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97 CONSENSUS 19 (1) 2014 EDUCACIÓN VIAL Y CURRÍCULUM OCULTO En torno al desconcierto ciudadano ante la incongruencia entre “lo que se enseña” y “lo que se hace y permite” 1 ROAD SAFETY EDUCATION AND HIDDEN CURRÍCULUM Based in the citizen bewildered and inconsistency between “what is taught” and “what is done and allowed” 1 Juan De Orellana Rojas 2 RESUMEN Se partirá de la definición orteguiana de cultura para sostener la idea de la existencia y necesidad de una cultura de la comunicación. Se enfoca en la pésima forma de conducir en Lima y las incongruencias entre aquello que se enseña y lo que no solo se permite, sino se obliga a hacer a través de un mal diseño de la señalización, del sistema vial y de las acciones de las autoridades en ese desfase, con mensajes equívocos, contradictorios desde el inicio, o duales, mínimamente. Hay un mensaje en el tránsito y otro en la educación. Existe en Perú un reglamento que, se supone, debe respetarse. Deriva del antiguo Reglamento de Tránsito pero, hay normas son de uso “por decantación” de costumbres. Existe una educación vial, que no consiste en el conocimiento de un reglamento olvidado, sino en actitudes basadas en “el principio oculto del manejo a la ofensiva” que parte antinómicamente del lema de la División de Tránsito de la Policía Nacional del Perú: “maneje a la defensiva”. La educación vial es parte de la educación cívica, para llegar a la responsabilidad ciudadana. Es cultura. ¿Cuál es la cultura que prevalece en la comunicación de la educación vial, y su praxis, que la semiótica pueda ayudar a develar? Palabras clave Currículum oculto; educación vial; ética y ciudadanía; educación cívica; civismo y valores ABSTRACT A point of departure will be the culture’s definition according to Ortega y Gasset to support the idea of the existence and the necessity for a culture of communication. It focuses on the terrible style of driving in Lima and the inconsistencies between what is taught and what is not just allowed, but rather force to do through a poor design of Road Signs and Signals, road system and the actions of the authorities in that gap, giving misunderstandings and contradictories messages from the start or dual ones, minimally. There is a message in the traffic and another in the education. In Peru there is a regulation that is supposed must be respected. This is derived from the old Traffic Regulation, but there are rules that are following by “separating mechanism” of customs. There is a road safety education not based in the knowledge of a forgotten regulation, but rather in attitudes 1 Investigación cuya versión resumida (para 30 minutos de lectura), fue presentada, y leída, en el X Congreso Mundial de Semiótica. Sección temática: Semiótica de la Cultura. (A Coruña, España) 2 Arquitecto por la Universidad Ricardo Palma. Maestría en Arquitectura en la Universidad Nacional Federico Villarreal; Maestría en Restauración de Monumentos en Arquitectura y Urbanismo en la Universidad Nacional de Ingeniería; Especialista en Arquitectura Paisajista. Docente principal de la Facultad de Arquitectura en la UNIFÉ. Miembro de ICOMOS, representante peruano ante el Comité Científico Internacional de Paisajes Culturales (ICOMOS IFLA) y del Comité Científico Internacional de Patrimonio Cultural Inmaterial (ICICH). Miembro del Comit{e Consultivo de Consensus.

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EDUCACIÓN VIAL Y CURRÍCULUM OCULTOEn torno al desconcierto ciudadano ante la incongruencia entre “lo

que se enseña” y “lo que se hace y permite” 1

ROAD SAFETY EDUCATION AND HIDDEN CURRÍCULUMBased in the citizen bewildered and inconsistency between “what is taught” and

“what is done and allowed”1

Juan De Orellana Rojas2

RESUMEN

Se partirá de la definición orteguiana de cultura para sostener la idea de la existencia y necesidad de una cultura de la comunicación. Se enfoca en la pésima forma de conducir en Lima y las incongruencias entre aquello que se enseña y lo que no solo se permite, sino se obliga a hacer a través de un mal diseño de la señalización, del sistema vial y de las acciones de las autoridades en ese desfase, con mensajes equívocos, contradictorios desde el inicio, o duales, mínimamente. Hay un mensaje en el tránsito y otro en la educación.

Existe en Perú un reglamento que, se supone, debe respetarse. Deriva del antiguo Reglamento de Tránsito pero, hay normas son de uso “por decantación” de costumbres. Existe una educación vial, que no consiste en el conocimiento de un reglamento olvidado, sino en actitudes basadas en “el principio oculto del manejo a la ofensiva” que parte antinómicamente del lema de la División de Tránsito de la Policía Nacional del Perú: “maneje a la defensiva”. La educación vial es parte de la educación cívica, para llegar a la responsabilidad ciudadana. Es cultura. ¿Cuál es la cultura que prevalece en la comunicación de la educación vial, y su praxis, que la semiótica pueda ayudar a develar?

Palabras claveCurrículum oculto; educación vial; ética y ciudadanía; educación cívica; civismo y valores

ABSTRACT

A point of departure will be the culture’s definition according to Ortega y Gasset to support the idea of the existence and the necessity for a culture of communication. It focuses on the terrible style of driving in Lima and the inconsistencies between what is taught and what is not just allowed, but rather force to do through a poor design of Road Signs and Signals, road system and the actions of the authorities in that gap, giving misunderstandings and contradictories messages from the start or dual ones, minimally. There is a message in the traffic and another in the education.

In Peru there is a regulation that is supposed must be respected. This is derived from the old Traffic Regulation, but there are rules that are following by “separating mechanism” of customs. There is a road safety education not based in the knowledge of a forgotten regulation, but rather in attitudes

1 Investigación cuya versión resumida (para 30 minutos de lectura), fue presentada, y leída, en el X Congreso Mundial de Semiótica. Sección temática: Semiótica de la Cultura. (A Coruña, España)

2 Arquitecto por la Universidad Ricardo Palma. Maestría en Arquitectura en la Universidad Nacional Federico Villarreal; Maestría en Restauración de Monumentos en Arquitectura y Urbanismo en la Universidad Nacional de Ingeniería; Especialista en Arquitectura Paisajista. Docente principal de la Facultad de Arquitectura en la UNIFÉ. Miembro de ICOMOS, representante peruano ante el Comité Científico Internacional de Paisajes Culturales (ICOMOS IFLA) y del Comité Científico Internacional de Patrimonio Cultural Inmaterial (ICICH). Miembro del Comit{e Consultivo de Consensus.

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based on “the hidden principle of having an offensive driving style” which comes contradictorally from the slogan of Department of Traffic of National Police of Peru (División de Tránsito de la Policía Nacional del Perú) : “drive defensively”. Road safety education is part of the civic education to reach citizen responsibility. It is culture. What is the prevailing culture in Road safety education’s communication and its praxis that semiotic can help to reveal?

KeywordsHidden currículum, road safety education, ethics and citizenship, civic education, civics and values

PREsENTACIÓN

Si existe algo en lo que debe haber correspondencia entre sus partes es en la educación, y sobre todo en la ciudadana, por un elemental asunto de convivencia. La sociedad al crear cultura, genera sistemas de autoprotección y de convivencia o interacción, lo que conforma el marco legal, reglamentario y normativo para mantener cierto nivel de homeostasis. De su difusión social se encarga, o al menos debería hacerlo, la educación ciudadana o cívica, materia que se imparte en los colegios, junto con otras disciplinas, desde el pre-escolar, hasta el último año de secundaria y debería continuarse en la universitaria con una materia de ética y ciudadanía. No obstante todo aquello que se enseña, tanto como asignatura, cuanto como contenido inmerso en otras asignaturas al respecto, viene a dar por los suelos cuando analizamos lo que en realidad sucede, practicado no solo por “la vulgaridad”, sino por la ignorancia (o pragmatismo) de los ciudadanos, de algunas autoridades y de la misma Policía Nacional. Esto genera en el ciudadano, pero sobre todo, en los futuros ciudadanos, desconocimiento de los derechos, tanto los de él, como los del prójimo, así como de los propios deberes y obligaciones que emergen de esa dialéctica. Lo que lleva a un estado de permanente alerta de violencia urbana. Por ello, este artículo propone que la educación ciudadana o cívica, haciendo énfasis en la educación vial, debe ser enfocada como un problema de comunicación

3 Digo, y llamo, manejo a la ofensiva por contradecir el término usado de “defensiva” y baso esto en el hecho de que muchos vehículos de transporte público, sea de pasajeros o de carga, tienen pintados en ellos figuras alusivas al ataque o la ferocidad, como leones corriendo de frente con los colmillos y las garras a la vista; tigres en similar actitud y serpientes cobra en actitud de ataque frontal, con la cabeza levantada, con su “capucha” desplegada y colmillos a la vista. En otros casos, se trata de frases intimidantes como “solo te queda respirar mi polvo”; o peor aún, exacerbando la ira del otro conductor con la frase “Si lo [sic] vez a tu hija llorar [sic] ha de ser por este varón” o similares. La significación de esos mensajes es bastante clara, atemorizar. No obstante considero que es una forma no sana de convivir. Es materia de toda una investigación.

masiva y debe buscar eficiencia, consistencia y congruencia entre sus contenidos, las formas de comunicarlos, el lenguaje, los media que se debe usar para ese objetivo y las acciones que se permiten o lo que se expresa en la cotidianidad del vivir.

El trabajo parte de la idea orteguiana de cultura (válida para el tema) para sostener la necesidad de la existencia de una cultura de la comunicación. Está motivado por la forma de conducir en Lima y las incongruencias entre aquello que se enseña y lo que no solo se permite, sino se obliga a hacer a través de un mal diseño de la señalización, del sistema vial y de las acciones de las autoridades, en ese desfase, con mensajes equívocos, contradictorios desde el inicio, o duales. Hay un mensaje en la praxis del tránsito y otro en el proceso educativo oficial.

Existe en Perú, respecto a este tema, un conjunto de reglas que se supone deben respetarse. Muchas de ellas derivan del antiguo Reglamento de Tránsito (el que pocos recuerdan y que nadie, menor de 35 años, conoce actualmente) mientras que otras son consuetudinarias, de uso “por decantación” de costumbres. Existe una educación vial, que no consiste en el conocimiento del reglamento vigente desconocido, o del olvidado, sino en actitudes basadas en “el principio oculto del manejo a la ofensiva” que parte, antinómicamente, de la connotación de la máxima de la División de Tránsito de la Policía

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Nacional del Perú: “maneje a la defensiva”3, difundida durante décadas.

La educación vial es parte de la educación cívica, cuya finalidad debe ser la Responsabilidad Ciudadana. Es la forma de arribar, como decía Ortega y Gasset a un conjunto de actitudes creencias, valores, etc., para llegar a la convivencia, a actitudes vitales que nos permitan vivir bien en este momento y lugar. Es cultura. ¿Cuál es la cultura que prevalece en la comunicación de la educación vial, y su praxis, que la semiótica pueda ayudar a develar?

Cualquier persona que mantiene algún nivel de convivencia, ya sea como pareja, en familia, en congregaciones o cualquier otra forma social, sabe que es asunto fundamental el sentar las bases sobre las cuales se haga posible dicha convivencia. En otras palabras, “las reglas del juego”. Lo supo Hammurabi, cuando plasmó en piedra su famoso Código; luego el pueblo de Israel, cuando le solicitó a Moisés que pidiera a Dios una norma que guiara su comportamiento y nació el Decálogo y, luego, el Deuteronomio. Lo entendió, mejor que muchos, Justiniano, cuando ordenó a sus mejores juristas y filósofos que reunieran, en un libro, todos los conocimientos, concordados, de la legislación del mundo conocido, de lo que emergió el Derecho Romano a través del Digesto, Pandectas o “Corpus Iuris Civilis” que aún hoy se estudia; Lo supo san Benito de Nursia, cuando redactó la “Regla” de la Orden Benedictina. Lo supo el virrey Toledo cuando redactó “Ordenanzas del Perú para un buen gobierno”.

En una urbe occidental, civilizada del s. XXI, en un país en donde solo en la conurbación Lima - Callao, la ciudad capital, está, casi el 33% de la población total del país, casi 10 millones de habitantes; país en que la población urbana es el 76% del total, que suma 30 millones, una correcta educación vial es imprescindible. Además de que su calidad debe ser alta, su difusión debe ser muy extendida, es decir, debe ser intensa y extensa. Y si existe algo en lo que debiera haber congruencia entre sus partes, insistimos, es en la educación ciudadana.

En Perú, la red ferroviaria es mínima, solo existe en algunos lugares. Todo lo demás se

soluciona por transporte terrestre vial (de carga o pasajeros) o vía aérea en menor cantidad. En ello encontramos la gravedad del problema y la importancia de esta investigación y otras que puedan seguir desde otras disciplinas

INTRODUCCIÓN

La pésima forma de conducir en Perú y la enorme cantidad de accidentes de tránsito terrestre que ocurren por falta de una cultura de educación vial, pero sobre todo por la incongruencia que existe entre lo que se enseña y lo que se señala y/o permite es la motivación para realizar este trabajo.

En rigor, no es que no exista cultura, ya que desde que hay seres humanos en sociedad (por nuclear que esta sea) hay cultura. No se recurrirá a Adam Kuper para tratar de dilucidar este concepto o buscar entre los más de 80 que encontró un antropólogo, todas ellas válidas. No es el tema. Baste, con la que usó Ortega y Gasset, en tanto conjunto de conocimientos, creencias, usos, costumbres, tecnología, relaciones, etc. que usa un pueblo, o una agrupación humana, para vivir con eficiencia en un lugar, en un momento determinado de la historia. Súmese a esta clara y atinada (por lo extensiva) definición orteguiana, aquella que se está empleando en círculos de calidad y otros referidos, al conjunto de actitudes, formas, creencias, comportamientos que caracterizan a una sociedad (anónima o humana). En una sociedad occidental, prometeica civilizada, de principios del s. XXI, lo mínimo es que haya normas de conducta relacional, claras. ¿Qué es lo que se debe hacer, qué no, y en qué casos? De lo contrario esa carencia generará caos y, este caos, violencia. En Lima se vive la ley del más grande y osado. Recuerda al cuadro El pleito de las calesas del pintor Teófilo Castillo y cómo esa falta de reglamento generaba esos incidentes.

Lo que sucede actualmente es que no se conoce, como sí se conocía hasta hace poco más de 20 años, el Reglamento de Tránsito. Recientemente se publicó el voceado “Código de Tránsito”, cuyo propósito era ser el final del “vale todo” que se estuvo viviendo, como si fuese a reemplazar al Reglamento Nacional

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de Tránsito. En realidad, no reemplazó al Reglamento de Tránsito, el que, además, de “estar allí, en algún sitio”, legalmente válido, pocos menores de 45 años, conocen (es el 38% de la población total). Los de 45 años hasta los 75 años, que pueden estar en el rango de conductores hábiles, son solo el 20%. Otro 20% es la población que está siendo educada, o que lo será en unos años, en la convivencia cívica, es decir, los menores de 15 años. Sea como conductores o como peatones, deben conocer las reglas del juego. No obstante, estas no se consiguen fácilmente en ningún lugar.

