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Anuario Filosófico, XXXVI/3 (2003) 693-713 693 CUESTIONES ACERCA DE LA OBJETIVIDAD Y SUBJETIVIDAD DE LOS VALORES SERGIO SÁNCHEZ-MIGALLÓN The word “value” is one of the most used in the current language, and the question of its objectivity is one of the most frequent in the habitual discussions. Nevertheless, very often the answers to this last question are different simply because diverse senses of value are not distinguished. In this article I try to distinguish those possible senses. Justo hace un siglo, en el año 1903, el gran filósofo inglés George Edward Moore publicaba sus Principia Ethica. Esta obra, que ha resultado ser capital para todo el siglo XX, particularmente en el ámbito anglosajón, se abría con un prólogo en el cual se hacía notar una advertencia que ya marcaba todo el estilo de pensamiento que iba a desarrollar después, y que ha inspirado la entera filosofía analítica. Así escribía Moore iniciando su prólogo: “Creo que en la Ética, como en todos los demás estudios filosóficos, las dificul- tades y discrepancias, que abundan en su historia, obedecen en esencia a una razón muy simple: el afán de responder preguntas sin averiguar primero qué es precisamente aquello que se quiere res- ponder. Ignoro en qué medida se evitaría este error si los filósofos trataran de descubrir lo que se están preguntando antes de lanzarse a buscar una respuesta. El análisis y la distinción son tareas com-

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  • Anuario Filosfico, XXXVI/3 (2003) 693-713 693

    CUESTIONES ACERCA DE LA OBJETIVIDADY SUBJETIVIDAD DE LOS VALORES

    SERGIO SNCHEZ-MIGALLN

    The word value is one of the most used in the currentlanguage, and the question of its objectivity is one of the mostfrequent in the habitual discussions. Nevertheless, very often theanswers to this last question are different simply because diversesenses of value are not distinguished. In this article I try todistinguish those possible senses.

    Justo hace un siglo, en el ao 1903, el gran filsofo inglsGeorge Edward Moore publicaba sus Principia Ethica. Esta obra,que ha resultado ser capital para todo el siglo XX, particularmenteen el mbito anglosajn, se abra con un prlogo en el cual se hacanotar una advertencia que ya marcaba todo el estilo de pensamientoque iba a desarrollar despus, y que ha inspirado la entera filosofaanaltica.

    As escriba Moore iniciando su prlogo: Creo que en latica, como en todos los dems estudios filosficos, las dificul-tades y discrepancias, que abundan en su historia, obedecen enesencia a una razn muy simple: el afn de responder preguntas sinaveriguar primero qu es precisamente aquello que se quiere res-ponder. Ignoro en qu medida se evitara este error si los filsofostrataran de descubrir lo que se estn preguntando antes de lanzarsea buscar una respuesta. El anlisis y la distincin son tareas com-

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    plejas y, a menudo, incluso cuando existe una clara determinacinpara ello, no es posible diferenciarlo. Aun as, pienso que enmuchos casos una voluntad decidida sera suficiente para lograrlo;de manera que slo este mero intento evitara muchos de losproblemas y desacuerdos ms notorios en filosofa. En todo caso,parece que, por lo general, los filsofos tampoco lo procuran; y, yasea o no a consecuencia de esta omisin, se esfuerzan continua-mente en demostrar que un s o un no contestar a preguntaspara las que ninguna de las dos respuestas es correcta, puesto quelo que tienen ante s no es una pregunta sino varias, para algunas delas cuales la respuesta acertada es no mientras que para otras ess1.

    Es posible que la inicial formacin filolgica que carac-terizaba a Moore haya tenido que ver con el prrafo citado, audaz ycon un punto de irona, y tal vez no est en este descuido todadiferencia de pensamiento, pero es innegable que s una parte nopequea. Basta, en efecto, releer estas palabras para advertir cunpoco hemos aprendido de ellas y cun poco se ha puesto en prc-tica su sensato consejo.

    En aquellos aos, por otra parte, se empezaba a dibujar en elhorizonte filosfico de un modo explcito una nocin que lata enla filosofa desde Platn, la nocin de valor. En esa importanteobra tica se trataba explcitamente2, y en el continente los geniosde Edmund Husserl y de Max Scheler se esforzaban por forjar unateora de esas cualidades3. Sin embargo, tras el fulgor de aquellosaos, el trmino valor ha venido a ser en nuestros das uno de los__________________________

    1. G. E. MOORE, Principia Ethica, Crtica, Barcelona 2002, p. 17. Acasouno no pueda dejar de acordarse, al leer estas palabras, de aquellas otras deAristteles: no es propio del vulgo saber distinguir, tica a Nicmaco,Ed. Gredos, Madrid 1998, 1172 b 2.

    2. Precisamente al distinguir en la ciencia tica tres preguntas fundamentalese irreductibles: qu es ser bueno?, qu tipos de cosas son buenas o, lo que es lomismo, son dignas de existir por ellas mismas o tienen valor intrnseco? y quclases de acciones debemos hacer o, lo que es lo mismo, son correctas?

