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DIRECCIÓN S.E. MONS.ZYGMUNT ZIMOWSKI, Director S.E. MONS.JOSÉ L. REDRADO, O.H., Redactor Jefe COMITÉ DE REDACCIÓN BENEDETTINI P. CIRO BOLIS DRA.LILIANA CUADRON SOR AURELIA D’ERCOLE P. GIOVANNI EL-HACHEM DRA.MAYA GRIECO P. GIANFRANCO HONINGS P. BONIFACIO IRIGOYEN MONS.JESÚS JOBLIN P. JOSEPH MAGNO P. VITO NEROZZI-FRAJESE DRA.DINA PLACIDI ING.FRANCO SANDRIN P. LUCIANO T ADDEI MONS.ITALO CORRESPONSALES BAUTISTA P. MATEO, Bolivia CASSIDY MONS. J. JAMES, U.S.A. DELGADO P. RUDE, España GOUDOTE P. BENOIT , Costa de Marfil LEONE PROF .SALVINO, Italia P ALENCIA P. JORGE, México PEREIRA P. GEORGE, India VERLINDE SRA.AN, Bélgica WALLEY PROF .ROBERT , Canadá TRADUCTORES CHALON DRA.COLETTE CASABIANCA SRA.STEFANIA F ARINA SRA.ANTONELLA FFORDE PROF .MATTHEW QWISTGAARD SR.GUILLERMO DOLENTIUM HOMINUM N. 74 – año XXV – N. 2, 2010 REVISTA DEL PONTIFICIO CONSEJO PARA LOS AGENTES SANITARIOS (PARA LA PASTORAL DE LA SALUD) Dirección, Redacción, Administración: PONTIFICIO CONSEJO PARA LOS AGENTES SANITARIOS (PARA LA P ASTORAL DE LA SALUD), CIUDAD DEL V ATICANO; Tel. 06.698.83138, 06.698.84720, 06.698.84799; Fax: 06.698.83139 www.healthpastoral.org - e-mail: [email protected] Publicación cuatrimestral. Suscripción: 32 comprendidos los gastos de envío Impreso en la Editrice VELAR, Gorle (BG) En la cubierta: vidriera de P. Costantino Ruggeri Poste Italiane s.p.a. Spedizione in Abbonamento Postale - D.L. 353/2003 (conv. In L. 27/02/2004 nº 46) art. 1, comma 2, DCB Roma

DH n.63 ita 1-80 - PROSACsanitarioscristianos.com/doc_plano/biblioteca/Dolentium Hominum... · S.E. Card.Angelo Comastri ... fía en la obra redentora de Dios. Es un canto que expresa

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DIRECCIÓN

S.E. MONS. ZYGMUNT ZIMOWSKI, DirectorS.E. MONS. JOSÉ L. REDRADO, O.H., Redactor Jefe

COMITÉ DE REDACCIÓN

BENEDETTINI P. CIROBOLIS DRA. LILIANACUADRON SOR AURELIAD’ERCOLE P. GIOVANNIEL-HACHEM DRA. MAYAGRIECO P. GIANFRANCOHONINGS P. BONIFACIOIRIGOYEN MONS. JESÚSJOBLIN P. JOSEPHMAGNO P. VITONEROZZI-FRAJESE DRA. DINAPLACIDI ING. FRANCOSANDRIN P. LUCIANOTADDEI MONS. ITALO

CORRESPONSALES

BAUTISTA P. MATEO, BoliviaCASSIDY MONS. J. JAMES, U.S.A.

DELGADO P. RUDE, EspañaGOUDOTE P. BENOIT, Costa de Marfil

LEONE PROF. SALVINO, ItaliaPALENCIA P. JORGE, MéxicoPEREIRA P. GEORGE, IndiaVERLINDE SRA. AN, Bélgica

WALLEY PROF. ROBERT, Canadá

TRADUCTORES

CHALON DRA. COLETTECASABIANCA SRA. STEFANIAFARINA SRA. ANTONELLAFFORDE PROF. MATTHEW

QWISTGAARD SR. GUILLERMO

DOLENTIUM HOMINUMN. 74 – año XXV – N. 2, 2010

REVISTA DEL PONTIFICIO CONSEJOPARA LOS AGENTES SANITARIOS(PARA LA PASTORAL DE LA SALUD)

Dirección, Redacción, Administración:PONTIFICIO CONSEJO PARA LOS AGENTES SANITARIOS (PARA LA PASTORAL DE LA SALUD),CIUDAD DEL VATICANO; Tel. 06.698.83138, 06.698.84720, 06.698.84799; Fax: 06.698.83139

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En la cubierta: vidriera de P. Costantino Ruggeri

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SumarioXXVANIVERSARIO DE LA INSTITUCIÓNDEL PONTIFICIO CONSEJOPARA LOS AGENTES SANITARIOS

XVIII JORNADAMUNDIAL DEL ENFERMO9-10-11 FEBRERO 2010

6 Homilía del Santo Padre Benedicto XVIdurante la celebración eucarísticarealizada en la Basílica Vaticanacon ocasión de la XVIIIJornada Mundial del Enfermo,memoria litúrgicade la Virgen de Lourdes

9 Crónica del XXV aniversariode la institución del Pontificio Consejopara los Agentes Sanitariosy de las celebraciones por laXVIII Jornada Mundial del Enfermo

12 Conmemoración de la CartaApostólicaSalvifici Doloris del VenerableJuan Pablo II sobre el significadocristiano del sufrimiento humano:introducción y saludosS.E. Mons. Zygmunt Zimowski

14 Biblia y teología sobre el sufrimientoS.E. Mons. Gianfranco Ravasi

20 El dolor y el sufrimientoen el HinduismoDr. Arvind Singhal

23 El dolor y el sufrimientoen la experiencia del capellánP. Rudesindo Delgado Pérez

26 El dolor y el sufrimientoen la experiencia del médicoDr. Antonino Bagnato

28 Experiencia de una enfermeraen una división de oncologíaSra. Cristina Ledda

31 Significado del sufrimientode Juan Pablo IIpara la Iglesia y el mundoDr. Carl A. Anderson

35 ¿Tiene sentido el dolor y el sufrimientopara el hombre contemporáneo?S.E. Card. Angelo Comastri

42 Conmemoración del Motu Proprio“Dolentium Hominum”de Juan Pablo II, con el que se instituyóla Pontificia Comisión para laPastoral de los Agentes SanitariosS.E. Mons. Zygmunt Zimowski

43 Saludo del CardenalJavier Lozano Barragán

44 Saludo del Cardenal Dionigi Tettamanzi

46 La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes

47 XXVAniversario del Motu Proprio“Dolentium Hominum”S.E.Card. Fiorenzo Angelini

56 Fechas históricaspara recordar y celebrar11 febrero 1985 - 11 febrero 2010S.E. Mons. José L. Redrado, O.H.

58 Intervención de la Hna.M. CaminoAgós Munárriz

62 Saludo del Dr. J.M. Simón CastellvíPresidente de la FIAMC

62 Saludo del Dr. Uroda

63 Saludos del Padre Place

64 En su historia, el futuro del PontificioConsejo para los Agentes SanitariosProf. Franco Splendori

67 Frutos pastorales de la JornadaMundial del Enfermo – CoreaProf. Thomas Hong-Soon Han

70 Frutos pastorales de la JornadaMundial del Enfermoen Estados Unidos deAméricaS.E. Mons. William Murphy

XXIII CONGRESO MUNDIAL DE LA FIAMCLOURDES, 6-9 MAYO 2010

74 Mensaje del Cardenal Tarcisio Bertone

74 Intervención de S.E.Mons. Zygmunt Zimowskien el XXIII Congreso Mundialde la FIAMC (FederaciónInternacional de las Asociacionesde Médicos Católicos)

78 Saludo del Dr. J.M. Simón Castellví,Presidente de la FIAMC

Las ilustraciones de este númeroproceden del volumen:

The iconography of the Maltese Island, 1400-1900publicado por World Confederation of Salesian

Past Pupils of Don Bosco, Lions Club Malta

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Comunicación sobre las próximasJornadas Mundiales del Enfermo

El Pontificio Consejo para losAgentes Sanitarios comunica, para su oportuna informa-ción y mejor programación de las próximas Jornadas Mundiales del Enfermo 11 de fe-brero de 2011-2012-2013, los temas de dichas Jornadas.En estos temas se deberían inspirar las Conferencias Episcopales de todo el mundo pa-

ra organizar la Jornada en las Iglesias locales y efectuar su difusión capilar y rápidamen-te a todos los interesados.Cada año, este Dicasterio se ocupará de que el Mensaje del Santo Padre se difunda de

manera oportuna.

Los temas son los siguientes:

2011“Con cuyas heridas habéis sido curados” 1 P 2,24 (25)Ver al hombre que sufre con una mirada contemplativa

2012“Levántate y vete; tu fe te ha salvado” (Lc 17, 19)La gracia especial de los sacramentos de sanación

2013(Celebración en forma solemne)

“Vete y haz tú lo mismo” (Lc 10,37)El Buen Samaritano: “Hacer el bien al que sufrey hacer el bien con el proprio sufrimiento”

Asimismo, se comunica que el Santo Padre Benedicto XVI ha dispuesto que la cele-bración en forma solemne de la Jornada Mundial del Enfermo en el 2013 se celebre en elSantuario deAltötting, en Baviera (Alemania) .

XXVAniversariode la Institucióndel PontificioConsejo para losAgentes Sanitarios

XVIIIJornadaMundialdel Enfermo

Ciudad del Vaticano9-10-11 febrero 2010

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personas que se acercan a los santuarios ma-rianos para invocar a la Madre de Cristo y en-cuentran en ella fuerza y alivio. El relatoevangélico de la Visitación (cf. Lc 1, 39-56)nos muestra como la Virgen, después de laanunciación del Ángel, no retuvo el don reci-bido, sino que partió inmediatamente paraayudar a su anciana prima Isabel, quien lleva-ba seis meses gestando a Juan. En el apoyoofrecido por María a su familiar que vive, enedad avanzada, una situación delicada comoel embarazo, vemos prefigurada toda la ac-ción de la Iglesia en apoyo de la vida necesi-tada de cuidados.El Consejo pontificio para la pastoral de la

salud, instituido hace 25 años por el venerableJuan Pablo II, es indudablemente una expre-sión privilegiada de esa solicitud. Nuestropensamiento se dirige con agradecimiento alcardenal Fiorenzo Angelini, primer presiden-te del dicasterio y desde siempre apasionadoanimador de este ámbito de actividad eclesial;así como al cardenal Javier Lozano Barragán,quien hasta hace pocos meses ha dado conti-nuidad y crecimiento a ese servicio. Con vivacordialidad dirijo, además, al actual presiden-te, monseñor Zygmunt Zimowski, que haasumido esta significativa e importante he-rencia, mi saludo, que extiendo a todos losoficiales y al personal que en este cuarto desiglo han colaborado encomiablemente en eseoficio de la Santa Sede. Deseo saludar, asi-mismo, a las asociaciones y a los organismosque se encargan de la organización de la Jor-nada del enfermo, en particular la UNITALSIy la Obra Romana de Peregrinaciones. Natu-ralmente, la bienvenida más afectuosa se diri-ge a vosotros, queridos enfermos. Gracias porhaber venido y sobre todo por vuestra ora-ción, enriquecida con el ofrecimiento devuestras pruebas y sufrimientos. Y el saludose dirige además a los enfermos y a los vo-luntarios unidos a nosotros desde Lourdes,Fátima, Czestochowa y otros santuarios ma-rianos, a cuantos están en conexión con noso-tros mediante la radio y la televisión, espe-cialmente desde los centros de atención o des-

Señores cardenales;venerados hermanos en el episcopado;queridos hermanos y hermanas:Los Evangelios, en las sintéticas descrip-

ciones de la breve pero intensa vida públicade Jesús, atestiguan que él anuncia la Palabray obra curaciones de enfermos, signo por ex-celencia de la cercanía del reino de Dios. Porejemplo, san Mateo escribe: “Recorría Jesústoda Galilea, enseñando en sus sinagogas,proclamando la buena nueva del Reino y cu-rando toda enfermedad y toda dolencia en elpueblo” (Mt 4, 23; cf. 9, 35). La Iglesia, a laque se ha confiado la tarea de prolongar en elespacio y en el tiempo la misión de Cristo, nopuede desatender estas dos obras esenciales:evangelización y cuidado de los enfermos enel cuerpo y en el espíritu. De hecho, Diosquiere curar a todo el hombre y en el Evange-lio la curación del cuerpo es signo de la sana-ción más profunda que es la remisión de lospecados (cf. Mc 2, 1-12). No sorprende, porlo tanto, que María, Madre y modelo de laIglesia, sea invocada y venerada como “Salusinfirmorum“, “Salud de los enfermos”. Comoprimera y perfecta discípula de su Hijo, siem-pre ha mostrado, acompañando el camino dela Iglesia, una especial solicitud por los quesufren. De ello dan testimonio los miles de

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Homilía del Santo Padre Benedicto XVIdurante la celebración eucarística realizadaen la Basílica Vaticana con ocasiónde la XVIII Jornada Mundial del Enfermo,memoria litúrgica de la Virgen de LourdesJUEVES 11 DE FEBRERO DE 2010

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de su casa. El Señor Dios, que vela constante-mente por sus hijos, dé a todos alivio y con-suelo.Dos son los temas principales que presenta

hoy la liturgia de la Palabra: el primero es decarácter mariano y une el Evangelio y la pri-mera lectura, tomada del capítulo final del li-bro de Isaías, así como el Salmo responsorial,parte del antiguo canto de alabanza de Judit.El otro tema, que encontramos en el pasaje dela carta de Santiago, es el de la oración de laIglesia por los enfermos y, en particular, delsacramento reservado a ellos. En la memoriade las apariciones en Lourdes, lugar elegidopor María para manifestar su solicitud mater-na por los enfermos, la liturgia se hace ecooportunamente del Magníficat, el cántico dela Virgen que exalta las maravilla de Dios enla historia de la salvación: los humildes y losindigentes, así como todos los que temen aDios, experimentan su misericordia, que daun vuelco al destino terreno y demuestra asíla santidad del Creador y Redentor. El Mag-níficat no es el cántico de aquellos a quienesles sonríe la suerte, de los que siempre van“viento en popa”; es más bien la gratitud dequien conoce los dramas de la vida, pero con-fía en la obra redentora de Dios. Es un cantoque expresa la fe probada de generaciones dehombres y mujeres que han puesto en Dios suesperanza y se han comprometido en primerapersona, como María, para ayudar a los her-manos necesitados. En el Magníficat escu-chamos la voz de tantos santos y santas de lacaridad; pienso en particular en los que con-sagraron su vida a los enfermos y los que su-fren, como Camilo de Lellis y Juan de Dios,Damián de Veuster y Benito Menni. Quienpermanece por largo tiempo cerca de las per-sonas que sufren, conoce la angustia y las lá-grimas, pero también el milagro del gozo, fru-to del amor.La maternidad de la Iglesia es reflejo del

amor solícito de Dios, del que habla el profe-ta Isaías: “Como una madre consuela a un hi-jo, así os consolaré; en Jerusalén seréis con-solados” (Is 66, 13). Una maternidad que ha-bla sin palabras, que suscita en los corazonesel consuelo, una alegría íntima, un gozo queparadójicamente convive con el dolor, con elsufrimiento. La Iglesia, comoMaría, custodiadentro de sí los dramas del hombre y el con-suelo de Dios, los mantiene unidos a lo largode la peregrinación de la historia. A través delos siglos, la Iglesia muestra los signos delamor de Dios, que sigue obrando maravillasen las personas humildes y sencillas. El sufri-miento aceptado y ofrecido, el compartir sin-cera y gratuitamente, ¿no son acaso milagrosdel amor? La valentía de afrontar el mal de-

sarmados – como Judit –, únicamente con lafuerza de la fe y de la esperanza en el Señor,¿no es un milagro que la gracia de Dios susci-ta continuamente en tantas personas que dedi-can tiempo y energías en ayudar a quienes su-fren? Por todo esto vivimos una alegría queno olvida el sufrimiento, sino que lo com-prende. De esta forma, en la Iglesia, los enfer-mos y cuantos sufren no sólo son destinata-rios de atención y de cuidado, sino antes aúny sobre todo protagonistas de la peregrinaciónde la fe y de la esperanza, testigos de los pro-digios del amor, de la alegría pascual que flo-rece de la cruz y de la Resurrección de Cristo.En el pasaje de la carta de Santiago, recién

proclamado, el Apóstol invita a esperar conconstancia la venida ya próxima del Señor y,en ese contexto, dirige una exhortación parti-cular relativa a los enfermos. Esta ubicaciónes muy interesante, porque refleja la acciónde Jesús que, curando a los enfermos, mostra-ba la cercanía del reino de Dios. La enferme-dad se contempla en la perspectiva de los úl-timos tiempos, con el realismo de la esperan-za típicamente cristiano. “¿Sufre alguno entrevosotros? Que ore. ¿Está alguno alegre? Quecante salmos”(St 5, 13). Parecen escucharsepalabras semejantes de san Pablo, cuando in-vita a vivir cada cosa en relación con la nove-dad radical de Cristo, su muerte y resurrec-ción (cf. 1 Co 7, 29-31). “¿Está enfermo algu-no entre vosotros? Llame a los presbíteros dela Iglesia, que oren sobre él y le unjan conóleo en el nombre del Señor. Y la oración dela fe salvará al enfermo” (St 5, 14-15). Aquíes evidente la prolongación de Cristo en suIglesia: sigue siendo él quien actúa, mediantelos presbíteros; es su mismo Espíritu quienobra a través del signo sacramental del óleo;es a él a quien se dirige la fe, expresada en laoración; y, como ocurría con las personas cu-radas por Jesús, a todo enfermo se puede de-

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cir: tu fe, sostenida por la fe de los hermanosy de las hermanas, te ha salvado.De este texto, que contiene el fundamento y

la praxis del sacramento de la Unción de losenfermos, se desprende al mismo tiempo unavisión del papel de los enfermos en la Iglesia.Un papel activo para “provocar”, por así de-cirlo, la oración realizada con fe. “El que estéenfermo, llame a los presbíteros”. En esteAño sacerdotalme complace subrayar el vín-culo entre los enfermos y los sacerdotes, unaespecie de alianza, de “complicidad” evangé-lica.Ambos tienen una tarea: el enfermo debe“llamar” a los presbíteros, y estos deben res-ponder, para atraer sobre la experiencia de laenfermedad la presencia y la acción del Resu-citado y de su Espíritu. Y aquí podemos vertoda la importancia de la pastoral de los en-fermos, cuyo valor es verdaderamente incal-culable por el bien inmenso que hace, en pri-mer lugar al enfermo y al sacerdote mismo,pero también a los familiares, a los conoci-dos, a la comunidad y, por caminos descono-cidos y misteriosos, a toda la Iglesia y al mun-do. En efecto, cuando la Palabra de Dios ha-bla de curación, de salvación, de salud del en-fermo, entiende estos conceptos en sentido in-

tegral, sin separar nunca alma y cuerpo: unenfermo curado por la oración de Cristo, me-diante la Iglesia, es una alegría en la tierra yen el cielo, es una primicia de vida eterna.Queridos amigos, como escribí en la encí-

clica Spe salvi, “la grandeza de la humanidadestá determinada esencialmente por su rela-ción con el sufrimiento y con el que sufre. Es-to es válido tanto para el individuo como parala sociedad” (n. 38). Al instituir un dicasteriodedicado a la pastoral sanitaria, la Santa Sedequiso ofrecer su propia contribución tambiénpara promover un mundo más capaz de aco-ger y atender a los enfermos como personas.De hecho, quiso ayudarles a vivir la experien-cia de la enfermedad de manera humana, norenegando de ella, sino dándole un sentido.Deseo concluir estas reflexiones con un pen-samiento del venerable Papa Juan Pablo II,que testimonió con su propia vida. En la cartaapostólica Salvifici doloris escribió: “Cristo almismo tiempo ha enseñado al hombre a ha-cer bien con el sufrimiento y a hacer bien aquien sufre. Bajo este doble aspecto ha mani-festado cabalmente el sentido del sufrimien-to” (n. 30). Que nos ayude la Virgen María avivir plenamente esta misión.

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Simposio Internacional

El 9 de febrero pasado, másde 600 personas provenientesde 47 naciones han saludado enel Aula del Sínodo la inaugura-ción del Simposio internacionaly los demás acontecimientosorganizados, en la Ciudad delVaticano y en Roma, por elPontificio Consejo para losAgentes Sanitarios (para la Pas-toral de la Salud) con el fin decelebrar el XXV aniversario desu institución y la XVIII Jorna-da Mundial del Enfermo(JME). Una serie de manifesta-ciones que han durado tres días,concentradas en el Mensaje deSu Santidad el Papa BenedictoXVI con ocasión de la JME2010, cuyo título ha sido: “LaIglesia al servicio del amor porlos que sufren”.En su discurso de inaugura-

ción, elArzobispo Zygmunt Zi-mowski, Presidente del Dicas-terio, ha puesto de relieve que“después de 25 años de distan-cia, es un deber pero también esprovechoso detenernos a releer,con la debida atención”, la Car-ta Apostólica Salvifici Dolorissobre el sentido cristiano del su-frimiento, emanada por el Ve-nerable Juan Pablo II el 11 defebrero de 1984 y de la que eseaño se celebra el XXV aniver-sario”. Una Carta Apostólicaque, junto con el Motu ProprioDolentium Hominum del añosiguiente y, posteriormente ycon la Constitución ApostólicaPastor Bonus de 1988, consti-tuye uno de los documentosfundantes del Pontificio Conse-jo. La primera jornada del Sim-posio, se ha articulado precisa-mante en torno a la “amplitud yla eficacia del impacto real” dela Salvifici Doloris “en la vidade la Iglesia en su variada y ar-ticulada estructura, con respec-to a la pastoral del mundo delsufrimiento, de la enfermedad yde la salud”.

La muestra de pintura

Por la mañana, durante unapausa del Simposio, también hatenido lugar en el atrio de la Sa-la Pablo VI, el vernissage de lamuestra de pintura dedicada ala relación entre el VenerableJuan Pablo II y el sufrimiento.En la inauguración de la expo-sición, a cargo de la ProfesoraMaria Grazia Splendori, Do-cente de Comunicación en laLUMSA, han estado presentesnumerosas autoridades entre lascuales el Cardenal Angelo So-dano, ex-Secretario de Estadovaticano, los Ministros de Saludde Polonia, honorable Ewa Ko-pacz, y de la República de Chi-na (Taiwán), honorable Chih-Liang Yaung, los embajadoresante la Santa Sede de la Repú-blica Italiana, Dr. Antonio Za-nardi Landi, de Eslovenia, Dr.Ivan Rebernik, y de Taiwán,Larry Yu-Yuan Wang. Asimis-mo, han estado presentes losSuperiores y oficiales del Di-casterio comenzando por Mon-señor Zimowski, y los Monse-ñores José L. Redrado, O.H, yJean Marie Mupendawatu, Se-cretario y Vice-Secretario, res-pectivamente.Como se había ilustrado du-

rante la Conferencia de prensapara presentar el Simposio y laJME 2010, realizada en la Salade Prensa de la Santa Sede, laexposición ha comprendido 28obras de técnica mixta del pin-tor Francesco Guadagnuolo yha sido ideada como una mues-tra de carácter itinerante.Durante el desarrollo del

Simposio, han alcanzado graninterés numerosas intervencio-nes iniciando por aquellas pre-sentadas por elArzobispo Gian-franco Ravasi, Presidente delPontificio Consejo de la Cultu-ra, y del Cardenal Angelo Co-mastri, Archipreste de la Basíli-ca de S. Pedro. Han sido muyseguidas también las síntesis de

los puntos de vista de otras reli-giones sobre el sufrimiento pre-sentadas por el Prof. Gianfran-co di Segni para el hebraísmo,por el Dr.Arvind K. Singhal pa-ra el Hinduismo, por el Dr. Ab-dellah Redouane para el Islam ypor el Venerable Huei Kai parael Budismo. La ponencia sobre“Sufrimiento y dolor desde elpunto de vista de las culturasasiáticas” de la Profesora MeiChing Chen de la UniversidadCatólica de Fu Jen (Repúblicade China) ha precedido la MesaRedonda animada por los agen-tes sanitarios y los enfermos,moderada por Monseñor Ar-mando Brambilla. Entre otros,han participado el Padre RudeDelgado y el Dr. Antonino Ba-gnato. El Dr. Carl Anderson,Caballero Supremo de la Fun-dación Caballeros de Colón, hahablado sobre el significado delsufrimiento del Papa Juan Pa-blo II para la Iglesia y para elmundo.Al día siguiente, la jornada

ha comenzado con la visita ycelebración de una Liturgia Eu-carística ante la tumba del Ve-nerable Papa Juan Pablo II. Haproseguido con la sentida po-nencia del primer Presidentedel Pontificio Consejo para losAgentes Sanitarios, el CardenalFiorenzo Angelini, y con losaportes de su Eminencia el Car-denal Dionigi Tettamanzi, Ar-zobispo de Milán y AsistenteEclesiástico Nacional de laAsociación Médicos católicosItalianos, del Ministro italianode la Salud, Prof. Ferruccio Fa-zio y del Alcalde de Roma,Hon. Gianni Alemanno.Después de la lectura del

mensaje del Cardenal JavierLozano Barragán, el segundoPresidente del Dicasterio en tér-minos cronológicos, que la-mentablemente no ha podidoparticipar por razones de salud,el CardenalAngelini y el Secre-tario del Dicasterio, Mons. Re-

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Crónica del XXV aniversario de la institucióndel Pontificio Consejo para los Agentes Sanitariosy de las celebraciones por laXVIII Jornada Mundial del Enfermo

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enfermos y los que sufren. Haproseguido diciendo que “unpensamiento de reconocimien-to hay que dirigirlo al CardenalFiorenzo Angelini, Presidentedel Dicasterio y desde siempreapasionado animador de esteámbito de actividad eclesial;así como también al CardenalJavier Lozano Barragán, quehasta hace pocos meses ha da-do continuidad y ha incremen-tado dicho servicio. Con vivacordialidad dirijo también misaludo – ha continuado el San-to Padre – al actual Presidente,Mons. Zygmunt Zimowski,que ha asumido esta significati-va e importante herencia, ha-ciéndolo extensivo a todos losoficiales y al personal que eneste cuarto de siglo han colabo-rado encomiablemente en estaoficina de la Santa Sede. Asi-mismo, deseo saludar a las aso-ciaciones y a los organismosque se ocupan de la organiza-ción de la Jornada del Enfermo,en particular a UNITALSI y ala Obra Romana Peregrinacio-nes. La bienvenida más afec-tuosa va naturalmente a voso-tros, queridos enfermos. Gra-cias por haber venido y sobretodo por vuestra oración, enri-quecida con el ofrecimiento devuestras fatigas y sufrimientos.El saludo se dirige también alos enfermos y a los voluntariosconectados con nosotros desdeLourdes, Fátima, Częstochoway desde los demás Santuariosmarianos, a los que siguen me-diante la radio y la televisión,especialmente desde las casasde sanación o desde las propiashabitaciones. El Señor Dios,que vela constante sobre sus hi-jos, dé a todos aliento y conso-lación”, ha añadido su Santidadel Papa Benedicto XVI.Por la tarde, se ha realizado la

esperada procesión “aux flam-beau” por Via della Conciliazio-ne con el Relicario de SantaBernardita y la Imagen de laVirgen de Lourdes, abierta porla Banda de la Policía de Estadoy que se ha concluido en la Pla-za San Pedro. En primera fila,luego de los enfermos acompa-ñados por enfermeros y volunta-rios, el Presidente del Dicaste-rio,Arzobispo Zimowski, el Se-cretario, Monseñor Redrado, elVice-Secretario, Monseñor Je-an-Marie Mupendawatu, juntocon los directivos nacionales y

de la salud, de la formación delos agentes y de los que obranen el mismo nivel de la Coordi-nación de los más de 117 milcentros de salud católicos acti-vos en el mundo.

El concierto

El 10 de febrero por la tarde,se ha llevado a cabo el esperadoConcierto de música clásicarealizado en el Aula Pablo VI,en presencia también de nume-rosos enfermos, voluntarios yagentes sanitarios, así como demuchos prelados, entre los cua-les el Cardenal Renato Martino,Presidente Emérito del Pontifi-cio Consejo Justicia y Paz.El acontecimiento preparado

por la Profesora Silvia Fiorito,ha sido presentado con senti-miento y participación por laSra. Claudia Koll, que ha leídotambién pasajes de documentosy de cartas del Venerable JuanPablo II y ha arrancado con re-finadas ejecuciones del duo depiano formado por el alemánRolf-Peter Wille y por la taiwa-nés Lina Yeh. Luego han subi-do al palco los jovencitos del“Very young project” de laAca-demia de Santa Cecilia y suscolegas con algunos años másde la JuniorOrchestra del histó-rico Conservatorio de la capital.Los jóvenes de gran talento ypreparación, han conquistadorápidamente al público presenteen la sala.

La XVIII JornadaMundial del Enfermo

El día jueves 11 de febrero,ha estado dedicado totalmentea la XVIII JornadaMundial delEnfermo (JME). El aconteci-miento celebrado por vez pri-mera en Lourdes, ha iniciadocon la llegada de las reliquiasde Santa Bernardita al Vatica-no. A las 10.30 Su Santidad elPapa Benedicto XVI ha cele-brado la Santa Misa en la PlazaS. Pedro.El Santo Padre ha puesto de

relieve que “el Pontificio Con-sejo para la Pastoral de losAgentes Sanitarios, instituidohace 25 años por el VenerablePapa Juan Pablo II, sin duda esuna expresión privilegiada” dela solicitud de la Iglesia por los

drado, han ilustrado el recorridohecho por el Pontificio Consejoen su cuarto de siglo de vida. Lapalabra ha pasado luego a losrepresentantes de los agentessanitarios católicos. Entre estospodemos indicar: Sor María delCamino Agòs, Superiora Gene-ral de las Hermanas Hospitala-rias del Sagrado Corazón de Je-sús; el Dr. José María SimónCastellví, Presidente de laFIAMC (Federación Interna-cional de Asociaciones de Mé-dicos Católicos); el Prof. PieroUroda, Presidente de la FIPC(Federación Internacional deFarmacéuticos Católicos); laSra. Marylee Meehan, Presi-dente del CICIAMS (ComitéInternacional Católico de En-fermeras y Asistentes Médico-Sociales); el Padre Michael Pla-ce, Director de la AISAC (Aso-ciación Internacional de Institu-tos Sanitarios Católicos); y elProf. Franco Splendori, Presi-dente de la AMCI (Asociaciónde Médicos Católicos Italianos)de Roma.Los óptimos frutos produci-

dos por la Jornada Mundial delenfermo, que este año ha llegadoa su XVII edición, han sido pre-sentados en una Mesa Redondaad hoc, moderada por el Carde-nal Paul Poupard, PresidenteEmérito del Pontificio Consejode la Cultura. Ha sido animadapor el P. Sebastian Matecki,O.S.P.P.E., Custodio del Monas-terio de Czestochowa (Polonia);el Prof. Thomas Hong-SoonHan, Presidente del “CatholicLay Apostolate Council” de Co-rea; Mons. Wilson Philip Ed-ward, Presidente de la Conferen-cia Episcopal Australiana;Mons.William F.Murphy, Obis-po Encargado de la Pastoral Sa-nitaria (USA); el Abbé MarcelAkmel, Responsable de la Pas-toral Sanitaria (Costa de Mar-fil); Mons. Rafael MartínezSainz, Obispo Encargado de laPastoral Sanitaria (México) y elProf. Domenico Arduini, Vice-Comisionado Magistral de laAsociación de los Caballeros dela Soberana y Militar Orden deMalta (ACISMOM).Al final del Simposio, Mon-

señor Zimowski, ha enunciadoel Acto Solemne con el cual sehan remarcado los compromi-sos del Dicasterio, comenzandopor la promoción de las activi-dades pastorales en el ámbito

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romanos de UNITALSI (UniónNacional Italiana TransporteEnfermos a Lourdes y Santua-rios Internacionales), que hacuidado con gran pericia la lo-gística de toda la Jornada. Entreellos estaban el Dr. SalvatorePagliuca, Vice-Presidente Na-cional y el Dr. Alessandro Pin-na, responsable de Roma.Como estaba programado, al

final del Rosario y ante las au-toridades cívicas y civiles, co-mo el Alcalde de Roma Hon.Alemanno, Su Santidad se haasomado a la ventana de su es-tudio para la bendición. Tam-bién el Santo Padre tenía delan-te el “flambeau” (la característi-ca vela encendida). Para con-cluir, los juegos artificiales hansido de gran espectacularidad yha inflamado de luces y colores,así como de esperanza, a mu-chos corazones, la Plaza SanPedro y muchos barrios de laciudad.

Las visitas pastoralesa los enfermos de loshospitales de la capital

En concomitancia con elXXVº del Pontificio Consejopara losAgentes Sanitarios y dela XVIII Jornada Mundial delenfermo, se han realizado unaserie de visitas pastorales a loshospitales romanos.La primera, guiada por Mon-

señor Zimowski, se ha efectua-do el 28 de enero al hospital S.Pietro de Via Cassia. Se ha arti-culado en una Liturgia Eucarís-tica a la que ha seguido un en-cuentro con el personal hospita-lario y una visita a algunas uni-

dades.Además de los enfermos,de los investigadores, de losagentes y de los voluntarios, es-taba presente una representa-ción de las Hermanas Siervasde la Sagrada Familia y de lasFranciscanas de Nuestra Señorade las Victorias, que brindan suobra en el hospital S. Pietro.Además del Secretario del Di-casterio, Monseñor Redrado,han sido numerosas las perso-nalidades del “Fatebenefratel-li” presentes. Entre ellas el Pa-dre Provincial, M.R. Hno. Pie-tro Cicinelli, el Director Gene-ral de los Hospitales de la Pro-vincia Romana, Hno. GerardoD’Auria, el Superior Generaldel Hospital S. Pietro, Hno. Mi-chele Montemurri, y el Supe-rintendente Sanitario, Dr. Gio-vanni Roberti.La visita sucesiva ha sido al

Hospital Madre GiuseppinaVannini, en Via dell’Acqua Bu-licante; se ha desarrollado el 6de febrero y ha sido conducidapor Mons. Redrado. Durante suhomilía ha puesto de relieve lafigura del Buen Samaritano y elllamado a seguir su ejemplo atodos los bautizados y en parti-cular al personal de la Iglesia.Un servicio a las personas en-fermas que es auxilio, cercaníay, cuando es posible, alivio ycuración. Han participado en laMisa y en la visita a las unida-des, los responsables del noso-comio y de la Escuela de Enfer-mería administradas por lasHermanas de S. Camilo.Una Roma con la nieve como

ocurre raramente, ha dado unaespecial característica a la visitapastoral al Hospital S. Spirito inSassia, hecha por Monseñor Zi-

mowski, Monseñor Redrado yMonseñor Dariusz Giers.La delegación ha visitado a

los hospitalizados de numero-sas divisiones, deteniéndose va-rias veces a orar con los enfer-mos y el personal hospitalario.En un encuentro con una repre-sentación de los dirigentes de laestructura sanitaria y de la cape-llanía, confiada a los Camilos,el prelado ha dirigido palabrasde gran aprecio por la labor quedesarrollan los agentes sanita-rios y ha subrayado que el em-peño en el campo médico pue-de definirse como una “voca-ción” más que una “profesión”,centrada en la asistencia y elcuidado al enfermo. Ha visitadotambién los lugares del antiguoArchihospital de Santo Spirito,la primera estructura de ese tipoen Italia y quizás en el mundo,activa casi sin interrupción des-de el inicio del siglo XIII. Lue-go de haber realizado una visitaal Hospital Santa Lucía, el 8 demarzo el Presidente y el Secre-tario del Dicasterio se han diri-gido al Hospital Fatebenefrate-lli, con ocasión de la fiesta delfundador de la Orden Hospita-laria, San Juan de Dios.El 23 de abril, el Arzobispo

Zimowski, acompañado por elViceSecretario Mons. Jean-Ma-rie Mupendawatu, ha efectuadouna visita al Policlínico Univer-sitario de Tor Vergata. Ha visi-tado varias unidades y, como enotras ocasiones, ha llevado con-solación y ha orado con los en-fermos. Durante la mañana hatenido lugar un encuentro conlos dirigentes y los representan-tes de todas las realidades delnosocomio universitario.

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5. El documento, primero suigeneris como afirma el Card.Fiorenzo Angelini, consta prin-cipalmente de dos partes queafrontan los aspectos antropoló-gico-teológicos, la primera, yteológico-pastorales, la segun-da, respectivamente. Con res-pecto a la dimensión antropoló-gico-teológica, la Salvifici Do-loris pone de relieve de inme-diato que el sufrimiento está ra-dicado en la existencia terrenadel hombre y es inseparable (n.2). La realidad del sufrimientohumano, además, va más alláde los ámbitos de la medicina yde la psicología humana, en lamedida en que ella es pluridi-mensional (n, 4-5). Casi en for-ma descriptiva, el Santo Padrese detiene en «El mundo del su-frimiento» (n. 5-8) para consta-tar que, inevitablemente, el su-frir humano mueve a la «bús-queda de la respuesta a la inte-rrogante sobre el sentido delsufrimiento» (n. 9-13). La bús-queda del por qué no se detieneúnicamente frente al dolor, sinotambién y fundamentalmente asu finalidad. De aquí la elo-cuente insistencia del documen-to pontificio en torno al libro bí-blico de Job.Ya que una respuesta pura-

mente teórica es insuficiente,de inmediato se ofrece la res-puesta que Cristo ha dado a tra-vés de su misma vida, en parti-cular con su pasión, muerte yresurrección: en Jesucristo, elsufrimiento es vencido por elamor (n.14-18). De hecho,Cristo «sufre voluntaria e ino-centemente» (n. 18). De estemodo, el sufrimiento es trans-formado por Él en instrumentode redención: de estéril y mal-dito, se vuelve fecundo y noshace merecedores de perdón ysalvación.A este punto, el documento

pasa a la lectura cristiana delsufrimiento humano y al mismo

mundo sanitario con el que loscreyentes de hoy así como losde mañana están llamados aconfrontarse coherentementecon su fe en Cristo.4. En esta tarea, al mismo

tiempo pesada y agradable, nosguiarán eminentes personalida-des del mundo eclesial y cultu-ral, estudiosos ilustres y com-petentes, y expertos en variosámbitos del saber. Nos ilustra-rán la profunda riqueza antro-pológica, teológica y pastoraldel documento actualmentepuesto bajo nuestra atención,partiendo de los fundamentosbíblicos y teológicos, llamandoa confrontar la experiencia delas grandes religiones mundia-les, así como la cultura contem-poránea, para captar en ellas elaporte al significado del sufri-miento y del dolor. Los testi-monios de los agentes sanita-rios con respecto al trabajo pa-ra y con los que sufren en sucuración enriquecerán sin faltanuestra reflexión y compren-sión de la tempestividad y fe-cundidad de la Salvifici Dolorisen estos últimos 25 años. Sinembargo, nuestro conocimientoy valoración serían incomple-tos si no diéramos una mirada,en cierto sentido de admiracióny agradecimiento, a la personaa quien todos somos deudoresde la alegre conmemoración dehoy: el Venerable Juan Pablo II,que nos ha regalado esta perlaque profundizaremos con granatención. La Salvifici Dolorisno sólo tiene su firma material:ella transmite sobre todo su ex-periencia íntima del sufrimien-to profundamente vivida y, si-guiendo el camino de Pablo,transformada en fecundidad es-piritual: «Completo en mi car-ne… lo que falta a los padeci-mientos de Cristo, a favor de sucuerpo que es la Iglesia» (Col1, 24; D.H. 1.), así comienza laCarta Apostólica.

1. Para mí es un gran gozodar la bienvenida a cada uno devosotros, presentes en esta cere-monia de apertura de las cele-braciones de la XVIII JornadaMundial del Enfermo y delXXV aniversario de la institu-ción de la Pontificia Comisiónpara la Pastoral de los AgentesSanitarios, que más adelante sevolverá Pontificio Consejo.2. Como ya es costumbre, di-

chas celebraciones se desarro-llarán según un programa pre-parado para tres días de estudioy reflexión, de testimonios yconfrontación, marcados por in-tensos momentos de cultura ydevoción que culminarán en lasolemne celebración eucarísticadel 11 de febrero, memoria li-túrgica de la Beata Virgen Ma-ría, Nuestra Señora de Lourdes.3. Según el programa previs-

to, esta jornada estará dedicadaa la conmemoración de la CartaApostólica Salvifici Doloris so-bre el significado del sufrimien-to, emanada por el VenerableJuan Pablo II el 11 de febrerode 1984 y de la cual se conclu-ye el XXV precisamente esteaño. Después de 25 años de dis-tancia, es un deber pero tam-bién es provechoso tanto para elPontificio Consejo para la Pas-toral de los Agentes Sanitarioscomo para toda la Iglesia dete-nernos a releer, con debidaatención, el documento pontifi-cio y preguntarnos cuál ha sidola amplitud y la eficacia de suimpacto real en la vida de laIglesia en su variada y articula-da estructura, en relación con lapastoral del mundo del sufri-miento, de la enfermedad y dela salud. Además, es imperati-vo, después de un cuarto de si-glo, hacer la confrontación en-tre los retos de ayer a los quequería dar una respuesta la Sal-vifici Doloris, el camino reco-rrido hasta ahora y las proble-máticas actuales y futuras del

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Conmemoración de la Carta ApostólicaSalvifici Doloris del Venerable Juan Pablo II sobreel significado cristiano del sufrimiento humano:introducción y saludos9 FEBRERO 2010

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rrogantes supremos de la exis-tencia? Juan Pablo II, Discursoa los participantes en el Con-greso Mundial de Médicos ca-tólicos (1982), 6».En los últimos decenios, la

reflexión se ha ampliado paraabrazar también la “salud” delcreado como presupuesto parala salud humana. Baste recordarlos repetidos llamamientos delos últimos Sumos Pontífices afavor del respeto y la salvaguar-da del ambiente como condicio-nes de una vida sana para laspersonas, las comunidades y to-da la humanidad (p. es., PabloVI, Octogesima Adveniens, 21;Juan Pablo II, Centesimus An-nus, 37; Mensaje por la Jorna-da Mundial de la Paz 1990; Be-nedicto XVI, Caritas in Verita-te, 32)7. En esta perspectiva y con

el mismo espíritu, deseamos re-leer hoy la «Salvifici Doloris»para lograr no sólo un fuerte es-tímulo para proseguir nuestrosesfuerzos, sino también y, sobretodo, una profunda iluminaciónespiritual que nos haga abrazara la humanidad que sufre yamorosamente solidarios, notanto en vista de la total elimi-nación del sufrimiento, huma-namente imposible, como re-cuerda oportunamente el SumoPontífice Benedicto XVI (SpeSalvi, 36), sino de su transfor-mación en rescate y redenciónen unión a Cristo nuestra espe-ranza, que por nosotros ha su-frido, muerto y resucitado.