Quede claro. Un reglamento es una norma jurídica que dicta el poder menos conflictivo de un Estado, el ejecutivo, y tiene por finalidad completar, desarrollar y precisar una ley. Un código es en conjunto unitario, ordenado y sistematizado de normas. Es decir, condensa, en sí, a un conjunto, tal vez disperso, de reglamentos y normas, dándoles organicidad, como los mencionados, Código de Hammurabi, el Corpus Iuris Civilis, la “Regla” benedictina, etc.

El Código de Tránsito ha sido correctamente publicado y publicitado, no obstante, este se reduce, exclusivamente a establecer las sanciones a violaciones y “faltas”, a las que no se hace referencia, de manera orgánica, a reglamento o norma alguna, solo se refiere a un patrón variable anual como es la U.I.T. (Unidad Impositiva Tributaria), tomándola como base para establecer multas sobre la base de porcentajes de UIT, ante la perpetración de una falta leve, mediana, grave o muy grave. ¿Cuál es la base de dicho código, cuáles las obligaciones, cuáles los deberes y cuáles los derechos? Eso lo hemos buscado en los lugares en los que se obtienen los “brevetes” o licencias de conducir, con resultado negativo; se ha entrevistando a muchos conductores, sobre todo taxistas, con la finalidad de comparar sus respuestas con lo que se sabe por haber conducido en el extranjero. La respuesta siempre fue la misma: el reglamento no lo conocen, pero el “solucionario” de las preguntas que pueden venir en el examen para la licencia de conducir, sí, y se vende. El precio es concordante con el número de preguntas respondidas en cada solucionario: desde

S/.5.00, hasta S/.40.00 (aproximadamente, unos $1.80, hasta $15.00). Consultando en internet hay mucha confusión al respecto porque aparece todo tipo de información, tanto oficial como informal, pero sobre todo web sites y blogs en los que se inquiere hasta por cuáles son las preguntas y las respuestas del examen escrito para obtener la licencia. Es decir, el banco de preguntas con sus respuestas.

Todo no es sino un síntoma, una manifestación o una señal de la corrupción que impera en el país desde que este existe de manera independiente, y de la ignorancia que campea desde tiempos recientes, o desde antes, de la que no se ha emancipado y de la que participa gran parte de la población. ¿Por qué no dar a conocer adecuadamente las reglas? ¿Quién gana, al final con la ignorancia del pueblo?

Es importante hacer notar que el nuevo Código de Tránsito se ha difundido y discutido hasta la saciedad en los medios de comunicación pero, como era de esperarse, las discusiones y debates se centraron, exclusivamente, sobre ciertas infracciones y su sanción pecuniaria o multa. Se pronunciaron los periodistas, los taxistas, transportistas que forman parte del caos urbano, sobre todo de Lima, y los empresarios transportistas de las empresas formales e informales del transporte interprovincial y personal del Ministerio de Transportes. Nadie evadió el intervenir en la discusión, en opinar sobre lo opinable y hasta sobre lo no opinable, siempre en defensa de los intereses de aquellos a quienes representaban. Que si las multas eran muy altas (se redujeron), los transportistas, reales asesinos culposos en nuestro medio, opinaron que era un abuso que se les pretendiera imponer tales multas; los ciudadanos de a pie y usuarios del transporte, ‘que está muy bien, porque hay que controlar el caos’; los periodistas alborotando el gallinero, porque así se hacen o consiguen las noticias. Siendo usuario permanente de taxis (2 veces al día) pregunto a los conductores, si conocen el reglamento o el código del que tanto se habla. Su respuesta es, hasta ahora, siempre negativa; la dan, incluso, quienes están oyendo, en esos momentos, un programa radial de corte gremial, La hora del taxista (Radio Moderna -930 AM- en horario de 11:00 a 12:00

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p.m.) y que no es sino un espacio para seguir manteniendo una situación de informalidad, caos e impunidad ante su manejo abusivo.

Ante mi pregunta, ¿cómo han obtenido la licencia de conducir sin conocer el respectivo reglamento? La respuesta, sin excepción, es que en los alrededores del lugar del examen, venden unos cuadernillos con preguntas que suelen venir en los exámenes escritos. Independientemente de si la licencia (o brevete, como se le llama en el Perú) lo hayan obtenido en Lima, en Chiclayo u otras provincias en las que los exámenes suelen ser más laxos.

En muchos casos se constata el desconocimiento de las reglas de tránsito aún en los miembros de la policía de tránsito, de lo contrario no dejarían pasar ciertas faltas obvias que se producen en presencia de ellos. ¿O se trata de desidia? Pero ¿Por qué? ¿A quién beneficia este desconocimiento? ¿O es candidez? Finalmente, ¿Quién carga con la culpa de este estado de las cosas?, ¿Por qué la Policía de Tránsito desconoce las reglas y, en algunos casos, los mínimos procedimientos del buen conducir? ¿Hay, Sensu Stricto, un currículum oculto o lo que sucede es que a nadie se le ocurre que existe un doble discurso, uno explícito y el otro velado o implícito? ¿Se trata, realmente de un currículum oculto tal como se lo concibe, o podemos usar este concepto aún para lo negativo, en un sentido lato, ya que no se enuncia abiertamente? Todo ello, sin ir muy lejos, en Lima, que posee un parque automotor mayor a 850.000 vehículos, de los cuales 125.000 son taxis.

Se debe aclarar que la correcta conducción de un vehículo de tránsito (desde una bicicleta o triciclo, hasta el más grande de los camiones) implica no solo, saber accionar para moverlo adecuadamente para lograr la maniobra que se desee, sino que es, sobre todo y ante todo, conocer las normas de convivencia que mantengan un clima de calma y de seguridad, en la que, preservando los propios derechos, se respete el de los demás. Ello implica formas de actuar.

Pese a ser seguidores de Robert Hutchins (1953), se considera que su rasgado de vestiduras por la “ignominia” que, para él, significaba que en una universidad se enseñe (y otorgue diploma en) manejo de vehículos de transporte4, se está en la convicción de que se trata, de cultura urbana, y, se insiste, en cultura y ética ciudadana en general; se trata de convivencia y, justamente una de las funciones y misión de la universidad es crear cultura y crear ciudadanos éticos, líderes de la sociedad en la que se insertan. Por lo tanto, dentro de los estudios culturales deben estar los de civismo y ética ciudadana. Tal vez, para la época y lugar en que Hutchins escribió La Universidad de Utopía, ello se daría por descontado, ello se supone que serían valores y actitudes que se adquirían en la familia, en el seno mismo de la sociedad.

En términos de educación vial y de supervivencia urbana la aparición masiva, o diríase mejor, la “infestación”, de vehículos que se ha producido y se produce en ciudades como Lima, Arequipa, Cusco, Trujillo, Chiclayo (con tendencias a extenderse a ciudades pequeñas como Ayacucho) es preocupante sobre todo por las características que les son propias a este tipo de transporte urbano público en estas ciudad y el nivel de “calificación” que tienen los profesionales del transporte, lo que motiva, a quien tiene un mínimo de dinero para hacerlo, a adquirir un auto propio, con lo que se congestiona aún más el tránsito, causando, entre otras cosas, una altísima contaminación que, aunque no es tema del presente artículo, es un importante problema que debe ser mencionado.

Lo que nos interesa ahora es la relación entre la educación formal y la oculta que, aunque esté muy a la vista, no se siente como “educación”, lo que adquiere un carácter dramático si se considera el potencial deletéreo de los vehículos motorizados y su mal uso, o su uso mal normado. Pero, quede claro, normado, está, bien, regular o mal, pero está normado. Lo peor, y este es el meollo de la cuestión, está en el doble mensaje que se da a la comunidad,

4 Hutchins, Robert M.. La universidad de Utopía. EUDEBA 1959. Buenos Aires

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desde la educación materna e inicial (pre escolar) hasta la obtención del “brevete” o licencia de conducir a lo que se suma la poca difusión de las normas. Y es esta ambigüedad de la educación la que termina produciendo aún más accidentes que la velocidad, o incluso, que los conductores y peatones ebrios.

Cargan la culpa de esta ambigüedad, desde el Estado, por una política quasi paranoica, hasta los periodistas, maestros, padres de familia, autoridades municipales, arquitectos municipales, juntas de vecinos, Policía Nacional, etc. Vale decir, toda la sociedad, la que ha llegado a un punto en que prevalece un sentido de “caveat civitas5” sobre el Reglamento Nacional de Tránsito, ya que se parte del punto del absoluto desconocimiento, irreverencia o desacato a este, por parte de los otros, para lograr “sobrevivir”. En conclusión, hay un doble mensaje para la sociedad y sus ciudadanos: una, la que dice oficialmente el casi totalmente desconocido Reglamento Nacional de Tránsito, que debería ser la única fuente de educación vial; y otra, la que dice la educación cotidiana, incluyendo la que se imparte para acceder a la licencia de conductor, o “brevete”6 y que está impartida por diversas academias de conducción, por los folletos que se adquieren para “prepararse” para el “examen teórico”. Pero, este Reglamento Nacional de Tránsito, no norma ciertas “formas” de conducción de casos específicos, lo que es función de un reglamento.

Hay que aclarar que la ambigüedad del mensaje se produce, además, por señales y

órdenes dadas o colocadas, sea de manera oficial u oficiosa. Pero, aún en este último caso, oficializada por la aceptación de las autoridades pertinentes.

EDUCACIÓN VIAL

El desarrollo de un “concepto”7

Estamos convencidos de que el Estado peruano está en pleno proceso de claudicación en su conducción de la nación peruana. Esta es paulatina, lenta, pero tiende a desentenderse de lo que aún en el país de economía y gobierno más liberales, se ocupa. Pese a la carga tributaria, la educación estatal, infantil, primaria, secundaria o universitaria es deficientísima. Solo a un padre sin dinero, o absolutamente ignorante, se le ocurriría enviar a su hijo a un centro educativo estatal, del nivel que fuere. En salud, es deplorable, tanto en el sistema de hospitales estatales o de la seguridad social. La justicia, no va mejor8; y la seguridad ciudadana, debe ser lograda, como todo lo anterior, por pago de servicios a terceros. Los impuestos se pagan y se gastan, pero nadie sabe en qué, ni para qué9. El Estado, en su misión liberal más restringida, debe fiscalizar que las reglas del juego democrático liberal se cumplan. El Estado peruano ha perdido autoridad, se la ha dejado arrebatar, ya no fiscaliza ni el accionar privado, pues hay empresas que están creando verdaderos oligopolios, en muchos rubros sin control estatal. Hay informalidad e incumplimiento de las leyes, reglamentos, normas y manuales. Existe minería informal, y hasta ilegal, que

5 “Cuídate ciudadano”, en alusión a la máxima que existía en Roma “caveat emptor”, sobre el desorden comercial y el cuidado que debían tener los compradores porque la absoluta responsabilidad por la compra recaía sobre el comprador, aun si fuese estafado, él cargaba con la culpa, no había lugar a reclamo. En nuestro caso, es el ciudadano el que debe cuidarse, ya sea en su faceta de peatón o en la de conductor. Si un vehículo de transporte público le destroza el auto a alguien, y este sale herido, el SOAT (Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito) podría cubrirle los gastos de curación y tratamiento, pero la reparación del auto destrozado, o la propiedad inmueble siniestrada, queda sin reembolso. El vehículo es “herramienta de trabajo” y es inembargable.

6 En lo sucesivo, nos referiremos a esta licencia de conducir con el término brevete, por cuanto es el que comúnmente se usa en el argot de los conductores y en general, en la sociedad peruana. Cuando se hagan citas directas del mencionado reglamento, sí se usará el término oficial de licencia para conducir.

7 Empleamos el término concepto, no en el sentido epistemológico sino el que se le da en el marketing.8 El jueves 8 de octubre de 2008 el Presidente de la Corte Suprema, declaró que los jueces también tienen “su corazoncito”,

respondiendo a una pregunta de un periodista haciendo alusión a un fallo con evidente tinte partidario.9 Aunque en algunos casos se evidencia, como en el de la contratación de la modelo Tilsa Lozano para que dé una conferencia

sobre métodos de prevención del contagio del VIH-SIDA, nada menos que en el Congreso de la República. ¿Cuáles son los merecimientos académicos de esa señorita? ¿O su experticia? El evento ha costado, según trascendidos, a $70.000,00, aunque la modelo aseguró no haber cobrado y haberlo hecho gratis.

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contamina nuestra Amazonía y sierra, y el Estado no puede hacer nada. Hay tala ilegal de madera y el Estado es incapaz de frenarla. Hay mafias en construcción, y no se las puede frenar. Hay “marcas”, secuestros, violaciones, se captura a los delincuentes, quienes, luego, son liberados o por el juez, o por el fiscal. Pero solo mencionamos esto para mostrar cuánto está claudicando el Estado peruano10.

El Estado está en crisis, ya casi no existe, es solo un conjunto de burócratas sin preparación ubicados por favores partidarios. Los demás, profesionales tecnócratas de alto nivel, solo se interesan para “vender” el país (en la mejor y en la peor de las acepciones de esta palabra) a fin de conseguir inversiones extranjeras. También, para cobrar las obligaciones y las multas de códigos y reglamentos que se desconocen.

En este estado de cosas, hace más de 40 años, la Dirección General de Tránsito de la ex Guardia Civil comenzó acuñando un lema que terminó siendo un “concepto” publicitario y marketero: “Maneje a la defensiva”, frase que siempre pareció paranoica. Por obvias razones de antonimia, muchos pensaron que, ante el arraigo de ese “estilo defensivo de manejo” (no normal, sino timorato) se podía, con ciertos beneficios, “manejar a la ofensiva”. Este “estilo” ha sido, es, y seguirá siendo, por un tiempo indeterminado, el de los transportistas de servicio público (sobre todo de los microbuseros y choferes de “custers” y “combis”). Porque les da resultados, y la cantidad de agentes de tránsito no es suficiente. Los que hay, “desconocen mayormente”11 el Reglamento de Tránsito. Actualmente, a ellos sumemos los conductores particulares que han aprendido ese estilo de manejo. Cuando alguien es detenido y se les hace la consulta sobre cuál es el artículo del reglamento

nacional de tránsito al que hacen referencia para intervenir, solo dan el código (o número de identificación) en el que se estipula el monto de la sanción de la falta aludida.