    3. En 1913 Scheler publicaba su Der Formalismus in der Ethik und diemateriale Wertethik (tica, Caparrs Ed., Madrid 2001); y Husserl vena dictandosus lecciones sobre tica, que slo han visto la luz en 1988 (Husserliana XXVIII).

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    ms usados y de los menos rigurosamente estudiados. Querramospor ello intentar aqu aplicar aquella advertencia de Moore al con-cepto de valor. Para ello encontramos el apoyo fundamental en laobra magna de Scheler4.

    Aqu, por tanto, presuponemos que por valores entendemosalgo, que describimos de manera muy sucinta. Sencillamente, estepresupuesto se apoya en la experiencia de la estimacin positivaque hacemos de cualquier cosa, y en que podemos dar un nombregenrico no slo a lo que estimamos positivamente (a esto damosel nombre de bien) sino a la cualidad o al carcter de estimableque eso que estimamos tiene, o nos parece que tiene (tal es el nom-bre de valor). As como, por ejemplo, podemos distinguir entreun objeto rojo, la rojez de ese objeto, y la rojez en general, pode-mos distinguir una accin justa, el carcter de justa de esa accin, yel ser justo en general. La accin justa sera un bien, su carcter dejusta sera su cualidad de justa, y el ser justo en general el carcterde preferible, o valor, de la justicia en general. Oigamos al propioScheler: Los nombres de los colores no hacen referencia a simplespropiedades de las cosas corporales, aun cuando en la concepcinnatural del mundo los fenmenos de color no suelan ser conside-rados ms correctamente que como medio para distinguir las dis-tintas unidades de cosas corporales. Del mismo modo, los nombresque designan los valores no hacen referencia a meras propiedadesde las unidades que estn dadas como cosas, y que nosotros llama-mos bienes. Yo puedo referirme a un rojo como un puro qualeextensivo, por ejemplo, como puro color del espectro, sin con-cebirlo como la cobertura de una superficie corprea, y ni aunsiquiera como algo plano o espacial. As tambin valores comoagradable, encantador, amable, y tambin amistoso, distinguido,

    __________________________

    4. Particularmente en su Seccin V, captulo 1. Es asimismo digno demencin especial, para este tema, el breve escrito del fenomenlogo polacoRoman Ingarden: Sobre el problema de la relatividad de los valores, ExcerptaPhilosophica 23, Facultad de Filosofa de la Universidad Complutense, 1997;y tambin el estudio de L. RODRGUEZ DUPL, Sobre los sentidos de bueno y surelevancia para la tica, en Cuadernos salmantinos de filosofa, UniversidadPontificia de Salamanca, vol. XXV, 1998, pp. 319-330.

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    noble, en principio me son accesibles sin que haya de representr-melos como propiedades de cosas o de hombres5.

    Ahora bien, quien atiende a eso que llamamos valores nopuede eludir la frecuente pregunta acerca de la objetividad o subje-tividad, o de la dependencia o independencia, o del carcter abso-luto o relativo, de esas propiedades, y ello suele llevar al investi-gador a desarrollar una teora de los tales valores, como quiendisea una teora de otras cualidades consideradas en s mismas,como abstradas de las cosas en que se dan (por ejemplo una teorade los colores, o de los sonidos, o de las figuras geomtricas, o delas cantidades discretas, etc.). El mismo Aristteles, por ejemplo,lleva ya a cabo ejercicio terico de este estilo cuando distinguediversos tipos de bienes qua bienes, es decir, distintos modos deser bueno o de bondad6.

    Pero aqu no vamos a desarrollar una teora de los valores;sino a tratar de ofrecer unas consideraciones necesariamenteprevias, que sirvan quiz de instrumento para elaborar una teorasemejante. Tal es el anlisis precisamente de los posibles sentidosen que se puede preguntar acerca de la objetividad e independenciade los valores, y esa es la tarea que nos proponemos, sin aventu-rarnos an a dar respuestas definitivas. Ciertamente, semejantecuestin es, adems de frecuente, tericamente capital en la consi-deracin de los valores, y sucede con ella lo que Moore nos advier-te, que cuando se formula no se est haciendo una pregunta sinovarias, y que por tanto es intil, y falso, dar una respuesta nica yunvoca.

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    5. SCHELER, op. cit., p. 57. (Obsrvese que, al final de la cita, no dice Schelercomo a veces se interpreta que los valores se den con entera independencia ysiempre de las cosas valiosas o bienes, sino que podemos conocerlos como qualespropios, y no slo como propiedades de algo). La comparacin con los colores ensu consideracin como cualidades abstractas recuerda los anlisis fenomeno-lgicos de Husserl al inicio de la segunda de sus Investigaciones lgicas.

    6. Son tres los objetos de preferencia y tres los de aversin lo bello, loconveniente y lo agradable, y sus contrarios, lo vergonzoso, lo perjudicial y lopenoso, op. cit., 1104 b 31; y tambin el bien tiene dos sentidos (una cosapuede ser buena en absoluto o buena para alguien), idem 1154 b 27.

