Crítica, Falsación y Eliminación

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  • 7/25/2019 Crtica, Falsacin y Eliminacin

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    KRK Ediciones SL

    Luis Manuel Valds-Villanueva

    Crtica, falsacin y eliminacin

    Author(s): Luis Meana MenndezSource: Teorema: Revista Internacional de Filosofa, Vol. 14, No. 1/2, Simposio Internacional

    sobre LA FILOSOFIA DE KARL POPPER: el compromiso de la razn (1984), pp. 91-101Published by: Luis Manuel Valds-Villanueva

    Stable URL: http://www.jstor.org/stable/43047267

    Accessed: 30-04-2016 20:46 UTC

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    Crtica, falsacin y eliminacin

    Luis Meana menndez

    Universidad de Trier

    Como todos los presentes saben, el tema central de discusin de este

    simposium es la concepcin filosfica de Karl Popper, es decir, el llamado

    racionalismo crtico. Sin duda ninguna, ese nombre o rtulo tiene

    valores evidentes: siendo tan breve y tan sencillo, despierta muchas

    resonancias y una serie de asociaciones filosficas y culturales muy

    atractivas: el rigor, el buen sentido, el orden que sugiere todo lo racional

    y, al mismo tiempo, el matiz de abertura constante, de rebelda e inconfor-

    mismo que sugiere siempre la crtica... Podra quiz preguntarse por la

    correccin del rtulo: se trata realmente de un racionalismo crtico, o de

    un criticismo racionalista o de un empirismo criticista...? Pero, para no

    entrar en una discusin que pudiera parecer meramente nominalista,

    dejar a un lado la pregunta.

    Ese rtulo es, naturalmente, un mensaje programtico: expresa un

    determinado ideal del conocimiento racional y, ms concretamente, un

    ideal crtico. Segn ese ideal, solo podr hablarse autnticamente de

    racionalidad cuando exista una concepcin determinada de la crtica y,

    viceversa, toda crtica que sea autntica ser, por eso mismo, racional. As

    que, en realidad, las dos palabras del rtulo, an expresando dos ideas en

    principio bien distintas, refuerzan, de hecho, una sola idea: la de crtica.

    La crtica es, por tanto, el nervio fundamental del racionalismo crtico.

    Todo se origina a partir de ella y todo depende de ella: es la crtica la que

    separa a lo racional de lo no-racional y la que nos garantiza la objetividad,

    es tambin la causa principal del progreso cognoscitivo y el motor que nos

    acerca a la meta final (la verdad), adems del instrumento que nos sirve

    para evaluar/seleccionar nuestras ideas, enunciados y teoras. En dos

    palabras, sin crtica no existira la ciencia tal y como hoy la conocemos: si

    la ciencia se ha convertido en el saber humano ejemplar es gracias,

    precisamente, al uso que hace de la crtica. Pero sin crtica tampoco

    Teorema XIV/ 1-2. Ed. Univ. Complutense. Madrid, 1987

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    92 Luis Mana Mnndez

    existira sociedad racional. Pues una sociedad en la que no hay crtica

    autntica ser dominada no por razones sino por modas, influencias o

    poderes, con lo que estar amenazada por la irracionalidad y el dogmatis-

    mo. Sin duda alguna, de los peligros de una ciencia normal pueden

    deducirse fcilmente los peligros de una sociedad normal: sin crtica no

    hay objetividad (sino gustos o modas), ni razn (sino poder), ni progreso

    sino saltos o cambios ciegos). En resumen, sin crtica no hay ciencia

    autntica ni sociedad libre.

    Pero, naturalmente, hay muchas formas de concebir y practicar la

    crtica y no todas parecen ser racionales. Para los racionalistas crticos no

    toda crtica es racionalmente vlida. Para que sta sea autnticamente

    racional deber satisfacer una serie de condiciones o presupuestos. En mi

    opinin, los componentes imprescindibles son los dos siguientes:

    1) En primer lugar, un procedimiento concreto de contrastacin.

