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El Criticón (Tomo Tercero)

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Se trata de la obra de Baltasar Gracián, escritor barroco español. Este es el tercer tomo de su obra, una versión crítica escrita por el especialista en Gracián, M. Romera Navarro

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  • BALTASAR GRACIN

    El Criticn Edicin crtica y comentada

    POR M. ROMERA-NAVARRO

    Catedrtico de la Universidad de Pensilvania

    Tomo Tercero

    Philadelphia UNIVERSITY OF PENNSYLVANIA PRESS

    Published in Co-operation with the Modern Language Association of America

    London: Humphrey Milford: Oxford University Press 1 9 4 0

  • Copyright 1940 UNIVERSITY OF PENNSYLVANIA PRESS

    Manufactured in the United States of America by he Lancaster Press, Inc., Lancasier, Pa.

    PUBLISHED ( I N PART) UNDER A GRANT AWARDED BY THE AMERICAT COXJNCIL OF LEARNED SOCIET1ES

    FROM A FUND PROVIDED BY THE CARNEGIE CORPORATION OF NEW YORK

  • TERCERA PARTE En el invierno de la vejez.

  • EL CRITICN. TERCERA PARTE.

    E N EL INVIERNO DE LA VEJEZ,

    POR

    LORENZO GRAC1AN. Y L O D E D I C A

    AL D O C T O R D O N Lorenzo Francs de Vrritigoyti,

    Dean de la Santa Igleia de Sgnenla.

    C O N P R I V H E G I O ,

    En Madrid. Por Pablo de Vah Ao de 1657.

    A cofia de Tranctfco Lamber t'Oy vendefe en fu cafa en la Carrera de San Gernimo.

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  • NDICE DEL TOMO TERCERO1

    Preliminares 1 I. Honores y horrores de Vejecia 17

    II. El estanco de los Vicios 50 III. La Verdad de parto 82 IV. El Mundo descifrado2 117 V. El palacio sin puertas 149

    VI. El Saber reynando 175 VIL La hija sin padres en los desvanes del mundo 3 212

    VIH. La cueva de la Nada4 244 IX. Felisinda descubierta5 275 X. La rueda del Tiempo6 301

    XI. La suegra de la Vida 7 337 XII. La isla de la Inmortalidad 369

    1 Con el ttulo de NDICE DE LAS CRISIS, e incluyendo slo el

    nmero y epgrafe de stas, se encuentra en el original a continuacin del prefacio AL QUE LEYERE.

    2 disfracado en el ndice de esta Tercera Parte que haba salido entre los

    preliminares de la Segunda Parte (1653). 3 La hija sin padres en ambos ndices. Lo ponemos tal como aparece al

    frente de la crisi correspondiente. 4 Sepultura de vivos y la cueva de la nada es el ttulo en el primer ndice

    6 En la numeracin del original, arbiga, se lee 6 por inversin del 9,

    La suegra de la vida se haba puesto aqu en el ndice de 1653, que en el segundo pasa al nmero XI .

    6 Felisinda hallada era el ttulo en el primer ndice.

    7 En vez de este epgrafe, que estaba en el nmero IX, haba escrito

    Discrrese deste mundo y del otro. Matheu y Sanz ech de ver las variantes entre el ndice de 1653 y el de 1657, y negando al autor el derecho a corregirse y mejorarse, escribi con su habitual severidad e impertinencia: "Llego a persuadirme que as escrito a Dios y a la ventura, como quie echa el dado, salga lo que saliere: lo que se haze evidente cotejado el ndice de la tercer parte que imprimiste en la segunda con el que despus vemos en la tercera, siendo muy sensible la disonancia." Crtica de refteccint Valencia, 1658, pg. 68.

    vii

  • viii EL CRITICN APNDICES

    I. Registro de nombres, lugares y obras annimas 415 II. ndice de palabras, frases y materias 452

    III. Registro de refranes y dichos proverbiales 498

  • A DON LORENZO FRANCS DE URRITIGOYTI8

    Dignssimo Den de la Sania Iglesia de SigenQa. ESTA Tercera Parte del discurso 9 de la vida humana, que retrata la vejez, a quin mejor la pudiera yo dirigir que a un seor anciano tan grave, entendido y prudente? Y est tan lexos de ser inadvertencia esta direccin,10 que blasona de industrioso u obsequio. Mucho ha que comenc v.m. a lograr madurezes. Suelen alterarse los tiempos y entrarse unos en la jurisdicin de los otros: el otoo se muda en invierno, y la primavera usurpa porcin del esto. Ass, en algn [os],12 la vejez se suele adelantar y tomar gran parte de la varonil, y sta de la mocedad.

    Descrive este ltimo de mis Crticos 13 una sazonada vejez sin decrepitud, copiada de la perfecta de v.m. Esta es la idea u de prendas autorizadas bien conocidas, no bastante-mente estimadas. Mas desconfiando mi pluma de poder sacar

    8 Sobre este den de la iglesia de Sigenza, a quien sus contemporneos

    llamaban indistintamente Lorenzo o Laurencio, vase Gregorio Garca Ciprs, Los Francs, en Linajes de Aragn, 1915, VI, 409, y Jimnez Cataln, Tipografa zaragozana, Zaragoza, 1925, nm. 630.

    9 discurso, curso: cfr. nota 5, I I , 361.

    10 direccin era corriente por dedicatoria, as como dirigir por dedicar:

    ,'Cosa cansadissima la ignorancia y prolixidad con que proceden en las direcciones algunos asnazos cargados de letras, moliendo con exordios de lisonjas y pudriendo con encomios de linages." (Surez de Figueroa, El Passagero, ed. Biblif. Espaoles, pg. 113.) "Con esto he quedado suspenso, porque veo que quiere sin duda que el habito sea satisfaccin de la direccin d mis borrones." Gngora, Obras, ed. Foulch-Delbosc, I I I , 234.

    11 industrioso, con la acepcin de intencionado, que ya se le daba en latn

    y que conservamos en la locucin hacer una cosa de industria, por "hazerla a sabiendas y a drede . . . de proposito." Covarrubias, Tesoro.

    12 algunso en el texto.

    13 Crticos no puede estar aqu por censores (cfr. nota 19, I, 97), porque

    no aparecer ahora ningn censor nuevo que quepa designar como ltimo. Tngolo por adjetivo que califica, no alguno de los nombres expresados {discurso, tiempos), sino un substantivo que se sobrentiende: libros (partes) crticos.

    11 idea, imagen o modelo (cfr. nota 23, II , 5), significando que sta (su

    sazonada vejez) es la imagen o modelo de prendas autorizadas. 1

  • 2 EL CRITICN el cumplido retrato de las muchas partes, de los heroycos IS talentos que en v.m. depositaron con emulacin la naturaleza favorable y la industria diligente, he determinado valerme de la traca de aquel ingenioso pintor que, empeado en retratar una perfeccin a todas luzes grande y viendo que los mayores esfuergos del pincel no alcangavan a poderla copiar toda junta con los quatro perfiles 15 (pues si la pintava del un lado se perdan las perfecciones de los otros), discurri modo cmo poder expressarla enteramente. Pint, pues, el aspecto con la devida valenta, y fingi a las espaldas una clara fuente en cuyos cristalinos reflejos se vea la otra parte contraria con toda su graciosa gentileza; puso al un lado un grande y lucido espejo en cuyos fondos se lograva el perfil de la mano derecha, y al otro un brillante coselete donde se representava el de la izquierda.17 Y con tan bella invencin pudo ofrecer a la vista

    16 heroycos, eminentes (cfr. nota 79, I I , 14); con y, como era comn,

    aparece en el autgrafo del Hroe (fola. 10 v.t 15 v., 23 r., 45 r., etc.), as como tambin desayre, deydad (5 v.), descuydo (6 r.), synderesis (7 r.), reyna y conreynar (8 r.), iuycio (9 r.), satyricos (9 v.), deleytable (15 v.), lyrico (17 r.), ayre (24 .), amayno (25 r.), etc., sin justificacin alguna etimolgica en la mayora de los casos, siguiendo la costumbre de la poca, que ya haba reprobado Juan de Valds en cuanto a este abuso de -y- en su Dilogo de la lengua: "la y griega tiene dos lugares adonde [necesariamente se pone . . . y uno donde se pone impropiamente. El uno de los dos es quando la y es consonante, el otro quando es conjuncin. El impropio es quando se pone en fin de la parte. En todos los otros lugares creedme que no st bien." Ed. Cls. Cast., pg. 59.

    18 Aunque en la acepcin ms comn, perfil significa una de las dos

    mitades laterales del cuerpo, se llama as tambin a " la delineacion de la superficie de qualquier cuerpo, segn su latitud y altura." Dice. Auts.

    17 La fuente literaria de Gracin es aqu Vincenzio Carducci: "Vn capri-

    choso ingenio pint vna Ninfa lauandose en vna fuente, y colgado de vna rama superior su cabeca vn espejo, y otro los lados, que en ellos y en la fuente fingi todas las partes de la Ninfa, que no podia alcangar ver nuestra vista." (Dilogos de la Pintora. Sv defensa, origen, essecia, defini-cin, modos y diferencias, Madrid, 1633, fol. 95 .) Cambia Gracin uno de los espejos en coselete. Carducci, a quien venimos citando repetida-mente, era uno de los muchos italo-espaoles que brillaron en las artes, las letras o las armas en los siglos XVI y XVII . En su prefacio A los Lectores de dicho libro l mismo nos dice; " Mi natural Patria es la nobilissima ciudad de Florencia . . . : pero como mi educacin desde los primeros aos aya sido en Espaa, y particularmente en la corte de nuestros Catlicos Monarcas . . . juntamente me juzgo por natural de Madrid." Sus Dilogos eran conocidos de Gracin, porque en la Agudeza (XLVII, 300) haba escrito ya que "el moderno Carducho, tan eloquente en la pluma como diestro en el pincel, haze memoria agradable de algunos ^estratage-mas 3 muy bien pensados." Su nombre era escrito por los espaoles

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  • TERCERA. PARTE: PRELIMINARES 3 todo aquel relevante agregado de bellezas: que tal vez 18 la grandeza del objeto suele adelantar la valenta del concepto.

    Ass yo, por no perder perfecciones, por no malograr realces, y tantos como en v.m. admiro (unos propios, otros genos, aunque ninguno estrangero),19 despus de aver copiado lo vir-tuoso, lo prudente, lo docto, lo entendido, lo apacible, lo generoso, lo plausible, lo noble, lo ilustre que en v.m. luze y no se afecta, quiero carearle20 con una no fingida, sino ver-dadera fuente de sus esclarecidos padres, el seor Martn Francs,21 ornamento de su casa, esplendor de esta imperial ciudad de Zaragoca por su virtud, generosidad, cordura y capacidad, que todo en l fu grande, y de una madre22 exemplo de christianas y nobles matronas, cuya bondad se conoci bien en el fruto que dio de tantos y tan insignes hijos, que pudo con ms razn dezir lo que la otra romana: Mis galas, mis joyas, mis arreos son mis hijos.2Z

    Pondr luego al lado derecho, no un espejo solo, sino quatro, de quatro hermanos dedicados todos a Dios en las ms ilustres iglesias catedrales de Espaa: el ilustrssimo seor don Diego Francs,24 Obispo de Barbastro, espejo de ilustrssimos pre-lados en lo santo de su vida, en lo vigilante de su zelo, en lo docto de sus estampados escritos 25 y en lo caritativo de sus Carducha y Carduchi indistintamente, dndose la preferencia a esta ltima forma en las licencias y aprobaciones preliminares de la obra citada.

    18 tal vez, a veces.

    19 Esto es, unos personales, otros de su familia, pero ninguno extrao a

    su linaje. Estrangero era corriente por extrao o ajeno: v.gr., " y cmo, soy acaso extranjera, o soy tu misma sangre? Y aconsejarte habia la que te trajo en sus entraas cosa que redundase en tu deshonor? . . . No, hija mia, no lo permita Dios." Gonzalo de Cspedes, El soldado Pndaro, II , x.

