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Post-Televisión (Cap. V) El merchandising de la fisiología digital 1. Un cadáver deviene global En noviembre de 1994, Joseph Paul Jernigan a la sazón de 39 años se volvió global al convertirse en el cuerpo visible del Human Visible Project, un negocio a muchas puntas con dirección electrónica en un rincón de la WEB, la Patria Virtual de la Internet. Basta apuntar el Netscape 4.x o el Microsoft Explorer 4.x a la dirección para encontrarse con un Atlas tridimensional hecho a partir de un cadáver masculino convertido en una base de datos, que permite a los visitantes hacer el tour virtual mas escabroso imaginable. Para Jernigan su ascenso virtual empezó en 1981 cuando asesinó a mano armada al dueño de una casa al que quiso robar y que no tuvo peor idea que resistírsele, y culminó en una prisión de Texas el 5 de agosto de 1993 al morir asesinado legalmente gracias a la generosidad del Estado, empeñado en proporcionarle gratuitamente un barbitúrico ultra-rápido que lo liquidó casi tan rápidamente como él lo había hecho con su víctima. Jernigan —sin poder anticiparlo— terminaría donando un cuerpo perfecto a los buscadores de las proporciones ideales —maquiavélicos Leonardos de la era digital. El Human Visible Project está asentado en la Biblioteca Nacional de Medicina (NLM) en Bethesda, Maryland —emporio del saber médico de USA. Desde su inicio en 1986 entre sus principales objetivos se contaba con armar una biblioteca de imágenes biomédicas. Algunos de sus directores motivados por la visión de una cabeza rotando mágicamente en un monitor soñaron con digitalizar un cuerpo entero. El cuerpo de Jernigan estaba aún tibio cuando voló de la prisión de Huntsville, Texas a un laboratorio de Denver, donde fue analizado mediante Imágenes de Resonancia Magnética (MRI) y sometido a un scanner de Tomografía computada (CAT), que proveyeron imágenes

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Post-Televisión (Cap. V)

El merchandising de la fisiología digital

1. Un cadáver deviene globalEn noviembre de 1994, Joseph Paul Jernigan a la sazón de 39 años se volvió global al convertirse en el cuerpo visible del Human Visible Project, un negocio a muchas puntas con dirección electrónica en un rincón de la WEB, la Patria Virtual de la Internet.Basta apuntar el Netscape 4.x o el Microsoft Explorer 4.x a la dirección para encontrarse con un Atlas tridimensional hecho a partir de un cadáver masculino convertido en una base de datos, que permite a los visitantes hacer el tour virtual mas escabroso imaginable.Para Jernigan su ascenso virtual empezó en 1981 cuando asesinó a mano armada al dueño de una casa al que quiso robar y que no tuvo peor idea que resistírsele, y culminó en una prisión de Texas el 5 de agosto de 1993 al morir asesinado legalmente gracias a la generosidad del Estado, empeñado en proporcionarle gratuitamente un barbitúrico ultra-rápido que lo liquidó casi tan rápidamente como él lo había hecho con su víctima. Jernigan —sin poder anticiparlo— terminaría donando un cuerpo perfecto a los buscadores de las proporciones ideales —maquiavélicos Leonardos de la era digital. El Human Visible Project está asentado en la Biblioteca Nacional de Medicina (NLM) en Bethesda, Maryland —emporio del saber médico de USA.Desde su inicio en 1986 entre sus principales objetivos se contaba con armar una biblioteca de imágenes biomédicas. Algunos de sus directores motivados por la visión de una cabeza rotando mágicamente en un monitor soñaron con digitalizar un cuerpo entero. El cuerpo de Jernigan estaba aún tibio cuando voló de la prisión de Huntsville, Texas a un laboratorio de Denver, donde fue analizado mediante Imágenes de Resonancia Magnética (MRI) y sometido a un scanner de Tomografía computada (CAT), que proveyeron imágenes tridimensionales de los huesos y los tejidos blandos. Luego se congeló el cadáver a -70º C yse lo cortó en cuatro trozos poniéndolos en el freezer, hasta tanto los científicos decidieran cual sería el cuerpo virtual elegido seleccionándolo de entre un corpus de 6.000 cadáveres con el que contaban, los que estaban libres de enfermedades infecciosas, cáncer, deterioro de los tejidos, deformación de huesos, traumas, quemaduras, o cualquier otra variante existencial que podría conspirar en contra de su pureza, .Basado en su anatomía, peso, altura y proporciones, Jernigan que en vida midió 1,77m y pesó 95kg, se convirtió en el hombre ideal para el Atlas —en tanto curiosamente sus empleadores, que tanto sabían de su anatomía lo desconocían todo, en particular de su pasado criminal y de su personalidad.Al ganar finalmente su puesto fuera de este Cosmos, sus cuatro partes fueron recuperadas y pasadas por un criomacrótomo que las cortó en 1771 finas fetas de 1mm de espesor cada una. Cada lámina fue fotografiada, a su vez, por cámaras de 35mm y 70mm. Cada una de las imágenes —auténticamente horrorosas— fueron escaneadas por poderosas computadoras utilizando la técnica del rendering volumétrico, que permite recomponer tridimensionalmente al cuerpo hasta convertir el de Jernigan, en una base de datos, devenido un rompecabezas tele-armable a voluntad.Mas de 300 compañías manifestaron su interés en usar estas imágenes, incluyendo un software que quiere desarrollar una película de ciencia ficción titulada Viaje Fantástico en

