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A. Rupert Hall LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA 1500-1750 CRÍTICA

La Revolución Científica 1500-1750

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Rupert Hall, A. -

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  • A . Rupert HallLA REVOLUCIN

    CIENTFICA 1500-1750

    CRTICA

  • A. RUPERT HALL

    LA REVOLUCIN CIENTFICA 1500-1750

    Traduccin castellana de JORDI BELTRAN

    EDITORIAL CRTICA Grupo editorial Grijalbo BARCELONA

  • Ttulo original:TH E REVOLUTION 1N SCIENCE 1500-1750

    Cubierta: Enre Satu 1954, 1962: A. Rupert Hall 1985: Longman Group Limited, Londres 1985 de la traduccin castellana para Espaa y Amrica:

    Editorial Crtica, S. A., calle Pedr de la Creu, 58, 08034 Barcelona ISBN: 84-7423-257-0 Depsito legal: B. 11.427-1985 Impreso en Espaa1985. HUROPE, S. A., Recaredo, 2, 08005 Barcelona

  • PREFACIO

    Es agradable repensar y reescribir una obra de tu juventud. The scientific revolution (1954) fue el fruto de mis primeros aos dedicados a la enseanza en Cambridge, donde mis mentores haban sido Herbert Butterfield, Alexandre Koyr, Joseph Needbam y Charles Singer. A l echar la vista hacia atrs, es asombroso ver el volumen de slida labor erudita que se ha hecho intemacionalmente desde aquellos dias y las grandes transformaciones que en el curso de casi treinta aos han experimentado la investigacin y la enseanza de la historia de la ciencia.

    En esta nueva versin de la obra citada trato de reflejar la mayor madurez de los estudios sobre la ciencia de los siglos X V I y X V II, estudios a la vez extensos y profundos. La profundidad documental y la riqueza tcnica de las publicaciones recientes superan sobradamente a lo que era normal antes de 1960 y, por supuesto, no es posible reflejarlas de modo suficiente en un volumen refundido como el presente. Sin embargo, procurar transmitir una parte del nuevo espritu de esta rama de la historia.

    Esta nueva versin concluye cerca de la mitad del siglo X V III. Cuando muri Newton la gran fase creativa de la revolucin cientfica ya baha terminado, aunque an no haba sido aceptada y asimilada del todo. Por lo tanto, esta vez omitir las fases subsiguientes del siglo X V III durante las cuales las ciencias de la qumica y la electricidad adquirieron sus primeras formas coherentes. Por otra parte, he ampliado de otras maneras la visin histrica del libro. Los captulos 9 y 10 contienen bastante material de la versin anterior, ya que no poda mejorarlo dentro del mismo alcance. Por lo dems, ste es un libro nuevo. Ya no son necesarias las bibliografas extensas,

  • 8 LA REVOLUCIN CIENTFICA

    de modo que me be limitado a dar entrada a la literatura reciente en las notas correspondientes a cada capitulo.

    Agradezco a la editorial hongman la sugerencia de preparar una nueva versin de The scientific revolution y doy las gracias a la seorita Fiona Cooper y a la seora Julie Hounslow por mecanografiar el resultado. Saludo a todos los colegas y amigos de quienes he aprendido o tomado algo en prstamo, especialmente a aquellos cuya amabilidad no se ba visto menoscabada por algunas discrepancias. Entre todos ellos vuelvo a citar a Joseph Needbam, nico superviviente de la era heroica de los decenios de 1920 y 1930, cuya inmensa erudicin superar largamente la prueba del tiempo.

    A. R. H.

    NOTA BIBLIOGRAFICA

    En la versin original del presente libro, The scientific revolution, 1300-1800 (1954), as como en la segunda edicin publicada en 1962, haba una seleccin de obras de lectura recomendada. La mayora de ellas siguen siendo tiles. Dos publicaciones recientes contienen numerosas remisiones a fuentes y literatura secundaria; se trata de Magda Whitrow, ed., Isis Cumulative Bibliograpby (5 vols.), y C. C. Gi- llispie (jefe de redaccin), Dictionary of Scientific Biography (16 vols.). La revista Isis publica extensas bibliografas actuales.

  • INTRODUCCIN

    La revolucin cientfica del presente libro se refiere a las ciencias naturales, esto es, al conocimiento del mundo externo que actualmente suponemos que existe con independencia del hombre aunque en el pasado reciente exista la creencia universal de que una de las mejores razones para estudiar la naturaleza era la ntima relacin entre sta y el hombre , incluyendo el cuerpo humano, que puede investigarse objetivamente y que desde hace mucho tiempo se ha comparado con el cuerpo de los animales. No me ocupar aqu de las ciencias de la mente y de la personalidad, ni de las sociales, como, por ejemplo, la antropologa y la economa. Considerar la ciencia como conocimiento significa seguir las actividades y los escritos de hombres doctos: filsofos y matemticos en los primeros siglos, astrnomos, naturalistas y qumicos, como empez a llamrseles en siglos posteriores. En general, no analizar las creencias populares (pese a que muchas de ellas tambin hallaban aceptacin entre algunos hombres doctos: la astrologa y la brujera, por ejemplo), ni tratar de verificar hasta qu punto el dominio de las cosas vivas y los materiales naturales por parte del artesano expresaba un conocimiento de la naturaleza. Estos temas han sido investigados y vale la pena que as se haga, pero se apartan del nivel acadmico y culto a que quiero ceirme en este libro. Tampoco es una muestra de esnobismo ocuparse de lo acadmico y descuidar lo popular. No es ninguna aberracin moderna el que la imagen que el ciudadano corriente tiene del mundo en el que habita sea una popularizacin de la imagen de las lumbreras acadmicas; la mayor parte de la ciencia que se cita en las obras de Shakespeare se remonta a antecedentes clsicos y medievales perfectamente vlidos. No es coincidencia que en tiempos de Shakespeare el conocimiento popular de la sexualidad y la reproduccin procediera

  • 10 LA REVOLUCIN CIENTIFICAde una obra titulada La obra maestra de Aristteles, ni que la astro- logia popular del siglo xviii llevase an las seales de sus orgenes entre los matemticos babilonios. Algunos ejemplos de conocimiento cientfico han brotado del suelo hacia arriba el descubrimiento de la vacunacin por Jenner es quizs el ms famoso de ellos , pero es incomparablemente mayor el nmero de creencias populares que se han sedimentado desde arriba. Asimismo, es en las obras eruditas donde el historiador encuentra la presentacin ms clara y lgica de la visin que una sociedad tiene de la naturaleza, incluyendo sus errores y supersticiones. A decir verdad, del mismo modo que los samoanos de hoy no podran decimos qu significaba crecer en Samoa hace cincuenta aos, por lo que tenemos que recurrir a los estudios antropolgicos de Margaret Mead, tambin la nica manera de descubrir qu pensaban las personas corrientes del pasado consiste en recurrir a la constancia que de ello dejaron, tal vez sin darse cuenta, sus contemporneos ms cultos: escribanos, jueces, eruditos.

    De modo parecido, al escribir sobre la revolucin cientfica, hablar poco de la visin total o parcialmente mgica de la naturaleza y no me explayar en seudociendas como la astrologa y la alquimia que la revolucin cientfica tendi a desplazar o devaluar (todava tienen partidarios). Esto no se debe a que las ideas mgicas, o las ideas hermticas, o los prindpios de la astrologa y la alquimia no fueran estudiadas y explicadas por hombres de cultura impecable. Muy al contrario: algunas de las grandes figuras de la revoludn cientfica, incluyendo a Kepler y Newton, se tomaban estas cosas en serio.1 De hecho, algunos historiadores afirman que el inters que estos modernos, como por lo dems podramos considerarlos, mostraban por la alquimia o la astrologa, por no hablar de los conceptos cristianos de la divinidad del origen y la gobernadn del universo, afectaron profundamente su labor dentfica-tcnica. Por ponerlo en el nivel ms bajo, la forma en que el progreso del pensamiento va acompaado de una espede de atavismo, ta vez sin que el pensador progresista sea consciente de ello, dertamente forma parte de la historia. Casi todos los pensadores revolucionarios Newton, Robes- pierre, Florence Nightingale, Einstein muestran algn tipo de apego profundo a algn orden de pensamiento ms antiguo que parece casi

    1. Vase B. I. T. Dobbs, The founiathm of Newlotts alchemy, Cambridge U. P., Cambridge, 1975.

  • INTRODUCCIN 11

    inexplicable a las pocas posteriores. Habiendo rechazado tantos juguetes de la infancia intelectual, por qu se aferraron a ese?

    A este respecto, confieso sin vergenza alguna que sigo una lnea positivista e incluso whig, ya que en la misma oracin no puede escribirse acerca de la visin que de la batalla tienen los vencedores y los vencidos. No creo que Coprnico sea una figura histrica importante porque nombrara una vez a Hermes, que el tratado de astrologa de Kepler sea su obra ms importante, que el nombre de Newton sea inmortal porque leyera a los alquimistas, ni que el hecho de que la seorita Nightingale rechazase los grmenes fuera un error fatal para sus enseanzas. He procurado analizar, poner en contexto, comprender la obra creativa de hombres y mujeres; si nos interesa la creatividad, debemos seguir en gran medida a los victoriosos y no a los derrotados. Hay que aceptar el atavismo, pero no suponerlo ms interesante y significativo que la creatividad conducente al abandono de ideas tradicionales.

    Que el historiador deje a sus colegas filosficos la tarea de comentar lo que entraa realmente la consecucin de la victoria gracias a un sistema cientfico o teora en vez de otros: observar que a veces depende de la presentacin de datos nuevos basados en hechos, o de la consideracin de equivalencias y su plausibilidad (es ms fcil creer que la Tierra se mueve que creer que se mueve el Sol?), otras veces de la preferencia por un concepto nuevo (como en el caso del tomo en el siglo xvu, no siempre nuevo en el sentido histrico ms sencillo) o de la aceptacin de argumentos matemticos originales. Algunos historiadores diran que los cambios de preferencia cambios, a lo largo de un perodo de tiempo, en aquellas proposiciones que la gente est dispuesta a calificar de evidentes, plausibles, racionales o de otra forma pateada estn muy condicionados por experiencias o pensamientos sin ninguna relacin directa con la ciencia y sus problemas. Lo que resultaba obvio para un cristiano medieval tal vez pareca sumamente discutible para un filsofo griego, por ejemplo; o cabra argir que el conocimiento de las mquinas podra alterar las ideas sobre la fsica o incluso la biologa; o, quiz de la forma ms general de todas, algunos historiadores consideran una perogrullada que, del mismo modo que el estudio humano de la sociedad, sus costumbres y sus instituciones se ve hasta cierto punto influido cuando menos por los conocimientos cientficos de los investigadores, tambin, a la inversa, las ideas que las personas ten

