puede ser expli-cado a partir de la intervención de unconjunto de factores diversos, inclu-yendo factores individuales, socialesy del contexto concreto de la pareja(Bosch y Ferrer, 2002).

Pero, como ya señalaron Corsi(1995) o Heise (1997), incluso si separte de esta concepción multicausal,en la base de esta pirámide causal se

situaría una concepción sexista de losagresores, estrechamente ligada a laexacerbación del modelo masculinotradicional (que incluye la considera-ción de lo masculino como superior,la legitimidad de la supeditaciónfemenina al varón, etc.).

De hecho son muchos los trabajosempíricos (Bernar y Bernard, 1984;Briere, 1987; Coleman, 1980;Crossman, Stth y Bender, 1990;Dobash y Dobash, 1978; Echeburúa yFernández-Montalvo, 1997, 1998;Medina, 1994; O’Neil y Harway,1997; Pressman, 1989; Rosembaum yO’Leary, 1981; Roy, 1982; Sonkin,Martin y Walker, 1985; Stith y Farley,1993; Telch y Lindquist, 1984;Sugarman y Frankel, 1996; Walker,1983, 1984) según los cuales las acti-tudes sexistas hacia la mujer consti-tuirían una característica relevante y/odistintiva de los maltratadores.

Cabe recordar, en este punto, quepara algunos/as autores/as (Expósito,Moya y Glick, 1998; Glick y Fiske,1996) el sexismo se refiere tanto a unaactitud negativa como positiva, esdecir, es ambivalente pues incluyetanto aspectos o evaluaciones negati-vas como supuestamente positivas delas mujeres. En cambio, para autores,como Myers (1995), el sexismo es, encualquier caso, una actitud negativa,una evaluación que incluye aspectosdistorsionados de las mujeres, aunqueéstos puedan tener un cierto tonoafectivo menos negativo en el percep-tor en el caso de lo que se ha denomi-

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nado sexismo benevolente. Nuestroplanteamiento parte de la concepcióndel sexismo como actitud básicamen-te negativa, tal como ya argumenta-mos en un trabajo anterior (Bosch yFerrer, 2002).

En este marco, el objetivo del tra-bajo que aquí se presenta es profundi-zar en las estrategias para evaluar lasactitudes sexistas de maltratadores yno maltratadores en casos de violen-cia contra las mujeres en la pareja.Para ello, en primer lugar, se realizóuna revisión de las escalas de medidadisponibles para este fin.

En este sentido, cabe señalar queson muchos los instrumentos de medi-da para evaluar las actitudes de rolsexual, las actitudes hacia los roles dehombres y mujeres o las actitudessexistas, como se recoge, por ejemplo,en la exhaustiva revisión sobre eltema realizada por McHugh y Frieze(1997) y algunos de ellos han sidoempleados en víctimas de maltrato ymaltratadores.

Así, por ejemplo, uno de los instru-mentos para evaluar actitudes de rolsexual más usados en estos colectivosha sido la “Attitudes Toward WomenScale” (AWS, Spence y Helmreich,1972; Spence, Helmreich y Stapp,1973), empleada en trabajos como losde Rosenbaum y O’Leary (1981),Walker (1983, 1984), Neidig,Friedman y Collins (1986) o Briere(1987). También la “Sex RoleEgalitarianism Scale” (SRES, Beere,King, Beere y King, 1984) ha sido

empleada en trabajos como el deCrossman, Stith y Bender (1990) paraevaluar las actitudes hacia los rolesmasculinos y femeninos en este tipode muestras.

Centrándonos específicamente eninstrumentos desarrollados para eva-luar actitudes sexistas, la revisión deMcHugh y Frieze (1997) incluyó eneste grupo instrumentos como la“Sexist Attitudes Toward WomenScale” (Benson y Vincent, 1980), la“Old-Fashioned and Modern SexismScales” (Swim, Aikin, Hall y Hunter,1995) o la “Neosexim Scale” (Tougas,Brown, Beaton y Joly, 1995), cuyascaracterísticas se comentarán breve-mente a continuación.

La “Sexist Attitudes TowardWomen Scale” (SATWS) fue elabora-da por Benson y Vincent (1980) comoun instrumento para evaluar actitudessexistas entendidas como “actitudescuya función es colocar a las mujeresen una posición de relativa inferiori-dad en relación a los hombresmediante la limitación de su desarro-llo social, político, económico y psi-cológico” (p. 278) y la presentaroncomo una escala más comprehensivao amplia que cualquier otra de las queexistían en aquel momento para mediractitudes hacia el movimiento demujeres. Consta de 40 ítems de losque 24 son afirmaciones sexistas y los16 restantes afirmaciones no sexistasque requieren una puntuación inverti-da. Su consistencia interna oscilóentre .90 y .93, según la muestra estu-

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diada (.91 en la muestra original de886 estudiantes, .93 en una muestrade 72 personas adultas no estudiantesy .90 para una muestra de 80 personasadultas estudiantes).

Según sus autores, este instrumentotiene una adecuada validez de conteni-do puesto que fue construido para eva-luar 6 dimensiones que, según la litera-tura sobre el tema, constituyen impor-tantes aspectos del sexismo. Estasdimensiones son: La consideración deque las mujeres son inferiores; el apoyoa que los hombres tengan más derechosy poder y a la consideración de que ladiscriminación de las mujeres (en edu-cación, trabajo y política) es aceptable;la hostilidad hacia las mujeres que des-empeñan roles no tradicionales; elrechazo al movimiento de mujeres; latenencia o uso de etiquetas despectivasy estereotipos; y la evaluación de lasmujeres tomando como base su atracti-vo físico. Tras varios análisis y poste-riores ajustes, sus autores decidieronreunir todos los ítems que habían supe-rado los diferentes procedimientos deselección en una única escala que inclu-ía al menos 4 ítems por cada una de las6 dimensiones originales.

La estrecha correlación entre laspuntuaciones obtenidas en este instru-mento y las obtenidas en otras escalaspara medir diferentes dimensiones delsexismo (por ejemplo, r=.63 con laAWS) y autoinformes conductuales yactitudinales fueron consideradas porsus autores como indicadores de suadecuada validez de constructo.