    Se trata de un procedimiento regulado cuyo fin es proporcionarnos un

    resultado objetivo sobre la verdad/falsedad de nuestras ideas e hiptesis. El

    procedimiento est compuesto por un par de elementos principales: en

    primer lugar de una concepcin determinada de la verdad (verdad absoluta

    o tarskiana) y, en segundo lugar, de unos enunciados concretos - los

    enunciados bsicos o contrastadores cuya misin es recoger hechos de

    experiencia. Por tanto, la objetividad de este procedimiento tiene como

    fundamento ltimo una vieja y acreditada idea del empirismo filosfico:

    la de que se llega a juicios objetivos sobre nuestras ideas sometindolas al

    juicio imparcial de la experiencia, en este caso a los llamados enunciados

    bsicos o contrastadores. Por tanto, en esta concepcin, la objetividad de

    nuestro juicio depender, en gran medida, del grado de objetividad de esos

    enunciados. Precisamente por eso, y con el fin de asegurar la fiabilidad de

    stos, el procedimiento popperiano establece unos mecanismos de control

    crtico de esos enunciados (por ejemplo, son siempre falibles y rvisables) y

    se exige que satisfagan una serie de requisitos formales y materiales (de

    los que ya han hablado los Prof. Radnitzky y Andersson). Sobre la base de

    esos componentes la mecnica consiste, por decirlo as, en enfrentar al

    polo emprico con el polo terico construyendo con ellos un determinado

    juego silogstico.

    2) Pero, en segundo lugar, para ser autntica, toda crtica deber estar

    compuesta por un segundo elemento fundamental: una actitud metodol-

    gica determinada , fijada en varios principios prescriptivos.

    El primero de todos, el llamado principio de anti-dogmatismo. Este

    exige aplicar, en todo momento y sobre todas las partes de nuestras

    hiptesis, la crtica , sin que quede nada inmunizado . Este principio es el

    qe el Prof. Radnitzky ha denominado, en su conferencia, principio

    medular del racionalismo crtico, es tambin el mismo que aparece

    frecuentemente en las obras del Prof. Albert. Sobre este punto, es decir,

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    Crtica falsacin y eliminacin 93

    sobre el principio de antidogmatismo no existe, por tanto, ningn desa-

    cuerdo.

    Pero, a partir de ah, este anlisis y el del Prof. Radnitzky difieren en

    un punto bastante importante. En mi opinin, en la concepcin popperia-

    na existe otro principio tan medular y fundamental como el anterior, del

    que los analistas no suelen hablar, probablemente porque lo incluyen, de

    alguna forma, en el principio de antidogmatismo. Se trata de una pres-

    cripcin que est en la obra de Popper y que exige que, cuando se llega a la

    conclusin (despus de una serie de controles y exmenes crticos) de que

    una hiptesis tiene ejemplos negativos autnticos, esa teora debe ser

    refutada y abandonada. A falta de otro nombre mejor, denominar a este

    principio principio de eliminacin. En mi opinin, este principio es distin-

    to e independiente del anterior porque su sentido no es slo prohibir

    dogmatizar sino aadir un comportamiento prctico anti-dogmtico con-

    creto frente a las teoras falsas. Es decir, para que la crtica popperiana

    sea operativa y funcione de hecho no basta con el principio de no-

    dogmatizacin sino que hace falta este otro principio. Dicho de otra

    forma, sin la existencia del principio de eliminacin, el principio de

    antidogmatismo se queda como una simple declaracin de intenciones ,

    como un deseo o una recomendacin retrica. Porque es el principio de

    eliminacin el que separa a los antidogmticos autnticos de los seudo-

    antidogmticos, es decir, a aquellos que dicen que son antidogmticos

    pero que, de hecho y en la prctica, no lo son, de aquellos que se confiesan

    antidogmticos y, de hecho, tambin lo son. Por tanto, me parece que est

    fuera de duda la importancia fundamental de este principio, ya que l es el

    que convierte al de antidogmatismo de intencin en prctica y, por tanto,

    ste es el que realiza de hecho la crtica. En mi opinin, para entender

    correctamente todos los debates y polmicas de la falsacin hay que

    reconocer y comprender la existencia de este principio. Sobre todo,

    teniendo en cuenta que este principio es, como veremos, el punto clave de

    las crticas. Creo que sta es la estructura de lo que el racionalismo crtico

    considera una crtica autntica.

