Hannah Howell - El Mestizo y La Paloma Fl

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    ARGUMENTO:Emily no tiene más remedio que aceptar los términos de Cloud, y nohay manera de controlar la respuesta de su cuerpo a la viril semblanzaCherokee del vagabundo. El camino está lleno de obstáculos y lospeligros sólo hacen que aumentar una vez que lleguen a su destino.Durante toda su vida, Cloud ha evitado el compromiso, pero ahora laúnica manera de mantener a Emily segura es abrir su corazón, a la mujercon la pasión y darle el poder de romperlo. . .

    Capítulo Uno

    Territorio de Colorado, 1870

    "Dios dejó desamparada esta tierra", murmuró Emily Cordelia MasonBrockinger levantándose y sacudiéndose el polvo del vestido.

    Estaba agradecida de haber tropezado hacia delante, de otra manera,

    podría haber hecho daño al bebé que llevaba en su espalda. Dando unsuspiro de resignación, cogió su maltrecho sombrero y lo que quedaba desu sombrilla. La llanura no era lugar para llevar encaje y adornos, pero apesar de su aspecto andrajoso, servirían para mantener la cabezaprotegida del sol.

    Había caminado durante dos días, pero no había visto ninguna señal decivilización. No podía creer que este territorio pudiera estar tan vacío. Porotra parte, los indios podrían tener algo que ver en eso.

    Un escalofrío la recorrió. Todavía tenía demasiado claro el recuerdo de lamasacre. Los pobres agricultores no merecían una muerte así. Nuncahabían hecho daño a nadie. Los indios se vengaron de la genteequivocada.

    Su afición al aseo había sido lo que la había salvado. Ella habíadescubierto un pequeño arroyo, y había caminado una cierta distancia delcampamento para bañarse. Sin embargo, no había ido lo suficientementelejos, para evitar escuchar los sonidos de la masacre. Se preguntó, si los

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    gritos de guerra y el ruido de los disparos iban a desaparecer alguna vezde su memoria y dejarían de perseguir sus sueños.

    Volver a los carromatos humeantes había sido la cosa más difícil quehabía hecho nunca. El olor de la muerte aún estaba en su nariz. Losindios no habían distinguido entre hombres ni mujeres. El único que habíasobrevivido había sido un bebé.

    No entendía como habían dejado vivo a un bebé de tres años, ThorntonSears. Había estado caminando solo entre los muertos. Sólo podíasuponer que había estado escondido y se había quedado así hasta que elpeligro había pasado. Su pequeño cuerpo regordete resultó ileso, susrizos castaños estaban intactos, y, en sus ojos verdes, no tenía ningunanube por el horror que había vivido, ya que, probablemente, erademasiado joven para comprender la terrible tragedia. Estaba vivo y rezópara poder mantenerlo así.

    Se miró las manos sucias por la caída, que ocultaban las ampollas que sele habían formado al enterrar a los muertos, sabía que la monumentaltarea le llevaría por lo menos dos días pero no podía dejarlos ahí tirados.Durante ese tiempo recuperó, una mula muy cabezota, una carreta

    desvencijada, algunas pertenencias de ella y de Thornton, unos escasosalimentos que encontró y un poco de agua. Pensó que tendría queracionarse muy cuidadosamente, pero temía que no fuera suficiente.

    "Vamos a casa" dijo Thornton.

    "Allá vamos, querido, pero me temo que es un camino muy largo".

    Emily sintió ganas de llorar, pero se negó a ceder a esa debilidad. Sepreguntó en qué estaba pensando, cuando cometió la locura de irse desu casa de Boston, hizo una mueca al recordar sus razones. En elmomento que había recibido la petición de su hermano para ir a vivir conél, y tal vez enseñar en la escuela en la ciudad en ciernes de Lockridge,ella había pensado que era la respuesta a todas sus oraciones.

    Ella había pensado que cualquier cosa sería mejor que la vida quellevaba en la casa de su hermana Carolynn. Ella no sabía qué era peor, siel cuidado de los tres niños mimados de Carolynn o tratar de eludir almarido. A veces el hombre parecía poseído de una veintena de manos,

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    todas tratando de agarrarla. Nunca había tenido ayuda por parte de suhermana. Caro creía que sus hijos eran santos, y claramente esperaba

    que se dejara manosear por su marido, así ella se aliviaba de un deberde esposa que claramente lo encontraba repugnante.

    Su vida nunca fue ideal y Emily había sufrido estoicamente. Todos sushermanos ya eran mayores cuando nació. Sus padres le habían dejadomuy claro que ella fue una sorpresa no deseada. Sólo Harper, pensó conuna sonrisa suave, la había amado, pero cuando solo tenía diez años, ladejó para encontrar su propia vida.

    Se tocó el bolsillo donde la carta de Harper descansaba. No habíaperdido tiempo en contestarla. A pesar de que no había visto a Harper enocho años, su sonrisa se había quedado para siempre en su mente comouno de los pocos puntos brillantes en su vida. Sin dudarlo, ella se habíapropuesto ir Colorado.

    Sólo deseaba que Harper le hubiera enviado un poco de dinero. Carolynnse había negado rotundamente a soltar un solo centavo de su abultadabolsa, por lo que Emily se había visto obligada a tomar un largo y durocamino, con muy pocos recursos. La sed, el polvo, el hambre, el calor y

    todas las dificultades del viajar en carreta no la habían disuadido. Pero lasmuertes salvajes que había presenciado, eran otra cosa. No era cobarde,pero, después de todo, sólo era chica de diecinueve años que nuncahabía estado fuera de Boston.

    Le dolían los pies, sus cómodos zapatos hacía mucho tiempo que sehabían gastado en el áspero terreno. Llevar a Thornton era más fácil quedejarlo caminar, más seguro que sentarlo en la ya muy cargada mula,pero su espalda y los hombros estaban ahora gritando de dolor. Una mulaterca se añadía a sus problemas, pues a menudo tenía que tirar de ella, yla cuerda le había dejado una huella dolorosa en las palmas de lasmanos.

    Pero lo peor, decidió, era el miedo que ella no podía evitar. Se filtraba através de sus venas como un veneno. Ella no tenía idea de donde sedirigía, sólo sabía que estaba al oeste, y que estaba sola y sin armas enun territorio lleno de indios. Sólo podía seguir caminando, esperando quelos indios estuvieran demasiado ocupados para preocuparse de unamujer, un niño y una mula muy cascarrabias.

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    Terminó el día con poca emoción. Lo único que la hacía feliz era que ella

    y Thornton aún estaban con vida.Mientras que encendía una pequeña fogata, su mirada se posó sobreThornton que estaba sentado tranquilamente jugando con algunosguijarros. Protegido por su extrema juventud, había aceptado la pérdidade su familia rápidamente. Él sólo había llorado un poco al principio, yluego cambió su dependencia y afecto hacia ella. Repartiendo su parte dela harina de avena, Emily rezó para no fallarle. La responsabilidadpesaba sobre ella.

    Cuando se acurrucó debajo de la manta de dormir, se alegró de la calidezde su cuerpo pequeño y robusto. Era demasiado pequeño como para serreal, pero cualquier ayuda la hacía sentirse menos sola. A pesar de quesabía que debía mantenerse despierta para vigilar, tristemente admitió,para sí misma, que no tenía defensa contra los indios, y mantenersedespierta le parecía un ejercicio inútil y pronto se quedo dormida.

    Cloud decidió que no había nada más frustrante que hablar de susplanes. Recién llegado de una escuela militar, James no tenía idea de

    cómo luchar contra los indios. Cloud sólo podía esperar que el hombreaprendiera sus lecciones sin matar a muchos de sus hombres. Él, sinembargo, no tenía ninguna intención de esperar a verlo.

    "Te vas?" dijo James Carlin arrastrando las palabras y apoyándose en lapicota.

    Cloud no levantó la vista mientras ensillaba su caballo ruano. "Si y nocreo que vaya a volver pronto."

    "Ni siquiera por dulce la Abigail? Eres un hombre duro, Cloud Ryder. "

    Cloud hizo una mueca. Había esperado irse sin montar una escena, peropor la mirada en la cara Abby sabía que era imposible. A pesar de suhabilidad en la cama, estaba tan ansioso de dejarla, que no veía la horade escapar. Abigail era demasiado posesiva, esperando de él más de loque le había ofrecido nunca. Había sido un error involucrarse con ella.

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    "Uno de estos días te va a disparar una de las mujeres a las que tratastan fríamente."

    - No hay duda. No pierdas ninguna de tus simpatías en Abigail. Ella sabemás trucos que la amante un hombre rico. Ella se recuperara yprobablemente atrape algún pobre tonto que se casará con ella. No lehice ninguna promesa. No le rompo nada dejándola. Ella desempeñó el

     juego bien, pero le ha dolido perder."

    Por un momento James no dijo nada, pero luego preguntó, "¿Meequivoco al pensar que realmente no volverás?"

    "No te equivocas"

    "Antes decías que te ibas, pero siempre regresabas."

    "No esta vez. Después la guerra quise asentarme. Pensé que habíatenido suficiente lucha pero me equivoqué. Todavía tenía esa picazón.Pero ya se me ha quitado. "

    "Es difícil creer."

    ¿Por qué? Un hombre tiene que asentarse alguna vez. "

    "Simplemente no lo puedo creer. Eres muy inquieto. "

    Cloud se encogió de hombros. “¡Quizá! Pero ya no estoy satisfecho con lavida de vagabundo y de soldado.

    "¿Qué piensas hacer?"

    "Volver a mi tierra y hacer algo con ella. Wolfe debe estar malditamentecansado de vigilarla. Tiene su propio pedazo de tierra que cuidar. "

    "¿Dónde está tu tierra? La has descrito, pero nunca dijiste exactamentedónde está. "

    "En el Valle San Luis. Si me voy ahora podré cruzar las montañas antesde que la nieve bloquee el paso. En primavera empezaré a arar la tierra ypuede la casa ya esté lista para el momento de la recolecta del clan

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    Ryder”. Montó su caballo y tendió la mano a James. Cuida de no ser eltonto, si puedes evitarlo. Logrará que te despidan seguro”

    "Va a tener que esforzarse mas." James estrechó la mano de Cloud. "Tencuidado. Espero que encuentres lo que estás buscando. "

    "Nunca se sabe. "

    Salió del fuerte sin mirar atrás. Era el final de otro capítulo en su vida.Estaba cansado de matar y destruir. Finalmente estaba listo permaneceren un lugar y echar raíces. Quizás también encontraría un poco de paz.

    Eso le hizo reír, un ruido áspero que rallaba sus oídos. James teníarazón. Iba buscando algo, pero no podía decir que. No importaba lo quehabía hecho, a quien había conoció o cuántas millas había cubierto,siempre había un vacío dentro él. Había un hambre extraña en él queninguna cantidad de alimentos o agua podría satisfacer.

