37
LA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia de todo lo que procede de la pinna del autor de The Economía o/ Ifelfarn, y en el presente eaio, adema, por las dificultades editoriales para dar formato de libro a este breve estudio. Pero la principal razón que ha movido a traer • la REVISTA OS ECONOMÍA POLÍTICA el trabajo del profesor Pigou es su tema mis- mo. En nuestro país, «orno en loa demás, -ex necesario que cuando se quiera aconsejar en política eronómira. siguiendo ISM directri- ces de Lord Kejrnes, se conozca a fondo el significado de éstas. No es ello tarea fácil, por la naturaleza del problema y por las con- diciones de la obra de aquel economista. Quizá la importan- cia mayor del presente trabajo del profesor Pigou consista en ha- cer ver est* dificultad y animar al ettudio «en serio» —como él demanda— de la Teoría General, unto más cnanto que la propia interpretación del profesor Pigou paede ser objeto de algunas objeciones importantes desde el punto de vista teórico. En la versión que sigue se han sslvado tres erratas del testo ingles. Y se ha dejado al placer del lector la traducción de loa versos de Browning, con los que el proftvwr Pigou cima su generara retrato del gran economista fallerido en 1946. SUMARIO: I. Preámbulo.—II. El principal propósito de la Teoría Ge- neral.—III. Plena ocupación.—IV. Renta, ahorro e inversión, provisión de dinero y tipo de ínteres.—V. Las fondones.—VI. La concepción fundamental (•) La edición original inglesa de este estudio del profesor Pigou, que acaba de publicar la rasa MacMillan & Co. Ltd., de Londres, lleva el si- guiente Prefacio Este breve libro contiene dos lecciones dadas en Cambridge en noviembre de 1949. a ¡natalicias del Special Board for Economics and Politie*, para los estudiantes más adelantados. No se dirige, pues, a lectores sin conocimientoa de teoría económica. Sin em- bargo, cuando el razonamiento es esencialmente matemático ae ha traducido a palabras. Las lecciones se han impreso tal romo se dieron, salvo algunas correcciones ligeras. A. C. P. JCwig's Cotlrft, Cambridge. . Mayo de 1950.

La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

  • Upload
    others

  • View
    11

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

LA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES

Una visión retrospectiva n

La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica,en primer lugar, por la importancia de todo lo que procede de lapinna del autor de The Economía o/ Ifelfarn, y en el presenteeaio, adema, por las dificultades editoriales para dar formatode libro a este breve estudio.

Pero la principal razón que ha movido a traer • la REVISTA OSECONOMÍA POLÍTICA el trabajo del profesor Pigou es su tema mis-mo. En nuestro país, «orno en loa demás, -ex necesario que cuandose quiera aconsejar en política eronómira. siguiendo ISM directri-ces de Lord Kejrnes, se conozca a fondo el significado de éstas. Noes ello tarea fácil, por la naturaleza del problema y por las con-diciones de la obra de aquel economista. Quizá la importan-cia mayor del presente trabajo del profesor Pigou consista en ha-cer ver est* dificultad y animar al ettudio «en serio» —como éldemanda— de la Teoría General, unto más cnanto que la propiainterpretación del profesor Pigou paede ser objeto de algunasobjeciones importantes desde el punto de vista teórico.

En la versión que sigue se han sslvado tres erratas del testoingles. Y se ha dejado al placer del lector la traducción deloa versos de Browning, con los que el proftvwr Pigou cima sugenerara retrato del gran economista fallerido en 1946.

SUMARIO: I. Preámbulo.—II. El principal propósito de la Teoría Ge-neral.—III. Plena ocupación.—IV. Renta, ahorro e inversión, provisión dedinero y tipo de ínteres.—V. Las fondones.—VI. La concepción fundamental

(•) La edición original inglesa de este estudio del profesor Pigou, queacaba de publicar la rasa MacMillan & Co. Ltd., de Londres, lleva el si-guiente

Prefacio

Este breve libro contiene dos lecciones dadas en Cambridge ennoviembre de 1949. a ¡natalicias del Special Board for Economicsand Politie*, para los estudiantes más adelantados. No se dirige,pues, a lectores sin conocimientoa de teoría económica. Sin em-bargo, cuando el razonamiento es esencialmente matemático ae hatraducido a palabras. Las lecciones se han impreso tal romo sedieron, salvo algunas correcciones ligeras.

A. C. P.JCwig's Cotlrft, Cambridge.

. Mayo de 1950.

Page 2: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

292 4. c. wcou [R. E. P., H, 3

de Keynec. — VII. Condiciones necesarias para el equilibrio keynesiano.—VIII. El carácter del equilibrio keynesiano.—IX. Diferencias entre situacio-nes de equilibrio a corto plazo.—X. Diferencias en la tabla de demanda di-inversión.—XI. Diferencias en la tabla dv oferta de inversión.—XII. Diferen-cias en la tabla de preferencia de liquidez.—XIII. Diferencias en la provisiónde dinero.—XIV. Diferencias en el tipo de salario monetario.—XV. Dife-rencias combinadas. — XVI. Las expectativas. — XVII. El Estado y la inver-sión.—XVIII. Limitaciones y aportaciones del análisis de Keync*.-~XIX. Con-dusión.—Apéndice.

I. PREÁMBULO

A poco de aparecer la Teoría General (1935) de Keynes hice sncritica en un artículo publicado mi Económica. Uiia parte de esteartículo se refería a lo que me parecían tergiversaciones de lo es-crito por otros, y ello le daba un tono polémico. Ahora décaday media después, quisiera intentar una' valoración, tan objetivacomo me sea posible, de lo que esta obra contiene de aportaciónconstructiva, dejando a un lado las muchas contribuciones secun-darias que la adornan. £1 propio Keynes creía sinceramente ha-ber conseguido una gran aportación; y un buen número de eco-nomistas, y de periodistas que escriben sobre economía, lo creenhoy también. Con frecuencia tenemos que leer sobre ala revoluciónkeynesiana». Y en verdad que el keynesianismo, o quizá yo diríamejor el keynesianismo sin esfuerzo —porque, ¿cuántos keyne-sianos o, lo que es igual para el caso, cuántos antikeynesianos hanestudiado en serio aquel libro?—. está en peligro de convertirse enuna nueva ortodoxia. A él, con su mente siempre insatisfecha, nole hubiera agradarlo esto. Habría preferido mucho más un comen-tario critico.

II. EL PRINCIPAL PROPOSITODE LA «TEORÍA GENERAL»

Conviene, me parece, empezar expresando, con sus propias pa-labras, el principal propósito de. la Teoría General. El aparatoanalítico en ella desarrollado se monta explícitamente para tratarlos problemas de las fluctuaciones a corto plazo. En el capítu-

Page 3: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

NOVIEMBRE 1950] LA «TEORÍA GENERAL» DE KEYNES 293

lo 18, donde resume su argumentación, Keynes escribe asi: «Con-sideramos fijadas las cantidades y calidades existentes del trabajodisponible, las cantidades y calidades existentes del equipo dispo-nible, la técnica existente, el grado de competencia, los'gustos yhábitos del consumidor, la desutilidad de las diferentes intensi-dades de trabajo y de las actividades de supervisión y organiza-ción y, asimismo, la estructura social, incluidas las fuerzas,fuera de nuestras variables más abajo expresadas, que determi-nan la distribución de la renta nacional. Ello no significa que su-pongamos constantes estos factores; sino tan sólo que, en este lu-gar y contexto, no consideramos o tomamos en cuenta los efectosy consecuencias de sus variaciones» (pág. 245). Estos supuestosrestrictivos excluyen la consideración de las consecuencias del in-cremento gradual de la provisión de equipo de capital resultantede las sucesivas inversiones realizadas durante una serie de años.Asi, las cuestiones relativas al equilibrio final, si es que este existe,hacía el cual se mueve toda la creación, no pueden ser tratadasdirectamente con el aparato keynesiano; aunque, como aquí severá, pueden ser tratadas indirectamente con él hasta cierto punto.

III. PLENA OCUPACIÓN

Como toda la obra de Keynes se centra en el concepto de plenaocupación, lo más importante ahora es aclarar nuestras ideas acer-ca de este concepto. Casi todos admiten hoy que él usó esta fraseen una peculiar manera. No quería expresar con ella, como en sunatural sentido estas palabras implican, un estado de cosas en elcual el número de personas efectivamente ocupadas es igual al nú-mero de las que podrían serlo. Se refería con ella a la diferenciaentre este último número y el «paro friccional» consiguiente a lasimperfecciones de la movilidad. Por comodidad, seguiré aquí esteoso, pero sujetándolo a una corrección. Consideraré la ocupacióncomo plena .cuando el número de personas efectivamente ocupa-das es igual al número de las que podrían serlo ..menos el parofriccional y cuando no hay puestos vacantes (excepto las vacantesde carácter friccional)'. Cuando el número de personas efectiva-

1 Paro friccional y puestos vacantes fricciónales tienen que ser siempreiguales entre sí, por supuesto.

Page 4: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

294 ft. c PICOV [R. E. P., II, 3

mente ocupadas es igual al número de las que podrían serlo me-nos el paro friccional, y hay puestos vacantes (por encima de lasvacantes de carácter friccional), diré que hay ocupación sobrante;y el sobrante lo mide el número de puestos vacantes que no tienenel carácter de fricciónale».

Esta distinción entre ocupación plena y ocupación sobrante nosignifica nada cuando investigamos los efectos de causas cuya ten-dencia es aumentar la ocupación. Lo mismo se anula esta tenden-cia sí en la fcituación inicial la ocupación es plena que si es so-brante. Pero tiene significado cuando se trata de causas cuya ten-dencia es disminuir la ocupación. En tal caso, si la ocupación essimplemente plena, esta tendencia ni se anula ni es siquiera obs-truida. Mas si la ocupación es sobrante, la tendencia es obstruida'en la cuantía misma del sobrante. Con una causa que tienda areducir la ocupación en 100, ai ésta tenía inir.ialmente un sobrantede 60, la reducción efectiva será de 40. Con un sobrante inicial deocupación de 100 ó más de 100, la tendencia de la ocupación acontraerse quedará anulada. En la marea alta de la guerra, y enla bonanza que a ésta sigue, puede muy bien acontecer que laocupación sea tan sobrante que impida la aparición de todo parono friccional que pudiera resultar de cualquier alteración razona-blemente previsible.

Lo que he dicho es suficiente a todos los efectos prácticos. Maspara el análisis formal es necesario medir la ocupación o el parocon mayor exactitud que por simple adición de las personas ocu-padas o en paro. Keynes usa como medida una nnidad de trabajo,en el sentido de una unidad de trabajo ordinario. El trabajo quese paga, por ejemplo, doble que el ordinario es contado como do*unidades de trabajo (pág. 41). En tanto permanezcan constantesios tipos relativos de remuneración de los diferentes grados y va-riedades de trabajo, puede «hacerse homogéneo» el trabajo me-diante este arbitrio, sin inconveniente alguno. Pero en cuanto nose satisfaga esta condición, el mismo problema de números-índicesque perturba la medición de las variaciones de la renta real ha deenfrentarse... o ignorarse.

