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Misterio De La Casa Que Se Encogía Alfred Hitchcok

Hitchcok, Alfred - El Misterio de La Casa Que Se Encogia

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  • Misterio De La Casa Que Se Encoga

    Alfred Hitchcok

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  • CAPTULO 1 Una figura en negro To Titus! exclam Jpiter. Mira all! La camioneta del Patio Salvaje, la chatarrera de los Jones, acababa de detenerse en el sendero de la vieja casa del Can Remuda, en las afueras de Rocky Beach. Jpiter y su amigo Pete Crenshaw iban sentados en la cabina de la camioneta junto al to Titus Jones. Qu? se sobresalt to Titus. Que mire adnde, Jpiter? All! Al lado de aquella casal Jpiter extendi un dedo en medio del crepsculo. Una forma negra pareci estar casi pegada a un costado de la antigua casa del can. No veo nada, Jpiter gruo to Titus. Caramba, ni yo tampoco, Jupe aadi Pete. Jpiter volvi a mirar con ms atencin. La figura de negro haba desaparecido. El instante anterior estaba como pegada

  • a la casa, pero ahora se haba desvanecido en el aire. O haba estado all alguna vez? Estoy seguro de haber visto a alguien! grit Jpiter. Algo negro junto a la casal To Titus contempl dudosamente el enorme casern. Los muros del can arrojaban unas sombras raras, esfricas, sobre la aislada casa y la pequea casita que haba muy cerca de la primera. Todo estaba quieto y en calma. Probablemente habrs visto una sombra, Jupe observ to Titus. Las sombras del can juegan malas pasadas asinti Pete. No insisti Jpiter. Vi a alguien vestido de negro, y creo que penetr en la casa por una ventana. To Titus vacil. Saba que su gordo sobrino posea una gran imaginacin, y no quera provocar una falsa alarma. Mas tambin saba que Jpiter casi siempre tena razn. Est bien, vamos all accedi to Titus. Ser mejor contarle al profesor Carswell lo que has visto. Los dos muchachos siguieron a to Titus por un paseo muy frondoso hasta la puerta principal del casern. Era una mansin del siglo pasado, con torreones de madera, muchos adornos y aleros, columnas que sostenan un gran porche, y una puerta muy maciza. El individuo que contest a la llamada era alto y delgado, con unos ojos muy hundidos. Llevaba una chaqueta de mezclilla, a pesar de estar en julio, y un grueso libro escrito en un lenguaje extranjero, bajo el brazo. El profesor Carsweli? pregunt to Titus.

  • El profesor sonri. Usted debe de ser el seor Janes del Patio Salvaje. Entre. Lo que tengo para vender... No deseo alarmarle le Interrumpi to Titus, profesor, pero mi sobrino insiste en decir que vio una figura vestida de negro que trepaba por un costado de la casa hace unos instantes. Una persona trepando por un lado de la casa? repiti el profesor desconcertado. Chico, debes estar equivocado. No, seor arguy Jpiter. Estoy seguro de que lo vi. No posee nada de valor que pueda tentar a un ladrn? Temo que no, jovencito. Absolutamente nada repuso el profesor Carswell. Aunque, si afirmas haber visto algo, es muy posible que as sea. Slo que no puedo imaginar que... Oh, claro! Habrs visto a mi hijo entregado a uno de sus juegos. Posee un equipo de vaquero y nunca consigo convencer a Hal de que las puertas son preferibles a las ventanas para entrar en casa. El profesor Carswell volvi a sonrer y to Titus Inclin la cabeza en seal de asentimiento. Naturalmente, esto fue. Conozco a los muchachos, s, seor afirm el dueo del Patio Salvaje. Qu edad tiene su hijo, profesor? pregunt Jpiter. Es un poco ms joven que t, supongo, aunque ms alto. Tan alto como tu amiguito aadi el profesor sealando a Pete. La persona que vi era mucho ms mayor replic Jpiter con firmeza,

  • S? el profesor contempl al muchacho con escepticismo. Bien, jovencito. Veremos si en la casa hay algn ladrn. El profesor les condujo hacia abajo. La mayor parte de las habitaciones estaban vacas y cerradas. Un profesor de idiomas no puede permitirse el lujo de mantener hoy da una casa como sta explic Carswell con tristeza. Mis antepasados fueron acaudalados capitanes de barcos que trajeron aqu grandes riquezas de Oriente. Ellos edificaron esta mansin. Pero ahora ya slo la ocupamos mi hijo y yo. Hace aos, abandon la casa un primo nuestro. Entonces cerr casi todas las habitaciones y alquil la casita del antiguo portero, a fin de compensar los gastos. En las estancias de abajo no hallaron nada, por lo que subieron al piso superior. Casi todas las habitaciones de aquella planta estaban vacas, y no hallaron el menor signo de un intruso. Jpiter examin todos los cuartos. No hay mucho que robar admiti. Pareces desanimado observ el profesor. A Jupe le gustan los misterios explic Pete. Pero no est seguro de que aqu se oculte un ladrn. El hijo del profesor Carswell no est en casa reflexion Jpiter. Y yo estoy seguro de haber visto a alguien. Usted llam a to Titus para venderle algunos objetos con destino al Patio Salvaje. Hay algo de valor entre ellos? Ojal fuese as suspir el viejo profesor. Se trata solamente de lo que el pobre Cameron posea cuando falleci en nuestra casita, hace un mes. El contenido de dos maletas y algunos de sus cuadros como pintor aficionado. El viejo

  • Cameron era un hurao. Posea muy pocas cosas, y los ltimos meses ni siquiera pudo abonarme las rentas. Bien, espero conseguir algunos dlares de sus escasas pertenencias, gracias a tu to. Los solitarios ocultan a veces tesoros valiosos le record Jpiter. El profesor Carswell sonri. Pareces un detective manifest. Somos detectives exclam Pete. Ensaselo, Jpiter! El aludido exhibi una tarjeta en la que hablan Impreso:

    LOS TRES INVESTIGADORES Investigamos todo

    ???

    Primer Investigador ... Jpiter Jones Segundo Investigador Pete Crenshaw Tercer Investigador ... Bob Andrews Bien, muy impresionante concedi el profesor Carewell. Siento que aqu no haya nada que investigar, chicos. T debiste ver una sombra del can. Apenas haba acabado de hablar el profesor, cuando se oy un agudo grito: !Socorro Socorro! Todos se Inmovilizaron. El profesor Carswell prest atencin, y palideci profundamente.

  • Socorro! repiti el grito en el exterior de la casa. Auxilio! Pap Es mi hijo, Hall exclam el profesor. Vamos! El profesor Carswell descendi corriendo la escalera, seguido de los muchachos y to Titus. A la luz crepuscular del can, el grito volvi a resonar, agudo, lastimero, procedente de la casita situada a la izquierda del casern. Socorro!

  • CAPTULO 2 Jpiter tiene razn... y est equivocado! El profesor Carswell atraves corriendo el patio en direccin a la casita, seguido por to Titus y Pete, muy de cerca, mientras que el gordinfln de Jpiter iba ms rezagado. Casi sin respirar, llegaron todos al porche de la casita y penetraron como una exhalacin en el saloncito. La habitacin apenas estaba amueblada y se hallaba.., vaca! Harold! llam el profesor, alarmado. Pap! le respondi una voz aguda. Socorro! La voz proceda del diminuto dormitorio de la vivienda. Pete y to Titus siguieron al profesor. Vieron una cama estrecha, una silla y un escritorio enorme que estaba volcado. Un muchacho delgado se hallaba en el suelo, medio enterrado bajo el escritorio El profesor corri hacia l. Estoy bien, pap le tranquiliz Harold. Pero no puedo salir de aqu. El profesor, Pete y to Titus levantaron conjuntamente la

  • mesa y libertaron a Harold Carswell, el cual se puso de pie, quitndose el polvo de encima. 01 un ruido aqu, pap explic Hal., y vine a Investigar. Haba alguien vestido de negro... y enmascarado. Cuando le chill, empuj el escritorio hacia m, me hizo caer debajo y l huy. Jpiter tena razn! exclam Pete. Vio a un individuo vestido de negro... pero entonces deba salir y no entrar en la casa. Jupe... Pete volvi la cabeza y no vio a su amigo ni en el dormitorio ni en el saln. Jpiter no estaba en la casita! Jpiter Jones! grit to Titus. Caramba murmur Pete, si estaba detrs de nosotros cuando salimos del casern. Dnde estar? El profesor Carswell volvise hacia su hijo. Por dnde huy el ladrn? Por la parte de atrs. Llevaba algn arma, Hal? No vi nada... De nuevo se inmovilizaron al escuchar un grito fuera. El profesor Carswell dio media vuelta sobre s mismo. Creo que el grito ha sonado en el barranco de atrs! Tal vez haya cado alguien abajo! Es muy profundo el barranco? pregunt nerviosamente to Titus. No, pero silo bastante hondo para que una persona quede malherida repuso el profesor. Sganme. El viejo profesor les gui rpidamente hacia la parte posterior de la casa, pasando por entre un chaparral y un robledal,

  • en tanto las sombras del crepsculo se iban alargando sobre el suelo. Se detuvieron todos bruscamente al borde de un precipicio estrecho, de paredes muy empinadas, de unos tres metros de profundidad. Corra a travs del can, curvndose y perdindose de vista en ambas direcciones. El fondo estaba formado por rocas pesadas y rboles erosionados. Por ninguna parte se vela a Jpiter. Mirad! exclam Pete de pronto. Haba una mancha oscura sobre unas rocas de la grieta, hacia la derecha. Los cuatro descendieron por la abrupta ladera, hasta llegar a las rocas indicadas. Pete toc la mancha. Estaba hmeda. Sangre... afirm el Segundo Investigador, tragando saliva. Cuando Pete y los dems llegaron a la casita, Jpiter se hallaba bastante rezagado. Y vio la figura ataviada de negro que corra por detrs de la casita hacia el chaparral existente detrs de la propiedad. El Primer Investigador comprendi que nadie ms haba visto al fugitivo intruso. Con toda seguridad, aquel hombre lograra escapar si Jpiter perda algn tiempo advirtiendo a los que ya estaban dentro de la casita. Por tanto, slo vacil una fraccin de segundo, y ech a correr en persecucin del fugitivo. Jpiter no consigui ver con detalle a aquel individuo antes de que penetrase entre las sombras de los gruesos y

  • frondosos robles. Jadeando, el Primer Investigador lleg a la espesa maleza... y entonces oy el grito hacia el frente. Hubo un ruido como de maleza rota, luego, el rumor de algo que resbala y cae, y por fin un golpe sordo y un chillido. Jpiter se acerc, por entre el espeso chaparral, hasta el borde del barranco. Entre la penumbra del fondo del precipicio, la figura ataviada de negro se incorpor y comenz a avanzar hacia la derecha, por el fondo del barranco. El hombre arrastraba la pierna izquierda. Jpiter empez a descender y, en el fondo del barranco, hall sangre en algunas rocas. El rastro de sangre iba hacia la derecha. Jpiter sigui el rastro con toda cautela. El barranco era un lugar perfecto para una emboscada si el intruso saba que era perseguido. Al frente se oy una portezuela de coche al cerrarse y un motor al ponerse en marcha. Jpiter ech a correr. Poco despus, el barranco surga al can principal, que rodeaba la propiedad de los Carswell antes de tomar la direccin de Rocky Beach. Cuando Jpiter lleg all, las luces traseras del coche se desvanecan ya en direccin a la ciudad. Pete todava se hallaba contemplando las manchas de sangre en las rocas, en el fondo del barranco, cuando oy que llegaba alguien. To Titus tambin lo oy. Agchate, Pete! le avis. Alguien viene. Todos abajo! Todos se agazaparon en las sombras, dispuestos a saltar sobre el intruso.

