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La transmisión t ranscultural Eduardo Contreras James Larson John K. Mayo Peter Spain- del Institute for Communication Research,de la Stanford University

La transmisión t ranscultural - UNESDOC Databaseunesdoc.unesco.org/images/0013/001349/134943so.pdf · Edición francesa 92-3-201 353-3 Edición inglesa 92-3-1 O1 35 3-X Publicado

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La transmisión t ranscultural Eduardo Contreras James Larson John K. Mayo Peter Spai n-

del Institute for Communication Research, de la Stanford University

ISBN 42.33815c86 Edición francesa 92-3-201 353-3 Edición inglesa 92-3-1 O1 35 3-X

Publicado en 1977 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura 7, place de Fontenoy, 75700 Paris (France)

Compuesto en los talleres de la Unesco

0 Unesco 1977

Prólogo

La radiodifusión no conoce fronteras. técnicas han ampliado la posibilidad de distribuir programas de radio y de televisión en extensas zo- nas, que abarcan un gran número de Estados sobe- ranos y de pueblos de diversas culturas y lenguas. Esto plantea problemas de forma y contenido delos programas, asi como aspectos polïticos y juri’dicos relacionados con la circulación transnacional de la información.

païses que están estudiando la posibilidad de crear sistemas de comunicación regionales y de cooperar en la producción de programas sobre temas de in- terés mutuo, que podrian utilizarse en común. Al- gunos parses muy grandes tienen dentro de sus fron- teras una diversidad cultural y lingüïstica tal que se enfrentan con los mismos problemas al preparar sus programas de radiodifusión con fines de distri- bución nacional que los posibles participantes en un sistema de cooperación regional.

Estos temas tienen especial interés a propósi- to de los satélites de transmisión directa que ofre- cen la posibilidad de que una misma imagen vaya unida a dos o más pistas sonoras envarias lenguas y de una amplia difusión de programas de televi- sión a unos destinatarios multiculturales.

E n el estado actual de la televisión, existe un gran mercado para la venta internacional de pro- gramas y enel número 70 de esta misma colección de estudios y documentos -‘iCircula la televisión en un solo sentido? ‘ I - se expone en qué medida las organizaciones de radiodifusión en casi todo el mundo recurren a programas importados para cubrir una proporción considerable de su horario de emisión. La idoneidad de la mayorïa de esos programas para un público que tiene una cultura

Las nuevas

En varias regiones del mundo, hay grupos de

distinta a la del pars de origen preocupa a los go- biernos e instituciones que reciben esos progra- mas.

transmisión transcultural? ¿Resulta posible, o incluso deseable, concebir un tipo de programas que sean culturalmente neutrales, que eviten los problemas de repudio o de equïvoco debido a un contexto ajeno o insólito? ¿Se puede establecer un simbolismo visual que entiendan todos? ¿Es posible la alfabetización visual? ¿En qué medida pierden credibilidad los programas doblados? Ca- be imaginar un mercado común de programas edu- cativos para un cierto nrimero de parses de UM misma región? puedan orientar a los profesionales de la comunica- ción social en la producción de programas destina- dos a un público internacional?

Como primera iniciativa para examinar todos estos temas, la Unesco encargó la realización del presente estudio sobre la transmisión transcultu- ral y sus efectos polïticos, culturales, linguisticos y psicológicos. El resultado más destacado es que se trata de un aspecto de la comunicación so- bre el que ha habido muy pocas investigaciones, al paso que aumenta constantemente la necesidad de saber más al respecto, al progresarla tecnologïa y surgir nuevas modalidades de circulación interna- cional de programas. La Unesco espera que el pre - sente trabajo estimulará el debate y las investiga- ciones sobre el particular.

Este estudio ha sido llevado a cabo por unequi- PO del Institute for Communication Research de la Stanford University. Las opinionea expresadas son las de sus autores y no reflejan necesariamente las de la Unesco.

‘Cuáles son las consecuencias polïticas de la

¿Existen principios o reglas que

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Indice

Página

PROLOGO ......................................

INTRODUCCION ...................................

EFECTOS CULTURALES DE LA TRANSMISION TRANSC UL TURA L ................................

EFECTOS LINGÜISTICOS DE LA TRANSMISION TRANSCULTURAL .................................

EFECTOS PSICOLOGICOS DE LA TRANSMISION TRANSCULTURAL .................................

EFECTOS POLITICOS DE LA TRANSMISION TRANSCULTURAL .................................

CONCLUSIONES DEL PRESENTE ESTUDIO .................

BIBLIO GRAFIA ....................................

3

5

I

17

25

31

42

46

4

Introducción

Invitado por la División de Investigaciones y Polïti- cas de Comunicación de la Unesco, el Institute for Communication Research de Stanford emprendió la tarea general de "acopiar y sintetizar la experien- cia existente en materia de transmisión transcultu- ral en todo el mundo". Habida cuenta de esta mi- sión tan amplia, el equipo del Instituto recurrió a muchas fuentes. No hemos examinado toda la in- formación de todas las partes del mundo sobre la transmisión transcultural, pero si' hemos entrado en relación, con decenas de personas que estaban en condiciones de facilitar información; hemos exa- minado la bibliografïa existente al respecto; hemos hablado con colegas de la universidad. Agradece- mos los consejos y la asistencia que nos han pro- porcionado tan generosamente muchos individuos y organismos de radiodifusión.

Se ha definido de un modo bastante general "la transmisión transcultural" en el sentido de abarcar todas las situaciones en las cuales un grupo cultu- ral produce los programas y otro grupo culturallos recibe. El marco general puede ser intranacional al igual que internacional. Nuestra pregunta básica ha sido la siguiente: ¿Qué datos empïricos existen sobre los efectos culturales, lingtiïsticos, psicoló- gicos o polïticos de esa situación de transmisión?

unas categorïas muy manejables. E n la gran masa de obras ya publicadas que pudimos consultar, pro- porcionaron un punto de confluencia para nuestra labor teórica. Pudimos recoger e hilvanar argu- mentos. Las cuatro categorïas nos fueron muy bti- les; que quepa imaginar al respecto.

Al estudiar este tema, partimos de dos crite- rios diferentes y divergentes. Uno de ellos es que todo este asunto es muy sencillo y esencialmente de carácter polïtico: unos paises son fuertes y otros débiles, lo cual suscita el temor (en muchos secto- res), de que los primeros vayan a explotar a los segundos. Esto ha ocurrido ya antes en muchos sentidos; sión como mecanismo de control? Los crïticos

Estos cuatro tipos de efectos resultaron ser

no presuponemos que puedan ser las únicas

¿por qué no va a utilizarse la radiodifu-

radicales, que de hecho, formulan esta tesis de un modo bastante convincente, pueden apoyarse en ar- gumentos históricos. La verdad puede ser simple. El aspecto claro y tajante de esta tesis es uno de los mejores argumentos en su favor.

Se trata de la sensación de un caos insuperable, que se refiere a una vertiginosa complejidad de na- ciones, lenguas, historias, métodos de investiga- ción, opinione s, intuiciones, experiencias, neces i - dades, temores y esperanzas. Nos preguntamos: 'cómo encontrar la verdad pura y simple en medio de todo esto? No es fácil definir el mundo y, cuan- do hablamos de transmisión transcultural tal como la hemos definido, estamos refiriéndonos a la má- deja de actividades de comunicación que en cierto modo ensambla a los pueblos de todo el mundo, al menos en la medida en que hemos conocido esto hasta la fecha. Estimamos que estamos en una sel- va revuelta, coronada por árboles muy altos, des- concertados entre una maleza blanda cuyas raïces no podemos encontrar, y que probablemente no po- dremos encontrar nunca.

Ambas tesis tienen algo en común: carecen de información concreta y se oponen intrïnsecamente a todo nuevo razonamiento. No es facil dar de la- do unas opiniones fuertemente propugnadas. Cuan- do uno cree que tiene la verdad, todo intento de in- vestigar al respecto parece superfluo en el mejor de los casos y, dichÖ más claramente, necio. La sencillez de la primera tesis tiende a suscitar un espïritu dogmático. ambigUedad son difi'cilmente llevaderas, el dogma- tismo puede ser un cobijo seguro y atractivo.

invalidar lasesperanza de encontrar un nimbo o de descubrir unidades en esa "confusión exuberante y rumorosa". Dada tal complejidad, no resulta fácil formular una estrategia. Para ello se requiere un espïritu creador y una energia infatigable, lo cual no es en modo alguno corriente.

de que se requiere nueva información debido a la

El otro criterio no es en modo alguno simple.

Como la incertidumbre y la

La sensación de total desorientación tiende a

Por ello, hemos partido por un lado, de la idea

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sencillez del tema, y, por otro, hemos pensadoque no es posible obtener nueva información debido a su complejidad

E n general, hemos encontrado que, enla prácti- ca, hay poca información que guarde una relación di- recta con la pregunta que suscitó este proyecto: ¿qué datos empfricos existen sobre los efectos de una si- tuación de transmisióntranscultural? Son muy pocos los estudios que abordan directamente el tema. Pre- sentamos lo que hemos encontrado, en cuatro seccio- nes que correspondena nuestras categorras analiti- cas. Gran parte de las obras citadas carecen de una base de datos sólida. Los lectores podránidentificar a los autores que tiendena adoptar una posición dog- mática y a aquellos otros que se sienten desconcerta- dos porla complejidad de su perspectiva.

Estimamos que esta presentación refleja la si- tuaciónque rodealo que sabemos sobre los efectos de la transmisión transcultural. Nos interesa vi- vamente y deseariamos conocer la opinión de los lectores sobre lo que hemos escrito. Este infor- m e pretende ser a la vez una fuente de información y una incitación a presentar nuevos datos. No se dispone de modo alguno de todas las respuestas a las preguntas que suscita el tema de la transmi- sión transcultural. Pero no pensamos que sea imposible percibir más claramente este fenóme- no, que desde luego no es nada claro. La Unesco ha reconocido la necesidad de disponer de una ma- yor información al encargar este trabajo. Esti- mamos que el presente informe justifica tal ne- cesidad.

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Efectos culturales de la transmisión transcultural

EL PROBLEMA DE LA TRANSMISION TFUNS- CULTURAL: ¿QUE ES LO QUE ESTA EN JUEGO?

Tan sólo en los últimos tiempos han aparecido nue- vos rumbos para la evaluación de los mensajes de radiodifusión. Todo examen de sus efectos cultu- rales generales y a largo plazo adolece de la falta de datos sólidos que permitan confirmarlo. realidad constituye el elemento básico de la prime- ra sección. Se ha asignado gran importancia a las posibilidades que ofrecen los medios de comunica- ción. Las organizaciones comerciales de radiodi- fusión, que están en constante expansión, parecen haber tenido hasta la fecha más confianza en esas posibilidades de lo que podïan sugerir las investi- gaciones cientïficas realizadas al respecto. tras la Unesco y otras organizaciones interesadas examinan los principios, los peligros y las venta- jas de la transmisión transcultural, la transmisión transcultural comercial se ha hecho ya con la situa- ción. De hecho, las emisiones nacionales destina- das al extranjero, incluso muy potentes como las de la Voz de América (VOA) o Radio MoscSi, no apor- tan ya sino una contribución marginal a este caudal.

Dentro de cada pais y cada cultura, no se com- prenden todavïa plenamente las caracterïsticas y los efectos de la comunicación social; en materia de transmisión transcultural, hay una falta increi- ble de investigaciones. Los efectos de la comuni- cación social en una cultura dada son muy comple- jos. Pero, cuando se prepara un mensaje en un contexto y se capta en otro muy diferente, los pro- blemas resultan mucho más complejos todavïa. Aumenta la posibilidad de equi'vocos y de reaccio- nes imprevistas (Smith, A., 1966). Ahora bien, el problema es más general todavia: se refiere más a los efectos que producen sobre las culturas ex- tranjeras unos mensajes masivos, repetitivos y ho- mogéneos que a las reinterpretaciones particulares de los mensajes en distintos ambientes.

ticio que rige el presente debate, a saber, la hipó- tesis de que se están difundiendo poderosos mensajes

Esta

Mien-

AST pues, básicamente hay un elemento subrep-

que pueden incidir gravemente en lo que califica- mos de culturas "vulnerables".

De lo que se trata es de determinar en qué me- dida es válida esta hipótesis. Hasta la fecha, las investigaciones realizadas se han centrado más en una descripción de las actividades (capacidad de los sistemas, clases de emisiones, tipos de pbbli- CO, etc.) que en los efectos de esas emisiones. Cuando la investigación se ha dedicado a analizar los efectos, solamente se ha ocupado de los que tienen un carácter limitado o a corto plazo (es de- cir, los que no son generalizables). Habida cuen- ta de la importancia del problema y de la falta de datos, no es sorprendente que hayan prosperado teorías ansiosas o medrosas. Las delicias y los honores de la aldea mundial han sido ampliamente descritos, pero nunca documentados de un modo exhaustivo.

E n la presente sección queremos mencionar las tendencias recientes de las investigaciones y precisar lo que se sabe ya sobre la transmisión transcultural por medio de la radio, la televisión, los satélites y el cine.

TENDENCIAS DE LAS INVESTIGACIONES SOBRE LA TRANSMISION TRANSCULTURAL

E n un amplio examen de la bibliografïa sobre la comunicación internacional de 1945 a 1955, Bruce y Chitra Smith exponen las tendencias generales que siguieron las investigaciones en ese decenio, y llegan a la conclusión de que "hasta la fecha, no se ha establecido un modelo teórico general muy adecuado sobre el proceso internacional de comu- nicación". Explican la razón por la cual se han descuidado esas investigaciones esenciales. La mayor parte del esfuerzo y del dinero del "mundo libre" se dedicó a "contener el comunismo" con arreglo al clima de la Guerra Fri'a; la labor de investigación tuvo un carácter pasivo, y reaccio- naba principalmente ante las corrientes polïticas . Con la salvedad de la labor de la Unesco, los

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clientes o patrocinadores eran fundamentalmente gobiernos nacionales, fundaciones o empresas co- merciales.

Partiendo del examen de los Smith, destaca la situación de dependencia de las investigaciones con respecto a necesidades precisas de la sociedad. L a distribución desigual de la riqueza y del poder, tanto en cada pars como entre ellos, se pone clara- mente de manifiesto en lo que se sabe y en lo que no se sabe al respecto. Es posible que esto sea una exageración, pero en todo caso no carece de fundamento.

E n 1969, la Unesco organizó una reunión sobre la "necesidad de efectuar investigaciones"en mate- ria de comunicación social. U n incisivo informe de James Halloran (1972)examinó la situación en aquel momento. sigue la inquietud básica de Halloran; ¿Estamos formulando las preguntas acertadas?

Cabe resumir simplemente como

Deberiamos tener muy presentes las limitacio- nes y deficiencias de unos estudios fragmen- tarios y el peligro de dedicar una atención ex- cesiva a elementos aislados de lo que procede considerar como un proceso social en el cual el comunicador y el destinatario forman parte del sistema social general. Si traducimos esto al campo transcultural, ob-

tenemos una visión general de la situación actual, que se complica por el hecho de que, en este cam- po, incluso los estudios fragmentarios resultan di- ficiles de encontrar, y los que existen ofrecen una posibilidad de generalización muy limitada.

do. comunicaciones ha aumentado el desfase entre la in- vestigación y la práctica real de la transmisión trans - cultural. más, ello se debe a medidas preventivas (por ejem- plo, los debates sobre la libre circulación). embargo, constantemente se insta a la adopción de decisiones encaminadas a dicha expansión.

posición muy fuerte con respecto a las investigacio- nes en su pars:

El informe de Halloran sigue estando justifica- Desde entonces, el progreso tecnológico de las

Si esta última no se ha desarrollado aún

Sin

Ultimamente, Schiller (1 974 a) ha adoptadouna

E n los Estados Unidos de América, las inves- tigaciones sobre comunicación han sido y siguen estando sometidas a la firme influencia de los principales titulares del poder de este pars. Las grandes empresas, sus aliados en el mun- do de la publicidad, las relaciones públicas y los sondeos de opinión, y, más recientemente, la burocracia federal (protectora global del sis- tema imperial) son los patrocinadores y los clientes de una buena parte de la comunidad de investigadores sobre comunicación.. . ciedades anónimas norteamericanas estimulan y promueven las investigaciones que necesitan para su mantenimiento y expansion. E n conjunto, se está desprendiendo de todo

Las SO-

ello una visión más clara de la transmisión trans- cultural, que pone en tela de juicio ciertos supues- tos básicos de investigaciones anteriores. La Confe- rencia Oriente -Occidente sobre las Comunicaciones

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Mundiales (19731, por ejemplo, refleja nuevas preocupaciones éticas al presentar estas fórmulas: "el destinatario que habla" (Palmore, refiriéndose al público), "no hay transmisión transcultural cuan- do no hay diálogo y comunicación de doble sentido" (Bystrom), y "una política de comunicación justa y equitativa" (Lerner). Este replantamiento pone de manifiesto que, en cierta medida, los puntos de vista de los destinatarios están adquiriendo una le- gitimidad en la estrategia de los remitentes.

HECHOS CONCRETOS SOBRE LA TRANSMISION TRANSCULTURAL: LA RADIO

Masani (1971) afirma que, entre los más de 40 par- ses asiáticos que cuentan con servicios radiofóni- cos, hay hasta 25 que transmiten en onda corta. Como es lógico, no son solamente los paises muy desarrollados quienes atribuyen una tan gran im- portancia a las emisiones para el extranjero, in- cluso cuando ello va en detrimento de sus propios servicios nacionales. Por ejemplo, All India Ra- dio llega solamente al 60 por ciento de su territo- rio en onda media y a menos del 75 por ciento de la población, pero tiene un servicio exterior de más de 46 horas al dïa, en 21 lenguas. Si anadi- mos a esto que las emisiones indias destinadas a la población nacional han de efectuarse en 16 len- guas principales, 51 dialectos generales y 87 dia- lectos tribales, se advierte claramente la impor- tancia que se atribuye a las emisiones destinadas al extranjero. "Se atribuye" porque, como dice Masani (aun reconociendo que no se han evaluado lo suficientemente a fondo sus efectos), las emi- siones internacionales no consiguen el impacto pro- puesto. juicio, es el núcleo esencial de este problema:

Awasthy seilala también lo que, a nuestro

Dado el enorme desarrollo de la radiodifusión, no cabe la posibilidad de una emisión para el extranjero que influya directamente en la men- talidad de la gente (abastecida por una fuente nacional). . . pero, al ser una fuente de infor- mación para grupos minoritarios, a la larga puede repercutir ciertamente en la opinión pú- blica (págs. 138 y sigs.). Por supuesto, hay otro problema adicional,

que Masani formula como sigue: aunque se hayan superado todos los problemas lingüïsticos y cultu- rales, ¿a qué grupo habrá que dirigirse? La res- puesta incumbe al sector politico.

E n un excelente libro de Sydney Head (1974). se expone de un modo muy completo la situación africana. E n 1972, unos 40 paises no africanos y 19 de este continente transmitran propaganda radio- fónica en Africa, por no hablar ya de las emisoras religiosas y de la Radio de las Naciones Unidas. Al alcanzar su independencia las colonias africanas, las potencias europeas y asiáticas rivales habïan empezado ya a competir entre sï para conquistar mercados, conversiones ideológicas y dirigentes del Tercer Mundo. Al mismo tiempo, la creación de unsistema exterior por las nuevas naciones pasó

a ser un simbolo de categoria. Browne (en Head, 1974) añade que, después de la Segunda Guerra Mun- dial, la mayoria de las emisiones internacionales recuperaron su función del decenio de 1930, a saber, transmitir los programas de las potencias colonia- les a sus compatriotas residentes en el extranjero. A fines del decenio de 1950, al producirse la Inde- pendencia, se inició una nueva era. ondas eran ya un importante campo de batalla para la radiodifusión internacional. Browne analiza al- gunos datos disponibles: el estudio de 1970 reali- zadopor Research Broadcast Ltd. (RBL) (en Kenya, Tanzanïa, Uganda y Ghana) y los estudios de la United States Information Agency (USIA) en 1964 (Africa occidental) y 1966 (Africa oriental). Es di- fïcil conocer el número de radioyentes, y más difï- cil todavía individuar los efectos. Sin embargo, se observan constantemente ciertos hechos: quienes más oyen la radio son las personas más instruidas, hay más probabilidades de que se escuchen las emi- siones nacionales, y la British Broadcasting Cor- poration (BBC) cuenta con la credibilidad y elaudi- torio máximos.

Don Smith (1971) estima que sigue vigente la afirmación de Codding en 1959: "un importante elemento desconocido de la radiodifusión interna- cional consiste en los radioescuchas". el caso y los datos disponibles no lo desmienten, ¿cómo podemos pretender conocer esas incógni- tas más cruciales todavïa que son los efectos de las emisiones de radio?

Los datos disponibles sobre los radioyentes son de hecho muy fragmentarios y se pueden des- cribir brevemente como sigue: en la encuesta de la USIA de 1964, en Africa occidental, se llegó a la conclusión de que el 20 por ciento de la muestra escuchaba de modo regular la BBC; en el caso de Africa oriental, ese porcentaje era de un 25 por ciento, en 1966. RBL pudo comprobar que el 45 % escucha "a menudo" la BBC. E n cuanto a la credi- bilidad, la encuesta de la USIA de 1966 asigna a la BBC un 69 70, a la VOA un 39 70, a Radio El Cairo un 38 %, a Radio Moscú un 23 70 y a Radio Pekïn un 21 70.

E n lo tocante a los servicios occidentales, en- tre los más de 20 que reivindican una participación Browne solamente encuentra seis o siete que ten- gan importancia por lo que a las horas de emisión se refiere. nas. La BBC tiene más programas destinados pa- ra Africa que para cualquier otra zona. Browne formula ciertas recomendaciones generales con respecto a la transmisibn transcultural: polïtica firme y bien establecida, enfoque moderado, inte- rés exhaustivo y objetivo por las necesidades afri- canas, y programas que guarden relación con esas necesidades y con los gustos de los africanos. No se dispone de datos que permitan determinar si es- tas sugerencias constituyen o no un antidoto a los daños potenciales que, a juicio de otros, puede aca- rrear la transmisión transcultural.

E n 1972, las

Si tal es

Cinco de ellos utilizan lenguas africa-

L a Voz de América empezó a transmitir pro- gramas para Africa en 1959, y el continente pasó a ser un sector prioritario en la época de Kennedy. La VOA transmite unos programas "claros y nada ceremoniosos", y la tercera parte de la programa- ción se hace en inglés para un auditorio que no es exclusivamente africano. Se&n los estudios de la USIA, la VOA tiene un 8-20 % de radioyentes "fre- cuentes" y un 35-45 yo de credibilidad.

y la Office de Radiodiffusion-Télévision Française (ORTF), que recurre eficazmente a acuerdos radio- fónicos locales.

Los demás datos se refieren a las horas de programación. SegCin Browne, diez parses socia- listas transmiten durante 458 horas por semana en 21 lenguas, además de la suya propia. A su juicio. estos programas no están concebidos específica- mente para un público africano. E n 1972, Radio Moscú dedicó 157 horas de emisión por semana al Africa situada al sur del Sahara y 20 a Africa del Norte. E n 1970, Radio Pekïn tenia 100 horas se- manales. Todo esto supone una pequefi proporción del público.

E n el continente africano, Radio Ghana trans- mite principalmente a sus Estados vecinos durante 100 horas por semana. Radio Tanzanfa transmite en inglés y en swahili, y hasta en 13 lenguas para los movimientos nacionales de liberación. El 40 % de la muestra de Kenya y Uganda escuchaba esos programas "todos los dïas o varios dïas por sema- na". tú y tiene una posición ventajosa en cuanto a su alcance. guas vernáculas y, aunque tiene un pequeno audito- rio, su credibilidad es buena.

Magoma(i974) describe como sigue la Radio de las Naciones Unidas para públicos africanos: procura ser informativa, y no aseverativa. En 1972, 43 parses africanosutilizaban de modo regu- lar materiales de las Naciones Unidas en ocho idiomas.

