29
BL AUTOR Christopher Hill es decano del Balliol College de Oxford miembro de la Academia Británica. De 1934 a 1938 fue fell del All Souls College de Oxford, y de 1936 a 1938 profesor ayu dante de Historia Moderna en el University College de Carditf Fue fellow y tutor de Historia Moderna en el Balliol College d Oxford de 1938 a 1965, y profesor invitado de Historia· Ingle de los siglos XVI y XVII en la Universidad de Oxford de 195 a 1965. Es autor de numerosos libros, entre los que se cuentan Th English revolution 1640 [La revolución inglesa de 1640, Bar lona, Anagrama, 1971], Lenin and the Russian revolution [L4 revolución rusa, Barcelona, Ariel, 1971], Puritanism and revoto lution, .The century af revolution, 1603-1714 [El siglo de la reo volu.ción, Madrid, Ayuso, 1972], Society and puritanism in pr• revolutü:mary England, Intellectual origins af the English revOt lution [Los orlgenes intelectuales de la revolución ingles. Barcelona, Crítica, 1982], Reformation to industrial revolutiol [De la Reforma a la revolución industrial, 1530-1780, Barcelon. Ariel, 1980] y Change and continuity in 17th century Englan4l TRADUCCION M.a del Carmen Ruiz de Elvira DIRECTOR DE LA COLECCION Enrique Tandeter Historia de los Movimientos Soqa/,es EL MUNDO TRASTORNADO IDEARIO POPULAR EXTREMISTA EN LA REVOLUCION INGLESA DEL SIGLO XVII V por CHRISTOPHER HILL "'*XICO ESPAÑA ARGENTINA COlOMBIA

El Mundo Trastornado

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Trabajo del Historiador Inglés Christopher Hill

Citation preview

  • BL AUTOR

    Christopher Hill es decano del Balliol College de Oxford miembro de la Academia Britnica. De 1934 a 1938 fue fell del All Souls College de Oxford, y de 1936 a 1938 profesor ayu dante de Historia Moderna en el University College de Carditf Fue fellow y tutor de Historia Moderna en el Balliol College d Oxford de 1938 a 1965, y profesor invitado de Historia Ingle de los siglos XVI y XVII en la Universidad de Oxford de 195 a 1965.

    Es autor de numerosos libros, entre los que se cuentan Th English revolution 1640 [La revolucin inglesa de 1640, Bar lona, Anagrama, 1971], Lenin and the Russian revolution [L4 revolucin rusa, Barcelona, Ariel, 1971], Puritanism and revoto lution, .The century af revolution, 1603-1714 [El siglo de la reo volu.cin, Madrid, Ayuso, 1972], Society and puritanism in pr revolut:mary England, Intellectual origins af the English revOt lution [Los orlgenes intelectuales de la revolucin ingles. Barcelona, Crtica, 1982], Reformation to industrial revolutiol [De la Reforma a la revolucin industrial, 1530-1780, Barcelon. Ariel, 1980] y Change and continuity in 17th century Englan4l

    TRADUCCION

    M.a del Carmen Ruiz de Elvira

    DIRECTOR DE LA COLECCION

    Enrique Tandeter

    Historia de los Movimientos Soqa/,es

    EL MUNDO TRASTORNADO I~L IDEARIO POPULAR EXTREMISTA

    EN LA REVOLUCION INGLESA DEL SIGLO XVII

    V por CHRISTOPHER HILL

    "'*XICO ESPAA ARGENTINA COlOMBIA

  • ~~.~~.~~de espafta editores, sa

    siglo veintiuno argentina editores, sa

    !,~i~~.!~~~~~~ o~.~l~la, ltda

    1) -:z,c r- - j_ Primera edi i en c'SteDano; septiembre de 1983 C SIGLO XXI DB ESPOO EDITORES, S, A. Calle Plaza, 5. Madrid-33

    Primera edicin en ingls, 1972 @ 1972 Cbristopher Hill Maurice Temple Smlth Ltd. Titulo original: The world turned upside down. Radical ideas during thlf Bnglish Revolution

    DERBCHOS RESBRVADOSI CONPORU. A L\ un'

    Impreso y hecho en Espafa Printed and made in Spain ISBN: 84-323-0471-9 . Depsito legal: M. 29.681-1983

    Impreso en Closas-Orcoyen, S. L. Polgono lgarsa Paracuellos del Jarama (Madrid)

    -

    En agradecimiento a Rodney por sugernnelo, y a B, A, D, sin cuya cooperacin y comprensin este libro nunca hubiera sido escrito.

    -

  • INIIIC,

    111 'A( 10 ... IX

    1 1 VIATURAS XI

    lNTRODUCCION 1

    U BL PERGAMINO Y EL FUEGO 8 11 1 LOS HOMBRES SIN AMO . 28 1~, AGITADORES Y OFICIALES DEL EJERCITO . 47 V, EL NORTE Y EL OESTE 63

    VI , UNA NACION DB PROFETAS 76 Yl l , NIVELADORES Y VERDADEROS NIVELADORES 96 111 , EL PECADO Y I!L INFIERNO , . 140 1 , SEEKI!RS Y RANTERS ... 173

    RANTERS Y CUAOUEROS 219 ~ 1 . SAMUEL FISH:BR Y LA BIBLIA. 247 11'. 10HN WARR Y LA lJ!Y' ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 257

    liU, LA ISLA DB LA GRAN CASA DB LOS LOCOS ... ... ... ... ... ... 265 Wf. LOS PREDICADORES ARTESANOS Y LA FILOSOFIA IIECANICISTA 275

    XV. ESOS BESOS DESHONESTOS B IMPUDICOS ... ... ... ... ... 294

    vr. LA VIDA CONTRA LA IIUBRTS ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 312 lVI(. EL MUNDO RESTAURADO ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 332

    1VIIt, CONCLUSION ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 349 ArJNDICII 1: Hobbes y Winstanley: Razn y Polltica ... ... 375 I'I'NDICB n: Mton y Bunyan: Didlogo con los radicales 383

    INIIICB ANALITICO ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 403

  • PREFACIO

    ltxisten pocas actividades ms cooperativas que la de escribir obre la historia. El autor coloca temerariamente su nombre

    1 n la portada, y los crticos, con todo derecho, le atacan por ~us errores y falsas interpretaciones; pero nadie conoce mejor 1ue l en qu medida toda su empresa depende de la labor pre-via de otras personas. Y o querra destacar a tres estudiosos ron los cuales me siento ms en deuda: el seor A. L. Morton, 1ue ha publicado el nico libro serio sobre los ranters *, y cuyo tstudio sobre Blake en relacin con los radicales del siglo XVII e igualmente importante; el doctor G. F. Nuttall, cuya me-ticulosa erudicin se extiende sobre todos los oscuros recove-n s de la historia religiosa del siglo XVII, y el seor K. V. Tho-ntas, cuya sublime obra Religion and the deoline of magic nos ha hecho a todos replanteamos nuestras ideas sobre la Ingla-terra del siglo XVII. Me han resultado muy tiles la supervisin de la tesis sobre los ranters del seor Frank McGregr y la lec-tura de una disertacin indita sobre los cuqueros --del prof-e-sor W. A. Cole, as como su discusin con el -mi-smo. En la~t notas a pie de pgina se recuerdan muchas otras deudas. El ,Joctor Bemard Capp, el seor Peter Clark, la seora K. R. Firth, el doctor A. M. Johnson, el doctor R. C. Richardson y el pro-fesor Austin Woolrych me han permitido leer y citar material ~~n fase de publicacin. El doctor Robn Clifton, el profesor el. H. George, el doctor P. J . R. ,phizackerley, la seora Joan Thirsk y el profesor C. M. Williams fueron generosos contes-tando a mis preguntas. El profesor Rodney Hilton me libr de muchos errores e hizo lo que pudo para que el libro resultara

    * Aunque el trmino ranter ha sido objeto de diversas traducciones 111 castellano, he preferido mantenerlo en ingls porque ninguna de ellas da una idea exacta de su significacin. Remito al lector a los captu-los IX y x de este libro, donde encontrar con toda claridad los moti-vos de mi decisin. Por otra parte, no me he atrevido a introducir el neologismo rntero, aunque pienso que sera el adecuado por equipara-t:in con el trmino cuquero, ya que ste deriva del verbo to quake y ranter lo hace del verbo to rant, ambos verbos con mltiples posibles traducciones. [N. de la T.]

  • X Christopher Hill

    ms legible. Mis colegas del Balliol me permitieron disfrutar de un trimestre sabtico, durante el cual pude escribir la ma-yor parte de este libro: les estoy enormemente agradecido por su paciencia, e igualmente estoy agradecidsimo a la protectoltj vigilancia de la secretaria del College, la seora Bridget Page. Debo un especial agradecimiento a la seorita Pat Lloyd, qu~ pas a mquina todo el libro y corrigi muchas de mis faltat de ortografa. Tambin me ayud generosa y diestramente en la correccin de pruebas. Mi mujer aparece siempre la ltima entre aquellos a quienes doy las gracias y debera aparee~ siempre la primera.

    16 de octubre de 1971.

    Nota a la Edicin Penguin

    Estoy muy agradecido a muchos amigos por sugerirme corree .. ciones y mejoras a la primera edicin de este libro, en especial al doctor Bernard Capp, al seor John Dunn, al seor Charlea Hobday, al profesor Ivan Roots y al seor Keith Thomas. De hera haber explicado en mi Prefacio original que la ortograf14 y el empleo de las maysculas haban sido modernizados en las citas. No he alterado la gramtica cuando -por ejempl~ Winstanley utiliza un sujeto en plural con un verbo en sin~ lar *. A los lectores de este libro les puede Interesar la lectura de The law al freedom. and other writings, de Gerrard Winstant ley, publicado en Pelican Classics en 1973.

    * Estos dos prrafos se refieren, naturalmente, al original. En la traduccin me he atenido a la ortografa y al empleo de maysculas en castellano y he establecido la concordancia entre sujeto y verbo, ya que el grado y la forma de desarrollo de la conjugacin verbal espaola -in-cluso en el siglo XVII- no permite esas anomalas. [N. de la T.]

    ABREVIATURAS:

    Hn las notas se han utilizado las siguientes abreviaturas:

    AHR Agricultural History Review Jtraithwaite W. C. Braithwaite, The first period al quakerism

    (1912) (']

    C'SPD IHR J'enstanton

    Records

    11 . y D.

    II.MC

    IOER

    IMH 1./ 11 and P. 11 and R. ~a bine

    .. and P.

    'I'RHS IJP

    VCH Wolfe

    Woodhouse

    Com.mons' Journals Calendar al S tate Papers ( Dom.estic) English Historical Review E. B. Underhill, comp., Records al the Churches of Christ gathered at Fenstanton, Warboys and Hexham, 1644-1720 (Hanserd Knollys Soc., 1854) W. Haller y G. Davies, comps., The leveller tracts, 1647-1653 (Columbia UP, 1944) Historial Manuscripts Commission C. Hill, Intellectual origins of the English revo-lution (Oxford UP, 1965). Journal al Modern History

    ~

    Lords' J ournals Past and Present C. Hill, Puritanism and revolution (ed. Panther). G. H. Sabine, comp., The works C1f Gerrard Win-stanley (Cornell UP, 1941) C. Hill, Society and puritanism in pre-revolutio-nary England (ed. Panther) Transactions C1f the Royal Historial Society University Press Victoria County H istory D. M. Wolfe, comp., Leveller manifestoes al the puritan revolution (1944) A. S. P. Woodhouse, comp., Puritanism and li-berty (1938)

  • 2

    Este libro se ocupa de aquellos episodios e ideas de la r volucin inglesa que desde un determinado punto de vista so secundarios, de las tentativas por parte de diversos grupos de pueblo llano de imponer sus propias soluciones a los prob mas de su tiempo, en oposicin a los deseos de sus superio que los haban convocado a la accin poltica. El lector qu desee completar su perspectiva puede leer con provecho el va lioso libro del profesor David Underdown, recientemente p blicado, Pride's purge (Oxford UP, 1971). Se ocupa casi exact mente del mismo perodo que yo estudio en este libro, per desde un ngulo completamente distinto. Su punto de vista s sita en la cumbre, en Whitehall; el mo est situado a ras d tierra. Su ndice y el mo contienen listas de nombres tot mente diferentes.

