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De barro y ceniza Aproximación a un libro de: Javier Piccolo De Barro y Ceniza by Javier Piccolo is licensed under a Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirDerivadasIgual 3.0 Unported License .

Javier Piccolo de Barro y Ceniza

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De barro y ceniza

Aproximación a un libro de: Javier Piccolo

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Javier Piccolo 2

A Vica, por supuesto

A Darío, Diego, Fernando, Gabriel, Leonardo, Martín y Mauco,

quienes me enseñaron a escribir y a brindar entre tanto

barro y ceniza

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Javier Piccolo 3

Nota a la edición que usted está viendo en la pantalla de su computadora: Este libro es prácticamente lo único que he publicado y llegó a tal instancia gracias al Certamen Literario Vendimia del año 2.009. En su debido momento imprimí las tres copias correspondientes que luego de ser encerradas en el respectivo sobre cayeron a las oficinas de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Mendoza a último momento (como es de esperar). Después resultó que a un jurado elegido para la ocasión le pareció que estaba bien y decidieron premiarlo. El premio consistía en una suma de dinero y en la impresión de 500 ejemplares de la obra, de los cuales 150 me fueron dados para que hiciera cuanto quisiese. Y lo hice. Hasta que se acabaron. La edición original se puede conseguir en el donde fue lanzado el manuscrito a último momento, es decir, el bonito edificio del ex Banco Hipotecario de Mendoza, que queda en la esquina de España y Gutiérrez de la mentada ciudad. En esta edición aproveché para subsanar un error que se nos escapó, al editor y a mí, al imprimirlo. El poema Reencarnado como uña ahora cuenta con sus últimos versos. Aclarado esto y con la pena que me da no contar con más ejemplares en mi poder (y la posibilidad de venderlos y hacerme de una jugosa fortuna), decidí hacer una edición digital con la idea siempre de que sea mejorada. Así mismo, decidí despedirme de la jugosa fortuna que me hubieran representado las ventas y va este libro con una licencia de Creative Commons. http://www.creativecommons.org.ar/ Al final del libro en su versión digital, aparece un texto que es el que figuró en la solapa del libro en papel. También fueron suprimidas unas banalidades en francés por unas palabras más ciertas y precisas. Pero basta de esto. El libro es ahora de quien lo tenga.

Javier Piccolo dosmildoce

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Javier Piccolo 4

hoy no he escrito nada ya comí el guiso

o la cena más lujosa que a alguien se le pudiera ocurrir

con el vino más agrio de doscientos dólares o dos míseros dolores

hoy no he escrito nada vos estás durmiendo entre mis sábanas

esperando o soñando quizás

que viene a ser más o menos lo mismo

hoy no he escrito nada

puedo ir a la cama tranquilo a dar cuatro vueltas

para aburrir al insomnio y puede ser que vos

ya te hayas ido a esperar a otra parte

como le corresponde a tu impaciencia

hoy no he escrito nada algunos volverán al trabajo

otros directamente no volverán

algunos con buena o mala suerte

dirán que aman o dirán que mueren

abrirán un libro que todavía no he escrito

pero al fin de cuentas o al fin del día

todos seguirán mintiendo

hoy no he escrito nada no hice los mandados no pagué las deudas no cobré las dudas

mi amigo sigue diciendo que el éxito no existe

o al menos no subsiste si la cosa sigue como está

y no sólo que no he escrito nada tampoco hice la revolución

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Javier Piccolo 5

aunque fuera una chiquita acá en el baño

la habitación o el mundo

hoy no he escrito nada

y eso no tiene importancia como tantas otras cosas

al menos a mí me importa tanto como conocer

la velocidad máxima del mosquito o el número de teléfono

de la mina más linda

hoy no he escrito nada debe ser que seguramente

ya me he convertido en un escritor

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Javier Piccolo 6

I. Demoliciones

Tal vez suceda que la llave correcta sea, en realidad,

una maza de veinte kilos

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Javier Piccolo 7

Umbral

entrar al mundo no es sencillo el cartel ladra “bienvenidos”

la puerta aclara “cerrado”