    Como es bien sabido, durante los ltimos veinte aos se han ido

    sealando - desde ngulos y perspectivas muy distintas - una serie de

    problemas de esta concepcin de la crtica.

    La duda fundamental puede resumirse as: es realmente racional esta

    concepcin concreta y determinada de la crtica?; es realmente verdad

    que cualquier otra concepcin de la crtica, que no cumpla estas caracte-

    rsticas, no es autntica y, por tanto, no es racional? Es decir, es verdad

    que no hay ms que una nica concepcin racional de la crtica y es

    verdad que todos los que no defienden sta caen en el dogmatismo e

    irracionalismo?

    En realidad, esa duda o pregunta central puede descomponerse en dos

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    preguntas concretas respecto a: 1) la racionalidad del procedimiento de

    falsacin y 2) la racionalidad del principio de eliminacin.

    Con respecto al procedimiento de falsacin existen diversos proble-

    mas. El primero, y seguramente ms conocido de todos, es el de los

    enunciados bsicos. La cuestin central con respecto a ellos es sta: hasta

    qu punto es realmente crtico y racional conceder a esos enunciados

    bsicos, dada la complejidad real de la contrastacin, poder decisorio

    sobre la hiptesis? Durante los ltimos aos han ido apareciendo una

    serie de razones de tipos muy diversos que recomiendan una actitud ms

    crtica frente a esos enunciados bsicos, debido a los problemas prcticos,

    metodolgicos y epistemolgicos que implican o conllevan. Como segura-

    mente esos problemas son ms que conocidos, no hago ms que citarlos

    brevemente.

    Existen, en primer lugar, razones puramente circunstanciales para ser

    ms cautos y cuidadosos con el poder falsador de los enunciados contras-

    tadores. Hay muchos fenmenos casuales, aberrantes, monstruosos, in-

    comprensibles, etc. En segundo lugar, existen tambin razones cognosciti-

    vas para ser ms crticos con ellos. Una. primera es la falibilidad, el

    carcter falible de todo conocimiento, y por tanto tambin de estos

    enunciados elementales. Por ser falibles, su juicio sobre las teoras lo ser

    tambin. Esta es la lnea de argumentacin falibilidad- falsacin a la que se

    ha referido hoy el Prof. Andersson. Existe, adems, el problema de la

    theory-laden, de la carga o dependencia terica, en el sentido de Hanson

    y otros, de los enunciados bsicos. Tambin se ha referido a l Andersson.

    Segn estos autores, teoras, presuposiciones o paradigmas distintos pro-

    pondrn hechos y enunciados y problemas distintos. Los enunciados ms

    que reflejar hechos reflejan nuestras teoras y presuposiciones sobre los

    hechos.

    Por ltimo, est el problema de la estructura real de la contrastacin.

    Aparentemente la situacin es muy clara y simple: un hecho o un enuncia-

    do sobre hechos se enfrenta a una teora. Pero, realmente, la estructura es

    mucho ms compleja: se trata de una teora de alto nivel que se enfrenta

    con una hiptesis de bajo nivel, la cual est conectada con una serie de

    teoras o hiptesis, ms o menos ocultas, en el llamado conocimiento de

    fondo no-problemtico. Dada esta estructura, es claro que el veredicto de

    esos enunciados slo ser vlido si ese conocimiento de fondo lo es. Por

    tanto, bastar que exista cualquier desacuerdo o duda sobre ese conoci-

    miento de fondo para que el enunciado pierda fuerza refutadora.

    Quiz convenga advertir que con estas crticas no se trata de negar el

    valor y la necesidad de la experiencia, de los hechos, ni de caer en ningn

    antiempirismo. Ni menos todava se trata necesariamente de negar el

    concepto de verdad como correspondencia. Se trata, nicamente, de

    buscar siempre y de no renunciar a una correspondencia mejor. En esa

    bsqueda de correspondencia no se entiende por qu los hechos pueden

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    criticar a las teoras pero stas no pueden criticar a los hechos. Sin duda,

    la realidad debe decidir. La pregunta es, en cada caso concreto, si el

    enunciado representa realmente la realidad. Por tanto, no se trata de

    negar el juicio imparcial de la experiencia sino de liberar a sta, por medio

    de la crtica terica, de su posible parcialidad terica.

