11
Reflexiones ISSN: 1021-1209 [email protected] Universidad de Costa Rica Costa Rica Salas Solís, Mainor E. LA EXPLICACIÓN EN LAS CIENCIAS SOCIALES: CONSIDERACIONES INTEMPESTIVAS CONTRA EL DUALISMO METODOLÓGICO EN LA TEORÍA SOCIAL Reflexiones, vol. 84, núm. 2, 2005, pp. 51-60 Universidad de Costa Rica San José, Costa Rica Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72920803004 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

La Explicacion en Las Ciencias Sociales

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Pdf

Citation preview

  • ReflexionesISSN: [email protected] de Costa RicaCosta Rica

    Salas Sols, Mainor E.LA EXPLICACIN EN LAS CIENCIAS SOCIALES: CONSIDERACIONES INTEMPESTIVAS CONTRA

    EL DUALISMO METODOLGICO EN LA TEORA SOCIALReflexiones, vol. 84, nm. 2, 2005, pp. 51-60

    Universidad de Costa RicaSan Jos, Costa Rica

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72920803004

    Cmo citar el artculo

    Nmero completo

    Ms informacin del artculo

    Pgina de la revista en redalyc.org

    Sistema de Informacin CientficaRed de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • Rev. Reflexiones 84 (2): 51-60, ISSN: 1021-1209 / 2005

    LA EXPLICACIN EN LAS CIENCIAS SOCIALES:CONSIDERACIONES INTEMPESTIVAS CONTRA EL DUALISMO

    METODOLGICO EN LA TEORA SOCIAL

    Mainor E. Salas Sols*[email protected]

    Resumen

    La discusin metodolgica respecto a la explicacin cientfica en la teora social ha estado dominada, histricamente, por el mito de que existe una separacin tajante entre los mtodos de las ciencias socia-les y los de las ciencias naturales. Este mito ha asumido la forma de un dualismo metodolgico que se expresa a travs de conceptos como: lo nomottico y lo ideogrfico, la explicacin (Erklren) y la comprensin (Verstehen), la razn y la causa. Estos binomios conceptuales han representado, no obstante, mamparas semnticas para fomentar la impostura y la falta de rigor emprico, especial-mente en el campo de lo social. El empleo de estos artilugios no es una cuestin del pasado, sino que en la actualidad est presente en corrientes de moda como las post-modernistas, discursivas, herme-nuticas, funcionalistas, teoras de la estructuracin, entre otras. A continuacin se realiza una crtica del dualismo metodolgico y sus fundamentos. Palabras clave: mtodo, explicacin, comprensin, razn, causa, dualismo, nomottico, ideogrfico.

    Abstract

    Methodological debate about scientific explanation in the social theory has been historically domi-nated by the Myth that there exists a radical gap between the methods of social sciences and those of natural sciences. This Myth brings about a methodological dualism, which takes the form of concepts like: nomothetic, ideographic, explanation (Erklren), comprehension (Verstehen), reason, cause. These polar concepts have been used, nevertheless, as verbal magic to disguise lack of empi-rical rigor in the social field. The use of these notions is not a matter of the past, since nowadays they are in vogue in social theories like postmodernism, hermeneutics, functionalism, theories of Structuration, among others. Hereafter follows a critic of methodological dualism and its philosophi-cal fundaments. Keywords: method, explanation, comprehension, reason, cause, dualism, nomothetic, ideographic.

    * Facultad de Derecho, Ctedras de Filosofa del Derecho y de Derecho Penal, Universidad de Costa Rica

    Fecha de recibido: 17 de febrero 2006 / Fecha de aceptacin: 25 de abril 2006

    El deseo que nos anima es muy simple: denunciar la impostura y la deshonestidad intelectuales, cualquiera que sea su procedencia.

    A. Sokal / J. Bricmont

    Epgrafe tomado de la obra de Alan Sokal y Jean Bricmont [1999]: Imposturas Intelectuales, traduccin de Joan Carles Guix, Editorial Paids, Barcelona, Buenos Aires, Mxico, p. 33.

  • 52 Rev. Reflexiones 84 (2): 51-60, ISSN: 1021-1209 / 2005 Mainor E. Salas Sols

    Desde el surgimiento de las ciencias sociales en los siglos XVIII y XIX se han generado all tres dogmas fundamentales que, de una u otra forma, han influido enormemente en la praxis de la teora social: el primero de estos dogmas expresa que, para el estudio de la sociedad, debe existir un mtodo particular mediante el cual los expertos de estas discipli-nas lleven a cabo su trabajo; el segundo dogma postula que este mtodo especial (algo as como una receta mgica para el estudio de la socie-dad) se diferencia, en aspectos primordiales, del mtodo empleado por los cientficos naturales; finalmente, el tercer dogma dice que entre el mtodo propio de las ciencias sociales y el de las ciencias naturales existen grandes diferencias que deben ser respetadas para no violentar el objeto de estudio.1

    Estos tres dogmas se conjugaron (en el plano epistemolgico) de tal suerte que dieron origen al llamado dualismo metodolgico.2 El dualismo metodolgico consiste, bsicamente, en la tesis de que la actividad cientfica se vale de diferentes reglas, segn el tipo de fenmeno (objeto) que se quiera estudiar. De acuerdo con esta posicin, resulta inadecuado que el mtodo cientfico empleado por un fsico, por un bilogo o por un ingeniero mecnico, sea tambin utili-zado por un socilogo, un psiclogo o un jurista.