  • 12 LA REVOLUCIN CIENTFICA

    gan de la sociedad pueden afectar sus ideas de la naturaleza. En el ejemplo ms sencillo, el concepto de Dios como creador del universo ha sido generalizado partiendo de la experiencia humana de lo que representa hacer cosas: de manera que se deca (por analoga) que Dios tena un propsito, que segua un plan como podra seguirlo un constructor de barcos, etctera, y que observaba del modo ms elegante los principios geomtricos. Prescindiendo de la verdad que haya en la opinin de que las creencias cientficas de una sociedad son condicionadas por el contexto de esta sociedad misma y la finalidad de este libro no es discutir este punto en uno u otro sentido, es innegable que, en trminos generales, todos los grandes grupos de personas que estudiemos tienen su propia idea de la naturaleza 2 dentro de la cual hay una serie de creencias concretas, ms o menos consecuentes, relativas a la materia y la creacin, las estrellas y las cosas vivas. As, muchos de los griegos, especialmente los dos gigantes, Aristteles y Galeno, consideraban que todo el universo era orgnico, un conjunto que haba crecido y se haba desarrollado de modo muy parecido a como lo hace una cosa viva, que posea un impulso interno, predominante, de propia conservacin como cosa viva, por lo que ninguno de sus acontecimientos poda ser arbitrario, estocstico o suicida. Para los cristianos medievales el universo era sencillamente el teatro donde se representaba el drama de la cada y la redencin del hombre: de aqu, por ejemplo, la creencia, que dur hasta el principio de los tiempos modernos, de que todas las especies vivas fueron creadas para que el hombre las usase de una forma u otra. Los ltimos dos siglos y medio han sido testigos del predominio de una idea de la naturaleza que se aparta mucho de las que acabamos de citar, puesto que se ve a la naturaleza como el producto quizs un producto fortuito en zonas locales como nuestro planeta de cadenas fortuitas nacidas de la primera constitucin de la existencia. As, pues, a un nivel la revolucin cientfica es el fenmeno del desplazamiento todava parcial, es decir, incompleto de una idea de la naturaleza por otra idea; de una visin del mundo por otra. La teleologa la creencia de que la naturaleza de una cosa hay que explicarla por su excelencia en ser lo que es se ve debilitada; la significacin de los fenmenos que surge de la lgica de la estructura del universo y las leyes de la naturaleza se ve reforzada.

    2. R, J. Collingwood, The dea of ttature, Clarendon Press, Oxford, 1945.

  • INTRODUCCIN 13Pero la revolucin cientfica es ms que esto: no es sencillamente

    anloga a la sustitucin de la esttica barroca por la romntica: el observador no puede limitarse a decir cada una de ellas es perfectamente vlida en sus propios trminos. La ciencia de 1730 era an rudimentaria, pero tambin podr describir y explicar racionalmente muchos ms acontecimientos naturales que la ciencia de 1500. Se saba mucho ms acerca del universo por citar un solo ejemplo: que algunas estrellas muestran cuando menos ciclos de cambio observables, y alteracin de su posicin y, por ende, no son eternamente constantes como siempre se haba credo y el conjunto encaj en una pauta de pensamiento ms satisfactorio. Por supuesto, si pueden hacerse estas comparaciones, es slo porque la naturaleza de lo que se estudiaba era la misma y porque lo que contaba como explicacin todava era (hasta cierto punto) lo mismo: donde no es posible el dilogo entre dos filsofos o, como diramos ahora, entre dos cientficos, tampoco se puede afirmar que uno ha avanzado intelectualmente ms que el otro. Como es obvio, en sentido absoluto no se puede decir nunca que en la sucesin de teoras cientficas a travs del tiempo supongamos, para concretar, las teoras relativas a la influencia de los progenitores masculinos y femeninos en la morfologa y el comportamiento de sus vstagos cada modelo se haya acercado sucesivamente ms a la realidad, aunque slo sea porque no sabemos qu es la realidad ni confiemos en llegar a saberlo alguna vez. Pero podemos estar seguros de que tanto si nuestro conocimiento actual (o, de hecho, el de 1750) es o no ms real, ciertamente su contenido basado en datos es mucho ms rico que el del 1500, de que las teoras estn estructuradas de una manera mucho ms sutil, de que su integracin con otros campos del saber (la qumica, la fsica, etc.) es incomparablemente mayor y, finalmente, de que permite predecir con mayor exactitud acontecimientos futuros partiendo de determinados antecedentes. A esto podemos llamarlo progreso y tambin podemos creer confiadamente que en los sistemas de conocimiento cientfico el progreso puede medirse en trminos totalmente independientes de los juicios de valor. No es sencillamente un juicio de valor mantener que la teora newtoniana del universo es superior a la aristotlica, un tipo ms avanzado de teora; porque la teora newtoniana es ms grande, ms exacta, puede comprobarse con mayor precisin y, sobre todo, ms matemtica que su predecesora.

    Aunque no forma menos parte de una visin del mundo que los

  • 14 LA REVOLUCIN CIENTFICAsistemas cientficos del pasado, la ciencia moderna se diferencia notablemente de todos ellos. Exige criterios rigurosos en la observacin y los experimentos. Excluye los agentes espirituales de su esfera y acepta un materialismo puro, pero estas caractersticas de la ciencia no se establecieron definitivamente hasta finales del siglo xix. Distingue entre teoras confirmadas, hiptesis plausibles y especulaciones tentativas: tres grados de confianza y tal vez, a la inversa, tres grados distintos de estmulo intelectual. Es sumamente matemtica en su estructura y argumentos. En la ciencia moderna una buena teora es general, pero tambin ha de ser precisa, pues probablemente la mayora de los cientficos estaran de acuerdo en que la mejor prueba de una teora es la verificacin de las conclusiones (predicciones) extradas de ella. Adems, las teoras incitan a la investigacin y los frutos de sta imponen la formulacin de teoras; hay campos inactivos de la ciencia donde todo es fijo con la rigidez de los libros de texto, pero en los campos activos donde la investigacin es ms animada el cambio ha tendido a ser cada vez ms rpido. Estas caractersticas se adquirieron mediante el estudio de la naturaleza durante el perodo de transicin que desde finales del siglo x v i i se denomina por conveniencia la revolucin cientfica y se retuvieron mediante el desarrollo detallado tanto del conocimiento basado en datos como de su ordenamiento terico.

    Es pertinente tratar de definir, en trminos generales, la fuerza y el carcter de esta revolucin. Al concluir la Edad Media el hombre tena firmemente establecida su visin del mundo externo y confiaba en ella; expresada en numerosos libros doctos y en varios libros populares, algunos de los cuales (de ambas clases) ya se haban publicado antes de finalizar el siglo xv, esta visin, segn la suposicin general, estaba autentificada por el hecho de proceder del mundo grecorromano, en el cual haban florecido los mejores intelectos de la humanidad y los hombres se haban acercado a la verdad ms que en cualquier otro momento anterior o posterior. Pero esto no era todo, pues la era clsica haba presenciado tambin las mayores hazaas de la habilidad y el ingenio humanos de que se tiene constancia. Sin embargo, las gentes de la Edad Media reconocan, como antes hicieran sus predecesores de la antigedad, que la fabricacin de herramientas y las artes tiles haban partido de unos comienzos invisibles en el alba de la humanidad, mientras que, al parecer, la consideracin filosfica y matemtica de la naturaleza no haba empezado hasta los griegos

  • INTRODUCCIN 15del siglo v, alcanzando una rpida madurez en los escritos de Aristteles (384*322 a. C.) y Euclides (c. 300 a. C.). En virtud de una de las coincidencias ms extraordinarias de la historia, en el siglo vi antes de Jesucristo estamos entrando en el mayor perodo de florecimiento intelectual de la antigua China. Las cien escuelas de filsofos alcanzaron su apogeo entre 500 y 250 (Joseph Need- ham).3 Pero de la historia intelectual china el Occidente medieval, a pesar de Marco Polo, no saba nada. De modo parecido, el conocimiento de la filosofa, la medicina y la ciencia pregriegas estaba limitado a rumores de sabios fenicios y egipcios, el ms clebre de los cuales era un tal Moschus, al que a veces se identifica con Moiss. A estos sabios misteriosos no se les consideraba mdicos ni astrnomos pues los comienzos slidos de estas ciencias en Egipto y Babilonia no se redescubriran hasta el siglo xix, sino como magos, por su habilidad esotrica para leer las estrellas y controlar los agentes naturales.

    Resumiendo, la visin del mundo tena, en la baja Edad Media, cuatro componentes, todos los cuales se remontaban supuestamente (y en realidad) al mundo antiguo: el tcnico, dominio de fuerzas y materiales, del viento, el agua, los metales, la madera y la piedra, en todo lo cual se haban hecho recientemente progresos muy rpidos y efectivos; el filosfico, del que cabe considerar la medicina como parte, que abordaba los problemas ms generales sobre la naturaleza del mundo en que vivimos y se basaba firmemente en los libros de texto de autores griegos, latinos e islmicos que se lean en las escuelas y universidades; el matemtico (incluyendo la astronoma), menos prestigioso que la filosofa (pero sirvindola del mismo modo que, a travs de la astrologa, serva tambin a la medicina) y limitado en sus ramas ms avanzadas a reducidos grupos de expertos; y finalmente las artes hermticas o mgicas, temidas por casi todos, conocidas (al menos segn se dice) por muchos, profesadas abiertamente por unos pocos. Haba vnculos, por supuesto, entre estas formas diferentes del conocimiento: tanto astrnomos como filsofos hablaban de los cielos y.los primeros aconsejaban a los navegantes y exploradores sobre qu deban hacer para recorrer y explorar la superficie del globo; las matemticas estaban estrechamente aliadas a la

    3. Joseph Needham, Science and civilization in China, Cambridge U. P., Cambridge,1934, p. 95.

  • 16 LA REVOLUCIN CIENTFICAmagia (a la gente exageradamente supersticiosa todas las cifras y smbolos matemticos le parecan cabalsticos), del mismo modo que la filosofa, por considerar el cambio cualitativo, era aliada de la alquimia. Arquitectos y artistas, pese a ser artesanos en la jerarqua social de la baja Edad Media y del Renacimiento, podan convertirse en hombres doctos, como hicieron Alberti y Leonardo da Vinci por medio de sus estudios; lo mismo cabe decir de los impresores. Esto contribua a la fertilidad y a la riqueza de ideas, pero tambin a la confusin: lo que pareca ser un argumento decisivo acerca de la naturaleza de las cosas lo mismo poda depender de una cita de alguna autoridad antigua que de una supuesta muestra de experiencia comn, del testimonio de viajeros o de supuestos experimentadores cuyos relatos no podan verificarse fcilmente, o, en raras ocasiones, de una demostracin geomtrica. Debido a que los argumentos tan pronto daban importancia a un tipo de datos como a otro, era difcil llegar a conclusiones slidas, a lo que contribua en no poca medida el hecho de que la autoridad escrita, cuando se recurra a ella, distaba mucho de ser unnime, y al hecho de que la experiencia temporal del mundo real no cuadraba exactamente con los informes de los antiguos.

