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Cassirer, Ernst - Filosofia de Las Formas Simbolicas, Vol. 1

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Filosofía de las formas simbólicas

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Desde que aparecieron los Irélbajos áe Guil!ermo de ¡,i>'l1bolcft no se habíarealizado un pr.hl~~.t' .~-- "asto j;:' :f~'-tFJ"qi~ ";;1+ ""J[lnt( a.;. !; ,):üer ;~) L\)~~ "co:las t80rias de' ',.mboldt fueron relegadas (Je0í(jo a los IWTlDOS '¡ue tornó la ¡l'es-ligación lingü:tica dunnte el siglo XIX. Prec'lrsor eJ" tr"ldencies rr.o(Jerr.isínas.Cassirer con S 'jera ',Ile [dra CO;11;).endu el Irl10llaje n" hay quC:. 'elenerse enlos usos. sino 1,(i;;Ca, :" 'úy inter'1a oe sus Ion dS. :::: ie''',jlJaje no entra en elámbllO de la p'rcepción nbjeP"cl sólo para poner "no"'lbref.. QI'3 ~erían nombrespuramente exLr'ores '1 arbilraflos rf.) los abiplos ino,vÍ(!uales; tan<!:¡ién coo>,oraen la conslrucClón dol flllmd0 dI; esos obietOS. (¡'-Ji iIlunlo de la per'.::o,GI01'1yde la intuiCión "bj'Jtiva.

Fiel a su propó>lto de establecer las base" de la "ieneia genoral del homLre.Cassiror trata de oole u un oanorama lo más i3rnplio posiblo lantn de los lenó-menos de nuestro esfera linguistica particular ';omo de id estruC~(Jra ce otrasvariedades linqülslicas. l:xtraordmariamerhe o:versá: ~.aun divergentes entre si.

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170NDO DE CULTURA. ECONóMICAMÉXICO

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Primera edición en alemán, 1964Primera edición en español, 1971

,Traducción de

AR~!ANDO MORONES

Título de esta obm en alemánPhilosophie del" symbolischen FOHnen. Erstel' Teil, Die Sprache@ 1964, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt

D. R. @ 1971, FONDO DE CULTURA ECONÓMICAAv. de la Universidad 975, México 12, D. F.

Impreso en México

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PREFACIO

EL PRIMER bosquejo de la obra cuyo primer volumen aquÍpresento, se remonta a las investigaciones reunidas en mi libroSubstanzbegrift und Funktionsbegriff .("Concepto de substanciay concepto de función"; Berlín, 1910): En el empeño de hacerfructificar para el tratamiento de las ciencias del espíritu elresultado de estas investigaciones, que en lo esencial se referíana la estructura del pensamiento matemático y científico-natural,me resulta cada vez más claro que la teoría general del cono-cimiento, dentro de la concepción y limitación tradicionales,no bastaba para una fundamentación metódica de las cienciasdel espíritu. Si había de lograrse una tal fundamentación, pa-reCía entonces necesaria una ampliación radical del plan de estateoría del conocimiento. En lugar de investigar meramentelos presupuestos generales del conocimiento científico del mun-do, había que proceder a delimitar con precisión las diversasformas fundamentales de la "comprensión" del mundo y aaprehender con la mayor penetración posible cada una de ellasen su tendencia y forma espiritual peculiares. Sólo cuando una!tal "morfología" del espíritu quedó firmemente establecida, al!menos en sus rasgos generales, podía esperarse encontrar tam-bién para las disciplinas individuales de las ciencias del espí-ritu una perspectiva más clara y metódica y un principio defundamentación más, seguro. Al lado de la teoría de la con-ceptuación y la judicación científico-naturales, mediante la cualel "objeto" de la naturaleza es determinado en sus rasgos fun-damentales constitutivos y el "objeto" del conocimiento esaprehendido en su condicionalidad a través de la función cog-noscitiva, debía figurar una determinación análoga para el ¡campo de la pura subjetiyidad. Esta subjetividad no se agota i:en la contemplación cognoscitiva de la naturaleza y la realidad, '.sino que se muestra activa dondequiera que la totalidad del:fenómeno es enfocada desde un punto de vista espiritual deter- ;minado y configurada a partir del mismo. Era necesario mos-)trar cómo cada una de estas configuraciones cumple una tareapropia en la constitución del espíritu y está sujeta a una leyparticular. A partir de mi dedicación a este problema se de-sarrolló el plan de una teqría general de las formas de expresión

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espirituales, tal como está expuesto más detalladamente en laIntroducción. Por lo que se refiere a la disposición en particu-lar, esta primera parte se limita a un análisis de la forma lin-güística; el segundo volumen que, como espero, aparecerá pocomás o menos en un año más, habrá de contener el esbozo deuna fenomenología del pensamiento mítico y l"eligioso, mientrasque en el tercero y último volumen se logrará la exposiciónpropiamente dicha de la "teoría del conocimiento", es decir,de la teoría de las formas del pensamiento científico.

Un estudio del lenguaje en cuanto a su contenido puramentefilosófico y desde el punto de vista de un "sistema" filosóficodeterminado, significa en verdad una empresa que desde losprimeros trabajos fundamentales de Wilhelm van Humboldtapenas se ha vuelto a acometer. Cuando Humboldt, tal comoen el año de 1805 se lo escribía a Wolf, creyó haber descubiertoel arte de utilizar el lenguaje como un vehículo para recorrer lomás alto y profundo, así como también la diversidad del mundoentero, pareció que semejante pretensión era rechazada más ymás por la dirección que habían tomado la investigación lin-güística y la filosofía del lenguaje en el siglo XIX. El lenguaje,en vez de tornarse en el vehículo del conocimiento filosófico,pareció convertirse en ocasiones en el instrumento más pode-roso y apropiado del escepticismo filosófico. Pero aun si seprescinde de estas deducciones de la crítica moderna del len-guaje, para la cual la filosofía del lenguaje equivaldría a lacuestionabilidad y disolución de su contenido espiritual, fueintroduciéndose cada vez con mayor firmeza la convicción deque una fundamentación filosófica del lenguaje sólo podía al-canzarse, de ser posible, con los medios de la investigaciónpsicológica. El ideal de una gramática absolutamente univer-sal, "filosófica", que ya el empirismo y el racionalismo de lossiglos XVII y XVIII habían perseguido por distintos caminos,pareció destruido para siempre a partir de la fundación de lafilología científica comparada. Sólo quedaba por mostrar la uni-dad del lenguaje no en su contenido lógico, sino en su génesisy en las leyes psicológicas de esta génesis. La gran obra deWundt sobre el lenguaje, que tras largo tiempo volvió a em-prender el intento de abarcar la totalidad de los fenómenoslingüísticos y de someterlos a una interpretación espiritual de-terminada, toma el principio de esta interpretación, del conceptoy la metódica de la psicología étnica. En la misma direcciónde pensamiento había tratado Steinthal de presentar en su

"Einleitung in die Psychologie und Sprachwissenscha¡t" ("Intro-ducción a la psicología y a la lingüística", 1871) el concepto deapercepción de Herbart como fundamento de la reflexión lin-güística. En aguda y consciente oposición a los fundamentosde la tesis lingüística de Steinthal y Wundt, retoma a conti-nuación Marty (1g08) al pensamiento de una "gramática uni-versal y filosofía del lenguaje", entendida como esbozo de una"teoría descriptiva del significado". Pero también aquí se buscallevar a cabo la construcción de esta teoría del significado conmedios puramente psicológicos; más aún, la tarea de la filosofíadel lenguaje se limita de tal modo que le correspondan todoslos problemas referidos a lo general y regular de los fenómenoslingüísticos, en la medida en que "sean de naturaleza psicoló-gica o al menos no puedan ser resueltos sin la ayuda prepon-derante de la psicología". Así pues -a pesar de la oposiciónque encontró esta concepción en los círculos de la propia inves-tigación lingüística, sobre todo por parte del Karl Vossler-,el psicologismo y el positivismo en este campo parecían hallarseñó sólo estableCidos como ideal metódico, sino casi elevados alrango de dogma general. El idealismo filosófico en verdad noha cesado de combatir este dogma, pero tampoco él ha recon.quistado para el lenguaje la posición autónoma que poseía convVilhelm van Humboldt. Porque en lugar de entenderlo comouna "forma" espiritual autónoma que descansa en una ley pe-.culiar, ha tratado de retrotraerlo a la función estética generalde la expresión. En este sentido ha coordinado y subordinadoBenedetto Croce el problema de la expresión lingüística al'problema de la expresión estética, así como el sistema de la:filosofía de Hermann Cohen ha tratado Lógica, Ética, Estéticay, finalmente, Filosofía de la Religión como miembros autó-nomos, abordando las cuestiones fundamentales del lenguajesólo ocasionalmente y en conexión con las cuestiones funda-mentales de la Estética.

De este estado de cosas resulta que la presente exposición nopodía moverse desde un punto de vista filosófico dentro de uncírculo de ideas rígidamente delimitado, sino que debía tratarde abrir por todas partes su propia vía metódica. Tanto másricas fueron, por el contrario, las fuentes auxiliares que, parael desarrollo de su tema se le ofrecieron a partir del desenvol-vimiento que ha tenido la lingüística desde los tiempos deW'ilhelm van Humboldt. Si bien la idea de un verdadero es-tudio universal del lenguaje puede aparecer todavía en Hum-

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boldt como un postulado de la filosofía idealista, este postuladoparece haberse aproximado desde entonces más y más a su rea-lización científica concreta. Precisamente merced a esta rique-za del material de investigación empírico-científico, la conside-ración filosófica se enfrenta a una dificultad casi insalvable.Pues así como no puede renunciar a este detalle, tampocopuede quedar preso del mismo si quiere permanecer fiel a supropio propósito y tarea. Frente a este dilema metódico nocabía ninguna Otra decisión que la de formular con sistemáticageneralidad las preguntas con las que se abordó aquí la inves-tigación del lenguaje, pero obteniendo la respuesta a estas pre-guntas, en cada caso particular, de la propia investigación em-pírica. Había que tratar de obtener un panorama lo más am-plio posible, no sólo de los fenómenos de una esfera lingüísticaparticular, sino de la estructura de esferas lingüísticas distintasy divergentes en cuanto a su tipo fundamental de pensamiento.Con ello, el círculo de la literatura lingüística que a travéselel estudio exhaustivo de los problemas debía ser incesante-mente consultado, experimentó ciertamente una ampliación tangrande, que la finalidad que se había propuesto en un principioesta investigación se alejaba cada vez más, y siempre me veíade nuevo ante la cuestión de si me sería siquiera asequible. Sia pesar de ello seguí por el camino emprendido, fue porqueen cuanto más se me abría la perspectiva de la multiplicidadde los fenómenos lingüísticos, tanto más claramente creí per-cibir cómo también aquí todos los elementos particulares seaclaran recíprocamente y, por así decirlo, se insertan espontá-neamente en una conexión general. Las investigaciones siguien-tes están dirigidas a destacar y esclarecer esta conexión, no alexamen de cualesquiera manifestaciones particulares. Si el pen-samiento epistemológico crítico fundamental por el que seorientan se confirma, si la exposición y caracterización de laforma pura del lenguaje, tal y como aquí se ha intentado, de-muestra estar fundada, mucho de lo que en detalle aquí se hadescuidado u omitido puede hallar fácilmente su complementov rectificación en una futura reelaboración del tema. Traba-Jando en la presente obra, yo mismo me he percatado COn de-I1psiada claridad de la dificultad del objeto y de los límites

.:,' .. Cote 'H:u"capacidad de trabajo, como para no recibir complacidocualqu¡¿~r crítica de los especialistas. Para facilitar esta crítica,dou4,~quiéra que se tratara de la interpretación y aprovecha-mierl"t'ü del :material lingüístico particular, he mencionado ex-

ERNST CASSIRER

Hamburgo, abril de I923

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presamente mis autoridades y he señalado mis fuentes con cla-ridad para hacer posible una verificación inmediata.Sólo me resta expresar mi agradecimiento a todos aquellos

que me auxiliaron durante la elaboración de este libro con elinterés que en general tomaron en él o bien con su docto con-sejo especializado. En el intento de formarse una idea másexacta de la estructura de las llamadas lenguas "primitivas",desde un principio -junto a los escritos de Boas y Seler sobrelas lenguas aborígenes americanas- me han servido de guías lasobras de Carl Meinhof. Tras de haber sido llamado a Ham-burgo en el año de 1919, no sólo pude utilizar la rica bibliotecadel Seminario de Lenguas Africanas y de los Mares del Surdirigido por Meinhof, sino que en muchos casos particularesdifíciles pude disfrutar de su consejo, siempre comedidamenteotorgado y extraordinariamente provechoso. También a miscolegas profesor Otto Dempwolff y profesor Heinrich Junkeles estoy obligado por algunos estímulos hallados a través denuestras conversaciones. Lo que la exposición que sigue tieneque agradecer a Ernst Hoffmann de Heidelberg y Emil Wolffde Hamburgo, sobrepasa la medida de las sugerencias aisladas.Con ellos, entregados totalmente a la labor filológica y lingüís-tica especial, concuerdo ante todo en la concepción fundamen-tal en que descansa este libro, a saber: en la convicción de queel lenguaje, al igual que todas las funciones espirituales funda-mentales, sólo puede ser filosóficamente esclarecido dentrode un sistema global de idealismo filosófico. A Ernst Hoff-mann tengo además que agradecerle cordialmente el que pesea su intenso trabajo propio haya leído conmigo las pruebasde este primer volumen. Desafortunadamente, importantes in-dicaciones y ediciones aisladas que al respecto ha dado ya nopudieron ser tomadas completamente en consideración, por ra.zones técnicas, durante la impresión; sin embargo, espero poderaprovecharlas en una reelaboración posterior del tema.

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INTRODUCCIóN y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

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EL PUNTO de partida de la especulación filosófica está carac-terizado por el concepto de ser. En el momento en que esteconcepto se constituye como tal y en que frente a la multipli-cidad y diversidad de los entes despierta la conciencia de launidad del ser, surge por vez primera la dirección específica-mente filosófica de la contemplación del mundo. Pero pormucho tiempo más sigue ligada esta reflexión a la esfera delos entes, pugnando por abandonarla y superarla. El comienzoy origen, el "fundamento" último de todo ser ha de hallar suexpresión, pero por claramente que se haya planteado esta cues-tión, la respuesta hallada, en su determinación particular y con-creta, no tuvo el mismo supremo y universalísimo alcance delproblema. Lo que se señala como la esencia, como la substanciadel mundo, no lo trasciende en principio, sino que es justa-mente algo extraído de este mismo universo. Un ente indivi-dual, particular y limitado es entresacado para, a partir de él,derivar genéticamente y "explicar" todo lo demás. De ahíque, por más que vade en cuanto al contenido, permanezcala explicación, en su forma general, dentro de los mismos limi-tes metódicos. En un principio se establece aUn como funda-mento de la totalidad de los fenómenos un ser individual sen-sible, una "materia originaria" concreta; luego la explicaciónse idealiza y en lugar de esta materia surge más firmemente unprincipio puramente racional de deducción y fundamentación.Pero considerado más de cerca, también .éste se encuentra fluc-tuando entre lo "físico" y lo "espiritual". Pero a pesar de sucolaboración ideal está muy íntimamente ligado al otro aspectodel mundo de lo existente. En este sentido, el número de lospitagóricos y el átomo de Demócrito, por más grande que seala distancia que los separe de la materia originaria de los jó-nicos, siguen siendo un producto híbrido metódico que no hahallado en sí mismo su naturaleza propia y que no ha elegidoen todo caso su verdadera patria espiritual. Esta inseguridadinterna es definitivamente superada sólo hasta la teoría de lasideas de Platón. El gran rendimiento sistemático e históricoele esta teoría consiste en que en ella aparece por primera vez

12

INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 13

en forma explícita el presupuesto fundamental espiritual detoda comprensión filosófica y de toda explicación filosófica delmundo. Lo que Platón busca con el nombre de "idea" operabaya como principio inmanente en los primeros intentos expli-cativos de los eleatas, los pitagóricos y Demócrito. Pero sóloPlatón adquiere conciencia de lo que este principio es y sig-nifica. Platón mismo entendió en este sentido su rendimientofilosófico. En las obras de su vejez, en las cuales se eleva a lamáxima claridad acerca de los presupuestos lógicos de su doc-trina, establece precisamente COmodiferencia decisiva que se-para su especulación de la de los presocráticos: mientras queaquellos tomaron al ser, en forma de ente individual, comofirme punto de partida, él lo reconoció por primera vez comopToblema. Platón ya no pregunta solamente por la disposición,constitución y estructura del ser, sino por su concepto y por lasignificación de este concepto. Frente a esta penetrante pre-gunta y a esta rigurosa exigencia, todos los intentos explicativosanteriores se reducen a meras fábulas, a mitos del ser.1 Porencima de esa explicación mítico-cosmológica debe ahora ele-varse la auténtica explicación, la dialéctica, que no se atiene asu mera facticidad sino que pone de manifiesto su sentidoeidético, su disposición sistemático-teleológica. Y sólo así alcan-za el pensamiento, que en la filosofía griega se presenta desdeParménides como concepto que puede substituirse por el de ser,su nueva y más profunda significación. Sólo allí, donde el serconserva el sentido preciso de problema, conserva el pen.w-miento el sentido y valor precisos de principio. Ahora ya nomarcha al lado del ser, no es un mero reflexionar "sobre" élmismo, sino que es su propia forma interna la que determinala forma interna del ser.

En el desenvolvimiento histórico del idealismo vuelve a re-petirse en distintos niveles el mismo rasgo típico fundamental.Allí donde la concepción realista del mundo se conforma concualquier naturaleza última de las cosas como base de todoconoéimiento, el idealismo convierte esta misma -naturaleza enun problema del pensamiento. No sólo en la historia de lafilosofía, sino también en la de las ciencias particulares, puedereconocerse este proceso. También aquí el camino conduce nosólo de los "hechos" a las "leyes" y de éstas de nuevo a los"axiomas" y "principios" sino que aun estos axiomas y princi-

1 CE. particularmente Sofista 243 e ss.

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L1 INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

pios, que en cierta etapa del conocimiento aparecen como expre-sión última y acabada de la solución, deben problematizarsede nuevo en una etapa posterior. De ahí que aquello que laciencia designa como su "ser" y su "objeto" no aparezca sin máscomo mero hecho simple e inanalizable, sino que cada nuevamodalidad y cada nueva dirección de la consideración descu-bren en él un factor nuevo. De este modo, el rígido conceptode ser parece fluir y caer en un movimiento general, y la uni-dad del ser ya sólo puede pensarse como fin y no como co-mienzo de este movimiento. A medida que esta concepción sedesarrolla y prevalece en la ciencia, va cayendo por su base laingenua teoría. reproductiva del conocimiento. Los conceptosfundamentales de cada ciencia, los medios con los cuales planteasus cuestiones y formula sus soluciones, ya no aparecen comocopias pasivas de un ser dado, sino como símbolos intelectualescreados por ella. Ha sido particularmente el conocimiento fí-sico-matemático quien más temprana y penetrantemente hatomado conciencia de este carácter simbólico de sus instrumen-tos fundamentales,2 Es Heinrich Hertz quien, en las conside-raciones previas introductorias a sus "Principios de la Mecá-nica", ha expresado con la máxima brillantez el nuevo idealdel conocimiento al que apunta este desarrollo entero. Él locaracteriza como la próxima y más importante tarea de nuestroconocimiento de la naturaleza, que nos capacitaría para preverexperiencias futuras. Pero el procedimiento de que se serviríapara deducir el futuro a partir del pasado, consistiría en quefonnáramos "imágenes virtuales internas o símbolos" de losobjetos exteriores de tal modo que las consecuencias lógicamentenecesarias de las imágenes sean siempre las imágenes de lasconsecuencias naturalmente necesarias de los objetos reproduci-dos. "Una vez que hemos conseguido derivar de la experienciahasta ahora acumulada imágenes de la naturaleza buscada, yapodemos desprender en poco tiempo de ellas, como de modelos,las consecuenciás que en el mundo exterior sólo se produciránmás tarde o como consecuencia de nuestra propia interven-ción. .. Las imágenes a las cuales nos referimos son nuestrasrepresentaciones de las cosas; tienen con las cosas la sola con-cordancia esencial consistente en el cumplimiento de la exi-

2 M¡\s detalles al respecto en mi libro Zur Einsteinschen Relativitiits-theorie ("La teoría einsteiniana de la relatividad"), Berlín, 1921. Cf. Especial.mente la 1'10 sección sobre "Massbegriffe und Dingbegriffe" ("Conceptos demasa y conceptos de cosa").

INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 15

gencia mencionada, pero para su fin no es necesaria cualquierotra concordancia con las cosas. De hecho tampoco conocemosni tenemos ningún medio para averiguar si nuestras represen-taciones de las cosas concuerdan con ellas en algo más que enaquella única relación fundamental." 3

Así pues, la epistemología de las ciencias naturales en queHeinrich Hertz se funda y la teoría de los "signos", tal comopor primera vez fue desarrollada extensamente por Helmholtz,siguen hablando el lenguaje de la teoría reproductiva del cono-cimien too Pero el concepto de "imagen" ha experimentado unatransformación interna. Porque en lugar de una semejanza decontenido en cualquier forma exigida entre imagen y cosa, haaparecido ahora una expresión lógica de relación mucho máscompleja y una condición intelectual general que han de satis-facer los conceptos fundamentales del conocimiento físico. Suvalor no reside en reflejar un ser dado, sino en 10 que propor-cionan como medios del conocimiento, en la unidad de losfenómenos, que crean a partir de sí mismos. La conexión delos objetos concretos y la modalidad de su interdependenciadeben abarcarse en el sistema de los conceptos físicos, pero estosólo resulta posible en la medida en que estos conceptos per-tenezcan desde el principio a una determinada perspectivaunitaria del conocimiento. El objeto no puede ser caracterizadocomo un mero "en sí" independiente de las categorías esen-ciales del conocimiento natural, sino que solamente dentro deestas categorías, que constituyen su propia forma, puede serdescrito. En este sentido es que los conceptos fundamentalesde la mecánica, particularmente los conceptos de masa y fuerza,se vuelven para Hertz "ficciones" que, puesto- que han sidocreadas por la lógica del conocimiento de la naturaleza, tam-bién están sujetas a las exigencias generales de esta lógica, entrelas cuales ocupa el primer lugar la exigencia apriorística declaridad, de no contradicción y de univocidad de la descripción.

Con esta concepción crítica, la ciencia abandona ciertamentela esperanza y la pretensión de una aprehensión y comunica-ción "inmediatas" de la realidad. Ella comprende que todaobjetivación que pueda llevarse a cabo es en verdad una me-diación y como tal ha de permanecer. Y en esta concepciónestá implicada una consecuencia idealista ulterior de gran tras-

3 H. Hertz, Die Prinzipien der Mechanik ("Los principios de la mecá.nica"). Leipzig, 1894, p. 1 S.

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cendencia. Si la definición, la determinación del objeto de co-nocimiento, sólo puede realizarse por medio de una estructuraconceptual lógica peculiar, entonces no es posible rechazar laconsecuencia de que a la diversidad de tales medios debecorresponder también una diversa estructura del objeto, un di-verso sentido de las conexiones "objetivas". Dentro del mismoámbito de la "naturaleza" el objeto físico no coincide sin máscon el químico, y el químico tampoco con el biológico, porqueel conocimiento físico, químico y biológico entrañan cada unoun punto de vista particular en el planteamiento del problemay los fenómenos se someten a una interpretación y conforma-ción específicas con arreglo a ese punto de vista. Casi podríaparecer que la expectativa con la que se había comenzado sedesvaneciera definitivamente a causa de ese resultado del de-sarrollo del pensamiento idealista. El final de este desarrolloparece negar su origen, porque la buscada y exigida unidaddel ser amenaza de nuevo con disolverse en una mera multi-plicidad de los entes. El Ser Uno al cual se aferra el 11ensa-miento y del cual no parece poder desistir sin destruir su propiaforma, escapa más y más al conocimiento. Se convierte en unamera X que entre más enérgicamente afirma su unidad meta-física como "cosa en sí", más escapa a toda posibilidad de co-nocimiento para ser finalmente arrojado por completo al campode lo incognoscible. Frente a este rígido absoluto metafísicose encuentra, pues, el reino de los fenómenos, el campo pro-piamente dicho de lo que puede saberse y conocerse en su inalie-nable pluralidad, condicionalidad y relatividad. Pero visto conmayor penetración, la exigencia fun<;lamental de la unidad noes nulificada por esta multiplicidad decididamente irreductiblede los métodos y objetos del saber, sino que más bien es esta-blecida en una nueva forma. Ciertamente, la unidad del saberya no puede ahora ser garantizada y asegurada refiriéndola entodas sus formas a un objeto común "simple" que se comportacon relación a estas formas como imagen original de las copiasempíricas. En lugar de ello, surge la otra exigencia: la decomprender las diferentes direcciones metódicas del saber, entoda su genuina peculiaridad y autonomía, en un sistema cuyosmiembros aislados, precisamente en su necesaria diversidad, secondicionen y exijan mutuamente. El postulado de una unidadpuramente funcional de este tipo aparece ahora en lugar delpostulado de la unidad del substrato y el origen que dominabaesencialmente. el antiguo concepto del ser. De aquí resulta la

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nueva tarea planteada a la nueva crítica filosófica del conoci.miento. Ella debe seguir y examinar en su conjunto el caminoque las ciencias particulares recorren individualmente. Elladebe plantear la cuestión de si los símbolos intelectuales conlos cuales examinan y describen la realidad las disciplinas par-ticulares, pueden pensarse como un simple agregado o puedenconcebirse como diversas manifestaciones de una y la mismafunción espiritual fundamental. Y si esta última hipótesis pue-de confirmarse, surge entonces la tarea de fijar las condicionesgenerales de esta función y esclarecer el principio que la rige.En lugar de preguntar con la metafísica dogmática por la unidadabsoluta de la substancia, a la cual ha de remontarse toda exis-tencia particular, se pregunta ahora por una regla que rija lamultiplicidad concreta y la diversidad de las funciones cognos-citivas y que, sin interferirlas ni destruirlas, las comprenda enun operar unitario y en una acción espiritual contenida en símisma.

Pero en este lugar vuelve a ensancharse la perspectiva encuanto se cae en la cuenta de que el conocimiento) por másuniversal y comprensivo que se le conceptúe, no representamás que un tipo particular de conformación dentro de la to-talidad de aprehensiones e interpretaciones espirituales del ser.Él es una conformación de lo múltiple, guiada por un principioespecífico y, por lo tanto, claro en sí mismo y tajantementedelimitado. En última instancia, por diversos que sean sus ca-minos y orientaciones, todo conocimiento trata de someter lapluralidad de los fenómenos a la unidad de una "proposiciónfundamental". Lo individual no debe permanecer aislado sinoque debe insertarse en una conexión en la que aparezca comomiembro de una "estructura" lógica, teleológica o causal. Elconocimiento permanece esencialmente dirigido a este objetivo:a la inserción de lo particular en una forma universal legaly ordenadora. Pero junto a esta forma de síntesis intelectual,que se representa y traduce en el sistema de los conceptos cien-tíficos, se encuentran otros modos de configuración dentro dela totalidad de la vida espiritual. También ellos pueden sercaracterizados como auténticos modos de "objetivación", estoes, como medios de elevar algo individual hasta lo universal-mente válido. Pero ellos alcanzan este objetivo de la validezuniversal por otros caminos enteramente distintos al del con-cepto y ley lógicos. Cada auténtica función espiritual funda-mental tiene en común con el conocimiento el rasgo común

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decisivo de serIes inherente una fuerza originariamente consti-tutiva y no meramente reproductiva. Ella no expresa en formameramente pasiva algo presente, sino que encierra una energíadel espíritu que es autónoma y a través de la cual la simplepresencia del fenómeno recibe una "significación" determinada,un contenido ideal peculiar. Esto vale para el arte tanto comopara el conocimiento; para el mito tanto como para la religión.Todos ellos viven en mundos de imágenes peculiares, en loscuales no se refleja simplemente algo dado empíricamente sinoque más bien se le crea con arreglo a un principio autónomo.De este modo crea también cada uno de ellos sus propias con-figuraciones simbólicas que, si bien no son iguales a los sím-bolos intelectuales, sí se equiparan a ellos por razón de su ori-gen espiritual. Ninguna de estas configuraciones se reduce sinmás a otra o puede derivarse de ella, sino que cada una deellas indica una modalidad determinada de comprensión espi-ritual y constituye a la vez en y por ella un aspecto propio de"lo real". De acuerdo con esto resulta que no son diferentesmodos en los cuales se revele al espíritu algo real en sí mismo,sino que son los caminos que el espíritu sigue en su objetiva-ción, es decir, en su autorrevelación. Si se conciben en estesentido el arte y el lenguaje, el mito y el conocimiento, surgeal punto el problema común que da acceso a una filosofíageneral de las ciencias del espíritu.La "revolución del pensamiento" que llevó a cabo Kant den-

tro de la filosofía teorética descansa en la idea fundamentalde que la relación que en general había sido aceptada hasta elpresente entre el conocimiento y su objeto, requería una in-versión radical. En lugar de partir del objeto como de algoconocido y dado, debería empezarse por la ley del conocimientocomo lo único verdaderamente accesible y primigeniamenteseguro; en lugar de determinar las cualidades generalísimas delse1', en el sentido de la metafísica ontológica, debería averi-guarse y determinarse en todas sus múltiples ramificaciones através de un análisis del entendimiento, la forma fundamentaldel juicio como condición bajo la cual la objetividad puede sersiquiera concebible. Según Kant, sólo este análisis pone demanifiesto las condiciones en las que se apoya cualquier saberdel ser y aun su mero concepto. Pero el objeto que la analí-tica trascendental nos presenta así, como correlato de la unidadsintética del entendimiento, es también puramente un objetelógicamente determinado. Él no indica por ello cualquier oh

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jetividad en cuanto tal, sino sólo aquella forma de la legalidadobjetiva que puede captarse y describirse en los conceptos fun-damentales de la ciencia, particularmente en los conceptos yprincipios de la física matemática. Ya a Kant mismo le pareciódemasiado estrecho cuando procedió a desarrollar el verdadero"Sistema de la Razón Pura" en el conjunto de las tres Críticas.El ser científico natural-matemático, en su concepción e inter.pretación idealistas, no agota toda la realidad, ya que está lejosde contener toda la actividad y espontaneidad del espíritu. Enel reino inteligible de la libertad, cuya ley fundamental desa-rrolla la Critica de la razón práctica, en el reino del arte yen el reino de las formas naturales orgánicas, tal como seexpone en la CTítica del juicio (estético y teleológico), apareceun nuevo aspecto de esta realidad. Este progresivo desenvolvi-miento del concepto crítico-idealista de la realidad y del con-cepto cTÍtico-idealista del espíritu pertenece a los rasgos máscaracterísticos del pensamiento kantiano y está fundado en unaespecie de ley estilística de este pensamiento. La auténtica yconcreta totalidad del espíritu no ha de ser caracterizada desdeel principio en una simple fórmula y entregada como ya con-clusa, sino que se desarrolla y encuentra a sí misma sólo en elcurso siempre progresivo del mismo análisis crítico. La exten-sión del ser espiritual no puede ser caracterizada y determinadade otro modo sino midiéndosela en este proceso. Es de la na-turaleza de este proceso el que su comienzo y su fin deban nosólo estar separados el uno del otro, sino hasta en aparenteconflicto. Pero el conflicto no es otro que aquél que hay entrepotencia y acto, entre el mero "proyecto" de un concepto ysu completo desarrollo y repercusión. Desde el punto de vistade esto último, la inversión copernicana con la que había co-menzado Kant adquiere un nuevo y más amplio sentido. Yano sólo se refiere a la función lógica del juicio, sino que conla misma razón y derecho se extiende a cada dirección y a cadaprincipio de configuración espiritual. La cuestión decisiva estásiempre en saber si tratamos de comprender la función a partirdel producto o el producto a partir de la función, en sabercuál está "fundamentada" en cuál. Esta cuestión constituye elvínculo espiritual que une los distintos sectores de problemasentre sí: ella expone su unidad metódica interna sin hacerlosjamás caer en una uniformidad material. Pues el principiofundamental del pensamiento crítico, el principio del "pri-mado" de la función sobre el objeto, adopta en cada sector

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elusivo. Es en una especie de comportamiento consigo mismo,en la dirección que el espíritu se traza a sí mismo hacia algoobjetivo que ha concebido, donde reside justamente la garantíaúltima de esta objetividad. El pensamiento filosófico se colocafrente a todas estas direcciones, no únicamente con el propó-sito de seguir por separado cada una de ellas, o para consi-derarlas como un todo, sino con la hipótesis de que debe serposible referirlas a un punto central unitario, a un centro ideal.Pero este centro, críticamente considerado, no puede residir enun ser dado, sino sólo en una tarea común. Las diferentescreaciones de la cultura espiritual -el lenguaje, el conocimientocientífico, el mito, el arte, la religión- en toda su diversidadinterna, vuélvense partes de un único gran complejo de pro-blemas, vuélvense impulsos múltiples referidos todos a la mismameta: transformar el mundo pasivo de las meras impresionesen las cuales parecía primero estar atrapado el espíritu, en unmundo de la pura expresión espiritual.Pues así como la moderna filosofía del lenguaje, para hallar

el auténtico punto de partida de un estudio filosófico del len-guaje, ha formulado el concepto de la "forma lingüística inter-na", puede decirse que hay que buscar y presuponer tambiénuna "forma interna" análoga para la religión y el mito, parael arte y el conocimiento científico. Y esta forma no significasólo la suma o el posterior compendio de los fenómenos parti-culares de este campo, sino la ley que condiciona su estructu-ración. En última instancia no existe en verdad ningún otrocamino para cerciorarse de esta ley que mostrarla en los fenó-menos mismos y "abstraerla" de ellos; pero justamente estaabstracción muestra que la leyes un momento necesario yconstitutivo de la existencia de lo individual en cuanto al con-tenido. En el transcurso de su historia, la filosofía ha perma-necido siempre más o menos consciente de la tarea de un aná-lisis y crítica semejantes de las formas particulares de la cul-tura, pero la mayor parte de las veces sólo ha emprendidopartes de esta tarea, yeso con una intención más negativa quepositiva. Frecuentemente, en esta crítica el esfuerzo se dirigemenos a la exposición y fundamentación de los rendimientospositivos de cada forma individual, que al rechazo de falsaspretensiones. Desde los. tiempos de la Sofística griega existeuna crítica escéptica del lenguaje lo mismo que una crítica es-céptica del mito y una crítica del conocimiento. Esta actitudesencialmente negativa se hace comprensible cuando se considera

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particular una nueva forma y reclama una nueva fundamenta-ción autónoma. Junto a la función cognoscitiva pura es preci-so comprender la función del pensamiento lingüístico, la funcióndel pensamiento mítico-religioso y la función de la intui-ción artística de tal modo que se ponga de manifiesto cómo selleva a cabo en ellas no tanto una configuración perfectamentedeterminada del mundo, sino más bien para el mundo, encami-nada hacia un conjunto significativo objetivo y una visión totalobjetiva.La crítica de la razón se convierte así en crítica de la cul-

tura. Trata de comprender y mostrar cómo todo contenido dela cultura, en la medida en que sea algo más que mero conte-nido aislado, en la medida en que esté fundado en un principioformal universal, presupone un acto originario del espíritu. Sóloaquí encuentra la tesis fundamental del idealismo su auténticay completa confirmación. Mientras la reflexión filosófica apun-te meramente al análisis de la forma pura del conocimiento yse circunscriba a esta tarea, la fuerza de la cosmovisión realista-ingenua tampoco puede ser por completo quebrantada. Puedeser que el objeto del conocimiento sea siempre de un modo uotro determinado y formado en y con arreglo a la ley originariadel conocimiento, pero según parece, también debe estar pre-sente y dado como algo independiente fuera de esta relacióncon las categorías fundamentales del conocimiento. Por el con-trario, si se parte no tanto del concepto general del mundocomo del concepto general de la cultura, la cuestión adquiereentonces una forma distinta. Pues el contenido del conceptode la cultura no puede desvincularse de las formas y direccio-nes fundamentales de la creación espiritual: el "ser" no puedeaprehenderse aquí de otro modo que en la "acción". Sólo enla medida en que haya una dirección específica de la fantasíay la intuición estéticas, habrá un campo de objetos estéticos, y10 mismo vale para todas las restantes energías espirituales envirtud de las cuales se configura para nosotros la forma y elperfil de un dominio determinado de objetos. Aun la concienciareligiosa -por más convencida que esté de la "realidad", de laverdad de su objeto- transforma esta realidad en una simpleexistencia material sólo en el nivel más bajo, en el nivel de unpensamiento puramente mitológico. Por el contrario en todoslos niveles superiores de la contemplación se es consciente conmayor o menor claridad de que sólo "tiene" la conciencia suobjeto al referirse a él de un modo enteramente propio y ex.

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que, en efecto, cada forma fundamental del espíritu, al aparecery desarrollarse, procura darse no como una parte sino como untodo, reclamando, con ello, una validez absoluta y no mera-mente relativa. No se conforma con su dominio particular sinoque trata de imprimir el sello peculiar que porta a la totalidaddel ser y de la vida espiritual. De esta aspiración a lo incon-dicionado, inherente a toda dirección individual, resultan losconflictos de la cultura y las antinomias del concepto de lacultura. La ciencia surge en una forma de la reflexión que,antes de poder establecerse e imponerse, se ve forzada por todaspartes a referirse a aquellas primeras asociaciones y separacio-nes del pensamiento que encontraron su primera expresión ycristalización en el lenguaje y en los conceptos lingüísticos ge-nerales. Pero puesto que emplea el lenguaje como materialy fundamento, necesariamente lo trasciende al mismo tiempo.Un nuevo logos) guiado y regido por otro principio al del pen-samiento lingüístico aparece entonces, estructurándose cada vezmás definida e independientemente. En comparación con él,las estructuras del lenguaje no aparecen entonces sino como res-tricciones y barreras que deben ser progresivamente superadaspor la fuerza y peculiaridad del nuevo principio. La críticadel lenguaje y de la forma lingüística del pensamiento se con-vierte en parte integrante del pensamiento científico y filosóficoen avance. Y también en los restantes campos se repite estetípico proceso de desarrollo. Las direcciones espirituales indi-viduales no marchan pacíficamente la una junto a la otra tra-tando de complementarse mutuamente, sino que cada una llegaa ser lo que es demostrando solamente su propia y peculiarfuerza hacia las otras y en lucha contra ellas. La religión y elarte se hallan tan cerca la una del otro en su actuación pura-mente histórica y de tal modo compenetradas, que ambas enocasiones parecen volverse indiferenciables en cuanto a su con-tenido y su principio interno de creación. De los dioses de Gre-cia se ha dicho que deben su nacimiento a Homero y a Hesíodo.Pero, por otra parte, justamente el pensamiento religioso delos griegos, en su progreso ulterior, se separa cada vez más de-finidamente de este su comienzo y fuente estéticos. Cada vezmás decididamente se rebela desde Jenófanes contra el concep-to mítico-poético y plástico-sensible de los dioses, reconocidoy rechazado como antropomorfismo. En luchas y conflictos es-pirituales de este tipo, tal como se presentan en la historia cadavez con mayor aumento de intensidad, la decisión última pa-

rece recaer en la filosofía como suprema instancia de unidad.Pero los dogmáticos sistemas metafísicos satisfacen esta expec-tativa y exigencia sólo de manera imperfecta. Pues ellos mismosse hallan las más de las veces aún en medio de la lucha queaquí se lleva a cabo y no sobre ella: a pesar de cualquier uni-versalidad conceptual a la que aspiran sólo representan a unade las partes del conflicto, en lugar de comprenderlo y resol-verlo en toda su amplitud y profundidad. Porque ellos mismosno son la mayoría de las veces otra cosa que hipóstasis meta-físicas de un determinado principio lógico, estético o religioso.Entre más se encierran en la abstracta universalidad de esteprincipio, tanto más se aíslan de los aspectos particulares de lacultura espiritual y de la totalidad concreta de sus formas.La reflexión filosófica sólo sería capaz de evitar el peligro deuna oclusión semejante si lograra encontrar un punto de vistaque se halle por encima de todas estas formas y que, por otraparte, no se encuentre meramente más allá de ellas: un punto devista que haga posible abarcar de una mirada la totalidad delas mismas y que no trate de asegurar otra cosa que las relacio-nes puramente inmanentes que guardan todas estas formas entresí y no la relación con un ser o principio externo "trascen-dente". Entonces surgiría un sistema filosófico del espíritu enel cual cada forma particular reciba su sentido de la mera posi-ción en que se encuentre y en la cual su contenido y signifi-cación estén caracterizados por la riqueza y peculiaridad de lasrelaciones y combinaciones en que se encuentre con otras ener-gías espirituales y, finalmente, con su totalidad.

Los intentos y esfuerzos hacia un sistema semejante no hanfaltado desde los comienzos de la nueva filosofía y a partir dela fundamentación del moderno idealismo filosófico. Ya elDiscurso del métodO' y las "Regulae ad Directionem Ingenii"repudiaron como inútil el intento de la vieja metafísica de con-siderar omnicomprensivamente la totalidad de las cosas y dequerer penetrar en los secretos últimos de la naturaleza, peroellos insisten aún con mayor ahínco en que debe ser posibleagotar y medir racionalmente la universitas del espíritu.Tngenii limites definire) determinar el área y límites del es-píritu: este lema de Descartes se convierte en adelante en ladivisa de toda la filosofía moderna. Pero el concepto de "es-píritu" es aún en sí mismo disonante y ambiguo, porque se leemplea ya en sentido estrecho, ya en sentido amplio. Puesto quela filosofía de Descartes parte de un nuevo y más comprensivo

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concepto de conciencia, este concepto, expresado como cogi-tatio, vuelve a coincidir con el del pensamiento puro. Así pues,el sistema del espíritu coincide también para Descartes y paratodo el racionalismo con el sistema del pensamiento.La universitas del espíritu, su totalidad concreta, es conside-

rada como verdaderamente abarcada y filosóficamente penetradasiempre que se consiga deducirla de un solo principio lógico.Con ello, la forma pura de la lógica vuelve a elevarse al rangode prototipo y modelo para todo ser y toda forma espirituales.y lo mismo que en Descartes, que inicia la serie de sistemas delidealismo clásico, también en Hegel -que cierra esta serie-se nos presenta de nuevo con absoluta claridad esta conexiónmetódica. La exigencia de pensar la totalidad del espíritu comototalidad concreta, esto es, de no permanecer en su simple con-cepto sino de desarrollarlo en el conjunto de sus manifestacio-nes, se lo planteó Hegel con mayor agudeza que cualquier otropensador. Pero, por otra parte, la Fenomenología del espíritu,donde se esfuerza por cumplir con esta exigencia, debe sólopreparar el terreno y el camino para la Lógica. La multipli-cidad de las formas espirituales planteadas por la Fenomenolo-gía, culminan, por así decirlo, en una cúspide lógica, y sóloen esta su meta encuentra su completa "verdad" y esencia. En-tre más rica y multiforme sea en cuanto a su contenido, másse somete en cuanto a su estructura a la ley única y en ciertosentido uniforme -la ley del método dialéctico- que repre-senta el ritmo invariable en el automovimiento del concepto.Todo movimiento de la forma del espírItU culmina en el saberabsoluto, donde el espíritu alcanza el elemento puro de su exis-tencia, el concepto. En esta su última meta están contenidoscomo momentos todos los estadios anteriores que ha recorrido,pero quedando también reducidos a meros momentos. De estemodo, de todas las formas espirituales sólo parece corresponderle;aquí también a la forma de lo lógico, la' forma del concepto'Y del conocimiento, una auténtica y verdadera autonomía. Elconcepto no es sólo el medio para representar la vida concretadel espíritu, sino que es el elemento substancial propiamentedicho del espíritu. Por consiguiente, si es que ha de ser captadoen su específica particularidad y reconocido por ella misma,todo ser y acaecer espirituales son referidos y reducidos final-mente a una sola dimensión, y es sólo en esta referencia endonde pueden adquirir su más profundo contenido y su autén-tica significación. De hecho, esta última reducción de todas las

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formas espirituales a una sola forma lógica, parece ser nece-sariamente exigida por el concepto de la filosofía misma y par-ticularmente por el principio fundamental del idealismo filosó-fico. Pues si se renuncia a esta unidad ya no parece poderhallarse en absoluto un estricto sistema de estas formas. Comocontrapartida del método dialéctico sólo queda entonces la víapuramente empírica. Si no puede ofrecerse una ley universalen virtud de la cual una forma espiritual se origine necesaria-mente a partir de otra, hasta que finalmente haya recorridotoda la serie de configuraciones espirituales de acuerdo coneste principio, entonces, a lo que parece, el total de estas con-figuraciones ya no puede concebirse como un cosmos encerradoen sí mismo. Las formas individuales se encontrarían, pues,simplemente yuxtapuestas: pueden ser panorámicamente vistasen cuanto a su extensión y descritas en su peculiaridad, peroya no se expresa en ellas un contenido ideal común. La filo-sofía de estas formas tendría entonces que desembocar final-mente en su historia, que se expondría y especificaría según susobjetos, como historia del lenguaje, de la religión y del mito,del arte, etcétera. Así resulta en este punto un curioso dilema:si nos atenemos a la exigencia de la unidad lógica, la particu-laridad de cada campo y la peculiaridad de su principio ame-nazan finalmente con desaparecer en la universalidad de laforma lógica; por el contrario, si nos abandonamos justamentea esta individualidad y permanecemos examinándola, corremosentonces el peligro de perdernos en ella y de ya no encontrarninguna vía de regreso a lo universal. El escape a este dilemametodológico sólo podría hallarse -entonces- si se lograradescubrir un factor siempre presente en cada forma espiritualfundamental y que, por otra parte, no se repitiese completa-mente en la misma forma en ninguna de ellas. Entonces, enrelación a este factor podríamos afirmar la conexión ideal delos campos individuales -la conexión entre la función funda-mental elel lenguaje y el conocimiento, de lo estético y ele loreligioso-- sin que por ello se perdiera la irrepetible origina-lidad de cada uno de ellos. Si pudiera encontrarse un medioa través del cual pasaran todas las configuraciones realizadaspor separado dentro de las direcciones espirituales fundamen-tales, conservando también su particular naturaleza y su carác-ter específico, entonces se proporcionaría el término medio ne-cesario para la reflexión que trasladara a la totalidad de lasformas espirituales lo que la crítica trascendental realiza con

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II

respecto al conocimiento puro. La siguiente cuestión que tene-mos que plantearnos consistirá en saber si existe de hecho se-mejante campo intermedio y una función mediadora para lasmúltiples direcciones del espíritu, y si esta función ofrece ras-gos fundamentales típicos y determinados en virtud de los cua-les se la pueda conocer y describir.

Para ello nos remontaremos primero al concepto de "simbolo-"tal como Heinrich Hertz lo postula y lo caracteriza desde elpunto de vista del conocimiento físico. Lo que el físico buscaen los fenómenos es una descripción de sus conexiones necesa-rias. Pero esta descripción no puede llevarse a cabo de otromodo que dejando atrás el mundo inmediato de las impresionessensibles, abandonándolas aparentemente por completo. Losconceptos con los que opera, los conceptos espacio y tiempo,masa y fuerza, punto material y energía, átomo y éter, sonmeras "ficciones" ideadas por el conocimiento para dominarel mundo de la experiencia sensible y considerarlo como unmundo legalmente ordenado. Pero a dichas ficciones nada co-rresponde inmediatamente en los datos sensibles mismos. Peropese a que no existe tal correspondencia -y quizá precisa-mente porque no existe- el mundo conceptual de la física estácompletamente encerrado en sí mismo. Cada concepto indivi-dual, cada ficción y signo particulares se equiparan a la palabraarticulada de un lenguaje en sí mismo significativo y con sen-tido, ordenado según leyes fijas. Ya en los comienzos de lafísica moderna, ya en Galileo, se encuentra la metáfora de queel "libro de la naturaleza" está escrito en lengua matemática ysólo en escritura cifrada puede ser leído. Y a partir de aquímuestra el desarrollo general de la ciencia natural exacta cómode hecho cada progreso en su planteamiento del problema yen su instrumento conceptual va de la mano de una depuracióncreciente de su sistema de signos. La comprensión profunda delos conceptos fundamentales de la mecánica de Galileo logrósesólo cuando, mediante la algoritmia del cálculo diferencial, fuedeterminado en cierto modo el lugar lógico universal de estosconceptos, creándose para ella un signo lógico matemático uni-versalmente válido. Y partiendo de aquí, de los problemas re-lacionados con el descubrimiento del análisis del infinito, fue

inmediatamente capaz Leibniz de determinar con la máximaprecisión el problema universal contenido en la función de lanotación, concibiendo al plan de su "característica" universaluna alta y verdadera significación filosófica. De acuerdo consu convicción fundamental, la lógica de las cosas, esto es, de losconceptos y relaciones fundamentales materiales sobre los quedescansa la estructura de la ciencia, no puede ser desvinculadade la lógica de los signos. Pues el signo no es una mera envol-tura eventual del pensamiento, sino su órgano esencial y nece-sario. No sirve sólo para la comunicación de un contenido depensamiento conclusamente dado, sino que es el instrumentoen virtud del cual este mismo contenido se constituye y definecompletamente. El acto de la determinación conceptual de uncontenido acompaña al acto de su fijación en cualquier signocaracterístico. De este modo, todo pensamiento verdaderamenteriguroso y exacto encuentra su apoyo en la Sim¡bólica y en laSemiótica. Cada "ley" de la naturaleza adopta para nuestropensamiento la forma de una "fórmula" universal. Pero cadafórmula no puede expresarse sino a través de una combinaciónde signos generales y específicos. Sin esos signos universalesproporcionados por la Aritmética y el Algebra no podría ex-presarse tampoco ninguna relación particular de la Física, nin-guna ley particular de la naturaleza. Sea como fuere, el prin-cipio fundamental del conocimiento se traduce concretamenteen que lo universal sólo puede captarse en lo particular, mien-tras que lo particular también puede pensarse sólo en relacióncon lo universal.

Pero esta interrelación no está circunscrita a la ciencia sinoque se encuentra en todas las otras formas fundamentales decreación espiritual. Para todas ellas vale el que sólo creandoen alguna forma un determinado substrato sensible puedanhacer valer sus apropiadas y peculiares modalidades de com-prensión y configuración. Este substrato es aquí tan esencial,que en ocasiones parece abarcar todo el contenido significativode estas formas, todo su "sentido" propiamente dicho. El len-guaje parece poder definirse y pensarse completamente comoun sistema de signos fonéticos; el mundo del arte y del mitoparece agotarse en el mundo de las formas particulares sensi-blemente perceptibles que ambos colocan frente a nosotros. Ycon ello se ofrece de hecho un medio omnicomprensivo en elcual se topan todas las diversas creaciones espirituales. El con-tenido del espíritu se descubre sólo en su manifestación; la

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este modo se desconoce que también existe una actividad de losensible mismo, que también hay, para emplear una expresióngoethiana, una "exacta fantasía sensible" que opera en los másvariados campos de la creación espiritual. De hecho, en todosellos el vehículo propiamente dicho de su progreso inmanenteconsiste en que junto y por encima del mundo de las percep-ciones hacen surgir su propio mundo de imágenes libre: unmundo que, de acuerdo con su naturaleza inmediata, ostentaaún el color de lo sensible, pero que representa una sensibilidadya conformada y, por lo tanto, espiritualmente dominada. Aquíno se trata de algo sensible simplemente dado y encontrado,sino de un sistema de multiplicidades sensibles creadas en cual-quiera de las formas de la libre constitución.

Así por ejemplo, el proceso de formación del lenguaje mues-tra cómo el caos de las impresiones inmediatas se aclara yordena para nosotros sólo cuando lo "nombramos" y penetra-mos con la función del pensamiento y de la expresión lingüís-ticos. En este nuevo mundo de los signos lingüísticos alcanzatambién el mismo mundo de las impresiones una "permanen-cia" completamente nueva en virtud de una nueva articulaciónespiritual. La diferenciación y separación, la fijación de ciertoselementos del contenido mediante el fonema no sólo designaen ellos, sino precisamente les presta una determinada cualidadeidética en virtud de la cual sobrepasan la mera inmediatez delas así llamadas cualidades sensibles. De este modo, el lenguajese convierte en el instrumento espiritual fundamental en virtuddel cual progresamos pasando del mundo de las meras sensacio-nes al mundo de la intuición y la representación. El lenguajeentraña ya en germen aquella labor intelectual que se mani-fiesta ulteriormente en la formación del concepto como con-cepto científico, como unidad formal lógicamente determinada.Aquí se encuentra el principio de aquella función universal deseparación y vinculación que encuentra su más alta expresiónconsciente en el análisis y síntesis del pensamiento científico.y junto al mundo de los signos lingüísticos y conceptuales seencuentra entonces, sin serle comparable pero encontrándosevinculado a él por razón de su origen espiritual, aquel mundode formas creadas por el mito o el arte. Pues también la fan-tasía mítica, firmemente enraizada en lo sensible, está por en-cima de la mera pasividad de lo sensible. Si la medimos conlos acostumbrados módulos empíricos como los que nos pro-porciona la experiencia sensible, sus creaciones deben aparecer

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forma ideal es reconocida sólo en y por la totalidad de los sig-nos sensibles de los cuales se sirve para expresarse. Si se consi-guiera obtener una visión sistemática de conjunto sobre las di-versas direcciones de este tipo de expresión, si se consiguieramostrar sus rasgos típicos y generales, así como sus maticesparticulares y sus diferencias internas, entonces el ideal de la"característica universal" que Leibniz formuló para el conoci-miento se realizaría para la totalidad de la actividad espiritual.Entonces poseeríamos una especie de gramática de la funciónsimbólica en cuanto tal a través de la cual se abarcaría y engeneral se co-determinaría sus particulares expresiones e idiomastal como nos los encontramos en el lenguaje y en el arte, en elmito y en la religión.

La idea de una gramática semejante entraña una ampliacióndel sistema histórico tradicional del idealismo. Este sistemasiempre estuvo encaminado a colocar, frente al mundus sensi-bilis) otro cosmos, el mundus intelligibilis, y a trazar las fron-teras de ambos mundos. Pero en lo esencial tomó la fronteraun curso tal que el mundo de 10 inteligible quedó determinadopor el factor de la pura actividad y el mundo de lo sensible porel de la receptividad. Allá dominaba la libre espontaneidaddel espíritu, acá el constreñimiento, la pasividad de lo sensible.Pero para esa "característica universal", cuyo problema y tarease nos plantean ahora en sus perfiles generalísimos, esta oposi-ción ya no es irreconciliable y excluyente, pues entre lo sensibley lo espiritual tiéndese ahora una nueva forma de reciprocidady correlación. El dualismo metafísico de ambos parece salvadoen la medida en que pueda mostrarse que precisamente la mis-ma función pura de lo espiritual debe buscar en lo sensible surealización concreta, pudiéndola hallar, en última instancia,solamente aquí. Dentro de la esfera de 10 sensible debe distin-guirse claramente entre aquello que es mera "reacción" y aque-llo que es pura "acción"; entre lo que pertenece a la esfera dela "impresión" y lo que pertenece a la esfera de la "expresión".El sensualismo dogmático no sólo yerra al menospreciar la sig-nificación y rendimiento de los factores puramente intelectuales,sino ante todo porque aunque proclame a la sensibilidad COmala auténtica fuerza fundamental del espíritu, de ningún modola comprende en toda la amplitud de su contenido ni en latotalidad de sus alcances. Traza de ella una imagen trunca einsuficiente, limitándola meramente al mundo de las "impre-siones", a lo dado inmediato de las simples sensaciones. De

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simplemente corno "irreales"; pero precisamente en esta irrea-lidad se revela la espontaneidad y la libertad interna de la fun-ción mítica. Y esta libertad de ninguna manera equivale a unacompleta arbitrariedad exenta de leyes. El mundo del mito noes un mero producto del capricho o del azar, sino que tiene suspropias leyes fundamentales de creación que operan a travésde todas sus manifestaciones particulares. En el campo de laintuición artística se torna completamente claro que cualquierconcepción de una forma estética en lo sensible sólo es posiblesi nosotros mismos creamos los elementos fundamentales de laforma. Todo entendimiento de formas espaciales, por ejemplo,va unido en última instancia a la actividad de su produccióninterna y a la legalidad de esta producción. De este modo,siempre resulta que precisamente la suprema y más pura acti-vidad espiritual que conoce la conciencia está condicionada yproporcionada por modalidades determinadas de la actividadsensible. También aquí obtenemos siempre la auténtica y esen-cial vida de la idea pura sólo en el resplandor policromo delos fenómenos. El sistema de las múltiples manifestaciones delespíritu no nos es asequible sino recorriendo las diversas direc-ciones de su creatividad originaria. En ésta vemos reflejadala esencia del espíritu, pues ésta sólo puede revelársenos en laconfiguración del material sensible.Otro indicio de que de hecho es la actividad pura del espí-

ritu la que se manifiesta en la creación de los diferentes siste-mas de símbolos sensibles, es que todos estos símbolos se pre-sentan desde el principio con una determinada pretensión devalor y objetividad. Todos ellos van más allá del círculo delOS meros fenómenos individuales de conciencia; frente a éstospretenden establecer algo universalmente válido. A la luz deuna ulterior consideración filosófico-crítica con su más desarro-]Jada concepto de verdad, esta pretensión podrá parecer infun-dada, pero la pretensión misma pertenece a la esencia y ca-rácter de las mismas formas fundamentales individuales. Ellasmismas consideran sus creaciones no sólo como objetivamenteválidas sino, las más de las veces, precisamente como el núcleopropiamente dicho de lo objetivo, de lo "real". Así por ejem-plo, es característico de las primeras manifestaciones ingenuase irreflexivas del pensamiento lingüístico y también del pensa-miento mítico el no separar claramente el contenido de la"cosa" del contenido del "signo", sino que con absoluta indi-ferencia suelen intercambiarlos. El nombre de una cosa y la

cosa misma están indisolublemente fundidos. La mera palabrao imagen contiene una fuerza mágica a través de la cual se nosofrece la esencia misma de la cosa. Y sólo se necesita trasladaresta concepción de lo real a lo ideal, de lo cosificado a lofuncional, para descubrir de hecho en ella una base justificada.Porque la adquisición del signo en el desenvolvimiento inma-nente del espíritu constituye en verdad un primer y necesariopaso para la conquista del conocimiento esencial objetivo. Elsigno constituye para la conciencia, por así decirlo, la primeraetapa y la primera prueba de objetividad, porque sólo me-diante él mismo se le brinda cohesión al constante flujo de loscontenidos de la conciencia, porque sólo en él se determina yde él se extrae algo permanente. Ningún mero contenido de laconciencia en cuanto tal se repite en forma estrictamente idén-tica una vez que ha pasado y ha sido substituido por otro. Unavez que ha desaparecido de la conciencia deja de ser de unavez por todas lo que era. Pero a este flujo incesante de loscontenidos cualitativos contrapone la conciencia su propia uni-dad y la de su forma. Su identidad no queda demostradaverdaderamente por lo que es o tiene sino sólo por lo que hace.Mediante el signo que se asocia al contenido adquiere éste unanueva permanencia y una nueva duración. Porque, en contra-posición al flujo real de los contenidos individuales de la con-ciencia, corresponde al signo una significación ideal determi-nada que se mantiene como tal. No es, como la simple sensa-ción dada, algo individual e irrepetible, sino que es el repre-sentante de un conjunto, de una totalidad de posibles conte-nidos frente a cada uno de los cuales representa un primer"universal". En la función simbólica de la conciencia tal comoopera en el lenguaje, en el arte, en el mito, surgen primero dela corriente de la conciencia determinadas formas fundamen-tales invariables en parte de naturaleza conceptual, en partede naturaleza puramente intuitiva. En lugar del contenido flu-yente aparece la unidad de la forma encerrada en sí misma ypermanente.Pero aquí no se trata de un mero acto individual, sino de

un proceso siempre progresivo de determinación que imprimesu sello al desarrollo total de la conciencia. La fijeza conferidaal contenido mediante el signo lingüístico o mediante la ima-gen mítica o artística no parece, en el primer nivel, ir másallá de su mera retención en la memoria, esto es, de su simplereproducción. El signo parece no añadir aquí nada al con te-

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nido que designa, sino simplemente retenerlo y repetirlo en supura integridad. Aun en la historia del desenvolvimiento psi-cológico del arte se ha creído poder señalar una fase de "artemeramente rememorativo", en el que toda configuración artís-tica está encaminada a hacer resaltar determinados rasgos de 10sensiblemente percibido y a ofrecerlos en una imagen creadapor la misma memoria.4 Pero en cuanto más claramente se ma-nifiestan en su energía específica las direcciones fundamentalesindividuales, tanto más claramente se ve que también toda apa-rente "reproducción" presupone siempre una labor originariay autónoma de la conciencia. La reproductibilidad del con-tenido mismo va unida a la producción de un signo para él,en la cual la conciencia procede libre e independientemente.Con ello también el concepto de "memoria" alcanza un sentidomás rico y profundo. Para recordar un contenido, la concienciadebe antes habérselo apropiado internamente de otro mododistinto de la mera sensación o percepción. AquÍ no basta lamera repetición de lo dado en otro momento, sino que en lamemoria debe hacerse valer a la vez otro nuevo tipo de con-cepción y formación. Pues cada "reproducción" del contenidoentraña un nuevo grado de "reflexión". Ya por el hecho deque no lo tome COmaalgo simplemente actual, sino que 10 ima-gine como algo pasado pero no desvanecido para ella, la con-ciencia se ha dado a sí misma y al contenido, a través de esta1'elación transformada con la cual llega a él, una significaciónideal transformada. Y esta resulta e,ntonces cada vez más ricay precisa entre más se diferencie el propio mundo imaginativodel yo. El yo no desempeña ahora sólo una actividad creadoraoriginaria, sino aprende a la vez a comprender cada vez conmayor profundidad. Y de este modo aparecen por primera vezen forma verdaderamente clara y precisa los límites del mundo"subjetivo" y "objetivo". Una de las tareas esenciales de lacrítica general del conocimiento es mostrar con los métodos delpensamiento científico las leyes con arreglo a las cuales se rea-liza esta delimitación dentro del campo puramente teorético.Ella enseña que el ser "subjetivo" y el "objetivo no se contra.ponen desde el principio como esferas tajantemente separadasy absolutamente determinadas en cuanto al contenido, sino queambas se definen sólo en el proceso del conocimiento y conarreglo a los medios y condiciones del mismo. La separación

4 Cf. Wundt, Volkerpsychologie, Vol. III: "Die Kunst", 2'" ed., S. lIS SS.

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categorial entre el "yo" y el "no yo" demuestra ser así una fun-ción radical y constante del pensamiento teorético, mientras queel modo en que se realiza esta función y el modo como los con-tenidos del ser "subjetivo" y "objetivo" se delimitan mutua-mente, varía de acuerdo con el grado alcanzado por el conoci-miento. Para la cosmovisión teorético-científica 10 "objetivo"ele la experiencia está constituido por los elementos permanen-tes y necesarios, pero el hecho de conferir permanencia y nece-sidad a sus contenidos depende, por una parte, del patrón me-tódico general aplicado por el pensamiento a la experiencia y,por otra parte, está condicionado por el correspondiente niveldel conocimiento, por el conjunto de sus perspectivas metódicasaseguradas. Considerado en esta conexión, el modo en que rea-lizamos y aplicamos la contraposición conceptual de 10 "subje-tivo" y 10 "objetivo" en la configuración del mundo de la ex-periencia, en la construcción de la naturaleza, no resulta sertanto la solución del problema del conocimiento sino más biensu expresión acabada.5 Pero esta contraposición aparece porprimera vez en toda su riqueza y multiformidad interna cuandoseguimos sus pasos más allá de los límites del pensamientoteórico y sus medios conceptuales específicos. No sólo es pro-pio de la ciencia, sino también del lenguaje, del mito, del artey de la religión el proporcionar los materiales a partir de loscuales se construye para nosotros el mundo de lo "real", lomismo que el del espíritu... El mundo del yo. Tampoco aellos podemos situarlos como simples estructuras en un mundodado, sino que debemos comprenderlos como funciones en vir-tud de las cuales se lleva a cabo una peculiar configuracióndel ser y una particular partición y división del mismo. Tandiversos como los medios de los que se sirve aquí cada función,tan completamente diversos como los patrones y criterios pre-supuestos y usados por cada una, son también los resultados.El concepto de verdad y realidad de la ciencia es distinto alde la religión o el arte, de parecida manera, existe en ellas unaparticular e incontrastable relación fundamental, creada másbien que designada, entre "lo interno" y /'10 externo", entre elser del yo y del mundo. Antes de que pueda decidirse entretodas estas múltiples, sobrepuestas y contradictorias perspecü ..vas y pretensiones, debemos distinguirlas con exactitud y rigor

5 Como complemento y para una más detallada fundamentación d. la ~;.; lIlA"¿exposición correspondiente en mi libro Substanzbegl'iff und Funktionsbe. :?,~\,o. ,

grift, Berlín, 1910, Cap, VI. ;1,;

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críticos. El rendimiento de cada una debe ser medida en simisma y no con los patrones y exigencias de alguna otra; ysólo al final de este examen puede plantearse la pregunta desi acaso y en qué forma pueden ser mutuamente compatiblestodas estas formas de concebir el mundo y el yo, de si, aunqueno copien una misma y única "cosa" existente en sí, puedencomplementarse mutuamente para formar una totalidad y unsistema unitario de la labor espiritual.Este tipo de consideración fue concebido y llevado a cabo

por primera vez con absoluta claridad para la filosofía del len-guaje por Wilhelm van Humboldt. Para Humboldt el signofonético, que representa la materia de toda formación del len-guaje es, por así decirlo, el puente entre lo subjetivo y lo ob-jetivo, porque en él se combinan los elementos esenciales deambos. Pues, por una parte, el fonema es hablado y en esamedida es un sonido articulado y formado por nosotros mismos;y por la otra, en cuanto sonido escuchado, es una parte de larealidad sensible que nos rodea. De ahí que nosotros lo apre-hendamos y conozcamos como algo "interno" y "externo" si-multáneamente; como una energía de lo interno que se traducey objetiva en algo externo. "Mientras que en el lenguaje seabre camino el impulso espiritual a través de los labios, su pro-ducto retorna al propio oído. La representación es trasladadaa la objetividad real sin ser substraída por ello de la subjeti-vidad. De esto sólo es capaz el lenguaje, y sin este traslado ala objetividad que regresa al sujeto -donde toma parte ellenguaje y que, aunque tácitamente, siempre tiene lugar- laformación del concepto y con ella la de todo verdadero pensa-miento es imposible ... Pues el lenguaje no puede ser conside-rado como un material que yace ahí y puede ser aprehendidocomo un todo o paulatinamente comunicado, sino que se leha de considerar como algo que está eternamente creándose,donde las leyes de creación están determinadas pero su alcancey, en cierto modo, también el carácter de la creación, perma-necen por completo indeterminadas. " Así como el sonido apa-rece entre el objeto y el hombre, todo el lenguaje aparece entreéste y la naturaleza que obra sobre él interna y externamente.El hombre se rodea de un mundo de sonidos para abarcar yconfeccionar el mundo de objetos." 6 Dentro de esta concepción

6 Véase Humboldt, Einleitung zum Kawi.Werk, S. W. (Akademie Aus-gabe), VII, 55 ss. "Introducción a la obra de Kawi", Obras Completas [Edi.ción de la Academia] t. VII p. 55 ss.)

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34 INTRODUCCIóN y PLANTEAMIENTO DEL PROBLE:\IA INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 35

crftico-idealista del lenguaje se señala un factor válido paratoda especie y toda forma de simbolización. En cada signo li-bremente proyectado por el espíritu aprehende éste el "objeto",aprehendiéndose simultáneamente a sí mismo y aprehendiendola legalidad propia de su crear. Y esta peculiar penetración pre-para ya el terreno a la determinación más profunda de la sub-jetividad y la objetividad. En el primer grado de esta deter-minación parece como si ambos momentos antitéticos estuviesenaún simplemente separados, yuxtapuestos y contrapuestos. Ensus formas primitivas, el lenguaje puede ser acaso igualmentetomado como pura expresión de lo interno o de 10 externo,como expresión de la mera subjetividad o de la mera objeti-vidad. En el primer caso el fonema no parece significar sinoun sonido producto de la excitación o los afectos; en el segundo,un simple sonido onomatopéyico. Las diversas tesis especula-tivas que se han externado sobre el "origen del lenguaje" semueven de hecho entre ambos extremos, de los cuales ningunollega al núcleo y esencia espiritual del lenguaje mismo. Porquea través del lenguaje no se designa y expresa ni algo exclusiva-mente subjetivo ni exclusivamente objetivo, sino que en él apa-rece una nueva mediación, una peculiar determinación recíprocaentre ambos factores. Por consiguiente, ni la mera descargaafectiva ni la repetición de estímulos sonoros objetivos repre-sentan ya el sentido y forma característicos del lenguaje, éstasurge más bien ahí donde ambos extremos se unen en unosolo, creando una nueva síntesis no dada anteriormente del "yo"y "mundo". Y una relación análoga se constituye sucesivamenteen cada dirección verdaderamente autónoma y originaria de laconciencia. Tanto menos puede tomarse y determinarse el artecorno una mera expresión de lo interno o como la reproducciónde las formas de una realidad externa, sino que también en élse halla el momento decisivo y característico en que, a travésdel arte mismo, lo "objetivo" y lo "subjetivo", el sentimientopuro y la forma pura, se fusionan ambas, ganando con ellouna nueva consistencia y un nuevo contenido. Más definida-mente de lo que es posible si nos circunscribimos a la funciónpuramente intelectual, resulta de todos estos ejemplos que enel análisis de las formas espirituales no podemos empezar poruna rígida y dogmática delimitación de lo subjetivo y objetivo,sino que la delimitación y fijación de sus dominios sólo puedeser realizada a través de estas mismas formas. Cada energíaespiritual particular participa de un modo especial en esta

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fijación y colabora, por consiguiente, en la constitución delconcepto del yo y del mundo. El conocimiento y el lenguaje,el mito y el arte: todos ellos no se::comportan a manera de sim-ple espejo que refleja las imágenes que en él se forman de unser dado, exterior o interior, sino que, en lugar de ser mediosindiferentes, son las auténticas fuentes luminosas, las condicio-nes de la visión y los origen es de toda configuración.

InEl primer problema que se nos presenta en el análisis del len-guaje, del arte y del mito, consiste en la cuestión de sabercómo de un determinado contenido sensible aislado puede ha-cerse el portador de una "significación" espiritual universal.Si nos conformamos con considerar todas estas esferas exclusi-vamente de acuerdo con su composición material, esto eS,sinos contentamos con describir los signos de los que se sirven encuanto a una sola naturaleza física, nos veremos de nuevo condu-cidos a una suma de sensaciones particulares, a simples cuali-dades de la vista, oído o tacto como elementos fundamentalesúltimos. Pero entonces ocurre el milagro de que esa simplemateria sensible, a través del modo en que se la considera, ad-quiere una nueva y multiforme vida espiritual. Cuando el so-nido físico, diferenciable como tal sólo a través de las notas dealtura y gravedad, intensidad y cualidad, se constituye en fo-nema, se vuelve expresión de las'más sutiles diferencias racio-nales y sentimentales. Lo que inmediatamente es pasa ahoracompletamente a segundo término frente a lo que mediatamentelogra e "indica". Aun los elementos individuales concretos apartir de los cuales se estructura la obra de arte muestran cla-ramente esta relación fundamental. Ninguna creación artísticapuede entenderse como la simple suma de estos elementos, sinoque en cada uno opera una ley determinada y un sentido espe-cífico de conformación estética. La síntesis en la cual enlazala conciencia una serie de tonos en la unidad de una melodía,es de aquellas gracias a las cuales una multiplicidad de fone-mas se unen para nosotros en la unidad de una "oración"manifiestamente distinta. Pero todas ellas tienen en común queen ambos casos las unidades sensibles no permanecen aisladas,sino que se insertan en un todo de la conciencia, recibiendosólo de éste su sentido cualitativo.

INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 37

Si intentamos establecer en una primera visión de conjuntola totalidad de las relaciones mediante las cuales la unidad dela conciencia se caracteriza y constituye como tal, nos veremosante todo conducidos a una serie de relaciones fundamentalesdeterminadas que aparecen una frente a otra como "modali-dades" de enlace peculiares y autónomas. El momento de layuxtaposición tal como aparece en la forma del espaáo, o elmomento de la sucesión en la forma del tiempo) el enlace de lasdeterminaciones del ser de modo que se tome a una como "cosa"y a otra como "atributo", o bien el enlace de eventos slJcesivosde modo que uno aparezca como causa del otro: todos estos sonejemplos de tales modos originarios de relación. El sensua-lismo trata inútilmente de derivarlos y explicarlos a partir delcontenido inmediato de las impresiones individuales. "Cincotonos de una flauta" pueden seguramente, de acuerdo con laconocida teoría psicológica de Hume, "dar por resultado" larepresentación del tiempo. Pero este resultado sólo es entoncesposible si el factor característico relacionante y ordenador dela "sucesión" es tácitamente incluido en el contenido del tonoaislado y, por lo tanto, presuponiendo ya el tiempo en su formaestructural universal. De ahí que lo mismo para el análisispsicológico que para el epistemológico, las formas fundamen-tales de relación resulten finalmente "cualidades" de la con-ciencia tan simples e irreductibles a otras como lo son las sim-ples cualidades sensibles, los elementos de las sensaciones de lavista, oído o tacto. Pero por otra parte el pensamiento filo-sófico no puede contentarse con admitir la multiplicidad deestas relaciones en cuanto tales, como una simple situación fác-tica. Al ocuparnos de las sensaciones podemos contentarnossimplemente con enumerar sus diferentes clases fundamentalesy considerarlas como una pluralidad desvinculada. Por el con-trario, en lo que concierne a estas relaciones, su labor como fÜ'r-mas aisladas de enlace sólo parece hacerse asequible y comoprensible si mediante una síntesis superior las concebimos aellas mismas como interrelacionadas. Desde que Platón en Elsofista planteó este problema de la xOLvrovLa twv YEVOOV, de la"comunidad" sistemática de las ideas y conceptos formales pu-ros, ha permanecido latente a través de la historia del pensa-miento filosófico. Las soluciones cTÍtica y metafísico-especulativade este problema se distinguen en que ambas presuponen unconcepto distinto de lo "universal" y, por lo tanto, un sentidodistinto del sistema lógico mismo. La primera reflexión se re--

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38 INTRODUCCIÓ;-'¡ y PL.-\NTEAl\IIE;-'¡TO DEL PROBLEMA

monta al concepto de lo universal-analítito, mientras que elsegundo apunta al de lo universal-sintético. Allá nos confor-mamos con unificar la multiplicidad de las posibles formas deenlace en un concepto sistemático supremo, subo1'dinándolasasí a determinadas leyes fundamentales; acá tratamos de com-prender cómo a partir de un único principio originario sedesarrolla la totalidad, el conjunto concreto de las formas par-ticulares. Si el último punto de vista sólo admite un puntode partida y un punto final, conectados y conciliados ambospor la continua aplicación de uno y el mismo principio metó-dico en la demostración sintético-deductiva, el otro no sólo to,lera sino precisamente exige una pluralidad de distintas "di-mensiones" de la consideración. Esta consideración crítica plan-tea el problema de una unidad que desde el comienzo renunciaa la simplicidad. Las diferentes modalidades de conformaciónespiritual son reconocidas como tales sin tratar de disponerlasen una única serie simplemente progresiva. Y no obstante, jus-tamente tal modo de ver no renuncia a la conexión de las for-mas individuales entre sí, sino que, por el contrario, la ideade sistema más bien se agudiza, apareciendo en lugar del con-cepto de un simple sistema, el concepto de un sistema complejo.Cada forma, por así decirlo, es asignada a un plano particulardentro del cual repercute y desenvuelve su carácter específicocon completa independencia. Pero justamente en el conjuntode estas modalidades ideales de repercusión aparecen entoncesdeterminadas analogías, determinados modos de comportamien-to típitos que pueden ser destacados y descritos como tales.Como primer factor se nos aparece aquí una diferencia que

podemos designar diferencia entre la cualidad y la modalidadde las formas. Por "cualidad" de una determinada relaciónha de entenderse aquí la especie de enlace en virtud de la cualse crean, dentro de la totalidad de la conciencia, series que es-tán sujetas a una ley especial de ordenación de sus miembros.Así, por ejemplo, el "uno junto a otro" frente al "uno trasotro", es decir, la forma de enlace simultánea frente a la suce,siva constituye una tal cualidad independiente. Ahora bien,una y la misma forma de relación puede, por otra parte, expe-rimentar una transformación interna si se halla dentro de otrocontexto f01'mal. Cada relación individual -sin perjuicio desu particularidad'- pertenece simultáneamente a una totalidadde sentido que también posee su propia "naturaleza", su leyformal encerrada en sí misma. Así, por ejemplo, aquella rela-

INTRODUCCIóN y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 39

ción universal que llamamos "tiempo" es un elemento del C01l0-

cimiento teorético-científico igual que representa un momentoesencial para determinadas estructuras de la conciencia estética.El tiempo, tal como es explicado por Newton al principio de laMecánica, como base inmutable de todo acaecer y como medidauniforme de todo cambio, parece por de pronto no tener másque el nombre en común con el tiempo que reina en la obrade arte musical y en sus rítmicas proporciones y, no obstante,esta unidad de denominación entraña una unidad de signifi-cación cuando menos en .la medida en que en ambos es esta-blecida aquella cualidad universal y abstracta que designamosmediante la expresión del "uno tras otro". Pero el que dominaen la conciencia de las leyes naturales como leyes de la formatemporal del acaecer, y en la concepción de la proporción rít-mica de una composición musical es, sin duda, una "modali-dad" particular, un modo peculiar de la sucesión. Análoga-mente podemos concebir ciertas formas espaciales, ciertos com-plejos de líneas y figuras ya como ornamentos artísticos, yacomo trazos geométricos. Y gracias a esta concepción podemosconferir al mismo material un sentido completamente distinto.La unidad del espacio que nosotros construimos en la creacióny contemplación estéticas de la pintura, la plástica y la arqui-tectura, pertenecen a un nivel enteramente distinto a aquélque se manifiesta en determinados teoremas y en una deter-minada forma de los axiomas geométricos. Aquí rige la mo-dalidad del concepto lógico-geométrico, allá la modalidad de lafantasía espacial artística. Aquí se piensa el espacio como unasuma de determinaciones independientes, como un sistema de"causas" y "efectos", allá se le toma como un todo cuyos mo-mentos individuales están enlazados dinámicamente, como uni-dad perceptiva, sentimental. Y con ello no queda agotada laserie de configuraciones que recorre la conciencia espacial: por-que también en el pensamiento mítico se presenta una concep-ción del espacio completamente peculiar, una especie de distri-bución y "orientación" del mundo desde puntos de vista espa-ciales, clara y característicamente distinta del modo en que selleva a cabo la distribución espacial del cosmos en el pensa-miento empírico.7 De parecida manera, la forma general de la"causalidad", por ejemplo, aparece bajo una luz completarnen-

7 Cf. mi estudio "Die Begri£fsform im mythischen Denken" ("La formaconceptual en el Pensamiento Mítico") Estudio de la Biblioteca Warburg.1, Leipzig, 1932.

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4° INTRODUCCIóN y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

te diferente una vez que hemos examinado al nivel del pensa-miento científico o mítico. También el mito conoce el conceptode causalidad: 10 emplea tanto en sus teogonías y cosmogoníasgenerales como en una interpretación de la plétora de fenó-menos aislados que "explica" míticamente sobre la base de esteconcepto. Pero el motivo último de esta "explicación" es com-pletamente distinto de aquél que rige el conocimiento causala través de conceptos teorético-científicos. El problema del ori-gen en cuanto tal es común a la ciencia y al mito, pero el tipoy carácter, la modalidad del origen, varía en cuanto pasamosde un terreno al otro, en cuanto, en lugar de tomarlo comopotencia mítica, manejamos el origen como principio y comotal aprendemos a entenderlo.

Así pues, siempre se pone de manifiesto que, para caracteri-zar una determinada fórmula de relación en su uso y signifi-cación concretos, no sólo es preciso mencionar su naturalezacualitativa en cuanto tal, sino también hay que mencionar elsistema total en el que se encuentra. Si designamos esquemáti-camente los diversos tipos de relación -como las de espacio,tiempo, causalidad, etcétera- Como R1 R2 Rg ... , a cada unocorresponde aún un "índice de modalidad" particular mI ffi

2mg. " que indica dentro de cual conjunto funcional y signifi-cativo hay que tomarlo. Pues cada uno de estos conjuntos sig-nificativos, el lenguaje y el conocimiento científico, el arte y elmito, posee su propio principio constitutivo que, por así de-cirlo, imprime su sello a todas sus configuraciones particulares.De aquí resulta una multiplicidad extraordinaria de conexionesformales cuya riqueza y compli~aciones internas sólo puedenverse panorámicamente en el análisis riguroso de cada formaglobal individual. Pero aún prescindiendo de esta particulari-zación, el examen más general de la totalidad de la concienciaconduce ya de nuevo a ciertas condiciones b~sicas de unidad,a condiciones de toda posibilidad, de enlace, de síntesis espiri-tual y de manifestación espiritual en general. Pertenece a laesencia de la conciencia misma el que ningílD contenido puedaser establecido en ella sin establecer simultáneamente, justa-mente a través de este simple acto de conocimiento, un com-plejo total de otros contenidos. Kant formuló ya una vez -ensu escrito sobre las magnitudes negativas- el problema de lacaus~lidad, esto es, cómo hay que entender el hecho de quepreCIsamente porque algo es, algo más completamente distintodebe y tiene que ser. Si con la metafísica dogmática se adopta

INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA -i1

como punto de partida el concepto de existencia absoluta, estacuestión debe resultar en última instancia insoluble. Porqueel ser absoluto exige también elementos últimos absolutos, cadauno de los cuales es y debe ser aprehendido en sí mismo conrigidez sustancial. Pero este concepto de sustancia no revelaningún tránsito necesario y ni siquiera concebible a la plura-lidad del mundo, a la multiplicidad y diversidad de sus fenó-menos particulares. Aún en Spinoza el tránsito de la sustancia-concebida como lo que in se et per se concipitur- a la seriede modos individuales contingentes y cambiantes, no es algodeducido sino más bien subrepticiamente introducido. En ge-neral, la Metafísica se ve cada vez más claramente, tal comomuestra su historia, ante un dilema de pensamiento. O biendebe tomar con absoluta seriedad conceptual el concepto fun-damental de existencia absoluta -con lo que todas las relacio-nes amenazan con desaparecer y toda la pluralidad de espacio,tiempo, causalidad, amenaza con disolverse en mera aparien-cia- o bien, si reconoce estas relaciones, tiene que admitirlascomo algo meramente externo y contingente, algo simplemente"accidental" del ser. Pero entonces se produce al punto el con-tl'agolpe característico: pues cada vez resulta más claro queprecisamente a esto "contingente" es a lo que el conocimientotiene acceso y puede aprehender en sus formas, mientras quela "esencia" desnuda, que ha de ser concebida como soportede las determinaciones particulares, se pierde en el vacío deuna mera abstracción. Lo que había que entender por "todode la realidad" como suma de todo lo real, resulta a fin decuentas algo que el momento de la mera determinabilidad, peroninguna determinación independiente y positiva.

Puede escaparse a esta dialéctica de la doctrina metafísica delser sólo si "contenido" y "forma", "elemento" y "relación", sonconcebidos desde el principio de tal modo que ambos aparezcanpensados no como términos independientes uno de otro, sinocomo dados conjuntamente y en determinación recíproca. Encuanto más agudamente se perfiló en la historia del pensamien-to el moderno viraje "subjetivo" de la especulación, tanto másse impuso esta exigencia metódica universal. Pues la cuestiónadopta de inmediato una nueva forma cuando se la traslada delterreno del ser absoluto al de la conciencia. Cada "simple"cualidad de la conciencia sólo tiene una función determinadaen la medida en que sea aprehendida simultánea e inexorable-mente unida a otras cualidades y separada de otras más. La

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función de esta unidad y esta separación no puede desligarsedel contenido de la conciencia, sino que representa una de suscondiciones esenciales. Por consiguiente, no hay ningún "algo"en la conciencia sin que eo ipso y sin ulterior mediación seaestablecido un "otro" y una serie de "otros". Pues cada ser indiovidual de la conciencia sólo se distingue justamente si en éles simultáneamente puesta y representada en cualquier formala totalidad de la conciencia. Sólo en y por esta representaciónse torna posible aquello que llamamos el carácter dado y "pre-sente" del contenido. Esto resalta al punto con claridad si sen-cillamente examinamos el caso más simple de esta "presencia",si examinamos la relación temporal y el tiempo "presente".Nada parece más seguro que el hecho de que todo 10 que enverdad está dado inmediatamente en la conciencia, se refierea un instante en especial, a un "ahora" determinado en el cualestá contenido. Lo pasado "ya no" está presente en la concien-cia, 10 futuro "aún no" 10 está: ambos no parecen pues corres-ponder a su realidad concreta, a su actualidad propiamente di-cha, sino parecen disolverse en meras abstracciones mentales.Pero, por otra parte, el contenido que designamos como "ahora"no es más que el límite siempre fluyente que separa 10 pasadode 10 futuro. Este límite, independientemente de lo que limita,no puede ser establecido: existe sólo en el acto mismo de laseparación, no como algo que pudiera pensarse antes de esteacto y desvinculado del mismo. No COmarígida existencia sus-tancial, sino como flúido paso de 10 pasado a lo futuro, delya-no al aún-no, es como hay que tomar el instante temporalaislado en la medida en que justamente haya de ser determi-nado como temporal. Ahí donde se le toma al ahora de otromodo, en forma absoluta, en verdad ya no constituye el ele-mento, sino la negación del tiempo. El movimiento temporalparece entonces detenido en él y, por lo tanto, anulado. Parael pensamiento que, como el de los eleáticos, apuntaba mera-mente al ser absoluto, esforzándose por permanecer en él, laflecha en vuelo se encuentra en reposo. Porque a ésta le corres-ponde, en cada "ahora" individible, una única, unívocamentedeterminada e indivisible "posición". Si, por el contrario, elmomento temporal ha de ser pensado como perteneciente almovimiento temporal, si en lugar de extraerlo de y contrapo-nerlo a éste, se le ha de situar dentro del mismo, entonces estosólo resulta posible si en el momento individualmente consi-derado se piensa simultáneamente el proceso como un todo,

INTRODUCCIóN y PLANTEAMIENTO DEL pROBLEMA 43

convergiendo ambos para la conciencia en una completa uni..dad. La función del tiempo mismo no puede estar "dada" paranosotros sino representándonos la serie temporal hacia adelantey hacia atrás. Si pensamos en una sección transversal particularde la conciencia, sólo la podremos aprehender como tal si nopermanecemos simplemente en ella, sino que vamos más alláde la misma hacia las distintas direcciones relacionantes pormedio de determinadas funciones espaciales, temporales o cua-litativas. Sólo porque de este modo podemos retener en el seractual de la conciencia algo que no es y en lo dado algo queno está dado, se nos da aquella unidad que caracterizamos, poruna parte, como la unidad subjetiva de la conciencia y, por laotra, como la unidad objetiva del objeto.También el análisis psiCOlógico y epistemológico de la con-

ciencia espacial conduce de regreso a la misma función origi..naría de la representación. Pues, ante todo, toda aprehensiónde un "todo" espacial presupone la creación de series tempo-rales. Aunque constituya un rasgo esencial propio y originariode la conciencia, la síntesis "simultánea" de la misma sólo puedellevarse a cabo y representarse sobre la base de síntesis sucesi..vas. Si determinados elementos han de ser reunidos en untodo espacial, deben pasar primero por la sucesión de la con-ciencia y ser interrelacionados según una regla determinada.Ni la psicología sensualista de los ingleses ni la psicología me.tafísica de Herbart ha sido capaz de hacer comprensible cómoa partir de la conciencia del enlace temporal pueda surgir la delenlace espacial; cómo a partir de la mera sucesión de sensacio-nes visuales, táctiles y motoras o de un complejo de simplesseries de representaciones, se constituye la conciencia de 10 "con..junto". Pero, en todo caso, hay algo en lo que coinciden estasteorías, que tienen muy distintos puntos de partida; a saber:que el espacio, en su concreta configuración y distribución, noestá "dado" en calidad de posesión ya conclusa del alma, sinoque sólo se constituye para nosotros en el proceso de la con.ciencia y, por así decirlo, en su movimiento total. Ahora bien,justamente este mismo proceso se desintegraría para nosotrosen particularidades aisladas carentes de toda interrelación sinpermitir, por lo tanto, la síntesis contenida en un resultado,de no existir aquí también la posibilidad general de aprehen-der el todo en las partes y la parte en el todo. La "expresiónde lo múltiple en 10 uno" la multorum in uno expressio, comoLeibniz caracteriza el conocimiento, también aparece aquí como

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algo determinante. Sólo conseguimos intuir determinadas for-mas espaciales si, por una parte, unificamos en una representa-ción grupos de percepciones sensibles que se desplazan mutua-mente en la vivencia sensible inmediata y, por otra parte, deja-mos que esta unidad vuelva a disolverse en la unidad de suscomponentes individuales. Sólo en semejante juego recíprocode concentración y análisis se estructura la conciencia espacial.La función aparece aquí como posible movimiento en la mismamedida en que el movimiento aparece como posible función.

En sus investigaciones sobre la Teoría de la Visión, que cons-tituyen un punto de partida de la moderna óptica fisiológica,Berkeley comparó el desenvolvimiento de la percepción espa-cial con el desarrollo del lenguaje. Según él, la intuición es-pacial sólo puede lograrse y consolidarse a través de una especiede lenguaje natural, esto es, de una estricta coordinación designos y significaciones. El mundo del espacio como un mundode percepciones sistemáticamente interconectadas y recíproca-mente referidas, surge para nosotros no copiando en nuestrasrepresentaciones un modelo cosificado ya existente del "espacioabsoluto", sino aprendiendo a utilizar las distintas e irrepetiblesimpresiones de las múltiples esferas sensibles, particularmentede la vista y del tacto, como representantes y signos recíprocos.De acuerdo con su hipótesis fundamental sensualista, BerkeIeytrató aquí de comprender el lenguaje del espíritu, cuyo carác-ter de condición de intuición espacial demostró él, exclusiva-mente COmaun lenguaje de los sentidos. Pero, considerado másde cerca, este intento se neutraliza a sí mismo. Porque ya en elconcepto mismo de lenguaje está el que nunca pueda ser mera-mente sensible, sino que representa una peculiar penetración einteracción de factores sensibles y conceptuales en la medida enque siempre se presupone que los signos sensibles individualesson llenados con un contenido significativo eidético general.Lo mismo se aplica también a cualquier otro tipo de "represen-tación", es decir, i'J;t exposición de un elemento de la concienciaen y por otro elemento de la misma. Si pensamos como dadala base sensible para la estructuración de la representación es-pacial en determinadas sensaciones visuales, motoras y táctiles,aun la suma de estas sensaciones no contienen nada de aquellacaracterística forma de unidad que denominamos "espacio".Ésta se manifiesta más bien sólo en la coordinación a cuyotravés pueda pasarse de cada una de estas cualidades individua-

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INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 45

mento, en cuanto lo establecemos como espacial, ya está estable-cida una infinitud de posibles direcciones y sólo la suma de estasdirecciones constituye la totalidad de la intuición espacial. La"imagen" espacial que poseemos de un objeto empírico singu-lar, por ejemplo, de una casa, sólo se configura si ampliamosen este sentido una perspectiva individual relativamente limi-tada; si la utilizamos sólo como punto de partida, como estímu-lo para construir a partir de ella una muy compleja totalidadde relaciones espaciales. Entendido en este sentido, el espaciono es en modo alguno un depósito y receptáculo inmóvil en elcual se vierten las "cosas" igualmente acabadas, sino que repre-senta una suma de funciones ideales que se complementan ydeterminan en la unidad de un resultado. Así como en el sim-ple "ahora" del tiempo encontramOs simultáneamente expresa-dos el antes y el después, es decir, las direcciones fundamenta-les del curso temporal, en cada "aquí" establecemos ya un"allá" y un "acullá". La posición individual no está dada in-dependientemente del sistema de posiciones, sino sólo con res-pecto a él y en correlación con él.

Una tercera forma de unidad, que se levanta sobre la unidadespacial y temporal, es la forma del enlace objetivo. Si fusiona-mos una suma de determinados atributos en el todo de unacosa permanente pero con rasgos múltiples y cambiantes, estafusión presupone el enlace en la yuxtaposición y en la sucesión,sin disolverse en ella. Lo relativamente constante debe distin-guirse de lo variable. Determinadas configuraciones espacialesdeben ser fijadas para que pueda constituirse el concepto decosa como "portador" permanente de los atributos cambiantes.Pero, por otra parte, la idea de este "portador" añade a la in-tuición de la simultaneidad espacial y de la sucesión espacialun pronto y nuevo factor con una significación independiente.El análisis empirista del conocimiento francamente ha tratadoreiteradamente de impugnar esta independencia. Él no ve enla idea de cosa algo más que una forma de' enlace puramenteexterna; trata de mostrar que contenido y forma del "objeto"se agotan en la suma de sus propiedades. Pero al punto saltaaquí el mismo vicio fundamental que afecta al análisis empi-rista del concepto y conocimiento del yo. Cuando Hume ex-plica al yo como un "haz de percepciones", esta explicación-prescindiendo de que en ella sólo se sostiene el hecho de lavinculación en general) pero nada se dice sobre la forma y tipoparticular de síntesis constitutiva del "yo"- se anula a sí mis- .. "c: .