    La realidad social por ser histrica, dialctica y contradictoria requiere, segn este enfoque, de unos procedimientos sui generis para ser capta-da en su vasta complejidad. Es un error, por lo tanto, aplicar al estudio de los fenmenos huma-nos las mismas reglas de trabajo que se utilizan para estudiar un mineral o una clula. La socie-dad es mutable e impredecible, las leyes fsicas no tanto; una roca no reacciona ante nuestros pronsticos y predicciones, una persona s; un elemento qumico tiene estas o aquellas propie-dades que pueden ser determinadas a priori con mucha exactitud; las propiedades de un grupo humano son emergentes y no pueden conocerse de antemano; las personas reaccionan frente a los intereses, las ideologas o las mentiras, las cosas fsicas no. Todo esto hace que el universo de la realidad socio-histrica sea infinitamen-te ms complejo y vasto que el de la realidad natural y que, por lo tanto, est justificada una neta separacin en sus respectivos protocolos investigativos.3 Hasta aqu la tesis esencial del dualismo metodolgico.

    Ahora bien, para justificar esta dicotoma tajante entre las ciencias naturales y las ciencias sociales se han utilizado muy diversas estrate-gias argumentativas a lo largo de la historia de la Metodologa. Estas estrategias consisten, en lo esencial, en el uso de ciertos topoi (conceptos) que defienden, de una u otra manera, el empleo de mtodos distintos en el campo social y natu-ral. En lo sucesivo, estudiaremos crticamente4 algunas de estas estrategias que favorecen el

    1 Para una discusin detallada de los problemas que se anuncian con estos tres dogmas, vase la obra clsica (lamentablemente no traducida al espaol) de Topitsch, E. [1980]: Logik der Sozialwissenschaften,10. edicin, Verlagsgruppe Athenum. Haim. Scriptor. Hanstein, Knigstein/Ts., in toto.

    2 Anunciando ya el surgimiento del dualismo metodo-lgico: Dilthey, W. [1966]: Introduccin a las cien-cias del espritu. Ensayo de una fundamentacin del estudio de la sociedad y de la historia, traduccin al castellano de Julin Maras, prlogo de Jos Ortega y Gasset, 2. edicin, Revista de Occidente, Madrid, Espaa. Siempre vale la pena leer al respecto los tra-bajos de Homans, G. [1967]: en especial, The Nature of Social Science, Harcourt, Bace & World, New York. Una discusin clara en: Bunge, M. [1999]: Buscar la filosofa en las ciencias sociales, trad. de Tziviah Aguilar Aks, Editores Siglo XXI, Mxico, cap. 9. Para una discusin general vase Giddens, A., Turner, J., et. al. [2000]: La teora social, hoy, trad. de Jess Albors, Alianza Universidad, Madrid.

    3 Es interesante sealar el gran parecido de familia (Wittgenstein) que existe entre el dualismo metodol-gico y lo que Karl Popper denomin el historicismo. Segn esta ltima posicin the course of historical development is never shaped by theoretical construc-tions, however excellent, although such schemes might, admittedly, exert some influence, along with many other less rational (or even quite irrational) factors. Vid. Popper, K. [1974]: The Poverty of Historicism, Routledge & Kegan Paul, Londres, p. 47.

    4 El enfoque crtico que aqu se adopta justifica, al menos eso espero, lo relativo a las consideraciones intempes-tivas que se anuncian en el subttulo. Hay que aclarar, empero, que el libro de Nietzsche, con ese nombre, no fue utilizado ms que de inspiracin.

  • Rev. Reflexiones 84 (2): 51-60, ISSN: 1021-1209 / 2005 53La explicacin en las Ciencias Sociales...

    dualismo metodolgico, y trataremos posterior-mente, de medir su consistencia lgica y rigor discursivo.

    El conflicto entre lo nomottico y lo ideogrfico

    Una de las principales formas discursivas en que se introdujo el dualismo metodolgico en el anlisis cientfico de la sociedad consisti en postular una divisin tajante entre lo nomottico y lo ideogrfico. Segn este esquema, propues-to originalmente por el filsofo neokantiano Windelband y desarrollado por su discpulo Ric-kert, las ciencias naturales se basan en criterios universalizadores; es decir, en leyes (de all el trmino nomos) que son aplicables de manera extensiva a una misma categora de objetos nti-cos; es decir, de fenmenos fsicos. Por su parte, las disciplinas sociales e histricas son, funda-mentalmente, ideogrficas en el tanto ellas buscan captar lo individual, lo biogrfico y, por ende, lo irrepetible en el acontecer humano.5