    20 Tanto en su acepcin estricta de poner a una persona en presencia de

    otra, como en la figurada de cotejar, carear es verbo muy usado por nuestro autor: vase cuan repetidamente lo emplea, por ejemplo, en los discursos XI I I y XIV de la Agudeza y arte de ingenio.

    21 Don Martn Francs de Urritigoyti, barn de Montevila: cons.

    Latassa, Bibliotecas, I, 530 6; Garca Ciprs, toe. cit., pgs. 408-409. 22

    Doa Petronila de Lerma y de Sala: cons. Latassa, toe. cit. 23

    Declara su fuente en la Agudeza, XVI, 108, pues tras referir esta ancdota de Cornelia, hija menor de Escipin el Africano y madre de los Gracos, agrega: "historia referida por Valerio Mximo [TV, 43, y bi ponderada de su eloquencia."

    24 Acerca de don Diego Antonio Francs de Urritigoyti dejamos nota

    101, I I , 214. 26

    Para sus obras, vase Latassa, op. cit., I, 533-534, y Jimnez Cataln, Tipografa zaragozana, nms. 569 y 637.

  • 4 EL CRITICN muchas limosnas; sea el segundo el seor Arcipreste de Val-puesta,26 en la santa iglesia de Burgos, espejo tambin de prebendados, ya en la ctedra, ya en el pulpito, ya en la silla,2ad assistiendo con exemplar puntualidad al divino culto sin per-donar da, no perdonndole sus achaques una hora de alivio; el tercero (que pudiera ser primero) es el seor Arcediano de Zaragoca,27 aquel gran bienhechor de todos, de nobles con consejos, de pobres con limosnas y assistencias de regidor mayor del Hospital General, de eclesisticos con exemplos, de sabios con libros que publican las prensas, con las suntuosas iglesias que les ha erigido, con capillas que ha ilustrado y fundado, nacido al fin para bien de todos, y de todas maneras venerable; sea corona religiosa el muy reverendo Padre Fray Toms Francs,28 antorcha brillante de la religin serfica, esparciendo rayos, ya de su mucha doctrina en los pulpitos (de que dan testimonio dos quaresmas que predic en este Hospital Real de Zaragoca, palenque de los mayores talentos), ya de su mucha teologa en tantos aos de ctedra, ya de su erudicin en sus impressos libros, ya de su prudencia en los cargos y prelacias que ha obtenido, y secretario que fu de dos generales de su orden, doblada prueva de sus muchos mritos.

    Al otro lado fixar un coselete de otros tres hermanos seglares, nobles cavalleros: don Martn y don Marcial y don Pablo,29 que tambin supieron hermanar lo lucido con lo

    26 Juan Bautista Francs de Urritigoyti, arcediano y seor de Valpuesta

    de Burgos: cons. Garca Ciprs, pg. 409; Jimnez Cataln, nm. 630. 2

  • TERCERA PARTE: PRELIMINARES 5 christiano. Ni son menos de ver los lexos30 de sobrinos cannigos y seglares cavalleros. Pero lo que yo ms suelo celebrar es que todos, por lo christiano y por lo cavalleroso, han sido los ms plausibles hroes 30d de su patria y de su siglo.

    Con esto queda coronado el retrato de blasones y de prendas, que todas van a parar en v.m. como en su primero 3l centro, a quien el cielo espere y prospere.

    De v.m. su ms afecto estimador LORENZO GUACAN.

    rencio, Dean de Siguenza, hermanos de D. Pablo Francisco Francs de Vrritigoyti, que fue quien traz y restaur la dicha Imagen del Santo Christo de la cual se da breve noticia." Cons. Jimnez Cataln, nm. 630.

    80 lexos se llama en la pintura " lo que est pintado en disminucin y

    representa a la vista estar apartado de la figura principal." Dice. Auts. 8Cd

    hroes, hombres eminentes: cfr. nota 79, II, 14. 31

    Sobre primero en proclisis, queda nota 30, II , 7.

  • CENSURA Del P. Predicador Fr. Estevan San[_z~].S2

    E S T E libro intitulado el Criticn, Tercera Parte, que ha com-puesto Lorengo Gracin y v.m.33 me remite para la censura, he visto con particular atencin y hallo que se exime de toda por el concepto grande que tiene adquirido el autor en la estimacin de los ms doctos con sus ingeniosos escritos, que son el Hroe, el Poltico, el Discreto, el Arte de Ingenio,3* la Primera y Segunda Parte del Criticn y sta, que es la Tercera, en que se excede a s mismo en las metforas, smiles, exemplos, transformaciones, moralidades y alusiones de que usa diestra-mente para la reprehensin de los vicios y squito 3S de la virtud, objeto a que se dirigen las doze Crisis que construyen la primorosa fbrica deste cuerpo escrito, en quien 3e soando diestramente, deleita con dulgura, imitando al mdico perito que, no pudiendo con remedios agrios restituir la sanidad al enfermo, recurre a los dulces para atraer3 7 con lo suave a la execucin de lo til: ta l vez 3S vale el arte donde la fuerca no vale. En fin, es tanto el acierto con que escrive, que cada letra parece un parto estudioso de su mayor atencin, con que

    32 SANS. en el texto, por SANZ., pues se trata de una abreviatura de

    SNCHEZ, que era el apellido de este predicador del Convento de la Victoria de Madrid, como testimonia concluyentcmente la licencia que sigue. El censor escribi una sola vez su nombre, abreviado, en la firma; la imprenta lo tom aqu por Sans y as lo repiti en el epgrafe. Tngase en cuenta que en la escritura documental del siglo XVII, as como en la de los anteriores, las letras s y z suelen distinguirse por lo comn en posicin intermedia, pero no siempre en posicin final.

    33 Dirgese con este vuestra merced al vicario de Madrid, don Pedro

    Fernndez de Parga, cuya licencia para la impresin del' libro viene a continuacin.

    34 Probablemente desconoca el censor la refundicin de 1648 con el

    nuevo ttulo de Agudeza y arte de ingenio. Ntase tambin su omisin del Orculo manual (1647), y es explicable la del Comulgatorio (1655).

    36 squito, en su acepcin de " aplauso o benevolencia comn en aproba-

    cin de las acciones o prendas de alguno, de su doctrina u opinin." Dice. Auts.

    36 Para quien aplicado a cosas, vase nota 29, I, 100.

    37 atraer . . . a, inclinar.

    88 tal vez, a veces.

    6

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  • TERCERA PARTE: PRELIMINARES 7 se assegura de lapso3 9 culpable en la enseanza christiana. Y assi le juzgo por digno de la licencia que pide, salvo, etc.40

    En este Convento de la Vitoria4 l de Madrid, en 6 de Mayo de 1657.

    F R . ESTEVAN SAN[ZJ .

    Nos el Doct. D. Pedro Fernndez de Parga y Gayoso, Cannigo Lectoral de la S, Iglesia Apostlica Metropolitana de Santiago y Vicario desta Villa de Madrid y su partido, etc., por la presente 42 y por lo que a Nos toca,43 damos licencia para que se imprima y venda un libro intitulado Tercera Parte del Criticn, compuesto por Lorengo Gracin, atento u que de la censura del P . F.45 Estevan Snchez, a quien le remitimos,

    39 lapso, con el significado etimolgico de cada en error o culpa, nada

    comn en la lengua clsica. 40

    salvo mejor parecer habr suplido el lector justamente, pues era ya la frmula habitual. A veces se escriba salvo meliori, pero comnmente salvo, $c. Las frmulas ms corrientes eran: Assi lo siento, salvo, $c, o Assi lo siento y firmo; Este es mi parecer, o Esto me parece, salvo, #c. Tam-bin prescinda el censor de toda frmula consagrada, diciendo, por ejemplo: Y assi juzgo por sumamente conueniente que se reduzga a la estampa, o bien, Lo juzgo digno de que se le conceda la licencia que suplica. Algunas aproba-ciones terminan sin frmula alguna, y hasta sin peticin de licencia, bas-tando con haber hecho un cumplido elogio de la obra: v.gr., Vida de la Serenissima Infanta Sor Margarita de la Cruz, del P. Joan de Palma, Madrid, 1636, foL 1f 3.

    41 El convento de Nuestra Seora de la Victoria perteneca a la orden de

    los Mnimos de San Francisco de Paula. Fu fundado en 1561 a peticin del Provincial de dicha orden, el P. Fr. Juan de Vitoria, dicindose la primera misa en su iglesia el 7 de agosto de aquel mismo ao. El edificio fu demolido a mediados del siglo X I X para abrir paso a la nueva calle de Espoz y Mina. Cons. Josef Antonio Alvarez y Baena, Grandezas de la coronada villa de Madrid, Madrid, 1786, pgs. 118-119.

    42 carta (provisin, despacho) es el nombre que aqu se sobrentiende;

    escribase a veces por las presentes ("damos licencia por las presentes para que se pueda imprimir"), y entonces se sobrentenda letras, con la misma acepcin sealada a carta.

    43 Esto es, en cuanto a la licencia eclesistica, dejando a salvo la licencia

    del fuero regio. Aunque en las ordenanzas del Consejo Real hechas en la Corua en 1554 (cap. XIV) se dispuso que las licencias corresponda otorgarlas slo a los miembros del Consejo, autores e impresores continuaron solicitando adems la licencia del ordinario.

    44 atento a (en atencin a) : solan los clsicos incurrir en solecismo

    omitiendo la a en casos como ste, y hasta cuando es acusativo de persona. 45

    La abreviatura de Fray o Frey era entonces, como hoy, Fr. No re-cuerdo haber visto caso alguno en que se redujera a F. Esta ltima se pona en los calendarios para significar Feria o Franco.

  • 8 EL CRITICN parece que no contiene cosa contra nuestra santa fe catlica y buenas costumbres.

    Dado en Madrid, a 5 de Mayo de 1657. DOCTOR PARGA.

    Por su mandado, JUAN BAPT. BRAVO.16 48

    mandado, tan corriente como mandato en la lengua clsica, y aun la forma preferida por muchos secretarios, como este Juan Bautista Bravo, secretario por aquellos aos del vicariato general de Madrid. Baptista, como baptizar y baptismo, con la p latina, eran tan comunes que son las nicas formas registradas por Covarrubias en su Tesoro.

  • APROVACIN Del P. Alonso Muoz de Otalora,47 de los Clrigos Menores,48 calificador de la Suprema Inquisicin.

    L A Tercer Parte del Criticn de Lorenzo Gracin, hermoso remate de esta obra y asseado alio de su ingenio, he visto de orden de V.A.,48 y aunque el nombre del autor basta va para su crdito, hallo que la mayor calificacin es lo que en ella ensea, graduando las edades y dando lo que toca a los tiernos aos, a la lozana juventud, a la varonil vizarra, a la soberana del imperio,50 y en sta la madurez en el pensar, el peso en el hablar, lo grave en el discurrir y lo sentencioso en el razonar; pues en disfraces B1 curiosos aplaude la virtud, condena el vicio, da lugar a la verdad, destierra el engao, favorece el desinters, reprehende la lisonja, y dando lucido principio a la vida, la esmalta peregrinamente con el feliz sucesso 52 que pone a la muerte, comprehendiendo 53 la variedad del hombre desde el

    47 Perteneca a familia distinguida, algunos de cuyos individuos ocupaban

    altos cargos, como don Juan Muoz de Otalora, secretario de Despacho y de Justicia a partir de 1647, y don Pedro Muoz de Otalora, que tena desde 1643 la alcalda de las Ordenes de Santiago y Alcntara en la Fuente del Maestro (Badajoz).

    48 Ttulo de una orden de clrigos regulares fundada en aples, el ao

    1588, por San Francisco Caracciolo. 49

    Vuestra Aeza, tratamiento que "se da al Consejo en quanto repre-senta la persona Real" (Covarrubias), pero dise tambin hasta el siglo X I X a varios tribunales y corporaciones, y entre ellos a la Suprema o Consejo Supremo de la Inquisicin (tribunal real eclesistico), que es el aludido en el texto.