    Aparte ya de esos problemas de los enunciados bsicos, existen otros

    problemas y dificultades en el procedimiento de la contrastacin. Pues

    parece que, para que un resultado negativo de un enunciado pueda

    transformarse en un fallo del sistema terico completo, no basta con que

    ese enunciado emprico sea acertado y fiable sino que hace falta otra

    condicin complementaria, a saber, una concepcin concreta de las teoras.

    Har falta concebir a las teoras, en primer lugar, como entidades comple-

    tamente conectadas y con una estructura sin agujeros o huecos, que

    permita una transmisin entre todas las partes conectadas y, en segundo

    lugar, como entidades cuyos componentes estn todos a un mismo nivel,

    es decir, que no sen ms o menos importantes, o pertenezcan a niveles o

    planos de mayor o menor importancia, sino que todos tengan una impor-

    tancia semejante o pertenezcan a un mismo nivel de importancia.

    Es decir, habr que concebir a las teoras como generalizaciones

    empricas, pues, en tal caso, si ser posible considerar el fallo de una

    instancia o ejemplo como un fallo de la generalizacin completa, ya que

    una generalizacin de este tipo permite transformar inmediatamente un

    fallo parcial en un fallo de la generalizacin completa, debido a que todos

    los componentes estn a un mismo nivel. Pero, si ocurriese que las teoras

    cientficas reales no son semejantes a las generalizaciones lgicas sino

    entidades mucho ms incompletas, incompletamente desarrolladas y

    conectadas y entidades adems compuestas de elementos relativamente

    heterogneos y con planos o niveles de importancia distinta, habr que

    preguntarse si es posible, y adems racional, convertir un fallo o falsacin

    en un fallo o falsacin de la teora. Es decir, parece que una vez transfor-

    mada la concepcin de lo que es una teora cientfica real, no hay ninguna

    necesidad de convertir las falsaciones en refutaciones de la teora. En

    gran parte eso es lo que han hecho Stegmller y Lakatos). El primero ha

    estructurado las teoras de tal forma que ciertas partes, como el ncleo y

    las aplicaciones paradigmticas, no tengan que verse necesariamente

    afectadas por las falsaciones de ciertos enunciados de la teora. Y Lakatos

    ha hecho lo mismo utilizando una decisin: el ncleo duro del programa

    no es alcanzable por los meros hechos negativos.

    Pero adems de todo eso, hay todava otro problema con el procedi-

    miento real de la evaluacin de la ciencia. Para el racionalismo crtico, en la

    contrastacin o evaluacin de una teora todos los hechos negativos o

    falsaciones potenciales tienen un peso y una importancia igual. Usando el

    famoso lema poltico podra decirse que todos los falsadores son iguales

    ante la ley. Naturalmente esto es, nuevamente, una consecuencia de

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    concebir las teoras en analoga con las generalizaciones empricas. Es

    claro que, por ejemplo en una generalizacin sobre los cisnes, todo cisne

    negro es, de cara a la refutacin, tan importante como cualquier otro cisne

    negro, y, de cara a la corroboracin, un cisne blanco es tan importante

    como cualquier otro cisne blanco. Pero es evidente que, en una teora

    cientfica real, no todas las partes componentes tienen la misma impor-

    tancia y, por eso mismo, no todos los enunciados bsicos o hechos

    negativos reciben la misma valoracin o importancia, ni el mismo peso de

    cara a al refutacin de la teora: no es lo mismo un hecho que afecte a un

    elemento central de una teora que un hecho que afecte a una parte menos

    central de la misma. Es decir, que la concepcin del racionalismo crtico

    incurre en lo que podramos llamar - siguiendo el caso paralelo verifica-

    cionista - un falsacionismo in tancionista, o sea, en un falsacionismo que

    da a todas las instancias o ejemplos negativos el mismo valor o poder

    falsador (lo mismo que el verificacionismo instancionista daba a todos los

    ejemplos o instancias positivas de una teora el mismo peso y valor

    confirmador).

    Pero si esto es as, entonces quiere decirse que la evaluacin de una

    teora no se reduce a una mera evaluacin lgico-emprica, que nos dice si

    tiene o no falsaciones, sino que incluye una serie de evaluaciones de

    distintos tipos. Y lo que es mucho ms decisivo, situadas en planos

    distintos. Primero, se evaluar, como Popper descubri, si hay falsadores.