    Muchos de los argumentos a favor de esta dicotoma (que ha influido tanto en autores como Weber, Collinwood o Popper), se encuentran en la obra clsica de Heinrich Rickert: Ciencia Cultural y Ciencia Natural.6 Es all donde este autor postula los elementos fundamentales para justificar metodolgicamente la separacin que aqu nos ocupa:

    a) La divisin refleja, segn Rickert, el con-traste de intereses cognoscitivos que hay entre un cientfico natural y uno cultural. Si

    negsemos la distincin, negaramos tam-bin, se dice, la diferencia de los intereses, lo cual es, a todas luces, absurdo. Siempre habr individuos con gustos epistemolgicos distintos: unos que se preocupan (y ocupan) de la realidad humana e histrica y otros de la realidad fsica. Ello ser siempre as y no se ven razones por las cuales deba cambiar.

    b) Las ciencias naturales se valen de un mtodo emprico (natural), mientras que las disci-plinas culturales emplean un mtodo hist-rico. Lo caracterstico del mtodo natural radica en la pretensin de legalidad de sus preconceptos, es decir, en una validez generalizadora; mientras que lo propio del mtodo histrico es su naturaleza singular o individualizadora. Tal y como dice Rickert: La realidad se hace naturaleza cuando la consideramos con referencia a lo universal; se hace historia cuando la consideramos con referencia a lo particular e individual. Y, en concordancia con ello, quiero oponer al proceder generalizador de la ciencia natural el proceder individualizador de la historia.7

    c) Las ciencias naturales apelan, en su labor, al conocimiento puramente fctico, mientras que lo social est tambin emparentado, en no raras ocasiones, con lo intuitivo.

    d) Las ciencias culturales operan sobre bases valorativas, en oposicin a la ciencia natu-ral, que es una investigacin encaminada a descubrir las conexiones legales o de con-ceptos universales, sin preocuparse lo ms mnimo de los valores culturales...8

    Creo que con este pequeo listado (que no es exhaustivo, por supuesto) quedar suficien-temente neta la distincin entre una disciplina nomottica y una ideogrfica. Por lo dems, resulta claro que desde el nacimiento de este esquema hasta la fecha ha corrido mucha agua

    5 Para una discusin actual del problema: Bunge, M. [1999]: Las ciencias sociales en discusin. Una pers-pectiva filosfica, traduccin de Horacio Pons, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, Argentina, en especial las pginas 36-48, aunque con algunas tesis que nos pare-cen insostenibles (o al menos exageradas). Sigue siendo clsico el trabajo de Dilthey citado, as como la obra de Heinrich Rickert que se menciona en la siguiente nota al pie [No. 5].

    6 Rickert, H. [1965]: Ciencia Cultural y Ciencia Natural, traducido del alemn por Manuel Garca Morente, Espasa-Calpe S.A., cuarta edicin, Madrid.

    7 Ibid., p. 92.

    8 Ibid., p. 131-132.

  • 54 Rev. Reflexiones 84 (2): 51-60, ISSN: 1021-1209 / 2005 Mainor E. Salas Sols54

    bajo el puente. Hoy da no es posible sostener, sin reservas, que las ciencias naturales se basan solo en lo emprico, que all no juega un papel la intuicin o que los valores estn al margen del conocimiento natural. Estas aseveraciones han sido, entretanto, descartadas como insuficientes o, en muchos casos, como ilusorias. Pero de esto nos encargaremos ms adelante. Por ahora, vea-mos un segundo argumento que se utiliza a favor del dualismo metodolgico.

    El conflicto entre el erklren (explicar) y el verstehen (comprender)

    Se ha dicho que las ciencias naturales explican los fenmenos, mientras que las cien-cias sociales los comprenden. La diferencia entre estos dos conceptos reposa en que, mientras en el primero se buscan las causas materiales (onto-lgicas) de un acontecimiento, en el segundo se buscan las razones del fenmeno en cuestin. La explicacin apunta, por lo tanto, hacia las estructuras emprico-reales de la naturaleza, mientras que la comprensin hacia el significado social de esas estructuras para las comunidades humanas. De all que la explicacin suele ser una respuesta a la pregunta por qu; la comprensin a la pregunta cmo.9 Un ejemplo sencillo servir para ilustrar mejor la diferencia entre ambos enfoques:

    Imaginemos que en una determinada comunidad se comete semanalmente una serie de homicidios violentos contra las mujeres. Un seguidor del esquema de la explicacin tratar de encontrar una (o varias) hiptesis de trabajo que le permitan conocer las condiciones (cau-sas eficientes) por las cuales se han cometido esos delitos. Por ejemplo, podra asumir que

    los homicidios son explicables a partir del alto consumo de drogas que existe en la comuni-dad, o a partir de la pobreza extrema del sitio, u otras hiptesis semejantes. Sobre esta base, tratar de someter las hiptesis en cuestin a una validacin emprica, investigando si hay una relacin causa-efecto entre el consumo de drogas, la pobreza y la comisin de los crme-nes. Si no se estable tal correlacin nomottica o legal, entonces la hiptesis ser descartada como insuficiente o falsa. Lo que priva en estos casos, como puede fcilmente apreciarse, es la necesidad de falsar o confirmar fcticamente los enunciados universales adoptados por el cientfico. Es decir, en trminos de Popper, se trata de postular teoras verdaderas sobre los hechos examinados.10