La “Old-Fashioned and ModernSexism Scales” fue desarrollada porSwim y cols. (1995) tomando comobase los paralelismos entre racismo ysexismo. Desde esta perspectiva, seconsidera que existen dos formas desexismo, un ”sexismo antiguo”, yaconocido y evaluado en otras escalas,que es directo y claro; y un “sexismomoderno”, relativo a negar la discri-minación sexual y la utilidad delmovimiento de mujeres, que es sutil oencubierto. Estas escalas incluyen 8ítems para evaluar “sexismo antiguo”y 5 ítems para evaluar “sexismomoderno”. En los dos estudios reali-zados por estos autores se determinóque estas escalas tenían una desigualconsistencia interna (=.66 y =.64 parala escala de sexismo antiguo y =.84 y=.83 para la escala de sexismo moder-no en dos estudios realizados, respec-tivamente con muestras de 683 y 788estudiantes). Por otra parte, según susautores, los análisis realizados compa-rando a las personas con altas y bajaspuntuaciones en estas escalas y supercepción con la discriminaciónlaboral de las mujeres confirmaronque la escala de sexismo modernotenía una adecuada validez de cons-tructo, así como una mejor capacidadpredictiva que la de sexismo antiguo.

La “Neosexim Scale” (Tougas etal., 1995) fue construida a partir deítems de otros instrumentos, consta de11 ítems con un formato de respuestade 7 puntos y evalúa la falta de apoyode quienes la responden a las políticas

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diseñadas para mejorar el estatus delas mujeres. Es decir, se trata de unaescala que mide un aspecto del sexis-mo que se asemeja en cierto modo alevaluado por la escala de “sexismomoderno” comentada anteriormente.Su consistencia interna osciló entre.78 (en una muestra de estudiantes) y.76 (en una muestra de trabajadores).La adaptación española de la escala(Moya y Expósito, 2001) mostró unaadecuada consistencia interna (=.71) eindicios de una adecuada validez dis-criminante y predictiva al ser compa-rada con datos procedentes de otrosinstrumentos de evaluación.

Aunque no se menciona en la revi-sión de McHugh y Frieze (1997), tam-bién el “Ambivalent SexismInventory” (Glick y Fiske, 1996) fueconstruido para evaluar actitudessexistas. Se trata de un instrumento de22 ítems con una escala de respuestade 0 a 5 que evalúa el sexismo hostilo tradicional (definido como actitudclaramente negativa basada en lasupuesta inferioridad o diferencia delas mujeres como grupo) y el sexismobenévolo (definido como conjunto deactitudes interrelacionadas hacia lasmujeres que son sexistas en cuantoque las mujeres son vistas de formaestereotipada y limitadas a ciertosroles, pero que tienen un tono afectivopositivo en el perceptor y tienden asuscitar en éste conductas pro - socia-les de ayuda o búsqueda de intimi-dad). Según sus autores, este instru-mento tiene una adecuada consisten-

cia interna, tanto en conjunto comopor escalas (oscilando entre .83 y .92para el cuestionario completo, entre.80 y .92 para la escala de sexismohostil y entre .73 y .85 para la desexismo benévolo, según la muestra),así como una adecuada validez con-vergente, discriminante y predictiva.La adaptación española de la escala(Expósito, Moya y Glick, 1998) mos-tró una adecuada consistencia interna(=.83 en la escala de sexismo hostil,=.73 en la de sexismo benevolente y=.80 en el cuestionario en conjunto).

Además de estas escalas diseñadaspara la evaluación de las actitudessexistas en general, también se han des-arrollado algunas otras más específicascomo la “Husband’s Patriarcal Beliefs”o el “Inventario de pensamientos dis-torsionados sobre la mujer y la violen-cia” que se describen a continuación.

Así por ejemplo, partiendo de unaperspectiva teórica feminista, desde laque se hipotetiza que es más probableque los varones que suscriben unaideología patriarcal maltraten a susparejas (en comparación con aquellosque no suscriben tal ideología), y detrabajos previos, como el deSaunders, Lynch, Grayson y Linz(1987), Smith (1990) desarrolló la“Husband’s Patriarchal Beliefs“(HPB) para evaluar la ideología quereflejan las creencias o actitudespatriarcales. En este sentido, caberecordar que el concepto de patriarca-do, que recibió reconocimiento gene-ral a partir de la obra “Política sexual”

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(Millet, 1969/1995), hace referencia ados componentes básicos: una estruc-tura social, que es el sistema de orga-nización social que crea y mantieneuna situación en la que los hombrestienen más poder y privilegios que lasmujeres, y una ideología o conjuntode creencias acompañantes, que legi-tima y mantiene esta situación. En elámbito de la familia, esta ideología hasido definida como un conjunto decreencias que legitiman el poder y laautoridad de los maridos sobre lasmujeres en el matrimonio o en la pare-ja; y un conjunto de actitudes o creen-cias que justifican la violencia contraaquellas mujeres que violan o que sepercibe que violan los ideales de lafamilia patriarcal.

Este instrumento consta de 4 ítemsde creencias sobre ideología patriarcalen el seno de la familia. Su consisten-cia interna es de .79 y, según su autor,tiene una adecuada validez de conte-nido pues fue construido tomandocomo referencia las definiciones aluso de ideología patriarcal y sus com-ponentes. Su autor también señala queen la construcción del instrumento eli-minó aquellos ítems con un peso infe-rior a .50 en la solución factorial (deun único factor) resultante, conside-rando esto como evidencia estadísticafavorable. Sin embargo, el trabajodonde presenta el instrumento noaporta datos que permitan determinarsu validez de constructo ni predictiva.

En España, Echeburúa yFernández-Montalvo (1997) desarro-

llaron el “Inventario de pensamientosdistorsionados sobre la mujer y sobreel uso de la violencia” y lo aplicarona muestras de maltratadores. Consisteen un listado de 29 ítems dicotómicos(con dos respuestas posibles, sí o no)y el maltratador debe señalar cuálescorresponden a su forma habitual depensar. De estos ítems, 13 se refierena pensamientos distorsionados sobrela mujer y 16 a pensamientos distor-sionados sobre el uso de la violenciacomo forma aceptable de solucionarconflictos. Sus autores no proporcio-nan datos sobre las características psi-cométricas del instrumento.

