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Alvaro Zamora Lo imaginario en lo real * Summary: The author considers the ima- gination in dreams, art and madness, and views the possibility that every world aperception implies constitutive imaginary synthesis, whicñ omo-logical modality can be inquired throug h the description 01 the noetic-noematic structure of the intentionaliry. Resumen: El autor considera la imagina- ción en el sueño, el arte y la locura, y concibe la posibilidad de que toda apercepción del mundo implique síntesis imaginarias constituyentes, cuya modalidad onto-lágica puede indagarse describiendo la estructura noético-noemática de la imencionalidad. l. Correlatos Imaginarios Hay seres reconocibles principalmente por lafunción imaginaria que desempeñan. Su canti- dad y variedad es indefinida, pues el poder de imaginar se objetiva en formas muy diversas: sirve tanto para inventar modelos explicativos de la realidad como para representar el rostro de una persona ausente o crear universos fantásticos, donde los árboles hablan con los hombres, las ranas tienen alas de mariposa y las máquinas pue- den sentir pasiones humanas. "Una estatua es una mujer imaginaria'", ha escrito Sartre a propósito de un trozo de mármol que representa a Venus. Su materialidad es el soporte permanente de alguna irrealizacián, pero ese estatuto de irrealidad -propio de las imáge- nes- es necesario para que la materia sea objeto estético. Si el mármol representa a Venus es por- que su ser está determinado en lo imaginario. Sartre ilustra eso en la siguiente forma; Estoy conmigo y a la vez con el mundo -D. ~ss- "Venus no es pero la estalua existe, (...) si no ha seguido sien- do piedra en las montañas de Carrara, es porque se le ha dado la función de figurar un cierto no-ser; pero inversamente, puesto que ese no-ser como tal es reconocido como determi- nación de lo imaginario social, todo el objeto es instuuido en su ser: la sociedad le reconoce pues una verdad ontol6gica en la medida en que el ser de este objeto es considerado como incitación permanente a desrealizarse al irrealizar a ese már- mol en Venus. El ser compacto e inerte de la piedra está allí para desrealizarse públicamente al des realizar a quienes lo miran".' Algo análogo puede afirmarse de todas las artes. En el cine y el teatro "el actor se presenta bajo la personalidad de un personaje irreal, en la pintura la perspectiva es engañosa; la novela nos introduce en un mundo que sólo está constituido por imágenes verbales (oo.). Esto equivale a decir (...) que la esencia del objeto estético es su irreali- dad"), como es también el caso en los sueños y trastornos de la mente, aunque allí las imágenes son más efímeras que una página impresa y la tela pintada. El mundo onírico es un predio imaginario. Freud decía que "el sueño es la realización (dis- frazada) de un deseo reprimido'" Tal idea trasun- ta en las interpretaciones contemporáneas de la vida onírica, aunque matizada por las diversas escuelas de psicología profunda. Pero allí la nece- sidad de tematizar el campo trascendental de la conciencia en la vigilia y el sueño ha sido apenas intuida. Es Dieter Wyss (fenomenología amplifi- cadora), en sus investigaciones ontológico antro- pológicas, quien se ha ocupado más sistemática- mente de tal problemática. En obras como ¿Conciencia onirica? y La filoso lía del caos o lo irracional, asigna a la imaginación un papel cons- titutivo-constituyente en el flujo vivencial, cuan- do distingue las funciones personalizantes de la Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXI (74), 29-34, 1993

AlvaroZamora: Lo imaginario en lo real

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Alvaro Zamora

Lo imaginario en lo real *

Summary: The author considers the ima-gination in dreams, art and madness, and viewsthe possibility that every world aperceptionimplies constitutive imaginary synthesis, whicñomo-logical modality can be inquired throug hthe description 01 the noetic-noematic structureof the intentionaliry.

