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Kisses and

Lies

Scarlet Wakefield

Book Two

Lauren Henderson

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auren Henderson nació en Londres y vivió en

la Toscana y Manhattan, antes de regresar a

Londres para establecerse con su marido y

dos gatos gordos.

Ha escrito siete libros en la serie de misterio Sam

Jones, que ha sido una opción para una serie de

televisión americana, muchas historias cortas y tres

comedias románticas.

Sus citas guiadas de no ficción, Jane Austen´s

Guide to Dating, ha sido mencionada como una

opción para un film futuro del escritor detrás de

Ten Things I Hate About You y Ella Enchanted.

L

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4

Los libros de Lauren han sido traducidos en más de

veinte idiomas. Con Stella Duffy, edito una antología

de mujeres-con mal comportamiento-e historias de

crímenes, Tart Noir.

Lauren se ha descrito como la Dorothy Parker y la

Betty Boop de la novela criminal. Sus intereses

incluyen clases en trapecio, gimnasia y comer

hidratos de carbono complejos.

Su página Web-site es: www.tartcity.com

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La traducción de este libro es un proyecto del Foro My Adición Perfecta. No es, ni pretende ser o sustituir al original y no tiene ninguna relación con la editorial oficial. Ningún colaborador: Traductor, Corrector, Recopilador, Diseñador— ha recibido retribución material por su trabajo. Ningún miembro de este foro es remunerado por estas producciones y se prohíbe estrictamente a todo usuario del foro el uso de dichas producciones con fines lucrativos. My Adicción Perfecta anima a los lectores que quieran disfrutar de esta traducción a adquirir el libro original y confía, basándose en experiencias anteriores, en que no se restarán ventas al autor, sino que aumentará el disfrute de los lectores que hayan comprado el libro. My Adicción Perfecta realiza estas traducciones, porque determinados libros no salen en español y quiere incentivar a los lectores a leer libros que las editoriales no han publicado. Aun así, impulsa a dichos lectores a adquirir los libros una vez que las editoriales los han publicado. En ningún momento se intenta entorpecer el trabajo de la editorial, sino que el trabajo se realiza de fans a fans, pura y exclusivamente por amor a la lectura.

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Portada ……………………………………1

Título…………………………………………2

Acerca del autor………………..….3

Aclaración………………………….……5

Índice………………………………….……6

Capítulo 1………………………………..7

Capítulo 2………………………………20

Capítulo 3………………………………30

Capítulo 4……………………………...45

Capítulo 5………………………………56

Capítulo 6………………………………72

Capítulo 7………………………………82

Capítulo 8………………………………93

Capítulo 9………………………….…106

Capítulo 10………………………….121

Capítulo 11……………………….…126

2 parte-Escocia…………….……133

Capítulo 12………………………….134

Capítulo 13………………………….147

Capítulo 14……………………….…155

Capítulo 15……………………….…172

Capítulo 16……………………….…178

Capítulo 17………………………….187

Capítulo 18………………………….204

Capítulo 19…………………………..217

Capítulo 20…………………………..229

Capítulo 21…………………………..240

Capítulo 22…………………………..254

Capítulo 23…………………………..262

A. del próximo libro…………...275

Staff……………………………………….277

Página del foro…………………..278

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Traducido por Serenity953 Corregido por Anaizher

uéstrame algo! –dice Dan.

Se está riendo y sus ojos brillan de

excitación. Nunca antes había visto a

alguien tan hermoso. Podría mirarlo todo el día. Pero en cambio lo

beso. Por un instante todo es perfecto. Sus labios son tan suaves que

podría fundirme en ellos, siento el peso de sus brazos alrededor de

mis hombros. Mi primer beso. Nunca he estado tan cerca de un chico

en la vida. Mi mente alucina con las sensaciones, el sabor del

champán en la boca, el olor a jabón de limón, el almizcle de su piel…

me pongo a temblar de pies a cabeza. Mis piernas se debilitan como si

estuviera a punto de perder el sentido.

De pronto él ya no está.

Me tropiezo. Caigo y sigo cayendo. Sé cómo caer por la gimnasia pero

esto es diferente, estoy totalmente fuera de control, agitada y

temblando. Recorro kilómetros hacia abajo a través de un profundo

agujero, como Alicia en el País de las Maravillas. A mi alrededor la

piedra es fría y sopla un aire helado; hay un profundo sentimiento de

pérdida latiendo justo donde estuvo el calor del cuerpo de Dan. Ahora

estoy sola.

Caigo con un ruido sordo, el golpe me aplasta y me saca el aire. Es

tan grande mi dolor que grito. Entonces veo donde he aterrizado y

grito aún más fuerte. Es Dan. Está tirado debajo de mí y está frío

como una piedra.

Está muerto.

Mi beso lo mató.

Y la policía está golpeando la puerta para arrestarme.

– ¡M

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– ¡Scarlett! ¡Scarlett!

Me despierto gritando, pero no sé lo que estoy diciendo.

– ¡Scarlett!

Mi tía Gwen, está golpeando la puerta. – ¡Estás gritando otra vez!

¡Despierta!

Tía Gwen acciona la cerradura y no está con seguro. Un error de mi

parte. Entra como una tromba en mi habitación. La oigo antes de

verla, no puedo abrir los ojos porque los siento pesados de sueño. Los

froto para poder abrirlos pero es difícil, todavía estoy aturdida por la

pesadilla.

Cuando logro abrirlos tengo que parpadear varias veces. Si tía Gwen

es un espectáculo aterrador de día, por la noche es como el monstruo

de un cuento de niños. El pelo levantado en picos como un puffball1,

la frente con verrugas, los ojos llorosos… Uf, acabo de salir de una

pesadilla y no quiero terminar deslizándome en otra.

–Scarlett –me grita aunque no lo necesita ya que está sobre mi cama.

– ¡Estabas gritando en sueños!

–Tenía una pesadilla tía Gwen –le digo todavía pestañeando. – Lo

siento si te desperté.

– ¡Tengo un día muy ocupado mañana! ¡Tengo que ser la vigilante de

las pruebas de geografía de cuarto!ーSólo la tía Gwen utilizaría una

palabra como vigilante a las (entrecierro los ojos para enfocar el reloj)

4:30 de la mañana.

–Ya te dije que lo siento –repito– no puedo evitar una pesadilla.

