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8/18/2019 La LIJ ante la red: una transformacion inevitable (Elsa Aguiar)
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Estudio
La LIJ ante la red, una transformación
inevitable*Elsa Aguiar*
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ue las «nuevas» tecnologíasestán cambiando el panora-ma cultural de nuestra socie-dad es un hecho que nadie aestas alturas se atrevería a
negar. Eso sí, unos consideran positi-vos esos cambios y otros no tanto.Como siempre que una tecnologíaaparece y comienza a provocar cam- bios sociales profundos, es inevitableque con ella lleguen los apocalípticos
y los integrados. Y el caso del efectode la tecnología sobre la lectura y laliteratura no iba a ser diferente.
En cabeza ajena
Desde los años noventa, las llama-das «nuevas tecnologías» (es decir,las TIC, las Tecnologías de la Infor-mación y la Comunicación) han idotransformando diferentes aspectosdel panorama de la industria cultural.La primera gran afectada fue lamúsica, a continuación le tocó alcine, y no mucho después, al perio-
dismo. En muchos de estos casos loscambios fueron traumáticos para lasorganizaciones dominantes del esce-nario anterior. Tras el paso del hura-cán de las TIC, los modelos de nego-cio de estas industrias han cambiadoo están cambiando radicalmente,obligando además a los distintosactores a redefinir sus papeles.
El sector editorial se mantuvo enlos primeros momentos bastante almargen de aquellas transformacio-nes, como si la industria y la propiasociedad quisieran creer que el libro
iba a seguir siendo «el libro» tal ycomo lo conocemos. Y las posturasnegacionistas han persistido a pesar de internet, a pesar de las redessociales, a pesar de las descargaslegales o ilegales de música y de películas, a pesar de la aparición dedispositivos que permiten procesar cada vez más información, a pesar delas múltiples herramientas que per-miten que cualquier persona genere
productos culturales y los ponga adisposición de todo el mundo. Comosi la industria editorial quisiera creer que podía limitarse a utilizar lasnovedades tecnológicas para mejorar sus técnicas de producción, sin ver por ello afectado su modelo de nego-cio.
Por supuesto, la realidad no pide permiso. En la actualidad el libro, ycon él toda la industria editorial, seadentra en la llamada sociedad red. No tan rápido como las demás indus-trias culturales, pero sí del mismomodo, y con consecuencias muysimilares.
La narrativa de la invasión
El cambio al que nos referimos noestá siendo ni deseado ni planificado por las organizaciones dominantes dela industria. El mundo editorial másestablecido (y muy en concreto laLIJ), ha asistido hasta ahora a estastransformaciones como un simpleobservador, en alguna ocasión curio-so, en otras desdeñoso, y casi siem- pre resistente.
La industria editorial, como anteslas demás industrias culturales, noestá sabiendo tomar una actitud deconquista de ese nuevo espacio quele pertenece por derecho propio.
Muy al contrario, ha tendido a refu-giarse en una «narrativa de inva-sión», en la que las novedades, enlugar de verse como oportunidades,se han percibido como amenazas que ponen en peligro la industria, elmodelo de negocio e incluso la esen-cia misma de la literatura. Exacta-mente lo que hicieron las grandesdiscográficas con resultados ya co-nocidos. Debe de ser cierto que no es posible escarmentar en cabeza ajena.
Al no tomar las riendas de esastransformaciones, la industria dejó el
Estudio
El objetivo de este artículo es hacer un breve repaso sobre la forma en que la tecnolo-
gía y los cambios sociales que ha generado están afectando a la cadena de valor del
libro infantil y juvenil. Es un artículo escrito por una editora de LIJ y no tiene preten-
siones de objetividad, por el contrario, aporta una visión parcial, interesada y concebi-
da desde dentro del sector.