    Por encima y ms all de todas las formas de autoridad estaba la verdad religiosa, que tambin se expresaba en diversas fuentes, en el Antiguo Testamento y en el Nuevo, en los escritos de los Padres de la Iglesia, en las proclamas de los pontfices y los concilios, y que, ciertamente, distaba de ser clara como el cristal. La salvacin al final de su vida era el nico objetivo importante que deba fijarse un hombre racional; la destruccin antes de que los hombres fueran juzgados sera el destino del universo material. Toda la autoridad estaba de acuerdo en que el mundo haba existido durante mucho tiempo en trminos de vidas humanas varios miles de aos pero que probablemente tena poco futuro, toda vez que Dios pronto cumplira su propsito en relacin con el gnero humano. El sentido de una existencia de las cosas en el tiempo, exceptuando este reducido tiempo humano de cien generaciones y pico, estaba absolutamente ausente, como, a decir verdad, tambin lo haba estado en la antigedad; hasta pareca que el mundo hubiese sido creado perfecto y que luego se hubiera deteriorado poco a poco, en parte a causa del desgaste de los aos, en parte debido a la terquedad y a la codicia del hombre. Hubiera sido absurdo concebir el universo sin el hombre, para el

  • INTRODUCCIN 17que fue creado, y, por ende, impo concebirlo sin Dios. Incluso el intento de distinguir un acontecimiento natural de una intervencin divina llevaba aparejadas consideraciones teolgicas: y no poda haber nada de ciencia hasta que se hubiese establecido esta distincin. El rabe dice: Imshallah: es la voluntad de Dios: dnde iba a decir apropiadamente el cristiano: as es el mundo? En cierto sentido, sta era la pregunta en torno a la cual giraba todo: podra decirse que el presente libro trata de la victoria de la racionalidad sobre la religiosidad. Pero en verdad la situacin en el siglo xv no era ni con mucho tan desesperada como semejante anttesis poda inducir a pensar, aunque haba sido realmente desesperada en la alta Edad Media, poco despus de la cada del imperio romano. Los escasos vestigios de la cultura antigua que a la sazn existan, y su tremendo y rpido renacer en los siglos xn y xiii, haban devuelto a Europa una racionalidad y una pericia intelectual precristianas junto con mucha informacin objetiva sobre la naturaleza que se injertaron en la teologa cristiana y formaron una incmoda amalgama. Si fuera posible comentar los sacramentos en trminos de la filosofa cualitativa aristotlica, ni siquiera santo Toms de Aquino conseguira que Aristteles declarase que el universo no era eterno. Se haban producido fuertes reacciones contra la cultura greco-rabe: las doctrinas de Aristteles fueron condenadas muchas veces en el siglo xm , mientras que Averroes, un musulmn espaol que haba llevado las posturas aristotlicas hasta el extremo, nunca llegara a ser verdaderamente respetable en el Occidente cristiano. Debido a que la inmensa mayora de los hombres doctos eran clrigos, que los torpes textos aristotlicos podan expurgarse o enterrarse debajo de una invocacin de autoridad espiritual y que poda alcanzarse una sntesis armoniosa y, al parecer, inmensamente provechosa, estas tensiones eran ms latentes que apremiantes: pero segua siendo verdad que las epistemologas griega y cristiana eran, y son, irreconciliables; cuando las tensiones volvieron a aparecer con el resurgir del platonismo a mediados del siglo xv, el resultado fue en parte creativo, en parte obstructor.

    Finalmente, podramos preguntar para qu la Europa de la baja Edad Media quera el tipo de conocimiento que calificamos de cientfico. Lo cierto es que, en general, no lo quera por su utilidad prctica. De todas las ramas del saber slo la medicina reconoca la distincin entre episteme y techn, la distincin entre el conocimiento

    2. RUPERT

  • 18 LA REVOLUCIN CIENTFICAterico y la habilidad prctica que nos es tan conocida: y las universidades, como es natural, daban mayor importancia a la primera. Fuera de los estudios acadmicos los que cultivaban las artes esotricas tambin invocaban la idea de que el conocimiento da poder; el mago que entenda la naturaleza de las misteriosas fuerzas ocultas tambin poda dominarlas. Las matemticas tambin aparecan como poseedoras de algunas aplicaciones tiles la relacin de la aritmtica con las cuentas mercantiles y la de la geometra con la arquitectura es muy clara, por ejemplo, en los escritos de la baja Edad Media, pero esta idea no se hizo del todo evidente basta el siglo xv, como rasgo de la mentalidad renacentista, sobre todo despus del redescubrimiento en 1414 del libro de Vitrubio sobre arquitectura (el ms antiguo de los manuscritos existentes haba sido transcrito en el monasterio de Beda en Jarrow en el siglo ix). Vitrubio haba catalogado las ramas tiles de las matemticas de un modo que result muy popular entre los eruditos renacentistas como John Dee (en su prefacio a The Ettglish Euclid, de Billingsley, 1570). La astronoma, como ya he sealado, fue padrina de la astrologa y, por consiguiente, revesta importancia profesional para los mdicos, entre otros. Pero las matemticas propiamente dichas eran una ciencia que no tena aplicacin, mientras que el saber superior de la filosofa, que se extenda hasta lejos a travs de los escritos de Aristteles y de todos sus comentaristas, condujo a la teologa.

    Los hombres cultivaban la filosofa y sabemos que en las universidades medievales la filosofa se estudiaba vidamente porque all donde haya libros siempre habr lectores, porque (en algunas de sus ramas) prometa tcnicas intelectuales de aplicacin universal que podan ayudar a clarificar los misterios del cristianismo, porque (en otras ramas) ofreca una visin clara de los problemas eternos de la existencia y la finalidad, de la continuidad y el cambio, y del orden o armona que seguramente hay debajo del caos y la casualidad apa< rentes del mundo de la experiencia, y porque (en otras ramas) ofreca consejos para comprender las vicisitudes de la vida social y poltica. La filosofa era sabidura secular, la sabidura de este mundo temporal (motivo por el cual los puntos de vista de los autores paganos podan tratarse con respeto) del mismo modo que la teologa era la sabidura del mundo eterno. Los estudios de ambas cosas se encontraban inevitablemente; la Biblia relataba ciertas cosas que haba que creer acerca de este mundo temporal como, por ejemplo, que nes-

  • INTRODUCCIN 19tra Tierra est fijada por su centro, aunque, como ya coment Oresme alrededor de 1370, la razn a solas poda llevarnos a la conclusin de que se mueve como un planeta, si la Autoridad no nos salvara de este error y, por supuesto, la religin tambin tena mucho que decir acerca de la moralidad y la conducta humana. De un modo muy crudo, cabra decir que la filosofa lleg a ser la ms importante de las disciplinas que se estudiaban en las universidades medievales, lo cual era debido a san Pablo y los Padres, que haban hecho del cristianismo una religin intelectual, en vez de ser sencillamente una cuestin de fe y esperanza en el mensaje de Jess; despus de todo, lo que haba causado la trascendental divisin de las iglesias occidental y oriental era una cuestin de filosofa ms que algo relacionado con la historia de Jess y su mensaje. No obstante, si la justificacin ms obvia del estudio de los filsofos paganos se encontraba en la naturaleza de la religin, por paradjico que esto pueda parecer (y de vez en cuando surgan reformadores vehementes y simplistas que lo denunciaban), es ms razonable suponer que era la fascinacin intrnseca, aclaratoria del conocimiento natural lo que atraa a algunos hombres, aunque fueran relativamente pocos, a este aspecto de la filosofa. Algunos (quizs entre ellos podamos incluir al emperador Federico II) se sentan atrados por la enorme variedad y la extraa curiosidad de la naturaleza y la belleza esttica de las cosas vivas; otros, por medio de la mecnica de la definicin y la lgica, buscaban la mxima precisin de las ideas y el rigor para deducir conclusiones relacionadas con problemas de movimiento y cambio; otros, edificando sobre la obra de un gran autor iraqu, Ibn al-Haytam, al que llamaban Alhazen (c. 965-1040), se zambulleron en los misterios de la luz, ntimamente relacionados con las manifestaciones de Dios ante el hombre. A la mayora les interesaba, al menos hasta cierto punto, la cuestin ms profunda de todas: cmo pueden los hombres formarse una imagen coherente, racional del mundo externo siendo ste tan enorme y en parte inaccesible, y hallndose en constante proceso de cambio?

    Es cierto que era una investigacin libresca y literaria que llevaban a cabo los acadmicos con fines didcticos. El clculo tena su lugar en ella de hecho, Richard Swineshead, el filsofo ingls del siglo xiv, pas a la posteridad con el nombre de Calculador porque las funciones y consideraciones matemticas impregnan [su] obra

  • 20 LA REVOLUCIN CIENTFICA

    principal (Murdoch) * pero esta filosofa siempre se distingui de las matemticas. El punto de partida de la mayora de las investigaciones se encontraba en algn autor griego o rabe, aunque, a decir verdad, el filsofo latino poda dejar esto muy atrs; todos los hechos, argumentos y principios de explicacin eran de prestado y todo el saber era en esencia un comentario y una elucidacin de lo que haban escrito anteriormente los hombres doctos de mayor talento. Por medio de grandes tratados se seguan los anlisis refinados y el delicado trazado de distinciones sin ver el mundo real desde una perspectiva nueva; de hecho, gran parte de la filosofa natural de la Edad Media (incluyendo la del Calculador) se ocupa de experimentos relacionados con el pensamiento. Puede que sea mentira que santo Toms de Aquino reflexionase sobre cuntos ngeles caban en la punta de un alfiler, pero no hay duda de que se hizo la siguiente pregunta: qu le sucedera a una piedra que cayese en el hueco entre las dos mitades de la Tierra, si sta pudiera dividirse y las dos partes quedasen separadas por un pie? Hay pruebas de que se llevaban a cabo observaciones muy pequeas, de primera mano, de animales y plantas en medio de la falta casi total de inters por las cosas vivas; y es indudable que se realizaban experimentos en la tradicin ptica. Otro gran momento del empirismo fue Epstola sobre el imn de Petrus Peregrinus, de 1269. Ciertamente, los lgicos medievales aceptaban la observacin directa como prueba de la veracidad de una proposicin y reconocan que poda formularse una generalizacin por induccin partiendo de observaciones repetidas; pero la aplicacin de semejante metodologa a ms de uno o dos casos excepcionales tuvo que esperar hasta la revolucin cientfica.1 La investigacin de fenmenos era un ejercicio intelectual que deba hacerse sobre el papel y no un ejercicio experimental que tena que llevarse a cabo buscando informacin nueva. Durante la Edad Media hubo tres grandes innovaciones tcnicas que podramos calificar de cientficas: la utilizacin de la plvora, de la brjula y de las gafas. Las dos primeras se introdujeron en Europa desde, en ltima instancia, China; la ltima naci del inters que los filsofos latinos sentan por la luz y la visin, que les hizo reparar en que Alhazen haba utilizado lentes 4 5

    4 . Dictionery of scientific biograpby, X II I , p . 208, col. 2.5. A . C. Crombie, Roben Grosseteste m i tbe oritins

  • INTRODUCCIN 21

    de aumento primitivos. Con todo, parece ser que la invencin de las gafas se la debemos a algn hombre sensato y astuto y, ciertamente, no a una de las grandes autoridades de la ptica, Roger Bacon por ejemplo.4

    En qu cambi el carcter del saber, especialmente en los siglos xv y xvi? Algunos de los cambios de perspectiva son muy sutiles: sera ciertamente una equivocacin suponer que los filsofos de la naturaleza en 1600 eran cristianos menos devotos que los de tres siglos antes, pero en aquel perodo el cristianismo occidental y sus relaciones con la filosofa haban experimentado cambios profundos. Por otra parte, simplificaramos demasiado si presentramos la revolucin cientfica como una revuelta contra Aristteles, pues, por el contrario, las ideas y el ejemplo aristotlicos todava podan estimular la innovacin creativa, como en el caso de William Harvey. Sin embargo, algunos aspectos son bastante obvios y de gran alcance. Tal vez lo ms importante de todo fuera el cambio habido en la base cultural. La mayor parte de la herencia intelectual de la Edad Media la haban formado los traductores del siglo x n que trabajaban en Toledo y otros centros de habilidad multilingue: traducciones posteriores, y mejores (como las que Guillermo de Moerbeke hizo directamente del griego al latn para santo Toms de Aquino), tendan a tener poca circulacin, y lo que no se tradujo al principio, como las obras de Arqumedes y la preponderancia de Galeno, no form parte de la citada herencia. De este modo se perdi gran parte de la mejor ciencia tcnica de los griegos, aunque los comentarios rabes sobre ella estaban mucho mejor representados. Del Doctor en Medicina que aparece en los Cuentos de Canterbury Chaucer escribi:

    Bien conocan al viejo Esculapius, y a Deyscorides, y a Rufus, al viejo Ypocras, Haly y Galyen,Serapion, Razis y Avicen,Averrois, Damascien y Constantyn,Bernard y Gatesden y Gilbertyn.

