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43 • ISNN: 1690-6054 • Volumen 11 • Número 21 • Ene'-Jun', 2014. pp.43-51 Resumen En este artículo se analiza el motivo del doble como estructura temática de la novela Cubagua de Enrique Bernardo Núñez. A partir de la caracterización tipoló- gica de las diferentes formas en que puede presen- tarse el doble, según la propuesta de Bargalló (1994), se estudia el desdoblamiento como la metáfora de una antítesis u oposición de contrarios, con el fin de dar cuenta de cómo Núñez cuenta la nación. Con la duplicación de los hechos narrados el autor consigue establecer correspondencias entre sucesos acaecidos en el país, centrados en el origen de Nueva Cádiz y la Conquista y el devenir que recae en el período dic- tatorial de Juan Vicente Gómez y sus consecuencias socio-económicas que se harán extensivas a toda la América Hispánica. Palabras clave: narrativa venezolana, metáfora, nación, política. María Eugenia Martínez-P / [email protected] Universidad Central de Venezuela Cubagua : the double bottom of the island In this article, it is analized the reason about the two- fold as thematic structure in Cubagua novel by Enrique Bernardo Nuñez. Taking into account the typologic fea- tures about the different ways in which the twofold can be presented, according to Bargallo´s proposal (1994), it is studied the unfolding as the metaphor about an an- tithesis or opponents with the purpose of showing how Nuñez narrates the nation´s history. The author achie- ves to establish the agreements among the facts that took place in the country through narrated facts dupli- city , which are focused on Nueva Cadiz origin and the conquest, apart from all those events occurred by the dictatorial time of Juan Vicente Gomez and its socio- economic consequences that will be made extensive to the whole Hispanoamerica. Key Words: Venezuelan narrative, metaphor, nation, politics. Abstract Recibido: 10-09-2013 • Aceptado: 21-11-2013 Cubagua: el doble fondo de la isla* Ensayos * Este trabajo fue presentado en el evento Retornando a Cubagua; colonia, neocolonialismo y nuevas lecturas que tuvo lugar en el CELARG entre el 26 y 27 de mayo de 2011.

Cubagua: el doble fondo de la isla* - Revista …kaleidoscopio.uneg.edu.ve/numeros/k21/k21_art05.pdf · helm Hoffmann, “William Wilson” de Edgar Allan Poe, “El horla” de Guy

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43 • ISNN: 1690-6054 • Volumen 11 • Número 21 • Ene'-Jun', 2014. pp.43-51

Resumen

En este artículo se analiza el motivo del doble como estructura temática de la novela Cubagua de Enrique Bernardo Núñez. A partir de la caracterización tipoló-gica de las diferentes formas en que puede presen-tarse el doble, según la propuesta de Bargalló (1994), se estudia el desdoblamiento como la metáfora de una antítesis u oposición de contrarios, con el fin de dar cuenta de cómo Núñez cuenta la nación. Con la duplicación de los hechos narrados el autor consigue establecer correspondencias entre sucesos acaecidos en el país, centrados en el origen de Nueva Cádiz y la Conquista y el devenir que recae en el período dic-tatorial de Juan Vicente Gómez y sus consecuencias socio-económicas que se harán extensivas a toda la América Hispánica.

Palabras clave: narrativa venezolana, metáfora,nación, política.

María Eugenia Martínez-P / [email protected] Universidad Central de Venezuela

Cubagua : the double bottom of the island

In this article, it is analized the reason about the two-fold as thematic structure in Cubagua novel by Enrique Bernardo Nuñez. Taking into account the typologic fea-tures about the different ways in which the twofold can be presented, according to Bargallo´s proposal (1994), it is studied the unfolding as the metaphor about an an-tithesis or opponents with the purpose of showing how Nuñez narrates the nation´s history. The author achie-ves to establish the agreements among the facts that took place in the country through narrated facts dupli-city , which are focused on Nueva Cadiz origin and the conquest, apart from all those events occurred by the dictatorial time of Juan Vicente Gomez and its socio- economic consequences that will be made extensive to the whole Hispanoamerica.