    La revuelta en el interior de la revolucin, que constituy el terna de mi libro, torn diversas forrna_s, algunas mejor e nacidas que otras. Grupos corno los niveladores [ levellers], lo cavadores [diggers] y los hombres de la Quinta Monarqu [fifth monarchists] ofrecan nuevas soluciones polticas (y e el caso de los cavadores tambin nuevas soluciones econ cas). Diversas sectas -baptistas, cuqueros, rnuggletonista ofrecan nuevas soluciones religiosas. Otros grupos -los se kers *, los ranters y tambin los cavadores- planteaban pr guntas escpticas acerca de todas las instituciones y creenc de su sociedad. En realidad, quizs una diferenciacin dern siado tajante entre poltica, religin y escepticismo gene

    los mismos autores citan a J. H. Hexter (Storm over the gentry, E"" counter, mayo de 1958) como autor de Un anlisis brillante y agud de las teoras de Tawney y de TrevorRoper. Tawney identifica a la gentry con la nueva clase media naciente [que] iba en auge econmi mente, desplazando a la aristocracia [ ... ] la Revolucin de 1640 fue simplemente la manifestacin poltica de lo que era ya una realidad so-cial>o. Para Trevor-Roper, cla Gran Rebelin no es la autoafirmaci. consciente de la burguesa y la gentry en auge, sino ms bien la pro-testa ciega de la gentry venida a menos [ ... ] una protesta por parte d las vctimas de una depresin general transitoria contra una burocrac privilegiada, contra una ciudad capitalista, con lo que sita a la gent como terratenientes que no pudieron resistir la revolucin de precio de 1540-1640 por carecer del crdito o del numerario para hacer frenY, a la nueva situacin, pasando a la explotacin de grandes fincas (es to es, a la agricultura 'capitalista') o salvando su fortuna mediante mex- cedes concedidas por la Corona. [N. de la T.]

    * Dada la menor importancia de los seekers con respecto a los de-ms movimientos y sectas estudiados en este libro y lo poco difundic;UI que est en castellano su traduccin ( buscadores), mantendr el t~r mino en ingls a lo largo de todo el texto para evitar confusiones al tratarse de una palabra tan corriente en nuestro idioma. [N. de la T.l

    l11fr oduccin 3

    ptwda ser motivo de confusin. A posteriori sabernos que algu 1111 de estos grupos -baptistas, cuqueros- sobrevivirn corno

    1 1 rts religiosas y que la mayora de los dems desaparecern. ltt consecuencia, inconscientemente, tendernos a imponer con . lllt iiOS demasiado ntidos en la historia temprana de las sectas htH II!sas, a encontrar en las dcadas de 1640 y 1650 creencias "'' en realidad son posteriores. Uno de los propsitos de este ' 11111 o ser el de su~rir que en ese perodo las cosas eran mu-llo ms confusas.lfDesde, digamos, 1645 hasta 1653 se produje-

    11 11 en Inglaterra enormes cambios y debates que llevaron a 1111 nueva evaluacin de todas las cosas. Se cuestionar

  • 4 Christopher Hil

    to y derecho consuetudinario, abolicin de los tribunales prl vilegiados) y elimin todos los impedimentos para el triunf de la ideologa del propietario, la tica protestante. Hubo, si embargo, otra revolucin que nunca estall, a pesar de que d vez en cuando amenazara con producirse. Esta revolucin pud haber establecido la propiedad comunal y una democracia mu cho mayor en las instituciones polticas y legales; pudo hab acabado con la Iglesia estatal y arrinconado la tica prot tan te.

    El objeto del presente libro es el de examinar esta revuelt que se produjo dentro de la revolucin, as como el fascinaal flujo de ideas radicales que hizo brotar. La historia tiene qu ser reescrita en cada generacin porque, aunque el pasado n cambia, el presente s lo hace; cada generacin se hace nueva preguntas sobre el pasado y encuentra nuevas reas de sint na conforme vuelve a vivir diferentes aspectos de la experien cia de sus predecesores. Los niveladores fueron mejor entencli dos cuando a finales del siglo XIX -y comienzos del xx- s estableci la democracia poltica en Inglaterra; los cavado tienen algo que decir a los socialistas del siglo xx. Ahora qu la propia tica protestante, el ms importante logro de la s ciedad burguesa europea de los siglos XVI y XVII, est sien por fin cuestionada despus de un dominio de tres o cua t siglos, podemos estudiar con una nueva simpata a los cava res, a los ninters, y a muchos otros intrpidos pensadores q en el siglo XVII se negaron a someterse y adorarla.

    La narracin histrica, los rasgos principales de los aco tecimientos, son de sobra conocidos. Ninguno de los detallad trabajos sobre la evidencia existente va a cambiar los hech esenciales de la historia. Pero la interpretacin variar co nuestras actitudes, con nuestras vidas en el presente. De es modo, la reinterpretacin no slo es posible, sino que es ta bin necesaria. Lo mismo que el profesor Barraclough ha pu to en guardia a nuestra generacin sobre el estrecho provincia lismo que domina la visin de la mayora de los historiado y nos insta a extender el rea geogrfica de nuestros estudi as la experiencia de algo que se acerca a la democracia n hace damos cuenta de que la mayor parte de nuestra histo se refiere a un reducido fragmento de la poblacin, y est e crita desde el punto de vista del mismo, y nos hace dese extendemos tanto en profundidad como en amplitud. -

    Cada generacin, por decirlo de otra forma, rescata una nu va rea de la que sus predecesores se desentendan, con arrog ca y esnobismo, calificndola de margen luntico. Gracias a

    1,1 roduccin S

    u lrnirable trabajo de los seores Lamont, Toon y Capp vemos llu el milenarismo como un producto natural y racional de los 1'' c :~upestos de esa sociedad, compartidos tanto por John Mil-h u i y Sir Henry Vane como por Vavasor Powell y John Rogers. t 11 a ias al excelente trabajo del doctor Frances Yates, del pra-l r Rattansi y de los seores Webster y Thomas, la alquimia, In astrologa y la magia natural, de modo similar, ocupan un 11 qrar como temas razonables en los que los hombres y las tuujeres podan estar interesados, desde Samuel Hartlib a Sir 1 1ac Newton. Hasta ahora solamente los seores A. L. Morton v Jlrank McGregor han demostrado que los ranters deben tam-ltt n ser tomados en serio, que quiz tienen algo que decir a utu,stra generacin.

    En verdad, los historiadores deberan informarse bien y evi-' "' la peligrosa frase cfranja luntica. La locura, como la be-llc :~a, puede estar en el ojo del espectador. En el siglo XVII lstieron lunticos, pero la moderna psiquiatra nos est ayu-ditndo a entender que la propia demencia puede ser una forma 1h protesta contra las normas sociales y que el cluntico pue-11 en cierto sentido estar ms cuerdo que la sociedad que lo ' chaza. Muchos escritores, que eran conscientes de que sus e iJ)iniones les pareceran intolerablemente extremistas a sus res-JI tables contemporneos, exageraron sus excentricidades para e cmseguir audiencia, como, en un sentido bastante diferente, hizo Bemard Shaw en el siglo xx 2

    Por otra parte, la locura tuvo una funcin social en la so-e iedad medieval. Una convencin social estableca que en de-lurminadas ocasiones -Shrove Tuesday (martes de Carnaval), l ~ts of Fool (da de los Inocentes), All Fools Day y otras-la jerarqua social y el decoro social podan trastornarse. Ello constitua una vlvula de escape: las tensiones sociales se re-1 ~jaban con el ocasional cambio de papeles; el orden social J)areca acaso tanto ms tolerable 3 Lo que en el siglo XVII re-ultaba nuevo era la idea de que el mundo poda ser trastorna-

    rlo de manera permanente, de que el mundo soado de la Tie-rTa de Jauja o el reino de los cielos poda alcanzarse en ese rnomento.

    Durante los breves aos de la gran libertad de prensa en Inglaterra tal vez fuera mucho ms fcil para los e~c~trico~ tener acceso a la imprenta de lo que nunca lo habta s1do m nunca lo sera. Antes de 1641 y despus de 1660 existi una cen-

    2 Vase infra captulo XIII. 3 E. Wds.ford, The fool, 1935, cap. IX.

  • 6 Christopher Hil

    sura estricta. En los ao de libertad comprendidos entre esa dos fechas, una prensu r un bien de equipo relativamente ba rato y cmodo de transportar. La edicin no se haba desa~ liado todava como una industria capitalista. La difunta seor Iris Marley pona de relieve la natural armona existente entr escritores, impresores y vendedores de folletos niveladores en una poca en que el trabajo de impresin era una ocupad. de gente modesta 4 Impresores como Giles Calvert estaban dispuestos a correr considerables riesgos por publicar los tra-bajos de los radicales 5 Tambin puede haber sucedido que en un mercado inundado de material impreso se obtuvieran buet nos beneficios de una excentricidad calculada. Por lo menos. es mejor para el historiador correr el riesgo de equivoca. buscando un significado racional en cualquiera de las ideal que los hombres del siglo xvn tomaron en serio. Si nosotrot arrumbamos tales ideas porque nos parecen irracionales, po. demos estar privndonos de valiosas ideas sobre la socieda4 como tan brillantemente lo ha demostrado el seor K. Y. Tho. mas en su obra Religion and the decline of magic. lto es ne-cesario continuar presentando excusas con demasiada proftt sin por ponemos en el lugar del pueblo llano del pasado y tratar de entenderle.

    Los historiadores estn interesados en las ideas no slo por .. que stas influyen en las sociedades, sino tambin porque po-nen de manifiesto a las sociedades que inspiraron dichas ideas.. Por consiguiente, la verdad filosfica de las ideas carece de importancia para los fines del historiador, aunque todos ten-gamos nuestras preferencias: el lector puede estar seguro de que pronto descubrir las mas.

    Al estudiar algunas de las ideas menos convencionales que afloran durante la revolucin inglesl:\, el objeto de este libro es el de tener una ~n ms profunda de la sociedad inglesa de lo que permitert{!.t)S datos existentes, tanto de antes de 1640 como de despus de 1660, cuando la censura garantizaba que no fueran publicadas las ideas realmente subversiva . En la medida en que este intento tenga xito puede aportarnos algo no slo acerca de este perodo nico de libertad, sino tambin acerca de los perodos ms normales que le precedieron y le siguieron (normales porque una vez ms ignoramos cmo pen-saba entonces el pueblo llano). Podemos encontrarnos con que

    4 l. Morley, A thousand lives, 1954, p. 78. s Vase infra, pp. 360-361.

    7 1' ducci6n

    lll unbres y mujeres humildes que figuran en este libro, ju;-11111 al os no tan humildes, nos hablan de manera m s

    1 t ~arios 1 o Pym, o el general Monck, que apare~n ' , 1 ~fices de la' historia en los libros de texto. En s mis-

    t seria una conclusin satisfactoriamente trastornadora

    11 traer del intento.

  • II. EL PERGAMINO Y L FUEGO

    Enemigos de la Iglesia [ ... ] ofenden a los amados santos de Dios con stos y otros reproches [ ... ] Oh, stos son los hoiJ)o bres que quisieran trastornar el mundo, que llenan a la nacit de tumultos y alborotos, que producen toda clase de disturbial en la Iglesia y el Estado. Convendra que tales hombres y congregaciones fueran eliminados [ ... ] que pudiramos te>

    . ner de nuevo la verdad, la paz y el gobierno. .