Ella resopló con incredulidad. Es un famoso ruido de la tía Gwen, he

escuchado a los estudiantes imitándola en los pasillos. No quería

ganarme un mal punto.

1 Puffball es un hongo blanco y liso con unos pelillos delgados que crecen desordenados y se alargan

hacia cualquier dirección. Están esparcidos por toda la cabeza del hongo.

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–No puedo controlarlo –protesto– créeme, no puedo.

Tía Gwen sabe lo que pasó este verano. Sabe que un chico que me

estaba besando cayó muerto a mis pies.

¿Cómo puede esperar que deje eso de lado, como si nunca hubiera

sucedido?

Tía Gwen vuelve a resoplar, ahora más fuerte. A ella no le preocupa lo

que me pasó. Lo que quiere es dormir. Y me odia. Pero está bien, yo

también la odio.

–Esto tiene que detenerse –dijo refunfuñando en voz alta. – Ya he

tenido suficiente ¿me oyes?

Se da la vuelta y sale del cuarto. Oigo sus zapatillas arrastrándose por

el pasillo y un momento después la puerta de su dormitorio se cierra

de golpe. Esto tiene que parar. Es la única cosa en la que estoy de

acuerdo con tía Gwen. Simplemente no sé cómo hacerlo.

* –Es muy raro que comiences a tener esos sueños ahora –dijo Taylor

abriendo la pesada puerta de cristal de la cafetería con la facilidad de

una chica que hace cincuenta flexiones antes del desayuno. Entro y

me sigue, manteniendo la puerta abierta hasta que la persona detrás

de ella, un hombre con traje, la relevara de su tarea. Pero él no dijo

gracias. Taylor rápidamente soltó la puerta y ésta se regresó de golpe

sobre el señor del traje.

—De nada— le dijo.

Él estaba rojo como un tomate y a punto de perder el equilibrio

mientras luchaba con la puerta y para completar su humillación

ambas reímos mientras caminábamos hacia el mostrador.

–Creo que estoy soñando con Dan, porque ahora puedo hacerlo –le

digo– ¿Eso tiene algún sentido para ti?

–Mm, mmm. –Niega con la cabeza.

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–Lo que quiero decir, es que antes pensaba que lo había matado yo

¿verdad? pero ahora sé que no es mi culpa que él haya muerto; tal

vez ahora me siento libre de soñar con él –trato de explicar.

Taylor, que por lo general no hace ningún tipo de exploración

psicológica profunda (ella es una chica de acción de principio a fin), se

ve como si de verdad estuviera pensando en esa teoría. Las oscuras

cejas pobladas se unen sobre sus ojos verdes en un gesto de

concentración y luego niega con la cabeza, haciendo que el corto

cabello oscuro parezca aún más salvaje, un gesto que hace

inconscientemente cuando está pensando.

–Fue una tremenda jugada –admite– un hombre cayendo muerto a tus

pies. Supongo que lo raro es que nunca antes soñaras con él.

– ¡Exactamente! Pero ahora si puedo.

En el cristal de espejos al fondo del mostrador veo al hombre del traje

de pie en la cola, detrás de nosotras. Nos mira horrorizado y se aleja

un poco. No puedo culparlo. No es exactamente el tipo de

conversación que esperas escuchar en Latte—Licious de dos chicas de

dieciséis años de edad ¿cierto?

Muerte, pesadilla, culpa y ¿delito?

Especialmente cuando una de ellas acaba de demostrar lo fuerte que

es. Más que tú. Taylor es una nadadora, naturalmente de hombros

anchos y todo el trabajo en la parte superior de su cuerpo hace que se

vea bastante intimidante y remata con los mechones de pelo que le

dan un aspecto más allá del deportivo. Yo hice gimnasia durante

años, así que estoy en buena forma también, pero por desgracia, no

me especializo en intimidar a la gente; soy curvilínea natural, con una

capa de grasa que Taylor no tiene. Esperarías de Taylor que pudiese

levantar su propio peso, pero te sorprenderías si yo lo hiciera, aunque

en realidad si puedo y fácilmente. Así que hacemos un equipo

bastante bueno, supongo. Taylor es el músculo obvio. De mi piensan

que lloraré por clavarme una astilla en la uña.

Me miro brevemente en el espejo. Me he esforzado hoy para nuestra

reunión, tengo rímel en las pestañas que resalta mis ojos azules y un

brillo de labios; me he puesto unos pendientes grandes de plata y

acomodé el pelo corto y oscuro de forma que me veo mayor de lo que

soy. Llevo una sudadera de cuello en V de cachemira delgada con

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capucha de color rosa (el corte favorece mis pechos) y jeans ajustados

metidos en unas botas de cuero que hacen lucir mis piernas.

Me siento un poco cohibida porque la gente me está mirando, pero es

lo que pasa cuando te exhibes. No me he vestido muy arreglada

debido a que la última vez que lo hice pasaron cosas muy malas.

Me quedo en silencio mientras esperamos nuestro turno para ordenar

pensando en cómo mi vida ha cambiado en los últimos seis meses.

Hace seis meses yo estaba en una escuela diferente, St. Tabby, la que

está de moda, la escuela de niñas todo—inteligencia de Londres,

aunque mis dos mejores amigas y yo éramos probablemente las más

aburridas y fuera de moda de toda la escuela.

Hasta que Plum Saybourne, la princesa regente del St. Tabby me

invitó a una fiesta. Pensé que por fin había sido elegida y apreciada

como un ser especial. Pensé que Plum había visto que yo era lo

suficientemente bonita para unirme a su selecta corte de brillantes y

ricas aspirantes—a—Plum. Abandoné a mis dos mejores amigas para

unirme a la corte—Plum.

¡Qué tonta fui! Resultó que sólo había sido invitada por un chico de su

grupo al que yo le gustaba. Era su mejor apuesta para la fiesta.

Pero ahí estaba Dan McAndrew, el chico más guapo de la zona oeste

de Londres, capitán del equipo de cricket y delantero del equipo de

fútbol de su escuela, deslumbrante como el vocalista de la banda por

el que todas las chicas enloquecen y se aplastan unas a otras. Me

sirvió una copa de champán y me pidió que fuera a la terraza con él.