Page 5: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

MIWKMBRK 19501 1.1 «TEOiÍA «KNKIUl.» DE KEYXKS 2 9 5

IV. RENTA, AHORRO E INVERSIÓN,PROVISIÓN DE DINEROY TIPO DE INTERÉS

Pasamos ahora a otras importantes magnitudes que requierendefinición, a saber: renta, ahorro e inversión, provisión de di-nero y tipo de interés. Han de decine algunas palabras acerca deluso que hizo Keynes de estos términos.

En primer lugar, la renta. Distingue él entre renta y renta neta.Para calcular la renta deduce de la producción bruta una cantidada fin de compensar el desgaste del capital como consecuencia desu uso; pero no hace ninguna otra deducción. Para determinar larenta neta deduce, además, una cantidad equivalente a las pérdidasde capital involuntarias, pero no inesperadas, tales como las de-bidas al transcurso del tiempo, pero con indepedencia del uso yel envejecimiento normal (pág. 51). Así, su «renta neta» es esen-cialmente lo mismo que la «renta» de Marshall. No importa muchoqué terminología adoptemos, con tal que, ai llamamos renta netaa la renta de Marshall, llamemos también inversión neta y ahorroneto a su inversión y a su ahorro. En lo que sigue adoptaré lapráctica de Marshall, y no añadiré el «neto» a cada una de aque-llas palabras.

Segundo: ahorro e inversión. Respecto a éstos, la práctica deKeynes en la Teoría General, que és distinta de la que siguió ensu Tratado del Dinero, sigue el uso «clásico». La renta se com-pone de consumo e inversión. Ahorro es lo que queda de la rentacuando de ella se sustrae el consumo. De aquí que la inversióntotal y el ahorro total tengan que ser necesariamente iguales en-tre sí; pero esto no obliga a que la inversión realizada por cadapersona o, ciertamente, por una persona cualquiera tenga que serigual a su ahorro.

Tercero: la provisión de dinero. Para Keynes, en ésta entra,por supuesto, no sólo la moneda legal, sino el dinero bancario(incluidas las cuentas de crédito) en circulación.

En la parte central de su discusión expresa y mide todas lasmencionadas cantidades en salarios; es decir, en unidades de tra-bajo ordinario valoradas según el salario monetario tipo. Expre-sada de esta manera la renta, como resulta de dividir la renta mo-

Page 6: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

295 A. c. PICOU [R. E. P., 11, 3

netaria por el salario monetario tipo, evidentemente no es másque el valor, en unidades de trabajo, de la renta monetaria; larenta valorada en trabajo. Significados análogos corresponden ala inversión, el consumo y la provisión de dinero expresados ensalarios. Aquí la práctica de Keynes es lógicamente inatacable.Pero a mí me resulta perturbadora, especialmente cuando hay quediscutir acerca de los tipos de salario monetario. Emplearé, porconsiguiente, la frase «valorado en trabajo» en lugar de «expresa-do en salarios». Otra advertencia ha de hacerse. En ciertas ocasio-nes Keynes desea referirse a la provisión de dinero expresándolano en unidades de trabajo (salarios), sino en unidades monetarias.En algunas de estas ocasiones hace patente su intención escribien-do entre paréntesis, después de «la provisión de dinero», la frase«expresada en salarios», cuando quiere significar esto, y escri-biendo «la cantidad de dinero determinada por la acción del ban-co central» cuando quiere referirse a la cantidad de dinero ex-presada en unidades monetarias (pág. 247). Pero no siempre lohace. A veces se refiere a la cantidad de dinero sin decir explíci-tamente si se refiere a cantidad medida en unidades de trabajoo medida en unidades monetarias. Cuando, como en la página 173,su intención se desprende del contexto, no tiene ello importancia.Pero a veces, como hemos de ver, esta práctica puede engendrarconfusión.

Por último: el tipo de interés. Keynes usa este término pararepresentar «el conjunto de tipos de interés», y no discute los pro-blemas relacionados con los movimientos de los diferentes tipos,unos respecto a otros. Un paso más pudiéramos quizá dar operan-do con dos tipos representan ti vos: uno a corto y otro a largo plazo.

V. LAS FÜNCIOIVKS

Juntamente con estas magnitudes, Keynes considera las funcio-nes siguientes:

Primero, la tabla de demanda de inversión; es decir, la listade las cantidades de inversión, valoradas en trabajo, que se de-mandarían a los diferentes tipos de interés, figurados en la co-rrespondiente lista (confróntese la pág. 137). Keynes ofrece unadetallada y excelente discusión sobre este tema bajo el título de

Page 7: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

NOVIEMBRE 1950] I.A «TEORÍA GENERAL» DE KEYNES 2 9 7

«Tabla de las eficiencias marginales del capital». El punto esen-cial es que, para un determinado estado de las expectativas, lacantidad de inversión, valorada en trabajo, que se demanda estanto mayor, a igualdad de las demás cosas, cuanto más bajoes el tipo de interés. Es decir, la cantidad de inversión deman-dada es una función decreciente del tipo de interés.

Pero hay aquí una dificultad. Keynes sostiene que la cantidadde inversión demandada es también una función creciente del vo-lumen de consumo. Fundamenta su idea en el hecho de que, enúltima instancia, los bienes de capital sólo se requieren como unmedio para el consumo, incluyendo, por supuesto, el consumo deservicios en el sentido más amplio. De aquí que escriba: «Todadebilitación de la propensión a consumir, si se considera comoun hábito ya permanente, tiene que debilitar la demanda de ca-pital lo mismo que la demanda de consumo» (pág. 106). Esto esun error, en mi opinión. Cuando el consamo se halla en un pro-ceso ele crecimiento hay, sin duda, una consiguiente demanda deinversión para proporcionar nuevo equipo. Pero en situacionesde equilibrio a corto plazo el consumo tiene que ser consideradoconstante. Cierto que cuando este es grande habrá que realizarun gasto mayor que cuando es pequeño para compensar el des-gaste y cosas análogas. Pero ese gasto no sale de la renta: porquela renta se estima siempre después de descontar lo correspon-diente a aquél. Por lo tanto, ese gasto no entra en la inversión.Sigúese de aquí que, de una a otra situación de equilibrio a cortoplazo, la inversión no es una función creciente del volumen delconsumo; en realidad no depende en modo alguno de él. Luego6e veri que este punto es importante.

Keynes llama «propensión a consumir» a su segunda relaciónfuncional. Esta es la lista de las cantidades de consumo, valoradasen trabajo, que, en condiciones dadas, la comunidad realizaríaen correspondencia con las diversas cantidades de renta, valora-das de igual modo, que disfrutase. Esta es una función creciente,y se caracteriza por la propiedad de que a un determinado incre-mento de la renta acompaña un incremento del consumo que es,sin duda, menor en valor absoluto y, probablemente, también me-nor en valor relativo que aquel incremento de la renta. Esto, debeadvertirse, no es incompatible con el hecho de que una ocupaciónmayor vaya acompañada de una mayor participación relativa de

Page 8: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

298 A. c. PICOL' [R. E. P.t II, 3

los asalariada* en la renta total, lo cual influye por tanto en contradel ahorro. Pero es incompatible con el predominio de esta reac-ción indirecta sobre la directa.

Keynes sostiene que, en general, para una renla dada, cualquiervariación del tipo de interés que esté dentro de los limites de loprobable sólo afectará muy ligeramente a la cuantía, del consumo.Pero no sostiene que ésta sea enteramente independiente del tipode interés. Ciertamente, como veremos luego, cuando el tipo deinterés es sólo ligeramente superior a cero, una baja que le hagaligeramente inferior a cero igualará el consumo y la renta. Pre-fiere él, sin embargo, considerar la propensión a consumir como/unción «le una sola variable, a saber, la renta (valorada en trabajo),pero como función cuya forma puede variar cuando varia el tipo deinterés, mejor que considerarla como una función de dos variables:la renta, conforme fue definida antes, y el tipo de interés. Tiene,por supuesto, perfecto derecho a hacerlo. Pero como en otras dos desus relaciones funcionales aparece el tipo de interés como unavariable dentro de la función, es molesto, cuando queremos coordi-nar las tres, que en una de ellas aparezca éste bajo diferente as-pecto. Enmendaré, pues, aquí la formulación de Keynes poniendoel tipo de interés dentro de la función. Además, supondré, conMarshall, que, para una renta dada (valorada en trabajo), el con-sumo desciende cuando el interés sube; conviniendo al mismotiempo con Keynes en que, dada la renta, las variaciones del con-sumo debidas a variaciones del tipo de interés que estén dentrode los límites de lo probable serán en general pequeñas.

Antes de abandonar esta función tengo que hacer referencia auna crítica no carente de penetración, que he oído respecto deella. Se ha sugerido que, como la inversión total y el ahorro totalse definen de tal modo que tienen que ser iguales entre si, la pro-pensión a consumir —y por lo mismo la propensión a ahorrar—no puede ser una función psicológica dependiente tan sólo de larenta y el tipo de interés; que tiene que estar ligada, por defini-ción, con alguna otra cosa. Creo que esto es una confusión. Elahorro total es, ciertamente, por definición, igual siempre a lainversión total. Pero sólo en condiciones de equilibrio es la canti-dad que la gente desea ahorrar igual a la cantidad que ésta y otragente desea invertir. En desequilibrio no son iguales la cantidadde ahorro deseada y la cantidad de inversión deseada; hay una

Page 9: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

NOVIEMBRE 1950] LA «TEORÍA GENERAL» DE KEYNES 2 W

brecha entre ellas. Una analogía lo aclarará. La cantidad totalde té comprada y la cantidad total vendida tienen que ser iguale»por definición; de la misma manera que tienen que ser iguales elnúmero de caras y el de cruces de un puñado de monedas. Estono impide que la cantidad de té que la gente desea vender sea unafunción psicológica del precio. La cantidad efectivamente vendidaestá inexorablemente ligada a la cantidad efectivamente comprada.Pero la lista de las cantidades que, según los diversos precios, lagente desea vender no está ligada a nada.