Este “concepto” de maneje a la defensiva ha llevado la existencia, en algunos lugares de Lima, de señales que, lejos de marcar un límite de velocidad, dicen, agoreramente, “más despacio” (pero… más despacio que ¿Qué velocidad? ¿Cuán despacio es eso?) pues nadie duda que si llevásemos este acto al límite, cuando la velocidad tienda a cero, es obvio que no ocurrirán accidentes, porque nada se mueve o, al menos, nada parecería que se moviera. Como si se dijese, “si no hacemos nada, no nos vamos a equivocar”. Rige, bajo este mensaje, el “Caveat cîvis”. Sin embargo, debemos considerar que la velocidad, per se, casi no ocasiona accidentes. Solo los agrava. Un vehículo en mal estado, puede ocasionar accidentes; manejar o caminar en estado de ebriedad, causa accidentes; hacer maniobras temerarias, causa accidentes; no respetar o desconocer las normas, causa accidentes; manejar cansado y sin dormir, causa accidentes. La velocidad solo agrava el accidente. Pero, véase, un automóvil estacionado, detenido, puede ser impactado por otro. Y más despacio que eso, no puede estar un vehículo. Un peatón en un paradero, a la espera de su transporte, puede ser arrollado. Y estaba completamente detenido y, aún más, en la vereda. Si la velocidad fuese el origen de los accidentes, países como Alemania, donde hay autopistas que no tienen límite de velocidad, tendrían un récord de accidentes mayor al del Perú.

Repetimos, el mensaje de este “concepto”, crea una significación errada, en el sentido que es la velocidad la que crea los accidentes, cuando en realidad es el conducir mal, el irrespeto a las

10 Hablamos de claudicación del Estado, porque algo similar se produce en la seguridad ciudadana. “Evite retirar dinero de los cajeros automáticos, sobre todo en época de navidad o fiestas patrias, porque puede ser “marcado” y asaltado; igualmente, “no se le ocurra retirar dinero del banco, sobre todo si son grandes cantidades, porque lo marcan y lo asaltan”. Es una realidad que nos asaltarían, pero no debería ser así. Se debería poder caminar con la cantidad de dinero o joyas que se nos antoje, y hacerlo con absoluta seguridad, en tanto no lo hagamos por zonas peligrosas que las hay en cualquier ciudad en el mundo. Estamos creando una sociedad de miedo, paranoica, de la que solo ciertos políticos podrán salir ganadores, además, tangencialmente, de los bancos, por los “cheques de gerencia. No decimos que los bancos se beneficien, directamente, de los asaltos y las “marcas”, pero sí, algunos políticos y esa es la razón por la que al problema no se le ve soluciones y por la que se dice que el Estado claudica.

11 “Desconozco mayormente” es una frase generalmente usada por personal de seguridad pública o privada.

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señales de tránsito y a las normas; es el conducir en estado de ebriedad; caminar en estado de ebriedad; tener los coches en pésimo estado, los que, sin embargo, aprueban las revisiones técnicas; el no mantener una distancia prudencial, el agotamiento del conductor, o el dormirse conduciendo.

“Maneje a la defensiva” pudo haber sido para los autores de la frase, los emisores, maneje correctamente y (además) no exceda la velocidad12, conduzca a una velocidad adecuada y prudente para cada caso. Pensaron en un receptor modelo ideal, pero no consideraron con la recepción activa del mensaje por parte del receptor empírico real. El emisor, el autor empírico no supo construir a su “lector modelo” que se condiga con el empírico. Como la frase se acuñó durante el “gobierno revolucionario de la Fuerzas Armadas”, el receptor -lector- empírico, construyó mal su autor modelo13, pensando que, al tratarse de militares, la palabra defensiva significaba, verdaderamente una acción de salvaguarda, frente a una acción ofensiva. Para que haya defensa, debe haber ataque.

Se advierte entonces, en este punto específico, con un análisis semiótico que esta parte del sistema general, es la única que es coherente entre lo que se enseña y lo que se hace. Se dice que se maneje a la defensiva, y se coloca señales que llevan este concepto al paroxismo. El problema estriba en que no se trata de algo que explique la situación para hallarle solución, o, que ese manejar a la defensiva sea una acertada respuesta que solucione el problema. Hay, quienes seguirán manejando “a la ofensiva”.

Cuando se habla de “manejar a la ofensiva” no se hace referencia, por ejemplo, a, ex profesamente, cruzar una intersección mientras el semáforo marca “PARE” en rojo, o circular en sentido contrario al establecido, solo por

atacar. Ya esos serían actos criminales, que no son ajenos al manejo en la ciudad, pero que, felizmente, no son la mayoría y, usualmente, son penados, pues de lo contrario, ya estaríamos en la barbarie total. No se está diciendo que tal barbarie esté lejana sino, contrariamente, más cercana de lo que se puede creer y por eso la importancia de este estudio.

El manejo “a la ofensiva”, se insiste, es la forma antinómica del manejo a la defensiva. Es decir su lema es algo así como, “si hay algunos que van a manejar a la defensiva, entonces, aprovechemos y saldremos ganando”. Se trata de mostrar que uno es capaz de arriesgar su coche con tal de obtener el derecho de pase, por ejemplo. Un caso típico es el de los cruceros peatonales, ese “paso de cebra” o “crucero peatonal” (Fig. 1) que, se supone, da prioridad de paso al peatón, cuando no existe semáforo. Internacionalmente, el paso de cebra es una señal que sirve para indicar que los vehículos deben dar preferencia al peatón. En nuestro caso no es así. Hay quienes ignoran, simplemente para qué sirven, y quienes, aún conociendo su significado, igual en una abrumadora mayoría, no detienen el vehículo ante peatones que esperan para cruzar. La minoría restante, la que sí se detiene y deja el derecho de pase al peatón, generalmente ha conducido en el exterior. Son reconocibles. La mayoría lo que hace es incrementar la velocidad y enfilar el vehículo hacia los peatones, quienes, se sienten inhibidos de cruzar. El objetivo está logrado, pero es una muestra de que el manejo a la ofensiva es más redituable que el de “a la defensiva”: “¡Así a uno no le ven, a uno, la cara de tonto!”. Esto puede ser considerado solo un acto de sujetos con algún tipo de sociopatía, pero, la actitud de las madres -y padres, también- que enseñan a sus hijos, aun habiendo crucero peatonal y señal de PARE, “No cruces, hijo, deja que pase el auto” y que aun cuando la vía sea de un solo sentido, siempre debe verse

12 Hay ocasiones en las que es indiscutible la necesidad de manejar a baja velocidad, como a la salida de una institución educativa, pues algún niño (al que no se le puede pedir responsabilidad, ni que se comporte sin hacer “travesuras”, que no mide las consecuencias) puede cometer un acto imprudente. En este caso, manejar a altas velocidades reduce la capacidad de reacción ante algún hecho fortuito e, inversamente, incrementa las posibilidades de la ocurrencia de un accidente.

13 Para estos conceptos de autor modelo y empírico y de lector modelo y empírico, ver Umberto Eco: El lector in fabula, la cooperación interpretativa en el texto narrativo. No solo es aplicable para la narrativa sino para muchas otras formas de semiosis, como en el caso de la música, como lo ha demostrado, magistralmente, López Cano (2004)

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en ambas direcciones, antes de cruzar. Ambas situaciones frecuentes indican el bajo nivel confiabilidad en el respeto a las normas por parte de la ciudadanía y refuerza el mensaje, no escrito ni reglamentado, del derecho de pase del vehículo. Esto se puede hacer ante la vista de agentes de la policía, quienes ni se percatarán de la falta, tan arraigada está esta que se ha perdido la sensibilidad ante estos actos. Y si algún peatón, lo hiciera de manera avezada y surgiera un motivo de riesgo de su vida, el agente de policía le haría nota su “imprudencia”. Ello sin desmedro del, casi seguro, insulto del conductor hacia el peatón.14

Figura 1

Las líneas blancas, como teclado de piano son los cruceros peatonales o “pasos de cebra”. De no existir semáforo que regule los pasos, el peatón tiene derecho de pase sobre los vehículos. En una intersección, si este crucero, está precedido por una línea blanca gruesa que, en sentido perpendicular, va de lado a lado, significa que ningún vehículo, motorizado o bicicleta la puede sobre pasar en la parada. Como vemos, ello no impide para que la moto sí la sobrepase. ¿La razón? Obligaría a los peatones a invadir la vía que intersecta, por donde están circulando vehículos, con el riesgo de ser atropellados.

Mantener una distancia prudente, de acuerdo a la velocidad a la que se maneja, es algo civilizado en casi todo el mundo. En el Perú es considerado como “invitación” a que otro vehículo se ‘cuele’ en ese ‘hueco’, haciendo que tal distancia no exista y aumentando la inminencia una colisión ante alguna

eventualidad que obligue a una frenada brusca, el mismo que, de producirse, tendría como culpable a “aquel que no mantuvo su distancia y colisionó por detrás”.

Al parecer, funciona este sistema de manejar a la ofensiva. Al parecer, funciona la falta de límites en el comportamiento y las actitudes de individuos que quieren ser considerados y tratados como ciudadanos. Pero... ¿Lo que funciona es el hecho de manejar a la ofensiva o, en realidad es el desconocimiento de las normas, la aceptación de su incumplimiento y la permisividad de las autoridades?

Aquí se empieza a sentir, ya, una contradicción entre lo que se dice y lo que se hace. La señal internacional de PARE (o STOP), ese octógono rojo con letras en blanco, indica, justamente, que el vehículo debe detenerse, debe parar. Internacionalmente se debe detener el vehículo 6 segundos, percatarse de que no vienen coches por la preferencial y/o no haya peatones que estén por cruzar. En Lima, en el Perú, casi nadie lo hace. Ya empieza a notarse el resquebrajamiento del rol del Estado al no obligar el cumplimiento de una de las normas mínimas de convivencia: quién tiene derecho de pase y por qué. No se trata de privilegios de casta o de posición, no estamos en la Lima del s. XVII para que haya prerrogativas y privilegios o exenciones no escritos pero que conforman un derecho consuetudinario. Se trata de proteger al más débil, vulnerable y obviamente más lento, en este caso al peatón; de darle derecho de paso al que viene por una vía principal, o por la derecha, si las dos vías tuviesen la misma jerarquía. Eso genera Seguridad Vial.

El reto de la educación vial es conseguir que los ciudadanos estén convencidos e implicados en un proyecto que depende de todos y nos afecta a todos: la seguridad vial.15

La Dirección General de Tráfico del Ministerio del Interior de España no duda en calificar al “fenómeno circulatorio” como “símbolo de

14 He hecho esta prueba, más de una vez con los resultados descritos, además de una llamada de atención por parte de mi esposa.

15 Extraído del URL: www.dgt.es/educacionvial

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progreso”, y reconoce en él, paralelamente, a “un problema social de primer orden”16 y define la Educación vial “como parte de la Educación Social, siendo una eficaz base de actuación ciudadana, dado que trata de crear hábitos y actitudes positivas de convivencia, de calidad de vida, calidad medioambiental y la SEGURIDAD VIAL.17

Esta dirección habla de la adquisición de “VALORES VIALES”. Pero, como es sabido, los valores no se pueden demostrar sino, tan solo, mostrar, y mostrarlos como algo positivo, y mostrarlos con el ejemplo. Gnoseológicamente son intuiciones. Los valores, son más que un tema cognitivo, lo son, pero, fundamentalmente, están ligados a la dinámica misma de los afectos. La eficacia de la asimilación se evidencia en las actitudes y en el comportamiento (Díaz, 2006). Pero la mostración (o si se desea llamarlo, “epifanía”) implica no solo un intento de comunicación de signos o señales a un receptor que debe colaborar para lograr la decodificación correcta sin arriesgarse a interpretación, en el sentido estricto y hermenéutico de la palabra. Por ello, es algo que, solo una constante vivencia positiva y coherente, puede hacer que un valor arraigue en una persona. No se puede inculcar respeto, siendo irrespetuoso. No se puede inculcar la adhesión a la verdad, con la mendacidad. No se puede inculcar el valor de la justicia siendo injusto, ni el de democracia cuando se buscan triquiñuelas y argucias para no cumplir con la democracia. Los valores hay que vivenciarlos permanentemente y congruentemente, para “internalizarlos”18. Esta palabra, aunque un neologismo, es básica para lograr un comportamiento urbícola adecuado y cívico, ya que este proceso debe hacerse íntimamente de uno y nacer de uno, debe hacerlo interno y propio, es “algo que constituye un paso más que la movilización de un auto o el simple conocimiento de normas y señales de

circulación”19.Díaz (2006, p. 4), sigue a Durkheim y dice:

Por su parte Durkheim enfatiza el papel de la educación en la socialización. Uno de los primeros cursos que dio en París fue el de Educación Moral, en el cual establecía que así como en la fisiología existen límites, también las “sociedades requieren de un límite que regule y ordene la actividad del hombre” (Durkheim, 1976, p. 17), y la disciplina escolar debe crear en el alumno esta necesidad de autolimitación. Además, es ampliamente conocida su concepción de la educación como transmisión de valores de la generación adulta a la nueva, con la finalidad de que con el tiempo esta los recree para volverlos a transmitir a la siguiente generación. El autor reconoce, como muchos otros, que la educación responde a cada época; así, expresa que en el medioevo no podían realizar un libre examen de las ideas, porque no se podía ir más allá de lo que la sociedad permitía: “No existe ningún hombre que pueda hacer que una sociedad tenga en un momento dado un sistema de educación diferente de aquel que su estructura supone” (Durkheim, 1979, p. 103).

En el caso de España, donde hay, dependiendo de las regiones o autonomías, un excelente o regular respeto a las normas de tránsito y, en general, por el civismo, la Universidad de Salamanca, conjuntamente con la Dirección General de Tráfico del Ministerio del Interior de este país, ha iniciado un sistema de investigaciones, tendientes a solucionar ciertos conflictos, como los que se producen en los “pasos peatonales”, con semáforos, o sin ellos.20 Se trata de una investigación multidisciplinaria,

16 Ibíd.17 Id. link ¿Qué es educación vial? En URL: http://www.buenastareas.com/ensayos/Educaci%C3%B3n-Vial/25689248.html18 Según el glosario de Espacio Logopédico: Internalizar es el “Proceso mediante el cual un individuo incorpora en su

personalidad los patrones de conducta prevalecientes en la sociedad”. En http://www.espaciologopedico.com/recursos/glosariodet.php?Id=214 visitado el 02/12/13.

19 Ibíd.20 Categorización automática y análisis secuencial de conflictos peatón-vehículo, desarrollada por el Departamento

de Informática y Automática y el Instituto Universitario de Integración a la Comunidad (INICO) de la Universidad de Salamanca, en colaboración con el Centro Superior de Educación Vial de la Dirección General de Tráfico. URL: www.dgt.es/educacionvial. Link revisado el 23 de noviembre de 2013.

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en la que intervienen especialistas de diversas vertientes profesionales. En el caso de España, es prácticamente una materia que se extiende desde la educación infantil (para nosotros inicial), hasta la primaria y secundaria, con recursos didácticos para cada tipo de destinatario (publicado en un catálogo a disposición del público) y agentes mediadores, entre lo que se destacan los padres, los profesores, la policía local, el personal de la DGT21 y otros profesionales.