Lectura de una novela por móvil en Japón
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camino libre para que otros sean losimpulsores de esos cambios. Y así hasido: los fabricantes de dispositivosy los llamados players de internet(Amazon, Google, etc.) parecen ser actualmente los que tienen en susmanos el futuro de la industria litera-ria. ¿De verdad queremos eso?
Bajo esta narrativa de invasión, deresistencia frente a un ataque exte-
rior, podríamos dividir la cadena devalor del libro en tres territorios: la«zona tomada», el «frente actual» yla «retaguardia», con nuestro «inva-sor» escalando posiciones desde loseslabones finales hasta los iniciales.
La zona ya tomada correspondecon los eslabones finales: la promo-ción y la recepción por parte de los
lectores, crítica incluida.
El frente actual está centrado enla distribución.
La retaguardia, donde por elmomento reina una aparente calma,atañe a los eslabones iniciales de lacadena de valor del libro: la concep-ción, la creación y lo que podríamosllamar producción editorial (aunquecon lo mucho que sehabla últimamente de
la autoedición, estaúltima está pasando a primera línea delfrente).
En retaguardia:
concepción y
creación de
proyectos
Las fases inicialesde la cadena de valor del libro, la concep-ción y sobre todo la
creación, se encuen-tran todavía en un periodo de relati-va calma en lo que se refiere a lastransformaciones propiciadas por latecnología. De momento, las formastradicionales de creación de proyec-tos y las formas emergentes convi-ven de forma más o menos pacífica,debido sobre todo al hecho de quelas cifras de venta de los proyectosdigitales son todavía bajas.
En este eslabón hay dos posiblesactitudes que no son mutuamenteexcluyentes sino que pueden muy
bien convivir:La primera es aceptar que el texto
va a ser servido en una multiplicidad de formatos y dispositivos, pero con-servando la forma narrativa estable-cida, que es la propia del libro de papel. Básicamente es lo que se estáhaciendo en la literatura de adultos y
en prácticamente todala literatura juvenil: el
texto de La PuertaOscura o de la sagaCrepúsculo es exacta-mente el mismo parala versión impresa que para la versión enePub que se puedecomprar en una libre-ría digital.Una segunda opción estener en cuenta lascapacidades de losnuevos formatos y dis- positivos desde elmomento mismo de la
concepción del proyec-to, y generar así formas literariasnuevas. Esto implica aprovechar lite-rariamente las posibilidades deconexión a la red que tienen los dis- positivos digitales, las funciones delocalización geográfica y temporalde un smartphone, las posibilidadesde manipulación de los elementos dela página que ofrecen las tabletas, ola capacidad de comunicación bidi-reccional y «de muchos a muchos» propia de las redes sociales.
A nuestro juicio, este segundo
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enfoque está lleno de posibilidadesmuy atractivas que aún están por explorar, y que son especialmente prometedoras para la literaturainfantil y juvenil. A pesar de quetodavía hay pocas realizaciones con-
cretas, ya existen ejemplos embrio-narios de lo que puede traer esteaprovechamiento literario de la tec-nología:
La novela Pomelo y limón, deBegoña Oro, ganadora del premioGran Angular 2011, incluye como parte relevante de la trama el blog dela protagonista. Ese blog se puedeconsultar en la Web (pinillis-mos.blogspot.com.es), y en la propianovela se hace referencia a loscomentarios que los lectores vandejando, en un juego muy interesan-
te que explora loslímites cada vez más borrosos entre loque entendemos por realidad y por ficción. En la versión digitalde la novela se puede acceder al blog
y a los comentarios hechos hasta elmomento de esa lectura concreta,todo ello con una continuidad inclu-so tipográfica con el resto de la obra.De este modo, el texto se va actuali-zando con las aportaciones de loslectores, haciendo de cada lectura unhecho único.