    WILLIAM DELL, The building, beauty, teaching and establis]t ment of the truly Christian and spiritual Curch (1646), en Several Sermons (1709), p. 109.

    l. TENSIONES SOCIALES

    En algn otro lugar he tratado de sugerir que existi un mayo' fondo de antagonismo de clases antes de 1640 en Inglaterra del que normalmente han reconocido los historiadores t. Un obsert vador escocs comentaba la amarga y recelosa actitud del pueblo llano ingls hacia la gentry y la nobleza 2. Estos senti, mientos eran recprocos. Solamente los miembros de la clas dominante terrateniente estaban autorizados a llevar armas: la gente de condicin ms humilde y los sirvientes,. estaban norma~mente excluidos del servicio en la milicia por un plall d.e accin .completa~ente premeditado 3. Cuando en las exceP1 CIOnales Circunstancias de 1588 se extendi el entrenamiente militar a toda la poblacin estable hubo quejas procedentet de Herefordshire, manifestando el temor de que, una vez que los sirvientes fueran entrenados como soldados, se volveran

    1 ~The many-headed monster in late Tudor and early Stuart political !}lmkmg, en From the Renaissance to the Counter-Reformation: essays tn honour of Garret Mattingly, C. H. Carter, comp., 1968, pp. 296-324.

    2 John Barclay, /con animorum, 1614, traducido al ingls por T. M[ay], 1631, pp. 1()4.8. 3 L. Boynton, The Elizabethan militia, 1588-1638, 1967, pp. 62, 108-11,

    119, 220-21, 249-50; The earl of Hertford's lieutenancy papers 1603-1612, W. P. D. Murphy, comp., Wiltshire Record Soc., 1969, p. 72. '

    1/ pergamino y el fuego 9

    111 obemables y no querran continuar sirviendo a sus amos '" '' la debida subordinacin 4 En los siglos XVI y XVII, a me-llcl.l que la poblacin creca rpidamente, Londres, debo re-' 111 clarlo, lleg a ser el refugio de los hombres sin ~m'! -las

    11 timas de los cercamientos, los vagabundos, los cnmmales-11 tal medida que alarm a los contemporneos 5 Uno de lo.s

    u 11,umentos esgrimidos en la propaganda a favor de la colom-''H n de Irlanda en 1594 fue el de que el pueblo pobre Y se-olh ioso, que constitua una carga para la .comunidad, se est 1111 rchando, con lo cual la ciudad se ve hbre de un foco de , cllcin 6. El mismo argumento se us a menudo con poste-

    11 111 idad para defender la exportacin a Virgini~ de la a~es'" 1 multitud. El juicioso Hooker, argumentando que ~los Im-llil 'los extraordinarios del espritu podan ser muy peligrosos, 1111 llcaba que esto era especia~mente cierto en el caso de los hombres cuyas mentes son por s mismas como yesca seca,

    1" t>ensa de antemano a tumultos, sediciones y alborotos. Ta-l, hombres, pensaba Hooker, se encontraban entre las clases 111 1 ~ bajas de la sociedad 7 Se encontraban ciertamente en New- ,, tle-upon-Tyne, donde se nos dice que en. 1633 la gente de 11 ., condicin [ ... ] suele transformar todo viso o color de agra-lo en alboroto y en sedicioso motn 8

    No muy por debajo de la superficie de la sociedad de los 1 1uardo, pues, el descontento era frecuente. En 1?26, un ~

  • 10 Christophe11

    fesor Bowden ha descrito como de los ms terribles camente de la historia inglesa u. Se consider al gobierno recedor de toda clase de vituperios por su mala adminis de la economa, as como por los monopolios y dems ~r+--+>> 16 Un rea-'" e 11lificaba a la Grand Remonstrance * de noviembre de 1641

    1t11 esa llamada al pueblo 17, y tena toda la razn: fue ""'" 1' y distribuida por todo el pas. Todos los principales 11 " ' 'lOs de los parlamentarios de la oposicin fueron publi-''" y extensamente distribuidos; podemos estar seguros de

    1111 h1eron ledos y discutidos en las tabernas y cerveceras. 1"" tir de 1641 fluyeron de los condados peticiones de ayuda

    1 Parlamento cuidadosamente organizadas: la recogida de fir-t para estas peticiones fue con seguridad una nueva y muy 111 111. forma de atraer al pueblo llano hacia la accin poltica.

    1 ~te panorama de insurreccin social influy naturalmente 11 lo propietarios a la hora de decidirse por el rey o por el

    1' 1 1 1 rnento en los comienzos de la guerra civil. El realismo de 1 lo hnrd Dowdeswell, apoderado de Lionel Cranfield, conde de

    ltldlesex, segn nos dice la seora Prestwich, tena su ?~se 11 In preocupacin por el orden social y no en una posltiva.

    lo ll 1ld al rey o a la Iglesia. Los semblantes de los hombres 1 111 tan alterados -escriba Dowdeswell en octubre de 1642-,

    1 w d almente los de los hombres de posicin baja y media, que 1" 11 un qutame all esas pajas podra ponerse en llamas un , 111tl:1do entero y producirse el saqueo de todas las casas y

    r~ William Lilly, cSeveral observations on the life and death of king 1 luu les,. (1651), en Sele'ct tracts, F. Maseres~ comp., 181~, I, pp. 169:70; 1.1 James, Social problems and policy durtng the puntan revolutlon, IV 111, J) , 375. . .

    Manifiesto a la nacin inglesa de los dirigentes de la oposicl!i p~r-1 utcntaria que fue un factor muy importante en la lucha constltuc!0-111 1 untre Carlos 1 y el Parlamento Largo antes de la guerra.

    11 [Bruno Ryves], Anglitie Ruina, 1647, p. 176.

  • 12 Christopher HilZ

    bienes 1s. Cuando la necesidad nos obligue a utilizar a la multitudes, escriba en agosto de 1642 Sir John Potts a Sir Simonds D'Ewes, no estoy seguro de salir con vida. Por 1 cual segua trabajando por lograr una paz pactada 19 Cuand.t lleg la guerra, tanto Potts como D'Ewes se pusieron de parte del Parlamento, aunque el ltimo de ellos consideraba que todo derecho y toda propiedad, todo lo meum et tuum, debe quedar en suspenso en una guerra civil, y no sabemos hast qu punto puede tambin la clase humilde tomarse el derech a dividir el producto del saqueo del rico y del noble entre lo que la integran, que comienzan ya [1642] a alegar que, estan todos hechos del mismo barro, no hay razn alguna para qu' unos puedan tener tanto y otros tan poco 20

  • 14

    2. LA HEREJIA DE LA CLASE BAJA

    Sum~dose a ~st~s tensione~ .~e clase, o como expresin l~s ~msmas, ex1st1a una trad1c1on de anticlericalismo e , _____ . ,._ g~os1dad plebeyos: Para no remontarnos ms, los lolardos en s1glo XVI ~antuv1eron una versin popular de las herejas John Wychf. El profesor A. G. Dickens ha puesto de m

  • 16

    ~ue el hombre y la mujer pueden recuperar sobre la tierra stado de inocencia que exista antes de la cada: sus enemig ecan que pretendan alcanzar la perfeccin de Cristo. Pose

    en comn sus propiedades, crean que todas las cosas vient de la naturaleza y que solamente el espritu de Dios en el i terior del creyente puede entender debidamente las Escrit ras 36 William Perkins se lamentaba de que convertan la Bibli en alegoras, incluso la cada del hombre 37 El familismo f difundido en Inglaterra por Christopher Vittels, un carpin itinerante de origen holands. En la dcada de 1570, los falll listas ingleses se localizaban entre los vendedores ambulan o entre los Vaqueros, paeros y gentes por el estilo. Cre en principio, que los ministros tenan que ser itinerant como lo fueron los apstoles. Su nmero iba en aumento co tinuo en 1579; en 1584 eran numerosos en la dicesis de E lo mismo que en East Anglia y en el norte de Inglaterra. E particularmente dificultoso para las autoridades eclesisti ~stirparlos, porque -igual que muchos lolards anteriores ellos- estaban dispuestos a retractarse cuando los deten pero no a renunciar a sus opiniones. Los miembros de la F milia del Monte sostenan puntos de vista incluso ms su versivos. Fueron acusados de reprobar la oracin y negar 1 resurreccin del cuerpo. Ponan en cuestin la existencia, fu ra de esta vida, tanto del cielo como del infierno: el cielo exi ta cuando los hombres rean y estaban alegres; el infierno e la afliccin, la desgracia y el dolor 38.

    El familismo, que desarrollaba el escepticismo de clase baj de los lolardos, era una doctrina anticlerical y secular. En est se acomodaba al carcter de la sociedad elisabetiana, cuan los miembros de muchas congregaciones, al irse acrecentan su riqueza y su autoconfianza, -se mostraron cada vez ms e ticos ante las pretensiones tradicionales del clero. En nume sas parroquias elisabetianas, sobre las que no existe raz

    36 Strype, Annals, 11, primera parte, p. 563; vase CSPD, 1648-49, p gina 425.

    37 Perkins, Works, III. p. 392; vase mi libro Antichrist in seventeen century England, Oxford P, 1971, pp. 142-43 y 145.

    38 Strype, Annals, 11, primera parte, p. 487 segunda parte, p. 2 comp. A. Peel, The second parte of a register, 1915, 1, p. 230; J. Roge The displaying of an horrible secte, sig. Kv.; vase J. O. W. Haw Sketches of the Reformation and Elizabethan age taken from the e temporary pulpit, 1844, p. 200; G. H. Williams, The radical Reformar Filadelfia, 1962, pp. 479-84 y 788-90; G. K. Hyland, A century of persec tion, 1920, pp. 102-12 y 32223. Vase infra, pp. 36-37, sobre Ely, cesa isl de errores y sectarios.

    1 1 pergamino y el fuego 17

    1lp,una para sospechar la existencia en ellas de algo tan sub ' r1ivo como el familismo, el ministro fue incitado por su

    llttlgregacin a renunciar a las ceremonias y vestimenta de la ltdusia estatal 39 Ello se debi a que la ruptura con Roma, y en p~cial las radicales medidas del reinado de Eduardo VI, ha-

    ht.m hecho posibles las esperanzas de una reforma continua-lit que destruyera por completo la maquinaria coercitiva de la lttltJsia estatal. Los acuerdos de Isabel defraudaron amarganen 11 las esperanzas de que una Iglesia protestante pudiera diferir ,,. la Iglesia papista en cuanto al poder que otorgaba a los nl1lspos y al clero. La jerarqua episcopal lleg a ser vista 'uno el principal obstculo para una reforma radical. Los ata 1 11 s puritanos a esta jerarqua son a veces menospreciados 1 11 11no exageraciones propagandsticas, a pesar de que donde 1Ji rlera que hemos podido verificar sus afirmaciones se han evi d r1ciado como sorprendentemente fiables. Pero la evidencia 111 impresionante sobre la impopularidad de los obispos y 11'1 clero no proviene de sus oponentes, sino de sus defensores.

    Las palabras con que se inicia la Admonition to the people "/ England del obispo Cooper (1589) hablan del nauseabundo l1 '!precio, ociio y desdn que la mayor parte de los hombres l' nten en estos das [ ... ] hacia los ministros de la Iglesia de

    11 t>S. Atribuye especialmente estos sentimientos al pueblo lhu1~, que ha concebido un brbaro desprecio hacia la religin ~ una desdeosa aversin hacia los ministros de la misma'"' 1 .e s ministros de mundo, confirmaba el arzobispo Sandys, se

    lro1n hecho despreciables a los ojos de las clases ms bajas del JIIHtblo 41 En 1606, un hombre fue llevado ante los tribunales ' 1 losisticos por decir que l confiara antes en un ladrn que

    11 un clrigo, en un abogado o en un gals 42. Si defendemos las cosas que estn establecidas, se que

    lha Richard Hooker, tenemos que [ . .. ] luchar con una serie Ir fuertes prejuicios, hondamente arraigados en el corazn de l11 hombres, que piensan que en esto actuamos de acuerdo 'tn nuestros propios intereses y hablamos en favor del Estado n\tsente porque de este modo o bien conservamos o bien bus-

    P. Collinson, The Elizabethan puritan movement, 1967, pp. 92-97. 40 T. Cooper, An admonition to the people of England, comp. E. Ar

    111 1, 1895, pp. 9 y 175; v~nse pp. 102"3, HS-19, 139, 144-45, 148 y 159. Las 1111 rllvas son mas.

