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Fr. Fernando Negro Marco, Sch.P. DISCERNIMIENTO Y ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL Fr. Fernando Negro Marco, Sch. P. Washington, DC. 2013 1

Falsas Auto Percepciones Disfuncionales - piarist.infopiarist.info/wp-content/uploads/2018/10/...Accompaniment-2013.docx  · Web viewThe course attempts to connect with the Word

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Fr. Fernando Negro Marco, Sch.P.

DISCERNIMIENTO Y

ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL

Fr. Fernando Negro Marco, Sch. P. Washington, DC. 2013

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Fr. Fernando Negro Marco, Sch.P.

COURSE SYLLABUS

Title: Discernment and Spiritual Accompaniment

Professor: Rev. Fernando Negro, Sch.P.E-mail: [email protected]: Spring 2013, 24-27 April, 2013Time table: 7:30 – 10:30 pm, except the last day which will be from 9:00 am-4:00 pm

Course description:This course is basically an introduction to the art of spiritual discernment and accompaniment (spiritual direction) to help people have a sense of God’s presence and guidance in one’s life. The course attempts to connect with the Word of God and the main schools who have taught this matter along the Church’s history, from the Fathers and Mothers of the Desert the art of listening to the inner voice. Especial attention is given to the Ignatian way to understand the spiritual movements in order to help the person be totally integrated in doing God’s will. Besides, the course prepares the participants to become good spiritual guides. For this purpose special use of modern psychology and anthropology will be used as appropriate framework of the course. Finally, the participants will have practical case studies to help them practice what they learn.

Relationship of the Course with the SEPI.This course fits very well with the SEPI’s objective of forming Hispanic leaders with special sensitivity towards spiritual values and the way to transmit them to those who seek God amidst struggles and difficulties. A leadership based on spirituality and humility is the best guarantee for a solid consolidation of Christian Communities in the USA, where Hispanic population is growing drastically. The course helps Christian leaders to confront their lives as a permanent process of growth. Only from this experience the leader will be able to help others to do the same.

Objectives of the Course:At the end of the Course the participants may acquire:

1. The real meaning of discernment as spiritual tool for personal integration under the guidance of the Holy Spirit.

2. A general understanding of the art of guiding others towards their encounter with God in the reality of their lives.

3. A well rooted awareness of the art of discernment and spiritual guidance in the different movements, especially in the Ignatian School.

4. A sense of discernment and spiritual guidance as special charism to help others especially in moments of darkness and confusion.

5. The specific connection of spirituality and human integration

Method to be used: The teacher will have a familiar approach to both themes, Discernment and Spiritual Guidance. He will bring about several case studies to be analyzed and discussed openly, under the guidance of the academic teaching which will be imparted. The teaching will aim at integrating the intellectual appraisal with the personal experience of the participants, and with their experience as leaders. I wish some of them may discover their vocation as spiritual guides.

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Material Required:The instructor will facilitate written materials when necessary. A series of handouts regarding the different aspects of the course will be shared with the students. In order to continue the process of learning, even after the end of the course, the instructor will facilitate some exercises for self-improvement and growth. Besides, an appropriate bibliography is given at the end.

Academic Evaluation:Active participation in class: 50%Written work on a case applied to their experience: 50%

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A. Introducción:

“ Enamórate !Nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando su huella en todo. Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama en la mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera.” ` (Pedro Arrupe, SJ)

Discernir es aprender a centrarse en la única cosa necesaria, en el sentido profundo de nuestra vida, desde el que todo nuestro ser queda unificado y armonizado en Dios. Se trata por tanto de un proceso largo que abarca toda nuestra vida. Este proceso requiere de cada persona una constante apertura lo que realmente somos y a lo que Dios nos va manifestando a través de las circunstancias de la vida. El Espíritu Santo es nuestro guía

- Invitación a compartir casos de discernimiento en la vida cotidiana:En la vida ordinaria, y casi sin darnos cuenta, discernimos y decidimos de mucha maneras, aún sin darnos cuenta; siempre que discernimos terminamos decidiendo algo concreto que determina una dirección a seguir; por ejemplo discernimos acerca de qué tipo de ropa voy a llevar hoy, a qué hora me voy a levantar, cuáles son las actividades fundamentales que he de realizar, a quién voy a visitar, cómo haré para llegar a la cita tras el trabajo, etc. Siempre hay una motivación más o menos secreta, más o menos consciente en cada cosa que hacemos y en cada decisión que tomamos:

a) Cuando se trata de elegir una vocación concretab) Cuando se trata de qué hacer en caso de una enfermedad terminalc) Cuando buscamos el mejor centro de estudios para los hijosd) Al tomar una decisión en la que hay oposición por parte de otrose) Cuando sé lo que en conciencia es la verdad y me siento incomprendidof) Cuando debo salir en defensa del débil, etc.

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- Toda decisión se basa en una motivación:Cuando tomamos una decisión, nos basamos en una motivación que puede llevarnos a

la maduración o la autodestrucción. Muchas veces las motivaciones están afectadas por nuestro subconsciente, por nuestro modo más o menos distorsionado de pensar, por la emocionalidad, por la confianza en Dios, por el capricho, por la responsabilidad, por el rol concreto que desempeñamos, etc.

Toda motivación se alimenta de los valores que jerárquicamente dirigen nuestras acciones y que mueven nuestra vida más o menos consciente o inconscientemente. Los valore son convicciones profundas por las que nuestra vida toma una u otra dirección. Valores son por ejemplo: la amistad, el dinero, La humildad, la alegría, la verdad, la justicia, la libertad, la fama, el placer, el orgullo, etc. Debemos estar conscientes de la jerarquía de valores que tenemos para que aquellos valores que son positivos tomen poder de decisión en cada circunstancia de nuestra vida.

Importa mucho que poco a poco vayamos purificando nuestras intenciones ya que suelen estar entremezcladas. A través de la purificación llegamos a abrazar la verdadera intención-motivación que debería guiar nuestro ser y nuestro hacer.

- Significado del “discernimiento” y de la “dirección espiritual” desde puntos de vista lingüísticos, antropológicos, psicológicos y espirituales.

El DiscernimientoLa palabra “discernimiento” viene del griego “chrineo” que significa cribar, seleccionar,

purificar, quitar lo que es accesorio y quedarse con lo elemental y esencial. Se puede aplicar al trabajo que hace una mujer en la cocina cuando usa el cedazo para limpiar la harina de toda inmundicia antes de hacer la masa para el pan.

En términos médicos usamos, por ejemplo, la palabra “endocrino” (endo = interno; chrinos: purificador), aplicada al sistema a través del cual la sangre se purifica y podemos así desechar todo aquello que es maligno para el funcionamiento saludable de nuestro cuerpo. Así hablamos del “médico endocrino”, que está especializado en esta materia.

Aplicado a la vida humana, el discernimiento es un proceso por el que aprendemos a ser lo que de verdad somos en lo más profundo de nuestro ser. Para ello nos iniciamos en un camino de autodescubrimiento a través del cual vamos quitando nuestras máscaras e inconsistencias, hasta que llegamos a la roca del ser, el yo real. Así aprendemos a descubrir el sentido esencial de nuestra vida.

Psicológicamente hablando el discernimiento nos invita a la autoconciencia por la que descubrimos nuestras zonas erróneas, nuestros condicionamientos distorsionados, nuestras

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conductas neuróticas, etc. para así aprender a liberar lo mejor de nosotros mismos y a actuar en libertad progresiva.

Desde el punto de vista espiritual, el discernimiento nos invita escuchar la voz de Dios, distinguiéndola de otras voces que nos apartan de nuestra vocación como hijos amados del Padre. Dios desea revelarse a nosotros por medio de las circunstancias, las personas, y los acontecimientos de la vida ordinaria. El arte de conectar con él con sinceridad y transparencia es a lo que llamamos discernimiento espiritual. El discernimiento es el arte de escuchar con libertad interior las insinuaciones del Espíritu, hasta que poco a poco vamos adquiriendo la misma mente y el mismo corazón de Dios. El auténtico discernimiento espiritual nos ayuda a procurar tener la misma mente, los mismos sentimientos del Padre que es sobre todo amor, misericordia y compasión.

Conclusión: el discernimiento es un arte que practicamos a todas horas, de manera más o menos consciente. Las pequeñas actitudes y decisiones de un día pueden ser las grandes orientaciones de la vida entera de una persona. Porque las cosas pequeñas son sólo “cosas pequeñas”; pero muchas cosas “pequeñas” construyen una “gran realidad”. No tomar decisiones es haber tomado la más grande y más dañina de las decisiones. Lo que no decidimos proactivamente, lo decidirán otros por nosotros, o lo decidirán las circunstancias externas de la vida. Y así en lugar de ser actores proactivos seremos víctimas pasivas y frustradas.

El crecimiento humano está llamado a hacer una síntesis de integración y sanación constantes del pasado, el presente y el futuro. La persona en proceso positivo de maduración mira a su pasado con agradecimiento pues reconoce que los acontecimientos vividos son elementos de una historia que contar. Experimenta su presente con la confianza de quien ha acumulado suficientes certezas como para mirar hacia adentro de sí mismo y sentir que es parte de un misterio de amor, de la presencia divina que le habita. Y cuando esa persona se abre al futuro lo interpreta como una aventura maravillosa por descubrir y construir.

En definitiva todos avanzamos, cada cual a su ritmo y según sus circunstancias particulares, hacia la integración de nuestro ser real, buscando la dirección existencial que da sentido a lo que hacemos y lo que podemos llegar a ser. Vivida desde la fe, esta síntesis existencial se convierte en historia de salvación, guiada y fortalecida por la fe que actúa por el amor.

Llega un día, cada cual sabe cuándo y cómo, en que la búsqueda se nos presenta como amanecer que poco a poco certifica lo que queremos ser y hacer de concretamente, conscientes de que cada decisión tomada implica exclusión de otras. Esta exclusión exige renuncia, pero basada en la confianza del amor.

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Cuando semejante decisión es fruto de un proceso de discernimiento y búsqueda de Dios y de su voluntad, la llamamos Vocación pus es experimentada como “llama” profunda que no cesa de “llamarnos”, pues es un clamor interior que busca ser respondido positivamente. Por eso la otra cara de toda vocación es la “respuesta” que requiere una verbalización existencial: “Heme aquí, Señor, pues me has llamado.”

Ni que decir tiene que la llamada o vocación no se da de una vez sino que, entendida como proceso, se extiende a lo largo de la vida. Dios, agente primero e iniciador del proceso a través del Espíritu de su Hijo, golpea a la puerta de nuestro ser profundo a través de las circunstancias cotidianas.

EL ARBOL DE LA INCONSISTENCIASe trata de una imagen utilizada ya desde la Patrística a niveles teológicos. Aquí usamos este símbolo para hablar de

lo que significa alimentar nuestras inconsistencias para recoger frutos que a la larga están podridos o faltos de calidad auténtica.

Alimentamos las inconsistencias desde las raíces de nuestro ser. Son raíces profundamente implantadas ya desde la más tierna infancia. Cuando descubrimos el origen de nuestras inconsistencias aprendemos a ver su porqué y su cómo. Ello facilitará su desarraigo en el proceso de integración personal.

Así como en el árbol la savia sube por el tronco y afecta a las ramas, del mismo modo nuestras inconsistencias se comunican a los diferentes componentes de nuestra personalidad a través de la actitudes,, los intereses, los impulsos, los deseos, sueños etc. Y aquí conviene ser muy sinceros para no engañarnos justificando con lenguajes religiosos y espirituales aspectos que a la larga nos irán minando y destruyendo. A este respecto hay que trabajarse mucho el tema de la integración afectivo-sexual y el de la propia identidad y autoestima.

Y finalmente tenemos los frutos del árbol. Éste es el punto final para calibrar si el proceso formativo ha sido bueno o malo. Para facilitar el trabajo podemos centrarnos en los siguientes aspectos:

Autoestima: Se manifiesta porque la persona busaca más el ser admirado que el ser amado. Ser la estrella, más que servir de modo desinteresado.Relación con Dios: Seguramente el joven en este estado se verá aceptado por una relación con Dios en la que debe presentarse como ganador, triunfador y actor. Le costará trabajo entender el lenguaje de la cruz.Relaciones interpersonales: El otro es un rival con quien hay que competir, y por eso salta la envidia, la antipatía y el juicio fácil.

