La estética neobarroca de la narrativa hispanoamericana

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  • 7/30/2019 La esttica neobarroca de la narrativa hispanoamericana

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    La esttica neobarroca de la narrativa hispanoamericana.Para la definicin del barroco como expresin hispnica

    Jeong-Hwan ShinI. INTRODUCCIN

    El barroco refiere generalmente a la tendencia cultural del siglo xvn.Era un giro importante en la historia de la literatura y del arte que su-puso el inicio de la modernidad esttica. En la poca barroca la litera-tura espaola alcanz un esplendor sin precedentes gracias a los emi-nentes escritores. La gloria del Siglo de Oro espaol ha dejado suimpronta en toda la historia de la cultura hispnica. En efecto, el barro-co no es una tendencia delimitada a un perodo de tiempo definido, sinoque sigue mostrando su vigor en nuestro tiempo.El esplendor de la literatura hispnica se repite despus de tres si-glos en Hispanoamrica, con los escritores de la llamada Generacindel boom. Muchos crticos literarios suelen denominar neobarroca aesta narrativa por sus caractersticas barrocas. Se trata de la resurreccintriunfal del barroco, de tal manera que se confirma la tradicin barrocacomo expresin tpica del mundo hispnico.No se han alcanzado, sin embargo, consensos acadmicos en cuantoal mbito geogrfico del barroco. En realidad, ni la literatura espaoladel siglo xvu ha sido la nica en atribuirse la categora de barroca ni lanarrativa hispanoamericana del siglo xx la de neobarroca. Ms bien seconsidera que la nueva novela hispanoamericana debe su raz esttica ala tradicin modernista y postmodernista anglosajona del siglo xx.Este estudio se propone como objetivo averiguar la estirpe barrocade la narrativa hispanoamericana contempornea, lo cual ser un traba-jo significativo por recuperar su raz esttica.II . TRADICIN BARROCA DEL MUNDO NO HISPNICO

    Segn Eugenio d'Ors, el barroco es una esttica intemporal y cons-tante que se repite en toda la historia del arte. Partiendo de HeinrichWlfflin, que propone la morfologa pura del arte, el crtico espaol di-vulga sus meditaciones sobre el barroco como una morfologa o tipolo-

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    1670 Jeong-Hwan Shinga cultural ajena al t iempo. La concepcin dorsiana presupone la uni-versalidad del barroco, tanto geogrfica como cronolgica.

    El Barroco es una constante histrica que se vuelve a encontraren pocas tan recprocamente lejanas [...] y que se ha manifes-tado en las regiones ms diversas, tanto en Oriente como enOccidente1.Todos los movimientos o escuelas culturales tienen un origen y uncentro, por muy universal que sea su difusin, de manera que muchos

    estudiosos han propuesto ciertos pases como escenarios privilegiadosdel barroco. Jakob Burckhardt, que se opone por primera vez al con-cepto despectivo del barroco como manifestacin de mal gusto, con-sidera este movimiento como la decadencia del Alto Renacimiento en laflorida arquitectura de la Contrarreforma en Italia, Alemania y Espaa 2.Italia es, en realidad, un lugar indiscutible donde floreci el arte ba-rroco. Jean Rousset, especialista del barroco francs, reconoce que el ba-rroco es un movimiento europeo y que sus fuentes de actividad estnprincipalmente en Italia3. La Roma papal ser, sobre todo, el centro deun arte contrarreformista que derivar hacia un barroco exuberante queinfluir en todo el arte europeo del siglo xvn y parte del xvm. El artebarroco de Roma se difunde por una triple va a toda Europa: artistasforneos que trabajan en Italia haciendo suyo el nuevo estilo, artistasitalianos que viajan al continente, y la influencia de los modelos que se-rn la base de muchas de las obras del xvn 4.Oswald Spengler, en cambio, niega el papel de las dos ciudades la-t inas, Roma y Par s , como cent ros cul tura les de l s ig lo xvn. SegnSpengler el ncleo es el espritu germnico, que encuentra su expresinprincipal en el espritu musical, fustico y selvtico del Barroco 5 . D eigual manera, Albert Bguin, uno de los fundadores de la Escuela deGinebra, afirma que el barroco comienza en Alemania y se difunde pri-mero en Espaa y luego por toda Europa 6. En general, los estudiososque ven en el barroco una expresin de la esencia de la raza germnicaestn contra el Renacimiento y tratan el barroco en la misma lnea queel gtico que floreci en Alemania.1 D'O rs, Eugenio, Lo Barroco, Madrid, Tecnos, 1993, p. 66.2 Welleck, Rene, Historia literaria. Problemas y conceptos, Barcelona, Laia, 1983, p. 52.3 Rousset, Jean, Circe y el pavo real, Barcelona, Seix Barral, 1972, p. 11.4 Triado, Juan-Ramn, Las claves del arte barroco, Barcelona, Planeta, 1986, p. 6.5 Spengler, Oswald, La Decadencia de Occidente, Madrid, Espasa Calpe, 1943, vol.III, pp. 255-260.6 Bguin, Albert, Cration et destine, [Pars], ditions du Seuil, 1973, pp. 252-253.