Procede también mencionar la radiodifusión religiosa. E n el estudio de Robertson (1974), se describe una organización radicada en Suiza, de la que son miembros 30 naciones africanas (Asocia- ción Católica Internacional para la Radiodifusi 6n y la Televisión), asï como la ecuménica Asociación Mundial de Información Cristiana. Otras emisio- nes de radio relacionadas con organizaciones reli- giosas en Africa han perdido importancia desde la Independencia. Por último, fuera de Africa está Transworld Radio, que llega a parte de este conti- nente. Se menciona también Radio Vaticano. Se trata de la única radio verdaderamente internacio- nal, pero está ahora en baja (Onder, 1971).

Hay algunas investigaciones sobre los radio- yentes, pero se hspone de demasiado poco mate- rial para poder analizar las emisiones religiosas.

Habida cuenta de todo lo anteriormente dicho, ¿qué podemos suponer a propósito de los efectos?

Browne menciona también la Deutsche-Welle

Radio Sudáfrica se dedica sobre todo el ban-

Radio El Cairo hace hincapié en las len-

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Por desgracia, los datos disponibles no proporcio- nan una respuesta adecuada. A juicio de Browne, tan sólo el 15 % del público (que coincide con la mi- noria selecta del pais) es susceptible de cambiar. Se trata de un grupo activo de radioyentes. Pero no disponemos todavía de datos que permitan gene- ralizar las conclusiones aplicables a esas "perso- nas que buscan información" para aplicarlas a otro público menos activo o menos complejo. Encuanto a esos radioescuchas "activos", ni siquiera sabe- mos hasta qué punto son "victimas" de una influen- cia y en qué medida controlan la situación.

un poco más esta descripción imprecisa. de ellos (19711, presenta datos recientes sobre los estudiantes universitarios que escuchaban emisio- nes extranjeras en 1963 y 1964. Su muestra com- prende estudiantes de Turquía, el Irán, Malasia, Venezuela, Mexico y el Perú. También figuran es- tudiantes africanos que Vivian en Francia, Alemania y la Gran BretaAa.

parses un importante público estudiantil, con una frecuencia y un tamado relativo similares: el 40 70 de ellos oyen emisiones extranjeras con cierta re- gularidad. Hay también una coherencia en lo que se refiere a las emisoras que se escuchan, que de- claran abiertamente su vinculación con gobiernos nacionales. E n suma, nos enfrentamos con un pú- blico que busca deliberadamente ese contacto y en el que hay verdaderos casos de personas deseosas de informarse. Estas muestras se refieren a un universo minoritario especifico, pero que está cier- taniente relacionado con su minoria selecta nativa (y/. contraminoría): son, o serán, personas influ- yentes. Los datos de Smith ponen también de mani- fiesto otra conclusión sorprendente, a saber, un fuerte consumo global de medios de comunicación social. nales están literalmente agotadas. cabe decir una vez más que no podemos generalizar a partir de esos datos y proceder a una evaluación del público en general.

Elotroestudio de Smith (1970)utiliza grupos ex- perimentales y de control. Eneste caso, los sujetos son estudiantes universitarios norteamericanos, y los datos se refieren a los efectos de las emisiones para América del Norte de Radio Moscú. Sus re- sultados se ajustan a una hipótesis tomada de la psi- cologia social. Las emisiones parecen haber surti- do efecto porque las condiciones de la sociedad nor- teamericana habían incitado a los oyentes a tener una imagen negativa y apartada de la realidad que, tras un contacto real, quedó claramente refutada en el caso de muchos oyentes.

ga a dos conclusiones generalizables: i.

Dos estudios de Don Smith permiten precisar E n uno

Smith llega a la conclusión de que hay en esos

Todo parece indicar que las fuentes nacio- Sin embargo,

A partir de este eficaz experimento, Smith lle-

Los grupos nacionales que piensan que va a ha- ber una persuasión politica deformada a partir de una fuente de otro pars y que reciben (o per- ciben) la comunicación en ese sentido tienden a reaccionar de modo negativo, pero quienes no reciben (o perciben) asï la comunicación tienden a adoptar una actividad positiva.

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2. Como la gente pensaba que iba a asistir a un intento manifiesto de persuasión politica y esa idea previa suya no quedó confirmada, sereal- za la importancia politica de un contenido cla- ramente no politico en la comunicación inter- nacional. El análisis que hace Smith de la propaganda

extranjera indica la superior eficacia del enfoque moderado o en tono menor.

principalmente las emisiones radiofónicas para el extranjero en la categoria de la "propaganda"; en cambio, la televisión corresponde al mundo "re- creativo". Esta distinción requiere precisar más a fondo la función que el "recreo" y sus elementos correlacionados desempenan en la televisión trans - cultural. Por ello, pasaremos ahora a ocuparnos de este tema.

Como han dicho varios autores, cabe clarifiar

HECHOS CONCRETOS SOBRE LA TFLANSMISION TRANSCULTURAL : LA TELEVISION

En 1966, Dizard decïa: La televisión ha surgido primordialmente co- m o medio comercial.. . Teóricamente, debe- ria haberse ajustado a la pauta establecida de la radiofusión (es decir, un monopolio estatal sin conexiones comerciales, salvo en los Es- tados Unidos de América y en un número pe- queño de otros parses); es muy significativo que no haya ocurrido esto.. . comercial es un hecho en una abrumadora ma- yori'a de los 95 sistemas de televisión del muri- do.. . La adopción (del principio comercial), confirmó la eficacia del estilo norteamericano de radiodifusión, a la vez como productor de ingresos y como forma muy aceptable de en- trenamiento y persuasión. El hecho de que las redes de televisión estén

a menudo en manos privadas es un factor capital cuando se trata de evaluar la ïndole y los efectos de la televisión transcultural. Aunque tampoco disponernos a este respecto de un número suficieri- te de estudios empiricos sobre los efectos, exis- ten ciertas obras relativas a los efectos culturales supuestos de esta comercialización global de las redes de televisión en los parses destinatarios.

Hay un tipo de estudios que intenta relacionar la televisión con la expansión general de la econo- mïa de mercado. La antigua teorïa positiva según la cual los medios de comunicación social estimu- lan el desarrollo nacional ha cedido el paso a la de- cepción en los paises en desarrollo. Wells (1972), por ejemplo, afirma que los medios de comunica- ción social, y en particular la televisión:

. . . incitan a las masas a formular exigencias materiales "utópicas" . . . se trata de una teo- ria negativa de la comunicación que tiene sóli- das bases en la experiencia. Pero refleja un fracaso real, y no la refutación categórica de las posibilidades a largo plazo de los medios de comunicación social como instrumentos al servicio de desarrollo.

La publicidad

Detrás de todo esto está lo que el autor califi- ca de "consumismo", contrapuesto al "productivis - mol'. Aunque, a corto plazo, esos paises no pue- den proporcionar el modo de vida que sugiere la publicidad y las seriales comerciales como mode- los de consumo -y cabe dudar incluso de que pue- dan constituir metas a largo plazo-, la expansión de las empresas internacionales que buscan nuevos mercados depende de una publicidad que contribuya a "crear" consumidores.

Desde hace mucho tiempo, los anunciantes se enfrentan con los problemas que plantea la publici- dad internacional, es decir, discurrir el modo de superar eficazmente las barreras lingüïsticas y cul- turales. Varios autores tenïan una gran confianza en esta posibilidad y creïan advertir una tendencia internacional a la homogeneidad de la cultura, "al menos en los paises consumidores del Mundo Libre" (Dunn, 1964). Se consideraba que los graves erro- res de campañas concretas, debidos a equi'vocos lingüïsticos o culturales, no eran sino simples anéc- dotas que no podïan menoscabar la realidad de dicha tendencia y su viabilidad inmediata.

Lo que no se decia es que la publicidad no era y no pretende ser una comunicación transcultural verdaderamente universal. La publicidad preten- de ser una comunicación persuasiva orientada a una población concreta: los consumidores que pueden llegar al mercado y comprar bienes. El éxito de la publicidad se mide por su capacidad de aumen- tar (aunque sólo sea potencialmente) esa población. Ahora bien, lo que no se contesta es la preguntain- quietante que preocupa a Wells: de todo el p8blico receptor, es decir de esos "con- sumidores inhabilitados" que sólo pueden gozar por procuración de los bienes y de sus asociaciones ideológicas? Aunque no es éste un problema que con- cierna a los profesionales de la publicidad, sf lo es en cambio, y muy grave, para los dirigentes de las naciones en desarrollo.

A Lorimer y Dunn (1968) les interesaba deter- minar en qué medida se puede transferir a una cul- tura diferente una buena campaña interna de promo- ción. Llevaron a cabo un cuasiexperimento con franceses y egipcios de clase media-superior, ha- bitantes de zonas urbanas, y llegaron a la conclu- sión de que "los mensajes persuasivos se pueden transmitir de un modo transcultural en mayor me- dida de lo que se solfa suponer en general. Es muy posible que haya un público cosmopolita en muchos païses". Sugieren además que los modelos utiliza- dos en una buena publicidad no tienen por qué perte- necer siempre al grupo cultural del destinatario. Por consiguiente, una de las primeras tareas de los investigadores consistirfa en determinar los grupos de referencia positivos y negativos en los païses en los que desee empezar a actuar una agencia inter- nacional de publicidad. Lorimer y Dunn reconocen ciertamente la ïndole especial de su muestra, pero se trata precisamente de los consumidores que es- taban buscando. La comercialización de la televi- sión no resulta difïcil de entender.

¿qué cabe decir

En cuanto empieza a disponerse de receptores de televisión enunpaïs endesarrollo, la demanda de un mayor número de programas aumenta más de- prisa que la disponibilidad de los mismos. La ma- yorïa de los paises en desarrollo no pueden produ- cir ellos mismos materiales para una programación continua. Surge, pues, la necesidad de efectuar importaciones, y el bajo costo que entraña la com- pra de programas extranjeros (que supone tan sólo una fracción del costo de una producción nacional de menor calidad) aboga vivamente por la comer- cialización de la televisión. soportar unos programas patrocinados por la publi- cidad parece constituir un precio muy pequeño si con ello se consiguen "programas gratuitos". La radiodifusión continua asigna gran importancia a los seriales largos, que duran meses y meses (o incluso años).

Schiller (1969 a) expone cómo la televisión is- raelï, que nació con una orientación educativa, se está convirtiendo inevitablemente en ese otro tipo. Katz (1973) propone un argumento mucho más con- vincente partiendo del problema de ese mismo pais, y llega a la conclusión de que el propio medio esun "carruaje sin caballos"; además de los intentos de manipulación de grupos polïticos, comerciales, idee lógicos y de otros grupos de intereses, "existe una fuerza casi gravitatoria que impulsa a las estacio- nes de televisión a una órbita en la cual la-progra- mación se parece curiosamente mucho". ¿Por qué razón -pregunta- tiene que transmitir lo más posi- ble la televisión? Una vez tomada esa decisión, la consecuencia es una notable homogeneidad en los ti- pos más diversos de sistemas de radiodifusión. E n Chile, cuyos canales de televisión surgieron como redes universitarias despreocupadas de los proble- mas de la televisión comercial, la situación era la misma: en menos de un decenio, las caracterïsti- cas de publicidad y de formato hicieron que no re- sultaran diferentes de unos canales comerciales nor- males, que no "kxisten" todavïa.

Con la excepción de cierto contenido educativo directo en el caso de algunas redes de televisión, la pauta global de la televisión consiste enuna mez- cla de programas de variedades, de publicidad y co- merciales. Esos son los lfmites dentro de los cua- les ha funcionadoy progresado como medio de comu- nicación social la televisión. Se discuten amplia- mente los méritos e inconvenientes relativos de este modelo y de otros modelos posibles de organización de la televisión.

El único estudio exhaustivo de la circulación de programas de televisión en el mundo es el de Nordenstreng yvaris (1 9731, encargado por la Unesco. Estos autores levantaron un inventario de riopaïses. A continuación, presentamos un resumen de sus principales conclusiones. 1.

El hecho de tener que

E n la producción internacional de programas de televisión, los Estados Unidos de América han copado el mercado a mediados del pasado dece- nio, al exportar más del doble de programas que todos los païses juntos.

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2.

3.

4.

5.

6.

- 7.

8.

La producción de programas de televisión con fines de distribución internacional ha apuntado principalmente a obtener beneficios. La com- petencia comercial en el mercado mundial ha traido consigo la concentración. Debido al eficaz sistema de distribución de los païses occidentales, en particular de los Estados Unidos (creado por la industria cinematográ- fica de Hollywood) un pais pobre tiene que com- prar los programas baratos que se le suminis- tran. E n general, no existen todavïa las condi- ciones para un intercambio eficaz de progra- mas entre las uniones de radiodifusión. E n la mayorïa de los paises del mundo, las estaciones de televisión dependen fuertemente de materiales importados del extranjero. Cier- tos païses importan más de dos terceras par- tes de sus programas. Los estudios realizados sobre la programación en las horas de emisión más interesantes tien- den a demostrar que la proporción de materia- les de programas extranjeros es considerable- mente mayor en esas horas. Las importaciones de programas consisten principalmente en seriales, pelïculas largas y espectáculos de variedades. En ciertos parses, se observa una mayor selectividad en la com- pra de programas de carácter informativo. En las estaciones comerciales, los espectácu- los de variedades equivalen casi al 80 70 de la programación. E n la importación e intercambio de noticiarios cinematográficos, la distribución está dominada por tres agencias mundiales: Visnews, UPI-TN y CBS Newsfilm. Hay unacuartaagencia impor- tante, que es la DEPAETES, de Alemania Occi- dental. sentido Único, es decir, va de Europa occidental a los parses en desarrollo y los socialistas. Elihu Katz observó juiciosamente, en un simpo-

La circulación de información es de

sio organizado en 1973, que en general se trata de un modo bastante despreocupado el tema de los pro- gramas de televisión importados, sobre todo -lo cual es más paradójico- enlos paises en desarrollo. Si es que se presta atención a los programas, ésta se refiere a los producidos en el propio pais. Se hace caso omiso de los programas comprados, co- m o si no existieran, y sin embargo, de hecho, pa- san muy pronto a suponer el 50, el 60 Ó el 70 % de la programación total de televisión. Esto se debe a que el problema del comprador no consiste sim- plemente en comprar programas sino enllenar tiem- po. Su solución evidente, y también la Única, estri- ba en comprar seriales que no se acaben nunca, ba- sados en la fórmula del modelo norteamericano. Golding (1974) ha afíadido que en tal caso el nuevo público acaba deseando un cierto estilo de progra- mas, y esto coarta a los productores nacionales.

El debate subsiguiente de dicho simposio puso claramente de manifiesto la situación de las inves- tigaciones sobre la televisión transcultural. La

"despreocupación", senalada por los participantes de ese simposio, es una caracterïstica básica de la televisión comercial mundial. A los investiga- dores les consta que plantea un problema y, sin embargo, no ha sido adecuadamente estudiado. Co- m o dice Varis:

La televisión mundial ha estado tan dominada por los principios conierciales y lucrativos que se han descuidado sus caracterïsticas so- ciales y polïticas. Ciertos autores consideran la televisión mundial meramente como un me- dio comercial que no tiene implicaciones poli- ticas o ideológicas. A este respecto, es muy oportuno mencionar

el caso de "Sesame Street", programa que ha sido objeto de muchas investigaciones de carácter for- mativo en los Estados Unidos de América. A me- diados de 1973 -declara su productor- (Children's Television Workshop)-, "Sesame Street" se trans - mitïa periódicamente en 73 paises (en inglés); ha- bïa también versiones en alemán, español y portu- gués (Brasil).

Aunque surgió como un experimento para atraer a los niños norteamericanos, el fuerte conteni- do recreativo de la enseñanza no solamente ha re duc i do muchas barreras nacionale s sens ible s sino que ha suscitado reacciones abruniadora- mente favorables entre los educadores, entre los productores de televisión y -lo cual es muy importante- entre los niiios. La CTW estima, que, aunque disponïa ya de gran competencia e información sobre la utilización de la televi- sión como instrumento educativo, no podia ima- ginar que este medio docente y de transmisión de conocimientos se adaptara a todas las cultu- ras. Unicamente cuando los educadores del extranjero la consideran adecuada, se les fa- cilita la versión original (CTW Report, 1973). Tras ello, la CTW expone los beneficios educa-

tivos obtenidos en Israel y Australia, y en México, con "Plaza Sésamo" y, por último, se refiere a un futuro proyecto de emisiones para el Africa de ha- bla francesa.

derable entre los serlales comerciales y el conte- nido, en general encomiable, de "Sesame Street". No deberiamos excedernos en nuestras crïticas de su finalidad, cuando hay seriales de televisión que siguen viviendo su vida sin grandes controversias. Pero hay razones fundadas para adoptar una acti- tud crïtica.

Goldsen (1 974) afirma vehementemente que al preparar "Plaza Sésamo", no se hicieron investi- gaciones para evaluar la especificidad cultural de América Latina. Según ello, los "expertos" con- vocados estimaron solamente que habïa pequeños problemas de lengua. Goldsen llega a la conclu- sión de que "la decisión de someter a los niños la- tinoamericanos a este abordaje cultural masivo no solamente es irreflexiva sino también la culmina- ción de la irresponsabilidad tecnocrática".

Como es lógico, hay una diferencia muy consi-

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Mattelart y Waksman (1973) llevan este análi-

E n América Latina, "Sesame Street" es unpro- ducto cultural "de confección", procedente del corazón del imperialismo. atractivo.. . pero no es solamente un producto cultural.. . sino que representa la invasión de las empresas internacionales en el mundo de la educación, fomentada por el Gobierno de los Estados Unidos de América.. . Se produce, pues, un cambio significativo-de la función de los medios de comunicación social: de ser un modelo para el tiempo libre y para el hombre corriente, pasan a ir destinados a determina- dos telespectadores y a estar al servicio de una educación de carácter formal". literal). Al centrar nuestra atención en un programa

que tiene un contenido educativo, que ha contado con el apoyo de ciertas investigaciones y que se acepta en general como una importante contribu- ción a la programación televisual, queremos des- tacar que los "demás" programas de televisión se analizan rara vez con esta precisión. Sin embar- go, a ellos corresponde precisamente el grueso de la programación de televisión.

Aunque una visión optimista pueda sostener la "neutralización" de diversos efectos a corto plazo relacionados con la televisión, el hecho de que la programación sea homogénea, las estructuras del contenido (cualquiera que sea la trama superfi- cial) relativamente similares y la actual circula- ción de programas principalmente unilateral ha in- citado a muchos obserxadores a destacar los peli- gros de una televisión generalizada. A juicio de Newson (1973), omiso de los peligros inherentes de erosión cultu- ral. Y solamente matiza ligeramente esta afirma- ción al decir que los programas producidos porlos Estados Unidos de América no suscitan la misma preocupación. Esta fuerte actitud negativa se debe, en gran parte, al hecho de que "deliberadamente o no, los Estados Unidos están grabando su impronta cultural prácticamente en todo el mundo".

Ahora bien, una tendencia significativa de la televisión transcultural es la regionalización de las redes de televisión de todo el mundo, con arreglo a bases comunes de carácter geográfico, polïtico y/o cultural. Esto está proporcionando un cierto tipo de equilibrio en la situación actual en materia de televisión transcultural. En ellas hay otras for- mas de intercambio cultural, basadas en una com- prensión e igualdad relativas. Pero no se trata en modo alguno de un equilibrio satisfactorio. Euro- visión e Intervisión no tienen un intercambio equi- librado; en 1970, de Europa occidental a oriental se enviaron 3.000 horas, en comparación con 1.000 en el sentido opuesto, según Varis. Merece la pe- na señalar estas cifras, porque se trata de un buen ejemplo de redes poderosas que controlan en medi- da estimable su relación de importaciones/expor- taciones.

sis a sus últimas consecuencias.

El programa es

(Cita no

llevará al caos si se hace caso

Hay otras agrupaciones regionales. Maghreb- vision presupone una cooperación en materia de televisión entre Túnez, Argelia y Marruecos. Hay también una comunidad de programas de televisión en francés, en Europa y el Canadá, con un total de 50 millones de telespectadores en potencia. Nord- vision trabaja para los parses escandinavos; la Oficina de Telecomunicación Internacional (OTI) ha establecido vi'nculos entre España y América Latina, al igual que la Unión Asiática de Radio- difusión (ABU) en el caso de los asiáticos (impul- sada principalmente por la Nippon Hoso Kyokai (NHK) del Japón). Estas agrupaciones demuestran que la transmisión transcultural puede encontrar su propio cauce y quizás subsanar algunos de los supuestos efectos negativos mediante la regionali- zación. Aunque hay ciertos datos que apuntan ala posibilidad de que la regionalización se limite a reproducir en niveles inferiores las mismas ten- dencias mundiales antes descritas, los problemas inherentes a la transmisibn transcultural resultan por lo menos más gobernables.

Se plantea, sin embargo, otro problema de televisión mundial que no ha sido todavïa estu- diado adecuadamente. A juicio de Browne (1967), no existe un lenguaje visual universal. Aun reco- nociendo que hay más ejemplos anecdóticos que in- vestigaciones sobre este particular, aboga por la necesidad de hacer hincapié en ciertos elementos antropológicos. Pero, una vez más, cabe temer que la atención se centre en los programas de contenido educativo o en aquellos otros que se con- sideran que tienen un impacto importante, a la yez que se descuida el problema de la television comercial .

HECHOS CONCRETOS SOBRE LA TRANSMISION TRANSCULTURAL: LOS SATELITES

Hay un número impresionante de obras dedicadas a los satélites de comunicación. los problemas que se planteanse refieren a consi- deraciones técnicas y económicas, asignándose cierta importancia a los aspectos juri'dicos. implicaciones culturales, si es que se mencionan, no son objeto de un estudio detallado.

E. Ploman (1973) reconoce que ciertos aspec- tos de la nueva tecnologïa y medio de comunicación pueden ser estudiados en si mismos, pero que las implicaciones y las aplicaciones deben considerar- se con arreglo a una perspectiva global. Al des- cribir los elementos que integran esta perspectiva general, dedica, sin embargo, muy poca atención a las implicaciones culturales de la transmisión por medio de satélites.

El debate sobre los satélites se parece mucho a la controversia relativa a los medios y mensajes de comunicación. Quienes piensan que el medio es el mensaje describen a menudo los satélites como el punto culminante de la revolución de la comuni- cación y la información, cuya meta final es la aldea

Normalmente,

Las

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mundial. Hay otros que estiman que lo que cuenta es el contenido; esta nueva tecnologia -para la que preven un contenido lógicamente homogéneo y masi- ficador- constituye un instrumento temible.

Como es lógico, este debate no surge espontá- neamente sino que está inextricablemente ligado a la posición de cada nación con respecto a la distri- bución de la tecnologia de las comunicaciones. La controversia está dominada por consideraciones económicas, politicas, de soberani'a, de poder y de vulnerabilidad. desarrollo, el debate entraña aspectos de temor, desvalidez y reacciones sentimentales.

¿Cabe resolver todos estos complejos elemen- tos? Lindsay (1973). sondeó a una mayorïa de los expertos ministeriales y otros delegados en la Con- ferencia de Ginebra de 1971 sobre las comunicacio- nes espaciales, con respecto a los medios pertinem tes para controlar de modo internacional la progra- mación por medio de una transmisión directa por satélites. Cabe lamentar, afirma Lindsay, que ''esos expertos no ofrecieran otras soluciones esen- ciales o instrucciones estimulantes que las que po- dria presentar el autor de un trabajo universitario sobre este tema".