Toda inconsistencia tiende a programar el futuro desde el éxito, el arribismo, el escalar puestos, la gratificación… En realidad el inconsistente, y todos lo somos de alguna forma, es un niño que no acaba de madurar, el Peter Pan que se niega a crecer. Formarse es un proceso que abarca toda la vida, y posiblemente parte de la vida eterna tras la muerte.

La Dirección EspiritualSolamente la persona que discierne atentamente los movimientos y la dirección de su vida

podrá ayudar a otros a hacer lo mismo a través del arte de la dirección espiritual. Por eso discernimiento espiritual y dirección o acompañamiento espiritual son como las dos caras de la misma moneda que consiste en “buscar a Dios”. El director/a espiritual ideal no es precisamente la persona moralmente intachable, sino la persona que se sabe en un proceso ascendente hacia Dios, en medio de las vicisitudes de la vida.

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La “Dirección Espiritual” es el arte de ayudar a las personas a descubrir la huella de Dios en sus vidas. En español la expresión “dirección espiritual” suena a demasiado directiva. Hoy se habla más en términos de acompañamiento espiritual. En la dirección-acompañamiento espiritual la relación entre director-dirigido no es una relación de pura amistad o camaradería. Siempre se trata de encontrar a esa persona a quien considera capaz de ayudar a crecer en la vida del espíritu.

La dirección espiritual no es algo encorsetado y constringente. Por el contrario un buen director/a sabe enseñar el camino de la libertad y de la liberación interior de modo que toda la persona se haga capaz de recibir el don del amor de Dios. En toda sesión de dirección espiritual hay tres actores: el dirigido, el director, y el Espíritu Santo que dirige a ambos.

La tarea del director es como la de una comadrona que ayuda a que la Vida divina amanezca en la persona que viene pidiendo ayuda. ”Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor allí está la libertad. Y nosotros todos, con el rostro descubierto, reflejamos, como en un espejo, la gloria del Señor, y nos vamos transformando en su imagen con esplendor creciente, bajo la acción del Espíritu del Señor.” (2 Co 3, 17-18)

El director/a recibe al dirigido/a como un verdadero regalo de Dios. Por eso lo recibe como alguien muy importante a quien hay que ayudarle a contactar con ese susurro divino que habla al corazón a través de las personas y los acontecimientos ordinarios. El director/a se sabe a sí mismo/a en el mismo proceso, y ésta es su mayor garantía.

Nadie se erige a sí en director espiritual por mandato, ni se anuncia para hacerlo. El director/a espiritual sabe que ha recibido un carisma especial que queda certificado y confirmado no por él mismo, sino por aquellos que viene a él/ella pidiendo ayuda.

Son los demás quienes ven en el director/a el regalo divino de ayudar a otros a crecer en la vida del Espíritu. Más que una profesión que se aprende y se estudia, la dirección espiritual es un carisma que Dios regala a los que quiere. La confirmación de que se posee este carisma es que hay gente que le pide a uno ser su director o acompañante espiritual.

La dirección espiritual difiere del sacramento de la confesión en que mientras en la confesión uno llega con la conciencia de ser un pecador buscando la absolución –cosa que sólo un sacerdote puede hacer- , en la dirección espiritual uno llega con el deseo de clarificar, exponer todo el ser bajo la mirada amorosa del Espíritu, crecer hacia Dios, con la ayuda de un maestro que le ayude en el empeño.

La dirección espiritual, aunque conecta en muchos aspectos con el counselling, difiere de éste en que la dirección espiritual es acerca de la persona en búsqueda de la huella de Dios en su vida; el counselling es acerca de la búsqueda de la integración personal sin hacer

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necesariamente ninguna conexión con la trascendencia. Obviamente un buen director espiritual deberá estar bien provisto de técnicas y conocimientos psicológicos, pero el fin fundamental es la integración de toda la persona del dirigido bajo la dirección del Espíritu Santo.

B. Importancia de la escucha en el proceso de discernimiento:

- Escuchar la voz del yo profundo:Estamos creados de forma original e irrepetible. Esa forma original se identifica con el yo real, el yo creado por Dios en el que reside la imagen divina de su ser, y desde el que irradiamos el resplandor de la luz divina cuando nos conectamos con él. (Gen 1, 26-28)

- El proceso de conexión con el ‘yo real”: El camino más largo es el del camino hacia adentro, el del encuentro definitivo con uno mismo. Llegar a conocerse es un trabajo arduo y permanente, que implica confrontar los miedos y los fantasmas del pasado que nos impiden vivir el presente de lo que realmente somos. San Juan de la Cruz, de forma poética habla de estos fantasmas que se oponen al conocimiento y la libertad de ser hijos de Dios de esta manera:

“A las aves ligeras,leones, ciervos,gamos saltadores,montes, valles, riberas,aguas, aires,ardores, y miedosde las noches veladores.Por las amenas lirasy cantos de sirenas, os conjuro:que cesen vuestras irasy no toquéis el muroporque la esposa duermamás seguro.”

- Clarificar el sentido y dirección fundamental de la vida:Solamente la persona que se ha encontrado en su realidad desnuda puede iniciar un

camino de sentido que le llevará a tomar una decisión fundamental a través de la cual todo lo que es y hace cobra sentido. La dirección y sentido de la vida ya son en sí mismos experiencia de lo transcendente, pues el sentido de la vida de cada persona está más allá de lo concreto del aquí y ahora, aunque tiene incidencia en ello. En nuestra cultura global postmoderna se han olvidado los grandes relatos de nuestra historia y de nuestro ser personal y global. La fragmentación es fruto de esta mentalidad, que nos lleva al relativismo.

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Solamente desde la devolución de herramientas a través de las cuales podamos encontrar el sentido fundamental de la vida, podremos unificar nuestro ser en la “sola” cosa necesaria. El psiquiatra judío Viktor Frankl (1905-1997), nos enseña a través de la logoterapia, que lo que realmente nos devuelve la salud mental y emocional es, desde la honestidad, encaminar nuestra vida hacia una finalidad que llena de sentido nuestro vivir y nuestro morir.

En la moralidad católica moderna, sobre todo con Bernard Häring (1912-1998), se habla de la “Moral de la Opción Fundamental”, que básicamente consiste en la decisión de encaminar nuestra vida con coherencia hacia el Bien Supremo que es Dios. Todo lo que sea desviarse de esta dirección fundamental es el pecado que, en su mayor o menor desviación, nos aparta o retrasa nuestro crecimiento espiritual esencial. Cuando en la vida no tenemos claro hacia dónde queremos ir, nos convertimos en un barco a la deriva que acaba hundido en el fondo del mar. Según este concepto de moral, el acento no está en saber concretamente o casuísticamente cuándo hay pecado o no pecado, o cuando hay pecado venial o mortal. Aquí el acento está sobre todo en ser o no ser fiel a la opción fundamental de mi vida, dictada por el Espíritu Santo, de acuerdo a una vocación específica que Dios me ha concedido.

- ¿Quién maneja mi carro?Con esta pregunta queremos adentrarnos en el centro vital que motiva las acciones de

la vida a través de la cual se va entretejiendo nuestra historia personal. Aunque anhelamos la libertad y la autonomía para decidir, la realidad es que en muchas ocasiones, quien decide lo que hacemos son factores que, inconscientemente, se han metido en nuestro ser y nos llevan a la existencia del pseudo-ser, más que al ser consistente de nuestra esencia vital. Veamos algunas de estos factores:

+ Las circunstancias externas: cuando intentamos cambiar lo que sucede simplemente porque sí, cuando hacemos depender nuestro bienestar o malestar internos de personas o acontecimientos que suceden, negándonos a aceptar la realidad tal y como es.

+ Figuras de autoridad: cuando emocionalmente dejamos que otros tomen posesión de nuestras reacciones, incluso cuando no están físicamente presentes. Obedecemos sus reglas y normas, sus influencias del pasado como si estuvieran constantemente presentes. Debemos “matar” emocionalmente aquellas presencias dañinas que impiden que seamos lo que Dios ha soñado que seamos desde antes de la creación del mundo. (Ef. 2,8-10)

+ Inconsistencias personales todavía no integradas (el yo anárquico): cuando no hemos madurado o redimido aspectos del pasado, a la larga emergen del subconsciente y nos juegan malas pasadas en el presente. Tales inconsistencias podemos incluso revestirlas de santidad por medio del “narcisismo”, el “religiosismo”, ciertos “comportamientos patológicos” y disfuncionales, etc.

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+ Caprichos e impulsos: cuando hago lo que hago simplemente porque me gusta o porque encuentro una gratificación espontánea. Ello puede suponer una regresión a comportamientos infantiles. Actuar compulsivamente es dejar a un lado la capacidad racional para darle toda la fuerza a la voluntad movida totalmente por la emocionalidad caprichosa.

+ Miedos y ansiedades: cuando las fobias y los miedos dirigen nuestra vida nunca llegaremos a buen puerto, pues el miedo es el peor consejero de la naturaleza humana. Las ansiedades aún son peores, pues son miedos elevados a la potencia de la irracionalidad absoluta. El miedo alimenta nuestras inseguridades y envenena la imaginación haciéndonos creer que las cosas son y serán peor de lo que en realidad son.

+ Narcisismo y orgullo: cuando idolatramos la imagen externa de lo que somos o queremos ser, nos preocupa más lo que otros puedan pensar de nosotros mismos, que lo que realmente somos y hacemos desde el más profundo centro. El narcisismo acaba con lo mejor que llevamos dentro, con nuestra mayor fortaleza: nuestra vulnerabilidad. El narcisista teme el vacío de la vulnerabilidad, cuando es precisamente ahí donde se encuentra la mayor grandeza de la persona humana.

+ El yo real conectado con la divinidad: cuando dejamos que Dios sea Dios en nuestra vida y nos ponemos a su disposición paulatinamente. Es entonces cuando Él va amaneciendo dentro de nosotros y su claridad nos invita a ponerlo en el centro de nuestras acciones, incluso las más simples y rutinarias. Es entonces cuando el yo se transforma y brilla desde dentro la imagen divina con la que fuimos creados. Una vez más recordemos que discernir es el proceso a través del cual ponemos en sintonía nuestro ser real con el de Dios. Es entonces cuando surge el milagro de la felicidad.

Fábula Persa:Un día un caminante halló un trozo de barro tan aromático que su perfuma llenaba toda la casa.“¿Quién eres tú? – le preguntó el caminante -¿Eres una gema de Samarcanda?¿Eres una mercancía preciosa?No, no soy más que un trozo de barro.Entonces ¿cómo tienes ese aroma tan maravilloso?- Amigo, te voy a revelar un secreto: he estado viviendo junto a una rosa.

C. Falsas Auto Percepciones Disfuncionales:

A veces la persona distorsiona su auto imagen, se siente muy orgullosa de aquello que precisamente le destruye y que debería reenfocar y moldear de modo que el yo real emerja tal cual es. Estamos ante lo que llamamos falsas auto percepciones. Analizarnos acerca de ellas,

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nos ayudará sin duda a hacernos más conscientes de nuestras distorsiones, para emprender un cambio hacia la madurez.

O todo o nadaVeo las cosas y las personas como buenas / malas, blancas / negras sin gradaciones

intermedias. Si algo no me agrada en una cosa o persona la condeno en su totalidad. Un poco de suciedad en un objeto me induce a considerarlo sucio en su conjunto.

Generalización excesivaA partir de un acontecimiento aislado (o unos pocos) elaboro una regla general ilógica.

A partir de una experiencia dolorosa concluyo que lo mismo me va a pasar en el futuro inevitablemente. Por ejemplo, la pérdida de una amistad preciosa me hace temer nunca más encontrar un buen amigo. Pienso en términos de “siempre”, “nunca”, “todos”, “nadie”, aunque lo que haya ocurrido sólo sucedió una vez.

EtiquetarEs una forma de generalización excesiva muy común. En vez de describir el error que

yo u otro haya cometido, aplico una etiqueta a la persona en su conjunto. En vez de decir “he cometido un error”, lo cual puede muy bien ser cierto, digo “soy un fracasado”, lo cual no es cierto.