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    La esttica neobarroca 161 \Entre Italia y Alemania como fuente del arte barroco, Herbert Read

    muestra la postura mediadora. Segn Read, el arte nrdico acenta siem-pre la expresin de estados espirituales mientras que el arte clsico laexplotacin del material. Pero el arte italiano comienza a representar es-tados espirituales aferrndose an a su gusto material. Es decir, es psi-colgico en la intencin pero materialista en los medios7. Se trata de lacontradiccin esttica donde surge la dificultad o rareza del arte barro-co. Por otra parte, Francia ha sido considerada como un pas de escasatradicin del barroco, siendo reticente al derroche del movimiento enfuncin de placer. Por ejemplo, Rene Welleck asegura en un artculo delao 1946 que Francia es el nico pas de importancia que prcticamen-te ha rechazado por completo la adopcin del trmino barroco 8.Eugenio d'Ors, sin embargo, fiel a su concepcin universalista del ba-rroco, intenta incluir a Francia en su propio concepto intemporal del mo-vimiento, al que considera como la expresin artstica del absolutismoy de la monarqua triunfante9. En particular, Jean Rousset afirma su exis-tencia en este pas diciendo que Circe y el pavo real son los temas prin-cipales del barroco10. De esta manera, Francia pasa a reconocerse en lacrtica literaria como un pas de tradicin barroca. Rene Welleck, quenegaba la existencia del barroco francs, cambia de opinin, recono-ciendo que en Francia se produjo un verdadero aluvin de escritos so-bre la literatura barroca11.I I I . TRA DICIN BARROCA DEL MUND O HISPNICO

    Espaa entra en la querella para reivindicarse patria del barroconegando el origen italiano del mismo. El desafo fue lanzado porSacheverell Sitwell y Hugo Kehrer. En su Southern Baroque Art (1924)Sitwell califica a Espaa de pas barroco por predestinacin, y Kehrerseala a Espaa como patria del Barroco en su Spanischer Barock12 .Pero es Helmut Hatzfeld quien ha afirmado con mayor vigor el espri-tu hispnico del barroco. l asegura que el pleno florecimiento del ba-7 Read, Herbert, El significado del arte, Buenos Aires, Losada, 1964, pp. 90-91.8 Welleck, Rene, El concepto de barroco en la investigacin literaria, op. cit. (nota2), p. 62.9 D'Ors, Eugenio, Las ideas y las formas, Madrid, Aguilar, 1966, pp. 38-39.10 Rousset, op. cit. (nota 3), p. 10.11 Welleck, Rene, Postscripto 1962, op. cit. (nota 2), p. 88.12 Carilla, Em ilio, Manierismo y barroco en las literaturas hispnicas, Madrid, Gredos,1966, p. 432.

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    1672 Jeong-Hwan Shinrroco transcurri en Espaa, y que ella ha desempeado un papel deci-sivo por su contribuc in de obras barro cas a la literatura universa l. Se gnHatzfeld, el espritu y el arte espaoles tienen afinidad con el barrocodesde los primeros tiempos, en contra del espritu de armona y geo-metra del clasicismo greco-romano 13 . En cambio, Werner Weisbachmantiene que el barroco es el arte de la Contrarreforma, llevada a caboprincipalmente por los espaoles.Efectivamente, la li teratura espaola ha mostrado ms fecundidad enla creacin que ninguna otra literatura europea, con escritores de famauniversal ta les como Cervantes, Gngora, Quevedo, Lope de Vega,Caldern de la Barca, Tirso de Molina, Gracin... etc. De la misma ma-nera, ningn otro pueblo ha aplicado con tanto fervor y frecuencia plan-teamientos y teoras vinculados al barroco. Emilio Carilla explica la fe-cundidad barroca espaola de la siguiente manera:

    La literatura barroca espaola es rica en corrientes, gneros y,por supuesto, obras. Son m anifestaciones de la literatura barrocaespaola, en diferentes perspectivas, el cultismo, el conceptismo,la novela picaresca, el teatro de Lope, el de Caldern, la abun-dancia ornamental de Balbuena, la novela de aventuras (de razbizantina), la epopeya burlesca, y otras lneas menos ntidas operdurables (como la literatura de emblemas)14.No es gratuito que, con el apogeo de la literatura espaola, el conti-nente americano se haya convertido en el lugar favorito del barroco. Laexistencia del barroco espaol fue posible por el descubrimiento delNuevo Mundo, y la li teratura novomundista empez como barroca conla introduccin del barroco espaol. Por lo tanto, si el barroco espaoles arte de Contrarreforma, el barroco am ericano es, com o afirma Lez am aLima, arte de contraconquista 15. Mejor dicho, el barroco fue introduci-do en Amrica como un instrumento de colonializacin, pero los ame-ricanos lo convirtieron en un instrumento para manifestar su propia iden-tidad cultural. La literatura barroca enraiza firmemente en el continenteamericano y mantiene all su continuidad durante dos siglos, aun cuan-

    13 Hatzfeld, Helmut, Estudios sobre el barroco,Madrid, Gredos, 1966, p. 432. Hay in-numerables estudiosos, adems de H atzfeld, que han proclamado el papel de Espaacomo foco del barroco: Ortega y Gasset, Guillermo de Torre, Orozco Daz, GuillermoDaz-Plaja, Karl Gebhardt, Nicolaus Pevsner, Ludwig Pfandal y Werner Weisbach,entre otros.14 Carilla, op. cit. (nota 12), pp. 19-21.15 Lezama Lima, La curiosidad barroca, en Confluencias, La Habana, Letras Cubanas,1988, p. 230.

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    La esttica neobarroca 1673do Europa y Espaa abandonan el barroco para adoptar las normas delneoclasicismo16.El barroco americano, sin embargo, no debe su existencia slo aEuropa, sino tambin, como insina Lezama Lima, al modo de ser ame-ricano mismo. Carmen Bustillo propone al respecto cuatro factores paraexplicar la fecunda existencia del barroco americano: el arte precolom-bino, la naturaleza exuberante americana, el mestizaje racial, cultural ylingstico de dos mundos, y, por ltimo, el sentimiento de descentra-miento17.En primer lugar, el arte precolombino es un factor importante quemuestra la presencia del barroco independiente del europeo. Entre losmuchos tericos que defienden el barroco americano, Alejo Carpentieres el que ha difundido la idea de la Amrica Barroca con mayor ri-gor, descubriendo una constante barroca en el arte de las antiguas civi-lizaciones americanas. El escritor cubano afirma que el arte americanofue siempre barroco, desde la esplndida escultura precolombina y loscdices, hasta la mejor novelstica actual americana, pasndose por lascatedrales y monasterios coloniales de nuestro continente18. AmricaLatina ignor los estilos clsico, romntico y gtico, y pas del barro-co indgena al barroco espaol realizado por artesanos indios que aa-dan al barroquismo espaol el colorido, la imaginacin y la prolifera-cin de la forma19.Alejo Carpentier hace hincapi tambin en la naturaleza americanacomo un factor clave del barroco. Amrica Latina tiene una naturalezaindomable a la que imponen un tremebundo pulso sus huracanes, ciclo-nes, terremotos, m aremotos e inundaciones, cuya fuerza y grandiosidadya causaron el maravilloso asombro de los conquistadores y cronistasespaoles

    20. La naturaleza indomada e incgnita no se limita a producirlo real maravilloso, sino tambin a la necesidad de nombrarla a tien-