    Quince autoridades, sus nombres ms o menos corrompidos: cinco griegos (uno de ellos mtico, por supuesto), siete rabes, un fran

    6. Edward Rosen, The invention o eyegluses, en Jour. Hist. Medicine m iAllied Sciences, XI, 1936, pp. 13-46, 183-218.

  • 22 LA REVOLUCIN CIENTFICA

    cs y dos ingleses. 1 contingente rabe era el ms numeroso y con mucho el ms voluminoso. 1 Renacimiento hizo que saliera a la luz una inmensa cantidad de literatura clsica olvidada gran parte de ella transcrita en los siglos inmediatamente posteriores a la invasin de los brbaros en los griegos Arqumedes, Galeno, Ptolomeo, Platn, en los latinos Celso y Lucrecio, por ejemplo. La lengua griega, casi olvidada en la uropa occidental, resucit y dio a los estudiosos una sensacin de contacto inmediato y vivido con la ms filosfica de las sociedades antiguas.

    Los rabes se vieron injustamente arrinconados y tachados de simples chapuceros. El mdico y telogo radical Miguel Servet escribe (1537) acerca de la brillantez de Galeno, quien, otrora vergonzosamente incomprendido, ha renacido y se acredita de nuevo para brillar con su esplendor de antao y quien ha liberado la ciudadela que haba estado en poder de las fuerzas de los rabes y purificado las cosas mancilladas por las srdidas corrupciones de los brbaros.7 Los filsofos renacentistas coincidan plenamente con los medievales en que el hombre moderno deba buscar una base firme en las enseanzas de la antigedad, pero deba buscarla directamente, haciendo caso omiso de todo lo escrito entre medias, y de una manera menos restringida. El hroe del Renacimiento fue Platn, ms que Aristteles, especialmente en Toscana; de manera anloga, pero ms adelante, otros tomaron el atomismo de Epicuro y Lucrecio con preferencia a la teora cualitativa de Aristteles. Dioscrides fue otro de los grandes hroes: la botnica del siglo xvi se fund en el estudio de sus obras. Se lea y citaba a los filsofos presocrticos, as como a los pitagricos. Copmico encontr en Plutarco otro descubrimiento renacentista y cit en griego la informacin de que el pitagrico Filolao supona que la Tierra se mova, como hicieran tambin Herclides y Ecfanto; tambin hace alusin a Aristarco de Samos, Anaxgoras, Empdocles y Leucipo, demostrando con ello su conocimiento de una gran tradicin que la Edad Media virtualmente nunca haba tenido en cuenta. Nuevos horizontes trajeron nuevas variedades de pensamiento y nuevos problemas que desenmaraar.

    La ms poderosa influencia filosfica que se hizo sentir en el siglo xv, la de Platn, empuj a la gente hacia las matemticas; no

    7. The Syrups, en C. D. O'Malley, Michael Servetus, American Philosophica!Society, Filadelfia, 1933, pp. 60-61.

  • INTRODUCCIN 23saber geometra era una vergenza. El redescubrimiento de las antiguas matemticas puras y aplicadas empujaba en la misma direccin. En los mil aos o ms transcurridos desde el final de las matemticas griegas, un marciano que quisiera encontrar un genio matemtico hubiese tenido que buscar en la India (especialmente), en China o en el islam, pero no en Europa. Todo esto iba a cambiar: las matemticas propiamente dichas y su pariente prximo, la astronoma, floreceran con una rapidez inslita en Europa. El lgebra por un lado y la trigonometra por el otro hicieron grandes progresos al mismo tiempo que las matemticas eran aplaudidas por doquier como la clave de la navegacin y la exploracin, de la ciencia militar, de la geografa (que se estaba librando rpidamente del legado de los cuentos de los viajeros) e incluso de la esttica. Niccol Tartaglia (1500-1557) ilustra todas las nuevas tendencias en sus escritos: fue el primero en brindar la solucin de las ecuaciones cbicas, estudi la trayectoria de los proyectiles y produjo la primera edicin de Arqumedes. Sin embargo, el mayor inters general lo tiene la idea de que las matemticas ofrecen una clave sin igual para comprender la naturaleza de las cosas; con todo, sta no era una idea nica, toda vez que posea dos ramas principales y distintas: en primer lugar, el convencimiento de que la naturaleza es inherentemente matemtica, porque Dios geometriza eternamente o, como dice Leonardo da Vinci, la proporcin no slo se encuentra en los nmeros y las medidas, sino tambin en los sonidos, los pesos, los tiempos, las posiciones y en cualquier facultad que fuere. Esto quiere decir que no slo podemos esperar que la naturaleza est ordenada racionalmente de algn modo porque, de no estarlo, sera intil tratar de entenderla y porque (como recalc Descartes), de no estarlo, Dios estara engaando a los hombres, lo cual es imposibe, sino que tambin podemos esperar que esta racionalidad est realizada matemticamente. Y, en segundo lugar, existe el convencimiento puramente lgico de que el razonamiento matemtico es el ms seguro de los que disponemos; citando de nuevo a Leonardo: No hay ninguna certeza all donde uno no puede aplicar ninguna de las ciencias matemticas ni ninguna de aquellas que se basan en las ciencias matemticas.* Galileo, entre muchos otros, tambin puso de relieve estas dos caractersticas de las mate-

    8. Edward MacCurdy, The notebooks of Leonardo da Vinei, Cape, Londres, 1948,I, pp. 634, 636.

  • 24 LA REVOLUCIN CIENTFICAmticas: l crea que el Libro de la Naturaleza est escrito en la lengua de la geometra y tambin opinaba que la prueba matemtica de una proposicin es, lgicamente, la mejor que podemos tener. Ninguna de estas tesis se tenan en cuenta en la antigedad; no es que la fuerza de, por ejemplo, una demostracin geomtrica se considerase ms dudosa en la antigedad que en los tiempos modernos, sino que se trata ms bien de que los antiguos suponan que el razonamiento de tipo matemtico era inapropiado fuera de los contextos estrictamente matemticos (uno puede comparar esto con el moderno bulo segn el cual hay mentiras, mentiras redomadas y estadsticas). Haba buenos motivos para este punto de vista aparentemente perverso: la conclusin fsica de un argumento formulado matemticamente es slo tan buena como las premisas fsicas en que se basa; no es lcito argir que una conclusin fsica tiene que ser cierta porque el argumento matemtico es bueno. Los filsofos griegos afirmaban que los axiomas fsicos postulados por los matemticos como, por ejemplo, que los planetas se mueven de manera uniforme en rbitas perfectamente circulares eran tan inciertos o, para ser ms exactos, ofrecan una variedad tan grande de interpretaciones, que no era posible creer confiadamente en nada que se basara en ellos. Comprendan (correctamente) que pueden construirse modelos matemticos diferentes en correspondencia con los mismos principios fsicos, y que estos modelos diferentes pueden de hecho, para ser comparables, deben generar numerosas conclusiones o predicciones idnticas. (En principio, cabe que pueda descubrirse una infinidad de tales modelos matemticos equivalentes.) En consecuencia, siendo incapaces de decidir si en el cielo existen realmente (pongamos por caso) crculos excntricos o epiciclos, los antiguos rechazaban las matemticas como gua para llegar a la verdad, excepto, tal vez, heursticamente. Al parecer, un anlisis literario superaba a un anlisis numrico en probabilidades de dar una respuesta en la que se pudiera confiar: es decir, las imgenes verbales parecan ms definibles y, por lo tanto, ms realistas que los modelos matemticos. El matemtico de la antigedad, adems, slo poda tratar aspectos ms bien simples y estrechos de un tema: crculos en astronoma, rayos de lnea recta en ptica y perspectiva, proporciones en msica; y la realidad pareca siempre ms rica y sutil que estas abstracciones artificiales. En msica, por ejemplo, las notas del ejecutante parecen fundirse armoniosamente unas con otras, aunque los matemticos (aqu, una vez

  • INTRODUCCIN 25ms, Ptolomeo) ensean que es imposible dividir la octava en ocho notas iguales. El griego, resumiendo, saba muy bien que los elementos tericos empleados en un modelo matemtico pueden no existir y que el modelo ofrece nicamente una explicacin posible, no definitiva, del fenmeno: como dice el comentarista aristotlico Simplicio, los astrnomos

    no han podido establecer en qu sentido, exactamente, las consecuencias que entraan [sus] disposiciones [geomtricas] son meramente imaginarias y en absoluto reales. De modo que se contentan con afirmar que es posible, por medio de movimientos circulares y uniformes, siempre en la misma direccin, salvar los movimientos aparentes de las estrellas errantes.9

    Dicho de otro modo, la ciencia matemtica no poda explicar las cosas revelando la estructura de la realidad y su lgica interior; slo poda dar la posibilidad de predecir los resultados futuros partiendo de antecedentes establecidos.