S.E. Mons. ZYGMUNTZIMOWSKI

Presidente del Pontificio Consejopara los Agentes Sanitarios

Santa Sede

mos el testimonio de Su Emi-nencia Reverendísima el Card.Fiorenzo Angelini, entoncesasistente eclesiástico de la Aso-ciación de Médicos CatólicosItalianos y futuro primer Presi-dente del Dicasterio Pontificiopara la Pastoral de los AgentesSanitarios. En la presentaciónde la CartaApostólica a la pren-sa, el 10 de febrero de 1984, co-mentaba así: «La Carta Apostó-lica “Salvifici Doloris” debeconsiderarse un punto claro dereferencia, una iluminada di-rección humana y espiritual,una precisa toma de posición yuna respuesta de la Iglesia so-bre el significado más verdade-ro del sufrimiento» (Ibid.) Creoque dicho juicio conserva hastaahora su indiscutible validez yalcance profético. Esto hacíaeco a las palabras que el Vene-rable Juan Pablo II había dirigi-do dos años antes a los médicoscatólicos con ocasión de suCongreso Mundial; luego dehaber recordado el significadode la calidad de “católicos” da-da a la asociación, él dijo: «Laexperiencia enseña que el hom-bre, necesitado de asistencia,ya sea preventiva como tera-péutica, revela exigencias quevan más allá de la patología or-gánica en acto. Del médico élno espera sólo una curaciónadecuada – curación que por lodemás antes o después acabarárevelándose insuficiente – sinoel apoyo humano de un herma-no, que sepa participarle unavisión de la vida, en la que en-cuentre sentido también al mis-terio del sufrimiento y de lamuerte. Y ¿dónde puede ser to-mada, sino en la fe, dicha paci-ficadora respuesta a los inte-

tiempo se retoma la doctrina deS. Pablo según el cual por serpartícipes de los sufrimientosde Cristo (n. 19-24), nosotrosllevamos en nuestro cuerpo lamuerte de Cristo, a fin de quesu vida se manifieste en nuestrocuerpo (n. 20).En la penúltima parte, el do-

cumento pontificio trata delEvangelio del sufrimiento (n.25-27) y afirma perentoriamen-te: «El Evangelio del sufrimien-to se escribe continuamente, ycontinuamente habla con laspalabras de esta extraña para-doja. Los manantiales de lafuerza divina brotan precisa-mente en medio de la debilidadhumana» (n. 27).La última parte, que tiene co-

mo título «El buen Samarita-no» (n. 28-30), ofrece la llavede lectura de todo el documen-to cuando leemos: «Cristo almismo tiempo ha enseñado alhombre a hacer el bien con elsufrimiento y a hacer el bien aquien sufre. Bajo este doble as-pecto ha manifestado cabal-mente el sentido del sufrimien-to» (n. 30).En el párrafo conclusivo del

documento, el Santo Padre ha-ce «ver que el sentido humanoy el sentido sobrenatural delsufrimiento se encuentran eneste doble valor (n. 31) que,por un lado acude al misteriodivino de la redención, por laotra, reconcilia el hombre consu proprio sufrir, llevándolo ano resignarse pasivamente aél, sino a aceptarlo para supe-rarlo redimiendo» (F.Angelini,Orizzonte Medico, 2-3 [1984],p.1).6. Acerca de la importancia

de la Salvifici Doloris, recorde-

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modo, se reconocería una espe-cie de función catártica al dolor.Para decirlo con el escritoramericano Saul Bellow, en sunovela El rey de la lluvia(1959), “el sufrimiento es quizáel único medio para romper elsueño del espíritu”.Para otros, en cambio, habría

que encaminarse en la vía pesi-mista radical: la realidad es es-tructuralmente negativa preci-samente por su límite creatural(eventualmente habría que ex-plicar la felicidad o el bien¡cuando se presentan en la vi-da!). En elMito de Sisifo (1942)el escritor Albert Camus obser-vaba: “No hay más que un soloproblema importante para la fi-losofía: el suicidio. Es decir, de-cidir si vivir o no”. Por contras-te, no ha faltado también unalectura optimista igualmente ra-dical de la realidad según lacual el mal es solo un no-ser,un dato conceptual, una apa-riencia por superar descubrien-do la serenidad profunda delser. En esta luz se colocan lasvisiones panteístas como el es-toicismo greco-romano o elbrahamanismo hindú para elcual el mal es sólo maya, es de-cir ‘ilusión’. En esta línea se co-locan también ciertas concep-ciones evolucionistas que con-sideran el dolor como residuode un mundo aún imperfecto yen construcción. Las energíascósmicas y el progreso humanoson el camino por recorrer parala gradual eliminación de todanegatividad.

Una responsabilidadhumana

También la Biblia se encuen-tra frente a este monstruo pro-teiforme que en todas las cultu-ras, aún siendo tematizado demanera abstracta, es declinadosobre todo a nivel de experien-cia, individual (físico, psíquico,moral), social (guerras, violen-cias, injusticias), y cósmico (ca-lamidades, terremotos). Estásiempre en asecho el riesgo dela simplificación teorética o deldogmatismo ideológico, comoestá bien fijado por la polémica

Diálogo de un suicida con sualma, diálogo que tiene comopunto de llegada sólo la muertevista como liberación, curación,perfume de mirra, brisa dulcede la noche, flor de loto que seabre. El ensañamiento de la teo-dicea, es decir, de la tentativade defender a Dios frente al ata-que del ‘ateísmo’ que tiene co-mo palanca precisamente el do-lor, ha tenido que confrontarsesiempre con las alternativas la-pidarias del filósofo griego Epi-curo, tal como nos lo ha trans-mitido el escritor cristiano Lac-tancio en su obra De ira Dei(c.13): “Si Dios quiere quitar elmal y no puede, entonces es im-potente. Si puede y no quiere,entonces es hostil para con no-sotros. Si quiere y puede, ¿porqué entonces existe el mal y nolo elimina?”.Es precisamente en torno a

estos dilemas y sobre todocuando se entra en la región te-nebrosa del sufrimiento perso-nal que se confrontan las reli-giones y los agnosticismos. Esemblemática la afirmación delpensador ateo francés Jean Co-tureau: “No creo en Dios. SiDios existiese, sería el mal enpersona. Prefiero negarlo envez de darle la responsabilidaddel mal”. Y para defender aDios de esta acusación infa-mante, se ha hecho de todo enla historia de la humanidad, re-curriendo precisamente a esa‘teodicea’ que mencionábamos,por los caminos más diversos, aveces casi impracticables. Demanera que se ha recurrido aldualismo, introduciendo – juntoal Dios bueno y justo – otra di-vinidad negativa y hostil, undios del mal (pensemos, porejemplo, en la religión iránico-avéstica, en el maniquerismo yen muchas formas apocalípicasextremas). Se ha recurrido a lallamada “teoría de la retribu-ción’, por lo demás como vere-mos bien fundamentada tam-bién en la Biblia: el binomiodelito-castigo nos invita a des-cubrir en cada dolor una expia-ción de culpa, si no personal, almenos de otro (y así se trataríade justificar también el sufri-miento del inocente). De este

El 11 de febrero de hace 25años, Juan Pablo II publicó laCartaApostólica Salvifici Dolo-ris, que contiene un amplio yapasionado tratado de uno delos temas más desgarradores dela experiencia humana: el sufri-miento. Los 31 párrafos de esedocumento están entretejidoscon referencias de la Biblia «ellibro de la historia del hombre»y, por tanto «el gran libro sobreel dolor», visto en todas sus iri-discencias oscuras pero tam-bién en sus claros de luz y deesperanza. Deseamos detener-nos ahora sólo en torno a algu-nos perfiles de este horizonte.Como afirmaba Thomas S.

Eliot en sus Quatro cuartetos,«people change, and smile: butthe agony abides», la gentecambia, logra sonreir, pero laagonía-lucha del sufrimientopermanece. Se parece a una ro-ca contra la cual es fácil inclusoestrellarse. Georg Büchner, unode los más intensos escritoresdel Ochocientos alemán, en sudrama La muerte de Danton(1835) se preguntaba: “¿Porqué sufro?”. Y concluía: “Estaes la roca del ateísmo”. Uno delos puertos extremos a los quepuede conducir la experienciadel dolor, sobre todo del dolorinocente, es precisamente el dela rebelión, de la apostasía, delrechazo de Dios y del hombre.Quién no recuerda el pasaje delos Hermanos Karamazov endonde Dostoevskij se interroga:“Si todos deben sufrir paracomprar con el sufrimiento laarmonía eterna, ¿que tienen quever los niños? ¿Es totalmenteincomprensible la razón por laque deberían sufrir tambiénellos y por qué también a ellostoque comprar la armonía conel sufrimiento?”.

Una montaña por escalar

Durante milenios la humani-dad ha tratado de escalar esamontaña. Ya la antigua sabidu-ría egipcia narra la derrota de larazón con los emocionantesrenglones del ‘papiro de Berlín3024’ (2200 a.C.), llamado elo-cuentemente por los estudiosos

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Biblia y teología sobre el sufrimiento

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de Job frente a los amigos “teó-logos”, capaces sólo de “refor-zar mentiras” revistiendo lasparedes de sus construccionesideales (13, 4), listos para ela-borar inocuas “pócimas delmalva” (6,6) y a revelarse como“consoladores fastidiosos” (16,2). Precisamente por esto la Bi-blia no ofrece nunca una teoríadefinitiva, unitaria y sistemáticasobre el tema del mal sino tratade hacer luz sobre este enredooscuro y sobre todo de identifi-car algún itinerario de sentido yde redención.De estos recorridos quisiéra-

mos indicar sólo un mapa muyesencial que obviamente nece-sitaría de una precisa y ampliadocumentación para encontraren la lectura textual y en la rela-tiva exegesis y hermenéutica.Precisamente in capite de lasEscrituras hay de inmediato unaconsideración que da un vuelcoal tradicional planteamiento dela teodicea. Antes de interrogara Dios por sus “responsabilida-des”, los capítulos 2-3 de Géne-sis nos invitan a interrogar alhombre, a su libertad y concien-cia porque una amplia porcióndel mal distribuido en la histo-ria tiene una precisa fuente hu-mana. En esas dos páginas,construidas en díptico, por unlado se delinea el proyecto de lacreación y de la historia segúnel Creador: armonía de la hu-manidad con Dios en el diálogoy en el “respiro interior” común(nishmat hajjim de 2, 7 es, desuyo, no tanto el aliento vital si-no la conciencia moral), armo-nía de la humanidad con las de-más criaturas, simbolizadas enlos animales, armonía del hom-bre con su semejante, encarna-do en la mujer, “carne de micarne” (2, 23).Por otro lado, en el capítulo

3, aparece el proyecto alternati-vo hecho por el hombre que hadecidido definir por su cuenta“el conocimiento del bien y delmal”: Dios se vuelve un extra-ño, colocado en su Eden tras-cendente; la tierra es destruiday, reducida a desierto, producesólo “espinas y cardos” (3, 18);la mujer, es decir, el prójimo,está “dominada” por el hombreque prevarica sobre ella (3,16). Las elecciones libres hu-manas, cuando se ponen encontraste con la moral trascen-dente, generan sufrimiento,

muerte y mal. Es por esto quelos sabios de Israel sostienencon claridad la tesis de la res-ponsabilidad humana: “No di-gas: ‘Por el Señor me he aparta-do’, que lo que él detesta, no lohace... Él fue quien al principiohizo al hombre, y le dejó enmanos de su proprio albedrío...Él te ha puesto delante fuego yagua, a donde quieras puedesllevar tu mano. Ante los hom-bres está la vida y la muerte. Loque prefiera cada cual, se le da-rá” (Sirácida 15, 11-17).Del mismo modo, el libro de

Sabiduría no dudará en afirmar“que no fue Dios quien hizo lamuerte ni se recrea en la des-trucción de los vivientes; Él to-do lo creó para que subsistiera,las criaturas del mundo son sa-ludables, no hay en ellas vene-no de muerte ni imperio del Ha-des sobre la tierra” (1, 13-14).

Ciertamente, después de todoDios es el Señor del ser y de lahistoria y a Él le tocará la últi-ma palabra y la intervención su-prema escatológica. Isaías, tam-bién para evitar toda sospechade dualismo, llega al punto deponer en la boca de Dios estaspalabras: “Yo modelo la luz ycreo la tiniebla, yo hago la di-cha y creo la desgracia” (45, 7).Pero en realidad el Creador res-peta en el arco de la historia elejercicio de la libertad de sucriatura, incluso para no des-mentir a sí mismo que así lo haquerido y creado.Antes de evo-car el “misterio” en el caso deldolor del mundo, es oportunoque el hombre examine a sí

mismo, con sus injusticias, susprevaricaciones, los egoísmos ylas violencias.

El “exceso del mal”

Pero, delineado este primerrecorrido en el horizonte delmal, no podemos ignorar algoque el filósofo francés PhilippeNemo define como “el excesodel mal”; en efecto, hay un malque “excede” la pura y simpleresponsabilidad humana indivi-dual y social. Es significativoque esta locución haya sidoacuñada por el filósofo para unlibro suyo sobre Job. Este céle-bre personaje bíblico, protago-nista de una de las obras máselevadas de la literatura univer-sal, se choca precisamente conun mal absurdo, que no se pue-de colocar en las desviaciones

morales del hombre ni puedeanularse en la tesis que los“amigos” – encarnación de lateología tradicional – le oponencomo explicación para resolverel asunto. Se trata de aquella“teoría de la retribución” quehemos mencionado y que no esotra cosa sino recurrir al juiciodivino sobre la responsabilidadpecaminosa del hombre y, portanto, un retorno por otro cami-no al recorrido descrito ante-riormente.Ciertamente, es difícil definir

cual es el recorrido ideal de Jobcuyo discurso procede de ma-nera ramificada, poética y sim-bólica. Pero es indudable queél, en páginas llenas de rebe-

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lión, de protesta e interroga-ción, declara que no es suficien-te el hombre para explicar cier-to tipo de mal: de hecho él quie-re implicar a Dios de maneradirecta en la solución del malenigmático y que excede la ra-zón. Y Dios acepta dejar de la-do en esta especie de proceso alque la víctima del mal ha queri-do que fuese convocado. Laslargas intervenciones divinas(cc. 38-41) parecen apuntar auna meta que trataremos sólode bosquejar. Hay un aspectosobresaliente del mal que no sepuede “racionalizar” y, por tan-to, Job tiene razón al protestar(ver 42, 7): el mal grita con to-do su escándalo contra la mentedel hombre, su escándalo es ce-

gador. Pero Dios revela (es,pues, fruto de un conocimientoque ocurre en otro (canal” deintuición) al hombre que existeuna ‘esah’ (38, 2), es decir un“proyecto”, una racionalidadtrascendente, de misterio, supe-rior y totalizador. Es la de Dios:logra colocar en un “proyecto”compacto y válido lo que parael hombre, en cambio, parecedesbordar de todo “proyecto”que pueda verificar.En este punto, Job tiende

contemporáneamente hacia larevuelta y la desesperación a lacual le conduce “lógicamente”su inteligencia frente al “excesodel mal”, pero es empujadotambién hacia la esperanza y elhimno de alabanza al que leconduce “místicamente” la re-velación divina, es decir, el co-nocimiento de fe (“Yo te cono-

cía sólo de oídas, mas ahora tehan visto mis ojos” 42, 5). Eneste territorio nuevo se puedeintroducir otro recorrido, quelabierto por una figura emble-mática, el “Siervo del Señor”,presente en el libro de Isaías, enparticular en el capítulo 53, yretomado por el Nuevo Testa-mento en clave cristológica.Hay un mal-dolor que arremetesobre el justo – y aquí estamosen el ámbito mismo de Job –pero esta irrupción se vuelvefuente de liberación, vida y sal-vación para los demás: “Él so-portó el castigo que nos trae lapaz, y con sus cardenales he-mos sido curados” (Isaías 53,5). La historia de este personaje– identificado de varias mane-

ras, pero de contornos tambiénsimbólicos – es una verdadera yprecisa pasión-muerte-glorifi-cación, pero el triunfo del malen él tiene un misterioso poderno de aniquilación sino de re-dención.Al respecto, nos parece inte-

resante citar un pasaje de lasConsideraciones sobre el peca-do, el dolor, la esperanza y elverdadero camino de FranzKafka (Passigli 2001) pues ilus-tra de manera “laica” esta co-munión en el dolor como cami-no para el crecimiento común yla transformación solidaria dela humanidad. “Todos los sufri-mientos que hay alrededornuestro debemos padecerlostambién nosotros. Nosotros notenemos solo un cuerpo, sinotenemos un crecimiento, y estonos conduce a través de todos

los dolores, en esta o en aquellaforma. Como el niño se trans-forma, a través de todas las eda-des de la vida, hasta la vejez yla muerte (y cada estadio apare-ce fundamentalmente inalcan-zable al predecente, ya sea en eldeseo que en el temor), así nostransformamos también noso-tros (unidos a la humanidad nomenos profundamente que anosotros mismos) a través detodas las penas de este mundo”.

“Santo, Santo que sufres…”

El camino de solidaridad tra-zado por el Siervo del Señor nosprepara para acercanos al Nue-vo Testamento, en particular alos evangelios, donde el mal pa-rece sobresalir como una pre-sencia dramática pero no trági-ca. Nunca como en este caso de-bemos señalar los límites denuestro análisis que quiere indi-car sólo un trazado para seguirluego dentro de los textos y através de una búsqueda muchomás amplia y sistemática. Eselocuente un hecho: los exege-tas están convencidos que unode los “protoevangelios”, es de-cir, de los primeros textos codi-ficados – no han llegado a noso-tros pero a ellos se acercaron losevangelistas hasta el punto deentrever una presencia en fili-grana en sus narraciones – des-de la tradición cristiana de losorígenes fue precisamente unanarración de la pasión y muertede Cristo. El mal físico y moral,la muerte y el escándalo del su-frimiento fueron consideradosde inmediato como fundamen-tales en el anuncio cristiano,aunque iluminados por el fulgorde la Pascua. De modo diferen-te de las llamadas “Vidas de hé-roes”, muy populares en elmundo greco-romano, el cris-tianismo ha dado una prevalen-cia sorprendente precisamente ala derrota de su fundador bajoel ímpetu del mal aún antes deceleberar sus éxitos.Este aspecto es capital dentro

de la teología de la Encarna-ción. Dietrich Bonhoeffer enResistencia y sumisión, precisa-mente durante su encarcelaciónen el lager nazi (el texto encuestión tiene fecha del 16-7-1944), escribía: “Dios es impo-tente y débil en el mundo y asíy sólo así permanece con noso-

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tros y nos ayuda… Cristo nonos ayuda en virtud de su omni-potencia sino en virtud de susufrimiento”. Massimo Caccia-ri continuaba en esta línea, afir-mando que “el secreto compar-tido es que, como nosotros,Dios es frágil y lo es precisa-mente porque es Amor – únicametáfora que salva del asediodel mal y de la culpa”. Igual-mente elocuente es la invoca-ción de Giuseppe Ungaretti enla poesía Il dolore: “Cristo, as-tro encarnado en las humanastinieblas, /hermano que te in-molas para reedificar/humana-mente al hombre,/ Santo, Santoque sufres/para liberar de lamuerte a los muertos/y soste-nernos a nosotros infelices vi-vos …”.La Encarnación es, de hecho,

la elección de Dios – que esmás por su naturaleza la muer-te, el dolor, el mal – de penetrary asumir en sí la sarx, es decirla “carne”, el límite creatural,de manera que se comparta y seredima desde el interior. Comodecía el poeta Paul Claudel,“Dios no ha venido a explicar elmal: ha venido a llenardo de supresencia”. En Cristo, Dios yhombre, no se tiene tanto la jus-tificación o la decodificacióndel escándalo del mal en un sis-tema ideológico o ético cohe-rente. En cambio, se tiene elcompartir por amor, pero queno es una simple adhesión he-roica que tiene como desembo-que la inmolación de la cruz,puerto último y de conclusión.Precisamente porque Cristo nocesa de ser Hijo de Dios, al asu-mir el mal, el dolor y la muertedeja en ellos una semilla de di-vinidad, de eternidad, de luz, desalvación. El amor divino nonos proteje de cada mal peronos sostiene en cada mal ha-ciendo que lo superemos.La experiencia del mal per-

manece angustiante como unacárcel. El ingreso del Hijo deDios en aquella cárcel marca unvuelco: ya no permanece conbarrotes para siempre, en unainmanencia que se consume ensí misma, sino se abre para un“más allá”. Este “más allá” esilustrado de manera clara ya seaa través de los milagros realiza-dos por Cristo, así como a tra-vés de su Pascua. Son ejempla-res las curaciones de los lepro-sos, los “excomunicados” de Is-

rael (Levítico 14), consideradoscasi la encarnación del mal. Je-sús no sólo sale al encuentro delleproso sino, como narra Mar-cos, “compadecido de él, Jesúsextendió su mano, le tocó y ledijo: ‘Quiero; queda limpio.’Yal instante, le desapareció la le-pra” (1, 41-42). Ese “tocar” esuna parábola de la Encarnación,significa asumir sobre sí el mal.No es un gesto sólo de solidari-dad filantrópica, sino participa-ción total, lista a violar la mis-ma ley hebrea. Pero es un gestoque tiene como éxito la salva-ción porque ese hombre que to-ca al leproso es también el Sal-vador.El mismo hecho se puede ver

en el encuentro-enfrentamientocon Satanás en las narracionesde los endemoniados liberados.Aunque reajustando algunas deestas narraciones que hay queinterpretar como descripcionesde síndromes clínicamente co-nocidas por nosotros (epilepsiao locura), existen sin embargotextos en los que claramenteuna persona – quizás tranquila-mente colocada en una sinago-ga (Marcos 1, 23-26) – es con-quistada por esta misteriosapresencia antitética a Dios, susombra verdadera y propia. Lapalabra imperativa de Cristo(“¡Calla! ¡Sal de este hombre!”)es el signo de un duelo abiertocon el mal, un reto destinado aresolverse: “Yo veía a Satanáscaer del cielo como un rayo”(Lucas 10, 18). Sin embargo,permanece siempre la convic-ción de que en la historia, lasluchas con el mal están siemprepresentes, luchas con Satanás,con el sufrimiento, con la vio-lencia y con la muerte, y todaslas victorias obtenidas por Cris-to son el signo de un rescateque espera su plenitud.La Pasqua es la inauguración

de este rescate que se deberáextender poco a poco durantetodo el itinerario de la historiade manera que pueda ser redi-mida y el duelo con el mal y lamuerte sea llevado a conclu-sión (1Corintios 15, 54-57) y“Dios sea todo en todos” (15,28). “Ya el Reino de Dios hahecho irrupción con Jesús – es-cribía el biblistaAntonio Bono-ra – pero aún no ha llegado a sucumplimiento perfecto. Ya es-tamos liberados en elmal/dolor, pero aún no estamos

liberados de todo mal/dolor”.Con una visión grandiosa, Pa-blo transcribe este aconteci-miento para toda la creación,precisamente en el corazón desu grande obra, la Carta a losRomanos: “La ansiosa esperade la creación desea vivamentela revelación de los hijos deDios. La creación, en efecto,fue sometida a la vanidad…enla esperanza de ser liberada dela servidumbre de la corrupciónpara participar en la gloriosa li-bertad de los hijos de Dios” (8,19-21). El mal es, pues, un sig-no del mundo aún no plena-mente redimido y transfigura-do. De hecho “nosotros hemossido salvados pero en la espe-ranza” (Romanos 8, 24).Como meta de la historia el

cristianismo pone la Pascuauniversal humana y cósmica.Ha sido inaugurada por Cristocon su sufrimiento, muerte yPascua. Entonces se cumplirálo que el Apocalipsis delinea ensu fresco de la Jerusalén nuevay perfecta: “Y no habrá yamuerte ni habrá llanto, ni gritosni fatigas, porque el mundo vie-jo ha pasado” (21, 4). Mientrascamina en la historia, el cristia-no no ignora el mal y el dolorpero sabe que en él Dios – a tra-vés de la encarnación de su Hi-jo – ha depositado una semillade eternidad y de salvación quecrece silenciosa, para volverse“hierba, espiga y después trigoabundante en la espiga” (Mar-cos 4, 28). “Alegraos en la me-dida que participáis en los sufri-mientos de Cristo, para quetambién os alegréis alborozadosen la revelación de su gloria(1Pedro 4, 13).

La enfermedad como símbolo

Pero quisiéramos indicarahora – mucho más modesta-mente – dos conclusiones deacuerdo con las consideracio-nes hechas hasta el momento,aun siendo conscientes del mis-terio que envuelve el sufrimien-to. Esquilo en Los Persas plan-tea la eterna pregunta que subedel grito de dolor de la humani-dad: “Yo grito fuerte mis infini-tos sufrimientos, desde lo pro-fundo de la sombra ¿quién meescuchará?” (v.635). La prime-ra consideración es para ponerel acento en la simbolicidad del

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dolor. Como se sabe, el término“símbolo” deriva del griegosyn-ballein, es decir ‘poner jun-to’: es la tentativa de unir en símás significados en la mismarealidad. Pues bien, el sufri-miento es simbólico por su mis-ma naturaleza; como dice el tí-tulo de una sugestiva obra auto-biográfica de la escritora ameri-cana Susan Sonntag, la metáfo-ra de una experiencia más ele-vada (Illness as metaphor,1978). Es índice de un ‘mal os-curo’ y radical, para emplear eltítulo de una novela de nuestroGiuseppe Berto (1964).

En sus Diarios Kafka afir-ma: “He llegado a la convic-ción de que la tuberculosis noes una enfermedad particular,un mal digno de este nombre,sino sólo una mayor intensidaddel germen general de la muer-te, mi herida, de la cual la le-sión a los pulmones es sólo unsímbolo”. Del mismo modo,aunque con mayor énfasis, Ga-briele D’Annunzio en su Librosecreto (1935) declaraba: “Séque las causas de mi mal estánen la oscuridad de mi espírituque poco a poco yo esclarezcoal curarme. Si yo estoy enfer-mo, hay una falta de armoníano sólo en mi osamenta sino enmi alma. Tengo en la menteque alguien haya consideradola enfermedad como un proble-ma musical. Pero quizás soy yoese alguno”. El sufrimientonunca es sólo físico, sino im-plica ‘simbólicamente’ corpo-reidad y espiritualidad, la ‘osa-menta’ y el ‘alma’.El sufrimiento puede generar

al mismo tiempo desesperacióny esperanza, tiniebla y luz, pue-

de ser destrucción y purifica-ción; reduce a la bestialidad(ciertas enfermedades son hu-millación y derrota de toda dig-nidad humana), pero tambiénpuede transfigurar, ‘destilando’como un crisol las capacidadesmás elevadas, volviéndose lu-minosidad interior y catarsis. Elgran místico medieval MeisterEckhart (1260 ap.-1327) afir-maba que “nada sabe más quela miel del haber sufrido; nadafrente a los hombres desfigurael cuerpo más que el sufrimien-to, pero nada frente a Dios em-bellece el alma más que el ha-ber sufrido”.Precisamente por esta dimen-

sión simbólica del sufrir huma-no, el acercamiento hacia el en-fermo y del que sufre en generalno puede ser parcial. Por un la-do, es indudable la necesidad dela terapia médica: después detodo, casi la mitad del Evange-lio de Marcos es una narraciónde curaciones hechas por Cristohasta el punto que un teólogo,René Latourelle, ha escrito que“los Evangelios sin milagros decuración son como el Amleto deShakespeare sin el príncipe”.Por otro lado, la pura biologici-dad y la técnica aséptica son in-suficientes y exigen un encuen-tro, un diálogo, un suplementode humanidad. Nunca como enel dolor nos damos cuenta queno tenemos un cuerpo sino serun cuerpo que es signo de unarealidad interior más profunda.Desde el punto de vista simbóli-co son sugestivas las narracio-nes envangélicas que hemos ci-tado de las curaciones de los le-prosos: como decíamos, yendocontra todas las prohibicionesrituales y sanitarias de ese tiem-po, Jesús “lo tocó” y con estegesto quiere casi asumir sobre elmal, compartiendo su peso y laamargura.Pero nunca como en el dolor

el hombre se da cuenta de lafalsedad de las palabras de con-solación dichas de manera es-trínseca y sin una participaciónauténtica. Como hemos visto, alrespecto Job es muy claro: alos amigos que tratan de conso-larlo de manera árida y frígida,él los define ‘charlatanes’(13,4), maestros en las ‘máxi-mas de cenizas’ (13,12), queciertamente no pueden placar lafuria ardiente del sufrimientoíntimo. Antes bien, el enfermo

descubre que, al final, permane-ce sólo con su mal. Es el mismoJob que describe de manerapintoresca e incluso barroca es-te aislamiento cuando descubreque “mi aliento repele a mi mu-jer, fétido soy para los hijos demi vientre” (19,17). En el tiem-po del dolor la verdad no lograpadecer falsificaciones.

“No quiero que tu la sanessino que tu la ames”

Entonces, es en este momen-to que se debe actuar una espe-cie de alianza entre el pacientey el médico (enfermero, parien-te, asistente, capellán, etc.), en-tre el que sufre y el que lo quie-re sostener. Esta es la segundaconsideración que deseamosproponer. En la narración bíbli-ca de la creación de la mujer sedeclara que el hombre supera susoledad sólo cuando encuentra“una ayuda que esté frente a él”(ke-negdô), que sepa pues tenerlos ojos en los ojos del otro, queno señoree sobre la criatura co-mo una divinidad, pero quetampoco sea inferior e ineptocomo un animal.Esta solidaridad es difícil de

crear pero es indispensable. Elconocimiento entre el que curay el que es curado, debe ser me-nos frío y despegado de lo que amenudo sucede: debe hacersecon una comunicación genuina,de diálogo, de escucha, de ver-dad dicha con participación (yaquí se pone el delicadísimoproblema de la denominada‘verdad al enfermo’). El que su-fre se debe sentir respetadotambién en el momento de ladebilidad, cuando el llanto in-nunda sus mejillas y se sabeque existe siempre un pudor pa-ra mostrar las lágrimas. Debeser ayudado a liberarse de loscondicionamientos de una cul-tura de la ‘fuerza’, de un ‘ma-chismo’ vanamente heroico y aaceptarse también en el tiempode la prueba, como afirmabaBaudelaire: “Señor, el mejortestimonio que nosotros pode-mos dar de nuestra dignidad eseste ardiente suspiro que ruedade edad en edad y viene a morira los bordes de tu eternidad”.También Cristo frente a la

muerte de la pasión imploraser liberado del cáliz del sufri-miento (Marcos 14,36) y con-

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fiesa tener su “alma triste hastael punto de morir” (Marcos14,34), pero descubre conamargura que no tiene a su la-do la solidaridad afectuosa desus discípulos: “¿Conque nohabeis podido velar una horaconmigo?” (Mateo 26,40). En-tonces, es necesario remarcaruna palabra muy abusada yequivocada, cuya verdaderadeclinación en la existenciasiempre es ardua, es decir elamor. Sólo si está circundadode amor, el enfermo lograaceptarse y superar tambiénpor un lado el pudor que es laconciencia – como afirmaba elfilósofo Max Scheler – de “uncierto equilibrio, de una ciertadesarmonía entre el significadoy las exigencias de su personaespiritual, y, por el otro, sus ne-cesidades corporales”.Bajo esta luz nos parece elo-

cuente una parábola que quisié-ramos poner como sello de es-tas reflexiones muy limitadasen un horizonte inmenso e in-candescente, incapaces de fijaren un perfil sintético el rostro

proteiforme del mal. Aunquepara el creyente, el dolor per-manece una ciudadela cuyocentro no puede ser totalmenteexpugnado. Hans Küng obser-vó que “Dios no nos protege detodo sufrimiento pero nos sos-tiene en todo sufrimiento”. Alrespecto, nos confiamos en unafigura ‘laica’ como el escritorEnnio Flaiano (1910-1972).En 1942 nació su hija, Luisa,

que a ocho años comenzó a re-velar una encefalopatia epilep-toide, pero vivió hasta 1992cuidada amorosamente por sumadre, Rosetta Flaiano. Puesbien, el escritor abruzés en1960 había pensado en una no-vela-film del cual ha quedadosólo el bosquejo. En él se ima-ginaba el retorno de Jesús a latierra, fastidiado por los perio-distas y fotoreporter pero, comolo hizo tiempo atrás, atento sóloa los últimos y a los enfermos.Y he aquí que “un hombre con-dujo a Jesús a su hija enferma yle dice: ‘Yo no quiero que tú lacures sino que tú la ames’. Je-sús besa a esa chica y le dice:

‘En verdad, este hombre ha di-cho lo que yo puedo dar. Y di-cho esto desapareció en unagloria de luz, dejando a la mul-titud a comentar sus milagros ya los periodistas describirlos”.Como es evidente, la escena

se carga de gran ternura que,con pudor y amor, el escritorhabía dirigido hacia su criaturaque sufría. En ese hombre,Flaiano veía a si mismo que seacercaba a Jesús para pedirle noel prodigio sino el don altísimode la participación y de la co-munión en el sufrimiento. Yquizás, cuando en una noche te-rrible tuvo que hospitalizar a suhija tormentada por los “horri-bles asaltos del mal que la re-torcían y hacían que se pusierarígida, con una mano tendidahacia lo alto”, Flaiano padreimploró ese beso sobre su hija,un beso que ciertamente no lefue negado.

S.E. Mons.GIANFRANCO RAVASI

Presidente del PontificioConsejo de la Cultura

Santa Sede

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nal, muchos – con optimismo –habían creido que los conoci-mientos adquiridos por la hu-manidad en el curso de los mi-lenios anteriores, además delempeño y de la determinacióndel hombre, habrían visto laderrota de la mayor parte de lasenfermedades durante el nuevomilenio, quizás hasta en este si-glo nuestro. Asimismo, mu-chos consideraron con optimis-mo que las diferentes platafor-mas políticas a nivel interna-cional y la formación adquiri-das, habrían llevado a la reduc-ción, e incluso a la total elimi-nación de guerras catastróficasque diezman la sociedad y de-bilitan la humanidad.Lamentablemente, parece

que el ciclo del tiempo hace defondo a este milenio, y podría-mos regresar atrás al comienzode la civilización humana, co-mo era hace 6,000 años, porquela lista de los sufrimientos quecasi siete mil millones de perso-nas al comienzo de este siglodeben afrontar (pero su númeropuede llegar a nueve mil millo-nes antes del final del siglo), haregresado irónicamente a lascinco causas principales.La primera sigue siendo el

hambre pero junto a la sed,mientras un número cada vezmayor de personas están afligi-das por la obesidad y estas si-tuaciones comportan dolor ysufrimiento.La segunda está constituida

por la enfermedad: no obstantelos descubrimientos hechos so-bre las enfermedades tradicio-nales han procurado alivio ycuidados específicos, estamoscreando nuevas enfermedadesdebilitantes que causan sufri-mientos precisamente con nues-tro estilo de vida, como la dia-betes, las enfemedades cardia-cas y el cáncer. En realidad, ennuestro planeta muchas muertesen los decenios que vendrán, sedeberán precisamente a estasenfermedades (o a complicacio-nes vinculadas con ellas), másde lo que haya provocado cual-quier otra enfermedad durantelos milenios anteriores.La tercera todavía está cone-

xa con las ‘fuerzas de la natura-

de la agricultura, hace cerca de10,000 años, y luego del iniciode la sucesiva edad del bronce,hace 6,000 años, las civilizacio-nes humanas han nacido en va-rias partes del mundo, en parti-cular a lo largo de las riveras delos ríos principales, que podíanproporcionar terrenos fértilespara la agricultura y recorridospara permitir el comercio de losproductos.Durante los milenios antes

del nacimiento de Cristo, el do-lor y el sufrimiento para loshombres se podían encontrar encinco elementos principales: 1)el hambre; 2) la enfermedad, 3)las fuerzas de la naturaleza so-bre las cuales el hombre de esaépoca tenía escaso control, co-mo innundaciones, sequedad,frío, calor, terremotos, tsuna-mis, etc.; 4) las guerras para elcontrol del territorio y 5) el te-mor (de lo desconocido).Después del nacimiento de

Cristo, es decir en el primer mi-lenio d.C., aunque las causasprincipales del dolor y del sufri-miento han seguido siendo lasmismas, de un modo o de otrola humanidad en su complejohabía adquirido cierta compren-sión y habilidad para afrontarlas furias de la naturaleza, y al-gún entendimiento de lo quehasta ahora era desconocido, loque llevó a una disminución deltemor. Por tanto, probablemen-te la mayor parte del dolor y delsufrimiento de la humanidad enel primer milenio después deCristo estaba provocada sobretodo por el hambre, por las en-fermedades y por la guerra.Durante el segundo milenio

que acaba de concluirse, se po-dría suponer que la humanidadhaya logrado derrotar el hambrede manera bastante considera-ble. Aún si la sequía y las in-nundaciones han provocado elcaos, mientras en otros momen-tos han sido la pobreza o la fal-ta de libertad que han traido su-frimiento y hambre para mu-chos, es verdad que las dosprincipales causas del dolor enel milenio han sido las enferme-dades y las guerras.Mientras el segundo milenio

d.C. se estaba acercando al fi-

Quisiera iniciar manifestandomi gratitud al Pontificio Conse-jo para la Pastoral de los Agen-tes Sanitarios y al Padre AlexVadakumthala (Director delProyecto de la CBCI, Sociedadpara la Educación Médica deIndia del Norte) por habermeconcedido el privilegio y laoportunidad de estar aquí convosotros y compartir el puntode vista del Hinduismo sobreeste importante tema del dolory del sufrimiento humano.Es muy difícil generalizar

sobre el dolor y el sufrimientode la humanidad en su conjun-to, o refiriéndose a una civili-zación, una comunidad o unatribu. Indudablemente, muchaspersonas podrían afirmar queel dolor y el sufrimiento hayque probarlos integralmente yen sentido literal esto quizás esverdad en la mayoría de las si-tuaciones.Sin embargo, podemos hacer

un esfuerzo para identificar almenos las aflicciones principa-les que han provocado dolor ysufrimiento en un particularmomento para la mayoría de laspersonas y tratar de reflexionarsobre aquellas que podrían serlas causas que han determinadodichos padecimientos y luegocomprender si las diferentes re-ligiones y filosofías pueden daruna orientación para minimizarlas causas que traen dichas si-tuaciones y, suavizar, al menosen parte el dolor y el sufrimien-to que provocan. Esta ponenciadesea identificar las principalesaflicciones que la humanidadha experimentado en el cursode los últimos seis milenios, versus causas que traen dolor y su-frimiento y luego llamar laatención sobre algunos de lostemás más universales y poten-cialmente fuertes deducidos delas diferentes facetas del Hin-duismo que podrían proporcio-nar indicaciones para la huma-nidad en el tercer milenio, conel fin de aliviar el dolor y el su-frimiento.Aunque los seres humanos

existen desde centenares de mi-lenios, la civilización del hom-bre ha iniciado hace cerca de12,000 años. Con el nacimiento

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El dolor y el sufrimiento en el Hinduismo

perseguir dichos objetivos ma-teriales por toda la vida.El recalentamiento global y

los daños al ecosistema denuestro planeta se pueden ex-plicar fácilmente no sólo con elconsumo excesivo, sino tam-bién con la misma naturalezaegoísta del consumo mismo, anivel individual y nacional. Portanto, algunos países tienenconsumos per cápita y emisio-nes de gas de efecto invernade-ro que muchas veces son supe-riores al de otros países. Ade-más, en la búsqueda de un cre-cimiento económico, algunospaíses no se preocupan del im-pacto que tendrá en las tierrasde la nación o del resto delmundo, y continúan a violentarla tierra en sus recursos natura-les y producen desechos vene-nosos sin ninguna considera-ción por los demás y por las ge-neraciones futuras.Las guerras del siglo pueden

explicarse fácilmente con laavidez humana de recursos na-turales y el deseo de controlgeo-político: la situación no esdemasiado diferente de las de-más guerras de los milenios an-teriores, pero con la diferenciade que las actuales son justifica-das porque son conducidas enel nombre del ‘bien por el géne-ro humano’, más que por inte-reses y objetivos egoístas. Ade-más, las guerras de hoy soncombatidas no sólo con la fuer-za militar (que hoy puede pro-vocar una mayor destrucción demasa con respecto al pasado)sino también con sancioneseconómicas y políticas y conlas discriminaciones, que traenaún más miseria, dolor y sufri-miento a millones de inocentesinvolucrados en el fuego cruza-do de los conflictos.En fin, el terrorismo se puede

explicar con una intoleranciacreciente hacia los demás, a ni-vel de ideología religiosa o po-lítica, y con una falta general derespeto y de preocupación porlos demás seres humanos.En este contexto ¿qué puede

ofrecer el Hinduismo, a favorde la humanidad a fin de ate-nuar/aliviar en parte el dolor yel sufrimiento sin entrar en con-flicto con el credo de otras reli-giones: algo que sea relativa-mente fácil de entender y quelas personas comunes, como elautor de este texto, pongan enpráctica?

dad y primero he tenido que su-perar aquellos en los aeropuer-tos y en otros lugares públicos.Los terroristas ponen las bom-bas en las escuelas, en los hos-pitales, en los medios públicosde transporte y donde hay reu-niones sociales, en en fondo entodo lugar en donde se reunenlas personas.

¿Cuáles son entonces lasprincipales causas de estosgrandes sufrimientos que han‘levantado la cabeza’ despuésde miles de años? También eneste caso, hay muchas causas,pero quizás las más importantesse pueden explicar de manerasimple. El hambre y la obesidadson irónicamente el resultadodel consumo insensato de unaparte de la humanidad, que hacomportado la privación a ungrupo de personas, mientras hallevado al exceso a otras. Lasnaciones ricas desperdician ca-da día enormes cantidades dealimento que sería suficientepara combatir el hambre decentenares de millones de sereshumanos en otras partes delmundo, y en varias partes delplaneta se gasta cada vez másdinero y se hacen grandes es-fuerzos para combatir los resul-tados del consumo excesivo dealimento.Las enfermedades conexas

con los estilos de vida se puedequizas atribuir a la búsqueda in-cesante e insensata de la rique-za material y del poder, sin te-ner en cuenta las consecuenciasque dichos comportamientospueden tener, o no se compren-de seriamente cuáles pueden serlos beneficios que derivarían al

leza’. Sin embargo, ellas ocu-rren hoy porque nosotros he-mos transtornado el sistemaecológico del globo, y estamosllegando al punto límite. Sóloen los últimos doce meses, Eu-ropa ha padecido uno de los in-viermos más fríos de los últi-mos tiempos; en Australia hahabido uno de los veranos mástórridos; India ha experimenta-do una de las estaciones másáridas en términos de precipita-ciones y, además, algunas par-tes del país han visto frío y ne-blina como nunca antes. Losmejores modelos científicos noson capaces de prever como se-rá el movimiento de la naturale-za a lo largo de todo este siglo,y ni siquiera para este decenio,por lo que no somos capaces deprever el impacto que tendrá elclima en miles de millones depersonas que viven en el plane-ta. Por consiguiente, hay másseres humanos que deberánafrontar una imprevedibilidadextrema de la naturaleza en estemilenio y por lo mismo dolor ysufrimientos nunca habidos yen niveles máximos.Las guerras, en vez de ser de-

tenidas o incluso prevenidasmediante plataformas políticasde nivel global, se están vol-viendo aún más crueles, y pro-vocan mayor dolor y sufrimien-tos que en el pasado. Irak y Af-ganistán son sólo dos ejemplosmás visibles y horrorosos, endonde miles de personas hanperdido la vida y millones máshan sufrido o continúan pade-ciendo un dolor desgarrador yenormes sufrimientos. Los con-flictos abundan en casi todoslos continentes y algunos de es-tos pueden convertirse en cual-quier momento en una espiralque escapa al control.Para terminar, la quinta causa

de sufrimiento para la humani-dad en el milenio actual siguesiendo el ‘temor de lo descono-cido’, sólo que esta vez tiene unnombre: ‘terorrismo’. Un actoirracional de terror logra no só-lo destruir innumerables vidas,sino casi todo ser humano vivebajo la sombra del terror. Re-cuerdo, con nostalgia, mi pri-mera visita al Vaticano en 1982,cuando con exuberancia y entu-siasmo atravesaba a pie la Basí-lica de San Pedro con mi mo-chila en los hombros. Hoy mehan dejado entrar sólo despuésde muchos controles de seguri-

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Quisiera detenerme en lascuatro creencias más fuertes delHinduismo, una religión que desuyo es sobre todo una filosofíaque explica y guía un modo devivir, en vez de estar formadapor principios rígidos y escritos.La primera noción o convic-

ción personal se refiere al ‘obje-tivo de la vida’. El Hinduismosugiere que hay cuatro objeti-vos en la vida: el primero es lla-mado ‘Artha’, y se refiere a labúsqueda de la riqueza (o de lascosas materiales); el segundo esel ‘Kama’, que se refiere a labúsqueda del deseo y del placer(incluso sexual); el tercero es el‘Dharma’, que implica la bús-queda del camino correcto y ellogro del objetivo personal; enfin, el cuarto es el ‘Moksha’,que prevé la búsqueda de la‘iluminación’ y es el último ob-jetivo de la vida: salir del ciclodel nacimiento y del renacer yunirse a Dios. Lamentablemen-te, en un mundo en el que lamayoría de las personas persi-gue sólo los primeros dos obje-tivos (la búsqueda de la riquezay del placer), sin miramiento yrespeto por el ‘Dharma’, queestablece límites adecuados (deética, de la necesidad de perse-guir la devoción a la voluntadde Dios y el conocimiento paraliberarse de la ignorancia) estádestinado a difundirse un con-sumo desconsiderado y egoísta.La segunda noción se refiere

a las ‘fases de la vida’. El Hin-duismo sugiere que la vida sedivida en cuatro fases. La pri-mera es ‘Brahmcharya’, quepersigue el aprendizaje (con unguru o un maestro). Esto debe-ría llevar a la segunda fase, de-nominada ‘Grahastha’, que esla del inicio y del vivir la vidacomo jefe de familia, persi-guiendo el placer, el sexo y losobjetivos materiales. Al pasar ala tercera edad, inicia la tercerafase que es llamada ‘Vaanprast-ha’ (literalmente: dejar el mun-do material por el bosque) endonde inicia el proceso de desa-pego de las ocupaciones mate-riales y debería caracterizarsepor la introspección y por labúsqueda de entender el signifi-cado de la vida, una vida que seguía más por exigencias espiri-tuales que materiales. La últimafase de la vida es la ‘Sanyaas’,que implica dejar ir todas lasexigencias y los objetivos mate-riales para despegarse comple-

tamente de todo en espera derenunciar a esta vida y prepara-se para la próxima. Lamenta-blemente, en un mundo en elque se ha dado escasa atencióna la primera fase (del aprendi-zaje de elevado nivel), y dondecasi todos eligen vivir el restode su vida en la segunda fase(Grahastha), existe una presióncontinuada para lograr cada vezmás recursos ya que la pobla-ción sigue aumentando, ademásdel crecimiento de falta de uncomprensión recíproco, ya queno se dedica tiempo a la intros-pección y a comprender el sig-nificado más amplio de la viday de la misma sociedad.La tercera noción es el ‘Kar-

ma’. Probablemente, una de lascreencias más fuertes del Hin-duismo, implica que una perso-na nazca con un resultado de lasuma total de buenas y malasacciones del individuo en las vi-das anteriores; lo que se realizaen esta vida es el resultado delas acciones del individuo en lavida corriente; y lo que se lleva-rá adelante en la próxima vidaserá la suma total de las buenasy malas acciones del individuohasta entonces. Esta noción,pues, hace responsable a la per-sona de su felicidad o infelici-dad. Si se cree, la noción deKarma puede alejar la rabia deuna persona si ella es infeliz, yaque no podrá inculpar a ningúnotro sino sólo a sí misma por sucondición. Del mismo modo, elconcepto de Karma puede com-portar una grande necesidad deautoreglamentación entre ‘jus-to’ y ‘equivocado’, ya que elcreyente debe realizar un mayornúmero de cosas ‘justas’ y me-nos aquellas ‘equivocadas’, pa-ra hacer que su vida actual yaquella sucesiva sean mejor ymás felices.La cuarta y última noción, en

lo que nos interesa, es ‘‘Vasu-daivya Kutumbakam’, que lite-ralmente significa ‘el mundo yla enfermedad’. En las primerasformas de vida social, la tribu ola aldea constituían la comuni-dad y al mismo tiempo la fami-lia: toda comunidad compartíatanto los gozos como los dolo-res. En esos tiempos, incluso silas personas tenían familiasbiológicas, estaban estrecha-mente vinculadas con la propiacomunidad o aldea, e inclusocon la propia ciudad. Cada día,el sistema de familia biológica

está al límite del colapso y cadaindividuo conduce una existen-cia totalmente centrada en sí,con escaso respeto por los de-más. En esta situación, no sequiere compartir el proprio go-zo con los demás, así comotampoco el dolor y los sufri-mientos son compartidos porlos demás. Si en un modo o enel otro la humanidad iniciará areconocer que el mundo mismoes su familia, y si las personascomprenderán este concepto ylo pondrán en práctica en el me-jor modo posible, entonces estopodría llevarnos a compartir eldolor y la felicidad, y a una ma-yor tolerancia recíproca, inclui-da aquella para las creencias, lareligión, los confines naciona-les y los derechos.Alguno podría preguntarse si

dichas nociones son realmenterealizables en el contexto ac-tual; según mi parecer, todavíase puede realizar algo para lanación india. No obstante su in-creíble diversidad y las injusti-cias entre sus ciudadanos (1,1miles de millones de personas),India ha logrado realizar unaconvivencia relativamente pací-fica en sociedades muy diver-sas; un orden social relativa-mente tranquilo no obstante elhecho que sea una sociedadmulti-religiosa y multi-cultural,que reúne a más de 300 millo-nes de personas muy pobresque viven cercanas a algunasmuy ricas, y, en fin, una socie-dad relativamente optimista noobstante los difíciles retos quesiempre ha tenido que afrontaren el pasado y que continúa aafrontar en el presente.En lo que se refiere a mi per-

sona, mi credo me ha ayudado aconducir una existencia más se-rena y más equilibrada.Deseo agradecer una vez más

al Pontificio Consejo para laPastoral de los Agentes Sanita-rios y al Padre Alex Vadakumt-hala por haberme concedido elhonor y el placer de estar aquíentre vosotros, frente a este au-gusto y culto público, en el Va-ticano, y de orar a fin de que‘¡todo el que viva en nuestratierra sea bendecido con felici-dad, optimismo, buena salud ysatisfacción personal!’.