En tercer lugar está la función o tabla de preferencia de liqui-dez. Conforme a la tradición marshalliana, en circulación oral pormucho tiempo, y en letras de molde en la parte I, capitulo 4, deMoney, Credit and Commerce, la gente equipara la ventaja mar-ginal de conservar recursos reales en la forma de capital producti-vo y la de conservarlos en la forma de dinero; consistiendo una ven-taja en el rendimiento material esperado (constituido por un in-terés), y la otra en un rendimiento en forma de comodidad y otrosatractivos. Así, para una renta real dada, la cantidad de recursosreales que se conservan bajo la forma de dinero, es decir, el valorreal de la provisión de dinero existente, es una función decrecientedel tipo de interés. Si no se supone dada la renta nacional, es unaaproximación razonable considerar la proporción de la renta realque se conserva bajo la forma de dinero como una función —decre-ciente, por supuesto, también— del tipo de interés 2. Podemosllamar a esta función, si queremos, la función marshalliana de lapreferencia de liquides. Evidentemente, la magnitud de la pre-ferencia de liquidez correspondiente a un tipo de interés dado esla inversa de la velocidad del dinero en renta correspondiente aaquel tipo. Es lo mismo si, con Keynes, hablamos de renta mo-netaria medida en salarios, y no de renta real; es decir, del valoren unidades de trabajo de la renta monetaria, en vez de su valoren mercancías. Porque si un décimo, o cualquier otra determina-da fracción, de la renta medida en mercancías se conserva bajoforma de dinero, ello implica que la misma fracción de la rentamedida en trabajo se conserva de este modo. La intención de Key-nes, no me cabe duda, es identificar su función de preferencia deliquidez con la de Marshall. Así, en la página 167, habla del tipo

3 Cfr. The Veil of Money, pág. 83.

Page 10: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

300 *. c. ncou [R. E. P., II, 3

de interés nomo «el precio que equilibra el deseo de conservar ri-queza en forma de efectivo con la cantidad de efectivo disponi-ble». En otro lugar, sin embargo, escribe (pág. 168): «La prefe-rencia de liquidez es una potencialidad o tendencia funcional queestablece la cantidad de dinero que el público conservará una vezdado el tipo de interés»; y de nuevo, en la página 171, habla de«la tabla de preferencia de liquidez, que relaciona la cantidad dedinero con el tipo de interés». En su sentido natural, estas dosúltimas frases, ¡tara decirlo francamente, son absurdas; porque,evidentemente, la cantidad de dinero que la gente conserva ha deser también exactamente igual, cualquiera que sea el tipo de in-terés, a la cantidad que existe. Pero aunque Keynes acababa dehablar de «la cantidad de efectivo», y desde luego en su sentidonatural, no le sería de mucha ayuda al lector empezar por supo-ner que en las últimas frases se ha querido emplear también elsentido natural. Mas todo se aclara si con «cantidad de dinero»hacemos decir a Keynes, en estas dos frases, rantidad de dinero ex-presada en salarios, es decir, el valor en unidades de trabajo dela provisión de dinero existente. Lo que allí dice, entonces, con-cuerda con lo que dijo en el otro pasaje citado; y su tabla de pre-ferencia de liquidez, donde la renta está medida en trabajo y noen mercancías, es la de Marshall. La preferencia de liquidez esentonces una función decreciente, y la velocidad del dinero en ren-ta —que es la inversa de aquélla— una función creciente del tipode interés.

VI. LA CONCEPCIÓN FUNDAMENTALDE KEYNES

Con las magnitudes y funciones que acabo de describir, Keynesexpone su concepción fundamental de esta manera: «Podemos,pues, también considerar que nuestras variables independientesson, en última instancia: 1), los tres factores psicológicos funda-mentales, a saber: la propensión psicológica en cuanto a consumir,la actitud psicológica en .cuanto a liquidez y la expectativa psicoló-gica en cuanto al rendimiento futuro de los activos de capital; 2). elsalario, determinado por pactos entre patronos y obreros, y 3), lacantidad de dinero, determinada por la acción del banco central;

Page 11: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

NOVIEMME 1950] LA «TEORÍA CENERAL» DE KEYNES 301

de manera que si suponemos dados los {actores especificados an-tes, estas variables determinan la renta (o dividendo) nacional yla cantidad de ocupación» (paga. 246-7). Esta exposición sumariacontiene, a mi juicio, la principal, y muy importante, contribu-ción de Keynes al análisis económico. Me interesa, por tanto, des-tacarla ahora. ¡Si no temiese ofender a ustedes la leería otra vez!

VII. CONDICIONES NECESARIAS PARA-EL EQUILIBRIO KEYNESIANO

AI considerar las condiciones necesarias para el equilibrio key-nesiano vemos en el acto que Keynes dejó una brecha abierta.Para hacer un análisis completo tenía ¿1 que haber incluido tam-bién un factor físico, a saber: la función que liga la cantidad detrabajo operante con la cantidad de renta (valorada en trabajo)debida a éste. Esta función es, evidentemente, creciente; la pro-ducción crece con la ocupación, pero crece a una velocidad de-creciente a medida que la ocupación aumenta. Supongamos cerra-da esta brecha.

Entonces, para que el sistema se halle en equilibrio tienen quesatisfacerse las condiciones siguientes:

(I) La cantidad de recursos que la gente demanda con finesde inversión, la cual depende de sus expectativas sobre los futurosrendimientos de los activos de capital, es igual a la cantidad efec-tivamente invertida.

(II) La cantidad de recursos (valorados en trabajo) que lagente está dispuesta a ofrecer con fines de inversión, la cual de-pende de la propensión a consumir psicológica, es igual a la can-tidad efectivamente invertida.

(III) La renta monetaria es igual a la provisión de dineromultiplicada por la velocidad del dinero en renta, velocidad quedepende de la actitud psicológica en cuanto a liquidez en con-junción con el tipo de interés.

(IV) La renta valorada en trabajo es igual a una determina-da función física de la cantidad de trabajo operante, es decir, dela ocupación.

(V) El tipo de salario monetario es igual a la renta moneta-ria dividida por la renta valorada en trabajo.

Page 12: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

302 *. C PICOU [R. E. P., II, 3

Con estas cinco ecuaciones tenemos siete incógnitas, a saber:ocupación, renta expresada en dinero, renta e inversión (ambasvaloradas en trabajo), tipo de salario monetario, tipo de interésy provisión material de dinero 3. Estas incógnitas no quedarán de-terminadas en tanto no se introduzcan dos ecuaciones más, ele-vando también a siete el número de éstas.

Los Principios de Marsball muestran un modo de procurarseestas ecuaciones adicionales. Para los fines de dicha obra, que tre-ta principalmente de las tendencias a largo plazo, Marshall postu-la que, en equilibrio, la ocupación es siempre igual a la fuerzade trabajo disponible, y es fija, por lo tanto, si se prescinde delas variaciones del número y la distribución por edades de la po-blación (juntamente con otra ligera puntualizaron que se men-cionará luego) 4 ; siempre existe, precisamente, plena ocupaciónen el sentido de Keynes. Este postulado se ajusta bien, a efecto»de largo plazo, con el hecho de ser aproximadamente estable des-de 1850 hasta el comienzo de la primera guerra mundial, según lascifras de las Trade Unions, el tanto por ciento de paro, promediode los años buenos y malos, en sucesivos ciclos económicos. Estonos proporciona una de las ecuaciones que necesitamos: la can-tidad de trabajo operante es igual a una constante arbitraria.Aparte de esto, Marshall postuló también, a los fines de los Princi-pios, que el nivel general de los precios se mantiene constante. Es-cribe : «A lo largo <lel presente volumen suponemos, a falta de unaafirmación en contrario, que todos los valores están expresados enunidades monetarias de poder adquisitivo fijo, de la misma ma-nera que los astrónomos nos han enseñado a determinar el comien-zo o el fin de cada día con referencia, no al sol real, sino a unsol medio que se supone en movimiento uniforme a través de loscielos» 5. Esto nos da una segunda ecuación: la renta monetariadividida por la renta real, que es función de la ocupación, es iguala una constante arbitraria. Queda asi satisfecho el tributo. Ape-nas hay que decir que Marsball no emplea ninguno de estos pos-

1 Uto la f m e «provisión material de dinero» como abreviación de pro-vitión de dinero medida en anidada monetaria*. He de din-ñiparme porllamar «materiales» • lot saldoi banearío*, pero no «e me oeorre ana palsbramejor.

' Cfr. po$t. pág. 30S.• Principie». p a '

Page 13: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

NOVIKUBM: 19S0] LA «TEORÍA CEKEIAL» PE KEYXES 303

talados —otra cosa hubiera sido notoriamente incompatible conlos hechos— al referirse a los problemas de corto plazo con losque se ocupa Keynes.

Para estos problemas las dos ecuaciones que faltan habrán detraerse de otro lugar muy distinto. Keynes deriva una de ellas delpostulado de ser el tipo de salario monetario o una constante ar-bitraria o, como sugiere él en una ocasión, una función crecientede la ocupación. Otra proviene del postulado de ser la provisiónmaterial de dinero o una constante arbitraria o una función cre-ciente del tipo de interés. En el desarrollo del análisis trataréambas cantidades como constantes —como constantes cuyos valo-res está en nuestras manos cambiar, por supuesto—. Pero análogosresultados se siguen si permitimos a una o las dos ser funciones cre-cientes *.

VIII. EL CARÁCTER DEL EQUILIBRIOKEYNESIANO

Consideremos ahora, de una manera general, el carácter delequilibrio, en cuanto a la ocupación, la inversión, etc., que espropio de cualquier determinada situación de los elementos com-prendidos en el esquema keynesiano. En este esquema, la ocupa-ción, en condiciones de equilibrio, no corresponde necesariamenteal nivel exacto de la plenitud; entendida ésta en el sentido deque, aparte la fricción, todo el mundo que desea emplearse lo-consigue y no hay puestos vacantes. Por el contrario, la ocupaciónpuede ser insuficiente o sobrante en cualquier grado, según la si-tuación de los diversos elementos en el sistema. A menos que unoo varios de estos elementos sea ajustado expresamente para lograrla plenitud exacta, ésta sólo puede alcanzarse por una asombrosa

* Keynes pretende que un esquema construido sobre los postulado»manhallianos qnedaria incluido, como un cito etpecial, en su propio cu-quen». Lo dicho habrá mostrado qne la relación no ea tan sencilla conocao. No podemos obtener aquel esquema del de Keynes con sólo hacerconstante una de sus variables. Los dos esquemas ton, más bien, primos«toa un común antepasado; casos especiales ambos de otro mis general q»ecualquiera de ellos. Pero esto es una cuestión académica.

Page 14: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

304 A. c. ricou [R. E. P., II, 3

casualidad. Es imposible decir a priori si la ocupación, en el pro-medio de las situaciones de equilibrio —y a fortiori en situacionesconcretas—, será insuficiente o sobrante. Por supuesto, no pode-mos inferir que sea insuficiente sólo por el hecho de existir, comotérmino medio, algo de paro no friccional. Incluso coa una ocu-pación exactamente plena como promedio, tiene que haber algúnparo de esta clase; porque la ocupación sobrante puede suponer, enel mejor de los casos, un paro nulo, pero minea negativo. Sóloa posteriori puede darse una contestación.