    41 Citado por L. Stone, The crisis fY/ the aristocracy, 1558-1641, Oxford 111 , 1965, p. 406; Collinson, ob. cit., p. 147.

    4 F. W. X. Fincham, Notes from the ecclesiastical court records at tmerset House, TRHS, 4. serie, 1921, p. 136.

  • 18

    camas prebendas 43, Thomas Brightman, en 1615, confirm que la hostilidad hacia la jerarqua cuenta ahora mucho e el favor del pueblo y de la multitud 44 Recordemos al fab cante de harina de avena que, en un juicio ante la Alta Com sin, en abril de 1630, dijo que nunca se quitara el som~r ante los obispos. Pero s se lo quitar ante los conseJe privados, se le sugiri. En tal caso, como sois consejeros p vados, dijo, me quito el sombrero; pero como vosotros so unos pedazos de bestia, pues mira!, me lo vuelvo a poner Joan Hoby, de Colnbrook (Buckinghamshire), dijo, cuat aos ms tarde, que a ella no le importaba ni un bledo ni pedo su Excelencia el arzobispo de Canterbury [ .. . ] y que te la esperanza de vivir lo bastante para verlo colgado 46 ( arzobispo de Canterbury, Laud, fue en efecto ejecutado on aos despus, pero no sabemos si Joan Hoby estaba toda viva para entonces.)

    Una prueba adicional de la impopularidad de toda la ins tucin eclesistica puede encontrarse en la iconoclasia popul que se desataba en cuanto se ofreca una oportunidad: en l ltimos aos de la dcada de 1630 y en la dcada de 1640 fu ron derribadas rejas de altares, profanados los propios altar destruidas las estatuas existentes sobre las tumbas, quema documentos eclesisticos, bautizados cerdos y caballos. cEs bien que nuestros soldados, preguntaba The souldiers ca chisme de 1644, destrocen cruces e imgenes cuando se e cuentran con alguna? La respuesta era bastante vergonzant Confieso que nada debe hacerse de manera tumultuosa. Pe viendo que Dios ha puesto la espada de la reforma en las nos de los soldados, pienso que no es malo que stos pued deshacer y demoler estos monumentos de supersticin e i latra, especialmente cuando se ve que el magistrado y el nistro de la Iglesia, que deberan haberlo hecho antes, no hicieron 47 As, muy temprano se alent a la tropa a usu las funciones del ministro y del magistrado.

    En 1641 se produjeron 900 peticiones contra ministros s

    43 Hooker, Of the laws of ecclesiastical polity, (ed. Everyman), I, . gina 148; vase l. Walton, The lite of Mr. Richard Hooker, 1655, en L1v (ed. World's Classics), p. 185.

    44 Brightman, The revelation of St. John illustrated, 4. ed., ~644. gina 139. Publicado por primera vez, pstumamente, en 1615; Bnght muri en 1607.

    45 R. F. Williams, comp., Court and times of Charles 1, 1848, II, p. 46 Lambeth M. S. 943, f. 721. Colnbrook volver a aparecer en nues

    historia. Vase infra, pp. 115-116. 47 The souldiers catechisme, 1644, pp. 20-21.

    tri ti .rgamino y el fuego ...... 19

    , .. ,. t amente escandalosos: una por cada diez parroquias del

    '

    '' , Dado que procedan principalmente del sur y .del este, ptoporcin en estas reas fue, por tanto, mucho ms alta.

    s poda inducir al ms humUde y corrompido de los fe-11 ll"leS a presentar una peticin ante la Cmara de los e~ 111111 1 contra su ministro, nos dice Clarendon, este ltimo

    1 1ba seguro de ser procesado por escndalo 48 Eran la ma-entuza y escoria de cada parroquia los que cursaban pe-

    ti; unes contra el clero ortodoxo, declaraba en 1643 un folleto ",;lista 49 En 1641, cuando lleg a Chelmsford la buena nue-' 1! que el episcopado haba sido abolido por la Cmara de

    '" Comunes, se utilizaron todas las habituales expresiones que

    l""'t'n de manifiesto una exultante alegra y se encendieron 111 ueras en todas las calles 50 En 1642 nos encontramos con uld11dos que expoliaban a todos los ministros eclesisticos,

    1 111 10 realistas como parlamentarios, y hubo muchos tumultos l'llf)Ulares contra el clero realista. Del propio Londres existe 11111 gran cantidad de pruebas de la impopularidad de los obis-1'" y del clero parroquial en la dcada de 1640 51 Todo esto ~Ja una luz retrospectiva sobre las relaciones entre la Igle-ln el pueblo llano antes de la revolucin. Es una consecuen-

    ' 111 de la progresiva instruccin y autoconfianza de las congre-dones -especialmente de las congregaciones urbanas- tan

    lrt por lo menos como de los defectos del clero. Apenas existe 1111 hombre que sepa leer ingls, se quejaba Thomas Adams,

    penas una mujer que por s misma pueda prepararse para 11 1 :Iesia, pero presumirn de ensear al ministro, y tenemos tllr predicar lo que quieran or o no oirn lo que predique-IIIIIS~> 52,

    e dieron adems quejas de injerencia por parte de los tribu-ll lt eclesisticos en las vidas privadas de hombres y mujeres 11! 1 pueblo en una medida que hoy da podra parecer completa-"" nte intolerable. Reflexionando sobre ello en 1653, un antiguo l d al del ejrcito parlamentario que se haba hecho clrigo dijo 111' dos agitadores [del arzobispo Laud] haban hecho odiosos

    ~ Clarendon, History of the rebeltion, 1, p. 449. ''' [Ann.] cA "letter from mercurius civicus to mercurius rusticus.

    Ir t , en Somers' tracts, 1748-51, v, p. 415; vase J. Nalson, An impartial 1/1 tion, 1682, 11, p. 760.

    "'' [Ryves] Angliae Ruina, p. 26. l l [W. Chestlin] Persecutio Undecima, 1681, pp. 4 y 6-7 (publicado

    "'" primera vez en 1648); E. L. Warner, The life of lohn Warner, bishop / lf.ochester, 1901, p. 33; P. Barwick, Life of Dr. John Barwick, G. F. Bar

    11 k- comp., 1903, p. 177. T. Adams, Works, 162930, p. 76.

  • 20

    a los obispos ante la gentry y el pueblo llano de Inglaterrt Escoda. Generalmente las gentes odiaban tambin su rigor citarles ante sus tribunales por trabajar los das festivos, por casarse sin licencia, o por temerarias sospechas de lasci Muchos insignificantes pretextos de este tipo, simplemente p vaciar los bolsillos del pueblo, fueron inventados por sus fu cionarios 53

    Por eso no constituy ninguna novedad el hecho de qu en 1642, el reverendo Edmund Calamy dijera en la Cmara los Comunes que el pueblo se queja de sus ministros de q son unos zopencos, unos perros voraces, ,que nunca se sacianl!l Se quejaba tambin de que los telogos formados en las u versidades tendan a ser miembros de la clase dominante, ll nos de necesidades superfluas 55 El sistema de patronazgo d ' poder a los ms ilustres de la parroquia, que no siempre er los mejores, para prescribir a sus feligreses el tipo de relig' que a ellos les convena 56. Es SO color de religin, escrib Thomas Hobbes en 1651, como la clase ms baja de los ciu danos [ ... ] exige [libertad] para s misma 57

    En 1528 William Tyndale afirmaba que la jerarqua de poca haba dicho al rey y a los lores que esos herejes qu rran derribarnos a nosotros primero, y luego a vos, para cer de todo propiedad comunal 58 El argumento fue repeti por el obispo elisabetiano Bancroft y se convirti en un lug comn. El derecho de los obispos a sus beneficios eclesi' cos, dijo Richard Hooker con una claridad desusadamente e da, es tan bueno como el derecho de cualquier clase de h bre a su propiedad; y advirti de que la aceptacin de la d ciplina presbiteriana podra hacer que el mundo resulta ccompletamenfe trastornado 59 Hubo un obispo que en la cada de 1650 record el famoso epigrama de Jacobo I: Ni ob pos, ni rey, ni nobles, lo cual, como puede verse, se ha cu plido de acuerdo con su prediccin 60 El primer disc

    53 E[dmund] H[all] A scriptural- discourse on the apostasie and Antichrist, 1653, sig. B3v-B4.

    54 E. Calamy, Englands looking-glasse, 1642, p . 59. 55 E. How, The sufficiency of the spirit's teaching, 8.' ed., 1792,

    y pass-im. Publicado por primera vez en Holanda en 1639. 56 C. H. Firth, comp., Ludlow's memoirs, Oxford UP, 1894, I, p. 57 T. Hobbes, Philosophical rudiments, 1651, en English work.J,

    W. Molesworth, comp., 1839-45, u, p. 79. 58 Tyndale, Doctrinal treatises, Parker Soc., 1848, p. 247. 59 Hooker, Works, Oxford UP, 1836, III, p . 402; The laws of eccles

    cal polity (ed. Everyman) 1, p. 132. 60 G. Goodman, The court of king James 1, 1839, p. 421.

    1 1 pergamino y el fuego 21

    1' trado de Oliver Cromwell en el Parlamento Largo atacaba 1,, , a de que la desaparicin de la jerarqua en la Iglesia ll~ ... i ' necesariamente al mismo fenmeno en el Estado 6t. La

    1111yorfa de los defensores del episcopado en los debates de 1641 1 'ron sus argumentos en razones sociales ms que en razones t1 l piosas.

    Ambos bandos eran conscientes de los riesgos que llevaba 111 11igo la apelacin al pueblo llano; pero el hecho era que los ' ,, tas no podan ser vencidos si no se armaba ni se impe>-"'-" ' tributos a la gente comn. El nivelador Richard Overton maginaba a los dirigentes del Parlamento diciendo: 'Se debe umprometer a la generalidad del pueblo, pero cmo se debe

    l1 11 r esto? Bueno' decan, 'tenemos que asociarnos con aquel 11 lr del clero que ahora ocupa los lugares inferiores, pero h 1 mos tener mucho cuidado para que el poder supremo no

    1 ilv,. en manos del pueblo' 62 John Selden era casi igual de 111 o cuando declaraba: Si los hombres dijeran que tomaran l1 ,\rmas por cualquier cosa que no fuera la religin, podran ' 1 convencidos de dejarlas por medio de la razn; fuera de

    1 1 o, nunca podrn serlo, puesto que no os creern digis lo '1'"" digis. Francis Osborne hablaba de una religin en la !JIU el pobre reivindica una participacin no inferior a la del ''' o, sabiendo todos que cuanto menos posean en esta vida, u mayor encarnizamiento lucharn por la otra 63

    l~ero es necesario que no dudemos de la sinceridad del gran 11111 nero de predicadores que proclamaban que la causa del Par-l wwnto era la causa de Dios y de que -fueran cuales fueran 1 intenciones subjetivas de Carlos 1- su gobierno estaba pa-1' ''l inando objetivamente la causa del Anticristo romano. LOs " listas eran el partido anticristiano 64 Tales predicadores

    1 ' &Straban una larga tradicin. Acts and monuments de Foxe 1 1bleda para el protestantismo una lnea genealgica entre

    1 herejes lolardos y los mrtires marianos y aportaba prue-11,, en favor de la idea de que son especialmente los pobres '" que se alzan contra el Anticristo. Algunos protestantes in-

    , .. , s llegaron a verse a s mismos como el pueblo elegido de lllt 65 La guerra de los Treinta Aos (1618-1648), que tena

    M W. Notestein, comp., Journal uf Sir Simonds d'Ewes, Yale UP, iJ} 1, p , 340.