Sin embargo, el propio Lindsay caló realmen- te en el fondo de este problema. Al mencionar lo que califica de consenso abrumador de su muestra, afirma lo siguiente:

Nos dicen que estos problemas son técnicos, y no politicos. Pero, por supuesto, esto no es cierto.. . L o que agrava la situación es la tre- menda desigualdad entre los pobres y los ricos en materia de comunicaciones por satélite. Con esto no se pretende negar que los satélites

produzcan ciertos resultados positivos. de Ploman (1973), para muchos paises en desarro- llo ''su viabilidad permanente depende de la integra- ción de muchos grupos tribales religiosos y regio- nales que tienen tradiciones polfiicas y culturales distintas". Por otra parte, como se indica en mu- chos informes de misiones de la Unesco, no será posible atender todas las peticiones dirigidas a los sistemas de educación empleando métodos tradicic- nales. El Brasil, la India y el Irán son ejemplos de paises que están en la última fase preparatoria del empleo de satélites para llevar la educación a zonas rurales y remotas.

debemos confundir el potencial optimista con la "si- tuación real". pre con un espïritu abierto". la pena sedalar:

E n el caso de muchos paises en

A juicio

Como informó Halloran (1972) a la Unesco, no

"El cielo abierto no coincide siem- Y añade que merece

. . . quelos criterios optimistas sobre las posibi- lidades de los medios de comunicación social son formulados a menudo por personas de paises des - arrollados conrespectoal empleo de esos me- dios enlos païses en desarrollo. Los observado- res de estos últimos empiezan a moderar su pri- mer optimismo inicial a partir de su experiencia enlo que se refiere al modo enque estánsiendo utilizados esos medios, y quizás también debido a la influencia de los pronósticos y especulacio- nes de los pesimistas delos paises desarrollados.

Lindsay (1974) es más explicit0 todavïa: No hay que dar satélites de comunicación a los paises en desarrollo como se dan dulces a los niños. Tenemos que insistir en las con- diciones propias de la utilización de los saté- lites de comunicación: realización de experi- mentos previos, posibilidades de financiación y disponibilidad de expertos competentes, con- diciones culturales, clima politico, evaluación realista de las necesidades concretas y de la utilización previsible. . . Por consiguiente, resulta particularmente importante (concluye Lindsay) destacar la Üeencia3-e establece? una organización internacional capaz de enca- bezar un movimiento que contribuya a que los satélites puedan funcionar de un modo equita- tivo y racional en beneficio de todos. Se afirma esto pese a la existencia de varias

organizaciones de las Naciones Unidas, en particu- lar la Unesco.

actual marco institucional (por ejemplo, las orga- nizaciones regionales ya existentes) es inadecuado para una transmisión directa verdaderamente mun- dial. Solamente se alcanzará una auténtica univer- salidad si:

Martelanc (i 97 3) considera asimismo que el

. . . por universalidad entendemos no solamen- te la capacidad técnica de cubrir todo el plane- ta con señales de televisión sino fundamental- mente un enfoque politico que garantice a cada pais el mismo derecho a utilizar, administrar y controlar el contenido de los programas murr diales de televisión. Ploman estima que, por diversas razones, en-

tre ellas semejanzas culturales y niveles comunes de desarrollo, parece aconsejable adoptar un enfo- que nacional o regional, que brinde la posibilidad de que intervengan en las decisiones normativas todos los paises interesados.

sobre los satélites parece dar ahora menos impor- tancia a los problemas tecnológicos y destacar otros nuevos :

A juicio de otros muchos expertos, el debate

El problema con que se enfrentan los paises en desarrollo no se refiere a la tecnologia de los satélites considerada ensi' misma, sino que se trata más bien del problema de la infor- maciónque hay que transmitir para facilitar el desarrollo solucionando para ellos los pro- blemas fundamentales del pals. (Polcyn, 197 3). Sin embargo, gran parte del debate se ha cen-

trado constantemente en consideraciones técnicas. Refiriéndose al análisis de Intelsat de Pelton, Schiller se muestra totalmente opuesto al modo en que se han tratado los problemas. Después de in- tentar demostrar que las grandes empresas tienen una influencia decisiva en la formulación de la po- lïtica norteamericana en materia de satélites, su- giere que el éxito ideológico de los Estados Unidos es su logro más importante en este campo: "ochen- ta y cinco participantes (en los acuerdos de Intel- sat) aprobaron los principios de eficacia y funcio- nalismo supeditando a ellos las consideraciones sociales y politicas". Schiller cita a Pelton: "Se

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pueden tomar decisiones en función de objetivos financieros o técnicos, independientemente de las metas polïticas o de los ideales a largo plazo".

Hulten (1 973) estudió los satélites destinados a la transmisión de programas de televisión. Ob- servó (en 1970) que la situación era la siguiente: tres cuartas partes de las lïneas de televisióntie- nen un extremo en Estados Unidos, y nueve déci- mos en este pais o bien en Europa occidental. Los programas de telebisión van de los Estados Unidos a Puerto Rico, de los Estados Unidos a Hawaii, de Europa a los Estados Unidos y viceversa y de los Estados Unidos a América Latina. A estos itine- rarios les corresponde el 85-90 %, aproximada- mente, de la circulación total. La utilización del sistema Intelsat sigue pautas distintas en las dife- rentes partes del mundo. Enlos paises desarrolla- dos, la iniciativa incumbe a organizaciones recep- toras tales como las redes de los Estados Unidos y la Eurovisión. E n cambio, en los parses en des- arrollo incumbe a los proveedores de material, que radican en paises desarrollados.

Hoy en dia, la tecnologïa de la comunicación en forma de satélites ha rebasado ya su adolescen- cia. Los problemas técnicos y de rentabilidadhan fijado nuevos lïmites a lo que resulta factible. E n medida creciente, se perciben cada vez más clara- mente los peligros y las ventajas de esta evolución. No se puede dar por seguro que "la aldea global", 6 "1984" sean un paradigma del futuro. Se trata más bien de estudiar vigorosamente cuáles son las implicaciones culturales y de formular intervencio- nes culturales más decisivas. Unas y otras brillan claramente por su ausencia.

liberados de la tecnologia de los satélites, sino de hombres (o naciones) libres en relación con ella. Para ello, hay que evaluar la realidad y proponer soluciones. Los criticos han abundado en lamenta- ciones y, en ciertos casos, en especulaciones teó- ricas muy buenas. alto los factores limitadores y prevén maravillas tecnológicas para el futuro. Mientras tanto, la eboolÜc7ón técnica de las comunicaciones en mate- ria de satélites y tecnologïas conexas se produce de un modo impresionante, siguiendo su propia lógica.

No debemos hablar de hombres (o naciones)

Los optimistas han pasado por

HECHOS CONCRETOS SOBRE LA TRANSMISION TRANSCULTURAL: EL CINE

Nos ha consternado el pequetïo volumen de materia- les empïricos pertinentes que existen con respecto a otros aspectos de la transmisión transcultural: en el caso del cine la situación es peor todavïa.

Solamente ha habido un importante estudio, el de T. Guback (1969). relativo a Europa occidental y a los Estados Unidos a partir de 1945. Nohay un estudio referente al cine como el de Nordenstreng y Varis sobre la televisión.

Además de estudiar el cine transculturalmente, hay otro factor adicional muy importante relacionado

con él. Guback destaca que "el negocio cinemato- gráfico es el prototipo y modelo para la televisión . . . El futuro de la producción y distribución de programas de televisión puede leerse claramente en la historia del cine".

rales en este campo no se diferencian de las que hemos setïalado ya con respecto a la telebisión:

De hecho, las tendencias internacionales gene-

La difusión de pelïculas se basa en imperati- vos comerciales simples. L o que exportauna nación e importa otra no depende prácticamen- te de ningún tipo de politica cultural. Las pe- lïculas norteamericanas han ocupado una s61i- da posición en las pantallas europeas, por lo menos en los últimos 25 años, y hay un mono- polio práctico de la distribución internacional en manos de compañías norteamericanas. Por otra parte, esas compañïas intervienen en la financiación de pelïculas europeas (Guback, 1973. Puede verse una amplia documentación sobre esta tendencia en su libro de 1969). Esto tiene muchas implicaciones. Una de ellas

es que el regionalismo queda anegado en la mezcla homogénea que exige el comercio internacional. Guback afirma que se da la preferencia alas pelfcu- las cuyas posibilidades internacionales de comercia- lización parecen más satisfactorias. Por otra par- te, las compañias cinematográficas de Hollywood han sido absorbidas por conglomerados multinacio- nales, que siguen una estrategia de comercializa- ción universal sin tener en cuenta las necesidades de ningún pais concreto.

Este internacionalis m o implica una homogenei- dad de las distintas culturas: la exportación eficaz presupone que a otras personas tienen que "gustar- les" el producto. Guback no se refiere a la autén- tica internacionalización de unas pelïculas que ''PO- drian transmitir un mensaje humano en unos térmi- nos inteligibles para el público de todo el mundo", a pesar de estar basadas en las condiciones y cir- cunstancias históricas de un determinado pais.

Es muy notable observar que Guback termina su amplia investigación de un modo realista. De hecho, muchos autores que se oponen tan desespe- radamente a la transmisión transcultural suponen implicitamente que la producción nacional es "bue- na" y, por consiguiente, el contacto transcultural "malo". Esto no es una descripción muy precisa. Guback llega a la conclusión de que la independen- cia no supone necesariamente unas pelïculas mejo- res en el aspecto financiero o artistico, como tam- poco entrafla la internacionalidad unas pelïculas mejores. Pero la autonomïa puede aumentar las posibilidades de diversidad y de presentación de distintos puntos de vista. Es imprescindible dar la oportunidad de existir y desarrollarse a diver- sas perspectivas contrapuestas.

Las pelïculas no son solamente una expresión de valores personales sino también de un medio cul- tural. Gerbner y otros autores (1 969) congregaron a destacados intelectuales de los Estados Unidos y de Europa occidental y oriental, e intentaron llegar

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a un análisis muy completo de las caracterïsticas de las pelïculas, centradas en particular en su protagonista.

Esto no fue únicamente un ejemplo de labor conjunta de intelectuales de parses de culturas di- ferentes, sino que además confirmó la sospecha de que existen diferencias entre las pelïculas conside- radas como productos culturales. Podemos tomar de ese estudio ciertas caracterïsticas comunes que componen la "universalidad" de esas producciones basadas en culturas diferentes, pero se pusieron ciertamente de manifiesto ambientes culturales di- ferentes. Asï por ejemplo, el mundo cinematográ- fico de las producciones norteamericanas era el más mundial, cosmopolita y opulento. Más que las de Europa occidental, las de Europa oriental tien- den a describir lugares de trabajo, penalidades y luchas. Aun siendo difi'cil de determinar, también es diferente la estructura de clase de los protago- nistas: en general, hay más probabilidades de que los de las pelïculas de Europa occidental y los

Estados Unidos sean ricos, despreocupados y pode- rosos. En contraste, los de las pelïculas de Europa oriental proceden de la intelligentsia y del mundo obrero y campesino. El principal tipo de ocupación profesional en Occidente son los negocios, en con- traste con los estudiantes en las pelïculas de Europa oriental. La profesión difiere se@n los parsec, al igual que las caracterïsticas personales. Hay dife- rencias claras en los objetivos y en la jerarquïa de valores.

Si no se deja campo libre a todas las diferen- cias que puso de manifiesto este estudio, existe el peligro de que un solo modelo concreto de des- cripción de la realidad imaginada quede elevado a la categorïa de único modelo posible. No desea- rïamos tener que estar de acuerdo con la afirma- ción de Golding (1973), cuando expresa el temor de que haya un aflujo a la inversa de produccio- nes de televisión en forma de "Peyton Placeafri- canos". Sin embargo, tal parece ser la tenden- cia actual.

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Efectos lingüísticos de la transmisión transcultural

Los problemas lingüïsticos que plantea la transmi- sión transcultural están relacionados con otros te - mas examinados en el presente trabajo. sección centraremos nuestra atención en el examen de las implicaciones ling-iiïsticas de la transmisión transcultural.

La mayoría de las actividades de transmisión, ya sean transculturales o no, entrañan a la vez la transmisión de una lengua. Este hecho repercute en la evolución de las lenguas, asï como en el futu- ro desarrollo de las actividades de transmisión en todo el mundo. Después de senalar brevemente el alcance del problema, examinaremos primero la lengua como factor que incide en tales actividades y, tras ello, los efectos de éstas sobre aquélla. Por último, presentaremos ciertas sugerencias relativas a posibles investigaciones futuras.

E n esta

IMPORTANCIA DEL PROBLEMA

La importancia y la transcendencia de los proble- mas lingtiísticos se derivan en parte del carácter de los medios de transmisión. Desde principios de siglo, estos medios han permitido una nueva forma de contacto linguistico en escala mundial. E n aquellos parses en los que estos medios están más desarrollados, la gente dedica una parte con- siderable de su vida a actividades de recepción vi- sual o auditiva y, con ello, están sometidos a di- versos idiomas o variedades de los mismos. E n los demás parses, surge la misma pauta al des- arrollarse la radiodifusión.

Es ti’pico que las señales de radio y televisión lleven a una lengua a superficies muy amplias, pa- sando por alto las fronteras nacionales, culturales y lin@ísticas . Los satélites de trans misión directa ofrecenla perspectiva de eliminar todos los obstácu- los puramente tecnológicos a una transmisión mun- dial. Ahora bien, ¿en qué idiomas se transmitirá?

E n el pasado decenio, ha aumentado el número de lenguas utilizadas por los organismos internaci@ nales de radiodifusión. Colin Cherry (1 971) demues- tra esta tendencia utilizando datos proporcionados

por la BBC. que las principales organizaciones internacionales de radiodifusión han aumentado el número de horas semanales de Drogramación destinadas a otros paï-

Presenta también datos que indican

- - ses. Las últimas ediciones de World Radio and TV Handbook proporciona otra indicación de esta tendencia mundial.

Pese a la dificultad de contar las transmisio- nes en lengua vernácula debido a unos horarios de programación no homogéneos, Head (i 974) intentó presentar una lista de todas las lenguas utilizadas en 1972 por los sistemas africanos de radiodifu- sión. Llegó a la conclusión de que se estaban e m - pleando 196 en comparación con 109 en 1960, se@n un estudio de Huth. Procede señalar que ciertos paises han adoptado una poli’tica que se opone a es - ta tendencia general al aumento de las emisiones en lenguas vernáculas.

LA LENGUA COMO FACTOR QUE INCIDE EN LA RADIODIFUSION

La radio internacional

Para las organizaciones internacionales de radio- difusión, la lengua es un factor clave que limita el impacto de sus programas. Suponiendo que se re- unan todas las demás condiciones para la recep- ción de una emisión internacional, entre ellas ele- mentos tales como la potencia de la señal, la cali- dad del aparato receptor y la receptividad psicoló- gica y sociológica, la recepción sigue estando li- mitada por la capacidad del radioyente de entender la lengua utilizada. Las emisiones internaciona- les destinadas a Africa proporcionan un ejemplo muy claro de que la lengua actúa como factor limi- tador a este respecto. E n un estudio realizado so- bre dichas emisiones se formulaba la conclusión de que: I‘. . . tomando como base exclusivamente las barreras lingüïsticas, las emisiones interna- cionales no llegan a la gran mayorïa de la pobla- ción africana” (Browne, 1974).

La lengua ha fijado también lïmites a la

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radiodifusión en otras partes del mundo. E n Asia, por ejemplo, las principales emisiones internacio- nales utilizan el chino mandarin y el de Cantón, el inglés y el japonés. ". . . Pero hay también un im- portante público al que hay que atender en indone- sio, coreano, vietnamita, hindi, urdd y otras mu- chas lenguas y dialectos" (Browne, 1971). Sibien no en esa misma proporción, la lengua es también un factor limitador en América Latina y en el Cer- cano Oriente.

razón por la cual quienes transmiten esas emisio- nes no pueden saltar por encima de la barrera lin- güi'stica recurriendo simplemente a aumentar el número de lenguas en las que transmiten. E n pri- mer lugar, debido al mayor costo que entraña ca- da emisión en otra lengua adicional, resulta a me- nudo imposible hacer esto. Semejante limitación puede variar mucho, en función de la importancia y los recursos del gobierno o de la organización de radiodifusión.

E n segundo lugar, puede resultar difïcil encon- trar personal capaz de producir programas en dis- tintas lenguas, aunque se disponga de fondos para ello. Radio El Cairo, por ejemplo, ha tropezado con este problema en el caso de algunos de sus ser- vicios en lenguas vernáculas africanas. Entre el número, antes considerable, de estudiantes africa- nos de las universidades de El Cairo, se podia en- contrar a muchos escritores y locutores, pero, ya en 1970, un observador llegó a la conclusión de que esta fuente de suministro se estaba agotando, al menos en el caso de ciertas lenguas (Browne, 1971).

U n tercer factor que forma a veces parte de la barrera lingeiística es la falta de frecuencias sufi- cientes para transmitir durante todo el dia en cada una de las lenguas deseadas (Browne, 1971). Hay que disponer de frecuencias para poder proporcio- nar un cierto número mínimo de horas de progra- mación en cada una de esas lenguas con objeto de atraer y retener al público.

Hay tres realidades que permiten explicar la

La radiodifusión interna

La lengua es también una de las condiciones lími- tes más importantes para la radiodifusión nacional, por muchas razones análogas a las ya expuestas. Al igual que en el caso de la radio internacional, el costo de transmisión de los programas en muchas lenguas es un factor importante. Uganda constitu- ye a este respecto un ejemplo muy oportuno. ese païs, se ha calculado en más de 100.000 dóla- res al año (Nsibambi, 1971), el costo adicional en concepto de sueldos básicos del personal de produc- ción encargado de transmitir en las lenguas locales.

La carga económica que entraña la diversidad linglli'stica para las organizaciones de radio es pe- quefía en comparación con la que supone financiar emisiones de televisión en muchas lenguas. Y sin embargo, hace casi diez años se indic6 ya (Dizard, 1966) que el problema linglli'stico planteaba también complicaciones en la televisión en más de veinte

En

parses. Este número habrá aumentado indudable- mente con la difusión de la tecnologïa de la trans- misión.

Aunque se supere el factor de los costos, todo pars se enfrenta siempre con la necesidad de reclu- tar un número suficiente de especialistas para pro- ducir programas en las lenguas en las cuales de- sean transmitir. El mismo problema con el que tropiezan los responsables de emisiones para el exterior se agrava al aumentar el número de comu- nidades lingüïsticas distintas de un mismo país y disminuir su tamaño.

El problema de las frecuencias, de las horas de transmisión y de los horarios es una fuente de preocupación constante para los responsables de la radiodifusión en los paises plurilingües. Head (1974) ha descrito el problema caracterïstico de muchos païses africanos :

Debido a la fragmentación de un tiempo de emisión limitado en 15 6 20 segmentos lingilïs - ticos distintos, es imposible establecer un ser- vicio completo de radiodifusión. Se necesita- rían tantos juegos de instalaciones y servicios duplicados, y de equipos duplicados de perso- nal de producción, como número de lenguas de emisión.. . lo cual constituye evidentemente una carga económica insoportable. Las limitaciones que impone al sistema nacio-

nal de radiodifusión la diversidad lingüïstica se ad- vierten claramente también en el caso de Uganda. En 1972, Radio Uganda utilizaba 20 lenguas con fi- nes de radiodifusión en el propio païs, locualtraïa consigo la situación que describió como sigue Moyo (1974):

Este plurilingüi'smo . . . dividïa el tiempo dis- ponible de emisión en pequeñas parcelas y li- mitaba la programación en lenguas vernáculas esencialmente a los servicios informativos (que se traducen de un acervo común de noti- cias preparado en inglés). El servicio en una lengua podïa transmitirse, por ejemplo, duran- te una hora de noticias al dïa (es decir, en re- súmenes de 15 minutos por la manana, a me- diodía, por la tarde y por la noche), pero cada canal de Radio Uganda solamente transmite - cinco horas de noticias directas al dia. Asi' pues, ningún grupo lingüïstico especial recibe un servicio constante, y muchas de las emisio- nes son ininteligibles para una gran proporción del público nacional. Esto tiende a incitar a los radioyentes a escuchar estaciones extran- jeras. Por ejemplo, en la frontera norocci- dental de Uganda, los habitantes de Arma escu- chan los programas en swahili de Radio Bukavu, que es una emisora regional de Zaire, cuando Radio Uganda transmite en lenguas vernáculas que ellos no entienden. Los radioyentes de Uganda pueden captar también emisiones en swahili de las cercanas Tanzania, Kenya y Rwanda, por no hablar ya de los múltiples pro- gramas en swahili que transmiten para ellos estaciones extracontinentales.

18

La radiodifusión comercial Posible extinción de las lenguas minoritarias

Cherry (1971) afirma que, como las emisiones de radiodifusión van dirigidas a las personas, tiene que procurar llegar a ellas en la lengua que hablan:

Al aumentar el número de paises que transmi- ten programas, y llegar a ser más ricos y es- tar en mejores condiciones de tener un mayor número de emisoras que puedan dedicar a pro- gramas destinados al extranjero, buscan un público en un número mayor de lenguas. Cita como ejemplo la BBC, que ha ampliado

el número de lenguas extranjeras pese a unas con- diciones financieras que no facilitaban precisamen- te tal expansión.

Es posible que la radiodifusión ayude de hecho a las lenguas minoritarias a descartar la posibili- dad de su exterminio por otras más poderosas, al contribuir al mantenimiento de la lengua. Mackey (1962) sugiere que el acceso a la radio, a la tele- visión y a los demás medios de comunicación so- cial". . . puede ser el factor principal de manteni- miento de una de las lenguas de una persona bilin- güe, especialmente si su otra lengua es la única que se habla en la zona". Sin embargo, en los Estados Unidos de América los programas trans- mitidos en una lengua que no sea el inglés han dis- minuido en los veinte abos Últimos, lo cual indica quizás la eficacia limitada de esa radiodifusión en lo que se refiere a facilitar la transmisión de la lengua de una generación a otra (Claremont, 1973).

Los distribuidores comerciales de programas, es- pecialmente para la televisión, tienen que enfren- tarse con las mismas limitaciones lingtlisticas que quienes trabajan en el sector no comercial. Por desgracia, pese al creciente caudal mundial de pro- gramas producidos con carácter comercial, no se debate prácticamente en público el problema de las limitaciones linguïsticas que todo ello entrana. Las publicaciones comerciales y profesionales especia- lizadas, que deberían ser la fuente más valiosa de semejante información, tienden a tratar este pro- blema de la lengua de un modo superficial, o inclu- so no se ocupan de él en absoluto.

influencia limitadora de la lengua en la publicidad radiodifundida. Una de ellas es que surgen cierta- mente anomalias lingüïsticas, que resultan muy costosas desde el punto de vista de las empresas multinacionales que se dedicana comercializar sus productos (Ricks, Arpan y Eu, 1974). L a otra es que las agencias internacionales de publicidad esti- man que las diferencias linguisticas son un obstácu- lo muy importante que impide la creación de mer- cados más amplios (Elinder, 1965).

Cabe formular otras observaciones sobre la

INFLUENCIA DE LA RADIODIFUSION EN LA LENGUA

Se suele suponer que la radiodifusión ejerce una importante influencia en la lengua. por ejemplo, predijo que I'. . . el medio publicita- rio que va a saltar realmente por encima de las ba- rreras lingüísticas en gran escala será la televi- sión". Y sugería que, con la aparición de los sa- télites de transmisión directa, ". . . la influencia en nifios y adultos de la publicidad y de programas de televisión en una sola lengua (el inglés), será e nor me".

tica debida a la radiodifusión plantea una amenaza para muchos paises pequeños cuya población cons- tituye una minoria lingüïstica. Si consideramos el mundo como una comunidad linguistica, advertimos que el inglés y un pequeño número de otras lenguas compiten por alcanzar una situación dominante, del mismo modo que los dialectos dentro de cada pais, Haugen (1966) afirma que los países pequedos, co- m o Noruega, soportan esta competencia.

Una parte importante de la moderna cultura de masa es la presión que ejercen los grandes idiomas internacionales, en especial el inglés. A ambos contrincantes en la polémica lingüís- tica en Noruega, les consta el peligro de que la cultura noruega puede quedar totalmente des- nacionalizada debido a esta presión. Aunque Haugen no atribuye la presión que ejer-

Elinder (1965).

