27
Revista de Ciencias Sociales (Cr) ISSN: 0482-5276 [email protected] Universidad de Costa Rica Costa Rica Fair, Hernán CONTRIBUCIONES DEL PSICOANÁLISIS LACANIANO A LA TEORÍA POLÍTICA Y SOCIAL CONTEMPORÁNEA Y AL ANÁLISIS SOCIOPOLÍTICO CRÍTICO Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. I, núm. 139, 2013, pp. 27-51 Universidad de Costa Rica San José, Costa Rica Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15329873003 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

1- Fair Revista de Ciencias Sociales

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Hegemonia y discurso

Citation preview

  • Revista de Ciencias Sociales (Cr)ISSN: [email protected] de Costa RicaCosta Rica

    Fair, HernnCONTRIBUCIONES DEL PSICOANLISIS LACANIANO A LA TEORA POLTICA Y SOCIAL

    CONTEMPORNEA Y AL ANLISIS SOCIOPOLTICO CRTICORevista de Ciencias Sociales (Cr), vol. I, nm. 139, 2013, pp. 27-51

    Universidad de Costa RicaSan Jos, Costa Rica

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15329873003

    Cmo citar el artculo

    Nmero completo

    Ms informacin del artculo

    Pgina de la revista en redalyc.org

    Sistema de Informacin CientficaRed de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • CONTRIBUCIONES DEL PSICOANLISIS LACANIANO A LA TEORA POLTICA Y SOCIAL CONTEMPORNEA Y AL ANLISIS SOCIOPOLTICO CRTICO1

    CONTRIBUTIONS FROM THE LACANIAN PSYCHOANALYSIS TO THE CONTEMPORARY SOCIAL AND POLITICAL THEORY AND THE CRITICAL SOCIOPOLITICAL ANALYSIS

    Hernn Fair*

    RESUMEN

    El artculo analiza algunas contribuciones tericas relevantes del psicoanlisis lacaniano a las Ciencias Sociales y Humansticas. Especficamente, hace hincapi en algunos de sus principales aportes e implicancias para el desarrollo de la teora poltica y social contempo-rnea, as como, al anlisis sociopoltico crtico.

    PALABRAS CLAVE: LACAN * PSICOANLISIS * TEORA SOCIAL * TEORA POLTICA * ANLISIS SOCIOPOLTICO * IZQUIERDA LACANIANA

    ABSTRACT

    This article analyzes some relevant theoretical contributions from the Lacanian psychoa-nalysis to the Social Sciences and Humanities. Specifically, it emphasized its main theore-tical contributions and implications for the development of the contemporary social and political theory and critical sociopolitical analysis.

    KEY WORDS: LACAN * PSYCHOANALYSIS * SOCIAL THEORY * POLITICAL THEORY * SOCIOPOLITICAL ANALYSIS * LACANIAN LEFT

    1 Una versin anterior de este trabajo fue presentado en las IX Jornadas de Sociologa Capitalismo del siglo XXI, cri-sis y reconfiguraciones. Luces y sombras en Amrica Latina, Carrera de Sociologa, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires (UBA), Ciudad de Buenos Aires, 8 al 12 de agosto de 2011. Agradezco al evaluador an-nimo de esta revista por sus pertinentes sugerencias y comentarios.

    * Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. [email protected] / [email protected]

    Rev. Ciencias Sociales 139: 27-51 / 2013 (I)ISSN: 0482-5276

  • 28 Hernn Fair

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    1. INTRODUCCIN2

    Mucho se ha escrito en las ltimas dca-das acerca de la teora psicoanaltica del clebre y polmico pensador francs Jacques Lacan. Sin embargo, como sealaba hace unos aos Ernesto Laclau (1992), en el prlogo de la obra de Slavoj Zizek, El sublime objeto de la ideolo-ga, la mayora de los trabajos, con excepciones como la denominada Escuela psicoanaltica eslovena, liderada precisamente por el renom-brado filsofo y psicoanalista esloveno, han cen-trado histricamente su inters en su aspecto puramente clnico.

    2 Se enfatiza que se trata de algunas contribuciones y no del conjunto, ms an cuando una parte de la compleja y extensa obra de Lacan permanece an indita. Adems, cabe destacar que el legado de esas contribuciones nunca est dado de antemano, ni debe ser entendido como el desarrollo de la verdadera teora lacaniana, sino que es producto de una interpretacin puramente personal, conse-cuencia de una serie de lecturas tambin personales y selectivas. Adems, se debe destacar las valiosas contribuciones y aportes que he recibido (y de las que soy deudor) de trabajos que han aplicado emp-ricamente al anlisis poltico algunas categoras provenientes del psicoanlisis lacaniano, como los de Biglieri (2006) y Gmez (2006), as como de las clases en el Doctorado de la UBA y las diversas conversaciones e intercambios personales y electr-nicos que he tenido con algunos referentes que he mencionado, incluyendo acadmicos, profesores y analistas provenientes, tanto del campo del psicoa-nlisis como tambin de la teora poltica, as como, otros aportes de colegas cuya lista sera difcil de sintetizar, pero que me han ayudado, en estos aos, a intentar comprender al menos una parte de la (tal vez alevosamente) intrincada y compleja, pero a la vez fascinante y estimulante, teora psicoanaltica lacaniana. En muchos casos, estos colegas y ana-listas me han alentado a continuar en esta disputa hegemnica tendiente a destacar las contribuciones que puede brindarnos la teora psicoanaltica al anlisis sociopoltico crtico. Por ltimo, quisiera destacar que la seleccin de exgetas y referen-cias clave que he mencionado, no implica olvidar los aportes de otras referencias acadmicas habi-tualmente consideradas ms relevantes (Louis Althusser, Elizabeth Roudinesco, Jacques Alain Miller, Eric Laurent, Jean Claude Milner, entre tantos otros), pero es por ello que he enfatizado que este trabajo condensa una interpretacin personal, producto de las lecturas, interacciones e influencias propias, lo que pudiera o no ser compartido por otros exgetas del pensamiento lacaniano.

    En ese marco, han dejado en un lugar relegado su indudable acercamiento a las cien-cias sociales y humansticas. Se ha pretendido olvidar, en ese sentido, que el propio Lacan, adems de ser un asiduo lector de la filosofa, inclua, entre sus trabajos y escritos, una plura-lidad de citas referidas a pensadores externos al campo psicoanaltico, o incluso al psicolgico. As, se pueden observar diversas menciones, algunas ms habituales que otras, a la filoso-fa antigua (Aristteles y Platn) y moderna (Kant, Hegel, Descartes, Marx y Wittgenstein), a la lingstica (De Saussure), a la semiti-ca social (Peirce), a la epistemologa crtica (Quine, Frege, Godel y Lakatos), e incluso a la filosofa china (Tao). Adems, numerosos autores han destacado la influencia que ha ejercido sobre su obra el pensamiento de filso-fos contemporneos de la importancia de Levi Strauss, Merleau Ponty, Heidegger, Nietzsche, Foucault, Sartre y Kojeve, o lingistas como Benveniste y Jacobson, a pesar de que el propio Lacan pudiera no citarlos de manera explcita. Cabe mencionar, a su vez, que el propio Lacan, especialmente en sus ltimos seminarios, ha desarrollado un tipo de anlisis interdisciplina-rio, en confluencia con varios de los temas ms relevantes relacionados a la teora poltica y social y al anlisis sociopoltico crtico3.

    3 En ese marco, este artculo responde a un conjun-to de lecturas autodidactas que incluyen varios de los ms importantes escritos y seminarios del pro-pio Lacan en diversas etapas de su obra. Adems, debo reconocer los indudables aportes que he recibido de algunos de los principales seguidores y referentes de la teora y el pensamiento poltico posfundacional (entre los ms destacados, Zizek, Stavrakakis, Alemn, Badiou y Laclau), quienes promueven diversas vinculaciones entre el psicoa-nlisis y lo poltico (en sentido amplio). En dicho contexto, adems, me he enriquecido notablemen-te y he aprendido mucho, con la lectura de exge-tas que han analizado diversos aspectos de su obra, como su teora de los discursos sociales (lvarez, 2006), la teora de los conjuntos y sus relaciones con la poltica (Badiou, 2007), el concepto lacania-no de goce (Braunstein, 2006), las relaciones con la epistemologa post-racionalista (Alemn, 2010), el pensamiento de Heidegger (Alemn, 1993), la dialctica hegeliana y el kantismo (Zizek, 1992 y 2003), la semitica social (Rome, 2009) y la lin-gstica (Dor, 1997), o bien han desarrollado los

  • 29Contribuciones del psicoanlisis lacaniano a la teora poltica y social...

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    As, aunque las intersecciones entre el psicoanlisis, lo poltico y lo social se encuen-tran presentes ya desde sus primeros semi-narios y escritos, continuando con la idea freudiana de que toda psicologa individual representa tambin una psicologa social (Freud, 1979), es especialmente a partir de su seminario XVII, El reverso del psicoanlisis, conocido corrientemente como el seminario sobre los Cuatro discursos, donde el terico y analista francs ha incursionado de manera definitiva, aunque muchas veces sutil, en los temas filosfico-poltico-sociales-culturales. En ese contexto, aunque siempre ms interesado en los efectos derivados en el plano individual del sujeto4, Lacan (2006) ha criticado, en la misma lnea que una parte de la teora y filoso-fa poltica y social moderna (Rousseau, 1996),

    principales vnculos existentes entre la teora y filosofa poltica y el anlisis sociopoltico crtico y el psicoanlisis lacaniano (Stavrakakis, 2008 y 2010; Alemn, 2010), hallando algunas similitu-des y afinidades entre sus categoras y la teora poltica contempornea (Zizek, 1992, 2001, 2003 y 2006; Laclau, 2003 y 2005; Lebrn, 2003; Copjec, 2006). En todo caso, conscientes de que existe una pluralidad de interpretaciones diferentes sobre el psicoanlisis lacaniano, en este ensayo nos situa-mos (me sito) en un marco terico que ha dado en llamarse, de manera arbitraria, la izquierda lacaniana (Alemn, 2010; Stavrakakis, 2010), con una orientacin ms o menos definible a favor de las vinculaciones entre el psicoanlisis lacaniano, la teora poltica y social y el anlisis sociopoltico crtico, desde una posicin en defensa explcita de una democracia (y un nfasis normativo en la democratizacin) radical y plural (Laclau y Mouffe, 1987).

