Declaración Dominus Iesus

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  • 8/7/2019 Declaracin Dominus Iesus

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    CONGREGACIN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

    DECLARACINDOMINUS IESUS

    SOBRE LA UNICIDAD Y LA UNIVERSALIDAD SALVFICADE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA

    INTRODUCCIN

    1. El Seor Jess, antes deascenderal cielo, confiasus discpulosel mandato deanunciarel Evangelio al mundo entero y de bautizaratodas lasnaciones: Id al mundoentero y proclamad el Evangelio atoda lacreacin. El quecrea y se bautice, sesalvar;el queseresistaacreer, sercondenado (Mc 16,15-16); Me hasido dado todopoderenel cielo y en latierra. Id, pues, y haced discpulosatodas lasgentes bautizndolasenel nombre del Padre y del Hijo y del EsprituSanto, y ensendolesaguardartodo loque os he mandado. Y heaqu que yo estoy con vosotrostodos los das hastael fin delmundo (Mt28,18-20;cf. tambinLc 24,46-48;Jn 17,18; 20,21;Hch 1,8).

    La misinuniversal de la Iglesianace del mandato de Jesucristo y secumpleenel cursode lossiglosen laproclamacin del misterio de Dios, Padre, Hijo y EsprituSanto, y delmisterio de laencarnacin del Hijo, como evento desalvacinparatoda la humanidad.Essteel contenido fundamental de laprofesin defecristiana: Creo enunsolo Dios,Padretodopoderoso, Creadordecielo y tierra [...]. Creo enunsolo Seor, Jesucristo,Hijo nico de Dios, nacido del Padreantes detodos lossiglos: Dios de Dios, Luz deLuz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consustancial conel

    Padre, porquientodo fue hecho; quepornosotros los hombres y pornuestrasalvacinbaj del cielo, y porobra del EsprituSanto seencarn de Mara, la Virgen, y se hizohombre; y pornuestracausafuecrucificado entiempos de Poncio Pilato:padeci y fuesepultado, y resucital tercerdasegn las Escrituras, y subial cielo, y estsentado ala derecha del Padre; y denuevo vendrcongloriaparajuzgara vivos y muertos, y sureino no tendrfin. Creo enel EsprituSanto, Seory dadorde vida, queprocede delPadre, queconel Padre y el Hijo recibeuna mismaadoracin y gloria, y que hablporlosprofetas. Creo en la Iglesia, queesuna, santa, catlica y apostlica. Confieso quehay unsolo Bautismoparael perdn de lospecados. Espero laresurreccin de losmuertos y la vida del mundo futuro .1

    2. La Iglesia, enel curso de lossiglos, haproclamado y testimoniado confidelidad el

    Evangelio de Jess. Al final del segundo milenio, sinembargo, esta misinesttodavalejos desucumplimiento.2 Poreso, hoy ms quenunca, esactual el grito del apstolPablo sobreel compromiso misionero decada bautizado: Predicarel Evangelio no espara mningn motivo degloria;es ms bienun deberque meincumbe. Y ay de msino predicarael Evangelio! (1 Co 9,16). Eso explica laparticularatencin queelMagisterio ha dedicado a motivary asostener la misinevangelizadora de la Iglesia,sobretodo enrelacincon lastradicionesreligiosas del mundo.3

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    Teniendo encuenta los valores questastestimonian y ofrecena la humanidad, conunaactitud abierta y positiva, la Declaracinconciliarsobre larelacin de la Iglesiacon lasreligionesno cristianasafirma: La Iglesiacatlicano rechazanada de lo queenestasreligiones hay desanto y verdadero. Consideraconsincero respeto los modos de obraryde vivir, lospreceptos y las doctrinas, que, porms que discrepenen mucho de lo queellaprofesa y ensea, no pocas vecesreflejanun destello deaquella Verdad queilumina

    atodos los hombres .4

    Prosiguiendo enesta lnea, el compromiso eclesial deanunciaraJesucristo, el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6), sesirve hoy tambin de laprctica del dilogo interreligioso, queciertamenteno sustituyesino queacompaa lamissio ad gentes, en virtud deaquel misterio deunidad , del cual deriva quetodoslos hombres y mujeres quesonsalvadosparticipan, aunqueen modos diferentes, delmismo misterio desalvacinen Jesucristo pormedio desu Espritu .5 Dicho dilogo,queformaparte de la misinevangelizadora de la Iglesia,6comportaunaactitud decomprensin y unarelacin deconocimiento recproco y de mutuo enriquecimiento, enla obedienciaa la verdad y enel respeto de la libertad.7

    3. En laprctica y profundizacinterica del dilogo entre lafecristiana y las otrastradicionesreligiosassurgencuestionesnuevas, lascualessetrata deafrontarrecorriendo nuevaspistas de bsqueda, adelantandopropuestas y sugiriendocomportamientos, quenecesitanuncuidadoso discernimiento. Enesta bsqueda, lapresente Declaracinintervienepara llamarlaatencin de losObispos, de lostelogos ydetodos losfielescatlicossobrealgunoscontenidos doctrinalesimprescindibles, quepuedanayudara que lareflexinteolgica maduresolucionesconformesal dato de lafe, querespondana lasurgenciasculturalescontemporneas.

    El lenguajeexpositivo de la Declaracinrespondeasufinalidad, queno es la detrataren modo orgnico laproblemticarelativaa launicidad y universalidad salvfica delmisterio de Jesucristo y de la Iglesia, niel proponersolucionesa lascuestionesteolgicas libremente disputadas, sino la deexponernuevamente la doctrina de lafecatlicaal respecto. Al mismo tiempo la Declaracin quiereindicaralgunosproblemasfundamentales que quedanabiertosparaulterioresprofundizaciones, y confutardeterminadasposicioneserrneas o ambiguas. Poreso el texto retoma la doctrinaenseadaen documentosprecedentes del Magisterio, con laintencin decorroborarlasverdades queformanparte del patrimonio de lafe de la Iglesia.

    4. El perenneanuncio misionero de la Iglesiaespuesto hoy enpeligro porteoras detipo relativista, quetratan dejustificarel pluralismo religioso, no slo de facto sinotambinde iure (o deprincipio). Enconsecuencia, seretienensuperadas, porejemplo,verdadestalescomo el carcterdefinitivo y completo de larevelacin de Jesucristo, lanaturaleza de lafecristianaconrespecto a lacreenciaen las otrareligiones, el carcterinspirado de los libros de laSagrada Escritura, launidad personal entreel Verbo eterno

    y Jess de Nazaret, launidad entre laeconoma del Verbo encarnado y del EsprituSanto, launicidad y launiversalidad salvfica del misterio de Jesucristo, la mediacinsalvficauniversal de la Iglesia, lainseparabilidad aunen la distincinentreelReino de Dios, el Reino de Cristo y la Iglesia, lasubsistenciaen la Iglesiacatlica de lanica Iglesia de Cristo.

    Lasraces deestasafirmaciones hay que buscarlasenalgunospresupuestos, yasean denaturalezafilosfica o teolgica, que obstaculizan lainteligencia y laacogida de laverdad revelada. Sepuedensealaralgunos: laconviccin de lainaferrablilidad y la

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    inefabilidad de la verdad divina, nisiquieraporparte de larevelacincristiana; laactitud relativistaconrelacina la verdad, en virtud de lo cual aquello quees verdadparaalgunosno lo espara otros; lacontraposicinradical entre la mentalidad lgicaatribuidaaOccidente y la mentalidad simblicaatribuidaaOriente;el subjetivismo dequien, considerando larazncomo nicafuente deconocimiento, se hace incapaz delevantar la mirada hacia lo alto paraatreverseaalcanzarla verdad del ser;8 la

    dificultad decomprendery acogeren la historia lapresencia deeventos definitivos yescatolgicos;el vaciamiento metafsico del evento de laencarnacin histrica delLogoseterno, reducido aun mero aparecerde Diosen la historia;el eclecticismo dequien, en la bsquedateolgica, asumeideas derivadas de diferentescontextosfilosficos y religiosos, sinpreocuparse desucoherencia y conexinsistemtica, ni desucompatibilidad con la verdad cristiana; latendencia, enfin, a leereinterpretarlaSagrada Escriturafuera de laTradicin y del Magisterio de la Iglesia.