    60 imperio, "por analoga vale el dominio que tiene la voluntad sobre

    sus actos u afectos." Dice Auts. sl disfraces, dicho con impropiedad por representaciones simblicas.

    62 Aunque sucesso (con ss etimolgicas) parezca hoy un galicismo, era

    voz corriente entre los clsicos con la acepcin de xito, resultado o trmino. Por lo comn iba acompaada del calificativo, pero a veces no llevaba ninguno; as, Cervantes suele decir buen suceso o felice suceso (Quijote, I, viii, xx, li; II , xvii), y tambin "no corresponda el suceso a la intencin" (ibd., I, xl).

    63 comprehender (as como compreJicnsible, comprehensin, comprehensivo

    y comprehensor) conserv su h etimolgica hasta mediados del siglo XV111, cuando menos, y slo con ella se registra en los lxicos antiguos, incluso el llamado de Autoridades; es raro que al par se admita comprender, como en el de Oudin (comprehender o comprender).

    9

  • 10 EL CRITICN nacer al morir. Y como los siglos hazen hermanarse los fines con los principios, sin quitar la dicha del nacer le dio por la inmortalidad la gloria al morir, conformndose a la incons-tancia que goza la carrera del siglo en que tiene su duracin.64 Y con ser doze los captulos, parece se cien todos a la sen-tencia de Sneca en el libro 5 de Benejic,, cap. 8: Ui in orbe ac pila nil [imutn esQ, nil summum, nil extremum, nil primum quia motu ordo muiatur et quae sequebantur praecedunt et quae occidebant oriuntur, omnia, quomodocunque ier[_u]ni, in idem revertjz^ntur, ita in homine existima fieri; cum illum in multa muiaveris, \jinus~\ e$t*% (En este glovo del mundo no ay estremo ni primero, nfimo ni supremo, porque el movimiento desta rueda todo lo baa,56 haziendo que el que era ultimo preceda, y el que preceda se siga; que a quien dichosamente ava soplado la fortuna hasta ponerle en la punta de la luna, a su mudanga caiga, y el que se vea cado suba hasta encum-brarse en el trono ms realgado; que las cosas que iban a morir buelvan a renacer, y las que estavan en el oriente, sin imagi-nar 57 se topen en el ocaso; y aunque al hombre le veas vestirse desta variedad de colores que le hazen diverso a la vista, como desigual a la estimacin, siempre es uno.) 58

    51 Algo afectado anduvo aqu el censor, aunque no llegue a pecar de os-

    curidad, comparando impertinentemente la sucesin y hermandad de los siglos con el nacer y el morir, sacando sin haber por qu lo de la dicha del nacer, y queriendo decir que con la inmortalidad le dio la gloria al morir; a lo cual agrega que el curso de la accin sigue las mudanzas de una vida humana (la de Andrenio). Tena siglo en la lengua clsica la acepcin de vida, y tambin la de vida eterna; ambos significados faltan en el Diccionario de la Academia: cfr. ms adelante texto de Gracin y nota, pg. 2622.

    55 He corregido la mala puntuacin del texto latino, que por lo dems

    est trado aqu por los pelos, como suele decirse, nada a propsito. Las letras y palabras suplidas entre corchetes rectifican los yerros siguientes: esimumierintrevertaniurveus.

    56 baa, dicho errneamente por muda.

    67 sin imaginar equivale aqu a sin pensar.

    68 Ms ajustada que esta parfrasis del texto latino (De Beneficiis, V,

    viii, 4) es la clsica versin de Pedro Fernndez Navarre te :" Al modo que en la bola, en la esfera y en la pelota no hay parte superior ni inferior, ni primera ni postrera, porque con el movimiento se muda el orden, y lo que estaba atrs va adelante, y lo que era remate se hace principio, y de cual-quier modo que las partes vayan tornan a un mismo ser, debes juzgar lo mismo del hombre, que aunque le hagas representar diferentes figuras, siempre es uno." Los libros de Beneficios, Madrid, 1629: ed. Bibl. de Fil-sofos Espaoles, Madrid, 1929, pg. 266.

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  • TERCERA PARTE: PRELIMINARES 11 Y ass, en metforas curiosamente disfracadas,59 da a en-

    tender esta verdad el autor, con que dulcemente dispone para abracarla, sin que pueda el presumido desvanecerse en la cumbre, ni el humilde desconsolarse en el valle, pues la rueda de la Fortuna hazindose deschasco eo a la del tiempo, en cuya variedad no ay cosa estable, ya haze al primero ltimo, ya el ltimo es primero. Y aun al galardonar, quando el premio parece se ava de aventajar segn el mayor o menor realce del mrito, el ms prudente padre de familias,60d el governador ms sabio, el legislador ms recto, el juez ms desinteresado (al6 1 cap. 20 de San Mateo), a los primeros haze postreros, y a los postreros primeros: Et erunt novissimi primi, et primi novissimi.62 Y ass, en las metforas ingeniosas y en los disfraces 63 curiosos de los captulos y lo que en ellos se discurre, hallar el curioso cmo se ha de governar para ni desvanecerse en el trono ni desconsolarse en lo baxo, porque aquel oriente tiene ocaso, y este ocaso suele parar en oriente. Y aunque se queda siempre hombre, el movimiento desta rueda trae estos baibenes, con que el que pretende fijar el clavo a su fortuna 64 felizmente aqu ver alicionado G5 cmo (siendo esto cierto en lo humano), poniendo la vista ms alta, podr passar de un oriente a otro sin dar en el abismo del ocaso; pues in-fundindole una alma inmortal en el gozo de la bienaven-turanga, la puede hazer eterna en felicidades. Y ass, el in-ters de imprimirse es grande para nivelar las acciones ajusta-damente a la razn y assegurar el puerto en la mayor borrasca,

    69 disfracadas, sin duda por encubiertas o disimuladas, pero dicho con

    extrema infelicidad, porque si la metfora traslada el sentido recto en otro figurado, no puede ser ella la disfrazada, sino la idea que representa.

    B* deschasco, voz inslita; como chasco tiene la acepcin de engao, pudiera

    tomarse deschasco por desengao, significando aqu tal vez rueda que excita al desengao; la preposicin a que sigue equivaldr entonces a para, denotando relacin.

    60d padre de familias: cfr, nota 103, I I , 311.

    61 Sobretendiendo antes de al el verbo remitir, siendo la frmula ms

    corriente me remito a . . . 62

    El citado texto bblico (XX, 16) dice: Sic erunt . . . , y su traduccin literal es la que sigue: " D e esta suerte, los postreros sern primeros, y los primeros postreros."

    63 disfraces, con igual significado e impropiedad que en la pgina %.

    61 Sabido es que las locuciones familiares son clavar la rueda de la fortuna

    o echar un clavo a kt rueda de la fortuna. Caucionado, aleccionado: cfr. nota 22, I, 132.

  • 12 E L CRITICN que es el principal intento de nuestra santa fe, y muy conforme a ella lo que se discurre en los captulos. Ass lo siento.

    En nuestra Casa del Espritu Santo,66 de los Clrigos Me-nores, a 10 de Junio de 1657.

    ALONSO MUOZ DE OTALORA. 66

    Convento fundado en 1594 por Jcome de Gratis, el Caballero de Gracia, en la calle a que se dio luego este nombre, entre las de Peligros y La Montera. Fu casi destruido el edificio por un violento incendio en 1823, trasladndose entonces los Padres al convento de Portaceli, tambin desaparecido, que ocupaba el sitio donde se levant el actual Congreso de Diputados. Cons. Alvarez y Baena, op. cit, pgs. 135-136; Mesonero Romanos, El antiguo Madrid, ed. Madrid, 1881, t. I I , pg. 75.

  • SUMA DE PRIVILEGIO Y TASSA T I E N E privilegio Francisco Lamberto,67 mercader de libros, para imprimir las Obras 68 de Lorengo Gracin, como ms lar-gamente consta de su original.69 Y le tassaron los seores del Consejo a quatro maraveds 70 cada pliego. Despachado en el oficio 71 de Pedro Hurtiz de Ipia.72

    ERRATAS

    Se registran nada ms que seis.] 72d Este libro intitulado Parte Tercera del Criticn, en el invierno

    de la vejez, etc., con estas erratas, corresponde con su original. Madrid, 30 Julio de mil y seiscientos y cinqenta n y siete.

    Lie. D. CARLOS MURCIA DE LA LLANA. V3d

    67 Algo dejamos dicho sobre este librero madrileo en nota 31, I, 101.

    68 Las nicas obras gracianas que se imprimieron a costa de Francisco

    Lamberto, o de su viuda, fueron la Segunda y Tercera Partes del Criticn, y la segunda edicin de la Primera Parte. Acaso comprara el privilegio para la impresin de sus Obras, trasmitindolo despus su viuda a otros libreros. Pero es tambin posible que la palabra obras en el privilegio se refiera slo a la tres Partes del Criticn.

    69 su original, el de la escritura de venta del privilegio, se entiende.

    70 maraveds: cfr. nota 34, I, 101.

    71 oficio, "se llama tambin la Oficina de los Escribanos, donde trabajan

    y hacen los instrumentos pblicos y despachan lo que es de su exercicio." Dice. Auis.

    72 Escribano de Cmara del Consejo de Castilla, esto es, su secretario.

    72d Las erratas son tan numerosas en esta Tercera Parte, y de tal carcter

    muchas de ellas, que parece imposible escapasen a la mirada del autor. En comparacin, la Parte Primera resulta casi impecable. Por ello me inclino a creer que Gracin no vio las pruebas de imprenta de 1657, sin duda por fuerza mayor; tampoco vio probablemente las de 1653.

    7S Esta q tan repetida en el texto prevaleci hasta el siglo XIX. En la

    octava edicin de la Ortografa Espaola (1815), la Real Academia reserv a la q slo las combinaciones que y quL Tal criterio se impuso generalmente, pero sin que faltasen quienes continuaran discutiendo el empleo de la q: queran unos restablecer su uso antiguo, ponindola en lugar de la c fuerte, qual, quanto, etc., como Bello y Garca del Ro en 1823 (cons. Conde de la Vinaza, Biblioteca his. de la filologa cast, Madrid, 1893, col. 1397); y rechazaban otros su empleo totalmente, como Cubi y Soler (ibd., col. 1412).

    73d Queda ya nota sobre este corrector, 36, I, 102.

    13

  • AL QUE LEYERE A LOS grandes hombres nada les satisface sino lo mucho; por esso no depreco 74 yo letores grandes,76 combido slo al benigno y gustoso, y le presento este t ratado de la senectud con par-ticular novedad.76 Nadie censura que las cosas no se hagan, pero s que no se hagan bien; pocos dizen porqu no se hizo esto o aquello, pero s porqu se ha hecho mal. Confiesso que huviera sido mayor acierto el no emprender esta obra, pero no lo fuera ya el no acabarla: eche el sello esta tercera parte a las otras.

    Muchos borrones topars, si lo quisieres acertar: haz de todos uno. Para su enmienda te dexo las mrgenes desem-barazadas,77 que suelo yo dezir que se introduxeron para que el sabio letor las vaya llenando de lo que olvid o no supo el autor, para que corrija l lo que err ste. Sola una cosa quisiera que me estimasses, y sea el aver procurado observar en esta obra aquel magistral precepto de Horacio, en su in-mortal Arte de todo discurrir, que dize: Denique sit quod vis sirnplex dumtaxa et imum.78 Qualquier empleo del discurso y de la invencin, sea lo que quisieres, o pica o cmica u ora-toria, se ha de procurar que sea una, que haga un cuerpo, y no cada cosa de por s, que vaya unida, haziendo un todo perfecto.

    Tambin he atendido en esta tercera parte huir 79 del ordi-nario tope de los ms autores, cuyas primeras partes suelen

    74 depreco, pido (cfr. nota 131, II, 317); desprecio en la edicin de 1913-14,

    76 letores grandes est entre parntesis, como vocativo, por evidente yerro

    del impresor, que no entendera el significado de deprecar; entre parntesis tambin en las dems ediciones que traen este prefacio (B1664, 1669, 1683, 1702, 725), pues en las otras faltan los preliminares.