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    Mas antes de entrar en dicho anlisis conviene hacer algunasadvertencias. En primer lugar, no se excluye antes al contrarioque varios de los sentidos que a continuacin se distinguen esque-mticamente puedan o deban darse unidos, a pesar de lo cual nodejan de ser distintos; en segundo lugar, que algunos de esossentidos son vlidos para todo objeto intencional (cualquier objetoideal) y otros slo para los valores de modo peculiar; y en tercerlugar, justamente dentro del mbito de los valores, que de stos haymuy diversas clases. Este importante hecho viene a complicar nopoco pero tambin a perfilar ms finamente una hipotticateora de los valores, por lo que merece sin duda atencin.

    No hace falta ninguna lucubracin terica especial paraadvertir que son de gnero muy distinto los bienes con que trata-mos en nuestra vida. Y no slo en cuanto a la aeja distincin entrelo placentero, lo til y lo intrnsecamente bueno, sino tambindentro de esta ltima clase, es decir, de lo valioso. Diversidad quese refiere a la cualidad de bienes como bienes, esto es, a los valo-res. Basta un poco de atencin para darse cuenta de que no valen lomismo, ni por lo mismo, objetos que portan un valor intelectual(como la agudeza de ingenio), un valor esttico (como la bellezacromtica) o un valor moral (como la nobleza de un acto deperdn). En razn de esa variedad cualitativa, Scheler distinguicuatro grandes grupos de valores (los agradables, los vitales, losestticos y los morales)7. Pero lo importante aqu es que no se trataslo de meras diferencias materiales cualitativas, sino que esasdiferencias materiales revelan que para cada clase rigen leyes deesencia tambin formales muy dispares (leyes de constitucinontolgica, leyes de jerarqua entre los valores mismos, leyes decognoscibilidad, leyes de relacin con el portador de valor, etc.).De suerte, entonces, que para cada clase de valor la respuesta a lapregunta por su objetividad, en cada uno de los sentidos que sedistinguirn, podr ser a su vez diferente.

    Con respecto a la diversidad no ya material sino formal de losvalores, merece llamarse la atencin sobre la distincin que ha__________________________

    7. SCHELER, op. cit., pp. 57 a 59.

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    explicitado Dietrich von Hildebrand entre valores ontolgicos yvalores cualitativos8. Los primeros se refieren a la diversa dignidadontolgica que ostentan los entes en virtud de su grado de ser mso menos perfecto y perfectivo, presuponiendo stos decimos queun ser racional es ms digno, y valioso, que un viviente puramentesensitivo, y ste ltimo ms que un ser inerte. Como se ve, estanocin de valor corre pareja a la filosofa del ser, y casa bien conella, mostrando ciertas caractersticas y esto es lo que nos va aimportar especialmente con respecto al objeto que tenemos porvalioso. El valor, o perfeccin, o dignidad, ontolgica de un serapenas puede distinguirse de ese ser que lo exhibe; no puedeposeerse en mayor o menor grado por un mismo ser en tiemposy situaciones distintas, ni tampoco entre individuos de la mis-ma especie; no exige la comprensin del valor negativo, o disvalor,correspondiente contrario; est dado en el ente por el hecho de sercomo es, de modo esencial, por lo que no puede perderse niadquirirse, ni por accidente ni voluntariamente. En cambio, resultahaber unos valores que se caracterizan por las propiedadesexactamente contrarias, tales como los valores estticos y,paradigmticamente, los morales (razn por la cual es habitualdistinguir de modo neto entre la dignidad ontolgica y la dignidadmoral en las personas). El valor ontolgico se muestra siempre, endefinitiva, dependiente del ser, mientras que el valor cualitativoparece trascenderlo claramente, como ya advirti Platn. Seradigno ser persona si no hubiera personas? En cambio, dejara deser buena una universal concordia aunque el mundo nunca la hayaconocido ni acaso llegue nunca a conocerla?9 Cmo quepa tal vezarmonizar ambas perspectivas no es cosa de investigar aqu, lo queahora resaltamos como claro es que en los dos mbitos ladependencia, y por tanto la relatividad, del valor con su portador es

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    8. DIETRICH VON HILDEBRAND, tica, Ed. Encuentro, Madrid 1997, p. 132 a141.

    9. J.M. PALACIOS, El problema de la fundamentacin metafsica de losderechos humanos, Revista de Filosofa, Madrid, 2 serie, VI (1983), p. 257 a273.

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    muy diversa, y afecta hondamente al sentido de la pregunta queestamos dirigiendo ahora a los valores.

    Entrando ya en la cuestin, vamos a considerar, en general, laobjetividad de los valores en el contexto de tres clases de rela-ciones de ellos con: el sujeto que los conoce y estima, la cosa(o bien) que los porta, y el mundo circundante tanto de bienescomo de sujetos valorantes.