    Sobre la base detalespresupuestos, quesepresentancon matices diversos, unas vecescomo afirmaciones y otrascomo hiptesis, seelaboranalgunaspropuestasteolgicasenlascuales larevelacincristiana y el misterio de Jesucristo y de la Iglesiapierdensucarcterde verdad absoluta y deuniversalidad salvfica, o al menossearrojasobreellos

    lasombra de la duda y de lainseguridad.

    I. PLENITUD Y DEFINITIVIDADDE LA REVELACIN DE JESUCRISTO

    5. Paraponerremedio aesta mentalidad relativista, cada vez ms difundida, esnecesario reiterar, antetodo, el carcterdefinitivo y completo de larevelacin deJesucristo. Debeser, enefecto,firmemente creda laafirmacin de queenel misterio deJesucristo, el Hijo de Diosencarnado, el cual es el camino, la verdad y la vida (cf.

    Jn 14,6), se da larevelacin de laplenitud de la verdad divina: Nadieconoce bienalHijo sino el Padre, nial Padre leconoce biennadiesino el Hijo, y aquel a quienel Hijose lo quierarevelar (Mt11,27). A Diosnadie lo ha visto jams:el Hijo nico, queestenel seno del Padre, l lo harevelado (Jn 1,18); porqueenl residetoda laPlenitud de la Divinidad corporalmente (Col2,9-10).

    Fiel a lapalabra de Dios, el Concilio Vaticano II ensea: La verdad ntimaacerca deDios y acerca de lasalvacin humanasenos manifiestaporlarevelacinen Cristo, queesauntiempo mediadory plenitud detoda larevelacin .9 Y confirma: Jesucristo, elVerbo hecho carne, hombreenviado a los hombres, habla palabras de Dios (Jn 3,34)y llevaacabo la obra de lasalvacin queel Padre leconfi (cf.Jn 5,36; 17,4). Portanto, Jesucristo veral cual es veral Padre (cf.Jn 14,9), consutotal presencia y

    manifestacin, conpalabras y obras, seales y milagros, sobretodo consu muerte yresurreccingloriosa deentre los muertos, y finalmente, conel envo del Espritu de laverdad, llevaaplenitud toda larevelacin y laconfirmaconel testimonio divino [...].Laeconomacristiana, como laalianzanueva y definitiva, nuncacesar; y no hay queesperaryaningunarevelacinpblicaantes de lagloriosa manifestacin denuestroSeorJesucristo (cf. 1 Tm 6,14;Tit2,13) .10

    Poresto laencclicaRedemptoris missio proponenuevamentea la Iglesia latarea deproclamarel Evangelio, comoplenitud de la verdad: Enesta Palabra definitiva desu

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    revelacin, Diosse ha dado aconocerdel modo mscompleto; ha dicho a la humanidadquines. Estaautorrevelacin definitiva de Diosesel motivo fundamental porel que laIglesiaes misionerapornaturaleza. Ellano puede dejardeproclamarel Evangelio, esdecir, laplenitud de la verdad que Diosnos ha dado aconocersobres mismo .11Slolarevelacin de Jesucristo, porlo tanto, introduceennuestra historiauna verdaduniversal y ltima queinducea la mente del hombreano pararsenunca .12

    6. Es, porlo tanto, contrariaa lafe de la Iglesia latesis del carcter limitado, incompletoeimperfecto de larevelacin de Jesucristo, queseracomplementariaa lapresenteenlas otrasreligiones. Larazn queesta la base deestaasercinpretenderafundarsesobreel hecho de que la verdad acerca de Diosno podraseracogida y manifestadaensuglobalidad y plenitud porningunareligin histrica, porlo tanto, tampocoporelcristianismo niporJesucristo.

    Estaposicincontradiceradicalmente lasprecedentesafirmaciones defe, segn lascualesen Jesucristo se da laplena y completarevelacin del misterio salvfico de Dios.Porlo tanto, laspalabras, las obras y latotalidad del evento histrico de Jess, aunsiendo limitadosencuanto realidades humanas, sinembargo, tienencomo fuente la

    Persona divina del Verbo encarnado, verdadero Dios y verdadero hombre 13 yporeso llevanens la definitividad y laplenitud de larevelacin de las vassalvficas deDios, aunque laprofundidad del misterio divino ens mismo sigasiendo trascendenteeinagotable. La verdad sobre Diosno esabolida o reducidaporquesea dichaen lenguajehumano. Ella, encambio, siguesiendo nica, plena y completaporque quien habla yactaesel Hijo de Diosencarnado. Poresto lafeexige queseprofese queel Verbohecho carne, entodo su misterio, que va desde laencarnacina laglorificacin, es lafuente, participada masreal, y el cumplimiento detoda larevelacinsalvfica de Diosala humanidad,14 y queel EsprituSanto, queesel Espritu de Cristo, enseaa losApstoles, y pormedio deellosatoda la Iglesia detodos lostiempos, la verdadcompleta (Jn 16,13).

    7. Larespuestaadecuadaa larevelacin de Dioses la obediencia de la fe (Rm 1,5: Cf.Rm 16,26;2 Co 10,5-6), por la queel hombreseconfa libre y totalmentea Dios,prestando a Diosreveladorel homenaje del entendimiento y de la voluntad, yasintiendo voluntariamentea larevelacin hechaporl .15 Lafeesun don de lagracia: Paraprofesarestafeesnecesaria lagracia de Dios, quepreviene y ayuda, y losauxiliosinternos del EsprituSanto, el cual mueveel corazn y lo conviertea Dios, abrelos ojos de la mente y da atodos lasuavidad enel aceptary creerla verdad .16

    La obediencia de lafeconducea laacogida de la verdad de larevelacin de Cristo,garantizadaporDios, quienes la Verdad misma;17 Lafeesantetodo unaadhesin

    personaldel hombrea Dios;esal mismo tiempo einseparablementeel asentimiento

    libre a toda la verdad que Dios ha revelado .

    18

    Lafe, por lo tanto, don de Dios y virtud sobrenatural infundidaporl ,19implicauna dobleadhesin:a Dios querevelay a la verdad reveladaporl, en virtud de laconfianza quese leconcedea lapersonaque laafirma. Poresto no debemoscreerenningn otro queno sea Dios, Padre, Hijoy EsprituSanto .20

    Debeser, porlo tanto,firmemente retenida la distincinentre lafe teologal y lacreencia en las otrasreligiones. Si lafees laacogidaen lagracia de la verdad revelada,que permitepenetrarenel misterio, favoreciendo sucomprensincoherente ,21 la

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    creenciaen las otrasreligionesesesatotalidad deexperiencia y pensamiento queconstituyen lostesoros humanos desabidura y religiosidad, queel hombre, ensu

    bsqueda de la verdad, haideado y creado ensureferenciaa lo Divino y al Absoluto.22

    No siempretal distincinestenidaenconsideracinen lareflexinactual, porlo cual amenudo seidentifica lafe teologal, quees laacogida de la verdad reveladaporDios

    Uno y Trino, y lacreencia en las otrasreligiones, queesunaexperienciareligiosatodavaen bsqueda de la verdad absoluta y carentetodava del asentimiento a Dios queserevela. Esteesuno de los motivospor loscualessetiendeareducir, y a vecesinclusoaanular, las diferenciasentreel cristianismo y las otrasreligiones.