Un ejemplo que aún no se ha pro- bado en España pero que, sin duda,está llamado a tener un lugar en laLIJ, es el de la literatura por entregascortas a través del móvil, un modeloque en Japón tiene gran éxito desde
hace ya una
década. Eneste caso seaprovecha unelementodiferencialdel dispositi-vo, que resu-cita en ciertomodo la anti-gua formadel folletín:la posibili-dad de apro-vechar narra-
tivamente el rit-mo al que se vansirviendo los dis-tintos fragmentosdel texto. Como
en el caso anterior, resulta interesan-
te imaginar qué propuestas derivadasde este punto de partida tendrían buena acogida entre el público juve-nil, y qué aportaciones literariasdiferenciales con el formato tradicio-nal podrían traer consigo.
Otro caso que merece mención esel de la serie iniciada por Canciones para Paula, de la editorial Everest.El autor, bajo el seudónimo de Blue- jeans, comenzó a publicar la novelaen la red social Tuenti. Después,cuando ya contaba con miles deseguidores, el texto saltó a otrasredes sociales, y finalmente se publi-
có en papel en una versión queincluía el final, no disponible en laversión online. Un ejemplo de cómoel problema de monetización del proyecto editorial puede ser aborda-do desde la forma literaria.
Otro proyecto que aprovecha lasherramientas de la red social es la«blogonovela» Volverte a encontrar ,una narración en 94 capítulos publi-cada entre 2008 y 2011, que aunqueencontramos de escaso valor litera-rio (incluso con problemas de legibi-lidad por la ortografía y el estilo),
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resulta curiosacomo ejemplo pionero de creaciónamateur en la red.
En esta línea también resulta muyinteresante el modelo de la novelaSlice, una de las propuestas del pro-yecto We tell stories de Penguin
(www.wetellstories.com), un «expe-rimento» que ya tiene más de cincoaños. Esta novela juvenil se desarro-lla a través de dos blogs: el de la pro-tagonista y el de sus padres. Lasentradas de ambos blogs permitenreconstruir la trama a partir de dos perspectivas distintas de los mismoshechos. Resulta llamativo que lanarración (como en la vida real delos niños y jóvenes) no se realizasolo mediante palabras, sino tambiéna través de fotografías, vídeos, enla-ces… y de la posibilidad de interac-tuar con los personajes en Twitter.
Y es que esta característica estállamada a ser una de las más rele-vantes de las nuevas narrativas: lacreación multimedia, en la que laescritura, aunque siga siendo elmedio expresivo predominante, sehace acompañar por fotos, ilustra-ciones, vídeos, música, enlaces…Un camino que merece la penaexplorar, aunque los ejemplos conlos que contamos hasta ahora aún presenten problemas que, probable-mente, se irán puliendo a medidaque se acumule experiencia con nue-
vos proyectos. Es el caso de pro- puestas como Chopsticks, de JessicaAnthony y Rodrigo del Corral, unanovela juvenil publicada en 2012 por Penguin USA para papel y comoaplicación para iPad (bit.ly/novelachopsticks). El lector debe reconstruir la historia de la pro-
tagonista, una pianista de 17 añosque ha desaparecido del hospital psi-quiátrico en el que vivía recluida por su padre, a través de una gran canti-dad de material multimedia: fotos,cartas, documentos, vídeos, mensa- jes de texto… Si bien es cierto queuna lectura tan fragmentada no faci-lita el mantenimiento de la coheren-cia argumental, también lo es que enestos tiempos conviene andar conmentalidad de explorador.
Sin duda, en el momento actualhay un problema para el que aúnno hay una solución universal: cómo
monetizar estos proyectos. Peronumerosos ejemplos han demostradoque en la economía de la atención loimportante es conseguir el interés delos usuarios. El resto llegará tarde otemprano, probablemente bajo fór-mulas diferentes a las que conoce-mos actualmente.
