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Cuentos de La Colina de Watership Cuentos de La Colina de Watership Richard Adams Richard Adams

Adams Richard - Cuentos de La Colina de Watership

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Adams, Richard - Cuentos de La Colina de Watership [R1]

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Cuentos de La Colina de Watership

Richard AdamsTtulo original:Tales from Watership DownPrimera edicin: mayo 1998

Richard Adams, 1996

Derechos exclusivos de edicin en castellano

reservados para Espaa y propiedad de la traduccin:

1998: Editorial Seix Barral, S. A.

Crcega, 270 - 08008 Barcelona

ISBN: 84-322-0753-5

Depsito legal: B. 17.860 - 1998

Impreso en Espaa

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Deseo expresar mi agradecimiento a mi secretaria, Elizabeth Aydon, que no slo mecanografi el manuscrito de este libro con eficacia y paciencia, sino que tambin me ayud enormemente al mencionarme las incoherencias y ofrecerme valiosas sugerencias durante nuestras conversaciones.

NotaHan sido tantas las personas que me han preguntado por la correcta pronunciacin del nombre El-ahrairah que me ha parecido oportuno incluir una nota.

Las primeras dos slabas se pronuncian como el nombre ingls Ella (la). Viene a continuacin la slaba hrair, cuya pronunciacin para un espaol vendra a ser hrer. Y por ltimo est la slaba rah.

Todas las slabas son tnicas, con la excepcin de la la de Ela. Las dos erres se pronuncian ligeramente enlazadas.

ndice

Agradecimientos4ndice5Introduccin8Primera parte91

El sentido del olfato102

La historia de las tres vacas243

La historia del rey Piel de Roco334

El zorro en el agua385

El agujero en el cielo426

La historia del conejo fantasma487

La historia de Vernica56Segunda parte608

La historia del campo cmico619

La historia de la gran marisma6710

La historia de la terrible siega7611

El-ahrairah y el lendri82Tercera parte9012

El ro secreto9113

La nueva madriguera9914

Flyairth10315

La partida de Flyairth11916

Hyzenthlay en accin12217

Arenaria12818

Pampajarito13519

Campen145Glosario de lapino153

Introduccin

Los relatos que forman este libro se han dividido en tres partes. Primero se incluyen cinco cuentos tradicionales que todos los conejos conocen sobre el hroe El-ahrairah (el prncipe de los mil enemigos) y algunas de sus aventuras. Dos de ellos, El agujero en el cielo y El zorro en el agua, se mencionan de pasada hacia el final del captulo 30 de La colina de Watership, y en el captulo 47, durante su enfrentamiento con el general Vulneraria, Pelucn oye a sus espaldas cmo Diente de Len les explica a las hembras el cuento de El zorro en el agua. Otra de las historias incluidas en esta primera parte, La historia de Vernica, se ha escogido con la intencin de ilustrar el tipo de cuento simpln de los que gustan los conejos.

La segunda parte consta de cuatro de las muchas historias que corren sobre las aventuras de El-ahrairah y su incondicional Rabscuttle, durante el camino de regreso despus de su terrible encuentro con el Conejo Negro de Inl.

En la tercera parte se narran algunas de las aventuras que vivieron Avellano y sus conejos durante el invierno, la primavera y principios del verano que siguieron a la derrota del general Vulneraria.

Primera parte1

El sentido del olfato... Tienen narices, pero no pueden oler.Salmos, 115

Aquel que tiene valor y se atreve es el que gana.

Lema del Ejrcito de Salvacin

Cuntanos una historia, Diente de Len!

Corra una agradable tarde de mayo, en la primavera que sucedi a la derrota del general Vulneraria y los efrafanos en la colina de Watership. Avellano y varios de sus veteranos, aquellos que estaban con l desde que dejaran la madriguera de Sandleford, yacan tumbados plcidamente sobre la clida hierba, con la panza llena. No muy lejos, Kehaar picoteaba incansable entre las matas de hierba, ms para consumir su inagotable energa que por hambre.

Los conejos haban estado conversando, rememorando algunas de las grandes aventuras del pasado ao. Cmo haban dejado la madriguera de Sandleford despus de que Quinto les advirtiera del desastre inminente. Cmo haban llegado a la colina de Watership y cavaron sus primeros agujeros, para descubrir que no tenan una sola hembra con ellos. Avellano record su poco juicio al planificar el asalto a la granja de Nuthanger, que casi le haba costado la vida, lo que les llev a su vez a recordar el viaje al gran ro. Por ensima vez, Pelucn relat las experiencias vividas en frafa, cuando se hizo pasar por oficial del general Vulneraria y convenci a Hyzenthlay de que formara el grupo de hembras que escaparan en medio de la tormenta. Y de nuevo intent Zarzamora explicar el truco de la batea, que les haba permitido escapar por el ro, aunque tuvo tan poca fortuna como en ocasiones anteriores. Pelucn rehus dar detalles sobre su enfrentamiento con Vulneraria, pues, segn dijo, aquello prefera olvidarlo; as es que Diente de Len tom el relevo y habl sobre el perro de la granja de Nuthanger, sobre el modo en que Avellano lo haba dejado suelto y l y Zarzamora hicieron que les persiguiera para llevarlo directamente a los efrafanos que haba reunidos en la colina. Apenas haba terminado de relatar esta aventura cuando escuch la vieja y conocida exclamacin:

Cuntanos una historia, Diente de Len! Cuntanos una historia!

Diente de Len no respondi en seguida. Pareca reflexionar. Se puso a mordisquear briznas de hierba por aqu y por all y, tras dar unos brincos, se aposent en un lugar algo ms soleado. Al cabo replic:Creo que hoy os contar una historia nueva. Una que nunca antes habis odo. Es sobre una de las ms grandes aventuras de El-ahrairah.

Hizo una pausa para frotarse la nariz con las patas delanteras. Nadie apremi al maestro narrador, que con aquella pausa pareca reafirmar su posicin entre ellos. Una leve brisa agit la hierba. Una alondra que haba terminado su cancin descendi para posarse cerca de ellos y, tras unos instantes, volvi a elevarse. Diente de Len empez.

Tiempo atrs hubo una poca en que los conejos no tenan olfato. Vivan como ahora, pero no tener olfato supona un terrible lastre. Buena parte del placer de las maanas de esto se perda para ellos, y no podan descubrir su comida hasta que la tenan encima. Peor an, no podan oler a sus enemigos, y por esta causa muchos moran bajo las zarpas de armios y zorros.

Pues bien, lo cierto es que El-ahrairah se dio cuenta de que, aunque sus conejos no tenan olfato, sus enemigos y las otras criaturas, incluso los pjaros, s lo tenan, y se hizo el propsito de encontrarlo al precio que fuera. Empez a buscar consejo por todas partes y por doquier preguntaba dnde poda encontrar aquel sentido, pero nadie supo darle una respuesta. Hasta que un da pregunt a un conejo muy viejo y sabio de su madriguera, llamado Trinitaria.Recuerdo que, cuando era joven le dijo Trinitaria, dimos cobijo en nuestra madriguera a una golondrina herida, una golondrina que haba viajado a lo largo y ancho del mundo. Nos compadeca por no tener olfato, y dijo que el camino que conduce a ese sentido se encuentra en una tierra de perpetua oscuridad, bajo la custodia de unas criaturas fieras y peligrosas, conocidas como lipos, que viven en una cueva. Ms no supo decirnos.

El-ahrairah le dio las gracias y, tras deliberar largamente, fue a ver al prncipe Arco Iris. Expuso ante el prncipe su deseo de viajar a aquella tierra, y solicit despus su consejo.Haras mejor en no intentarlo, El-ahrairah le dijo el prncipe. Cmo supones que podrs encontrar el camino hacia un lugar que no conoces a travs de una tierra de perpetua oscuridad? Ni siquiera yo he estado all, y no deseara hacerlo por nada del mundo. Echars a perder tu vida tontamente.Es por mi gente replic El-ahrairah. No puedo seguir contemplando impasible cmo los matan da tras da por culpa del olfato. No tienes ningn consejo que pueda ayudarme?Slo puedo decirte una cosa. Si encuentras a alguien en tu camino, no reveles bajo ningn concepto el motivo de tu viaje. Son extraas las criaturas que pueblan aquel pas, y si se difundiera la noticia de que no tienes olfato podra ser peligroso. Inventa algn otro propsito. Espera... te dar este collar astral para que lo lleves alrededor de tu cuello. Es un presente del Seor Frith. Tal vez te sea de ayuda.

El-ahrairah dio las gracias al prncipe Arco Iris y parti al da siguiente. Y lleg por fin un da a la frontera del pas de perpetua oscuridad, una frontera de luz crepuscular que iba oscurecindose hasta que la negrura resultaba impenetrable. No saba hacia dnde tena que ir, ni tena manera de orientarse, por lo que hubiera podido muy bien suceder que estuviera andando en crculos. Oa a su alrededor a otras criaturas que se movan en la oscuridad y se le antojaba que saban lo que hacan. Pero seran amigas, sera prudente hablarles? Al cabo, lleno de desesperacin, se sent en la oscuridad y aguard en silencio hasta que oy a una criatura que andaba cerca. Entonces dijo:Estoy perdido. Puedes ayudarme?

La criatura se detuvo y, tras unos momentos, le respondi en una lengua que le era extraa pero poda comprender.Por qu ests perdido? De dnde vienes y adonde te diriges?Vengo de una tierra donde brilla el sol, y estoy perdido porque no puedo ver y no estoy acostumbrado a esta oscuridad.Pero supongo que podrs oler, no es cierto?

El-ahrairah a punto estuvo de decir que no tena olfato, pero record el consejo del prncipe Arco Iris. As es que dijo:Aqu los olores son diferentes. Me confunden.Entonces, no tienes idea de qu clase de criatura soy?Ni la ms remota. Pero no pareces peligroso, eso es bueno.

El-ahrairah oy que la criatura se sentaba. Y al poco dijo:Soy un glanbrin. Hay glanbrin en el lugar de donde vienes?No. Nunca he odo hablar de los glanbrin. Yo soy un conejo.Nunca he odo hablar de los conejos. Deja que te huela.

El-ahrairah permaneci tan quieto como pudo mientras el glanbrin, que era peludo y pareca tener ms o menos el mismo tamao que l, olisqueaba su cuerpo de arriba abajo. Finalmente dijo:Bueno, yo dira que nos parecemos bastante. No eres un animal de presa y tienes un odo muy agudo. Qu comes?Hierba.Aqu no hay. La hierba no crece en la oscuridad. Nosotros comemos races. Pero de todos modos creo que nos parecemos mucho. No quieres olerme?

El-ahrairah hizo ver que lo olisqueaba de arriba abajo y, mientras lo haca, se dio cuenta de que aquel animal no tena ojos; es decir, que lo que deban ser los ojos estaban duros, eran pequeos y estaban muy hundidos, casi perdidos en el interior de la cabeza. Pero a pesar de ello pens: Si esto no es un conejo, yo soy un tejn. Y dijo:No me parece que seamos muy diferentes. Con la excepcin del... iba a decir olfato, pero se detuvo a tiempo y concluy: de que yo me siento completamente desorientado y perdido en esta oscuridad.Pero si tu lugar est en el pas de la luz, por qu has venido?Quiero hablar con los lipos.

El glanbrin peg un bote del susto.Has dicho los lipos?S.Pero nadie se acerca nunca a los lipos. Te matarn.Por qu?Te matarn porque comen carne, y son muy fieros. Pero incluso si no fuera as, son las criaturas ms temidas de estas tierras. Tienen poderes malignos y oscuros conjuros. Por qu quieres hablar con ellos? Sera como tirarse de cabeza al ro Negro.