Dr. ARVIND SINGHALFundador y Presidente

de la Technopak,India

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Doy las gracias al ConsejoPontificio para la Pastoral de laSalud por su amable invitacióna compartir mi experiencia decapellán en esta mesa redonda.Al volver la mirada sobre mivida y mi experiencia de cape-llán, rememorar mis encuen-tros con los que sufren (enfer-mos, familiares y personal sa-nitario que les atiende), ver có-mo ellos afrontan y viven sudolor y sufrimiento, cómo yotraté de ayudarles, he tomadoconciencia de lo que los enfer-mos han aportado a mi vidacomo persona, como creyentey como sacerdote. Ha sido elgran regalo que Dios me hahecho y que yo deseo compar-tir con ustedes este día.Mi encuentro con los enfer-

mos se remonta a mi infancia.Acompañaba, de vez en cuan-do, a mis padres que iban a vi-sitar a familiares y amigos en-fermos. Ellos fueron mis pri-meros maestros.En mis planes no estaba de-

dicarme a los enfermos; peroel Señor condujo mis pasos ha-cia ellos. Ordenado sacerdote,fui a Madrid para estudiar ca-tequesis en el Instituto Supe-rior de Pastoral y Ciencias dela Educación en la Universi-dad Complutense de Madrid.En 1969 me nombraron cape-llán del Instituto de Cardiolo-gía de Madrid. En él he vivido37 años de mi vida sacerdotalen contacto día a día con losenfermos y sus familias, y conlos profesionales.Desde 1995 colaboro como

capellán voluntario en la Casade Belén, un pequeño centropuesto de las Hijas de la Cari-dad que atiende a niños enfer-mos y discapacitados cuya vi-da suele ser corta. Y desde2008 cada miércoles celebro laEucaristía con los enfermos deSIDA acogidos en la Casa delas Hermanas Misioneras de laCaridad de la Madre Teresa.He visitado y acompañado a

enfermos y familiares, de to-das las edades, clases sociales,confesiones y creencias, cuyos

rostros e historias guardo enmi memoria agradecida. Heestado en contacto día a díacon numerosos profesionalessanitarios. He sido testigo degestos heroicos pero tambiénde conductas inhumanas. Co-nozco sus gozos y satisfaccio-nes y sus frustraciones y fraca-sos; lo que les motiva e ilusio-na y lo que los desgasta y leshace sufrir.

Servidor de la vida, de la pazy del consuelo de Cristo

Me sé y me siento instru-mento en las manos de Diospara “ser signo de la presenciade Cristo junto al que sufre”como especial servidor de lapaz y del consuelo de Cristo.”Me siento Iglesia y enviadopor ella para evangelizar elmundo de la salud. Estoyabierto y al servicio de los en-fermos y sus familias, así co-mo de los profesionales, en ac-titud de máximo respeto y co-laboración, consciente de quetambién son amados de Dios yen ellos está actuando el Espí-ritu. Soy consciente de los do-nes recibidos de Dios perotambién de mis limitaciones yheridas que necesitan ser acep-tadas, integradas y sanadas.En la medida de mis posibi-

lidades he contribuido a educarpara vivir y asumir el sufri-miento como una experienciade gracia, a renovar actitudes ypurificar lenguajes ante el su-frimiento propio o ajeno, a di-fundir el testimonio de los en-fermos, a despertar y afinar lasensibilidad hacia el prójimoenfermo y desarrollar actitudesde cercanía y asistencia (SD29), a promover una solidari-dad afectiva y efectiva hacialos enfermos, pues «el sufri-miento está presente en elmundo para irradiar el amor»(SD 29) y a valorar y estimularla presencia evangelizadora delos enfermos como miembrosactivos y plenos de la comuni-dad cristiana

Mi presenciajunto a los enfermos

Mi presencia junto a los quesufren se fue configurandogracias al contacto con ellos, ala mirada contemplativa de lasactitudes, gestos y palabras deJesús – icono de la ternura y lacompasión de Dios con los quesufren –, a la inspiración delEspíritu, a la lectura de la Pala-bra, de la rica Tradición de laIglesia y de su Magisterio, enespecial de Juan Pablo II, alestudio y reflexión personal ya la experiencia compartidacon tantos hermanos sacerdo-tes en las numerosas conviven-cias, cursos de formación y en-cuentros que organicé siendoDirector del Departamento dePastoral de la Salud.

Presencia cercana y cálida.“El Señor está cerca de losatribulados.” (Sal 33,19)El que sufre está a la intem-

perie y necesita ser arropado.No se le puede ayudar a dis-tancia. Por eso, trato siemprede que los enfermos me vean yme sientan cercano y me es-fuerzo para que mi relación seacálida, amorosa.Presencia discreta, humilde

y pobre. “Descálzate, porqueel lugar que pisas es sagra-do.” (Ex 3,5)Aprendí que al mundo del

que sufre no se entra avasa-llando, sino con suma discre-ción y profundo respeto.

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El dolor y el sufrimientoen la experiencia del capellán

La persona puede adoptarante el dolor y el sufrimientoque le aqueja actitudes y com-portamientos positivos y fe-cundos o negativos y estériles.Unos le permitirán afrontar yvivir el dolor de forma cons-tructiva. Otros, por el contra-rio, harán más insoportable ydestructivo su dolor. En el en-cuentro con el enfermo tratode ayudarle a discernir sus ac-titudes y comportamientos y acultivar los que son positivos.Presencia abierta a las espe-

ranzas y a la “Esperanza”.“En el mundo tendréis tribu-lación. Pero ¡ánimo! yo hevencido al mundo” (Jn 16, 33).Ser testigo de la esperanza,

donde la fragilidad humanacontraría el deseo de vivir, noes fácil. Sé que la fe y la espe-ranza en Cristo muerto y resu-citado nos lleva a creer que elsufrimiento no tiene la últimapalabra, que puede ser vividocomo experiencia salvífica ycomo una constante oportuni-dad para el amor, el único ca-paz de vencer a la mismamuerte. Como me escribía unaenferma quienes celebramos laPascua del Señor – su muerte yresurrección – tenemos sufi-cientes razones para estar con-tentos y vivir felices, para en-cajar el sufrimiento con unaesperanza grande y saberloofrecer con alegría, para acep-tar con calma las noches largasy aguardar con ilusión cadanuevo amanecer. La vivenciadel dolor se queda sólo como“un lugar de paso...” en quie-nes por gracia suya experi-mentamos ya los frutos de laResurrección.Por eso he tratado de desper-

tar en los enfermos esa fe y es-peranza que no defrauda y queda ánimo para vivir y luchar,para afrontar la muerte con se-renidad.Presencia alegre y gozosa.

No estéis tristes, pues el gozoen el Señor es vuestra fortale-za (Neh 8,10).He tratado de llevar a la

práctica el consejo que me dioun enfermo: Se necesita ale-gría / trae tu sonrisa puesta /no aumentes la pena mía / dejala tuya en la puerta. Una sonri-sa levanta el corazón; acerca alas personas; transmite paz;despierta buenos pensamien-tos; lleva esperanza y abre ho-

dad de aceptar la tribulación,madurar en ella y encontrar enella un sentido mediante launión con Cristo, que ha sufri-do con amor infinito. «El amores la fuente más rica sobre elsufrimiento, que siempre es unmisterio» (SD 13) Encontrar larespuesta libera, da paz, generaenergías.He comprobado que ante el

misterio del dolor, la actitudelocuente es, muchas veces, elsilencio. El silencio atento,respetuoso y compasivo queentra en comunión con el dolordel otro y lo comparte. Las pa-labras, con frecuencia, son ino-portunas e inútiles y en ocasio-nes hacen daño. Decía el car-denal Bernardin: “A veces loúnico que he podido hacer porlos que sufren es estar presen-tes para ellos, orar con ellos,convertirme en un signo silen-cioso de la presencia y el amorde Dios.”

Presencia que habla al co-razón y testimonia y compartela fe. “Saber decir al abatidopalabras de aliento” (Is 50,4).“Consolad, consolad a mipueblo, hablad al corazón deJerusalén” (Is 40,1-2).Sólo las palabras que salen

del corazón y hablan al cora-zón del que sufre confortan,consuelan, animan, guían yorientan, dan vida e infundenesperanza. Son palabras que seguardan, se agradecen y jamásse olvidan.Presencia que ayuda a

adoptar actitudes positivasante el sufrimiento. “Jesúsviéndole tendido le dice:¿Quieres recobrar la salud?Levántate, toma tu camilla yanda” (Jn 5,6.8).

Ofrezco mi presencia servicialy disponible pero nunca la im-pongo. Lo hago con humildad,consciente de mis propias limi-taciones, dejándome ayudar yenseñar por ellos.Presencia atenta que escu-

cha. “Tú escuchas los deseosde los humildes, les prestas oí-do y los animas” (Sal 9,38).“Sé pronto para escuchar ytardo para responder” (Eclo5,11).El que sufre necesita alguien

que le escuche y le de la opor-tunidad de hablar de sus an-gustias y miedos, sus penas ysus alegrías, sus deseos y susesperanzas, sus sentimientos ysus carencias. Necesita alguienque sepa leer lo que dice consus palabras y sus silencios,sus gestos y su mirada. Necesi-ta alguien que le ayude a des-cubrir sus recursos. Doy gra-cias al Señor por haberme re-galado el don de saber escu-char. A veces lo hice con pri-sas, sin ponerme en su lugar ysin implicarme en la búsquedade las soluciones. A Dios y aellos les pido perdón.Presencia respetuosa y

adaptada. “La caña cascadano la quebrará, el pabilo vaci-lante no lo apagará” (Is 42,3).Cada enfermo es único e

irrepetible, tiene su personali-dad, su entorno familiar y so-cial, su nivel de fe y pasa poretapas diversas en el itinerariode su enfermedad. Siguiendolas orientaciones del Ritual dela Unción y de la Pastoral deEnfermos que piden al pastorque tenga presentes los distin-tos niveles de fe cristiana paraactuar siempre gradualmentecon discreción y pudor (nº 55),trato de adaptarme a cada uno,de respetar sus creencias, susritmos.Presencia que acompaña

en la búsqueda del sentido.“El mismo Jesús se acercó aellos y caminó a su lado” (Lc24,15).El enfermo se pregunta y

nos pregunta acerca del senti-do del sufrimiento y de su fina-lidad. Y – como escribe JuanPablo II – sufre de manera hu-manamente aún más profundasi no encuentra una respuestasatisfactoria (Juan Pablo II SD10). Lo que cura al hombre– dice Benedicto XVI en laSpe Salvi nº 37 – es la capaci-

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mentales del Evangelio, comola gratuidad de la existencia, elvivirla como don y realizarlacomo entrega, la fuerza delamor, el andar ligeros de equi-paje como peregrinos, la ente-reza en la hora de la prueba.Me mostraron que lo más

importante en la vida es elAmor. Que, pase lo que pasecon la enfermedad y con nues-tra vida, es posible mantener elvigor de la esperanza, la pazserena e incluso la alegría; quees posible luchar con la enfer-medad, asumirla con amor, ymadurar humana y cristiana-mente.Me hicieron ver – lo dijo y

mostró Juan Pablo II – que ladebilidad es una parte creativade la vida humana y que el su-frimiento puede ser aceptadosin que se pierda la dignidad.Me revelaron los dones que

Dios me ha regalado y cómose sirve de ellos para su obrade salvación. Termino con elpoema de un enfermo al mar-char del hospital.

Un soneto, groseramente ur-dido,

para quien, sin nombrarlo,habla del Cielo,

para el que en ayudar ponesu celo,

para quien, para amar, na-ciera ungido.

Recibí confortado y conmo-vido

el calor entrañable de unhermano,

en los momentos amenos yhumanos

tan breve y fugazmente com-partidos.

Lleven mi gratitud por susdesvelos

estos alados versos, y en suvuelo

vayan también mi afectomuy sentido

para quien torna en alegríael duelo,

para quien es, por vocación,consuelo,

y por aragonés, ennobleci-do.

Gracias por su atención

P. RUDESINDODELGADO PÉREZ

España

no soy la luz sino instrumentode tu Luz.Presencia celebrada en los

sacramentos. “Haced esto enmemoria mía” (Lc 22,19). “Yungían con aceite a los enfer-mos y los curaban” (Mc 6,13)La celebración de los sacra-

mentos han sido y es fuente ycumbre de mi presencia juntoa los enfermos.Celebré Eucaristía en el hos-

pital, llevando a ella la vida delos enfermos.Llevé la Comunión a quie-

nes la pedían, en un clima depresencia humana y de ora-ción, sin prisas, ayudando alenfermo a vivir el encuentrocon Jesús como un momentofuerte en su vida, que le une aJesús y le abre a todos los her-manos.Celebré la Unción a los en-

fermos y constaté, con gozo,que el encuentro con Cristo,muerto y resucitado, infundealiento, coraje y paciencia enla lucha por su curación, con-suela en la angustia, da paz.Viví en el sacramento de la

penitencia el gozo de mostrar alos enfermos el rostro de unDios que nos espera, sale anuestro encuentro, nos acoge yperdona, nos rehace y celebrarecuperarnos con vida.

Aportación de los enfermosa mi vida

Mi vida como persona, co-mo creyente y como sacerdoteno sería como es, sin el contac-to con los enfermos. Estar conellos y con los que les asistenha sido el gran regalo que Diosme ha hecho y que le agrade-ceré mientras viva.Los enfermos me aportaron

mucho más que lo que yo aellos. Me ayudaron a ser rea-lista en un mundo que vive deapariencias, pues me enseña-ron que somos frágiles, limita-dos, mortales.. pero tambiénque en nosotros hay un caudalde energías insospechadas.Me enseñaron a relativizar

valores y formas de vida – hoyestán muy cotizados – como laeficacia a toda costa, la ambi-ción de dinero, de poder y deéxito, el ansia de tener y deconsumir, la belleza externa;Fueron una llamada constan-

te a recuperar valores funda-

rizontes a las personas agobia-das o enfermas; ofrece confian-za a las personas que vivenacongojadas o deprimidas.Por eso, en mi quehacer pas-

toral me he servido de la músi-ca para aliviar penas, levantarel ánimo, expresar sentimien-tos, aliviar tensiones y ahuyen-tar miedos.Presencia apoyada en la

oración. “Orad unos por otrosy os curaréis” (Sant 5, 16).Orar es una forma de servir,

un medio indispensable para elacompañamiento pastoral, pa-ra el reencuentro y la comu-nión con el Dios de la vida. Heorado por los enfermos que melo pedían y con los que lo de-seaban, ayudándoles a conver-tir su camino en camino conDios por medio de la oraciónque unas veces fue de queja,otras de agradecimiento, otrasde entrega confiada, otras desúplica y de intercesión por losdemás, otras de contemplacióndel misterio o de alabanza yglorificación de Dios.Cada día doy gracias a Dios

por contar conmigo para trans-mitir su cercanía a los enfer-mos, para decirles que les amaincondicionalmente, que esabrigo y refugio en el que po-demos cobijarnos, médico quesana nuestra dolencias, rocafirme en la que apoyarnos....Cada día le pido al Señor queabra mis ojos para que sepa re-conocer en cada enfermo suRostro y su Presencia; queabra mi mente para que sepatratar a cada persona comoúnica e irrepetible; que abramis oídos para que acoja conamabilidad las confidencias ylas dudas de los enfermos; queabra mi corazón para queofrezca esperanza donde haytemor; que me inspire paraque pueda curar, aliviar y con-solar con una sonrisa, unabuena palabra, un gesto deafecto; que me regale su pazpara que pueda llevarla a losque están turbados y nervio-sos; que me dé entrañas de mi-sericordia y me haga acogedory compasivo para que puedatransmitir su perdón y liberarde culpabilidades a quienes lonecesitan y piden; que me ilu-mine para que sea capaz dedar el consejo acertado, laorientación precisa; que me déla humildad de reconocer que

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se pensaba que dichas evenien-cias estuviesen vinculadas conlos espíritus malignos o fuerzasocultas que penetraban en elcuerpo, hasta los días nuestrosen los que también a través deevidencias probadas científica-mente se logra demostrar sólo lagran dificultad de separar losdos momentos, el significado delas palabras “dolor” y “sufri-miento”, ha evolucionado lle-gando en estos últimos años auna definición compartida nosólo entre expertos de la materiasino también psicólogos, filóso-fos, teólogos, antropólogos e in-vestigadores. Por tanto, el doloragudo se puede definir como unmecanismo sofisticado de cam-panilla de alarma que, luego deun imput aferencial y la produc-ción de sustancias bioquímicas(hormonas, adrenalina) que a suvez generan estados emotivos(ansiedad, angustia, temor) ade-más que comportamentales;mientras que el dolor crónicoes una alteración o desequilibriobiológico que continúa en eltiempo y que puede causar do-lor y/o sufrimiento. De aquí ladefinición de sufrimiento comodificultad psicofísica y/o condi-ción de tormento provocada porla asiduidad del dolor. De estonace un concepto más amplioen el plano de la intervenciónmédico-clínica que no es sólofarmacológica y/o quirúrgica,antes bien sería mejor hablar deterapia del sufrimiento quecomprende tratamientos com-plejos relacionados con la esfe-ra psicofísica.Se sabe también que el con-

tacto cotidiano con el sufrimien-to a menudo lleva a los agentessanitarios al hábito, con la ten-dencia a ser cada vez más insen-sibles al “grito de dolor” y amenudo incapaces de percibir ladificultad, hasta el punto deaparecer como despegados yfríos, y esto porque por muchosaños se ha enseñado a los médi-cos y a los enfermeros que no sedejen implicar por las emocio-nes que de todos modos provie-nen de su estar en contacto conlas personas que sufren, y estocon el objetivo de mantener y

– segundo encuentro: con lospadres ambos con más de cua-renta años de un joven de cercade dieciseis años, hijo único,también él con una grave formade leucemia, para los que el hijorepresentaba toda su vida, pasa-da y presente, que de repente sevuelve dura, difícil, dolorosapara su futuro sin el amor másgrande por el cual valía la penacontinuar a vivir;– tercer encuentro: con una

pareja de padres jóvenes de unniño también él muy grave y alque era necesario efectuar untrasplante de médula ósea y notenía donador: ni un hermano nitampoco una hermana. Un buendía se presentaron con una noti-cia importantísima: la madre es-taba en espera de otro hijo y es-taba listo según ellos para ser eldonador de médula para el her-mano enfermo;– cuarto encuentro: con un

hombre joven de cerca de trein-ta años que había llegado a laobservación veinte días antesde su matrimonio con su novia;después de haberle diagnostica-do un tumor de la sangre, portodo el período de hospitaliza-ción, en aislamiento parcial, lamirada del hombre siempre es-tuvo dirigida hacia la puerta deentrada de su habitación, en es-pera de volver a encontrar a sumujer, esposa que nunca másvino, ni era reperible; o el te-mor de un beso entre enamora-dos ante un hipotético posibleintercambio o mezcla de sangreinfectado por la leucemia; y, enfin,– los ojos y las miradas de los

hermanos africanos cuando meencontré por vez primera en mi-sión: miradas limpias, incrédu-las, penetrantes que, una vezobtenida su confianza tratabande tocarte aunque fuese rozán-dote, sin mitad de cráneo y mi-tad de cara, con heridas profun-das, amplias, infectadas, debidoa varias razones en la floresta,con la única esperanza de quetocando al médico de algún mo-do pudiesen curarse.

A lo largo del tiempo, desdela época prehistórica, en la que

Deseo agradecer al Presiden-te S.E. Mons. Zygmunt Zi-mowski, al Secretario S.E.Mons. José Luis Redrado y alVice-Secretario Mons. Jean-Marie Mupendawatu por la be-nevolencia que me han demos-trado invitándome para haceresta ponencia como médico enun contexto tan prestigioso, y avosotros Excelencia, Monseño-res, Padres, Religiosas, Profeso-res, Doctores, Señoras y Seño-res, por la paciencia en escucharmis palabras. El título de estaMesa Redonda contempla la vi-vencia del hombre en cuanto tal,no sólo como ser viviente, sinomás precisamente como perso-na humana capaz de manifestarla dignidad de su mismo ser, através de estas experiencias.Ya sea médico o enfermo,

para ambos se trata de un en-cuentro, quizás no previsto,inesperado, no buscado, peroen el cual entra en juego por unlado la confianza (del enfermo)y, por el otro, la conciencia (ladel médico) que les llevará díatras día a conocerse, a pensar-se, a estimarse e incluso a que-rerse.Me gusta recordar al respec-

to, sólo algunas de las experien-cias que han marcado mi reco-rrido como médico, en muchosencuentros de sufrimiento y decuración, durante mi trabajo co-mo hematólogo:– primer encuentro: al co-

mienzo de mi profesión fue conun niño de cuatro años de nom-bre Antonio al que habíamosdiagnosticado una leucemiaaguda: el mejor paciente delmundo, obediente, sonriente,sereno, que durante la toma demédula ósea, de las inyeccioneslumbares terapéuticas estaba in-móvil y no se movía ni siquierade medio centímetro, pero sólosi dichas maniobras las efectua-ba su “amigo médico” de locontrario ni siquiera en dos otres enfermeros lograban inmo-vilizarlo; cuando no jugaba enla grande cama con su mamásiempre presente a su lado du-rante semanas, reposaba con lafiebre alta y los sedantes para eldolor;

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El dolor y el sufrimientoen la experiencia del médico

trasplantes, la ibernación yotros, deben representar mo-mentos de desarrollo del hom-bre y de la técnica favoreciendoa la “medicina de alianza” colo-cándola al servicio de la perso-na que sufre y desarrollandoaquella “medicina de la acogi-da” que se basa en el binomioverdad-amor.En fin, mi deseo es imaginar

que el médico del tercer mileniotrate de ser semejante, graciastambién a la biotecnología, ycontra toda deriva nihilista dequien a menudo administra lasanidad, a la figura de la narra-ción de las “huellas en la are-na”: los pasos en la arena delcamino de nuestra vida estabanrepresentados por cuatro hue-llas, pero en algunos momentosse veían sólo dos, y el hombredirigiéndose al Señor dice“¿Cómo es posible que en losmomentos más difíciles me hasdejado sólo?”. Y el Señor Diosle responde: “Querido mío, enesos momentos era yo el que tellevaba entre mis brazos”. Asíme gusta ver al médico con suenfermo que sufre: acompañadodurante todo el recorrido de en-fermedad y de sufrimiento, y enlos momentos más penosos yangustiosos, tenerlo en sus bra-zos. GRACIAS.

Dr. ANTONINO BAGNATOItalia

pio es actuar e interactuar por elbien del enfermo, querer el biendel enfermo mismo y, por tanto,la fuerza propulsora está repre-sentada por la caridad, pero aúnmás en la verdad porque se ac-túa queriendo el bien real, ver-dadero, del otro. La salud es unbien social hoy cada vez mássobresaliente, no sólo en el pla-no cultural y ético, sino tambiéngracias al desarrollo de la bio-tecnología, que ha llevado sea ametas médico-clínicas impor-tantes e inesperadas, tanto acostos no indiferentes que lamayoría de la gente y la socie-dad no podrían permitírselas.Por consiguiente, es indispensa-ble hacer valer el principio de lagratuidad y del don, de lo con-trario se iría contra el bien delhombre mismo.Y esto es aún más verdadero

ya que incluso en el campo de lasalud está surgiendo en variassituaciones el nihilismo según elcual se persigue sólo lo que estécnica y económicamente fac-tible y no lo que es bueno actuary hacer por el bien de la personaque sufre. En el horizonte cultu-ral tecnocrático el ser del hom-bre no es más nada, dado que elser del hombre es una produc-ción del mismo hombre.Como consecuencia, los pro-

blemas que surgen como la eu-tanasia, el fin-vida, la produc-ción de órganos y de tejidos, los

garantizar una mayor lucidez deintervención.Es precisamente en estas cir-

cunstancias que el agente sani-tario, y el médico en particular,deben demostrar que creen pro-fundamente en la elección vo-cacional efectuada como la deestar al servicio de la personaque sufre, teniendo muy pre-sente la esencia de la personacon sus características: él es al-guien antes de ser algo, por loque esto representa su ser tras-cendente; además, es capaz dereciprocidad, es decir, estar enrelación con otras personas; enfin, habiendo recibido el don dela vida, dado que ninguno po-see la capacidad de decidir so-bre su existencia, él sabe queasí como ha sido recibida, así lavida pide ser donada a travésdel amor. Esta triada, trascen-dencia-reciprocidad-amor, re-presenta el ser persona en sudevenir que la hace única, ver-dadera e irrepetible.Una breve reflexión toma

arranque de la lectura de la últi-ma Encíclica del Santo PadreBenedicto XVI “Caritas in veri-tate”. Dado que primero se hadicho que el dolor y el sufri-miento son una experiencia quela persona humana antes o des-pués vive en el arco de tiempode su vida terrena, sucede puesque en la relación médico-per-sona que sufre, el primer princi-

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Soy enfermera desde hace 24años. He trabajado en varias di-visiones entre las cuales Medi-cina y Cirugía General: los últi-mos 10 años los he transcurridotrabajando en la unidad operati-va de Oncología del HospitalFatebenefratelli-Isola Tiberinade Roma.Deseo narrar mi experiencia

en Oncología pero no se si lo-graré explicar la influencia queha tenido en mi vida la asisten-cia a las personas enfermas detumor. Es difícil manifestar laspropias emociones de años,días, minutos, instantes...Me he encontrado con perso-

nas amargadas, desilusionadas,desalentadas, adoloridas; confamiliares desconfiados, agresi-vos y amenazadores. El tumoratemoriza a todos porque trans-forma, cambia la vida, aniquila,desvaloriza todo papel en la fa-milia, en lo social, en el trabajo.Es como un monstruo que seapodera del cuerpo, de la men-te, del corazón y del alma.Inicié esta aventura con la es-

peranza de contribuir en la cu-ración de estas personas perodurante el camino me he dadocuenta que el poder de vida y demuerte que creemos tener noso-tros agentes sanitarios es sólouna ilusión de seres humanosfrágiles y temorosos del sufri-miento. En ese momento hepensado que nunca había dadoun sentido a mi trabajo y que miresponsabilidad profesional nosólo estaba relacionada con unasimple ejecución de tareas. Te-nía delante de mí a mis seme-jantes que necesitaban consola-ción, esperanza, expresar su do-lor y manifestar sus crisis sobretodo espirituales: “¿Por qué amí? ¿qué he hecho de malo pa-ra merecer todo esto? ¿por quéDios ha querido castigarmeasí?”. Pensé que habría podidoestar yo en su lugar y que ha-bría tenido necesidad de al-guien que me escuchase, enten-diese, me ayudase en ese cami-no de sufrimiento. Pero he en-tendido también que la expe-riencia con estas personas pue-de ser maestra de vida. A través

del diálogo y la escucha me hedado cuenta que la muerte no esnada en comparación con loque se pierde de la vida que senos ha donado. El consumismonos hace olvidar el valor real dela vida, del surgir del sol, de loscolores de la naturaleza, de lapureza que hay en lo profundode cada ser humano en el mo-mento en que logramos entraren contacto con su alma y acompartir el llanto, la sonrisa, laesperanza, los deseos, el dolor.¡Cuánto tiempo he perdido yoen cosas inútiles, discusiones,tergiversaciones, desquites, ce-losías y falsas necesidades!Recuerdo entre muchos a un

señor que era de una dulzuraextrema: incluso cuando no sesentía bien era siempre educa-do, sonriente. A veces reíamostambién de su enfermedad y sehabía apegado mucho a mí; él ysu familia me buscaban siem-pre y yo me alegraba de ser dis-ponible y útil tal como lo hacíacon los demás. Cuando murió,me dio mucha pena y me sentíadolorida también por su fami-lia. Lo que más me tocó es quedespués de unos meses vino suhijo a visitarme en el trabajo,con ocasión de la Pascua, conla excusa de traerme un dulce.Entendí que tenía necesidad dedesahogarse porque no lograbasuavizar su dolor. Le dí ocasiónpara que llorara y me narrasesobre los últimos días de vidade su padre. Le abracé y conso-lé y le vi irse más ligero. Estosucedió por dos veces más en elcurso de un año hasta cuandofinalmente el dolor del recuerdode su padre se convirtió en unamor sereno, en afecto y reco-nocimiento por la persona que-rida, y desde ese momento nossaludamos definitivamente.Recuerdo también a un chico

lleno de vida, exuberante, de fa-milia acomodada, pero con pa-dres separados. Se reía de todo,se mostraba duro pero teníagran temor. Cuando lo observa-ba a veces notaba que estabaausente, triste y sólo. Con mu-cha paciencia logré que le pasa-ra el temor de la aguja pero en

él tenía todavía necesidad dedesahogar su dolor. Un día, en-contrándome sola con él en lasala para la toma de muestras,traté de provocarlo haciéndolehablar sobre su familia. No séque sucedió pero de repente desu boca corrió un río de pala-bras y de sus ojos un mar de lá-grimas. Me he sentido envueltade un sufrimiento increíble que,más que la enfermedad, se refe-ría a la preocupación del jovenpor sus padres. Le escuché enrespetuoso silencio y con granatención y al final le dije algoque no sabría repetir porque, enun momento de gran emoción,es necesario saber captar el ins-tante y tratar de entender en quese le puede ayudar. Desde esedía, cada vez que me veía, memostraba grandes sonrisas, mepedía consejos, me saludabacon calor y reconocimiento.Asimismo, recuerdo a una

señora que no veía desde hacíaun poco de tiempo. Un día llegóal hospital para su visita perió-dica de control. La ví, la llamépor nombre y la saludé conafecto. Ella se conmovió por elgozo al ver que le había recono-cido y sobre todo porque mehabía recordado de su nombre;me dijo que estaba feliz por ha-ber sido recordada como ser hu-mano y no como un número oun pedazo anatómico.Ciertas experiencias no se

pueden olvidar porque son úni-cas e irrepetibles; podría narrar-les muchas más.La persona que no se sana no

debe ser considerada como de-rrotada porque el objetivo realde un enfermero no es éste, in-cluso si aplica sus conocimien-tos y su formación en este senti-do. Yo y mis colegas de trabajo,en el momento en que nos he-mos encontrado frente a una si-tuación, que no imaginábamos,de personas que no respondíana las terapias oncológicas y quese encaminaban hacia una pro-gresión de la enfermedad otambién de personas que llega-ban en condiciones muy deses-peradas, entrábamos en crisis yentendimos que no podíamos

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Experiencia de una enfermera en una divisiónde oncología

abandonarles lo mismo que asus familiares en un momentotan difícil. Entonces nos hemospreguntado qué es realmenteimportante para estas personas.Gracias a la sensibilidad y a laprofesionalidad de nuestro di-rector, hemos iniciado a ayudaral enfermo oncológico y a sufamilia con terapias de sostén ycon la implicación de varias fi-guras profesionales según lasproblemáticas y los síntomasvinculados con la misma enfer-medad y con las consecuenciasde los tratamientos. Lo que que-ríamos obtener era asegurar unamejor calidad de vida a travésde la enseñanza de comporta-mientos idóneos para favorecerla curación, pero sobre todo através de la intervención deotros agentes que pudiesen ali-viar el dolor y la dificultad encada una de sus facetas. Estasfiguras son el fisioterapeuta, eldietólogo, el asistente social, elpsicólogo, el asistente espiri-tual; posteriormente, también elmédico de medicina estética.Este profesional es tan impor-tante para nuestros enfermoscomo lo son los demás porqueel tumor y los tratamientostransforman a las personas in-cluso físicamente, aumentandola dificultad sobre todo en lasrelaciones sociales: una ayudapara mejorar el aspecto físico aveces es más eficaz que un me-dicamento. Pero todo esto pue-de resultar inútil frente al temorde abandono que prueba el en-fermo – que ya no es suscepti-ble de cuidados –, su familia yel mismo agente con su sentidode culpa.Cuando logras hacer que cai-

gan todas las barreras que obs-taculizan una relación humana,entiendes que ya no puedes de-jar de lado lo que el otro te pue-de dar en términos de gratitud,de amor, de respeto y de con-fianza, como respuesta a tu dis-ponibilidad a la escucha, al diá-logo, a la asistencia incondicio-nada y personalizada. En estarelación, las partes se intercam-bian, se alternan; todos dan yreciben.Si abandonamos a los enfer-

mos, nos abandonamos noso-tros mismos. Y es por esto quenuestro Director, de acuerdocon los dirigentes del hospitaldonde trabajo, además de dar-nos la posibilidad de formarnos

y actualizarnos para asegurar enel mejor de los modos lo quenecesitan estos enfermos y susfamilias, ha puesto en marchauna serie de intervenciones quetienden a favorecer la dada dealta protegida a través de laasistencia domiciliaria o el in-ternamiento en hospice, segúnlas exigencias y los deseos delenfermo y de su familia. Loideal sería tener nosotros mis-mos la posibilidad de asegurar-les asistencia y continuidadhasta la llegada de la muerte eincluso más allá.Todavía tendría muchas co-

sas que decir pero deseo dete-nerme sobre todo en lo que con-cierne la importancia funda-mental de la escucha, del diálo-go y del trabajo de equipo. Notodos tienen la capacidad de co-municar eficazmente con losdemás. En este sentido el enfer-mero tiene una gran responsabi-

lidad porque no sólo puede daralivio al enfermo con una escu-cha activa que favorezca unarelación de ayuda, sino tiene lafunción también de mediadorentre el enfermo, el médico ylas demás figuras profesionales,favoreciendo la creación y larealización de un programa te-rapéutico-asistencial más idó-neo y proporcionado a las exi-gencias de aquella persona y desu familia.El gozo más grande que tene-

mos es cuando el enfermo y sufamilia nos gratifican manifes-tando que tienen satisfacciónpor haber superado junto connosotros ese problema o esa di-ficultad, de cualquier naturalezahaya sido, incluso aparente-mente insignificante. Pero nadaes banal cuando te toca en pri-mera persona. Si nosotros sufri-mos por algo pensamos queningún otro puede probar elmismo sufrimiento. Es precisa-

mente por esto que debemosponernos en el lugar del otrodando a su dolor el mismo al-cance.Termino esta narración po-

porcionando algunos consejos alos enfermeros que tendrán laoportunidad de brindar asisten-cia a personas enfermas de tu-mor, esperando que sea útil pa-ra facilitar su misión y ventajo-so para el enfermo que lamenta-blemente debe afrontar este ca-mino de sufrimiento.La acogida en el primer en-

cuentro es fundamental a fin deque se establezca de inmediatouna buena relación con la per-sona enferma y su familia. Nohay que dejarse provocar por laagresividad y la rabia de algu-nos porque es sólo fruto de sudesesperación. Tienen necesi-dad de reconfirmación y confia-bilidad, de afecto sincero y pro-fesionalidad.

En lo posible, en el momentode la hospitalización en la uni-dad, es necesario tratar de desti-nar la cama según criterios rela-cionados con la sede del tumor,la edad, el estado emotivo y aveces también según las condi-ciones generales; esto porque elenfermo oncológico tiende ahacer confrontaciones con losque tienen el mismo tipo de tu-mor, aumentando así su depre-sión.Al mismo tiempo, muchosson muy solidarios entre sí,muy reactivos en positivo y es-timulan e incrementan la con-fianza y la esperanza. La capa-cidad del enfermo de observa-ción y la consiguiente interven-ción, para evitar o favorecer es-tas dinámicas, es muy impor-tante para la eficacia del progra-ma terapéutico-asistencial.También en el régimen de in-

ternamiento en day hospital,donde se efectúa la quimiotera-pia y otros tratamientos, es pre-

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ciso tratar de facilitarlos: mu-chos enfermos dejan entender opiden explícitamente estar cer-ca de algunos más que de otros.La mayoría de las veces estoocurre porque no quieren escu-char referencias a la enferme-dad o porque tienen necesidadde descansar o quieren orar jun-tos. No hay que pensar que seancomportamientos egoístas; cadauno tiene derecho de elegir suforma de suavizar el ansia y eltemor.

No hay que hacerse cargo detodo el trabajo solos. El equiposirve para recoger sin interrup-ción todas las informaciones,con la observación y escuchadel enfermo y de su familia, ypoder elaborarlas juntos en in-tervenciones de asistencia ycuidados, específicos para esapersona y modificables segúnsus exigencias. El equipo es ne-cesario también para diluir laimplicación emotiva, que vamás allá de la empatía que nor-malmente se debería probar pa-ra con estas personas pero queinevitablemente desemboca enun sufrimiento solidario.Nunca hay que subvalorar el

dolor. El llamado placebo esinútil y deletereo. A la raíz de

todo deseo de muerte, que mehan expresado incluso perso-nas con posibilidades de cura-ción del tumor, está el temordel dolor de cualquier naturale-za. Cada persona percibe el do-lor de modo singular. El dolorfísico ciertamente tiene detrásde sí varias facetas pero antetodo hay que tratarlo según laslíneas-guía de la OMS sobre laterapia antálgica y en relacióncon la respuesta del mismo en-fermo. Al mismo tiempo, hayque investigar, con tacto y sen-sibilidad, sobre otras situacio-nes posibles como aquellas so-ciales, culturales, familiares,psicológicas, espirituales y bu-rocráticas, que creemos puedenincrementar el dolor físico y,por tanto, cuando es posible hayque favorecer la solución de di-chas dificultades.El enfermero de oncología

debe tener una capacidad cama-leóntica en su “modus operan-di”. Debe entender cuando pue-de efectuar intervenciones deeducación sanitaria y cuando,en cambio, debe proporcionartodo a las necesidades y a las si-tuaciones de cada enfermo indi-vidualmente; cuando puede de-be estimular, pero también deberespetar el momento del silen-cio, de la inapetencia, de la des-gana, de la incapacidad de mo-verse autónomamente, de laoración y del llanto. Debe sen-sibilizar a las familias a fin deque sirvan de estímulo, perotambién debe detenerlas, conválidas y cuidadosas explica-ciones, cuando ellas excedenpor amor, pretendiendo de suser querido acciones que en esemomento no es capaz de desa-rrollar. Para el enfermo oncoló-gico la normalidad del comer,del beber, del caminar, del dor-mir, de la relación con los de-más, de las funciones fisiológi-cas en general, asume caracte-rísticas diferentes: todo se sub-vierte por la enfermedad y porlos efectos colaterales de loscuidados antitumorales. Con lasterapias de sostén y la asistenciase trata de restablecer un equili-brio pero no hay que perdernunca de vista la fragilidad.Asimismo, es importante

sensibilizar al personal de losdemás servicios del hospital yasea para acelerar los tiempospara las citas de las diferentesinvestigaciones como para los

modos de transporte y las pre-cauciones que es preciso adop-tar en la movilización del enfer-mo. La espera aumenta el ansiay el temor de no bloquear atiempo la enfermedad y corroey despedaza la esperanza de sercurados. Sensibilizar sobre lasformas de transporte significaque es necesario escuchar siem-pre al enfermo en lo que requie-re en ese momento; también laspersonas, que normalmente lo-gran caminar solas, a veces, porla enfermedad y los cuidadosno se sienten bien y prefierenser acompañadas en silla deruedas o en camilla. Las pre-cauciones en la movilizaciónson fundamentales sobre todopara los enfermos con metásta-sis óseas. Terapias antálgicas deprevención y/o sedativas y cui-dadosas informaciones sobrelos modos de movilización conrespecto a la enfermedad, segu-ramente evitan incrementar eldolor, favorecen la colabora-ción del enfermo y, por tantouna mejor ejecución de la in-vestigación o del tratamiento alque está sometido.En el desempeño del proprio

trabajo, el enfermero tiene ho-rarios bien precisos que respe-tar, sobre todo para la terapia ylos parámetros. Muchas vecessucede que la persona enfermatiene necesidad de hablar, dedesahogarse, de confiarse pre-cisamente en ese momento.Cuando es posible, los colegascompensan de modo solidariorealizando las tareas del agenteque se encuentra en esa situa-ción de diálogo. A veces estono siempre es posible hacerlopero nunca hay que interrumpirbruscamente a la persona en-ferma que en ese momento tie-ne necesidad de vuestra presen-cia y que probablemente estádiciendo cosas importantes pa-ra los fines de una buena asis-tencia. Siempre es necesarioexplicar la propia dificultad,asegurar la propia disponibili-dad lo antes posible y mantenerla palabra dada. Cuando reco-noce en nosotros sinceridad ybuena voluntad, el enfermo en-tiende, respeta y admira nues-tro trabajo.

Sra. CRISTINA LEDDAEnfermera,

Hospital Fatebenefratelli,Isola Tiberina, Roma

Italia

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Introducción

En el año 1979, el primerSecretario del Partido Comu-nista polaco, Edward Gierek,tomó una decisión que habríacambiado el mundo: dejó queJuan Pablo II visitase Polonia.El nuevo Papa era un hombre

joven de 50 años, de buena sa-lud y vibrante. Millones de po-lacos estaban entusiastas, peroesto enfureció al establishmentcomunista. Después de todo,Juan Pablo II era un conocidocrítico del comunismo y, al mis-mo tiempo, un hombre de granpersonalidad. De manera quecuando el Premier soviéticoBrezhnev supo la noticia, re-prendió a Gierek y le ordenóque anulara la invitación, di-ciendo: “Dí al Papa, que es unhombre sabio, que afirme pú-blicamente estar enfermo y queno puede emprender el viaje”1.¡Cuán poco conocía a Juan

Pablo II!En el 2002, años después

cuando ya estaba afligido por elmorbo de Parkinson, luego desuperar dos tentativas para ma-tarlo, después de numerososproblemas graves de salud,cuando vivir, respirar, comer yhablar era fatigoso para él, losmédicos le prohibieron que fue-ra a la Ciudad de México parala canonización de San JuanDiego. Luego de la consulta-ción, el Papa se dirigió a losmédicos y les dijo: “Nos vemosen México”; y, enfermo comoestaba, fue a México.El Papa era así. Comprendía

que la enfermedad no era la co-sa más importante; había enten-dido que, en la salud y en la en-fermedad, lo más importanteera el Evangelio y que él, consu presencia, podía ser un testi-monio viviente y un verdaderoevangelista.Considero excepcional que,

en toda su vida, predicase ince-santemente el Evangelio emple-ando los dones que Dios le ha-bía dado, cualquiera que fuesesu condición. Empleó el don deescribir para componer poesíasy comedias. Empleó su voz de

barítono para cantar. Y, cuandosu vida estaba cercana al final,lo hemos visto comunicar elEvangelio empleando lo que élllamó también “un don”, es de-cir, lo hemos visto emplear susufrimiento.