De momento, el libro en papelsigue representando la principalfuente de ingresos de un proyectoliterario, y por ello, para resultar ren-tables, estas nuevas formas narrati-vas se ven a menudo obligadas a ser «retrocompatibles», es decir, poder
ser consumidas también, o al menosen parte, mediante los canales edito-riales bien establecidos. Por tanto, lahibridación de las nuevas formasliterarias con la forma tradicional,dentro de fórmulas transmedia, serádurante un tiempo una fórmula muyrelevante para conciliar el aprove-chamiento de las nuevas tecnologíascon la rentabilidad de los proyectos.Algunos ejemplos:
La trama de El silencio se mueve,de Fernando Marías, incluye referen-cias a un ilustrador poco conocido
de la década de los cincuenta llama-do Joaquín Pertierra. Un ilustrador actual (Javier Olivares) ha ido reu-niendo reproducciones de su obra enuna página web (elenigmapertrie-rra.blogspot.com.es). El rastreo deesas obras se convierte casi en unanovela paralela a la que se lee en
papel, que ha dado su fruto tambiénen forma de exposiciones, coloquiosy reflexiones sobre los límites de larealidad. Además, la página personaldel hijo de Pertierra y protagonistade la novela(www.elsilenciosemueve.com) ofre-ce una ampliación muy sugerentedel universo de ficción de la novela.
Otro ejemplo: en el desarrollo delargumento de Cielo rojo, de David Lozano, tiene gran importancia lainformación contenida en el blogsecreto de un periodista muerto (san-tonovich.wordpress.com). El lector
tiene que acompañar a los protago-nistas en el proceso de dar con lacontraseña que permite acceder a él, pero además tiene la gratificación de poder teclear él mismo esa contrase-ña en la vida real y encontrar el blogy la información que contiene a lavez que los protagonistas. Asimis-mo, cuando el protagonista escucha
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la letra de una canción en un con-cierto, se da cuenta de que solo una
persona puede haberla escrito, asíque busca en Google y encuentra la página de la cantante, que incluyelas grabaciones de esa y otras can-ciones(es.myspace.com/rebecca_welsh).
En definitiva, aunque en estoseslabones iniciales de la cadena devalor literaria aún reina una aparentecalma, está claro que ya hay muchomovimiento y que las propuestascrecen a ritmo exponencial.
De todos modos, algo que llama laatención es que parte de estas pro- puestas proceden de fuera del mun-
do editorial, de modo que los autoresconsagrados quedan poco represen-tados en este nuevo escenario. Iden-tificamos tres posibles causas paraesta aparente anomalía:
En algunos casos, lo que impide laincorporación de autores conocidosa estas nuevas formas de expresiónno es otra cosa que el desconoci-miento de las posibilidades que ofre-ce la tecnología.
En otros, el incierto incentivo eco-nómico que aún suponen los proyec-tos innovadores con fórmulas de
monetización menos maduras, frentea las expectativas de ingresos, más
previsibles, que los proyectos tradi-cionales ofrecen a un autor estableci-do.
Y por último, para otros autores elobstáculo lo constituyen posturas«esencialistas» en torno a la natura-leza de la creación literaria («eso noes literatura», «yo lo que soy esescritor»), que les hacen correr el peligro de quedar fuera de la van-guardia.
Por suerte también hay quien lo veclaro, como muestra el hecho de queen la Feria del Libro Infantil y Juve-nil de Bolonia se haya empezado a
convocar un premio para aplicacio-nes de literatura infantil y juvenil para dispositivos móviles(bit.ly/boloniadigital).
En el frente: ¿Hay un lugar
para el editor? Producción
editorial y autoedición
Hablemos ahora de produccióneditorial. Como era de esperar, hacetiempo que se oyen voces que se plantean si tiene sentido, en este
nuevo escenario, la existencia deleditor y de las editoriales. Desde el
momento en que las nuevas herra-mientas permiten que cualquier per-sona se autopublique y cubra por símisma todos los eslabones de lacadena del libro, esta reflexión resul-taba inevitable.
