Como Compartir Su Fe

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    BIBLIOTECA ELECTRNICA PARA EL MAESTRO

    EL MAESTRO Y EL CONTENIDO DE

    SU ENSEANZA

    COMO COMPARTIR SU FEpor Paul E. Little

    EDITORIAL MUNDO HISPANO

    2007

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    COMO

    COMPARTIR

    SU

    FEPOR

    PAUL E. LITTLE

    PUBLICADO ORIGINALMENTE

    How to Give Away Your Faith

    POR PAUL E. LITTLE.

    1966 por InterVarsity Christian Fellowship/USA. Publicado por

    InterVarsity Press, P.O. Box 1400, Downers Grove, IL 60515, USA.

    www.ivpress.com

    VERSIN CASTELLANA DE

    FELIPE LEWIS

    CASA BAUTISTA DE PUBLICACIONES

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    Contenido

    Prlogo

    Introduccin

    1. El Fundamento Esencial

    2. Cmo Testificar

    3. Traspasando las Barreras Sociales

    4. Cul Es Nuestro Mensaje?

    5. Por Qu Creemos ?

    6. Cristo Es Para Hoy

    7. La Mundanalidad: Cuestin Externa o Interna ?

    8. La Fe Es la Clave

    9. Alimentando Nuestra Vida Interior

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    Prlogo

    Cada generacin tiene la responsabilidad de alcanzar lo suyo. Debe vivir conrealismo en el presente a la vez que aprender del pasado y hacer planes para el

    futuro. Algunos dirigentes eclesisticos de nuestro tiempo dudan seriamente dela validez de la conversin personal. Sin embargo, el mandato de nuestroSeor de ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura no hacambiado. Y sigue siendo evidente que el evangelio es el poder de Dios parasalvacin a todo aquel que cree.

    El nfasis principal de este libro est en la instruccin ms bien que en laexhortacin. Muchos quieren testificar pero se ven frustrados porque no saben

    cmo hacerlo. Las ideas y sugerencias aqu presentadas son el resultado de unencuentro cara a cara con estudiantes creyentes y no creyentes enuniversidades seculares y cristianas tanto en los Estados Unidos como en otrospases. Las mismas ideas prcticas han sido tiles en las iglesias.

    Algunas de las sugerencias originalmente no fueron mas. Debo mucho a otrospor su consejo y ayuda prctica. Mucho me anim la acogida entusiasta quetuvo una parte de este material cuando apareci primero en HIS, la revista delaInterVarsity Christian Fellowship. La Sra. Elizabeth Leake, exdirectora delaInterVarsity Press, merece mi aprecio especial por su consejo editorial y suestmulo; lo mismo Jack Sidebotham, quien realiz las ilustraciones como unaobra de amor.

    Ofrezco este libro orando para que muchos puedan aprender un modo msexcelente de presentar al Seor a otros.

    Paul E. Little

    Chicago, Illinois

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    Introduccin

    Hace cincuenta y siete generaciones el ms grande de todos los evangelistascristianos escribi: No me avergenzo del evangelio (de Cristo),porque es

    poder de Dios para salvacin. Las explosiones del siglo veinte en losconocimientos, la libertad, el espacio, las comunicaciones no le han quitadoactualidad a la preocupacin de San Pablo. Slo han hecho que sea msurgente la tarea de comunicar la dinmica explosiva del evangelio. Fruto desus aos de experiencia como Director de Evangelismo de laInterVarsityChristian Fellowship, Paul Little nos da un libro refrescante, imaginativo y deactualidad sobre la evangelizacin. Este libro tiene autoridad. El seor Littleno es un estratega de silln. Es un veterano en la evangelizacin personal y

    de grupos. Hemos trabajado juntos en la Cruzada de Billy Graham en NuevaYork, en misiones universitarias, en conferencias de pastores y enconvenciones juveniles. Conozco a Paul como un hombre que ha pensadoprofundamente, que ha obrado con intrepidez, y que ha hablado claramente encuanto a la misin cristiana. Aunque gran parte de su obra se ha desarrolladoen el mundo estudiantil, lo que tiene que decir apelar a todos los que sepreocupan por la evangelizacin.

    Este libro es bblico. El autor conoce su fe. Hace resonar con claridad las notasbsicas del mensaje cristiano para una generacin que vaga en la confusinteolgica.

    Es de actualidad. El autor conoce su mundo. Nos ayuda a acercarnos anuestros vecinos del siglo veinte, no a sus bisabuelos.

    Es prctico. El autor conoce su tema. No comete el error de decirnos elporqu sin incluir el cmo.

    Es realista. El autor conoce a la gente. No se refiere a santos superhumanos nia pecadores estereotipados, sino a creyentes verdaderos que buscan testificar ano creyentes de carne y hueso.

    Es Cristocntrico. El autor conoce a su Seor. Nos demuestra que eltestimonio efectivo no es tanto asunto de tcnica como de una relacingenuina, honesta y vital con nuestro Salvador viviente. Estimulado y

    agradecido por su lectura, es un honor para m recomendar esta obra como guaclave para la evangelizacin de hoy.

    Leighton Ford

    Charlotte, North Carolina

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    1. El Fundamento Esencial

    As que quieres testificar? Yo tambin quera testificar, pero no tena idea decmo hacerlo sin quedar maltrecho al intentarlo.

    Y t, qu tal? Sabes cmo hacer que las buenas nuevas vengan al caso?Sabes cmo comunicarte con aquellos para quienes el evangelio parece algoextrao?

    Cmo le hablas de Cristo Jess.

    al estudiante de filosofa que se burla de tu defensa de la enseanza bblicacon un, pero Juan, estamos en el siglo veinte!

    al estudiante activista de un grupo cualquiera de izquierda de launiversidad,

    al bioqumico que est a pocos pasos de crear vida en un tubo de ensayo,

    al hombre de la calle que va al trabajo todos los das en mnibus,

    al calavera a quien nada le importa,

    al oficinista que acaba de ser reemplazado por una computadora,

    a aquella muchacha que siempre ha tenido todo lo que quera, al ama de casa, que atrapada por el ritmo de la vida actual, lucha para

    atender a la vez a sus hijos pequeos, a los vecinos de enfrente y a unamultitud de obligaciones sociales,

    al estudiante casado, preocupado con sus angustias econmicas,

    a la vctima de un divorcio o de un hogar destruido, que no puede confiaren nadie,

    a aquellos que estn ms cerca de ti: tu familia, tu compaero, el vecino deal lado?

    Es fcil decir De tal manera am Dios al mundo, pero, qu significanestas palabras? Qu puedes decir, que realmente tenga sentido para estaspersonas en su vida diaria?

    El Realismo Es EsencialDebemos ser realistas. Los tiempos cambian vertiginosamente. AunqueJesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos, todo lo dems en esta vida(inclusive t y yo) va cambiando continuamente.

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    Nos hemos criado jugando a polica y ladrn, a los vaqueros, a lasmuecas o al almacn. En cambio, el nio de esta era espacial, cuando noest pegado al televisor, prefiere emplear la jerga de los cohetes modernos.

    El avance en las comunicaciones nos permite ser espectadores de primera fila

    de cualquier evento importante en cualquier parte del mundo. El transporterpido est eliminando la distancia y el espacio. El Telstar es una realidad;los vuelos a 2000 km. por hora y los viajes de ocho horas y media entre Tokioy Buenos Aires vendrn pronto. Y dentro de cinco aos estos ejemplos yahabrn perdido actualidad.

    La Revolucin la toma del poder por parte de un grupo para lograr loscambios polticos, econmicos o sociales que anhela es caracterstica en

    todos los continentes. Ms de cincuenta naciones nuevas han surgido desde1945.

    Pero mientras el hombre avanza en su deseo de moldear y conquistar eluniverso, el futuro de la civilizacin es cada vez ms incierto. Muchosdirigentes mundiales y periodistas se expresan con pesimismo. Cuando en unaentrevista de fin de ao se le pregunt a Alexander Kendrick, de Londres, loque esperaba para el nuevo ao, si un mundo de paz y amor o un mundo de

    caos, reconoci honestamente lo que otros temen admitir: Con laproliferacin de armas nucleares, no creo que lleguemos.

    Y si llegamos, hacia dnde vamos? Ms y ms se tiende hacia la ciencia y elcientificismo. La historia reciente demuestra una explosin del nfasis en locientfico. El 90 por ciento del total de cientficos de todas las pocas viveactualmente. No debe sorprendernos que tantos se vuelvan al cientfico y a susesferas de conocimiento para adorarlos: la tecnologa es la nueva religinuniversal. Pero s debe preocuparnos que la mayor parte de la humanidadcivilizada, no reconozca otra fuente posible de verdad absoluta u otraesperanza de salvacin.

    Salvacin? De qu? La desorientacin y desesperacin son caractersticas denuestra poca. La literatura contempornea, por ejemplo los ttulosLa NuseayA Puerta Cerrada de Jean Paul Sartre, as como la mayor parte de la filosofaexistencialista, sugieren la falta de sentido y la nocin de enajenamiento, queexisten en el mundo actual. El xito clamoroso de libros de este estilo refleja la

    frustracin de tantos que, buscando una realidad espiritual, encuentran queno hay ninguna. Poco antes de morir, el doctor Karl Gustav Jung coment: Laneurosis central de nuestra poca es el vaco. La poca de la satisfaccinpropia, de la permanencia, y de la confianza de que lo que uno edifica quedarpara los hijos, se ha ido para no volver.

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    Esta misma bsqueda se percibe una y otra vez en el medio universitario.Muchos estudiantes anhelan encontrar el significado de la vida. Saben que notienen la respuesta, pero desean con desesperacin encontrarla. En un libroreciente, What College Students Think(Lo que Piensan los EstudiantesUniversitarios), varios socilogos indicaron que, estadsticamente, una gran

    mayora de los estudiantes admiten una necesidad hondamente sentida dealgn tipo de fe religiosa que d direccin a sus vidas.f1

    Los estudiantes, profesores, obreros, empleados, amas de casa, mdicos yestadistas; tambin nuestros vecinos reconocen el vaco que existe en susvidas, un vaco que solamente Jesucristo puede llenar. Si somos cristianosconocemos la respuesta a su necesidad, por lo tanto, vivir en esta poca puedeser una tremenda aventura o puede ser una experiencia aterradora, puesto que

    cada hora decenas de individuos la rechazan. Cmo podemos demostrar aotros que las buenas nuevas que proclamamos constituyen la respuestaadecuada para sus problemas? Sobre qu base podemos t y yo acercarnos aaquel estudiante, colega o compaero de pieza, esperando que nos escuche ycrea?

    Nuestros contemporneos no creyentes buscan algo real. Lo que les ofrecemosdebe ser algo genuino, y que pase la prueba de una investigacin cuidadosa y

    prolija. Estn cansados de soluciones falsas, pero lo estn an ms de personasfalsas. No se dejan engaar por el individuo piadoso cuya religin es cosa deapariencias. Tampoco se sienten atrados por pensadores ingenuos que nomuestran disposicin alguna a enfrentar las duras realidades de la vida. Alpresentar la respuesta cristiana debemos demostrar que es aplicable, comosolucin realista de problemas especficos. Hay slo una forma de lograr esto:ser realistas en cuanto al cristianismo y en cuanto a nosotros mismos.

