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Escritos, 1937 - 1938 · 2021. 1. 1. · Escritos Tomo 9 1937 - 1938 volúmen 1 4 Prefacio Este tomo comprende el período desde finales de octubre de 1937 hasta mediados de setiembre

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  • Escritos1937 - 1938

    Tomo IXvolumen 1

    León Trotsky

    30 octubre 1937 - 6 marzo 1938

  • Edición OriginalWritings (1937 - 38)Pathfinder Press, New York, 1976

    Traducción deAlba NeiraSusana Malekin

    CarátulaRodrigo Cortés

    © by Editorial Pluma Ltda.Bogotá, 1977Printed in ColombiaImpreso en Colombia

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    Prefacio

    Este tomo comprende el período desde finales deoctubre de 1937 hasta mediados de setiembre de 1938,cuando León Trotsky vivía en Coyoacán, suburbio de laciudad de México. El tomo pertenece a una serie quereúne los escritos de Trotsky durante su último exilio(1929-1940) y que no se consiguen en libros o folletosde publicación permanente.

    Era una época en que las grandes potencias serearmaban y preparaban, en diversa forma, para laguerra inminente. Los militaristas japoneses se abríanpaso, a la fuerza, hacia el interior de China. Las tropasalemanas e italianas se unían a Franco en su asalto ala república española, que se hundía lentamente haciala muerte. Los ejércitos de Hitler marcharon sobre Aus-tria y la ocuparon sin resistencia. Los gobiernos britá-nico y francés, al haber aceptado los avances de Hitleren España y Austria, parecían incapaces de encontrarun motivo por el cual luchar contra sus exigencias dedesmembrar a Checoslovaquia, lo cual condujo rápida-mente al infame acuerdo de Munich. Roosevelt recien-

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    5temente había pronunciado su discurso de cuarente-na a los agresores en Chicago, en el cual advertía atodos los interesados para que tuvieran en cuenta elpoder imperialista de los Estados Unidos en la próximarepartición del mundo. El Kremlin mantuvo su políticade coexistencia pacífica con las democracias imperia-listas, pero estaba preocupado con las purgas sangrien-tas dentro del propio país y tuvo poco éxito en su es-fuerzo de cimentar una alianza con Gran Bretaña, Fran-cia y con los Estados Unidos contra las potencias deleje.

    Para Trotsky también fue este un período de prepa-ración para la guerra. Específicamente, significó la pre-paración del movimiento revolucionario internacionalde tal manera que pudiese responder a las pruebassupremas que traería la guerra, con sus revolucionesconcomitantes y levantamientos coloniales.

    El movimiento llamado trotskista empezó en 1923,cuando Trotsky organizó la Oposición de Izquierda enla Unión Soviética para luchar por el internacionalismoleninista y la democracia proletaria. Se convirtió enInternational Left Opposition, [ILO, Oposición de Iz-quierda Internacional] en 1930, después de que Stalinexiló a Trotsky a Turquía. Después de que los stalinistascapitularon ante Hitler sin una sola lucha en Alemaniaen 1933, la Oposición de Izquierda decidió que la In-ternacional Comunista y sus afiliados no podían ya serreformados y que era necesario construir una nuevainternacional y nuevos partidos revolucionarios en todoel mundo. Para expresar este cambio de orientación, laOposición de Izquierda cambió su nombre porInternational Communist League [ICL, Liga ComunistaInternacional]. En 1936 la ICL celebró una conferencia

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    6internacional, pero sus delegados rechazaron el con-sejo de Trotsky de establecer la Cuarta Internacionalen esa conferencia; en lugar de ello, pospusieron sufundación y cambiaron su nombre por Movement forthe Fourth International [MFI, Movimiento pro CuartaInternacional].

    A finales de 1937 Trotsky estaba convencido de quela fundación de la Cuarta Internacional ya no podía seraplazada; la proximidad de la guerra requería la rápidaconsolidación de todas las fuerzas revolucionarias dentrode un partido internacional común, unido alrededor deun programa marxista, aunque al comienzo fuese unapequeña internacional. Esta era su mayor preocupa-ción política durante el período de este volumen, de-marcar y enfrentar a los elementos indecisos e irreso-lutos dentro y fuera del Movimiento pro Cuarta Inter-nacional y preparar sus núcleos política, ideológica ypsicológicamente para la próxima guerra y sus nuevasresponsabilidades.

    Los esfuerzos de Trotsky para construir la CuartaInternacional, que consideraba como la parte más im-portante del trabajo de su vida, fueron generalmenteignorados o menospreciados por Isaac Deutscher enThe Prophet Outcast [El profeta desterrado, 1963]. Elpresente volumen al contener muchas cartas previa-mente inéditas acerca de la conferencia de fundaciónde la Cuarta Internacional y el recientemente publica-do Transitional Program for Socialist Revolution [Pro-grama de transición para la revolución socialista, Plu-ma, Bs. As., 1973], al contener los documentos cen-trales programáticos que Trotsky escribió para aquellaconferencia y la taquigrafía de todas las discusionesque tuvo sobre el tema, antes y después de escribirlo,

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    7permitirá a los lectores juzgar por sí mismos cuán se-riamente tomó Trotsky la construcción de la CuartaInternacional y lo que hizo para influir en su conferen-cia de fundación.

    El principal evento personal en la vida de Trotskydurante este período fue la muerte de su amado hijo ycamarada, León Sedov, a manos de agentes de la GPUen un hospital de París. Difícilmente hay algo más con-movedor en todo el reino de la literatura política, queel tributo de Trotsky a Sedov, aquí reproducido. Otrogolpe personal y político fue el secuestro y asesinatoen París de otro apreciado camarada que había sidosecretario de Trotsky en Turquía y Francia, el jovenrefugiado alemán Rudolf Klement, quien estaba a car-go de los preparativos técnicos del establecimiento dela conferencia.

    Uno de los mayores acontecimientos de este perío-do, fue el tercer Juicio de Moscú, que comprometió aBujarin, Rikov y otros diecinueve acusados, en marzode 1938. Trotsky y Sedov habían hecho más que nadieen el mundo para revelar el carácter fraudulento de losdos primeros Juicios de Moscú (1936 y 1937). Ahora,antes de que el golpe de la muerte de Sedov se hubie-se borrado, Trotsky se lanzó al trabajo gigantesco dellegar a la opinión pública mundial con una refutacióndiaria de las falsificaciones y contradicciones presenta-das en el tribunal de Moscú. Con la ayuda de sus se-cretarios y trabajando casi veinticuatro horas diarias,durante diez días, escribió y envió más de una veintenade artículos en tres idiomas que fueron impresos enalgunos de los más importantes periódicos del mundoy que publicamos aquí. (Un vívido relato de como estofue organizado y llevado a cabo se encuentra en la

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    8introducción de Joseph Hansen a My Life de Trotsky[Mi Vida] publicada por Pathfinder Press, 1970).

    Como de costumbre, escribía acerca de cosas dife-rentes para públicos diferentes. Usó hábilmente la pren-sa capitalista para romper el aislamiento y ostracismocon que trataron de amordazarlo los stalinistas; perola mayor parte de sus escritos estaba dirigida a la iz-quierda. Su artículo evaluando el Manifiesto Comunis-ta en su nonagésimo aniversario, su carta al periódicodel partido laborista inglés sobre las expropiaciones delpetróleo mejicano y el consecuente boicoteo británico,sus declaraciones sobre la libertad de educación, arte,prensa y el derecho de asilo, fueron ideados para in-fluir en la opinión obrera y radical. Además escribióartículos para el MFI. los más numerosos, que puedenser divididos en dos partes: los que estaban destina-dos a los miembros en conjunto, impresos en los bole-tines internos de las diferentes secciones nacionales(tales como las respuestas polémicas sobre el carácterde clase de la Unión Soviética las cuales contestaban acríticas de los camaradas franceses y americanos, unacarta sobre centralismo democrático, críticas sobre laprensa del partido, etcétera); y las cartas que Trotskyenvió a los dirigentes de las secciones nacionales o alSecretariado Internacional, generalmente sobre asun-tos confidenciales. Debe anotarse que algunas de es-tas cartas fueron escritas en inglés; en ellas la selec-ción de palabras de Trotsky no era siempre exacta, detal manera que en el texto de este volumen hay algunairregularidad entre el inglés usado por Trotsky y el in-glés de los traductores y editores de 1938 y posterio-res.

    En las primeras ediciones de Writings [Escritos], la

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    9permanencia de Trotsky en México, de cuarenta y tresmeses, estaba comprendida en tres volúmenes -desig-nados 1937-1938 (aunque ese volumen comenzó enrealidad cuatro días antes de 1937), 1938-1939 Y1939-1940. Desde su publicación, un vasto número delos artículos y cartas de Trotsky del período mejicanose han hecho asequibles, muchos de ellos nunca antespublicados. Esto ha hecho necesario, en las segundasediciones, reorganizar y extender el número de volú-menes del período mejicano de tres a cuatro, los cua-les son ahora designados con el título de 1936-1937,1937-1938 (el presente volumen), 1938-1939 y1939-1940.

    La segunda edición de este volumen difiere de laprimera en lo siguiente:

    1°. De las 129 selecciones de este volumen, 52 sonpublicadas aquí por primera vez. Estas incluyen cua-renta que fueron escritas o transcritas al inglés peronunca antes publicadas y doce que fueron escritas opublicadas en otras lenguas y tuvieron que ser tradu-cidas para este volumen.

    2°. Abarca un período más corto (octubre de 1937 -setiembre de 1938) que la primera edición (diciembrede 1936 - abril de 1938), y por lo tanto no incluyematerial de la primera edición fechada octubre de 1937y antes o, setiembre de 1938 y después, el cual hasido transferido a los lugares apropiados en las segun-das ediciones tituladas 1936-1937 y 1938-1939. Noincluye el artículo Behind the Kremlin Walls, [Detrásde las paredes del Kremlin], del 8 de enero de 1938, elcual ha sido transferido a Political Portraits [RetratosPolíticos], (Pathfinder, 1977).

    3°. La primera edición estaba dividida por tema en

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    10doce secciones, cada una dispuesta cronológicamente.

    4°. A diferencia de la primera edición, la segundaestá acotada.

    5°. Algunas fechas usadas erróneamente en la pri-mera edición han sido corregidas en ésta, y pasajesausentes en ciertos artículos de la primera edición hansido restituidos.