La perspectiva de una homogeneización lingüis -

cen las lenguas internacionales a la radiodifusión, hay otros autores que han hablado de la posibilidad de que la radiodifusión mundial traiga consigo la ex- tinción de las lenguas minoritarias.

Lenguas de m á s amplia difusión

U n efecto muy considerable de la transmisión trans - cultural puede consistir en fomentar la adopción de una lengua o lenguas dominantes como linguae fran- cae. E n la actualidad, se estima que el inglés es la principal lengua de comunicación internacional, no ya debido al número de personas que lo hablan sino más bien porque. . . I' son más numerosas las personas que se sienten actualmente atraidas por el inglés, tanto para hablarlo como para leerlo, que por el chino, el indio o las lenguas europeas" (Noss, 1967).

escrito a las emisiones transmitidas por el Reino Unido y los Estados Unidos de América, que fue- ron los primeros paises que utilizaron ampliamen- te este medio. Segh él, junto con la radio austra- liana, l'. . . constituyen actualmente todavïa fuerzas muy poderosas para la difusión del inglés hablado en el extranjero".

lengua de comunicación internacional, no es sino la más reciente de una serie de lenguas que ocuparon previamente ese puesto. E n el pasado, el francés, el español, el latin, el griego, el árabe y el chino tuvieron todos ellos una situación comparable de preminencia. Según un observador: "Si hay algo que resulta evidente repasando la historia de la co- municación internacional es que, una vez que una lengua se ha afirmado como predominante en el

-

Cherry (1971) atribuye la difusión del inglés

Aunque el inglés es ciertamente la principal

19

mundo, acaba en Último término por perder ese puesto" (Noss, 1967).

Planificación linguis tica

En el pasado decenio, el interés por la planifica- ción linguistica ha sido estimulado por los proble- mas que plantea la diversidad linguistica en m u - chos paises en desarrollo. ses plurilingues del Tercer Mundo se enfrentan con dos grandes problemas en materia de politica linguistica. En primer lugar, la propagación de la lengua nacional en el propio pais y, en segundo lugar, la función de las lenguas de más amplia di- fusión.

cación linguistica se refiere al intento de resolver problemas linguisticos, normalmente en el plano nacional, que se centran o bien en la forma del' idioma o en su uso o en una y otro (Karam, 1974). La radiodifusión puede ser un importante instru- mento de planificación 1ingLiistica en el nivel nacio- nal y en el transnacional.

Un ejemplo de planificación linguistica trans- nacional es el intento de conservar la semi-inteli- gibilidad que existe entre la población de Noruega, la de Dinamarca y la de Suecia, que hablan idiomas diferentes pero relacionados entre si. Nordvision, que enlaza esos tres paises y Finlandia, intentó transmitir un espectáculo de variedades to- dos los sábados por la noche a partir de un pais dis- tinto, cada semana y por turno. Sin embargo, la mayorïa de los telespectadores no estaban prepara- dos para contemplar un programa en el cual los co- mentarios e incluso los chistes se hacian en otra lengua; esta curiosa iniciativa de planificaciónlin- güïstica fracasó (Dizard, 1966).

La Empresa Sueca de Radiodifusión ha efectua- do ciertas investigaciones sobre sus programas destinados a los inmigrados finlandeses. Estos in- formes -que, por desgracia, solamente se han pu- blicado en sueco- se refieren a las pautas de recep- ción auditiva y visual, a los hijos de los inmigrados y la televisión, y al posible pdblico de programas transmitidos en finlandés::.

E n una semana dada, las emisiones en finlan- dés llegaban al 75 '7'0 de los inmigrados finlandeses. El 57 70 de ellos escuchaba un programa radiofóni- CO en finlandés, y un número idéntico (57 70) unpro- grama de televisión o una parte de uno de los pro- gramas de televisión transmitidos en finlandés. Cuanto mejor comprenden el sueco, tanto más a m - pliamente leen periódicos en este idioma y en tan- ta menor proporción escuchan o ven programas en finlandés. Esto se aplica en particular al caso de los radioyentes.

En Suecia, los niflos finlandeses contemplan más programas de televisión que los suecos. Las investigaciones de la Radio Sueca indican que los niños finlandeses ven la televisión de una hora y media a dos horas al dia, por término medio, mientras que los niños suecos la ven una hora o

La mayoria de los pai-

Definiéndola en términos generales, la planifi-

E n 1960,

una hora y media al dia. visión son los niños finlandeses que no hablan ni entienden el sueco: en esta categoria, el número de horas es de tres a cuatro al dia. Según la Ra- dio Sueca:

Quienes más ven la tele-

La razón por la cual esos niños ven tanto la televisión puede consistir en que ésta desem- peña para ellos una función social, "les hace compañia". E n tales circunstancias, el he- cho de no poder entender la lengua de los pro- gramas puede tener una importancia menor.

E n un programa especial se intentó una nueva forma de presentación: dos personas leïan un relato, frase a frase y por turno, en finlandés y en sueco.

más interés por el programa que los suecos; y según toda probabilidad ello se debfa a que, por una vez, podian ver un programa de tele- visión sueco en su lengua materna. E n Suecia, hay un público muy grande para

Los niños finlandeses mostraron mucho

los programas finlandeses. existencia de relaciones entre el dominio del sue- co, el consumo de medios de comunicación social, y el apego afectivo a Finlandia. Por consiguiente, los programas en finlandés son captados por un gran número de personas que, debido a su mengua- do conocimiento del sueco y a sus posibilidades li- mitadas de elección, necesitan grandemente pro- gramas en aquel idioma.

Dos actividades de la United States Information Agency constituyen otros ejemplos de planificación linguistica transnacional. La Worldwide English Division de la Voz de América transmite un cierto número de horas al dia en "inglés especial", que limita al locutor a un ritmo de lectura de 90 pala- bras por minuto y a un vocabulario básico de 1. 200 palabras (Browne, 1974). Se efectúa una actividad correspondiente en el caso de los programas de te- levisión. El programa más popular distribuido por la USIA es una serie titulada "Aprendamos in- glés" (Let's Learn English).

Hay otros paises que recurren también a este tipo de planificación linguistica transnacional. Se- gún Cherry (1971):

Muchos paises están enseñando ya su lengua a extranjeros, tanto por radio como mediante grabaciones de televisión, vendidas, presta- das o canjeadas con el extranjero con fines de retransmisión. La aceptación de estos progra- mas es muy grande y está en aumento. Sefíala asimismo que "además de Europa oc-

cidental, tanto Egipto como la URSS se dedican de un modo especialmente activo a ensedar su lengua a millones de oyentes de otros paises".

La radiodifusión es también un instrumento de planificación linguistico en el plano nacional. Des - pués de un estudio directo de la politica linguistica

Se ha comprobado la

j* Pueden pedirse a Sveriges Radio, Audience and Program Research Department, S-105 1 O Es tocolmo (Suecia).

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en ocho païses de Asia sudoriental, Noss llegó a la conclusión de que los medios de radiodifusión de Malasia ejercen una considerable influencia en relación con la oportunidad de aprender la lengua, la normalización y el desarrollo del malayo, la incitación a aprender este idioma, y la capacidad general de acceso a la información (Noss, 1967).

La radiodifusión desempeña también un papel importante en Tailandia. Según Noss, en este pais:

Salvo en el caso de ciertos tipos de programas de variedades (tanto musicales como teatrales y de otros especiales en lenguas extranjeras, los programas de radio se transmiten en su totalidad en tailandés normalizado. Se sigue aplicando este criterio a pesar de que hay va- rios tipos de datos que indican que millones de oyentes de Tailandia preferiri'an un mayor nú- mero de programas en lenguas extranjeras y en otros dialectos tailandeses o laocianos. Noss llega a la conclusión de que I'. . . es indu-

dable que la radio figura, después de las escuelas primarias públicas, entre los elementos más efica- ces y persistentes de difusión del conocimiento de la lengua nacional" (1967).

para enseñar inglés a un público muy amplio. es la única que la emplea para hacer frente al pro- blema de las lenguas de mayor difusión. El aumen- to de esta práctica en los pai'ses en desarrollo pue- de deducirse de la popularidad que tienen los pro- gramas de enseñanza de inglés distribuidos por la BBC y la USIA.

Tailandia utiliza también la red de televisión No

La planificaci6n lingiiïstica en Irlanda

Irlanda es un complejo instructivo de intento de uti- lizar la radiodifusión con fines de planificación lin- güística. E n este país, la conservación y el rena- cimiento de la lengua irlandesa han constituido un objetivo polïtico desde hace más de 50 años. La ley obliga a Radio Telefis Eireann a promover di- cho objetivo transmitiendo programas en irlandés (McRedmond, 1974), pero el examen de los efectos de esas emisiones indica que ha surtido efectos muy dudosos.

Ya hacia 1930, más o menos, un cronista de la radiodifusión irlandesa señalaba que resultaba mu- cho más difïcil encontrar buenos materiales de ra- diodifusión en irlandés que en inglés y que, incluso contando con tales materiales, el número de radio- yentes sería siempre pequeno (Gorham, 1967). U n estudio llevado a cabo en el decenio de 1940 puso de manifiesto que, incluso en las zonas de habla irlan- desa (Gaeltacht), se oran más a menudo programas en inglés que en irlandés. Gorham indica que, al presentar su informe en agosto de 1945, el comité que llevó a cabo este estudio llegó a la siguiente conclusión.

. . . A los oyentes irlandeses les resulta menos difi'cil seguir los programas en inglés que los que se transmiten en dialectos que no sean el suyo propio. Por otra parte, el inglés tiene

un atractivo inevitable para los residentes en el Gaeltacht. Si se tomaran medidas especia- les para proporcionarles receptores de radio (como se ha sugerido ya), es probable que es- to trajera consigo que hablaran más inglés que actualmente. E n una fecha más reciente, una investigación

sobre el público ha puesto de manifiesto que hasta tres de cada cuatro personas de Irlanda verán el telediario en irlandés si está en condiciones de con- templar esa emisión (McNamara, 1971). En 1972, Radio Eireann creó Radio Na Gaeltachta, servicio radiofónico cuya finalidad principal consistia en atender las necesidades sociales de una población adulta de 45. O00 habitantes del Gaeltacht.

Hay fuertes indicios en el sentido de que, en el mejor de los casos, los efectos de las emisio- nes en irlandés consistirán en facilitar el manteni- miento del irlandés como segunda lengua. U n es- tudio llevado a cabo en 1964 puso de manifiesto que el 83 70, aproximadamente, de la población no creía que el irlandés pudiera volver a ser la lengua más ampliamente hablada, y cuanto más jóvenes eran las personas interrogadas tanto menos probable re- sultaba que pensaran que esto llegue a ser posible (McNamara, 1971).

La experiencia de Irlanda ha producido pocos datos en el sentido de que la radiodifusión pueda tener un efecto significativo en el empleo-de lalen- gua. Esto no es sorprendente habida cuenta del predominio de la programación en inglés y del nú- mero relativamente pequedo de horas dedicadas a las emisiones en irlandés, incluso después de la creación de Radio Na Gaeltachta.

El mejor modo de poner de manifiesto las pers- pectivas de la radiodifusión como instrumento de planificación lingüi'stica consiste quizás en referir- se a la función que desempena en otros païses. Al evaluar las perspectivas futuras de desarrollo lin- @ïstico en ocho pai'ses de Asia sudoriental, Noss predice que:

La radio, la prensa y la televisión, ya sean privadas o públicas, ejercerán una influencia decisiva no solamente sobre la difusión de la lengua nacional sino también sobre la forma en la cual ésta será aceptada en último térmi- no por el público. E n este campo es en el que surgirán o desaparecerán nuevos modismos y formas de utilización de la lengua, y no en las gramáticas y diccionarios aprobados por una academia y que utilizan los intelectuales.

La politica lingüística en la radiodifusión

La elección de lenguas con fines de transmisión por radio y televisión plantea casi siempre un pro- blema politico. El carácter de estos aspectos polí- ticos varía en función de la situación lingüística del país, de los factores polïticos y del carácter de su sistema de radiodifusión.

Se ha afirmado que la lengua fue un factor que contribuyó a la negativa inicial del Gobierno

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sudafricano de utilizar la televisión en su pai's. la mayorïa de habla afrikaans le constaba claramen- te que su intento de fomentar el empleo de este idie m a no quedarïa facilitado por un sistema de televi- sión que recurriri'a ampliamente a programas en inglés importados (Dizard, 1966).

E n el Canadá, el bilingüismo en la radiodifu- sión es un problema clave en la controversia polï- tica sobre el papel del francés en el Canadá. Los dirigentes fuertemente profranceses de la Proviil- cia de Quebec han amenazado periódicamente con crear su propia red provincial de radio y televi- sión si no se atienden sus exigencias lingüi'sticas (Dizard, 1966).

E n muchos paises, el aspecto lingüïstico más destacado en materia de radiodifusión reviste la forma de un dilema polïtico . Por un lado, el go- bierno desearïa lograr el grado máximo de pene- tración poli'tica y de control de su población. Este objetivo requiere un aumento del número de len- guas utilizadas en los programas transmitidos,con objeto de llegar al público más amplio posible en un pars plurilingüe. Por otra parte, el hecho de fomentar una sola lengua nacional mediante los me- dios de radiodifusión puede contribuir a reforzar el espíritu nacional y fomentar la lealtad en el pla- no nacional.

y Head (1974 b) describe como sigue la situación con que se enfrentan muchos gobiernos:

De un modo u otro, a los dirigentes polïticos se les plantea el siguiente dilema: dejar que proliferen las lenguas utilizadas en las emi- siones por el afán de conservar las culturas tradicionales, conquistar la lealtad de grupos minoritarios y llegar a un público máximo, con el peligro de fomentar el tribalism0 y el separatismo; o bien proceder a una normali- zación a partir de una sola lengua a efectos de radiodifusi6r-1, por el deseo de hacer hincapié en el espïritu nacional, con el peligro consi- guiente de acelerar la desaparición de las cul- turas locales, enajenarse la voluntad de los grupos minoritarios y no conseguir comunicar precisamente con las personas a quienes más necesita la administración central inculcar sus intenciones. El caso de tres paises de Africa oriental pone

A

Este tipo de dilema es muy corriente enAfrica,

de manifiesto que no hay ninguna regla práctica que permita solucionar tales problemas polïticos. Kenya ha reducido radicalmente el número de lenguas uti- lizadas en sus emisiones de radiodifusión. Tanzania ha ido más lejos todavïa, al limitarse al inglés y al swhahili. E n cambio, Uganda ha adoptado la postu- ra opuesta y ha multiplicado el número de sus pro- gramas en lenguas vernáculas (Mazrui, 197 2).

Moyo (1974) indica que la politica influyó consi- derablemente cuando se trató de decidir el número y las lenguas vernáculas utilizadas en Radio Uganda. El swhahili, porejemplo, se introdujo, al menos en parte, porque erala lengua oficial del ejército ugan- dés. El hindustanïdesapareció prácticamente cuando

la comunidad asiática a cuyo servicio estaba fue acusada de no haber sido capaz I'. . . de integrar- se con la población indígena de Uganda".

Los problemas polïticos que plantea la lengua tienen a veces un alcance internacional. A este respecto, cabe citar un caso interesante en el cual la falta de congruencia entre comunidades lingüis- ticas, naciones y sistemas de radiodifusión hicie- ron de la televisión el tema de una negociación in- ternacional. E n 1948, al empezar el Gobiernobel- ga a estudiar por primera vez las posibilidades de televisión, llegó a la conclusión de que las consi- deraciones lingüi'sticas estaban ïntimamente rela- cionadas con el problema de las normas técnicas.

Los portavoces de los grupos de habla flamen- ca pidieron que se adoptara la definición de 625 lïneas con objeto de que los poseedores de re- ceptores pudieran captar las emisoras de tele- visión holandesas que transmitïan en neerlan- dés, es decir, un idioma parecido al flamenco. Los elementos francófonos de Bélgica querïan que se impusiera la definición de 819 líneas, propia de Francia. El Gobierno belga buscó una solución internacional al problema solici- tando de la Comisión Permanente del Tratado de Bruselas (predecesor de la OTAN) que es- tableciera una norma técnica europea común (Dizard, 1966).

Actitud ante la lengua

Como llega a poblaciones plurilingues, la radiodifu- sión surte a menudo un efecto catalizador sobre la expresión de las actitudes ante la lengua. Diver- sas investigaciones llevadas a cabo en Zambia pu- sieron de manifiesto que las minorias solicitaban emisiones en lenguas vernáculas no solamente por razones de categorïa u orgullo sino también porque temïan la posibilidad de la extinción de su lengua materna. A su juicio, la radiodifusión podia salvar la lengua y al mismo tiempo transmitir a las nue- vas generaciones el recuerdo del modo de vida de sus antepasados (Head, 1974 b).

U n incidente ocurrido en Noruega constituye una ilustración divertida, y al mismo tiempo ins- tructiva, de la función central que desempeña la radiodifusión en la actitud de la sociedad ante la lengua (Haugen, 1966). E n este pai's, los progra- mas radiofónicos corren a cargo de la Norsk Rikskringkasting (NRK), propiedad del Estado. Co- m o es la única fuente de noticias orales, de ins- trucción y de espectáculos y variedades que llega a toda la población, esa institución está en una po- sición extremadamente sensible con respecto a la lengua y ha tenido que soportar presiones de gru- pos que compiten entre si en defensa de las dos variedades lingüïsticas propias de Noruega. en 1933, el Parlamento noruego decidió que "la NRK debe actuar de modo tal que no se encone in- necesariamente la controversia lingüïstica".

A fines del decenio de 1950, diversos grupos de radioyentes emprendieron una campana contra

Ya

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la NRK en relación con su politica lingüïstica. campaila acabó centrándose en:

La

.... informes según los cuales Sigurd J. Smebye, "hombre del tiempo" del Instituto Meteorológico, se habïa visto obligado a de- jar de decir = (nieve) y fjellene (las monta- rlas), que solïa utilizar en vez de los s.8 Y fjella estipulados, al leer el boletïn meteo- rológico en una emisión de radio. El debate sobre el "abominable hombre de las nieves", como se le calificó jocosamente, ocupó mu- chas páginas de los periódicos en 1955 y 1956. En 1958, esta controversia llegó al Parlamen-

to, y el Ministro de Educación tranquilizó al públi- co diciéndole que quienes intervinieran en las emi- siones de la NRK tendrïan plena libertad para utili- zar la forma lingüïstica y las palabras que les resultaran más familiares. No obstante, esta dispu- ta persistió dentro y fuera del Parlamento y, en 1962, se aprobó un nuevo código sobre la utiliza- ción de la lengua, a consecuencia del cual la NRK decidió que Sigurd J. Smebye dejara de leer los bo- letines meteorológicos porque se negó a aceptar ese nuevo código, lo cual le convirtió en un héroe para los partidarios de una variedad lingüïstica y en un ser detestable para los partidarios de la otra. Aunque no había perdido su puesto de trabajo, lle- vó el caso a los tribunales arguyendo que habi'a si- do objeto de una discriminación por utilizar su pro- pia lengua natural. Después de ganar el juiciopor consideraciones técnicas, recuperó su cargo de pre- dicción meteorológica.

Aun siendo graciosa, esta anécdota nos indica algo sobre la importancia de la radiodifusión en lo que se refiere a cristalizar y centrar las actitudes ante la lengua. No obstante, procede recordar que esas actitudes pueden variar considerablemente se- gún la composición de las comunicades linguisticas. No es seguro que quepa generalizar la experiencia exacta de Noruega a otras partes del mundo. No obstante, no se puede pasar por alto la importan- cia de este problema de la lengua.

Normalización de la lengua

No todas las lenguas tienen variantes uniformiza- das pero, cuando esto ocurre, se puede promover el idioma normalizado gracias a las emisiones de radiodifusión (Fishman, 1972 a). A este respecto, conviene hacer una distinción entre las variantes habladas que se adquieren por la experiencia y las que se adquieren de modo referencial.

En la mayorïa de las comunidades lingüïsticas grandes y diversificadas, se adquieren ciertas va- riantes lingiii'sticas debido a la interacción verbal real dentro de redes concretas, al paso que otras variedades se adquieren y refuerzan mediante una integración simbólica en el seno de unas redes de referencia, que por lo general no existen en unsen- tido material. Es probable que la "nación o la "re- gión" constituyan una comunidad 1ingUïstica de este

último tipo y que la lengua normalizada ("nacional") o la lengua regional represente su variante lingüïs- tica correspondiente" (Fishman, 1972 a). lengua normalizada es la que normalmente se con- sidera más adecuada para su uso en los medios de radiodifusión, kste a su vez, puede contribuir a re- forzar su posición como variedad "normalizada".

Si esa

RUMBOS FUTUROS DE LA INVESTIGACION

La investigación de muchos de los problemas men- cionados debe enfrentarse en primer término con la escasez de datos internacionales apropiados so- bre la lengua y sobre la radiodifusión. Con respec- to a los primeros, Fishman (1968) señala que: "En los últimos aflos, un número creciente de especia- listas se ha quejado de la falta de datos internacio- nales y exhaustivos sobre la actitud ante la lengua". La situación con respecto a los datos sobre la uti- lización de la lengua en la radiodifusión es igual- mente sombrïa, pero no formulamos esta observa- ción para lamentar la falta de datos sino más bien para tomar nota del contexto real en el que deben indicarse las futuras investigaciones para poder lograr los oportunos progresos.

dos rumbos principales de investigación. ellos consistirïa en unas investigaciones encamina- das a medir los efectos de la lengua sobre la radio- difusión y, el otro, por supuesto, en estudiar la in- fluencia de ésta sobre aquélla.

Como ya ha quedado dicho, hay muchas indica- ciones según las cuales la lengua influye poderosa- mente en los sistemas de radiodifusión. Pero qui- zás se pueda aprender mucho más sobre el modo en que la diversidad lingüïstica influye en la evolu- ción y en el funcionamiento de los sistemas de ra- diodifus ión .

Unos estudios contrastados sobre la evolución de la radiodifusión en paises lingüisticamente dife- rentes podri'an aclarar mejor la influencia deter- minante de la lengua. E n ciertos paises, el im- pacto de la lengua sobre el desarrollo de un siste- m a de radiodifusión puede ser tan grande como lo ha sido la influencia de los intereses comerciales en el desarrollo de la radiodifusión norteamerica- na. Otro problema conexo es el de determinar de qué modo la existencia o inexistencia de una tradi- ción escrita repercute en la evolución de la radio- difusión.

El segundo rumbo de la investigación podrïa aprovechar utilmente un marco analitico estable- cido ya en la sociologïa del lenguaje. (1972 a) ha elaborado un plan de clasificación que explica la evolución lingfiïstica en términos de va- riación. Como se indica a continuación, este es- quema ha de resultar útil en las investigaciones que intenten demostrar que la radiodifusión provo- ca cambios en las modalidades de utilizaci6n de la lengua (evolución lingüïstica).

El enfoque adoptado hasta el momento sugiere Uno de

Fishman

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Variación de los medios

La lengua puede ser hablada, escrita o leida. El modo de medir el mantenimiento o la evolución de una lengua puede variar mucho en cada una de es- tas tres formas.

Unas investigaciones que indicaran que la va- riación en punto a la evolución de la lengua puede obedecer en parte a factores relacionados con esos medios podrïan facilitar la respuesta a un cierto número de preguntas muy incitantes. Por ejemplo, ¿difiere considerablemente el efecto de la radio- difusión sobre la lengua en función de que la comu- nidad lingiiïstica receptora posea o no una lengua escrita? Habida cuenta de que la radio y la televi- sión recurren tan fuertemente a la lengua hablada ¿influye este hecho en la cantidad de lectura y de escritura que se produce en las culturas alfabetas? Al saltar por encima del obstáculo del analfabetis- mo, ‘reduce la radiodifusión el incentivo de aprem der a leer y a escribir?