    Maldiciendo suavemente, volvió su montura hacia el suroeste. Habíamucha distancia que recorrer hasta su rancho, y rehusó pasar el tiempopreocupándose sobre algo tan intangible. Ya había suficientes peligros y

    distracciones para preocuparse a lo largo del camino. Distracción quefácilmente podría resultar fatal.

    Cuando por primera vez vio a la mujer en una loma, creyó que eraproducto de su imaginación. ¿Una mujer paseando por las llanuras conun bonete en la cabeza y una sombrilla en la mano? Era un espectáculodemasiado ridículo para ser real, todavía no podía creer lo que veían susojos.

    Montó un poco alejado para mantenerse al margen de su línea de visión yse dio cuenta de que la joroba extraña en la espalda era un niño.Meneando cabeza con incredulidad, comenzó seguirla.

    Mientras observaba como se caía por tercera vez, comenzó a reírsuavemente, mientras admiraba su persistencia. Ella estaba tanclaramente fuera de su elemento que resultaba gracioso. Ella caminabapor este hostil territorio indio como si paseara por un parque. Lo únicoque le impedía reír fue la fuerte sensación de peligro por todas partes.

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    "A la tonta esta se la puede ver por millas, Savannah” murmuró a sucaballo. "Tal vez sea cierto que Dios cuida de los tontos, los borrachos y

    los niños. Tiene a dos de los tres justo delante. ¿Dónde está su hombre?"

    Fascinado, él la siguió cuando ella maldijo la tierra, cuando tropezó con lamula y amenazó con torturas prolongadas y dolorosas. Por mucho quepensara, Cloud no podía entender cómo había llegado al medio de lanada con su hijo atado a la espalda como un saco. Su ropa, aunquehecha jirones y polvorienta, aún conservaba su aire de última moda,diciéndole que ella no era una mujer pionera.

    Él se acomodó en una colina con vistas a su campamento, cuando sedetuvo para pasar la noche. Su renuencia a dejarse ver por ella lo dejabaperplejo. Pero hacía mucho tiempo que no se había entretenido tanto.

    No fue hasta que el niño se durmió que, incluso desde esa distancia,Cloud se dio cuenta de lo mucho que ella luchó para no ceder a laslágrimas.

    Él se tensó un poco cuando la vio arrodillarse ante el fuego y quitarse la

    blusa, con un poco de la preciada agua, se limpió el polvo que seaferraba a ella. Cuando se quitó la camiseta, se movió inquieto, fijandolos ojos con avidez sobre los pechos pálidos mientras se lavaba. Luego,como para burlarse de su público invisible, se deshizo el rodete de sucabello.

    "Mi Dios," susurró, "los indios se matan unos a otros por un cuerocabelludo como ese."

    A la luz del fuego y la luna, le brillaban los cabellos casi blancos. Cayó enlargas ondas espesas en sus caderas delgadas. Cloud se quiso enterraren él, las palmas de las manos le picaban por hacer con ellas lo que sucepillo estaba haciendo. No creía haber visto una mujer tan bella nideseable a pesar de la gran colección que había conocido.

    Cuando ella se acostó con el niño a su lado, él se sentó a mirarla por unlargo tiempo. Necesitaba tiempo para calmar su deseo antes de llegarmás cerca de la mujer.

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    Estimando que había recuperado el control de si mismo, decidió bajar alcampamento. No tenía sentido hacer un fuego, cuando el de ella estaba

    tan cerca. También quería bajar la lumbre, para no llamar la atención aposibles extraños.

    Ató a la mula y a Savannah a un arbusto, pero no hizo ningún ruido.Después de asegurar su caballo, alivió a los animales de su carga yvolvió su atención a la pareja que dormía en el carro. Tenía curiosidad porver si el rostro de la mujer era tan hermoso como el resto de ella.

    Deteniéndose sólo para apagar el fuego, se sentó cerca de la carreta. Lamujer y el niño dormían sin saber que él estaba allí. Cloud negó con lacabeza. Eran como dos niños, indefensos e ignorantes.

    Estudio la cara de la muchacha y se dio cuenta que era muy joven. Dehecho, no parecía tener edad suficiente para tener el niño recogido en suregazo. Cloud decidió que el niño debía parecerse a su padre, puescarecía de delicadeza de su madre, de la coloración de su piel y el tonode sus cabellos cabellos.

    Su piel clamaba por ser tocada, una extensión tan suave y lisa como la

    seda. Las cejas que, estaban ligeramente arqueadas, eran varios tonosmás oscuros que su pelo brillante. Las espesas pestañas quedescansaban en sus mejillas también eran oscuras y tenían un rizadonatural. Su boca madura estaba ligeramente separada mientras dormía,revelando unos dientes rectos y blancos. Su nariz era lo menos perfectode su pequeño rostro ovalado, era pequeña, recta y ligeramenterespingona en la punta, interrumpiendo la perfección de una bellezaclásica.

    Sus ojos quedaron fijos en el suave oleaje de sus pechos por encima dela camisola de encaje y gimió. Había controlado el deseo, pero no lohabía vencido.

    Se apoyó en la rueda del carro y colocó el rifle en su regazo. Sabía queno dormiría mucho hasta que no saliera del territorio indio. En la guerrahabía aprendido a dormitar y sin embargo estar alerta al peligro. Casideseaba poder dormir felizmente como el par que había debajo de lacarreta, pero sabía muy bien lo peligroso que podía ser.

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    Su mirada voló hacia la joven cuando un sonido lo alertó, de que estabateniendo una pesadilla. Murmuró impacientemente y las lágrimas

    brotaban de debajo de sus párpados mientras revivía algún terror en sussueños. Su inquietud causaba que el niño gimiera en su sueño.

    "Silencio, cariño” murmuró mientras alisaba su mano sobre su frente enuna caricia suave.

    “Harper” exclamó en voz baja.

    "Ssssh. No hay problema, duerme, señorita. "

    Después de que la pareja se relajara de nuevo, Cloud volvió a su mediosueño, medio-vigilia. Se preguntó quién era Harper y decidió que era sumarido. Con el ceño fruncido, buscó los largos dedos de sus delicadasmanos, pero no vio ningún anillo. Pensó que no tenía marido o queestaba muerto. Muy adecuado para Cloud. Él tenía la firme intención desatisfacer el deseo que se agitaba en su interior y un marido no haría sinocomplicar las cosas. Un niño pequeño ya era complicación suficiente.

    Se estiró y se volvió, para no perturbar el manto de luz que la cubría. Una

    sonrisa tocó sus duras facciones cuando vislumbró sus pies. Eran tanpequeños y delicados como el resto de ella. Su sonrisa se desvaneciórápidamente cuando vio cuanto habían sufrido por la caminata que habíahecho. Le sorprendió que ella lograra estar de pie. Cada paso debíahaber dolido como el infierno, sin embargo, ella había luchado.

    "Terca como una mula", murmuró moviéndose para remeter la mantaalrededor de sus pies.

    Hizo una pausa, su mirada fue a la deriva por la longitud de sus piernasdelgadas expuestas por su falda levantada. Movió la mano por lapantorrilla y hasta donde sus enaguas descansaban en lo alto de losmuslos de seda. Ella se movió e hizo un ruido suave que trajo una sonrisade satisfacción en su cara cuando finalmente remetió la manta en su sitio.

    Incluso en su sueño se había calentado a su toque. Había pasión en ella.Cloud sabía que iba a ser bueno y encontró difícil resistirse a la tentaciónde deslizarse por debajo de la manta con ella. Sabía que sería difícil,pero no tenía intención de esperar mucho tiempo.

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    La noche transcurrió lentamente. Dos veces más Cloud tuvo que calmar

    los problemas de sueño de la joven. Era evidente que estaba llena demiedo, por lo que hizo su tenacidad aún más notable. Ella claramentetenía la fuerza para someter los temores cuando estaba despierta,obligándose a continuar a pesar de ellos.

    Al amanecer, el cielo se iluminó y bañó los montes. Luego se dedicó aencender un pequeño fuego y preparó el desayuno. Como esperaba, elolor del café comenzó a despertar a los durmientes.

    El niño se despertó en primer lugar, estudió a Cloud durante un largo ratoantes de levantarse. Con un misterioso sexto sentido que un niño tan amenudo tiene, tuvo la sensación de que no era una amenaza. Elmuchacho se levantó con cautela y fue a aliviarse a sí mismo, para luegosentarse en cuclillas con él junto al fuego.

    «Buenos días," dijo finalmente. "Soy Thornton."

    "Soy Cloud Ryder. ¿Tienes hambre?" Le repartió un poco de avenacuando el niño asintió con la cabeza.

    "Está bueno, como el de mamá."

    "¿Tu y tu mamá caminasteis mucho?"

    "Miles y miles de kilómetros. Nos vamos a casa."

    "¿Dónde está tu padre?" Cloud tomó un sorbo de café, mirando de vez encuando hacia la niña que seguía durmiendo.

    "Vive con los ángeles", dijo Thornton con calma, repitiendo la explicaciónde Emily. "Papa está muerto así que los ángeles se lo llevaron. Se llevana la gente muerta, ya sabes. "

    Cloud asintió con la cabeza. Él se había vuelto demasiado duro ydemasiados hombres habían muerto en sus manos, probablemente, noeran merecedores de ver las puertas del Cielo, y aunque sus muerteshabían sido parte de la guerra, puso en duda que ese hecho pudierasalvar su alma.

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    "Entonces, tú y tu mamá estáis solos,?" Preguntó y el muchacho asintió

    con la cabeza.Para Thornton, Emily era su madre. Los ángeles se habían llevado a suotra madre y le dejaron otra nueva. Era felizmente ignorante de cualquiererror que el hombre frente a él se hubiera formando.

    "¿Vas a casa también?" -preguntó el muchacho.

    “Si. Voy a arreglar mi rancho. "

    "¿Tienes vacas?" Cloud asintió con la cabeza. "Mi nueva casa tienevacas."

    "¿Dónde está tu nueva casa?"

    "Fuera de aquí. En Sandly" Thornton señaló hacia las montañas visibles.

    Sonriendo, Cloud renunció a intentar obtener cualquier información. Losniños de la edad de Thornton no estaban muy preocupados por los

    detalles.

    "Creo que mamá se está despertando."

    "Mmmm, creo que tienes razón."

    Verla hizo que a Cloud se le apretara el estomago. A pesar de sudelicada constitución, había una voluptuosidad inconsciente de susmovimientos. No podía esperar para sentirla debajo de él, con su ágilgracia trabajando para satisfacerlo.

    Se incorporó, frotándose los ojos en un gesto claramente infantil. Cuandosu mirada se posó en el lugar donde había estado Thornton se tensó. Uninstante después se encontró mirando con admiración a un par de ojosverdes jade.

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    Capítulo Dos

    Después de asegurarse que Thornton estaba vivo, Emily se quedómirando al hombre agachado al lado del fuego. Su alivio por la seguridadde Thornton desapareció rápidamente, y ella deseó desesperadamentetener un arma.