    El esquema de explicacin dominante en la actualidad, en el campo de la filosofa de la ciencia, es el propuesto por Carl Hempel y Paul Oppenheim.11 La explicacin obedece, segn este enfoque, a un modelo con la siguiente forma lgica: SI (se presentan ciertas circunstancias), ENTONCES (se producen ciertos efectos)12. Para comprender mejor el alcance de dicho modelo podemos ofrecer otro ejemplo:

    9 Una posicin crtica, catalogando la discusin como falsa querella del mtodo en: Boudon, R. [1978]: Los mtodos en Sociologa, traduccin de Amanda M. Forns de Gioia, Librera El Ateneo Editorial, Buenos Aires, et. al., en especial el primer captulo. Igualmente puede consultarse los trabajos recogidos en el libro edi-tado por Borger, R., y Cioffi, F. [1970]: Explanation in the Behavioural Sciences, Cambridge University Press, Cambridge.

    10 Sobre este procedimiento y el proceso de induccin que l lleva aparejado vase Popper, K. [1994]: Logik der Forschung, 10. edicin, J.C.B. Mohr, Tbingen, en especial los captulos 1-4 y 10. Para el anlisis de ejemplos propios del Derecho (penal) vase la obra: Salas, Minor E. [2005]: Kritik des strafprozessualen Denkens. Rechtstheoretische Grundlagen einer (realis-tischen) Theorie des Strafverfahrens Verlag C.H. Beck, Munich, Alemania, en especial el pargrafo 1.

    11 Vase el libro: Hempel, C., y Oppenheim, P. [1979]: La explicacin cientfica. Estudios sobre la filosofa de la ciencia, traduccin castellana de M. Frassineti de Gallo et al., Editorial Paids, Buenos Aires, en especial la cuarta parte, pginas 233 y siguientes.

    12 Por supuesto, se trata aqu de una presentacin bastan-te simplificada del esquema de Hempel-Oppenheim. Ms detalles se podrn encontrar en: Stegmller , W. [1978] : Hauptstrmungen der Gegenwartsphilosophie, Bd. I, S. 449 ff.; Opp , K.-D. [1970]: Methodologie der Sozialwissenschaften, Kap. II und VII y, finalmente, Hempel, C. y Oppenheim, P., en la obra citada en la nota al pie nmero 10 supra.

  • Rev. Reflexiones 84 (2): 51-60, ISSN: 1021-1209 / 2005 55La explicacin en las Ciencias Sociales...

    Ejemplo: SI una persona enfrenta graves problemas finan-cieros y familiares, ENTONCES es probable que cometa ciertos delitos (por ejemplo hurtos).13

    Esta primera parte del esquema (conocido como el explanans) se debe complementar con dos partes adicionales, a saber: con las condicio-nes marginales y con el llamado explanandum. El esquema completo de lo que es una teora explicativa, en este sentido estricto de la teora de las ciencias, sera, entonces, el siguiente:

    Esquema de explicacin:

    1. Teora: SI una persona tiene graves proble-mas financieros y familiares, ENTONCES comete, con mayor frecuencia, ciertos deli-tos (por ejemplo hurtos).

    2. Condiciones marginales: La persona X tiene graves problemas financieros y familiares.

    3. Explanandum: La persona X cometi un delito de hurto.

    Por supuesto, en este trabajo no es posible profundizar en todos los detalles y problemas particulares de este esquema.14 Baste nicamen-te con observar que una explicacin, en este sen-tido especfico, ofrece un modelo metodolgico para la dilucidacin analtica de los fenmenos sociales a partir de su validacin emprica. Ade-ms, no hay que olvidar que, si bien es cierto el esquema de Hempel-Oppenheim goza de prefe-rencia en el mbito cientfico, este no excluye otros tipos de explicacin (que no se ajusten exactamente a lo postulado por esos autores).

    Por su parte, un seguidor de la verste-hen (comprensin) ver las cosas muy distintas a como se ha expuesto. Argumentar que las hiptesis empricas postuladas por el defensor de los mtodos explicativos no son suficientes para

    entender el fenmeno social de la delincuencia. Considerar que es necesario ir mucho ms all de las causas puramente materiales o empricas, e incluso, es probable que califique al partidario de la erklren (explicacin) como un reduc-cionista metodolgico.15 Para una comprensin profunda de lo sucedido, dir, es pertinente acu-dir a otros baremos, en especial, al sentido que tienen los delitos para la comunidad estudiada, a la experiencia subjetiva de quien cometi el delito, al significado psicolgico profundo del homicidio para el ser humano, etc.