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46 INTRODUCCI6::-\ y PLANTEAMIE::-\TO DEL PROBLEMA

ma, porque en el concepto de percepción está contenido aúnsin ser descompuesto el concepto de yo que aparentemente de-bla ser analizado y descompuesto en sus partes integrantes. Loque hace de la percepción individual una percepción, 10 quecomo cualidad de la "representación" la distingue de una cua.lidad material arbitraria es justamente su "pertinencia al yo".Ésta no surge en la síntesis posterior de una pluralidad de per-cepciones, sino que ya pertenece originariamente a cada una.Una relación muy análoga presenta el enlace de los múltiples"atributos" en la unidad de una "cosa". Si reunimos las sensa-ciones de 10 extenso, lo dulce y lo blanco en la representacióndel "azúcar" como un todo unitario cosificado, ésto sólo es posi-ble en la medida en que cada una de estas cualidades sea pen-sada en relación a este todo. El hecho de que la blancura, ladulzura, etc. no sean meramente aprehendidas como estadosdentro de mí, sino como "propiedades", como cualidades obje-tivas, ya implica enteramente la buscada función y punto devista de la "cosa". Así pues, en el establecimiento de lo indi-vidual opera ya un esquema fundamental general que sólo seva llenando con contenido siempre nuevo a medida que pro.gresa nuestra experiencia acerca de la "cosa" y sus "atributos".Así como el punto como posición simple y aislada sólo es posi-ble "en" el espacio, es decir, lógicamente hablando, bajo lahipótesis de un sistema que comprenda todas las determinacio-nes posicionales, así como la idea de un "ahora" temporal sólopuede determinarse en relación a una serie de momentos y alorden y secuencia sucesiva que llamamos "tiempo", lo mismovale también para la relación entre la cosa y sus "atributos".En todas estas relaciones, cuya detallada determinación y aná-lisis son materia de la epistemología, se revela el mismo carácterfundamental de la conciencia, a saber: que el todo no puedeobtenerse a partir de las partes, sino que cada establecimientode una parte implica ya el establecimiento del todo, no encuanto a su contenido sino en cuanto a su estructura y formagenerales. Cada individuo ya pertenece aquí originariamentea un complejo determinado y expresa en sí mismo la regla deeste complejo. Sólo el conjunto de estas reglas produce la ver-dadera unidad de la conciencia como unidad del tiempo, espa-cio, enlace objetivo, etcétera.El lenguaje conceptual psicológico tradicional apenas ofrece

una expresión atinada para caracterizar este estado de cosas,'porque sólo con su tránsito a la moderna "Psicología de la

INTRODUCCI6N y PLA::-\TEAMIENTO DEL PROBLEMA 47

Forma" ha conseguido escapar a los presupuestos de la concep-ción fundamental sensualista. Para esta última, que sostieneque toda objetividad está contenida en la impresión "simple",todo enlace no consiste sino en la mera reunión, en la mera"asociación" de las impresiones. Este término es bastante amoplio para abarcar todas las posibilidades de relación que existenen la conciencia pero, al mismo tiempo, justamente por suamplitud borra su particularidad y peculiaridad. Con dichotérmino se designan indistintamente relaciones de la más diver.sa cualidad y modalidad. "Asociación" significa la fusión deelementos en la unidad del tiempo o del espacio, en la unidaddel yo o del objeto, en el todo de una cosa o de una secuenciade eventos; en serie cuyos miembros están entre sí vinculadosdesde el punto de vista de causa y efecto y en aquellos que loestán desde el punto de vista de "medio" y "fin". Más aún,"asociación" se aplica como expresión adecuada para la leylógica del enlace de lo individual en la unidad conceptual delconocimiento, así como también para las formas de configura-ción que operan en la estructura de la conciencia estética. Perojustamente aquí resulta al punto evidente que este concepto, entodo caso, sólo designa el mero hecho de la vinculación sin re.velar lo más mínimo sobre su carácter y regulación específicas.La diversidad de vías y direcciones a través de las cuales laconciencia llega a su síntesis, permanece totalmente oculta. Sidesignamos los "elementos" como a, b, c, etcétera, resulta quehay, como hemos mostrado, un sistema exactamente graduado ydiferenciado de múltiples funciones F (a, b) 'ljJ (e, el) etcétera,en las que se expresa su enlace. Pero este sistema, en el vacuoconcepto genérico de asociación, lejos de ser expresado, se lehace desaparecer al nivelarlo completamente. Y aún afecta aesta relación otro vicio esencial. Por más estrechamente que seenlacen y por más íntimamente que se fusionen, los conteni.dos asociados mutuamente siguen siendo contenidos separablesen cuanto a su sentido y origen. Con el progreso de la expe.riencia son articulados en uniones y grupos cada vez más firmes,pero su existencia en cuanto tal no está dada a través del gruposino con anterioridad a él. Precisamente esta relación de la"parte" con respecto al "todo" es objeto de una superación deprincipio en la síntesis auténtica de la conciencia. En ellas eltodo no surge de las partes, sino que las constituye y les confieresu significación esencial. Así pues, tal como se nos ha mani-festado, en cada sector delimitado del espacio y en cada instan-

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te temporal aislado juzgamos establecido simultánea y respec.tivamente la orientación hacia el todo del espacio y hacia laforma general de la sucesión. De parecida manera, el estableci.miento de cada atributo particular entraña la conexión entre"sustancia" y "accidente" y con ello, la característica forma decosa. Justamente esta compenetración, este "mutuo condiciona-miento", deja sin explicar la asociación como expresión de lamera contigüidad de las representaciones. Las reglas empíricasque establece sobre el mero flujo de las representaciones nohacen comprensibles las estructuras y configuraciones fundamen-tales que al unirse integran las representaciones, así COma tam-poco la unidad de "sentido" que surge entre ellas.

En contraposición a lo anterior, la teoría racionalista del co-nocimiento se plantea la tarea de salvar y demostrar la inde-pendencia de este "sentido". Uno de los méritos históricosesenciales de esta teoría es que a través de ella y gracias a unay la misma inversión de pensamiento quede fundamentadauna nueva y más profunda visión de la conciencia y un nuevoconcepto del "objeto" de conocimiento. Así se confirma elaserto de Descartes según el cual la unidad del objetivo, la uni.dad de la sustancia, no puede ser aprehendida en la percep'ción, sino sólo en la autorreflexión del espíritu, en la inspectiomentis. Esta tesis fundamental del racionalismo expresa la másaguda antítesis de la teoría empirista de la "asociación" y, sinembargo, tampoco aquí es suprimida la tensión interna entredos elementos esenciales de la conciencia fundamentalmente dis-tintos: su mera "materia", y su "forma" pura. Porque tambiénaquí se busca el fundamento para el enlace de los contenidos dela conciencia en una actividad que en alguna forma les vienede fuera a los contenidos aislados. De acuerdo con Descartes,las "ideas" de la percepción externa, las ideas de lo claro y loobscuro, de lo rugoso y lo liso, de lo coloreado y lo sonoro,están dadas en sí y por sí en nosotros sólo en calidad de imáge-nes (velut picturae) y, en este sentido, como meras factieidades.Lo que nos conduce fuera de este nivel, lo que nos hace posi-ble progresar de la multiplicidad y mutabilidad de las impre-siones a la unidad y permanencia del objeto, es la función deljuicio y de la "inferencia inconsciente", completamente inde.pendiente de estas impresiones. La unidad objetiva es una uni-dad puramente formal que no puede ser aprehendida en cuantotal por medio de la vista o el oído, sino sólo en el proceso lógicodel pensamiento puro. El dualismo metafísico de Descart.es en-

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raiza en última instancia en su propio dualismo metodológico:la doctrina de la separación absoluta entre la sustancia pensan.te y la extensa es sólo la expresión metafísica de una antítesisque se manifiesta ya en su exposición de la función pura de laconciencia. Aun en Kant, al principio de la Crítica de la mzónpura, esta antítesis entre sensibilidad y pensamiento, entre lasdeterminaciones fundamentales "materiales" y "formales" de laconciencia muestra su vieja e incólume fuerza, aunque aquíaparece al punto la idea de que ambos podrían quizás estarvinculados a una raíz común aunque desconocida para noso-tros. En contra de esta formulación del problema hay que ar-gumentar ante todo que justamente esta contraposición aquípracticada sólo es obra de la abstracción, de la apreciación yvaloración lógicas de los factores individuales del conocimiento,mientras que la unidad de la materia y la forma de la concien-cia, de lo "particular" y lo "universal", de los "factores dados"sensibles y los "factores ordenadores" puros, constituye precisa-mente aquel fenómeno originariamente cierto y originariamenteconocido del cual tiene que partir todo análisis de la conciencia.Si mediante una comparación metafórica matemática se quiereesclarecer este estado ele cosas que en sí excede francamente loslímites de lo matemático, se podría escoger, en contraposición ala mera "asociación", la expresión de "integración". El elemen-to de la conciencia se comporta con relación al todo de la mismano como la parte extensiva con relación a la suma ele las partes,sino como una diferencial con relación a su integral. Así comoen la ecuación diferencial de un movimiento está expresado ésteen cuanto a su trayectoria y ley general, así también tenemosque pensar las leyes estructurales generales de la concienciacomo ya dadas en cada uno de sus elementos, en cada sector dela misma. Sin embargo, no están dadas como contenidos inde-pendientes, sino como tendencias y direcciones ya establecidasen lo individual sensible. Toda "existencia" en la concienciaconsiste y estriba en trascenderse inmediatamente a sí mismaen tales direcciones heterogéneas de la síntesis. Así como laconciencia del instante implica ya la referencia a la serie tem-poral y la conciencia de un punto espacial aislado entraña lareferencia "al" espacio como suma y totalidad de las posiblesdeterminaciones locales, existe en general también una plétorade relaciones a través de las cuales se expresa simultáneamentela forma del todo en la conciencia de lo individual. La "inte-gral" de la conciencia se construye no a partir ele la suma de

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IV

sus elementos sensibles (a, b, c, d, ... ) sino, por así decirlo,a partir del conjunto de sus diferenciales de relación y forma(dr1, dr~, dr3 .•• ). La completa actualidad de la conciencia sólodesenvuelve 10 que como "potencia" y posibilidad general yaestaba contenido en cada uno de sus momentos particulares.Sólo así se alcanza la respuesta crítica más universal para aque-lla pregunta de Kant que planteaba la cuestión de cómo podríapensarse el que porque "algo" fuera, al mismo tiempo tuvieraque ser "algo más" completamente distinto de ello. La conexiónque, considerada desde el punto de vista del ser absoluto debíaparecer más paradójica en cuanto más penetrantemente fueraexaminada y analizada, resulta ser la conexión necesaria e inme-diatamente comprensible por sí misma si se la contempla desdeel punto de vista de la conciencia. Porque aquí no hay desde elcomienzo ningún "uno" abstracto frente al cual se encuentre un"otro" separado y desvinculado de modo igualmente abstracto,sino que lo uno está "en" 10 múltiple al igual que lo múltipleestá "en" lo uno en el sentido de que ambos se condicionan yrepresentan mutuamente.

Las consideraciones hechas hasta aquí tenían la intención deproporcionar una especie de "deducción" epistemológica, unafundamentación y justificación del concepto de representaciónen la medida en que ésta, que consiste en la exposición de uncontenido en y por otro contenido, haya de ser reconocida comoun presupuesto esencial para la construcción de la concienciamisma y como condición de su propia unidad formal. Pero lassiguientes reflexiones no están dirigidas a esta generalísma sig-nificación lógica de la función representativa. En ellas abor-daremos el problema del signo no retrospectivamente en cuantoa sus "fundamentos" últimos, sino prospectivamente en cuantoal desenvolvimiento y ensanchamiento concretos que experimen-tan en la multiplicidad de los diversos campos de la cultura.Para este examen se ha ganado ahora un nuevo fundamento.Si queremos comprender los símbolos artísticos, signos "capri-chosos" que la conciencia crea para sí en el lengua)e, en el arte'i en el mito, debemos remontarnos al simbolismo "natural", aaquella exposición de la conciencia como un todo que está yanecesariamente contenida o por lo menos delineada en cadamomento y fragmento individual de la conciencia. La fuerza

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5° I"lTRODUCCIÓN y PLANTEAMIE:\'TO DEL PROBLEMA INTRODUCCIÓN Y PLA;'I;TEAMIE:\'TO DEL PROBLBIA 51

y el rendimiento de estos signos mediatos quedaría como unenigma si no tuvieran su raíz última en un proceso espiritualoriginario y fundado en la esencia de la conciencia misma. Elhecho de que de algo individual sensible como, por ejemplo,el fonema físico, pueda hacerse el portador de una significaciónpuramente espiritual, sólo puede comprenderse en última ins-tancia porque la función fundamental del significar mismo estápresente y opera ya desde antes del establecimiento del signoindividual, de tal modo que al establecérsele no resulta apenascreada, sino sólo es fijada y aplicada a un caso individual. Pues-to que todo contenido particular de la conciencia se encuentraen una malla de múltiples relaciones en virtud de las cuales él,en su ser simple y su auto-exposición implica una y otra vez lareferencia a otros contenidos, puede y debe haber determinadosproductos de la conciencia en los cuales esta forma pura de lareferencia, por así decirlo, encarne sensiblemente. De ahí re-sulta de inmediato la doble naturaleza peculiar de estos pro-ductos: su sujeción a lo sensible, que implica una libertad res-pecto de lo sensible. En cada signo lingüístico, en cada "ima-gen" mitica o artística, aparece un contenido espiritual que ensí y por sí lleva más allá de lo sensible, convertido en formade lo sensible, de lo perceptible por medio de la vista, oído ytacto. Se presenta un modo de configuración independiente,una actividad específica de la conciencia que se distingue detodo 10 dado de la sensación o percepción inmediatas y se sirvejustamente de esto dado como de un vehículo, como de un me-dio de expresión. Con ello, el simbolismo "natural" que en-contramos delineado en el carácter fundamental de la concien-cia misma es, por una parte, utilizado y retenido mientras que,por la otra, es superado y depurado. Porque en este simbolismo"natural" había siempre un cierto residuo de la concienciaque, extraído del todo, conservaba aún la fuerza para represen-tar justamente a este todo y, a través de esta representación,para reconstruirlo en cierto sentido. El contenido presente po-seía la capacidad, fuera de sí mismo, de hacer representablealgo más no dado inmediatamente, sino sólo mediatamente através de él. No obstante, los signos simbólicos que hallamosen el lenguaje, en el mito, en el arte, no "están" primero paraalcanzar después más allá de este ser una significación deter-minada, sino con ellos surge todo ser sólo a partir de la signi-ficación. Su contenido se disuelve pura y totalmente en la fun-ción de significar. Aquí la conciencia, para aprehender el todo

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en 10 individual, no está sujeto al estímulo de 10 individualmismo que debe estar dado en cuanto tal, sino que aquí creaella para sí misma determinados contenidos sensibles concretosa manera de expresión para determinados complejos significa-tivos. Puesto que estos contenidos, en tanto que creados por laconciencia también están completamente en su poder, puedeella "evocar" repetidamente, a través de dichos contenidos (alproferirse la expresión significativa) todas aquellas significacio-nes con entera libertad. Si enlazamos, por ejemplo, una intui-ción o representación dada con un fonema arbitrario, a primeravista parece que no hemos agregado ni lo más mínimo a sucontenido propiamente dieho. Pero, examinado con mayor pe-netración, el contenido mismo adquiere para la conciencia unnuevo "carácter" con esta creación del signo lingüístico: ad-quiere una nueva certidumbre. Su marcada y clara "reproduc-ción" espiritual da pruebas de estar directamente unida al actode la "producción" lingüística. Porque la tarea del lenguaje noes la de repetir meramente determinaciones y distinciones yapresentes en el entendimiento, sino la de establecerlos y hacerlosinteligibles como tales. Así pues, por doquier se halla la liber-tad de la actividad espiritual a través de la cual empieza aaclararse el caos de las impresiones sensibles, empezando a adop-tar para nosotros una forma fija. La fluctuante impresión sóloalcanza para nosotros forma y permanencia cuando la afronta-mos constitutivamente en cualquiera de las direcciones de lasimbolización. Este ptDceso de conformación se lleva a cabode diferentes maneras y de acuerdo con distintos principiosconstitutivos en la ciencia y en el lenguaje, en el arte y en elmito: pero todos ellos concuerdan en que aquello que final-mente se nos presenta como producto de su actividad en nadase parece ya al mero material del cual habían partido inicial-mente. Sólo así, en la función fundamental de la simbolizaciónen general y en sus distintas direcciones, se distinguen verda-deramente la conciencia espiritual de la sensible. Sólo aquí, enlugar de la mera receptividad pasiva ante cualquier ser exterior,aparece una creación independiente que le entregamos y a cuyotravés se nos disuelve en distintos dominios y formas de la rea-lidad. El mito y el arte, el lenguaje y la ciencia son, en estesentido, creaciones para integrar el ser: no son simples copias deuna realidad presente, sino que representan las grandes direc-ciones de la trayectoria espiritual, del proceso ideal en el cualse constituye para nosotros la realidad como única y múltiple,

IINTRODUCCIóN y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 53

como una multiplicidad de configuraciones que, en última ins-tancia, son unificadas a través de una unidad de significación.

Sólo si apuntamos a esta meta se hace comprensible la espe-cificación particular de los diversos sistemas de signos y el em-pleo que la conciencia hace de ellos. Si el signo no fuera otracosa que la repetición de un determinado y concluso contenidoindividual de la intuición o de la representación, no podríanentonces eludirse las cuestiones acerca de qué es lo que se con-seguiría con esa simple copia de lo presente y cómo habría delograrse ésta con verdadera exactitud. Pues es evidente que lacopia nunca podría igualar al original y sustituirlo para la COll-

templación espiritual. Bajo la hipótesis de semejante norma,nos vemos necesariamente conducidos a un escepticismo de prin-cipio respecto al valor del signo en general. Si se le consideracomo la tarea auténtica y esencial del lenguaje, consistente enexpresar nuevamente pero echando mano del medio ajeno delfonema, aquella realidad que yace ya hecha frente a nosotrosen las sensaciones e intuiciones aisladas, inmediatamente se ponede manifiesto cuán infinitamente lejos está todo lenguaje derealizar esta tarea. Frente a la plenitud y multiplicidad ilimi-tadas de la realidad intuitiva, todos los símbolos lingüísticosdeben parecer vacíos; frente a su concreción individual, debenparecer vagos y abstractos. En el momento en que el lenguajeintenta competir a este respecto con la sensación o la intuición,su impotencia resulta evidente. Pero el nQo)lov \jJEíJyO~ de lacrítica escéptica del lenguaje reside justamente en presuponerque este patrón es el único válido y el único posible. En reali-dad, el análisis del lenguaje muestra -particularmente si separte no de la individualidad de la palabra sino de la unidadde la omción- que cada expresión lingüística, lejos de ser unamera copia del mundo dado de las sensaciones o intuiciones,entraña un determinado carácter independiente de "significa-ción". y la misma conexión se pone de relieve tratándose delos signos de la más diversa especie y procedencia. De todosellos puede decirse en cierto sentido que su valor no estribatanto en lo que retienen del contenido individual concreto sen-sible y de su facticidad inmediata, como en lo que suprimen ydejan escapar de esta facticidad inmediata. Aun el dibujo al'.tístico llega a ser lo que es, distinguiéndose de una mera repro-ducción mecánica, sólo por lo que omite de la impresión "dada".Aquél no es la reproducción de esta última en su totalidad sen-sible, sino que destaca ciertos momentos "expresivos" de ella,

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es decir, momentos a través de los cuales lo dado se amplía másallá de sí mismo y la fantasía espacial artístico-constructiva, sin-tética, es conducida por una dirección determinada. Lo queaquí como en otros campos constituye la fuerza propiamentedicha del signo es justamente ésta: en la medida en que lasdeterminaciones inmediatas del contenido decrecen, los facto-res generales formales y relacionales alcanzan una más delinea-da y pura expresión. Lo individual en cuanto tal es aparente-mente limitado, pero justamente por ello se produce más defi-nida y enérgicamente aquel resultado que hemos caracterizadocorno "integración del todo". Ya se ha mostrado que todo loindividual de la conciencia sólo "existe" en la medida en quecontiene potencialmente el todo y, en cierto modo, se le com-prende sólo en tránsito continuo hacia el todo. Sólo el empleodel signo libera esta potencialidad que se convierte en verda-dera actualidad. Ahora una descarga arroja de hecho mil to-nalidades que repercuten todas con mayor o menor fuerza yeIaridad al establecerse el signo. En este establecimiento delsigno la conciencia se desvincula cada vez más del sustrato di-recto de la sensación y la intuición sensibles: pero precisamenteahí demuestra aún más decisivamente el poder originario deenlace y unificación que yace en ella.

Donde quizás se destaca con la máxima claridad esta tenden-cia es en la función del sistema científico de signos. La "fórmu-la" química abstracta utilizada como expresión de una sustan-cia determinada, ya no contiene nada de lo que la observacióndirecta y la percepción sensible nos enseñan acerca de esta sus-tancia, sino que, en lugar de esto, situa el cuerpo particular enun complejo de relaciones extraordinariamente rico y bien ar-ticulado, acerca del cual la percepción en cuanto tal no sabeabsolutamente nada. Ya no caracteriza el cuerpo de acuerdocon lo que sensiblemente "es" o se nos da inmediatamente, sinoque lo toma como una suma de posibles "reacciones". de posi-bles relaciones causales que son determinadas a través de reglasuniversales. El conjunto de estas conexiones legales es lo queen las fórmulas constitutivas químicas se funde con la expresiónde lo individual y es también aquello a través de lo cual ad-quiere esta expresión un sello característico completamentenuevo. Aquí, lo mismo que en otros casos, el signo sirve comointermediario para el tránsito de la mera "sustancia" de la con-ciencia a su "forma" espiritual. Justamente porque él mismose presenta sin una masa sensible propia, porque, por así de-

cirIo, está suspendido en el éter puro de la significación, poseela capacidad de exponer los complejos movimientos generalesde la conciencia en lugar de meras individualidades de la mis-ma. El signo no es el reflejo de un estado fijo de la concienciasino la dirección de ese movimiento. Así pues, la palabra dellenguaje, en cuanto a su sustancia fija, es un mero soplo deaire; pero en este soplo campea una fuerza extraordinaria parala dinámica de la representación y el pensamiento. Esta diná.mica es intensificada y regulada mediante el signo. Ya el pro-yecto leibniziano de la "characteristica generalis" subraya comouna ventaja esencial y general del signo el hecho de que sirvano sólo para representar sino, ante todo, para descubrir deter-minadas conexiones lógicas, el hecho de que no sólo ofrezcauna abreviatura simbólica de lo ya conocido, sino que abranuevos carninas hacia lo desconocido, hacia lo no dado. Aquíse confirma desde una perspectiva distinta el poder sintético dela conciencia en general, que se manifiesta en el hecho de quecada concentración que logra de su contenido la impulsa a en-sanchar sus limites hasta entonces presentes. Es por ello quela síntesis dada en el signo, junto a la mera ojeada retrospectiva,proporciona siempre una nueva perspectiva. Dicha síntesis es-tablece un cierre relativo que, no obstante, contiene la invita-ción a avanzar y abre la vía para este proceso ulterior al reve-lar la regla general a que está sometido. Particularmente lahistoria de la ciencia ofrece las pruebas más numerosas de estacircunstancia. Ella muestra lo que significa para la resoluciónde un problema o complejo de problemas determinado el he-cho de conseguir reducirla a una "fórmula" fija y cIara. Así,por ejemplo, la mayor parte de las cuestiones que encontraronsolución en el concepto newtoniano de fluxión y en la algorit-mia leibniziana del cálculo diferencial, ya se habían con muchopresentado y habían sido abordadas desde antes de Newton yLeibniz en las más diversas direcciones: el análisis algebraico,la geometría y la mecánica. Pero sólo cuando se llegó a unaexpresión simbólica unitaria y comprensiva para ellas, todosesos problemas pudieron dominarse: porque ahora ya no cons-tituían ninguna secuencia inconexa y fortuita de meras cues-tiones aisladas, sino que el principio común de su origen estabaindicado en un determinado método universalmente aplicable,en una operación fundamental cuyas reglas estaban fijamenteestablecidas.

Así pues en la función simbólica de la conciencia encuentra

r54 INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 55

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56 INTRODUCCIÓN Y PLANTEAl\HENTO DEL PROBLEMA

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INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 57

rada. La ficción de una separación originaria entre lo inteligibley lo sensible, entre "idea" y "fenómeno", desaparece así. Cierta-mente nos hallamos aún presos en un mundo de "imágenes",pero no se trata de imágenes tales que reproduzcan algún mundoele "cosas", existente en sí, sino de mundos de imágenes cuyoprincipio y origen hay que buscarlo en una creación autónomadel espíritu mismo. Sólo a través de ellas descubrimos y noshacemos de aquellos que llamamos la "realidad": pues la supre-ma verdaa objetiva que se revela al espíritu es, en última instan-cia, la forma de su propia actividad. En la totalidad de suspropios rendimientos y en el conocimiento de reglas específicasa través de las cuales cada uno de ellos es determinado, así comoen la conciencia de la conexión que reúne todas estas reglasparticulares en la unidad de un problema y una solución: entodo ello obtiene el espíritu la intuición de sí mismo y de larealidad. Pero ciertamente, a la pregunta de lo que pueda serlo absolutamente real fuera de este conjunto de funcionesespirituales, lo que pueda ser la "cosa en sí" en este sentido,el espíritu ya no tiene respuesta alguna, aprendiendo a recono-cerla cada vez más como un problema falsamente planteado,como una quimera del pensamiento. El auténtico concepto dela realidad no puede enclavarse en la mera forma abstracta delser, sino que se disuelve en la multiplicidad y plenitud de formasde vida espiritual, pero de una vida tal que lleve impreso elsello mismo de la necesidad interna y, por 10 tanto, el sello dela objetividad. En este sentido, cada nueva "forma simbólica",no sólo el mundo conceptual del conocimiento, sino también elmundo intuitivo del arte, del mito o del lenguaje significan,segllll la frase de Goethe, una revelación que brota del interioral exterior, una "síntesis de mundo y espíritu" que nos aseguraverdaderamente la unidad originaria de ambas.

y con ello se arroja luz sobre una última antítesis fundamen-tal con la cual siempre ha luchado la moderna filosofía desdesus comienzos y que ha desarrollado cada vez con mayor agudeza.La inversión "subjetiva" que se lleva a cabo en ella, la condujocada vez más a centrar la totalidad de sus problemas no en launidad del concepto del ser, sino en el concepto de vida. Perocuando la antítesis entre subjetividad y objetividad -en laforma en que se presentó en la ontología tradicional- pareciósuavizada y el camino de su conciliación definitivamente abierto,surgió una antítesis aún más radical en el ámbito de la vida mis-ma. La verdad de la vida no parece estar dada y encerrada sino

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8 Cf. Meditationes de cognitione, veritate et ¡deis; Leibniz' philosopohieSchriften (Gerhardt). IV, 422 ss.

con. respecto al "signo" y sobre la inadecuación necesaria queexiste entre una y otro, tocan el motivo que en adelante retornaen las más diversas variantes. En la metodología del conoci-miento de Leibniz el "conocimiento intuitivo" está separadotajantemente del meramente "simbólico". Y frente a la intui-ción como visión pura, como auténtica "vista" de la idea, aunpara él, creador de la idea de la "característica universal", todoconocimiento a través de meros símbolos queda degradado alnivel de "conocimiento ciego" (cogitatio caeca).8El conocimientohumano no puede, ciertamente, prescindir en ningún caso deimágenes y signos, pero aquí está justamente caracterizado comoconocimiento humano, es decir, limitado y finito, al cual secontrapone el ideal del entendimiento absoluto, arquetípico ydivino. Y aun en Kant, que asignó su lugar lógico exacto a esteideal al determinarlo como mero concepto límite del conoci-miento, creyendo así haberlo superado críticamente, aun en él-en el sitio que constituye la cúspide puramente metódica dela Crítica del juicio- la antítesis entre el intellectus arche-typus y el intellectus ectypus, entre el entendimiento intui-tivo, arquetípico, y el entendimiento discursivo "necesitado deimágenes", vuelve a ser puesta de relieve con el mayor rigorde principio. Desde el punto de vista de esta antítesis parece re-sultar necesariamente que cuanto más se enriquezca el contenidosimbólico del conocimiento o cualquier otra forma espiritual,más ha de menguar su contenido esencial. La plétora de imáge-nes no indica, sino encubre y oculta 10 "Uno sin imagen" quese encuentra tras de ellas y hacia lo cual aunque vanamente,apuntan ellas mismas. Sólo la supresión de toda distinción figu-rada, sólo el retorno a la "pura nada", tal como se la llama enel lenguaje de la mística, puede conducirnos de regreso al autén.tico fundamento originario y esencial. Tomado de otro modo.precisamente esta antítesis se presenta como un conflicto y unatensión perpetua entre "cultura" y "vida". Pues justamente éstees el destino necesario de la cultura: todo lo que crea en su proce.so siempre progresivo de configuración y "forma" nos aleja másy más de la originalidad de la vida. Cuanto más rica y enérgica-mente se comporte el espíritu de modo creador, más parecealejarlo esta misma actividad suya de la fuente primaria de supropio ser. Cada vez se muestra más atrapado en sus propias

58 INTRODUCCIóN y PLA~TEAMIENTO DEL PROBLEMA

en su pura inmediatez, pero toda comprensión y aprehensión dela vida parece amenazar y suprimir precisamente esta inmedia-tez. Ciertamente, si se parte del concepto dogmático de ser, eldualismo de ser y pensar se manifiesta cada vez más claramentea medida que progresa la investigación, pero también parecequedar la posibilidad y la esperanza de que en la imagen del sertrazada por el conocimiento se conserve al menos un residuode la verdad del ser. Parece como si el ser no entrase completay adecuadamente sino sólo parcialmente en esta imagen delconocimiento, como si invadiera con su propia substancia ladel conocimiento para crear en ésta un reflejo más o menos fielde sí misma. Pero la pura inmediatez de la vida no admite nin.guna división ni desintegración semejante. A lo que parece, sóloes posible contemplarla en su integridad o bien renunciar a ella:ella no entra en las descripciones mediatas que tratamos de hacerde la misma, sino permanece fuera de ellas como algo funda-mentalmente distinto y contrapuesto a las mismas. El contenidooriginario de la vida no puede aprehenderse en una formacualquiera de la representación, sino sólo en la intuición pura.Toda concepción de lo espiritual tiene que escoger, según parece,entre estos dos extremos. Hay, pues, que decidir si queremosbuscar lo substancial del espíritu en su pura originalidad queprecede a todas las configuraciones mediatas, o si queremosentregarnos a la plenitud y diversidad de estas mismas media-ciones. Sólo dentro de la primera concepción parecemos palparel meollo auténtico y propiamente dicho de la vida que, noobstante, aparece como un meollo simple y encerrado en sí mis-mo, mientras que, dentro de la segunda concepción, dejamostranscurrir ante nosotros el drama integral de los desarrollos delespíritu que, en cuanto más profundamente nos sumergimos enél, tanto más claramente se disuelve en un mero drama, en unacopia refleja carente de verdad y esencia independientes. Elabismo entre estas dos antítesis, según parece, no puede mmcasalvarse mediante ningún esfuerzo conciliador del pensamiento,que permanece completamente de un lado de la antítesis: cuantomás avanzamos en dirección de lo simbólico, de lo meramentesignificativo, tanto más nos separamos del fundamento origi-nario de la intuición pura.No sólo la Mística filosófica se ha situado siempre ante este

problema y este dilema, sino también la lógica del idealismo loha captado y señalado reiteradamente. Las observaciones de Pla-tón en la Carta Séptima sobre la relación que guarda la "idea"

INTRODUCCIóN y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 59

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60 Ii\TRODUCCIÓN y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

creaciones: en las palabras del lenguaje, en las imágenes del mitoo del arte, en los símbolos intelectuales del conocimiento que locubren a manera de un velo transparente y fino, pero igualmenteinompible. La auténtica y más profunda tarea de la filosoflaele la cultura, de una filosofía del lenguaje, del conocimiento,del mito, etcétera, parece consistir justamente en eliminar estevelo, en penetrar en la esfera originaria de la visión intuitiva,retrotrayéndonos desde la esfera mediadora del mero significary designar. Pero, por otra parte, precisamente el único órga.nopeculiar del cual dispone la filosofía se opone a la solución deeste problema. Para ella, que sólo se realiza en la agudeza delconcepto y bajo la luz y claridad del pensamiento "discursivo",el paraíso de la mística, el paraíso de la pura inmediatez estácerrado. De ahí que no le quede otro escape que invertir ladirección de la reflexión. En lugar de regresar por el caminodebe intentar ir hacia adelante. Si toda cultura aparece activaen la creación de determinados mundos de imágenes espiritua-les, determinadas formas simbólicas, la meta de la filosofía noconsiste pues en ir a la zaga de todas estas creaciones, sino encomprenderlas y en tomar conciencia de su principio formativofundamental. Sólo en este tener conciencia alcanza el contenidode la vida su auténtica forma. La vida se sale de la esfera de lamera existencia naturalmente dada: ya no sigue siendo unaparte de esta existencia C011lOmero proceso biológico, sino quese transforma y convierte en forma del "espíritu". De hecho, lanegación de las formas simbólicas, en lugar de aprehender el con-tenido de la vida, destruiría la forma espiritual a la cual de-muestra estar necesariamente unido para nosotros este contenido.Si, por el contrario, se recorre el camino inverso -si no sepersigue el ideal de una visión pasiva de las realidades espiri-tuales, sino que nos situamos en medio de su actividad misma-,si 110 se toma a las formas simbólicas como contemplación está-tica de un ente, sino como funciones y energías creadoras, puedendestacars~ en"este mism~ 'crear, por I!!.~tiples y' heterogéneas' qúe'puedan ser las formas que salgan de él, ciertos rasgos de confi-guración comunes y típicos. Si la filosofía de la cultura lograaprehender y aclarar esos rasgos, entonces habrá cumplido e11unsentido nuevo con su tarea de demostrar, frente a la pluralidadde manifestaciones del espíritu, la 'unidad de su esencia. Puesesta unidad se evidencia con máxima claridad justamente porquela multiplicidad de los productos del espíritu no perjudicarán a launidad de su producir, sino que la acreditarán y la confirmarán.

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PRIMERA PARTE

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Capítulo 1

EL PROBLEMA DEL LENGUAJE EN LA HISTORlADE LA FILOSOFíA 1

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LA PREGUNTA filosófica por el origen y esencia del lenguaje esfundamentalmente tan vieja como la pregunta por la esencia yorigen elel ser. Pues justamente 10 que caracteriza a la primerareflexión consciente sobre la totalidad del mundo es el quelenguaje y ser, palabra y sentido, no se hallen aún separados,sino que aparezcan en una unidad inseparable. Puesto' que ellenguaje mismo es un presupuesto y una condición ele la re-flexión, puesto que sólo en y por. él surge la "perspicacia" filo-sófica, la primera toma de conciencia del espíritu lo encuentraya como una realidad dada equiparable a la "realidad" físicay del mismo rango. El mundo del lenguaje rodea al hombre enel instante en que dirige su mirada hacia él, con la misma cer-tidumbre y necesidad y con la misma "objetividad" con la que sesitúa frente a él el mundo de las cosas. Aquí como allá se enfren-ta con un todo que posee su propia esencia y sus propios nexoslibres ele toda arbitrariedad individual. Para este primer nivelde la reflexión, el ser y la significación de las palabras se remi-ten también a una libre actividad del espíritu en la misma escasamedida que la naturaleza de las cosas o la naturaleza inmediatade las impresiones sensibles. La palabra no es una designacióny denominación, no es un símbolo espiritual del ser, sino que es

1 Una exposición sumaria de la historia de la filosofía del lenguaje esaún un desideralum: el "compendio de historia de la filosofía" de Überwegen su última (undécima) edición (1920) registra, junto a las exposiciones.generales de historia de la filosofía, una multitud de monografías sobre

, historia de la Lógica)' la Epistemología, Metafísica y Filosofía Natural,É'tica, Filosofía de la Religión, Estética, etcétera, pero no nombra ni unasola obra sobre historia de la filosofía del lenguaje. S610 la antigua filo-sofía del lenguaje ha sido expuesta detalladamente en las conocidas obras~deLersch y Steinthal, así como en la literatura sobre la antigua gramáticay retórica. La concisa introducción histórica que sigue no tiene naturalmentela pretensión de llenar este vacío; quiere entresacar sólo los momento'~ másimportantes en el desenvolvimiento filosófico de la "idea del lenguaje" yfijar algunos lineamientos provisionales para un futuro tratamiento del tema.

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como unidad. Ya en la más temprana especulación religiosa estaidea retorna y aparece en las más apartadas regiones con uni-formidad característica. Para la religión védica la fuerza espiri-tual de la palabra constituye uno de los motivos fundamentalesa partir de los cuales surge: la palabra sagrada es la que, em-pleada por el sabio o por el sacerdote, los convierte en señor detodo ser, de dioses y hombres. Ya en el Rig Veda el amo de lapalabra es equiparado a la fuerza que todo lo alimenta, el Soma,y caracterizado como aquel que impera con poder sobre todaslas cosas. Pues a la base de la palabra humana, que nace y pe-rece, se encuentra la palabra eterna e imperecedera, el Yaccelestial. "Yo ando -así dice este verbo celestial en un himnosobre sí mismo-- con los Vasus, con los Rudras, con los Adityasy con todos los dioses... yo soy la reina, la dispensadora delos bienes, la sabia, soy de las venerandas la primera; los diosesme hicieron pluripartita, ubicua, penetrándolo todo. Quien tie-ne sagacidad toma su aliento a través de mí; quien respira,cuando oye lo que digo. " al igual que el viento soplo haciaadelante sujetando con fuerza todas las criaturas. Más allá delcielo, más allá de la tierra he adquirido tanta majestad." 2

El concepto de "logos" tal como se configura por primera vezen la especulación griega, parece estar a primera vista aún másestrechamente emparentado con esta visión mítica de la dignidady omnipotencia de la palabra celestial. Pues también aquí lapalabra es algo eterno e imperecedero; también aquí la unidady permanencia de lo existente proceden de la unidad e indes-tructibilidad de la palabra. De este modo, el lagos se conviertepara Heráclito en "el conductor del universo". Al igual que elcosmos se gobierna, no ha sido creado por ninguno de los dioseso de los hombres, sino que siempre fue, es y será. Pero en mediodel lenguaje del mito que .todavía habla Heráclito se percibeahora un todo completamente nuevo. La idea fundamentalfilosófico-especulativa de la legalidad unitaria e inviolable deluniverso se contrapone por primera vez con absoluta concienciay claridad a la visión mítica del acaecer universal. El mundoya no es un juguete de pacIeres demoniacos que imperan capri-chosa y arbitrariamente, sino que está sujeto a una regla lmiver-sal que une a todo ser y a todo acaecer individuales indicándoles

2 Rig Veda X, 125. Trad. de Benfey, Gese/¡. der Sprae/¡wiss. ti. oriental.P/¡ilologie in Deutsehland, Munich, 1869, p. 41; sobre la significación reli.giosa del Vac, d. particularmente la Brihaddran)'aka Upanishad) 1, 5, 3 ss.(En Deussen, Sec/¡zig Upal1ischad's des Veda, 3" ed., Leipzig, 1921, pp. 401 ss.)

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64 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

una parte real de él. La concepción mítica del lenguaje, quepor todas partes precede a la filosofía se caracteriza continua.mente por esa indiferenciación entre la palabra y la cosa. Paradicha concepción, su esencia está contenida en el nombre decada cosa. Efectos mágicos se asocian inmediatamente a la pala-bra y a la posesión de la misma. Quien se apodera del nombrey sabe cómo emplearlo, ha adquirido por ello dominio sobreel objeto mismo; se lo ha apropiado con todos sus poderes. Todapalabra y nombre mágicos descansan en el supuesto de que elmundo de las cosas y el de los nombres son una sola realidadporque constituyen una sola relación causal. Es la misma formade la substancialidad y la misma forma de la causalidad la querige en cada uno de ellos y los enlaza mutuamente para consti.tuir un todo encerrado en sí mismo.

Esta peculiar "totalidad" de la imagen m"ítica del mundo, estasupresión de todas las particularidades de las cosas en un círculomítico-mágico de causación entraña también para la concepcióndel lenguaje una consecuencia significativa. En cuanto el mitose eleva por encima del nivel de la más primitiva praxismágica, que pugna por alcanzar un efecto particular a travésdel empleo de un medio particular y que, por tanto, enlaza en laactividad inmediata un individuo a otro individuo; en cúantotrata de comprender en forma tosca e imperfecta su propia acti-vidad, ha penetrado ya en una nueva esfera de universalidad.En cuanto forma cognoscitiva) le es esencial la tendencia a launidad al igual que ocurre con cualquier otro conocimiento.Si las entidades y poderes en que el mito vive han de ser domi-nables por la actividad del hombre, deben ellas acusar ya en símismas algunas determinaciones permanentes. Así pues, la pri-mera coacción inmediata sensible y práctica que el hombre ejer-ce sobre las cosas de la naturaleza que lo rodean, implica ya elprimer germen de la idea de una necesidad teorética en ellasimperante. Cuanto más progresa el pensamiento mítico, las fuer-zas demoniacas singulares dejan de ser meras fuerzas singulares,meros "dioses del momento" o "dioses especiales"; una especiede supra-subordinación, de ordenación jerárquica' aparece entreellos. La visión mítica del lenguaje avanza en la misma direcciónen cuanto se eleva cada vez más de la intuición de la fuerzapart~cular conteni~a en la palabra aislada y en la fórmula mági-ca smgular, a la Idea de una potencia universal que posee lapalabra en cuanto tal, el "habla" como un todo. En esta formamítica, el concepto del lenguaje es concebido por vez primera

EL PROBLEMA DEL LENGUAJE 65

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FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

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EL PROBLEMA DEL LENGUAJE 67

Heráclito, la forma fundamental de su estilo) cuya famosa "obs-curidad" no es casual y caprichosa sino que es la expresión ade-cuada y necesaria del pensamiento mismo. El estilo de hablary de pensar de Heráclito se condicionan mutuamente: ambosrepresentan, desde ángulos distintos, el mismo principio funda-mental de su filosofía, el principio del Év ()LaepEQÓ!-lEVOV £UVti¡'>.Ambos apuntan a y quieren ser medidos por aquella "invisiblearmonía" que, según dice Heráclito, es mejor que la visible.Así como Heráclito sitúa el objeto singular en la corrientecontinua del devenir, donde es simultáneamente preservado yaniquilado, también la palabra aislada debe comportarse de lamisma manera con respecto al todo del "habla". Aun la multi-vocidad interna que afecta a la palabra no es, por lo tanto, unmero defecto del lenguaje sino un factor esencial y positivo delpoder expresivo que reside en él. Pues precisamente en el len-guaje se demuestra que sus límites, como los límites de lo exis-tente mismo, no son rígidos sino fluidos. Sólo el vocablo móvil ymultiforme que, por así decirlo, desborda siempre sus propioslímites, encuentra su contraparte la plenitud del lagos confor-mador del universo. El lenguaje debe reconocer como relativasy provisionales todas las separaciones que lleva y debe llevar acabo, y que deroga de nuevo en cuanto coloca el objeto bajoun nuevo punto de vista de la consideración. "Dios es día-noche,invierno-verano, guerra-paz, saciedad-hambre: pero cambia comofuego que, cuando es mezclado con incienso, es denominado yade un modo, ya de otro al gusto de cada uno" (Fragmentos 62,67). Del mismo modo, los inmortales son mortales y los mortalesson inmortales: recíprocamente viven su muerte y mueren suvida (Fragmento 62). Por lo tanto, quien quiera hablar coninteligencia no debe dejarse engañar por el particularismo delas palabras sino debe penetrar tras de ellas hasta lo que escomún a todos, el ;wóv xut {tElOV.3 Así pues, sólo cuando losantónimos son entendidos e interrelacionados de este modo, pue-de convertirse la palabra en guía y pauta del conocimiento. Delmismo modo se comprende que también la mayor parte de las"etimologías" con que juega Heráclito entrañen este doble giro:el que palabra y cosa estén aparejadas e interrelacionadas pre-ferentemente per antiphrasin en lugar de estarlo en virtud de

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66su justa medida. "El sol no sobrepasará sus medidas pues, si no,las Erinias, servidoras de la justicia, sabrán atraparlo" (Frag-mento 94. Diels). Y esta ley del cosmos en sí inmutable seexpresa en forma distinta pero intrínsecamente igual a sí mismaen el mundo de la naturaleza y en el del lenguaje. Porque la~abiduría es una: conocer el sentido que todo lo guía a través detodo. EV"rO aocpóv, en(o.aa{taL YVro¡',ll]", ó.Ér¡ £y.v~ÉQV1]OE mina (hanávTwv (Fragmento 41). Con esto, el complejo de fuerzas mágico-mítico se ha transformado ahora en un complejo de sentido.Pero éste no se nos revela mientras nos conformemos con apre-hender el ser Uno en forma fragmentaria, despedazado en unamultiplicidad de "cosas" particulares, sino sólo cuando lo con.templamos y aprehendemos como un todo viviente. Tambiénel lenguaje reúne ambas perspectivas: después de haberlo con-siderado, encontramos que también en él se halla sólo unaconcepción accidental y particular del ser o bien una concepcióngenuinamente especulativa y universal. Si consideramos al lagosdel lenguaje sólo bajo la forma expuesta y condensada en lapalabra aislada, resulta que cada palabra más bien delimita y.por lo tanto, falsea el objeto que quiere designar. A través dela fijación en la palabra, el contenido es extraído de la corrientecontinua del devenir en que se encuentra, no siendo pues apre-hendido en su totalidad sino sólo expuesto en una determinaciónunilateral. Si queremos penetrar de nuevo en un conocimientomás profundo de la auténtica esencia de la cosa, no queda otrocamino que equilibrar nuevamente esta determinación unilate-ral con otra, esto es, contraponer a cada palabra que contengaun determinado concepto singular la antítesis de este mismoconcepto. De hecho, en la totalidad del lenguaje cada significa-ción resulta estar unida a su contraria, cada sentido a su contra-sentido, uniéndose ambos para integrar la expresión adecuadadel ser. La síntesis espiritual, la unificación que se lleva a caboen la palabra, se asemeja a la armonia del cosmos 'j se expresacomo una armonía en sí misma "contra.tensa": na.'f..tv_QOTtO¡;;<ÍQ!lovtr] o'X.W¡;;nEQ _Ó~O'IJ 'X.ut /.:úQ'Y]¡; (Fragmento 51). Y aquí la leyfundamental del universo se presenta frente a nosotros en formaacrecentada, intensificada. Pues lo que en el campo de 10 exis-tente aparece como oposición) en la expresión del lenguaje seconvierte en contradicción: y sólo en semejante juego de tesisy antítesis, afirmación y contradicción se consigue reproducir enel lenguaje la verdadera ley y la estructura interna de lo exis-tente. Así se comprende, a partir de la cosmovisión total de

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69EL PROBLEMA DEL LENGUAJE

acerca de esta cuestión, d. Steinthal, Geseh. der Spraehwissenseha¡t bei denGrieehen u. Romern, Berlín, 1890, 1, 76 ss.

mediadora y convencional entre la forma del lenguaje y la formadel ser, entre la esencia de la palabra y de la cosa? ¿Se expresaen la palabra la estructura interna del ser o no se revela en ellasninguna otra ley que aquella que el capricho de los primerosescultores del lenguaje estamparon en ellas? Y en este últimocaso: en tanto que aún se acepte cualquier conexión entre pala-bra y sentido, entre el habla y el pensamiento, el factor de arbi-trariedad que ineluctablemente afecta a la palabra ¿no habríade hacer dudar también de la claridad objetiva y la necesidadobjetiva del pensamiento y sus contenidos? De ahí que la sofís-tica parezca poder tomar del examen elel lenguaje sus mejoresarmas para defender su tesis acerca ele la relatividad de todoconocimiento, para mostrar al hombre como "medida de todaslas cosas". De hecho, la sofística establece propiamente su resi-dencia desde sus comienzos en aquel dominio medio de laspalabras que se encuentra entre la realidad "objetiva" y la"subjetiva", entre el hombre y las cosas; ella se afianza en él paradirigir a partir de aquí su lucha contra las pretensiones delpensamiento "puro" supuestamente universal. El juego reflexivoque realizan con la ambigüedad de las palabras le pone las co-sas en la mano y le permite disolver su certidumbre en el libremovimiento del espíritu. De este modo, la primera reflexiónconsciente sobre el lenguaje y el primer dominio consciente queel espíritu adquiere sobre él conduce al mismo tiempo al domi-nio de la erística; pero de aquí, de la toma de conciencia acercadel contenido y del origen del habla, parte también, por otrolado, la reacción que conduce a una nueva fundamentación ya una nueva metódica del concepto.

Pues así como la sofística aprehende y destaca en la palabrael momento de la multivocidad y la arbitrariedad, Sócratesaprehende en ella la distinción y la univocidad que aunque enverdad no está dada en ella como un hecho, yace en la mismacomo postulado latente. La supuesta unidad de la significaciónde las palabras se convierte para él en el punto de partida de supregunta característica; la pregunta por el tL EcrtL, por el sentidoidéntico y permanente del concepto. Si bien la palabra no encie-rra inmediatamente este sentido, 10 sugiere constantemente, y latarea de la "inducción" socrática consiste en entender esta suge-rencia, admitirla y convertirla progresivamente en verdad. De-

FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA68

4 CL particularmente fragmento 32: E'V 'rO crocpo'V ¡toiivo'V AÉytcrllcH OU)(.EllÉhL )(.o.LEeÉt..eL Z'lj'VO~ o'Vo¡to..

:; Memorabilia. Libro IIJ, 14, 2; para un material histórico más amplio

una semejanza cualquiera. "El nombre del arco es vida pero suobra es muerte" (rWL OVV tósún OVOlla ~ío~, €QYov e,g {J-ávaLo;,Fragmento 48). Cada contenido lingüístico individual siemprees al mismo tiempo descubrimiento y encubrimiento de la ver-dad del ser; siempre es al mismo tiempo puramente significativoy meramente indicativo.4 Así pues, para esta cosmovisión ellenguaje es como la sibila que, según dice Heráclito, con deli-rante boca habla sin adornos ni ambages pero que con su voz"llega más allá de los milenios, pues el dios la mueve" (Frag-mento 92). El lenguaje encierra un sentido que para él mismopermanece oculto y que sólo puede descifrar a través de la ima-gen y la metáfora.

Pero si bien en esta comprensión del lenguaje se expresa unaconcepción integral del ser y del espíritu indefinida y no escla-recida aunque completamente encerrada en sí misma, esta sig-nificación original de la doctrina de Heráclito es progresiva-mente abandonada por sus sucesores inmediatos que se apropiande ella. Lo que él en lo más profundo de la intuición metafísicasintió aún como inmediatamente uno, se desintegra ahora, en laconsideración y tratamiento discursivo del problema del lenguaje,en partes componentes heterogéneas, en tesis lógicas aisladas ycontradictorias entre sí. Ambos motivos, que la metafísica deHeráclito contempló y forzó a entrar en unidad: la doctrina dela identidad de la palabra y el ser y la de la antítesis entre pala-bra y ser, experimentan ahora su desenvolvimiento indepen-diente. De este modo, primero es planteado el problema del len-guaje con verdadera penetración conceptual; pero simultánea-mente, al intentarse transformar la .idea fundamental de Herá-clito en la forma del concepto abstracto a partir de la forma dela indicación simbólica, dicha idea es fragmentada y, por asídecirlo, reacuñada en pequeñas monedas de fácil circulación. Loque en él era un secreto celosamente guardado, que se atrevía aindicar sólo de lejos, se convierte cada vez más en el objetocotidiano propiamente dicho de la conversación y controversiafilosóficas. Los Memorabilia de }enofonte esbozan un sugestivocuadro de cómo en la Atenas del siglo veste tema favorito delOQMT1l<;'twv ovoWJ.twv era tratado en compañía del vino y lacomida.5 ¿Existe una conexión natural, o sólo una conexión

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7 Ver la Carta VII, 342 A ss. Sobre la autencidad de la Carta VIII, cf. par-ticularmente WiJamowitz, Platón 1, 641 ss.; II, 282 ss., asl como el detalladoanálisis de su postura filosófica por Julius Stenzel: über den Aufhau derErkenntnis in VII. Platonischen Brief", Sokrates, 1847, pp. 63 ss., y E. How-ald: Die Briefe Platol1s, p. 34 (Zürich, 1923).

sólo en su conjunto conducen a la intuición del verdaderoser, del objeto del conocimiento COma YVúJal'Ov xaL ai.r¡6w; ÓV.Los niveles inferiores están dados por los nombres, la defi-nición lingüística del objeto y su reproducción sensible:OVOllu, AóYo~ ElaúJAOV. Así, por ejemplo, la esencia del CÍrculopuede ser aprehendida de tres maneras: primero, al pronunciarsimplemente el nombre del CÍrculo; segundo, al determinar ydelimitar más precisamente este nombre mediante una expl£ca-ción de lo aludido por él, esto es, al "definir" el círculo comoaquella figura cuyos puntos equidistan todos del centro y, final.mente, al colocar frente a nosotros cualquier forma sensiblecomo imagen o modelo del círculo, ya sea trazado en la arenao fabricado por el tornero. Ninguna de estas tres representa-ciones, palabra, definición y modelo alcanza y capta la verda-dera esencia del círculo, pues todas ellas no pertenecen al reinodel ser sino al del devenir. Así como el sonido es cambiante yefímero, nace y perece, la imagen trazada del círculo puedetambién ser borrada y el modelo creado por el tornero pue-de ser destruido; de manera parecida, ninguna de estas determi-naciones puede aprehender en modo alguno el CÍrculo en cuan-to tal (uiho~ ó x'Úxi.o;). Pero, por otra parte, sólo a través deestos niveles previos no autosuficientes el cuarto y quinto niye-,les alcanzan el conocimiento científico y su objeto. En estesentido, nombre e imagen, ovolla Y E'£&úJAOVquedan tajantementedivorciados de la visión racional, la en:tal'~Ilr¡, pero, por otraparte, constituyen sus presupuestos, sus vehículos y medios envirtud de los cuales podemos elevarnos hasta el conocimientoen un proceso gradual progresivo (at rov l'~V en:t(Jl'~~tr¡v aváY'X11j[«QayíyvEa{}at). Por consiguiente, el deber del objeto y éste mis-mo aparecen como algo que excede estos tres niveles y comoalgo que igualmente los engloba: como su trascendencia y comosu sín tesis.7En estos desarrollos de la Carta VII de Platón se ha hecho el

intento, por primera vez en la historia del pensamiento, dedeterminar y delimitar en sentido puramente metodológico elvalor cognoscitivo del conocimiento. Se reconoce al lenguajecomo un punto de partida del conocimiento, pero tampoco es

FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGÜíSTICA70

trás de la fluida e indeterminada forma de la palabra debemostrarse la forma conceptual idéntica y duradera como el au-téntico eidos fundan te de la posibilidad del habla y del pensa-miento. El pensamiento de Platón tiene sus raíces en estospresupuestos fundamentales socráticos, y a través de ellos se defi-ne su posición frente a la palabra y al lenguaje. En su juventud esdiscípulo de Cratilo, quien, frente a la sofística representa el as-pecto positivo del pensamiento de Heráclito, puesto que ve en laspalabras los auténticos medios del conocimiento que expresany retienen la esencia de las cosas. La identidad que Heráclitohabía afirmado entre el todo del lenguaje y el todo de la razónes transferida aquí a la relación de la palabra aislada con sucontenido eidética. Pero con esta transferencia, con esta con-versión del contenido metafísico del lagos-concepto heraclitea-no en una pedante y abstrusa Etimología y Filología, estaba yafrancamente dada aquella reductio ad absurdwn que lleva acabo el diálogo de Platón, "Cratilo", con gran maestría dialéc-tica y estilística. La tesis de que para cada ser hay una designa-ción "natural" exacta (ovÓllal'O~ oQ6ól'r¡l'a EIVaLexáal'ql l'WVOVl'úJvqJúaEL j[EqJuX'Ütav) es destruida en sí misma con la superior ironíade este diálogo y eliminada para siempre en su forma ingenua.Pero para Platón aquella relación entre palabra y conocimientono queda destruida con esta concepción sino que, en lugar dela inmediata e insostenible relación de semejanza entre ambas,ha aparecido una más profunda relación mediata. En la estruc-tura y progreso gradual del conocimiento dialéctico, la palabraconserva un lugar y valor que le es peculiar. Los fluidos lími-tes y la cada vez más relativa fijeza del contenido de la palabra,se convierten para el dialéctico en un estímulo para elevarse,en oposición y lucha con ellos, hasta el postulado de la fijezaabsoluta del contenido significativo del concepto puro, hastala BEBmól'r¡r; del l'eino de las ideas.6 Pero sólo la filosofía plató-nica de la vejez desenvolvió completamente esta intuición fun-damental en sus sentidos positivo y negativo. La autenticidadde la Carta VII de Platón no puede probarse con mayor clari-dad que por el hecho de que en este respecto se enlace directa-mente con los resultados del Cratilo y le proporcione una com-pleta claridad metódica y una radical fundamentación siste-mática.La Carta VII distingue cuatro niveles del conocimiento que

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73EL PROBLEMA DEL LENGUAJE

o Para la posición metódica del concepto de ~É~e;LI; en el conjuntode la filosofía plalónica remito a la notable filosofía de Ernst Hoffmann,"Mcthcxis y Metaxy en Platón", Sócrates, 1919, pp. 48 ss.

10 Cf. particularmente Carta VII, ~42: ltQO; yo.Q ,omot; ,u:i3,a (scil.ovo~a, I.ó'(o;. d6w,,"ov) oux. -finov Emx.etQei: ,o ltOtÓV "tt lteQt EX(l(ftOV6'I]""oüv ií ,o OV ox6.o,01) 6to. ,o ,Wv Myov u.08evÉ; • rov EVeX(l voií'vEX,WVoU1lEl; ItO/.¡.t.TIOEtItoú: EL; U\!1;O ,t8ÉVUL 'tu. VEVOl1~ÉVU{lit' uu,ou.

concepto de "participación", para indicar clara y marcadamentela conexión entre ambas formas, para delimitar la "esfera" de lapalabra con respecto a la esfera de los conceptos puros, mante-niendo al mismo tiempo vinculadas ambas esferas. La oscuri-dad que rodea a la teoría metafísica de Heráclito acerca de launidad de palabra y sentido y acerca de la antítesis entre ambosparece aclararse de golpe con este nuevo concepto metódico de~l£eE~l~.D Porque en la "participación" están contenidos lo mis-mo un momento de identidad que un momento de no-identi-dad; ello implica tanto una relación necesaria y una unidad delos elementos como una tajante separación y distinción de losmismos. Frente a las mismas piedras o leños a través de loscuales es representada, la idea pura de lo "igual mismo" siguesiendo un "otro", un E-.Egov y, desde el punto de vista de lacosmovisión sensible relativa, sólo puede aprehenderse en estarepresentación. En el mismo sentido, el contenido físico-sensi-ble de la palabra se convierte para Platón en portadór de unasignificación ideal que, en cuanto tal, no puede ser encerradadentro de los límites del lenguaje, sino que permanece másallá de ellos. Lenguaje y palabra aspiran a la expresión del serpuro pero nunca la alcanzan, porque en ellos la designación deese ser puro siempre se ve mezclada con la designación de otra"propiedad" contingente del objeto. De ahí que lo que cons-tituye la auténtica fuerza del lenguaje indique también suauténtica debilidad que lo incapacita para exponer el supremocontenido del conocimiento verdaderamente filosófico.Hl

La historia de la Lógica, 10 mismo que la del problell1a delconocimiento en general, muestra en verdad que los marcadoslímites que Platón había trazado aquí entre ambos significadosdel Aóyo;, entre el concepto "en sí" y su representante lingüís-tico, amenazan progresivamente con volver a desaparecer. Estopuede aplicarse ya a la primera fundamentación sistemática dela Lógica, aunque sin duda es afirmar demasiado 10 que se hadicho acerca de que Aristóteles tomó del lenguaje las distincio-nes esenciales sobre las que se estructuran sus teorías lógicas.

FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA72

algo más que un punto de partida. Su existencia es aún másefímera y mutable que la de la representación sensible; la formafonética de la palabra o de la oración construida a partir delOVÓ~LULlXy Q~fllXLlX capta el contenido propiamente dicho de laidea menos aún de lo que lo hace el modelo o imagen sensible.Pero, por otra parte, se preserva aún una determinada conexiónentre palabra e idea: así como se dice de los contenidos sensi-bles que "aspiran" a las ideas, hay que reconocer también enlos productos del lenguaje una referencia semejante y, por asídecirlo, una tendencia espiritual hacia ellas. El sistema dePlatón estaba listo y en aptitud de llevar a cabo este reconoci-miento relativo ante todo porque por primera vez reconocíaen toda su claridad e importancia una circunstancia que esesencial a todo lenguaje. Todo lenguaje en cuanto tal es "re-presentación"; es exposición de una determinada significaciónmediante un "signo" sensible. Mientras la reflexión filosóficapermanece dentro del ámbito de la mera existencia no puedeencontrar en rigor ninguna expre~ión adecuada ni ningunaanalogía que corresponda a esta relación peculiar. Porque enlas cosas mismas no se encuentra nada que corresponda a la re-ferencia de la "palabra" al "sentido", a la relación del "signo"con la "significación" mencionada por él. Sólo para Platón,que llevó a cabo la inversión característica en el planteamientodel problema descrita en el Fedón, y para quien resulta evi-dente que el camino del pensamiento filosófico no va de las:rq!á.yfllX'tlX a los MYOl, sino de los AóYOl a las Jtgá.Y~laLa, puestoque sólo en la verdad de los conceptos puede ser contempladay a'prehendida la realidad de las cosas,8sólo para él, pues, ad-qUlere el concepto de representaci6n una significación central~erdad~ramente sistemática. Pues es en él donde en últimamst~nCIa se condensa el problema fundamental de la teoría delas Ideas y se expresa la conexión entre "l'dea" y " . .". apanenCla .ConSIderadas .d.e,sdeel punto de vista del idealismo, las "cosas"de la. COS~lOvIslOn<:omún, los. objetos sensibles concretos de laeXperIenCIa se conVIerten en "imágenes" cuyo contenido de ver-d~d no yace en lo que inmediatamente son sino en lo que me-d~atall1en:e expresan. ~ este co?cepto de imagen, de Et6WAOV,CIea.ahola una nueva mtermedIación entre la forma del len-guaJ.e.Y la forma del conocimiento. Ahora Platón sólo necesitaremItIrSe al pensamiento central de la teoría de las ideas, al

8 Cf. "Fedón", 99 D, ss.

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12 La documentación histórica al respecto puede encontrarse en mi obrasobre Das Erkenntnisproblem, 3" ad., tomo 1, 120-135. (Especialmentepp. 149-162 de la traducción castellana, El problema del conocimiento,Fondo de Cultura Económica, México, Ig6,5.)

tica captó del lenguaje -se arguye ahora- sólo son sus cone..xiones gramaticales externas, mientras que su médula propia-mente dicha, que debe buscarse no en la Gramática sino en laEstilística, ha permanecido oculta para ella. Desde este puntode vista, los grandes estilistas del Renacimiento atacan a laSilogística y sus formas "bárbaras" no tanto desde un ángulológico sino más bien estético. Pero esta lucha de los retóricosy los estilistas contra los meros "dialécticos" como, por ejemplo,la que lleva a cabo Vallas en sus Disputas dialécticas, adoptatambién progresivamente otra forma; pues cuanto más se re-monta el Renacimiento a las auténticas fuentes clásicas, tantomás revive el concepto platónico originario de la dialéctica,sustituyendo a la concepción escolástica de la misma. En nomobre de este concepto se exige ahora el retornar de las palabrasa las "cosas". Pero de acuerdo con la visión fundamental delRenacimiento, que progresivamente se va imponiendo cada vezmás decididamente entre las ciencias fácticas, se encuentran, enprimer término, la l'vfatemática y la Teoría Matemática de laNaturaleza. Con ello, también dentro de la filosofía pura dellenguaje, la exigencia de una nueva orientación se contraponecada vez más consciente y decisivamente a la orientación haciala Gramática:12 la auténtica concepción y configuración siste-mática del lenguaje parece poder alcanzarse sólo si se recurre alsistema ele la Matemática, tomándose de ella el modelo.Por ello, en la teoría de Descartes, que da al nuevo ideal

cognoscitivo del Renacimiento la fundamentación filosófica uni.versal, la teoría elel lenguaje es colocada también bajo una nue ..va luz. Descartes mismo, en sus principales escritos sistemáticos,no hizo del lenguaje un objeto de reflexión filosófica indepen-diente, pero en algún sitio de una carta dirigida a Mersenne endonde toca tal problema, le da un giro muy característico y dela mayor significación para el porvenir. El ideal de la unidaddel saber, de la sapientia humana que permanece siempreuna y la misma sin importar cuántos objetos distintos puedaabarcar, es trasladado ahora al lenguaje. Junto al postulado dela mathesis universalis aparece el postulado de una linguauniversalis. Así como sólo la forma fundamental una e idén-tica del conocimiento, de la razón humana, se repite siempre

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74 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

Pero es verdad que ya la designación de "categorías" indicacuán estrecho es el contacto de su análisis de las formas lógicasrespecto del de las formas lingüísticas. Las categorías represen-tan las más universales relaciones del ser que, en cuanto tales,significan al mismo tiempo los géneros supremos de la iJredi-cación (yÉvr¡ o bien aX1Íf,ta.<x .fí~x<x.r¡YOQíct~). Tomadas ontoló-gicamente son determinaciones fundamentales de lo real, los"predicados" últimos del ente; pero estos predicados así comopueden ser considerados a partir de las cosas, también puedenser considerados y desarrollados a partir de la forma generalde la predicación. De hecho, la configuración de la oracióny su división en palabras y clases de palabras parece haber ser-vido frecuentemente de modelo a Aristóteles en la disposiciónde su sistema de categorías. En la categoría de sustancia asomaclaramente la significación gramatical del "sustantivo"; en lacantidad y cualidad, en el "cuándo" y "dónde", asoma la sig-nificación del adjetivo y de los adverbios de lugar y tiempoaún con mayor claridad; y particularmente las cuatro últimascategorías: el rcOLElV y rcáaXELv, el £XELV y 'XEla6 CtL, parecen acla-rarse completamente cuando se las refiere a ciertas diferenciasfundamentales que conserva la lengua griega en la designacióndel verbo y de la acción verbaI.ll De ahí que la especulaciónlógica y gramatical parecieran aquí corresponder y condicio-narse mutuamente sin excepción, y el medievo, en conexión conAristóteles, se aferró a esta correspondencia (Cf. por ejemplo:Duns Scotus, Tractatus de modis significandi seu grammaticaspeculativa). Pero cuando en los tiempos modernos se inició elataque contra la lógica aristotélica, cuando se le impugnó el de-recho de llamarse "el" sistema del espíritu, la coalición en quehabía entrado con el lenguaje y la gramática general constituyóprecisamente uno de los puntos vulnerables más importantes.Partiendo de aquí, Lorenzo Valla en Italia, Lodovico Vivesen España y Petrus Ramus en Francia trataron de desquiciarla filosofía escolástico-aristotélica. Al principio esta lucha semantiene aún dentro de las investigaciones y consideracioneslingüísticas: es precisamente la "Filología" del Renacimiento laque, partiendo de su ahondada visión del lenguaje, reclama tam-bién una nueva "teoría del pensamiento". Lo que la escolás-

11 Más detalles sobre esta conexi6n especialmente en Trendelenbm'g,De ATistotelis Categoriis (Berlín, 18~%) 'f "Geschichte der Kategorienlehre"(Histor. Beitriige :tur Philosophie, tomo 1, 184.6, pp. 2?> ss.).

EL PROBLEl\fA DEL LENGUAJE 75

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14 Por eejmplo, si la letra P designa la categoría general de la "canti-dad", los conceptos de magnitud en general, de espacio y masa, son expre-sados por Pe, Pi, Po y así sucesivamente. Cf. George Delgarno, Ars Signorlln1vulgo Character llniversalis et lingua pltilosophica. Londres, 1661; y Wilkins,An essay totuards a Real Character and a Philosophical language. Londres.1668. Un corto resumen de los sistemas de Delgarno y Wilkins lo ha dadoCouturat en su obra: La Logique de Leibniz, París, 1901, notas 1II y IV,

pp. 544 ss.

subclases que puedan ser distinguidas dentro del género comúnson representadas por una determinada letra o voz que aparecedelante de la letra inicial. Wilkins, que trata de completar yperfeccionar este sistema, en lugar de los 17 principales concep-tos originales, coloca 40 que son expresados fonéticamente me-diante una sílaba particular integrada por una consonante yuna voca1.14 Todos estos sistemas pasan relativamente rápidopor encima de la dificultad de dar con el orden "natural" delos conceptos fundamentales y determinar clara y exhaustiva-mente su conexión recíproca. El problema metodológico de ladesignación de los conceptos se transforma para ellos cada vezmás en un problema puramente técnico; les bastó sentar comobase cualquier clasificación de los conceptos puramente conven.cional y utilizarla para expresar los contenidos del pensamien-to y la representación a través de una diferenciación progresiva.

Sólo Leibniz, que sitúa de nuevo el problema del lenguajedentro -del concepto de la Lógica general y concibe a ésta comopresupuesto de toda filosofía y todo conocimiento teórico engeneral, capta también con una nueva profundidad el problemade la lengua universal. Leibniz está plenamente consciente dela dificultad que ya había señalado Descartes, pero cree poseermedios completamente nuevos para su superación en los pro-gresos que entretanto ha hecho el conocimiento científico y fi-losófico. Toda "Característica" que no quiere limitarse a serun lenguaje arbitrario de signos sino que, como CharacteristicaTealis) quiera exponer las verdaderas conexiones fundamentalesde las cosas, exige un análisis lógico de los contenidos del pen-samiento, pero la confección de tal "alfabeto del pensamiento"ya no aparece como una tarea ilimitada e insoluble siempre que,en lugar de partir de clasificaciones discrecionales y más o me.nos al azar del material conceptual en su conjunto, se recorrahasta el fin el camino que han señalado la recién fundada com-binatoria y el recién fundado análisis matemático. Así como elanálisis algebraico nos enseña que cada número se estructura a

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76 FENOMENOLOGtA DE LA FOR¡\fA LINGütSTICA

en todos los conocimientos que verdaderamente tengan la pre-tensión de tales, todo tipo de habla debe basarse también en laúnica y universal forma racional del lenguaje en general que,aunque encubierta por la plenitud y diversidad de las palabras,no puede ser ocultada por completo. Pues así como existe unorden perfectamente determinado entre las ideas de la Matemá-tica, por ejemplo, entre los números, el todo de la concienciahumana constituye una suma estrictamente ordenada de todoslos contenidos que pidieran ingresar en ella. De ahí que, asícomo a partir de relativamente pocos signos numéricos puedeconstruirse todo el sistema de la Aritmética, debería podersedesignar también exhaustivamente la totalidad de los conteni-dos intelectuales y su estructura mediante un número limitadode signos lingüísticos, siempre que éstos sean enlazados de acuer-do con determinadas reglas universalmente válidas. Descartesdista en verdad de haber ejecutado este plan: porque puestoque la creación del lenguaje universal presupondría el análisisde todos los contenidos de conciencia en sus elementos "Últimos,en sus "ideas" simples constitutivas, dicha creación podría em-prenderse con éxito sólo cuando este análisis mismo haya lle-gado a su fin y la meta de la "verdadera filosofía" haya sidoalcanzada.13 Sin embargo, la época inmediatamente posteriorpoco se desconcierta por el escrúpulo crítico que se expresa enestas palabras del fundador de la filosofía moderna. En rápidasucesión aparecen ahora múltiples sistemas de lenguaje univer.sal artificialmente formulados q~e, aunque muy distintos encuanto a su confección, coinciden entre sí en su idea funda-mental y en el principio de su estructuración. Siempre se partede la idea de que hay un número limitado de conceptos talesque cada uno de ellos se encuentre con el otro en una conexiónmaterial determinada, en una relación de coordinación, supra<:> subordinación y que, además, el objetivo de un lenguaje ver-daderamente perfecto debe consistir en expresar adecuadamenteen un siste.ma de signos esta jerarquía natural de los conceptos.Así, por ejemplo, Delgarno en su Ars SignorurnJ partiendo deesto~ presupuestos, orde?-a todos los conceptos bajo 17 conceptosgenencos supremos, deSIgnando cada uno de ellos mediante unaletra det~rminada que sirve como letra inicial para cada palabray cae baJO la categoría respectiva: del mismo modo, todas las

13 Ver la carta de Descartes a Mersenne fechada el 20 de noviembre de1829; Correspondo (edición de Adam-Tannery), 1, 80 ss.

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78 FENOMENOLOGíA DE LA FOR1VIA LINGüíSTICA

')artir de determinados elementos originarios, que puede des-1 .componerse en "números pnmos" y representa:se por su .p.ro-ducto, lo mismo se aplica también a todo contemdo cognoSCItiVOen general. La descomposición en ideas primitivas correspondea la descomposición en números primos, y uno de los pensa-mientos fundamentales de la filosofía leibniziana es que en loesencial ambas pueden llevarse a cabo de acuerdo con el mismoprincipio y en virtud de una y la misma metódica omnicom-prensiva.15 El círculo vicioso consiste en que la forma deuna verdadera característica universal parece presuponer comoya dado el saber en cuanto a su contenido y estructura y que,por otra parte, justamente esta característica debe ser lo quenos haga aprehensible y comprensible esta estructura, se re-suelve para Leibniz porque para él no se trata de dos problemasseparados que pueden ser abordados sucesivamente, sino queestán pensados en una pura correlación material. El progresodel Análisis y el progreso de la Característica se reclaman ycondicionan recíprocamente, pues toda posición lógica de uni-dad y toda diferenciación lógica que lleva a cabo el pensamien-to, existen para él con verdadera claridad y distinción sólo cuan-do se han fijado en un signo determinado. Leibniz concedepues a Descartes que el auténtico lenguaje universal del cono-cimiento depende de este mismo conocimiento, esto es, de la"verdadera filosofía", pero añade que el lenguaje no necesitaaguardar la consumación de la filosofía y que ambas tareas, elanálisis de las ideas y el otorgamiento de los signos, se desarro-llarían paralela y correlativamente.l6 Aquí sólo se expresa aque-lla universalísima convicción metódica fundamental y, por asídecirlo, aquella experiencia metódica fundamental que Leibnizhabía encontrado eficaz en el descubrimiento del análisis delinfinito: así como la algoritmia del cálculo diferencial no sehabía revelado allí meramente como un cómodo medio de ex-posición de lo que ya se había previamente encontrado, sinoc.omo un auténtico órgano de la investigación matemática, ellengua)e debe prestar en general este servicio al pensamiento;no sólo debe seguir su paso, sino debe prepararlo 'i allanarloprogresivamente.

15 Más detalles al respecto en mi obra Leibniz's System in seinen wissen-schaftlichen Grundlagen, pp. 105 SS., 487 SS; así como Couturat ot>. cit.,especialmente capítulos 3-5.

16 Ver las observaciones de Leibniz a la carta de Descartes a Mersenne:Opuscules et fragments inédits, editados por Couturat. París 1903. p. 27.

EL PROBLEMA DEL LENGUAJE 79

Sólo en la consideración del lenguaje, concebido puramentecomo medio del conocimiento, como instrumento del análisislógico, alcanza el racionalismo de Leibniz su última confirma.ción y culminación pero al mismo tiempo, en comparación conel de Descartes, este racionalismo adquiere ahora, por así decir-lo, una forma concreta. Pues la correlación que se afirma aquíentre pensamiento y habla coloca también la conexión entrepensamiento y sensibilidad bajo una nueva luz. Si bien es ciertoque la sensibilidad necesita siempre disolverse progresivamenteen las ideas distintas del entendimiento, para el punto de vistaen que se coloca el espíritu finito rige también, por otra parte,la relación inversa. También nuestros pensamientos "más abs-tractos" siempre contienen aun una mezcla de imaginación que,aunque para nosotros es todavía analizable, el análisis no lleganunca a un límite último sino que, antes bien, puede y debeproseguir hasta el infinito.17 Aquí nos encontramos en el pun-to en que la idea fundamental de la lógica leibniziana encajay se disuelve directamente en la idea fundamental de su meta-física. Para esta metafísica la escala del ser es determinada porla escala del conocimiento. Las mónadas, como únicas entida-des verdaderas y sustanciales, no acusan entre sí ninguna otradiferencia que aquella que consiste en el distinto grado declaridad y distinción de sus contenidos representativos. Sólo alsupremo ser divino pertenece el conocimiento perfecto, que enmodo alguno es representativo sino puramente intuitivo, es de-cir, que ya no considera sus objetos mediatamente a través designos que los intuye inmediatamente en su esencia pura y ori-ginaria. En comparación con esto, aun el más alto nivel quepuede alcanzar el saber del espíritu finito, el conocimiento dis-tinto de las figuras y los números, aparece sólo como un saberinadecuado: pues en lugar de aprehender los contenidos espiri-tuales mismos, debe bastarse a sí mismo con sus signos. Encualquier demostración matemática más amplia nos vemos for-zados a esta representación. Así, por ejemplo, quien piensa enun polígono regular de mil caras, no está siempre conscientede la naturaleza, igualdad y número de las caras, sino que em-

17 Les IJlus abslraites pensées Ollt besoin de quelque imagination: elquand on considere ce que c'est que [es pensées confuses (qui ne manquenljamais d'accompagner les plus distinctes que nous poussions avoir) commesont celles des couleurs, odeurs, saveurs, de la chaleur, du froid etc. onreconnoist qu'elles enveloppent toujours ['infini. Réponse aux reflexionsde Bayle, Pililos. Schriften (Gerhardt), IV., 563.

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8.1EL PROBLEMA DEL LENGUAJE

Otro camino de la consideración del lenguaje parece introdu-cirlo el empirismo filosófico en tanto que, de acuerdo con sutendencia fundamental, se ha afanado por captar el factum dellenguaje en su simple y sobria facticidad, en su origen y finempíricos, en lugar de referirlos a un ideal lógico. En lugarde dejar que el lenguaje se disuelva en cualquier utopía lógicao metafísica, debe conocérsele meramente en cuanto a su cons-tituci6n psicológica y apreciársele en cuanto a su función psico-lógica. También dentro de esta concepción del problema elempirismo toma ciertamente de los sistemas racionalistas opues-tos un presupuesto esencial al considerar primero al lengua-je exclusivamente como un medio del conocimiento. Lockesubraya expresamente que su plan de una crítica del entendi-miento no entrañaba originalmente la idea de una crítica es-pecial del lenguaje: sólo progresivamente se le fue mostrandoque la pregunta por la significación y origen de los conceptosno podía desvincularse de la pregunta por el origen de las de-nominaciones.2o Pero una vez que ha reconocido esta relación,

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19 Sobre la idea de la "lingua Adamica" eL Philos. SehriftenJ ("Escri-tos filosóficos") Ig8, 204; Noveaux Essais, IlI, 2 (Gerhardt V, 260) Y Philos.Seh1'iftcl1, 5, 260.

20 Locke, Essa)', IlI, g, sect, 21.

mediante una correspondiente combinación de tales signos, todaparticularidad y accidentalidad de los lenguajes aislados se vol-vería a disolver en un único lenguaje fundamental universal.Leibniz no ubica este lenguaje fundamental, esta lingua Ada-mica) como la llama echando mano de una expresión de losmísticos y de Jakob Boehme,19 en un pasado paradisiaco de lahumanidad, sino que lo toma como un puro concepto ideal alcual debe aproximarse progresivamente nuestro conocimientopara alcanzar la meta de la objetividad y la validez universal.Según Leibniz, sólo en esta forma última, suprema y definitivaaparecerá el lenguaje como lo que esencialmente es: aquí lapalabra ya no aparecerá como una mera envoltura del sentidosino como un auténtico testigo de la unidad de la razón que,como postulado necesario, está en la base de toda comprensiónfilosófica de un ser espiritual particular.

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FENOMENOLOGtA DE LA FORMA LINGütSTICA80

18 Véase: Meditationes de cognitione, veritate et ¡deis (1684). Philos,Sehriften, IV" '422 ss.

plea dichas palabras -cuyo sentido s610 tiene presente oscurae imperfectamente- en lugar de las ideas mismas porque re-cuerda que conoce su significado pero por el momento no juzganecesaria una mayor explicación. Así pues, aquí no tenemosque vérnoslas con un conocimiento puramente intuitivo sinocon un conocimiento "ciego" o simbólico que, como el Álgebrao la Aritmética, también domina casi todo el resto de nuestrosaber.1a Así vemos cómo en el proyecto de la Característicauniversal, cuanto más trata el lenguaje de abarcar la totali-dad del conocimiento limita al mismo tiempo esta misma to-talidad y la arrastra a su propia contingencia. Pero esta COll-

tingencia no tiene un carácter meramente negativo sino queentraña un momento siempre positivo. Así como cada repre-sentación sensible, por más oscura y confusa que sea entraí'íaun auténtico contenido cognoscitivo racional que sólo necesitaser desarrollado y "desenvuelto", cada símbolo sensible es tam-bién el portador de una significación puramente espiritual quefrancamente está dada en él sólo "virtual" e implícitamente.El auténtico ideal de la "Ilustración" consiste en no quitarlede un golpe estas envolturas sensibles, en no desechar estos sím-bolos, sino en comprenderlos cada vez más por lo que son,dominándolos y penetrándolos así espiritualmente.

Pero la concepción global lógica y metafísica en la cual in-serta Leibniz el lenguaje es tan amplia y universal que su con-tenido particular amenaza precisamente con sumergirse en estauniversalidad. El plan de la Característica universal no se li-mita a un campo aislado sino que quiere abarcar todas las espe-cies y grupos de signos, desde los simples signos fonéticos y ver-bales hasta los signos numéricos del Álgebra y los símbolos delanálisis matemático y lógico. Se dirige tanto a aquellas formasde manifestación que parecen proceder meramente de un "ins-tinto" natural que brota involuntariamente, como también "-aquel.las que tienen su origen en una libre y autoconscientecre~c~ón del espíritu. No obstante, con ello la peculiaridad es-peCIfIca d~l leng~aje como !enguaje de sonidos y palabras noestá apreCIada m aclarada SIlla, en última instancia más bienapare.ce eliminada. Si el objetivo de la Característic~ universale~tuvIera lo?,rado, ~i cada i?ea simple estuviera expresada me-dIante un SImple sIgno senSIble y cada representación compleja

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todas las denominaciones lingüísticas nunca sirven para expre-sar inmediatamente las cosas mismas, sino que exclusivamentese refieren a las ideas del espíritu, a las propias representacionesdel que habla. Esto ya fue formulado por Hobbes como el prin-cipio más universal de todo examen del lenguaje, creyendo asíhaber arrancado definitivamente la filosofía del lenguaje delcírculo y dominio ele la metafísica. Puesto que los nombres sonsignos de los conceptos y no signos de los objetos mismos, toelacontroversia sobre si designan la materia o la forma ele las cosaso algo compuesto de ambas, es eliminada como una vacua cues-tión metafísica.22 Locke se apoya en esta decisión a la que siem-pre retorna una y otra vez ampliándola por todas partes. En launidad de las palabras -así lo hace notar- nunca se expresala naturaleza de los objetos mismos sino sólo el modo subjetivoen que el espíritu humano procede a reunir sus ideas simplessensibles. El espíritu no está sujeto en esta reunión a ningúnmodelo sustancial, a ninguna "quididad" real de las cosas. Élpuede, libre y caprichosamente, acentuar uno u otro contenidorepresentativo; unificar éste o aquél grupo de elementos simplesen un compuesto total. Después de haber sido distinguidas aquílas líneas de unión y de haber sido establecidos los puntos deseparación, se particularizan las distintas clases de conceptosy significaciones lingüísticas que sólo pueden ser, pues, unaimagen refleja de este mismo proceso subjetivo de unión y se-paración, pero no de la naturaleza objetiva del ser y su estruc-tura según especies y géneros reales o lógico-metafísicos.2a Lateoría de la definición adopta así un nuevo sesgo frente al ra-cionalismo. La antítesis de definición nominal y real, de ex-plicación verbal y material desaparece: pues toda definición sólopuede pretender ser una perífrasis del nombre de la cosa y nouna exposición de su existencia y constitución ontológicas. Por-que no sólo nos es desconocida la naturaleza de cada esenciaen particular, sino que tampoco podemos relacionar ningunarepresentación determinada con el concepto universal de 10 quedeba ser una cosa en sí. El único concepto de la "naturaleza"de una cosa al que podemos enlazar un claro sentido no tieneninguna significación absoluta sino sólo relativa; dicho conceptoimplica una referencia a nosotros mismos, a nuestra organizaciónanímica y a nuestros poderes cognoscitivos. Determinar la na-

22 Hobbes. Elementorum philosophiae seetio prima. De eOI'pore Pars [,Cap. 2, sect. 5.

23 Locke, Essay, particularmente libro IIl, Caps. 2 y 6.

82 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

el lenguaje se convierte ahora para Locke en uno de los testigosmás importantes de la verdad de la visión fundamental empi-rista. Leibniz dijo una vez que la naturaleza gustaba de revelarfrecuentemente sus secretos últimos en cualquier punto y, porasí decirlo, colocárnoslos inmediatamente ante los ojos en cla-ras demostr~ciones. Locke contempla el lenguaje como unademostración semejante de su concepción global de la realidadespiritual. "Puede ser que también nos veamos conducidos unpoco hada el origen de todas nuestras nociones y conocimientos"-así empieza él su análisis de las palabras- "si reparamos enla gran dependencia que tienen nuestras palabras respecto delas ideas sensibles comunes, y cómo aquellas palabras que seutilizan para significar acciones y nociones muy alejadas de losensible tienen su origen allí, y cómo de ideas obviamente sen-sibles son transferidas a significaciones más abstrusas, haciéndo-selas aparecer para significar ideas que no caen bajo el conoci-miento de nuestros sentidos: así, por ejemplo, 'imaginar, apren-der, comprender'... etc., todas ellas son palabras tomadas delas operaciones de las cosas sensibles y aplicadas a ciertos mo-dos de pensar. EsPíTitu en su significación primaria, es 'aliento';ángel, un 'mensajero': pero no dudo que, si pudiéramos ras-traerlas hasta sus orígenes, hallaríamos en todas las lenguas quelos nombres que se colocan para significar cosas que no caenbajo nuestros sentidos, han surgido primero de ideas sensibles,de lo que podemos en cierta forma suponer qué clase de nocio-nes eran y de dónde derivaron aquellas que llenaron las mentesde los que fueron los primeros iniciadores de los lenguajes, ycómo la naturaleza, aún al nombrar las cosas, sugirió inadverti-damente a los hombres los orígenes y principios de todo su co-nacimiento. .. no teniendo nosotros, tal como se ha probado,ninguna otra idea que las que originalmente vienen de los obje-toS sensibles externos o bien las que sentimos dentro de nosotrosmismos por el interior funcionamiento de nuestros propios es-píritus, del cual estamos internamente autoconscientes".21Aquí está puntualizada la tesis sistemática fundamental a la

que se refiere directa o indirectamente cualquier discusión delproblema del lenguaje dentro del empirismo. El análsis dellenguaje tampoco aquí es un fin en sí mismo, sino que sólodebe servir como medio y preparación para el problema prin-cipal propiamente dicho que es el análisis de las ideas. Pues

21. Locke, Essay, nI, 1, sect. 5.

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24 Cf. a este respecto D'Alembert, Essai sur les él¿ments de P/¡ilosophieou sur les principes des connoisJances humaines, sect. IV.

25 "La verité ¿tant une méme chose avec l'étre". Descartes, lv/editat. V.26 Cf. por ejemplo Leibniz, Hauptschri{ten (Edición Cassirer.Buchenau).

J, lOO, 287, 239; n, 402 ss.

turaleza de una cosa no significa para nosotros más que desa-rrollar las ideas simples que están contenidas en ella y que irFgresan en su representación total como elementos.u

Así pues, de acuerdo con su expresión, esta visión fundamen-tal parece regresar de nuevo a la forma leibniziana de análisisy al postulúdo leibniziano de un "alfabeto del pensamiento"universal, pero tras de esa unidad de expresión se oculta unaaguda antítesis sistemática. Pues entre ambas concepciones dellenguaje y del conocimiento se encuentra el cambio espiritualdecisivo de significación que se ha llevado a cabo en el términomismo de "idea". Por una parte se toma a la idea en su seu-tido lógico-objetivo y por otra en su sentido psicológico-sub-jetivo; de una parte está su concepto originalmente platónico,de la otra su moderno concepto empirista y sensualista. Allásignifica la disolución de todo contenido del conocimiento ensus ideas simples y la designación de éstas significa retrotraersea principios del saber último y universalmente válidos; acá estápara derivar todos los productos espirituales complejos a partirde los datos inmediatos de los sentidos internos o externos, apartir de los elementos de la "sensación" y la "reflexión". Perocon ello también la objetividad del lenguaje y la del conoci-miento en general se ha convertido en problema en un sentidocompletamente nuevo. Para Leibniz y para todo el racionalismoel ser ideal de los conceptos y el ser real de las cosas están en-lazados en una correlación indisoluble: porque "verdad" y "rea-lidad" son una sola cosa en cuanto a su fundamento y sus raícesúltimas.25 Toda existencia y todo acaecer empíricos están ensí enlazados y ordenados tal como lo reclaman las verdadesinteligibles: y en esto consiste justamente su realidad, en estoconsiste lo que distingue la apariencia del ser, la realidad delsueño.26 Esta interrelación, esta "armonía preestablecida" entrelo ideal y lo real, entre el reino de las verdades universalmenteválidas y necesarias y el reino del ser particular y fáctico, essuprimida por el empirismo. Cuanto más marcadamente tomaal lenguaje no como expresión de las cosas sino como ex-presión de los conceptos, tanto más definida e imperiosamentedebe planteársele la cuestión de si el nuevo medio espiritual

que aquí se reconoce no falsea los últimos elementos "reales"del ser en lugar de designarlos. Desde Bacon hasta Hobbes yLocke se puede perseguir sucesivamente el desarrollo y el agra-vamiento cada vez mayor de la cuestión, hasta que finalmentese nos aparece con plena claridad en Berkeley. Para Locke per-tenece al conocimiento una tendencia a la "universalidad" pormás que esté fundado en los datos particulares de la senso yautopercepción: y a esta tendencia a lo universal del conoci-miento se ajusta la universalidad de la palabra. La palabraabstracta se convierte en expresión de la "idea abstracta uni-versal" que aquí, junto a las sensaciones individuales, es reco-nocida aún como una realidad psíquica perteneciente a unaespecie propia y con una significación independiente.27 No obs-tante, el pr<,>gresoy la consecuencia de la actitud sensualistaconduce también necesariamente más allá de este reconocimien-to relativo y esta tolerancia al menos indirecta de lo "univer-sal". En la misma escasa medida en que lo universal tiene unaexistencia verdadera y fundada en el reino de las ideas, lo tieneen el reino de las cosas. Pero de este modo, la palabra y ellenguaje en general quedan situados, por así decirlo, en uncompleto vacío. Para aquello que se expresa en ellos no se en-cuentra ningún modelo o "arquetipo" ni en el ser físico ni enel psíquico, ni en la cosa ni en las ideas. Toda realidad -lomismo la anímica que la física- es, según su esencia, realidadconcreta e individualmente determinada: para Ilegal' a intuirla,debemos desembarazarnos ante todo de la. falsa, engañosa y"abstracta" universalidad de la palabra. Con toda firmeza ex-trae Berkeley está conclusión. Toda reforma de la filosofíadebe estructurarse en primer término sobre la base de una críotica del lenguaje, debe ante todo disipar la ilusión en que hatenido preso al espíritu humano desde tiempos inmemoriales."No puede negarse que las palabras son de una excelente utili.dad, porque por medio de ellas todo ese acopio de conocimien-tos adquiridos por la labor conjunta de investigadores de todos

27 A distinet name lar every particular thing would not be o{ anygreat use {or the improvement o{ the knowledge, which though founded inparticular things, enlarges itself by general views; to whieh things redueedinto general names are properly sub servient ... Words become general byseparating {rom them the circulnstances o{ time and place, and any otherideas that may determine them to this or that particular existence. By thisway o{ abstraetion they are made capable 01 representing more individualsthan one; eaeh o{ whieh, having,in it a con{ormity to that abstract idea,is (as we eall it) o{ that sort. Locke, Essay, Vol. nI, Cap. IIJ, seco 4-6.