Yo estaba locamente enamorada de Dan McAndrew, desde que lo vi

por primera vez. Por supuesto. Nos sentamos en un banco, hablamos

y bebimos champán. Me pidió que le mostrara un poco de la gimnasia

que hacía, y me moví por toda la terraza ejecutando varios

movimientos y caminando con las manos, exhibiéndome a conciencia

para gustarle. Y funcionó. Porque él me besó.

Es la cosa más hermosa que me ha sucedido. Y la más terrible. De

pronto empezó a jadear en busca de aire y se desplomó en mis brazos.

Y murió. Una reacción alérgica. Las personas que padecen esta

enfermedad suelen llevar EpiPen, una especie de inyección para casos

de emergencia y si él la hubiera tenido encima se habría salvado. Pero

no la tenía.

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Me culparon de su muerte aunque nadie supo cómo murió.

Me expulsaron de St. Tabby; la muerte de Dan estaba en todos los

periódicos y la directora odiaba a todos los periodistas que se

congregaban alrededor del edificio tomando fotografías de los

alumnos. Me enviaron de vuelta a la escuela donde estuvo mi abuela y

a nuestra casa de campo a las afueras de Londres. Wakefield Hall. Es

una prisión de mínima seguridad para niñas empollonas. Tengo que

vivir con mi tía Gwen que, como se ha visto, odia mis tripas.

Fue el peor momento de mi vida. Incluso peor que la muerte de mis

padres, puesto que no tengo muchos recuerdos de eso mientras que

tenía muy presente cada cosa acerca de Dan, de su muerte y lo que

sucedió después. No puedo olvidar.

Y entonces conocí a Taylor y comenzamos a investigar cómo murió

Dan realmente. Me colé en el apartamento de la chica que había

hecho la fiesta, Nadia Farouk y llegué a la conclusión de que alguien

había puesto aceite de cacahuate en las papas fritas que yo había

comido esa noche y cuando Dan me besó lo tomó de mis labios, lo que

provocó su violenta reacción alérgica. Alguien trató de envenenarlo y

terminé siendo el arma mortal.

Eso no me sentó bien. En el apartamento de Nadia leí su diario (no sé

por qué exactamente, solo fue algo que se me ocurrió pues habiendo

un asesinato de por medio se justifica la lectura de diarios) y ella

puso que vio el EpiPen de Dan, en el bolso de Plum la noche de la

fiesta. Eso significaba que Plum tenía que estar involucrada de alguna

manera en el complot para matar a Dan.

Taylor y yo lo hablamos y decidimos que necesitábamos la ayuda de

Nadia. Así que aquí estamos, tendiéndole una emboscada. Cuando se

crea una emboscada, se necesita un cebo. Miro mi reloj para

asegurarme de que el cebo no tarda en llegar.

–Todavía es temprano –dice Taylor al ver mi gesto–. Ella va a llegar.

– ¿Estás segura?

–Oh sí. Ella nos tiene más miedo a nosotras que a ellos.

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–A veces parece… no lo sé, como si estuvieras en la CIA o algo así –

comento. Taylor sonríe.

–Gracias –dice. Y a la chica de detrás del mostrador– Dos cafés con

leche, leche descremada y poca espuma.

– ¿Disculpa…? –pregunta la pobre empleada de Latte—Licious

desconcertada. Es pelirroja, con un montón de pecas y una bonita

sonrisa que se desvaneció cuando Taylor comenzó a pedir su orden.

Se olvida que ahora vive en Inglaterra.

–Dos cafés con leche, por favor –remarcó hablando despacio– con

leche descremada si la tienes y poca espuma. Sí, creo que así está

bien.

–Ah claro, no hay problema –dice la chica sonriendo con alivio a

alguien que habla inglés como ella, pero de algún lugar de Nueva York

en Estados Unidos.

–Sigo recordándote –le digo a Taylor– que cuando intentas acelerar las

cosas ordenando súper rápido al estilo Nueva York, no haces más que

retrasar las cosas. Nadie entiende una palabra de lo que dices y tienes

que intercalar un montón de —por favor— y de —si no es molestia— y

cosas por el estilo para que te entiendan.

Taylor arruga la nariz haciendo una mueca.

–Los británicos son muy lentos –dice enojada.

Tomamos nuestros Lattes y encontramos una mesa escondida en la

parte más alejada, una mesa discreta, invisible detrás de la curva de

la barra y donde nadie podía vernos a menos que se pasearan por

todo el café buscando a alguien. Diez minutos más tarde entra el

cebo. Podemos verla porque estamos sentadas en un ángulo que nos

permite ver la entrada desde los espejos que están por todas las

paredes y era una de las razones por las que elegimos este lugar.

Taylor dice que la CIA lo clasificaría como lugar para citas.

El cebo se acerca a la barra, pide un café y cuando se lo dan se queda

mirando sin esperanza, como si estuviera esperando que alguien le

dijera qué hacer.

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Y resume bastante bien lo que es Lizzie. Está en nuestra clase y no se

necesitan más de diez minutos para saber que es de esas chicas que

espera que otras personas le digan qué hacer. Si le dices que salte ella

ni siquiera pregunta qué tan alto. Lo hace. Luego probablemente se

queje de que su peinado se deshizo y de lo difícil que fue para sus

talones, pero antes de colgar por ahí su bolso Pucci, lo estaría

haciendo de nuevo.

Taylor comienza a levantarse pero yo me muevo más rápido. En el

estado de ánimo en que se encuentra va a asustar tanto a Lizzie, que

la pobre muchacha se disolverá en un charco de lágrimas sobre el

piso de la cafetería. Empujé hacia atrás la silla y fui a alcanzar a

Lizzie.

–Hola –le dije. Ella salta aunque nadie se lo pide.

–Estoy aquí –dice nerviosamente.

–Genial –le digo alentándola.

– ¿Dónde estabas? Te busqué y no te vi.

–Estamos escondidas por aquí –le digo llevándola a la sección que

Taylor y yo escogimos y sentándola en una mesa detrás de la

columna, de modo que una vez que Nadia se sentara en el lugar

vacante, estaría rodeada y no podría escapar. Hicimos un

reconocimiento preliminar del lugar la semana pasada, el escrutinio

tenía como objetivo asegurarse de que era un buen lugar para este

encuentro crucial. Es una cafetería grande y concurrida en Victoria,

cerca de una gran estación de trenes y autobuses, con mucha gente

entrando y saliendo y más durante una tarde de sábado; de manera

que siempre teníamos opción de mesas libres. Y ésta que conseguimos

me pareció una excelente opción. Nadia no escaparía.