La realidad es que, gracias a latecnología, cualquiera de nosotros puede grabar una canción con veinti-cuatro pistas, editar un libro de foto-grafías con impresión de alta cali-dad, o rodar un corto en altadefinición y colgarlo en la red. Lacuestión es si eso nos convierte enmúsicos, fotógrafos o directores de
cine. Alrededor de este tema se handesatado múltiples polémicas, comola que enfrentó a la editorial Hachet-te con el escritor autopublicado J.A.Konrath (bit.ly/polemicakonrath).Pero por encima de las discusioneshay algo en lo que probablementetodo el sector está de acuerdo: estanueva realidad obliga a redefinir el papel del editor y de las editoriales.
En nuestra opinión, habrá autoresque puedan y quieran cubrir por símismos todos los eslabones de lacadena de valor del libro, y eso será
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Lines Carretero y Elsa Aguiar de SM con Fernando Marías autor de El silencio se mueve en la presentación del libro.
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algo bueno para la creación y para lacultura. Y habrá otros que prefierandedicar su tiempo a lo que mejor saben hacer, que es escribir, y deci-dan recorrer el resto del camino encompañía de un profesional. Y esotambién será muy bueno para la cali-dad de la literatura y para la variedad
de las propuestas que se ofrezcan almercado.Visto desde el lado de los lec-
tores ocurrirá algo similar: habrálectores que puedan y quieran buce-ar en la inf inidad de propuestas quenos ofrezca la red y encontrar por símismos aquello que más les satisfa-ga, sin intermediarios ni filtros pre-vios. Y habrá otros que prefieranconfiar en las propuestas de determi-nados sellos o personas individualesque les aporten una «garantía» decalidad y les eviten esa ingente labor de búsqueda y selección. La convi-
vencia y competencia de ambas fór-mulas solo puede ser positiva para laliteratura y los lectores.
En cualquier caso, y aunque paraafirmar esto tengamos que acoger-nos a la falta de pretensión de objeti-vidad que adujimos al principio,algunos tenemos claro que sí que
puede haber un papel para el editor en todos los eslabones de la cadenade valor del libro. Desde la concep-ción de nuevos proyectos hasta larecepción por parte de los lectores, pasando por el acompañamiento delos autores durante el proceso decreación, la coordinación de los pro-fesionales cada vez más variadosque van a participar en los proyectosgenerados, la gestión de la promo-ción, la garantía de calidad de loscontenidos… Todo depende del tipode editor que uno sea o quiera ser.En todo caso, no nos cabe duda de
que hay sitio para un editor capaz deinspirar y de motivar a los creadores,capaz de discernir y mostrar uncamino y capaz de seleccionar, deaglutinar y de coordinar a los diver-sos perfiles necesarios en el nuevoescenario. La clave está en la actitud que queramos tomar: fortificar nues-
tras antiguas posiciones, o actualizar nuestras destrezas para la nueva rea-lidad.
En el frente de los medios: la
distribución
Al hablar de distribución, pasamosa la zona donde más se oye el ruidode la batalla. Dado que este es eltema estrella en los medios y sehabla de él hasta la saciedad, vaya-mos directamente al fondo de lacuestión: cada vez se venden más
dispositivos que permiten la lecturade obras en formato digital. Pero elnúmero de obras vendidas para esosdispositivos no crece en absoluto almismo ritmo.
Este hecho objetivo tiene diversasinterpretaciones según quién lashaga: pero en la industria parecehaber un cierto «acuerdo» en inter- pretarlo como una muestra de que lademanda de libros digitales va lenta.Ahora: ¿de verdad queremos creer que todas las personas que tienen undispositivo de lectura están leyendoobras libres de derechos? ¿De ver-
dad pensamos que la razón de quelas cifras de descargas legales sean pequeñas es que la demanda aún noes relevante? Seamos sinceros: bastacon teclear en un buscador cualquier título de literatura juvenil o de adul-tos seguido de la palabra «descar-gar» o «descarga gratis», o «pdf» para responder a esa pregunta. Y deesto hace ya muchos años.