  • Fue Jpiter quien apareci por el recodo del precipicio. Jupe! pregunt Pete. Qu ha sucedido? Persegu a ese individuo explic el muchacho, pero lo he perdido. Jpiter Jones! estall to Titus. Nunca debiste emprender solo la persecucin de un ladrn! No trataba de capturarlo replic Jupe. Slo le segu para verle la cara. Pero estaba muy oscuro y tena un coche aguardndole. El profesor Carswell mene la cabeza. No entiendo qu buscaba. Supongo que se equivoc de casa. En las residencias de esos caones vecinos vive gente acaudalada, y ese tipo debi confundirse de mansin. Bien, creo que ser mejor que hablemos de negocios, seor Jones. Todos regresaron a la casita. El profesor encendi las luces y sac dos maletas de piel del armario del dormitorio. En una haba ropas: un traje pasado de moda, otro de franela gris, varias camisas, corbatas y calcetines. En la otra, haba varias pinturas, un bho disecado, una estatuilla de Venus, unos prismticos y una caja con cubiertos de plata. El viejo Joshua era manitico, y slo llevaba corrientemente un suter y unos pantalones viejos explic el profesor Carswell. Pero yo me di cuenta de que era muy educado, y siempre usaba cubiertos de plata cuando coma. Sin embargo, en los siete meses que vivi aqu, todo lo que hizo fue sentarse en el jardn, en nuestra silla de lona, y bosquejar cuadros. De noche, siempre pintaba. Lo ven? El profesor apart una lona que cubra un montn en un rincn, dejando al descubierto veinte cuadros. Todos ellos

  • eran pinturas de la casita del jardn. En unos, se vea la casita en primer plano, mientras en otros estaba tan lejos que apenas se distingua el porche con sus remiendos. No estn mal opin to Titus. Sus ojillos relucieron al examinar el contenido de las dos maletas, ante los cubiertos de plata y las pinturas. A to Titus le encantaba comprar cosas que pudiera vender en su Patio Salvaje. Su esposa, ta Matilda, frecuentemente se quejaba de los objetos sin valor que su marido adquira. Pero to Ti-tus estaba firmemente convencido de que todo tena su comprador. Y usualmente estaba en lo cierto. Vende todo esto? pregunt. S. El viejo me deba al morir varios meses repuso el profesor Carswell. A veces, reciba algn dinero de Europa, y anot la direccin para escribir a mi vez all, mas no he obtenido ninguna respuesta. Nadie ha venido a yerme, ni a pagarme la deuda, y yo necesito dinero. Mientras to Titus y el profesor discutan el precio, Jpiter comenz a examinar los bienes del difunto Joshua Cameron con profundo desaliento. No haba nada verdaderamente valioso. Qu le ocurri al seor Cameron, Hal? pregunt luego. Se puso enfermo explic el muchacho. Yo trat de ayudarle, pero el hombre deliraba por la fiebre. Y slo balbuceaba algo referente a telas y zigzag. Vino el mdico y pretendi llevrselo a un hospital, pero el seor Cameron muri antes de poder ser trasladado. Era muy viejo y estaba muy enfermo.

  • Bueno intervino Pete, aqu no hay nada que pueda tentar a un ladrn, Jupe. Supongo que ese fulano se habr equivocado de sitio. Jpiter asinti tristemente. Luego, procedieron a cargar los bienes del difunto Cameron en la camioneta de los Jones y se encaminaron hacia el Patio Salvaje, pasando por el sinuoso can. Al llegar delante de la boca del barranco, Jpiter frunci el ceo. Los ladrones no suelen equivocarse de casa musit pensativamente el obeso Primer Investigador. Bueno, supongo que ya nunca sabremos qu buscaba aquel ladrn rezong Pete. Supongo que no suspir Jpiter. Pero los dos muchachos estaban equivocados.

  • CAPTULO 3 Llega un Cliente Era por la tarde y una semana despus. Jpiter y el tercer miembro de Los Tres Investigadores, Bob Andrews, estaban trabajando en el Patio Salvaje, la chatarrera de los Jones. Fue Bob el que primero vio llegar el Mercedes largo y amarillo, que penetr en el Patio y se detuvo delante del despachito. Del deslumbrante automvil salt al suelo un caballero elegante y no muy alto. Su pelo gris pareca brillar bajo el sol del atardecer como plata. Llevaba un traje blanco de verano y un chaleco de seda azul. Empuaba un bastn negro y algo reluca en su mano. Vacil un instante y dirigi la mirada hacia los muchachos. Luego, penetr resueltamente en el despacho. Los dos chicos contemplaron estupefactos al elegante hombrecito. Luego, Jpiter pareci volver en s de un sueo. Lo haba olvidado... Tenemos que vigilar el despacho de to Titus. Vamos!

  • Los dos amigos corrieron hacia all. Cuando llegaron junto al Mercedes amarillo, se abri la portezuela posterior y del coche emergi una dama de elevada estatura y cabello gris. Luca un vestido de seda blanco y un broche de diamantes. Contempl a los muchachos con mirada regia. Deseo hablar con el seor Titus Jones dijo. Est aqu? Mi to me ha dejado a cargo del Patio Salvaje, seora repuso Jpiter serenamente, sin bajar los ojos ante aquella dama de aspecto soberano. De veras? Y puede una persona tan joven como t asumir este cargo? Creo que s, seora afirm Jpiter con decisin. Bien sonri la dama, me gusta la confianza, jovencito. Adems aadi Bob, sonriendo a su vez, no recibimos a ningn cliente despus de las cinco. La dama se ech a rer. Tambin me gusta la honestidad. Ahora tenis una cliente ante vosotros. El seor Marechal, mi encargado de negocios, est ya en vuestra oficina. Sugiero que nos reunamos con l. Cuando los dos amigos siguieron a la bella dama al interior de la oficina, observaron que el caballero del pelo plateado se apartaba bruscamente del escritorio de to Titus. Jpiter se fij en que el libro registro de compras de su to se hallaba encima de la mesa, fuera de su sitio habitual. Armando dijo la imperiosa dama, por lo visto estos muchachos estn a cargo del negocio.

  • De veras? el caballero salud cortsmente a los dos investigadores, los cuales observaron que lo que tanto reluca en su mano era el puo de plata del bastn. Entonces, hablemos de negocias. La Condesa desea recuperar los bienes dejados por el difunto Joshua Cameron, y que el profesor Carswell les vendi a ustedes. Naturalmente abonaremos un precio conveniente por las molestias. Haba algo valioso entre aquellas cosas? pregunt Jpiter vidamente. No, se trata slo de un valor sentimental contest la dama. La Condesa es hermana de Joshua Cameron inform el caballero. Es usted realmente una Condesa? se admir Bob. S, porque mi difunto esposo era Conde sonri la dama, pero mi apellido de soltera era Cameron. Soy la hermana menor del pobre Joshua. Mi hermano era muy excntrico y le gustaba vivir como un recluso, y como yo tengo veinte aos menos que l, no nos tratbamos demasiado. Sin embargo, me apenas saber que muri en un sitio extrao. Bueno, chicos intervino el seor Marechal, hemos estado en frica hasta hace unos das, y por eso hemos tardado tanto en recibir una carta del profesor Carswell contndonos la trgica muerte de Joshua. Entonces, cogimos el primer avin para Amrica, mas por desgracia el profesor ya haba vendido todo lo de Joshua. Nosotros ahora pagaremos el doble por conservar los recuerdos del pobre Joshua. Claro est, seora Condesa asinti Bob. Nosotros se lo traeremos todo.

  • Los muchachos cogieron el libro de compras y salieron al Patio. Jpiter comenz a buscar las dos maletas, las ropas y los cubiertos. Bob trat de localizar el bho disecado, la estatua de Venus y los prismticos. Los dos fueron a preguntar a Hans y Konrad, los hermanos bvaros que trabajaban en el Patio, respecto a los veinte cuadros. Quince minutos despus, los muchachos regresaron a la oficina con aspecto desolado. Lo siento se disculp Jpiter tristemente. Por lo visto, ya lo hemos vendido todo, excepto las ropas. Podis quedroslas gru Marechal. No habis hallado nada ms? Ni siquiera sus cuadros? Es muy raro observ Jpiter. No vendemos muchos cuadros, pero stos han desaparecido todos. Y dnde estn? Quin los tiene? inquiri Mare-chal. Jpiter mene la cabeza. Llevamos un archivo de todo lo que compramos, seor Marechal, pero no de nuestros clientes. Aqu vienen muchas personas que adquieren un solo objeto, y como vendemos de todo... Konrad, uno de nuestros ayudantes, cree que le vendimos todos los cuadros al mismo individuo, mas no recuerda quin era. Oh, ninguno de nosotros se acuerda de todos los compradores. Es una verdadera lstima, chicos murmur la Condesa. No podrais localizar todo lo vendido? pregunt Marechal. Los ojos de Jpiter se animaron. Bien, tal vez podramos buscarlo... si...

  • Jpiter vacil y la Condesa frunci el ceo. S, qu? le alent la dama. Vamos, habla. Jpiter trat de erguirse todo lo posible para darse importancia. Si ustedes desean contratarnos. Bob y yo, y nuestro amigo Pete, somos investigadores. Vean nuestra tarjeta. El gordo jefe de Los Tres investigadores entreg una tarjeta, junto con una carta en que se lea: Certifico que el portador de la presente es Comisario Ayudante Voluntario, en colaboracin con la fuerza de polica de Rocky Beach. Agradeceremos toda la ayuda que puedan prestarle.

    (Firmado) SAMUEL REYNOLDS,

    Jefe de Polica. La Condesa sonri. Esto es muy impresionante, chicos, pero... Perdone, Condesa la interrumpi Marechal. Luego se volvi hacia los muchachos. Nosotros somos extranjeros aqu prosigui. Vosotros, en cambio, conocis esta regin y sabris dnde buscar. Adems, el comprador se sentir ms dispuesto a devolver todo lo de Joshua a vosotros que a nosotros hizo una pausa y volvise a la Condesa. Parecen muy inteligentes. Por qu no les contratamos? La Condesa consider la proposicin. Muy bien. Armando, tal vez tengas razn. Me gustara mucho recuperar esos recuerdos de familia y los ltimos cuadros del pobre Joshua

  • Nosotros lo encontraremos todo, seora prometieron los dos muchachos al unsono. Bien aprob Marechal. Nosotros estamos en el club House Motel, junto a la costa. Permaneceremos all una semana. Despus, la Condesa ha de regresar a Europa. Buena suerte, amiguitos. La Condesa y Marechal fueron hacia el Mercedes, subieron a l y se alejaron del Patio Salvaje. Jupe exclam Bob, tan pronto como el coche hubo desaparecido. Cmo conseguiremos...? El archivero del tro call en medio de la frase. Jpiter estaba mirando un auto azul que pasaba por delante de la portalada del Patio Salvaje y se desvaneci calle abajo, detrs del Mercedes. Es curioso... musit Jpiter. Qu? inquiri Bob. Ese coche azul ha arrancado tan pronto ha salido de aqu el Mercedes. Deba estar parado en la calle. Y qu? Muy pocas personas se estacionan ah, a menos que vengan a nuestro Patio... y en la ltima media hora no hemos tenido ms clientes que la Condesa y el seor Marechal. Piensas que el coche azul estaba siguiendo a... Antes de que Bob pudiera terminar de exponer su pensamiento, penetr en el Patio un chico montado en bicicleta. Era el flacucho y moreno hijo del profesor Carswell. Eh, chicos! grit el recin llegado. Ha estado aqu la Condesa? Acaba de marcharse, Hal repuso Bob.