Entonces El-ahrairah, no viendo qu otra cosa poda hacer, explic al glanbrin por qu haba venido a la Tierra Oscura y qu era aquello que tanto necesitaba su gente. El glanbrin escuch en silencio y despus dijo:Eres valiente y bondadoso, lo reconozco. Pero lo que pretendes es imposible. Haras mejor en volver a tu casa.Puedes guiarme hasta los lipos? dijo El-ahrairah. Estoy determinado a ir de todos modos.

Tras una larga discusin, el glanbrin accedi finalmente a conducir a El-ahrairah tan cerca de los lipos como pudiera. Eran dos das de viaje por parajes donde nunca antes haba estado.Entonces, cmo sabrs el camino? le pregunt El-ahrairah.Por el olor, por supuesto. Estas tierras estn impregnadas del olor de los lipos. No hueles nada de nada?Nada dijo El-ahrairah.Bueno, ahora s que de verdad no puedes oler. Si yo no oliera estara tan tranquilo como t. Por lo menos no tendrs que aguantar el tufo.

Y, con esto, se pusieron en marcha. Por el camino, el glanbrin le explic muchas cosas sobre las costumbres de su gente que, as se lo pareci a El-ahrairah, no diferan mucho de las de sus conejos.Por lo que veo, vivs como nosotros le dijo. Vivs en grupos. Cmo es que estabas solo cuando me encontraste?Es triste le respondi el otro. Haba escogido a una compaera, una hermosa hembra. Su nombre es Flairdora, y todo el mundo la admira. bamos a cavar una conejera para tener nuestra camada, pero entonces lleg un extrao, un glanbrin grande y corpulento que se hace llamar Camorro. Dijo que luchara conmigo y tomara a Flairdora para s. Luchamos y l gan, as es que tuve que marcharme. Mi corazn est roto. Mi vida ya no tiene sentido. No s qu hacer. Cuando nos encontramos, iba vagando de un lado a otro. Por eso he accedido a guiarte. En estos momentos, tanto me da hacer una cosa como otra.

El-ahrairah le dijo que lo senta.Conozco esa historia. En el lugar de donde procedo eso sucede continuamente. Si te sirve de consuelo, no eres el nico.

El glanbrin haba dicho dos das, pero en aquel terrible lugar, El-ahrairah era incapaz de contar los das. Trastabillaba continuamente y se lastimaba, pues ni poda ver ni poda oler. Su cuerpo se llen de magulladuras y moratones. El glanbrin se mostraba paciente y comprensivo, pero El-ahrairah intua que hubiera deseado poder ir ms deprisa. Estaba visiblemente nervioso y ansiaba terminar aquel viaje lo antes posible.

Despus de recorrer un largo camino, durante lo que a El-ahrairah le parecieron muchos das, el glanbrin se detuvo en un lugar donde haba varios montones de piedras diseminadas. El-ahrairah no las vea, pero saba que estaban all.No me atrevo a aventurarme ms all dijo el glanbrin. A partir de ahora debers encontrar el camino t solo. Podrs orientarte por el viento. Normalmente sopla siempre en la misma direccin.Qu vas a hacer t?Aguardar aqu dos das, por si vuelves. Aunque s que no lo hars.S, s volver. Encontrar estas piedras de nuevo, con oscuridad o sin ella. Adis, amigo glanbrin.

Parti de nuevo en medio de las tinieblas, procurando orientarse por la brisa ligera. Pero era difcil ir siempre en una misma direccin, y avanzaba muy despacio. La oscuridad resultaba agobiante. Estaba agotado y, a pesar de lo que le haba dicho al glanbrin, empezaba a preguntarse si sera capaz de soportar aquello el tiempo suficiente para poder volver a casa. La imposibilidad de ver lo que le rodeaba haca que se sobresaltara continuamente, y no dejaba de tropezar y caer. Era terrible. Pero lo ms terrible era el silencio. Era como si la oscuridad densa y profunda que lo rodeaba estuviera viva y le odiara; y nunca se alteraba, nunca dorma, ni hablaba. Se limitaba a esperar que perdiera el juicio, a que se desmoronara y se diera por vencido. Si eso suceda, estara perdido.

Y al miedo y la incertidumbre se sumaban el hambre y la sed. No haba probado una sola brizna de hierba desde que llegara a aquel terrible lugar. Cierto es que con la ayuda del glanbrin no haba pasado hambre pues, cuando le explic que su pueblo se alimentaba bsicamente de lo que llamaban brirs, una suerte de zanahoria silvestre, se puso a olfatear y desenterr algunas. Eran carnosas, y saciaron su hambre y su sed. Pero saba que l solo sera incapaz de encontrarlas. Rog al Seor Frith que le diera valor, aunque sospechaba que ni siquiera l podra imponerse en medio de una oscuridad tan profunda.

El-ahrairah sigui su camino con determinacin, pues era consciente de que si se renda aquello sera su muerte. Pero se senta solo, y hubiera dado cualquier cosa por tener a su lado a su fiel Rabscuttle. No haba querido aceptar cuando ste le suplic que le permitiera acompaarle.

Las horas pasaban. El viento soplaba an en la misma direccin, pero El-ahrairah ignoraba si an le quedaba un largo camino por recorrer. Y tan malo le pareca volver atrs como seguir avanzando.

Rondaba esta idea pesimista por su cabeza, cuando oy en la oscuridad que alguna criatura se acercaba. Por el sonido deba de ser grande, mucho ms grande que l, y avanzaba con decisin y seguridad. El-ahrairah se qued petrificado, apenas se atreva a respirar. Que pase de largo, pens, que pase de largo.

Pero no hizo tal cosa. Sin duda lo haba olido mucho antes de que l reparara en su presencia. Fue directamente hacia l, se detuvo unos instantes y entonces lo apres bajo una zarpa enorme y suave, con las uas retradas. Se dirigi a otra criatura que haba cerca en un lenguaje extrao, pero de nuevo pudo El-ahrairah comprenderlo.Lo tengo, Zhuron.

Otras criaturas similares se acercaron. En unos momentos lo rodearon. Todos lo olan y lo tocaban con sus grandes zarpas.Es una especie de glanbrin dijo uno de ellos.Qu haces aqu? dijo otro. Responde. A qu has venido?Seor consigui murmurar El-ahrairah sobreponindose al terror que le invada, vengo del pas del sol y estoy buscando a los lipos.Nosotros somos los lipos. Y matamos a los extraos. Nadie te lo ha dicho?

Otro de los lipos habl entonces.Espera. Parece que lleva una especie de collar.

Uno de ellos acerc el hocico a su cuello y olfate el collar que le diera el prncipe Arco Iris.Es un collar astral. El-ahrairah sinti que las criaturas retrocedan.Dnde lo has conseguido? pregunt el primer lipo. Lo has robado?No, seor. Es un regalo que el Seor Frith me hizo como prenda de nuestra amistad antes de iniciar mi viaje, para que me protegiera.Del Seor Frith, dices?S, seor. El mismsimo prncipe Arco Iris me lo puso alrededor del cuello.

El silencio se prolong un rato. El lipo que lo tena apresado lo solt y otro le dijo:Y dinos, por qu has venido? Qu quieres de nosotros?Seor replic El-ahrairah, mi gente, los conejos, no tienen sentido del olfato, y eso hace que siempre estn en peligro y sufran terriblemente, como podris suponer. Lleg a mi conocimiento que slo vosotros tenis el poder de otorgar ese don, y he venido a suplicaros que lo concedis a los mos.Entonces, t eres el jefe de esas criaturas, los conejos, no es cierto?S, seor.Y has venido solo?S, seor.Realmente, no te falta el valor.

El-ahrairah no respondi, y de nuevo se hizo el silencio. Estaba rodeado, y el aliento abrasador de aquellas criaturas le asfixiaba. Al cabo, el ltimo que haba hablado dijo:Es cierto que durante largos aos hemos sido los guardianes del olfato. Pero no le encontrbamos ninguna utilidad, pues no pareca haber ninguna criatura que lo necesitara. Era una carga, de modo que lo regalamos.A quin? pregunt El-ahrairah tembloroso.Al rey del Ayer, por supuesto. A quin bamos a regalarlo, si no?

El-ahrairah se sinti amargamente mortificado. Despus de un viaje tan largo, despus de conseguir que los lipos le perdonaran la vida, y ahora le decan que ya no tenan aquello que buscaba. Trat de serenarse.Seor dijo, dnde est ese rey, adnde debo ir para encontrarlo?

Deliberaron entre ellos y, tras largo rato, el primero dijo:Est demasiado lejos para que puedas llegar caminando. Te perderas y moriras de hambre. Puedes venir conmigo. Te llevar sobre mi espalda.

Lleno de agradecimiento, El-ahrairah se postr ante los lipos y les dio repetidamente las gracias. Al fin, uno de ellos dijo:En marcha, pues lo cogi entre los dientes y lo coloc sobre la espalda de otro. Tena un pelaje espeso y spero, y no le result difcil agarrarse.

Partieron a una velocidad que a El-ahrairah se le antoj enorme. Por el camino le habl al lipo del amigo glanbrin que le esperaba junto a las rocas y pregunt si podan pasar por all.Por supuesto que podemos replic el lipo. Nos pilla de camino. Pero en cuanto tu amigo me huela saldr huyendo.Si me bajis un poco antes de llegar, yo lo buscar y se lo explicar. Entonces podris venir y llevarnos a los dos.

El lipo estuvo conforme. Y as, El-ahrairah march y encontr al glanbrin, que al principio pareci aterrorizado ante la idea de viajar a lomos de un lipo. Sin embargo, El-ahrairah logr persuadirlo y el lipo parti de nuevo llevndolos a los dos a su espalda.

A lomos del lipo, tardaron apenas un instante en llegar al lugar donde el glanbrin y El-ahrairah se haban encontrado. Una vez all, le explic al lipo cmo su amigo haba perdido a su hermosa hembra.Est muy lejos tu madriguera? pregunt el lipo.Oh, no, seor. Es aqu mismo.

Guiado por el glanbrin, el lipo los llev hasta all. Y cuando Camorro, el conejo que le haba arrebatado a Flairdora, oli al lipo, sali de la madriguera y se alej como alma que lleva el Conejo Negro. El glanbrin se lo explic todo a Flairdora, quien se mostr encantada de volver a tenerlo por compaero, pues aunque odiaba a Camorro, no haba tenido ms remedio que aceptarlo.

El glanbrin y El-ahrairah se despidieron dando sinceras muestras de gratitud y amistad. Y con esto el lipo parti con El-ahrairah sobre su espalda hacia la corte del rey del Ayer.

Pronto alcanzaron la frontera de luz crepuscular. Jams se haba sentido El-ahrairah tan contento de ver la luz. El lipo lo baj en el lindero del bosque.La corte del rey est por all dijo. Ahora debo dejarte. Me alegra haber podido ayudar a un amigo del Seor Frith y desapareci en el bosque.

Al salir de entre los rboles, El-ahrairah se encontr en un campo lleno de malezas. Al otro lado haba un seto de espinos algo descuidado y una verja vieja y medio rota. El-ahrairah, al pasar la verja, se encontr con una criatura que tena ms o menos su estatura y largas orejas, como l, pero con una larga cola. Lo salud cortsmente y le pregunt dnde poda encontrar la corte del rey del Ayer.Puedo llevarte hasta l le dijo ste. No sers por casualidad un conejo ingls? Bueno, siempre pens que esto tena que suceder.Y t qu eres? pregunt El-ahrairah.Soy un ualab. Iremos por aqu, hasta el ro. El rey probablemente est en el gran jardn.