Tras esta revisión, de entre los ins-trumentos descritos se decidió elegirdos, la SATWS (Benson y Vincent,1980) y el HPB (Smith,1990) paraanalizar su uso como medidas percep-tuales de las actitudes sexistas de mal-tratadores y no maltratadores. Losmotivos para esta elección fueronbásicamente su contenido, que ofre-cen información complementaria, quesus características psicométricas pare-cen adecuadas, tal y como se ha des-crito anteriormente, y que su exten-sión (40 ítems el primero y 4 el segun-do) no resultaba excesiva.

En cuanto a su uso como medidasperceptuales, las razones que sugirie-ron entrevistar a las mujeres pidiéndo-les que respondieran aquello que ellascreían que era indicativo de las actitu-des y creencias de su última pareja o ex– pareja (o sea, su percepción de esascreencias y actitudes) son diversas.

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En primer lugar, mientras acceder alos maltratadores suele ser complica-do (generalmente no desean colabo-rar, no siempre están identificados olocalizados, etc.), acceder a las vícti-mas es relativamente fácil ya que, engeneral y también en nuestro país, losCentros y Recursos para trabajar y/oatender esta problemática (y dondepor tanto se puede acceder a sus pro-tagonistas) están orientados básica-mente a ellas.

En segundo lugar, una razón depeso fue que diversos trabajos (Ariasy Beach, 1987; Lindquist, Sass,Bottomley, Katin, Maddox, Ordonezy Teofilo, 1997; Rosenbaum yO’Leary, 1981; Smith, 1990; VanHasselt, Morrison y Bellack, 1985;Walker, 1984) han demostrado que lainformación proporcionada por lasmujeres maltratadas sobre sus maltra-tadores es fiable y que los informes delas mujeres víctimas de maltrato sobrelas conductas, creencias y actitudes desus parejas o ex – parejas son infor-mes ajustados de estas conductas (porejemplo, en el caso del consumo desustancias) e indicadores razonable-mente ajustados de las creencias yactitudes de sus maltratadores (porejemplo, en el caso de las actitudessexistas evaluadas con instrumentoscomo el AWS empleados como medi-das perceptuales), como demuestranlas elevadas correlaciones con lospropios informes de los interesados.Una posible explicación para estosresultados sería que las medidas per-

ceptuales estarían, en gran medida,exentas de la acción de la deseabili-dad social.

A continuación se presentan losdatos obtenidos al aplicar las dosescalas seleccionadas a mujeres mal-tratadas y no maltratadas para indagarsobre las actitudes sexistas de susparejas.

MÉTODO.

Participantes.

La muestra de mujeres víctimas demaltrato está compuesta por un totalde 142 mujeres con una media deedad 39.38 años (d.t. 10.60). De ellas,el 31% de residían en la zona norte deEspaña (Aragón, Asturias, Cantabria,Cataluña, Galicia, Navarra, PaísVasco o La Rioja), el 28’2% en lazona centro (Castilla-La Mancha,Castilla-León, Comunidad Valencianay Madrid), el 21’8% en la zona sur(Andalucía, Ceuta y Melilla,Extremadura y Murcia) y el 19% enlas islas. El 57% procedían de un cen-tro de atención especializado y el 43%de un centro no especializado en laatención a mujeres víctimas de malostratos. El tiempo medio de padeci-miento de maltrato era de 12.26 años(rango 1 mes – 50 años, d.t. 10.17años). El 36’1% de las mujeres entre-vistadas habían padecido maltratodurante 5 años o menos y el 63’9%restante durante 5 ó más años. Todasellas habían padecido maltrato psico-

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lógico y el 88’7% habían padecido,además, maltrato físico. En cuanto alos maltratadores, de acuerdo con losinformes proporcionados por susparejas, su edad media era de 42.29años (d.t. 10.91) y de ellos, el 63’4%tenía estudios primarios o menos, el21’8% estudios medios y el 14’8%estudios universitarios.

La muestra de mujeres no víctimasde maltrato está compuesta por untotal de 142 mujeres con una media deedad 37.49 años (d.t. 11.26). De ellas,el 22’5% de residían en la zona norte,el 32’4% en la zona centro, el 23’2%en la zona sur y el 21’8% en las islas.Y en cuanto a las características desus parejas, de acuerdo con la infor-mación proporcionada por ellas, laedad media de estos hombres era de39.85 años (d.t. 12.06) y de ellos, el55’6% tenía estudios primarios omenos, el 25’4% estudios medios y el19% estudios universitarios.

Tal y como estaba previsto en loscriterios de selección de la muestra deno maltrato, no había diferencias entremaltratadores y los no maltratadores encuanto a edad (t(275)=1.767; p=.078),lugar de residencia (2(3)=2.652;p=.448) o nivel de estudios(2(2)=1.839; p=.399).

Instrumentos.

Para recoger datos sobre variablessociodemográficas, antecedentes,maltrato o variables clínicas de lasmujeres maltratadas se empleó una

entrevista elaborada al efecto queincluía una descripción completa delmaltrato y su evolución. Para las nomaltratadas se preparó una entrevistasobre datos sociodemodráficos y un“screening” para detectar posiblescasos de maltrato no denunciado. Dehecho, de la muestra de no maltrata-das recogida inicialmente se descarta-ron un total de 15 casos que corres-pondían a mujeres que podrían consi-derarse “técnicamente maltratadas”,aunque no hubieran solicitado ayudaal respecto.

En cuanto a los instrumentos paraevaluar actitudes, tal y como se hacomentado anteriormente, la SATWS(Benson y Vincent, 1980) consta de 40ítems, de los que 24 son afirmacionessexistas y los 16 restantes afirmacio-nes no sexistas que requieren una pun-tuación invertida, y tiene una caracte-rísticas psicométricas adecuadas.

En la versión original el formato derespuesta era una escala Likert de 7puntos (de fuertemente en desacuerdoa fuertemente de acuerdo) con unrango de puntuación de 40 a 280, demodo que puntuaciones más altasindicaban niveles más elevados desexismo. En nuestro caso y atendien-do al doble propósito de homogenei-zar el formato de respuesta en las dosescalas empleadas y de hacerlo lo mássencillo posible dadas las especialescondiciones de las mujeres maltrata-das entrevistadas, se optó por unaescala Likert de 4 puntos (completa-mente en desacuerdo, en desacuerdo,

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de acuerdo, completamente de acuer-do) con lo que el posible rango depuntuaciones oscilaba entre 40 y 160puntos.