    El Cristianismo Es Realista

    S, el cristianismo es realista. No es tan espiritual y extra terreno que nieguela existencia de la materia, afirmando que toda realidad est en la mente (comolo hacen muchas filosofas populares, idealistas, importadas del Oriente). Pero,a la vez que afirma lo material, la visin csmica cristiana mira ms all: a loespiritual, a la realidad ltima.

    Al hablar a los cinco mil a quienes haba alimentado con cinco panes y dospeces, nuestro Seor fue al meollo del asunto. Tremendamente impresionadopor el poder de esta hazaa milagrosa, el pueblo quiso hacerlo rey. Pero elSeor, como siempre haca cuando la gente le segua por motivos equivocados,se apart de ellos. Al otro da, volvieron a buscarle con insistencia,

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    encontrndolo al fin en Capernaum. Inmediatamente le preguntaron: Rabcundo llegaste ac? Respondi Jess y les dijo:

    De cierto, de cierto os digo que me buscis, no porque habis visto las seales,sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad no por la comida que

    perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo delHombre os dar; porque a ste seal Dios el Padre (Juan. 6:25-27).

    Nuestro Seor reconoce que la comida material es real. La materia es real. Elmundo de las ciudades y las calles, de las rocas, los rboles y las personasexiste realmente. Pero destaca una realidad espiritual que tiene mayor valor, unvalor absoluto que trasciende y sobrevive a la realidad material. Nos ensea aser cristianos realistas, siguiendo aquellas cosas que son eternas y no

    dejndonos poseer por las que perecen. Al concentrarnos en los asuntos demayor importancia, veremos en adecuada perspectiva los de importanciamenor. Esto no significa, sin embargo, que todo lo material desaparecer delcuadro.

    El Ejemplo de Cristo

    Mientras estaba en este mundo, nuestro Seor emple comida real para

    alimentar a una multitud porque saba que estaba hambrienta. Un primer pasoevidente, si vamos a seguir su ejemplo, es conocer la condicin de los queestn a nuestro alrededor: saber si estn hambrientos o cansados, aburridos,solitarios, maltratados, o rechazados. Debemos entender qu piensan y cmopiensan, qu sienten, a qu aspiran. Nuestro conocimiento de otros tendraspectos individuales y colectivos; pero de cualquier forma, es imprescindiblealgn conocimiento de esta generacin.

    Todos hemos conocido a creyentes cuyo ministerio evangelizador se vioseveramente limitado, sencillamente porque no supieron transmitir su mensaje.Son ese tipo de personas que actan y hablan como si ellas y sus oyentesviviesen an en 1925. Por lo menos, eso es lo que da a entender su mensaje. Y,por supuesto, en estos casos no hay respuesta de parte de los oyentes. Unauditorio contemporneo responder a apelaciones contemporneas, quetengan una adecuada aplicacin a esta dcada. Querr saber de qu manera sonaplicables, hoy da, las verdades del evangelio.

    El Realismo: Una Responsabilidad Cristiana.

    Es por eso que, como creyentes, debemos vivir en el mundo de hoy. Tenemosla responsabilidad de estar informados. Ests al tanto de los asuntosnacionales y mundiales? Muchos estudiantes se destacan por su desinters, tipo

    http://bmh_002.pdf/http://bmh_002.pdf/
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    torre de marfil, por tales asuntos. En muchas facultades, menos del 10 porciento de los alumnos son suscriptores de alguna revista de actualidad. Elmantenernos adecuadamente informados en lo que atae a los problemasmundiales, es una manera de demostrar a nuestros conocidos que los creyentesnos interesamos por los asuntos de este mundo. A medida que nuestros amigos

    no creyentes se den cuenta de que no andamos con la cabeza en las nubes, esms probable que nos tomen confianza. Por el contrario, tienden a perder laconfianza en todos los creyentes cuando encuentran unos pocos que tienencomo norma una ignorancia y despreocupacin sistemticas.

    Es posible, por supuesto, que algunos estemos tan absortos con el mundo engeneral, que pasemos por alto el aspecto individual, es decir, a las personasconcretas. Entonces estamos ante el problema del que escribi:

    Amar al mundo es un placer

    Pero al vecino, no lo puedo ver.

    Debemos relacionarnos con este mundo en base a un contacto personal. Aveces la lectura nos ayuda a comprender no solamente lo que ocurre fuera delhombre, sino tambin lo que el hombre siente en lo interior. Un largo artculode la revista Time sobre el sentido de culpa y ansiedad, (Marzo 31, 1961) nosayud a muchos a entender las luchas y presiones de la vida en una metrpolismoderna. Generalmente, sin embargo, slo al entrar en relacin personal conlos individuos es como podemos llegar a comprenderlos en profundidad. Aldirigir nuestro testimonio a una persona a quien estamos empezando a conocery a estimar, la mera presentacin intelectual se transformar en comunicacinde corazn a corazn.

    Nunca podr olvidar a un creyente japons, un juez, con quien convers en elcomedor de la universidad de Harvard hace algn tiempo. Hablando como

    creyente, dijo:

    Quisiera que ustedes, los creyentes de Occidente, pudieran comprender quenosotros, los orientales, que hemos soportado los estragos de la guerra, elhambre, el sufrimiento, el caos poltico, la prdida de seres queridos, tenemosuna profunda herida en nuestros corazones.

    Y sigui diciendo:

    S que en esencia el evangelio es el mensaje del amor de Dios; y que, aunquetenga implicaciones sociales, est dirigido principalmente a la necesidadespiritual de redencin que tiene el hombre; pero para nosotros significaramucho si slo supiramos que ustedes son conscientes de la herida que hay ennuestros corazones.

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    Hay millones en este mundo, tanto en Oriente como en Occidente, que llevanuna herida profunda en sus corazones. Su respuesta a nosotros y a las buenasnuevas que llevamos, depende en gran parte de si se han dado cuenta de queles comprendemos y nos preocupamos por ellos sinceramente. Un viejoproverbio indio dice: Un hombre no debe hablarle a otro, hasta que no haya

    andado con sus zapatos. De hecho, no siempre es posible ni aconsejable estoen la prctica, pero por lo menos, en espritu debemos sentarnos donde ellos sesientan y caminar donde ellos caminan. Cuando podamos expresarles ennuestras palabras lo que ellos estn sintiendo y pensando, comenzarn atenernos confianza, porque sabrn que entendemos sus problemas. Y tambinestarn ms dispuestos a tratar asuntos espirituales con nosotros. No debesorprendernos que los hombres a quienes Dios ha usado en gran manera, a

    travs de los siglos, no slo conocan a fondo su Biblia, tambin eran buenosconocedores del corazn humano. Y amando a los dos, lograron que la Palabratuviera actualidad para el hombre.

    Qu Ofrecen los Cristianos al Mundo?

    Hasta aqu hemos estado mirando al mundo actual y considerando lasnecesidades individuales de los seres humanos que lo habitan. Hemos visto

    que es imprescindible conocer y entender algo de ambos. Pero, si es que hemosde ser creyentes realistas, debemos tambin observar con detenimiento ladimensin espiritual: nuestra propia dimensin espiritual. Qu tenemos paraofrecer? Hace poco una amiga ma llev a una persona no creyente a su iglesia.En el transcurso de la reunin de jvenes y del servicio vespertino a queasistieron, tuvo oportunidad de ver y conocer a varios miembros de la iglesia.Cuando volvan a sus casas luego de la reunin, mi amiga hizo la preguntaobvia: Qu te pareci? La otra respondi, en tono natural pero con gran

    percepcin: Pues, hay algunas personas que tienen algo, y otras que no. Paraesta mujer no creyente, procurando encontrar ese algo intangible, ladiferencia era evidente. Los no creyentes estn examinando cuidadosamente ala iglesia y a sus miembros, como individuos, para ver si realmente hanencontrado una dimensin eterna a la vida. Una profesin de fe superficial nolograr convencerlos; estn buscando algo real: una fe viva, genuina. Sinembargo, no siempre lo ven, y no porque estn espiritualmente ciegos. A vecesocurre que esa fe sencillamente no existe.

    1. Fe Ambiental

    El problema de una mera fe ambiental es la plaga de la iglesia de Jesucristohoy en da. Uso esta frase para describir aquel tipo de vida cristiana que surgey depende de nuestro ambiente: los domingos asistimos a las clases bblicas y a

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    las reuniones de adoracin donde se predica la Biblia. Durante la semanaasistimos a las reuniones de oracin y recitamos nuestra pequea composicin;pasamos gran parte de nuestro tiempo con amigos creyentes, hablamos elmismo lenguaje. Y esa es toda nuestra vida cristiana. No sabemos lo que es lacomunicacin directa y personal entre nosotros y el Dios viviente. Suponemos

    que lo que nos hace espirituales es algn proceso misterioso de smosis.Cul es el resultado? Que cuando el no creyente nos mira, ve reflejadonuestro ambiente (que no comparte), pero nada ms. Y no le convence. Noanda en busca de un ambiente. Lo que busca es una fe viva.

    Si salimos de nuestra zona de seguridad corremos el riesgo de sufrir unaexperiencia desagradable. As, por ejemplo, cuando ingresamos a laUniversidad. De repente, nos enfrentamos con la superficialidad de nuestra

    experiencia cristiana. Con frecuencia me he encontrado en el mundouniversitario con estudiantes arrancados del ambiente cristiano que les erafamiliar, su hogar, su iglesia y, a veces, su colegio. Aquellos que nunca habanaprendido a vivir da a da en una relacin personal, vertical con Jesucristo,pronto encontraron que su fe de segunda mano se desintegraba. Para evitarque nos veamos arrastrados, inconscientemente, por una fe semejante, surgidade nuestro ambiente (una fe horizontal), debemos hacernos esta pregunta confrecuencia: Hay algo en mi vida que slo puede explicarse en base a Diosmismo? O se debe todo a mi trasfondo, a mi ambiente y circunstanciaspresentes? Qu ocurrira si, de aqu a una semana, mi ambiente cambiaracompletamente?

    2. Cristianos Por Deslizamiento

    Adems de evitar una fe ambiental, debemos cuidarnos de la idea, muchasveces inconsciente, de que podemos entrar al cristianismo por deslizamiento.

    Esta tendencia daina se desarrolla fcilmente, sobre todo en hogarescristianos. ltimamante, mis propios hijitos han vuelto a llamarme la atencinal problema. Pablito corre por la casa cantando: Estoy alegre, alegre, muyalegre todo el da, pues Jess es mi amigo. Yo s que generalmente estalegre, sobre todo cuando no lo estn castigando. Tambin me gusta pensarque Jess es su amigo. Pero este verso, como tantas otras canciones religiosas,que empezamos a ensearles a nuestros nios cuando apenas saben hablar,expresa verdades empricas que mi hijo an no ha experimentado. Es probableque no sepa lo que est cantando; es demasiado chico. Pero muchas veces,nosotros tampoco conocemos la verdad de lo que cantamos.