Bajaron por el campo hasta la orilla de un ro tranquilo que a El-ahrairah se le antoj que apenas si se mova. Su compaero se dirigi pausadamente a una especie de garza de plumaje marrn y cabeza negra que caminaba por los bajos. El pjaro dio unos pasos en direccin a ellos y le dedic a El-ahrairah una mirada escrutadora que le incomod mucho.Es un conejo ingls dijo el ualab. Acaba de llegar. Voy a llevarlo a presencia del rey.

La garza nada dijo y se limit a seguir caminando por el agua con aire indiferente. El-ahrairah y su acompaante siguieron la orilla del ro. El sendero desembocaba entre unos sombros arbustos de tejo y laurel, y tras de ellos se alzaban unos viejos cobertizos que formaban los tres lados de algo parecido a un patio. La tierra que formaba el suelo era muy compacta y haba all diversos animales desconocidos para El-ahrairah. En medio de todos ellos haba una bestia grande y con cuernos, una especie de vaca gigante y desaliada. Cuando entraron en el patio, el animal alz su cabeza grande y barbuda y se dirigi lentamente hacia ellos. El-ahrairah tuvo miedo y a punto estuvo de echar a correr.No debes tener miedo le dijo su compaero. l es el rey. No te har dao.

El-ahrairah, an temblando, se tendi en el suelo mientras el gran animal lo hocicaba con sus clidas narices y lo dejaba cubierto de babas. Al cabo, con una voz profunda y amable, dijo:Por favor, levntate y dime qu clase de animal eres.Soy un conejo ingls, Majestad.Es posible que ya no quede ninguno?Lo siento, Majestad, no os comprendo.Tu gente se ha extinguido?No, por cierto, Majestad. Me alegra decir que somos muy numerosos. He hecho un viaje largo y peligroso para llegar hasta vos, pues deseo solicitar un favor para mi gente.Pero ste es el reino del Ayer. Acaso no lo sabas cuando iniciaste tu viaje?He odo el nombre, Majestad, pero desconozco su significado.Todas las criaturas que hay en mi reino estn extinguidas. Cmo es posible que hayas llegado hasta aqu si vosotros no lo estis?Un lipo me trajo sobre su lomo a travs de un bosque de sombras. La oscuridad casi me hizo enloquecer.

El rey asinti con su inmensa cabeza.Comprendo. De otro modo no hubieras podido llegar hasta aqu. Pero, por lo que dices, los lipos no te mataron. Tienes alguna clase de poder mgico?Algo as, Majestad. Tengo la bendicin y proteccin del Seor Frith y, como veis, llevo un collar astral. Puedo preguntar qu clase de criatura sois?Soy un bisonte de Oregn. Yo gobierno este pas por designio del Seor Frith. Cuando has llegado me dispona a dar un paseo por mis dominios. Puedes acompaarme si lo deseas.

Salieron del patio y caminaron por campos en los que se concentraban miles y miles de animales diferentes, y de pjaros que volaban sobre sus cabezas. A El-ahrairah aquel lugar se le antoj triste y desolado, pero nada dijo al rey. Se detuvo a admirar a un pjaro con el cuerpo moteado de negro y las alas, la cola y los abazones rojos, un ave muy similar a un pjaro carpintero que estaba concentrada en su tarea en un rbol prximo. Pregunt por su nombre.Es un carpintero de Guadalupe dijo el rey. Ay, tenemos demasiados carpinteros por aqu. Ojal no fueran tantos.

A medida que avanzaban iban apareciendo ms y ms animales, y algunos de ellos se dirigan al rey y se interesaban por la procedencia de El-ahrairah. Vio diversas especies de leones y tigres, y una suerte de jaguar que restreg su cabeza contra la pata del rey y camin junto a ellos un rato.Tenis aqu algn conejo? pregunt El-ahrairah.No replic ste, no todava.

Y al or aquello El-ahrairah se sinti profundamente agradecido y hasta triunfal. Tiempo atrs Frith le haba prometido que, aunque tuvieran mil enemigos, jams seran destruidos, y haba mantenido su promesa. Le habl al rey sobre ello.Todos los especmenes que se encuentran aqu han sido destruidos por los humanos dijo el rey, cuando se detuvieron a hablar y a admirar a un esplndido oso pardo con un pelaje de un marrn plido que apareca salpicado de plata. A algunos, como el amigo mexicano que tenemos aqu, les disparaban deliberadamente, los capturaban y los envenenaban, hasta que acababan por exterminarlos. Pero otros desaparecieron porque el hombre destruy sus hbitats naturales y no pudieron adaptarse a la vida en otros lugares.

Estaban acercndose a un bosque. Sus rboles, altos y cubiertos de enredaderas, ocultaban prcticamente el cielo. El-ahrairah se inquiet. Ya haba visto suficientes bosques. Pero al parecer, al rey lo nico que le interesaba era observar los pjaros de los alrededores. Y eran ciertamente esplndidos: pinzones, reinitas comunes, molokai de oscuro plumaje, guacamayos y muchos otros que convivan en paz y rendan tributo al rey.Este bosque es inmenso dijo el rey, y cada da crece ms. Si te adentraras en l, pronto te perderas y seras incapaz de encontrar la salida. Lo forman todos los bosques que los hombres han destruido. Ha crecido tanto en los ltimos aos que el Seor Frith est pensando nombrar un segundo rey para que lo gobierne. Sonri. Y ese rey podra muy bien ser un rbol, El-ahrairah. Qu te parecera?Me parecera que todas las decisiones del Seor Frith son sabias, Majestad.

El rey ri.Buena respuesta. Ven, es hora de regresar. Hay una asamblea a la puesta de sol, entonces podrs pedirme ese favor que deseas para tu gente. Te prometo que te ayudar si est en mi mano.

Cuando volvieron, pasaron por el ro, donde el rey le mostr diversos peces: un tmalo de Nueva Zelanda, un cacho de cola ancha, un blackfin cisco y otros muchos que se haban extinguido. Cuando llegaron al patio, vieron que ya haba varios animales y aves que aguardaban y, cuando el sol se pona, el rey anunci el inicio de la reunin.

Empez presentando a El-ahrairah, diciendo que haba venido a la corte del Ayer para solicitar un don que beneficiara enormemente a sus conejos, de los que era el lder. Entonces pidi a El-ahrairah que ocupara su lugar, en medio de todas las criaturas all reunidas, y les contara cul era ese don que solicitaba.

El-ahrairah les habl de su gente, de su fuerza, su rapidez y su astucia, y de la carencia de algo que poda convertirlos en rivales de todos los otros animales, el sentido del olfato. Cuando concluy, saba que todos los animales estaban de su parte y deseaban ayudarle.

Entonces habl el rey.Buen amigo dijo, conejo bravo y valeroso, con qu placer concedera tu peticin. Pero, ay, me temo que en este reino ya no se custodia el sentido del olfato. Es cierto que los lipos nos lo regalaron hace muchos aos, pero aqu, en la tierra del Ayer, no podamos darle ninguna utilidad. Un da, lleg una gacela emisaria del rey del Maana, y solicit que les prestramos el sentido del olfato. La gacela prometi que pronto lo devolveran. As que se lo dejamos. Pero ya sabes cmo son estas cosas, a menudo uno no recupera lo que presta. Como a nosotros no nos serva de nada, lo olvidamos, e imagino que otro tanto les sucedi a ellos. Estoy convencido de que an est en la corte del rey del Maana; me temo que lo nico que puedo hacer es aconsejarte que vayas all a buscarlo. Lamento haberte decepcionado.Est muy lejos? pregunt El-ahrairah, aunque para sus adentros pens que si tena que ir a algn otro sitio se morira del disgusto. Pero qu otra cosa poda hacer?Me temo que est muy lejos, s replic el rey. Para un conejo deben de ser muchos das de camino. Y son muchos los peligros que acechan.Majestad intervino un lobo gris, abigarrado y con un gran morro. Lo llevar sobre mi espalda. Para m no supone un gran esfuerzo.

El-ahrairah acept encantado y partieron aquella misma noche, pues el lobo de Kenai dijo que prefera viajar de noche y dormir de da.

Viajaron durante tres noches, y recorrieron un largo camino, pero El-ahrairah poco pudo ver de los parajes que atravesaban a causa de la oscuridad. El lobo le cont que, antao, su gente se contaba entre los ms grandes de los lobos. Vivan en un lugar llamado la pennsula de Kenai, un lugar lejano y terriblemente fro donde se dedicaban a cazar unos ciervos grandes llamados alces.Pero los humanos nos mataron a todos dijo.

Al final de la tercera noche de viaje, cuando el alba ya casi despuntaba, el lobo puso a El-ahrairah gentilmente en el suelo y le dijo:No puedo llevarte ms lejos, amigo conejo. Yo estoy extinguido, y no puedo llevarte a la tierra del Maana. A partir de ahora tendrs que preguntar el camino. Buena suerte! Espero que todo te vaya bien y puedan darte aquello que buscas tan valientemente.

As que El-ahrairah penetr en la tierra del Maana y empez a preguntar por dnde se iba a la corte del rey. Pregunt a mapaches, ardillas listadas, marmotas y a muchos otros. Todos fueron amables y le ayudaron gustosos, y el viaje fue fcil. Al cabo, una maana oy a lo lejos un clamor atemorizador, como si todos los animales del mundo estuvieran luchando.Qu es ese ruido? pregunt a un koala que estaba reposando en un rbol cercano.Eso? Es slo una reunin en la corte del rey, amigo le respondi el koala. Qu escandalosos, verdad? Ya te acostumbrars. Algunos son un poco bastos, pero en realidad son inofensivos.

El-ahrairah continu su camino, hasta que lleg a un seto cobrizo de cerezo en flor donde haba dos grandes puertas ornamentales de oro. Cuando estaba echando un vistazo por entre las puertas al jardn que haba del otro lado, un pavo real, con la cola completamente desplegada, se acerc y le pregunt qu quera. Haba hecho un largo y peligroso viaje para solicitar una audiencia del rey. Eso fue lo que dijo El-ahrairah al pavo real.Te dejar entrar encantado dijo el pavo real, pero te resultar difcil acercarte al rey y hablarle. Hay miles de criaturas que desean hacer lo mismo. El rey celebra una reunin cada da. La de hoy empezar dentro de muy poco. Es mejor que te apresures y dicho esto le abri una de las puertas.

Al entrar en los jardines, El-ahrairah se encontr aprisionado entre una multitud de animales, aves y reptiles que hablaban todos a la vez, determinados a hablar con el rey. Se sinti abatido. Cmo podra arreglrselas para llegar hasta el rey con tanta gente? Empez a abrirse paso entre los animales.

Al otro lado del lugar por donde haba entrado encontr un prado que descenda suavemente y se allanaba en un csped. Haba ya unos pocos animales aguardando en la bajada y El-ahrairah pregunt a un gato que pasaba qu iba a suceder.Pues que el rey va a venir para escuchar las peticiones de los animales.Hay muchos? pregunt El-ahrairah.S, siempre hay muchos replic el gato. Muchos ms de los que el rey podra atender en un da. Muchos han viajado durante das para llegar hasta aqu, y aun as no consiguen una audiencia.

La pendiente se llenaba por momentos, y al ver a tantos animales, El-ahrairah se desinfl. Jams podra llegar hasta el rey con tantos contendientes. A menos, claro est, que pudiera idear algn truco ingenioso. Empez a devanarse los sesos. Un truco, un truco de conejos. Un truco de conejos, Seor Frith.