Key Words: Venezuelan narrative, metaphor, nation, politics.

Abstract

Recibido: 10-09-2013 • Aceptado: 21-11-2013

Cubagua: el doble fondo de la isla*

Ensayos

* Este trabajo fue presentado en el evento Retornando a Cubagua; colonia, neocolonialismo y nuevas lecturas que tuvo lugar en el CELARG entre el 26 y 27 de mayo de 2011.

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S iegfried Jägger y Norman Fair-cloug (2000) teóricos de la escue-la de Duisburg de Análisis Crítico del Discurso claramente influen-ciada por Michael Foucault (1969, 1970), consideran que el discurso –cualquiera sea su naturaleza- es un flujo de texto que transcurre en el tiempo; de allí que lleguen a concluir que todo discurso es his-tórico y que para su producción e interpretación es necesario estu-diarlo en esta dimensión y ubicar-lo en un contexto específico. En atención a la propuesta anterior me dedicaré en estas líneas a dar forma a lo que he titulado “Cu-bagua: el doble fondo de la isla”. Para ello me centraré en el motivo de la duplicación que en la novela es una estructura temática inelu-dible que abarca prácticamente todos los eventos y personajes relevantes de la obra. Darle sen-tido a Cubagua como el espacio donde varios acontecimientos y personajes continuamente se re-flejan, implica, necesariamente, comprender sus convenciones y reglas subyacentes, reconocer su inmersión en una cierta ideología y cultura y, lo más importante, re-conocer a qué elementos del pa-sado remiten estos dobleces de la historia.

Como obra referencial de la na-rrativa Hispanoamericana la no-vela ha sido analizada desde una infinidad de puntos de vista cuyos resultados muestran diversas in-terpretaciones1. Esta variedad de temas responde a la multiplicidad de materias históricas tratadas por el autor en su obra narrativa ficcional y, que posteriormente

hará extensivas a su obra ensa-yística; este hecho pareciese ser el motivo que permite su interpre-tación desde diversos enfoques. Sin descuidar todas las investi-gaciones que se han hecho de Cubagua, en este artículo me centraré específicamente en los pares como estructura temática que se organiza en la novela a partir de una serie de dualidades en la que cada miembro siempre es negativo del otro.

El motivo del doble es una ilu-sión inquebrantable y no un pri-vilegio del sujeto moderno. Sus diversificaciones primordiales se rigen por el sentido mágico o re-ligioso imperante de los mitos ar-caicos que se han eternizado en el devenir de la historia del hom-bre. En Cubagua es posible que las duplicaciones provengan de la tradición romántica2 y específica-mente de la marcada tendencia de la literatura fantástica: la idea de una segunda existencia del hombre proyectada en dos imá-genes, la de un alma buena y una mala, la dualidad que provoca la lucha del yo sensual y el yo moral, así como otras interpretaciones del desdoblamiento de la perso-nalidad. De allí que es posible pensar que la escritura de Núñez, si bien es sin duda innovadora, sobre todo por la estructuración discursiva, no puede abandonar las variedades del motivo del do-ble que fueron tratados en escri-tos románticos como “El hombre de arena” de Ernst Theodor Wil-helm Hoffmann, “William Wilson” de Edgar Allan Poe, “El horla” de Guy de Maupassant o la novela

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Dr. Jekyll y Mr. Hayde de Robert Louis Stevenson. Es importante señalar al respecto que en la literatura de mediados y finales del siglo XIX se mantuvo el carác-ter demoníaco del doble, sin embargo, Núñez reco-bra el perfil del doble personal, el doble alegórico, y el doble sin valor moral y de fundamento psicológico descritos por Bargalló (1994)3.