    4 Cabe aclarar que cuando hace referencia a la teora poltica y social, lo hace en un sentido amplio, incluyendo, en ese sentido, a la filosofa poltica y social, al entender que toda teora poltica repre-senta, a su vez, o se encuentra ntimamente ligada (pese a poder diferenciarse y adquirir una auto-noma relativa), a una determinada teora social y a una determinada filosofa poltica y social. Del mismo modo, toda sociologa poltica se inserta tambin en el marco de una determinada teora poltica y social (o de una determinada teora pol-tica que constituye a lo social), en tanto la poltica, a travs del discurso poltico, es el elemento que, desde el enfoque que seguimos aqu (y que com-parte el psicoanlisis lacaniano), constituye imagi-nariamente el lazo social.

    as como la contempornea (Heidegger, 1991), los enfoques crticos (Adorno y Horkheimer, 2002) y posmodernos (Lipovetsky, 2000) y la teora poltica, social y cultural (Bauman, 2003, 2007), la primaca que adquiere la lgica del consumo masivo y el hipermercantilismo en la sociedad capitalista. En la misma lnea, ha criticado tambin, en consonancia con la teora crtica de la Escuela de Frankfurt (Marcuse, 1983; Adorno y Horkheimer, 2002), la sociologa cultural (Bourdieu, 1984), la teora y filosofa poltica post-estructuralista (Laclau y Mouffe, 1987; Laclau, 1996 y Ranciere, 1996), el anli-sis semitico del discurso de origen peirciano (Vern, 1987) y los enfoques filosficos pos-modernos (Lyotard, 1992) y de pensamiento complejo (Morin, 1998), la modalidad de estruc-turacin y legitimacin poltica que presenta el discurso de la Ciencia tradicional, rechazada por intentar borrar la presencia del sujeto y sus elementos de subjetividad inherentes, en pos de una Ciencia posicionada como puramente obje-tiva y neutral.

    Finalmente, desde sus primeros escri-tos, Lacan (1982, 1987 y 2003) ha destacado la primaca que adquiere el lenguaje como un elemento material que contribuye a conformar y a modificar al sujeto, las identidades y creen-cias subjetivas, en un aporte conceptual que encuentra afinidades con enfoques como la filo-sofa analtica (Wittgenstein, 1987), el pragma-tismo anglosajn (Austin, 1998), la semitica social (Pierce, 1955 y Benveniste, 1989) y el post-estructuralismo (Laclau y Mouffe, 1987; Derrida, 1989). Sin embargo, donde se puede observar con ms detalle esta confluencia posible con la teora filosfica de la poltica y el anlisis polti-co, social y cultural, es en sus ltimos semina-rios, especialmente el XIX y el XX. En aquellos seminarios, conocidos como O peor y Aun, el psicoanalista francs desarrolla un anlisis te-rico que encuentra afinidades directas con la teora y la sociologa poltica posfundacional (Marchart, 2009), e incluso con la epistemologa crtica. En ese contexto, se remonta a las con-tribuciones iniciales de Descartes, para criticar, desde los aportes de la semitica peirciana, la filosofa analtica del segundo Wittgenstein y la epistemologa post-racionalista de Quine, Frege,

  • 30 Hernn Fair

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    Godel, Lakatos y Feyerabend, el tipo de discurso objetivista y cientificista que tiene su origen en la lgica formal aristotlica, la geometra de Euclides y el empirismo leibniziano, hasta alcanzar su elixir con el positivismo lgico y el conductismo anglosajn (Lacan, 1971-1972 y 2008). Al mismo tiempo, en estos y otros semi-narios, as como en textos (Lacan, 2005, 2006), el clebre pensador francs se opone con fuerza a la fe positivista en el progreso y el avance de la Ciencia como emancipadoras del hombre, y en la propia fe en el hombre como elemento eman-cipador, ya sea a travs de la clase, el partido, la administracin, o cualquier otro elemento sustituto que cumpla esa funcin, en una crti-ca anti-positivista que incluye desde Hegel y el marxismo, hasta el positivismo racionalista y el empirismo conductista.

    Es, precisamente, a partir del recono-cimiento de estas afinidades y dilogos poten-ciales entre el psicoanlisis lacaniano y los temas circundantes de la teora poltica y social contempornea5, en donde, a nuestro entender,

    5 A fin de cuentas, el psicoanlisis se aplica sobre pacientes individuales, aunque sabemos que el individuo nunca es plenamente un individuo ais-lado, sino un ser social atravesado por la sociedad y la cultura, como efecto del lenguaje (Lacan lo define, a partir de Heidegger, como un ser que habla). De all que el psicoanlisis no pueda des-atenderse nunca de lo cultural y de lo social, que lo sobredeterminan ya desde el nacimiento (con la imposicin de un nombre). En ese marco, el nico comentario metodolgico que se dir al respecto, es que los aportes tericos de Lacan en trminos similares o confluentes con la teora poltica y social contempornea, en particular en su Seminario XVII, se enmarcan originariamente en un discurso analtico que, aunque comparte ampliamente los principales presupuestos tericos y epistemolgicos de la teora poltica contempo-rnea que se retoma en este trabajo, parten de la base de las relaciones sociales en trminos predo-minantemente individuales. No obstante, como se ver, Lacan (2006) luego extiende y dialecti-za la misma lgica de la diferencia ontolgica (Marchart, 2009), al conjunto de los discursos exis-tentes (Discurso del Capitalismo, del Amo antiguo, del Universitario, de la Histrica y del Analista). En ese contexto, que permite dilucidar sus fructferos aportes a la teora y la filosofa poltica y al anlisis sociopoltico contemporneo (Stavrakakis, 2008: 17 y ss.), su crtica principal se dirige hacia los enfoques de la psicologa cientfica (entre ellas,

    pueden situarse (es decir, construirse y articu-larse) los principales aportes de su extensa obra a las ciencias sociales en general, as como a la teora y el anlisis poltico crtico en particular. Lejos de desconocer que el objetivo central del psicoanlisis lacaniano y del psicoanlisis en general, se vincula a una interpretacin crtica tendiente a la emancipacin del sujeto en un plano ms cercano a lo individual, interesa examinar las posibles aplicaciones e implican-cias de sus categoras analticas para el desa-rrollo de una ciencia social (y en especial, una ciencia poltica) ms compleja y con mayor capacidad crtica.

    En ese contexto, el objetivo principal no consiste en hallar posibles afinidades o simi-litudes entre el enfoque lacaniano y la teora poltica, ni tampoco consiste en indagar en los aportes de las ciencias sociales y humanas a la teora psicoanaltica, sino en intentar examinar el sentido inverso, analizando algunas de las contribuciones tericas que pueden derivarse de la obra del clebre psicoanalista francs, al campo de lo poltico (en sentido amplio)6. Especficamente, se procura hacer hincapi en lo que se considera que constituyen algu-nas de las principales herramientas que puede brindarnos el psicoanlisis lacaniano para el desarrollo y expansin de la teora poltica y social, as como al anlisis sociopoltico crtico. Como cientistas sociales, se espera en definiti-va, acercarse al cumplimiento de dos objetivos trascendentales. En primer lugar, contribuir a promover y fomentar el anlisis multi e inter-disciplinario o transdisciplinario, que permita

    las neurociencias, el conductismo, la psicologa evolutiva y la psicologa cognitiva), cosmovisio-nes racionalistas que, al igual que las diversas filo-sofas ontolgicas que nacen en la Antigedad, y se desarrollan con el capitalismo moderno, rechazan el deseo inconsciente y por lo tanto, la relevancia que adquiere el lenguaje, el sujeto y la alteridad, adems de creer en una ciencia objetiva que, a partir del supuesto saber superior del clnico, se basa en la hipermedicalizacin experimental sobre el sujeto. Acerca de los interlocutores princi-pales a los que se enfrenta Lacan, vase Ramrez Escobar (2009).

    6 Tambin sus indudables aportes a la epistemologa, desarrollados por autores como Badiou (2007) y Alemn (2010).

  • 31Contribuciones del psicoanlisis lacaniano a la teora poltica y social...

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    una mayor complejizacin de aquello que defi-nimos como lo social. En segundo trmino, de manera simultnea, aportar algunos elementos tericos que contribuyan a la construccin, desarrollo y expansin de una izquierda laca-niana (Alemn, 2010 y Stavrakakis, 2010) que recupere la funcin poltica de crtica radical y transformacin de las condiciones existentes, promoviendo una mayor democratizacin en todos los campos del quehacer humano y la extensin normativa de una sociedad ms justa, digna, libre, igualitaria y solidaria.

    Para intentar llevar a cabo esta tarea, en este artculo se examinarn seis importantes contribuciones que, desde nuestro punto de vista, puede ofrecernos la teora psicoanaltica lacaniana para el desarrollo y expansin de la teora y el anlisis poltico y social contempo-rneo: 1) La presencia del inconsciente estruc-turado como un lenguaje, lo que se vincula a la primaca que adquiere el significante para la conformacin del sujeto y del lazo social, as como, la recuperacin de la retrica, a partir de la metfora y la metonimia, 2) La afirma-cin acerca de la imposibilidad de la relacin sexual, lo que se relaciona a la lgica terico-poltica y epistemolgica del no todo, 3) La identificacin en torno al denominado objeto a, vinculado a la construccin parcial del lazo social, 4) La teora de los tres registros (RSI), relacionada a la presencia del nudo borromeo como una nueva configuracin que estructura/desestructura lo que denominamos lo social, 5) La denominada Teora de los Cuatro Discursos, que permite comprender diversas modalidades de estructurar discursivamente el lazo social y 6) La importancia del goce y el plus de goce, en tanto elemento primordial que sobredeter-mina la conformacin de la subjetividad.

    A continuacin, se analizar, de un modo sinttico, estos seis aportes tericos. En ese marco, para enriquecer y promover el dilo-go fecundo y contribuir a una mayor y mejor comprensin de nuestro objeto, se ha deci-dido incorporar un apartado derivado de cada contribucin, que coloca el eje en lo que se aprecia que constituyen las principales impli-cancias derivadas del enfoque lacaniano para la expansin y el desarrollo de la teora poltica

    y social crtica, en particular, para el anlisis sociopoltico posfundacional y de izquierda lacaniana. En algunos casos, se han agregado, adems, algunas implicancias epistemolgicas, pretendiendo contribuir, nuevamente, a una mayor comprensin de los mltiples e incalcu-lables aportes que sin dudas, brindan las herra-mientas provenientes de la teora psicoanaltica lacaniana7.

    2. SEIS CONTRIBUCIONES DEL PSICOANLISIS LACANIANO A LA TEORA POLTICA Y SOCIAL CONTEMPORNEA Y AL ANLISIS SOCIOPOLTICO CRTICO8

    2.1. EL INCONSCIENTE ESTRUCTURADO COMO UN

    LENGUAJE

    Sigmund Freud, inventor y mximo sm-bolo del psicoanlisis y de su mtodo interpre-tativo, fue el primero en subrayar la relevancia clave y fundamental que adquiere el elemento inconsciente en la prctica individual e incluso,

    7 Esta recuperacin de las contribuciones de la obra de Lacan no debe llevar, sin embargo, a un endio-samiento doctrinario y dogmtico que impida la crtica sobre sus postulados tericos. El propio Lacan parece advertirnos que no lo tomemos tan en serio, cuando hace hincapi en lo barrado de todo discurso, aunque se debe reconocer que muchos de sus seguidores, comenzando por su principal heredero, Jacques Alain Miller, funda-dor de la Asociacin Mundial de Psicoanlisis y dueo de los derechos de edicin de los Seminarios de Lacan (algunos de ellos, todava no autorizados por el propio Miller para su edicin pblica), han generado a un Lacan-Dios, como hay tambin un Dios Marx, que no admite crticas y debates sobre su enseanza. Sobre la experiencia de este dogma-tismo en el caso argentino, centrado especialmen-te en la Escuela de Orientacin Lacaniana (EOL), vase Vainer (1997).