    8. Seproponetambin la hiptesisacerca del valorinspirado de lostextossagrados deotrasreligiones. Ciertamenteesnecesario reconocerquetalestextoscontienenelementosgraciasa loscuales multitud depersonasatravs de lossiglos hanpodido ytodava hoypuedenalimentary conservarsurelacinreligiosacon Dios. Poresto,considerando tanto los modos deactuarcomo lospreceptos y las doctrinas de las otrasreligiones, el Concilio Vaticano II como se harecordado antesafirma que porms que discrepenen mucho de lo queella [la Iglesia] profesa y ensea, no pocas vecesreflejanun destello deaquella Verdad queiluminaatodos los hombres .23

    Latradicin de la Iglesia, sinembargo, reserva lacalificacin detextos inspirados a loslibroscannicos del Antiguo y Nuevo Testamento, encuanto inspiradosporel EsprituSanto.24 Recogiendo estatradicin, la Constitucin dogmticasobre la divinaRevelacin del Concilio Vaticano II ensea: Lasanta Madre Iglesia, segn lafeapostlica, tieneporsantos y cannicos los librosenteros del Antiguo y NuevoTestamento contodassuspartes, porque, escritos bajo lainspiracin del EsprituSanto(cf.Jn 20, 31;2 Tm 3,16;2 Pe 1,19-21; 3,15-16), tienena Dioscomo autory como talesse le hanentregado a la misma Iglesia .25 Esos libros enseanfirmemente, confidelidad y sinerror, la verdad que Dios quiso consignaren lassagradas letras denuestrasalvacin .26

    Sinembargo, queriendo llamarasatodas lasgentesen Cristo y comunicarles laplenitud desurevelacin y desuamor, Diosno deja de hacersepresenteen muchosmodos no slo encadaindividuo, sino tambinen lospueblos mediantesusriquezasespirituales, cuyaexpresinprincipal y esencial son lasreligiones, aunquecontenganlagunas, insuficiencias y errores .27 Porlo tanto, los librossagrados de otrasreligiones, que de hecho alimentan y guan laexistencia desusseguidores, reciben delmisterio de Cristo aquelloselementos de bondad y gracia queestnenellospresentes.

    II. EL LOGOS ENCARNADOY EL ESPRITU SANTOEN LA OBRA DE LA SALVACIN

    9. En lareflexinteolgicacontemporneaa menudo emergeunacercamiento a Jessde Nazaretcomo sifueseunafigura histricaparticulary finita, querevela lo divino demanerano exclusivasino complementariaa otraspresenciasreveladoras y salvficas. ElInfinito, el Absoluto, el Misterio ltimo de Diosse manifestaraasa la humanidad enmodos diversos y en diversasfiguras histricas: Jess de Nazaretserauna deesas. Ms

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    concretamente, paraalgunosl serauno de lostantosrostros queel Logos habraasumido enel curso del tiempo paracomunicarsesalvficamentecon la humanidad.

    Adems, parajustificarporunaparte launiversalidad de lasalvacincristiana y porotrael hecho del pluralismo religioso, seproponencontemporaneamenteunaeconoma delVerbo eterno vlidatambinfuera de la Iglesia y sinrelacinaella, y unaeconoma del

    Verbo encarnado. Laprimeratendraunaplusvala deuniversalidad respecto a lasegunda, limitadasolamentea loscristianos, aunquesi bienenella lapresencia de Diossera msplena.

    10. Estastesiscontrastanprofundamentecon lafecristiana. Debeser, enefecto,firmemente creda la doctrina defe queproclama que Jess de Nazaret, hijo de Mara, ysolamentel, esel Hijo y Verbo del Padre. El Verbo, que estabaenel principio conDios (Jn 1,2), esel mismo que se hizo carne (Jn 1,14). En Jess el Cristo, elHijo de Dios vivo (Mt16,16) residetoda la Plenitud de la Divinidad corporalmente (Col2,9). l es el Hijo nico, queestenel seno del Padre (Jn 1,18), el Hijo desuamor, en quientenemos laredencin [...]. Diostuvo a bien hacerresidirenl toda laplenitud, y reconciliarconl y paral todas lascosas, pacificando, mediante lasangre

    desucruz, lo que hay en latierra y en loscielos (Col1,13-14.19-20).

    Fiel a lasSagradas Escrituras y refutando interpretacioneserrneas y reductoras, elprimerConcilio de Nicea definisolemnementesufeen Jesucristo Hijo de Dios,nacido unignito del Padre, es decir, de lasustancia del Padre, Dios de Dios, Luz deLuz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre,porquientodas lascosasfueron hechas, las que hay enel cielo y las que hay en latierra,quepornosotros los hombres y pornuestrasalvacin descendi y seencarn, se hizohombre, padeci, y resucital tercerda, subia loscielos, y ha de venirajuzgara losvivos y a los muertos .28Siguiendo lasenseanzas de los Padres, tambinel Conciliode Calcedoniaprofes que uno solo y el mismo Hijo, nuestro SeorJesucristo, eslmismo perfecto en divinidad y perfecto en humanidad, Dios verdaderamente, yverdaderamente hombre [...], consustancial conel Padreencuanto a la divinidad, yconsustancial connosotrosencuanto a la humanidad [...], engendradoporel Padreantesde lossiglosencuanto a la divinidad, y el mismo, en los ltimos das, pornosotros ypornuestrasalvacin, engendrado de Mara Virgen, madre de Dios, encuanto a lahumanidad .29

    Poresto, el Concilio Vaticano II afirma que Cristo nuevo Adn , imagen de Diosinvisible (Col1,15), estambinel hombreperfecto, que ha devuelto a ladescendencia de Adn lasemejanza divina, deformadaporel primerpecado [...].Cordero inocente, con laentrega librrima desusangrenos mereci la vida. En l Diosnosreconciliconsigo y connosotros y nos liber de laesclavitud del diablo y del

    pecado,por lo quecualquiera denosotrospuede decirconel Apstol: El Hijo de Diosmeam y seentregas mismo porm (Gal2,20) .30

    Al respecto Juan Pablo II ha declarado explcitamente: Escontrario a lafecristianaintroducircualquierseparacinentreel Verbo y Jesucristo [...]: Jessesel Verboencarnado, unasolapersonaeinseparable [...]. Cristo no essino Jess de Nazaret, y steesel Verbo de Dios hecho hombrepara lasalvacin detodos [...]. Mientras vamosdescubriendo y valorando los dones detodasclases, sobretodo lasriquezasespirituales

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    que Dios haconcedido acadapueblo, no podemos disociarlos de Jesucristo, centro delplan divino desalvacin .31

    Estambincontrario a lafecatlicaintroducirunaseparacinentre laaccinsalvficadel Logosencuanto tal, y la del Verbo hecho carne. Con laencarnacin, todas lasaccionessalvficas del Verbo de Dios, se hacensiempreenunincon lanaturaleza

    humana quel haasumido para lasalvacin detodos los hombres. El nico sujeto queobraen las dosnaturalezas, divina y humana, es la nicapersona del Verbo.32

    Porlo tanto no escompatiblecon la doctrina de la Iglesia lateora queatribuyeunaactividad salvficaal Logoscomo tal ensu divinidad, queseejercitara msall dela humanidad de Cristo, tambin despus de laencarnacin.33

    11. Igualmente, debeserfirmemente creda la doctrina defesobre launicidad de laeconomasalvfica queridaporDios Uno y Trino, cuyafuente y centro esel misterio delaencarnacin del Verbo, mediadorde lagracia divinaenel plan de lacreacin y de laredencin (cf. Col1,15-20), recapituladordetodas lascosas (cf.Ef1,10), al cual hizoDiosparanosotrossabidura de origen divino, justicia, santificacin y redencin (1 Co

    1,30). Enefecto, el misterio de Cristo tieneunaunidad intrnseca, queseextiende desdelaeleccineternaen Dios hasta laparusa: [Dios] nos haelegido enl antes de lafundacin del mundo,parasersantoseinmaculadosensupresencia, enel amor (Ef1,4); Enl porquienentramosen herencia, elegidos deantemano segnel previodesignio del querealizatodo conformea la decisin desu voluntad (Ef1,11); Puesalos que deantemano conoci [el Padre], tambin lospredestinareproducirlaimagendesu Hijo, para quefueral el primognito entre muchos hermanos; y a los quepredestin, asostambin losjustific;a los quejustific, asostambin losglorific (Rm 8,29-30).