1N0 es fácil esta contestación con respecto a situaciones concre-tas, porque supone una estimación estadística, no sólo de los pues-tos vacantes, sino también de la cuantía media del paro friccio-nal; y puede ser difícil desligar éste de las otras clases de paro.Con todo, Keynes sostiene, con bastante confianza, que en tiemposrecientes siempre ha existido la tendencia general a una ocupación—sin contar el paro friccional— insuficiente. Respalda esta ideaen la experiencia de Gran Bretaña y Estados Unidos durante el|ieríodo entre las dos guerras (pág. 219).

Puede que su visión de los hechos sea conecta. Pero inclusoasí, su interpretación de ellos es, a mi juicio, engañosa. Pues pa-rece encontrarla en la simple insuficiencia de los alicientes parainvertir; en ser demasiado baja la tabla de demanda de inver-sión. Escribe así: «La debilidad del aliciente para invertir hasido en todos los tiempos la clave del problema económico» (pá-ginas 347-8). Pero seria igualmente cierto —e igualmente falso-fundar la interpretación en la situación de cualquier otro de losfactores importantes: en ser excesivamente alta la tabla de ofer-ta de recursos para inversión, es decir, en ser demasiado baja lapropensión a consumir; en ser excesivamente alta la tabla de pre-ferencia de liquidez; en ser excesivamente baja la provisión ma-terial de dinero; o, como por cierto se ha argumentado a vecescon respecto al periodo entre las dos guerras, en ser' demasiadoalto el tipo de salario monetario. Son las interrelaciones de estosdiversos elementos, y no la situación individual de ninguno deellos, lo que determina el volumen de ocupación y, por consi-guiente, explica su exceso o deficiencia respecto a la ocupaciónplena. Según el familiar simil de Marshall, todas las bolas enequilibrio en el fondo de una vasija son igualmente responsables

Page 15: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

KOMCMBRE 1950] LA «TEORÍA CENERAL» DE KEYNES 305

<le la posición de cada una 7. Keynes, si se hubiese visto apretado,no habría negado esto, creo yo, excepto en lo relativo al tipo desalario monetario, sobre el cual algo se dirá luego. La concentra-ción del énfasis en un solo elemento se debió a sus preocupacionesprácticas; consideraba aquel elemento como el que mejores pers-pectivas ofrecía para ser sometido a una intervención útil parala sociedad.

IX. DIFERENCIAS ENTRE SITUACIONESDE EQUILIBRIO A CORTO PLAZO

Trataré ahora de describir la manera en que difieren la ocupa-ción, la inversión, etc., de una a otra situación de equilibrio a«orto plazo, cuando difiere uno u otro de ciertos factores domi-nantes esenciales, mientras los restantes permanecen iguales. Parahacerlo, supondré que, de una a otra situación, las diferencias en(a ocupación son equivalentes a las diferencias en el grado en queésta se acerca a ser plena. Esto no es cierto en la medida en quelas diferencias en uno u otro de los factores dominantes afectenal número de las personas que podrían ser ocupadas —o, más exac-tamente, al volumen de la fuerza de trabajo disponible— a. Perotraer esto a cuenta exigiría muchas palabras, mientras que el error«pie envuelve su ignorancia no es probablemente grande. Los fac-tores que Be han de considerar son la tabla de demanda de recur-sos para inversión, la tabla de oferta de recursos para inversión,la tabla de preferencia de liquidez, la provisión material de di-nero y el tipo de salario monetario. Supondré que no hay ocupa-ción sobrante en ninguna de las situaciones que se han de com-parar, de manera que nuestro análisis no puede fallar por estemotivo; y despreciaré, como Keynes lo hace, las complicaciones

' El no comprenderlo, o, más bien, el no adaptar au lenguaje • ello, con-«fojo a Kejraes en otro lugar, creo yo, a una afirmación igualmente parcial:«El tipo de ínteres no es el precio que pone en equilibrio la demanda derecursos para inversión y la disposición para abstenerte del consumo pre-sente. Es el precio que equilibra el deseo de conservar riqueza en formade efectivo con la cantidad de efectivo disponible» (pág. 167). A mi jui-cio, el tipo de interés es el precio que equilibra ornóos pares de cantidades.

1 Cfr. mu, pág. 302.

Page 16: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

306 A. c. ncou [R. E. P., U, 3

relacionadas con la competencia imperfecta, la intervención delos precios y el racionamiento. Como lo hace también él, casi siem-pre me limitaré a considerar un sistema económico cerrado. Ladiscusión seguirá las lineas generales de la Parte III de mi libroKmployment and Equilibrium. Será más sencilla y categórica, so-bre todo porque, como Keynes, postulo aquí una sola función ge-neral de productividad en lugar de dos: una para los bienes deconsumo y otra para los bienes de inversión. Temo que inclusoasí, como la argumentación es esencialmente matemática, tengapartes difíciles de seguir cuando expuestas en palabras —que porfuerza quitan precisión—, y aún más difíciles cuando leidas envoz alta. A lo largo de esta parte de mi conferencia hablare dediferencias y no de variaciones. Como se verá aquí, aunque Key-nes no señala este punto, las consecuencias que. resultan de lasvariaciones tienen una significación mucho más amplia que lasdeducciones que se obtienen de las diferencias.

X. DIFERENCIAS EN LA TABLADE DEMANDA DE INVERSIÓN

Consideremos primero las diferencias en la tabla de demandade inversión. La parte de la discusión que tiene mayor importan-cia para la práctica se refiere a condiciones en las que no hay pe-ligro de que se haga caer por bajo de cero al tipo neto de interés.En este ámbito el análisis rinde los siguientes resultados:

Si se tomase como fijo el volumen de ocupación, una tabla dedemanda de inversión más baja en la situación A que en la situa-ción B supondría evidentemente una cantidad menor de inversióny'una cantidad correspondientemente mayor de consumo. Pero enel esquema de Keynes el volumen de ocupación no es fijo. Unatabla de demanda de inversión más baja supondrá también unacantidad menor de inversión demandada. En el equilibrio, porconsiguiente, tiene que haber también una menor cantidad ofre-cida. Por lo tanto, ni la propensión a consumir y, con ello, la fun-ción de oferta de inversión siguen como eran, o el volumen deocupación tiene que ser menor, o el tipo de interés tiene que sermás bajo en la situación A que en la situación B. Pero si el tipode interés es más bajo, la velocidad del dinero en renta tiene

Page 17: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

NOVIEMBRE 1950] LA UTEOMA CEilEML» DE KEYNES 307

que ser menor, y lo mismo la renta monetaria. Esto supone quelos precios son más bajos, y, por lo tanto, como el tipo de sala-rio monetario no ha variado, la ocupación'decaerá. Asi, lo mismosi el tipo de interés es más bajo que si no lo es, la ocupación tieneque ser menor en la situación A que en la situación B *.

Este es el punto vital. Pero el análisis puede llevarse un pocomás lejos. Por las propiedades de la propensión a consumir sabemosque si el tipo de interés es más bajo en la situación A que en lasituación B, y en la medida en que lo sea, el consumo será mayor;pero en la medida en que la ocupación sea menor, el consumoserá menor. No podemos decir sin un conocimiento profundo dela forma de la función si dominará la primera o la Begunda deestas tendencias, y, por consiguiente, tomando ambas en conside-ración, si el consumo será mayor o menor en la situación A queen la situación B. Si es mayor, la deficiencia de la ocupación enla situación A, comparada con la B, será menor que la deficien-cia de la inversión; en el caso opuesto será mayor. Asi, el multi-plicador, como lo denomina Keynes, cuyos valores se obtienen di-vidiendo por las diferencias en la inversión las consiguientes di-ferencias en la ocupación, aunque tiene que ser positivo en todocaso, puede, desde un punto de vista general, ser mayor o menorque la unidad. En su opinión, sin embargo, la oferta de recursosde inversión apenas es sensible a las variaciones del tipo de inte-rés. Si así fuese, el multiplicador sería, en general, mayor que launidad. El grado bastante alto de estabilidad que muestran lossistemas industriales modernos sugiere que en todo caso aquél nopuede ser muy elevado. Según Keynes, para la Gran Bretaña seríaalrededor de 2. Pero esta conclusión no puede derivarse sin másde las características generales que él ha asignado a la propensióna consumir.

Hasta ahora sólo he discutido situaciones en que no hay peli-gro de ver al tipo de interés forzado a caer por bajo de cero.¿Pueden existir sitnaciones en que se dé este peligro? En el su-puesto de que el total de las gentes ahorre —lo cual, según nues-tras definiciones, significa una inversión total equivalente— en res-

1 Si la velocidad del dinero en renta no fuete una función crecientedel' tipo de interéi, sino independiente de él, ocupación e inversión aerianlas mitmai en ambat siMaeionei, con el Upo de intcréi mil bajo en la si-tuación A.

Page 18: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

308 A. c. PICOU [R. E. P., II, 3

puesta tan sólo al interés que esperan les rinda el ahorro en elfuturo, es fácil probar que no pueden existir. Porque cuando;como consecuencia del aumento de la provisión de capital resul-tante de las sucesivas inversiones anuales, el tipo de interés ofre-cido por los demandantes ha caidu hasta igualarse con el tipo dedescuento de las satisfacciones futuras de un hombre representa-tivo, la cantidad de recursos ofrecida para inversión l0 tiene queser cero. En esta situación, como el tipo al que el hombre repre-sentativo descuenta las satisfacciones futuras tiene que ser siemprepositivo, el tipo de interés tiene que ser también positivo. Perocon una oferta de inversión nula, la economía habrá llegado a lameta, a largo plazo, del estado estacionario, y en él, si no se in-troduce alguna nueva fuente de perturbación, se quedará parasiempre. Sigúese de esto que también en tuda posición de equili-brio a corto plazo anterior a aquélla tiene que ser positivo el tipode interés. No puede presentarse el caso de que sea nulo o- nega-tivo.

Pero el simple supuesto de que el total de las gentes sólo ahorra'por la atracción del interés no concuerda co» los hechos. Puedeafirmarse que hay personas que desean poseer una provisión deriquezas, o aumcnlur lu que poseen, por la atracción del prestigioo de la seguridad, o por ambas. De aquí que no cesará el deseode ahorrar cuando el tipo de interés llegue a igualarse con el tipode descuento de las satisfacciones futuras (necesariamente positi-vo) de un hombre representativo. Dos posibilidades existen. Puedecesar a un tipo- que, aunque inferior al tipo de descuento de lassatisfacciones futuras de un hombre representativo, sea todavía ma-yor que cero o igual a cero; o puede no cesar a ningún tipo po-sitivo ni al tipo cero. Pensando en esta última posibilidad nopueden dejar de tenerse en cuenta las situaciones en que cabe elpeligro de que el tipo de interés sea forzado a caer por bajode cero.