En tal sentido, para comprender Cubagua el lector debe emprender el camino de una lectura oblicua, en la que el reflejo pareciera ser la base de todas representaciones ficcionales. En él se encontrará con cambios narrativos repentinos e inconexos con lo cual se ve obligado a buscar qué hay detrás de lo aparente. En el recorrido se irá tropezando con diver-sos elementos en los cuales tendrá que detenerse a mirar su reverso; espacios, eventos y personajes que remiten a otros espacios, eventos y personajes que señalan que no hay una manera unívoca de mirar al mundo. En la novela encontramos los principios de una escalada hacia la corrupción del hombre, donde la presencia del doble constituirá el otro espacio en el que unos seres harán visible la figura o la sombra de otros seres que se proyectan en la imperfección del origen. El desdoblamiento es la metáfora de una oposición de contrarios, donde cada uno encuentra en el otro su propio complemento.

En Cubagua el pasado histórico y el pasado mí-tico determinan el carácter de una isla que pare-ciera mantenerse siempre en peligro de cambiar o desaparecer. Los hechos repetidos constituyen la incertidumbre existente en un conjunto de mensa-jes duales, de los cuales el lector solo, finalmente, recibirá uno: el secreto de la tierra. De allí que en el texto los sucesos tradicionales y maravillosos, los relatos fuera del tiempo histórico protagonizados por personajes de carácter divino discurren en paralelo con los acontecimientos históricos y parecen profe-tizados por el narrador mediante una frase del texto: “El mundo se hace y deshace de nuevo” (p. 109).

El tiempo de Cubagua donde se duplican las imá-genes del pasado, donde se juega a ser otro, le sirve al narrador para crear un espacio de distracción pero también para reflexionar acerca de la historia, la polí-tica y la existencia. Morin (1972) estima que previo a la proyección de los temores en el otro, “el hombre ha

fijado en el doble todas las ambiciones de su vida: el sentido de ubiquidad, el poder de metamorfosearse, la omnipotencia mágica, y por sobre todo, sus anhe-los de inmortalidad” (1972 p35).

Las duplicaciones en Cubagua se configuran como un símbolo de la imaginación que al ser inter-pretadas resultan un dictamen o juicio de acciones cuestionables. Las dobles figuras y sus respectivos encuentros, narrados de manera discontinua y en apariencia independientes, son en definitiva la única alternativa que nos devela lo que hay en el doble fon-do de la isla. Sus manifestaciones en el texto tienen un carácter de oralidad inserto en la escritura y se convierten en una estética novedosa para explorar lo que el imaginario popular ha hecho tradición. Así, Núñez (2009) recoge, reelabora y reescribe su histo-ria en dobles versiones y con distintos medios para mostrar las experiencias que resultan básicas en sus personajes: la búsqueda de identidad, el regreso y conocimiento de los orígenes, el tema del otro yo y el desdoblamiento de personalidad, así como el mito y la sensualidad encarnado en una mujer.

En Cubagua las dobles figuras registran un con-junto de eventos en apariencia disgregados en el tiempo que sirven para darle una forma coherente a las nociones de individuo e identidad. Sus perso-najes son inscripciones duplicadas que coexisten en los tiempos narrados del mundo ficcional. De ahí que la isla puede pensarse como una proyección del agua que la rodea que funciona como un espejo en el cual se reflejan sus imágenes. En ella se ven los personajes que no existen en el espacio proyectado, aunque sabemos que hace años ocurrió una escena y se recreó y se pudo copiar y reflejar en otra época. La dualidad inicia en el espacio y el tiempo con la isla Cubagua del siglo XX y la Nueva Cádiz del siglo XVI, donde se repetirá también un motivo: la búsqueda de riquezas, de petróleo y de perlas respectivamente. Este motivo terminará emparentado con el mito de El Dorado y del cual será también una reiteración.