85EL PROBLEMA DEL LENGUAJE

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86 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

los tiempos y naciones, puede ser reunido en la perspectiva deuna sola persona y puede convertirse en su po~esión. Pero, almismo tiempo, debe reconocerse que la mayona de las partesdel conocimiento han sido tan extrañamente embrolladas y os-curecidas por el abuso de las palabras y los modos generales dehablar en que se nos entrega, que casi puede ponerse en dudasi el lenguaje ha contribuido más a la obstrucción que al avancede la ciencia. .. por ello sería de desearse que cada uno se es-forzara al máximo en obtener una clara visión de las ideas queconsiderara; separando de ellas todo ese ropaje y estorbo depalabras que tanto contribuye a cegar el juicio y a dividir laatención. En vano dirigimos la vista a los cielos y escudriñamoslas entrañas de la tierra, en vano consultamos las obras de loshombres sabios y rastreamos las oscuras huellas de la Antigüe-dad. Sólo necesitamos descorrer la cortina de las palabras paracontemplar el bellísimo árbol del conocimiento, cuyo fruto esexcelente y está al alcance de nuestra mano.28Pero esta crítica radical del lenguaje, considerada más de

cerca, contiene simultánea e indirectamente una crítica delideal cognoscitivo sensualista en que se apoya. Desde Lockehasta Berkeley se ha operado una peculiar inversión en la po-sición del empirismo frente al problema del lenguaje. Lockeencontró confirmada y certificada su concepción fundamentaldel conocimiento en el lenguaje y lo invocó para atestiguarsu tesis general de que nada podía haber en el entendimientoque no hubiera estado antes en los sentidos: pero ahora seevidencia más bien que no hay lugar para la auténtica yesencial función de la palabra dentro del sistema sensualista.Si este sistema ha de mantenerse en pie, no queda otro re-medio que negar y suprimir esta función. La estructura dellenguaje no es utilizada ahora a modo de ejemplificación de laestructura del conocimiento sino que constituye su exacta con-traparte. Lejos de entrañar también un contenido de verdadsólo relativo y contingente, el lenguaje es más bien un espejoencantado que nos permite reconocer las verdaderas formasdel ser s610 dentro de su peculiar manera de falsificarlas '! dis-torsionarlas. Aquí también se ha llevado a cabo dentro delpropio em\)irismo un desarrollo,! una inversión dialécticas queresalta lo mas clata '! convincentemente cuando se colocan

28 Berkeley. A Treatise Concernillg the PrincipIes of Human Knowledge,lntrod., núm. 21-24.

EL PROBLEMA DEL LENGUAJE 87

frente a frente los dos extremos históricos de la filosofía em-pirista del lenguaje. Mientras que Berkeley pugna por supri-mir el contenido cognoscitivo y de verdad del lenguaje y veen él la razón de todos los errores y autoengaños del espírituhumano, en Hobbes al lenguaje no sólo se le atribuye verdadsino que toda verdad le es atribuida. El concepto de verdadde Hobbes viene a culminar en la tesis de que la verdad noreside en las cosas sino única y exclusivamente en las palabrasy en el uso que se hace de ellas: veritas in dicto, non in reconsistet.29

Las cosas SOny permanecen como singularidades reales que senos manifiestan en las concretas sensaciones individuales. Peroni la cosa individual ni la sensación individual pueden nuncaconstituir el verdadero objeto del saber: porque todo saber quemerezca el nombre de tal, en lugar de mera cognición his-tórica de lo particular, aspira a ser conocimiento filosófico, esdecir, conocimiento necesario de lo universal. De ahí que si lasensibilidad y la memoria se circunscriben a lo táctico; todaciencia está encaminada a obtener relaciones y conclusionesgenerales, enlaces deductivos.So El órgano y el instrumento delcual se sirve aquí no puede ser otro que la palabra. Puesnuestro espíritu puede obtener una visión deductiva sólo deaquellos contenidos que no le están dados desde fuera como lascosas o las sensaciones, sino que él mismo crea y produce libre-mente a partir de sí mismo. Pero de semejante libertad nodisfruta frente a los objetos reales de la naturaleza, sino sólofrente a sus representantes ideales, frente a las designacionesy denominaciones. Así pues, la creación de un sistema de nom-bres no es sólo una condición previa para todo sistema delsaber sino que todo verdadero saber se disuelve en una talcreación de nombres y en su combinación para formar oracio-nes y juicios. Verdad y falsedad no son, por lo tanto, atributosde las cosas sino atributos del discurso; y el espíritu que pres-cindiera del discurso perdería por ello su control sobre estosatributos y ya no podría distinguir y contraponer 10 "verda-dero" a lo "falsO".81 De ahí que de acuerdo con la concepciónnominalista fundamental de Hobbes, el lenguaje sólo es unafuente de error en la medida en que sea condición del cono-

29 Hobbes, De Corpore, p. 1: Computatio sive Logica, cap. DI, nÍlm. 7.30 Hobbes, Leviathan, parte 1: "Del hombre", cap. 5, núm. 6.al "Del hombre", cap. IV: Verum et falsum attributa sun non rerum, sed

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89EL PROBLEMA DEL LENGUAJE

III

física y que finalmente no sólo penetra en su esfera sino quees también quien decisiva y esencialmente determina la formaele esa metafísica ..

Sin embargo, en la historia del empirismo la última fase delsistema berkeleyano queda como un episodio aislado. El desa-rrollo general toma otra dirección; pugna cada vez con mayorclaridad por sustituir por puntos de vista puramente psicoló-gicos los puntos de vista lógicos y metafísicos bajo los cualeshabía sido preferentemente considerada hasta entonces la co-nexión del habla con el pensamiento. De aquí resulta en pri-mer término un triunfo directo e indubitable para el examenconcreto del lenguaje: pues ahora, junto al examen ele lo queel lenguaje es en cuanto forma total espiritual, aparece cadavez más definidamente el interés por la individualidad, por lapeculiaridad espiritual de los lenguajes individuales .. Mientrasque la visión lógica fundamental, como si estuviese bajo coac-ción metódica, desemboca en el problema del lenguaje univer-sal, el análisis psicológico indica el camino opuesto. AunBacon, en el ensayo De dignitate et augmentis scientiarum,reclama una forma universal de "gramática filosófica" al ladoele la acostumbrada filología empírica y de la grammaticalitteraria. Pero dicha gramática filosófica no debe empeñarseen mostrar una relación necesaria cualquiera entre las palabrasy los objetos por ellas mencionadas: pues por más atractivaque pueda parecer semejante empresa, resultaría igualmentepeligrosa e incierta dada la elasticidad de las palabras y la in-certidumbre de toda investigación puramente etimológica. Sialguien estuviera versado en un gran número de lenguajes, lomismo en lenguajes populares que cultos, la forma más noblede la gramática estaría en el manejo de sus diversas peculia-ridades y en mostrar en qué consisten sus ventajas y defectos.De este modo, a través de la comparación de los lenguajesaislados no sólo se podría trazar la imagen ideal de un len-guaje perfecto sino que, al mismo tiempo, se obtendrían lasexplicaciones más significativas sobre el espíritu y costumbresde cada una de las naciones. En la exposición que hace Ba-con de esta idea y en la breve caracterización ele las lenguasgriega, latina y hebraica que intenta hacer desde este puntode vista, ha anticipado un postulado que encontró por vez pri-

FENOMENOLOGíA DE LA FOR1VIALIi\GüíSTICA88

33 Una, discusión }' documentación más detallada se encontrará en miobra El problema del conocimiento, II, 315 XXX ss, Pp. 275SS., de laversión castellana, Fondo de Cultura Económica, l\Iéxico, 1965.

cimiento conceptual en general y, can ello, la fuente de todavalidez universal y de toda verdad.

Por el contrario, en la crítica berkeleyana del lenguaje y elconocimiento parece habérsele arrebatado también este últimoapoyo a lo universal, quedando con ello definitivamente refu-tada y erradicada la metódica del racionalismo, que aún operainconfundiblemente por doquier en el pensamiento de Hobbes.Pero en tanto que el sistema de Berkeley evoluciona desde estossus comienzos y pugna por extenderse cada vez más, se operanuevamente en él mismo un retroceso y una inversión pecu-liares. Es como si ahora la fuerza del lagos latente en el len-guaje, que en un principio era combatida y violentamente re-primida, se hubiera progresivamente liberado y opuesto al cons-treñimiento del esquema sensualista en que Berkeley tratÓ' desujetar todo hablar y todo pensar. Imperceptiblemente y lJaSOa paso, Berkeley se ve empujado a una nueva concepción fun-damental del conocimiento a partir de la consideración y aná-lisis de la función del signo y de la valoración positiva queadquiere para él el mismo. El propio Berkeley lleva a cabo,particularmente en su última obra, el Siris, el viraje decisivo:libera a la "idea" de todos sus lazos psicológico-sensualistas yla conduce de nuevo a su significación fundamental platónica.y en esta última fase de su sistema vuelve a adquirir tambiénel lenguaje una posición preponderante y verdaderamentecentral.

Si antes se discutía el valor del lenguaje por razones fun-dadas en la Psicología y la Metafísica berkeleyanas, en la formadefinitiva de esta misma metafísica nos encontramos frente alsOl'prendente drama de que toda realidad, lo mismo la espiri-tual que la sensible, se transforma en lenguaje. Pues ahora lapropia cosmovisión sensualista se ha transfigurado más y másen una cosmovisión puramente simbolista. Lo que designamoscomo realidad de las percepciones y los cuerpos, captado ycomprendido más profundamente, no es otra cosa que el len-guaje sensible de signos en que un espíritu finito omnicom-prensivo se manifiesta a nuestro espíritu finito.32 En la pugnaentre metafísica y lenguaje ha resultado finalmente vencedorel lenguaje, que primero fue arrojado del umbral de la meta-

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35 Locke, Essay, vol. n, cap. 22, seco 6; vol. IIl, cap. 5, seco 8.

tuales complejos no es una imagen refleja de lo existente sen-sible sino más bien una imagen refleja de operaciones espiri-tuales, este reflejo puede y debe llevarse a cabo de manerasinfinitamente múltiples y heterogéneas. Si el contenido y laexpresión del concepto no dependen de la materia de las re.presentaciones individuales sensibles sino de la forma de sucombinación, cada nuevo concepto lingüístico representa fun-damentalmente una nueva creación espiritual. Por consiguiente,ningún concepto perteneciente a una lengua es "transferible"sin más al concepto de otra lengua. Ya Locke insiste en estaconclusión; ya él acentúa el hecho de que, comparando exac-tamente diferentes lenguas casi nunca se encontrarán en ellaspalabras que conepondan completamente y que se las puedaperfectamente hacer coincidir en todo el alcance de su sentido.85Pero con ello el problema de una gramática "universal" resul-tó, desde un nuevo ángulo, una ilusión. Cada vez más marca-damente surge la exigencia de buscar, en lugar de semejantegramática universal, la estilística particular de cada una de laslenguas y de comprenderla en su peculiaridad. El centro de laconsideración del lenguaje es desplazado de la Lógica no sóloa la Psicología, sino a la Estética. Esto resalta en forma parti-cularmente clara en aquel pensador que, como ningún otrodentro del círculo empirista, une a la agudeza y claridad delanálisis lógico la más viva sensibilidad hacia la individualidad,hacia las más sutiles sombras y matices de la expresión estética.Diderot en su "Carta sobre los sordomudos" hace suya la ob-servación de Locke; pero lo que en éste había sido un aperplaislado se ve ahora apoyado por una plétora de ejemplos con-cretos provenientes del campo de la expresión lingüística yparticularmente literaria, y formulado en un estilo que en símismo es la prueba inmediata de cómo toda forma espiritualverdaderamente original crea su propia forma lingüística. Par-tiendo de una cuestión estilística perfectamente determinadadel problema de la "inversión" lingüística pasa Diderot metó-dicamente y, no obstante, dentro del más libre movimiento deideas, al problema de la individualidad de la forma lingüística.Al igual que Lessing, quien para caracterizar la incomparableunicidad del genio poético, recuerda la frase de que antes sequitará a Hércules su mazo que a Homero o Shakespeare unsolo verso, Diderot parte también de esta frase. La obra de un

90 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

mera su auténtico cumplimiento en Leibniz.sa Sin embargo,dentro del empirismo filosófico sólo se llevó adelante su ini-ciativa en la medida en que se fue tomando conciencia conclaridad y penetración crecientes del sello y particularidad delos conceptos en cada uno de los lenguajes. Si los conceptosdel lenguaje no sólo son signos de cosas y procesos objetivossino signos de las representaciones que nos formamos de ellas,deben reflejarse precisamente en dichos signos no tanto a lanaturaleza de las cosas como la especie y orientación indivi-duales de la concepción de las cosas. Ésta resalta, en formaparticularmente acentuada, ahí donde no está en cuestión rete-ner fonéticamente simples impresiones sensibles sino ahí dondela palabra sirve para expresar una representación total com-pleja. Pues cada representación de este tipo y, por consiguiente,cada nombre que atribuimos a estos "modos combinados"(mixed modes, como las llama Locke) remite a la libre acti-vidad del espíritu. Mientras que en lo que concierne a susimpresiones simples el espíritu se comporta de modo pasivo,limitándose a recibirlas en la forma en que se le dan desde elexterior-en la combinación de estas ideas simples se manifiestasu propia naturaleza mucho más que la del objeto situadofuera de él. No es necesario preguntar por un modelo realde estos enlaces; los tipos y especies de los "modos combinados"y los nombres que les atribuimos son más bien creados por elentendimiento sin necesidad de ningún modelo, de ningunaconexión inmediata con cosas verdaderamente existentes. Lamisma libertad de que dispuso Adán cuando creó las primerasdenominaciones acerca de representaciones complejas sin contarcon otro modelo original que el de sus propios pensamientos,existió y existe desde entonces para todos los hombres.MComo vemos, nos encontramos aquí en el punto en que el

sistema del empirismo reconoce la espontaneidad del espírituaunque provisionalmente s610 lo haga condicionada e indirec-tamente. y esta estrechez esencial de la teoría re1Jroductoradel conocimiento debe repercutir de inmediato sobre la concep-ción total del lengua)e. Si el lengua)e en sus términos concep.

33 VeT Bacon, De dignitate et augmentis scientarum, Ub. VI, cap. 1: In-numera sunt ejusmodi, lJuae justum volumen compIere possint. Non absre igitur fuerit grammatica philosophantem a simplici et litteraria distin.guere, et desideTalam ponere.34 Ver Locke. Essa-y, vol. Il, cap. 22, seco 1 SS.; vol. IIl, cap. 5, seco 1-3:

cap. 6, seco 51 ss.

EL PROBLEMA DEL LENGUAJE 91

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Y:lEL PROBLEMA DEL LENGUAJE

inanalizable. Esta concepción encontró su centro de gravedadsistemático-filosófico en el platonismo inglés: Cudworth y lospensadores de la escuela de Cambridge; su exposición literario-acabada la alcanzó en Shaftesbury. Toda conformación exter ..na de lo existente sensible -esta es la convicción fundamentalde Shaftesbury y el platonismo inglés- debe basarse en de-terminadas proporciones internas (interior numben) pues laforma nunca puede crearse a partir de la materia sino que esy permanece inmutable e imperecedera como unidad puramenteideal que da primero forma determinada a la pluralidad enque se imprime. Estas proporciones internas y espirituales y nola existencia y naturaleza accidentales de las cosas empíricas eslo que el auténtico artista representa en su obra. Un artistasemejante .es de hecho un segundo creador: un verdadero Pro-meteo después de Júpiter. "Al igual que aquel artista soberanoo la naturaleza plástica universal forma un todo en sí mismocoherente y proporcional con la debida sujeción y subordinaciónde sus partes constitutivas. .. el artista moral que puede -en.tonces- imitar al creador y que conoce la forma y estructurainternas de su semejante, apenas podrá, creo yo, encontrárseleignorante de sí mismo o dudando acerca de aquellos númerosque dan armonía al espíritu." Lo que ya el examen de cual.quier cuerpo orgánico natural nos revela, adquiere certeza irre-futable en cuanto atendemos a nuestro propio yo, a la unidadde nuestra conciencia, esto es, al hecho de que cualquier serverdadero y autosubsistente no recibe su forma de las partessino que es y opera como totalidad formada con antelación atoda partición. Cada uno de nosotros puede aprehender inme.diatamente en su yo un principio formal individual, puedeaprehender su propio "genio" que vuelve a encontrar parcial ototalmente como el poder conformador siempre diverso y, sinembargo, idéntico a sí mismo, como el "genio del universo".Ambas ideas corresponden y se condicionan recíprocamente.Correctamente interpretada y entendida, la subjetividad empí-rica se trasciende necesariamente a sí misma y desemboca en elconcepto de "espíritu universal" ,37

Lo que este concepto estético-metafísico de "forma interna"ha proporcionado a la concepción del lenguaje puede ponerseen claro en una obra surgida directamente del círculo del neo,.

37 Ver Shaftesbury, Soliloquy or Advice to an Author (Charakteristiks,edición de Robertson, Ig<lO. r, 135 s.). ef. particularmente "The Moralists"seco V.

1FENOMENOLOGtA DE LA FORMA LINGütSTICA92

36 Diderot,. Lettre sur les sourds et mue!s (Oeuvres, ed. Maigeon. ParísJ ¡aS, n. 322 s.).

verdadero poeta es y seguirá siendo intraducible: se podrántransmitir los pensamientos, se podrá quizá tener la fortunade hallar aquÍ y allá una expresión equivalente; pero la expo-sición integral, el tono y sonido del conjunto sigue siendosiempre uno y el mismo sutil "jeroglífico" intraducible.1>6 Yun jeroglífico semejante, una ley semejante de forma y estilono se verifica sólo en cada arte particular: en la música, pin-tura, plástica, sino que rige a todo lenguaje particular y leimprime el sello de lo espiritual intelectual o emocional.

De este modo, el examen del lenguaje es puesto en contactodirecto con el problema central que domina toda la historiaespiritual de los siglos XVII Y XVIII. En el concepto mismo desubjetividad se lleva a cabo ahora la misma transformación ca-racterística que afrontamos simultáneamente en la teoría delarte y la creación artística. De la estrecha concepción empirio-psicológica de la subjetividad, emerge cada vez más claramentela profunda y omnicomprensiva visión que arranca la subjeti-vidad de la esfera de la existencia meramente accidental ydela actividad arbitraria, y la reconoce en su específica "forma"espiritual, esto es, en su específica necesidad. En la teoría es-tética de los siglos XVII Y XVIII, todo este movimiento conflúyeprogresivamente, cada vez más determinada y conscientemente,en un solo punto central. El concepto de genio se convierteen portador lingüístico y eidética de una nueva concepción de]0 espiritual que sobrepasa los límites de la consideración em.pirio-psicológica meramente reflejante. En la Lettre sur lessourds et muets de Diderot, el concepto de genio constituye-por poco que destaque aquí explícitamente- el principioque anima toda discusión teórica individual sobre el lenguajeo el arte y constituye también el punto de unidad ideal al queapunta. Pero mucho más allá de este ejemplo aislado puedeobservarse cómo penetra este concepto. en el estudio del len-g~aje desde los más diversos ángúlos. Ya en la Inglaterra de lossIglos ~VlI .~ XVIII n.o.do~ina d.e modo exclusivo la descripcióny exphcaclOn empmo-pslcológlca de los procesos espiritualesque trata de descomponerlos en sus factores individuales sensi-bles y materiales, sino que frente a ella se encuentra otra con.cepción que est~ dirigida a la "forma" de estos procesos y quepugna por aprehender esta forma en su totalidad originaria e

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creaciones tan nuestras como una píldora o un elíxir." 40 Aesta concepción de la creación de la "forma" a partir de la"materia" contrapone Harris la suya propia que, apoyada enPlatón y Aristóteles, representa el primado universal de la for-ma. Todas las formas sensibles deben estar basadas en formaspuras inteligibles "anteriores" a las sensibles.41 y en esta cone-xión Harris -que como sobrino de Shaftesbury también estuvopersonalmente próximo a su círculo de ideas desde muy tem-prano- se remonta al concepto central de Shaftesbury: el con-cepto de "genio". Cada lengua nacional tiene su propio espí-ritu; cada una encierra un principio peculiar de conformación."Nos veremos conducidos a observar cómo las naciones, al igualque los hombres singulares, tienen sus ideas peculiares; cómoestas ideas peculiares se transforman en el genio de su lengua,puesto que el símbolo debe, claro está, corresponder a su ar-quetipo; cómo las naciones sabias, teniendo el mayor númerode ideas, y también las mejores, tendrán, consecuentemente, lasmejores y más copiosas lenguas." Así COmo existe una natu-raleza, un genio del pueblo romano, griego o inglés, tambiénexiste un genio de las lenguas latina, griega e inglesa.42 Aquíaparece -por primera vez con esta precisión- la nueva nocióndel concepto de "espíritu del lenguaje" que en adelante do-mina toda la consideración filosófica. En la magistral expo-sición que Rudolf Hildebrand ha dado en los dos artículossobre "espíritu" y "genio" correspondientes al "Diccionario" eleGrimm, puede rastrearse, paso a paso, cómo este conceptopenetró en la historia alemana del espíritu y adquirió pro-gresivamente en ella carta de ciudadanía espiritual y lingüís.tica.43

Una vía directa conduce de Shaftesbury y Harris a Hamman yHerder. Hamman escribe ya en el año de 1768 a Herder enRiga que ha ordenado para Herder el "Hermes" a su editor:"una obra que para vuestro plan (el tratamiento del lenguajeen los "Fragmentos sobre la nueva literatura alemana") mepareció ser imprescindible".44 y Herder mismo, que en sus Sel-vas críticas evoca la teoría estética de Harris para refutar a

40 Ibici., I'oi. nI. cap. 5. pp. 404 s.41 Ibid .• vol. IlI, cap. 4. pp. 380 ss.42 Ibídem, vol. lII, cap. 5, pp. 409 ss .43 Cf. particularmente Grimm, Deutsch. H'orterbuch IV. l. 2,2727 ss., y

3401 ss.44 Hamman a Herder: 7 de septiembre 1768. Schl'iften (Roth) IIJ. 386.

94 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

platonismo inglés y que refleja claramente. su cosmov~sión g~'nera!. . El Hermes or a Philosophical Inqulry Concernlng Uni-versal Grammar (1751) de Harris, si se considera el plan de]a obra en su conjunto, parece moverse aún completamentedentro de los cauces de las teorías racionalistas del lenguaje,parece perseguir aún el mismo ideal, verbigracia, de la Gram-maire générale et raisonné de Port Royal. Aquí también debeser creada una gramática que, sin referirse a los distintos idio-mas de las lenguas particulares, sólo tenga en cuenta los prin-cipios universales idénticos a todas las lenguas. Una lógica ge-neral y una psicología también general deben servir de basea la organización del material del lenguaje y hacer aparecercomo necesaria esta organización. Así como, por ejemplo, lasfacultades del alma revelan una bifurcación originaria en fa-cultad representativa y apetitiva, toda otra oración lingüística-mente formada debe ser también una proposición afirmativa ouna manifestación volitiva (a sentence of assertion 01' a sentence(;f volition). Sobre esta base resulta que en general la preguntaacerca de porqué el lenguaje entraña precisamente estas partesdel discurso y no otras, y porqué las entraña en esta forma yno en otras, debe poder contestarse radical e inequívocamente.Particularmente notable e interesante es el intento de Harris deobtener un esquema general para una exposición de la forma-ción de los tiempos del verbo a partir de un análisis lógico ypsicológico de la l"epresentación tempora1.38 Pero en cuantomás adelanta más se esclarece que la psicología en que se apoyapara la consideración y clasificación de las formas del lenguajees una pura "psicología de la estructura" en aguda oposicióna la psicología de elementos que maneja en sensualismo. Ensu defensa de la "idea universal" contra sus críticos empiristas sevincula Harris directamente a la escuela de Cambridge.s9 "Porlo que a mí concierne -observa él- cuando leo los detalleswbre sensación y reflexión y se me enseña todo el proceso desurgimiento de mis ideas, me parece ver el alma humana comOun crisol donde las verdades son producidas mediante una es-pecie de química lógica. Puede ser que ellas consistan (puesnada sabemos al respecto) en materiales naturales, pero son

38 Hanis, Hermes 3" edi.ción, Londres. \'1'11, \'ol. l. cap. () (pp. 97 ss.).sobre lo anteri.or ver especialmente vol. l. cap. 2. pp. \'1 ss.; cap. 3, pp. 24ss.. 39 lbid., vol. III cap. 4. pp. 350 ss. Compárese con Cudworth. The Truelntellectuo! System of lhe Universe, Londres. 1678. vol. l. cap. 4.

EL PROBLEMA DEL LENGUAJE 95

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47 CE. mi obra Freiheit und Form, Studien zur deutschen Geistesgeschichte.Especialmente capítulos 2 y 4.

48 Condillac, La langue des calculs. Oeuvres, París, 17g8, volumen 23.

recciones fundamentales de su "producción".47 Por lo que tocaal lenguaje, a primera vista esta tendencia parece operar yaen aquellas teorías empiristas y racionalistas del origen dellenguaje que, en lugar de considerarlo como una obra divinahecha de un solo golpe, tratan de entenderlo como una librecreación de la razón humana. Pero puesto que en estas teoríasla razón misma conserva siempre el carácter de reflexión sub-jetiva arbitraria, el problema de la "formación" del lenguajese disuelve nuevamente en el problema de su "invención". Elhombre realiza un proceso con un propósito consciente al in-ventar los signos lingüísticos y al estructurarlos en palabras yoraciones. La teoría del lenguaje de la Ilustración francesagusta de establecer una comparación directa y un paralelismoentre este desarrollo progresivo del lenguaje y la construcciónmetódica que lleva a cabo el espíritu en la ciencia y particu-larmente en la matemática. Para Condillac todas las cienciasparticulares a las que llega el espíritu humano sólo son la con-tinuación del mismo proceso de análisis de las ideas que em-pieza con la formación del lenguaje humano. Junto al len-guaje inicial de signos fonéticos aparece un lenguaje que sesirve de símbolos universales particularmente aritméticos y al-gebraicos; junto al lenguaje de palabras aparece el "lenguajedel cálculo", pero en ambos rige el mismo principio de ladescomposición, combinación y ordenación de las representa-ciones.

Así como las ciencias en su totalidad no son otra cosa quelenguajes bien ordenados (langues bien faites), nuestro lenguajede palabras y sonidos no es otra cosa que la primera cienciade 10 existente como la primera manifestación de aquel im-pulso originario del conocimiento que va de lo complejo a 10simple, de 10 particular a 10 universa1.48 lVlaupertuis en sus"reflexiones filosóficas sobre el origen de las lenguas" ha tra-tado de seguir detalladamente el camino que sigue aquí el len-guaje; ha tratado de mostrar cómo partiendo de sus comienzosprimitivos, en los que tan sólo dispone de unos cuantos tér-minos para designar representaciones sensibles complejas, llegaa poseer un tesoro de denominaciones, formas verbales y partes..de la oración que progresivamente se va enriqueciendo a tm-

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g6 FENOMENOLOGtA DE LA FORMA LINGütSTICA

Lessing a propósito del LaoCoOl1te) se remite constantementea la teoría del lenguaje de Harris. En su prefacio a la traduc-ción alemana de la obra de Monboddos sobre el origen y de-sarrollo del lenguaje declara expresamente que Monboddos yHarris muestran un nuevo y más firme camino para el examendel lenguaje: "Basta ... la senda está abierta: los principios denuestro autor y su amigo Harris me parecen no sólo los únicosfirmes y verdaderos, sino que también sus primeros intentos decomparar entre sí varias lenguas de diferentes pueblos en diversosniveles de cultura seguirán siendo trabajos preparatorios deun maestro. ¡Ojalá fuese posible alguna vez (ciertamente nodemasiado pronto) una filosofía del entendimiento humano de-sarrollada a partir de su obra más característica: las diversaslenguas de la tierra! 45

Lo que particularmente atrajo a Herder de la consideracióndel lenguaje hecha por Harris, era probablemente el mismo ras-go que acentúa también en su enjuiciamiento de la teoría es-tética de Harris. La distinción aristotélica de EQYOV y evÉQYwxhabía sido vuelta a situar en el centro de la teoría del arte através del Diálogo sobre el arte de Harris, al cual se remiteexpresamente Herder ya en su temprana discusión de problemasestéticos en sus Selvas críticas.46 Desde aquí dicha distinciónpasa también a la teoría del lenguaje, donde finalmente Wilhelmvan Humboldt la comprendió en forma estrictamente sistemá-tica y le dio su formulación más precisa. Como el arte, el len-guaje no puede concebirse como una mera obra del espíritusino como una forma y una "energía" que le es peculiar alespíritu. Ambos motivos, la teoría "energética" del lenguaje yla teoría energética del arte encontraron nuevamente su uni-ficación ideal en el concepto de genio y en el desarrollo carac-terístico que experimentó éste en los siglos xvn y XVll1. "Puesel carácter decisivo de este desarróllo es la tendencia constantea retrotraer todo ser espiritual al proceso creador originario enel que tiene sus raíces y todo "producto" a las funciones y di-

46 Prefacio a la traducción de Monboddo (1784), en la edición deSuphan XV, 183; de parecida manera, también en la Metacrítica de Her-der (1799), Suphan XXI, 57, se emiten juicios sobre Harris. Herder yahabía expresado en 1772 el deseo de contar con un extracto alemán delHermes (AlIg. Deutsch. Bibliothek; Suphan V, ,}lS')

46 Ver Krítische TVii/der 111, 19 (Suphan nI, pp. 159 ss.), en conexión conla obra de Harris Three treatises the jirst concerning art, the secondconceming music, pai/lting a/ld poetry etc. Londres, 1744.

EL PROBLEMA DEL LENGUAJE 97

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99EL PROBLEMA DEL LEl'\GUA]E

imprescindible, o que la palabra valga como una mera envol-tura que encubre el contenido fundamental del conocimiento,l?s auténticas "percepciones originarias" del espíritu: en todocaso, la meta del lenguaje, que determina su valor positivo onegativo, siempre es el saber teorético y la expresión de estemismo. Las palabras son signos de las ideas, ya sea que estasúltimas sean tomadas como contenidos cognoscitivos objetivos ynecesarios o bien como "representaciones" subjetivas. Ahorabien, cuanto más se amplía y profundiza el concepto de "sub-jetividad" que elabora progresivamente la reciente filosofía,cuanto más claramente brota de él una nueva concepción verda-deramente universal de la espontaneidad del espíritu, que se re-vela coma espontaneidad del sentimiento y la voluntad 10 mis-mo que del conocimiento, tanto más definidamente debe ha-cerse resaltar ahora otro factor en el rendimiento del lenguaje.Si tratamos de remontarnos a sus primitivos comienzos, el len-guaje parece no ser un mero signo representativo de la repre-sentación, sino un signo emocional del afecto y el impulsosensibles. Ya la antigua teoría conoce esta derivación del len-guaje a partir del afecto, del :n:<Íaos; de la sensación y del placery dolor. De acuerdo con Epicuro, para comprender el origendel lenguaje debemos remontarnos a esta causa primera comúnal hombre y a los animales y, por lo tanto, verdaderamente"natural". El lenguaje no es obra de una mera convención, deun decreto o acuerdo arbitrarios, sino tan necesario o naturalcomo la misma sensación inmediata. Así como la vista y eloído, y el sentimiento de placer y de dolor han acompañadoal hombre, desde sus comienzos lo mismo sucede con la expre-sión que va aparejada a nuestras sensaciones y sentimientos.Así coma las sensaciones de los hombres eran diversas y cam-biaban de acuerdo con la diversidad de su constitución físicay sus diferencias espirituales y étnicas, así también debieronsurgir sonidos variados que sólo progresivamente, con la fina-lidad de la significación y de la mutua comprensión, fueronreducidos a tipos más generales de palabras y lenguajes.5o Del50 Cf. Diógenes Laercio, Lib. X, seco 24 S 75: ó8ev xaL 'tu óv6¡w'ta

e~ aQxií~ !ti¡ 8Écm yevÉo8aL, (¡A.A.' fJ.1ha.~ 'ta.~ qnjoeL~ 'tWV av8QW1tCllV, v.aO'Exao'ta ~8V'l] ¡fiLa leaOXOúoa~ nci8r¡ xaL ¡fiLa l,a!tf3av6uoa~ cpav'tciowi'td.tfiLOl~ 'tov aÉQa exnÉJ,lJteLv, o'teH6!tevov úcp' éXM'tOlV 'tWV na8wv xaL 'tWVcpu.v'taO!tIÍ'tOlV, oo~ av leon xaL 1¡ naQa. 'tou~ 'tÓJtou~ 'tWV e8vwv ()lacpoQa.fh¡. vO'teQov fiE XOLVW~xa8' Éxao'ta g8V'l] 't0: ifiLa 'tL8ijvat, nQó~ 'to 't0:~fir¡AÓJoeL~ lj't'tov á).tCPI1361.ou~ yevÉo8aL áH'lÍ],ot~ xaL oU"'tO¡tOl'tÉQ(t)~fir¡Aou).tÉva~.

Las teorías empiristas y racionalistas, psicológicas y lógicas dellenguaje, a pesar de la antítesis interna que hay entre ellas yen la forma como se las ha concebido hasta ahora, coincidenen un rasgo fundamental. Todas consideran al lenguaje esen-cialmente en cuanto a su contenido teorético; por el lugar queocupa dentro de la totalidad del conocimiento y por lo queproporciona para la edificación del conocimiento. Ya sea quese le conciba como obra directa de !ararón y como su órgano

~\l Réjlexions Philosophiques sur l'origine des langues et la signijicationdes mots, Oeuvres, L)'on 1756, 1, pp. 2.59ss.

IV

FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

vés de una constante comparación y diferenciación conscientesde las partes de estas representaciones.49 Frente a esta visióndel lenguaje que lo confina a la esfera de una racionalidadabstracta, coloca Herder una nueva concepción de la "razónlingüística", Más aún, aquí aparece con sorprendente agudezala profunda conexión de los problemas espirituales fundamen-tales pues la lucha que ahora se plantea corresponde en todossus rasgos a la lucha que en el campo del arte llevó a caboLessing contra Gottsched y contra el clasicismo francés. Tam-bién los productos del lenguaje son "regulares" en todo el sen-tido de la expresión, aunque no puedan derivarse ni medirsea partir de una regla conceptual objetiva. En virtud de la con-cordancia de todas sus partes en un todo, también ellos sonformados de principio a fin con una finalidad, pero en ellosdomina una "finalidad sin fin" que excluye toda arbitrariedady toda "intención" meramente subjetivas. En el lenguaje comoen la creación de la obra de arte, los factores que se rehuyenentre sí en la reflexión meramente intelectual, se compene-tran hasta formar una nueva unidad que en primer términosólo nos plantea en verdad un problema, una nueva tarea. Lasantítesis mismas de libertad y necesidad, de individualidad yuniversalidad, de "subjetividad" y "objetividad", de esponta-neidad y sujeción necesitaban experimentar primero una de-terminación más profunda y un esclarecimiento de principioantes de que se las pudiera emplear como categorías filosóficaspara la explicación del "origen de la obra de arte" y del "ori-gen del lenguaje".

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101EL PROBLEMA DEL LENGUAJE

52 Cuán extendida estaba en el siglo XVIn esta concepción ingenua delsentido y tarea de la "etimología" dentro de la Lingüística misma, lo de-muestra, por ejemplo, la reconstrucción de la lengua original que intenta-ron Hemsterhuis v Ruhnken de la conocida escuela holandesa de filólogos.Más detalles al re'specto en Benfey "Historia de la lingüística" (Geschichteder Sprachwissenschaft), pp. 255 ss.

53 Cf. el ejemplo característico en la Scienza 1luova de Vico Lib. u: DeHaSapienza 'poetica (edit. Napoli 1811, Vol. n, 70 f.): "Seguitarono a formarsile voci Ulnane con l'Interjezione, che SOllO voci articolate all empito dipc:ssoni violente, che 'n tutte le lingue sano monosillabe. Onde non e flloridel verisimile, che da primi fulmini incominciata a destarsi negli uomín! lamaraviglia, nascesse la prima Interjezione da quella di Giove, formata conla voce pa, e che po resto raddoppiata pape, Interjezione di maraviglia;onde poi nacque a Gíove il titolo di Padre degli uomini e degli Dei", etc.(Hay traducción española.)

5.J, Ibídem, vol. Ir, pp. 73 s.

ingenua arbitrariedad de una "Etimología" puramente especu-lativa no restringida por ningún escrúpulo crítico o histórico.52

Todas las palabras primitivas eran raíces monosilábicas que re-producían onomatopéyicamente un sonido objetivo de la natu-raleza o bien eran como sonidos sensoriales puros de la expresisóninmediata de un afecto, una interjección de dolor o placer, dealegría o de tristeza, de admiración o de espanto.53 Vico, porejemplo, halló un apoyo para esta teoría suya de las palabrasprimitivas -como simples y monosilábicos sonidos interjecti-vos- en la lengua alemana que, como más tarde también haríaFichte, considera como una auténtica lengua original, comouna Lingua madre, ya que los alemanes, que nunca fuerondominados por conquistadores extraños, habían conservado purodesde antaño el carácter específico de su nación y su lengua. Ala formación de las interjecciones se sucede la de los pronom-bres y partículas que en su forma original se remontan igual-mente a raíces monosilábicas. Luego habían de surgir losnombres y, sólo a partir de éstos, como última creación del len-guaje, los verbos. El lenguaje infantil y en los casos de trastor-nos patológicos del habla puede identificarse claramente aunen nuestros días la precedencia de los nombres con respecto alos verbos y su pertenencia a un estrato lingüístico anterior.54

Por más barroca y extraña que pueda parecer esta teoría síse la considera aisladamente en sus desarrollos, contiene el im-portante y fructífero embrión de una concepción total del len-guaje. Por así decirlo, en lugar de la relación estática entresonido y significación aparece aquí una relación dinámica: ellenguaje es referido a la dinámica del habla y esta última es re-

FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGütSTICA100

51 Lucret. De rerum natura, lib. V, pp. 1026 ss.

mismo modo reduce Lucrecio el supuesto milagro de la crea-ción del lenguaje a las leyes universales y particulares de lanaturaleza humana. El lenguaje se desarrolla como una esferaparticular a partir de la propensión general a la expresión sen-so-mímica que le es innata y connatural al hombre y que nole es inherente como obra de la reflexión sino de manera in-consciente e involuntaria.51

Así como la filosofía de los tiempos modernos se remite nue-vamente a Epicuro en la filosofía de la naturaleza y en la teoríadel conocimiento, también lo hace en la teoría del lenguaje. Enel siglo XVII la "teoría del sonido natural", particularmente enaquel pensador que aventuró por primera vez un proyecto siste-mático omnicomprensivo de las ciencias del espíritu, experimen-tó una notable e igualmente original renovación en cuanto a suforma y fundamentación. Giambattista Vico en sus Principidi scienza nuova d'illtorno alla commune natura delle nazioni,plantea el problema del lenguaje dentro del ámbito de unametafísica general del espíritu. Partiendo de la "metafísica poé-tica" que ha de revelar el origen de la poesía y del pensamientomítico, pasa por el término medio de la "lógica poética" quedebe averiguar la génesis de los tropos y metáforas, para llegarfinalmente a la cuestión del origen del lenguaje, que para élequivale a la cuestión del origen de la "literatura" y de las cien-cias en general. También él rechaza la teoría de que las pala-bras primitivas del lenguaje se remonten meramente a arreglosconvencionales; también él reclama una conexión "natural" en-tre ellas y sus significaciones. Si la fase actual del desarrollodel lenguaje, si nuestra "linglla volgare", ya no presenta estaconexión es por la precisa razón de que se ha alejado más ymás de su auténtica fuente originaria, del lenguaje de los diosesy los héroes. Pero aun dentro del oscurecimiento y fragmenta-ción del lenguaje se revela aún a la verdadera mirada filosófica,la relación y parentesco de las palabras con aquello que signifi-can. Como casi todas las palabras están tomadas de propiedadesnaturales de las cosas o de impresiones sensibles y sentimientos,no es aventurada la idea de un "diccionario universal" espiri-tual que muestre las significaciones de las palabras en todas lasdis~intas l~nJSUa~articuladas y las refiera conjuntamente a unaumdad ~~Igmana de ~as i~eas. Los únicos intentos que VicoemprendlO en esta dIreCCIón muestran francamente toda la

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55 Ver Rousseau Essai sur l'origine des langues, aparecido como obrapóstuma en 1782.

56 Hamann a Jacobi, Briefwechsel mit ]acobi, editada por Gildemeis-ter, Gotha 1868, p. 122; con Herder (6 de agosto de 1784) Schriften (Roth)VlJ, 151 ss.

ferida de nuevo a la dinámica del sentimiento y el afecto.Cuanto más definidamente acentúa el siglo XVIII el lugar espe-cial que ocupa el sentimiento, o cuanto más tiende a admitirloC0l110 auténtico fundamento y potencia creadora originaria delespíritu, tanto más se vio conducido de nuevo a la doctrina deVico en lo que se refiere a la teoría del origen del lenguaje.De ahí que no sea ninguna casualidad que haya sido Rousseauquien recogiera primero esta doctrina y tratara de desarrollarlaen detalle.55 En un sentido distinto y más profundo siguieroninfluyendo las concepciones de Vico en aquel hombre que entretodos los pensadores del siglo XVIII se encuentra más próximo asu metafísica simbólica y a su concepción simbólica de la histo-ria y que, al igual que Vico, considera a la poesía como la len-gua materna del género humano. Por más que este pensa-dor, Johann Georg Hamann, rechaza toda forma racional defundamentación para expresar su concepción fundamental, pormás que su doctrina parezca hacer mofa de todo sistema racio-nal: a pesar de ello, dicha doctrina se estructura involuntaria-mente, por así decirlo, en un sistema inmanente al" referirHamann todas sus partes al problema fundamental único dellenguaje. El pensamiento de Hamann, que constantemente seencuentra en peligro de ceder al impulso del sentimiento inme-diato y la impresión momentánea y, con ello, de perderse encuestiones particulares, accidentales y periféricas, encuentra aquídesde un comienzo un punto central determinado en torno alcual gira más bien que se ciñe dicho pensamiento. "Yo no trato-hace notar él mismo-- ni de Físisca ni de Teología; el len-guaje es la madre de la razón y la revelación, su A y su Q.Aun cuando fuese tan elocuente cOma Demóstenes tendríaque limitarme a repetir tres veces la misma palabra: razón eslenguaje, Myo£. Este hueso roo y he de roer hasta la muerte.Para mí todavía están envueltas en tinieblas estas profundida-des; todavía aguardo la llegada de un ángel apocalíptico quetraiga la llave de este abismo." 56 Aquí se revela para Hamannla auténtica esencia de la razón en su unidad y contradictorie-dad internas. "Lo que Demóstenes llama actio, Engel mímicay Batteux imitación de la naturaleza bella, es para mí el len- 57 Carta a Scheffner de II de febrero de 1785, Schriften (Roth) VII, 216.

58 Sokratische Denkwürdigkeiten "Recuerdos socráticos", Schriften JI, 19.59 Kleeblatt hellenistischer Briefe, Schriften, JI, 207. Aesthetica in nuce

(Schriften, JI, 274 s.): sobre la teoría del lenguaje de Hamann y su coloca-ción en el conjunto de su "cosmovisión simbólica". Cf. esp. la notableexposición de R. Ungers Hamanns Spmchtheorie im Zusammenhange sejnesDenkes, l\Iünich 1905. ("La teoría del lenguaje de Hamann en el conjuntode su pensamiento.")

guaje, órgano y criterio de la razón, como dice Young. He aquía la razón pura y, simultáneamente, su crítica." 57 Pero justa-mente este ser en que se nos parece revelar directamente ellagos divino se cierra a todo aquello que en nuestra esfera de-signamos "razón". Del lenguaje y de la historia puede predicar-se que, "al igual que la naturaleza, son un libro sellado, untestimonio oculto, un enigma que no puede resolverse si parahalar nuestro arado no echamos mano de algo más que del ter-nero de nuestra razón".58 Pues el lenguaje no es ninguna colec-ción de signos discursivos convencionales para designar concep-tos discursivos, sino que es el símbolo y reflejo de la vida divinamisma que nos rodea por doquier visible e invisiblemente, se-creta y manifiestamente. Como para Heráclito, también paraHamann todo es simultáneamente exteriorización y ocultación,descubrimiento y encubrimiento. Toda la creación, la natura-leza y la historia, no es sino un mensaje del Creador a la(reatura mediante la creatura. "Pertenece a la unidad de la re-velación divina que el espíritu de Dios se rebaje y renuncie a sumajestad en el punzón de los santos hombres que fueron inspi-rados por él, así COmael hijo de Dios bajo la forma de esclavoy la creación toda son obra de la suprema humildad. Porqueadmirar la sabiduría de Dios sólo en la naturaleza constituyequizás un ultraje semejante al insulto que se profiere contraun hombre inteligente cuyo valor aprecia el vulgo por sus vesti-dos." "Los pareceres de los filósofos san versiones de la natura-leza así como los dogmas de los teólogos son versiones de laEscritura. El Autor es el mejor intérprete de sus obras; él puedehablar a través de creaturas: acontecimientos, sangre, fuego oincienso, que es en lo que consiste el lenguaje de la divinidad ...La unidad del Creador se refleja hasta en los dialectos de susobras; en todas ellas hay un tono de incomparable altura y pro-fundidad." 59

Pero para Herder una nueva luz desciende a esa profundidadque para Hamann siempre permaneció oscura, según su propia

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61 Uber de!l Ursprung der Sprache (1772): Suphan, v. 34 ss.

Esta forma del "re-conocimiento" es lo que Leibniz entiendepor apercepción, Herder por "reflexión" y Kant por "síntesisde la recognición". "El hombre demuestra reflexión cuando laenergía de su alma opera tan libremente que en el océano desensaciones que afluye a ella a través de todos los sentidos pue-de aislar una ola -si se me permite expresarlo así- detenerla,dirigir a ella la atención y estar consciente de que lo hace. De-muestra reflexión cuando, surgiendo del mundo nebuloso deimágenes que surcan por sus sentidos, puede concentrarse en unmomento ele vigilia, permanecer voluntariamente en Una ima-gen, examinarla clara y calmadamente y extraer ciertos indiciosde que éste es el objeto y no otro. Así, demuestra reflexiónno sólo cuando puede conocer clara y vivazmente todos los atri-butos, sino cuando puede reconocer uno o más como atributosdistintivos: el primer acto de este reconocimiento proporcionaun claro concepto; es el primer juicio del alma. Y ¿cómo ocu-rrió el reconocimiento? Mediante una característica que dichoacto debía aislar dándose en éste como característica de la re-flexión. ¡Pues bien! ¡gritemos eÜQl1xal ¡Esta primera caracterís-tica de la reflexión era una palabra del alma! ¡Con ella quedainventado el lenguaje humanal" 61 En este sentido, para Her-der, el lenguaje puede considerarse totalmente como una crea-ción de la sensación inmediata y, al mismo tiempo, como obrade la reflexión. Porque justamente ésta última no es nada ex-terno que se añade accesoriamente al contenido de la sensación,sino que entra en el contenido como momento constitutivo. Sólola "reflexión" hace del efímero estímulo sensible algo determi-nado y diferenciado y, por lo tanto, un auténtico contenido.Aquí la percepción no es, como en Maupertuis y Condillac, unser psíquico ya hecho y encerrado en sí mismo, al cual sólo seagrega la expresión en el concepto y en la palabra, sino que ladeterminación de las meras impresiones en "representaciones"y la denominación de las mismas, se verifica en uno y el mismoacto. Al dato natural de la percepción ya no se contrapone unsistema artificial de signos, sino que la percepción misma en vir-tud de su carácter espiritual entraña ya un factor formal que,completamente desarrollado, se manifiesta en la forma de lapalabra y del lenguaje. De ahí que el lenguaje -aunque Her-der siga hablando de su "invención" - nunca sea para él algomeramente hecho sino algo que interna y necesariamente de-

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104 FENOMENOLOGtA DE LA FORMA LINGütSTICA

confesión. La premiada obra de Herder sobre el origen del len-guaje adquirió un carácter decisivo para la historia general delespíritu del siglo XVIII porque ante todo aquí encontraron unaconciliación metodológica completamente nueva a las más agu-das antítesis hasta entonces existentes en la concepción e inter-pretación del ser y actividad espirituales. Si bien es cierto queHerder se apoya en Hamann, en la época que antecede a la obra¡premiada había sido discípulo de Kant y, a través de éste, indi-rectamente de Leibniz. Del tratado Acerca del conocimiento ysensación del alma humana cuya concepción y elaboraciónestán próximas a la de la obra premiada dice Haym que estátransida de un cabo al otro por el espíritu de la filosofía deLeibniz y no es sino una suma de esta filosofía reflejada en elespíritu herderiano.60 Pero ¿cómo pudieron unificarse en laconcepción del lenguaje los dos polos opuestos?; ¿cómo pudieronarmonizarse Leibniz y Hamann?; ¿cómo pudo enlazarse la con-cepción que veía en el lenguaje el supremo rendimiento de lacapacidad analítica del pensamiento, el concepto órgano parala formación de los conceptos "distintos" con aquella otra se-gün la cual su origen escapa a toda reflexión del entendimientopara verse confinado a la oscuridad del sentimiento y su incons-ciente fuerza poética creadora? Aquí se sitúa la pregunta deHerder y, con ella, su nueva solución del problema del lengua-je. Si todo lenguaje tiene sus raíces el). el sentimiento y en susinmediatas manifestaciones instintivas, si no parte de la necesi-dad de comunicación sino de gritos, tonos, sonidos salvajesarticulados, etc., semejante suma de sonidos nunca constituye,empero, la esencia, la "forma" espiritual propiamente dicha dellenguaje. Esta forma sólo surge cuando empieza a funcionaruna nueva "capacidad del alma" que distingue desde el comien-zo a los hombres del animal. En la descripción que hace deesta capacidad específicamente humana de "reflexión" y en elpapel que le asigna, enlaza Herder claramente con aquel con-cepto fundamental que vincula la lógica de Leibniz con supsicología. Según Leibniz, la unidad de la conciencia sólo esposible en virtud de la unidad de la actividad espiritual; sóloa tr~vés de la unidad de enlace en la que el espíritu se capta asi mIsmo como mónada permanente e idéntica y en la cual reco-noce que se trata de uno y el mismo contenido cuando lo en-cuentra en diferentes ocasiones como una v la misma esencia, .

60 Haym, Herder, l. 665.

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EL PROBLEMA DEL LE~~GUAJE 105

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viene. El lenguaje es un factor en la estructuración sintéticade la conciencia misma, en virtud de la cual el mundo de lassensaciones se configura en un mundo de la intuición; por ello,el lenguaje no es ninguna cosa producida, sino una especie yuna peculiaridad de la creación y formación espirituales.Con ello, el concepto general de forma bajo el cual se con-

cibe el lenguaje ha experimentado una transformación decisi-va. La obra premiada de Herder indica marcada y exactamenteel momento de transición entre el viejo concepto racionalista de"forma reflexiva" que domina la filosofía de la Ilustración y elconcepto romántico de "forma orgánica". Este nuevo conceptoes introducido por primera vez de manera definida en el exa-men del lenguaje a través del ensayo de Friedrich Schlegel Oberdie Sprache und Weisheit der Inder "Sobre la lengua y sabidu-ría de los hindúes". No se apreciarían con justicia los profun-dos motivos de esta concepción si en la designación del lenguajecomo organismo sólo se viera una imagen, una metáfora poé-tica. Por pálido y vago que pueda parecernos hoy día esta de-signación, en ella se expresó muy plástica y concretamente paraSchlegel y su época la misma posición que se le había asignadoal lenguaje en el conjunto del ser espiritual. Pues el conceptode organismo, tal como lo toma la Romántica, no sirve paradesignar un hecho aislado de la naturaleza, un campo particulary limitado de fenómenos objetivos con los cuales pudieran serfrancamente comparados los fenómenos lingüísticos sólo de ma-nera muy indirecta e inexacta. Este concepto es tomado aquíno como expresión de una clase particular de fenómenos sinocomo expresión de un principio especulativo universal, de unprincipio que indica precisamente la meta última y el puntosistemático de unidad de la especulación romántica. El proble-ma del organismo constituyó el centro espiritual al cual se viosiempre de nuevo conducida la Romántica partiendo de los másdiversos sectores de problemas. La teoría de las metamorfosisde Goethe, la filosoHa crítica de Kant y los primeros esbozos defilosofía de la naturaleza y del "sistema del idealismo trascen-dental" de Schelling parecían confluir en un solo punto. Ya enla Critica del juicio este problema apareci6 como el mediusterminus propiamente dicho C\.uesan)a la oposici6n dualist~entre los dos n1iembros del sistema kantiano. Naturaleza,! li-bertad, ser y deber ser, que podían aparecer anteriormente nosólo como mundos separados sino incluso como antin6micamen-te contrapuestos, quedaban ahora interrelacionados a través de

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106 FE:\O)IENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA EL PROBLEMA DEL LENGUAJE iD7

este término medio, y en esta relación se puso de manifiesto unnuevo contenido para ambos. Si bien Kant tomó este contenidode manera fundamentalmente metOdológica y en sentido crítico.trascendental determina ambos extremos COmo "puntos de vis-ta" para la consideración e interpretación de la totalidad delmundo de los fenómenos, para Schelling el concepto fundamen-tal ele lo orgánico se convierte en vehículo de una metafísicaespeculativa omnicomprensiva. Naturaleza y arte, al igual quenaturaleza)' libertad, son unificadas en la idea de lo orgánico.Aquí desaparece el abismo que pareció separar el devenir in-consciente de la naturaleza del crear consciente del espíritu; porprimera vez asalta aquí a los hombres la sospecha acerca de laverdadera unidad de su propia naturaleza, en la cual son origi-nariamente una y la misma cosa intuición y concepto, forma yobjeto, lo ideal y lo real. "De ahí que el resplandor que cir-cunda estos problemas sea un resplandor que la mera filosofia.de la reflexión, que se agota en el análisis, nunca puede reve-lar; mientras que la intuición pura o, más bien, la imaginacióncreadora, ha tiempo que inventó el lenguaje simbólico que sólonecesitamos interpretar para encontrar que la naturaleza noshabla tanto más comprensiblemente cuanto menos pensemosreflexiblemente" en ella.62Sólo partiendo de esta significación sistemática general que

tuvo la idea de organismo para la filosofía de la Románticapuede apreciarse en qué sentido debió resultar fructífera parael examen del lenguaje. De nuevo volvieron a presentarse contoda agudeza las grandes antítesis en tomo de las cuales se habíamovido hasta aquí este examen: pero entre los términos antité.,ticos, entre lo "consciente" y lo "inconsciente", entre "subjetivi-dad" )' "objetividad", entre "individualidad" y "universalidad",pareció revelarse una nueva intermediación. El concepto de"forma individual" ya había sido acuñado por Leibniz paraexplicar la vida orgánica, y fue extendido después por Herdera toda la amplia existencia espiritual; fue trasladado de la na-turaleza a la historia y de ésta al arte y al estudio concreto delos tipos y estilos de arte. Por todas partes se busca algo "uni.versal", pero éste no es concebido como una entidad en sí, comounidad abstracta de un género que se encuentra frente a loscasos particularess, sino como una unidad que sólo se manifiesta

62 Schelling, Ideen zu einer Philosophie der Natur (1797); SiimtlicheWerke, n, p. 47 ("Ideas para una filosofía de la naturaleza").

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tífera y operante dentro del conjunto de la concepción concretade Humoldt sobre el lenguaje.

Cualquier exposición de los pensamientos fundamentales deHumboldt tiene el derecho y, además, la necesidad de agruparel conjunto de estos pensamientos en torno de puntos centralesdeterminados y sistemáticos, aun en aquellos sitios en que élmismo no ha señalado y hecho resaltar dichos puntos centralesen cuanto tales. Ciertamente, Humboldt es fundamentalmenteun espíritu siempre sistemático, pero es enemigo de toda técnicaexpresa de sistematización. Así pues, ocurre que en el afán depresentarnos siempre su visión total del lenguaje en cada unode los puntos de su investigación, hace difícil distinguir estatotalidad. Sus conceptos nunca son puros y desconectados pro ..duetos del análisis lógico, sino que en ellos vibra siempre untono sentimental estético, un toque artístico que anima la expo-sición pero que al mismo tiempo oscurece la articulación yordenación de los pensamientos. Si tratamos de poner al des..cubierto esta ordenación, nos vemos ante todo conducidos a tresgrandes antítesis de principio que determinan el pensamientode Humboldt y para las cuales él espera encontrar en el exa.men del lenguaje un ajuste crítico y una conciliación especu-lativa.

Para Humboldt 10 que ante todo aparece en la imagen dellenguaje es la separación del espíri tu individual y del espíritu"objetivo" y a continuación la supresión de dicha separación.Cada individuo habla su propia lengua pero, precisamente enla libertad con que se sirve de ella, adquiere conciencia de unacompulsión espiritual interna. Así pues, el lenguaje es pordoquier intermediario; primeramente entre la naturaleza infi .nita y la finita, luego entre uno y otro individuos: en y por elmismo acto hace posible la unión y surge también de ella. "Sólodebemos desembarazarnos totalmente de la idea de que el len-guaje puede separarse de aquello que designa como, por ejem-plo, el nombre de un hombre no puede separarse de su perso-na; asimismo, debemos desembarazarnos también de la idea deque el lenguaje, al igual que una cifra convencional, sea unproducto ele la reflexión, de un convenio, o que sea siquieraobra del hombre (en el sentido corriente de la expresión) o dealgún hombre en particular. Brota de labios de una nacióncomo un verdadero e inexplicable milagro y no menos sorpren-dentemente aunque sea visto por nosotros diaria e indiferente-mente, brota del balbuceo de todos los niños, siendo el más

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Ya desde tempranas épocas la consideración y estudio del len-guaje se volvió el centro de todos los intereses y afanes espiri-tuales de Wilhelm van Humboldt. "Fundamentalmente -asílo escribe a Wol£ en el año de 1805- todo 10 que emprendoson estudios lingüísticos. Creo haber descubierto el arte de em-plear el lenguaje como vehículo para reconer la altura, pro-fundidad y multiplicidad del mundo entero." En muchostrabajos aislados acerca de Lingüística e historia del lenguajeHumboldt puso en práctica este arte, hasta que en la gran in-troducción a la Obra-Kawi dio la última y más brillante pruebade él. En verdad no en todas las partes de su obra científica y

. filosófica sobre el lenguaje tiene Humboldt conciencia del de-sempeño genial de este arte. Creación espiritual al fin, su obrava frecuentemente más allá de lo que él mismo declara acercade ella en claros y agudos conceptos. Pero la oscuridad de al-gunos conceptos humboldtianos, sobre la que se han lanzadoquejas, encierra siempre un contenido productivo; un contenidoque las más de las veces no puede encerrarse en una fórmulasimple, en una definición abstracta, sino que sólo resulta fruc-

63 La siguiente exposición de la filosofía del lenguaje de \Vilhelm vonHumboldt se apoya en parte en un trabajo aparecido en la Festschrift zuPaul HetlSels 60. Geburtstag bajo el título de Die Kantischen Eiemente inWi/helm von Humboldts Sprachphilosophie ("Los elementos kantianos enla filosofía del lenguaje de Wilhclm von Humboldt").

EL PROBLEMA DEL LENGUAJE 1()9

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radiante indicio y la más segura prueba de que el hombre noposee en sí una individualidad aislada, de que el yo y el tú noson conceptos complementarios, sino que resultarían ser verda-deramente idénticos si pudiésemos remontarnos al punto enque se separaron, y de que, en este sentido, existen límites a laindividualidad que van desde el individuo aislado débil, menes-teroso y precario, hasta el clan primitivo de la humanidad, por-que, de otro modo, todo, todo entendimiento sería eternamenteÚllposible." Así pues, en este sentido una nación es una formaespiritual de la humanidad caracterizada por una lengua deter-minada e individualizada en relación a la totalidad ideal. "Laindividualidad está fragmentada, pero de un modo tan mara-villoso, que suscita el sentimiento de unidad precisamente a tra-vés de la división, que aparece como un medio de crear dichaunidad al menos en la Idea... Pues luchando en lo más pro-fundo de la intimidad por alcanzar aquella unidad y totalidad, elhombre quisiera sobrepasar la barrera de su individualidad;pero, precisamente, porque su fuerza reside en ella, como elgigante que recibía su fuerza sólo al contacto de su tierra natal,debe acrecentar su individualidad en esta lucha. El hombreprogresa siempre en aras de un afán en sí imposible. En estepunto acude en su ayuda de modo verdaderamente maravillosoel lenguaje, que también une a la par que individualiza y que,tr:1;';el ropaje de la expresión individualizada, oculta la posibi-lidad de entendimiento universal. El indviduo, cuándo, dóndey comoquiera que viva, es un fragmento arrancado de su raza, yel lenguaje demuestra y apuntala este eterno vínculo que rigelos destinos del individuo de la historia del mundo." 64

Los elementos kantianos y schellingianos se conjugan notable-mente en este primer esbozo de la filosofía del lenguaje deHumboldt. Sobre la base del análisis crítico de la facultad cog-noscitiva trata de llegar al punto en que la antitesis de subieti.-vidad 'f obletividad, individualidad 'f universalidad, queda in-di£erenciadamente suprimida. Pero el camino que toma paramostrar esta unidad última no es el de la intuici6n intelectualque nos permitiera salvar inmediatamente todas las barreras quelimitan al concepto "finito" analitico discursivo. Así como Kant,en calidad de critico del conocimiento, se coloca en el "fructí-fero bathos de la experiencia", Humboldt hace lo mismo en ca-64 Vber die Verschiedel1heiten des mel1schlichen Sprachbaues (Prefacio a

la Einleitung ztlm Kawiwerk); Gesamm. Schriftel1 (Edición de la Academia)t. VI, 1, pp. 125 ss.

G5 Ober das vergleichel1de Sprachstudium il1 Bez'iehul1g auf die vel'sc}¡ie.denen Epoc!Jell der Sprachentwicklung ("Sobre el estudio comparativo dellenguaje en relación a las diversas épocas de su desarrollo"), Werke, IV, 27 s.

lidad de crítico del lenguaje. Una y otra vez subraya que sureflexión, aunque esté destinada a conducirnos a los secretosultimas de la humanidad, a fin de no volverse una quimera,debe comenzar por el análisis árido y mecánico de su aspectocorpóreo. Porque aquella concordancia entre el mundo y elhombre en la que se funda la posibilidad de todo conocimientode la verdad y que, por lo tanto, debemos presuponer comopostulado universal en toda investigación de objetos particula-res, sólo puede reconquistarse pedazo a pedazo y gradualmentepor la vía del fenómeno. En este sentido lo objetivo no es lodado, sino que sigue siendo algo por alcanzar.65 En esto últimovernos cómo Humboldt extrae de la doctrina crítica kantianaconsecuencias para la filosofía del lenguaje. En el lugar de laantítesis metafísica de subjetividad y objetividad figura su co-rrelación trascendental pura. Así como en Kant el objeto, como"objeto fenoménico" no se encuentra frente al conocimientocomo algo externo y situado más allá de él, sino que sólo es"posible" condicionado y constituido a través de las categoríasdel conocimiento, la subjetividad del lenguaje ya no figura enHumboldt como mera barrera que nos impide aprehender elser objetivo, sino como un medio de conformación, de "objeti-vación" de las impresiones sensibles. Al igual que el conoci-miento, el lenguaje tampoco proviene del objeto como de algodado que hay que estampar en el propio lenguaje, sino queimplica una actitud espiritual que entra como factor decisivoen toda nuestra representación de lo objetivo. Puesto que laconcepción realista ingenua y propia vive, se mueve y accionaconstantemente entre objetos, apenas toma en cuenta esta sub-jetividad; difícilmente llega a concebir una subjetividad quetransforme lo objetivo no al acaso, caprichosa y arbitrariamente,sino de acuerdo COn leyes internas de tal modo que el objetoaparente mismo venga a ser entendido subjetivamente y, sinembargo, con una pretensión legítima a la validez universal.De ahí que para dicha concepción, al estar siempre dirigida alas cosas, la diversidad de lenguas sea sólo una diversidad desonidos considerados como medios para alcanzar las cosas. Peroesta visión realista-objetiva es justamente la que obstruye laampliación de nuestro conocimiento del lenguaje, tornándolo

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67 Uber das vergleichende Sprachstudium ("Sobre el estudio comparativodel lenguaje") Werke, IV, 21 ss. Cf. especialmente "Grundzüge des aIlgemeinenSprachtypus", Werke, V, 386 ss. y la Einleit. zum Kawiwel'k, Werke, VII, 1,

pp. 59ss.68 Einleitung zum Kawiwerk, Werke, VII, 1, pp. 46 ss.

subjetivo y, frente al hombre considerado como sujeto empírico-psicológico, se presente como objetivo. Pues cada lenguaje esun eco de la naturaleza universal del hombre: "la subjetividadde toda la humanidad se vuelve una vez más algo intrínseca-mente objetivo".67

Esta concepción de objetividad no como algo simplementedado por describir sino como algo que ha de ser conquistadoa través de un proceso de conformación espiritual, también exigey plantea el segundo momento fundamental de la consideraciónhumboldtiana del lenguaje. Toda consideración del lenguajedebe proceder "genéticamente": no en el sentido de tratar deseguirlo en su nacimiento cronológico y de tratar de explicar sudevenir a partir de determinadas "causas" empírico-psicológicas,sino en el sentido de reconocer la estructura conclusa del len-guaje como una estructura derivada y mediata que sólo puedecomprenderse si conseguimos construirla a partir de sus factoresy conseguimos determinar el tipo y dirección de estos mismosfactores. La descomposición del lenguaje en palabras y reglas.sigue siendo siempre sólo un producto muerto del análisis cien-tífico, pues la esencia del lenguaje nunca reside en estos ele-mentos extraídos por vía de abstracción y análisis, sino exclu-sivamente en la labor eternamente reiterativa del espíritu parahacer que el sonido articulado sea capaz de expresar el pensa-miento. En cada lengua esta labor se concentra en ciertos pun-tos y, avanzando a partir de ellos, se extiende en distintas di-recciones. Y, sin embargo, esta precisa multiplicidad de procesoscreadores no se funde en la unidad objetiva de una creación,sino en la unidad ideal de una actividad sujeta a leyes. Asícomo la existencia del espíritu sólo puede pensarse en activi-dad, lo mismo ocurre con cada existencia particular que sóloresulta aprehensible y posible a través de él. Lo que llamamosesencia y forma de una lengua no es, por lo tanto, otra cosa quelo permanente y uniforme que podemos destacar no en la cosasino en la labor del espíritu para hacer del sonido la expresiónde un pensamiento.es Aun aquello que pudiera aparecer en ellenguaje como su consistencia sustancial, aun la palabra simpledesvinculada del contexto de la oración no comunica, como si

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112 FENOME!'<OLOGfA DE LA FORMA LINGü1STICA

muerto e infructuoso.oo La auténtica idealidad del lenguaje estáfundada en su subjetividad. Por ello fue y seguirá siendo vanoel intento de sustituir las palabras de las diversas lenguas porsignos universalmente válidos como los que posee la matemá-tica en las líneas, números y signos algebraicos. Pues con ellosólo puede agotarse una pequeña parte de la gran masa de lopensable, pueden designarse sólo algunos conceptos susceptiblesde ser creados por construcción puramente racional. Pero elmaterial de la sensación y percepción internas sólo puede serestampado en conceptos mediante la facultad individual de re-presentación que posee el hombre y que es inseparable de sulengua. "La palabra, que hace del concepto un individuo delmundo del pensamiento, le agrega algo de su propia significa-ción y, al adquirir precisión la idea a través ce la palabra, almismo tiempo se la encierra dentro de ciertas barreras... através de la interdependencia del pensamiento y la palabra sevislumbra que las lenguas no son propiamente medios para ex-poner verdades ya conocidas, sino que su papel es algo más queeso, a saber: descubrir lo antes desconocido. Su diversidad noestriba en una diversidad de sonidos y signos sino en una diver-sidad de modos de entender el mundQ." Para Humboldt aquíestá contenido el fundamento y fin último de toda investiga-ción del lenguaje. Históricamente se revela aquí un notableproceso que nuevamente enseña cómo las ideas filosóficas fun-damentales propiamente fructíferas operan gradualmente aunmás allá de la formulación inmediata que les dieron sus crea-dores. Porque aquí Humboldt, mediando Kant y Herder, se vereconducido desde la estrecha visión lógica del lenguaje haciauna concepción más profunda, comprensiva, idealista-universalque está fundada en los principios de la doctrina leibniziana.Para Leibniz el universo sólo está dado reflejamente a través delas mónadas, y cada una de ellas ofrece la totalidad de los fenó-menos desde un punto de vista individual; pero, por otra parte,precisamente la totalidad de estas perspectivas y la unidad entreellas constituyen aquello que llamamos objetividad de los fenó-menos y realidad del mundo fenoménico. En forma parecida.cada una de las lenguas se torna para Humboldt en una cosmo-visión aislada y sólo la totalidad de estas cosmovisiones consti-tuye el concepto de objetividad que nos es asequible. Así secomprende que el lenguaje, frente a lo cognoscible, parezca

GG Vber die Versch. des menschl. Sprachbaues, TVerhe, VI, 1, 119.

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EL PROBLEMA DEL LENGUAJE 113

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71 Kant, C1'Ítica de la razón pura) deducción trascendental de los co/!-ceptos puros del entendimiento, núm. 15, segunda edición, pp. 129 ss. (p. 242de la traducción española de ¡"Ianuel García Morente. Revista de Occidente,Madrid, 1928).

72 Ibídem, mím. 19, pp. 141s.; p. 255 de la traducción española.

acerca de los fenómenos se disuelve en última instancia en unsaber de relaciones espacio-temporales. La unidad de forma,como unidad de enlace, funda la unidad del objeto. La vincu-lación de 10 múltiple no puede llegarnos nunca a través de lossentidos, sino que es siempre un "acto de espoiltaneidad de lafacultad de representación". Así pues, no podemos representar-nos nada como vinculado en un objeto sin haberlo vinculadopreviamente nosotros mismos; y entre todas las representaciones,es la vinculación la única que no está dada a través de objetos,sino que sólo puede ser generada por el sujeto. 71 Para caracte-rizar esta forma de vinculación que está fundada. en el sujetotrascendental y su espontaneidad, y que, no obstante, es estric-tamente objetiva por ser necesaria y universalmente válida, Kantmismo se había apoyado en la unidad del juicio y con ello,indirectamente, en la unidad de la oración. El juicio no es paraél sino el modo de reducir conocimientos dados a la unidadobjetiva de la apercepción; pero en el lenguaje esta unidad seexpresa en la cópula del juicio mediante la palabrita relacio-nante "es" que vincula al sujeto con el predicado. Sólo median-te este "es" se establece una consistencia firme e inanulable deljuicio, se expresa que aquí se trata de una pertenencia recíprocade representaciones y no de su mera coexistencia según fortuitasasociaciones psicológicas.72 El concepto de forma de Humboldthace extensivo a la totalidad del lenguaje lo que aquí se habíaexpresado respecto de un solo término del lenguaje. En todolenguaje perfecto y acabado el acto de designación de un COll-cepto a través de determinadas características materiales debeir acompañado de una labor y una determinación formal espe-cífica a través de la cual el concepto sea trasplantado a una cier-ta categoría del pensamiento, esto es, designándosele como sus-tancia, atributo o actividad. Este transplante del concepto auna determinada categoría del pensamiento es "un nuevo actode la autoconciencia lingüística a través del cual el caso particu-lar, la palabra aislada es referida a la totalidad de casos posiblesen el lenguaje o en el discurso. Sólo a través de esta operación,llevada a cabo con la mayor pureza y profundidad y enclavadafirmemente en el lenguaje mismo, se vinculan en la correspon-

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115EL PROBLEMA DEL LENGUAJE

00 ¡bid. We1'ke VII, 1 169 ss.7{) lbid. Werke VII, 1, 46.

114 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

fuese una sustancia, algo ya hecho; tampoco contiene un con-cepto ya concluso sino que sólo nos incita a crearlo de undeterminado modo echando mano de las propias fuerzas. "Loshombres no se entienden entre sí confiando en signos de lascosas, tampoco disponiéndose entre sí a crear exacta y completa-mente el mismo concepto, sino afectándose recíprocamente elmismo eslabón de la cadena de sus representaciones sensibles ycreaciones conceptuales internas, tocando la misma tecla de suinstrumento espiritual de donde brotan en seguida conceptoscorrespondientes aunque no idénticos ... Si se toca de este modoel eslabón de la cadena, la tecla del instrumento, vibra el todoy lo que brota del alma como concepto está en armonía contodo lo que rodea al eslabón aislado aun cuando se encuentrea gran distancia." 60 Así pues, la armonía en la creación infini-tamente múltiple de la palabra y el concepto y no la simplici-dad de una existencia reproducida en ellos, también apoya fir-memente y garantiza la objetividad. De ahí que fundamental-mente nunca sea la palabra aislada, sino sólo la oración, laverdadera portadora del sentido lingüístico, puesto que sólo enella se despliega la fuerza originaria de síntesis sobre la que, enúltima instancia, se apoyan todo hablar y todo comprender.Esta visión general alcanza su más concisa y clara expresiónen la conocida fórmula humboldtiana de que el lenguaje no esobra (Ergen) sino actividad (energeia) y que, por lo tanto, suverdadera definición sólo puede ser genética. Tomada literal yestrictamente, ésta es en verdad la definición de cualquier for-ma del habla, pero en rigor sólo la totalidad de estas formaspodemos considerarla como el "lenguaje"; sólo la forma y sudesempeño universal regido por determinadas leyes puede con-siderarse que constituye su sustancialidad y su consistenciaideal.7{)En el concepto de síntesis se alcanza al mismo tiempo la ter-

cera de las grandes parejas antitéticas a la luz de las cuales con-sidera Humboldt el lenguaje. También esta antítesis que COll-siste en diferenciar la materia de la forma y que domina la vi-sión integral de Humboldt, tiene sus raíces en el círculo kan-tiano de ideas. Para Kant, la forma es una mera expresión derelación, pero constituye precisamente el principio propiamenteobjetivante del conocimiento, puesto que todo nuestro saber

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organismo de las lenguas mencionadas en el título, una investigación desus leyes físicas y mecánicas y una investigación acerca del origen de lasformas que indican relaciones gramaticales". Bopp. d. VergleichendeGrammatik .des Sanshrit, Zend, Griechischen, etc. ("Gramática comparada delSánscrito, Zendo, Griego"), etc. Berlin, 1833, p. 1.

En cuanto el concepto de "organismo" pasa del campo del es-tudio especulativo del lenguaje al dominio de la investigaciónempírica, nuevamente se pudo percibir que, precisamente envirtud de su amplitud, está afectado de una imprecisión y unaambigüedad tales que amenazan con quitarle toda utilidad parael tratamiento de problemas concretos. Cuando en este conceptohubo visto la especulación filosófica esencialmente una media-ción entre extremos contrapuestos, tal concepto pareció partici-par en alguna medida de la naturaleza de cada uno de esosextremos. Pero semejante concepto que, por así decirlo, destellatodos los colores, ¿puede seguir siendo utilizado cuando de loque se trata es de fundamentar no ya una metafísica universaldel lenguaje sino su metodología específica? Hay que decidirsi las leyes del lenguaje, según su carácter metodológico funda-mental, pueden caracterizarse como leyes científicas o como le-yes históricas,' si hay que precisar la participación de los factoresfísicos y espirituales en la formación del lenguaje y la interrela-ción de los mismos, y si, finalmente, hay que determinar enqué medida operan conjuntamente en la formación del lenguajelos procesos conscientes e inconscientes, entonces parece que elsimple concepto de "organismo lingüístico" no puede dar res-puesta a todos estos problemas. Porque justamente su posiciónintermedia entre "naturaleza" y "espíritu", entre actividad in-consciente y creación consciente, le permite inclinarse ya de unlado de la consideración, ya del otro. Sólo se requiere una levedesviación para sacarlo de su lábil equilibrio y, según la direc-ción que tome esta desviación, darle un contenido distinto yuna significación metódica opuesta.

De hecho, la historia de la Lingüística en el siglo XIX nos re-vela concretamente el proceso que hemos tratado de esbozaraquí en forma esquemática y general. La Lingüística efectúa elmismo tránsito que se verifica simultáneamente en la cienciade la Historia y en el sistema de las Ciencias del Espíritu engeneral. El concepto de lo "orgánico" cOnserva su posición cen-tral, pero su sentido y tendencia experimentan una inversión

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116 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

diente fusión y subordinación su actividad independiente, quese origina en el pensamiento, y su actividad puramente recep-tiva que sigue más a las impresiones externas.73 Aquí tambiénmateria y forma, receptividad y espontaneidad -como anteslas antítesis de "individual" y "universal", "subjetivo" y "obje-tivo"- no son partes desvinculadas a partir de las cuales seintegra el proceso del lenguaje, sino momentos de este mismoproceso genético que se pertenecen uno a otro de modo necesa-rio y que sólo pueden separarse a través de nuestro análisis.Por ello la prioridad de la foma frente a la materia que juntocon Kant afirma Humboldt y que se encuentra expresada conla mayor precisión y pureza en las lenguas de flexión, es conce-bida por Humboldt como un prius de valor y no de existenciaempírico-temporal, puesto que en la existencia de cada lengua,aun en las llamadas lenguas "aislantes", ambas determinaciones,la formal y la material, están necesariamente coestablecidas yno la una sin la otra o bien la una primero que la otra.74 Contodo lo anterior en verdad sólo queda caracterizada la siluetaexterior de la visión humboldtiana del lenguaje y, por así de-cirlo, su armazÓn intelectual. Pero lo que hace importante yfructífera esta visión fue el modo en que se dio contenido a estaarmazón a través de las investigaciones lingüísticas de Hum-boldt, fue la doble dirección en que Humboldt pasaba conti-nuamente del fenómeno a la idea y de ésta nuevamente a aquél.El pensamiento fundamental del método trascendental, a saber,la constante referencia de la filosofía a la ciencia, que Kantmantuvo respecto a la matemática y a la física matemática, pa-reció quedar confirmado en una dimensión completamente nue-va. La nueva concepción filosófica fundamental del lenguajeexigió e hizo también posible una nueva estructuración de laLingi.iística. En su visión global del lenguaje, Bopp se refiereconstantemente a Humboldt; ya las primeras frases de su Ver-gleichende Grammatik ("Gramática comparada") de 1833 partendel concepto humboldtiano de "organismo lingüístico" para in-dicar en términos generales la tarea de la nueva ciencia de laLingüística comparada.75

7-3 Prefacio al Kawi- Werh, Werke VII, 1, p. 10g.74 Cf. especi¡¡,lmente las observaciones de Humboldt sobre la lengua

chin¡¡,: Lettre d M. Abel Rémusat sur la nature des formes grammaticalesen général et sur le génie de la langue Chinoise en partieulier; Werhe v,254ss.; sobre la estructura gramatical de la lengua china: Werke v, 309 ss.

7(¡ "En este libro me propongo hacer una descripción comparativa del

EL PROBLEMA DEL LENGUAJE

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un cambio interno. Sólo en las lenguas de flexión ambos ele.mentas fundamentales aparecen no sólo yuxtapuestos sino ver-daderamente enlazados y compenetrados. Las lenguas monosi-lábicas significan la identidad indiferenciada de relación y sig-nificación, el puro "en sí" de la relación; las lenguas agluti.nantes significan la diferenciación de fonemas de relación ysignificación, esto es, la relación adquiere una existencia foné-tica propia; de parecida manera, las lenguas de flexión cons-tituyen la supresión de esa diferenciación, la fusión de signifi-cación y relación: el retorno a la unidad, pero a una unidadinfinitamente superior, puesto que dicha unidad, surgida de ladiferenciación, la supone y al mismo tiempo la supera. Hastaaquí, la reflexión de Schleicher sigue estrictamente el esquemadialéctico de Hegel, que domina la determinación del lenguajeCOma un todo, 10 mismo que la concepción de su contexturainterna. Pero, por otra parte, ya en las mismas "Investigacionescomparativas sobre el lenguaje" se encuentra un ensayo de cla-sificación científica junto al intento arriba mencionado de cla-sificación dialéctica. La parte sistemática de la investigaciónlingüística -así se hace notar expresamente- tiene una seme-janza insoslayable con las ciencias naturales. Toda la comple-xión de una familia lingüística puede considerarse desde ciertospuntos de vista, por ejemplo, como si se tratase de una familiade plantas o de animales. "Así como en la Botánica ciertas ca-racterísticas -cotiledones, floración- resultan apropiadas comofundamento de clasificación (justamente porque estas caracte-rísticas coinciden usualmente con otras), en la clasificación delas lenguas dentro de una familia lingüística -por ejemplo, lasemítica, la indogermánica- las leyes fonéticas parecen desem-peñar ese mismo papel." Pero francamente tampoco aquí tomala investigación esta ruta empírica, sino una dirección pura-mente especulativa. Las lenguas monosilábicas, puesto que noconocen ninguna articulación de las palabras, se asemejan alsimple cristal que, frente a los organismos superiores, aparecencomo una rigurosa unidad. A las lenguas aglutinantes, que al-canzan la articulación en partes que no han sido aún fusionadasen un verdadero todo, corresponde en el reino orgánico la plan-ta. Las lenguas de flexión, en las cuales la palabra es la unidadde la multiplicidad de articulaciones, corresponden finalmenteal organismo anima1. 76 Para Schleicher esto no constituye unai6 Ver particularmente Sprachvergleichende Untersuchungen 1 (Bonn,

18.lS) pp. 7 ss; II (Bonn, 1850) pp. 5 ss.l'

118 FENOMENOLOGÍA DE LA FORMA LINGüíSTICA

radical una vez que el concepto biológico de evolución de lamoderna ciencia natural se contrapuso al concepto de evolu-ción de la filosofía romántica. Puesto que en el examen mismode los fenómenos de la vida el concepto especulativo de formaorgánica era desplazado más y más por su concepto puramentecientífico-natural, este hecho repercute directamente en el exa-men de los fenómenos del lenguaje. Es particularmente en laevolución científica de August Schleicher donde este procesode transformación espiritual se expresa con típica nitidez. PuesSchleicher en su concepción del lenguaje y de su historia nosólo ha pasado de Hegel a Darwin, sino que también ha reco-rrido todas las etapas intermedias que se encuentran entre am-bas concepciones. Es por esto que en él podemos observar nosólo el comienzo y el final, sino también cada una de las fasesde ese proceso en virtud del cual el examen especulativo dellenguaje se volvió puramente empírico y el concepto de le)'lingüística adquirió, progresivamente, su profundo contenido.En su primera gran obra titulada Sprachvergleichenden Un-

tersuchungen ("Investigaciones comparativas sobre el lenguaje")de 1848, Schleicher parte de la idea de que la auténtica esenciadel lenguaje, considerado como expresión fonético-articuladade la vida espiritual, hay que buscarla en la conexión que guar-dan la expresión de significación y la expresión de relación. Através de la especie y modalidad en que cada lengua expresela significación y la relación, esa misma lengua podrá ser carac-terizada. Fuera de estos dos factores no puede señalarse ningúntercer elemento constitutivo de la esencia del lenguaje. Confundamento en esta hipótesis, las lenguas se clasifican en tresgrandes tipos fundamentales: aislantes (monosilábicas), agluti-nantes y de flexión. La significación es lo material, la raíz; larelación es lo formal, el cambio efectuado en la raíz. Ambosfactores deben estar contenidos en el lenguaje como factoresconstitutivos necesarios; pero aunque ninguno de ellos puedafaltar completamente, la conexión que guardan puede ser hartodiversa: puede ser meramente implícita o bien más o menosexplícita. Las lenguas monosilábicas expresan fonéticamentesólo .la significación, mientras que la expresión de la relaciónse confía a la posición de las palabras y al acento. Al lado delos fonemas de significación, las lenguas aglutinantes poseenfonemas de relación, pero ambos sólo están vinculados entre síexternamente, puesto que el término de relación sólo está adhe-rido material y gráficamente a la raíz, sin que ésta experimente

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77 op. cit., n, 10 SS.; Cf. particularmente r, 16 SS.

mera analogía, sino una determinación objetiva altamente sig-nificativa que, puesto que procede de la esencia misma del len-guaje, determina también la metodología de la Lingüística. Silas lenguas son seres de la naturaleza, las leyes de acuerdo conlas cuales se desarrollan deben ser leyes científico-naturales yno leyes históricas. De hecho, el proceso histórico y el procesode formación del lenguaje discrepan completamente en cuantoal contenido y en cuanto al tiempo. Historia y Lenguaje noresponden a capacidades del espíritu humano concomitantes,sino a capacidades que se excluyen mutuamente. Porque lahistoria es obra de la voluntad autoconsciente, mientras queel lenguaje es obra de una necesidad inconsciente. Si aquellarepresenta la libertad que se realiza a sí misma, el lenguajepertenece al aspecto no libre y natural del hombre. "Cierta-mente, también el lenguaje presenta el aspecto de un deveni-rque, en el sentido amplio de la palabra, también puede serllamado historia, a saber: la aparición sucesiva de momentos;pero este devenir es tan poco característico de la libre esferaespiritual, que donde resalta más típicamente dicho devenir esprecisamente en la naturaleza." Tan pronto como entra la his-toria y el espíritu ya no produce el sonido, sino que se colocafrente a él y se sirve del mismo como medio, el lenguaje ya nopuede desarrollarse, sino que, por el contrario, se limita a afi-narse cada vez más. Así pues, la formación de las lenguas tienelugar antes de la historia, mientras que su decadencia ocurre enel periodo histórico.TI

De ahí que el lenguaje sea para el espíritu humano lo que lanaturaleza es para el espíritu universal: su otro modo de ser."La concordancia del lenguaje con la historia empieza con suespiritualización, empieza en el instante en que comienza a per-der su corporeidad y su forma. Por ello, la parte cientí£ico-natural, en oposición a la parte histórica, es la parte sistemá-tica de la Lingüística." Si bien el filólogo, que emplea el len-guaje sól~ como un medio para penetrar en la esencia espiritualy en la vIda de los pueblos, tiene algo que ver con la historia,el objeto de la Lingüística es, por el contrario, el lenguaje, cuyanaturaleza no depende de la voluntad de cada uno, así comotampoco el ruiseñor, verbigracia, puede cambiar su canto por elde la alondra. "Todo aquello que no puede ser alterado demodo orgánico por la libre voluntad del hombre, como, verbi-

78 Op. cit., n, 2 S; n. 21 SS. Y 1, 24 ss.

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121EL PROBLEMA DEL LENGUAJE

gracia, su constitución corporal, no pertenece al campo libredel espíritu, sino al de la naturaleza. Por consiguiente, el mé-todo de la Lingüística también es totalmente distinto al de t6-das las ciencias del espíritu, asimilándose esencialmente al mé-todo de las ciencias naturales... Como las ciencias naturales,el lenguaje también tiene como tarea la investigación de uncampo en que, como podemos ver, imperan las leyes naturalesinmutables que en nada pueden ser alteradas por la voluntado el capricho del hombre.78

Vemos, pues, que a partir de aquí sólo fue necesario ún pasomás para disolver completamente la Lingüística en ciencia na-tural y reducir las leyes del lenguaje a puras leyes naturales.Este paso fue dado por Schleicher en su obra Die DarwinscheTheorie und die Spmchwissenschaft ("La teoría de Darwin y laLingüística") 25 años más tarde. En esta obra, que tiene la for-ma de una "Carta abierta a Ernst Haeckel", la antítesis de "na-turaleza" y "espíritu", que hasta entonces había privado en laconcepción del lenguaje de Schleicher y en su colocación en elsistema de las ciencias, fue abandonada como anacrónica. Schlei-cher asienta que el pensamiento moderno se orienta "inequívo-camente hacia el monismo". El dualismo, tomado como antí-tesis de espíritu y naturaleza, forma y contenido, esencia yapariencia, es para Schleicher un punto de vista totalmente su-perado por la perspectiva científico-natural. Para ésta no haymateria sin espíritu, así como tampoco hay espíritu sin materia;aunque, más bien, no hay ni espíritu ni materia en el sentidocorriente, sino sólo algo único que es ambas cosas a la vez.A partir de aquí, la Lingüística tiene que extraer la simpleconclusión de que también ella tiene que renunciar a aquellasituación especial de sus leyes. La teoría de la evolución, queDarwin ha hecho valer para las especies de animales y plantas,debe aplicarse también a los organismos del lenguaje. A lasespecies de un género corresponden las lenguas de una familia;a las subespecies corresponden los dialectos de esa lengua; a lasvariedades corresponden los subdialectos o dialectos afines y,finalmente, a los individuos corresponde el modo de hablar delos hombres singulares que hablan una lengua. Y aquí, en elterreno del lenguaje, también rige la tesis del origen de lasespecies a través de la diferenciación progresiva, lo mismo quela tesis de la supervivencia de los organismos más altamente

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o de leyes paniculares de lo fáctico, sino que debe buscar unaunidad para esta multiplicidad, unidad que no puede ser ha.Hada sino en el concepto mismo de ley. El hecho de que a esteconcepto corresponda una significación unitaria idéntica paralos distintos campos del saber, es por lo pronto algo simplemen ..te supuesto; pero a medida que progresa la autodeterminaciónmetodológica de cada campo, este mismo supuesto tiene quevolverse problema. Cuando hablamos de "leyes" lingüísticas,históricas y científico-naturales, se está suponiendo alguna es-tructura lógica común a todas ellas; pero desde el punto de viste.de la metodología, el sello y matiz específicos que asume elconcepto de ley en cada campo particular resultan más impor-tantes que dicha comunidad. Si se busca aprehender el totaide las ciencias como un todo verdaderamente sistemático, poruna parte, se debe hacer resaltar en todas ellas una tarea cog-noscitiva general y, por la otra, debe mostrarse cómo esta tareaencuentra en cada una de ellas, bajo determinadas condicionesparticulares, una solución particular. Ambos aspectos determi-nan el desenvolvimiento del concepto de ley en la Lingüísticamoderna. Si se rastrean las transformaciones de este conceptodesde el punto de vista de la historia general de la ciencia yde la epistemología general, se pone de manifiesto de un modonotable y característico, cómo los campos individuales del saberse condicionan recíproca e idealmente también allí donde nopuede hablarse de un influjo directo de un campo sobre otro.A las distintas fases por las que atraviesa el concepto de leynatuml corresponden casi sin excepción otras tantas distintasconcepciones de las leyes lingüísticas. Esto ultimo no consisteen una mera transposición superficial sino en una profundaconexión: se trata de la repercusión de determinadas tendenciasintelectuales fundamentales de la época en sectores de problemascompletamente distintos.La teoría de los principios de las ciencias naturales exactas

que privaba a mediados del siglo XIX encuentra su más brillanteexpresión en aquellas famosas frases con las que Helmholtzintroduce su obra tJber die Erhaltung der Kraft ("Sobre la COll-

servación de la energía"). Cuando Helmholtz indica que la tareade esta obra es demostrar que todos los efectos en la naturalezapueden reducirse a fuerzas de atracción y repulsión, cuya inten-sidad depende sólo de la distancia entre los puntos interactuan-tes, no se propone establecer esta proposición como un merofaetum sino derivar su valor y necesidad de la fOTma misma de

122 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

desarrollados en la lucha por la existencia. Con todo ello, elpensamiento darwiniano parece confirmarse fuera de su campooriginal y revelarse como el fundamento unitario de las cienciasde la naturaleza y del espíritu.79Metodológicamente hablando nos encontramos -entonces-

situados en el polo opuesto al punto de partida original deSchleicher. Todo lo construido a jJriori -se nos dice expresa-mente- es en el mejor de los casos un juego ingenioso, peropara la ciencia es un trabajo inútil. Una vez que se ha recono-cido que "la observación es la base del saber de nuestros días"y que se ha restituido plenamente a la .empirie en sus derechos,la consecuencia es la disolución de aquella filosofía dialécticade la naturaleza y también la disolución de lo que hasta ahorase había tenido por filosofía del lenguaje. Ella pertenece a lafase pasada del pensamiento, cuyas soluciones y aun su mismoplanteamiento del problema hemos dejado definitivamente atrás.En verdad, Schleicher mismo, aun en su última formulación

del problema del lenguaje, satisfizo sólo en muy pequeña partela exigencia que aquí ha planteado. Es fácil ver que, en suviraje de Hegel a Haeckel, sólo trocó una forma de metafísicapor otra. Arribar a la verdadera tierra prometida del positivis-mo estaba reservado a una nueva generación de investigadoresque, en lugar de buscar una explicación total monista o evolu-cionista de lo real, trataron de captar y de resolver los proble-mas metodológicos de la ciencia en su particularidad, y en suclaro y marcado aislamiento.

VII

Ciertamente, una limitación semejante no era posible en el sen-tido de que el problema del lenguaje fuese desligado de golpede todas las conexiones y complicaciones en que se encontraba,por una parte, con las cuestiones metodológicas de las cienciasdel espíritu y, por otra parte, con aquellas de la ciencia natu-ral. Pues también el positivismo -al cual parece quedar con-fiada de aquí en adelante la solución de este problema- alnegar la posibilidad de la metafísica, en virtud de esta mismanegación es aún filosofía. Pero en cuanto tal filosofía no puedepermanecer en una mera multiplicidad de hechos particulares

7n Ver: Schleicher: Die Darwinsche Theorie und die Spmc11wissellschft,Weimar, 1873-.

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80 Helmholtz,' Ober die Erhaltullg der Kraft (1847) pp. 2 S.

concebir la naturaleza. Según Helmholtz, el principio de quetodo cambio en la naturaleza debe tener una razón suficientesólo se cumple verdaderamente si se consigue reducir todo acae-cer a causas últimas que operen de acuerdo con una ley inmu-table y que, consiguientemente, en idénticas condiciones exte-riores produzcan siempre el mismo efecto. El descubrimientode estas causas últimas inmutables vendría a ser en todo casola auténtica meta de las ciencias teóricas de la naturaleza. "Esteno es el lugar para decidir si todos los acontecimientos puedenser realmente reduciq.os a tales causas, si la naturaleza puede serenteramente comprendida o si hay en ella cambios que escapena la ley de una causalidad necesaria y que, por lo tanto, caiganen el campo de la espontaneidad y la libertad; en todo caso,está claro que la ciencia, cuyo fin es comprender la naturaleza,debe partir de la hipótesis de su inteligibilidad y, de acuerdocon esta hipótesis, deducir e investigar hasta que en vista dehechos irrefutables se vea obligada a reconocer sus límites." 80

Es bien sabido cómo esta hipótesis de que la inteligibilidad dela naturaleza equivale a la posibilidad de ser explicada de acuer-do con principios mecánicos, se extendió del campo del ser"inorgánico" al del acaecer "orgánico"; también es sabido cómolas ciencias naturales descriptivas se vieron presas y completa-mente dominadas por ella. Los "límites del conocimiento de lanaturaleza" coincidían ahora con los límites de la imagen meca-nicista del mundo. Conocer un proceso de la naturaleza inorgá-nica u orgánica no significaba sino reducirla a procesos ele-mentales y, en última instancia, a la mecánica de los átomos;todo aquello que no admitía esta reducción tendría que seguirsiendo para el espíritu humano y para toda ciencia humana unproblema meramente trascendente.

Si se aplica al estudio del lenguaje esta concepción funda-mental incisivamente representada por Du Bois-Reymonds, ensu conocida conferencia titulada "über die Grenzen des Naturer.kennens" (1872), sólo podrá hablarse de una comprensión dellenguaje una vez que se hayan logrado reducir sus complejos fe-nómenos a simples variaciones de elementos últimos, y una vezque se hayan conseguido establecer reglas universalmente váIi-~as para e.st.asvariaciones. Semejante conclusión está muy ale-J~da del VIeJOx;nodode entender la idea del organismo lingüís-tICO,pues preCIsamente porque los procesos orgánicos eran si.