Filtro mentalComo un filtro fotográfico que deja pasar unos colores y otros no, percibo lo negativo

de una situación y me concentro en ello, sin prestar suficiente atención en lo positivo. Por ejemplo, me preocupo excesivamente porque he contestado mal a una pregunta del examen, aunque haya contestado correctamente a las otras nueve.

Rechazo de lo positivoSubestimo y aún rechazo mis cualidades como si no tuvieran importancia. Y aún a

veces las veo como aspectos negativos. Esto se manifiesta, por ejemplo, en mi manera de minusvalorar las alabanzas sinceras que otros me ofrecen.

Magnificación y minimización (el truco de los prismáticos)Como los prismáticos, que por un lado agrandan los objetos y por otro los

empequeñecen, yo también tiendo a exagerar lo negativo de un acontecimiento o de una persona (sobre todo la mía propia) y a quitarle importancia a lo positivo. Mis defectos me parecen imperdonables y mis virtudes irrisorias. Frustraciones de poca monta se me antojan insuperables.

Conclusiones arbitrariasSaco conclusiones (o hago interpretaciones) negativas que no están justificadas por la

evidencia de los hechos:a. Leer el pensamiento: Concluyo que alguien reacciona contra mí, sin verificarlo. Imagino

motivos siniestros en los demás.b. “La mala ventura”: Sin evidencia válida espero que todo me va a salir mal. Soy un

catastrofista.

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c. Consecuencias falsas: Si “B” ocurre después de “A”, creo que “B” es la causa de “A”d. Comparaciones auto denigrante: Viéndome inferior a otros en algunos aspectos o

habilidades, concluyo incorrectamente que yo soy inferior, o no suficientemente bueno, o que no valgo para esto o aquello.

Razonamiento emocionalDeduzco conclusiones no válidas de mi experiencia de sentimientos negativos. Por

ejemplo, cuando me siento muy culpable concluyo que debo haber cometido un gran crimen, aunque la evidencia no lo respalde.

Pseudo responsabilidadMe veo como causante de acontecimientos negativos de los cuales de hecho no soy

responsable. Acepto responsabilidad por los problemas de los demás. Llevo el peso del mundo sobre mis hombros. Me siento culpable de los errores y desgracias de los demás.

Exigencias inflexiblesSe trata de la actitud del “Yo he de...”, “Yo tengo que...”, “Yo debo...”, “tú tienes que...”, “La

vida me debe...” “O todo o nada”.

La caridad fraterna pasa por un aprendizaje “humano” de constante aceptación mutua en medio de nuestras diferencias para que la diversidad sea una ocasión de enriquecimiento mutuo más que una dificultad en el proceso de unidad. Tenemos que seguir la pauta de comportamiento del difunto Arzobispo de Recife (Brasil) Dom Hélder Cámara: “Yo cada mañana elijo amar”. Y es que el amor es una decisión. Sí, amar es una decisión, más allá de todo sentimiento de simpatía o antipatía, de atracción o de detracción. El amor “como yo os he amado” (Jn 15, 12) es una vocación o llamada. La gran vocación o llamada de todo cristiano, la libertad; pero una libertad al servicio desinteresado del amor, como Pablo nos lo enseña en la Carta a los Gálatas (5, 13)

D. Importancia de la oración en el proceso de discernimiento:

+ Orar es tratar amistosamente con Aquel que sabemos que nos ama: Así define Teresa de Jesús la oración. La oración es una relación más que un ritual. En toda relación se requiere que dos personas se conecten desde lo más profundo de su ser. Por eso Benedicto XVI, ya antes de ser nombrado Papa, definía la oración como el encuentro de dos libertades: la de Dios que me busca y la mía que me dejo encontrar por Él desde el amor.

+ Orar es mantener el corazón despierto, en proceso progresivo para que llegue a ser capaz de recibir el don amoroso de Dios: Teresa de Calcuta dice que en el silencio de la contemplación nuestro corazón se va ensanchando de tal manera que podemos acoger la plenitud de Dios. Por eso orar es recibir ese don de acuerdo a nuestra capacidad actual, pero siempre enfocados en un futuro de esperanza que nos va transformando paulatinamente.

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+ Orar es dejar que nuestro ser vulnerable emerja sin resistencias para que Dios vaya sanando nuestras heridas: A este concepto se refiere Tony de Mello cuando habla de la “oración de cirugía interior”. El Espíritu penetra los entresijos de nuestra composición psicológica, histórica, moral, relacional, física, y va creando algo nuevo. Porque el Señor es Espíritu, y donde está el Espíritu de Dios, allí está la libertad. (2 Co 3, 17)

+ Orar es dejar que el poder de Dios vaya tomando control de nuestra vida: Es lo mismo que confiar en que lo que Dios hace y promete será para nuestro bien. Dejándole actuar en y a través de nosotros, nos asemejamos a María en su oración de sometimiento total: “que se haga en mí según tu Palabra”. Con esta conciencia bien cimentada y personalizada avanzamos confiados, como decía Juliana de Norwich, en que todo está bien y todo estará bien. En una revelación que tuvo, ponía en boca de Dios este mensaje: “Puedo hacer que todo esté bien; todo estará bien; y tú verás cómo al final todas las cosas en sus distintas formas estarán bien.”

+ Orar es establecer un diálogo entre mi humanidad y el Misterio que llamamos Dios: Este diálogo sólo puede establecerse porque el Verbo se ha hecho uno como yo, me habla del Padre y me invita a responderle desde lo que soy como humano para que en este proceso, yo pueda elevarme a la altura de lo divino. Dios me habla por la Palabra que es el Hijo y me escucha por la Sabiduría que es el Espíritu Santo dentro de mí.

+ A veces la oración se convierte en una auténtica lucha entre Dios y yo. Dios que quiere ser el centro y el todo absoluto de mi vida, y yo que me resisto. Si en esta lucha es Dios quien va conquistando mi corazón para su causa amorosa, entonces es que mi oración es auténtica. Pero si mis resistencias impiden persistentemente su acción en mí, es que mi oración no es honesta ni eficaz.

+ No oramos porque Dios necesite de nuestra dedicación hacia Él, sino porque nosotros necesitamos de Él, de su ayuda y de su compasión. En la oración aprendemos a confiar y a dejarnos guiar confiadamente por Aquel que nos ama antes de que le amemos.

Revisión de Mi OraciónEl Espíritu Santo nos enseña a orar, pero para que su efecto sea más pleno en nosotros hemos

de dejarle actuar en libertad. Por eso es tan importante que revisemos nuestra oración, es decir, debemos reflexionar para ver lo que ha sucedido en la oración y por qué ha sucedido. En todo momento de oración hemos de identificar si el que actúa en nosotros es el Espíritu Santo, el espíritu del mal, o yo y mis ideas. Para ello hemos de sopesar los sentimientos o movimientos internos que se dan cita durante la oración. He aquí algunas preguntas que nos ayudarán en este empeño:

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1/ ¿Qué tal es mi salud? ¿Me siento cansado? ¿He dormido bien? ¿Estoy relajado?2/ ¿Me preparé y dispuse bien antes de comenzar la oración?3/ ¿Qué postura tome? ¿Me ayudó o no me ayudó?4/ ¿Di a la oración todo el tiempo que había planeado o me dejé llevar de la comodidad y la corté antes de hora?5/ ¿Cómo me sentí durante la oración? ¿Sentí consolación (paz, Amor, alegría, gratitud, confianza, presencia de Dios, asombro, humildad, alabanza, etc.)? ¿Me sentí desolado (ansiedad, tristeza, escrúpulos, desconfianza, desmotivación, etc.)? ¿Hacia dónde me dirigían estos movimientos internos y cuál creo que es la causa de ellos? ¿Después de la oración continuó la consolación o desolación?6/ Si mi oración fue difícil ¿por qué fue así? ¿Quizás la materia de la oración? ¿Falta de motivación? ¿Estaba preocupado? ¿Quizás el método usado? ¿Quizás tengo resistencias a admitir honestamente algo delante de Dios y delante de mí mismo? ¿Algún deseo desordenado?7/ ¿Estuve relajado, tranquilo y con paz durante mi oración? ¿Estuve atento y abierto a la acción de Dios? ¿O quizás mi atención estaba forzada? ¿Estuve distraído intencionadamente? ¿Pasó el tiempo demasiado lentamente?8/ ¿Cuál fue la gracia que pedí en mi oración? ¿La obtuve?9/ ¿Siento paz durante mi oración, no sólo cuando ésta es fácil sino cuando es pesada y difícil, o cuando estoy en oscuridad interna?10/ ¿Qué aspecto me tocó más hondamente durante mi oración?11/ ¿Hay algún tema que permanentemente me visita durante mi oración?12/ ¿Me siento atraído hacia alguna cosa particularmente: virtud, camino de vida, actitud? Podría tratarse de algo atractivo aunque difícil, que te cause cierto temor o que sea duro13/ Qué sucedió durante los períodos entre una oración y otra? ¿Ocurrió algo significativo, algo así como un descubrimiento, un movimiento interno fuerte del buen o mal espíritu, una conciencia más honda de la presencia de Dios?14/ ¿Sé cómo relajarme y estar en paz entre los tiempos de oración?N.B.: No todas las preguntas han de ser respondidas en todo momento. Recuérdese que cualquier pensamiento acerca de lo que vas a decir a tu director espiritual durante la oración hay que tomarlo como una auténtica distracción.

E. Importancia del diálogo personal en el proceso de discernimiento espiritual:

+ Definición de “diálogo”: Dialogar es establecer la conexión verbal o de sentido (dia+logos) entre dos personas. En todo diálogo debe haber un encuentro previo con la propia identidad personal. En otras palabras, yo no puedo comunicarme con un “tú” si antes no me he puesto en contacto con el “yo” de mi propia identidad.

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+ Desde el encuentro conmigo mismo me acerco al encuentro con los demás. Para ello debemos quitar toda máscara y todo lo que distorsiona nuestra propia identidad personal. Existen zonas erróneas, partes oscuras que todavía desconocemos o que evitamos conocer por miedo a la confrontación y al crecimiento en libertad personal. Recordemos lo que Benedicto XVI dice acerca de la oración: es el encuentro de dos libertades. Pero ¿cómo voy a encontrarme con la libertad del Dios que me busca si no me he encontrado conmigo mismo? Agustín de Hipona oraba así: “Que me conozca, Señor, para que te conozca. Que conociéndote yo me conozca a mí mismo mejor.” Así oraba otro santo:

“Señor Dios, enséñame cómo y dónde buscarte,dónde y cómo encontrarte...Tú eres mi Dios,Tú eres mi Señor, y yo nunca te he visto.Tú me has modelado y me has remodelado,y me has dado todas las cosas buenas que poseo,y aún no te conozco... Enséñame cómo buscarte,porque yo no sé buscar a no ser que Tú me enseñes,ni hallarte si Tú mismo no te presentas a mí.Que te busque en mi deseo. Que te desee en mi búsqueda.Que te busque amándote. Y que te ame cuando te encuentre.

(San Anselmo de Canterbury)

+ El encuentro con uno mismo es el preámbulo de un diálogo enriquecedor con los demás:

He nacido para darme totalmente al servicio de la bondad y de la belleza. He sido llamado a reflejar en mí y a través de mí la gloria del Dios que es pura transparencia de amor eterno. Pero si me enredo en la mediocridad, la mentalidad calculadora o la autocomplacencia, yo sé muy bien que entonces no seré feliz ni ayudaré a abrir un canal de gracia a través del cual Dios vuelva al mundo que tanto anhela y suspira por Él.

He nacido con un fin y quiero llevarlo a cabo aunque me cueste la vida. Y el fin de mi vida es la plenitud de la vida en el amor.

Señor, soy un mero aprendizPero con tu Espíritu,

Artista Supremo de la Creación,Alcanzaré el más alto grado

En el Arte de Amar.

Reconociendo humildemente mis máscaras para quitármelas. Toda máscara habla

de una cualidad personal que se exagera desmesuradamente para que los demás no puedan ver lo que realmente somos, pues tenemos miedo de ser rechazados si nos conocieran tal y como somos. Las máscaras ocultan nuestro ser verdadero e impiden toda relación humanamente genuina.