Se trata de las ocasiones social o institucionalmen- te ensamblables en las cuales se emplea habitual- mente una variante lingüïstica y no otra. Por ejemplo, esos campos pueden ser el hogar, la es- cuela, las actividades religiosas o las laborales. Hay ciertos indicios de que este concepto resulta útil para analizar las grandes pautas sociolingiiís- ticas (Fishman, 1972 a).

La principal dificultad de este análisis de campos es la falta de unanimidad entre los investi- gadores sobre cuáles son los campos importantes de comportamiento lingüístico. Se requerirán nue- vas investigaciones para superar esta dificultad.

Procede descubrir los diversos campos y el uso apropiado en cada uno de ellos a partir de los datos de numerosas situaciones concretas, y de la evolución o la falta de evolución que po- nen de manifiesto. Es ésta una tarea central de la sociologïa descriptiva del lenguaje, que sólo puede llevarse a cabo mediante arduas in- vestigaciones, utilizando todos los métodos de las ciencias sociales disponibles: observación de participantes, entrevistas, encuestas y ex- perimentos (Fishman, 1972 a). Habida cuenta de los temas de interés del pre-

sente documento, cabe esperar que las futuras in- vestigaciones tratarán la recepción de programas de radio y televisión como campos sui generis de comportamiento lingüístico. horas dedicadas a estos dos medios en muchos paï- ses parece confirmar la utilidad de este enfoque.

El empleo del plan de clasificación de Fishman, o de cualquier otra variante del mismo, permite construir una configuración dominante que indique cuáles son las variantes lingüísticas que dominan en una determinada comunidad linguistica. Se re- querirán tales medidas, quizás ligeramente perfec - cionadas, para poder someter empïricamente a prueba los efectos de la transmisión transcultural sobre el lenguaje humano.

Por las razones ya indicadas, nos hemos ocu- pado casi exclusivamente de materiales descripti- vos y de anécdotas relativas a los aspectos lingiiïs- ticos de la radiodifusión. Sin embargo, dentro de esos limites han quedado acotados algunos de los problemas con los que se enfrentan quienes formu- lan las polïticas lingüïstica y de radiodifusión. Si hay algo que resulta claro e inequívoco es que una y otra politica son interdependientes. gar la esperanza de que algunos de los problemas antes mencionados constituyan la base para una fe- cunda investigación normativa que, a su vez, puede traer consigo una coordinación lúcida de las distin- tas políticas.

El simple ncímero de

Cabe alber-

Variaciones de manifestación

El grado de mantenimiento o de evolución de lalen- gua puede ser también muy diferente con respecto a tres niveles de manifestación: habla interior, comprensión y producción (Fishman, 1972 b). Es éste un factor especialmente importante en relación con -las consecuencias lingüísticas de la radiodifu- sión, debido a la posibilidad de que se produzcan unos efectos significativos en términos de compren sión pero no de producción. Por ejemplo, la va- riante lingürstica utilizada en las emisiones nacio- nales que será probablemente la variante normali- zada, puede llegar a ser inteligible en todo el pais, sin que pase nunca a formar parte del repertorio manifiesto de muchos individuos.

de una variante lingüïstica puede llegar a ser ple- namente uniforme y oficial para todo un país:

Según Fishman (1972 a), aunque la adopción

. . . es posible que siga siendo un elemento to- talmente pasivo, y no activo, en el repertorio de muchas redes de interacción. Asï por ejem- plo, aunque la recepción de programas de radio y televisión sea más frecuente y prolongada en- tre las clases inferiores, ensus repertorios ma- nifiestos parece influir muy poco esa recepción.

Variaciones de campo

Al medir el mantenimiento o la evolución de la len- gua debidos a la radiodifusión, hay que tener tam- bién en cuenta los distintos campos linflïsticos.

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Efectos psicológicos de la transmisión transcultural

INTRODUCCION

El mito clásico de la caverna de Platón se aplica a nuestro conocimiento de los efectos psicológicos de la transmisión transcultural. Lo Único que ve- mos son sombras sobre un muro, esbozo borroso de una realidad que no ha sido contemplada directa- mente. A falta de una percepción directa, no es .sorprendente que los habitantes de la caverna que veran esas sombras discreparan sobre sus orïge- nes y sobre la ïndole de lo que las proyectaba.

nes inequïvocas sobre los efectos psicológicos de la transmisión transcultural. Siguen siendo som- bras en un muro, muy poco conocidas, demasiado frágiles como para poder suscitar gran confianza, y que al mismo tiempo se prestan a las diversas interpretaciones posibles que alimentan un gran debate. Pero estimamos que es posible observar directamente ciertas cosas, y que no tenemos que resignarnos indefinidamente a una deducción basa- da en una sombra. Al buscar datos relativos a los efectos psicol6gicos que pueden derivarse de la transmisión transcultural, hemos observado que hay una falta de datos sólidos y tan sólo un peque- ño número de estudios que puedan sugerirnos algo sobre los efectos reales, es decir, unas pocas sombras. Intentaremos describir esas sombras y examinar las posibilidades que existen en el sen- tido de llegar a una mejor percepción.

Por el momento, no cabe formular afirmacio-

POSIBILIDADES DE COMPRENSION TRANSCULTURAL

Antes de suponer que se puede comunicar un signi- ficado de una cultura a otra, será útil examinar las investigaciones realizadas sobre las posibili- dades de comunicar conceptos de una cultura a otra. Charles Osgood viene dedicándose a este tipo de trabajo desde hace muchos años, especialmente en lo que se refiere al establecimiento del método de las diferencias sernánticas.

Se trata de un método que permite comparar el espacio semántico de personas de distintas cul- turas. Según explica Osgood (1974), se preten- de con ello investigar cuales son los significados que tienen carácter universal.

Para determinar la equivalencia funcional en la utilización (significado) de escalas en len- guas distintas, independientemente de la tra- ducción, hemos de situarlas en un mismo es- pacio matemático con fines de análisis, y esto requiere que se comparta por lo men.os una de las tres fuentes de variación (sujetos, escalas y conceptos). Los sujetos son evidentemente diferentes y las escalas muy variadas, por lo que sólo nos quedan los conceptos.. .

Supongamos que la Escala no 21 del AE (inglés norteamericano) sea bueno-malo y que la Escala no 37 del J P (japonés) sea iwa-matsu (cuyo significado no conocemos); supongamos asimismo que hay una fuerte correlación entre las escalas bueno-malo del AE e iwa-matsu del JP. ¿Qué querrá decir esto? Querrá decir que, prescindiendo de la traducción, podemos llegar a la conclusión de que los japoneses uti- lizan su iwa-matsu para hacer una distinción entre los cien conceptos equivalentes de traduc- ción de un modo que es funcionalmente equiva- lente al modo en que los norteamericanos utili- zan su escala bueno-malo. Asi pues, estamos aplicando la definición psicolingüïstica de se- mejanza de significado -semejanza de distribu- ción de uso- de un modo translingüistico. E n sus estudios, realizados exclusivamente

con sujetos norteamericanos, Osgood (1952; Osgood y Tannenbaum, 1955) pudo analizar factorialmente sus datos e individuar dos, y tras ello tres, que explicaban una gran parte de esa variación. Esos factores eran conjuntos de escalas de evaluación (bueno-malo, justo-injusto, etc. ), de actividad (rápido-lento, activo-pasivo, etc. ) y de potencia (fuerte-débil, pesado-ligero, etc. ).

El primer estudio transcultural en el que se empleó este método semántico se llevó a cabo en

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1956, al abordar empïricamente el problema, Kumata y Schramm. Empleando estudiantes ex- tranjeros bilingües (japoneses y coreanos) y norte- americanos, observaron que dos factores -la eva- luación y la potencia- eran utilizados predominante - mente por esos tres grupos lingliïsticos. Kumata y Schramm consideraron que se trataba deuna nota- ble correspondencia transcultural, y sugirieron que se efectuara un ensayo con personas monolingües. Esto fomentóuna serie de estudios sobrela generali- dad transcultural y~translingliïstica de las estruc - turas semánticas connotativas que se propone me- dir el método de las diferencias semánticas.

Triandis y Osgood (1 958) observaron un alto grado de semejanza en las estructuras semánticas básicas utilizadas por estudiantes de enseñanza superior norteamericanos y griegos monolingües. Pudieron demostrar en qué medida los griegos y los norteamericanos difieren en su utilización de ciertas escalas descriptivas y en el significado que dan a ciertos conceptos. Sugirieron que el método de las diferencias semánticas se podrïa adaptar para un estudio transcultural referido a la antropologïa y la comparaci611 de culturas.

Otro estudio con elementos bilingües, llevado a cabo por Suci (1960), confirmó resultados ante- riores. tra de escalas semánticas indicaron que los suje- tos de habla inglesa, zuni, hopi y española definen un espacio sernántico con dimensiones dinámicas y de evaluación similares". Al igual que Kumata y Schramm, Suci observó que predominaban dos factores: el de evaluación y el de potencia. Este último era una combinación de actividad y potencia. En cambio, en el caso de sujetos navajos, esos fac- tores no explicaban la variación observada, y Suci estimó que esta divergencia requerïa ulteriores in- vestigaciones pero que no invalidaba las semejanzas descubiertas entre los demás grupos lingliïsticos.

La labor incesante de investigación dio unos resultados muy prometedores en lo que se refiere a confirmar la utilidad de ese método sernántico como instrumento transcultural. Sagara y otros autores (1961) analizaron la estructura semántica de los universitarios japoneses. Al comparar sus resultados con los de Osgood, se observaron cier- tas diferencias que indicaban que los japoneses te- nïan cuatro factores principales. Uno de ellos era la actividad, otro la potencia, y se hacía una dis- tinción entre dos factores de evaluación diferentes Otros investigadores posteriores (Tanaka, Oyama y Osgood, 1963) no han llegado a la conclusión de que estos dos factores de evaluación sean realmen- te distintos; consideran que el estudio de Sagara es una confirmación de los resultados de Osgood. D e hecho, -y Sagara y sus colaboradores seilalan esto en su informe-, otro estudio japonés mencio- nado por Watanhe y otros autores (1959) indicaba que los japoneses tenïan ciertamente los tres prin- cipales factores propuestos por primera vez por Osgood, y que no habïa una diferencia significati- va entre la estructura semántica del inglés norte- americano y la del japonés.

"Las estructuras factoriales de una mues-

En 1962, Osgood examinó el método de las di- ferencias semánticas en lo que se refiere a su ge- neralidad, tanto con respecto a los conceptos co- m o a las personas. Pudo referirse a los estudios de Bopp (1955) y Wrigley y Neuhaus (1955) quecon- firmaban la utilización del método a la vez con per- sonas esquizofrénicas y con personas normales. Se señala que McClelland, First y Whitaker (1960, en una comunicación personal a Osgood), han de- mostrado la estabilidady la fiabilidad de las estruc- turas factoriales semánticas entre grupos que tie- nen unos antecedentes educativos muy diversos. Ware (1958) habïa partido de la hipótesis de que las personas más inteligentes mostrarïanuna ma- yor diversidad en su espacio semántico, pero de hecho no encontró relación alguna al respecto.

En un trabajo destinado a antropólogos que escribió dos años más tarde, Osgood (1964) pudo afirmar que quedaba claramente confirmada la hi- potésis principal de las investigaciones transcul- turales realizadas empleando el método de las di- ferencias semánticas, a saber, que los seres hu- manos comparten un marco general común para diferenciar el significado afectivo de los signos. Seguïan siendo aplicables los tres factores que ha- bïa indicado en 1952 el sucinto examen de Osgood de los informes.

Ei carácter muy generalizado del sistema de reacción afectiva -el hecho de que sea inde- pendiente de una modalidad sensorial concre - ta y de que, sin embargo, participe en todas ellas- constituye la base psicológica para la universalidad de los tres factores de evalua- ción, potencia y actividad, asï como para la sinestesia y la metaforización. Es decir, precisamente porque experiencias sensoria- les tan diversas como un cïrculo blanco (yno negro), una linea recta (y no curva), una me- lodïa in crescendo (y no in decrescendo), un sabor dulce (y no amargo), una caricia (y no una comezón irritante) pueden compartir to- dos ellos un significado afectivo común, re- sulta fácil y legitimo traducir de una modali- dad a otra en sinestesia y metaforizacih. La calificación de esta reacción afectiva compar- tida queda aparentemente al descubierto en el análisis factorial de los adjetivos. Osgood se apresuró a señalar, como ya lo ha-

bía hecho reiteradas veces, que el método de las diferencias semánticas solamente recurre a un as - pecto del significado, desde luego importante pero que no es sino uno más entre otros muchos. trata del aspecto emotivo o afectivo, en contrapo- sición al aspecto descriptivo, del connotativo en comparación con el denotativo.

Por consiguiente, esta técnica semántica no es un ïndice exhaustivo del significado sino una forma de medir las connotaciones de las palabras, esto es, sus aspectos afectivos y emotivos.

Otros es tu dios pos te ri ores han confirma do las posibilidades transculturales de dicho método. Entre ellos cabe citar los siguientes: Tanaka y Osgood (1965), Tanaka (1967), Zax y Takahashi

Se

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(1967), Stricker, Takahashi y Zax (1967). U n im- portante estudio es el de Jansen y Smolenaars (1967) aplicado a más de 15 lenguas:

Teóricamente, el resultado más importante ha sido la estabilidad del llamado espacio semán- tico. Cualquier que sea el modo en que se juz- gue la colección de conceptos y el tipo de suje- tos que se utilicen, se observan casi siempre los tres factores de evaluación, potencia y actividad.

para ser más rigurosos) . . . no se han utilizado como datos los resultados obtenidos con elementos semánticos diferenciales tradu- cidos. El procedimiento ha consistido en par- tir de las diferencias semánticas en cada len- guafcultura tomando como base materiales de ese pais, repitiendo con ello en otros puntos el procedimiento creado inicialmente en los Estados Unidos de América.

. . . Los resultados de esos análisis, que se han calculado hasta la fecha en 15 lenguas, apuntan firmemente en la dirección de un para- lelismo con respecto a las diversas estructu- ras factoriales. Cabe sostener en gran medi- da la hipótesis de la generalidad intercultural de los sistemas de significado afectivo. Este trabajo de Janseny Smolenaars forma par-

te de un proyecto internacional, dirigido por Osgood para demostrar la semejanza de la estructura se- mántica entre las distintas lenguas y culturas.

Se han llevado ya a cabo muchos estudios utili- zando el método de las diferencias semánticas co- m o instrumento que se supone fiable y válido. Rabin (1959), lo empleó para estudiarlos sistemas de significados afectivos de personas sometidas al test de las manchas de tinta de Rorschach. Takahashi (1965) observó diferencias de estructura semántica entre universitarios japoneses y delincuentes juve- niles de ese mismo païs. Helper y Garfield (1965) pudieron evaluar la aculturación relativa de subgru- pos de poblaciones minoritarias, en este caso con- creto adolescentes blancos e indios norteamerica- nos. Stricker y Zax (1966) observaron una relación positiva entre la inteligencia y la forma de utili- zar el espacio semántico, conclusión ésta que no está de acuerdo con& de Ware (1958). Morsbach y Morsbach (1967) utilizaron el método al estudiar los estereotipos profesionales entre varios subgru- pos de Sudáfrica. Schuh y Quesada (1967) compa- raron las actitudes de universitarios norteameri- canos y filipinos, y Guggenheim y Hoem (1 96 7) las actitudes de niños lapones y noruegos. Rabin y Limuaco (1967) volvieron a utilizar el test de Rorschach; su comparación de los resultados se- mánticos obtenidos con norteamericanos y filipinos les incitaron a poner en tela de juicio la aplicación universal del Rorschach. Clare (1968) y McNeil (1968) utilizaron ambos el método de las diferen- cias semánticas para discernir las diferencias existentes entre las personas interrogadas. Clare puso de manifiesto los efectos de las diferencias profesionales sobre los resultados semánticos

y McNeil pudo evaluar el grado de socialización a partir de los mismos.

Este análisis de los trabajos en los que se ha empleado dicho método persigue la finalidad de ex- plicitar las investigaciones sobre el significado en el plano transcultural. Indica que la comunicación transcultural es posible en cierto grado. bles objeciones a esta comunicaci6n sólo pueden basarse en el argumento de que se lleva a cabo en malas condiciones, y no en la afirmaci6n de que es imposible en absoluto. Queda todavïa ciertamente mucho que aprender sobre la semántica intercultu- ral; lo que conocemos hasta el momento confirma, sin embargo, la posibilidad de una comunicación intercultural. Sigue estando planteada para todos nosotros el problema de discernir cómo se puede llevar a cabo esa comunicaci6n,en la actual organi- zación politica de nuestro mundo, y dada la presen- te fase de evolución de la tecnologia de la comuni- cación.

Las posi-

LA PERCEPCION VISUAL

Como ya hemos visto, el espacio semántico ha si- do explorado en cierto grado mediante el método de las diferencias semánticas yutilizando otros ins - trumentos. La televisión transcultural sugiere otra pregunta más: Len qué medida existe una comuni- dad transcultural en relación con lo que las perso- nas ven? modo en que las personas perciben una imagen vi- sual? diodifusión presentar sus programas de televisión sin que les inquiete una posible falta de compren- sión por parte de telespectadores no occidentales?

E n su exposición de los problemas de la tele- visión internacional, Browne (1 967) cita algunas anécdotas debido a las cuales resulta difïcil supo- ner que exista un lenguaje visual universal, del mismo modo que tampoco existe un lenguaje habla- do o escrito universales. Uno de los sucesos más conocidos que menciona es el expuesto por Holmberg (1960) a propósito del proyecto de desarrollo de la comunidad de Vicos (Perd), en el que se utilizaba una pelïcula para explicar el modo de mejorar la higiene colectiva.

¿Hay algo culturalmente distinto en el

¿Pueden los organismos occidentales de ra-

La proyección en Vicos de una pelicula de edu- cación sanitaria puso de manifiesto que la ima- gen no habïa podido transmitir el mensaje que se querra comunicar, porque se entendió cada escena como una acción distinta. El público no supo advertir conexión alguna entre la pe- lïcula y su propia vida, e interpretó mal todas las caracterïsticas que no se ajustaban plena- mente a la realidad. Cuando se presentaban unos piojos del tamano superior al normal, la conclusión era que se trataba de UM especie animal totalmente distinta. Holmes (1 963) describe la interpretación erró-

nea de ciertos medios visuales en Kenya. Se prepararon expresiones visuales para enseñar la

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construcción de letrinas, el modo de hervir el agua potable y los peligros de envenenamiento y de las li- neas eléctricas de alta tensión. Pero al intentar comprobar hasta qué punto habïa entendido esos me- dios visuales un grupo de kenianos, se observó que algunas imágenes habi'an sido interpretadas inco- rrectamente hasta por el 94 70 de ellos. Al igual que el lenguaje hablado occidental, los sïmbolos vi- suales occidentales no tienenun significado universal.

tados de un modo totalmente distinto al que se pre- tendra. Los datos de los antropólogos proporcio- nan ejemplos de intersección y colisión de sïmbo- los entre varias culturas. varios :

A veces, los sïmbolos visuales son interpre-

Doob (1961) menciona

Se conocen muchos casos de pelïculas que fra- casaron porque no estaban adaptadas a su pii- blico. Una pelïcula educativa, producida en Nigeria y encaminada a enseñar a las madres el modo de lavar a los niños, ofende a las mu- jeres ugandesas: a su juicio, no se debe mos- trar a un niño desnudo, y la cabeza hay que la- varla al principio y no al final. Incluso unos dibujos animados que parecen aceptables de modo universal pueden provocar conflictos. Durante la Segunda Guerra Mundial, ciertos soldados congoleños que veïan por primera vez al Pato Donald lanzaron piedras a la pantalla porque pensaban que se estaban riendo de ellos. "Los animales no hablan" -gritaron-. I' ¿Quién ha visto nunca un pato con un uniforme? . . . Casi todos los que han viajado por el mundo

pueden mencionar otros ejemplos, algunos de ellos humorïsticos y otros molestos e incluso peligrosos. Las anécdotas sugieren la necesidad de efectuar investigaciones sobre lo que algunos llaman ya el "alfabetismo visual".

Dondis (1973) analiza los elementos del alfabe- tismo visual en un libro reciente. explicación del "alfabeto visual", con la esperanza de que los elementos visuales lleguen a colmar la visión de McLuhan de la aldea mundial. Describe la forma, la dirección, la tonalidad, el color, la textura, la escala, la dimensión y el movimiento, considerando que esos elementos son más fácilmen- te inteligibles que las complejidades de la lengua.

La lengua separa y nacionaliza; lo visual aglu- tina. La lengua es compleja y dificil; lo visual es tan rápido como la luz y puede expresar ins- tantáneamente muchas ideas. Esos elementos básicos son los medios visuales esenciales. U n buen conocimiento de sus caracteristicas y fun- cionamiento es la base para una lengua que ha- ga caso omiso de fronteras y barreras. Señala además ciertos aspectos psicofisiológi-

cos de la percepción visual observados en la cultu- ra occidental: tendencia a organizar todas las indi- caciones visuales en las formas más simples posi- bles; propensión a relacionar automáticamente indicaciones visuales que tienen semejanzas identi- ficables; necesidad predominante de equilibrio; conexión imperiosa de las unidades visuales que

Presenta una

tienen un factor de cercada; preferencia por la izquierda y no por la derecha, y por la parte in- ferior y no por la superior del campo visual. Sin embargo, la explicación que da Dondis del alfabe- tismo visual no pretende referirse a la cultura no occidental. Lo que si' consigue es hacernos ver el fenómeno del alfabetismo visual y los muchos factores que lo integran.

La labor de investigación transcultural está empezando a dedicarse a estudiar la percepción visual. Egly (1974) dirigió una investigación en varios paises africanos, en un estudio que él ca- lificó de "exploración pedagógica". La finalidad principal de ese estudio, llevado a cabo con el apoyo de la Unesco y de la Agence de Cooperation Culturelle et Technique (ACCT), consistïa en en- contrar una serie de caracterïsticas, a la vez con respecto a la forma como al contenido, de unos medios didácticos visuales que puedan ser de uti- lidad en un número máximo de paises africanos. Los objetivos secundarios abarcaban otros mu- chos aspectos, entre ellos los siguientes: - sentar las bases paraun futuro manual que con-

tribuya a fomentar la comunicación visual inter- nacional por medio de cassettes o satélites;

- descubrir cómo se recibirán unos programas educativos extranjeros;

- esbozar unas directrices prácticas sobre la pro- ducción de programas para un auditorio muy variado; - mejorar las posibilidades de la televisión trans- cultural en un futuro próximo. ¿Cuáles son los problemas con los que se en-

frenta en el momento presente la televisión educa- tiva transnacional? Tal como Egly y su grupo los vieron, se trata principalmente de problemas peda gógicos (diferencias de método, estilo y plan de es tudios) y culturales (valores, costumbres, matices Será preciso adaptar los programas a las necesida des que existan en el plano local, aunque esos pro- gramas no se produzcan en el mismo païs.

entrañaron la presentación de programas de televi- sión educativa doblados -de Suecia, la Gran-Bretaña, Francia, el Canadá, 1;s Estados Unidos de América, y el Niger- a escolares del Senegal, Dahomey, Gabón, Túnez, Congo y la Costa de Marfil. A lo largo de una semana, los alumnos pudieron ver de cuatro a cinco programas al dïa: 22 en total.

Al entrevistar más tarde a los alumnos y alos maestros, los investigadores llegaron a la conclu- sión de que los programas de televisión habïan sus- citado un nuevo interés entre los alumnos, que re- conocieron que estaban destinados para ellos. de un modo distinto al de la enseñanza tradicional. Esta sensación estimuló su interés y les incitó a tener una participación más activa, incluso después de terminada la semana de instrucción por televisión. Los maestros descubrieron que tenïan un nuevo ti- po de alumno, menos pasivo y que deseaba tener oportunidades de participar y de reaccionar ante la enseñanza que recibïa.