El HPB (Smith, 1990) consta de 4ítems, relativos a creencias patriarca-les. El formato de respuesta es unaescala Likert de 4 puntos (completa-mente en desacuerdo, en desacuerdo,de acuerdo, completamente de acuer-do) con un rango de puntuación de 4 a16, de modo que puntuaciones másaltas indican niveles más elevados decreencias patriarcales.

Procedimiento.

En el caso de las mujeres maltrata-das, el universo hipotético del estudioestaba formado por las víctimas demalos tratos físicos y/o psíquicos oca-sionados por su última pareja. La téc-nica para seleccionar la muestra deestudio fue el muestreo no probabilís-tico consecutivo, esto es, incluir atodas las mujeres mayores de edadque hubieran denunciado y/o solicita-do ayuda por malos tratos sufridos amanos a su última pareja durante lafase de recogida de datos del estudioen los centros o servicios con los seestableció contacto.

Concretamente, se contactó con unamplio abanico de centros ubicados

en diferentes lugares del estado espa-ñol y tanto especializados en la aten-ción a mujeres maltratadas comootros que, sin estar especializados eneste tema, podían recibir solicitudesde mujeres en esta situación. Se logróasí la participación de 26 centros pro-cedentes de toda la geografía españo-la y se acordó que fueran las profesio-nales de cada centro (psicólogas, abo-gadas, trabajadoras sociales, …) quie-nes administraron los instrumentos alas mujeres que acudían en demandade ayuda o asesoramiento y aceptabanparticipar en el estudio 2. Una vezcompletados, éstos fueron remitidos alas investigadoras, quienes realizaronla codificación y el análisis de datos.

Aunque el hecho de que las entre-vistadoras fueran tantas podía consti-tuir una limitación para nuestro traba-jo, se consideró que las particularescondiciones de las mujeres maltrata-das que solicitan ayuda (dudas, mie-dos, etc.) hacían de ésta la mejoropción posible. De hecho, algunoscentros que aceptaron colaborar nopudieron realizar ninguna entrevistaporque las mujeres que acudieron aellos se negaron a participar pormiedo y, en estas condiciones, sehacía inviable dar citas específicaspara una entrevista de investigación ointroducir a personal ajeno al centro.

2. Sería muy largo dar un lista completa de todas las personas, asociaciones, instituciones, etc. quecolaboraron en la recogida de datos para este trabajo. Pero nos parece fundamental dar las gracias atodas ellas y, muy especialmente a quienes se encargaron de establecer los contactos y realizar lasentrevistas. Sin su colaboración este trabajo no habría sido posible.

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Para paliar en la medida de lo posiblelos efectos de esta circunstancia seajustó el diseño de la entrevista y lasinstrucciones de las escalas para quefueran empleadas con las máximasgarantías por personas distintas.

Estas mismas razones (dificultadesde acceso a la muestra, miedo, etc.)desaconsejaron alargar las entrevistasmás allá de lo estrictamente necesario.Por ello en este caso no se considerópertinente añadir ningún otro instru-mento de medida de las actitudes paraestablecer comparaciones o correla-cionar los resultados, práctica habitualen estudios de validación de instru-mentos de medida en psicología.

Una vez completada la muestra demujeres maltratadas y analizadas suscaracterísticas y las de sus maltrata-dores, se determinó la composiciónde la muestra de comparaciónmediante un muestreo no probabilís-tico por cuotas, fijándose una cuotaen base a una serie de características(lugar de residencia, edad y nivel deestudios de las mujeres maltratadas ysus parejas) que las equiparaba a lasmujeres maltratadas y a sus parejas.Para realizar las entrevistas a estasmujeres se solicitó la colaboración deprofesoras universitarias que traba-

jan de diferentes zonas del estado(zona centro, norte, sur e islas, defi-nidas en los términos descritos ante-riormente) 3 para que realizaran undeterminado número de entrevistas amujeres de su entorno que cumplie-ran esas características.

En todos los casos, las mujeres par-ticipantes fueron adecuadamenteinformadas del carácter voluntario yanónimo de su participación en elestudio y de los objetivos del mismo yaceptaron voluntariamente colaborarsin recibir ninguna compensación acambio.

Por lo que se refiere a las escalas,éstas fueron, en primer lugar, traduci-das independientemente por diferen-tes colaboradores/as 4. Posteriormentese compararon entre sí las traduccio-nes realizadas y se resolvieron porconsenso los desacuerdos detectados.A continuación una persona bilingüerevisó la traducción e introdujo algu-nas matizaciones en palabras de usocoloquial. Finalmente, una personaexperta, perteneciente al ámbito de lapsicología y con un elevado dominiode la lengua inglesa, realizó una últi-ma revisión de la versión final de latraducción. La versión definitiva delos ítems puede verse en el anexo.

3. Damos las gracias a las profesoras Sonia Agut, Rosamaría Alberdi, Amparo Caballer, EstherGarcía, Carmen Ramis, Socorro Suárez y Teresa Torns por su colaboración en la recogida de datospara esta parte de nuestra investigación.4. Agradecemos la colaboración de las profesoras Esther García, Margarita Gili y M. AntoniaManassero en las labores de traducción y del profesor José Muñíz en la revisión de la última ver-sión del cuestionario traducido.

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Análisis de datos.

Los datos fueron analizadosmediante los programas estadísticosdel paquete SPSS (versión 10 paraWindows). Concretamente, se estu-diaron los estadísticos descriptivos, lafiabilidad y análisis factorial para lasdos escalas.

RESULTADOS.

Por lo que se refiere a la escalaSATWS, en primer lugar se realizó unanálisis de los ítems de esta escala,obteniendo los datos descriptivos(media y desviación típica) para cadauno de ellos y calculando la correla-ción entre ese ítem y el total de laescala y el valor de alfa si se suprimíael ítem. A la vista de los resultados, yde acuerdo con las sugerencias al res-pecto de la literatura sobre el tema(Morales, Urosa y Blanco, 2003), seprocedió a eliminar aquellos ítemscon una correlación con la escala totalinferior a .30 y/o que al ser eliminadosdieran lugar a un alfa sensiblementesuperior al obtenido para el conjuntode la escala (.9724) (ítems 7 y 21).Así, el cuestionario inicial quedóreducido de 40 a 38 ítems.