    Cuando el desconocido se levantó, ella se echó a temblar. El hombremedia bastante más de seis pies de altura. A pesar de que era delgado,no se engañó pensando que carecía de fuerza. Ella podría aproximarse alas dos pulgadas más de cinco pies si llevaba los zapatos, ni poniéndosede puntillas tenía ninguna posibilidad contra él.

    El pelo grueso, azul-negro de ala de cuervo colgaba de sus anchoshombros, llevaba un pañuelo rojo atado alrededor de su amplia frentepara mantenerlo fuera de sus ojos. Una camisa de gamuza abrazaba sutorso musculoso y estaba desatado lo suficiente para revelar un pecholiso y oscuro. Los pantalones oscuros desaparecían en las botas de anteque marcaban la mitad inferior de sus piernas musculosas.

    Como si su estatura y fuerza, no fueran lo suficientemente intimidantes,

    también lo eran las líneas duras de su rostro. Pómulos altos y la nariz depuente alto, hablaba de su sangre india, como lo hizo el tinte cobrizo desu tez oscura. Su boca de labios finos eran una línea recta ilegible. Lacicatriz añadía una fiereza a sus facciones que no hizo nada para aliviarlos temores de Emily.

    Controlando su pánico, se encontró con su mirada. Sus ojos eran de unprofundo y rico color café rodeado de ámbar. Ella nunca había visto esecolor de ojos. Tampoco había visto unos ojos tan carentes de expresión.

    “Por favor” dijo suavemente, "no haga daño al niño."

    Cloud se sacudió. Se dio cuenta de que ella le creía un indio y, como esnatural, había asumido lo peor. Él había conocido la dura la picadura delos prejuicios con demasiada frecuencia en el pasado.

    "'Despertó a tiempo, señora. "

    Cerró los ojos brevemente. "Usted no es un indio."

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    "Vamos al Valle de San Luis." Ella frunció el ceño cuando se él se rió envoz baja. Era gracioso

    "En realidad, estaba pensando en lo que Thornton respondió cuando lehice la misma pregunta. Dijo que Sandly." Sintió un temblor en el bajovientre al oír su risa suave y ronca. "Vas por el camino equivocado", dijo.

    “Tonterías” dijo con su mejor voz de la escuela MARM. "Voy hacia eloeste."

    "Muy bien, pero el valle está al sur, a varias semanas de viaje."

    Su corazón se hundió. Si se trataba de varias semanas de viaje, entoncesera muchas semanas a pie. De alguna manera había creído que, sillegaba a las montañas, ella estaría bien. Saber que todavía tendría queviajar muchas semanas hacia el sur era casi devastador. Fue una luchano llorar, pero el duro orgullo yanqui le impedía mostrar ninguna debilidadante un extraño.

    Cloud vio como luchaba por no llorar. La manera en que puso su pequeñabarbilla hasta le divertía, mientras sentía una punzada de admiración.

    Había visto cómo la noticia la había devastado, pero no iba aderrumbarse. Tenía una fuerza de carácter que sólo podía aprobar.

    “Ya veo... Así que no estoy ni a la mitad del camino todavía".

    "Depende de dónde empezaste."

    "Boston originalmente, pero empecé a caminar hace dos días."

    "¿Por qué?".

    "Los indios atacaron la caravana donde viajaba. Los mataron a todos".

    Oyó el toque de horror persistente en su voz y supo que era el incidentelo que ensombrecía sus sueños. "¿Porque no os cogieron a ti o aThornton?"

    "Yo no estaba en la caravana. No estoy muy segura de cómo sobrevivióThornton. Él no ha dicho nada."

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    "Papá me puso en un agujero", dijo Thornton de repente. "Me dijo que me

    quedarse hasta que todo estuviera tranquilo y lo hice."Emily apenas podía contener sus lágrimas. La pérdida de tantos amigostodavía estaba demasiado fresco en su recuerdo. Pensó en la jovenpareja Sears, cuan ansiosos estaban de llegar a su destino, cuan llenosde planes.

    "Lo siento" dijo Cloud en silencio. ¿Cuantos eran?

    "Unos veinte." Ella se miró las manos, aún con ampollas por la tarea deenterrar a tantos cuerpos.

    "Así que ¿recogiste a tu hijo y comenzaste a caminar hacia el oeste?"

    "Dos días más tarde, sí."

    "¿Por qué esperar?"

    "El entierro me llevó dos días enteros."

    "¿Enterraste a todo el mundo?" dijo en voz baja.

    Su reacción fue de sorpresa. "Bueno, yo no cavé veinte tumbas. No creoque les importara si ponía a un niño con su madre o padre, o a los seresqueridos juntos." Se estremeció al recordarlo.

    "Hacer eso fue una maldita estupidez", espetó, mirándola.

    Emily decidió que prefería la falta de expresión de sus ojos, a la cóleradura y fría que ahora los iluminaba. "Era lo cristiano hacerlo."

    "Fue una cosa tonta hacerlo. "

    "¿Qué iba a hacer?" -le espetó, cada vez mas enojada. "¿Dejarlos para lacarroña?"

    "Maldita sea." Su actitud no se había suavizado. Oye, tonta mujer, ¿quécrees que va a ocurrir si los indios regresan a ese sitio? "

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    “¿Por qué habrían de hacerlo? No pueden hacer nada más. "

    "Tal vez sólo pasen en su camino a otro lugar. ¿Cómo diablos voy asaberlo? El punto es que van a ver esas tumbas y a saber que alguiensobrevivió. "

    Sintió que el color dejaba sus mejillas. "¿Eso les importa?"

    "Maldita sea claro que les va a importar. Sabía que solo era una mujertonta y un niño. No quieren dejar supervivientes. "

    Tomando una respiración profunda para calmar los temores, ella dijo,"Tuve que enterrarlos."

    "Díselo a los indios. Podrían estar cerca incluso ahora. No es que se lesvea venir. "

    A pesar de que saber que era una incompetente aquí en las llanuras, seresentía de su actitud. Podía tener en cuenta el hecho de que era unachica de ciudad del este, no un vaquero, y darle algo de crédito por lo que

    había logrado. En su lugar, se refería a ella como si no tuviera sentidocomún. Una furia se cocía a fuego lento mientras la criticaba.

    "Vas por las llanuras como si estuvieras en un paseo dominical. Mesorprende que no hayas perdido ese pelo ya. "

    " Que se supone que voy a hacer? ¿Arrastrarme por las montañas sobremi estómago? "

    "Podría ser una maldita buena idea ".

    "Deje de maldecir."

    "Mira, idiota, tienes el mismo sentido común que Dios le dio a un ganso.Desfilas a través de un país hostil y cuando acampas haces un fuego quese puede ver a millas de distancia. "

    "¿Me viste?" se quedó sin aliento, el color inundaba su cara.

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    Ella trató de mantener los labios cerrados, pero en el momento de suboca cubrió la de ella, sabía que no iba a ser nada fácil. A pesar de la

    línea dura de su boca, sus labios eran cálidos y suaves. Sintió que supropia boca se suavizaba debajo de la suya cuando un calor extrañocomenzó a difundirse a través de su cuerpo. Eso la asustó mucho másque el hecho de que este extraño estaba cogiendo un beso que no se lehabía ofrecido.

    Forzó su lengua por la barrera debilitada de los labios y sintió que lacalidez le corría a través de su cuerpo. Ella trató de liberarse de susbrazos, pero no pudo. Un momento después, sucumbió a la intoxicaciónpor el sondeo de la lengua.

    Lo que le devolvió de nuevo sus sentidos fue la forma en su boca losiguió cuando comenzó a alejarse. Sus ojos se abrieron con sorpresa, aldarse cuenta de sus propias acciones. Se liberó bruscamente de sucontrol, y con poca gracia y mucha prisa se incorporó sintiendo la miradade Thornton.

    Con una lenta sonrisa en su cara, Cloud le sirvió otra taza de café,mirando su cara enrojecida. Su ardor no se había visto atenuado, en

    absoluto, por la reciente muerte de su hombre. A pesar de su resistencia,había sentido la rápida construcción de su pasión. Ella, sin duda, tenía unsaco lleno de excusas y evasivas, por lo que comenzó a planear unamanera de atraerla a sus brazos en el menor tiempo posible.

    Su sonrisa le molestaba, así que Emily lo ignoró. Lo que encontró difícilde ignorar fue la forma en que sus ojos se estrecharon ligeramentemientras la miraba. Sospechaba lo que estaba pensando detrás de esosojos, y algo le decía que no presagiaba nada bueno.

    "¿Vamos a caminar de nuevo?" preguntó Thornton.

    Sí, no podemos perder un día." Se puso de pie para comenzar a recogersus pertenencias.

    "No olvides tu sombrilla." Cloud le señaló con la cabeza. "No es un paseocompleto sin una."

    "¿No tienes donde ir?" -preguntó con frialdad.

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    "De hecho, lo hago." Se puso de pie. "Al Valle de San Luis. Tengo un

    rancho allí. "Emily corrió tras él cuando se acercó a los caballos.

    "¿Vas realmente al Valle de San Luis?"

    "Así es" Él no se detuvo con sus preparativos.

    -Entonces, Thornton y yo podemos ir contigo. "

    No.

    Ella abrió la boca y lo miró con incredulidad. Emily no podía creer que élse negara a ayudarla a ella y Thornton.

    "¿Nos dejas solos por nuestra cuenta?"

    “Si.” Se volvió para mirarla, su rostro estaba impasible. Nunca sabría queestaba mintiendo. "Eres un desastre andante, miel. No necesito el tipo de

    problemas que pudieras traer. Me gustaría llegar a mi tierra con vida. Dehecho, tengo esa intención. "

    "¿Cómo puedes ser tan cruel? Dejándonos por nuestra cuenta esequivalente a matarnos. "

    Se encogió de hombros y comenzó a montar Savannah. "Tengo mi propiocuero cabelludo que pensar."

    "Te puedo pagar", espetó ella después de un momento de reflexiónfrenético.

    "¿Tienes dinero?"

    "Bueno, no exactamente. Tengo un par de cosas que se puedenintercambiar por dinero en efectivo ", añadió a toda prisa cuando élempezó a montar. "Algunas piezas de joyería."

    "¿Cuánto valen?" -preguntó con frialdad, volviendo a la cara otra vez.

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    "Cincuenta… tal vez un centenar de dólares."

    "No vale la pena arriesgar mi vida por esa miseria." Una vez más empezóa montar.

    "Es todo lo que tengo", dijo débilmente, al ver alejarse su últimaoportunidad.

    Se volvió y lentamente se acercó a ella.

    "Yo tal vez podría conseguir más al llegar al Valle de San Luis."

    "¿De Harper?" -preguntó en voz baja, llegando a su lado, perodeteniéndose a pocas pulgadas de ella.