    I. OBJETIVIDAD Y SUBJETIVIDAD DEL VALOR (Y EN GENERAL DETODO OBJETO CONOCIDO) CON RESPECTO AL SUJETO COMOCOGNOSCENTE, Y ACASO ESTIMATIVO

    1. Subjetividad del acto cognoscitivo

    a) Consideramos subjetivo el acto cuando lo tomamos comoalgo perteneciente al sujeto, una parte real suya, algo no inde-pendiente ontolgicamente de l (por ejemplo, cuando decimos queuna estimacin que yo hago existe en m como un accidente mien-tras la hago realmente). En principio, es este un sentido esencial-mente topolgico, sencillamente los actos de conocimiento se danen cada sujeto, y ste encuentra en s mismo lo conocido. Pero ello,esa relatividad, no decide nada acerca de la validez ni del ser de loconocido mismo. Dice Scheler a propsito de los valores morales:La esencia peculiar de los valores morales la hallamos merced ala percepcin sentimental, pero sta se encuentra en el hombre, aligual que las leyes todas de los actos de sentir valores, del preferir,del amar y el odiar, etc. Ahora bien, en principio, hallamos esaesencia en el hombre no de otra suerte a como podemos, endefinitiva, hallar tambin en el hombre las leyes y proposiciones

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    aritmticas, mecnicas, fsicas y qumicas, como tambin lasproposiciones que tienen una validez general para toda vida10.

    Sin embargo, este hecho tiene por consecuencia que el nico ydefinitivo testimonio del hallazgo de los valores sea la experienciainterna, la propia conciencia. Y esta parcial subjetividad mueve aalgunos a trasladar ese carcter a los valores mismos11, teniendo eljuicio de conciencia por nico juez de su valer. Pero si la con-ciencia moral fuera, naturalmente, una ltima y absoluta instanciaa la que compete la ltima apelacin en los problemas morales,debera concluirse que no era susceptible de engao ninguno yquedara libre de toda crtica hecha por otra va de conocimiento,por ejemplo, por la inmediata intuicin de lo bueno objetivamentey, tanto ms, por la intuicin que pudiera lograrse por los caminosde las formas de economizacin del conocimiento moral, a saber:merced a la tradicin y a la autoridad. Pero no le corresponde estepapel a la conciencia moral. La conciencia moral es tambin msvaliosa o menos valiosa segn que sea o no sea lo aconsejado porella lo bueno objetiva y evidentemente. Ella es tambin, a su vez,un depositario, no la fuente ltima, de los valores morales12.

    b) Llamamos a un acto subjetivo cuando se funda en motivosprocedentes del sujeto, sean prejuicios o experiencias pasadas delsujeto (por ejemplo, cuando juzgamos de tal o cual manera a losprocedentes de un pas por las experiencias que hemos vivido enese lugar o con personas de esa nacin), sean intereses prcticossuyos, pues desde siempre ha sabido la filosofa moral que el saberprctico est expuesto a la desviacin causada por otras inclina-ciones: el placer y dolor no destruyen ni perturban toda clase de

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    10. SCHELER, op. cit., p. 377. Basta, en este punto, recordar la crtica al psico-logismo de los Prolegmenos a las Investigaciones lgicas de Husserl.

    11. Scheler ha mostrado agudamente algunos de los mecanismos de ese paso,en op. cit., p. 432 a 435.

    12. SCHELER, op. cit., p. 436 y 437.

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    juicio (por ejemplo, si los ngulos del tringulo valen o no dosrectos), sino slo los que se refieren a la actuacin13.

    c) Llamamos tambin subjetivo a un acto en un sentido msradical cuando no es verdaderamente intencional, sino que consisteen una proyeccin psicolgica del estado del sujeto, en una especiede autorreflexin egocntrica (lo que Max Scheler llama en sutica el egotismo: lo que entonces nos aparece engaadora-mente en las cosas no son los valores de los objetos, sino las cuali-dades de valor de nuestros estados sentimentales. Continan sin-donos dados los puestos de los valores de los objetos y del servalioso objetivo en general; mas en esos puestos aparcensenos tanslo las cualidades valiosas de nuestros estados sentimentales, quenos ocultan ms o menos completamente las cualidades valiosas delas cosas respectivas. Creemos entonces que la comida es malaporque nos hace mal; vemos hoy una cosa problemtica de colorde rosa porque nos produjo alegra)14.

    d) Hay acaso otro sentido segn el cual pueden llamarse sub-jetivos, relativos al sujeto, los valores en referencia a su cono-cerlos. Se trata de si su hacerse cargo de ellos, su captacin, esdependiente y posterior al efecto de lo bueno en la sensibilidad delsujeto o si, por el contrario, hay una percepcin de lo valioso comotal previa e independiente del eco afectivo (y a veces, slo a veces,tambin previa e independiente de todo contenido representativointelectual) que provoque en nosotros. Como se sabe, en este punto

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    13. ARISTTELES, op. cit., p. 276.14. SCHELER, op. cit. p. 344. En el mismo lugar, Scheler advierte que el

    egotismo es un caso muy distinto del egosmo: El egosta atiende en realidada las cosas y a los valores de las cosas, no a su yo ni a sus estados de sentimiento.Y, sin embargo, no vive en la plenitud del valor de las cosas, hombres y acciones(ni tampoco en los valores de su yo y de sus vivencias mismas, en tanto que sehalla orientado sentimentalmente hacia l mismo), sino nicamente en el valorque la relacin vivida de los valores de las cosas o de los valores propios tienepara l, Ibidem. La subjetividad del egosta pertenecera, pues, en nuestroesquema, al sentido anterior (el I.1.b).