Resumen: El autor considera la imagina-ción en el sueño, el arte y la locura, y concibe laposibilidad de que toda apercepción del mundoimplique síntesis imaginarias constituyentes,cuya modalidad onto-lágica puede indagarsedescribiendo la estructura noético-noemática dela imencionalidad.

l. Correlatos Imaginarios

Hay seres reconocibles principalmente porlafunción imaginaria que desempeñan. Su canti-dad y variedad es indefinida, pues el poder deimaginar se objetiva en formas muy diversas:sirve tanto para inventar modelos explicativos dela realidad como para representar el rostro de unapersona ausente o crear universos fantásticos,donde los árboles hablan con los hombres, lasranas tienen alas de mariposa y las máquinas pue-den sentir pasiones humanas.

"Una estatua es una mujer imaginaria'", haescrito Sartre a propósito de un trozo de mármolque representa a Venus. Su materialidad es elsoporte permanente de alguna irrealizacián, peroese estatuto de irrealidad -propio de las imáge-nes- es necesario para que la materia sea objetoestético. Si el mármol representa a Venus es por-que su ser está determinado en lo imaginario.Sartre ilustra eso en la siguiente forma;

Estoy conmigo y a la vez con el mundo-D. ~ss-

"Venus no es pero la estalua existe, (... ) si no ha seguido sien-do piedra en las montañas de Carrara, es porque se le ha dadola función de figurar un cierto no-ser; pero inversamente,puesto que ese no-ser como tal es reconocido como determi-nación de lo imaginario social, todo el objeto es instuuido ensu ser: la sociedad le reconoce pues una verdad ontol6gica enla medida en que el ser de este objeto es considerado comoincitación permanente a desrealizarse al irrealizar a ese már-mol en Venus. El ser compacto e inerte de la piedra está allípara desrealizarse públicamente al des realizar a quienes lomiran".'

Algo análogo puede afirmarse de todas lasartes. En el cine y el teatro "el actor se presentabajo la personalidad de un personaje irreal, en lapintura la perspectiva es engañosa; la novela nosintroduce en un mundo que sólo está constituidopor imágenes verbales (oo.). Esto equivale a decir(...) que la esencia del objeto estético es su irreali-dad"), como es también el caso en los sueños ytrastornos de la mente, aunque allí las imágenesson más efímeras que una página impresa y la telapintada.

El mundo onírico es un predio imaginario.Freud decía que "el sueño es la realización (dis-frazada) de un deseo reprimido'" Tal idea trasun-ta en las interpretaciones contemporáneas de lavida onírica, aunque matizada por las diversasescuelas de psicología profunda. Pero allí la nece-sidad de tematizar el campo trascendental de laconciencia en la vigilia y el sueño ha sido apenasintuida. Es Dieter Wyss (fenomenología amplifi-cadora), en sus investigaciones ontológico antro-pológicas, quien se ha ocupado más sistemática-mente de tal problemática. En obras como¿Conciencia onirica? y La filoso lía del caos o loirracional, asigna a la imaginación un papel cons-titutivo-constituyente en el flujo vivencial, cuan-do distingue las funciones personalizantes de la

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conciencia onírica y la conciencia en vigilia. Nose trata de dos entidades monádicas distintas, sinode "dos direcciones de la conciencia-de-ser, (...)ambas son conciencia-de-ser de...: la una del símismo y del mundo (en vigilia), la concienciaonírica sólo del sí mismo" '; pero, paradójicamen-te, ese s( mismo es también relativo al mundo dela experiencia y se da "siempre como imagen,pues [en la vivencia onírica] la percepción y laimagen se presentan indisolublemente entrelaza-das entre sí"."

Los trastornos mentales también son fórmu-las imaginarias para articular la relación entre elmundo y el sí mismo. Sartre ha mostrado, en susestudios sobre Baudelaire, Jean Genet y Flaubert,cómo el sujeto puede imaginarizarse, es decir,vivirse como imagen encarnada. La locura -asemejanza del sueño- aparece bajo la forma deuna configuración irreal del mundo. Como diceRafael Angel Herra en Lo monstruoso y lo bello,quien se embarca en la nave de la locura "dejaatrás la ciudad de los hombres y se encierra en unreino cuya soberanía ejerce absolutamente.Navegando ahí la conciencia navega en sus pro-pias imágenes, removiendo las emociones y pro-bablemente, algunos restos obsesivos de mundoque carga con amargura".' Se trata de lo queFernando Leal, en su Ensayo sobre ontología dela mente, explica en párrafos como el siguiente:

"Cabe imaginar un mundo semejante al del sueño, y el ejerci-cio de la mente envuelto en los vapores de la falla de distin-ción entre las imágenes sensibles y las imágenes de la fantasía,entre las imágenes producto del proceso de la interrelación delaparato nervioso y el mundo real, entre las imágenes que pro-vienen del recuerdo, del sueño y de la propia imaginación cre-adora.Borrada la distinción entre lo real y lo imaginario, la conduelase adecuaría suficientemente a las normas de ese mundo iluso-rio y lógicamente no se manifestaría ningún desacierto. Lacontradicción se presenta a raíz del choque entre lo fantásticoy lo real, cuando se toma por real la vana ilusión, o cuando abase de imaginación se distorsiona el sentido de las percepcio-nes reales.Una conducta 'irracional', por tanto, no sería producto de unpensar irracional -que sería imposible en términos lógicos yontológicos-, sino de una lógica irreal, que en si no tiene queser contradictoria -como lo es, por ejemplo, el pensar mítico-,sino contradictoria con respecto a la realidad","

En relación con estos temas, Dieter Wyssinsiste en la imposibilidad de reducir la experien-cia onírica y los trastornos mentales a una inter-pretación estrictamente racional. El estima que lanoción de normalidad escapa a determinacionespositivas absolutas, dado que no parece posible

precisar las condiciones de un estado existencialuniversal y absolutamente equilibrado entre loimaginario y lo real. Un equilibrio semejante sólopuede pensarse relativamente, en términos decierta dialéctica configurativa de cada uno de losmundos-de-la vida (Lebenswelten) probables. Ensu obra sobre la conciencia onírica, Wyss concibelos estados psicopatológicos como estructuras delmundo personalizado (lo cual supone determina-das formas de inserción en la Lebenswelú, quepueden caracterizarse -analógicamente- comoalteraciones de la homeostasis entre la vivenciaonírica y la vigilia. En el paciente depresivo, porejemplo, el fluido vivencial y el proyecto de vivirse fijan en un momento traumático: lo imaginariono aparece allí como posibilidad, es decir, comoapertura a la creatividad ni a la dimensión delfuturo, sino como ancla de la temporalidad. En elcaso del esquizofrénico, "la percepción de símismo resulta la de 'un otro', es decir, el sí mismole es simultáneamente el otro y el otro el sí mismo(...) Así se entiende también la variabilidad delflorido contenido de la psicosis".' La experienciade la corporalidad puede entenderse también enesta perspectiva. Viktor von Weizsacker, porejemplo, vinculaba la actividad imaginaria con laconfiguración de los estados de salud y enferme-dad, al considerar -siguiendo las ideas de sumaestro Ludolf von Krehl- que el "hombre puedeestructurar los procesos de sus enfermedadesmediante el influjo corporal y anímico o, mejoraún, humano, sobre estos procesos" 10

En todos estos casos se revela una estructu-ra ontológica similar. Los reinos imaginarios -setrate de trastornos mentales, sueños, proyectos uobjetos de arte- se hacen con base en la experien-cia, pues toda imagen supone correlatos reales.Esto equivale a decir que no existe una imagina-ción absolutamente creadora: su poder no mate-rializa realidades, sino sólo imágenes que son -entodos los casos- relativas al mundo. Por esoRafael Angel Herra ha podido afirmar que "la cre-atividad es el principio activo o, por decirlo conun arcaísmo metafísico, la causa eficiente detodas las formas posibles de tomar distancia conrespecto al mundo"." Su obra literaria es muestrade ello. La guerra prodigiosa empieza cuando unsanto anacoreta saca de sí la locura, para objeti-varla en formas de un demonio, con el que luchade muchas maneras, durante un viaje de ida yregreso a la Tebaida; en El genio de la botella elmundo narrado es un soliloquio del espíritu ence-