La existencia de dos caracteres de un mismo per-sonaje, basado en el mito de anfitrión4 en donde las entidades son distintas y el doble se confunde me-diante el uso de un disfraz, la conduce Ramón Lei-ziaga ingeniero egresado de Harvard que llega a

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Margarita a desempeñarse como supervisor de los recursos naturales de la isla, enviado por el Minis-terio de Fomento y quien además no abandonará ni los tiempos ni el argumento del enriquecimiento fácil al igual que su par el conde Lampugnano. Este es un personaje idénticamente ambicioso que logra una concesión del Emperador para explotar las perlas de Cubagua ya que ideó un instrumento que supuesta-mente facilitaba su extracción, tras haber caído en desgracia y como precio de su propia libertad, convie-ne en envenenar al conquistador Diego de Ordaz. Es importante señalar que efectivamente el conde llegó a Cubagua en 1528 con su máquina de sacar perlas, y tras fracasar en este proyecto, permaneció en la isla como boticario y fue protestado por los españo-les quienes exigieron al rey su expulsión de la isla. Su doble anfitriónico Leiziaga viajará entre los tiem-pos narrados para confundirse con el documentado conde “en presencia y actitudes” (Larrazábal Henrí-quez (1987 p60). Asimismo, será quien descubra una coincidencia de nombres, indicio clave para el lector, de personajes y de sí mismo reflejado como el Lam-pugnano buscador de riquezas en la narración.

Leiziaga se inclinó de nuevo sobre el plano de Nueva Cádiz. Después se le ocurrió un pensa-miento que le hizo reír. ¿Sería él acaso el mis-mo Lampugnano? Cálice, Ocampo, Cedeño. Es curioso. Recordó este aviso en el camino de La Asunción a Juan Griego: "Diego Ordaz. - Detal de licores". Los mismos nombres. ¿Y si fueran, en efecto, los mismos? Se volvió a sentar, a un gesto del fraile, que hojeaba un cuaderno ama-rillento, un manuscrito antiguo. (p.81)

Leiziaga viaja a la isla de Cubagua para formar parte del rito indígena iniciático del areito donde se consustanciará con su par. Este rito ha sido docu-mentado, entre otros, por fray Gerónimo de Mendie-ta (1979) [1596]: “dijeron que habían compuesto un doloroso cantar ó endecha, la cual después canta-ban en sus bailes ó areitos, en las fiestas tristes ó llorosas; y que acordándose de esto, huían de los caribes, sus vecinos, que comen hombres, y también de los españoles cuando los vieron”, y por Francisco

López de Gómara (1979) [1552]: quien refiere “Areito es como la zambra de moros, que bailan cantando romances en alabanza de sus ídolos y de sus reyes y en memoria de victorias y acaecimientos notables y antiguos, que no tienen otras historias. Bailan mu-chos y mucho en estos areitos, y alguna vez todo un día con su noche”.

La participación de Leiziaga en este rito es la clave de entrada al otro tiempo y al encuentro con su otro yo. Un día después de entregarse a la ceremonia in-tercepta una pesca ilegal de perlas y se apodera de ellas, razón por la cual lo encarcelan a su regreso a Margarita. Sobre la base de las posibilidades de los dos tiempos Leiziaga - Lampugnano o consigue escapar y se traslada tierra adentro en el Orinoco o regresa a Cubagua, en realidad nunca lo sabremos.

Leiziaga y Lempugnano simbolizan una doble des-gracia, ambos se igualan en el afán de obtener rique-zas, son portadores de la modernidad y con ella de la frustración y el empobrecimiento.

Fray Dionisio se vuelve borroso en la penum-bra. Sus ojos se hunden mientras habla lenta-mente. A veces diríase que ha muerto.Leiziaga le ofreció un cigarrillo y acercó su vaso.—Por cierto -continuó en tono más familiar- que este Lampugnano tiene semejanza con cierto Leiziaga. ¿No andas como él en busca de fortu-na? Todos buscan oro. Hay, sin embargo, una cosa que todos olvidan: el secreto de la tierra. (p.80)

La codicia es un tema reiterado en ambos per-sonajes que los conduce hacia un aplastante poder que termina por arrasarlos. En tal sentido Baudrillar (1974) estima, refiriéndose a los modelos de consu-mo, que en los tiempos modernos todo es especu-larizado y refiere que: “En el orden moderno ya no hay espejo o luna en donde, para bien o para mal, el hombre se vea enfrentado a su imagen, ya no hay más que escaparate” (p. 269).