La humildad de sufrir

Creo que Brezhnev tuvieserazón en una cosa. Juan PabloII era realmente un “hombre sa-bio”. Pero su sabiduría no era lade Brezhnev, no era temor alEstado, sino humildad frente aDios.Él tenía la humildad de en-

tender que el sufrimiento encie-rra un poder que puede venirsólo de Dios que es Amor.Como ha afirmado el Papa

Benedicto en el día de Epifanía,los Magos tuvieron no sólo elcelo y la humildad de ver la es-trella de Belén, sino también dereconocer y seguir a Cristo enla forma sorprendente de un ni-ño indefenso. Su humildad lespermitió percibir que “la gran-deza y el poder [de Dios] no semanifiestan en la lógica delmundo, sino en la lógica de unniño inerme, cuya fuerza es só-lo la del amor que se confía anosotros”2.Se necesita también otro tipo

de humildad: aquella frente a lagente. Las personas tienen te-mor de la enfermedad.Amenu-do evitan incluso estar en com-pañía de los demás porque noquieren que las vean enfermas.Juan Pablo II, en cambio, sufrióen su cuerpo frente a millonesde personas. Quería tener la hu-mildad de hacerlo frente almundo y, en su humildad, fueun testigo del sufrimiento comopocos antes que él.A través de todo esto, él mos-

tró exactamente lo que es ladignidad del hombre. La gentesiguió el declino de su saludcon atención, especialmente enlas condiciones que afectan ladignidad humana – un declinode autonomía, debilidad, dolorinevitable o una movilidad dis-minuida. A los ojos del mundo,

una persona no podía conduciruna vida significativa de estemodo. Pero esto fue lo que JuanPablo II hizo. Y Él aceptó susaflicciones con humildad. Deeste modo demostró que la vidapuede ser vivida profundamen-te tanto en una silla de ruedascomo en las pistas para esquiar.

El Evangelio del sufrimientoy el signo de contradicción

Naturalmente, no comenzóde este modo.Al comienzo de su pontifica-

do, Juan Pablo II era un gigan-te: una persona dinámica, unactor, un esquiador. El mundolo vio pronto personalmenteporque él se volvió un viajerodel mundo, como ningún Papalo había hecho antes. Él capturóen todo el mundo la atención yfue increíblemente influyente.La gente se maravillaba co-

mo fuese influyente y lo atri-buía a su personalidad.Antes dela primera visita de Juan PabloII a Polonia, el régimen comu-nista dijo a los maestros que seestaban formando que “dadoque es un talento extraordinarioy tiene un gran sentido del hu-morismo, es peligroso porquepuede fascinar a cualquiera”.De hecho, las personas habla-ban de su dinamismo, de su hu-morismo cautivador, de su atle-

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Significado del sufrimiento de Juan Pablo IIpara la Iglesia y el mundo

có con todo el corazón el Evan-gelio del sufrimiento.

El enfermo y el que sufre:los nuevos evangelistas

Con Cristo y en Cristo, el en-fermo no sólo logra natural-mente un compañero y el sufri-miento alcanza significado, si-no el sufrimiento mismo lograuna finalidad. Y quizás Juan Pa-blo II fue tan elocuente sobreesto como en los tiempos enque más sufrió él mismo.El 17 de mayo de 1981,

mientras los peregrinos se reu-nían en la plaza San Pedro en laacostumbrada hora para el An-gelus, Juan Pablo II no se aso-mó a la ventana. Se sintió sólosu voz en un mensaje grabadodesde el Policlínico Gemelli,donde se estaba recuperando delas heridas del antentado contrasu vida apenas cuatro días an-tes. El mensaje fue el más brevede su pontificado, y concluíacon estas palabras:“Unido a Cristo, Sacerdote y

Víctima, ofrezco mis sufrimien-tos por la Iglesia y por el mun-do. A tí, María, repito: ‘Totustuus ego sum’”7.El sufrimiento, pues, no es

sólo un medio de crecimientohacia Dios, sino es una partici-pación en su sufrimiento y, porlo mismo, una participación enla redención.En la semana siguiente, el

Papa desarrolló mayormenteeste concepto.“El sufrimiento, aceptado en

unión con Cristo sufriente, tienesu eficacia inigualable para larealización del diseño divino dela salvación. Estoy contento delos sufrimientos que soportopor vosotros y completo en micarne lo que falta a los padeci-mientos de Cristo, en favor desu cuerpo que es la Iglesia”(Col 1,24). Invito a todos losenfermos para que se unan con-migo en el ofrecimiento a Cris-to de sus padecimientos por elbien de la Iglesia y de la huma-nidad”8.Para él, el sufrimiento no era

simplemente un obstáculo que,una vez superado, los indivi-duos pueden beneficiarse per-sonalmente, sino entendió yapreció realmente el sufrimien-to que, a través de Cristo, puede“desencadenar el amor”.

Santo, fue claro para todos queél no sólo tenía la cruz sino queestaba realmente unido a ella.En la actualidad, el sufri-

miento no es comprendido, por-que no se comprende a la perso-na humana. La medicina y laciencia por cierto continuamen-te hacen nuevos descubrimien-tos, pero a menudo se pierde elsignificado del sufrimiento,porque se considera a la perso-na humana como ser físico condeseos espirituales y no comoser físico y espiritual querido yamado por Dios.El hecho es que sin amor, sin

Cristo, el sufrimiento no tienesentido. Por este motivo, es unade la últimas cuestiones peren-nes que empujan inmediatma-ente a las personas a considerarsi existe un Dios, y quién es es-te Dios. El sufrimiento es un re-to al cual no se puede responderde manera satisfactoria con elateísmo y con formas de creerno cristianas. Sólo el Cristianis-mo revela la verdad que “Diosama tanto a cada persona, queni siquiera el sufrimiento alejade Él. Él ha sufrido por cadauno de nosotros, de modo quecuando se sufre, se puede sufrircon Él”.Juan Pablo II dijo una vez

que “sin el sufrimiento y lamuerte de Cristo, el amor deDios por los hombres no se ha-bría manifestado en toda suprofundidad y grandeza”6. En lavida de este Papa, nosotros ve-mos la misma bendición. Mien-tras él ha sido bendecido conuna larga vida, nosotros hemossido doblemente afortunados alver su transformación. En efec-to, sin su largo pontificado y susufrimiento, no habríamos vistosus muchos rostros de humil-dad, santidad y abnegación. Nohabríamos visto los muchosrostros de Cristo: Cristo médi-co, Cristo predicador, Cristo encompañía de sus discípulos enun mar en tempestad, a Cristohombre de oración sufriente enel Huerto de los Olivos, Cristoinhábil, víctima inerme en eldolor, elevado para que lo mi-ren los que lo ven desde abajo.Y así como Cristo resucitadohabría sido menos glorioso sinsu sufrimiento, de igual modola santidad de Juan Pablo II haalcanzado mayor profundidadporque él no sólo predicó elEvangelio del amor, sino predi-

tismo, de su creatividad artísti-ca – características que no eranen sí exclusivamente cristianas,ni particularmente santas. Eransimplemente humanas.Al final de su pontificado,

estas características fueron ce-ladas bajo el velo de sus enfer-medades y sufrimientos. Y, sinembargo, incluso sin ningunade sus vitalidades pasadas, suimpacto siguió creciendo. Deeste modo, él ha sido un enig-ma para el mundo, un verdade-ro “signo de contradicción”,que hace que la gente se mara-ville aún hoy.¿Cuál era pues su influencia?

¿Qué atraía a las personas?¿Por qué ponían su confianzaen él y lo respetaban?Amenudo el mundo conside-

ra más la enfermedad que alhombre. Pero en ambas condi-ciones – como un hombre fuertey sano y como anciano frágil –Juan Pablo II ha revelado acer-ca del hombre y de la humani-dad, mucho más de lo que espe-raba el mundo. Él demostró queno cuenta la enfermedad y ni si-quiera el hombre, sino el otrohombre, es decir, Cristo.

En unión con el Cristosufriente

Hace treinta años, en la encí-clica Redemptor Hominis,Juan Pablo escribió: “El Hijode Dios, con su encarnación,se ha unido en cierto modocon todo hombre” (n. 8). Estose ha intensificado de maneraespecial en la Cruz: en la Cruz,Cristo se une a todos los quesufren, permitiendo que nosunamos a Él que ha sufrido.Como dijo el Pontífice “preci-samente a través de este sacri-ficio, Él unió una vez parasiempre el sufrimiento al amor,y así lo redimió”4.Juan Pablo II dio testimonio

de ello al final de su vida sinprecedente alguno, volviéndo-se para todo el mundo un ejem-plo de lo que San Pablo escri-bió: “No soy yo el que vive, si-no que Cristo vive en mí”5. Es-tas palabras han estado radica-das en el Papa Wojtyla durantetodo su pontificado, comohombre de oración y, hacia eltérmino de su vida, a través desu sufrimiento. Durante la últi-ma celebración del Viernes

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fue profundamente conscientede que este papel, su materni-dad al lado de la Cruz, fue dadotambién a todos los cristianoscuando Cristo confió María aJuan al pie de la Cruz.En parte, por esta razón la vi-

sita de Juan Pablo II a Méxicoen el 2002 fue tan importante.Él fue a canonizar a un hombreque había oído de los labios deMaría la razón por la que pode-mos afrontar el sufrimiento ydecir también nosotros: “No te-máis”. De hecho, cuando el tíode San Juan Diego estaba enfer-mo, Nuestra Señora de Guada-lupe apareció a San Juan y ledijo: “Escucha, ponlo en el co-razón… no es nada lo que te haasustado; …no temas esta en-fermedad ni ninguna otra enfer-medad… ¿No soy yo tu Madre?¿No estás bajo mi sombra y ba-jo mi mirada? ¿No soy yo lafuente de tu gozo?”.Estas palabras reflejan la ver-

dadera esencia de la vida deJuan Pablo II en su sufrimiento.Como María que se quedó conCristo en el Calvario, así ellaestuvo siempre cerca a Juan Pa-blo II en su sufrimiento. Y en elmomento de la tentativa paraasesinarlo, el mundo entrevióexactamente cuan verdaderofuese esto. Existe una conexióncon Nuestra Señora de Fátima,ya que le dispararon el día de sufiesta, cumpliéndose así el ter-cer mensaje de Fátima. Y, mien-tras le disparaban, él vio a Ma-ría a su lado. Hoy, si tuviése-mos necesidad de recordarlo,podemos detenernos en la PlazaSan Pedro, frente a la Basílica ymirar a la derecha. Veremos elmosaico de la Virgen, que élpuso allí después del atentado,de manera que todos pudiesenmirar y ver a la mujer que habíallegado a él, para salvarlo, en elmomento más peligroso de suvida.En esto, María ha manifesta-

do personalmente lo que el Pa-pa Benedicto XVI describiócuando era cardenal, que lostres aspectos como el amor semanifiesta en el modo de vivirnuestra humanidad. Siendo hu-manos, hemos sido creados aimagen de Dios por el hechoque venimos de alguién, somospara alguien y estamos con al-guien. Vivir plenamente nuestrahumanidad requiere la ofrendatotal de sí mismo.

familia y de todas las familias[…] Entiendo que era impor-tante tener este argumento fren-te a los potentes del mundo. Denuevo debo encontrar a estospoderosos del mundo y debohablar. ¿Con cuáles argumen-tos? Me queda este argumentodel sufrimiento”10.Podemos afirmar que la cru-

cifixión es la unión de Cristo ala Iglesia. Es para la Iglesia entodo el mundo, cada sufrimien-to es una invitación a amar. Pa-ra la Iglesia, el compromiso ha-cia los que sufren se vuelve en-tonces una renovación de losvotos responsables con Cristo,la oportunidad de volver a com-

prometer a nosotros mismos.En las palabras de Juan Pablo:“El hombre sufriente pertenecea nosotros”.

María y el sufrimiento

Esta dimensión eclesial delsufrimiento nos lleva a otra di-mensión del mismo sufrimientocercana al corazón de Juan Pa-blo II: la dimensión mariana.Como dijo durante un Angelus,“asociada a Jesús en este miste-rio de sufrimiento y de amor es-tá, en primer lugar su Madre,María”11.En el Calvario, María no es-

tuvo en la capacidad de elimi-nar su sufrimiento físico, sinode cambiarlo. Permaneció conÉl, y escuchó lo que tenía quedecir. Lo sintió sufrir porqueadvertía estar abandonado porDios Padre, y sin duda tambiénella oró al Padre. Juan Pablo II

En 1989, en un discurso a losenfermos y a los inválidos, JuanPablo II propuso una estrategiaradical para la nueva evangeli-zación:“Es inconmensurable la fuer-

za evangelizadora que posee eldolor. Por esto, cuando llamo atodos los fieles cristianos a lagran empresa misionera deefectuar una nueva evangeliza-ción, tengo presente que en pri-mera línea estarán los enfer-mos y los jóvenes enfermoscomo evangelizadores excep-cionales”9.En 1994, cuando tuvo que

afrontar una intervención qui-rúrgica a la cadera luego de una

caída, una vez más reflexionósobre su sufrimiento durante elAngelus:“He meditado, he vuelto a

pensar de nuevo en todo estodurante mi hospitalización…He entendido que debo hacerentrar a la Iglesia de Cristo eneste Tercer Milenio con la ora-ción, con viarias iniciativas, pe-ro he visto que no es suficiente:se necesitaba introducirla conel sufrimiento, con el atentadode hace trece años y con estenuevo sacrificio. ¿Por qué aho-ra, por qué en este año, por quéen este Año de la Familia? Pre-cisamente porque la familia es-tá amenazada, la familia estáagredida. Debe ser agredido elPapa, debe sufrir el Papa, paraque toda familia y el mundovean que hay un Evangelio, di-ría, superior: el Evangelio delsufrimiento, con el cual se debepreparar el futuro, el tercer mi-lenio de las familias, de cada

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La compasiónde Juan Pablo II

Juan Pablo II entendió que elsufrimiento es un tiempo paraestar cercanos a los que sufren.Durante la Cuaresma de 1969,cuando el entonces CardenalWojtyła realizó la visita canóni-ca a la parroquia del CorpusChristi en Cracovia, quiso visi-tar a los enfermos de la parro-quia en sus casas. Tenemos unabellísima narración de sus visi-tas escrita por Sor Irena Odoy,que se ocupaba de los enfermosde la parroquia. Ella narra:“Su Eminencia programó dos

días de visitas… fuimos en au-tomóvil de casa en casa, callepor calle. El Cardenal estabasólo, sin su capellán, sólo con elchofer. Visitamos todas las ca-sas de las que tenía la dirección;muchas eran humildes, descui-dadas, algunos no estaban pre-parados para una visita de estetipo; visitamos patios, subterrá-neos, pisos superiores, guardi-llones, en todas partes dondehubieran enfermos obligados aestar en cama o incapaces dedejar su casa.El Cardenal se sentaba cerca

de la cama de cada enfermo y lehablaba con amabilidad pater-na. Noté que los enfermos no seagitaban, hablaban librementede cosas cercanas a su corazón.Su Eminencia escuchaba aten-tamente toda cosa, a veces es-cribía una dirección, hacía pre-guntas, los besaba en la cabezao en la frente, los bendecía ypedía oraciones por la intenciónde la Iglesia. Una mujer enfer-ma le pidió con gran sencillezque interviniera para que pudie-se pasar su recuperación vera-niega fuera de la ciudad […]Gracias a su intervención ellapudo transcurrir una vacaciónen un convento cercano a lasmontañas”.Sor Irena narra también una

visita particularmente difícil encasa de una mujer de 42 añosque había sido operada de untumor al cerebro y estaba tandébil que no lograba estar sen-tada.“El Cardenal se inclinó sobre

su cama y con gran compasión,la escuchó mientras hablaba desu sufrimiento. La situación eramuy triste. Su esposo era un al-coholizado, su hija menor retra-sada mental y paralizada por la

poliomielitis. Durante su vidaconyugal, e incluso en ese en-tonces dijo que a menudo teníaque escapar de su esposo conlos hijos y la madre, porque te-mían por su vida. Habló tam-bién de su operación al cerebro.El Cardenal estaba muy intere-sado y conmovido ante el sufri-miento y la situación de esamujer. Noté que su frente estabacubierta de gotas de sudor y lasvenas estaban hinchadas. Conla mano se enjugaba las lágri-mas del rostro, y la besaba va-rias veces en la frente. Pablo IIhabló también con la hija para-lizada. [...]Para él toda persona era im-

portante; para todos tenía unapalabra amable o un gesto decompasión”12.Para Juan Pablo II este don

de sí mismo no era una abstrac-ción, ni era posible sólo para elclero. El joven Karol Wojtyłatenía un ejemplo en su hermanoEdmund, médico comprometi-do, que dio su vida curando alos pacientes durante una epide-mia de escarlatina cuando mu-chos médicos tenían temor dedesenvolver su trabajo. Lo ve-mos también en Karol Wojtyłaque a la edad de diez años visi-taba a su hermano médico quetrabajaba en el hospital, y entre-tenía a los pacientes con peque-ños pasatiempos13. Durante todasu vida, él vivió realmente esteamor extremo, amando a losdemás “en nuestra condiciónhumana, con nuestras debilida-des y nuestras necesidades”14.

Conclusión

En el último Angelus antesde su muerte, Juan Pablo II es-taba tan débil que él mismo nopudo leerlo, por lo que suplicóal Arzobispo Leonardo Sandrique lo hiciera. Juan Pablo II es-cribió estas palabras: “Aquellagracia del gozo unido a la Cruz,que resume en sí el misteriocristiano”15. Mirando su vida,creo que podemos decir que elgozo unido a la Cruz resume elmisterio de su santidad.Ciertamente, todos quieren

que Juan Pablo II sea proclama-do su santo patrón. Dramatur-gos, párrocos, trabajadores – lalista es infinita. Pero cuando semira al final de su vida, se veclaramente que vivió su sufri-

miento de modo valiente e ine-quivocable. Debido a la digni-dad del sufrimiento demostradoa través de él, sabemos que élserá siempre, y en primer lugar,el patrón de los que sufren, en-tre los cuales, en cierto momen-to, será incluso también cadauno de nosotros.

Dr. CARL A. ANDERSON,Caballero Supremo

Caballeros de ColomboU.S.A.

Notas1 Da JANUSZ ROLICKI, EDWARD GIEREK:

przerwana dekada. Citado en John Koeh-ler, Spies in the Vatican, pg. 65.

2 BENEDICTO XVI, Solemnidad de laEpifanía del Señor, Homilía del 6 de ene-ro de 2010.

3 Citado en JAN JÓZEF LIPSKI, KOR: AHistory of the Worker’s’ Defense Com-mittee in Poland, 1976-1981. Pág. 334.

4 JUAN PABLO II, Angelus, 8 de febrerode 1998, §2.

5 Gálatas 2,20.6 JUAN PABLO II, Audiencia General,

19 de octubre de 1988.7 JUAN PABLO II, Angelus, 17 de mayo

de 1981.8 JUAN PABLO II, Angelus, 24 de mayo

de 1981.9 JUAN PABLO II, encuentro con los en-

fermos y los inválidos, IV Jornada Mun-dial de la Juventud, 19 de agosto de 1989,§3.

10 JUAN PABLO II, Angelus, 29 de mayode 1994. Citado en George Weigel, Wit-ness to Hope,

11 http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/angelus/1998/documents/hf_jp-ii_ang_08021998_en.html

12 Citado en ADAM BONIECKI, The Ma-king of the Pope of the Millennium, 355.

13 ADAM BONIECKI, The Making of thePope of the Millennium, 46-47.

14 JUAN PABLO II, Discurso a los fielesreunidos en la Basílica de la Misión Dolo-res, San Francisco, 17 de setiembre de1987.

15 JUAN PABLO II, del último Angelusantes de su muerte, leído por el ArzobispoLeonardo Sandri a los jóvenes reunidos enSan Pedro.

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En el cono de la luz

El pueblo de la Revelación,es decir, el pueblo que vive enel cono de luz de la manifesta-ción de Dios en la historia, pue-de afrontar serenamente el do-lor y la muerte.Este pueblo, al que también

nosotros pertenecemos, excla-ma:

“Oh Dios, tu has contadomis huídas

¡recoge mis lágrimas en tuodre!

¿acaso no están escritas entu libro?” (Salmo 56.)Este pueblo conoce bien la

experiencia del dolor, inclusoen sus formas más dramáticas.Puede llegar a exclamar:

“Mis llagas son hedor y pu-tridez,

debido a mi locura;encorvado, abatido total-

mente,sombrío ando todo el día.Están mis lomos tumidos de

fiebre,no hay nada sano ya en mi

carne” (Salmo 38).Pero una certeza brilla en la

oscuridad y es la certeza que to-do está en las manos de Dios,que vela como un Padre en elcamino de sus criaturas. Por es-ta razón, en medio del dolor, elcreyente puede orar así:

“En tí espero, Señor;tu me responderás, Señor

Dios mío” (Salmo 38).

Pero quien está fuera del co-no de la luz de la Revelación,no encuentra un sentido al dolory a la muerte: y ésta es la formamás dramática de pobreza.

La conjura del silencio

El sufrimiento y la muerteson dos hermanas que se llamanrecíprocamente y van de la ma-no: por lo demás la muerte noes otra cosa sino la cumbre y laconsumación de los sufrimien-tos. Por esta razón concentro mireflexión en la actitud del hom-bre contemporáneo frente a lamuerte.

Pierre Chaunu, famoso histó-rico de la Universidad de París,con cierta ironía ha observado:“Nos ha sucedido una curiosaaventura: ¡habíamos olvidadoque debemos morir! Es lo quelos históricos concluirán des-pués de haber examinado elconjunto de fuentes escritas denuestra época.

Una investigación efectuadaen cerca de cien mil libros deensayos aparecidos en los últi-mos veinte años (de 1960 a1980) mostrará que sólo dos-cientos (un porcentaje del 0,2%) afrontaban el problema dela muerte. Libros de medicinaincluidos”1.El hecho parece increíble.

Suscita en nosotros el deseo debuscar una explicación: ¿Porqué tanto silencio en torno alproblema de la muerte? ¿Porqué hay tanto temor en torno ala muerte que es un paso inelu-dible de cada persona que nace?Como consecuencia, ¿por quétanto temor de la enfermedad ydel sufrimiento?San Agustín observó:

“Cuando nace un hombre sehacen muchas hipótesis: ¡qui-zás será hermoso, quizas seráfeo; quizás será rico, quizás se-

rá pobre; talvés vivirá por lar-go tiempo, talvés no! Pero denadie se dice: ¿quizás morirá oquizás no morirá. Esta es laúnica cosa absolutamente cier-ta de la vida”.

Tratad de afirmar que estáequivocado. Dice precisamenteel escritor argentino Jorge LuisBorges: “La muerte es una cos-tumbre que todos, antes o des-pués, debemos respetar”. Y lehace eco el ensayista Franco-rumano Emil Cioran, que aña-de: “La muerte es lo que la vidaha inventado hasta ahora comomás sólido y seguro”… ¡e im-placablemente igual para todos!A este punto no podemos de-

jar de estar de acuerdo con loque a menudo repetía Carl Gus-tav Jung, uno de padres del psi-coanálisis: “Un hombre que nose plantea el problema de lamuerte (también del dolor) y noadvierte el drama, tiene urgentenecesidad de ser curado”. ¡Pa-labra de doctor!

¿Por qué, entonces,tanto silencio en tornoa la muerte?

La respuesta es hasta dema-siado fácil. He aquí: la muertedesarma la falsa visión de la vi-da, que hizo mella en los hom-bres del siglo XX.Tratemos de entender como

se han desarrollado las cosas.

Desde hace tiempo se estádifundiendo una visión mate-rialista del hombre que, parausar un pensamiento amargode Jean-Paul Sartre, “nace sinrazón, sobrevive por debilidad,

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¿Tiene sentido el dolor y el sufrimiento para elhombre contemporáneo?

muere por caso”. O, citandootro desconsolado pensamientode Jean Rostand: “El hombre esun átomo ridículo, perdido enel cosmos, insignificante y sinfinalidad”2.Esta concepción de la vida

humana hoy es muy difundiday la encontramos, casi comouna sentencia, en la boca de unconocido periodista contempo-ráneo, Eugenio Scalfari, queafirma: “Yo no creo que el pa-pel de la especie a la que yopertenezco sea superior al delas abejas o de las hormigas ode los gorriones”.Es una afirmación trágica

que, si se toma a la letra, justifi-ca cualquier agresión contra elhombre: de hecho, si el hombrevale como una abeja, ¿por quéno puedo matarlo tranquila-mente cuando me pica? Si elhombre vale como una hormi-ga, ¿por qué no puedo aplastar-lo cuando me fastidia? Si elhombre vale como un gorrión,¿por qué no puedo cazarlo si es-to me divierte?En el pensamiento contem-

poráneo, el desprestigio delhombre es constante: y a menu-do no nos damos cuenta que hasido precisamente una erradavisión del hombre que en tiem-pos recientes ha llevado a co-lapsos de violencia como losgenocidios, los lager y los gu-lag: auténticas vergüenzas de lahistoria, pero que parten de au-ténticas vergüenzas del pensa-miento con referencia a la iden-tidad del hombre.El poeta Giorgio Caproni, en

la poesía Cianfrogna presenteen la colección Il franco cac-ciatore (1982), se expresa así:

“Se dicen tantas cosas,se dice, también,que la muerte es un tránsito.Cierto: de la sangre a la pie-

dra”.¿No probais escalofríos fren-

te a estas afirmaciones? Si estoes el hombre, todo es lícito y to-do es posible y, sobre todo, na-da tiene significado.Abraham Heschel, gran hom-

bre espiritual del siglo XX, enuno de sus libros célebres ha es-crito: “Toda generación poseela definición del hombre que semerece. Sin embargo, creo quea nosotros de nuestra genera-ción ha tocado una suerte peorde lo que merecemos.

En la Alemania pre-nazi a

menudo se citaba la siguienteenunciación con referencia alhombre: ‘El cuerpo humanocontiene una cantidad de grasasuficiente para producir sietepedazos de jabón, bastante fie-rro para producir un clavo me-diano, una cantidad de fósforosuficiente para preparar dosmil cabecitas de cerillos, bas-tante azufre para liberarse delas propias pulgas’. Como des-cripción de uno de los muchosaspectos de la naturaleza delhombre, esta definición y otrasparecidas pueden ser exactas.Pero cuando pretenden expre-sar el significado esencial delhombre, contribuyen a liquidar

gradualmente la capacidad queel hombre tiene de entenderse.Y esta liquidación puede llevara la autoextinción del hom-bre”3.Por lo demás, dos hombres

de ciencia contemporáneos,descubridores de la forma heli-coidal del DNA, han llegado aconclusiones trágicas, que vanmucho más allá del pensamien-to y de la praxis de Adolf Hi-tler: ¡y no exagero!Francis Crick, uno de los dos

científicos, ha declarado: “Nin-gún niño recién nacido deberíaser reconocido humano antesde haber superado cierto nú-mero de test referentes a su do-tación genética. Si él no superaestos test, pierde su derecho ala vida”4. ¡Es una afirmaciónincreíble! Jim Watson no se haquedado atrás y ha llegado adecir: “A menudo escucho ha-

blar de derechos del hombre,pero no veo por que el hombredebería tener derechos parti-culares. Si el hombre tiene de-rechos, ¿por qué el pequeñoratón, la mariposa y el pollono tendrían derechos? Si elhombre tiene derechos, éstosestán ligados a su poder”.¿Cómo se ha llegado a reduciral hombre tan feamente, qui-tándole toda dignidad y todosignificado?Todo depende del materialis-

mo, que es la matriz común delas culturas contemporáneasmarxista y capitalista, ambaspropagandadas por los mediosde comunicación y estúpida-

mente aceptadas por muchisi-mas personas.¡Abramos los ojos! Y haga-

mos que los abran los jóvenesque, como mariposas, dan vuel-tas en torno a las falsas luces dela modernidad y caen dentro,muriendo ingloriosa y estúpida-mente.

El pensamiento de Karl Marxcon respecto a la muerte

Vittorio Messori ha observa-do: “No son muchos los quehan leído las más de diez milpáginas imprimidas que com-ponen la opera omnia de KarlMarx. Quien las ha leido puedeatestiguar que, en esos millonesde renglones, tres – ¡sólo tres! –los dedica a la muerte”4. Se tra-ta de tres renglones insignifi-cantes. De hecho, en un párrafo

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de los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, Karl Marxobserva: “La muerte aparececomo una dura victoria de laespecie sobre el individuo. Elindividuo determinado, sin em-bargo, no es uno un ser genéri-camente determinado y comotal es inmortal”.¿Qué significan estas pala-

bras? Quizás quieren decir queel hombre individuo muere, pe-ro la especie es inmortal: y en-tonces el problema de la muerte– según Karl Marx – no existe.Pero me pregunto: ¿es hones-

to afrontar y resolver así el pro-blema de la muerte? Acertada-mente Joseph Gevaert, filósofoflamenco contemporáneo, hahecho notar: “En todos los clá-sicos del marxismo se encuen-tra la misma dejadez y el mismoembarazo ante el problema dela muerte, hasta el punto quehace pensar que de ningún mo-do se trata de un olvido, sino deuna necesidad impuesta por lalógica de un sistema que no so-porta ser confrontado con unacuestión que para él no se pue-de resolver”.El hecho es realmente grave

hasta el punto que Edgard Mo-rin, después de haber abando-nado el marxismo, ha dado lasiguiente razón: “El marxismo,querido mío, ha estudiado laeconomía, el mercado, las leyessociales. Es maravilloso elmarxismo. Pero ¡lástima que sehaya olvidado de estudiar alhombre!”.En efecto, el hombre no vive

sólo de pan: el hombre tiene ne-cesidad de entender por qué co-me el pan, por qué vive y… porqué muere. ¡Si renuncia a esto,renuncia a la humanidad!Indro Montanelli, poco antes

de morir, confiaba honestamen-te a su amigo el Padre PieroGheddo: “Si debo cerrar losojos sin saber de donde vengo ya donde voy, ¿valía la pena quelos abriese?”. La observaciónes puntual y no tiene doblez: dehecho, si la muerte no tiene sen-tido, entonces la vida no tieneun sentido y todos estamos con-denados a vivir en lo absurdo.Por esta razón el hombre buscaincansablemente el sentido dela vida y de la muerte y no seresigna frente a las respuestasbanales, veloces y deshonestasque circulan.

“Por toda la vida – confió en

sus últimos años el poeta Euge-nio Montale – he golpeado lapared, tratando de descubrirqué hay, si hay algo de la otraparte de la pared, convencidoque la vida debe tener un signi-ficado que no logramos alcan-zar”.Y Giuseppe Ungharetti ha

descrito el estado de ánimo delhombre frente a la muerte conestás claras palabras:

“Se estácomo de otoñoen los árboleslas hojas”.Pero si el hombre es como

una hoja frágil de otoño colga-da a la planta de la vida, es cla-ro que no puedo evitar las cru-ciales interrogantes: ¿por quéestoy aquí? ¿por qué vivo? ¿porqué sufro? ¿por qué muero?¿qué sentido tiene esta velozaventura de años? Y no nos ilu-sionen los denominados triun-fos de la medicina. Poco hacambiado desde hace veinticin-co siglos, desde cuando el sal-mista bíblico exclamó: “Losaños de nuestra vida son seten-ta años u ochenta, si hay vigor.Pues pasan presto y nosotrosnos volamos” (Salmo 90).La estadística nos informa

precisamente que podemoscontar en todo con veinticincomil días: algunos miles más pa-ra los más fuertes. Entonces esjusto plantearse la pregunta:¿Qué sentido tiene este manojode días que se pone a nuestradisposición? ¿Es posible quedetrás del don de la vida, no ha-ya ningún proyecto y ningunafinalidad?Evidentemente, no podemos

aceptar la solución del nihilis-mo, es decir la solución dequien piensa que el hombreproviene de la nada y a la nadaretorna. Ernest Hemingway,brillante narrador pero pésimopensador, concedió voz a estavisión desconcertante de la vi-da, cuando incluso escribió laoración del nihilista, que diceasí:

“Oh nada que estás en la na-da,

nada sea tu nombre,tu reino la nada,nada sea tu voluntad,nada en nada como en nada.Danos esta nada nuestra co-

tidiana.Salve, nada llena de nada,la nada esté contigo”.

¿Sabéis cuál es el fruto de es-ta absurda oración? En 1961Ernest Hemingway se suicidócon un tiro de fusíl: evidente-mente no puede ser esta la solu-ción del significado de la vidahumana.

El consumismo consumeel sentido de la vida

De Chicago se ha difundidoen todas partes el glaseadomensual Playboy (que literal-mente quiere decir “el mucha-cho que juega”). Esta revista esun símbolo de América y delmundo del bienestar, dentro delcual nosotros estamos llama-dos a dar nuestro testimonio defe… sin temor y sin complejosde inferioridad.Pues bien, escuchen lo que

hay detrás de la revista Play-boy. Hugh Hefner, el legenda-rio fundador de la revista, im-puso a las innumerables edicio-nes extranjeras un style book,un libro de reglas. La primeraregla es ésta: “En Playboy estáprohibido hablar de niños, deprisiones, de desgracias, deviejos, de enfermedades. Pero,sobre todo, está rigurosamenteprohibido hablar de muerte”.¿Por qué? Porque la enfer-

medad y la muerte desmontantodo el juego vulgar especulati-vo y comercial en los que sefunda la mentira de la revista:la muerte restituye seriedad ala sexualidad y seriedad a la vi-da. Pero la civilización del con-sumismo no quiere gente capazde pensar (si muchas personaspensasen, si se rebelasen al pa-pel de pollos de granja destina-do siempre a comer para con-sumir más): la civilización delconsumismo quiere sólo con-sumidores, bocas que coman,cuerpos que buscan sensacio-nes pero no buscan algún senti-do, algún significado para suvida.Konrad Lorenz, premio No-

bel y especialista en el estudiodel comportamiento de los ani-males, ha tenido la lealtad dedeclarar: “La difundida necesi-dad de rumor se puede expli-car sólo con la necesidad desofocar a cualquiera”.¡Es realmente verdad! En

realidad, el que no está cegadopor slogan televisivos pruebapiedad por el joven moderno

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que, saliendo de su habitacióncon el estéreo a todo volumen,pone la radio-cufia aislándosedel mundo circunstante y, sobretodo, aislándose de la capacidadde pensar que queda inactuadadentro de él. Llegan a la mentelas palabras animadas de Geor-ges Bernanos: “Muchos, cuan-do morirán, se darán cuentaque tienen el alma como un pa-ñuelo nuevo, doblado y nuncausado”.Hace algunos años, acompa-

ñé a un grupo de jóvenes a lasmonjas trapistas de Vitorchianopara pasar algunas jornadas enel silencio, en el trabajo de loscampos, en la oración y en lareflexión personal y comunita-ria. Había dicho a los jóvenesque era necesario ese despegar-se, a fin de que pudiesen desin-toxicarse de las banalidades yde las mentiras que respirabancotidianamente. Todos acepta-ron gustosos la propuesta y, alfinal, fueron muy felices de ha-ber reencontrado la capacidadde pensar y de decidir: uno deesos jóvenes, poco tiempo des-pués, entró en el seminario yhoy es un óptimo sacerdote.Sólo un caso turbó a todos. Lasegunda noche, en el silenciomás completo, al improviso es-cuchamos un grito lacerante.Corrí inmediatamente a la habi-tación de donde provenía el pe-dido de ayuda y encontré a unjoven muy excitado, que me di-jo: “¡No!¡ No quiero estar só-lo! Tengo miedo del silencio,tengo medio mirarme, tengomiedo de mí!”.Era el joven más desastrado

del grupo y, lamentablemente,no tuvo el valor de mirar en ca-ra la verdad de su situación: re-gresó a su casa y terminó dra-máticamente su vida en la dro-ga que, ya desde hacía tiempo,era la compañera de su incapa-cidad de vivir. En sus exequiasun compañero de desventurame dijo: “Después de todo, ¿noes bella la vida así? Se ha di-vertido como ha querido… y¡ha muerto divirtiéndose!”.Mepermití sólo replicar: “Pero se-gún tú, ¿esta es la vida?”.Sí, según la mentalidad de la

sociedad de consumo esta es lavida: vive el que gasta mucho,vive el que hace circular dinero,vive el que se divierte y luegodesaparace para ceder el lugar aotros… que harán lo mismo.

Esta es la lógica de la sociedadde consumo.Malcolm Muggeridge, pe-

riodista inglés convertido a lafe católica después de haberasistido al impresionante es-pectáculo de los moribundossocorridos por la caridad de laMadre Teresa de Calcuta, undía dijo: “Es verdad que du-rante mi vida, en la compren-sión del universo y en la mejo-ra de nuestras condiciones ma-teriales se ha realizado un pro-greso mayor que en toda lahistoria precedente. Pero estono me exalta por nada.

De hecho, el átomo se ha di-vidido, el universo ha sido me-llado con las astronaves, la ren-ta se ha multiplicado diez vecescon respecto al tiempo de la rei-na Victoria. Pero ninguna deestas propagandadas conquis-tas tiene relación alguna con elproblema que más me interesa,como hombre que busca el sen-tido de la vida. Y el problema eséste: ¿cuál es el significado demi pequeño y transitorio pasajepor estos lares?

Llevar la vida promedio detreinticinco a setenta años– gracias a los antibióticos y ala desaparición de la mortali-dad infantil – no cambia nada,sino modifica sólo desde ciertotiempo el problema. Antesbien, lo dilata dándonos mástiempo para pensar en esto”.¡Esta es la honestidad digna deun verdadero hombre!

Está aflorando la nostalgiade un sentido del vivir,del sufrir y del morir

F. Nietzsche (1844-1900), fi-losófo inquietante y testigo sin-gular del drama de la culturamoderna occidental, en “LaGaya ciencia” en el fragmento108, declara con seguridad:“Dios ha muerto: pero estandoa la naturaleza de los hombres,habrán aún por milenios caver-nas en las que se apuntará a susombra. Y nosotros debemosvencer también su sombra”6.Pero en el fragmento 125 de

“La Gaya Ciencia” Nietzschenos entrega una una página su-frida, en la que el ateísmo ya noes presentado como una con-quista, sino como un drama altí-simo.Escribe: “Habeis escuchado

de aquel hombre loco que en-cendió una linterna en la luzclara de la mañana, corrió almercado y se puso a gritar in-cesantemente: ‘¡Busco a Dios!¡Busco a Dios!’. Allí habíanmuchos ateos y no dejaron dereirse. ‘¿Se ha perdido?’ dijouno. ‘¿se ha perdido como unniño?’ dijo otro. ‘O ¿está bienescondido? ¿Tiene miedo denosotros? ¿Se habrá embarca-do? ¿Ha emigrado?’gritaban yse reían en una gran confusión.El hombre loco, precipitándoseentre ellos y fulimnándoles conla mirada: ‘¿Adónde se ha idoDios? – gritó – ¡Os lo voy a de-cir! Lo hemos matado: vosotrosy yo. ¡Todos somos sus asesi-nos! Pero, ¿cómo hemos podi-do hacer esto? ¿Cómo hemospodido vaciar el mar bebiéndo-lo hasta la última gota? ¿Quiénnos dio la esponja para limpiartodo el horizonte? ¿Qué hemoshecho para deshacer esta tierrade la cadena de su sol? ¿Dóndeestá que se mueve ahora?¿Dónde nos movemos noso-tros? ¿Lejos de todos los soles?¿No es el nuestro un eterno pre-cipitar? ¿Y hacia atrás, de la-do, hacia adelante, en todos loslados? ¿Existe aún un alto y unbajo? ¿No estamos acaso va-gando a través de una nada in-finita?”.

¿No roza sobre nosotros elsoplo del vacío? ¿No se havuelto más frío? ¿No sigue vi-niendo la noche, cada vez másnoche? ¿No debemos encenderlas linternas por la maña-na?’”7.Son interrogantes que que-

man y hieren, que yo mismo leocon íntimo sufrimiento. Sin em-bargo, debemos saber que exis-te este drama: el drama de unacultura que ha rechazado a Diosy no está arrepentida de este re-chazo, pero advierte un sentidodoloroso de “vacío”.Y nada en este mundo puede

responder adecuadamente alvacío presente en el corazóndel hombre. El hombre post-moderno comienza a darsecuenta: muchas señales lo dicenclaramente y nosotros debemosestar atentos a estas invocacio-nes, quizás inconscientes, desalvación.Quiero presentarles algunos

testimonios en los que se perci-be claramente un vehementedeseo de la luz de la Fe, para

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dar un sentido al vivir, al sufriry al morir.En 1970 un joven gravemen-

te enfermo de tuberculosis es-cribe a través de la revista Epo-ca al periodista Augusto Gue-rriero, conocido por todos conel pseudónimo de Ricciardetto.El joven, atraido por la seguri-

dad de las respuestas de Ric-ciardetto, le confía su angustia:“Si tuviese el consuelo de la fe– escribe textualmente – podríarefugiarme en ella y en ella en-contraría la resignación nece-saria. Pero la fe, lamentable-mente, la he perdido desde hacetiempo. Por esto no tengo la se-guridad que permite a otros elpaso (hacia la muerte) serena-mente. Y es por esto que me di-rijo a usted. Admiro su sereni-dad y la envidió. Estoy seguroque una carta suya me serviráde alivio”.Ricciardetto, que continuaba

a declararse no creyente, res-pondió con desarmante sinceri-dad y honestidad: “¿En qué lepuede servir una carta mía? Yono escribo sino de política; y ¿aqué serviría que le escriba depolítica? A usted habría quehablarle de otras cosas y deotras cosas yo no escribo nun-ca, no pienso y, precisamentepara no pensar en ellas, escribode política y de hechos, de loscuales en el fondo no me impor-ta nada. De este modo logro ol-vidarme de mí mismo y de mimiseria. Y este es el problema:encontrar el modo de olvidarsede sí mismo y de la propia mi-seria”8.

Y, en otra ocasión, Ricciar-detto es aún más sincero. Esti-mulado por una chica que leecha en cara porque sus res-puestas habían puesto en crisisla religiosidad simple de un ma-rinero, que era su novio, el pe-riodista confía:

“Usted tiene razón de repro-

charme. Muchas veces he he-cho voto de no escribir más dereligión precisamente por lasconsideraciones que hace us-ted. Pero luego caigo. De he-cho, la falta de fe no es como lafalta de algún otro bien moral omaterial. Para mí es un drama,un drama íntimo y doloroso,que me ha afectado en la vigiliade la muerte, cuando el alma yano tiene fuerza de recuperacióny renovación. ¿Sabe que a ve-ces, si pienso, me conmuevo?Sí, precisamente así, me con-muevo y lloro sobre mí mismo ysobre mi miseria. Pero cuántos(¡este es el eco dirigido directa-mente a nosotros!), cuántos delos que predican la Fe, cuántosde ellos sienten la Fe como yosiento la falta de la Fe”9.Para convencernos aún más,

detengámonos brevemente enotro inesperado testimonio: eldel escritor y regista Pier PaoloPasolini, muerto trágicamenteen la noche entre el 1º y el 2 denoviembre de 1975. Algunosdías antes de su muerte, declaróal periodista Furio Colombo:“La nuestra es una era en lacual jóvenes, al mismo tiempopresuntuosos y frustrados debi-do a la estupidez y también a loinalcanzable de los modelos

que les propone la televisión,tienden a ser irrefrenablementeagresivos hasta la delincuenciao pasivos hasta la infelicidad”.Es un diagnóstico que impre-siona e inconscientemente, in-voca un sentido más alto de lavida. Pasolini añade: “Hoy serecibe una educación común,obligatoria y equivocada, quenos empuja a todos dentro de laarena del tener todo a toda cos-ta. En esta arena somos empu-jados como una extraña y tristearmada en la que alguno tienelos cañones y alguno las ba-rras; pero todos están prontosal juego de la masacre. Con talde tener. La educación que seha tenido ha sido: tener, poseer,destruir”.E, intentando una especie de

profecía laica, dijo: “Yo des-ciendo en el infierno. Pero es-tad atentos: el infierno está sa-liendo de vosotros. Su necesi-dad de dar el trancazo, de agre-dir, de matar, es fuerte y gene-ral. No quedará por muchotiempo la experiencia privada yarriesgada de quien ha (¿cómodecir?) elegido la vida violen-ta” (Tuttolibri, 8.11.75).En estas palabras hay mucha

amargura y mucha tristeza: latristeza de quien advierte la ne-cesidad de una luz que iluminela vida, pero mientras tanto sedeja ahondar en una experien-cia de vida que, fundamental-mente, rechaza.También esta es una señal; es

un grito de sufrimiento; es unainvocación de ayuda; es, a sumanera… una nostalgia deDios.Mario Soldati, escritor con-

temporáneo, ha confesado conrara lucidez: “Todo el problemadel mundo hoy, es precisamenteéste: el mundo sufre porque haperdido la religión. Y casi todala poesía de hoy es, en uno uotro modo, nostalgia de una re-ligión perdida”.Paul Ricoeur ha añadido: La

desesperación del mundo dehoy, aquello que no tienen loshombres, es la justicia, es elamor. Pero ya no tienen la ca-pacidad de dar un sentido a supropia existencia”. Por lo de-más, no debemos olvidar que elconocido psicoterapeuta VictorE. Frankl en 1977 escribió unensayo titulado: “El sufrimien-to de una vida sin sentido”.Y Norberto Bobbio, que

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siempre se declaró ateo, en larevista Micromega en el año2000 confió:“Estamos circun-dados de misterio. Siento haberllegado al final de la vida sinhaber encontrado una respues-ta a la última pregunta. Mi inte-ligencia está humillada. Y yoacepto esta humillación”.