De pronto repar en una vasija ornamental que haba en la cima de la pendiente, una vasija oval, el doble de larga que l, colocada sobre un pedestal de piedra. Al acercarse vio que no estaba llena de agua, sino de un lquido plateado y brillante que nunca haba visto antes. Tampoco era transparente, como el agua, y no poda ver lo que haba debajo, pues su superficie reflejaba como un espejo la luz del sol y los animales que pasaban.Para qu sirve esto? le pregunt a otra criatura que haba por all y que pareca tambin una especie de gato.No sirve para nada le respondi el animal en un tono muy desagradable. Se llama mercurio. Es un regalo que le trajeron al rey hace un tiempo, y lo puso ah para que todos lo admiren.

El-ahrairah no perdi el tiempo. Apoyando las patas delanteras en el borde de la vasija se dio impulso y salt al interior. Pero el mercurio no era como el agua. Era ms espeso, y flotaba encima de l. Por ms que lo intentaba, no consegua hundirse. Haba ahora muchos animales alrededor de la vasija.Quin es se?Qu se cree que est haciendo?Hay que sacarlo de ah. No tiene ningn derecho a...Oh, es uno de esos estpidos conejos.Eh, t, sal de ah.

El-ahrairah sali dificultosamente. No haba logrado empaparse como quera, pero con lo poco que se haba pegado a su pelaje pareca cubierto de gotitas de plata que se agitaban cuando se mova. Algunos intentaron agarrarlo, pero l se solt y corri al pie de la pendiente, donde se sent el primero entre la multitud justo cuando el rey llegaba desde un lado, junto con tres o cuatro acompaantes, y se pona a observar a sus sbditos.

Era un ciervo imponente. Su piel suave reluca a la luz del sol como la de un caballo recin cepillado. Tambin relucan sus pezuas negras y llevaba su soberbia y ramificada cornamenta con tal grandeza y majestad que al verlo la muchedumbre ruidosa guard silencio. Camin hasta el centro del csped, se volvi y pase su agradable mirada sobre la concurrencia.

Cuando repar en la figura reluciente de El-ahrairah, que estaba a poco ms de un metro de l, lo observ con curiosidad.Qu clase de animal eres? pregunt con una voz profunda y suave, la voz de alguien que nunca tiene prisa y a quien siempre se obedece.Majestad replic El-ahrairah, soy un conejo ingls y vengo de muy lejos para solicitar vuestra gracia.Acrcate.

El-ahrairah as lo hizo, y se sent a la manera de los conejos ante las pezuas relucientes del rey.Qu quieres? le pregunt el rey.He venido para interceder en favor de mi gente, Majestad. No tienen sentido del olfato, y eso no slo los limita terriblemente a la hora de buscar alimento, sino que los deja indefensos ante sus enemigos, los predadores, pues no pueden olerlos cuando se acercan. Noble rey, ayudadnos, os lo suplico.

De nuevo se hizo el silencio. El rey se dirigi a uno de su squito.Tengo ese poder?Lo tenis, Majestad.Lo he usado alguna vez?Nunca, Majestad.

El rey pareci reflexionar, hablando pausadamente para s mismo.Pero conferir a una especie una facultad de la que carece sera asumir el poder del Seor Frith.

De repente El-ahrairah grit:Majestad, concedednos ese sentido y os prometo a vos y a todas las criaturas que hay aqu presentes que mi gente se convertir en la mayor tribulacin de la raza humana. En todas partes seremos para ellos un ltigo, una plaga indestructible y una afliccin. Destruiremos sus verduras, cavaremos bajo sus verjas, arruinaremos sus cosechas, los acosaremos da y noche.

Al or esto, la alegra estall entre todas las criaturas que formaban la audiencia. Alguien grit: Ddselo, Majestad. Dejad que se conviertan en los peores enemigos de los humanos, igual que los humanos son nuestros peores enemigos.

Aquella confusin bablica se prolongara an un rato, hasta que finalmente el rey pase su mirada por la muchedumbre para que se hiciera el silencio. Entonces baj su hermosa cabeza y apret su hocico contra El-ahrairah. Su inmensa cornamenta pareci abrazarlo, como una empalizada invencible.Que as sea. Lleva mi bendicin a tu pueblo, y que el sentido del olfato sea vuestro para siempre.

En ese mismo momento El-ahrairah supo que poda oler. La hierba hmeda, la multitud de animales que le rodeaban, el aliento clido del rey. Estaba tan abrumado por la gratitud y la alegra que apenas pudo encontrar palabras para darle las gracias al rey. Todas las criaturas le aplaudieron y le desearon lo mejor.

Un guila real lo llev a casa. Cuando lo dej en el suelo, el primer animal que encontr a su paso no fue otro que Rabscuttle, y varios ms de su fiel Owsla.Lo conseguisteis, lo conseguisteis! exclamaban a su alrededor. Podemos oler, todos podemos oler!Venid, seor dijo Rabscuttle. Debis de estar hambriento. No olis esas esplndidas coles que hay en aquella cocina? Venid y ayudadnos a comerlas. Ya he excavado un tnel bajo la verja.

De modo que, todos los que hayis escuchado esta historia debis recordar que, cuando robis flayrah a los hombres, no slo os estis llenando la panza, tambin estis cumpliendo la solemne promesa que El-ahrairah le hizo al rey del Maana, como debe ser.

2

La historia de las tres vacas

Las vacas son mi pasin.

Charles Dickens, Dombey e hijoNo digas tonteras, Quinto dijo Pelucn.

Corra una tarde fresca y hmeda de principios del verano, y estaban sentados en el Panal, con Vilthuril y Hyzenthlay.El-ahrairah tiene que hacerse viejo como cualquier conejo. Si no, no sera real.No es verdad replic Quinto. Siempre tiene la misma edad.Es que lo conoces o lo has visto alguna vez?Ya sabes que no.Quines eran su padre y su madre?Nadie lo sabe. Pero sabes tan bien como yo que, segn la leyenda, en aquellos primeros tiempos, Frith cre a todos los animales y a todos los pjaros, y que todos eran amigos. Y El-ahrairah estaba entre ellos. As que es obvio que no envejece, o por lo menos no de la misma manera que nosotros.Pues yo te digo que s. Tiene que envejecer.

La discusin qued ah, pero aquella misma tarde, cuando estaban reunidos en el Panal bastantes ms conejos, Pelucn volvi a sacar el tema.Pero, si no envejece, cmo es posible que sea un conejo real?Si no me equivoco, hay una historia que habla de eso dijo Quinto. No recuerdo cmo era. Te acuerdas t, Diente de Len?Supongo que te refieres a la historia de El-ahrairah y las tres vacas.Las tres vacas?! exclam Pelucn. Y eso qu demonios tiene que ver con lo que estamos hablando?Bueno dijo Diente de Len, yo lo nico que puedo hacer es contaros la historia tal como me la contaron a m, s, mucho antes de que viniramos aqu. Pero no me pidis que os explique su significado. Escuchad la historia y sacad vuestras propias conclusiones.Muy bien! dijo Pelucn. Pues escuchmosla. Tres vacas!

Diente de Len empez.

Dicen que, hace mucho tiempo, El-ahrairah vivi durante una poca en estas mismas colinas. Y viva como nosotros, tan plcidamente como poda, comiendo hierba y haciendo expediciones ocasionales al huerto de la casa grande que hay en el llano para robar flayrah. Su felicidad hubiera sido completa si con el paso del tiempo no hubiera empezado a sentir que algo cambiaba en l. Saba muy bien lo que eso significaba. Se estaba haciendo viejo. Lo perciba sobre todo en su odo, que empezaba a resentirse, y en sus patas delanteras, que estaban como agarrotadas y ya no eran tan giles como acostumbraban.

Un da, cuando estaba comiendo junto a su conejera bajo el roco de la maana, vio un verdern que revoloteaba veloz entre los enebros y los espinos. Al cabo comprendi que el pequeo pjaro intentaba hablarle, pero era muy tmido y se limitaba a ir y venir entre los arbustos. El-ahrairah esper pacientemente hasta que al fin, o as al menos se lo pareci, el pjaro cant lo siguiente:

El-ahrairah no envejecera

si su mente fuera fuerte y su corazn valeroso.Espera, pequeo pjaro! grit El-ahrairah. Dime qu ests tratando de decirme, qu debo hacer?

Pero el pequeo pjaro se limit a repetir:

El-ahrairah no envejecera

si su mente fuera fuerte y su corazn valeroso.Tras esto, el pjaro se fue volando y El-ahrairah qued pensativo en medio de la hierba. Era valeroso, al menos eso pensaba. Pero qu deba buscar, cul era la tarea en la que deba demostrar su valor? Finalmente, se hizo el propsito de descubrirlo.

Pregunt a pjaros y a ranas, y hasta a las orugas amarillas y marrones que haba entre la hierba cana, pero ninguno supo decirle dnde poda solucionar aquel asunto de la vejez. Por fin, despus de haber vagado durante muchos das, se encontr con una vieja liebre que estaba acuclillada a su manera entre la hierba alta. La vieja liebre lo observ en silencio y El-ahrairah tuvo que armarse de valor para dirigirse a ella.Pregntale a la luna dijo la vieja liebre sin apenas mirarle.

Al orla, El-ahrairah tuvo la certeza de que la liebre saba ms de lo que deca. As es que se acerc a ella y le dijo:S que eres ms grande que yo, y que corres ms rpido. Pero pienso averiguar lo que sabes como sea. No soy un conejo tonto y preguntn que viene a hacerte perder el tiempo. La bsqueda que he emprendido me ha llevado a lo ms hondo de mi corazn.En ese caso, te compadezco replic la vieja liebre, pues pareces empeado en encontrar aquello que no puede ser encontrado y dejar la vida en el empeo.Hblame dijo El-ahrairah. Har cualquier cosa que digas.Slo hay una respuesta para lo que t buscas. El secreto est en las tres vacas, y slo en ellas. Has odo hablar de las tres vacas?No, nunca. Qu tienen que ver las vacas con los conejos? He visto muchas vacas, pero nunca he tenido tratos con ellas.No puedo decirte dnde encontrarlas. Pero slo podrs culminar tu bsqueda cuando encuentres el secreto que guardan las tres vacas.

Y con esto, la vieja liebre se fue a dormir.

El-ahrairah iba por todas partes preguntando por las tres vacas, pero no reciba sino respuestas divertidas o burlonas. Tanto era as que empezaba a sentirse ridculo. En ocasiones, le enviaban maliciosamente en alguna direccin y, tras varios das de viaje, descubra que le haban tomado el pelo. Pero no se dio por vencido.

Una tarde, a principios de mayo, cuando estaba tumbado bajo un arbusto de endrino y el sol desapareca bajo el cielo de plata, oy de nuevo a su amigo el verdern, que cantaba muy cerca, entre las ramas bajas.Ven, amigo lo llam, ven y aydame!

El verdern cant.

Busca el bosque de campanillas,

busca en las amplias colinas,

pues, si all buscas, encontrars.Dnde? Dnde, pequeo pjaro? exclam El-ahrairah incorporndose de un salto. Dmelo, por favor!

Por mis alas, por mi cola y por mi pico,

la primera vaca no est a ms de un par de brincos.

Ve hasta el pie de la colina,

y el bosque de la vaca vers encima.El verdern se alej volando y El-ahrairah se qued olisqueando con desconcierto las primeras pimpinelas de la temporada y unas orqudeas tempranas, pues saba que no haba ningn bosque en las inmediaciones. Sin embargo, poco despus descendi hasta el pie de la colina y, para su sorpresa, vio que haba un denso bosque al otro lado de la pradera. Ante el bosque estaba la vaca marrn y blanca ms grande que haba visto.

Por fuerza tena que ser la vaca que buscaba, y sin duda el bosque estaba bajo alguna suerte de encantamiento, porque cmo si no poda estar en un lugar donde tena la certeza de que antes no estaba?