Por otra parte debemos señalar que la factibilidad de la duplicación del tiempo inmemorial se muestra en los eventos que conducen los personajes fray Dio-

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nisio, Pedro Cálice, Nila Cálice y las transfiguraciones de los otrora conquistadores Antonio Cedeño, Miguel Ocampo y Teófilo Ortega. Todos ellos se enmarcan en el tiempo lineal de la historia y llevan el sello del producto resultante de los hechos inexorables de la historia.

El desdoblamiento de Pedro Cálice es el que pue-de sufrir cualquier sujeto y conlleva la identificación del bien y el mal; es el resultado de acciones huma-nas que se emparentan con los mitos de la reencar-nación; Pedro Cálice es un traficante de esclavos en el siglo XVI y en un enfermo de lepra del siglo XX quien parece sufrir esta consecuencia moralizante por su desempeño en el tiempo anterior. Las dupli-caciones de Nila Cálice, responden a lo que Bargalló (1994 p120) denomina “mirada estereoscópica” ya que en ella se producen variaciones y combinacio-nes del motivo del doble que dependerán de quien la mira sin que ella tenga conciencia de ello. Así, Nila Cálice sufre ante la mirada del lector una multiplica-ción degradante: es la diosa grecorromana Diana, la deidad pagana Erocomay, el símbolo de la luna y sus múltiples reflejos y es una virgen prostituida por su encuentro con la modernidad. Sus variadas versiones aparecen como conflicto, como deseo in-alcanzable, como consecuencia de la corrupción que traen consigo el progreso y modernidad. De allí que el propio autor sentenciará: "La pasión de Nila era la cacería, la danza, dormir al aire libre, galopar horas y horas, lo que al fin y al cabo quiere la vida moderna" (p.p. 56-57). Es la personificación de la pluralidad del yo despreocupado, un yo cambiante que nos permite verificar las transformaciones de la historia conjunta-mente con las de ella.

Fray Dionisio es un solo y mismo individuo pero existe bajo una o dos formas en dos mundos dis-tintos, responde a lo que Bargalló (1974) denomina mito de Orlando5. Con ambas figuras recupera el espacio escénico de otros tiempos de la historia y las reproduce en cualquier época. Es un doble mí-tico que multiplica las historias para reconducirlas. Con las dos versiones de fray Dionisio el lector lle-ga a comprender que es su voz la que nos narra la historia, es quien tiene la potestad de establecer los enlaces de los procesos históricos que proceden de

pasadas frustraciones. Es una pista entre el fragmen-tario discurso y el destino. Es además quien “recorría las regiones ignotas enseñando el Evangelio” (p.103) quien muere a manos de un indio “a quien llamaban Orteguilla” (p. 107), el que mira las estrellas y piensa que tal vez ya no existen pero las vemos, el que cree que una rosa es la misma desde hace miles de años, e interroga al lector ¿no es en efecto la misma?, es el que habla “confusamente del pasado, de las co-sas exteriores y de su relación con lo que ha sido y es hace trescientos, hace miles de años” (p.p. 77-78). Es, en fin, el narrador de las dos historias. En tal sentido Derrida (2007 [1975]) reflexionando sobre la mímesis explica:

Se anuncia así una división interior de la míme-sis, una autoduplicación de la propia repetición, infinitamente, puesto que ese movimiento man-tiene su propia proliferación. Quizá haya, pues, siempre más de una sola mímesis; y quizá sea el extraño espejo que refleja, pero también des-plaza y deforma a una mímesis en otra, como si su destino fuese el mimarse, el enmascarar-se a sí misma, donde se aloja la historia –de la literatura- como la totalidad de su interpre-tación. Todo tendría lugar en las paradojas del doble suplementario: de lo que añadiéndose a lo simple y al otro, los remplaza y les imita, a la vez semejante y diferente, diferente porque –en tanto que- semejante, el mismo y distinto de lo que dobla. (pp. 287-288).