81 Cf. Delbrück, Einleitung in das Sprachsludium ("Introducción al es-tudio del lenguaje") p. 2 J.

S2 Leskien, Die Deklinalion im Slawisch.Lilauischen und Germanischen("La declinación en el eslavo.lituano y el germánico"), 1876.

83 Osthoff y Brugmann, MorfJhologische Untersuchungen, l, Leipzig, 1878,p. XJJJ; Leskien, op. cit., 1876, p. xxvm.

125EL PROBLEMA DEL LENGUAJE

tuados entre la naturaleza y la libertad, no parecían podersometerse a ninguna necesidad absoluta y parecían adquirirsiempre un cierto juego entre las distintas posibilidades. Inci.dentalmente Bopp hizo notar expresamente que en el lenguajeno se deberían buscar leyes que ofrecieran mayor resistenciaque la orilla de los ríos y los mares.81 Aquí priva el concept,:)goethiano de organismo: el lenguaje está sometido a una reglaque, según la expresión goethiana, es una regla firme y eternapero también viva. Pero ahora que en la misma ciencia naturalla idea de organismo parecía disolverse en el concepto de meca-nismo, ya no hay lugar para semejante concepción. Puede serque la legalidad absoluta que gobierna todo devenir del len.guaje resulte un tanto oscurecida en los fenómenos complejos;pero en los genuinos procesos del lenguaje, en los fenómenosde los cambios fonéticos debe manifestarse abiertamente. "Si,se admiten irregularidades caprichosas y fortuitas que no pue.den conectarse entre sí -se nos hace notar- se está aclarandofundamentalmente que el objeto de la investigación, el lenguaje.no es asequible al conocimiento científico." 82 Como vemos, tam-bién aquí se postula una determinada concepción de las leyeslingüísticas partiendo de una hipótesis general acerca de la in.telección y la inteligibilidad en general, partiendo de un idealcognoscitivo perfectamente determinado. Este postulado de lainexcepcionabilidad de las leyes elementales alcanzó su másprecisa formulación en las MorjJhologische Untersuchungen("Investigaciones morfológicas") de Brugmann y Osthoff "todocambio fonético, en la medida en que se opera mecánicamente,se lleva a cabo de acuerdo con leyes sin excepciones, esto es, ladirección del movimiento fonético para todos los miembros deuna familia lingüística ... es siempre la misma, y todas las pa-labras en que bajo ciertas condiciones idénticas aparece el so-nido sujeto al movimiento fonético, se verán afectadas sin ex-cepción por el cambio".83

Pero cuando esta concepción de la "dirección neogramaticis.ta" se fundamentó cada vez más firmemente, imprimiendo susello propio a toda la reflexión lingüística científica en la se.

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84 Kirchhoff, Vorlesungen iiber mathematische Physik ("Curso de físicallJ atemática"), Tomo 1, "Mecánica", p. 1, 13erlín, 1876.

85 OsthoÍf, Das Verbum in der Nominalkomposition im Deutschen, Grie-chischen, Slavischen und Romanischen ("El verbo en la composición nominalalemana, griega. eslava y románica"), lena, 1878, p. 326.

80 H. Paul, Pl'inzijJien der Sprachgeschichte ("Principios de historia del

gunda mitad del siglo XIX, el concepto de ley fonética, no obs-tante, fue sufriendo progresivamente las mismas transformacio-nes que simultáneamente pueden percibirse en la concepcióndel concepto general de ley natural. Cuanto mayor significa-ción alcanza en la ciencia el ideal puramente positivista, la exi-gencia de explicar el acaecer natural a partir de las leyes gene-rales del mecanismo, va siendo abandonada más y más. En sulugar aparece la modesta tarea de describirlo en tales leyes.Ahora la Mecánica misma -según la conocida definición del(irchhoff- no es sino la completa y unívoca descripciónde los procesos dinámicos que se efectúan en la naturaleza.M Loque la Mecánica ofrece no son los fundamentos últimos abso-lutos del acaecer, sino sólo las formas en las que este acaecertiene lugar. Consiguientemente, si se establece la analogía entreciencia del lenguaje y ciencia de la naturaleza, tampoco de lasleyes del lenguaje tendría que esperarse y exigirse algo más queuna expresión comprensiva de regularidades empíricamente oh-gervadas. Si permanecemos firmes dentro del ámbito de lo fácti-camente dado, lo anterior no puede aludir al descubrimientode las fuerzas últimas que animan la formación del lenguaje, sinomeramente al establecimiento de determinadas unifOTmidadesen el lenguaje a través de la observación y la comparación. Perocon esto también adquiere otro carácter la supuesta "necesidadnatural" de las leyes fonéticas. "A juzgar por lo que ha averigua-do la investigación en nuestros días, que metodológicamente seha fortalecido -así formula Osthoff en 1878 el principio de lano excepción de las leyes fonéticas- resalta cada vez másclaramente que las leyes fonéticas del lenguaje obran a ciegas,con una ciega necesidad natural; también resalta que simple-mente no admiten excepciones ni exenciones.85 Un investigadorcomo Hennan Paul determina en forma esencialmente sobriay crítica el tipo de validez que corresponde a las leyes fonéticas."La ley fonética -hace notar expresamente- no estatuye lo quebajo ciertas condiciones generales tiene siempre que producirse,sino que sólo comprueba la uniformidad existente dentro de ungrupo de determinados fenómenos históricos." 86 Una concep- lenguage"), aparecida en 1886; 3<1edición. Halle, 18g8, p. 61. En B. Dclbrück

el mismo pensamiento adopta ocasionalmente la paradójica formulación deque las "leyes fonéticas en sí" y no las "leyes fonéticas empíricas" sonlas que no admiten excepciones (Das Wesen der Lautgesetze) en los Annalender Natul'jJ/¡ilosophie de Ostwald, 1, 1902, p. 294.

87 Acerca de esa posición preponderante del concepto y leyes de la aso-ciación, d. junto a la obra de vVundt, por ejemplo, H. Paul, op. cit.,pp. 23 ss., 96 ss., etcétera.

ción de este tipo, que ve en el concepto de ley sólo la expresiónele determinados facta de la historia del lenguaje y la expre-sión de factores últimos de toda formación del lenguaje, eslibre de atribuir a fuerzas completamente distintas las unifor-midades observadas. Junto a los procesos físicos elementales dela creación fonética deben volver a figurar también con plenosderechos las complejas condiciones psíquicas del habla. Las uni-formidades constantes del cambio fonético son referidas ahoraa aquellos procesos físicos elementales, y a estas condiciones psí-quicas se atribuye la aparente viQlación de estas reglas constan-tes. Al cumplimiento rígido y sin excepción de las leyes fisiológi-cas que regulan el cambio fonético se contrapone la propensióna la analogización lingüística, es decir, propensión tendiente aunir también fonéticamente y asimilar entre sí las palabras dellenguaje formalmente análogas. Con todo, también este recono-cimiento de los factores psíquicos "espirituales" de la formacióndel lenguaje se mantiene por lo pronto aún dentro de límites re-lativamente estrechos. Pues aquí el concepto de espíritu ya nosignifica lo mismo que había significado para Humboldt y lafilosofía idealista; tiene un sello inconfundiblemente naturalistay está afectado por el concepto de mecanismo y ha quedadodeterminado por él. Consiguientemente, como leyes fundamen-tales del espíritu aparecen ahora las leyes psicológicas que rigenel "mecanismo de las representaciones". Aquí, desde el punto devista del principio, lo mismo da que estas leyes se formulenen el sentido de la psicología de Wundt o, como lo hace H. Paul,en el sentido de la psicología de Herbart. En última instancia,siempre se busca referir las leyes de¡ lenguaje al tipo de las"leyes de asociación" para tratar de comprenderlas a partir deéste.87 Pero con ello, los factores en la formación del lenguajematerialmente distintos entre sí quedan metodológicamente enel mismo plano y, por así decirlo, pertenecen a la misma dimen-sión de la investigación. El lenguaje se estructura en el alma delindividuo en virtud de la interacción de 105 distintos mecanismos

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90 Ésta es esencialmente la concepción de las leyes fonéticas que B. Del.brück (op. cit.) representa. Ver Annalen der Natm"philosophie, l. 277 SS.,

particularmente pp. 297 ss. Acerca de las leyes fonéticas consideradas como."leyes de la moda", ver también Fr. Müller, Sind die Lautgesetze Nlltur-gesetze?, ("¿Son las leyes fonéticas leyes naturales?") en la Techmers Zeit.schrift, I (188,t), pp. 211 SS,

cumplido en aquello que aquí se llama unidad de la "naturalezapsico-física" del hombre. Si ahora volvemos la vista para con-templar el desarrollo total que ha tenido la filosofía del len-guaje desde Humboldt hasta los "jóvenes gramáticos", desdeSchleicher hasta Wunclt, vemos que, a pesar de la ampliaciónde las nociones y conocimientos particulares, desde el punto devista puramente metodológico se ha movido en un círculo. La lin-güística debía estar referida a la ciencia natural, debía orientar-se por la estructura de ésta a fin de poseer la misma certidumbrede la ciencia natural y a fin de poder adquirir su mismo conte-nido integrado por leyes exactas e inviolables. PerO' el conceptode naturaleza en que se trató de apoyar demostró cada vez másque sólo constituía una aparente unidad. Cuanto más incisiva-mente se le analizó, tanto más se aclaró que este mismo conceptoalbergaba todavía factores de significación y procedencia com-pletamente diversa. Mientras la conexión que guardan estosfactores no quede esclarecida e inequívocamente determinada,los diferentes conceptos del lenguaje de tinte naturalístico estánen constante peligro de transformarse dialécticamente en suscontrarios. Esta transformación puede rastrearse en el conceptode ley fonética; pues si en un principio estaba destinado a desig-nar la necesidad rígida y sin excepción que rige todos los cam-bios lingüísticos, a fin de cuentas esta determinación le resultacada vez más ajena. Las variaciones y cambios fonéticos expre-san ya tan escasamente una necesidad "ciega", que más bienquedan reducidas a meras "reglas estadísticas del azar". Dentrode esta concepción, las supuestas leyes de la naturaleza se con-vierten en meras leyes de la moda creadas por cualquier actoarbitrario individual, establecidas por costumbre y extendidaspor vía de imitación.90 Así, pues, aquel mismo concepto que de-bía proporcionar a la Lingüística una base sólida y unitariaentraña aún por doquier contradicciones que plantean nuevos,problemas a la consideración filosófica del lenguaje.

En las obras de KarI Vossler se pone de manifiesto con espe-cial claridad cómo 10 anterior no sólO' relajó progresivamenteel esquema positivista de consideración sino que finalmente

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De este modo, el lenguaje sigue enclavado en el ámbito delacaecer natural, pero en lugar del concepto de naturaleza de lamecánica ha hecho acto de presencia un concepto más amplio:el de la naturaleza "psico-física" del hombre. En la más com-prensiva y consecuente exposición que desde el punto de vistade la psicología moderna han encontrado los fenómenos dellenguaje, este viraje es expresamente enfatizado. La modalidadde interacción constante que existe entre leyes fonéticas y ana-logizaciones -hace notar Wundt- se hace evidentemente muchomás comprensible si no se concibe a ambas como fuerzas discor-dantes y contrapuestas sino como condiciones que en definitivaestán fundamentadas de algún modo en la organización psico-física unitaria del hombre. "Con ello, el hecho de que, envirtud de la reproducción mnémica de formas sometidas a leyesfonéticas, tengamos necesariamente que presuponer en ellas elconcurso de las mismas asociaciones de que se ha echado manopara .explicar las analogizaciones, resulta perfectamente compa-tible con el hecho de que, por otra parte, las asociaciones, comotodos los procesos psicológicos, se conviertan por repetición enenlaces automáticos, de tal modo que aquellos fenómenos queen un principio son ubicados entre los factores psíquicos, conel tiempo vienen a parar al campo de los factores físicos Peroaquello que sobre la base de ciertos rasgos evidentes llamamos'físico' no se transforma de este modo meramente sucesivo enalgo 'psíquico' ni viceversa; antes bien, ambos suelen entrecru-zarse desde un principio tan íntimamente que no pueden serseparados, porque con cada factor de un tipo también tendríaque suprimirse uno del otro tipo." 89 El postulado idealista dela "totalidad" -el postulado según el cual el lenguaje no puedeser integrado a partir de elementos discordantes sino que siem-pre debe ser visto como expresión de la "totalidad" del hombrey su ser espiritual y natural- parece reaparecer aquí en unanueva forma. Pero en seguida se evidencia que este postuladopor lo pronto sólo está vagamente apuntado e insuficientemente

88 Cf. por ejemplo Osthoff. Das Physiologische und psychologischeMoment in der sprachlichen Formenbildung ("Los factores fisiológicos )'psicológicos en la creación de las formas del lenguaje), Berlín 1879.

89 Wundt, Volkerpsychologie ("Psicología de los pueblos"), J, 369.

.EL PROBLEMA DEL LENGUAJE 129

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91 Cf. especialmente Vossler, Positivismus und ldealismus in der Sp'rach-wissenschaft ("Positivismo e idealismo en la lingüística"), Heidelberg, 1904.pp. 8 ss.

92 Op. cit., 10 s. Cf. particularmente pp. 24 ss.

taxis se ocupa del uso lingüístico en tanto que convención, estoes, regla ya petrificada, mientras que la estilística considera eluso lingüístico como creación y formación viva. Así pues, el ca-mino debe ir de ésta a aquélla y no al revés, puesto que en todolo espiritual es la forma del devenir la que nos permite com-prender la forma de lo devenido.mEn lo que se refiere a la mera comunicación de los hechos

de la historia del lenguaje y al conocimiento de lo dado, cierta-mente puede seguirse reconociendo al positivismo como princi-pio de investigación, como "positivismo metodológico". Lo únicoque se rechaza es esa metafísica positivista que además de lacomunicación de los hechos también cree haber cumplido conla tarea de su interpretación espiritual. En su lugar aparece unametafísica idealista en la que figura como miembro central laestética. Si la definición idealista que reza así: "lenguaje = ex-presión espiritual" se justifica -concluye Vossler-, la historiadel desarrollo del lenguaje no puede ser otra cosa que historiade las formas de expresión espirituales, es decir, historia delarte en el más amplio sentido de la palabra.92 Pero en esta con-clusión, en la que Vossler sigue a Benedetto Croce, yace unnuevo problema y un nuevo peligro para la consideración dellenguaje. Nuevamente se le da cabida dentro de la totalidadde un sistema filosófico, pero aparentemente a condición deidentificar el lenguaje con uno de los miembros de dicho siste-ma. Así como en la idea de la gramática universal, racional, lapeculiaridad del lenguaje se disuelve en última instancia en ló-gica universal, ahora amenaza con disolverse en la estética con-siderada como ciencia universal de la expresión. Pero la estética,tal como Vossler y Croce la postulan, ¿es en verdad la cienciade la expresión o sólo significa una ciencia de la expresión, una"forma simbólica" que admite otras igualmente legítimas? Ade-más de las relaciones existentes entre el lenguaje y el arte ¿noexisten relaciones análogas entre el lenguaje y otras formasque, como el mito, construyen su propio mundo de significaciónespiritual mediante su propio mundo de imágenes? Con estacuestión nos encontramos nuevamente ante el problema siste-mático fundamental del cual habíamos partido. El lenguaje seencuentra en el foco del ser espiritual en el cual se funden

130 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

acabó por hacerlo volar en pedazos. En sus dos obras tituladasPositivismus und ldealismus in de?' Sprachwissenschaft (1904)("Positivismo e idealismo en la lingüística") y SjJrache als SchOp-fung und Entwicklung (1905) ("El lenguaje como creación y des-arrollo"), Vossler se vincula a Hegel, pero igualmente clara es laconexión con Wilhelm van Humboldt. La idea de Humboldtsegún la cual el lenguaje nunca puede ser entendido como meraobra (ergon) sino sólo como actividad (energeia), la idea de quetodo lo "fáctico" del lenguaje sólo puede entenderse si nosremontamos a los "actos" espirituales en que se origina, experi-menta, al variar las condiciones históricas, una renovación. Yaen Humboldt este principio debe aludir no tanto al "origen"psicológico del lenguaje como a la forma constante que operaen todas las fases de su estructuración. Esta estructuración no seequipara a la germinación de una simiente natural dada, sinoque presenta siempre el carácter de espontaneidad espiritual queen cada nueva etapa se manifiesta de distinta manera. En estesentido, frente al ambiguo concepto de "desarrollo" del lenguaje,Vossler pone y contrapone el concepto del lenguaje como crea-ción. Lo que del lenguaje puede fijarse en forma de reglas, comolegalidad dada de un determinado estado de cosas, es una merapetrificación; pero detrás de esto que simplemente ya es, seencuentran los auténticos actos constitutivos del devenir: losactos espirituales siempre renovados de creación. Y en estosactos, en los cuales descansa esencialmente la totalidad del len-guaje, debe encontrarse la verdadera explicación de cada unode los fenómenos del lenguaje. La actitud positivista, que tra-ta de progresar pasando de los elementos al todo, de los sonidosa las palabras y oraciones y de aquí al "sentido" propiamente,dicho del lenguaje, experimenta por lo tanto una inversión. Hay'que partir del primado del "sentido" y de la universalidad del,acto de significación si queremos comprender los fenómenosindividuales del desarrollo e historia del lenguaje. El espíritu,'que vive en el discurso humano, constituye la oración, las partesde la oración, la palabra y el fonema. Si se toma en serio este"principio ideal de causalidad" todos aquellos fenómenos cuyadescripción concierne a disciplinas como la fonética, la teoríade la inflexón, la morfología y la sintaxis, deben encontrar suexplicación última y verdadera en la disciplina superior quees la estilística. Las reglas gramaticales, las "leyes" y las "excep-ciones" en la morfología y la sintaxis pueden explicarse a partirdel "estilo" que priva en la estructura de cada lengua. La sin-

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rayos de la más diversa procedencia y del cual parten lineamien-tos generales para todos los campos del espíritu. Pero de ahíresulta que la filosofía del lenguaje sólo puede ser conceptuadacomo un caso particular de la estética si es que se ha desvincu-lado previamente a ésta de toda relación específica con la expre-sión artística; en otras palabras, si se concibe en general la tareade la estética de tal modo que se amplíe hasta comprender loque aquí hemos tratado de determinar como tarea de una"filosofía de las formas simbólicas" universal. Si hemos de pro-bar que el lenguaje es una energía verdaderamente indepen-diente y originaria del espíritu, debe ingresar entonces en latotalidad de estas formas pero sin coincidir con ninguno de losmiembros del sistema ya existente; sin perjuicio de la conexiónsistemática en que entra con la lógica y la estética, debe asig-nársele un lugar peculiar en esta totalidad y, con ello, asegu-rársele su "autonomía".

CajJítulo I1

EL LENGUAJE EN LA FASE DE LA EXPRESIóN SENSIBLE

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PARA determinar con precisión la peculiaridad de cualquiel~forma espiritual, ante todO'es necesario medirla con sus propiosmodelO's. Los criterios según los cuales se la juzga y se apreciatambién su rendimiento no le deben ser impuestos desde fuera,sino que deben ser extraídos de la propia legalidad fundamentalde su formación misma. Ninguna rígida categoría "metafísica",ninguna determinación o clasificación del ser dada de cualquierotro modo, por más segura y sólidamente fundamentada quepueda parecer, puede librarnos de la necesidad de tal comienzopuramente inmanente. El derecho de hacer uso de dicha cate-goría sólo queda asegurado si no la anteponemos como un datorígido al principio formal característico, sino sólo si podemosderivarla y comprenderla a partir de este mismo principio. Eneste sentido cada nueva forma representa otra "estructuración"del mundo, que se efectúa de acuerdo con modelos específicosque sólo son válidos para ella. La consideración dogmática queparte del ser del mundo como de un punto dado y firme deunidad, tiende, claro está, a disolver todas estas diferenciasinternas de la espontaneidad espiritual en un concepto universalcualquiera de la "esencia" del mundo, haciéndolos desaparecerde ese modo. Establece rígidas divisiones del ser, distinguiendo,por ejemplo, la realidad "interna" y la "externa", la "psíquica"y la "física", un mundO' de las "cosas" y un mundo de las"representaciones"; y aun dentro de cada uno de estos domi-nios, delimitados entre sí de ese modo, se repiten las mismasdistinciones. Aun la conciencia, aun el ser del "alma" nueva-mente se fragmenta en una serie de "facultades" aisladas e in-dependientes las unas de las otras. Únicamente la crítica pro-gresiva del conocimiento nos enseña a no tomar estas divisionesy separaciones como perpetuamente inherentes a las cosas mis-mas, como determinaciones absolutas, sino a comprenderlas comoestablecidas mediante el conocimiento mismo. La crítica del co-nocimiento muestra que el conocimiento no puede admitir sim-

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FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA134

plemente la antítesis de "sujeto" y "objeto", de "yo" y "mundo",sino que tiende a fundamentarla primero a partir de los pre-supuestos del conocimiento mismo y determinarla en su signi-ficación. Y esto que ocurre en la estructuración del mundo delconocer vale también para todas las funciones fundamentalesdel espíritu verdaderamente independientes. También la consi-deración de la expresión artística, mítica o lingüística se encuen-tra en el peligro de equivocar su meta si, en lugar de penetrarlibremente en las formas y leyes individuales de la expresiónmisma, parte previamente de suposiciones acerca de la relaciónentre "original" y "copia", entre "realidad" y "apariencia", entremundo "interior" y "exterior". Antes bien, la cuestión consisteen saber si todas estas distinciones no están condicionadasjustamente por el arte, por el lenguaje y por el mito, y si cadauna de estas formas, al establecer las distinciones, no debe pro-ceder según diferentes puntos de vista, fijando, consecuentemen-te, diferentes líneas de demarcación. La idea de la rígida deli-mitación sustancial, de un tajante dualismo como el de mundo"interior" y "exterior", es desplazada así cada vez más. El espírituse aprehende a sí mismo y capta la antítesis que existe entre ély el mundo "objetivo" sólo trasladando ciertas diferencias inhe.rentes al espíritu mismo, de éste a la consideración de los fenó-menos y, por así decirlo, introduciéndolas en estos últimos.Así pues, ante la división del mundo en dos esferas claramente

separadas, en un ser "exterior" y un ser "interior", el lenguajeno sólo permanece notablemente indiferente, sino que justamen-te parece como si esta indiferencia le fuese necesariamente esen-cial. El contenido anímico y una expresión sensible aparecenaquí unidos de tal modo que el uno no existe frente al otroindependiente y autosuficientemente, sino que, por el contrario,sólo en y con él se realiza. Ambos, contenido y expresión, llegana ser lo que son sólo en su interpretación: la significación quereciben en su correlación no se añade nuevamente a su ser, sinoque dicha significación es la que constituye este ser. Aquí notenemos que vérnoslas con ningún resultado mediato, sino quese trata de aquella síntesis fundamental de la cual surge ellenguaje como un todo y a través de la cual todas sus partes sem2.ntienen unidas, desde la expresión sensible más elementalhasta la expresión espiritual más elevada. Y no sólo el lenguajefonético formado y articulado sino ya la más simple expresiónmímica acerca de un proceso interno muestra esta trabazón in-disoluble; muestra que este proceso no constituye la esfera con-

EL LENGUAJE EN LA FASE DE LA EXPRESIóN SENSIBLE 1115

clusa y cerrada de la cual, por así decirlo, emerge la concienciasólo ocasionalmente a fin de establecer comunicación convencio-nal con otras, sino que justamente ésta su exteriorización cons-tituye un factor esencial de su propia formación y configuración.En esta medida la moderna psicología del lenguaje ha asociadocon el problema del lenguaje el problema de la psicologíageneral de los movimientos expresivos.1 Desde el punto de vistapuramente metodológico, aquí reside un importante adelanto:porque al partir del movimiento y del sentimiento de movimien-to, los instrumentos conceptuales de que dispone la psicologíasensualista tradicional quedan fundamentalmente separados. Parala visión sensualista, el estado fijo y rígido de la conciencia es loque primero está dado, y, en cierto sentido, lo único que estádado; los procesos de la conciencia, en la medida en que sereconozca y aprecie su peculiaridad, son reducidos a una merasuma, a una "combinación" de estados. Si, por el contrario, elmovimiento y el sentimiento de movimiento son consideradoscomo un elemento y un factor fundamental en la estructura-ción de la conciencia misma,2 entonces se está reconociendoque tampoco aquí hay que fundar la dinámica en la estáticasino justamente al revés; se está reconociendo que toda "reali-dad" de lo psíquico consiste en procesos y cambios, mientrasque la fijación de los estados sólo representa la obra accesoriade abstracción y análisis. Así pues, también el movimiento mí.mico es la unidad inmediata de lo "interno" y lo "externo", delo "espiritual" y lo "corporal" en la medida en que en aquelloque directa y sensiblemente es, se significa y "enuncia" algomás que está presente en el movimiento mímico mismo. En ésteno tiene lugar ninguna "transición", el signo mímico no esaí'íadido arbitrariamente a la emoción que el mismo signo desig-na, sino que ambos, la emoción y su exteriorización, la tensióninterna y su descarga están dados temporalmente en uno y elmismo acto. En virtud de una conexión que puede describirsee interpretarse de modo puramente psicológico, todo estímulo

1 Ya J. J. Engel en sus Ideen zur Mimik ("Ideas sobre la mímica")(Schriften, Berlín, ¡801, tt. 7 Y 8) ha tratado de constrnir un sistema com-pleto de los movimientos expresivos sobre la base de las investigacionespsicológicas y estéticas del siglo XVIII; acerca de la concepción del lenguajecomo movimiento expresivo, ver especialmente vVundt, Die SjJrache, Volker.jJs)'chologie ("El lenguaje, psicología de los pueblos"), 2~ ed., 1, £7 ss.

.~ Esta idea del "primado del movimiento" ba sido sustentada con particu-lar agudeza y energía en la psicología de Hennann Cohen; cf. especialmen-te Asthetik des reinen Gefühls de Coben, t. 1, pp. 143 ss.

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130 FENOMENOLOGÍA DE LA FORMA LINGüíSTICA

interno se expresa originalmente por un movimiento corpóreoy el proceso ulterior de desarrollo sólo consiste en la diferencia-ción cada vez más tajante de esta relación, puesto que a deter-minados estímulos se enlazan determinados movimientos conuna coordinación cada vez más precisa. A primera vista, estaforma de expresión en verdad no parece ir más allá de una"reproducción" externa de lo interno. Una excitación exteriorpasa de lo sensible a lo motor, pero esto último, según parece,permanece completamente dentro del campo de los reflejosmeramente mecánicos, sin dar indicios de una "espontaneidad"espiritual superior y, no obstante, este reflejo es ya el primerindicio de una actividad en la cual empieza a estructurarse unanueva forma de la conciencia concreta del yo y del objeto. Dar-win, en su obra acerca de La expresión de' la emoción en elhombre y en los animales, trató de crear una teoría biológi-ca de los movimientos expresivos, interpretándolos como resi-duos de lo que originalmente eran acciones con un propósito.Por consiguiente la expresión de una determinada emociónno vendría a ser sino el debilitamiento de lo que antes cons-tituía la acción con un propósito concreto. Así, por ejemplo, laexpresión de cólera sería la imagen debilitada y pálida de lo queuna vez fue un movimiento agresivo; la expresión de temor losería de un movimiento defensivo y así sucesivamente. Estaconcepción es susceptible de una interpretación que excede delcírculo estrecho del planteamiento biológico del problema quehace Darwin y que sitúa la cuestión en un contexto más general.Todo movimiento expresivo elemental constituye de hecho unprimer límite del desenvolvimiento espiritual en la medida enque aún se encuentra completamente situado en la inmediatezde la vida sensible y, por otra parte, va más allá de esta inme-diatez. Dicho movimiento expresivo implica que el impulsosensible, en lugar de avanzar directamente hacia su objeto, sa-tisfaciéndose y perdiéndose en él, sufre una especie de inhibicióny retroceso en los cuales se toma conciencia de este mismo im-pulso. En este sentido, la reacción contenida en el movimientoexpresivo prepara ya un grado espiritual superior de acción.Al apartarse la acción .. por así decirlo, de la forma inmediata deactividad, conquista para ella misma la nueva esfera de accióny la nueva libertad, encontrándose ya en tránsito de lo mera-mente "pragmático" a lo "teorético", de la actividad física ala ideal.

En la teoría. psicológica del leng~a je mÍi1nico suelen distin-

EL LENGUAJE EN LA FASE DE l.A EXPRESIóN SENSIBLE 137

guirse dos formas principales de ademanes. Por una parte seencuentran los ademanes indicativos y por la otra los imitativos.Estas dos clases pueden delimitarse entre sí claramente en cuan-to a su contenido y su génesis psicológica. Los ademanes indica-tivos se derivan biológica y genésicamente del movimiento deasir. "El brazo y las manos --expresa Wundt- desde el primiti-vo desarrollo del hombre han hecho las veces de órganos conlos cuales coge y se apodera de los objetos. Partiendo de este usoevidentemente original de los órganos para asir, en el cual elhombre supera en grado mas no en esencia las actividades aná-logas de los animales que se encuentran más próximos a él,ocurre una de esas transformaciones graduales que son primerode tipo propiamente regresivo pero cuyos efectos constituyencomponentes importantes de un desarrollo progresivo, y queconducen a la primera y más primitiva forma de movimientospantomímicos. Genéticamente considerada no se trata sino delmovimiento de asimiento reducido a un movimiento indicativo.En el niño podemos encontrar aún todas sus transiciones quevan consecutivamente de la forma originaria a la forma ulte-rior. El niño también trata de coger aquellos objetos que, porestar muy lejos, no puede alcanzar. En este caso, el movimientode asimiento se transforma inmediatamente en un señalamien-to. Solamente tras repetidos intentos de coger los objetos seestablece el señalamiento en cuanto tal." 3 Y este paso aparente-mente tan sencillo de autonomizamiento constituye una de lasetapas más importantes del camino que lleva del desarrolloanimal al específicamente humano. Pues ningún animal alcanzaese progreso que consiste en la característica transformación delmovimiento de asimiento en el ademán de señalar. Aun en losanimales más altamente desarrollados ese "coger a distancia",como se ha llamado al señalamiento con la mano, no ha idomás allá de los primeros e imperfectos impulsos. Ya este hechogenésico indica que este "coger a distancia" implica un rasgode típica significación espiritual universal. El primero de lospasos mediante el cual el yo perceptivo y apetitivo aleja de símismo el contenido representado y deseado, configurándolo como"objeto", como contenido "objetivo". En el primer nivel delefecto y el impulso todo "aprehender" el objeto significa sólocogerlo directa y sencillamente, tomar posesión de él. El serextraño ha de ser sometido al poder propio, ha de ser inear ..

<1 Wundt, VOIkerps)'chologic, 1, 129 s.

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138 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

parado a la esfera del yo en sentido puramente material. Aunlos primeros comienzos del conocimiento sensible presentan estesello: créese poder coger el objeto directamente con las manos,según la gráfica y característica expresión platónica (a:n:Qt; -ra'LvXEQoi:V).4 Pero todo progreso del concepto y la "teoría" puraestriba justamente en superar progresivamente esta primerainmediatez sensible. El objeto del conocimiento se aleja más ymás, de tal modo que para la autorreflexión crítica del conocerpuede aparecer en última instancia como el "punto infinita-mente lejano", como tarea infinita del conocimiento; pero esen este aparente alejamiento donde adquiere su verdadero ca-rácter ideal. En el concepto lógico, en el juicio y en la inferenciase desarrolla aquella aprehensión mediata y constituye el au-téntico carácter de la "razón". De hecho, genética y material-mente parece haber un tránsito continuo de la aprehensiónfísica a la conceptual. La aprehensión física sensorial se con-vierte en indicación física, pero en esta última reside ya unprimer impulso hacia las funciones significativas superiores comolas que resaltan en el lenguaje y en el pensamiento. Para medirel alcance de esta contraposición podría decirse que frente alextremo sensible de la mera "indicación" se encuentra el otroextremo lógico de la "demostración". Desde el simple mostrar,mediante el cual algo absolutamente singular (un l'óllE n ensentido aristotélico) es designado, el camino conduce a una deter-minación progresivamente más general: la función inicial mera-mente deíctica se convierte en la función de la "apodcixis". Ellenguaje mismo parece confirmar esta relación al conectar las,expresiones que sirven para designar el hablar y el decir conaquellas que se aplican al mostrar e indicar. En las lenguas indo-germánicas la mayoría de los verbos de "decir" derivan de losverbos de "mostrar": ((dicere" procede de la misma raíz im-plicada en el verbo griego eúxv'Uf-lt (gótico "" teihan, ga-teihan,antiguo alto alemán: zeigón), así como el qnl~tt q¡á.axúl griegoderiva de una raíz determinada q¡a (sánscrito bM.) que origi-nalmente designa resplandecer y brillar, así wmo también "ha-cer aparecer" (eL q¡aÉ8w, q¡w;, q¡atvw; latín: fari) fate1"i} etc.).5Ciertc:mente, parece que habría que enjuiciar el lenguaje

4 Cf. Platón, "Teeteto", 15 E.<> Ver al respecto Kluge, Etymologisches W6rte?'buch der detttschen

Sprache, 5? ed., Estrasburgo, 1894, p. 415 (s. v. zeigen); Curtius, Gmndziigeder griechischen Etymologie ("Elementos de etimologías griegas"), 5~ ed.,Leilnig, )878, pp. ll5, 134, 296.

EL LENGUAJE EN LA FASE DE LA EXPRESIÓN SENSIBLE 139

mÍmiw de otra manera, si en lugar de partir de la considera-ción de los ademanes indicativos se parte de la segunda clasefundamental y principal, de la clase de los ademanes imitativos.Pues la imitación en cuanto tal constituye ya la contrapartidade aquella libre forma de la actividad espiritual. En ella, elyo queda preso de la impresión externa y su natura; cuantomás exactamente reproduzca el yo la impresión, con exclusiónde toda espontaneidad propia, tanto más perfectamente ha al-canzado su fin la imitación. Precisamente los lenguajes mími-cos más ricos y diferenciados en cuanto al contenido -loslenguajes mímicos de los pueblos primitivos- muestran conmayor rigor esta sujeción a la impresión externa. Los lenguajes.mímiws de los pueblos civilizados suelen contener, junto a lossignos imitativos inmediatos y sensibles} una multitud de losllamados "ademanes simbóliws" que no copian directamenteel objeto o la actividad que ha de expresarse, sino que lodesignan sólo indirectamente. Pero estos lenguajes -como porejemplo el lenguaje de los monjes cistercienses y en el lenguajemímico napolitano detalladamente expuesto por ]orio-6 noson evidentemente formas primitivas, sino estructuras muy com-plejas que han sufrido ya la influencia persistente y decisivade la forma del lenguaje hablado. Por el contrario, a medidaque nos remontamos al contenido auténtico e independientede los lenguajes mímiws, todos los meros "signos de conceptos"parecen desvanecerse y quedar sustituidos por simples "signosde cosas". El ideal de un lenguaje puramente "natural", conexclusión de toda convención arbitraria, parece haberse alcan-zado aquí. Así, por ejemplo, el lenguaje mímico de los indiosde Norteamérica nos informa que muy pows son los gestosque tienen un origen "convencional"; por el contrario, la ma-yor parte consisten en la simple reproducción de fenómenosnaturales patentes.7 El procedimiento de hacer resaltar sola-mente este rasgo de la reproducción pantomímica de objetosdados sensiblemente perceptibles, no parece estar en caminode conducirnos hasta el lenguaje} considerado como actividadlibre y original del espíritu. Sin embargo, aquí debe conside-rarse que tanto la "imitación" como la "indicación" -tanto la

6 Andea de Jorio, La Mimica degli antichi investigata l1el Gestire Napo-litano, Napoli, 1832; acerca del lenguaje de los monjes cistercienses, vervVundt, op. cit.} I, 151SS.

7 Cf. Mallery, "Sign languages among North American Indians", Reportso/ the Bureau o/ Ethnology in Washington, r, 334.

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s Cf. Aristóteles, Retórica llI, l. 1404 a 20: 'tu. yu.¡;¡ ovó¡tCt'tCt ¡tL¡tlí¡tCt'tCtÉO"tLv.ÚJtiíQ~E be ltaL f¡ cpoovY¡.ltc1V"C(¡)V¡tL¡tll'tLlt<Íl'tCt'tov .ro'V ¡tOQL(¡)Vf¡¡tLV.

9 Cf. ltEQL EQ¡tllVdCt~ cap. 2, 16 a 27: CPÚcrEL.rov ovo~Lc1'toov ouMv £cr'tLV0.1.1.' OtlX:VyÉVT}TC!Lmí¡t~OAOV Éltet bT]AOVcrLyÉ 'tL 'Xu.Lot o.YQá¡t¡tO:tOL 'I1'ÓCPOL.oTov {h1QLOOV.rov ouMv Écr'tLVovo¡tCt. La distinción precisa entre "imitación"y "símbolo" (ó/-l.o[oo¡tCJ.y crÚ~L~OAOV)también se encuentra, por ejemplo, enAmmonius en su "Comentario al De Interpretatione de Aristóteles, f 15 b,(Scholia in Aristoteles, ed. Ac. reg. Boruss. p. lOO).

función "mímica" como la "deíctica"- no representan ningunaoperación simple y siempre uniforme de la conciencia, sino queen una y otra existe una compenetración de elementos de dis-tinta procedencia y significación espirituales. También Aristó-teles llama "imitaciones" a las palabras del lenguaje y dice dela voz humana que es el órgano más apropiado para la imita-ción.s Pero para él este carácter mímico de la palabra no seopone a su carácter puramente simbólico; antes bien, este úl-timo se subraya en igual medida cuando se hace resaltar queel sonido desarticulado que expresa una sensación, tal como se leencuentra ya en el reino animal, sólq se convierte en fonemadel lenguaje al ser utilizado como símbolo.9 Ambas determi-naciones se funden, puesto que aquí se emplea el término de"imitación" en aquel amplio sentido y con aquella profundasignificación con que aparece en Aristóteles: no sólo como ori-gen del lenguaje, sino también como origen de la actividadartística. Entendida de esta suerte, la !!L~r¡(H¡;; misma perteneceya al campo de la :n:OLr¡CH¡;;,es decir, de la actividad creadora yconformadora. Ella ya no consiste en la mera reproducción dealgo dado exteriormente, sino en un libre proyecto espiritual:la aparente "reproducción" (Nachbilden) presupone en ver-.dad la "prefiguración" (Vorbilden) interna. Y bien visto, sepone de manifiesto que este momento, puro y autónomo en laforma de la configuración artística, desciende hasta los c~mienzos elementales de toda reproducción aparentemente pa-'siva. Pues ésta tampoco puede consistir en una mera copia,rasgo por rasgo, de un determinado contenido real, sino enhacer resaltar en éste un momento expresivo, logrando con elloun "esbozo" característico de su forma. Pero de este modo, laimitación misma se halla ya en camino de volverse represen-tación, en la cual los objetos ya no son simplemente tomadosen su estructura acabada, sino construidos por la conciencia deacuerdo con sus rasgos fundamentales constitutivos. En estesentido, reproducir un objeto significa no únicamente integrarlo

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a partir de sus características sensibles aisladas, sino aprehen-derlo en cuanto a sus relaciones estructurales, las cuales sólopueden comprenderse verdaderamente si se las entiende comocreadas constructivamente por la conciencia. Ya el lengu<ljemímico ofrece instancias de semejante forma superior de re-producción puesto que en sus construcciones desarrolladas apa-rece a cada paso el tránsito de los ademanes meramente imi-tativos a los representativos. Según 'Wundt, estos últimos secaracterizan porque en ellos "se configura más libremente laimagen de un objeto en un sentido análogo a como lo haceel arte creador frente a la técnica meramente imitativa".lO

Pero esta función de la representación emerge con mayorlibertad y profundidad, con una nueva actualidad espiritualcuando en lugar del ademán utiliza el sonido como medio ycomo substrato sensible. En el desarrollo histórico del lengua-je este proceso de sustitución no se lleva a cabo de golpe. Enlas lenguas de los pueblos primitivos puede reconocerse aunen nuestros días con toda claridad cómo en ellos no sólo coexis-ten el lenguaje mímico y el lenguaje fonético, sino que esteúltimo, en cuanto a su formación, aún está afectado por elprimero. Por todas partes tiene lugar aquella penetración ca-racterística en virtud de la cual los "conceutos verbales" deestas lenguas sólo pueden captarse y compr~nderse completa-mente si se les entiende al mismo tiempo como "conceptosmanuales" (manual concepts) y mímicos. El ademán está co~nectado con la palabra, las manos están conectadas con el inte-lecto de tal modo que verdaderamente parecen formar partede él,u Aun en el desarrollo del lenguaje infantil el sonidoarticulado va separándose sólo gradualmente del conjunto delos movimientos mímicos; aún etapas relativamente avanza-das del lenguaje del niño muestran al sonido articulado aúncompletamente enclavado en esta totalidad mímica.12 Pero encuanto se ha verificado la separación, el lenguaje, con estenuevo elemento en que se mueve, ha adquirido también unnuevo principio fundamental de estructuración. Sólo en el

11) Wundt, op. cit., 1, p. 156.11 Acerca de los Conceptos manuales de los indios zuñi véase Cushing

"Manual Concepts" (The American Anthropologist, V. 2915); sobre la rela-ción entre lenguaje mímico y de palabras en los pueblos primitivos verespecialmente el abundante material en Levy-BruhI Les Fonctions Mentalesdans les Societes In¡erieures. París, 1910).

12 Cf. Clara y William Stern: Die Kindersprache ("El lenguaje infantil"),Leipzig. 2" ed. 1920, pp. 144 ss.

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13 Cf. Karl Bücher Arbeit und Rhythmus ("Trabajo y ritmo"); acerca dela influencia del trabajo y de los "ritmos de trabajo" sobre el desarrollodel lenguaje d, las obras de L. Noirés, Der Ul"Spmng der Sprache ("El ori.

medio físico del sonido se desarrolla su auténtica espontaneidadespiritual. La articulación de los sonidos se convierte en mediopara la articulación del pensamiento, así como esta última seda a sí misma un órgano cada vez más diferenciado y sensitivo,en la elaboración y formación de los sonidos. En comparacióncon todos los restantes medios expresivos mímicos, el sonidotiene la ventaja de que es capaz de "articulación" en muchomayor medida. Justamente su fugacidad, que contrasta con laconcreción expresiva del ademán, le confiere una nueva capa-cidad de configuración; no sólo lo capacita para expresar rí-gidos contenidos representativos, sino aun las oscilaciones yfluctuaciones de los procesos representativos. Si bien el ademán,en virtud de un carácter plástico-reproductor, parece adaptarseal carácter de las "cosas" mejor que el elemento incorpóreodel sonido, por así llamarlo, el sonido alcanza su libertad inter-na precisamente porque en él se rompe esa relación; el sonido,como un mero devenir, ya no puede reproducir inmediata-mente el ser de los objetos. Desde el punto de vista objetivose vuelve apto para servir, no sólo para expresar cualidadesmateriales, sino ante todo para expresar relaciones y determi-naciones formales de relación; desde el punto de vista subje-tivo, en el sonido se traducen la dinámica del sentimiento ydel pensamiento. El lenguaje mímico no posee aún ningúnórgano suficiente para aplicarlo a esta dinámica, dado quedicho lenguaje se mantiene puramente en el medio espacialy, por lo tanto, sólo puede designar el movimiento seccionán-dolo en formas espaciales discretas. Ahora bien, en el lenguajefonético el elemento discreto entra en la relación completa-mente nueva con la totalidad de la creación fonética. Aquí elelemento sólo subsiste en la medida en que vuelva a produ-cirse; su contenido se disuelve en el acto de su producción.Pero este acto mismo de creación fonética se divide cada vezmás marcadamente en diferentes determinaciones particulares.A la distinción cualitativa y a la graduación de los sonidos sesucede particularmente la graduación dinámica mediante elacento, así como también la graduación rítmica. En esta ar-ticulación rítmica, tal como se manifiesta concretamente en loscantos primitivos de trabajo, se ha tratado de ver un momentoesencial del desarrollo artístico y lingüístico.13 Aquí el sonido

l42 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA EL LENGUAJE EN LA FASE DE LA EXPRESIÓN SENSIBLE 143

aún tiene sus raíces directamente en la esfera puramente sen-sible; pero puesto que aquello de donde se origina y para cuyaexpresión no es una mera sensación pasiva, sino una actividadsensible simple, está ya en camino de superar dicha esfera. Lamera interjección, el sonido que expresa la excitación y emocióny que es arrancado por una poderosa impresión momentánea,pasa a formar parte de una secuencia fonética coherentementeordenada en la cual se refleja la conexión y el orden de laactividad. "El despliegue ordenado de sonidos -así se llamaen el trabajo de Jakob Grimm sobre el origen del lenguaje-significa para nosotros articular, y el lenguaje humano aparececomo un lenguaje articulado; el calificativo que Homero aplicaa los hombres concuerda con lo anterior: aL ¡.tÉgO:rtE¡;', ¡.tÉ(lO:rtE¡;'av6(lw:rtoL (o) ~(lo'tol, palabras que se derivan de ¡.tcL(lo¡.tm o¡.tEgL~(o y que significan los que dividen o articulan su VOZ.14

Sólo ahora queda dispuesto el material del lenguaje de talmanera que puede imprimírsele una nueva forma. El estadosenso-afectivo, al transformarse directamente en expresión mí-mica, también se pierde en esta última; en ella se descarga yencuentra su fin. Sólo al ser desalojada esta inmediatez porel desarrollo progresivo, el contenido es fijado y conformadoen sí mismo. Ahora se requiere tener un mayor grado de con-ciencia, una concepción más penetrante de sus diferencias in-ternas si es que el contenido ha de manifestarse exteriormenteo ha de adquirir una apariencia clara y distinta en el mediode los sonidos articulados. Reprimiendo la irrupción directa deademanes y exclamaciones inarticulados, se alcanza una mesurainterior, un movimiento dentro del ámbito mismo del apetitoy la representación sensibles. Desde el mero reflejo, el caminoasciende hacia los diversos grados de la "reflexión". El sur-gimiento del sonido articulado, "el ruido que redunda entono" -para hablar con Goethe- representa para nosotros unfenómeno universal que encontramos siempre en una nuevaforma en los más diversos campos del espíritu. A través de laparticularidad de la función lingüística, la función simbólica

gen del lenguaje"), Mainz, 1877; Logos-Unprung und Wesen de¡" Begrijje("El origen del logos y la esencia de los conceptos"), Leipzig, 1885,

14 Ober den Ursprung der Sprache ("Sobre el origen del lenguaje"), 1851,Kleinel'e SChl"ijten ("Escritos menores") de Jakob Grimm, pp. 255ss. La co-nexión etimológica que Grirnm acepta aquí es sobradamente dudosa y dis.cutible: más al respecto en Georg Curtius Grundzüge del. griechischenEtymologie, pp. 110 Y 3-30.

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universal parece desplegarse nuevamente en el lenguaje y enel conocimiento, al igual que en la legalidad inmanente delarte y de la conciencia mítico-religiosa.

II

Al igual que la teoría del arte y la teoría del conocimiento,también la teoría del lenguaje se va liberando sólo progresiva-mente del constreñimiento del concepto de imitación y la teo-ría reproductora. La pregunta por la 'Xl!QLÓ-r11<; -rwv OVO¡J.áTWVconstituye el eje de la antigua filosofía del lenguaje. Tampocoel problema de si el lenguaje ha de ser considerado como <p'ÚaELo como VÓfl<V ÓV tiene que ver con la génesis del lenguaje sinocon su contenido verdadero y real.l5 ¿Quedan el lenguaje y lapalabra completamente dentro de la esfera de la representacióny la opinión subjetivas o existe acaso una conexión más pro-funda entre el reino de las denominaciones y el reino del serreal? ¿Hay una verdad y una exactitud "objetiva" interna delas denominaciones mismas? La Sofística niega y la Stoa afirmaesa validez objetiva de la palabra, pero tanto en la soluciónpositiva como en la negativa, la forma del planteamiento delproblema sigue siendo la misma. Al igual que si se defiendeo se objeta su valor, siempre se parte del supuesto fundamentalde que el conocimiento tiene como tarea reflejar y reproducirla esencia de las cosas, mientras que el lenguaje tiene comotarea reflejar y reproducir la esencia del conocimiento. La So.fística trata de probar que ambas tareas son imposibles de rea-lizar: si es que existe un ser -argumenta Gorgias-, éste esinaprehensible e incognoscible para el hombre y, en caso deser cognoscible, no es expresable ni comunicable. Así comolos sentidos de la vista y el oido, según su naturaleza, tienenque circunscribirse a un determinado ámbito de cualidades,puesto que el primero sólo puede percibir claridades y coloresy el segundo tonos, de parecida manera el discurso nunca pue-de trascenderse a si mismo a fin de aprehender "lo otro" que

15 Más pruebas acerca de este sentido original de la antítesis de <pÚ<JELy v6¡.t<¡l, que sólo más tarde, en la época alejandrina, fue substituida porla antítesis de <PÚOEL y 6É<JEL, pueden verse en Steinthal, Geschiehte derSpraehwisscnsehaft bei den Gl'ieehen tt1ld R6mcrn ("Historia de la lingüís-tica entre los griegos y los romanos"), 1, 76 ss. 114 ss. 319 ss.

EL LENGUAJE EN LA FASE DE LA EXPRESIÓN SENSIBLE 145

se le opone, a fin de aprehender el "ser" y la "verdad" .16 Envano trata la Stoa de escapar a esta consecuencia afirmandoque, así como existe un vínculo natural entre el ser y el cono-cimiento, también existe una conexión natural, una canear.dancia XUTa. ¡Úfl110W entre palabra y sentido. La concepciónsegún la cual la palabra reproduce total o parcialmente el ser,formando su verdadero ETl!flOV, conduce al absurdo al transfor-marse en la concepción opuesta en su desarrollo subsecuente.Junto a la relación de "similitud", también su inversión esadmitida ahora como fundamento explicativo etimológico; nosólo la avuAoYLU y la OflOLÓ-rll<;, sino también la EvUV-rLW(H<; y laaVTL<pQuaL<; valen como principios formativos del lenguaje. La"similitud" se vuelve contrarium; la "analogía" se convierteen "anomalía". Son conocidos los efectos devastadores de estadesacreditada "explicación por opuestos" en el desarrollo de laEtimología; 17 pero en conjunto queda allí expresado con lamayor claridad que toda explicación del lenguaje fundada enel postulado de la similitud, a fin de cuentas debe necesaria-mente ir a parar a su polo opuesto, anulándose a sí misma.La consideración del lenguaje, aunque su norma haya cambia-do, se encuentra esencialmente bajo el mismo principio aúnahí donde las palabras son concebidas como copias no de lascosas sino de estados sentimentales, ahí, como en Epicuro, debenreproducir no tanto la naturaleza de los objetos como las'LBLu :rrá811 del que habla.lB Si se sostiene el postulado de lareproducción en cuanto tal, 10 mismo da que 10 reproducidosea algo "interno" o "externo", o que sea un complejo de cosaso de sentimientos y representaciones. En esta última hipótesis,el escepticismo acerca del lenguaje no sólo vuelve sino quesólo ahora recibe su más tajante formulación. Pues el lenguajepuede pretender aprehender la inmediatez de la vida en menormedida que la inmediatez de las cosas. El solo intento de ex-presar esta inmediatez la nulifica ya: "una vez que el almahabla ¡Ohl, el alma ya no habla", Así pues, el lenguaje, en

16 Cf. Sextus adv. Mathematicos VII, 83 ss (Diels, Fragm. de los Pre-socráticos, 76 B, 554) ciiL yu.Q ¡.tl1VÚO¡.tEV, feJ'tL Aóyo~, Myo~ 5e Otm EeJ'tL 'tUlJJ1:0XEL¡.tEvu xut O'ltu' otm U.Qa. 'tu ov'tu ¡.tl1VÚO¡.tEV 'tor~ nÉ",a~ dnu. Myov, 3~l!'tEQO~ ECJ'tL 'too", únOXEL¡.tÉVOlV.

17 Pueden verse algunos ejemplos característicos en Georg Curtius Gnmel.züge der griechischcn Etymologie, 5" ed. pp. 5 ss; Steinthal op. cit. I, 353 ss;Lersch Spmchphilosophie der Alten ("Filosofía del lenguaje de los antiguos")IIl, 47 ss.

18 Cf. supra p. 119.

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146 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

cuanto a su pura formación) constituye la contrapartida de lamultiplicidad y concreción del mundo de las sensaciones y lossentimientos. El argumento de Gorgias de que "habla el (hom-bre) que está hablando, no el color o la c05a",1ll aumenta depeso si sustituimos la realidad "objetiva" por la "subjetiva".En esta última reina siempre la individualidad y la mayorcertidumbre. Por el contrario, en el mundo de las palabrasreina la universalidad, es decir, la incertidumbre y la ambigüe-dad de signos meramente esquemáticos. Puesto que la signifi-cación "general" de la palabra borra todas las diferencias quecaracterizan al acaecer psíquico real, el camino del lenguaje,en lugar de conducirnos a la altura de universalidad espiritual,parece hacernos descender a lo común; pues sólo esto último,que no solamente es peculiar a una intuición o sensación indi-vidual, sino que es común a ella y a otras, es lo que el len-guaje puede captar. Así pues, el lenguaje sólo queda como unvalor aparente, como una regla de juego que cobra mayor fuer-za obligatoria cuanto más jugadores se someten a ella, pero queen cuanto se la comprende críticamente, debe renunciar a todapretensión de representar o siquiera de conocer y comprendertoda realidad perteneciente ya sea al mundo "interior" o almundo "exterior" .20

Pero fundamentalmente, justamente esta radical formulaciónescéptica encierra ya la superación del escepticismo lo mismoen la Epistemología que en la crítica del lenguaje. El escep-ticismo trata de probar la nulidad del conocimiento y del len-guaje, pero lo que a fin de cuentas viene a demostrar es lanulidad del patrón con el que se los mide. Lo que en el de-sarrollo del escepticismo se efectúa metódica y consecuentementees la disolución interna, la autosustitución de los supuestosfundamentales de la "teoría reproductora". Cuanto más adelantese lleva en este punto la negación, tanto más clara y precisa-mente surge de ella una nueva visión positiva. La última apa-riencia de cualquier identidad mediata o inmediata entre rea-lidad y símbolo debe ser destruida; la tensión entre ambos

19 .De Melisso, Xenophane et Gorgia, Cap. 6, 980 a 20: o yaQ dilE. Jtw,;ÚV "tL';. (jlYjuL. "tOÜTO ELrcOLMyc¡J i\ rcw,; o.v ¿xdvc¡J lIijAov axoúaavTL y¡YVOLTO,~Li¡ ¡/\óv'tt; waHEQ YUQ aullE ,; O\~JL~TOU'; epOóyyOU'; YLy\'ooaxEL, oBTeo,; oMEf¡ a.xoi¡ TU XQOO¡.taTa aXOÚEL, O.lJ.u cpOóyyou;' ?taL {,éYEl o Af:Yrov aAA' ouXQiiJ¡W, oullE JtQiiy¡.ta.

20 Cf, Fr. Mauthner, Beitriige ZlL einn Kl'itik der Sf)rache ("Contribucio-nes para la crítica del lenguaje"). especialmente l. 25 ss" 70, 175, 193 Y ss.

EL LENGUAJE EN LA FASE DE LA EXPRESIóN SENSIBLE 147

debe ser intensificada al máximo, a fin de que precisamente enesta tensión puedan ponerse de manifiesto el rendimiento pe-culiar de la expresión simbólica y el contenido de cada una delas formas simbólicas. Pues de hecho, éste no puede esclare-cerse mientras se siga creyendo que con antelación a toda con-formación espiritual poseemos ya la "realidad" como un serdado y autosuficiente, como un todo ya sea de cosas o desensaciones simples. Si esto es cierto, la forma en cuanto talya no tendría otra tarea que la mera reproducción que, noobstante, sería necesariamente inferior al original. Pero en ver-dad, el sentido de toda forma no puede buscarse en lo ql!eexpresa, sino sólo en la especie y modo, en la modalidad ylegalidad interna de la expresión misma. En esta legalidad deconformación, esto es, no en la aproximación a lo inmediata-mente dado, sino en el alejamiento progresivo de ello, resideel valor y lo peculiar de la configuración lingüística, así comoel valor y la peculiaridad de la configuración artística. Estadistancia respecto de 10 inmediatamente existente y lo inme-diatamente vivido es la condición para que se nos hagan evi.dentes y cobremos conciencia de ellos. De ahí que también ellenguaje empiece de donde termina la relación inmediata conla impresión sensible y el afecto sensible. El sonido aún no eslenguaje mientras se dé puramente como repetición, mientrascarezca del momento significativo junto a la voluntad de "sig-nificación". La meta de la repetición es la identidad; la metade la designación lingüística reside en la diferencia. La síntesisque se lleva a cabo en la designación sólo puede efectuarsecomo síntesis de lo diverso, no de lo igualo semejante en algúnaspecto. Cuanto más se parezca el sonido a lo que quiere expre-sar, cuanto más siga "siendo" esto otro, tanto menos podrá "sig-nificarlo". No sólo desde el punto de vista del contenidoespiritual, sino también biológica y genéticamente se trazanaquí tajantemente los límites. Ya en los animales inferioreshallamos una multitud de sonidos, originalmente expresión desentimientos y sensaciones, que luego van diferenciándose másy más, progresando hacia tipos superiores; sonidos que evolu-cionan hasta constituir "manifestaciones del lenguaje" comogritos de terror o alarma, de llamado o ayuntamiento. Peroentre estas exclamaciones y los sonidos de designación y signi-ficación del lenguaje humano sigue habiendo una separación,un "hiato" que ha sido modernamente confirmado por los máspenetrantes métodos de observación de la moderna psicología

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148 FENOMENOLOGfA DE LA FORMA LINGÜfSTICA

animaL21 El paso hacia el lenguaje humano -como Aristóteleslo hizo notar- sólo se da cuando el sonido puramente signifi-cativo ha adquirido primacía frente a los sonidos derivados dela afectividad y el estímulo, una prioridad que en la historiadel lenguaje se expresa por el hecho de que muchas palabraspertenecientes a las lenguas desarrolladas, palabras que a pri-mera vista aparecen como simples interjecciones, tras un análisismás exacto se revelan como regresiones de estructuras lingüísti-cas más complejas, como palabras u oraciones con una determi-nada significación conceptual.22

En general puede mostrarse que el lenguaje pasó por tresetapas antes de alcanzar la madurez de su propia forma, en quese produjo su autoliberación interna. Si designamos respectiva-mente estas etapas como la de la expresión mímica, analógicay simbólica propiamente dicha, esta división tripartita no con-tiene por 10 pronto más que un esquema abstracto, pero esteesquema se verá dotado de contenido concreto a medida quemostremos que puede servir no sólo como principio de clasifi-cación de los fenómenos lingüísticos dados, sino que en dichocontenido está representada una legalidad funcional de estruc-turación del lenguaje, que tiene su contrapartida característicay perfectamente determinada en otros campos como el del arte oel conocimiento. Cuanto más nos aproximemos a los albores dellenguaje fonético, tanto más parecemos quedar enclavados enaquella esfera de la representación y designación mímicas en lacual también tiene sus raíces el lenguaje de ademanes. Lo que

:u Acerca del "lenguaje" de los monos superiores Cf., por ejemplo,W. Kohler, "Zur Psychologie des Schimpansen", ("Sobre la psicología de loschimpancés"), Psychologische Forschung, Tomo 1 (1921) p. 27: "No esfácil describir en detalle la manera en que "los animales se hacen com-prender. Es absolutamente cierto que sus manifestaciones fonéticas ex-presan sin excepción estados y apetencias 'subjetivos', esto es, se trata desonidos afectivos, tal como se les llama, y nunca pretenden ser signos odesignaciones de lo objetivo. Sin embargo, en la fonética de los chim.pancés figuran tantos elementos fonéticos del lenguaje humano, que cier.tamente no es por razones periféricas que han permanecido sin lenguajeen nuestro sentido. Algo parecido ocurre con la mímica y los gestos delos animales: nada de ello designa lo objetivo ni tiene siquiera función'representativa',"

:22 Ejemplos acerca de esto en Sayce Introduction to the Science of Lan.guage, Londres, 1880 1, 109 s; acerca de las lenguas indogermánicas verespecialmente K. llrugmann, Verschiedenheit de,' Satzgestaltung nach Mas.gabe der seelischen Grundfunktionen in den indogermanischen Sprachen("Diversas estructuras de la oración según las funciones anímicas fundamen.tales en las lenguas indogermánicas"), Leipzig, 1918, pp. 24 ss.

EL LENGUAJE EN LA FASE DE LA EXPRESIÓN SENSIBLE 149

el sonido pretende es aproximarse inmediatamente a la impre-sión sensible y reproducir con la mayor fidelidad posible ladiversidad de esta impresión. Este afán no sólo priva en buenaparte del desarrollo del lenguaje infantil, sino que tambiénresalta con la máxima intensidad en el lenguaje de los "primiti-vos". Aquí el lenguaje aún se ajusta tan estrictamente al fenó-meno concreto y a su imagen sensible que, por así decirlo, tratade agotarlo con el sonido; no se contenta con una designacióngeneral sino que acompaña cada matiz particular del fenómenocon un matiz fonético particular producido para cada caso es-pecífico. Así, por ejemplo, en el Ewe y en algunas lenguasafines hay adverbios que describen sólo una actividad, un esta-do o un atributo y que, por consiguiente, sólo pueden estarvinculados a un solo verbo. Muchos verbos poseen una multi-tud de esos adverbios calificativos que sólo a ellos pertenecen, delos cuales la mayoría son imágenes fonéticas, reproduccionesfonéticas de impresiones sensibles. En su "Gramática Ewe", West-ermann cuenta no menos de treinta y tres imágenes fonéticaspara el solo verbo "caminar", de las cuales cada una describeun modo particular y una peculiaridad del caminar: bambo-leante o vacilantemente, cojeando o arrastrándose, contoneándo-se o tambaleándose, firme y enérgicamente o indolente y pesa-damente. Pero con ello -añade- no queda agotada la seriede adverbios que describen el caminar, pues la mayor parte deellos pueden duplicarse en la forma usual o diminutiva, segúnque el sujeto sea grande o pequeño.2S Si bien en el desarrolloprogresivo del lenguaje esta especie de pintura fonética va que-dando atrás, no existe ninguna lengua culta tan altamente desa-rrollada que no haya conservado múltiples ejemplos de ella. Consorprendente uniformidad se encuentran difundidas determina-das expresiones onomatopéyicas en todas las lenguas de la Tie-rra. Dichas expresiones demuestran su fuerza no sólo por elhecho de que, una vez formadas, resistan los cambios fonéticosque además constituyen leyes fonéticas universales; a la claraluz de la historia del lenguaje resulta que también han surgido

23 ''''estermann, Grammatik der Ewe.Sprache, Berlin, 1907, p. 83 ss" 130;

fenómenos análogos como los que aquí se dan a conocer tienen lugar enlas lenguas de los nativos americanos; Cf. por ejemplo el paso de sonidospuramente onomatopéyicos a expresiones generales verbales ° adverbialesexpuestos por Boas respecto ele la lengua Chinook (fIandbook o/ AmericanLanguages, P. l., 'Washington, 1911, Smithsonian Institution lluIletin NQ 40,pp. 575, 655 ss.)

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150 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

modernamente como nuevas creaciones.24 En vista de estoshechos se hace comprensible que justamente los lingüistas em-píricos se hayan inclinado frecuentemente a interceder en favordel principio de la onomatopeya, con frecuencia censurado enla filosO'fía del lenguaje, y a intentar una rehabilitación delmismo cuando menos relativa.25 La filosofía del lenguaje de lossiglos XVI y XVII creyó que las formas onomatopéyicas poníanen su manO' la clave de la lengua básica y original de la huma-nidad, de la "lengua adánica". Hoy en día, el sueño de estalengua original se ha disipado más y más en virtud de los pro-gresos críticos de la lingüística, pero todavía se encuentran in-tentos ocasionales por demostrar cómo en los más antiguos pe-riodos de formación del lenguaje correspondían entre sí lostipos de significación y los tipos de sonidos, cómo el todo delas palabras originales fue fraccionado en determinados gruposde los cuales cada uno estaba conectado a determinados mate-riales fonéticos y fue estructurado a partir de ellos.2G Y aun allídonde se abandona la esperanza de llegar por este camino auna verdadera reconstrucción de la lengua original, suele reco-nocerse que el principio de la onomatopeya es un medio envirtud del cual podemos llegar a formarnos una idea indirectade los estratos relativamente más antiguos en la formación dellenguaje. "A pesar de todos los cambios -observa G. Curtius,por ejemplo, a propósito de las lenguas indogermánicas- pue-de distinguirse también en las lenguas una tendencia conserva-dora. Todos los pueblos de nuestra familia, desde el Gangeshasta el Océano Atlántico, designan con el mismo grupo foné-tico sta la idea de estar (stehen); en todas ellas la idea de fluir

24 Herman Pau1, por ejemplo, da una lista de estas creaciones onomato-péyicas relativamente tardías en el alemán en sus Prinzipien der Sprach-geschichte ("Principios de historia del lenguaje") S" edición, pp. 160 s; ejem-plos en las lenguas románicas pueden verse, verbigracia, en Meyer-Lübke,Einführung in das Studium der mmanischen Sprachwissenscha¡t ("Introduc-ción al estudio de la lingüística románica"), 2'" ed. pp. 91 ss.25 Ver, por ejemplo, Scherer, Zur Geschichte der deutschen Sprache ("Para

una historia de la lengua alemana"), Berlín, 1868, p. S8.26 De este modo, Tauber en su "Die Ursprache und ihre Entwick1ung"

("La lengua original y su desenvolvimiento"), Globus, tomo 97 (1910), pp.227 ss., distingue los seis grupos principales: alimento líquido, alimento sólido,fluidos atmosféricos, madera y bosque, lugar de comer y de beber y, final-mente, mundo de los animales; trata Tauber de probar que estos gruposfueron designados originalmente por sonidos equivalentes en las más distintaslenguas de la tierra, por ejemplo, en el sánscrito y el hebreo (m + vocal;p + vocal; n + vocal; t + vocal; 1 o T, k + vocal).

EL LENGUAJE EN LA FASE DE LA EXPRESIÓN SENSIBLE 15'

se asocia al grupo fonético plu que en lo esencial no ha varia-do. Esto no puede ser casual. Ciertamente, la misma idea sigueestando vinculada a los mismos sonidos a través de los milenios,porque para el sentir de los pueblos existe entre ambos unaconexión interna, es decir, porque para ellos existía una ten-dencia a expresar esta idea justamente con estos sonidos. Se hahecho mofa frecuentemente de la afirmación de que las pala-bras más antiguas presuponen una relación cualquiera del so-nido con la idea designada. No obstante, sin este supuesto esdifícil explicar la génesis del lenguaje. En todo caso, aun en laspalabras correspondientes a los periodos más avanzados, la ideavive en las palabras comO' un "alma".27 El intento de captaresta "alma" de los sonidos individuales y de las clases de soni-dos ha seducido una y otra vez a los filósofos del lenguaje y alos lingüistas. No sólo la Stoa avanzó por este camino, tambiénLeibniz trató de escudriñar este sentido original de los sonidosy grupos de sonidos.28 Según él, los más útiles y profundosestudios del lenguaje creyeron poder mostrar claramente el va-lor simbólico de determinados sonidos no sólo en la expresiónmaterial de conceptos individuales, sino también en la represen-tación formal de ciertas relaciones gramaticales. Humboldtencuentra confirmada esta conexión no sólo en la elección dedeterminados sonidos para expresar determinados valores senti-mentales -así por ejemplo, el grupo fonético st designa regular-mente la impresión de lo firme y lo que derrite, el sonido w laimpresión de un movimiento vacilante e inestable-, sino quecreyó encontrarla aun en los elementos de la formulación lin-güística, dirigiendo particularmente su atención a "lo simbóli-co" de los sonidos gramaticales.29 También Jacob Grimm tratóde mostrar que, por ejemplo, los sonidos que se emplean en laslenguas indogermánicas para formular las palabras de respuestae interrogativas se encuentran estrechamente vinculadas a la sig-nificación espiritual de la pregunta y la respuesta.M El hecho.

27 G. Curtius, Grundzüge der griechischen Etymologie ("Elementos de-etimolog-ías griegas"), 5(1 ed. p. 96.

28 Ver Nouveaux Essais sur l'entendement humain, lIt 3-.29 Cf. Einleitung zum Kawi-Werk (Werke, VII. 1, 76.1.1) así como la

obra misma Ober die Kawi-Sprache auf der ¡me! Java, Berlín, 1838, 1I,153 Y otras.30 Ver Deutsche Grammatik, IIl, 1: "Entre todos los sonidos de la voz

humana, ninguno es tan apto para expresar la esencia de la pregunta, queya debe haeerse sentir al comienzo de la palabra, como uk, la más completade las consonantes que puede producir la garganta. Una nueva vocal so-

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152 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGütSTICA

de que determinadas diferencias y graduaciones vocálicas seempleen para expresar determinadas graduaciones objetivas,particularmente para designar el mayor o menor alejamientodel objeto respecto del que habla, es un fenómeno que se daigualmente en las más diversas lenguas y esferas lingüísticas.Casi siempre son a, o, u las que designan la distancia más grande,mientras que c, i designan las menores.SI También los diversosintervalos temporales son indicados de este modo mediante lasdiversas vocales o tonos vocálicos.32 En la misma forma ciertasconsonantes y grupos consonánticos se utilizan como "metáforasfonéticas naturales" a las cuales corresponde en casi todos losgrupos lingüísticos la función significativa idéntica o similar;así, por ejemplo, las labiales resonantes designan con sorprenden-te uniformidad la dirección hacia quien se habla, mientras quelas linguales explosivas designan la dirección que parte del quehabla, de tal modo que las primeras aparecen como expresiónnatural del "yo" y las últimas como expresión natural del "tú".33

Pero aunque estos fenómenos, por así decirlo, ostenten toda-vía el color de la expresión sensible inmediata, en ellos quedaya sobrepasada en lo fundamental la esfera de los recursos lin-güísticos meramente mímicos e imitativos. Pues ahora ya no setrata de fijar en un sonido imitativo un objeto o una impresiónsensibles, sino que la secuencia de sonidos cualitativamente gra-duados sirve para expresar una relación pura. Entre la formay peculiaridad de esta relación y los sonidos en que se repre-senta, ya no existe ninguna relación de semejanza material di-

naria demasiado indefinida y además el órgano labial no se compara enfuerza al gutural. Es cierto que la totalidad puede producirse con la misma.fuerza que la k, pero más bien se la pronuncia que se la expele y tiene.algo de fijeza además; se presta por eso para expresar la l'espuesta calma-.r!a, reposada y ante todo indicativa. La k inquiere, cuestiona, llama; la t'muestra, significa y responde."

SI Ejemplos al rcspecto de las más diversas familias lingüísticas, por ejem-plo, en Fr. Müllcr: Gnmdriss der SjJrachwissenschaft ("Elementos de lingüís-tica"), Viena, 1876-1878, 1, 2 pp. 94 ss, III, 1, 194 Y otras; Humboldt, Kawi-Werk, II, 153; adcmás infm, Cap. 3.

32 Ver, por ejemplo, Fr. Müller, Op. cit., 1, 2, 94. Steinthal, Die MandeNeger Spmchen ("Las lenguas de los negros ¡\-1ande") Berlín, 1867, p. 117.

33 En sorprcndente concordancia con las lenguas indogermánicas, en las.uralo-altaicas los elementos fonéticos ma, mi, mo, o, taJ to, ti, si, sirven deelementos fundamentales para ambos pronombres personales: Cf. H.Winkel, Das Uml-altaische und seine Gntppen ("Las Icnguas uralo-altaicasy sus grupos"), Berlín, 1885, p. 26; acerca de las otras familias lingüísticas"er la recopilación que ofrece Wundt (op. cit., 1, 345) sobrc la base delmaterial que halla en el Gnmdriss der Spmchwissenschaft de Fr. Müller).

EL LENGUAJE EN LA I'ASE DE LA EXPRESIÓN SENSIBLE 153

recta, puesto que el simple material del sonido en cuanto talno es capaz de reproducir determinaciones puramente relacio-nales. La conexi6n se establece más bien captando una analo-gía de forma en la relaci6n entre los sonidos, por una parte, yen la relación entre los contenidos designados por la otra, ana-logía en virtud de la cual se hace posible una coordinación deseries completamente diferentes en cuanto al contenido. Conello se alcanza aquella segunda etapa que, frente a la expresiónmeramente mímica, podemos caracterizar como la etapa de lacxjJrcsión. analógica. El paso de una a otra etapa se pone demanifiesto quizá con la máxima claridad en las lenguas queutilizan los tonos silábicos musicales para diferenciar la signi-ficación de las palabras o para expresar relaciones gramaticales.Aquí parecemos hallarnos aún muy cerca de la esfera mímicaen la medida en que la función significativa pura está aún adhe-rida al sonido sensorial mismo, no pudiéndosele desvincular deél. Humboldt dice de las lenguas indochinas que en ellas eldiscurso se vuelve una especie de canto o recitación en virtudde la diferenciación de las tonalidades de cada una de las sílabasy de la diversidad de acentos. Dice también que, por ejemplo,los grados de tonalidad de los siameses podrían perfectamenteequipararse a una escala musical.34 Asimismo, particularmentelas lenguas del Sudán pueden expresar los más diversos maticessignificativos a través de tonos altos, medios o bajos o bien através de matices de tonos compuestos, como son el tono ascen-dente bajo-alto o el tono descendente alto-bajo. En parte sondiferencias etimológicas las que se indican de ese modo, es de-cir, la misma sílaba sirve, según su tono, para designar cosas oprocesos completamente distintos, y en parte se expresan deter-minadas distinciones espaciales y cuantitativas en los diversostonos silábicos. Así, por ejemplo, se utilizan palabras con untono alto para expresar grandes distancias, y palabras con tonosbajos para expresar la cercanía; aquéllas se emplean para ex-presar la velocidad, éstas para expresar la lentitud y así sucesi-vamente.S5 Asimismo, determinaciones puramente formales yoposiciones pueden ser representadas lingüísticamente de la mis-ma manera. Así, por ejemplo, mediante las puras variacionesde tono, la forma afirmativa del verbo puede transformarse en

34 Humboldt, Einleitung zum Kawi-Werk (Werke, VII, 1, p. 300).35 Más detalles al respecto en Westermann, Die Sudansprachen ("Las len-

guas del Sudán"), Hamburgo. 1911, pp. 76 ss; Die Gola-Sp1'ache in Liberia("La lengua Gola en Liberia"), Hamburgo. 1921, pp. 19 ss.

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154 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

forma negativa <l6o bien puede determinarse la categoría graomatical de una palabra por medio de este principio, calificandocomo nombres o verbos, según el modo de pronunciarse, sílabasque de otro modo sonarían iguales.57 Un paso más adelantey nos vemos conducidos al fenómeno de la armo'nía vocálicaque, como se sabe, domina toda la estructura de determinadaslenguas y grupos lingüísticos, principalmente la de las lenguasuralo-altaicas. Aquí el conjunto de las vocales se divide tajan-temente en dos cIases: la cIase de las vocales fuertes y la de lasdébiles. En esto rige la regla de que al agregarse a la raíz sufi-jos, la vocal de los sufijos debe ser de la misma clase de la vocalde la sílaba radical ..ss Aquí la asimilación fonética de las partesintegrantes de la palabra, esto es, un medio puramente sensi-ble, sirve para conectar también formalmente estas partes, pa-sando de su "aglutinación" relativamente incoherente a un todolingüístico, a una palabra u oración encerrada en sí misma. Alconstituirse en unidad fonética en virtud del principio de laarmonía vocálica, la palabra o proposición alcanza también suverdadera unidad de sentido: una conexión que en primer lugarse refiere solamente a la cualidad de los sonidos individualesy su producción fisiológica, se convierte en vehículo para vincu-larlos en la unidad de un todo espiritual, en la unidad de una"significación" .

<l6Cf. Westermann, Gola-Sprache, pp. 66 S.

37 En el etíop'e por ejemplo (según Dillman Grammatih der iithiopischenSprache, Leipzig. 1857, pp. 115 s) los verbos y los nombres se distinguen sola-mente por la pronunciación de las vocales. Del mismo modo se consiguediferenciar los verbos intransitivos, que en lugar de designar una puraactividad designan una actitud pasiva, de las expresiones verbales "activas"en sentido estricto.

3S Más detalles acerca del principio de la armonía vocálica en las lenguasuralo-altaicas pueden verse en Boethlingk, Die Spraclze del' ]akuten ("Lalengua de los jakutas"), Petersburgo, 1851, p. XXVI, 103 Y en H. 'Winkler,Das Ural-altaische tlnd seine Gmppen ("El uralo-altaico y sus grupos"),pp. 77 ss. Grunzel subraya que la tendencia a la armonía vocálica en cuantotal es comím a todas las lenguas, aunque sólo en las lenguas malo-altaicashaya logrado desarrollarse de un modo tan regular. En éstas la armoníavocálica produjo en cierto sentido también una "amlOnía consonántica".[Más detalles en Grunzel Entwur/ einer ve¡"gleichenden Grammatik deraltaisclzen Sp¡'aclzen ("Esbozo de una Gramática Comparada de las LenguasAltaicas")], Leipzig, 1895, pp. 20 s, 28 s). Ejemplos de armonía vodlica enotros grupos lingüísticos: en las leng'uas americanas, en Boas, Hanbook o/American 1ndian Languages, 1, 569 (Chinook); en las lenguas africanas Cf.por ejemplo. Meinhof, Lehl'buch del' Nama-StJrache ("Compendio de lenguanama"), Berlín, 1909, pp. 11~ S.

EL LENGUAJE EN LA FASE DE LA EXPRESIÓN SENSIBLE 155

Esta correspondencia "analógica" entre sonido y significaciónse muestra aún más clara y marcadamente en la función de cier-tos recursos fundamentales del lenguaje, como por ejemplo enel empleo que se hace del recurso fonético de la reduplicaciónen la morfología y en la sintaxis. A primera vista la reduplica-ción parece estar dominada aún por el principio de la imitación:la duplicación del sonido o de la sílaba parece estar meramentedestinada a reproducir con la mayor fidelidad posible ciertaspropiedades objetivas de la cosa o proceso designado. La repe-tición del sonido se ajusta mucho a la repetición que se da enla realidad o impresión sensibles. La repetición fonética tienelugar allí donde una cosa se ofrece reiteradamente a los sentidoscon los mismos atributos, allí donde el proceso temporal se llevaa cabo en una secuencia de fases idénticas o similares. Perosobre esta base completamente elemental se levanta un sistemaasombrosamente múltiple y dotado de los más sutiles maticessignificativos. La impresión sensible de lá "mera pluralidad" sedivide de inmediato conceptualm~nte en la expresión de la plu-ralidad "colectiva" y "distributiva". Ciertas lenguas que carecende una designación para el plural tal como lo entendemos noso-tros, han desarrollado en su lugar la idea de la pluralidad dis-tributiva hasta alcanzar una sutileza y una precisión supremas,distinguiendo con toda meticulosidad si un determinado actose presenta como un todo indivisible o si se divide en variosactos separados. En este último caso, es decir, si en el acto par-ticipan simultáneamente distintos sujetos, o si dicho acto esrealizado por un mismo sujeto en diferentes momentos, en "es-tadios" individuales, la duplicación fonética aparece como ex-presión de esta separación distributiva. En su exposición de lalengua Klamath, Gatschet ha mostrado cómo esta distinciónfundamental ha llegado aquí a ser precisamente la categoríapreponderante del lenguaje, que se infiltra en todas sus partesy determina toda su "forma".<l9 También en otros grupos lin-güísticos puede rastrearse cómo la duplicación de la palabra,que en los comienzos de la historia del lenguaje servía comosimple medio para designar la cantidad, progresivamente se fueconvirtiendo en expresión intuitiva de cantidades que no estándadas como totalidades cerradas, sino que se fraccionan en gru-

'19 Gatschet. Grammar o/ the Klamath Language (Contributions to NorthAmerican Ethnology, Vol. II, p. 1, Washington 18go, pp. 259 ss). Acercade la significación de la "idea o/ severalty or distribution", como Gatschetla llama, ver supra cap. III.

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156 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

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En un sencillo paso, a partir de la significación iterativase desarrolla la significación puramente intensiva, tal comoocurre en la formación del comparativo en el adjetivo y delas formas intensivas en el verbo, que a menudo vuelven atransformarse después en formas causativas.42 Mediante el sim-ple recurso de la repetición fonética pueden indicarse tam-bién muy sutiles diferencias modales de una acción o aconteci.miento. Así, por ejemplo, en distintas lenguas nativas ameri-canas, la forma reduplicada del verbo' se utiliza para designaruna especie de "irrealidad" de la acción, para expresar que sóloexiste como intención o "representación", pero no ha llegado arealizarse.43 En todo esto la reduplicación evidentemente haido mucho más allá de la fase de la mera descripción sensibleo de la indicación de un ser objetivo. Esto resalta entre otrascosas, en la peculiar polaridad con que se emplea, en cuya vir-tud puede convertirse no sólo en expresión y en portador de

40 Acerca de esto d. los ejemplos correspondientes a la familia lingüísticasemítica en Brockelmann, Grundriss der vergleichenden Gmmmatik dersemitischen Sprachen ("Elementos de gramática comparada de las lenguassemíticas"), Berlín, 1908-1913 n, '157ss.

41 Scherer, Zur Geschichte del' deutschen Sprache, pp. 354 S.

.12 Pruebas de ello pueden encontrarse ante todo en el trabajo de F. A.POll, DoplJelung (Reduplikation, Gemination) als eines der wichtigstenBildungsmittel der Sprache ["La duplicación (reduplicación, geminación)como uno de los más importantes recursos formativos del lenguaje"], 1862;ver también el abundante material que hay en Brandstetter, Die Redu-plikation il'! den indianischen, indonesischen und indogermanischen SjJr.1chen("La reduplicación en las lenguas indias, indonesias e inclogelmánicas"), Lu-cerna, 1917.

43 "Red'uplication is also used to express the diminutive of nouns theidea of a play/ul pel'formance of an activity, and the endeavor to pel'forman action. lt would seem that in all these forms we have the fundamentalidea of an approach to (1 certain concept without its realization." (FranzBoas, Kwakiutl, Handbook of American lndian Languages, 1, 444 s; CL cs-pecialmente 526 s.

EL LENGUAJE EN LA FASE DE LA EXPRESIÓN SENSIBLE 157

modalidades de significación diferentes entre sí, sino inclusocontrapuestas. Además de la significación intensiva suele co-rresponderle también la significación precisamente contraria, laatenuante, tal como se la emplea en la formación de los dimi-nutivos en el adjetivo y de las formas limitativas en el verbo.HTambién en la determinación de estadios temporales de unaacción puede servir para expresar el presente o futuro, lo mismoque para expresar el pasado.45 Ello revela con la máxima cla-ridad que la reduplicación no es tanto la reproducción de uncontenido representativo fijo y limitado, sino que en ella setraduce más bien una determinada dire'ccián de la concepcióny de la consideración y, por así decirlo, un cierto movimientorepresentativo. La función puramente formal de la reduplica-ción resalta aún más incisivamente ahí donde pasa de la esferade la expresión cuantificadora al ámbito de la determinaciónpura de la relación. Entonces lo que determina la reduplica-ción no es tanto el contenido significativo de la palabra sinomás bien su categoría gramatical general. En lenguas en dondeno puede distinguirse esta categoría por la mera forma de lapalabra, frectientemente una palabra es transferida de una aotra categoría gramatical mediante la reduplicación del sonidoo sílaba, cambiando, por ejemplo, un nombre en verbo.4B Entodos estos fenómenos, junto a los cuales podemos colocar otro~semejantes, resalta con claridad cómo el lenguaje pugna cons-tantemente por ampliar y, finalmente, por romper el círculo dela expresión aún allí donde parte de la expresión puramenteimitativa o "analógica". Hace una verdadera virtud de la nece-saria ambigüedad del signo fonético. Porque justamente estaambigüedad no permite que el signo siga siendo un mero signoindividual; justamente es esa ambigüedad la que compele alespíritu a dar el paso decisivo que va de la función concreta del"designar" a la función general y universalmente válida de la"significación". Por así decirlo, en esta función el lenguaje salede la envoltura sensible en que hasta ahora aparecía; la expre-

44 Ejemplos al respecto, dentro del grupo lingüístico de los mares delsur pueden verse en Codrington, The Melanesian Languages (Oxford, 1885)p. 147; Sidney R. Ray "The Melanesian Possessive and a Study in Method".American Anthropologist, 21 (1919), 356, 446; sobre las lenguas aborígenesamericanas ver, por ejemplo, Boas, Handbook, I, 526 Y otras.

45 Así ocurre, por ejemplo, en la formaci6n de los tiempos del verbo en.la lengua tagala (Humboldt, ¡(awi. Werk, n, 125 ss).

46 Ejemplos en la lengua de Java en Humboldt: Kawi- Werk, n, 86 s.

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158 FENOMENOLOGíA DE' LA FORMA LINGüíSTICA

sión mímica o analógica cede ante la expresión puramente sim-bólica que, precisamente en y por virtud de su "otro ser" seconvierte en p01~tador de un nuevo y más profundo contenidoespiritual.

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Capitulo IJI

EL LENGUAJE EN LA FASE DE LAEXPRESIÓN INTUITIVA

l. LA EXPRESIÓN DEL ESPACIO Y DE LAS RELACIONES ESPACIALES

AL IGUAL que en la epistemología, tampoco en la reflexión so-bre el lenguaje puede trazarse una tajante línea divisoria entreel campo de 10 sensible y el campo de lo inteligible, en formatal que ambos quedaran como esferas aisladas entre sÍ, corres-pondiendo a cada una de ellas una especie propia e indepen-diente de "realidad". La crítica del conocimiento muestra quela mera sensación, en la cual se da simplemente una cualidadsensible privada de toda forma de ordenación, de ningún modoes un tactum de la experiencia inmediata, sino un mero pro-ducto de la abstracción. La materia de la sensación no estádada nunca en sí y "antes" de toda conformación, sino que alestablecérsela implica ya una referencia a la forma espacio-tem-poral. Pero esta primera referencia indeterminada se va de-terminando progresivamente con el progreso constante del co-nocimiento: la mera "posibilidad de yuxtaposición" y la "posi-bilidad de sucesión" se desenvuelve hasta formar el todo delespacio y el tiempo, como ordenación concreta y a la vez uni-versal. Podría esperarse que el lenguaje, como reflejo del espí-ritu, reflejara de algún modo también este proceso fundamen-tal. Y de hecho, la frase de Kant de que los conceptos sin lasintuiciones están vacíos, vale para la designación lingüísticatanto como para la determinación lógica de los conceptos. ,Aúnlas más abstractas configuraciones del lenguaje revelan clara-mente la conexión que guardan con las bases intuitivas primi-genias en que originalmente tienen sus raíces. También aquÍla esfera del "sentido" no sólo no se aparta de la "sensibilidad",sino que ambas permanecen estrechamente unidas. El paso delmundo de la sensación al mundo de la "intuición pura", quela crítica del conocimiento demuestra que es un momento ne-cesario en la estructuración del conocimiento, una condicióndel concepto puro del yo y del concepto puro del concepto,tiene su exacta contrapartida en el lenguaje. También aquÍ es

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originalmente local. El rigor y exactitud con que se hace estadesignación suele ser considerado precisamente como su princi-pio fundamental y su auténtico rasgo fundamental caracterís-tico.2 Crawford dice de las lenguas malayo-polinesias que enellas las distintas posiciones del cuerpo humano se distinguentan claramente que el anatomista, el pintor ° el escultor po-drían sacar buen provecho de ellas. Así, por ejemplo, en lalengua javánica 10 distintas modalidades del pararse y 20 delsentarse son reproducidas cada una mediante una palabra espe-cífica.s Una oración como la nuestra "el hombre está enfermo"sólo puede expresarse en varias lenguas americanas designandosimultáneamente si el sujeto al cual se refiere la afirmación seencuentra a una mayor o menor distancia de la persona quehabla o de la persona a quien se habla, y si para ambos es o noevidente. Asimismo, el lugar, la situación, la posición en quese encuentra el enfermo se indica frecuentemente mediante laforma de la proposición.4 Todas las demás determinaciones vana la zaga de este rigor de la caracterización espacial o bien sóloson representadas indirectamente mediante las determinacionesde lugar. Esto se aplica tanto a las distinciones temjJorales comoa las cualitativas y modales. Así, por ejemplo, en la intuiciónconcreta el fin de una acción siempre se encuentra estrechamen-te relacionado con la meta espacial que se propone y con la di-rección en que esta meta se persigue; consiguientemente, lo"final" o "intencional" del verbo se forma frecuentemente aña-diéndole una partícula que sirve propiamente para designar ellugar.5

En todo ello se pone de manifiesto un rasgo común a todopensamiento lingüístico que tiene también una gran importan-cia desde el punto de vista epistemológico. Para hacer posiblela aplicación de Jos conceptos puros del entendimiento a las

2 Ver, por ejemplo, Boas acerca del Kwakiutl: The rigidity with whichlocation in relation to the speaker is expressed, both in nouns and verbs,is one 01 the fundamental leatures 01 the language (Handb. of AmericanInd. Lang. l, 445); en el mismo sentido se pronuncia Gatschet, Grarnma1' 01the Klarnath La.nguage, especialmente pp. 396 ss, 433 s, 460,

:3 Crawfurd, History 01 the Indian Archipelago, n, p. 9, cr. Codrington.Melanesian Lallguages pp. 164 s: Everything and everybody spoken of areviewed as coming or going or in sorne relation 01 place, in a way whic!I tothe Ettropean is by no means accustomed or natural.

4 Cf. Boas, Handbook, pp. 43 SS.; 446,¡; Ejemplos a este respecto en Westermann Die Sudansprachen ("Las len-

guas del Sudán") p. 72; Die Gola Sprache in Liberia ("La lengua gola enLiberia"), Hamburgo, 1921, p. 162 Y otras.

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en la estructura de las "formas de la intuición" donde pri-mero se patentiza la especie y dirección de la síntesis espiritualque priva en el lenguaje, y sólo mediante estas formas, sólo me-diante las intuiciones de espacio, tiempo y número puede ellenguaje llevar a cabo su función lógica: la configuración delas impresiones en representaciones.

La intuición espacial es la que ante todo demuestra continua-mente esta compenetración de la expresión sensible y la espiri-tual en el lenguaje. Justamente en las expresiones más univer-sales, creadas por el lenguaje para designar los procesos espiri-tuales, resalta con la mayor claridad el papel decisivo que juegala representación espacial. Incluso en las lenguas más altamen-te desarrolladas aparece esta reproducción "metafórica" de de-terminaciones espirituales mediante determinaciones espaciales.En alemán esta conexión se manifiesta en expresiones comovorstellen, verstehen, begreifen, begründen, erotern, etc.1 Dichaconexión no sólo vuelve a aparecer en las lenguas emparentadascon la familia indogermánica, sino también en grupos lingüís-ticos completamente independientes y muy alejados de ella. Laslenguas de los pueblos primitivos se distinguen particularmentepor la exactitud casi pictórica y mímica con la que expresantodas las determinaciones espaciales y los diferentes procesos yactividades. Así, por ejemplo, las lenguas aborígenes america-nas raramente conocen un término que designe el caminar; enlugar de él poseen expresiones especiales para designar "subir"y "bajar", así como también para designar muchos otros mati.ces del movimiento; asimismo, dentro de la expresión que de-signa el estado de reposo se distinguen y separan con precisiónel estar arriba y abajo, dentro y fuera de determinada circuns-cripción, el estar rodeado por algo, el estar en el agua, en elbosque, etc. Mientras que el lenguaje deja aquí sin designarun gran número de distinciones que nosotros expresamos en elverbo, o bien sólo les concede poca importancia, todas las de-terminaciones de lugar, situación y distancia se designan con lamáxima acuciosidad mediante partículas con una significación

1 "Begreifen", como el simple "greifen", se remonta al mero tocamiento.con las manos, con los pies, con los dedos de las manos y los pies (GrimmDeutsche. W6rterbuch I, col. 1307) sobre el origen espacial de la expresión"er6tern" d. Leibniz, Unvorgreifliche Gedanken belreflend die Ausiibllngllnd Verbesserung del' teutschen StJrache ("Ideas acerca de la práctica y per-feccionamiento de la lengua alemana"), nllIn. 54; ver también NouveauxEssais, III cap. l.