E n términos generales, las investigaciones

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Esos maestros llegaron a darse cuenta de to- do lo que la televisión habïa supuesto para sus alum- nos. Les habïa orientado mediante una experien- cia de percepción visual y les habïa llevado a un nuevo nivel de verbalización. El equipo de inves- tigadores estimó que este efecto de la televisión in- dicaba la eficacia educativa de dicho medio. E n el plazo de una semana, la televisión habïa consegui- do que todos los maestros reflexionaran sobre el tipo de relación que habïan tenido antes con sus alumnos. televisión para los maestros consistió en que los alumnos podi'an aportar algo a la clase y que po- dïan esperar algo de ellos.

cultural el equipo de investigaciónno observó la exis tencia de problemas importantes. fueron eficaces y las dificultades no resultaron in- superables.

Ese estudio conjunto no recurrió a las medidas cuantitativas que caracterizan en general a las in- vestigaciones cientïficas. Sus resultados se obtu- vieron de un modo menos sistemático, mediante ob- servaciones y conversaciones. Sin embargo, su alcance constituye un factor muy positivo. Al abar- car a un número tan grande de parses diferentes, las observaciones del equipo de investigación tie- nen cierto peso. nuevos cauces de investigación para un estudio per- manente de los criterios relacionados con unas di- rectrices aplicables a la transmisión transcultural. Su labor constituye el intento más ambicioso de es- te tipo realizado hasta la fecha.

por un equipo sudafricano guardan una relación di- recta con el tema de las diferencias de percepción visual en personas de diferentes culturas (Duncan, Gourlay y Hudson, 1973). Partiendo de un breve análisis de los trabajos realizados sobre las dife- rencias de percepción transculturales, formulanla hipótesis de trabajo de que esas diferencias están culturalmente determinadas y que no son innatas de un grupo cultural dado. E n sus investigaciones so- bre alumnos de las escuelas, intentaron llegar a una estimación de las reacciones modales de dife- rentes grupos étnicos ante diversas series de estï- mulos visuales, asï como de las variaciones entre esos grupos. Básicamente, presentaron diez Be- ries de imágenes a diez grupos de niflos de ambos sexos: europeos urbanos, bantbes urbanos y rura- les, zulúes rurales y tsongas rurales.

Se confirmó fundamentalmente su hipótesis; dado que se empleaban como estïmulod de percep- ción unas convenciones artfsticas de estilo occiden- tal, teni'a que haber una relación directa entre la respuesta perceptual y el grado de aculturación a la moda occidental. No solamente dio muestras el grupo blanco de una mayor facilidad al interpretar las imágenes en comparación con los grupos ban- túes, sino que además los bantdes urbanos fueron superiores a los rurales.

El gran descubrimiento de la semana de

Por lo demás, en materia de transmisióntrans-

Las emisiones

Los investigadores sugirieron

Por Último, unas investigaciones efectuadas

Hudson y sus colegas llegan a la conclusión de que se requiere una labor de alfabetización visual:

Se podrïa dar un paso más y proponer que, tratándose de grupos que están en una situa- ción de carencia en el plano de las imágenes, deberïan organizarse programas correctivos de ensedanza en materia de percepción gráfica, que les permita utilizar mejor los materiales didácticos ilustrados. E n la actualidad, las prácticas educativas recurren ampliamente a la percepción gráfica y utilizan mucho los me- dios visuales. Por ello, los pedagogos se en- frentan en Africa con el siguiente dilema. O bien han de preparar unos materiales ilustra- dos que se ajusten a la amplia gama de nece- sidades de los diversos grupos étnicos, o bien hay que enseñar a los escolares de todos los grupos étnicos el modo de utilizar esos mate- riales.

ca solución práctica al problema. Si se dispone de la televisión, puede constituir

un elemento capital en lo que se refiere a propor- cionar nuevas experiencias visuales, pero esta ope- ración deberá hacerse de modo gradual. Con harta frecuencia, al introducir innovaciones no se ha te- nido en cuenta la sensibilidad cultural de las perso- nas a las que iban destinadas.

investigaciones como un gran número de anécdotas al respecto indican que los distintos grupos cultu- rales perciben de modo diferente los esti'mulos vi- suales. Según los resultados del grupo sudafrica- no antes mencionado, todo parece indicar que esas diferencias se deben a experiencias visuales dis- tintas. El medio ambiente y la exigencia de la su- pervivencia de grupos diferentes traen consigo que éstos aprendan formas de percepción diversas.

Las consecuencias para la transmisión trans- cultural son bastante evidentes. Es posible pre- sentar imágenes visuales a culturas diferentes, pe- ro habrá que tener en cuenta sus pautas visuales propias. Al someterlos a situaciones visuales nue- vas, los grupos culturales pueden aprender indica- ciones perceptuales comunes y nuevas. Hay que aprender las convenciones y los sïmbolos, pero, de hecho, esto resulta posible en la práctica. No hay nada intrínsecamente imposible en la comuni- cación visual transcultural.

Los productores de televisión interesados por establecer una comunicación útil con grupos que no están acostumbrados a la televisión han de actuar con gran precaución. Las imágenes que empleen deberán ser sencillas y basarse en elementos con los cuales est6 familiarizado el público y desembo- car gradualmente en nuevas experiencias y destre- zas. Los productores no pueden pensar que su pro- pio lenguaje visualvaya a ser entendido, del mismo modo que tampoco pueden creer que van a poder transmitir eficazmente sus propios idiomas hablados.

La segunda variante parece ofrecer la bni-

Por consiguiente, tanto los resultados de las

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Y sin embargo, el lenguaje visual parece ofrecer mayores perspectivas de comunicación universal. Las convenciones de la percepción visual se pue- den compartir más rápidamente que la complejidad del lenguaje hablado. La radiodifusión puede en- sanchar la experiencia de muchos grupos que es- tán actualmente aislados entre sï. mesa que se conoce ya desde hace mucho tiempo. No parece haber obstáculos intrínsecos que coar- tan dicha comunicación en la estructura perceptual de grupos culturales diferentes.

Esta es la pro-

ELDEBATEACTUAL

AI igual que en otros aspectos de la transmisión transcultural, los efectos psicológicos no están bien estudiados y son objeto de un amplio debate. "Plaza Sésamo" -versión en espailol del excelente programa norteamericano para niilos titulado "Se- same Street''- constituye un ejemplo excelente a este respecto. Diversos educadores, investigado- res y otras personas interesadas de muchas zonas han propugnado o combatido la distribución de este programa en América Latina.

EI núcleo del debate radica en las perspecti- vas que unos y otros aplican a éste o a cualquier otro programa. Los partidarios de "Plaza Sésa- mo" albergan la esperanza de que el hecho de en- señar a los niños los elementos básicos del cálcu- lo y del alfabeto surta efectos positivos a largo plazo para América Latina. Quienes se oponen a este criterio se sitúan en un contexto psicológico, destacando la vision mundial que ofrece el progra- ma, y critican a los productores por no haber sa- bido darse cuenta (o, en ocasiones, por darse de- masiado cuenta) de esa visión mundial. Armand Mattelart (1 974) defiende decididamente esta tesis.

Como puede ver el telespectador chileno de lunes a viernes a las 6 de la tarde, "Sesame Street -Plaza Sésamo" no contiene más men- sajes explícitos que los estrictamente pedagó- gicos. Por supuesto, en este nivel es justo preguntar (y sabemos de antemano que la res- puesta a esta pregunta será negativa) si existe una finalidad o mensaje "estrictamente pedagó- gico" o, en otras palabras, neutral. E n todo caso, "Plaza Sésamo" no lanza consigna algu- na. Como escribía en uno de los Últimos nú- meros ese entusiasta propagandista suyo que es "El Correo de la Unesco", se ha propuesto simplemente enseñar a los niños el alfabeto, los números y los rudimentos de la aritméti- ca con objeto de ampliar su vocabulario y de estimular su capacidad mental.

mundo que rodea a Plaza Sésamo. muy pronto, que se trata de un mundo muy es- pecial. Y que, como todo lo demás, queda de- finido por sus caracterïsticas más triviales, "más inocentes" y "más neutrales".

Seria preferible decir: contemplemos el Veremos,

Ahora bien, lo interesante es que toda esa ins- trucción que se proporciona junto con la ense- ñanza de los numeros y de las letras no resul- ta fácil de refutar. han de "abrir los ojos y contemplar el mundo que les rodea". do con esta finalidad (y, en este sentido, la palabra "neutralidad" parece cada vez menos defendible) es el mundo de la clase media norte- americana del que surgen las cifras y las le- tras para los niños y que "Plaza Sésamol'pre- senta a los niños de América Latina. Este punto de bista no carece de fundamentos

Se sugiere que los niños

El mundo que ha sido escogi-

empíricos. Greenberg(l97O)y Colomina de Rivera (1968) llevaron a cabo dos estudios que ponen de manifiesto que la televisión puede ser un vehi'culo para una imaginación escapista. Colomina de Rivera tomó como muestra 1.000 amas de casa de Maracaibo (Venezuela) y observó que habïa una re- lación positiva entre la identificación con las tele- novelas y las radionovelas y un nivel social y eco- nómico bajo. Las mujeres pobres utilizaban la radio y la televisión como modo de hacer frente a una dificil situación en la vida. Las novelas les daban la oportunidad de escapar del lúgubre mun- do que las rodeaba. EI autor crizicó este resulta- do, por estimar que a los pobres de Maracaibo ha- bría que incitarles a liberarse de su pobreza cam- biando su situación en la medida de lo posible, y no ayudándoles a fantasear sobre los otros mundos de riqueza y de ficción que les ofrecen esas novelas.

Greenberg estudió a los pobres de las ciuda- des norteamericanas, en especial los de raza ne- gra, en función de su utilización de los medios de comunicación social y del cometido de éstos en su vida. Llegó a la conclusión de que las personas de ingresos limitados ven muchos más programas de televisión que el resto de la sociedad norteame- ricana; los pobres empiezan a ver los programas a primera hora de la mañana y siguen hasta Últi- mas horas de la noche. Los negros pobres, en especial, emplean la televisión como fuente de in- formación social o de emociones, pero los resul- tados no permiten llegar a la conclusión de que la televisión puede contribuir a reducir la ansiedad al permitir una fácil evasión a un mundo de fanta- sia. Asï pues, el estudio de Greenbergsólocorro- bora el de Colomina de Rivera parcialmente, aun- que formula otras observaciones interesantes:

El análisis del contenido de los programas de televisión ha puesto de manifiesto que el mun- do de la televisión está desorbitado y hace hin- capié sobre todo en los valores y medios de la clase media-superior blanca. A menudo, los negros ocupan en esos programas puestos de trabajo y papeles de categoría inferior. Hasta hace poco tiempo, no figuraban nunca en los anuncios. Por ello, la televisión -que es el principal >ïnculo de comunicación entre la so- ciedad mayoritaria y el peto de los pobres y los negros- da, en el mejor de los casos, una

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visión deformada. Hay ciertos datos que indi- can que, últimamente, la televisión ha fomen- tado la participación politica entre los negros. Sin embargo, la conclusión general es que el contenido de esos medios de comunicación so- cial contribuye muy poco a suprimir -y, de he- cho, puede estimular- el aislamiento de los pobres y de los negros del gueto con respecto a la sociedad mayoritaria. Resulta evidente que, en ninguna de las catego-

rïas de los pobres urbanos, encaja la televisióncon su medio ambiente. La televisión procede de otra cultura y pide a los telespectadores que entren en ella por procuración. La crïtica de Mattelart se- rïa que la televisión no crea entre las comunidades pobres UM conciencia polïtica que les permita ha- cer frente a su propia situación.

La pauta de comunicación en estos dos casos, y en el de la comunicación social en general, es unilateral, en el sentido de que un grupo de produc- tores efectúa la mayor parte de las actividades de emisión y un gran público la mayor parte de las ac- tividades de recepción. Esta pauta tiene consecuen- cias muy directas. Bavelas y sus colegas (Leavitt, 1951) pusieron claramente de manifiesto, en unos grupos de laboratorio, algunos de los resultados de ciertas pautas de comunicación. Demostraron que la posición que se ocupa en una pauta de comu- nicación determina en gran medida tanto el supues- to de ciertas funciones de grupo como la probabili- dad de ser percibido como dirigente. E n otras pa- labras, las pautas de comunicación nos aclaran considerablemente la estructura de las relaciones en un grupo dado. La comunicación social tiende a reducir al minimo la participación del público; los productores desempeñan la función directora. Predomina la uniformidad, en una situación en la cual no se solicita la espontaneidad del público.

¿Es deseable la uniformidad, o convendrïa asignar la prioridad a una mayor espontaneidad? Esta pregunta tiene dos facetas, especialmente en lo que se refiere al empleo de los medios de comu- nicación social en los païses en desarrollo. Beeby (1966) ha distinguido cuatro fases en el procesoedu- cativo: únicamente la cuarta, o más adelantada, entraña una auténtica participación de los estudian- tes*. A su juicio, los sistemas de educación tie- nen que pasar por las cuatro fases, de modo talque hay ciertos momentos en la historia de una nación en los cuales, según Beeby, es justo y necesario que el sistema de instrucción sea totalmente uni- forme.

Richard Sherrington (1973) glosa el concepto de Beeby y aplica la utilización de las técnicas de la tecnologïa de la comunicación a estas cuatro fa- ses. en un nivel inferior en su sistema de educación, y que la utilización de la tecnologia en ellos será di- ferente a la que corresponde al sistema de educa- ción de un pais desarrollado. Este último tipo de païses pueden fomentar un mayor espïritu creador; en cambio, los parses menos desarrollados han de

Destaca que los parses en desarrollo están

preparar a sus estudiantes para ocupar ciertos puestos muy precisos de la economia. Las ideas de Sherrington son muy incitantes.

Politica y económicamente, tiene sentido fo- mentar (y, a veces, imponer) la uniformidad en el sistema de educación en los niveles in- feriores de desarrollo.

Como es lógico, esto plantea problemas a efectos de la introducción de innovaciones educativas. No es posible que el desarrollo surja en un solo sector del sistema, incitan- do con ello a los demás a replantearse sus condiciones.. . Por consiguiente, no hacefal- ta recurrir con demasiada frecuencia a las mentes más lúcidas de la profesión docente en la organización de los sistemas de educa- ción, ya que esto puede plantear más proble- mas de los que resuelva, en el caso de unsis- tema uniforme.

Y sin embargo, paradójicamente en la si- tuación de desarrollo de la educación de nivel inferior es donde existen las condiciones que los tecnólogos de la educación consideran idea- les.. . Precisamente porque el sistema está controlado de un modo centralizado, tiene una cierta unidad, y la introducción de la tecnolo- gïa puede influir inmediatamente en todo él, en vez de seguir siendo una actividad margi- nal. Precisamente porque el sistema es na- cional, uniforme y autoritario, la tecnologïa tiene la distribución generalizada que necesi- ta. E n el plano educativo, no puede producir tensiones ya que ha de actuar dentro de los li- mites del sistema.

Lo más importante consiste en darse cuen- ta de que el sistema, dentro del cual ha de ope- rar la tecnologïa, es diferente del del cuarto nivel de desarrollo.. .

No hay que traspasar la tecnologia a los païses en desarrollo como un auxiliar educa- tivo semejante a los libros de texto y a los grá- ficos murales, un sistema de educación total.

sino como un elemento más de Como se dice

* Primera fase: personal docente mal formado, plan de estudios impreciso, aprendizaje m e morïs tico.

Segunda fase: personal docente bastante bien formado, plan de estudios rigido y no adap- tado a la situación, estudiantes pasivos.

Tercera fase: personal docente mejor forma- do, seguro de si mismo en el sentido de enriquecer y adaptar el plan de estudios, plan de estudios adaptable, estudiantes más activos.

Cuarta fase: personal docente bien instruido y preparado, una gran proporción de ini- ciativa y participación de los estudiantes, plan de estudios individualizado.

en un informe de la Unesco-IIPE: “Hallegado el momento de que los planificadores abando- nen el talante teórico restrictivo que formula preguntas como la siguiente: ¿Qué puede ha- cer la televisión? ¿Qué puede hacer laradio? ¿Qué puede hacer el cine? ¿Qué puede hacer la instrucción programada? Estas preguntas deberïan sustituirse por las siguientes: ¿Cuál es el problema que deseamos resolver y sus condiciones propias? ¿Qué sistema combina- do de instrumentos didá-cticos y de experien- cias discentes permitirán resolverlo del modo más eficaz posible? El modo que tiene Sherrington de concebir la

aplicación de la tecnología de la comunicación pa- rece consistir en que las decisiones se tomen en un nivel superior para las personas que están en un nivel inferior. Critican esta postura muchas personas cuya filosofïa de la educación requiere una participación de los alumnos, cualquiera que sea el nivel. E n particular, en Pedagogy of the Oppressed, Paulo Freire considera que el proceso educativo forma la visión del mundo que tiene el alumno, y no solamente su capacidad académica. Por consiguiente, la estructura del proceso tiene implicaciones psicológicas básicas (Sherrington estarïa de acuerdo con esto, pero llegaría a una conclusión diferente con respecto al interés de esas implicaciones). A juicio de Freire, si el sis- tema de educación fomenta la uniformidad y la adopción de decisiones únicamente en el nivel supe- rior, fracasa en lo que se refiere a ensetïar elele- mento más básico, a saber, que cada persona pue- de tomar decisiones con respecto a su propia vida.

En sus formas de transmisih más habituales, que son la radio y la televisión, la tecnologia de la comunicación impone una estructura muy precisa al proceso de comunicación. Cuando se emplea es- ta tecnología en el sistema de educación, la estruc- tura pasa a formar parte del sistema de educación. Desde un punto de vista psicológico, ¿cuáles son exactamente los efectos de esa estructura? ventajas superan a los inconvenientes en la vertierr te psicológica? ¿O será tan importante y tan bási- ca la postura psicol’ógica del oyente que los resul- tados del aprendizaje no valgan el precio que se pa- ga por ellos?

antes de 1964 parece confirmar sus tesis. Freire pudo inculcar una conciencia crïtica a adultos, a la vez que les ensefTaba los elementos básicos de la alfa- betización. Las investigaciones realizadas con pe- queaos grupos, como, por ejemplo, las de Bavelas y Leavitt, tienden a afirmar que, cuando la comu- nicación es unilateral o está dominada por una sola persona, las relaciones sociales no se producen en un plano de igualdad. Surge una situación de de- pendencia. ción guarda una gran relación con la imagen que

¿Las

La propia experiencia de Freire en el Brasil

La estructura del marco de comunica-

tienen de si mismos los participantes en relación con los demás.

Freire (1970) explica sus ideas sobre lo que debería ser la estructura del proceso educativo. Leyendo sus escritos, podemos advertir el deba- te que se plantea cuando se comparan los concep- tos de Freire, con los de Sherrington. Freire describe un tipo de educación en la cual el profe- sor “narra“ información y los estudiantes reciben lo que les explica.

La narración (actuando el profesor como na- rrador) lleva a los estudiantes a aprender me- cánicamente de memoria el contenido narrado. Más grave todavïa es que les convierte en “re- ceptáculos“, en “recipientes” que ha de “lle- nar“ el maestro. Cuanto más completamente llene esos recipientes, mejor maestro será. Cuanto más mansamente acepten los recipien- tes ser llenados, tanto mejores estudiantes serán.

Asï pues, la educación pasa a ser sinóni- m a de depositar, siendo los estudiantes los depósitos y el maestro el depositario. E n vez de comunicar, el maestro emite comunicados y efectúa depósitos que los estudiantes reci- ben, aprendende memoria y repiten paciente- mente. Este es el concepto “bancario“ de la education, en el cual el margen de acción que se deja a los estudiantes consiste únicamente en recibir, archivar y almacenar. Es cierto que tienen la oportunidad de compilar o de ca- talogar las cosas que almacenan. Pero, en definitiva, lo que se llena realmente es el pro- pio hombre, debido a la falta de espïritucrea- dor, de transformación y de conocimientos de este sistema que, en el mejor de los casos, cabe calificar de mal orientado. En efecto, los hombres no pueden ser verdaderamente humanos si no efectúan una labor de búsqueda, si se les separa de la praxis. El conocimien- to surge únicamente de la invención y de la reinvención, mediante la búsqueda incansable, impaciente, constante y esperanzada que efec- túan los hombres en el mundo,con el mundo y unos con otros. El contenido del debate resulta manifiesto.

Por un lado, están quienes consideran que la tec- nología de la educación resulta especialmente apro- piada para una población situada en un nivel infe- rior de desarrollo educativo, y necesaria para que esa población pueda alcanzar un nivel de capacidad creadora. Por otro, hay quienes afirmanque, utili- zando de este modo la educación, y a fortiori la tec - nologi’a de la educación, es imposible que el público llegue a tener una capacidad creadora propia; tiene que formar parte del proceso educativo, en el sen- tido de participar en 61, para que pueda haber real- mente educación. La estructura del proceso cons- tituye UM parte esencial de sus resultados.

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ESTUDIOS SOBRE LOS EFECTOS DE LA COMUNICACION

¿De qué tipo de datos disponemos sobre los efectos psicológicos de la transmisidn transcultural? ¿Cabe formular deducciones a partir de estudios que ten- gan alguna relación con el análisis de esos efectos?

McMenamin (1974) examinó la imagen del per- sonal docente que presenta la televisión. Es decir ¿actúa en la televisión el maestro de un modo dis- tinto que en el aula de clase, o bien la clase televi- sada no se diferencia en nada de una clase "real"? McMenamin quiso saber si las caracterïsticas de la personalidad del maestro de televisión quedan reforzadas o debilitadas, amplificadas o disminui- das, a juicio de los telespectadores. Sus resulta- dos le indicaron que el maestro pierde eficacia en la clase de televisión, en comparación con la ima- gen que tienen de 61 quienes le ven en persona. En la presencia personal del maestm hay algo quë da a su mensaje un cierto dinamismo, que se pierde al televisar el mensaje. El maestro de televisión tiene que ser mucho más vigoroso y dinámico para poder alcanzar el mismo nivel que un buen maes- tro en un aula de clase.

lespectador anade algo de su propia cosecha a la imagen del profesor de televisión, precisamente porque no es el mismo tipo de imagen que proyec- ta el maestro corriente.

. - _.

McMenamin señala en su conclusión que el te-

E n televisión, la personalidad "real" es con- templada a través de una matriz diferente de relaciones sensoriales y se la ve como algo diferente de su homólogo "electrónico". Se compensa la falta de la presencia viva, pero a expensas del L igor. Al "guarnecer" la ima- gen electrónica, llenar los espacios en blanco y extrapolar la figura bidimensional más allá de los limites del marco, el telespectador in- terviene activamente. Crea una persona viva a partir de la imagen electrónica, al "leerl'en esa imagen más de lo que contiene. El cam- bio de las relaciones sensoriales trae consigo un cambio de percepción, Aunque no es este tipo de participación al que

se refieren Freire y otros autores, modifica cier- tamente en cierto grado la teoria de que el teles- pectador no es activo. Sin embargo, sigue sien- do alguien que reacciona ante la imagen televisada.

Stanley Milgram y sus colegas (1973) llevaron a cabo una serie de experimentos para estudiar los posibles vinculos entre la televisión y el comporta- miento antisocial. Mediante una serie de planes experimentales, presentaron una secuencia que sugerïa el robo, y tras ello, se las arreglaron pa- ra que los sujetos estuvieran en unas condiciones en las cuales resultaba perfectamente posible ro- bar. Mediante muchas condiciones diferentes y utili- zando varios grupos de sujetos, los responsables del experimento intentaron buscar un comportamiento

antisocial, pero no pudieron encontrar una co- nexión firme entre la secuencia de la televisión y el comportamiento subsiguiente. "Hicimos todo lo que pudimos para encontrar efectos imitativos pero, en conjunto, nuestra búsqueda sólo dio re- sultados negativos.