Lizzi se sienta nerviosa y fija la vista en mí. Como de costumbre está

muy arreglada, los ojos cuidadosamente delineados, el pelo recién

teñido de rubio y un delicioso aroma a perfume caro. A primera vista

parece estar a la mitad de los veinte, pero si miras más de cerca notas

que es de mi edad o la de Taylor, solo que con más maquillaje en la

cara del que me he puesto en toda mi vida (ni siquiera estoy contando

a Taylor.

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¡Me rompería el brazo antes de permitir que me acerque con un

aplicador de rímel!). Es el estilo del círculo de Plum donde todas se

arreglan mucho. A pesar de que va a Wakefield Hall, Lizzie se junta

con el grupo todo—inteligencia de St. Tabby, debido al hecho de que

su padre tiene grandes bolsas de dinero y Lizzie mucha ambición

social. Pero ella, como en todo lo demás, se esfuerza tanto que

exagera. El resultado es que la miran para abajo.

¿Quién puede respetar a alguien que se esfuerza con tantas ganas?

Lizzie descubre algo mirando sobre mi hombro y jadea.

– ¡Es ella! –Exclama– ¡Es Nadia!

Yo agacho la cabeza inmediatamente con la esperanza de que al estar

dando la espalda a la puerta, Nadia no me reconozca. Escaneo el

lugar. Me deslizo en el asiento opuesto a Taylor, que asiente con la

cabeza confirmando que Nadia llegó. A pesar de la calma, Taylor se

remueve un poco. Ha visto a Nadia sólo una vez en una operación de

vigilancia a través de Knightsbridge, pero no de cerca.

–Wow, se ve como una modelo. . . –Y suspira casi con nostalgia.

Yo eché un vistazo al espejo de la pared. Wow, de verdad. Hace mucho

tiempo que no veía a una chica de nuestro ambiente con esa pinta

(niñas de salón, ropa favorecedora que no estorba a las rodillas debajo

de los escritorios o a los codos sobre las pilas de libros o, en otras

palabras, nuestros jeans desaliñados con suéter). Había un mundo de

diferencia entre nuestros jeans y los delgados pantalones recortados

de Nadia, botas de ante hasta el tobillo y capas semitransparentes de

suéteres negros muy artísticos que cuelgan con elegancia de sus

piernas delgadas color marrón pálido. Su pelo brillante y oscuro se

mece sutilmente mientras camina. Nadia es tan pulida y brillante

como un Ferrari y mantener su apariencia cuesta probablemente lo

mismo.

Mira a su alrededor, ve a Lizzie y cruza el salón hacia ella. Sacando

una silla se sentó en la mesa.

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Miro a Taylor, pero ella levanta la mano diciéndome que no sea

impaciente. Vemos como Nadia pone su bolsa sobre la mesa mientras

se acomoda en el asiento y cruza las piernas con un brazo sobre el

respaldo de la silla. Mira con altivez por todo el salón como si le

perteneciera la cadena entera de cafeterías.

No es que me impresione la forma en que lo hace. La actitud de Lizzie

es de extrema incomodidad, está jugueteando como loca con la

cuchara de café con la cabeza metida en la taza. Si Nadia se molestara

en leer las señales que Lizzie le estaba enviando con tanta claridad, se

daría cuenta inmediatamente de que algo estaba pasando.

Pero Nadia tiene la tendencia a ignorar aquello que ella cree, no le

afecta directamente. Lo que quiere decir que tal vez fue innecesario

que Taylor y yo tomáramos tantas precauciones. Nos deslizamos fuera

de nuestras sillas dejando nuestros cafés a medio tomar y nos

separamos para cruzar la estancia hacia nuestro objetivo, cada una

tomando diferente camino para pasar desapercibidas.

Taylor llega primero a la mesa y se sienta tomando una silla junto a

Nadia encajonándola entre ella y Lizzie. Nadia se vuelve a mirarla

claramente impresionada de que alguien se atreva a sentarse a su

lado sin ser invitado. Sus hermosos y brillantes labios se abren,

obviamente para dar a Taylor una severa reprimenda, entonces me

siento frente a ella y se congela con la boca abierta.

– ¿Scarlett? ¿Qué estás haciendo aquí? –dice completamente

sorprendida de verme. Y me parece ver algo más en sus ojos oscuros.

Creo que es culpa.

–Tenemos que hablar sobre tu nota no tan anónima –le digo

inclinándome para mirarla de cerca. Sus ojos vacilan. Sé que tengo

razón, es culpa. Ella sabe que yo no tuve nada que ver con la muerte

de Dan y nunca le dijo a nadie lo que había visto aquella noche, el

EpiPen en el bolso de Plum.

Nadia toma su bolso y comienza a pararse pero Taylor la empuja

hacia abajo poniendo una mano sobre su hombro. Nadia mira a

Taylor indignada.

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– ¿Quién eres tú? ¿Cómo te atreves a tocarme? –sisea furiosa entre

dientes. No quería hacer una escena.

–Te vas a sentar aquí y vas a escuchar lo que Scarlett tiene que decir –

contesta Taylor con voz plana y sin inflexiones. Sonaba aterrador.

Nadia entrecierra sus ojos.

– ¡Tú! –Sisea mirando a Lizzie. – Tú me dijiste que tenías un secreto

sobre Plum que querías decirme. ¡Me tendiste una trampa!—Lizzie

hace una mueca de dolor.

–Me obligaron Nadia –dijo gimiendo– ¡Ellas me obligaron! ¡Yo no

quería!

Echo un vistazo a Lizzie para comprobar cómo la estaba llevando. Sus

ojos entornados en un gesto que remarca el delineador y el rímel, son

como dardos que apuntan de Nadia a mí. Puedo decir que no sabe de

qué lado ponerse y está tan confusa que tiene todos los síntomas de

alguien que está a punto de llorar: la boca fruncida, las mejillas

ruborizadas y los ojos inundados de agua.

Malo, malo, malo. La última cosa que necesitamos es a Lizzie

lanzándose a una escena que nos desvíe, posiblemente con resultados

fatales, de conseguir la información que tiene Nadia. Tomo una rápida

decisión y le hablo con simpatía.

–Lizzie ¿Por qué no te vas? Te ves muy molesta.