Nos gustará más o menos, podre-mos hacer los juicios de valor quequeramos, podemos incluso quejar-nos amargamente y asegurar que nosretiramos de este mundo, como hay
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M A R C E L O P
É R E Z , M E M O R I A S
D E I D H Ú N , S M , 2 0 0 5 .
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quien ya lo ha hecho. Perola realidad seguirá siendo la que es.Así que quizá sea más inteligenteanalizar la situación para entender sus causas y las posibles soluciones.Y a continuación, empezar a trabajar con el presente para convertirlo ennuestro aliado.
Para empezar, es urgente que elsector editorial abandone la idea deque lo «nuestro» es el negocio de
trasladar celulosa de un sitio a otro.Lo nuestro son los contenidos, esténen papel, en la nube, o donde sea. Alo que hay que aferrarse es al verbo«leer», al sustantivo «literatura», noa un formato o a un material.
Un paso en la buena direcciónsería conseguir que cualquier títuloque se ofrezca en papel esté disponi- ble también en formato digital; y quedescargar un libro electrónico desdeun sitio legal deje de ser una odiseaincluso para alguien que maneja consoltura herramientas digitales. Por añadidura, también podríamos inten-
tar que tener ese texto disponible ennuestros distintos dispositivos dejede ser tan complicado que uno sesienta tentado de descargar la copia pirata, no porque sea más barato,sino porque resulta más accesible.De nuevo en este aspecto, la expe-riencia pasada de la industria disco-gráfica debería iluminarnos el cami-no, y concienciarnos de que ganarseal público para las opciones legales pasa por una política de precios ade-cuada, por un catálogo abarcador, y por una gran atención a la usabili-
dad, no por propuestas a mediocamino y sistemas DRM que soloconsiguen resultar hostiles para loslectores.
En todo caso, no debemos perder de vista algunos modelos emergen-tes, como la lectura por suscripciónque propone 24symbols
(www.24symbols.com), o platafor-mas para la escuela, como la deCapstone (www.capstonepub.com),que reúne un buen número de librosdigitales y es capaz de seleccionar
los más adecuados parael nivel
lector de cadaniño. Además, incluye un regis-tro de libros leídos, tiempo dedicadoy vocabulario adquirido. O Storia, latienda de Scholastic (sto-re.scholastic.com), que adapta laselección de obras al nivel de lectura
de cada niño y permite que los tex-tos se puedan instalar simultánea-mente en distintos dispositivos.
La zona tomada I: La promo-
ciónSin duda, quienes se ocupan de la
promoción del libro fueron los quemás rápidamente vieron las posibili-dades que ofrecían las TIC. Y es quea nadie se le escapa que internet seha convertido, no solo para los adul-
tos sino también para los jóvenes y,cada vez más, los niños, en uno delos principales escenarios de interac-ción social.
A esto se suma el hecho de que los jóvenes han desarrollado cierta pre-vención hacia los intentos de pres-cripción literaria que vienen de
ámbitos adultos, en parte por elempeño de estos en hacerlos comul-gar con el canon que ellos conside-ran adecuado para la formación delos jóvenes lectores. Gracias a las posibilidades de la red social, el boca-oreja entre los jóvenes se ha
convertido en el principal criterio dedecisión de compra y de lectura. Larecomendación entre iguales, quesiempre había sido el modo más poderoso de conseguir el triunfo deun libro entre los lectores, se amplíaasí y alcanza un ámbito global.
Las editoriales, conscientes de este
fenómeno, empezaron muy pronto a poner en marcha iniciativas paraaprovechar e impulsar esa recomen-dación directa. La trilogía de LauraGallego Memorias de Idhún fue uncaso pionero, a través de un concur-so de preguntas sobre el primer libroque tenía por objeto seleccionar a losasistentes al Encuentro Idhunita, unevento que reunió a cientos de segui-dores del libro.