    16 Henrquez Urefia, Pedro, Historia de la cultura en Amrica Hispnica, Mxico,Fondo de Cultura Econmica, 1966, p. 49.17 Bustillo, Carmen, Barroco y Amrica Latina. Un itinerario inconcluso, Caracas,Monte vila, 1988, pp. 81-93. Hay varios crticos que afirman la existencia del ba-rroco americano antes de la llegada de Cristbal Colon. Por ejemplo, AlfredoRoggiano enumera cinco elementos determinantes del barroco hispanoamericano: lasculturas indgenas, el barroco espaol, el mestizaje, el negro y la iglesia y el Estado(Alfredo Roggiano, Actas del XVII Congreso del Instituto Internacional de LiteraturaIberoamericana, Madr id , Ed. Cul tura Hispnica de l Cent ro Iberoamer icano deCooperacin, 1978, p. 44) .18 Carp entier, Ale jo, Tientos y diferencias, Buenos Aires, Cal icanto, 1976, p. 36.19 Soler Serrano , Joaqu n, Alejo Carpentier: Las lenguas de Es opo , en Escritos afon-do , Barcelona, Planeta, 1986, p. 160.20 Carpentier, op. cit. (nota 17), p. 24.

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    1674 Jeong-Hwan Shintos por parte de los cronistas del viejo mundo. Segn Carpentier, el ba-rroquismo nace precisamente por la necesidad de nombrar las cosasamericanas:

    No temamos el barroquismo, arte nuestro, nacido de rboles, deleos, de retablos y altares, de tallas decadentes y retratos cali-grficos y hasta neoclasicismos tardos; barroquismo creado porla necesidad de nombrar las cosas...21Los barroquistas hacen suya la riqueza de esta naturaleza, reflejn-

    dola con un estilo recargado y rivalizando con ella por medio de las des-cripciones que intentan su recreacin.El mestizaje es el otro factor determinante como integrante insepa-rable de la configuracin del continente americano. La historia deAmrica constituye un largo y profundo proceso de mestizaje o trans-culturacin de nivel racial, cultural, lingstico, etc. de diversas cultu-ras. El mestizaje habra favorecido el barroco tanto por las posibles afi-nidades de sensibilidad como por la misma oposicin de contrariossuperpuestos. Carpentier mantiene que el espritu criollo es de por s unespritu barroco dado que toda simbiosis, todo mestizaje, engendra unbarroquismo22. El mestizaje del lenguaje, sobre todo, debido a la in-corporacin en Amrica de otros materiales lingsticos, origina la tra-dicin frtil de la heterogeneidad de las literatruas americanas, convir-tindose en uno de los mayores factores del barroco literario. Laliteratura barroca novohispana, a su vez, abre las puertas al paisaje, a laflora y la fauna, y aun al indio mismo, apresurando as el mestizaje li-terario23.El mestizaje de la cultura europea, indgena y africana causa, segnBustillo, el ltimo rasgo del barroco americano: el sentimiento de mar-ginalidad frente al resto de Occidente. En efecto, el sentimiento de ca-rencia de centro constituye, en buena parte, la mentalidad del hombrebarroco tal como se materializa en la arquitectura barroca. El arte ba-rroco sobre todo la arquitectura, a diferencia del clsico, prescindedel eje central y expresa el horror al vaco. Adems, todos los gne-ros barrocos en general nos muestran la accin centrfuga y ciertos n-cleos proliferantes24. Amrica Latina, fallida imitacin del reino espa-21 Carp entier, Alejo, op. cit. (nota 17), p. 36.22 Carpentier, Alejo, Lo barroc o y lo real mara villoso, en Ensayos, La Habana, LetrasCubanas, 1984, p. 119.23 Paz , Octa vio, Las peras del olmo, Barcelona, Seix Barra!, 1986, p. 13.24 Carpentier, op. cit. (nota 20), pp. 111-112.

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    La estticaneobarroca 1675ol, se frustra en su intento de insertarse en lo europeo o universal, cau-sando el sentimiento de marginalidad latinoamericana, como ha expli-cado bien Leopoldo Zea25. El arte barroco americano germina de su com-plejo de carencia de centro, causado por el aislamiento frente a lamodernidad occidental26.IV. LA ESTTICA NEOBARROCA DE LA NARRATIVA HISPANOAMERICANA