    Se ha comentado, y pienso que acertadamente, que los himnos y corosfrecuentemente nos convierten en mentirosos. Cantamos de experienciascristianas gloriosas como si fueran nuestras. Pero a menudo no lo son, y

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    tendemos ms y ms a aceptar como norma una experiencia irreal. No nosdamos cuenta de que estamos viviendo una mentira. Tambin es cierto que,muchas veces enunciamos musicalmente una mentira, cuando cantamos unhimno de consagracin sin realizar voluntariamente una entrega de nuestraspropias vidas. Si nos descuidamos, nuestra rica herencia de msica cristiana

    puede inducirnos a reemplazar la verdad por una ficcin.

    3. La Creencia en Ciertos DATOS no es suficiente

    Puede ser que algunos hayamos aceptado, sin quererlo, otro substituto; quemeramente hayamos credo ciertos datos en cuanto a Jesucristo, en vez derelacionarnos dinmicamente con la Persona que encarna esos datos. Me heencontrado con varios estudiantes universitarios que podan decir con

    honestidad: Yo creo todo lo referente a Cristo; pero que luego debanagregar: Pero eso no significa nada para m. Mi fe es como una bebidagaseosa que ha perdido todo el gas. Es necesario que la vida del cristiano seacomo la sopa fra? Que, adems, sea inspida y pesada? No debera ser as,pero para algunos lo es.

    Habremos olvidado que el convertirse y ser cristiano es algo ms que creeralgo? Que, adems, hayAlguien a quien debemos recibiry seguir recibiendo,

    con quien debemos vivir, y a quien debemos responder? Dar asentimientomental a una serie de afirmaciones referentes a Cristo Jess, no equivale a sercristiano y conocerle personalmente. Ser cristiano requiere un compromisocontinuo con el Seor viviente. Este compromiso se basa en una relacin deamor y obediencia, como la relacin matrimonial (que en el Nuevo Testamentose emplea como ilustracin de nuestra relacin con Cristo). Nos remos delsoltern que nos dice:

    Por supuesto que creo en el matrimonio. Estoy convencido de su valor. Sisupieras los libros que he ledo sobre el tema! Soy un experto en el asunto.Adems, he asistido a varias bodas. Sin embargo, cosa rara, no alcanzo aentenderlo: el matrimonio no significa nada para m.

    Pero aunque sonriamos, puede que muchos seamos como l. Aunque sabemosmucho acerca de Jesucristo, no lo conocemos a l mismo. Quiz nunca lehayamos invitado personalmente a entrar en nuestras vidas para ser nuestroSeor y Salvador viviente. O quiz, nos veamos tentados a pedirle que sea algo

    menos que el Seor, que exige nuestra obediencia voluntaria continuamente.

    En Mat. 7:21 encontramos una de las advertencias ms solemnes de nuestroSeor a sus discpulos:

    No todo el que me dice: Seor, Seor, entrar en el reino de los cielos, sinoel que hace la voluntad de mi Padre que est en los cielos.

    http://bmh_002.pdf/http://bmh_002.pdf/
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    La entrada al reino no se logra por emplear un vocabulario correcto o porseguir ciertos pasos; la salvacin no se gana mediante la obediencia. Y sinembargo, la obediencia est en la raz misma del asunto. Es la evidencia delnuevo nacimiento que ha transformado nuestra vida, nacimiento a una vida deconsagracin voluntaria a Jess como Seor. Escribindole a creyentes, Juan

    afirma que en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos susmandamientos (1 Jn. 2: 3). Toda la carta de Santiago ampla estas palabras.

    La fe, por su misma naturaleza, exige accin. La fe es accin, no una actitudpasiva. Por ejemplo, si un hombre se presentase en tu habitacin parainformarte que dentro de cinco minutos volar el edificio en que ests, podrasdespedirlo amablemente, asegurndole que le crees. Pero si cinco minutosdespus an permaneces en el edificio, l deducir lgicamente que no le has

    credo. De igual modo, yo puedo afirmar que creo que Jess es el Salvador delmundo, que el significado de la vida slo puede conocerse a travs de l y que,aparte de l, todos estn bajo la condenacin eterna de Dios. Pero si sigoviviendo indiferentemente, de acuerdo con mis deseos y convenienciapersonales, es evidente que no doy mucho valor a estas afirmaciones. No estoycreyendo en el sentido bblico del trmino.

    Si realmente creemos en el mensaje cristiano, y realmente conocemos a

    Jesucristo el Seor, los no creyentes vern una fe y dedicacin genuinas ennuestra vida diaria. A travs de toda la Biblia podemos ver que, las decisionesy acciones cotidianas son las que revelan la fe de los hombres en Dios. Joshuy desnudo de la esposa de Potifar, para evitar la inmoralidad. Moissabandon los placeres y privilegios propios de un hijo del Faran, paraidentificarse con el afligido pueblo de Dios. Elias, valientemente, desafi a losprofetas de Baal a un concurso de sacrificios, diciendo: El Dios querespondiere por medio de fuego, se sea Dios. Luego, osadamente, volc

    cntaros de agua sobre el sacrificio. Saba que su Dios viviente, poderoso,respondera; y Dios respondi. Azotados y encarcelados, Pablo y Silascantaron himnos de alabanza a Dios a la medianoche. No se trataba de merasexpresiones piadosas, sino de confesiones y acciones de fe tomadas de la tramay urdimbre de la vida diaria.

    Tiene algn efecto en nuestra vida diaria, la afirmacin que hacemos deconocer a Cristo Jess? Se ve da a da en nuestro modo de emplear el tiempo,

    el dinero, las fuerzas, y en nuestro sistema de valores ? Qu ocurre entre ellunes y el sbado de cada semana? Y qu de la motivacin y del modo en queestudiamos?

    Esa fe que afirmamos tener, ejerce algn efecto sobre nuestras relaciones conel sexo opuesto, de modo que, negndonos a los excesos y abusos, respetamos

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    la integridad de cada persona y descartamos lo que pudiera producir dolor osufrimiento? Adems, qu ocurre cuando experimentamos dolor, luto,alabanza, o desilusin? Cuando las cosas andan mal, puede el no creyente veren nosotros una actitud hacia la vida, que deseara tener? O es ms probableque se diga a s mismo (como con toda razn lo han dicho muchos): me

    sobran los problemas; no me vengas con los tuyos. Por ltimo, tiene elconocimiento de Cristo Jess alguna influencia sobre nuestro futuro: la carrera,la especialidad, la Universidad, la esposa, el trabajo que escojamos?

    4. Cmo Tratas a Dios?

    Las respuestas que demos a preguntas como stas nos ayudan a determinar sinuestra experiencia con Cristo Jess es genuina, pero slo abarcan parte del

    panorama. Qu decimos de Dios mismo? Pensamos en l y lo tratamos comoa una persona viviente? Hay en nosotros hambre y sed de corazn, que nosobliguen a apartarnos diariamente para estar a solas con l, para estudiar suPalabra y encontrar el momento de hablarle en oracin ? A veces cantamos:Oh Dulce, Grata Oracin, pero la evitamos como a la peste. Somos sinceroscon nosotros mismos? Fue, realmente, esta maana que nos encontramos asolas el Seor y yo ? O fue hace una semana, o hace un mes, o un ao, onunca?

    Los no creyentes deben percibir, primero, la realidad de una experienciacristiana genuina en nuestras vidas. Slo entonces se vern atrados pornuestras palabras acerca de Jesucristo y de lo que significa conocerlepersonalmente. Despus de dirigir la palabra a un grupo, a menudo hayestudiantes que se me acercan con preguntas personales: En la prctica, andaeste asunto? Hay alguna esperanza para m? Es siempre un privilegio param, sentarme y explicarles cmo el perdn, la limpieza y el poder pueden ser

    nuestros, individualmente, en el Seor Jesucristo y por medio de l.

    Se Sincero Contigo Mismo

    Cada uno de nosotros ha ledo este captulo con actitudes, reacciones yconclusiones distintas, en cuanto a uno mismo. Algunos estamos convencidosde que nuestra fe en el Seor Jesucristo es genuina, pero quisiramos quecrezca y se profundice a medida que vamos tomando conciencia de su Persona.Otros, quiz recordamos que nuestra fe pareca tener, antes, mayor actualidadque ahora. Quiz nos estremezca el comenzar a darnos cuenta de que nuestra fenunca ha sido ms que un asentimiento mental a afirmaciones acerca deJesucristo, y conformismo social con nuestro ambiente cristiano; durante todosestos aos nos hemos preocupado de acumular datos acerca de Jess, pero node comunicarnos con l mismo. Hablando francamente, puede ser que hasta

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    pongamos en tela de juicio la posibilidad de una fe genuina o de una relacinpersonal con Cristo Jess.

    Sea cual fuere nuestra situacin individual, seamos a lo menos sinceros connosotros mismos; no levantemos una fachada para impresionar a otros. En la

    presencia de Dios podemos, cada uno, preguntarnos si tenemos fe genuina, unafe significativa que crece da tras da. Si podemos responder s conseguridad, debemos nuevamente dar gracias a Dios por su bondad y gracia, ypedirle que profundice y aumente nuestra fe, en cada experiencia de la vida.Quienes no estemos seguros de que nuestra respuesta sea s, o sepamos quela respuesta debe ser no, podemos ir a Cristo tal cual somos, dicindolesencillamente que queremos conocerle y tener fe en l, y que estamosdispuestos a ponernos completamente en sus manos.

    Una dedicacin total e irrevocable a Cristo Jess, una dedicacin que serenueva diariamente, es el requisito previo a una relacin vital con el Seor.Cuando comenzamos a esconder de l alguna esfera de la vida, o a rebelarnoscontra su voluntad (aun en algn detalle nfimo), nuestra vitalidad espiritualse resiente. Un cortocircuito espiritual interrumpe la comunin. Decimos queestamos dispuestos a testificar de nuestro Seor en el medio universitario:Pero Seor, por favor no me pidas que me haga amigo de Pepe; cualquier

    otro, pero no l, Seor. O, como deca un estudiante de medicina, nosofrecemos a servir al Seor en el extranjero: Pero Seor, no me enves alfrica, sencillamente no podra ir all

    Es notable nuestra tendencia a pensar que debemos escoger entre la voluntadde Dios y nuestra propia felicidad, como si Dios quisiera que furamosinfelices. Nuestro Padre celestial nos ama; Cristo Jess muri por nosotros; elEspritu Santo que mora en nosotros es el cumplimiento de la promesa que nos

    hizo. Podemos estar seguros que el Trino Dios no nos va a jugar sucio en lavida. Vengamos a l como estamos, sean cuales fueren las circunstancias, ypidamos al Seor Jesucristo (por centsima vez, o por primera vez) que viva ennosotros como Seor y Salvador, y que llene nuestras vidas de una experienciacristiana autntica.