–Me siento atrapada en el medio. –Lizzie solloza agarrando su bolso.

Mira a Nadia para comprobar si está de acuerdo en que se vaya. Ella

simplemente se encoge de hombros, me queda claro que no siente la

necesidad de su apoyo. Agradecida, Lizzie salta de la silla y sale

corriendo realmente abrumada.

Wow, de verdad no le gustan los conflictos.

No tiene ni idea de que tengo conexión con la muerte de Dan. Desde

luego no se lo he dicho, pero me pregunto si Plum y Nadia sí la tienen.

He hablado con ella en la escuela y estoy segura de que es totalmente

inocente, no sabe que yo soy La Chica Del Beso De La Muerte.

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No creo tampoco que Plum y Nadia hablen con ella en lo absoluto:

simplemente la usan por sus tarjetas de crédito platino y el hecho de

que su padre es dueño de un montón de restaurantes y clubes de

moda. Y en todo este tiempo desde que la conozco, nunca ha tenido

nada en las manos más allá de las páginas de moda del periódico o

una revista de lo mismo. Por sus pláticas, es obvio que utiliza la

televisión y el Internet para ver sus programas favoritos de América,

todo sobre chismes y elegancia. No creo que sepa ni siquiera de que se

trata la noticia. No me extraña que nunca haya relacionado mi salida

de St. Tabby con la misteriosa muerte de Dan.

Cuando Lizzie sale, Nadia empuja la silla y se pone de pie, otra vez.

–Me voy también y mejor que no me detengan –amenaza. – No tengo

ningún interés en nada de lo que tengas que decir. Sobre todo porque

me tienes aquí bajo falsas pretensiones. —Esta vez Taylor no la toca.

Simplemente la mira y habla en voz baja.

– ¿Ah sí? Trata de salir de aquí y vamos a llamar a la policía para

decirle que tú sabes que la muerte de Dan fue un asesinato. —Puse

mi teléfono sobre la mesa.

–Tengo el número del inspector que me interrogó aquí –le miento.

Nadia se hubiera quedado blanca si no tuviera piel aceitunada. En vez

de eso la sangre huyó de sus mejillas, bajo el labial cuidadosamente

aplicado, la veo palidecer. Se sienta muy despacio, como mi abuela

cuando se resentía por la edad.

–No sé de qué estás hablando –murmura, pero está claro que puso en

marcha su sistema automático de negación. No hay convicción en su

voz.

–Oh si, si sabes. –Me inclino sobre la mesa y le clavo una mirada

dura. No puedo creer que esté haciendo esto: estoy intimidando a

Nadia Farouk. En el tiempo que estuve en St. Tabby, era ella la que

podía intimidarme con una sola mirada desdeñosa. Pero lo hago. Está

funcionando.

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–Yo… –Nadia comienza, luego su voz se apaga y baja la vista a las

manos que se mueven nerviosas sobre la mesa. Juega con sus

pulseras (de oro, como las que llevan todas las niñas del Medio

Oriente), el metal amarillo contrasta sobre su piel cappuccino.

Taylor comienza a decir algo pero levanto una mano y milagrosamente

ella se calla. Esta es mi batalla. Tengo que luchar por mí misma, no

siempre contaré con Taylor para ser mi músculo. Sin importar lo bien

que juegue el papel.

–Tienes quince segundos para empezar a hablar –le digo tratando de

alcanzar mi teléfono– después de los cuáles estaré marcando al

inspector. La miré fijamente de nuevo.

–Y no trates de mentir –agrego– sabemos que viste el EpiPen de Dan,

en el bolso de Plum la noche de la fiesta.

El silencio cae.

Nadia se ve completamente sorprendida por un momento pero luego

suspira, un suspiro largo y profundo, como si quisiera sacar un peso

de su cuerpo.

–Está bien –dice– te diré todo lo que sé.

Por la forma en que lo dice, le creo. Taylor y yo nos inclinamos hacia

delante expectantes.

–Pero a cambio –continúa con un borde ligeramente sarcástico– ya

que eres la chica detective súper—espía, quiero que hagas algo por

mí…

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Traducido Corregido y por Mayte008

ace seis meses me estaba vistiendo para una fiesta. Y

ahora aquí estoy, haciendo exactamente lo mismo, pero

con una gran diferencia en el mundo. Hace seis meses, yo

estaba desesperada por parecer tan bonita como fuera

posible, para encajar con Plum y el grupo de Nadia, y atraer al chico

con el que había tenido un flechazo desde el principio de los tiempos—

Dan McAndrew.

Bueno, todos sabemos lo que resulto.

Hace seis meses, era todo sobre el placer. Ahora, es solo negocios. Me

miro en el espejo y veo que mi mandíbula se pone rígida con

determinación. Tomo un segundo para reorganizarme. La última vez

que me puse este maquillaje hace mucho—lo han adivinado—hace

seis meses. Y fue en esta misma boutique de Notting Hill que me

enseñaron como vestir y pintarme para estar guapa sin parecer un

payaso.

Yo era una estudiante más dispuesta. A diferencia de Taylor, quien,

como era de esperar, se negaba absolutamente a llevar ningún tipo de

maquillaje de que sea.

— ¿Sólo un poco de rímel? — La vendedora persuadía—. ¡Realmente

va a hacer esos ojos verdes resalten!

La mirada de Taylor era el equivalente visual de un gruñido. Tengo

que dar a la chica unos puntos importantes por su persistencia.

— ¿Y tal vez sólo un poco de colorete? —continúa—. Tengo estas

barras de gel grandes. Apenas lo notarás.

H

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—Entonces, ¿cuál es el punto? — Taylor rompió.

—Taylor— le digo suavemente —tienes que mezclarte un poco. No

puedes ir a una fiesta en un club de moda y parecer—un—

apareciendo…

Yo no soy tan valiente como la vendedora claramente, porque Taylor

volvió la mirada hacia mí, y no me atreví a terminar la frase, sentí sus

ojos saltar agudos en satisfacción sin la ayuda de ningún rímel.

—Es todo acerca de la individualidad en la actualidad— dice la chica

alegremente—. Nadie está tratando de hacer que te parezcas a nadie,

sino a ti misma ¿de acuerdo? Pero sólo ve lo que hace esto. . . .