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donde los norteamericanos y los rusos juegan su batalla final dentro de las arterias y los órganos de un ser vivo —teniendo como entorno a las imágenes digitalizadas de Jernigan.Lo que por ahora es solo pasible de una pasión voyeurística, cambiará cuando mejore el software. Pronto lo tendremos a Jernigan corriendo, sangrando y haciendo lo que mejor sabe, es decir simulando post-mortem. De aquí a poco podremos reemplazar su riñón bueno por uno malo y ver como crece un tumor y como se descompone un organismo.Todos quieren tener su parte en este juego, fabricantes de prótesis y de vestimentas, cirujanos de heridas de bala y médicos deportivos, militares y telecirujanos. Culminando las rumiaciones de Leonardo, el Proyecto Humano Visible se desplegó no hace mucho en una exhibición en Tokio como la prueba científica del genio del maestro.

2. Un Fellini de la era digitalEntre los usos del cadáver virtual descolla el proyecta de Alexander Tsiaras, quien a partir de las fetas ordenadas de Paul Jernigan produjo el Body Voyage un juego didáctico que vio las vidrieras y estanterías a fines de 1996 en múltiples formatos: libros, CD-Roms, Internet y que pronto se convertirá en programas de televisión.Utilizando un equipamiento que cuesta mas de 1 millón y medio de dólares provistos por donantes varios, Tsiaras revolucionó nuevamente la visualización científica y en particular lo que sabemos acerca de la dinámica del cuerpo humano en las oficinas de la editorial Time Life en un rascacielos de Nueva York. Cual Leonardo del tercer milenio Tsiaras ha mejorado notablemente las ilustraciones anatómicas de aquel, o las páginas transparentes superpuestas de los atlases anatómicos que todavía se usan en las facultades locales.Aunque solo se puede ver el inmenso poder de estas animaciones en computadoras ultra-rápidas, a partir del CD es posible entrever un nuevo mundo en el intento cada vez más obsesivo de mapear la realidad.Así por ejemplo el cuerpo reconstruido de Jernigan lo muestra desde 9 lecturas posibles: tejido muscular en rojo con eliminación de los huesos; mismo detalle con huesos de un scan CT; el esqueleto a partir de un scan CT; una mayor opacidad muestra como la piel se apoya en los huesos; el esqueleto partido por la mitad con músculos y sin ellos; una ampliación de los músculos; la grasa y los órganos intestinales; un scan puro con un realce del tejido blando; datos fotográficos (en RGB revelan los órganos internos; grasa, músculos y huesos debajo de una fina capa de piel) —todo gentileza de una estación de trabajo Onyx-Reality Engine 2 de Silicon Graphics utilizada para fabricar realidades virtuales.Siempre nos fascinaron la muerte y la resurrección. Pero este frenesí por la animación digital (que encontró un nicho ávido en Toy Story, ver capítulo 6) llega con la obra de Tsiaras a un paroxismo muy sugestivo.Por otra parte el toque estético que Tsiaras le impone a sus imágenes —equidistante de la frialdad del patógrafo y de la repulsión de los débiles de mirada como el autor de este libro— les asegurará sin duda duradera longevidad.Tsiaras quien se ha inspirado también en Leonardo, en Durero y en Rembrandt —maestros en el retrato del cuerpo humano amortajado— no duda de estar ocupando el rol que Leonardo hubiese elegido de haber vivido en la era digital. La digitalización de Jernigan, que costó 1.4 millones de dólares fue hecha con dinero público, y por lo tanto su uso es —salvo el pago de una licencia nominal— prácticamente gratis. Es por ello que desde su ascenso al ciberespacio en Noviembre de 1994 han sido