  • Le habis devuelto las cosas del seor Cameron? Ya las habamos vendido casi todas replic Jupe. Pero creo que las localizaremos pronto. Oh, vaya alivio... suspir Hal. La Condesa y el seor Marechal estuvieron esta tarde en casa. Cuando pap les manifest que os haba vendido a vosotros todo lo del seor Cameron, la Condesa se enfad mucho, alegando que hubisemos debido esperar su respuesta a nuestra carta. El seor Marechal la calm, dicindole que nosotros no sabamos que el viejo Joshua tuviese una hermana. Pero yo s que pap estaba preocupado. Quiz no hubisemos tenido que vender nada. Estoy seguro de que la Condesa nos buscar algn problema si no recupera todo lo de su hermano. Dime, Hal le interrumpi Jupe. Cuando la Condesa y el seor Marechal estuvieron en vuestra casa, os fijasteis si cerca de all haba un coche azul? Un coche azul? repiti Hal, pensativo. Ah, si, haba uno! Tan pronto como la Condesa se march en el Mercedesn, sali un coche azul del can. Me acuerdo porque era un coche desconocido para nosotros. Por all hay muy poco trfico, como sabis, ya que nuestra calle es en realidad un callejn sin salida y usualmente slo pasan por l los vecinos. Bueno, de qu se trata? Se trata de que acabamos de ver que un coche azul segua al Mercedes de la Condesa explic Bob. Quieres decir que alguien la espa? Aparentemente, s afirm Jpiter. Primero aadi, reflexionando en voz alta, un ladrn penetra en vuestra casa, Hal. Ahora, alguien espa a la Condesa y al seor

  • Marechal. En ambos casos, estn en juego las pertenencias del difunto seor Cameron. Amigos, en todo esto hay algo muy raro. Crees que el viejo Joshua posea algo de mucho valor? pregunt Bob. An no lo s, Bob. Primero, tenemos que recuperar todas las cosas de la persona que las adquiri. De la persona que las adquiri? repiti Hal, estupefacto. Es que no sabis quin fue? No tenemos la menor idea asinti Jpiter. Entonces quiso saber Hal, cmo las recuperaris? Creo que ya lo s dijo Bob. S agreg Jupe, utilizaremos la Cadena Fantasma.

  • CAPTULO 4 El error de Jpiter La Cadena Fantasma? se extra Hal. Pero si los fantasmas no existen! Algunos cientficos no estn tan seguros replic Jpiter. Claro que, en realidad, los fantasmas no tienen nada que ver con nuestro sistema. Pero los mayores s creen que son los fantasmas los que nos ayudan aadi Bob, riendo. Unos instantes despus, to Titus lleg al Patio Salvaje conduciendo la camioneta, y Jupe y Bob estuvieron libres hasta despus de cenar. Junto con Ha!, los dos muchachos se deslizaron al puesto de mando de Los Tres Investigadores, que era un viejo remolque estropeado y escondido bajo un enorme montn de chatarra, a un lado del Patio Salvaje. La entrada principal era un tubo ondulado, al que llamaban tnel dos, que por debajo de la chatarra llevaba a una trampilla que se habra en el suelo del remolque. Arrastrndose por

  • el tubo, los muchachos surgieron a una estancia llena de aparatos y utensilios: una mesa escritorio, sillas, archivadores, un telfono privado y varios artilugios que Jpiter haba inventado para facilitar la labor de Los Tres Investigadores. Contiguos a la oficina general haba un laboratorio y un cuarto oscuro para revelar fotografas. Hal admir el conjunto, mas, rpidamente volvi a referirse al tema que les mantena ocupados. Cmo podris encontrar las cosas del seor Cameron quiso saber, si no sabis quin se las qued? Cuntos amigos tienes, Hal? fue la sorprendente pregunta de Jpiter. Yo? Bueno... por lo menos cinco ntimos. Por qu? Jpiter le explic que tena que llamar a sus amigos y entregarles a cada uno una lista de los objetos que deseaban recuperar. Luego, cada amigo llamara igualmente a otros cinco amigos, que a su vez llamaran a cinco ms... y as sucesivamente. Jpiter, Bob y Pete haran lo mismo. Dentro de unas horas, todos los chicos de Rocky Beach estarn buscando esos objetos. Tal vez incluso los chicos de Los ngeles u Oxnard. Cspita! exclam Hal, maravillado. Mentalmente sum los miles de muchachos que podan ocuparse de la bsqueda. podis poneros en contacto con todo el mundo! Bueno admiti Jpiter, todava no hemos intentado nunca ponernos en contacto con el mundo entero, mas si solucionsemos el problema de los idiomas, seguramente nos ayudara mucho en nuestras investigaciones. Cundo obtendris los resultados? se interes

  • Hal. Yo he de ir a casa a cenar, y pap me lleva esta noche a Los ngeles. No ser antes de maana decidi Jpiter. Los chicos empezarn a buscar despus de cenar, cuando casi todo el mundo est en casa. Nuestro mensaje llevar una lista de lo que queremos, lo que pagaremos y dnde hay que llevarlo todo. Tambin especificaremos que los chicos han de llamarnos antes y describir los objetos encontrados. De este modo, podremos rechazar las cosas que no eran del seor Cameron, y los chicos no nos marearn aqu. Tendremos que ofrecer una recompensa intervino Bob. Hum... refunfu Jpiter. Bien, a todo el que traiga uno de los objetos deseados podr elegir alguna cosa del Patio, que no valga ms de un dlar. Y, naturalmente, pagaremos el valor de lo adquirido. Entre los tres compusieron el mensaje con la lista de objetos, y Jpiter llam a Pete para comunicarle lo que iban a hacer. Luego, los tres amigos se fueron a sus respectivos domicilios a cenar. A las ocho de aquella noche, todos los muchachos y muchachas de Rocky Beach buscaban los objetos que en vida pertenecieron al difunto seor Cameron. A las nueve de la maana siguiente, Los Tres Investigadores estaban ya reunidos en el puesto de mando, aguardando los resultados de la Cadena Fantasma. Miraban el telfono con expectacin. Habr muchas llamadas equivocadas indic Jpiter,

  • pero telefoneando los chicos, nosotros no perderemos tanto tiempo. Jpiter estaba orgulloso de su plan y su previsin, mas hacia las diez todo pareci salir mal. El telfono del puesto de mando no haba sonado ni una sola vez. La confianza de Jpiter empez a desvanecerse, y Pete estaba enfurruado. Jpiter se tirone del labio. Ya deba haber llamado alguien... Hubo una sbita llamada en la trampilla del tnel dos. Los muchachos se miraron entre si inquisitivamente. Por fin, Bob se levant y abri la trampilla. Hal Carswell penetr en el remolque. Caramba, chicos, por qu estis aqu? pregunt el hijo del profesor. EI Patio Salvaje est lleno de chicos que preguntan por vosotros! En el Patio tartamude Jupe. Si les dijimos... Oh, Jupe le interrumpi Pete, estaba tratando de recordar... En el mensaje decamos que deban llamarnos por telfono, mas nos olvidamos de poner nuestro nmero. Cscaras, pues es verdad! reconoci Bob. El nmero del telfono? repiti Hal. Jpiter enrojeci y repas minuciosamente el original del mensaje redactado la noche anterior con destino a la Cadena Fantasma. Yo... oh, s, creo que me olvid de ponerlo confes despus. Bien, ser mejor salir al Patio. Est to Titus ah fuera? indag Pete. Slo he visto a esos forzudos ayudantes vuestros respondi Hal. Estn rodeados de chicos.

  • Yo no quiero salir decidi Pete, atemorizado. Jpiter respir hondamente. Temo que tendremos que salir todos. Salieron al escenario de aquel caos. Oh, no...! gru Pete. Vaya! se admir Hal. Todava siguen llegando ms. Jpiter se limit a mirar el panorama del Patio. Los chicos y las chicas de todas las edades se movan alborotadamente por todo el Patio. Gritaban, corran, y algunos trepaban a las pilas de chatarra. Haba ms de cien, y parecan hormigas. Giraban alocadamente alrededor de Hans y Konrad, mostrndoles los objetos conseguidos gracias a la Cadena Fantasma. La mayora de ellos iban montados en bicicletas, motocicletas y otros vehculos personales, y otros a pie. No s qu queris! chillaba Hans. Nosotros no os hemos pedido que vinierais le apoyaba Konrad. De repente, algunos de aquellos chicos vieron a Jpiter y sus amigos. All! All estn! vocearon todos a la vez. En medio segundo, toda la horda se abalanz hacia Los Tres Investigadores y Hal. Jpiter palideci. De nio, haba sido una estrella de cine infantil, con el nombre de Beb Fatty, y desde que en sus tiempos de triunfo se haba visto aclamado por las multitudes, odiaba aquel alboroto. Qu hacemos, Jupe? pregunt Bob. Yo... yo.. - tartamude el aludido.

  • Echemos a corren propuso el asustado Pete. De pronto, Hal Carswell se subi encima de un depsito de gasolina. Por encima del gritero de los dems, Hal comenz a chillar un extrao lenguaje y a agitar los brazos imperiosamente. Confusos y asombrados, todos los chicos vacilaron y le miraron con incertidumbre. De prisa, Jupe le urgi Pete, qu podemos darles a todos como recompensa? De prisa! Darles...? balbuce Jupe. Bueno.., tenemos un barril lleno de botones de una antigua campaa poltica. Tal vez... Eh! grit Pete. sostened vuestros sombreros! Luego, Pete pas por entre los grupos de chicos y chicas, cada cual con algn objeto que vender. Est bien! grit. Un valioso botn de campaa poltica para cada uno! Y nadie lo tendr igual! El que quiera uno, que se ponga en fila ante nosotros. formad cinco filas, vamos! La primera a la izquierda con las maletas. La siguiente con los bhos disecados y las estatuas. La tercera con los prismticos. La cuarta con los cubiertos de plata. La ltima con los cuadros. Sin empujar... que a todo el mundo le llegar el turno. Uno de nosotros se situar delante de cada fila e ir examinando todos los objetos presentados. Vamos... a formar! Los chicos, incluso los adolescentes, se apresuraron a formar filas. Hablan comprendido que era el modo ms sencillo de acabar con aquel caos. Buen trabajo, Pete alab Jpiter. Gracias a Ha!, que los ha hecho callar replic el mu-

  • chacho. Uno de nosotros examinar las filas, y Hal Ir entregando los botones. Uno de los Investigadores comenz a Inspeccionar rpidamente los objetos de cada fila, a medida que los muchachos iban pasando. Todos aquellos que llevaban un objeto equivocado, eran enviados a Hal para recoger el correspondiente emblema. Al cabo de una hora, el Patio Salvaje estaba casi vaco... y los muchachos tenan ya el bho disecado, las dos maletas, los prismticos y los cubiertos de plata. Una nia me dio la direccin del sitio donde est la estatua de Venus indic Bob, pero la seora que la compr no quiere devolverla. De todos modos, le di a la nia todo el premio ofrecido. Bob orden Jpiter, mira si puedes recuperar la estatua. T, Pete aadi, llama al seor Marechal y a la Condesa al Cliff House Motel y cuntale lo que hemos conseguido. Los dos investigadores se apresuraron a obedecer. Buena labor, Jpiter alab Hal Carswell, contemplando los objetos recobrados. Lstima que no hayamos encontrado ninguno de los cuadros. Temo que los comprara alguien de otra poblacin... comenz a decir Jpiter. De pronto call. Estaba mirando un coche muy brillante que acababa de entrar en el Patio Salvaje. Del vehculo salt al suelo un joven flacucho y alto, no mucho mayor que el tro de investigadores. Se puso a mirar malvolamente a Jpiter... y bajo el brazo llevaba un cuadro!

  • CAPTULO 5 Un Viejo Enemigo Es acaso ste uno de los cuadros que buscas, Jones? pregunt el recin llegado. Skinny Norris! exclam Jpiter. Qu haces aqu? E. Skinny Norris mir heladamente a Jpiter. El joven odiaba cordialmente el tro de investigadores, y a causa de los celos que senta haba intentado estropearles todos los asuntos desde que los conoci. Aunque no era mucho mayor que ellos, Skinny posea licencia de conducir porque su padre era residente legal de otro Estado. Y esto le haca considerarse superior a Los Tres Investigadores. No importa replic Skinny. Dime solamente si se trata de uno de los cuadros que buscas. Jpiter y Hal reconocieron la pintura como perteneciente a las ltimas obras de Joshua Cameron. Hal iba a abrir la boca cuando se le adelant Jpiter. No estoy seguro, Skinny. Dnde lo encontraste?