    8 Se reitera que se trata solo de algunas contribu-ciones e implicancias que pueden derivarse de su obra, as como de una interpretacin posible, entre otras igualmente vlidas. Adems, se debe destacar que las contribuciones tericas que se plantean en este trabajo se encuentran, en su mayora, interrelacionadas entre s, por lo que no deben ser entendidas con independencia unas de otras. En ese marco, la distincin propuesta es meramente analtica y ordenadora.

  • 32 Hernn Fair

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    como en sus textos llamados sociales 9, en la prctica colectiva de los sujetos. Precisamente, el psicoanlisis se centra en la interpretacin del inconsciente de los sujetos, situacin que se manifiesta simblicamente en los sueos, lapsus, actos fallidos y chistes (Freud, 1973a, 1973b y 1979).

    Lacan, como continuador crtico de las enseanzas iniciales de Freud, destacar la relevancia fundamental que adquiere el deseo inconsciente, aunque realizar importantes reformulaciones, en muchos casos, contra los propios presupuestos de su maestro. Una de las ms importantes es la afirmacin de que el inconsciente se estructura como un lenguaje. Qu significa esto? Significa, a grandes rasgos, que el deseo inconsciente se constituye y se manifiesta de manera cohe-rente y estructurada mediante el lenguaje. Recordemos que Freud ya haba destacado la relevancia clave que adquiere el deseo incons-ciente y su manifestacin mediante los sueos (Freud, 1979), actos fallidos, lapsus involunta-rios (Freud, 1979a) y chistes (Freud, 1979b). El anlisis ms importante y reconocido de todos ellos es, sin dudas, el de los sueos, en el que Freud construir, a partir del estudio emprico de centenas de casos debidamente

    9 Por textos sociales se hace referencia a los tra-bajos que ms explcitamente aluden a cuestiones socioculturales y sociopolticas, o concernientes a la construccin del lazo social, en particular a El malestar en la cultura, Psicologa de las masas y anlisis del yo y Ttem y Tab. En realidad, como se dijo, el propio Freud rechaza la distincin tajante entre la psicologa individual y la social, lo que ha llevado a diversos anlisis marxistas a recuperar sus contribuciones tericas (al respecto, vanse, por ejemplo, Marcuse, 1983 y Horkheimer y Adorno, 2002). Este trabajo, no obstante, se cen-trar en los aportes del psicoanlisis lacaniano, entendiendo que, pese a su indudable herencia freudiana, Lacan presenta profundas crticas a su maestro, lo que lo aleja en gran medida del freu-dismo y lo acerca a una especie de post-freudismo que, en algunos casos, es claramente diferente (y hasta antagnico) a los presupuestos freudianos clsicos. Posiblemente, para destacar una analo-ga plausible dirigida a aquellos lectores de teora poltica, Lacan sea a Freud y al freudismo, lo que Laclau es a Gramsci y al marxismo.

    documentados10, toda una simbologa parti-cular para expresar su significacin cultural. Bsicamente, sin centrarse en el detalle espe-cfico de este intrincado tema, lo ms relevante que descubri el genio de Freud es que los sue-os manifiestan el deseo inconsciente mediante una serie de condensaciones y sustituciones, basadas en la libre asociacin de smbolos que realiza el sujeto (Freud, 1979).

    Lo que har Lacan (2003), como en tan-tas otras ocasiones, ser retomar esta distin-cin y complementarla con algunos aportes reformulados de la lingstica estructuralista de De Saussure (1961), en este caso, articulados con las contribuciones de Roman Jacobson (1985) referidas a la metfora y la metonimia. En ese marco, dir que la lgica de condensa-cin y sustitucin de los sueos, toma la forma de metforas y metonimias, expresadas mediante la estructura gramatical del lenguaje. A partir de all, sealar que el inconsciente se manifiesta de manera estructurada y coherente en el sujeto mediante metforas y metonimias que simbolizan imaginariamente la unidad deseada. Haciendo un parntesis, se debe men-cionar, brevemente, una de las premisas prin-cipales del psicoanlisis, que luego se detallar en el punto acerca de la ausencia de relacin sexual y sobre el goce. Es la premisa que afirma que todo sujeto, una vez instaurado el orden significante que lo determina (el orden de las

    10 Una de las principales (y ms curiosas) crticas al psicoanlisis es su presunta ausencia de empi-ricidad, lo que se vincula, desde el empirismo hegemnico, a la condicin de cientificidad y, por lo tanto, de garanta de objetividad de toda teo-ra. Si bien el psicoanlisis, como afirma Lacan, no es (ni pretende ser) una Ciencia en sentido estricto, representando ms bien un mtodo interpretativo, difcilmente pueda hallarse en las Ciencias Sociales y Humansticas (incluyendo a la Economa), una disciplina tan emprica como aquella. Debemos tener en cuenta, en ese sen-tido, que para su simbologa de los sueos, as como para su anlisis de los actos fallidos, lapsus y chistes, Freud recopil centenas de testimonios, ancdotas y fallidos de sus propios pacientes. A partir de la documentacin de ese amplio corpus es que elabor (y luego reelabor varias veces) su teora de los sueos, chistes y actos fallidos, como expresiones del deseo inconsciente (vase Freud, 1973a, 1973b y 1979).

  • 33Contribuciones del psicoanlisis lacaniano a la teora poltica y social...

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    palabras, expresadas bajo la forma estructura-da del lenguaje), desea el retorno a la unidad perdida con el cuerpo de la Madre (la llamada Cosa). Como esa unidad es imposible, ya que al nacer se trata de dos cuerpos separados para siempre, a partir de su prohibicin (castracin flica), se desea el retorno a la mtica unidad. Precisamente, lo que hace el orden significante es permitir, por la va de metforas y metoni-mias, el retorno imaginario de aquella unidad con la Cosa. En ese marco, para el psicoanlisis adquieren vital importancia las construcciones metafricas y metonmicas, lo que lleva a inda-gar en sus indudables implicancias para la teo-ra poltica y social, y el anlisis sociopoltico.

    2.1.2. IMPLICANCIAS PARA LA TEORA Y EL ANLISIS SOCIOPOLTICO

    Si el inconsciente est estructurado como un lenguaje, y esta estructuracin se expresa mediante la utilizacin de metforas y metonimias, las cuales sustituyen y condensan la unidad deseada de un modo coherente y posi-ble de ser interpretado, entonces la principal implicancia para la teora y el anlisis sociopo-ltico, es que el lenguaje adquiere una funcin crucial. Lacan (2003) retoma, en ese sentido, la distincin entre el significante (la imagen acstica o palabra asociada al concepto) y el significado (el significado o concepto literal) de De Saussure (1961), para sealar la primaca absoluta del primero sobre el segundo (S/s). En ese marco, afirma que el discurso constituye y determina a los sujetos como tales, lo que nos reenva a su relacin directa o indirecta con teoras polticas y sociales como la semitica social (Pierce, 1955; Benveniste, 1989 y Vern, 1987), la filosofa del lenguaje (Bajtn, 1982 y Voloshinov, 1989), la teora post marxista del discurso (Laclau y Mouffe, 1987; Laclau, 1996 y 2005), la deconstruccin (Derrida, 1989 y 1997), la epistemologa post-empirista (Wittgenstein, 1988) y el pragmatismo anglo-sajn (Austin, 1998).

    Pero adems, la primaca del significante conduce a Lacan, como se ha visto, a destacar la relevancia clave que adquieren las metforas y las metonimias, las que desarrolladas por Roman Jacobson (1985), presentan implicancias

    cruciales para el estudio de las relaciones entre la retrica y el discurso, con larga tradicin en ciencias sociales desde Aristteles, el Grupo Mu y los estudios de comunicacin (Le Guern, 1976; Lakoff y Johnsonn, 1988), e incluso, recu-peradas de forma reciente por el anlisis pol-tico del discurso (Laclau, 2005 y 2008), entre otras vertientes discursivas.

    2.2. NO HAY RELACIN SEXUAL

    Siguiendo, en parte, la herencia freu-diana, Lacan formul una polmica frase, muy discutida an, que afirma que No hay rela-cin sexual. Lejos de entenderla en su sentido literal, la imposibilidad de la relacin sexual refiere, bsicamente, a la no complementacin posible entre el hombre y la mujer. A diferencia de aquellos sujetos que creen (desean) hallar su media naranja, Lacan les advierte que no existe esa complementariedad, lo que se hace evidente, por ejemplo, en las propias relaciones sexuales concretas, cuando los tiempos orgni-cos del hombre y la mujer difieren, adems de las inevitables peleas y conflictos de pareja, que no hacen sino mostrar una imposibilidad de armona y complementacin, que Lacan (2006 y 2008) luego extiende, como analoga, al con-junto de la sociedad.

    2.2.1. IMPLICANCIAS PARA LA TEORA Y EL ANLISIS SOCIOPOLTICO

    Las implicancias de esta famosa y con-trovertida frase para la teora poltica y social, y el anlisis sociopoltico son muchas y han sido desarrolladas por algunos trabajos ubi-cables dentro de lo que se conoce como el post-marxismo (Laclau y Mouffe, 1987) y la llamada izquierda lacaniana (Alemn, 2009 y Stavrakakis, 2010). Las mismas se vinculan, en primer lugar, con la traslacin de la imposibili-dad de la relacin sexual del campo individual al social. Siguiendo en parte a Freud (1973c y 1973d) en sus Seminarios 17 y 20 Lacan tras-ciende el anlisis meramente individual, para indagar en algunas implicancias sociopolticas de su enseanza. Lo que aqu se debe destacar es que las implicancias de esta frase, para una teora y un anlisis sociopoltico crtico, se

  • 34 Hernn Fair

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    resumen en la imposibilidad de una sociedad sin la presencia de antagonismos y relaciones desiguales de poder y dominacin entre los hombres. En ese marco, resulta harto evidente la vinculacin e influencia de esta famosa frase en teoras polticas del discurso recientes, como el post-marxismo post-estructuralista de Laclau y Mouffe (1987), quienes se refieren, desde una orientacin lacaniana, a la imposibilidad de la sociedad (Stavrakakis, 2008 y 2010), lo que implica la imposibilidad de una sociedad plena y transparente. No obstante, esta crtica a la posibilidad mtica de la unidad total presenta amplios antecedentes que se remontan a la filosofa y la teora poltica y social, comenzan-do por las contribuciones de Nietzsche, siendo moneda corriente en todas las vertientes post-estructuralistas y posmodernas, al menos desde las tempranas crticas a la plena presencia de Derrida (1989), al igual que en las visiones de alcance medio de la teora social y cultu-ral contempornea (Giddens, Beck, Bourdieu, Luhmann, Bauman, etc.).