Otro ejemplo de promoción de unlibro de la misma autora pero con
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un planteamiento muy diferente fue El diario de Cat , la protagonista dela novela Dos velas para el diablo.En este caso se trataba de un blogque recogía en tiempo real los acon-tecimientos que iban ocurriendodurante el mes que duraba su viajede vuelta a España desde Polonia,constituyéndose así en una precueladel libro, sincronizada con su salida
a librerías, y que sirvió para quemuchos lectores recibieran el lanza-miento de la obra con un vínculoemocional ya establecido con el per-sonaje.
No puede dejarse sin citar lacomunidad de fans de Crepúsculoque se aglutinó en torno a la páginaweb de la serie, connoticias, concursos,sorteos, intercambiode opiniones, amista-des... y que contribuyóal rápido crecimientode los seguidores de
esta serie.Desde entonces, los
experimentos han sidomuy variados y a cualmás interesante: con-cursos de fotografía,de disfraces, de ban-das sonoras, rutasturísticas por los esce-narios de una novela,el reto de ser el prime-ro en leer una nove-la… Un aspecto hoyinexcusable de la pro-
moción de la lectura que, sin duda,todavía dará muchas sorpresas.
La zona tomada II: La recep-
ción por parte del lector
Las TIC también han cambiado el
escenario en que se produce larecepción de la obra por parte dellector. Si antes el escritor se encerra- ba en su casa para alumbrar su textoy únicamente salía a poner cara a su público una vez al año en las firmasde las ferias del libro, ahora el autor interacciona con sus lectores casidesde el mismo instante de la con-cepción de la obra. En reciprocidad,los lectores presentes en ese procesoopinan, animan… e incluso devuel-ven creación por creación a través de fanfics (ficción creada por los fans). fancómics (cómics de los fans que
recrean una obra o inventan alterna-tivas), videoblogs (comentarios sobrelibros grabados en vídeo ), booktrai-lers (pequeños vídeos promocionalesde un libro)… Basta con teclear alguna de estas palabras en Google,en solitario o acompañadas del títulodeseado, para encontrar múltiples
ejemplos.Hay que dar por descontado que la
apropiación del universo ficcionaldel autor por parte de los lectores seha dado siempre. Pero las herra-mientas que ofrecen las TIC, cadavez más variadas y sencillas, facili-tan la tarea e incluso incitan a reali-
zarla. Los lectores, y sobre todo los juveniles, han tomado al asalto las posibilidades de la red para estar presentes y compartir el momento derecepción de la obra. De cualquier obra, pero muy especialmente de lade aquellos autores que planteandesde el principio una «conversa-ción» con sus lectores.
Un ejemplo claro de este fenóme-no es, una vez más, Laura Gallego,que a través de su web mantiene unaconversación diaria con sus fansalrededor del proceso que siguen susobras. Desde que se le ocurre un
proyecto hasta el mismo día de la presentación en librerías, pasando por los escollos en la escritura, lasdudas acerca del nombre de un per-sonaje, las discusiones sobre el títu-lo, las correcciones del editor, lasideas de ilustración de la editorial,las propuestas de cubierta… Más
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tarde llegarán los comentarios de loslectores a medida que avanzan en eltexto, y sus propias creaciones entorno al universo de f icción propues-to por la autora.
Estamos, pues, en un nuevo esce-nario en el que la cooperación entrelector y escritor en la construcción
del mundo de ficción ya no es unfenómeno psicológico inaccesibledesde el exterior, sino que es unhecho explícito, que se desarrolla aescala social, y del que queda unregistro permanente. Los lectores yano son meros consumidores, sinoque se convierten en prescriptores,en intérpretes, e incluso en coauto-res.