    La tesis de que Amrica Latina es intrnsecamente un continente ba-rroco se prolonga en el debate sobre el neobarroco contemporneo. Mejordicho, el que defienden el barroco como signo vital latinoamericano de-fine el neobarroco como cifra nica de este mundo contemporneo. Lasfiguras centrales de esta postura son Alejo Carpentier, Lezama Lima ySevero Sarduy. Carpentier y Lezama Lima son dos pilares que ejercen unagran influencia entre todos los partidarios del barroco y neobarroco am e-ricanos.Carpentier argumenta que Jos Eustasio Rivera y Rmulo Gallegosescribieron prosas barrocas despertando la novela hispanoamericana. Apartir de ese momento los novelistas empezaron a perderle el miedo alidioma barroco y el concepto neobarroco fue ganando cada vez ms te-rreno en la literatura hispanoamericana contempornea. Conviene decirque la mayora de los partidarios del neobarroco americano son natu-ralmente los defensores del privilegio del mundo hispnico sobre el ba-rroco. As, el barroco constituye, segn Carpentier, el legtimo estilo delnovelista hispanoamericano actual27.Pero, como afirma Julio Cortzar, es Lezama Lima quien se consi-dera como verdadero hombre barroco hispanoamericano, tanto por me-dio de la creacin literaria como por medio de la teora 28. A diferenciadel estilo cronista de Carpentier, que hace hincapi en el contexto his-25 Zea, Leopoldo, Amrica en la historia, Madrid, Revista de Occidente, 1970, pp . 18-24.26 N o pocos crticos niegan el barroco como propia expresin latinoamericana. Se tra-ta de ngel Rama, Julio Rodrguez-Luis, Juan Duran Luzio, Arst ide Natel la,Leonardo Acosta y Reinaldo Arenas, muchos de los cuales apoyan la literatura decompromiso. Po r ejemplo, Leonardo Acosta dice que lo barroco no es inherente aAmrica, sino al contrario, superpuesto a lo americano, y condena al barroquismoamericano como fatalismo estilstico inaceptable (Acosta, Leonardo, E l barroco deIndias y l a ideologa colonialista, Unin, L a Habana, septiembre 1972, p p . 147-154).27 Carpentier, op. cit. (nota 17) , p. 36 .28 Cortzar, Julio , La vuelta al da en ochenta mundos, Madrid, Siglo Veintiuno, 1984,tomo II , p. 46 .

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    1676 Jeong-Hwan Shintrico en el que las palabras no caen en el vaco, lo que busca el es-t i lo lezamesco es el texto mismo, espacio potico dominado por elt iempo potico y por la verdad potica. Es el espacio donde se revela laanaloga ntima del universo por medio de la metfora y de la imagen,de tal manera q ue el barroco consti tuye seas de identidad siendo el pa-radigma hispanoamericano.Por otro lado, Severo Sarduy trata de establecer la esttica neoba-rroca en la base filosfica y cosmolgica. El escritor cubano descodifi-ca el mecanismo de la esttica barroca y neobarroca que aparece en losescri tores lat inoamericanos tales como Lezama Lima, Carpentier, PabloNeruda, Cabrera Infante, Garca Mrquez, Cortzar, Vargas Llosa, CarlosFuentes y un largo etc. Sarduy dintingue tres mecanismos de artificiali-zacin lingstica para sealar la instancia de lo barroco: sustitucin,proliferacin y condensacin 29. Junto a los tres mecanismos de artifi-cializacin que ayudan al anlisis de la microestructura textual, Sarduyprop one la parodia para descodificar el sistema barroco y neoba rroco enun nivel macroestructural, que consiste, a su vez, en la intertextualidady la intratextualidad30. As, Sarduy procura ofrecer un criterio estticopara descodificar el barroco y el neobarroco.

    Los escritores hispanoamericanos preferidos por los defensores delneobarroco pertenecen, en su mayora, a la generacin del boom y elpostboom de la nueva novela. Aunque resulta dudoso que todos ellospuedan ser calificados de neobarrocos, resulta justo sealar que la na-rrativa es el gnero preferido de la esttica neobarroca. Arstide Natellaexplica el cambio de la novelst ica con tempo rnea debido a la explosindel boom:Dentro de la excitante novedad del boom de la nueva novela la-tinoamericana, no deja de sorprender al lector la profusin de con-textos inslitos dentro de los cuales el narrador contemporneo seexplaya en la destrucccin de las formas novelescas tradicionales,tanto la sintaxis como los contornos del argumento tradicional, jun-to con la destruccin del tiempo lineal, cronolgico 31.