De allí que fray Dionisio no es solo una copia de sí mismo o una imitación simple, es quien reformula la historia mediante alternativas repetidas.

Todas las culturas han mostrado un interés parti-cular por el fenómeno de los gemelos6, interés inhe-rente a la consideración de éstos como seres aliados con fuerzas sobrenaturales. Así Núñez nos muestra en Cubagua a Vochi y Amalivaca personajes de la mitología tamanaca y Caribe representados como gemelos de la mitología americana y de la mitología Arcaica respectivamente y, que se complementan en el tiempo ceremonial del diluvio universal en un capí-tulo aparte donde se añaden referencias a elementos de la cultura indígena como “el areyto” y “los piaches.

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Amalivaca y su hermano Vocchi sufren un desplaza-miento desde el Orinoco hasta la isla de Cubagua. Los gemelos de Cubagua representan las partes no comprendidas y escindidas que el individuo anhela recuperar, dichas partes se viven como partes idea-les, también el otro en este caso es el objeto en el que se puede confiar (Klein, 1962 p158-159).

Por su parte, Arimuy hijo del cacique Toronaima, descrito como un mesías, si bien no tiene un doble referencial dentro de los límites de la novela, refiere exofóricamente al personaje que describe Gerónimo Benzoni en su Historia del Nuevo Mundo. Arimuy es complemento de los gemelos, es un indígena suble-vado que se une a Pedro Ingenio y los franceses en contra de los españoles comandados por Gonzalo de Ocampo para atacar la isla de Cubagua. Este personaje tiene a su cargo una representación mul-tiplicadora del oprimido, de todos los indígenas es-clavizados que fueron destinados a la recolección de perlas. Él es uno y es todos. Arimuy es la represen-tación de la resistencia indígena en el período inicial de la Colonia.

Núñez concibe los eventos de la historia como ele-mentos que se repiten a lo largo del tiempo. Así, el mito es un instrumento que articula la cultura porque adquiere cualidades transhistóricas y transculturales. Núñez metaforiza en el discurso del historiador cum-pliendo la función del mito en las propuestas estéti-cas, políticas, históricas y culturales. Las repeticiones son esenciales en la novela para iniciar la búsqueda de un pasado nacional. Devienen en la estructura-ción de un discurso que ya no acaricia la idea de en-contrar las respuestas en la historia oficial, sino que por el contrario se constata en la reescritura de even-tos que generan el temor que produce la dualidad porque no nos tranquilizan por reiteradas y desmo-ralizantes. El terror hacia el otro parece sustentarse en la repetición de ideas de fracasos, de reproduc-ción de los mismos fracasos, con los mismos actores enmascarados. Podríamos pensar que la duplicidad encierra la frustración que no puede contarse abier-tamente. Encontramos bajo el doblez de lo narrado lo que Núñez no puede denunciar a gritos. La denuncia está soterrada y encerrada dentro de la ambigüedad de los dobles.

En Cubagua, Núñez relata la historia que se cuen-ta en voz baja. “El secreto de la tierra”7 es la palabra, pero no es la palabra escrita es la tradición oral del Areyto que se convierte en vínculo de emociones, motivos, estructuras y formas que contienen los es-labones de una cadena que será la historia que debe ser transmitida, depositada y reelaborada por el lec-tor. La duplicación de personajes parece atender a la reiteración necesaria de hechos transmisibles en los que observamos ciertamente variantes. Así, con un relato que parece llegar de oídas, por su carácter fragmentario, el lector de Cubagua debe rememorar, reconstruir o mejor dicho imaginar el momento en el cual una ciudad que existió en 1541 fue devastada por un maremoto, abandonada y de la cual la única evidencia que tenemos son aquellas ruinas silencio-sas que sólo pueden revelar su historia en el parale-lismo que se impone con el nuevo relato deformado de unos nuevos conquistadores que repiten la volun-tad y la ambición de los primeros.