    Al venir a l, sin reservas, l entrar a nuestras vidas, permitiendo que leseamos testigos fieles. Cuando l sea Seor de la totalidad de nuestras vidas,

    nos daremos cuenta de que acta para bien en todo aspecto, aun cuando noseamos conscientes de su presencia. Y, a medida que procuremos compartircon otros un mensaje de salvacin que para nosotros ha cobrado verdaderosignificado, el Seor nos ayudar a conocer y a entender a nuestros prjimos, ya su mundo (que es tambin nuestro y del Seor), cada vez mejor. De tal modo

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    el evangelio ser transmitido en amor, con realismo y actualidad a aquellos porquienes Cristo muri.

    Recuerda: Para ser testigos eficaces debemos ser realistas: tener unconocimiento genuino de los que viven en el mundo actual, y una dedicacin

    autntica y total a Cristo Jess.

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    2. Cmo Testificar

    Qu queremos decir cuando hablamos de testificar? Significa dirigir unrosario de versculos bblicos a una persona no creyente? Por supuesto que no.

    Testificar es algo que involucra todo lo que somos y, por ende, lo quehacemos; va mucho ms all de lo que decimos en ciertos momentos deinspiracin. Lo que ahora nos planteamos no es si hemos de testificar o no,sino cmo hemos de testificar. Cuando confiamos en Cristo Jess como Seoradems de Salvador, l nos habilita para vivir y hablar como testigos fieles.

    Sin embargo, a menudo pensamos, ingenuamente, que una vez establecida unarelacin vital con el Seor, desaparecern todos los problemas relacionados

    con el testimonio. Al dar esto por sentado, subestimamos los problemas. Unafe autntica y personal en Cristo, y un conocimiento del Seor, son requisitosindispensables, pues Jesucristo es la vida y sustancia de nuestro testimoniocristiano. Slo l puede motivarnos dinmicamente, constrindonos acompartir su amor con otros. Pero otros factores tambin deben hacersepresentes para que seamos testigos sabios y eficaces.

    Al hablar con centenares de estudiantes cristianos, he descubierto ciertosproblemas comunes, que yo tambin tuve al procurar relacionarme con otraspersonas. La dificultad, generalmente, se reduce a esto: cuando tratamos dehablarle a alguien del evangelio, resultamos torpes e intiles. No sabemoscmo acercarnos a la gente; aunque tenemos mucho entusiasmo an estamosen preparativos para aquel gran maana que nunca llega. Somos como eldirector tcnico entusiasta, inspirando a su equipo antes del partido: Nuncahemos perdido, ni empatado, y jams nos han metido un solo gol y estamospor jugar nuestro primer partido! Seguimos invictos porque nunca nos

    hemos resuelto a enfrentar la oposicin. Y continuaremos invictos, en tantosigamos evitando los contactos necesarios.

    Intentos Torpes de Testificar

    Quiz algunos de nosotros, presionados por amigos creyentes bienintencionados y por numerosas exhortaciones a testificar, hemos intentado, porlo menos una vez hablar del Seor; y hemos tenido que emprender la retirada

    tan desconcertados como un elefante sobre el hielo. Una experienciatraumatizante para ambos, comenz en el momento de acercarnos, torpemente,a un desprevenido oyente. Descalabrado por nuestro rudo ataque, la vctimajur, mentalmente, evitarnos en el futuro (o, por lo menos, huir en el momentoen que insinuramos un tema religioso). Y, en cuanto a nosotros, escapamospenosamente del lugar del encuentro, deseando fervientemente no volver jams

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    a ver al otro. En ese preciso momento nos retiramos de nuestro brevsimoservicio de testigos personales, conformndonos con algn trabajo detrs debastidores.

    Me ofrezco a llenar sobres y a pegar estampillas. Si quieres, hasta estoy

    dispuesto a pegar afiches y a repartir himnarios en las reuniones. Pero algnotro tendr que hablarle a la gente de Jesucristo; quiz Carlitos, que tiene eldon de testificar.

    La mayora de los que conocemos al Seor no sabemos cmo desenvolvernosen el mundo; por lo tanto, hemos optado por retirarnos. Y, entonces, mientrasel 98 por ciento de nosotros se echa atrs, dejando que los especialistas y losque tienen dones realicen la tarea, el evangelio sigue siendo poco conocido yan menos credo.

    Cuando los Creyentes se Echan Atrs

    Al echarnos atrs, no solamente privamos a muchos de una oportunidad nicade escuchar el evangelio, sino que tambin nos empobrecemos espiritualmente,pues nos privamos a nosotros mismos de la experiencia de ver a individuos queingresan a la familia de Dios, a travs de un autntico nuevo nacimiento. Elevangelio nos parece menos real cuando no vemos evidencias de su poderredentor. Si escuchamos, repetidamente, las afirmaciones y promesas de Cristosin observar nunca que hagan efecto, que produzcan una respuesta positiva, oque resulten en vidas cambiadas, es inevitable que empecemos a preguntarnospara nosotros mismos al principio, aunque jams nos atrevamos a expresarloen voz alta: Despus de todo, ser realmente cierto el evangelio? Tendralgn poder? Pronto, nuestra vida espiritual se cubre de un manto deirrealidad. Nuestras oraciones se tornan vagas; nuestro estudio bblico se

    convierte en algo acadmico, algo as como conservas teolgicas enlatadas,sobre un estante. Al volvernos del mundo exterior hacia nosotros mismos, esfcil que, con una actitud de superioridad por la virtud propia, nos dediquemosa escudriar la vida de otros creyentes, criticndolos y encontrndoles faltas.

    La Obediencia en la Evangelizacin

    La obediencia en la evangelizacin es una de las claves del bienestar espiritual.

    Es algo indispensable para todos los creyentes, tanto individual comocolectivamente. La evangelizacin es a la vida cristiana lo que el agua a ciertotipo de acumuladores o bateras de automvil: el vendedor los entrega enexcelentes condiciones, pero son impotentes hasta que se les agregue el agua.En forma similar, la evangelizacin pone chispa en la vida cristiana. Cuandoevangelizamos, oramos especficamente, implorando a Dios la victoria en las

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    batallas espirituales que se libran en el alma del individuo por quien estamospreocupados. Pedimos a Dios que ilumine a esa persona en particular, que lehaga conocer al Salvador y la nueva vida, y que utilice nuestras vidas ocualquier otro medio para alcanzarle. Vemos esperanzados cmo Dios contestanuestras oraciones. Notamos que su indiferencia o antagonismo van cediendo y

    que su inters aumenta. Entretanto, la Biblia cobra nuevo vigor y actualidadcuando vemos que otros responden a la verdad que contiene. Pasajes que unavez parecieron ridos y extraos, se vuelven prcticos y pertinentes. Y, cosanotable, cuando nos estamos dedicando a la evangelizacin, no encontramostiempo para criticar a otros creyentes y sus faltas. Al unirnos sinceramente enla proclamacin del mensaje de redencin, nos olvidamos de pequeasdebilidades, y los pecados que ms nos preocupan son los nuestros propios.

    Hagamos un breve repaso. Hemos visto(1) que una relacin personal, genuina con Cristo Jess, como Seor, es unrequisito previo para ser un testigo cristiano;(2) que el testimonio cristiano abarca toda nuestra vida;(3) que la participacin en la evangelizacin, es un elemento esencial paranuestro crecimiento en el Seor y para una vida cristiana vigorosa.

    Pero tambin hemos reconocido un problema bsico: a menudo no sabemos

    cmo dar testimonio oral. Ms especficamente, no sabemos transmitir elevangelio de persona a persona, con gracia y soltura.

    Al tratar este problema, debemos reconocer un hecho bsico. Todo creyente esun misionero. Toda persona que por su fe y confianza en Cristo Jess hanacido a la familia de Dios, recibe automticamente la comisin del Seor.Pablo ense a los corintios que: Somos embajadores de Cristo(2 Cor. 5:20). Para evitar que alguien no entienda o trate de esquivar su deber,

    Pablo repite varias veces que el ministerio de reconciliacin nos ha sidoencomendado. Es a travs de nosotros, t y yo, que Dios hace su apelacin. Ennombre de Cristo rogamos a los hombres que se reconcilien con Dios(2 Cor. 5:18-20). Es una cosa tremenda cuando esta verdad se hace carne ennosotros! Se te ha ocurrido pensar, alguna vez, que t eres Cristo Jess paramuchas personas ? No es otro: t mismo eres Cristo Jess para eilos.

    Una tremenda responsabilidad y un privilegio infinito son nuestros como

    representantes de Cristo. Para alentarnos, Pedro nos recuerda que el Seor nosgua mediante su ejemplo (1 Ped. 2:21). Debemos seguir sus pisadas entodos los aspectos de nuestras vidas, incluso en el testimonio.

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    Siete Principios para la Accin

    Tomando como ejemplo la entrevista de nuestro Seor con la mujer samaritanaen el pozo de Sicar, podemos encontrar algunos principios bsicos y prcticosque debemos seguir al procurar representarle con naturalidad y realismo. Slo

    sabemos de una entrevista entre nuestro Seor y esta mujer de Samara(Juan 4). En esta oportunidad, como en otras, condens todo su testimonioen una sola conversacin. A veces, sobre todo cuando estamos de viaje,conocemos y hablamos con una persona a quien nunca ms volveremos a ver.Por lo general, sin embargo, nosotros tenemos encuentros constantes con unnmero limitado de individuos no creyentes, como son nuestro compaero depieza o de clase, nuestro vecino, un pariente o compaero de trabajo. Aunquedebemos estar atentos a esas oportunidades nicas pareciera ser que nuestra

    responsabilidad mayor es hacia aquellos a quienes vemos de continuo. Y sinembargo, nos cerramos hermticamente cuando se presenta la oportunidad dehablar del Seor a alguno que conocemos bien. Jams se nos ocurrira haceralto extravagante en su presencia porque despus de todo, tenemos queseguir viviendo con l. Quiz s nos arriesgaramos a ser ms explcitos con undesconocido, a quien nunca volveremos a ver.

    1. Al Encuentro de los Otros

    Veamos ahora, cmo obr nuestro Seor y destaquemos los principios bsicosque emple en esta entrevista nica. Busquemos, sobre todo, la forma deaplicar estos principios a una relacin prolongada con un individuo nocreyente.

    Comencemos desde el principio del relato:

    Cuando, pues, el Seor entendi que los fariseos haban odo decir: Jess hace y

    bautiza ms discpulos que Juan (aunque Jess no bautizaba, sino sus discpulos),sali de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria.

    Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob

    dio a su hijo Jos. Y estaba all el pozo de Jacob. Entonces Jess, cansado del

    camino, se sent as junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de

    Samaria a sacar agua.

    El primer principio es evidente: nuestra vida social tiene que incluir a los nocreyentes. Y sin embargo, se pasa por alto este principio en muchos crculos

    evanglicos. Este hecho sencillo explica gran parte de la aparente impotenciadel evangelio en el mundo actual. Tanto en nuestras agrupaciones cristianas(iglesias y otros grupos) como individualmente, a menudo no se encuentranpersonas no creyentes que escuchen el mensaje. El resultado es que nadieviene a Cristo. El Espritu Santo no puede salvar ni a los santos ni a los

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    asientos. Si no conocemos a personas no creyentes, cmo podemos traerlos alSeor?