    Otra de las implicancias tericas y socio-polticas que pueden extraerse de la controver-tida frase lacaniana, aunque desde un marco ms cercano a lo tico-poltico, es la necesidad de no ceder al deseo de retornar a la unidad plena. Como destaca Lacan en su Seminario VII, La tica del psicoanlisis (Zizek, 1992), incorporando implcitamente una tica norma-tiva posfundacional, todo sujeto debe aprender a convivir con la falta, ya que el deseo, como la falta, son eternos y constitutivos del ser par-lante. En otras palabras, no solo no existe una sociedad que pueda erradicar la presencia de los antagonismos (Laclau y Mouffe, 1987), sino que adems, es necesario aceptar la falta (y Lacan luego agregar que el sujeto no debe ceder al deseo de forcluir aquella falta para cumplir el deseo inconsciente de retornar a la unidad plena), lo que implica, para nuestro anlisis sociopoltico, la defensa implcita de un orden social plural y democrtico que acepte y respete a la diferencia y al disenso como constitutivos, e incluso como tica y polticamente deseables. De este modo, la teora psicoanaltica se vincula con las corrientes feministas y queer (antes que las multiculturalistas) y todas sus variantes

    democrtico-liberales y de socialismo democr-tico, incluyendo los enfoques posmodernos y post-estructuralistas, en favor de la aceptacin y promocin de las diferencias polticas y socio-culturales, contrario a las lgicas universalistas y totalitaristas de la Modernidad.

    2.2.2. IMPLICANCIAS EPISTEMOLGICAS

    Desde el enfoque de Lacan, quien reco-noce su influencia por parte de la epistemologa crtica de Quine, Feyerabend, Godel, Lakatos, Frege y el segundo Wittgenstein (Lacan, 1971-1972), la imposibilidad de la unidad plena con el objeto se vincula con la imposibilidad onto-lgica de la objetividad. En efecto, existe una imposibilidad estructural de aprehender la tota-lidad de la realidad social. Como afirma el pen-sador francs, la verdad es siempre no toda, imposible de ser captada en su totalidad por el orden simblico. No obstante, a diferencia del kantismo y del posmodernismo, que reniega de la posibilidad de acceder a la cosa en s, Lacan afirma que la verdad puede decirse a medias (Lacan, 2008).

    Pero adems, Lacan nos advierte que los lmites de la objetividad no solo provienen de la imposibilidad ontolgica del propio decir, sino tambin del efecto discursivo que construye toda realidad. En efecto, la realidad se expresa, necesariamente, mediante el orden significan-te. Este, lejos de remitir a una realidad repre-sentacional, siempre reenva a otro significante, esto es, cada palabra remite siempre a otra(s) palabra(s). En ese marco, la famosa y contro-vertida frase no hay relacin sexual, significa que no hay un metalenguaje, como destaca en varias oportunidades el propio Lacan (1971-1972, 2006, 2008 y 2009), es decir, que no existe la objetividad cientfica, siempre que estamos inmersos en el orden subjetivo y plenamente simblico del lenguaje11.

    Un ltimo elemento que impide la obje-tividad plena he aqu un aporte fundamental y propio del psicoanlisis es la presencia inevita-ble del deseo inconsciente del sujeto. Como des-taca Lacan, en tanto somos seres del lenguaje

    11 Sobre las crticas epistemolgicas de Lacan a la objetividad, vase especialmente Alemn (2010).

  • 35Contribuciones del psicoanlisis lacaniano a la teora poltica y social...

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    atravesados por el inconsciente, no podemos tener acceso pleno a las cosas en su realidad esencial, es decir, en tanto esencias o funda-mentos. En ese marco, no puede establecerse una distincin tajante entre la descripcin objetiva y la prescripcin normativa, en tanto, como seres parlantes-deseantes, los deseos inconscientes se inmiscuyen necesariamente en todo decir.

    En resumen, entonces, se puede decir que la realidad social es, desde el psicoanlisis lacaniano:

    1. Construida y determinada por el orden simblico

    2. Atravesada, por lo tanto, por el deseo inconsciente

    3. Imposible, a su vez, de ser captada en su totalidad

    4. En tanto 1 y 2, subjetiva (no hay meta-lenguaje)

    5. En tanto 1 y 3, relativa (no toda) 6. En tanto 1, contingente (arbitraria)7. Por ltimo, en tanto 1, pasible de ser

    aprehendida de forma parcial (medio-dicha)

    2.3. LA IDENTIFICACIN A TRAVS DEL OBJETO PARCIAL

    Frente al orden significante como pri-mordial y determinante en la construccin de la subjetividad, as como en el marco de la imposibilidad de la relacin sexual, el psicoa-nlisis destaca la presencia ineludible de un elemento de identificacin, en gran medida inconsciente, que se presenta en todo sujeto bajo la forma de identificaciones en torno a ciertas figuras, smbolos y objetos o ideas. En ese marco, radicalizando los aportes inicial-mente sealados, aunque no desarrollados por Freud, Lacan coloca el eje en la posibilidad de que se establezca una identificacin subjetiva en torno a ciertos objetos parciales que actan como sustitutos imaginarios de la Cosa perdida y su imposibilidad de corporeizarse plenamen-te. Recordemos que Freud, en Psicologa de las masas y anlisis del yo, sealaba que en la fase previa al nacimiento exista una uni-dad plena con el objeto que no requera de

    identificaciones e introyecciones. No obstante, toda psicologa individual es, al mismo tiempo, social, y de all nace la necesidad de identifica-cin, que en el caso de los textos sociales de Freud es, bsicamente, mediante la identifica-cin vertical y casi hipntica, con el lder (ya sea poltico, religioso o militar), en tanto ideal del yo que garantiza seguridad y proteccin (Freud, 1973d).

    En Lacan (1987, 2003), en cambio, se reconoce esta posibilidad identificatoria, pero se subraya la posibilidad alternativa de que la identificacin de los sujetos se instituya en torno a un significante Amo o significante primordial (Lacan, 2006), constituido a su vez, a partir de una cadena significante anu-dada en torno a diversos significantes encade-nados, que funcionan como un objeto parcial, tambin denominado objeto petit a, objeto a y objeto causa de deseo (Dor, 1997). De este modo, adems de la posibilidad de identi-ficacin directa con el lder, en tanto encarna-cin directa del Significante Amo (Freud nos brinda el ejemplo paradigmtico de la Iglesia y el Ejrcito, guiados por esta subordinacin verticalista), puede producirse el caso de una identificacin parcial con el orden significante y desde all, con su rasgo unario, convertido en ideal (Lacan, 2006).

    2.3.1. IMPLICANCIAS PARA LA TEORA Y EL ANLISIS SOCIOPOLTICO

    La importancia que adquiere la intro-duccin lacaniana del objeto parcial y su vin-culacin con el anlisis sociopoltico, ha sido sealada desde la teora poltica post-marxista por Ernesto Laclau (2005), en algunos de sus ltimos trabajos. All, a partir de las contribu-ciones de Copjec (2006), el pensador argentino destaca que el objeto parcial adquiere una vital relevancia para comprender la conformacin discursiva de las identidades sociopolticas, al constituirse mediante una lgica anlo-ga a la del significante vaco, el cual acta como punto nodal que hegemoniza el espa-cio social. En efecto, el significante vaco, en tanto equivalente al significante Amo que acta como el punto de capiton que acolchona a la cadena significante lacaniana (Lacan, 2006) o

  • 36 Hernn Fair

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    cadena de equivalencias, segn Laclau (Laclau y Mouffe, 1987, Laclau, 1996 y 2005), funciona como un elemento que, pese a ser parcial, es investido de una lgica general o universal, sin perder por ello su inherente particularidad.

    En la experiencia sublimatoria, Lacan recalca que el objeto a es elevado, si bien con cierta prdida inevitable (producto de la presencia del lenguaje y la ausencia estructural del verdadero objeto de deseo, lo que impide retornar plenamente a la unidad imaginaria) a la dignidad de la cosa (Braunstein, 2006). En la teora postmarxista de Laclau, por su parte, el significante vaco acta como un sm-bolo que encarna el orden (imposible) de la comunidad, hegemonizando discursivamente el espacio social12 (Laclau, 2005). Luego, cuando se analice el tema del goce, se ver la impor-tancia directa que adquiere esta lgica para el proceso de legitimacin poltica de los lideraz-gos contemporneos. Por lo pronto, se debe destacar las contribuciones clave que presenta para el anlisis poltico y en particular, para el anlisis discursivo de la poltica, al subrayar la posibilidad, ms an en el marco sociohis-trico y cultural de declinacin de la imagen paterna (Berdiel Rodrguez, 2009), de centrarse en el anlisis especfico de estos significantes primordiales, articulados con sus significados adosados, en la construccin, y posible trans-formacin y desestructuracin, de las identida-des polticas y las hegemonas ideolgicas.

    2.3.2. IMPLICANCIAS EPISTEMOLGICAS

    En cuanto a las implicancias epistemo-lgicas, refieren nuevamente a la incorpora-cin de una dimensin estructural subjetiva y deseante, lo que se opone a las perspectivas hiperracionalistas, que entienden a lo social desde una interpretacin racional reducida a individuos guiados por una lgica de maxi-mizacin instrumental de preferencias. En el caso de Lacan, su principal oponente es el con-ductismo y su lgica tcnica e instrumental guiada por la idea de neutralidad valorativa y

    12 Hemos desarrollado las notables semejanzas entre ambas concepciones en relacin a este punto en Fair (2010a).

    su metodologa de intervencin causa-efecto, centrada en la hper-medicalizacin del pacien-te. Para la teora poltica, se puede pensar como una nueva crtica terica y epistemolgica a los enfoques individualistas e instrumentales de la Teora de la Eleccin Racional, que piensan a lo social como la interaccin entre individuos egostas y puramente racionales, guiados por una lgica de maximizacin de ganancias y minimizacin de prdidas.

    2.4. LA TEORA DE LOS TRES REGISTROS (RSI)

    Una de las contribuciones ms interesan-tes y fructferas que nos ha legado la compleja enseanza de Lacan, en particular desde sus ltimos seminarios, es lo que se conoce como la teora de los tres registros. A diferencia de Freud, Lacan experiment en la lectura de tex-tos orientados a la topologa, la lgica formal aristotlica, la teora de los conjuntos, as como en las diferentes crticas a la aplicacin de estas concepciones en clave positivista, universalis-ta y objetivista, crticas que provienen, en su mayora, de la lectura de la filosofa analtica y fenomenolgica, la semiologa pragmatista y la epistemologa post-empirista (Lacan, 1971-1972, 2005, 2006 y 2008). Resulta indudable, en ese marco, su influencia por parte de Pierce y el segundo Wittgenstein (Lacan, 1971-1972), Heidegger (Alemn, 1993 y 2010), Quine, Frege y Lakatos (Lacan, 1971, 1982 y 2008), la dia-lctica hegeliana y el materialismo histrico (Lacan, 2006), e incluso la cultura oriental (Lacan, 2009).