Se ejemplifica lo que se dice con lo sucedido en España y su forma de enfrentar el problema. Hace tres décadas y seis años, aproximadamente hacia fines de los años 70, se creó un programa de televisión, muy corto (unos 7 minutos en promedio), transmitido en horas punta, como un comercial largo, llamado La segunda oportunidad22, en el que se mostraba los errores más frecuentes que se cometían al transitar (en vehículo o peatonalmente) por la ciudad o las autopistas y cuál sería la forma correcta de hacerlo en situaciones comprometidas, sea mostrando, en 24 entregas, la manera reglamentaria de hacer las cosas, o la técnicamente correcta, en la interacción vehículo-hombre, pues una segunda oportunidad, como decían en el programa, en la realidad, no existe. Esto, dirigido a personas adultas que manejan y a los que el mensaje podía llegar a tiempo. Pero, en el caso de niños, jóvenes, educadores, o sus padres, recomendamos visitar la página URL: www.dgt.es/educacionvial/Juegos_Aprende_jugando_.html, donde se encuentra juegos interactivos para aprender Educación Vial. Para niños es posible hacerlo de forma lúdica con triciclos, autos a pedal, etc. en circuitos simulando rutas callejeras.

En el caso del Perú, y de Lima, específicamente, la Gerencia de Transporte Urbano de la Municipalidad Metropolitana de Lima, desde 2005 ha lanzado una campaña de Educación para la Seguridad Vial, construyendo valores, que tiene un sistema similar al español. Pero, insistimos que el sesgo que se le da a nuestra

educación vial está más centrado en cómo sobrevivir a la falta de seguridad vial que existe en nuestro medio, en el manejo a “la defensiva”, que en construir valores por los que los ciudadanos aprendan respeto cívico, que consideren que existe el otro, además de sí mismos. Y ese es el tema negativo, justamente. Es, como lo veremos más adelante, como aprender a no salir de casa para no ser asaltado en plena vía pública. O no subirse a un avión para no tener accidentes aéreos, cuando se sabe que ello se consigue con buenas medidas de seguridad, mantenimiento de los aeroplanos y el fiel cumplimiento de protocolos estrictos.

La municipalidad del distrito limeño de San Borja también ha organizado cursos talleres de Educación y seguridad vial, pero con el mismo fundamento de supervivencia. Es importante recalcar que aquí estamos hablando de un curso con sílabo incluido, en el que se explicitan los objetivos, la misión, la visión, coordinaciones, apoyos, etc. La asignatura escolar que existía en un pasado reciente, de Educación Cívica, ya no existe con los contenidos de antes, subsume otras materias, agrupándolas, y que, al estudiantado de todo nivel le resulta, salvo excepciones, aburridísima porque no “aterriza” en la realidad y no se le ve lo práctico, en la gran mayoría de los casos y, lo que se ve en la cotidianidad de los alumnos, no colabora con los objetivos de la asignatura.

El Touring y Automóvil Club Peruano (TAC), ente particular encargado de administrar el otorgamiento del brevete, realizó entre el 14 y el 15 de abril de 2004 un Simposio Internacional de Seguridad y Educación Vial, pero entre los 21 temas que se trataron, solo uno tenía que ver con aspectos de legislación y normatividad. Por todo ello no resulta pasmoso el desconocimiento que, por regla general, tiene la ciudadanía acerca del Reglamento Nacional de Tránsito, ni los que poseen brevete particular y, gran paradoja, ni los que tienen aquellos que los acreditan como “choferes profesionales” y, tampoco, de los policías de tránsito o, menos aún de los peatones.

21 Dirección General de Tráfico.22 Todos los programas (los 24) se encuentran disponibles en internet, en YouTube.com

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Un aspecto que evidencia esta ignorancia (o prepotencia) es que cualquiera puede, a su antojo y conveniencia, colocar resaltos o “rompemuelles” donde se quiera, de la forma y dimensiones que se desee, siempre que se ponga de acuerdo con los vecinos, o que sea una empresa poderosa, no obstante que de acuerdo con el Manual de Dispositivos de Control de Tránsito Automotor en Calles y Carreteras diga explícitamente que “los dispositivos para el control de tránsito en calles y carreteras solo deberán ser colocados con la autorización y bajo el control del organismo competente, con jurisdicción para reglamentar u orientar el tránsito y de acuerdo con las normas establecidas en el presente Manual”. Pero en ninguna de las 616 páginas de este manual, se hace mención del rompemuelle, giba o resalto. Sin embargo, aunque muchos lo ignoren, para esto hay dimensiones reglamentadas por la Dirección de Tránsito. Pese a ello, la municipalidad permite, acepta y no sanciona que los mismos vecinos, construyan rompemuelles monstruosos en los que automóviles que no son “off road”, más conocidos como 4x4, golpeen la parte inferior del vehículo, en muchos casos abollando el tubo de escape, lo que les resta potencia y ocasiona una mala combustión, con el consiguiente desperdicio de combustible y mayor contaminación. Pero eso no es lo peor, es posible que estos resaltos se encuentren, no en una esquina o fin de cuadra, sino en medio o peor, aún a inicio de cuadra. Es común, también, que haya varios en una sola cuadra y, lo alarmante es que los hay en avenidas, en intersecciones con calles secundarias y en los que la avenida es preferencial y, justo en ella, se colocan estos resaltos. La avenida tiene derecho de pase, no obstante se bloquea este, con estos resaltos o, incluso, con señales de PARE

(STOP) colocadas sobre la avenida, dando preferencia a una simple calle, como se verá más adelante.

Así, los aspectos reglamentarios de lo relacionado con la correcta manera de conducir y de circular, su conocimiento y práctica, respetando a los demás, quedan de lado. No forma parte de la “educación vial” (ni del reglamento, para más). Pero es preciso insistir, aunque haya situaciones que no estén normadas, basta un análisis personal para darse cuenta de si lo que se vaya a hacer pudiese perjudicar o mortificar a otra (s) persona (s). Es algo tan simple como la ética ciudadana.

Por ejemplo la manera correcta de doblar a la izquierda en la intersección de dos vías de doble sentido23, tema, al parecer trivial, pero que provoca incontables “nudos” de tráfico: el anterior reglamento consignaba que al voltear a la izquierda, todos los vehículos que ya están circulando por la vía, tenían preferencia de pase sobre el que doblará y que el giro debía hacerse de tal modo que el punto de la intersección de los ejes de ambas avenidas, quede a la derecha del conductor. Así, jamás se formarían los nudos, ni los intentos (de los “Pepe el Vivo” o los “criollazos”) de irse colocando más a la derecha. (Fig. 2). Lo mismo puede decirse de los vehículos que voltean -sea a la derecha o a la izquierda- y el derecho de pase preferencial que tienen los peatones sobre los vehículos en intersecciones sin semáforo. O, lo que es más grave aún, la ignorancia sobre lo que hay que hacer, como peatón o como conductor, frente a un paso peatonal, el conocido como “paso de cebra” sin semáforo, o la señal de PARE, como ya mencionamos. Pero, aún peor, es el porqué, sabiéndolo, del incumplimiento total de lo que prescribe el reglamento este caso.

23 El Reglamento Nacional de Tránsito actual no consigna algo que está en todas las reglamentaciones latinoamericanas sobre este punto. Textualmente dice: Artículo 198.- Giro a la izquierda. Para girar a la izquierda, el conductor debe previamente ubicar con suficiente antelación, el vehículo que conduce en el carril de circulación de la izquierda y hacer la señal con las luces direccionales del vehículo, de volteo a la izquierda, hasta que culmine la maniobra. Debe girar a una velocidad moderada e ingresar a la otra vía por el carril izquierdo de esta.

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Figura 2

Forma correcta de girar a la izquierda en un encuentro de dos avenidas de doble vía. Se debe hacerlo manteniendo siempre el cruce de los ejes de las avenidas a la derecha del conductor y del vehículo. Así siempre se evitan los “nudos” o “atracaderas”.

Se puede mencionar el caso de los policías de tránsito que, como señal internacional, al estar de perfil, dan el paso, sin necesidad de hacer continuas señales con las manos como si se estuvieran abanicando la cara (Fig. 3). La forma en que se debe entrar a, y salir de, un óvalo y la preferencia que gozan los que ya están circulando en él; delante de policías arremeten con el auto al óvalo, debiendo detenerse el que está en él (Fig. 4).

Figura 4

Forma correcta e incorrecta de conducir en un óvalo. Se debe considerar que la preferencia SIEMPRE la tienen los que se encuentran, ya, en él y no los que ingresan a él.

A todo esto se suma un factor que es global, el uso de video juegos tipo Play Station o Wii, en los que se promueve carreras, aunque se diga que es juego y, además, virtual, no en circuitos diseñados para tal efecto, sino en circuitos callejeros (Rápidos y furiosos), en las que se puede circular más allá de la velocidad establecida, en contra del sentido previsto y, lo más importante, sin matarse, recuperando la vida y el auto tantas veces uno se estrelle a la velocidad que fuere.

CURRÍCULUM OCULTO

Si se habla de “currículum oculto” como concepto, se hace referencia al conjunto de acciones que, generalmente, se realizan como transmisión de conocimientos y que no están incorporados en el currículum oficial de una materia. Pero, más que conocimientos están incluidos, sobre todo, valores, actitudes, normas, creencias, costumbres, símbolos, que no son oficiales y que no son enseñados con intención expresa (o sí, de pendiendo del caso). En tal sentido, el entorno, las actividades sociales y recreacionales (es decir, la cotidianidad de la vida cívica), pueden brindar esa “educación”. Lo que se espera, y

Figura 3

El policía solo debe mover las manos cuando está cambiando la orden. En el código o lenguaje de señales de tránsito, todo lo dice su posición: A) de perfil, da pase; B) De frente o de perfil con los brazos extendidos para el tránsito para los que están circulando (no le da pase aún a los que están parados), si levantase la mano con o sin su vara, para a todos; C) De frente o de perfil, la orden es estar, o permanecer, detenido.

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es hacia lo que tiende el concepto, es que el currículum formal, el oficial de la educación del stablishment, que tiene explicitados sus contenidos, objetivos etc., coincida en sus estos últimos, con el oculto y se llegue a un currículum real positivo, entendiendo por positivo a lo coincidente. Llámese currículum real, a la sumatoria resultante entre el currículum formal y el oculto. Y llámesele positivo, cuando ambos coinciden en el sentido del objetivo de la educación, cuya sumatoria resultante es mucho más eficiente pues resulta sinérgica. Pero, considérese, concédase, que ese conjunto de conocimientos no oficiales, que forman parte de la vida diaria de los educandos, cualquiera que sea su nivel, reciba el nombre de currículum oculto, aun cuando, por diversas circunstancias, no coincidan con los objetivos oficiales del currículum formal y aun cuando lo sobrepasen en efectividad, e inclusive si el resultado fuese, como es el caso, negativo.

El entorno, la familia, los ejemplos, pueden más que una buena clase curricular formal, por positiva que sea esta, por excelente que sea su apoyo instrumental y la tecnología pedagógica empleada y por negativos, aquellos.

Por tanto, se coincide en que la categoría currículum oculto, incluye ese conjunto de acciones culturales que, aunque no determinan, definitivamente influyen, notoriamente, en la formación de los miembros de la sociedad y en la consolidación de su cultura: la forma de hablar: los dequeísmos, los leísmos, los loísmos, los “haiga”, los valores negativos, etc. son definidos, no por la escuela sino en la casa, en el barrio, por los medios de comunicación, los actuales juegos de video, etc., en general, en la cotidianidad, en lo que se ve que se hace simplemente e impunemente, incluso en contra de lo que se predica o, enfrentándose a lo que se predica, o a lo que se dice que se adhiere.

Se sabe que ello implica un cambio de paradigma conceptual, un cambio en la sociedad misma, que ha cambiado lo lúdico, por el morbo, cuya máxima expresión son los “reality show” y las noticias de prensa roja que conforman, casi un 30% de los programas

periodísticos y que son con los que se inician (Díaz, 2006). El morbo como “bacanal”; las dionisiacas de los más bajos sentimientos. El envanecimiento de la ignorancia gracias al físico. Pregunta: “¿Qué es un archipiélago?”: Respuesta, “Un animal”, en un “programa concurso-reality- escándalo farandulero”, de los que hay varios en varios canales. O la tan publicitada y conocida frase sobre la “Corte de La Haya de la Torre” (en referencia a La Corte Internacional de Justicia de La Haya), dicha por una conocida presentadora de televisión.

Pero, se sabe que esta inconsistencia ocasiona perturbaciones en la enseñanza, sobre todo cuando hablamos de valores. El currículum oculto tiene que ver, se insiste en ello, con los valores y con lo ideológico.

Lo que se propone es que al considerarlo como currículum oculto y observando su co-participación en el currículum real, puede ser mejor estudiado e investigado en el campo de la teoría de la educación a la luz de la disciplina de la acción comunicativa y de la semiótica. Finalmente, se está tratando de semiótica de la cultura. Esto es cultura, y es semiótica y es el estudio de la mayor o menor eficiencia de un trabajo, que debería ser consensuado en conjunto, de mensajes y proposiciones. El currículum oculto es semiótico. La semiótica, es entonces, parte de la cultura, fundamentalmente, cultura, porque la cultura es comunicación y la cultura es un conjunto de conocimientos, valores, actitudes, conductas y creencias vitales que se comparten, que son aceptados intersubjetivamente por una sociedad. El origen de la palabra cultura remite a cultivar (colere, en latín), es decir, a sembrar, para que algo arraigue, nazca de esa semilla, desde sí, y sea cultivado. Este aspecto ideológico, último, puede hacer que se torne dañino, si se asumiese esta dogmáticamente. Es moral, porque tiene que ver con aspectos pragmáticos de las creencias e ideologías en el comportamiento mismo. En tal sentido no tiene que ver con conceptos abstractos o filosóficos de bueno o malo, correcto o incorrecto sino con lo aceptado socialmente, con lo que se asume como válido. Y eso es lo terrible de la situación y el sentido que va tomando, el mismo que,

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de no corregirse, podría llevar a la sociedad peruana a una anomia absolutamente letal para el proyecto de país y nación peruana que debiera tenerse.

Ambos aspectos conforman la educación real, el currículum real. V.G., de nada serviría -lo saben los educadores- que por buena que sea una campaña en las escuelas por la no-violencia doméstica y de género contra la mujer24, si, al llegar a casa el niño, y adolescente, viese maltrato contra su madre y que este queda impune y aceptada por ella, como, efectivamente, sucede; de nada servirá esa campaña si la niña ve que su madre se acerca a una comisaría y no le es aceptada la denuncia por los policías, que hacen causa común con el marido. El niño, o la niña, no seguirán la campaña, no la internalizarán, no les resultará significativo; y, probablemente, de adultos perpetrarán maltrato de género, también, o permitirán -las niñas- que lo hagan con ellas. Son “desajustes” que se deben solucionar. Sobre todo si se considera que nuestra época se caracteriza por ser de cambios constantes, retos y desafíos nuevos que aparecen, motivados o no, y que nos pone ante nosotros una situación problemática que exige respuestas y soluciones, igualmente rápidas, para evitar dichos “desajustes”. Se debe ser claro. Cambios siempre han habido, pero nunca con la rapidez, violencia y ferocidad como las de esta época.