    Desde entonces se han seguido debatiendo los modelos matemticos y su acceso a la realidad. Durante el Renacimiento, no obstante, muchos matemticos como Coprnico y Kepler y algunos filsofos como Galileo sancionaron un punto de vista que era tal vez ms ingenuo que el de los griegos, pero que tambin era mucho ms creativo, como hemos visto en Leonardo. Afirmar que ninguna teora sobre la realidad puede existir en forma matemtica es una restriccin paralizante; el Renacimiento rechaz esta restriccin, afirmando que era una empresa til buscar teoras matemticas a las que tambin en virtud de criterios metafsicos pudiera suponerse reales. El principal ejemplo de esto es Coprnico, que explic que haba abandonado todas las teoras matemticas que existan sobre el movimiento planetario no porque fueran incapaces de salvar los fenmenos, sino porque (siendo a la vez incompletas y contradictorias) no ofrecan una descripcin real de los cielos; sin embargo, la teora matemtica basada en la hiptesis de movimiento de la Tierra es no menos vlida matemticamente para salvar los fenmenos, es congruente y tiene otras ventajas tales como la de situar definitivamente todos los planetas en un orden espacial; puede, por consiguiente, tomarse como

    9. P. Duhem, 7o saee tbe phenomena (trad. de E. Doland y C. Maschler), Univer-ity o Chicago Press, Chicago, 1969, p. 23.

  • 26 LA REVOLUCIN CIENTFICAreal a los ojos de Copmico. Kepler se mostr an ms explcito al argir que el acertado modelo matemtico de la realidad, lejos de ser arbitrario, es el nico capaz de explicar ciertos rasgos del universo, tales como el nmero seis para los planetas (incluyendo la Tierra).

    Esta caracterstica de la ciencia renacentista fundirse insensiblemente con la fsica matemtica (la expresin sigue siendo anacrnica, por supuesto) del siglo xvn se ba calificado de diversas maneras: calificarla de platonismo redivivo pone de relieve el concepto ms esttico del orden matemtico o la arquitectura en la naturaleza y encuentra su xito ms obvio en la cristalografa; calificarla de pitagorismo redivivo acenta el concepto ms dinmico de la teora articulada matemticamente con un matiz ms esotrico (pues los pitagricos, como record Coprnico, mantenan sus descubrimientos en secreto), mayor inters por cmo se producen los fenmenos, que por la composicin del mundo, o, de manera ms sencilla, cabe hablar con Alexandre Koyr de la matematizacin de la naturaleza. La defensa ms elocuente y completa de este proceso la hizo Galileo, cuya matematizacin de la ciencia del movimiento de los cuerpos reales proporcion un modelo para la ciencia fsica en general durante el siglo siguiente.

    Aunque este abandono de la forma de explicacin verbal por la matemtica sea el principal cambio epistemolgico del Renacimiento, no es, desde luego, el nico, ni el nico cambio intelectual que haya afectado a la ciencia. La tendencia introspectiva, respetuosa consigo misma, del pensamiento medieval se debilit: si al hombre se le segua viendo como el microcosmos, esto hada que el macrocosmos, el universo, fuera ms en vez de menos interesante. Si la naturaleza era an el teatro de Dios donde se representaba el drama humano, esta sabidura, esta bondad y esta providenda donde mejor se descubran era en la comprensin cientfica y la veneracin ms profundas de esta maravillosa creacin. Como dice Frands Bacon:

    ... todo el conocimiento y especialmente el de la filosofa natural tiende en gran medida a magnificar la gloria de Dios en su poder, su providencia y sus beneficios; aparece y est grabado en sus obras, las cuales sin este conocimiento se contemplan slo como a travs de un velo.10

    10. F. Bacon, en J . M. Robertson, ed., Philosophicd works, Routledge, Londres, 1905, p. 209.

  • INTRODUCCIN 27Y el Renacimiento, en especial Bacon, tendi de forma creciente a recalcar un aspecto anteriormente olvidado de esta idea: todo lo que hay en la naturaleza lo haba creado Dios para el uso o la instruccin del hombre, estos mensajes slo deban descifrarlos, por as decirlo, aquellos que entendieran la naturaleza, y, por ende, la ciencia puede y debera mejorar la utilidad de la naturaleza para el hombre, cumpliendo as la intencin providencial de Dios. Acaso no haba incontables secretos en la mecnica o en el tratamiento de los metales, por ejemplo, que, una vez descubiertos por los hombres, podan facilitar y enriquecer grandemente sus vidas? El campo ms obvio para semejante mejora, sin que fuera previsible ningn demrito en compensacin, era la medicina; el Nuevo Mundo en especial deba de estar provisto de incontables plantas de valor medicinal, pocas de ellas descubiertas ya por los indios nativos, que Dios seguramente haba creado para que fueran valiosas para los europeos a quienes 1 haba permitido descubrir y ocupar aquellas tierras hasta entonces ocultas.

    La exploracin geogrfica y la expansin territorial haban sido manifestaciones espectaculares, enrgicas de una Europa que de muchas maneras estaba abandonando su talante pasivo por otro activo. El temor al turco feroz durara, en forma de legado anticuado, hasta el siglo xix, pero la Europa cristiana se encontraba ahora en las postrimeras del xv y entrando en una fase de ms de cuatro siglos de duracin en la que no necesitara temer a las presiones de grandes potencias exteriores. Cario Cipolla ha explicado bien de qu modo Europa, gracias a su superioridad tcnica en el arte de la guerra, obtuvo el dominio del comercio a escala mundial, as como el poder que permiti a un puado de hombres someter al imperio azteca.11 El agresivo europeo era a la vez escptico y supersticioso, tolerante y de miras estrechas, brbaro y culto. Una parte de l rechazaba el mundo no europeo por salvaje, absurdo o ineficaz, pero otra parte ansiaba admirar y tomar en prstamo: la porcelana primero, por ejemplo, luego la costumbre de beber t. De modo especial, al euro- neo le impresionaba la habilidad artstica de los pueblos extraos: los trabajos con plumas de los aztecas (su oro, sin embargo, se limitaba a fundirlo en barras), las alfombras persas, las sedas y los algodones indios, pero no encontraba nada que pudiera competir con la industria slida, prctica de su propio continente, o con su perspi-

    11. G alo Cipolla, Guns and sals, Collins, Londres, 1965.

  • 28 LA REVOLUCIN CIENTFICAcada para los negocios, o con su ciencia. Antes de que transcurriese un siglo desde que se doblara el cabo de Buena Esperanza y desde el descubrimiento de Amrica, el europeo empez a verse a s mismo como el gran inventor prctico que haba adquirido poder y riqueza gradas a la combinacin de sentido comn, destreza manual y conocimiento natural. Filosficamente, quien mejor presenta esta visin es Francis Bacon, escribiendo, por ejemplo, en el primer aforismo de su Novum organum: El hombre, siendo el servidor e intrprete de la Naturaleza, puede hacer y comprender tanto y tanto slo como haya observado de hecho o pensamiento d d curso de la naturaleza; ms all de esto no sabe nada ni puede hacer nada. Pero, visual y simblicamente, donde mejor se ve es en Nova reperta (Nuevos descubrimientos) de Jan Stradanus (c. 1590), serie de grabados que muestra la maestra europea en la fabricacin de caones, la imprenta, la fuerza elica e hidrulica, la brjula y el magnetismo, la elaboracin de papel, la fabricacin de gafas, la plvora, el arte de tejer seda y otros muchos oficios, ninguno conoddo de los antiguos aunque gran nmero de ellos ya existan mucho antes d d Renadmiento.12 Aparte del inters de los griegos por el anlisis matemtico de las mquinas, los siglos xv y xvi fueron los primeros en los que hubo inters literario consciente por los oficios y la tecnologa (arquitectura, mquinas, asuntos militares y navales, hidrulica, metalurgia y minera; de hecho, virtualmente toda la gama sin excluir la agricultura (que produjo multitud de libros impregnados por la creencia de que la innovacin y el perfeccionamiento de las tcnicas eran tan posibles como necesarios. De Agrcola a Zonca, los autores insistieron en que el aprovechamiento de la naturaleza por el hombre es casi tan maravilloso como la naturaleza misma.

    En modo alguno todos estos expertos tcnicos a los que tambin podramos llamar propagandistas tenan fe en el saber abstracto o acadmico: algunos, como Bernard Palissy, el ceramista, y Para- celso, el mdico y qumico, se burlaban abiertamente del conocimiento basado en los libros y de su futilidad. De hecho, el incremento del progreso tcnico y de la inversin de capital que llev a Europa a las puertas de la revolucin industrial en los siglos xvi y xvn lo mantuvieron hombres prcticos, ingenieros e industriales, ms que los

    12. Una reedicin til de estos grabados fue publicada por la Bumdy Libran'. Norwalk, Connecticut, hacia 1970.

  • INTRODUCCIN 29eruditos que (a veces) escriban los libros; los annimos precursores de Thomas Newcomen y Abraham Darby. De aqu que los hechos reales del progreso tcnico, as como la percepcin contempornea de los mismos como un ideal a que aspirar cosas ambas que pueden exagerarse, pues todava son invisibles en la literatura de imaginacin, por ejemplo , mantengan una relacin enigmtica con la ciencia. Durante el siglo x v i i , siguiendo a Bacon, la utilidad de la ciencia para los aspectos prcticos de la vida humana se convertira en un tpico propagandstico, pero los beneficios eran siempre futuros ms que actuales. Antes de 1660, de todos modos, los beneficios directos que caba enumerar como frutos del renacer cientfico eran escasos y dudosos; pues de los avances mdicos, por poner un ejemplo favorito, innovaciones como las gafas, batir la catarata o abrir a causa de un clculo parecen surgir tanto de la osada y la destreza manuales como de la teora, y otras, vistas desde nuestra perspectiva, parecen tal vez ms poderosas por su accin sobre las excreciones naturales del cuerpo que por curar verdaderamente las enfermedades. Y all donde el empuje del cambio cientfico parece ms vigoroso quienes lo llevaron a cabo parecen (en la medida en que ahora podemos observarlo) no haberse preocupado mucho por las posibles aplicaciones a la artesana o la industria. Se advierte ms a menudo el deseo de resolver viejos problemas intelectuales que el deseo de resolver nuevos problemas tcnicos. La mentalidad renacentista no crea necesario adquirir conocimientos nuevos para ejercer mayor control sobre la naturaleza; a decir verdad, en la magia, que tanto las gentes cultas como las sencillas consideraban todava como la clave ms obvia para alcanzar tal control, lo nico que se pretenda era emular el poder conseguido por los magos de la antigedad. De manera anloga, muchos matemticos y filsofos naturales, sin excluir a Newton, crean estar recuperando una sabidura que haba permanecido extraviada durante mucho tiempo, ms que descubriendo algo fundamentalmente nuevo. Hasta en un caso aparentemente tan sencillo como el de Francis Bacon es, por lo tanto, anacrnico (como ha sealado Paolo Rossi)u detectar un hilo del pensamiento tan ingenuo como ste: la investigacin trae conocimientos nuevos, los conocimientos nuevos engendran nueva tecnologa. An no se haba expresado el concepto de que el aparato tcnico de la sociedad era capaz 13

    13. Paolo Rossi, From magic to Science, Romledgc, Londres, 1968.

  • 30 LA REVOLUCIN CIENTFICAde adquirir por s solo una perfeccin cada vez mayor. Quiz sea ms prometedor considerar la fertilidad latente en los campos mixtos del saber que el Renacimiento comenz a promover, no slo en varias formas de matemticas aplicadas, sino tambin en las ciencias de la tierra y el mar, la mecnica, la qumica y la fisiologa, esta ltima a punto de dejar de ser un mero equivalente especulativo de la anatoma.