¡Pero la humillación aún noes humildad! Y precisamentepor esto la conclusión de Bob-bio es realmente extraña: “Yoacepto esta humillación. Y nobusco escapar de ella con lafe”.No deseo manifestar juicios

sobre esta afirmación; yo quie-ro subrayar que en estas pala-bras se percibe el sentimientode la derrota de la razón huma-na separada de la fe en Dios.Giuseppe Prezzolini, antes

que Norberto Bobbio, al finalde su larga vida había declara-do: “Aquí estoy solo, desespe-rado, sin verdad, sin apoyo, sinninguna voz que me diga:¿Dónde estoy? ¿Adónde voy?¿De dónde vengo? No se aquien preguntar. Lo que en-cuentro hoy en mí mismo es quenada tiene importancia, nadatiene significado, no hay ningúnmisterio en el mundo. He aquíla tremenda verdad: las cosasson precisamente lo que son ysu falta de valor es espantosa”.

Estas palabras son una decla-ración de derrota. Pero una cosadebe quedar clara: nosotros nodebemos cabalgar las señalesde derrota del hombre post-mo-derno con el aire arrogante dequien sabe que tiene razón, sinocon la humildad de quien ha re-cibido sin mérito el don de laLuz; y la Luz debemos tenerlabien en alto porque nos ha sidodada no como privilegio, sinocomo un empeño para iluminarel camino de todos.

El testimono de los cristianosen medio del dolor

La encantadora historia deBenedetta Bianchi Porro(1936-1964) atestigua que la feen Jesús transforma la expe-riencia del dolor: de hecho, lafe echa un rayo de luz que dasentido al dolor humano a tra-vés del dolor de Cristo y a tra-vés de la victoria de Cristo so-bre el dolor y sobre la muerte.Dejemos que hable la vida deBenedetta Bianchi Porro.Afec-tada por un terrible mal, ve len-tamente caer todas las ramas desu joven vida: su alma perma-nece como encerrada en uncuerpo que pierde la capacidadde oir, de caminar, de oler, degustar y, al final, también dever. En este abismo de dolorBenedetta encuentra a Jesús yel dolor de Benedetta se fundecon el dolor de Jesús y se vuel-ve un “lugar” en el cual vivir laesperanza y, sobre todo, la cari-dad. En el verano de 1963 en-vía una carta a un joven dePontedera de nombre Natalinoque es una autentica página dealtísima espiritualidad. Natali-no es minusválido y despreciaa sí mismo y quisiera quitarsela vida. Benedetta, informadapor su madre sobre la desespe-ración de Natalino, decide es-cribirle. Imaginemos a Bene-detta en su cama; ya es sorda yciega, pero se esfuerza en ha-blar; y su mamá que está a sulado escribe:

“Querido Natalino, en Epo-ca ha sido publicada una cartatuya. A través de las manos, mimadre me la ha leido. Soy sor-da y ciega, por tanto las cosas,para mí, se vuelven bastante di-ficultuosas.

También yo, como tu, tengoveintiseis años y estoy enferma

desde hace tiempo. Un morbome ha atrofiado cuando estabapor coronar mis largos añosde estudio: me estaba docto-rando en Medicina en Milán;desde hacía tiempo sufría unasordera que los médicos mis-mos no creían al comienzo. Yyo seguía adelante sin ser crei-da y concentrada en mis estu-dios que amaba desesperada-mente. Tenía diecisiete añoscuando ya estaba inscrita enla Universidad.

Luego el mal me ha bloquea-do totalmente cuando había ca-si terminado el estudio: estabaen el último examen. Y mi casidoctorado me ha servido sólopara diagnosticarme a mi mis-ma, porque todavía (hasta eseentonces) nadie había entendi-do de que se tratase.

Hasta hace tres meses goza-ba aún de la vista; ahora esnoche. Pero en mi calvario noestoy deseperada. Yo se que alfinal del camino, Jesús me es-pera.

Primero en el sofá, ahora enla cama, que es mi morada, heencontrado una sabiduría másgrande de aquella de los hom-bres. He encontrado que Diosexiste y que es amor, fidelidad,gozo, certeza, hasta la consu-mación de los siglos.

Dentro de poco ya no seré si-no un nombre; pero mi espírituvivirá, aquí en los míos, en elque sufre, y ni siquiera yo ha-bré sufrido en vano.

Y tu, Natalino, no te sientassolo. Nunca. Procede serena-mente a lo largo del camino deltiempo y recibirás luz, verdad:el camino en el que realmenteexiste la justicia, que no es lade los hombres, sino la justiciaque sólo Dios puede dar.

Mis jornadas no son fáciles;son duras, pero dulces, porqueJesús está conmigo, con mi pa-decer, y me da suavidad en lasoledad y la luz de la oscuri-dad. Él me sonríe y acepta micooperación con Él.

Hasta luego, Natalino, la vi-da es breve, pasa velozmente.Todo es un brevísimo pasaje,peligroso para el que quieregozar desenfrenadamente, peroseguro para el que coopera conÉl para llegar a la Patria.

Te abrazo. Tu hermana enCristo, Benedetta”.Natalino respondió a Bene-

detta y nació una amistad epis-

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tolar entre dos almas que nuncase vieron en la tierra. Natalinoquedó contagiado por la paz deBenedetta y, al final le escribió:“Querida Benedetta: Son diezaños que ya no me muevo de lacama, pero la moral es bastan-te buena, te lo juro, inclusocuando estoy mal. No debemosentristecernos si vemos las ro-sas con las espinas, antes biendebemos consolarnos viendoque las espinas tienen las ro-sas”. ¡Qué cambio!A su amiga Anna, a la que

había enviado cartas colmadasde desesperación en el año1953, después de diez años Be-nedetta confía el secreto de sugozo: “Querida Anna: Muchasgracias por tu postal y tu re-cuerdo. También yo no me heolvidado de ti y te quiero siem-pre bastante. Pero yo he cam-biado mucho. Ahora está Diosconmigo y estoy bien. ¡Cómo

estoy bien! “Vosotros me habeismarcado con el fuego de vues-tro amor”, dice una oración. Yovivo en un desierto silencioso,pero con la luz de la oración.Por lo demás pronto repicarála campana y Él finalmente sal-drá a mi encuentro. Nosotrossomos la “tierra” que esperabajo la nieve, porque “todas lascosas están donde deben estar,y van hacia donde deben ir: enel lugar que le ha asignado unasabiduría que no es la nues-tra”. Y si por algún momentome siento atemorizada, yo digocomo los discípulos: “¡Quédateconmigo, Señor, porque ano-chece!”.Benedetta ya ha encontrado a

Jesús. ¿Dónde? ¡En el dolor!Porque esta es la noticia mara-villosa que Benedetta grita contoda su sobrecogedora historia:Dios habita también en el dolor;por tanto, el dolor ya no es do-

lor, ya no es causa de desespe-ración, ya no es sin sentido.Y la misión maravillosa de

nosotros cristianos consiste engritar esta verdad dando testi-monio con nuestra vida.

S.Em. Card. ANGELOCOMASTRI

Vicario General de Su Santidadpara la Ciudad del Vaticano

Santa Sede

Notas1 VITTORIO MESSORI, Scommessa sulla

morte, SFI Torino 1982, p.11.2 JEAN ROSTAND, L’Homme, MRF Pa-

ris 1962, p. 175.3 A. HESCHEL. Chi è l’uomo? Rusconi

Milano 1971, p. 45-47.4 J-C. GUILLEBAUD, le principe d’hu-

manité, Senil Paris 2001, p. 251.5 V. MESSORI, o.c., p. 25.6 F. NIETZSCHE, La gaia scienza, Mila-

no Rizzoli 2000, p. 191.7 F. NIETZSCHE, o.c. p. 206.8 G. LENTINI, 12 ITINERARI, Ed. Ca-

rroccio, Vigodarzere (PD) 1981, p. 93-94.9 G. LENTINI, o.c. p. 97.

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DOLENTIUM HOMINUM N. 74-2010

1. Después de la rica y muyinteresante jornada de ayer queha reabierto para nosotros losinacabables tesoros de la me-morable CartaApostólica “Sal-vifici Doloris”, sobre el sentidocristiano del sufrimiento huma-no, proseguiremos ahora nues-tro encuentro del día recordan-do solemnemente otro docu-mento de fundamental impor-tancia para nuestro Dicasterio,es decir, el Motu Proprio “Do-lentium Hominum” con el cualel 11 de febrero de 1985, el Ve-nerable Juan Pablo II instituyóla Pontificia Comisión para laPastoral de los Agentes Sanita-rios, que más adelante se con-vertirá en Pontificio Consejo.

2. La institución del Dicaste-rio para la Pastoral de losAgentes Sanitarios fue el frutode innumerables esfuerzos einiciativas, de fuertes instan-cias y fermentos al mismotiempo en el mundo de la sani-dad y del servicio pastoral quellegaron al Concilio VaticanoII con el fin de integrar orgáni-camente el ministerio espiri-tual en las estructuras hospita-larias y sanitarias en la pastoralde conjunto como parte inte-

grante de la misión de la Igle-sia (Dolentium Hominum, 1).Dicha instancia se ha vueltocada vez más apremiante en elventenio sucesivo como lo pu-so de relieve con fuerza el Ve-nerable Juan Pablo II en suDiscurso a los participantes enel Congreso Mundial de Médi-cos Católicos, en octubre de1982. Entre otros declaró: «Esdeber de todo ciudadano, y enparticular de cuantos comovosotros tienen responsabili-dades sociales directas, procu-rar que se descubran y afron-ten eficazmente las posiblesformas de intervención sobreel hombre que contrasten consu dignidad de criatura deDios. Para hacerlo, no bastala acción individual. Se re-quiere una obra de conjuntointeligente, programada, cons-tante y generosa, y esto no só-lo dentro de cada país, sino aescala internacional. Pues lacoordinación a nivel mundialpodría consentir un anunciomejor y una defensa más efi-caz de vuestra fe, cultura ycompromiso cristiano en la in-vestigación científica y la pro-fesión» (Cf. n. 4). Con la pu-blicación del Motu ProprioDolentium Hominum vio la luzesa coordinación a nivel mun-dial tendiente a permitir a losagentes sanitarios cristianos unmejor anuncio del Evangelio yuna defensa eficaz de la fe, dela cultura y del empeño cristia-no en la investigación y en laprofesión [Juan Pablo II, Dis-curso a los participantes en elCongreso Mundial de MédicosCatólicos (1982); cf D.H. 4].3. En el anuncio, con oca-

sión de la audiencia jubilar del8 de febrero de 1984, de la en-tonces inminente publicaciónde la «Salvifici Doloris», quehemos recordado ampliamenteayer, el Venerable Juan Pablo

II, dirigiéndose a los enfermosles dijo: «Queridos enfermos,deseo anunciarles que, en fe-cha 11 de febrero en curso,memoria de la primera apari-ción de María Santísima enLourdes, se publicará mi Car-ta Apostólica sobre el sentidocristiano del sufrimiento hu-mano…. A ustedes ofrezco,queridos enfermos y a los quesufren, a todo cristiano estedocumento con el augurio deque pueda iluminar, confortary sostener…» [Cf. Insegna-menti di Giovanni Paolo II,vol. VII,1, (1984), p. 266].Estas inspiradas palabras

del Santo Padre valen tambiénpara el Motu Proprio “Dolen-tium Hominum” que nos pre-paramos a conmemorar so-lemnemente hoy. Para profun-dizar mejor su importancia ysignificado, nos dejaremosguiar por excelentes testigos,altamente calificados ya queson protagonistas no sólo delos fructíferos esfuerzos quedieron inicio al nuevo Dicaste-rio, sino, también y sobre to-do, por su rápida afirmación ydesarrollo. Ante todo, nos in-troducirán en el entendimientode la Génesis y significado deldocumento institutivo, antesde recorrer la experiencia delos 25 años del PontificioConsejo para los Agentes Sa-nitarios al servicio de las Igle-sias particulares. Luego podre-mos saborear los frutos mejo-res alcanzados en este lapso detiempo mediante la escucha delos fervientes testimonios delos representantes de los agen-tes sanitarios, a quienes se hadedicado el Dicasterio, quedesarrollan cotidianamente sutrabajo y viven su profesiónpor y con los que sufren. Se-guirán los de los pastores querepresentan a las iglesias parti-culares que han vivido la ex-

Conmemoración del Motu Proprio“Dolentium Hominum” de Juan Pablo II,con el que se instituyó la Pontificia Comisiónpara la Pastoral de los Agentes Sanitarios10 DE FEBRERO DE 2010

periencia de la Jornada Mun-dial del Enfermo.Entre las tareas que el Motu

Proprio asigna a la PontificiaComisión, hay una que prescri-be al nuevo Dicasterio «seguircon atención y estudiar orien-taciones programáticas e ini-ciativas concretas en el sectorde la sanidad, a nivel tanto in-ternacional como nacional,

con el fin de evaluar su impor-tancia y sus implicaciones enla actividad pastoral de laIglesia» (Dolentium Hominum,6). Una reflexión sobre el sig-nificado de la equidad y de lasolidaridad en el ámbito sanita-rio internacional es bienvenidae iluminante en esta sede cuyaintención es declaradamenteexplorar los amplios horizontes

abiertos por el Motu Propriocon el que, con espíritu proféti-co y previsor, Juan Pablo IIinstituyó el Dicasterio para laPastoral de los Agentes Sanita-rios.

S.E. Mons.ZYGMUNT ZIMOWSKI

Presidente del Pontificio Consejopara los Agentes Sanitarios

Santa Sede

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Agradezco la invitación queme dirigió el Presidente delPontificio Consejo, S. E.Mons Zygmunt Zimowski pa-ra participar en los actos de laXVIII Jornada Mundial delEnfermo y del XXV Aniver-sario de la Institución del Pon-tificio Consejo para la Pasto-ral de la Salud.Mi estado de salud no me

permite estar estos días con to-dos Ustedes, pero me haré pre-sente, sobre todo, con mi ora-ción para que el Señor bendigaabundantemente el trabajo rea-

lizado durante estos 25 años. Ami oración uno todo cuanto hayen mí de debilidad y sufrimien-to a causa de la enfermedad pa-ra que, con la luz y fuerza delSeñor todo este sufrimiento seconvierta en riqueza para laIglesia, en especial para cuantosse dedican al servicio de los en-fermos.Saludo a todos los partici-

pantes en estas Jornadas de es-tudio y de oración, me uno aestas fiestas jubilares tan signi-ficativas para la Pastoral de laSalud y pido al Señor por las

vocaciones al servicio de losenfermos – numerosos sacer-dotes, religiosos (as) y laicosque, como buenos profesiona-les y excelentes samaritanos,pasen haciendo el bien a quie-nes sufren.El Señor bendiga estas Jorna-

das y bendiga a todos Ustedes.Con un saludo fraterno,

S.E. Card. JAVIER LOZANOBARRAGÁN

Presidente Eméritodel Pontificio Consejo

para los Agentes SanitariosSanta Sede

Saludo del Cardenal Javier Lozano Barragán

He acogido con agrado la in-vitación que Su ExcelenciaMons. Zygmunt Zimowski meha dirigido para intervenir conocasión de este feliz aniversa-rio. Deseo manifestar mi afec-tuosa participación en un acon-tecimiento que tiene gran sig-nificado para toda la Iglesia.En mi calidad de Asistente dela Asociación de Médicos Ca-tólicos Italianos vivo con parti-cular gozo este momento, con-siderando el papel históricoque el AMCI ha desarrolladopara afirmar la pastoral de lasalud e impulsar la creacióndel mismo Pontificio Consejo.A los eminentísimos cardena-les, al señor Ministro de Saludy a las autoridades civiles, alos venerables hermanos en elepiscopado y en el sacerdocio,a los ilustres relatores y a vo-sotros todos reunidos en estasjornadas de estudio y de cele-bración, llegue, por tanto, elsaludo muy cordial de parte dela Asociación y mío personal,unido al augurio de una fecun-da reflexión y del pleno logrode los trabajos congresuales.Me uno a vosotros para re-

cordar el Motu Proprio Dolen-tium Hominum del 11 de febre-ro de 1985, con el cual el Sier-vo de Dios Juan Pablo II insti-tuyó la Pontificia Comisiónpara la Pastoral de los AgentesSanitarios que, posteriormente,mediante la ConstituciónApostólica sobre la Curia Ro-mana Pastor Bonus de 1988,se convertirá en PontificioConsejo para la Pastoral de losAgentes Sanitarios. Al cele-brarse el XXV aniversario delMotu Proprio y de la conclu-sión del XXV aniversario de laCarta Apostólica Salvifici Do-loris, deseo dar gracias con vo-sotros al Señor por la intuiciónprofética del Papa Juan PabloII. Él supo captar la seriedadde los retos antropológicos,éticos y espirituales que se per-filaban en el sector de la salud,dándoles gran importancia yplanteando una asistencia pas-toral orgánica y adecuada a lasnuevas y crecientes necesida-des. Hoy, este primer e impor-

tante Jubileo del PontificioConsejo es una oportunidadpropicia para poner en eviden-cia la singular importancia deuna atención pastoral capaz dedar testimonio al mundo de laternura misma del Señor porcada hermano o hermana quesufre, suscitando en todas lascomunidades cristianas un re-novado y más enérgico impul-so misionero para la evangeli-zación y el cuidado pastoral delos enfermos y de los que tra-bajan al servicio de la salud.El tema de la XVIII Jornada

Mundial del Enfermo y de esteCongreso es particularmenteelocuente: La Iglesia al servi-cio del amor por los que su-fren. Pone bajo la atención detodos y de cada uno que el pri-mero y más importante servi-cio que la Iglesia está llamadaa desarrollar junto al que sufrees el ser signo vivo, encarnado,del amor mismo de Dios, de susolicitud, sobre todo hacia losmás pequeños, hasta ensimis-marse con ellos, como atesti-gua el Evangelio de Mateo:«Estaba enfermo y me visitas-teis» y «cuanto hicisteis a unode estos hermanos míos máspequeños a mí me lo hicisteis»(cfr.Mateo 25, 36-40).Repetidas veces en la histo-

ria la Iglesia ha desempeñadoun papel profético en el cuida-do de la humanidad que sufre,en virtud del mandato que harecibido del Señor Jesús de«predicar el Evangelio y sanara los enfermos». Sobre todohoy, en la cultura occidental,existe la tendencia de negarque el sufrimiento tenga senti-do y a eliminarlo cada vez mása menudo del imaginario pú-blico, hasta el punto de hacerentrever como inevitable la ló-gica que lleva a rendirse frentea las enfermedades denomina-das incurables, ¡al no existirpersonas incurables! La asis-tencia se debe a todos, de ma-nera particular a quien se en-cuentra en condiciones que re-quieren la mejor asistencia po-sible. Esto se diga con granrespeto y comprensión por eldolor de las personas enfer-

mas, de sus familiares y de losagentes sanitarios, y se tengasiempre presente lo que el ma-gisterio de la Iglesia ha pro-puesto con fuerza y repetida-mente en estos años, negandola moralidad tanto de los actosde eutanasia, como de ensaña-miento terapéutico. La distin-ción entre los dos aspectos– anticipación de la muerte yprolongación injustificada delos sufrimientos – empeña enel grado más elevado a los ex-pertos y es un ámbito que me-rece una buena profundizaciónpara hacer frente a las deman-das a menudo angustiosas quesurgen del contexto actual.El sufrimiento es un lugar

misteriosamente teológico yantropológico; el ámbito en elque se revela no sólo la verdadprofunda de cada uno de noso-tros, sino también y sobre todoquien es verdaderamente Él: elSeñor, Dios de la vida, crucifi-cado y resucitado, que precisa-mente a través de su morir nosha abierto las puertas de un vi-vir totalmente renovado, eter-no. No podemos dejar de escu-char las palabras del Santo Pa-dre Benedicto XVI en la CartaEncíclica Spe Salvi, en torno alsufrimiento como «lugar deaprendizaje y de ejercicio de laesperanza»: es para todos unaclara y estimulante exhorta-ción para habitar, con amorosay fuerte solicitud, el mundo dela debilidad y de la fragilidad,casi como una “escuela de vi-da” perenne. Es un mensajeque se pone en plena continui-dad con el mensaje de la Salvi-fici Doloris de Juan Pablo II,punto de referencia ineludiblepara la interpretación cristianade ese momento arduo peroelevado de la vivencia que esel sufrir.En el reciente congreso del

AMCI sobre el tema “Caritasin veritate: voz profética parauna medicina de la acogida”,se han puesto en evidencia elvínculo entre la cuestión antro-pológica y la cuestión social(cfr. Caritas in veritate, 75) yla importancia cada vez mayorde la justicia social en el acce-

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Saludo del Cardenal Dionigi Tettamanzi

agentes de la salud, comenzan-do por los médicos, que pon-gan su competencia al serviciono sólo de una profesión, sinode una verdadera y propia vo-cación: servir al que sufre.En comunión con el magis-

terio del Santo Padre y con lasindicaciones de la Iglesia ita-liana, estoy seguro que el AM-CI dará testimonio de servicioal hombre que sufre y a su dig-nidad, de sensus Ecclesiae enla misión, de espíritu proféticoen el discernimiento de los sig-nos de los tiempos a la luz ycon la fuerza del Evangelio.

S.E. Card.DIONIGI TETTAMANZI

Arzobispo de Milán,Asistente Eclesiástico Nacional

de la AMCI (AsociaciónMédicos Católicos Italianos),

Italia

crecimiento para una auténticafraternidad a nivel mundial yun desarrollo sostenible, no essólo un tema profético, sino¡un auténtico programa de vi-da, personal, social y comuni-tario! Asimismo el amor porlos que sufren, para cualquieraque sufre, puede abrir un espa-cio de diálogo fecundo – hoycada vez más urgente – conotras culturas y religiones.Es mi deseo que los trabajos

del Congreso y las celebracio-nes del aniversario infundanun nuevo impulso a la pastoralde la salud y susciten en laIglesia la cuidadosa atención alas numerosas cuestiones decandente actualidad que, vistascon los ojos de la fe, puedenconvertirse no obstante la difi-cultad en ocasiones de creci-miento común. Frente a estosretos debemos contar con los

so a los cuidados en el Norte yen el Sur del mundo. En una“sociedad de globalización”(cfr. Caritas in veritate 5.6.7),es necesario extenderse en unadimensión global también delos medios y de los conoci-mientos que favorecen el cui-dado de la salud, sobre todo enventaja de los países menos fa-vorecidos. Como ha recordadoel Papa: «Hay formas excesi-vas de protección de los cono-cimientos por parte de los paí-ses ricos, a través de un em-pleo demasiado rígido del de-recho a la propiedad intelec-tual, especialmente en el cam-po sanitario» (Caritas in veri-tate, 22).Anunciar la salvación de

Cristo en el actual contexto so-cial y cultural a todos los quesufren, darles esperanza, trans-formar su dolor en lugar de

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El Papa Juan Pablo II eligióla fiesta de Nuestra Señora deLourdes, el 11 de febrero, paracelebrar la Jornada Mundialdel enfermo. Podía parecer unacosa obvia ya que el nexo en-tre enfermos y Lourdes está ra-dicado en la historia.Pero, más conocemos Lour-

des, más la elección del 11 defebrero se revela sensata.Sin embargo, ninguna de las

palabras de la Virgen que nosha entregado Bernardita se re-fiere a la enfermedad. Ni si-quiera cuando habla de lafuente – “id y bebed en lafuente y lavaos con el agua” –hace referencia a ella, mientrastodas las curaciones estaránvinculadas al agua de la fuentede Massabielle. Mas, en estelugar en el que resuena sobretodo la llamada a la conversión– “¡Penitencia, penitencia, pe-nitencia, orad a Dios por lospecadores!” – se verifican cu-raciones.Al mismo tiempo, esto

muestra el orden de las priori-dades y el hecho que Dios escreador y salvador del hombre,en todas sus dimensiones.Cuando el Papa Juan Pablo IIinstituyó los misterios lumino-sos del Rosario, indicó comotexto del Evangelio para el ter-cer misterio, el Anuncio delReino, “el paralítico de Cafar-naúm”. Este hombre se mar-cha perdonado y curado.Pero nosotros no debemos

olvidarnos de los amigos delparalítico que no dudaron en

destechar la casa para llevarloa la presencia de Jesús. EnLourdes, estos amigos nos ha-cen pensar en los hospitalariosque se ponen voluntariamenteal servicio de los enfermos. Através de ellos, nosotros pode-mos ver a los agentes del mun-do de la salud, para quienes sequizo el Dicasterio que ha con-vocado el encuentro de hoy.La Iglesia acepta que la fies-

ta de Santa Bernardita se cele-bre no en la fecha del aniversa-rio de su muerte, sino el 18 defebrero, día en que Bernarditarecibió de la Señora la prome-sa de felicidad en el otro mun-do. Es también la octava de laprimera aparición.Bernardita es la mejor intér-

prete del Mensaje de Lourdes.No era ávida de milagros. Nolo pidió para sí. Aceptó dejarsecurar. Ella misma fue enferme-ra modelo, atenta, gozosa ycompetente. Decía que noamaba el sufrimiento. Si loaceptaba generosamente, eraporque Cristo había sufrido yella no quería abandonarlo eneste sufrimiento.Por tanto, la podemos consi-

derar como patrona femeninadel mundo de la salud, al ladode San Camilo de Lelis y deSan Juan de Dios. Practicó vir-tudes heroicas, ya sea comoenferma que como enfermera.En fin, las dos peregrinacio-

nes de Juan Pablo II a Lourdes,estuvieron contramarcadas porla enfermedad. En 1983, dosaños después del atentado de

la Plaza San Pedro, él se diri-gió a los enfermos como unoque sabía de que hablaba. Indi-có las etapas que hay que su-perar antes de ser capaces detransformar el proprio sufri-miento en ofrenda. En el año2004 dio un ejemplo extraordi-nario de coraje, dignidad y hu-mildad en su condición físicagravemente minusválida.En fin, el 16 de setiembre de

2008, en la fiesta de NuestraSeñora de los Dolores, el San-to Padre Benedicto XVI im-partió la unción de los enfer-mos a una docena de personas,de todas las edades, afectadaspor varios males. Dar la un-ción de los enfermos, en unacelebración comunitaria y pú-blica, no puede ser muy fre-cuente de parte de un Pontífi-ce. Para preparar a los enfer-mos y a la asamblea a este sa-cramento, el Papa habló – condelicadeza – de la sonrisa de laVirgen tan frecuente en Lour-des en las apariciones a Ber-nardita.Las tres peregrinaciones

pontificias de estos últimos de-cenios han reforzado muchomás el vínculo entre Lourdes yel mundo de la salud. Sí, lafiesta de Nuestra Señora deLourdes, el 11 de febrero, eraciertamente el día mejor que sepodía escoger para la JornadaMundial del Enfermo.

S.E. Mons. JACQUES PERRIERObispo de Tarbes y Lourdes

Francia

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La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes

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completamiento enimentemen-te práctico del delicado y com-plejo trabajo de las Congrega-ciones romanas.Entre estos Consejos, el Pon-

tífice Juan Pablo II tuvo la sabi-duría, ciertamente por inspira-ción divina, de instituir el Di-casterio que quiso llamar, indi-cando su finalidad, para laPastoral de los Agentes Sani-tarios. Con este Dicasterio, secomprometía responsablementea los laicos, en especial a los ca-tólicos y en primer lugar a loslaicos profesionales o asimila-dos de la medicina, en sus másamplias y articuladas especiali-dades científicas y de servicio.En sus documentos el Papa hasido muy claro y previsor en loque se refiere a estas responsa-bilidades.Siempre he afirmado que las

catedrales de la humanidad, sindiscriminación alguna, ni si-quiera aquella religiosa, no sonnuestras basílicas o las iglesiassino solamente los Hospitales,es decir los lugares de hospitali-zación y de curación donde seva sin distinción alguna de reli-gión ante todo; es en estos luga-res que la Iglesia puede encon-trar a la humanidad entera; esen este gravísimo compromisoque los Agentes Sanitarios, esdecir los laicos, deben estar pre-sentes y activos preparando enplena libertad el encuentro delas personas con el sacerdote.En el proyecto de la reforma

de la Curia romana se necesita-ba un dicasterio como el de lapastoral para los Agentes Sani-tarios.Son seis los puntos del Motu

Proprio “Dolentium hominum”que delinean exactamente susmotivaciones.Les resumo brevemente, por-

que constituyen el fundamentodel Dicasterio:

1. La Iglesia siempre ha mos-trado por el mundo de los quesufren un interés vivo. Al haceresto, sólo sigue el ejemplo muyelocuente de su Fundador yMaestro: Jesucristo, que en su

ma pontifical sino reforzaba suprograma espiritual de vida.Hay que partir de este acon-

tecimiento doloroso y trágico yde las prolongadas permanen-cias del Papa en el PoliclínicoGemelli (9 internamientos porun total de 153 días) para captarprofundamente la relación deJuan Pablo II con el sufrimien-to, que año tras año, hasta sumuerte, se volvió único y almismo tiempo salvífico. Nuncaolvidaré la gracia que tuve deconcelebrar con él la Santa Mi-sa – teniendo por altar una me-sa, en un corredor del mismohospital – el día antes de miviaje a Pekín, en la China co-munista, para participar comorelator en un Congreso en elque cité, sin medios términos alPapa y la doctrina de la IglesiaCatólica; fue este uno de los nu-merosos y constantes episodiospara demostrar que el sufri-miento, la enfermedad y lamuerte, tienen un lenguaje uni-versal que todos son capaces dehablar y de comprender.En las páginas humanas de

historia del dolor se inserta laCarta apostólica “Salvifici dolo-ris”, sobre el sentido humanodel sufrimiento, que tiene comofecha el 11 de febrero de 1984,memoria litúrgica de la BeataVirgen María de Lourdes; añosexto del pontificado y el MotuProprio “Dolentium hominum”,de fecha 11 de febrero de 1985,que es el documento con el cualse fundó nuestro Dicasterio ha-ce veinticinco años.Dejo de lado la narración del

prólogo del nacimiento denuestro Dicasterio. Es conocidomi largo servicio pastoral en ladiócesis de Roma en el ámbitode la pastoral sanitaria. Para míha sido familiar este mundo alque he dado todas mis energíasy continúo dándolas inclusohoy con mis años, vividos ygastados siempre con entusia-mo juvenil.Después del Concilio Vatica-

no II, el Pontífice Pablo VI qui-so la presencia de Consejospastorales que fuesen como el

Eminencias, Excelencias,ilustres señores, queridos ami-gos:Con la alegría de participar

en este encuentro, saludo yagradezco en particular al que-rido nuevo Presidente el Arzo-bispo Zygmunt Zimowski, alSecretario S. E. Mons. José L.Redrado, al Vice-Secretario,Mons. Jean-Maire Mupenda-watu; a los oficiales y a los co-laboradores del Pontificio Con-sejo para los Agentes Sanita-rios, que en estos días celebrasus XXV años de vida.Si es verdad que por un lado

puedo considerarme el verdade-ro testigo de este Dicasterio– pues con la gracia de Dios,antes, durante y después de sucreación, he entregado mis fuer-zas pastorales y culturales –, porel otro, quiero presentarles mitestimonio, con ese sentido dedesapego de las cosas, que co-rresponde a las personas queconfían siempre a Dios todaslas obras que Él quiere. Es Élque inspira; es Él que promue-ve; es Él que lleva a su cumpli-miento. Nosotros somos siem-pre sus instrumentos.No todo el que es parte acti-

va de un proyecto, de una ini-ciativa llevada a cumplimientotiene el gozo, como lo adviertoyo, aquí y hoy, de celebrar los25 años de camino de este Di-casterio, que me pertenece pormuchas razones.El Siervo de Dios y Pontífice

Juan Pablo II, ha tenido con elmundo del sufrimiento una re-lación singular y preferencial.Indudablemente, después deltrágico atentado del 13 de ma-yo de 1981, el Papa advirtió deinmediato que la mano de Ma-ría había puesto un sello en suvida desviando el proyectilmortal. La peregrinación a Fá-tima un año después del atenta-do de 1982 y el retorno en elaño del gran jubileo del 2000,ponen de manifiesto la presen-cia de la Madre en la vida deeste hijo que se había entrega-do a María. El “Totus tuus egosum, Maria”: no era sólo su le-

XXVAniversario del Motu Proprio“Dolentium Hominum”

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actividad mesiánica se acercóincesantemente al mundo delsufrimiento humano, Jesús pasóen medio de los hombres «ha-ciendo el bien’y este obrar suyose dirigía en primer lugar a losque sufren y a todos los que lepedían ayuda» (Salvifici dolo-ris, 6).

2. En el curso de los siglos,la Iglesia siempre ha advertidosu servicio a los enfermos y alos que sufren como parte inte-grante de su misión. La Iglesiano sólo ha favorecido el flore-

cer de las diferentes obras demisericordia, sino ha manifes-tado también miles de institu-ciones religiosas con una fina-lidad bien específica: promo-ver, organizar, mejorar y exten-der la asistencia a los enfer-mos. Este creciendo de cuatroverbos: promover, organizar,mejorar, y extender, constitui-rán los objetivos prioritariosdel nuevo dicasterio que quisoJuan Pablo II.El Papa recordaba justamente

que «los misioneros, a su vez,al realizar la tarea de evangeli-zación, asociaron constante-mente la predicación de la Bue-na Nueva con la asistencia y elcuidado a los enfermos» (DH,1). Cuando en 1992, año del Vcentenario de la evangelizacióndel continente de la esperanza,no pocos autores de nuestra ca-sa, excedían en actos y gestosde contrición por los abusosque siglos antes habían acom-pañado la conquista y la coloni-zación del nuevo mundo invo-lucrando a los que se llamabanevangelizadores, quise buscar

la evangelización del nuevomundo entre las huellas de lapastoral sanitaria que la acom-pañaba. Con gran sorpresa míay también con mucho placer en-contré una página casi descono-cida de la evangelización deAmérica Latina. La humanidad,la entrega heroica, la no discri-minación racial, encontraron suactuación precisamente en lapastoral sanitaria mediante laconstrucción de hospitales ydispensarios para todos y con laplena y anticipada valoraciónde la mujer, fuese blanca o in-

dia (Cfr. Mi estudio, Pastoralsanitaria y evangelización deAmérica Latina, Roma 1992).Más de un millar de títulos delarchivo mexicano hablan de laacción de la Iglesia católica enámbito sanitario. La lista de lossantos misioneros y de las san-tas al servicio de los que sufreny de los enfermos del mundonuevo es muy largo y basta leerel hermoso volumen de Ballán:“Los misioneros de la primeraevangelización de América La-tina” (Emi, Bologna 1991), pa-ra convencernos de todo esto.

3. En su acercamiento almundo del sufrimiento sabe-mos que la Iglesia – cada vezmás consciente del proyectocreativo de Dios sobre todo serhumano – está guiada por unaclara y precisa concepción de lapersona humana. Esta es la baseontológica de toda nuestra ac-ción a favor del hombre que su-fre. La medicina y los cuidadosterapéuticos no tienen como ob-jetivo sólo el bien importantecomo es la salud del cuerpo, si-

no la persona en cuanto tal quees afectada y herida en el cuer-po por el mal. «La enfermedady el sufrimiento – nos recuerdalaDolentium hominum – no sonexperiencias que afectan exclu-sivamente a la condición corpo-ral del hombre, sino a todo elhombre en su integridad y uni-dad de cuerpo y de alma. Por lodemás, es evidente que a vecesla enfermedad, que se manifies-ta en el cuerpo, tiene su origeny verdadera causa en lo más ín-timo del alma humana» (n. 2).Después de haber citado laGaudium et spes n. 19 donde seafirma que «enfermedad y su-frimiento son fenómenos que,si se profundiza en ellos, siem-pre plantean interrogantes quetrascienden el campo de la me-dicina y afectan a la esencia dela condición humana en estemundo», el Motu Proprio des-ciende en la vivencia, en lo co-tidiano, para subrayar la impor-tancia con la que se reviste enlos servicios socio-sanitarios lapresencia no sólo de los pasto-res de almas, sino también deagentes guiados por una visiónintegralmente humana de la en-fermedad. Para el que cree, lagracia salvífica de Cristo, Re-dentor del hombre, alcanza a to-do el hombre en su condiciónhumana, y sobre todo en eltiempo del sufrimiento, de laenfermedad y de la muerte. Es-ta visión teológica del hombre yde la mujer dan un considerableaporte también humano a lacomplejidad de los problemasdel mundo del sufrimiento. Sinesta visión ontológica y espiri-tual cambia la categoría de losvalores y el estilo del servicio.Es por esto que nosotros cree-mos firmemente que sólo sir-viendo a Jesús en el enfermo al-canzamos la plenitud del don.

4. En los demás puntos el do-cumento analiza el desarrollode los servicios socio-sanitariosen la sociedad civil: acceso a laasistencia; cuidados sanitarioscomo derecho del ciudadano;ampliación de las estructuras yde los diferentes servicios sani-tarios; creación de ministeriosadecuados; legislaciones «adhoc», políticas con finalidadesespecíficas de orden sanitario.Todas estas realizaciones tienencomo punto de llegada el biende la persona humana y de la

compromiso comomédicos ca-tólicos, particularmente en loque se refiere a la cada vez másestrecha y eficaz coordinacióncon las demásAsociaciones in-ternacionales y nacionales deMédicos Católicos» (Cfr.L’Osservatore Romano 9-10de diciembre de 1994, pág. 11).Fue una tarea del Dicasterio

proveer al renacimiento de laAsociación de los Farmacéuti-cos Católicos, que desde hacíatiempo había dejado toda acti-vidad.

25AÑOS DESPUÉS

Hacer un balance de 25 añosquiere decir releer los 25 capí-tulos de una historia que tene-mos bajo nuestros ojos, porqueha sido vivida por nosotros yasea como protagonistas que co-mo espectadores por cierto noinfiderentes.Por lo que se refiere a mi ser-

vicio como Presidente, duró 12años, desde el 11 de febrero de1985 hasta todo el 1996.Los ámbitos de mi empeño

directo han sido:1. Relaciones con las Confe-

rencias Episcopales Nacionales2. Colaboración con los Nun-

cios Apostólicos3. Visitas fraternas a las Igle-

sias4. Index de las Instituciones

sanitarias5. La revista “Dolentium ho-

minum”6. Las Conferencias interna-

cionales7. Las relaciones con los Or-

ganismos internacionales8. LasAsociaciones católicas

sanitarias9. Ayuda a los países más po-

bres10. Dos instituciones muy

significativasEntremos en los particulares

de estos diez ámbitos. La histo-ria de los inicios es siempremuy elocuente.

1. Conferencias EpiscopalesNacionales

Desde los primeros momen-tos de su actividad, la primeraacción del nuevo Dicasterio esentrar en contacto con las Con-ferencias Episcopales de las

ros 4 y 5 del Motu Proprio su-brayan la necesidad de una«mejor coordinación de todoslos organismos ya operantes» ysobre el particular el mismoPontífice reproponía lo que ha-bía afirmado el 3 de octubre de1982, algunos años antes del na-cimiento del dicasterio: «Parahacer esto no basta la acción in-dividual. Se requiere una obrade conjunto inteligente, progra-mada, constante y generosa, yesto no sólo dentro de cada país,sino a escala internacional.Pues la coordinación a nivelmundial podría consentir unanuncio mejor y una defensamás eficaz de vuestra fe, cultu-ra y compromiso cristiano en lainvestigación científica y laprofesión» (n. 4). Uno de losprincipales objetivos de la coor-dinación era tender a «una me-jor formación ético-religiosa delos agentes cristianos del mun-do». Construir sobre esta basesólida, quiere decir tener pro-puestas claras y convincentespara los agentes sanitarios cató-licos que sabrán dar a todos losdelicados y graves problemasde naturaleza ética, conexoscon la dignidad y el destino su-premo de la persona, respuestasadecuadas y convincentes.

6. No voy más adelante enlas tareas del Dicasterio. Perotendría algunas ideas persona-les que tienen dificultad paraalcanzar su objetivo. No es po-sible que después de 25 añosno se capte en su globalidad elalcance de este Dicasterio quedentro de nuestro mundo inter-no no tiene voz en capítulo enlos hospitales católicos. Es ver-dad que miramos al mundo,pero para obrar bien quisiéra-mos ver también en casa nues-tra, para construir juntos un“modelo” de vida sanitaria dig-no del nombre católico que nosguía y nos acomuna. En el 50ºaniversario de fundación de laAsociación Médicos CatólicosJuan Pablo II, dirigía a la Aso-ciación nacional de MédicosCatólicos, un discurso que to-davía permanece suspendidoen el aire. Decía el Papa:«Considerad el Pontificio Con-sejo para la Pastoral de losAgentes Sanitarios como vues-tro dicasterio. El primero ymás eficaz referente de la di-mensión apostólica de vuestro

sociedad. Este amplio y com-plejo sector presenta tambiéndelicadas y no eludibles cues-tiones que abarcan tanto el as-pecto social y organizativo co-mo aquel ético y religioso. Alrespecto, en estos 25 años se harealizado un largo camino queregistra aspectos positivos ytambién negativos sobre temasfundamentales de la vida, delsufrimiento, de la enfermedad yde la muerte. Sin entrar en losparticulares de un debate quetoca los temas de la vida desdesu concepción hasta su naturalatardacer, de la eutanasia, de labioética, debo reafirmar que elMotu Proprio Dolentium homi-num presenta sobre el particulartambién algunos pasajes profé-ticos. ¿Cuál es la función de lamedicina y la misión del médi-co para con el enfermo? – sepregunta el documento –. Pre-guntas de ayer, pero tambiénpreguntas dramáticas de hoy, sidirigimos el tema a los dramascotidianos referentes a la vida, ala enfermedad, al sufrimiento ya la muerte. «Las nuevas fronte-ras abiertas por los progresos dela ciencia y por sus posiblesaplicaciones técnicas y terapéu-ticas – leemos al final del nú-mero 3 – tocan los ámbitos másdelicados de la vida en sus mis-mas fuentes y en su más pro-fundo significado».

5. Estas importantes temáti-cas nacen de la plataforma delnuevo Dicasterio que parte casitímidamente, primero comoPontificia Comisión para la Pas-toral (1985) de los agentes sani-tarios, para que sirva como or-ganismo de coordinación de to-das las instituciones católicas,religiosas y sanitarias, compro-metidas en la pastoral de los en-fermos. Estaba unida al Pontifi-cio Consejo para los Laicos, delque será parte orgánica, aunquemantendrá su propia individua-lidad administrativa, organizati-va y operativa (n. 6). En verdad,para ser sinceros, cuando naci-mos en 1985 ya eramos adultossabiendo de inmediato cuál erael campo de nuestra acción y deservicio en la Iglesia y en la so-ciedad civil. Por esto, Juan Pa-blo II el 28 de junio de 1988 diouna nueva denominación alnuevo dicasterio: PontificioConsejo de la Pastoral para losAgentes Sanitarios. Los núme-

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sidente con sus colaboradoresse revestía así de gran impor-tancia para promover y difundirlo que el Santo Padre había es-crito en el Motu Proprio y eraun punto constante de referen-cia en cada iniciativa. Paraquien obra en primera línea, lavisita no es sólo de consolación,sino también sirve como sopor-te para otras iniciativas.A las Iglesias locales del Ter-

cer Mundo el Dicasterio ha de-jado siempre una señal palpablede caridad viva para las inme-diatas y urgentes necesidadespara aliviar los sufrimientos delos enfermos, en dinero, en fár-macos y en aparatos médicosgeneralmente muy sofisticados.