El 13 de febrero de 2014 el papa Francisco exhortó a que las escuelas y universidades católicas no se aíslen del mundo y de sus acuciantes problemas sino, contrariamente enfrentarlos y establecer un diálogo a fin de llegar a la persona (no siempre llena de valores católicos y a veces, ni cristianos) y buscar “el desarrollo integral de la persona” para que, dentro de la libertad de cada uno, se les haga partícipes del “sentido de la vida”. A los participantes de la Plenaria de la Educación Católica el Papa les propuso a reflexión tres puntos: a) El valor del diálogo en la educación;

b) la preparación calificada de los formadores y c) la RESPONSABILIDAD de las instituciones educativas. Tomando este último punto, se trata de educar, no solo a los educandos de la institución sino, también, a los agentes sociales que podrían contribuir al cambio, dialogar con ellos y lograr su colaboración y trabajo coordinado en el mismo sentido, porque “la coherencia es un factor indispensable en la educación de los jóvenes”, pide, por ello, que “no se aíslen del mundo, sino que sepan entrar con valentía en el Areópago de las culturas actuales y entablar diálogo, conscientes del don que tienen que ofrecer a todos”.

Y se concuerda, también, con Santos (2006) cuando dice:

Instruir es solamente transmitir conocimientos e ideas sin pretender llegar a otras esferas de la personalidad, cercanas al mundo de los sentimientos, de los comportamientos y de las creencias. Algunos profesionales de la enseñanza se declaran meros instructores bajo la excusa de que nadie les ha enseñado a hacerlo o justificando su condición de especialistas en una disciplina que deben dar a conocer. Creo que están en un error. Porque cuando un ser humano está en relación con otros, inevitablemente influye de muchas formas. Un profesor, ante un grupo de alumnos y alumnas, imparte simultáneamente muchas lecciones (no solo de su materia): de sensibilidad, de respeto, de lenguaje, de compostura, de atención al desfavorecido… O de todos sus contrarios. (10º párrafo)

Es obvio. Se puede solo instruir, pero para crear cultura y vivir en sociedad, es necesario formar, es decir, inculcar valores y, si se quiere inculcar valores, no basta con decir lo que se debe hacer, sino hacer lo que se predica, sobre todo en el caso de los maestros o docentes, en cualquiera de los niveles educativos,

24 En realidad, y personalmente, estoy convencido de que la campaña no debería ser de “no violencia contra la mujer”, sino de no-violencia, en general, en la que se incluye a la mujer, a los niños, a los “diferentes (frikies, como les dicen ahora para someterlos a esa aberración llamada bulliying) etc. Si se busca una cultura de paz, la no violencia debe ser integral y debe ser combatida implacablemente.

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aún en el posgrado. La imagen del docente se nos presenta como un ejemplo, como paradigma de cómo se debe ser. Así, una conducta negativa, de alguien asumido como autoridad, en cualquier ámbito (los padres, por ejemplo25), por ser paradigmática, luego de un discurso de valores positivos, invalida todo lo dicho anteriormente y lo negativo se asume como lo aceptado moralmente. Y, si es la mayoría de la sociedad la que lo hace, igualmente se asume como lo moralmente aceptado por la reiteración, como lo que se debe hacer, y hasta como lo que la sociedad acepta (mores26) es decir, moral. Los “líderes de opinión” de la televisión, la radio u otros medios; cualquier ciudadano que sea asumido como ejemplar por algún estamento de la sociedad, tiene ese poder que la misma sociedad le ha concedido, aunque solo sea por costumbre.27 Contrariamente no acurre lo mismo cuando se trata de algunos considerados lacras de la sociedad. Aun cuando ese comportamiento sea rechazado por la sociedad, por la conveniencia del mismo y sus resultados, tendrán seguidores, quienes asumirán esas costumbres, más si fuesen publicitadas.

Podemos decir que, en el momento en que el currículum formal (entendido este como el oficial de la enseñanza institucionalizada, en el que los contenidos y objetivos están explícitos) se generaliza y la sociedad en su mayor parte lo asume como propio, lo practica y difunde, nace el currículum oculto positivo y ambos, el

formal y el oculto, conforman el currículum real que resultará ser muy poderoso.

El concepto de CURRÍCULUM OCULTO nace entre los estudiosos de la tecnología educativa de la década de 1960, sobre todo trabajado por P. Jackson28 pero, a raíz del desarrollo de la semiótica y de las ciencias de la comunicación en las décadas siguientes, recién se tomó en consideración, de manera rigorosa, disciplinada y seriamente, en la segunda mitad de la década de los ’80 y se refiere, como hemos adelantado, a la acción enseñanza - aprendizaje más allá de los contenidos explícitos de los programas educativos. En nuestro caso, de educación vial. Éstos contenidos no explícitos, pueden ser tanto, o aún más efectivos para su difusión en la sociedad y en la implantación de valores, en la formación de seres humanos integrales y en la difusión de la cultura. Es cumplido por los agentes sociales y estos, a su vez, estos son influidos por los otros. Su transmisión es por una especie de ósmosis social (Rojas, 2006 y Santos 2006)29.

Rojas (cit.) y Santos (cit.) dicen que el currículum oculto es:

a) Subrepticio, porque es del todo oculto, influye de manera no manifiesta.

b) Es omnipresente, porque actúa en todos los momentos y lugares.

c) En omnímodo porque tiene muchas formas de influir.

25 Ponemos como ejemplo a los padres, porque es común que estos prohíban a sus hijos, por ejemplo, fumar. Esta prohibición-consejo, puede resultar eficaz, si los padres no fumasen, pero si lo hiciesen, no tiene, por lo general efecto positivo. Lo mismo en el caso de la embriaguez, los padres lo prohíben pero, si ellos solieran embriagarse, el hijo, muy posiblemente lo haga. Si el director de la escuela es estricto, “enseña” valores positivos, pero los alumnos lo ven en juntas conocidas como negativas (truhanes, tahúres, estafadores) lo más probable es que los dicentes asuman ese comportamiento, no solo como normal, sino como fórmula de éxito (por algo llegó a director).

26 Mores de donde deriva la palabra moral, en realidad significa costumbres, maneras, comportamientos, actitudes. Es decir, lo que se acostumbra como sociedad, bueno o malo. De ella deriva la frase catilinaria de Ciserón “O tempora, o mores.” por la que se refería al comportamiento decadente de su tiempo. Por eso existe una diferencia esencial entre moral y ética.

27 Siguiendo la línea abierta por el papa Francisco, podemos poner como ejemplo de esta coherencia a los cristianos primitivos, quienes pese a ser perseguidos por el “establishment” de la época, de haber sido calumniados por el poder político, merced a la coherencia de su discurso con sus acciones, actitudes y comportamientos, lograron realizar una labor pastoral, de proselitismo que cautivó y ganó para el cristianismo a la mayoría, si no totalidad, del pueblo romano que si no los perseguían, aceptaban las persecuciones y los martirios. Aún, en un inicio, los cristianos no eran ni mayoría ni, menos aún, podría considerárseles autoridad.

28 Life in clasrooms. Holt, Rinchart & Winston, New York, 1968.29 Debemos anotar que en el año 2006 se publicaron los trabajos de Rojas y de Santos. Sin citarse, uno u otro, ambos trabajos

tienen párrafos exactamente iguales y, el elenco que presentamos y que hemos resumido es perfectamente igual en ambos. No emitimos opinión al respecto, el interesado en la materia, podrá constatarlo y sacar sus conclusiones.

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d) Es reiterativo, es mecánico y rutinario y,

e) Es invaluable porque sus efectos no se pueden evaluar ni se puede reparar en los efectos que produce en corto tiempo, como sí puede hacerse con el currículum formal.

Santos (2006) dice que al hablar de los valores y del currículum oculto, las instituciones educativas tienen una dimensión micro y otra macro. En la dimensión micro:

Cada centro puede encarnar, ignorar o contradecir los valores que constituyen el fundamento de la sociedad civil. Cada institución ha de ser el trasunto de una sociedad que respeta los valores, que los vive, que los hace realidad en sus prácticas, en las relaciones de las personas y en la forma articular el funcionamiento.

Y continúa diciendo que es necesario que todos los ciudadanos, no solo los políticos, profesionales y padres, estén comprometidos en la consecución de un sistema de escuelas que desarrollen los valores, con el apoyo de las instituciones educativas que contribuyan “a una vivencia cotidiana cargada de valores”.

Así, entonces, debe haber congruencia entre lo explícito y lo implícito, de lo contrario, la eficiencia del mensaje de aquello que se desea transmitir, o bien se neutraliza y se desvanece y difumina o, de lo contrario, el resultado buscado oficialmente (tal vez no, realmente, y en esto adhiero a la “teoría de la conspiración”) da paso al negativo (tal vez, el realmente buscado) y es que los receptores optan por la solución, más fácil -más económica en términos de esfuerzo actitudinal- más a la vista, más conspicua, más sencilla o cómoda y más conveniente. Es más fácil hacer lo que a uno se le venga en gana, vivir solo con derechos y sin deberes y, mejor aún, si es sin obligaciones.

G. Kaplún30 dice que el primer camino que se debe explorar es

El de la correspondencia entre concepciones educativas y comunicacionales. Aún a riesgo de simplificar una discusión que es más compleja, en términos generales podemos afirmar que a cada modelo educativo le corresponde un modelo de comunicación. Creemos que es posible agrupar estos modelos en dos grandes tendencias: unas de tipo exógeno y otras de tipo endógeno. En las primeras el educando ocupa un lugar básicamente pasivo sobre el que se actúa desde afuera; en las segundas es visto como sujeto activo a partir del cual se construyen los procesos de educación y comunicación.

Por eso es muy importante estudiar esta problemática según el llamado “paradigma de Lasswell”31 quien define el acto comunicativo, con fines de su análisis con la frase “quién / dice qué / en qué canal / a quién / con qué efectos.” (Emisor / contenido / medio / receptor / cuál es el cambio operado luego de la recepción) y cada uno de estos aspectos merece un análisis. Es decir, para él no hay, no existe comunicación, si no se verifica algún cambio, el deseado por el emisor, obviamente, de no mediar “ruidos”, y eso solo se sabrá con los “feed backs” apropiados, que son los efectos” o cambios. Es muy similar a lo que Barthes, con criterio semiótico, mencionó en “La información visual” (publicada inicialmente en 1961) y luego incluido en Barthes (2001:51) en la que hace las siguientes cuestiones: “¿Qué es? ¿Qué significa? ¿Cómo actúa? ¿Qué comunica? ¿Cuáles son sus efectos probables, y cuáles sus efectos inimaginables? ¿Concierne la imagen al hombre puro, al hombre antropológico o, al contrario al hombre socializado, al hombre ya marcado por su clase, su país y su cultura?” con la finalidad de analizar semióticamente un mensaje verbal o visual.

30 El currículum oculto de las nuevas tecnologías. En RAZÓN Y PALABRA Nº 21 (URL: www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n21 ) Visitado el 27 de noviembre de 2013.

31 Citado por Kaplún, op. cit.

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En el caso del currículum oculto, estos feed backs no son captados tan rápidamente ni son tan evidentes. Y eso es lo peligroso. Pero, las ciencias de la comunicación y la semiótica pueden ayudar a prever el resultado, antes de que este resulte evidente Como lo mencionado en el párrafo anterior sobre lo dicho por Barthes al preguntarse “¿Cuáles son sus efectos probables y cuáles sus efectos imaginables?”. Puede ser que estas previsiones sean puras abducciones semióticas, pero de algo se parte y dan con cierto nivel de claridad, la dirección hacia la que debemos prestar atención y verificar cualquier cambio por ínfimo que este sea. Luego, cuando sea evidente, podría ser demasiado tarde.

Esta frase final es grave al verificar el fracaso de la educación vial en el Perú, tal vez el país sudamericano con el tránsito más caótico, con la mayor cantidad de irrespetos a la normativa vigente y, sobre todo, con la mayor inconciencia acerca de las faltas cometidas y la seguridad que solo la ignorancia o la prepotencia pueden brindar. Lasswell explica que si los resultados no fuesen los deseados, es obvio que se deberá ajustar el mensaje, no como contenido, obviamente32, sino como forma; la otra posibilidad que se nos presenta es modificar el canal o el medio.

Lo que falla en esta comunicación, entonces, es la congruencia o la compatibilidad entre una forma y otra del mensaje. Es decir, siendo obvio que el currículum formal y el oculto no coinciden en su contenido, es necesario modificar dicho contenido, y esta modificación debería hacerse en el contenido negativo, obviamente33. Ahora bien, dado que lo que falla es esta acción en conjunto hacia un objetivo (cambios para un mejor comportamiento y una mayor seguridad vial), es necesario hallar la forma en que esta congruencia sea posible, de lo contrario, el número de

víctimas fatales o con daño permanente, que seguirá produciendo esta incompatibilidad comunicativa y de significación, seguirá siendo una de las máximas preocupaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) quien patrocinó el simposium internacional de 2004 que organizó el Touring y Automóvil Club Peruano (TAC).

Contrariamente a lo que algunos autores manifiestan (como Flores Bernal citado por Bonnafé y Citlalli (2012, p. 7)) “El currículo oculto son los mensajes que se comunican en la escuela que tienen relación con los elementos, creencias, mitos, rituales e inclusive prejuicios que históricamente hemos aprendido, y que transmitimos sin siquiera darnos cuenta.”, creemos que debemos estar convencidos, por lo expuesto anteriormente, que la educación vial es una materia cívica de toda la ciudadanía, en cuyo proyecto todos estamos involucrados y cuya consecución, o no, de los objetivos, nos afecta a todos: la seguridad vial. Como se dijo líneas arriba, todos los agentes sociales hacemos algo para contribuir reforzando o debilitando el mensaje y, a la vez, somos influidos, de alguna manera, por lo que los demás hacen. Si pocos conocemos la materia, cumplimos sus mandatos y usamos un código único (además de universal), solo estaremos preparados para lograr sobrevivir pero no nos libra necesariamente del peligro. Hay que desambiguar ese doble mensaje, que se produce en casi todo ámbito, (es omnímodo y omnipresente, como dice Rojas es, por tanto, extensivo e intensivo) y que produce la actitud de los agentes de policía, el lema de la campaña, las señales y órdenes dadas y colocadas, sea de manera oficial u oficiosa. Es parte de la educación social, o lo que, en Perú se llama formación ciudadana y cívica. El objetivo de esta materia, de cuya transversalidad no dudamos, (Díaz, 2006) es sentar la base para una actuación ciudadana positiva, creando

32 Modificar el contenido del mensaje no es posible dado que significaría el cambio de las reglas y normas de tránsito, las que se ajustan a la normativa internacional.