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rrado en el envase legendario. El Viaje al Reinode los Deseos es un universo fantástico. Allí elpersonajecentral debe hallar su memoria perdida,para lo cual se transforma a sí mismo en ficción,en máquina, titiritero, hombre y niño, mientrasviaja por estancias reales e imaginarias.Universos posmodemistas, donde se emparentanmitos y tradiciones narrativas, aventuras y fábu-las. Vale aquí lo que Cooper escribe sobre loscuentosde hadas y la narrativa fantástica, que seteje desde antiguo con influencias orientales (elPanchatranta y los designios del karma, p.e.),idearíosalquimistas y la vida cotidiana: su "fasci-nación (...) radica en que revela nuestra propianaturaleza interior, con infinitas posibilidadesespirituales, psíquicas y morales. Es la búsquedadel significado de la vida (...). Los sufrimientos,pruebas y tribulaciones son imprescindibles parala realización de la trama, la evolución de losindividuosinvolucrados y la unificación final".'1

Pero todas las fantasías literarias aparecensobrecierto fondo de realidad, en forma análoga ala conciencia onírica, donde el si mismo es refe-rencia al mundo y viceversa. Parafraseando aBrentano, podría expresarse eso con la fórmulatoda imagen es siempre imagen de algo. Se diráqueel objeto de arte es ya una objetivación y queel loco es un ser real. Mas, como se ha indicado,un objeto sólo es arte cuando su materialidad esaprehendida imaginariamente y el hecho de quehaya trastornados mentales no contradice la afir-maciónde que la organización de su mundo estáestructuradasegún patrones imaginarios.

En otros campos también debe considerarsela importancia de la imaginación. Ella cumpleuna función importante en la construcción demodelosexplicativos de la realidad. Es un hechohistóricoque la visión que se tiene de la realidad -incluso en la vida cotidiana- ha sido modificadapor el conocimiento científico y -más tangible-mente-por la tecnología. El concepto de paradig-ma desarrollado por Kuhn implica tal idea: lasrevolucionescientíficas son cambios en la estruc-tura del conocimiento y, consecuentemente, en laimagen del mundo que procede de ellas. Por esoThuiller ha podido decir que "entre las teorías ylos hechos siempre existe un desfase, una especiede borrosidad"," Acaso esto adquiere un rasgopatético en el caso de la tecnología, que es, comoadvierte Guillermo Coronado, "una forma dedominio de la naturaleza en que la dimensióntemporal del futuro es esencial" ."

II. Lo irreal constituyente

La idea de que lo imaginario remite obli-cuamente a lo real tiene diversos matices en latradición filosófica. Epicuro, por ejemplo, creíaque la imagen es, como la visión, producto desimulacros emanados por las cosas, pero que,dada su sutileza, atraviesan los sentidos y pene-tran en el espíritu. Para el Platón de LaRepública, la imaginación está relegada a unrango doxológico inferior y lo imaginario noalcanza más que un estatuto vacuo, como lassombras o la engai'losa apariencia de los 'espejis-mos. En Aristóteles la imaginación tiene un rangosubordinado a la percepción y su carácter es másbien pasivo. La filosofía medioeval no abre pers-pectivas novedosas en esta temática, pese a lariqueza del bestiario legado por el arte y la ideo-logía de entonces." En la modernidad Descartespiensa que "la imaginación es en todos lados (...)fuente de error""; en sus MeditacionesMetafísicas considera que imaginar no es condi-ción necesaria ni del ser ni del conocer. ParaSpinoza las imágenes son afecciones corporales(pensamientos, en tanto el hombre es un modofinito). Para Leibniz las imágenes son signos, quehabitan en el alma con las mismas característicasque las cosas por ellas representadas. En el empi-rismo de Hume la imaginación es una facultadmixta, que depende de la percepción y el entendi-miento. Para él las imágenes no se distinguen cla-ramente de las percepciones, son fantasmas de lascosas, pura opacidad en el espíritu.

Todas esas concepciones adolecen de lo queSartre llama ilusión de inmanencia, esto es, lacreencia de que la imagen en sí misma es unobjeto-copia, que reproduce las característicasesenciales de los objetos reales y habita en elespíritu. Pero la conciencia así concebida sólopodría ser una instancia gástrica, que deglute lasideas, esas cosas sutiles y disímiles que imponensu inercia al espíritu.