  • Eso es asunto mo gru Skinny. Nosotros tenemos que estar seguros de que tienes derecho a venderlo observ Hal. Skinny palideci. Qu quieres decir? pregunt. Yo s que t no lo compraste aqu remach Jpiter. Tal vez lo has robado! declar Hal. No! protest Skinny, estrechando los ojos. Ya. De modo que se trata de uno de los cuadros... Ya me lo pareca. S admiti Jupe. Te lo compraremos, Skinny. No, no quiero venderlo por ahora rechaz el muchacho la oferta, retrocediendo rpidamente hacia el auto. Antes de que los otros pudieran detenerle, Skinny haba desaparecido con su coche del Patio Salvaje.. Pete lleg corriendo de la oficina. Qu quera Skinny? indag. Tiene uno de los cuadros de Joshua Cameron! grit Hal. Mas de pronto no ha querido venderlo aadi Jpiter. Oh... murmur Pete, aturdido. Y ahora vendr el seor Marechal... Mientras los muchachos aguardaban la llegada de Marechal, Bob volvi de la casa adonde haba ido intentando recuperar la estatua de Venus. Aquella seora no quiere vender la estatua anuncio, desolado. Esto y la prdida del cuadro empaaba terriblemente el xito de la Cadena Fantasma. Mas cuando lleg el seor

  • Marechal en busca de los cinco objetos encontrados, sonri alborozado. Chicos, sois unos detectives estupendos Os felicito. Pero no hemos conseguido la estatua replic Bob. La tiene una tal seora Leary, de la calle Rojas, 22, y no quiere devolverla. Jpiter explic el incidente ocurrido con Sklnny y el cuadro. Bueno, ya tengo una direccin se conform Mare-chal. Hablar con la seora Leary en persona. En cuanto a ese chico Norris... vive en Rocky Beach? Se trata de una familia muy conocida, verdad? Oh, s asinti Pete. Tienen una mansin inmensa en la playa. Entonces, estoy seguro de que vosotros hallaris la manera de recobrar ese cuadro, eh? Incluso una de las ltimas obras del difunto Joshua le complacera mucho a la Condesa. Bien, os dar una recompensa de tres dlares por cada objeto, ms el coste de la compra. Lo cual hace quince dlares por vuestro servicio. Est bien? Oh, s, seor! exclamaron a la vez Los Tres Investigadores. Bueno sonri Marechal. Ahora, espero que con los cuadros obtengis el mismo xito. Jpiter redact un recibo para el seor Marechal, mientras los dems llevaban los objetos recobrados al Mercedes. Tras un ligero saludo, Marechal volvi al coche, jugueteando con su bastn de puo de plata, y Hal se march a su casa para informarle a su padre sobre lo sucedido aquella maana.

  • Despus de almorzar, Los Tres Investigadores volvieron a reunirse en el puesto de mando. Jpiter sentse a la mesa con aspecto pensativo. Amigos coment el Primer Investigador, no creo que Skinny quiera vendernos el cuadro, al menos por ahora. Slo quera que se lo identificsemos. Por qu, Jupe? inquiri Bob. No lo s, Archivos. Posiblemente, porque sabe dnde estn los otros, y quera asegurarse de que todos son los buscados antes de cogerlos para vendrnoslos. O posiblemente, porque trabaja para alguien que no sabe cmo son los cuadros del difunto Cameron. Tal vez trabaja para la persona que conduce aquel coche azul. Quin puede ser? murmur Pete. No lo s confes Jpiter. Pero hemos de intentar encontrar los veinte cuadros para el seor Marechal, y slo podemos lograrlo a travs de Skinny. Tal vez quiera ms dinero sugiri Bob. S, sera muy propio de l admiti Pete. Vamos a llamarle. Jpiter marc el nmero, y puso en funcionamiento el altavoz que haba construido para acoplar al telfono, a fin de que sus amigos pudieran escuchar tambin las conversaciones telefnicas. Un instante despus, la voz de Skinny Norris reson en el remolque. Deja de molestarme, Beb Fatty. He de reintegrarme a ml nuevo empleo. Skinny, te pagaremos el doble de lo que cobramos por el cuadro ofreci Jpiter.

  • Qu cuadro? se burl Skinny. Ya sabes de cul se trata, bribn estall Pete. Vosotros debis estar soando, tontuelos ri Skinny. Hubo un chasquido y reson el tono del telfono. Skinny acababa de colgar. Los Tres Investigadores se miraron desconcertados. Podemos vigilarle, Primero apunt Pete, y seguirle por todas partes. Jpiter suspir. Tiene coche, Segundo. Y nosotros slo bicicletas. To Titus nos dejara ir en la camioneta con Hans o Konrad si supisemos adnde hemos de ir, pero no lo sabemos. No tenemos idea de dnde consigui Skinny el cuadro. Podemos colocar nuestra bauza emisora en su auto sugiri Bob. Dijo que tiene un empleo... tal vez all encontr el cuadro. Sus padres no le permitiran trabajar muy lejos. Podramos apostarnos cerca de su casa con nuestras bicicletas, y tal vez uno de nosotros estar lo bastante cerca para seguirle con el radiogonimetro. Bueno reconoci Jpiter, creo que vale la pena intentarlo. Trataremos de hablar una vez con l en su casa, y si fracasamos, usaremos la bauza... El sonido distante de una voz hizo que Jpiter callara. Alguien le llamaba por su nombre. Pete se acerc al Todolov. Era un periscopio burdo aunque muy eficaz, que Jpiter haba Ideado para poder mirar desde el puesto de mando hacia el Patio. Pete aplic el ojo al cristal. Es ta Matilda anunci. Y hay un hombre con ella. Oh, parece muy enfadada

  • Quin es el hombre, Pete? pregunt Jpiter. No le conozco. Bajo y recio.., con un traje oscuro y 8Ombrero, y... Jupe! Lleva una caja plana y grande! Jpiter mir tambin por el periscopio. Si, parece una caja para llevar cuadros decidi. Vamos, amigos! Y todos se apresuraron a salir por el tnel dos.

  • CAPTULO 6 El Hombre Cojo Ah, estis aqu... exclam ta Matilda cuando los muchachos aparecieron por detrs del montn de chatarra. Dnde estabais para salir de entre tanta chatarra? Cuando queris, nadie puede hallaros. Lo siento, ta Matilda se excus Jpiter. No me vengas con cuentos, Jpiter Jones le ri ta Matilda. ste es el seor De Groot. Dice que es un marchante de arte de Holanda. Y quiere preguntaros algo respecto a los veinte cuadros que vosotros y to Titus comprasteis la semana pasada en Can Remuda. Aunque ignoro por qu la gente puede interesarse por esos cuadritos. No es su tema lo que importa, seora observ el extranjero, con voz spera, sino la habilidad de la pintura. Yo slo s lo que me gusta y lo que no replic ta Matilda, y esos cuadros no me gustan. Todos son distintos, pero en ninguno se ve una casa que lo parezca de veras, mi entender,

  • Ta Matilda sali de la oficina, dejando a los chicos con el seor De Groot. El marchante de cuadros tena unas pupilas aceradas, oscuras. He venido de msterdam para conocer a Joshua Cama-ron explic el entendido en arte, y veo que ha muerto. Despus, por el botones del motel donde estoy, me enter de que tres investigadores queran localizar veinte cuadros... Y me enter asimismo de que Los Tres Investigadores son los muchachos del Patio Salvaje de los Jones. Bien, he venido a comprar los veinte cuadros. Los tenis? No hemos recuperado ni uno solo, caballero mene Pete tristemente la cabeza. Ninguno? De Groot dio unos pasos por el patio, como enojado, y despus mir fijamente a los muchachos. Los pagar bien. Skinny Norris nos trajo uno, seor De Groot comenz a explicar Bob, pero... Jpiter contemplaba pensativamente al obeso holands, y luego fij su mirada en la entrada del Patio. Cuando Bob iba a contar lo ocurrido con Skinny, Jpiter le interrumpi. No era uno de los cuadros del difunto Cameron, seor De Groot dijo. Bob y Pete contemplaron extraados a su amigo, mas nada dijeron. Haban aprendido a no objetar ante las palabras de su grueso jefe, por muy extraas que fuesen. De Groot los mir a los tres y frunci el entrecejo. Supongo que no me estars mintiendo rezong. No miento, seor balbuci tmidamente Jpiter. No, tal vez no conformse el holands, aunque con

  • tono suspicaz. Ese Norris que decs, es un chico alto y delgado? Cmo lo sabe? inquiri rpidamente Pete. Tengo mis mtodos replic secamente De Groot. Es rica su familia? Coleccionan cuadros? Compran objetos de arte? Creo que poseen una pequea coleccin artstica asinti Bob. Realmente, apenas conocemos a Skinny Norris minti Jpiter con voz inocente. Ni siquiera sabemos dnde vive. Entonces, no podis ayudarme? refunfu el holands. Me gustara hacerlo, pero... Ya... gru De Groot, sin dejar de mirar fijamente a Los Tres Investigadores. Bien, en caso de que recuperis los cuadros, llamadme al Motel Dunas, entendido? Y recordad que os los pagar bien. Los chicos asintieron, y De Groot dio media vuelta y ech a andar hacia la salida del Patio Salvaje. Bob y Pete siguieron con la vista al entendido en arte. De Groot cojeaba ligeramente! Jupe! grit Bob. Tiene... S, Archivos, ya lo veo le ataj Jupe. Renquea. Es lo primero que observ cuando hace unos momentos empez a pasearse. Como si la pierna le doliera desde hace poco... Tal vez por haberse cado en el barranco! Puede ser el ladrn que perseguimos la semana pasada declar Bob.

  • Por esto no quisiste contarle lo de Skinny manifest Pete, y que su cuadro era de Joshua Cameron, verdad? S, ste fue uno de los motivos admiti Jupe. Hubo otro motivo, Primero? inquiri Bob. Vi su coche fuera del Patio inform. Fijaos. Mientras lo miraban, el auto arranc. El coche que segua al de la Condesa! exclam Pete. Y yo que le iba a contar lo de Skinny y el cuadro! gimi Bob. Apenas empezaste a contrselo le consol Jupe, y no creo que importe mucho lo que dijiste. Opino que el seor De Groot ya saba algo respecto a Skinny antes de venir aqu, y tambin que ser mejor que cuanto antes nos pongamos en contacto con Skinny. Vamos! exclam Pete. Ahora no, amigos objet Bob. Yo he de hacer un recado para mi madre. Jpiter medit unos instantes. Est bien, Bob, utilizaremos la bauza rastreable, y si no te entretienes mucho con el recado puedes traer el receptor despus. No tardar prometi Bob. Bien, entonces nosotros iremos a casa de Skinny. La casa de Skinny Norris era una mansin seorial, de ladrillos rojos, en una calle de casas de playa. La de Skinny daba directamente a la arena. Entre las casas corra un callejn lateral. Y toda la calle estaba arbolada con palmeras e hibiscos.