    Muchos artículos en este volumen fueron firmadoscon pseudónimos o no firmados cuando se publicaronpor primera vez, generalmente por razones de seguri-dad; el uso de pseudónimos, especialmente en losestenogramas, explica por qué Trotsky habla de sí mis-mo en tercera persona. La fecha que precede cada se-lección indica cuando fue terminada; si ésta no es co-nocida se da la fecha de la primera publicación. Lastraducciones hechas en los años treinta y cuarenta hansido revisadas para corregir errores obvios y obteneruniformidad en cuanto a ortografía de nombres, pun-tuación, estilo, etcétera. Reconocimientos acerca deartículos y traducciones y material explicativo sobrepersonas y eventos mencionados en ellos, se encuen-tran en la sección titulada Notas y Reconocimientos1.Una lista de los libros, folletos y artículos de Trotsky de1937-1938 no incluidos en este volumen porque estánimpresos y asequibles en otra parte, se encuentran enla sección titulada Other Writings of 1937-1938 [OtrosEscritos de 1937-1938].

    Por el aumento y mejoras de la presente edición ysu contenido, agradecemos especialmente a la Biblio-teca de la Universidad de Harvard por su autorizaciónpara examinar y usar el material en la sección abier-ta de los archivos de Trotsky; a James P. Cannon, quiennos abrió sus archivos antes de su muerte en 1974; y

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    11a Lollis Sinclair por la ayuda que nos prestó su LeonTrotsky: A Bibliography (Hoover Institution Press,1972).

    Los editores [norteamericanos]Abril de 1975

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    Cronología

    1937

    30 de octubre al 1° de noviembre: segundo congresode la sección francesa del Movimiento pro Cuarta In-ternacional, en París.2 de noviembre: llamamiento de Trotsky para una ofen-siva contra el stalinismo.6 de noviembre: la Italia fascista firma el pacto anti-Comintern.25 de noviembre: Trotsky escribe sobre el carácter declase del estado soviético, como contribución a la dis-cusión que precede a la convención de fundación delPartido Socialista de los Trabajadores (SWP) en los Es-tados Unidos.13 de diciembre: la Comisión de Investigación Deweyhace Público su veredicto de absolución sobre cargoscontra Trotsky y León Sedov en los Juicios de Moscú.31 de diciembre: se abre en Chicago la convención decuatro días para formar el SWP como sección norte-americana del Movimiento pro Cuarta Internacional.

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    15 de enero: Trotsky analiza el renovado debate sobreel levantamiento de Kronstadt en 1921.16 de febrero: León Sedov muere en circunstanciasmisteriosas en un hospital de París.23 de febrero: La Confederación de Trabajadores Meji-canos dominada por stalinistas adopta una resoluciónpresentada por Lombardo Toledano condenando el trots-kismo.2 al 13 de marzo: veintiún antiguos bolcheviques, in-cluyendo a Bujarin y Rikov, son acusados en el tercerJuicio de Moscú, el cual termina condenándolos.11 de marzo: Hitler anexa a Austria.20 al 25 de marzo: una delegación del SWP se reúnecon Trotsky para discutir problemas nacionales e inter-nacionales.Abril: Trotsky escribe el Programa de Transición parapresentarlo a la conferencia de fundación de la CuartaInternacional y firma contrato con Harper para escribirla biografía de Stalin.23 de abril: Trotsky defiende la nacionalización de laindustria petrolera de propiedad británica y americanapor parte del gobierno mejicano.31 de mayo: Trotsky insiste, de una manera definida,en la fundación de la Cuarta Internacional durante lapróxima conferencia internacional.Julio: Trotsky, André Breton y Diego Rivera escriben unmanifiesto sobre arte revolucionario.13 de julio: Rudolf Klement, uno de los secretarios deTrotsky, es secuestrado por agentes stalinistas en Pa-rís; su cuerpo es hallado unos pocos días antes de la

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    14conferencia de fundación de la Cuarta Internacional.19 de julio: Trotsky protesta por el encubrimiento de lapolicía francesa en la muerte de Sedov.30 de agosto: Trotsky enfatiza la importancia de la próxi-ma conferencia de fundación de la Cuarta Internacio-nal.2 de setiembre: se funda la Cuarta Internacional enuna conferencia en París.6 al 12 de setiembre: en México se reúnen un congre-so de gremios obreros y un congreso contra la guerra yel fascismo, controlados por stalinistas.

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    Noventa años del Manifiesto Comunista2

    30 de octubre de 1937

    ¡Es difícil creer que solamente faltan diez años parael centenario del Manifiesto Comunista! Este folleto,que demuestra una genialidad mayor que cualquier otroen la literatura mundial, nos pasma aun hoy por sufrescura. Sus secciones más importantes parecen ha-ber sido escritas ayer. Ciertamente los jóvenes autores(Marx tenía veintinueve años y Engels veintisiete)3 fue-ron capaces de prever el futuro más que nadie antes odespués de ellos.

    En su prefacio común a la edición de 1872, Marx yEngels declararon que, a pesar de que algunos de lospasajes secundarios en el Manifiesto eran anticuados,sentían que ya no tenían derecho a alterar el textooriginal puesto que el Manifiesto se había convertidoya en un documento histórico, durante esos veintinue-ve años. Han transcurrido sesenta y cinco años desdeentonces. Pasajes aislados han retrocedido aun másen el pasado. Trataremos de establecer sucintamente

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    16en este prefacio aquellas ideas del Manifiesto que con-servan hoy su fuerza completa, como también aque-llas que requieren importantes alteraciones y amplia-ciones.

    1º. La concepción materialista de la historia, descu-bierta por Marx poco antes y aplicada con habilidadconsumada en el Manifiesto ha resistido completamentela prueba de los hechos y los golpes de la crítica hostil.Hoy constituye uno de los más preciosos instrumentosdel pensamiento humano. Todas las demás interpre-taciones del proceso histórico han perdido todo signifi-cado científico. Podemos declarar con certeza que esimposible en nuestra época, ser no sólo un revolucio-nario militante sino incluso un observador culto de lapolítica sin asimilar la interpretación materialista de lahistoria.

    2º. El primer capítulo del Manifiesto comienza conlas siguientes palabras: La historia de todas las socie-dades existentes hasta hoy es la historia de la lucha declases. Este postulado, la conclusión más importanteextraída de la interpretación materialista de la histo-ria, tornóse inmediatamente en argumento de la luchade clases. Ataques especialmente venenosos fuerondirigidos por hipócritas reaccionarios, doctrinarios li-berales y demócratas idealistas contra la teoría quesustituía el bienestar común, la unidad nacional ylas verdades morales eternas por la lucha de intere-ses materiales como fuerza impulsora de la historia. Aellos más tarde se unieron reclutas de las filas delmovimiento obrero, los llamados revisionistas, que pro-ponían criticar (revisar) el marxismo con el espíritude conciliación y colaboración de clases. En nuestrapropia época finalmente, el mismo camino han tomado

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    17en la práctica los despreciables epígonos de la Interna-cional Comunista (los stalinistas): la política del lla-mado Frente Popular fluye totalmente de la negaciónde las leyes de la lucha de clases.4 Mientras tanto, esprecisamente la época del imperialismo, al llevar todaslas contradicciones sociales a un punto de máxima ten-sión, lo que de al Manifiesto Comunista su supremotriunfo teórico.

    3º. Marx dio forma final a la anatomía del capitalis-mo, como una etapa especifica en el desarrollo econó-mico de la sociedad, en El Capital (1867). Pero en elManifiesto Comunista las líneas principales del análisisfuturo están firmemente esbozadas: el pago por la fuer-za trabajo como equivalente al costo de su reproduc-ción; la apropiación del valor del excedente por los ca-pitalistas; la competencia come ley básica de las rela-ciones sociales; la ruina de las clases intermedias, esdecir, la pequeña burguesía urbana y el campesinado;la concentración de la riqueza hermanos de un númerocada vez menor de propietarios por un lado, y por elotro, la preparación de condiciones materiales y políti-cas previas al régimen socialista

    4º. En el Manifiesto, la tesis que se refiere a la ten-dencia del capitalismo a rebajar el nivel de vida de lostrabajadores y aun a transformarlos en indigentes, es-tuvo sujeta a un ataque de artillería pesada. Clérigos,profesores, ministros, periodistas, teórico socialdemó-cratas, dirigentes de gremios obreros, se enfrentaroncontra la así llamada teoría del empobrecimiento. Ellosdescubrieron invariablemente señales de prosperidadcreciente entre los trabajadores, manipulando la aris-tocracia obrera como si fuera el proletariado, o toman-do una tendencia pasajera como permanente. Mien-

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    18tras tanto, hasta el desarrollo del capitalismo más po-deroso del mundo, esto es, el capitalismo de los Esta-dos Unidos, ha transformado millones de trabajadoresen indigentes que son mantenidos a costa de la cari-dad federal, municipal o privada.

    5º. Contra el Manifiesto, que describía las crisis in-dustriales y comerciales como una serie de más y másextensas catástrofes, los revisionistas juraron que eldesarrollo de trusts nacionales e internacionales ase-guraría un control sobre el mercado y conduciría gra-dualmente a la abolición de las crisis. El final del siglopasado y el comienzo del presente estuvieron marca-dos en realidad por un desarrollo tan tempestuoso delcapitalismo, que las crisis parecieron solamente inte-rrupciones accidentales. Pero esta época se ha idopara no regresar. En el análisis la verdad probó estarde lado de Marx también en esta cuestión.

    6º. El gobierno del estado moderno no es más queun comité para el manejo de los negocios comunes detoda la burguesía. Esta fórmula sucinta, que los diri-gentes de la socialdemocracia despreciaron como unaparadoja periodística, contiene, de hecho, la única teo-ría científica del estado. La democracia ideada por laburguesía no es, como pensaron Bernstein y Kautsky5,un saco vacío que se puede llenar indiferentementecon cualquier clase de contenido. La democracia bur-guesa puede servir solamente a la burguesía. Un go-bierno del Frente Popular, ya sea encabezado por Blumo Chautemps, Caballero o Negrín,6 es solamente uncomité para el manejo de los negocios comunes detoda la burguesía. Siempre que este comité, manejamal los negocios, la burguesía lo expulsa de una pata-da.

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    197º. Toda lucha de clases es una lucha política. La

    organización del proletariado como clase, es, conse-cuentemente, su organización en un partido político.Los sindicalistas por un lado y los anarcosindicalistaspor otro, se han desviado por largo tiempo - y aúnahora tratan de desviarse - de la comprensión de estasleyes históricas. Un golpe aplastante le fue asestado alsindicalismo puro en su principal refugio: los EstadosUnidos. En España, su último bastión, el anarco-sindi-calismo ha sufrido una derrota irreparable. Aquí tam-bién el Manifiesto probó estar en lo correcto.