Los asuntos de la historia en Cubagua se someten a un ensayo en el cual la duplicación ocupa un lugar preponderante para la explicación de los hechos na-rrados. Esta es la matriz que empleará el narrador para exponer por una parte, una historia lineal con la que se cuenta la historia del tiempo en donde se muestran los hechos del pasado, y la otra historia duplicada en la que se cuentan los mismos aconte-cimientos. Ambas funcionan como marco explicativo con el que se intentan establecer fundamentos ge-nerales de la materia que se trata. De allí que: “Un presente nunca pasaría si no fuese pasado “al mis-mo tiempo” que presente; nunca se construiría un pasado si no se hubiese constituido previamente “al mismo tiempo” que fue presente. Esa es la primera paradoja: la de la contemporaneidad del pasado con el presente que ha sido” (Deleuze, 1968: 135).

Núñez elige una elaboración estética que funda-menta en la reescritura porque la textualidad de Cu-bagua se interesa en la articulación de un texto con otro posible. Somos testigos de dos historias en las que el narrador consigue mantener entre sí libertad de movimiento. Es una suerte de intercambio entre al menos dos momentos: aquél y otro en un ir y ve-nir fragmentario entre el siglo XVI y el siglo XX. El

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lector está obligado a reconstruir las historias que se narran, poco importa que sean reales o no. El fin último será rastrear dentro del caos aquello que en realidad interesa al narrador: contar desvirtuando las historias hasta tal punto que es posible repetir una historia dejando a un lado cuatro siglos que antece-den a la primera en las que nos introduce y en la que poco interesan la línea temporal, o la cronología de la historia. En la historia del país, la lectura de una cró-nica colonial o la historia del petróleo bien pudieran trocarse por otros hechos constatables y el resultado sería el mismo. Así bien refiere el autor “Allí leía la crónica de Fray Pedro de Aguado, hallado por azar entre los libros del Colegio de la Asunción” (p.264). Es por azar y no por voluntad explícita que el narra-dor escoge este momento para dar inicio o fin, aún no lo sabemos, a lo que pretende contar.

La idea de Núñez de un periplo entre siglos que inicia con la Conquista y culmina en el pueblo de La Asunción es contar la nación. Es establecer las correspondencias con los sucesos acaecidos en el país, centradas en el origen de Nueva Cádiz y la Conquista y el devenir que recae en el período dic-tatorial de Juan Vicente Gómez y sus consecuencias

socio-económicas que se harán extensivas a toda la América Hispánica, como duplicación de los hechos narrados. En tal sentido, hace propuestas en relación con los procesos continentales a fin de reparar tanto las nociones de identidad nacional como las de iden-tidades étnicas, e incluso regionales. Se anticipa a las consecuencias de la expansión capitalista y sus repercusiones en el continente, pero esta vez la in-quietud se presenta como consecuencia de la propia historia sobre la base de dos posibles interpretacio-nes, esto es linealmente o en capítulos estancos con la representación de dobles que inevitablemente tie-nen las mismas consecuencias. Núñez se centra en lo que considera fundamental, la conquista, la coloni-zación, el nacionalismo, el poder, la libertad, la tierra entendida como lo propio, el ejercicio de la democra-cia y, especialmente en el ejercicio de la crítica.

De acuerdo con lo anterior podemos concluir que los eventos de la historia en la novela de Núñez pue-den entenderse como reiteraciones que están fuera del tiempo o lo trascienden. De allí que podamos pensar que Cubagua es una extensión de tierra ro-deada de agua donde lo próximo se refleja y se repi-te, simulando un espacio igual; lo que he llamado el doble fondo de la isla.

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Morin, Edgar. 1972. Las estrellas. Servidumbres y mitos. Barcelona: Dopesa.

Núñez, Enrique Bernardo. [1931] (2009). Cubagua. En Novelas y ensayos. Caracas: Biblioteca Ayacucho.

Sánchez Vega, Rosaura. (2008). El relato intrahistórico en Cubagua de Enrique Bernardo Núñez. Omnia 14, Nº 2, p.p. 55-69.