    “¿Cómo sabes de Harper?" Ella se negó a dejarse intimidar y dar un pasoatrás.

    "Dijiste que su nombre mientras dormías."

    "Oh. Bueno, estoy segura de que Harper podría añadir algunos dólares.Estaría contento de que llegara sana y salva."

    "Estoy seguro de que lo estaría. Pero no quiero nada de Harper. "

    Su voz profunda y suave hacía cosas extrañas a su interior y frunció elceño. "¿Qué quieres, entonces?."

    "A ti", afirmó rotundamente y se apoderó de un mechón de su pelo,acariciándolo entre sus largos dedos.

    "¿Qué?" le dijo con voz ronca, segura de que lo había entendido mal.

    "Te quiero a ti", le susurró, moviendo su mano y ahuecándola al lado desu delgado cuello, donde su pulso, latía frenéticamente.

    "¿Acaso no se acaba de librar una guerra para poner fin a la esclavitud?"

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    "Que se ganó. No es esclavitud, cariño, es servicio. Tú me gustas y yo tevoy a gustar. "

    "No puedo creer que te aproveches de mi desesperada situación."

    “Pues créelo. No estoy excesivamente dotado de escrúpulos cuando setrata de obtener lo que quiero. "

    “Qué cierto. La leche de la bondad humana claramente comenzó a cuajaruna vez que cruzó el Ohio. "

    “No hay duda. Bueno, ¿tenemos un trato?" No, señor. Dio un paso atrás,lejos de su tacto.

    "No. Si yo hubiera estado dispuesta a jugar a ser puta, lo hubiera hechoen Boston. "

    Se encogió de hombros y volvió hacia sus caballos. Cloud no estabaconvencido de que había perdido su apuesta todavía. No habría tiempopara que repensara su negativa. Una vez que ella estuviera segura deque realmente la dejaría a ella y al niño a su suerte, seguramente que

    cambiaria de parecer.

    Sin embargo, comenzó a trazar un segundo curso de acción, en caso deque él estuviera equivocado. Aún no era tan insensible como para dejarla,a ella y a su niño, por su cuenta. Había algo en ella que le hizo sentirseinusualmente protector.

    Emily se quedó de piedra, su mente dejó de funcionar por un momento.Los hombres que había conocido no habían sido todos caballeros, pero,estaba segura, de que ninguno de ellos habían amenazado con dejarla aella y a un niño pequeño solos en un desierto hostil. No podía creer queese extraño, realmente, tuviera la intención de hacerlo.

    "¿Estamos yendo a casa ahora?" Thornton preguntó, mientras seencaminaba hacia ella y le tomó la mano en la suya.

    Emily miró al niño. Sus ojos verdes se llenaron de confianza y esperanza.Él creía en su capacidad de mantenerlo con vida, de saber qué hacer y

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    cómo ponerse a salvo. Desafortunadamente, su confianza estaba fuerade lugar.

    Ella no sabía nada del país por el que caminaba, de los peligros queacechaban. Emily sabía que el extraño estaba en lo cierto, que estabatropezando con toda la tenacidad de su estúpida mula irascible.

    Se encontró preguntándose si su castidad era tan preciosa. Valdría lapena para proteger su propia vida, pero no la de Thornton. El niño nopodía entender el concepto del honor o la castidad.

    ¿Señor?, ella con voz ronca, dando un paso vacilante hacia el caballo y el jinete. ¿Señor?, llamó con una voz más fuerte cuando se dio cuenta queno tenía más remedio que aceptar sus condiciones. "Sr. Ryder?"

    Finalmente se detuvo, volviéndose en su silla para mirarla. A pesar deque había oído por primera vez, había ignorado el débil grito. Podríahaber sido una falsa alarma. La forma en que ella se quedó con elmentón un poco levantado le dijo que había tomado una decisión. Sóloesperaba que fuera la que él quería.

    Ella gentilmente cogió la mano de Thornton y se acercó a él. Ella pensóresignadamente que debía estar contenta de que él fuera joven, fuerte yatractivo. Su salvador podría haber sido mucho menos atractivo y quepodría haber cogido lo que quería por la fuerza.

    "Tal vez si pudiéramos discutir los términos," empezó a decir.

    Desmontando, empujó su sombrero en la cabeza y tiró de ella pararodearla con sus brazos. Estaba sorprendido de lo bien que encajaba allí.Cloud pensó que ninguna mujer llenaba sus brazos mejor que estapequeña dama de Boston, pero, por extraño que pareciera, no podíarecordarlas ahora. Todo lo que podía imaginar en su mente era comoesas curvas suaves estarían sin ropa.

    "Las condiciones son que compartimos una manta de aquí hacia el valle."

    "¿Y no puedo poner ninguna condición?" ella chilló cuando él la levantópara que sus rostros estuvieran al mismo nivel.

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    "No, pero vas a ganar mucho, tu vida y la seguridad del niño. No creo quete resulte una decisión difícil de tomar. "

    El beso que siguió confirmó sus palabras. A Emily siempre le habíanenseñado que una buena mujer no gozaba de tales atenciones, y en lascircunstancias actuales, debían ser rechazadas. Pero en el momento enque lanzó su boca, no podía negar lo que sentía y eso la horrorizaba.

    No podía dejar de preguntarse si el beso había influido en su decisión.Una pequeña voz le susurró que aunque estaba salvando la vida deThornton y la suya propia, podría estar pagando un precio muy superior asu castidad. Ella luchó para sofocar el pánico repentino. En realidad nohabía otra opción.

    "Tiene que haber una condición," jadeó ella, poniendo sus manos sobre elpecho y empujando contra él.

    A Cloud le resultaba difícil detener su impulso sexual. Sabía que estabamuy cerca de lanzarla al suelo y tomarla en el acto. La fuerza de sudeseo le sorprendió y le alarmó un poco, pero no tenía ninguna intenciónde apartarse de ella.

    "¿Y cuál es esa condición?" preguntó tenso mientras luchaba paracontrolar su pasión.

    "Disimular delante del niño. No debe ser consciente de nada. "

    "Estarás en mis brazos todas las noches. Va a ser difícil esconderse deél. "

    Era imposible mantener bajo control, el rubor que manchaba la cara, peroluchó para ignorarlo. "Entiendo eso, pero seguramente, no es necesarioser demasiado evidente."

    "En otras palabras, no llevar a cabo esas actividades cuando el chico estédelante, ahí mirando."

    Al verlo mirando sobre su hombro le siguió la dirección de su mirada.Thornton los miraba con intensa curiosidad. "Lo ha dicho muy bien, Sr.Ryder."

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    "¿Cómo diablos has llegado aquí?"

    "Yo caminaba o iba en coche de caballos."Murmurando cosas que ella se alegraba de no entender, él puso aThornton en su caballo, la agarró por la cintura y la sentó encima del otrocaballo. "Vas a aprender, miel."

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    Capítulo Tres

    Emily estaba segura de que no olvidaría jamás las lecciones deequitación. Si Cloud no estaba maldiciendo o gritándole, se reía. Emilyestaba segura de que le habría disparado si hubiera poseído un arma defuego.

    Lo único bueno de montar a caballo era que permitía que se le curaranlos pies, y la distancia se cubría, sin duda, con más velocidad. Emilysabía que iba a llegar a su destino mucho más rápido, pero no estabasegura de si llegaría con vida. Un prudente ajuste de las faldas en suspiernas, la había salvado de las rozaduras, pero hizo poco paraamortiguar las sacudidas que sufrió, mientras trataba de aprender el ritmode su montura.

    Cloud miró a Emily y ocultó una sonrisa. Ella no tenía aptitud para montar.Dudaba que ella ganara mucha habilidad con el tiempo y tampoco con lapráctica. Sin embargo, sabía que ella, iba a hacer todo lo posible paramantenerse al paso con él.

    Afortunadamente, el niño tenía una habilidad natural. Aún más

    importante, él era obediente y respondía a las órdenes de Cloudinmediatamente.

    "Vamos a pasar la noche aquí" dijo, mirando la puesta del sol.

    Emily no pudo reprimir un suspiro de alivio. Rezó para que hubieracarruajes en Lockridge. Después de este viaje, esperaba no tener quemontar un caballo nunca mas, incluso si eso significaba que tenía quecaminar kilómetros.

    Sin embargo, ella escuchaba con atención, un poco más tarde, cuandoCloud le dio instrucciones sobre el cuidado de su montura.

    Después de dejar listos a los animales, Cloud le instó a que fuera a unarroyo cercano. Ella fue, sin sentir ningún reparo, en dejar que elpreparara la comida. Mientras paseaba hasta el arroyo, reflexionabaamargamente, que probablemente el podría hacerlo mejor que ella.

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    Aprovechando la espesa vegetación de arbustos cerca del agua, sedeshizo de la ropa. El agua iba rápida, pero no le importó. Simplemente

    quería lavarse para eliminar el sudor y el polvo y así también aliviar sumalestar, los dolores que sufría, empezaron a diluirse un poco junto conla suciedad y el cansancio.

    No fue hasta que ella se puso las enaguas, todavía húmedas por ellavado, que se preguntó, si la limpieza había sido un error. Oler a ranciopodría haber disuadido a Cloud Ryder. Hizo una mueca mientras sacudíaese pensamiento a un lado y terminó de vestirse. A ese hombre no lo ibaa disuadir esa débil defensa.

    Sabía que sería mejor no pensar en lo que estaba por venir. Pero, sinembargo, fue mucho más fácil decirlo que hacerlo. Caminó hacia elcampamento y al destino que, esperaba, aunque fuera débilmente, poderevitar.

    Una mirada a la cara de Cloud le dijo que no tenía ni una débil esperanza.Decididamente, le prestó la mayor parte de su atención a Thornton. A élno le molestaba en absoluto saber que, deliberadamente, ella le estabahaciendo caso omiso.

    Ella resistió la tentación de mantener despierto Thornton, pero no usaríaal niño como un peón. Ella le metió en su manta poco después de lacomida, y entonces le contó una historia corta.

    "¿El nos llevará a casa?" Thornton preguntó soñoliento.

    "Sí, querido. Él también va al Valle de San Luis. Él nos llevará conHarper. "

    "¿No pones tu manta junto a mí?."

    “No cariño.” Ella se negó a ruborizarse. "Voy a dormir junto al Sr. Ryder,hasta llegar al valle. No voy a estar muy lejos. Duérmete, amor. "

    Ella se alegró de la juventud de Thornton, ya que la salvó de laspreguntas incómodas. Sin embargo, no se alegró de la rapidez con que elmuchacho se durmió. Emily se ocupó de lavar la ropa de Thornton y laextendió para que se secara, luego guardó los restos de la comida.

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    Estaba a punto de comenzar a zurcir algo cuando un fuerte brazo laagarró por la cintura.

    "Supongo que esto es una mejora con respecto a arrastrarme por el pelo”dijo con aspereza, ocultando su nerviosismo mientras la llevaba hacia lacama de mantas.