¿Qué sucederá si semejante situación llega a ser un hecho?Puede quizá pensarse a primera vista que todo acontecería talcomo lo he descrito, salvo que la inversión se haría cero, no paraun tipo de interés positivo, sino para un cierto valor negativo de

:u Ella ce la inversión aecúii Manhall, w decir, la «invenían neta* deKtynes. (Cfr. ante, pág. 295.)

Page 19: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

MOVItlUBHti 19501 I.A «TEORÍA CK.NKKAL» DE KEYNES 3 0 9

dicho tipo. No es así, sin embargo. El hecho crurial es que el di-nero puede conservarse sin ningún coste prácticamente. Sigúesede aqui que el hombre representativo no deseará invertir dineroa un tipo de interés negativo. Por lo tanto, cuando no se esperacambio alguno en los valores relativos —y éste es el caso del equi-librio de un estado estacionario— no deseará invertir nada a untipo negativo. ¡Pero todavía deseará ahorrar, y el ahorro total esigual a la inversión total! Resulta de esto que tiene que abortar•u deseo de ahorrar. Lo cual significa en la práctica que se sentirállevado a retirar de la circulación una cantidad de dinero equivalen-te a la que desea ahorrar, metiéndola en el colchón o colocándolaen cuentas de ahorro. Hará esto día tras día, causando así unacontinua reducción de la velocidad del dinero en renta, y no ce-sará hasta que este proceso culmine en un nuevo equilibrio. Ladetención puede llegar porque cese el deseo de ahorrar del hombrerepresentativo a causa de haber acumulado en dinero, con los pre-cios más bajos, unos activos tan grandes, valorados en trabajo,que no le interese acumular más. Alternativamente, puede llegarporque la ocupación, y por lo tanto el valor, en unidades de tra-bajo, de la renta, haya caído tan bajo que, a pesar de los consi-derables atractivos de disponer de riqueza, no desee él ahorrarnada. En esta situación, como no existe deseo de ahorrar, no pue-de ser abortado; y tiene fin el consiguiente colapso progresivo dela renta monetaria y de la ocupación. Esta es la nueva situaciónde equilibrio cuya proximidad temía Keynes. Es una situaciónmuy diferente de la que'se alcanzaría si la tabla de demanda deinversión fuese suficientemente alta —pudiera bastar con que fuesemuy poco más alta— para hacer positivo el tipo de interés. Esprobable que representase un volumen mucho menor tanto deocupación como de consumo. Es, pues, un estado estacionario denivel bajo. En las palabras de Keynes, «la ocupación es suficien-temente baja, y el nivel de vida lo bastante miserable para anu-lar el ahorro» (págs. 217-18).

Esta posible situación terminal, que con su potente telescopionos descubrió Keynes, la consideraba él, no como un pasatiempoacadémico, sino como una muy seria cuestión. A igualdad de todolo demás, la inversión, continuando año tras año, ha llegado ya acolmar de tal manera las oportunidades de provecho para el ca-pital que el tipo de interés apenas está por encima de cero, y un

Page 20: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

310 A. G. PICOH [R. E. P., Ií, 3

ligero descenso posterior originará la caída acumulativa que, conarreglo a sus supuestos, puede conducir al infierno que nos des-cribe. Keynes creía que, en la ¿poca en que escribía, este infiernopodría ser una realidad, adentro de una sola generación», para«una comunidad bien administrada, equipada con recursos téc-nicos modernos, cuya población no está creciendo rápidamente»(página 220). Era, por supuesto, antes de la guerra y de su enor-me destrucción de activos de capital. No pretendía que tuviese queser una realidad, sobre todo porque, como hemos visto, el equili-brio a largo plazo podría presentarse antes de que el tipo de inte-rés hubiese caído a cero, y en este caso surgiría un estado esta-cionario de nivel alto y no de nivel bajo. Pero puede ser una rea-lidad. Como, sin embargo, todo permite esperar que se continúenrealizando descubrimientos científicos, y que con ello • aparezcanen el futuro nuevas oportunidades de inversión provechosa, lomismo que aparecieron en el pasado, puede muy bien acontecerque jamás se alcance estado estacionario de clase alguna; que ja-más se alcance ni el cielo ni el infierno, sino que el hombre econó-mico, durante el resto de su carrera, tenga que continuar viviendoy moviéndose en el purgatorio ".

11 Cuando la provisión de capital crece gradualmente como consecuen-cia de una acumulación de inversiones anuales, puede suceder que, aunqueninguna invención cree nueras oportunidades para el capital, la tabb dedemanda de capital —que, ai las expectativas de la gente respecto al be-neficio fuesen correctas, debería necesariamente bajar— tea sin embargo im-pulsada hacia arriba como consecuencia de un error de optimismo, can elresultado de qne subiría el tipo de interés en lugar de caer progresiva-mente. Supongamos que el error es fuerte y que hay sobrante de ocupación.Al harersc evidente el error de optimismo —y esto tiene que llegar a me-nos de que sea sostenido por medio de una continua inflación— puede darpaso a un error de pesimismo y a una eaida de la inversión por debajode la necesaria para sostener la ocupación plena. Esto es Unto más pro-bable que acontezca cuanto más fuerte sea el error de optimismo y mástiempo se le haya dejado perdurar. En la situación inicial el tipo de in-terés es ya demasiado alto, en el sentido de que si éste se mantuviese,pero se corrigiese a la ves el error de optimismo, la ocupación se- haríainsuficiente. Sin embargo, es deseable destruir el error de optimismo, o, me-jor todavía, cortarlo en flor. La manera tradicional de realizarlo era la res-tricción del crédito baneario. forzando así al tipo de interés todavía máshacia arriba. Keyncs, en el curso de una hábil discusión sobre este punto,•e deja temar por mía paradoja, pero la templa llevándola a una nota al

Page 21: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

I NOVIEMBRE 19501 LA «TEORÍA GENERAL» DE KEYNES 311

XI. DIFERENCIAS EN LA TABLADE OFERTA DE INVERSIÓN

En segundo lugar, consideremos las diferencias en la tabla deoferta de inversión. Esta tabla se deduce de la propensión a con-sumir, que, como se recordará, es para mi una función de la ocu-pación y el tipo de interés. Supóngase que es más baja en la si-tuación A que en la situación B, así que en aquélla el espíritu deahorro es mayor para una misma combinación de cantidad deocupación y tipo de interés. Si la ocupación tiene el mismo nivelen las dos situaciones, es evidente que en la situación A el consumoserá menor y la inversión correspondientemente mayor, y que eltipo de interés será más bajo. Pero en el esquema de Keynes, enel cual la ocupación no es fija, el análisis es más complicado.Como, dados un tipo de interés y un grado de ocupación cuales-quiera, la cantidad de inversión ofrecida es mayor en la situa-ción A que en la situación B, para que haya equilibrio, en la es-tructura que estoy utilizando, la cantidad demandada y, por lotanto, la efectiva cantidad Miminifttrada tiene que ser también ma-yor.' Pero si la cantidad suministrada es mayor, el tipo de interéstiene que ser más bajo, para una misma función de demanda.Esto supone que la velocidad del dinero en renta y, con ello, larenta monetaria tienen que ser menores. Y esto supone, a su vez,que los precios son más bajos, y por ello, considerando fijo el tipode salario monetario, la ocupación decaerá. En resumen: un ma-yor espíritu de ahorro trae consigo una orupación total menor l2.

pie de la página: «El remedio contra un boom no es un lipo de interésmil alio, aino un tipo de interés más bajo» (pin. 322). La verdad pareceaer, como escritores anteriores, por ejemplo, Bagehot. sabían muy bien, quepara curar la fiebre puede convenir ma política del banco central encami-nad» a forzar hacia arriba sustancialmente el lipo de interés, pero que unave* curada la fiebre la presión de los bancos debe suprimirse de golpe. Ape-nas puede dudarse que dcwpuñ de roto el boom de 1920 se mantuvo dema-siado tiempo la presión.

11 Debe advenirse que esle análisis no es simétrico del correspondien-te a las diferencias en la tabla de demanda de inversión. Porque cuandola función de oferta e* la misma en dos situaciones de equilibrio a cor-to plazo, menos inversión supone necesariamente menos ocupación; perono ocurre asi ruando, como en el presente raso, la función de oferta no es

Page 22: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

312 A. <:. PICOU [R. E. P., II, 3 |I

Esta conclusión es probablemente, en lo que concierne a susefectos sobre la actitud y la conducta de los hombres de la prác-tica, el elemento más importante de las enseñanzas de Keynes.Cualquiera que sea la justicia de su crítica de los «economistasclásicos», no cabe duda que en el periodo de gran marasmo mu-cha gente creía que el espíritu de ahorro, o de economías, no ha-ría sino transferir ocupación del consumo a la inversión, sin re-ducir aquélla mientras tanto, y, como consecuencia de la aporta-ción realizada al equipo de capital, estimulándola finalmente. Ylo creían no sólo para los periodos de ocupación sobrante, cuan-do, ciertamente, podía ser verdad, sino también para los pe-riodos de marasmo. Lo cual es un verdadero desatino. Nadie dudaya que la argumentación de Keynes, tal como la he expuesto másarriba, no sólo es correcta en sus premisas, sino aplicable además,en términos generales, al mundo real. Mas sin embargo, es menes-ter introducir en ella dos importantes puntualizaciones. Si loshombres de negocios del país creen que éste se va a ir al trastecomo consecuencia de un derroche de consumo, una campaña deeconomías puede restaurar la confianza de ellos y provocar así unaelevación de la tabla de demanda de inversión. De igual manera—pasando por un momento a una economía abierta—, si losextranjeros poseedores de créditos en la moneda del país están enla misma creencia, dicha campaña puede detener una salida <leoro al extranjero y favorecer así a la renta monetaria. Estas reac-ciones pueden ser lo bastante amplias para ejercer un efecto netofavorable sobre la ocupación. Por lo tanto, no es cierto que enlos primeros estadios del pánico de 1930 fuese un error la campa-ña de economías del Gobierno. Pero pocos economistas negaríanhoy que ésta se mantuvo demasiado tiempo.

El análisis que he desarrollado hasta este punto afirma que unmayor espíritu de ahorro provoca a la vez menos ocupación ymás inversión. Esto significa que el multiplicador pertinente —dis-tinto en forma matemática, como es natural, del relativo a las di-ferencias en la función de demanda— no es positivo, sino negati-vo. Keynes no acepta esto. Por el contrarío, escribe: «Hasta al-

ia misma en las dos situaciones. Debe añadirse que en este caso, como enel otro, no podría haber diferencia alguna entre el volumen de ocupaciónen las dos situaciones si la velocidad del dinero en renta fuese indepen-diente del tipo de interés.