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7 Mt,s detalles en Wundt, Volkerps)'chologie 2" ed., 1, pp. 333ss. Y enClara y V,TilIiamStern, Die J(indersprache, pp. 300ss.

tículas deícticas, que sirven para designar estas distinciones, casisiempre pueden identificarse todavía como repercusiones de"metáforas fonéticas" directas, en la configuración que recibenen la mayor parte de las lenguas. Mientras el sonido sólo sirvepara acentuar los ademanes en las diversas modalidades de se-ñalar e indicar, aún no consigue salir de la esfera del gesto vo-cálico. Así se comprende el hecho de que casi siempre sean losmismos sonidos los que se emplean en las más diversas lenguaspara designar ciertas determinaciones de lugar. Prescindiendodel caso en que vocales de diversa cualidad y tono sirven paragraduar la expresión de la distancia espacial, es en ciertas con-sonantes y grupos consonánticos donde reside una tendenciasensible perfectamente determinada. Ya en los primeros balbu-ceos de los niños se separan marcadamente los grupos fonéticoscon una tendencia esencialmente "centrípeta", de aquellos quetienen una tendencia "centrífuga". La m y la n se dirigen cla-ramente hacia adentro, mientras que los sonidos explosivos, lap y la b, la t y la d, que se profieren hacia afuera, revelanla tendencia contraria. En el primer caso, el sonido indica unimpulso que revierte en el sujeto, mientras que en el segundo,el sonido implica una referencia al "mundo exterior", una indi-cación, un remitir" un rechazar. Si allá corresponde a los ade-manes de coger, abrazar, atraer hacia sí, acá corresponde a losademanes de mostrar y rechazar. A partir de esta distinciónoriginaria se explica la notable uniformidad de las primeras"palabras" de los niños, que son las mismas en todo el planeta.7y son los mismos grupos fonéticos los que se encuentran desem-peñando una función esencialmente coincidente o semejante,como veremos si tratamos de remontarnos hasta el origen y elcontenido fonético primitivo de las partículas demostrativas ypronombres de las distintas lenguas. Brugmann distingue unatriple forma de señalar en los comienzos de la lengua indoger-mánica. La "deixis del yo" se contrapone aquí material y lin-güísticamente a la "deixis del tú", que a su vez se transforma enla forma general de la "deixis del él". Aquí, la "deixis del tú"es indicada por su dirección y por el sonido característico quecorresponde a esta dirección, sonido que está representado porla raíz demostrativa primitivamente indogermánica *to, mientrasque la referencia a la cercanía y a la distancia no juega aÍln

162 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

intuiciones sensibles, Kant postula un tercer término interme-dio en el cual ambos, aunque en sí sean completamente hetero-géneos, deben armonizarse, encontrando dicha mediación en el"esquema trascendental" que es, por una parte, intelectual y,por la otra, sensible. A este respecto, para Kant el esquema sedistingue de la mera imagen: "La imagen es un producto de lacapacidad empírica de la imaginación productiva, mientras queel esquema de los conceptos sensibles (como el de las figurasen el espacio) es un producto y, por así decirlo, un monogramade la imaginación pura a priori, a través y de acuerdo con elcual se hacen posibles las imágenes que, no obstante, sólo tienenque ser enlazadas a los conceptos mediante el esquema que in-dican y con el cual no so~nenteramente congruentes." 6 Parapoder aprehender y representar sensiblemente todas las repre-sentaciones intelectuales, que deben referirse a un esquema, ellenguaje posee semejante "esquema" en los términos que empleapara designar contenidos y relaciones espaciales. Es como sitodas las relaciones intelectuales e ideales sólo fueran aprehen-sibles para la conciencia lingüística proyectándolas en el espacioy "reproduciéndolas" allí analógicamente. Sólo en las relacio-nes de lo "junto", "separado" y "uno al lado de otro" adquieredicha conciencia el medio para representar las más heterogéneasconexiones, dependencias y oposiciones cualitativas.Esta relación puede distinguirse y esclarecerse ya en la for-

mación de los términos espaciales más elementales que conoceel lenguaje. Dichos términos aún tienen sus raíces en la esferade la impresión inmediatamente sensible, pero, por otra parte,contienen el primer germen de donde se originan las expresi~nes puras de relación. Así pues, ellos están vueltos tanto haciaJo "sensible" como hacia lo "intelectual"; pues si bien en sus.{;omienzosaún son enteramente materiales, por otra parte, sólo,en ellos se abre propiamente el auténtico mundo formal dellenguaje. Por lo que se refiere al primer elemento, surge ya enla configuración fonética de los términos espaciales. Prescin-diendo de las meras interjecciones, que, sin embargo, aún no"expresan" nada y no entrañan todavía ningún contenido signi-ficativo objetivo, apenas existe una clase de palabras que tenganel carácter tan marcado de "sonidos naturales" como las pala-bras que designan el aquí y el allá, el cerca y el lejos. Las par-

6 Crítica de la Razón Pura, 2" edición, pp. 177ss. (página 302 de latr:lducción castellana de G. Morente).

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o también k y g, b Y p. Las lenguas indogermánicas, semíticasy uralo-altaicas concuerdan inconfundiblemente en este uso,11En ciertas lenguas un demostrativo sirve para designar lo quese encuentra dentro del campo perceptivo de la persona quehabla; otro demostrativo design,a 10 que se encuentra en el cam-po perceptivo de la persona interpelada, o bien se emplea unaforma para un objeto cercano a la persona que habla, otra paraun objeto igualmente lejano del que habla y del interpelado,y una tercera para un objeto que no está presente.12

Así pues, la exacta diferenciación de las posiciones espacialesy de las distancias espaciales constituye el punto de partida paraproceder a la estructuración de la realidad objetiva y a la de-terminación de los objetos. La diferenciación de lugares sefunda en la diferenciación de contenidos, del yo, tú y él poruna parte, y la esfera de los objetos físicos por otra. La críticageneral del conocimiento enseña que el acto de posición y sepa-ración espaciales es la condición previa necesaria para el actode objetivación en general, para la "referencia de la represen-tación al objeto". Ésta es la idea medular a partir de la cualKant estructuró su "refutación del idealismo" considerado comoidealismo empírico-psicológico. Ya la mera forma de la intui-ción espacial implica la referencia necesaria a una existenciaobjetiva, a algo real "en" el espacio. La contraposición de lo"interno" y lo "externo", sobre la que descansa la representa-ción del yo empírico, sólo es posible postulando simultánea-mente un objeto empírico: pues el yo sólo puede cobrar con-

11 Esta concordancia resalta con especial claridad si comparamos los da-tos que nos suministra Brugmann acerca de las lenguas indogermánicas(ver supra p. 163-,nota 7) con los datos de Brockelmann y Dillmann acercadel grupo lingüistico semítico (ver Brockelmann, Grundriss, I, 316 ss. YDillmann Athiop. Grammatik, pp. 94 ss.); acerca de la lengua uralo-altaica,véase H. Winkler, Das Uralaltaische und seine Gruppen, pp. 538 ss.

12 La diferencia en la designación de un obejto visible y uno invisibleestá particularmente acentuado en muchas lenguas aborígenes americanas(Cf. especialmente los datos sobre las lenguas Kwakiutl, Ponca y Esquimalen Boas, (Handbook, pp. 41 s., 445 ss., 945 ss.; Y Gatschet, Klamath Language,p. 53.8).Las lenguas bantúes tienen tres formas de demostrativos: una indicaque el objeto indicado está próximo a la persona que habla; la segundaindica que ya ha sido conocido, esto es, que ya ha entrado en la esferamental y visual del que habla; la tercera, indica que el objeto está muylejos o ni siquiera puede ser visto por el que habla (Meinhof, "Grundzügeeiner vergleichenden Grammatik der Bantusprachen' ("Elementos de gramá-tica comparada de las lenguas bantúes"). Berlfn, D. Reimer, 1906, pp. 39 ss.).Acerca de las lenguas de los Mares del Sur Cf. por ejemplo, los datos deHumboldt sobre la lengua tagálica (Werke, VI, 1, 312 s.).

164 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

ningún papel en ella. En ella sólo se establece la "oposición" alyo, la referencia general al objeto como algo que se le opone;sólo la esfera de lo que está fuera del propio cuerpo es desta-cada y delimitada. El desarrollo subsecuente lleva entonces adelimitar entre sí cada uno de los campos que se hallan dentrode esta esfera generaI.8 Se separan el esto y el aquello, el aquíy el allá, lo cerca y lo lejos. Con ello se logra una articulacióndel mundo de la intuición espacial con los medios lingüísticosmás simples que pueden pensarse, articulación que tiene unaincalculable importancia por sus consecuencias espirituales. Elprimer marco, en el cual pueden quedar encuadradas todas lasotras distinciones, ha quedado creado. Cómo el simple grupode "sonidos naturales" pudo tener tal rendimiento es algo quese comprende perfectamente si tenemos en cuenta que el actomismo de señalar, que queda fijado en estos sonidos, ademásde su aspecto sensible tiene un aspecto puramente espiritual; sitenemos presente que en este acto se traduce ya una nuevaenergía autónoma de la conciencia, que va más allá del campode la mera sensación, de la cual es capaz también el animal,9

Por consiguiente, se comprende que precisamente la configu-ración de los pronombres demostrativos corresponde a aquellas"ideas elementales originarias de la formación del lenguaje quereaparecen igualmente en los más diversos grupos lingüísticos.Mediante simples cambios del sonido vocálico o consonántico,se expresan por todas partes determinadas diferencias en la si-tuación o distancia de los objetos a los cuales se hace referencia.Aquí la vocal más grave expresa las más de las veces el lugaren que se encuentra la persona interpelada, el "allí", mientrasque el lugar en que se halla la persona que habla se indica conla vocal más aguda.lo Por lo que se refiere a la formación delos demostrativos mediante elementos consonánticos, el papel deseñalar a lo lejos casi siempre corresponde a los grupos d Y t,

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8 Ver Brugmann. Die Demonstrativpronomina der indogermanischenSprachen ("Los pronombres demostrativos de las lenguas indogermánicas"),Abhandlungen der Kgl. Gesellsch. der Wissensch., Philol-histor. Klasse XXII,Leipzig, Ig04; Cf. también los Grundriss de Brugmann II, 2, pp. 302 ss.

9 Ver supra, p. 138.10 Así ocurre en las lenguas de Tahití, ver Humboldt Kawi- We,.k, n,

153; acerca de las lenguas africanas Cf. por ejemplo, la lengua Nama ylas lenguas de los negros Mande en Meinhof, Lehrbuch der Nama-Sprache

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15 Cf. a este respecto la sección "Del artículo" en la Deutscher Grammatikde Grimm (1, 366ss.); acerca de las lenguas eslavas ver Miklosich, Cf. Gmm.matik der slawischen Sprachen, 2" edición, IV. 125.

16 Ver Dillmann, Grammatik del' athiop. Sprache, pp. 3'33ss.; Brockel-mann, Grundriss, 1, 466.

17 Cf. Brugmann, Grundl'iss, 2" ed. Ir, 2, 315.

pudo convertirse en "portador" de la acción sólo al serie afí.a-dido un determinado rasgo locativo, una determinación espa-cial. Pero esta interpenetración de ambos factores, esta interac-ción espiritual entre la categoría de espacio y la de sustanciaresalta esencialmente de modo más marcado en un productopeculiar del lenguaje que precisamente parece haber surgidode esta determinación recíproca. Cuando el lenguaje ha perfec-cionado el uso del artículo definido, el objetivo de este artículoconsiste en una constitución más definida de la representaciónde la sustancia, mientras que su origen pertenece inequívoca-mente al campo de la representación espacial. Puesto que elartículo definido es una creación del lenguaje relativamentetardía, este paso puede observarse aún claramente en múltiplesejemplos. En las lenguas indogermánicas aún puede rastrearsehistóricamente en detalle el surgimiento y difusión del artículo.El artículo falta no sólo en el antiguo hindú, en el antiguoiranio y en el latín, sino también en el griego arcaico, particu-larmente en la lengua homérica; sólo la prosa ética lo empleade modo regular. La lengua germánica fijó como regla el em-pleo del artículo definido, apenas en el periodo Medio Superior.Las lenguas eslavas nunca llegaron a desarrollar el uso conse-cuente del artículo abstracto.u; En el grupo lingüístico semíticoaparecen conexiones similares; en dicho grupo, en general seutiliza el artículo, aunque algunas lenguas en particular, comoel etíope, que se ha quedado en la etapa arcaica, no hacen usode él.l6 Pero siempre que dicho uso se abre paso, puede reco-nocérsele claramente como una simple derivación de pronom-bres demostrativos. El artículo definido surge de la forma dela "deixis del él"; el objeto al cual hace referencia es identifi-cado por el artículo como lo que se encuentra "fuera" y "allí",separado espacialmente del "yo" y del "aquí".17 Partiendo deesta génesis del artículo se comprende que no alcance de modoinmediato su función lingüística generalísima, consistente enservir como expresión de la representación de la sustancia, sinosólo a través de una serie de mediaciones. La fuerza de "sustan-tivación" que le es propia se constituye sólo progresivamente.

166 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

ciencia de los cambios de sus propios estados, refiriéndolos aalgo duradero, al espacio, y a algo permanente en el espacio.No sólo no podemos efectuar ninguna determinación temporalsino mediante el cambio en las relaciones exteriores (el movi-miento), en relación a lo permanente en el espacio (por ejem-plo, el movimiento del sol respecto de los objetos terrestres),sino que no contamos con nada permanente que pudiéramosponer como intuición bajo el concepto de una sustancia) comono sea la materia ... La conciencia de mí mismo, en la repre-sentación yo) no es ninguna intuición sino una representaciónmeramente intelectual de la actividad propia del sujeto pen-sante. De ahí que a este yo tampoco corresponda el predicadode intuición, predicado que, como permanente, pudiera servirde correlato a la determinación temporal en sentido interno.13El principio fundamental de esta demostración kantiana consis-te en probar que la función particular del espacio es un medioy vehículo necesario para la función universal de la sustanciay su aplicación empírico-objetiva. Sólo mediante la interpene-tración recíproca de ambas funciones toma forma para nosotrosla intuición de una "naturaleza", de una totalidad cerrada deobjetos. Al ser espacialmente determinado un contenido, al dis-tinguírsele de la totalidad indiferenciada del espacio medianterigurosas delimitaciones, adquiere dicho contenido una formapropia de ser: el acto de "extraer" y de aislar, de existere) leconfiere la forma de "existencia" independiente. En la estruc-turación del lenguaje, esta circunstancia lógica se traduce enque también aquí la designación concreta de lugar y espaciosirve de medio para hacer surgir lingüísticamente cada vez másdefinidamente la categoría de "objeto". Este proceso puedeidentificarse en distintas direcciones del desarrollo del lenguaje.En el supuesto de que las terminaciones del nominativo en losmasculinos y neutros de las lenguas indogermánicas se hayanderivado efectivamente de determinadas partículas demostrati-vas 14 entonces resulta que un recurso para la designación delugar sirvió de medio para expresar la función característicadel nominativo y su posición de "caso sujeto". Dicho recurso

13 Critica de la Razón Pura, 2Voedición, pp. 277 s. p. 114 del T. n de latraducción de Garda Morente.

14 Cf. Brugmann (Grundriss, 2Vo ed., n. 2. 475) según el cual el nomina-tivo en -s es idéntico al pronombre demostrativo "so (ai:sa) y la -m delneutro probablemente deriva igualmente de una partícula deíctica de dis-tancia.

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[-a} -i Y -o (o-u)]. Lo que determina el empleo de una u otraforma es la relación espacial que guardan la persona o cosa, dela cual se habla, con respecto al sujeto que habla. El artículoque termina en -a designa una persona o cOsa que se encuen-tra inmediatamente próxima al sujeto, visible para él y ademásvista efectivamente por él; el que termina en -o se refiere a unapersona o cosa que se encuentra más o menos alejada del sujetoque habla, pero que en la mayoría de los casos tiene a la vista,mientras que el artículo terminado en -i designa un contenidoconocido en alguna forma por el sujeto, pero que a la sazón nose encuentra visiblemente presente.21 Aquí, por así decirlo, casipuede palparse cómo la forma general de la "sustancialización"de la configuración en "cosa" expresada en el artículo, tiene suorigen en la función de la indicación espacial y permanece siem-pre vinculada a ella: -cómo se ciñe íntimamente a las distintasmodalidades de demostración y sus modificaciones, hasta que,en una etapa relativamente tardía, la categoría pura de sustan-cia se libera de las formas particulares de la intuición espacial.

Si tratamos de seguir todavía más lejos por las vías que tomael lenguaje para llegar finalmente a determinaciones y términosespaciales universales, partiendo de las primeras distinciones delugar perfectamente definidas, parece confirmarse también aquíque la dirección de este proceso va de dentro hacia afuera. La"diferenciación de los lugares en el espacio" parte del puntoen que se encuentra la persona que habla, avanzando a partirde aquí en círculos que se ensanchan concéntricamente hastaalcanzar la articulación del todo objetivo, del sistema y suma dela determinación locales. En un principio las diferencias delugar están estrechamente vinculadas a determinadas diferenciasmateriales, y de éstas, particularmente la diferenciación de losmiembros del propio cuerpo es la que sirve de punto de partidapara todas las otras determinaciones de lugar. Una vez que elhombre se ha formado una clara imagen de su propio cuerpo,una vez que lo ha concebido como un órgano más autosuficientee intrínsecamente articulado, éste le sirve como de modelo paraestructurar la totalidad del mundo. Aquí el hombre posee unsistema originario de coordenadas al que continuamente regresay se refiere al progresar, tomando de él, consiguientemente, tam-bién las denominaciones que sirven para designar este progreso.

21 Más detalles al respecto en Maria von Tiling, Die Vokale des bes-timmten Artikels im Somali ("Las vocales del artículo definido en el soma-li"), Zeitschriften für Kolonialsprachen, IX, 132 ss.

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En las lenguas de los pueblos primitivos se encuentran ciertospronombres demostrativos utilizados en el mismo sentido delartículo definido; pero este empleo no está necesariamente re.ferido a la clase de las palabras "sustantivas". En la lenguaErve) el artículo, colocado después de la palabra a la que se re-fiere, no sigue sólo a los sustantivos, sino también a los pro-nombres absolutos, a los adverbios y a las conjunciones.18 Yaún allí donde el artículo se mantiene en la esfera de la desig-nación de cosas, de la representación estrictamente "objetiva",puede observarse con claridad que la expresión general de "ob-jetivación" que entraña sólo se desarrolla gradualmente a partirde significaciones más específicas. Cuanto más retrocedamos enel uso del artículo, tanto más concreto parecerá volvérsenos di.cho uso; en lugar de una forma universal del artÍCulo encontra-mos diferentes variedades del mismo que cambian de acuerdocon la cualidad de los objetos particulares y las esferas de obje-tos. La función universal que presta lingüística e intelectual.mente el artículo, no se ha desvinculado todavía del carácterparticular de los contenidos a los cuales se aplica. Las lenguasindonesias, junto al artículo para cosas, conocen un artículopersonal que figura antes de los nombres de individuos, tribuso también de los parentescos, no para c;alificarlos más precisa-mente de algún modo, sino meramente para identificarlos comonombres de personas, como nombres propios.19 La lengua de losIndios Ponca distingue claramente entre los "artículos" queusan para objetos inanimados, de aquellos que usan para obje-tos animados; entre los primeros, los objetos horizontales y re-dondos, dispersos o colectivos, por ejemplo cuentan cada unocon un artículo particular, mientras que cuando se aplica elartículo a un ser vivo, se distingue con toda precisión si se en-cuentra sentado, parado o si se mueve.2\> Pero de modo particu-larmente notable e instructivo, ciertos fenómenos de la lenguaSomali tienen un significado intuitivo-concreto que perteneceoriginalmente al artículo. La lengua somali cuenta con tresformas de artículos que se distinguen entre sí por la vocal final

18 Más detalles en Westermann, Grammatik der Ewe-Sprache, p. 61.19 Ver Codrington, The Melanesian Languqges, pp. 108 ss.; d. especial-

mente Brandstetter, Der Artikel des lndonesischen verglichen mit dem deslndogermanischen ("El artículo de las lenguas indonesias comparado con elde las lenguas indogermánicas"), Leipzig, 1913.

2\) Boas y Swanton, Siouan (Handbook of American Indian Languages,1, 939 ss.).

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nación de "detrás" puede expresarse también mediante una pa-labra como "huella" en lugar de una palabra como "espalda";"debajo" puede expresarse también mediante una palabra comosuelo o tierra; "sobre" puede expresarse también mediante unapalabra cerno aire.25 Así pues, ahora la designación ya no setoma exclusivamente del perímetro del propio cuerpo aunqueel procedimiento que sigue el lenguaje en su representación delas relaciones espaciales sigue siendo el mismo. La representa-ción de un objeto espacial concreto rige la expresión de lasrelaciones espaciales. Esto resalta con particular claridad en laconfiguración que experimentan los términos de relación espa-ciales en la mayor parte de las lenguas uralo-altaicas; tambiénaquí se emplean siempre expresiones nominales como cumbreo cima, fondo, huella, mitad, círculo, para designar sobre y bajo,adelante y detrás, al1'ededor de, etc.26 y aún allí donde el len-guaje ha alcanzado ya gran libertad y una claridad abstractaen la expresión de relaciones puramente mentales, se traslucetodavía muy claramente la antigua significación espacial y, conella, también indirectamente la significación sensible-materialde la cual se originó el término. Que también en las lenguasindogermánicas las "preposiciones" debieron haber sido al prin-cipio palabras independientes, queda probado por el hecho deque al unirse a raíces verbales, la conexión resulta completa-mente floja, de tal modo que, por ejemplo, el aumento y la re-duplicación figura entre la preposición y la forma verba1.27También el desarrollo de algunas lenguas indogermánicas, porejemplo, las lenguas eslavas, muestra cómo pueden seguir apa-reciendo recientes preposiciones "inauténticas" en las cuales lasignificación material sigue viviendo en la conciencia lingüísticamisma o bien puede demostrarse directamente por la investiga-ción histórico-lingüística.28 En general, encontramos que lasformas de casos indogermánicos sirvieron para expresar deter-

25 La lengua Ewe, por ejemplo, ha desarrollado una multitud de seme-jantes "sustantivos locativos" en parte especiales y en parte generales. Cf.la Ewe-Grammatik de Westermann, pp. 52 ss.

26 Ejemplos de la lengua Jakut en Boethlingk, op. cit. p. 391; del ja-ponés en Hoffmann, ]apanische Sprachlehre ("Gramática japonesa"), Leiden,1877, pp. 188 ss.; 197 ss.; ver también Heinrich Winkler, Der l1ral.altaischeSprachstamm ("La familia lingüística uralo.ataica"), Berlín, 1909, pp. 147ss.

27 Ver al respecto G. Curtius Das Verbum in der griechischen 2~ ed.,1, 136.

28 Más detalles en Miklosich Cf. Gramatik der slav. Sprachen 2~ ed.,IV, 196. Estas nuevas creaciones son frecuentes también en otras lenguasde flexión como, por ejemplo, en las lenguas semíticas; d. por ejemplo, la

170 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

De hecho, casi siempre se ha observado que la expresión derelaciones espaciales está estrechamente vinculada a determina-das palabras materiales, entre las cuales nuevamente son las pa-labras que designan las partes aisladas del cuerpo humano lasque ocupan el primer lugar. El dentro y fuera, el adelante yatrás, el arriba y abajo son designados asociándoseles a un de-terminado sustrato sensible que se encuentra dentro de la tota-lidad del cuerpo humano. Allí donde las lenguas más altamentedesarrolladas suelen utilizar preposiciones o partículas posposi-tivas para expresar conexiones espaciales, las lenguas de lospueblos primitivos utilizan casi siempre expresiones nominalesque, o bien son ellas mismas nombres de partes corporales obien se derivan claramente de ellos. Según Steinthal, las len-guas de los negros Mandingas expresan nuestros conceptos pre-posicionales "muy materialmente", empleando para expresar"detrás" un sustantivo independiente que significa espalda otrasero; para "delante", la palabra que significa ojo, mientrasque "sobre" es traducido por una palabra como cuello, "en"por estómago, etc.22 En otras lenguas africanas y de los Maresdel Sur, palabras como rostro y espalda, cabeza y boca, lomo ycaderas desempeñan la misma función.23 Y aunque a primeravista esto puede parecer quizás un modo particularmente "pri-mitivo" de designación, resulta que tiene su exacto analogony contrapartida aún en etapas de formación del lenguaje muchomás desarrolIadas.24 Pero, por otra parte, la lengua no suelecontentarse COnemplear meramente los nombres de miembrosy órganos del cuerpo humano como "sustantivos espaciales",sino que, manteniéndose dentro del principio de esta designa-ción, lo hace objeto de una aplicación más general. La desig-

22 Steinthal, Die Mande-Negersprachen, pp. 245ss.23 Ver Westermann, Die Sudansprachen ("Las lenguas del Sudán"), pp.

53 ss.; Die Gola Sprache ("La lengua gola"), pp. 36 s.; Reinisch, Die Nl1bllSprache ("La lengua nuba"), Viena, 1879, pp. 123,ss.; acerca de las lenguasde los Mares del Sur cf. H.C.v.d. Gabelentz, Die Melanesischen Sprachen("Las lenguas melanesias"), pp. 158, 230 ss.; Sidney H. Ray, The MelanesianPossesives and a Study in Method (American Anthropologist XXI, 352 ss.).

24 En el egipcio, que ha desarrollado genuinas preposiciones, aparecetodavía con toda claridad el carácter originalmente nominal de las mismas,puesto que están unidas a sufijos posesivos; también aquí el análisis deestas "preposiciones" conduce a menudo directamente hasta los nombres departes del cuerpo (Cf. Erman, l1c"Yptische Grammatik, 3" ed., Berlín, 1911,pp. 231, 238s.; Steindorff, Koptische Gmmmatik, 2" ed., Berlín, 1904, pp.173 ss. Acerca del car,lcter originalmente nominal de las preposicionessemíticas d. part.icularmente Brockelmann, Gmndriss 1, 494 ss.

LA FASE DE' LA EXPRESIÓN INTUITIVA 171 II

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taposición y sucesión. Incluso Wundt, que replica a la teoríalocalista en el sentido de que lo espacial en modo alguno agotatodas las propiedades intuitivas-sensibles de los objetos, vuelvea quitar el filo a su propia objeción al reconocer expresamenteque las propiedades espaciales tienen la prioridad característicafrente a todas las demás, pues todas las demás relaciones tam-bién vendrían a ser siempre espaciales, mientras que sólo lasrelaciones espaciales podrían constituir por sí solas el contenidode la intuición.&2 Ello hace probable a priori que también ellenguaje pueda progresar y llegar a expresar relaciones pura-mente "intelectuales" sólo si rompe la conexión que guardancon las relaciones espaciales y, por así decirlo, la "abstrae" deellas. En la estructura acabada de nuestras lenguas de flexióntambién puede distinguirse en cada una de las principales for-mas de los casos una determinada función lógico-gramatical queesencialmente desempeñan. A través del nominativo se designael agente de la acción; a través del acusativo o genitivo se de-signa su objeto, en la medida en que se ve afectado parcial ototalmente por la acción. Y aun los casos locativos en sentidoestricto pueden insertarse dentro de este esquema, en la medidaen que ellos, junto a su sentido específicamente espacial, se ex-presa al mismo tiempo una conexión general en que se encuen-tra el concepto sustantivo con respecto al concepto verba1.33

Pero, si bien visto desde este punto de vista, el sentido lógico-gramatical bien puede aparecer como elltQónQov .ñ qJvcrEL frenteal sentido espacio-intuitivo, consideraciones epistemológicas y dehistoria del lenguaje llevan necesariamente a reconocer en elsegundo el auténtico ltQó.sQovltQOt;~fWt;.La primacía de la sig-nificación espacial frente a la lógico-gramatical resulta de hechotanto más evidente cuanto más consideramos las lenguas que handesplegado la mayor fertilidad en la formación de "formas decasos". AlIado de las lenguas aborígenes americanas 34 destacanante todo en este aspecto las lenguas del grupo lingüístico uralo-altaico. Pero justamente ellas no llegaron a formar los tres casos

&2 Wundt, op. cit., n, 79 ss.33 Cf. a este respecto la exposición de la teoría indogermánica de los

casos en Delbruck, Vergleichende Syntax, 1, 181 ss.34 Acerca de la XX "formación de los casos" de las lenguas americanas,

véase por ejemplo, la compilación de la lengua esquimal que ofrece Thal.bitzer (en Boas' Handbook 1, 1017 ss.): en ellas se distinguen entre otroscasos un alativo, locativo, ablativo, prosecutivo. La gramática de la lenguaklamath de Gatschet distingue un "inesivo" y un "adhesivo", un "directivo"y un "prosecutivo", así como la multitud de otras determinaciones, de las

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172 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

minaciones externas espacio-temporales u otras determinacionesintuitivas, y sólo a partir de aquí fueron adquiriendo gradual-mente su sentido "abstracto" posterior. El instrumento es ori-ginalmente el caso -con que, al transformarse la intuición dela coexistencia espacial en la intuición de la circunstancia queacompaña y modifica, viene a indicar el medio o base para unaacción-o A partir del "de donde" espacial se desarrolla el "porlo que" causal, y a partir del "a dónde" surge la idea generalde propósito y fin.21J Ciertamente la teoría localista de los casosha sido criticada no sólo por razones sacadas de la historia dellenguaje, sino a partir de consideraciones epistemológicas ge-nerales, con la misma frecuencia con la que con consideracionesde este tipo se ha tratado de fundamentarla y apoyarla. Si bienla concepción localista ha señalado que todo desarrollo del len-guaje y del pensamiento en general debe ir de lo intuitivo, de lo"vital-concreto" a lo conceptual, quedando así demostrado hastacierto punto a priori el carácter originalmente espacial de todaslas determinaciones de los casos;'lOa este argumento se ha re-plicado que sin derecho alguno constriñe el concepto de intui-ción a un determinado campo, al campo de la intuición espa-cial. De acuerdo con esto, no sólo el movimiento en el espacio,sino también muchas otras relaciones dinámicas, como victoriay derrota, causa y efecto, estarían dadas inmediata y sensible-mente, serían algo que se ve con los ojos.al Esta objeción, queha sido planteada por B. Delbrück, -al me'nos en la forma enque él la concibe- es, empero, insostenible. Porque a partirdel análisis de Hume acerca del concepto de causalidad ya noqueda duda de que no existe impresión sensible ni intuición in-mediata alguna de lo que llamamos "causalidad". Todo lo quenos está "dado" de la relación entre causa y efecto se reducea ciertas relaciones espaciales y temporales, a relaciones de yux-

lista de "nuevas preposiciones" que en las lenguas semlticas se desarrolla-ron a partir de los nombres de partes del cuerpo, en Brockelmann, Grund-riss, n, 421 ss.

,29 Más detalles al respecto en Brugmann, Grundriss, 2'" ed., n, 464 ss.,473, 518, etc.; en Delbrück, Vergleichende Syntax der indogermanischenSprachen ("Gramática comparada de las lenguas indogermánicas"), Estras-burgo, 1893, 1, 188.

3Q Ver a este respecto Whitney, General Considerations on the Euro-fJean Case-system, Transactions of the American Philological Association,XIII 1888, pp. 88 ss.

31 Delbrück, G1"Undfragen der Sprachforschung ("Cuestiones fundamen-tales de la investigación lingüística"), Estrasburgo, 19°1, pp. 130 ss.

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 173

Page 88: Cassirer, Ernst - Filosofia de Las Formas Simbolicas, Vol. 1

FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

87 Humboldt, Kawi. We,"¡ U, 164SS., 341 etc.S8 Acerca de las lenguas melanesias Cf. Codrington, The Melanesian

Languages, p. 158.:W A este respecto véanse particulal'mente los ejemplos de la lengua

Athapascal1 en Goddard; de la lengua Haida en Swanton; de la lenguaTsiJ1lDchian en Boas, Handbook o/ American lndian Languages, 1, 112 SS.,2,:1.1, EOQ SS,

nera a los sustantivos espaciales, en muchas lenguas hay tambiénve-rbos espaciales que sirven para designar las relaciones quenosotros solemos traducir por medio de preposiciones. Hum-boldt, quien en la Obra Kawi ilustra el empleo de dichos ver-bos mediante ejemplos sacados de la lengua de Java, agrega quefrente al uso de los sustantivos espaciales, el uso de los verbosespaciales denota un sentido lingüístico más fino, puesto quela expresión de una acción se mantiene más libre de toda mez-cla material que si se le designara mediante un mero sustan-tivo.37 De hecho, las relaciones espaciales empiezan aquí avolverse fluidas, en contraste con la expresión sustantiva quesiempre posee una cierta rigidez. La expresión de la acciónpura, que en sí misma es todavía por completo intuitiva, pre-para la futura expresión abstracta de relaciones puras. Aquílos términos guardan nuevamente en la mayoría de los casosuna conexión con el propio cuerpo, pero el lenguaje ya no seapoya ahora en sus partes aisladas, sino en sus movimientos; yano se apoya, en cierto modo, en su ser puramente material, sinoen su actividad. Incluso existen razones histórico-lingüísticasque indican que en algunas lenguas en que aparecen los verbosespaciales junto a los sustantivos espaciales, éstos representan lacreación más temprana, mientras que los primeros representanuna creación relativamente más tardía.38 Así pues, el verbo ysu contenido significativo traducen primero la diferencia del"sentido" del movimiento, esto es, la diferencia de moverse deun lugar y moverse hacia ese lugar. En una forma más ate-nuada estos verbos aparecen entonces a manera de sufijos através de los cuales el tipo y dirección del movimiento son ca-racterizados. A través de semejantes sufijos, las lenguas aborí-genes americanas expresan si el movimiento tiene lugar dentroo fuera de un espacio determinado, particularmente dentro ofuera de la casa, si se verifica sobre el mar o sobre una fajade tien-a firme, en el aire o en el agua, si se produce desdetierra adentro hacia la costa o viceversa, o bien de la hoguerahacia la casa o de ésta hacia aquélla.89 De entre toda esta

'74"propiamente gramaticales", de tal modo que las relaciones queen las lenguas indogermánicas se expresan mediante nominati-vo, genitivo y acusativo, se indican en ellas meramente por elcontexto. Falta un auténtico nominativo como caso-sujeto, y elgenitivo o bien no encuentra ninguna expresión formal o bienestá representado por la "forma adhesiva" pura que no designasino la presencia local. Pero, por otra parte, abundan aquí lasexpresiones para las determinaciones puramente espaciales. Jun-to a las designaciones de lugar en cuanto tales, quienes presen-tan la mayor riqueza y precisión con las designaciones de lasituación de una cosa o de la dirección de un movimiento. Deeste modo surgen casos alativos y adhesivos, inesivos e ilativos,translativos, delativos y sublativos, de los cuales se expresan elreposo dentro del objeto, el estar con él, el entrar en él, el salirde él, etc.S5 "Estas lenguas -así describe Fr. Müller el procesoespiritual que aquí subyace- no permanecen simplemente junto.al objeto, sino que penetran, por así decirlo, al interior del ob-jeto y contraponen formalmente lo interior y lo exterior, laparte superior y la parte inferior del mismo. Combinando lastres relaciones de reposo, movimiento hacia el objeto y movi-miento alejándose del objeto, con las categorías de lo internoy lo externo y, en algunas lenguas, de lo 'arriba', surgen una.cantidad de formas de casos para los cuales nuestras lenguas.carecen completamente de sensibilidad, no siendo por ello capa-ces de reproducirlos de manera adecuada".:HIDado lo cerca queesta expresión puramente intuitiva de las relaciones de casos seencuentra aún de la relación meramente sensible, es digno denotarse que a pesar de la sutileza en la diferenciación de lasrelaciones espaciales, estas mismas sean traducidas aún mediante.sustantivos materiales.Por sensible que sea su configuración lingüísitca, la expre-

sión de dirección y de distinciones direccionales, frente a lamera expresión del ser, de la permanencia en un lugar, en-traña en verdad un nuevo factor espiritual. De parecida ma-

.cuales cada una se expresa mediante una determinada terminación desinen-cial espacial. Op. cit., pp. 479 SS., 489'

i35 Véase a este respecto abundante material en H. Winkler Das Ural-altaische und seine Gruppen ("El lualo-altaico y sus grupos"), especialmentepp. 10 SS. Y la sección "Los Casos Indogermnicos y Uralo.altaicos" en Ural-altaische f1ijlher und Sprachen ("Pueblos y lenguas uralo-altaicos"), Berlín,1884, pp. 171 SS., d. también Grunzel Vergleichende Grammatih de.)' al/ai-,schen Sprachen ("Gramática comparada de las lenguas altaicas"), pp. 49 ss.

:l6 Fr. Mül1er, Grundriss, Il, 2, 204.

LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 175

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42 Una oración como "él trabaja en el campo" adopta la forma siguien-te en estas lenguas mediante el empleo del "verbo de lugar y reposo"que expresa el "estar en un lugar"; "él trabaja, está en lo interno delbosque"; una oración como "los niños juegan en la calle", literalmentetraducida, quedaría "los niños juegan, son de la calle la superficie". VeaseWestermann, Die Suda.nspmchen ("Las lenguas del sudán") p. 51 ss.

43 En las lenguas bantu y del Sudán, así como en la mayor parte delas lenguas hamitas, un movimiento que nosotros designamos de acuerdocon su meta y resultado, es designado de acuerdo con su comienzo y supunto de partida espacial; veanse ejemplos en Meinhof Die Spmchen derHamiten, p. 20 nota. Acerca de fenómenos análogos en las lenguas enlos Mares del Sur véase Codrington, The -Melanesian Languages pp. 159s.

obstante, todavía entrañan un verbo que indica la permanenciaen un lugar. Este "verbo de lugar" se emplea siempre para-expresar una actividad que ocurre en un determinado lugar.42:

Es como si la intuición de la actividad misma no pudiera des-prenderse de la de la existencia meramente espacial, como sien cierto modo fuera aún presa de ella 43 pero, por otra parte,este ser allí, la mera existencia en un lugar, parece como unaespecie de comportamiento fáctico del sujeto que se encuentraen él. También aquí aparece cómo la intuición originariadel lenguaje permanente dentro de "lo dado" del espacio, ycomo se ve no obstante necesariamente conducido más allá deello en cuanto procede a representar el movimiento y la acti-vidad pura. Cuanto más enérgicamente se vuelve la atenciónsobre estos últimos y cuanto más incisivamente se les apre-hende en su peculiaridad, tanto más debe operarse finalmentela transformación de la unidad puramente objetiva, sustancialdel espacio en una unidad dinámico-funcional; tanto más debeestructurarse el espacio mismo, por así decirlo, como la tota-lidad de la dirección de acción, de las líneas de dirección yfuerza del movimiento. Con ello, un nuevo factor ingresa enla estructura del mundo de la representación, que hasta ahorahemos considerado en su aspecto objetivo. En esta esfera deformación del lenguaje se confirma la ley general de todaforma espiritual, según la cual su contenido y rendimiento noconsite en la simple copia de algo objetivamente presente, sinoen la creación de una nueva relación, de una correlación pecu-liar entre el "yo" y la "realidad", entre las esferas "subjetiva"y "objetiva". En virtud de esta interrelación, también en ellenguaje la "vía hacia afuera" se convierte al mismo tiempo en"vía hacia adentro". Sólo en la determinación creciente que

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176 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

multitud de distinciones dadas según el punto de partida y dedestino del movimiento, así como también según el tipo y me-dio de su ejecución, destaca ante todo una determinada contra-posición que ocupa cada vez un lugar más central en la desig-nación. Evidentemente, el sistema natural de coordenadas y encierto sentido "absoluto" para toda representación de movi-mientos está dado para el lenguaje por el lugar que ocupa elque habla y el lugar que ocupa el interpelado. Así, a menudo sedistingue con gran exactitud y precisión si un movimiento va delque habla al interpelado o viceversa, así como, finalmente, si elmovimiento va del que habla hacia una tercera persona ocosa no interpeladas.40 Sobre la base de diferenciaciones con-cretas como las anteriores, tal como la que dan mediante lavinculación con cualquier cosa sensible o con el "yo" y el "tú",el lenguaje desarrolla entonces las designaciones más generalesy "abstractas". Ahora pueden surgir determinadas clases y es-quemas de sufijos direccionales que clasifican todos los movi-mientos posibles de acuerdo con ciertos puntos principales delespacio, particularmente con los cuatro puntos cardinales.41 Engeneral parece que las diferentes lenguas, en el modo de dis-tinguir la expresión del reposo de la expresión del movimiento,pueden seguir diversos procedimientos. Los acentos puedendistribuirse entre ambos de múltiples maneras: mientras que laslenguas de tipo puramente "objetivo" de forma expresiva no-minal, preferirán los términos de lugar sobre los términos demovimiento, y preferirán la expresión de reposo sobre la ex-presión de dirección; en los tipos de lenguas verbales prevale-cerá en general la relación inversa. Una posición intermediala ocupan quizás aquellas lenguas que mantienen el primadode la expresión de reposo sobre la dirección, pero configurán-dola verbalmente. Así, por ejemplo, las lenguas del Sudán paraexpresar las relaciones espaciales como son las de arriba y abajo,dentro y fuera, emplean siempre sustantivos espaciales que, no

40 Ejemplos acerca de esto se encuentran particularmente en Humboldt,quien llamó primero la atención acerca de esta distinción de las formasde expresión en Ober die Verwandstchaft der Ortsadverbien mit dem Pro-nomen ("Sobre el parentesco de los adverbios de lugar con los pronombres"),Werke VI, 1, 311 SS.; Cf. también Fr. Müller, Reise der 6sterreichiischenFregatte Novara, lII, 312.

41 Véase la lista de dichos sufijos, por ejemplo, en la lengua Nikobar,en P. "IV. Schmidt Die Mon-Khmer.V6lker, ein Bindeglied %wischen V6lkernZentralasiens und Austronesiens ("Los pueblos Mon-Khmer, un eslabón en.tre los pueblos del Asia Central y la Austronesia"), Braunschwieg, 1906, p. 57.

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LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 177

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45 Véanse más detalles al respecto en Brugmann, Demostrativpronomen,p. 30 SS., 71 S., 129 s" y el Grundriss 2" ed. 11, 2, p. 307 SS., 381 ss.

4'6 Sobre las lenguas semitas véase Brockelmann, Grundriss, 1, 2g6SS.,as/ como su Kurzgefasste vergleichende Grammatik der semitischen Spra.chen ("Sucinta gramática comparada de las lenguas semitas"), Berlín, 1908,p. 142 ss.; Dillmann, Grammatik der iithiopischen Sprache ("Gramática dela lengua Etíope"), p. 98; sobre las lenguas altaicas véase, por ejemplo,Grunzel, Vergleichende Grammatik der altaischen Sprachen ("Gramáticacomparada de las lenguas altaicas") p. 55 ss.47 Cf. Gatschet, Klamath Language p. 536 SS., Mathews, Languages o/

the Bungandity Tribe in South Australia a. and Proc. of the Roy. Socoof N. S. Wales XXXVII) 1903, p. 151,

48 Véase Mathews, op. cit., p. 6.

En el desarrollo conjunto de las lenguas indogermánicas se poneaún más de relieve que el pronombre de tercera persona nopuede separarse en cuanto a su forma del correspondiente pro-nombre demostrativo. Así como el il francés se remonta al i!lelatino, el is gótico (er en alemán moderno) corresponde al is lati-no; y aun en el caso de los pronombres yo - tú de las lenguasindogermánicas no puede dejar de reconocerse la conexiónetimológica con los pronombres demostrativos.45 Relacionesexactamente correspondientes se encuentran en el círculo delenguas semitas y altaicas 46 así como en las lenguas aborígenesde Norteamérica y Australia.47 Estas últimas revelan, empero,un rasgo altamente distintivo. Sabemos que algunas lenguasaborígenes del sur de Australia, cuando expresan alguna acciónen tercera persona, añaden un calificativo espacial al sujeto yal objeto de dicha acción. Así pues, para decir que un hombregolpeó a un perro con una lanza, la oración debe rezar másbien que el hombre "ahí delante" golpeó al perro "ahí detrás"con esta y aquella arma.48 En otras palabras, aún no existeninguna designación abstracta y general del "él" o "éste", sinoque la palabra de que se echa mano en la expresión está fun-dida todavía con un determinado gesto fonético deíctico delcual no puede desprenderse. La misma conexión está a la basede algunas lenguas que poseen expresiones que designan alindividuo del que se habla en una posición perfectamente de-terminada: sentado, acostado, parado, caminando o viniendo,faltando una expresión unitaria para el pronombre de tercerapersona. La lengua de los cheroquis, en la cual semejantes di-ferenciaciones son particularmente pronunciadas en lugar deun pronombre personal de tercera persona posee nueve de

178 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

alcanza en el lenguaje la intuición exterior, consigue tambiéndesarrollarse verdaderamente la interior; precisamente la confi-guración de la palabra espacial se convierte para el lenguajeen medio para designar el yo y para delimitarlo frente a otrossujetos.Ya el más antiguo estrato de términos espaciales deja ver con

claridad esta conexión. En casi todas las lenguas fueron losdemostrativos espaciales los que constituyeron el punto de parti-da para la designación de los pronombres personales. La relaciónde ambas clases de palabras es histórico-lingüísticamente tanestrecha que resulta difícil decidir cuál de ellas hemos de con-siderar como anterior o posterior, cuál como fundamental ycuál como derivada. Mientras que Humboldt en su tratadofundamental Ober die Verwandtschaft de'" Ortsadverbien mitdem Pmnomen in einigen Sprachen ("Sobre la relación de losadverbios de lugar con el pronombre en algunas lenguas") tratóde probar que la designación de los pronombres personales sederiva en general de palabras con un sentido y origen español,la moderna investigación lingüística se inclina en gran medidaa invertir la relación, refiriendo los tres demostrativos caracte-rísticos, que se encuentran en la mayoría de las lenguas, a latricotomía original y natural de las personas "yo", "tú" y "él".Pero como quiera que se decida esta cuestión genética, en todocaso resulta evidente que los pronombres personales y demos-trativos, las designaciones originales de personas y espacio, estánestrechamente relacionadas en cuanto a su estructura global ypertenecen de algún modo al mismo estrato del pensamientolingüístico. La oposición del aquí, allá y acullá, así como laoposición del yo, del tú y del él surgen del mismo acto mitadmímico y mitad lingüístico del indicar, de las mismas formasfundamentales de la "deixis". "Aquí -hace notar G. v. deGrabelentz- es siempre donde estoy, y lo que está aquí lo llamoesto) en contraposición a eso y aquello que está allá y acullárespectivamente. Así se explica el empleo latino de hic) iste)i!le = meus) tuus) ejus; y también en el chino la coincidenciade los pronombres de segunda persona con conjunciones quedesignan proximidad espacial y temporal, y semejanza.44 Hum-boldt, en el tratado arriba mencionado, demostró la mismaconexión en las lenguas malayas, en el japonés y el armenio.

44 G. V. de Gabelentz, Die Sprachwissenschaft ("La ciencia del lenguaje"),p. 230 s.

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 179

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a cabo el pensamiento en general y el pensamiento lingüísticoen particular en la estructuración de la representación del tiem-po y en la diferenciación de la dirección a intervalos de tiempo.Pues el "aquí" y el "allá" pueden ser reducidos a una unidadintuitiva de un modo mucho más simple y directo que en elcaso de cada uno de los momentos del tiempo, el ahora, elantes y después. Lo que precisamente caracteriza a estos mo-mentos como momentos temporales es que nunca pueden estardados "simultáneamente" a la conciencia como las cosas de laintuición objetiva. Las unidades, las partes que parecen vincu-larse en un todo caso espontáneamente en la intuición espacial,más bien se excluyen entre sí; el ser de una determinaciónsignifica el no-ser de la otra y viceversa. De ahí que el cante.nido de la representación del tiempo no esté nunca contenidaen la intuición inmediata, sino que aquí juega un papel muchomayor que en la representación del espacio el aspecto decisivodel pensamiento analítico y sintético. Puesto que los elemen-tos del tiempo en cuanto tales sólo existen porque la concienciaatraviesa por ellos, diferenciándolos entre sí, este mismo actodel atravesar, este discursus pasa a ser la forma caracterís-tica del concepto mismo de tiempo. Pero con ello el "ser", quenosotros designamos como el ser de la sucesión, como el serdel tiempo, parece elevado a un nivel de idealidad completa-mente distinto al de la existencia determinada de modo mera-mente espacial. El lenguaje no puede alcanzar este nivel inme-diatamente, sino que aquí está sometido también a la mismaley interna que rige su formación interna y su progreso. Ellenguaje no crea nuevos medios de expresión para cada nuevaesfera de significación que se le abre, sino que su fuerza residejustamente en configurar de modo diverso un determinadomaterial dado de tal manera que pueda ponerlo al servicio deuna nueva tarea e imprimirle una nueva forma espiritual sinnecesidad de variar su contenido.

El examen del procedimiento empleado por el lenguaje enla formación de los términos espaciales originales ha mostradocómo éste se sirve siempre de los medios más simples. El trán-sito de lo sensible a lo ideal se verifica siempre de modo tangradual, que en un principio apenas se advierte que se tratade un viraje decisivo en la actitud espiritual general. Lasdesignaciones para las antítesis de lugar y dirección en el es-pacio se forman a partir de una materia sensible estrictamentelimitada, a partir de la diferencia de matiz de las vocales y a

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rI, 180 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

ellos.49 Otras lenguas distinguen en la primera, segunda y ter-cera persona si el sujeto está visible o invisible, y utilizan paracada uno de estos casos un determinado pronombre.50 Ademásde las distinciones espaciales de posición y distancia frecuente-mente se expresa también la presencia o no-presencia temporalmediante la forma determinada del pronombre y aún puedenañadirse otros rasgos calificativos a los rasgos espaciales y tem-porales.-51Como se ve, en todos estos casos aun corresponde unmatiz inmediato-sensible pero, ante todo, espacial a las expre-siones que posee el lenguaje para diferenciar de modo pura-mente "espiritual" las tres personas. Según Hoffmann, el ja-ponés acuñó una palabra para el yo a partir de un adverbiode lugar que propiamente significa "centro"; a partir de otroadverbio que significa "allí" o "acullá" acuñó una palabra para"él".ú2 En fenómenos de este tipo se revela inmediatamentecómo el lenguaje, por así decirlo, traza un círculo senso-espiri-tual en derredor del que habla y asigna al "yo" el centro y laperiferia al "tú" y al "él". El característico "esquematismo"del espacio, que con anterioridad hemos venido observando enla estructuración del mundo de los objetos, opera aquí en unadirección inversa, y sólo en esta doble función experimenta larepresentación del espacio en la totalidad del lenguaje su com-pleto desarrollo.

n. LA REPRESENTACIÓN DEL TIEMPO

El lenguaje tiene que llevar a cabo una tarea esencialmentemás difícil y compleja que en el desarrollo de las determina-ciones y designaciones espaciales a fin de lograr una exacta dis-tinción y designación de las relaciones temporales. La simplecoordinación de la forma del espacio y del tiempo que tantose buscó llevar a cabo en la investigación epistemológica noencuentra confirmación alguna en el lenguaje. Aquí más biense evidencia que es una determinación de otro tipo y, por asídecirlo, de una dimensión superior la que tienen que llevar

49 Véase Humboldt, Ober den Dualis (We1'ke VI, 23); Fr. Müller, Grun.dl'iss n, 1, 224 s.

50 Boas, Kwakiutl en Handbook 1, 527 ss.51 Goddard. Hupa en Handbook 1, 117; Boas, Chinook en Handbook 1,

574, 617 ss.52 Véase Hoffmann, ]apanische Sprachlehre, p. 85 ss.

LA FASE DE' LA EXPRESIÓN INTUITIVA 181,

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de esta acción. Pero puesto que este "dentro" también es designado casisiempre de modo completamente material. resultan giros como "yo estoydentro del caminar. yo soy el estómago del caminar" para expresar "yoestoy caminando". Véase Westermann, Sudansprachen, p. 65; GOla-Sprache,pp. 37. 43, 61.

Mientras subsista este vínculo material, el carácter peculiarde la forma temporal en cuanto tal no puede manifestarse enel lenguaje con pureza. Involuntariamente, las formas estmc-turales del tiempo se transforman en las del espacio. El "aquí"y el "allá" en el espacio se encuentran sólo en una simple rela-ción de distancia; aquí se trata simplemente de la separación,la distinción de dos puntos espaciales sin que en relación hayapreferencia por alguna dirección en el tránsito de uno a otropunto. Como momentos del espacio ambos puntos poseen la"capacidad de coexistencia" y subsisten uno frente al otro; el"allá" puede transformarse en el "aquí" mediante un simplemovimiento, y el "aquí", una vez que ha dejado de ser tal,puede volver a su forma anterior mediante el movimiento con-trario; pero en contraste con esto, junto con la separación y ladistancia correlativas entre sus elementos individuales, el tiem-po muestra un "sentido" peculiar e irreversible en que trans-curre. La dirección del pasado al futuro o la del futuro al pa-sado es algo propio e inconfundible. Pero ahí donde la con-ciencia permanece aún preferentemente dentro del ámbito dela intuición espacial y sólo capta las determinaciones tempora-les en la medida en que pueda aprehenderlas y designarlasmediante analogías espaciales, esta peculiaridad de las direc-ciones temporales también debe quedar necesariamente en laobscuridad. Como en el caso del espacio, aquí también todose remonta a la simple diferencia de cercanía y lejanía. La úni-ca diferencia esencial captada y agudamente expresada es laque existe entre el "ahora" y el "no ahora", entre el presenteinmediato y lo que se encuentra "fuera" del mismo. En ver~dad este presente no debe ser pensado estrictamente como unpunto simplemente matemático, sino que posee una extensióndeterminada. El ahora, considerado no como abstracción mate-mática sino como un ahora físico comprende la totalidad decontenidos que pueden ser contemplados en conjunto en unaunidad temporal inmediata, que pueden ser condensados en eltodo de un instante como una unidad vivencial elemental. Elahora no es el punto límite meramente pensado que separa loanterior de lo posterior, sino que posee en sí mismo una cierta

182 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

partir de las cualidades fonéticas y afectivas peculiares de al-gunas consonantes y grupos de consonantes. El mismo procesoen el desarrollo se manifiesta desde un nuevo ángulo cuandoconsideramos el modo en que llega a acuñar sus partículas tem-porales originarias. Así como el límite entre los sonidos natu-rales y afectivos y los términos espaciales más simples aparecíacomo un límite siempre fluido, el mismo tránsito continuo einadvertido aparece también entre la esfera lingüística que com-prende las determinaciones espaciales y aquella que comprendelas determinaciones temporales. Aún en nuestras modernas len-guas cultas ambas esferas constituyen en gran medida una uni-dad inseparable; aun en ellas el hecho de emplear una mismapalabra para expresar relaciones espaciales y temporales cons-tituye un fenómeno corriente. Pruebas más abundantes de estaconexión nos son ofrecidas por las lenguas de los pueblos pri-mitivos, que en múltiples casos no parecen poseer ningún otrorecurso formativo para expresar la representación temporal queel antes aludido. Los simples adverbios de lugar se empleanindistintamente también en sentido temporal, de tal modo que,por ejemplo, la palabra usada para "aquí" confluye con lapalabra "ahora", y la palabra para "allá" con la palabra para"antes" o "después".53 Esto se ha tratado de explicar diciendoque la cercanía o lejanía espacial y temporal se condicionanmutuamente de modo objetivo; que lo que ha ocurrido enregiones espacialmente alejadas suele ser también temporalmen-te algo pasado y que ha quedado muy atrás en el momento enque se habla de ello. Pero evidentemente aquí no están encuestión tanto aquellas conexiones reales y fácticas como lasconexiones puramente ideales, como un nivel de la concienciaaún se encuentra relativamente indiferenciado y que todavíano es sensitivo a las diferencias específicas de la forma del es-pacio y del tiempo en cuanto tal. En las lenguas de los pueblosprimitivos aun relaciones temporales relativamente complejas,para las cuales las lenguas cultas desarrolladas han creado ex-presiones apropiadas, son designadas frecuentemente con losmedios expresivos espaciales más primitivos. 54

53 A este respecto d., los ejemplos tomados de la lengua Klamath enGatschet (op. cit., p. 582 s.). Y de las lenguas de la Melanesia en Codring-ton (op. cit., p. 164 ss.).

54 La situación de un sujeto que se encuentra ocupado en una acciónse expresa en las lenguas del Sudán, en términos generales. medianteuna construcción que propiamente dice que el sujeto se encuentra dentro

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5" Más detalles en mi obra Zur Ein,steinschen Relativitiitstheorie ("Sobrela teorla de la relatividad de Einstein"), Berlín, 1921.

naciones más complejas.55 En términos generales pueden distin-guirse tres etapas distintas en el progreso que va del sentimientotemporal al concepto de tiempo, etapas que tienen una signi-ficación decisiva también para el reflejo lingüístico de la con-ciencia temporal. En la primera etapa la conciencia está do-minada meramente por la antítesis del "ahora" y el "no ahora",antítesis que en sí misma no ha experimentado todavía ningunadiferenciación ulterior; en la segunda etapa determinadas "for-mas" empiezan a diferenciarse unas de otras, empieza a sepa-rarse la acción terminada de la no terminada, la duradera dela pasajera, diferenciándose de modo determinado los tipos deacción temporales, hasta que, finalmente, se llega al conceptopuro de relación temporal considerado como concepto ordena-dor abstracto, surgiendo los diferentes niveles del tiempo en sucontraposición y condicionalidad recíproca.

Porque aún más que en el caso de las relaciones espaciales,en el caso de las relaciones temporales resulta que no puedenllegar a la conciencia ya como relaciones sino que su carácterde relaciones se va perfilando sólo mezclado y encubierto porotras determinaciones, particularmente con caracteres de cosasy de cualidades. Si bien las determinaciones espaciales ponenciertos rasgos distintivos frente a las restantes cualidades sen-sibles por medio de las cuales se distinguen las cosas, en tantoque cualidades, dichas determinaciones se encuentran en el mis-mo plano. El "aquí" y el "allá" no agregan al objeto del quepredican nada más que cualquier otro "esto" o "aquello". Asípues, todas las designaciones de la forma espacial tienen quepartir de determinadas designaciones materiales. Si trasladamosesta concepción del espacio al tiempo, también aquí las dife-rencias temporales de significación aparecen como puras dife-rencias cualitativas. A este respecto es particularmente caracte-rístico el que no aparezcan sólo en el verbo sino también en elnombre. Para el modo de apreciación que ha privado en nues-tras lenguas cultas desarrolladas, la determinación temporal seadhiere esencialmente a aquellas partes del discurso que im-plican la expresión de un proceso o actividad. El sentido deltiempo y la multiplicidad de relaciones que implica puedenser captados y fijados sólo en el fenómeno del cambio. El ver-bo, como expresión de un determinado estado del cual se pro-

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La conciencia completamente desarrollada, particularmentela conciencia del conocimiento científico se distinguen porqueno se queda en esta simple antítesis del "ahora" y el "no aho-ra" sino que la desenvuelve lógicamente en toda su plenitud.Para dicha conciencia se dan una multitud de grados tempo-rales comprendidos todos en un orden unitario en el cual cadamomento tiene una posición perfectamente determinada. Elanálisis epistemológico muestra que este orden no está "dado"por la sensación ni puede ser creado a partir de la intuicióninmediata. Antes bien, dicho orden es una obra del entendi-miento y en particular una obra de la deducción causal. Lacategoría de causa y efecto es la que transforma la mera intui-ción de la sucesión en la idea de unbrden temporal unitariodel acaecer. La simple distinción de cada uno de los momentostemporales debe transformarse, primero, en el concepto de unainterdependencia dinámica entre ellos, y el tiempo -comoforma pura de la intuición- debe compenetrarse de la función.del juicio causal antes de que esta idea ,pueda desarrollarse y:afianzarse, antes de que el sentimiento inmediato del tiempo se-convierta en el concepto sistemático del tiempo como una con-dición y un contenido del conocimiento. El desarrollo de lafísica moderna nos ha mostrado claramente lo largo que es el,camino de uno a otro, así como las dificultades y paradojas;por las que atraviesa. Kant ve en las "analogías de la expe-:riencia", en los tres principios sintéticos de sustancia, causalidad einteracción las condiciones y fundamentos 'para establecer las tresdiferentes relaciones temporales posibles, para constituir la per-manencia, la sucesión y la simultaneidad. El progreso de lafisica hasta llegar a la teoría de la relatividad general y la trans-formación que experimentó el concepto del tiempo en dichateoría ha mostrado que este esquema relativamente simple, to-mado de la fonna fundamental de la mecánica newtoniana,debe ser sustituido también epistemológicamente por detenni-

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en las lenguas aborígenes americanas; véase, por ejemplo, Boas, Handbookof Ame1'iean Indian Languages, 1, 39; Goddard, Athapasean (ibid 1,110) etcétera.

59 Más datos en Clara y William Stern: Die Kindersflraehe ("El lenguajeinfantil"), p. 231ss.

60 Westermann, Ewe-Grammatik, p. 129; el mismo fenómeno se observaen muchas lenguas americanas: véase, por ejemplo, KarI von den Steinel1'Die Bakairi-Sprache, Leipzig, 1892, p. 355. En la lengua Tlingit se usauno y el mismo prefijo gu- o ga. para designar el futuro y el pasadO"(Boas, Handbook, 1, 176) a la manera del olím (de ille) latíno que desígnael remoto pasado y el lejano futuro (d. el adverbio alemán einst).

presados en el nombre podrían tomarse fácilmente como prue-ba de un sentido temporal particularmente agudo y refinadosi no fuera porque, por otra parte, justamente aquí el sentidotemporal y el sentido espacial se confunden completamente enla medida en que no se encuentra todavía desarrollada la con-ciencia del carácter específico de las direcciones temporales.Esos contenidos del ahora y del no-ahora están tan claramentediferenciados como los contenidos del aquí y del allá, pero ladistinción de pasado y futuro retrocede hasta dicha diferencia-ción, con lo que aquel momento decisivo para la concienciade la forma pura del tiempo y su carácter específico, se retrasaen su desarrollo.El desarrollo del lenguaje infantil muestra, por una parte,

que la formación de los adverbios de tiempo esencialmentetiene lugar con posterioridad a la de los adverbios espacialesy que, por otra parte, expresiones como "hoy", "ayer" y "ma-ñana" no tienen en un principio ningún sentido temporal cla-ramente definido. El "hoy" es la expresión del presente engeneral, el "mañana" y el "ayer" son expresiones para el futuroo el pasado en general; así pues, con ello se distinguen deter-minadas cualidades temporales, pero sin llegar a una medidacuantitativa, una medida de intervalos temporales.59 La consi-deración de algunas lenguas en las cuales aun las diferenciascualitativas de pasado y futuro con frecuencia se borran com-pletamente, parece llevarnos un paso todavía más atrás. En lalengua Ewe uno y el mismo adverbio sirve para designar tantoel "ayer" como el "mañana".6o En la lengua Schambala se usala misma palabra para referirse tanto al pasado remoto comopara apuntar al futuro distante. "Este fenómeno, tan sorpren-dente para nosotros -hace notar uno de los estudiosos de estalengua- se explica naturalmente por el hecho de que los ne-gros Ntu conciben el tiempo como una cosa, y por esto para

186 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGÜíSTICA

duce el cambio, o como designación del acto de transiciónmismo, aparece como el auténtico y único portador de las de-terminaciones temporales, parece ser la "palabra temporal"'Xat'E;OX~V. Todavía Humboldt trató de probar el carácter ne-cesario de esta conexión partiendo de la natura y peculiaridadde la representación temporal por una parte y de la represen-tación verbal por la otra. Según Humboldt el verbo es la con-densación de un atributivo energético (no meramente cualita-tivo) a través del ser. En el atributivo energético yacen los esta-dios de la acción, mientras que en el ser yacen los del tiempo.56Pero al lado de esta consideración general que se encuentraen la introducción a la Obra Kawi, en la obra misma aparecela indicación de que no todas las lenguas traducen esta relacióncon la misma claridad. Según Humboldt, mientras que nosotrosestamos acostumbrados a pensar la relación de tiempo sólo vin-culada al verbo como parte de la conjugación, las lenguas ma-layas, por ejemplo, han desarrollado un uso que no puede ex-plicarse sino por el hecho de que vinculan esa relación al nom-bre.ll7 Este uso resalta con gran claridad ahí donde el lenguajeutiliza directamente también para diferenciar las determina-ciones temporales los mismos medios que ha desarrollado paradiferenciar las relaciones espaciales. El Somali emplea la antesmencionada variación en las vocales del artículo definido nosólo con el fin de expresar diferencias de posición espacial sinotambién diferencias temporales. El desarrollo y designación delas representaciones temporales corre aquí en forma estricta-mente paralela a las de las representaciones espaciales. Purosnombres que para nuestra representación no tienen ni el másmínimo carácter de determinaciones temporales, como por ejem-plo, palabras como "hombre" o "guerra", pueden ser dotadasde un cierto índice temporal por medio de las tres vocales-artículos. La vocal -a sirve para designar lo temporalmentepresente; la vocal -o designa lo temporalmente ausente, conlo que no se hace ninguna distinción entre el futuro y el pasadoaún no muy lejano. Sobre la base de esta división, sólo de modoindirecto se distingue con claridad en la expresión de la acciónsi ésta está concluida o no lo está, si es momentánea o implicauna mayor o menor duración.58 Los caracteres temporales ex-

56 Humboldt, Einleitung zum Kawi- Werk (Werke, VII, 223).m Kawi.Werk n, 286.58 Más detalles al respecto en M. v. Tiling, op. cit., p. 145s. Tales in-

dicaciones temporales en los nombres se encuentran también frecuentemente

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63 A este respecto véanse los ejemplos sacados de la lengua Ewe y otraslenguas del Sudán en vVestermann, Ewe.GI.ammatik, p. 95 Y Sudansprachen,p. 48 SS., ejemplos de la lengua Nuba en Reinisch, Die Nuba-Sprache,Viena, 1879, p. 52.

64 Véase Steinthal, Die Mande-Negersprache, p. 222.

"él se ahogó", debe expresarse aquí mediante las oraciones "éltragó agua, murió"; la actividad que nosotros llamamos "ampu-tar" se expresa con "cortar, caer" y la actividad de "llevar" seexpresa mediante "tomar, ir allá".63 Steinthal trató de explicarpsicológicamente este fenómeno, que ilustra con ejemplos de laslenguas de los negros Mandingas, atribuyéndolo a una "defi-ciente condensación de las representaciones" .64 Pero precisa-mente esta "deficiente condensación" indica una peculiaridadfundamental de la representación del tiempo en esas lenguas.Puesto que sólo cuentan con la simple distinción entre el ahoray el no ahora, propiamente hablando sólo existe el sector rela-tivamente pequeño de la conciencia que se encuentra directa-mente iluminado por el ahora. Por ello la totalidad de unaacción no puede ser aprehendida intelectual y lingüísticamentea menos que la conciencia se "actualice" literalmente en todassus etapas individuales, a menos que coloque todas estas eta-pas, una tras otra, por así decirlo, a la luz del ahora. De estemodo surge una multitud de designaciones; las losas de mosaicose van colocando una junto a otra, pero el resultado no es launidad, sino sólo la policromía de un cuadro. Porque cadaelemento individual es tomado en sí mismo y sólo puntual-mente determinado; pero de semejante agregado de simplesmomentos presentes no puede surgir la representación del au-téntico continuo temporal.

De aquí que el argumento de Zenón pueda aplicarse a laforma que poseen esas lenguas para expresar el movimiento yla acción: la flecha en vuelo está en reposo porque en todomomento de su movimiento ocupa sólo un lujar fijo. La con-ciencia desarrollada del tiempo escapa a esta dificultad y a estaparadoja creando medios completamente nuevos para aprehen-der "totalidades" temporales. Ya no integra el todo del tiempocomo un todo sustancial a partir de los momentos individuales,sino lo aprehende como un todo funcional y dinámico, comouna unidad de relación y de causalidad. La intuición de launidad temporal de la acción procede, por una parte, del sujetocomprendido en ella y, por la otra, de la meta a la que estádirigida. Ambos factores se encuentran en planos completa-

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ellos sólo hay un hoy y un no-hoy; si esto último fue ayer oserá mañana les es indiferente, sobre ello no reflexionan por-que para ello se requiere no sólo la intuición, sino el pensa-miento y la representación conceptual de la esencia del tiem-po. .. El concepto 'tiempo' es ajeno a los Schambala, ellosconocen exclusivamente la intuición del tiempo. Cuán difícilfue para nosotros los misioneros emanciparnos. de nuestro con-cepto del tiempo y comprender la intuición temporal de losSchambala que resalta por el hecho de que durante años bus-camos una forma que designara sólo el futuro; muy frecuente-mente celebrábamos haber encontrado esa forma para venira darnos cuenta más tarde, a veces después de meses, que eljúbilo era prematuro, pues siempre resultaba que la forma ha-llada también se usaba para el pasado." 61 Esta intuición deltiempo como una cosa se pone de relieve por el hecho de quelas relaciones temporales se expresan por nombres con una sig-nificación originalmente espacial!>2 y así COmadel todo deltiempo fundamentalmente siempre se aprehende sólo la fracciónde tiempo, a la sazón presente en la conciencia, contraponién-dola a las otras partes no-presentes, la misma fragmentaciónmaterial ocurre en la concepción de ~a acción y la actividad.La unidad de la acción se "fragmenta" literalmente en fraccio-nes materiales del tipo antes descrito. En el nivel en queaquí nos encontramos, el lenguaje sólo puede representar unaacción descomponiéndola en sus partes integrantes y represen-tando por separado cada una de ellas. Y esta descomposiciónno consiste en un análisis mental -pues éste va de la mano dela síntesis, de la aprehensión de la forma del todo, y consti-tuye su momento correlativo-, sino, por así decirlo, en unafragmentación material de la acción en sus partes componentescada una de las cuales es considerada como una existencia ob-jetiva que subsiste por sí misma. Así por ejemplo, un grannúmero de lenguas africanas tienen la peculiaridad común dedescomponer en sus partes cada proceso y cada actividad, ex-presando cada parte en una oración independiente. La actividades descrita en todos sus elementos particulares, y cada una de es-tas accionesaisladas se expresa por un verbo particular. Un acon-tecimiento que nosotros expresamos mediante la oración única

61 Roehl, VC1'sucheiner systematischen Grammatik del' Schambalaspmchc("Ensayo de una gramática sistemática de la lengua schambala"), Hamburgo,'911, p. 108 S.

62 Cf. Codrington, The Melanesian Languages, p. 164 s.

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66 Seler, Das Konjugationssystem der Maya-Sprachen ("El sistema de con-jugación de las lenguas mayas"), Berlín, 1887, p. 30. De parecida maneraK. v. d Steinen dice de la lengua Bakairi (op. cit., pp. 371s.) que ésta noposee en definitiva tiempos tal como nosotros los entendemos. usandoen su lugar expresiones modales para sus inflexiones verbales, cuyo valorexacto no puede ser determinado verdaderamente a partir del materialdisponible y para un europeo quizá es completamente inaccesible. Delpanorama que Roehl (op. cit., pp. 111 SS.) ha proporcionado de las formasverbales de la lengua Schambala puede obtenerse una clara imagen de lamultitud de tales gradaciones modales.

en modo alguno la distinción de matiz fundamental, que esla de pasado y futuro; acerca de los llamados "tiempos" delverbo en las lenguas bantu se hace notar expresamente que nohay que considerarlas propiamente como formas temporales,puesto que sólo tOman en cuenta la cuestión del antes o eldespués. Por consiguiente, lo que toda esta multitud de formasverbales expresa no son caracteres temporales puros de la acción,sino ciertas distinciones cualitativas y modales en la acción'."Una diferencia de tiempo -subraya, por ejemplo, B. Seleracerca del verbo en las lenguas de los indios americanos- seexpresa mediante diversas partículas o mediante combinacióncon otros verbos, pero está lejos de desempeñar en la lenguael papel que sería de suponer de acuerdo con los esquemas deconjugación elaborados por los distintos gramáticos eclesiásticos.Y puesto que las distinciones de los tiempos son algo inesen-cial y accesorio, justamente en la formación de los tiempos seencuentran las más grandes diferencias entre lenguas que en lodemás están estrechamente emparentadas." 66 Pero aun ahí dondela lengua empieza a traducir con claridad las determinacionestemporales, esto no ocurre en el sentido de construir un sistemaclaro y consecuente de los grados relativos del tiempo. Las pri-meras distinciones que hace no tienen ese carácter relativo sinoen cierto modo absoluto. Psicológicamente hablando, lo queprimero se aprehende son ciertas "cualidades de forma" tempo-rales que se hallan en un suceso o acción. Otras distincionesque hace el lenguaje es si una acción tiene lugar "repentina-mente" o si se desenvuelve progresivamente, si se lleva a caboa saltos o transcurre en forma continua, si constituye un todoindivisible o se divide en fases homogéneas que se repiten rit-micamente. Pero para la orientación concreta que sigue el len-guaje, todas estas distinciones son diferencias no tanto concep-tuales sino intuitivas, no tanto cuantitativas como cualitativas.Antes de proceder a la diferenciación ,de los "tiempos" como

190 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

mente distintos; pero la capacidad sintética del concepto detiempo se demuestra justamente porque transforma la oposiciónen que se encuentran, en una relación recíproca. El procesode la actividad ya no puede fraccionarse ahora en meras fasesaisladas, pues desde un principio la energía unitaria del sujetoactivo se encuentra detrás de él, y ante él se encuentra la metaunitaria de la actividad. Sólo cuando los factores de la acciónconcurren de este modo en una serie unitaria causal y teleoló-gica, en la Unidad de un enlace dinámico y de una significaciónteleológica, surge indirectamente la unidad de la representacióntemporal. Esta nueva visión integral que en la conciencia lin-güística completamente desarrollada, se traduce en que el len-guaje, para designar la totalidad de un proceso o una actividad,ya no necesita de una intuición de todos los componentes de sucurso, sino que se conforma con fijar el punto de partida y elpunto final, el sujeto del cual procede la actividad y la metaobjetiva a la cual está encaminada dicha actividad. Su fuerzase pone de manifiesto por el hecho de que puede abarcar estaoposición de sujeto y meta en una sola mirada, superando asídicha oposición; la tensión entre ambos extremos se intensifica,pero al mismo tiempo salta la chispa espiritual que establece elequilibrio entre ellos.

Nuestra información sobre la "forma temporal del verbo"que se encuentra en la gramática de las lenguas "primitivas"parece contradecir a primera vista esta tesis acerca del carácterrelativamente complejo y mediador del concepto puro del tiem-po. Precisamente en las lenguas de los pueblos "primitivos" seles reconoce una riqueza sorprendente de "formas temporales",apenas concebible para nosotros. En la lengua Sotho, Endemannregistra treinta y ocho formas temporales afirmativas, veintidósen potencial, cuatro formas en optativo o final, un gran nú-mero de formas participiales, cuarenta formas condicionales,etc.; según la gramática de Roehl, en la lengua Schambala hayque distinguir tan sólo en el indicativo unas mil formas verba-les.65 La dificultad que parece presentarse aquí desaparece sise toma en consideración que, de acuerdo con la informaciónde los gramáticos mismos, tales formas distintas no hacen sinodeterminar propiamente matices temporales. Ya se ha mostra-do que en la lengua Schambala no se encuentra desarrollada

65 Véase Roehl, Schambalagrammatik, p. 111 SS., Y Meinhof, Grammatikder Bantuspmchen, pp. 68, 75.

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que ver con los grados relativos del tiempo. Todas las clases depresentes, todos los aoristos, todos los perfectos en todos sus mo..dos más bien son independientes del tiempo y se distinguen entre:sí por el tipo de acción que caracterizaban. Frente a esta multi~tud de formas que servían para diferenciar los tipos ele acción,los medios que empleaba la lengua indogermánica para designarlos diversos grados del tiempo parecen pobres, modestos. Parael presente no existía ninguna designación particular, la ac-ción al margen del tiempo bastaba. Pero el pasado era expre-sado por un adverbio temporal ligado a la forma verbal: elaumento. " Finalmente, el fu tUfO, según parece, no era expre-sado en la antigüedad indogermánica de una manera unitaria.DEO ele estos medios, quizá el más originario, era la formamodal con una significación probablemente voluntativa." 68 Estepredominio de la designación del tipo de acción sobre el gradotemporal aparece también claramente en el desenvolvimientode las lenguas indogermánicas aunque en distinta medida.6D

Muchas de estas lenguas perfeccionaron un medio fonéticopropiO' para diferenciar la acción momentánea de la duradera;las formas que sirven para expresar la acción momentánea fue-ron formadas de una raíz verbal con una vocal simple, mientrasque las expresiones para la acción duradera fueron formadasde una raíz verbal con vocal reforzada.70 En general, en la gra-mática de las lenguas indogermánicas suele distinguirse desdeG. Curtius la acción "puntual" de la "cursiva" '/ junto a estadiferenciación figuran las diferencias posteriores de la acciónpropiamente dicha", la formación de los tiempos quedó completamenteopacada, de tal modo que aparece como algo secundario, casi accesorio ..

68 Streitberg, Pcr/ektive und imper/ektive Aktionsart ("Tipo de acción,perfectivo e imperfectivo"), (Paul-Braune-Beitrage, XV 1891, pp. ]17 s.),

{jO Sobre el griego cL por ejemplo Brugmann. Griechische Gmmrnatih ..3" ed., p. 469: "Desde el periodo griego primitivo todo concepto verbal.debía entrar en alguna relación con el tipo de acción, no con la categoría,ele grado temporal. Desde el periodo griego primitivo hubieron muchas.formaciones verbales sin grado temporal, pero ninguna sin tipo de <lcción."Una comparación de la lengua homérica con la antigua lengua áticamuestra que en el griego sólo progresivamente fue convirtiéndose en reglala expresión inequ{voca de la relación temporal mediante el verbo mismo(ibid).

70 Así pues, en griego se usan ralees como ,,<iP, mO, <¡luy para la primeraforma, mientras que para la segunda forma se usan raíces como "Ct!-tP,ltEl.O, <¡lruy; más detales en Curtius, Zur Chronologie der indogermanischenStJ1"ach/o1"Schung ("Sobre la cronología de la investigación lingüística indo-germánica"), Ensayos de la Real Sociedad Sajona de Ciencias, Sección I-Iistó-rico.Filológica V, 1870, pp. 229 ss.

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verdaderos modos de relación, el lenguaje expresa dichas dife-rencias traduciendo claramente la diversidad de los "modos deacción". Aquí todavía no se trata de la concepción del tiempocomo una forma universal de relación y ordenación que abarcatodo acaecer, como una suma total de momentos de los cualescada uno se encuentra con respecto al otro en una determinadarelación unívoca de "ante" y "detrás", "antes" y "después". Aquícada acontecimiento individual que se manifiesta mediante undeterminado modo de acción tiene aún, por así decirlo, su propiotiempo, un "tiempo para sí" en el cual se hacen resaltar ciertascaracterísticas de forma, determinados modos de su configura-ción y de su decurso. Como es sabido, las lenguas se diferencianen gran medida por el énfasis que ponen ya en los diferentesgrados temporales relativos, ya en los diferentes tipos puros deacción. Las lenguas semitas, en lugar de partir de la tricotomíade pasado, presente y futuro, parten de una simple dicotomíaconsiderando meramente la contraposición de acción conclusa einconclusa. Consiguientemente, el tiempo de acción conclusa, el"perfecto" puede emplearse como expresión del pasado o delpresente; por ejemplo, para designar una acción que se hainiciado en el pasado pero que prosigue en el presente y seextiende directamente hasta él. Por otra parte, el "imperfecto",que expresa una acción en proceso de desarrollo pero que aúnno concluye, puede expresarse en este sentido para designar unaacción futura, presente o pasada.61 Pero incluso aquella esferadel lenguaje en la cual el puro concepto de relación del tiempoy la expresión de las puras diferencias de tiempo de la acciónalcanzaron un desarrollo relativamente más elevado, alcanzóeste desarrollo no sin múltiples pasos y etapas intermedias.El desarrollo de las lenguas indogermánicas muestra que tam-bién en ellas la diferenciación de los modos de acción precedea la diferenciación de los verdaderos "tiempos". En la anti-güedad indogermánica -hace notar, por ejemplo, Streitberg-no había ninguna clase de "tiempos", esto es, no había catego-rías formales cuya función consistiera en s'ervir para designarlos relativos momentos del tiempo. "Las clases formales queestamos acostumbrados a llamar 'tiempos' no tienen en sí nada

067 Más detalles sobre el empleo de los "tiempos" en las lenguas semitaspueden verse en Brockelmann, G,-undriss, n, 144 ss. H. Winkler (Das Ural.altaische, p. 159) hace notar también a propósito de las lenguas uralo-altaicas que en el "nombre verbal" uralo-altaico, frente a la multitudde calificativos detem1inativos y modales que contiene, "la esfera verbal

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IlI. EL DESENVOLVIMIENTO LINGüíSTICO DEL OONCEPTO DE NÓMERO

78 Proclo en Euclides, p. 64, ed. G. Friedlein (Diels, Fragmentos de lospresocráticos), p. 279 .

Si progresivamente se pasa de la representación del espacio ala del tiempo y de ambas nuevamente a la representación delnúmero, el círculo de la intuición parece completarse, pero almismo tiempo a cada paso nos vemos conducidos más y másfuera de ese círculo. Porque en este progreso, el mundo de lasformas tangibles y perceptibles parece ir quedando atrás, y ensu lugar se estructura progresivamente un nuevo mundo: unmundo de principios intelectuales. En este sentido es determi-nado ya el "ser" del número por sus auténticos descubridoresfilosóficos y científicos, los pitagóricos. Proclo ensalza a Pitágo.ras por haber elevado la Geometría a la dignidad de una cienciaindependiente al haber obtenido deductivamente (avco8£v) susprincipios y haber desarrollado sus teoremas de modo inmate-rial y puramente mental (&:ÚA(o~xaL V{)Ee&~).7;¡ La tendenciageneral que sus primeros fundadores imprimieron a la matemá-tica científica fue reforzándose y ahondándose cada vez másdesde entonces. Dicha tendencia se comunica a la moderna ma-temática a través de Platón, Descartes y Leibniz. Y al tratar deconstruir la Geometría y el Análisis a partir de un principio, laconcepción moderna se ve obligada a remitirse al concepto denúmero como su auténtico centro, aun más que la matemáticaantigua. Y cada vez más definidamente, toda la labor de funda-mentación racional de la matemática concentra su atención enese punto central. En la matemática del siglo XIX se nota el es-fuerzo cada vez más generalizado de llegar a una configuraciónlógicamente autónoma del concepto de número. Por distintoscaminos persiguen esta meta Dedekind y Russell, Frege y Hil-bert. Russell trata de reducir a puras "constantes lógicas" todoslos factores fundamentales sobre los cuales se apoya el número;Frege ve en él un "atributo", pero un atributo que, puesto queno es él mismo sensible, se añade a un contenido no sensible,siendo no tanto atributo de un "cosa" sino de un conceptopuro. En la fundamentación y derivación del concepto de nú-mero, Dedekind rechaza con la misma claridad y decisión todaconexión con relaciones intuitivas, toda intromisión de magni-tudes mensurables. El reino de los números no debe edificarsesobre la intuición de espacio y tiempo, sino, por el contrario, es

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195LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA

¡perfectiva, iterativa, intensiva, terminativa, etc.71 Las lenguasde la familia indogermánica varían notablemente entre sí en laprecisión con que traducen estas diferencias, así como en el gra-do de desarrollo que frente a ellas han alcanzado las determi.naciones puramente temporales; 72 pero siempre resulta claroque la designación precisa de los grados relativos del tiempoes un producto relativamente posterior mientras que la desig-nación de la "forma temporal" de un acontecimiento o acción pa-rece pertenecer a un estado anterior del pensamiento y del habla.

Las que se encuentran más alejadas del nivel primario de laintuición temporal son, finalmente, aquellas expresiones del len.guaje que para su formación presuponen ya una forma de media-ción temporal y que, consecuentemente, consideran al tiempocomo un valor de magnitud perfectamente determinado. Enrigor, aquí nos encontramos ante un problema que conducemás allá de la esfera del lenguaje y que sólo puede ser resueltoen los sistemas "artificiales" de signos surgidos de la reflexiónconsciente, como los perfeccionados por la ciencia. No obstante,el lenguaje ofrece también una preparación decisiva para esenuevo rendimiento: pues el desarrollo del sistema de signosnuméricos, que constituye la base de toda medida exacta mate-mática y astronómica, está sujeto al desarrollo previo de los.numerales. En tres distintas fases, pero estrechamente vincula-,das y recíprocamente referidas, el lenguaje desarrolla las tresintuiciones fundamentales de espacio, tiempo y número, crean~

,do con ello la condición a la que queda sujeto todo intento de,dominar intelectualmente los fenómenos y toda síntesis de losmismos en la unidad de un "concepto del mundo".

'194 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

71 Véase G. Curtius, Die Bildung der Tempora und Modi im Griechischen: und Lateinischen ("La formación de los tiempos y modos en el griego y en. -el latín"), Sprachvergleichende Beitrage (Contribuciones de Gramática Comor parada) I, 1846, pp. 150SS.

72 En el sistema de flexión de las lenguas indogermánicas las diferenciasde los tipos de acción empiezan a perder un concepto ya desde tempranoaunque puede segulrseles hallando también aquí en muchos fenómenos lin-

'gülsticos aislados (Cf. por ejemplo H. Paul, Die Umschreibung des Per-fektums im Deutschen mit haben und sein ("La expresión del perfecto enalemán con haber y ser"). Memorias de la Real Academia Bávara de Cien.cias, I, volumen XXII, 161ss.; sin embargo, subsisten con toda claridad

. en las lenguas báltico-eslavas, que especialmente conservan la oposición deacción "perfectiva" e "imperfectiva" y, de acuerdo con ella, dividen todos

. los verbos en dos clases. Más detalles en Leskien. Grammatik der altbul-garischen (altkir'chenslawischen) Sprache ["Gramática de la antigua lengua.búlgara" (del antiguo eslavo eclesiástico)], Heidelberg, 1909, pp. 215ss.

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76 Cf. infra, Cap. V.

te, para los productos que la matemática pura determina como"números"; pero, por otra parte, entre los símbolos lingüísticosy los puramente intelectuales existe una tensión inevitable yuna oposición que no se puede suprimir del todo. Si bien ellenguaje prepara el camino a los últimos, por su parte no pue-de proseguir el camino hasta el final. La forma de "pensa-miento relacional" sobre la que descansa la posibilidad de esta.blecer los conceptos numéricos puros constituye para el lenguajeuna meta última a la cual se aproxima progresivamente en sudesarrollo pero que ya no puede alcanzar íntegramente dentrode su propio campo."! Porque justamente ese paso decisivo queexige el pensamiento matemático de los conceptos numéricos,justamente esa peculiar liberación y emancipación de las basesde la intuición y de la representación intuitiva de cosas nopuede ser dado por el lenguaje. Éste se aferra a la designaciónde objetos concretos y de acontecimientos también concretos ypermanece sujeto a ellos aun cuando trata de expresar indirec-tamente puras relaciones. Pero nuevamente se confirma aquí elmismo principio dialéctico del progreso: en cuanto más profun-damente, en el curso de su desenvolvimiento, parece sumergirseel lenguaje en la expresión de lo sensible, tanto más se convier-te en instrumento del proceso espiritual de liberación de losensible. La nueva forma y la nueva fuerza racional que estácontenida en el número se despliega en el material enumera-ble, por más sensible, concreto y limitado que se le considere.

Pero esta forma no aparece de inmediato como un todo ce.rrado, sino que debe irse estructurando sucesivamente a partirde sus factores aislados. Pero precisamente en esto se basa elservicio que el examen del surgimiento y desarrollo lingüísticosde los conceptos numéricos puede prestar al análisis lógico. Deacuerdo con su contenido y origen lógicos, el número derivade una compenetración, de una conjunción de métodos y pos-tulados de pensamiento. El momento de la pluralidad se trans-forma en el momento de la unidad, el de la separación en eldel enlace, el de la total diferenciación en el de -la pura homo-geneidad. Todas estas antítesis deben haberse puesto entre síen un equilibrio espiritual puro para que el concepto "exacto"de número pueda tomar forma. Esto no puede ser logrado porel lenguaje; pero no es menos cierto qt~e en él pueden seguirselos hilos que finalmente se entretejen. en el intrincado tejido

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196 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

el concepto de número "emanación directa de las leyes puras delpensamiento", el que ha de colocarnos en posición de adquirirconceptos verdaderamente precisos y exactos de lo espacial y delo temporal. Solamente creando el puro y continuo reino de losnúmeros mediante un sistema finito de simples operacionesmentales, prescindiendo de toda representación de magnitudesmensurables, puede el espíritu con este instrumento desarrollaruna clara representación del espacio continuo.74 La lógicacrítica sólo resume todos estos esfuerzos enraizados en la cien-cia exacta misma a partir de que la primera condición previapara comprender el número consiste en percatarse de que elnúmero no tiene nada que ver con cualesquiera COsasdadas,sino en la legalidad pura del pensamiento. "Derivar el númerode las cosas -hace notar Natorp-, si por derivar se entiendefundamentar, es un evidente círculo vicioso. Pues los conceptosde cosas son los conceptos complejos en los cuales el númeroentra como una de las formas componentes más imprescindi-bIes. .. para el pensamiento no puede haber nada más origina-rio que el pensamiento mismo, esto es: el establecimiento derelaciones. Cualquier otra cosa que se pretenda tomar comofundamento del número tendría que incluir este establecimien-to de la relación, y sólo puede aparecer como fundamento delnúmero en virtud de que contiene. como presupuesto el verda-dero fundamento: el establecimiento de relaciones." 75

Pero por muy firme que se encuentre asentado en sí mismoel pensamiento "puro" científico, y por más que consciente-mente renuncie a todo apoyo y auxilio de la sensación o de laintuición sensible, sin embargo parece seguir preso dentro dela esfera del lenguaje y de la formación lingüística del concep-to. La interconexión de habla y pensamiento vuelve a manifes-tarse en el desenvolvimiento lógico y lingüístico de los conceptosnuméricos y alcanza quizá su más clara y característica expre-sión. Sólo mediante la configuración del número en un signove¡'bal se abre el camino para la comprensión de su pura naturaconceptual. Así pues, los signos numéricos que proporciona ellenguaje representan el presupuesto indispensable, por una par-

74 Véase Dedekind, Was sind und was wollen die Zahlen ("Qué son y quéquieren los números") (1887); Cf. Frege, Die Gmndlagen der Arithmetik("Los fundamentos de la aritmética"), 1884; Russell, The Prineiples o[ M:a-thematies ("Los principios de la matemática"), 1 (1903).

75 Natorp, Die logisehen Grundlagen der exakten Wissenseha[ten (1910).pp. 98 s.

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LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 197

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otra mano. Al llegar al número 20 ambos puños se juntan hori-zontalmente presionándose.78 De parecida manera, V. d. Steineninforma de los Bakairi que hasta el más simple intento de con-t¡¡.rresultaba infructuoso si el objeto contado, por ejemplo, unpuñado de granos de maíz, no estaba inmediatamente presente'al tacto. "La mano derecha tocaba... la mano izquierda cono.taba. Si no se utilizaban los dedos de la mano derecha les eraya completamente imposible contar tres granos con los dedos.de la mano izquierda sólo mirando los granos." 19 Como vemos,.aquí no basta referir de algún modo a las partes del cuerpo.cada uno de los objetos contados, sino que éstos deben ser inme-.diatamente convertidos, por así decirlo, en partes y sensaciones.corporales para que pueda tener lugar el acto de "contar". Deahí que los numerales no designen tanto cualesquiera deter-minaciones objetivas o relaciones de objetos, sino más bien en-.--cierran ciertas directrices del movimiento corpóreo del contar.Son expresiones e indicaciones sobre la correspondiente posiciónde la mano o de los dedos, las cuales frecuentemente revistenuna forma imperativa del verbo. Así por ejemplo, en la lenguasotho la palabra que designa 5 significa propiamente: "com-pleta la mano", la que designa 6 significa "salta", esto es, saltaa la otra mano/lO Este carácter activo de los llamados "nume-rales" resalta con especial claridad en aquellas lenguas queforman sus expresiones numéricas designando en particular laespecie y modo de agrupar, colocar y disponer los objetos a loscuales se extiende el acto de contar. Así por ejemplo, la lenguaklamath cuenta con una multitud de designaciones semejantesformadas con verbos que indican poner, depositar y colocar, yque expresan un modo particular de "ordenar en serie" deacuerdo con las características de los objetos por contar. Asípues, un grupo determinado de objetos, para ser contados, debeextenderse sobre el suelo, otro debe colocarse en capas super-puestas, uno debe dividirse en montones, el otro ordenarse enhileras, y a cada "disposición" determinada de objetos le corres-

78 Reinisch, Nl.lba-Sprache, pp. 36 s.79 V. d. Steinen, Unter den Naturvolkem Zentral-Brasiliens ("Entre los

pueblos nativos del centro de Brasil"), pp. 84 ss.so ef. Meinhof, Bantugrammatik, p. 58; parecidos ejemplos del gruP()

de lenguas papúas pueden verse en Ray. Torres-Expedition, p. 373 etc. Enla lengua de los esquimales, el numeral 20 está representado por una ora-ción como "el hombre está completado" (esto es, se ha contado con todoslos dedos de pies y manos), véase W. Thalbitzer, Eskimo (En el Hanbookde Boas 1, p. 1047).

19B FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

del número, se entrelazan y desenvuelven ellos mismos antes deconstituir una unidad lógica. Este desenvolvimiento ocurrede diversa manera en las distintas lenguas. A veces se enfatizauno u otro factor de la formación del número y la pluralidad,concediéndosele una significación mayor, pero la suma de todasestas perspectivas particulares y en cierto aspecto unilateralesque el lenguaje adopta respecto del concepto de número, vienea constituir en última instancia una totalidad y una relativaunidad. Así pues, el lenguaje no puede penetrar y colmar elcírculo espiritual-intelectual en que se encuentra el conceptode número, pero puede trazar su circunferencia, preparando asíindirectamente la determinación de su contenido y límites.Con ello se vuelve a confirmar la misma conexión que hubi-

mos de hallar en la aprehensión lingüística de las relacionesespaciales más simples. La diferenciación de las relaciones nu-méricas, al igual que las de las relaciones espaciales, empiezapor el cuerpo humano y sus miembros para irse extendiendoprogresivamente a la totalidad del mundo de la intuición sen-sible. El cuerpo propio siempre constituye el modelo de lasprimeras enumeraciones primitivas: "contar" en un principiono significa otra cosa que indicar determinadas diferencias quese encuentran en cualesquiera objetos exteriores, trasladándo-las, por así decirlo, al cuerpo de quien cuenta y mostrándolasen él. Consiguientemente, antes de transformarse en conceptosverbales, todos los conceptos numéricos son meros conceptosmanuales mímicos u otros conceptos corporales. El ademán decontar no es algo que simplemente acompaña al numeral quepor lo demás es independiente, sino que, por así decirlo, estáfundido en la significación y en la sustancia del mismo. Losewe, por ejemplo, cuentan con los dedos extendidos; comien-zan con el dedo meñique de la mano izquierda, flexionandocon el dedo índice de la mano derecha el dedo contado; a con-tinuación hacen lo mismo con la mano derecha y después em-piezan nuevamente por el principio o bien cuentan con losdedos de los pies, sentados en cuclillas.77 En la lengua nuba losademanes que acompañan siempre al acto de contar, empezan-do con el uno, consisten en doblar hacia adentro del puño, em-pleando para ello la mano derecha, primero el dedo meñique,luego el anular, luego el medio e índice y, finalmente, el pulgarde la mano izquierda, realizando los mismos ademanes con la

7'1 Westermann, Ewe-Grammatik, p. 80.

LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 199

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olvida que en lugar de juzgar este procedimiento primitivo deacuerdo con nuestro concepto plenamente desarrollado de nú-mero, sería más atinado y fructífero averiguar y reconocer elcontenido intelectual de dicho procedimiento por mínimo quetenga que ser. Por supuesto que aquí todavía no puede hablar-se de un sistema de conceptos numéricos ni de la ordenaciónde los mismos en una conexión general. Pero algo se ha conse-guido: en el paso de un miembro de una multiplicidad a otromiembro de la misma se observa un orden y una sucesión per-fectamente determinados, aunque dicha multiplicidad esté sen-siblemente determinada en cuanto al contenido. En el acto decontar no se pasa arbitrariamente de una parte del cuerpo aotra, sino que la mano derecha sigue a la izquierda; el pie si.gue a la mano; la nuca, el pecho y los hombros siguen a lasmanos y a los pies de acuerdo con un esquema de sucesión que,aunque convencionalmente elegido, es estrictamente seguido. Laconfección de semejante esquema, por más lejos que esté deagotar el contenido de lo que el pensamiento desarrollado en-tiende por "número", constituye en verdad la condición previaindispensable para dicho contenido. Pues aun el número pura-mente matemático se resuelve en última instancia en el con-cepto de un sistema de posiciones, en el concepto de un "arderin progressian", tal como Hamilton lo ha llamado. Ahora bien,la deíiciencia decisiva del sistema primitivo de contar pareceresidir en que no crea ese orden libremente, de acuerdo conun principio espiritual, sino que lo extrae de las cosas dadas yparticularmente de la articulación dada del propiO' cuerpO' delhombre que cuenta. Pero inclusive dentro de la innegable pasi,vidad de este proceder late todavía una espontaneidad caracte-rística que ciertamente sólo en germen se trasluce. Al aprehen-der los objetos sensibles no sólo por lOoque individual einmediatamente son sino por la manera en que se ordenan, elespíritu empieza a avanzar de la precisión de los objetos ala precisión de los actos. Y en estos últimos, el de los actos deenlace y separación que pone en práctica, habrá de llegar alnuevo y verdadero principio "intelectual" de la formación delnúmero.

En primer término, la capacidad de guardar el orden progre- .._'sivo en el paso ele un objeto al otro sigue siendo sólo un factor t."-\fi~::¡iaislado que todavía no se ha vinculado y armonizado con los <"otros factores que se requieren para la formación del concept :..1 . I

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200 FENOMENOLOGtA DE LA FORMA LINGütSTICA

ponde, según su naturaleza, un numeral verbal diferente, unnumeral c!assi/ier distinto. 81 Por este procedimiento, los movi-mientos en la disposición de los objetos se coordinan con deter-minados movimientos corporales que se piensan como sucedién-dose serialmente en un orden dado. Estos últimos movimientosno necesariamente están reducidos a manos y pies, a dedos delas manos y dedos de los pies, sino que pueden extenderse a to-dos los otros miembros del cuerpo humano. En la Nueva Gui-nea hritánica la secuencia de la cuenta va de los dedos de lamano izquierda a la muñeca, codo, hombros, nuca, pecho iz-quierdo, tórax, pecho derecho, lado izquierdo de la nuca, etc.;en otras regiones se utilizan de la misma manera las clavículas,el ombligo, el cuello o la nariz, ojo y oreja.52

El valor espiritual de estos métodos primitivos de contar confrecuencia se ha menospreciado profundamente. "La culpa inte-lectual que pesa sobre el espíritu de los negros -así se expresa,por ejemplo, Steinthal en su exposición del procedimiento paracontar usado por los negros mandingos- es que una vez queha llegado a los dedos de los pies, no abandona los apoyos sen-sibles y procede a multiplicar de modo libremente creador losdedos, extendiendo así la corta serie, sino que, por el contrario,ciñéndose a su cuerpo, de la mano, ese noble instrumento deinstrumentos y servidor del espíritu, desciende hasta los pol-vorientos pies que son esclavos del cuerpo. Con ello, el númerosiguió enteramente sujeto al cuerpo sin evolucionar hacia larepresentación numérica abstracta. El negro no tiene númerosino sólo una cantidad de dedos de la mano y del pie; no es elespíritu del negro aquél que, impulsado por el afán de infinito,trasciende cada cantidad determinada agregándole espontánea-mente un uno, sino que los individuos existentes, las COsasdela naturaleza, lo conducen de uno en uno, del dedo mefí.ique alpulgar, de la mano izquierda a la derecha, de la mano al pie,de un hombro a otro; en nada interviene su espíritu para crearlibreménte, sino que se arrastra en torno a la naturaleza ... Estono es lo que nuestro espíritu hace cuando cuenta." 83 Pero elentusiasmo mitad poético y mitad teológico de esta diatriba

81 Powell, The Evolution o/ Language (Smithsonian Institution, Wash-ington, Annual Report) NQ 1 p. 21,: Gatschet, Klamath Language, pp. 53

2ss.

82 Véase Ray, Torres-Straits Expedition, p. 364; d. especialmente el abun-dante material de Levy BruhI Das Denken der Naturvolker ("El pensamien-to de los pueblos primitivos"), edición alemana, Viena, 1921, pp. 159 ss.' 83 Steinthal, lI1ande-Negersprachen, pp. 75 s.

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 201

Page 102: Cassirer, Ernst - Filosofia de Las Formas Simbolicas, Vol. 1

85 Dobrit~hoffer, Historia de Abiponibus; d. Pott op. cit" pp, 15, 17, etc.86 Acerca de este carácter cualitativo de los "números" y cuentas primi.

tivas cf. especialmente las notables disquisiciones de Wertheimer, fundadas.en un rico material de ejemplos: Das Denken der Naturv61ker ("El pensa-miento de los pueblos primitivos"), Zeitschrift fiir Psychologie, tomo 6()

(1912), pp. 321 ss.

como una "suma de unidades". Se tienen informes de que losAbipones, cuya capacidad de "contar" está sólo imperfectamen-te desarrollada, cuentan con una facultad de diferenciar conjun-tos concretos desarrollada al máximo. Si al partir con la nume-rosa jauría de caza falta un solo perro, inmediatamente se dancuenta de ello; de la misma manera, el dueño de un rebañode 400 a 500 reses, al conducirlo a casa, puede darse cuenta desi algunas faltan y cuáles son éstas, aun cuando se encuentretodavía lejos del rebaño.85 En este' caso, grupos individualesson reconocidos y diferenciados por un determinado rasgo indi-vidual; en la medida en que pueda hablarse aquí de "número",éste no aparece en forma de una magnitud numérica determinaday mensurable, sino como una especie de "forma numérica"concreta, como una cualidad intuitiva que acompaña a la im-presión global completamente indivisa de la cantidad.S6Esta concepción fundamental se refleja nuevamente en el len-

guaje con la máxima claridad, en el hecho de que éste original-mente desconoce toda expresión numérica universal aplicable acualquier objeto contable, utilizando en su lugar, para cadaclase particular de objetos, una designación numérica que es-pecíficamente le corresponde. Mientras se siga considerando alnúmero como número cosificado, tendrá que seguir habiendotantos números y grupos de números distintos como clases decosashaya. Si al número que corresponde a una cantidad de ob-jetos se le considera tan sólo como un atributo cualitativoque pertenece a las cosas a la manera de una determinada con.figuración espacial o una propiedad sensible cualquiera, al len-guaje le resulta imposible diferenciarlo de otras propiedades ycrear para él una forma de expresión universalmente válida. Enverdad, en las etapas primitivas de formación del lenguaje ladesignación numérica está fundida con la designación de cosas-y propiedades. La misma designación sirve al mismo tiempocomo expresión de la naturaleza del objeto y como expresiónde su determinación y carácter numéricos. Existen palabras quesimultáneamente expresan una clase particular de objetos y unaparticular propiedad de grupo que tienen dichos objetos. Así

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202 FENOMENOLOGÍA DE LA FORMA LINGüíSTICA

cuerpo humano que fungen como expresiones numéricas tienelugar una determinada coordinación; pero esta coordinaciónconserva un carácter sumamente vago, sigue siendo una coor.dinación global hasta el m(}mento en que consiguen dividiren sí mismas las series comparadas, fraccionándolas en "unida.des" perfectamente definidas. El presupuesto esencial para esaformación de unidades consistiría empero en considerar comorigurosamente homogéneos los elementos contados, de tal modoque cada elemento se distinguiera del otro únicamente por laposición que le correspondiera en el acto de contar, pero deningún modo por alguna otra particularidad o propiedad ma-terial sensible. Pero por lo pronto todavía estamos muy lejosde la abstracción que implica semejante "homogeneidad". Noes sólo que las cosas contadas deban estar presentes en toda sutangible concreción, de tal modo que puedan ser inmediatamen-te tocadas y sentidas, sino que incluso las unidades mismas dela cuenta se distinguen entre sí sólo por las características con-cretas y sensibles que presentan. En lugar de unidades homo-géneas puestas y consideradas de modo puramente intelectual,aparecen aquí sólo aquellas unidades cosificadas tal como lasque ofrece la articulación natural del cuerpo humano. La"aritmética" primitiva tiene como elementos solamente gruposnaturales de ese tipo. Sus sistemas se distinguen entre sí poresos patrones dados como cosas. Del empleo de la mano comomodelo para contar surge el sistema quinario; del empleo deambas manos surge el sistema decimal, y de la concurrenciade manos y pies surge el sistema vigesimal.s4 También hay otrosmétodos de contar que quedan por debajo de estos primerosintentos de formar grupos y sistemas. No obstante, tales limi-taciones en el "contar" no deben interpretarse también comolimitaciones a la capacidad de comprender y diferenciar plura-lidades concretas. Antes bien, ahí donde el contar propiamentedicho no ha ido más allá de sus primeras pobres manifestacio-nes, puede verificarse con la máxima agudeza la diferenciaciónde tales pluralidades. Pues para ese procedimiento de contarsólo se requiere que cada grupo presente un rasgo cualitativocomún que permita identificarlo y captarlo en su peculiaridad,sin que sea necesario dividirlo y determinarlo cuantitativamente

84 Sobre este asunto puede encontrarse una rica colección de ejemplosen Pott. Die quinare und die vigesimale Ziihlmethode bei V61kem allerWeltteile ("Los métodos quinario y vigesimal de contar en pueblos de todas.partes del mundo"), Halle, 1874.

LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 2°3

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204 FENOMENOLOGtA DE LA FORMA LINGütSTICA

por ejemplo, en la lengua de las islas Fiji hay palabras que seusan para designar especialmente grupos de dos, diez, cien, milcocos, o bien un grupo de diez canoas, diez peces, etc.Sua y toda-vía después de independizarse de la designación de cosas y pro-piedades, la designación numérica siguió adherida en la medidade lo posible a la multiplicidad y diversidad de las cosas y delas propiedades. Los números no pueden aplicarse a cualquiercosa, pues el sentido del número no consiste todavía en expre-sar la mera pluralidad abstracta, sino en expresar el modo deesta pluralidad, su especie y forma. Así por ejemplo, en laslenguas de los indios americanos se utilizan diferentes seriesde numerales para contar personas o cosas, cosas animadas oinanimadas. Pero también puede ecrrarse mano de una serieespecial de expresiones numéricas cuando se trata de COntarpeces o pieles, o bien cuando el procedimiento de contar seaplica a objetos que se encuentran de pie, acostados o sentados.Los isleños moanu disponen de distintas series de números quevan de 1 a 10 según se trate de contar cacos u hombres, espiri-tus, animales, árboles, canoas, pueblos, cocos, varas o plantacio-nes.

87En la lengua Tsimshia de la Columbia Británica hay una

serie numérica especial para contar ,objetos planos y animales,objetos redondos e intervalos de tiempo, botes, objetos largos ymedidas. ss y en otras lenguas vecinas la diferenciación de lasdistintas series numéricas puede ir todavía más allá hasta elgrado de ser prácticamente ilimitada. so Como vemos, el afánde enumeración apunta a todo menos a la "homogeneidad". Ellenguaje tiende a subordinar la diferencia cuantitativa a la dife-rencia genérica que se expresa en sus clasificaciones, modifi.cando la primera de acuerdo cOn la última. Esa tendenciaresalta también cOn claridad ahí donde el lenguaje ha progre-

81Ja H. C. v. d. Gabelentz, Die melanesischen 'Sp1'achen, p. 23; cf. Codring-ton, JIelanesian Languages, p. 241. Análogos términos colectivos existen enlas lenguas melallesias de Nueva Guinea, que emplean palabras especiales,no descomponíbles, para designar 4 plátanos o 4- cocos, 10 lechones, 10-objetos alargados, etc. Cf. Ray, Torres-Expedit., III, 475.

S7 Cf. P. Jos. Meyer en Anthroj)Os 1, 228 (citado por Wertheimer, ofi.cit., p. 342.)

8S Véase Powell, Introduction to the Stud)' o/ Indian Languages, p. 25, Yla compilación de las distintas clases de numerales (numerales para objetosplanos, redondos, largos, seres humanos, medida), en Boas, Tsimishian(Handbook, I, 396 ss.).

89 Cf. a este respecto especialmente los ejemplos reunidos por Levy-Bruhly extraídos de la literatura lingüística y etnológica, op. cit., pp.

169 ss.

LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA

sado hasta el grado de emplear numerales generales sin que porello cada uno de estos numerales deje de estar acompañado deun cierto determinativo que a manera de colectivo indica la cla-se a que pertenece el grupo. Intuitiva y concretamente consi-derada la cuestión, evidentemente que hay una gran diferenciaentre reunir hombres en un "grupo" y reunir piedras en un"montón", entre una "hilera" de objetos en reposo y un "tro-pel" de objetos en movimiento, etc. El lenguaje trata de con-servar todos estos matices y distinciones al elegir sus nombrescolectivos, así como en la regularidad cOn que enlaza tales co-lectivos con los numerales propiamente dichos. Así por ejem-plo, en las lenguas malayo-polinesias los numerales no van direc-tamente enlazados a los correspondientes sustantivos, sino queéstos deben ir siempre acompañados de ciertos determinativosque expresan la modalidad de la "colectivización". La expresiónempleada para designar "5 caballos" reza literalmente "caballos,cinco colas", "4 piedras" se dice "piedras, cuatro cuerpos re-dondos", etc.9{) De manera parecida, en las lenguas mexicanasla expresión del número y del objeto contado va seguida todavíapor otra palabra que indica la especie y forma de alineamientoo amontonamiento y que, por ejemplo, varía según se trate de laagrupación de objetos redondos o cilíndricos como huevos ofrijoles o bien de largas hileras de personas o cosas, de murosy surcOS.91 El japonés y el chino han desarrollado también conespecial sutileza el uso de semejantes "numerativos" que se clis-tinguen entre sí de acuerdo con la clase de los objetos contados.En estas lenguas que carecen de la distinción gramatical generalde singular y plural, se cuida estrictamente de que el agrupa"miento colectivo en cuanto tal esté designado claramente en sucarácter específico. Mientras que en el proceso de la enumera.ción abstracta las unidades deben ser vaciadas de todo conte-nido propio antes de que puedan ser enlazadas, aquí ese con-tenido subsiste, determinando además una especie determinadade agrupamiento en uniones colectivas, en grupos y colectivida-des.\l2 Aquí la determinación lingüístico-eidética está mucho

{lO Más detalles en Fr. Müller, Novara.Reise, p. 275, 303; Codrington TJ¡eMelanesian Languages, p. 148; H. C. v. d. Gabelentz Melanes. SpraclIen,p. 23, 255.

91 Más detalles en las notas de Buschmann sobre el Kawi. Werk, II deHumboldt, pp. 269 ss.

92 CL el sistema del "numerativo" japonés y chino en Hoffmann, lapa-nische Sprachlehre, pp. 149 ss.

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94 Más detalles en Codrington, The Melanesian Languages, pp. 148S.;H. C. v. d. Gabelentz, Die melanes. Sprachen, pp. 23', 255.

1)5 Cf. Boethlingk Sprache der ]akuten, pp. 340S.; H. Winkler, Der UTal.altaische Sprachsta-mm, p. 137; acerca de la "formación del plural" en laslenguas altaicas véase también Grunzel, Vergleichende Grammatik der al.taischen Sprachen, pp. 147 ss.

IHI Según Erman (J..gypt. Gramm., pp. 108 s.) en el egipcio muchosconceptos con un sentido puramente plural se dan en singular a través denombres abstractos colectivos y la forma del predicado verbal es transfor-mada de acuerdo con esta concepción. De manera parecida, según Brockel-mann (G?'undriss 1, 437 ss., d. n, 77 ss.) en las lenguas sudsemíticas loslímites entre el singular, el colectivo y el plural se encuentran sujetos a unconstante flujo, de tal modo que los colectivos pueden convertirse al sin.guIar mediante un ligero cambio y pueden entonces constituir un nuevoplural. Respecto de la familia lingüística indogermánica véanse los ejemplOS

güístico morfológico sino que a partir de la multiplicidad indioferenciada pueden desarrollarse por un lado, la significaciónplural añadiéndole determinados nombres con un sentido gene-ral colectivo y, por otro lado la significación singular medianteel empleo de determinadas partículas individualizantes.94 Enmuchas lenguas altaicas subyace la misma intuición de la rela-ción entre la unidad y la pluralidad, lenguas en las cuales unay la misma palabra, sin ninguna diferenciación gramatical másprecisa puede ser empleada para expresar la unidad y la plura-lidad, consiguientemente, el mismo apelativo puede designar,por una parte, el individuo singular y el género todo y, por laotra, una cantidad indeterminada de individuos.95 Pero aunaquellas familias lingüísticas que han desarrollado claramentela distinción formal entre el singular y el plural, presentan al-gunos fenómenos que indican con claridad que esa estricta se-paración ha sido parecida por una etapa de relativa indife.renciación. Frecuentemente se halla en estos casos que una pa-labra que presenta ya el sello del plural, en cuanto a su cons-trucción gramatical es empleada como singular y es ligada a laforma singular del verbo porque atendiendo a su significaciónfundamental se la siente no tanto como pluralidad discreta,sino más bien como conjunto colectivo y, por lo tanto, comouna colectividad simple.96 En las lenguas indogermánicas elhecho de que en el ario y en el griego el plural de los neutrosse relacione con el singular del verbo se explica de esta manera:la terminación -a de estos neutros no poseyó originalmente nin-guna significación plural, sino que se remonta a la terminaciónfemenina singular -a) que era empleada para designar nombresabstractos colectivos. Las formas en -a no eran, pues, original-

206 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

más encaminada a identificar y delimitar entre sí ciertas formasde agrupación que a fragmentar nuevamente estos grupos enunidades e individualidades: la caracterización de la multiplici-dad en cuanto tal se consigue aprehendiendo su característicade acuerdo con su contenido general intuitivo y diferenciándolade otras y no estructurándola lógica y matemáticamente a partirde sus elementos constitutivos individuales.Si en lugar de considerar el procedimiento que sigue el len-

guaje en la formación de los numerales consideramos los mediosde que se vale para llevar a cabo la distinción formal y univer-sal de "singular" y "plural", nos encontramos con la mismaactitud fundamental. Si la categoría lógica y matemática de"pluralidad" se piensa como implicada en la idea del plural,esto es, la categoría de una multiplicidad que se constituye apartir de unidades homogéneas claramente separadas, entoncesresulta que tomado en este sentido, muchas lenguas carecen deplural. Un gran número de lenguas carecen de toda indicaciónde la antítesis de singular y plural. El sustantivo en su formabásica puede ser usado en esas lenguas lo mismo para designarel género, que en cuanto tal comprende una multipliCidad in-determinada de individuos, como para expresar un individuodel género. Tiene una significación intermedia entre el singulary el plural y, por así decirlo, aún no ha decidido entre ambos.Sólo en algunos casos en que esta distinción parece esencial sela indica a través de ciertos medios lingüísticos, pero frecuente-mente es la significación singular antes que la plural la que re-cibe una especial distinción. Así por ejemplo, las lenguas ma-layo-polinesias, según Fr. Müller "nunca han alcanzado el con-cepto de número como categoría que engloba una multiplicidaden una unidad viviente", de tal modo que sus sustantivos noson propiamente concretos ni propiamente abstractos, sino algointermedio. "'Hombre' no equivale en la lengua malaya ni aun hombre in concreto ni a un hombre in abstracto) sino a unadesignación para hombres a quienes se ha visto y se conoce. Sinembargo, la palabra (oran) corresponde más a nuestro pluralque a nuestro singular, y este último debe ser indicado siempremediante una palabra que significa "uno".9S Así pues, aquí nosólo se trata de una mera individualidad que después es trans-formada en una significación plural mediante un cambio lino

93 Véase Fr. Müller, Novara-Reise, pp. 274 s., acerca de las lenguasaustralianas d. pp. 246s.; véase también Fr. Müller Grundriss Il, 2, 114ss.

LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 207

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mente ni plurales ni singulares, sino meros colectivos que segúnlas necesidades podían ser tomados de un modo o de otro.97

Por otra parte, se pone ele manifiesto que el lenguaje -elemodo semejante a lo que observamos en el procedimiento deenumeraóón- tampoco en la formación del plural contraponedirectamente una categoría abstracta de la pluralidad a la cate-goría abstracta de la unidad, sino que entre ambos figuran va-rios grados y transiciones. Las primeras pluralidades distingui-das por el lenguaje no son pluralidades sin más sino pluralida-des específicas con un carácter cualitativo determinado y espe-cífico. Prescindiendo del uso del dual y del trial, muchas len-guas distinguen un doble plural: una forma restringida parados objetos o más sin pasar de unos cuantos, y otra forma am-plia para muchos objetos. Este uso, que Dobritzhoffer encuen-tra en la iengua de los abipones 98 tiene su exacta contrapartidaen las lenguas semíticas, por ejemplo en el árabe.99 En su expo-sición las formas plurales del árabe, que junto al dual conocetambién el plural limitado para objetos en número de tres anueve y el plural múltiple para diez o más, o bien para unacantidad infinita de objetos, Humboldt hace notar que la con-cepción que en todo ello subyace, consistente en considerar elobjeto genérico en cierto modo fuera de la categoría de número,distinguiendo de él mediante inflexión el singular y el plural,"innegablemente debe llamarse una concepción muy filosó-fica".loo Sin embargo, a decir verdad, el concepto genérico noparece estar concebido tanto en su carácter genérico determi-nado y en virtud de este carácter determinado colocado iJor en-cima de las diferenciaciones de número, sino que más bien noha entrado todavía en esta forma de diferenciación la distinciónque expresa el lenguaje mediante el singular y el plural. Noque i\!feyer-Liibke ofrece de las lenguas romances en su Gmmmatik der'TOmanischen Sprachen, U.. 69 ss. y II!, 26 ss.

97 Según llrugrnann, desde la antigüedad indogermánica se ponía unnombre en singular cuando su contenido conceptual era representado comoalgo unitario y sin tomar en cuenta ninguna disgregación de la unidad;además, el plural no sólo era empleado ahí donde se distinguían variosindividuos de un género, varios procesos y acciones separadas, sino tambiéncuando en un concepto se debía expresar su composición múltiple (Brug-mann, Kw'ze vergleichende Grammatik, p. 413; d. Griechische Grammatik,3" ed. pp. 369 s.)

98 Dobritzhoffer, Historia de Abiponibus II, ]66 ss. citado por Humboldten "über den Dualis", T'Ve¡"¡e, VI, 1, 19 S.

99 Más detalles en llrockelmann, Gnilld.l'iss 1, 436 S.

.100 "über den Dualis", ojJ. cit., VI, 1, 20.

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LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 20g.

ha sido suprimida del género, sino que todavía no ha tenidolugar en él con toda precisión; la contraposición cuantitativade unidad y pluralidad no ha sido superada por una unidadcualitativa que las englobe a ambas, porque en primer términotal contraposición ni siquiera ha sido establecida con precisión.La unidad del género significa un uno distinto frente a la nomenos distinta pluralidad de especies, pero en la significacióncolectiva indeterminada, de la cual surge en un gran númerode lenguas las significaciones singular y plural, la indistinciónconstituye precisamente el factor decisivo. La pluralidad esconsiderada como mero cúmulo, como conjunto o masa, es de-cir, como una totalidad sensible y no lógica. Su universalidades la de una impresión que aún no se ha separado en sus ele-mentos y componentes individuales, y no la de un conceptosupraordenado que engloba lo particular como algo separadoy distinto.

Justamente gracias a este momento fundamental de la sepa-ración es que surge el concepto estricto de número a partir delmero concepto del conjunto y la multiplicidad. Las considera-ciones hechas hasta aquí nos han dado a conocer dos caminosy direcciones por los cuales el lenguaje se aproxima a este con-cepto que dado el carácter peculiar del lenguaje sólo puede seraprehendido por éste en una envoltura sensible. Por una parte,ya en las más primitivas enumeraciones, orientadas hacia laspartes del cuerpo humano, el pensamiento lingüístico retenía elfactor del "orden en la sucesión". Para que estas enumeracionescondujeran a algún resultado, al recorrer cada uno de los miem-bros no debía pasarse arbitrariamente de uno a otro, sino quehabían de observarse ciertas reglas de sucesión. Por otra parte,fue la impresión de la multiplicidad en cuanto tal, la concienciade una totalidad todavía indeterminada que de algún modo sedivide en "partes" la que guió al lenguaje en la formación desus términos colectivos generales. En ambos casos el pensamien-to del número y su expresión lingüística aparecen vinculados alas formas fundamentales de la intuición, a la aprehensión delser espacial y temporal. El análisis epistemológico muestra cómoambas formas deben obrar conjuntamente para engendrar elcontenido esencial del concepto de número. Si bien el númerose basa en la intuición del espacio para aprehender la "coexis-tencia" colectiva, requiere de la intuición del tiempo para in-tegrar la contrapartida de esta determinación: el concepto deunidad y particularidad distributiva. Porque la tarea intelectiva

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l()l Véase Gatschet, Klamath Language, pp. 419, 464. 611.

En un caso la formación de la forma plural es guiada por laintuición de complejos de cosas; en el otro, por la intuición dela reiteración rítmico-periódica de las fases de un determinadoproceso temporal; en el primer caso se orienta preponderante-mente hacia totalidades objetivas compuestas de una pluralidadde partes, mientras que en el segundo se orienta hacia la repe-tición de acontecimientos o hechos que se enlazan en una seriecontinua.De hecho, aquellas lenguas que presentan una estructura pre-

dominantemente verbal han desarrollado también una concep-ción "distributiva" peculiarmente pura de la pluralidad marca-damente distinta de la concepción colectiva. La precisa configu-ración y caracterización de los actos verbales se convierte en esaslenguas en el vehículo propiamente dicho de la concepción dela pluralidad. La lengua de los indios Klamath, por ejemplo,no ha desarrollado ningún medio propio para distinguir entrela designación de objetos individuales y la de una pluralidadde objetos. En su lugar, se toma en cuenta y se fija con lamáxima precisión y consecuencia la diferencia que existe entreuna actividad que se agota en un acto temporal único y otraactividad que abarca una pluralidad de fases temporalmentedistintas pero idénticas en cuanto al contenido. "Para el espí-ritu de los indios Klamath -dice Gatschet- el hecho de quecosas diversas fuesen hechas repetidamente en distintos momen-tos, o que la misma cosa fuese hecha varias veces por distintaspersonas, parecía mucho más importante que la pura idea depluralidad tal como la tenemos en nuestra lengua. Esta catego-ría de reiteración quedó impresa en sus mentes con tanta fuerzaque la consignaron y simbolizaron de un modo muy apropiadopor medio de la reduplicación distributiva de la primera síla-ba." Por ello todas las expresiones del "plural" en el sentido enque nosotros lo entendemos, en la lengua KIamath tienen evi-dentemente un origen más reciente, mientras que la idea de laseparación de un acto en una pluralidad de procesos idénticos,es designada siempre clara y unívocamente mediante el recursoexpuesto de la reduplicación, que se infiltra en todo el lenguajehasta en las posposiciones y ciertas partículas adverbiales.l()lLa lengua Hupa, de la familia lingüística athapasca hace usodel singular en muchos casos donde esperaríamos el plural, asaber, siempre que en una acción toma parte una pluralidad de

210 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

que tiene que consumar justamente estriba no sólo en cumplirpor separado estas exigencias, sino en concebirlas como unasola. De este modo, cada verdadera multiplicidad numérica-mente determinada está precisamente concebida y tomada comounidad y, al mismo tiempo, cada unidad como multiplicidad.Ahora bien, esta unión correlativa de momentos opuestos se daen todo acto fundamental de la conciencia. Siempre se trata deno dejar que los elementos que ingresan en la síntesis de laconciencia no coexistan por separado unos junto a otros, sinode aprehenderlos como expresión y resultado de uno y el mis-mo acto fundamental; se trata de que el enlace aparezca comoseparación y la separación como enlace. Pero por necesaria quesea esta doble determinación, en vista de lo peculiar del pro-blema, uno de los dos factores puede predominar en la síntesistotal. En el concepto matemático exacto de número parece al-canzado el equilibrio puro entre la función de enlace y separa-ción; aquí el postulado de unificación en un todo y un postu-lado de absoluta discreción de los elementos se cumplen conrigor ideal. Pero en la conciencia del espacio y el tiempo unode estos motivos prevalece y asienta su predominio sobre el otro.En el espacio prevalece el momento de la coexistencia e impli-cación recíproca, mientras que en el tiempo prevalece el mo-mento de la sucesión y la separación. Ninguna forma espacialindividual puede ser intuida o pensada sin pensar al mismotiempo en el espacio como todo "en" el cual tiene que estarcontenida: la particularidad de la forma solamente es posiblecomo limitación del espacio "único" omnicomprensivo. Por laotra parte, el instante temporal sólo es lo que es en tanto quefigura como momento en una serie, como miembro de una su-cesión: pero justamente esta serie sólo puede ser constituida sicada momento individual excluye a los restantes, si el simple"ahora" indivisible es establecido como un puro punto presenteque se distingue de todo pasado y todo futuro. La idea con-creta de número como la que se expresa en el lenguaje se sirvede ambos rendimientos: el de la conciencia espacial y el de laconciencia temporal y los utiliza para desarrollar dos diferentesmomentos del número. Partiendo de la diferenciación de losobjetos espaciales llega el lenguaje a su concepto y expresiónde la multiplicidad colectiva; de la diferenciación de los actostemporales llega a su expresión de la particularización y la se-paración. Este doble tipo de aprehensión espiritual de la plura-lidad parece expresarse con claridad en la formación del plural.

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individuos pero apareciendo la acción misma como una unidad.Sin embargo, también aquí la relación distributiva se indicasiempre can la máxima precisión eligiendo un prefijo determi.nado,l°2 Especialmente la reduplicación es empleada ademáscon la misma forma fuera del grupo de las lenguas aborígenesamericanas,l(}3 Aquí una forma de concepción intrínsecamenteracional ha vuelto a encontrar su expresión inmediata-sensibleen el lenguaje. La simple repetición del sonido es el medio másprimitivo y a la vez efectivo para indicar la reiteración y la dis-posición rítmicas de un acto, particularmente de una actividadhumana. Acaso nos encontremos aquí en una posición desde lacual podemos echar aún un vistazo a los primeros motivos dela formación del lenguaje y al tipo de relación entre lenguajey arte. Se han intentado escudriñar los comienzos de la poesíaremontándose hasta aquellos primeros cantos de trabajo primi-tivos en los cuales por primera vez se exterioriza el ritmo per-cibido por el hombre en sus propios movimientos corporales.La exhaustiva investigación de Bücher sobre trabajo y ritmo hamostrado cuán extendidos se hallan por toda la tierra aún ennuestros días estos cantos de trabajo y cuán similares siguensiendo por todas partes en su forma fundamental cada formade trabajo físico, en particular cuando es ejecutado en grupo,condiciona una conveniente coordinación de movimientos quea su vez conduce directamente a una concentración y a una di-visión rítmica de las fases individuales del trabajo. Para laconciencia este ritmo se manifiesta de una doble manera, puestoque se expresa, por una parte, en la pura sensación de movi-miento, en la alternancia de la tensión y aflojamiento de losmúsculos y por otra parte, en forma objetiva, en las percepcio-nes del sentido auditivo, en la armonía de los sonidos y ruidosque acompañan al trabajo. La conciencia de la actividad y sudiferenciación está vinculada a e¡;tas diferencias sensibles: elmoler y frotar, empujar y halar, oprimir y hollar se distinguejustamente en que, así como tienen un fin específico, también

.102 Véase Goddard, Athap'ascan (Hupa). (en el Handbook de Boas, I,104); d. Boas, Kwakiutl (op. cit. I, 444): "The idea of plurality is not cIearlydeveloped. Reduplication of a noun expresses rather the occurence of anobject here and there, or of different kinds of a particular object, thanplurality. It is therefore rather a distribut1ve than a true plural. It seemsthat his forro 18gradualIy assumign a purely plural significance."

103 Cf. el uso de la reduplicación para indicar el plural "distributivo"en las lenguas hamitas. Véase Meinhof Die Sprachen der Hamiten, pp. 25,171.

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 213

poseen su propia cadencia y tonalidad. En la multitud y varie-dad de cantos de trabajo, en las canciones para hilar y tejer,para trillar y remar, en las canciones que se cantan cuando semuele y se hornea se puede aún escuchar aquí con una ciertainmediatez cómo una sensación rítmica específica, determinadapor el carácter particular de la tarea sólo puede persistir y trans-formarse en trabajo si al mismo tiempo se objetiva en el so-nido.l04 Quizá también algunas formas de reduplicación en elverbo, como expresiones de un acto que entraña una pluralidadde fases rítmicamente repetidas, proceden de una fonetizaciónde ese tipo, que tuvo su origen en la propia actividad del hom-bre. En todo caso, el lenguaje no pudo adquirir la concienciade la forma pura del tiempo y de la forma pura del número deotro modo que enlazándola a determinados contenidos, a ciertasvivencias rítmicas fundamentales en las cuales ambas formasestuvieran dadas en una especie de concreción y fusión inmedia-tas. Que aquí la diferenciación no se refería tanto a las cosascomo a los actos de los cuales partió la separación y "distribu-ción", uno de los momentos fundamentales de la operación decontar, parece también confirmarse por el hecho de que en mu-chas lenguas la expresión de pluralidad en el verbo no sólo esempleada cuando figura una pluralidad actual de sujetos acti-vos, sino cuando un solo sujeto desempeña una y la misma ac-tividad sobre diferentes objetos.105 Para una intuición de la

:104 Más detalles en Karl BUcher. Arbeit und Rhythmus (4~ ed., Leip-zig. Igog).

105 Este es el caso inverso pero exactamente correspondiente que aca-bamos de considerar en el ejemplo de la lengua Hupa .. Mientras que alláel singular del verbo también es empleado en el caso de la pluralidad desujetos cuando la acción misma (como podría ser la ejecución de una dan-za) es considerada una unidad indivisible, en la mayoría de las lenguasaborígenes americanas aparece un verbo transitivo en plural cuando suobjeto directo está en plural, esto es, cuando la acción recae sobre variosobjetos y aparece en sí misma como fragmentada. También en otras len-guas la expresión de pluralidad en el verbo depende no tanto de la multi-plicidad de sujetos somo de la de los objetos de la actividad, o bien deambos al mismo tiempo. (Ejemplos de la lengua kiwai, una de las lenguaspapuas, los da Ray Torres.Expec!ition lII, 3Il s.); de las lenguas africanastenemos, por ejemplo, la lengua nuba que distingue si el objeto sobre elcual recae la actividad es único o bien consiste en una pluralidad. (Reinisch,Nuba.Sprache, pp. 56 s., 6g s.). La lengua tagala, minuciosamente descritapor Humboldt en el Kawi- Werk, frecuentemente utiliza en el verbo un de-termin:ldo prefijo plural para indicar tanto la pluralidad ele sujetos COllO

en especial el cadcter múltiple o reiterado de la acción misma. En estecaso, el concepto de pluralidad se refiere a veces a los sujetos activos, a

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bres.l07 Frecuentemente la pluralidad sólo se expresa específi-camente en el nombre cuando se trata de seres racionales ovivos y no cuando se trata de objetos inanimados.los En lalengua yacuta, partes del cuerpo y prendas de vestir se encuen-tran usualmente en singular, aun cuando existan dos ° másde ellos en un individuo. Por el contrario, cuando pertenecena varias personas suelen figurar en plural: lW la distinción denúmero también está aquí incisivamente desarrollada respectode la intuición de los individuos y respecto de la mera intui-ción de cosas.En las designaciones numéricas que se originan en esta esfera

personal se manifiesta también aquella interrelación que existeentre el número y lo enumerado. En general ya se ha puestode manifiesto que las primeras designaciones numéricas creadaspor el lenguaje proceden de enumeraciones concretas perfecta-mente determinadas y, por así decirlo, todavía retienen esecolor. Esta peculiar y específica coloración puede percibirsecon la máxima claridad en aquellos casos en que la determi-nación numérica no parte de la diferenciación de cosas sinode personas. Porque aquí el número no aparece como un prin-cipio racional universalmente válido, como un proceso ilimita-damente continuo, sino que aquí se circunscribe desde un prin-cipio a un determinado ámbito cuyos límites están definidosno sólo por la intuición objetiva sino que están definidos conmayor claridad y precisión por la subjetividad pura del senti-miento. Esta última es la que separa al "yo" del "tú", al "tú"del "él"; pero de momento no hay ningún motivo ni ningunanecesidad de ir más allá de esta tríada marcadamente definidadada en la distinción de las "tres personas", avanzando haciala intuición de una multiplicidad más amplia. Por más que sehaya llegado a concebir y designar en el lenguaje semejante

.107 Como en el caso de la lengua tibetana: d. J. J. Schmidt, Grammatik'der tibetischen Sprache, Petersburgo 1839, pp. 6!p.lQ8 Múltiples ejemplos de este uso se pueden encontrar en Fr. Müller.

Grundriss, U, 1, 261; U, 1, 314S., UI, 2, 50 -acerca de las lenguas me-lanesias véase v. d. Gabelentz, op. rit., p. 87-. En la lengua hupa sólounos cuantos nombres tienen plural: aquellos que designan la edad o con-dición social de un hombre o aquellos que expresan una relación de pa.rentesco (Goddard, "Athapascan" en Boas, Handbook J, 104). En la lenguaaleutiana existen dos expresiones distintas de pluralidad, de las cualesuna se usa para seres vivientes y otra para objetos inanimados.: véaseVictor Henry, Esquisse d'une Grammai1'e Raisonnée de la Langue Aléoute,París, 1879, p. 13.109 Véase Boethlingk, Sprache der Jakuten, p. 340.

214 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

pluralidad que esencialmente atiende a la forma pura del actomismo, tiene de hecho una significación secundaria el que endicho acto participen sólo un individuo o varios, mientras quela división de un acto en fases individuales siempre tiene unaimportancia decisiva.Si bien es cierto que hasta aquí hemos considerado las for-

mas fundamentales de la intuición pura, las formas del espacioy del tiempo, como punto de partida de la formación del nú-mero y la pluralidad, con ello no hemos tocado todavía el nivelquizás más profundo y originario en que hunde sus raíces elacto de contar. Porque la investigación tampoco aquí puedepartir sólo del objeto y de las diferencias existentes dentro dela esfera objetiva, espacio-temporal, sino que debe remontarsehasta las antítesis fundamentales que surgen de la pura subje-tividad. Hay toda una serie de indicios de que también el len-guaje extrajo de este campo sus primeras distinciones numé-ricas, de que la conciencia del número se desenvolvió primerono tanto en la coexistencia y existencia aislada materiales delos objetos o procesos como en la separación del "yo" y del"tú". Es como si en este campo privara una diferenciaciónmucho más sutil, una sensibilidad más intensa respecto de laantítesis de lo "uno" y los "muchos" que la que priva en elámbito de las meras representaciones de cosas. Muchas lenguasque no han desarrollado una forma plural propiamente dichaen el nombre, la expresan por medio de pronombres persona-les.loo Otras lenguas emplean dos diferentes signos pluralesde los cuales uno se utiliza exclusivamente para los pronom-

veces a las acciones o también a la más o menos frecuente realización.Así pues, mag-sulat (de sulat: "escríbir") significa: "muchos escriben" comoplural normal, "él escribe mucho" como frecuentativo, o bien expresa un"modo habitual" ("es su ocupación escribír"). Más detalles en Humboldt,op. cit., n, 317, 376 ss.106 Acerca de las lenguas americanas d. por ejemplo la exposíción de

la lengua Maidu hecha por Roland B. Dixon (en Boas: Handbook 1,683 ss.): "Ideas of numbers are unequally developed in Maidu. In nouns,the exact expressíon of number seems to have been felt as a minor need;whereas, in the case of pronominal forms, number is clearly and accuratelyexpressed" (p. 708). También en las lenguas melanesias, polinesias e indo.nesias se ha llegado a desarrollar una aguda distinción numérica en elpronombre; más detalles en Codrington. The Melanesian Languages, p. 37.La lengua Bakairi, que no conoce ni la distinción del singular y el dualni una designación plural general, presenta atisbos de una tal designaciónen los pronombres de primera y segunda persona; d. v. d. Steinen, Bakairi.Sprache, pp. 324, 349 s.

LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 215

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114 Cf. Brockelmann, Gnmdriss, 1, 484 SS., n, 273ss..115Cf. MeilIet, Einjilhrung ir~ die uergleichende Gmmmatik der indager-

manischen Sprachen;' pp. 252 s.; Brugmann, 1(urze vergleichende Grammatik,pp. 369ss•

.116 De los dialectos alemanes, el de 'Westfalia y el austro-bávaro se con-servan aún vestigios de este uso del dual; más detalles, por ejemplo, en]akob Grimm, Deutsche Grammatik, 1, 339 ss.

117 Miklosich, Vergl. Grammatilt d. slaw. Sprachen, IV, 40; sobre fenó-menos análogos en el CÍrculo de las lenguas ugro-finesas cOIlsúltese, porejemplo, Szinnyei, Finnisch-Ugl'isch Sprachwissenschaft, Leipzig, 1910, p. 60.

rece encontrar aquí su explicación última. En general se hadicho acerca de la concepción numérica de los pueblos primi-tivos que cada número tiene su propia fisonomía individual,que cada uno posee una especie de existencia y peculiaridadmísticas. Pues bien, esto es principalmente cierto respecto deldos y del tres. Ambos son productos especiales que parecenposeer una específica tonalidad espiritual en virtud de la cualse destacan de entre la serie numérica uniforme y homogénea.Aun en aquellas lenguas que poseen un sistema numérico "ho-mogéneo" completo y altamente desarrollado, esta posición es-pecial de los números 1 y 2, Yen ciertas circunstancias tambiénde los números de 1 a 3 o de 1 a 4 puede verse todavía conclaridad en ciertas determinaciones formales. En la lenguasemita, los numerales 1 y 2 son adjetivos, mientras que losrestantes son nombres abstractos que adoptan el género opuestoal de la cosa contada, la cual se encuentra en genitivo plural,114En la lengua indogermánica primitiva, como lo indican unostestimonios coincidentes del indo-iranio, el balto-eslavo y elgriego, los numerales de 1 a 4 eran declinables, mientras quelos numerales de 5 a 19 se formaban con adjetivos indeclina-bles, y aquellos números que pasaban de 19 eran formados consustantivos que tomaban el genitivo del objeto contado,115 Unaforma gramatical como la del dual subsiste más tiempo en lospronombres ,personales que en otras clases de palabras. El dual,que desaparece en todo el resto de la declinación, subsiste to-davía largo tiempo en los pronombres alemanes de primera ysegunda personas.116 De parecida manera, en el desarrollo delas lenguas eslavas, el dual "objetivo" se perdió muchO' antesque el dual "subjetivo".1l7 El origen etimológico de los pri-meros numerales parece apuntar también en muchas lenguas aesta relación con las palabras mágicas que fueron formadaspara diferenciar las tres personas. Particularmente en el casode las lenguas indogermánicas parece haber una raíz etimoló-

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216 FENOMENOLOGIA DE LA FORMA LINGütSTICA

multiplicidad, nunca pone el mismo carácter de "distinción"que ofrece la separación recíproca de las esferas personales.Más allá del 3 empieza, por así decirlo, el reino de la plura-lidad indeterminada, de la mera colectividad que ya no puedeser fraccionada en sí misma. De hecho vemos que en el desarro-llo del lenguaje la formación de los números siempre se encuen-tra en un principio sujeta a tales limitaciones. Las lenguas demuchos pueblos primitivos muestran que la actividad de sepa-ración, tal como se desarrolla en la contraposición del yo yel tú, avanza luego del "uno" al "dos". Si el "tres" es incluido,eso ya constituye un paso de mucho mayor importancia, peromás allá, la facultad de diferenciación, el poder de "discreción"que conduce a la formación del número parece quedar para-lizada. Entre los bosquimanos las expresiones numéricas sólollegan en rigor hasta 2; la expresión para tres ya no expresaotra cosa que "muchos" y es empleada, ligada al lenguaje delos dedos, para todos los números hasta 10.110 Los habitantesprimitivos de Victoria tampoco han desarrollado numeralesque vayan más allá de 2. En la lengua binandele de NuevaGuinea sólo existen tres numerales para 1, 2, 3, mientras quelos números mayores que 3 deben ser expresados por circun-10quios.ul En todos estos ejemplos, de los cuales se puedenponer muchos otros,l12 se pone de manifiesto cuán estrecha-mente estuvo ligado originalmente el acto de contar a la intui-ción del yo, tú y él, de la cual sólo progresivamente se fuedesligando. El papel específico que corresponde al número 3en la lengua y en el pensamiento de todos los pueblos 113pa-

lIO Cf. Fr. MüIler, Grundriss, 1, 2, 26 s.ID Cf. Sayce, Introduction to the Science of Language, 1, 4

12.

112 Tales ejemplos, particularmente del CÍrculo de las lenguas papúas,.se encuentran en Ray, Torres-Expedition, nI, 46, 288, 331, 345, 373; véasetambién Fr. Müller, "Die Papua-Spl'achen", Glabus, tomo 72 (1897) p. 14

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En la lengua kiwai la misma palabra (opa toro) que sirve para designarel trial es usada también para 4: de ahí que su significación sea probable-mente "pocos", mientras que todos los números mayores que 3 son ex-presados por la palabra -sirio_ "muchos" (Ray, op. cit., p. 306). Acerca.de las lenguas melanesias véase H. C. v. d. Gabelel1lz, op. cit., p. 258.Según K. v. d. Steinen, entre los bokairi existen claros indicios de que el2 ha sido el "límite de la antigua Aritmética", la expresión de la meramultiplicidad; la palabra usada para designarlo se remonta, según él. auna combinación de palabras que significa propiamente "contigo" (DíeBakairí-Sprache, pp. 352 s.).

113 A este respecto consúltese el material de Usener, Dreizahl, RheinischesMuseum l'Ür Philologie, N. F., tomo 58.

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LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 217

Page 110: Cassirer, Ernst - Filosofia de Las Formas Simbolicas, Vol. 1

121 Cf. Brockelmann, Kurzgeff. vergl. Gramm., p. 222.12'2 Brugmann, Griechische Grammatik, 3-:¡' ed. p. 371; MeilIet, op. cit.,

p. 6; eL también Fr. Müller, "Der Dual im indogermanischen und semi-tischen Sprachgebiet", Sitzungsberichte der Wiener Akad., Philos.-hist. Kl.,Bd. XXXV.122a En antiguo egipcio el dual existe aún en gran medida, en tanto

decadencia en el desarrollo de la mayor parte de las lenguas.En la lengua semita perteneció a la lengua base, pero empiezaa desaparecer más y más en las lenguas individuales.121 En elgriego, el dual desapareció de algunos dialectos ya en tiempoprehistórico, y en Homero aparece ya en estado de desvaneci-miento. Solamente en el dialecto ático sobrevivió más tiem-po, pero aún aquí desapareció gradualmente en el siglo IVd. C.122 Esta circunstancia, que no está limitada a ningún ámbi-to particular ni a determinadas condiciones,122a expresa obvia-mente una conexión general lógico-lingüística. La decadenciadel dual coincide con el tránsito gradual y progresivo del nú-mero individual y concreto al número seriado. Cuanto más fir-memente se va imponiendo la idea de la serie numérica comotodo estructurado de acuerdo con un principio estrictamenteunitario, cada número aislado, en lugar de representar un con-tenido particular, se convierte en un mero miembro de la serieigual a todos los demás. La heterogeneidad empieza a cederel paso a la pura homogeneidad. Pero resulta comprensibleque este nuevo punto de vista se imponga con mucha mayorlentitud dentro de la esfera personal que dentro de la meraesfera de las cosas, pues la primera está orientada por su origeny su esencia a la forma de la heterogeneidad. El "tú" no esequivalente al "yo" sinq que se le opone como un "no-yo". El"segundo" no surge aquí por la simple repetición de la unidad,sino que se comporta como algo cualitativamente "otro" conrespecto a ella. Es cierto que también el "yo" y el "tú" puedenfusionarse en la comunidad del "nosotros", pero esta forma deunificación en el "nosotros" constituye algo completamentedistinto a la colectivización de cosas. Ya Jakob Grimm llamóen ocasiones la atención sobre la diferencia entre los conceptosplurales de cosas y de personas desarrollados por el lenguaje;ya él apunta que mientras que un plural de cosas es conside-rado como una suma de elementos similares, pudiéndose definir"hombres", por ejemplo, como "hombre y hombre", el "nos-otros" no puede ser representado en modo alguno como unasuma semejante, puesto que debe ser tomado no tanto como

218 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

gica común de las expresiones empleadas para designar "tú"y "dos".1l8 Scherer se refiere a esta relación para concluir queaquí estaríamos en presencia de un origen lingüístico comúnde la psicología, la gramática y la matemática; que la raíz dela dualidad se remonta hasta el dualismo fundamental sobre elque se funda toda posibilidad del lenguaje y del pensamiento.119Porque para Humboldt, la posibilidad del habla está condicio-nada por lo dicho a una persona y la réplica de ésta; esto es,se funda en una tensión y en un desdoblamiento que surgeentre el yo y el tú para resolverse luego justamente en el actodel habla, de tal modo que este acto pueda aparecer comola auténtica y verdadera "medición entre mentalidad y men-talidad".Basándose en esta concepción especulativa del lenguaje, en

su tratado sobre el dual, Humboldt trató por primera vez deaclarar desde dentro el empleo de esta forma que hasta en-tonces había sido considerada por la gramática como un merolastre, como un refinamiento inútil del lenguaje. Humboldtatribuye al dual un origen por un lado subjetivo y por otroobjetivo y, consiguientemente, una significación original enparte sensible y en parte espiritual. Según él, el lenguajetoma la primera orientación que considera a la dualidad comodada en la natura y como un hecho sensible perceptible, siem-pre que utiliza el dual preponderantemente como expresión deuna pura intuición de cosas. Este uso se ha extendido a casitodas las familias lingüísticas. Para el sentido lingüístico, lascosas que existen por duplicado aparecen como un conjuntoespecial, genéricamente homogéneo. En las lenguas bantu, porejemplo, tales cosas existentes por duplicado como los ojos ylos oídos, hombros y pechos, rodillas y pies, constituyen unaclase especial caracterizada por un prefijo nominal específico.12()Junto a estas dualidades naturales figuran también las artifi-ciales: al igual que la paridad de los miembros corporales, ellenguaje repara también en la dualidad de determinados uten-silios e instrumentos. Pero este uso del dual dentro de laesfera de los puros conceptos nominales parece encontrarse en

118 Cf. sobre esta cuestión Benfey, "Das indogermanische Thema desZahIworts 'zwei' ist du", Gottinga, 1876; Brugmann (Grundriss, n, 2, 8 ss,),admite también que la antigua palabra indogermánica -duuD, "en últimainstancia se remonta a la intuición personal".119 Scherer, Zur Geschichle der deutschen Sprache, pp. 308 SS., 355.120 Véase Meinhof, Bantugrammalik, pp. 8 s.

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 219

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220 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

"yo y yo" sino como "yo y tu" o como "yo y él".123 El im-pulso puramente "distributivo" de la numeración, el impulso-de la pura separación de unidades aparece por ello marcadoen aquella forma de contar que parte de la intuición del tiempoy de los procesos temporales.l24

El mismo esfuerzo por no permitir que se fundan simple-mente los elementos agrupados en la unidad del "nosotros",sino por preservarlos en su particularidad y especificidad, sepone de manifiesto en el uso que hace el lenguaje del trial ydel plural inclusivo y exclusivo. Ambos fenómenos están es-trechamente relacionados. El uso del dual y del trial está regu-lado con especial rigor en las lenguas melanesias, las cualesen todos los casos en que se trata de 2 o 3 personas, acuciosa-mente vigilan que se utilice el término numérico correspon-diente; y el pronombre de primera persona asume aquí tam-bién formas distintas segun si el que habla se incluya en eltérmino "nosotros" o se excluya del mismo.l25 Las lenguasaborígenes australianas suelen intercalar también las formas deldual y el trial entre el singular y el plural; tanto el dual comoel trial poseen una forma que incluye al interpelado y otraque 10 excluye. "Nosotros dos" puede pues significar tanto "tuy yo" como "él y yo"; "nosotros tres" puede significar ya sea"yo y tu Y él" o bien "yo y él Y él", etc.126 En algunas lenguasesta distinción se expresa ya en la forma fonética de los tér-minos de pluralidad; así que, por ejemplo, según Humboldt,

que en copto desaparece en absoluto (v. Erman, A.gyptische Grammatik,p. 106; Steindorf, Koptische Grammatik, pp. 69, 73).

123 Cf. Jakob Grimm, Kleinere Schl'iften, II!, 239 SS.

124 Fr. Müller, Grundriss, II, 1, 76 s. Consúltense también las observa.ciones de G. v. d. Gabelentz, Die Sprachwissenschaft ("La ciencia del len-guaje"), pp. 296S.: "Gramaticalmente hablando... la vida familiar encarnatodos los pronombres personales, singular, dual y plural; la familia o clanse siente una unidad que subsiste frente a otras familias; "nosotros" seopone a "vosotros" y "ellos". Creo que esto no es un mero juego de pala.bras. ¿Dónde mejor que en la costumbre de una vida familiar continuapudo enraizar el pronombre personal? A veces es como si las lenguasconservaran reminiscencias de la conexión existente entre las representa-ciones de la mujer y las del tú. El chino designa a ambos con una pala-bra. '. Algo parecido ocurre Con las lenguas de la familia thai, en las quela sílaba me reúne las significaciones de "tú" y "madre".

125 Cí. Codrington, The Melancsian Languages .. pp. 111 S.; Ray, Torres-Expedition, III, p. 428, etc.1.2(1 M,\s detalles en Mattews. Aboriginal Languages of Victoria (J. and

Proceed, of the R. SocoN. S. Wales XXXVI, 72), }' Languages ol some NativeTribes of Queensland, etc., ibid., p. 155s., 16~. También en las lenguas

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LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 221

en la lengua delawere el plural inclusivo se farola de una com-binación de los sonidos pronominales usados para "yo" y "tú";el plural exclusivo, por el contrario, se forma por una repe.-tición del sonido pronominal usado para "yo" .127 El desarrollode la serie numérica homogénea y de la intuición numéricahomogénea pone un determinado límite a esta concepción enrigor individualizante. En lugar de los individuos particularesaparece el género que los abarca a todos de la misma manera,y en lugar de la diferenciación cualitativa de los elementosaparece la uniformidad de método y de reglas con arreglo a lascuales dichos elementos son reducidos a un todo cuantitativo.

Si consideramos ahora retrospectivamente todo el procesoseguido por el lenguaje en la formación de la representaciónnumérica y de los numerales, vemos que cada uno de los mo-mentos de dicho proceso pueden derivarse jJer antiphrasin delos métodos exactos de formación de los numeras que rigenen la matemática pura. Aquí se ve con especial claridad cómo-el concepto lógico-matemático de numero, antes de llegar aser lo que es, tiene que configurarse a partir de su antítesisy opuesto. Como propiedades lógicas esenciales de la serienumérica matemática se han señalado su necesidad y validezuniversal, su unicidad, su infinitud y la total equivalencia desus miembros.128 Pero ninguno de esos rasgos encaja en aquelmétodo de numeración que encuentra en el lenguaje su primerproducto y expresión. Aquí no hay ningun principio necesarioy universalmente válido que permita abarcar de un solo vistazoespiritual y mediante una regla unitaria todas las representa-ciones numéricas. Aquí no hay ninguna unicidad "de" la serienumérica, sino que cada nueva clase de objetos enumerables,como hemos visto, exige básicamente un nuevo esfuerzo y nue-vos instrumentos de enumeración. Tampoco puede hablarsede la infinitud del número en este caso; la necesidad y la posi-bilidad del contar no van más allá de la capacidad de vincula-ción intuitiva y representativa de objetos en grupos con carac-

munda y nicobaresa se encuentra una multitud de formas plurales de lospronombres personales (Cf. P. W. Schmidt, Die Mon-Khmer-Volker, p. 50 s.).Acerca de las lenguas aborigenes americanas véanse los diferentes usos del:"inclusivo" y del "exclusivo" en Boas, Handbook, pp. 573 S., 761 s., 815,-etc., así como v. d. Stein, Bakairi.Sprache, pp. 349 S.

127 Véase Humboldt, Kaki-Werk, n, 39.128 Véase, por ejemplo, G. F. Lipps. Untersuchungen über die Grund.

lagen der Mathematik ("Investigaciones sobre los fundamentos de la mate.mática") en el "Philos. Studien" de Wundt, tomos IX-XI, XIV.

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131 Ejemplos de esto, particularmente de las lenguas africanas en Mein-hof, Bantu-Gmmmatik, p. 84; en Westermann. Ewe-Grammatik, p. 102,

Golasprache, pp. 39, 47; Roehl. Schambala-Grammatik, p. 25.132 Ejemplos en Roehl, op. cit., p. 25; Codrington, The Melanesian Lan.

guages, p. 74; Gatschet, Klamath Language, pp. 520 s.133 Consúltese, por ejemplo, Migeod, "The Language", Londres 1908,

pp. 65 Y sigs. De las lenguas semitas sólo el árabe ha desarrollado unaforma específica de gradación de los adjetivos, el llamado "dativo"; perode acuerdo con Brockelmann (Grundriss I, S72, n, 210 ss.), se trata deformaciones muy recientes específicamente arábigas.134 En la lengua nuba (Cf. Reinisch, Nuba-Sflrache, p. S'I) el com-

parativo se expresa mediante una posposición que significa literalmente"sobre"; en la lengua fidji se emplea un adverbio que significa "haciaarriba" y que desempeña la misma función (Cf. H. C. v. d. GabelentzMelanesische Sprachen, p. 60 s.). Según Brugmann (Kurze vergl. Gram.matik, pp. S21ss.), también los sufijos comparativos -ero-, -tero-de las lenguas indogermánicas se derivan de adverbios con una significa-ción de lugar.

absoluto una forma propia de gradación del adjetivo. En lagran mayoría de las lenguas falta del todo lo que nosotrosacostumbramos llamar "comparativo" y "superlativo". En ellaslas diferencias de grado sólo pueden expresarse por circunlo-quios, empleándose para ello expresiones verbales como "exce-der", "superar", "ir más allá" 131 o bien los dos términos de lacomparación aparecen yuxtapuestos en simple parataxis.lll2También pueden utilizarse en el mismo sentido partículas ad-verbiales que expresan que una cosa resulta grande o hermosaen comparación con otra o "frente" a otra.133 Muchas de esaspartículas tienen originalmente un sentido espacial, de tal ma-nera que la gradación cualitativa parece basarse aquí el~ rela-ciones de lugar como alto y profundo, arriba y abajo, de lascuales se deriva.134 También aquí el pensamiento lingüísticointroduce una intuición espacial ahí donde el pensamientológico-abstracto parece exigir un concepto de relación puro.y el círculo de nuestra investigación vuelve nuevamente acerrarse. De nuevo se pone de manifiesto que los conceptosde espacio, tiempo y número integran la auténtica estructurafundamental de la intuición objetiva tal y como ésta se con-figura en el lenguaje. Pero dichos conceptos sólo pueden cum-plir con su tarea porque en cuanto a su estructura general semantienen en un peculiar punto medio ideal; ya que precisa-mente por ajustarse siempre a la forma de la expresión sensi-ble, van llenando progresivamente lo sensible con un conte-nido espiritual hasta hacer de él un símbolo de lo espiritual.

II

222 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

terísticas intuitivas de grupo perfectamente determinadas.129Más aún, el objeto contado no entra en el acto de contarcomo algo desprovisto de toda propiedad cualitativa, como unaunidad indeterminada, sino que conserva su carácter específicode cosa o propiedad. Esto se puede ver por el hecho de queen los conceptos cualitativos las formas que expresan grados<le los mismos y ordenación seriada van desarrollándose sólopaulatinamente. Si se examinan los grados del adjetivo, lasformas del positivo, comparativo y superlativo que han alcan-zado nuestras lenguas cultas, hallaremos que en todas ellas sub-yace un concepto general, un determinado rasgo genérico queen los diversos grados sólo varía en cuanto a la magnitud. Perofrente a esta diferenciación fundada en puras determinacionesde magnitud, en la mayor parte de estas lenguas puede iden-tificarse todavía con claridad otro método que concibe a ladiferencia de magnitud como una diferencia genérica sustan-cial. Los fenómenos de suplencia que ocurren en la gradacióndel adjetivo en las lenguas semitas e indogermánicas atestiguanlingüísticamente esta apreciación. En las lenguas indogermá-nicas, por ejemplo, determinados conceptos adjetivos como bue-no y malo, grande y mucho, pequeño y poco, no se forman,de una raíz única sino de raíces completamente distintas (comoes el caso, por ejemplo, de nuestro "bueno" y "mejor", en la-tín, bonus) melioT) optimus) y en griego aya8ó<;, a¡..tELvrovuQLa't'o<;,~E/,'t'teov y ~ÉAna't'o<;, xQd't"t'rov Y xQána't'o<;). De este fenómeno seba explicado que bajo la concepción "agrupadora" posteriortodavía se trasluce con claridad una actitud "individualiza-dora" más antigua; que la "formación cualitativa del lenguaje"originaria subsiste frente a la creciente tendencia hacia la "for-mación cuantitativa del lenguaje" .130 En lugar de la abstrac-ción de un atributo unitariamente concebido y fonéticamentedesignado en forma unitaria, diferenciado solamente en su gra-dación, encontramos aquí una concepción básica dentro de lacual cada grado de un atributo conserva en su ser propio einsustituible y no es visto como un "más" o "menos", sinocomo algo "distinto" e independiente. Esta actitud resalta másdaramente todavía en las lenguas que no han desarrollado en

129 Cf. a este respecto las atinadas observaciones de Wertheimer, op. cit.,especialmente pp. S65ss.

lOO Véase Osthoff, Vom Suppletivwesen der indoge1'manischen Sprachen-("Acerca de la supleción en las lenguas indogermánicas"). Heidelberg, 1899,pp. 49 ss.

LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 22S

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IV. EL LENGUAJE Y LA ESFERA DE LA "INTUICIÓN INTERNA".LAS FASES DEL CONCEPTO DEL YO

135 Esta concepción del pronombre como una simple "idée suppléante"está representada, por ejemplo, por Raoul de la Grasserie, Du Verbe commegénérateur des atltres parties du discours, París, 1914. El nomhre del "pro-

Hasta aquí el análisis del lenguaje estuvo encaminado esencial-mente a describir las categorías can arreglo a las cuales pro-cede en la estructuración del mundo objetivo de la intuición.Pero ya aquí resultó que estos límites metodológicamente im-puestos no fueron de hecho estrictamente observados, En laexposición de aquellas categorías "objetivas" a cada paso nosvimos remitidos a la esfera objetiva; siempre resultaba quecada nueva determinación que en el lenguaje recibía el mundode los objetos repercutía también sobre la determinación delmundo del yo. Porque, a decir verdad, de lo que se tratabaera de esferas de intuición correlativas que se limitan entre sí.De ahí que cada nueva configuración de lo objetivo, v. gr.) suaprehensión y diferenciación espacial, temporal o numéricaprodujera al mismo tiempo una imagen diferente de la realidadsubjetiva, revelando nuevos rasgos de este mundo puramente"interior",

Pero el lenguaje también dispone' de medios propios e inde-pendientes que sirven específicamente para develar y configuraresta otra existencia "subjetiva"; y estos medios no están menosfirmemente enraizados en él ni son menos originarios que lasformas en las que aprehende y expresa el mundo de las cosas.En nuestros días todavía suele encontrarse la concepción de quelas expresiones mediante las cuales el lenguaje refleja el serpersonal y sus relaciones, poseen una significación derivada ysecundaria frente a las otras expresiones que corresponden a ladeterminación de las cosas y de los objetos. En algunos inten-tos de clasificación lógico-sistemática de las palabras se sostienefrecuentemente la tesis de que el pronombre no constituye unaparte autónoma de la oración con contenido espiritual propio,sino solamente una simple palabra representativa del nombre,del sustantivo; se sostiene que por ello mismo no pertenece alas ideas propiamente autónomas que jntervienen en la forma-ción del lenguaje, sino que tan sólo representa su sustantivode otra.

135Pero ya Humboldt protestó con argumentos decisi.

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224 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 225

VOS contra esta "concepción estrechamente gramatical". Hacenotar que concebir el pronombre como la parte del discursomás reciente en el lenguaje constituye una idea completamenteequivocada; pues lo primigenio en el acto del discurso es lapersonalidad del que habla, quien, encontrándose en constantecontacto directo con la naturaleza, en el lenguaje tampoco po-día dejar de contraponer a la misma la expresión de su yo."Pero en el yo está dado también automáticamente el tú, ymediante una nueva contraposición surge la tercera personaque, puesto que el lenguaje ha salido de la esfera de los seresque sienten y hablan, se extiende también a las cosas inani-madas." l<ll> Basándose en esta concepción especulativa los lin-güistas empíricos también han intentado frecuentemente pro-bar que los pronombres personales son, por así decirlo, "lasprimeras piedras de la creación del lenguaje", el más antiguoy oscuro, pero también el más firme y persistente componentede todas las lenguas.l37 Pero aunque Humboldt señala dentrode este contexto que el sentimiento originario del yo no puedeser un concepto inventado a posteriori) universal y discursivo,hay que considerar, por otra parte, que este sentimiento origi-nario no debe buscarse exclusivamente en la designación explí-cita del yo como pronombre de una persona. La filosofía dellenguaje permanecería dentro de la misma estrecha concepciónlógico-gramatical, a la que combate, si quisiese medir la formay configuración de la conciencia del yo por la sola evoluciónde dicha designación, Cuando se analiza y enjuicia el lenguajeinfantil se cae frecuentemente en el error de querer ver en laprimera aparición del sonido "yo" también el primero y mástemprano grado del sentimiento del yo. Pero aquí se pierde devista que el íntimo contenido anímico-espiritual y su formade expresión lingüística nunca coinciden exactamente, y queparticularmente la unidad de ese contenido no tiene que refle-jarse forzosamente en la simplicidad de la expresión. Para ofre-cer y expresar una determinada intuición fundamental el len-guaje dispone de una multitud de variados medios de expre-

nombre" o de la á'V'toovu¡.tLa entre los antiguos gramáticos responde aesta concepción. Cí. por ejemplo Apollonius, De Syntaxi, L. II, cap. 5.

I3l> Humboldt, Ei1l1eitu.ng zum Kawi- Werk (Werke, VII, 1, 103 s.);d. especialmente el trabajo acerca del dual (Werke, VI, 1, 26 ss.); y sobreel pal'entesco de los adverbios de lugar con el pronombre (Werke, VI, 1,

304 ss.).137 Jak. Grim, Deutsche Grammatik I, 355ss.; W. Scherer, Zur Geschichte

der deutschen Sprache ("Para la historia de la lengua alemana"), p. 215.

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140Sobre el procedimiento empleado por las lenguas semitas para ex-presar el pronombre reflexivo véase Brockelmann, Grundriss, 11, 228 Y 327;en la mayoría de los casos el reflexivo debe ser expresado con la palabrapara "alma" o sus sinónimos (hombre, cabeza, ser).141Más detalles en el Deutsche Wiirterbuch de Grimm, VIl, cols. 1561/62.14.2Steindorff, Koptische Grammatik) ~ 88; similarmente en el antiguo

egipcio: véase Erman, op. cit., p. 85.143Cf. Brandstetter, Indonesisch und Indogermanisch im Satzbau ("Sin.

taxis indonesia e indogermánica"), Lucerna, 1914, p. 18.144V\'hitney, Indische Grammatik, p. 190; Delbrück. "'ergl. Syntax,

1, 477-145Cf. Wundt, Die Sjirache, n, 47 S" Y los ejemplos tomados del Grun-

driss de la Sra. Müller. Tales circunloquios (sustantivos o adjetivos) delos pronombres personales, que obedecen a consideraciones de etiqueta oceremonia, no corresponden al mismo nivel de los fenómenos hasta aquíexaminados. Según Humboldt (Werke, VI, 1, 307 S., Y Kaki Werk n, 335)corresponden a un "estado de semicivilización". Para la segunda personaa quien se habla se emplean expresiones de excelsitud (como soberano,majestad) y para el propio yo se emplean expresiones degradantes (comosiervo, esclavo, etc.). El japonés es el que ha ido más lejos suprimiendocompletamente el uso de pronombres personales mediante tales circun-

expresa el pronombre reflexivo mediante palabras como almao persona, sino también mediante palabras como "rostro", "car-ne" o "corazón" 140 al igual que la palabra latina persona)que significa originalmente el rostro o la máscara del actor, yque en alemán se le utilizó durante mucho tiempo para designarla apariencia exterior, la figura y estatura de un individuo.141Para traducir la expresión "yo mismo" el capto se sirve delnombre "cuerpo" acompañado de sufijos posesivos.14.2 En losidiomas indonesios el objeto reflexivo también se designa conuna palabra que lo mismo significa persona y espíritu quecuerpo.143 Este uso se extiende finalmente hasta las lenguasindogermánicas, donde en el veda y en el sánscrito clásico, porejemplo, "el propio yo" y el "yo" se expresan ora mediantela palabra "alma" (atmán) ora mediante la palabra "cuer.po" (tanu).144 Todo ello muestra que cuando la intuición delpropio yo, del alma, de la persona, empieza a brillar en ellenguaje, sigue todavía íntimamente ligada al cuerpo, así comotambién en la intuición mítica el alma y el yo del hombre sonpensados en un principio como una mera réplica, como "do-bles" del cuerpo. Aun en su uso formal, en muchas lenguaslas expresiones nominales y pronominales siguen indiferencia-das por largo tiempo, siendo declinadas mediante los mismoselementos formales y asimiladas entre sí en número, géneroy caso.145

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227LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA

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138 Cf. v. d. Gabelentz, Chinesische Grammatik, pp. 112 s.:139 Más detalles en H. Winkler, Der Ural-altaische Sprachstamm ("La fa.

milia lingüística uralo-altaico"), pp. 59 SS., 160 S.; en Hoffmann, ]ajianischeSprachlehere ("Gramática japonesa"), pp. 91 SS., Y en J. J. Schmidt, Gra.matik der mongolische Sprache, Petersburgo 1831, p. 44 s.

226 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

sión, y sólo considerándolos en su conjunto y en colaboración,puede conocerse claramente en qué dirección determina algo.La configuración del concepto del yo, por lo tanto, no estáligada exclusivamente al pronombre, sino que también se llevaa cabo a través de otras esferas lingüísticas, v. gr.) a través delnombre y a través del verbo. Particularmente en este últimoes en donde pueden expresarse las más sutiles distinciones ymatices del sentimiento del yo, puesto que en el verbo existeuna compenetración peculiarisima de la idea objetiva de pro-ceso con la idea subjetiva de actividad y puesto que, según losgramáticos chinos, los verbos como "palabras vivas" se distin-guen de los nombres que son "palabras muertas".138Es cierto que en un principio también la expresión del yo

y de la individualidad necesita apoyarse en la esfera nominal,en el campo de la intuición sustancial, objetiva, de la cual sóloconsigue liberarse con gran dificultad. En las más diversas fa-milias lingüísticas encontramos términos para designar "yo"que han sido tomados de designaciones objetivas. El lenguajemuestra muy particularmente cómo en un principio el senti-miento concreto del propio yo sigue ligado completamente a laintuición concreta del propio cuerpo y sus miembros particu-lares. Aquí se da la misma relación con la que nos encontramosen la expresión de las determinaciones espaciales, temporalesy numéricas, las cuales presentan también esta continua orien-tación hacia la existencia física y particularmente hacia el cuer-po humano. Este sistema de designación del "yo" se expresacon especial claridad en las lenguas altaicas. Todas las lenguasde esta familia lingüística presentan una tendencia a iniciarmediante nombres acompañados por desinencias o por sufijosposesivos lo que nosotros expresamos mediante los pronombrespersonales. Es por ello por lo que las expresiones para "yo" o"'me" son sustituidas por otras que significan "mi ser", "mi esen.cia" o "de modo drásticamente material" también por expresio-nes como "mi cuerpo" o "mi pecho". Inclusive una expresiónpuramente espacial como, por ejemplo, una palabra cuyo sig-nificado básico fuera "centro" puede ser utilizada en este sen-tido.189 De manera parecida el hebreo, por ejemplo, no sólo

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loquios de cortesía, los cuales están ordenados jerárquicamente en laforma más precisa de acuerdo con el rango de la persona que hablay de la persona a quien se habla. "La diferenciación de tres personasgramaticales (yo, tú, él) -dice Hoffmann (lapan. Sprachlehre) p. 75) aeste rcspecto_ ha seguido siendo extraña a la lengua japonesa. Todaslas personas, lo mismo la del que habla que la de la persona a quien sehabla o acerca de la cual se habla, están concebidas como contenido de larepresentación, esto es, en tercera persona de acuerdo con nuestro idiomay es la etiqueta la que, atendiendo a la significación de los epítetos, tieneque decidir a cuál persona se alude con tal o cual palabra. La etiquetadistingue únicamente entre el yo y el no yo, degradando al uno y ensal.zando al otro."

146 Cf. Meinhof, Bantugrammatik, pp. 6 s.

Si atendemos no tanto a la forma con la que el lenguajeviste a la representación del yo, sino más bien al contenidoespiritual de esta misma representación, encontramos que esteúltimo también puede ser precisamente designado y claramentedeterminado dentro del campo de la expresión puramente no-minal o verbal. En casi todas las lenguas que llevan a cabouna división de los nombres en determinadas clases encontra-mos claramente desarrollada la contraposición de una clasepara las personas y otra para las cosas. y aquí no se trata deuna simple división biológica entre el campo de lo animadoy lo inanimado, lo cual correspondería aún por completo a laintuición de la naturaleza) sino de sutilezas a menudo asom-brosas en el modo de entender y matizar la existencia personal.En las lenguas bantu, una clase especial que se distingue porun determinado prefijo designa al hombre como personalidadindependiente y activa, mientras que otra clase comprende alos seres animados pero no personales. El hombre es incluidoen esta última siempre que figura no como actuando indepen-dientemente sino como órgano o representante de otro, por-ejemplo, como su mensajero, su enviado o su dependiente. Asípues, el lenguaje distingue tipos y grados de la personalidad,ora de acuerdo con la función que desempeña, ora de acuerdocon la forma y dirección dependiente o independiente que ten-ga la voluntad que se manifieste.H6 Se puede hallar un germende esta concepción en aquellas lenguas que distinguen la deno-minación de seres personales de las meras designaciones de cosasanteponiéndoles un determinado "articulo personal". En laslenguas melanesias tal artículo se antepone regularmente a losnombres de individuos y clanes; pero también se encuentraantes de cosas inanimadas como árboles, botes, barcos o. armas,

229LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA

147 Más detalles en Codrington, The Melanesian Languages, pp. 108 SS.,

Yen Brandstetter, Del' Artikel des lndonesischen ("El artículo de las lenguasindonesias"), pp. 6, 36, 46. De las lenguas aborígenes americanas, la lenguahuga} por ejemplo, posee un determinado pronombre de tercera personaempleado para los miembros masculinos adultos de la tribu, otro paraniños y ancianos, para miembros de otras tribus y para animales. VéaseGoddal-d, "Athapascan" en el Handbook de Boas 1, 117.

148 El nominativo simple, que sirve meramente para la denominación deuna persona u objeto, se diferencia aquí del "nominatiuus agentis" quees utilizado cuando un verbo transitivo acompaña al sujeto. "Cuando, porejemplo, alguien divisa a una persona en la distancia y pregunta _¿Quiénes?, se obtiene la respuesta kore (un hombre); pero si se quiere decir "elhombre ha matado al canguro", tenemos que servirnos de otra forma,de la forma nominativa subjetiva que debe emplearse siempre que elnombre deba ser caracterizado como activo". Véase Fr. Müller, NovaraReise} p. 247; d. especialmente Mattews, Aboriginal Languages 01 Vic-toria} p. 78, 86, 94.

141l Cf. Codrington, The Melanesian Languages} pp. 183 ss. La lenguade los bugu'is, un idioma indonesio, conoce dos distintos "prefijos pasivos"en el verbo, de los cuales uno da un matiz de lo "involuntario", esto es,designa un evento que se produce "por sí mismo" sin la intervención deun sujeto activo. Véase Brandstetter, Sprachvergleichende Charakteristikeines indonesischen Idioms ("Caracterización lingüístico-comparada de unidioma indonesio"), Lucerna, 1911, pp. 37 s. Según Reinisch (Nuba Sprache,pp. 63 ss,), la lengua nuba distingue tajantemente entre las formas pasivae incoactiva del verbo: la primera se emplea cuando un estado se pro-duce mediante la intervención activa de un sujeto, y la segunda cuandodicho estado se produce por meras condiciones naturales como consecuen-cia de la sucesión normal de eventos.

cuando no están considerados como meros representantes de sugénero sino como individuos, siendo dotados de un determinadonombre propio. Algunas lenguas han desarrollado dos distintosartículos personales que acompañan a distintas clases de seresanimados, lo cual está basado evidentemente en una especiede jerarquización valorativa dentro del mismo concepto de per-sonalidad.147 Una sensibilidad para tales distinciones pertene-cientes a la esfera de la pura subjetividad se halla en algunaslenguas aborígenes australianas, las que eligen una forma dis-tinta del nominativo, la expresión del sujeto, según se tratede calificar a un ser como simplemente existente o bien comaactivo independientemente.148 El lenguaje puede indicar en elverbo distinciones análogas; mediante un determinado prefijo,por ejemplo, puede expresarse si el suceso enunciado por elverbo es un simple acontecimiento "natural" o la intervenciónde un sujeto activo o la acción conjunta de varios de esos.149

Todo esto nada tiene que ver aparentemente con distinciones

FENOMENOLOG1A DE LA FORMA LINGü1STICA228

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p. 70; Migeod, lIfende Language, p. 82. Para sustituir al pasivo faltan tesirven frecuentemente giros impersonales o formas activas que entrañanun cierto matiz significativo pasivo. Una oración como "él es golpeado"puede ser expresada mediante expresiones como "él recibe o soporta losgolpes" o muy materialmente "él come golpes" (Ejemplos en Fr. Müller,Novara Reise, p. 98). Sirviéndose de un verbo auxiliar, cuya significaciónbásica es "recibir, apropiarse", el japonés configura verbos derivadosque indican al asimilación de una acción que proviene del exterior y que,en este sentido, pueden ser utilizados como verba passiva (Hoffmann,]apanische Sprachlehre, p. 242). En el chino también es frecuente la forma-ción del "pasivo" mediante tales verbos auxiliares como "ver", "encon-trar", "recibir" (por ejemplo: "ver odio" en lugar de "ser odiado". Cf.G. v. d. Gabe1entz, Chinesische Grammatik, pp. 113, 428 S.

152 Humboldt, Kawi-Werk n, 80, 85; d., los paralelismos en las lenguasaustralianas en Fr. Müller, Novara Reise, pp. 254s. Consúltese tambiénCodrington, op. cit., p. 192•

las lenguas malayas la llamada ~'formación del pasivo" consistepropiamente en la transposición a una forma nominal: no hayun verdadero pasivo porque el verbo mismo no está pensadocomo activo sino que tiene un carácter más bien nominal. Enrigor, la designación de un suceso no implica en estas lenguasla referencia a un agente ni a algo sobre lo que se actúa; elverbo simplemente comprueba el suceso sin ligarlo expresa-mente a la energía de un sujeto ni revelar en la forma verbalmisma la relación con el objeto afectado.152Pero este deficiente desarrollo de la contraposición abstracta

de acción y pasión no se explica por el hecho de que aquítodavía falte la intuición concreta de la acción misma y susmatices; frecuentemente está desarrollada con una sorprendentevariedad en esas mismas lenguas que carecen de la distinciónformal de activo y pasivo. Los "géneros" del verbo no sólo sue-len estar detallada y claramente determinados, sino que puedensuperponerse en las más variadas formas y combinarse paraformar expresiones cada vez más complejas. En primer términotenemos aquellas formas que indican un carácter temporal dela acción pero que, seglm hemos visto, no se refieren tantoa la expresión del estrato temporal como a la expresión deltipo de acción. Existe una tajante separación entre los tiposde acción "perfecto" e "imperfecto", "momentáneo" o "sucesi-vo" único e iterativo: se distingue si la acción está completadao terminada en el momento de hablar o si aún está en procesode desarrollo, si está limitada a un momento determinado osi se extiende a una mayor duración temporal, si se realizaen un solo acto o en varios actos repetidos. Para expresar

230 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

hechas por el lenguaje en el pronombre) pero es evidente queel concepto puro de ser y actuar personales ha sido claramentecaptado y desarrollado en múltiples grados espirituales.La riqueza extraordinaria de estas graduaciones se patentiza

en la riqueza de posibilidades con que el lenguaje cuenta paraindicar las llamadas "diferencias de género" en el verbo. Desdeel punto de vista del análisis puramente lógico de la actividad,a primera vista sólo parece haber una sola diferencia clara-mente perceptible: aquella que existe entre la acción indepen-diente y el nuevo ser objetivo de la acción, la forma activa yla forma pasiva. Es por ello por lo que ya la tabla aristotélicade las categorías trató de dotar de una significación universallógica y metafísica a la diferencia gramatical que nosotros sole-mos expresar mediante la contraposición de "activo" y "pasivo".Pero en modo alguno resulta correcto afirmar que Aristótelesse dejó llevar meramente por tendencias que le fueron dadasdirectamente y en cierto modo impuestas por la forma y pecu-liaridad de la lengua griega, cuando dio tan central importan-cia a la antítesis fundamental de la acción y la pasión, delltOll,LV y ltáaXELV. La lengua por sí sola hubiere tomado otrocamino, pues justamente en el griego la distinción del "pasivo"y las otras voces del verbo no está claramente hecha ni mor-fológica ni semánticamente. Funcionalmente el pasivo sólo sedesarrolló en forma gradual, en parte participando del activoy en parte de la voz media:150 Si atendemos a otras familiaslingüísticas completamente distintas, se ve con claridad quela simple contraposición de acción y pasión no juega por sísola un papel determinante o decisivo, sino que se entrecruzaconstantemente con muchas otras antítesis. Aun en los casosen que las lenguas han desarrollado tal contraposici6n con todaclaridad, distinguiendo claramente entre formas "activas" y "pa-sivas", tal diferenciaci6n s610 es una entre muchas; perteneceauna totalidad de graduaciones conceptuales de la expresiónverbal. En otras lenguas esta contraposición puede faltar, encuyo caso, al menos formalmente, no existe específicamenteningún uso pasivo del verbo. Determinaciones que nosotrosacostumbramos expresar en forma pasiva son expresadas y sus-tituidas por formas verbales activas, particularmente por latercera persona plural del verbo activo.lril Según Humboldt, en150 Más detalles en Brugmann, Griechische Grammatik, 3" ed., pp. 458ss.11ll Ejemplos de esto en las lenguas melanesias en Codrington, op.

cit., pp. 191 S.; en las lenguas africanas en Westermann, Sudansprachen,

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 231

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debe ser realízada, muchas lenguas indígenas americanas cono-cen los modos puramente teoréticos que los gramáticos llaman"dubitativo" o "citativo" (quotativo) y que expresan que laacción es dudosa o sólo es reportada sobre la base del testi-monio de otro.158 Frecuentemente también se aclara medianteun sufijo especial agregado al verbo si el sujeto vio él mismoel suceso sobre el cual informa, si sólo oyó de él o si sabe de élno a través de una percepción sensible inmediata sino porsuposición o inferencia. A veces se distingue del mismo modoentre el conocimiento de un suceso obtenido en los sueños yel conocimiento de un suceso obtenido en estado de vigilia.1ó9

Aunque ya aquÍ el yo se coloca frente a la realidad objetivavolitiva o exigentemente, dudosa o inquisitivamente, esta acti-tud se agudiza al máximo al referirnos a la acción ejercidapor el yo sobre el objeto y las distintas formas posibles de dichaacción. Muchas lenguas relativamente indiferentes respecto ala distribución de activo y pasivo distinguen en su lugar conla máxima exactitud los grados de esta acción y su mayor omenor media tez. Mediante un simple recurso fonético, porejemplo (como la duplicación de la radical media en las len-guas semitas) puede derivarse de la raíz primaria del verbouna segunda raíz con una significación primigeniamente in-tensiva pero además causativa en general; al lado de estas dosexiste todavía una tercera raíz que desempeña específicamenteesta última función causativa. A los causativos del primergrado pueden agregarse entonces causativos de segundo y tercergrado, los cuales dan a una raíz verbal originalmente intran-sitiva una doble o triple significación transitiva.160 Esos fenó-menos lingüísticos reflejan evidentemente la complicación cre-ciente que experimenta la intuición de la actividad personal;en lugar de la simple separación del sujeto y del objeto de laacción, de lo activo y lo pasivo, más y más términos mediosson interpolados, que aunque son de naturaleza personal, sir-

158 Véase Powel1, The Evolution 01 Language (Rep. of the SmithsonianInst. of Washington, 1) p. 12.

159 Ejemplos en Goddard, Athapascan, en Swanton, Haída y en BoasKwakiutl en el Handbooh de Boas 1, 105, 124, 247 SS., 443.

160 Cf. por ejemplo Aug. Müller, Tilrkische Grammatik, pp. 71 ss.; acercade las lenguas semitas véase Brockelmann, Grundriss, 1, 504 ss. Según Dill-mann, el etíope posee además de la raíz básica, una "raíz intensiva" yuna "raíz de acción transitiva"; de estas tres pueden volver a derivarsetres raíces causativas mediante un mismo recurso formativo, pero sin alteorar sus restantes peculiaridades.

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todas esas determinaciones puede usarse una forma genéricapropia del verbo además de todos los otros medios ya conside-rados.1lí3 Para designar el simple estado en cuanto tal puedeutilizarse un "estativo"; para expresar un devenir progresivopuede usarse un "incoactivo"; para expresar el fin de una ac-ción puede usarse un "cesativo" o "conclusivo". Si la accióndebe ser caracterizada como continua o regular, como una cos-tumbre o hábito duradero, entonces se utiliza la forma "habi-tual".154 Otras lenguas han desarrollado con especial riquezala diferenciación de verbos momentáneos y verbos frecuentati.VOS.

155 Además de estas distinciones que esencialmente atiendenal carácter objetivo de la acción, en la forma verbal puedeexpresarse ante todo la actitud que adopta el yo respecto de laacción. Esta actitud puede ser de índole puramente torética opráctica, puede originarse en la esfera pura de la voluntad obien en la esfera del juicio. En el primer caso la acción puedecaracterizarse como deseada, esperada o exigida, mientras queen el último caso puede ser asertórica o problemática. En estesentido se desarrollan ahora las auténticas distinciones "moda-les", así como antes se desarrollaron las distinciones en la deno-minación de los tipos de acción. Se desarrolla el subjuntivo,que tiene al mismo tiempo una significación "volitiva", "de-liberativa" y "prospectiva"; el optativo, que se usa en partecon el sentido de un deseo y en parte como expresión de unadisposición o de una simple posibi1idad.l500 La forma volitivatambién es susceptible de admitir otras múltiples gradacionesque van desde el simple deseo hasta la orden y que pueden ex-presarse mediante la diferenciación entre un simple "sup1ica-tivo" y un "imperativo".157 Además del modo imperativo, su-plicativo, desiderativo y ob1igativo, que expresa que la acción

153 Cf. supra, pp. Ig0 SS.

154 Acerca de este uso del "estativo", del "incoativo" y del "habitual"cf. por ejemplo, los ejemplos que de Reinisch, Nuba-Sprache, pp. 53 S,)58 ss. y Hanoteau, Grammaire Kabyle, pp. 122 ss.

155 Particularmente las lenguas ugro-finesas; véase Szinnyei, Sprachwis-senschalt Finnisch.ugrische) pp. 120 ss. Tan sÓlo el húngaro tiene ochodiferentes sufijos frecuentativos, cf. Simonyi, Die ungarische Sprache, pp. 284 S.

156 Como es el caso del indo-germánico, d. Brugmann, Kurze verglei.clJende Grammatik, pp. 578 ss.

157 La lengua mongólica, por ejemplo, conoce una diferenciación seme.jante, d. J. J. Schmidt, Grammatik der mongoliJChe Sprache, p. 74. Acercadel "suplicativo" (precativo) del antiguo hindú d. Thumb, Handbuch desSanskrit, Heidelberg, Ig05, pp. 385 s.

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 233

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165 Como en el caso del etIope (DilImann, pp. 115, 123) Y el siriaco (Nol.deke, Syrische Grammatik, pp. 95 ss.); también en el turco (según Aug.MüIler en su Türkische Grammatik, p. 76) el reflexivo frecuentementesustituye al pasivo. -166Cf. J. Stenzel, Ober den Einfluss der griechischen Sprache auf die-

philosophische Begriffsbildung, Neue Jahrbücher für das Klassische Alter-tum, (1921) pp. 152 ss.167 La voz media como Atmanepadam en Panini 1, 3, 72'74; entre los

g¡amticos europeos la voz media aparece por primera vez como un genusverbi específico en Dionysius Thrax; cf. Benfey Geschichte der Sprachwis-senschaft, pp. 7'5 Y 144.

168 J. Grimm, Deutsche Grammatik 1, 598 s.

rácter de la acción reflexiva, en la cual el yo no determina aotro u otros yos sino que su actividad recae sobre sí mismo.En muchas lenguas es esta forma reflexiva la que sustituyeal pasivo faItante.Hl5 Este mecanismo de la acción, que primeroapunta a algún lado y luego vuelve a recaer sobre el yo, asícomo la vigorosa conciencia de subjetividad que todo ello de-muestra se pone de relieve con la máxima pureza en el empleoque la voz media hace la lengua griega. En la posesión mismay en la aplicación de la voz media se ha visto con razón un rasgoesencial y distintivo de la lengua griega, rasgo que le imprimeel sello de genuina lengua "filosófica".166 Para distinguir lasvoces activa y media los gramáticos hindúes han creado unacuriosa expresión, llamando a la primera "una palabra paraotro" y a la última "una palabra para sí mismo".167_De hecho,el significado principal de la voz media estriba en considerarel suceso como ubicado dentro de la esfera propia del sujetoy en destacar la participación del sujeto en el mismo. "En todavoz activa simple -dice Jakob Grimm- queda dudoso si elconcepto dominante es transitivo o intransitivo; así por ejem-plo, "yo veo" puede significar "yo veo con mis ojos" o bien"yo veo algo"; XAULú:l puede significar el llorar íntimo o el llorara alguien más. La voz media despeja esta duda y refiere elsentido de la oración necesariamente al sujeto. Por ejemplo,MULOf-lUt (lloro por mí, lloro para mí). " La verdadera y autén~tica voz media ha sido creada para indicar todo aquello quevitalmente ocurre en el alma y en el cuerpo del sujeto quehabla, de tal modo que todas las lenguas coinciden maravillo-samente al incluir conceptos como alegrarse, entristecerse, asom-brarse, temer, anhelar, permanecer, reposar, hablar, vestir, la.varse y otros semejantes".168 Si ahora contemplamos retrospec-tivamente la multiplicidad de distinciones genéricas verbales y

Jl34 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

ven para llevar la acción más allá de su origen en un yo voli.tivo hasta la esfera del ser objetivo.1lf1 Esta intuición de lapluralidad de sujetos que toman parte en una acción puedeexpresarse de modo distinto según se indique simplemente elhecho de esta coparticipación o se tomen en cuenta las dife-rentes formas de participación. En el primer caso el lenguajeusa la "forma cooperativa" del verbo, o bien configura una"raíz cooperativa o social" propia que expresa que una personatoma parte de algún modo en la actividad o estado de otra.l62Algunas lenguas utilizan sufijos colectivos especiales para indi-car que alguna acción es emprendida no por una sola personasino en grupO.1£3 Por 10 que toca a la forma de colaboraciónde varios individuos, es ante todo significativo si esta colabora-ción está dirigida meramente al exterior o al interior, esto es,si una pluralidad de sujetos se encuentra frente a un simpleobjeto material o si cada objeto de ellos en su actividad seencuentra recíprocamente en una relación de sujeto-objeto.De esta última intuición surge la expresión que el lenguajecrea para indicar la acción red'proca. Inclusive las lenguas pri-mitivas suelen distinguir claramente si la actividad de los su-jetos se dirige hacia una cosa exterior o si se dirige hacia ellosmismos.164 Y aquí evidentemente ya se ha preparado otro pasode gran trascendencia. En la acción recíproca el agente y aque-llo sobre lo que se actúa en cierto sentido coinciden: ambospertenecen a la esfera personal y únicamente depende de nues-tro punto de vista el considerarlos como sujeto u objeto de laactividad. La relación se hace más profunda si en lugar de unapluralidad de sujetos figura un solo sujeto, coincidiendo mate.rialmente en un solo punto, después de haber sido separados,el punto de partida y el objetivo de la acción. Éste es el ca.

1lfl La lengua tagala, por ejemplo, para formar los verbos causales sesirve de un doble prefijo: uno expresa la simple producción de una cosa,la mera actividad causativa de un sujeto, mientras que el otro indica queun sujeto es inducido a actuar, de tal modo que ahora se tienen dos su-jetos activos. Cf. Humboldt, Kawi. Werk, 11, 143.

