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7/25/2019 Efrain Kristal, The Lovelorn Librarian, NLR 31, January-February 2005[1]
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CRTICA
En 1968, G abriel G arca M rquez reconoci en pblico que, a pesar de no
apreciar m ucho las opiniones polticas de Jorge Luis Borges, lo lea cada
noche. Aluda entonces a la declarada oposicin de B orges a la RevolucinCubana, y quiz tam bin a la condena de Juan D om ingo Pern en una
poca en la que algunos argentinos intentaban redim ir al populista auto-
ritario, al que consideraban em ancipador de la clase trabajadora. A finales
de la dcada de 1960, la poltica de B orges distaba m ucho, sin em bargo,
de llegar a su punto culm inante. En 1976 recibi el golpe del general Vide-
la con expresiones pblicas de apoyo, y acept honores de la dictadura
chilena, com o una cena privada con Pinochet. En cuestin de m eses, B or-
ges haba prestado su considerable prestigio a dos de los regm enes m s
infam es de A m rica Latina. Sigui en la m ism a tnica, insultando abierta-m ente a sus enem igos de la izquierda al despreciar a figuras polticas y
literarias com o Che G uevara o Federico G arca Lorca. Com o subraya
Edw in W illiam son en la biografa diligentem ente investigada del fabulista
argentino, las declaraciones polticas de B orges causaran un dao irrepa-
rable a su reputacin en el pas y en el extranjero.
A unque el entusiasm o por los relatos de B orges ha llevado a algunos cr-
ticos a quitar im portancia a las declaraciones extrem istas hechas por el
escritor en la dcada de 1970, que afirm an que eran las declaraciones deun provocador en su torre de m arfil, W illiam son dem uestra que B orges
no se m antena en absoluto ajeno ni desinteresado cuando realizaba
declaraciones polticas. Por el contrario, se m antuvo tan al tanto de los
acontecim ientos histricos de A rgentina durante la dictadura com o lo
haba hecho durante la m ayor parte de su larga vida. El estudio de
W illiam son no es, por consiguiente, apologtico; ofrece una descripcin
equilibrada de la actitud pro dictatorial de B orges y sita las opiniones
polticas del autor en una perspectiva m s am plia. Existen ya varios libros
que analizan la vida de B orges, y desde la dcada de 1960 se han publi-
cado num erosos resm enes biogrficos en diversos idiom as, incluido el
propio Ensayo autobiogrfico escrito en 1970 para la edicin en ingls
EL BIBLIO TECARIOM ELAN C LICO1
EFRAN K RISTAL
1 Edw in W ILLIAM SO N ,Borges. A li fe, N ueva York, Viking, 2004, 574 pp.
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de El Aleph. A ntes de la m uerte de B orges, en 1986, Em ir Rodrguez
M onegal y D onald Yates realizaron reconstrucciones tiles de su vida lite-
raria. M uchas de las biografas que han aparecido desde entonces, sin
em bargo, son poco m s que ancdotas interesadas contadas por los alle-
gados de B orges, aunque el trabajo de Alejandro Vaccaro, M arcos Ricar-
do B arnatn y N icols H elft ha sacado a la luz m ltiples cartas raras,
m anuscritos y artculos periodsticos.
W illiam son ha recorrido los m ateriales disponibles con un peine de pas
finas, y tam bin ha descubierto un nm ero notable de docum entos. Buena
parte del terreno que abarca resulta fam iliar, ya que los hechos m s desta-
cados de la vida pblica de B orges son m uy conocidos: sus viajes, su cola-
boracin fundam ental en varias revistas literarias de B uenos Aires, incluida
la influyente Sur, sus colaboraciones con Adolfo Bioy C asares y otros, su
trabajo en la B iblioteca N acional, la enferm edad congnita que le caus la
ceguera, el afecto que senta por la m adre, con la que vivi hasta su m uer-te, cuando l ya tena m s de 70 aos. W illiam son resuelve contradicciones
y corrige errores de anteriores biografas, y aprovecha inform acin que ha
salido a la luz en tiem pos recientes. M s tendenciosam ente, su estudio
intenta reconstruir la vida personal y poltica de B orges en relacin con la
luz que arroja sobre su produccin literaria.