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Reconociendo con humildad nuestros patrones de comportamiento para superarlos. Un patrón de comportamiento es una conducta aprendida y repetida hasta que se ha convertido en nuestra segunda personalidad, aunque en verdad no somos eso que hacemos. Para reconocer, aceptar y superar un patrón de comportamiento necesitamos observarnos mucho, dejar que otros nos hablen de lo que realmente somos, y emprender el viaje del “desaprender” para ser nosotros mismos, cueste lo que cueste.

El “yo” en busca del “tú”: Hay un deseo insaciable de comunicación, de salir hacia el otro, ya que no hay plena realización del ser personal a no ser en complementación relacional con los demás. No somos islas. El aislamiento crea ilusiones dañinas que nos apartan no solamente de los demás, sino de la realidad circundante y de nuestro centro profundo. También nos aparta de Dios, pues Dios es “comunidad” de tres personas que en el Amor se hacen UNO. Por eso, la relación humana basada en el respeto, la aceptación y la compasión, es imprescindible para cuidar de la higiene mental y espiritual.

En el fondo nuestras resistencias al cambio nacen de nuestros miedos. El miedo nos esclaviza y nos desactiva para que podamos funcionar. El miedo nos hace personas disfuncionales en relación a nosotros mismos, a Dios y a los demás.

+ El diálogo no-violento y sus características:Me siento sentenciado por tus palabrasMe siento rechazado y juzgado; Antes de marcharme desearíaSaber lo que me quieres decir.Antes de defenderme,Antes de hablar con palabras hirientes,Deseo entender lo que me quieres decir.Las palabras son ventanas;Pero también pueden ser paredes;Pueden encarcelarme o liberarme.Que cuando hable o cuando escucheSalga de mi corazón una luz amorosa.Hay cosas que quiero comunicarCosas importantes para mí.Si mis palabras se quedan cortas,Ayúdame a liberar lo que quiero decir.Si pareciera que te humillo,Si sientes que no me importas,Por favor, escucha mi vozY los sentimientos que mi voz transmite.

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La no-imposición: desde la libertad que necesito para ver la vida desde mi propia cosmovisión, en libertad y sin constreñimientos, decido que tú también tengas el mismo espacio de libertad y autonomía para que seas lo que estás llamado a ser. Gandhi hizo una revolución a través de su movimiento llamado “sathyagraha”, palabra indoeuropea que significa “la persistencia de la verdad”. Este movimiento consiste en la fidelidad hasta el extremo a la verdad, sin imposiciones, pero más allá del miedo. La “sathyagraha” no busca la penalización del opresor, sino su conversión a la causa de la verdad.

La vulnerabilidad como punto de partida: ser vulnerable es aceptar que cuando entro en relación contigo estoy abierto a que tus ideas y convicciones, tus puntos de vista a interrogantes pueden poner en interrogante algunas de mis afirmaciones y convicciones distorsionadas. La vulnerabilidad permite que los demás entren en mi mundo de convicciones para hacerlas más sólidas o para purificarlas cuando haga falta hacerlo.

Compasión y empatía: estoy dispuesto a comprenderte desde dentro de ti mismo/a, para conectar y compartir tu dolor y tu pena. A fin de cuentas ésta es la belleza que de verdad cambia el mundo. F. Dostoievski decía que “La belleza cambia el mundo”. El fallecido Cardenal Carlo. M. Martini glosaba y completaba esta frase diciendo que “La Belleza que Cambia el Mundo es la Belleza del que Comparte la Pena”.

Sin amenazas ni ajuste de cuentas: todo está perdonado, y por tanto nos damos la libertad para actuar desde la libertad, sin ninguna amenaza culpabilizante, opresora ni represora.

La dinámica en la que todos somos ganadores: me comprometo a que sea cual sea nuestra relación nunca daré el mensaje de que deseo vencer para considerarte a ti una “víctima”. Mi deseo fundamental es que en nuestra relación, todos seamos “win-win”.

Buscando el fortalecimiento de nuestra relación: lo importante en una relación no es saber quien tiene la razón y quien no la tiene. Pase lo que pase la relación jamás tiene que someterse a nada ni a nadie.

+ Manejo positivo de conflictos:

Las heridasSe originan por falta de respeto a la otra persona

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Son heridas invisibles, pero más dañinas que las físicasCuando herimos los sentimientos profundos del otro, la sanación total puede ser muy difícil y a veces incluso imposibleEn nuestra cultura hay ciertas expresiones características para expresar la pérdida del afecto hacia la persona que nos ha herido: “él (ella) se me ha salido” o “se me está saliendo”. Significa que uno ya no siente el afecto que antes sentía por la otra persona.

¿De qué manera afectan a la vida concreta?- Crean tristeza y amargura permanentes- Llevan a la desilusión y a la depresión- Hacen que la persona sea irritable- A veces puede crear ciertas tendencias suicidas- Crean miedos, ansiedades y neurosis- Producen un cierto alejamiento de Dios y de la Iglesia- La autoestima queda profundamente herida

Modos en que nos herimos:- De manera consciente o inconsciente- Despreciando la bondad y la belleza interna y externa que toda persona lleva- Culpabilizando al otro de mis males o problemas, eludiendo mi propia

responsabilidad

Las heridas linternas bloquean la confianza y nos cierran en un silencio maligno de distancias afectivasUna familia herida es un caso dramático y triste

La sanaciónAsí como tenemos capacidad para herirnos, tenemos la misma capacidad para sanarnos.La sanación y curación interior comienza con la decisión de perdonar. Perdonar (amar) es una decisión.Pero no podemos perdonar al otro si antes no nos hemos perdonado a nosotros mismosLa sanación es un proceso. Lleva su tiempo… no hay que forzarla pero sí que hay que prepararla con nuestras actitudesLa sanación es restaurar los sentimientos anteriores de amor y confianzaA veces, para restaurar la confianza y para sanar, hay que confrontar:

- La confrontación: . Amar a una persona no excluye la posibilidad de la confrontación . La confrontación está al servicio de la unidad y del amor. Sirve para quitar de entre nosotros lo que nos aísla y separa. Sólo los indiferentes no se confrontan nunca

- Normas de una buena confrontación: . Nada de críticas y sarcasmos

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. Evitar insultos. Producen mayores heridas y aumentan las ya existentes

. No se trata de buscar culpables, sino de restaurar la unidad

. Evitar las exageraciones tales como “tú siempre…”, “tú nunca…”, tú todo…”, “jamás…”. Simplemente no son verdad. Quitar todo tópico que encasilla y hiere a la persona. Nunca dejar a medias, la pelea o confrontación. Necesidad de estar cerca físicamente. Importancia del contacto físico afectuoso. No se trata de tener razón sino de estar en relación. Lo más importante es tú y yo en relación, y no el tema de nuestra discusión. ¡Muy importante! = Evitar la confrontación cuando:

i. Uno de los dos quiere vengarse o tomar represaliasii. Quieres que el otro se sienta culpable y humilladoiii. Uno de los dos ha perdido el control y está bajo el efecto del alcohol, la

droga, etc.

Hay que dialogar para amar. Pero no puede haber ni amor ni diálogo sin confianza. La sanación mutua hace que la confianza vuelva a nuestra relación. La confianza es la llave del diálogo.

La pareja debe gastar mucho “quality time” para profundizar en su relación. Los padres han de hacer lo mismo con los hijos, o los miembros de una comunidad religiosa. Importancia de no acudir a “terceras personas.”

F. Modelo Ignaciano de Discernimiento:

Es un modelo basado en la convicción profunda de que Dios desea comunicarse con nosotros incluso antes de que nosotros comencemos nuestro camino hacia Él. Antes de que le encontremos, Él ya nos ha encontrado antes de que lo busquemos, pues vive dentro de nosotros. Su deseo profundo es hacernos partícipes de su vida y de su amor.

Este modelo está basado en la convicción profunda de que Dios está en la realidad y no en las ilusiones que creamos con nuestras maneras disfuncionales de pensar y actuar. Nuestras adicciones y obsesiones son una manera de escaparnos de la realidad donde, a través de los hechos, Él nos habla al corazón.

- Dios nos habla a través de las mociones e inclinaciones interiores. Y también desde los pensamientos (Experiencia de Ignacio de Loyola (1491-1556) tras la batalla en Pamplona):

+ Ignacio peleó en una batalla contra el ejército francés en la ciudad de Pamplona donde fue herido gravemente en su pierna derecha. Ello le obligó a una convalecencia larga y dolorosa en la casa de una hermana suya en Loyola. Pidió

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algunos libros para leer. Y su hermana le trajo algunas novelas de caballerías y sobre todo el libro de los evangelios y varios libros de vidas de santos.

+ Cuando leía los libros de caballería y se imaginaba en galanteos con bellas damas, y ganando batallas para un señor terrenal, sentía por dentro los toques del mundo y sus llamadas, que resonaban en Ignacio como algo pasajero y superficial. Dejaban un poso de cierta alegría mundana que excitaba su imaginación para ganarse el corazón de alguna señora a través de batallas que ganaría si fuera un caballero. Pero esta alegría se desvanecía enseguida y dejaba en él pesadumbre y tristeza.

+ Los toques y las llamadas de Dios, por el contrario, traían unos deleites que eran permanentes y profundos. Al leer la vida de los santos se imaginaba que, como Francisco de Asís o Domingo de Guzmán, por ejemplo, él también haría cosas grandes por Dios. Este toque imaginativo dejaba en Ignacio un poso sólido y permanente que le llenaba de Consuelo interior que le invitaba a la generosidad y al amor incondicional.

+ Y así Ignacio, a través de un examen consistente de sus mociones internas, fue descubriendo que Dios y su acción en él, iba marcando una dirección que si la seguía, le daría paz, armonía interior y la experiencia de su amor.

Los sentimientos y cómo manejarlos constructivamente:

En la escuela ignaciana de discernimiento espiritual (escuela kataphatica) sentimientos y pensamientos tienen un lugar prevalente, pues a es a través de ellos como llegamos a conectarnos con el querer de Dios en nuestras vidas. Por esta razón vamos a detenernos en profundizar en el área de los sentimientos. De este modo iremos abriendo camino a una mejor compresión de la voz de Dios en nuestra vida

+ Los sentimientos no tienen moralidad en sí mismos: no son ni buenos ni malos. Simplemente son reacciones espontáneas a imprevisibles ante acontecimientos, personas, lugares, etc. Nadie puede predecir o predeterminar sus sentimientos con antelación.

+ Pueden ser calificados como positivos o negativos, agradables y desagradables; puesto que no tienen moralidad, nunca podemos ni debemos llamarlos Buenos o Malos. “Bueno” o “Malo” implica un valor moral que no atañe a los sentimientos, sino a las acciones que siguen a los mismos.

+ Todo sentimiento nace de pensamientos que alimentamos en nuestro interior. Somos lo que pensamos. Es del pensamiento de donde se derivan las actitudes y los sentimientos que formarán parte de nuestra vida. Los sentimientos no hay que

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reprimirlos, sino aceptarlos y canalizarlos para que, cuando sean desagradables, no nos dominen ni nos destruyan; y cuando sean agradables podamos cultivar pensamientos, acciones y actitudes que los favorezcan.

+ La distinción obvia entre pensamiento y sentimiento es que el pensamiento tiene un proceso racional y objetivo bien definido, mientras que el sentimiento es algo más difícil de definir de modo experiencial, pues carece de lógica racionalmente explicativa. Al expresar un sentimiento nos vemos obligados a usar símbolos y comparaciones que expresen la naturaleza y la intensidad del sentimiento que experimentamos.

+ No importa tanto la definición o la consciencia de los pensamientos o sentimientos que nos habitan, cuanto hacia dónde nos dirigen y de dónde proceden. El hecho de que un sentimiento sea desagradable no es garantía absoluta de que hay que desestimarlo. En ciertos casos esos sentimientos (culpa, compunción, etc.) pueden ser el origen de un nuevo nacimiento espiritual, de una auténtica conversión.