16;2 Cf. los ejemplos de la lengua bedja en Reinisch, Bedauye 11, 130 SS.;

la lengua yacuta, por ejemplo, conoce también una forma cooperativa delverbo (Boethlingk, Sprache der jakuten, p. 364 s).

168 Como la lengua de los tupIes, véase Ray, TOTTes.Strait Expedition,I1I, 340.

164 Por ejemplo la lengua bungandita en el sur de Australia que hasido descrita por Mattews, J. and Proc. of the Royal Soco of N. S. Wales.Tomo XXXVII (1903) p. 69.

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 235

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2

Si de la configuración implícita de la representación del yoen el terreno de la expresión nominal y verbal pasamos a exa-minar su desenvolvimiento explícito lingüístico y, con ello, el'desarrollo progresivo de los verdaderos pronombres, vemosque, como ya Humboldt lo señaló, aunque el sentimiento delyo debe ser considerado como componente originario e irre-ductible de toda configuración lingüística, la aparición del pro-nombre en el lenguaje propiamente dicho estuvo acompañada,de grandes dificultades. Porque para Humboldt, la esencia delyo consistía en ser sujeto, mientras que en el pensamiento y en'el habla, por el contrario, todo concepto debe convertirse enobjeto con relación al sujeto pensante.170 Esta contradicciónsólo puede resolverse en caso de que vuelva a darse la misma'conexión que examinamos anteriormente dentro de la esferanominal y verbal, sólo que ahora en un nivel superior. Tam-bién dentro de la esfera de la expresión pronominal la desig-nación precisa del yo sólo puede conseguirse contraponiéndola,por una parte, a la designación del mundo objetivo, pero atra-vesándola y yendo más allá de ella. Aun en los casos en queel lenguaje cuenta ya con una clara idea del yo, debe darle

lil1) Además de las lenguas semitas, la lengua yacuta (Boethlingk, p. 291),

'el turco (aug. Müller, p. 71 SS,), Y la lengua nuba (Reinisch. pp. 62 ss,),-ofrecen ejemplos de ello.170Véase Humboldt, "Ortsadverbien" (Werke, VII, 306s.).

7:".

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 231

todavía una investidura objetivista; debe hallar la designaciónprecisa para el yo justamente en la designación de lo mera-mente objetivo.

Esta suposición de Humboldt encuentra su confirmacióncuando se examina el modo en que el lenguaje, para expresarlas relaciones personales, utiliza no tanto los verdaderos pro-nombres personales como los pronombres posesivos. La idea deposesión implícita en estos últimos ocupa de hecho una pecu-liar posición intermedia entre el campo de lo objetivo y el delo subjetivo. Lo que se posee es una cosa u objeto, un algoque ya por el hecho de volverse contenido de posesión se da aconocer como mera cosa. Pero justamente porque esta cosa serevela como posesión adquiere un nuevo carácter, pasando dela esfera de lo meramente natural a la esfera de lo persona-espiritual. Lo que aquí se pone de manifiesto es una especiede vivificación, una transformación de la forma del ser enforma del yo. Por otra parte, el yo todavía no se aprehende así mismo en un acto libre y originario de espontaneidad espi-ritual y volitiva, sino que, por así decirlo, se intuye en laimagen del objeto que se apropia como "suyo". Esta obtenciónmediata de la expresión puramente "personal" a través de laexpresión "posesiva" se revela en su aspecto psicológico en eldesarrollo del lenguaje infantil, en el cual el propio yo pareceser designado mediante pronombres personales mucho antes quemediante pronombres posesivos. Pero hay determinados fenó-menos de la historia general del lenguaje más elocuentes y cla-ros que las observaciones anteriores, no muy seguras ni uní-vocas.l71 Tales fenómenos muestran que el desarrollo propia-mente dicho del concepto del yo suele ir precedido por unestado de indiferenciación en que las expresiones "yo" y "mío","tú" y "tuyo", etc., no se han distinguido todavía. La diferen-cia entre ambas -hace notar Humboldt- es percibida perono con la agudeza y precisión formales que se requieren parallegar a la designación fonética,172 Al igual que la mayoría delas lenguas aborígenes americanas, también las lenguas de la

171Acerca de esta cuestión puede consultarse a C. y W. Stern, op. cit.,pp. 41, 245 ss.

172 Humboldt, Einleitung zum [(awi.WeTk (Werke, VII, 1, 231). La"identidad todavía existente entre los pronombres personal y posesivo"es señalada también por K. v. d. Steinen acerca de la lengua bakairL Unamisma palabra (ura) significa no sólo "yo" sino también "mío", "esto esmío", "esto me pertenece". Otra palabra significa "tú" y "tuyo" }' unatercera palabra significa "él" }' "suyo". (Bakairi-Sprache, pp. 348S., 380).

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,175 Schopellhauer, Die Welt als Wille und Vorstellung) J, 151S.; JI, 289s.(Grisebach).176 Cf. Buschmalln, "Del' athapaskische Sprachstamm" (Abh. d. BerI.

Akad. d. Wiss., 1854), pp. 165, 231; PoweIl, lntroduction fo the Study o/lndian Languages) p. 18. Goddard, "Athapascan" en el Handbook de Boas,1, 103.

177K. v. de Steinen, Un ter den Naturvolkern Zentral-Brasiliens, p. 22.178 Cf. Boethlingk, Die Sprache der Jakuten, p. 347; según Simonyi

también en el húngaro los nombres de parentescos y nombres de partesdel cuerpo se usan relativamente poco sin sufijo personal posesivo; op.cit.) p. 260.

cuerpo humano como aquella realidad en que este tránsito serealiza con incontrastable claridad. Según Schopenhauer, el yoy el cuerpo no son dos distintos estados objetivos conectadospor el vínculo de la causalidad; no se encuentran en relaciónde causa a efecto, sino que son lo mismo, sólo que dándose dedos maneras completamente distintas. La acción del cuerpo noes otra cosa que el acto de la voluntad objetivado, esto es,habiendo entrado ya en el mundo de la intuición; el cuerpono es otra cosa que la objetivización de la voluntad misma.'175Partiendo de aquí se hace comprensible que la expresión de larelación personal se funda frecuentemente con la denominaciónpuramente objetiva en un todo indivisible. Particularmente laslenguas de los pueblos primitivos suelen mostrar con claridadesta peculiaridad. En la mayoría de las lenguas de los indiosamericanos una parte del cuerpo nunca puede ser designadacon una expresión general sino que debe ser determinada conmayor detalle mediante un pronombre posesivo. Así pues, noexisten expresiones abstractas para brazo o mano, sino sólouna expresión para la mano o el brazo en la medida en quepertenezcan a un hombre determinado.17{l K. v. d. Steinen in-forma acerca de la lengua bakairi que al precisar los nombresde las partes del cuerpo había que distinguir cuidadosamentesi la parte corporal por cuya denominación se preguntaba per-tenecía al que interrogaba, al interrogado o a un tercero, puesen los tres casos se obtenían respuestas distintas. La palabrapara "lengua", por ejemplo, sólo podía pronunciarse en laforma "mi lengua", "tu lengua", "su lengua" o "la lengua detodos los que estamos aquí".177 Humboldt y Boethlingk noshablan del mismo fenómeno en las lenguas mexicana y yacutarespectivamente.l78 En las lenguas melanesias al designar partesdel cuerpo se escogen expresiones distintas según se trate dela denominación general o de la denominación de una parte

238 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

familia uralo-altaica formulan casi siempre la conjugación delverbo de tal modo que la forma infinitiva indeterminada vaacompañada de un afijo posesivo. Así, por ejemplo, la expresiónusada para "yo camino" significa propiamente "mi caminar",o bien las expresiones usadas para "yo construyo, tú constru-yes, él construye" lingüísticamente presentan exactamente lamisma estructura que las expresiones usadas para "mi casa tucasa, su casa",l7:ll Es indudable que esta peculiaridad de la ex-presión se funda en una intuición peculiar de las relacionesentre el "yo" y la "realidad". Para Wundt la causa psíquicade esta persistencia de las formas nominales en el campo de losconceptos verbales transitivos es que en el verbo transitivo elobjeto al que se refiere la acción está siempre dado inmedia-tamente en la conciencia; por lo tanto, necesita ser designadoantes que cualquiera otra cosa, de tal modo que aquí el con-cepto nominal puede suplir a toda la oración que expresa laacción.l74 Pero con esto el hecho que aquí estamos tratandono queda psicológicamente aclarado sino sólo psicológicamenteparafraseado. Son dos concepciones espiritualmente distintaslas que se manifiestan al designar a la actividad como actopuro, actus purus, y al designar su finalidad y sus resultados ob-jetivos. En el primer caso la expresión de la actividad se re-monta al fuero interno de la subjetividad, considerado comosu origen y fuente; en el segundo caso se circunscribe al pro-ducto de la acción, el cual es retrotraído nuevamente a la es-fera del yo mediante un pronombre que indique posesión. Enambos casos existe la relación entre el yo y el contenido obje-tivo pero, por así decirlo, ambos casos tienen sentidos distintos:en un caso la dirección del movimiento va del centro a laperiferia y en el otro caso va de la periferia al centro.Esta conexión entre el yo y el no yo expresada en el prO-

nombre posesivo y establecida, por lo tanto, por la idea deposesión, es particularmente estrecha cuando el no yo no essimplemente un objeto animado del "mundo exterior" sinoque pertenece al terreno en que lo "interno" y lo "externo"parecen tocarse y pasar inmediatamente de uno a otro campo.Inclusive hay filósofos especulativos que han caracterizado al

173 Véase H. Winkler, Der ural-altaische Sprachstamm, pp. 76 s,) 171;ejemplos de otras familias lingüísticas pueden encontrarse en Fr. MülIer,Grundriss, por ejemplo en 1, 2, ll¡; 1, 2, 116S.,' 142, 153, 11, 1, 188, 111,2, 278, etc.174 Wundt, op. cit.) 11, 43.

LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 239

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179 Codrington, op. cit., pp. 140s.180 Cf. por ejemplo, Reinisch, Nuba-Spraehe, p. 45; acerca de las lenguas

americanas véase Boas, Handbook, por ejemplo, 1, 1°3.

corporal en particular perteneciente a un individuo determina-do; en el primer caso la expresión usual con significación in.dividualizadora, como "mi mano", "tu mano", etc., debe iracompañada por un sufijo generalizador.179 Esta fusión de laexpresión nominal con el pronombre posesivo se extiende luegomás allá de la designación de las partes del cuerpo humanohacia otros contenidos, siempre que estos sean concebidos enuna vinculación particularmente estrecha con el yo y en ciertosentido como partes de su ser anímico-natural. Frecuentementelas expresiones que designan grados de parentesco consanguíneocomo "padre" y "madre", etc., suelen aparecer solamente enunión del pronombre posesivo,180 Aquí nos encontramos conlas mismas relaciones que vimos antes en la configuración de laexpresión verbal, a saber: para la intuición del lenguaje la rea-lidad objetiva no constituye una masa homogénea única quesimplemente se contrapone al mun~o del yo como un todo,sino que existen diversos estratos de esta realidad; no existeuna simple relación general y abstracta entre el sujeto y el ob-jeto sino que podemos distinguir claramente distintos gradosde objetividad de acuerdo can su mayor "acercamiento" o "ale-jamiento" del yo.

y de esta concreción en que se da la relación sujeto-objeto sederiva otro rasgo más. La característica principal del yo puroconsiste en su absoluta unidad, contrastando con todo lo obje-tivo y lo cósico. Considerado cOmo una forma pura de la con-ciencia, el yo no admite ninguna posibilidad de diferenciacióninterna, pues tales diferenciaciones sólo pertenecen al mundo delos contenidos. Por lo tanto, en la medida en que el yo seatomado como expresión de lo no-cósico en el más estricto sen-tido, debe considerársele como "pura identidad consigo mismo".En su obra Vorn ¡eh als Prinzip der Philosophie) Schellingha extraído con el mayor rigor esta consecuencia. Si el yo noes igual a sí mismo, si su forma originaria no es la de la puraidentidad -así lo puntualiza- entonces se volverían a borrarlos límites precisos que lo separan de toda realidad de conte-nido objetivo y que hacen de él algo inconfundiblemente inde,pendiente y espe~í~ico.. Consecuentemente, o se concibe al yoen esta forma ongmana de la pura identidad, o bien resulta

;181 Véase Schelling, "Vom 1c11",párrafo 7; Siimtliehe We,.he, 1, 177.

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241LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA

inconcebible.181 Pero el lenguaje no puede llegar directamentea esta intuición del yo puro, "trascendental" y su unidad. Puesasí como en el lenguaje la esfera personal va surgiendo sólogradualmente de la esfera positiva, así como la intuición de lapersona está ligada a la intuición de la posesión objetiva, ladiversidad inherente a la mera relación posesiva debe repercutirtambién en la expresión del yo. De hecho, mi brazo, unidoorgánicamente al resto de mi cuerpo me pertenece de mododistinto a como me pertenece mi arma o mi utensilio; mis pa-dres o mi hijo están ligados a mí de un modo muy distinto,mucho más natural y directo que mi caballo o mi perro. Yaun en la esfera de la mera posesión de cosas existe una dife-rencia claramente perceptible entre los bienes muebles o in-muebles del individuo. La casa en que vive le "pertenece" enun sentido más fijo que el saco que viste. El lenguaje habráde ajustarse primero a todas estas distinciones; consecuente-mente, en lugar de una expresión unitaria y general de las re-laciones posesivas tratará de formar tantas expresiones comoclases perfectamente diferenciadas de pertenencia concreta haya.Estamos aquí frente al mismo fenómeno que tuvimos ocasiónde examinar al observar el nacimiento y desarrollo progresivode los numerales. Así como a los distintos objetos y grupos deobjetos les corresponden originalmente "números" distintos,también les corresponde un distinto "mío" y "tuyo". Por elloalgunas lenguas que para contar objetos distintos emplean"sustantivos numerales", disponen también de una multitud muysemejante de "sustantivos posesivos". Para expresar la relaciónde posesión las lenguas melanesias y muchas lenguas polinesiasagregan un sufijo posesivo al término que designa el ohjetoposeído, sufijo que varía de acuerdo con la clase a la que elobjeto pertenece. Todas estas variadas expresiones de relacio-nes posesivas fueron originalmente nombres, 10 que queda for-malmente probado por el hecho de que puedan ir precedidosde preposiciones. Estos nombres están graduados, a fin de dis-tinguir los distintos tipos de propiedad, posesión, pertenencia,etc. Uno de estos "nombres posesivos", se agrega, por ejemplo,a los nombres que designan parentescos, miembros del cuerpohumano, partes de una cosa; otro de ellos a las cosas que poseeno a los instrumentos que se emplean; otro más sirve para todaslas cosas destinadas a comerse y otro para aquellas destinadas

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a beberse.182 Frecuentemente se usan expresiones distintas se-gún se trate de una posesión que viene de fuera o de un objetoque debe su existencia a la actividad personal de su poseedor.lIl.sLas lenguas de los indios americanos distinguen de parecidamanera entre dos tipos básicos de posesión: la posesión naturale intransferible y la artificial y transferible.tlS4 Aun determina-ciones puramente numéricas pueden dar origen a una diversidaden la expresión de las relaciones posesivas, distinguiendo en laelección del pronombre posesivo si se trata de uno, dos o másposeedores, o bien si el objeto poseído es único, doble o múl-tiple. En la lengua leutiana, por ejemplo, al tomar en cuentay combinar todos estos factores, resultan nueve expresiones dis-tintas de los pronombres posesivos.185 De todo lo anterior seconcluye que tanto la expresión posesiva homogénea como laexpresión numérica homogénea son productos del lenguaje re-lativamente tardíos que hubieron de desprenderse de la intui-ción de 10 heterogéneo. Así como el número sólo adquiere elcarácter de "uniformidad" al irse transformando progresiva-mente de expresión de cosas en expresión de relaciones, lasimplicidad y uniformidad de las relaciones del yo van impo-niéndose gradualmente sobre la diversidad de contenidos quepueden formar parte de estas relaciones. El lenguaje pareceencaminarse hacia esta designación puramente formal de las re-laciones posesivas y, con ello, hacia la aprehensión inmediatade la uniformidad formal del yo, cuando utiliza el genitivocomo expresión de posesión en lugar de los pronombres pose-sivos. Porque esta expresión de posesión aun cuando tiene susraíces en intuiciones concretas, particularmente en intuicionesespaciales, a medida que se va desarrollando se va convirtiendo

,182 Cf. Ray. "The Melanesian Possesives", American Anthropologist, XXI

(1919), pp. 349 ss.183 Véase Codrington, The Melanesian Languages, pp. 129 S.

184 Estos diferentes sufijos personales para las posesiones transferiblese intransferibles se encuentran, por ejemplo, en las lenguas haidah ytsimshian, que además distinguen entre la posesión transferible de seresvivientes (mi perro) y cosas inanimadas (mi casa). así como también en laslenguas de los indios sioux. Cf. Boas: Handbook, l, 258, 39!h 946s.l85 Cf. Victor Henry, Langue aléoutique, p. 22; algo parecido puede de-

cirse de la lengua esquimal; d. Thalbitzer en Boas, Handbook, I, 1021 ss.Ezinnyei (ojJ. cit., 115) apunta que en las lenguas ugro.finesas existieronoriginalmente dos modelos de sufijos posesivos; uno para la posesión sin-gular y el otro para la posesión plural, sólo que en la mayoría de laslenguas esta distinción se oscureció; donde mejor se ha preservado es enla lengua voguI.

186 Esto es lo que ocurre en el turco, donde una expresión como "lacasa del padre" está formada de tal modo que propiamente dice "delpadre su casa"; d. Aug. Müller Türkische Gmmmatik, p. 64; algo semejanteocurre en las lenguas ugro.finesas, d. H. Winkler. Das Ural.altaische undseine GrupjJen, pp. 7 ss.187 Más detalles en F. N. Finck. Die Haupttypen des Sprachbaus, pp. 13 s.

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243LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA

más y más en un caso puramente "gramatical", se va convirtiendoen expresión de la "pertenencia" en general, la cual no estálimitada a ninguna forma especial de posesión. Probablementepodamos encontrar una transición entre ambas intuiciones enlos casos en que la expresión genitiva presenta todavía uncierto carácter posesivo, necesitándose de un sufijo posesivoespecial para completar y precisar la relación genitiva.18'6El lenguaje se aproxima a la expresión de la unidad pura-

mente formal del yo por otro camino cuando, en lugar de carac-terizar la actividad esencialmente en cuanto a su finalidadobjetiva y su resultado, se remite al origen del actuar, al su-jeto activo. Ésta es la dirección que toman todas aquellas len.guas que consideran al verbo como mera expresión de hechos,dejando al pronombre personal la designación y determinaciónde las personas. El yo, tú, él, se desprende de la esfera de loobjetivo mucho más tajantemente que el mero "mío", "tuyo"y "suyo". El sujeto del actuar ya no puede figurar como meracosa entre cosas o como un contenido entre contenidos, sinoque es el núcleo vivo de energía del cual parte la acción y re-cibe su dirección. Se han intentado distinguir los tipos de con-figuración lingüística atendiendo a si llevan a cabo la designa-ción de la acción verbal esencialmente desde el punto de vistade la impresión o del hecho. En los casos en que prevalece elprimer punto de vista, la expresión de la acción se convierteen un simple "me parece", mientras que bajo el predominiodel segundo punto de vista la tendencia contraria es la quepriva, interpretándose como acción la mera apariencia.ls7 Perocon tal intensificación de la expresión de la actividad la expre-sión del yo también toma una nueva forma. La expresióndinámica de la representación del yo se encuentra mucho máscerca de la concepción del mismo como pura unidad formalque una expresión nominal y objetivista del mismo. De hecho,el yo se va transformando cada vez más claramente en una puraexpresión de relación. Si toda actividad y también toda pasi-vidad, toda acción y también todo estado parecen estar vincu-lados al yo y unidos en él, este mismo yo no es en última ins-

FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA242

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188 Cf. Ludwig Noiré, Der Ursprung der Sprache, pp. 311 SS., 341 ss. Y MaxMüller, Das Denken im Lichte der Sprache, Leipzig, 1888, pp. 371 SS.,

571 ss.189 Éste es, por ejemplo, el punto de vista que adopta B. Dclbrück

(Grundfragen der Sprachforschung), Estrasburgo, 1901, pp. 113SS.

con la concepción de que toda habla tiene su origen en acti.vidades humanas ejecutadas en grupo se procedió a buscar lashuellas de esta actividad en la conformación lingüística básicade esos tipos. En este sentido es como Max Müller, por ejem-plo, siguiendo a Ludwig Noirés, trató de reducir las raíces delsánscrito a un número determinado de conceptos lingüísticosoriginales como las expresiones para designar las actividadeshumanas más simples: trenzar y tejer, coser y atar, cortar ypartir, cavar y pinchar, romper y golpear.lB8 Pero intentos deesta especie parecieron perder su sentido a partir de que elconcepto de raíz fue tomado ya no material sino formalmente,cuando se empezó a ver en él no tanto el elemento fáctico detoda configuración lingüística sino más bien en un elementometodológico de la ciencia del lenguaje. Y aun aquellos queno llegaron a esta completa disolución metodológica del con-cepto de raíz -cuando, por ejemplo, se creyó justificada la su-posición de que en el indo-germánico las raíces existieron real-mente en tiempos anteriores a la flexión- se veían obligadosa abstenerse de toda aseveración acerca de su verdadera for-ma.189 Pero no es menos cierto que todavía se encuentran enlas investigaciones empíricas del lenguaje muchos indicios deque el proceso de la naturaleza y estructura de las raíces origi-narias empieza a revivir. La tesis del origen y carácter verbalesde estas raíces vuelve a tomar vigoroso impulso. Un lingüistafrancés que recientemente trató de renovar esta vieja tesis yadefendida por Panini, además de apoyarse al argumentar enobservaciones de la historia del lenguaje, se apoya expresamenteen consideraciones que pertenecen a otra esfera que es la de lametafísica general. Según él, el lenguaje debió haber partidode la designación de conceptos verbales y de aquí debió haberavanzado gradualmente hacia la designación de conceptos decosas, porque sólo las actividades y los cambios son sensible-mente percibidos y sólo ellos están dados como fenómenos, mien-tras que la cosa que se encuentra a la base de estos cambios yactividades sólo puede ser aprehendida indirectamente como elsoporte d2 dichos cambios y actividades. Al igual que el ca-mino del pensamiento, el camino del lenguaje debe ir de lo

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244 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

tancia otra cosa que un punto central ideal. No es ningúncontenido de representación o percepción sino que, para hablarcon Kant, sólo es aquello "en referencia a lo cual las repre-sentaciones adquieren unidad sintética". En este sentido, larepresentación del yo es "la más pobre de todas" porque pareceestar vacía de todo contenido concreto, pero esta carencia decontenido involucra también una nueva función y una signifi-cación completamente nueva. A decir verdad, el lenguaje yano cuenta con ninguna expresión adecuada para esta significa-ción, pues aun en su más alto grado de espiritualidad permanecereferido a la esfera de la intuición sensible, por lo que no puedellegar hasta esa "representación puramente intelectual" del yo,ese yo de la "apercepción trascendental". Pero también escierto que, al menos indirectamente, puede prepararle el terrenoal ir traduciendo cada vez más sutil e incisivamente la contra-posición del ser cósico-objetivo y el ser subjetivo-personal, yprecisando por varios caminos y con medios distintos la cone-xión entre ambos.

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La ciencia y la filosofía del lenguaje se han visto vivamenteinquietas por la disputa acerca de si las palabras originales delas que partió el lenguaje eran de naturaleza verbal o nominal,si se trataba de designaciones de cosas o de actividades. Lasopiniones estaban ruda e irreconciliablemente contrapuestas,aduciéndose razones histórico-lingüísticas y especulativo-genera-les en apoyo de ambas alternativas. Durante algún tiempo pa-reció acallarse la contienda al haberse vuelto problemático elconcepto en torno al cual giraba. La lingüística moderna fueabandonando más y más el intento de remontarse a los tiemposprimitivos para develar directamente el secreto de la creacióndel lenguaje. Para ella el concepto de "raíz lingüística" dejóde ser el concepto de algo real e históricamente existente, vien.do en él -como ya Humboldt lo había hecho can su acostum-brada escrupulosidad crítica- solamente el producto del aná-lisis gramatical. De este modo, las supuestas "formas origina-rias" del lenguaje palidecieron hasta volverse meras formas delpensamiento, productos de la abstrqcción. Mientras se creyó enun auténtico "periodo radical" del lenguaje, pudo hacerse elintento de reducir la totalidad de las formas lingüísticas a un"número limitado de matrices o tipos", y al conectar esta tesis

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 245

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101 Wundt, Die SjJrache, 2~ ed. 1, 594.

vale también en dirección opuesta: se pronuncia tanto contrala afirmada originariedad necesaria del verbo y los conceptosverbales como también contra argumentos psicológicos con loscuales se ha tratado de demostrar el primado de la intuiciónpuramente objetiva y los nuevos conceptos nominales. "Es im-posible pensar -apunta, por ejemplo, Wundt- que el hombrehaya pensado alguna vez meramente con conceptos verbales.Por razones psicológicas resultaría mucho más fácilmente com-prensible lo contrario, o sea que pensó meramente con repre-sentaciones objetivas; y de hecho, se encuentran huellas muyclaras de semejante estado no sólo en el modo de hablar delniño sino también en muchas lenguas realmente existentes quehan conservado un estado más originario de desarrollo concep-tual.19l Pero también aquí la hipótesis de que el hombre pensóalguna vez con "meros" conceptos nominales entraña la mismadeficiencia de principio de la tesis opuesta, que da a los con-ceptos verbales la prioridad temporal y material. Aquí nos en.contramos frente a uno de esos problemas que no pueden serresueltos mediante un simple "o esto, o aquéllo", sino sólomediante un replanteamiento crítico de principio de la cuestiónmisma. El dilema que por mucho tiempo ha dividido a losestudiosos del lenguaje en dos grupos distintos es en últimainstancia un dilema metodológico. Si seguimos ubicados dentrode la teoría Teproductora y aceptamos que el fin del lenguajeno puede consistir sino en designar superficialmente determi-nadas distinciones dadas en la representación, entonces sí tienesentido preguntar si lo que el lenguaje destacó primero fueroncosas o actividades, estados o atributos. Pero lo que fundamen-talmente oculta este modo de plantear la cuestión es sólo elviejo error de la hipóstasis de las categorías fundamentales lin-güístico-espirituales. Una distinción que sólo tiene lugar "en'"el espíritu, esto es, a través de la totalidad de sus funciones, es.antepuesta al conjunto de dichas funciones como algo sustan-cialmente existente y permanente. Por el contrario, el proble-ma cobra otro sentido cuando se medita en que "cosas" y "es-tados", "2 tributos" y "actividades" no son contenidos dados dela conciencia sino modalidades y direcciones de su formación.Entonces se evidencia que ni los unos ni los otros pueden serdirectamente percibidos ni expresados lingüísticamente de acuer-do con esta percepción; que la multiplicidad de las impresiones.

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247LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA

190 Véase Raoul de la Grasserie, Du Verbe COlJl.171egénáateur des autrespQ1.ties du discours (du Phénomene au Nownene), París, 1914.

246 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

conocido a lo desconocido, de lo sensiblemente percibido a lomeramente pensado, del "fenómeno" al "noumenon": por ellola designación del verbo y de los atributos verbales debe haberprecedido necesariamente a las designaciones sustanciales, a los"sustantivos" del lenguaje.looPero justamente esta f.A.£1'á~aaL~ ÉL~ a.Mo yévo~, este sorpren-

dente viraje hacia lo metafísico es lo que nos revela claramentela debilidad metodológica del planteamiento del problema queaquí subyace. Por una parte, toda la demostración está basadaen una inequívoca quaternio terminorum: el concepto de sus-tancia, que aquí es utilizado como segunda premisa de la de-ducción, figura con dos significaciones completamente diferen-tes, puesto que está tomada una vez en sentido metafísico yotra vez en sentido empírico. La premisa mayor de la deduc-ción se refiere a la sustancia como sujeto metafísico de loscambios y atributos, como "cosa en sí" que yace "detrás" detodas las cualidades y accidentes; la conclusión habla de losconceptos nominales del lenguaje, los cuales en la medida enque sirven para expresar objetos, es natural que no puedantomar a éstos sino como "objetos fenoménicos". La sustanciatomada en el primer sentido es la expresión de una esenciaabsoluta, mientras que en el segundo sentido es sólo la expre-sión de una permanencia relativa, empírica. Pero si el problemaes captado en este último sentido, la conclusión extraída, en lamedida en que se apoye en razones epistemológicas, pierde todafuerza probatoria. Pues la epistemología no nos enseña que laidea de atributo cambiante o de estado cambiante sea necesa-riamente anterior a la idea de "cosa" como unidad relativa-mente permanente: más bien muestra que tanto el concepto decosa como el de atributo o estado son condiciones igualmentelegítimas y necesarias en la estructuración del mundo de laexperiencia. Se distinguen entre sí no como expresiones de rea-lidades dadas y de acuerdo con el orden en que estas ralidadesse suceden, en sí o en relación a nuestro conocimiento, sinocomo formas de concepción, como categorías que se condi-cionan mutuamente. En este sentido, el punto de vista de lapermanencia, el punto de vista de la "cosa" no está dado niantes ni después del punto de vista del cambio, sino tan sólojunto con él como su momento correlativo. Y este modo de ver

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248 FENOMENOLOGtA DE LA FORMA LINGütSTICA

sensibles, primeramente indiferenciadas, puede ser determinadaen la dirección de una u otra forma del pensamiento y dellenguaje, Esta determinación de algo como objeto o como acti-vidad y no la mera denominación de objeto y de actividad eslo que se expresa en la labor espiritual del lenguaje 10 mismoque en la labor lógica del conocimiento. Por 10 tanto, de10 que se trata no es de saber si el acto de denominación recaeprimero en cosas o actividades consideradas como determinantes"en si" de la realidad, sino en saber si dicho acto se encuentrabajo el signo de una u otra categoría del lenguaje y del pensa-miento, en saber si se efectúa, por así expresarse, sub specienominis o sub specie verbi.

y de antemano podemos suponer que frente a esta cuestiónno será posible tomar una simple decisión, apriorística. Si ellenguaje ya no es concebido como una reproducción unívocade una realidad unívocamen te dada, sino como un vehículo deese gran proceso de "entendimiento" entre el yo y el mundo,en el cual se definen con precisión los límites entre ambos,entonces es evidente que este problema admite una multitudde diferentes posibles soluciones. Porque el medio de comu-nicación entre el yo y el mundo no existe perfectamente deter-minado desde un principio sino existe y opera tan sólo confi-gurándose a sí mismo. Es por ello por 10 que no puede hablarsede un sistema de categorías del lenguaje ni de un orden y suce-sión lógico o cronológico de las categorías lingüísticas entendidocomo un número de formas rígidamente establecidas que, amanera de un carril prefijado, debe recorrer ineluctablemente,el lenguaje en su desenvolvimiento. Al igual que en la refle-xión epistemológica, cada una de las categorías que extraemosy contrastamos con las otras sólo puede ser tomada y conside-:rada como un factor singular que, de acuerdo con las relaciones.en que entre con otros factores, puede evolucionar hacia otras.configuraciones concretas completamente distintas. De la com-penetración de estos factores y de las diferentes conexiones que.establecen ~ntre sí resulta la "forma" del lenguaje, la cual hayque concebIr no tanto como forma de ser sino como forma demovimiento, no como forma estática sino como forma dinámica.Por consiguiente, no existen aquí antítesis absolutas sino siem-pre relativas, antítesis en cuanto al sentido y dirección de laconcepción. El interés puede estar puesto en uno u otro mo-

.mento, los acentos dinámicos entre los conceptos de cosa y atri-~buto, estado y actividad pueden ser distribuidos de muchísimos

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 249

modos y solamente en este ir y venir, en este movimiento untanto oscilatorio está la característica específica de toda formalingüística considerada como forma creadora. Cuanto máspenetrantemente tratamos de comprender este proceso tal comoocurre específicamente en cada una de las lenguas, tanto más seesclarece que en ellas las clases de palabras que suele distinguirnuestro análisis gramatical, el sustantivo, el adjetivo, el pro-nombre, el verbo, no están presentes desde el principio inter-actuando como unidades rígidas y sustancializadas, sino queunas parecen generar y delimitar a las otras en forma recíproca.La designación no se desprende del objeto acabado; por el con-trario, del desarrollo progresivo del signo y de la consiguiente"distinción" cada vez más precisa de los contenidos de la pala-bra es de donde van surgiendo perfiles cada vez más claros delmundo, considerado como totalidad de "objetos" y "atributos","cambios" y "actividades", "personas" y "cosas", relaciones es-paciales y temporales.

Si el camino recorrido por el lenguaje es el camino que llevaa la determinación, es de esperarse que ésta haya ido surgiendoy tomando forma a partir de una etapa de relativa indetermina-ción. La historia del lenguaje confirma plenamente esta supo-sición, mostrando que cuanto más retrocedamos en el desa-rrollo del lenguaje, más nos vemos conducidos a una fase en lacual las partes del discurso que distinguimos en las lenguas evo-lucionadas no se han diferenciado entre sí ni en cuanto a laforma ni en cuanto al contenido. Una misma palabra puededesempeñar aquí funciones muy distintas, pudiendo ser empleadacomo preposición o como nombre independiente, como verbo ocomo sustantivo, según las condiciones particulares en que apa-rezca. La indiferenciación de nombre y verbo es especialmentela regla que determina la estructura de la mayoría de las len-guas. Ocasionalmente se ha dicho que aunque toda lengua sereduce a las categorías de nombre y verbo, unas cuantas lenguas,por otra parte, conocen un verbo en el sentido nuestro. Casiexclusivamente las lenguas de las familias indogermánica y se-mita son las que parecen haber llegado a distinguir de maneraverdaderamente clara ambas clases de formas, y aun en dichaslenguas .se encuentran todavía en la ~structura de. la oración ,/;:;:~:~fluctuaCIOnes entre la forma de las oraCIOnes192 nommales y ver-/.'~'. " ,~/<:~.:;_..

192 Cf. por ejemplo Noldeke, Syrische Grammatik, p. 215: "La oración nll.;j " '';1minal, esto es, la oración que tiene como predicado un sustantivo, un a~~ ' .. ,1\t

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jetivo o un ténnino adverbial, en el sirio no se distingue con toda claridadde la oración verbal. El participio, muy utilizado como predicado y envías de convertirse en pura fonna verbal, pero sin ocultar su procedencianominal. " indica transiciones de la oración nominal a la oración verbal.Inclusive la estructura interna de las oraciones nominal y verbal no estámuy diferenciada en el siriaco.193 Humboldt, Einleitung zum Kawi. Werk, vn, 1, 222, 280 ss., 305; d.

especialmente el propio Kawi-Werk, n, 81, 129 ss., 287.194 Ejemplos en Fr. MüIler, Grundriss: de la lengua hotentote I, 2,

12 SS.; de las lenguas de los mandingas l, 2, 142; del samoyedo n, 174;del yenisei-ostiaco n, 1, 115.195 Ver supra, p. 238.

196 Muchos ejemplos de esta "conjugación adjetiva" pueden verse enDe la Grasserie, op. cit., pp. 32 SS. La lengua malaya permite que todapalabra sin excepción sea transfonnada en un verbo mediante un sufijo;a la inversa, toda expresión verbal puede ser tratada como nombre ante-poniéndole simplemente el artículo definido (Humboldt, Kawi. Werk, n,81, 348 ss.). En el capto el verbo en infinitivo adopta el género de losnombres sustantivos: el infinitivo es un nombre v en cuanto a su formapuede ser masculino o femenino. De acuerdo c~n su carácter nominal,tampoco rige originalmente ningun objeto sino un genitivo que sigue in-mediatamente al nombre del mismo modo que sigue al sustantivo (Véase

bales. Humboldt apunta que una característica de la familialingüística malaya es que en ella están tan borrados los límitesentre la expresión verbal y la expresión nominal, que se tieneuna cierta sensación de la ausencia del verbo. Igualmente diceque una lengua como la de Birmania carece completamente detodas las designaciones formales para la función verbal, de talmodo que los mismos que la hablan no parecen sentir la ver-dadera fuerza del verbo.193 El avance progresivo de la Lingüís-tica Comparada ha demostrado que lo que aquí parece que hayque considerar todavía como una especie de anomalía estruc-tural del lenguaje es en realidad un fenómeno generalmenteextendido. Una y otra vez encontramos una forma intermediay un tanto amorfa en lugar de una clara separación de verboy nombre.194 Esto también sale claramente a relucir si conside-ramos que la diferenciación entre el manejo gramatical-formalde los términos de cosas y los términos de actividades va sur-giendo muy gradualmente. "Conjugación" y "declinación" seconfunden aún mucho en su configuración lingüística. Siempreque el lenguaje sigue al tipo de la "conjugación posesiva" seda un absoluto paralelismo entre la expresión nominal y la ex-presión verba1,l95 Análogas relaciones se dan entre las designa-ciones de actividades y de atributos: un mismo sistema de in-flexión puede abarcar tanto a los verbos como a los adjetivos.lllo6

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251LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA

Inclusive estructuras lingüísticas complejas y hasta oracionesenteras pueden ser conjugadas en ocasiones de este modo.197Aunque nos sintamos inclinados a entender esos fenómenoscomo pruebas de la "amorfia" de una lengua, más bien debe-ríamos considerarlos como indicios del característico "devenirhacia la forma". Pues justamente la indeterminación que eneste caso todavía acompaña al lenguaje, deficiente evolución ydiferenciación de sus categorías individuales es un factor de supropia flexibilidad y de su esencial capacidad creadora interna.La expresión indeterminada contiene todavía todas las posibili-dades de determinación y, por así decirlo, deja que al desarro-llarse cada lengua en particular se decida por alguna de esasposibilidades.Querer establecer un esquema general de este desarrollo pa-

rece verdaderamente un vano esfuerzo pues la riqueza concre'tade este desarrollo reside justamente en que cada lengua pro-cede de diversa manera al estructurar su sistema de categorías.No obstante, sin violentar esta multitud concreta de formas deexpresión, es posible agruparlas reduciéndolas a ciertos tiposfundamentales. Frente a algunas lenguas y grupos de lenguasque han desarrollado con toda pureza y rigor el tipo nominal,y en las cuales toda la estructura del mundo intuitivo está re-gida y guiada por la intuición objetiva, se encuentran otras enlas cuales la construcción gramatical y sintáctica está determi-nada y regida por el verbo. Más aún, en este último caso vuel-ven a aparecer dos formas distintas de configuración lingüística,según que la expresión verbal sea tomada como expresión deun mero suceso o de una pura actividad, según que penetre enel curso del acaecer objetivo o que destaque el papel central delsujeto activo y su energía. Por lo que toca al primer tipo estric-tamente nominal, está aguda y claramente representado por laslenguas de la familia altaica. Aquí toda la estructura de la

Steindorff, Koptische Grammatik, pp. 91 s.). En el idioma ostiaco del Yenisei,lo mismo que en las lenguas drávidas, las formas verbales están investidasde sufijos que indican casos, siendo, consecuentemente, "declinadas"; porotra parte, en algunas lenguas el nombre puede ser dotado de un deter.minado signo temporal y ser así "conjugado" (Cí. Fr. Mül1er, Grundriss,n, 1, 115, 180s., lII, 1, Ig8). Segun G. v. d. Gabelentz (Die Sprachwiss.,pp. 160 s,), en la lengua de annatom no se conjuga el verbo sino el pro-nombre personal. Éste inicia la oración e indica si se trata de la primera,segunda o tercera persona del singular, dual, trial o plural, o si se tratade algo presente, pasado o futuro, de algo deseado, etcétel'a.197 Así sucede en la lengua aleutiana, cf. V. Henry, op. cit., pp. 60 ss.

FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA250

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191) Una oración como "está nevando" en japonés se dice propiamente-"de la nieve la caída (es)"; una oración como "el día ha concluido, haobscurecido" se expresa así: "del día el haberse obscurecido (es)". Cf.Hoffmann, ]apanische Sprachlehre, pp. 66 s.

200 Véase Winkler, op. cit., pp. 199ss.; Boethlingk, Die Sprache der']akuten, p. 348.

2(11 Winkler, op. cit., pp. 152, 157ss.202 Cf. Die Sprache der ]akuten, (Boethlingk pp. 299 s.): "mi cortar inmi-

nente" igual al objeto que se someterá a mi cortar pero también igual a "yo.cortaré" etc. Cf. los tiempos del verbo japonés en el cual las formas que sir-ven para expresar el futuro no el pasado, la conclusión o duración resultan-

un vinculo entre sujeto y predicado se hace notar y se subrayala presencia o no-presencia del sujeto o del predicado, su fac-ticidad o no facticidad. De esta primera afirmación de exis-tencia o inexistencia parten todas las demás determinacionesdel "que" de la acción y pasión, etc,199 Esto resalta con la máxi-ma nitidez en la forma negativa, en la cual inclusive la inexis-tencia también es concebida sustancialmente. La negación deuna acción reza de tal suerte que lo que se hace es más bienasentar positivamente la inexistencia de la misma: no existe un"no venir" como el nuestro, sino sólo el no ser, el no estar pre-sente del venir. La expresión de esta inexistencia misma estáformada de tal manera que propiamente expresa "el ser del no".y así como aquí la relación de negación se transforma en unaexpresión sustancialista, lo mismo ocurre con las otras expresio-nes de relación. En la lengua de los yacutas la relación posesivase expresa de tal modo que se predice la existencia o inexisten-cia del objeto poseído: un giro como "mi casa presente" o "micasa no presente" expresa que "poseo o no poseo una casa".20(}También las expresiones numéricas frecuentemente están cons-truidas de tal modo que la determinación numérica figura comoun ser objetivo independiente; así pues, en lugar de decirsemuchos o todos los hombres, se dice "hombre de multiplicidad"o de totalidad; en lugar de "cinco hombres" se dice propia-mente "hombre de quintuplicidad".201 Las determinaciones mo-dales y temporales del nombre verbal se expresan del mismo'modo. Una expresión sustantiva como la eminencia, al ser uni-da atributivamente al nombre verbal, indica que la acción que.expresa debe ser considerada como futura, esto es, que hay quetomar al verbo en sentido futuro.202 Una expresión sustantivacomo "apetencia" sirve para constituir la llamada forma desi-derativa del verbo, etc. Inclusive los restantes matices modalescomo el del condicional y el del concesivo se indican según el"

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252 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

oración es tal que una expresión objetiva simplemente siguea la otra y está ligada atributivamente a ella; sin embargo, estesimple principio de articulación, tan rigurosa y universalmenteobservado, permite una expresión clara y autosuficiente de unamultitud de determinaciones sumamente complejas. H. Winkler,por ejemplo, afirma acerca de este principio, ejemplificándoloen la estructura del verbo japonés: "Yo no vacilo en llamarlouna estructura maravillosa. Es inagotable la multiplicidad derelaciones de todo tipo, la multiplicidad de sutilísimos y minu-ciosísimos matices que se expresan aquí verbalmente en la for-ma más breve: lo que en nuestra lengua expresamos mediantenumerosos circunloquios y cláusulas de todo tipo, relativas yconjuntivas, es expresado aquí claramente mediante un solo tér-mino, no mediante un solo nombre sustantivo con otro nombreverbal dependiente del primero. Este nombre verbal expresacon toda claridad lo que nosotros tenemos que expresar con unaoración principal y dos o tres cláusulas dependientes; más aún,cada una de las tres o cuatro articulaciones de la oración puedeabarcar las más variadas relaciones y las más sutiles distincionesde tiempo, activo o pasivo, causativo, continuativo, en suma,las más variadas modificaciones de la acción... y todo esto selleva a cabo en gran medida sin recurrir a la mayoría de loselementos formales que para nosotros son usuales e imprescin-dibles. Por ello, el japonés resulta para nosotros una lenguainforme par excellence, lo que de ningún modo prejuzga sobreel valor de la lengua sino sólo indica la gran divergencia de es-tructura respecto de nuestras lenguas." 11)8 Esta divergencia ra-dica esencialmente en que aunque aquí no falta en modo algunola sensibilidad para los matices conceptuales de la acción, sólopuede expresarse lingüísticamente en la medida en que la ex-presión de la acción quede, por así decirlo, atrapada en la ex-pre?ión del objeto y entre a formar parte de ella como especifi-caCl~n. El centro de la designación está constituido por la exis-ten.Cl~de la cosa, y toda expresión :.de atributos, relaciones yactIVIdades depende de ella. Por consiguiente, la concepciónque encontramos en esta estructura de11enguaje es propiamente"sustancia1ista". En el verbo japonés muy frecuentemente seencuentra sólo una proposición de existencia ahí donde nosotrosesperamos encontrar una proposición predicativa, siguiendonuestro modo acostumbrado de pensar. En lugar de enunciar

198 H. Winkler, Der ural-altaische Sprachstamm, pp. 166s.

LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 253-

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204 Véanse las observaciones de G. v. d. Gabelentz, Die Sprachwissenschaft,pp. 402 S.

de apresar todas estas relaciones en la forma de la expresiónverbal del suceso. La mayoría de las lenguas de los indios ame-ricanos parecen fundarse en una concepción semejante, la cualse ha tratado de explicar psicológicamente atendiendo a los ele-mentos estructurales del espíritu de los indios.W4 Pero sea cualfuere la posición que se tome frente a este intento explicativo,en cualquier caso ya la pura constitución de estas lenguas mues-tra un método de configuración lingüística muy propio. Losperfiles generales del mismo han sido trazados con gran preci-sión por Humboldt en su exposición del procedimiento de in-corporación de la lengua mexicana. El método de este procedi-miento consiste en que las relaciones que las otras lenguas ex-presan en la oración y en la articulación analítica de la oración,en la lengua mexicana son reducidas sintéticamente a una sola"palabra-oración" compleja. El meollo de esta palabra-oraciónestá constituido por la expresión de la oración verbal, a la cual,no obstante, se agregan muchas y muy variadas determinacionesmodificativas. A la expresión verbal se agregan como comple-mento necesario las partes regentes y regidas de la oración, par-ticularmente para designaciones de su objeto más o menos cer-cano o lejano. "La oración -advierte Humboldt- en cuantoa su forma, termina can el verbo, precisándosela después comopor oposición. El verbo, según la forma de representación delos mexicanos, no puede concebirse sin estas determinacionescomplementarias. Consiguientemente, si no aparece ningún ob-jeto determinado, la lengua agrega al verbo un pronombre in-determinado utilizado en una doble forma, para personas y

1 2 3' 1 2 3 1 2 3 4 1 2para cosas: ni - tla - qua) yo como algo, ni - te - tla - maca) yo doy

3 4a alguien algo ... " El método de incorporación comprime asítodo el contenido del enunciado en una sola expresión verbalo bien, cuando esto no es posible por la complejidad del enun-ciado, del núcleo verbal de la oración "deja salir algunos extre-mos que a modo de señales indiquen la dirección en que debenbuscarse las partes aisladas en relación a la oración." Por ello,aun en los casos en que el verbo no entraña todo el contenidodel enunciado, contiene siempre el esquema general de la cons-trucción: la oración no debe ser construida gradualmente a par-

254 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

mismo principio.'2QSAquí el lenguaje acuña exclusivamente tér-minos de existencia aislados, giros objetivos independientes, ymediante su simple yuxtaposición expresa en forma directatoda la gran cantidad de posibles enlaces y formas de enlaceracionales.Es otra concepción espiritual completamente distinta la que

encontramos cuando el lenguaje, aunque todavía no distingueoriginalmente entre nombre y verbo, utiliza y acentúa en sen-tido opuesto la forma básica indiferenciada. Si bien en los casosque ya hemos examinado toda determinación lingüística partedel objeto, existen otras lenguas que con la misma exactitudy nitidez toman su punto de partida en la designación y deter-minación del suceso. Ahora ya no es el nombre sino el verbo,en la medida en que sea pura expresión de un suceder, el queaparece como verdadero meollo del lenguaje: así como antestodas las relaciones, incluyendo las del acaecer y la actividad seconvertían en relaciones existenciales, aquí Ocurre lo contrario:hasta estas últimas se convierten en relaciones y expresiones desucesos. En el primer caso puede decirse que la forma del deve-nir dinámico es arrastrada a la forma de la existencia estática;en .el otro caso, la existencia también sólo se concibe en £Qne-xión con el devenir. Pero esta forma del devenir no está todavíatransida por la forma pura del yo y por lo tanto, pese a sudinamismo, todavía posee una configuración predominantemen-te objetiva e impersonal. En esa medida, todavía nos encontra-mos en la esfera cósica, pero el centro de la misma se ha mo-vido de lugar. El acento de la designación lingüística no recaetanto en la existencia como en el cambio. Si bien en los casos:anteriormente examinados se puso de manifiesto que el sustan-tivo, COmaexpresión del objeto, regía toda la estructura dellenguaje, ahora hemos de esperar que el verbo, como expresión<lel cambio, ocupe el verdadero foco dinámico. Así como antesel lenguaje procuraba expresar en forma sustantiva las relacio-nes más complejas, ahora tratará de englobar y, por así decirlo,

todas de la unión de un nombre verbal dependiente, que indica el con te-'nido de la acción, con un segundo nombre verbal que rige al primero eindica el carácter temporal de la acción. Así pues, el desear, tratar, llegar.a -el ver (en vez de veré, etc •.. ); el alejarse --del ver (en vez de habervisto), etc. Cf. H. Winkler, op. cit., pp. 176ss. y Hoffmann, Japanische.Grammatik, pp. 214, 227.2{)3Más detalles en Winkler, op. cit., pp. 125 ss., 208 ss. y Uraltaische

Jlolker und Sprachen, especialmente pp. 90ss.

LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA 255

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207 A este respecto confrontar las observaciones típicas que hace K. v.d. Steinen sobre la lengua bakairi, Unter den Naturvolkern Zentral-Brasi.liens, pp. 78 ss., Baka'iri-Sprache, pp. IX s.

208 Gatschet (op. cit. pp. 572 s.) apunta que el verbo de la lenguaklamath solamente expresa la acción verbal o el estado de la forma hu-personal e indefinida _comparable a nuestro infinitivo. Por lo tanto, enuna construcción como "tú. romper - palo" la acción verbal sólo alude alromper sin referencia al sujeto de la acción. Similarmente las lenguas ma.yas no poseen verbos transitivos activos como los nuestros; sólo conocennombres y ve.rbos absolutos que indican el estado del ser, un atributo o unaactividad, construidos corno predicados de un pronombre personal o deuna tercera persona que funja corno sujeto, pero no admiten ningún objetodirecto. Las palabras que sirven para representar una acción transitiva sonnombres primitivos o derivados que en cuanto tales van ligados a un pre-fijo. La oración maya como "tú has matado a mi padre" o "tú has escritC',un libro" dice propiamente "tu muerto es mi padre", "tu escrito es el li,bro" (más detalles en Ed. Eeler, Das Konjugationssystem cler Maya-Sprache,Berlín, 1887, pp. 9, 17ss.). También en la expresión verbal de las len-,guas mayas son frecuentes esas frases "impersonales"; aquí se dice "mi;visión fue la estrella" en vez de "yo vi la estrella", etc. Cf. Humboldt,Kawi. TVerk, JI, 80, 350s., 397.

201l Cf. Gatschet, op. cit., p. 434 y, especialmente, ed. Seler, op. cit.

naufrague en este mismo material. En torno del núcleo verbaldel enunciado se va tejiendo una red tan gruesa' de términosmodificativos indicando el tipo y la modalidad de la acción, suscircunstancias espaciales y temporales, su cercano o lejano ob-jeto, etc. que resulta difícil extraer de este enredo el contenidomismo del enunciado y aprehenderlo como contenido significa-tivo independiente, La expresión de acción nunca aparece aquícomo una expresión genérica, sino como una expresión indivi-dualmente determinada, caracterizada por partículas especialesa las cuales está inseparablemente unida.207 Aunque, por W1a

parte, mediante todas estas partículas la acción o el proceso escaptado como el todo intuitivo concreto, por la otra no se con-sigue indicar ni destacar con precisión lingüística la unidad delsuceso y especialmente la unidad del sujeto de la actividad.208

Toda la luz del lenguaje parece alcanzar sólo al contenido delsuceso mismo y no al yo que participa activamente en él. Enla mayoría de las lenguas de los indios americanos, por ejemplo,la flexión del verbo está regida no por el sujeto sino por el ob.jeto de la acción. El verbo transitivo no está determinado encuanto a su número por el sujeto sino por el objeto directo:el verbo debe encontrarse en plural cuando se refiere a unapluralidad de objetos sobre los que se actúa. De este modo, elobjeto gramatical de la oración se convierte en el sujeto lógic020lJ

257LA FASE DE LA EXPRESIÓN INTUITIVA256 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

tir de sus distintos elementos, sino que debe ser elaborada deuna sola vez como forma acuñada unitariamente. El lenguajeelabora primero un todo ligado que formalmente es completo yautosuficiente: mediante un pronombre designa como un algoindeterminado 10 que todavía no ha determinado individual.mente, pero luego acaba de detallar esto que ha quedado inde-terminado.205

Posteriores investigaciones sobre las lenguas americanas hanmodificado en algunos rasgos la imagen general que trazó Hum.boldt del procedimiento de incorporación; tales investigacioneshan mostrado que este procedimiento, por lo que toca al tipo,grado y extensión de la incorporación, puede tomar diversas for-mas en cada una de las lenguas.20G Pero la caracterización ge-neral del peculiar modo de pensar en que se funda no varíaesencialmente con tales correcciones. Empleando una imagenmatemática, este método del lenguaje podría compararse a laelaboración de una fórmula en la cual están indicadas las rela-ciones cuantitativas universales pero no los valores cuantitativosparticulares, los cuales siguen indeterminados. La fórmula re-presenta meramente en una expresión unitaria resumida losmodos de enlace universales, la relación funcional que existeentre ciertos tipos de magnitudes. Para aplicarla al caso espe-cífico es necesario sustituir por magnitudes determinadas lasmagnitudes X, Y, Z que en la fórmula aparecen indeterminadas.De forma parecida, también en la "palabra-oración" la formadel enunciado es proyectada completamente y anticipada desdeun principio, y sólo se ve materialmeQ.te complementada cuandoel significado de los pronombres indefinidos incorporados a lapalabra-oración es determinado con mayor precisión por térmi~nos lingüísticos añadidos accesoriamente con posterioridad. Elverbo, como designación de sucesos, pugna por reunir y con.centrar en sí mismo la totalidad viva del significado expresadoen la oración, pero cuanto más lo logra, tanto más existe elpeligro de que, viéndose agobiado por el exceso de material quetiene que controlar y que constantemente se vuelca sobre él.

205 Humboldt, Einleitung zum /(awi.Wel'k (Wel'ke, VII, 1, 144s,)• ~OG ~f. especialmente las investigaciones de Lucien Adam sobre el po-

1~smtet1smoen las lenguas náhuatI, quechua, quiché y maya (Etudes surSIX langues américaines, París, 1878). Véase también Brinton, "On Poly-synthesis and Incorporation as Characteristics of American Languages",Transac. o/ The Americ. Philos. Soco o/ Philadelphia, XXIII (1885), así comoel Handbook de Boas, 1, 573, 646 ss. (chinook), 1002ss. (esquimal) y otras.

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211 Véase supra, pp. 185 s.212 DilImann, Xthiopische Grammatik, pp. 116 s.

canza en una etapa relativamente tardía. Esto mismo hemoshallado ya respecto de la determinación temporal;211 respectode la referencia al yo, las transiciones progresivas que tienenlugar aquí pueden esclarecerse si se examina el modo como al-gunas lenguas distinguen: la esfera de la expresión verbal "tran-sitiva" de la esfera de la expresión "intransitiva", echando manode medios puramente fonéticos. Así, por ejemplo, en diferenteslenguas semitas el verbo intransitivo o semipasivo, el cual noexpresa puramente una acción sino un estado y una pasión,está indicado por otra pronunciación vocálica distinta. SegúnDillmann en el etíope esta diferenciación de los verbos intran.sitivos mediante la pronunciación se ha mantenido viva: todoslos verbos que designan atributos, cualidades corporales o espi-rituales, sufrimientos o actividades no libres, se pronuncian deun modo distinto a aquellos verbos que deben designar una ac-tividad del yo pura e independiente.212 El simbolismo fonéticosirve aquÍ para expresar ese proceso espiritual fundamental quese va manifestando con claridad creciente en la formación dellenguaje; muestra cómo el yo se aprehende a sí mismo en lacontrafigura de la acción verbal y cómo al irse ésta perfilandoy diferenciando con mayor precisión, el yo se encuentra tam-bién a sí mismo y comprende la posición especial que ocupa.

~58 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

de la misma, el cual rige al verbo. La estructura de la ora-ción y de todo el lenguaje toma al verbo como punto de parti-da, pero el verbo mismo permanece dentro de la esfera de laintuición objetiva. Lo que el lenguaje expresa y destaca comomomento esencial es el comienzo y el curso del acontecimientoy no la energía del sujeto manifestada en la acción.Encontramos que .esta intuición básica empieza a cambiar en

aquellas lenguas que han avanzado hasta una configuración pu-ramente personal de la acción verbal y en las cuales, por lo tan-to, la conjugación no consiste básicamen~e en la combinacióndel nombre verbal con sufijos posesivos, sino en un enlace sin-tétiw de la expresión verbal con la expresión de los pronombrespersonales. Lo que distingue a esta síntesis del procedimientode las lenguas llamadas "polisintéticas" es que se funda en unanálisis previo. El enlace que se lleva a cabo en esta síntesis noes una mera fusión, una mera interpenetración de los opuestos,sino que supone precisamente la diferenciación y la separaciónele estos opuestos. Con el desarrollo de los pronombres perso-nales se .escindieron claramente en el lenguaje los campos delser subjetivo y del ser objetivo; no obstante, en la flexión delverbo las expresiones que designan el ser subjetivo y aquellasque designan el acaecer objetivo vuelven a juntarse en unanueva unidad. Siempre y cuando aceptemos que en esta uniónse encuentra expresada la naturaleza esencial y específica delverbo, entonces tenemos que concluir que esta naturaleza sólose cumple cabalmente en la vinculación del elemento verbal conlas expresiones del ser personal. "Pues el ser actual, que en larepresentación gramatical está caracterizado por el verbo -diceHumboldt-...2l0 no se puede expresar fácilmente en sí mismo,sino que sólo se manifiesta COmo el ser con una determinadamodalidad, en un tiempo y persona determinados; la expresiónde esta índole está indisolublemente entrelazada con la raíz,para indicar con certeza que la raíz sólo puede concebirse condichos atributos y en cierto sentido debe sustituirse por ellos.Su naturaleza [del verbo] consiste precisamente en esta movili-dad, reside en la imposibilidad de ser fijado, como no sea en elcaso específico". Sin embargo, ni la determinación temporaly personal, ni la fijación temporal y personal de la expresiónverbal cor~esponden a su estado primigenio, sino que ambas se-ñalan una meta que en el desarrollo del lenguaje sólo se al-

210Humboldt, Kawi-Werk, n, 79 s.

LA FASE DE LA EXPRESIóN INTUITIVA 259

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Capítulo IV

EL LENGUAJE COMO EXPRESIÓN DEL PENSAMIENTOCONCEPTUAL. LA FORMA DE LA CONCEPTUACIÓN

Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS

l. LA OONCEPTUACIÓNCUALITATIVA

EL PROBLEMAde la conceptuación señala el punto en que la ló-gica y la filosofía del lenguaje se tocan más de cerca, pareciendofundirse en una unidad inseparable. Todo análisis lógico delconcepto parece conducir en última instancia a un punto en elcual el examen de los conceptos se convierte en examen de pala-bras y nombres. El nominalismo consecuente reduce ambos pro:blemas a uno solo: el contenido del concepto se disuelve paraél en el contenido y forma de la palabra. Así pues, para él laverdad misma deviene una determinación no tanto lógica comolingüística: veritas in dicto) non in re consistit. La verdad aludea una concordancia que no ha de encontrarse en las cosas mis-mas ni en las ideas, sino que se refiere exclusivamente a laconexión de los signos, especialmente de los signos fonéticos.El pensamiento completamente "puro", mudo, no conocería laoposición de verdadero y falso, la cual es creada en y por el len-guaje. Así pues, la cuestión del valor y origen del conceptonos conduce necesariamente a la cuestión del origen de la pala-bra: investigar la génesis de las significaciones y clases ele pala-bras parece ser el único medio para entender el sentido inma-nente del concepto y su función en la estructura del conoci-miento.1

Un examen más a fondo demuestra en verdad que la soluciónque el nominalismo ofrece al problema del concepto es unafalsa solución, puesto que forma un círculo vicioso. Pues si bienel lenguaje debe ofrecer aquí la "explicación" última y en ciertosentido única de la función conceptual, por otro lado vemosque el lenguaje mismo en ningún momento de su propio desa-rrollo puede prescindir de esta función. y este círculo viciosovuelve a repetirse en cada caso. La doctrina lógica tradicional

1 Cf. supra, pp. 88 ss.

260

CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS 261

hace surgir el concepto "por abstracción": nos enseña a consti-tuirlo comparando cosas o representaciones coincidentes y abstra-yendo los "rasgos comunes" de ellos. Que los contenidos compa-rados por nosotros tienen ya determinados "rasgos", que poseenpropiedades cualitativas de acuerdo con las cuales pueden divi-dirse en clases y familias, especies y géneros, es algo que se tomacomo presupuesto evidente que no necesita de especial mención.Sin embargo, en esta aparente evidencia reside precisamente unode los problemas más difíciles que nos ofrece la formación delconcepto. Ante todo, aquí vuelve a presentarse la cuestión desi los "rasgos" de acuerdo con los cuales dividimos las cosas enclases nos están dados ya antes de la formación del lenguaje,o si quizás nos son proporcionados sólo a través de la misma."La teoría de la abstracción" -apunta Sigwart con razón- ol-vida que para reducir un objeto representado a sus rasgos indi-viduales se necesita ya de juicios cuyos predicados tienen queser representaciones generales (comúnmente llamados concep-tos), y olvida también que estos conceptos, en última instancia,deben alcanzarse de cualquier otra manera que no sea esa abs-tracción, puesto que son ellos los que hacen posible este procesode abstracción. Más aún, olvida que en este proceso se presu-pone que el campo de los objetos que se han de comparar estádefinido de algún modo, y tácitamente está presuponiendo uncriterio para unificar este campo y para buscar los rasgos comu-nes. Finalmente, este criterio, si no se procede con absoluta ar-bitrariedad, no puede ser otro sino que esos objetos puedenser conocidos anticipadamente como semejantes porque todostienen un determinado contenido común, esto es, porque yaexiste una idea general con ayuda de la cual estos objetos sondistinguidos de la totalidad de los objetos. Toda la teoría dela formación de los conceptos mediante comparación y abstrac-ción sólo tiene sentido si, como frecuentemente ocurre, se pre-senta el problema de indicar lo que hay de común en las cosasdesignadas a la sazón con la misma palabra por el uso lingüís-tico común, aclarando así el verdadero significado de la pala-bra. Si alguien tiene que dar el concepto ele animal, de gas, derobo, etc., se puede tener la tentación de proceder a hallar losrasgos comunes de todas las cosas que son llamadas animales,de todos los cuerpos que son llamados gases, de todas las accio-nes que son llamadas robos. Si esto es fructífero, si esta indi-cación para formar conceptos es practicable, constituye otracuestión; sería admisible si pudiésemos suponer que no cabe la

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262 . FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

menor duda respecto a qué es lo que tenemos que llamar ani-mal, gas y robo, esto es, si verdaderamente contáramos ya conel concepto que buscamos. Así pues, querer formar un concep-to por abstracción equivale a buscar los anteojos que tenemosen la nariz con ayuda de estos mismos anteojos.2 De hecho lateoría de la abstracción sólo resuelve la cuestión de la formaconceptual recurriendo consciente o tácitamente a la forma lin-güística, con lo cual el problema no se resuelve sino únicamen-te se relega a otro campo. El proceso de abstracción sólo puedeefectuarse sobre aquellos contenidos que estén ya de algún mododeterminados y designados, clasificados lingüística y mental-mente. Pero -debe preguntarse ahora-, ¿cómo es que se llegaa esta clasificación? ¿Cuáles son las condiciones de esta forma-ción primaria que se opera en el lenguaje y que constituye elfundamento para todas las síntesis posteriores más complejasdel pensamiento lógico? ¿Por qué vía consigue escapar el len-guaje al flujo heracliteano del devenir, en el que ningún con-tenido retorna verdaderamente idéntico, contraponiéndose encierto modo a él y extrayendo de él caracteres fijos? Aquí resideel auténtico secreto de la "predicación", lógico y lingüístico almismo tiempo. El comienzo del pensamiento y del lenguaje noestá en captar y denominar simplemente cualesquiera diferen-cias dadas en la sensación o en la intuición sino en trazar es-pontáneamente límites, efectuando ciertas separaciones y enlacesen virtud de los cuales surjan del flujo siempre idéntico de laconciencia formas individuales claramente definidas. La Lógicasuele encontrar el lugar de nacimiento del concepto ahí dondese alcanza una clara delimitación del contenido significativo dela palabra y una fijación unívoca del mismo mediante determi-nadas operaciones intelectuales, particularmente mediante elprocedimiento de la "definición" según genus proximum y diffe.rentia speeifica. Pero para llegar al origen último del concepto,el pensamiento debe retroceder hasta un estrato todavía másprofundo, debe escudriñar los criterios de enlace y separaciónque operan en el proceso mismo de la formación de las palabrasy son decisivas para agrupar todo el material de la representa-ción bajo determinadas clasificaciones lingüísticas.Pues la tarea primigenia de la conceptuación no es, como lo

ha venido creyendo la lógica, bajo la presión de una tradiciónsecular, generalizar cada vez más la representación, sino particu-

2 Sigwart, Logik, 2(1 ed., J, 320 ss.

CONCEPTUACIÓN YCLASIFJCACIÓN LINGüíSTICAS 263

larizarla progresivamente. Del concepto se exige "universalidad"pero ésta no es un fin en sí misma sino sólo sirve como vehículopara alcanzar la verdadera meta del concepto que es la precisión.Antes de que cualesquiera contenidos puedan ser comparadosentre sí y ordenados en clases de acuerdo con el grado de seme.janza que presenten, englobando una clase con la otra, ellosmismos deben ser determinados como contenidos. Pero para elloes necesario el acto lógico de afirmaáón y diferenciación através del cual surgen en el flujo continuo de la conciencia al.gunas incisiones, a través del cual el incesante ir y venir de lasimpresiones sensibles parece detenerse y encontrar ciertos puntosde reposo. Por lo tanto, el rendimiento originario y decisivo delconcepto no es la comparación de las representaciones ni suagrupación en géneros y especies, sino la conformación de lasimpresiones en representaciones. Entre los lógicos modernos esLotze quien ante todo ha captado con mayor penetración estaconexión, aunque en la interpretación y exposición que dio deella no consiguió liberarse completamente de las cadenas quele impuso la tradición lógica. Su teoría del concepto parte deque el acto de pensamiento originario no puede consistir en elenlace de ¡jos representaciones dadas, sino que la teoría lógicatiene que dar aquí un paso más atrás. Para que las representa-ciones puedan enlazarse en la función de un pensamiento, nece-sitan someterse primero a un proceso de conformación a travésdel cual se convierten en material lógico. Solemos pasar poralto esta primera operación del pensamiento porque ya estáefectuada en la formación del lenguaje que heredamos y, porconsiguiente, parece ser uno de los presupuestos evidentes y nouna tarea propia del pensamiento. Pero en verdad, si hacemoscaso omiso de las meras interjecciones y expresiones de excita-ción, la creación de las palabras del lenguaje implica la formafundamentil del pensamiento, la forma de la objetivación. :Éstano puede estar encaminada a establecer conexiones entre lomúltiple, sometidas a una regla universalmente válida, sino queantes debe desempeñar la tarea previa de dar a cada impresiónla significación de algo válido en sí. Por lo tanto, este tipo deobjetivación no tiene todavía nada que ver con atribuir al con-tenido una realidad totalmente independiente del conocimiento,sino que todo lo que trata de hacer es fijar el contenido para elconocimiento y caracterizarlo como algo idéntico a sí mismo yrepetitivo en medio del cambio de las impresiones. "Consiguien-temente, a través de la objetivación lógica que se opera en la

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2G.1 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüÍSTICA

creación del nombre el contenido denominado no es arrojado auna realidad exterior; el mundo exterior en el cual otros espe-ran volver a hallar el contenido al que nos referimos es general-mente sólo el mundo de 10 pensable; a él se atribuye aquí laprimera instancia de algo propiamente existente y de una lega-lidad interna que es la misma para todos los seres pensantes,siendo independiente de ellos."

y ahora, a esta primera fijación de cualesquiera cualidadesaprehensibles por el pensamiento y el lenguaje se añaden otrasdeterminaciones a través de las cuales entran en ciertas relacio--nes) disponiéndose en ordenaciones y series. Cada cualidad in-dividual no sólo posee en sí misma un "quid" idéntico, unacomposición especifica, sino que en virtud de esta misma se re-laciona con otras cualidades; y esta relación tampoco es arbitra-ria sino que presenta una forma peculiar objetiva. Ahora bien,aunque conocemos y reconocemos a esta última como tal formaobjetiva, tampoco podemos contraponerla a los contenidos indi-viduales como algo independiente y separable, sino que sóloen y a través de éstos podemos encontrarla. Si después de ha-berlos fijado y denominado como contenidos los agrupamos enforma de serie, parece que con ello hemos establecido algocomún que se especifica en los miembros individuales de la seriey se manifiesta en todos ellos, aunque en cada uno ofrece unadiferencia peculiar. No obstante, como hace notar Lotze, esteprimer universal es de un tipo esencialmente distinto al de losconceptos genéricos corrientes de la lógica. "Nosotros comuni-camos a otro el concepto general de un animal o de una figurageométrica obligándolo a efectuar una serie precisa de operacio-nes mentales de enlace, separación o relación sobre un númerode representaciones aisladas que se suponen conocidas. Al finalde esta operación lógica se hallará presente en su conciencia elmismo contenido que queríamos comunicarle. Por el contrario,no es posible esclarecer por este mismo camino en qué consisteel azul genérico que está implicado en las representaciones delazul claro y del azul Oscuro, o bien en qué consiste el color ge-nérico que está implicado en las representaciones del rojo y delamarillo ... Aquello en que coinciden el rojo y el amarillo y porvirtud de lo cual son colores no puede separarse de aquello porvirtud de lo cual el rojo es rojo y el amarrillo amarillo; es decir,no puede separarse de tal modo que este factor común consti-tuya el contenido de una tercera representación que fuera de lamisma especie y orden de las otras dos cosas comparadas. Según

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CONCEPTUACI6N y CLASIFICACI6N LINGüíSTICAS 265

sabemos, nuestra sensación siempre capta un solo matiz deter-minado del color, un solo tono con una determinada altura,intensidad y cualidad ... Quien trate de aprehender lo generaldel color o del tono siempre se encontrará que lo que se ofrecea su intuición es siempre un color y un tono determinados, loque sólo lleva aparejada la idea de que cualquier otro tono ycualquier otro color tiene el mismo derecho de servir como ejem-plo intuitivo del universal que no es en sí mismo intuible; obien puede ocurrir que su memoria le ofrezca muchos coloresy tonos sucesivamente junto con la misma reflexión de que 10que se busca no son estos mismos sino 10 que haya de comúnentre ellos, 10 cual no puede ser aprehendido en ninguna intui-ción ... Palabras como colores y tonos en verdad son solamentedesignaciones resumidas de problemas lógicos que no puedenresolverse en forma de una representación cerrada. A través deellas ordenamos a nuestra conciencia que se represente y com-pare los tonos y colores individualmente representables, peroaprehendiendo en esta comparación el factor común que, deacuerdo con el testimonio de nuestra sensación, está contenidoen ellos pero que ningún esfuerzo del pensamiento puede des-vincular verdaderamente de aquello que los distingue ni con-figurar con dicho factor el contenido de una nueva representa-ción igualmente intuitiva.",') Hemos reproducido aquí detallada-mente esta teoría de Lotze acerca del "primer universal" porque,correctamente entendida e interpretada, puede convertirse en laclave para entender la forma originaria de la conceptuación quepriva en el lenguaje. La tradición lógica, tal como muestraclaramente la exposición de Lotze frente a este problema seencuentra frente a un curioso dilema. La lógica tradicional creefirmemente que -el concepto debe esforzarse meramente por al.canzar la universalidad y que su rendimiento debe consistirfinalmente en alcanzar representaciones universales; pero resultaque este esfuerzo que en sí es siempre idéntico, no siempre puedeefectuarse de la misma manera. Hay, pues, que distinguir unadoble forma de 10 universal: una, en la cual sólo parece estar dadoimplícitamente en forma de una relación que ostentan los conte-nidos individuales, y otra en la que también emerge explícita-mente -en forma de una representación intuitiva independiente.Pero a partir de aquí sólo se requiere dar un paso más adelantepara invertir la relación: para considerar a la relación constante

3 Lotze, Logik) 2'" ed., Leipzig, 1880, pp. 14 ss., 29 ss.

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266 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

como verdadero contenido y fundamento lógico del concepto,considerando a la "representación universal" sólo comO acci-dente psicológico del mismo, que no es siempre indispensableni alcanzable. Lotze no dio este paso; en lugar de hacer unadistinción clara y de principio entre la exigencia de determina-ción que plantea el concepto y la exigencia de universalidad,vuelve a transformar los rasgos distintivos primarios, hacia losque lleva el concepto, en universalidades primarias, de tal modoque para él, en lugar de haber dos rendimientos característicosdel concepto, existen dos formas de lo universal, un "primer"y un "segundo" universal. Pero de la propia exposición de Lotzese desprende que estos dos tipos apenas tienen en común elnombre, siendo tajantemente distintos en su estructura lógicapeculiar. Porque la relación de subsunción, considerada por lalógica tradicional como el vínculo constitutivo a través del cuallo universal se conecta con lo particular, el género con las es-pecies y los individuos, no es aplicable a los conceptos queLotze llama "primeros universales". El azul y el amarrillo nose encuentran como casos particulares bajo el género del "coloren general" sino que "el" color no se halla en otra parte queno sea en ellos, así como también en la totalidad de los restantesmatices posibles de colores, y sólo es concebible como esta to-talidad misma serialmente ordenada. De este modo, siguiendoa la lógica general nos vemos conducidos a una distinción queestá presente también a lo largo de toda la formación de losconceptos lingüísticos. Antes de que el lenguaje pueda pasara la forma de generalización y subsunción del concepto, necesitade otro tipo de conceptuación puramente cualitativa. En ellala denominación no se hace desde el punto de vista del géneroal que la cosa pertenece, sino que se refiere a cualquier propie-dad individual aprehendida en un contenido intuitivo total. Latarea del espíritu no consiste en subordinar el contenido a otrocontenido sino en destacarlo como un todo concreto pero indi-ferenciado hasta tanto no sea posteriormente particularizado,haciendo resaltar uno de sus elementos característicos y some-tiéndolo al examen. La posibilidad de la "denominación" des-cansa en esta concentración de la perspectiva espiritual: el nuevosello que el pensamiento imprime en el contenido es la condi-ción necesaria de su designación lingüística.Para el conjunto de estas cuestiones la filosofía del lenguaje

ha creado un concepto característico que francamente tiene unuso tan ambigüo y discrepante, que en lugar de ofrecer una de-

CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS 257

terminada solución, parece constituir uno de sus más difícilesy controvertidos problemas. Desde Humboldt se acostumbrahablar de la "forma interna" de cada una de las lenguas paradesignar la ley específica, que distingue a cada lengua de lasdemás en su conceptuación. Humboldt entiende este conceptocomo lo permanente y uniforme de la labor del espíritu para ha-cer del sonido articulado una expresión de las ideas, creyendohaberlo captado así en su contexto lo más completamente posibley haberlo expuesto sistemáticamente. Pero ya en Humboldtmismo esta determinación no es unívoca, pues en ocasiones laforma misma tiene que representarse y expresarse en las leyesde la concatenación lingüística, y en ocasiones en la formaciónde palabras primitivas. Consiguientemente, como algunas vecesse ha argumentado con razón contra Humboldt, a veces se latoma en sentido morfológico y a veces en sentido semántico.Por una parte se refiere a la relación que guardan en la forma-ción del lenguaje determinadas categorías gramaticales como,por ejemplo, las categorías de nombre y verbo; por otra parte,se remonta al origen mismo de los significados de las palabras.4Si examinamos el conjunto de las definiciones de Humboldt saltaa la vista inequívocamente que para él el punto de vista decisivoy preponderante es el último. El hecho de que cada lengua enparticular tenga una forma interna particular, para él significaprincipalmente que al elegir sus designaciones la lengua nuncaexpresa simplemente los objetos percibidos en sí, sino que estaelección está determinada preferentemente por la actitud espi-ritual en su conjunto, por la dirección de la visión subjetiva delos objetos. Pues la palabra no es una copia del objeto en sísino de la imagen del mismo creada en el espíritu.5 En estesentido, palabras de lenguas diferentes nunca pueden ser sinóni-mas; su significado, exacta y rigurosamente tomado, nunca puedequedar encerrado en una simple definición que únicamenteenumera los rasgos objetivos del objeto que designará. Siemprees un modo específico de significación el que se expresa en lassíntesis y coordinaciones en las que se funda la formación de losconceptos lingüísticos. Si consideramos que en griego la luna esllamada la "mensuradora" (f!1¡v) mientras que en latín es llama-da la "centelleante" (luna, lue - na), vemos que aquí se trata de

4 Cf. Einleitung zum Kawi-Werk (Werke, VII, 1, 47 ss.); B. Delbrück, Ver-gleichende Syntax der indogermanischen Sprachen, Estrasburgo, 1893SS., I 42•

5 Einleitung zum Kawi- Werk (We,"ke, VII, 59 S.; 89 s., 190 SS. Y otras).

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263 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

una misma intuición sensible colocada bajo conceptos significa-tivos completamente distintos y determinada a través de éstos.La manera como se efectúa esta determinación en cada una delas lenguas, justamente por tratarse aquí de un proceso espiri-tual muy complejo que varía de caso a caso, parece no ser sus-ceptible de una descripción general. A lo que parece, aquí noqueda otro remedio que situarse en medio de la intuición in-mediata de las lenguas en particular y, en lugar de describiren una fórmula abstracta el procedimiento que siguen, percibidodirectamente en los fenómenos particulares.6 Ahora bien, aun-que el análisis filosófico nunca puede tener la pretensión deaprehender la subjetividad específica que se expresa en las len-guas, la subjetividad general del lenguaje sí sigue siendo unproblema para él. Pues así como "las lenguas se distinguen entresí por el punto de vista de la cosmovisión" que las caracteriza,existe también una cosmovisión del lenguaje mismo en virtud dela cual se distingue de todas las demás formas espirituales. Estacosmovisión se acerca parcialmente a la cosmovisión del cono-cimiento científico, del arte, del mito, y parcialmente se separade ella.

La conceptuación lingüística se distingue principalmente dela forma estrictament'e lógica de conceptuación en que en laprimera la consideración y comparación estáticas de los conte-nidos nunca es la que juega exclusivamente el papel decisivo,sino que la mera forma de la "reflexión" contiene siempre deter-minados motivos dinámicos; en que no recibe sus estímulosesenciales exclusivamente del mundo del ser sino también delmundo del hacer. Los conceptos lingüísticos están todavía enel límite entre acción y reflexión, entre actividad y contempla-ción. Aquí no hay meras clasificaciones y ordenaciones de lasintuiciones de acuerdo COn determinados rasgos objetivos sinoque aun cuando se procede de este modo objetivo, siempre serevela un interés activo por el mundo y su configuración. Her-der dijo que para el hombre el lenguaje originalmente fue lo quela naturaleza: un panteón, un reino de s'eres vivientes y anima-dos. De hecho, es un reflejo no de un mundo objetivo circun-dante sino el de la propia vida y actividad el que determina losrasgos básicos y esenciales de la imagen lingüística del mundo,

6 El intento sumamente interesante e instructivo de llevar a cabo estatarea ha sido emprendido por Byrne sobre la base de un material empíricoextraordinariamente rico. Véase General Principies 01 the Structure o/Language, 2 vols.' Londres, 1885.

CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS 21)(j

lo mismo que de su primitiva imagen mítica. Cuando la volun-tad y la actividad del hombre se dirigen a un punto y la con-ciencia se despliega y se concentra en él, el hombre está, porasí decirlo, maduro para el proceso de designación. En la corrien-te de la conciencia, que parecía £luir uniformemente, surgenrepentinamente ondulaciones: se forman algunos contenidosdinámicos acentuados en torno de los cuales se agrupan los res'tantes. Sólo así queda listo el terreno para esas coordinacionesque hacen posible la obtención de cualesquiera "características"lógico-lingüísticas y la reunión en determinados grupos carac-terísticos, dándose las bases sobre las cuales puede estructurarsela conceptuación lingüística cualitativa.

Esta dirección general del desarrollo lingüístico se manifiestaya en el paso de los meros sonidos sensibles de excitación, algrito. El grito de miedo o dolor, por ejemplo, puede ser quesiga formando parte de la esfera de las meras interjecciones,pero ya significa algo más que esto, en la medida en que en élno sólo se exterioriza en inmediato reflejo una impresión sensi-ble apenas recibida, sino que es la expresión de una intenciona-lidad de la voluntad determinada y consciente. Pues la concienciaya no se encuentra bajo el signo de la mera reproducción, sinobajo el signo de la anticipación; no permanece en lo dado ypresente, sino que avanza hasta la representación de lo futuro.Consiguientemente, el sonido ya no sólo acompaña un estadointerno del sentimiento y la excitación, sino que opera comOun factor que interviene en el acaecer. Los cambios de este acae-cer no son meramente designados sino "provocados" en el másestricto sentido. Puesto que de este modo el sonido opera comoórgano de la voluntad) ha salido de una vez por todas del nivelde la mera "imitación". En el desarrollo del niño puede obser-varse, ya en la época que precede al desenvolvimiento propia-mente dicho del lenguaje, cómo el chillido infantil se va con.virtiendo gradualmente en grito. Cuando el grito se hace dife-renciado en si mismo, cuando manifestaciones fonéticas particu-lares, aunque todavía inarticuladas, aparecen para expresardiferentes direcciones del deseo, el sonido es dirigido hada de-terminados contenidos que se distinguen de otros, preparándoseasí la primera forma de su "objetivación". Resultaría que todala humanidad recorrió el mismo camino en su evolución progre-siva hacia el lenguaje, si aceptamos la teoría establecida porLazarus Geiger y llevada adelante por Ludwig Noiré, según lacual todos los sonidos originales del lenguaje no partieron de

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7 Cf. Lazal'us Geiger, Ursprung und Entwicklung der menschlichen Spracheund Vernunft, 2 tomos, Frankfurt, 1868ss.; Ludwig Noil'é, Der Ursprungder Sprache, Maguncia, 1877 (especialmente pp. 323ss.); Lagos, Ursprungund Wesen der Begriffe, Leipzig, 1885, especialmente pp. 296 ss.

la intuición objetiva del ser, sino de la intuición subjetiva de laactividad. De acuerdo con esta teoría el fonema llegó a sercapaz y apto para representar el mundo de las cosas sólo en lamedida en que este mismo mundo fue configurándose gradual-mente, partiendo de la esfera del trabajo y la creación humanos.Para Noiré la forma social de trabajo es la que particularmentehizo posible la función social del lenguaje como medio deentendimiento. Si el fonema no fuera sino la expresión de unarepresentación individual formada en la conciencia de cadauno, seguiría presa dentro de los límites de esta conciencia yno contaría con ninguna fuerza para ir más allá de ella. Nosería posible tender un puente entre mundo representativo yfonético de un sujeto y el de otro sujeto. Pero puesto que elsonido no se origina en la actividad aislada sino en la actividadcomunal del hombre, desde un principio tiene un sentido ver-daderamente comunitario, "general". Como sensorium communeel lenguaje sólo pudo surgir de la simpatía en la actividad. Ellenguaje y la vida racional brotaron de la actividad comunalencaminada a una finalidad común, brotaron del trabajo remo-to de nuestros antepasados. " En sus orígenes el fonema acom-paña a la actividad común como expresión del sentimiento decomunidad acrecentado. No había ninguna posibilidad de cap-tar comúnmente ni tampoco de designar comúnmente todo lodemás: sol, luna, árbol y animal, hombre y niño, dolor y placer,comida y bebida; sólo ésta, la actividad común -aunque noindividual-, constituía la base firme e invariable de la cualpodía producirse el entendimiento común... Todas las cosasingresan a la perspectiva humana, esto es, se convierten encosas, en la medida en que sufren la actividad humana, reci-biendo entonces sus designaciones, sus nombres:¡La demostración empírica sobre la que Noiré trató de apoyar

esta tesis especulativa suya, puede considerarse definitivamenterefutada: lo que él dice acerca de la forma original de las raícesdel lenguaje y de las primeras palabras humanas sigue siendotan hipotético y dudoso como lo es toda la suposición de un"periodo radical" originario del lenguaje. Pero aunque partiendode este punto se renuncie a poder penetrar en el secreto meta-físico último acerca del origen del lenguaje, el examen de la

27° FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGÜíSTICAS 271

forma empírica de las lenguas muestra ya cuán hondamentehunden sus raíces en la esfera del trabajo y la actividad comoen su verdadera tierra natal y nutritiva. Esta conexión resaltaclaramente en las lenguas de los pueblos primitivos,8 y en laslenguas cultas va apareciendo can claridad a medida que salimosdel círculo de conceptos generales para considerar el desarrollode "lenguas del oficio" especiales en diversos campos de la acti-vidad humana. Usener ha indicado que la estructura peculiar deestos lenguajes del oficio tienen un factor común que es caracte-rístico 10 mismo de la orientación de la conceptuación lingüís-tica que de la mítico-religiosa. El círculo de "dioses especiales"como el de los "nombres especiales" individuales y particulareses abandonado gradualmente a medida que el hombre progresade las actividades particulares a otras más generales, adquiriendojunto con esta creciente generalidad de su actividad, una con-ciencia cada vez más general de la misma: a partir de la amplia-ción de la actividad el hombre se eleva a conceptos lingüísticosy religiosos verdaderamente universales.9El contenido de estos conceptos -y el principio que determina

su estructuración se hace consiguientemente más inteligible cuan.do además y detrás de su sentido lógico abstracto se capta susentido teleológico. Las palabras del lenguaje no son tanto lareproducción de determinados rasgos fijos de la naturaleza ydel mundo de las representaciones, sino que más bien indicandirecciones y lineamientos del determinar mismo. Aquí la con-ciencia no se enfrenta pasivamente a la totalidad de las impre-siones sensibles, sino que penetra en ellas y las llena con supropia vida interior. Sólo 10 que es afectado de algún modo porla actividad interna, 10 que para ésta resulta "significativo",recibe también lingüísticamente el sello de la significación. Por10 tanto, cuando generalmente de los conceptos se ha dicho queel principio de su formación debe ser caracterizado coma unprincipio de selección en lugar de caracterizarlo como principiode "abstracción", esto es, se aplica en primer término a la for-ma de la conceptuación lingüística. En el lenguaje no se fijansimplemente cualesquiera distinciones presentes de la conciencia,dadas en la sensación o en la representación, dotándolas de unsigno fonético como si fuese una marca, sino que primero se

8 Cf. especialmente el trabajo de Meinhof titulado "über die Einwirkungdel' Beschaftigung auf die Sprache bei den Bantustammen Afrikas" (Clabus,tomo 75 [1899J, pp. 361ss.)9 Usener, C6tternamen, Ronn, 1896, especialmente pp. 317ss.

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272 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

trazan las propias líneas que delimitan la totalidad de la con-ciencia. En virtud de la determinación que experimenta en símisma la actividad, surgen las tónicas y las dominantes de laexpresión lingüística. La luz no penetra simplemente de la esferade los objetos a la esfera del espíritu, sino que se va extendiendoprogresivamente desde el foco de la actividad,lO haciendo asídel mundo de la percepción inmediatamente sensible un mundoiluminado desde dentro, un mundo intuitiva y lingüísticamenteformado. En este proceso la formación del lenguaje está ligadaal pensamiento y a la representación míticas, pero, por otraparte, conserva frente a ellos una orientación independiente, unatendencia espiritual que le es peculiar. Al igual que el mito, ellenguaje parte también de la experiencia y forma fundamentalesdel trabajo personal; pero no hace lo que el mito, no bordaeternamente de distintos modos en torno a este único puntocentral, sino que le da al mundo una nueva forma en la cualse contrapone a la mera subjetividad de la sensación y el senti-miento. Así pues, en el lenguaje el proceso de vivificación y elproceso de determinación se funden constantemente para formaruna unidad espiritual.ll En esta doble dirección que va de

10 Como ejemplo de este proceso tómese lo que Brugsch dice del antiguoegipcio (Religion und Mythologie der alten Ag;ypter, p. 53): "En el anti-guo egipcio la palabra kod designa sucesivamente los más variados concep-tos: hacer vasijas, ver una vasija, dormir; además los siguientes sustantivos:retrato, imagen, igualdad, similitud, círculo, anillo. En la base de todos estosderivados similares se encuentra la idea originaria de 'volverse, volverse encirculo'. El girar del tomo del alfarero suscita la representación de la acti-vidad creadora del alfarero, de la cual se derivaron en general los significadosde tormar, crear, construir, trabajar."

11 Donde quizás pueda seguirse con la máxima claridad esta doble víaes en la configuración que adopta la expresión lingüística de la actividadmisma, el verbo, en las lenguas de flexión. En ellas se unen y se compene-tran dos funciones en apariencia completamente distintas, puesto que en elverbo se traducen clarísimamente, por una parte, la capacidad de objetiva-ción y, por otra parte, la capacidad de personificación. El primer momentoya fue señalado por Humboldt, quien ve en el verbo la expresión lingüís-tigua inmediata del "acto de postulación sintética" espiritual. "El predicadose une al sujeto a través del ser en un mismo acto sintético, pero ímica-mente si el ser, que con un predicado activo se convierte en un actuar esatribuido al sujeto mismo, de tal modo que lo meramente pensado c~moenlazable se convierte en algo presente o que acaece en la realidad. No mera.n::ente pensamos en e.l rayo ~ue cae sino que es el propio rayo el que des-CIende. " El pensamIento, SI es que podemos expresarnos en términos tansens?rial;,s, a ~rav~s del verbo ab~ndona su morada interior y pasa a larealIdad. (Emleltung zum Kawl-Werk, Werke, VII, 1, 214). HermannPaul apunta, por .otra parte, la forma lingüística del verbo, en cuanto tal,

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CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS 273

adentro hacia afuera y luego en sentido inverso, en este flujo yreflujo del espíritu, la realidad interior y exterior van tomandoforma y se van delimitando.

Con todo esto sólo se ha presentado un esquema abstractode la conceptuación lingüística; por así decirlo, sólo se le haseñalado el marco, sin que hasta ahora se haya entrado en losdetalles de la pintura. A fin de captar con mayor detalle estosrasgos específicos, debe rastrearse el modo en que el lenguajeva progresando gradualmente al pasar de una actitud pura-mente "calificativa" a una actitud "generalizadora", al pasar delo sensible-concreto a 10 genérico-general. Si comparamos laconfiguración lingüística de los conceptos en nuestras lenguasdesarrolladas con la de las lenguas de los pueblos primitivos,en seguida resalta claramente la antítesis de ambas intuicio-nes básicas. Las últimas se distinguen siempre porque dan lamayor precisión intuitiva a cada cosa, suceso o actividad quedesignan, porque se esfuerzan por expresar con la máxima clari-dad todas las propiedades distintivas de la cosa, todas las pecu-liaridades del suceso o todas las modificaciones y matices de laactividad. A este respecto poseen una riqueza de expresiones queni siquiera aproximadamente han alcanzado nuestras lenguascultas. Aquí, como ya hemos visto, son las determinaciones yrelaciones espaciales las que especialmente encuentran la máscuidadosa traducción.12 Pero junto a la particularización espacialde las expresiones verbales figura además su particularización deacuerdo con otros muy distintos puntos de vista. Toda circuns-tancia modificativa de una acción, ya sea que se refiera al sujetoo al objeto, al fin o al medio con que se ejecuta, influye directa-mente en la elección de la expresión. En algunas lenguas norte-americanas la actividad de lavar es designada mediante trecedistintos verbos, según se trate del lavado de las manos o de lacara, del lavado de platos, vestidos, carnes, etc.13 Según Trum-bulls en ninguna lengua aborigen americana se encuentra unequivalente de nuestra expresión general "comer"; por el con-u-ario, hay una multitud de verbos diferentes, de los cuales uno,por ejemplo, es usado en conexión con la alimentación animal

entrafía ya un momento de animación a la naturaleza afín al "animismo"mitológico del universo: en el uso del verbo en general se encuenU-a ya "uncierto grado de personificación del sujeto" (Prinzipien der Sprachgeschic/¡te,3~ ed., p. 89)'

12 Véase sttpra, pp. 160 ss.13 Sayce, lntroduction to the Sciellce o/ Language, 1, 120.

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y otro en conexión con la alimentación vegetal; uno expresa lacomida de un solo individuo y otro más la comida comunal.Con el verbo golpear hay que tener en cuenta si se trata de ungolpe con el puño o con la mano abierta, con una vara o conun látigo; en el caso del verbo romper se utilizan vocablosdistintos de acuerdo con el modo del romper y el instrumentocon que se efectúa.14 Y la misma diferenciación casi ilimitada delos conceptos de actividades se encuentra también para los con-ceptos de cosas.Los esfuerzos del lenguaje, antes de llegar a creardeterminadas designaciones para clases y "conceptos genéricos",están dirigidos también principalmente a las designaciones de"variedades". Los primitivos habitantes de Tasmania no con-taban con ninguna palabra para expresar el concepto de árbol;en contraste con esto, contaban con el nombre específico paracada variedad de acacia, de árbol azul del caucho, etc.15 K. v. d.Stein informa que los bakairis denominaban y distinguían conla máxima exactitud cada especie de papagayo y de palma, mien-tras que las especies de papagayo y de palma en cuanto talesno tenían ningún equivalente lingüístico.16 El mismo fenómenovuelve a encontrarse también en otras lenguas altamente des-arrolladas. El árabe, por ejemplo, ha desarrollado una riquezatan asombrosa de términos para cada una de las variedades deplantas y animales que se le ha invocado como prueba de cómola mera filología y la lingüística pueden incrementar directa-mente el estudio de la historia natural y la fisiología. En untrabajo propio, Hammer ha reunido no menos de 5744 nom-bres para el camello en árabe, los cuales varían de acuerdo conel género, la edad o cualquier otro rasgo individual del animal.No sólo hay términos específicos para el macho y la hembradel camello, para el camello joven y el camello adulto sino queaun dentro de estas clases existen las más sutiles graduaciones.El cachorro que todavía no tiene dientes laterales, el cachorroque empieza a andar, y luego el camello del primero al décimoaño de vida tienen todos un nombre específico. Otras distin-ciones son extraídas de la cópula, del embarazo, del nacimiento,

14 Trumbull. Transaction of the Americ. Philol. Assoc. 1869/70; d. Po-wel!, Introduetion to the Study 01 Indian Languages, Washington, 1880. p. 61.Para detalles véanse en el Handbook de Boas (1, 807 SS., 902 SS. Y otrossitios) los ejemplos de las lenguas algonquinas y de las lenguas de los indiossioux.