    29 Sarduy, Severo, El barroco y el neobarroco, en Csar Fernndez Moreno, ed.,Amrica Latina en su literatura, Mxico, Siglo Veintiuno, 1978, p p . 169-174. Sarduy,sin embargo, no declara el privilegio exclusivo latinoamericano sobre el barroco a di-ferencia de Carpentier y Lezama Lima. Cabe decir que l procura establecer un tipouniversal de estilo barroco y neobarroco como una actitud y una cualidad generales.30 Sarduy, op. cit. (nota 29), p. 178.31 Arstid e Natella, A ., Reflexiones sobre el neobarroco en la ficcin hispanoamerica-na de la actualidad, en Actas del XVII Congreso de l Instituto Internacional deLiteratura Iberoamericana, Madrid, Cultura Hispnica del Centro d e Cooperacin,1978, p. 377.

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    La esttica neobarroca 1677Natella atribuye esta ruptura esttica a la resurreccin del barroco,

    enumerando algunos rasgos caractersticos: la extraordinaria compleji-dad de Rayuela de Cortzar, la estructuracin exagerada y artificiosa deLa casa verde de Vargas Llosa, y la desmesura y la hiprbole de Trestristes tigres de Cabrera Infante, entre otros.La universalizacin de la nueva novela hispanoamericana debe sutriunfo a la creacin de un nuevo lenguaje, lo cual significa una dobleruptura: la de la copia de autores metropolitanos y la de la copia de larealidad. El lenguaje se convierte en el verdadero protagonista en la nue-va novela y se vuelve cr t icamente sobre s mismo 3 2 . Rodr guezMonegal denomina esta novela como novela del lenguaje, que supo-ne el auge de la revolucin lingstica, iniciada ya en la poca barroca.El crt ico uruguayo p ropon e el lenguaje c om o la realidad nica d e la no-vela, y se refiere a De donde son los cantantes, novela neobarroca deSarduy:

    Con esta novela de Sarduy, un tema que haba sido planteado ypuesto en cuestin por Borges y por Asturias, desarrollado lue-go deslumbrantemente por Lezama Lima y por Cortzar, que fueenriquecido por Fuentes y por Cabrera Infante, llega a un verda-dero delirio de poesa prosaica. Es el tema subterrneo y decisi-vo de la novela latinoamericana de hoy: el tema del lenguajecomo lugar (espacio y tiempo) en que realmente ocurre la no-vela. El lenguaje como la realidad nica de la novela 33.

    Pero cabe decir que la nueva novela hispanoamericana se divide endos fases de neobarroco, en trminos cronolgicos y l ingsticos. Si lanarrativa de la generacin del boom exhibe el primer neobarroco, elsegundo neobarroco se ref iere a cier ta novel s t ica del postboom.M ientras que el lenguaje de la primera fue un m edio para decir algo34,el de la segunda se convierte en un fin en s mismo para transformarla realidad lingstica misma de la narracin 35. De esta manera, el es-critor l leva a cabo esencialmente la parodia, cdigo clave del lenguajebarroco, como explica Sarduy:32 Rodrguez Mon egal, Emir, Los nuevos novelistas, en Aurora Ocampo (seleccin),La crtica de la novela iberoamericana contempornea, Mxico, UNAM, 1984, p.

    110.33 Rodrguez Monegal, op. cit. (nota 32) .34 Carlos Fuen tes dice al respecto que los novelistas hispanoamericanos deban llevar, a lavez, dos caballos: el esttico y el poltico. Carlos Fuentes, Salto mortal hacia maana:Entrevista con Jos-Miguel Ulln, nsula, Madrid, XXU, 245 (abril 1967), p. 13.35 Rodrguez Moneg al, Emir, Tradicin y renovacin, en Csar Fernndez Moreno,ed., op. cit. (nota 29) , p . 163 .

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    1678 Jeong-Hwan ShinVerbo, formas malgastadas, lenguaje que, por demasiado abun-dante, no designa ya cosas, sino otros designantes de cosas, sig-nificantes que envuelven o tros significantes en un mecanismo designificacin que termina designndose a s mismo...36.

    Pero las dos frmulas del neobarroco coinciden, sin duda alguna, endemostrar un inters particular en el lenguaje. Por cierto, la preocupa-cin por el lenguaje no ocurre por primera vez con el neobarroco, sinoque ocupaba un lugar privilegiado en la literatura hispnica ya desde lascrnicas de Indias por su necesidad de fundar una expresin americana,pasando por el barroco, el modernismo y la vanguardia potica. La no-vela del lenguaje consti tuye la culminacin de la renovacin y del mo-vimiento autnomo del lenguaje barroco.