    Pero, a continuacin, se emprender una segunda evaluacin : saber qu

    importancia tiene ese presunto error.

    En realidad, esto no es ms que lo que un popperiano tan ortodoxo

    como el Prof. Radnitzky ha pedido y propuesto hoy: que se haga una

    evaluacin objetiva de la importancia cientfica de los problemas y cuestio-

    nes planteadas por una teora. Ahora bien, es evidente que ya no se trata

    de una evaluacin lgica sino de una evaluacin claramente cualitativa ,

    sobre valores, lo que implicar un proceso difcil, costoso y complejo que

    ya no tendr nada que ver con el mecanismo relativamente fcil, autom-

    tico y unvoco de la falsacin lgica. Dicho de forma ms provocativa,

    quien se meta en una evaluacin as ser difcil, si no imposible, que se

    libre de incurrir en lo que los popperianos llaman sociologismo. Y ese es

    quiz uno de los problemas que pueden afectar al planteamiento del Prof.

    R adnitzky

    En tercer lugar, y cuando el error sea importante y no se sepa o pueda,

    de momento, corregir se evaluar todava si, a pesar de l, la teora an

    funciona globalmente suficientemente bien y, caso de que sea as, se man-

    tendr la teora a pesar de las falsaciones. Nuevamente se descubre una

    similitud entre esta posicin y la del Prof. Radnitzky. Dicindolo con su

    lenguaje, mientras en la valoracin de una teora se encuentren ms

    beneficios que costes, no habr razn econmica (ni quiz de otro tipo)

    para eliminar la teora. Por tanto, el resultado al que el cientfico llega y la

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    Crtica falsacin y eliminacin 97

    decisin que toma no est determinada nicamente por el valor lgico-

    emprico (falsaciones o no) sino por un conjunto de evaluaciones distintas.

    Claro que aqu surge nuevamente el mismo fantasma. Es muy difcil ver

    cmo esa evaluacin econmica de costes/beneficios no es sociologis-

    ta, cuando menos en sentido dbil: no ser ya, en sentido puramente

    popperiano, metodolgica.

    Por tanto, es importante interpretar correctamente qu dice y qu no

    dice esta crtica en este punto. No se niega completamente el valor y la

    eficacia de la falsacin ni del falsacionismo, aunque se niegue el falsacio-

    nismo instancionista. Los racionalistas crticos olvidan con demasiada

    frecuencia que Kuhn, por ejemplo, es tambin un falsacionista: ste

    afirma que las falsaciones son el instrumento central en el desarrollo de la

    ciencia normal, son las que desarrollan y perfeccionan - siguiendo el

    mtodo popperiano - las teoras o paradigmas. Lo que la crtica de Kuhn

    hace es sealar un lmite: la falsacin no es el mecanismo que determina la

    eliminacin de las teoras. En el proceso de eliminacin o cambio de

    teoras, la falsacin slo desempea un papel complementario; porque la

    falsacin no es el criterio de evaluacin exclusivo, ni siquiera el principal,

    de las teoras. En el cambio o eliminacin intervienen una serie de

    criterios racionales de muchos tipos diversos y el resultado final del

    clculo no coincide con la falsacin. Precisamente a la vista de esto debe

    entenderse la frase de Kuhn, frecuentemente mal interpretada, de que lo

    que Popper nos ha dado es una ideologa - es decir, una serie de mximas

    y recomendaciones tiles, buenas y valiosas (como la de no ser dogmti-

    cos) - pero no un procedimiento o criterios adicionales a la falsacin que

    nos guen en la eliminacin de una teora. No se trata de que el criterio de

    la falsacin no valga sino de que es poco y necesitamos otro que Popper no

    ha dado.

    De esta forma hemos llegado a destapar el ncleo de la crtica del

    falsacionismo. El ncleo duro de la crtica no es, en mi opinin, la

    falibilidad, ni la carga terica de los enunciados, ni otros sino ste: no es

    racional abandonar o eliminar una teora solo porque tenga falsaciones. Es

    decir, no es racional convertir las falsaciones en eliminaciones de la

    teora. Y no lo es, entre otras razones, porque la falsacin y la eliminacin

    de una teora son lgicamente cosas muy distintas. La falsacin es un

    resultado lgico sobre la verdad-falsedad de una teora, mientras que la

    eliminacin consiste en una decisin prctica : mantener o abandonar algo.