15 Cf. Sayce, op. cit., n, p, 5..16 K. v. d. Steinen, Unter den NaturvOlkern Zentral.Bmsiliens, 1897.

p. 84.

274 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS 275

O de otras determinadas peculiaridades corpóreas: hay un nom-bre especial que sirve para designar un camello con orejasgrandes o pequeñas, con orejas cortadas o con los lóbulos caídos,con grandes mandíbulas o con barba combada hacia arriba,etcétera,17Evidentemente, en todo esto no se trata de una abundante

proliferación accidental debida a algún impulso aislado dellenguaje, sino que ahí está expresada una forma originaria yuna tendencia básica de la conceptuación lingüística, la cualaun cuando ha sido superada en general por el lenguaje, todavíaresulta con frecuencia claramente identificable en alguna de susrepercusiones características. Especialmente aquellos fenómenosde la historia del lenguaje que desde Hermann Osthoff se hansolido llamar fenómenos supletivos, han sido interpretados comotales repercusiones. Particularmente en el sistema morfológicoy de flexión de las lenguas indogermánicas, se da un conocidofenómeno que consiste en que determinadas palabras y formasde palabras que se ensamblan en un sistema de flexión, comolos casos de un sustantivo, los distintos tiempos de un verboo los grados de un adjetivo, no están formados de una mismaraíz lingüística sino de dos o más de esas raíces. Junto a laformación "regular" de la conjugación y la comparación deladjetivo se encuentran' otros casos, como los que tenemos enfero, tuli, latum, <pÉQw, oi:aw,l1v£Y?«lV, que a primera vista apa-recen como meras "excepciones", como transgresiones arbitrariasdel principio que dice que lo que está ligado en forma y signi-ficado debe ser también designado por palabras con la mismaraíz. Osthoff consiguió descubrir la ley que rige estas excepcio-nes, atribuyéndolas en general a un estrato anterior en la forma-ción del lenguaje, en el cual la actitud "individualizadora"predominaba todavía sobre la actitud "agrupadora". Este pre-dominio, según Osthoff, debió subsistir tanto más tiempo encuanto los conceptos y significaciones establecidos en el lenguajeestuvieran más próximos al círculo natural de representacionesdel hombre y a su esfera de actividades e intereses. "Así comoel ojo físico del hombre percibe más definitivamente lo queespacialmente está cerca de él, las cosas del mundo de la repre-sentación son aprehendidas más precisa e individualmente con elojo del alma, cuyo espejo es el lenguaje, en cuanto que estén más

17 V. Hammer.Purgstall. "Das Kamel", Denksehrilten der Kais. Akad. d.Wiss. zu Wien, Philos.-histor. Kl., tomos VI y vn (1855 s.).

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276 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

cerca de la sensibilidad y pensamiento del que habla y en cuantomás intensa y vivamente impresionen su ánimo y exciten el in-terés físico del individuo, ya se trate de un hombre o de unpueblo." De hecho, desde este punto de vista resulta significativoque justamente esos conceptos, para los cuales las lenguas de lospueblos primitivos ofrecen la máxima multiplicidad y variedadde denominaciones, sean aquellos en los que, dentro de las len-guas indogermánicas, los fenómenos supletivos se han desarrolla-do más abundantemente y han subsistido durante más tierr-po. De los verbos, son especialmente los de movimiento -como"ir", "venir", "caminar", "correr", y después los verbos decomer, golpear, ver, hablar, etc.- los que ofrecen la más varia-da particularización. G. Curtius ha demostrado que la lenguaindogermánica primitiva, por ejemplo, distinguía originalmenteentre las variedades del "ir" antes de que se encontrara el con-cepto lingüístico general de "ir". También ha mostrado que lasrepresentaciones del ver y espiar, del mirar, observar y velar,debieron de haber sido diferenciadas en el indogermánico antesde que surgieran las designaciones para las distintas activida-des de los sentidos en cuanto tales: ver, oír y sentir. Y verbosque como el aLa{1ávea{ku posthomérico, sentire, sentir, designanla percepción sensible en general, pertenecen ya a la evoluciónposterior del lenguaje.:18 Si se tiene en cuenta que otras familiaslingüísticas como, por ejemplo, las lenguas semitas, cuentancon formas análogas que corresponden a los fenómenos suple-tivos indogermánicos, resulta que de hecho la formación de laspalabras refleja aquí una dirección general de la concepciónlingüística. Francamente, en rigor apenas puede hablarse deuna tendencia "individualizadora" original en el lenguaje, puestoda denominación de una intuición aislada, todavía tomada contanta concreción, va más allá de su captación puramente indivi.dual y en cierto sentido se opone a ella. Pero indiscutiblementela generalidad que puede expresarse en los conceptos lingüísticostiene distintas dimensiones. Si nos representamos la totalidaddel mundo intuitivo como un plano uniforme del cual vansiendo extraídas determinadas figuras a través del acto de deno-minación, separándolas de lo que nos rodea, este proceso dedeterminación sólo afecta a una sola parte estrechamente limi-tada de este plano. No obstante, puesto que todas estas áreas

18 Curtius, Grundzüge der griechischen Etymologie, 5" ed., pp, 98 SS.; so-bre todo el tema véase Osthoff, Vom Suppletillwesen der indogermanischenSpmchen, Disertación académica, Heidelberg, 1899.

CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS 277

son adyacentes, todo el plano puede ser aprehendido gradual-mente de esa manera, cubriéndosele progresivamente por asídecirlo, con una red de denominaciones cada vez más espesa.Ahora bien, por fina que pueda ser la malla de esta red, porlo pronto todavía presenta aberturas. Pues cada palabra tieneaún solamente su propio radio de acción relativamente limitado,más allá del cual se extingue su fuerza. No cuenta con la posi-bilidad de volver a reunir una pluralidad y diversidad deesferas de significación en un nuevo todo lingüístico designadopor una forma unitaria. El poder de configuración y diferencia-ción contenido en cada palabra empieza a operar, pero' llegaefímeramente a su fin, y entonces con nuevo e independienteimpulso debe ponerse al descubierto una nueva esfera de laintuición. Sumando todos estos diferentes impulsos aislados, delos cuales cada uno opera por sí mismo e independientemente, sellega invariablemente a unidades colectivas, pero no verdadera-mente genéricas. La totalidad de la expresión lingüística alcan-zada aquí constituye sólo un agregado pero no un sistema articu-lado; el poder de articulación se ha agotado en las denomina-ciones aisladas y ya no alcanza para formar unidades con unamayor extensión.

Pero el lenguaje da un paso más hacia la universalidadgenérica cuando en lugar de conformarse con crear determinadasdenominaciones para determinadas esferas de la intuición, pasaa ligar esas denominaciones de modo tal que la homogeneidadcósica ele contenidos se traduzca también con claridad en laforma lingüística. Este afán de establecer una estrecha conexiónentre sonido y significación, coordinando determinadas seriesconceptuales de significación con determinadas series de sonidoscorrespondientes a las primeras, indica el paso de la conceptua-ción lingüística puramente cualitativa a la clasificatoria. Estaúltima se da en su forma más simple cuando se indica quegrupos de palabras distintas forman una unidad, dotándolaspara ello de una misma marca lingüística mediante un sufijoo prefijo común. La significación particular que corresponde acada palabra en cuanto tal se ve complementada agregándoseleun elemento común de determinación que revela su relacióncon otras palabras del lenguaje. Uno de estos grupos, ligadoa un determinado sufijo clasificatorio lo tenemos, por ejemplo,en los nombres indogermánicos que designan parentescos: enlos nombres para padre y madre, hermano, hermana e hija. Laterminación común -lar (ter) que figura en ellos (iJitár, matár,

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21 Es indudable que muchos de estos "sufijos clasificatorios", como otrossufijos, se derivan de conceptos y substantivos concretos (d. capítulo 5)'En la familia de las lenguas indogermánicas esta conexión por lo prontoparece ya etimológicamente indemostrable; véase a este respecto Brugmann,Grundl'iss, 2~ ed., n, 184, 582 ss. Y otros.

lógico original para reunir un determinado grupo de nombres,la reunión misma representa un acto lógico independiente conuna forma lógica que le es peculiar. Una determinación quepermaneciera exc1usivamenteen la esfera del sentimiento nOpodría crear por sí sola ninguna nueva determinación objetiva.Porque cualesquiera asociaciones sentimentales pueden en últi-ma instancia existir entre todos los contenidos de la conciencia,aun entre los más heterogéneos, de tal modo que a partir deaquí no es posible hallar camino alguno que conduzca a esaespecie de "homogeneidad" creada o al menos postulada por losconceptos lógico y lingüístico. Más aún, el sentimiento puedeenlazarlo todo; por ello mismo no explica suficientemente elhecho de que determinados contenidos se agrupen en detenni-nadas unidades. Para esto se requiere más bien de un puntode vista racional de comparación, el cual puede identificarse enlas series lingüísticas aun cuando esté expresado sólo en formade sufijo clasificatorio y no en forma de concepto o sustantivoindependiente.21 Cuando el lenguaje expresa la circunstanciade que determinados contenidos están relacionados genérica-mente, está sirviendo como vehículo del progreso intelectual,independientemente de que consiga o no captar y designar enqué consiste esta relación. También aquí se acredita como anti-cipación de un problema que sólo puede hallar su verdaderasolución en el conocimiento científico: se convierte, por asídecirlo, en una presunción de concepto lógico. Este último nose conforma con establecer una coordinación y una afinidadde contenidos sino que inquiere por el "porqué" de esta COOT-

dinación, tratando de aprehender su ley, su "fundamento".' Elanálisis de las relaciones entre conceptos conduce en ultima ins-tancia a su "definición genética", al establecimiento de un prin-cipio del cual se originan y del cual pueden ser derivadas comocasos particulares. El lenguaje no puede elevarse hasta este tipode consideración ni en sus conceptos calificativos, ni en los"clasificatorios", ni tampoco en los "genéricos" en sentido es-tricto. Pero prepara el terreno creando el primer esquema gene-ral de coordinación. Este esquema puede abarcar bien poco dela afinidad objetiva de los contenidos mismos, pero fija, por

278 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

bhrátar, svásar, duhitár, rcal'~Q, ¡.t~l'YJQ, <pQál'wQ, -&uyál'YJQ, etc.)los une en una serie cerrada y los marca como palabras de unmismo "concepto", lo cual no existe fuera de la serie como unaunidad independiente y separable, cuya significación se agotaen esta misma función de unificació,n de los miembros indivi-duales de la serie. Pero sería erróneo si esta razón dejara dereconocer que la operación que efectúa aquÍ el lenguaje es unaoperación mental, lógica en el más estricto sentido. Pues lateoría lógica del concepto indica claramente que el "conceptoserial" no es inferior al "concepto genérico" en fuerza e impor-tancia, puesto que constituye un factor esencial y un elementointegrante del concepto genérico mismo.Hl Si se tiene presenteesto, el principio que rige estas configuraciones del lenguajeresalta inmediatamente en toda su significación y fertilidad. Nohacemos completamente justicia al contenido espiritual de esteprincipio si creemos haber esclarecido estas configuraciones consólo referirlas a la ley psicológica de la mera asociación ana-lógica. El curso casual de las asociaciones, el cual varía de casoa caso y de individuo a individuo, no basta para explicar ni elfundamento y origen de las categorías lingüísticas ni el de laspuramente lógicas. "La única manera psicológicamente posiblede concebir el proceso de formación de los nombres indoger-mánicos para los parentescos -observa Wundt- consiste ensuponer que entre la formación de un nombre y la de otl::? deellos existió una asociación de ambas representaciones y de lossentimientos que las acompañaban, la cual originó una asimila-ción de aquellos elementos fonéticos de la palabra que no servíanpara expresar el contenido particular de la representación. Asípues, sólo por vía de asimilación asociativa sucesiva y no por víade formación simultánea de signos conceptuales coincidentes,pudo haber surgido del signo fonético común determinante deuna clase de representaciones. Por eso, el concepto de afinidadde los objetos tampoco es anterior a la formación de estoselementos determinativos, sino que se desarrolló de modo entera-mente simultáneo a ellos. Pues evidentemente en la expresiónde afinidad que aparece inmediatamente al pasarse de un objetoal otro esta afinidad está fundada en ciertos sentimientos con-currentes más bien que en una verdadera comparación." 20 Con-tra esto hay que decir que cualquiera que sea el motivo psico-

19 Más detalles al respecto en mi obra Substanzbegriff und Funktionsbe-griff, especialmente capítulos 1 y IV.

20 Wundt, Volkerpsychologie, 2~ ed., n, 15 s.

CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTIC¡\S 279

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n. DIRECCIONES FUNDAMENTALEs DE LA CLASIFICACIÓN LINGüíSTICA

La tarea de describir las distintas formas de conceptuación yclasificación que operan en cada una de las lenguas, compren-diéndolas en sus últimos motivos espirituales, está más allá delcampo y de las posibilidades metódicas de la filosofía del len-guaje. Dicha tarea, en caso de poder realizarse sólo puede seremprendida por la lingüística general y por las ciencias espe-ciales del lenguaje. Los caminos que toma aquí el lenguaje sontan intrincados y tan oscuros que sólo a través de la más minu-ciosa sumersión y la más sutil introyección en los detalles decada lengua es posible llegar paulatinamente a esclarecerlos.Porque justamente el tipo de clasificación constituye un momen-to esencial de esa "forma interna" a través de la cual las lenguasse distinguen específicamente entre sí. Pero aunque esta rica yvariada conformación espiritual realizada aquí por el lenguajeno pueda encerrarse de una vez por todas en un rígido y abs-tracto esquema, siendo designada a través de éste, al compararlos fenómenos particulares resaltan ciertos puntos de vista gene-rales con arreglo a los cuales procede el lenguaje en sus clasifi-caciones y coordinaciones. Puede intentarse la ordenación deestos puntos de vista utilizandO' comO' principio conductor eltránsito progresivo de lo "concreto" a lo "abstracto", el cualdetermina la dirección que sigue la evolución del lenguaje; en

22 Véase supra,. pp. 68 s.

CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS ~81

este caso debe tenerse presente que se trata de una estratifica-ción metodológica y no temporal y que, consiguientemente, enuna forma histórica dada del lenguaje los estratos que estamosaquí tratando de separar mentalmente, pueden existir yuxtapues-tos o superpuestos y pueden entremezclarse de múltiples maneras.

Parece que ahí donde la comparación y coordinación de lo~objetos parte de cualquier similitud de la impresión sensibleque suscitan, nos encontramos en el nivel más bajo de la escalaespiritual. Las lenguas de los pueblos primitivos ofrecen muchosejemplos de este procedimiento de agrupación que está domi-nado enteramente por factores sensibles. Las cosas más disím-bolas en cuanto al contenido pueden ser agrupadas en una"clase" en cuanto revelen una analogía cualquiera en su formasensiblemente perceptible. En las lenguas melanesias, así comotambién en muchas lenguas aborígenes americanas existe la ten-dencia a emplear prefijos especiales para aquellos objetos quese caracterizan por su forma alargada o redonda. De acuerdocon esta tendencia por ejemplo, las expresiones para sol y lunason incluidas en el mismo grupo lingüístico de aquellas expre-siones, que designan la oreja humana, peces de determinadaforma, canoas, etc., mientras que, por otra parte, los nombrespara nariz y lengua aparecen como designaciones de objetos alar-gados.2<lA otro estrato completamente distinto parecen pertene-cer las diferenciaciones de clases que, en lugar de partir deuna mera similitud en el contenido de las cosas percibidas, estánfundadas en cierta relación entre ellas, distinguiendo los objetosde acuerdo con su tamaño, número, posición y situación. Laslenguas bantu, por ejemplo, utilizan un prefijo especial paradesignar cosas notablemente grandes, mientras que otros prefijossirven como prefijos diminutivos. También se distingue entreobjetos que normalmente aparecen como miembros de unapluralidad colectiva, como "uno de muchos", y otros que, comolos ojos, orejas y manos del hombre, se encuentran por pares,como "cosas doblemente presentes".24 Por lo que toca a laposición y situación, en muchas lenguas aborígenes americanas

23 Codrington, The Mclanesian Languages, pp. 146 ss. Por lo que se re-fiere a las lenguas americanas, las lenguas haida, por ejemplo, dividen todoslos nombres en distintos grupos caracterizados por rasgos senso-espaciales,distinguiendo tajantemente los grupos de objetos "largos", "delgados", "re-dondos", "planos", "angulosos", "filiformes". Véase Swanton, "Haida" enel Handbook de Boas, r, 216, ~~7ss.

24 Véase la exposición de los prefijos de clases en Meinhof, VergleiclzendeGrammatik der Bantusprachen, pp. 8 ss., 16 ss.

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282 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

es importante, para determinar a qué clase pertenece una pa.labra, si el objeto que designa está pensado como parado, sen-tado 00 acostado.25 Si bien aquí tiene lugar una ordenación delos objetos de acuerdo con rasgos inmediatos intuitivamenteperceptibles, existe además otra clasificación que utiliza un cu-rioso prefijo intermedio de división, consistente en coordinar latotalidad de las cosas con las partes del cuerpo humano, redu-ciéndolas a distintos grupos lingüísticos. Aquí identificamos elmismo motivo que hemos hallado ya en la estructuración de laintuición espacial por el lenguaje y en la formación de ciertosvocablos espaciales primitivoOs: el cuerpo humano y la diferen.ciación de sus partes sirve como una de las primeras basesnecesarias para la "orientación" lingüística en general.26 Asípues, en algunas lenguas la división de las partes del cuerpoes utilizada precisamente como esquema permanente al cual seajusta la visión total del mundo y su estructura, en la medidaen que aquí cada cosa denominada por el lenguaje está ligadaa cierta parte del cuerpo como la boca, las piernas, la cabeza,el corazón, el pecho, etc., de tal n~odo que los objetos indivi-duales son divididos en determinadas clases, en rígidos "géne-ros" de acuerdo con esa relación fundamenta1.27 En tales divi.

25 Cf. PowelI, Introduction to the Study 01 Indian Languages, p. 48. Enla lengua panca, que distingue entre objetos animados e inanimados, den-tro de la primera clase hay un prefijo especial que sirve para designarun objeto en reposo, y otro prefijo para designar un objeto en movi-miento; un prefijo es utilizado para un ser animado cuando está sentadoy otro para cuando está de pie; d. Boas y Swanton, "Siouan" en el Rand-book de Boas, I, 940.

2<1 Véase supra, pp. 169ss.27 A este respecto es particularmente significativa la curiosa división en

clases que hacen las lenguas sudandamanas, la cual ha sido detallada-mente descrita por E. H. Man (On the Aboriginal Inhabitants 01 theAndaman Islands, with Report 01 Researches Into the Language 01 theSouth Andaman Island por A. J. Ellis, Londres, 1883); la exposición deMan ha sido complementada por M. V. Portman, Notes on the Language01 South Andaman GTOUP o/ Tribes, Calcuta, 18g8. En el sistema de clasesde los andamanos los seres humanos constituyen en primer término unaclase particular que se distingue de los restantes nombres; pero luego laspartes del. cuerpo y los nombres que designan parentescos son divididosen grupos que lingüísticamente están tajantemente separados entre sí, detal modo que, por ejemplo, para cada grupo especial se utilizan pronom.bres posesivos especiales, expresiones particulares del mi, tÍ!, su, etc. Entrelas partes del cuerpo y los grupos de parentesco existe respectivamenteuna serie de coordinaciones e "identidades analógicas" (Cf. Man, 01). cit.,pp. 51 ss., Y Portman, op. cit., pp. 37 ss.)

CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIóN LINGüíSTICAS 283

siones queda claro que las primeras distinciones conceptualesdel lenguaje están todavía ligadas a un substrato material; que sise quiere pensar la relación que existe entre los miembros de lamisma clase, tiene que plasmarse corpóreamente de algún modoen una imagen. En los sistemas de clasificación más ricamentedesarrollados y más sutilmente confeccionados, como los queencontramos en las lenguas bantu, parece haberse alcanzado unaintuición global que decididamente va más allá de esta primeraesfera de distinciones meramente sensibles. Aquí el lenguaje yademuestra tener la fuerza para aprehender la totalidad del ser,tomando como totalidad espacial, en calidad de un complejo derelaciones a partir de las cuales lo hace surgir. Cuando en elsistema exactamente graduado de "prefijos locativos" de los quese sirven las lenguas bantu se designan acuciosamente la dis-tancia variable del objeto respecto del que habla, así comotambién sus múltiples relaciones espaciales, su "interpenetra-ción", su "yuxtaposición" y su "separación", entonces la formainmediata de intuición espacial empieza en cierto modo a tomaruna configuración sistemática. Es como si aquí el lenguajeconstruyese formalmente el espacio como una multiplicidad de-terminada de diversas maneras, como si partiendo de las distin-ciones aisladas de posición y dirección, le diera la forma de unaunidad cerrada pero simultáneamente diferenciada en sí mis-ma.28 Por ello en tales clasificaciones parece manifestarse yauna propensión y un impulso hacia la organización que, aúnen los casos en que -el objeto mismo permanece todavía en laesfera del ser intuitivo, en cuanto a princip-io lo sobrepasa yay apunta hacia nuevas y peculiares formas de "síntesis de lomúltiple" con las que cuenta el lenguaje.En verdad está basado en la esencia del lenguaje mismo el

hecho de que cada una de esas síntesis no esté dominada exclu-sivamente por puntos de vista teóricos, sino también imagina-tivos, y que, consiguientemente, gran parte de la "conceptua-ción" lingüística no aparezca tanto como un producto de lacomparación y enlace lógicos de los contenidos perceptivos, sinomás bien un producto de la fantasía del lenguaje. La formade agrupamiento nunca está determinada meramente por la"similitud" objetiva de los contenidos aislados, sino que siguea la imaginación subjetiva. Por ello, los motivos que guían

28 ef. la descripción del sistema de "prefijos locativos" de las lenguasbantu en la Bantugrarnmatih, de Meinhof, pp. 19ss.

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~84 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

al lenguaje en sus clasificaciones, en la medida en que podamosasomarnos a ellos, parecen estar todavía estrechamente relacio-nados con las formas conceptuales y clasificaciones mitológicasprimitivas.29 También aquí el lenguaje, como forma espiritualgeneral, se encuentra en el límite entre el mito y el lagos y, porotra parte, representa el punto intermedio entre la visión teo-rética y la visión estética del mundo. En las aplicaciones deeste principio suele resaltar todavía incontrastablemente quetambién la forma de clasificación lingüística más próxima yusual para nosotros, la división de los nombres en los tres "gé-neros", masculino, femenino y neutro, está cargada de talesmotivos semimitológicos y semiestéticos. Es por ello por lo quejustamente los lingüistas que a la fuerza y agudeza del análisislógico-gramatical aunaban la más grande profundidad y sutilezade la intuición artística, creyeron poder captar en los génerosel principio de la conceptuación lingüística en sus verdaderasfuentes, vislumbrándolo directamente. ]akob Grimm hace de-rivar las diferencias de género de las lenguas indogermánicas,de una transposición del género natural que se operó ya en elestado más primitivo del lenguaje. Grimm no sólo atribuye ese"origen natural" al masculino y al femenino sino también alneutro, cuyo verdadero origen lo busca en el "concepto de foe-tus o proles de creaturas vivas". En verdad, la lingüística mo-derna sigue a Grimm sólo en una pequeña parte cuanto trataéste de mostrar que el masculino designa siempre lo más tem-prano, mayor, más firme, más duro, más rápido, lo activo, móvil,creador, mientras que lo femenino designa lo más tardío, máspequeño, más suave, más quieto, lo sufrido y receptivo, y loneutro designa lo engendrado y operado, lo material, general,colectivo, no desarrollado. Ya en el ámbito de la lingüísticaindogermana la teoría estética de Grimm se ve contradicha porla más sobria teoría de Brugmann la cual explica que el hechode que las distinciones de género se hayan extendido a la tota-lidad de los nombres no se debe a ninguna orientación inhe-rente a la fantasía lingüística, sino a determinadas analogíasformales y, en cierto sentido, accidentales. Al desarrollar y pre-cisar estas distinciones, el lenguaje no se guía por una intuiciónanimista de las cosas sino más bien por similitudes en la formafonética que en sí mismas carecen de significación; así por

29 Más detalles al respecto en mi trabajo "Die Begriffsform im mythischenDenken" (Studien der Bibliothek Warburg, 1), Leipzig, 1922.

CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS ~35

ejemplo, la circunstancia de que ciertos "femeninos naturales",ciertas designaciones para seres femeninos, terminaran en -(l

(4), llevó a que progresivamente, por una vía puramente <1S0-

ciativa, todas las palabras con esta terminación fueran asignadasa la misma clase de los "femeninos".3Q También se ensayó laelaboración de teorías intermedias que trataron de atribuir eldesarrollo del género gramatical en parte o factores intuitivosyen parte a factores formales, y de delimitar la participaciónactiva de ambos.31 Pero el problema básico aquí implicado sólopudo ser captado en toda su amplitud y significación desde quelas investigaciones lingüísticas fueron extendiéndose más alláde las familias indogermánica y semita, evidenciándose que ladiferenciación de los géneros, tal como existe en las lenguasindogermánicas y semitas, sólo es un caso particular y quizásun vestigio de clasificaciones mucho más ricas y sutilmentedesarrolladas. Si partimos de estas clasificaciones, como las queofrecen especialmente las lenguas bantu, resulta indudable quela diferenciación de género, tomado como "sexo", sólo ocupa unsitio relativamente reducido entre todos los medios de que sesirve el lenguaje para expresar distinciones "de género" y, con-secuentemente, sólo puede ser tomada como una dirección ais-lada de la fantasía del lenguaje pero no como su principiouniversal y constante. De hecho, un gran número de lenguasdesconocen la división de los nombres según el género natural osegún cualquier otra analogía del mismo. Tratándose de seresinanimados no se distingue entre género masculino y femenino.mientras que tratándose de animales se le expresa mediantepalabras especiales o bien se le indica agregando al nombregeneral de la especie animal una palabra que contiene la desig-nación del género correspondiente. En el ámbito humano tam-bién figura dicha designación; mediante un agregado del tipoantes descrito, una expresión general como niño o sirviente estransformada en una expresión que significa hijo e hija, criadoo criada, etcétera.32

30 Véase Brugmann, "Das grammatische Geschlecht in den indogermanis-chen Sprachen", Techmers Zeitschl'ift f. allgem. Sprachwiss., IV, 100 SS.; cE.también la J(urze vergleichende Grammatik, pp. 361 ss.

31 Cf. por ejemplo Wilmans, Deutsche Grammatik, lIl, 725 ss.32 Este procedimiento, que ante todo vale pata las lenguas ugro-finesas

y altaicas, ninguna de las cuales conoce una designación para el géneroen el sentido de las lenguas indogermánicas, también está muy extendidoen otros grupos. Acerca de las lenguas altaicas véase por ejemplo, B.Boethlingk, Die Sprache der ]akuten, p. 3'1;} Y J. j. Schmidt, Gmmmatih

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286 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

Humboldt, quien al igual que Jakob Grimm encuentra elorigen de las clasificaciones lingüísticas en una función básicade la "facultad imaginativa" del lenguaje, concibe esta facultaddesde el comienzo en un sentido más amplio, puesto que enlugar de partir de la distinción del género natural, parte de ladistinción general de lo animado y lo inanimado. Para esto sebasa esencialmente en sus observaciones sobre lenguas aborí-genes americanas, de las cuales la mayoría o bien no indicanla distinción de género natural o bien solamente la indicanocasional e imperfectamente. Pero en su lugar, estas lenguasdan prueba de la más fina sensibilidad respecto de la oposiciónentre objetos inanimados y animados. En las lenguas algon-quinas, esta contraposición rige toda la estructura del lenguaje.Un sufijo especial (-a) designa un objeto que resume las pro-piedades de la vida y del movimiento autónomo; otro sufijo(-i) designa los objetos que carecen de este atributo. Todoslos verbos y los nombres tienen que encajar en una u otra deestas dos clases, en lo cual la subordinación no se orienta enmodo alguno por los rasgos que ofrece la observación pura-mente empírica, sino que predominantemente está co-determi-nada por la orientación de la fantasía mitológica y el animismode la naturaleza también mitológica. Así por ejemplo, en estaslenguas un gran número de plantas -entre las cuales se cuen-tan las especies de plantas más importantes como el trigo y eltabaco- se incluyen en la clase de los objetos animados.53 Con-siderando que, por otro lado, también los astros están colocadosgramaticalmente en la misma clase junto con los hombres y losanimales, Humboldt ve en ello la más clara evidencia de queen el pensamiento de los pueblos que efectúan esta equipara-ción, los astros están considerados como seres que se muevenpor su propio impulso y probablemente también como seresdotados de personalidad que desde arriba gobiernan los desti-nos humanos.34 En caso de ser correcta esta conclusión, entoncesquedaría probado que en tales clasificaciones el lenguaje toda-vía está íntimamente unido al pensamiento y a la representa-der mongolischen Sprache, pp. 22 SS.; acerca de otras familias lingüísticasvéase H. C. v. d. Gabelentz, Die melanesischen Sprachen, p. 88; Wester-mann, Die Sudansprachen, pp. 39 SS.; Mattews, "Languages of Sorne NativeTribes of Queensland", ]. and Proc. o/ the Royal Soco o/ N. S. WalesXXXVI (1902), pp. 148, 168.ss Acerca de la clasificación de las lenguas algonquinas véase W. Iones,

"Algonquian (Fox)" en el Handbook de Boas I, 760 s.34 Humboldt, Einleitung zum Kawi.Werk (Werke, VII, 1, 172s.).

CONCEPTUACIóN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS 287

ción mitológicos, pero que, por otra parte, está empezando yaa elevarse por encima del primer estrato primitivo de este modode pensar. Pues mientras que en este estrato impera todavíauna forma de "pan-animismo" que abarca y penetra la totali-dad del mundo y cada ente en particular, en la aplicación quesuele hacer el lenguaje de la antítesis de una clase para laspersonas y otra clase para las cosas, el ente personal auto-consciente va emergiendo cada vez más definidamente de la es-fera general de la "vida" como un ser con una significación yun valor peculiares. Así, por ejemplo, en las lenguas drávidastodos los nombres se dividen en dos clases, de las cuales unacomprende los seres "racionales" y la otra los "irracionales";a una de ellas, además de los hombres pertenecen los dioses ysemidioses, y a la segunda, además de las cosas inanimadas, losanimales también.3.'l La división que se practica en la totalidaddel mundo se lleva a cabo siguiendo un principio esencialmentedistinto al del simple e indiferenciado animismo mítico deltodo. También las lenguas bantu distinguen tajantemente ensu sistema clasificatorio entre el hombre como personalidadactuante independiente y cualquier otra especie de ser animadopero no personal. Consecuentemente utilizan un prefijo espe-cial para espíritus, en la medida en que éstos no son concebidoscomo personalidades independientes, sino como aquello que ani.ma o como aquello que sobreviene al hombre, de tal maneraque con este prefijo están dotados particularmente, en calidadde fuerzas naturales, las enfermedades, el humo, el fuego, lostorrentes, la luna.s6 La concepción de la existencia y de la acti-vidad espiritual personal ha creado así una expresión lingüísticapropia en virtud de la cual logra distinguirse de la represen-tación que del alma y la vida tiene el mero animismo, el cualconsidera al alma como una potencia mítica universal que jus-tamente por esta misma universalidad resulta también comple-tamente indiferenciada.Con lo anterior vuelve nuevamente a confirmarse que la di-

visión en una clase para las personas y otra para las cosas, yla inclusión de los objetos individuales en una de estas dosclases no se llevan a cabo de acuerdo con criterios meramente"objetivos" sino que la estructura lógico-conceptual de la rea-lidad, tal como se manifiesta en el lenguaje, está aún completa-

35 Fr. MüIler, Grundriss IIl, 1, 173, Reise der Fregatte Novara, p. 83.36 Véanse los ejemplos en Meinhof, Bantugrammatik, pp. 6 s.

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mente cargada de distinciones puramente subjetivas que sólopueden captarse en la sensitividad inmediata. Esta inclusiónnunca está determinada por meros actos de percepción y dejuicio sino también por actos emotivos y volitivos, por actosque implican una toma de posición interna. Consecuentemente,constituye un fenómeno frecuente el hecho de que el nombrede una cosa, la cual pertenece en sí a la clase de las cosas, seincorpore a la clase de las personas a fin de hacer resaltar elvalor e importancia del objeto en cuestión y de indicar que setrata de un objeto particular significativo.<l7 Aun en lenguasque en su estructura actual distinguen los nombres de acuerdocon el género natural, en el uso que hacen de esta distinciónse trasluce frecuentemente que la misma se remonta a una an-terior difrenciación de la clase de las personas y la de las cosas,la cual era tomada al mismo tiempo como una diferenciaciónvalorativa.S8 Por peculiares que estos fenómenos puedan parecera primera vista, en ellos meramente se patentiza el principiofundamental de la conceptuación lingüística. El lenguaje nun-ca sigue simplemente a las impresiones y representaciones, sinoque se les opone con una acción propia: en virtud de la tomade posición descrita, distingue, elige, dirige y crea determinados

37 En la lengua gola (Según Westermann, Die Gola-Sprache, p. 27) elsustantivo al que propiamente corresponde otro sufijo, suele tomar el pre-fijo 0- que corresponde a la clase de los hombres y los animales en loscasos en que se debe haccr resaltar que se trata de un objeto particular-mente grande, distinguido o valioso, el cual, a causa de estos atributos, escolocado en la clase de los seres vivos: "además de kesie, palma oldfera, sedice también osie, para indicar que esta palma es uno de los árboles másimportantes; kebul signiíica árbol, pero okul indica un árbol particular-mente grande y hermoso; ebu significa campo, pero obuo indica el campoexuberante. La misma transposición a la clase 0- se opera en el casode árboles u otros objetos que en los cuentos aparecen hablando o actuan-do". En las lenguas algonquinas, pequeños animales suelen incluirse en laclase de los objetos "inanimados", mientras que determinadas especics deplantas particularmente importantes suelen incluirse en la clase de losobjetos "animados", véase supra p. 275 Y el Handbook de Boas, l. 36.

.'l8 Meinhof y Reinisch citan ejemplos característicos de la lengua bedauye,donde, por ejemplo, sa', la vaca, como soporte principal de todo el régi-men doméstico, es masculino, mientras que sa', la carne, es femenino portener menor importancia. (Véase l\ieinhof, Die Spmchen der Hamiten,p. 139). Según Brockelmann (Grundriss I, 404 ss.), en las lenguas semitasla diferenciación de los nombres en los géneros masculino y femenino pro-bablemente tampoco tuvo originalmente nada que ver con el sexo natu-ral; también aquí subyace una diferenciación jerárquica y valorativa cuyosrestos pueJen todavía identificarse en el uso del femenino como forma

f CONCEPTUACIÓN Y CLASIFICACIÓN LINGüíSTICAS 289

focos, determinados puntos centrales de la intuición objetivamisma. Esta penetración que el mundo de las impresiones sen-sibles sufre por parte de los patrones internos del juicio y lajudicación trae como consecuencia que los matices teoréticosde significación y los matices afectivos de valor sigan confun-didos pasando constantemente de una forma a la otra. Perono es menos cierto que la lógica del lenguaje se pone de mani-fiesto en el hecho de que las distinciones que crea no se borraninmediatamente ni desaparecen sino que poseen una especiede tendencia a la permanencia, una consecuencia y una necesi-dad lógicas peculiares en virtud de las cuales no sólo se afirmansino que de algunos sectores de la creación lingüística se extien-den a su totalidad. Mediante las reglas de la congruencia, querigen la estructura gramatical del lenguaje y que sobre todoaparecen más agudamente desarrolladas en las lenguas de pre-fijos y clases, las distinciones conceptuales que encontramos enel nombre se transfieren a todas las formas lingüísticas. En lalengua bantu, toda palabra que guarde con un sustantivo unarelación atributiva o predicativa, todo término numérico, todoadjetivo o pronombre que lo caracterice más detalladamente,debe adoptar el prefijo de clase característico de la palabra. Deuna manera similar, a través de un prefijo especial el verbo seconecta con su nominativo-sujeto y con la palabra que se en.cuentra con él en una relación de acusativo-objeto.39 Así pues,una vez que se ha encontrado el principio de clasificación, nosólo rige la configuración de los nombres sino que se extiendea toda la estructura sintáctica del lenguaje y se convierte en laauténtica expresión de su relación, de su "articulación" espiri-tual. De esta manera, el producto de la fantasía del lenguajeaparece estrechamente vinculada a una determinada metodolo-gía del pensamiento lingüístico. Aquí el lenguaje, con todo suapego y ligas con el mundo de lo sensible y lo imaginativo,revela una fuerte tendencia hacia lo lógico-universal, mediantela cual se va liberando progresivamente en dirección a unaespiritualidad de forma cada vez más pura e independiente.

diminutiva y peyorativa. Cf. especialmente Brockelmann, Grundriss, 11,4L8 ss., Y Kurzgel. vergleichende Grammatik, pp. 198 ss.

39 Cf. la exposición de la sintaxis de las lenguas bantu en Meinhof,pp. 83 ss. Algo parecido vale para la sintaxis de la mayoría de las lenguasde los indios americanos. Cf. Powell, lntroáuction to the Study 01 lndianLanguages, pp. 48 ss.

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Capítulo V

EL LENGUAJE Y LA EXPRESIÓN DE LAS FORMASPURAS DE RELACIóN. LA ESFERA DEL JUICIO Y

LOS CONCEPTOS DE RELACIÓN

DESDE el punto de vista epistemológico hay un camino que llevaen forma continua de la esfera de la sensación a la de la intui-ción, de la intuición al pensamiento conceptual y de éste nue-vamente hasta el juicio lógico. Al seguir este camino la episte-mología está consciente de que las fases aisladas del mismo, portajantemente que se las deba separar en la reflexión, no debenser nunca consideradas como datos de la conciencia indepen-dientes entre sí y existentes aisladamente. Por el contrario, nosólo cada factor complejo engloba el factor más simple, no sólocada momento "posterior" engloba el "anterior" sino que, vice-versa, también es cierto que aquél está preparado y trazado enéste. Todos los componentes que constituyen el concepto deconocimiento están interrelacionados y referidos a la meta co-mün del conocimiento, que es el "objeto": por tanto, un aná-lisis más preciso puede descubrir en cada uno de ellos unareferencia a los restantes. La forma de la simple sensación ypercepción "se enlaza" aquí no solamente con las funciones inte-lectuales básicas del conceptuar, juzgar y concluir sino que ellamisma es ya una de esas funciones básicas, conteniendo implí-citamente lo que en las otras funciones emerge con una confor-mación consciente y una configuración independiente. Es deesperarse que también en el lenguaje se pondrá de manifiestoesta misma correlación indisoluble de los instrumentos espiri-tuales con los que construye su mundo; es de esperarse quetambién aquí cada uno de sus motivos particulares contendráya la universalidad y la totalidad específica de su forma y dehecho esto se pone de manifiesto en el hecho de que no sea lapalabra simple sino la o1"ación el elemento genuino y origina-rio de teda configuración lingüística. Esto pertenece tambiéna las tesis fundamentales que Humboldt dejó establecidas deuna vez por todas para la filosofía del lenguaje. "Es impo-sible pensar -puntualiza- que el surgimiento del lenguajecomenzaría con la designación de objetos mediante palabras y

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LENGUAJE Y EXPRESIÓN DE LAS FORMAS PURAS DE RELACIÓN 291

pasara de ahí a enlazarlos. En realidad el discurso no se inte.gra a partir de palabras que le preceden sino es a la inversa:las palabras se desprenden del conjunto del discurso." 1 Laconclusión que extrae aquí Humboldt de un concepto especu-lativo fundamental de su sistema de filosofía del lenguaje -elconcepto de "síntesis" como origen de todo pensamiento y detoda habla---.:2ha sido confirmada luego en todas sus partes porel análisis psicológico empírico. También éste considera comode sus más firmes e importantes hallazgos "el primado de laoración frente a la palabra".3 La historia del lenguaje conduceal mismo resultado, la cual parece constantemente enseñarnosque la separación de la palabra del conjunto de la oración yla delimitación y diferenciación de las partes individuales deldiscurso sólo se efectuó muy paulatinamente, llegando a faltarcompletamente en lenguajes más antiguos y primitivos.4 Ellenguaje aparece también aquí como un organismo en el cual,de acuerdo con la conocida definición aristotélica, el todo esanterior a las partes. Comienza con una expresión global com-pleja que va descomponiéndose gradualmente en elementos, ensubunidades relativamente independientes. Hasta donde po-demos seguirle la pista, el lenguaje se nos aparece siempre comouna unidad ya formada. Ninguna de sus manifestaciones puedeser concebida como una mera yuxtaposición de sonidos mate-riales con un significado sino que en cada una de ellas encon-

1Einleitung zum Kawi-Werk, Werke, VII, 1, 72S.; d., especialmentep. 14~.2 Cf. supra p. 116.

3 Además de Wundt, especialmente Ottmar Dittrich, Grundzüge derSprachpsychologie, I (1903) Y Die Probleme der Sprachpsychologie (1913)ha defendido este primado.4 A este respecto d., por ejemplo las observaciones de Sayce, Introduc-

tion to the Science of Language I, 111 ss., así como B. Delbrück, Syntaxder indogermanischen Sprachen, IlI, p. 5. Es bien sabido que en lasllamadas lenguas "polisintéticas" no puede trazarse un límite tajante en-tre la palabra aislada y el conjunto de la oración; d. especialmente ladescripción de las lenguas aborígenes americanas en Boas: Handbookof the Americ. Ind. Languages I, 27 ss., 762 ss., 1 002 ss., y otras. Tam-bién de las lenguas altaicas hace notar H. Winkler que en ellas sólose ha llegado deficientemente a la auténtica unidad de la palabra; másbien ocurre que la palabra sólo llega a ser una palabra como miembrode la oración (El Uralo-altaico y sus grupos, pp. 9, 43 Y otras). Inclusiveen lenguas de flexión se encuentran muchos restos de un antiquísimo es-tado del lenguaje, en el cual los límites entre oración y palabra erantodavía muy fluctuantes; d. por ejemplo, acerca de las lenguas semitas,las observaciones de Brockelmann, Grundriss, n, 1 ss. j

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tramos términos que puramente sirven para expresar la relaciónentre los elementos aislados y disponer y graduar de múltiplesmaneras esta misma relación.

Verdaderamente esta expectativa no parece cumplirse si setiene en cuenta la estructura de las llamadas "lenguas aislantes",en las cuales frecuentemente se quiso ver la prueba directa dela posibilidad y la realidad de lenguas absolutamente "infor-mes". Pues aquí la supuesta relación entre oración y palabrano solamente no parece confirmarse sino que parece convertirseprecisamente en lo contrario. La palabra parece poseer esaindependencia, esa genuina "substancialidad" en virtud de lacual "es" en sí misma y debe ser comprendida por sí sola. Enla oración las palabras aisladas están simplemente yuxtapuestascomo portadoras materialmente de un significado, sin que surelación gramatical llegue a perfilarse explícitamente de modoindividual. En el chino, el cual constituye el principal ejemplode este tipo de lenguas aislantes, una misma palabra puede serutilizada ya sea como sustantivo, como adjetivo, como adver-bio, como verbo, sin que esta diversidad de categorías gramati-cales pueda identificarse de algún modo en la palabra misma.Aun el hecho de que un sustantivo esté empleado en éste oaquel número o caso, de que un verbo sea empleado en éstao aquella voz, tiempo o modo no se encuentra expresado enmodo alguno en la forma fonética de la palabra. En virtud dela configuración del chino, la filosofía del lenguaje durantelargo tiempo ha creído poder columbrar aquel periodo primi-tivo del lenguaje en el cual todo discurso humano consistía to-davía en la yuxtaposición de series de simples "raíces" mono-silábicas. Ésta es una creencia que a decir verdad se ha vistomás y más destruida por la investigación histórica, la cualdemostró que el rígido aislamiento que actualmente priva enel chino no es un nuevo estado original sino un producto me-diato y derivado. Como hace notar G. 'v. d. Gabelentz, la hipó-tesis de que las palabras del chino nunca experimentaron unatransformación y que la lengua nunca poseyó especie algunade morfología, se hace insostenible en cuanto se compara alchino con las lenguas más próximamente emparentadas con ély se les examina en conjunto. Entonces resaltaría de inmediatoque todavía presenta muchas huellas de formas aglutinantes másantiguas y aun de formas auténticamente flexionales. Desdeeste punto de vista hoy en día se ha creído frecuentementepoder comparar la evolución del chino con la del inglés mo-

LENGUAJE Y EXPRESIóN DE LAS FORMAS PURAS DE RELACIóN 293

derno, en el cual parece estarse efectuando ante nuestros ojosel tránsito de un estado de flexión a un estado de relativaausencia de flexión.5 Pero todavía más significativo que estetránsito histórico es la circunstancia de que aun en los casos enque el aislamiento puro se ha impuesto definitivamente, estono significa que se haya llegado al "amorfismo" sino que pre-cisamente aquí, en un material aparentemente refractario, esdonde puede manifestarse con la máxima claridad y contun-dencia el poder de la forma. Pues el aislamiento de las pala-bras entre sí en manera alguna anula el concepto y el sentidoideal de la forma de la oración, puesto que las distintas cone-xiones lógico-gramaticales de las palabras aisladas están clara-mente indicadas en el orden de las palabras, aun cuando no seutilicen sonidos especiales para expresarlas. Desde el punto devista puramente lógico, este instrumento del orden de las pala-bras, que el chino ha llevado hasta un alto grado de conse-cuencia y agudeza, podría ser considerado como el medio verda-deramente adecuado de expresión de las conexiones gramati-cales. Pues justamente en tanto que conexiones, las cuales,por así decirlo, ya no poseen en sí mismas ningún substratorepresentativo propio sino que se disuelven en puras relaciones,parecen poder ser indicadas de modo más claro y preciso através de la mera relación de palabras mismas que se expresaen su colocación, que si se emplearan palabras o sonidos espe-ciales. En este sentido ya Humboldt, quien por lo demás con.sideraba a las lenguas de flexión como la expresión de la formaperfecta, "puramente legal" del lenguaje, dijo del chino quesu ventaja esencial consistía precisamente en la congruencia conque ponía en práctica el principio de la ausencia de flexión.Para Humboldt justamente la aparente ausencia total de gra-mática ha aguzado en el espíritu del pueblo el sentido parareconocer la coherencia formal del discurso; cuanto menos gra-mática exterior posea la lengua china, tanto más gramática inte-1'ior le es inherente,'a De hecho, el rigor de esta estructura vatan lejos que de la sintaxis china se ha dicho que en sus partesesenciales no es sino el desarrollo lógicamente consecuente deunas cuantas leyes básicas de las cuales pueden derivarse todas

5 G. v. d. Gahelentz, Die Sprachwissenschaft, pp. 252 s.; Chinesische Gmm.matik, pp. 90 SS.; Cf. también B. Delbrück, Grundfragen, pp. 118 s.

fl Humboldt, Einleitung zum Kawi-Werk, (Werke, VII, 1,. pp. 271 ss.,pp. 304 s.).

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294 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

las aplicaciones particulares por la pura vía de la deducción 1ó-gica.7 Si a esta fina articulación contraponemos otras lenguasaislantes de corte primitivo -como por ejemplo la lengua ewe,la cual nos brinda un ejemplo de una lengua puramente aglu-tinante entre las lenguas negras-B podemos percibir inmedia-tamente cómo dentro de un mismo "tipo lingüístico" son posi.bIes las más variadas gradaciones y los más diametrales contras-tes de formación. Una de las fallas del intento de Schleicherpor determinar la esencia de la lengua atendiendo a la conexiónque guardan en ella el significado y la relación, construyendosegún esto una serie dialéctica progresiva en la cual las lenguasaislantes, aglutinantes y de flexión se comportan entre sí comotesis, antítesis y síntesis 9 fue que el verdadero principio declasificación es quebrantado en la medida en que no se tuvoen cuenta la muy diversa configuración que dentro del mismotipo puede adoptar la conexión de "relación" y "significación".Por lo demás, inclusive la rígida delimitación de los tipos fle-xionales y aglutinantes se ha ido desvaneciendo a la luz de lainvestigación histórico-empírica.l° En todo esto también res-pecto del lenguaje se confirma la conexión que guardan "cien-cia" y "forma" y que se expresa en la antigua sentencia esco-lástica: forma dat esse rei. Así como la epistemología no lograseparar la materia del conocimiento de su forma de tal modoque ambas aparezcan como contenidos independientes que sóloestán vinculados externamente sino que ambos factores sólopueden ser pensados y definidos en interrelación, en el terrenodel lenguaje la mera materia muda no es sino una abstracción,un concepto metodológico límite que no tiene "realidad" inme-diata ni existencia real y fáctica.Inclusive en las lenguas de flexión, las cuales traducen con

la máxima claridad la antítesis entre la expresión material designificación y la expresión formal de relación, salta a la vistaque el equilibrio alcanzado entre ambos distintos factores de laexpresión es un equilibrio bastante inestable. Pues por clara-mente que en general los conceptos categoriales se distingan delos conceptos materiales y cósicos, entre ambos terrenos tiene

7 V. d. Gabelentz, Chinesisdre Gmmmatik, pp. 19.B Más detalles en Westermann, Ewe.Grammatik, pp. 4 ss., 30 ss.il Spmehve1'gleiehende Untersuehtlngen, I (1848), pp. G ss., n, pp. 5 ss.

(Cf. stlpra pp. 126 ss.).10 A este respecto véase lo que ya Boethlingk dice, Spmehe der ja!wten,

p. XXIV (1851), cí. in!ra, p. 298, nota 15.

LENGUAJE Y EXPRESIÓN DE LAS FORMAS PURAS DE RELACIÓN 295

lugar un constante tránsito, en la medida en que son justa-mente los conceptos materiales los que sirven de base para laexpresión de relaciones. Esta circunstancia salta a la vista conla máxima claridad si nos remontamos al origen etimológicode los sufijos que en las lenguas de flexión se utilizan para ex-presar la cualidad y el atributo, la especie y calidad, etc. Enun gran número de estos sufijos el significado material del queprovienen ha sido descubierto y precisado por la investigaciónhistórico-lingüística. Siempre aparece como base Una expresiónconcreta, sensible y objetiva que, no obstante, va perdiendocada vez más este carácter inicial y se va transformando en unaexpresión universal de relación.ll Solamente a través de esteuso de los sufijos se prepara el terreno para la designación lin-güística de los conceptos puros de relación. Lo que primera-mente servía COma designación especial de cosas se transformaahora en la expresión de una forma de terminación categorial,por ejemplo, en la expresión del concepto de atributo.12 Pero11 En alemán, por ejemplo, la evolución de los sufijos -heit, -seha!t, -tum,

-bar, -lieh, -sam, -ha!t constituyen una conocida prueba de ello. El sufijo-lieh que ha llegado a ser uno de los principales medios para formar con-ceptos adjetivos, se remonta directamente a un sustantivo lika (cuerpo). "Eltipo de una palabra como weiblieh -dice H. Paul, Prinzip'ien der Spmeh-gesehiehte, 3~ ed. p. 322- procede de un antiguo compuesto bahuvrihi,que en antiguo germano es wibolikis y que propiamente significa forma demujer y luego metafóricamente "que tiene forma de mujer'. Entre uncompuesto como ese y el simple alto alemán medio: lieh, alto alemán nue-vo: Leiche se ha producido una discrepancia tal, primero de significacionesy luego también de formas fonéticas, que toda conexión ha quedado anu-lada. Pero, ante todo, de la significación sensible de la palabra simple"forma, apariencia exterior", se originó la significación más abstracta de"constitución". En el caso del sufijo -heit, el sustantivo primitivo del queprocede todavía se emplea como palabra independiente en el gótico y en elantiguo alto alemán, así como también en el antiguo sajón y en el n6rdico'Oantiguo. Su principal significado parece ser el de persona o el de rango Y'dignidad, pero paralelamente Y de este significado se fue generando ya des-de tempranas épocas la significación general de cualidad, especie y manera',(gótico haidm) que al transformarse en sufijo se podría emplear ya paradesignar cualquier atributo abstracto. (Más detalles, por ejemplo, en elDeutsehe Worterbueh de Grimm IV, 2~ col. 979 ss.). Las lenguas romanasformaron sus expresiones adverbiales de modo partiendo de otra intuición'fundamental pero siguiendo la misma dirección y de acuerdo con el mis.,mo principio, utilizando para ello no el concepto de un ser y una f0I111a,corpóreos sino la expresión de lo espiritual, tomada todavía muy concreta.mente, la cual adquirió gradualmente el carácter puro de sufijo y de rela-ción (!ierement = lera mente, etc.).12 En sánscrito, por ejemplo, el sufijo -maya procede originalmente de un"

sustantivo (maya = materia, material) y de acuerdo con esta significación

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psicológicamente considerado, cuando este tránsito tiene, porasí decirlo, un signo negativo, justamente en esta misma nega-ción, por así decirlo, está expresado un acto de creación lingüís-tica eminentemente positivo. Es cierto que a primera vistapodría parecer que la evolución de los sufijos se basó esencial.mente en que el significado básico sustancial de la palabra, delcual se derivan los sufijos, va siendo relegado a un segundoplano y finalmente es olvidado totalmente. Este olvido confrecuencia va tan lejos que pueden surgir nuevos sufijos queya no deben su origen a ninguna intuición concreta sino, porasí decirlo, a un impulso desviado de la conformación y la ana-logización lingüísticas. En alemán, como es sabido, la forma-ción del sufijo -keit procede de uno de esos "malentendidos"lingüísticos: en palabras como ewic-húl la c final de la raízse funde con la h inicial del sufijo, surgiendo un nuevo sufijoque se va propagando mediante operaciones de analogía.13 Peroinclusive tales procesos, que desde el punto de vista puramenteformal y gramatical se suelen considerar como "descarríos" delsentido lingüístico, no constituyen ningún mero extravío del len-guaje sino que ellos representan el progreso hacia una nuevavisión formal, el tránsito de la expresión sustancial a la puraexpresión de relación. El eclipsamiento psicológico de la pri-mera se convierte en instrumento lógico y en vehículo para elprogresivo desarrollo de la última.

Ciertamente, para adquirir conciencia de este progreso, nohay que quedarse en los simples fenómenos de formación de1Jalabras. Por el contrario, la dirección fundamental y la leyde dicho progreso sólo puede captarse en las relaciones queaparecen en la construcción de la oración, pues si la oración;,c0mo un todo es el verdadero portador del "sentido" lingüísti-";(0, entonces es también en ella donde pueden resaltar clara-mente los matices lógicos de este sentido. Toda oración, inc!u-'sive la llamada unimembre, ofrece ya en su forma cuando menos

es utilizado primero para formar adjetivos que entrañen una designación"material. Sólo en su uso posterior, gracias a la transformación del nombreen sufijo, se desarrolla a partir del concepto específico de atributo materialla significación genérica de atributo y de "cualidad" (mm-maya: hecho debarro, pero móha-maya: que se basa en la ilusión, etc.). Más detalles enBrugmann, GTUndriss, n, 13 y en Thumb, Handbuch des Sanskrit, p. 441.

13 El material sobre este tema se encuentra reunido en el DeutschesWorterbllch de Grimm, V. cols. 500 ss. (s.v. "keit") En otras familias lin-güísticas se encuentran procesos muy similares de formación de sufijos por"malentenidos". d. por ejemplo Simony, Die llngarische Sprache, pp. 276 s.

LENGUAJE Y EXPRESIóN DE LAS FORMAS PURAS DE RELACIóN 297

la posibilidad de una articulación interna y exige tal articu-lación. Ahora bien, esta puede efectuarse en muy distintosgrados y niveles. Puede ser que la síntesis predomine sobre elanálisis o, por el contrario, puede ser que el poder analíticode separación alcance un desarrollo relativamente alto sin queexista un poder de síntesis correspondiente igualmente fuerte.En la interacción dinámica y en la oposición de ambas fuerzasse origina lo que se llama una "forma" de cada lengua deter-minada. Si examinamos la forma de las llamadas lenguas "poli-sintéticas", el impulso hacia el enlace parece predominar engran medida; el impulso que principalmente se manifiesta en elesfuerzo por representar la unidad funcional del sentido lin-güístico, material y externamente también, en una construcciónfonética muy compleja pero encerrada en sí misma. Todo elsentido es concentrado en una sola palabra-oración en la cualqueda encajonado y, por así decirlo, cercado por un rígido cas-carón. Pero tampoco esta unidad de expresión lingüística estodavía una genuina unidad de pensamiento, puesto que estaexpresión sólo puede alcanzarse a costa de su universalidad ló-gica. Cuantos más términos modificativos recibe la palabra-oración a través de la incorporación de palabras enteras o departículas aisladas, tanto mejor sirve para designar una deter-minada situación concreta, tratando de agotarla en todos susdetalles pero sin poder conectarla en un contexto general com-prensivo con otras situaciones similares.14 Contrastando conesto, en las lenguas de flexión, por ejemplo, se manifiesta unaconexión completamente distinta de ambas fuerzas fundamen-tales de análisis y síntesis, separación y unificación. Aquí launidad misma de la palabra contiene ya una especie de tensióninterna y la conciliación y superación de la misma. La palabraestá integrada por dos factores claramente separados pero almismo tiempo indisolublemente vinculados e interrelacionados.Un componente, que puramente sirve para la designación obje-tiva del concepto, se encuentra frente a otro componente quemeramente cumple la función de ubicar la palabra en una de-terminada categoría del pensamiento, caracterizándola como"sustantivo", "adjetivo" o "verbo", o bien como "sujeto" u"objeto" más o menos lejano. Ahora el índice de relación, envirtud del cual la palabra aislada es conectada con el conjunto

14 Cf. lo que arriba (p. 273) se dijo sobre la "forma" de' la conceptua-ción en las lenguas americanas; véase también pp. 244ss.

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298 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

de la oración, ya no acompaña exteriormente a la palabra sinose funde con ella y se convierte en uno de sus elementos cons.titutivOS.15 La diferenciación en palabras y la integración enoraciones constituyen métodos correlativos que se ensamblanen una sola operación estrictamente unitaria. En esta circuns-tancia Humboldt y los antig1los filósofos del lenguaje vieronuna prueba de que las auténticas lenguas de flexión represen-tan la cúspide de la creación lingüística y de que en ellas ysólo en ellas se plasma con perfección ideal la "forma puramen.te legal" del lenguaje. Pero aun cuando se adopte una actitudrenuente y escéptica hacia estos patrones valorativos absolutos,no se puede dejar de reconocer que en las lenguas de flexión seha creado de hecho un órgano extraordinariamente importan-te y efectivo para el desarrollo del pensamiento puramente rela-cional. Cuanto más progresa este pensamiento, tanto más de.finidamente debe dar forma a la articulación del lenguajepara ajustarla a sí mismo, así como por otra parte, esta mismaarticulación vuelve a repercutir decisivamente sobre la formadel pensamiento. Y cuando en lugar de examinar la relación dela palabra con la oración enfocamos la trabazón lingüísticade las oraciones individuales, nos encontramos can el mismoprogreso hacia la articulación cada vez más precisa, el mis-mo proceso que va de la unidad de un mero agregado a launidad de una "forma" sistemática. En las primeras etapas dela creación lingüística, hasta las cuales podemos retrotraernospsicológicamente, la simple parataxis constituye la regla fun-damental para la construcción de la oración. El lenguaje infan-til está plenamente dominado por este principio.16 Cada parte

15 En su exposición de la lengua de los yacutas (1851) Boethlingk hizonotar ya que este mismo proceso admite también grados y niveles muyvariados y que, desde este punto de vista, no existe una separación tajantey absoluta entre las lenguas de flexión y las llamadas lenguas aglutinantes.Boethlingk hace resaltar que aunque generalmente en las lenguas indoger-mánicas la "materia" y la "forma" están más íntimamente vinculadas queen las llamadas lenguas aglutinantes, en algunas lenguas uralo-altaicascomo el finés y la lengua yacuta ambos factores en modo alguno están tansuperficialmente unidos como se ha pretendido frecuentemente. SegúnBoethlingk, también en ellas tienen lugar una constante evolución hacia la"conformación", la cual se manifiesta en fases completamente diversas endistintas lenguas como por ejemplo en el mogol, el turco-tártaro y el fin-landés (Die Spmche der jakuten, Introducción, p. XXIV; cf. especialmenteHeinrich Winkler, Das Umlaltaische und seine Gl'ujJjJCn, pp. 44 ss. sobre la"morfología" de las lenguas uralo-altaicas).16 Cf. Cl. y 'W. Stern, Die KindersjJrache, pp. 182 ss.

LENGUAJE Y EXPRESIÓN DE LAS FORMAS PURAS DE RELACIÓN 299

de la oración sigue a la otra en mera coordinación, y auncuando se junten varias oraciones, presentan únicamente unafloja conexión, las más de las veces asindética. Las oracionesaisladas pueden sucederse como enlazadas por un cordón, perotodavía no están encadenadas internamente ni "ensambladas"puesto que no existe ningún medio lingüístico para indicar ydiferenciar claramente la supra- y subordinación de las oracio-nes. De ahí que los gramáticos y retóricos griegos vieran lacaracterística del estilo del discurso en el desarrollo del perio-do, en el cual las oraciones no se suceden unas a otras en unaserie indeterminada sino que se soportan y apoyan entre sícomo piedras de un arco; 17 y este "estilo" es el último y supre-mo producto del lenguaje. No sólo falta en las lenguas de lospueblos primitivos 18 sino que aun en las lenguas civilizadasmás altamente desarrolladas parece haber sido logrado sólomuy gradualmente. Inclusive aquí ocurre muy frecuentementeque una compleja relación intelectual de tipo causal o teleoló.gico -una relación de causa y efecto, de condición y condicio-nado, de medio y fin, etc.- debe ser expresada por simple coor-dinación. Frecuentemente una construcción absoluta comparableal ablativo absoluto latino o al genitivo absoluto griego sirvepara indicar relaciones complejas tales como la de "en tantoque" y "después que", "porque" y "puesto que", "a pesar deque" y "para que". Las ideas aisladas que constituyen el dis-curso todavía se encuentran, por así decirlo, lingüísticamenteen un mismo plano: no existe todavía ning1lna distinción deperspectiva entre el frente y el fondo en el discurso mismo.19 El

17 Demetrius, De elocutione, pfo. 11-13 (cit. por Humboldt, Werke, VII,223.18 Ejemplos de la preponderancia de la parataxis en J.as lenguas de los

pueblos primitivos pueden tomarse de las descripciones de la mayorJa delas lenguas africanas y de las lenguas aborígenes americanas. Sobre las pri-meras véase por ejemplo Steinthal, Die Mande-Negersprachen, pp. 120 SS.

Y Rochl, Die Schambalasprache, p. 27; sobre las últimas véase Gatschet,[(lamath Language, pp. 656 ss. En el ewe --según Westennann, EweGrammatik, p. 106.- todas las cláusulas subordinadas, cuando se encuentranantes de la oración principal, telminan con el artículo lá; por tanto, S011

consideradas propiamente como partes de la oración y no como oraciones.En la lengua nuba las cláusulas subordinadas son tratadas como nombresy aparecen por ello con las mismas terminaciones de casos que los sustan-tivos (Reinisch, Nuba-Sprache, p. 142).

:I9 En el círculo de las lenguas ugro-finesas y altaicas parecen encontrar-se pruebas caracterJsticas de esto. De la sintaxis de esta lengua dice H.'W'inkler que en ella no hay originalmente espacio para cláusulas subordi-

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300 FENOMENOLOG1A DE LA FORMA LINGü1STICA

lenguaje demuestra la capacidad de diferenciación y articula-ción en la "reunión" de las partes de la oración; pero no lograreducir esta relación puramente estática a una relación diná-mica, a una relación de interdependencia lógica, expresándo-la explícitamente como tal. En lugar de la estratificación yla exacta jerarquización en las cláusulas dependientes, una únicaconstrucción de gerundio sirve, sin abandonar la ley general dela parataxis, para unir una multitud de las más disímbolas deter-minaciones y modificaciones de la acción y englobarlas todasen una firme pero peculiarmente rígida construcción.:lO

Esta forma de pensamiento y de lenguaje encuentra su expre-sión negativa pero no menos característica en la ausencia de

nadas de cualquier tipo, porque toda la oración es un complejo adnominal,cerrado, unitario, semejante a una palabra, o meramente representa launión ininterrumpida de una parte que hace de sujeto y otra que hace depredicado. En ambos casos, todo 10 que nosotros consideramos accesorio,como las determinaciones temporales y espaciales, causativa y condicionales,figura entre las dos únicas partes esenciales de la oración o palabra-oración."Esto no es ficción sino que casi sin duda es la verdadera esencia de laoración en la mayoría de las lenguas uralo-altaicas como el mongol, la len.gua de los tunguses, el turco y el japonés ..• La lengua de los tungusesproduce la impresión de que en este idioma peculiarmente desarrolIadono hay lugar para nada que recuerde un vínculo relativo o semejante alvínculo relativo. En la lengua votyaka nuestra cláusula dependiente con.juncional indogermánica aparece regularmente en' forma de término adi.cional incorporado a la cláusula compuesta al modo de los genitivos, abla-tivos y acusativos absolutos indogermánicos" (Del" ttral.altaische Sprachs-ta.mm, pp. 85 S'I 107 ss.). También en el chino --según G. v. d. Gabelentz,Chinesische Grammatik, pp. 168 S.- existe el frecuente fenómeno de quefrases enteras son simplemente colocadas una junto a otra de tal modo quese tiene que inferir del contexto si la relación que guardan es temporal ocausal, relativa o concesiva.

20 J. J. Schmidt, por ejemplo, proporciona ejemplos altamente alecciona-dores de esta estructura de la oración en su Grammatik der mongolischenSprache, (especialmente pp. 62 ss., 124 ss.). Una oración como "Luego quehube obtenido de mi hermano mayor el cabalIo y se lo hube entregado ami hermano menor, éste lo recibió, lo montó mientras yo entraba en lacasa para recoger una soga, y se alejó sin decir nada a nadie" traducidaal mongol dice literalmente: "Obteniendo yo de mi hermano mayor elcaballo, habiéndoselo dado a mí hermano menor, recibiéndolo éste de mí(mientras) para recoger un cordón yo fui a la casa, el hermano menor, sí~decir nada a nadie, montándolo se alejó" (Aquí -como observa H.Winkler, op. cit., p. 112- todavía se ha insertado en la traducción unvínculo conjuncional mediante la palabra "mientras", en tanto que en eltexto original no figura en ese lugar ninguna conjunción). J. J. Schmidt,por ejemplo, proporciona ejemplos muy significativos, tomados del tihetano,de construcción de oraciones empleando gerundios, supinos y formas partí-cipiales (Tibetische Grammatik, p. 197).

LENGUAJE Y EXPRESIóN DE LAS FORMAS PURAS DE RELACIóN 301

esa clase de palabras que -como ya lo dice el término que losgramáticos le han aplicado- debe ser considerada como unode los medios fundamentales del pensamiento relacional y dela expresión lingüística de relación. En la evolución del len-guaje el pronombre relativo parece representar una creacióntardía y, si consideramos la totalidad de las lenguas, igualmenterara. Antes de que el lenguaje haya avanzado hasta esta crea-ción, las relaciones que nosotros expresamos mediante cláusulasde relativo deben ser sustituidas y expresadas perifrásticamentepor construcciones más o menos complejas. Humboldt ha es-clarecido varios de estos métodos de perífrasis tomando comoejemplo las lenguas aborígenes americanas, especialmente elejemplo de las lenguas peruana y mexicana.21 Las lenguasmelanesias también echan mano de una simple yuxtaposiciónde términos en lugar de la subordinación mediante cláusulas derelativo y pronombres relativos.22 Por lo que toca a las lenguasuralo-altaicas, H. Winkler subraya que fundamentalmente noadmiten unidades subordinadas independientes y que original-mente tampoco contaron con conjunciones de tipo relativo, obien sólo contaron con algunas débiles instancias de ellas; cuan-do tales conjunciones fueron usadas más tarde, normalmente,cuando no siempre, se derivaron de puros interrogativos. Par.ticularmente el grupo occidental de las lenguas uralo-altaicas, elgrupo de las lenguas ugro-finesas, es el que ha alcanzado estaevolución de los pronombres relativos a partir del interrogati-vo, pero en ellas se ha observado una gran influencia indoger-mánica.23 En otras lenguas se forman cláusulas de relativo in-dependientes mediante partículas especiales, pero tanto se laspercibe como nombres sustantivos, que se les antepone el artÍcu.lo definido o bien pueden ser utilizados como sujeto u objetode una oración, como genitivo, después de una preposición, etc.3.!En todos estos fenómenos parece destacarse con claridad cómo

21 Véase Einleitttng zwn Kawi. Werk (Werke, VII, 1, 253 s. La lenguaKlarnath también emplea una expresión participial o verbal en los casos enque nosotros utilizamos cláusulas de relativo interpoladas. Véase Gatschet,Klamath Language, p. 657.

22 Ejemplos especialmente cn H. C. v. d. Gabelentz, Die melansischenSprachen, 1, 202 s., 232s., II, Codrington, The Melanesian Langllages, p. 136.

23 Véase Winkler, Der ttralaltaische Sprachstamm, pp. 86 ss., 98 s., 110 ss.;también Simonyi, Die ttngarische Sprache, pp. 257, 243.

24 Cf. Steindorff, Koptische Grammatik, p. 227; también cn las lenguas.semitas es frecuente la "sustantivación de cláusulas de relativo asindéticas" ,.véase Brockelmann, Grundriss II, 361 ss.

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302 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

el lenguaje capta la categoría de relación sólo vacilantemente ycómo ésta sólo le es racionalmente asequible dando un rodeopor otras categorías, particularmente por las de sustancia yatributo.25 Y esto es aplicable aun a aquellas lenguas en que suestructura global han llegado a desarrollar finalmente con lamáxima delicadeza de un verdadero "estilo" del discurso, el artede la construcción hipotáctica. Inclusive las lenguas indoger-mánicas, de las cuales se ha dicho que gracias a su sorprendentecapacidad de diferenciación de la expresión relacional constitu-yen las auténticas lenguas del idealismo filosófico, fueron adqui-riendo sólo gradual y progresivamente esta capacidad.20 Unacomparación entre la estructura del griego, por ejemplo, y delsánscrito, muestra cómo los diferentes miembros de este grupose encuentran en niveles completamente distintos desde el pun-to de vista de la fuerza y libertad del pensamiento y de la ex-presión puramente relacionales. En el periodo primitivotambién parece predominar claramente la forma de cláusulaprincipal sobre la forma de cláusula subordinada, la conexiónparatáctica sobre la hipo táctica. Si bien este periodo primitivoposee ya cláusulas de relativo, todavía carece, según el testimo-nio de la lingüística comparada, de un conjunto fijo de con-junciones precisamente diferenciadas entre sí para expresar lacausa, el efecto, la sucesión, la oposición, etc.27 En el antiguo

25 El japonés, por ejemplo (según Hoffmann, ]apanische Sprachlehre,p. 90), no posee cláusulas de relativo sino que tiene que transformarlas encláusulas adjetivas; algo semejante puede decirse del mongol, cí. J. J.Schmidt, Grammatik der mongolischen Sprache, pp. 47 s., 127s.

26 "Les langues de cette famille semblent créés pour l'abstraction et lamétaphisique. Elles ont une souplesse merveilleuse pour exprimer les rela-tions les plus intimes des choses par les flexions de leurs noms, par lestemps et les modes si variés de leurs verbes, par leurs mots composés, parla delicatese de leurs particules. Posédant seules l'admirable secret de lapériode elles savent relier dans un tout les membres divers de la phrase •..Tout devient pour elles abstraction et catégorie. Elles sont les langues del'idéalisme". Renan, De ['origine du Langage, p. 194.

27 "Las cláusulas de relativo -dice Meillet, Introduction ti l'étude com-parative des langues indo-européennes, edición alemana de Printz, p. 231-son las únicas cláusulas subordinadas que propiamente pueden ser consi-deradas como indogermánicas. Los otros tipos, a saber, las cláusulascondicionales, tienen una forma distinta en cada dialecto indogennánico".Brugmann capta la relación de un modo algo distinto, quien explica lafalta de coincidencia diciendo que aunque las partículas conjuntivas exis-tieran en el periodo primitivo, no tuvieron todavía un campo de aplicaciónamplio y no estuvieron destinadas a expresar una determinada relaciónmentaÍ individual (Kurze vergleichende Grammatik, p. 653).

LENGUAJE Y EXPRESIÓN DE LAS FORMAS PURAS DE RELACIóN 303

hindú casi no existen las conjunciones como una clase fija ydistinta de palabras: lo que otras lenguas expresan a través deconjunciones subordinantes, especialmente el griego y el latín,en el sánscrito se expresa a través del uso ilimitado del princi-pio de la composición nominal y por la amplificación de laoración principal mediante participios y gerundios.28 Pero in-clusive en el griego mismo fue gradual el progreso que va dela estructura para táctica de la lengua homérica hasta la estruc-tura hipo táctica de la prosa ática.29 Todo esto confirma queaquello que Humboldt llamó acto de postulación espontáneay sintética de las lenguas, y que vió expresado (además de en elverbo) especialmente en el uso de las conjunciones y del pro-nombre relativo, es uno de los últimos objetivos ideales de lacreación lingüística, logrados por ésta sólo a través de muchasetapas intermedias.Finalmente, esto se pone de manifiesto con particular preci-

sión y claridad en la configuración de esa forma de lenguajeque fundamentalmente y por principio se aparta de toda expre-sión cósico-sustancial para servir meramente como expresión dela síntesis en cuanto tal, del puro enlace. Únicamente en eluso de la cópula alcanza su designación y determinación lin-güística adecuada la síntesis lógica que se opera en el juicio. Yala Crítica de la razón pura, en su análisis de la función puradel juicio se vio conducida a esa relación. Para Kant, el juiciosignifica la "unidad de la acción" a través de la cual el predi-cado es referido al sujeto y es enlazado con él en un significadoglobal, en la unidad de una relación objetivamente existente yobjetivamente fundada. Ahora bien, esta unidad intelectual deacción es la que encuentra su representación y contrapartidaen el uso lingüístico de la cópula. Pero "si investigo más dete-nidamente la relación de los conocimientos dados en cadajuicio -dice la sección sobre la deducción trascendental de losconceptos puros del entendimiento- y los distingo, como perte-necientes al entendimiento de la conexión según leyes de la ima-ginación reproductiva (la cual sólo tiene validez subjetiva), en-tonces encuentro que un juicio no es sino el modo de reducir-conocimientos dados a la unidad objetiva de la apercepción. Loque busca la cópula "es" en los juicios es justamente eso: dis-tinguir la unidad objetiva de las representaciones dadas, de la28 Ejemplo en Whitney, Indische Grammatik, pp. 3-94s. y en Thumb,

Handbuch des Sanskrit, pp. 434, 475ss.29 Más detalles en Brugmann, Griechische Grammatik, 3\1ed., pp. 555s.

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30{ FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

subjetiva. Pues esa cópula indica la referencia de las represen.taciones a la apercepción originaria y la unidad necesaria de lasmismas." Si digo: "el cuerpo es pesado", esto quiere decir tantocomo que la corporeidad y la pesantez están enlazadas en elobjeto y no meramente que coexisten en la percepción subjeti-va.30 Aun para el lógico puro Kant es estrecha la relación queexiste entre el sentido objetivo del juicio y la forma lingüísticadel enunciado predicativo. Sin embargo, por lo que toca a laevolución del lenguaje resulta francamente claro que sólo muygradualmente puede llegar a la abstracción de ese ser puro queestá expresado en la cópula. Para el lenguaje, que original-mente se hallaba dentro de la esfera de la intuición de laexis-tencia substancial objetiva y sigue todavía ligado a ella, laexpresión del ser como una pura forma de relación trascenden.tal siempre es un producto tardío al cual se llega muy mediata.mente. Encontramos que un gran número de lenguas no conocenen absoluto una cópula en el sentido lógico-gramatical de lanuestra y además no necesitan de ella. No sólo las lenguas delos pueblos primitivos -como la mayoría de las lenguas afri-canas, las lenguas de los aborígenes americanos, etc.- carecen deuna expresión unitaria y general para 10 que nosotros indica-mos con nuestra "conectiva 'es' ", sino que tampoco puede ha.llársela en otras lenguas altamente evolucionadas. Inclusive ahídonde la relación predicativa es distinguida de la puramenteatributiva, la primera no necesita de ninguna señal lingüísticaespecial. Así por ejemplo, en la familia uralo-altaica la unióndel sujeto con el predicado se efectúa casi siempre medianteyuxtaposición, de tal manera que una expresión como "la ciu-dad grande" significa "la ciudad es grande", una expresióncomo "yo hombre" significa "yo soy un hombre", etc.31En otraslenguas encontramos muchos giros que aunque a primera vistaparecen coincidir con el uso que nosotros hacemos de la cópu-la, en verdad están lejos de llegar a la universalidad de su fun.ción. Como se ve en un análisis más minucioso, el "es" de lacópula no tiene aquí el sentido de una expresión universal quesirva meramente de enlace sino que tiene además un significa-do particular y concreto, generalmente espacial o temporal. En

so Kritik der 1'einen Vernunft, 2'" ed. pp. 141 SS. (p. 256 de la traducciónde M. G. Morente). .

Sl Cf. H. Winkler, Der ural-altaische Sprac/¡stamm, pp. 68 s.,. acerca delas lenguas ugro-finesas véase por ejemplo B. Simonyi, Die ungarisch(;>Sprache, p. 4°3".

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LENGUAJE Y EXPRESIóN DE LAS FORMAS PURAS DE RELACIÓN 305

lugar del ser puramente relacional figura una expresión quedesigna la existencia en este o aquel sitio, un ser-aquí o unser-allá o también la existencia en este o aquel momento. Con-secuentemente, aquí entra una distinción en el uso de la apa.rente cópula, de acuerdo con la diferente situación espacial delsujeto u otras modificaciones intuitivas en que éste se da, de talmodo que se utiliza una cópula cuando el sujeto está de pie,otra distinta cuando está sentado o acostado, otra cuanclo estádespierto y otra más cuando duerme, etc.32 En lugar elel ser ydel sentido formales de la relación aparecen siempre expresio-nes más o menos tomadas materialmente que todavía conservanel color de una realidad particular sensiblemente dada.33

y aun en los casos en que el lenguaje ha progresado hasta

;)2 Ejemplos de esto se encuentran especialmente en las lenguas america.nas: por ejemplo, las lenguas algonquinas carecen de un verbo general(ser), mientras que poseen un gran numero de palabras que designan elestar en este ° aquél lugar, en este ° aquél momento, bajo ésta ° aquéllacondición. En la lengua klamath el verbo (gi), que se utiliza como expre-sión del ser copulativo, en verdad es una partícula demostrativa queexpresa un estar aquí ° allá. (Más detalles en Gatschet, [(lamath language,pp. 430 SS., 674s. y en TrumbulI, Transactions o/ the American PhilologicalAssoc., 1869/7°)' También las lenguas indígenas de la familia maya empleanen el enunciado predicativo determinadas partículas demostrativas que, porejemplo, pueden ser combinadas con signos temporales y adquirir entoncestoda la apariencia de verdaderos verbos sustantivos. No obstante, ningunade estas particulas corresponde a la expresión general y puramente rela-cional del ser: más bien algunas caen bajo el concepto nominal de "dado,puesto, presente", mientras que otras indican la situación en un determi-nado lugar o el suceso en un determinado tiempo. (Cf. Seler, Dar Konju-gationssystem der Ma)'a-Sprachen, pp. 8 Y 14). Una particularización aná-loga se encuentra en las lenguas melanesias y en muchas lenguas afri-canas. "Un verdadero verbo sustantivo -dice por ejemplo H. c. v. deGabelentz- falta en la lengua fijiana, a veces yaco puede significar acaecer,devenir; tu puede significar estar ahí, estar presente; tiko puede significarestar ahí, permanecer, etc.; aunque siempre con un significado accesorioque corresponde al verdadero concepto de estos verbos." (Die melanesischenSprachen, p. 40; d. especialmente p. 106). Sobre las lenguas africanas cf. porejemplo, las distintas expresiones para el verbo sustantivo citadas porMigeod (Mende Language, pp. 75 ss.) tomados de las lenguas de los negrosmandingos, así como también los ejemplos citados por Westermann (Ewe.Grammatik, p. 75) sacados de la lengua ewe.

SS En la lengua nicobaresa, por ejemplo, el ser meramente copulativosiempre queda sin expresarse: el "verbo sustantivo" tiene siempre el signi.ficado de existencia, del existir y estar presente, particularmente el de laexistencia en un determinado lugar. Véase Roepstorff, A Dictionary o/ theNancowry Dialect o/ the Nicobarese Language, Calcuta, 1884, pp. XVII,XXIVs.

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306 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

llegar a unir todas estas determinaciones particulares de exis-tencia en una expresión universal de "ser", sigue percibiéndosela diferencia que existe entre la expresión más comprensivade la mera existencia y el "ser" como expresión de la "síntesis"puramente predicativa. Aquí la evolución del lenguaje reflejaun problema que va más allá de su propio terreno y que hadesempeñado un papel decisivo inclusive en la historia del pen-samiento lógico y filosófico. Más claramente que en cualquierotro punto puede verse aquí cómo este pensamiento evolucionaCOn el lenguaje pero al mismo tiempo también contm él. Apartir de los eleáticos puede seguirse el desarrollo de la gran lu-cha que el idealismo filosófico tuvo que librar con el lenguaje.y con la ambigüedad de su concepto del ser. El problema per-fectamente definido que Parménides se planteó fue el de resol-ver la controversia en torno del verdadero ser con auxilio dela pura razón. Pero ¿este verdadero ser de los eleáticos está pura-mente fundado en el juicio lógico? ¿Coresponde únicamente alE<J'LL de la cópula como forma fundamental de toda proposiciónválida, o bien le corresponde también otra significación primi-genia más concreta en virtud de la cual se le puede equiparara la intuición de una "esfera perfectamente redonda"? Parmé-nides intentó librarse tanto de las cadenas de la cosmovisiónsensualista común, como también de las cadenas del lenguaje."Por ello -pregona él- es un mero nombre todo lo que loshumanos han establecido convencidos de que era verdad: deve-nir y perecer, ser y no ser al mismo tiempo, así como tambiéncambio de posición y variación del color brillante." Y sin em-bargo, al enunciar su principio supremo, también él volvió asucumbir ante el poder del lenguaje y la cambiante multivoci-dad de su concepto del ser. En la fórmula eleática fundamental,en la proposición f<J'tL -ro stVCLL el significado del ser, tanto elverbal como el sustantivo, el predicativo como el absoluto sefusionan entre sí. Inclusive Platón pudo llegar a distinguirlossolamente después de largas luchas intelectuales que se reflejancon la máxima claridad en el diálogo denominado Parménides.En "El Sofista", que cierra esta lucha, por primera vez en la his-toria de la filosofía es establecida claramente la naturalezalógica de los conceptos puros de relación y es determinado el"ser" peculiar y específico que les corresponde. A partir de estaperspectiva recién alcanzada, Platón puede argüir frente a todala filosofia anterior el hecho de que ésta buscó el principio delser, pero en lugar de descubrir el verdadero y radical origen

LENGUAJE Y EXPRESIóN DE LAS FORMAS PURAS DE RELACIÓN 307

del ser, sólo mostró y tomó como base alguna de sus modalida-des, sólo ciertas formas de lo que es. Pero ni siquiera con estabrillante formulación queda zanjada la antítesis que entraña elconcepto de ser, sino únicamente queda agudamente definida.Esta antítesis subsiste a lo largo de toda la historia del pensa-miento medieval. El problema de distinguir y al mismo tiempounificar las dos modalidades fundamentales del ser, COmosonla "esencia" y la "existencia", se convierte en un problema cen-tral de la filosofía medieval. Este problema se agudiza almáximo en la prueba ontológica de Dios, la cual constituyeel eje especulativo de la teología y la metafísica medievales.Pero inclusive la forma moderna del idealismo crítico, que re-nuncia al "orgulloso nombre de ontología" para conformarsecon el más modesto de "analítica del entendimiento puro", sevuelve a ver envuelto en la ambigüedad del concepto de ser.Aún después de la crítica kantiana de la prueba ontológica,Fichte sostiene que es necesario referirse expresamente a ladiferencia entre el ser predicativo y el absoluto. Cuando en los"Fundamentos de toda Teoría de la Ciencia" establece la propo-sición A es A como el primer principio incondicionado de todafilosofía, agrega que en esta proposición, en la cual el "es" tienemeramente el significado de cópula lógica, nada se enunciasobre la existencia o no existencia de A. Según Fichte, el Sersin predicado expresa algo totalmente distinto al ser con predi-cado: la proposición A es A sólo afirma que si A eS

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es AJ pero en ella no está en cuestión si A es o no verdadera-mente.MSi el pensamiento filosófico mismo tiene que luchar de esta

manera con la distinción de dos conceptos de ser, es compren-sible que en el pensamiento lingüístico ambos aparezcan desdeel comienzo íntimamente entrelazados, y que sólo muy paulati-namente consiga extraerse de este entrelazamiento el sentidopuro de la cópula. El hecho de que el lenguaje use una mismapalabra para designar el concepto de existencia y el conceptode vínculo predicativo constituye un fenómeno ampliamenteextendido que no está circunscrito tan sólo a unas cuantas fa-milias lingüísticas. Para considerar solamente las lenguas indo-germánicas, en ellas salta a la vista que los múltiples términosque utilizan para expresar el ser predicativo se derivan todosde la significación primitiva de "existencia", ya sea que esta

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última esté tomada en un sentido particular y concreto como esel de vida y respiración, crecer y devenir, durar y subsistir, obien que esté tomada en un sentido completamente general."La cópula -dice Brugmann a este respecto- fue originalmenteun verbo con una significación intuitiva (el significado origi-nal de es mi, 'yo soy' es desconocido; el más antiguo demos-trable es 'yo existo') y el sustantivo o adjetivo en oposicióncon el sujeto estaban en íntima relación con el verbo predi-cativo (la tierra es una esfera = la tierra existe como esfera).La llamada degeneración del verbo en cópula aconteció cuandose hizo hincapié en el nombre predicativo, de tal modo que elcontenido perceptual de la representación dejó de tener impor-tancia y desapareció. El verbo se convirtió así en una mera for-ma. " En el periodo primitivo indogermánico, es- 'ser' segura-mente fungió como cópula, y quizás también formas de bheu-'crecer, devenir', las cuales en aquel entonces guardaban una rela-ción supletiva con es-." ,!{¡ La diferenciación en el uso de am-bas raíces parece haber ocurrido así: es (as) fue tomado comoexpresión de la existencia continuada, constante y, consiguien-temente, fue empleado para formar las formas continuadas dela raíz de presente, mientras que la qíz bheu} como expresióndel devenir, fue utilizada predominantemente en los tiemposque, como el aoristo y el perfecto, indican una acción realizadao completada (Cf. e-q;u-v JtÉ-q;u-xa fui). En el griego todavíahay huellas del significado principal y original de esta últimaraíz en el uso de q;vw "yo engendro", q;úo¡.t{lt "yo crezco", etc.En el germano, además de la raíz bheu-, que participa en laformación de la raíz de presente (yo soy, tú eres, ete.), figurala raíz auxiliar ues (gótico: wisan, yo era etc.), que original-mente tuvo el significado de vivir y habitar, permanecer y per-durar (alemán: wiihren; antiguo alto alemán: weren). La evo-lución en las lenguas romances tomó también otra forma; enellas la expresión del concepto de ser, parece vinculada al sig-nificado intuitivo de "estar parado".'Hl y así como aquí la ex-presión del ser se basa en la representación de la permanenciay el reposo espaciales, la expresión del devenir se basa en la

35 Véase Brugmann, KUTze veTgleichende Grammatik, p. 627; Curtius,GTUndzüge del' g1"iechischen Etymologie, 5" ed. pp. 304, 375.

3G Cf. Italiano: stato, francés: été, como formas participantes de esserey étre. Según Osthoff (Vom Suppletivwesen del' indogermanischen Sprachen,p. 15) este uso auxiliar del sta_ "estar" era también conocido por elantiguo celta.

LENGUAJE Y EXPRESIóN DE LAS FORl'vIAS PURAS DE RELACIÓN 309

representación del movimiento: la intuición del devenir se des-arrolla a partir de la del acto de voltearse, volverse.37 El sig-nificado general del devenir también puede originarse a partirdel significado concreto de ir y venir.3s En todo esto se evi-dencia que aun aquellas lenguas en las cuales el sentido de lapeculiaridad lógica de la cópula está muy desarrollado, encuanto a la designación de la misma se distinguen escasamentede otras lenguas que o bien carecen completamente de estesentido, o al menos no han llegado a una expresión compren-siva y universalmente válida del verbo sustantivo. Tambiénen ellas la forma espiritual de la expresión relacional sólo pue-de ofrecerse en una determinada envoltura material que, noobstante, finalmente llega a ser penetrada y sobrepasada tanto,que ya no aparece como mera barrera sino como el soportesensible de un contenido significativo puramente ideal.Así pues, en la expresión relacional universal representada

por la cópula se pone de manifiesto la misma orientación fun-damental del lenguaje que hubimos de hallar en todas las con-figuraciones lingüísticas de cada uno de los conceptos relacio-nales particulares. También aquí volvemos a encontrar la mis-ma interdeterminación de lo sensible por lo espiritual y de loespiritual por lo sensible que encontramos antes en la expresiónlingüística de las relaciones espaciales y temporales, numéricay del yo. Es natural que se interprete en un sentido sensua-lista la íntima compenetración que existe entre ambos factoresdel lenguaje. Ya Locke, sobre la base de una interpretaciónsemejante, recurrió al lenguaje COmo principal demostraciónde su visión empirista del conocimiento.3l! Pero también res-pecto del pensamiento lingüístico, frente a tales interpretacio-nes, podemos invocar la tajante distinción que establece Kantdentro de la crítica del conocimiento entre "comenzar" y "ori-ginarse". Aunque en el surgimiento del lenguaje lo sensibley lo inteligible parezcan estar entrelazados indisolublemente,esta correlación) en cuanto tal correlación, no establece entre

37 El gótico wairthan (werden: devenir) se relaciona etimológicamentecon el latín vertere; similarmente, el griego nÉAo), por ejemplo, procedede una raíz que. en sánscrito significa "agitarse, moverse, circundar, viajar,andar". Más detalles en Brugmann, Kurze vergleichende Grammatik, p. 628Y en Delbrück, Vel'gleichende Syntax, IIl, 12 ss.

3S Cf. por ejemplo, en las lenguas modernas: diventare} diveniTe, devenir,en inglés: to become; d. también Humboldt, Einleitung zum Kawi.Werk(Werke, VII, 218 s.

39 Véase su.pra 73 s.

Page 156: Cassirer, Ernst - Filosofia de Las Formas Simbolicas, Vol. 1

310 FENOMENOLOGíA DE LA FORMA LINGüíSTICA

ambos factores una relación de dependencia meramente unila-teral. Pues la expresión intelectual no podría desarrollarse eny a partir de lo sensible si no estuviese ya originariamentecontenida en ello; si, para hablar con Herder, la designaciónsensible no entrañara ya un acto de "reflexión", un acto de"toma de conciencia". Por ello, la frase :reúna SEta xab avS(lw:rewa:reúna no puede encontrar más clara confirmación que la queencuentra en la doctrina del significado y de las formas de laslenguas más altamente desarrolladas: la antítesis entre ambosextremos, lo sensible y lo intelectual, no agota el contenidopeculiar del lenguaje, porque éste, en todos sus productos y encada fase de su evolución, se manifiesta como una forma deexpresión al mismo tiempo sensible e intelectual.

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1NDICE

Prefacio .... o o' o o o. o ••••• o' o •• o o •••••••••••••••••••••••••••

Introducción y planteamiento del problema

PRIMERA PARTE

FENOMENOLOGÍA DE LA FORMA LINGÜÍSTICA

I. El problema del lenguaje en la historia de la filosofía ....

JI. El lenguaje en la fase de la expresión sensible .

IJI. El lenguaje en la fase de la expresión intuitiva .

1. La expresión del espacio y de las relaciones espaciales .no La l'epresentación del tiempo .nI. El desenvolvimiento lingüístico del concepto de número ..IV. El lenguaje y la esfera de la "intuición interna". Las fases

del concepto del yo ..... 0 ••••••••••••••••••• o •••• , ••••

IV. El lenguaje como expresión del1)oensamiento conceptual. Laforma de la conceptuación y clasificación lingüísticas .

I. La conceptuación cualitativa : .n. Direcciones fundamentales de la clasificación lingüística o.

V. El lenguaje y la expl'esión de las formas puras de relación.La esfera del juicio y los conceptos de relación .

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