Y ella realmente se atrevió a acercarse con una brocha rechoncha con

rubor color palo de rosa y dibujo una línea en cada uno de los

pómulos de Taylor. Estaba sorprendida cuando ella saco su mano de

nuevo, con la muñeca todavía intacta. Pero, milagro de los milagros, lo

que hiso, por Taylor fue a su pesar, ella estaba mirando su imagen en

el espejo, y tanto como yo puede ver el colorete había hecho una

mejora pequeña pero significativa. Le ha dado un toque de color a su

piel blanca irlandesa. Taylor tiene características tan fuertes que

nunca será bonita, pero, con su un infierno de cejas refinadas y

pómulos, además de esos ojos verdes largos, podría verse realmente

sorprendente, si se hubiera puesto hacer la mejor de sus miradas. Y

se empujara el pelo de la cara un poco.

—No está mal— Taylor admitió a regañadientes, y para mi regocijo,

ella realmente empujo el pelo de la cara, como si oyera mi voz en su

cabeza. O se dio cuenta de que en realidad tenía un rostro digno de

mirar.

— ¿Quieres probar un poco de rímel? — La chica sugirió.

—Bueno. . . tal vez. . . —Taylor murmuro, ruborizándose bajo el

colorete.

Me aleje, sintiendo que Taylor preferiría no tenerme de testigo y

hacerla ver vulnerable. Sinceramente, creo que prefiere que la vea

siendo torturada, que aprendiendo a aplicarse el rímel.

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22

En el espejo de cuerpo entero fijado en las paredes de color azul

pálido, me revise a mí misma. Estoy usando un top de capas, no muy

diferente del que Nadia había usado ayer en la cafetería. (No lo hice

porque me pusiera a copiarla, la dependiente lo escogió para mí, lo

que viene a demostrar cómo es Nadia y la moda.) Es una especie de

color blanquecino, con hilos de plata que lo atraviesa, y es tan

delicado que estoy nerviosa que podría destrozarlo con cualquier

movimiento brusco, pero es increíblemente bonito y me hace sentir

glamorosa y sexy, pero no como si estuviera mostrando mucha o

demasiada piel, o por el escote, o cualquier cosa que pudiera hacerme

sentir avergonzada. Se trata de mis caderas y por debajo de ellas estoy

usando una minifalda de gamuza gris, mallas plateadas de ganchillo,

y botines con un montón de correas y hebillas que tintinean al

caminar y honestamente me hacen sentir un poco tonta, pero eso, me

han asegurado que son lo que todo el mundo lleva en este momento

preciso de moda. Mi cabello se tira a un lado en una cola de caballo, y

la dependiente me dijo que comprara unas pinzas para el cabello para

que yo pudiera girarlo en un gran rizo suelto cayendo sobre mi

hombro derecho.

No tengo ningún tipo de maquillaje todavía, y creo que me veo muy

bien ya. No me he visto a mí misma vestida así, desde la noche de la

fiesta de Nadia. Y mientras hay una parte de mí que siente un poco de

vergüenza en admitirlo, me gusta.

De repente, me encuentro deseando que Jase pudiera verme ahora.

Jase Barnes es el nieto de Ted Barnes, el jardinero jefe en Wakefield

Hall, donde vivo ahora. Más importante, Jase Barnes es el chico

increíblemente hermoso en el que yo, no puedo dejar de pensar

cuando no estoy pensando en Dan. No tengo mucha experiencia

cuando se trata de estas cosas románticas, pero creo que Jase podría

tener un poco de algo por mí. Esto se basa únicamente en el hecho, de

que no exactamente se alejó cuando lo bese recientemente.

Niego con la cabeza frenéticamente, con la esperanza de que voy a

bloquear todas las imágenes de ese beso con Jase de mi mente. Taylor

y yo tenemos una misión importante esta noche, y yo necesito estar

lista para ello. Tan pronto como me centro sólo en eso, veo una

diferencia en mí desde hace seis meses antes.

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23

Entonces, yo estaba con los ojos abiertos, sin poder creer que en

realidad parecía bastante a la moda, lo suficientemente capaz de

encajar con Plum y su círculo social de Nadia, suficiente como para

que la gente no se riera y señalara en el momento en que entramos

por la puerta.

Ahora, he besado a un chico, y lo sostuve mientras moría en mis

brazos. He sido culpada por ello, y estoy en medio de una batalla para

demostrar que su muerte fue a manos de alguien más. No es de

extrañar que haya un aspecto más duro en mis ojos.

—Hey— Taylor dice bruscamente, apareciendo detrás de mí en el

espejo.

Ella no está la mitad de vestida como yo, se negó rotundamente a

ponerse en una falda. De hecho, no creo que Taylor posea una. Sólo

sé que ella tiene piernas en vez de prótesis, porque la he visto hacer

su trabajo en pantalones cortos. Pero está usando pantalones

vaqueros de corte bajo que muestran su estómago, plano debido a

miles de abdominales, y una camiseta rojo brillante con bordados en

oro mate sobre un hombro.

La dependiente fue capaz de conseguir que Taylor empujara el pelo

detrás de las orejas, y de alguna manera se veía pocos años más

grande y mucho más sofisticada. Por el tono de su voz avergonzada,

me di cuenta de que Taylor se sentía bien también. La elogie.

—Te ves bien— le digo.

—Tú también —Taylor responde.

Nos miramos la una a la otra en el espejo por un momento.

— ¿Esto va a costar un montón de dinero? — Taylor dice.

—Dos toneladas— le digo. Ella rompe en una sonrisa.

—Lo conseguiremos corazón de los fondos fiduciarios, ¿no?

De acuerdo a Nadia era simple. Pues bien, el trato era simple. La

historia detrás de él no lo era.

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24

*

—Siento que voy a vomitar, ¿de acuerdo? —dijo ella, bajando la voz,

por lo que tuve que esforzarme para oírla, sobre el ruido de copas y

charla en la cafetería llena de gente. Para alguien que estaba mirando

hacia nosotros con tanta audacia, ella se negaba a cumplir con

nuestros ojos ahora: estaba jugueteando con sus brazaletes de oro, la

mancha de pelo brillante que cae sobre su cara.

—No soy bulímica ni nada— continuó — lo que pasa es que no lo hago

todos los días. O algo como esto todos los días.