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    Scheler se destaca, con multitud de argumentos y ejemplos15, degran parte de la filosofa anterior, defendiendo as el carcterapririco (muy distinto del kantiano), o de dados inmediatamente,de los valores.

    2. Acepciones respecto al objeto como conocido

    a) Un objeto posee una relatividad respecto del sujeto en lamedida en que es cognoscible, en que le corresponde una expe-riencia posible de l, diversa segn sea la ndole de tal objeto.Tambin en este punto Scheler no puede ser ms claro y msdistante de Kant, pues sta es nada menos que la tesis funda-mental y superior de la Fenomenologa: Entre el ser del objeto y elser de la vivencia intencional existe una conexin. Una conexinde esencia, naturalmente, que podemos aprehender en un casocualquiera de tal vivencia. Esta afirmacin no dice como Kantpretende que las leyes de los objetos deban regirse por lasleyes de los actos que los aprehenden, ni que las leyes de la apre-hensin de los objetos sean tambin leyes de los objetos aprehen-didos16. De manera que cognoscibilidad o experiencia posible noimplica hacer depender el ser de lo conocido del sujeto cognos-cente: As como la existencia de objetos (por ejemplo, losnmeros) o la Naturaleza entera no suponen un yo, tampoco losupone el ser de los valores17.

    b) Cuando, en cambio, hablamos de lo conocido como algoque dependa en su ser del sujeto (lo que hemos visto rechazar antespor Scheler) estamos pensando en ello, en un sentido distinto delanterior, como algo ficticio, algo que existe slo en la mente indi-

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    15. Especialmente en la Seccin II de su tica.16. SCHELER, op. cit., p. 370.17. SCHELER, op. cit., p. 371.

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    vidual del cognoscente en un momento dado, es decir, cuando sepiensa que el objeto o el valor no es un algo realmente captado,sino que queda como parte de un mero fenmeno de conciencia(como, por ejemplo, cuando sufrimos cualquier clase de alucina-cin o cuando imaginamos algo del todo irreal).

    c) En un sentido esencialmente idntico al anterior, pero msamplio, de ndole especfica, se dice subjetivo lo que existe slo noen una nica mente individual, sino en toda mente humana engeneral. Este es el caso tpico de Kant y de todo antropologismo,que Scheler tambin rechaza: An ms rigurosamente, claro est,ha de rechazarse toda doctrina que quiera limitar los valores, segnsu esencia, a los hombres y su organizacin, sea slo a su organi-zacin psquica (antropologismo y psicologismo), sea a la psico-fsica (antropologismo); es decir, que pretenda hacer el ser de losvalores relativo al hombre o su organizacin18.

    d) Pero Hildebrand ha mostrado agudamente que algo tam-bin se puede llamar subjetivo cuando se trata no de objetos, sinode aspectos o apariencias de objetos que se constituyen como talesslo con la cooperacin de la mente humana19; y de ello puedehaber dos casos muy distintos:

    1) Ilusiones o engaos; estas apariencias deforman la reali-dad, nos alejan de ella, y se producen por limitacin y falibilidadde la receptividad humana (como las ilusiones pticas, porejemplo).

    2) Apariencias significativas para el hombre que no deformanla realidad, sino que ms bien la dotan de un sentido para elhombre (pensemos por ejemplo en los distintos colores que puedepresentar un cielo, o el mar, o las montaas lejanas); estas apa-riencias poseen, en cuanto tales, un importante sentido para el__________________________

    18. Ibdem.19. D. von HILDEBRAND, Qu es filosofa?, Ed. Encuentro, Madrid 2000,

    pp. 155 a 166.

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    hombre, que en una visin creacionista del mundo resplandece anms, puesto que en ella la apariencia de las cosas para el hombrepertenece al sentido objetivo de las cosas. Merece la pena sealar,con Hildebrand, que esta concepcin de la apariencia significativade las cosas difiere del idealismo por tres razones: 1, porque estasapariencias significativas se refieren al mundo espacial exterior,mientras que el idealismo las extiende a todo objeto; 2, porque lasapariencias significativas se refieren a un aspecto de un objeto, noa esencias completas ni a aspectos de otros objetos, con lo cual nocontradicen nunca la validez de la esencia de aquel objeto cuyoaspecto dotan de sentido, por el contrario, el idealismo se refiere atoda esencia, privndolas de su validez; 3 en la apariencia signifi-cativa no se separa el aspecto iluminado del objeto, mientras que elidealismo separa ambas cosas, objetivando aspectos aislados.