U no de los m ritos de W illiam son es que evita una tram pa com n en la
vasta recepcin crtica de la obra borgiana: la bsqueda de ideas m etaf-
sicas que puedan equipararse a los escritos de los filsofos, o superarlos.Borges era un irnico que escriba de m aneras que hacen difcil, si no
im posible, reconstruir una opinin filosfica coherente; disfrutaba ensa-
yando en sus relatos ideas por las que experim entaba poca sim pata; y a
m enudo introduca contradicciones o lagunas deliberadas en sus refle-
xiones filosficas. En las m anos de m uchos lectores, por consiguiente, sus
relatos y ensayos equivalen a una prueba de Rorschach que abarca cual-
quiera de las inclinaciones m etafsicas que ellos pudieran ya tener. Algu-
nos han ledo a B orges para confirm ar una postura filosfica particular, y
otros para criticarlo desde la perspectiva de otra. A lgunos ven a B orgescom o el precursor de cierta opinin terica, y otros com o adm inistrador
de la sabidura perenne. En el caso de estos intrpretes, ninguna infor-
m acin contextual puede afectar decisivam ente a la valoracin que hacen
de la obra de B orges, y el m om ento histrico del escritor no es m s que
un espectculo secundario para la apreciacin de su obra. W illiam son,
por el contrario, basa su biografa directam ente en el contexto argentino
siguiendo una lnea de investigacin trazada por B eatriz Sarlo en Bor ges:
un escri tor en las ori llas(1995)para reconstruir la trayectoria poltica de
Borges y trazar las vicisitudes de sus obras.
La historia, por lo tanto, sirve de escenario a la evolucin personal y litera-
ria de B orges. D icho eso, a W illiam son le interesa tanto la vida privada del
sujeto com o su m om ento histrico, y es en los aspectos m s ntim os y dolo-
rosos de la prim era donde sita los puntales de su inclinacin al escepticis-
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m o filosfico, incluso al solipsism o. La im agen que em erge es la de un hom -
bre que hasta m uy tarde en su vida no fue capaz de interesarse plenam en-
te por el m undo debido a problem as no resueltos con sus padres y con sus
am ores, y que sublim o codific sus problem as y aspiraciones personales
en la narrativa. W illiam son sostiene que la escritura creativa de Borges estu-
vo determ inada por un patrn general: el am or lo conectaba con la tierra,
el fracaso en el am or lo converta en un solipsista. El Borges de W illiam sonve el m undo a travs del prism a de su vida sentim ental. Sus fracasos o xi-
tos y su incapacidad para rom per con las expectativas sentim entales sirvie-
ron, de acuerdo con esta explicacin, de trasfondo a buena parte de su obra.
La alegacin se exagera en ocasiones y en otras resulta reduccionista, pero
pocos podran afirm ar haber investigado con tanta profundidad los detalles
de la vida de Borges. Sobre esta base, W illiam son sugiere que las declara-
ciones de B orges en m ateria poltica, artstica y personal deberan tom arse
con cautela, e incluso con cierta conm iseracin: sus opiniones estaban inva-
riablem ente teidas por los accidentes de su vida personal.
La evolucin de B orges en cuanto escritor, com o esta biografa deja claro,
estuvo inextricablem ente unida al sector social en el que naci en 1899:
la clase m edia urbana argentina. N o era ni aristcrata, entregado a la
norm a de los terratenientes y los oligarcas exportadores criollos, ni m iem -
bro de la clase trabajadora, que soport el grueso de las agitaciones eco-
nm icas y la represin poltica de la A rgentina del siglo XX. Su m adre
proclam aba descender de oficiales que lucharon en las guerras de libera-
cin contra Espaa; durante la agitacin civil que sigui a la indepen-dencia, sus antepasados se pusieron del lado de los liberales contra el
rgim en dictatorial de Juan M anuel Rosas. Los abuelos paternos de B or-
ges procedan de un m edio sim ilar, pero la abuela era inglesa. El padre
funcionario de los tribunales de B uenos Aires con aspiraciones literarias
fallidasestaba m enos interesado que su esposa por los antepasados
argentinos y m s por sus races extranjeras. Expresaba su inconform ism o
de m anera m s firm e en sus sim patas anarquistas: una vez aconsej al
hijo que echara un vistazo a los soldados, los uniform es, los barracones,
las banderas, las iglesias, los sacerdotes y las carniceras, ya que todosellos estaban a punto de desaparecer. D e acuerdo con W illiam son, Bor-
ges estuvo perseguido por la obsesin de su m adre por los hroes del
pasado y las am biciones incum plidas de su padre. D e hecho, antes de
m orir en 1938, el padre le pidi que rescribiera su propia novela,El cau -
dil lo, una solicitud que, opina W illiam son, alim ent la brillante m edita-
cin de B orges sobre la originalidad y la repeticin, Pierre M enard, autor
del Q uijote, en la que un oscuro autor francs rescribe palabra por pala-
bra la obra m aestra de C ervantes, no copiando m eram ente el original,
sino repitindolo.