    Wolfe, pp. 118-19. ~~ J . Selden, Table talk, 1847, pp. 196-97; F. Osborne, cPolitical reflec-

    111111 upon the government of the turks, en Miscellaneous works, 1722, 11 p, 238.

    Vl!ase mi Antichrist in seventeenth-centur)l England, pp. 78-88. ~~ Para la respectiva participacin de Foxe y Brightman en el esta-

  • 22 Christ&pher

    lugar en el' continente europeo, pareca una lucha a muerte tre protestantes y catlicos y haba dado gran credibilidad la idea de un influyente grupo de estudiosos de la Biblia que se acercaba el fin del mundo 66 Para aquellos pr,etca.aon que realmente crean que el gobierno de Carlos 1 era ntu- tiano resultaba natural contemplar la guerra civil como el mienzo de los acontecimientos catastrficos y exhortar a cqngregaciones a apoyar la causa del Parlamento. Alentaron las esperanzas en que el reinado de Cristo estaba esperanzas que, entre muchos otros, John Milton Lo que lleg a ser especialmente peligroso fue la idea, mente tradicional, repetida por muchos de los predicadores, que el pueblo llano tena un papel muy especial que '"'"'''"'" ... ar en esa crisis, porque de alguna manera era ms que los ricos y los poderosos. La voz que venga del reino Cristo proceder probablemente de los que constituyen la titud, de los que son tan especialmente despreciables a los de los espritus del Anticristo y de la prelaca. Las SOn laS de un clrigo independiente perfectamente rP

  • 24

    hilaba, quin era entonces el caballero? 74 Pr el.lo, sl~ s trataba de una evolucin, y no de una atrev1da mnovac1 cuando en 1646 Christopher Feake declaraba que exista e oposicin a Cristo en la aristocracia y en la monarqua~ 7

    Exista pues una larga tradicin de escepticismo popuJt materialista y d~ anticlericalismo; exista la tradicin famili!!l de que Cristo se hallaba en el interior de. todos y ca~~ uno los creyentes; exista la tradicin sectana d~ ?POSlCln a . Iglesia estatal, al diezmo para pagar a sus mm1stros Y al s tema de patronazgo que haca que su clero fuera nombra por la clase dominante 76 Existan tambin las ~speranzas m lenaristas reforzadas por los predicadores puntanos. No e pues, muy de extraar que el derrumbamient~ de !a. censu y el establecimiento de una verdadera toleranc1a rehg10sa de encadenaran una pltora de teoras que hasta ent~nces slo secreto se haban musitado. En Inglaterra, lo m1smo que e Suiza, cla clase ms baja del pueblo, habiendo crecido ~n antiguo odio contra los superiores, abraz con vehemenc~a.l doctrinas del anabaptismo 77 En la dcada de 1620, Wilh Gouge dijo a su escandalizada congregacin de la City que .1 anabaptistas censean que todos son iguales y que no ex1s diferencia alguna entre los amos y los sirvientes 78

    En los primeros aos de la dcada de 1640, las actitu hacia la hereja de clase baja del familismo constituan '?~ la prueba del radicalismo. John Milton defenda a los ~am1l tas. El nivelador William Walwyn preguntaba a los enem1gos d la Familia del Amor: cDe qu familia sois, decidme? 79 Jo Hales, de Eton, observaba condescendientemente que Un d u otro esas admirables nociones se apoderarn del mundo Hales fue uno de los miembros del grupo de Falkland, u coleccin de intelectuales que se reunan en Great Tew pa discutir teoras liberales en aquella despoblada parroquia. Pe mientras ellos charlaban, Walwyn y otros muchos como l r

    74 Portland MSS (HMC), III, p. 86; vase Sir Thomas Aston, Ba A survey of presbitery, 1641, sig. 1 4v.

    75 T. Edwards, Gangraena, III, 1646, pp. 147-48. 76 Vase mi Economic problems of the Chutch, Oxford UP, 1965,.

    sim, as como Margare! James, cThe political imp

  • 26 Christopher Hill

    ~La exigencia de separacin de la Iglesia y el Estado era una exigencia de subordinacin del clero, de terminacin de su .coen-citiva autoridad. Inevitablemente, de manera totalmente mevi-table, las discusiones entre las congregaciones separatistas pa saron de la religin a la poltica. En la embriagadora nueva libertad de los primeros aos de la dcada de 1640 ningu.t4 presa estaba vedada.

    Las alegaciones de los propagandistas realistas deben ser siempre utilizadas con cautela. Pero el relato de Bruno Ryves sobre los motivos esgrimidos por la clase baja de Chelmsfortl en los comienzos de la guerra civil guarda el suficiente pareci-do con las ideas que ms tarde se desarrollaron como pa3 merecer ser expuesto en forma resumida. Los reyes, pensab estos plebeyos, son una carga. La relacin de amo y sirvien no tiene ninguna base en el Nuevo Testamento; en Cristo nQ existe ni siervo ni hombre libre. Clases como las de los paret y la gentry son distinciones tnicas y paganas. No existe niJt gn fundamento en la naturaleza o en las Escrituras por el que un hombre deba tener 1 000 libras al ao y otro no ten ni una. El pueblo llano ha sido mantenido en la ceguera y e la ignorancia y ha permanecido como sirviente y esclavo de la nobleza y la gentry. Pero ahora Dios ha abierto sus ojos Y le ha descubierto su libertad cristiana. Los caballeros debdl ser obligados a trabajar para vivir o, de lo contrario, no comet rn. La instruccin ha sido siempre un enemigo para el ,EvaJt gelio; sera una cosa buena que no existieran universidades Y que fueran quemados todos los libros, excepto la Biblia. Cua quier hombre de talento puede ser escogido por una congreg cin como ministro de la misma as. La presentacin no e objetiva, pero ideas muy similares a stas reaparecern e nuestra historia.

    Cuando el nivelador Richard Overton escriba tengo co fianza en que deben ser las pobres, simples y humildes cri turas de este mundo las que deben confundir a las podero y fuertes, slo pareca estar repitiendo lo que decan los pre dicadores como Thomas Goodwin. Pero estas palabras se en contraban en An appeale from the degenerate representati. body the Commons of England ... to the body represented, thl free people in general (1647) 86 El llamamiento poltico de Over-ton estaba especialmente dirigido al pueblo en armas que se encontraba en el Nuevo Ejrcito Modelo. En Putney, en 'el mi

    as (Ryves], Angliae Ruina, p. Zl. 811 Wolfe, p. 188.

    1:1 pergamino y el fuego 27

    111() ao, representantes de los soldados pedan que, dado que . 1 s ms pobres y los ms humildes de este reino... han sido ~

    ' 1 instrumento para la conservacin del reino, cel hombre ms pt)bre de Inglaterra tena derecho a elegir su propio gobier-un 17. En 1649, Gerrard Winstanley dijo que los pobres deben 1 r los primeros elegidos y respetados en su trabajo, porque

    llos comienzan a recibir la palabra de la justicia, pero los ri-' > son, por lo general, enemigos de la verdadera libertad. Es

    11 los pobres en quienes se ubica la divina bendicin, puesto q11e son los primeros en recibir el Evangelio 88 Pero de nuevo In aparente continuidad con los predicadores puritanos es en-vnf!.osa: para Winstanley, cla palabra de la justicia, el Evan-lwlio, significaba comunismo, subversin del orden social exis 11 nte. Si realmente queris encontrar la verdadera majestad, lcl entre. los pobres menospreciados de la tierra [ ... ] Estos 1randes hombres son mansiones demasiado augustas para que l'risto more en ellas; l construye su morada en un pesebre, ' 11 y entre los pobres de espritu y los menospreciados de la l l(~rra 89

    17 Woodhouse, .pp. 55-7, 61 y 69-71. Vase infra, PP. 56-51, para los de-ltates de Putney.

    88 Sabine, pp. 337 y 181-82. 89 Ibid., pp. 473-74. Vase infra, cap. VII.

  • 111. LOS HOMBRES SIN AMO

    Vagabundos [ ... ] que no hacen nada sino pasear por las Hes, hombres ruines que se alquilan por dinero a cualquier para acometer todo tipo de malas acciones, hombres co los que comnmente denominamos truhanes y bajos y vil bribones de todos los pueblos y ciudades [ ... ] En cualqui pas y lugar al que Ile~en, ocasionan sedicin y tumultos.

    Biblia de Ginebra, comentario marginal sobre Los hechos d los apstoles, xvn, 6 1.

    l. MOVILIDAD Y LIBERTAD

    La esencia de la sociedad feudal era el vnculo de lealtad y d pendencia entre seor y vasallo. La sociedad tena una est tura jerrquica: unos eran seores, otros eran sus sierv~ cA quin perte:neces?, preguntaba un personaje de una d las obras teatrales de Middleton. La respuesta: Soy un sie y, sin embargo, soy un hombre sin amo, seor, produca i mediatamente una incrdula rplica: Cmo puede ser eso? Los supuestos eran los de una sociedad agrcola relativame:ttl esttica, con lealtades locales y controles locales: no poda h ber tierras ni hombres sin seor. Desde luego, la realidad n ca se corresponda con el modelo, y en el siglo XVI la socie iba hacindose relativamente mvil: los hombres sin amo no estaban fuera de la ley y de hecho existan en cantida

    1 Para la versin autorizada de los Hechos de los Apstoles, XVII, 1-4 vase el epgrafe de la p. XII. En ella, los Vagabundos de la Biblia d Ginebra se han convertido en maleantes del arroyo. El objeto del e mentario de la Biblia de Ginebra es desviar la acusacin de sedicin, subversin del estado del mundo, de los radicales religiosos, y aplic a la clase baja errante. Los subversores estudiados en este libro e con frecuencia ambas cosas, radicales religiosos y errantes.

    2 T. Middleton, The mayor of Queensborough, acto II, escena III. preso por primera vez en 1661, aunque Middleton muri en 1627.

    ,,,, hombres sin amo 29

    l n rnantes: una encuesta gubernamental realizada en 1569 1 '''' ulaba unos 13 000, la mayora en el norte; en 1602 se pen-

    hll ms grosso modo que slo en Londres haba unos 30 000 3 1 lll 'r.c cual fuera su nmero, tales hombres -.siervos de nadie--

    1111 tituan una anomala, un disolvente potencial de la so-'dad.

    Bn primer lugar eran pcaros, vagabundos y pordioseros, qlll' merodeaban por el campo, algunas veces en busca de tra-'"'' , demasiado a menudo meros desechos de una sociedad en 11 msformacin econmica a los que no se poda dar empleo, ll(' iedad cuya poblacin se encontraba en rpida expansin. La

    111 t'CSidad de hacer economas llev a los seores a reducir el 111 1111ero de personas a su servicio; la bsqueda de beneficios ' nndujo al desahucio de algunos arrendatarios de las tierras IJII ocupaban y a la compra de la parte de otros. Las fluctua-llnnes del primer mercado capitalista de paos proporcion la riqueza a unos pocos afortunados, pero arruin a muchos. Los lilt ficientes y los desafortunados tuvieron que echarse a los 1 .nninos. Ocasionaron un pnico considerable en los crculos .t11 minantes durante el siglo XVI, pero nunca constituyeron una unenaza seria para el orden social. Los vagabundos no asistan 1 la iglesia ni pertenecan a ningn grupo social organizado. l'ur esta razn, a los clrigos calvinistas les pareca casi pa-, nte que constituan Una generacin maldita 4 No fue sino 1 11 1644 cuando la legislacin hizo hincapi en que los pordio-

    t'I'OS, los vagabundos y los mendigos fueran obligados a asistir ' 1 iglesia todos los domingos. Tales hombres, casi por defini-lt~n, carecan de motivaciones ideolgicas: podan hurtar y ro-lt ,,., pero eran incapaces de ponerse de acuerdo con vistas a uuu rebelin. Hasta la dcada de 1640 parece haber existido po :o inters en las clases propietarias por a:Yudar a los vaga-hurtdos. Presentaban un problema de seguridad, slo eso. Exis-ln t abundantes testimonios de la simpata popular por los po-lu S de la sociedad. La gente corriente era remisa a pedir que 11 cayera sobre ellos todo el peso de la ley, incluso en los casos 1 11 que robaban. Pero slo en las dcadas revolucionarias es IIHtndo empezamos a encontrar autores de folletos que argli-tll mtan que las casas de correccin, lejos de remediar la men-11 cidad, lo que hacan eran transformar a hombres honrados

    3 J. Strype, Annals of the Reformation ... during queen Elizabeth's happy t~ ln, Oxford UP, 1824, I, segunda parte, p. 296; W. Tite, comp., Diary of 111/m Manningham, Camden Soc., 1868, p. 73.