    Si bien, la caracterizacin de los tres registros (Real, Simblico e Imaginario) data de los primeros textos lacanianos (Lacan, 1953), en una primera etapa de su obra, su teora se orientaba hacia la primaca del orden simblico. Como se ha sealado, en sus pri-meros escritos Lacan (1987, 2003) enfatiza en la relevancia crucial que adquiere el orden significante, es decir, el orden de lo simblico, en la construccin del sujeto y de la subje-tividad. En ese sentido, incluir un segundo componente, denominado imaginario, en el que destacar que toda formacin de la subje-tividad slo puede constituirse de modo ima-ginario, en tanto que el sujeto se encuentra

  • 37Contribuciones del psicoanlisis lacaniano a la teora poltica y social...

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    siempre tachado o barrado por efecto del lenguaje, imposible de abarcar y aprehender la totalidad del ser.

    No obstante, a partir de una segunda etapa, que se inicia aproximadamente en sus seminarios XVI y XVII, Lacan comenzar a otor-gar primaca a un tercer elemento, que deno-minar lo Real (Zizek, 2003). A diferencia de lo imaginario y lo simblico, este registro le per-mitir colocar el eje en los lmites estructurales de toda formacin significante, experimentando su imposibilidad de plenitud. Resumidamente, el orden de lo Real, en tanto diferente a la rea-lidad, representa la muestra estructural de que toda realidad simblica no es ms que imaginaria. Recordemos que todo sujeto (y toda realidad social) se constituye mediante el orden simblico. Sin embargo, ese sujeto y esa realidad son siempre imaginarios, pues se constituyen excluyendo su propia imposibilidad estructural. Lo Real, precisamente, es ese poco de verdad, posible de ser simbolizado bajo la forma del sntoma histrico, que muestra que la realidad es siempre incompleta y fallida. Es por ello que Lacan (2006 y 2008) nos dice que la realidad es siempre no toda, pero que, al mismo tiempo, puede ser medio dicha, lo que habilita en su teora la presencia de una contin-gencia ontolgica.

    Recapitulando, entonces, tenemos en Lacan la presencia de tres registros: el orden de lo simblico (S), el de lo imaginario (I) y el de lo real (R). Estos tres registros Lacan los escri-be RSI y retomando la teora de los conjuntos, los describe (y escribe) conjuntamente (Lacan, 1971-1972). Qu quiere decir esto?, que estos elementos no estn plenamente separados entre s, sino anudados por un eje central. Lo interesante, sin embargo, es que desde su estructuracin, persiste un elemento ocultado o reprimido, que es el del orden de lo Real, es decir, un registro que representa lo imposible, pero que el orden de las construcciones de lo simblico muchas veces intenta forcluir o reprimir en su formacin imaginaria de lo que se denomina la realidad. No obstante, su inten-to (deseo) de forcluirlo, lo Real, en tanto expre-sin de lo imposible estructural, emerge en algn detalle de la estructura para mostrar los

    lmites inmanentes de la realidad, desestruc-turndola, de modo tal que si se desata uno de los tres nudos, el total del sistema se modifica y se desintegra.

    2.4.1. IMPLICANCIAS PARA LA TEORA Y EL ANLISIS SOCIOPOLTICO

    Las implicancias de esta construccin lacaniana para la teora y el anlisis socio-poltico, pese a que curiosamente han sido desarrolladas con mucho mayor detalle por la filosofa poltica (Badiou, 2007), resultan evidentes y adquieren una vital importancia. En efecto, entendemos que el denominado nudo borromeo, que anuda los componentes de lo Real, lo Simblico y lo Imaginario, per-mite explicar tanto la estructura y organi-zacin macro del orden (y del lazo) social, como su capacidad de ruptura, reformulacin parcial o desestructuracin global. En relacin a la estructura del orden social, destacando su componente de construccin imaginaria, va el orden simblico. De este modo, Lacan conti-na con una lgica similar a la de la semitica pragmtica pierciana y la semiologa social en general, as como los aportes de la filosofa analtica, el post-estructuralismo y la decons-truccin derridiana.

    No obstante, el elemento sin dudas ms interesante es el que se subraya en su ltima etapa, el de la primaca de lo Real. Mediante la incorporacin de este registro y su anuda-miento con los otros dos mediante la incor-poracin de la teora de los conjuntos, Lacan logra trascender su estructuralismo inicial, brindando importantes herramientas heursti-cas a la teora y al anlisis sociopoltico. Por un lado, trasciende las limitaciones de las visiones estructuralistas tradicionales, como las de De Saussure, algunos trabajos de Levi Strauss, los textos iniciales de Pecheux y Althusser o los anlisis de Foucault, as como de otras teoras y filosofas cercanas a este enfoque, como el funcionalismo y el estructural-funcionalismo parsoniano y las teoras sistmicas y organi-cistas, para mostrar los lmites inmanentes de toda estructura cerrada. Es as que, como en Derrida (quien, a su vez, se basa en la tempora-lidad de Nietzsche y Heidegger), se puede decir

  • 38 Hernn Fair

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    que, en su ltima etapa, Lacan se constituye en uno de los fundadores del post-estructuralismo, para destacar, a partir del registro de lo Real, las grietas que muestran los lmites de toda estructura y por lo tanto, la contingencia y arbitrariedad ontolgicas del orden social. En los trminos de la teora poltica, los lmites estructurales de toda construccin discursiva que se pretenda totalizante o universalizante y como derivacin de toda utopa de plenitud.

    Adems, a diferencia de pensadores como Foucault, quien destacaba este elemento de imposibilidad de la plenitud, pero no poda dar cuenta de la capacidad de salida de esa estruc-tura disciplinadora, ms all de oponerle la resistencia al poder (vase Foucault, 2003), a diferencia tambin de la Teora Crtica de Adorno y Horkheimer (2002) y su feroz crtica a la lgica instrumental y totalizadora del capi-talismo moderno, la teora de los tres registros, en particular a partir del valor que adquiere lo Real, le permite a Lacan incorporar cierto opti-mismo de base, en el sentido de que todo sis-tema siempre muestra, en algn momento, las fallas estructurales. En suma, como afirmara Marx, Todo lo slido se desvanece en el aire, permitiendo su transformacin. En ese marco, un tercer y ltimo aporte a la teora y al anlisis sociopoltico crtico se encuentra representa-do por la apertura que genera el componente de lo Real a la emergencia del sujeto poltico, aquel que solo puede surgir, precisamente, de las fallas estructurales del orden social o en los trminos de Badiou (2007), como un efecto sin-tomtico de los acontecimientos.

    Ahora bien, para comprender en toda su magnitud este proceso de desestructuracin emprica de la realidad, se debe destacar en Lacan la incorporacin de un elemento teri-co adicional, clave para construir una poltica alternativa, como es la presencia del sntoma. Aunque Freud fue el primero en referirse a la relevancia que adquiran los sntomas incons-cientes e histricos en los pacientes, Lacan luego enfatiz, desde algunas contribuciones de la lingstica estructuralista, que las for-maciones del inconsciente adquiran una lgi-ca estructural que se manifestaban mediante una lgica discursiva coherente y pasible de ser

    interpretada. En ese marco, en su Seminario XVII Lacan (2006) ira ms all de su maestro, para realizar una serie de analogas vincula-das con la poltica. En ese sentido, afirmar que Marx invent el sntoma, al tomar al proletario como sntoma de la plusvala explo-tadora del capitalismo. Segn destacar, este sntoma emergente corresponde a una materia-lizacin de la falla en el orden de lo simblico, lo que permite, paradjicamente, historizar un elemento ahistrico y estructural como es el componente de lo Real. El sntoma, preci-samente, permite mostrar empricamente los lmites estructurales de la realidad, abriendo la puerta para su posterior elaboracin y trans-formacin subjetiva. En ese contexto, adquiere vital importancia la construccin simblica que se realiza de aquel sntoma que emerge como lo Real-imposible, ya que de su elabo-racin dependen sus efectos. En el caso del anlisis poltico, las construcciones sociocultu-rales que se efecten de determinado sntoma social, junto a las construcciones discursivas de sus condiciones de posibilidad, permitirn que el acontecimiento, en tanto efecto de lo Real, pueda expresar o no la emergencia del sujeto poltico y en el mismo sentido, la orien-tacin poltico-ideolgica que tendr aquel sujeto emergente, que podr irrumpir como un sujeto popular crtico y democratizador del orden vigente o bien, como un sujeto restaura-dor de la estructurada barrada, en un sentido reaccionario.

    A modo de resumen ordenador, se puede sintetizar los aportes de la teora de los tres registros lacanianos, a la teora y al anlisis sociopoltico crtico, en los siguientes trminos:

    1) A partir del nudo borromeo, permite explicar tanto la estructura y organiza-cin macro del orden (y del lazo) social, como sus lmites y su capacidad de ruptu-ra, reformulacin parcial o desestructu-racin global, destacando su componente de construccin imaginaria mediante el orden simblico y la latencia desestructu-radora, en tanto efecto de lo Real.

    2) Como derivacin del punto anterior, la teora de los tres registros explica que

  • 39Contribuciones del psicoanlisis lacaniano a la teora poltica y social...

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    la construccin del orden social se esta-blece por la va del orden simblico y se estructura de forma imaginaria.

    3) Adems, en particular mediante el regis-tro de lo Real como imposible estructu-ral, muestra los lmites inherentes y la imposibilidad estructural concreta de toda construccin hegemnica y de toda utopa de plenitud, universalidad o totali-zacin.

    4) La ahistoricidad de lo Real permite incorporar, junto a las determinaciones estructurales, cierto optimismo de base, en el sentido de que todo sistema siempre muestra, en algn momento temporal, las fallas estructurales que expresan su imposibilidad.

    5) La emergencia de lo Real-imposible pre-senta la posibilidad de ser metabolizado en el orden simblico, bajo la forma de sntomas.

    6) La metabolizacin simblica de los sn-tomas, en trminos sociopolticos, abre la posibilidad para la emergencia del sujeto poltico y su capacidad potencial de transformar radicalmente el orden vigente (aunque tambin habilita la posi-bilidad de que el sistema retorne a un discurso similar al existente, e incluso ms reaccionario y explotador).

    Pensando esta lgica en los trminos de la teora poltica del discurso de Laclau (1993, 1996 y 2005), se puede decir que no existe una sociedad sin antagonismos, la sociedad (plena) es imposible y se encuentra estructuralmente dislocada, por lo que la formacin del orden comunitario no puede ser ms que hegemnica (no toda). La llamada lgica de la diferencia, en ese sentido, habita reprimida para emerger estructuralmente. Precisamente, la metaboli-zacin discursiva que se deriva de los efectos sintomticos de la emergencia del componente de lo Real-imposible, es lo que permite com-probar, en el plano simblico, la premisa de que toda realidad social est siempre fallada o barrada, esto es, que hay un hueco reprimido que, ms all del anlisis del discurso (Zizek, 1993), pulsa por aparecer y en algn detalle de

    la estructura, siempre aparece para mostrar esos lmites inmanentes.