Se acerc cautelosamente. Si la vaca le atacaba, echara a correr. Pero la vaca se limit a contemplarlo con sus grandes ojos marrones y no dijo ni mu.Frith sea contigo, madre! dijo El-ahrairah. Estoy buscando un camino para atravesar el bosque.

La vaca no dijo nada y El-ahrairah esper durante tanto rato la respuesta que empez a preguntarse si no le habra odo. Pero al cabo la vaca respondi:Es imposible atravesar el bosque.Pero debo hacerlo.

Repar entonces en que la linde del bosque era espesa, y haba tal maraa de arbustos y zarzas que no hubiera podido pasar por all ningn animal mayor que un escarabajo. Slo haba una pequea abertura, en el lugar donde la vaca estaba sentada, y sta lo taponaba por completo. Tal vez podra hacer que se moviera, pens El-ahrairah, aunque si era cierto lo que deca, no servira de nada.

Lleg la noche, pero la vaca segua sin moverse. Y tras la noche lleg la maana. Entonces El-ahrairah comprendi que deba de ser una vaca sobrenatural, pues no pareca tener necesidad de comer ni de beber. Tendra que idear algn truco. Se levant, bajo la atenta mirada de la vaca, y empez a alejarse lentamente siguiendo el lindero del bosque hasta que lleg a un lugar donde los rboles y las matas formaban una especie de curva. Haba albergado la esperanza de que el bosque acabara en algn sitio y podra rodearlo, pero no era as. De modo que desapareci tras la curva y al poco sali rpidamente y corri hacia la vaca.Ests segura de que nadie puede entrar en este bosque, madre? le pregunt.Nadie puede entrar. Es un lugar sagrado para el Seor Frith y est bajo el hechizo de la luz del sol y la luz de la luna.Yo no s nada de luces dijo El-ahrairah. Pero detrs de aquella curva hay dos tejones que parecen tener la intencin de entrar. Estn escarbando como locos, y no tardarn.No tienen ninguna posibilidad replic la vaca. El encantamiento es demasiado fuerte. De todos modos, es mejor que vaya a detenerlos y, tras incorporarse con dificultad, se alej caminando torpemente.

En cuanto la vio desaparecer por la curva, El-ahrairah se tir de cabeza por la abertura y se encontr inmerso en la extraa luz del bosque.

Era diferente a todos los bosques que haba visto. Estaba lleno de extraos sonidos, sonidos atemorizadores que tal vez procedieran de los propios rboles o tal vez de animales que no conoca. Pero, adems, no pudo encontrar un solo camino ni sendero. A veces le pareca percibir el olor o el sonido del agua, pero cuando intentaba avanzar en aquella direccin, todo se volva confuso. Antes de entrar en el bosque haba imaginado que para un conejo con su saber y experiencia sera fcil atravesarlo, pero ahora se daba cuenta de su error. No dejaba de andar en crculos. Y estaba seguro de que, a pesar de los ruidos, no haba un solo pjaro, ni una sola criatura viviente por donde pasaba.

Durante cuatro das, y ms, hrair das, El-ahrairah err por aquel espantoso bosque muerto de hambre, pues all no haba hierba. Hubiera querido volver atrs, pero ignoraba qu camino deba tomar, del mismo modo que ignoraba el camino que deba seguir. Finalmente, un da lleg a una pendiente pronunciada, a cuyos pies corra un pequeo arroyuelo cubierto de malezas y, como supuso que tarde o temprano saldra del bosque por algn lado, decidi seguirlo.

Durante dos das El-ahrairah camin junto al arroyuelo, pero estaba tan dbil que lleg un momento en que ya no pudo continuar. Se tumb en el suelo y durmi, y al despertar le pareci que, ms abajo, la luz era ms intensa. Fue hacia all dando traspis y lleg por fin a un lugar pantanoso, donde el bosque daba paso a una pradera verde que se extenda hasta donde le alcanzaba la vista. La hierba era de la mejor que haba probado nunca, y haba prmulas en abundancia. Comi cuanto quiso, encontr un agujero en un terrapln y durmi un da y una noche enteros.

Cuando despert empez a caminar por la pradera. Estaba llena de flores. Rannculos, margaritas, cincoenrama, orqudeas y pimpinelas. Cuando recuper las fuerzas, empez a considerar qu camino deba seguir en su extrao viaje. Y mientras descansaba en un terrapln, entre olorosas matas de valeriana, se sorprendi al ver que su amigo el verdern revoloteaba por el seto y cantaba:

El-ahrairah, El-ahrairah!

El-ahrairah est sano y salvo,

y ahora debe buscar al gran toro albo!El-ahrairah estaba perplejo. Haba supuesto que deba buscar a la segunda vaca, de la que no vea seal alguna. Pero confiaba en el verdern, y continu su viaje por el llano. No encontr ningn otro animal en su camino y se senta tan seguro que, durante dos noches, durmi al raso.

Al tercer da lleg a un lugar donde la hierba estaba comida y pisoteada, y vio delante de l al toro blanco. Jams haba visto criatura ms noble. Sus ojos eran grandes y azules como el cielo, sus largos cuernos eran del color del oro puro y su piel era suave y blanca como las nubes de esto.

El-ahrairah salud al toro amigablemente, pues estaba seguro de que no le hara dao. Se sentaron juntos entre la hierba y conversaron... de nimiedades como las flores y el sol.Vives solo? le pregunt El-ahrairah.Ay, s! Estoy solo replic el toro, y cmo anso tener una compaera. En tiempos pasados, Frith me prometi a aquella que se conoce como la segunda vaca, pero no puedo llegar a ella, porque est rodeada por una gran extensin de rocas grandes y puntiagudas que hieren mi carne y parten mis pezuas. Llevo aqu muchos meses, pero no encuentro la forma de salvar ese cruel desfiladero.Mustrame el camino dijo El-ahrairah. Tal vez sea ms fcil para un conejo.

El toro blanco lo gui por el llano durante un largo camino, hasta que llegaron al lmite del desfiladero del que haba hablado. Una enorme masa de rocas, hirientes como el tojo y gruesas como zarzales que, al parecer, se extenda kilmetros y kilmetros.No hay toro que pueda pasar por ah suspir el toro con voz lastimera. Pero es el nico camino que hay para llegar a la segunda vaca.Bueno, bien podra ser que un conejo pueda pasar por donde un toro no pasa replic El-ahrairah. Amigo toro, yo ir y te traer noticia de lo que encuentre.

Entonces El-ahrairah parti, y se desliz por entre las rocas afiladas y speras. Era un camino difcil hasta para un conejo, y en ms de una ocasin tuvo que detenerse a considerar por dnde poda continuar. Durante tres das avanz sobre piedras que cortaban sus patas y rocas que magullaban su piel cuando intentaba escurrirse entre ellas. Al tercer da, cuando el sol se estaba poniendo, las rocas terminaron por fin y se encontr en un llano, frente a la segunda vaca.

Era una vaca flaca y huesuda, y tena un aire tan melanclico que en cuanto la vio sinti lstima de ella. La salud alegremente, pero la vaca apenas respondi. Dijo tan slo que all era bienvenido, y que era libre de comer aquellos pobres hierbajos y dormir en el terrapln ms cercano. Por la maana le habl a la vaca como a una amiga. Le habl de su viaje y del toro blanco, pero ella pareca tan ausente y desdichada que no hubiera sabido decir si le estaba escuchando o no.

El-ahrairah permaneci varios das con la pobre vaca, pero no encontr forma de disipar su melancola. Un da, mientras la segua por la parca hierba, vio que de debajo de sus pezuas brotaban rocas afiladas. Eso es! Ah estaba el secreto del encantamiento! La tristeza de aquel lugar, y el desfiladero desolado e impenetrable eran reflejo de la desolacin de su corazn.

El-ahrairah se hizo el propsito de reconfortarla y animarla. Le habl de los bajos de las corrientes al atardecer, donde los pececillos nadaban y la hierba centella creca en densas matas junto a los pequeos estanques. Le habl de la acedera y los rannculos de las praderas en las que las vacas pasaban las largas tardes de junio y julio agitando sus colas. De los terneros recin nacidos que saltaban y jugaban en la hierba. Le habl de todo lo que a su juicio hubiera podido alegrar su corazn.

Al principio la vaca no pareca escuchar lo que deca, pero a medida que los das pasaban y la lluvia caa y el sol brillaba en aquel lugar inhspito, su corazn empez a iluminarse poco a poco. Finalmente, una noche, le pidi que le enseara el camino, y ella hara lo posible por cruzar el desfiladero. Pero, cul sera su sorpresa cuando, a la maana siguiente, al acercarse a las rocas, vieron que se resquebrajaban y entre ellas brotaba hierba. Era que su corazn aturdido empezaba a reaccionar.

Con cautela y gentileza, El-ahrairah gui a la segunda vaca hasta el desfiladero, que se transformaba ante ellos. Despus de un da y una noche de camino, treparon por lo que se haba convertido en un herboso lindero, cubierto de hiedra y salpicado de ayuga azul, y all vieron esperndolos al toro blanco.

De los das que siguieron slo puedo decir que fueron de una gran felicidad. El-ahrairah se qued con sus amigos en la gran llanura. Habra de permanecer con ellos todo el invierno y ms an. Despus, cuando el verano tocaba ya a su fin y se acercaba el otoo, la vaca dio a luz una hermosa ternera, a la que puso por nombre Espino Blanco.

Espino Blanco y El-ahrairah se hicieron buenos amigos. Cada atardecer la ternera se sentaba a escuchar sus historias sobre la madriguera y sobre las aventuras que le haban acontecido antes de que iniciara su bsqueda. Un da, cuando le estaba explicando el truco con el que haba engaado a Rowsby Woof, el verdern se pos en el enebro y cant:

El verano languidece,

El-ahrairah debe continuar su viaje.Oh, pequeo pjaro! dijo El-ahrairah. No me pidas que deje a mis amigos! Soy tan feliz aqu...

Pero el verdern volvi a cantar:

El invierno se acerca, se acercan la nieve y la escarcha.

Antes de que estn aqu,

El-ahrairah debe partir.As que El-ahrairah se dirigi con triste semblante a sus amigos y les dijo que haba llegado la hora de partir en busca de la tercera vaca.Ten cuidado, El-ahrairah le dijo el toro blanco. Ten mucho cuidado, pues, segn he odo, esa vaca no es como las otras. Vive al final del mundo, y poda tragarse al mundo entero con todo lo que hay en l. Por qu tienes que buscar semejante peligro? Qudate con nosotros y s feliz.

El-ahrairah estuvo tentado de hacerlo pero, aunque medit largamente, siempre llegaba a la misma conclusin, que el verdern haba dicho la verdad y haba llegado realmente el momento de que partiera en busca de la tercera vaca.Entonces lleva a Espino Blanco contigo le dijo la segunda vaca. Ser tu compaera y tu guardiana. Por favor, cudala bien. Es lo que ms queremos en el mundo, pero no hay cosa que no hiciramos por ti, querido amigo conejo.

De modo que partieron los dos juntos y, segn cuenta la leyenda, sta fue la parte ms dura del viaje de El-ahrairah, pues hubieron de pasar por grandes montaas y regiones espantosas cubiertas de gruesas capas de hielo. El invierno segua su curso. Pasaban hambre y fro, y de no ser porque tena a Espino Blanco a su lado y poda acurrucarse contra ella para resguardarse del fro, El-ahrairah hubiera muerto congelado. Incluso el pequeo pjaro se vio forzado a dejarlos, pues aquellas glidas noches eran ms de lo que poda soportar.