    4 P. and R., pp. 227-29; S. and P., p. 457,

  • 30 Christopher Hill

    en vagabundos y pordioseros al destruir su reputacin y su propia estima 5

    En segundo lugar estaba Londres, cuya poblacin probablf mente se multiplic por ocho entre 1500 y 1650. Londres futl para los vagabundos del siglo XVI lo que los bosque~ habaa sido para los fugitivos de la justicia de la Edad Media: un refugio annimo. Exista ms trabajo eventual en Londres que en ninguna otra parte, exista ms beneficencia y existan m~ yores probabilidades de ganarse la vida de forma poco honracl. A finales del siglo XVI y comienzos del xvn la gente se di cuenta de repente de la existencia de un submundo de delitt-. cuencia. Su aparente novedad fue quiz la causa de que se le diera una publicidad excesiva: era sin duda mucho menos iiJlo portante que el mundo del trabajo portuario, de los barquen.j, de los trabajadores de la construccin y de los jornaleros d toda clase que no tenan ninguna esperanza de llegar a se maestros. (Los que no posean propiedad alguna haban sid excluidos por el Estatuto de Aprendices de 1563 de los ofici artesanales que requeran una habilidad especfica.) Lo qu importa para .nuestros propsitos es f!a existencia de una a plia poblacin, la mayor parte de la cual viva muy cerca cuando no por debajo, de la lnea de la pobreza 6, poco influi-da por la ideologa religiosa o poltica, pero que constitu un material idneo para lo que a ftnales del siglo XVII comen a ser denominado el populacho.J Pym pudo, o no, haber ac dido a tal tipo de apoyo; cuarenta aos ms tarde, Shaft bury, casi con toda certeza, lo hizo. Pero el populacho e bsicamente poltico: pudo ser utilizado por los presbite ., nos contra el ejrcito en 1647 7, por los realistas en 1660, po la Iglesia y los hombres del rey en el reinado de Ana. Util zando las sagaces palabras de los comentarios marginales d la Biblia de Ginebra, se alquilaba por dinero a cualqui para cometer todo tipo de malas acciones.8 Su existencia con

    s Por ejemplo, . Peter Chamberlen, The poore mans advocate, 1649, po gina 47.

    6 En menor escala existan poblacioQes de este tipo en otras ciudades pero en ellas podan ser controladas ms fcilmente por las oligarqu dominantes con la ayuda de la gentry local.

    7 Quizs podramos diferenciar entre el populacho de la City y la po-blacin ms libre de Jos suburbios. En agosto y septiembre de 1647, los habitantes de Southwark pidieron al ejrcito que interviniese en Lolt-dres en agosto y septiembre de 1647 para acabar con el control presbf-teriana de la City, basado en cierto apoyo del populacho (B. Whitelock Memorials of the English affairs, 1682, pp. 263-65). Vase infra, pp. 344-344

    s Vase el epgrafe de este captulo.

    l.o hombres sin amo 31

    11t ua siempre una amenaza potencial, especialmente en las po- .i. de crisis econmica.

    Una especie totalmente distinta de hombres sin amo eran In~ sectarios protestantes. Estos se puede decir que haban lc-gido esa condicin al optar por abandonar la Iglesia estatal, 1 m estrictamente amoldada a la estructura jerrquica de la ociedad, tan firmemente controlada por los prrocos y squi-

    '' *. Las sectas eran fuertes, sobre todo en las ciudades, en h1s que crearon comunidades hospitalarias para los hombres, Inmigrantes con frecuencia, que aspiraban a mantenerse por nc:ima del nivel del trabajo eventual y de la pobreza: peque-no artesanos, aprendices, hombres serios y laboriosos, todos ptJdan reconocerse mutuamente como los elegidos en un mun-"' impo. Tan pronto como tuvieron libertad para funcionar lt 'lalmente, las sectas organizaron para sus miembros servicios ociales, ayuda a los pobres, etc.; proporcionaban seguridad so-

    ' lnl tanto en este mundo como en el venidero 9 Tales hombres ,. encontraban fuertemente motivados y llevaron a sus conclu-IOnes lgicas el principio individualista que rechaza cualquier

    l ll t~diador entre el hombre y Dios. A consecuencia de las cir-' unstancias de su vida en el amplio anonimato de las ciudades v grandes poblaciones, haban escapado al dominio feudal. El 11 xo de su unidad lo constitua la comn aceptacin de la oberana de Dios, frente a cuyos deseos ninguna lealtad terre-

    11 11 poda ser tomada en consideracin. Aquel que habita en los cielos es el ms poderoso, haba

    tl lcho al arzobispo Grindal al poderoso prncipe la reina lsa-hl'l 10. En 1628, sir Henry Slingsby dijo al conde de Huntingdon ue a l le tenan sin cuidado todos los seores de lnglate-11 , excepto el Seor de los Ejrcitos 11 Martn Marprelate li :1bl sucintamente de aquellos que eran obedientes sbditos ti la reina y desobedientes traidores a Dios y al reino u, dan-do las tres ltimas palabras un carcter suplementario de 11 10rdacidad a la frase, cuando se piensa en la poca posterior t n que Carlos 1 sera ejecutado como traidor al Estado. En 1.1. dcadas revolucionarias, el argumento y la confianza que

    Principal hacendado de una parroquia rural que haca las fundo-''' ' de jefe civil de la misma. [N. de la T.]

    9 Las sectas bien pueden haber funcionado como un hogar lejos del lu)ar para las primeras generaciones inmigrantes, dice Mr. K. V. Tho-111 1s, ob. cit., p. 153; vase S. and P., pp. 286..87, e infra, pp. 361-364.

    lO J. Strype, Lite ... of ... Edmund Grindal, Oxford UP, 1821, p. 572. 11 Citado por Stone, The crisis of the aristocracy, p. 265. ll Marprelate, The eptome, 1589, sig. E IV.

  • 32 ChristopheT Hill

    ste inspiraba descendieron en la escala social. God a god/J master (Dios, un buen amo) era el ttulo de un folleto pul;ali cado por John Goodwin en 1641.

  • 34

    refiere a la numerossima poblacin de la regin en torno Dudley (Worcestershire}, donde los bosques y tierras com nales estn repletos de fabricantes de clavos, forjadores guadaas y otros trabajadores del hierro, como un pueblo p longado. Entre los tejedores, sastres y gente por el esti hay usualmente mayor conocimiento y religin que entre lo pobres y esclavizados labradores. El trato y el trfico conti nuados con Londres hace que se desarrolle mucho entre lo comerciantes la civilidad y la piedad 23,

    En quinto lugar, confundida con nuestra cuarta catego de hombres sin amo, aparece la poblacin que se dedicaba comercio itinerante, desde los buhoneros y carreteros hast los vivanderos e intermediarios. En aquellos das de merca restringidos, el nmero de artesanos existentes en los puebl y aldeas era mucho ms alto que en la actualidad 24 ; en 1 malos tiempos tenan que buscarse la clientela en un rea m amplia. El profesor Everitt ha indicado que estos viajeros, si viendo de enlace entre los pramos y los bosques, pueden ha ayudado a extender las ideas religiosas radicales, como ant riormente los familistas haban sido tejedores, cesteros, m cos, botelleros, carpinteros, que vivan viajando de un sitio otro 25 En 1556, un paero que iba recogiendo lana actu co enlace en la conspiracin de Dudley. Un zapatero remend ambulante fue el principal distribuidor de los panfletos Marprelate * 26 Un carretero y un molinero que recorran pas hicieron propaganda en favor del fracasado levantami to de Oxfordshire en 1596 ZT. Los participantes en el Covenal de Escocia**, en la dcada de 1630, fueron acusados de habt

    23 M. Sylvester, comp., Requiae Baxterianae, 1696, 1, pp. 14 y 8 Baxter, Poor husbandman's advocate, F. J. Powicke, comp., 1926, p ginas 26-7, escrito en .1961; vase V. H. T. Skipp, Economic and soci change in the forest of Arden, 1530-1649 ... AHR, XVIII, supl., pp. 84-11

    24 Vase W. G. Hoskins, The Midland peasant, 1957, p. 204. 2S Everitt, en Thirsk, Agrarian history, pp. 463, 562-63 y 573; Stryp

    Annals, 11, primera parte, p. 487. * Pseudnimo del autor de siete panfletos publicados en 1588-89

    los que se satirizaba a los obispos y se abogaba por un sistema pre biteriano.

    26 D. M. Loades, Two Tudor conspiracies, Cambridge UP, 1965, p ginas 206-7; E. Arber, comp., An introductory sketch to the Marpre controversy, 1895, pp. 116 y 131.

    Z1 CSPD, 1595-97, pp. 343-44; vase mi Reformation to industrial revol tion (ed. Penguin) [De la Reforma a la Revolucin industrial, B""arcelo Ariel, 1980), pp. 93-100.

    ** Pacto entre el Parlamento ingls y los presbiterianos escoceses, ro al hacerse con el poder el ejrcito de Cromwell. Entonces los caven ters se aliaron con Carlos II, pero fueron derrotados.

    1 "~ hombres sin amo 35

    11 111izado comerciantes ambulantes para transmitir documen-ln secretos y granjearse partidarios en Inglaterra, El mismo 1111'go se hizo en 1683 a los conspiradores de Rye House * 28 1 t rtamente, el Consejo Privado anduvo preocupado por los 1 1 ieros en 1637-38 29 En un sermn en que deploraba El des-'" 1 ollo y la difusi6n de la herejia, pronunciado en la Cmara h los Comunes el 10 de marzo de 1647, Thomas Hodges atri-liul a todos [ ... ] los buhoneros, vagabundos y errantes he--1 las tales como la negacin de la Trinidad, de la autoridad o1 la Biblia y de la historicidad de Jess 30 Las posadas y ta-'" r nas rurales utilizadas por los vagabundos eran conocidas 1 11no centros de informacin y discusin. En la guerra civil, 1 1rn hace notar el profesor Everitt, las tropas se alojaban

    11111 malmente en las posadas de las ciudades de provincias 31 Bl doctor Thirsk y el profesor Everitt, con los que estamos en

    oilzda por haber puesto de relieve la distincin entre las zonas 111 l)ductoras de lana y pasto, por una parte, y la campia cultiva-111, por otra, nos recuerdan que en los siglos XVI y xvu esta lllima era mucho ms extensa que ahora, incluyendo, por ejem-1' 11 1, North Essex, el Weald, la zona quesera de Wiltshire, las '''nas industriales de Yorkshire y Lancashire, as como las zo-IHI forestales de Sherwood, Arden, New Forest, los bosques d Northamptonshire y en general la zona de las tierras altas. 1 1 profesor Everitt distingue entre una sociedad relativamen-1 libre y mvil en las parroquias de pramos y bosques y uha '"'iedad relativamente esttica y subordinada en las parroquias

    do llanuras cultivadas 32 (Justamente porque era relativamen-1 . .

    ----------------------------------------------------------~_.._ ______________________________________ .