    "No sería capaz de tratar este glorioso cabello tan duramente."

    Emily dio un grito suave cuando él la arrojó sobre la manta, pero elterreno era sorprendentemente suave. Echando un vistazo por debajo dela fina manta, se encontró una capa de pieles. Cuando volvió a mirarlo, seolvidó de su comentario mordaz acerca de un hombre y suscomodidades, se había quitado la camisa pero se había dejado lospantalones.

    Tenía el pecho ancho y musculoso. Solo tenía una fina línea de vello ensu ombligo, que desaparecía debajo de su cinturón. Se sonrojó y seapresuró a levantar los ojos. Ella dio un respingo nervioso cuando searrodilló a su lado y comenzó a soltarle el pelo.

    Cloud la sintió estremecerse mientras pasaba las manos por su pelosuelto. "No voy a hacerte daño, Emily".

    "Hay muchas maneras de hacer daño a una persona, Sr. Ryder", replicóella en voz baja. Temblaba cuando él le quitó el corpiño. "¿Crees que nome duele ser una puta para ti?"

    Le quitó los zapatos y las medias y estudió su cara enrojecida. "No eresuna puta, Emily. Eres mi amante. "

    "¿Qué diferencia hay?"

    "Las mujeres han vendido sus cuerpos por mucho menos." Le cogió lapunta de la barbilla y la hizo enfrentarse a él. "No te conozco mucho, miel,pero sé que no eres una puta. Ahora, no se hable más. "

    No tenía más remedio que obedecer, su boca hambrienta cubrió la deella. Emily estaba tan atrapada en la vorágine de sensaciones que leproducían sus besos, que sólo tenía una vaga idea de lo que estaba

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    haciendo con su ropa. El hizo caso omiso a sus débiles protestas queaplastó sin piedad y pronto ella estaba desnuda en sus brazos.

    Suavemente la empujó de espaldas hasta las pieles. Se quedóasombrada tanto por sus besos, como por su poca vergüenza. Nadie lahabía visto nunca sin ropa y su sentido de la modestia fue aplastado bajosu oscura mirada.

    Los ojos de Cloud no la dejaron hasta que le sacó la última de sus ropas.Era exquisita y delgada, pero con toda la suavidad que un hombre podríadesear. No creía haber estado tan ansioso de sumergirse en una mujerdesde que había sido un verde jovenzuelo.

    Emily vio la última prenda de su ropa que arrojó a un lado y quedó sinaliento. Ella estaba segura de que se rompería en pedazos. A pesar deque nunca había visto a un hombre totalmente desnudo estaba segura deque había mucho más de lo que debería haber y con un pequeño gemido,cerró los ojos.

    Al ver su miedo, Cloud se detuvo. Aunque muchas mujeres habíanexclamado su júbilo al ver sus atributos, en realidad no creía que era

    tuviera mucho más que otros hombres. Esta viuda y madre de un hijoestaba actuando como una virgen. Se preguntó si ella y su marido sehabían permitido sólo el contacto a tientas debajo de la ropa de cama.

    Cuando él la tomó en sus brazos, el contacto de la carne por primera vez,los hizo temblar a ambos. Cloud sonrió mientras le rozaba los labiossobre su rostro. La pasión estaba allí para que él la tomara. Sóloesperaba poder controlar su imperiosa necesidad, el tiempo suficientepara traerla a la superficie.

    "Dulce y hermosa Emily", murmuró contra sus labios. "Te juro que no teharé daño."

    Al tomar su boca con otro beso adictivo, Emily sintió el aumento de calor,mientras quemaba sus temores. La vergüenza parpadeaba a través deella, porque encontraba placer en su beso, en la sensación de su cuerpolargo y delgado muy cerca de ella, y en el calor de su tacto.

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    Un grito suave se le escapó cuando trasladó la boca a sus pechos.Aunque una pequeña parte de su grito era de negación, hundió sus

    manos en su pelo grueso, para mantener su boca más cerca de su pechocuando la lengua comenzaba a lamer sus pezones. Sin embargo, otrogrito se escapó de su boca, un grito de alegría, cuando él respondió a suinsistencia inconsciente y profundamente metió la dura y dolorosa puntade un pecho, en su boca golosa.

    A pesar del calor cegador de su pasión, ella se apartó de su tacto cuandodeslizó la mano por la cara interna del muslo. Era sólo un breve rechazo ala intimidad de su toque, que pronto sucumbió a una cascada fresca dedeseo. Sensaciones nuevas y devastadoras, se estrellaron sobre elladesde diversos puntos su boca, su tacto, y su voz profunda y rica lasedujeron.

    "Dios, ya estás caliente para mí..." Él gruñó bajito en su garganta,mientras las manos de ella revoloteaban tímidamente acercándose a él."No se puede seguir luchando, señorita. Es demasiado fuerte. "

    Poco a poco, besó el camino de regreso a su cara enrojecida y ella sintiócomo posicionaba sus piernas entre las suyas. Emily se estremeció con

    una sensación de anticipación mucho más que de miedo. Era una joveneducada en la moralidad y virgen, temía lo que iba a suceder. Sinembargo, su cuerpo la traicionó. Se arqueó contra él, pidiendo todo lo quele daría.

    Cloud tomó su boca en un beso fiero cuando se sumergió en ella, pero derepente se puso rígido, notando una barrera. Él no necesitaba, sentir surigidez, oír su gemido, para saber que acababa de hacer añicos lainocencia de la joven. Al soltar su boca, él la miró fijamente, viendo quehabía palidecido un poco y que tras sus lágrimas brillantes, había unaacusadora mirada.

    "Dijiste que no me harías daño", dijo con voz áspera, aun cuando sentíaque el dolor punzante comenzaba a retroceder.

    "Pensé que ya habías tenido un hombre." Movió la mano sobre su cuerpotratando de aliviar la tensión y restablecer su pasión. "Yo lo hubiera hechomás fácil si lo hubiera sabido." Empezó a darle besos como plumas sobreel rostro. "Siempre duele primera vez."

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    "Esto parece un arreglo extraño e injusto", murmuró con voz ronca

    cuando su pasión comenzó a construirse de nuevo. Sintió una oleada deplacer cuando se rió entre dientes contra su garganta. "¿Eso es todo loque hay?"

    No. Él comenzó a moverse lentamente y se sintió temblar. "Hay más,querida."

    Emily encontró de repente, que era difícil hablar. Después de unmomento no necesitó que las manos que tenía en las caderas la guiaranporque igualó su ritmo al instante. Él colocó sus piernas alrededor de él yella se aferró como si le fuera la vida en ello.

    De repente le entró el pánico. Su cuerpo sentía como si estuviera listopara lanzarse de un precipicio. Ella trató de retirarse de la orilla, pero él laabrazó con fuerza contra él, murmurando tonterías que sirvieron paracalmar su miedo repentino. Emily escuchó un grito extraño, inclusocuando iba en una ola de sensación y se dio cuenta de que se trataba deella. Se sentía como una unidad con Cloud y lo abrazó con fuerza, sucuerpo bebió profundamente de su liberación. Con su nombre en sus

    labios se estremeció en sus brazos aumentando de su propio placer.

    Pasó un tiempo antes de que él eliminara la intimidad de su abrazo. Ellase quedó inmóvil, con una sensación de confusión, y luego, observó quese levantaba para ir a buscar un trapo. Sentía un letargo sensual, quieto yapacible, cuando vio que regresaba a la cama y tiró de ella en sus brazos.

    "Sabía que iba a ser bueno", murmuró en voz baja mientras le alisaba elpelo con las manos. “¿De quién es hijo Thornton? Ahora se que no estuyo como yo pensaba. "

    "¿Por qué creías que era mío?"

    "Él te llama mamá y, a pesar de que no os parecéis mucho, él tiene losojos verdes."

    "Oh. Bueno, su apellido es Sears. Era el único hijo de la joven pareja queviajaba conmigo. "

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    mientras inclinaba la cabeza para chasquear la lengua por cada duronudo.

    "¿No es maravilloso?", dijo con una voz dulce, que goteo sarcasmo: "Yote he dado la primera vez."

    "Sí, me la has dado", dijo lentamente, pero él no se refería a su inocencia.

    "No se puede decir que… vamos hacerlo de nuevo?" se quedó sin alientocuando ella pasó a ser plenamente consciente de su excitación renovada.

    "Ciertamente no. ¿Te duele? " - preguntó con repentina preocupación.

    "Bueno, en realidad no” respondió ella con una honestidad que no podíacontener.

    "Lo podríamos dejar para mañana."

    "Es una buena idea, ya que debo viajar en esa bestia mañana."

    "Te voy a dar una manta extra. Lo único que me frena a mí mismo es la

    restricción. "

    "Si todo el mundo pensara de esa manera, el mundo sería un caos."

    "Pensé que lo era". Él rozó los labios sobre los de ella. "Esta vez voy aparticipar."

    "No es tu vida."

    "Mi vida no está en juego", le recordó con frialdad.

    "Eres un cabrón, Sr. Ryder," dijo fríamente.

    "Eso ya me lo han dicho, querida. Ahora, cállate".

    Para su disgusto, ella lo hizo. Peor aún, participó de forma activa. Unavez más, escaló hasta las cimas de la pasión, sus cuerpos unidos en unaperfecta y sensual armonía. Cuando por fin se alivió del abrazo, el letargo

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    que había sentido hasta ahora pesaba en sus párpados. Ni siquiera tuvofuerzas para regañarse a sí misma por la forma en que ella lo abrazó a él.

    "Tengo que ponerme algo de ropa", murmuró soñolienta.

    “No”. Le pasó la mano lentamente sobre la suave curva de sus caderas.

    "Thornton. No debe verme así. ¿Te despertaras antes que él?."

    "Bueno, ponte mi camisa. Habrá menos para sacar si te quiero de nuevo."

    Atontada empezó a ponerse la camisa que tenía para ella, su mirada sefijó en él con fastidio. "No tengo nada que decir al respecto?"

    "Tenemos un acuerdo, como recordarás".

    "Tengo el presentimiento que no permitirás que se me olvide por unmomento."

    "Creo que voy a tener la energía para recordártelo muy a menudo".

    Ella hizo un ruido suave de disgusto cuando se acostó. Pero no seresistió cuando él le apretó hacia su pecho formando una cuchara. Sesentía demasiado bien y estaba demasiado cansada.

    Cloud sentía su respiración suave mientras ella dormía. La sentía bienmetida en su contra. No tenía ganas de buscar un rincón privado paradormir como lo había hecho tantas veces en el pasado.

    Eso le dejó perplejo, casi tanto como la fuerza del deseo que sentía porella. No podía atribuirlo a un celibato largo, no después de una semanade atención asidua de Abigail. Ni podía decir que era debido a lahabilidad de ella, pues no tenía ninguna, salvo la que le nacía de formanatural. Su toque tímido, reticente, no tenía la hábil seducción de Abigail,pero lo había echo estremecer.