Pasaron muchos meses antes de que el invierno acabara, pero por fin, un da, El-ahrairah y Espino Blanco, esculidos como comadrejas, descendieron lentamente las colinas ms bajas y se encontraron en el territorio de la tercera vaca.

En realidad, la tercera vaca es el fin del mundo. No hay nada en aquella tierra que no sea la tercera vaca: cuernos, pezuas, cola y orejas. Hubieran podido seguir viajando y viajando, y aun as seguir estando sobre el cuerpo de la tercera vaca, porque llena el mundo y es el mundo. Durante largos das anduvieron buscando la cabeza de la vaca hasta que por fin la encontraron, una gran figura con ojos que observaban y narices, y con una enorme boca que se abra como una cueva. Cuando la vaca les habl, su voz reson tambin cavernosa.Qu quieres, El-ahrairah? Qu buscas?Estoy buscando mi juventud respondi El-ahrairah.Me la he tragado le dijo la tercera vaca. Me la he tragado, al igual que trago todo cuanto hay en el mundo. Mi nombre es Tiempo, y ninguna criatura puede escapar de m. Y dicho esto bostez y se trag la mitad del da.

El-ahrairah se volvi hacia Espino Blanco, que permaneca a su lado y temblaba.Voy a buscar mi juventud le dijo.No vayas, El-ahrairah le suplic Espino Blanco. Estars perdido, lo s. Qudate conmigo. Volvamos con mi amable padre y con mi madre y vivamos felices en la pradera.

El-ahrairah no dijo ms. Cuando la boca de la tercera vaca se abri en un inmenso ronquido, se arroj hacia delante y desapareci en el interior de la caverna roja.

Nadie sabe a ciencia cierta lo que aconteci a El-ahrairah en el corazn y el estmago de la tercera vaca, pues la leyenda nada dice sobre ello. Ni existen palabras que puedan describir las aventuras tenebrosas e informes como sueos que cayeron sobre l, porque se encontraba entre todo aquello que ya haba pasado, todo lo que la tercera vaca se haba tragado con el correr de los aos. Qu peligros le acecharon? Qu espantosas criaturas encontr y evit en su camino? Qu comi all dentro? Nunca lo sabremos. El-ahrairah mismo se convirti en un sueo, una sombra errante del pasado. Tampoco sabemos si recordaba quin haba sido en tiempos. La tercera vaca est mucho, mucho ms all de la comprensin de los conejos.

Finalmente, cuando estaba agotado y exhausto por su largo deambular en las entraas de la vaca, lleg a una pendiente que descenda hacia una tenue luz. Haba all un lago de reluciente leche dorada. Era la ubre de la tercera vaca, por supuesto, y en su leche estn contenidas todas las bendiciones y el calor de todos los soles que han brillado desde el principio de los tiempos. Era el lago de la juventud.

El-ahrairah se qued mirando asombrado aquel lago maravilloso, tan embobado que casi perdi la nocin del tiempo. Sus patas resbalaron y cay de cabeza en la leche dorada.

Luch y patale en vano, pero no pudo encontrar ningn asidero. Poco a poco las fuerzas le fueron abandonando. Se hunda, se ahogaba. Se mora.

Al cabo, sinti que algo lo arrastraba hacia un tubo suave, y de all a una boca hmeda y clida. Lo siguiente que supo es que estaba fuera, tosiendo y escupiendo sobre unas matas de hierba, y que Espino Blanco estaba inclinada sobre l. Muy cerca se elevaba la curva de la ubre de la vaca. Espino Blanco lo haba sacado chupando de una de las tetas de la vaca.

Un halo de fuerza y juventud llenaban a El-ahrairah. Bail sobre la hierba. Brinc sobre las piedras. Le cant a Espino Blanco sin saber lo que cantaba. Y Espino Blanco cant con l y, cantando los dos, emprendieron el camino a casa.

El camino de vuelta fue corto, porque era verano, y podan viajar el triple de rpido con la seguridad de que su aventura haba tenido un buen final. De su regreso lo nico que s es una cosa bien curiosa. Cuando lleg al lugar donde estuviera el bosque encantado de la primera vaca ya no estaba all. Se desvaneci de forma tan misteriosa como haba aparecido, y nadie ha vuelto a verlo desde entonces. All slo estaba el verdern, que cantaba desde el espino:

El-ahrairah ha encontrado

el secreto de la eterna juventud.Bueno dijo Pelucn. Aqullas no eran vacas normales, claro. Qu tonto. No podan ser vacas normales tratndose de una aventura de El-ahrairah. Y qu pas con Espino Blanco? Tampoco ella envejece?La leyenda no dice nada ms sobre ella dijo Diente de Len. Pero estoy seguro de que El-ahrairah nunca olvidar a una amiga tan especial.

3

La historia del rey Piel de Roco

Pienso en dnde empieza y termina casi siem-pre la gloria de un hombre y proclamo que la

ma estaba en los amigos que tena.

W. B. Yeats, The Municipal Gallery RevisitedLa lluvia caa sobre la colina en largas y densas cortinas, empapando la hierba y el pequeo grupo de hayas. Avellano y varios de sus conejos estaban sentados cmodamente bajo tierra, en el Panal, acicalndose o charlando del sol de das que an estaban por venir. Kehaar haba llegado desde el sur unos das antes, y estaba sentado a la entrada de su corredor, tranquilo y satisfecho.Quin quiere contar una historia? pregunt Pelucn dando una voltereta. Diente de Len?Por qu por una vez no lo hace otro? respondi ste. Campanilla, cuntales aquella historia que me contaste el ao pasado, sobre El-ahrairah y la guerra contra el rey Piel de Roco. No la conocen.sa fue la nica vez que El-ahrairah fue a la guerra dijo Campanilla. La primera y la ltima.Y gan? pregunt Plateado.Oh, s, por supuesto. Pero lo ms ingenioso fue la manera en que lo logr. De no ser por eso, no estaramos aqu ahora. Y prosigui:

Como todos sabemos, los conejos nunca van realmente a la guerra y, ciertamente, El-ahrairah no tena ninguna necesidad de hacerlo, pues llevaba una existencia feliz en las colinas. Hasta que un da, cuando estaba solazndose bajo el sol, tuvo un sobresalto. Rabscuttle lleg a toda prisa, y era evidente que traa importantes noticias.Seor le dijo jadeando, miles de conejos... conejos desconocidos, vienen hacia aqu! Los suficientes para tragarse la colina entera y echarnos de nuestra madriguera y nuestro hogar. Slo hay una cosa que podamos hacer: correr mientras estemos a tiempo.Yo nunca corro respondi El-ahrairah perezosamente. Quiero ver a esos conejos por m mismo. Que vengan si quieren.

Unos momentos despus vio perfectamente las hordas de conejos que suban por la colina. Jams haba visto tantos conejos juntos. Eran tantos que no dejaban ver la hierba. En medio de ellos haba un conejo tan grande como una liebre, que se acerc a El-ahrairah y le ense los dientes en un gesto poco amistoso.T eres El-ahrairah, no? dijo el gigantesco conejo. Es mejor que te largues mientras puedas. A partir de ahora la colina es ma, y mis conejos van a vivir aqu.

El-ahrairah mir al conejo de arriba abajo.Y t quin eres? Cul es tu nombre?Soy el rey Piel de Roco replic el conejo, y no slo soy seor de los conejos, sino tambin de las ratas, las comadrejas y los armios. Debes entregarme a todos tus conejos.

El-ahrairah saba que si se enfrentaba al rey Piel de Roco, no tendra ninguna posibilidad, as es que dio media vuelta y se march para tener ocasin de pensar qu deba hacer. No haba ido muy lejos cuando oy el sonido de pasos apresurados a su espalda y vio que Rabscuttle vena tras l.Oh, seor! exclam Rabscuttle. Ese miserable rey Piel de Roco ha tomado a vuestra hembra favorita, Nur-Rama, y dice que piensa quedrsela!Qu?! A Nur-Rama?! Lo voy a hacer pedazos, ya lo vers.No veo cmo replic Rabscuttle. Sus conejos estn por toda la colina, y tiene incluso ratas y comadrejas como prisioneros. Me temo que las perspectivas no son muy buenas, El-ahrairah.

Al or esto, el corazn de El-ahrairah se ensombreci, pues no era propio de Rabscuttle decir semejante cosa. Decidi que lo mejor que poda hacer era acudir al prncipe Arco Iris, que tiempo atrs les haba dicho que eran libres de vivir en la colina y quedrsela para ellos.

Lleg a presencia del prncipe poco despus de ni-Frith, y le cont su triste historia.Me temo que no puedo ayudarte, El-ahrairah le dijo el prncipe Arco Iris cuando escuch todo lo que tena que decirle. Tendrs que derrotar a ese rey Piel de Roco t solo. No hay otra solucin.Pero cmo? dijo El-ahrairah. Tiene ms conejos que margaritas hay en la colina y, de hecho, creo que no tardarn en acabar con toda la hierba.Te dar un consejo, El-ahrairah. A los tiranos suele odiarlos mucha gente diferente. Seguramente ese Piel de Roco tiene otros enemigos, aparte de conejos. Necesitars amigos y aliados.

El consejo no hizo que El-ahrairah se sintiera mejor, pero se senta tan furioso por lo de su hermosa Nur-Rama que estaba decidido a derrotar al rey Piel de Roco o morir en el intento. As es que emprendi el camino de regreso a la madriguera.

Mientras caminaba, se encontr con un gato que estaba tendido al sol. Aunque parezca raro, el gato pareca inofensivo y El-ahrairah ya pasaba de largo cuando el gato dijo:Adnde vas, El-ahrairah?Voy a sacarle las entraas a ese podrido del rey Piel de Roco respondi El-ahrairah y har que me devuelva a mi coneja.Ir contigo le dijo el gato. He odo que el rey Piel de Roco ahoga muchas veces a las cras de gato.Salta a mi oreja entonces dijo El-ahrairah, y el gato salt a su oreja y se puso a dormir mientras ste segua su camino.

Un poco ms all se encontr con algunas hormigas.Adnde vas, El-ahrairah? le preguntaron las hormigas.Voy a hacer picadillo a ese sucio rey Piel de Roco respondi El-ahrairah, y har que me devuelva a mi coneja.Iremos contigo le dijeron las hormigas. Ese rey Piel de Roco no merece vivir. Sus conejos destruyen los hormigueros sin ningn motivo.Bien, pues saltad a mi oreja dijo El-ahrairah. Vamos all!

As es que las hormigas saltaron a la oreja de El-ahrairah.

Al cabo de un rato se encontr con un par de cuervos grandes y negros.Adnde vas, El-ahrairah? le preguntaron los cuervos.Voy a dar buena cuenta de ese desagradable rey, Piel de Roco dijo El-ahrairah, y har que me devuelva a mi coneja.Iremos contigo dijeron los cuervos. No hemos odo ms que cosas malas del rey Piel de Roco. Es un matn y un tirano.Pues saltad a mi oreja dijo El-ahrairah. Me ir bien tener amigos como vosotros.

Entonces, an ms adelante, El-ahrairah lleg hasta una corriente.Hola, El-ahrairah! le dijo la corriente. Adnde vas? Tienes un aire muy fiero.Me siento fiero respondi El-ahrairah. Voy a destrozarle el hgado a ese apestoso rey Piel de Roco y har que me devuelva a mi hembra.Ir contigo le dijo la corriente. He odo hablar del rey Piel de Roco y no me gusta nada. Se cree demasiado importante.Bien, pues salta a mi oreja dijo El-ahrairah. No, a la otra. S que no me voy a arrepentir de tenerte conmigo.