+ Inteligencia, Corazón y Voluntad: la persona en proceso de maduración compagina la inteligencia o razonamiento, con el mundo de las emociones y sentimientos, y con la fuerza de voluntad. No basta con subrayar un aspecto en detrimento de los demás, pues entonces la persona crece desbalanceada. Se puede comparar a las tres partes esenciales para que un carro funcione con autonomía motora: el volante (la inteligencia), el motor (las emociones) y el acelerador (la voluntad).

+ El estado psicológico de PAZ interior (Shalom, en términos bíblicos) es aquel en el que razón y sentimiento se dirigen hacia un mismo objeto. Por el contrario, cuando el sentimiento va por un lado y la razón por otro, se opera el estado contrario de inconsistencia, ansiedad, inseguridad y desazón.

Consolación (EE 317):a. Es esa moción interior que deja al espíritu posicionado en su centro, con paz y

serenidad. Ese movimiento nos lleva hacia Dios.b. Nace del deseo profundo de querer agradar a Dios en todo. Por tanto es de Dios

de donde nace y es hacia Dios hacia donde se dirige.c. Produce en el alma un aumento de las tres virtudes teologales de fe, esperanza

y caridad.

Desolación (EE 318):d. Es un movimiento que se dirige hacia el mal espíritu que tiende a desintegrarnos

desde lo más profundo de nuestro ser.

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e. Nace de un deseo de auto justificación y de auto compensación que nos atrinchera en lo malo y anquilosa nuestro deseo de crecer en la vida espiritual.

f. Mata en nosotros el deseo de Dios y de querer hacer su voluntad. Produce en nosotros debilitamiento de las tres virtudes teologales de fe, esperanza y caridad.

(Aquí los Ejercicios Espirituales de S. Ignacio serán nuestra guía básica. Discernimiento de Espíritus, EE 313-337).

Condiciones para escuchar la llamada profunda de la graciaEstamos llamados a asemejarnos a Dios por el movimiento del Espíritu

dentro de nosotros. A esta acción la llamamos “gracia”. La gracia es como el viento, invisible pero real, que mueve las cuerdas musicales del espíritu (el yo profundo) y hace emerger un sonido nuevo (mi vocación personal) que afecta a cada nivel de mi totalidad. Para escuchar la voz del Espíritu, necesitamos estos tres requisitos esenciales: Paz, Libertad interior y Fortaleza interior. Las explicamos con la ayuda de algunos ejemplos.

1ª/ Paz interior: Los movimientos de Dios son suaves y serenos, por eso es tan difícil notarlos cuando nuestra mente, nuestro cuerpo o nuestro espíritu andan alterados. Así pues tenemos que dejar en paz el clamor de nuestro cuerpo, el ajetreo constante de la mente y las exigencias del EGO. Recordemos que Dios habla mejor en el “silencio”.

EjercicioTrata de dar nombre concreto a las cosas que tendrías que dejar de lado para

alcanzar más paz en tu espíritu.2ª/ Libertad interna: Hay que liberarse de prejuicios y de concepciones que

distorsionan la verdadera naturaleza de mi llamada. La ansiedad es expresión de un miedo inconsciente hacia una ilusión que yo he construido como realidad. Libertad interna significa que estamos abiertos a la llamada de Dos, sea cual sea. Semejante disposición deja el espíritu libre de toda pre-disposición.

Ejercicio:Da nombre a los condicionamientos o limitaciones que encuentras dentro de ti

para elegir libremente.3ª/ Fortaleza interior: A veces nos asaltan dudas y miedos que nos impiden oír

o sentir desde dentro nuestra llamada interior. Para oír y seguir esa llamada hemos de ser fuertes y escuchar a fondo salga lo que salga a la superficie. Así ganamos libertad y fortaleza, confiando en Dios y en los dones que nos concede.

Ejercicio:¿Cuál es tu miedo más profundo? Preséntaselo a Dios hasta llegar a la paz.

Escucha cómo Él te dice: “No temas, soy yo”.

La imagen divina en mi yo real nos anima a ser como Él, pero la fuerza de nuestro Ego, el Mal, nos lleva a la posesividad, al apego, a la destrucción. En otras palabras, la gracia nos lleva a vivir el Plan de Dios, mientras el mal espíritu nos lleva a vivir el Plan del Mundo. Así podemos distinguir los impulsos positivos o negativos sobre los que construimos nuestra vida:

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La Imagen Divina dentro de mí (mi yo armónicamente estructurado desde Dios):

Confianza en la Providencia. Alegría en las cosas ordinarias. Apertura hacia Dios y los

demás. Alegría en ser el último. Generosidad en el compartir. Elegir el papel de siervo.

Cooperación y ayuda mutua. Autodisciplina. Amor desinteresado. Capacidad de

perdonar. Fidelidad. Luz e inspiración. Alegría del corazón. Paz, reposo interior.

Amabilidad y dulzura en las relaciones. Libertad interior. Paciencia. Sensibilidad a

detalles. Esperanza en las dificultades. Sentido de Fiesta. Capacidad de acogida.

Entrañas de misericordia. Empatía. Unidad.

La Imagen del Ego (el mal) dentro de mí (mi yo fragmentado):Tendencia a amontonar. Miedo a la provisionalidad. Deseo de ser tenido en cuenta.

Deseo de controlar todo. Deseo de ser importante. Posesividad y apegos. Luchas de

poderes. Tendencia a la competitividad. Indulgencia a la sensualidad. Frecuentes

miedos. Venganza. Resentimiento. Tendencia al engaño y la mentira. Oscuridad mental

y confusión. Tristeza y depresión. Espíritu de oposición. Actuaciones compulsivas.

Precipitación e impetuosidad. Violencia hacia las personas y cosas. Desesperación.

Falta de detalles. Rechazo hacia los otros. Dureza de corazón. Impasibilidad.

Antipatías. Creación de desunión. Adiciones.

Signos que confirman nuestra elecciónCuando elegimos la vida, o decidimos por lo que parece más acertado según

el Plan de Dios, aparecerán signos que confirman nuestra opción:a) Por la Armonía, la Paz y el Gozo internos que experimentamos desde

nuestra “esencia”.a) A través del sacramento del Perdón o la Dirección Espiritual.b) Por medio de alguien con autoridad en la Iglesia, la Congregación o el grupo

en que vivo mi fe. c) Por las circunstancias providenciales que generalmente se manifiestan en la

vida normal. Todo esto confirma la llamada de Dios ti.

G. Modelo Carmelitano de discernimiento. Espiritualidad apofática. (S. Juan de la Cruz)

Conceptos básicos de la antropología de Juan de la Cruz y Teresa de Jesús: conocimiento (relacionado con la virtud teologal de la fe), memoria (relacionada con la virtud teologal de la esperanza) voluntad (relacionada con la virtud teologal del amor). Estos tres elementos son llamados “potencias del alma”.

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a. Con el conocimiento la persona razona a nivel humano. Para que esta potencia se eleve a la altura divina deberá aprender a dejarse guiar y purificar por la virtud teologal de la fe.

b. La memoria es la potencia en la que reside la capacidad de recordar, la imaginación y la fantasía. Para que se eleve purificada de todo lo que la contamina deberá ser alimentada por la esperanza.

c. La voluntad es la capacidad de tomar decisiones y de orientar la vida en un sentido u otro. Es el amor la virtud teologal que eleva la voluntad y el deseo hacia la unidad con la divinidad.

A cada potencia del alma le corresponde una virtud teologal que la va liberando y purificando, de manera que toda la persona se hace gradualmente más capaz del don de Dios en su vida, que le va transformando.

Para Juan de la Cruz cada persona tiene un profundo centro, una intimidad abismal en el que reside Dios mismo cargado de luz y amor, esperando que esa persona se encuentre con Él. Para llegar a este encuentro hay que meterse dentro de uno mismo. Buscarlo afuera es perder el tiempo y distraerse. No es que el alma se esconda en el centro del cuerpo sino que está en todos y cada uno de los componentes de la persona.

El objetivo final de todo discernimiento es que Dios llegue a serlo todo en mí, a través de la unión mística por medio del amor Es una transformación, y no una fusión. Esto es importante para marcar la diferencia con algunas religiones orientales, tal como el hinduismo y el budismo.

Esta transformación va afectando a toda la persona, incluso en su componente somático. La belleza del alma, enseña Juan de la Cruz, se difunde exteriormente y se desborda por todos los sentidos. Lo finito de nosotros mismo se complementa con lo infinito que es Dios mismo. Y así uno se va deshaciendo de las pequeñas ambiciones, renace la alegría, y se enfoca en hacer felices a los demás de manera generosa y desinteresada.

Se trata de un camino apofático (sin palabras) de llegar a experimentar a Dios en nuestra vida. Es el camino de la oscuridad que nos encamina hacia la luz, en el que aprendemos a abandonarnos en el regazo del Misterio mientras caminamos por medio de purificaciones (noches) que nos hacen cada día más libres para que nos transformemos en Aquel a quien amamos.

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La persona que empieza este camino espiritual debe vaciarse totalmente de sí misma, es decir, de todo lo que no es de Dios, de modo que llegue a llenarse de su Amor. Y este proceso, muchas veces cargado de dolor, oscurece las potencias del alma en la medida en que las va purificando. Hay que trabajarse a fondo el mundo de los apegos, de modo que vaya amaneciendo la libertad de la gracia sin límites.

Cuando caminamos hacia Dios en un proceso ascendente, tarde o temprano llegarán las noches oscuras. Estas noches son consecuencia de la decisión definitiva de hacer de Dios el centro fundamental de la vida. Es Dios que va poco a poco interviniendo en el proceso de transfiguración o metamorfosis.

d. La primera noche es la de los sentidos, cuando decidimos ponernos en camino y dejamos que Dios vaya progresivamente tomando control de nuestra persona. Es entonces cuando los sentido se ven sometidos a la purificación dolorosa que, por analogía se llama “Noche”. En este estadio generalmente nuestra oración es “discursiva”.

e. Una vez purificados los sentidos, la persona sale victoriosa y libre, transformada en Dios por el amor. Así entra en la noche del alma, en la que la oración es más contemplativa, es decir, con menos discursos, símbolos y palabras.

f. Y finalmente viene la noche del espíritu. Las noches, tanto de los sentidos, del alma y del espíritu, llevan a la persona a la unión transformadora en Aquel a quien se ama y que me ama. Las noches duran un tiempo que varía en cada persona. Los místicos tienden a hablar de estas noches como si se tratase del proceso de anochecer (los sentidos), la noche plena (el alma), y la noche a punto de amanecer (el espíritu). El resultado final es la transformación por medio del amor, y no tanto una transformación esencial, como las religiones orientales tienden a interpretarla (Atma es Brahma).

Cuando hay desorden en la persona, las tendencias desordenadas provocan en el alma cinco efectos perniciosos: atormentan, cansan, ciegan, ensucian y enflaquecen. Por el contrario cuando el alma ordena sus apetitos y los somete a la razón, obtiene los efectos contrarios: goza, siente paz y alegría, descansa, ve con claridad todas las cosas dentro de la armonía del universo, ama con limpieza las cosas y las personas, y se fortalece con el amor que surge desde dentro como una llama incandescente. Vive en su centro y desde su centro.

La doctrina de Juan de la Cruz no promueve una renuncia a los placeres y las cosas como si se tratase de un suicidio ontológico; por el contrario promueve la libertad del desapego para encontrarse a sí mismo y las cosas en Dios, de forma transformante y

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transformadora. La energía que alimenta este proceso es el amor, cuya llaga sólo se cura con la presencia y la figura del Amado.

La esencia de Dios, dice San Juan de la Cruz, es la Belleza. Esta belleza consiste en la Bondad y en el Amor puro y sacrificado. Por analogía lo mismo podemos decir de la persona cuando participa de la vida de Dios por el amor. Por eso mismo Juan de la cruz entiende que la bienaventuranza en la otra vida consistirá en la contemplación de la Belleza de Dios. Es Dios quien embellece al alma cuando la mira, pues “el mirar de Dios es amar”.1

El camino es el Amor. Juan de la Cruz no dividió este proceso en dos: ascética y mística. Para él todo es una sola cosa, el amor que va adquiriendo modalidades nuevas de acuerdo al progreso que cada persona experimenta en su vida. En la etapa de relación amorosa con Dios, oración, hay tres etapas:

Meditación: la de los principiantes, con la ayuda de la reflexión, las imágenes, la visualización, etc.