    3. Subjetividad respecto al sujeto cognoscente

    Algo puede considerarse subjetivo si no se da a cualquiersujeto y en las mismas circunstancias, sino que su darse a ldepende de que ste se halle en determinadas condiciones o de queposea ciertas disposiciones (como cuando determinados matices deun exquisito sabor de vino son percibidos slo por un buen en-logo; o cuando percibimos mejor la belleza de ciertas obras de artea medida que nos familiarizamos con ellas; o, en fin, aquello enrazn de lo cual pedimos consejo a una persona prudente y honestacuando buscamos una opinin fiable en materia moral). Estareferencia al sujeto no entraa ningn sospechoso ni elitistagnosticismo, sino que aparece bien refrendado por la experiencia.Es paradigmtica y profusa la insistencia de Aristteles en que elvirtuoso, el prudente, ve bien y acierta en los asuntos ticos,

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    contrariamente al vicioso e incontinente20. Tambin la tica feno-menolgica ha ilustrado este punto: Cuanto ms vivimos ennuestro vientre como dice el Apstol, tanto ms pobre envalor se nos torna el mundo y tanto ms nos son dados en l losvalores limitados exclusivamente a su posible funcin de signos delos bienes importantes vital y sensiblemente. Y en esto, no en losvalores mismos, estriba el elemento subjetivo en el ser dado elvalor21. (Adems, por otra parte, hay datos para sospechar queciertos valores, o matices de valor, son ms o menos fcilmentecaptables por una persona en virtud de su condicin sexuada).

    II. SUBJETIVIDAD Y OBJETIVIDAD DE LOS VALORES COMODEPENDENCIA O INDEPENDENCIA RESPECTO DE SU SUJETOPORTADOR

    1. Dependencia/independencia en sentido gnoseolgico

    a) Cabe entender un valor como dependiente de un objeto quelo porte cuando slo puede darse a nuestro conocimiento a travs oen la percepcin de ese portador: sea ello siempre, o sea al menosuna primera vez; sea propiamente vivido ese objeto, o sea perci-bido en su esencia como vivido en otro sujeto o incluso en unaficcin literaria. En cambio, en este sentido es independiente unvalor si puede percibirse de modo apririco, como hemos dichoque Scheler sostiene que sucede en ocasiones.

    __________________________

    20. Por ejemplo, entre muchos lugares, cuando dice que en lo tico la virtudy el hombre bueno son la medida de todas las cosas, ARISTTELES, op. cit., 1166a 12.

    21. SCHELER, op. cit., p. 373. Sobre esta materia no puede dejar de mencio-narse el profundo estudio de HILDEBRAND, Sittlichkeit und ethische Werter-kenntnis, Patris Verlag, Vallendar-Schnstadt 1982.

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    b) Mas, sea conocido el valor a priori o a posteriori respectode su depositario, puede decirse de l que se halla en una talrelacin gnoseolgica con su portador en la medida en que suconocimiento se infiera o deduzca de otras cualidades de lanaturaleza del objeto (sean las llamadas cualidades primarias o lassecundarias), o, por el contrario, se capte tal vez sobre la base deellas, pero de modo originario o intuitivo. Si es esto ltimo lo queocurre, este sentido de independencia de los valores se traduce enque son indefinibles y cognoscibles por intuicin, como procla-maron G. E. Moore y W. D. Ross22, y por su parte la entera escuelafenomenolgica. (En el seno de sta ltima, Scheler concibe latica como una disciplina enteramente autnoma, que excluye todofundamento, y en ese punto otros fenomenlogos, como los de lallamada escuela de Lublin y Cracovia como Roman Ingarden,Tadeusz Styczen o Karol Wojtyla, sostienen una posicinpeculiar. Por un lado, stos admiten sin reservas el intuicionismode los valores y de todo dato moralmente relevante, pero, por otro,niegan que basten esos meros actos de aprehensin para que puedaconstituirse la tica como ciencia. As, estos fenomenlogos pola-cos, apoyndose en la experiencia de la pregunta por el funda-mento de lo moral, no excluyen un conocimiento fundante de latica que, sin embargo, no acte como premisas de las cuales sededuzca sta)23.

    2. Dependencia/independencia en sentido ontolgico

    a) Los valores son radicalmente independientes si existen real-mente con independencia del portador, como, al parecer, pensara__________________________

    22. Puede verse el citado trabajo de Leonardo Rodrguez, donde advierte queel hecho de que numerosos pensadores de la generacin posterior a Moore y aRoss abrazaran el emotivismo subjetivista arroj sobre stos y sobre su intuicio-nismo objetivista una sospecha de la que nunca se han librado.

    23. Vase J.M. PALACIOS, La escuela tica de Lublin y Cracovia, Sillar 5,pp. 55 a 66.

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    Platn. En cambio, casi todos los filsofos del valor siguen aHusserl cuando considera los valores como un conjunto de las quellama propiedades no-independientes.

    b) En segundo lugar, una cualidad de valor puede depender ensu existencia del objeto portador, y por tanto resultar de algunamanera de las cualidades de ste (sean de todas o slo de algunas),pero puede decirse independiente en s mismo, segn su esencia, encuanto que no existe propiamente como derivada de ellas, sino quees de una ndole originaria y completamente distinta (pinsese, porejemplo, en la comparacin entre las cualidades fsicas de uncuadro y su cualidad de bello, o entre la descripcin fsica de unaaccin y su calidad moral). ste es el sentido, correlato ontolgicodel de la indefinibilidad, en el que Moore llama a la bondadpropiedad no-natural (en la acepcin de no verificable emprica-mente), y segn el cual denuncia el intento de identificar esapeculiar propiedad con otra, u otras, que acompae siempre a laprimera, intento que denomina falacia naturalista24.