    76 Conciliando deliberadamente trminos contrapuestos: senectud

    novedad. 77

    Dcelo, en efecto, con exactitud literal, porque esta Tercera Parte carece de los epgrafes marginales que hemos visto en las anteriores.

    78 " E n fin, que la sencillez y la unidad reinen ante todo en una obra."

    Ars Potica, v. 23. 79

    atendido . . . a huir era entonces, como boy, lo correcto; pero este solecismo por omisin de la a era frecuente, segn dejamos dicho. Comp. Francisco Delicado: "ella me mostr guisar . . . ; estaba determinada comerle las sonaderas." (La Lozana Andaluza, ed. Pars, 1888, t. I, pgs. 14 y 46.) Beato Juan de Avila: "E l espritu consolador . . * more en

    14

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  • TERCERA PARTE: PRELIMINARES 15 ser buenas, las segundas ya flaquean, y las terceras de todo punto descaecen.80 Yo he afectado lo contrario, no s si lo avr conseguido: que la segunda fuesse menos mala que la primera, y esta tercera que la segunda.

    Dixo un grande lector de una obra grande que sola le hallava una falta, y era el no ser o tan breve que se pudiera tomar de memoria, o tan larga que nunca se acabara de leer: 81 si no se me permitiere lo ltimo por lo eminente, sea por lo cansado y prolijo. Otras ms breves obras te ofrezco, y aunque no puedo lo que franqueava 82 a sus apassionados el erudito humanista y 83 insigne jurisperito Tiraquelo,84 s aquello V.S. y le ensee agradar Dios." {Epistolario espiritual, ed. Cls. Cast., pg. 248.) Fray Luis de Granada: "Aqu nos ensea este Seor traer sojuzgada y sopeada la carne para vivir conforme las leyes del espritu." Smbolo de la fe, Parte II, cap. ix, 2.

    80 Difcil le sera al autor, segn me parece, probar este aserto en los

    casos en que segundas y terceras partes son de la misma pluma que traz la primera. Podra sealar, s, algn ejemplo en nuestras letras, pero ms bien excepcional: v.gr., Las guerras caviles de Granada, de Prez de Hita. El dicho proverbial de que nunca segundas partes fueron buenas est slo justificado en la historia literaria respecto de la imitacin que un autor hace de otro. Recurdense como insignes ejemplos La Celestina de Rojas y La segunda comedia de Celestina de Feliciano de Silva, La Diana de Monte-mayor y la Segunda Parte de la Diana de Alonso Prez, las Flores de poetas ilustres de Espinosa y la Segunda Parte de Agustn Caldern; y en contraste, la Segunda Parte del Quijote de Cervantes y la de Avellaneda, la Segunda Parte del Guzmn de Alfarache de Alemn y la de Mart, etc.

    81 Ignoro quin sea el autor de este ingenioso concepto. Docli dicant.

    82 franquear, en su acepcin de conceder Hberalmente.

    83 Sobre el empleo de esta conjuncin cuando hoy ponemos e, vase nota

    23, I I , 19. 84

    Andr Tiraqueau, o Andreas Tiraquellus en sus libros latinos, muerto en 1558, fu un eminente jurisconsulto francs, llamado el Varrn de su siglo. Su fecundidad fu exagerada por los admiradores, al punto de atribuirle treinta libros y treinta hijos, que es casi un libro y un hijo por ao en la edad varonil. Un contemporneo, desconocido, le dedic el siguiente epigrama, recogido por su bigrafo Mateo Tabaraud en la Biographie Univ rselle (1811-28):

    "Tiraqueau, fcond produire, A mis au monde trente fils; Tiraqueau, fcond bien dir, A fait pareil nombre d'crits . . . "

    Termina declarando que pudo llenar el mundo de libros y de Tiraquelos. En realidad, no pasaron los libros de catorce (Opera omnia, Pars, 1574), ni los hijos fueron ms que quince.

  • 16 E L CRITICN de un librillo en cada un ^ ao redituar a6 mi agradecimiento. Vale.87

    86 cada un, seguido del substantivo, jams fu elegante ni habitual en

    nuestros buenos hablistas (aunque no falten ejemplos de su uso aun dentro del siglo XVII, v.gr., Lin, Gua, pg. 225, "ganar en cada un ao dos mil ducados"), pero Gracin lo prefiere aqu para acentuar la correspondencia verbal de un librillo . . . un ao, como en otros pasajes de sus obras: " v n fruto en cada vn ao." El Poltico: Obras, ed. Madrid, 1664, t. I I , pg. 427 a.

    88 redituar, rendir peridicamente.

    87 Vale, imperativo del verbo latino valere (conservarse sano), se ha

    empleado en castellano como frmula de despedida, igual a adis, que te conserves bueno. A veces se pona repetida: Vale, vale (v.gr., Pellicer de Salas en su dedicatoria a Paravicino, Argenis: Segunda Parte, Sevilla, 1627). Tambin en castellano, A Dios (ejem., P . Alonso Maldonado, Chrnica vniuersal, Madrid, 1624).

  • PARTE TERCERA1

    P R I M E R A CRISI Honores y horrores de Vejecia.

    N o ay error sin autor, ni necedad sin padrino,2 y de la mayor el ms apassionado:3 quantas son las cabecas tantos son los caprichos, que no las llamo ya sentencias.4 Murmuravan de la atenta Naturaleza los reagudos (entremetindose a pro-curadores del gnero humano) el aver dado principio a la vida por la niez:

    La ms intildezany la menos a propsito de sus quatro edades: que aunque se comienca a vivir a lo gustoso y lo fcil, pero 5 muy a lo necio. Y si toda ignorancia es peligrosa, qunto ms envos principios! Gentil modo de meter el pie en un mundo, laberinto comn, forjado de ma-licias y mentiras, donde cien atenciones no bastan. Eh } que no estuvo esto bien dispuesto, llammonos a engao y pro-crese el remedio.

    Lleg presto el descontento humano al consistorio supremo,6 que oyen mucho las orejas de los reyes. Mandlos compa-recer ante su soberano acatamiento, y dizen oy benignamente su querella, concedindoles que ellos mismos eligiessen la edad

    1 Reptense aqu el ttulo y el subttulo de la portada con ligera variante:

    PARTE TERCERA / D E L CRITICN./ E N / E L INVIERNO D E LA / VEJEZ.

    2 Frase registrada literalmente como refrn por Sbarbi, con el comento:

    " N o hay disparate que no haya sido defendido o patrocinado por algn sabio." (Dice, de refranes, Madrid, 1922, t. I, pg. 356 a.) Pero ms autntico parece en la forma que lo trae Rodrguez Marn, en Ms de 21.000 refranes, Madrid, 1926, pg. 334 b: No hay error sin autor, ni necedad sin autoridad.

    3 de la mayor [necedad es padrino~\ el ms apassionado, bien se entiende.

    4 De Terencio, Phormio, II , iv, 14: "Quot hominis tot sententiae: suos

    quoique mos." Encuntrase en Sneca, De finibus bonoram et malorum, I, v, 15, y asimismo en Gngora, ed. Foulch-Delbosc, t . I, pg. 176.

    6 aunque . . . pero: cfr. nota 85, I, 181.

    a No es el Tribunal de la Natare, como se verti al francs, sino el llamado

    comnmente consistorio divino, el tribunal o trono de Dios. Ntese que dir luego que los hombres no se han puesto de acuerdo en esta disputa, "n i buelto con la respuesta al Hazedor soberano."

    17

  • 18 EL CRITICN que mejor les estuviesse para comentar a vivir, con que 7 se huviesse de acabar por la contraria: de modo que si se da va principio por la alegre primavera de la niez, el dexo 8 ava de ser por el triste invierno de la senectud; o al otoo de la varonil edad avan de salir por el contrario;9 y si por el sazonado, [por el]] destemplado esto de la juventud.10 Diles tiempo para que lo pensassen y confiriessen u entre s, y que en estando ajustados bolviessen con la resolucin, que al punto se execu-tara. Mas aqu fu la confusin de pareceres, aqu el Babel de opiniones, ofrecindoseles cien mil inconvenientes por todas partes. Proponan unos se comencasse a vivir por la mocedad, que de dos estrenaos, ms valdra loco que tonto.

    Calificada necedad!replica van otros. No sera esso entrar a vivir, sino a despearse; no comengar la vida, sino su ruina, quando 12 no por la puerta de la virtud, sino del vicio; y apoderados stos una vez de los omenages 13 del alma, quin

    7 con que, en su valor de conjuncin condicional, no adversativa, con tal

    que. a dexo, en su acepcin de fin o trmino.

    9 Esto es, haban de entrar en el otoo al salir de la estacin o edad

    contrara. Bien pueden llamarse contrarias la primavera y el invierno, como principio y fin en el reino vegetal; opuestos tambin el verano y el invierno, por los extremos de temperatura. Pero es difcil concebir el contrario del otoo, aunque s cabe oponerle, por su sazonada madurez, la incipiente y agraz primavera. Si esto es lo que quiso decir el autor, no anduvo muy lcido en la expresin; ni tampoco en el concepto, tras haber sealado ya el otro caso de empezar tambin con la primavera para acabar en la senectud. Bien que ahora se trata de pasar de la primavera directa-mente al otoo, que ir seguido del verano y del invierno. Mas en ambos casos tenemos principio y fin idnticos, salindose el autor de los trminos en que ha planteado la cuestin.

    10 Repitiendo los verbos de la antepenltima frase, tendremos: y si se

    dava principio por el sazonado (el otoo), el dexo ava de ser por el destemplado esto de la Juventud. Este pasaje, con su error de copia o de imprenta, pas as a todas las ediciones. Y en cuanto a los traductores, no tengo que repetir lo dicho en otros lugares oscuros: que no lo entendieron. No slo piadoso, sino ms lgico es suponer que el autor escribiera: y si por el sazonado otoo de la varonil edad, avan de salir, por el contrario, al destemplado esto de la juventud, que son las mismas palabras del texto, dejando fuera una sola letra. Respecto de las expresiones primavera de la niez, esto de la juventud, otoo de la varonil edad e invierno de la senectud, como correspondientes a las Partes del Criticn, vase nota 27, I, 99.

    11 conferir, en su acepcin de tratar o examinar; cfr. nota 61, I, 113.

    13 quando se entrasse, sobrentendido, omitiendo con atrevida elipsis, no el

    ltimo verbo expresado, sino el que precede al antepenltimo. 13

    Solemos decir hoy torre del homenaje, en singular, como se llamaba primitivamente slo a la torre principal de una fortaleza, donde el caudillo

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  • TERCERA PARTE: CRISI I 19 bastar a desencastillarlos despus? Advertid que es un nio planta tierna que, en declinando a la siniestra mano, con facilidad se endereza a la diestra; mas un mogo absoluto y disoluto no admite consejos, no sufre preceptos, todo lo atro-pella y todo lo yerra.14 Creed que entre dos estremos, ms arriesgada corre la locura que la ignorancia.

    Sobre la achacosa vejez no tuvieron mucho que altercar, con que 15 no falt quien la propusiesse porque no quedasse piedra por mover y todo se alterasse.

    Eh!dixeron los menos necios, que ssa no es edad, sino tempestad,16 ms a propsito para dexar la vida que para comencaTla, cuyos multiplicados achaques facilitan la muerte y la hazen tolerable. Yazen dormidas las passiones, quando ms despierto el desengao, cese el fruto de maduro y aun de passado.

    El que lleg a estar ms adelantado fu el partido de la edad varonil.

    Esse sponderavan los resabidosque es gran comen-car, el 17 medio da de la razn, y a toda luz del juizio 1 Ven-taja nica, entrar a entero sol en el confuso laberinto de la vida. Essa es la reyna de las edades y lo mejor del vivir. Por ai comenc el primero de los hombres, ass le introduxo en el mundo el soberano Hazedor, ya perfecto, ya consumado, hecho y derecho. Alto!, pdasele al divino Autor sin ms altercacin esta excelencia.