para abrir la puerta

se habla se proponen torpes distancias

con la puerta se construyen tímidos edificios

de palabras y la espalda es el único reflejo

cuando se le da la cara al espejo

habría que digo yo

cómodamente sin compromisos

destrabar la cerradura verlo todo

y aullando fonemas demoler cada edificio quemar cada puerta y continuar aullando entre barro y ceniza

quizás así

sucias de aullar salgan limpias algunas palabras

y digo yo

humildemente encontrar un espejo roto

y vernos de una buena vez

las caras negras puras

de barro y ceniza

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Javier Piccolo 8

Una palmadita nace y para ver si vive empiezan a matarlo con una palmadita para que llore

un niño muerto una palmadita

el médico una cachetada

los padres una cachetada los maestros

una cachetada los profesores una cachetada

la mujer una cachetada

los jefes una cachetada los acreedores una cachetada

la vejez una cachetada

el médico una palmadita

sólo la muerte

le extiende la mano franca para ver si vive

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Javier Piccolo 9

Aprendiz

boludo las mujeres no vuelan

me dijo alguien así

aprendí a escribir y aprendí a morir

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Javier Piccolo 10

El lenguaje de los monos los monos también hablan yo nunca tuve monos pero conozco el significado de su silencio

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Javier Piccolo 11

La verdad de los pájaros

he visto a las alondras y a otros pájaros

escupiendo mocos verdes ahora sé

que estos bichos también se resfrían muy a pesar de los poetitas

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El encierro los días en que estoy encerrado tras los barrotes por los que cuelgan mis manos venís y me das un beso en el barrote por el que cuelga mi mano y con mi mano saco tu beso del barrote y lo sostengo entre mis dedos sólo por un rato antes de que vuelvas como siempre a arrancarme la mano que cuelga del barrote y llevarte tu beso

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Javier Piccolo 13

En lo de

la última vez que lloré fue en la casa de mi amigo

por ella por aquella

por esta y por todas

las formas de la desilusión

la última vez que lloré fue en la casa de mi amigo

él también lloró por mejores

o peores razones

la última vez que lloré fue en la casa de mi amigo

tomábamos ginebra fumábamos angustias

olíamos a penas y teníamos un tremendo

gusto a mierda en la boca

la última vez que lloré fue en la casa de mi amigo

mientras afuera seguían enjabonando los sueños

la última vez que lloré

fue en la casa de mi amigo preguntando quiénes

nos desollaron la dignidad

la última vez que lloré fue en la casa de mi amigo

y vino la muerte respondiendo a nuestro aullido

se sentó con nosotros le convidamos un trago

nos dio las gracias se sentó a escucharnos

y nosotros la oímos nos dio dos abrazos fríos como la muerte pidió arroz con leche

y que supiera abrir la puerta

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Javier Piccolo 14

para ir a jugar pero no había arroz

y la tranca nos clausuró la puerta y el pecho se nos cerró

de tanto fumar angustias

me acuerdo la última vez que lloré porque aquel día estaba la muerte

buscando este cariño y porque aquella vez

fue la única vez que lloró la muerte y fue en la casa de mi amigo

ahora ya no lloro

pero nos juntamos todos los días con mi amigo

a consolar a la muerte que aún no ha podido

cortar el llanto

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Javier Piccolo 15

El gran jugador aprendió todas las reglas aprendió a tirar los dados y que siempre saliera el seis aprendió a evitar cada trampa del juego aprendió a estar siempre un paso adelantado a sus contrincantes aprendió todas las estrategias las posibles y las no tanto aprendió a cuidar cada posición aprendió a ganar cada vez que le tocaba su turno y sin embargo recién ahora se pregunta por qué nunca avanzó un solo casillero

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Javier Piccolo 16

El juego

cargaron en el revólver la única bala

de sus sueños y se sentaron

a jugar a la ruleta rusa

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Javier Piccolo 17

Matemáticamente incorrecto cuatro letras forman una palabra una palabra encierra un concepto un concepto condensa varias ideas varias ideas no las entendemos entonces le asignamos un concepto que forma una palabra de cuatro letras