  • 36 Christopher

    das con preferencia al cultivo, los labradores constituan mayora dentro de la poblacin rural.) Las zonas de nl!ino1ml1>111 bosques se encontraban a menudo fuera del sistema o sus grandes parroquias contaban solamente con una capellana, con lo que exista una gran libertad tanto con pecto al prroco como al squire: en ellas los hombres -con palabras de Winstanley- vivir fuera de la vista de la esclavitud 33 En tales zonas apenas existan feudales de subordinacin y se daban pocos obstculos para intrusin de industrias rurales en busca de trabajo barato horas libres. Las gentes humildes de los bosques, nos Aubrey, viven en la ilegalidad, nadie los gobierna; no se ocupan por nadie, no dependiendo de nadie. Estas zonas ron tambin aquellas en las que se dieron ms revueltas pesjnas a comienzos del siglo XVII, por ejemplo Wiltshire el bosque de Dean.

    El doctor Thirsk y el profesor Everitt continan do que los colonos ilegales de los bosques y regiones de reo, lejos con frecuencia de cualquier iglesia, fueron muy sibles a las sectas religiosas radicales o a la brujera. (La tilidad hacia los clrigos ~nstituye un elemento notable las baladas de Robin Hood 34 Los bosques de Pendle y borough albergaban brujas 3S,) El Weald fue esa sombra marca que es receptculo de todo cisma y de toda opinin confirmada por Thomas Edwards. Los bosques Northamptonshire, densamente poblados, fueron centros de ritanismo rural, de sectas extraas y de brujera 36 El quesero de Wiltshire, escenario de la violencia resultante la desforestacin en los comienzos del siglo XVII, fue una zona de trabajadores del pao a ratos libres y mal pa,"'a.'" y de hereja religiosa :rr. Ely, la isla de errores y sectarios Edwards, fue durante mucho tiempo un centro de

    33 Sabine, p. 359. 34 J. C. Holt, cThe origins and audience of the ballads of Robin

    P. and P., 18, p. 9. 35 Edward Fairfax, Daemonologia, 1621 (W. Grainge, comp., 1882),

    ginas 34-. Fairfax era to del general parlamentario. Vase el bosque cantado en Comus de Milton.

    36 Thirsk, Agrarian history, pp. 112 y 251; Everitt, Change in the vinces in the seventeenth century, pp. 223; The community of Kent the great rell.ellion, Leicester UP, 1966, pp. 86, 225 y 297; in country parishes, AHR, XVIII, supl., pp. 178-99; Edwards, uun"''u"',_ tercera parte, p. 98; Pettit, Royal forests f Northamptonshire,

    :rr E. Kerridge, cThe revolts in Wiltshire against Charles 1, Archaeological and Natural History Magazine, LVII, 1958, pp. 66-71; Wiltshire, IV, pp. 406-7, 412-14, 417, 427 y 431-32.

    1 , 1unnbres sin amo 37

    11 .. latencia plebeyas, hasta los tiempos en que Oliver Croml , 11 , uSeor de los Pantanos (Lord of the Fens) *, dio nimos l' comuneros. Ely se convirti en un centro de los seekers

    11 l1 dcada de 1640, cuando por algn tiempo fue cuartel , w ral de William Erbery. De los habitantes de la isla de

    holme se deca que, hasta la desecacin de los pantanos, ha-'''" ' sido virtuales idlatras; en 1650-51 apoyaron a los nive-l "11 tres con bastante entusiasmo 38 En Cumberland, a media-"" de la dcada de 1650, los cuqueros se congregaron

    t11 11ltitudinariamente en los parajes pantanosos 39 1\1 profesor Walzer ha sugerido que la insistencia puritana

    11 la disciplina interior era impensable sin la experiencia de lu hombres sin amo. Su objeto era encontrar un nuevo amo , 11 !'!los mismos, un rgido autocorttrol que modelara una nue-

    personalidad. Conversin, santidad, represin, disciplina co-l., 1 iva, fueron la respuesta a la incierta situacin de la socie-olu l, el modo de crear un nuevo orden mediante la creacin de ""'vos hombres.)El profesor Walzer establece una comparacin ' "" los jacobinos y los bolcheviques en circunstancias seme-lul lcs 40, Esto encuentra su paralelo en la moda contempornea ,, los gitanos, descritos por Cervantes como crticos de la so-lrdad y vistos por el grabador francs Jacques Callot (1592-

    lrdS) y por lds poetas ingleses, desde the raggle-taggle gipsies Wordsworth, como hombres que ofrecan una alternativa ms

    11111 a las imposiciones de la sociedad. La comparacin es ins-llllt:tiva y til, pero el profesor Walzer ve desde un punto de

    l la -en mi opinin- bastante unilateral el fenmeno de los l11mbres sin amo. Lo que en algunos produjo alarma y ansie-olit d constituy para otros un~ oportunidad, aunque no una "I'L)rtunidad de trepar por la escala social habitual. Un hom-lu sin amo no era siervo de nadie; esto poda significar la lihtrtad para aquellos que valoraban en ms alto grado la in-., endencia que la seguridad. A jovial crew, de Richard Bro-1111 , idealiza ciertamente la vida de los mendigos en el siglo XVII ltt~~s, vida que debi de ser cualquier cosa menos romntica.

    The Fens: Distritos pantanosos de Cambridgeshire y Lincolnshire. IN . de la T.] ,.

    K. V. Thomas, ob. cit., pp. 162 y 165; A. L. Morton, The world of 1/1 ranters, 1970, p. 130; J . D. Hughes, cThe drainage disputes in the isle ut Axholme., The Lincolnshire Historian, II, pp. 13-34; vase supra, p-

    n&l 15-17, infra 111, y para Erbery, vase infra, pp. 181-186. 9 J. T. Rutt, comp., The parliamentary diary of Thomas Burton, 1828,

    1 IJ, 170. 40 M. Walzer, The revolution of the saints, Harvard UP, 1965, esp. p-

    1" S 3()3.116.

  • 38 Christopher

    Sin embargo, es interesante la forma que toma su cin. Los mendigos. son

    Los nicos hombres libres de una comunidad Libres de castigos; que no observan ninguna iey, No obedecen a ningn gobernante, no utilizan ninguna Sino lo que deducen de sus propias y antiguas costumbres O por s mismos establecen, aunque no son rebeldes 41.

    Bajo la superficial estabilidad de la Inglaterra rural a sazn, de los vastos y plcidos campos abiertos que la vista taba, se encontraba la bullente movilidad de ocupantes le:e:al de los bosques, artesanos errantes y obreros de la cons hombres y mujeres desempleados que buscaban trabajo, cos de la lengua, trovadores y juglares, buhoneros y ros, gitanos, vagabundos y bordoneros: congregados m~nte en Londres y en las grandes ciudades, pero existentes en pequeos grupos all donde las zonas recin padas escapaban a la organizacin parroquial o en las ocupadas de antiguo en las que exista demanda de mano obra. Entre estas clases nfimas de la sociedad fueron das las dotaciones del ejrcito y la armada, as como menos parte de los colonos de Irlanda y del Nuevo hombres dispuestos a correr riesgos extremos con la e de obtener tierras seguras de libre disposicin (y con ellas posicin social) a las que nunca podran aspirar en la poblada Inglaterra. En sta, la movilidad se daba por ta, por lo menos fuera de las zonas agrcolas de las ~"."'""'W' (Esta es, dicho sea de paso, otra razn ms para con escepticismo las cifras totales de poblacin basadas en archivos que se conservan en los pueblos y aldeas mucho ms estables, por definicin, que los de las zonas bosques. Como indica el seor Peter Clark, un linaje que ser reconstruido es, por ello mismo, un linaje atpico 42.)

    La eternamente infructuosa pretensin de los jueces de de acabar con las cerveceras no autorizadas estaba dirigida

    41 R. Brome, The dramatic works, 1873, 111, p. 376. Representa~ 1641 y publicaqa por primera vez en 1652. En Ian Donaldson, The upside-down. Oxford UP, 1970, cap. IV, figuran algunos comentarios psito de Brome. Lamento no haber ledo este interesante libro de haber escrito el mo.

    42 P. Clark y P. Slack, comps., Crisis and order in English towns, 1700, 1971, p. 154; vase A. Macfarlane, The family life of Ralph Cambridge, VP, 1970, pp. 89, 114 y 205-, que se muestra igualmen~ cptico.

    In hombres sin amo 39

    J"Ht e a controlar estas masas mviles, que podan comprender llu lividuos subversivos, separatistas y predicadores itinerantes. 1 11 un medio -espiritual favorable, los artesanos ambulantes po-11. 11\ convertirse con facilidad en ministros itinerantes, clandes-lln rmente antes de 1640 y abiertamente en las condiciones de lllwrtad de la dcada de 1640. Walter Cradock deca que en lrt-18 existan en Gales 800 de esos predicadores 43 Los predica-, .. , errantes podan ascenderse a s mismos a mesas erran-'' . Aparte de otras cosas, existan ventajas econmicas: Wil-ll un Franklin y Mary Gadbury fueron hospedados y manteni-olll por sus discpulos durante largos periodos de tiempo 44 11 tdtaba lgico, aunque fuera natural que provocara resenti-llthnto, el hecho de que los jueces de paz utilizaran los mismos JIIH~:edimientos contra tales mesas, los misioneros cuqueros

    lt caldereros baptistas que contra los vagabundos. La L~ lo Vagancia de 1656 iba dirigida contra todas las personas 11 omtes; los cuqueros se quejaban de que podra haber afee-

    ' 11 lo a Cristo y a los apstoles 4s. l.os demgrafos deberan tambin prestar mayor atencin a autobiografas y diarios espirituales que se conservan de

    ,,. perodo. Ellos confirman el espritu de libertad de la so-l! ciad, la facilidad con que los hombres se desarraigaban y h1s ingeniaban para vivir vagabundeando por el campo, solos

    " c cm su consorte. Tenan que ganar de vez en cuando dinero "" el cual podran asegurarse el retorno a una base estable

    ,, lrtstalarse temporalmente en una zona en la que existiera de-'" utda de mano de obra eventual. La seora Clarkson acompa-' ha algunas veces en sus vagabundeos a su marido ranter,

    ool 1 .1 veces le esperaba en casa, como hace la esposa de un 111.1 1 ino: Lawrence no dej nunca de enviarle dinero, aun cuan-loo tmtregara su cuerpo a otras mujeres en los lejanos puertos. lliam Franklin sola volver a Londres de cuando en cuando

    1 ".t ganar dinero, dejando a Mary Gadbury en Hampshire pro-lllt ~t:ionando su mesiazgo en su ausencia 46

    H W. Cradock, Glad tidings, 1648, :p. SO. H N. Cohn, The pursuit of the millennium, 1951 [En pos del milenio,

    11 tl'(llona, Barra!, 1972], pp. 330-33; infra, p. 304. l1 N. Penney, comp . Extracts from State papers relating to friends,

    r 11, p. 43; vase .E. Burrough, The memora1Jle works of a son of thun-' ' and consolation, 1612, p. 500; Burton, Parliamentary diary, 11, p-111' 112-14.

    Clarkson, cThe lost sheep found, 1660, en Cohn, ob. cit., p. 346; lolol,, p. 332. Para Clarkson, vase infra, pp. 202-205, 303-305.