Poco despus, El-ahrairah lleg a la colina. Y all estaba el rey Piel de Roco, rodeado por sus grandes conejos y comindose su hierba.Ah, El-ahrairah! dijo el rey Piel de Roco con la boca llena. Te vi salir esta maana. Qu te trae por aqu?Conejo despreciable y apestoso! dijo El-ahrairah. Devulveme a Nur-Rama y mrchate de mi colina.Prended a este animal insolente! grit el rey. Prendedlo y encerradlo con las ratas locas esta noche. Ya veremos si queda algo de l por la maana.

As es que encerraron a El-ahrairah con las ratas locas.

En cuanto anocheci, El-ahrairah cant:

Sal de mi oreja, gatito,

que aqu mil ratas se han perdido.

Corre veloz, corre tras ellas, murdelas hasta que mueran.El gato sali al instante. Las ratas corrieron en todas direcciones, pero l se movi entre ellas como el rayo y las mat por miles, hasta que no qued ni una viva. Entonces volvi a meterse en la oreja de El-ahrairah y se durmi.

Cuando lleg la maana, el rey Piel de Roco les dijo a sus conejos:Id y traedme la carcasa de ese insolente El-ahrairah, y arrojadla sobre la hierba.

Pero cuando entraron, encontraron a El-ahrairah sentado entre las ratas muertas y cantando.Dnde est ese rey abominable? dijo El-ahrairah. Decidle que me devuelva a mi hembra.No la tendrs dijo el rey. Llevoslo y encerradlo con los gatos monteses. Ya veremos en qu quedan las exigencias de este insolente.

De modo que encerraron a El-ahrairah con los gatos monteses.

En mitad de la noche El-ahrairah cant:

Que salgan los cuervos,

y picoteen sin piedad,

y que a estas bestias salvajes

enseen lo que es matarY los cuervos salieron de la oreja de El-ahrairah y estuvieron dando picotazos hasta que todos los gatos monteses murieron. Entonces volvieron a su oreja y El-ahrairah se ech a dormir.

Por la maana el rey dijo:Bien, esos gatos monteses ya habrn dado buena cuenta de El-ahrairah. Ser mejor que vayis y saquis su cuerpo.

Pero los rudos conejos encontraron a El-ahrairah bailando sobre los cadveres de los gatos monteses y reclamando a su hermosa coneja.No pienso tolerar semejante insolencia! exclam el rey Piel de Roco. Esta noche nos aseguraremos bien. Llevoslo y encerradlo con los armios salvajes.

Se llevaron a El-ahrairah y lo encerraron con los armios salvajes y, en medio de la noche, cant:

Hormigas, hormigas, salid de mi oreja,

que hay armios a puados.

Morded sus colas y sus cabezas,

y que caigan en pedazos.El enjambre de hormigas sali de la oreja de El-ahrairah. Treparon por los cuerpos de los armios salvajes. Se metieron en sus cerebros. Y les picaron con tal fiereza que cayeron fulminados y murieron.

A la maana siguiente, como haba hecho en las ocasiones anteriores, el rey Piel de Roco orden que le trajeran el cadver de El-ahrairah. Pero El-ahrairah lleg caminando por propio pie y le dijo:T, rey sucio y mugriento, devulveme a mi hembra!

No entiendo cmo se las arregla este desgraciado pens el rey. Tengo que averiguarlo como sea.Esta noche ataris a este conejo junto al lugar donde duermo. As sabr qu trama y pondr fin a sus tretas de una vez por todas.

De modo que por la noche ataron a El-ahrairah junto al lugar donde dorma el rey Piel de Roco. Y en mitad de la noche cant:

Sal, corriente, de mi oreja.

Con tus aguas cbrelo hasta la cabeza.

Dale de beber, dale sin pena,

y que trague agua hasta que muera.Y la corriente sali de la oreja de El-ahrairah e inund aquel lugar. Le subi al rey hasta el cuello y el rey se asust.Devolvdsela! Devolvedle a su hembra! grit. Vete, El-ahrairah! Djame en paz!No. T te irs! le orden El-ahrairah. Suelta a mi hembra. Luego coge a tus desagradables seguidores y abandona mi colina para siempre.

Aquella maana, El-ahrairah pudo por fin reunirse con Nur-Rama, y en la colina no qued ni un solo pelo del rey Piel de Roco y sus seguidores. sta es la nica guerra en la que El-ahrairah ha luchado nunca, y ya habis odo cmo la gan.

Desde uno de los corredores les lleg sonido de pasos y, al cabo de un momento, apareci Zarzamora, con el pelaje lleno de gotitas que destellaban.Avellano-rah, ya ha escampado! dijo. Ha dejado de llover, y va a hacer una tarde estupenda.

Unos instantes ms tarde, ya no quedaba en el Panal ms que Campanilla, que estaba limpindose la espalda y recobrndose despus de la historia.

4

El zorro en el agua

El hermano zorro sabe que va a salir muy mal parado.

Joel Chandler Harris, Uncle RemusLos zorros deca en ese momento Diente de Len mordisqueando una ramita de pimpinela y tendindose bajo el sol del atardecer, los zorros pueden causar muchos problemas si viven cerca de donde uno vive. Nosotros no hemos tenido ningn problema desde que estamos aqu, gracias a Frith, y espero que siga as.Pero tienen un olor muy fuerte dijo Pelucn, y adems, por muy astutos que sean, es fcil verlos por el color.Lo s. Pero es malo que un zorro se instale cerca de una madriguera, porque es difcil para los conejos permanecer todo el tiempo alerta. Y continu:

Dicen que, en una ocasin, en la madriguera de El-ahrairah tuvieron dificultades porque un zorro instal su guarida en las inmediaciones. En realidad eran una pareja. Estaban subiendo a su camada y, como necesitaban cazar para comer, la madriguera no tena un momento de paz. El problema no era que perdieran muchos conejos, aunque s perdieron algunos, sino la continua tensin y el miedo, que hicieron que en la madriguera los nimos decayeran rpidamente. Todos esperaban que El-ahrairah encontrara una solucin, pero l estaba tan perdido como los dems. Hablaba poco, y sus conejos suponan que era porque estaba dndole vueltas al asunto. Pero los das pasaban y la situacin no cambiaba. La ansiedad empezaba a inquietar a las hembras.

Una maana El-ahrairah desapareci. Ni siquiera Rabscuttle, el capitn de su Owsla, tena idea de adnde poda haber ido. Cuando vieron que pasaba un da, y despus otro, y que no regresaba, algunos empezaron a murmurar que los haba abandonado y se haba ido a buscar otra madriguera. Todos se sintieron abatidos, sobre todo ms tarde cuando, aquel mismo da, el zorro mat a otro conejo.

El-ahrairah haba estado errando casi en trance. Necesitaba tiempo y espacio para pensar. Necesitaba encontrar algo que le ayudara a solucionar el terrible problema de la madriguera.

Pas dos das por las afueras de una ciudad. No hubo nada que lo perturbara, pero su mente segua sin decidirse. Una tarde, cuando yaca medio dormido en una zanja, junto a un huerto, se sobresalt al or que algo se arrastraba cerca de l. Pero no era un enemigo, era Yona, el erizo, que buscaba comida. El-ahrairah lo salud amablemente y charlaron un rato.Es muy difcil encontrar babosas le dijo el erizo. Parece que cada vez hay menos, sobre todo en otoo. No s dnde se meten.Yo te lo dir le respondi El-ahrairah. Estn en los huertos de esta ciudad. Los huertos estn llenos de verduras y flores, y eso las atrae. Si quieres babosas, entra en los huertos de los humanos.Pero me matarn dijo Yona.No, al contrario. Ahora lo veo. Te recibirn con los brazos abiertos, porque saben que vienes a comerte las babosas. Harn lo que sea para que te quedes. Ya lo vers.

As es que Yona se introdujo en los huertos de los humanos y prosper, tal como haba dicho El-ahrairah. Y desde aquel da, los erizos han frecuentado los huertos y han sido bien recibidos por los hombres.

El-ahrairah sigui deambulando, con la mente enturbiada. Dej la ciudad y pronto se encontr en tierra de cultivos. Y haba all conejos. l no los conoca, pero ellos s saban quin era l y solicitaron su consejo.Mirad le dijo su conejo jefe, aqu hay un bonito campo de verduras. Pero el granjero sabe que somos muy listos, y por eso lo ha rodeado con un alambre, y lo ha enterrado tan hondo que no podemos llegar hasta l. Mirad todo el trabajo que han hecho nuestros mejores excavadores, y sin embargo no pueden llegar al fondo del alambre. Qu debemos hacer?No vale la pena seguir intentndolo dijo El-ahrairah. Sera una prdida de tiempo.

En ese momento una bandada de grajos lleg volando desde el cielo. Su jefe se pos junto a El-ahrairah y le habl.Vamos a caer sobre ese campo y lo haremos pedazos. Quin nos va a detener?El hombre os espera le dijo El-ahrairah. Est escondido entre los arbustos con su escopeta. Si entris ah os matar.

Pero el jefe de los grajos no le hizo caso y vol con su bandada sobre la alambrada. En cuanto entraron en el campo de verduras, dos escopetas empezaron a disparar, y no pudieron escapar sin perder antes a cuatro de los suyos. El-ahrairah aconsej a los conejos que no se metieran en aquel lugar y as lo hicieron.

Dicen que despus de esto El-ahrairah se alej ms y ms en su bsqueda, y all adonde iba, siempre daba buenos consejos y ayudaba a los pjaros y a los otros animales. En su camino encontr ratones, ratas de agua e incluso una nutria, que no le hizo dao. Pero segua sin encontrar la respuesta.

Por fin, un da lleg a una gran extensin de terreno comunal, donde el suelo de turba negra apareca cubierto durante kilmetros y kilmetros de brezo, enebros y abedules de los cnoes. En aquella zona pantanosa haba plantas que coman insectos y murajes de las marismas, y los culiblancos que revoloteaban de un lado a otro no le decan nada a El-ahrairah, porque no lo conocan. Pas por aquellos parajes como extranjero, hasta que al fin, agotado, se tumb en un lugar donde daba el sol, sin pararse a pensar que algn armio o alguna comadreja descarriados pudieran pasar por all.

Mientras dormitaba sinti la presencia de alguna criatura muy cerca de l, y al abrir los ojos vio que una serpiente lo observaba. No tuvo miedo de la serpiente, por supuesto; la salud y esper para ver qu le deca.Qu fro! dijo por fin la serpiente. Qu fro hace!

El da era clido y soleado y a El-ahrairah casi le sobraba la piel. Cautelosamente, alarg una pata y tante con ella el cuerpo de la serpiente. Realmente estaba muy fro. Reflexion sobre este hecho, pero no pudo encontrar ninguna explicacin.

Estuvieron tendidos sobre la hierba durante largo rato, hasta que El-ahrairah repar en algo que no se haba parado a pensar.Tu sangre no es como la nuestra le dijo a la serpiente. No tienes pulso, verdad?Qu es pulso?Ven y sentirs el mo.

La serpiente se peg a El-ahrairah y sinti cmo lata su corazn.se es el motivo de que ests fra. Tu sangre es fra. Serpiente, tienes que yacer bajo el sol todo el tiempo posible. Cuando no lo hagas, estars adormecida. Pero cuando ests bajo el sol, ste calentar tu sangre y te sentirs ms activa. sa es la respuesta a tu problema, el calor del sol.

Siguieron tendidos bajo el sol algunas horas ms, hasta que la serpiente empez a revivir y sinti ganas de cazar.Eres un buen amigo, El-ahrairah le dijo la serpiente. Haba odo antes que has ayudado a muchas criaturas con tu consejo. Quiero ofrecerte un regalo. Te dar el poder hipntico que tengo en mis ojos. Pero si alguna vez lo utilizas, ten cuidado, porque no dura mucho. Mrame fijamente!