  • Pete y Jpiter dejaron sus bicicletas detrs de un hibisco, cruzaron la calzada y fueron hacia la casa de Norris. Se apostaron no muy lejos del edificio, desde donde podan vigilar la entradas principal y lateral, y la nica portada del garaje. El coche deportivo de Skinny estaba all. Primero hablaremos con l decidi Jpiter. Recogieron las bicicletas y las condujeron por el senderito enarenado que llevaba a la puerta principal. Se abri una ventana del segundo piso y se asom Skinny. Eh, detectives de pega? Vaya parejita Qu os trae por aqu? Queremos comprarte el cuadro, Skinny le propuso Jpiter. Skinny echse a rer. Id a hacer volar una cometa, detectives! Sabemos que tienes el cuadro, Skinny insisti Jpiter. Ja, ja, ja... No sabis nada. Marchaos de aqu antes de que llame a la polica y os acuse de invadir mi casa. Con aspecto deprimido, Pete y Jpiter montaron en sus bicicletas y desaparecieron de la vista de la casa. Luego, regresaron para dejar los vehculos detrs del hibisco, y se agazaparon, disponindose a esperar. Me arrastrar desde la playa hasta el coche de Skinny y le colocar el emisor explic Jpiter. T vigila la puerta principal y las laterales, as como el garaje, Pete. Si sale Skinny, suba. De acuerdo accedi Pete, y tambin espiar la llegada de Bob.

  • Jpiter se dispuso a dirigirse hacia la playa ,mas detuvo de improviso. Hay alguien cerca de la casa de Skinny! susurr. Pete mir hacia all. Un individuo de uniforme se aproximaba al callejn lateral. Llevaba una gorra muy echada hacia la frente, que le ocultaba los ojos. Caminaba con torpeza, como perdiendo el equilibrio a cada paso que daba, debido al peso del equipo que transportaba. Es un empleado de telfonos murmur Pete, aliviado. Jpiter vio cmo el hombre desapareca doblando la esquina de la casa de Skinny. S asinti, frunciendo el ceo, supongo que s, pero... Pero qu? indag Pete. No s... replic lentamente Jupe, mirando an hacia la esquina. Hay algo raro, aunque no s qu es. Mantendr los ojos bien abiertos le prometi Pete. Jupe asinti y se alej hacia la playa. Pete se instal detrs del hibisco dispuesto a no perder de vista la casa de Skinny Norris. Hacia la playa descenda un riachuelo seco entre la casa de Skinny y la contigua. Aqul era un buen Sitio para que Jpiter se escondiera y deslizara despus hacia el garaje sin ser visto. Skinny no estaba a la vista. Jpiter comprob el estado del transmisor de la radiobaliza, que contena un imn que lo mantendra pegado al coche de Skinny. El mismo Jpiter ha-

  • ba fabricado el aparato en su taller. El transmisor enviaba una leve seal, un ligero bip-bip, ms fuerte a medida que uno se acercaba al mismo. El instrumento receptor de la seal indicaba por medio de una flecha sobre un cuadrante, la direccin de donde proceda la seal. Lo nico que tenan que hacer los investigadores era colocar el transmisor en un coche, y mediante el receptor podan seguirlo desde lo bastante lejos para no ser vistos. Jpiter comenz a arrastrarse por el cauce seco del riachuelo, y de pronto se detuvo. Vio que el empleado de telfonos haba rodeado la casa de Skinny, y se hallaba ya al lado del garaje. Estaba inclinado all, trabajando con los cables que penetraban en la casa. De repente, Jpiter vio claramente lo que le haba parecido extrao en aquel hombre. En toda la calle no haba ninguna camioneta de telfonos! Qu hacia un empleado sin camioneta? Aquel hombre era un impostor! Y sin embargo, estaba atareado con los cables telefnicos. Estara conectando una derivacin en el telfono de los Norris? Olvidndose de poner el emisor en el coche, Jpiter comenz a arrastrarse por el lecho seco del riachuelo hasta un lugar donde poder espiar al falso empleado de telfonos sin ser visto. Como Jpiter era bastante gordo, la tarea de arrastrarse por el duro suelo no le result muy fcil. Y cuando lleg al lugar que juzg ms ideal, detrs del empleado de telfonos, estaba jadeando. Cuando recobr el aliento, levant cautelosamente la cabeza por encima de la orilla del riachuelo. Humm!

  • Jpiter estaba mirando directamente al rostro del falso empleado. A unos metros de distancia, unos ojillos oscuros miraban fijamente a Jpiter... los ojos del tratante de arte holands... los ojos de De Groot! Y aquel hombre empuaba un cuchillo de mal aspecto, y su mirada contena una violenta amenaza. Pete, agazapado detrs del hibisco, no vea ni a Skinny ni a Jpiter por ninguna parte. Bob an no haba llegado con el receptor. Pete! La voz proceda directamente de la parte de atrs de la casa, al otro lado de la calle. Pete, socorro! El muchacho cruz a todo correr la desierta calzada y dobl la esquina. Una mano se peg a su boca. Otra mano le retorci un brazo. Pete haba sido capturado!

  • CAPTULO 7 Prisioneros! Bob vio las dos bicicletas cuando lleg a casa de Skinny. Las bicicletas de Pete y Jpiter detrs de un hibisco! Dnde estaban los dos investigadores? Asustado, Bob escudri arriba y abajo la desierta calle. Deteniendo en seco su propia bicicleta, oy un coche que arrancaba en el callejn. Del mismo no tard en surgir un coche azul, que gir a la derecha con gran rechinar de ruedas, y ech a correr calle abajo. Bob mir aturdidamente el auto. El coche del tratante de cuadros! Qu haba estado haciendo all De Groot? Bip-bip-bip-bp! De pronto, Bob escuch la seal que pareca salir de su bolsillo. Extrajo de all el receptor de zumbidos. La flecha sealaba calle abajo, y los bips eran fuertes y rpidos... si bien iban decreciendo de intensidad. Al momento, Bob adivin lo ocurrido.

  • Jpiter y Pete no haban plantado el emisor en el coche de Skinny. Lo llevaban consigo! Y se hallaban en el auto azul del holands! Frenticamente, Bob mont en su bicicleta en persecucin del coche azul, que ya se haba perdido de vista. Fue siguiendo las seales del receptor y no tard en llegar a la carretera de la costa. Continu siguiendo los bip hacia la izquierda, en direccin a los arrabales del norte de Rocky Beach. Por dos veces perdi las seales cuando el coche azul se alejaba demasiado, y por dos veces las recaptur cuando el auto se vea obligado a detenerse ante una seal de trfico. Bob no se detuvo ante nada, ni siquiera ante los semforos. Mas a la tercera vez de perder los bip no volvi a orlos. Desesperado, Bob continu pedaleando, buscando la carretera principal de la costa, y escudriando arriba y abajo las calles desiertas, a medida que la poblacin de Rocky Beach se iba transformando en campo abierto. Atados con cables telefnicos y amordazados, Pete y Jpiter yacan apretujados en el portaequipajes del coche azul de De Groot. Poco antes de que el coche saliera del callejn de la casa de Skinny, Jpiter consigui poner en marcha el emisor. Los dos muchachos pensaban haber odo frenar una bicicleta en la calle. Mas haban ya transcurrido diez minutos y el coche azul slo se haba detenido o aflojado la velocidad dos veces.

  • Bob no poda seguirles, aunque supiese que De Groot los haba capturado. Mentalmente, Jpiter se reproch a s mismo no haber reconocido que el paso del falso empleado era la cojera del holands. Al cabo de otros diez minutos, no ms, el coche azul efectu un giro fuera de la carretera y aparc. Se abri el portaequipajes. De Groot sac de all a los dos chicos y los condujo apresuradamente hacia el ltimo pabelln de un pequeo motel. El tratante en cuadros no despeg los labios desde que atrap a Jpiter. Dentro del pabelln, De Groot sent a los muchachos uno al lado del otro en el divn, les quit la mordaza, sac del bolsillo el cuchillo largo y repulsivo, y se sent frente a ambos. Sus pupilas relucan siniestramente. Muy bien... Ese Skinny Norris no os llev el cuadro de Cameron. Vosotros no estabais interesados en su pintura. Ni siquiera sabais dnde viva, eh? iEmbusterosl Querais robar el cuadro de Joshua para vosotros! oh, no! protest Pete acaloradamente. Los estamos buscando por cuenta de la Condesa. Le pertenecen a ella.! Conque s, eh? De modo que trabajis por cuenta de la Condesa y Armand Marechal. Qu os contaron? Que deseaban recuperar los recuerdos familiares del difunto Joshua Cameron explic Jpiter. Y lo hemos encontrado todo, menos los cuadros. Otra mentira. Vosotros sabis ms cosas. Cules son

  • los planes de Marechal? Qu quiere? Qu mensaje les envi Cameron antes de morir? Lo que sabemos replic intrpidamente Pete es que usted ha estado siguiendo a la Condesa por todas partes, y que hace una semana estuvo en casa del profesor Carsweli... Jpiter le interrumpi rpidamente. Por qu piensa que Joshus Carneros le envi un mensaje a la Condesa? Ella no sostena relaciones muy ntimas con... No trates de engaarme, chico le previno De Groot, sin dejar de mirar a Pete. Qu has dicho sobre m y la casa del profesor? Pete trag saliva. El Segundo Investigador comprenda que Jpiter no deseaba que el holands supiese que sospechaban que l era el misterioso intruso en la casa del profesor una semana atrs. Hum... sabemos que usted estuvo en casa del profesor Carswell el da en que llegaron el seor Marechal y la Condesa rectific. De Groot estudi ferozmente a los muchachos. No. Alguien estuvo en casa del profesor antes de la llegada de la Condesa. Alguien misterioso, eh? Y vosotros creis que fui yo. Por qu? Los dos amigos callaron. Bien, bien... No queris revelar por qu os resulto sospechoso? No sabis que Joshua Cameron envi un mensaje a la Condesa? Vosotros habis hablado con el profesor Carswell y su hijo, y tal vez el difunto Cameron les pas

  • a ellos un mensaje de palabra, eh? Las ltimas palabras de un moribundo, no? No sabemos nada de eso, seor repuso Jpiter cortsmente. El marchante de arte les estudi atentamente. Bah... Opino que sois unos estpidos que no sabis en qu asunto os habis metido. Volvi a mirar fijamente a los dos amigos y se puso de pie. Aunque tal vez sepis demasiado, eh? De Groot continu empuando el cuchillo y mirando a los dos investigadores siniestramente. Bob sigui con su bicicleta por la carretera de la costa, en medio de una terrible indecisin. Solo qu oportunidades tena de encontrar el coche azul? Y si iba a visitar al jefe de polica Reynolds, seguramente perdera todo rastro que sus amigos hubiesen podido dejar. De modo que continu pedaleando lo ms de prisa posible. La carretera norte de la poblacin estaba atestada de nuevos moteles. Por esto, trat de recapturar de nuevo las seales y de ver por alguna parte el coche azul. De Groot estuvo cojeando en torno al pabelln, empuando el avieso cuchillo, durante unos diez minutos. Por lo visto, no lograba llegar a una decisin. Qu voy a hacer con vosotros? Sois una molestia para

  • m, as yo me confunda, rayos y truenos! Y os habis interpuesto en mi camino... Haba algo realmente valioso en las cosas de Joshua Cameron...? No me fastidies le fulmin De Groot. Qu os parecera trabajar para m y no para la Condesa? Ya tenemos una cliente repuso Jpiter con dignidad. Idiota! Bien, no puedo permitir que... El repiqueteo del telfono oblig al holands a dar media vuelta. Mir fijamente el aparato como si fuese una serpiente. Luego, sin dejar de vigilar a los muchachos, fue hacia l y lo descolg. S? de repente se le iluminaron las pupilas. Cmo? Un chico?... Norris? S, le conozco... No, no le mande aqu... Yo ir a la oficina. Retngale all! Al colgar el telfono, el aspecto de De Groot era de triunfo. Bien, he de dejar de atenderos por ahora. El muchacho al que apenas conocis, ese Norris, ha venido a yerme. Ya saba que Skinny tena un plan gru Pete. No se fe de Skinny, seor De Groot le avis Jpiter. No me fo de nadie, amiguito replic el holands. Volvi a amordazar a ambos chicos y sali del pabelln. Pete y Jpiter forcejearon con sus ataduras, aunque sin ningn resultado. Luego, se hundieron en el divn... viendo cmo se abra la puerta trasera! Bob estaba en el umbral, mirndoles sonriente, Luego, el ms pequeo del tro corri hacia ellos, desat sus ligaduras y les quit las mordazas.