    8º. El proletariado no puede conquistar el poderdentro del sistema legal establecido por la burguesía.Los comunistas declaran abiertamente que sus finespueden ser alcanzados solamente por el derrocamien-to violento de todo el régimen social existente. El re-formismo buscó explicar este postulado del Manifiestoen base a la inmadurez del movimiento en ese tiempo,y en el desarrollo inadecuado de la democracia. El des-tino de las democracias italiana, alemana y un grannúmero de otras, prueba que la inmadurez es el ras-go distintivo de las ideas de los mismos reformistas.

    9º. Para la transformación socialista de la sociedad,la clase trabajadora debe concentrar tal poder en susmanos que pueda aplastar todos y cada uno de losobstáculos políticos que obstruyan el camino al nuevosistema. El proletariado organizado como clase diri-gente es la dictadura. Al mismo tiempo es la únicademocracia proletaria verdadera. Su alcance y profun-didad dependen de condiciones históricas concretas. Amedida que un mayor número de estados tomen lalínea de la revolución socialista, la dictadura asumiráformas más libres y flexibles y la democracia de los

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    20trabajadores será más amplia y profunda.

    10º. El desarrollo internacional del capitalismo hapredeterminado el carácter internacional de la revolu-ción proletaria. La acción unida de los países más civi-lizados por lo menos es una de las primeras condicio-nes para la emancipación del proletariado. El desarro-llo subsecuente del capitalismo ha entrelazado tan es-trechamente todos los sectores de nuestro planeta,tanto el civilizado como el incivilizado, que el pro-blema de la revolución socialista ha asumido completay decisivamente un carácter mundial. La burocraciasoviética trató de liquidar el Manifiesto con respecto aeste problema fundamental. La degeneraciónbonapartista del estado soviético es una ilustraciónabrumadora de la falsedad de la teoría del socialismoen un sólo país.7

    11º. Cuando, en el curso del desarrollo, las distin-ciones de clase han desaparecido, y toda la produc-ción ha sido reunida en las manos de una vasta aso-ciación de la nación entera, el poder público perderásu carácter político. En otras palabras: el estado seextingue. La sociedad persiste liberada de la camisade fuerza. Esto no es otra cosa que socialismo. En cam-bio, el crecimiento monstruoso de la coerción estatalen la Unión Soviética es testimonio elocuente de quetal sociedad se está alejando del socialismo.

    12º. Los trabajadores no tienen patria. Estas pa-labras del Manifiesto han sido evaluadas más de unavez por filisteos como un escarnio agitativo. En reali-dad proveyeron al proletariado con la única instrucciónimaginable en el problema de la patria capitalista. Laviolación de esta directiva por la Segunda Internacio-nal acarreó no solamente cuatro años de devastación

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    21en Europa, sino también el presente estancamiento dela cultura mundial.8 En vista de la nueva guerra inmi-nente, para la cual ha preparado el camino la traiciónde la Tercera Internacional, el Manifiesto continúa siendoahora el consejero más fidedigno en el problema de lapatria capitalista.

    Así, vemos que esta obra conjunta y más bien brevede dos jóvenes autores continúa dando instruccionesirremplazables sobre los más importantes y vehemen-tes problemas de la lucha por la emancipación. ¿Quéotro libro podría ser aun lejanamente comparado conel Manifiesto Comunista? Pero esto no implica quedespués de veinte años de desarrollo sin precedentesde las fuerzas productivas y vastas luchas sociales, elManifiesto no necesita correcciones o adiciones. Elpensamiento revolucionario no tiene nada en comúncon el culto a los ídolos. Programas y pronósticos sonexaminados y corregidos a la luz de la experiencia quees el criterio supremo de la razón humana. El Manifies-to también requiere correcciones y adiciones. Sin em-bargo como lo evidencia la misma experiencia históri-ca, estas adiciones y correcciones pueden ser llevadasa cabo con éxito, solamente al proceder de acuerdocon el método fijado en la base del Manifiesto mismo.Trataremos de indicarlo en varios ejemplos importantí-simos.

    1º. Marx enseñaba que ningún sistema social aban-dona la arena de la historia, antes de agotar sus po-tencialidades creativas. El Manifiesto ataca al capita-lismo por retardar el desarrollo de las fuerzas produc-tivas. Sin embargo durante ese período, así como enlas décadas siguientes, este retardo era solamente decarácter relativo. Si hubiera sido posible en la segunda

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    22mitad del siglo diecinueve, organizar la economía so-bre principios socialistas, sus tempos de crecimientohubiesen sido inconmensurablemente mayores. Peroeste postulado, teóricamente irrefutable, no invalida elhecho de que las fuerzas productivas continuaron ex-pandiéndose en una escala internacional hasta la gue-rra mundial. Solamente en los últimos veinte años, apesar de las más modernas conquistas de la ciencia yla tecnología, ha comenzado la época de completo es-tancamiento y hasta decadencia de la economía mun-dial. La humanidad está comentando a gastar su capi-tal acumulado, mientras la próxima guerra amenazadestruir por muchos años las bases de la civilización.Los autores del Manifiesto pensaron que el capitalismodecaería mucho antes de la época en que, de un régi-men relativamente reaccionario, se convertiría a unrégimen absolutamente reaccionario. Esta transforma-ción tomó forma final solamente ante los ojos de lageneración actual y convirtió nuestro tiempo en unaépoca de guerras, revoluciones y fascismo.

    2º. El error de Marx y Engels respecto a las fechashistóricas surgió, por un lado, de la subestimación delas posibilidades futuras latentes en el capitalismo y,por el otro, de una sobrestimación de la madurez revo-lucionaria del proletariado. La revolución de 1848 nose transformó en una revolución socialista como elManifiesto había calculado, sino que permitió a Ale-mania un vasto ascenso posterior de tipo capitalista.9

    La Comuna de París comprobó que el proletariado sintener a la cabeza un partido revolucionario templadono puede arrancar el poder a la burguesía. Entretantosobrevino el prolongado período de prosperidad capi-talista que logró, no la educación de la vanguardia

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    23revolucionaria, sino más bien, la degeneración bur-guesa de la clase obrera, la cual a su vez tornóse en elprincipal freno de la revolución proletaria. Esencial-mente, para los autores del Manifiesto era absoluta-mente imposible haber previsto esta dialéctica.

    3º. Para el Manifiesto, el capitalismo era el reino dela libre competencia. Mientras se refiere a la concen-tración creciente del capital, el Manifiesto no estable-ció la conclusión necesaria con respecto al monopolio,que se ha vuelto la forma dominante del capitalismoen nuestra época y la precondición más importante parala economía socialista. Solamente después en El Capi-tal Marx estableció la tendencia hacia la transforma-ción de competencia libre a monopolio. Fue Lenin quiendió una caracterización científica del monopolio capita-lista en su Imperialismo.10

    4º. Al basarse en el ejemplo de la revolución indus-trial inglesa, los autores del Manifiesto imaginaron deuna manera demasiado unilateral el proceso de liqui-dación de las clases intermedias, como unaproletarización al por mayor de artesanado, campesi-nado y pequeñas industrias. En realidad, las fuerzaselementales de la competencia están lejos de habercompletado este trabajo simultáneamente progresivoy bárbaro. El capitalismo ha arruinado a la pequeñaburguesía a una velocidad mayor de lo que la haproletarizado. Además el estado burgués ha dirigidopor mucho tiempo su política consciente hacia el man-tenimiento artificial del estrato pequeñoburgués. Alextremo opuesto, el crecimiento de la tecnología y laracionalización de la industria en gran escala, engen-dra un desempleo crónico e impide la proletarizaciónde la pequeña burguesía. Al mismo tiempo, el desarro-

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    24llo del capitalismo ha acelerado, hasta el extremo, elcrecimiento de legiones de técnicos, administradores,empleados comerciales, en resumen, la llamada nue-va clase media. Por tanto, las clases intermedias, acuya desaparición se refiere tan categóricamente elManifiesto incluyen, aun en un país tan altamenteindustrializado como Alemania, casi la mitad de la po-blación. Sin embargo, la preservación artificial del an-ticuado estrato pequeñoburgués no mitiga, en formaalguna, las contradicciones sociales, sino que por elcontrario, las cubre con una malicia especial y, juntocon el ejército permanente de los desempleados, cons-tituye la expresión más nociva de la descomposicióndel capitalismo.

    5º. Calculado para una época revolucionaria, el Ma-nifiesto contiene diez demandas (final del capítulo II),las cuales corresponden al período de transición direc-ta del capitalismo al socialismo. En su prefacio de 1872,Marx y Engels declararon anticuadas en parte estasconsignas y, en todo caso, de importancia secundaria.Los reformistas se apoderaron de esta evaluación parainterpretarla en el sentido de que las consignas revo-lucionarias transicionales habían cedido para siempresu lugar al programa mínimo socialdemócrata, el cual,como es bien sabido, no trasciende los límites de lademocracia burguesa. En realidad, los autores del Ma-nifiesto indicaron precisamente la corrección principalde su programa transicional, al decir, la clase trabaja-dora no puede tomarse la maquinaria estatal existentey manejarla para sus propios fines. En otras palabras,la corrección estaba dirigida contra el fetichismo de lademocracia burguesa. Marx contrapuso más tarde alestado capitalista, el estado tipo comuna. Este tipo

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    25asumió consecuentemente la forma, mucho más grá-fica, de soviets. No puede haber hoy un programa re-volucionario sin soviets y sin poder obrero. En cuantoa los demás, las diez consignas del Manifiesto, han re-cuperado completamente hoy su verdadero significa-do. El programa mínimo socialdemócrata por otraparte se ha vuelto desesperadamente anticuado.