    Naturalmente, quien justifica ese paso a la lgica a la decisin es el

    principio de eliminacin. Es, dicho de otra forma, la prescripcin que dice

    convierta los resultados negativos de la contrastacin en esta o esta

    conducta prctica. Ahora bien, cmo se justifica esa prescripcin, ese

    principio, es decir, por qu tenemos que aceptarlo? Una primera posibili-

    dad sera justificarlo por sus buenos resultados: que ayuda ms al progre-

    so, al desarrollo cientfico y proporciona mejores resultados que sus

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    prescripciones alternativas. Pero esa argumentacin no parece poder

    sostenerse a la vista de la historia: las teoras se han mantenido aun a

    pesar de tener todas y siempre refutaciones importantes y la ciencia ha

    llegado a ser el saber humano paradigmtico. La otra posibilidad sera

    concederle, en s mismo, una cierta superioridad epistemolgica o de

    algn otro tipo. En parte, creo que eso es lo que se intenta cuando algunos

    racionalistas crticos hacen intervenir a la asimetra lgica. Ahora bien, la

    asimetra es un asunto lgico y es muy difcil ver qu relevancia puede

    tener para juzgar si esa prescripcin es ms racional que otras posibles

    (como la de que se refute cuando la teora tiene, por ejemplo, mil errores o

    tres errores centrales). La asimetra sigue en el nivel de llegar a una

    conclusin sobre la verdad-falsedad. Y aqu estamos en el nivel de qu

    accin es ms racional: mantener o eliminar una teora.

    Para terminar dos palabras o dos comentarios breves sobre el contro-

    vertido problema de la inconmensurabilidad, puesto que no hay ya

    tiempo para extenderse en detalle sobre l. Primeramente, un par de

    apuntes sobre la solucin expuesta hoy aqu por el Prof. Andersson, que es

    idntica a la propuesta por Tibbets, en Dialctica, y por otros.

    Dejando al margen en este momento una serie de discrepancias meno-

    res, pero no irrelevantes o carentes de importancia, con Andersson sobre

    su tratamiento de los ejemplos histricos (caso Urano, por ejemplo), o de

    los textos de Kuhn, me parece que su solucin general no puede conside-

    rarse vlida. Brevemente, esa solucin consiste en presentar - por ejem-

    plo, en el ya famoso caso tpico de Hanson, que, dicho sea de paso, es un

    ejemplo bastanto malo - un enunciado de observacin que sea suficiente-

    mente neutral frente a las teoras rivales y que est, por eso, libre del peso

    de depender tericamente de una de ellas en el ejemplo de Hanson,

    Andersson y otros proponen el siguiente enunciado: al amanecer la

    distancia entre el Sol y el horizonte aumenta).

    Ahora bien, esa pretendida solucin no puede aceptarse por varias

    razones. La primera, porque Kuhn afirma clarsima y taxativamente que la

    inconmensurabilidad tiene varias causas distintas inconmensurabilidad

    de la lista de problemas, inconmensurabilidad de las normas, inconmen-

    surabilidad del mundo que ven, inconmensurabilidad de significados).

    Por tanto, en el mejor de los casos, lo nico que habra hecho Andersson

    sera resolver una de las causas o motivos de inconmensurabilidad pero

    no los restantes y, por lo tanto, sigue sin resolver el problema.

    En segundo lugar, incluso dejando al margen esa seria limitacin, la

    solucin de Andersson no es tal solucin sino solamente una mera apa-

    riencia de solucin. Porqu qu consigue ese enunciado? Consigue negar

    la teora de la dependencia terica de los enunciados? No, porque, natu-

    ralmente, ese enunciado, supuestamente neutral, sigue estando cargado

    tericamente y por tanto sigue siendo theory-laden a pesar de que se le

    haya liberado, naturalmente, de una cierta carga v de una cierta depen-

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    Crtica falsacin y eliminacin 99