En la Tabla 1 se presentan los datosdescriptivos, correlación ítem-total yalfa si el ítem se suprime para esos 38ítems. Como puede observarse, parael conjunto de estos ítems, el valor delcoeficiente alfa obtenido aumentóligeramente situándose en .9743.

Dado que algunas de las caracterís-ticas de la escala SATWS (como elnúmero de categorías de respuesta)habían sido modificadas con respectoa la escala original y que sus autoresno presentaban ninguna estructurafactorial que requiera ser comparada,se optó por realizar un análisis facto-rial exploratorio (AFE).

El AFE proporciona criterios paraestablecer la estructura factorial deuna escala y, como es sabido, su vali-dez viene condicionada por obtenervalores significativos del índice de“adecuación muestral” de Kaiser-Meyer-Olkin (próximo a la unidad) ydel test de esfericidad de Bartlett(p<0’05) que se obtienen de la matrizde correlaciones. En este caso, ambosvalores fueron favorables (KMO=.969; Bartlett, p= .000), por lo que fueplausible y factible la aplicación delAFE en este caso.

Por otra parte, aunque algunosautores han señalado que para realizarun análisis factorial con garantías sonnecesarios al menos 10 sujetos porítem, otros autores (como Nunnally,1978) consideran que son suficientes5 sujetos por ítem (es decir, 200 parael caso de la SATWS y 40 para elHPB) y, aún otros (como Kline, 1994)consideran que son suficientes 100sujetos siempre y cuando, y en cual-quier caso, haya el doble de sujetosque de ítems. Dado que en este caso elnúmero de sujetos era de 284 (de losque 233 habían completado la escalaSATWS en su totalidad y 232 el

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Tabla 1. Análisis descriptivo y de Fiabilidad los ítems de la escala SATWS (n=233).

Ítem Media Desviación típica

Correlaciónítem – total

Alfa si se suprime

ITEM01 2,5064 1,1338 0,6425 0,9739ITEM02 2,7597 1,0475 0,7507 0,9735ITEM03 2,0858 0,8415 0,3418 0,9748ITEM04 2,5107 1,0591 0,6168 0,974ITEM05 2,6266 1,1229 0,8074 0,9732ITEM06 2,6738 0,9451 0,4899 0,9744ITEM08 2,6266 1,0266 0,5552 0,9742ITEM09 2,8755 1,0855 0,7881 0,9733ITEM10 2,3305 0,9228 0,5521 0,9742ITEM11 2,8455 1,0916 0,8046 0,9732ITEM12 2,8498 0,9643 0,6218 0,974ITEM13 2,2876 1,1629 0,7251 0,9736ITEM14 2,6352 1,0708 0,7012 0,9737ITEM15 2,3433 1,014 0,6555 0,9738ITEM16 2,7253 1,1417 0,8693 0,9729ITEM17 2,309 1,1098 0,6555 0,9738ITEM18 2,4592 1,242 0,8816 0,9728ITEM19 2,2489 1,1551 0,8598 0,973ITEM20 2,03 0,9349 0,6304 0,9739ITEM22 2,721 0,9976 0,5792 0,9741ITEM23 2,4034 1,0987 0,8135 0,9732ITEM24 2,824 1,0335 0,682 0,9737ITEM25 2,3219 1,1042 0,8393 0,9731ITEM26 2,4206 1,1424 0,8061 0,9732ITEM27 1,8069 0,8816 0,602 0,974ITEM28 2,9828 0,7877 0,3293 0,9748ITEM29 2,7039 1,0997 0,7395 0,9735ITEM30 2,5494 1,1479 0,8634 0,973ITEM31 2,3133 1,0003 0,7333 0,9735ITEM32 2,9099 1,0109 0,65 0,9739ITEM33 2,412 1,2114 0,8747 0,9729ITEM34 2,4721 0,9958 0,6589 0,9738ITEM35 2,3047 1,1013 0,8414 0,9731ITEM36 2,7382 1,015 0,6725 0,9738ITEM37 2,4606 0,9755 0,6639 0,9738ITEM38 2,0429 0,8944 0,5827 0,9741ITEM39 2,6996 0,9261 0,5788 0,9741ITEM40 2,5451 1,0582 0,7994 0,9733

Coeficiente alfa: .9743Nota: Los ítems 7 y 21 fueron eliminados al ser su correlación ítem-total inferior a .30.

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HPB), se consideró que el tamañomuestral cumplía estos criterios y erasuficiente para aplicar este tipo deanálisis.

Así pues, se realizó un análisis fac-torial de componentes principales conrotación Varimax, resultando unasolución de cuatro factores que expli-caban en conjunto un 62’35% deltotal de la varianza.

Una vez revisados los ítems y con-tenidos de estos cuatro factores resul-tantes y tras revisar otras posiblessoluciones factoriales con distintonúmero de factores se optó por lasolución de 3 factores que, en conjun-to explicaban el 59’41% de la varian-za total (51’94% el factor 1, 4’02% elfactor 2 y 3’44% el factor 3) y queofrecían una estructura más clara con-ceptualmente, de acuerdo con la reco-mendación de Morales, Urosa yBlanco (2003).

Como puede verse en la Tabla 2, endicho análisis todos los ítems obtuvie-ron pesos factoriales superiores a .30.En cuanto a la asignación de los ítemsa uno u otro factor, se tomó como cri-terio la asignación del ítem a aquelfactor donde su peso fuera mayor.Dado que algunos ítems cargaban enmás de un factor, tras esta asignaciónse procedió a calcular el “Index of Fitof Factor Scales” (de acuerdo con elprocedimiento descrito por Morales,Urosa y Blanco, 2003) que indica silos ítems seleccionados para cadasubescala la definen mejor que elresto. Los resultados obtenidos

(IFFS=.6121 para el Factor 1;IFFS=.6444 para el Factor 2; yIFFS=.6000 para el Factor 3) indicanque la asignación realizada puedeconsiderarse aceptable.