33 Podemos analizar solo un caso, como inicio para futuras investigaciones. En la serie nacional Al fondo hay sitio, que se transmite en horario estelar de 8 a 9 p.m. por América Televisión, los personajes ‘Pepe’ y ‘Tito’, chofer y cobrador de un microbús de transporte público, respectivamente, no tienen el mínimo problema de “tomarse unas chelas” y luego “hacer la ruta”. Sin embargo, en la misma serie, cuando fueron “jugadores de un equipo de futbol” del “equipo” de sus nuevos amigos, sí dejaron de tomar. ¿Cuál es el mensaje? ¿Por qué esa diferencia? ¿Se quiere indicar que el fútbol es más respetable que el manejo de un vehículo de transporte público? ¿Que para conducir, no hay problemas en estar un poco bebidos?

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hábitos y actitudes positivas de convivencia, de calidad de vida, medioambiental y la seguridad vial. Esta materia habla, como se ha dicho, de la adquisición de “valores viales”, pero, repetimos los valores no se pueden enseñar, sino, tan solo, mostrar, ejemplificar, y hacerlo como algo positivo.

Díaz (2006, pp. 11-12) está con la transversalidad y dice:

Los temas transversales ofrecen dos soluciones a un debate por demás importante. En primer, lugar como su nombre lo indica, son temas en plural y en segundo, la transversalidad que tienen en el currículo puede ser definida desde el proyecto nacional; pero requiere ser realmente establecida en el proyecto escolar, esto es, en la discusión de los consejos técnicos de las escuelas. Así, el ámbito de los temas transversales puede ser aquél que difícilmente se incluye en un contenido de una asignatura, porque no se limita a la misma y tiene una repercusión en otros ámbitos. Este es el caso de temas que el contexto social reclama que sean trabajados en la escuela, tales como: educación en los derechos humanos, educación en la democracia, educación ambiental, y educación y género.

Por ejemplo, en el caso español los contenidos transversales son los siguientes: educación moral y cívica, educación ambiental, educación para la salud y sexual, educación para la igualdad de oportunidades para ambos sexos, educación para la paz, educación del consumidor, educación vial. Estos temas son transversales porque atraviesan todo el currículo, y reclaman ser trabajados –en las asignaturas y temas que los permitan– desde una perspectiva cognitiva y actitudinal. No se trata de crear un mero adoctrinamiento de los estudiantes, sino de establecer en el currículo los engarces naturales que permitan el tratamiento de los mismos y, a la vez, identificar las formas de enseñanza que permitan explotar la articulación de ambos aspectos

(el contenido de la asignatura y el tema transversal).

Es posible hacer la mejor campaña de educación en las escuelas, en los medios masivos de comunicación pero, si no existe el convencimiento de que no se trata solo de lo que el peatón no debe hacer y que se cuide para salvar la vida porque es el eslabón más débil; si no se refuerza el respeto por las señales y las normas y que estas se hicieron, no por capricho, sino porque ello ayuda a una mejor convivencia y “puesta en orden”; si no se convence al gran público (sobre todo a los niños, de lo negativo que resultan ciertos juegos informáticos de Play Station, o de Wii, en los que se prepara a los niños, adolescentes y jóvenes, a conducir de una manera inconsciente y salir con “vida”, luego de innúmeros accidentes; entonces no estaremos logrando el objetivo propuesto en esta educación y, menos aún, si de lo que trata el juego es de acumular puntos atropellando peatones. Son refuerzos negativos y creadores de la inconsciencia sobre la consecuencia de tales acciones. Tantas casualidades en la cantidad de comportamientos antirreglamentarios y la falta de refuerzos negativos que castiguen estos malos comportamientos -y que, en algunos casos, hasta resultan fomentados- son la razón que lleva a adherir a una teoría de la conspiración.

La inutilidad de los “pasos de cebra” ha sido ridiculizada por un artista discapacitado, en una instalación que realizó pintando cebras en el asfalto de las pistas en algunas esquinas de Barranco y hombre caminando, en otra. La instalación demostraba que daba igual lo que estuviere pintado en los cruceros, no se respetaba. En realidad esta conducta es reforzada por la abstención y hasta renuencia de los mismos peatones a cruzar cuando se ve un auto a lo lejos incluso cuando el conductor le hace señales para que pase.

Hemos mencionado el caso de los octógonos de PARE. En casi todos los países la señal indica que el vehículo debe detenerse segundos, que la otra vía es preferencial. En Perú, solo se “sobre para” y se encuentra aún en avenidas preferenciales.

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El signo de PARE viene acompañado de una línea transversal gruesa y continua en el piso, la que un auto no debe sobrepasar antes del tiempo reglamentario, y mucho menos cuando está detenido por la luz roja o la señal del policía. En Perú no solo no se para sino que se trasgrede la línea agrediendo al que viene por la preferencial aun cuando el sentido de los vehículos que transitan por esta estuvieran a la derecha o, incluso, obligando a que el peatón invada el carril vehicular, poniendo en riesgo su vida. En el Perú, aún en un encuentro con una vía de menor jerarquía, es preferible sobre parar, pese a que uno circule por avenida y tenga la preferencia, incluso, estando un agente de la policía a la vista. Si se produjese un accidente, el argumento atenuante del verdadero culpable es “pero usted vio, jefe, que bajé la velocidad, pero el otro, venía a toda viada, sin precaución en la intersección”. Para quienes conocen las normas de tránsito, esto podrá parecer una alucinación pero es lo que sucede y es el mensaje que se da. El agente corrobora que redujo la velocidad y el otro, no. Y así constará en el parte del accidente y en el acta respectiva. Ni el policía sabe qué se debe hacer.

Lo mismo sucede, y peor aún con la señal que tiene dibujado un triángulo invertido y que significa “ceda el paso” (Fig. 5). Al desconocer casi todos los conductores, dicho código, se ha optado por escribir en el piso “PASO EL CEDA” (Fig. 6) para que al avanzar el auto, el conductor lea sucesivamente en orden inverso “ceda el paso”, es un asunto aún más delirante. Al ingresar a una autovía, aún delante de un agente de la policía de tránsito, esa señal no se respeta, aún más, se “lanza” el vehículo para que el que se encuentra en la vía rápida disminuya la velocidad para evitar un accidente, o cambie de carril; pero a veces, este cambio de carril, de acuerdo a algunas señales, “no es permitido”, desconociéndose la razón. Ante este comportamiento, el guardia ni se inmuta. Todo esto es nuevo, pues en el antiguo Reglamento era considerado como “imprudencia temeraria” y tenía una multa como sanción, sin necesidad de que se ocasionase un accidente. Al ciudadano, ya adoctrinado a manejar a la defensiva, no se le ocurre reclamar ante esa agresión. Ni es noticia en los telediarios. El 19 de febrero de 2014, un taxista, en el ingreso a la vía expresa del Paseo

de la República correspondiente a Javier Prado (desde el este, hacia el sur) quiso “lanzar” su auto al carril derecho, saliendo de la hoja del “trébol” y el que estaba en ese carril, no le permitió el pase abusivo y el taxista, a la par que reducía violentamente la velocidad, tocaba el claxon e, inmediatamente, hizo el comentario: “es que ni miró”. Pero el que tenía que mirar era el taxista que se quería “colar” imprudentemente. En este caso no hubo necesidad de hacer ninguna pregunta. No se detuvo a pensar que, si viene a una velocidad baja (porque sale de una curva cerrada y va a ingresar a una vía rápida, se supone que el que debía mirar y tener cuidado era el taxista que hacía el servicio. Solo había dos posibles respuestas, o no conoce el reglamento, o sí lo conoce, pero debía justificarse (y no iba a reconocer esta última posibilidad).

Figura 5

Señales de pare (para un cruce de vías) y de ceda el paso, para ingresar a una vía paralela.

Figura 6

Ante el desconocimiento de la señal de ceda el paso, se ha optado por escribir “paso el ceda” en los ingresos a vías paralelas, para que sea leído, al avanzar el auto de la forma correcta “ceda el paso”, pero de manera tardía, cuando terminan de leer, ya están invadiendo el carril, cuyo paso deben respeta.

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Hay señales, cuyos mensajes son aún más arcanos -tanto como hablarle en griego ático a un alumno de infantil- como las que mencionamos en el párrafo anterior. La clásica señal de una línea continua entre carriles, para no cambiar de carril. He preguntado a taxistas por su significado y una las respuestas ha sido de los más elocuente, “les habrá dado pereza hacerlas ‘punteadas’”, es decir, no tienen la mínima idea. Peor aún es el caso de la línea continua con otra paralela segmentada, que da permiso de cruzarla a los que está del lado segmentado, “¿para qué, pues, habrán hecho eso?” (Fig. 7).

Figura 7

Líneas continuas al lado de líneas segmentadas, impide desplazarse al carril en donde se encuentra la línea continua. En la foto, se trata de evitar que los autos que están en los carriles de la izquierda, crucen a los del carril de la derecha para abandonar la autovía por la salida (en este caso de la Av. Angamos). Pero la colocación de las líneas continuas no debió estar al lado derecho de las líneas segmentadas, porque ello permite hacerlo, sino a la izquierda, con lo que se prohíbe realizar esta maniobra “temeraria”. Se informa mal.

Las “islas de seguridad” se violan constantemente en las salidas de las vías expresas, etc. Son muestra de una total ignorancia al respecto o del total irrespeto a las reglas de tránsito y al derecho de los otros ciudadanos a no ser agredidos. Pero insistimos, los cruces a las líneas divisorias de carriles, las invasiones a las islas de seguridad etc. se pueden hacer ante la presencia de agentes policiales que están conectados por móviles y que podrían actuar muy eficientemente, sin embargo, la sanción no se da. ¿Ellos también desconocen las reglas? ¿Sería eso concebible?

Aunque es duro, y como sociedad nos deja muy mal, sería preferible que la respuesta a ambas preguntas fuese “Sí”, de lo contrario, nuestra sociedad estaría totalmente y, casi irremediablemente, podrida. Con un Estado que no tiene capacidad de ejercer el mínimo control sobre los ciudadanos.

Se ha hablado de la actitud frente a los giros a la izquierda en las intersecciones de dos vías de doble sentido, de la necesidad de girar manteniendo el eje de ambas a la derecha del conductor. Anteriormente, las “casetas” de policía de tránsito se colocaban en esa intersección de los dos ejes. Así podían controlar que la actitud (o maniobra, como se le llamaba) fuese la correcta. Como muchos policías resultaban accidentados por los imprudentes “Pepes los vivos” que invadían por la derecha, se optó por retirarlas de dichas intersecciones, con lo que se perdió visibilidad hacia el policía. La pregunta que surge es ¿No habría sido mejor una ejemplar sanción a los conductores que perpetraban dichos actos y obligarlos a correr con los gastos resultantes de dicha acción? Ahora hasta los policías ignoran la correcta maniobra que debe hacerse en este caso. Pero, constantemente recibimos noticias de huelgas de las empresas de transporte porque se les quiere obligar a pagar las multas… y se las condonan o reducen. Choferes que registran un prontuario de 90 sanciones por infracciones al Reglamento de Tránsito de las que la mayoría son consideradas graves o muy graves. Ese es un mensaje de permisividad.

El irrespeto a las normas y a los reglamentos, al realizase de manera sostenida, implica una claudicación por parte del Estado, el que, en el Perú, ya ha claudicado demasiado, como se ha visto. (Fig. 8).

La educación civil, o cívica, entendida en su plena significación de formación social, de aprender a convivir en sociedad, a ser más que ciudadano, a ser más que un trabajador productivo, de formar una persona integral, es una labor de la que el Estado no puede evadirse so pena de considerárselo en crisis, como en sus dos versiones dice José Matos Mar (1984 y 2004). Visto así, la educación vial tiene un programa explícito, formal, su currículum, y un

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programa implícito, el oculto, pero, al ser este de raigambre, tanto ética, cuanto de costumbres ciudadanas se transforma en mores o moral y, así, siendo tan evidente, es oculto.

El sonido de la sirena de un vehículo de emergencia no inmuta a los conductores quienes, en su gran mayoría, no tienen conocimiento de cuál debe ser la actitud que deben asumir al sentirla. Continúan en sus respectivos carriles, aunque haya espacio para ubicarse a la derecha y detener la marcha. Siguen en la izquierda y la sirena sigue sonando, no interesando si se trata de un vehículo de bomberos o de una ambulancia. Si, por casualidad, el vehículo de emergencia lograse salir adelante, muchos autos lo seguirán sin respetar la distancia que está establecida en el Reglamento y aprovechándose del paso que, en una intersección pueda darle un efectivo policial aun con el semáforo en rojo. Al respecto, solo en estos casos de emergencia, un policía puede contradecir a un semáforo pues si, en una intersección semaforizada, hubiese un policía dirigiendo el tránsito, este debería apagar el semáforo, lo que no lo hacen, por lo general. Así, el conductor se enfrenta a la posibilidad de ver el semáforo y no al policía, o de titubear, si viese a ambos, por el posible doble mensaje contradictorio, acerca de lo que debe hacer, pudiendo ocasionar un accidente.

Pero no solo va por allí el problema. Los semáforos son mecanismos que señalan qué es lo que se debe hacer: detenerse, tener

precaución o avanzar, pero, en muchos casos, se colocan resaltos o “rompemuelles” en intersecciones con semáforos, lo que, en cualquier parte del mundo civilizado estaría de más. De ello son culpables la policía, la Dirección General de Tránsito y el municipio respectivo (distrital o metropolitano dependiendo del tipo de vía, si es local o metropolitana) a través de sus técnicos respectivos, generalmente arquitectos o ingenieros.

Entonces, el programa de la educación vial, como casi todo programa de estudios, pasaría a tener un currículum “real”, que abarcaría toda la gama desde la obviedad, hasta lo oculto, pasando por lo “moral”. Si no consideramos este punto, la educación sería incompleta. Ambas partes extremas, deben tener coincidencia de contenido, aún cuando la forma de la comunicación y los medios variasen. No obstante, y en consecuencia de lo mencionado líneas arriba, en la búsqueda de una consistencia entre el currículum formal y el currículum oculto y lograr un currículum real positivo, podría llegarse a “forzar” ciertos contenido de los programas negativos y de “censurar” qué juegos de vídeo puedan ingresar al país. Podríamos dejar este último punto a la discreción parental, pero, tal como está la sociedad, como hemos visto, ello no es del todo confiable.