    El Magisterio de la Iglesia, fiel a larevelacin divina, reitera que Jesucristo eselmediadory el redentoruniversal: El Verbo de Dios, porquientodo fue hecho, seencarnpara que, Hombreperfecto, salvaratodos y recapitularatodas lascosas. ElSeor[...] esaquel a quienel Padreresucit, exalt y colocasu derecha,constituyndolo juez de vivos y de muertos .34 Esta mediacinsalvficatambinimplica launicidad del sacrificio redentorde Cristo, sumo y eterno sacerdote (cf.Eb6,20; 9,11; 10,12-14).

    12. Hay tambin quienpropone la hiptesis deunaeconoma del EsprituSanto conuncarctermsuniversal que la del Verbo encarnado, crucificado y resucitado. Tambinestaafirmacinescontrariaa lafecatlica, que, encambio, considera laencarnacinsalvfica del Verbo como unevento trinitario. Enel Nuevo Testamento el misterio deJess, Verbo encarnado, constituyeel lugarde lapresencia del EsprituSanto y larazn

    desuefusina la humanidad, no slo en lostiempos mesinicos (cf.Hch 2,32-36;Jn20,20; 7,39;1 Co 15,45), sino tambinantes desu venidaen la historia (cf. 1 Co 10,4;1Pe 1,10-12).

    El Concilio Vaticano II ha llamado laatencin de laconciencia defe de la Iglesiasobreesta verdad fundamental. Cuando exponeel plansalvfico del Padreparatoda lahumanidad, el Concilio conectaestrechamente desdeel inicio el misterio de Cristo conel del Espritu.35Toda la obra deedificacin de la Iglesiaatravs de lossiglosse vecomo unarealizacin de Jesucristo Cabezaencomuninconsu Espritu.36

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    Adems, laaccinsalvfica de Jesucristo, con y pormedio desu Espritu, seextiendemsall de losconfines visibles de la Iglesia y alcanzaatoda la humanidad. Hablandodel misterio pascual, enel cual Cristo asocia vitalmenteal creyenteas mismo enelEsprituSanto, y le da laesperanza de laresurreccin, el Concilio afirma: Esto valenosolamentepara loscristianos, sino tambinparatodos los hombres de buena voluntad,encuyo corazn obra lagracia de modo invisible. Cristo muriportodos, y la vocacin

    suprema del hombreenrealidad esunasola, es decir, la divina. Enconsecuencia,debemoscreerqueel EsprituSanto ofreceatodos laposibilidad de que, en laforma deslo Diosconocida, seasocienaeste misterio pascual .37

    Quedaclaro, porlo tanto, el vnculo entreel misterio salvfico del Verbo encarnado y eldel EsprituSanto, queactael influjo salvfico del Hijo hecho hombreen la vida detodos los hombres, llamadosporDiosauna nica meta, yasea que hayanprecedidohistricamenteal Verbo hecho hombre, o que vivan despus desu venidaen la historia:detodosellosesanimadorel Espritu del Padre, queel Hijo del hombre donalibremente (cf.Jn 3,34).

    Poreso el Magisterio reciente de la Iglesia ha llamado laatencinconfirmeza yclaridad sobre la verdad deuna nicaeconoma divina: Lapresencia y laactividad delEsprituno afectan nicamentea losindividuos, sino tambina lasociedad, a lahistoria, a lospueblos, a lasculturas y a lasreligiones [...]. Cristo resucitado obra yaporla virtud desu Espritu [...]. Estambinel Espritu quienesparce lassemillas de laPalabrapresentesen losritos y culturas, y lospreparaparasu madurezen Cristo .38Aunreconociendo lafuncin histrico-salvfica del Esprituentodo el universo y en lahistoria de la humanidad,39sinembargo confirma: Este Esprituesel mismo quese hahecho presenteen laencarnacin, en la vida, muerte y resurreccin de Jess y queactaen la Iglesia. No es, porconsiguiente, algo alternativo a Cristo, ni vienea llenarunaespecie de vaco, como a vecesse daporhiptesis, queexistaentre Cristo y el Logos.Todo lo queel Espritu obraen los hombres y en la historia de lospueblos, ascomo enlasculturas y religiones, tieneunpapel depreparacinevanglica, y no puede menos dereferirsea Cristo, Verbo encarnadoporobra del Espritu, para que, hombreperfecto,salvaraatodos y recapitularatodas lascosas .40

    Enconclusin, laaccin del Esprituno estfuera o al lado de laaccin de Cristo. Setrata deunasolaeconomasalvfica de Dios Uno y Trino, realizadaenel misterio de laencarnacin, muerte y resurreccin del Hijo de Dios, llevadaacabo con lacooperacindel EsprituSanto y extendidaensualcancesalvfico atoda la humanidad y atodo eluniverso: Los hombres, pues, no puedenentrarencomunincon Diossino espormedio de Cristo y bajo laaccin del Espritu .41

    III. UNICIDAD Y UNIVERSALIDADDEL MISTERIO SALVFICO DE JESUCRISTO

    13. Estambinfrecuente latesis queniega launicidad y launiversalidad salvfica delmisterio de Jesucristo. Estaposicinno tieneningnfundamento bblico. Enefecto,debeserfirmemente creda, como dato perenne de lafe de la Iglesia, laproclamacin deJesucristo, Hijo de Dios, Seory nico salvador, queensuevento deencarnacin,

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    muerte y resurreccin ha llevado acumplimiento la historia de lasalvacin, quetieneenl suplenitud y sucentro.

    Lostestimoniosneotestamentarios lo certificanconclaridad: El Padreenviasu Hijo,como salvadordel mundo (1 Jn 4,14); Heaquel cordero de Dios, que quitaelpecado del mundo (Jn 1,29). Ensu discurso anteel sanedrn, Pedro, parajustificarla

    curacin del tullido denacimiento realizadaenel nombre de Jess (cf.Hch 3,1-8),proclama: Porqueno hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombresporel quenosotros debamossalvarnos (Hch 4,12). El mismo apstol aadeadems que Jesucristo esel Seordetodos ; estconstituidoporDiosjuez de vivos y muertos ;porlo cual todo el quecreeenl alcanza, porsunombre, el perdn de lospecados (Hch 10,36.42.43).

    Pablo, dirigindosea lacomunidad de Corinto, escribe: Puesauncuando se les delnombre de dioses, bienenel cielo bienen latierra, deforma que hay multitud de diosesy deseores, paranosotrosno hay ms queunsolo Dios, el Padre, del cual procedentodas lascosas y parael cual somos; y unsolo Seor, Jesucristo, porquiensontodas lascosas y porel cual somosnosotros (1 Co 8,5-6). Tambinel apstol Juanafirma:

    Porquetanto am Diosal mundo que dio asu Hijo nico, para quetodo el quecreaenl noperezca, sino quetenga vidaeterna. Porque Diosno haenviado asu Hijo al mundoparajuzgaral mundo, sino para queel mundo sesalveporl (Jn 3,16-17). EnelNuevo Testamento, la voluntad salvficauniversal de Diosestestrechamenteconectadacon la nica mediacin de Cristo: [Dios] quiere quetodos los hombressesalven y lleguenal conocimiento pleno de la verdad. Porque hay unsolo Dios, ytambinunsolo mediadorentre Dios y los hombres, Cristo Jess, hombretambin, queseentregas mismo como rescateportodos (1 Tm 2,4-6).

    Basadosenestaconciencia del don de lasalvacin, nico y universal, ofrecidoporelPadrepormedio de Jesucristo enel EsprituSanto (cf.Ef1,3-14), losprimeroscristianosse dirigierona Israel mostrando queel cumplimiento de lasalvaciniba msall de la Ley, y afrontaron despusal mundo pagano deentonces, queaspirabaa lasalvacinatravs deunapluralidad de diosessalvadores. Estepatrimonio de lafe hasido propuesto una vez msporel Magisterio de la Iglesia: Cree la Iglesia que Cristo,muerto y resucitado portodos (cf. 2 Co 5,15), daal hombresu luz y sufuerzaporelEsprituSanto afin de quepuedaresponderasu mxima vocacin y queno hasidodado bajo el cielo a la humanidad otro nombreenel queseaposiblesalvarse (cf.Hch4,12). Igualmentecree que laclave, el centro y el fin detoda la historia humanase hallaensuSeory Maestro .42

    14. Debeser, porlo tanto,firmemente creda como verdad defecatlica que la voluntadsalvficauniversal de Dios Uno y Trino es ofrecida y cumplidauna vezparasiempreen

    el misterio de laencarnacin, muerte y resurreccin del Hijo de Dios.