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Clase de derecho

las paredes que te cubren son un bien inmueble

la mujer que amás en tu cama es tu cónyuge

la cama donde amás a tu mujer es un bien mueble

el perro que lame tus heridas es un semoviente

y el agujero de tu pecho

es la fuente de todas tus leyes

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Abrazando tu muerte ya se acaba el pan y afuera no hay nada los bracitos cuelgan de tus pechos disecados sin saber quién los secó y de repente se descuelgan te queda el grito en los ojos el llanto en la boca te has dado cuenta que la muerte es un niño en tus brazos mujer

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Abandonado

el cuerpecito leve como en los sueños

su sombra rota entre dos columnas de hierro

el eco de sus gritos rebotando en la oscuridad

demasiado tarde sentimos

sus reflejos cuando lo encontramos su muerte lo protegió

de la falsa piedad de nuestros abrazos

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II Cimientos

(por si mienten)

Y las astillas le llegaron a la garganta

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No hay consuelo las gotas buscan un camino de tierra para convertirlo en lodo quieren un barro negro escapar sólo eso buscar un hueco en el tiempo o en mi cara su búsqueda concluye tus lágrimas se meten en mi boca

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Mi teoría del fracaso

mi teoría del fracaso

consiste en hablarle a una pared

muy blanca y escuchar el eco sucio

buscar entre sus ladrillos una lágrima de pintura

en aerosol imaginar cuántos

han caído por fusiles antes de mí

pero sé

que mi fracaso es más simple sin teorías y consiste

en no poder ver detrás de tanto vacío y recuerdo

un pequeño reflejo que no oye

que sólo llora y que muere

en una pared blanca

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Javier Piccolo 24

Lo imprescindible

siempre llevo mi mochila a veces cargada

con

un cuaderno viejo y sucio y roto dos biromes

una que no escribe otra que lo intenta

un libro de cuentos

otro de poesías medidos según cuánto tarde

en llegar a ningún lado

un calzoncillo con agujeros media media deshilachada

para tapar los huecos de mi escasa moral

medio kilo de carne

un pote de mayonesa y quizá uno de los libros

sea de Gelman

un cepillo de dientes y un cepillo para ideas

para la mugre de las mías y el sarro de las ajenas

un par de zapatillas con polvo

una invitación al fútbol y dos esperanzas idiotas

de hacer un gol

llevo un litro de cerveza

y busco con quién compartirlo

tres recuerdos arrugados en recortes de papel

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poemas sueltos pésimos y tres cuentos peores

todas las orejas del mundo y nada nuevo que decirles

siempre llevo mi mochila

a veces cargada con todo esto casi siempre cargada de una ilustre nada

un pesado hueco en mis espaldas para salir a buscar

todo lo que le voy a meter para alivianarla un poco

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Anatómico

A los llantos inconclusos tu pecho cuna tus piernas fugaces tus brazos luna tus labios caníbales tus ojos etílicos tus pelos asfixia tus dedos trapecistas tu espalda de frente y cómo podría olvidar tus lágrimas tus lágrimas pared siempre entre vos y vos

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Inspiración ella vomita un papel blanco y me lo entrega ella vomita otro papel blanco y me lo entrega ella vomita infinito papel blanco yo lo recibo y trago me empacho vomito un papel rojo otro papel rojo infinito papel rojo y sigo tragando imploto muero ella mira mi cadáver dolida e insatisfecha sobre todo insatisfecha llora papelitos rojos sobre mi vientre blanco

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La huida saliste corriendo como siempre rompiendo lunas a pedradas saliste esperando como siempre que alguien te buscara saliste buscando como siempre alguien que te esperara y cuando llegaste al fondo de la noche y no te quedaban más lunas para romper tiraste piedras contra tus propias dos lunas y rompiste en llanto