De acuerdo con estos criterios, elfactor 1 constaba de 20 ítems (1, 2, 4,5, 8, 9, 12, 13, 14, 16, 18, 23, 24, 29,30, 32, 33, 36, 38 y 39) relativos a laaceptación del estereotipo femeninotradicional. El factor 2 constaba de 14ítems (ítems 6, 11, 17, 19, 20, 22, 25,26, 27, 31, 34, 35, 37 y 40, todos elloscon puntuación que requiere serinvertida) relativos al rechazo almovimiento de mujeres. Y el factor 3constaba de 4 ítems (3, 10, 15 y 28)relativos a la evaluación de las muje-res tomando como base su atractivofísico.

Finalmente, en la Tabla 3 se pre-sentan los resultados del análisis des-criptivo de fiabilidad realizado porseparado para cada uno de los tres fac-tores de la escala SATWS obtenidos.

Como puede verse, se obtuvo unala correlación ítem-total por encimade .30 en todos los casos. Cabe seña-lar que la fiabilidad fue sensiblementesuperior en el caso de los factores 1(,9602) y 2 (,9451) en comparacióncon el factor 3 (,6899), aunque puedeconsiderarse como aceptable inclusoen este último caso (Morales, Urosa yBlanco, 2003).

Por lo que se refiere al HPB, losresultados del análisis descriptivo yde ítems, que se presentan en la Tabla4, indicaron que no era necesario eli-

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ITEM16 0,741 0,455ITEM5 0,738ITEM33 0,737 0,506ITEM23 0,709 0,414ITEM18 0,699 0,567ITEM30 0,699 0,485ITEM13 0,693ITEM9 0,691ITEM29 0,686ITEM24 0,656ITEM2 0,631 0,408ITEM4 0,612ITEM8 0,608ITEM1 0,595ITEM32 0,584ITEM12 0,564ITEM14 0,55 0,455ITEM36 0,519ITEM38 0,504ITEM39 0,41 0,404ITEM37 0,713ITEM22 0,704ITEM25 0,504 0,703ITEM17 0,665ITEM19 0,627 0,649ITEM35 0,566 0,643ITEM26 0,639ITEM34 0,607ITEM40 0,511 0,603ITEM11 0,563 0,585ITEM31 0,574ITEM6 0,555ITEM20 0,519ITEM27 0,508ITEM28 0,666ITEM3 0,631ITEM10 0,59ITEM15 0,532 0,579

Tabla 2. SATWS. Matriz de componentes rotados para 3 factores.

Método de extracción: Análisis de componentes principales.Método de rotación: Varimax con normalización Kaiser.La rotación ha convergido en 12 iteraciones.

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Tabla 3. Análisis descriptivo y de Fiabilidad para los factores de la escala SATWS.

Factor 1: Aceptación del estereotipo femenino tradicional (n=249).Ítem Media Desviación típica Correlación ítem-total Alfa si se suprime

ITEM01 2,4779 1,129 0,6468 0,9592ITEM02 2,743 1,0541 0,7198 0,9582ITEM04 2,502 1,0554 0,6167 0,9595ITEM05 2,5984 1,1141 0,8162 0,9569ITEM08 2,6145 1,0259 0,5816 0,9599ITEM09 2,8715 1,0886 0,7941 0,9572ITEM12 2,8394 0,9663 0,6109 0,9595ITEM13 2,2651 1,1579 0,7437 0,9579ITEM14 2,6225 1,0748 0,6501 0,9591ITEM16 2,6988 1,1543 0,8734 0,9561ITEM18 2,4297 1,233 0,8614 0,9562ITEM23 2,3775 1,0971 0,8197 0,9569ITEM24 2,8072 1,0449 0,6977 0,9585ITEM29 2,6948 1,1013 0,751 0,9578ITEM30 2,5221 1,1503 0,8637 0,9562ITEM32 2,8956 1,0106 0,6678 0,9589ITEM33 2,3735 1,2153 0,8681 0,9561ITEM36 2,7108 1,0144 0,6691 0,9588ITEM38 2,0201 0,891 0,5847 0,9598ITEM39 2,6948 0,935 0,581 0,9598

Fiabilidad del Factor 1: Coeficiente alfa: ,9602Factor 2: Rechazo del movimiento de mujeres (n=256)

ITEM06 2,6641 0,9479 0,4748 0,9471ITEM11 2,8477 1,0757 0,7628 0,94ITEM17 2,3281 1,1175 0,6893 0,9421ITEM19 2,2734 1,1459 0,8553 0,9373ITEM20 2,043 0,9257 0,6343 0,9433ITEM22 2,7305 0,9988 0,6453 0,9431ITEM25 2,3281 1,0998 0,864 0,9371ITEM26 2,4375 1,1324 0,7925 0,9392ITEM27 1,8398 0,8821 0,6255 0,9435ITEM31 2,3047 0,9906 0,7122 0,9414ITEM34 2,4805 0,9978 0,6684 0,9425ITEM35 2,332 1,0933 8438 0,9377ITEM37 2,418 0,9926 0,7145 0,9414ITEM40 2,5664 1,0382 0,7816 0,9395

Fiabilidad del Factor 2: Coeficiente alfa: ,9451Factor 3: Evaluación de las mujeres tomando como base su atractivo físico (n=273)

ITEM03 2,0879 0,8742 0,3667 0,6885ITEM10 2,2821 0,9379 0,5609 0,5653ITEM15 2,333 0,9901 0,6386 0,5039ITEM28 2,9744 0,8063 0,3436 0,6979

Fiabilidad del Factor 2: Coeficiente alfa: ,6899

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minar ningún ítem puesto que entodos los casos la correlación ítem-total resultó ser superior a .30 y elúnico caso en el que alfa aumentaba si

se suprimía el ítem (ítem c) la diferen-cia entre dicho aumento y el alfa obte-nido para el conjunto de la escala erainferior a .005.

Tabla 4. Análisis descriptivo y de Fiabilidad para el conjunto de los ítems del HPB (n=232).

Ítem Media Desviación Típica

Correlación ítem – total

Alfa si se suprime

ITEMA 2,3164 1,2432 0,9281 0,9311

ITEMB 2,4509 1,2293 0,9183 0,9342

ITEMC 2,6691 1,1603 0,8295 0,9601

ITEMD 2,2073 1,2574 0,8949 0,9414

Coeficiente alfa: .9560

Como puede verse, para el conjun-to de ítems que forman esta escala elvalor del coeficiente alfa obtenido fuede .9560.