    Teniendo encuentaeste dato defe, y meditando sobre lapresencia de otrasexperienciasreligiosasno cristianas y sobresusignificado enel plansalvfico de Dios, lateologaest hoy invitadaaexplorarsiesposible, y en qu medida, quetambinfiguras yelementospositivos de otrasreligionespuedanentrarenel plan divino de lasalvacin.Enestatarea dereflexin lainvestigacinteolgicatieneantesunextenso campo detrabajo bajo lagua del Magisterio de la Iglesia. El Concilio Vaticano II, enefecto,afirm que la nica mediacin del Redentorno excluye, sino suscitaensuscriaturas

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    una mltiplecooperacin queparticipa de lafuente nica .43Se debeprofundizarelcontenido deesta mediacinparticipada, siempre bajo lanorma del principio de la nicamediacin de Cristo: Auncuando no seexcluyan mediacionesparciales, decualquiertipo y orden, stassinembargo cobransignificado y valornicamentepor la mediacinde Cristo y no puedenserentendidascomoparalelas y complementarias .44 Noobstante, serancontrariasa lafecristiana y catlicaaquellaspropuestas desolucin que

    contemplenunaaccinsalvfica de Diosfuera de la nica mediacin de Cristo.

    15. No pocas vecesalgunosproponen queenteologaseevitentrminoscomo unicidad , universalidad , absolutez , cuyo uso dara laimpresin deunnfasisexcesivo acerca del valordel evento salvfico de Jesucristo conrelacina las otrasreligiones. Enrealidad, coneste lenguajeseexpresasimplemente lafidelidad al datorevelado,puesconstituyeun desarrollo de lasfuentes mismas de lafe. Desdeel inicio,enefecto, lacomunidad de loscreyentes hareconocido que Jesucristo poseeunatalvalenciasalvfica, que l slo, como Hijo de Dios hecho hombre, crucificado yresucitado, en virtud de la misinrecibida del Padre y en lapotencia del EsprituSanto,tieneel objetivo de donarlarevelacin (cf.Mt11,27) y la vida divina (cf.Jn 1,12; 5,25-26; 17,2) atoda la humanidad y acada hombre.

    Enestesentido sepuede y se debe decirque Jesucristo tiene, parael gnero humano ysu historia, unsignificado y un valorsingulary nico, slo del propio, exclusivo,universal y absoluto. Jesses, enefecto, el Verbo de Dios hecho hombrepara lasalvacin detodos. Recogiendo estaconciencia defe, el Concilio Vaticano II ensea: El Verbo de Dios, porquientodo fue hecho, seencarnpara que, Hombreperfecto,salvaraatodos y recapitularatodas lascosas. El Seoresel fin de la historia humana,punto deconvergencia haciael cual tienden los deseos de la historia y de lacivilizacin, centro de la humanidad, gozo del corazn humano y plenitud total desusaspiraciones. l esaquel a quienel Padreresucit, exalt y colocasu derecha,constituyndolo juez de vivos y de muertos .45 Esprecisamenteestasingularidadnica de Cristo la que leconfiereunsignificado absoluto y universal,porlo cual,mientrasesten la historia, esel centro y el fin de la misma: Yo soy el Alfa y laOmega, el Primero y el ltimo, el Principio y el Fin (Ap 22,13) .46

    IV. UNICIDAD Y UNIDAD DE LA IGLESIA

    16. El SeorJess, nico salvador, no estableciunasimplecomunidad de discpulos,sino queconstituya la Iglesiacomo misterio salvfico: l mismo esten la Iglesia y laIglesiaesten l (cf.Jn 15,1ss;Ga 3,28;Ef4,15-16;Hch 9,5);poreso, laplenitud delmisterio salvfico de Cristo pertenecetambina la Iglesia, inseparablementeunidaasuSeor. Jesucristo, enefecto, continasupresencia y su obra desalvacinen la Iglesia yatravs de la Iglesia (cf. Col1,24-27),47 queessucuerpo (cf. 1 Co 12, 12-13.27;Col

    1,18).48 Y ascomo lacabeza y los miembros deuncuerpo vivo aunqueno seidentifiquensoninseparables, Cristo y la Iglesiano sepuedenconfundirpero tampocoseparar, y constituyenun nico Cristo total .49 Esta mismainseparabilidad seexpresatambinenel Nuevo Testamento mediante laanaloga de la IglesiacomoEsposa deCristo (cf. 2 Cor11,2;Ef5,25-29;Ap 21,2.9).50

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    Poreso, enconexincon launicidad y launiversalidad de la mediacinsalvfica deJesucristo, debeserfirmemente creda como verdad defecatlica launicidad de laIglesiaporl fundada. Ascomo hay unsolo Cristo, uno solo essucuerpo, unasolaessu Esposa: unasola Iglesiacatlica y apostlica .51 Adems, laspromesas del Seordeno abandonarjamsasu Iglesia (cf.Mt16,18; 28,20) y deguiarlaconsu Espritu (cf.

    Jn 16,13) implican que, segn lafecatlica, launicidad y launidad, como todo lo que

    pertenecea laintegridad de la Iglesia, nuncafaltaran.52

    Losfielesestnobligados a profesarqueexisteunacontinuidad histrica radicadaenlasucesinapostlica53entre la IglesiafundadaporCristo y la Iglesiacatlica: Estaes la nica Iglesia de Cristo [...] quenuestro Salvadorconfi despus desuresurreccina Pedro para que laapacentara (Jn 24,17), confindoleal y a los dems Apstolessudifusin y gobierno (cf.Mt28,18ss.), y laerigiparasiemprecomo columna yfundamento de la verdad (1 Tm 3,15). Esta Iglesia, constituida y ordenadaenestemundo como unasociedad, subsiste [subsistit in] en la Iglesiacatlica, gobernadaporelsucesorde Pedro y por losObisposencomuninconl .54 Con laexpresin subsititin , el Concilio Vaticano II quierearmonizardosafirmaciones doctrinales:porun ladoque la Iglesia de Cristo, no obstante las divisionesentre loscristianos, sigueexistiendoplenamenteslo en la Iglesiacatlica, y porotro lado que fuera desuestructuravisiblepuedenencontrarse muchoselementos desantificacin y de verdad ,55 yaseaenlas Iglesias queen las Comunidadeseclesialesseparadas de la Iglesiacatlica.56Sinembargo, respecto aestas ltimas, esnecesario afirmarquesueficacia deriva de lamismaplenitud degracia y verdad quefueconfiadaa la Iglesiacatlica .57

    17. Existe, porlo tanto, una nica Iglesia de Cristo, quesubsisteen la Iglesiacatlica,gobernadaporel Sucesorde Pedro ypor losObisposencomuninconl.58 Las Iglesiasqueno estnenperfectacomunincon la Iglesiacatlicapero se mantienenunidasaellapormedio de vnculosestrechsimoscomo lasucesinapostlica y la Eucaristavlidamenteconsagrada, son verdaderasiglesiasparticulares.59 Poreso, tambinenestas Iglesiasestpresente y operante la Iglesia de Cristo, si bienfalte laplenacomunincon la Iglesiacatlicaal rehusar la doctrinacatlica del Primado, queporvoluntad de Diosposee y ejercita objetivamentesobretoda la Iglesiael Obispo deRoma.60