Merece atención especial Kant, pues danuevo sentido al concepto de imaginación. Comodice María Noel Lapoujade en su Filosofia de laimaginación, Kant le da "un papel protagónico enla filosofía, augurante de diversas concepcionesposteriores?", al requerir de una función que rea-lice la síntesis entre sensibilidad y entendimiento.Idea semejante se halla en Lacroix, cuando escri-be que con Kant "la imaginación adquiere sustítulos de nobleza como modo esencial de la acti-

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vidad espiritual"." Buen ejemplo de esa idea esuna nota que Kant introduce en el parágrafo dedi-cado a la unidad primitivamente sintética de laapercepción; escribe el filósofo:

"Ningún psicólogo ha pensado que la imaginación entraranecesariamente en la composición de la percepción. Por estohan limitado esta facultad a las reproducciones, creyendo quelos sentidos no nos datan las impresiones, sino que componeny producen las imágenes de los objetos; lo cual exige, por cier-to, además de la receptividad de las impresiones una funciónque las sintetice"."

El sentido profundo de esta observación -que no fue desarrollada consecuentemente porKant- se puede hallar en el trasfondo de investiga-ciones fenomenológicas en tomo a la unidad de laconciencia, la importancia de la función imagi-nante y de sus correlatos imaginarios. Desde esetexto de Kant podría aventurarse ya la idea queSartre plantea luego en Lo imaginario, según lacual es -o debe ser- tan absurdo concebir una con-ciencia que no imagine como otra que no puedarealizar el cogito.

Tiene razón Roberto Murillo, cuando asegu-ra que Kant "siempre que habla de la imaginacióncomo poder de síntesis se expresa misteriosamen-te"," Esto es válido particularmente si se piensaen la distinción ontológica que establece entreimaginación productora y reproductora. De acuer-do con Lapoujade, puede afirmarse que dicha dis-tinción"es operativa desde el punto de vista delanálisis conceptual y de su exposición; pero entanto descripción de los procesos imaginativoscarece de consistencia en cuanto presenta la ima-ginación dicotomizada" .21 Norman Kemp, en sutrabajo analítico sobre la Crítica de la RazónPura, ha mostrado además cierta anfibología en lanoción kantiana de imaginación, pues a vecesdenota una especie de raíz común de la sensibili-dad y el entendimiento, por la que puede hablarsepropiamente de unidad sintética de la conciencia,otras veces aparece como articulación funcionalde ambas facultades trascendentales." Así laambigüedad óntico-epistemológica de la imagina-ción no se resuelve en Kant, pues, a fin de cuen-tas, la función imaginante que propone no es unaverdadera síntesis, sino un punto de articulaciónesquematizada como mediación, que hace encajarentre sí las piezas de la sensibilidad y el entendi-miento en la totalidad de su sistema.

El cosismo de las imágenes o ilusión deinmanencia y la concepción gástrica de concien-cia están también presentes en la psicología desde

Taine (L'intelligence] -que introduce lo fisiológicoen la conciencia- hasta Binet (L'Ame et le corps) yen el psícoanálisis."

Freud, en su Interpretación de los sueños,por ejemplo, denota bajo la noción de concienciauna toma de posición refleja del sujeto respecto almundo, la cual se halla determinada por loinconsciente, considerado por Freud como "lo psí-quico verdaderamente real"." Desde el punto devista ontológico se aferra a la tradición sustancia-lista, al conceptualizar la conciencia como propie-dad del yo, esto es "como un órgano sensorial,que percibe un contenido en otra parte'?', pero esecontenido le puede ser censurado por instanciasque coinciden con ella en el aparato psíquico, leson ajenas y se rigen por leyes distintas las suyas.Tal concepción apenas cambia de matiz en estu-dios posteriores, como los Tres ensayos para unateoría sexual, La escisión del yo en el proceso dedefensa, las Lecciones Introductorias al psicoa-nálisis y la Teoría general de las neurosis.