4. Index de las InstitucionesSanitarias

El nuevo Dicasterio adviertede inmediato la urgencia de co-nocer cuál es la presencia y lainfluencia de la Iglesia en losdiferentes sectores sanitarios decada país. De este modo, con-temporáneamente al encamina-miento de los contactos con lasConferencias Episcopales Na-cionales, parte la solicitud deadquirir datos referentes a lapresencia de la Iglesia en lasInstituciones sanitarias de cadauno de los países. Esta presen-cia, muy a menudo estaba y es-tá constituida por congregacio-nes religiosas con miembrosproprios dedicados a la asisten-cia médica y de enfermería, porcapellanes y por animadores demovimientos del voluntariado.Como resultado de esta ini-

ciativa, al término del primeraño de vida del Dicasterio – fe-brero de 1986 – se entrega a laimpresión y se presenta al San-to Padre Juan Pablo II, la pri-mera edición de la publicación:Ecclesiae Instituta ValetudiniFovendae Toto Orbe TerrarumIndex, de 1156 páginas, con lacatalogación de 12,500 estruc-turas sanitarias de los cincocontinentes. Prosiguiendo en laactualización y en la recopila-ción de nuevos datos, en 1994se entregó a la imprenta la se-gunda edición con 21,757 Insti-tuciones sanitarias censadas yel conocimiento de la presenciade gran número de Congrega-ciones religiosas al servicio delos enfermos y de los que su-

servicio desarrollado en nom-bre del Santo Padre, sino tam-bién, y diría, con la personalimplicación en las celebracio-nes en el ámbito de las Institu-ciones sanitarias y ante las auto-ridades civiles de los diferentesEstados. Los Nuncios siemprehan sido los puntos constantesde referencia del Cardenal Pre-sidente con ocasión de cada en-cuentro promovido en su terri-torio. Estas relaciones con lasRepresentaciones pontificiasfueron valoradas por las cir-cunstancias que en algunos paí-ses como Cuba y Moscú, nues-tro Dicasterio fue eficaz y váli-do pionero en las relaciones conestos Estados, que se volvieronmás ordinarias; relaciones queasumirán una importancia ex-cepcional como diré más ade-lante.

3. Visitas a lasIglesias locales

Pocos meses después del na-cimiento del nuevo Dicasterio– era el mes de julio de 1985 –se inicia una larga, cuidadosa yprogramada serie de visitas fra-ternas a las Conferencias Epis-copales Nacionales, dirigiéndo-me a Burkina Faso y Costa deMarfil, como signo de deferen-cia a las Iglesias de Africa, quelleva esculpida en el alma la es-peranza de un mundo pobre,que sufre y está marginado.Durante los primeros 12 años

de mi servicio, muchos y quizásincalculables han sido los kiló-metros recorridos. Ir personal-mente al territorio tenía siemprela motivación de manifestar lafraterna solidaridad, de dar tes-timonio del amor que quiere de-cir compartir las dificultadesque los hermanos encuentran enel anuncio de la Palabra deDios.«En este campo (del servicio

sanitario) – leemos en el n. 5del Motu Proprio DH) se plan-tean hoy delicados y gravesproblemas de naturaleza ética,en los cuales la Iglesia y loscristianos deben intervenir deci-didamente con valentía y clari-videncia para salvaguardar va-lores y derechos esenciales vin-culados con la dignidad y eldestino supremo de la personahumana».Los viajes pastorales del Pre-

Iglesias locales, considerandoesta tarea de fundamental im-portancia para conocer el esta-do del sector específico asigna-do por la Dolentium Hominum:“Mantener los contactos con lasIglesias locales y, en particular,con las Comisiones Episcopalespara el mundo de la salud” (n. 6&4). Esta acción desarrolladaen tiempos rápidos da un pri-mer cuadro de la situación realen la Iglesia. No se trata de ha-cer un censo estéril, sino enca-minar un intenso intercambiode relaciones epistolares y per-sonales para favorecer el cono-cimiento recíproco y tener entiempo relativamente breve encada Conferencia episcopal na-cional un Obispo encargado dela pastoral sanitaria. Cerca de15 Conferencias ya tenían suObispo encargado desde la pri-mera investigación que aumen-taron a 58 luego de dos años,para pasar poco después al99%. Este constante trabajo tie-ne sus momentos fuertes y deci-sivos con ocasión de celebrarselos Sínodos de los Obispos, du-rante los cuales el Cardenal pre-sidente establecía relacionesfraternas con los cohermanosprovenientes de todas partes delmundo. La designación de unObispo encargado en cada Con-ferencia permite promover elconocimiento de lo que amabaJuan Pablo II enfermo entre losenfermos: «La Iglesia en el cur-so del los siglos ha advertidocon fuerza el servicio a los en-fermos y a los que sufren comoparte integrante de su misión»(DH n. 1).

2. Colaboración conlas RepresentacionesPontificias

Este objetivo se logra graciasa las respuestas proporcionadaspor los Representantes Pontifi-cios presentes en los diferentespaíses. Mi firme convicción eraque los Representantes del San-to Padre fuesen los insustitui-bles referentes de sus expectati-vas en la acción de evangeliza-ción a través de este caminoprivilegiado. La respuesta delos NunciosApostólicos era en-tusiasta e insustituible. En mu-chas situaciones sus informeseran determinantes y esto nosólo por el autorizado peso del

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El número considerable deadhesiones que iba aumentandocada año era el resultado de unaamplia difusión del “Programa”en los meses que precedían laConferencia internacional quese desarrollaba siempre en elmes de noviembre. La presen-cia de participantes provenien-tes de toda parte del mundo eraconsiderable y superaba siem-pre los 100 países. Muchos deestos provenían de Nacionespobres y de Europa Centro-Oriental enviados por sus Obis-pos encargados de la pastoralsanitaria. Para estos el Dicaste-rio proveía a los gastos de viajey de alojamiento en Roma. Ca-da Conferencia internacional secierra con un discurso del SantoPadre sobre la ocasión.

La disponibilidad de los va-rios benefactores – que pode-mos llamar “caridad intelec-tual” – permitía cumplir am-pliamente en la formación deAgentes Sanitarios de toda par-te del mundo que, al regresar asus casas, podían traducir en lapráctica lo que habían aprendi-do durante las jornadas congre-suales en el Vaticano.

7. Relacionescon OrganismosInternacionales

Mientras se ponían en mar-cha todos estos proyectos, elDicasterio establecía e intensifi-caba sus relaciones con Orga-nismos internacionales involu-crados en la sanidad y con algu-nos gobiernos con el fin de con-seguir lo que deseaba la Iglesia

las actividades editoriales delDicasterio con la publicaciónde materiales sobre diferentestemáticas (traducidos tambiénen varias lenguas) y difundidospor las Conferencias Episcopa-les Nacionales.

6. ConferenciasInternacionales

Siempre fieles a las directi-vas y a las exhortaciones delSanto Padre (basta leer el nú-mero 5 del Motu Proprio), des-de 1986, cada año el Dicasteriopromueve en el Aula Pablo VIen Vaticano una Conferenciainternacional sobre los temasmás actuales y urgentes de lasalud y de la sanidad, como por

ejemplo el SIDA, y llama paraque hagan sus exposiciones alos varios Premio Nobel para lamedicina y a los mejores espe-cialistas del mundo, proporcio-nando un considerable aportede comparación interdisciplina-ria de elevado nivel.Los relatores que se invitan

siempre son personalidades detoda religión, raza y credo polí-tico. Han sido relatores tambiénla reina de España, de Suecia ytambién el Presidente de Brasil.Desde las primeras y limitadaspresencias de aproximadamente500 participantes, se toca el má-ximo de 10,000 el año dedicadoal tema de los “Discapacitadosen la sociedad” (1992), a loscerca de 8,000 en 1996 sobre eltema “La dificultad de la mentehumana”. Un promedio anualde 5,000 personas aproximada-mente.

fren, que en los cinco continen-tes llegaban a 12,690 nombres.Este fue un instrumento de

trabajo, el primero de este tipoen la historia, que daba una vi-sión amplia y fiel aunque toda-vía incompleta, del compromi-so que realizaba la Iglesia ycontinúa a realizar en el campode la evangelización a través delos varios servicios pastoralesde la enfermedad y de la saluden todo el mundo. En esta reali-zación fue competente y gene-roso colaborador el IngenieroFranco Placidi, experto tambiénen la compleja problemática dela sanidad y de la salud.

5. La Revista“Dolentium Hominum”

La voluntad del Santo Padrede: «Explicar, defender y difun-dir las enseñanzas de la Iglesiaen materia de sanidad, y fomen-tar su penetración en la prácticapor parte de los agentes sanita-rios» en el Motu ProprioDH (n.6, &3) es recibida con entusias-mo, con pasión y con entregapor los responsables del nuevoDicasterio. Se piensa de inme-diato en un digno medio de in-formación y de formación, alque se da como título “Dolen-tium Hominum” – Iglesia y Sa-lud en el mundo: una revista tri-mestral, editada desde entoncesen cinco lenguas: italiano, in-glés, francés, español y alemán,confiada de manera particularal Secretario del Dicasterio elObispo Mons. Redrado. La re-vista presenta de inmediato elmagisterio de la Iglesia a todos:ofrece estudios científicos; in-tercambios de experiencias depastoral sanitaria en las Iglesiaslocales. La revista se envía a losNuncios Apostólicos, a los Pre-sidentes de las ConferenciasEpiscopales, a los Obispos en-cargados y a los varios Organis-mos empeñados en el sector sa-nitario. Desde su nacimiento es-ta publicación requiere un con-siderable empeño en la prepara-ción y un notable esfuerzo eco-nómico para las traducciones,para su impresión y difusión.Este esfuerzo es pagado por losbuenos frutos, muchos de loscuales ya son bien conocidos yotros son conocidos sólo porDios.Es un deber señalar también

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en Taiwán, durante tres veceshe tenido la ocasión de ir a laChina comunista con una per-manencia de unos veinte días.A través de personalidades delGobierno italiano, el 26 de mar-zo de 1988 tomé parte comoRelator en la Primera Semanade cooperación sanitaria italo-china, en Pekín con una ponen-cia sobre “La humanización dela medicina”. En esa ocasiónexpuse claramente la doctrinade la Iglesia y lo que el SantoPadre Juan Pablo II, ha hecho

desde siempre en su compromi-so a favor del mundo del sufri-miento y de la salud de todoslos hombres y de todas las mu-jeres. No faltó la osada oportu-nidad de encontrar a algunosObispos y a algunos fieles enRoma.

Países de Europa del Este:para demostrar la capacidad dela Pastoral de la Sanidad y de laSalud, no puedo olvidar el largoviaje, no a Rusia sino a laUnión Soviética, en el tiempode Brézhnev y después de unencuentro solemne con el en-tonces Patriarca Pimen enMos-cú; fue un itinerario realmentemisionero desde Moscú hastaTbilisi con paradas en los va-rios países, hoy independientes,comoArmenia, visitando no só-lo a los Obispos ortodoxos sinoa todos o a casi todos los sacer-dotes católicos, presentes en elárea recorrida. Demostracióndigna hoy de una atenta y res-ponsable reflexión: el poder, lafuerza, lo concreto de las reali-dades que emanan o confluyen

ocasión para una invitación departe del gobierno cubano aparticipar en noviembre delmismo año – apenas siete me-ses después – como Relator ofi-cial en el II Seminario Interna-cional sobre “El médico y la fa-milia”. Esta histórica ocasiónprocura un largo y cordial en-cuentro con el Presidente FidelCastro que tiene como inmedia-ta consecuencia la autorizaciónpara que regresen al país las re-ligiosas enfermeras y algunossacerdotes dedicados a la salud.

En esta histórica ocasión sentíel deber de exponer con clari-dad la solicitud de tener paralos Obispos y para la Iglesia lo-cal actitudes de confianza másabiertos, asegurando su lealtadpara promover el bien de la na-ción y el desarrollo del pueblocubano. El año siguiente – 2-8de julio de 1989 – una vez másfui invitado por las autoridadesgubernamentales para partici-par como relator, junto con Fi-del Castro, en el II Congreso In-ternacional sobre “Medicina deemergencia y de los desastres”.Con ocasión de las Conferen-

cias anuales internacionales enel Vaticano se invitan siempretambién a los ministros de la sa-lud de Cuba y a otras eminentespersonaldiades de Gobierno. Enestas empresas siempre ha sidomi compañero de viaje el Se-cretario del Dicasterio, el Obis-po Redrado.

República Popular de Chi-na: además de haber estadopresentes en manifestacionesreligiosas y culturales sanitarias

para alcanzar un auténtico ser-vicio a los enfermos en perfectaadhesión con la voluntad deCristo y a la secular tradiciónde la Iglesia. Con el DirectorGeneral de la OrganizaciónMundial de la Salud (OMS)desde el inicio nace una rela-ción óptima y constructiva.Observatorio privilegiado y

permanente de la salud y de lasanidad de cada Estado y de ca-da Organismo que guía y dictaorientaciones en materia de sa-lud y de prevención en todo elmundo, la OMS siempre ha si-do un válido interlocutor delDicasterio. Han sido numerososlos encuentros promovidos ensu sede de Ginebra y en variaspartes del mundo con los direc-tores regionales que a menudoeran tambien Huéspedes en lasede de nuestro Dicasterio.En las Conferencias Interna-

cionales de cada año, siemprese ha contado con la presenciadel Director General de la OMSo de un alto representante. Departe del Dicasterio muchas ve-ces se ha ofrecido la colabora-ción para promover ante losObispos encargados de la pas-toral sanitaria, algunos proyec-tos de prevención y de saludque estaban en sintonía con elmagisterio de la Iglesia.Cuando se programaban los

viajes buena parte del tiempo seha reservado a los encuentroscon las autoridades guberna-mentales de esas áreas particu-larmente adversas o difícilespara la Iglesia.Recuerdo brevemente algu-

nas áreas que entonces menosque ahora o como hoy, siguenprocurando serios problemas:

Rusia: antes de las profundoscambios de 1989, nos invitabanoficialmente Organismos gu-bernamentales que estabancomprometidos en el sector sa-nitario para que habláramos alos médicos y a los agentes sa-nitarios.

Cuba: en abril de 1988, mu-cho antes de la caída del Murode Berlín, respondimos a la in-vitación de la ConferenciaEpiscopal que nos ofrecía laagradable ocasión de encontrara las autoridades gubernamen-tales, estableciendo con ellasuna cordial y sincera relación.Este primer paso ofreció la

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a la población que, en lo posi-ble, se refugiaran.En todas estas peregrinacio-

nes, algunas fuertemente osa-das, siempre o casi siempre heestado acompañado por el Se-cretario del Dicasterio el Obis-po Redrado y por laicos que da-ban ejemplo de testimonio defe, de vitalidad cristiana en lasobras – por esto es justo que re-cuerde al Prof. Franjo Splendo-ri, Presidente de los Médicoscatólicos de Roma y al Prof.Domenico di Virgilio, hoy Par-lamentario, que fue PresidenteNacional de la misma Asocia-ción. El Prof. Splendori a me-nudo ha sido mi atento compa-ñero de viaje, particularmente aCuba y Rusia.Los laicos han sido siempre

el máximo sostén, constituyen-do el ejemplo de auténtica par-ticipación en la acción ministe-rial de la Iglesia. Sin los laicos,como los quiere el Concilio Va-ticano II, hacemos sólo una co-reografía estéril.

8. Asociaciones CatólicasSanitarias

Por esto, si por un lado esverdad que la naturaleza del Di-casterio es pastoral y no sólojurisdiccional, resultados satis-factorios se han obtenido tam-bién al traducir en práctica la ta-rea de «estimular y promover laobra de formación, de estudio yde acción que las diversas Aso-ciaciones Internacionales Cató-licas desarrollan ya sea en elsector de la sanidad, así como lade los otros grupos e institucio-nes que, a diversos niveles de lasociedad y de varios modos, ac-túan en este campo» como selee en el Motu Proprio n. 6 &1.En los congresos internaciona-les de las diferentes asociacio-nes de profesionales el Dicaste-rio siempre ha estado presente yactivo respondiendo a las invi-taciones llegadas y desarrollan-do, al mismo tiempo, una buenaobra de interés ante los respon-sables internacionales.Debemos recordar la buena

relación existente entre la fun-dación de teología pastoral sa-nitaria – Camillianum de Ro-ma, en la Pontificia Universi-dad Lateranense – aun si la dé-bil memoria haya hecho olvidardicho aporte decisivo – y la ins-

xos y por los musulmanes. Nopuedo olvidar la tensión misio-nera del Dicasterio que desdesu nacer ha mirado con clarivi-dencia las fronteras de las nue-va evangelización: Rusia, Ro-manía, India y Africa, teniendopresente el estilo del ecumenis-mo de las obras.El Dicasterio no se ha limita-

do a conocer las necesidades si-no ha intervenido, también consacrificio y sin calcular los po-sibles peligros, para unirse alsufrimiento y a los riesgos delos hermanos necesitados deayuda. No podemos limitarnos– aunque sea con participaciónespiritual – a contemplar en latelevisión los efectos de unaguerra o de las calamidades na-turales, sino cuando es posible,deberíamos intervenir sobre to-do por la cercanía, incluso conun riesgo calculado.Por estas razones, durante la

guerra en Croacia y en vistatambién de la relativa cercanía,con el P. Felice Ruffini Vice-Se-cretario del Dicasterio – que harepresentado dignamente en elDicasterio el espíritu de SanCamilo de Lellis, con una nocomún entrega característica dequien consagra su vida al servi-cio de los enfermos – fuimos aZagreb llevando ayudas concre-tas al Cardenal Arzobispo deZagreb, Mons. Franjo Kuharic;visitamos el Hospital pedriáticoque acogía a numerosos niñosvíctimas de la guerra, y losHospitales de Karlovac y Sisak,gravemente destruidos.Recuerdo la participación en

la fiesta de Navidad entre losminusválidos, en un improvisa-do campo para prófugos, la dis-tribución de la medalla del S.Rostro de Jesús a algunos milesde personas.Hubo un encuentro con el

Presidente del Consejo de Mi-nistros Dr. Franjo Greguric, aquien se enviaron – en nombredel S. Padre y por iniciativa denuestro Dicasterio – notablescantidades de medicamentos,de víveres y una autoambulan-cia; se dejó también una sumade dinero.Nuestra visita terminó con

una celebración eucarística, enla Catedral, en presencia de cer-ca de dos mil personas; regresa-mos luego a Roma, y recuerdoque nuestra partida tuvo lugarmientras las sirenas recordaban

en la poliédrica, clara o miste-riosa o eficacia de la sanidad,de la salud, realidades corres-pondientes a la enfermedad, alsufrimiento, a la muerte. Ideal-mente era una preparación a loque ocurrirá algunos años des-pués, es decir, ser invitados ahablar en Moscú sobre los pro-blemas fundamentales de la vi-da, en la sede de la Academiade las Ciencias, presente tam-bién Lenin pero en monumento.No podemos olvidar que con

ocasión del Concistorio del 28de junio de 1991, cuando elPresidente del Dicasterio fuecreado Cardenal, vino a Romadesde Moscú – únicamente pa-ra esta circunstancia – una dele-gación de ministros y otras per-sonalidades guiadas por el Vi-ce-Presidente del Consejo. Ladelegación fue recibida en au-diencia particular por Juan Pa-blo II.Durante los años de la “corti-

na de hierro” impuesta por elrégimen soviético, varios fue-ron los países – en particularPolonia – que habían recibidovisitas y demostraciones de fra-terna solidaridad, gracias a latarea específica asignada anuestro Dicasterio.Queda en la memoria la visi-

ta de amistad hecha a Varsovia,a la sede la Conferencia Episco-pal polaca, donde llevamos co-mo don un moderno equipo deuna incubadora también comotestimonio de la defensa de lavida.En lo que respecta a Rusia,

queda siempre en la crónica vi-va del Dicasterio, la visita queMikhail Gorbachev hizo al Di-casterio, antes de encontrarsecon Juan Pablo II.También en lo que se refiere

a Polonia, recuerdo con filialreconocimiento el deseo deJuan Pablo II, que me fueraconferida por la UniversidadJagellonica en Varsovia, el doc-torado en medicina “HonorisCausa”, lo que tuvo lugar conparticular solemnidad en 1990.Este estilo de acción pastoral

no dejó de traer beneficios con-cretos a las Iglesias que obranen países con una fuerte presen-cia ortodoxa y mulsulmana, co-mo Líbano y Siria, donde bas-tante espacio de tiempo se hadedicado a visitar estructurassanitarias administradas tam-bién por los hermanos ortodo-

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titución de la Cátedra de medi-cina pastoral en la PontificiaUniversidad Lateranense con elderecho del Dicasterio de indi-car el docente; la misma inicia-tiva fue tomada por el Institutode Abidjan en Costa de Marfil.Para la Cátedra en Roma, laUniversidad solicitó el sosténde algunos millones de liras.

Los efectos positivos logra-dos, además de la formación es-pecífica, han brindado tambiénun aporte importante para laconstitución en sus países deAsociaciones de médicos y deagentes sanitarios. El Dicasterioha alcanzado la cumbre de suservicio con la publicación dela “Carta de losAgentes Sanita-rios”, realizada después de unlaborioso estudio, con la cola-boración de miembros y deconsultores de dicasterios pon-tificios – un debido, memoreagradecimiento al Revmo. Prof.Bonifacio Honings y a Mons.Mauro Cozzoli, profesores deteología moral en la PontificiaUniversidad Lateranense quefueron los principales redacto-res del poliédrico documento.La acogida a la Carta ha sidounánime y universalmenteapreciada. Este documento, conla autorización del Dicasterio,ha sido traducido en francés,alemán, español, holandés, his-pano-latinoamericano, ruso,checo, eslovaco, húngaro, pola-co y árabe.El magisterio de la Iglesia

con respecto al comportamien-to de losAgentes profesionalesadeptos a la salud y a la sani-dad expuesto en el documento

de manera sistemática y límpi-da, encontraba amplia difusióntambién de parte de los queaún siendo de otra fe y de cul-tura diferente de la nuestra,creen honestamente en la pro-moción y en la defensa de lavida desde su concepción has-ta el atardecer natural. Es bue-no recordar también que la“Carta de los Agentes Sanita-rios”, fue sometida justamente– antes de su publicación y di-fusión – a los responsables delDicasterio para la Doctrina dela Fe, recibiendo su plenaaprobación sin la mínima ob-servación negativa.

9. Ayuda a los países pobres

En el límite de sus posibilida-des, junto a la difusión de la pa-labra, el Dicasterio ha unido ac-tos concretos de solidaridad fra-terna. Una ayuda que difícil-mente se puede cuantificar seha proporcionado siempre conocasión de las Conferencias In-ternacionales. Aparatos médi-cos sofisticados, ambulanciasequipadas – seis se enviaron aAfrica – y fármacos costosos yen gran cantidad, ofrecidos porbenefactores generosos, han to-mado varias direcciones en elmundo, llevando el signo pal-pable de la caridad del Papa porla humanidad que sufre.A todo esto hay que añadir

una continua erogación de fon-dos con el fin de tocar el cora-zón de los que viven en necesi-dad extrema.

10. Dos institucionesimportantes

Antes de concluir mi inter-vención, deseo recordarles doselocuentes instituciones quequiso el Santo Padre Juan PabloII, y han surgido de la actividaddel Dicasterio que he tenido lagracia de guiar, antes, durante ydespués de su institución.Se trata de la Jornada Mun-

dial del Enfermo que por espe-cial solicitud mía, Juan Pablo IIinstituye el 13 de mayo de1992, XIº aniversario del aten-tado a su vida en la Plaza SanPedro, con una Carta autógrafaespecial enviada a mi persona.Esta Jornada se celebra cadaaño el 11 de febrero, memoria

litúrgica de la Beata VirgenMa-ría de Lourdes. El valor huma-no y espiritual, diría salvífico,de estas Jornada lo hemos toca-do todos con mano. No prosigo,también para respetar la intimi-dad de las emociones religiosasvividas en varios santuariosmarianos del mundo.Esta Jornada fue instituida

como “anual” y, lamentable-mente hoy ha sido disminuidaa una celebración trienal. Seme permita manifestar mi de-sagrado.Por ningún motivo, la Jorna-

da debía estar circunscrita amanifestaciones folcloristas yreligiosas; fue instituida por elPapa para sacudir las concien-cias, para llamar la atención y laresponsabilidad de los poderespublicos, de los gobiernos enlos primeros y elevados nivelescomo tuvo lugar en Portugal, enAfrica, en México y en otrosEstados, con la participación delos Soberanos, de los Presiden-tes de la República – por ejem-plo en México, la Jornada tuvocomo preparación un año ente-ro en todas las parroquias delpaís.Otra importante institución

de parte de Juan Pablo II ha si-do la Pontificia Academia pa-ra la Vida, instituida el 11 defebrero de 1994 con el MotuProprio “Vitae Mysterium” que,aun siendo autónoma «está vin-culada y actúa en íntima rela-ción con el Consejo Pontificiopara la Pastoral de los AgentesSanitarios» (n. 4). Con este actomagisterial Juan Pablo II unavez más quiso poner de relievelo que amaba: la relación cien-cia y pastoral sanitaria, conoci-miento científico y praxis quedescienden en el ministerio co-tidiano, según el magisterio dela Iglesia y dirigido de maneradel todo particular a estudiososy hombres de ciencia no cristia-nos, no católicos, de todos mo-dos lejanos de nuestra fe, denuestra doctrina.Me he permitido proponerles

sólo algunas de las muchas co-sas realizadas en los primerosdoce años de vida de nuestroDicasterio.Su institución ocurrió des-

pués de coloquios que yo tuvela gracia de hacer con el Pontí-fice que quiso confiarme tam-bién la redacción del Estatutodel nuevo organismo. Este Es-

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tatuto fue redactado después dereuniones y consultaciones enla sede del Dicasterio, con laparticipación activa de repre-sentantes de la Congregaciónpara la Doctrina de la Fede,S.E. Mons. Zygmunt Zymows-ki, Obispo de Radom y hoyPresidente de nuestro Dicaste-rio; Mons. Gianfranco Girotti,ex Vice-Secretario de la Con-gregación para la Doctrina de laFe y hoy Regente de la Peniten-ciaríaApostólica y elArzobispode Nueva York de ese tiempo.También estuvo presente y muyactivo el Prof. Jerome Lejeune,que fue nombrado primer presi-dente.El agradecimiento, el aplauso

y el reconocimiento vayan a losque han trabajado en el Dicaste-rio, en los años ya entregados ala historia; nunca se deberá ol-vidar la actividad, el ejemplo devida del Secretario del Dicaste-rio, el Obispo Mons. José L.Redrado, del Vice-Secretariohoy emérito P. Felice Ruffini,de los laicos y laicas que siem-pre han demostrado ejemplar-mente el amor a la Iglesia, tra-bajando con inteligencia y tam-bién con sacrificio por el mun-do de la Salud. Nuestro recuer-do va también a los que nos hanprecedido en el premio eterno.Un particular augurio a

Mons. Jean-Marie Mupenda-

watu, nombrado nuevo Vice-Secretario del Dicasterio, a estedigno hijo del Continente afri-cano vaya el auspicio del mejoréxito pastoral; los años del Di-casterio son también los añosde su servicio a la Santa Sedeen la pastoral al servicio de losenfermos, a él vaya todo mejoraugurio de ferviente y fructuososervicio.En la sede central del Dicas-

terio, desde su origen, hay unaCapilla con el Santísimo Sacra-mento, dedicada al S. Rostro deJesús, como testimonio que laoración y el espíritu sobrenatu-ral son los que nueven toda ac-tividad pastoral y cultural.El Dicasterio nació en la Ca-

sa romana de mi Congregaciónreligiosa de las Hermanas Be-nedictinas Reparadoras delSanto Rostro, en Via della Con-ciliazione n. 15, y fue bautiza-da, simbólicamente por el Fun-dador el Abad HildebrandoGregori, Siervo de Dios, cerca-no al reconocimiento jurídicode la heroicidad de sus virtudes– estuvo presente en mi nom-bramiento como responsabledel nuevo Dicasterio y ofrecióla disponibilidad de la sede, acomienzos de la nueva activi-dad.Este recuerdo, quiere reafir-

mar que toda la actividad delDicasterio se apoya y debe sos-

tenerse en la oración – y es poresto que 20 Monasterios deClausura en Roma y los de Teo-tokos en Líbano y de Coimbraen Portugal, desde hace añosestán comprometidos para sos-tener espiritualmente su activi-dad.El santo Rostro de Jesús, que

es motivo de mi actividad pas-toral, sacerdotal y que desdesiempre ha protegido el Dicas-terio, siga siendo la luz de lasactividades del Dicasterio mis-mo, ya que representa la sínte-sis de sus finalidades, de susauspiciables metas: el sufri-miento humano que se mani-fiesta de diferentes modos, sig-no y causa de glorificación so-brenatural.

S.E. Card.FIORENZO ANGELINI

Presidente Emérito del PontificioConsejo para los Agentes Sanitarios

Santa sede

Para mayores informaciones leer:Giovanni Paolo II e la sofferenza, edi-

tado por el Pontificio Consejo para la Pas-toral de los Agentes Sanitarios, Ciudaddle Vaticano 1995.

CARD. FIORENZO ANGELINI, “Ero Infer-mo… La pastorale sanitaria nella vitadella Chiesa”, Roma 1996.

CARD. FIORENZO ANGELINI, “La miastrada”, Rizzoli 2004.

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Pontificia Academia para laVida y la Fundación “El BuenSamaritano” para los enfermosmás pobres del mundo.Los frutos recogidos en estos

25 años en la pastoral de laIglesia, bajo el impulso delPontificio Consejo para losAgentes Sanitarios, hay queatribuirlos sobre todo a la Sam-tísima Trinidad que en su bon-dad y misericordia ha sosteni-do los esfuerzos, las iniciativasy las acciones de tantos hom-bres y mujeres, grandes y pe-queños, colaboradores, Oficia-les, Miembros y Consultoresque deseo recordar, sin los cua-les difícilmente habríamos al-canzado con éxito los objetivosasignados por el Santo Padre alnuevo Dicasterio.

III. UNACELEBRACIÓNPARAAGRADECER

Agradecer ante todo al PapaJuan Pablo II por haber insti-tuido este Pontificio Consejo.Fue el primero que advirtió lanecesidad de que la Curia Ro-mana contase con un instru-mento como éste para animarcon fuerza el ámbito de la pas-toral sanitaria. Fue él, precisa-mente por su formación cultu-ral y sacerdotal y la experien-cia pastoral, primero como Ar-zobispo en Cracovia y luegocomo Sucesor de Pedro, quemanifestó esta particular solici-tud por el mundo del sufri-miento, es decir, de los enfer-mos y de los agentes sanitarios(médicos, enfermeros, volunta-rios, capellanes, religiosos yreligiosas).Aquí está el espírituque ha animado el Magisteriode Juan Pablo y que trasluce ensus escritos y gestos proféticos.Deseo mencionar de manera

particular la “gran escuela” deJuan Pablo II en el ámbito de lasalud, la gran enseñanza que élha dejado con su magisterio,pero sobre todo con su testimo-nio de vida: haberlo visto sufriren una cama de dolor, en el Po-liclínico Gemelli como en otrascircunstancias, nos ha enseñado

las Iglesias locales y en particu-lar con las Comisiones Episco-pales para el mundo de la salud;colaborar con las Iglesias loca-les; seguir con atención y estu-diar las orientaciones progra-máticas e iniciativas concretasde política sanitaria con el finde captar la importancia y lasimplicaciones para la pastoralde la Iglesia, etc.

II. ACTIVIDADES

Inicialmente, el Dicasterio esestructurado bajo la presidenciadel Cardenal Pironio, entoncesPresidente del Pontificio Con-sejo para los Laicos, la pro-Pre-sidencia del entonces Arzobis-po Fiorenzo Angelini, coadyu-vado por los reverendos padresJosé L. Redrado, OH y FeliceRuffini, MI, Secretario y Vice-Secretario de la Comisión, res-pectivamente, y por una peque-ña Secretaría.El joven Dicastero inicia de

inmediato sus primeros pasoscomo animador de la pastoralde la salud y coordinador de lasiniciativas de este sector; secrean las Comisiones y las Ofi-cinas de Pastoral de la Salud enmuchas conferencias interna-cionales y en todos los niveles(nacional, diocesano, parro-quial). Nace el Instituto Camil-lianum de Teología de la Pasto-ral de la Salud en Roma, queotorga grados académicos ca-nónicos; se crean Escuelas yCentros de formación para losagentes sanitarios en muchospaíses. Se organizan Congre-sos y Conferencias de pastoralde la salud, con publicacionesespecializadas en el campo delsufrimiento y de la salud, porejemplo la Revista DolentiumHominum en lengua italiana,española, francesa e inglesa.Entre las iniciativas promovi-das y/u organizadas por el Di-casterio para los Agentes Sani-tarios y que darán un nuevo so-plo a este sector importante dela Pastoral de la Salud tene-mos: la Jornada Mundial delEnfermo, la institución de la

I. GÉNESIS:11 FEBRERO 1985

1. Institución

El día 11 de febrero de 1985es una fecha importante para laIglesia, para los enfermos, paralos Institutos religiosos sanita-rios, para los grupos y las aso-ciaciones que obran en el cam-po sanitario y para todos losagentes sanitarios. En efecto, enesta fecha el Papa Juan Pablo IIfirmó el Motu Proprio Dolen-tium Hominum, con el que seinstituyó la Pontificia Comisiónpara la Pastoral de los AgentesSanitarios.Con la reforma de la Curia

Romana del 28 de junio de1988, la Pontificia Comisión seconvierte en Dicasterio para to-dos los efectos con la denomi-nación de Pontificio Consejopara losAgentes Sanitarios, conel fin específico de “manifestarla solicitud de la Chiesa por losenfermos, ayudando a los quedesarrollan un servicio a favorde los que están enfermos y losque sufren, con el fin de que elapostolado de la misericordia,al que se dedican, responda ca-da vez mejor a las nuevas exi-gencias” (Const. Apost. PastorBonus art. 152).En el mismo Motu Proprio,

el Sumo Pontífice enumera al-gunas motivaciones que hanllevado a instituir el Dicasterio:los grandes progresos realiza-dos en el campo de la medicinay la necesidad de coordinar atodos los Organismos queobran en el mundo de la salud.Dado que la acción individualno es suficiente, es necesario untrabajo conjunto, inteligente,programado, constante y gene-roso.

2. Tareas

Entre las tareas asignadas alPontificio Consejo para losAgentes Sanitarios tenemos: es-timular, promover y coordinarla pastoral de la salud en la Igle-sia; mantener los contactos con

Fechas históricas para recordar y celebrar11 febrero 1985 – 11 febrero 2010

muchísimo. Se puede decir quesus gestos y su experiencia delsufrimiento han sido su verda-dera cátedra, mucho más rica yelocuente que muchas palabras,que también han sido iluminan-tes; nuestra filial gratitud a élpor un testimonio tan grande.Un necesario y fraternal

agradecimiento lo dirigimos asu Eminencia el Cardenal Fio-renzo Angelini que ha guiadoel Dicasterio durante 11 años,primero como Pro-Presidentede la entonces Comisión y lue-go como Presidente del Pontifi-cio Consejo; ha desarrollado uninestimable trabajo de coordi-nación y orientación del reciénnacido Dicasterio, poniendo loscimientos del nuevo organismoeclesial y abriendo las puertasdel mundo al apostolado de lamisericordia en favor de los quesufren y de los enfermos.Con el Cardenal Javier Lo-

zano Barragán que prosigue laobra iniciada por su antecesor,el Dicasterio confirma las elec-ciones y las orientaciones pro-gramáticas de los documetnosinstitutivos y doctrinales refe-rentes a la misión y a la activi-dad del Pontificio Consejo paralos Agentes Sanitarios. El Car-denal Javier Lozano Barragándejará su servicio en abril de

2009 por razones de límites deedad; asimismo, el Padre FeliceRuffini concluirá su cargo, des-pués de un largo y provechosotrabajo como primer Vice-Se-cretario del Dicasterio, que ini-ciara en el lejano 19 de enero de1986.Una nueva fase ha iniciado

con el nombramiento del Ar-zobispo Zygmunt Zimowskiy deMons. Jean-MarieMusi-vi Mupendawatu, Presidentey Vice-Secretario del PontificoConsejo para losAgentes Sani-tarios, respectivamente, que hatenido lugar el 18 de abril de2009 y el 1° de setiembre de2009.Durante estos 25 años hemos

tratado de poner de relieve laidea según la cual el acerca-miento al enfermo o a las perso-nas que sufren abre a la evange-lización un camino rico y pro-fundo y siempre actual. Aquelque evangeliza, al mismo tiem-po es gratificado porque recibemucho más de lo que ha dado.Todo agradecimiento hay que

dirigirlo a Dios, Dador de todobien y gracia, uniendo a Él to-das las personas mediadoras desu obra salvífica: a Él dirigimosen coro un profundoMagnificatde gratitud, por el trabajo de es-tos 25 años y, al mismo tiempo,

pedimos gracia y ayuda para latercera etapa que el Dicasterioinicia bajo la presidencia deS.E. Mons. Zygmunt Zi-mowski, la continuación delcargo como Secretario de S. E.Mons. José L. Redrado, la ac-tividad del nuevo Vice-Secreta-rioMons. Jean-Marie MusiviMupendawatu.Nuestro deseo es que en este

tercer ciclo se refuercen lasgrandes orientaciones y seabran nuevos caminos para unaPastoral de la Salud cada vezmás atenta a las instancias delsufrimiento. Por esto, nos enca-minamos a recorrerlo con senti-do de responsabilidad y mayorcreatividad, animando y coordi-nando en lo posible las iniciati-vas y los proyectos de relieveen el sector; promoviendo losvalores y los principios idealessin los cuales vana y vacía seríatoda nuestra actividad presentey futura. El fruto se construyeen el presente, haciendo tesorodel pasado. Dentro de 25 años,la cita para la próxima verifica-ción de fidelidad a nuestra mi-sión.

S.E. Mons. JOSÉ L. REDRADO,OH

Secretario del Pontificio Consejopara los Agentes Sanitarios

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der constantemente los sufri-mientos y las necesidades, in-cluso materiales, de los hom-bres” (nº 19)La vida consagrada sanita-

ria se inscribe en esta “pasión”1de Dios por el hombre que sepone de manifiesto en la Encar-nación (Jn 1,14). Es una conti-nuación de la actividad miseri-cordiosa de Jesús al servicio delos enfermos y constituye, portanto, una ocasión privilegiadade unión con Él y una señal dela venida de su Reino. De estemodo las personas consagradasson signos e instrumento de es-te amor de Cristo a los enfer-mos y del amor de la Iglesia alos miembros de Cristo que su-fren.

El nacimientode los institutosde vida consagrada

La historia pone de relieve elcompromiso de la Iglesia en so-correr a los pobres y enfermosdesde los tiempos de la primeramanifestación pública de Jesúsen Jerusalén (Hch 3,3-10) hastanuestros días. Las primeras co-munidades cristianas manifies-tan el amor en forma de hospi-talidad, no sólo a los que llegande fuera sino también a los po-bres y los enfermos2.Para no descuidar esta acción

caritativa en Jerusalén se insti-tuyen los diáconos (Hch 6,3-7).Habrá también diaconisas co-mo Febe, de la que habla Pabloen la Carta a los Romanos (Rm16,1), o Tabitá resucitada porPedro (Hch 9, 36.43).Esta acción hospitalaria la ha

continuado la Vida Religiosa alo largo de los siglos. En losprimeros tiempos la acción ca-ritativa se organizaba alrededorde los monasterios. Del sigloXII al XV los caminos de pere-grinación a Roma, Tierra Santay Compostela (España), estánjalonados de monasterios queatienden en sus hospederías aperegrinos y enfermos.En los siglos XVI al XVIII

florecen nuevas congregacio-nes dedicadas por entero a lasnecesidades de los pobres y en-

cionales profundizando temasmonográficos de actualidad, yotros estudios como la DROGA oel SIDA, han contribuido a ilu-minar nuestra misión, a com-partir inquietudes, a respondera los desafíos que nos presentael mundo de la salud. Además,la participación de religiosos/asen las comisiones de Miembrosy Consultores de la ComisiónPontificia, ha favorecido unamayor comunión con la Iglesiapara responder a la misión queJesús nos confía: “Los envió apredicar el reino de Dios y acurar” (Lc 9,2).

La vida religiosaen el mundo de la salud

Jesús, en sus tres años de vi-da pública, nos reveló el rostrodel Padre, su bondad, su ternu-ra y su misericordia para contodas las criaturas que sufren:“Una multitud de cojos, ciegosparalíticos y leprosos acudían asu encuentro y él curaba a to-dos”. Al confiar a sus discípu-los la misión de anunciar el rei-no de Dios, les recomienda laatención a los enfermos comohorizonte, camino y contenidode la evangelización: “Si lle-gáis a un pueblo (…) curad alos enfermos que haya y decid-les: el reino de Dios está cercade vosotros” (Lc 10,8-9).La iglesia querida y fundada

por Jesús, recibirá el mandatode continuar a lo largo de lossiglos su ejemplo, su mismamisión. En efecto, desde el díade Pentecostés, la historia de laIglesia será historia de la cari-dad, escrita en el curso de lossiglos por una multitud inmen-sa de creyentes que, como Je-sús, se han dedicado a curar alpobre y al herido. A través delcorazón, las manos y los piesde heróicos y generosos sama-ritanos, Jesús ha seguido reco-rriendo, no ya las pequeñas re-giones de Judea y Galilea sinotodos los caminos del mundo.Nos lo confirma BenedictoXVI en su carta Deus caritasest, cuando nos dice que “elamor (la caridad) es el servicioque presta la Iglesia para aten-

Saludos

Saludo a S. E. Mons. Zyg-munt Zimowski, Presidentedel Pontificio Consejo para lapastoral de los Agentes Sanita-rios, a S. E. Mons. José LuisRedrado, Secretario, a S. E.Cardenal Paul Poupard, quepreside esta mesa y a todos losasistentes a este Congreso con-memorativo del 25 aniversariode la Institución de la Pontifi-cia Comisión para la Pastoralde los agentes sanitarios.Es para mi un honor repre-

sentar aquí a las Congregacio-nes e Institutos religiosos que,por carisma, nos dedicamos acontinuar en el mundo la mi-sión salvífica de Jesús, dandotestimonio de la presencia de laIglesia al lado de las personasenfermas y de todos los que su-fren.

Agradecimiento

Ya en el Motu Proprio Do-lentium hominum del 11 de fe-brero de 1985, con el que JuanPablo II instituyó la PontificiaComisión (hoy Pontificio Con-sejo) para la pastoral de losAgentes Sanitarios, se nos re-cuerda que “en el correr de lossiglos, la Iglesia ha sido muysensible al ministerio para conlos enfermos y los que sufren,como parte integrante de sumisión, y no sólo ha favorecidoentre los cristianos la floraciónde diversas obras de misericor-dia, sino que ha hecho surgirde su seno muchas institucio-nes religiosas con la finalidadespecífica de promover, orga-nizar, perfeccionar y extenderla asistencia a los enfermos y alos débiles (nº 1).En esta conmemoración,

quiero expresar, en nombre delos religiosos y religiosas quetrabajamos en el campo de lasalud, el más vivo agradeci-miento por la ayuda que nosproporciona este Dicasterio pa-ra impulsar y cualificar nuestramisión. Publicaciones como laRevista Dolentium Hominum,la Carta de los Agentes Sanita-rios, las Conferencias Interna-

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Intervención de la Hna. M. Camino Agós Munárriz

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instancias compartidas, que su-peren el individualismo, lafragmentación y la pérdida defuerzas que sufrimos.

3. Promover la misióncompartida

En el servicio y cuidado delenfermo no sólo es fundamen-tal el reconocimiento moral dela persona cuidada, sino tam-bién del que la cuida. Entre loscuidadores son cada vez másnumerosas las personas segla-res que trabajan en los centrosde salud dirigidos y gestiona-dos por instituciones religiosas.Esta situación, que puede ha-berse generado por la disminu-ción de religiosos a causa de lafalta de vocaciones, debe seruna oportunidad para compartirnuestros carismas, dones delEspíritu que tienen un destinouniversal para bien de la huma-nidad, y para favorecer la co-munión y misión de los laicosen la Iglesia8.