Ese estudio permite dudar aún más de la idea de que la televisión sea automáticamente eficaz con su mensaje, especialmente cuando se trata de un mensaje antisocial. Aunque se han realizado muchas investigaciones sobre los efectos de un comportamiento antisocial con respecto a los con- sumidores de medios de comunicación social, y si bien es evidente que al menos algunos telespec- tadores (en particular los nifios) pueden imitar lo que ven, sigue siendo cierto que la mayori'a de las personas, incluidos los niños, oponen resistencia a las sugerencias negativas de lo que se les ense- Aa. Del mismo modo que otras inrestigaciones anteriores pusieron de manifiesto que el público no queda automáticamente convencido por las cam- pañas de publicidad, asï también el estudio de Milgram y otros varios demuestranque el compor- tamiento antisocial no cala en la inmensa mayorïa del público. Por consiguiente, hay que matizar las generalizaciones que se formulan con respecto a los efectos de los medios de comunicación social. Los datos correspondientes a dichos efectos no son en modo alguno inequïvocos.

Cabria también mencionar ciertas observacio- nes que no están basadas en datos experimentales sino en la experiencia y en anécdotas precisas. Lloyd Bostian (1 970) presenta algunas hipótesis sobre la circulación de informaciónen las socieda- des no industrializadas, principalmente rurales. Centra su atención en los mensajes de comunica- ción social y en la circulación de doble sentido. Según Bostian, en las sociedades de este tipo, los mensajes que transmiten los medios de comunica- ción social normalmente carecen de influencia sim- plemente porque se presenta muy poca información útil y la gente no piensa recibir una gran informa- ción instrumental por conducto de esos medios. Por consiguiente, rara vez se produce una circu- lación de doble sentido; los dirigentes no están acpstumbrados a obtener información de los me- dios de comunicación social. Ahora bien, si el contenido de estos medios tiene una clara utilidad o interés en el plano local, entonces la circulación de doble sentido se produce en un nivel superior que en los palses desarrollados. Esto se debe a que, en las sociedades rurales no desarrolladas, la comunicación normal tiene carácter personal y local.

Bostian sugiere asimismo que, en estas socie- dades, la influencia es un motivo importante de re- transmisión de información. Es decir, la mayor parte de la información se transmite debido a un elemento persuasivo. Hay UM pequeña proporción de información buscada y UM gran proporción de

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información compartida. Esto facilita la transmi- sión de influencia y de información influyente, en contraposición a la retransmisión de noticias pro- piamente dicha. Pero Bostian solamente sugiere todas estas generalizaciones sin darles carácter definitivo. "Como ninguna queda respaldada por datos suficientes, han de constituir todas ellas hi- pótesis aplicables en futuras investigaciones sobre la circulación de doble sentido". Sus ideas confir- maron el carácter apresurado de la hipótesis de que, en las zonas no desarrolladas, la circulación de información se ajusta a los modelos descubier- tos por investigaciones realizadas en otros paises.

misión transcultural, Atta Koffi (1973) afirma que: Al examinar los posibles efectos de la trans-

su

. . . la coexistencia de dos culturas diferentes solamente es fecunda si quienes tienen un ni- vel técnico inferior están en condiciones de analizar la otra culturay de distinguir entre sus elementos positivos y los superficiales lo cual excluye al 75-90 70 de la población de Africa, ya que los más informados son preci- samente los que viven en las ciudades. Koffi expresa ideas muy s6lidas, basadas en

Edmund Carpenter (1972) ha observado la reac- propia experiencia en el ambiente africano.

ción de grupos tradicionales ante innovaciones de comunicación social. En sus giras de estudio an- tropvlógico en Nueva Guinea, pudo ver unas reac- ciones que le incitaron a poner en tela de juicio la introducción al por mayor de innovaciones de ese tipo. Sio, situada en un lugar montañoso y muy remoto, al que sólo van a veces misioneros o soldados o agentes del Gobierno, y expone los resultados que de ella se derivaron.

Describe una visita que realizó a la aldea de

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Los misioneros visitan Si0 muy a menudo; un maestro local tiene un pequeño número de alum- nos; hay buhoneros que venden hachas de ace- ro. Y sin embargo, Si0 sigue estando muy le- jos de los centros occidentales. mos, todavïa empleaban esas hachas de acero pero nadie habïa visto nunca un magnetófono o una máquina fotográfica.

Dimos a cada habitante una fotografia suya en Polaroid. Al principio, no entendieron na- da. Las fotografïas eran en blanco y negro, planas, estáticas, inodoras, es decir, muy ale- jadas de la realidad que ellos conocen. que enseflarles a "leerlas": yo les señalaba la nariz, después de tocar la suya propia, etc. A menudo, uno o más nidos se inmiscuïan en la conversación, miraban fijamente la fotogra- fïa y luego al sujeto y gritaban: ''¡Eres tú!".

Poco a poco, el sujeto indicaba por la ex- presión de su cara que empezaba a reconocer- se y a sentir miedo. De pronto, se tapaba la boca, ocultaba la cabeza entre las manos y se volvïa de espaldas. Después de esta primera reacción de asombro, que a veces se repetïa varias veces, se quedaba transfigurado, con- templando su imagen, y solamente se podïa

Cuando llega-

Hubo

advertir su tensión por las contracciones de sus músculos abdominales, o bien se retira- ba del grupo, apretando la fotografia contra el pecho, sin enseñársela a nadie, escabu- lléndose para poder estudiarla a solas.

Filmamos estas reacciones unay otra vez, en particular a los hombres que se retiraban a un lugar apartado, se sentaban aislados e in- móviles, a keces durante veinte minutos, sin retirar prácticamente la vista de su retrato.

Cuando proyectamos pelïculas de sus ve- cinos, se produjo un verdadero pandemonio. Reconocieron las imágenes en movimiento de la pelïcula mucho más deprisa que las de las fotografïas.

lïcula fue un fenómeno totalmente diferente. Para ello se requerïa una pequeña proeza lo- gïstica -enviar el negativo para que lo revela- ran y esperar a recibirlo de nuevo-, pero va- lia la pena.

se miraban a sí mismos, y este silencio sola- mente quedaba quebrado por la identificación susurrada de las caras que aparecïan en la pantalla.

nes, utilizando pelïcula infrarroja, en particu- las el terror de la autoconciencia que se ponïa de manifiesto en un temblor incontrolado del estómago.

El magnetófono les desconcertó. Cuando lo puse en marcha por primera vez, saltaron bruscamente al oir su propia voz. Entendïan lo que oïan pero no reconocïan su voz y grita- ban, desconcertados y despavoridos.

Pero, en un espacio de tiempo asombro- samente breve, estos aldeanos, incluidos los niños, y hasta algunas mujeres, empezaron a filmar ellos mismos, a fotografiarse en Pola- roid y a jugar interminablemente con los mag- netófonos. trato y los hombres lo llevaban al descubierto, sobre la frente.

Cuando volvimos a Sio, meses más tarde, pensé en un primer momento que nos habïamos equivocado de camino. No reconocïa aquel lu- gar. Habïan reconstruido varias casas con un nuevo estilo. Los hombres llevaban trajes euro- peos y actuaban de un modo muy diferente. Al- gunos de ellos se habïan ido, rïo abajo, a un poblado estatal, "deambulando entre dos mun- dos: uno de ellos muerto, y el otro sin fuer- zas para nacer''.

E n un solo movimiento brusco, habïan sa- lido de la existencia tribal y se habïan conver- tido en individuos despegados, solitarios, frus - trados y que ya no se sentïan a gusto en ningu- na parte.

El acontecimiento de nuestra visita preci- pitó esta crisis. No se trata de nuestra pre- sencia sino de la aparición de nuevos medios

El hecho de verse a sï mismos en una pe-

Se producía un silencio absoluto cuando

Fotograflamos y filmamos esas reaccio-

Habïan perdido el miedo a su re-

de comunicación. Un pueblo más aislado hu- biera quizás quedado menos afectado, o qui- zás nada en absoluto. Pero los habitantes de Si0 eran vulnerables. bïan ido abanzando progresivamente hacia la cultura occidental. Nuestra demostración de los medios audiovisuales fue la gota que hizo desbordar al vaso. Cuajaron de pronto unos cambios ocultos y afloraron a la superficie.

El efecto fue una alienación instantánea. Su espi'ritu y su sensibilidad, liberados de las trabas tribales, crearon una nueva identidad, a saber, el individuo privado. Por primera vez, cada hombre se concebïa a sïmismo y a su medio ambiente claramente, y veïa que eran inseparables.

Durante un decenio, ha-

EnThe Tower and theAbyss, Erich Kahler mencioña e1 efecto final sobre los soldados ale- manes de la Segunda Guerra Mundial de un si- glo de condicionamiento alienador: incluso du- rante el combate, no daban muestras de emo- ción, ni de temor, ni odio: "caras petrificadas en máscaras de muerte".

Cabe preguntar inmediatamente si alguien tiene derecho a hacer esto a otro ser humano, cualquiera que sea la razón que le incite a ello. Si es dolorÖso responder esta pregunta cuando se concibe la situación en un microcosmos, ¿cómo contestarla cuando se trata de emiso- ras de radio que llegan todos los di'as a cien- tos de miles de persbnas, en virtud de un pro- ceso que nadie ha examinado, llevado a cabo a ciegas? Carpenter se refiere al cambio que experimen-

ta una persona cuando se reconoce como individuo, independientemente de su medio ambiente y de su tribu. E n su experiencia, los medios audiovisua- les fueron un factor de catalización de ese proceso. Pero 61 matiza el carácter universal de dicha reac- ción, al señalar que unas tribus que vivieran en fa- ses distintas reaccionari'an de diferente modo.

CONCLUSIONES

Tanto el debate en curso sobre los efectos de la transmisión transcultural como las pocas investi- gaciones realizadas hasta el momento sugieren la necesidad de efectuar estudios más precisos antes de que podamos disponer de datos sólidos sobrelos efectos psicológicos de este tipo de transmisión. El tema entraña tantas variables distintas en rela- ción con tantos grupos distintos de personas que no parece probable llegar a una respuesta fácil, por muy importantes que sean las investigaciones que se realicen al respecto.

Sin embargo, los datos existentes sugieren ciertamente que el poder relativo de las partes implicadas en una operación de comunicación re- percute fuertemente en la percepción de sï mismo que tiene el pbblico. la recepción pasiva de materiales de radiodifusión

La falta de participación 7

es un elemento constitutivo del proceso de comu- nicación; pero, como ya hemos visto, incluso es- to se presta a interpretaciones diferentes con res- pecto a su conveniencia. Del mismo modo quelos negros norteamericanos rara vez tienen la ocasión de ver programas de radiodifusión que les presen- ten, en su propia casa, su experiencia vital, asï también los grupos que no intervienen en la pro- ducción y que no están en contacto con el estilo de vida de los grupos que producen los -programas no se identificarán probablemente con lo que vean y oigan por conducto de los medios audiovisuales.

Si bien es cierto que hasta el momento sólo disponemos de sombras sobre el muro, también lo es que esas sombras no son ya tan borrosas. Parecen reflejar algo muy real y de un modo muy fiel. El mundo actual contiene muchas situacio- nes de transmisión transcultural, y en la mayori'a de ellas quienes intervienen son muy distintas en- tre sïy también en lo que se refiere a su nivel de participación. Aunque se puede y se debe realizar más investigaciones al respecto, también es posi- ble y necesario meditar ya desde ahora sobre lo que resulta deseable en materia de transmisión transcultural. Hay que describir más detallada- mente los efectos psicológicos de los medios de comunicación que son hipotéticamente posibles y, tras ello, formular juicios de valor sobre esos efectos.

tes de realizar en gran escala actividades de trans - misión transcultural, mediante interesantes expe - rimentos de simulación. Una realización mal do- cumentada tiene un cierto dinamismo y dificulta la "desrealización" si la investigación pone de manifiesto la existencia de problemas.

problema de los efectos de la transmisión trans- cultural:

Se podrran llevar a cabo investigaciones, an-

La experiencia de Carpenter le sensibilizó al

El dilema que observé en Nueva Guinea es el siguiente: m e habi'an pedido que encontra- ra nuevas formas de utilización eficaces de los medios electrónicos, y sin embargo yo desconfiaba de esos medios. Habïa trabaja- do con funcionarios públicos que, aun siendo muy bien intencionados, aspiraban a utilizar esos medios con fines de control humano. Pa- ra ellos, eran instrumentos neutrales y se consideraban a si' mismos como hombres en quienes se podi'a confiar, en el sentido de que iban a utilizarlos con humanidad. Yo veía el problema de otro modo.

A mi juicio, los medios son tan potentes que realmente devoran las culturas. sidero como ambientes invisibles que rodean y destruyen ambientes antiguos. La sensibi- lidad ante los problemas del conflicto y la con- quista cultural carece de todo sentido a este respecto, ya que los medios de comunicación social no tienen favoritos: conquistan e s las culturas. y presentanloantiguoal guardarlo en peli'cuias

Los con-

Se puede afirmar que conservan

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y cintas magnetofónicas, pero esto es un mero artificio, un juego de manos y resulta posible cuando la gente mantiene su mirada fija en el contenido.

que ponen fuertemente de relieve la necesidad de conocer mejor los efectos de los medios transcul- turales y se oponena que nos sintamos contentos con la actual situaciónindiferenciada de nuestros cono-

Afirmaciones como ésta y otras muchas son las cimientos, que no son sino sombras sobreunmuro.

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Efectos políticos de la transmisión transcultural

Los problemas relacionados con los efectos de la transmisión transcultural son más acusados en el sector polïtico que en los antes examinados en el presente estudio. E n los últimos años, se ha in- tensificado este debate al acercarse más a la rea- lidad la perspectiva de UMS emisiones directas desde el espacio. El elemento esencial del debate consiste en la clara percepción de que la comuni- cación es una forma de poder y que el control de los mecanismos y del contenido de los sistemas de comunicación de un pars permite a unos intereses creados, ya sean públicos o privados, controlar aspectos importantes de la estructura de adopción de decisiones de la sociedad, asi como los sïmbo- los culturales y poiïticos que mantienen ensambla- da a una sociedad dada.

La mayorïa de las naciones del mundo siguen ejerciendo un control directo de las emisiones de radio y televisión. to número de objetivos. Para todos los gobiernos re viste una importancia capital el mantenimiento del orden social. Al controlar el acceso a las on- das, el Estado se protege de los elementos disiden- tes de la población que quizá deseen impugnar pÚ- blicamente la legitimidad o la autoridad de un go- bierno dado y, por consiguiente, socavar su poder. El deseo de establecer y proteger la identidad na- cional es otra razón por la cual la mayoria de los estados han ejercido históricamente un riguroso control patrimonial de los medios de radiodifusión. Especialmente en los estados multiculturales, se pretende que las redes de televisión presenten una imagen integrada nacional de la sociedad y que CO* trarresten las fuerzas centrïfugas derivadas de con- sideraciones diversas y a menudo contradictorias en los planos lingüïstico, cultural y polïtico. Ade- más, se recurre a menudo a los medios de radio- difusión para llevar a cabo importantes tareas de instrucción y socialización al servicio del Estado. Al movilizarlos en pro de la educación, la sanidad, la planificación de la familia, etc., la administra- ción pública no solamente intenta difundir una in- formación vital sino también respaldar los inten- tos de evolución social en el plano local. Aunque

De este modo persiguen uncier-

los proyectos de este tipo solamente han tenido un éxito relativo, los planificadores de todo el mundo siguen dedicando importantes recursos humanos y materiales a la preparación y realización de estra- tegias de desarrollo que entrañan el empleo de me- dios de comunicación social.

Con este trasfondo de la seguridad nacional y del interés por la integridad cultural de los Esta- dos, las perspectivas de transmisión directa des- de satélites por encima de las fronteras naciona- les ha suscitado problemas politicos muy comple- jos e impresionantes, debate sobre este tema han sido las Naciones Uni- das, y sus organismos, en especial la Unesco, la Subcomisión Jurïdica de la Comisión sobre la uti- lización del espacio ultraterrestre con fines paci- ficos y el Grupo de Trabajo sobre los satélites de transmisión directa, que es un órgano pluridisci- plinario de la citada Comisión. Aunque estas or- ganizaciones han trabajado esforzadamente en los últimos años para acotar los numerosos problemas técnicos, asï como politicos, que entraña la orga- nización de la transmisión desde el espacio, su mandato ha quedado a menudo enturbiado en cier- to modo por los principios y metas contradictorios expuestos en la Carta de las Naciones Unidas y en otras proclamaciones internacionales análogas. E n la Carta de las Naciones Unidas, por ejemplo, se parte del principio de que no se puede "interve- nir en los asuntos que son esencialmente de la ju- risdicción interna de los Estados" y, sin embargo, en el articulo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos se afirma que "todo individuo tiene derecho a.. . deinvestigary recibir informa- ciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limita- ción de fronteras, por cualquier medio de expre- sión". Aunque el articulo IX de la "Declaración sobre los principios rectores del empleo de las transmisiones por satélite para la libre circula- ción de la información, la dihsión de la educación y la intensificación de los intercambios culturales" adopta una posición más moderada, al sugerir que los Estados "teniendo en cuenta el principio de la libertad de información, se pongan previamente

La tribuna principal de este

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de acuerdo o favorezcan la concertación de acuer- dos sobre las transmisiones por satélite destina- das directamente al público de otros parses distin- tos del païs de origen de las transmisiones", mu- chos observadores informados están de acuerdo con Marcel Berençon (1973) en que todo este pro- blema queda enturbiado por el hecho de lo que se propone oficialmente en un artïculo o proclamación internacional es a menudo pasado por alto o contra- dicho en otrol).

Más allá de los ideales y principios expresados en las proclamaciones internacionales y de los que se hacen eco los documentos expositivos presenta- dos por diversos païses a los órganos de las Nacio- nes Unidas sobre el futuro de las transmisiones di- rectas por satélites, se plantea un conflicto entre dos valores esenciales: el derecho soberano de los Estados en los asuntos relacionados con la comuni- cación por encima de las fronteras nacionales y la libre circulación de la información. de los paises rinden homenaje a ambos valores pe- ro, examinando más detenidamente las posiciones propugnadas y las votaciones en la Asamblea Mun- dial, se observa una clara preferencia por uno de ellos. E n el resto de la presente sección, exami- naremos las diferencias esenciales entre las dos posiciones axiológicas, la razón de tales diferen- cias, ylas posibles razones y estrategias para ar- monizarlas en los ados venideros.

soberanïa de los Estados con respecto a las trans- misiones directas por satélite se ven a s ï mismos en una situación económica y políticamente depen- diente con respecto al número relativamente peque- no de païses que cuentan con las posibilidades tec- nológicas y la capacidad financiera de construir, lanzar y mantener tales satélites. U n número cre- ciente de polïticos del Tercer Mundo temen que la dependencia de sus parses con respecto a una tecno- logia y programación de radiodifusión extranjeras se intensifique en el futuro si no se toman medidas desde ahora para desarrollar y proteger la indus- tria nacional de la comunicación. Según Armand Mattelart (1972), Theotonio Dos Santos (1970) y otros cri'ticos de la situación actual, la incapaci- dad de encauzar la marea de la tecnologïa impor- tada contribuirá únicamente a reforzar la "sensa- ción de pesadilla" de que las decisiones básicas re- lativas a la poli'tica de la comunicación seguirán siendo tomadas por extranjeros2). El sentido de vulnerabilidad que perpetúa la desigualdad de acce- so a la tecnologïa de los satélites es el tema polïti- CO más común que aglutina a los partidarios de un fuerte enfoque nacionalista del desarrollo y control de la transmisión directa desde el espacio.

La situación de dependencia de los sistemas de televisión del Tercer Mundo con respecto a los pro- gramas importados ha sido denunciada ya hace ados, pero tan sólo en los últimos tiempos se han acumu- lado datos e investigaciones que permiten cuantifi- car el grado de tal dependencia. tudio de la Unesco (1974), unos investigadores de

La mayoria

Muchos partidarios de la tesis de la estricta

E n un reciente es-

la Universidad de Tampere (Finlandia) cifraron la proporción entre la circulación de comunicación entre los paises occidentales y el mundo en desa- rrollo en 100:1, equivaliendo las ventas al extran- jero de programas de televisión norteamericanos a 100. O00 horas al ado3). Análogamente, se ha calculado recientemente que "Bonanza", serie muy popular sobre el Oeste norteamericano, protagoni- zado en la tosca y agitada familia Cartwright, es la experiencia cultural más difundida en el plano mundial. Todas las semanas, ven "Bonanza" unos 400 millones de telespectadores, y sus 359 episo- dios bastan para llenar las pantallas de televisión de todo el mundo durante muchos ailos todavïa4). "Bonanza" y otros programas comerciales análo- gos resultan especialmente interesantes para las organizaciones nacionales de radiodifusión que ca- recen de dinero y de personal y que, sin embargo, se han comprometido a transmitir durante un cier- to número de horas al dïa. Según Elliot y Golding (1974), esas organizaciones no puedenprácticamen- te permitirse ellujo de dejar de comprar series de televisión y pelïculas norteamericanas5). Esas se- ries son baratas en comparación con el costo de producción de programas locales y, como ha afir- mado Shiller (1969), las redes de televisión norte- americanas siguen conservando el monopolio prác- tico de la importación de programas en muchos paises al cobrar únicamente lo que pueden pagar esos mercados6). Meditando sobre su experien- cia como director y fundador de la televisión de Israel, Elihu Katz (1971), ha descrito en términos muy vivos hasta qué punto los factores económicos determinan el programa en la mayorïa de los sis- temas nacionales de televisión:

. . . Lo cierto es que no se puede producir lo que se desea; es simplemente quimérico pen- sar que el mensaje está totalmente en nuestras manos. En primer lugar, escasean los talen- tos: la televisión devora talentos y luego los mata. Al igual que el talento, el dinero es es- caso en un païs pequefio, y la televisión cuesta mucho. Se requieren de 1 O. O00 a 15.000 dóla- res para producir un modesto programa de va- riedades de media hora de duración, pero -y éste es precisamente el elemento determinan- te- basta la quinta parte para comprar un pro- grama de variedades producido por los demás. Cuando la tentación de comprar es tan fuerte, resulta muy dificil resistirla. ahï, se pasa insensiblemente al desdichado le- m a de que.. . "Si no puedes comprarlo, no lo produzcas". 7 A los investigadores de comunicación y a los

propios gobiernos les consta cada vez más clara- mente que el sistema internacional de comunica- ción no es verdaderamente internacional. Antes por el contrario, refleja los valores y el orden de prioridad de ciertas sociedades en una proporción exagerada, siendo esos parses dominantes los agen- tes intermediarios de la comunicación en las nacicr nes en desarrollo y más pobres y entre ellas. Este

Y a partir de

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problema se refiere a la vez a los programas y al material, y unos y otro son considerados conpre- vención por quienes estiman que el advenimiento de la transmisión directa por satélites no es sino la fase inmediatamente subsiguiente a la extensión de la influencia politica de los paises ricos sobre el Tercer Mundo. A juicio de los criticos, tal in- fluencia contribuirá Únicamente a realzar el poder monopolista de los exportadores de programas y a reducir aún más la libertad de los paises importa- dores, en lo que se refiere a crear sistemas de radiodifusión autodependientes. capaces de expre- sar los valores culturales autóctonos.