    Decidió no pensar en ello. Era una de esas cosas que no se podíaexplicar. Se acomodo en el sueño ligero del soldado endurecido, decididoa aceptar y a disfrutar de lo que tenía en ese momento.

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    Los gritos, se mezclaron con alaridos de guerra sedientos de sangre.

    Emily se llevó las manos las orejas, pero el sonido seguía y seguía, hastaque pensó que se volvería loca. Los chillidos ni siquiera se detuvieroncuando empezaron los disparos. Cuando finalmente llegó el silencio,todavía podía oír los ecos de la batalla.

    Poco a poco se dirigió a la delgada columna de humo. ¡Había tantasangre! Estaba intoxicada por el hedor caliente y fresca de la misma.Cerró los ojos con fuerza para no ver tantos cuerpos sobre el suelo,algunos torcidos, otros rectos, pero todos empapados en sangre. Amigosmutilados, algunos más que otros. Dolía tanto que costaba apartar la vistade ellos.

    Pasó un tiempo hasta que el horror que se había apoderado de su mente,cedía a una voz profunda, suave y a una mano callosa, pero suave, quealisaba su frente, conduciendo a los demonios a la distancia. Cloud

    "Ssssh, miel. No dejes que te persigan ", murmuró al oído.

    Ella se volvió presionando su cara contra su pecho. "Había tanta sangre. "

    "Es la guerra, Emily, y no dejes que nadie te diga algo diferentes, esto esuna guerra."

    "Tenían planes…". Ella lloró. Sin embargo, el sueño ya se estabaapoderando de ella.

    Deslizó la mano debajo de su camisa para acariciarle el traserosuavemente redondeado. ¿Emily?

    "¿Mmmmm?" El sonido era un suave ronroneo de placer.

    "Sé exactamente lo que necesitas para tener fuera de tu mente los malossueños."

    "Empiezo a pensar que es la cura para todos los males."

    "Seguro que hace maravillas con lo que me aflige," gruñó en voz baja.

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    "Hay que dormir” trató de protestar, incluso cuando se arqueó a su toque,cuando ahuecó su pecho en la mano.

    "Te ayudará a dormir." Su pulso saltó cuando ella se rió en voz baja.

    Para su deleite, no se guardó nada, participando y respondiendo conigualdad. Tenía la idea de que era una renuncia momentánea y seaprovechó de ella. Había pocas dudas en su mente de una resistenciasutil, pero siempre presente.

    Emily estaba un poco sorprendida por sus acciones, pero rápidamentedesestimó el temor. Sabía que estaba usando la magia física en la que élla había introducido con el fin de borrar sus recuerdos, aunque sólo fueratemporalmente. También le ayudó a conciliar el sueño, un profundo sueñoapacible que, por ahora, no estaba perseguido por los recuerdos de uncampamento empapado de sangre.

    "Pobre Emily", murmuró Cloud mientras la estudiaba dormida en susbrazos, le parecía una niña dentro de su inmensa camisa.

    Nunca dejaba de sorprenderle cómo tanta gente, criada en el este y

    acostumbrados a su civilización, podían recoger sus cosas y marcharhacia el oeste. Muy pocos de ellos tenían la menor idea de lo que seríacuidar de sí mismos. Con esposas e hijos a cuestas, hombres con lacabeza llena de sueños y vacía de sentido común. Desafortunadamente,era gente como Emiliy y Thornton los que sufrieron el resultado de sulocura.

    Con toda la muerte y la batalla que había visto, no se había endurecido losuficiente, el sufrimiento de los inocentes nunca dejó que afectarle. Ellosfueron capturados en la vorágine del sufrimiento y no entendían por qué.Con demasiada frecuencia, murieron o quedaron marcados de formapermanente, en la mente, en el cuerpo o en ambos. El sueño de Emilyestaba plagado de horror y el del niño, que ahora se acercaba haciaellos, expresaba su inquietud por una memoria que era demasiado jovenpara comprender plenamente.

    "¿Puedo compartir la manta, Sr. Ryder?"

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    Cloud miró al niño que se arrodilló junto a la cama sujetando la manta.Thornton estaba con los ojos muy abiertos y muy cerca de llorar. La

    presencia de Emily durante la noche era lo mejor para mantener lejos sustemores. Cloud se movió y dejó un espacio entre Emily y él, para el niño.

    “Claro. Sube, muchacho. Pero no puedes hacer de esto una costumbre."

    “Ya lo sé." Thornton se revolvió y se deslizó cerca de Emily. "Mamá diceque…"

    "¿Está mamá?" Cloud aventuró.

    “Si. A mi primera mamá se la llevaron los ángeles. ¿Vas a ser mi segundopapá? "

    “No” respondió Cloud suavemente. "Piensa en mí como un tío, siquieres."

    "Está bien. Nunca he tenido uno de esos." Se acurrucó un poco más juntoa Emily. "Esto es bueno. Mamá está caliente. "

    "Así es, Thornton," dijo Cloud arrastrando las palabras, sonriendo para símismo.

    "¿Vas a mantener a los indios lejos?"

    "Haré un gran esfuerzo. Digamos que voy a tratar de mantenernosalejados de los indios."

    “Eso es bueno. No quiero que mama cave mas agujeros."

    "Ni yo, hijo. Ahora a dormir. Todavía hay un largo camino por recorrer.

    Thornton obediente cerró los ojos, pero preguntó: "¿Es bonito el Sandly?"

    "Sí, es un lugar bastante bonito. Serás feliz allí, Thornton. Ahora a dormir."

    Como Thornton obedeció al momento, Cloud se puso a pensar en elvalle. Después de la guerra, había vagado por todas partes y por

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    casualidad se encontró en el Valle de San Luis. A pesar de que no teníapensado establecerse allí, había marcado su tierra, sabiendo que era el

    sitio donde le gustaría estar cuando de cansara de vagar. Su hermanomenor, Wolfe se asentó y, durante casi tres años, había mantenido losdos lotes de terreno.

    Ahora tenía ganas de hacer algo con las hectáreas que había marcado.El invierno le daría tiempo para resolver con exactitud cuál de susmuchas ideas era la mejor. Durante años había reunido unos ahorros queserían suficientemente grandes como para hacer lo que quisiera.

    Con los pensamientos de construir una casa en mente, de repente seencontró a sí mismo pensando en llenarla. Cuando su mirada cayó sobreEmily y Thornton, estaba un poco desconcertado. La pareja tenía unefecto perturbador sobre él, amenazando con suavizar muchos de susbordes duros.

    Su mirada siguió fija en la mujer y el niño que se acurrucó junto a él,repasó la idea que había cruzado por su mente. En verdad, él decidió queno era en absoluto ilógico. Cuando un hombre deja de jugar y construyeuna casa, por lo general tiene una familia en mente. A pesar de su

    aversión a atarse a una mujer, siempre había querido tener hijos y habíaaceptado a regañadientes que para eso necesitaba a una mujer.

    Emily no era pionera, pero era fuerte y dispuesta a aprender. Tambiénsabía que había sido virgen antes de él y, a pesar de lo que él le habíadicho antes, eso obraban a su favor. Lo mismo ocurría con ese toque depuritana que tenía. Cloud estaba convencido de que no tendría necesidadde adivinar de quien sería el niño que engendrara.

    No era un hombre dado a las fantasías románticas, veía el asunto con unsentido práctico y natural. Con una última mirada a Emily, cerró los ojos,con la intención de descansar un poco antes del amanecer, que seacercaba rápidamente. Habría tiempo de sobra para tomar una decisión.

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    Capítulo Cuatro

    En el momento en que llegaron a un pequeño fuerte creado para protegerel creciente número de colonos que llegaban al territorio, Emily ya sehabía acostumbrado al caballo que montaba. Ella había llamado a layegua Carolynn, ya que como su hermana, también era obstinada. Sabíaque no era una amazona, pero ya no tenía una constante batalla con elmezquino animal.

    Sin embargo, aun tenía una guerra tenaz contra un tal Cloud Ryder. Eraun hombre de apetitos sumamente saludables, de hecho, era voraz. Emilypensó que si Thornton no estuviera alrededor durante el día paramantenerlo bajo control, probablemente terminaría arrastrándose, lo quela sorprendía era que no estuviera absolutamente exhausta.

    No eran esas cosas lo que realmente le molestaban. Lo que la estabaempezando a asustar era, que la pequeña resistencia que se imponía,cada vez era más difícil de mantener. Poco a poco, el poseía mucho másque su cuerpo, y eso que aún no había pasado una semana completadesde que lo conoció. A veces la vergüenza que sentía era tan fuerte quesu estómago se apretaba, pero eso no la detenía de caer, una y otra vez,

    en sus brazos cada noche. Temblaba al pensar, en lo que sentiría en elmomento de llegar al Valle de San Luis. Nada de lo que hacía parecíadetener su caída hacia el amor.

    Cuando se acercaron a la entrada del almacén de suministros que habíaen el fuerte, una pelirroja con curvas mareantes salió de la misma,arrojándose con fuerza a los brazos de Cloud y dándole un beso que élhizo poco por detener. Emily sintió un nudo de rabia y de dolorenroscándose por el estomago, y se dio cuenta, sorprendida, de queestaba celosa.

    "Justine, deja que recobre el aliento." Dijo Cloud suave, pero firmemente,deshaciéndose del abrazo de la mujer.

    "Ojala te asfixiaras" murmuró Emily, empezando a desmontar.

    Cloud fingió no oír eso y alejándose de Justine que intentaba volver aabrazarlo, se colocó cerca de Emily. "Dejadme que os presente, EmilyBrockinger, Justine Dubois".

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    "¿Cómo está usted, señorita Dubois?." Emily no vio razón para no ser

    cortés.Justine la fulminó con la mirada. "Un placer señora."

    ¿Lo es? "Emily preguntó en voz baja, sin detenerse en quitarle la silla aCarolynn.

    "Si, lo es. Soy viuda." Dijo Justine alisándose la falda de su vestido azulbrillante.

    "Debí haberlo adivinado," Emily murmuró. "Tu dolor es tan…transparente."

    "¿Quién demonios es esta?" Gritó Justine, estrechando los ojos.

    "Mi compañera de viaje", dijo arrastrando las palabras, pasando un brazoalrededor de Emily y doblándose hacia ella.

    Emily puso la silla de montar entre ellos. "No te atrevas a poner esos

    labios usados en cualquier lugar, cerca de mi boca."

    "¿Celos, amor?" preguntó con frialdad.

    "No querido. Simplemente aprecio mi buena salud. "

    "¿Recuerdas nuestro acuerdo?"

    "No dijiste nada acerca de tuviera que ser dócil como un burro de carga”susurró ella mientras sacaba a la luz su mal genio.