Quietud: Mirada sencilla y amorosa, disfrute de la verdad percibida en la etapa anterior.Contemplación: Abandono total y unificación del ser en el abandono amoroso a Dios,

fuera de todo afecto desordenado.

La Noche oscura se diferencia de la depresión, aunque tienen expresiones exteriores comunes, en que la Noche es fruto de un camino spiritual hacia Dios, mientras que la depresión se cataloga como una enfermedad psíquica, con causas endógenas o estrógenas. La Noche oscura es consecuencia del deseo profundo de la persona que se atreve a aceptar la luz de la gracia dentro de sí. Una luz que a su vez reduce oscuridad; una oscuridad que purifica y moldea el espíritu (también la psicología de la persona) hasta que ve amanecer a Dios dentro de su alma. Juan de la Cruz habla de la Noche de los Sentidos (oración discursiva) y de la Noche del Espíritu (oración contemplativa). La depresión clínica es un desorden que afecta nuestra manera de sentir más que de pensar. Es verdad que los sentimientos depresivos acompañan nuestros pensamientos distorsionándolos, pero es sólo a causa de lo que sentimos profundamente. En los casos de depresión clínica se presenta generalmente un cuadro de auto-rechazo y de odio de uno mismo. Por el contrario en las noches oscuras la persona se va purificando espiritualmente y Dios se le va comunicando, mientras se da una transformación que le lleva a creer más, a amar más y a esperar contra toda esperanza. Teresa de Jesús y Juan de la Cruz enseñan que la consciencia social y el servicio a los demás so efectos genuinos e una vida espiritual sana. Importa mucho ayudar a la persona a que se trabaje las imágenes que tiene de sí misma y de Dios.

El autor Mester Eckhart, dominico de la Edad Media, prototipo de esta escuela espiritual apofática, habla del proceso del nacimiento de Dios en el alma, en cuanto que la 1 Moliner José María, San Juan de la Cruz, Su Presencia Mística y Su Escuela Poética, Ed. Palabra, Madrid, 1998 (pp. 101-129)

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persona va dejando que Dios la purifique y tome posesión de sí misma. Es el Hijo que nace de nuevo dentro de la persona, a pesar de que ella ya había engendrado al Hijo de Dios por medio del -- Basado en el Evangelio de San Juan sobre todo, Eckhart desarrolla toda una teoría místico-filosófica de la unión del ser humano con Dios en cuanto Dios (naturaleza divina o deidad, sin individualizar las tres personas en cuanto tales) según la cual llega a decir que las dos naturalezas (del ser humano y de Dios) pueden unirse. No se trataría, pues, de la unión de voluntades, como parece entender el catolicismo más ortodoxo y elaborado durante los siglos XV y siguientes, sino de naturalezas.

Juan de la Cruz hace mucho más hincapié en la unión de voluntades, cuando dice comentando la canción 38 de su “Cántico”: “En el alto grado de amor a que ha llegado hay verdadera unión de voluntad, pero no puede alcanzar los quilates, no puede llegar a conseguir la fuerza que tendrá su amor en la fuerte unión de gloria... No tiene allí perdida su voluntad pero la tiene fuertemente unida con la fortaleza de la voluntad de Dios”

El desasimiento o desapego: Todo lo que existe, incluido, el ser humano, es nada, ya que sólo Dios es. Por tanto, para llegar a Dios hay que desapegarse absolutamente de todo, incluso de querer hacer la voluntad de Dios. Todo lo que existe, para Eckhart, tiene un ser virtual (participativo de la naturaleza de Dios) y un ser formal (propio de cada cosa individualizada) Todo ello podría llevar al nivel de percepción panteísta de la realidad. Lo que la persona ha de hacer para alcanzar a Dios es desasirse precisamente de “la nada”, es decir de todo lo creado en su ser formal, para encontrar ahí, el ser virtual que participa de la naturaleza divina.

Eckhart no tiene tan estructurado el tema de la unión de la persona con Dios, ni de la dinámica sicológica del místico, como lo tendrán más tarde otros místicos como los españoles Teresa de Ávila o Juan de la Cruz, los cuales distinguirán entre la unión actual y la unión sustancial. Las criaturas no han de ser amadas en sí mismas, dice él, ya que ellas no son nada en comparación de la fuente que las ha creado, que es Dios mismo. Por ello hay que separarse de ellas. ¿Cómo? A través de un proceso o “viaje” que debe comenzarse desde el conocimiento, desde las ideas que proceden del pensamiento inmutable de Dios mismo. En este sentido Eckhart pasa a ser neoplatónico. El mismo Juan de la Cruz seguirá mucho más tarde un poco en la misma línea cuando en uno de sus pensamientos llega a decir que “Un solo pensamiento de la persona vale más que todo el mundo, por tanto sólo Dios lo merece.”

Mientras los sentidos se van purificándola luz de Dios se hace cada vez más patente y su gloria se revela a través de la persona en lo que llamamos la “Transparencia Cotidiana”. Esta transparencia no es más que la gloria divina que nos habita y que, como círculos concéntricos va alcanzando todos y cada uno de los componentes de nuestra persona.

Estamos rodeados de belleza,

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Acechados por la bondad, la verdad y el amor.Sí, estamos rodeados y abrazados por Dios.Estamos invadidos por el Cielo.Pero solamente si aprendemos a mirarCon los ojos de los niñosPodremos contemplar y disfrutarDe la maravilla de la vida.Todo, absolutamente todo,Tiene un potencial impresionante de bellezaQue sólo los ojos artísticos de los niñosPueden ver y descubrir.Sólo las manos de los santosPueden moldear aquella obra de arteQue refleja la gloria de Dios en todo.

H. Modelo de discernimiento de los Padres y Madres del Desierto:

Los Padres y Madres del Desierto son aquellos cristianos que tras el final de la persecución de la Iglesia (S. IV) ofrecieron resistencia a adaptarse a la mediocridad del medio ambiente; optan por ser los nuevos mártires en cuanto desean llevar una vida de entrega y soledad (martirio blanco) en medio del silencio y la lucha contra sus pasiones. De esta forma lo que desean es llegar a la purificación personal de modo que lleguen a conquistar una vez más la inocencia perdida. Es en definitiva la vuelta al “paraíso perdido”.

En esta espiritualidad es muy importante la figura del Abba o padre spiritual al cual se dirigen los monjes que encuentran en él la experiencia y la sabiduría necesaria para vencer el mal que les asalta. Surge así la figura del maestro o guía spiritual que a través de la Palabra de Dios y ayudado de parábolas y dichos sabios, enriquecieron la espiritualidad de aquel momento. Ellos han sido la base para muchos aspectos de las diferentes escuelas espirituales que nacerán a lo largo de la historia de la Iglesia.

El silencio ambiental será en esta escuela de espiritualidad el marco referencial para escucharse a sí mismo y dejar que emerjan los demonios y malos espíritus que llevamos dentro, hasta que el ser quede purificado.

Esta escuela nos enseña que todos y cada uno de nosotros llevamos un desierto interior que es necesario visitar para que allá en lo profundo podamos descubrir que hay que entablar una batalla permanente hasta que venza el amor y surja el hombre nuevo, creado a imagen de Dios.

Otra intuición hermosa que se deriva de esta escuela espiritual es que todos llevamos un monje interior, es decir, todos experimentamos la nostalgia de una experiencia mística de

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unidad con lo divino, que desgraciadamente no acabamos de alimentar y hacer crecer adecuadamente.

A los pensamientos banales que nos quitan las energías para centrarnos solamente en Dios, conscientes de su presencia, los padres del desierto los llaman ‘logismoi’. Contra ellos hay que trabajarse por medio de la oración, la mortificación y la apertura transparenten con el maestro espiritual.

Gregorio de Nissa es uno de los grandes prototipos de esta escuela. Pone a Moisés como ejemplo de la subida hacia el encuentro del alma con Dios. Debe adentrarse en la nube del no saber lo mismo que Moisés se sumió en la nube del Monte Tabor hasta que se encontró con Iahvé, quien le dio las tablas de la ley.

Otro aspecto que aprendemos de esta escuela es la llamada oración de Jesús, que es una oración que nos abre al centro del corazón. La repetición eyaculatoria del nombre de Jesús o de una breve frase bíblica, repetida constantemente por medio de los labios al ritmo acompasado de la respiración, se convierte en un mantra (liberación mental) que nos va haciendo progresivamente más y más conscientes de la presencia del misterio divino dentro y fuera de nosotros.

Figura emblemática de esta espiritualidad es San Antonio, cuya Vida escrita por san Ambrosio nos acerca al ideal monástico de aquella época, basada en la renuncia por amor a Jesús, hasta las últimas consecuencias. Al final la persona no se pierde en el desierto sino que regresa a la sociedad transformada y transformante.

Me da miedo, Señor, decirte Sí, porque... ¿a dónde me llevarás? Me da miedo de que me toque “la gran suerte”.Me da miedo firmar un acuerdo sin leerlo.Me da miedo un sí que luego trae muchos “sies”... Me da miedo poner mi mano en la tuya porque... no me la vas a soltar.Me da miedo mirarte a los ojos porque me vas a hipnotizar, Me da miedo lo que me vas a exigir porque eres un dios muy exigente...(Michel Quoist)

I. Modelo de Jesús de Nazaret:

El nacimiento de Jesús es sin duda alguna fruto de un discernimiento de María que, tras el anuncia del Ángel, aprende a vaciarse de sí misma para que la voz del Espíritu le dé claridad y finalmente le hace decir: “Aquí está la esclava del Señor. Que se haga en mí según su Palabra. María se hizo de esta forma capaz de escuchar desde dentro, temblante ante el Misterio que se le acercó por medio del ángel. Y se hizo capaz de decir Sí total a Dios a quien sentía por medio de las mociones internas: “El poderoso ha hecho obras grandes en mi… mi alma proclama la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.”

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Una cristología ascendente: Jesús, apesar de su condición divina se abajó y se hizo humano, aceptó la naturaleza humana, y la muerte, incluso la muerte en cruz. Pero Dios lo levantó, lo resucitó y lo ha sentado a su derecha como Rey Supremo de todo lo creado. Desde niño (12 años) lo vemos inmerso en las coas de su Padre, se acerco a los pecadores y se unió a la lista de todos ellos mientras esperaban para recibir el bautismo de Juan. Fue precisamente en ese momento cuando Jesús es revelado como el Hijo Amado del Padre a quien hay que escucharlo. Y así empieza su vida pública con una explicación de su misión en la sinagoga de Cafarnaúm, haciéndose eco de las palabras del profeta Isaías (El Espíritu del Señor está sobre mí…”). Jesús pasó haciendo el bien mientras descubría su identidad mesiánica en un proceso de oración y de discernimiento, guiado por el Espíritu del Padre.

Jesús es el gurú (gur: el que destruye + ru: la oscuridad: en lenguaje sánscrito) que trae la Luz. Él es la Luz del mundo. En sus encuentros con cada persona hace que en ellos amanezca algo nuevo, una nueva concepción de su persona y de su valía excepcional y original. Es lo que pasó por ejemplo con Nicodemo (“Tienes que nacer de nuevo”), con la mujer samaritana (“Venid porque creo que he encintado al Mesías pues me ha dicho todo lo que he hecho”), o con Zaqueo (“Brindo porque en adelante venderé todo lo que tengo, la mitad será para los pobres, y a todos los que he defraudado les voy a devolver cuatro veces más”).

Jesús es la expresión humana de la misericordia y la compasión del Padre. Lo vemos constantemente en la forma en que se acerca a los enfermos, los pecadores y los despreciados. Solamente con leer la parábola del hijo pródigo poniéndola en sintonía con su manera tan ‘humana’ de proceder nos percatamos de la compasión que Jesús derrochaba. Por eso en la sinagoga de Cafarnaúm dirá, “y los pobres son evangelizados”; y cuando va a hacer el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces, el evangelio nos dice que “mirando a la gente sintió compasión de todos ellos pues andaban como ovejas sin pastor”.