    Cuando nuestro Seor llam a Simn y a Andrs, les dijo: Venid en pos dem, y har que seis pescadores de hombres (Mar. 1:17). Entre otras cosas,

    estaba indicando que para pescar es necesario ir donde estn los peces. Espattico el cuadro de un tonto pescando en un cubo de agua. Sin embargo,parece que en la evangelizacin, algunos hacemos justamente eso. Celebramosreuniones evangelsticas en las cuales los no creyentes son pocos o faltan porcompleto. Los peces no se vienen a meter en nuestro cubo. Debemos ir adondese encuentran, si es que hemos de ganar para el evangelio un auditorio deconsideracin.

    Por ejemplo, en una reciente serie de conferencias en una universidad, varioscentenares de estudiantes se presentaron cada noche en el anfiteatro centralpara escuchar el mensaje. Extraordinario! Pero alcanzamos a mil trescientosestudiantes no creyentes visitndolos en las pensiones y residenciasestudiantiles. Aunque muy pocos de stos hubieran asistido a las conferencias,nos escucharon de buena gana y con un inters creciente. Y varios llegaron aser creyentes all mismo donde vivan. No restamos valor a las conferencias ydebemos valernos de diversos medios para ganar a otros para el Reino. Pero la

    verdad es que, a menudo, slo alcanzamos nmeros apreciables cuandosalimos a encontrarlos en su propio terreno.

    Volvamos a ver la actitud de nuestro Seor en otra situacin. Los fariseos, muyseguros de su propia justicia, se molestaron mucho al ver que Jess se reunacon gente pecaminosa. Decan, Vean con quines se junta hasta come conellos! Es amigo de publcanos y pecadores. Pero l respondi (observen eldejo de irona en su voz), No comprenden? No he venido a llamar a justos,

    sino a pecadores al arrepentimiento (Luc. 5:27-32).Gran parte del problema surge porque hemos creado una equivalencia falsaentre la separacin y el aislamiento. Quiz trazando una analoga mdica,comprendamos mejor el problema. Cuando el Ministerio de Salud Pblicateme una epidemia de escarlatina, procura aislar a los portadores de grmenes.Colocando en cuarentena a los enfermos, evita la propagacin de laenfermedad. Igualmente, la forma segura de evitar la extensin del evangelio

    es el aislamiento de sus portadores (los creyentes) del resto del mundo. Elenemigo de la humanidad intenta hacer esto convencindonos de que debemosjuntarnos y evitar todo contacto innecesario con los no creyentes, no sea quenos contaminemos. Su lgica diablica ha convencido a muchos creyentes.Algunos me han informado, con evidente orgullo, que nunca ha entrado a suhogar un no creyente. Sintindose muy espirituales, se jactan de no tener

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    siquiera un amigo inconverso. Y luego se preguntan por qu jams han tenidoel gozo de llevar a alguno a Cristo!

    Al volver a examinar las enseanzas del Nuevo Testamento, descubrimos quela separacin del mundo y el aislamiento del mundo no son la misma cosa. El

    Seor Jess aclar bien este punto en su clsica oracin a nuestro favor(Juan 17): No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal(verso 15). Y habindonos encomendado a la segura proteccin del Padre, dejel siguiente mandato a sus seguidores: Por tanto, id, y haced discpulos atodas las naciones; me seris testigos hasta lo ltimo de la tierra(Mat. 28:19;Hech. 1: 8).

    No es, sin embargo, cosa nueva la confusin actual entre separacin y

    aislamiento. Notamos el mismo malentendido entre los corintios del sigloprimero. Pablo tuvo que aclararles el asunto:

    Os he escrito por carta, que no os juntis con los fornicarios; noabsolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con losladrones, o con los idlatras; pues en tal caso os sera necesario salir delmundo. Ms bien os escrib que no os juntis con ninguno que, llamndosehermano, fuere (1 Cor. 5: 9-11).

    Deban comprender los creyentes de Corinto, y nosotros tambin, que retirarsede aquellos que no conocen a Cristo Jess es desobediencia lisa y llana a lavoluntad de Dios.

    En vez de retirarnos, debemos salir y comunicarnos con el mundo. Debemosdescubrir cmo, en la prctica, podemos iniciar y desarrollar amistades conindividuos no creyentes, para luego explicarles el evangelio de Jesucristo conamor, realismo, y un sentido de actualidad. Veamos algunas posibilidades.

    El creyente en la universidad tiene oportunidades ilimitadas. Como reglageneral, podramos compartir con los no creyentes algo ms del tiempo y delas actividades que por lo comn reservamos para nuestros compaeroscreyentes (o, hablando sinceramente, nuestra barra de creyentes). Podemos irde compras, o asistir juntos a conciertos u obras de teatro, o quiz a algnpartido; almorzar o tomar un caf, o estudiar con ellos, en fin, redimir estasactividades para la eternidad.

    Tambin podemos entrar a formar parte del coro universitario o de la entidadque organiza los viajes de estudios; o, quiz, colaborar en aspectos positivosdel quehacer de las agrupaciones estudiantiles (organizacin de cursillos,preparacin de apuntes, etc.), segn la inclinacin y habilidad que tengamos.Al participar as de la vida universitaria estaremos haciendo una contribucinpositiva, a la vez que estableciendo contactos normales con no creyentes.

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    Si vivimos cerca de la universidad o acostumbramos pasar los fines de semanaen casa, podemos invitar a compaeros a visitarnos, echando as las bases parauna amistad significativa.

    Adems, muchos trabajamos, y casi todos vivimos fuera de la universidad en

    s. Por qu no hacernos amigos de un vecino o compaero de trabajo,llegando a conocerle y a amarle en nombre de Cristo Jess? Basta un saludo yuna sonrisa al cruzarnos por la calle, para empezar.

    Tampoco debemos olvidar a los estudiantes extranjeros, que en algunos pases,asisten a nuestras facultades o a otras cercanas; la mayora de ellos seencuentran muy solos. Aun el creyente extranjero, a menudo se siente perdidoy hasta un poco mareado por el diferente ritmo de vida. Cada uno de nuestros

    amigos extranjeros precisa compaerismo y comprensin para lograr losajustes necesarios durante su estada en nuestro pas, de modo que al regresar asu tierra se encuentre bien preparado (no slo en lo acadmico, sino tambincomo persona y como creyente) para actuar como dirigente.

    Nuestro propio barrio, si es que vivimos en nuestra casa, es frecuentemente lams descuidada de nuestras oportunidades para un testimonio fructfero. Comocentro primario para la evangelizacin, nuestro hogar puede ser una red de

    pesca que alimenta a la iglesia. El tpico no creyente entrar diez veces msfcilmente a nuestro hogar que a nuestra iglesia.

    Pero como dicen las Escrituras, el que tiene amigos ha de mostrarse amigo(Prov. 18:24). Muchos creyentes han perdido el arte de la amistad, porquepiensan que es tiempo malgastado el que no se emplea en alguna actividadespecficamente religiosa. Para mostrarse amigo, quiz sea necesario escucharlos problemas del vecino, o participar con l en actividades no religiosas quesean de inters mutuo. Tambin habr que aprovechar las oportunidades que sepresenten de expresar el amor cristiano, ya sea haciendo mandados, cuidandolos chicos, o prestando cualquier otro servicio, por prosaico que sea, quepermita demostrar el amor de Cristo.

    Las reuniones sociales y las charlas en el caf no son forzosamente una prdidade tiempo, aun cuando no se presente en ese momento alguna oportunidad dereferirse al evangelio. Si hemos entregado nuestro tiempo al Seor, el EsprituSanto nos dar, en el momento que l crea conveniente, oportunidades

    espontneas para hablar del Salvador. Muchos que se hicieron amigos as,informalmente, asistieron luego con entusiasmo a estudios bblicos en gruposcon sus vecinos. A travs de estos estudios bblicos y de las conversacionesque de ellos surgieron, muchos han llegado a conocer a Cristo Jess y a formarparte de su iglesia.

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    Tendremos que darnos cuenta de algunas cosas para poder poner en prcticaestas ideas. Por ejemplo, no podemos esperar imponer nuestras normas deconducta a los no creyentes, aunque seamos sus anfitriones. La cortesaelemental quiz exija que compremos algunos ceniceros para aquellas visitasque fumen. Nuestra inconsiderada censura del no creyente en un asunto de

    importancia secundaria, como lo es ste, frecuentemente crea un resentimientocontra todos los creyentes, que constituye una barrera de autodefensa msdifcil de penetrar que una pared de cemento. Ser corts con un fumador nosignifica que estemos recomendando el uso de cigarrillos! Puesto que lasamistades se desarrollan en un ambiente de toma-y-daca, tambin deberemosestar dispuestos a ser los invitados de algn amigo no creyente que quieraretribuir nuestra atencin. Cmo actuar con gracia y soltura, pero sin ceder en

    principios bsicos al encontrarnos en un ambiente no cristiano, es un tema muyamplio y lo trataremos luego con ms detalles.

    Repitamos el primer principio que debemos comprender para poder testificar:buscar encuentros con no creyentes. Debiramos preguntarnos, Por qupersona estoy orando especficamente, todos los das, pidiendo que Dios elEspritu Santo abra sus ojos, le ilumine y doblegue su voluntad hasta quereciba a Cristo Jess como Seor y Salvador? Hay alguna persona con quienestoy buscando oportunidades de mostrar el amor de Cristo? Estoy dispuestoa tomar la iniciativa para transmitirle el evangelio, a medida que el EsprituSanto me da la oportunidad de hacerlo? Si descubrimos que hay una ausenciade encuentros vitales con los no creyentes, podemos sencillamente pedir queDios nos muestre una persona con quien podamos orar, a quien podamos amary a quien, con el tiempo, podamos llevar al Salvador. Si pedimos as, Dios nosmostrar algn individuo. El nos dice, Alzad vuestros ojos y mirad(Juan. 4:35).

    2. Buscar un Terreno Comn

    Podemos luego aplicar el segundo principio: Establecer un terreno comn quesirva como medio de comunicacin. Volvamos al pasaje bblico:

    Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jess le dijo: Dame de beber. Pues sus

    discpulos haban ido a la ciudad a comprar de comer.

    Como creyentes tendemos a despreciar cualquier cosa que requiera muchapreparacin previa. Nos gusta saltear lo que no es esencial e ir derecho algrano. Pensamos que los preludios son una prdida de tiempo. De haber sidoyo el Seor, es probable que de entrada le hubiera dicho: Seora, sabe ustedquin soy yo? Pero esta no fue la va de acceso empleada por nuestro Seor.En este relato, comenz refirindose a algo que evidentemente interesaba a lamujer (haba venido a sacar agua). Poco a poco fue guiando la conversacin

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    desde este punto de inters conocido hacia una realidad espiritual de la cualella no saba nada. A casi todos les molesta verse envueltos en unaconversacin donde una persona se mete y monologa sobre un tema, sinimportarle si su oyente tiene el mnimo inters en el asunto. A nosotrostambin nos molesta. Nos empezamos a preguntar si nosotros tenemos

    importancia alguna para el que habla, o si slo le preocupa volver a escucharsu discurso preferido.