    Se frotó la barbilla pensativo mientras observaba como cuidaba de susilla. Cuando se dio cuenta de cómo levantaba la barbilla, él sonrió. Ellatenía un punto de orgullo, sin duda, e hizo que se sintiera tonto, habíaviajado con ella durante varios días, dándole toda su atención y ahoraestaba enfadada por una tontería. Mientras reflexionaba sobre el asunto,Cloud no se dio cuenta del hombre que estaba a su lado y que había oídoel intercambio y estaba luchando por superar su sorpresa.

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    "¿Puedes apartarte un momento de esta discusión y saludar a un viejoamigo? Prometo no entretenerte mucho."

    “¡James!” Exclamó Cloud, dirigiéndose a su viejo amigo. “¿Qué estáshaciendo aquí?”Frunció el ceño “¿Dónde está tu uniforme?”

    "Ah, bueno, querían que fuera con algunos hombres a lo que sabía erauna emboscada y me negué, entonces me dieron la opción de ir orenunciar. " James encogió sus anchos hombros. "He renunciado. Vineaquí para cambiar de escenario. "

    "Así que has llegado hasta aquí antes que nosotros."

    "Pensé que cabalgabas solo. ¿Quiénes son?" Preguntó con perplejidad

    "La señorita Emily Brockinger y…" puso una mano sobre la cabeza deThornton Sears "Thornton este es un viejo amigo mío, James Carlin".

    El niño asintió con la cabeza al hombre

    "¿Cómo os conocisteis, creía que viajabas solo?" Preguntó James.

    "Bueno," Dijo Cloud arrastrando las palabras: "Cabalgaba por una colinay vi a esta pequeña dama dando tumbos, sombrilla en mano, arrastrandouna mula y con un niño en su espalda. Naturalmente, al ver tal malditalocura, la bondad de mi corazón me impidió dejarlos a su suerte."

    "Creo que voy a enfermar" Emily murmuró y apretó con fuerza el cepilloque llevaba en la mano. "Voy al almacén."

    "¿Necesitas dinero?"

    Se puso las manos en las caderas y miró hacia él desde debajo del ala desu sombrero. "No cogería tu dinero aunque estuviera ciega y mutilada."

    "¿Tienes dinero propio, hmmm? ¿Qué vas a comprar? "

    "Nuevo material para mi jardín." Ella se dirigió hacia la puerta delalmacén.

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    "¿Crees que vas a poder ir con las riendas en una mano y la sombrilla en

    la otra?”“No, en absoluto. Solo pensé en divertir a los demás. "

    "¿Ves lo que pasa cuando eres un poco amable, James? No recibesnada más que ingratitud. "

    "El día que seas amable, Sr. Ryder, mi cuerpo se cubrirá de lirios"Acababa de entrar en la tienda cuando ella gritó, "¿Thornton? ¿Vienes? "

    Cloud sonrió al ver como reía James. "Linda como el infierno, la brujita¿Verdad?”

    "Esa niña se piensa que es alguien ", resopló Justine, cansada de serignorada.

    "No parece haber nadie aquí para aceptar mi dinero. ¿Significa eso quetodo es gratis?" Emily gritó desde dentro de la tienda.

    Los dos hombres se rieron cuando Justine se precipitó en la tiendapensando en lo que haría Emily sola allí dentro. Entonces James sededicó a ayudar a Cloud a cuidar los animales y el carro. Cloud lemantuvo entretenido con la historia completa de Emily y la primera vezque la vio.

    "Simplemente no puedo verte arrastrando a una chica y un niño detrás deti."

    "Tiene sus compensaciones," dijo Cloud, cuando entraron en la tiendaencontraron a Emily inclinada sobre una caja de cintas y le dio unaspalmaditas en el trasero.

    "Hazlo otra vez y voy a hacerte daño".

    "Tiene la lengua afilada, ¿no?", observó James, mientras tomaba asientoen una mesa en un rincón del edificio que servía como taberna."Ciertamente no se aferra a ti como las demás".

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    "No, Emily no tiene la lengua afilada. Tres cervezas y algo para el niño,Justine". Él sonrió torcidamente cuando Justine se acercó a la mesa con

    una invitación explícita en sus ojos."Ella solo está enfada en estemomento."

    "Dejando una detrás de otra, ¿verdad?"

    “Oh, no! La estoy llevando ella y al niño hasta el valle. Ahí es donde sedirigían cuando los encontré. No, Em sólo está molesta porque Justineme dio un beso justo cuando llegué, o más bien, Justine me besó y se lopermití." Bebió un sorbo de la cerveza. "Justine. ¿Puedes pedir a Emily yThornton que vengan aquí? "

    "¿Ella es una amiga tuya o algo así?"

    Cloud pensó en los últimos días de viaje con Emily. Estaba un pocosorprendido al descubrir, que no podía pensar en un momento en que sehubiera aburrido o querido deshacerse de ella. A pesar de que todavíaestaba aprendiendo muchas de las bases simples y necesarias paramantenerse con vida en un territorio todavía virgen, era muy buencompañera.

    "Si, Justine, ella es una amiga mía."

    "Una amiga, ¿eh?" Se mofó James después de que Justine se alejara."Tal vez no sea buena cosa ese tipo de celos."

    "No sé si fueron celos, pero ella está enojada. Me dijo que la hacíaparecer una idiota y ella tiene una fuerte dosis de orgullo Yankee.Pensándolo bien, ella tiene razón y no merece que la ponga ridículo. Nosabe absolutamente nada acerca de sobrevivir aquí y lo admite, pero ellaestaba luchando tenazmente de todos modos cuando la vi. Muchas otrasmujeres se hubieran sentado a llorar."

    "Un premio realmente alto” murmuró James cuando Emily y Thorntonllegaron.

    Emily sentó entre los dos hombres y Thornton encaramó en la silla frentea ella. Procuraba no estar enojada, pero el comportamiento de Justine noayudaba. La mujer no sabía nada sobre el acuerdo entre ella y Cloud, sin

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    "¿Se encuentra bien, señorita?" -Preguntó James.

    "Muy bien. Ellos se van a dar una paliza. ""Ella lo comenzó, ¿verdad?" James miró a Justine. "Está disfrutando muysegura de sí misma."

    "¿No hay manera de parar esto?"

    "No que yo sepa", dijo, y agregó: "Creo que Cloud intentara no hacerledaño al joven tonto. “

    Mirando el maltratado rostro del soldado, Emily dijo arrastrando laspalabras, "¿En serio? Qué amable. "

    No podía estar sin hacer nada y haciendo una mueca cada vez queaterrizaba un golpe, frunció el ceño a la pequeña multitud que observabacon avidez. Finalmente se decidió que había tenido más que suficiente,de dos hombres adultos peleando entre sí para la satisfacción de unamujer vanidosa. Escapando de James, hizo un recorrido apresurado dellugar y fue recompensada en su búsqueda, encontrando un cubo lleno de

    agua.

    Caminando de regreso donde Cloud y el soldado luchaban en el suelo, sepuso tan cerca como se atrevió y arrojó el contenido del cubo sobre ellos.El agua fría hizo la magia. Se separaron y James y el otro soldado loscogieron para que no empezaran otra vez. Emily tomó nota de que,después de lavar la sangre, sus caras no estaban tan dañadas comohabía pensado en primer lugar.

    "¿Por qué diablos hiciste eso?" Cloud gruñó mientras se limpiaba la caracon la toalla que James había traído.

    "Cada vez era más aburrido, Sr. Cloud Ryder. Ahora, si luchara por unacausa digna… "

    "Fue por Justine!" expuesto el soldado. "Yo estaba luchando por ella."

    Emily miró a la mujer con desprecio. “¿El vencedor se lleva el botín? "

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    "Aquí y ahora!" chilló Justine.

    "Señora Dubois," Emily interrumpió con frialdad, “Si usted debe satisfacersu vanidad teniendo hombres golpeándose entre sí por sus discutiblesencantos, es su problema. Sin embargo, el Sr. Ryder es mi guía yprotector. Sería de poca utilidad para mí si lo golpearan sin un motivoaparente".

    "Uf", respiró James. "Eso hará que Justine corte una cabeza o dos."

    Cloud sonrió. "Em puede hablar como una maldita duquesa. Pero Justinetiene un temperamento feroz. "

    "No es su guía y protección por lo que está preocupada," Justine susurró,"sino porque piensa que si está muy golpeado no le servirá en cama."

    Emily miró fríamente a Justine. En verdad, no había pensado demasiadoen Cloud. Sino en el joven soldado que era más pequeño y no era rivalpara él. Su disgusto había sido todo por Justine, y ella simplementequería detener la pelea que alimentaba su vanidad.

    "Justine", dijo Cloud con una advertencia suave poniéndose de pie.

    "¿Qué tiene ella que no tengamos las demás? Ella no es nada más quetu puta. "

    Eso picó y Emily dijo, en voz baja recortado, "Sus observaciones revelansu bajo nivel."

    La bofetada que le propinó Justine casi la tira al suelo. Emily reaccionó alataque sin pensar, recordando las lecciones aprendidas cuando de niña,su familia la ignoraba, había buscado a compañeros de juego entre loshijos de los sirvientes, los niños la habían puesto a prueba muchas vecesantes de ser aceptada y siempre llevaba un ojo morado, hasta que el ojomorado lo llevaban ellos. Como lo había hecho tantas veces en aquelentonces, hizo una bola con el pequeño puño y lo estrelló en lamandíbula de Justine. La mujer perdió el conocimiento con un gruñidosuave.

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    "Bueno, que me condenen", dijo Cloud en silencio, mirando el cuerpotendido de Justine.

    "Sin lugar a dudas." Al darse cuenta de lo que había hecho, Emilyempezó a sentirse muy avergonzada.

    “¿No sabes que es una fiesta de té? ", observó con una sonrisa.

    "No. Desde que me comporto como el mozo de cuadra."

    “¿Qué está pasando aquí?” gritó una voz profunda.

    James empujó a Emily y a Thornton a una mesa que había a la derecha.Cloud se hizo cargo de la tarea de hablar con el hombre de enorme barbaque era el padre de Justine. El hermano de Justine la llevó a suhabitación y luego se hizo cargo de la tarea de servir la cerveza. Emily enrealidad no creía que quisiera otro vaso, pero comenzó a beber de todosmodos, por lo que calmó la intensa vergüenza que sentía. Fue unosmomentos antes de que Cloud volviera a la mesa, aún con una sonrisapor el intercambio con el padre de Justine.

    "Tenemos dos habitaciones. Te invitamos a compartir una con Thornton,James.

    Emily sintió como el rubor le coloreaba la cara y trató de ocultarlobebiendo del vaso. Ella no dudaba de que James ya había asumido quecompartía la cama con Cloud. Sin embargo, era un poco desconcertanteoír referirse a ello de forma casual.

    "Creo que te tomo la palabra. De hecho, esperaba acompañarte en tuviaje. "

    "¿Piensas establecerte en el valle?

    ¡Quizá! Aunque no sé si puedo encontrar algo allí o no, me gustaría ver ellugar que te he oído alabar durante años".