La conciencia total de su identidad implicó la aceptación de la muerte en la cruz. En Cesárea de Filipo Jesús es claro con sus discípulos y a Pedro lo recrimina porque se escandalizaba pensando en un Mesías humilde y humillado hasta muerte. Cuando Jesús llama a los que desean seguirle le dice que deben cargar con su cruz de cada día.

Jesús se hace compañero de camino: En la noche tempestuosa cuando los discípulos navegaban a la otra orilla, Jesús viene a ellos y les da la calma y la paz. Camina con los discípulos a Jesús y les va instruyendo en el camino para que sean fuertes cuando llegue el momento de la prueba. Y una vez crucificado y resucitado, Jesús se acerca a los dos discípulos de Emaús y los acompaña. Sus corazones se llenan de fuego al hablarles en el camino, y finalmente lo reconocen al partir el pan.

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El método vocacional y formativo de Jesús de Nazaret

Leyendo el Evangelio nos damos cuenta de que la visión que Cristo tiene acerca del ministerio vocacional y formativo difiere bastante del nuestro, hombres y mujeres de Iglesia. Exploremos los valores que Jesús pide a los que quieren seguirle:

1. Jesús nunca promete el éxito como garantía. Por el contrario dice quienes le sigan encontrarán persecuciones, calumnias a incluso la muerte a causa de Él.

2. Nunca les ofrece una vida fácil. Les pide que carguen con la cruz de cada día. Además deben dejar sus posesiones materiales, sus conocidos y sus relaciones para emprender un viaje como peregrinos en la tierra. Su recompensa será la alegría profunda que el mundo no puede dar.

3. Cristo no es un teórico. No dice “”seguid esta doctrina sino “ven y sígueME”. Sus seguidores no entran a formar parte de ninguna clase de sociedad secreta con poderes misteriosos. Por el contrario deben crear una relación familiar con Él, a quien llaman “Maestro”.

4. Invita a la gente a ser parte del Reino de los Cielos. Pero deja muy claro cuál es el sentido de la autoridad y de los rangos: “El primero entre vosotros que se haga el más pequeño. Y quien quiera ser el primero, que sea el último”. Es una invitación a ser irrelevante de acuerdo a los criterios humanos.

5. Jesús discierne la vocación de los suyos de manera misteriosa y sorprendente. No llama a los inteligentes y los sabios, sino a sencillos pescadores y a otros con marcas sociales, como en el caso de Mateo que era un recaudador tenido por ladrón y traidor. Incluso llama a alguien subversivo en el caso de Judas y Santiago que eran zelotes. Si nos fijamos bien, concluimos que en verdad el grupo de los 12 no era el más apropiado desde el punto de vista de la eficacia empresarial.

6. Está claro que el método preferido de Jesús fue el del “contagio” a través de la relación interpersonal. Se encontraba con la gente. Él llamaba y quedaban fascinados por su persona y su mensaje. Así que, como consecuencia, dejaban todo por Él y se ponían al servicio de “una nueva manera de ver” que, poco a poco, les llevaba a una “nueva manera de ser y actuar”.

7. Pero no todo fue fácil para Jesús. De hecho parece que en el campo de la formación fracasó, ya que todos le abandonaron. Dos de ellos le traicionaron de manera brutal, Pedro y Judas. Solamente el más joven, Juan, se atrevió a estar junto a la cruz, tal vez fortalecido por María, la Madre de Jesús y algunas otras mujeres.

8. Esto no quiere decir que Jesús no hubiera hecho bien su trabajo; la verdad es que le costó toda una vida el trasvasar la “manera nueva de pensar” a sus mentes y a sus corazones. E; verdadero cambio se dio con la llegada del Espíritu Santo. Seguir a Jesús significa en definitiva aprender a tener su mente y su corazón; y esto no es nada fácil.

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9. Podemos decir que aquellos discípulos tenían buena voluntad, incluso Judas. Buena intención sí, pero con una mentalidad distinta a la del Reino en el que el primero es el último, donde la autoridad es ante todo servicio, donde la regla absoluta es el amor hasta que duela, donde el perdón y la sanación vencen al odio y al resentimiento, donde el corazón es lo que vale, donde Dios ya no es el absolutamente poderoso que castiga sino el “Abba” que es misericordioso y compasivo.

10. En su ministerio vocacional Jesús cuenta con las mujeres; algo que era realmente contracultural. Algunas de ellas siguen de cerca de Jesús y sus discípulos. Llegan a ser más fieles incluso que los discípulos pues se quedaron junto a la Cruz en el momento de la verdad. Los apóstoles se dejaron vencer por la vergüenza y el miedo.

11. El lema de sus campañas vocacionales era: “Cambia, hazte como un niño y entonces comprenderás lo que te digo acerca del Reino”. Y para que lo entendieran, usó el método audiovisual de llamar a un niño en medio de ellos mientras se lo explicaba.

12. No le gustaban las “dobles agendas”. Por eso aceptó que aquel joven rico que se marchara, aunque para Él fuera una de sus mayores frustraciones, pues “le había mirado y le había amado”.

13. Las motivaciones de los discípulos no estaban purificadas incluso después de haber estado largo tiempo con el Maestro: luchaban por el primer puesto, buscaban honores usando influencias, como en el caso de Juan y Santiago que buscaron la ayuda de su madre.

14. En el proceso formativo hubo un momento de crisis cuando la mayoría de sus aspirantes decidieron dejar a Jesús solo. Su enseñanza había llegado a ser no sólo demasiado dura, sino un verdadero escándalo. Algo imposible de aceptar

15. El mejor agente vocacional de Jesús fue su primo Juan el Bautista cuyo método era totalmente contracultural:

- Usó el método del contagio, optando por ser testigo- Su lenguaje era sin tapujos y asertivo- La humildad fue su característica esencial: “yo debo disminuir para que Él aumente”- Usó el método audiovisual de señalar con el dedo al Mesías. Esto resultó humillante

para su prestigio como maestro ya que mientras Jesús empezaba a ganar adeptos él los iba perdiendo, como en el caso de Andrés y de Juan

- Sufrió por Aquel a quien anunciaba: prisión, tortura y pena de muerte, una muerte cruel.

16. Entre sus agentes vocacionales, Jesús contó con algunas mujeres convencidas como la Samaritana, cuya reputación anterior no había sido muy excelente y que logró convertir a todo un pueblo por su testimonio. Y sobre todo contó con María de Mágdala, la primer testigo de su Resurrección, cuya vida anterior había sido turbulenta.

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17. El método vocacional de Jesús era simple pero efectivo. Se adaptaba a la mentalidad sencilla de los que le escuchaban a través de historias. Por eso los grandes intelectuales se enfadaban con Él, porque no lo entendían, ya que sus mentes estaban embotadas.

18. A Jesús no le interesaba la cantidad, sino la calidad. Por eso optó por tener 12 personas solamente como sus más íntimos amigos. Uno lo traicionó y el resto, bueno, ¡ya sabemos lo demás!

19. Cuando Jesús envió a sus aspirantes para obtener más vocaciones, éstos tuvieron un éxito arrasador, pero Jesús no parecía estar del todo contento, pues volvieron alegres sólo por lo que externamente había pasado, y eso hizo que se llenaran de una especie de “orgullo espiritual” tan contrario a las enseñanzas del Maestro.

20. La auténtica campaña vocacional comenzó tras su partida cuando, una vez resucitado, el Espíritu cambió la mentalidad de los discípulos. Y éste fue el zenit de su ministerio vocacional. Entonces les dijo: “Id a todo el mundo y proclamad la Buena Noticia a toda la creación. Quien crea y se bautice se salvará; pero quien no crea se condenará. Y éstos son los signos que acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán lenguas nuevas; cogerán serpientes con sus manos y si beben algo mortal no les afectará; pondrán sus manos sobre los enfermos y éstos se recuperarán” (Mc 16, 14-18)

J. Modelo basado en la psicología y en el mundo de los negocios

Hay una cadena de elementos secuenciales en nuestra forma de actuar que se afectan mutuamente: mis pensamientos dan origen a mis sentimientos; ambos configuran mis actitudes; las actitudes determinan mis actuaciones. La repetición más o menos consciente de acciones determinadas elaboran una serie de hábitos a nivel de acción o de pensamiento y, consecuentemente, todo ello da origen a mi personalidad.

Esto implica que el verdadero cambio en nuestra vida se da no tanto cuando actúo de modo diferente, sino cuando aprendo a pensar y a percibirme de distinta manera. Una vez que instalamos en la mente un nuevo concepto de nuestro ser y de nuestra historia, abrimos la puerta a un cambio radical que, nacido desde el interior, afectará todos y cada uno de los ingredientes de mi ser.

Soy lo que pienso, pues la cristalización de lo que soy comienza con el pensamiento. Si aprendo a pensar de modo positivo y esperanzado, estoy abierto a un futuro de crecimiento hacia la luz. Pero si hago lo contrario, la dirección de mi vida irá hacia la perdición y la autodestrucción.

En medio de este sistema hemos de cuidar de nuestras palabras. Lo que digo con mis labios es expresión de mis pensamientos. Y la palabra crea la realidad. Dependiendo de la

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cualidad positiva o negativa de mis palabras, así será la realidad que voy creando de mí mismo y de los demás.

El pensamiento va creando una cosmovisión acerca de mi vida y de mi persona en el mundo. Voy poco a poco elaborando una visión que da sentido a lo que soy y hago. Como consecuencia se abre camino la misión que tengo en la vida. Es entonces cuando todo lo que hago está conectado con el propósito final de mi vida que, en palabras de Ignacio de Loyola es dar gloria al Dios que me ha creado por amor.

Todo ello requiere de mí una constante observación y reflexión para llegar a conocerme al máximo, aún sabiendo que siempre seré un misterio para mí mismo. Pero no basta con el autoconocimiento. Desde esta plataforma deberé llegar a la auto integración o reconciliación con todo lo que soy y es parte de mi historia vivida. Y no basta con esto, pues aún debo dar otro paso que es el de crecimiento en la autoestima, que consiste en la alegría pura y llana de ser “yo-mismo”.

La autoestima es necesaria para poder amar gratuitamente pues, lejos de alimentar el ego y el narcisismo, nos ayuda a crecer en la humildad que, como dice Teresa de Ávila, consiste en “caminar en la verdad”. Quererse a sí mismo es esencial para llegar al culmen de la madurez humana y espiritual: la capacidad de dar la vida por los demás, gratuitamente, por puro amor.

Hemos sido creados con una Belleza impresionante, pues somos “hechura suya”, y llevamos dentro la “imagen divina” de nuestro creador. Hasta que descubramos esta belleza debemos emprender un viaje hacia adentro, quitando todo lo que es hojarasca, toda mentira, más cara y zonas erróneas o neuróticas que son un impedimento para que la gracia actúe en libertad. (Ef 2, 8-10)

Una ayuda importante en este proceso podemos encontrarla en la escuela psicológica de Viktor Frankl, psiquiatra judío que sufrió las penalidades del campo de concentración. Allí descubrió de forma existencial que lo que mantiene a una persona viva y con esperanza es el haber encontrado el sentido vital, algo o alguien por quien estar dispuesto a darlo todo. Cuando esto no existe en una persona, ésta entra en una crisis existencial de falta de sentido que le lleva a la autodestrucción. Viktor Frankl comenzó así una escuela de psiquiatría denominada LOGOTERAPIA, pertenencia a la rama de la psicología existencial. Su teoría queda muy bien explicada en su libro “El Hombre en Búsqueda de Sentido”.