Como dice Buitrón (2002) y lo suscribimos: “Al currículum no lo podemos entender sin tener claro que es una necesidad del hombre por transmitir integralmente aquello que le permita transcender.” (2º párrafo) Y agrega: “Esta trascendencia la logramos gracias a la adaptabilidad al mundo en el que nos enfrentamos, así como el conservar en cada acto de nuestra existencia, aquellos valores que van inmersos a nuestra cultura.” (7º párrafo)

Debemos aclarar de qué manera se nos presenta este “currículum oculto” o, como mejor lo llamaríamos, PROGRAMA OCULTO del currículum real (en su totalidad, entre lo explícito y lo implícito, entre lo formal y lo oculto).

Es interesante acotar que solo debe tener un currículum formal, aquello que no nos llega por vía de la sociedad, a partir de su núcleo más

Figura 8

Irrespeto total a la señal de prohibido voltear a la izquierda, además, invadiendo el crucero peatonal.

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básico, que es la familia. No existe, de acuerdo al ámbito social, por ejemplo, un currículum para comportarse en la mesa, o en el teatro. Eso viene implícito de la sociedad. Por eso, en el caso de la educación vial, es importante que ambos curricula estén en “sintonía”. Lo que el Estado transmite, conocimientos y valores, lo hace a través de la enseñanza institucionalizada y ello es mediante un currículum formal, y debe ser lo que la sociedad consolide a través de los ejemplos, de la cotidianidad, del respeto a esos mismos valores.

Entonces, el currículum real de la educación vial debe tener una parte explícita y otra implícita, ambas coincidentes en valores, señales, signos y mensajes. La parte explícita es lo que dicen leyes, reglamentos y normas, es un tema cuyo contenido y forma, puede ser analizado lingüísticamente (además de, obviamente, desde perspectivas legales, etc.) y transmitido formalmente. Contrariamente, lo oculto se “aprecia” o percibe, a través de hechos y de imágenes (finalmente los hechos se perciben como imágenes, pero metodológicamente, debe mantenérseles como formas separadas). Hay una gran diferencia de eficiencia y de efectividad entre una forma y otra, lo explícito es sentido como “escolarizado”, aburrido, aun cuando los mensajes no provengan de la escuela o la educación formal. Su conocimiento se adquiere, en la realidad, pasivamente, alguien nos “dicta”, o comenta o, leemos material impreso. En ambas formas, el contenido nos viene de fuera y luego lo procesamos para internalizarlo.

En el “programa oculto” del currículum, la actitud es activa, es decir, se vivencia, no obstante que uno sea espectador, la percepción es vívida, es, además, vital y uno no puede sustraerse de sentirse partícipe, cómplice, actor de aquello. La consecuencia de esto es que se “internaliza” más fácilmente (que lo escolarizado) se hace propio y su efectividad es superior a la anterior forma. Como decía Mc

Luhan, el medio es el mensaje, pero también decía que somos lo que vemos. Por lo tanto, una falla en el contenido considerado positivo en esta forma de comunicar, echaría por tierra lo que pudiera haberse ganado con la forma “escolarizada”. ¿Qué pasaría si a alguien, luego de que formulara una pregunta, le respondiesen con un “sí claro”, pero al mismo tiempo, el que responde girase la cabeza sobre su eje de derecha a izquierda y de izquierda a derecha y, además, con el dedo índice levantado moviese la mano de izquierda a derecha y de derecha a izquierda? En el código que manejamos en el español de nuestra comunicación, sí, significa una afirmación, pero los gestos que hemos mencionado, significan una negativa. Esa polisemia antinómica de la respuesta integral, es inadmisible para una correcta decodificación de lo comunicado. En ese caso el receptor, ante un conjunto de “mundos posibles”, deberá realizar una acción de interpretación. No es posible una decodificación basada en las normas establecidas para decodificar una conversación34. Pero no todo ciudadano está en condiciones de interpretar. Para ello, para interpretar, es preciso no solo manejar el código (es decir, el diccionario) sino, además estar en posesión de una enciclopedia muy vasta y reconocer las condiciones en las que esa ambigüedad polisémica contradictoria, podría darse (Eco, 1981). Pero ello insume tiempo, el mismo que no hay cuando se maneja. Al conducir, debe primar el criterio de economía de esfuerzo.

Por eso el Manual de dispositivos de control de tránsito automotor en calles y carreteras35 dice que para ser efectivo un dispositivo de control del tránsito es necesario que cumpla con los siguientes requisitos:

1. Que exista una necesidad para su utilización.

2. Que llame positivamente la atención.3. Que encierre un mensaje claro y

conciso.

34 Es un recurso usado en ciertas películas tipo thriller. Si alguien toca un timbre y, a la persona que abre la puerta se le pregunta, si está bien, con la puerta de casa entreabierta y la pregunta se formuló porque se sospecha que pudiese estar en peligro, en ese mundo posible específico, se puede suponer que, para salvar su vida del peligro, debe hacer sonar “sí”, pero debe informar que, en realidad, no. Obviamente es un caso extremo y, como se ha dicho, cinematográfico, pero es un claro ejemplo de interpretación y no de decodificación. Exige del intérprete toda una abducción en una circunstancia específica.

35 Ministerio de Transportes y Comunicaciones (2000). Las negritas no son originales del texto.

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4. Que su localización permita al usuario un tiempo adecuado de reacción y respuesta.

5. Infundir respeto y ser obedecido.6. Uniformidad.

La heterogeneidad de significantes, siguiendo a Barthes (2001), no recurre a dos sentidos sino a dos procesos mentales diferentes, y generan dos formas cognitivas diversas, siendo necesariamente intelectivos en el receptor (lo que Eco llama diccionario y enciclopedia). Entonces, esta intelección, siguiendo igualmente a Barthes, (ibid) depende del nivel de cultura (extensión de la enciclopedia), a lo que se agregaría, de noesis, pues se trata de algo que debe emerger como intuición, en una sociedad en la que los individuos que la conforman, piensen que no son los únicos en la faz de la tierra, ni los únicos con derechos. Pero la inmensa gravedad de la problemática, por el riesgo de salud pública que involucra, exigiría de este receptor, un alto y arraigado nivel de discernimiento y de metanoia36, por la polivalencia o incongruencia de los mensajes, cuando ambos debieran ser mutuamente reforzadores, para decidir qué es lo que está bien o mal. El común del público, de los ciudadanos necesita, por el contrario, redundancia y nada de polisemia en los elementos - mensaje, del texto general del currículum real de educación vial.

Si esto no se lograse, si los elementos de nuestra sociedad, van a pensar solo en sí mismos, si siguiesen violando las normas básicas de convivencia en una “civitas”, es decir, no son civilizados ni cívicos, tendremos a una sociedad enferma y que, cada vez más, irá degenerando a causa de esa enfermedad. La “sociopatía” quedaría institucionalizada y una sociedad “sociopática”37 es lo más peligroso. Tal vez la palabra suene dura, pero una vez analizada, queda claro el por qué de su uso. La mayoría de los conductores no muestran empatía con los demás individuos en la calle,

ni otros conductores, ni peatones. Por eso decimos que no consideran la existencia de “los otros” y, una vez realizada la acción, no tienen remordimientos de lo que han hecho, ni de sus consecuencias. No se adaptan a los estándares éticos de la sociedad. Pero debe considerarse que estos estándares, en nuestra sociedad, en el campo que estamos tratando de civismo vial, no son claros, o al menos, sus mensajes, señales y signos, no lo son. Si estos estándares fuesen efectivamente negativos, ya estaríamos hablando, claramente, de la sociopatía institucionalizada, de la sociedad enferma.

ALgUNOs CAsOs

Aunque brevemente, es necesario hacer la revisión de algunos casos, de los que se ve a diario y, por la costumbre que tenemos, es posible que pasen desapercibidos.

• Permisividad ante la imprudencia frente a la luz ámbar del semáforo.- La luz ámbar de un semáforo, en casi todo el mundo es una señal de alerta, de atención, porque se aproxima un cambio de pase. Sin embargo esta señal, en Perú (y según López Cano, también en México) sirve para que los vehículos que estaban en luz verde, aumenten la velocidad. Ello se ve cotidianamente, aun delante de agentes de policía y no hay sanción para estos que manejan imprudentemente. Es uno de los ejemplos de López Cano, quien trabaja la semiótica cognitiva en la música desde la perspectiva de los affordances, concepto creado por James Gibson. Este autor, concibe este concepto como el carácter sugerente de los objetos (en este caso, la luz ámbar) y el valor, o actitud, que el entorno acostumbra al hombre a asumir, en una situación determinada (que debiera ser el detenerse -no el estar detenido- porque para eso está, sensu stricto, la luz roja). Es, por lo tanto, culturalmente cognitivo.38

36 En el sentido que le da Peter Senge en La quinta disciplina.37 La RAE no reconoce las palabras “sociopatía” ni “sociopático”, aunque son derivaciones claras de la palabra sociópata que

sí reconoce. Por esta razón el uso entrecomillado de las mismas38 Ejemplos de affordances son, V.G., el chasqueo de dedos, llevando el ritmo cuando se escucha swing; o el imitar el punteo

de una guitarra, cuando se escucha un riff de rock; o el imitar, con el dedo, la batuta de un director de orquesta cuando se escucha música académica. Son respuestas - actos aprendidos culturalmente, frente a algunos estímulos.

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• Permisividad y falta de ordenamiento urbano y de tránsito.- En la Av. Paseo de la República en Chorrillos, frente al Centro Comercial Plaza Lima Sur, en dirección norte-sur, se produce un atoro del tráfico, a casi toda hora, pero especialmente viernes y sábados desde las 6pm. Pese a que esta vía (de doble sentido) cuenta en esta dirección al sur, de una vía principal y una auxiliar, ambas de doble carril. Es, además, el penúltimo paradero del COSAC (Corredor segregado de alta capacidad) o Metropolitano, en la zona sur. En este punto los autos que van de norte a sur por la vía principal (por la secundaria no se puede ingresar), y desean ingresar al Centro Comercial Plaza Lima Sur, deben esperar más de 90 segundos para poder girar a la izquierda, por lo que el tránsito, en el carril izquierdo, se detiene, al menos ese tiempo. El lado derecho tiene menos tiempo de espera para proseguir de frente pero, es el carril donde se “chantan” los taxistas a la espera de pasajeros que salen del centro comercial y van al sur. No les interesa (a los policías tampoco) que se forme un atolladero enorme. Ellos siguen en ese lugar. Nada costaría que lo hagan en la vía auxiliar, pero, como dijo un taxista, “así estoy más cerca y capto más rápido a mis pasajeros”. Ante la pregunta a varios de los choferes de por qué no esperan en la vía secundaria, la respuesta fue, reiterativamente, la misma o similar “y si algún otro taxista se pone en la principal, él me va a ganar el cliente, los clientes ‘chapan’ al que está más cerca”. Es decir, se presupone, la tolerancia de la policía y la falta de organización por parte de las municipalidades -la distrital de Chorrillos y la Metropolitana de Lima, toda vez que se trata de una vía metropolitana- que un dispositivo general, de no obstruir el tránsito, no se cumplirá y ellos mismos no lo cumplen.

• Claudicación de organismos del Estado frente a violación general, sistemática y continua de lo reglamentado.- Recientemente (31-01-14), en la intersección de la calle Alvarado (de una vía) y el jirón Alcorta (o Argentina), de doble vía y jardín central, en Chorrillos se pudo apreciar algo que demuestra lo que se dice. Como si se hubiese llegado a la resignación, ya no existe el letrero de PARE,

sino el aviso de “más despacio” en la calle Alvarado (que es la de menor jerarquía). Es como si se supiera que nadie respetará, como se debe, el octógono internacional de PARE o STOP (Fig. 9), lo que significa una claudicación de los organismos respectivos del Estado. El aviso de “más despacio” no está a mitad de cuadra como en el caso de que existiese un centro educativo, sino al final de la misma, a escasos metros de la intersección mencionada, y carecía del aviso de límite de velocidad, con lo que cabe preguntarse ¿Más despacio que qué?

Figura 9

Señal internacional de PARE o STOP. Es la única señal con la característica de ser octogonal, de fondo rojo y letras blancas. En cualquier país e idioma significa lo mismo (se deduce la importancia que tiene). Según esta señal, los vehículos deben detenerse (no sobre parar) antes de cruzar la intersección observar, al menos por 6 segundos, si vienen por la preferencial vehículos para evitar un accidente.

• Violaciones al Reglamento Nacional de Tránsito debidas a una mala planificación del sentido e intensidad Tránsito.- Desde la construcción y puesta en funcionamiento del COSAC 1 (Metropolitano norte-sur), se modificó el sentido de tránsito en las calles del sector de Barranco correspondiente a las cuadras 3, 4 y 5 de la Av. Pedro de Osma. Paralelas a esta arteria metropolitana están las calles Tarapacá (ex Cavero) y Libertad (ex Márquez). La primera, de poco menos de 10 m. de ancho y la segunda de poco menos de 15 m. Se ha dispuesto que la calle Tarapacá, que tiene menos ancho, solo tiene dos cuadras y conecta únicamente con otras tres cuadras (de norte a sur, 2 de

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Mayo, Montero Rosas e Independencia) sea de doble sentido y, la calle Libertad, que es 50% más ancha, con áreas laterales para estacionar y conecta con 5 calles (de norte a sur, 2 de Mayo, Gio Batta Isola, Deportes, Montero Rosas e Independencia; que conecta con tres calles más, de oeste a este, Raffo, Rissi y Bolognesi -que en esa zona recibe varios nombres: Bolognesi Panamericana Sur y Escuela Militar-) y que es otra arteria metropolitana, además de conectar con Tarapacá y Pedro de Osma, sea de un solo sentido. Esto, que parece un simple error trivial, produce el efecto negativo de que en la calle Tarapacá se viole la norma referida al estacionamiento en vías. Según esta, en vías de un solo sentido los autos deberán estacionar en el carril de la izquierda y, en vías de doble sentido, en el de su la derecha correspondiente. Al ser Tarapacá una vía de doble sentido y con poco ancho, si se cumpliese la norma, sería imposible transitar (la calle 1 tiene 270 m. de largo). Si fuesen pocos los vehículos, aquellos que transiten lo hacen en zigzags para sortear los vehículos estacionados; pero, cuando los autos son más, llega el momento en no es posible el tránsito, lo que obliga a que todos (o casi todos) estacionen donde se solía hacerse cuando era una vía de un solo sentido (sur - norte), al lado de la acera oeste. En algunos casos (y a solicitud de parte) la policía en motocicleta, con celulares en mano (y en pareja) tomaban fotos de los vehículos que, orientados de sur a norte, estaban estacionados, no a la derecha, sino a la izquierda. Hubo una denuncia muy fuerte al respecto, por parte de los vecinos, y ese acoso terminó. Pero, reglamentariamente, había razón para la multa, aunque, igualmente, hubiese razón para la violación al mismo reglamento.