    Ojal hubiera aprendido antes esta leccin en cuanto a la comunicacin conotros. Cada seis meses, trmino medio, la presin de testificar alcanzabaniveles explosivos en m. No sabiendo cosa mejor que hacer, me abalanzabasobre alguno y, con mirada vidriosa, le recitaba una ristra de versculos.Sinceramente no esperaba respuesta alguna. Apenas mi vctima indicaba su

    falta de inters, comenzaba a alejarme de l con un suspiro de alivio y unpensamiento consolador: Todos los que quieren vivir piadosamente en CristoJess padecern persecucin (2 Tim. 3:12). Habiendo cumplido con mi deber,volva a meterme en mi cascarn de mrtir para pasar otros seis meses deinaccin, hasta tanto la presin interna volviera a hacerse intolerable y meobligara a salir. Cuando al fin me di cuenta que era yo, y no la cruz, lo queofenda a la gente, fue un choque tremendo. Mi modo torpe, inconscientementemal educado y hasta estpido, de acercarme a otros, era el responsable de queel mensaje del evangelio y yo furamos rechazados.

    Como instrumentos en las manos de Dios, debemos comenzar a trabajar conuna actitud positiva y con paciencia para establecer puntos de inters mutuocon otros, comenzando con lo que a ellos les interesa. Y luego podremos,provechosamente, conversar juntos de asuntos espirituales. El conocido librode Dale Carnegie, Cmo Ganar Amigos, ofrece numerosas ancdotas queilustran la accin y reaccin de la personalidad humana, junto con sugerencias

    sanas, y de sentido comn para mejorar nuestras relaciones con otros.f2 Porejemplo, nos recuerda que la voz que ms le gusta a cualquiera es la propia. Atodos les gusta hablar, pero a algunos les gusta ms que a otros. Muchos darancualquier cosa por encontrarse con alguien que sencillamente les escuche. Ycuando escuchamos durante un tiempo suficientemente largo, no slocomenzamos a conocer y a entender a esa persona; tambin logramos sugratitud y disposicin a escucharnos, permitiendo as que le hablemos

    adecuadamente. De este modo, el Espritu Santo a menudo atrae a otros hacianosotros, y luego, a travs de nosotros, les habla de Cristo Jess de modo queellos puedan venir a l.

    Hace un tiempo, conocimos con mi familia, a un matrimonio que tenaimpresiones muy negativas del cristianismo. Al comenzar a tratar con ellosdescubrieron, por supuesto, que estbamos metidos en la obra cristiana y

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    quedaron boquiabiertos. En seguida se pusieron a la defensiva. Unaexperiencia previa les haba dejado con una imagen mental de lo que debanesperar de los creyentes.

    Descubrimos bien pronto que haba dos cosas que les interesaban : las flores y

    la historia de nuestro pueblo (haban vivido all desde su infancia). Aunque elcultivo de las flores no es mi pasin en la vida, ni mucho menos, he aprendidomuchsimo en cuanto a las flores durante estos ltimos aos. Y con mi seorahemos escuchado y hemos aprendido mucho acerca de nuestro pueblo. Con elcorrer del tiempo, se ha creado un inters mutuo entre nosotros. Cuandovuelvo de algn viaje, a menudo me hacen preguntas: Qu estuvistehaciendo en la universidad de_______________? Qu dijiste? Tenanrealmente inters los estudiantes? Al responder, puedo compartir con ellos el

    poder y la provisin de Jesucristo para cada hombre y sus necesidadesindividuales.f3

    Nuestro punto de partida con estos amigos fue lo que a ellos les interesaba. Nolograron encajarnos en el concepto estereotipado que tenan del cristianismo.Por el hecho de compartir de buena gana sus intereses, y no condenarles porfumar o emplear palabrotas, no se ofendieron ni se enajenaron; ms bien, sehan abierto a nosotros y a lo que ms nos interesa. Por la gracia de Dios, creo

    que pronto entrarn al Reino.

    3. Despertar Inters

    Seguimos leyendo en Juan 4 y vemos que el Seor despierta el inters y lacuriosidad de la mujer en su mensaje valindose de dos medios:

    La mujer samaritana le dijo: Cmo t, siendo judo, me pides a m de beber, que

    soy mujer samaritana? Porque judos y samaritanos no se trataban entre s.

    Respondi Jess y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quin es el que te dice:Dame de beber; t le pediras, y l te dara agua viva. La mujer le dijo: Seor, no

    tienes con qu sacarla, y el pozo es hondo. De dnde, pues, tienes el agua viva?

    Acaso eres t mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual

    bebieron l, sus hijos y sus ganados? Respondi Jess y le dijo: Cualquiera que

    bebiere de esta agua, volver a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le dar

    ser en l una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Seor,

    dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aqu a sacarla.

    Es fascinante ver cmo se enciende la curiosidad de esta mujer y cmo arde amedida que el Seor la va llevando. Primero, l vino adonde ella estaba.Segundo, mostr un inters en lo que le preocupaba a la mujer. Y ahora, Jessacta de tal modo que despierta una respuesta positiva hacia su persona y sumensaje de verdad.

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    En este momento, el impacto de su accin est en el mero hecho de hablar conella. Por el sencillo hecho de hablar con la mujer, derriba barreras sociales,religiosas y polticoraciales. Jess es hombre, y habla con ella, que es mujer. Eles rabino, y como tal dialoga con ella, que es una mujer inmoral. El es judo yhabla con ella, una samaritana. Y as, la sacude. Aunque ella no alcanza a

    darse cuenta de quin es su interlocutor, percibe en ste una vida de dimensinms profunda, por su negativa a hacer descriminacin en contra de ella. El laest aceptando como ella es.

    Al seguir el ejemplo de nuestro Seor, cmo debemos procurar ganar elinters y la atencin de la gente de modo que Dios pueda, a travs de nosotros,producir en ellos la conviccin y una decisin? Personalmente no creo que elmtodo del Seor sea andar por la vereda con un gran letrero que, en letras

    disparejas anuncie: Soy cristiano. Pregnteme. El Seor no nos llam a serchiflados. Es cierto que al representar a Cristo algunos pensarn que somostontos, y nos lo dirn, pero esa opinin no nos autoriza a adoptar uncomportamiento extravagante. Nuestras chifladuras pueden despertar uninters momentneo, pero tienden a enfriar un inters verdadero en elevangelio. En cuanto al espectador promedio, que pudiera verse atrado por elmensaje cristiano, si ve un creyente chiflado piensa que si ese es elcomportamiento tpico de los creyentes, es mejor olvidarse del cristianismo.Una reaccin negativa as, significa que estamos derrotados. Necesitamos crearun inters positivo que llevar al individuo a investigar y a descubrir lo querealmente significa el cristianismo.

    Como creyentes, debera caracterizarnos esa otra dimensin, ms profunda, dela vida; dimensin que los no creyentes reconocen aunque carezcan de ella. Amedida que pasamos el tiempo con un no creyente, nuestro sentido deverdadero propsito en la vida, nuestra escala de valores, las cosas que nos

    preocupan y que consumen nuestras energas, se mostrarn espontneamenteen nuestras actividades diarias. Nuestras actitudes hacia otros, el modo dereaccionar ante las circunstancias, esa paz y contentamiento que nos sostienenen las presiones y crisis de la vida, sern un indicio de la calidad de nuestravida. Si en estas cosas no somos diferentes de los que nos rodean, debemosaveriguar, en la presencia del Seor, qu es lo que falta y pedir que l suplanuestra necesidad.

    Si nuestras vidas estn plagadas de inconsecuencias, ser mejor que noscallemos la boca. Sin embargo, no estoy sugiriendo que esperemos serperfectos antes de hablar con alguien. Satans quiere que nos quedemoscallados. Uno de sus mtodos de engao consiste en intentar convencernos queno debemos testificar de Jesucristo, hasta tanto podamos hacernos pasar comohermanos gemelos del arcngel Gabriel. Despus de todo no debemos ser

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    hipcritas. Esta mentira, que es necesaria la perfeccin antes de poder hablar,ha tapado la boca a muchos creyentes. La verdad es que las debilidadespersonales y las faltas que ms notamos, generalmente pasan inadvertidas parael que no conoce a Cristo Jess. Pues al andar en una autntica comunindiaria con Jesucristo, el Espritu Santo nos convence de pecado, a la vez que

    aade esa otra dimensin a nuestras vidas, aunque no nos demos cuenta deello. Como Moiss, cuyo rostro resplandeca con un brillo especial, esprobable que otros vean esta cualidad en nuestras vidas mucho antes quenosotros mismos. Y su curiosidad puede llevarles ms all de lo que somos, abuscar la fuente de nuestra vida en Cristo.

    Jess nos ha llamado a ser la sal de la tierra, pues a travs de nuestras vidas(que l vive en nosotros), crea en otros una sed de l, el agua de vida. Pero si

    no reconocemos la fuente de nuestra vida en Cristo Jess, confundimos a losotros y robamos a Dios la gloria que le pertenece. El no creyente puede,sencillamente, llegar a la conclusin de que Irma o Enrique son personasextraordinarias y que ojal pudiera ser como ellas. Hasta que no testifiquemosde Cristo, un observador as no tendr idea en cuanto al origen de esa vida quel admira y desea.

    A veces se pregunta, qu es ms importante en el testimonio, la vida que vivo

    o las palabras que digo? Esta pregunta crea una falsa anttesis entre laintegridad de nuestras vidas y nuestro testimonio oral. Es lo mismo quepreguntar cul ala de un avin es la ms importante, la derecha o la izquierda?Es evidente que ambas son esenciales y si no estn las dos, no queda nada. Lavida y la palabra son inseparables en el testimonio eficaz para Cristo.

    Puesto que en nuestra reaccin contra un evangelismo demasiado agresivotendemos a adoptar un silencio pasivo, es necesario que aprendamos a ser

    voceros valientes de Cristo, sin ser ofensivos. A travs de sus palabras, nuestroSeor provoc una pregunta de parte de la mujer samaritana. Este tambin esun principio que podemos seguir. Una vez que el no creyente toma lainiciativa, desaparecer toda la tensin en nuestra conversacin acerca deJesucristo. Podemos seguirla del punto donde cortamos, sin dificultad alguna.Por otra parte, cuando avanzamos contra una resistencia cada vez mayor,hacemos ms mal que bien. Y cmo podemos lograr que el no creyente noshaga una pregunta? La respuesta est en lanzar la carnada, como pescadores de

    hombres, y luego hablar con aquellos que respondan.

    Por ms que queramos, no podemos crear inters espiritual en la vida de otro.Slo el Espritu Santo puede hacer esto. Sin embargo, podemos serinstrumentos en su mano para descubrir el inters que l ya ha creado.Descubriremos a tantos que tienen inters en una realidad espiritual, que no

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    tendremos necesidad de forzar el asunto con los que no estn interesados. Esun tremendo alivio cuando descubrimos que podemos legtimamenteabandonar el tema cuando, despus de haber lanzado la carnada, nodescubrimos una respuesta motivada por el Espritu Santo.