Es cierto que en los primeros desarrollos delpsicoanálisis se podría pensar en la existencia deuna cierta influencia de Brentano, pues el padredel psicoanálisis parte del concepto de un yo acti-vo y fundamenta la oposición dinámica entrevoluntad e instinto. Pero la teoría de las instanciases, pese a todo, un híbrido, que Freud abandonaen favor de la concepción mecanicista de instinto.En todo caso la presencia de Brentano en el pen-samiento de Freud -si realmente la hay- está muydiluida, como han seí'lalado M. Dorer, Bernfeld,H. Hartmann y D. Wyss.

La idea de que lo imaginario supone corre-latos reales llevó a Sartre a considerar que la ima-gen funciona como un analogon del objeto ausen-te, es decir, "como un equivalente de la percep-ción"." Este analogon no es una cosa que, comoen los enfoques clásicos, entra en el espíritu, sinoque se trata de una cierta forma de intencionali-dad. en que la conciencia propone su objeto comoausente. La conciencia no es, pues, una cosa, a lamanera de la sustancia cartesiana, tampoco es elobjeto del que ella es conciencia, pero -paradóji-camente- es pura y simplemente conciencia de eseobjeto, no es cosa, sino de las cosas. Sin el polonoemático (de la intencionalidad) la concienciadesaparece. El enfoque difiere radicalmente de lasconcepciones sustancialistas de conciencia, ima-gen y de sus teorizaciones en tomo a la trascen-dencia del objeto. Este planteamiento fenomeno-lógico parece correcto, al menos cuando se desea

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LO IMAGINARIO EN LO REAL

describir lo que caracteriza al correlato imagina-rio de toda conciencia que "trata de aprehenderunacosa real, que existe, entre otras, en el mundodela percepción".27

Sartre define la imagen como "un acto queen su corporeidad trata de aprehender un objetoausente o inexistente a través de un contenidofísicoo psíquico que no se da por sí, sino a títulode 'representante analógico' del objeto que tratade aprehender"." La imagen así concebida escarencial respecto de la percepción, pues dependedel conocimiento que se tiene del objeto. Esto noestá en contradicción con el hecho de que elpoder de imaginar -en tanto posibilidad perma-nentede nihilizar- puede recrear el mundo fantás-ticamente, locamente, estéticamente. Desde laposición de Sartre habría que decir que todo des-bordamiento imaginario del dato es una toma deposición: corresponde a la realidad de la noesis,cuyo noema es cierta ausencia, que el analogonrepresenta en tanto es reconocible en el mundo.Interesante en estos respectos es el siguientetexto:

"Todolo imaginario aparece 'con fondo de mundo', pero red-procamente toda aprehensión de lo real como mundo implicauna superación escondida hacia lo imaginario. Toda concien-cia imaginante mantiene al mundo como fondo anonadado delo imaginario, y recíprocamente toda conciencia del mundollama y motiva a una conciencia imaginante como aprehen-sióndel sentido particular de la situación. La aprehensión dela nada no se puede hacer por medio de un descubrimientoinmediato; se realiza en y por la libre sucesión de las concien-cias,la nada es la materia de la superación del mundo hacia loimaginario. Está vivida en tanto que tal, sin que nunca estépropuesta para sí. No podría haber conciencia realizante sinconciencia imaginante, y recíprocamente. De tal manera, laimaginación, lejos de aparecer como una característica dehecho de la conciencia se ha descubierto como una condiciónesencialy trascendental de la conciencia".•

Este párrafo parece desbordar la noción deanalogon que el mismo Sartre ha dado en su defi-nición de imagen. El texto establece una vincula-ción indeleble entre la imaginación y toda posibleaprehensión del mundo. Esa idea ya parece intuir-se en la filosofía kantiana, como se ha indicadoanteriormente, pero aquí no deja espacio para nin-gún cosismo en la conciencia.