    El conflicto entre razn y causa

    El tercer y ltimo binomio conceptual que se utiliza para justificar el dualismo meto-dolgico est dado por las nociones de causa y de razn. Se dice que en las ciencias naturales es posible (y deseable) localizar las causas materiales de los fenmenos: Felix, qui potuit rerum cognoscere causam; mientras que en las ciencias sociales hay que conformarse con las razones que existen para adoptar una decisin determinada. Dado que la conducta humana, en especial la accin social, no est sujeta a patrones puramente fsicos o mecnicos, entonces resulta ilusorio encontrar siempre las causas subyacentes a cualquier evento. Lo pertinente es entender la conducta sobre la base de los motivos (expresos o no) que se ofrezcan para su ejecucin.16

    El concepto de razn est relacionado (a diferencia de lo que sucede con la nocin de causa) con el fenmeno de la justificacin. Por lo tanto, cuando se le pide a una persona que ofrez-ca las razones por las cuales actu de una cierta manera, lo que estamos haciendo es, en realidad,

    13 Aqu es importante tener en cuenta la forma lgica de la teora y no necesariamente su contenido de verdad.

    14 Para mayores detalles, vase la obra de Opp, K.D., citada supra [nota al pie nmero 11], en especial el captulo I.

    15 Respecto a la objecin del reduccionismo metodol-gico vase la clsica disputa entre Jrgen Habermas y Hans Albert, recogida en: Adorno, Th., Albert, H., et.al. [1993]: Der Positivismusstreit in der deutschen Soziologie, Deutscher Taschenbuch Verlag, Hamburg.

    16 Consltese el esclarecedor ensayo de Stephen Toulmin, Reasons and Causes, en la obra de Borger/Cioffi ya citada en la nota al pie nmero 8, a partir de la pgina 1.

  • 56 Rev. Reflexiones 84 (2): 51-60, ISSN: 1021-1209 / 2005 Mainor E. Salas Sols56

    solicitndole que justifique su conducta. Esta justificacin opera, por lo general, sobre bases morales, religiosas, ticas o ideolgicas en general y no sobre elementos puramente fsi-co-naturales. As, por ejemplo, si se le solicita a un creyente que nos diga por qu asiste a Misa, es probable que nos llame la atencin sobre sus convicciones religiosas, sobre sus tradiciones familiares o sobre las creencias de su crculo cultural. Resultara inusual una respuesta en el sentido de que sus visitas a la iglesia obedecen a un desbalance neuronal, a un desequilibrio bioqumico o alguna otra causa de ndole fisiolgica.

    De all concluyen muchos tericos de las ciencias sociales partidarios de la verstehen y de lo ideogrfico que la comprensin de los fenmenos humanos es imposible si no se toman en cuenta las motivaciones (no siempre racio-nales) que subyacen a la conducta. Una accin social no es solo un conjunto de causas y efectos mecnicos, sino un agregado de sentido (sim-blico), cuya base est dada por las creencias, las convicciones y los valores de los individuos particulares.

    Estos han sido, pues, los argumentos ms comunes que se ofrecen como apoyo al dua-lismo metodolgico. Ahora bien: Qu pensar al respecto? Es defendible, desde el punto de vista epistemolgico, la distincin entre ciencias nomotticas e ideogrficas, entre expli-cacin y comprensin o entre razn y causa? O se trata todo ello de una impos-tura intelectual, de un falso planteamiento del problema? De estas preguntas nos ocuparemos seguidamente.

    Crticas al planteamiento dualista

    Procedamos, acto seguido, a presentar nuestro punto de vista respecto al problema planteado, as como respecto a las distinciones que se han hecho.

    Punto de partida. Cualquier debate en torno al concepto de explicacin en las ciencias sociales debe partir, desde nuestro punto de vista, de la siguiente idea bsica:

    Qu se acepte como una explicacin cien-tfica en una disciplina determinada (no importa si esta es natural o social), depende, final-mente, de los valores en juego del investigador. De all que, y sin necesidad de recurrir a redun-dancias o tautologas intiles, se puede decir que una explicacin es aquello que se admite como una explicacin en la comunidad respectiva.17 Un debate (racional) sobre cualquier tema solo es posible para aquellos que acepten un conjunto de postulados lgicos, epistemolgicos y, sobre todo, axiolgicos iguales o similares. De no aceptarse dichos postulados, entonces cualquier discusin al respecto es literalmente imposible. En este caso, no hay nada que discutir y nos encontramos ante tesis inconmensurables, o sea, ante un di-logo de sordos. As, por ejemplo, si una persona insiste (en virtud de sus convicciones religiosas bsicas) que la cura a su enfermedad terminal se debe a un milagro de Dios y no a las interven-ciones de la ciencia mdica, entonces NO habr explicacin racional que valga. Su explicacin ser siempre la de los milagros. En este supuesto, los marcos de referencia (tanto cognitivos como vitales) resultan incompatibles en virtud de las visiones de mundo que sustentan los participan-tes del debate. Aqu se da, tal y como lo expuso Thomas Kuhn, una inconmensurabilidad radi-cal en las teoras defendidas, lo que significa, a la postre, la imposibilidad de una comunicacin horizontal y productiva.

    En fin: las explicaciones cientficas solo son aceptadas como tales por aquellos que creen en la ciencia. Para quienes adoren a otras deidades, no habr templos, ni oraciones, ni san-tuarios, pero tampoco laboratorios cientficos que logren mermar su incredulidad. Tal y como sabiamente sostena F. Waismann: El descon-suelo del corazn no ha de ser jams acallado por la lgica.18 Esto no significa, por supuesto,

    17 Quien me llam la atencin sobre este hecho, muy elemental pero frecuentemente olvidado y de una gran importancia prctica, fue el Profesor E. P. Haba.