  • 40

    2. BOSQUES Y TIERRAS COMUNALES

    L()s semilleros de mendigos son las tierras comunales, co muestran los pantanos y los bosques, se dijo en 1607 47 inspector de la poca de Isabel dijo de los ocupantes del b que de Rockingham que mientras que se les permita vivir tal holgazanera de su ganado, no se plegarn a ninguna cla de trabajo. Las tierras de pastos comunales [ ... ] constituy un [ ... ] sustento para los holgazanes y la mendicidad de 1 habitantes de las chozas, pero esto y cla blandura que muestra [ ... ] hacia los cohechadores y ladrones de lea y cia los que echan abajo las cercas sin castigo alguno son u ocasin nica para el refugio de tantas personas perversat ociosas 48 En Northamptonshire, los pobres habitan en 1 bosques y pramos y viven como znganos, dedicados al lat cinio, entre los cuales ha surgido una verdadera hornadtl vagabundos y de pordioseros. La desforestacin y los ce mientos fueron necesarios para conseguir librarse de la m tiplicidad de mendigos 49 En el bosque de Dean vivan gent de vida y conversaciones depravadas, que haban dejado s pertenencias y sus pases y tomado el lugar para hacersQ cobijo como pretexto de sus villanas 50 En 1610, JacobQ propuso que la Cmara de los Comunes emprendiera accion contra la multitud de chozas construidas en terrenos baldol comunales y especialmente en los bosques, que eran Se lleros y receptculos de ladrones, pcaros y mendigos, como contra los escoceses errantes, acusados de agotar los p tos y bosques de las tierras comunales 51 Los denominadoa t rrenos montaosos de Huntingdonshire no eran

  • ( 42

    ocupantes de las chozas, lo que constituy una de las raz de la impopularidad de la profesin 59 El seor Osborne s laba una campaa llevada a cabo por los jueces de paz con los ocupantes ilegales y la destruccin de chozas, especial te en Hertfordshire, Middlesex, Warwickshire y Hamps que tuvo lugar en los aos 1646-60 60 Pudo ser incluso ms tensa despus de 1660 61 Una de las cosas ms controve de la dcada de 1650 fue qw;-el ejrcito .9..1,1e.r que los bosq fueran vendidos para pagar las s.oldad.as. hacie.D.do caso o de las protestas en favor de los pobres., que saban que a ventas podran seguir los cercamientos 62.

    Existan, por tanto, dos polticas completamente opuesta41 relacin con los bosques, los terrenos comunales y los bal A medida que aumentaba la poblacin, a medida que se e truan nuevas chozas, la madera se iba consumiendo, los rrenos comunales se iban abarrotando de animales, con cuencia pertenecientes a hombres ricos; la nueva (y ms diciosa) gentry, que acaparaba chozas para aprovecharst su derecho a llevar su ganado a pastar en dichos terren Tales hombres tenan tierras propias para mantener el g do en el invierno o para cuando se agotan las tierras com les, y los pobres, a falta de tales provisiones invernales, tienen ningn tipo de recursos 64 Y sin embargo, a pes~ todo ello, las tierras no eran fertilizadas. A despecho de prohibiciones existentes, los muy pobres recogan el esti de los pastos comunales para utilizarlo como combusti All donde hay menos terrenos comunales es donde hay me pobres, escriba Samuel Hartlib, que no era un homb~ corazn 66

    Ya en la dcada de 1530, Starkey haba indicado que pobres deberan ser asentados en nuevas explotaciones a

    lo que tergiversaba (ob. cit., p. 25); vase tambin Blith, The En improver improved, 1652, prefacio y apnctice.

    59 J. Norden, The surveyors dialogue, 1618, pp. 8-11 y 113-14; v P. and R., p. 190; R. D. Ratcliffe, comp., The Chorley survey, Lanca and Cheshire Record Soc., vol 33, 1896, pp. 55 ss.

    60 B. Osborne, Justices of the peace, 1361-1848, Shaftesbury, ginas 120-24.

    61 Vase infra, p. 337. 62 P. and. R., pp. 179 y 1~93; Sabine, pp. 363-64 y 638; D. A. Joh

    y D. G. Vaizey, Staffordshire and the great rebellion, Stoke-on-T 1%4, pp. 26-.7 y 66-7.

    63 A. Moore, ob. cit., p. 32; Sabine, p, 506. 64 J. Smith, Englands improvement revived, 16?0, p. 18. 6S A. Moore, ob. cit., p. 27. 66 S. Hartlib, Legacy of husbandry, 1655, p. 43.

    hombres sin amo 43

    1f 1 a los baldos 67 Por otro lado, la poltica real de des-",. tacin y cercamientos, o de desecacin de los pantanos, u 1' forma en que se aplic antes de 1640, llev consigo la uptura de un modo de vida, un brutal menosprecio de los 1 11 chos de los comuneros; tanto ellos como sus hijos se vie-1111 J)rivados con frecuencia de las zonas de juego establecidas 111 la costumbre en detrimento, se quejaban los tradicionalis-

    ' de la prctica del tiro con arco largo 68 Una de las conse-"' uc:ias de aquella poltica fue la de obligar a los hombres a 1 1under en exclusiva del trabajo asalariado, al que muchos '" lderaban slo un poco mejor que la esclavitud. (Creis

    tll no podemos hacer algo mejor que no dar a nuestros hijos ti! los estpidos y agotadoreS?,) As se aumentaba el empleo

    1 11> se ampliaba tambin la distancia entre las clases 69. Exis-11 11simismo pruebas de un ms estricto cumplimiento de las

    1 11' de caza en la dcada de 1630, con penas cada vez ms ltas conforme se iba incrementando el nmero de colonos ,1, ocupantes de chozas 10. l.omo era de esperar, existi una gran hostilidad popular

    utr de 1640 hacia los programas de desforestacin y cerca-n ntos, y cuando estos programas se vinieron abajo en la 1 .1da de 1640, los comuneros recuperaron sus derechos en luoli partes. En 1631, el bosque de Dean fue, en los condados l1 1 medio oeste, un refugio para los que se oponan activamen-1 n esta politica real. En julio de 1640, los aburridos soldados

    1msos se dedicaron, en el bosque de Needwood, de Stafford, 1' har abajo las cercas 71 Durante la guerra civil qlledaron sin

    l11 to las leyes forestales y se rob mucha caza y madera 72 1 11ecesidad econmica de aprovechar los baldos y los bos-1111' de modo que contribuyeran tanto a aumentar la provisin

    '' K. M. Burton, cQmp., A dialogue between Reginald Pote and The>-, r,upset, 1948, pp. 140-41.

    D. Brailsford, Sport and society, 1969, p. 9; Boynton, The Elizabethan lllt la, p. 68.

    1 A. Moore, ob. cit., p. 7; J. Thirsk, cSeveenteenth century agriculture ,. 1ocial change, AHR, XVIII, sup., p. 169.

    111 ,penry Williams, The activity of the Council in the Marches under 1, uarly Stuarts, Welsh History Review, 1, p. 141; W. Sheppard, En-""'' balm, 1656, PP. 201-2; Sabine, p. 612. 11 1). H. Pennington, Staffordshire in civil war politics, North Staf-

    .11hire Journal of Field Studies, v, p. 15. Vase el poema de sir W. Da-lllll t, The countess of Anglesey lead captive by the rebels at the dis-

    ' "1o ting of Pewsam,., en Shorter poems (A. M. Gibbs, comp.), Oxford 1972, p. 125. Se refiere a hechos ocurridos en 1623-24.

    1 Pettit, Royal forests, pp. 47-9, 115, 119 y 125.

  • (42

    ocupantes de las chozas, lo que constituy una de las raz de la impopularidad de la profesin 59 El seor Os borne se laba una campaa llevada a cabo por los jueces de paz con los ocupantes ilegales y la destruccin de chozas, especial te en Hertfordshire, Middlesex, Warwickshire y Hamps que tuvo lugar en los aos 1646-60 60 Pudo ser incluso ms tensa despus de 1660 61 Una de las cosas ms controve de _!a d~_ada de 1650 fue que el ej~fij:~ ql,le.f.i. que los bosq fueran vendidos para pagar las soldadas, haciendo caso o de las protestas en favor de los pobre~ . que saban que a ventas podran seguir los cercamientos 62.

    Existan, por tanto, dos polticas completamente opuest84 relacin con los bosques, los terrenos comunales y los bal A medida que aumentaba la poblacin, a medida que se e truan nuevas chozas, la madera se iba consumiendo, los rrenos comunales se iban abarrotando de animales, con cuencia pertenecientes a hombres ricos;

  • 44

    de alimentos como a proporcionar trabajo, pareca todava via a los escritores sobre temas agrarios de las docadas de 1 y 1650. El fin principal del cercamiento de los bosquetl, dijo en el Consejo de Estado en 1654, es el de favorecet produccin agrcola, para la cual resultan ruinosos los te nos comunales 73 Los folletistas se dieron cuenta enton sin embargo, de que haba que realizar acciones encami a salvaguardar los intereses de los comuneros, ya que si b la mejor parte apoyaba los cercamientos, la. mayor pa no lo haca 74

    Hubo muchos problemas legales relacionados con los d chos de los comuneros. Los abogados afirmaban que los Estt tos de Merton y Westminster II establecan el derecho de los ores sobre el suelo de los terrenos baldos 75 Pero un de de 1550 protega a los ocupantes de las pequeas chozas e truidas en terrenos baldos y comunales. Fue una decisin ju cial de 1605 la que les neg estos derechos comunales s los terrenos baldos. Los cavadores, por ejemplo, argum ban que ningn estatuto poda privar al pueblo llano de derechos sobre las tierras comunales, Sino solamente una tigua costumbre nacida en razn de una prerrogativa real Los pobres tienen ya un inters en ellos, deca Peter Ch berlen hablando de los terrenos comunales n. Pero este in rs, vlido o no respecto a la ley abstracta, no pudo hac respetar antes de 1640. Aunque la ley prohbe tales cerca tos de los terrenos comunales, deca Thomas Adams, sin e bargo,

  • 46

    camientos, lo que realmente se propona era la regulaci4tJ los terrenos y los pastos comunales de forma que se p.,;, t.,..~. despoblacin al paso que se ponan en produccin los baldos 85 Cuando Isaas describa la extrema inestabilidad sobrevendra cuando Dios trastornara al mundo, la imag~ adoptaron los intrpretes de 1611 fue la de e la tierra ... cea como una choza 86,

    85 A. H. Johnson, The disappearance uf the small landowner, UP, 1907, p. 47.

    86 Vase supra, p. XII. La versin de la Biblia de Ginebra, ms sible, dice ces sacudida como una tienda.

    AGITADORES Y OFICIALES DEL EJERCITO

    l.legar un tiempo [ ... ] l!n que slo las mentiras sean adoradas Por la extraa fe salvaje de la chusma plebeya [de Albin], Que antes creer lo que predican los soldados llue lo que constantemente ensean los ngeles o los aps-toles. '

    J OSEPH BEAUMONT, Psyche (1648), en Complete poems, A. B. Grosart, comp. (Hildesheim, 1968), n, p. 67.

    11, NUEVO EJERCITO MODELO

    tu 1 c)njunto de hombres sin amo que no he considerado en el Jl llulo anterior -el ms poderoso, el ms motivado poltica-

    uu t , pero tambin el ms efmero- fue el Nuevo Ejrcito "dclo. El doctor Thirsk y el profesor Everitt han especulado elu si fueron los pramos y los bosques los que proporciona 111 1 mayor parte de las tropas de los ejrcitos parlamenta '" un la guerra civil 1 Un grupo de moorlanders o habitantes

    lo pramos, conducidos por cuna persona de baja calidad, IJitlrt el peso de los primeros combates en Staffordshire en 1 f)rimeros aos de la dcada de 1650 2 En Lancashire, en

    lA , fueron caquellos robustos palurdos de los dos bosques de uc llc y Rossendale los que decidieron cllevar la batalla hasta

    1 1 nat. 3 Los hombres de la zona pantanosa de Holland, lo 11 1110 que los experimentados y notorios habitantes del bos-111 de Dean estaban csiempre dispuestos a alzarse contra las u 1t,as de Su Majestad, se deca en 1645; todos ellos se unie-uu (:ontra Carlos II en 1651 4 La isla de Ely bien puede haber l1l1t la base del reclutamiento masivo de Cromwell.

    1 'lhirsk, Agrarian history, pp. 435, 562-63 y 573. 1 1>, H. Penninton e l. A. Roots, comps,, The Committee at Stafford, 11645, Manchester UP, 1957, p. LXII, 1 l .. Broxap, The great civil war in Lancashire, 1642-1651, 1910, p. 60. 1 Mrcurius Aulicus, 13-20 abril de 1945, p. 1546; A. Clark, Raglan 11 and the Civil War in Monmouthshire, Chepstow, 1953, pp. 26 y 71.