Cuando el padre decidi trasladar a la fam ilia de B uenos A ires a Europa
a G inebra de 1914 a 1919 y a Espaa de 1919 a 1921el joven B orges
(o Jorgito, com o entonces lo llam aban) abraz ideas socialistas y revolu-
cionarias, calificndose de m axim alista y abogando por el derrocam ien-
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to total del capitalism o. Esto fue unido a su descubrim iento del Expresio-
nism o alem n, un m ovim iento que se apartaba de la representacin natu-
ralista de la realidad al tiem po que condenaba el m ilitarism o de la
sociedad burguesa. Entre las prim eras publicaciones de B orges se encon-
traban Rusia, pica sovitica y G uardia roja, una serie de poem as bol-
cheviques que, en un idiom a que im itaba tanto a W hitm an com o las audaces
m etforas del Expresionism o alem n, saludaban el advenim iento de la Revo-lucin Rusa. El m ism o radicalism o sustentaba un proyecto colectivo que
Borges analiz con algunos am igos en 1921, en las reuniones sem anales
organizadas en Buenos Aires por el anarquista filosfico M acedonio Fer-
nndez, para construir una novela de corte quasidadasta am bientada en
Argentina. El argum ento giraba en torno a una conspiracin revoluciona-
ria que pretenda provocar un colapso nervioso en la ciudad de B uenos
Aires con la intencin de elevar a M acedonio Fernndez a la presidencia
de la repblica y abrir el cam ino al bolchevism o: los organillos ni siquie-
ra acabaran una m eloda, cortndola a la m itad; toda la ciudad se llena-ra de objetos intiles, com o barm etros; se aflojaran las barandillas de
los tranvas, etc.
W illiam son no determ ina el m om ento preciso en el que B orges abandon
sus tendencias bolcheviques, o las experiencias especficas que pudieran
explicar ese abandono, atribuyendo el cam bio, al m enos en parte, a las
idiosincrasias de su educacin. La afirm acin de que B orges nunca per-
di de vista el legado de 1917 y que conserva siem pre un fuerte senti-
do de las responsabilidades polticas del escritores cuando m enosingenua, ya que m uchas de las posturas polticas adoptadas m s tarde por
Borges no estaban inform adas por sus com prom isos radicales, sino por un
tem or a la inestabilidad social y a los proyectos revolucionarios bastante
com n entre los hom bres y m ujeres de su clase en toda A m rica Latina.
Pero est claro que en 1923 B orges haba puesto fin a sus devaneos con
el bolchevism o, com o atestigua la exclusin de todos sus poem as revolu-
cionarios de la coleccin que public ese ao,Fervor de Buenos Ai res. M as
esas fechas se haba convertido en una de las principales figuras de la van-
guardia argentina, habiendo vuelto de Europa com o em isario de los ultras-tas m adrileos, un grupo bohem io cuyo objetivo era rom per con los cansados
tropos del Rom anticism o m ediante el uso de m etforas discordantes. En
1922, Borges y sus am igos crearon la revista Proa, que pronto inici con
su hom loga Martn Fierr ouna rivalidad que defini los debates literarios
del pas en los aos siguientes. W illiam son describe bien el m edio en el
que se m ova B orges, desde las etreas reuniones de caf hasta los ebrios
traspis por las orillas, los barrios de inm igrantes pobres de B uenos A ires,
hogar de navajeros y del tango.