  • Jpiter se aclar la garganta. Chico! exclam Pete. Cunto me alegro de verte! Cmo demonios...? Segu la bauza, pero la perd. Bueno, segu pedaleando. Casi estaba a punto de abandonar la partida cuando volv a captar la seal. Pero no supe dnde estabais hasta que record el nombre del motel de De Groot: Las Dunas. Buen trabajo, archivero aprob Jpiter. Ahora... Vmonos de aqu! Y Skinny? objet Pete. Se halla en la oficina del motel, probablemente vendiendo a De Groot los cuadros. Bob se ech a rer. Skinny no vende nada. Ni est aqu. Fui yo el que telefone. De Groot estaba tan afanoso por comprar los cuadros que ni siquiera reconoci mi voz, y me confundi con el conserje del motel. Pero ahora ya lo sabe exclam Jpiter. Vmonos! Los tres corrieron hacia la puerta principal. No haba moros en la costa. Acto seguido, corrieron por el patio hasta el sitio donde estaba la bicicleta de Bob. Pete puede montar decidi Jpiter. Es el ms resistente de los tres. Yo ir detrs, y Bob se coger al manillar. De prisa! An no haban recorrido veinte metros cuando oyeron detrs un grito de rabia. De Groot estaba delante del pabelln que ellos acababan de abandonar. De repente, ech a correr hacia ellos, pero cojeaba y hasta con una bicicleta tan supercargada le tomaron ventaja. De Groot dio media vuelta y regres al motel,

  • Va a buscar el coche! advirti Jpiter. Tenemos que escondernos. Oh, no sonri Bob, enseando un puado de cables de colores. He arrancado los cables del encendido de su coche. Buena idea, Bob exclam Jpiter con admiracin. Sin embargo, no tardar en encontrar otro coche. Sugiero que pedalees muy de prisa, Pete. El aludido asinti, gruendo. Pobre de m! suspir. Unos minutos ms tarde, un hombre que conduca un camin se detuvo y les dej subir al vehculo hasta Rocky Beach. All recuperaron las otras dos bicicletas y pedalearon hasta sus domicilios respectivos, a tiempo para cenar. Antes de acostarse, volvieron a reunirse de nuevo en el puesto de mando. Jpiter estaba muy serio. Hay algo muy raro en todo esto. De Groot piensa, por lo visto, que el viejo Joshua Cameron dej escrito algo importante en un mensaje. Tenemos que hablar con la Condesa y el seor Marechal. Pero cuando llam por telfono no obtuvo respuesta. Volveremos a probar maana por la maana decidi. Mientras tanto, creo que debemos enterarnos de algo ms con respecto al difunto Cameron. Lo primero que hars por la maana, Bob, ser buscar noticias relacionadas con Joshua Cameron en la biblioteca.

  • CAPTULO 8 Una Sbita Sospecha En la biblioteca, a la maana siguiente, Bob se dirigi a la seccin de hemeroteca. A muy pocas personas es permitan estar entre las estanteras de aquella seccin, pero Bob estaba empleado a horas en la biblioteca. La bibliotecaria, la seorita Bennet, se limit a sonrer cuando el joven pas por su lado. El chico encontr los estantes donde se hallaban las revistas de arte... y empez a buscar. Casi todos los enormes volmenes sobre pintura haban desaparecido! Cuando Bob sali de entre las estanteras la seorita Bennet levant la mirada. Ocurre algo, Robert? Seorita Bennet, dnde estn las obras sobre arte? Un caballero las tiene en la sala de lectura. Ha venido cuando hemos abierto, y tambin vino ayer. Deseas alguna en particular? Se las puedo pedir cuando termine.

  • No, gracias se apresur Bob a negar. Mirar otra cosa hasta que ese hombre termine. Tan pronto estuvo lejos de la mirada de la seorita Bennet, Bob corri hacia la sala de lectura. Se asom con toda precaucin. Divis el alto montn de obras sobre arte encima de un pupitre y alguien oculto por ellas. En aquel momento, el consultante cogi otro libro del montn y Bob le vio el rostro con toda claridad: iera el profesor Carswell! Bob retrocedi apresuradamente. El cerebro le daba mil vueltas vertiginosamente. El profesor Carswell estaba examinando los libros referentes a obras artsticas! Muy excitado, Bob se situ quedamente en un lugar desde donde pudiese vigilar la puerta de la sala de lectura. No saba si seguir al profesor. Mas cuando ste sali del saln, Bob ya haba decidido que aquello era un asunto de la competencia de Jpiter. En realidad, poda localizar al profesor siempre que quisiera. Por tanto, cuando el profesor devolvi los libros, Bob comenz a examinarlos a su vez, buscando todo lo referente a Joshua Cameron. Jpiter frunci el ceo. El profesor Carswell estudiaba esos libros? Seguro, Jupe asinti Bob. todos los volmenes que tratan de arte! Diantre! exclam. Pete. Por qu est tan interesado en pintura? Los tres amigos se hallaban escondidos en el remolque.

  • del Patio Salvaje Ya haba pasado la hora del almuerzo, y Bob acababa de llegar con su informe. Jpiter estaba meditando la noticia sobre el profesor Carswell y la bsqueda de Bob en la biblioteca. De manera que no has encontrado absolutamente nada sobre Joshua Cameron en todos esos libros de consulta, eh? pregunt Jpiter lentamente. Ni una palabra asegur Bob. Y dos de los volmenes presentan una lista de todos los artistas del mundo entero. Al menos, de eso presumen. Es posible que su nombre figure en otra parte decidi Jpiter. Aunque esto todava ensombrecera ms el asunto. Entonces, por qu desea tanto De Groot sus cuadros? inquiri Pete. Tal vez no sean los cuadros lo que desea realmente reflexion Bob. Quizs haya algo muy valioso entre las cosas que tena el viejo Joshua Cameron, algo que ignoran la Condesa y el seor Marechal. Esto explicara el misterio del intruso la semana pasada en casa del profesor asinti Jpiter. Tal vez quera llevarse algo de valor antes de que alguien se presentase a reclamar las cosas de Joshua. Pero el profesor lo vendi todo al to Titus, y el intruso todava tratar de encontrar lo que sea. Y esto es precisamente lo que est haciendo ese De Groot! exclam Pete. Entonces por qu se halla tan interesado el profesor Carswell en las obras de arte? pregunt sbitamente Bob.

  • Jpiter se rasc la nariz. Recordad que De Groot estaba interesado en un mensaje, quizs en las ltimas palabras pronunciadas por Joshua. Ah, tal vez esas ltimas palabras fueron un mensaje. Hal dijo que el viejo deliraba, que balbuca palabras incoherentes. Quiz pretenda transmitir un mensaje, y el profesor Carswell sepa algo que nosotros ignoramos. Y que tambin ignora la Condesa! aadi Bob. Lo mejor ser ir a casa del profesor dijo Jpiter. No, chicos neg Hal, ignoro por qu pap est tan interesado en los libros sobre arte. Los cuatro muchachos se hallaban en el sombreado jardn del casern de Can Remuda. Dijo algo sobre sus cuadros el viejo Joshus? indag Jpiter. No mucho respondi Hal. Quera ensearme a pintar, pero ni siquiera pudo trazar un mal dibujo. Recuerdo que en una ocasin dijo algo raro. S, dijo que l era el pintor ms raro del mundo, aunque nadie lo saba. Luego, se ech a rer. No s por qu. S, no tiene mucho sentido asinti Pete. No, ninguno corrobor Jpiter. No entiendo lo que sucede, amigos declar Hal. El viejo Joshua viva aqu solo y jams vino a verle nadie. Y ahora que ha muerto, todo el mundo est interesado en l. La Condesa y el seor Marechal estn en casa hablando con pap.

  • Tal vez han descubierto algo! se excit Pete. Ya lo veremos decidi Jpiter. En el saln del enorme casern, el profesor Carswell estaba apoyado en la repisa de la chimenea de cara al seor Marechal y la Condesa. sta sonri al ver a los muchachos. Ah, los jvenes detectives... An segus buscando? Oh, lo hicisteis muy bien... aprob la elegante dama. Todava no hemos localizado los cuadros, seora se disculp Jpiter. No le ense nunca su hermano Joshua sus cuadros, no le vendi ninguno? No, Jpiter. En realidad, era un simple aficionado. Aunque me gustara guardar sus ltimas obras. Supongo que continuaris buscando y que las encontraris. Oh, s asegur Jpiter, aadiendo: Si alguien no las encuentra antes que nosotros. Alguien? repiti Marechal intrigado. Por ejemplo, un tipo llamado De Groot, que se autocalifica como marchante de arte explic Jpiter. Les sigue a ustedes y quiere apoderarse de los cuadros del difunto. El Primer Investigador pas a relatar todo lo relacionado con De Groot, y cmo los muchachos haban logrado escapar de su encierro. La Condesa estaba horrorizada. ah, esto es terrible! Muchachos, debis de andar con mucho tiento. No entiendo tanto inters por mi hermano. Qu quiere en realidad ese hombre? An no lo s confes Jpiter, pero el holands no es el nico interesado en esos cuadros. Tambin el profesor Carswell estuvo examinando muchos libros sobre obras de arte.

  • Todos dirigieron sus miradas al aludido. Hal vio que su padre se mostraba inquieto. El seor Marechal fue hacia el profesor. Acaso sabe usted algo que nosotros ignoramos, Carswell? le pregunt. No, Marechal. Estoy simplemente intrigado lo mismo que la Condesa repuso el profesor. Me preocupa este sbito inters por los cuadros de Joshua Cameron, de modo que estuve en la biblioteca local para ver si poda enterarme de algo. Pero no hall nada. Lo cual me deja perplejo, ya que no entiendo el inters de ese holands... y todos los dems, cualesquiera que sean, por el difunto Joshua. Por ejemplo, el intruso que estuvo aqu la semana pasada. La Condesa se sobresalt. Hubo aqu un intruso, profesor? Antes de que llegsemos el seor Marechal y yo? Alguien que deseaba robar las cosas de Joshua? Fue una semana antes de que usted llegase, Condesa asinti Bob, y an no sabemos qu buscaba el ladrn. Ya murmur la Condesa, mirando a Marechal. Tal vez fuese De Groot sugiri l. Por lo visto, tiene un gran inters en Joshua, lo cual no comprendo. Vaya si tiene inters! exclam Pete. Profesor Carswell... Hal comenz Jpiter doctoralmente: De Groot piensa sin duda que el viejo Joshua dej un mensaje antes de morir. Ustedes nos contaron que el enfermo estuvo delirando y murmurando palabras incoherentes antes de expirar. No estara tratando de comunicar un mensaje? Frases que para alguien podan tener sentido?