    Toda persona que he conocido, a quien Dios ha utilizado en la evangelizacinpersonal, ha tenido una actitud expectante para descubrir a personasinteresadas. En todo grupo de personas, o en conversacin con alguna enparticular se hace la siguiente pregunta, Seor, ests t obrando en estapersona ? Luego, a medida que el Espritu le da la oportunidad, procure vercmo responde.

    Librados de la tensin de una conversacin forzada con alguien que nos oye de

    mala gana, podremos hablar en ese momento o en algn otro acerca de CristoJess. Confiados en la direccin del Seor, y libres de toda sensacin detensin o de vergenza, seremos naturales al hablar de cosas espirituales. Altestificar debiramos ser tan naturales y espontneos en nuestro tono de voz yactitud como lo somos al hablar de un partido de ftbol, de una tarea que noshan asignado, de las andanzas de un chiquillo o de la poltica.

    Pero, cmo podemos lanzar la carnada? Nuestro Seor lo logr mediante una

    afirmacin difcil de entender y que provoc una pregunta de parte de la mujersamaritana. Su afirmacin se refera a las necesidades primordiales de ella, a lavez que sugera la disposicin y la capacidad de nuestro Seor para suplir esasnecesidades.

    Respondi Jess y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quin es el que te dice:

    Dame de beber; t le pediras, y l te dara agua viva. La mujer le dijo: Seor, no

    tienes con qu sacarla, y el pozo es hondo. De dnde, pues, tienes el agua viva?

    Acaso eres t mayor que nuestro padre Jacob ?

    Nosotros tambin podemos comenzar con una afirmacin o incluso empezarplanteando alguna pregunta.

    Jess tambin se anticip a las reacciones de la mujer. Ni una de las preguntasque ella hizo lo tomaron desprevenido. Para aprovechar al mximo cadaoportunidad que se nos presente, debemos tambin pensar en las posiblesrespuestas. Al considerar las situaciones posibles, pensemos tambin cmopodemos lanzar la carnada y cmo nos desenvolvemos frente a la probable

    respuesta.

    Aprovechando cualquier mencin, aun indirecta, de temas religiosos en unaconversacin, muchos creyentes han empleado la siguiente serie de preguntasprcticas capaces de revelar un inters espiritual latente: Primero, a propsitotienes algn tipo de preocupacin religiosa? Muchos dirn: S. Pero aun si

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    la persona responde No, podemos pasar a una segunda pregunta: En tuopinin qu es un verdadero cristiano? Que alguien quiera escuchar suopinin siempre le resulta agradable a una persona. Su respuesta nos dar unacomprensin de primera mano, ms acertada, aunque a veces chocante, de loque piensa como no creyente, y por el hecho de haberle escuchado, estar

    mucho ms dispuesta a escucharnos. En general, las respuestas que se dan aesta pregunta giran en torno a alguna actividad: ir a la iglesia, leer la Biblia,orar, cumplir con los mandamientos, ser bautizado. Ante una respuesta as,podemos decir que estamos de acuerdo en afirmar que el verdadero cristianogeneralmente hace estas cosas, pero sealar que la respuesta no define lo quees el verdadero cristiano. El verdadero cristiano es aquel que mantiene unarelacin personal con Cristo Jess como Persona viviente. Si la persona no

    creyente sigue interesada a medida que vamos explicando esto, podemos hacerla tercer pregunta: Quisieras llegar a ser un cristiano verdadero ahora mismo?Hoy en da es asombroso el nmero de personas que vagan en una especie deneblina espiritual, anhelando que alguno les conduzca hacia la verdad.

    Si estamos conversando con un amigo cuyo trasfondo es catlico romano,podemos decir: Sabes, tengo mucho ms en comn contigo que con algunosamigos protestantes de tendencia liberal. Puede sorprenderle esta afirmacin,pero sin duda tambin le agradar. Puedes luego agregar esta explicacin:

    T crees que la Biblia es la Palabra de Dios, que Cristo es Dios, que fuenecesaria su muerte en nuestro lugar y por nuestros pecados, que Cristoresucit de los muertos; pero muchos protestantes liberales niegan estoshechos bsicos del cristianismo.

    Podemos continuar diciendo:

    Supongo que en la iglesia catlica habrs descubierto lo que yo he observado

    en la iglesia protestante: Que hay algunos metodistas, bautistas,presbiterianos, anglicanos, etc., que realmente conocen personalmente aCristo Jess, y otros que no.

    Invariablemente manifestar estar de acuerdo, reconociendo as un hechofundamental, a saber que el mero hecho de ser miembro de una iglesia,cualquiera que fuere, no es en s garanta de una relacin personal con CristoJess. Podemos, luego, conversar con l acerca de lo que significa tener una

    relacin personal con el Seor.Si estamos alertas, podemos aprovechar muchas otras oportunidades de lanzaralguna frase que conduzca a conversaciones provechosas. Pero muchas vecesno decimos nada porque apenas, a la hora, se nos ocurre la frase apropiada. Asque, empecemos a pensar ahora en algunas frases comunes que en nuestraconversacin diaria nos permitan hablar del Seor.

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    Otro medio de lanzar la carnada consiste en estar alerta a las oportunidades quese nos presentan de compartir nuestra experiencia espiritual. Al ir conociendopersonalmente a los no creyentes, comenzarn a contarnos confidencialmentesus problemas, aspiraciones, deseos, frustraciones, y su sensacin de vaco.Cuando nos cuentan estas cosas podemos decirles, sin bulla (si nuestra

    experiencia fue semejante):

    Sabes, yo tambin me senta as, hasta que tuve una experiencia que cambimi actitud hacia la vida. Quieres que te cuente cmo fue?

    Con una afirmacin no demasiado explcita, y ofreciendo contarle nuestraexperiencia ms bien que obligndole a escucharla, podemos evitar que el otrosienta que estamos descargando sobre l algo no solicitado. Si l nos pide querelatemos nuestra experiencia, debemos estar dispuestos a hablar brevementeponiendo nfasis en la realidad de Cristo para nosotros hoy, y eliminandoaquellos detalles aburridores y que no vienen al caso. Debemos sencillamentedecir lo que Cristo significa para nosotros ahora, y cmo nos ha cambiado.

    Si nuestra experiencia no ha sido semejante a la descrita por nuestro amigo nocreyente, pero Cristo es una realidad para nosotros hoy, podemos decir:

    Sabes, yo tambin me sentira igual, a no ser por una experiencia que tuve y

    que cambi mi actitud hacia la vida. Quieres que te cuente cmo fue?Aquellos que nos hemos criado en una iglesia y un hogar evanglicos, amenudo adquirimos un complejo de inferioridad porque no podemos sealarun cambio dramtico que ocurri en nuestras vidas, en el momento dehacernos creyentes. No podemos decir: Yo era un morfinmano, pero veanlo que Cristo ha hecho por m! Si conocimos la vida nueva en Cristo, comonios, probablemente no notamos gran cambio en nuestras vidas. No tenemos

    por qu sentirnos inferiores o disculparnos por esto, como si de algn modonuestra experiencia no fuera tan genuina como otra ms espectacular. Laconversin de Pablo fue maravillosamente dramtica, pero debemos recordarsiempre que la de Timoteo fue igualmente real. Desde su tierna infanciaescuch la Palabra de Dios de labios de su abuela Loida y de su madre Eunice.La pregunta crucial que debemos hacernos es si Cristo Jess es una realidaddinmica para nosotros hoy mismo.

    Tambin podemos lanzar ms efectivamente la carnada si estamos preparadospara las preguntas que frecuentemente se nos hace. A menudo nos damoscuenta demasiado tarde de que nos perdimos una oportunidad magnfica dehablar porque no supimos qu decir en ese momento. A veces nos preguntan:

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    Por qu ests tan contento? Parece que tuvieras alguna motivacin distinta.No eres como yo ni como los dems. Por qu? Por qu es que pareces teneralgn propsito en tu vida?

    Tambin aqu podemos decir: Tuve una experiencia que cambi mi actitud

    hacia la vida. Y luego, si se nos pide que lo hagamos, podemos compartir esaexperiencia de Cristo con ellos.

    Es tambin frecuente que nos hagan alguna pregunta relacionada con nuestraiglesia, o con alguna actividad, y que puede relacionarse directamente contemas espirituales si la manejamos adecuadamente. Cuando estoy de viaje, mepreguntan con mucha frecuencia: En qu trabaja usted? Yo antes respondaen forma natural: Pertenezco al personal del InterVarsity ChristianFellowship. Generalmente se produca una pausa embarazosa, luego de lacual mi amigo, nerviosamente, pasaba a otro tema y volva a intentar otroacercamiento. Un da alguien seal que las respuestas que indican unaactividad o funcin, siempre dicen ms que una ristra de nombres propios yttulos. As que ahora les explico en qu consiste mi trabajo: Yo hablo conestudiantes acerca de la relacin que tiene Cristo Jess con la vida diaria. Elinterlocutor curioso a menudo responde: Parece interesante lo que hace. Loes, le digo. Justamente, la otra noche estaba conversando con un estudiante

    que me dijo, y luego le cuento brevemente de una conversacin real.Enseguida pregunto: De paso, le interesan las cosas espirituales? Y de ahgeneralmente surge otra conversacin provechosa.

    Cuando se estn discutiendo los acontecimientos del da, la ltima crisismundial o cualquier otro asunto corriente, podemos preguntar: Cul teparece que es el problema fundamental que aqueja al mundo? Cuando el otroha terminado de enumerar varias causas externas de los problemas que afligen

    a la humanidad, podemos preguntar: Has considerado lo que dijo CristoJess en cuanto a esto?, refirindonos luego al diagnstico que hace delproblema del hombre, en Mar. 7:21-23. El hombre mismo, por las actitudesinteriores que presenta, es el problema bsico. G. K. Chesterton lo expresmuy bien al decir: Cul es el mal de este mundo? Yo soy el mal de estemundo. Y la nica solucin al problema del Yo es Cristo Jess, quien haprometido cambiarnos si nos entregamos a l.

    Libros y folletos que tengan que ver con temas provocativos, ofrecen otraposibilidad de lograr conversaciones estimulantes sobre temas espirituales.Entre los libros que se encuentran a mano en nuestra sala de estar hay ttulosseculares y religiosos, como Visin, Certeza, Manantiales en el Desierto, etc.Nuestras visitas, a menudo hojean estos libros e incluso, a veces los pidenprestados. Tambin podemos ofrecer algn folleto evangelstico, por ejemplo,Cmo Llegar a Ser Cristiano, a algn amigo con este comentario:

    http://bmh_002.pdf/http://bmh_002.pdf/
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    Tendra inters en saber qu piensas en cuanto a esto. No tengo muchosejemplares, de modo que te agradecera que me lo devuelvas.