El-ahrairah mir directamente a los ojos de la serpiente y sinti que su voluntad se esfumaba, no poda moverse. Al cabo, la serpiente apart la mirada.Ya est le dijo, as es que El-ahrairah se levant y se despidieron.

El-ahrairah emprendi el camino de regreso. Era larga la distancia que le separaba de su madriguera, y no fue sino hasta la tarde siguiente que la avist.

Segn se cuenta, para llegar a la madriguera, El-ahrairah deba cruzar un pequeo puente que pasaba sobre un arroyuelo. El-ahrairah se detuvo en el puente y esper, pues en su corazn saba lo que iba a suceder.

Poco despus, el zorro sali del bosque. El-ahrairah lo vio venir y su corazn titube, pero se qued donde estaba hasta que el zorro lleg junto a l y empez a relamerse.Un conejo! dijo el zorro. Por mi vida! Un conejo fresco y regordete. Qu suerte!

Y entonces El-ahrairah le dijo al zorro:Puede que huelas a zorro y que seas un zorro, pero yo puedo leer tu destino en el agua.Ja, ja! dijo el zorro, que puedes leer mi destino? Y qu es lo que ves en el agua, amigo mo? Conejos rollizos que corren por la hierba?No replic El-ahrairah, no son conejos lo que veo, sino rpidos sabuesos que siguen un rastro, y a mi enemigo que corre para salvar su vida.

Y con esto se volvi y mir al zorro fijamente a los ojos. El zorro lo mir tambin y se dio cuenta de que no poda apartar la mirada y fue como si empequeeciera y se encogiera ante l. A El-ahrairah, como en un sueo, le pareci que vea grandes perros que corran colina abajo, y hasta pudo or dbilmente sus ladridos.Vete! le susurr al zorro. Vete y no vuelvas jams!

El zorro, como hechizado, se levant y fue tambalendose hasta el borde del puente e intent saltar, pero cay. El-ahrairah lo vio flotar con la corriente. Consigui salir por la orilla ms alejada y se escabull entre los arbustos.

El-ahrairah, exhausto por el terrible encuentro, volvi a la madriguera, donde todos sus conejos se alegraron de verle. El zorro y su hembra desaparecieron, y seguramente explicaron lo sucedido, porque nunca vino ningn otro zorro a ocupar su sitio y la madriguera tuvo por fin paz, igual que nosotros, loado sea Frith.

5

El agujero en el cielo

Entonces l les responder: Verdaderamente os digo, de

la misma manera que lo habis hecho al ms

pequeo de ellos, me lo habis hecho a m.St. Matthews Gospel, 25: 45

Nuestras virtudes son las mismas horribles virtudes

de una herida que sangra y encuentra alivio

en la maldad.

Roy Fuller, Autumm 1942Dicen que El-ahrairah sola visitar otras madrigueras. Se quedaba unos das con el conejo jefe y con la Owsla y les daba consejo sobre los problemas que pudieran tener. Incluso los conejos ms ancianos y experimentados le respetaban y aceptaban gustosos su consejo. No era conejo al que le gustara hablar de s mismo, al contrario, era un oyente comprensivo, y siempre estaba dispuesto a escuchar las dificultades y las aventuras de los dems y a elogiar a quien lo mereciera. Muchas veces he deseado que viniera por aqu, y creo que deberamos estar alerta, pues dicen que no siempre es fcil reconocerlo. Como veris, tiene buenas razones para obrar as.

Dicen que haba en otro tiempo una madriguera llamada Parda-rail, y que sus conejos se crean los mejores del mundo. Para ellos, no haba nadie tan pulcro, tan osado y tan veloz como los conejos de Parda-rail. Y en cuanto a los extranjeros, bueno, se necesitaba poco menos que una recomendacin personal del mismsimo prncipe Arco Iris para entrar all. El conejo jefe se llamaba Henthred y, para hablar con l, tenas que ser presentado por un miembro de la Owsla. Su compaera, Anflellen, oh!, era un sueo, hasta que la conocas lo bastante para saber que careca prcticamente de todas las cualidades de un conejo honesto y que eran otros los que hacan todo el trabajo por ella.

Bien, pues una tarde, Hallion y Thyken, dos conejos de aquella insigne madriguera, volvan a casa despus de un asalto triunfal al huerto de una casa bastante alejada cuando, en las proximidades de Parda-rail, se encontraron con un conejo. Era un hlessi, eso saltaba a la vista, un vagabundo. Estaba tendido de costado bajo un espino, respiraba agitadamente y pareca bastante maltrecho. Tena una oreja desgarrada que sangraba, sus patas delanteras estaban cubiertas de barro seco y haba perdido la mitad del pelo de la cabeza. Al orlos acercarse, el conejo intent incorporarse, pero, despus de dos intentos fallidos, se dej caer donde estaba. Se detuvieron para mirarlo y asegurarse de que no era de Parda-rail y, cuando lo estaban olfateando, el conejo le dijo a Hallion:Seor, me temo que no estoy en buena forma. Estoy agotado y no puedo correr. S que si me quedo aqu, tarde o temprano me encontrar alguno de los Mil. Podis darme cobijo en vuestra madriguera por esta noche?Que te demos cobijo?! respondi Hallion. A un conejo sucio y repugnante como t?! Por qu...?Ah, pero es un conejo? intervino Thyken. Nunca lo hubiera dicho.Mejor ser que te largues de aqu prosigui Hallion. No queremos que ronden por Parda-rail tipos como t. Alguien podra pensar que eres de los nuestros.

El hlessi les suplic desesperado que le permitieran refugiarse en su madriguera, slo eso podra salvarle. Pero ninguno de ellos quiso ayudarle, pues decan que un sucio vagabundo como l manchara el buen nombre de Parda-rail. Lo dejaron all, suplicndoles, y volvieron a su casa sin darle mayor importancia.

Dos o tres das ms tarde, El-ahrairah pas por la madriguera, como tena por costumbre hacer durante los largos das del verano. Henthred lo recibi respetuosamente, con la esperanza de que se quedara con ellos varios das y disfrutara del trbol, pues ya haba empezado la temporada. El-ahrairah acept la invitacin y dijo que le gustara ver a los Owsla, a los que no haba visto desde haca tiempo.

Todos se presentaron orgullosos ante l, con sus pieles impecables y las colas blancas relucientes. El-ahrairah elogi su apariencia y le dijo a Henthred que formaban un grupo excelente. Entonces, quiso dirigirse a ellos, y los fue observando uno a uno.Sois los conejos ms hermosos que he visto en mi vida. Y estoy seguro de que vuestros corazones y vuestros espritus son tan hermosos como vuestra apariencia. Por ejemplo dijo, dirigindose a un conejo grande que llevaba por nombre Frezail, qu haras t si una tarde volvieras a casa y te encontraras por el camino a un hlessi herido que te suplicara que lo llevaras a tu madriguera y le dieras cobijo?Le ayudara, por supuesto replic Frezail, y permitira que se quedara con nosotros tanto como quisiera.Y t? pregunt El-ahrairah al siguiente conejo.Le ayudara, seor.

Y lo mismo dijeron todos los dems.

Entonces, ante sus propios ojos, El-ahrairah empez a transformarse en el lastimoso hlessi que Hallion y Thyken haban encontrado unas noches antes. Se tendi de costado y mir a Hallion y a Thyken.Y vosotros? pregunt, pero ellos no respondieron, y se limitaron a mirarlo consternados.No me reconocisteis? inquiri.

El resto de los Owsla no dejaban de mirarlos a los tres. No comprendan qu estaba pasando, pero imaginaban que algo malo haba sucedido entre El-ahrairah y aquellos dos.No parecais vos balbuce Thyken por fin. Cmo bamos a imaginar...?Cmo ibais a imaginar que era un conejo? Es eso? pregunt. Estis seguros ahora?

Entonces, antes de volver a recobrar su aspecto normal, hizo que todos se acercaran y lo miraran bien, Para asegurarnos de que la prxima vez me reconocen. Hallion y Thyken pensaban que El-ahrairah los castigara de alguna forma, pero lo nico que hizo fue explicarle a Henthred, delante de todos, lo que haba sucedido la tarde que lo encontraron bajo el espino. En su corazn todos saban que no hubieran obrado de modo diferente y nadie dijo una palabra; nadie excepto Henthred y un anciano conejo de pelaje grisceo, que le fue presentado como Themmeron, el ms anciano de la madriguera.Todo lo que puedo decir, mi seor dijo Themmeron con voz trmula, es que, si yo os hubiera visto aquella tarde, hubiera sabido que no erais lo que parecais, aunque ignoro si hubiera adivinado que erais nuestro prncipe de los Mil enemigos o no. Pero hubiera sabido ver que estabais disfrazado.Cmo? inquiri El-ahrairah algo molesto, pues estaba convencido de que no haba conejo que pudiera parecer ms lastimero de lo que l lo haba hecho.Pues porque hubiera notado que no tenais el aspecto de un conejo que ha visto el agujero en el cielo, mi seor. Ni lo tenis ahora.El agujero en el cielo? pregunt. Y eso qu es?No puedo decirlo replic Themmeron. No puedo decirlo. Y no es mi intencin ofenderos, mi seor...Oh, eso no importa. Slo quiero saber qu significa eso del agujero en el cielo. Cmo es posible que haya un agujero en el cielo?

Pero el viejo conejo actu como si l no hubiera dicho nada de aquello. Asinti con la cabeza mirando a El-ahrairah, se dio la vuelta y se alej cojeando lentamente.Normalmente lo dejamos tranquilo, seor dijo Henthred. Es bastante inofensivo, aunque a veces me pregunto si sabe distinguir la noche del da. Dicen que en sus tiempos era todo un caballero en la Owsla.Pero qu significaba eso del agujero en el cielo?Si vos no lo sabis, seor, lo que est claro es que yo tampoco replic Henthred, a quien le haba irritado enormemente que hiciera quedar a dos de sus Owsla como unos desalmados.

El-ahrairah no volvi a mencionar el incidente. Se qued con ellos dos o tres das ms y se comport como si nada hubiera ocurrido, y cuando parti, dese a la madriguera buena suerte y prosperidad, como siempre haca.

El-ahrairah no dejaba de pensar en lo que haba dicho Themmeron. All adonde iba, preguntaba a los otros conejos qu podan decirle sobre el agujero en el cielo. Pero nadie saba nada. Al cabo, se dio cuenta de que empezaban a considerar un poco estrambtica esa preocupacin suya, de modo que dej de preguntar. Sin embargo, para sus adentros, no dejaba de pensar en ello. Qu haba querido decir el viejo Themmeron? Y lleg a la conclusin de que, a pesar de ser el Prncipe de los Conejos, se estaba perdiendo algo, algo esplndido y gratificante, alguna suerte de secreto. Sin duda, algunos a los que haba preguntado lo saban perfectamente, pero no pensaban decrselo. Deba de ser extraordinario el agujero en el cielo. Si pudiera encontrarlo y conseguir, de alguna forma, pasar al otro lado, seguro que encontrara all mil maravillas. No se dara por satisfecho hasta que lo encontrara.

Bien. Como todos sabis, los viajes de El-ahrairah lo llevan mucho ms lejos que a cualquier conejo normal, como nosotros, por ejemplo, que nos contentamos con los campos verdes, los sacos o los helechos y la aulaga. Pero l estaba acostumbrado a las altas colinas y los bosques profundos, y poda atravesar un ro a nado con tanta facilidad como una rata de agua. Y como e