Aun reconociendo su situación de dependencia con respecto a programas y modelos de radiodifu- sión exteriores y pese a su empeño creciente de reafirmar los valores autóctonos, muchos paises siguen tropezando con dificultades en su intento de introducir reformas fundamentales. Esto puede deberse en parte a la economia del problema antes mencionado: los parses pequefios no pueden verda- deramente producir gran cosa por cuenta propia. U n obstáculo igualmente importante a la reforma consiste, sin embargo, en el hecho de que el mo- delo de radiodifusión importado y mantenido des- de el extranjero está al servicio de ciertos grupos de interés internos. Toda situación de dependen- cia suele tener un aspecto interno a la vez que in- ternacional, y la importancia que se asigna a los programas de variedades y al carácter escapista de la mayoria de los seriales de televisión impor- tados puede promover los intereses comerciales de elementos minoritarios de la sociedad. Tan sólo en los Últimos tiempos han empezado diver- sos criticos oficiales y privados a poner en tela de juicio la idoneidad de esa dieta televisiva cons- tante de programas de variedades y su relación con los valores individuales y los objetivos de la sociedad. ¿No es inevitable un aumento de la ten- sión y de la frustración sociales -se preguntanlos crïticos- si el modo de vida que describen los me- dios de comunicación social s610 está al alcance de una pequeña fracción de la población del país? Cabe lamentar, incluso cuando los parses han re- ducido la proporción de materiales de radiodifu- sión importados que se transmiten cada dia, que los productos producidos en el propio pars, que se proponen en sustitución de aquéllos, se contenten muchas veces con imitar la misma estrecha gama de valores y aspiraciones de consumo. Esta ten- dencia ha coartado también la aparición de temas y de talento creador relacionados con los objetivos del desarrollo nacional.

como los planificadores de la comunicación nacio- nalistas arguyen que la transmisión directa desde el espacio no contribuirá sino a exacerbar la des- igualdad actual de la circulación de comunicación internacional, debilitando con ello aún más la posi- ción de los païses pobres. Por otra parte, ponen en tela de juicio la eficacia de la tecnología de los satélites como modo de fomentar la participación

E n suma, los teóricos de la dependencia asf

y el desarrollo nacionales. concentración de recursos que requiere la instala- ción de un sistema de radiodifusión y distribución por satélite contribuirá quizás a la larga a refor- zar Únicamente el prestigio y el poder politico de fuerzas dedicadas al mantenimiento del statu quo. Por esta razón, las naciones del Tercer Mundo se han unido a la coalición de paises socialistas para exigir un control más riguroso del estableci- miento y utilización de los satélites en los años próximos. A continuación, se resumen las carac- teristicas de ese control.

Los partidiarios de la soberanía del Estado con respecto a los satélites de transmisión direc- ta suscriben, endiverso grado, auno o más de los tres principios siguientes: I. ningiín pais deberá efectuar transmisiones di-

rectas por satélite a otro pais sin el consenti- miento previo de éste último; los gobiernos serán considerados responsables de las emisiones que tengan origen en su pro- pio territorio (cualquiera que sea la fuente); a la larga, todo Estado deberá estar en condi- ciones de participar en actividades que se re- fieran a emisiones cuyo alcance abarque terri- torios sometidos a su propia jurisdicción. Estos principios fueron formulados reciente-

mente en proyectos de documento presentados al Grupo de Trabajo sobre los satélites de transmi- sión directa en 1974, por la URSS, el C.anadB y Suecia, y la Argentina, respectivamente8). Con- juntamente, reflejan la tesis que comparten la ma- yorïa de los paises, si bien a menudo por razones distintas, a saber, que hay que tomar medidas nor- mativas antes de que la soberanfa estatal quede amenazada realmente por los satélites de transmi- sión directa. Como la radiodifusión está someti- da ya a un rígido control en la mayoría de los paï- ses, la perspectiva de imponer un control más ri- gido a la comunicación internacional no constituye en realidad un gran cambio de politica. Al evaluar esta situación asï como las posibilidades que ofre- ce la comunicación espacial en el sentido de pres- tar servicio a los pueblos de todo el mundo, Oscar W. Riegel (1972) ha seilalado tristemente que, en definitiva:

La envergadura y la

2.

3.

. . . independientemente de que se efectbe me- diante el empleo de satélites o de cualquier

. otro modo, la comunicación internacional es un fiel reflejo de la polfiica internacional. Ninguna iniciativa de comunicación, por muy innovadora que sea su tecnologi'a o muy uni- versal su potencial social, puede elevarse so- bre su base terrenal, o aspirara algo más al- to, en una poli'tica de soberanïas nacionales fragmentadasg). La afirmación bastante fatalista del profesor

Riegel no es compartida por un número relativa- mente pequeño de parses que suscriben la doctri- na de una circulación de la información libre y no di- luida con respecto a las transmisiones directas por satélite. Los partidarios de una menor regulación

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de la transmisión internacional pretenden que se- ría erróneo imaginar o predecir el futuro tomando exclusivamente como base las relaciones y mode- los de comunicación actuales. ellos sienten cierta preocupación ante la desigual circulación de comunicación en el mundo, los Es- tados Unidos y algunos otros paises que propugnan un enfoque menos riguroso consideran que la posi- bilidad de una circulación de información mayor y sin trabas puede constituir una solución, y no una agravación de la situación actual. Destacan las po- sibilidades que ofrece la transmisión por satélites de reducir las barreras polïticas y la falta de corn- prensión, más que su potencial de exacerbación de unas y otra.

Los partidarios de la libre circulación de in- formación destacan asimismo las ventajas que se derivarían de un enfoque más liberal de la trans- misión directa desde el espacio. U n sistema de comunicaciones que no tropezaría con el obstácu- lo del alto costo de los sistemas de distribución terrestre ofrece para ellos la perspectiva de pres- tar servicio a cientos de millones de personas que actualmente quedan al margen de las redes de ra- diodifusión existentes y aislados de una informa- ción que podría ayudarles a mejorar la calidad de la vida y, al mismo tiempo, darles la sensación de que forman parte de una entidad nacional y f o cultural más amplia. La prestación de servicios sanitarios a las aldeas de Alaska y el proyecto de desarrollo rural de la India (SITE) son ejemplos significativos: en ellos se está recurriendo a los satélites para superar obstáculos tradicionales en la difusión de información y el establecimiento de estrategias de cambio rural adecuadas"). Por des- gracia, no se sabe todavïa mucho sobre las conse- cuencias politicas de estos proyectos, si bien el proyecto experimental SITE ha suscitado ya deba- tes en el Parlamento indio a propósito de su situa- ción de dependencia con respecto al satélite norte- americano ATS-6.

Además de pretender que la tesis del derecho soberano de los Estados a este respecto es la anti- tesis de la Declaración de los Derechos Humanos y de otros convenios internacionales sobre la liber- tad de comunicación y de expresión entre los pue- blos, así como de la tradición jurídica de determi- nados païses (por ejemplo, la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos), los par- tidarios de la doctrina de la libre circulación de la información arguyen que el hecho de reconocer al principio del "consentimiento previo" en el caso de los satélites de transmisión directa podría redun- dar en detrimento de formas ya existentes de comu- nicación internacional, tales como las emisiones de radio de onda corta, e impedir la futura evolu- ción al respecto.

Aunque también

CONCLU SION

La creciente aceptación del principio del consen- timiento previo como base para el establecimien- to y utilización eventual de satélites de transmi- sión directa nos indica la existencia de un cierto número de realidades politicas. Los debates de las Naciones Unidas y en otras reuniones ponen de manifiesto que los paises no están ya dispues- tos a aceptar nuevas tecnologías sin examinar pre- viamente a fondo sus consecuencias politicas y so- ciales posibles, asï como su capacidad técnica. En un mundo de constante conflicto social y polï- tic0 -en un mundo en el cual los satélites están todavïa dedicados en forma abrumadora a atender necesidades de defensa y seguridad nacionales -, los países del Tercer Mundo tienen que determi- nar en qué forma la nueva tecnologïa repercute en su posición competitiva con respecto a sus ve- cinos y a las superpotencias. Esta última consi- deración es especialmente capital ya que, como ha quedado dicho, las inversiones en un satélite de comunicación no solamente entrañan la compra o alquiler de un sistema de distribución de progra- mas sino también ciertos criterios sobre el modo en que va a funcionar tal sistema. Aunque los crí- ticos han empezado apenas a evaluar el impacto del "bagaje cultural" que acompaña a las transfe- rencias de tecnologia de todo tipo, de las posicio- nes politicas propugnadas en las Naciones Unidas se desprende claramente que, en el futuro, los païses exigirán un gran control de todos los aspec- tos de la tecnologïa de la comunicación que impor- ten del extranjero.

Los partidarios de un riguroso control inter- nacional de los satélites de transmisión directa pertenecen a una amplia gama de filosofías y sis- temas polïticos. Sin embargo, comparten todos ellos la tesis de que el sistema de transmisión de un pais constituye una parte importante de su so- beranía nacional. Al examinar los problemas ju- rídicos que entrañan los satélites de transmisión directa, Laskin y Chayes (1974) destacan que el "respeto de la soberanïa nacional" es un concep- to que puede convertirse fácilmente en un sucedá- neo del pensamiento analftico y10 en una fácil de- fensa del statu quo. Y sin embargo, estos dos ju- ristas norteamericanos señalan que el principio de la soberanía se basa en el "reconocimiento de que, en virtud de una decisión politica nacional, todos los paises han determinado su propio siste- m a de televisión nacional de modo tal que se ajus-. te a su situación y a sus necesidades especia1es"ll). Incluso en los paises que tienen una larga tradi- ción de libertad de expresión, la radiodifusión ha estado sometida siempre a una forma u otra de control por parte del gobierno. Asi pues, es

40

posible que, a la larga, un régimen más rígido de control de la radiodifusión internacional no consti- tuya una "extensión teórica" tan grande como pien- sanlos partidarios de una libertad absoluta de circu- lación de la información.

El segundo problema poli'tico cri'tico del deba- te constante sobre la transmisión directa por saté- lites es el que se refiere al acceso. E n la actuali- dad, tan sólo un pequeño número de paises ricos disponen de los recursos necesarios para el fun- cionamiento de satélites de transmisión directa. Otras naciones tienen que aceptar emplear esos satélites en las condiciones impuestas por los par- ses tecnölógicamente adelantados, o bien renunciar a ellos. Por esta razón, se ha hecho hincapié en la participación como variable politica de crecien- te importancia en el debate planteado en varios or- ganismos de las Naciones Unidas. Si no se pueden establecer unas condiciones que no avasallen a los paises pobres en su utilización del nuevo medio de comunicación, es probable que se multipliquen las causas de resentimiento y que se desperdicien im- portantes oportunidades de reducir algunas de las barreras transculturales que coartan la comunica- ción. El tema de la participación incide también en el debate sobre la programación. El actual

tráfico e.n un solo sentido de la televisión interna- cional no es un buen-augurio para el futuro de las transmisiones directas desde el espacio. caso de que se transfiriera simplemente ese mo- delo actual a los satélites, una mayor proporción de la población mundial estaria sometida a un ré- gimen de programas producidos y distribuidos por un número relativamente pequeflo de grupos de in- tereses comerciales, radicados en los Estados Unidos de América y en Europa occidental. Es preciso concebir y someter a pruebaunos disposi- tivos que permitan a los parses pobres, y a quie- ne s tienen sis t e mas de ra diodifu s idn relativa m e n - te jóvenes, mejorar su capacidad de producción, ya sea por cuenta propia o bien en asociación con otros parses. La meta principal debe consistir en mejorar la capacidad de los servicios de produc- ción nacionales de cada pais, pero de este enfoque deben derivarse medios para mejorar la distribu- ción de programas en los planos regional o mundial.

E n definitiva, el tema politico central en lo que respecta al futuro de los satélites de transmisión directa consiste en determinar si se puede lograr o no un equilibrio viable entre las exigencias y con- troles de la soberanïa nacional y el deseo de difundir libremente ideas e información en todo el mundo.

En el

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Conclusiones del presente estudio

Al terminar esta exposición de lo que conocemos sobre los efectos de la transmisión transcultural, podemos exponer ya nuestras principales impre- siones, tanto sobre lo que sabemos como sobre lo que todavïa ignoramos.

La impresión más notable es que se han efec- tuado muy pocas investigaciones al respecto. E n nuestro informe nos hemos referido a estudios y debates de muy diverso tipo, todos los cuales guar- dan cierta relación con la pregunta central: "'Cuá- les son los efectos de la transmisión transcultural? Gran parte de lo que hemos encontrado se basa en el temor o en un optimismo exagerado. El resultado dominante de esta encuesta ha sido la falta de estu- dios que tengan una sólida base en datos precisos.

Es posible que la transmisión transcultural ofrezca una imagen de intercambio "cultural", pe- ro la realidad es la del mercado. Los valores co- merciales constituyen la regla general; la radio- difusión no comercial no es un importante compe- tidor de la programaciOn comercial. Escaseanlos programas destinados a un tipo u otro de progreso social. E n el caso de que existan, pueden encon- trarse en la radio mucho más que en la televisión o en el cine. tiene un valor social muy preciso, pero la mayorïa de los observadores desearían una programación más explïcitamente orientada en el sentido de aten- der las necesidades sociales de sus diversos tipos de público. Por otra parte, los programas de va- riedades importados, producidos para públicos ex- tranjeros, calan en la cultura que los acoge de un modo que no se comprende todavi'a. La falta deco- nocimientos a este respecto produce una sensación de inquietud y de temor.

L o que hemos dicho sobre la tecnologïa de los satélites se aplica a todos los medios de comunica- ción transcultural:

No debemos hablar de hombres (o naciones) li- berados de la tecnologïa de los satélites, sino de hombres (o naciones) libres en relación con ella. Para ello, hay que evaluar la realidad y proponer soluciones. Los crïticos han abunda- do en lamentaciones y. en ciertos casos, en especulaciones teóricas muy buenas. Los

La programación recreativa general

optimistas han pasado por alto los factores limitadores y prevén maravillas- tecnológicas para el futuro. Mientras tanto, la evolución técnica de las comunicaciones en materia de satélites y tecnologïas conexas se produce de un modo impresionante, siguiendo su propia lógica. Hay una pregunta muy precisa a propósito de

la recomendación relativa a "las soluciones y la evaluación de la realidad". 'Está creciendo el problema de la investigación más deprisa que los instrumentos de investigación? 'Unas tecnologïas como las de los satélites de transmisión directa o los medios de comunicación en un marco social complejo agotan las metodologfas anteriores, o es preciso crear planes de investigación totalmen- te nue>os? 'Podemos partir de concepciones pa- sadas, limitándonos simplemente a mejorarlas y ampliarlas? '0 bien necesitaremos introducir ciertos adelantos capitales en los métodos de in- vestigación antes de poder conocer plenamente los "efectos de la transmisión transcultural"?

Recomendamos ciertamente una mayor labor de investigaciónporque necesitamos más informa- ción. Pero deseamos también mencionar la posi- bilidad de que las técnicas antiguas no proporcionen esa información necesaria. Si, hasta el momento, ninguna investigación exhaustiva ha permitido pre - cisar los efectos de la transmisión transcultural, ello puede deberse a varias causas. Una de ellas consiste quizás en que los instrumentos son inade- cuados. Es posible que la labor de investigación tenga que empezar antes de plantear el tema de la transmisión transcultural, para estar seguros de que los métodos están en consonancia con la tarea.

E n nuestro informe se han estudiado cuatro ti- pos posibles de efectos: culturales, linglli'sticos, psicolOgicos y polïticos. Aunque las actividades de transmisión pueden surtir todos estos tipos de efectos, asï como otros varios, la dificultad de comprenderlos aconseja subdividirlos en uni- dades más manejables. La reconstrucción de esas partes analizadas para ensamblarlas en un todo global es otro problema con el que se en- frentan todos los que se interesan por percibir

'I

42

claramente la realidad de la transmisión trans- cultural.

Señalamos las dificultades de iniciar investi- gaciones sobre los efectos lingüïsticos de la trans- misión transcultural. trabas a los responsables de la transmisión pero, una vez elegida la lengua, aquélla ejerce una in- fluencia muy clara sobre ésta. La homogeneiza- ción lingüïstica, la extinción de ciertas lenguas, la creación de linguae francae y la planificación lingüïstica deliberada son otros tantos fenómenos que pueden prestarse a la investigación.

El obstáculo principal ha consistido hasta aho- ra en la falta de datos básicos sobre la utilización de la lengua en la radiodifusión. Es necesario co- nocer las prácticas lingüïsticas del público y de las emisiones, porque hay una interacción entre la po- litica linguistica y la de radiodifusión. se orienta sobre todo hacia los programas transmi- tidos en su propia lengua. ¿Qué efectos se produ- cen cuando no existen tales programas, y cuando otras lenguas atascan los canales de radiodifusión disponibles ?

Los datos conocidos hasta el momento indican que el poder relativo de las partes que intervienen en una operación de comunicación incide en la per- cepción de si' mismo que tiene el público. La falta de participación de éste -independientemente de que se deba a modelos culturales o lingüïsticos ina- propiados- crea una situación de desigualdad, en detrimento de la parte más débil. Debido a la gran escala de actuación de la transmisión transcultural, es preciso efectuar muy cuidadosamente estudios experimentales para cerciorarse de que los resul- tados pueden aplicarse a la realidad pura y simple, Puede resultar útil establecer modelos de simula- ción para comprender la dinámica de la transmi- sión transcultural, especialmente en materia de psicologfa individual y colectiva.

cho propio. Actualmente, está en curso un gran debate sobre la transmisión internacional. yoria de los païses exigen un control de los mate- riales procedentes de otros parses. Insisten en la necesidad de limitar las influencias extranjeras pa- ra poder garantizar su propia soberanïa e integri- dad nacionales. Habitualmente, se trata de paises que tienen medios nacionales de producción limita- dos, y que son posiblemente candidatos a convxtir- se en importadores masivos de medios de comuni- cación. Estoles inspira temor por diversas razones polïticas, que se suman a su deseo de controlarsus propias ondas.

y transmisión de programas internacionales es muy onerosa, pocas naciones cuentan con un sistema propio, Estos païses ejercen una influencia muy grande debido a sus recursos en materia de comu- nicación. nes que no avasallen a los païses pobres en su uti- lización de los nuevos medios de comunicación, es posible que aumenten las causas de resentimiento

La lengua plantea ciertas

La gente

El aspecto polïtico tiene importancia por dere-

La ma-

Como la tecnologïa que entraña la producción

Si no pueden establecerse unas condicio-

y que no se aproveche la posibilidad de establecer unas relaciones internacionales más satisfactorias. La concentración de la riqueza y la proliferación de la pobreza en el mundo actual es un hecho bási- co. Si se deja que desemboque en una pauta de co- municación vertical entre los poderosos y los po- bres, se habrá desperdiciado la oportunidad de sus- citar una conciencia generalizada de la valïa de ca- da uno.

Las pautas actuales de circulación de la co- municación internacional indican que los paises menos desarrollados son los principales importa- dores de programas. En el caso de que se transfi- riera pura y simplemente esta pauta a los satélites, la mayor parte de la población mundial estada so- metida a programas producidos y distribuidos por un número relativamente pequeño de grupos de in- tereses comerciales, radicados en los Estados Unidos y en Europa Occidental.

Es preciso concebir y someter a prueba unos dispositivos que permitan a los parses pequeños y a los que tienen sistemas de radiodifusión relati- vamente jóvenes mejorar su capacidad de produc- ción, ya sea por cuenta propia o en asociación con otros parses. U n objetivo básico deberïa consistir en mejorar la capacidad de los servicios naciona- les de producción de cada pais, pero de este enfo- que deben derivarse también medios para mejorar la distribución de programas en los planos regio- nal o mundial.

Hay que aspirar a dar una mayor autonomïa a un mayor número de parses. Para ello, se recurri- rá a personas y perspectivas que quedan hoy en dia exclüidas de toda participación en el proceso na- cional e internacional de comunicación. Del mis - m o modo que las nuevas tecnologïas suponen sal- tos cualitativos en lo que se refiere a su alcance y tamaño y velocidad, así también se requieren innovaciones igualmente importantes para inyec - tar un carácter local al proceso de comunicación y reducir la escala de los me dios de comunicación, para convertir unos sistemas masivos en otros que estén enproporciónde las personas y de las peque- ñas colectividades locales. Los sistemas locales podrïan conectarse a sistemas regionales, nacio- nales e internacionales. Tenemos mucho que aprender sobre la creaci6n de un sistema inter- conectado como éste; por lo mismo, nos resulta- rïa muy positivo implicar al mayor número posi- ble de personas en la labor teórica al respecto, especialmente a personas locales que hasta el mo- mento no han intervenido en esta esfera.

Hemos podido observar que a muchos autores les preocupa la pauta actual de comunicación inter- nacional y que reconocen la falta de in\estigacio- nes de fondo sobre los temas que suscitan tales pautas. Lo que podemos deducir principalmente es que la respuesta de estas preguntas no resulta necesaria para los grupos que cuentan con los re- cursos pertinentes. Sin embargo, hay datos que indican que otros grupos -que no disponen de re- cursos para patrocinar investigaciones - estiman

43

que la documentación de los efectos de la transmi- sión transcultural resultaría muy importante y pon- drïa de manifiesto la existencia de efectos negati- vos precisamente sobre los grupos que tienen me- nos recursos.

Ese patrocinador puede estar motivado por intere- ses comerciales o politicos o sociales, cualesquie- ra que sean las necesidades que podrïa contribuir a colmar esa informaci611 suplementaria. E n este aspecto de los efectos de la transmisión transcul- tural, ha habido hasta el momento un interés muy limitado en materia de investigaciones. Podemos llegar a la conclusión de que ningdn patrocinador

Toda investigación necesita un patrocinador,

en potencia ha sentido hasta ahora suficientemente la necesidad o el interés de explorar este sector.

Esta es quizá la conclusión principal del pre- sente informe: la necesidad de disponer de más información sobre los efectos de la transmisión transcultural empieza apenas a ser reconocida. Al precisarse mejor la definición de este tema, cabe esperar que se conciban planos de investigación y que se disponga de recursos para respaldarlos. Solamente cuando aumenten nuestros conocimien- tos al respecto, podremos albergar la esperanza de que se tomen medidas para compartir la infor- mación de un modo que redunde en beneficio de to- dos los pueblos.

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Notas

1. Marcel Bezençon, "Television via Direct Broadcast Satellite, in EBU Review, Vol. XXIV, No. 4, July 1973, p. 15.

2. Armand Mattelart, Agresión en el Espacio, Santiago, Chile: Ediciones Tercer Mundo, 1972, passim; and Theotonio Dos Santos, Dependencia y Cambio Social, Santiago, Chile: Publicaciones del Centro de Estudios Socios-Económicos (CESO), 1970, passim.

3. Kaarle Nordenstreng and Tapio Varis, Tele- vision Traffic - A One-way Street? Paris:UNESCO 1974, p.32.

4. Andrew R. Horowitz, "The Global Bonanza of American TV, I' in MORE Magazine, May 1975.

5. Philip Elliott and Peter Golding, "Mass Com- munication and Social Change: The Image of Devel- opment and the Development of Imagery, I I in Emanuel de Kadt and Gavin Williams, Sociolopy and Development, London: Tavistock Publications, 1974, p. 235.

6. Herbert I. Schiller, Mass Communications and American Empire, New York: Kelley, 1969, pp. 88-89, cited by Elliott and Golding, op. cit.

7. Elihu Katz, "Television Comes to the People of the Book, " in Irving Louis Horowitz (ed. 1, The Use and Abuse of Social Science, New Brunswick: Transaction Books, 1971, pp. 255-256.

8. cast Satellites on the Work of its Fifth Session,An- nexes II, III, and V. UN Document A/AC. 105/127, April 1974.

9. Oscar W. Riegel, "Communications and Na- tions, I I in Studies in Broadcasting, Tokyo: Radio and TV Culture Research Institute of the Nippon Hoso Kyokai (NHK), 1972, p. 7.

Report of the Working Group on Direct Broad-

10. Cf. Heather Hudson and Edwin B. Parker, "Medical Communication in Alaska by Satellite."in New England Journal of Medicine, 289, pp. 1351- 1356 (December 20), 1973; or Osvaldo Kreimer, eta., nication in Village Alaska, 'I Stanford: Institute for Communication Research, 1974.

11. Paul L. Laskin and Abram Chayes, "A Brief History of the Issues, I t in Control of the Direct Broadcast Satellite: Values in Conflict, Palo Alto: The Aspen Institute Program on Communications and Society, 1974, p. 7.

"Health Care and Satellite Radio Commu-

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