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Manifiesto de un estúpido

no creo en dios y la muerte no me ha salvado de milagro mi virgen no llora sangre en su pobreza el alma no ha pasado a saludar sus sacerdotes no me han asesinado su iglesia no me ha clavado en una cruz el infierno no me quemará su cielo está nublado tampoco creo en el amor y tu fuego no me ha quemado el techo las rosas me llegan sin espinas los disfraces me quedan chicos tus palabras no me tocan un pelo y las mías se desnudan de mentiras

sus ilusiones no son las mías yo tengo las propias aún más estúpidas

yo puedo morir me da igual

tu cama o el cielo

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La mañosa la soledad está encerrada en su cama y va esculpiendo maniquíes para sentirse menos sola en aquella cama son millones los maniquíes todos distintos y cada vez que alguien golpea su puerta ella lo hace pasar lo compara con cada muñeco y como ninguno se parece exactamente a ninguno los echa a patadas todos salen desolados más solos que antes y ella acostada nuevamente en aquella cama empieza a construir un nuevo maniquí

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Todas putas la vida la realidad la angustia la ironía la esperanza la razón la inconsciencia la suerte la poesía la nostalgia la moral la palabra todas ellas trabajan en el mismo cabaret entro como pidiendo permiso digo que quiero acostarme con todas ellas la madama se acerca me advierte que saldrá caro pero no me importa que también la quiero a ella soy J... le digo soy la muerte me dice mucho gusto el gusto es mío tengo todo el dinero en esta bolsa que ella recibe me baja los pantalones acerca sus labios y da comienzo a la gran orgía

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Era sabido que llovía ya lo sabemos que la tarde era melancólica ya lo sabemos que estaba acá y que vos estabas allá ya lo sabemos que miraba por la ventana que mirabas por la ventana ya lo sabemos que tras el vidrio húmedo de garúa no nos encontramos ya lo sabemos que todo esto ya lo sabemos que con nuestra ignorancia como ya lo sabemos seguimos viendo por las mismas distintas ventanas esperando cruzarnos

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III. De barro y ceniza

“las palabras que tuve o que no tuve para llamar al mundo y que viniera

[...] las que abren los labios de la tierra

buscando el astrolabio de tu grito las que te dicen sin creer que oyes...”

Alfredo Zitarrosa

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Un intelectual

tiene la nariz de la Esfinge la lengua de Freud

la oreja de Van Gogh los ojos de Borges

y la mano de Cervantes

detrás de todo su vacío se esconde el intelectual como su madre lo parió

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Reencarnado como uña nos conocimos hace tres siglos y medio en un agujero de callejón yo era una rata y ella un gato jugando con mi cuerpo muerto de miedo a enamorarme nunca más la vi pero a pesar de esto no creo en la reencarnación quizá por eso tres siglos y medio más tarde sigo estando solo muerto de miedo

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Oferta y demanda

me arranqué mi pedazo de tripa para ofrecértelo pero el verdadero fracaso no es que no lo aceptes ni tampoco es que lo aceptes el verdadero fracaso es que vos no te arranques tu propio pedazo de tripa para ofrecérmelo

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Lingüística del tartamudo podría decirte un montón de palabras lindas las más perfectas que el diccionario de mi lengua jamás haya pronunciado al fin y al cabo siempre fuiste una insaciable máquina devoradora de halagos pero a veces tartamudeando se me escapa una palabra que recorre la curva de tu oreja que se atraganta en la trituradora de tu insaciable máquina y me la devolvés en el infinito espacio que dura el segundo que le toma a tus labios llegar a los míos

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Para pelar a una mujer qué bueno sería desnudar a una mujer pero no digo tenerla sin ropa justo como está ella acá mismo sino que digo que sería genial tener un pelapapas o algo por el estilo y aprovechar que ella está acá desnuda y pasarle el pelapapas sacándole las cáscaras de a poquito tal vez si tuviera la paciencia necesaria llegaría un punto en que no quedarían cáscaras me encontraría con que ella descascarada desvestida de ausencias desnuda por fin es sólo un puntito bien chiquito y lo mejor de todo sería si alguna vez pudiera llegar a este punto si supiera cómo pelarla a ella acá al lado digo lo mejor de todo sería mirar fijo al puntito y encandilarme digo si pudiera hacerlo y si tuviera un poco de suerte