    Habiendo colocado en sus manos una exposicin clara y concisa de la fecristiana, podemos esperar tener una conversacin provechosa con l acerca de

    Cristo Jess.En estas situaciones y otras semejantes, nos ayudar a vencer nuestronerviosismo y a actuar con tranquilidad si sabemos de antemano qu es lo quevamos a decir. Si nos encontramos tensos e incmodos, el otro tambin sepondr tenso e incmodo; pero si estamos cmodos, l tambin lo estar. Aldesarrollarse en nosotros una confianza de que el Espritu Santo nos ha deguiar a las personas interesadas, podemos sobreponernos a la tendencia a pedirdisculpas por nuestra fe. Cuando damos por sentado que alguien carece deinters, nos encontramos derrotados aun antes de comenzar. Pero, si, por otraparte, damos por sentado que hay inters, generalmente obtendremos unarespuesta positiva. Cada encuentro exitoso con un no creyente nos dar mayorfe y confianza para el siguiente.

    4. No Ir Demasiado Lejos

    En lo que sigue de la conversacin de nuestro Seor, descubrimos losprincipios cuatro y cinco: presentar del mensaje slo lo que el otro estdispuesto a recibir, y no condenarle.

    Cualquiera que bebiere de esta agua, volver a tener sed; mas el que bebiere del

    agua que yo le dar, no tendr sed jams; sino que el agua que yo le dar ser en l

    una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Seor, dame esa

    agua, para que no tenga yo sed, ni venga aqu a sacarla. Jess le dijo: V, llama a tu

    marido, y ven ac. Respondi la mujer y dijo: No tengo marido. Jess le dijo: Bien

    has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes

    no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Seor, me parece quet eres profeta.

    A pesar del inters evidente y curiosidad de la samaritana, Jess no le dijo todode una vez. De a poco, y a medida que ella se dispona a recibir ms, lerevelaba ms en cuanto a s mismo. Cuando su curiosidad lleg a su puntomximo (v. 26) se identific como el Cristo.

    En el momento de descubrir en el no creyente un mnimo de inters, muchostendemos a meternos y a darle de golpe todo el evangelio, sin detenernos nipara respirar ni para esperar la reaccin de nuestro oyente. Pensamos que estaes, quiz, la nica oportunidad que tendremos! Pero al depender del poder y lapresencia del Espritu Santo, ganaremos el tacto y discernimiento necesarios.El no creyente necesita que se le anime con suavidad cuando comienza ademostrar su inters, que generalmente es frgil al comienzo. De otro modo,

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    como ave asustada ante alguno que se acerca demasiado rpido, se retraerante nuestro ansioso ataque. Si por otra parte, somos espontneos en nuestraactitud y tranquilos en nuestro modo de ser, nuestro interlocutor tender apresionarnos con mayor intensidad para averiguar el origen de nuestrareposada confianza.

    5. No Condenar

    En el quinto principio, vemos que nuestro Seor no conden a la mujer. Alresponder ella en cuanto a su marido, su pecado mismo la conden. En elincidente similar con la mujer tomada en adulterio y trada al Seor por losfariseos, quienes se consideraban justos, Jess dijo: Ni yo te condeno; vete, yno peques ms (Juan. 8:11). Pero la mayora somos muy rpidos para

    condenar. A menudo tenemos la idea equivocada de que, si no condenamoscierta actitud o accin la estamos aprobando. Pero no opinaba as nuestroSeor.

    Inconscientemente condenamos al no creyente que nos ofrece un cigarrillo, onos invita a beber con l, o sugiere alguna otra actividad que consideramosilcita. Nuestra respuesta puede tener efectos devastadores. A veces es casi unacto reflejo decir: No, gracias, no fumo, bebo, etc. Soy cristiano.

    Mentalmente, nos felicitamos por haber dado un buen testimonio. Lo querealmente hemos logrado es lo siguiente: hemos condenado a la persona, yhemos tergiversado el evangelio con la implicacin falsa de que estaprohibicin especfica es parte inherente del cristianismo.

    Hay millares de individuos no creyentes en nuestra sociedad que no participande estas cosas; pero no por eso son creyentes. Y, la verdad es que, en algunasculturas los creyentes beben cerveza o vino, o fuman tabaco sin pensarlo dos

    veces. Y son, sin embargo, creyentes. En ambas situaciones las costumbresimperantes y las convicciones personales determinan el modo de actuar. Sinembargo, si un amigo nos invita a ir a robar un banco y le decimos: No,gracias, soy cristiano, comprendera claramente la relacin entre una cosa yotra. El octavo mandamiento claramente prohibe el robo; el creyente no puedeinterpretar de otro modo el mandamiento, no hurtars.

    Cmo, pues, debemos responder al no creyente cuyas costumbres y

    convicciones personales difieren de las nuestras? La clave est en reconocer elcumplido y la generosidad implcitos en su oferta o invitacin, y declinarlasobre una base personal, de modo que la persona no se sienta rechazada ocondenada. Una forma de decir, no, gracias sobre una base personal essugiriendo una actividad alternativa. Cuando nos invitan a tomar una cerveza,podemos responder: No, gracias, pero te acompaar otra vez a tomar una

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    bebida gaseosa. O si nos invitan a ir a algn lugar donde preferiramos no ir,podemos responder: Gracias, no me interesa eso, pero avsame cuando vayasa escuchar un concierto (o a un partido, o conferencia, etc.), y te acompaar.Al sugerir una alternativa, el otro se dar cuenta de que no lo estamosrechazando a l.

    Cuando rechazamos algn ofrecimiento, no es necesario que nos disculpemos.Al fin y al cabo, hay muchos no creyentes que no beben, ni fuman, ni bailan, nihacen otras ciertas cosas. Cuando a un no creyente no le interesa jugar alajedrez, no se ruboriza ni anda con rodeos para, finalmente, musitar en tono dedisculpa: No, gracias. No juego al ajedrez. Soy un no creyente. Porsupuesto que no! Con toda soltura nos dice: No, gracias, el ajedrez no meentusiasma. Pero avsame cuando quieras jugar al ping-pong. Como testigos

    de Jesucristo podemos y debemos decir: No, gracias, con este mismo espritusuelto y sin inhibiciones.

    Cuando nos encontramos conque estn sirviendo bebidas alcohlicas en algunareunin (lo cual es inevitable si nos encontramos con vecinos y compaeros)podemos cortesmente pedir alguna gaseosa. Si el anfitrin no ha provisto algnsustituto para los no bebedores, la metida de pata es de l, no nuestra.

    Cuando invitamos a una persona que fuma a nuestra casa o a nuestrahabitacin, debemos tener la cortesa de proveer un cenicero para que seencuentre cmodo. Al hacerlo, no estamos aprobando que fume, pero estamosevitando ofenderlo con algo de importancia secundaria. Las otras alternativasson obligarle a dejar caer las cenizas sobre el piso o en su mano, o informarleque est prohibido fumar dentro de nuestros recintos sacrosantos. Encualquiera de estos casos, es probable que se ofenda y no quiera volver.

    No slo debemos evitar condenar a otros, sino que debemos aprender el artedel elogio sincero. Muchas personas se ven profundamente conmovidas poralgn cumplido genuino. Es mucho ms natural para nosotros y para el mundocriticar que elogiar, pero el elogio puede producir un calor que esindispensable para lograr una apertura al evangelio.

    En su libro, Taking Men Alive, Charles Trumbull afirma que, en cualquierpersona podemos descubrir por lo menos una cosa que d base a un cumplidosincero. Para demostrarlo, describe una experiencia que tuvo viajando en tren.

    Un borracho, lanzando obscenidades, entr tambaleando al coche dondeviajaba. Cay pesadamente en el asiento contiguo al del seor Trumbull y leofreci un trago de la botella que llevaba. Por dentro, el seor Trumbull sintirepugnancia ante este beodo bocasucia. Pero en vez de sermonearlo por suestado, respondi: No, gracias, pero veo que usted es un hombre muygeneroso. A pesar de su estado de alcohlico, se le encendieron los ojos al

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    hombre y comenzaron los dos a conversar. Ese da el borracho escuch acercade uno que tiene el agua de vida, y que ha prometido que quien bebiere de lno volver a tener ms sed. Se conmovi profundamente, y ms tarde vino alSalvador.

    6. No Desviarse del Tema PrincipalAl acercarnos al final de la entrevista entre nuestro Seor y la mujersamaritana, notamos finalmente, dos principios que pueden aplicarse a nuestrasconversaciones de testimonio:

    Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decs que en Jerusaln es el

    lugar donde se debe adorar. Jess le dijo: Mujer, creme, que la hora viene cuando

    ni en este monte ni en Jerusaln adoraris al Padre .. . Mas la hora viene, y ahora es,

    cuando los verdaderos adoradores adorarn al Padre en espritu y en verdad;porque tambin el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espritu; y

    los que le adoran, en espritu y en verdad es necesario que adoren. Le dijo la mujer:

    S que ha de venir el Mesas, llamado el Cristo; cuando l venga nos declarar todas

    las cosas. Jess le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

    Nuestro Seor no permiti que los asuntos secundarios le desviaron delprincipal. La mujer pregunt dnde deba adorar, en el monte de Gerizim o enJerusaln, pero Jess gui la conversacin hacia su persona, pasando el nfasis

    del dnde al cmo en la adoracin. Aunque la pregunta de la mujer eraprobablemente legtima (semejante a la pregunta sincera que muchos tienenhoy: A qu iglesia debo unirme?), nuestro Seor rehus desviarse por latangente. No dej dudas sobre la cuestin fundamental: su propia Persona.

    7. Enfrentarlo Directamente con Cristo

    Y por ltimo, al declarar que l era el Mesas, nuestro Seor lleg al punto

    crucial del evangelio. De igual modo, sea uno o sean muchos los encuentrosque empleemos para edificar un puente de amistad, llegar el momento en queser necesario cruzar el puente y traer al no creyente a un enfrentamientodirecto con el Seor Jess, de modo que comprenda que es su responsabilidaddecidirse a favor o en contra de Cristo.

    Aquellos a quienes testificamos se encontrarn, de entrada, en una de doscategoras. El primer grupo comprender a aquellos que carecen de los datos

    necesarios en cuanto a Cristo Jess. Aun si lo quisieran, no sabran cmo llegara ser cristianos. Con una persona as, debemos estar alertas, primero, paradescubrir los malentendidos y las lagunas que existen en su conocimiento; y,segundo, para aprovechar las oportunidades que se presenten de explicar mejorlos datos necesarios.

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    Aquellos que estn comprendidos en el segundo grupo son los que ya conocenel evangelio, pero no han actuado en base al conocimiento que poseen. Seguirrepitiendo los mismos temas y volviendo a encajarles el mismo cmulo dedatos, tender ms bien a alienarlos que a ganarlos. Cuando sabemos que unindividuo est plenamente informado en cuanto al evangelio, debemos

    callarnos, orar por l cada da, sincera y especficamente, y amndole, llevarlehacia el reino de Dios.

    Estos son, pues, nuestros siete principios: ver y conocer a no creyentespersonalmente; establecer un inters mutuo mediante la conversacin;despertar el inters de la persona a travs de nuestra vida y palabra; acomodarnuestras explicaciones a su receptividad y disposicin de aceptar ms; aceptary aun el