    En estas nuevas disciplinas mixtas la estructura terica era dbil, a la vez que el contenido emprico era fuerte aunque incoherente. Aquellos que ms criticaban el antiguo saber basado en los libros eran tambin los que tributaban alabanzas ms encendidas al saber de los agricultores, los mineros, los alfareros (personas todas ellas que conocan los productos del suelo), o de los baeros, los herbolarios y los alquimistas (personas que conocan las propiedades curativas de las aguas minerales y de otras clases, de las plantas y de los minerales), de los sopladores de vidrio, los carpinteros y los calafates, y los metalarios (personas que conocan las propiedades de los materiales). No les importaba que este saber estuviese desorganizado y que a menudo no fuera digno de confianza, pues al menos marchaba por senderos que los hombres doctos no haban recorrido anteriormente. Historiadores modernos como Edgar Zilsel14 y Cyril Srnith15 han argido que algunos campos nuevos para la investigacin, como el geomagnetismo y la metalurgia (aunque estas etiquetas sean anacrnicas), surgieron casi enteramente de races como stas; Francis Bacon haba dicho ms o menos lo mismo y dos generaciones despus Robert Boyle sealara lo que el filsofo de la naturaleza poda aprender del artesano. Parece cierto que esta actitud ms eclctica y menos desdeosa ante lo que poda considerarse como conocimiento del mundo natural surti un efecto considerable en la historia natural y estimul el inters por sus curiosidades (cuevas, minerales extraos, monstruos y prodigios) y, como en la historia de la neumtica que comentaremos ms adelante, a veces brindaba nuevas ramas de investigacin sistemtica. No es que esto sucediese por vez primera, ya que en la zoologa de Aristteles haba mucha informacin obte-

    14. Artculos aparecidos en Journal of tbe History of Ideas, 1940, reeditados en P. P . Wiener y A. Noland, eds., Roots of scientific thouiht, Basic Books, Nueva York,1957, pp. 219-280.

    15. C. S. Smith, The pirotechnia of Vanoccio Birnguccio, Basic Books, Nueva York,1958, introduccin.

  • INTRODUCCIN 31nida de pescadores, ganaderos, apicultores, etctera, y Ctesibio (el antiguo fundador de la neumtica) era hijo de un barbero de Alejandra. Sin embargo, es dudoso que este refrescante soplo de empirismo fuera la causa directa y nica de la introduccin de la experimentacin sistemtica en la ciencia: ms bien parece que la observacin y la experimentacin conscientes y controladas se emplearon por vez primera en las ciencias tradicionales (la astronoma, la ptica, la anatoma-fisiologa), aunque puede que la qumica presente un caso bastante distinto. Si pensamos en los primeros experimentos clsicos en el campo de la mecnica (sobre la cada de los cuerpos, los pndulos, el choque), por ejemplo, no parecen relacionados muy estrechamente con las mquinas, aunque, por otra parte, hay que tener presente que el pndulo s hace su primera aparicin en mquinas diseadas por Leonardo, como dispositivo inercial para el almacenamiento de energa.

    Por lo menos en la perspectiva ms amplia de la historia, probablemente es intil tratar de ser demasiado definido en lo que se refiere a la influencia del progreso tcnico que en s mismo est por encima de toda duda en la modificacin de los ideales y mtodos cientficos. Desde luego, la destreza artesanal ensanch los horizontes de la filosofa; suponer que la ciencia moderna es una amalgamacin de destreza artesanal y filosofa equivale a proponer una frmula demasiado simple y olvidar aquellos aspectos muy importantes de hecho, preponderantes de la revolucin cientfica que no tenan nada que ver con la experiencia artesanal. Pero conviene tener en cuenta una dicotoma de dicha revolucin que Thomas Kuhn ha sealado:14 entre las ciencias cuantitativas o matemticas y las ciencias cualitativas o experimentales. Si examinamos todo el campo del conocimiento natural en tiempos de Newton e incluso un siglo ms tarde, en tiempos de Laplace, la situacin era muy parecida , veremos que no haba ninguna definicin rigurosa en trminos de metodologa, epistemologa, ideales o cualquier tipo de generalizacin, que pudiera aplicarse uniformemente a todo el campo: las ramas ms precisas de la ciencia, como la astronoma y la mecnica, eran muy distintas en especie de la qumica o la geologa. Sin ser maliciosamente whig, es inevitable pensar que la ciencia de Newton se acerca a nuestro propio

    16. T. S. Kuhn, The essential tensin, University of Chicago Press, Chicago, 1977,pp. 31-69.

  • 32 LA REVOLUCIN CIENTFICAconcepto de la ciencia ms que la ciencia de Boyle o, a fortiori, de John Woodward. Y no se trata de una cuestin de genio personal o de inventiva metodolgica: nadie hubiera podido escribir una obra como Matbematical principies of geology en 1700. Surge, pues, esta paradoja: las ciencias que eran ms rigurosas en su recurso a los hechos, y ms precisas en su articulacin terica, eran las mismas que ya posean estas caractersticas en la antigedad y en la Edad Media; incluso la mecnica, la ms profundamente revolucionaria de todas las formas de conocimiento natural, tena largos y respetables antecedentes. Por otra parte, los temas de investigacin creados o resucitados por el Renacimiento (la qumica, las ciencias de la tierra, la mayor parte de la biologa) seguan siendo primitivos a finales del siglo xvu, desde el punto de vista de la estructura, a pesar de avances relativamente muy grandes. Algunos factores crticos seguan siendo inciertos, dos o ms teoras rivales se disputaban la lealtad de los eruditos y abundaban las contradicciones. La sntesis newtoniana de la qumica no se efectuara hasta alrededor de 1800; la de la geologa, hasta alrededor de 1830; y la de la biologa, hasta alrededor de 1860. (Por supuesto, ninguna de estas sntesis era matemtica por su forma ni por su argumento.) Dicho de otro modo, las ciencias que eran ms originales por su carcter en el Renacimiento, de las que ms se jactaban los propagandistas contemporneos y que ms notables eran por sus fuertes elementos mixtos procedentes de los oficios, ms baconianas, como suele decirse, en un sentido fueron las ltimas en hacer su crtica transicin al modernismo, siguiendo el camino marcado por las ciencias matemticas o acadmicas (y, despus de Newton, emulndolas conscientemente).

    Cmo hay que entender la paradoja de que lo tradicional fuera en cierto sentido ms revolucionario? Puede parecer trivial que una ciencia arraigada, como la astronoma, por ejemplo, avanzara ms rpidamente que la geologa: posea tcnicas, expertos asalariados en las universidades y el patrocinio del estado (por ser til para la navegacin). Lo nico que podemos decir es que esto no es lo que esperaban la mayora de los reformadores intelectuales del Renacimiento. (Descartes es una excepcin: pero l era un matemtico dotado para quien poco contaban el empirismo y la historia natural.) Ciertamente, no era lo que esperaba Francis Bacon: l no buscaba ninguna revolucin intelectual en los campos de la astronoma y la mecnica; si Bacon no se percat de lo que estaba sucediendo a su alrededor (en los

  • INTRODUCCIN 33escritos de Galileo y Kepler, o la presencia ms prxima de William Gilbert y Thomas Harriot), no fue debido a la ceguera, sino al preconvencimiento de que los verdaderos polos de crecimiento del saber cientfico se encontraban fuera del campo general de las matemticas, precisamente porque dicho campo haba sido cultivado durante mucho tiempo hasta alcanzar un punto muerto y estril. Por decirlo de otro modo, Bacon precisamente no previ que el mapa del camino que llevaba a la comprensin de la naturaleza lo trazara algn Newton del futuro, mientras que la generalidad de los historiadores, al mirar hacia atrs, han visto precisamente esto. A partir del siglo xvm , el newtonianismo (en el sentido ms ampio) ha sido considerado como el ideal de la ciencia; por consiguiente, el supremo triunfo de la revolucin cientfica es la consecucin de la visin newtoniana del mundo, con la cual, en siglos posteriores, tambin se hicieron consistentes las ciencias empricas.

    Actualmente esta historiografa impone menos respeto universal que hace treinta aos. Hay quienes piensan que la ciencia natural podra o debera haber seguido otra visin del mundo. Les consuela un poco el hecho de que la visin newtoniana resultara demasiado simple. Puede que hablen de indeterminacin. Este debate no viene al caso ahora, pues he escrito el presente libro con el convencimiento de que el newtonianismo s proporcion el camino histrico hacia el desarrollo de las ciencias que realmente tenemos. Y est claro que, si bien lo que se ha dado en llamar baconismo lo que aqu he llamado el cultivo emprico de las ciencias mixtas hizo aportaciones importantes a la ciencia moderna, no anduvo por el citado camino. Si Galileo, Descartes, Newton (y otros) nunca hubieron odo el nombre de Bacon, la historia se habra visto poco afectada, antes de 1700. Y con esto no pretendo en modo alguno negar la importancia crucial de la reconciliacin ltima, en el siglo xix, del baconismo y el newtonianismo.

    Todo esto depende no slo de la naturaleza de los materiales a los que deben enfrentarse las diversas ciencias, sino tambin de la naturaleza de la mente humana que debe hacer frente a estos materiales. Lo que est en juego no es nicamente el problema: son las estrellas ms fciles de entender que las rocas o sucede al contrario? Cuando deja de ser meramente descriptiva, toda la ciencia es bsicamente un estudio del movimiento y el cambio, ya se le llame evolucin biolgica o la expansin del universo. Ocurre que el movi

    3. RUPERT

  • 34 LA REVOLUCIN CIENTFICAmiento es algo que la mente occidental (al menos) ha encontrado comprensible, en parte gracias a la posibilidad de asociarlo con el nmero, y, por ende, el xito con todas sus manifestaciones es la naturaleza misma de la evolucin cientfica. Ahora bien, el movimiento macroscpico los movimientos fcilmente discemibles de las cosas grandes es relativamente fcil de estudiar, al menos hasta que las velocidades se aproximan a la de la luz, y las cosas son tan grandes como las galaxias: esto ha formado la tradicin principal de la ciencia fsica, desde Aristteles hasta Einstein pasando por Newton. Pero el movimiento microscpico los movimientos normalmente indetectables en la estructura de las cosas que forman la base de la ciencia de toda la substancia viva e inerte es casi imposible de desarrollar de algn modo, pero en especial matemticamente. Aristteles lo encontr tan imposible que lo rechaz (es decir, rechaz el atomismo) por completo; Newton vio su importancia con claridad cristalina, pero no pudo hacer ningn progreso con ello; los comienzos verdaderos fueron con la qumica daltoniana y la teora cintica de los gases. Todava se recuerdan la gran profundidad de comprensin y la posibilidad de unificacin de la teora desde la fsica atmica hasta la biologa molecular. Cuando hablan de la tradicin newtonia- na y su xito, los historiadores, por supuesto, estn hablando de cintica macroscpica, pues a nivel microscpico el xito de Newton fue slo temporal e ilusorio. En contraste, la ciencia baconiana en la medida en que es ms que una descripcin enciclopdica, y, al parecer, la visin del propio Bacon se elevaba en verdad por encima de eso se ocupaba slo de la cintica microscpica, la nica clase de ciencia cintica que interesaba a Bacon. Como hemos comentado antes, de la cintica macroscpica no haca el menor caso. Baconismo, dicho de otro modo, es una etiqueta que podra aplicarse al ms recalcitrante de los dos caminos cientficos para el estudio del movimiento, cuyo seguimiento resultara tan complicado y cuyos frutos (en trminos de teora matemtica) resultaran tan difciles de conseguir. Ni siquiera hoy se encuentran unidos los mundos de Bacon y Newton, o de Bohr y Einstein, aunque s estn estrechamente conciliados.