Page 23: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

.NOVIEMBRE 1950] I.A «TEORÍA CENERAI.» DE KEYNES 313

canzarse el punto de la plena ocupación, el crecimiento del capi-tal no descansa en modo P.lguno en una baja propensión a con-sumir, sino que, por el contrario, tiene en ella su freno; y sólo encondiciones de plena ocupación una baja propensión a consumirprovoca el crecimiento del capital... Nuestra argumentación llevaa concluir que en las condiciones contemporáneas el crecimientode la riqueza, lejos de depender de la abstinencia del rico, comose supone por lo común, se ve probablemente estorbado por ella»(página 373).

De esto obtiene él una importante inferencia. En su opinión,es probable —y Jas investigaciones estadísticas posteriores lo hanconfirmado— que las personas pudientes ahorren, no sólo una can-tidad absoluta mayor que las gentes más pobres que ellas, sinouna maydr proporción de su renta. F.Rto significa que una distri-bución más igualitaria de una determinada renta total traería con-tigo una propensión a consumir más alta, es decir, menos espí-ritu de ahorro. Ahora bien, se ha dicho con frecuencia que lasgrandes desigualdades de renta, por recusables que pudieran serpor otras razones, al menos fomentaban la inversión. Pero conarreglo a la tesis de Keynes, excepto cuando la ocupación es so-brante, como ocurre, por ejemplo, en el caso de una guerra, ocuando se mantiene constante por una deliberada política del Es-tado o de los bancos, la verdad es lo contrario. De aquí que, es-cribe él, «desaparece asi una de las mayores justificaciones socia-les de la gran desigualdad de riqueza» (pág. 373).

Estas conclusiones son muy incitantes. Pero son incompatiblescon mi análisis. Porque, con arreglo a este análisis, es sólo el he-cho de incrementarse la inversión lo que provoca la caída del tipode interés, la cual indirectamente ocasiona la contracción de laocupación. La explicación es, como dije anteriormente, que Key-nes considera la demanda de inversión, no 6Ólo como una funcióndecreciente del tipo de interés, sino, además, como una funcióncreciente del consumo presente y, por consiguiente, de la rentaprésente valorada en trabajo. Si fuera así, y si la relación, entrerenta e inversión demandada fuese suficientemente intensa, a unnivel inferior de la renta debido a un mayor espíritu de ahorroacompañaría una inversión menor, y, sin embargo, el tipo deinterés, que tiene que ser menor si la ocupación ha de ser menor,sería efectivamente menor. En estas condiciones las conclusiones

Page 24: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

314 • A. c. PICOU [R. E. P., II, S

de Keynes se cumplirían. Pero he argüido antes que, de una aotra situación de equilibrio a corto plazo, la cantidad de inversióndemandada no es en modo alguno función creciente del consumopresente.' Si tengo razón, el supuesto en el que basa Keynes sussugestivas conclusiones es incompatible con los hechos, y, por con-siguiente, aquellas conclusiones fallan. Pero su principal conclu-sión, que, en las condiciones consideradas, el espíritu de ahorroperjudica la ocupación, no se debilita en modo alguno.

DIFERENCIAS EN LA TABLADE PREFERENCIA DE LIQUIDEZ

En tercer lugar, consideremos las diferencias, entre la situa-ción A y la B, en la tabla de preferencia de liquidez; es decir, enla proporción de su renta que las gentes deciden conservar enforma de dinero material a los diversos tipos de interés. En elesquema de Keynes una tabla de preferencia de liquidez más bajasupone una mayor velocidad del dinero en renta; por consiguien-te, mayor renta monetaria; por consiguiente, precios más altos,y por consiguiente, supuesto fijo el tipo de salario monetario, ma-yor ocupación. Este incremento de ocupación, por llevar consigoun incremento de la renta, valorada en trabajo, significa, a su vez,una mayor cantidad de inversión ofrecida y utilizada. Las conse-cuencias, en cuanto a ocupación e inversión, son, pues, las mis-mas que las que provienen de una tabla de demanda de inversiónmás alta. AI mismo tiempo, el incremento de ocupación y el tipode interés más bajo, asociado con este incremento, activan la ofer-ta para un consumo mayor. Así, la ocupación es mayor en ungrado más alto que lo es la inversión. Esto significa que el mul-tiplicador pertinente aquí —este multiplicador ni es, matemática-mente, de la misma forma que el relativo a las variaciones de lademanda de inversión, ni de la que el que corresponde a las varia-ciones de la oferta de ésta— tiene que ser mayor que la unidad.

Page 25: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

NOVIEMBRE 1 9 5 0 ] 1.A «TEORÍA CKNKRALq DE K.EYNKS 3 1 5

XIII. DIFERENCIAS EN LA PROVISIÓNDE DINERO

En cuanto a las diferencias en la provisión material de dinero,es evidente que, a igualdad de todo lo demás, las reacciones sobrela ocupación, inversión, etc., son exactamente las mismas que lasdebidas a las diferencias en la tabla de preferencia de liquidez.

XIV. DIFERENCIAS EN EL TIPODE SALARIO MONETARIO

Queda por considerar las diferencias en el tipo de salario mo-netario. Todo el mundo sabe que si, en una determinada indus-tria, sube o baja el tipo de salario monetario, la ocupación nor-malmente bajará o subirá, siempre que al principio no sea lo«bastante sobrante». Pero, como Keynes señala justamente, nopodemos saltar de aquí a inferir que si sube o baja el tipo de sa-lario monetario del conjunto de las industrias» se seguirán las mis-mas consecuencias. Porque es posible, e incluso muy probable, queun movimiento del tipo de salario monetario en una industria afec-te a la demanda monetaria de trabajo en otras. Por consiguiente,hay que atacar el problema en un frente más amplio. Si la fun-ción de demanda monetaria total no sufriese alteración por unacaída general del tipo de salario monetario, la ocupación —fuerade los casos de una ocupación inicial plena o sobrante— subiríanecesariamente. ¿De hecho, la función de demanda de trabajo mo-netaria total, permanecerá inalterada o sin alteración suficientepara cambiar este resultado?

Keynes admite que en un sistema abierto que no constituyasino una pequeña parte del mundo económico, ninguna de estascosas es probable. Porque en este sistema, con un cambio exleriorfijo, una baja del tipo de salario monetario tiene que mejorar labalanza comercial, con ello la inversión y, con ella, la ocupación.Más sencillamente, con un patrón de oro internacional u otro dis-positivo análogo, una baja del tipo de .«alario monetario en unpaís relativamente pequeño no puede afectar mucho a los precio»mundiales, ni, por ello, a sus propios precios: la brecha entre

Page 26: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

316 A. c. picou [R. E. P., II, 3

sus salarios monetarios y sus precios se ensanchará de tal maneraque estimulará la ocupación. Por eso observa agudamente Key-nes : «Que la tradicional creencia en la eficacia de las reduccionesdel tipo de salario monetario como medio de aumentar la ocupa-ción tenga mayor fuerza en Gran Bretaña que en los Estados Uni-dos, puede probablemente atribuirse a que este último país es unsistema cerrado, si se le compara con el nuestro» (pág. 263). Es,pues, evidente que, para el análisis, el problema fundamental esel de un sistema cerrado.

En mi opinión, la solución de este problema, admitido lo quese ha dicho sobre el carácter de las funciones a que afecta, es muysencilla. Si el tipo de salario monetario en la situación A es másbajo que en la situación B, la ocupación ha de ser por fuerzamayor, si no ocurre que la renta monetaria, y con ella el nivelde precios, sea inferior en un grado sustancial. Pero dado que lavelocidad del dinero en renta es una función creciente del tipode interés, la renta monetaria no puede ser inferior en ningúngrado, a menos que el tipo de interés sea más bajo. Y la únicamanera de poder bajar el tipo de interés es a través de una mayorocupación y, consiguientemente, de una mayor cantidad de recur-sos ofrecidos para inversión. Sigúese que la ocupación tiene queser mayor en aquella situación en que el tipo de salario moneta-rio es más bajo, y mayor será también el volumen de inversión.Asi, las deducciones a que se llega cuando es menor el valor delos salarios monetarios son las mismas que cuando es mayor la ve-locidad del dinero en renta; es decir, son las de una tabla depreferencia de liquidez más baja. En verdad que, sin este deta-llado razonamiento, es evidente a príori que había de ser así: porlo mismo que es evidente que igual diferencia en la cantidad deté comprada habrá si se reduce su precio a la mitad o si se du-plica la cantidad gastada en su compra. No creo —aumjue de ellono estoy seguro— que Keynes hubiera negado esta conclusión par-tiendo de las premisas establecidas Pero en su capítulo 19 in-troduce otros factores, relacionados con las expectativas, no inclui-dos en su estructura formal, que en algunas circunstancias volve-rían aquélla del revés. He de decir algo sobre esto más adelante.

Page 27: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

KOWKWIKh 19501 |.A «TEORÍA CENKRAL» DE KEVNES 3 1 7

XV. DIFKRENCIAS COMBINADAS

Tras de haber examinado separadamente las deducciones quese obtienen de las diferencias en cada uno de los diversos elemen-tos que Keynes destacó en el pasaje clave que cité anteriormente,hemos de considerar que en la vida real estos elementos no siem-pre, o en realidad pocas veces, varían uno a uno. Hay perturba-ciones que actúan a la vez sobre varios de los factores dominantes.Así, cuando la gente decide consumir menos, a esta decisión acom-paña a menudo la de hacer más líquida su posición, lo que im-plica una reducción de la velocidad del dinero en renta. Asimismoel optimismo puede, a la vez, subir la tabla de demanda de in-versión y bajar la tabla de preferencia de liquidez. Ni estos efec-tos, por fuerza, han de sincronizar exactamente. Keyne.8, por ejem-plo, en su capítulo sobre el ciclo económico, expresa la opiniónde que «la preferencia de liquidez, excepto en aquellas de susmanifestaciones que van asociadas con una actividad comercial yuna especulación crecientes, no aumenta hasta después del colap-so de la eficiencia marginal del capital» (pág. 316). Asimismo unadiferencia «n uno de nuestros factores puede, bien directamenteo bien a través de expectativas a ella asociadas, causar diferenciasen uno o varios de los restantes. Por ejemplo, una tabla de deman-da de inversión alta o una tabla de preferencia de liquidez baja,provocando directamente una alta ocupación, pueden llevar a lostrabajadores a demandar (con éxito) una elevación de salarios.Por el contrario, una gran provisión material de dinero, como loveremos luego, hace alta, en ciertas condiciones, la tabla de pre-ferencia de liquidez, y la hace baja en otras. Por un lado, lacreación de dinero en tiempos de depresión reduce la velocidaddel dinero en renta (cfr. pág. 172); y, por otro lado, en períodosde inflación la eleva, provocando una expansión de la renta mo-netaria mucho más que proporciona] a la provisión material de di-nero. Al intentar la explicación del acontecer real por medio delaparato keynesiano es menester contar, como es natural, con estasinterrelaciones v reacciones.