    3. Dependencia/independencia en sentido axiolgico

    a) En primer lugar, un valor puede tenerse como independienteen la medida en que su validez como valor, su vala, no se veafectada por la existencia o inexistencia efectiva de objetos que laencarnen (por ejemplo, si la lealtad es un valor positivo en s mis-mo aun cuando en el mundo efectivo todas las amistades termi-naran en traicin; de un modo anlogo, por otra parte, a como laverdad matemtica segn la cual la suma angular de todo tringuloequivale a dos rectos es independiente en su validez de laexistencia efectiva de los tringulos). En razn de una tal validezaxiolgica intrnseca, todos los fenomenlogos del valor han

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    24. MOORE, op. cit., p. 33.

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    hablado de los valores como cualidades valiosas a priori25. Sinembargo, no todos los valores se comportan de la misma manera eneste aspecto, como muestra la distincin ya mencionada entre losllamados por Hildebrand valores ontolgicos y los cualitativos; losprimeros son en este sentido menos independientes que los segn-dos (recurdese, no obstante, que son stos ltimos, los ms inde-pendientes del ser de sus portadores, los que merecan con mayorpropiedad y nobleza el nombre de valor.

    b) Pero muchas veces tenemos algo por valioso con relacin,relativamente, a una idea normativa de la clase a que pertenece esealgo26. Consideramos una cosa valiosa, entonces, porque es unejemplar que se adecua a lo que debe ser segn la idea especficaque le corresponde. Y esa idea puede poseer su normatividad por smisma, o bien de modo relativo o dependiente de propiedades nonormativas. Ejemplo de lo primero sera el considerar que alguienes un buen soldado porque es valiente, lo cual se supone o incluyeen la definicin que de soldado se ha establecido; de lo segundo, elque un vehculo sea un buen coche, porque rene las caractersticastcnicas que lo hacen eficaz para el fin para el que los coches sonconstruidos. Obsrvese que si intentamos aplicar este sentido avalores morales (si decimos de alguien que es una buena persona),stos aparecen como no relativos, como no referidos a una ideanormativa ulterior definida para una clase especfica, y menoscomo relativa a caractersticas distintas de la bondad moralpredicada.

    c) En tercer lugar, Scheler ha puesto de relieve un sentido de lovalioso relativo al sujeto que se hallaba presente en ciertos mbitos

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    25. En este sentido de valedero necesariamente, por as decir, ya Brentanohablaba de ciertos juicios, tambin respecto a lo bueno, como verdaderos a priori(cfr. Breve esbozo de una teora general del conocimiento, Ed. Encuentro, Madrid2001, p. 31.

    26. Aqu puede hacerse referencia a W.D. ROSS, Lo correcto y lo bueno,Sgueme, Salamanca 1994, p. 83.

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    de pensamiento, pero que no se haba explicitado temticamente enel campo de la filosofa moral. Se trata de los casos en los cualesalguien ve con evidencia que algo es valioso, y debido, de modoplenamente objetivo pero al mismo tiempo sindolo nicamentepara l (algo que Kant no podra concebir). Pues es muy posibleque slo un individuo tenga evidencia plena de un contenido dedeber relativo a l mismo y vlido solamente para ese nico caso,teniendo a la vez plena conciencia de que ese contenido no es aptopara hacer de l principio de una legislacin universal, bien sea enrelacin a todos los casos y situaciones parecidas o respecto atodos los hombres, sino que es solamente un deber para ese indivi-duo nico, en ese nico caso, y slo para l mismo evidente. Poresto, la intuicin de la naturaleza objetiva de lo debido no essubjetiva, sino que contina siendo, en principio, objetiva27.Esta nocin de lo valioso objetiva y subjetiva a la vez, por asdecir, se revela extraordinariamente fecunda para iluminar realida-des morales personales como el amor, el ideal moral o la mismafelicidad28.

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    27. SCHELER, op. cit., pp. 380 y 381. Y en otro lugar: Gurdase, por lo tanto,la debida relacin entre universalismo e individualismo de los valores slo cuandocada sujeto individual somete a un especial cuidado y cultivo moral las cualidadesde valor que a l nicamente le son aprehensibles, sin por ello olvidar los valoresde validez general. () slo la compenetracin y visin conjunta de los valoresmorales de validez general con los de validez individual da por resultadola evidencia plena de lo bueno en s, idem, pp. 640.

    28. Me he ocupado por extenso de este tipo de relatividad en El personalismotico de Dietrich von Hildebrand, Rialp, Madrid 2003.

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    III. TRES MODALIDADES DE LA OBJETIVIDAD Y SUBJETIVIDAD DELOS VALORES CONSIDERADOS COMO ABSOLUTOS O RELA-TIVOS RESPECTO AL MUNDO CIRCUNDANTE