    6º. Al basar su expectativa de que la revoluciónburguesa alemana... no será sino un preludio a unainmediatamente próxima revolución proletaria, el Ma-nifiesto cita las condiciones mucho más avanzadas dela civilización europea comparadas a las que existíanen Inglaterra en el siglo diecisiete y en Francia en eldieciocho, y el desarrollo mucho mayor del proletaria-do. El error en este pronóstico no era solamente lafecha. La revolución de 1848 revelé en unos pocosmeses que precisamente bajo condiciones más avan-zadas ninguna de las clases burguesas es capaz dellevar a cabo la revolución: la burguesía alta y mediaestá demasiado vinculada a los terratenientes y limita-da por el temor a las masas; la pequeña burguesíaestá demasiado dividida y sus altos dirigentes dema-siado dependientes de la gran burguesía. Como evi-dencia el subsecuente y total curso de desarrollo enEuropa y Asia, la revolución burguesa tomada en símisma, no puede ser en general consumada. Una pur-ga completa de la basura feudal de la sociedad essolamente concebible, bajo la condición de que el pro-letariado, libre de la influencia de los partidos burgue-ses, se declare a la cabeza del campesinado y esta-blezca su dictadura revolucionaria. Con esta prueba larevolución burguesa se entrelaza con la primera etapade la revolución socialista, para disolverse posterior-

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    26mente en esta última. Entonces la revolución nacionalse convierte en un eslabón de la revolución mundial.La transformación de la base económica y de todas lasrelaciones sociales asume un carácter permanente (eininterrumpido).

    Para partidos revolucionarios en países atrasados deAsia, Latinoamérica y Africa, una comprensión clara dela conexión orgánica entre la revolución democrática yla dictadura del proletariado - y por lo tanto la revolu-ción socialista internacional - es un problema de vidao muerte.

    7º. Mientras describe cómo el capitalismo atrae ha-cia su vértice países atrasados y bárbaros, el Manifies-to no contiene ninguna referencia a la lucha por la in-dependencia de países coloniales y semicoloniales. Te-niendo en cuenta que Marx y Engels consideraron larevolución social por lo menos en los principales paí-ses civilizados como asunto de unos pocos años, elproblema colonial estaba resuelto automáticamentepara ellos, no como consecuencia de un movimientoindependiente de nacionalidades oprimidas, sino de lavictoria del proletariado en los centros metropolitanosdel capitalismo. Los problemas de estrategia revolu-cionaria en países coloniales y semicoloniales no sontratados en absoluto en el Manifiesto. Sin embargo,estos problemas exigen una solución independiente.Por ejemplo, es axiomático que mientras la patria na-cional es el freno histórico más pernicioso en paísescapitalistas avanzados, continúa siendo un factor rela-tivamente progresivo en países atrasados obligados aluchar por una existencia independiente.

    Los comunistas, declara el Manifiesto, apoyan entodas partes todo movimiento revolucionario contra el

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    27orden social y político existente. El movimiento de lasrazas de color contra sus opresores imperialistas esuno de los más poderosos e importantes y por lo tantoexige un apoyo completo, incondicional e ilimitado porparte del proletariado de raza blanca. El mérito de de-sarrollar una estrategia revolucionaria para nacionali-dades oprimidas pertenece primordialmente a Lenin.

    8º. La parte más anticuada del Manifiesto - con res-pecto al material y no al método - es la crítica a laliteratura socialista de la primera parte del siglo dieci-nueve (capítulo III) y la definición de la posición de loscomunistas frente a varios partidos de oposición (capí-tulo IV). Loa movimientos y partidos enumerados en elManifiesto fueron tan drásticamente arrollados por larevolución de 1848 o por la contrarrevolución siguien-te, que uno tiene que buscar sus nombres en un dic-cionario histórico. Sin embargo, también en esta par-te, el Manifiesto está más cerca de nosotros ahora delo que lo estuvo de la generación precedente. En laépoca del florecimiento de la Segunda Internacional,cuando el marxismo parecía ejercer un dominio indivi-so, las ideas del socialismo premarxista podían habersido consideradas definitivamente en el pasado. Perohoy las cosas son diferentes. La descomposición delPartido Socialdemócrata y de la Internacional Comu-nista engendra a cada paso monstruosas recaídas ideo-lógicas. El pensamiento senil parece haberse vueltoinfantil. En busca de fórmulas salvadores los profetasde la época de la decadencia, descubren como nuevasdoctrinas enterradas por el socialismo científico.

    En lo que respecta al problema de partidos de opo-sición, las décadas transcurridas han introducido loscambios más profundos, no solamente en el sentido de

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    28que los viejos partidos han sido remplazados por nue-vos, sino en el sentido de que el carácter mismo de lospartidos y su relación mutua han cambiado radical-mente bajo las condiciones de la época imperialista. ElManifiesto debe ser ampliado por lo tanto con los docu-mentos más importantes de los cuatro primeros con-gresos de la Internacional Comunista, la literatura esen-cial del bolchevismo y las resoluciones de las confe-rencias de la Cuarta Internacional.11

    Hemos observado antes que, de acuerdo con Marx,ningún orden social abandona la escena sin agotarantes sus potencialidades latentes. Sin embargo hastaun orden social anticuado, no cede su lugar a uno nuevosin oponer resistencia. Un cambio en regímenes so-ciales presupone la forma más severa de la lucha declases, es decir, la revolución. Si el proletariado, poruna u otra razón, demuestra su incapacidad de derro-car con un golpe audaz al orden burgués sobrevivien-te, entonces el capital financiero en su lucha por man-tener su dominio inestable, no puede hacer otra cosaque convertir a la pequeña burguesía, arruinada ydesmoralizada por él, en el ejército pogromista del fas-cismo. La degeneración burguesa de la socialdemo-cracia y la degeneración fascista de la pequeña bur-guesía están entrelazadas como causa y efecto.

    En la época actual, la Tercera Internacional, muchomás desaforadamente que la Segunda, realiza en to-dos los países el trabajo de engañar y desmoralizar alos trabajadores. Al masacrar la vanguardia del prole-tariado español, los mercenarios desenfrenados deMoscú, no solamente preparan el terreno para el fas-cismo, sino que ejecutan una buena parte de su traba-jo. La prolongada crisis de la revolución internacional,

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    29la cual se transforma más y más en una crisis de lacultura humana, es reducible en esencia, a la crisis dela dirección revolucionaria.

    Como heredera de la gran tradición, de la cual elManifiesto Comunista forma el más precioso vínculo,la Cuarta Internacional está educando nuevas célulaspara la solución de antiguas tareas. La teoría es reali-dad generalizada. En una actitud honesta hacia la teo-ría revolucionaria está expresado el impulso apasiona-do de reconstruir la realidad social. El hecho de que enla parte sur del Continente Negro nuestros compañe-ros fueron los primeros en traducir el Manifiesto a lalengua africaans, es otra ilustración gráfica del hechode que el pensamiento marxista vive hoy solamentebajo la bandera de la Cuarta Internacional. A ella per-tenece el futuro. Cuando se celebre el centenario delManifiesto Comunista, la Cuarta Internacional se ha-brá transformado en la fuerza revolucionaria decisivade nuestro planeta.

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    Es hora de lanzar una ofensiva mundialcontra el stalinismo12

    Una carta abierta a todas lasorganizaciones obreras

    2 de noviembre de 1937

    Una enfermedad terrible consume al movimientosocialista mundial. La fuente de contagio es laComintern o para expresarlo de una manera más co-rrecta la GPU, a quien el instrumento de la Cominternsirve solamente como pretexto legal.13 Los eventos delos últimos meses en España han demostrado de quécrímenes son capaces la burocracia desenfrenada ycompletamente degenerada de Moscú y sus mercena-rios descastados de la hez internacional. No es un casode crímenes o fraudes incidentales. Es un caso deconspiración contra el movimiento obrero del mundo.

    Por supuesto los Juicios de Moscú14 sólo son posi-bles bajo un régimen totalitario donde la GPU imponeigualmente la conducta de los acusados, del fiscal y de

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    31la defensa. Pero estos fraudes judiciales fueron conce-bidos desde el principio como punto de partida parauna ofensiva aplastante contra los oponentes a la ca-marilla de Moscú en la arena mundial. El 3 de MarzoStalin pronunció un discurso ante el Comité Centraldel PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) enel cual declaró que, la Cuarta internacional se compo-ne de espías y provocadores. Esta declaración desver-gonzada y verdaderamente stalinista indicaba ya cla-ramente lo que pretendía el Caín del Kremlin. Sin em-bargo sus propósitos no se limitaban a la estructura dela Cuarta Internacional. En España el POUM,15 que es-taba en conflicto irreconciliable con la Cuarta Interna-cional, fue enrolado entre los trotskistas. Después delPOUM le llegó el turno a los anarco-sindicalistas y has-ta a los socialistas de izquierda. Y ahora todos aquellosque protestan contra la represión de los anarquistas,están siendo considerados como trotskistas. Los frau-des y crímenes están aumentando a una velocidad es-pantosa. Por supuesto, detalles aislados y especialmenteescandalosos pueden ser explicados por el celo excesi-vo de agentes individuales. Pero la actividad como untodo está rígidamente centralizada y está siendo diri-gida de acuerdo con un plan elaborado por el Kremlin.

    El 21 de abril se reunió en París un plenum de emer-gencia del CEIC (Comité Ejecutivo de la InternacionalComunista), en el cual participaron los acreditados re-presentantes de diecisiete de las más importantes sec-ciones. Las reuniones fueron de carácter estrictamen-te secreto. La prensa mundial publicó solamente unbreve mensaje mencionando que las deliberaciones delplenum estaban dedicadas a una lucha internacionalcontra el trotskismo. Las instrucciones vinieron de Mos-

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    32cú, directamente de Stalin. Ni las discusiones ni lasconclusiones han sido publicadas. Como se evidenciade la información que tenemos disponible, y de todoslos eventos subsiguientes, este plenum misterioso fueen realidad una conferencia de los agentes internacio-nales más importantes de la GPU con el propósito depreparar una campaña de acusaciones fraudulentas,denuncias, secuestros y asesinatos contra los adver-sarios del stalinismo en el movimiento obrero mundial.

    En la época del juicio Zinoviev-Kamenev16 (agostode 1936) había aún cierta vacilación en los miembrosde la Comintern. A pesar de los esfuerzos de honora-bles mercenarios de la GPU como Jacques Duclos enFrancia,17 hasta los endurecidos núcleos de la Cominternestaban poco dispuestos a postrarse en el lado empa-pado en sangre fresca. Pero en unos pocos meses, laresistencia de los irresolutos se vino abajo. Toda la pren-sa de la Comintern, la cual Stalin mantiene en un bozalde oro, fue conducida a una orgía de calumnia de unavileza y crueldad sin precedentes. El papel directivofue asignado, como siempre lo es, a los emisarios deMoscú como Mijhail Koltsov, Wlli Muenzenberg y otrospícaros.18 Pravda prometió confidencialmente que lapurga en España sería dirigida con la misma crueldadque en la Unión Soviética. A las palabras siguieron loshechos: documentos fraudulentos contra el POUM, ase-sinatos de escritores anarquistas, el homicidio de An-drés Nin, los secuestros de Erwin Wolf y Mark Rain,19

    docenas de apuñaliamientos por la espalda menos pro-minentes o crímenes en emboscadas, encarcelacionesen las prisiones extraterritoriales de Stalin en España,encierro en estas cárceles en celdas especiales, palizasy la aplicación de toda clase de torturas físicas y mora-

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    33les; todo esto bajo el pretexto de la calumnia, conti-nua, cruda, venenosa y realmente stalinista.