Borges acept con satisfaccin su m bito porteo, y a m ediados de la
dcada de 1920 haba virado directam ente hacia el centro. Partidario acti-
vo del Partido Radical que representaba los intereses de las clases
m edias urbanas a las que perteneca su fam ilia, form un grupo de jve-
nes intelectuales para colaborar en la cam paa de eleccin de H iplito
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Irigoyen para la presidencia en 1927. U na vez elegido, Irigoyen am pli
los puestos de trabajo en el sector estatal y aum ent el gasto pblico;
pero aunque se consideraba a s m ism o partidario de las clases popula-
res, sus polticas provocaron conflictos con los sindicatos dirigidos por los
anarquistas y con los sectores conservadores vinculados a los intereses
ganaderos y a la econom a de la exportacin. B orges, m ientras tanto,
desarrollaba un concepto de fuerte nacionalism o cvico basado en unabandono voluntario de la etnicidad. En 1928 pronunci un discurso ante
un grupo de activistas del Partido Radical en el que sostena que, en
Argentina, los hom bres de diferentes naciones despareceran en un
hom bre nuevo y que la propia nacin podra ser considerada una gene-
rosa aventura por hom bres de diferentes lneas de sangre cuyo objetivo
no es perseverar en sus linajes, sino olvidarlos [] Son lneas de sangre
que buscan la noche.
Al final de la dcada, Borges haba publicado otros dos libros de poesaLuna de enfrente, 1925, y Cuaderno de San Martn, 1929que lo estable-
cieron com o poeta im portante; crea que estaba respaldando a un partido
poltico digno y destinado a m odelar el futuro de su pas; era influyente en
los crculos literarios de Argentina com o escritor creativo y periodista; y
albergaba esperanzas respecto a su vida personal. El descubrim iento m s
destacado de W illiam son es la im portancia que para B orges tuvo la relacin
con N orah Lange, una joven escritora que haba tom ado bajo su proteccin.
Tras un breve rom ance, Lange lo rechaz, algo que result hum illante en
varios aspectos: acept a O liverio G irondo, uno de los principales rivalesde Borges, public reseas m ordaces sobre las obras de ste, e incluso
escribi una crtica roman clefsobre la relacin de am bos. D e acuerdo
con W illiam son, el fracaso de esta relacin afect a B orges durante dca-
das: inm ediatam ente despus de su term inacin escribi las obras m s
solipsistas y suicidas, com o Sentirse en m uerte, y despus abandon por
com pleto la poesa durante veinte aos. Posteriorm ente, Borges vivi una
serie de relaciones am orosas, incluidos su m atrim onio fracasado con Elsa
Astete y un rom ance interm itente con la enrgica com unista Estela Canto,
a quien dedic su influyente relato El Aleph.
Los problem as personales de B orges aum entaron con el hundim iento de
sus esperanzas polticas. Irigoyen fue derrocado por un golpe m ilitar en
1930, y las crecientes m areas de fervor nacionalista en Argentina y Europa
la A lem ania nazi era m uy popular entre los intelectuales y los polticos
argentinospuso fin a los sueos que B orges haba albergado para su pas
en la dcada de 1920. Ahora se avergonzaba de sus tres prim eros libros de
ensayos Inquisiciones(1925),El tamao de mi esperanza(1926) y El idio-
ma de los argentin os(1929)porque, aunque el sueo que expresaban
para A rgentina era liberal y daba una buena acogida a los inm igrantes, la
eleccin del tem a lo alineaba retroactivam ente con el chovinism o nacional
que l aborreca. Las tensiones polticas de la dcada de 1930 influyeron
directam ente en los grupos intelectuales que Borges frecuentaba. M ientras
que algunos evolucionaron hacia la extrem a derecha, otros viraron a la
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izquierda y respaldaron a los socialistas o a los com unistas; una polariza-
cin todava m s agudizada por el estallido de la G uerra civil espaola.
Borges, sin em bargo, seguira respaldando al Partido Radical durante dca-
das. Vea con escepticism o a la izquierda latinoam ericana, pero tam bin se
convirti en enem igo acrrim o de quienes respaldaban el sueo reaccio-
nario para su pas, y se opuso a destacadas figuras intelectuales o polticas
com o Leopoldo Lugones, partidario de un Estado corporativista dirigido pory para los criollos. En 1934, el cosm opolitism o de Borges se haba conver-
tido en m ateria de suspicacias: una revista nacionalista lo atac por ocultar
sus orgenes judos (inexistentes), ataque al que dio una custica respuesta
afirm ativa en un texto titulado Yo, judo.