Además, la secularizacióncreciente de nuestra sociedad,especialmente en los países de-sarrollados, nos desafían a cola-borar no sólo con quienes seidentifican como católicos, sinotambién con personas de otrasreligiones y personas de buenavoluntad aunque no tengan unavisión de fe. El texto bíblicodel encuentro entre Pedro yCornelio (Hch 10,34-48) nospone de manifiesto la naturale-za inclusiva del Reino cuyosconfines y miembros sólo Diospuede determinar. Él “no haceacepción de personas sino queen cualquier nación, el que le

Desafíos que se relacionancon la vida mismade los religiosos

1. Conservar la propiaidentidad

El religioso ejerce su servi-cio en virtud de un don y no só-lo de un título académico o deuna habilitación técnica, un ser-vicio que, por su identidad deconsagrado, se convierte en ex-presión de su radical opciónpor Dios.Sin mermar para nada el ri-

gor de la profesionalidad, el re-ligioso sabe que es y será siem-pre un “profesional del Reino”.Que el carisma, antes de expre-sarse en formas ministeriales,es una experiencia de Dios, esllamada a cumplir una transfor-mación de la persona consagra-da, confrontándola con Cristomisericordioso.Sin embargo hoy, más que

nunca, está llamado a descubrirla presencia escondida de Diosen la ambigüedad del mundode la salud. A aceptar con gozoy con sabiduría la autonomía delas realidades temporales y,más concretamente el caráctertécnico de toda profesión sani-taria, la condición secular delmundo sanitario, la pluralidadde cosmovisiones, la dimen-sión multidisciplinar de la sa-lud y de la sanidad. Aún antesde anunciar la Buena Noticia,ha de descubrirla ya presenteen la sinfonía de gestos tera-péuticos que traducen el almadel buen Samaritano.

2. Promover la comunión

La unidad en la diversidad esuna de las grandes obras delEspíritu y la complemetariedadde los carismas es una de lascaracterísticas más destacadadel cuerpo de Cristo, donde ca-da uno ejercita una función ytodos trabajan por y para la edi-ficación de la Iglesia.Hoy han crecido en la Igle-

sia, y en la Vida Religiosa, losorganismos para el diálogo ycolaboración, las iniciativas in-tercongregacionales, los pro-yectos compartidos con otrasinstituciones que persiguen losmismos objetivos en la asisten-cia sanitaria. No obstante siguesiendo crítica la llamada a launidad y a la participación en

fermos como la Orden Hospita-laria de San Juan de Dios(1495), la Orden de los Minis-tros de los Enfermos (1550),entre otras.La vida religiosa sanitaria fe-

menina tiene el referente mássignificativo en San Vicente dePaúl que luchó para liberarla deuna secular mentalidad que ne-gaba a la mujer el poder consa-grarse al Señor fuera del mo-nasterio claustral, fundando lasHijas de la Caridad (1.633).Los siglos XVIII al XX hanvisto florecer numerosas con-gregaciones dedicadas al mun-do de la salud, especialmentefemeninas. Posteriormente estapresencia sufre un descensolento y progresivo que llegahasta nuestros días.Los Fundadores y Fundado-

ras de Institutos religiosos hanvivido y enseñado a vivir todoel evangelio desde el punto devista del servicio a los enfer-mos y a los pobres según elejemplo de Jesús (cf 9,35). Porello la vida religiosa, dentro dela Iglesia, ha estado y está pre-sente en los lugares de sufri-miento y abandono social, si-guiendo las huellas de Cristo,divino Samaritano, médico delcuerpo y del alma3, con una en-trega generosa, y no pocas ve-ces heroica, como correspondea la índole profética de la vidaconsagrada4.

Mirando al futuro

Hoy el mundo de la salud,tecnificado y secularizado, si-gue siendo encrucijada dondeconfluyen “las grandes espe-ranzas y los mayores proble-mas” de la humanidad5, el ám-bito donde se realizan los“acontecimientos fundamenta-les de la existencia”6. Ningunaotra actividad implica tan pro-fundamente a quien la realiza.La vida religiosa, atenta a los

signos de los tiempos7, contem-pla este mundo de la salud co-mo lugar actual de una especí-fica revelación de Dios que semanifiesta en el deseo del hom-bre de una vida plena. Paracumplir su misión las institu-ciones religiosas se enfrentancon algunos desafíos a los quees necesario dar respuesta paraseguir anunciando el Evangeliode la salud.

siendo este un criterio constan-te de discernimiento a la horade tomar decisiones apostóli-cas. En esta línea está el com-promiso de las Congregacionescon los países en vías de desa-rrollo, con una entrega genero-sa hasta el heroísmo. En la re-ciente tragedia de Haití hemosvisto las numerosas comunida-des de religiosos y religiosasque operan en uno de los paí-ses más pobres del mundo, yque seguirán allí cuando todosse retiren.

3. Renovar la pastoralde la salud

La enfermedad es una expe-riencia de finitud e impotenciaque despoja a las personas desu propia seguridad. Ayudar alenfermo no es sólo mejorar supatología sino responder a otrasdemandas que requieren unagran dosis de humanismo ysensibilidad. Con frecuencia secuida la atención técnica perose descuida la humana y espiri-tual11.La pastoral de la salud, con-

siderada a menudo como unaforma secundaria de la acciónhospitalaria, ha de recuperar to-da su riqueza para que sea me-moria y estímulo en orden a laevangelización, a la misión decurar que Cristo confió a todala Iglesia.Ha de ser presencia que

evangeliza a través de la asis-tencia religiosa a los enfermos,colaborando también en la hu-manización de los ambientessanitarios, cuidando la pastoralde los agentes. Una pastoralrealizada en equipo, abierta a lacolaboración de trabajadores,enfermos, voluntarios, familias.La presencia de los religiososes fundamental, pues las verda-des que afectan a lo más pro-fundo del hombre sólo puedencomunicarse con un corazónlleno de humanismo y delica-deza12, lleno del mismo amorde Dios.Hablar de pastoral integrada

es también ser conscientes deque no se trata de añadir inicia-tivas de tipo catequético o litúr-gico a las actividades de los tra-bajadores sanitarios, sino decolaborar en el cuidado y en laasistencia integral de la perso-na, de tal modo que la actividadmisma llegue a ser signo de

los países en desarrollo a ladesnutrición, el hambre, las en-fermedades9.Necesitamos volver a la au-

dacia, creatividad y libertad delos fundadores de nuestras con-gregaciones para aprender a es-tar disponibles y a respondercon pasión evangélica a estosdesafíos.

Otros desafíosse relacionan conlas instituciones sanitarias(hospital católico)

Los religiosos trabajamos ygestionamos instituciones sani-tarias y sociosanitarias comohospitales, residencias, hogaresprotegidos, así como en la aten-ción a domicilio. Conservar laidentidad de estas institucionesen un mundo en el que se dauna evidente “ruptura entre elevangelio y la cultura10” y en elque la secularización ha alcan-zado al mundo de la salud, su-pone entre otros aspectos:

1. Afirmar la centralidadde la persona

El Reino de Dios pone en sucentro al enfermo en cuantoprimer destinatario de la buenanoticia de la sanación de Diosen Jesús: “Bienaventurados lospobres porque vuestro es elReino de Dios” (Lc 6,20).Afirmar la centralidad de la

persona enferma o dependien-te, dotada de dignidad inviola-ble, es convertirla en protago-nista de su salud y de su enfer-medad frente a sistemas queanteponen la economía o la téc-nica, ofreciendo modelos asis-tenciales que priman la huma-nización de la medicina y de larealidad hospitalaria.

2. Estar cerca de los másnecesitados

Sentimos la permanente lla-mada a dar respuesta a las ne-cesidades de los enfermos máspobres, menos atendidos o des-cuidados por parte de las políti-cas sociales: ancianos enfer-mos, enfermos terminales, en-fermos mentales, víctimas deenfermedades sociales comoSida o droga.La vida religiosa ha estado

siempre cerca de los últimos

teme y practica la justicia, le esgrato” (v. 34-35). Es necesarioseguir planteándose cómo van aseguir funcionando las activida-des de los religiosos y, especial-mente, como van a continuarsiendo carismáticamente evan-gelizadoras, cuando no hay másconsagradas/os en ellas.Esta realidad nos urge a “en-

sanchar el espacio de nuestratienda” (cf Is 54), a impulsar lamisión compartida, que es nosólo la propuesta de un espacioconcreto de trabajo sino tam-bién un ámbito de comunión yparticipación en el carisma for-mando comunidades hospitala-rias que sean agentes de evan-gelización en el ministerio de lasanación.

4. Impulsar la creatividadpastoral

De los Fundadores y Funda-doras nos llega la llamada a serpermanentemente innovadoresen el actuar y enseñar el man-damiento evangélico: “Id, pre-dicad el evangelio, curad a losenfermos” (Mt 10,7).Es una llamada permanente a

buscar modos significativos devivir y transmitir el evangeliode la misericordia en un mundode la salud escenario de contra-dicciones y ambigüedades: sedefiende la vida y la atención ala vida pero se va difundiendouna cultura contraria: aborto,eutanasia; se promueve el cui-dado del cuerpo pero se olvidala dimensión espiritual de lapersona; se realza la salud perose fomentan formas de vida in-sana; se desarrolla una medici-na cada vez más técnica peroen beneficio de los países ricosabandonando los pueblos de

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Dios amigo y salvador y unainvitación a acoger su salva-ción13.

4. Impulsar la éticay la bioética

Otro desafío es el de abrir lasInstituciones Sanitarias Católi-cas a los debates de la ética mé-dica y de la bioética que cues-tionan a nuestra sociedad. Estosupone promover foros de re-flexión (comités) y de investi-gación y ejercer una praxis co-herente con la doctrina moralde la Iglesia Católica en aspec-tos cruciales como son el inicioy final de la vida y la nuevastecnologías, entre otros.

5. Colaborar con otrasinstituciones de salud

Hoy más que nunca necesita-mos establecer alianzas con lasestructuras que obran en elmundo de la salud, buscandocaminos de cooperación y cola-boración y confrontando críti-camente los elementos negati-vos, no tanto por la palabra sinoofreciendo un servicio integralde calidad, que aborde las am-bivalencias del mundo sanita-rio: defensa de la vida, técnicahumanizada, comunicación conel enfermo y una práctica de lajusticia que esté enriquecidapor la caridad.

6.Mantener las obras propias

Las obras propiedad de losreligiosos, sin ser lucrativas,

deben buscar equilibrio entrelas necesidades económicas ylos requerimientos éticos, con-ciliando las “buenas intencio-nes” con las necesidades delmercado y la ley de la oferta yla demanda, tratando de que to-do redunde en una mejor cali-dad de la asistencia según elconsejo de nuestro veneradoPapa Juan Pablo II: “Las obrascaritativas no son una mera su-plencia a determinadas caren-cias provisorias del Estado, nitampoco pretenden competircon el mismo; son expresiónoriginal y creativa de la fecun-didad del amor cristiano” 14

Conclusión

El mundo de la salud es laparábola del Reino en el que losconsagrados estamos llamadoshoy, más que nunca, a aceptarser, humildemente, “puente ymediación de una gran alianzaque congrega en torno a la sal-vación integral del hombre,Evangelio y ciencia, caridad ycompetencia, creyentes y nocreyentes, promoción humana yedificación del Reino”15.

Nuestros Fundadores noshan enseñado a Servir a Jesúsen la persona de los enfermos,sus “vivas imágenes”, (en ex-presión del fundador de miCongregación, san BenitoMenni). Pido a Dios, en este 25Aniversario de Fundación delPontificio Consejo para la Pas-toral de la Salud, que nos ayude

a estar siempre al lado de losque sufren dando testimonioeficaz de su bondad y de su pa-ternal solicitud.

Sr. Mª CAMINOAGÓS MUNÁRRIZ

Congregación de HermanasHospitalarias del Sagrado

Corazón de Jesús,Roma.

Notas

1 CONGRESO INTERNACIONAL DE LA VI-DA CONSAGRADA, Pasión por Cristo, pa-sión por la Humanidad, Madrid, 2005,Documento de trabajo, 27ss

2 Cf. HOSPITALIDAD, Diccionario Teo-lógico de la Vida Consagrada. Publica-ciones Claretianas, 1989

3 Cf. JUAN PABLO II, Savífici doloris,28-30

4 Cf. JUAN PABLO II, Vita Consecrata,83

5 TILLAR J.M.R. En el mundo sin serdel mundo en 1982, 20.

6 JUAN PABLO II, Carta Apostólica Do-lentium Hominum, n. 3

7 Vaticano II, Constitución PastoralGaudium et Spes (GS), n. 4

8 Cf .Juan Pablo II, enc. Christifideleslaici, 1988

9 JOSÉ ANTONIO PAGOLA, Evangeliza-ción y mundo de la salud, en Pastoral dela Salud y Bioética, p. 684

10 PABLO VI, Evangelii Nuntiandi, 2011 E. LÓPEZ AZPITARTE. Envejecer:

destino y misión. San Pablo 1999, p.176-177

12 Idem, 19513 JOSÉ ANTONIO PAGOLA Evangeliza-

ción y mundo de la salud, en Pastoral dela Salud y Bioética, p. 684

14 JUAN PABLO II, Discurso en Loreto,11 de abril de 1985

15 ÁLVAREZ F en Vida consagrada sa-nitaria en Pastoral de la Salud y Bioética,p. 1849

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Eminencia reverendísima,Excelencias reverendísimas,Distinguidos colegas, perio-

distas, traductores y amigos:

La FIAMC (Federación In-ternacional de AsociacionesMédicas Católicas) es una fe-deración de unas 70 asociacio-nes nacionales de médicos ca-tólicos. Se organiza en 6 ramascontinentales (Europa, Asia,África, Iberoamérica, Nortea-mérica y Oceanía), la agenciaespecializada Mater Care In-ternacional (“opción preferen-

cial por las madres”), el centrode biomedicina de Bombay ynuestra oficina central en laCiudad del Vaticano. Algunasasociaciones nacionales sonverdaderos continentes en símismas (AMCI en Italia oCMA-USA en los EstadosUnidos). Miles y miles de mé-dicos católicos trabajan orga-nizadamente en todas partesdel mundo.La FIAMC organiza congre-

sos (locales, nacionales, conti-nentales e internacionales) so-bre diferentes temas de interésmédico, facilita retiros espiri-tuales, emprende acciones deprensa, ayuda en catástrofeshumanitarias, etc., etc.Nos comprometemos a pro-

mover la defensa de la vidahumana teniendo en cuenta elMagisterio de la Iglesia, porejemplo, laHumanae vitae o laEvangelium vitae.La FIAMC se ha ocupado

últimamente de la regulaciónnatural de la fertilidad, de ladonación de órganos y de lostrasplantes, de las células ma-dre adultas, del abuso de fár-macos psiquiátricos en niños ode la pobreza en sanidad. Di-

versos equipos han ayudado alas víctimas de los terremotosde Haití y Chile. Servimos a laIglesia de Jesucristo ayudandoa las personas y a sus médicos.Nuestro próximo congreso

internacional (congreso-pere-grinación) será en Lourdes,Francia, del 6 al 9 de mayo delaño en curso, y tratará el temade nuestra fe como médicos.La Federación recibe toda su

fuerza de lo Alto y del trabajo amenudo callado de todos y cadauno de sus médicos y asociacio-nes federadas. En este sentido,un continente como Iberoamé-rica ya no es un futurible sinoque es pura realización.La Iglesia puede aún ganar

mucho de nosotros, los médi-cos católicos organizados. Elmédico está bien visto tantopor el mundo en general comopor la mundanidad… Es porello que es un eficaz instru-mento de apostolado para todala sociedad.

Dr. JOSÉ MARIASIMÓN CASTELLVÍPresidente de la FIAMC

(Federación Internacional deAsociaciones Médicas Católicas)

España

DOLENTIUM HOMINUM N. 74-2010

Saludo del Dr. J.Mª. Simón CastellvíPresidente de la FIAMC

Saludo del Doctor Uroda

Excelentísimo Presidente,Eminencias, Excelencias,Miembros del Pontificio Con-sejo, queridos todos:Mi saludo quiere ser un agra-

decimiento profundo al Señorque inspiró al Cardenal Fioren-zo Angelini la promoción y aSu Santidad Juan Pablo II lainstitución de este PontificioConsejo hace veinticinco añosy con el cual siempre hemoscolaborado.Esta vocación de dar un pre-

ciso, continuo y espero crecien-te testimonio de la propia fe en

nuestro trabajo cotidiano y ennuestro ambiente, nos permiteconocer, vivir y compartir juntocon la Iglesia jerárquica, la ex-periencia misionera que el mis-mo Señor nos confió en el mo-mento de suAscención: “Sanada los enfermos”.S.E. Zimowski, nuevo Presi-

dente, ya nos ha dado una pre-ciosa ayuda y gran gozo al de-mostrarnos la atención de laIglesia por nuestra función, alintervenir en Poznam en se-tiembre pasado en las JornadasFederales que han tenido como

tema el grave problema de lafalsificación de los medicina-les.En el mundo actual nuestro

compromiso personal y profe-sional es que el momento de lasimple distribución de los fár-macos lo elevemos a acogidafraterna, a información correc-ta, a educación sanitaria, a pro-puesta y, cuando sea posible, avivir la propia enfermedad en elmarco de una visión religiosaque siempre consuela en losmomentos difíciles, oponiendoeste servicio de amor, dedicado

63Excelencias Reverendísi-mas, ilustres participantes:De parte de la AISAC (Aso-

ciación Internacional de lasInstituciones Sanitarias Católi-cas – International Federationof Catholic Health Institu-tions), tengo el honor de mani-festar nuestras felicitaciones alPontificio Consejo por susveinticinco años de servicio enel ministerio de la salud católi-ca en el mundo. El PontificioConsejo es el testimonio pal-pable de la solicitud del SantoPadre hacia lo que el Siervo deDios Juan Pablo II definió co-mo un ministerio esencial de laIglesia. Deseamos manifestartambién nuestro aprecio por laguía y el apoyo que nos hanbrindado S. E. el ArzobispoZimowski, Presidente del Pon-tificio Consejo, S.E. Mons.Redrado, Secretario, y Mons.Mupendawatu.AISAC es diferente de las

demás organizaciones repre-sentadas aquí. Ante todo, no esuna agregación de agentes pro-fesionales, sino de más de5,000 hospitales católicos ymás de 100,000 institucionessanitarias católicas en todo elmundo. Desde el punto de vis-ta institucional, la sanidad ca-tólica es un ministerio gemelode aquel de la educación y dela caridad católicas. En segun-do lugar, AISAC no es una or-ganización independiente, sinouna entidad “dependiente”existente en el ámbito del Pon-tificio Consejo. AISAC pro-porciona asistencia al Pontifi-

cio Consejo en el cumplimien-to de su mandato de asistir alos Obipos, coordinar y super-visar el ministerio de la sani-dad católica en sus iglesiasparticulares.Con el apoyo y la dirección

del Pontificio Consejo, AISACha convocado recientemente elTercer Congreso Internacionalde la Sanidad Católica, cuyotema se ha sacado de una alo-cución de Su Santidad Bene-dicto XVI que exhortaba a una“actualización” o renovacióndel ministerio de la sanidad ca-tólica. Se convocó a los dele-gados, provenientes de todo elmundo, para examinar los retosque debemos afrontar, e identi-ficar el modo mejor para res-ponder a los mismos. Increí-blemente el Congreso logróformular una declaración deconsentimientos para transmi-tirlos al Pontificio Consejo afin de que fuese examinada yse pusiese en práctica. Hoy díadeseo enunciar cuatro áreasque el Congreso ha propuestocomo oportunidades para la“actualización”: reforzar laidentidad católica del ministe-rio, preparar a los futuros líde-res, crear solidaridad dentro delministerio y trabajar por la jus-ticia.La oportunidad para la reno-

vación en estas áreas derivacontemporáneamente del mo-do con que el ministerio se rea-liza y continuará a desarrollar-se, para responder cada vezcon mayor eficacia al cambiode las dinánimcas culturales, a

las exigencias de la salud delos que servimos y a los limita-dos recursos económicos.Nuestra esperanza es que

nuestra Federación siga asis-tiendo al Pontificio Consejopara realizar su mandato, tra-bajando juntos en el discerni-miento de los modos comoadelantar en la renovación delministerio. Asimismo, espera-mos reforzar nuestra colabora-ción con las demás asociacio-nes que hoy están presentesaquí.Permítanme concluir desean-

do lo mejor al Pontificio Con-sejo en los años venideros: “AdMultos Annos”.

Padre MICHAEL PLACE,S.T.D.

Presidente de la AISAC(Asociación Internacional

de las Instituciones SanitariasCatólicas)

DOLENTIUM HOMINUM N. 74-2010

Agradezco de nuevo al Señorpor haber podido participar eneste gran encuentro y confío enla ayuda de María Santísimapara el buen éxito de nuestrotrabajo.

Dr. PIERO URODAPresidente FIPC

(Federación Internacionalde Farmacéuticos Católicos)

en segundo lugar, llamar laatención social y política mun-dial sobre dos puntos funda-mentales: la justicia en el usode los medicinales, que la Pro-videncia destina a todos loshombres y no sólo a los paísesricos, y el respeto de la vidadesde su nacimiento en el em-brión hasta su natural términosegún la voluntad de Dios paracada uno de nosotros.

sobre todo hacia los más po-bres, a la mentalidad mundanaque ve prelavecientemente ladimensión económica y comer-cial de los problemas de los en-fermos.La tarea asociativa de nuestra

Federación es doble: constituiruna red mundial de farmacéuti-cos, comprometidos en diferen-te nivel en el mundo del fárma-co, que vivan estos valores y,

Saludos del Padre Place

tario en Roma en la persona deMonseñor Angelini que, al añosiguiente, 1956, fue nombradocon este cargo específico, Obis-po titular de Messene. El hechoincreíble es que a este monse-ñor se le había propuesto pri-mero un cargo más importantede Obispo en una Diócesis Su-burbicaria, mientras él prefirióel título de Delegado para losHospitales y Clínicas de Roma,“porque – dijo – prefiero ocu-parme de los enfermos”.Seguramente las razones ha-

brán sido diferentes, pero a no-sotros nos agrada pensar quemuy impresionado por la expe-riencia de esta nueva pastoralsanitaria, iniciada en la Iglesiadonada por la Acción CatólicaItaliana al Papa y, seguramenteintuyendo que la sanidad habríapodido representar un formida-ble instrumento moderno deEvangelización, no sólo en Ro-ma, sino en todo el mundo.La historia le habría dado ra-

zón.Cuál era la situación de la

Pastoral Sanitaria en Roma en1955-56 antes de que Su Emi-nencia fuese nombrado Dele-gado, se puede ver rápido: noexistía una verdadera concep-ción de pastoral sanitaria. Per-sistía una mentalidad sorpren-dente. La actividad pastoral sa-nitaria era consideraba “comoun aspecto descontado del mi-nisterio pastoral y se creía quelos sacerdotes, los religiosos,las religiosas y también los fie-les laicos fuesen de suyo idó-neos para ejercerla, consideran-do pues la formación al respec-to como algo opcional”. Encambio, se necesitaba, comoluego se produjo y se ejerció,una formación idónea paradesarrollar una efectiva pas-toral sanitaria.Por este motivo, durante na-

da menos que 20 años se hizouna experiencia de pastoral sa-nitaria en Roma a la luz de es-tos principios tanto en las parro-quias como en los hospitales yen las clínicas.En 1979, en laAsamblea Ge-

neral anual de la Pastoral Sani-

a favor de los más pobres y ne-cesitados.En este caso, con un poliam-

bulatorio médico la actividadde la parroquia de San León seprolongaba más allá de la acti-vidad exclusivamente social in-tegrándose con las problemáti-cas referentes a la salud, al su-frimiento y a las enfermedades.La actividad sanitaria del dis-

pensario fue apreciada conside-rablemente por la población pa-rroquial y muchos de nosotrosjóvenes fuimos animados a rea-lizar una red activa, cada vezmás amplia que abrazaba a todoel barrio, convencidos de quecon este testimonio habríamospodido proporcionar más fácil-mente un testimonio concretodel Evangelio.Así nace en 1952, en Roma,

en la Parroquia de S. LeónMagno, la primera experien-cia de la sanidad como instru-mento de evangelización. Na-ce la Pastoral Sanitaria con lacaracterística de ser parro-quial, de la gente del barrio ypara la gente en general, no selimitaba al concepto de PastoralSanitaria que se podía ejerceren el hospital o en las clínicas.Junto con el P. Luigi Di Lie-

gro, que fue vice-párroco de S.León y el primer director deCaritas Roma, y junto con elIng. Franco Placidi (y a muchosotros queridos amigos) lleva-mos nuestra experiencia paraque la conocieran otras parro-quias de la Diócesis y las invo-lucramos. En verdad la expe-riencia daba testimonio de laexigencia de parte de la Iglesiade Roma de brindar mayoratención a las problemáticas re-ferentes a la salud de las perso-nas, identificando también en laenfermedad un instrumento deevangelización más allá de laevangelización que es posibleproporcionar en las estructurassanitarias tradicionales, comolos hospitales y las clínicas.Ya se pueden imaginar cual

fue nuestra satisfacción cuandoel 15 de setiembre de 1955 su-pimos que el Santo Padre habíanombrado un responsable sani-

No deseo hacer la historia delos 25 años transcurridos delDicasterio, porque ya lo han he-cho otros, pero con esta inter-vención deseo recordar de ma-nera simple, como llegamos asu institución, habiendo vividoyo directamente su larga ges-tión que, como entiendo ilus-trar, se remonta a más de trein-ta años antes.En efecto, si no se compren-

den exactamente las raíces so-bre las que se ha constituido elPontificio Consejo, éste corre elriesgo de convertirse en una delas muchas estructuras burocrá-ticas destinadas a terminar.Todo inició en el año 1952,

cuando en Italia recorría el 30ºaño de la fundación de la Ac-ción Católica masculina. Elprofesor Maltarello (médico)era el Presidente Nacional yFiorenzo Angelini, actual Emi-nencia, el Asistente eclesiásticocentral.Ellos pensaron hacer un rega-

lo al Santo Padre Pío XII. Envez de ofrecer (como se hacegeneralmente) plantas, cálices,candeleros, objetos litúrgicos,que luego, obviamente son des-tinados a las iglesias pobres o alas misiones, le donaron unaIglesia en la periferia de Roma,y no fue casual que fuera dedi-cada a S. León Magno. Unaiglesia espléndida con mármo-les, mosaicos, frescos, obras dearte en las que trabajaron losmás grandes artistas de esetiempo y comprendía un orato-rio, sedes para las asociacionescatólicas, obras para la educa-ción cristiana de los jóvenes, uncampo para varios deportes, uncine para 600 puestos, un centrode asistencia para los pobres,pero sobre todo, por vez pri-mera en una parroquia, unpoliambulatorio médico.Quien les habla, en ese en-

tonces se inscribía a la facultadde Medicina.Como en todas las parro-

quias, también en ésta era vi-gente la metodología de la Obrade San Vicente: se realizabanobras e intervenciones de carác-ter sobre todo social a domicilio

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En su historia, el futuro del Pontificio Consejopara los Agentes Sanitarios

fermo se convierte en la Jorna-da mundial del enfermo;Los cursos anuales de Medi-

cina y Moral (17) se conviertenen las conferencias internacio-nales;El censo de las clínicas y

hospitales de Roma, se transfor-ma en Censo de las estructurassanitarias de la Iglesia en elmundo: fue la primera vez;La publicación de libro de los

discursos a los médicos de PíoXII en 1961 a todos los agentescatólicos, se tradujo en 1994 enla Carta de los Agentes Sanita-rios;

La defensa de la EncíclicaHumanae vitae de Pablo VI, en1968 lleva al nacimiento de laAcademia por la Vida;La revista Orizzonte Medico,

lleva a la realización de la revis-ta Dolentium Hominum – Igle-sia y Salud en el mundo, en cin-co lenguas;El nacimiento de la Federa-

ción Europea de los MédicosCatólicos (FEAMC) en Maltaen 1964 y el nacimiento de laFederación Internacional deMédicos Católicos (FIAMC) enManila en 1966, marcan las se-ñales de colaboración y de co-nexión universal de los laicosde la salud;Las visitas de estudio anual

(Rusia, Polonia, Cuba, EstadosUnidos, Brasil, Japón, Kenya,Sudafrica, Francia, Alemania yHolanda): han sido el prólogode los numerosos viajes pasto-rales (más de 196) que repre-sentan el instrumento de cono-cimiento y de conexión entrelos Episcopados de todo elmundo.En pocas palabras, he aquí

como una experiencia romana

necesidad de preparar un docu-mento sobre el sufrimiento hu-mano y crear un organismo anivel de Iglesia Universal quepromoviese la coordinación dela doctrina y de la actividadasistencial y pastoral al serviciode los enfermos y de los agen-tes sanitarios. Digo fácil, por-que era profundo conocedor delproblema por haber ejercido enCracovia, como Arzobispo, ac-tividades y experiencias en lapastoral del sufrimiento. De he-cho, había sido el AsistenteEclesiástico de los Médicos Ca-tólicos.Era preciso encontrar un pre-

texto adecuado para pasar delas palabras a los hechos y laocasión fue el Congreso Mun-dial de Médicos Católicos enRoma en 1982. En esa ocasión,precedida de todos modos pormuchas otras señales apareci-das anteriormente en la prensay a través de otras iniciativasnuestras (una rigurosa descrip-ción de estas iniciativas se en-cuentra en el Dossier de la re-vista Orizzonte Medico de laAsociación de Médicos Católi-cos Italianos, apenas publica-da), en esa ocasión, en la Mo-ción final del XVIº CongresoMundial de Médicos Católicosse pedía, ante la presencia delPapa:Una encíclica u otro docu-

mento suyo sobre la enferme-dad y el sufrimiento en la vidadel hombre;La institución de un organis-

mo mundial con sede en Romapara la promoción, la orienta-ción doctrinal y la coordinaciónde todos los organismos nacio-nales e internacionales relacio-nados con el mundo sanitariocatólico.Menos de dos años después

teníamos la carta Salvifici Do-loris (11 de febrero de 1984)sobre el significado cristianodel sufrimiento humano y alaño siguiente (11 de febrerode 1985) Juan Pablo II insti-tuía el Pontificio Consejo pa-ra la Pastoral de los AgentesSanitarios llamando para quelo dirigiera al Cardenal Fio-renzoAngelini.La experiencia lograda en el

pasado en Roma, comenzandodesde aquel lejano 1952, haproducido los frutos que hoypodemos tocar con mano:La jornada diocesana del en-

taria en la Diócesis romana, sesintetizaron los resultados lo-grados y, por tanto, se pudoofrecer un modelo de referen-cia a todas las diócesis italianasy, más adelante, por obra deJuan Pablo II, a todo el mundo.De hecho toda la documenta-ción que recoge la experienciaromana de veinte años fue en-viada al Santo Padre Juan Pa-blo II. En el informe de acom-pañamiento, se puso de relieveque durante ese tiempo de dosdécadas, una cosa nos había to-cado profundamente, es decir,la falta de un estilo y de unametodología de intervención enel ejercicio de la pastoral sani-taria como se ejercitaba tradi-cionalmente. Para hacer unejemplo, nos había chocado elhecho que el nombramiento pa-ra el cargo de capellán hospita-lario (más allá del respeto porla presencia desde siglos de lascongregaciones hospitalarias)tenía lugar (cito aquí el libro“La mia strada” del CardenalAngelini) “para colocar a unsacerdote o para llenar una ac-tividad de añadidura o simple-mente porque no se sabía comoocuparlo de otro modo. Preva-lecía la improvisación y laaproximación”.Por tanto, era necesario trans-

formar esta mentalidad y poneren marcha un estilo diferente,que nosotros definíamos parro-quial, es decir, así como el pá-rroco ejerce su función actuan-do en todas las realidades quecomponen su grey, así el cape-llán hospitalario debía extendersu actividad a toda la realidadsanitaria: médicos, enfermeros,técnicos, personal administrati-vo, auxiliario voluntario, inclui-das las familias de los enfermosy de los agentes sanitarios.Precisamente esta larga expe-

riencia nuestra nos ha permitidoafirmar que el hospital es eltemplo más frecuentado delmundo.Afirmábamos y afirma-mos que es necesario invertir enesas estructuras las mejoresenergías posibles, de recursoshumanos y de medios. No sóloesto, sino que el Hospital debíaconsiderarse importante comola parroquia, antes bien, debíarepresentar la “parroquia mo-derna” perfectamente integra-da con la histórica.A este punto, fue fácil con-

vencer a Juan Pablo II sobre la

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se ha convertido en universal.Además, el Concilio ha dado

más valor al apostolado de loslaicos hasta el punto de afirmaren el decreto Apostolicam Ac-tuositatem que “dentro de la co-munidad de la Iglesia su acciónes tan necesaria que sin ella elmismo apostolado de los pasto-res no puede alcanzar su plenaeficacia.Su EminenciaAngelini ha di-

cho: «He vivido mi vida de sa-cerdote sobre todo entre los lai-cos: en la parroquia, en la Ac-ción Católica, entre los médicoscatólicos, en la Pastoral Sanita-ria». «De los laicos he recibidomuchísimo: he aprendido a sermás hombre y más sacerdote;los laicos me han confirmadoen la vocación precisamentecuando a mis sufrimientos sesumaban los de ellos». Y en elXVI Congreso Mundial de Mé-dicos Católicos de 1982 realiza-do en Roma, concluía: «Quisie-ra que todos los sacerdotes pu-

diesen experimentar cuan efi-caz es para el sacerdocio mismoestar cerca de los médicos y po-der participar en su finalidadprimaria de vida, cuidado yasistencia a los enfermos…Muchos Episcopados, quizáspor vez primera han tomado enconsideración la necesidad deque, especialmente hoy, comoPastores de Dios no pueden de-jar de tener cerca a los médicosque son entre los más importan-tes pilotos de la opinón públi-ca».

Conclusión

Decía Juan Pablo II a los Mé-dicos católicos Italianos conocasión del 50º aniversario dela fundación de la Asociación:«En este sentido, vuestro servi-cio a la vida se convierte enuna forma calificante de apos-tolado que bien se inserta en elcompromiso de la nueva evan-

gelización. Por tanto, hace diezaños quise instituir el PontificioConsejo para la Pastoral de losAgentes Sanitarios que, por sufinalidad explícita, reúne y dila-ta en el ámbito de la pastoralsanitaria, el testimonio cristia-no hecho por vosotros médicoscatólicos así como por todoslos que obran en el campo de lasanidad y de la salud (cfr. Mo-tu Proprio Dolentium Homi-num). Por tanto, considerad elPontificio Consejo como vues-tro Dicasterio, el primero y máseficaz referente de la dimensiónapostólica de vuestro compro-miso como médicos católicos,especialmente en lo que se re-fiere a la cada vez más estrechay eficaz coordinación con lasdemás Asociaciones internacio-nales y nacionales de MédicosCatólicos».

Prof. FRANCO SPLENDORIPresidente de la Asociación de Mé-

dicos Católicos de RomaItalia

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Introducción

La celebración en Seúl de laXVª Jornada Mundial del En-fermo (JME), que ha tenido co-mo tema “Cuidado pastoral yespiritual de los enfermos afli-gidos por enfermedades incura-bles”, ha sido realmente un pre-cioso instrumento de gracia queel Señor ha querido concedergenerosamente a todo el pueblode Corea, del Norte y del Sur, acatólicos y no católicos. Se hatratado de una ocasión propiciapara que la Iglesia del país la vi-va como comunión misionera,en la que todos los fieles – sa-cerdotes, religiosos y laicos, jó-venes y ancianos, enfermos ono – han participado con gozo.Asimismo, ha sido una ocasiónválida para recordar a los enfer-mos y a los que sufren que laIglesia comparte su sufrimien-to. También ha sido un tiempoprecioso para todos los agentesde la salud y los voluntarios pa-ra que renueven su compromisode misión a fin de que se vuel-van “la imagen viva de Cristo yde su Iglesia en el amor hacialos enfermos y los que sufren”(Christifideles laici, n. 53). Hasido, en fin, una espléndidaoportunidad para la Iglesia, pa-ra que sensibilice aún más a laspersonas a la Evangelium vitae,y un momento útil para las per-sonas sanas para que recuerdenque también ellas pueden enfer-marse en cualquier momento yvean el rostro de Cristo en losenfermos, dando testimonioque Deus caritas est. Por últi-mo, la celebración de la JME enSeúl ha servido como un instru-mento válido para la evangeli-zación en Corea, dentro y fuerade la Iglesia.

Oraciones para y conlos enfermos

Teniendo bien presente estesignificado, la Iglesia en Coreaha subrayado la necesidad deque se ore constantemente porlos enfermos y por el éxito dela JME, convencida plenamen-te que “la oración hecha con fe

salvará al enfermo” (St 5, 15).Se preparó una oración preci-samente para la Jornada, quefue recitada en una novena es-pecial en todas las parroquias ylas familias como preparaciónal acontecimiento, disponibletambién en edición Braille paralos ciegos. Las celebracioneseucarísticas se han traducidosimultáneamente en el lengua-je de signos; la segunda lecturade la epístola de la Misa deapertura fue proclamada por unciego, mientras aquella de lasolemne Misa de clausura fueleída por una persona sorda,primer diácono sordo de laIglesia coreana, que un añodespués ha sido ordenado sa-cerdote en Seúl. Se trató de unsigno de solidaridad de toda laIglesia con los enfermos que hacreado así un clima más favo-rable para la Iglesia católica enla sociedad en general.

La Jornada Mundialdel Enfermo con los jóvenes

Otro acontecimiento quemerece mención es la celebra-ción de la Jornada Mundial delEnfermo con los jóvenes, en laque los jóvenes enfermos, losestudiantes de medicina, losestudiantes enfermeros, los vo-luntarios y los jóvenes “starperformer” se han reunido jun-to con los Obispos de Roma yde toda Asia para reflexionarsobre el significado del aconte-cimiento. La visión de un vi-deo de niños afligidos por en-fermedades incurables y de susexperiencias de sufrimiento fuetan conmovedor que sensibili-zó a los participantes en torno ala necesidad de una oraciónconstante y del servicio a losenfermos que les haga sentirestas experiencias como pro-pias. Todos los participanteshan podido renovar su volun-tad de comprometerse en elservicio a los enfermos, unidosentre ellos con cantos y danzasdedicados a los enfermos, a losagentes sanitarios y a los vo-luntarios. De este modo, la ce-lebración se ha revelado un

instrumento eficaz para el diá-logo recíproco entre la Iglesiay los jóvenes, y ha servido co-mo forum para la formacióncristiana de la juventud, forma-ción que debería ser no sólo“informativa”, sino también“performativa” (cfr Spe salvi,n. 2). Podemos decir que la ce-lebración ha proporcionado ala Iglesia y a la sociedad enCorea razones de esperanzapara el presente y el futuro.

La Jornada Mundialdel Enfermo con los media

Los tres días de celebraciónde la JME han sido ampliamen-te publicados por los semanales,revistas, radio y televisión de laIglesia (PBC, Pyonghwa [Paz]Broadcasting Corporation), ad-ministrados por laArchidiócesisde Seúl. También los diarios ylos medios de comunicación co-reanos han dedicado amplio es-pacio proporcionando noticiasdetalladas de las celebraciones.La KBS (Korean BroadcastingSystem) TV, la más grande redde televisión del país, ha hechopresente el acontecimiento tam-bién en el telenoticiero de la pri-mera franja horaria nocturna.Dicha cobertura mediática hadesarrollado un papel decisivoatrayendo la atención de la opi-nión pública sobre los proble-mas vinculados con las enfer-medades incurables, y difun-diendo los mensajes pontificiosde la Jornada Mundial entre loscoreanos.De hecho, la celebración de

la JME ha sido muy útil parapresentar a los coreanos la ima-gen de una Iglesia que defiendey promueve, que está dedicadaa la salud, siguiendo las huellasde Jesucristo que tuvo compa-sión por todos y “curó toda en-fermedad y toda dolencia” (Mt9,35). De manera que ha servi-do como instrumento para re-confirmar entre los coreanos laimagen de Jesucristo como “elMédico, el Liberador, el Amigocompasivo de los pobres, elBuen Samaritano” (Ecclesia inAsia, n. 20).

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Frutos pastorales de la Jornada Mundialdel Enfermo. Corea

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La Jornada Mundialdel Enfermo con el Papa

Todos los participantes en laJornada Mundial del Enfermocelebrada en Seúl han sentidoen medio de ellos la presenciaespiritual de nuestro Santo Pa-dre y han sido unánimes paraapreciar profundamente las pre-ocupaciones paternas que, enesta ocasión como siempre élha demostrado hacia los enfer-mos y los que sufren. La opor-tunidad ha sido propicia parareflexionar sobre las enseñan-zas pontificias en materia de sa-lud y asistencia sanitaria, segúnlas cuales la salud física no sepuede separar de aquella espiri-tual y, por tanto, debe ser perse-guida la salud holista. “La en-fermedad y el dolor no son ex-periencias que afectan exclusi-vamente a la condición corporaldel hombre, sino a todo el hom-bre en su integridad y unidad decuerpo y alma… La enferme-dad y el dolor son fenómenosque, si son profundizados,siempre plantean interrogantesque trascienden el campo de lamedicina y afectan la esenciade la condición humana en estemundo” (Dolentium Hominum,n. 2). La salud, por tanto, se de-be ver también en su dimensiónsocial y lo mismo debería serpara el ámbito sanitario.

La Jornada como catalizadorpara la promociónde la bioética católica

Con el fin de que el serviciosanitario sea justo, es indispen-sable que, en cada caso y en to-do momento, se respete la éticacatólica. También en este senti-do, la celebración de la JME enSeúl ha sido realmente provi-dencial, porque desde entoncesla Iglesia en Corea ha estadoinvolucrada activamente en lapromoción de la ciencia médi-ca compatible con la ética cató-lica. En efecto, precisamente enesos días Seúl ha sido testigode la subida y de la caída delfalso “pionero de la clonación”coreano Hwang.Cuando en el mes de mayo

del 2005 Hwang anunció haberlogrado por vez primera en elmundo la clonación de blasto-cistos, embriones en la fase ini-cial, con material genético depacientes enfermos, trasladados

dentro de ovocitas, en Corea sedesató una candente polémicasobre su justificabilidad éticapor un lado y su genuinidadcientífica, por el otro. Hwangafirmó haber recogido célulasestaminales seleccionándolas decada paciente, destruyendo losembriones durante el proceso.El “descubrimiento” fue anun-ciado como un importante pasohacia adelante en la creación detejidos sustitutivos para el trata-miento de numerosas enferme-dades. Ocupó los títulos de laprensa de todo el mundo y casitodos los media locales publica-ron artículos que alababan el re-sultado de la investigación deHwang y de su team, sin entre-ver el peligro. El Gobierno deci-dió proporcionarle un fuertesostén financiero y cualquieraque osase levantar objeciones asu realización corría el riesgo deque en los forum internet corea-nos fuera denunciado como trai-dor.

La Jornada Mundialdel Enfermo como estímulopara el papel proféticode la Iglesia coreana

En esa ocasión, los Obisposcoreanos expresaron pública-mente su oposición a la investi-gación de Hwang, subrayandoque era contraria a la vida por-que había clonado y destruidoun embrión que es una vida hu-mana, mientras el empleo de cé-lulas estaminales embrionalesno es el único modo para curardeterminadas enfermedades. Enrealidad, los Obispos insistieronen el hecho que las células esta-minales adultas, de las que ya sehabía demostrado su eficaciaclínica, son bastante seguras yno presentan problema moralalguno.La Iglesia ha sido la primera

y una de las pocas entre las reli-giones en Corea que ha elevadosu voz contra esta investigación,insistiendo en el hecho que nopodemos sacrificar una vida pa-ra salvar otra. En realidad, LaIglesia se ha convertido en “sig-no de contradicción” (Lc 2,34),criticada duramente por la ma-yoría de las personas. Sin em-bargo, cuando se descubrió lue-go que Hwang había falsificadolos resultados de la investiga-ción, la gente tuvo confianzamás que antes en la Iglesia.

La archidiócesis de Seúl,defensora y promotora eficazde la vida

En este contexto, laArchidió-cesis de Seúl instituyó el Comi-té pro Vita y emprendió impor-tantes proyectos con el fin depromover el servicio a la vida:

Catholic Institute of Cell The-rapy, dedicado a la investiga-ción sobre las células estamina-les adultas;

“The Mystery-of-Life Prize”,que se asignará cada año conocasión de la Jornada Mundialcon el fin de promover la inves-tigación en las ciencias biológi-cas y la cultura de la vida;

Nicholas Cardinal CheongGraduate School for Life, paralograr profesionales en el cam-po de la bioética y líderes en lacultura de la vida;

Seoul St. Mary’s Hospital,que ha ampliado su servicio conla construcción de una nuevaestructura con la capacidad de1200 puestos cama con estruc-turas ultramodernas. Se trata delhospital católico más grandepor sus dimensiones a nivel na-cional y mundial. Junto a élpronto comenzará a funcionarun “charity hospital” con la an-tigua estructura renovada y unacapacidad de cerca de 1,000puestos cama.

La Jornada Mundialcomo reto para la identidadde los hospitales católicos

La celebración de la JornadaMundial del Enfermo en Seúl,ha empujado a los hospitales ca-tólicos a reflexionar seriamentesobre su identidad y razón deser, renovando el compromisopor su misión de servicio sanita-rio católico. Asimismo, ha sen-sibilizado más en torno a la ne-cesidad de alcanzar a las perso-nas necesitadas de cuidados sa-nitarios más allá de los confinesnacionales. Además, han au-mentado los servicios de asis-tencia sanitaria enAsia,Africa ySudamérica, como por ejemplorecientemente en Haití.