Dado que los valores del índice deadecuación muestral y del test deesfericidad de Bartlett fueron favora-bles (KMO= .855; Bartlett, p=.000) yel tamaño muestral suficiente, se pro-cedió a realizar un análisis factorial decomponentes principales con rotaciónVarimax del que resultó un único fac-tor relativo a la presencia de ideologíapatriarcal en el seno de la familia, queexplicaba el 88’35% de la varianzatotal y en el que todos los ítems delHPB tenían un peso factorial superiora .90 (.961 el ítem A, .955 el B, .942el D y .901 el C).

DISCUSIÓN.

La revisión realizada permite, enprimer lugar, concluir que existen enla literatura especializada una diversi-dad de escalas que han sido construi-das para medir actitudes sexistas,tanto entendidas en sentido negativocomo desde la consideración de queexiste un sexismo hostil o tradicionaly otro benévolo o moderno.

Por otra parte, de esta revisión sedesprende que para algunas de estasescalas se dispone de versión en caste-llano (como sería, por ejemplo, el casode la de la “Escala de Neosexismo” odel “Inventario de SexismoAmbivalente”) y también que algunasde ellas han sido ya empleadas con

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maltratadores y/o con mujeres víctimasde maltrato como medidas perceptualesde las actitudes de sus maltratadores(como sería el caso de la “AttitudesToward Women Scale”), motivosambos por los que han de considerarsecomo instrumentos de elección a teneren cuenta en aquellos casos en los quese desee profundizar en el análisis delas actitudes sexistas de este colectivo.

Por lo que se refiere a las escalas yal procedimiento de medida que seeligieron en este estudio, cabe extraertambién algunas conclusiones.

En primer lugar, y por lo que serefiere a la escala SATWS, los resul-tados del análisis de ítems indican quela consistencia interna de la escala ensu uso como medida perceptual ennuestra muestra mejora muy ligera-mente al eliminar dos de sus ítems (el7, “Me molesta ver a un hombre alque una mujer le dice lo que tiene quehacer”, y el 21, “Las mujeres deberíanser tratadas suavemente por los hom-bres porque son muy delicadas”),cuya correlación con el total de laescala no alcanzaba los mínimosdeseables indicando pues que dichosítems no medían exactamente lomismo que el resto (Morales, Urosa yBlanco, 2003). Una vez eliminadosestos ítems, la consistencia interna delos restantes resultó altamente ade-cuada (.9743) e incluso superior a laobtenida originalmente por los auto-res de la escala (que osciló entre .90 y.93 según la muestra estudiada, comose comentó anteriormente).

Por su parte, el análisis factorialmostró que la escala SATWS en suuso como medida perceptual en nues-tra muestra evaluaba dimensionessimilares a las dimensiones teóricasmencionadas por sus autores, aunqueagrupadas de un modo ligeramentediferente. Así, las dimensiones origi-nales descritas por Benson y Vincent(1980) como “Consideración de lasmujeres como inferiores”,“Consideración de la discriminaciónde las mujeres como aceptable”,“Hostilidad hacia las mujeres que des-empeñan roles no tradicionales” y“Tenencia o uso de estereotipos” que-daban en nuestro caso agrupadas enun único factor, el factor 1, al quedenominamos “Aceptación del estere-otipo femenino tradicional”. Una pun-tuación elevada en este factor indica-ría la presencia de actitudes hostiles ynegativas hacia las mujeres que secorresponderían con los contenidosdel estereotipo femenino tradicional.La dimensión a la que estos autoresdenominaron “Rechazo al movimien-to de mujeres” quedaba en nuestrocaso recogida en el factor 2. Caberemarcar que todos los ítems que seincluyen en este factor son ítemsinversos cuya puntuación requiere serpreviamente recodificada para poderser interpretada. Una puntuación ele-vada en este factor indicaría la presen-cia de actitudes hostiles y negativashacia el movimiento feminista omovimiento de defensa de los dere-chos de la mujer. Finalmente, la

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dimensión a la que estos autoresdenominaron “Evaluación de lasmujeres tomando como base su atrac-tivo físico” quedaba en nuestro casoincluida en el factor 3 y una puntua-ción elevada en este factor indicaríauna mayor presencia de esta conside-ración sobre las mujeres.

En definitiva, estos resultadossugieren que la escala SATWS podríafuncionar como una adecuada medidaperceptual de las actitudes sexistas enmaltratadores y no maltratadores a par-tir de los informes de sus parejas, conuna óptima fiabilidad y validez deconstructo. Una apreciación similarfue realizada McHugh y Frieze (1997),quienes señalaron que ésta era unaescala con una apariencia muy prome-tedora. Sin embargo, y a pesar de ello,no ha sido muy usada y los/as investi-gadores/as que desarrollaron posterior-mente escalas para evaluar sexismo nosuelen usarla, citarla o criticarla. Lasrazones para ello no están muy claras,aunque una posible explicación seríaque no se conoce su existencia. Dehecho, como señalan Spence y Hahn(1997), el mayor o menor uso de unaescala puede depender del lugar dóndefue publicada. Así, ponen como ejem-plo que la AWS y los trabajos posterio-res en los que se emplea fueron publi-cados en algunas de las revistas másimportantes de psicología (como el“Journal of Personality and SocialPsychology” o el “Journal of AppliedSocial Psychology”) lo que, probable-mente, haya repercutido en que aparez-

ca posteriormente en las búsquedasbibliográficas que realizan los/asinvestigadores/as sobre el tema, y enque sea más conocida y, por tanto, másempleada.

En segundo lugar, y por lo que serefiere al HPB, los resultados obteni-dos muestran que en su uso comomedida perceptual en nuestra muestrasu consistencia interna es sensible-mente superior a la obtenida por suautor (.95 frente a .79) y, tal y comoéste predijo, todos los ítems formanparte de una única dimensión relativaa la presencia de ideología patriarcalen el seno de la familia (Smith, 1990).Puede pues decirse que también eneste caso los resultados indican queesta escala constituye una adecuadamedida perceptual de las creenciaspatriarcales de los maltratadores y nomaltratadores a partir de los informesde sus parejas. De nuevo el tipo derevista altamente especializada en untema en que fue publicada (Violenceand Victims), y en este caso tambiénla orientación teórica del artículo en elque se enmarca (decididamente femi-nista), podrían proporcionar algunasclaves para entender su limitada difu-sión hasta la fecha.