Page 28: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

318 A. c. PICOU [R. E. P., II, 3

XVI. LAS EXPECTATIVAS

Señalé má* atrita que IHR deducciones que se obtienen de unadiferencia en uno u otro de nuestros factores dominantes no sonde ningún modo la misma cosa que las consecuencias que resultande una variación en él. Prescindamos por el momento de la com-plicación tlel hecho de requerirse tiempo para que emerjan ple-namente las respuestas del sistema económico a los estímulos. Que-da todavía un punto importante, relativo a las expectativas. Cuan-do dos sistemas en equilibrio a corto plazo difieren respecto al tipode salario monetario o a la provisión material de dinero, es na-tural suponer en <:ada uno de ellos que se espera que el tipo de sala-rio existente o la provisión de dinero existente permanezcan tal cualson. Pero si uno de estos elementos varia, es casi seguro que elhecho de la variación traerá consigo la expectativa de una nuevavariación, bien en la misma dirección o bien en la opuesta. Seme-jante expectativa ejercerá, como es natural, su propio efecto in-dependiente sobre la ocupación, y, en tanto no se haya tomadoéste en cuenta, no se conocerán todas las consecuencias de la va-riación. Para predecir el efecto de las variaciones en el tipo desalario monetario o en la provisión material de dinero necesita-mos, pues, además del análisis cuyas líneas hemos bosquejado, (I)un análisis adicional de las deducciones que se infieren de las di-versas clases de expectativas y (II) una cierta idea o razonablesospecha acerca de las expectativas que es probable engendre lavariación que estamos estudiando.

Si se reduce el tipo de salario monetario y esto hace que lagente crea que se va a reducir todavía más, los compradores, tantode bienes como de trabajo, se abstendrán, como es lógico, de todacompra que no sea de la mayor urgencia, con la esperanza de con-seguir mejores condiciones más adelante. Tendrán más afán queantes por conservar el dinero en lugar de utilizarlo. Así, la ex-pectativa de una futura caída del tipo de salario monetarioeleva la tabla de preferencia de liquidez, es decir, disminuye lavelocidad del dinero en renta, y con ello reduce la renta moneta-ria; y esto puede anular parcial, completamente o más qan com-pletamente las consecuencias de la variación habida en el tipo desalario monetario. Por supuesto, si la expectativa engendrada es

Page 29: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

MOVIEMBM. 1930] LA «TEORÍA CENF.RAL» DE KEYNES 3 1 9

que el tipo de salario monetario volverá a subir, el efecto sobre laocupación, la inversión, etc., de la variación habida no será miti-gado o cambiado, sino acentuado. Pero tan probable es, por lomenos, que se engendre el otro tipo de expectativa. En este últimocaso no podemos tener por seguro que una política general dereducción de los salarios monetarios, cuando la ocupación mues-tra señales de decaer, logre su propósito de prevenir o evitar estacaída; ni que logre su propósito una política de elevación deaquéllos en las condiciones opuestas. Como Keynes observa, esocontribuiría sin duda a la inestabilidad de loa precios; pero no esseguro que contribuyese a la estabilidad de la ocupación. Así,pues, sostener, como sugiere lo que dije más atrás, que, en au-sencia de reacciones sobre las expectativas de la gente acerca delos tipos de salario futuros, unos tipos más bajos irán acompaña-dos de una mayor ocupación, no es incompatible con la opiniónde Keynes (pag. 269), según la cual en el muudu real irían muyprobablemente asociados con una ocupación menor.

Respecto a la provisión material de dinero, es éste un terrenosobre el cual existe mayor experiencia real. En los primeros es-tadios de la inflación alemana siguiente a la primera guerra mun-dial, la expectativa general fue que la intensa alza de los preciosy el empeoramiento del cambio exterior acabarían por ser anu-lados. Esta expectativa tuvo el efecto de elevar la tabla de prefe-rencia de liquidez, es decir, de bajar la velocidad del dinero enrenta, con el resultado de que la renta monetaria subió muchomenos que proporcionalmente a la expansión Af la provisión ma-terial de dinero. Las consecuencias de esta expansión sobre laocupación fueron aminoradas por la expectativa que se asoció aella. Por el contrario, en los posteriores estadios de la inflación,la expansión habida en la provisión de dinero engendró la ex-pectativa, que operó asociada a aquélla, de nuevas expansiones.Esta expectativa provocó una elevación de la velocidad del dineroen renta, con el resultado de que la renta monetaria creció muchomás rápidamente que la provisión material de dinero. Las con-secuencias de esta expansión resultaron asi agravadas por la ex-pectativa asociada con ella.

Sobre los dos hechos que acaban de describirse podríamos, siquisiéramos, construir una colección de fórmulas a fin de ofrecerlas deducciones que para la ocupación, la inversión, etc., se ob-

Page 30: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

320 *. c PICOL [R. E. P., II, 3

tienen de las diferencias en las situaciones esperadas, análoga a lacolección que hemos construido sobre las diferencias en las situa-ciones realizadas. Pero seria de muy escasa aplicación práctica entanto no podamos descubrir algunos principios generales para de-terminar qué clases de diferencias en las expectativas serán pro-bablemente inducidas por determinadas diferencias en los hechos.No se han descubierto todavía estos principios generales. No exis-te una técnica para determinar qué supuestos son probablementelos más apropiados a las diferentes situaciones. Lo mejor que po-demos hacer es' examinar cada situación con arreglo a sus propiascircunstancian, recapacitar sobre lo que hayamos podido ver u oírsobre situaciones más o menos semejantes del pasado .. ¡y con-jeturar!

XVII. EL ESTADO Y LA INVERSIÓN .

Esta inseguridad respecto a la dirección en que reaccionarán lasvariaciones del tipo de salario monetario y de la provisión de di-nero creando expectativas sobre variaciones futuras desanimó aKeynes para prender sus esperanzas en el Estado o en otra acciónque apuntase directamente a uno de estos elementos. Después deser el abogado de las medidas monetarias como medio principalde dominar la ocupación, pasó, en la Teoría General, a dirigirmás su atención a la acción del Estado para dominar el nivel de lainversión. «Pienso —escribió— que una socialización algo amplíade la inversión puede resultar el único medio de conseguir apro-ximarse a la plena ocupación; pero esto no obliga a excluir todaclase de compromisos y arbitrios mediante los cuales la autoridadpública cooperaría con la iniciativa privada» (pág. 378). Si esnecesario, el' Estado debería forzar o inducir a inversiones queno rindan fruto alguno. Es mejor —aunque, por supuesto, siguesiendo malo— que un moderado número de hombres se dediquea cavar hoyos y a rellenarlos en seguida que el que un gran nú-mero de ellos esté en paro (cfr. pág. 220). Prima facie, la'accióndel Estado impulsando hacia arriba la tabla fie- demanda de in-versión aumentaría la ocupación. Por supuesto, quiero decir impul-sar hacia arriba la inversión total, no «ólo la inversión del Estado.Debe tenerse siempre presente que la inversión realizada por el

Page 31: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

MlWEMBRE 1950] I.A «TEORÍA CENERAL» DE KEYlfES 321

propio Estado, o bajo el influjo de los subsidios estatales, si seemprendiera MI sectores donde los inversores privados acostumbra-sen a operar ocasionaría una merma en la inversión de éstos; y estareacción podría llegar tan lejos que apenas si aumentase la inver-sión total. Con un Estado que se mantenga esencialmente fuera dela industria puede ser imposible encontrar vías de intervencióncuya eficacia no resulte seriamente, debilitada por esta clase dereacción. Por el contrario, en una economía donde las inversionesdel Estadd constituyan normalmente una gran parte del total, estadificultad será relativamente despreciable. Con el Estado como in-versor único, la dificultad desaparecería por completo.

Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que una acción estatalde este carácter no alcanzaría su finalidad si se financiase reco-giendo mediante imiuii'stos un dinero que en otro caso los par-ticulares habrían dedicado ellos mismos a la inversión o a la ad-quisición de bienes de consumo. Tiene que ir acompañada por lacreación de dinero, principalmente, podemos suponer, en formade crédito barcario. En realidad, una política estatal de inversio-nes dirigida a mejorar la ocupación tiene quizá más sentido comosuplemento de una ampliación de la provisión material de dine-ro; suplemento que evitaría que esta ampliación se cancelase a símisma engendrando un impulso contrario de descenso de la velo-cidad del dinero en renta. Interpretado así, podemos, creo yo.convenir en que si nuestro objetivo es una «plena ocupación» per-manente y nada más, el control estatal de la inversión ofrece, paraun sistema cerrado, la vía de acción más prometedora que tene-mos a nuestro alcance.

Pero ¿cómo pasar del caso de un sistema cerrado al de unoabierto, particularmente a uno como la Gran Bretaña, en el quelas relaciones económicas internacionales juegan un papel tan im-portante? Aquí la ocupación se ve amenazada a menudo por lacontracción de la demanda extranjera de nuestras exportaciones;lo cual, eo primer lugar, cercena la ocupación en nuestras indus-trias exportadoras. Admitida una adecuada movilidad del trabajopara salir de las industrias de exportación, podría llevarse a cabouna expansión de la inversión dentro del país para contrarrestaraquella contracción, exactamente igual que si la contracción se de-biese a una causa interna. Pero esto no corregiría el exceso de las

Page 32: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

322 A. c. PICOU IR. E. P.. II, 3

importaciones sobre las exportaciones, que la contracción de lademanda extranjera tiene que provocar en primer lugar. Hay,pues, un «problema de balanza de pagos», que una economía ce-rrada ignorará completamente. Si la alteración de la demanda ex-tranjera es de corta duración, y admitida también ahora la ade-cuada movilidad del trabajo, no tiene importancia. Pero una al-teración permanente es grave. Está claro que en este caso el re-medio keynesiano tiene que ser, por lo menos, complementadocon alguna otra cosa li. Su análisis de una economía cerrada no esaquí el adecuado. Pero esto no quiere en modo alguno decir que nosea útil.