    Se seala, por lo tanto, que el sntoma social, en tanto simbolizacin de ese poco de realidad, permite la mostracin fctica de la dislocacin (Laclau, 1993) o la heteroge-neidad radical (Laclau, 2005) de toda forma-cin social hegemnica, reactivando lo social sedimentado (Laclau, 1993)13. Continuando con las contribuciones implcitas que brinda este autor, se puede afirmar tambin que, desde el anlisis psico-socio-poltico del discurso, un sntoma poltico se constituye cuando esta emergencia de lo imposible logra metaboli-zarse simblicamente (un proceso que siem-pre es retroactivo) para constituir un nuevo lazo social alternativo y consistente que resulta antagnico del orden hegemnico y al mismo tiempo, se presenta desde una lgica de la uni-versalidad barrada. Un ejemplo de ello, que hemos trabajado en otro lugar (Fair, 2009b), es la irrupcin de los trabajadores desocupados conocidos como los piqueteros, surgidos duran-te el ao 1996 en Argentina, al calor del dis-curso hegemnico neoliberal del menemismo y los despidos de empleados pblicos promovidos por el proceso de privatizaciones. Este discurso alternativo logr constituirse, bajo ciertas cir-cunstancias que remiten a su lgica de articu-lacin poltica, como un sntoma espectral, en el sentido derridiano (Derrida, 1995), mostran-do los lmites ontolgicos del discurso univer-salizante y totalizante del menemismo, si bien, se podra decir que algo frgil para expresar de forma duradera y consistente el antagonismo.

    Biglieri (2006), de un modo similar, se ha referido a la emergencia de un discurso (y una prctica discursiva) horizontal y asamblearia, emergente en la Argentina del 2002, como un sntoma sociopoltico de la profunda crisis del orden liberal-democrtico que cruji con la cri-sis y derrumbe del neoliberalismo, hacia fines

    13 Cabe destacar, en la obra de Laclau, la presencia de algunas contradicciones conceptuales en relacin a la categora de lo Real, que en algunas ocasio-nes es vinculada a la nocin de antagonismo (Laclau y Mouffe, 1987), mientras que en otras, ms recientes, el autor logra dilucidar su compo-nente ms estructural de dislocacin (Laclau, 1993) o heterogeneidad radical (Laclau, 2005).

  • 40 Hernn Fair

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    del ao anterior. El propio fenmeno poltico del kirchnerismo puede ser visto tambin, al igual que el chavismo, entre otros gobiernos crticos de la ortodoxia neoliberal, como sn-tomas polticos de la hegemona de la globali-zacin neoliberal, al establecer un proceso de inclusin radicalizada (Barros, 2006), antag-nico de muchos de los principios centrales del neoliberalismo excluyente, aunque, como siem-pre, esta caracterizacin responde a una cues-tin de interpretacin poltica (subjetiva) del analista14. El problema principal, en todo caso, es que como se ha sealado anteriormente, este sntoma poltico o sociopoltico que emerge de la ruptura del nudo borromeo que estructuraba determinado orden social, no siempre es pro-gresista o rupturista.

    En ese sentido, se tiene el ejemplo del nazismo en la Alemania posterior a la crisis de la Repblica de Weimar y a la propia Europa de hoy, cuyo sistema socioeconmico de valori-zacin financiera del capital (Basualdo, 2000) ha ingresado en una profunda crisis orgnica (Gramsci, 1984), aunque ello ha conducido en la mayora de los casos, a la emergencia de un discurso dominante restaurador o conservador del viejo orden neoliberal, si bien, mezclado con otros discursos progresistas, fuertemente crticos del modelo de acumulacin y otros tan-tos xenfobos y conservadores de derecha, en el plano social. Lo ms relevante de este proceso es que nada en la estructura misma del sistema indica que la poltica emergente de lo Real sea necesariamente progresista o demcrata-radical, pudiendo irrumpir, en los trminos de Laclau (2005), discursos institucionalistas o tecnocrtico-gerenciales, discursos populistas de izquierda, populistas de derecha o bien, una mezcla compleja de ambos, entre otras opciones posibles.

    Este elemento se vincula con una segun-da funcin que presenta el componente de lo Real en trminos sociopolticos. Por un lado, si expresa la emergencia de la falla y su posibilidad (siempre potencial) de ser simbolizada median-te sntomas sociales/polticos, tambin abre el paso a lo incalculable. En efecto, si es cierto que

    14 Acerca de la teora de los cuatro discursos en Lacan, vase lvarez (2006).

    lo Real se observa siempre en sus efectos, los efectos de lo Real no pueden ser nunca contro-lados o gestionados en su totalidad. Es por eso que Badiou afirma que la poltica del psicoan-lisis consiste en hacer lo imposible (Badiou, 2007), lo que permite, precisamente, la emer-gencia de un sujeto poltico que realice una transformacin de incalculables e imprevistas derivaciones, mientras que Laclau incorpora al mismo tiempo, la necesidad de promover una disputa hegemnica por defender una polti-ca a favor de la emancipacin popular (no toda) y la profundizacin de una democracia radicalizada y plural (Laclau y Mouffe, 1987; Laclau, 1996).

    2.4.2. IMPLICANCIAS EPISTEMOLGICAS

    Las implicancias epistemolgicas de la teora de los tres registros se vinculan con una profundizacin de las contribuciones de la epistemologa crtica y la filosofa analtica, en torno a la imposibilidad de aprehender la reali-dad social en su totalidad. Lacan se constituye, as, en un fuerte crtico de la idea de objetividad y neutralidad valorativa, aunque incorporan-do, como una nueva crtica, el componente de deseo inconsciente que sobredetermina al propio lenguaje y al propio sujeto, elementos subjetivos que son imposibles de ser desliga-dos, en tanto habitan en el propio lenguaje que estructura la realidad. En cuanto al compo-nente especfico de lo Real, como se destaca, incorpora un elemento interesante en trminos epistemolgicos, ya que permite complejizar el clsico debate objetividad-subjetividad, sin caer en un relativismo posmoderno de construccio-nismo radical. Lo Real, precisamente, no es ni plenamente interno al sistema, ni plenamente externo. Se trata de un componente xtimo que, como el punto cero, es al mismo tiempo interno y externo. En todo caso, lo Real es como un equivalente al elemento olvidado por el orden simblico, el nmero 0 de la cadena numrica que, como el inconsciente, siempre retorna para mostrar su existencia, una exis-tencia que se expresa en la imposibilidad del Uno todo. Pero adems de este olvido del 0, se ha visto que el componente de lo Real tambin abre el paso a lo incalculable o inimaginable.

  • 41Contribuciones del psicoanlisis lacaniano a la teora poltica y social...

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    Lacan (1971-1972) se refiere, en ese sentido, a la construccin de la cadena 1, 2, 3, 4. La lgica indica que el paso siguiente sera 5, 6, 7, 8. No obstante, uno bien puede escribir 9, 10, 11, 12 y luego 17, 18, 19, 20. O bien, puede modificar en su totalidad la propia lgica que presenta la estructura de la cadena, escribiendo 1, 2, 3, 4 y luego 5, 7, 9, 11, lo que habilita opciones infinitesimales. Pues bien, la misma lgica de lo imposible e incalculable es la que domina a una poltica transformadora, una poltica que es capaz de realizar lo visto, impuesto o pensado como imposible, hasta entonces, por el orden dominante.

    2.5. LA TEORA DE LOS CUATRO DISCURSOS

    Uno de los aportes sin dudas ms rele-vantes y estimulantes que ha brindado la teora psicoanaltica lacaniana, es la llamada teora de los cuatro discursos. Esta teora, aunque presente tambin en su texto Radiofona y televisin, la desarrolla el pensador francs en su Seminario XVII, en plena ebullicin poltica estudiantil de Mayo del 68. Para ello, Lacan tomar como referencia un curso realizado con el filsofo ruso Alexander Kojeve, que le permi-tir recuperar algunas referencias hegelianas en clave crtica. Adems, Lacan aplicar tam-bin algunas contribuciones provenientes del marxismo, que luego indicaran cuando se vea el tema del goce.

    Finalmente, desarrollar un anlisis dis-cursivo que tomar como eje una topologa matemtica basada en matemas o letras, que simbolizan (y sintetizan) las posiciones de cada uno de los discursos (se trata de posiciones dis-cursivas de sujeto, un concepto que se asemeja en gran medida a la nocin de posiciones de sujeto de Foucault). Resumidamente, Lacan (2006) destaca la presencia de cuatro macro-discursos que estructuran el lazo social: el discurso del Amo, el discurso Universitario, el discurso del Analista y el de la Histrica. Luego, incorpora un quinto discurso, que defi-ne como el discurso Capitalista. Cada uno de estos discursos, expresado en un conjunto de matemas que van variando sus posiciones, constituye una modalidad diferente de cons-truir y estructurar el lazo social y contiene su

    propia especificidad en lo que refiere, en tr-minos de la teora poltica, a su modalidad de legitimacin social15.

    En primer lugar, el denominado discurso del Amo antiguo, toma como referencia al Amo de la Antigedad que analiza Hegel, para des-tacar la dialctica que se establece en la rela-cin Amo-Esclavo. En ese marco, Lacan afirma que el Amo domina polticamente mediante su poder de coaccin y el Esclavo obedece por obli-gacin y miedo.

    El discurso del Universitario o discurso del Amo moderno, nos ubica, en cambio, en la Modernidad. La dominacin ya no proviene de la fuerza fsica y el temor, sino ms bien del saber superior. Como lo analizara Foucault (2003) y lo desarrollaran crticamente los enfo-ques posmodernos (Lyotard, 1992), el poder se vincula directamente al saber como un modo de dominacin. En el caso de Lacan, su crtica se dirige a la corriente conductista, as como, a la psicologa cientfica y a las neurociencias, que a partir del presunto saber superior de la psiquiatra y la medicina anglosajona, prescribe cientficamente medicamentos que prometen la curacin del paciente casi por arte de magia. Lacan, en cambio, sostendr que la curacin proviene de las interpretaciones del analista y por lo tanto, de los efectos performativos de curacin que bajo ciertas condiciones, adquiere la palabra, lo que explica su oposicin al cientifi-cismo de la psiquiatra y la medicina tradicional, aunque tambin su posicin de analista no ple-namente antagnica al discurso de la Ciencia.

    15 La interpretacin de los liderazgos progresistas de la regin como antagnicos del neoliberalismo puede resultar un poco extrema y es motivo de importantes debates entre los analistas polticos. En cuanto al tema de los grados de radicalidad de estos liderazgos emergentes, es motivo tambin de debate si es posible referirse, desde la teora del populismo de Laclau, a una inclusin social del sujeto pueblo que presente o no diversas grada-ciones (para un enfoque a favor, vase Aboy Carls, 2005. Para un enfoque opuesto, vase Barros, 2006). Desde la izquierda lacaniana, el eje, en todo caso, radica en la pregunta de si se puede pen-sar en acontecimientos sintomticos que expre-sen diversos grados de ruptura con el orden simb-lico, en una especie de desestructuracin parcial (y no siempre total) del orden hegemnico.