    "Daría la bienvenida a tu compañía y a tu pistola. Nos vamos a primerahora de la mañana. Hay que darse prisa o nos alcanzará la nieve".

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    "Me parece muy bien." Miró a Thornton. "¿Puedo compartir tu cama?"

    “No. Me gusta mas la compañía de mamá”.Cuando Emily se quejó en voz baja, los hombres ahogaron una risa. Seexcusó rápidamente diciendo que el niño necesita ir a la cama. Siguiendolas instrucciones de Cloud, encontró el camino a las dos habitacionesdonde ya habían dejado las bolsas.

    "¿Vas a dormir con el otro hombre también?" preguntó Thornton.

    "Por supuesto que no", exclamó Emily, que se apresuró a meterlo en lacama.

    "Será bueno que el otro hombre nos también acompañe ".

    “Sí, lo será. El Sr. Ryder es muy capaz, pero nunca está de más teneruna protección adicional."

    Se sentó en la cama y le contó un cuento que se había convertido en unritual, pero esta noche fue un poco tonto, como resultado de toda cerveza

    que había bebido. Emily tenía miedo de que las risas lo mantuvierandespierto, pero Thornton se durmió antes de que terminara de doblar laropa.

    Mirando hacia el niño dormido, contempló la estancia y con un suspiro yse dirigió hacia la habitación asignada a ella y a Cloud. El hombre noparecía entender lo que le estaba haciendo a su sentido de la moral, nitampoco parecía estar interesado en su dilema.

    Desvestirse resultó más difícil de lo habitual. Alternó entre risas ymaldiciones su súbita incompetencia. La última pieza de su ropa habíacaído al suelo justo cuando oyó pasos, saltó a la cama, tirando de lassábanas hasta el cuello cuando Cloud entró en la habitación.

    "Así me gusta, una mujer lista y esperando", Dijo arrastrando las palabrascuando trabó la puerta.

    "¿Nunca golpeas al entrar en una habitación?" ella se quejó.

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    "No muy a menudo. Especialmente cuando es mi cuarto ", dijoalegremente mientras empezaba a desnudarse.

    Por mucho que quisiera, no podía apartar los ojos de su cuerpo mientrasse desvestía y se lavaba. Realmente era un glorioso ejemplo de hombre.Su mirada se movió reconociendo sus anchos hombros sobre suscaderas estrechas y sus largas y musculosas piernas. De repente el,sintió su mirada y ella se encontró con sus ojos castaños decididamentecalientes.

    ¿”Quieres venir a casa conmigo? Se metió en la cama y llegó para ella.

    “Sí” exclamó ella, y se sonrojó furiosamente, definitivamente había bebidodemasiado.

    De inmediato, Cloud adivinó que estaba un poco borracha y aún asísonrió por ese halago inesperado. La bebida había lanzado susinhibiciones por la ventana, pero todavía había bastante de la antiguaEmily, ya que estaba sorprendida de sus propias palabras. Sabía que noquería decir lo que dijo y que incluso si fueran verdad no quería decirlo.La forma en que lo miró, le complació mucho más de lo que debería y

    cuando ella comenzó a mover su mano sobre el pecho, dejó de pensar enello. Evidentemente, la cerveza la había afectado más, que a su controlde la lengua. Cloud dirigió sus pensamientos a aferrarse a la pocareserva que le quedaba.

    "Realmente eres un hombre extraordinariamente guapo", murmuró, yluego, ella gimió cuando se dio cuenta de lo que había dicho.

    Cloud sonrió en su pelo. "¿Y mi cicatriz?"

    "Te hace ver como un verdadero demonio. ¿Cómo la conseguiste? Unamujer, me imagino. "

    "Bueno, hubo una mujer involucrada." Su voz se hizo cada vez más roncamientras notaba como movía las manos sobre su cuerpo poco a poco ycon timidez, como explorando. "Ella estaba casada, pero incluso a losdiecinueve años no le daba la espalda a algo ofrecido gratuitamente. Sumarido nos atrapó. "

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    "Dios” gimió cuando Emily obedeció a sus impulsos."Ciertamente lo es.Vete ya, maldita sea. "

    "Eres un hijo de puta, Cloud Ryder," chilló Justine, antes de pisotear porel pasillo.

    Cloud volvió a caer sobre la cama y Emily lo miró. "Eso no fue muyagradable."

    "Nunca he sido conocido por mi diplomacia. Maldita sea, pero tú ereshermosa. Ven aquí” gruñó mientras él la atraía a sus brazos. "Sabía queesto era lo que podría ser, cariño. No necesitas la bebida para ser así."Se dio la vuelta para llevarla debajo de él. "Si tan sólo dejaras de ser tanpuritana."

    "Es mi herencia", suspiró ella, arqueándose al tacto de sus manosansiosas. "Oh, Cloud, por favor, por favor.

    Ella no tenía necesidad de pedir con tanta elocuencia, estaba más quelisto para poseerla, excitado más allá de lo que podía recordar, su amorfue feroz, pero Emily se unió con una ferocidad propia. Sus gritos de

    liberación se mezclaron en la habitación y sus cuerpos saciados dejaronde temblar.

    A pesar de que le facilitó la intimidad de su abrazo, Cloud se quedótumbado encima de ella, con la cabeza apoyada en sus pechos. "Ah,pequeña Emily, si sólo te dejaras ir con más frecuencia. Fue muy muybueno. "

    "Sí, lo fue… No, no lo fue” murmuró ella, demasiado adormilada paradisgustarse por su irreflexiva admisión.

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    Capítulo Cinco

    "No tengo ninguna mujer aquí."Echó un vistazo alrededor del fuerte y Emily vio una morena maduracorriendo a su manera. ¿Estas seguro?

    "¡Cloud, cariño!"

    Emily sintió la punzada de los ya, familiares, celos cuando la mujer searrojó a los brazos de Cloud en el momento que se apeó. Ella sonriódébilmente a James, quien puso una expresión de exasperación y laayudó a desmontar. Pero lo que la ayudó a disipar sus celos crecientes yestado de ánimo triste fue la celeridad con la que Cloud se desprendió delos brazos de la mujer, y se apresuró a subir a Thornton a la silla ysostener al niño en sus brazos como un escudo.

    "¿Eso es tuyo?" la mujer casi gritó, señalando a Thornton.

    Bastó solo un instante para que Emily decidiera que no le gustaba lamujer. Hacer referencia al pequeño y dulce Thornton como un "eso" era

    más de lo que podía tolerar.

    "Se llama Thornton, Pamela," dijo Cloud fríamente. ¿Qué estás haciendoaquí?

    "A mi padre le dieron un nuevo puesto." Pamela miró a Thornton condisgusto. "Tenía miedo a no encontrarte nunca, pero aquí estás."

    "Pura mala suerte miserable."

    "Puede ser un poco cruel", murmuró Emily a James.

    "Muy amable. ¿Vamos a ver a los caballos? "

    Asintió con la cabeza y ayudó a James a atender a los caballos y la mula.Cuando acabaron, se preguntó qué hacer a continuación. Miró haciadonde estaba la pareja y notó que Pamela estaba enfadando a Cloud.Por la expresión de su cara, dedujo que lo había dejado de muy malhumor. Emily esperaba que no le durara mucho tiempo.

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    Para su alivio, el estado de ánimo de Cloud mejoró rápidamente mientras

    hablaba con un hombre de mal aspecto llamado Jack. Ella amablementele dio las gracias al hombre por su generosidad cuando les prestó sucabaña. Se encontró una grata sorpresa cuando entraron en la pequeñacabaña de dos habitaciones, ya que brillaba limpia y acogedora, algo queella atribuyó a la esposa india de Jack.

    "¿Estás seguro de que no los estamos incomodando, quedándonosaquí?" Emily puso su bolsa en la enorme cama.

    "Muy seguro. Ellos se van a visitar a sus familiares."

    "¿Van a visitar a los indios? No van a matarlo, ¿no? Quiero decir, ellosdeben saber que son exploradores del ejército. "

    "No, no lo matarán." La besó en la mejilla y empezó a salir de lahabitación. "Su tribu está en paz. Cerca de dos tercios de ellos murieronde la viruela hace dos años. Voy a ver la carreta. No tardaré. Vamos,James".

    "Llama antes de entrar", gritó cuando se iban. "Tengo la intención dehacer uso de la bañera que vi."

    Mirando hacia atrás en la habitación, y arrastrando las palabras Cloud ledijo "Es posible que necesites algo de ayuda para lavarte la espalda."

    “Lo dudo. El mayor te espera. "

    "Me llevo a Thornton."

    “Muchas gracias.”

    Cuando por fin se metió en la bañera de agua caliente, casi gimió deplacer. Parecía que hacía años desde que ella había podido disfrutar deun baño caliente. Se relajó un rato y luego con algo de prisa, terminó debañarse, no confiaba totalmente en Cloud a la hora de respetar suprivacidad.

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    Salió de la bañera y comenzó a secarse cuando escuchó un fuerte golpeen la puerta. Ella dio un chillido de sorpresa y, apretando la toalla, corrió

    hacia la habitación cuando la puerta se abrió. Cloud se dirigió tras ella.Cuando se volvió para regañarlo por su total falta de consideración, laspalabras se le atascaron en la garganta. Pensó que la expresión de sucara era muy inquietante. Había una intensidad en él, que hizo que unescalofrío corriera a través de ella.

    “¿Emily?” Ella se veía tan limpia, tan viva, que sufría por ella.

    "¿Algo va mal Cloud,?" Su voz era ronca y gruesa.

    Él se rió y no necesitó mirarlo para saber que el sonido era desagradable."Si, se podría decir eso."

    “¿Cloud?”

    "Em sshhh. Por favor. No hables. No ahora. Todavía no.”

    Antes de que ella pudiera volver a preguntarle qué le pasaba, él laagarró, la tiró sobre la cama y comenzó a hacerle el amor ferozmente, en

    silencio con ella. La mente de Emily volvía poco a poco a despertar,todavía contuvo la respiración muy cerca de su cuerpo. Se encontródividida entre la confusión y el dolor. Como de costumbre, el placer habíasido dulce y lo consumió todo y la culpa que nunca la abandonaba, lehizo cosquillas en su mente. Esta vez, sin embargo, se sintió utilizada. Nosólo no había dicho nada, sino que tenía la fuerte sensación de que cadacaricia había sido calculada para poder obtener rápidamente su placer.

    Cloud suspiró, pero no levantó la cabeza de donde se apoyaba contra supecho. No quería ver la expresión de su rostro. La tensión en su cuerpo ledijo que no le gustaría.

    "Em lo siento. Te he utilizado y no mereces eso. "

    "¿Por qué?". -preguntó en voz baja, con la esperanza que hubiera unarazón suficientemente fuerte para disipar su dolor.

    “No estoy seguro. Oí unas noticias en casa del mayor y sólo sabía quetenía que regresar aqu