    dencia tericas. Y tampoco consigue adems negar su dependencia terica

    en otro aspecto an ms fundamental. Ese enunciado est afectado por

    una paradoja curiosa: en su intento de demostrar que podemos llegar a

    enunciados descargados, que nos sirvan para elegir objetivamente entre

    teoras rivales, lo demuestran tan bien que llegan a un enunciado (al

    amanecer la distancia entre el Sol y el horizonte aumenta) que ha

    perdido toda capacidad de verificacin o refutacin de las teoras. Es

    decir, que el enunciado de Andersson est tan neutralizado que no puede

    verificar ni refutar ninguna de las teoras competidoras. As que estamos

    ante un hecho paradjico: cuanto ms se descarga tericamente a los

    enunciados ms descargados quedan tambin de su poder confirmador/

    refutador. De esa forma, al final, la prueba contra Kuhn de Andersson

    acaba siendo casi una prueba a favor de Kuhn: se demuestra que la

    capacidad verificadora/refutadora de los enunciados se recibe, al menos en

    parte, de la teora. Y sa era, precisamente, la tesis de Kuhn en su famoso

    libro. Porque la tesis de ste no es primordialmente de naturaleza episte-

    molgica (como la de Hanson u otros) - demostrar la carga terica de los

    enunciados - sino de naturaleza metodolgica: demostrar cmo con los

    cambios de paradigma cambian los enunciados y/o su valoracin, con lo

    que ciertos enunciados pierden o ganan poder verificador/refutador. En

    Kuhn el problema de la inconmensurabilidad est en relacin con el

    problema metodolgico de la prueba, de la contras tacin-comprobacin.

    Resumido de otra forma: Andersson y los dems slo pueden resol-

    ver - propiamente, disminuir - el problema de la theory-ladeness de las

    observaciones a costa de confirmar la tesis de Kuhn sobre la capacidad de

    refutacin tericamente relativa de las observaciones.

    En mi opinin, todo esto pone de manifiesto una confusin ms

    general: que tanto la teora verificacionista como la refutacionista de la

    contrastacin unifican o identifican en una sola capacidad o poder lo que,

    en realidad, son dos capacidades distintas. Pues una cosa es la capacidad o

    poder de verificacin/refutacin de un enunciado y otra bien distinta la

    capacidad o poder de representacin certera de ese enunciado. Natural-

    mente, y se es una vez ms el origen del problema, en la lgica ambas

    cosas suelen ser o son, de hecho, idnticas: un enunciado certero una

    representacin acertada) sobre la existencia autntica de un cuervo blan-

    co adquiere, inmediatamente, un poder de refutacin total sobre la genera-

    lizacin. O sea, que su capacidad de representacin se transforma, inmedia-

    tamente, en capacidad de refutacin. Ambas cosas funcionan como equiva-

    lentes. Pero en la prctica de la ciencia las cosas son algo distintas. En ella

    el segundo valor o capacidad no depende necesariamente del primero.

    Ambos pueden o no ser idnticos. El error est, una vez ms, en que los

    popperianos quieren explicar el funcionamiento de la ciencia con un

    modelo logicista y en tal empresa ste no puede ms que poner de

    manifiesto sus limitaciones.

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    1 Luis Mana Mnndez

    En toda esta discusin de la inconmensurabilidad existe todava otro

    problema ms general en el que tambin se encuentran a menudo bastan-

    tes errores curiosos.

    En primer lugar, la tesis de la inconmensurabilidad se entiende nor-

    malmente como la negacin de la posibilidad de comparar paradigmas.

    Evidentemente, inconmensurabilidad significa que dos teoras o paradig-

    mas no son comparables entre s. Ahora bien, existen dos posibles inter-

    pretaciones de esa negacin: 1) niega en absoluto la posibilidad de compa-

    racin (interpretacin absolutista); 2) niega slo la posibilidad de compa-

    racin estricta conforme a un procedimiento determinado (interpretacin

    moderada). Cul de las dos afirma Kuhn? Inequvocamente la segunda.