    En España, donde el llamado gobierno republicano,sirve como escudo legal a las bandas criminales deStalin, la GPU encontró el campo más favorable pararealizar las instrucciones del plenum de abril. Pero loshechos no estaban limitados solamente a España. Alos mandos militares francés y británico, como apareceen la prensa de la Comintern, les fueron suministra-dos ciertos documentos misteriosos pertenecientes ala reunión de Trotsky con Rudolf Hess.20 A los milita-res checos se les dió correspondencia falsificada conel fin de establecer una conexión entre la Gestapo yun viejo revolucionario alemán, Anton Grylewicz.21

    Jacques Duclos trató de asociar los trotskistas, conmisteriosos actos terroristas en París, con respecto alos cuales la GPU, pudo sin duda, proporcionar infor-mación a la policía francesa. El 4 de setiembre, enLausana, Ignace Reiss fue asesinado por el solo hechode que, horrorizado por los crímenes de Stalin, habíaroto públicamente con Moscú.22

    Algunos de los asesinos rusos han sido detenidos.Son miembros de la Comintern y agentes de la GPUreclutados entre rusos de la Guardia Blanca.23 La in-vestigación de las autoridades judiciales francesas ysuizas da toda clase de motivos para asumir que estamisma banda había cometido una serie de crímeneshasta ahora no revelados. La Guardia Blanca le proveea Stalin de asesinos que le sirven como fiscales(Vishinski), publicistas (M. Koltsov, Zaslavski, etcéte-ra), o diplomáticos (Troianovski, Maiski y el resto de lafraternidad).24

    Tan pronto como las actividades militares comenza-

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    34ron en el Lejano Oriente, Stalin lanzó una ofensiva aplas-tante contra sus oponentes revolucionarios en China.25

    El método es idéntico al aplicado en España. Stalinvende a Chiang Kai-shek,26 como a Negrín, productosde la industria soviética a altos precios, y con las en-tradas obtenidas así, paga a sus falsificadores, perio-distas tramposos y asesinos asalariados. El 5 de Octu-bre, una información telegráfica de Shanghai aparecióen el Daily Worker de Nueva York, acusando los trots-kistas de Kwangsi de aliarse con el estado mayor ja-ponés. El Daily Worker es un órgano de la GPU, publi-cado en Nueva York; su corresponsal en Shanghai esun agente de la GPU quien cumple las decisiones delplenum de abril. Fuentes chinas informadas asegura-ron entre tanto que no hubo, ni hay, organización trots-kista en Krangsi (Socialist Appeal, octubre 16). Peroesto no altera la situación: el telegrama de Shanghaisignifica que en China se ha abierto el capítulo de do-cumentos fraudulentos, secuestros de trotskistas ycrímenes emboscados. Las prisiones de Chiang Kai-shekretienen ya no pocos revolucionarios intachables. Susvidas están directamente amenazadas por Stalin.

    El comunista canadiense Henry Beatty, quien parti-cipó como voluntario por cuatro meses en el frenteespañol y quien fue enviado de regreso a su país comoagitador por los mismos milicianos, ha narrado recien-temente a la prensa, como el partido stalinista cana-diense lo obligó a decir, en reuniones públicas, que lostrotskistas en España dispararon contra milicianosheridos. Por un tiempo, Beatty, de acuerdo a su propiadeclaración, cumplió esta orden monstruosa, some-tiéndose a la disciplina del partido, es decir, a la mis-ma decisión del plenum secreto, dirigido por Stalin.

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    35Hoy, que Beatty escapó de la atmósfera envenenadade la Comintern al aire libre, está marcado, por su-puesto, como espía y provocador, y hasta es posibleque su cabeza tenga un precio. Cuando se trata deestos arreglos Stalin no es tacaño: ¡solamente los gas-tos técnicos por el asesinato de Ignace Reiss sumaron300.000 francos!

    Para encubrir o justificar estos crímenes, docenasde periodistas extranjeros burgueses de la escuela deWalter Duranty-Louis Fischer27 pertenecen a la nóminade pagos de la GPU. Por mucho tiempo ha sido claropara quienes fueron capaces de leer entre líneas quelos mensajes amigables, críticos y equívocos enviadosdesde Moscú, y con firmas independientes, seguidosa menudo de la nota no censurado, son escritos enrealidad bajo el dictado de la GPU y tienen como finreconciliar la opinión pública, con la figura siniestra delCaín del Kremlin. Periodistas independientes de estaíndole, difieren de los señores Duranty, solamente enel hecho de que se cotizan a un precio más alto.

    Pero los reporteros no son los únicos movilizados.Escritores con la reputación de Romain Rolland, el di-funto Barbusse, Malraux, Heinrich Mann o Feucht-wanger,28 son en realidad pensionistas de la GPU, lacual paga generosamente los servicios morales deestos amigos, a través de la Editorial del Estado. Existeuna situación en cierta forma distinta pero no mejor,con respecto a los dirigentes laboristas y de la Interna-cional Socialista. Por consideraciones de carácter polí-tico interno o diplomático, León Blum, León Jouhaux,Vandervelde,29 y sus compañeros de otros países, hanorganizado en el sentido exacto de la palabra, una cons-piración de silencio alrededor de los crímenes de la

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    36burocracia stalinista en la Unión Soviética y en el restodel mundo. Negrín y Prieto,30 son cómplices directos dela GPU. ¡Hacen todo esto bajo el pretexto de defenderla democracia!

    Sabemos que el enemigo es poderoso y de largoalcance; el oro suena en sus bolsillos. Se protege conla autoridad de la revolución, a la cual estrangula ydeshonra. Pero sabemos algo más: por más poderosoque sea el enemigo, no es omnipotente. A pesar deltesoro del Kremlin y de su legión de amigos, la ver-dad empieza a abrirse paso en la conciencia de lasmasas obreras del mundo. Ebrio de impunidad Stalinha traspasado groseramente ese límite que la cautelaimpone hasta al más privilegiado criminal. Es posibleengañar con tal desvergüenza, solamente a aquellosque quieren ser engañados. No pocas de estas dudo-sas luminarias pertenecen a esta categoría. Pero lasmasas no quieren ser engañadas. Necesitan la verdad.Luchan por ella y la obtendrán.

    Sin que ningún principio lo detenga, Stalin ha tras-pasado el límite final. En esto precisamente esta sudebilidad. El todavía puede matar; pero no puede de-tener la verdad. Más y más trabajadores comunistas,socialistas y anarquistas están sobrecogidos de alar-ma. Hasta los aliados de Stalin en la Segunda Interna-cional empiezan a lanzar miradas temerosas al Kremlin.Muchos amigos literarios se han puesto cautelosa-mente al margen, bajo pretexto de neutralidad. Peroesto es solamente el comienzo.

    Ignace Reiss no fue el último en traernos sus reve-laciones. Los asesinos de Reiss, detenidos en Suiza yFrancia pueden descubrir muchas cosas. Miles de vo-luntarios revolucionarios en España difundirán la ver-

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    37dad acerca del verdugo de la revolución por todo elmundo. Los trabajadores que piensan se preguntan:¿Con qué fin es todo esto? ¿Qué propósito sirve estacadena interminable de crímenes? Y la respuesta re-percute en sus mentes: Stalin está preparando su co-ronación sobre las ruinas de la revolución y los cadá-veres de los revolucionarios. La coronación bonapartistade Stalin debe coincidir con su muerte política para elmovimiento de la clase obrera. Es necesario reunir losesfuerzos de todos los revolucionarios, todos los traba-jadores honrados, todos los amigos verdaderos del pro-letariado, para eliminar el horrible contagio del stali-nismo de las filas del movimiento emancipatorio. Sola-mente hay una manera de obtener esto: descubrir laverdad a los trabajadores, sin exageraciones pero tam-bién sin adornos. Así el programa de acción surgirácasi automáticamente de la situación misma.

    Debemos establecer definitivamente y publicar losnombres de todos los delegados nacionales que parti-ciparon en el plenum de París, como los hombres di-rectamente responsables de la organización de frau-des, secuestros y crímenes en sus países respectivos.

    Es preciso establecer definitivamente y publicar losnombres de todos los stalinistas extranjeros que tuvie-ron o tienen cualquier cargo militar, policial o adminis-trativo en España. Todos estos individuos son agentesde la GPU, implicados en los crímenes cometidos enese país.

    Tenemos que seguir cuidadosamente la prensa sta-linista internacional, lo mismo que la actividad litera-ria de los amigos reconocidos y secretos de la GPU,puesto que por el carácter de los vapores que emiten,es posible a menudo predecir qué nuevos crímenes

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    38prepara Stalin.

    Es necesario instituir en todas las organizacionesobreras un régimen de desconfianza rígida hacia todapersona conectada directa o indirectamente con la ca-marilla stalinista. Se debe esperar cualquier clase deperfidia de los agentes de la Comintern, que son ins-trumentos serviles de la GPU.

    Debemos reunir incansablemente material impreso,documentos, declaraciones de testigos que tengan quever con el trabajo criminal de los agentes de laComintern y de la GPU. Publicar periódicamente en laprensa, conclusiones rigurosamente substanciadas ex-traídas de estos materiales.

    Es preciso abrir los ojos de la opinión pública al he-cho de que la propaganda melosa y falsa de muchofilósofos, moralistas, estetas, artistas, pacifistas, y di-rigentes laborales, en defensa del Kremlin, bajo elpretexto de defensa de la Unión Soviética, es pagadagenerosamente con el oro de Moscú. Debemos cubrirestos caballeros con la infamia que han ganado tancopiosamente.

    El movimiento obrero nunca tuvo antes en sus pro-pias filas un enemigo tan lleno de vicios, inescrupuloso,peligroso y potente, como la camarilla de Stalin y susagentes internacionales. La negligencia en la luchacontra este enemigo equivale a la traición. Solo loscharlatanes y diletantes, pero no los revolucionariosserios, pueden limitarse a estallidos patéticos de in-dignación. Es necesario tener un plan y una organiza-ción. Urge crear comisiones especiales, las cuales se-guirán las maniobras, intrigas y crímenes de losstalinistas, advertirán a las organizaciones obreras delos peligros acumulados y elaborarán los mejores mé-

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    39todos de rechazar y resistir a los bandidos de Moscú.