Con el estallido de la guerra en 1939, m ientras los sim patizantes fascistas
desfilaban por las calles de B uenos Aires apoyando a H itler, B orges adver-
ta que la victoria alem ana conducira a la ruina y la degradacin de todo
el planeta. Los tem ores por su pas se hicieron realidad en 1943, cuandoun golpe de Estado llev al poder a Juan D om ingo Pern, instalando un
rgim en que B orges denom in nuestra im itacin autctona del fascism o.
Conden los abusos del rgim en, entre ellos la censura, la confiscacin
de propiedades y la detencin y tortura de los opositores polticos. Se
convirti en m iem bro activo de la SA D E, Sociedad A rgentina de Escrito-
res, y durante la dcada de 1940 reaparecera com o una figura de presti-
gio nacional. Fue una poca en la que public algunos de sus relatos m s
fam osos:El jardn de los senderos que se bi fu rcanapareci en 1941, y los
contenidos de este volum en se aadieron a otros relatos para publicar laque posiblem ente sea su coleccin m s conocida,Ficciones(1944). H asta
los m s m etafsicos de estos relatos tenan un significado poltico que
pasa desapercibido a quienes leen a B orges ahistricam ente. Su cosm o-
politism o culto constitua una afrenta para la m iope visin que el rgim en
tena de la literatura argentina, a la que consideraba una em presa patri-
tica m oralizadora. En 1945, B orges recibi un galardn expresam ente
creado, el G ran Prem io de la SA D E por Ficciones, un evento diseado
para reunir apoyos para la causa antiperonista.
En 1950 B orges se convirti en presidente de una SA D E m uy debilitada, y
sigui pronuncindose en contra de Pern y a favor de la libertad intelec-
tual. Pero cuando Pern fue derrocado por el general A ram buru en 1955,
Borges se apresur a ofrecer su apoyo a la junta, a la que consideraba un
baluarte contra los dictadores dem aggicos de izquierda o derecha. En
una entrevista concedida en 1956, declar que en A rgentina la dem ocra-
cia deba aplicarse slo en dosis graduales, porque sigue habiendo
m uchos pacientes recalcitrantes que se niegan a m ejorar y se resisten a la
terapia revolucionaria. U na com binacin de caudillos y elecciones de las
que estaban excluidos los partidos peronistas m antuvo al populism o que
Borges tanto tem a fuera del poder durante casi dos dcadas, tiem po
durante el cual l conserv una hostilidad im placable hacia las polticas de
izquierdas, en A rgentina y en otros pases de Latinoam rica. En Ragnark,
un relato de 1959, los dioses em ergen de los suburbios de B uenos Aires
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con form a de criaturas deform es y salvajes que advertan de la degenera-
cin de la raza olm pica. W illiam son interpreta esto com o expresin de la
decepcin de B orges por el apoyo de la clase trabajadora al peronism o; al
final del relato, lo cual es revelador, el narrador y sus com paeros saca-
m os los pesados revlveres [] y alegrem ente dim os m uerte a los dioses.
M ientras tanto, la fam a internacional de B orges creca rpidam ente: RogerCaillois haba traducido Ficciones al francs en 1951, provoc una cade-
na de reseas y reconocim iento que culm in con la concesin a Borges,
conjuntam ente con Sam uel B eckett, del prim er Prem io Internacional de
las Editoriales en 1961. El libro se tradujo al ingls el ao siguiente. A
m edida que le llovan las invitaciones para dar conferencias en todo el
m undo, las declaraciones pblicas de B orges se endurecieron, atacaba al
gobierno de C astro y a otros m ovim ientos revolucionarios del continen-
te. En 1962 abandon el Partido Radical para pasarse al Conservador.
Cuando Pern recuper el poder m ediante elecciones dem ocrticas en1973, B orges se indign; la m uerte del presidente en 1974 no le sirvi de
consuelo, ya que su segunda esposa, Isabelita, lo sucedi en el cargo.
Cuando el general Videla la derroc m ediante golpe de Estado en 1976,
Borges reaccion con jbilo.