Hizo una pausa aquí, como si se atreviera a desafiarnos, pero no hizo

ningún comentario de Taylor ni a mí. Sin querer sonar demasiado

fría, no estábamos allí para salvar a una chica rica mimada de su

propio problema de baja autoestima: estábamos allí para resolver un

asesinato. Con tipo de carácter prioritario.

—A veces como demasiado poco y eso sólo ayuda— Nadia continuó,

todavía a la defensiva—. Todo el mundo me felicitó cuando perdí peso

cuando me dio la gripe, pero empecé a reponerlo de nuevo, y entonces

me di cuenta de sí sólo, ya sabes, de vez en cuando

— ¿Qué quieres que hagamos? — Rompió Taylor en impaciencia—.

¿Limpiar después de haber terminado de vomitar?

Nadia sacudió la cabeza, y sus grandes ojos oscuros de lápiz persa,

brillaron como azabaches dagas a Taylor.

—Bueno, gracias por la simpatía— susurró ella, volviendo su hombro

en Taylor—. ¿Sabes lo que se siente en el St. Tabby, Scarlett? Todo el

mundo es tan terriblemente competitivo—. Ella hizo una mueca—. No

te imaginas el tipo de cosas que pasan.

Parecía estar esperando que contestara algo, por lo que conteste, en

una voz tan simpática como pude:

— ¿Ah, sí? ¿Cómo qué?

—Como la grabación que me hicieron— susurró Nadia de nuevo. —

¿Te imaginas?

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— ¿Alguien te filmó vomitando? — le pregunté con incredulidad.

Ella asintió con la cabeza. Incluso bajo las brillantes luces de la tienda

de café, que me lavaban y a Taylor por fuera y nos daban sombras

oscuras bajo los ojos, pero la piel de Nadia era de oro y

resplandeciente. No podía dejar de admirarla, incluso mientras me

preguntaba si podría detectar un indicio de algo amargo y ácido en su

aliento.

—Plum hizo— dijo en voz baja—. En su teléfono. Nos sentíamos como

si nos hubiéramos excedido en el desayuno y pensamos que sería

mejor, ya sabes, vomitar—. Susurró la última palabra—. Entramos en

el cuarto de baño que hacerlo juntas y yo fui primero. No tenía ni

idea de lo que estaba haciendo, quiero decir, ¿por qué crees que

alguien te filmaría? Y entonces, al día siguiente, ella me lo mostró.

Dijo que era sólo una broma, pero le roge que lo eliminara, y dijo que

no lo haría, y desde entonces, cuando no estoy de acuerdo con ella,

hace este gesto, como si estuviera pegando un dedo por la garganta, y

sé que está diciéndome que si no hago lo que quiere, va a mostrárselo

a todos.

—Entonces, ¿qué quieres que haga? — Preguntó Taylor, frunciendo el

ceño en confusión.

— ¡Tráemelo de regreso! — Levantó la voz Nadia histéricamente—.

¡Quiero que me lo devuelvas!

Me di cuenta de que algo anormal estaba haciendo Taylor a Nadia, así

que le pregunté a Taylor si iba a buscar unos lattes más para

nosotros.

—Bien— dijo Taylor bruscamente, obviamente molesta, que yo le

hubiera enviado a hacer un recado en el medio de nuestro juego de

poder. Una vez que Taylor estaba fuera del alcance del oído, mis

sospechas se confirmaron.

—Tu amiga es muy, muy marimacho— dijo con desaprobación—. Y

completamente sin clase.

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Entrecerré los ojos en ella—. Eso es muy gracioso viniendo de una

chica que vomita en el baño sobre una base regular.

Nadia parecía casi impresionada por mi regreso. Ella me miró bien,

por primera vez, uno de arriba a abajo, con una encuesta exhaustiva

como las chicas de St. Tabby, que sólo le otorga a las chicas que cree

que son sus rivales de alguna manera.

—Has cambiado, Scarlett. Te has vuelto diferente.

—Tuve que hacerlo— dije simplemente. Nadia asintió.

—Debe haber sido muy duro— dijo—. Dan, quiero decir—. Por

primera vez, Nadia reveló una expresión simpática. Aun así, no había

manera de que estuviera bajando la guardia frente a ella.

—No era un barril de risas— le dije con brusquedad. Nadia levantó las

cejas—. Bueno, cuando me acuerdo de ti en St.—Tabby's

— ¿Qué es exactamente lo que quieren que hagamos sobre Plum? —le

corte. Nadia miró un poco sorprendido de que me había atrevido a

interrumpir lo que sin duda iba a ser una cuenta humillante de lo que

es un cobarde que solía estar en la escuela. La única vez que me puse

de pie frente a Plum, fue cuando estaba limpiando mis cosas de mi

armario, y eso no era exactamente mi comportamiento típico de allí.

Además, ella me intimidaba con un grupo grande de chicas a su

alrededor, lo que realmente me llevó a ello.

—Quiero que robes el teléfono— espetó ella—. Para poder eliminar ese

video.

La miré fijamente, desconcertada.

—Plum lo tendrá cargado en su computadora— señalé.

Pero Nadia estaba sacudiendo la cabeza con tanta fuerza que sus

pendientes temblaban con reflejos de oro a través de su pelo negro

azulado.

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—Plum ha tenido su ordenador hackeado antes— explicó—. Hasta

ahora no mantiene nada realmente privado de ella. Quiere el control

total de ese video, por lo que no lo envío a cualquier otra persona que

podría hacerse con él. Entonces no sería capaz de, ya sabes, una

especie de mantenerlo por encima de mi cabeza.

—Un amigo— le dije secamente.

Los ojos de Nadia se estrecharon, y empezó a decir algo, pero se lo

tragó.

— ¿Cómo se supone que vamos a robar su teléfono? — Le pregunté—.

Plum me conoce, y después de la última vez que la vi, estoy bastante

seguro de que ella no me deja cerca de ella.

Me había metido en un armario de Plum. No me duele ni nada, y ella

tenía su cuadrilla entera que se agrupaba a mí alrededor, a

intimidarme, pero Plum no se veía exactamente con lo que justificara

mis acciones. Nadia estaba buscando en blanco.

—Y además, el teléfono debe ser realmente precioso para ella, si sigue

con cosas incriminatorias en el— añadí, pensando en voz alta—.

Hmm, ¿cómo podemos hacer que esto funcione?