    Hay quizs otra razn que explica por qu el xito de la rama baconiana de la revolucin cientfica fue menos rpido, una razn que, pese a ello, podra pensarse que le dio fuerza. Se trata de sus claras implicaciones sociales. Profeta de la ciencia industrial, la

  • INTRODUCCIN 35etiqueta que Farrington puso a Bacon es absurda, pues Bacon no poda tener la menor idea de la sociedad industrial ni de la industria basada en la ciencia, aunque sin duda crea que el mejoramiento de la condicin humana era un objetivo benemrito y alcanzable, y meda el conocimiento de acuerdo con un criterio prctico adems de esttico. No slo deploraba los errores cometidos por la filosofa durante muchos siglos, ya que haban dejado a los hombres en estado de ceguera intelectual (no haban sabido producir luz), sino que los detestaba por no haber aliviado el dolor y la miseria (no haban dado fruto). En la denuncia baconiana de la esterilidad intelectual hay una pasin que no se encuentra, pongamos por caso, en la descripcin por Descartes de la ignorancia real de aquellos a los que se supona cultos. La revolucin filosfica que Bacon desea provocar no es slo de ideas y mtodos, sino que pretende alterar todo el rumbo de la historia humana, que ya en la antigedad haba comenzado a desviarse, de tal modo que el potencial del hombre nunca se haba realizado plenamente, y que en la Edad Media haba retrocedido ms y ms. Es como si Bacon les dijera a los filsofos: Arrepentiros: cambiad vuestra forma de proceder antes de que sea demasiado tarde, del mismo modo que los telogos puritanos haran el mismo llamamiento al pueblo, pensando en el apocalipsis que se avecinaba, y, a decir verdad, del mismo modo que Savonarola, en el decenio de 1490, haba instado a los florentinos a arrepentirse, exclamando: La Espada ha descendido; el azote ha cado; las profecas se estn cumpliendo... No soy yo sino Dios quien lo predijo. Ahora ya viene. Ha venido! .17 18 Muchos puritanos ingleses del siglo xvn crean que el Milenio pronosticado en el Nuevo Testamento realmente haba empezado con la Reforma protestante, y que ellos estaban viviendo en la era del Reino que jams ser destruido, la ltima era de los hombres sobre la Tierra, en la cual, una vez ganada la guerra entre Cristo y el Anticristo, los hombres disfrutaran del dominio de la Tierra y el mar y las estrellas, aceptando la rendicin de la Madre Naturaleza. El paralelo con la revolucin filosfica de Bacon era natural y atractivo; como dice Charles Webster,1*

    17. C. H ibbert, Tbe rise and fall of tbe borne of Medid, Lae, Londres, 1974, p. 185.

    18. C. Webster, Tbe great instauration, Dudcwortb, Londres, 1975, p . 1.

  • 36 LA REVOLUCIN CIENTFICAa los protestantes [ingleses] del siglo xvii la bsqueda de una nueva filosofa basada en la experiencia les pareca del todo consecuente con la reforma religiosa. La invencin de la imprenta y de la plvora, y especialmente los viajes de los descubridores, parecan anunciar un renacimiento del saber que concordaba por completo con el previsto paraso utpico y que, a decir verdad, era capaz de aportar el medio que permitira convertir las condiciones utpicas en realidades.

    Algunas consecuencias de esta identificacin de lo filosfico con el milenio religioso aparecern ms adelante; lo que importa de momento es que, si bien dio un empuje temporal y local a ciertos fenmenos intelectuales en Inglaterra, redujo el atractivo del baco- nismo para aquellos que tenan otras creencias religiosas y una perspectiva filosfica distinta. En Europa las consideraciones metafsicas de Descartes o de Leibniz parecan mucho ms pertinentes, como substrato de una visin cientfica del mundo, que cualquier variedad de milenarismo o utopismo, de manera que, a pesar de las discrepancias inmensas entre Descartes y Leibniz (que eran pensadores muy desemejantes) por un lado y Newton por el otro, tenan ms en comn unos con otros (a todos les interesaba la cintica macroscpica) que con Bacon. Asimismo, la perspectiva puritana y milenaria gozara slo de una breve dominacin y su cada arrastrara consigo a gran parte de la fuerza del baconismo.

    En el anlisis sencillo vemos que la filosofa de Bacon y sus ideales se entrelazaron con un activismo social que, de hecho, no era contrario al espritu del propio Bacon, aunque ste no era puritano en teologa ni en su visin de la historia. Puede que un compromiso como ste d fuerza a determinada corriente de la ciencia durante un tiempo, pero, al cambiar la sociedad, se convierte en un grillete. La ciencia matemtica o newtoniana, libre de compromiso social, capaz de cualquier tipo de camaleonismo que le permitiera florecer en Londres, Pars, Berln o San Petersburgo, era universal. A pesar de su brillante comienzo, el baconismo y la ciencia descriptiva dejaron (en la mente de la mayora de las personas) slo el tenue legado del empirismo, fat experimentum, y la ancdota segn la cual Francis Bacon muri de un resfriado por rellenar una gallina de nieve. En el continente, la historia natural enciclopdica tuvo que empezar de nuevo con la obra de Buffon y de Alexander von Humboldt; la cintica microscpica, igualmente en el continente, nacera de races tan

  • INTRODUCCIN 37diversas como las estadsticas matemticas, la qumica de Lavoisier y los experimentos de hibridacin con plantas que realiz Koelreuter, todo ello en el siglo xviii, y preparando el camino para una segunda revolucin cientfica en el siglo xix gracias a la cual por fin estuvo al alcance de la mano la antiqusima visin de armona entre los mundos microscpico y macroscpico.

  • C a p t u l o 1

    EL PROBLEMA DE LA CAUSA

    Ni la mutacin ni la fijeza son inevitables en los asuntos humanos, incluyendo la filosofa y la ciencia. Las ideas, al igual que las sociedades, a veces han cambiado rpidamente, a veces han dado la impresin de permanecer en el mismo estado durante muchos siglos sucesivos. Es, pues, una paradoja de la historiografa que una de las dos, no importa cul, pueda parecer que requiere explicacin, como si la otra no la requiriese. As, podramos tratar de explicar por qu las instituciones polticas inglesas, aunque en muchos aspectos son obviamente imperfectas, permanecieron invariables de 1689 a 1832, al mismo tiempo que, a la inversa, intentbamos explicar la gran convulsin poltica que ocurri en Francia en 1789. Esto se debe en parte a que el historiador, ante un acontecimiento dado, puede preguntarse por qu ocurre ahora en vez de antes o despus, o por qu ocurre aqu en lugar de all, de manera que el problema de por qu ocurre un acontecimiento dado puede ser sencillamente lo inverso del problema de por qu no ocurre dicho acontecimiento.

    A menos que se acepte la inevitabilidad de los acontecimientos histricos1 y, si se acepta, desaparece la necesidad de explicacin, la revolucin cientfica de los comienzos de la era moderna no tena por qu haber ocurrido. Verboso y general como era, el sistema de filosofa, ciencia y medicina que se haba formado por seleccin (a veces caprichosa) partiendo de la vida intelectual del mundo antiguo y que durante tanto tiempo haba satisfecho a las sociedades

    1. La refutacin clsica est en Isaiah B erln, Historial inevitability, O xford U . P ., O xford, 1954.

  • 40 LA REVOLUCIN CIENTFICAsucesores, tanto islmicas como cristianas, tal vez hubiese durado an ms. Quiz sutilmente modificado, como lo haba sido en siglos an- teriores, pero conservando todava su homogeneidad esencial y su fuente de inters profundo (aunque errneo) para la conciencia humana, hubiese durado milenios. se sistema sigue atrayendo el inters profundo de eruditos especializados, aun cuando se niegue su validez; ninguna mente sensible lo descartara, tachndolo de tonteras anticuadas, al mismo tiempo que partes de l siguen siendo vlidas para los miembros menos cultos de las sociedades occidentales. Aunque ahora sabemos que la visin cientfica premodema del mundo es falsa, no era ni es despreciable desde el punto de vista intelectual y, de hecho, se la puede considerar satisfactoria y adecuada para muchos fines. No podemos decir que forzosamente tena que quedar desacreditada.

    As, pues, tuvo que haber motivos especiales para su fracaso, al que, a decir verdad, se opuso fuerte resistencia por razones no del todo absurdas o convencionales. A veces parece que el triunfo de las revoluciones polticas se debe a que las fuerzas del conservadurismo han perdido convencimiento y, por ende, el valor para defenderse: los defensores de la ciencia establecida en los siglos XVI y XVII no haban perdido ninguna de las dos cosas, ni eran estpidos, y, por supuesto, disponan del poder de las clases directores. En consecuencia, no deberamos hacer una sola pregunta, sino dos: por qu llegaron a introducirse ideas y mtodos cientficos nuevos (o, para ser ms exactos, por qu algunos prevalecieron, al menos durante un tiempo)? Y siempre debemos recordar que la revolucin cientfica fue un proceso episdico no tenemos motivos para creer que los puntos de vista de Copmico sobre la medicina no fueran convencionales. Filsofos como Bacon y Descartes lanzaron amplios ataques metodolgicos contra el pasado, pero los investigadores prcticos de los fenmenos tendan a emplear mtodos poco sistemticos (tal es el caso, por ejemplo, del estudio de la luz que llev a cabo el propio Descartes).