    Tenemos que publicar literatura apropiada y reco-ger fondos para su publicación. En cada país deberíaser publicado un libro revelando completamente la sec-ción respectiva de la Comintern.

    No poseemos ni un aparato estatal, ni amigos asa-lariados. Sin embargo desafiamos confiadamente lasbandas stalinistas ante toda la humanidad. Nuestrasmanos no permanecerán ociosas. Algunos de nosotrospueden caer todavía en esta lucha; pero su resultadogeneral está predeterminado. El stalinismo será derri-bado, aplastado y cubierto para siempre de infamia. Laclase trabajadora del mundo marchará sobre un cami-no despejado.

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    Una vez más: la Unión Soviética y sudefensa31

    4 de noviembre de 1937

    Craipeau olvida las principales enseñanzas delmarxismo

    El camarada Craipeau quiere persuadirnos una vezmás de que la burocracia soviética como tal es unaclase. Sin embargo para él no es un problema de so-ciología pura. No, todo lo que quiere, como veremos,es señalar de una vez una línea libre y recta, para sutipo de internacionalismo, del cual no está en absolutoseguro. Si la burocracia no es una clase, si la UniónSoviética puede ser reconocida todavía como un esta-do de trabajadores, es necesario apoyarla durante laguerra. ¿Cómo puede uno entonces permanecer en unaoposición irreconciliable contra el propio gobierno, siéste está aliado a los soviéticos? ¡Ahí existe una tenta-ción terrible de caer en el social-patriotismo! No; espreferible hacer un cambio radical de posición: la bu-rocracia stalinista es una clase explotadora, y en caso

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    41de guerra, a duras penas necesitamos distinguir entrelos soviéticos y el Japón.

    Desgraciadamente este radicalismo terminológico noadelanta mucho las cosas. Admitamos por un momen-to que la burocracia es realmente una clase, en el sen-tido de la sociología marxista. Tenemos entonces unaforma nueva de clase social, que ni es idéntica a lasociedad feudal o a la capitalista y la cual nunca fueprevista por los teóricos marxistas. Tal descubrimientoes digno de un atento análisis.

    ¿Por qué se encuentra la sociedad capitalista en uncallejón sin salida? Porque ya no es capaz de desarro-llar las fuerzas productivas en los países adelantados oatrasados. La cadena imperialista mundial, se rompióen su eslabón más débil, Rusia. Nos enteramos ahoraque en lugar de la sociedad burguesa, ha sido estable-cida una nueva clase social. Craipeau no le ha dadoaún ningún hombre o analizado sus leyes internas. Peroeso no nos impide ver que la nueva sociedad es pro-gresiva en comparación con el capitalismo, porque enbase a la propiedad nacionalizada, la nueva clasedominante, ha asegurado un desarrollo de fuerzas pro-ductivas jamás igualado en la historia mundial. El mar-xismo nos enseña que las fuerzas productivas son elfactor fundamental del progreso histórico. Una socie-dad que no es capaz de asegurar el crecimiento delpoder económico, es aun menos capaz de asegurar elbienestar de las clases trabajadoras cualquiera que seala manera de la distribución. El antagonismo entre elfeudalismo y el capitalismo y la decadencia del prime-ro ha sido determinada precisamente por el hecho deque el último abrió nuevas y grandiosas posibilidades alas estancadas fuerzas productivas. Lo mismo se apli-

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    42ca a la Unión Soviética. Cualquiera que sean sus for-mas de explotación, esta nueva sociedad es, por sucarácter mismo, superior a la capitalista. ¡Ahí está elpunto de partida real del análisis marxista!

    Este factor fundamental, las fuerzas productivas,también se refleja en el dominio ideológico. Mientras lavida económica de los países capitalistas no nos ense-ña otra cosa que diferentes formas de estancamiento ydescomposición, la economía nacionalizada y planifi-cada de la Unión Soviética, es la más grande escuelapara toda la humanidad que aspira a un futuro mejor.¡Se tiene que ser ciego para no ver la diferencia!

    En la guerra entre el Japón y Alemania por un lado,y la Unión Soviética por el otro, estaría comprometido,no un problema de igualdad distributivo, o democraciaproletaria, o de la justicia de Vishinski, sino el destinode la propiedad nacionalizada y la economía planifica-da. La victoria de los estados imperialistas significaríala caída, no solamente de la nueva clase explotadoraen la Unión Soviética, sino también de las nuevas for-mas de producción, la disminución de toda la econo-mía soviética al nivel de un capitalismo atrasado y se-micolonial. Ahora pregunto a Craipeau: cuando este-mos enfrentados con la lucha entre dos estados loscuales son admitámoslo ambos estados de clase,pero uno de los cuales representa estancamiento im-perialista y el otro un tremendo progreso económico,¿no tenemos que apoyar el estado progresista contrael estado reaccionario? ¿Sí o no?

    En toda sus tesis, Craipeau habla de las cosas másdiversas, y casas muy ajenas al tema, pero no mencio-na una sola vez, el factor decisivo de la sociología mar-xista, es decir, el desarrollo de las fuerzas productivas.

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    43Es precisamente por esto que toda su construcciónpermanece suspendida en el aire. Engaña con sombrasterminológicas (clase, no clase) en vez de entenderla realidad. Cree que es suficiente atribuir el términoclase a la burocracia con el fin de evitar la necesidadde analizar qué sitio ocupa la nueva sociedad en eldesarrollo histórico de la humanidad. Queriendo for-zarnos a no distinguir entre una sociedad que es abso-lutamente reaccionaria, que lesiona y hasta destruyelas fuerzas productivas, y una sociedad que es relati-vamente progresista, puesto que ha asegurado un granascenso económico, Craipeau quiere imponemos lapolítica de la neutralidad reaccionaria. ¡Sí, camaradaCraipeau, reaccionaria!

    Pero, ¿es la burocracia una clase?Se ve por lo anterior que podríamos muy bien dejar

    de analizar otra vez el problema que preocupa aCraipeau, que en sí mismo, está lejos de ser decisivoen época de guerra. Pero el problema del carácter so-cial de la burocracia es a pesar de todo muy importan-te desde un punto de vista más general y no vemosninguna razón para hacer la más ligera concesión aCraipeau en este nivel. Nuestro crítico cambia de argu-mentos sin la más mínima inconveniencia. Esta vezdeduce su extraordinaria prueba, de una frase en Larevolución traicionada en el sentido de que todos losmedios de producción pertenecen al estado y el estadopertenece, hasta cierto punto, a la burocracia (el én-fasis es mío). Craipeau está jubiloso. Si los medios deproducción pertenecen al estado, y el estado a la buro-cracia, ésta se torna en el propietario colectivo de losmedios de producción, y por eso solamente, en la clase

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    44poseedora y explotadora. El resto del argumento deCraipeau es casi de carácter puramente literario. Nosdice una vez más, con aire de polemizar contra mí, quela burocracia termidoriana es mala, rapaz, reacciona-ria, sedienta de sangre, etcétera.32 ¡Una verdadera re-velación! ¡Sin embargo nunca dijimos que la burocra-cia stalinista fuera virtuosa! Solamente le negamos lacalidad de clase en el sentido marxista, es decir, conrespecto a la propiedad de los medios de producción.Pero ahí está Craipeau forzándome a negarme, puestoque reconocí que la burocracia trata al estado como supropiedad. Y esa es la solución al enigma.

    Pero con este argumento ultrasimplificado Craipeaumuestra una falta deplorable de sentido dialéctico.Nunca dije que la burocracia soviética era igual a la dela monarquía absoluta o del capitalismo liberal. La eco-nomía nacionalizada crea una situación completamen-te nueva para la burocracia y abre nuevas posibilida-des, tanto de progreso como de degeneración.

    Esto lo sabíamos, más o menos, aun antes de larevolución. La analogía entre la burocracia soviética yla del estado fascista es mucho mayor, sobre todo des-de el punto de vista que nos interesa. La burocraciafascista trata también al estado como su propiedad.Impone severas restricciones al capital privado y pro-voca a menudo convulsiones en él. Podemos decir amanera de argumento lógico: si la burocracia fascistatriunfó en imponer más y más su disciplina y restric-ciones a los capitalistas, sin resistencia efectiva de partede éstos, esta burocracia podría gradualmente trans-formarse en una nueva clase dirigente absolutamen-te análoga a la burocracia soviética. Pero el estado fas-cista pertenece a la burocracia solamente hasta cierto

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    45punto (véase la cita anterior).

    Esas son tres palabras que Craipeau ignora delibe-radamente. Pero tienen su importancia. Incluso sondecisivas. Forman parte integral de la ley dialéctica dela transformación de cantidad en cualidad. Si Hitler33

    tratase de apropiarse del estado, y por esos medios,apropiarse completamente de la propiedad privada yno sólo hasta cierto punto, tropezaría contra la opo-sición violenta de los capitalistas; esto abriría grandesposibilidades revolucionarias para los trabajadores. Haysin embargo ultraizquierdistas que aplican a la buro-cracia fascista el razonamiento que Craipeau aplica ala soviética y colocan un rótulo igual entre los regíme-nes fascista y stalinista (algunos espartaquistas ale-manes, urbahnistas, anarquistas, etcétera).34 Hemosdicho de ellos lo que decimos de Craipeau: su errorestá en creer que las bases de la sociedad puedencambiarse sin revolución y contrarrevolución, desen-volviendo al revés la película del reformismo.

    Pero aquí es donde Craipeau, todavía jubiloso, citaotra frase de La revolución traicionada con respecto ala burocracia soviética: Si estas relaciones llegaran aser estabilizadas, legalizadas y a volverse norma, sinninguna resistencia o contra la resistencia de los tra-bajadores, terminarían en la liquidación completa delas conquistas de la revolución proletaria. Y concluyeCraipeau: Así, el camarada Trotsky contempla la posi-bilidad (en el futuro) de un tránsito sin intervenciónmilitar (?) del estado de los trabajadores, al estadocapitalista. En 1933, se acostumbraba llamar a estodesenrollar al revés la película del reformismo. Se lla-ma de la misma manera en 1937. Lo que para mí es unargumento puramente lógico, Craipeau lo considera un

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    46pronóstico histórico. Sin una guerra civil victoriosa, laburocracia no puede dar origen a una nueva clase diri-gente. Ese era y sigue siendo mi pensamiento. Ade-más lo que está sucediendo ahora en la Unión Soviéti-ca es solamente una guerra civil preventiva iniciadapor la burocracia. Y sin embargo no ha tocado todavíalas bases económicas del estado creadas por la revolu-ción, las cuales, a pesar de toda su deformación y dis-torsión, aseguran un desarrollo sin precedentes de lasfuerzas productivas.