• Mala ubicación de semáforo.- En la intersección de la Av. Grau (en ese sector, de doble vía, norte-sur) y la calle El Sol (este-oeste) hay semáforos. No obstante, los peatones que circulan por la acera

este de la Av. Grau, son constantemente agredidos por los conductores quienes, amparándose en la mala colocación del semáforo, transgreden la línea de pare y el paso de cebra, ubicándose al lado del grifo que se encuentra en esa intersección. El semáforo está ubicado demasiado pegado a la Av. Grau, debiendo estar al lado del paso de cebra (Fig. 10). Eso obligaría a los coches a detenerse justo antes de este. ¿Desconocimiento de las normas de tránsito? Por otro lado, esa intersección tiene una forma que permite el diseño de un semi óvalo de regulación del tránsito de tal manera que los que transitan por la Av. Grau lo puedan hacer de frente y quienes van por la calle El Sol de este a oeste lo hagan bordeando un medio óvalo ubicado hacia el norte. (Fig. 11) Ello obligaría a, obedeciendo el semáforo, lo hagan, respetando el paso de cebra y evitaría que los que, viniendo por la Av. Grau de norte a sur, volteen a la derecha de manera no regular, distinta a por donde está indicado, ingresando por la calle El Sol, que no está prohibido, pero perjudica el tránsito correcto. Además con esto se ganarían algunos cientos de metros cuadrados más de áreas verdes. (Fig. 12)

Figura 10

Cruce de la Av. Grau y calle El Sol, en Barranco. Una intersección muy peligrosa para los peatones y una en las que más se viola el reglamento. La solución se plantea en la figura 12.

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Figura 11

Cruce de la calle El Sol y las Av. Grau y San Martín. En el cruce con la Av. Grau se observa que hay la forma y el espacio suficiente para diseñar un óvalo de ordenamiento del tránsito. En el caso de la Av. San Martín, el ficus impide ver el rompe muelle que existe antes de la intersección, que, junto con el rompe muelle que se encuentra en la calle El Sol, genera duda acerca de cuál es la preferencial.

Figura 12

Propuesta del autor para la intersección de l Av. Grau y la calle El Sol. Para evitar peligro para los peatones que van sur-norte y que se respete el crucero peatonal o paso de cebra.

• Mala ubicación de semáforo y de resaltos o “rompemuelles” que “enseña” bajo un currículum oculto una práctica que viola el reglamento.- Es el caso del cruce del Jr. 28 de Julio y Av. Pedro de Osma en Barranco,

los peatones deben cuidar 3 frentes de acometida de vehículos y cruzar corriendo por la siguiente razón: de los vehículos que vienen por 28 de Julio en sentido oeste-este (donde hay grandes edificios de muy alto estándar); los que vienen por la Av. Pedro de Osma de sur a norte y deben, forzosamente, voltear a la derecha por 28 de Julio y los que vienen de norte a sur y necesitan girar a la izquierda por 28 de Julio. En todos los casos, los peatones que caminan por la acera este de la Av. Pedro de Osma de sur a norte o viceversa, se ven acosados por los vehículos. Esto no tendría mayor importancia si se respetara el paso de cebra, pero, como ya hemos mencionado, esto no sucede. Para evitar esta situación, a un alcalde (o a sus asesores) se le ocurrió la idea de colocar un “rompemuelle” en la Av. Pedro de Osma (en dirección sur-norte) y un semáforo. El problema que generó fue peor, le daba pase a los que venían del malecón y detenía a los de Pedro de Osma: el peatón no podía pasar, porque su luz estaba en rojo. Cuando le daba pase a quienes transitaban por Pedro de Osma, se lo daba tanto a los que venían del sur y, por lo tanto, volteaban en la esquina a la derecha, cuanto a los que venían del norte, y algunos -muchos- giraban a la izquierda: el peatón, igual, no podía pasar porque no se respetaba el paso de cebra. En todos los casos, el semáforo le daba pase a los vehículos y los conductores no pensaron nunca en el derecho de los peatones a quienes iban a cruzar o agredir. Pero más allá del fastidio al peatón, sucedían (y siguen sucediendo) dos violaciones al reglamento. Por un lado, el peatón que cruza 28 de julio -es decir, que va en el sentido que el semáforo autorizaba- tiene derecho de pase sobre los vehículos que giran (sea a la derecha o a la izquierda). Con el semáforo, el único momento en que los peatones debían parar era cuando se le daba pase a los vehículos que venían del oeste por 28 de Julio, pues la luz roja también rige para peatones. Pero, adicionalmente, el colocar el “rompemuelle” delante del semáforo, en los vehículos que girarán a la derecha, le daba derecho pase, equívocamente, a quienes, viniendo del norte, volteaban

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a la izquierda que son los últimos en los derechos de pase. Pero, nuevamente, lo que las señales mandan contradice lo que el reglamento estipula. Se enseña y se desenseña.

• Mala ubicación de avisos de PARE y de resaltos o “rompemuelles”.- Sin salir, aún, de Barranco, en la intersección de la calle El Sol (este-oeste) y la Av. San Martín (norte-sur) persiste el mal uso de señales, pues en esa calle de El Sol (donde está el Estudio 4 de América televisión) hay dos “rompemuelles”, uno poco antes de dicho estudio de televisión y otro un poco después, pero no en la esquina, como debiera ser. Además hay una señal de PARE, de la que nadie se percata, aunque sí hay avisos de pare en el piso, los que nadie respeta, pero no se hace porque en la Av. San Martín, han colocado otro “rompemuelles” que obliga, a quienes vienen por esa avenida preferencial, a que reduzcan la velocidad antes de la intersección. (Fig. 11) Esto da dos mensajes que contradicen el reglamento. Por un lado se le da preferencia a los que transitan por una calle, sobre los que lo hacen por una avenida y, por otro, se le da preferencia a los que voltean (que son el 90% de los casos) para entrar a otra vía, sobre los que ya están transitando por ella. Ambos mensajes son absurdos y deforman lo que se trata de enseñar en educación vial: a) que una avenida tiene derecho de pase sobre un jirón o una calle y, b) que los que van por una vía, tienen derecho de pase por sobre los que van a voltear a ella (sobre todo si es a la izquierda, porque los vehículos de la vía a la que se va a ingresar vienen por la derecha) aún cuando sea de una avenida a una calle.

• Mala colocación de los letreros de PARE.- En Miraflores en la esquina de la Av. La Paz con la calle Schell, la señal de PARE se encuentra en la avenida La Paz (Fig. 13) y no en la calle, hecho que contradice lo que, explícitamente, dice el reglamento, una avenida tiene preferencia sobre un pasaje, una calle y/o un jirón. Siendo ambas vías de un solo sentido, este mensaje equívoco es peor, aún. Desdice, en este currículum oculto, lo que al

respeto de la jerarquía de vías respecta y su preferencia. Si fuese necesario (como lo es) para poner orden en esta esquina, entonces debería usarse un semáforo.

Figura 13

Intersección de la Av. La Paz con la calle Schell. Puede observarse que aunque una avenida, siempre tenga prioridad sobre una calle, es en la avenida La Paz, donde se ha colocado el letrero de pare, en la acera de la izquierda. Se desdice lo que el reglamento señala. Esto genera desinformación, mala formación y, obviamente, desconcierto ciudadano.

• Mal pintado, entre carriles, de las líneas continuas, de las líneas segmentadas y de la doble línea segmentada al lado de una continua.- En la vía expresa del Paseo de la República, en las salidas, sobre todo en las que van de norte a sur, las líneas continuas no se respetan, aún en presencia de los policías de tránsito. Especialmente en las correspondientes a las Avs. Javier Prado, Canaval y Moreyra y la calle Diez Canseco, ello genera fuertes atolladeros de vehículos en horas punta. Es un hecho que cualquiera puede comprobar, los vehículos no respetan las líneas continuas y, además, se cruzan delante de los que van de frente. Ello ante la presencia de policías de tránsito. El reglamento es claro, los que van a salir, deben colocarse en el carril de la derecha y tomar, en cuanto les sea posible, el de salida, no obstante desde el carril de la derecha, y aún desde el del medio, giran a la derecha, retrasadamente, cruzándose a los vehículos y cruzando las líneas continuas. Esta práctica fue aprendida de la forma de manejar de los choferes de transporte (tipo “Combi” y “Coaster” de los años 90 y que se ha generalizado ahora)

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al llegar a una esquina importante pero, aun siendo una violación al reglamento de tránsito, no es sancionado. (Fig. 7)

• Resaltos o “rompemuelles” mal diseñados.- Los rompemuelles no son de cualquier forma o dimensiones. Sin embargo, en algunos lugares de Lima, los hay de los que sobrepasan los 6 cm de altura y que solo pueden aceptar el tránsito de vehículos “todo terreno”. Esto se da, sobre todo en las zonas de edificios residenciales de muy alto estándar y cuya vía tiene pocos cruces. Generalmente son esos vecinos poderosos los que los mandan construir, y los hacen adecuados para sus autos y no necesariamente están en las esquinas sino, por ejemplo en las cercanías de los ingresos a sus estacionamientos. En el caso que hemos visto en la viñeta Nº 6, los mandó colocar América Televisión, obviamente, por su ubicación. (Fig. 14).

Figura 14

Datos técnicos sobre cómo debe diseñarse un rompemuelles.

Podríamos seguir presentando casos, incluyendo los que corresponden exclusivamente a un mal manejo permitido y casi consagrado, como el ingreso raudo a un óvalo desde una vía de acceso a él, cuando el reglamento da la preferencia a quienes ya están en el óvalo, es una forma de manejo a la ofensiva. Los que están dentro el óvalo, a su vez, tienen normas sobre la forma de conducir para salir, del mismo, a alguna de las vías que conecta. Algo similar puede decirse, y ya se mencionó, sobre el giro a la izquierda en el cruce de dos avenidas de doble sentido (con

jardín central o sin él).

Creo que ya está lo suficientemente ejemplificado y sostenido lo que queríamos argumentar. Es, parcialmente, campo de la planificación del tránsito urbano y de la vialidad, por lo tanto, campo de los arquitectos de las Municipalidades, que correspondería a la Dirección u Oficina de Desarrollo Urbano. Pero no únicamente es responsabilidad de los arquitectos o ingenieros, como0 hemos visto, sino de la sociedad en pleno.

Insistimos, si este estado de cosas siguiese, si no se compatibiliza, en este punto, el currículum formal y el oculto, los resultados del currículum real serán desastrosos y ello sería el inicio de una barbarie que difícilmente podría detenerse.

CONCLUsIONEs

• Los orígenes del problema, hemos visto, son muchos; la solución real, no paliativa, pasa por una reforma profunda del proceso educativo total en lo que se refiere a educación cívica, a educación vial, a ética y ciudadanía.

• No se trata solo de educación vial sino, sobre todo, de llegar al convencimiento, de que una forma de crear cultura es mediante la semiótica, a través de los signos, señales y mensajes que creamos con nuestro comportamiento, actitudes y acciones en el seno de la sociedad, en el ámbito que fuere. Somos comunicación, la cultura es, ante todo, comunicación, y esta puede ser coherente o tener ambigüedades (como es el caso); ser positiva o negativa; ser hecha para ser interpretada o tener significado; hermenéutica o semiótica.

• El plan de estudios del MINEDU debe incluir esos estudios que Ortega llamaba de cultura general que guíen a la ciudadanía hacia la convivencia, el respeto y la tolerancia.

• En el mundo actual, para una educación correcta en valores es preciso tener un currículum real (basado en el formal

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y el oculto) y, por lo tanto. conocer la comunicación correcta y discernir al respecto; es decir, debe haber una coherencia, concordancia, o consistencia, entre mensaje educativo y comunicacional, y entre el social y el educativo. Se debe enseñar a desdeñar las interferencias o distractores.

• Es necesario, por tanto, cambiar la forma, no el contenido de la educación cívica en lo que respecta a educación vial, ya que esta debe adaptarse a normas internacionales. Es preciso que dejemos de esperanzarnos en una acción del gobierno de turno y tomemos por cuenta ciudadana este hecho. Ya es un problema ético y de moral, en tanto “mores” o costumbres. Pero, nuevamente, se encuentra ante una encrucijada, pues la ciudadanía ha caído en la total inopia e indiferencia pusilánime frente a la educación ciudadana y vial.39

• Queda evidenciada la necesidad de lograr una congruencia entre el

currículum formal y el currículum oculto, para que el currículum real sea positivo, hablando en términos de educación cívica, de educación vial.

• Pero la pregunta que queda para otra investigación es, ya que lo demás está claro, ¿A quiénes no les conviene que se solucione el problema? ¿A quiénes les conviene que siga habiendo ignorantes y palurdos? ¿A los que necesitan mantener La distinción, como decía Bourdieu, y a los políticos, quienes con su demagogia, son elegidos por los mismos “separados”, marginados y palurdos, y mantienen la situación de privilegio de los “distinguidos”40? Si la respuesta que inferimos y que avistamos como hipótesis es que sí, entonces no se arreglará absolutamente nada mientras no se conciencie a la mayoría. Ni el mejor uso de la teoría de la comunicación, ni la semiótica publicitaria o del marketing, ni la mejor filosofía de la cultura o de la ética filosófica política. “¿Ética? Eso no da de comer al pueblo”.

39 Ejemplo claro de lo que se dice es que mientras había “orientadores” en el COSAC Metropolitano, los pasajeros se comportaban con orden: esperaban a que bajaran los que estaban al interior para poder ingresar al bus, ahora se golpean por querer subir, mientras bajan; con los “orientadores” se cedían los asientos a los ancianos, embarazadas y mujeres con niños, ahora son pocos quienes lo hacen; cuando había “orientadores” no se paraban pasajeros en la zona del rebatimiento de la puerta ni se llenaba tanto en horas punta, ahora. No es posible que nuestros ciudadanos necesiten, de manera permanente, “orientadores”, o no debieron retirarse tan pronto.

40 Aunque parezca de Buñuel, gran parte del sector socioeconómico A+ de Lima, ha trasladado su residencia a un balneario exclusivo, “Asia” (se le conoce por su pronunciación en inglés “Eisha”, para distinguirse del pueblo Asia que se encuentra al frente, cruzando la carretera). En este “ghetto” distinguido, las fámulas no pueden transitar por la alameda principal sin su uniforme y no se pueden bañar en el mar, entre las 8 am y las 5 p.m. No pueden ingresar a las principales tiendas, etc. Parece de otro siglo, pero es vigente. Es la derecha más cruda; absurdamente racista y, aún más, clasista, pues muchos de los distinguidos muestran color de piel y el servicio doméstico puede ser aún más claro que los “patrones”. Digno de estudios sociológicos y antropológicos serios. La excusa: la seguridad.

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COMUNICACIONES

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Reglamento+Nacional+de+Transito.pdf?MOD=AJPERES

c) Código de Tránsito. Ver: http://www.mtc.gob.pe/portal/manualdeguanteraweb.pdf