    18 F. Waismann [1968], en su extraordinario artculo: How I See Philosophie, en la obra con el mismo ttulo, editor R. Harr, Editorial Macmillan, New York, pgina 13. Trad. M.E.S.

  • Rev. Reflexiones 84 (2): 51-60, ISSN: 1021-1209 / 2005 57La explicacin en las Ciencias Sociales...

    que cualquier explicacin sea igualmente vlida. Una cosa es el derecho (fe) a creer y otra cosa dis-tinta es pretender que nuestra creencia se ajuste a la realidad del mundo. Un hombre de ciencia no tiene por qu rechazar a priori las creencias que no concuerden con sus esquemas, pero tampoco tiene por qu aceptar acrticamente aquellos postulados que contradigan, de manera abierta, todas las evidencias empricas y los hechos cono-cidos hasta ese momento.

    Estrategia de inmunizacin

    Lo ms grave de postular una tajante dico-toma entre la ciencia social y la ciencia natural radica en que quien no acepte este dualismo (por ejemplo, porque considera que para ambos casos los mtodos son bsicamente los mismos) es considerado como un positivista que quiere reducir lo social a la fsica, segn el mejor estilo de Comte.19 El discurso del dualismo metodo-lgico puede servir, pues, como un expediente de inmunizacin (Albert)20 para desestimar, a priori, cualquier tipo de crtica o, peor an, para justificar la falta de rigor, la charlatanera y la ignorancia de las evidencias empricas.

    No es inusual, as, que quienes predican unos ciertos mtodos muy especiales (herme-nuticos, dialcticos, post-estructuralistas) para las ciencias sociales, sean los mismos que se cobijan bajo los mantos de una jerga incompren-sible o bajo la negativa a discutir abiertamente sus postulados epistemolgicos. Son ellos quie-nes, precisamente, consideran que pueden hacer teora social sin tomar en cuenta la realidad o sin acercarse a las evidencias fcticas; es decir, que

    se puede hacer ciencia desde un inmaculado cielo de los conceptos (R. von Jhering).

    Funcin ideolgica: En tercer lugar, es nece-sario sealar que el dualismo metodolgico cumple, visto bien el problema, una doble funcin (ideolgica):

    Por un lado, legitima la especializacin del saber y con ello la consecuente divisin gre-mial del trabajo, lo que conduce a una justifica-cin de ciertos grupos de poder acadmicos: los gurus intelectuales y su squito de aduladores y falsos profetas. Es claro que si para el anlisis de un problema social se requiere un conjunto de conocimientos sui generis, entonces es necesario que existan personas que dominen precisamente esos conocimientos. Estos sern los legitimados (y autorizados) para decidir cundo se han res-petado los juegos del lenguaje (Wittgenstein) admitidos en la disciplina y cundo un miembro de esa comunidad se encuentra acreditado para ejercer la profesin respectiva. Esta funcin, pro-pia de la sociologa de las profesiones, no es del todo irrelevante, pues ella viene, en la prctica cotidiana del saber, a determinar, en una gran medida, la difusin, la relevancia o la aceptacin que tenga una concepcin teortica en el mundo acadmico respectivo.21 La defensa de una espe-cializacin metodolgica, es decir, la afirma-cin de que el ejercicio de las ciencias sociales requiere, necesariamente, de unos conocimientos especializados (que solo pueden ser ejecutados por una casta sacerdotal entrenada) garantiza un puesto de trabajo, o al menos un mercado laboral abierto. En definitiva: la praxis del conocimiento est aqu sujeta a las condiciones materiales e ideolgicas de su reproduccin mercantil.

    Pero, por otro lado, y esto tambin es importante, el dualismo metodolgico tiene como funcin (al menos latente) soslayar la falta de rigor e incluso ocultar la charlatanera en el planteamiento de hiptesis de trabajo. Si yo no me encuentro obligado a confutar empricamente mis afirmaciones y si, por otra parte, tampoco

    19 Vase el ilustrativo caso de Habermas y su calificacin de Popper y Albert como reduccionistas, panfle-teros y positivistas, en: Adorno, Th., Albert, H., et.al. [1993]: Der Positivismusstreit in der deutschen Soziologie, Deutscher Taschenbuch Verlag, Hamburg.

    20 Respecto al importante tema de los expedientes o estrategias de inmunizacin hay que consultar sobre todo a Albert, H. [2000]: "Wissen, Glaube und Heilsgewissheit", recogido en: Kritischer Rationalismus. Vier Kapitel zur Kritik illusionren Denkens, UTB fr Wissenschaft, Tbingen, pp. 138 y ss.

    21 Respecto al tema, se puede consultar: MacDonald, K. [1999]: The Sociology of the Professions, Sage Publications, Londres et al.