    Nadie ha negado la posibilidad - especialmente enel caso de prolongada decadencia mundial - de la res-tauración de una nueva clase poseedora resultante dela burocracia. La presente posición social de la buro-cracia, que por medio del estado tiene en sus manoshasta cierto punto las fuerzas productivas, es un puntode partida extremadamente importante para este pro-ceso de transformación. Es, sin embargo, un problemade posibilidad histórica y no un hecho ya cumplido.

    ¿Es una clase el producto de causas económicaso políticas?

    En La revolución traicionada traté de dar una defini-ción del presente régimen soviético. Esta definicióncomprende nueve párrafos. Admitiré que esta serie defórmulas descriptivas y cautelosas no es muy elegan-te. Pero trata de ser honrada con respecto a la reali-dad, lo cual siempre es una ventaja. Craipeau ni si-quiera menciona esta definición. No opone otra a ella.No dice si la nueva sociedad explotadora, es superior oinferior a la antigua, y no se pregunta si esta nuevasociedad es una etapa inevitable entre el capitalismo yel socialismo o es solamente un accidente histórico.

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    47Sin embargo, desde el punto de vista de nuestra pers-pectiva histórica general, tal como esta formulada enel Manifiesto Comunista de Marx y Engels, la definiciónsociológica de la burocracia asume una importanciacapital.

    La burguesía vino al mundo como un elemento na-cido de la nueva forma de producción; permaneció comouna necesidad histórica mientras la nueva forma deproducción agotaba sus posibilidades. Se puede hacerla misma aseveración con respecto a todas las clasessociales anteriores: dueños de esclavos, señores feu-dales, maestros obreros medioevales. En su tiempo eranlos dirigentes y representantes de un sistema de pro-ducción, el cual tenía su lugar en el adelanto de lahumanidad. ¿Cómo entonces evalúa Craipeau el lugarhistórico de la clase burocrática? No dice nada sobreeste problema decisivo. Sin embargo hemos repetidomuchas veces con la ayuda del mismo Craipeau, que ladegeneración del estado soviético es el producto delretardo de la revolución mundial, es decir, el resultadode causas políticas y coyunturales, por así decirlo.¿Puede uno hablar de una nueva... clase coyuntural?Lo dudo realmente. Si Craipeau consiente en verificaresta concepción más bien apresurada desde el puntode vista de la sucesión histórica de regímenes socia-les, él mismo reconocerá seguramente que dar a laburocracia el nombre de clase dominante, es no sola-mente un abuso de terminología, sino por otra parteun gran peligro político que puede conducir a un des-carrilamiento completo de nuestra perspectiva históri-ca. ¿Ve Craipeau razones suficientes para revisar laconcepción marxista en este punto capital? En cuantoa mí, no veo ninguna. Esa es la razón por la cual rehu-

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    48so seguir a Craipeau.

    Sin embargo, podemos y debemos decir que la bu-rocracia soviética tiene todos los vicios de una clasedominante, sin tener ninguna de sus virtudes (esta-bilidad orgánica, ciertas normas morales, etcétera). Laexperiencia nos ha enseñado que el estado de los tra-bajadores es todavía un estado, es decir, un productodel pasado bárbaro; que es doblemente bárbaro en unpaís aislado y atrasado; que bajo condiciones desfavo-rables puede degenerarse hasta el punto de volverseirreconocible; que puede requerir una revolución su-plementaria con el fin de regenerarlo. Pero el estadode los trabajadores continúa, sin embargo, como unaetapa inevitable en nuestro camino. Esta etapa no puedeser superada, sino por la revolución permanente delproletariado internacional.

    Y, ¿dónde está la dialéctica?No puedo seguir la argumentación completa del ca-

    marada Craipeau punto por punto; porque para eso esnecesario realmente recapitular la íntegra concepciónmarxista. El problema es que Craipeau no analiza loshechos como son, sino que más bien recoge argumen-tos lógicos a favor de una tesis preconcebida. Estemétodo es en esencia, antidialéctico y por lo tantoantimarxista. Daré algunos ejemplos al respecto.

    a) El proletariado ruso perdió toda esperanza depoder político hace muchos años (...) Craipeau se cui-da de no decir exactamente cuando. Simplemente quie-re crear la impresión de que nuestra tendencia ha ali-mentado ilusiones por muchos años. Olvida decir queen 1923 la burocracia estaba muy trastornada y quesolamente la derrota alemana y el desaliento del pro-

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    49letariado ruso que la siguió, restableció su posición.35

    Durante la revolución china, la crisis se repitió conaspectos similares. El primer plan quinquenal y las gran-des conmociones que precedieron la subida de Hitler(1931-1933); amenazaban una vez más el dominio dela burocracia.36 Finalmente ¿podemos dudar por un ins-tante, que si la revolución española hubiese triunfadoy los trabajadores franceses hubiesen sido capaces dedesarrollar la ofensiva de mayo y junio de 1936 hastasu conclusión,37 el proletariado ruso habría recobradosu valor y combatividad y derrocado los termidorianoscon un mínimo de esfuerzo? Es solamente una suce-sión de las deprimentes y terribles derrotas en todo elmundo lo que ha estabilizado el régimen de Stalin.Craipeau opone el resultado, el cual es bastante con-tradictorio en sí mismo, al proceso que lo produjo y anuestra política, la cual era un reflejo de este proceso.

    b) Con el fin de refutar el argumento de que la bu-rocracia manipula los recursos naturales solamentecomo una corporación gremial - que es extremadamenteinestable - y que los burócratas aislados no tienen elderecho de disponer libremente de propiedad estatal,replica Craipeau: Los burgueses tuvieron que esperarmucho tiempo antes de que pudieran transmitir a susdescendientes títulos de propiedad sobre los mediosde producción. Al comienzo de los gremios, el jefe eraelegido por sus compañeros (...) etcétera. PeroCraipeau deja a un lado la friolera de que precisamenteal comienzo de los gremios, estos no estaban dividi-dos todavía en clases y que el jefe, no era burguésen el sentido moderno de la palabra. La transforma-ción de cantidad en cualidad no existe para Craipeau.

    c) La propiedad privada está siendo restaurada, la

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    50herencia restablecida (...) Pero Craipeau evita decirque es asunto de propiedad sobre objetos de uso per-sonal, y no de medios de producción. De la mismamanera olvida mencionar que la propiedad privada delos burócratas, aun aquéllos en altas posiciones, es nadaen comparación con los recursos materiales hechosaccesibles por sus empleos, y que precisamente la ac-tual purga, que con una plumada arroja miles y milesde familias de burócratas a la mayor pobreza, demues-tra cuán enteramente frágiles son los vínculos entrelos mismos burócratas - y mucho más entre sus fami-lias - y la propiedad estatal.

    d) La guerra civil preventiva, al ser dirigida en elmomento por la camarilla dominante, demuestra otravez, que esta última sólo puede ser derrocada por lafuerza revolucionaria. Pero puesto que esta nueva re-volución debe desarrollarse en base a la propiedadestatal y la economía planificada, hemos caracterizadola caída de la burocracia como una revolución políticapara distinguirla de la revolución social de 1917.Craipeau encuentra que esta distinción permaneceen el dominio de la casuística. ¿Y por qué tanta seve-ridad? Porque la recuperación del poder por el proleta-riado tendrá también consecuencias sociales. Pero lasrevoluciones burguesas y políticas de 1930, 1848 ysetiembre de 1870 también tuvieron consecuenciassociales, en cuanto que cambiaron seriamente el re-parto de la renta nacional. Pero mi querido Craipeau,todo es relativo en este mundo el cual no es una crea-ción de formalistas de ultraizquierda. Los cambios so-ciales provocados por las llamadas revoluciones políti-cas, serios como fueron, realmente aparecen comosecundarios cuando se comparan con la gran Revolu-

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    51ción Francesa, la cual fue la revolución social burguesapor excelencia. Lo que le falta al camarada Craipeau esel sentido de las proporciones y el concepto de larelatividad. Nuestro joven amigo no está interesado enabsoluto en la ley de transformación de cantidad encualidad. Y sin embargo es la ley más importante de ladialéctica. La verdad es que las autoridades del mundoacadémico burgués encuentran que la dialéctica en símisma es el dominio de la casuística.

    e) No es por casualidad que Craipeau está inspiradopor la sociología de M. Yvon.38 Las observaciones per-sonales de Yvon son honestas y muy importantes. Perono es por accidente que ha encontrado refugio en elpequeño puerto de Revolution proletarienne.39 Yvon estáinteresado en la economía, en el taller - para usarla palabra de Proudhon - y no en política, es decir, eneconomía generalizada. Pertenece, formalmente, a laescuela proudhonista; esto le permitió precisamentepermanecer neutral durante la lucha entre la Oposi-ción de Izquierda y la burocracia; no comprendió queel destino del taller dependía de ella.40 Lo que tieneque decir acerca de la lucha por la herencia de Leninsin distinguir las tendencias sociales - ¡aún hoy en 1937!- revela claramente su concepción totalmente peque-ñoburguesa, y no revolucionaria en absoluto. La no-ción de clase es una abstracción para Yvon, la cualsobreimpone sobre la abstracción taller. ¡Es realmentetriste que Craipeau no encuentre otra fuente de inspi-ración teórica!