    Porel contrario, las Comunidadeseclesiales queno hanconservado el Episcopadovlido y lagenuinaentegrasustancia del misterio eucarstico,61no son Iglesiaensentido propio;sinembargo, los bautizadosenestas Comunidades, porel Bautismo hansido incorporadosa Cristo y, por lo tanto, estnenunaciertacomunin, si bienimperfecta, con la Iglesia.62 Enefecto, el Bautismo enstiendeal completo desarrollode la vidaen Cristo mediante lantegraprofesin defe, la Eucarista y laplenacomuninen la Iglesia.63

    Porlo tanto, losfielesno puedenimaginarse la Iglesia de Cristo como lasuma diferenciada y dealguna maneraunitariaal mismo tiempo de las Iglesias yComunidadeseclesiales;nitienen lafacultad depensarque la Iglesia de Cristo hoy noexisteenningn lugary que, porlo tanto, debaserobjeto de bsquedaporparte detodas las Iglesias y Comunidades .64 Enefecto, loselementos deesta Iglesia ya dadaexistenjuntos y enplenitud en la Iglesiacatlica, y sinestaplenitud en las otrasComunidades .65 Porconsiguiente, aunquecreamos que las Iglesias y Comunidadesseparadastienensus defectos, no estn desprovistas desentido y de valorenel misterio

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    de lasalvacin, porqueel Espritu de Cristo no harehusado servirse deellascomomedios desalvacin, cuya virtud deriva de la mismaplenitud de lagracia y de la verdadqueseconfia la Iglesia .66

    Lafalta deunidad entre loscristianosesciertamenteunaherida para la Iglesia;no enelsentido de quedarprivada desuunidad, sino encuanto obstculo para larealizacin

    plena desuuniversalidad en la historia .67

    V. IGLESIA, REINO DE DIOS Y REINO DE CRISTO

    18. La misin de la Iglesiaes anunciarel Reino de Cristo y de Dios, establecerlo enmedio detodas lasgentes; [la Iglesia] constituyeen latierrael germen y el principio deeste Reino .68 Porun lado la Iglesiaes sacramento, esto es, signo einstrumento de lantimaunincon Dios y de launidad detodo el gnero humano ;69ellaes, porlo tanto,signo einstrumento del Reino: llamadaaanunciarlo y ainstaurarlo. Porotro lado, laIglesiaesel pueblo reunido por launidad del Padre, del Hijo y del EsprituSanto ;70ellaes, porlo tanto, el reino de Cristo, presente yaenel misterio ,71constituyendo,as, sugermen einicio. El Reino de Diostiene, enefecto, una dimensinescatolgica:Esunarealidad presenteenel tiempo, pero su definitivarealizacin llegarconel fin yel cumplimiento de la historia.72

    De lostextos bblicos y de lostestimoniospatrsticos, ascomo de los documentos delMagisterio de la Iglesiano se deducensignificadosunvocospara lasexpresionesReinode los Cielos,Reino de Dios yReino de Cristo, ni de larelacin de los mismoscon laIglesia, ella misma misterio queno puedesertotalmenteencerrado enunconceptohumano. Puedenexistir, por lo tanto, diversasexplicacionesteolgicassobreestosargumentos. Sinembargo, ninguna deestasposiblesexplicacionespuedenegaro vaciardecontenido en modo alguno lantimaconexinentre Cristo, el Reino y la Iglesia. Enefecto, el Reino de Dios queconocemospor la Revelacin, no puedeserseparado nide Cristo ni de la Iglesia... Siseseparael Reino de lapersona de Jess, no esste yaelReino de Diosreveladoporl, y seterminapordistorsionartanto el significado delReino quecorreel riesgo detransformarseenun objetivo puramente humano eideolgicocomo laidentidad de Cristo, queno aparececomo el Seor, al cual debesometersetodo (cf. 1 Co 15,27);asimismo, el Reino no puedeserseparado de la Iglesia.Ciertamente, stano esunfinens misma, ya queest ordenadaal Reino de Dios, delcual esgermen, signo einstrumento. Sinembargo, a la vez quese distingue de Cristo ydel Reino, estindisolublementeunidaaambos .73

    19. Afirmarlarelacinindivisible queexisteentre la Iglesia y el Reino no implica

    olvidarqueel Reino de Dios si bienconsiderado ensufase histricano seidentificacon la Iglesiaensurealidad visible y social. Enefecto, no se debeexcluir laobra de Cristo y del EsprituSanto fuera de losconfines visibles de la Iglesia .74 Porlotanto, se debetambintenerencuenta que el Reino interesaatodos:a laspersonas, alasociedad, al mundo entero. Trabajarporel Reino quiere decirreconocery favorecerel dinamismo divino, queestpresenteen la historia humana y latransforma. Construirel Reino significatrabajarporla liberacin del mal entodassusformas. Enresumen, elReino de Dioses la manifestacin y larealizacin desu designio desalvacinentodasuplenitud .75

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    21. Acerca del modo enel cual lagraciasalvfica de Dios, quees donadasiemprepormedio de Cristo enel Espritu y tieneuna misteriosarelacincon la Iglesia, llegaa losindividuosno cristianos, el Concilio Vaticano II se limitaafirmarque Dios la dona porcaminos que l sabe .83 LaTeologaesttratando deprofundizaresteargumento,ya queessin duda til parael crecimiento de lacompresin de los designiossalvficosde Dios y de loscaminos desurealizacin. Sinembargo, detodo lo que hastaahora ha

    sido recordado sobre la mediacin de Jesucristo y sobre las relacionessingulares ynicas 84 que la Iglesiatieneconel Reino de Diosentre los hombres quesubstancialmenteesel Reino de Cristo, salvadoruniversal, quedaclaro queseracontrario a lafecatlicaconsiderarla Iglesiacomo un camino desalvacinal lado deaquellosconstituidosporlas otrasreligiones. stasserancomplementariasa la Iglesia,o incluso substancialmenteequivalentesaella, aunqueenconvergenciaconellaenposdel Reino escatolgico de Dios.

    Ciertamente, las diferentestradicionesreligiosascontienen y ofrecenelementos dereligiosidad queproceden de Dios85 y queformanparte de todo lo queel Espritu obraen los hombres y en la historia de lospueblos, ascomo en lasculturas y religiones .86De hecho algunas oraciones y ritospuedenasumirunpapel depreparacinevanglica,encuanto son ocasiones o pedagogasen lascuales loscorazones de los hombressonestimuladosaabrirsea laaccin de Dios.87 A ellas, sinembargo no se lespuedeatribuirun origen divino niunaeficaciasalvficaex opere operato, queespropia de lossacramentoscristianos.88 Porotro lado, no sepuedeignorarque otrosritosno cristianos,encuanto dependen desupersticiones o de otroserrores (cf. 1 Co 10,20-21), constituyenms bienun obstculo para lasalvacin.89

    22. Con la venida de Jesucristo Salvador, Dios haestablecido la Iglesiapara lasalvacin detodos los hombres (cf.Hch 17,30-31).90 Esta verdad defeno quitanadaalhecho de que la Iglesiaconsidera lasreligiones del mundo consincero respeto, pero almismo tiempo excluyeesa mentalidad indiferentista marcadaporunrelativismoreligioso queterminaporpensarque unareliginestan buenacomo otra .91Si bienescierto que losno cristianospuedenrecibirlagracia divina, tambinescierto queobjetivamentese hallanenunasituacingravemente deficitariasisecomparacon la deaquellos que, en la Iglesia, tienen laplenitud de los mediossalvficos.92Sinembargo esnecesario recordara los hijos de la Iglesia quesuexcelsacondicinno debenatribuirlaasuspropios mritos, sino aunagraciaespecial de Cristo; y sino respondenaellaconel pensamiento, laspalabras y las obras, lejos desalvarse, sernjuzgadosconmayorseveridad .93Seentiende, porlo tanto, que, siguiendo el mandamiento deSeor(cf.Mt28,19-20) y como exigencia del amoratodos los hombres, la Iglesia anuncia ytiene la obligacin deanunciarconstantementea Cristo, quees el Camino, la Verdad yla Vida (Jn 14, 6), en quien los hombresencuentran laplenitud de la vidareligiosa y enquien Diosreconciliconsigo todas lascosas .94