  • 58 Rev. Reflexiones 84 (2): 51-60, ISSN: 1021-1209 / 2005 Mainor E. Salas Sols

    mis colegas se interesan por ello (pues les basta algunos planteamientos supergenerales sobre la cultura o sobre la postmodernidad), entonces las puertas se encuentran abiertas para defender los ms descabellados planteamientos.22 Tal y como certeramente lo han denunciado Alan Sokal y Jean Bricmont, detrs de algunos plan-teamientos relativistas de la teora social con-tempornea, acechan, en no raras ocasiones, ver-daderas imposturas intelectuales. Cuando se combina el olvido de lo emprico con una buena dosis de dogmatismo cientificista, se suele caer en las peores lucubraciones...23

    Ausencia de un criterio (o mtodo) nico: En ltimo lugar, es necesario tener presente que en la investigacin cientfica NO existen contrario a lo que predican algunos de los gurus de la ciencia social unos criterios de distincin definitivos. Pretender que haya una frmula mgica (llmesele verifica-cin, al estilo del positivismo lgico, falsa-cin, al estilo de Popper o explicacin, a lo Hempel) para dividir el terreno de lo his-trico del de lo fsico es ilusorio. Lo anterior no implica, claro est, que conceptos como explicacin y comprensin o causa y razn no posean una cierta utilidad heurstica. De hecho, la tienen. Lo que no se puede aceptar es que estas nociones sean absolutizadas. Un poco de informacin y sobre todo de honradez intelectual bastar para darse cuenta de que, prcticamente en ninguna cuestin humana, existe la piedra filosofal que permita resolver todos los enigmas. Si analizamos con cuidado, por ejemplo, el tema de la explicacin y la comprensin nos percataremos de que hay mbitos, o sea, problemas especficos, en los que la explicacin es mucho ms factible que en otros y, por su parte, hay

    problemas en los cuales no es posible una explicacin causal, resultando necesario, por ende, valerse de argumentos comprensivos. En definitiva: todo depende de los casos o problemas concretos que se encuentren bajo nuestro estudio. No es conveniente incurrir en las tpicas falacias del todo y en las falsas generalizaciones, propias de algunas corrientes holistas de la sociologa.

    As, es probable que en lo que atae a las cuestiones histricas (por qu Alemania invadi Rusia durante la II Guerra Mundial? o por qu Julio Csar cruz el Rubicn en el 49 A.C.?) no se puedan encontrar con facilitad causas o explicaciones en el sentido de las ciencias natu-rales. Sin embargo, y esto es lo fundamental, ello no significa que las causas o las explicaciones naturalistas no tengan validez en otros mbitos de las ciencias sociales y que sean all plenamen-te posibles. Por ejemplo, hoy da es ms o menos aceptado de que determinados factores fisiol-gicos (determinables mdica- y qumicamente) juegan un papel en ciertas formas de agresin y, por lo tanto, en la comisin de ciertos delitos. Sera absurdo que el Derecho o la Sociologa criminal cerrara las puertas a este tipo de datos por mera pureza metodolgica, indicando que en estas disciplinas estn vedadas las explicaciones y que hay que aspirar a la comprensin.

    Conclusiones

    La clsica distincin entre los mtodos de las ciencias naturales y los de las ciencias sociales es artificial. Se trata de un pseudo-problema. No hay que dejarse aqu marear por las modas o los esquemas metodolgicos facilistas y simplifi-cadores de distinta ralea. Esta separacin puede inducirnos a errores e incluso a engaos. Detrs del pretendido dualismo metodolgico (con sus estrategias argumentativas) pueden esconderse muchas cosas: una ideologa gremial que propi-cia las elites intelectuales de poder, una falta de rigor en lo relativo a la constatacin emprica de los postulados bsicos de la disciplina, una poca seriedad en cuanto las exigencias con que se uti-liza el lenguaje cientfico o, incluso, al decir de

    22 Estas situaciones las denunciaba Andreski muchos aos atrs, vid: Andreski, S. [1974]: Die Hexenmeister der Sozialwissenschaften. Missbrauch, Mode und Manipulation einer Wissenschaft, List Verlag, Munich.

    23 Sokal, A., Bricmont, J., op.cit., p. 211.

  • Rev. Reflexiones 84 (2): 51-60, ISSN: 1021-1209 / 2005 59La explicacin en las Ciencias Sociales...

    Sokal y Bricmont, una buena dosis de impostura intelectual.

    No existe, pues, en la ciencia social [o natural] un "punto arquimdico del conocimien-to (Albert); es decir, una base nica y segura para comprender los distintos fenmenos, ello puesto que el cientfico capta nicamente parce-las del mundo mediante procesos muy complejos de seleccin. Presuponer una unidad ontolgica subyacente que pueda ser capturada mediante la explicacin cientfica es el resultado de un prejui-cio racionalista. Dicha unidad del mundo refle-ja ms que todo el carcter sintetizador y, por qu no, mitolgico de nuestra conciencia, mas no el estatuto emprico de la realidad. Tal y como deca hermosamente William Blake: Menos que Todo no puede satisfacer al hombre.24 El cientfico tendr que enfrentarse, empero, quiralo o no, con un universo fragmentario, contingente, discontinuo y, en muchas ocasiones, arbitrario y azaroso. De all que la bsqueda de un instrumento teortico que genere una sntesis total (llmesele explicacin o comprensin) es producto ms de sus deseos, de su afectividad existencial, que de las evidencias fcticas que se le presentan.