Sucre, Guillermo. (1966). Un escritor más allá de la letra, 7-11. Prólogo, La ciudad de los techos rojos: calles y esquinas de Caracas, Enrique B. Núñez. Caracas: Banco Industrial de Venezuela.

Vilanova, Ángel. (1983). Para una lectura crítica de Cubagua. Escritura (Caracas) Nº XVIII, 16 (julio-diciembre).

Notas1 Sucre (1966) se centra en la idea de la fusión y la simultaneidad temporal; Miliani (1978) y Bruzual (2006, 2010) la proponen como una denuncia del neocolonialismo; Giordano (1987) en el prólogo de la novela estudia la fragmentariedad y síntesis; Vilanova (1983) se centra en el viaje iniciático; Carrera (1994) hace referencia al empleo del lenguaje desigual y a la insuficiencia del desarrollo de los personajes; Britto García (2005) pone el énfasis en la visión contraimperial de la obra; en sus libros Bohórquez (1990), Fauquié (1983) y Carrillo (1995) destacan el empleo del mito como recurso que estructura la narración. Duno (2010) discurre sobre la imagen de las ruinas como un ante-cedente al pensamiento contra colonial caribeño. Sánchez Vega (2008) y Carvajal de Ekman (2009) se acercan al relato intrahistórico y Bertin, (2010) se centra en el mito y la intrahistoria. (Martínez-P, 2009:32)

2 Durante el Romanticismo resurgió un interés particular por la figura mítica del doble bajo la forma conocida como Doppelgänger, término utilizado por Jean Poul Richter en 1796, autor de la psicología y estética del sueño que se extendería a las teorías románticas. En su no-vela Siebenkäs describe a un sujeto que se mira a sí mismo como un doble autónomo, o un doble “fantástico”; esta doble figura perturba el orden natural de las cosas y produce en el individuo angustia y desasosiego. Se trata de un desdoblamiento percibido por la conciencia que cuestiona los fundamentos de la identidad del sujeto y su diferencia frente al otro.

3 Siguiendo a Dolezel (1985), este autor sostiene que el desdoblamiento se produce cuando “dos encarnaciones alternativas de un solo individuo coexisten en un solo y mismo mundo de ficción” (p.15). Así, distingue tres tipos de desdoblamiento que responden a procedi-mientos diferentes, y en los cuales el doble es siempre un fenómeno misterioso, enigmático y supranatural:

1. El procedimiento de la “fusión” en un mismo individuo de dos individualidades originariamente diferentes. Esa fusión se puede pro-ducir a través de un proceso de lento acercamiento, o de una manera repentina e imprevista.

2. El procedimiento de “fisión” o de desdoblamiento en un mismo individuo de dos personificaciones donde antes solo existía una.

51 • ISNN: 1690-6054 • Volumen 11 • Número 21 • Ene'-Jun', 2014. pp.43-51

3. El procedimiento de “metamorfosis” de un individuo que va a llegar a transformarse en su identidad adquiriendo una personalidad diferente de la que tenía anteriormente. Esa nueva personalidad puede ser reversible o irreversible. El proceso de metamorfosis puede dar lugar a la adquisición de una nueva personalidad con forma humana, con una forma no humana o con una forma extra-ña de animal. La reencarnación de un individuo en otro es una forma de desdoblamiento por “metamorfosis”.

4 Se considera al Anfitrión de Plauto como la primera expresión literaria del doble. El tema fue retomado en versiones posteriores por Juan de Timoneda, Rotrou, Molière, Giraudoux, o Figeiredo, entre otros. En Cubagua Ramón Leiziaga y el conde Lampugnano comparecen como dos identidades distintas bajo una misma forma.

5 Bargalló (1994) explica que se trata de la existencia de un solo individuo bajo una o dos formas en dos o más mundos distintos.

6 Ya sea en la versión narcisista en la que cada gemelo es espejo del otro, o en la de la tendencia al redoblamiento. (Bargalló, 1994:13)

7 Esta frase se reitera en las páginas 81 y 241. Asimismo es el subtítulo del capítulo II de la novela.