Semejante enfoque debe permitir elaboraruna noción unívoca de imaginación. El problemano sería el de determinar las formas prácticas(vivenciales) o empíricas en que aparece lo ima-ginario. Con otras palabras: el hecho (empírico)de que lo imaginario se objetiva en la diversidad

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(locura, representación, arte, sueno), no con-tradice el principio ontológico que reconoceuna estructura intencional trascendental carac-terística para todos esos fenómenos. Pero si laimaginación se revela en toda aprehensión delmundo, ¿cómo delimitar el campo de lo real yel campo de la irrealidad? , ¿cómo pueden limi-tarse los campos propios de -por ejemplo- lafantasía y la percepción? Parece que la investi-gación de tales problemas debe plantearse enel plano de la estructura intencional misma dela conciencia.

Los fenomenólogos han mostrado cómotodo fenómeno de conciencia implica un ciert opunto de vista, desde (y en el cual) lo real se con-figura como mundo. En la estructura misma de laintencionalidad parece hallarse, pues, la clave delasunto: la descripción fenomenológica entiende laconciencia "como el polo noético de una estructu-ra intencional a cuya hylé da sentido'?", es decir,una estructura que se revela como trascendenciade lo óntico a lo ontológico. Así, la aprehensióndel mundo como imagen o como percepcióndepende de la configuración situacional sujeto-mundo:" La descripción intencional de un actoperceptivo o imaginante, debe revelarse en formaanáloga a lo que sucede en el goce estético.Veamos:

"El goce (función noética de la conciencia imaginante) es real,por roanto corresponde a una determinada estructura imagi-nante. Aparece en la intención que permite decir de un objetoque es bello, que conmueve o que raya en la fealdad. No hayaquí petitio principii, pues el goce corresponde a la noesis, noal noema, como la imagen".-

Con otras palabras : la misma tesis ima-ginante propone al mundo como una síntesis yal cuadro como una ausencia en relación con loreal y se da porque "yo trato de recuperar einteriorizar lo que es el no-yo-por excelencia,ya que transformo lo dado en imperativo y elhecho en valor; el mundo es mi tarea"." Eso noniega la idea de que el trasfondo sobre el cualcada sujeto asume la tarea de darse un talmundo, implica muchas instancias de la pra-xis (intersubjetiva, social, cultural). En tal res-pecto, nociones como las de mundo-de-la-vida (Husserl), ser-ahí (Heidegger) y situa-ción (Sartre), pueden representar -pese a suslimitaciones para dar cuenta de la dialécticahistórica- puntos de apoyo para la investiga-ción de esta temática.

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Notas

• Un agradecimiento a los profesores María NoelLapoujade, María Rosa Palazén, Silvia Durán, Rosa KrauzeNora Liceaga, Ricardo Blanco y Josu Landa de I~Universidad Autónoma de México, por la lectura y discusióncrítica que hicieron del borrador de este texto, en setiembre de1992, cuando el autor fue huésped de esa Universidad.

1. Sartre, Jean-Paul F.J idiota ck la familia, 3 tomos, trd.P. Canto, 2a ed., Madrid. Editorial TIempo Contemporáneo, 1975,Tomoll., pág. IS3.

2. IbúUm.3. Zamora, Alvaro. Todo arte es desleal (ensayo

sobre la estética de Sartre}. San José: Editorial UniversidadEstatal a Distancia, 1988.

4. Freud, Sigmund Obras completas 3 tomos, trd. LL6pez-Ballesteros, 3v ed. Madrid, Editorial Biblioteca Nueva1973. Torno l. pág. 44S. '

S. Wyss, Dieter Die Philosophie des Chaos oder dasirrationale: die Bestimmung des Menschen in einer irrationa-len Welt Geleitwort von Hermann Lang, Würzburg:KOnigshausen und Neumann, 1992, págs. 38-39.

6. Wyss, Dieter "La conciencia onírica", en: Revista deFiJosofta ck la Universidad ck Costa Rica. Vol. XXVI. Ns. 63-64,die. 1988, pág. S.

7. Herra, Rafael Angel Lo monstruoso y lo bello SanJosé: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1988, pág.87.