    Aguarda 18les dixo un cuerdo. Y quien v jams comencar por lo ms dificultoso? Esto ni lo ensea el arte ni lo platica 19 la naturaleza; antes bien, ambas a dos proceden haca juramento solemne de defenderla. Pero en el siglo ureo era corriente el empleo del plural, llamando homenages a " todas las torres que guarnecan la muralla." Dice. Auts.

    14 Ntese una vez ms estos casos de consonancia deliberada, absoluto

    disoluto; consejospreceptos; atropello.yerra, tan del gusto de Gracin, tambin de Antonio Prez, pero que ningn prosista emple tan a menudo como fray Antonio de Guevara.

    16 con que, aunque: cfr. nota 26, I, 133.

    16 Con frase exacta la haba calificado Juan Rufo de "prisin luenga,

    retablo de duelos, soledad de amigos, vergenza de haber vivido y temor de no vivir." Las seiscientas apotegmas, ed. Biblif. Espaoles, pg. 45.

    17 Ms natural parece que el autor escribiese a, pero respeto la forma,

    que puede explicarse gramaticalmente: Esse, el medio da de la razn, s que es gran comengar, y {comencar~} a toda luz del juizio.

    18 aguarda, aguardad: cfr. nota 13, I, 187.

    19platicar, practicar: cfr. nota 53, II , 24.

  • 20 E L CRITICN en todas sus obras haziendo ascenso de lo fcil a lo dificultoso, de lo poco a lo mucho, hasta llegar a lo muy perfecto. Quin jams comenc a subir por el rebentn de una cuesta?2 0 Apenas comentara a vivir el hombre, y bien a penas,21 quando se hallara abrumado de cuidados, ahogado de obligaciones, consumido antes que consumado, empeado en ser persona,22 que es lo ms difcil de la vida. Y si no son a propsito para comencar los achaques de viejo, menos lo sern los afanes de hombre. Quin querr la vida si sabe lo que es, y quin meter el pie en el mundo si le conoce? n Eh!, dexadle vivir al hombre para s algn tiempo, que toda es suya la niez y la mitad de la juventud,24 ni tiene menores das 26 en toda la carrera de sus aos

    De esse modo ha sido tan ventilada la disputa, que aun dura y durar, sin averse podido convenir jams ni buelto con la respuesta al Hazedor soberano, el qual prosigue en que comience el hombre a vivir por la niez ignorante y acabe por la vejez sabia.

    Estavan ya nuestros dos peregrinos del mundo, los an-dantes 26 de la vida, al pie de los Alpes canos, comengando Andrenio a dar en el blanco2 7 quando Critilo en los dexos de cisne.28 Era la regin tan destemplada y tan triste que, en-trados en ella, a todos se les el2 9 la sangre.

    20 En los lxicos, reventn es " la cuesta que haze perder el aliento al que

    la sube, y tiene necessidad de descansar y respirar" (Covarrubias), pero Gracin lo toma, no por la cuesta misma, sino por su parte ms pendiente y dificultosa. No ser posible elegir la parte de una cuesta por donde em-pezar a subir en la realidad, pero s en el sentido figurado que aqu le da el autor.

    21 apenas . . . a penas, repitiendo el equvoco que haba estimado digno

    de notar en la Agudeza (cfr. nota 61,1, 299) y que ya hemos visto empleado en la crisi x de la Primera Parte y en la x tambin de la Parte Segunda.

    22 persona, con ese nfasis de hombre de prendas que Gracin le da

    sienipre. 23

    Pensamiento desarrollado al principio de la crisi v de la Primera Parte que tiene su antecedente en Sneca, segn dejamos all anotado, 3, I, 166.

    24 Haba escrito aos atrs en El Discreto, XXV, 403 a: "'Dieronle al

    hombre treinta aos suyos, para gozarse y gozar." 25

    menores das, das ms cortos, por pasarse el tiempo velozmente en la alegra.

    26 Acerca del corriente uso de los participios activos en la lengua clsica,

    vase nota 38, II, 286. 27

    el blanco, con equvoco, por el cabello blanco y el blanco de la puntera. 28

    Dcelo, no tanto por lo canoro, como por lo blanco. 29

    Sobre la omisin de la h en el verbo helar, vase nota 88, I I , 134.

  • TERCERA PARTE: CRISI I 21 Estasdeza Andrenioms parecen puertas de la muerte

    que puertos 30 de la vida. Y era muy de observar que los que antes passaron los

    Pirineos sudando, aora los Alpes tosiendo: que lo que en la juventud se suda, en la vejez se tose.xl Yean blanquear algunos de aquellos cabegos,32 quando 33 otros muy pelados, cayndoseles los dientes de los riscos.34 No discurran bulli-ciosas las venas de los arroyuelos, porque la mucha frialdad los 3& ava embargado la risa y el bullicio.36 De modo que todo estava elado y casi muerto. Aparecan desnudas las plantas de sus primeras locuras y verdores, y desabrigadas de su vistoso follaje; y si algunas hojas les avan quedado, eran tan nocivas que matavan no pocos al caer,37 aunque deza la

    30 Concirtase aqu en puertos el sentido figurado de refugio y el recto de

    paso en las montaas, a los cuales puede unirse el de lugar de la frontera donde estn situadas las aduanas, pues en stas nos veremos dentro de poco: cfr. nota 90, I, 366.

    31 Algo de malicia puede encerrar la frase, porque lo que sola sudarse en

    la juventud era el mal glico, y como se dir ms adelante, " la mocedad liviana entrega cansado el cuerpo a la vejez."

    32 cabeco, cerro alto.

    33 quando, al par que: vean sobrentendido.

    34 No dientes que pertenezcan a los riscos, claro est, sino llamando

    dientes a los propios riscos. Y todo para redondear la figura de la vejez, que se ofrece aqu hasta en el paisaje mismo: blanqueado, calvo y cayn-dosele los dientes.

    35 los, en lugar del propio dativo les, no era inslito en la lengua de los

    clsicos: "el Cura, tierno y lloroso, los ech la bendicin." (Quijote, I I , xxi.) " De los presentes no digo nada; que por ser vuesa merced uno dellos, los tengo respeto." (Ibid., II, xxviii.) "Hasta los disparates / que les dicen las amas a los nios / cuando los dan el pecho las maanas." (Lope de Vega, La Gatomaquia, silva VI, vv. 126-128.) Escribe Cuervo en sus Apuntaciones crticas, 311: " E n Espaa, donde es comn or los atraviesa el pecho, los peg fuego, muchos dicen se los alaba, se los castiga, convirtiendo en tos el les, que histrica y gramaticalmente es la forma propia de estas construcciones." (Cons. tambin su nota al 930 de la Gramtica de Bello.) Y tratando del uso de los para el dativo y de les para el acusativo, afirma Robles Dgano: " E n esta mi tierra [provincia de Avila] el uso de los para ambos casos es mucho ms frecuente que el de les. . . . Es cosa fcil para el pueblo distinguir el acusativo del dativo? Pues si no lo es, digamos que su confusin es natural en castellano." Ortologa clsica de la lengua castellana, 191.

    36 Torna el autor a emplear aqu una vez ms el lenguaje potico con

    dulce irona. 37

    Jugando, al parecer, con los significados de hoja vegetal y hoja de arma blanca.

  • 22 EL CRITICN amenazada vieja: " A la de mi naranjo me apelo." 38 No se vean ya rer las aguas como solan; llorar s, y aun crugir los carn vanos.3 & No canta va el ruyseor enamorado; gema s, desengaado.40

    Qu regin tan mal humorada es sta!se lamentava Andrenio.

    Y qu malsana!aadi Critilo. Trocronse los fer-vores de la sangre en horrores de la melancola, las carcaxadas en ayes: todo es frialdad y tristeza.

    Esto iban melanclicamente discurriendo, quandp entre los pocos que Uegavan a estampar el pie en aquel polvo de nieve 41 descubrieron uno de tan estrafo proceder, que dudaron ambos a la par si iba o si vena,42 equivocndose con harto funda-mento, porque su aspecto no deza con43 su passo: traa el rostro azia ellos y camina va al contrario. Porfa va Andrenio que vena, y Critilo que iba, que aun de lo que dos estn viendo a una misma luz ay diversidad de pareceres. Apret la curiosidad los azicates a su diligencia, con que 44 le dieron

    38 Veremos luego a esta vieja en persona que, amenazada por la muerte,

    se declara, no abuela, sino nieta y muy nieta. Ahora se defiende apelando al testimonio de la hoja del naranjo, siempre fresca y verde. Gracin recoge la siguiente ancdota, que leera en Melchor de Santa Cruz, Floresta, l, 184: " Preguntando vna vieja enferma a vn medico si sanara de vna graue enfermedad, le respondi: Verdaderamente, madre, iris al caer de la hoja. Respondi la vieja: A la de mi naranjo me atengo."

    39 carnvanos (carmbanos), con intencin acaso de que lloraban, y aun

    crujan dientes, al verse viejos los cara-n-vanos. 40

    Como el Bras aqul de Gngora que sirvi seis meses de ruiseor a Inesilla, en el romance A la fuente va del olmo . . .

    41 polvo de nieve, juntando estos contrarios por gusto a la rareza en la

    expresin, para significar figuradamente polvo blanqusimo. 42

    Recurdanos esto la punzada satrica de Juan Fernndez a las corcovas de Ruiz de Alarcn, cuando le dice "que sabeT es por dems / de dnde te coreo-vienes / o a dnde te coreo-vas."

    43 dezir con, armonizar o convenir: cfr. nota 179, II , 193.

    44 con que, con lo cual, por lo cual: "Hice corazn y buen rostro a los

    trabajos, con que, dejando a venta, me fu visitando las de adelante." (Mateo Alemn, Guzmn de Alfarache, I, ii, 11.) "De buena gana dio fcil odo / a los requiebros del galn fingido, / con que ya andaban de los dos las colas / ms turbulentas que del mar las olas." (Lope de Vega, La Galo-magua, silva II, w . 345-348.) " M e servir de singular escarmiento para mientras estuviere en la Corte, con que abrir los ojos." (Lin y Verdugo, op. cil^ pg. 166.) "Con que fin el autor da / a esta historia verdadera." (Caldern, El alcalde de Zalamea, I II , xviii.) "Casa con Estratnica, su hija, / con que ser el seor ms poderoso / del imperio oriental." Moreto, Antioeo y Seleuco, I, i.

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  • TERCERA PARTE: CRISI I 23 alcance muy en breve y hallaron que realmente tena dos rostros, con tan dudoso proceder que quando pareca venir azia ellos se hua dellos, y quando le imaginavan ms cerca estava ms lexos.

    -No os espantis 45dixo l mismo advirtiendo su reparo, que en este remate de la vida todos discurrimos a dos luzes y andamos a dos hazes;46 ni se puede vivir de otro modo que a dos caras: 47 con la una nos remos quando con la otra regaa-mos, con la una boca dezimos de s y con la otra de no,48 y hazemos nuestro negocio. Y si alguno nos pide la palabra,49 de que 50 no nos est bien la obra, apelamos del dezir al hazer,51 de la facilidad del prometer a la impossibilidad del cumplir, de la lengua a las manos: que ay dos leguas de distancia, y catalanas.52 Estaremos assegurando una cosa a la espaola y desmintindola a la francesa, a fuer de Enrico, que de un rasgo firm las dos pazes contrarias sin refrescar la pluma ni tomar t inta de nuevo.53 Hablamos en dos lenguas a la par,

    46 espantar, en la acepcin de asombrar: cfr. nota 36, I, 108.

    46 a dos hazes, modo adverbial que significa con segunda intencin.

    47 Decase tambin cara con dos hazes, " el que engaa dizido en presencia

    vna cosa, y en ausencia otra." Covarrubias. 48

    dezir de s o de no era corriente en la lengua clsica y en la medieval: cfr. nota 75, I, 226.