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Hay barrios y barrios

en el barrio de los pobres hay tres rosas ocultas

en el barrio de las putas hay tres rosas ocultas

en el barrio de los borrachos hay tres rosas ocultas

en el barrio de la desesperanza hay tres rosas ocultas

en el barrio privado están todas las espinas

muy a la vista

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Trapitos al sol

donde las casas presumen a sus dueños hay ropa en la soga una camisa negra un pantalón negro un par de medias negras un hombre negro cuelgan juntos de la soga donde las casas son de adobe y no tienen nada que presumir cuelga de la soga un pañuelito blanco el más blanco que he visto nada más

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Poema extremadamente abarcativo

el mundo es grande si uno se pone a pensar y al pensar se da cuenta que la mano que escribe es tan chiquita que el cuerpo que la sostiene podría estrujarla sin problema y el cuerpo es tan chiquito que el techo que lo cubre podría aplastarlo sin problema y el techo es tan chiquito que la montaña que lo cobija podría demolerlo sin problema y la montaña es tan chiquita que el agua que la baña podría ahogarla sin problema y el agua es tan chiquita que el mundo que la mantiene podría evacuarla sin problema y el mundo es tan chiquito que la idea que lo contiene podría destruirlo sin problema si uno se pone a pensar la idea es tan chiquita que podría agarrarla mi mano apretarla hasta exprimirla darme cuenta que su jugo no es más que una lágrima que rueda por mi cara baja por mi cuerpo que sostiene la mano que escribe y resulta que el mundo no es tan grande si uno se pone a pensar

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El que suscribe:

el que durmió sin soñar el que soñó que no dormía el que aprendió a besar sin cepillarse los dientes el que aprendió a amar pagando prostitutas el que aprendió a pagar prostituyendo su amor el que no creyó en nada para abrazarlos a todos el que salió a buscar una brújula y encontró su laberinto el que apagó un cigarrillo y se quedó a oscuras el que mordió el polvo antes de besar la lona y se rompió los dientes el que llegó al fondo de todo y siguió cavando para sembrar una esperanza el que creyó que con las palabras haría la revolución y escribió un poema para dispararle al hambre el que perdió las garantías el que garantizó el triunfo con el respaldo de su propia espalda

el que sacude su mano

saludándolo atentamente

el que suscribe

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Solapa (a modo de) Javier Piccolo Por puro capricho, se le dio por nacer en 1984 en Febrero. Y por joder nomás, se le ocurrió venir al mundo el día 29, como para festejar con ñoquis pero cada 4 años. A los 7 años escribió una novela (de piratas) aclamada por la familia. Sin embargo prefería la aclamación de los amigos cuando metía algún gol en la canchita del barrio. Por ello pensó en ser futbolista: ganó mundiales inexistentes con la selección, fue ovacionado entre muñecos de plástico y soldaditos de goma, hasta que la realidad lo bajó de un cachetazo y volvió a escribir, ahora sobre aquellos mundiales y otras cosas inexistentes. Más tarde empezó a darse cuenta que la medida del fracaso estaba dada por la lejanía de los sueños. Se convirtió en un hombre de principios sin fines definidos, hasta que se decidió a escribir, para justificar algún brindis, para soñar, aunque fuera por un segundo, sin fracasos. A partir de ahí, formó (forma) parte de la literatura, la cerveza, la amistad del grupo que el Lión bautizó “Elidiotadostoievski”, junto al susodicho y otros 6 poligrillos. Entre algunas frustraciones, formó parte de la defunción de la Revista Barro. Entre algunas obstinaciones, fundó y es corresponsable de la Revista Literaria Palabra (que, con tozudez, va caminando por la provincia). Fruto del azar (o vaya uno a saber qué) algunos de sus microrrelatos y poesías fueron publicados en distintas ediciones locales y de España. Por otra parte, ha sabido pasarse entre ciclos de lectura y perderse en alguna utopía. Ahora se lo presento: es el personaje cuasi simpático que está en aquella foto de la solapa. Y que, cordialmente, lo invita a arremangarse y revolcarse en el lodo de estas páginas. Contacto: [email protected]

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