8. Leal, Fernando Ensayo sobre ontología de la menteSan José: Editorial Costa Rica. 1985, págs. 74·7S.

9. Lang, Hermann "Dieter Wyss: ¿La conciencia oníri-ea?", en: Revista ck Filosofia de la Universidad de CostaRica, Vol. XXIII, Ns. 67 -68, dic. 1990. pág.240.

• 00 10. Csef: Herbert .ooDieterWyss y la medicina antropo-lógica", en: ReVISta de Filosofla de la Universidad ck CostaRica, Vol. xxm, N.S7,junio 1985, pág. 3.

. 11. Herra, Rafael Angel Lo Monstruoso y lo Bello,op.CII., pág. 94.

12. Cooper, lC. Cuentos de Hadas: alegorías ck losmundos internos trd. X. Huasi, Málaga: Editorial Sirio S.A.,pág.l9.

13. Thuiller, Pierre De Arquimedes a Einstein: lascaras ocultas de la invencián científica, trd. A. CorreaMéxico: Editorial Patria S.A. de C. V. y Alianza Editorial S.A.:1991. pág. 11.

14. Coronado, Guillermo "Ciencia y tecnología: desa-fios ~e la capital costarricense", en: Zamora, Alvaro y Alfaro,Mano (comp.), Dédalo y su estirpe, Cartago: EditorialTecnológica de Costa Rica (en prensa).

IS. Rafael Angel Herra dedica un apartado de Lomonstruoso y lo Bello (op. ciJ.) al bestiario medioeval y pasarevista a una amplia bibliografía sobre el tema.

16. Jaspers, Karl Descartes y la filosofía, trd. O.Bayer, Buenos Aires: Editorial La Pléyade S.A., 1973, pág.63.

17. Lapoujade, María Noel FilosofoJ ck la imagina-ci6n. México: Siglo Veintiuno. Editores S.A., 1986, pág.l2.

,18. Lacroix Jean Kan! trd. J. Sirolli, Buenos Aires:Editorial Sudamericana S.A., 1969, pág.31.

19. Kant, Crítica de la raz6n pura 2 tomos, trd. 1. delPerojo, 911ed., Buenos Aires. Editorial Losada S.A., 1979,Tomo 1, pág. 271.

20. Murillo, Roberto Lo forma y la diferencia SanJosé: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1987, pág.76.

21. Lapoujade, María Noel op.ca., pág. 20.22. "Two stems, sensibility and understanding, which

may perhaps spring from a common root. Kant sornetimesseems to suggest that imagination is Ibis root" (Kemp, N. AComentary to Kant's "Critique of Pure Reason" New York:Humanities Press, 1962, pág.77).. 23. En relación con estos temas es interesante la posi-

eón de Sanre en La Imaginaci6n y Lo imaginario, así comoen el Bosquejo de una teoría fenomenolágica ck las emocio-nes, El ser y la nada y El idiota ck la familia. Una visión críti-ca de la problemática en el psicoanálisis y corrientes afmes sehalla en obras de D. Wyss, como Las escuelas ck psicologíaprofunda, Zwischen Logos und Antilogos.Traumbewusstsein l , Philosophie des Chaos oder dasIrrat.ionale, etc. Sobre algunas consecuencias epistemológicasy éticas de los enfoques positivistas en estos respectos, esrecomendable Yiolencia, tecnocratismo y vida cotidiana de R.A. Herra.

24. Freud, Sigmund op.cit. tomo 1, pág. 44S.25. Ibid. pág. 71S.26. Sartre, lean-Paul Lo imaginario Trd. MI. Lamana

3a ed., Editorial Losada: Buenos Aires, 1972, pág.33. '

27. Ibid, pág. 8S.28. Ibidem.29. Ibid. págs. 271-278.30. Zamora, Alvaro op.cu. pág. 21.31. Op. cit. cfr. caps. 1, II, IV.32. Op. cu, pág. 3S.33. Sartre, lean Paul Obras trd. A. Bemárdez y otros,

3 tomos, Buenos Aires. Editorial Losada S.A., 1972, pág.1018.

A.ZamoraInstituto Tecnológico de Costa RicaDepartamento de Ciencias Sociales

Aptdo. IS9 - Canago-Costa Rica.