  • 42 Hernn Fair

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    El discurso de la histrica se caracteri-za por ser un discurso no todo, esto es, un discurso que se mantiene (y goza) del deseo expectante del otro, de la negacin permanente. En ese marco, se sita, con independencia del gnero, en una posicin femenina crtica de los universalismos que histricamente ha detenta-do la posicin masculina y patriarcal del Amo. Como lo ha trabajado Alemn (2010), este dis-curso muestra las inconsistencias del discurso Amo, quien se presenta como un todo universal y objetivo, olvidando las fallas constitutivas (expresadas en frases contrarias a la lgica universal aristotlica, como hay al menos uno que, no todo, la mujer no existe, etc.).

    Finalmente, el cuarto discurso, aquel en el que se posiciona el propio discurso de Lacan, es el del Analista. Al igual que el de la Histrica, este discurso se mantiene en la lgica del no todo, esto es, en la imposibilidad de la relacin sexual, lo que implica el rechazo terico a la posibilidad de una unidad plena del sujeto, extendido a la pareja y al resto de la sociedad, y al mismo tiempo, el rechazo episte-molgico a la idea de objetividad del Discurso Universitario, ya que este discurso, al igual que el del Capitalismo, no acepta las fallas ontol-gicas que impone el inconsciente estructurado como un lenguaje. Un inconsciente que, ya sea mediante actos fallidos, lapsus, chistes, snto-mas histricos (por ejemplo, dolores psicosom-ticos sin una base orgnica), de todas maneras siempre emerge en lo Real, para mostrar los lmites y la imposibilidad de la realidad social, tal como fue estructurada.

    Ahora bien, a diferencia del discurso de la Histrica, centrado en la pura negatividad de lo universal, el discurso del Analista promueve una positividad centrada en la formacin de un nuevo lazo social para el sujeto, lazo que se constituye, precisamente, a partir de una determinada cadena de significantes que se anudan en un significante Amo y sobredetermi-nan las amarras de cada sujeto. Tampoco debe ser confundido este discurso con el cientfico o Universitario, ya que, si bien es cierto que se legitima en el saber superior del analista, esta presunta superioridad es solo estratgi-ca, tendiente a generar una transferencia

    (conexin libidinal) que permita tener eficacia performativa en el paciente, solucionando sus sntomas y fantasas, as como, reconduciendo su goce inconsciente por otros caminos. Como se dijo anteriormente, el discurso, al igual que el sujeto, est siempre y desde el inicio, barrado o tachado ($), por lo que el saber superior no puede ser ms que mtico (de all que Lacan se refiera al sujeto supuesto saber)16.

    Finalmente, el discurso del Capitalismo o discurso capitalista constituye un quinto discurso formador del lazo social, que Lacan incorpora a los cuatro anteriores. Se caracteri-za, bsicamente, por incentivar el deseo infinito de consumo masivo de mercancas causadas para crear su deseo y como lo analizara Marx, en la necesidad creada de la mxima acumula-cin posible de ganancias econmicas, en tanto orden significante construido como sinnimo de una mayor felicidad individual que tapona o llena imaginariamente la falta. Lacan destaca que el discurso del Capitalismo y el discurso del Universitario se encuentran hoy al servicio de la dominacin del Amo moderno, lo que tiene, nuevamente, enormes implicancias, las cuales se analizarn.

    2.5.1. IMPLICANCIAS PARA LA TEORA Y EL ANLISIS SOCIOPOLTICO

    Las implicancias de la teora de los cua-tro discursos para la teora y el anlisis socio-poltico son inestimables. Pese a que no existen muchos trabajos empricos o aplicados sobre el particular, se entiende que estas contribuciones presentan una estructuracin que claramente

    16 Lacan, en tanto posicionado dentro del campo del psicoanlisis, necesitaba legitimar su posicin para obtener eficacia en su propio anlisis, por lo que no poda ubicarse en una posicin puramente simtrica a la de sus analizantes. Si bien descrea (y criticaba) el saber superior, la transferencia libidinal solo poda ser posible performativamente mediante la creencia en el saber superior del ana-lista. Tal vez por ello es que su escritura apel, ade-ms, al uso de las matemticas. Es posible que esta confusin entre el discurso del analista de Lacan y el discurso de la Ciencia o del Universitario, fuera una de las causas de las interpretaciones errneas de su teora y de las crticas recibidas, debido a su supuesto retorno a un discurso cientificista y obje-tivizante.

  • 43Contribuciones del psicoanlisis lacaniano a la teora poltica y social...

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    puede ser descripta como una teora social o una teora poltica contempornea17. En ese marco, los aportes que se derivan de estos cua-tro discursos pueden ser utilizados para realizar una genealoga de las diversas formas de domi-nacin poltica o bien, para dar cuenta de las estrategias de dominacin del Amo moderno en la actualidad. En ese marco, su utilizacin per-mite desarrollar una crtica al funcionamiento actual del sistema capitalista y a sus diversas y cambiantes modalidades de estructuracin y legitimacin social. Para citar solo una posibi-lidad, se puede destacar que, en la actualidad, la dominacin del capitalismo se basa, como ha sido trabajado por diversos autores de la teora y filosofa poltica contempornea y la sociolo-ga cultural, en la conjuncin de un discurso Capitalista centrado en una lgica de consu-mo masivo que crea necesidades para el sujeto mediante la televisin y sus propagandas des-reguladas, as como, la acumulacin incesante de riquezas que promueve el sistema como modo presunto de adquirir felicidad y libertad individual18, as como la ms reciente legiti-macin del neoliberalismo mediante un nuevo discurso Universitario centrado en la presunta superioridad de la ciencia econmica por parte de los tecncratas neoclsicos y la idea mtica de objetividad cientfica con la que se presentan ellos mismos, los periodistas y comunicadores sociales, los mismos que funcionan como inte-lectuales orgnicos que suturan la hegemona neoliberal globalizadora19.

    Por otra parte, si se aplica las categoras lacanianas al anlisis sociopoltico crtico, se

    17 Si tenemos en cuenta que toda sociologa poltica se vincula con la conformacin del lazo social y la teora de los cuatro discursos de Lacan refiere, precisamente, a cuatro posiciones que constituyen, desde el orden simblico, el orden social, entonces se puede inferir que al menos este seminario, se emparenta en mucho con una teora y una sociolo-ga poltica de lo social, por la va del discurso.

    18 Esta crtica al hipermercantilismo y a la lgi-ca capitalista de las industrias culturales, en una coincidencia con el pensamiento lacaniano, encuentra antecedentes que pueden hallarse en la Teora Crtica de la Escuela de Frankfurt (vanse Marcuse, 1983; Adorno y Horkheimer, 2002).

    19 Vase, por ejemplo, Fair (2009c).

    puede criticar tambin al discurso histrico de los enfoques posmodernos o de construccio-nismo radical, as como a algunas corrientes post-estructuralistas y pragmticas, las cuales solo se basan en la lgica poltica del no-todo, olvidando la necesidad de constituir una posi-tividad que edifique un nuevo lazo social alter-nativo (si bien, siempre barrado). Esta misma crtica es tambin la que puede hacerse desde un pensamiento post-marxista, a perspectivas lacanianas que, como la que presenta Zizek (1992, 2003), pretenden atravesar la fantasa o fantasma imaginario en el que se estructu-ra toda realidad social, aunque sin articular un lazo social (barrado) antagnico20. La pro-puesta de pensar en un lazo social parcial, tal como lo presenta implcitamente Lacan, permite reforzar, por otra parte, las similitudes existentes entre el enfoque lacaniano y la teora poltica del discurso de Laclau (1996 y 2005), quien trasciende tambin la mera diferencia ontolgica (Marchart, 2009) de los enfoques post-heideggerianos de izquierda, las filoso-fas estructuralistas, las posmodernas y las nietzscheanas de construccionismo radical, para recuperar la necesidad de edificar nuevas construcciones hegemnicas alternativas, sin olvidar por ello la defensa de la pluralidad y el disenso como constitutivos21.

    20 Esta crtica terica y poltica es la que le rea-liza recientemente Stavrakakis (2010) a Zizek, al entender que el filsofo esloveno defiende un modelo histrico sobre la teora de Lacan, cuan-do en realidad esta visin solo es defendida por este autor en una primera etapa, cuando toma como analoga de la accin al mito griego de Antgona. En una segunda etapa, en cambio, Lacan pro-mueve la formacin de un nuevo lazo social (par-cial) que trasciende la simple negacin del orden instituido (una negacin del sistema capitalista que parece ser la nica construccin poltica que presenta en sus textos Zizek). Para una crtica a la (ausencia de una) teora poltica de Zizek, que comparte los principales presupuestos de Stavrakakis, vase Laclau (2003, 2005 y 2008).

    21 En una especie de punto intermedio, se puede hallar al anlisis filosfico poltico de Badiou, quien retoma a Lacan y a sus aportes provenientes de la teora de los conjuntos, para destacar la necesidad de metabolizar y elaborar los acontecimientos que, como los sntomas lacanianos, permitan cons-tituir nuevas formas alternativas de emergencia

  • 44 Hernn Fair

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    2.6. LA IMPORTANCIA DEL GOCE Y DEL PLUS DE GOCE

    Como seala Braunstein (2006), una de las categoras clave que creara la teora laca-niana (2006, 2008 y 2009), ausente en la obra de Freud, es la de goce. A diferencia de lo que corrientemente se cree, el goce no implica necesariamente una equivalencia directa con el placer. Incluso, en muchos casos, el goce es no placentero y hasta doloroso. Retomando algunas cuestiones analizadas por Freud en Ms all del principio del placer, a partir del ejemplo de Sade, Lacan (1987b) recupera, en su ltima etapa, la importancia crucial que adquiere el goce. A su vez, el clebre pensador francs se basa en la nocin de plusvala de Marx, para referirse tambin a la relevancia que adquiere lo que llama el plus de goce (Lacan, 2006 y 2008). Bsicamente, lo que seala Lacan es que el discurso est investido libidinalmen-te de un goce inconsciente, si bien el goce no pertenece a priori al orden del lenguaje, siendo independiente de aquel (Braunstein, 2006 y Stavrakakis, 2010). El goce mayor es, origina-riamente, el que se deriva de la unidad plena y corporal con la Cosa perdida (la Madre). Sin embargo, se ha visto que ese goce sexual cuer-po a cuerpo es estructuralmente imposible. En ese marco, a partir de la castracin instaurada por el significante, se busca su retorno median-te formaciones discursivas que se invisten de goce, si bien siempre presentan una prdida inevitable de goce, ya que son goces lenguajeros (Braunstein, 2006), esto es, goces del lenguaje (Lacan, 2008).