    La llamada explicacin cientfica es, por lo dicho, una mezcla indisoluble de hecho y valor, de conocimiento y creencia. Solo quienes comparten un sistema axiolgico o una visin de mundo similares, es decir, quienes cultivan una misma forma de vida, al decir de Wittgenstein, estn en capacidad de aceptar la legitimidad epistemolgica de la explicacin y de recorrer as su estatuto cientfico. Para quien no acepte esas mismas premisas, es decir, para aquellos que manejan gramticas diferentes de inter-pretacin del mundo, no habr tal explicacin ni puede ser catalogada como cientfica. l se adscribir, probablemente, ms a la sentencia de Oscar Wilde:

    La ciencia es la historia de las religiones muertas. 25'

    Bibliografa

    Adorno, Th.y H. Albert, [1993]. Der Positivismusstreit in der deutschen Soziologie, Deutscher Taschenbuch Verlag, Hamburg.

    Albert, H. 2000. "Wissen, Glaube und Heilsgewissheit", recogido en: Kritischer Rationalismus. Vier Kapitel zur Kritik illu-sionren Denkens, UTB fr Wissenschaft, Tbingen, pp. 138 y ss.

    Andreski, S. 1974. Die Hexenmeister der Sozialwissenschaften. Missbrauch, Mode und Manipulation einer Wissenschaft, List Verlag, Munich.

    Borger, R. y F. Cioffi, 1970. Explanation in the Behavioural Sciences, Cambridge University Press, Cambridge.

    Boudon, R. 1978. Los mtodos en Sociologa, traduccin de Amanda M. Forns de Gioia, Librera El Ateneo Editorial, Buenos Aires, et. al.

    Bunge, M. 1999. Buscar la filosofa en las cien-cias sociales, trad. de Tziviah Aguilar Aks, Editores Siglo XXI, Mxico.

    Bunge, M. 1999. Las ciencias sociales en dis-cusin. Una perspectiva filosfica, traduccin de Horacio Pons, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, Argentina.

    Dilthey, W. 1966. Introduccin a las ciencias del espritu. Ensayo de una fundamentacin del estudio de la sociedad y de la historia, trad. de Julin Maras, prlogo de Jos Ortega y Gasset, 2. edicin, Revista de Occidente, Madrid, Espaa.

    Giddens, A., J. Turner, et al. 2000. La teo-ra social, hoy, trad. de Jess Albors, Alianza Universidad, Madrid.

    Hempel, C. 1979. La explicacin cientfica. Estudios sobre la filosofa de la ciencia,

    24 Citado en Kolakowski, L. [1974]: Die Gegenwrtigkeit des Mitos, R. Piper & Co. Verlag, Munich, p. 11.

    25 Citado en Strich, M., y Hossfeld, P. [1985]: Wissenschaft im Zitat, Verlag Werner Dausien Hanau, Leipzig, p. 19, trad. del autor.

  • 60 Rev. Reflexiones 84 (2): 51-60, ISSN: 1021-1209 / 2005 Mainor E. Salas Sols

    traduccin castellana de M. Frassineti de Gallo et al., Editorial Paids, Buenos Aires.

    Homans, G. 1967. The Nature of Social Science, Harcourt, Bace & World, New York.

    Kolakowski, L. 1974. Die Gegenwrtigkeit des Mythos, R. Piper & Co. Verlag, Munich.

    MacDonald, K. 1999. The Sociology of the Professions, Sage Publications, Londres et al.

    Opp , K.-D. 1970. Methodologie der Sozialwissenschaften. Einfhrung in Probleme ihrer Theoriebildung, Rowolt, Hamburg.

    Popper, K. 1974. The Poverty of Historicism, Routledge & Kegan Paul, Londres.

    Popper, K. 1994. Logik der Forschung, 10. edi-cin, J.C.B. Mohr, Tbingen.

    Rickert, H. 1965. Ciencia Cultural y Ciencia Natural, traducido del alemn por Manuel Garca Morente, Espasa-Calpe S.A., cuar-ta edicin, Madrid.

    Salas, M. E. 2005. Kritik des strafprozes-sualen Denkens. Rechtstheoretische Grundlagen einer (realistischen) Theorie des Strafverfahrens, Verlag C.H. Beck, Munich, Alemania.

    Sokal, A. y J. Bricmont, 1999. Imposturas Intelectuales, traduccin de Joan Carles Guix, Editorial Paids, Barcelona, Buenos Aires, Mxico.

    Stegmller, W. 1978. Hauptstrmungen der Gegenwartsphilosophie, Tomos I y II, Alfred Krner Verlag, Stuttgart.

    Strich, M., y P. Hossfeld, [1985]: Wissenschaft im Zitat, Verlag Werner Dausien Hanau, Leipzig.

    Topitsch, E. 1980. Logik der Sozialwissenschaften, editada por Ernst Topitsch, 10. edicin, Verlagsgruppe Athenum. Haim. Scriptor. Hanstein, Knigstein/Ts.

    Waismann, F. 1968. How I See Philosophie, en la obra con el mismo ttulo, editor R. Harr, Editorial Macmillan, New York.