  • Es muy posible, Jpiter. Se mostr muy insistente en seguir farfullando admiti el profesor. Pero no tengo idea de lo que quera decir. Sus palabras no tenan para m ningn sentido. Deca constantemente algo respecto a zig zag y a errneo.... y a telas.. Tambin pronunci mucho la palabra cuadro. y algo referente a maestras.. Hal estuvo con l, hacia el final, mucho ms que yo. El muchacho asinti con tristeza. No recuerdo exactamente sus palabras, pero deliraba y murmuraba palabras como: diles.... zig . . .cuando zag.... zag.... camino... equivocado.... maestra... mis cuadros... mis telas... equivocado.... a zig zag.... diama equivocado.. Y as, una y otra vez. Siempre, las mismas frases. Todos se miraron consternados, esperando que uno de los presentes pudiese descifrar aquel acertijo. Mas ninguno lo logr. Hasta Jpiter pareca aturdido. No saco nada en claro de esto confes Marechal. Ni yo aadi la Condesa. Supongo que deliraba. Profesor pregunt Jpiter, guardaba el seor Cameron todo lo que posea en la casita? Creo que s, Jpiter. El Primer Investigador asinti. Bien, ahora ser mejor que nos marchemos. Sigo pensando que ese Skinny Norris sabe quin tiene los cuadros. Tened cuidado, chicos les previno la Condesa. Estoy muy inquieta por vosotros. Nos avisaris si surge algn problema? Los muchachos se lo prometieron. Ya fuera, montaron en

  • sus bicicletas y se alejaron de la casa del profesor. Al pasar por delante del barranco, lejos de la vista de la casa, Jpiter gir repentinamente a la izquierda, en direccin al precipicio. Sobresaltados, Pete y Bob le siguieron. Qu vamos a hacer, Jupe? quiso saber Bob, confuso. Estoy convencido de que el viejo Joshua intent dejar un mensaje y que no deliraba declar Jpiter. Aunque todava ignoro cul era el mensaje. De todos modos, el viejo no abandonaba jams la casita, por lo que, si escondi algo, tiene que estar all. Seguidme. Escondieron las bicicletas y se abrieron paso por el barranco hasta la casita. Una vez dentro, miraron a su alrededor durante unos instantes, sin saber por dnde iniciar el registro. De repente, oyeron unos pasos fuera. De prisa! susurr Jpiter. Ocultmonos y veamos quin viene. Vigilaron desde las sombras del dormitorio y vieron que Hal Carswell entraba en la casita por la puerta principal. El muchacho se dirigi rpidamente a un rincn del saloncito, levant una tabla que al parecer estaba suelta y busc algo debajo del suelo. Los investigadores irrumpieron en la habitacin. De manera, Hal, que conoces el escondrijo del viejo Joshua! proclam Jpiter. El acusado se enderez, evidentemente asustado, escondiendo algo en una mano.

  • CAPTULO 9 Un Agujero Negro Cspita, chicos! grit Hal, soltando un respingo. Me habis asustado. Qu has sacado de ah abajo? pregunt Pete. Sacado? Esto... Hal ense una llave antigua, muy grande, mirndolos .a todos. Vaya, vosotros habis vuelto a esta casa, eh? Creis que el viejo Joshua escondi algo aqu? Hemos considerado esta posibilidad asinti Jpiter. Lo mismo que yo afirm Hal. Cuando os fuisteis, me acord de algo. Pap todava est conversando con la Condesa y el seor Marechal, y pens que era buena ocasin para venir sin ser visto. Qu recordaste, Hal? quiso saber Bob. Que el viejo Joshua sola guardar sus cuadros en la cabaa de adobe del can. Est vaca, y pap la mantiene cerrada porque es histrica y no quiere que unos gamberros

  • la arruinen. Pero yo le entregu al viejo Joshua una llave de la cabaa cuando se traslad a vivir aqu. Y sta es la llave de la cabaa? se interes Jpiter. Hal asinti. Se me ocurri que, mientras pap est conversando, y vosotros ya en vuestras casas, podra registrar yo solito la cabaa explic. Entonces, podemos ir todos decidi Jpiter. Bajo el sol de la tarde, Hal condujo al tro de investigadores por el barranco, apartndose de la calle. El barranco daba la vuelta a la casa de los Carswell, y torca casi en ngulo agudo hacia el can. Poco despus, Hal se intern por el chaparral. Los otros le siguieron por entre la espesura, hasta llegar a un pequeo claro, cuyo piso era de caliza endurecida y bien apisonada. All se alzaba una cabaa achaparrada, con un tejado de madera y las ventanas con los postigos cerrados. La vieja cabaa, construida con arcilla secada al sol, lo que en Mxico llaman adobe, estaba silenciosa, como apartada del mundo. La edificaron los dueos espaoles del can en tiempos muy antiguos explic Hal. Al menos, hace ciento cincuenta aos. Slo hay una chimenea, y no tiene cuarto de bao. Hal abri la puerta, hecha de plancha de hierro forjado, que giraba chirriante sobre unos goznes oxidados. En el interior, los muchachos vieron que la cabaa estaba casi vaca por completo. El suelo de madera tena una capa de pollo y mugre. Despus de la salita, haba un dormitorio muy pequeo y una cocinita. Las escasas ventanas mostraban unos

  • marcos muy gruesos, cerrados desde fuera. A travs de las grietas de los postigos se filtraba una luminosidad muy tenue. Cscaras se asombr Pete. Estas paredes tienen casi un metro de espesor! As se construa con adobe les inform Jpiter. El adobe no tiene la fuerza del ladrillo normal, por lo que hay que construir las paredes muy gruesas para que soporten el peso. Pete, busca en la cocina, y t, Bob, registra el dormitorio Hal y yo examinaremos la salita. Jpiter y Hal encontraron telas sin utilizar y latas de aceite de linaza, pero ningn cuadro. Haba un marco dorado, muy labrado, y Jpiter lo contempl con expresin pensativa. Por qu dejara el viejo Joshua este marco vaco? pregunt. Cuando vino aqu por primera vez, en este marco haba un cuadro pintado por otro pintor replic Hal. Una imitacin, entiendes? l lo llam un grabado. Dijo que no le gustaban los grabados y se deshizo de aqul. Pero no del marco indic Jpiter. Mira el dibujo de este marco, Hal. Diantre, todo son zigzags! Crees que se refera al marco ste cuando estaba delirando y hablando de zigzags? Es bastante grueso para esconder algo. Los dos muchachos examinaron el marco, estudiando sus junturas y presionando sobre todos los resaltes de los zigzag. Jpiter, al fin, mene la cabeza. No creo que esto oculte nada decidi. Pete sali de la cocina.

  • Si ah hay algo escondido, ha de estar en las paredes. Tampoco nosotros hemos encontrado nada confes Hal. Eh, amigos! grit Bob en aquel momento. Aqu! En el diminuto dormitorio, Bob se hallaba encima de un colchn muy maltratado que haba en un rincn. La funda mostraba un diseo de rayas diagonales. Dentro de este colchn hay algo observ Bob. Pete palp el colchn por el sitio Indicado por el tercer investigador. S, seguro! exclam. Como una bolsa llena de piedras preciosas... Es posible que sean joyas! brelo, Pete orden Jupe con excitacin. Pete sac el cuchillo del bolsillo y cort la tela del viejo colchn. Los muchachos se agruparon a su alrededor. Dentro del colchn habla una coleccin de objetos redondos, pequeos, de color oscuro. Qu son? pregunt Hal con perplejidad. Maz y piones repuso Jupe malhumorado. Esto es el granero de alguna ardilla o rata de campo. Los muchachos contemplaron aquel montoncito de cereales y se echaron a rer. La diferencia entre unas Joyas y el maz era tan inmensa que resultaba risible. Se rieron, pues, hasta que las lgrimas les baaron el rostro. Todava rean cuando la puerta del dormitorio se cerr desde fuera con un sordo portazo. Pete dej de rer y contempl la puerta asombrado. Qu...? Hubo un sonido chirriante cuando el cerrojo se corri...

  • y todos los amigos quedaron encerrados en la habitacin. Estamos presos! grit Hal. Eh! Quin hay ah fuera? Estamos aqu! Abra la puerta! Estamos aqu dentro! chill Bob. Pete comenz a golpear la madera con todas sus fuerzas. Eh! Esperad les calm Jpiter. Los Otros dejaron de golpear y gritar. Fuera, en la salita, se mova alguien. Fuese quien fuese, lo haca lentamente, golpeando las paredes y el suelo, derribando las telas y el marco, las latas de aceite de linaza y las pinturas. Estn registrando la cabaa susurr Jpiter. El rumor del registro dur unos minutos. Luego, todo qued en silencio. La puerta exterior se cerr y los muchachos oyeron cmo giraba la llave. Oh, no! gimi Ha!, desconsolado. Me haba dejado la llave en la cerradura! Y todos empezaron de nuevo a gritar y a golpear las paredes. Fuera era ya de noche. Unos dbiles resplandores de la luz de la luna se filtraban por entre las grietas de los postigos de la nica ventana del dormitorio. Haban transcurrido varias horas. Los muchachos haban gritado hasta enronquecer. La cabaa de adobe estaba demasiado lejos del casern para ser odos. La puerta y la ventana estaban cerradas con seguridad, y las paredes eran demasiado gruesas para horadaras con el cortaplumas de Pete.

  • Haban hallado un agujero en el suelo, donde empezaba un hoyo, mas no haba ninguna salida por all. Los muchachos se haban sentado sobre el colchn desvencijado, altamente desanimados. Ya hemos llegado tarde a la cena gru Pete. A m me parece que llegaremos tarde a varias cenas observ tristemente Bob. Estamos bien atrapados aqu. En casa habr escndalo aadi Jpiter, suspirando. Mi padre no tardar en echarme de menos manifest Hal. Y nos encontrar. Viene mucho por aqu, Hal? quiso saber Pete. No repuso el interrogado. Creo que no. Adems, hay otros muchos sitios donde me buscar antes. Entonces tu padre puede tardar mucho en venir aqu suspir Bob. Todos los muchachos guardaron silencio. Pete se puso de pie y empez a patear en el suelo cerca de un armario construido en un rincn en forma de alacena. El Segundo Investigador, de repente, se puso a escuchar el sonido a hueco que haca su pie. Si al menos pudiramos descender al stano... sugiri. Tal vez hallsemos un camino de salida. Pero nicamente poseemos mi cortaplumas y... Hal se puso tambin de pie y golpe la pared a lo largo de la alacena, escuchando tambin el sordo ruido producido, como pegando en hueco. No saba que hubiese un stano bajo esta cabaa murmur. Por qu lo construiran? En California no es costumbre utilizar stanos.

  • No, cierto asinti Jupe. Especialmente, no en las viejas cabaas de adobe. Medit unos instantes, mientras los otros esperaban con expectacin. Claro, claro! exclam sbitamente, muy excitado. No construan stanos bajo las cabaas de adobe, pero cuando los espaoles y los norteamericanos fueron enemigos, a menudo construyeron tneles de escape. Opino que ah abajo hay una salida subterrnea Jpiter, acto seguido, se puso a estudiar el dormitorio. Yo dira que desde aqu hay un subterrneo... pero... sus ojos se fijaron en la puerta de la alacena. Amigos, nos queda este armarito para examinar! Fue Pete quien lleg primero a la alacena. Era muy estrecha y en el suelo interior tena una capa de polvo y suciedad. Bob y Pete, conjuntamente, lo limpiaron como mejor supieron. El primero sac luego el cortaplumas y trat de sondear las grietas existentes entre las tablas del suelo. Esta parte se mueve! proclam poco despus el Segundo Investigador. Bob y Pete acabaron por levantar toda una seccin del suelo. Debajo haba mucha suciedad... y una trampilla con un aro de hierro oxidado en el centro. Bob y Pete cogieron el aro, tiraron con todas sus fuerzas y la trampa se abri, dejando al descubierto un negro agujero. Los muchachos lo contemplaron estupefactos y animados. Podis ver el fondo? pregunt Bob nerviosamente. No repuso Hal. Est muy negro. Si pensis que yo voy a saltar dentro de un pozo del

  • que no se ve el fondo declar Pete, estis locos. Me quedo aqu. La persona que nos encerr podra volver Indic Jpiter. Oh, nol gimi Pete. De acuerdo... que vaya otro por delante. Si tuvisemos al menos las linternas que hay en nuestras bicicletas... gimi Jpiter. El negro agujero pareca mirarles ominosamente. Fue Bob el que dio el primer paso hacia dentro. Bueno, ah voy, chicos declar. nimo, pandilla! Bob se introdujo en el agujero, se asi un momento al borde del mismo... y se dej caer dentro de las engullidoras tinieblas.