    1. En funcin de una propiedad intrnseca

    Algo puede ser valioso por relacin a algo externo pero enfuncin de una propiedad intrnseca suya; se dice entonces quetiene, en expresin, por ejemplo, de Nicolai Hartmann, una materiarelacional. Aqu pueden comprenderse dos gneros. Primero, elde lo til, lo que posee una capacidad intrnseca de eficacia en refe-rencia a un fin externo; en ello no es difcil ver, como ya sabemosdesde Aristteles, que no puede extenderse esa relatividad a todovalor, pues carecera de sentido todo querer. Segundo, el de todoaquello que por su virtualidad inmanente beneficia a la vida delhombre y de todo animal en general; en la terminologa de Scheler,la esfera de los valores vitales. A favor de la universalidad de esteltimo tipo de relatividad se declaran tanto Kant, como Spencer,Darwin o Nietzsche, pero de nuevo Scheler sale al paso de esapretendida generalizacin. Ms en serio se habra de tomar la tesisde la subjetividad de los valores si se la interpretara en el sentidode que todo lo que es valioso, en general (por consiguiente, losvalores morales tambin), lo es por relacin a la vida, y que nohabra, en general, valores para un espritu puro, es decir, un esp-ritu que no actuara dentro de una organizacin vital. O bien que elser de los valores va ligado necesariamente a la esfera especficadel sentir y apetecer vitales. (...) Mas tambin esta tesis es radical-mente errnea. Si los valores fueran relativos a la vida, quedaracon ello excluido, por de pronto, el poder atribuir a la vida mismaun valor. La vida en s sera un hecho indiferente al valor29.

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    29. SCHELER, op. cit., p. 382.

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    2. Por influencia diversa de factores puramente externos

    a) Puede tratarse de una adicin de valor a un determinadoobjeto en virtud de un hecho a su vez valioso para un sujeto. Elcaso tpico lo representa la situacin en la cual alguien me haregalado algo. Ese hecho dota al objeto regalado de un peculiarvalor para m; el objeto aumenta de valor nicamente por relacina ese hecho, el cual es, a su vez en este caso, aunque objetivo en smismo, relativo por su esencia a un sujeto en particular (esto es,con una subjetividad del tipo II.3.c).

    b) O dicha adicin de valor (o de disvalor) puede darse porcomparacin o contraste no con hechos, sino con otros objetos. Setrata, en general, de los valores sociales y econmicos. Claramente,aqu la casustica puede extenderse cuanto se quiera; desde la meraexistencia en mayor o menor cantidad del mismo objeto (comocuando el agua la consideramos ms o menos valiosa segn seaabundante o escasa), hasta la concurrencia con otros objetos diver-samente valiosos (as, los automviles pierden valor como mediosrpidos al aparecer el avin, o un determinado cuadro en un museoes ms o menos valioso en relacin a los dems cuadros all reu-nidos, o un profesor es ms o menos bueno en comparacin con losdems miembros de un mismo claustro). Mas, advirtase que, deun lado, tal relatividad no afecta a los valores morales (una personaes moralmente buena o mala viva entre santos o entre malvados),y, de otro, que esta relatividad, aunque innegable, afecta ms bien alas diferencias de valor y no a los valores mismos. En este contextodice Scheler: El elemento subjetivo, continuo empobrecedor de lapercepcin de los bienes y valores efectivos lo humano dema-siado humano en nuestra conducta reside precisamente en quenos son dados de ese modo en primer lugar diferencias de valorcomo valores, e incluso simples diferencias de smbolo para lasdiferencias de valores nos son dadas tambin como valores (pin-

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    sese en la estima exagerada de nombres, enseas de clases sociales,etc.). Mas no por ello son subjetivos los valores mismos30.

    3. Por relacin con otros sujetos

    Finalmente, pueden considerarse subjetivos o relativos losvalores por su relacin con otros sujetos que los estimen. Estarelatividad de lo generalmente vlido en un determinado crculo depersonas o en la sociedad global, en una poca determinada, poseesin duda no poco peso en las valoraciones de los individuos. Tam-bin de esa relatividad, en concreto moral, se ha ocupado Schelerpor extenso31, sealando sus posibles causas (la concepcin inte-lectual de los elementos del mundo, las tcnicas de accin queposea esa sociedad, el nivel cultural en la expresin de sus valora-ciones, el grado y tipo de su solidaridad de intereses, la apreciacinde valores de diferente gnero al considerado, la capacidad desufrimiento de los miembros de esa sociedad, etc.), sus diversasmanifestaciones en diferentes estratos (variaciones del ethos, dela tica, de tipos de bienes y acciones, de moralidad prctica, ydel uso y costumbre tradicional), y que, de nuevo, esta relatividadno excluye toda objetividad, pues la historia no nos priva deejemplos en los que un genio moral se adelanta y discrepa de lasvaloraciones de su poca.

    Hemos tratado de dibujar diversos sentidos segn los cualespodemos preguntarnos por la objetividad o por la subjetividad de lovalioso en cuanto tal, de manera que las respuestas a esa preguntano deben necesariamente coincidir; es ms, en cada sentido acasopodemos encontrar que lo valioso se revela, segn sea su clase,como vimos, unas veces como objetivo y otras como subjetivo.

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    30. SCHELER, op. cit., p. 374.31. SCHELER, op. cit., p. 406 y ss.

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    En definitiva, slo teniendo en cuenta la complejidad sealada(que puede no ser completa) podr responderse adecuadamente a lafrecuente pregunta acerca de los valores y podr el filsofo aventu-rarse a una posible teora acerca de ellos.

    Sergio Snchez-MigallnFacultad de TeologaUniversidad de NavarraE -31080 [email protected]