    La misinad gentes, tambinenel dilogo interreligioso, conservantegra, hoy comosiempre, sufuerza y sunecesidad .95 Enefecto, Dios quiere quetodos los hombressesalven y lleguenal conocimiento pleno de la verdad (1 Tm 2,4). Dios quiere lasalvacin detodosporel conocimiento de la verdad. Lasalvacinseencuentraen laverdad. Los que obedecena la mocin del Espritu de verdad estn yaenel camino de lasalvacin;pero la Iglesia, a quienesta verdad hasido confiada, debeiral encuentro delos que la buscanpara ofrecrsela. Porquecreeenel designio universal desalvacin, laIglesia debesermisionera .96 Porello el dilogo, no obstanteformeparte de la misin

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    evangelizadora, constituyeslo una de lasacciones de la Iglesiaensu misinadgentes.97 Laparidad, queespresupuesto del dilogo, serefierea laigualdad de ladignidad personal de laspartes, no a loscontenidos doctrinales, ni mucho menosaJesucristo queesel mismo Dios hecho hombrecomparado con losfundadores delas otrasreligiones. De hecho, la Iglesia, guiadaporlacaridad y el respeto de lalibertad,98 debeempearseprimariamenteenanunciaratodos los hombres la verdad

    definitivamentereveladaporel Seor, y aproclamarlanecesidad de laconversinaJesucristo y laadhesina la Iglesiaatravs del bautismo y los otrossacramentos, paraparticiparplenamente de lacomunincon Dios Padre, Hijo y EsprituSanto. Porotraparte, lacerteza de la voluntad salvficauniversal de Diosno disminuyesino aumentaeldebery laurgencia del anuncio de lasalvacin y laconversinal SeorJesucristo.

    CONCLUSIN

    23. Lapresente Declaracin, reproponiendo y clarificando algunas verdades defe, haquerido seguirel ejemplo del Apstol Pablo a losfieles de Corinto: Ostransmit, enprimerlugar, lo quea mi vezrecib (1 Co 15,3). Frenteapropuestasproblemticas oincluso errneas, lareflexinteolgicaest llamadaaconfirmardenuevo lafe de laIglesia y a darrazn desuesperanzaen modo convincente y eficaz.

    Los Padres del Concilio Vaticano II, al tratarel tema de la verdaderareligin, hanafirmado: Creemos queesta nicareligin verdaderasubsisteen la Iglesiacatlica y apostlica, a lacual el SeorJessconfi la obligacin de difundirlaatodoslos hombres, diciendo a los Apstoles: Id, pues, y ensead atodas lasgentes,

    bautizndolasenel nombre del Padre y del Hijo y del EsprituSanto, ensendolesaobservartodo cuanto yo os he mandado (Mt28,19-20). Porsupartetodos los hombresestn obligadosa buscarla verdad, sobretodo en lo referentea Dios y asu Iglesia, y,una vezconocida, aabrazarla y practicarla .99

    Larevelacin de Cristo continuaraseren la historia la verdaderaestrella que orientaatoda la humanidad: 100 La verdad, quees Cristo, seimponecomo autoridad universal. 101 El misterio cristiano supera de hecho las barreras del tiempo y del espacio, yrealiza launidad de lafamilia humana: Desde lugares y tradiciones diferentestodosestn llamadosen Cristo aparticiparen launidad de lafamilia de los hijos de Dios [...].Jess derriba los muros de la divisin y realiza launificacin deforma original ysuprema mediante laparticipacinensu misterio. Estaunidad estanprofunda que laIglesiapuede decirconsan Pablo: Yano soisextraosniforasteros, sinoconciudadanos de lossantos y familiares de Dios (Ef2,19) . 102

    El Sumo Pontfice Juan Pablo II, en la Audiencia del da 16 de junio de 2000,concedida al infrascrito Cardenal Prefecto de la Congregacin para la Doctrina de laFe, con ciencia cierta y con su autoridad apostlica, ha ratificado y confirmado estaDeclaracin decidida en la Sesin Plenaria, y ha ordenado su publicacin.

    Dado en Roma, en la sede de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, el 6 de agostode 2000, Fiesta de la Transfiguracin del Seor.

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    Joseph Card. RatzingerPrefecto

    Tarcisio Bertone, S.D.B.Arzobispo emrito de Vercelli

    Secretario

    Notas

    (1) Conc. de Constantinopla I, Symbolum Costantinopolitanum:DS150.

    (2) Cf. Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 1:AAS83 (1991) 249-340.

    (3) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr.Ad gentes y Decl.Nostra aetate;cf. tambin Pablo

    VI, Exhort. ap.Evangelii nuntiandi:AAS68 (1976) 5-76; Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio.

    (4) Conc. Ecum. Vat.II, Decl.Nostra aetate, 2.

    (5) Pont. Cons. parael Dilogo Interreligioso y la Congr.para la Evangelizacin de losPueblos, Instr.Dilogo y anuncio, 29;cf. Conc.Ecum. Vat II, Const. past. Gaudium et

    spes, 22.

    (6) Cf. Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 55.

    (7) Cf. Pont.Cons. parael Dilogo Interreligioso y la Congr. para la Evangelizacin delos Pueblos, Instr.Dilogo y anuncio, 9:AAS84 (1992) 414-446.

    (8) Juan Pablo II,Enc.Fides et ratio, 5:AAS91 (1999) 5-88.

    (9) Conc. Ecum Vat. II, Const. dogm.Dei verbum, 2.

    (10)Ibd., 4.

    (11) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 5.

    (12) Juan Pablo II, Enc.Fides et ratio, 14.

    (13) Conc. Ecum. de Calcedonia,DS301. Cf. S. Atanasio de Alejandra,DeIncarnatione, 54,3:SC 199,458.

    (14) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Dei verbum, 4

    (15)Ibd., 5.

    (16)Ibd.

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    (17) 3 Cf. Catecismo de la Iglesia Catlica, 144.

    (18)Ibd., 150.

    (19)Ibd., 153.

    (20)Ibd., 178.

    (21) Juan Pablo II, Enc.Fides et Ratio, 13.

    (22) Cf. ibd., 31-32.

    (23) Conc. Ecum. Vat.II, Decl.Nostra aetae, 2. Cf. tambin Conc.Ecum. Vat. II, Decr.Ad gentes, 9, dondese habla detodo lo bueno presente en losritos y en lasculturas delospueblos ; Const. dogm.Lumen gentium, 16, dondeseindicatodo lo bueno y loverdadero presenteentre losno cristianos, quepuedenserconsideradoscomo unapreparacina laacogida del Evangelio.

    (24) Cf. Conc. deTrento, Decr. de libris sacris et de traditionibus recipiendis:DS1501;Conc. Ecum. Vat. I, Const. dogm.Dei Filius, cap. 2:DS3006.

    (25) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Dei verbum, 11.

    (26)Ibd.

    (27) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 55;cf. tambin 56. Pablo VI, Exhort. ap.Evangelii nuntiandi, 53.

    (28) Conc. Ecum. de Nicea I,DS125.

    (29) Conc. Ecum de Calcedonia,DS301.

    (30) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Gaudium et spes, 22.

    (31) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 6.

    (32) Cf. San Len Magno, Tomus ad Flavianum:DS269.

    (33) Cf. San Len Magno, Carta Promisisse me memini ad Leonem I imp:DS318: Intantam unitatem ab ipso conceptu Virginis deitateet humanitateconserta, utnecsinehomine divina, necsine Dio agerenturhumana . Cf. tambinibd.:DS317.

    (34) Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 45. Cf. tambin Conc. deTrento, Decr.De peccato originali, 3:DS1513.

    (35) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 3-4.

    (36) Cf. ibd., 7.Cf. San Ireneo, el cual afirmaba queen la Iglesia hasido depositada lacomunincon Cristo, o sea, el EsprituSanto (Adversus Haereses III, 24, 1:SC 211,472).

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    (37) Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 22.

    (38) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 28.Acerca de lassemillas del Verbo cf.tambinSan Justino, 2 Apologia, 8,1-2,1-3; 13, 3-6:ed. E. J. Goodspeed, 84; 85; 88-89.