Eterno Señor de todas las cosas, yo hago mi oblación con tu favor y ayuda, delante de tu infinita bondad, y delante de tu Madre gloriosa y de todos los santos y santas del cielo, para imitarte y pasar por todas las injurias, todo vituperio y toda pobreza, actual o

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espiritual con la sola condición de que sea para tu gloria y tu servicio y de acuerdo a la elección o modo de vida que tú has elegido para mí. (EE. EE. N. 98)

K. La Logoterapia de Boecio (ss. V-VI)

El ser humano es memoria (pasado) y deseo (futuro), vividos en el presente. La meta del hombre es la Felicidad. Así pues Felicidad es el supremo de todos los bienes. Entonces, por qué el hombre no es siempre feliz? Boecio responde que es porque se aferra al error. Y ese error consiste en identificar la Felicidad con estos cinco bienes de Fortuna:

1. Las riquezas2. Los honores3. El poder político4. La fama temporal5. Los placeres de la tierra

Boecio enseña que ninguno de estos bienes es mayor que su dueño. Y cuando se actúa como si lo fueran, entonces la persona se corrompe. Y así “los corruptos aumentan el deshonor con los altos cargos que ocupan; lo honorable no es acceder a la virtud desde los cargos públicos, sino al cargo público desde la virtud. Muchos obtienen renombre por medio de una opinión pública falsa.”

Boecio enseña que para se3r honesto hay que orientar el deseo hacia su verdadero objeto. Y para ello es necesaria la oración que nos ayuda a encontrar dicha creencia verdadera. Cuando no la encontramos es cuando se desata en los humanos la depresión, al ver cómo perdemos la consecución de los cinco bienes de la Fortuna.

Aquello que se puede perder sin el consentimiento de uno, no es propiedad de uno. “Todos los mortales intentan alcanzar el estado de felicidad y el deseo de este bien verdadero se halla insertado en las mentes de los hombres, pero el error los desvía y arrastra hacia las cosas falsas. Nacimos programados para el bien verdadero. Pero a la hora de identificarnos podemos equivocarnos por medio del error.

Los cinco bienes de Fortuna no hacen bueno a los que los reciben. No son ellos los que producen la felicidad. La felicidad auténtica necesita de una enorme dosis de “honestidad”, que consiste en orientar el deseo hacia su verdadero objeto. La honestidad es sinónimo de salud mental y emocional.

Los hombres devienen felices por su identificación con la divinidad, ya que Felicidad se identifica con Dios. “Dado, entonces, que es atractivo del bien lo que motiva a alcanzar todas las cosas. Lo que todos desean no es tanto las cosas, sino el mismo Bien entendido como

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Felicidad. Es por medio del Bien que Dios rige todas las cosas, dado que Él rige todas las cosas por sí mismo y hemos convenido que Él es el Bien. El mal es ausencia del Bien. Dios es omnipotente, Dios sólo puede hacer el Bien y no el mal. Por tanto el mal no existe, al no poder hacerlo Aquel que todo lo puede.”

La orientación de la propia actividad hacia el Bien, a través de la esperanza y las demás virtudes, por medio de la oración, a la mirada providente de la divinidad, eso es la honestidad. Y las tres verdades que constituyen la honestidad son:

1. La verdad de la meta final2. El Bien en si3. La Filosofía (Sabiduría es la auténtica terapia del alma

L. Notas sobre la Dirección Espiritual

El objetivo fundamental de la Dirección Espiritual es discernir la voz del Espíritu que habla al corazón del dirigido, de manera que su vida quede gradual y definitivamente orientada y conectada con la voluntad de Dios (cfr. Diálogo de Jesús con Nicodemo). El director y el dirigido están igualmente dispuestos y atentos, en la misma dirección, escuchando la voz de un Dios cercano y siempre presente, pues como dice San Agustín, “Dios es el afuera que está adentro”.

Cualidades del director:

1) Persona que sabe escuchar: Es la habilidad no solamente de oír sino de escuchar con el corazón, dando a la persona su tiempo y su energía de modo atento y exclusivo.

2) Persona atenta y conectada con su ser auténtico y real. Nuestra capacidad de amar a los demás está íntimamente relacionada con la habilidad de amarnos a nosotros mismos. El autor de “La Nube del No-Saber” dice que un poquito de autoconocimiento es de mucho más valor que miles de oraciones y sacrificios.

3) Vulnerabilidad: Es la cualidad por la que me dejo cuestionar por los diferentes puntos de vista de los demás hasta tal punto que soy capaz de corregir lo equivocado, aceptar los errores y los retos de cambio que la vida me ofrece al relacionarme con los demás.

4) Capacidad de estar abierto al misterio: Se trata de estar abierto a la presencia de lo sagrado con actitud de apertura a la sorprendente presencia de Dios en cada acontecimiento, en la creación y en la historia de cada persona y grupo humano.vel personal y global.

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5) Tener la experiencia de Dios como el Abba, el Dios misericordioso de Jesús. Debe ser una experiencia, más que una saber intelectual. La experiencia de un Dios-Trinidad es esencial para un auténtico director espiritual “cristiano”.

6) Entrenando en el arte de escuchar la voz de Dios dentro y fuera de sí mismo. Capacidad de escuchar y de someterse incondicionalmente a su voluntad amorosa.

7) La Confidencialidad: nada de lo compartido en la dirección espiritual debe salir de ese “sagrado lugar” que es la comunicación de las huellas de Dios en las vidas del director y del dirigido. Hace falta hacer desde el principio un “contrato de fidelidad” a este respecto.

8) Tener una experiencia esencial, una comprensión y conocimiento teológico de los principios teológicos y morales que rigen la dirección espiritual. Sin estos factores es imposible que el director conecte con el Espíritu que anima las vidas de quienes le buscan. Además debe tener un conocimiento práctico de psicología, pedagogía y relaciones humanas constructivas.

9) Conectado con la tradición histórica y teológica de la Iglesia. Por eso se sabe en comunión de fe con todo lo que la Iglesia enseña (teología dogmática), practica (teología moral) y celebra (liturgia).

Cualidades del dirigido 1) Es una persona que busca a Dios, al Misterio: Está embarcado/a en el mar de la

búsqueda de las huellas de Dios en su vida. Se compromete en cuerpo y alma en esta búsqueda.

2) Capacidad de auto reflexión: Una vida que no se reflexiona no es digna de vivirse. Auto reflexión, autoconciencia y auto reconciliación, de donde nace la libertad para ser una persona amorosa.

3) Maleabilidad: No se trata sólo de ser flexible, sino de dejarse hacer, de dejarse convertir. Es el sentido profundo de la palabra “metanoia”.

4) Capacidad de ir más allá de sus zonas de confort: Más allá de las ideas fijas, de las neurosis, los prejuicios, complejos, compulsiones y formas distorsionadas de verse a sí mismo y a los demás.

5) Deseo de crecer en un conocimiento más profundo de sí mismo/a, sacando conclusiones de sus propias experiencias marcadas muchas veces por el dolor, las roturas internas, los conflictos, traumas, etc. Se trata de que el dirigido aprenda a

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descubrir la GRACIA incluso en experiencia de aparente destrucción. Todas nuestras heridas permanecen, por efecto de la gracia, glorificadas en el amor del Resucitado.

6) Confianza en el director: Es un factor esencial para que le ayude en el proceso de crecimiento spiritual. El dirigido/a toma conciencia de que su director/a es alguien providencialmente puesto por Dios en su vida. Esta confianza se actualiza cada vez que se encuentran en sus sesiones de dirección espiritual.

7) Transparencia: Es una actitud consecuencia de la confianza. Así el dirigido/a va más allá de sus miedos y se abandona en la confianza de que su director/a jamás le traicionará. La confidencialidad en la dirección espiritual es la tierra sagrada adonde la gracia de Dios se derrama a raudales.

8) Espontaneidad: Consiste en la actitud por la que quitamos toda predisposición acerca de lo que voy a decir, cómo lo voy a decir, etc. La auténtica preparación para las sesiones de dirección espiritual es la oración. Todo lo que sea prevenirse para lo que pueda suceder en una sesión de dirección espiritual viene del maligno, pues nos quita la libertad interior.

9) Apertura a la realidad absoluta de que cada historia humana es “Historia de Salvación” apesar de las inconsistencias e infidelidades personales o institucionales. Lo que importa es fijar la atención en la fidelidad incondicional del amor de Dios en Cristo Jesús.

La Lectio Divina

El pequeño Mateo tenía solamente 9 años de edad. Un día oyó hablar a sus padres de “Lectio Divina”; yo salí al paso respondiéndole que significaba algo así como: “es cuando yo oigo la Palabra de Jesús y, poco a poco, yo me voy convirtiendo en esa Palabra”. Luego le puse ejemplos diciéndole que si escucho

“Te quiero” (Is 43, 4) es como decir que creo en el amor“No tengas miedo” (Is 43, 1) significa que he vencido al miedo“Felices los de corazón puro” (Mt 5, 8) es que yo vivo en pureza“¡Perdona!” (Mt 6,14) es que no tengo enemigos“Felices los no violentos” (Mt 5, 4) es que actúo con mucha paz

Es como el proceso de una semilla: primero la semilla, luego unas pequeñas raíces, luego el tallito y finalmente las pequeñas hojitas, y luego la flor y el fruto (Mc 4, 26-29) También podemos poder como ejemplo lo sucedido en la Anunciación: María escucha la Palabra, la valoró, la recibió, y finalmente dijo: “que

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se haga según su Palabra” (Lc 1,39) Y así sucedió que la Palabra Eterna habitó en su seno, tomó posesión de su persona.

Un cierto cartujo llamado Guido, compara este proceso de la Palabra acercándose a nosotros, con una escalera de cinco peldaños, cuyos nombres en latín serían: Lectio, Meditatio, Oratio, Contemplatio, Communicatio. Todos estos peldaños juntos forman la “lectio divina” a través de la cual nos acercamos al origen “divino” de donde surge esa Palabra. El que quiera conocer a Dios ha de ascender a través de estos peldaños, en un proceso de “divinización”. Vamos a detenernos en el significado concreto de cada peldaño:

LECTIO: (Lo que la Palabra dice en sí misma) Escucho la Palabra y trato de comprenderla, con el sentir de la Iglesia, como Historia de salvación. En la Sagrada Escritura es Dios mismo quien habla de manera humana. Por ello hemos de tratar de descifrar el sentido correcto de lo que Dios nos ha querido comunicar, usando la mediación de las palabras humanas (Vaticano II, DV. 12)

MEDITATIO: (Lo que la Palabra me dice a mí concretamente) La Palabra penetra las entrañas de mi vida y me ilumina para que mi vida quede organizada alrededor de sus impulsos. La Palabra de Dios como educadora de todo el Pueblo de Israel, el modelo de cómo Dios me sigue educando a mí como persona individual. Es una llamada situada entre la santidad y el perdón al que Él me llama, y el pecado y arrepentimiento que yo deseo

ORATIO: (Lo que la Palabra me invita a decir)Reparación: Pedir perdón por mis pecados que impiden que la Palabra me habiteAcción de gracias: La Palabra es un “regalo” y proclama mi dignidad. ¡Magnificat!”Pedir el don del Espíritu: Este Espíritu nos lleva a conocer, a recordar y a recibir la fortaleza. ¡Padre, en el nombre de Jesús, danos tu Espíritu Santo

CONTEMPLATIO (El Señor habla y todo es creado, lo ordena y existe) (Sal 32, 9) La Palabra viene a vivir en mí. Así la Palabra que escucho se convierte en mi propio yo. Y esto sucede conociéndola y amándola. Y es que todo lo que la Palabra dice, lo hace (“dabar”) como en la Encarnación. “A Dios le agradó en su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y su voluntad. Y esta voluntad es que el hombre tenga acceso a Dios a través de su Hijo, la Palabra hecha carne, en el Espíritu Santo. Y así se convierte en alguien que comparte la naturaleza divina (Vaticano II, DV 2)

COMMUNICATIO: (El primer y único destinatario de la Palabra es el Pueblo de Dios) Comunicar implica compartir en comunidad, dejarse santificar y ser enviado a una misión.

M. Instrumentos de discernimiento y acompañamiento (brevemente)a) Journaling.

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b) Examen de concienciac) Acompañamiento spiritual. Lo que es y lo que no esd) Lectio Divina, personal y comunitaria.e) El PRHf) El Eneagramag) El método de Myer-Briggs.h) Thomas Merton: Buscando el “yo-real”i) Revisión de la oraciónj) Boecio (480-525) y la búsqueda de la Felicidad desde la Honestidadk) La Noche Oscura de Teresa de Calcutal) El viaje spiritual de San José de Calasanzm) El ejemplo de una mujer contemplativa en España

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