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centenares los que han encontrado espacio y justificación para bajarse los 50 Gigabytes que el ex-asesino ocupa en los discos duros del National Institute of Health.Tsiaras ha transcurrido centenares de horas armando en 3 dimensiones masas de información desconectada. No solo información proveniente del Visible Human Project sino también CT scans de su propia cabeza (que forman parte de una cubierta estereoscópica espectacular de la revista ID de Marzo/Abril de 1996), y de los ojos y pulmones de otras personas. Su detallismo es impresionante. No contento con las imágenes pálidas de Jeringan muerto las reconvirtió a tonos de gris y las recoloreó como las de un ser humano vivo; eliminó los ruidos de las emplomaduras en las caries, etc. Como Dios, quien supuestamente hizo a Eva a partir de una costilla de Adan, Tsiaras está fabricando hombres a partir de datos digitales. ¿Existe alguna otra forma mas provocativa de creerse Dios? En un momento en que la idolatrización de lo físico (desde la cirugía hasta los implantes, desde el body-making hasta los afeites rejuvenecedores) pega fuerte y genera mucho dinero (especialmente en USA y en los sectores de altos ingresos locales), el Body Voyage destila toda su fuerza por el hecho que corresponde a un cuerpo real.Time-Warner cree que hará el negocio del siglo porque nadie querrá quedarse sin ver —con estos ojos renovados— su propia anatomía que hoy por hoy nos resulta espeluznantemente —o tranquilizadoramente— opaca.Aunque por ahora mostrar estas imágenes en televisión y en CD-ROM es lo mas que se puede hacer, las perspectivas a futuro son infinitas —especialmente en el terreno del diseño. Convertir al cuerpo en un modelo matemático tridimensional lo vuelve un Boeing-777 sobre una mesa de análisis.Se lo puede revisar prácticamente pixel a pixel como el mismo Tsiaras lo hizo con un scan CT de una mujer con osteoporosis mostrando como un alfiler aplicado en un punto destruiría el hueso en un instante.

3. Diseñando el diseñarPara Tsiaras todo es cuestión de diseñar el diseño. Diseñar es hacerse cargo de las consecuencias, de como lo que hago interfiere o no con el comportamiento de los demás. Si los diseñadores son ignorados es porque nadie alcanza a entrever las consecuencias de sus realizaciones.Pero el cuerpo carga (y nos traspasa) sus propias consecuencias. El cuerpo viene acompañado de una serie de asociaciones y realidades que todos —por poseer uno o ser poseídos por él— tenemos en común: alma, espíritu, vida, muerte, protoplasma. Este cuerpo digital mas que ningún otro, porque aquí se trata del mapeo mas meticuloso que se pueda realizar entre un cuerpo humano y su correspondiente equivalente en una pantalla.Para alegría de algunos y horror de los demás, el trabajo de Tsiaras permite hacer un recorrido de cada uno de esos espacios en cualquier dirección y a cualquier nivel de resolución o de conocimiento que queramos explorar. Salvo sus pensamientos (¿exudaciones de ese alma inalcanzable?), cada mm2 del cuerpo de Jernigan está disponible para un examen tan meticuloso como vacío.Como si se tratara de una bomba neutrónica, los scans de Tsiaras permiten miradas novedosas e imposibles anteriormente si no era cortando, rompiendo, atravesando y destruyendo la materia real. Tsiaras termina lo que empezó con el robo de cadáveres en la Edad Media. Después de todo uno de los primeros y mas exitosos mercados negros de principios del capitalismo fue el de