La Jornada Mundialcomo estímulo para el diálogoecuménico e interreligioso

La celebración de la JornadaMundial en Seúl ha servido

también como instrumento dediálogo y cooperación ecuméni-ca e interreligiosa. En efecto,los líderes de las demás iglesiascristianas y de otras religionescomo el Budismo y el BudismoWon, nos han enviado mensajesde solidaridad, especialmente alos jóvenes enfermos. Siguien-do el ejemplo de la Iglesia cató-lica, los budistas Won han ma-nifestado también el deseo deorganizar un acontecimientoproprio a favor de los enfermos,y han auspiciado que la JornadaMundial celebrada en Seúl sesublime en un movimiento na-cional.

Compartir la Jornada conel pueblo de Corea del Norte

Es preciso recordar que la ce-lebración de la Jornada en Seúlha animado aún más un proyec-to ecuménico que tiende a asis-tir al pueblo de Corea del Norteque no tiene acceso a los servi-cios sanitarios básicos. Se tratade una iniciativa que es llevadaadelante por la “Eugene BellFoundation” desde 1997, con laparticipación activa de un mi-sionero Maryknoll de Corea delSur, que ha dado su proprioaporte en el diagnóstico y trata-miento de la tuberculosis, queocupa el primer lugar entre losretos que presenta la salud enCorea del Norte.

Conclusión

Antes de que se celebrase enSeúl, la Jornada Mundial delEnfermo era poco conocida porlos fieles coreanos, porque eraconsiderada como un aconteci-miento de conmemoración sóloen el contexto de los que estáncomprometidos en los serviciossanitarios católicos. Pero gra-

cias a la celebración en Seúl, yase ha convertido en un hechoque casi todos los fieles corea-nos festejan juntos. En efecto,ha sido para ellos una ocasiónsignificativa para hacer un exa-men de conciencia, como discí-pulos de Cristo. Ellos han sidoanimados a reflexionar sobre elsignificado salvífico y sobre elvalor del sufrimiento, a orar in-tensa y sinceramente por los en-fermos y los que sufren y a re-conocer y honrar a todos los“ministros de la vida” (Pontifi-cio Consejo para los AgentesSanitarios, Carta de losAgentesSanitarios), es decir: los agentessanitarios y los voluntarios.La celebración de la Jornada

Mundial del Enfermo en Seúlha servido como espléndidaocasión para los agentes de lasalud y los voluntarios para re-novar su firme determinaciónde garantizar, a través de suconstante compromiso y efi-ciencia, que “los valores cristia-nos y éticos penetren profunda-mente en los sistemas de la sa-nidad en Asia, transformádolosdesde adentro” (Ecclesia inAsia, n. 36). Asimismo, ha des-pertado en los fieles coreanos lanecesidad de cambiar las estruc-turas injustas, “exhortando a po-líticas sociales equitativas quecontribuyan a eliminar las cau-sas de muchas enfermedades”(Mensaje con ocasión de la XVJornada Mundial del Enfermo).La celebración de la Jornada

Mundial en Seúl ha ayudado alos fieles coreanos, enfermos ono, a cambiar su modo de pen-sar sobre los enfermos. De he-cho, los enfermos deben ser vis-tos como participantes activosen el proceso de curación, y yano como destinatarios pasivosde asistencia sanitaria. Del mis-mo modo, deben ser tratadoscomo agentes activos de evan-gelización, y no sólo como sim-

ples objetos de evangelización.“También los enfermos son en-viados como operarios a la viñadel Señor” (Christifideles laici,n. 53). Este nuevo modo de pen-sar contribuirá en la formula-ción de un nuevo paradigma deasistencia sanitaria para el sigloXXI, basado en la visión de unnuevo y prometedor horizontede salvación para la humanidad.Finalmente, gracias a la cele-

bración de esta Jornada, la Igle-sia de Corea ha renovado su fir-me voluntad de “llevar a loshombres fuera del desierto, ha-cia el lugar de la vida, hacia laamistad con el Hijo de Dios, ha-cia Aquel que nos dona la vida,la vida en plenitud” (BenedictoXVI, Homilía, Santa Misa porel inicio del Ministerio Petrinodel Obispo de Roma, 24 de abrilde 2005).Para concluir mi modesta in-

tervención, en nombre de losfieles coreanos, de S.E. el Car-denal Nicholas Cheong, Arzo-bispo de Seúl, y mío personal,deseo manifestar un profundoagradecimiento a nuestro ama-do Santo Padre por haber elegi-do Seúl como sede la la XVªJornada Mundial del Enfermo.Nuestro sincero gracias va tam-bién al Pontificio Consejo paralos Agentes Sanitarios por ha-bernos guiado y asistido paradesarrollar correctamente las ta-reas que nos fueran confiadaspara organizar esta significativay memorable Jornada.

Prof. THOMASHONG-SOON HAN,

Presidente del “Catholic LayApostolate Council”,

Corea

El poster oficial de la Jornada Mun-dial del Enfermo reproduce una pinturade un famoso pintor coreano que se con-virtió al catolicismo en edad tardía, po-cos años antes de morir.

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za de la Iglesia puede ofrecersobre el mensaje de Cristo.Lo que hace dieciocho años

habría podido ser una visión re-lativamente limitada, hoy se re-fleja en la vida de todas las igle-sias del mundo. Testigo de elloes la composición de los relato-res presentes en esta mesa re-donda y, más aún, la amplituddel tema y la participación enesta Conferencia.Ciertamente no sería objetivo

si no reconociese el trabajo depionero realizado en este senti-do por el Cardenal Angelini, aquien recuerdo en una de susvisitas al North American Co-llege hace más de 45 años,cuando yo todavía era un semi-narista. Obviamente, las graciasvan también al Cardenal Loza-no Barragán y a sus colegas, asícomo al Arzobispo ZygmuntZimowski, Presidente actual.

3. En Estados Unidos, losobispos han adoptado esta cele-bración con entusiasmo y deter-minación. Hace unos años he-mos tenido el privilegio de aco-ger al Cardenal Lozano Barra-gán en Washington. En ciertosentido, Roma vino a Américaporque era “sede central” de laJornada Mundial del Enfermode ese año. Esto tuvo como re-sultado positivo hacer más am-plia la celebración de la Jorna-da, como nunca antes. La Con-ferencia Episcopal de EstadosUnidos difundió el Mensaje delSanto Padre y el Comité para laAsistencia Sanitaria, instituidoad hoc, que he presidido hastahace un año, colaboró con lasdiócesis, las estructuras hospi-talarias y en particular con laCatholic Health Association(CHA), para suscitar mayor co-nocimiento de esta Jornada ytratar de que se convierta enuna ocasión para la renovaciónpastoral en el amplio campo dela sanidad católica en EstadosUnidos.Como anexo al texto se en-

cuentra el material preparadopor la CHAy por la Associationof Catholic Chaplains para el

pendientemente de lo que pue-de pensar el mundo sobre elsentido del sufrimiento, sobre elvalor y la dignidad de los quellevan la cruz de la enfermedady del dolor.Los que trabajan cada día en

los hospitales y en las clínicas,junto a la cama de los enfermosterminales o en los lugares endonde los moribundos recibenlos cuidados paliativos, quizás aveces pueden parecer poco sen-sibles frente al drama de la vidahumana, de la cual se ocupancotidianamente. Esto es bastan-te comprensible. Sin embargo,no se permanece indiferntes pormucho tiempo cuando los cui-dados y las atenciones son elfruto del amor y de la esperan-za, como don que el amor traeal mundo; que también en losmomentos más desesperadostrae los esplendores de gracia,una luz que desde lo alto trans-forma el corazón y la mente delos hombres y nos restituyeaquella dignidad que nos perte-nece porque viene desde lo alto.Tiene razón el Papa Benedictoa llamar una vez más nuestraatención sobre la acción de dia-conía de Jesús que lava los piesde sus discípulos, que une nues-tros actos de amor a su cruz, ac-tos que nutren profundamente através de la Eucaristía, el donmás grande que el Señor ha he-cho a su Iglesia.

2. La Jornada Mundial delEnfermo, instituida de maneraprovidencial por nuestro llora-do y amado Santo Padre JuanPablo II, se ha convertido en losúltimos años en un don para laIglesia que ha ido creciendo, aveces lentamente, pero cadavez de manera inexorable, hastaconvertirse en parte de la con-ciencia de la Iglesia de Cristo;un momento que une la realidadconcreta de hombres y mujeres,de los enfermos, de los ancia-nos, de los discapacitados, delas personas frágiles, de losmarginados, considerada ahoraen la dimensión de la esperanzay del amor, que sólo la enseñan-

1. Numerosas frases sacadasde las Sagradas Escrituras for-man una especie de recolecciónde proverbios que pueden ayu-dar a nosotros discípulos deCristo y a la Iglesia, dándonosla linfa vital para hacernos vivirverdaderamente el mensaje y larevelación de Jesús.“Tanto amó Jesús al mundo”,

“No temáis”, “Ánimo, yo hevencido al mundo”, “Serán unosolo”, “En la plenitud de lostiempos Dios envió a su únicoHijo”, y el macarismo en Ma-teo, 5 “Yo soy la vid, vosotroslos sarmientos”. Entre las variasfrases hay una profundamenteinquietante y sugestiva pronun-ciada por Jesús al final de la pa-rábola del Buen Samaritano:“Anda y haz tu lo mismo” (Lc10,37). En el Mensaje con oca-sión de la Jornada Mundial delEnfermo de este año, el SantoPadre Benedicto XVI nos diceque “con estas palabras se diri-ge también a nosotros. Nos ex-horta a inclinarnos sobre lasheridas del cuerpo y del espíri-tu de muchos hermanos y her-manas nuestros que encontra-mos en los caminos del mundo;nos ayuda a comprender que,con la gracia de Dios acogida yvivida en la vida de cada día, laexperiencia de la enfermedad ydel sufrimiento puede volverseescuela de esperanza”.Dicha intuición, unida a las

reflexiones del Venerable JuanPablo II en la Salvifici doloris,forman una serie de intuicionessignificativas que han encontra-do forma y celebración en laJornada Mundial del Enfermo,desde su fundación hasta hoy.Juan Pablo II vincula el sufri-miento del enfermo a la pasiónde Cristo y a su realización, esdecir, aquella que la última ra-tio del sufrimiento es para no-sotros lo que ha sido para Cris-to en la cruz: un momento pri-vilegiado para irradiar amor. ElAmor se revela más a través delsacrificio, y la esperanza se en-ciende mayormente cuando elamor encuentra al otro, prescin-diendo de su condición e inde-

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Frutos pastorales de la Jornada Mundialdel Enfermo en Estados Unidos de América

nas obligadas a permanecer encasa, transmitido por el canal detelevisión diocesano Telecare;– un servicio especial de ora-

ciones y bendiciones para losagentes de nuestras unidadessanitarias, con ocasión de laJornada Mundial del Enfermo;– la exposición del Santísimo

Sacramento en las capillas denuestras estructuras;– en la Jornada, pero también

a lo largo de todo el año, se di-funden mensajes que contienenel tema de la Jornada Mundial;– realización de encuentros y

retiros que tienen como puntocentral la Jornada;– durante algunos años, los

Obispos celebraron la Misa enla catedral por los enfermos ylos miembros de la Orden deMalta; lamentablemente en losaños siguientes se ha preferidono proseguir en esta línea.

Uno de los dones más gran-des de la Jornada Mundial delEnfermo es haber hecho que setome conciencia de su signifi-cado mucho más allá de losconfines de nuestra Diócesis.Como ha escrito el señor Har-den: “La Jornada Mundial delEnfermo se ha convertido enuna jornada de reflexión quemueve a nuestra Iglesia local aver sus vínculos profundos conla Iglesia Universal en el cam-po de los agentes sanitarios.Esto ha impulsado a reforzarlos aspectos espirituales y pas-torales de la salud, lo que, a suvez, ha llevado a importantesresultados prácticos que vanmás allá de nuestro sistema”.Ello incluye el CHS CaregiversFund, que acepta ofertas volun-tarias de parte del personal, queluego se donan a las estructurassanitarias católicas de los Paísesen Vías de Desarrollo. Las ofer-tas pueden ser en dinero, en pe-ríodos de trabajo brindados enlas misiones de la diócesis, co-mo El Cercado, en la RepúblicaDominicana, y la participaciónen las Conferencias esponsori-zadas por el Pontificio Consejopara la Pastoral de la Salud enRoma.

5. Para concluir, deseo agra-decer al Santo Padre y a la lea-dership pasada y actual de esteDicasterio, por esta iniciativaque ha reforzado la sanidad ca-tólica en nuestra comunidad y

como “hospitales comunidad”,uno de ellos es considerado co-mo una excelente estructura pa-ra la cardiología a nivel nacio-nal, otro ofrece cuidados a losenfermos de cáncer en herma-namiento con el hospital onco-lógico de New York, un terceroobra en su sala operatoria elmayor número de pacientes detodos los hospitales de Long Is-land. Este sistema abarca cercadel 25% de todos los cuidadossanitarios brindados en LongIsland.

El responsable de nuestro sis-tema diocesano, el Sr. JamesHarden, acogió con entusiasmola institución de la JornadaMundial del Enfermo y ha he-cho de ella un punto fundamen-tal en todas nuestras estructu-ras. La celebración ofrece a to-dos los agentes sanitarios laoportunidad de que considerensu trabajo a la luz de la misiónsanante de Cristo y se vean co-mo continuadores de esta mi-sión. Esto permite que las per-sonas amplien su visión sobresu trabajo y lo consideren comouna vocación que les une conun vínculo profundo y conti-nuado con las demás estructu-ras sanitarias católicas presen-tes en todo el mundo. El Men-saje del Santo Padre, difundidoampliamente, se convierte enfuente de enseñanza y de cate-quesis para los agentes sanita-rios.Algunas actividades prácti-

cas a nivel local son:– la visita del obispo a los

hospitales con ocasión de laJornada Mundial del Enfermo.– la celebración de la Santa

Misa para los enfermos, con unmensaje especial para las perso-

11 de febrero de 2010, y quecomprende un servicio de ora-ción para emplear en las parro-quias y en las capillas de loscentros sanitarios, una oraciónespecial en inglés y en españolpara la JornadaMundial del En-fermo, así como otra en particu-lar para los agentes sanitarios,también en inglés y español.Un mes antes del 11 de febre-

ro, Catholic Health Association(CHA) recuerda la fecha de lapróxima celebración a todas lasorganizaciones, como los Hos-pitales para enfermos agudos,las estructuras asistenciales pa-ra los enfermos crónicos, ade-más de los hospice y las casasfamilia. En la nota la CHA pre-senta una breve historia de laJornada Mundial del Enfermo,con el Mensaje del Santo Padrey el Servicio de oración del cualhemos hablado. Las estructurassanitarias católicas eligen loque es mejor seguir para ellosdurante la jornada, como porejemplo la celebración de la Li-turgia Eucarística en la capillade las estructuras sanitarias, launción de los enfermos, la ben-dición a los enfermos que noson católicos, la bendición a losque se ocupan de ellos y lasreuniones del personal que for-ma parte del grupo de pastoral,para reflexionar sobre el trabajodesarrollado y profundizar elproprio compromiso en el cam-po de la pastoral en las estructu-ras sanitarias.

4. Permítanme hablar de miDiócesis que cuenta con un sis-tema sanitario proprio. En1997, la Diócesis de RockvilleCentre, ha reorganizado loshospitales católicos de Long Is-land en un sistema más amplioa nivel diocesano, el “CatholicHealth Services-Long Island”(CHS-LI). Esta acción muybien pensada y querida por mipredecesor, ha sido fundamen-tal para la supervivencia de lasanidad católica en Long Is-land. En los años sucesivos, he-mos visto un crecimiento; dehecho, hemos pasado de unaasociación formada por cuatrohospitales a un sistema bien in-tegrado formado por seis hospi-tales, una estructura clínica, unaresidencia para jóvenes desa-daptados, una casa familia yotras actividades para enfermosno agudos. Aunque son vistos

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grados, así como para el restode la sociedad.Al manifestar mi aprecio por

esta invitación, me permito re-cordar las palabras del SantoPadre en su Mensaje con oca-sión de la Jornada del Enfermo:“La feliz coincidencia con el25° aniversario de la institu-ción del Pontificio Consejo pa-ra los Agentes Sanitarios cons-tituye un motivo más paraagradecer a Dios el camino re-corrido hasta ahora en el sec-tor de la pastoral de la salud.Deseo de corazón que este ani-versario sea ocasión para uncelo apostólico más generoso alservicio de los enfermos y dequienes cuidan de ellos”.

S.E. Mons. WILLIAMMURPHYObispo de Rockville Centre

Presidente,USCCB Committeeon Domestic Justice

and Human DevelopmentU.S.A.

agencias gubernamentalesobliguen a personas e institu-ciones a realizar acciones con-trarias a la conciencia de lapersona y a las enseñanzas denuestra doctrina católica. Se-guimos defendiendo los cuida-dos a favor de todos, frente apropuestas que dejarían a losinmigrados incluso sin la posi-bilidad de contar con un pro-prio seguro sanitario. Por elmomento todo el sector está enun punto muerto. Los obisposcatólicos, sin embargo, estándecididos a vigilar, con la es-peranza de que al final tendre-mos una asistencia sanitariauniversal, que no prevea elaborto, que respete la libertadde conciencia de las personasy de las instituciones y que re-almente sea universal; por con-siguiente. que comprenda tan-to la asistencia y el cuidado delos nuevos enfermos, de losnuevos pobres y de los inmi-

en nuestra Nación. Los EstadosUnidos están afrontando retosmuy importantes, con el actualGobierno que busca reformar elsistema sanitario. La Conferen-cia Episcopal Estadounidenseha tenido una participación ac-tiva en este proceso que ha de-mostrado ser aún más compli-cado y problemático de lo pre-visto. Como responsable de unode los principales comités de laconferencia encargados de estetema, me he unido mucho a mishermanos obispos para avalar ypromover un ideal de asistenciasanitaria universal. En este pro-ceso nos hemos convertido enla voz solitaria que se opone ala avanzada del movimiento afavor del aborto, que la leaders-hip del Partido Democráticoquiere transformar en derecho.Estamos preocupados por el

abandono de la libertad deconciencia, por las disposicio-nes que consentirían que las

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XXIIICongresoMundialde la FIAMC

Lourdes6-9 mayo 2010

Ante la noticia de la realiza-ción del Congreso-peregrina-ción de médicos católicos enLourdes, Su Santidad Benedic-to XVI, envía sus cordiales sa-ludos a todos los participantesy les asegura su cercanía espi-ritual. El tema elegido para es-ta peregrinación, “Nuestra fede médicos”, representa una in-vitación apremiante para pro-fundizar la verdadera identidad

del médico católico, fundándo-la en la persona de Cristo quecompartió el sufrimiento de loshombres, quiso manifestarlessu compasión y liberarlos detodos los males. Frente a lasgraves cuestiones que planteahoy el respeto de la vida huma-na, también los médicos católi-cos ¡deben dar testimonio delamor infinito que Dios tienepor cada persona que sufre en

el cuerpo, en el alma y en el es-píritu! De corazón el Santo Pa-dre confía a todos vosotros a laintercesión materna de NuestraSeñora de Lourdes e imparte alos participantes, así como alos miembros de la FIAMC y asus familias, una especial Ben-diciónApostólica.

Cardenal TARCISIO BERTONESecretario de Estado de Su Santidad

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Mensaje del Cardenal Tarcisio Bertone

El XXIII Congreso Interna-cional de la FIAMC (Federa-ción Internacional de Asocia-ciones de Médicos Católicos)que este año se realiza en Lour-des: «Uno de los santuariosmarianos más queridos para elpueblo cristiano, es lugar y, ala vez, símbolo de esperanza yde gracia en el sentido de laaceptación y el ofrecimientodel sufrimiento salvífico»,1 meda la oportunidad de saludar atodos vosotros médicos reuni-dos aquí en peregrinación detodas partes del mundo paraparticipar en este importanteacontecimiento cultural y espi-ritual.

Saludo y agradezco viva-mente a los organizadores deeste Congreso y de manera par-ticular al Dr. José María SimónCastellví, Presidente de laFIAMC y al nuevo Consejo Di-rectivo de la misma llamado aguiar, en los próximos cuatroaños vuestra confederación ha-cia metas importantes de minis-terialidad en favor de la vidaque para vosotros, médicos ca-tólicos, es FE, como lo mani-fiesta muy bien el tema escogi-do felizmente para vuestroCongreso, es decir, “Nuestra fede médicos”.

“La actividad de los agentessanitarios tiene el elevado va-

lor de servicio a la vida”. Conestas palabras inicia la “Cartade los Agentes Sanitarios” queen el lejano 1995 promovió elCardenal Fiorenzo Angelini,primer Presidente del Pontifi-cio Consejo para los AgentesSanitarios.Ciertamente, estas palabras

están dirigidas a vosotros, Mé-dicos Católicos que os habeisreunido aquí a los pies de laVirgen de Lourdes, para forta-leceros en vuestra profesión yen vuestra fe en un tiempo nofácil en el que se ponen en telade juicio los valores funda-mentales del hombre y se dudade ellos cotidianamente con

Intervención de S.E. Mons. Zygmunt Zimowskien el XXIII Congreso Mundial de la FIAMC(Federación Internacional de las Asociacionesde Médicos Católicos)LOURDES, 6-9 MAYO 2010

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elecciones de vida que cada vezmás se alejan de la enseñanzadel Evangelio y de la Iglesia.En este contexto, el Congre-

so os ofrece una ocasión únicapara reforzar vuestra fe en eseJesús de Nazareth que pasó enesta tierra para sanar y salvar ala humanidad herida y enfermaen el cuerpo y en su espíritu.Vosotros sois los intérpretesfieles del Taumaturgo por exce-lencia, ese Jesús que antes derealizar los milagros de cura-ción curaba los males internos,los males del alma.En este maravilloso lugar de

Esperanza, de oración y de se-renidad, habeis venido paraconfrontaros sobre la ciencia ysobre la fe para ser más capacesde dar testimonio con vuestraprofesión de que el hombre en-fermo es un testigo privilegiadode la presencia de Dios que vi-ve y sufre con nosotros. Voso-tros sois médicos católicos, losque pueden representar esterostro del cuidado y de la espe-ranza.Vuestro ser médicos es de

suyo para vosotros un gran pri-vilegio, pero ser y declararseabiertamente, sin titubeos y sinningún respeto humano, “médi-cos católicos”, os da mayor res-ponsabilidad en el ámbito de lasociedad y de la Iglesia. Pode-mos definir vuestra profesióncomo una verdadera “voca-ción” al servicio de la Iglesia yde la humanidad. Vosotros ha-beis recibido un “carisma” par-ticular del Espíritu que os per-mite vivir plenamente vuestrosacerdocio bautismal , siguien-do el ejemplo de algunos médi-cos como vosotros de los que laIglesia ha reconocido tambiénoficialmente su santidad.Deseo recordar en particular

aquí algunas figuras emblemá-ticas de estos últimos deceniosy que ciertamente vosotros co-noceis: San Giuseppe Moscati,Beata Gianna Beretta Molla,San Riccardo Pampuri y elProf. Jérôme Lejeune.De San Giuseppe Moscati

podemos mencionar tambiénuna frase que él mismo expresóel 17 de octubre de 1922 en unpequeño escrito en el que se re-sume su vida de médico, comohombre de ciencia y de fe:«Ama la verdad, muéstrate co-mo eres y sin fingir, sin temoresy sin miramientos. Y si la ver-

dad te cuesta la persecusión,acéptala; si es tormento, sopór-talo. Y si por la verdad tuvierasque sacrificar a ti mismo y tuvida, se fuerte en el sacrificio».La Beata Gianna Beretta

Molla decía estas palabras alhablar del médico cristiano:“No te olvides del alma del en-fermo…Nosotros tenemos oca-siones que no tiene el sacerdo-te. Nuestra misión aún no haterminado cuando las medici-nas ya no sirven; hay que lle-var el alma a Dios… Cada mé-dico debe entregarla al sacer-dote. ¡Cómo son necesarios es-tos médicos católicos! Que Je-sús se haga ver en medio denosotros, y encuentre a muchosmédicos que ofrecen a sí mis-mos por Él”.San Riccardo Pampuri, beati-

ficado y canonizado por JuanPablo II, hizo de su vida de mé-dico una misión en calidad demédico de cabecera del peque-ño centro milanés de Morimon-do pero después de largos añoscompletó su realización comocristiano consagrándose a Diosen la vida religiosa en la Ordende los “Fatebenefratelli” – Her-manos de San Juan de Dios –concluyendo su vida a apenas33 años.Y el Prof. Jérôme Lejeune,

según Juan Pablo II, «supousar siempre su profundo cono-cimiento de la vida y de sus se-cretos para el verdadero biendel hombre y de la humanidad,y sólo para esto. Llegó a seruno de los más ardientes defen-sores de la vida, especialmentede la vida de los niños por na-cer que, en nuestra civilizacióncontemporánea, frecuentemen-te están amenazados, hasta elpunto de que se puede pensaren una amenaza programada.Hoy esta amenaza se extiendeigualmente a los ancianos y alos enfermos. Las instanciashumanas, los parlamentos ele-gidos democráticamente, searrogan el derecho de poderdecidir quién tiene derecho avivir y, por el contrario, aquién se le puede negar, sin queexista una culpa de su parte.De muchos modos, nuestro si-glo ha experimentado este tipode actitud, sobre todo durantela Segunda Guerra Mundial, ytambién después. El profesorJérôme Lejeune asumió plena-mente la responsabilidad parti-

cular del sabio, dispuesto aconvertirse en un ‘signo decontradicción’, sin tener encuenta las presiones externasejercidas por la sociedad per-misiva ni el ostracismo al quelo habían condenado»2.Estos cuatro ejemplos de mé-

dicos de nuestros tiempos nosrecuerdan que el médico no sedebe ocupar únicamente delcuerpo sino de todo lo que unapersona puede tener necesidad.La tarea del médico es tambiénsuavizar las llagas morales con

el consejo, con el seguimientoen los momentos difíciles quelos enfermos pueden vivir so-bre todo cuando se agraban suscondiciones de salud.Pero el ejemplo de estas fi-

guras, en particular de la BeataMolla, nos conducen al valorde la familia, hoy en plena cri-sis, e incluso puesta en discu-sión en diferentes sectores de lasociedad civil. Con respecto asu esposo escribía la Beata:

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«Quiero formar una familiaverdaderamente cristiana don-de el Señor sea de casa; un pe-queño cenáculo donde Él reineen nuestros corazones, iluminenuestras decisiones, guie nues-tros programas, quiero formaruna familia rica de hijos comoha sido aquella en que he naci-do y crecido».

Pero de estos médicos católi-cos debeis tomar el ejemplotambién con respecto a su for-mación profesional y a su con-tinua actualización además quede una justa atención al dinero:«Hacer bien nuestra parte. Es-tudiar bien tu ciencia. Existehoy una carrera al dinero. La-mentablemente hay superficia-lidad también en nuestro traba-jo. Nosotros curamos los cuer-pos, pero muchas veces, sincompetencia» (Beretta Molla).Otra enseñanza nos viene del

fraile médico San RiccardoPampuri. Los médicos católi-cos, sobre todo los jóvenes, de-ben buscar el mejor camino pa-ra ejercer como verdaderoscristianos su profesión. Entreestos caminos tenemos la con-sagración religiosa. La Iglesiatiene necesidad de vocacionesconsagradas a la asistencia delos enfermos, tienen necesidadde ellos los enfermos: la gene-rosidad de médicos consagra-dos representa un gran don pa-ra la humanidad que sufre. Losmédicos deben considerar estaoportunidad no como un donque hacen a los enfermos sinocomo una gran gracia que reci-ben del Señor.Pero vosotros, como médi-

cos que quereis aumentar vues-tra fe, teneis la tarea fundamen-

tal de ser los defensores másfuertes de la vida. El aborto noes de cristianos, como no lo esla eutanasia, la supresión de lavida. Teneis la gran tarea de sertestigos que la vida, incluso lamás sufrida, es don y gracia. Osayude lo que Juan Pablo II dijoen la oración por los médicos:«Tú que eres la vida, concéde-nos anunciar y dar testimonioen nuestra profesión del ‘Evan-gelio de la vida’, comprome-tiéndonos en defenderla siem-pre, desde su concepción parasu término natural, y respetarla dignidad de cada ser huma-no, especialmente de los másdébiles y necesitados».Asimismo, a vosotros com-

pete dar un alma a las estructu-ras sanitarias. Vosotros sabeispor experiencia directa que loshospitales, las clínicas y las ca-sa de descanso, son lugares enlos que a menudo se experi-menta la deshumanización delas relaciones entre las perso-nas y en la que la burocraciageneralmente toma la delante-ra. Recordad entonces el pensa-miento de Juan Pablo II: «Da-nos, Señor, buenos samarita-nos, listos para acoger, curar yconsolar a los que encontra-mos en nuestro trabajo: si-guiendo el ejemplo de los san-tos médicos que nos han prece-dido, ayúdanos a ofrecer nues-tro generoso aporte para reno-var constantemente las estruc-turas sanitarias».Hay también otra tarea im-

portante que se pide a vosotrosmédicos: un empeño válidoprofesionalmente en el ámbitode la Pastoral Sanitaria. Osacompañe en esta reflexión, lasiguiente cita sacada de la Car-ta de losAgentes Sanitarios queme permito recordar: «La pas-toral de los enfermos consisteen la asistencia espiritual y re-ligiosa. Ésta es un derecho fun-damental del enfermo y un de-ber de la Iglesia. Es deberesencial, mas no exclusivo, delagente de pastoral sanitario.Por la necesaria interacciónentre dimensión física, psíquicay espiritual de la persona y porel compromiso de testimoniarla propia fe, todo agente de lasalud está obligado a crear lascondiciones a fin de que, paraquien la solicite, ya sea expresao implícitamente, se le asegurela asistencia religiosa […]. El

agente de la salud ha de mos-trar plena disponibilidad parafavorecer y acoger la demandade asistencia religiosa del en-fermo»3.Otra tarea más que se pide al

médico católico es evangelizarla muerte. Con frecuencia severifica también en las estruc-turas católicas que en el mo-mento de la muerte los agentessanitarios huyen del moribun-do. La Carta de losAgentes Sa-nitarios nos enseña que «es undeber pastoral en cada uno desus miembros, según la respon-sabilidad de cada cual» el com-promiso de evangelizar el mo-mento de la muerte. «La últimapalabra del Evangelio es la pa-labra de la vida que vence lamuerte y abre el morir humanoa una esperanza mayor»4.Otro ámbito en el que el mé-

dico católico está llamado a dartestimonio hoy, quizás más queayer, es la objeción de concien-cia. La Carta nos recuerda que«la actividad de los agentes sa-nitarios tiene el elevado valorde servicio a la vida. La vida esun bien primario y fundamen-tal de la persona humana… Aella los agentes sanitarios de-dican su actividad profesionalo voluntaria. Son médicos, far-macéuticos, enfermeros, cape-llanes hospitalarios, religiosos,administrativos, voluntarios,etc.». Por tanto, se necesita unaprecisa toma de posisión frentea toda iniciativa que vaya con-tra los valores de la vida comoen el caso del aborto, de la eu-tanasia, pero también de todaslas demás condiciones en lasque se puede encontrar unhombre enfermo, con la salve-dad del ensañamiento terapéu-tico.Al dirigirse a vosotros, médi-

cos católicos del mundo, laIglesia confía que los enfermosencuentren siempre servidoresde la vida siguiendo el ejemplode Jesús médico. Como nos re-cuerda también la “Carta” en eln. 64: «El agente de la salud,en la imposibilidad de sanar,jamás debe renunciar acuidar». De este modo voso-tros celebrareis cotidianamentela “liturgia” del amor, sabreisdonar gotas de Esperanza y ten-dreis como recompensa del Se-ñor, el don de una Fe cada vezmás grande no sólo en Dios si-no también en el hombre.

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De aquí que es urgente unaformación y una actualizacióncontinuada no sólo desde elpunto de vista deontológico-profesional sino también deaquel de la humanización delos cuidados. Al respecto, elPapa Benedicto XVI afirma ensu Carta Encíclica Deus cari-tas est: «Por lo que se refiere alservicio que se ofrece a los quesufren, es preciso que seancompetentes profesionalmente:quienes prestan ayuda han deser formados de manera que se-pan hacer lo más apropiado yde la manera más adecuada,asumiendo el compromiso deque se continúen después lasatenciones necesarias. Un pri-mer requisito fundamental es lacompetencia profesional, peropor sí sola no basta. En efecto,se trata de seres humanos, y losseres humanos necesitan siem-pre algo más que una atenciónsólo técnicamente correcta. Ne-cesitan humanidad. Necesitanatención cordial»5.Al concluir mi intervención,

una vez más quisiera rendir ho-menaje al Prof. Jèrôme Lejeu-ne, digno hijo de la Iglesia fran-cesa, con las mismas palabrasque Juan Pablo II escribió conocasión de su muerte: «Nos ha-llamos hoy ante la muerte deun gran cristiano del siglo XX,un hombre para el que la de-fensa de la vida llegó a ser unapostolado. No cabe duda deque en la situación actual delmundo esta forma de apostola-do de los laicos es muy necesa-ria. Deseamos agradecer hoy aDios, el autor de la vida, todolo que representó para nosotrosel profesor Lejeune, todo lo quehizo para defender y promoverla dignidad de la vida humana.En particular, quisiera agrade-cerle el haber tomado la inicia-tiva de la creación de la Acade-mia pontificia ‘Pro Vita’. Elprofesor Lejeune, miembro dela Academia Pontificia deCiencias desde hacía muchosaños, preparó todos los ele-mentos necesarios para estanueva fundación, llegando a

ser su primer presidente. Esta-mos seguros de que intercederáa la Sabiduría divina por estainstitución tan importante, quele debe en gran parte su exis-tencia»6.

S.E. Mons. ZYGMUNTZIMOWSKI

Presidente del Pontificio Consejopara los Agentes Sanitarios

Santa Sede

Notas1 Carta de Juan Pablo II al Cardenal

Fiorenzo Angelini, Presidente del Pontifi-cio Consejo para la Pastoral de los Agen-tes Sanitarios, para la institución de laJornada Mundial del Enfermo, 13 de ma-yo de 1992, n. 3.

2 Carta de Juan Pablo II al Cardenal Je-an-Marie Lustiger por la muerte del Pro-fesor Jèrôme Lejeune, 4 de abril de 1994.

3 Carta de los Agentes Sanitarios, n.108-109.

4 Carta de los Agentes Sanitarios, n.131.

5 Benedicto XVI, Carta EncíclicaDeusCaritas est, 25 de diciembre de 2005, n.31, a.

6 Carta de Juan Pablo II al Cardenal Je-an-Marie Lustiger por la muerte del Pro-fesor Jèrôme Lejeune, 4 de abril de1994.

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Del 6 al 9 de mayo de 2010tuvo lugar en Lourdes, Francia,el vigésimo tercer congreso in-ternacional de la FIAMC (Fe-deración Internacional de Aso-ciaciones Médicas Católicas).El santuario de Nuestra Señorade Lourdes era un lugar idealpara tratar el tema principal delcongreso. “Nuestra fe comomédicos”. Éste se estructuró encuatro sesiones bien definidas,inspiradas en el Catecismo,además de las sesiones de aper-tura y de clausura:1. Dios Creador. En esta se-

sión se trató de la creación evo-lutiva y del anuncio de un Diosque crea también al médico ypresta su ayuda a su obra de sa-lud. Además, Dios obra mila-gros mostrando que tiene podersobre las leyes naturales que hacreado de la nada.2. Jesucristo Redentor (sufre

y sana). El médico debería verel rostro de Cristo en todo pa-ciente y en sí mismo. Sin dejarde estudiar y aplicar toda suciencia al servicio de los enfer-mos, el médico debe tambiénrezar por sus pacientes. Fue es-pecialmente emotiva la ponen-cia sobre el Beato Lolo, un pe-riodista español ciego y disca-pacitado que se conmocionó ensu visita a la gruta de Lourdes.Lolo escribió una bellísima ora-ción del médico. Asimismo, sehabló del Beato Dr. Pere Tarrés.Él afirmaba que la cama es unaltar y el enfermo, Jesucristo.3. El Espíritu de Vida. Se ha-

bló de la fe del médico, de lapsicoterapia, de los desafíosprofesionales, de la comunidadcristiana como generadora desalud, de la filosofía de la fe enlas diversas partes del Globo.También, una interesante po-nencia sobre las células madrey otra sobre el abuso de los fár-macos psiquiátricos en los ni-ños norteamericanos. Este pro-blema parece que se está expor-tando a todo el mundo.4. La Iglesia, Cuerpo de Cris-

to. Trató de diversos temas que

interesan a la Iglesia y a la so-ciedad en diversos países, comola protección de la infancia des-valida o la prioridad que debe-mos dar en la Iglesia a la forma-ción de los obstetras y ginecó-logos católicos, una especiali-dad en peligro de extinción. Es-tos profesionales son los autén-ticos héroes de nuestra Medici-na de hoy.5. No podía faltar, en un con-

greso celebrado a los pies deNuestra Señora – generadora deVida – una sesión que aludiesea la maternidad. Así, hubo unasesión pro-vida en la que se ha-bló del aborto como mal y de ladefensa de la vida humana na-ciente como bien.En 2006, en la ciudad de

Barcelona, tuvo lugar el ante-rior congreso con asambleageneral. Aquella vez se hizouna gran exposición interna-cional de Medicina misionera.Fue la primera vez en la histo-ria de la Iglesia. Se mantieneaún viva su página web:www.fiamcbarcelona2006.org,con las fotos y las ponencias.En los últimos cuatro años, la

Federación ha coorganizado– aparte de nuestros propioscongresos continentales, los deMater Care Internacional o losde nuestro centro de ética médi-ca de Bombay – dos congresossobre células madre adultas(Montecarlo y Roma, amboscon la presencia de los respecti-vos jefes de Estado) y uno enRoma sobre donación de órga-nos, también éste con una espe-cial y entrañable audiencia pon-tificia.Esta vez, en Lourdes, pensa-

mos que sería muy fructífero uncongreso-peregrinación. ¡Yahabíamos realizado demasiadoscongresos técnicos! Los médi-cos católicos van en peregrina-ción a María para pedir por susenfermos, por sus familias, porsus compañeros y por ellos mis-mos. La PenitenciaríaApostóli-ca concedió una indulgenciaplenaria a los asistentes, natu-

ralmente con las condicioneshabituales. Se compuso espe-cialmente para este evento unaoración mariana que pide pro-tección para los médicos.Los actos de piedad fueron

muchos y de calidad humana ycristiana: La misa de inaugura-ción, en la gruta, presidida porMons. Zygmunt Zimowski, quenos ofreció el gran don de supresencia. La procesión de lasantorchas, siempre impresio-nante. La bendición de los en-fermos, con la antigua tradiciónde que los médicos acompañanal Santísimo inmediatamentedetrás. La misa presidida porMons. Jacques Perrier, obispode Tarbes y Lourdes, en la Basí-lica del Rosario. Una vigilia deplegaria en la iglesia de SantaBernardita. La misa internacio-nal del domingo también fue unmomento emocionante para no-sotros médicos católicos. Ysiempre empezamos y termina-mos nuestros trabajos con unaoración.Su Santidad Benedicto XVI

nos envió un mensaje en el quenos animaba a servir con amora los enfermos en su cuerpo, al-ma y espíritu. La Presidencia dela FIAMC decidió enviar unacarta de agradecimiento al San-to Padre.Los congresos médicos son

magníficas oportunidades paraconfraternizar y aprender de loscolegas en las tertulias, en lascomidas, en los recesos, en lasvisitas a los “stands” publicita-rios o en las idas y venidas.Cientos de médicos de todos loscontinentes dan mucho. Enellos se encuentra una verdade-ra sabiduría y sincera amistad.Hubo unos 800 asistentes de 46países. Muchos no pudieron ve-nir por problemas de visados ofalta de medios económicos.Todos los continentes estuvie-ron representados.Hubo también un magnífico

concierto de órgano y trompetaque hizo las delicias de todos.Estuvieron presentes durante

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Saludo del Dr. J.M. Simón Castellví,Presidente de la FIAMC

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todo el congreso la Presidentade las enfermeras católicas (CI-CIAMS), Marylee Meehan y elantiguo Presidente de los far-macéuticos católicos, el profe-sor Alain Lejeune.Antes de empezar la sesión

inaugural tuvo lugar el precep-tivo Comité ejecutivo anual dela FIAMC y la cuadrianualAsamblea General. En esosmomentos se aprecia el ingentetrabajo llevado a cabo por laFederación. Fueron reelegidosel Presidente que estas líneasescribe y el Vice-presidenteJohn Lee, de Singapur. El nue-vo Secretario General es el Dr.Ermanno Pavesi (Suiza) y elnuevo Tesorero, el Dr. KevinMurrell (USA). A ambas reu-niones asistió nuestro Asistenteeclesiástico, el padre MaurizioFaggioni, o.f.m.

La sesión inaugural contócon parlamentos diversos y conla ponencia magistral a cargode Mons. Zimowski. Destacó lavigencia de la Carta de losagentes sanitarios, publicada en1995 por el dicasterio que pre-side. Afirmó también que todoslos agentes sanitarios debencrear las condiciones para quetodo el que pida asistencia reli-giosa pueda recibirla. Tambiénpropuso el testimonio de médi-cos católicos comprometidoscon la defensa de la vida y quehan rechazado los comporta-mientos superficiales o lo polí-ticamente correcto (san Giusep-pe Moscati, san Ricardo Pam-puri, santa Gianna Beretta Mo-lla o el profesor Jérôme Lejeu-ne). El presidente del ConsejoPontificio para los Agentes Sa-nitarios declaró que los médi-

cos católicos son aquellos quepueden representar el verdaderorostro de la curación y de la es-peranza.Es tradicional en los congre-

sos cuadrienales que la FIAMCconceda el “Premio internacio-nal sobre ética médica y deon-tología Papa Juan XXI” (unSanto Padre portugués que fuemédico) por un trabajo específi-co fallado por un jurado inter-nacional. Este año han sido ga-lardonadas las doctoras portu-guesas Ana Sofía Carvalho ySusana Magalhaes por su estu-dio “Searching for otherness:an ethical view of a novel”. Seacordó también conceder unamención de honor al trabajo“Bioethical reflexions about thesituation of the elderly” deJ.A.R. Simoes.La FIAMC concedió asimis-

mo el importante Premio“Ciencia y Fe” a Mons. Marce-lo Sánchez Sorondo, Cancillerde la PontificiaAcademia de lasCiencias, por su incansable tra-bajo a favor de la promoción dela ciencia y de la fe a todos losniveles. Este año, que es unAño Sacerdotal, se decidió queel premio recayera sobre uneclesiástico. La Pontificia Aca-demia de las Ciencias tieneunos orígenes que se remontana 1603. Su finalidad es promo-ver el progreso de las cienciasmatemáticas, físicas y naturalesy el estudio de sus problemasepistemológicos relacionados.Tiene competencias en Bioéti-ca. Su sede se sitúa en la Ciu-dad de Vaticano y se halla bajola protección del Papa. Actual-mente, alberga a diversos pre-mios Nobel. Y a científicos dealtísimo nivel.La FIAMC es una federación

de asociaciones nacionales demédicos católicos. Sin embar-go, lo más importante es queestá formada por personas. Eneste sentido debo dar las graciasa los doctores: Patrick Theillier(Francia), François Blin (Fran-cia), Beatrix Paillot (Francia),Alessandro de Franciscis (Ita-lia), Franco Balzaretti (Italia),Enzo Saraceni (Italia), XavierSanz (España) y a tantos otros.Debo asimismo agradecer a lasinstituciones siguientes la llega-da a buen puerto del congreso-peregrinación: la agencia fran-cesa Bipel, la AMIL (Asocia-ción Médica Internacional de

Lourdes), el CCMF (Centro ca-tólico de los Médicos France-ses), Amour et Verité (de la co-munidad de el Emmanuel) y ala AMCI (Asociación de Médi-cos Católicos Italianos).

Dr. JOSÉ MARIASIMÓN CASTELLVÍPresidente de la FIAMC

(Federación Internacionalde Asociaciones Médicas Católicas

España

PS/ Más información, mensaje delPapa y fotos en http://www.fiamclourdes2010.fr y http://internationalfiamc.blogspot.com

F.I.A.M.C.Federación InternacionalAsociación MédicosCatólicosPalazzo San Calisto, 00120VATICAN CITY

+39 06 6988 7372+39 06 [email protected]

PresidenteJosé M. Simón Castellví, MDC/Calábria, 273, entresol 4a08029 Barcelona (Spain)+ 34 93 3630364+ 34 93 [email protected]

VicepresidenteJohn Lee, MD482AEast Coast Road429051 Singapore+ 65 63446231(res)65 97327137+ 65 [email protected]

Secretario GeneralErmanno Pavesi, MDOberdorfstr. 119524 Zuzwill SG (Switzerland)+41 79 2796500+ 41 71 [email protected]

TesorKevin Murrell, MDUSA+1 706 868 [email protected]

Consejero EclesiásticoP. Maurizio P. FaggioniVia Merulana 124, b00185 Roma (Italy)+39 06 70373354+39 335 [email protected]

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