    49pedir la palabra, "demandar o exigir que se cumpla lo prometido" (Dice. Acad.), y segn Correas, "pedir que prometan ayudarnos con su voto, y tambin pedir al plazo puesto."

    60 de que, de lo que: este lo, cuya funcin es slo determinar el carcter

    sustantivo y neutro del relativo, lo vemos omitido frecuentemente en la lengua clsica cuando precede una preposicin, v.gr., "Luscinda haba faltado de casa de sus padres, y de la ciudad, pues no la hallaron en toda ella, de que perdan el juicio sus padres." (Quijote, I, xxviii.) "Cont lo mesmo que su hermana haba contado, de que recibi gran gusto el enamo-rado Maestresala." (Ibd., II , xlix.) Igualmente a (lo) que, con (lo) que, etc., v.gr. Espinel, Marcos de Obregn, ed. Cls. Cast., I, 62, 94, etc.; Castillo Solrzano, La gardua de Sevilla, ed. cit., 69, 77, etc. Comprese nota 44, I I I , 22.

    61 Sera ambigua esta frase, como la que despus leeremos (apelamos de

    la lengua a las manos), si el sentido de todo el prrafo no hiciese evidente que apelar tiene aqu su estricta acepcin forense: apela al hazer (o a las manos) para que se revoque o anule la promesa del dezir (o de la lengua).

    62 La antigua legua castellana tena 9.000 pies (pues la legua se divida

    en tres millas, la milla en mil pasos, y el paso en tres pies) y la catalana 10.600 pies (1.767 canas).

    63 Posible referencia al tratado de paz que firm Enrique I I I de Francia

    el mes de mayo de 1576 en Etigny-les-Sens, que puso trmino a la quinta guerra civil. Queriendo contentar a los dos bandos, el protestante y el

  • 24 EL CRITICN y al que dize que no nos entiende, que54 nosotros nos entende-mos.56 Ay primero y segundo semblante, el uno de cumple y el otro de miento:66 con el primero contentamos a todos, y con el segundo a ninguno. Quntas vezes lloramos con el que llora y a un mismo tiempo nos estamos riendo de su necedad!; que con el un brago estava agasajando aquel gran personage que todos conocimos67 al que llegava a hablarle, y con la otra mano se la estava jurando al paje que le ava dado entrada. Ass que no os fiis de c a r i c i a s 68 ni os paguis de gustillos. Passad adelante a ver la otra cara, la verdadera, la de hablas;6) la de despus, la de sobras;60 que si bien repa-ris, hallaris la una frente muy serena y la otra borrascosa. Blasfema esta boca de lo que aqulla aplaude. Si los ojos de la una son agues y de cielo, los de la otra muy negros y de infierno; si aqullos quietos, estos otros guiando. Veris la una faz muy humana quando la otra muy grave; tan jobial sta quan saturnina aqulla.61 Y, en una palabra, todos en la vejez somos Janos,62 si en la mocedad fuimos catlico, encendi ms contra s mismo la hostilidad de ambos. Respecto de la forma Enrico, vase nota 45, II , 253. En elogio de la diplomacia francesa, haba escrito Vitrin: "Francia es la escuela de sutilecas, primores y artificios de estado y de hacienda en el Rey y en sus vasallos." Las memorias de Camines^ Amberes, 1643, t. I, pg. 300.

    64 le respondemos que sobrentendido.

    56 Por los tales dijo bien Antonio Pre2: " Quien ha de conocer un corazn

    de un hombre por las palabras, tiene bien en qu sudar." Ed. BAE, XI I I , 499 a.

    66 cumple , . . miento, partiendo la diccin cumplimiento, con agudeza

    anloga a la de casamiento en II , 834. 6t

    Nueva alusin quiz al conde-duque de Olivares, el gran personage de quien poda decirse en verdad, como de ninguno otro de aquel tiempo, que todos conocimos: cfr. nota 152, I, 311,

    68 carica se llama en aragons a la juda de careta (leguminosa), pero

    aunque pudiera emplearse en el texto como diminutivo de cara, evocando cierta afectuosidad o buen semblante, la tengo ms bien por errata, salvada con caricias en casi todas las reimpresiones (1663, M1664,1700, 1748, 1757, etc.), conservndose en algunas caricas (B1664, 1669, 1683).

    69 hablas, caprichosamente por hablillas (cuentos, mentiras), o dndole

    su valor etimolgico de fbulas. 60

    Despus de los dichos tenemos, no las obras, sino las sobras. Parece andar el autor con un doble jueguecillo de que si la otra cara es la de ahora t hablas, la de despus es ya la de t sobras,

    61 sta . . . aqulla: colocacin invertida de los demostrativos para el

    estilo moderno, ya notada repetidamente (I, 208; II , 70s, 133fi). 62

    Janos de prudencia haba dicho antes (I, vi), por las dos caras de Jano, smbolo de la prudencia, que miran la una al pasado y la otra al porvenir: cfr. nota 15, I, 188.

  • TERCERA PARTE: CRISI I 25 Juanes.63 Sea sta la primera licin 64 y la que ms encar-gada nos tiene la clebre tirana deste distrito y la que ella ms platica.65

    Qu tirana es ssa?pregunt assustado Andrenio. Y el Jano: Nueva se te hazeP Pues de verdad que es bien vieja y

    bien sonada, conocida de todos, y ella desconocida 66 con todos. Tmenla los nacidos6 ? por su crueldad, huyendo deste su caduco imperio, procurando cexar6S en la vida y echando borrones de mala t inta sobre el papel blanco de las canas;6 9 y si alguno llega por ac, es a empellones del tiempo y muy contra su buen gusto. Mirad aquella hembra qu mala cara haze, y quanto ms va,70 peor, vindo[s]]e n ya prendida de

    63 Veremos salir en la crisi vi a los Juanes, candidos hasta la necedad,

    y tambin a don Juan II de Portugal, que por ser hombre de verdad volvi "por el crdito de los Juanes." Refiere Juan Rufo de s mismo: " Pregun-tado que por qu haba tantos Juanes necios, respondi: Porque los ms de los hombres lo son, y hay muchos que se llaman Juanes." (Las seiscientas, pg. 130,) Era apellidado tal tipo habitualmente Juan de Buen Alma: "Dcese de un bonazo, flojo y descuidado." (Correas.) "Vime mucha-cho, boquirrubio, cariampollado, chapetn. Parecle un Juan de buen alma y que para m bastara quequiera [cualquier cosa]." (Mateo Alemn, Guzmn de Alfarache, I, i, 3.) " Era mi doncella la seora mandona de casa; gobernbalo todo, hasta el dinero, porque mi seor era un Juan de buen alma: desdicha grande para un buen gobierno." (Jernimo de Alcal, El donado hablador, II , viii.) "Yo soy el pobre Juan de buen alma, que ni me ha aprovechado tener buen alma ni nada para que me dejen ser muerto. J Extraa cosa, que sirva yo en el mundo de apodo t Es Juan de buen alma, dicen al marido que sufre y al galn que engaan y al hombre que estafan y al seor que roban y a la mujer que embelecan." (Quevedo, Los Sueos, ed. Cls. Cast., I, 292.) Vase un caballero as llamado, por ser "marido de paz holgado y ancho," en El trato muda costumbre de Antonio de Mendoza.

    64 licin, leccin: cfr, nota 22, I, 132.

    66platicar, practicar: cfr. nota 53, I I , 24. 66

    desconocida, ingrata: cfr, nota 42, I, 250. 67

    Ms propio hubiera sido escribir necios, segn lo que sigue. 68

    cexar, en su acepcin estricta de retroceder. 69

    Comprese Quevedo, ed. BAE, LXIX, 161 a; "Viejo verde, viejo verde, / ms negro vas que la tinta; / pues a poder de borrones / la barba llevas escrita."

    70 quanto ms va, esto es, quanto ms-tiempo va o pasa: cfr. nota 47, I I , 57.

    71 vindole en el texto, por errata mantenida en las dems ediciones,

    excepto la de 1773, que puso vindola. La confusin de s y l es bien ad-misible en un impresor poco atento del original graciano, pues las minsculas de ambas letras son semejantes en ste con frecuencia: un trazo vertical de igual altura, con la base ligeramente curvada a la derecha para la /, y

  • 26 E L CRITICN ms anos que alfileres. Aqu cautivan los fieros ministros de la fea Vejecia a todo passagero, sin que se les escape ni el rico, ni el poderoso, ni el galn, ni el valiente; quando mucho, alguno de los que saben vivir. Trenlos a todos como por los cabellos, dexndolos tal vez 72 ms rotos que una ocasin ven-turosa.73 Unos veris que vienen llorando, otros tosiendo, y todos en un continuo jay! Ni ay que admirar, que es inde-cible el mal tratamiento que les haze, increbles las atrocidades que en ellos executa, tratndolos al fin como a cautivos, y ella tirana. Y aun quieren dezir que tiene de bruxa, ella y todas las de su squito, lo que les falta de echizeras: u chpales la sangre y las mexillas, hrtalos de palos, dndoles ms que del pan,75 y dize que es su sustento.76 Asseguran ser parienta tan allegada a la muerte, que estn en segundo grado; y con todo, no son sanguneas ni cercanas en sangre, sino en huessos. Ms amigas an que parientas, viven pared en medio, teniendo puerta abierta a todas horas, y ass dizen que el viejo ya come las sopas en la sepultura, que de los mogos mueren muchos y de los viejos no escapa ninguno.77 No os la pinto porque la veris presto, y por gran dicha.

    Y deza una linda: Primero me caiga muerta! Esto le estava ponderando [ a ] Andrenio, quando advirti 78

    que con la otra boca se estava haziendo lenguas en alabanza de Vejecia, informando de todo lo contrario a Critilo: cele-brvala de sabia, apacible y discreta, estimadora de sus ms pronunciada la curva hacia la izquierda para la s. En general, la confusin de s y l, por la semejanza de ambas grafas en los manuscritos, es errata muy comn en los libros de aquel siglo. Respecto de Gracin, por lo dems, su escritura es de rasgos precisos, menuda y muy clara en el aut-grafo del Hroe; huelga advertir que, como pasa a todo el mundo, algunas veces pierde firmeza y claridad de rasgos cuando escribe apresuradamente, sobre todo en las epstolas familiares y en ciertas correcciones del Hroe.

    74 tal vez, a veces.

    73 En batalla de amor y campo de pluma, que comentara Gngora.

    74 echizeras, con el consiguiente equvoco de seductoras: sobre la omisin

    de la h, vase nota 143, II , 37. 76

    Por la locucin "Dar del pan y del palo. Por sustento y castigo." Correas.

    76 Dcelo por ser tales palos las muletas.

    77 Proverbio italiano: " D e ' giovani ne muojono dei molti: di vecchi ne

    scampa nessuno." El correspondiente castellano es: El rrvozo puede morir, y el viejo no puede vivir (Sbarbi).

    78 advirti tiene por sujeto lgico, aunque no gramatical, Andrenio,

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  • TERCERA PARTE: CRISI I 27 vassallos, assegurando que los premava con las primeras dig-nidades del mundo, procurndoles las mayores honras y con-cedindoles grandes privilegios.79 No acabava de exagerar por superlativos el magnfico agasajo y el buen passaje que les haza. O, con qunta razn el otro stiro de Esopo abomi-nava de semejantes sugetos que con la misma boca ya calien-tan, ya resfran, alaban y vituperan una misma cosa!80

    Lbreme Dios de semejante gente!dixo Andrenio. Y el Jano: Esto es tener dos bocas, y advierte que ambas dizen ver-

    dad: remtome a la experiencia. Ya en esto vieron discurrir por todas partes, honras 81 y

    coyunturas, los desapiadados verdugos de Vejecia.82 Y aunque procedan a traicin y a lo de mtalas callando, se hazan despus bien de sentir S3 donde quiera que una vez entravan; espiones de la muerte que con unas muletillas 84 dexavan de correr y volavan azia la sepultura. Iban de camarada 8S de sesenta en setenta;8 6 tropa ava de ochenta, y stos eran los

    79 As lo dice tambin Cicern, oponiendo a la inexperiencia de los

    jvenes la prudencia de la ancianidad, en su dilogo De Senectute, VI, 20, cuyas reminiscencias abundan en El Criticn. Tratando de la misma materia, escriba fray Antonio de Guevara: "Aulio Gelio, libro 2, captulo 15, dice que acerca de los antiqusimos romanos no daban tanta honra ni eran tenidos en tanta reverencia los que en la repblica eran ricos, ni los que en el Senado eran generosos, como los que eran en la edad viejos y en la gravedad reposados. En aquellos antiguos siglos eran en tanta venera-cin tenidos los hombres viejos, que casi como a dioses los honraban y que en igual de propicios padres los tenan." Epstolas familiares, ed. BAE, XII I , 215 a.