    Las causas de la revolucin cientfica que sealan los historiadores se dividen en dos clases claramente definidas: algunas estn relacionadas con el grado de desajuste entre el saber establecido y la sociedad del Renacimiento y, por consiguiente, hacen que un cambio en la sociedad preceda a un cambio en la ciencia. Otras causas tienen que ver con la consistencia intelectual de la ciencia, ya sea dentro

  • EL PROBLEMA DE LA CAUSA 41de s misma o en relacin con otras actividades intelectuales como la religin y la filosofa: nos referimos de modo muy general a una visin del mundo que contiene muchos elementos adems del cientfico; si estos elementos sufren alguna alteracin, tambin deben cambiar las partes cientficas del conjunto. Obviamente, estas dos clases de causas, prescindiendo de la plausibilidad de los comentarios que se hagan sobre ellas, son complementarias ms que antagnicas: si as lo deseramos, podramos buscar el origen de las ideas cientficas nuevas en los cambios de perspectiva intelectual, buscando al mismo tiempo su aceptabilidad en los cambios de la sociedad. Es igualmente obvio que el cambio intelectual est relacionado con los individuos en primer lugar, alguien, o un grupo reducido, debe proponer una idea nueva o un mtodo nuevo , mientras que los comentarios de los cambios sociales estn relacionados en principio con grandes grupos de personas, tales como la mayora de los puritanos ingleses, o los especuladores en las exploraciones ultramarinas o los mdicos en ejercicio. Escribo en principio porque, en la historia intelectual, donde se invoca a la sociedad no suele haber en la prctica ningn empleo de muestras estadsticamente significativas, excepto all donde se utilicen las tcnicas de la prosopologa; generalmente, el debate gira en torno al examen de unos cuantos individuos supuestamente tpicos. Un tercer punto obvio es que el anlisis intelectual es vulnerable debido a la particularidad (si estudiamos con la mayor atencin posible el funcionamiento de la mente de un solo individuo, sea ste Galileo o Newton, no averiguaremos nada sobre los pensamientos que ocupan otros cerebros), mientras que el anlisis social es vulnerable no slo tcnicamente (debido a la escasez de datos), sino a causa de la lgica imposibilidad de hacer que, por ejemplo, la percepcin de un problema sea lo mismo que la solucin del mismo. Porque, desde luego, abordar problemas nuevos es slo un aspecto de la evolucin de las ideas; la aportacin de soluciones nuevas a problemas viejos tiene cuando menos igual importancia, tal vez ms, y pocos problemas tienen soluciones nicas.

    Empezando por el anlisis social, que al menos promete generalidad en vez de gran nmero de casos individuales, es claro que desde hace mucho tiempo los historiadores han examinado multitud de cambios que denotan la transicin del mundo medieval al moderno, cambios que pueden simbolizarse geogrficamente por el descubrimiento de Amrica en 1492, polticamente por la penetracin

  • 42 LA REVOLUCIN CIENTFICAde los franceses en Italia en 1494, y en religin por la exposicin de las tesis de Lutero en 1517. Si hubo en verdad un punto decisivo en el carcter de la civilizacin occidental que nunca se caracteriz por su estabilidad a largo plazo , entonces no es irrazonable supo* ner que existe una conexin entre formas ms flexibles de pensamiento y formas ms flexibles de sociedad. Los historiadores han escrito acerca del estimulo que se obtiene de la exploracin a escala mundial y del descubrimiento de la fauna y la flora de los continentes desconocidos: la primera, al depender la navegacin de la cartografa y la astronoma, garantizaba la importancia de las matemticas aplicadas que cultivaban numerosos ejercitadores matemticos en los puertos de mar y otros centros importantes y que fueron el origen de las primeras escuelas profesionales para la formacin de oficiales navales;2 la segunda, debido a la curiosidad, al prestigio que daban las colecciones de animales exticos y a la importancia medicinal que se conceda universalmente a las hierbas, revigoriz la historia natural e inici el inters por la antropologa.3 En ambos casos el factor principal fue el ensanchamiento y la materalizacin de intereses: una preocupacin, surgida casi de la necesidad, por cosas reales como la hora de salida de las estrellas o los animales desconocidos, pero sin ninguna tensin entre esta preocupacin nueva por una realidad tambin nueva y la antigua estructura de la astronoma y la filosofa. Si el mayor conocimiento de la naturaleza y la agudizacin de las necesidades matemticas despertaron algn escepticismo con respecto a las antiguas categoras del pensamiento, a lo sumo sera indirectamente, al convertirse el profesionalismo acadmico en profesionalismo prctico.

    Una conclusin muy pareada es aplicable a otro agente, muy trado y llevado, del fermento intelectual: la tecnologa. El papel puramente indirecto de la imprenta (1454), por ejemplo, es sin duda indiscutible: la imprenta no incit a la gente a escribir libros nuevos o a poner ideas nuevas en ellos ms de lo que la incitaron los scrip- toria organizados que haban existido durante siglos. Lo que hizo la

    2. Para Inglaterra, vanse los numerosos escritos de Eva G . R . Taylor, a partir de Tudor geopaphy (M ethuen, Londres, 1930); para Francia, la obra de F . B . A rtz. Tam bin F . R . Johnson, Astronomical tbougbt in Renaistance Engfend, Jobos Hopkxns U niversity Press, Baltim ore, 1937.

    3 . W . T . Steam , Botanical gardens and botanical literatura in tbe 18tb century, H un t Foundation, Pennsylvania, 1961.

  • EL PROBLEMA DE LA CAUSA 43imprenta fue ampliar inmensamente el nmero de lectores: fue la multitud de ejemplares de los libros, no su mtodo de produccin per se, lo que llev poco a poco a la ampliacin de la naturaleza del libro, mediante la escritura de manuales para el autodidacto y libros especializados para personas que antes, si es que saban leer, ciertamente no compraban libros. Entrelazado con esto se halla la ascensin del profesionalismo matemtico prctico, en tierra adems de en el mar (agrimensores, ingenieros de desecacin, arquitectos, constructores de buques, artilleros), que prosperaban en una Europa belicosa y econmicamente emprendedora. La matematizacin, pese a ser rudimentaria, de estas artes antiguas (que en el Renacimiento cambiaron de forma ms que de esencia) expres en s misma una actitud nueva que creaba un decidido efecto de retroaccin entre la idea de lo que debera ser tal ejercitador y la manera en que realmente hada su trabajo, donde el libro impreso interpreta un papel germinativo de refuerzo. Por otra parte, el principal inters que tiene esto para el historiador de la revolucin cientfica estriba en que cre una poblacin nueva que era a la vez culta y prctica, aunque no ofidal- mente acadmica, una poblacin capaz de encauzar el conocimiento de los fenmenos naturales hada niveles intelectuales eficaces, por ejemplo. Entre las cartas de Torricdli se encuentra una queja porque las tablas de balstica que haba publicado no estaban confirmadas mediante pruebas prcticas (a lo cual el matemtico replic que l escriba para filsofos y no para artilleros);4 un ejemplo ms clebre es el de Galileo al enterarse de que las bombas de sucdn no podan elevar agua a ms de unos nueve metros. En el campo general de la ingeniera encontramos matemticos, de Simn Stevin en el siglo xvi a Leonhard Euler dos siglos ms tarde, que hacen numerosas suge- rendas prcticas, a las que este mundo de ejercitadores instruidos poda responder adoptando algunas y rechazando otras: al menos hasta cierto punto, la introduccin de una mquina de vapor capaz de fundonar cabe considerarla como un ejemplo de este proceso, que era lucrativo tanto comerdal como filosficamente.

    Ningn historiador deseara pasar por alto la importancia del factor numrico: ninguna actividad intelectual puede prosperar si los que se dedican a ella son poqusimos, estn aislados y no cuentan con

    4 . A . R . H*1I, BaMstics i th t seventeenth century, Cam bridge U . P ., Cam bridge, 1952, pp . 97-98.

  • 44 LA REVOLUCIN CIENTFICAapoyo ajeno. Ciertamente, los cambios polticos, sociales y econmicos del Renacimiento hicieron que aumentase el nmero de personas que saban leer y escribir (y, en menor medida, contar) hasta alcanzar cifras inslitas y estas personas se sintieron empujadas hacia la investigacin de los fenmenos naturales. Tambin cabra esperar que este inters tendiera a ser ms real y menos esquemtico o discursivo que durante la alta Edad Media. Al hacer este comentario, sin embargo, de nuevo hace falta poner de relieve que la novedad u originalidad no era muy buscada: los libros impresos que mayor xito tuvieron en el siglo xv (dejando aparte almanaques, tratados sobre la salud y otros libros mdicos) fueron enciclopedias medievales como De proprietatibus rerum, c. 1230 (Sobre las propiedades de las cosas), de Bartolom el Ingls, o Myrrour of tbe World (1481), de Caxton, o los viajes, en gran parte imaginarios, de John de Mande- ville. En el caso de la astronoma, el libro ms vendido de todos los tiempos (hablando relativamente) bien podra ser La esfera de Sacro- bosco (c. 1230). Difcilmente puede el historiador exagerar el conservadurismo del sustrato de la cultura, sobre todo en el norte (lo cual explica la visin del mundo de Shakespeare).

    En un sentido dbil, la proposicin marxista segn la cual el desarrollo del comercio y de la industria en el Renacimiento, y quizs especialmente su extensin mundial, estimul cierta clase de actividad intelectual en Europa pueda tomarse como vlida, aunque insuficiente para explicar acontecimientos especficos (tales como la revolucin copernicana en astronoma), mientras que la forma fuerte de la misma proposicin que el comercio y la industria dictaron problemas para que los filsofos de la naturaleza los resolvieran parece (al menos me lo parece a m) palpablemente falsa, pues los problemas cientficos ms interesantes de la poca tendan an a ser tradicionales: la anatoma humana, el movimiento planetario, la cada de los graves, etctera. No hay que dejarse engaar por el vulgar sofisma que en los estudios de artillera de Leonardo da Vinci o las lecciones de fortificacin de Galileo pretende ver la prueba de que la ciencia haba sido atrapada por las nuevas necesidades militares.

    La vinculacin entre la ciencia y la tecnologa por un lado y la religin por el otro la seal Robert K. Merton, hace casi medio siglo, en su clsica historia de la sociologa de la ciencia:5 la idea

    5. R obert K . M erton, Science, tecbnoiogy and society in seventeenth centnry Entiend, Q siris, 1938, reedicin H arper, Nueva Y ork, 1970.

  • EL PROBLEMA DE LA CAUSA 45de que la religin reformada (en especial sus sectas calvinistas) favoreca el cultivo de la ciencia natural de un modo como no lo hada la iglesia catlica como no lo haca, de hecho, ninguna iglesia con obispos se remonta, por supuesto, a mucho ms de medio siglo atrs y sigue atrayendo a autores capadtados como Christopher Hill, Reijer Hooykaas y Charles Webster.6 Parece que los historiadores de la Europa catlica y mediterrnea no la adoptaron. A primera vista, la correlacin tiene muchos mritos: al parecer, la mitad norte y protestante de Europa tuvo ms suerte, en lo que se refiere a hacer importantes descubrimientos cientficos, que la mitad sur, y en pases como Italia y Espaa los logros cientficos no precedieron, sino que siguieron a la relajacin de la influencia clerical en los asuntos docentes e intelectuales. Nadie podra negar la categora de la investigacin en la catlica Francia, pero es notorio que en ese pas los intelectuales, especialmente los ilustrados del siglo xviii, fueron en su mayor parte anticlericales. Por otra parte, los argumentos de Mer- ton y otros no dependan slo de la acumulacin de ejemplos (donde la ponderacin es tan importante como imposible) sino tambin de una argumentacin detallada sobre el valor de la tica del trabajo en la perspectiva protestante, la creencia en la salvacin a travs de las obras y la necesidad de alabar a Dios con conocimiento de causa: de este modo se ofreca una explicacin coherente de por qu el calvinista o el puritano en particular era ms inclinado a estuchar la naturaleza que su contemporneo catlico, ms alegre u oscurantista. As, Merton escribi:7

    El puritanismo infundi vigor asctico a actividades que por derecho propio an no podan alcanzar la autosuficiencia. Redefini las relaciones entre lo divino y lo mundano de tal modo que llev a la ciencia a la primera fi