Com o seala W illiam son, las declaraciones polticas efectuadas por Bor-
ges en este periodo fueron tan presuntuosas com o confusas y contradic-
torias. W illiam son explica con detenim iento que B orges fue incapaz de
reconciliar su deseo de dem ocracia liberal con las elecciones libres quehaban llevado al poder a su nm esis poltica. D ecidi apoyar la dictadu-
ra con la esperanza ilusoria de que sta pudiera, al controlar a los pero-
nistas y a los com unistas, hacer realidad las esperanzas de dem ocracia
liberal que l experim entaba. Cuando ya no pudo negar la corrupcin y
la brutalidad del rgim en de Videla, argum enta W illiam son, no pudo dar
sentido a la historia de A rgentina, porque los hom bres de honorque
haban librado al pas del peronism o desplegaban ahora el m ism o nacio-
nalism o agresivo que haba sido una de las principales razones de que l
odiara a Pern. Pero W illiam son pasa por alto el hecho de que las crti-cas de B orges a la dictadura no surgieron hasta que la guerrilla insurgen-
te de los M ontoneros fue aplastada en la guerra sucia. Slo con la derrota
segura de la izquierda y presum iblem ente con el aplacam iento de sus
tem ores de claseBorges se convirti en un crtico declarado de la junta
m ilitar y expres sim pata abierta por las M adres de la Plaza de M ayo en
1980. A l pedir una investigacin para descubrir el destino de los desapa-
recidos que llevara a los perpetradores ante la justicia, fue calificado de
grotesco traidor a la nacin por la prensa oficial argentina; las torm en-
tas retricas siguieron rem olinendose en torno a B orges incluso tras la
cada de la dictadura. sta es sin duda la razn de que a finales de 1985
decidiera trasladarse a Suiza, donde m uri al ao siguiente.
Para m uchos, la notoria cena con el dictador chileno Augusto Pinochet
haba dem ostrado las credenciales reaccionarias de B orges, a pesar de que
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com o escritor hubiera desem peado una funcin inspiradora y revolucio-
naria en las letras contem porneas de Latinoam rica. A la m uerte de B or-
ges, m uchos crticos literarios im portantes de la izquierda com o el cubano
Roberto Fernndez Retam ar o el peruano A ntonio C ornejo Polarm ode-
raron sus opiniones. D e hecho, desde la dcada de 1940, y quiz incluso
antes, los escritos de B orges haban sido ledos con entusiasm o por m uchos
que despus siguieron sus pasos y transform aron la prosa otrora form al,retrica y estilizada de buena parte de la narrativa latinoam ericana m edian-
te toques fantsticos, irona, pareceres filosficos, gneros hbridos y un
tono iconoclasta. Sus obras se burlaban de una tendencia generalizada en
la prosa latinoam ericana que l m ism o haba ejem plificado en la dcada
de 1920de alternar entre un rencoroso sentim iento de inferioridad res-
pecto a la literatura m undial, y m uestras de arrogancia nacionalista. M uchos
escritores latinoam ericanos aprovecharon librem ente las obras de B orges
para sus propios fines literarios. G arca M rquez, por ejem plo, reconcili
la adm iracin por la m aestra de Borges con el repudio a su poltica repi-tiendo algunos de los conceptos m s distintivos de B orges con trasfondos
socialistas.
La exhaustiva biografa de W illiam son introduce los logros literarios de
Borges en el contexto de la historia argentina y de su vida ntim a. La
segunda sobresale hasta el final, cuando la viuda de B orges, M ara K oda-
m a, aparece com o la prim era lectora verdadera de sus obras, capaz de ver
la angustia que hay tras una im aginacin cerebral y m etafsica en apa-
riencia. Com o com paera de B orges desde com ienzos de la dcada de1970 hasta la m uerte del escritor tam bin fue, de acuerdo con W illiam son,
la inspiracin para la gran creatividad de los ltim os aos. La im agen es
halagea para K odam a, pero tam bin sintom tica de una decepcionan-
te tendencia de W illiam son a usar el am or com o clave principal de la vida
y de la obra de B orges. N o obstante, est claro que el com prom iso de
Borges con la literatura y con la poltica argentina estuvo teido por sus
dificultades personales, y el retrato de W illiam son es m s instructivo que
las opiniones habituales que presentan a B orges com o anim ador de dic-
tadores, o m enosprecian su vida poltica y personal por considerar quecarece de im portancia para su trayectoria literaria.
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