    80 Refirese a la fbula LX de Esopo, en la cual un hombre que hizo

    pacto de amistad con un stiro se soplaba las manos cuando tena fro, y soplaba tambin la comida cuando estaba demasiado caliente; el stiro le dice que renuncia a su amistad porque con la misma boca sopla lo fro y lo caliente, agregando el fabulista: "Concluyamos que nosotros debemos huir de la amistad de aqullos de carcter ambiguo."

    81 honras, irnicamente, por las que se ha dicho poco antes que Vejecia

    procura a sus vasallos. 82

    Los aos son tales verdugos de Vejecia. 83

    sentir, equvoco entre or y lamentar. 8

    muletillas, con doble sentido que confirmar pocas lneas despus, el de palos para apoyarse y el de muas pequeas o cerriles.

    86 camarada, " se toma tambin por la misma compaa y los que la

    componen o constituyen" (Dice. Auis.); ir de camarada es tanto como ir en compaa.

    86 de sesenta en setenta, esto es, unos grupos de sesenta y otros de setenta,

    como queriendo denotar intencionadamente un empeoramiento progresivo,

  • 28 EL CRITICN peores, que de all adelante todo era trabajo y dolor.87 En agarrando alguno, con bien poco assidero le Uevavan a la posta de una muletilla 88 a padecer y podrecer. A los que huan, que eran los ms, les perseguan fieramente tirndoles piedras, tan certeros, que se las clavavan en las hijadas y rones,89 y a muchos les derribavan los dientes y las muelas. Resonavan por todas aquellas soledades los ecos de un ay! tras otro. Y ponderava el Jano para buen consuelo:

    Aqu tantos son los ayes como los ages,90 que el viejo cada da amanece con un achaque nuevo.

    Estavan actualmente setenta de aquellos verdugos (peores que los mismos diablos, a dicho del Zapata,91 pues no bastan conjuros para sacarlos) batallando con una abuela que avan cautivado sin ms averiguacin que serlo; aunque passava muy de rebogo en un manto de humo,92 que en humo del diablo vienen a parar de ordinario los dexos 9S del mundo y carne,94 vena muy desembuelta, quando ms embuelta;95 porfiava que ya que en este modo adverbial para distribucin o grupo se sola poner entonces, como hoy, el numeral repetido.

    87 Conforme a los Salmos, LXXXIX, 10: "Si autem in potentatibus

    octoginta anni; et amplius eorum, labor et dolor." 88

    muletilla, con el equvoco ya indicado, y a la posta por velozmente. 89

    Por el llamado mal de piedra, que resulta de la formacin de clculos. 80

    agres (achaques), que veremos escrito con j al repetirse la palabra en esta misma crisi.

    81 Probablemente don Antonio Zapata, tercer conde de Barajas: cfr. nota

    6, I I , 49. 92

    humo se llamaba "cierta tela de seda negra mui delgada y rala de que se hacan mantos." (Dice. Auts.) Era casi transparente, como los mantos de luto ms finos y tupidos hoy en da.

    3 dexos, en su acepcin de gustos o placeres.

    94 Comp. Quevedo, ed. BAE, LXIX, 158 b: "Tambin yo digo mi culpa, /

    dijo un mantillo mulato / de humo, pues soy infierno, / y encubro llamas y diablos.'*

    95 Porque, segn queja del P. Toms Ramn en su Nueva premtica de

    reformacin (1635), cubrindose el rostro con el manto, "t iene la muges licencia para quanto quiere, dice, habla; libremente entra y sale donde quiere." Sabido es* que el manto cubra la mitad del rostro, dejando a veces slo descubierto un ojo y su poquito de frente y mejilla, y aun menos todava: "sin un adarme de cara, / sin ver un ojo, una ceja, / un asomo de nariz, / una pestaa siquiera." (Tirso de Molina, La celosa de s misma, I, iii.) Vase, entre otros textos, El trato muda costumbre (II, ix) de Antonio de Mendoza. En una pragmtica del 2 de junio de 1600 se prohibi que las mujeres fuesen tapadas por la calle; no se cumpli tal disposicin. Los mantos eran de seda o lana, hasta que en el siglo XVIII se generaliz el uso de la muselina en mantos y mantillas, con encajes, puntas y bordados.

  • TERCERA PARTE: CRISI I 29 aun no ava salido del cascarn, y ellos con mucha risa dezan:

    Pues cmo entraste tan presto en el mascarn? Ceceava con enfadoso melindre,95 y desmentalo su porfiado

    toser.97 Tirronla del manto, con que la que negava un achaque manifest tres o quatro: caysele la cabellera y qued monstruo la que fu prodigio, y la que ava atrado tantos, sirena, aora los ahuyentava, coco.98

    Passava un cierto personage muy a lo estirado, echando piernas " que no tena. Psoselo a mirar uno de aquellos legaosos linces y repar en que no llevava criado, y con linda changa dixo:

    Este es el de[ l ] criado. -Cmo, si no le lleva?replic otro. Y aun por esso. Avis de saber que la primer noche que

    entr a servirle, llegando a desnudarle, comenc el tal amo a d e s p o j a r l e loa de vestidos y de miembros: "Toma all, le dixo, essa cabellera," y quedse en calavera. Desat[s]]e 101 luego dos ristras de dientes, dexando 102 un pramo la boca; ni pararon aqu los remiendos de su talle; 103 antes, removiendo con dos dedos uno de los ojos, se lo arranc y entregsele para Un decreto regio del 4 de julio de 1770 prohibi expresamente el uso de las muselinas en mantos y mantillas, no pudiendo "usarse absolutamente en mi reino otros mantos ni mantillas que los de solo seda o lana, que es el que era i ha sido de muchos aos a esta parte el trage proprio de la nacin." Nueva Recopilacin, lib. VII, t t . xii, ley 9.

    96 Afectaba el ceceo para mostrar que no le faltaban los dientes, que

    seran postizos, por el estilo de aquella otra vieja quevedesca que se quejaba de dolor de muelas para que se creyera que las tena {BAE, LXIX, 130 6).

    97 Las viejas celestinescas que por falta de dientes no pueden llamar con

    el ceceo (cfr. nota 80, I, 302), llaman sin duda con tosecitas. Esto es lo que tiene en cuenta el autor, dando a entender al par que su vieja tose de pura vejez.

    98 Recurdame esto el divertido romance de Quevedo sobre la Confisin

    que hacen los mantos de sus culpas (BAE, LXIX, 158-159), donde nos presenta tambin a una vieja que se queda sin manto y con el rostro "en cueros."

    99 echar piernas, por presumir y darse importancia: cfr. nota 35, I, 192.

    100 despojarle en el texto, por evidente errata, reproducida en todas las

    ediciones, excepto las de 1720, 1734, 1748 y 1757, que la salvaron poniendo despojarse; sobre la posible confusin a veces de s y l en los autgrafos de Gracin, vase nota 71, I I I , 25.

    101 desalle en el texto, corregido con desatse solamente en las cuatro

    ediciones de la nota anterior. 102

    dexando hecha sobrentendido. 103

    talle, en su significado de figura.

  • 30 EL CRITICN que lo pusiesse sobre la mesa, donde esta va ya la mitad del tal amo; y el criado, fuera de s, diciendo: "Eres amo o eres fantasma? qu diablo eres?" Sentse en esto para que le descalcasse, y aviendo desatado unos correones: "Estira,104 le dixo, de essa bota." Y fu de modo que se sali con bota y pierna, quedando de todo punto perdido viendo su amo tan acabado. Mas ste, que deva tener mejor humor que hu-mores, vindole ass turbado: " D e poco te espantas, le dixo. Dexa essa pierna y ase de essa cabeca." Y al mismo punto, como si fuera de tornillo, amag 105 con ambas manos a retor-cer y a tirrsela. El mogo, no bastndole ya el nimo, ech a huir con tal espanto, creyendo que vena rodando la cabeca de su amo tras l, que no par en toda la casa ni en quatro calles al rededor.100 Y con todo esto, se agravia de que le tengan por viejo, que todos desean llegar, y en sindolo no lo quieren parecer: 107 todos lo niegan y con semejantes engaos lo desmienten.

    Ya, a los ecos del toser, al asqueroso estruendo del gargajear, alargaron la vista y descubrieron un edificio caduco cuya mitad estava cada y la otra para caer, amenazando por

    104 estirar, t irar: cfr. nota 45, I, 194.

    106 amagar, metafricamente, por "hacer demonstracin o insinuacin de

    hacer u decir alguna cosa que no se quiere hacer ni decir." Dice. Auts. 10G

    Esta historieta parceme una de las mejores de Gracin en la stira bufonesca. Quevedo mismo no le aventaja con su licenciado Cabra. Pudo inspirrsela a Gracin un epigrama de Marcial, y si fu as, se levant muy por cima del hispanorromano en la fuerza cmica de lo grotesco. El epi-grama en cuestin es el siguiente (IX, 37):

    Cum sis ipsa domi mediaque ornere Suburra, Jiant absentes et Ubi, Galla, comae

    nec dentes aliter quam Srica nocte reponas et jaceas cenium cndita pyxidibus

    nec tecum facies iua dormiai, innuis illo, quod Ubi prolatum est mane, supercilio

    et te nulla movei cani reverentia cunni, quem potes nter avosjam numerare tuos . . .

    Comprese tambin Lucas Gracin Dantisco, Galateo espaol, Barcelona, 1621, fol. 49: "Como ohi cotar de vna des tas: q auiendose casado por poderes co sola codicia de la hazieda del marido, vio quado se fue acostar, el dicho marido se quito la nariz q traya postiza, y vn guate con que atapaua vna mano manca, y fnalmete, echando mano a la boca, tiro della vna sarta de dietes postizos . . ." Para el detalle de removerse uno de los ojos, comprese Luciano, Una verdadera historia, I, 25.

    107 Comp. Cicern, De Senectute, II , 4: "senectus, quam ut adipiscantur,

    omnes optant, eandem aecusant adepti."

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  • TERCERA PARTE: CRISI I 31

    momentos su total ruina, palpitndoles los coragones a las arrimadas yedras de los nepotes,108 validos y dependientes. Era de mrmol en lo blanco y fro, y aunque muy apuntalado de Cipones en vez de Atlantes,109 nada seguro; y con tener fosos abiertos y cerrada[s] n 0 barbacanas,111 lo que menos tena era de fortaleza, Pero qu mucho se estuviesse derru-yendo, si se vea lleno de hendrijas y goteras? U2

    He alldixo el Jan oel antiguo palacio de Vejecia. Bien se da a conocerle respondieronen lo melanclico

    y desapacible. Qu desterrada estar de aqu la risa!dixo Andrenio. S, que ha das andan reidas, y tanto, que ni se ven ni

    se hablan. Pues, de verdad, que si una vejez es triste, que es mal

    doblado. No deven faltar la murmuracin y la malicia, sus grandes camaradas.

    -Ass es, que all estn, y muy de assiento, entre aquellos Matusalenes, sin faltarles jams que contar y que morder, ya al sol, ya al fuego; y es cosa donosa que, no acertando a pronunciar las palabras, clavan con ellas: los callos se les han baxado de las lenguas a los pies.113

    ios p a r a un personaje quevedesco, "privado y nepote eran dos nombres y una cosa." Los Sueos, ed. cit., II , 263.