    V. CONCLUSINEn el debate sobre la esttica neobarroca se han desarrollado dos co-rrientes: una que encuentra la esencia del neobarroco en la narrativa his-

    panoamericana contempornea, como hemos visto, y otra que ensanchasu perspectiva de modo universal como lo hizo Eugenio d'Ors en cuan-to al barroco. Ornar Calabrese, por ejemplo, define el neobarroco comoun aire del tiempo a travs del anlisis de la cultura contempornea,sobre todo, de la cultura popular incluyendo el cine y la telenovela.Como un gusto predominante de nuestro tiempo, el neobarroco tiene,segn el semilogo italiano, las caractersticas siguientes: ritmo y repe-ticin, lmite y exceso, detalle y fragmento, inestabilidad y metamorfo-sis, desorden y caos, nudo y laberinto, complejidad y disipacin, ms-o-menos o no-s-qu, y distorsin y perversin37.Sin duda alguna, sera absurdo delimitar un movimiento literario ocultural en cierto mbito geogrfico de manera exclusiva, porque esosignificara encerrar la rica tradicin hispnica en s misma. Adem s, loscaracteres neobarrocos que proponen las dos posturas no conforman unarelacin antagnica, sino ms bien analgica. Los nueve principios delneobarroco presentados por Calabrese pueden servir al estudio de la li-teratura barroca y neobarroca hispnica, y al revs tambin.Sin embargo, el estudio del barroco y del neobarroco hispnicos nosayuda a encontrar la verdadera corriente esttica de la literatura actual.Por ejemplo, la esttica de la nueva novela hispanoamericana ha sido36 Sarduy, op. cit. (nota 29), p. 176.37 Calabrese, Ornar, La era neobarroca, Madrid, Ctedra, 1989, p . 44-196 .

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    La esttica neobarroca 1679considerada como postmodernidad en el mbito anglosajn, y Borges,Garca Mrquez, Cortzar, Fuentes y Manuel Puig, entre otros, se cali-fican como tpicos postmodernistas. Pero la postmodernidad implica,como afirma Charles Newman, una literatura que carece de paternidadconocida38. Por lo tanto, interpretar la narrativa hispanoamericana actualsegn un criterio ajeno a la tradicin hispnica implicara el riesgo deperder de vista su rica tradicin del barroco hispnico.BIBLIOGRAFAAcosta, Leonardo, El barroco de Indias y la ideologa colonialista,Unin, La Habana, septiembre 1972.Arstide Natella, Reflexiones sobre el neobarroco en la ficcin hispanoa-mericana de la actualidad, en Actas del XVII Congreso del InstitutoInternacional de Literatura Iberoamericana, Madrid, Cultura Hispnicadel Centro Iberoamericano de Cooperacin, 1978.Bguin, Albert, Cration et destine, Paris, Editions du Seuil, 1973-1974, 2 vols.Bustillo, Carmen, Barroco y Am rica Latina. Un itinerario inconcluso,Caracas, Monte vila, 1988.Calabrese, Ornar, La era neobarroca, Madrid, Ctedra, 1989.Carilla, Emilio, Man ierismo y barroco en las literaturas hispnicas,Madrid, Gredos, 1966.Carpentier, Alejo, Tientos y diferencias,Buenos Aires, Calicanto, 1976. Lo barroco y lo real maravilloso en Ensayos, La Habana, LetrasCubanas, 1984.Cortzar, Julio, La vuelta al da en ochenta mundos, Madrid, SigloVeintiuno, 1984, tomo II.D'O rs, Eugenio, Las ideas y las formas, Madrid, Aguilar, 1966. Lo Barroco, Madrid, Tecnos, 1993.Fuentes, Carlos, Salto mortal hacia maana: Entrevista con Jos-M iguelUlln, nsula, Madrid, XXII, 245 (abril 1967).Hatzfeld, Helmut, Estudios sobre el barroco, Madrid, Gredos, 1966.Henrquez Urea, Pedro, Historia de la cultura en Am rica Hispnica,Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1966.Lezama Lima, Jos, La curiosidad barroca, en Confluencias, LaHabana, Letras Cubanas, 1988.

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