    Dado que para Kuhn los paradigmas estn formados por componentes

    distintos, por estructuraciones distintas de esos componentes y por valo-

    raciones divergentes, es decir, dado que los paradigmas no son entidades

    homogneas sino heterogneas en su composicin y estructuracin, no

    podremos compararlos conforme a un mtodo de comparacin que presu-

    pone necesariamente la homogeneidad y simetra perfectas de las entida-

    des comparadas. Es decir, que no podremos compararlos con un mtodo

    aritmtico, por decirlo as. Son, por tanto, inconmensurables en este

    sentido. Por consiguiente, como primera conclusin, hay que decir que la

    tesis de la inconmensurabilidad afirma la imposibilidad de comparar

    paradigmas mediante un procedimiento de tipo aritmtico.

    Pero eso no quiere decir que los paradigmas no puedan medirse de

    ninguna otra manera. Es decir, de la imposibilidad de una comparacin

    aritmtica estricta no puede concluirse la imposibilidad de otras for-

    mas de comparacin que entraan presupuestos menos estrictos, menos

    rgidos y menos inflexibles. De hecho existen otras formas posibles de

    comparacin que funcionan con otros presupuestos ms flexibles, dinmi-

    cos y menos estrictos. Los que, por ejemplo, se utilizan en la ciencia

    porque los cientficos de hecho comparan sus teoras y llegan a una

    decisin y eleccin sobre ellas. Lo que ocurre es que utilizan no una

    comparacin de tipo aritmtico sino de tipo argumentativo en la que

    hay que evaluar y comparar entidades no homologas, entidades con

    compuestos heterogneos y no homogneos, entidades, en definitiva, de-

    siguales. Hay que comparar y evaluar adems ideales y objetivos concre-

    tos distintos, visiones ontolgicas-filosficas divergentes, etc... Natural-

    mente, para un tipo de comparacin y evaluacin as, tan compleja, rica,

    asimtrica y desordenada, el procedimiento aritmtico no sirve para

    casi nada. En definitiva, para eso hay que utilizar un tipo de comparacin

    como el que usamos en la vida ordinaria al decidir, elegir, invertir

    esfuerzos, etc... entre cosas totalmente distintas. Por eso mismo, el resulta-

    do de la comparacin nunca puede ser tan inequvoco, indisputable, tan

    claramente racional ni definitivo como el de una comparacin aritm-

    tica. Por consiguiente, v como segunda conclusin, hay que decir que la

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    Crtica falsacin y eliminacin 101

    tesis de la inconmensurabilidad afirma que las teoras o paradigmas son

    inconmensurables pero que pueden, a pesar de todo, compararse. O sea,

    que la tesis de la inconmensurabilidad no es tanto una tesis contra la

    conmensurabilidad de las teoras como una tesis contra la rigidez e inaplica-

    bilidad de un procedimiento de comparacin. No es una tesis contra la

    conmensurabilidad de las teoras sino una tesis contra la aritmetiza-

    cin de la prueba y del proceso de comparacin y eleccin en la ciencia.

    Queda una ltima cuestin, la de la racionalidad o irracionalidad de

    esa forma de comparacin. Habitualmente se identifican inconmensura-

    bilidad e irracionalismo. Es o no racional ese tipo de comparacin y

    decisin? Naturalmente, eso depender de la concepcin que se tenga de

    la racionalidad. Pero, a pesar de que a menudo se equivoquen ambas cosas

    y se afirme lo contrario, Kuhn cree inequvocamente en la racionalidad de

    esa comparacin y decisin argumentativa. Kuhn cree que el proceso de

    eleccin de teoras en la ciencia es racional, es decir, que los cientficos

    eligen aquello que consideran ms racional. Pero eso no da ninguna

    garanta de que lo sea. Y, naturalmente, tampoco basta que Kuhn crea

    que el proceso es racional para que lo sea. Pero, en cualquier caso, s basta

    para negar que Kuhn, defendiendo la inconmensurabilidad, defienda una

    visin irracionalista de la ciencia. Esa opinin vuelve a ser una identifica-

    cin apresurada y falsa: inconmensurabilidad no es igual a irracionalis-

    mo. Por consiguiente, y como tercera conclusin, hay que decir que en

    Kuhn la tesis de la inconmensurabilidad no supone la negacin de la

    racionalidad del proceder cientfico sino nicamente la negacin de una

    racionalidad mecanizada y aritmetizada. Kuhn no se opone a la racio-

    nalidad sino a la aritmetizacin de la ciencia.