    (39) Cf. ibd., 28-29.

    (40)Ibd., 29.

    (41) 3Ibd., 5.

    (42) Conc. Ecum. Vat. II, Const. past.Gaudium et spes, 10;cf. San Agustn, cuandoafirma quefuera de Cristo, camino universal desalvacin quenunca hafaltado algnero humano, nadie hasido liberado, nadiees liberado, nadieser liberado :DeCivitate Dei 10, 32, 2: CCSL 47, 312.

    (43) Conc. Ecum. Vat.II, Const. dogm.Lumen gentium, 62.

    (44) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 5.

    (45) Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 45. Lanecesidad y absolutasingularidad de Cristo en la historia humanaest bienexpresadaporSan Ireneo cuandocontempla lapreeminencia de Jesscomo Primognito: En loscieloscomoprimognito del pensamiento del Padre, el Verboperfecto dirigepersonalmentetodaslascosas y legisla;sobre latierracomoprimognito de la Virgen, hombrejusto y santo,siervo de Dios, bueno, aceptablea Dios, perfecto entodo;finalmentesalvando de losinfiernosatodosaquellos que lo siguen, comoprimognito de los muertosescabeza yfuente de la vida divina (Demostratio, 39:SC 406, 138).

    (46) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 6.

    (47) Cf. Conc. Ecum. Vat.II, Const. dogm.Lumen gentium, 14.

    (48) Cf. ibd., 7.

    (49) Cf. San Agustn,Enarrat.In Psalmos, Ps 90, Sermo 2,1: CCSL 39, 1266;SanGregorio Magno,Moralia in Iob, Praefatio, 6, 14: PL 75, 525;Santo Toms de Aquino,Summa Theologicae, III, q. 48, a. 2 ad 1.

    (50) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 6.

    (51) Smbolo de la fe:DS48.Cf. Bonifacio VIII, BulaUnam Sanctam:DS870-872;Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 8.

    (52) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Unitatis redintegratio, 4; Juan Pablo II, Enc. Utunum sint, 11:AAS87 (1995) 921-982.

    (53) 3 Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 20;cf. tambinSanIreneo,Adversus Haereses, III, 3, 1-3:SC 211, 20-44;San Cipriano,Epist. 33, 1: CCSL3B, 164-165;San Agustn, Contra advers. legis et prophet., 1, 20, 39: CCSL 49, 70.

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    (54) Conc. Ecum Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 8.

    (55)Ibd., Cf. Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint, 13. Cf. tambin Conc.Ecum. Vat. II,Const. dogm.Lumen gentium, 15, y Decr.Unitatis redintegratio, 3.

    (56) Es, por lo tanto, contrariaal significado autntico del texto conciliarla

    interpretacin de quienes deducen de lafrmulasubsistit in latesissegn lacual lanica Iglesia de Cristo podratambinsubsistiren otrasiglesiascristianas. El Conciliohabaescogido lapalabra subsistit precisamenteparaaclararqueexisteunasolasubsistencia de la verdadera Iglesia, mientras quefuera desuestructura visibleexistenslo elementa Ecclesiae, loscuales siendo elementos de la misma Iglesiatienden y conducena la Iglesiacatlica (Congr. para la Doctrina de la Fe,Notificacin

    sobre el volumen Iglesia: carisma y poder del P. Leonardo Boff, 11-III-1985:AAS77 (1985) 756-762).

    (57) Cf. Conc. Ecum. Vat.II, Decr. Unitatis redintegratio, 3.

    (58) Cf. Congr. para la Doctrina de la Fe, Decl.Mysterium ecclesiae, n. 1:AAS65

    (1973) 396-408.

    (59) Cf. Conc. Ecum. Vat.II, Decr. Unitatis redintegratio, 14 y 15; Congr. para Doctrinade la Fe, CartaCommunionis notio, 17AAS85 (1993) 838-850.

    (60) Cf. Conc. Ecum Vat. I, Const.Pastor aeternus:DS3053-3064; Conc. Ecum. Vat.II, Const dogm.Lumen gentium, 22.

    (61) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr.Unitatis redintegratio, 22.

    (62) Cf. ibd., 3.

    (63) Cf. ibd., 22.

    (64) Congr. para la Doctrina de la Fe, Decl.Mysterium ecclesiae, 1.

    (65) Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint, 14.

    (66) Conc. Ecum. Vat. II, Decr.Unitatis redintegratio, 3.

    (67) Congr. para la Doctrina de la Fe, CartaCommunionis notio, 17.Cf. Conc. Ecum.Vat. II, Decr. Unitatis redintegratio, n. 4.

    (68) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 5.

    (69) 3Ibd., 1.

    (70) 3Ibd., 4. Cf. San Cipriano,De Dominica oratione 23: CCSL 3A, 105.

    (71) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 3.

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    (72) Cf. ibd., 9. Cf. Tambin la oracin dirigidaa Dios, queseencuentraen laDidach9, 4:SC 248, 176: Serenatu Iglesia desde losconfines de latierraentureino , eibd., 10, 5:SC 248, 180: Acurdate, Seor, detu Iglesia... y, santificada, reneladesde loscuatro vientosentureino queparaella haspreparado .

    (73) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 18;cf. Exhort. ap.Ecclesia in Asia, 6-XI-

    1999, 17:L'Osservatore Romano, 7-XI-1999. El Reino estaninseparable de Cristo que,enciertaforma, seidentificaconl (cf. Orgenes,In Mt. Hom., 14, 7: PG 13, 1197;Tertuliano,Adversus Marcionem, IV, 33, 8: CCSL 1, 634.

    (74) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 18.

    (75)Ibd., 15.

    (76)Ibd., 17.

    (77) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 14. Cf. Decr.Ad gentes, 7;Decr. Unitatis redintegratio, 3.

    (78) Juan Pablo II,Enc.Redemptoris missio, 9. Cf. Catecismo de la Iglesia Catlica,846-847.

    (79) 3 Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.,Lumen gentium, 48.

    (80) Cf. San Cipriano,De catholicae ecclesiae unitate, 6: CCSL 3, 253-254;San Ireneo,Adversus Haereses, III, 24, 1:SC 211, 472-474.

    (81) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 10.

    (82) Conc. Ecum. Vat. II, Decr.Ad gentes

    , 2. Laconocidafrmulaextra Ecclesiamnullus omnino salvaturdebeserinterpretadaenel sentido aquexplicado (cf.

    Conc.Ecum. Lateranense IV, Cap. 1.De fide catholica:DS802). Cf. tambin laCartadel Santo Oficio al Arzobispo de Boston :DS3866-3872.

    (83) Conc. Ecum. Vat.II, Decr.Ad gentes, 7.

    (84) 3 Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 18.

    (85) Son lassemillas del Verbo divino (semina Verbi), que la Iglesiareconocecongozoy respeto (cf. Conc.Ecum. Vat. II, Decr.Ad gentes, 11, Decl.Nostra aetate, 2).

    (86) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 29.

    (87) Cf.Ibd.;Catecismo de la Iglesia Catlica, 843.

    (88) Cf. Conc. deTrento, Decr.De sacramentis, can. 8 de sacramentis in genere:DS1608.

    (89) Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 55.

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    (90) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 17; Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 11.

    (91) Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 36.

    (92) Cf. Po XII, Enc.Myisticis corporis ,DS3821.

    (93) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Lumen gentium, 14.

    (94) Conc. Ecum. Vat. II, Decl.Nostra aetate, 2.

    (95) Conc.Ecum. Vat. II, Decr.Ad gentes, 7.

    (96) Catecismo de la Iglesia Catlica, 851;cf. tambin, 849-856.

    (97) Cf. Juan Pablo II, Enc.Redemptoris missio, 55; Exhort. ap.Ecclesia in Asia, 31, 6-XI-1999.

    (98) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decl.Dignitatis humanae, 1.

    (99)Ibd.

    (100) Cf. Juan Pablo II, Enc.Fides et ratio, 15.

    (101)Ibid., 92.

    (102)Ibd., 70.