    Se debe recordar, en ese sentido, que una de las premisas fundamentales del psicoanlisis

    del sujeto poltico y de produccin no toda del lazo social. No obstante, si bien se presenta aqu una recuperacin del sujeto y de su libre capacidad de accin poltica, Laclau le critica a este autor que no explique cmo realizar operativamente la articulacin poltica, adems de olvidar la nece-sidad de pensar esa articulacin desde el Estado, en una crtica a su cosmovisin poltica maosta y autonomista, desde el post-gramscianismo. Una crtica poltica similar realiza Laclau a los proyec-tos anarquistas y autonomistas que promueven los enfoques de Ranciere, de Hardt y Negri (vase Laclau, 2008).

    lacaniano es el deseo de unidad corporal con ese objeto de deseo primordial, imposibilitado por la castracin flica instaurada por el orden simblico. A partir de entonces, imposibilitado de regresar al paraso imaginario de plenitud y transparencia, se desea su retorno, expresado mediante las construcciones inconscientes del lenguaje, los fantasmas, que a su vez, estn investidos de goce. Como se seal, para Lacan (2006 y 2008), el goce principal es el goce de la unidad o goce unario, que rememora imagi-nariamente el goce original de unidad corporal con la madre y luego con su pecho, constituido en el primer objeto a un objeto causa de deseo (Dor, 1997). En ese marco, intentando recu-perar el goce perdido, se construyen diversas edificaciones tericas, a partir de metforas y metonimias, las cuales intentan suplir la impo-sibilidad del retorno a la unidad corporal, sus-tituciones y condensaciones inconscientes del Uno-todo que se expresan siempre por la va del lenguaje, pero que estn investidas libidi-nalmente (sexualmente) del goce unario. Del mismo modo, se tienen relaciones sexuales de pareja que representan un goce para los rganos sexuales masculino y femenino, res-pectivamente, y se desea o se consume droga o psicofrmacos para acceder al goce perdido (Sissa, 1968). En todos los casos, se busca por todos los medios la materialidad del goce, des-tacndose el rechazo a la liviandad del discur-so y la necesidad de materializaciones concretas que otorguen corporalidad a las experiencias, tal como resulta tpicamente en el consumo de mercancas de diversa ndole, ofrecidos como objetos causa de deseo que intentan llenar imaginariamente el hueco o la falta constitu-tiva que origina la presencia del orden signi-ficante, por la va, precisamente, del lenguaje (Lacan, 2006 y 2008).

    Adems, retomando a Marx y su inven-cin del sntoma, a partir de la nocin de plus-vala, Lacan (2006) inventa el trmino plus de goce, para dar cuenta de un plus o un ms all del lenguaje, que incorpora un suplemento inconsciente de goce para el sujeto. Siguiendo, en parte, a Freud, afirma que la mirada y la voz son fuentes de goce inconscientes para el suje-to. Ello nos remonta a las primeras fuentes de

  • 45Contribuciones del psicoanlisis lacaniano a la teora poltica y social...

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    goce, asociadas a la mirada de la madre sobre el nio y a la voz de la propia madre, luego vinculadas a las rdenes y pedidos que el nio obedece para ser premiado simblicamente (por ejemplo, con una sonrisa, un abrazo o un simple agradecimiento y alegra) por la madre. La madre, junto con el padre, se constituyen as, en las figuras que representan el supery del sujeto, es decir, la conciencia moral que les dice lo que deben o no hacer y desear. Con el proceso de socializacin secundaria, este plus de goce se vincula al cumplimiento de rdenes, sacrificios, deberes, imposiciones que se presen-tan bajo la forma de leyes y mandatos obligato-rios por parte de nuevos sujetos considerados importantes para cada uno, ya sea por admira-cin o temor (Berger y Luckmann, 1997). En ese marco, volviendo a Lacan, el (plus de) goce se vincula al cumplimiento de esos mandatos, deberes, deseos y valores socioculturales consti-tuidos como imperativos (goza!!), como puede ser el mandato superyoico de ser reconocido socialmente, ser escuchado, ser visto, etc., pero tambin las imposiciones polticas y sociocul-turales tpicas del capitalismo neoliberal, como ir de compras (shopping), acumular mucho dinero u operarse mediante cirugas estticas innecesarias, en tanto constituidos como equi-valentes imaginarios de significantes de valor para el sistema, vinculados a elementos como ser exitoso, acceder a la felicidad y seguridad individual.

    2.6.1. IMPLICANCIAS PARA LA TEORA Y EL ANLISIS SOCIOPOLTICO

    Las implicancias de la construccin del concepto de goce y plus de goce para la poltica han sido destacadas por el propio Lacan (2006 y 2008), quien recuerda que, histricamente, los regmenes polticos apelaron a diferentes met-foras de la corporalidad, como modos de acce-der imaginariamente al goce unario. En ese marco, se debe recordar que en el transcurso de la historia, han proliferado mltiples metforas organicistas de la unidad y hermandad que han variado en su significacin contextual, sin des-aparecer nunca. A su vez, han existido diversas filosofas del ser en plenitud, como el plato-nismo, el empirismo, el contractualismo, las

    teoras sistmicas y funcionalistas, el conduc-tismo, el positivismo lgico, las teoras consen-sualistas, y experiencias realmente existentes, como la religin judeo-cristiana y los fascismos y totalitarismos de izquierda y derecha, que han intentado, ya sea reconociendo o no el conflicto como base, una sntesis final unaria en el que desapareciera el sujeto y, con l, la accin pol-tica, el conflicto, el poder y los antagonismos. Desde el anlisis lacaniano, se puede decir que todas estas construcciones imaginarias estn investidas inconscientemente del goce unario, lo que explica su persistencia, su (relativa) efi-cacia y su perdurabilidad temporal adaptada (Fair, 2010b)22.

    Del mismo modo, el concepto lacaniano de plus de goce puede ser aplicado para com-prender el goce suplementario que se asocia histricamente a todo discurso hegemnico. El propio Lacan (2006) destaca, en su teora de los cuatro discursos, que las cinco posiciones dis-cursivas se encuentran adosadas a un compo-nente de goce inconsciente que funciona como factor de adhesin o en los trminos de la socio-loga poltica, de legitimacin poltica. As, si en la Antigedad el plus de goce se vinculaba al hacer del esclavo, quien senta que su existencia tena sentido, ya que era al menos reconocido (identificado) y era considerado importante para el Amo antiguo, el Discurso Universitario coloca al goce del lado del Amo, quien tiene el saber sobre lo que se debe hacer. Por su parte, en el Capitalismo, el goce se encuentra en el cumplimiento de los diversos mandatos superyoicos del consumo de gadgets, signifi-cantes asociados a la felicidad del sujeto y al taponamiento imaginario de la falta, lo que reenva nuevamente a la autonoma imaginaria del sujeto.

    Radicalizando estas contribuciones para el anlisis poltico crtico, se puede observar su capacidad heurstica para explicar al menos parte de la lgica de dominio sociocultural (poltico) del capitalismo e incluso, de su fase de globalizacin neoliberal. En efecto, si el capi-talismo basa su lgica de dominacin general en el consumo masivo de mercancas creadas

    22 Sobre el par t icular, va se especia lmente Stavrakakis (2010).

  • 46 Hernn Fair

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    para causar su deseo y en la acumulacin de ganancias empresariales a partir del plus de valor del trabajo asalariado, algo no muy distin-to de lo que haba advertido Marx (2000) hace ms de un siglo y medio, Lacan nos va a decir que prestemos atencin tambin al plus de goce adherido al discurso hegemnico. As, se puede afirmar que los mandatos y deberes promovidos y prescriptos como obligaciones superyoicas por las empresas concentradas y los repre-sentantes empresariales escenificados en los medios masivos de comunicacin, en particular la televisin y su lgica desregulada a favor del consumo y la acumulacin de ganancias priva-das sin lmites, no solo permiten reproducir la explotacin capitalista, sino que pueden ser vis-tos como un modo mtico de alcanzar la liber-tad y la felicidad individuales, constituyndose en un plus de goce para el sujeto que permite la adhesin conservadora al sistema y en ese marco, el apoyo a las polticas liberalizadoras.

    En el contexto mundial de declinacin del padre restrictivo de antao, aquel vinculado por el discurso (neo)liberal al Estado Benefactor Keynesiano y sus polticas autoritarias de control sobre la economa y limitacin de las libertades, derechos y garantas individuales, surge entonces, un mundo sin limitaciones para el libre goce del sujeto (Lebrun, 2003) esto es, un mundo moderno y evolucionado, en el que el sujeto parece recuperar su auto-noma y libertad, frente al dominio del Amo antiguo y regulador del Estado burocrtico y autoritario (o incluso, dictatorial) de antao. Al mismo tiempo, este plus de goce, ubicado del lado del Esclavo, se ve fortificado por una tendencia opuesta, basada en la expansin del Discurso Universitario. A diferencia del discurso del supuesto saber que analizaba Lacan, crti-co de la filosofa teleolgica de la historia que condujo al marxismo realmente existente a la burocratizacin y a la barbarie estalinista, que llev a Europa a adherir al nazismo y el fas-cismo, el neoliberalismo globalizado presenta un segundo elemento que funciona como plus de goce, expresado en el saber superior con el que se legitiman los tecncratas y gerenciado-res de la poltica, posicionados discursivamen-te como ajenos a lo emocional, arbitrario,

    irracional e interesado o ideolgico, valo-res negativos asociados a la clase poltica y contrapuestos a un (presunto) saber tcnico, objetivo, racional, atemperado, sensato y superior, condicin de posibilidad para soli-dificar an ms el discurso de la globalizacin neoliberal.

    De este modo, se puede decir que el dis-curso del capitalismo neoliberal presenta una lgica de dominacin sistmica centrada en al menos cuatro elementos clave:

    1) El triunfo hegemnico de los valores socioculturales impuestos por el capi-talismo financiero desregulado, en el marco de la cada de la imagen paterna, frente al control autoritario sobre la iniciativa y la libertad privada e indivi-dual, vinculado al modo de funciona-miento y regulacin del Estado Social de posguerra.

    2) El goce derivado del uso de nuevas met-foras unarias, como la idea de aldea global o el Fin de la Historia y de los grandes relatos, que refuerzan la hegemona discursiva y sociocultural del modelo de globalizacin neoliberal, ya que se impone la percepcin de que las confrontaciones y antagonismos que-daron superados por la historia y no existe un Amo con quien antagonizar y construir la propia identidad poltica23.

    3) El plus de goce derivado de un discurso liberal-democrtico a favor de la presun-ta autonoma y felicidad individual, el cual permite que el sujeto pueda consu-mir, acumular y vivir libre y democrti-camente, sin las interferencias arbi-trarias y autoritarias del Estado, por

    23 En la actualidad, con el retorno de la alteridad bajo la forma de nuevos liderazgos polticos y movimientos sociales ms crticos y organizados contra el Pensamiento nico neoliberal, habra que pensar en una posible reversin de este dis-curso hegemnico y en la misma medida, en un cambio de registro de sus metforas unarias habi-tuales, aunque la funcin de taponamiento de la falta permanece presente, ya que el propio dinero y la lgica de consumo mercantil del capitalismo, cumplen esa funcin imaginaria.

  • 47Contribuciones del psicoanlisis lacaniano a la teora poltica y social...

    Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 139: 27-51 / 2013 (I). (ISSN: 0482-5276)

    lo que, a diferencia del modelo benefactor keynesiano