    El social-patriotismo y la defensa de la UniónSoviética

    Todo este andamiaje sociológico, desgraciadamente

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    52muy frágil, solamente sirve a Craipeau, como lo hemosdicho, para rehuir la necesidad de distinguir entre laUnión Soviética y los estados imperialistas durante laguerra. Los dos últimos párrafos de su tratado los cua-les tienen que ver con este tema son particularmentereveladores. Craipeau nos dice: Toda guerra europeao mundial se da en nuestros días por conflictos impe-rialistas y sólo los tontos stalinistas o reformistas pue-den creer que los puntos de lucha de la futura guerraserán el régimen fascista o democrático. Noten bienesta tesis magistral: de alguna manera simplificada,es verdad, pero sin embargo tomada, esta vez, del ar-senal marxista. Inmediatamente después de esto, conel fin de criticar y caracterizar a la Unión Soviética comocampeona de la guerra imperialista, Craipeau nos dice:En el campo de Versalles, su diplomacia (la de la UniónSoviética) juega ahora el mismo papel animador de ladiplomacia hitleriana en el otro campo. Admitámoslo.¿Pero el carácter imperialista de la guerra está deter-minado por el papel provocador de la diplomacia fas-cista? En absoluto. Solamente los tontos stalinistas oreformistas pueden creerlo. Y espero que nosotros losdemás no vamos a aplicar el mismo criterio al estadosoviético. Se es un derrotista en los países imperialis-tas - ¿no es así? - porque se quiere aplastar el régimende la propiedad privada y no porque uno desea casti-gar algún agresor. En la guerra de Alemania contra laUnión Soviética, será una cuestión de cambiar la baseeconómica de esta última en cuanto concierne a losimperialistas y no de castigar a Stalin y Litvinov.41 ¿Yentonces? Craipeau ha establecido su tesis fundamen-tal exclusivamente con el fin de tomar de inmediato elcamino opuesto. El peligro, el verdadero peligro, con-

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    53siste, de acuerdo con él, en que los social-patriotas detodo calibre tomarán la defensa de la Unión Soviéticacomo un pretexto para una nueva traición. En esascondiciones cualquier equivocación en nuestra actitudse vuelve fatal. Y en conclusión: Hoy es necesarioelegir entre la defensa incondicional de la Unión Sovié-tica, es decir (!!!), el sabotaje de la revolución en nues-tro país y en la Unión Soviética, o el derrotismo y larevolución.

    Henos aquí. No se trata, en absoluto, del caráctersocial de la Unión Soviética - ¿qué importa eso? - puestoque, de acuerdo a Craipeau, la defensa del estado delos trabajadores, aun cuando fuese auténtico, implicaque el proletariado de los países aliados imperialistasconcluya una unión sagrada con su propia burguesía.Y existe la solución al enigma como dicen otros.Craipeau cree que en la Guerra - guerra con mayúscu-la - el proletariado no debería estar interesado en si esuna guerra contra Alemania, la Unión Soviética o con-tra un Marruecos sublevado, porque en todos estoscasos es necesario proclamar el derrotismo sin fra-ses como la única posibilidad de escapar al apretóndel social-patriotismo. Una vez más vemos, y con quéclaridad, que el ultraizquierdismo es siempre un opor-tunismo que tiene miedo de sí mismo y exige garan-tías absolutas - esto es, garantías no existentes - paraseguir fiel a su bandera. Este tipo de intransigenciarecuerda al hombre tímido y débil, quien al enfurecer-se, grita a sus amigos: ¡Deténganme que voy a haceralgo terrible! ¡Dénme tesis herméticamente selladas,pongan pantallas impenetrables sobre mis ojos, de locontrario... voy a hacer algo terrible! ¡Realmente he-mos encontrado la solución al enigma!

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    54¿Pero en todo caso, Craipeau duda, por ejemplo, del

    carácter proletario del estado soviético entre 1918 y1923 o por lo menos, con el fin de hacer concesión a laultraizquierda, entre 1918 y 1921? En ese período elestado soviético maniobró en la arena internacional ybuscó aliados temporales. Al mismo tiempo, es preci-samente en ese período que el derrotismo se hizo undeber para todos los trabajadores de los países impe-rialistas, tanto de los enemigos como de los aliadostemporales. El deber de defender a la Unión Soviéticanunca significó para el proletariado revolucionario darun voto de confianza a su burguesía. La actitud delproletariado en tiempo de guerra es la continuación desu actitud en tiempo de paz. El proletariado defiende ala Unión Soviética con su política revolucionaria, nun-ca subordinada a la burguesía, pero siempre adaptadaa circunstancias concretas. Esa fue la enseñanza delos cuatro primeros congresos de la Internacional Co-munista. ¿Exige Craipeau una revisión retrospectiva deesta enseñanza?

    Si Blum en vez de declarar la pérfida no interven-ción - siempre a las órdenes del capital financiero -hubiera apoyado a Caballero y Negrín con su democra-cia capitalista, ¿hubiera renunciado Craipeau a su opo-sición irreductible contra el gobierno del Frente Popu-lar? ¿O habría renunciado al deber de distinguir entrelos dos campos que se enfrentaban en España y deadaptar su política a esta distinción?

    Lo mismo se aplica al Lejano Oriente. Si Chiang,siguiendo a Inglaterra, declarara mañana la guerra con-tra el Japón, ¿va Craipeau a participar en una uniónsagrada con el fin de ayudar a China? ¿O proclamarápor el contrario, que para él no hay diferencia entre

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    55China y Japón que pueda influenciar su política? Laalternativa de Craipeau: o la defensa de la Unión So-viética, de Etiopía, de la república española, de la Chi-na colonial, etcétera, para concluir una unión sagrada,o derrotismo completo, herméticamente sellado y dealcance cósmico; esta alternativa fundamentalmentefalsa, se hará polvo ante la primera prueba de los he-chos y abrirá las puertas ampliamente para el tipo máscraso de social-patriotismo.

    ¿Nuestras propias tesis sobre la guerra - preguntaCraipeau - están exentas de cualquier equivocaciónsobre este problema?42 ¡Desgraciadamente no! Alanalizar la necesidad del derrotismo, subrayan que enel carácter de las acciones prácticas puede haber dife-rencias considerables provocadas por la situación con-creta de la guerra: Por ejemplo, la tesis señala que,en caso de guerra entre la Unión Soviética y el Japón,debemos no sabotear el envío de armas a la UniónSoviética; en consecuencia no debemos instigar huel-gas que saboteen la manufactura de arma, etcétera.Es difícil no creer en lo que vemos. Los hechos hanconfirmado nuestras tesis notablemente en este senti-do, con una fuerza indiscutible, y especialmente enFrancia. Las reuniones de trabajadores vibraron pormeses con el grito: Aeroplanos para España. Imagi-nen por un momento que Blum hubiera decidido en-viar algunos. Imaginen que en este preciso momentoestuviera en curso una huelga de estibadores o mari-neros. ¿Qué habría hecho Craipeau? ¿Se habría opues-to al grito Aeroplanos para España? ¿Habría aconse-jado a los trabajadores en huelga hacer una excepciónpara esta carga de aeroplanos? Pero la Unión Soviéticaenvió realmente aeroplanos (a un precio bastante alto

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    56y con la condición de apoyar el régimen capitalista, esolo sé muy bien). ¿Habrían exhortado los bolcheviquesleninista a los trabajadores soviéticos a sabotear estoscargamentos? ¿Sí o no? Si mañana los trabajadoresfranceses supieran que dos barcos de municiones es-taban siendo preparados para enviarlos uno al Japón yel otro a China, ¿cuál sería la actitud de Craipeau? Loconsidero lo suficientemente revolucionario para ex-hortar a los trabajadores a sabotear el barco destinadoa Tokio y dejar salir el barco para China, sin escondersin embargo su opinión sobre Chiang Kai-shek y sinexpresar la más mínima confianza en Chautemps. Esoes precisamente lo que dice nuestra tesis: En el ca-rácter de las acciones prácticas puede haber diferen-cias considerables provocadas por la situación concre-ta de la guerra. Las dudas eran todavía posibles en lorelativo a esta fórmula en el momento en que los esbo-zos de la tesis eran publicados. Pero hoy, después de laexperiencia de Etiopía, España y la guerra chino-japo-nesa,43 cualquiera que hable de equivocación en nues-tras tesis me parece un borbón ultraizquierdista, queno quiere saber nada ni olvidar nada.

    Camarada Craipeau, el error está completamente desu parte. Su artículo está lleno de equivocaciones y estiempo de librarse de ellas.

    Sé muy bien que aun en sus errores está guiado porsu odio a la opresión de la burocracia termidoriana.Pero los simples sentimientos, no importa cuán legíti-mos, no pueden remplazar una política correcta basa-da en hechos objetivos. El proletariado tiene razonessuficientes para derrocar y expulsar a la burocracia sta-linista corrompida hasta los huesos. Pero precisamen-te por eso no puede dejarle directa o indirectamente

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    57esa tarea a Hitler o al Mikado. Stalin derrocado por lostrabajadores: he aquí un gran paso hacia el socialismo.Stalin aplastado por los imperialistas: es la contrarre-volución triunfante. ¡Ese es el sentido preciso de nues-tra defensa de la Unión Soviética a escala mundial,análoga, desde este punto de vista, a la defensa de lademocracia a escala nacional!

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    Un atentado contra la vida de Stalin44

    4 de noviembre de 1937

    La nueva declaración de Moscú sobre los atentadoscontra la vida de Stalin, esta vez en Abkhasia, Cáucaso,representa otra mentira policial de la misma clase quelas precedentes. El comentario de los periódicos de quees el primer atentado conocido contra Stalin, es fal-so. Los juicios Zinoviev-Kamenev y Piatakov-Radek45

    revelaron un cuadro de atentados análogos contra lavida de Stalin. Berman-Yurin y Fritz David iban aasesinarlo en el Congreso de la Comintern.46 Pero su-cedió que había demasiada gente en el congreso,mientras que los terroristas esperaban estar solos conla víctima. Luego, iba a ser asesinado en un mitin delPrimero de Mayo, pero de nuevo fue un fracaso pues elterrorista estaba demasiado lejos de la víctima. Su-puestos grupos terroristas, con supuestas bombas,fueron encontrados supuestamente en un institutopedagógico en Gorki, donde el acusado Olberg preparóun montón de bombas contra Stalin.47 Pero todas estas

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    59bombas resultaron ser ineficaces; en todo caso nadieoyó su explosión. El terrorista caucásico reveló la mis-ma falta de eficiencia. En el primer caso cuando Stalinestaba en un bote en el agua, el terrorista estaba de-masiado lejos. En el segundo caso cuando estaba entierra firme, el terrorista llegó demasiado tarde. Enconjunto, esto tendría la apariencia de un espectáculode vaudeville si no fuera por el desenlace sangriento.

    El principal organizador de la conspiración enAbkhasia era supuestamente Néstor Lakoba, jefe deuna pequeña y bella república subtropical en la costadel Mar Negro. Conocí muy bien a Lakoba. Era un hom-bre pequeño, un verdadero héroe de la Guerra Civil,muy taciturno, pues era casi totalmente sordo. Todoslos altos dignatarios, comenzando por Stalin, pasabanalgunas semanas todos los años en Sukhum, la capitalde Abkhasia, como huéspedes de Néstor Lakoba. Suhermano, Mijail L