La crítica
Pero quizá el fenómeno más lla-mativo en este último eslabón de la
cadena de valor del libro sea el de latransformación que ha sufrido la crí-tica a raíz de la aparición de lasherramientas de red social. Antes,los lectores podían acudir a la pro-ducción crítica de periodistas y espe-cialistas para decidir en su procesode compra o de lectura, pero ahorason los blogs y los comentarios deotros lectores los que cumplen esafunción. Los lectores juveniles sefían mucho más de la recomenda-ción de sus iguales que de la críticarealizada por especialistas que amenudo muestran una sensibilidad
alejada de la suya. La crítica espe-cializada se ha visto obligada a ceder posiciones ante la vitalidad y lacapacidad «reseñadora» y crítica delos blogueros, quedando confinada aespacios muy concretos (principal-mente revistas del sector) a los quenormalmente no acceden los jóvenesdestinatarios de esas obras.
Y es que la actividad en los blogsy en revistas de recomendación delibros hechos por jóvenes y para jóvenes, se ha convertido, probable-mente, en el fenómeno que mejor
describe la realidad actual de la lite-ratura juvenil. Entre otros muchosestarían Literatura infantil y juvenil actual (lij-jg.blogspot.com.es) oLetras y escenas (letrasyesce-nas.com) entre los blogs y El Templode las Mil Puertas (eltemplodelas-milpuertas.com) o El Tiramilla (elti-ramilla.com) entre las revistasonline. Estos blogs y revistas confor-man una enorme oferta de recomen-daciones hechas por los propios lec-tores. Como es lógico, las
aportaciones son de calidad desi-gual: las hay que podrían competir con las mejores críticas hechas por profesionales, mientras que otras no pasan de ser opiniones basadas engustos personales sin demasiado cri-terio. Pero juntos conforman un her-videro de conversaciones acerca delibros y literatura que merece la penaseguir.
Este fenómeno, por supuesto, noha pasado inadvertido para las edito-riales, que tratan a estos blogueroscomo al resto de medios de comuni-cación en cuanto a envío de noveda-
des, invitaciones a presentaciones ydemás eventos promocionales. Unejemplo: la «Crónica de una tirami-llota en el CERN» (eltirami-lla.com/cern-quantic-love/), en laque una de estas blogueras narra elviaje promocional organizado por LaGalera con motivo del lanzamientode Quantic Love, de Sonia Fernán-dez Vidal.
Estos blogueros reciben puntual-mente las novedades, a veces inclusodedicadas por los autores, junto conelementos de marketing que a su vez
utilizan para organizar pequeñosconcursos y sorteos entre los segui-dores de sus blogs, expandiendo asíla actividad promocional de las edi-toriales. Por otro lado, los autores,conscientes de la importancia deestos sitios, les conceden entrevistaso contestan cuestionarios personali-
zados por correo electrónico. Unasimbiosis curiosa entre lectores, crí-ticos y productores.
Las consecuencias de este fenóme-no son muy variadas y complejas, y probablemente resultará difícil eva-luarlas hasta que podamos contem- plarlas con un poco de distancia.Mientras tanto, para todo el queaspire a «existir» en este mundo,resulta fundamental estar presente enestos espacios, escuchando atenta-mente, interaccionando, y en suma, participando en la conversaciónsiempre que sea posible.
A por el futuro
En este escenario lleno de interro-gantes y, por tanto, de posibilidades,es más necesario que nunca que los profesionales del sector seamosconscientes de que el hecho literarioestá teniendo lugar en multitud deespacios que, por ignorancia o elec-ción nuestra, están fuera de nuestroactual ámbito de actuación. Asisti-mos a una explosión de formas nue-vas de hacer literatura, de leer litera-tura, de responder a la literatura.
Autores, editores, diseñadores, ilus-tradores…, todos estamos obligadosa conocer y explorar este nuevoterritorio si queremos conservar nuestra relevancia en el sector. Expe-rimentando, equivocándonos, pero por encima de todo, disfrutando yhaciendo disfrutar.
*Elsa Aguiar es gerente editorialde LIJ de Ediciones SM.
Estudio
PAGS. 30-39 ESTUDIO-1:cine y literatura 19/6/12 09:57 Página 39