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cadáveres en Londres, Paris y Alemania. Su trabajo culmina lo que Galeno empezó hace siglos. La anatomía es la ciencia del pasado, de lo conocido, de lo sabido. No hay misterios en su recorrido y si quedaba alguno Tsiaras terminó por abolirlo.Pero en esa misma operación Tsiaras puso al desnudo una ausencia que sus escaneados no pueden llenar. La del alma, la del fantasma de esa máquina digital. Tsiaras cierra su obra con un llamado a la aventura. Mas importante que las respuestas que nosotros encontramos en estos datos digitales preparados para nuestra visualización —condicionados por nuestra visión decimonónica y alterada por los miedos y fantasías del advenimiento del tercer milenio— son las preguntas que los investigadores del futuro sabrán plantearse en los pliegues de nuestro desconocimiento; ya que aquí —como en cualquier otro lado— lo que importa no es lo que se busca sino lo que se encuentra —como diáfanamente anunció Verlaine hace tiempo.Ver a Jernigan, no en el corte desflecado de una transparencia, sino en la majestuosidad de sus rotaciones en el ciberespacio, o en un monitor de alta resolución nos devuelve una imagen muy querida (y temida): la de nosotros mismos. Como los terráqueos que se vieron reflejados en las aguas de Marte devenidos marcianos en los cuentos de Bradbury.Jernigan es nosotros. La National Institute of Health en una operación de eliminación de discontinuidades que hubiese honrado a los grandes batalladores en contra del narcisismo humano como Copérnico, Darwin o Freud (Maszlisch, 1993) al elegir —inconscientemente o no poco importa— a un criminal para que nos refleje hizo el resto. Cumpliendo con el mas siniestro de los mandatos de la ciencia moderna disoció descaradamente al alma del cuerpo; liquidando los resabios aristotélicos y cartesianos de subordinación de la materia al espíritu, terminó endiosando bits que reflejan átomos, exorcizando para siempre al fantasma de la máquina. Al matar a Descartes también mató al hombre que este quería inmortalizar.Aparece asi el meta-hombre (Stock, 1993), el cibionte (de Rosnay, 1996), la sutura de la cuarta discontinuidad. Pero en el mismo momento en que creemos liberarnos de nuestros fantasmas ancestrales, muchas de estas imágenes renovadas y auténticamente rupturistas son recapturadas por el imaginario del dinero y por las estelas del Gran Kapital Simbólico.Movimientos en zig zag, falsas escuadras que revelan como lo paradojal anida por doquier y a la vez que incentiva la búsqueda, anula nuestras mejores intenciones de exorcisarlo. Eppurr… si muove.

Alejandro Piscitelli

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ContenidoPost-Televisión (Cap. V).........................................................................................................1El merchandising de la fisiología digital.................................................................................11. Un cadáver deviene global..................................................................................................12. Un Fellini de la era digital...................................................................................................23. Diseñando el diseñar...........................................................................................................3

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Aanatomía, 1, 3, 4

Ccadáver, 1, 2, 6ciencia, 2, 4cuerpo, 1, 2, 3, 4

Ddatos, 1, 2, 3, 4

Iimágenes, 1, 2, 3, 4

JJernigan, 1, 2, 3, 4

Sscan, 2, 3

Ttejidos, 1Tsiaras, 2, 3, 4

Vvirtual, 1, 2Virtual, 1