  • CAPTULO 10 Una Cacera Nocturna Jpiter, Pete y Hal miraron escrutadoramente hacia abajo Bob? grit el segundo ansiosamente. Una voz surgi en la oscuridad. S, amigos, es un tnel cavado en la tierra. No veo nada, pero tanteo las paredes. Un momento... Los tres muchachos apretujados en la alacena oyeron algn movimiento abajo. Parecieron transcurrir varias horas, si bien slo fue cosa de minutos hasta que Bob volvi a gritar. Este tnel slo tiene unos tres metros por debajo del dormitorio. Luego, al final hay otra trampilla, pero no logro moverla. Adems, nuestro amigo tambin cerr la puerta principal. Sin embargo, por el otro lado este tnel se prolonga y, por lo visto, sale fuera de la casa. Pete se mostr inquieto. Cmo podemos saber adnde va a dar, Jupe? Podramos extraviarnos apunt Hal.

  • Jpiter se tir del labio. Luego, llam hacia abajo. Bob, qu tal es el aire? Se mueve o no? No hay ningn movimiento respondi Bob, pero aire parece fresco. Jpiter vacil. Volvi a contemplar el negro agujero. i dnde conducira? Este tnel podra ser peligroso decidi al fin el jefe de Los Tres Investigadores. Si nos extraviamos en l, esto ser el final de nuestra sociedad... y tambin de Hal. Pero sentndonos en este dormitorio tampoco iremos a ningn parte. Y tampoco me gusta la perspectiva de esperar aqu que vuelva el tipo que nos encerr. Esta vez podra... Oh, s, me has convencido asinti rpidamente Pete El Segundo Investigador se dej caer dentro del agujero y desapareci de la vista de dos otros dos. Hal le sigui, despus Jpiter. Ya en el fondo del estrecho tnel, todos trataron de ve se en la oscuridad, pero resultaba imposible. Las tinieblas eran demasiado espesas! Tambin haca mucho fro. Y t dos se pusieron a temblar. Ser mejor que nos movamos decidi Pete, tomando su cargo el asunto. Yo ir delante, Jpiter detrs m luego Hal y por fin Bob, en la retaguardia. Que cada uno se coja al cinturn del que vaya delante, para que nadie pierda. Bien, adelante. Comenzaron a avanzar lentamente por el oscuro pasadizo. Pete iba tanteando el suelo antes de dar un paso. El tnel tena un techo bajo y todos tenan que agacharse ligeramente al caminar.

  • Creo que este tnel va en lnea recta anunci Pete poco despus. Pero no estoy seguro. He perdido mi sentido de orientacin. En completa oscuridad, los cuatro amigos se movan cautelosamente. Cada vez que Pete daba un paso, le pareca ms difcil bajar el pie. Hablaban menos a medida que avanzaban, pues se sentan abrumados por la oscuridad, y el pesado silencio. Pete pregunt Jpiter, sientes si se mueve algo? A mi me ha parecido... Todos se quedaron inmviles. Aire? pregunt Bob. Es el aire el que se mueve, chicos? Pete dio unos pasos ms de prisa. El pasadizo torca bruscamente... y todos lo vieron al frente: la oscuridad se trocaba en penumbra! Una salida! proclam Pete. Otros veinte pasos, y todos estuvieron bajo el cielo estrellado de la noche. Por unos momentos, se limitaron a sonrer. Estaban a salvo.., fuera de la cabaa de adobe y de la terrible oscuridad del tnel. Despus de las tinieblas del subterrneo, el claro de luna les pareca pleno da. Estamos en el barranco anunci Hal, mirando a su alrededor. Las laderas empinadas del barranco parecan elevarse hasta muy arriba. Cuando volvieron la cabeza para mirar hacia la entrada del abismo, vieron que estaba completamente oculta por un saliente de una ladera y una espesura de manzanitas.

  • Ahora decidi Jpiter, retrocederemos y... Aaaaggghhh! reson un grito a travs del claro de luna. Hubo un nuevo chillido, a menos de diez metros de distancia, que termin con un golpe seco y pesado! Qu diantre...? mascull Pete. Una figura surgi ante ellos, como nacida de la noche. Quin est ah? pregunt la figura con voz spera. Ah, sois vosotros, los chicos...! Los cuatro amigos vieron ante s el fiero rostro del sedicente marchante de arte, el holands De Groot, como un fantasma a la luz de la luna. Iba cojeando hacia ellos, con el traje cubierto de polvo y otros residuos, como si acabase de caer dentro del barranco. Los muchachos echaron a correr. Eh, deteneos! Todos corrieron hacia el distante extremo del barranco, donde haban dejado las bicicletas. Detrs de ellos, el marchante de arte les iba persiguiendo, tropezando con las rocas que esmaltaban el piso del barranco. Los muchachos corran como perseguidos por el diablo. All estn las bicis! anunci Pete. Todos redoblaron la velocidad.., y Pete, delante de todos fue a parar a las manos de un hombre Aquellas manos pretendieron asirle, pero el muchacho logr esquivaras! Cuidado! avis Pete a sus compaeros. Hay que correr ms! El hombre trat de interceptar a los cuatro amigos, pero stos lograron eludir su presa.

  • Hal, soy yo! Pap! El profesor Carswell estaba baado por la luz de la luna junto a las bicicletas de los muchachos. De Groot... explic Pete jadeando. Nos persigue! Nos encerr en la cabaa de adobe! aadi Hal. Hemos hallado un tnel secreto agreg Bob, de lo contrario, no estaramos aqu. El profesor atisb por el barranco. No veo a nadie persiguindoos, chicos observ. El barranco estaba en silencio bajo la luz lunar. Nos persegua, profesor asegur Jpiter. A continuacin pas a relatar todo lo ocurrido en la vieja cabaa de adobe. Despus de encerrarnos prosigui, se dedic a registrar la cabaa. Debi tener la misma idea que nosotros. Y alguien ha vuelto a registrar tambin la casita explic el profesor Carswell. Supongo que era De Groot. Seguro que s, pap afirm Hal. Luego, nos encontr en el barranco y quiso apresarnos otra vez. Pero cay en el barranco y le omos, a tiempo de echar a correr. De no haber salido en busca de Hal, y hallado las bicicletas, podais haberos visto en un peligro muy grave les amonest severamente el profesor. Admito que no habis hecho nada malo, pero no me gusta que ese De Groot est por aqu. Este asunto se est poniendo demasiado serio para vosotros, muchachos!

  • CAPTULO 11 Jpiter Hace Deducciones Cuando Los Tres Investigadores regresaron a sus respectivos hogares, todos recibieron sendas recriminaciones y regainas por haber faltado a la cena. Ta Matilda murmur que el demonio siempre halla trabajo para las manos ociosas, pero por fortuna se distrajo cuando la televisin inici su programa favorito, y Jpiter se vio dispensado de realizar algunos trabajos extra como castigo. Pete tena que segar el jardn despus de cenar, pero su padre le orden que lo hiciera por la maana, tan pronto como desayunase. Por lo tanto, cuando finalmente lleg al puesto de mando al da siguiente, fue el ltimo en asistir a la reunin. Tuve que segar el jardn, amigos anunci. De pronto call. Jpiter y Bob estaban sentados desmayadamente en torno al escritorio. Bob se hallaba totalmente desanimado, y Jpiter pareca enfermo. parece como si se os hubiese muerto alguien exclam

  • Pete. No, no quise decir eso. Con nosotros, podra ser verdad. Qu os pasa, chicos? El seor Marechal nos ha despedido suspir Bob. Jpiter le Imit. Nos llam hace unos minutos explic luego. El profesor Carswell le cont lo que anoche nos ocurri en la cabaa de adobe. El seor Marechal opin que la situacin se ha vuelto excesivamente peligrosa y que hay que avisar a la Polica. Cree, adems, que nosotros ya no podemos hacer nada ms. Y nos enviar un sobre con dinero para pagar nuestros servicios. Dios mio! mascull Pete, dejndose caer sobre una silla. Nuestro primer fracaso Con tantas cosas que an estn confusas gimi Jpiter. Bueno, supongo que continuarn confusas largo tiempo murmur Bob. Jpiter asinti lentamente, y despus, durante algn tiempo, guard silencio. Sus ojos parecan contemplar algo que se hallaba fuera del puesto de mando. Pete le acechaba astutamente. No cuelgues todava tu insignia de detective, Bob le recomend a su amigo. Tengo la sospecha de que Jpiter no se considera todava despedido ni confuso. Pero el seor Marechal podra enfadarse s continuamos metiendo las narices en este caso, Jupe. Entonces, tenemos que convencerle de que nos permita continuar declar el aludido. Los Tres Investigadores no abandonan un caso hasta que se ha concluido.

  • Cmo le convenceremos para que nos deje proseguir? quiso saber Bob. Demostrndole que en este asunto hay ms cosas de las que piensa: un misterio, Archivos. Y demostrndole que nosotros somos los nicos que podemos solucionarlo! Pete sacudi amargamente la cabeza. No lo s, Primero. Tal vez el seor Marechal tenga razn. No tenemos nada con qu continuar. S tenemos algo! Tenemos las ltimas palabras del difunto Joshua Cameron, y nuestras deducciones. Qu deducciones? pregunt Pete. Jpiter se inclin sobre el escritorio. Primero, que el viejo Joshua deba poseer algo de ms valor, o ms importante, de lo que suponemos. Segundo. que posiblemente esto lo sabe ms de una persona. Tercero, que los veinte cuadros desaparecidos forman parte del secreto. Y, cuarto, que las ltimas palabras pronunciadas por el viejo Joshua en su pretendido delirio formaban parte de un mensaje. El jefe, de rostro orondo, de Los Tres Investigadores, se retrep en su asiento. Ahora, slo nos queda solucionar el enigma de las ltimas palabras del difunto Joshua... siempre que nos hayan repetido las verdaderas palabras pronunciadas por l. Crees que Ha! y su padre nos han mentido? exclam Bob. Sabemos que el profesor necesita dinero replic Jpiter. Sabemos tambin que el viejo Joshua no pag su renta de los ltimos meses y que el profesor incluso lleg a

  • prestarle algo. Bien, el profesor Carswell pudo saber que el anciano ocultaba algo de valor, o lo sospech la primera vez que aquel misterioso intruso penetr en la casita. No creo que Hal haya mentido objet Pete con firmeza. Tal vez asinti Jpiter. Por tanto, supondremos que los ltimas palabras del viejo Joshua fueron las mismas que nos han dicho. Yo las anot tal como Hal y el profesor las pronunciaron. Diciendo esto, Jpiter exhibi una hoja de papel que dej sobre la mesa. Segn el profesor, Joshua pronunci las palabras cuadros, zigzag, equivocado, telas y maestra ley Jpiter. Hal, que estuvo con el moribundo ms tiempo que su padre, nos inform con ms detalle. Dijo que las casi ininteligibles palabras del viejo Cameron fueron: Zig cuando... zag... camino equivocado.., maestra... mis cuadros... mis telas... equivocado a zigzag... diles... diama... equivocado... Una y otra vez, stas fueron las palabras balbuceadas en general. Pete se rasc la cabeza. Diama no tiene sentido... diles parece un mensaje... y zig cuando zag y camino equivocado me suenan a orientaciones. Un camino est equivocado. Mas, cul es el bueno? S asinti Jpiter, esto est muy confuso. Mas observa que la segunda vez que Hal utiliz la palabra equivocado lo hizo sin la palabra camino. A qu te refieres, Jpiter? indag Bob. No lo s realmente repuso Jpiter lentamente. Adems,

  • existe otra diferencia. Hal nos dijo que el viejo pronunci primero la frase diama, y diles la segunda vez. Bueno, pueden ser dos conceptos distintos. Incluso pudo decir diana objet Pete. S, es muy posible admiti Jpiter. Bob estudi las anotaciones unos instantes. Maestra y cuadros podran significar que Joshua crea que sus pinturas eran obras maestras... a pesar de no ser ms que un aficionado. Mis telas y slo telas son las formas en que un pintor suele referirse a sus cuadros. De Groot piensa, segn se ve, que los cuadros de Joshua son muy buenos coment Pete. Puede ser esto grit Bob. iTal vez, en realidad, Joshua Cameron era un gran pintor