En definitiva, como ya señalaronMcHugh y Frieze (1997), hay unaimportante proliferación de escalaspara medir diferentes aspectos de lasactitudes hacia las mujeres, sus rolesetc. en general y en el caso de los mal-tratadores en particular. Obviamente,esta proliferación puede relacionarse

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con que diferentes investigadores/asse han interesado, por cuestionesprácticas y teóricas, en diferentesaspectos de esta cuestión. Sin embar-go, y tal y como señalan estas autoras,en respuesta a esta proliferación los/asinvestigadores/as deberían familiari-zarse con todas las medidas disponi-bles y considerar cuidadosamente quées lo que quieren medir y si existealguna medida ya disponible que seaadecuada para ello antes de decidirconstruir una nueva escala.

Precisamente, esta fue la recomen-dación seguida en nuestro caso: revi-sar las escalas disponibles para eva-luar actitudes sexistas y, de entre ellas,elegir aquellas dos que, por sus carac-

terísticas y contenido, podían ser lasmás adecuadas para realizar unamedida perceptual de las actitudessexistas de maltratadores y no maltra-tadores en casos de violencia contralas mujeres en la pareja a partir de losinformes de las mujeres. Los resulta-dos obtenidos sugieren que, en princi-pio, las dos escalas seleccionadascumplen estos requisitos y, por tanto,avalan su posible uso futuro con estafinalidad. Cabe, sin embargo, sugerirla necesidad de seguir profundizandoen esta cuestión añadiendo análisis enlos que se correlacionen los resultadosobtenidos por las mujeres con aque-llos obtenidos al administrar lasencuestas a los propios varones.

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A) ÍTEMS DE LA ESCALA SATWS:

Factor 1: Aceptación del estereotipofemenino tradicional.

1.- Si tuviera una hija, la disuadiría(le quitaría de la cabeza la idea de)de trabajar en mecánica (talleres decoches).2.- Me molestan mucho las muje-res que se quejan de que la socie-dad es injusta con ellas.4.- Las mujeres van más de com-pras que los hombres porque sonmás indecisas.5.- La mayoría de las mujeres“liberadas” se suben al tren de laprotesta sólo por la diversión.8.- Creo que tener hijos es el mayorlogro para una mujer.9.- Frente al peligro, los hombresson instintivamente más valientesque las mujeres.12.- Las mujeres confían más en laintuición y menos en la razón quelos hombres.13.- Antes del matrimonio, lasmujeres no deberían ser tan activassexualmente como los hombres.(*)14.- Los hombres son tan fácil-mente influenciables por los demáscomo las mujeres.

16.- Los hombres siempre serán elsexo dominante.18.- Creo que cuando una parejatoma una decisión el marido debe-ría tener la última palabra.23.- Desconfío de una mujer queprefiere trabajar a tener hijos.24.- Creo que las mujeres son pornaturaleza más débiles emocional-mente que los hombres.29.- Me molesta más ver a unamujer agresiva que a un hombreagresivo.30.- No se debería contratar a unamujer si hay un padre de familiaque necesita el trabajo.32.- Por naturaleza, los hombresson mejores que las mujeres paralas cosas mecánicas.33.- El lugar de una mujer es elhogar.36.- Creo que los hombres son ins-tintivamente más competitivos quelas mujeres.38.- Me sentiría incómodo si cuan-do se dirigen a mí por escritopusieran “Sr./Sra.” (por ejemplo,en una carta).39.- No me parece mal que hayahombres que se interesen princi-palmente por el cuerpo de lamujer.

ANEXO:

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Factor 2: : Rechazo al movimientode mujeres.

(*)6.- Me molesta que un hombrese interese por una mujer sólo siella es guapa.(*)11.- Realmente entiendo por quées necesario que exista el movi-miento de liberación de la mujer.(*)17.- No me gusta que los hom-bres traten a las mujeres comoobjetos sexuales.(*)19.- Las mujeres deberían tenerexactamente los mismos derechosque los hombres.(*)20.- No veo nada malo en unamujer a la que no le gusta llevarfaldas o vestidos.(*)22.- Las mujeres deberían estarpreparadas para oponerse a loshombres con la finalidad de obte-ner el mismo estatus.(*)25.- Por término medio, lasmujeres son tan inteligentes comolos hombres.(*)26.- Si en una pareja ambos tra-bajan a tiempo completo, el maridodebería hacer la mitad del trabajodoméstico.(*)27.- Me gustan las mujeres fran-cas, sinceras.(*)31.- Cuando toman una deci-sión, las mujeres pueden soportarla presión igual que los hombres.(*)34.- Creo que muchos anunciosde TV presentan una imagendegradante de las mujeres.

(*)35.- Creo que una mujer puedehacer la mayoría de cosas tan biencomo un hombre.(*)37.- Creo que las mujeres tienenderecho a enfadarse cuando se lasllama “tipas”.(*)40.- Si pudiera elegir, me daríaexactamente igual trabajar para unamujer que para un hombre.

Factor 3: Evaluación de las mujeres tomando como base su atractivo físico.

(*)3.- Nuestra sociedad pone dema-siado énfasis (da demasiada impor-tancia) en la belleza (física), espe-cialmente en el caso de las mujeres. 10.- Creo que las mujeres deberíandedicar una gran cantidad de tiem-po a intentar estar guapas.15.- Creo que las mujeres deberíanpreocuparse más por su aparienciaque los hombres.28.- No veo nada malo en que loshombres echen piropos a las muje-res bien parecidas.

Ítems de la escala SATWS eliminadostras el análisis de ítems.

7.- Me molesta ver a un hombre alque una mujer le dice lo que tieneque hacer.21.- Las mujeres deberían ser trata-das suavemente por los hombresporque son muy delicadas.

(*) Ítems de la escala SATWS cuya puntuación debía invertirse.

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B) ÍTEMS DE LA ESCALA HPB:

Factor 1:

1.- Un hombre tiene derecho adecidir si su esposa / pareja puedeo no trabajar fuera de casa.2.- Un hombre tiene derecho adecidir si su esposa / pareja puede

o no salir por la noche con susamistades.3.- A veces es importante para unhombre demostrar a su esposa /pareja que él es el cabeza de familia.4.- Un hombre tiene derecho atener relaciones sexuales con suesposa / pareja cuando él quiera,aunque ella no quiera.