XVIII. LIMITACIONES Y APORTACIONESDEL ANÁLISIS DE KEYNES

Aun prescindiendo de este punto especial y de las dificultadesque !>uponen las expectativas, el análisis de Keynes es, en mi opi-nión, muchísimo más limitado en objetivo y alcance que lo quese supone a menudo. Describe la posición que tendería a ser deequilibrio a corto placo —entendiendo por posición de «quilibrioa corto plazo la que no es de pleno equilibrio precisamente por-que se está realizando una inversión o una desinversión— cuandolas funciones pertinentes y las variables independientes toman ta-les o cuales valores; y nos permite ver cómo tienden estas canti-dades a diferir de una a otra situación cuando entre ambas situa-ciones una de estas cantidades difiere en una cierta medida. Perolo que tiende a acontecer cuando las circunstancias son tales ocuales no es lo que efectivamente tiene que suceder tan prontocomo se producen aquellas circunstancias. Sólo sucederá efectiva-mente cuando las circunstancias han persistido bastante tiempopara que puedan manifestarse las tendencias asociadas con ellas.Nos enfrentamos ahora con el hecho, cuya discusión hace un mo-mento acordamos posponer, de no ser instantánea la respuesta delsistema económico a los estímulos. Supóngase, por ejemplo, que

11 Cfr. HENDUSOK : «The Fufare of Exch«nge Rale», Oxford EconomicPapnrx. enero de 1949, pág. 9 y síg.

Page 33: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

hOVIEMBBE 1950] LA «TEORÍA CENERAL» DE KEYNES 323

la demanda de nueva inversión anual, baja hasta entonces, se hagarepentinamente alta. El grado de inversión continuará probable-mente, durante un breve tiempo, al nivel apropiado al primitivoestado de la demanda, elevándose después gradualmente hasta elapropiado al nuevo estado. Por consiguiente, en un mundo cam-biante, las posiciones de equilibrio a corto plazo de Keynes notienen probabilidad ninguna de hacerse alguna vez realidad. For-man, pues, pareja con las posiciones de equilibrio a largo plazo,siempre perseguidas pero nunca alcanzadas, que dominan los Prin-cipios de Marshall. Es un error sugerir que Keynes es más rea-lista que Marshall porque, mientras éste sólo se ocupa de tenden-cias, aquél se ocupa de hechos. Ambos tratan únicamente de ten-dencias.

Parece a primera vista seguirse de lo que llevo dicho que si lasvariaciones en las circunstancias fundamentales sólo ocurriesen aintervalos bastante alejados habría fechas y periodos durante loscuales estaría aconteciendo efectivamente lo que tendía a acon-tecer; de manera que en estas fechas y períodos las tendencias deKeynes serian hechos. Pero una esfinge nos acecha en el camino.En verdad, todo lo que sabemos a priort acerca de nuestras posi-ciones de equilibrio es que, dado un conjunto cualquiera de cir-cunstancias, si se estableciesen se mantendrían por sí. Esto no sig-nifica que tenderán a establecerse. Puede suceder, por ejemplo,como en el famoso ciclo del cerdo, que las posiciones reales osci-len de un lado a otro de la posición de equilibrio correspondiente,sin acercarse a ella, e incluso oscilando en torno a ella en arcoscada vez más amplios 14. No puede decidirse a priori de unamanera general si las posiciones reales tenderán de hecho hacialas posiciones de equilibrio correspondientes, sino sólo tras un es*tudio detallado de cada caso individual. La oscilación de nn pén-dulo material se reduce progresivamente bajo la influencia de lafricción, pero no podemos inferir de esto que pase lo mismo conlas oscilaciones de un péndulo psicológico.

Después de mirar así a la esfinge, valientemente, a la cara, ig-norémosla de aquí en adelante. Postulemos que, si los cambios enlas circunstancias fundamentales sólo ocurriesen a intervalos bas-

11 Cfr. mi Economice o¡ Stationary States, país. 13 a 15.

Page 34: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

324 *. c PICOL- [R. E. P., II, 3

tante alejados, las tendencias de Keynes serian verdaderos hechos;que las consecuencias que resultan de Jas variaciones y las deduc-ciones que se obtienen de las diferencias fuesen la misma cosa.Con este postulado, supongamos que en una fecha se hubiese efec-tivamente llegado a una posición de equilibrio a corto plazo A, yque después, en otra fecha, cuando alguna función o variable in-dependiente se ha hecho distinta en un cierto modo, se estable-ciese otra posición de equilibrio a corto plazo B, apropiada a lasnuevas circunstancias. £1 método de Keynes podría decirnos en-tonces, no sólo qué ocupación, inversión, etc., tienden a existiren las dos fechas, sino cuáles serían efectivamente. Pero no podríadecirnos qué le sucede a la ocupación, la inversión, etc., mientrasel sistema sigue el curso del movimiento de una de estas posicio-nes de equilibrio a la otra; qué valores tendrían durante los días,meses o años de desequilibrio intermedios. Asi, pues, hasta enlas circunstancias más favorables, este análisis es un stuccato, ade-cuado para proporcionar no una película de movimiento, sino tansólo una sucesión de instantánea:;.

Estas son limitaciones muy graves, y es especialmente necesa-rio recordarlas cuando se intente aplicar directamente la máquinakeynesiana a la solución de problemas prácticos. Esto no es enmodo alguno «atacar» a Keynes o rebajar MIS aportaciones. Cuan-do un hombre ha trazado un nuevo camino para escalar una mon-taña nunca hollada, podemos ciertamente lamentar que este cami-no no le haya llevado a la cima. Pero no puede haber sino elogiospara el esfuerzo que le permitió avanzar hacia la cima. La médu-la de la contribución de Keynes al pensamiento económico se en-cuentra, como ya he dicho, en el breve pasaje citado de la pá-gina 246 de su libro. Cualesquiera que sean las imperfecciones quepueda haber en su elaboración de la concepción fundamental ma-terializada allí, la concepción misma es una idea germinal suma-mente fructífera. En mi primer artículo de crítica de la TeoríaGeneral no acerté a percibir su significación y no atribuí a Key-nes el crédito que se le debía por ella IS. Nadie antes que él,

" Cuando escribí mi Employment and Equilibrium en 1942, y de nuevocuando lo revisé recientemente, llevaba algún tiempo sin releer la TeoríaGeneral, y no advertí cuín estrechamente se acercan mis sistemas de ecaa-

Page 35: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

NOVIEMBRE 1950] I.A «TEORÍA GENERAL» DE KKYNES 325

que yo sepa, había reunido todos los factores relevantes, tanto losreales como los monetarios, en un solo esquema formal, medianteel cual pudiera investigarse coherentemente su mutuo juego. Estalabor no constituye, a mi entender, una revolución. Sólo seríaapropiado este término si aceptásemos el mito —y lo es para mí—según el cual los economistas anteriores ignoraron el papel juga-do por el dinero e, incluso cuando discutían sobre las fluctuacio-nes de la ocupación, suponían tácitamente que no existían éstas.Yo diría mejor que, planteando y desarrollando su concepción fun-damental, Keynes logró para el arsenal del análisis económico unaaportación muy importante, original y valiosa. Todo economistaque después elabore o retine esta concepción es, en esta medida,un seguidor de Keynes. Todos los economistas, seguidores o no,tienen contraída con él una deuda muy grande por el estímulo in-telectual que su libro ha proporcionado, e incluso por las con-troversias que ha levantado.

XIX. CONCLUSIÓN

Creo que comprenderán ustedes que he tratado aquí de juzgar—de juzgar más o menos técnicamente— un libro, el más impor-tante, sin duda, pero sólo uno de los muchos libros sobre econo-mía que escribió Keynes. Si deseasen ustedes un juicio sobre Key-nes como economista, necesitarían una lente de mucho mayor án-gulo. Tendrían ustedes que tener en cuenta todos sus restantes es-critos económicos, y además la inmensa cantidad de trabajo quedio como «economista práctico» en las dos guerras mundiales. Enla primera actuó como alto funcionario del Tesoro; en la segun-da, como consejero económico del Gobierno británico y negocia-dor en su nombre; esta última tarea bajo la continua carga deuna salud quebrantada, que, con valor y tenacidad asombrosos,despreció enteramente. Prefería, decía él, desgastarse que enmohe-cerse. Si desearan ustedes un juicio sobre su figura intelectual.

ciones «1 cMiuema He su análisis. No bastaba referirse a él como a un explo-rador en esta clase de trabajo, como hice en mi Prefacio, sino que debíahaber hecho expresa referencia al pasaje clave de la Teoría Genera/, citadomas arriba, en las páginas 300-1.

Page 36: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

326 A. c. ricou [R. E. P., II, S

necesitarían abarcar aún más con la mirada. Tendrían ustedes querecordar el inmenso campo de sus aficiones y actividades: teatro,pintura, bibliografía, administración y edificación universitaria,agricultura. Sabía hasta el número de hembras que ha de tenerun cerdo —me refiero a uno de la especie porcina— para ser com-pletamente feliz. Keynes explicaba a sus amigos que el númeroexacto es catorce. Tendrían ustedes que recordar tambicn sus bre-ves pero brillantes ensayos de biografía. Edwin Cannan me dijouna vez que allí estaba, en su opinión, la grandeza de Keynes. So-bre todo, creo yo, tendrían ustedes que recordar su temprana obrasobre Probabilidades, un libro que abrió camino en varios aspec-tos y todavía, a pesar de algunas objeciones sobre sus fundamentosfilosóficos, de gran distinción en este especial campo. Si desearanustedes ir más allá de la figura intelectual y juzgarle como unhombre entero, con todas sus cualidades humanas, como su fami-lia, sus amigos y sus discípulos le vieron, sería tarea aún más di-fícil. Tarea que no es para mí.

Ah, did you once see Shelley plain.And did he itop and speak to you

And did you speak to him again?How siringe it scems, and new!

I croiaed a moor, with a ñame ot iti o mAnd a ccrtain use in the world no doubl,

Yet a hand's-brcadth of it shines alone'Mid liw blank miles round about:

For thcre I pieked np on the heatherAnd ihere I pul inside my brean

A monlted feather, an eagle feather!Well, I forget the rest.

APÉNDICE

Sean e, r, u¡ y m la ocupación, el tipo de interés, el tipo desalario monetario y la provisión material de dinero. Sean ademásF(e) la renta valorada en trabajo; 0 (r) la función de demandade inversión valorada en trabajo; / [r, F(e)] la función de ofertade inversión valorada en trabajo, y g(r) la velocidad del dinero en

Page 37: La 'Teoría General' de KeynesLA "TEORÍA GENERAL" DE KEYNES Una visión retrospectiva n La inducción de este ensayo del profesor lNgou ce justifica, en primer lugar, por la importancia

NOVIEMBRE 1950] LA «SOBÍA GENUAL» DE KBYltES 327

renta. LBB condiciones del equilibrio keynesUno pueden entonoesexpresarse, en su forma más sencilla y concentrada, por las cua-tro ecuaciones:

(2,=5

F(e)(3) m «s constante(4) w = constante

Se verá que el número de ecuaciones independientes es igualal número de incógnitas, de manera que el sistema no es ni inde-terminado ni mis que determinado.

A. C. PIGOÜ

(Traducción del inglés por José VERCAIA)