    109 Jugando con los nombres del conquistador de Cartago (que nuestros

    clsicos nombraban Cipin, Scipin y Escipin indistintamente) y del mitolgico rey de Mauritania, pero dndole a cipones su antiguo significado de bculos (propios de sta tierra de Vejecia), y a atlantes el de estatuas que sustentan los arquitrabes en arquitectura.

    110 cerrada en el texto, por errata corregida en las ediciones posteriores.

    111 Con la misma intencin que Gngora escriba de un viejo barbudo

    " que a San Ceruantes [[castillo toledano]] puede / prestarle mucho esta vez / de barbacana i vejez." (Obras, I, 465.) Asimismo Quevedo: "No hay barba-cana ninguna, / porque aun los castillos pienso / que han teido ya las suyas, / a persuasin de los viejos." (Ed. BAE, LXIX, 165 >.) Tam-bin el adjetivo cerradas apunta tanto a la barbacana corrida (la muralla baja para defender el foso, que se construa antiguamente delante de las altas murallas de una fortaleza) como a la barba cana poblada. Los fosos abiertos que preceden en esta tierra de viejos y la fortaleza que sigue no dejan de tener asimismo su doble intencin.

    112 Recurdese que goteras, en lenguaje figurado, significa achaques.

    113 Tales callos de la lengua son sacados del verbo callar. Acaso tuviera

    presente el refrn que dice: Dos buenos callos me han nacido, el uno en la boca, el otro en el odo, registrado por Hernn Nez (Refranes, Lrida, 1621, fot 34 v.). Caso parecido a el bramo de la gemiana que trae Quevedo en su romance de la Matraca de los paos y sedas (BAE, LXIX, 222 a).

  • 32 EL CRITICN Ostentvase lo que ava quedado del derruydo frontispicio

    muy autorizado y grave, con dos puertas antiguas guardadas de perros viejos, siempre gruendo, al humor de su dueo; U4 estavan ambas cercanamente distantes; U5 en la una ava un portero para no dexar entrar, y en la otra para que entrassen. En llegando qualquera, le desarmavan,116 aunque fuesse el mismo Cid, y esto con tanto rigor que al Duque de Alva, el clebre,117 le trocaron la dura espada en una vanda de seda. A unos les hazan perder los azeros,118 y a otros los estrivos,119 que los huvo de suplir tal vez 120 con una vanda de tafetn el Csar;121 y al invent[o]]r 122 de los mosquetes, Antonio de

    114 duea diramos hoy, puesto que se refiere a Vejecia, pero en la lengua

    clsica "tambin se suele llamar assi [dueo~] a la muger y a las dems cosas del gnero femenino que tienen dominio en algo, por no llamarlas Dueas, voz que ya comunmente se entiende de las dueas de honor: y en este caso, si a la voz Dueo se aade algn adjetivo, es siempre con la terminacin masculina." (Dice. Auts.) Vase en su apoyo los textos aducidos por Rufino J. Cuervo en las Apuntaciones crticas, 180. En la poesa amatoria de aquellos siglos encontramos siempre en los requiebros la forma masculina aplicada a las Filis, Celias, Cloris y sus brillantes hermanas (Oh, hermoso dueo! Ay, mi dueo ingrato!, y as por el estilo), alternando con un dulce seora ma.

    116 cercanamente distantes, conforme a aquel modo de agudeza de im-

    proporcin y disonancia que haba celebrado en su Agudeza (disc. V): cercanas son como puertas ambas de la misma vejez; distantes por ser una la puerta de los honores y la otra de los horrores, segn veremos ms adelante.

    116 desarmaban, con equvoco de desunir las piezas del cuerpo o despojarlo

    de rganos y facultades, ya que desarmaban a qualquera viejo que llegase, fuera o no militar.

    117 Don Fernando Alvarez de Toledo, tercer duque de Alba, el Grande:

    cfr. nota 102, II , 64. u a

    azeros, equvoco de bros, como en I, vi y II , x: cfr. nota 76, I, 198. ii^ Por la conocida acepcin figurada de perder los estribos, cuya forma

    completa es perder los estribos de la paciencia, conforme a Correas. 120

    tal vezt a veces. 121

    el Csar era para nuestros espaoles del siglo ureo Carlos V, por su dignidad imperial. Csar, y no el Csar, le llama siempre fray Antonio de Guevara, y as le llamaran al emperador los cortesanos. Ambas formas, con artculo y sin l, estaban todava en uso en el siglo XVII : aludiendo a dicho monarca, se hallan alternativa y repetidamente en los textos, v.gr., en la versin que Prez de Sousa hizo de los Avisos del Parnaso de Boccalini (Segunda Parte, Huesca, 1640, fols. 48-51, et passim)'. Lo de la vanda de tafetn en los pies se refiere, sin duda, a la que le pondran con vesicantes al emperador en sus ataques agudos de gota podagra.

    132 inuentar en el texto, por errata corregida en muy pocas reimpresiones,

    como las de 1748 y 1757.

  • TERCERA PARTE: CRISI I 33 Ley va,123 le obligaron a desmontar y meterse en una silla de manos, que solan llevar dos negros; l24 y l, con gran clera en medio del calor de una batalla, gritava:

    Llevadme, diablos, a tal y tal par te! Demonios, aca-bad de llevarme all! I25

    Estavan en aquel punto despojando a cierto general del bastn con que ava hecho temblar el mundo, dndole en su lugar un bculo, que temblara con mucha repugnancia suya, porque deza que aun estava de provecho.

    Para s!dezan los soldados. Al fin, le persuadieron con buenas palabras tratasse de hazer

    buenas obras, no ya de matar, sino de prevenirse para morir. Solos les dexavan los cetros y los cayados 126 a los que Uega-

    van con ellos, assegurando eran, quanto ms carcomidos, los ms firmes puntales del bien comn. A los otros les iban repartiendo bculos, que ellos dezan darles palos,127 y mu-

    123 De Antonio de Leiva (1480-1536), insigne caudillo espaol, escribe

    Jovio: "Ningvno de quantos en nfo tiempo an passado de Espaa a Italia, y despus del gran Capitn an alcancado nbre illustre, fue mas excelente q Antonio de Leyua en grandeza de ingeni y gloria de grades hazaas." (Elogios, trad. cit., fol. 179.) Honrle el emperador Carlos V queriendo figurar como soldado en su compaa: accin tan celebrada que lleg a difundirse en las colecciones de ancdotas. (Cfr. Floresta General, II , 139.) Su invento del mosquete, con platina de mecha, fu adoptado por el ejrcito desde 1521, emplendolo por primera vez en gran escala y con notable xito en la batalla de Pava (1525).

    124 "Aunque le dolan todos loa miembros de dolores de gota, y no se

    podia menear sino en vna silla en que lo lleuauan esclauos, jamas dexo de hazer oficio de capitn, ni de tomar todo trabajo de guerra. Por que hazia que lo metiessen en las batallas en vna litera, y metido en la litera peleo mas de vna vez." (Jovio, op. cit., fol. 180.) As lo pinta tambin Luis Zapata:

    "Aquel que anda en la silla todo armado, que no puede pelear de otra manera . . . "

    (Cario Famoso, Valencia, 1566, fol. 218 v.) i25 Probablemente leera Gracin tal ancdota en el libro de su paisano

    Vitrin, Las memorias de Camines (I, 42), que describe al caudillo en los siguientes trminos: "el de las manos gaffo, el pualejo en la cinta, en una silla, llevado de quatro esclavos, andava dando socorro los suyos y espalando los Franceses con su voz y.rostro encendido en el furor de Marte; y en sintiedo la mayor herrera de la batalla, se metia en medio, diciendo a sus esclavos: Llvame all, diablos."

    136 Sabido es que cayado se llama al bculo pastoral de los obispos.

    127 Frase elptica en que hay que suplir tras dezan la voz era.

  • 34 EL CRITICN chos 128 se vieron llevarlos en el ayre I29 sin afirmarse ni tocar en tierra; y discurri un malicioso era por no hazer ruido ni llamar a la puerta de la otra vida.

    Pero para que se vea qun diferentes son los modos de concebir en el mundo y la variedad de caprichos, vieron no pocos que ellos mismos [s]e 1S0 venan a dexarse cautivar de Vejecia sin aguardar a que los traxessen sus achacosos minis-tros. Buscvanse ellos de buena gana la mala,131 y pedan con instancia les diessen bculos; pero por ningn caso se les permitan; menos los admitan dentro de la horrible posada, tan deseada dellos quan temida de los otros. Admirados los circunstantes de tan recproca impertinencia, les dezan:

    Qu pretendis con esso? Y ellos: Dexadnos, que nosotros nos entendemos. Y rogavan a las guardas 132 les dexassen entrar, diziendo: Siquiera en lugar [V]uestro.m Mirad aora qu prebenda! O, s lo es!respondieron los porteros, que para ssos

    lo es y acomodada, y aun I34 beneficio, ni otro sino gonco,136 No los entendis vosotros: no buscan el bculo por necessidad, sino por comodidad; no para llamar a las puertas de la muerte, sino de ms vida, de la autoridad, de la dignidad, de la esti-macin y del regalo.

    En conseqenca desto lleg uno bien luzio de tocuelo pre-tendiendo ser admitido en el ancianismo m y passar plaga de

    128 muchos, por a muchos, solecismo ms frecuente an en la lengua clsica

    que en la de nuestros das. 129

    En la acepcin figurada de la frase, con mucha presteza o brevedad, parecindome menos probable que ayre est aqu por ataque de parlisis.

    130 le en el texto, corrigindose la errata en las ediciones de 1748 y 1757,

    y omitindose la palabra en otras dos reimpresiones, 1773 y 1913-14: cfr. nota 71, III , 25.

    131 Esto es, la mala gana, que en dialecto aragons significa congoja:

    cons. Borao, Dice, de voces aragonesas, 2da. ed., Zaragoza, 1908, pag. 237. 132

    Queda nota sobre guarda y otras voces del gnero ambiguo, 124, I, 207.

    133 nuestro en el texto, errata que pas a todas las reimpresiones.

    134 a vn en el texto, mala lectura acogida en casi todas las ediciones: aun

    en 1748. 136

    congo, dicho festivamente por simple, que es el beneficio que no lleva aneja la cura de almas: cfr. nota 67, I I I , 183.

    136 ancianismo, no es un neologismo, como lo es el ancianez de Antonio

    de Mendoza (Obras, Madrid, 1728, pg. 15 a) y el muchachismo de Mateo

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  • TERCERA PARTE: CRISI I 35

    achacoso, y para esto se ayudava del toser y del quexarse. A ste le retiraron diez leguas lexos, digo diez anos atrs, diziendo:

    Estos, por no trabajar, se hazen viejos antes con antes: 137 aadense aos y achaques.

    Y realmente era ass, porque se dex caer uno: Si quieres vivir mucho y sano, hazte viejo temprano; 138

    esto es, vi[v^]e 189 a la italiana. Ass que de todo ay en el mundo; unos que siendo viejos

    quieren parecer mogos, y otros que siendo mogos quieren parecer viejos.

    Ass fu, que tena ya uno los ochenta (o no los poda tener): porfiava que ni era viejo ni se tena por tal. Atendironle y notaron que ocupava uno de los ms superiores puestos. Y ass dixo otro:

    A stos siempre les parece que han vivido poco, y a los que esperan,140 que mucho.

    Acusaron a otro que, quando mogo, ava afectado el parecer viejo, y quando viejo, mogo; y averigusse que antes pretenda conseguir cierta dignidad, y despus conservarse en ella. Por-fiava otro decrpito que l provara con evidencia no ser viejo, y deza:

    Las pensiones del viejo son ver poco, andar menos, man-dar nada. Yo, al contrario, veo ms, pues si antes no va 141 sino una en cada cosa, aora se me hazen dos, un hombre me parecen quatro, y un mosquito un elefante. Camino doblado, pues