Yo tamborileaba los dedos sobre la mesa, que siempre me ha ayudado

a pensar, aunque sabía que era molesto para los demás. Nadia, sin

embargo, tuvo el buen sentido de no quejarse: después de todo, mi

cerebro daba vueltas rápidas en un intento de ayudarla.

— ¡Lo sé! —exclamé con el tiempo—. Voy a distraerla, y Taylor puede

tomar el teléfono. Al verme será una distracción, sobre todo después

de un gran tiempo pasado. Ella va a escupir sangre con la vista de

mí. Vamos a tener que trabajar en algún lugar en que podemos

hacerlo, Taylor puede acercarse a su bolso sin que ella lo notara. Y sin

ser descubierta—: Yo añadí—. Obviamente, lo último que queremos es

que Taylor ser arrestado por robar.

—Bueno, nos vamos esta noche de fiesta… —sugirió Nadia, un poco

dubitativa.

—Perfecto— le dije con firmeza.

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Mi cerebro me dijo que esto sería una gran oportunidad—en un lugar

oscuro, lleno de gente, Plum probablemente borracha y por lo tanto,

menos propensa a notar su teléfono desapareciendo. Y, además, era

sorprendente, mientras que el hierro estaba caliente. Yo estaba en el

fuego para seguir adelante con la solución del asesinato de Dan.

Mis nervios, sin embargo, estaban gritando en protesta. La idea de ir a

discotecas yo ¡DISCOTECAS! —en cualquier tipo de lugar que era un

lugar de reunión habitual para niñas como Plum y Nadia me llenó de

terror total y absoluto miedo. Esto estaba a kilómetros fuera de mi

alcance. Tragué saliva, diciendo a mis nervios que se callaran.

— ¿Quizás Taylor estaría de acuerdo con eso? — dijo Nadia

dubitativa, volviéndose a mirar por encima a Taylor, que nos estaba

observando cuidadosamente en la línea de la recolección del café.

—Taylor— le dije a Nadia, volviéndose para mirarla directamente a la

cara, —quiere ser un investigador privado.

— ¿Un qué?

—Un investigador privado. Ella lo toma realmente en serio. Ella hará

cualquier cosa que tenga que hacer, para conseguir que el trabajo este

hecho.

—Si consigues el vídeo de nuevo, así lo puedes eliminar— dijo Nadia,

juntando las manos en una especie de oración—: Voy a hacer todo lo

posible por ayudarte, Scarlett. Lo que sea.

Sus grandes ojos oscuros muy abiertos e implorantes.

— He ayudado ya, ¿no? — Me recordó—. Te dejo Lizzie esa nota,

porque me sentía culpable que todo el mundo te estaba todavía

culpando a ti. Por favor, Scarlett. Consigue el vídeo para mí. Y te diré

todo lo que sé, acerca de esa noche. Te lo prometo.

Yo le creí. Porque yo estaba segura de que existía el vídeo—de Nadia y

que no haría algo que embarazoso. Así que estaba segura de que ella

haría lo que pudiera para ayudarnos.

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E incluso después de que la hubiera ayudado, estaba igualmente

segura de que íbamos a tener la verdad de ella sobre la noche en que

Dan murió, porque si ella rompía su promesa, iríamos con Plum y le

decíamos que Nadia fue quien organizó todo para que nosotros le

robáramos el teléfono y borrar ese video. Y no quiero saber lo que

Plum le haría a Nadia si lo sabía. Su ira sería terrible.

Por supuesto, Nadia podría tratar de mentirnos. Pero yo confiaba en

mí y en Taylor para detectar si estaba mintiendo, y presionarla para la

verdad. Taylor, como ella misma dice, tiene un magnífico radar

detector. Mientras estaba tamborileando los dedos, estaba pensando

en esto. Lo he comprobado ahora, y en mi mente, y lo colgué en

conjunto. Asentí con la cabeza a mí misma, satisfecha con mis

cálculos. Después de todo, no era como si Nadia nos hubiera pedido

hacer algo malo. Nos gustaría tomar el teléfono, y si Nadia estaba

diciendo la verdad, nos gustaría encontrar ese vídeo, borrarlo para

ella, y asegurarnos de que Plum, conseguía su teléfono lo antes

posible. Eso era todo.

¿Cómo podría posiblemente ir mal?

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Traducido por serenity953 Corregido por Anaizher

staba tan oscuro en Coco Rouge como me lo imaginaba. Y

aún más. Por primera vez en mi vida estoy totalmente

segura de entender la expresión ¨No puedo oír mis

pensamientos¨ Si este lugar existiera en un dibujo

animado le agregarían la expresión ¨ ¡Boom! ¡Boom! ¡Boom!¨ encima

del dibujo, con líneas onduladas alrededor, para mostrar como

tiembla todo el edificio por el volumen de la música que se escucha.

El suelo palpita por debajo de nuestros pies como si estuviera pisando

un corazón gigantesco. Y la decoración es como estar también dentro

de un corazón, las paredes de un rojo brillante, el tapizado de felpa

carmesí y la alfombra púrpura oscuro. Y no puedo apreciar nada más,

es decir, el club ya está abarrotado de jóvenes ricos un poco mayores

que nosotros, vestidos para matar, usando lentes de fantasía y

ahogados en cocteles caros.

Taylor y yo cruzamos una mirada, no sé cuál de las dos se ve más

asustada. Pídenos subir una cuerda o saltar de una ventana o

contrabandear en un ático y vamos a hacerlo sin dudar. Pero

vestirnos y actuar como alegres Chicas Antro… eso es un verdadero

desafío. Siento que todo el mundo a nuestro paso me mira y se ríe

porque me veo mal. Y por la forma en que Taylor está apretando la

mandíbula y trata de pasar desapercibida se siente exactamente igual.

Me obligo a observar a mí alrededor con la parte racional de mi

cerebro, esa que todavía no es presa del pánico. Me doy cuenta que lo

que llevamos puesto encaja muy bien aquí. Taylor con los pantalones

vaqueros de corte bajo bordados, camiseta y corte de pelo desgreñado

E

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31

al estilo DIY2, parece un poco demasiado Indie para este grupo, solo le

falta llevar una guitarra. Pero su imagen desgarbada y fresca hace que

todos los demás parezcan exagerados.

Mi falda corta y el top en capas largas son perfectos, puedo ver a una

chica al otro lado del salón con un vestido que se parece mucho a mi

top, cayendo de uno de los hombros igual que el mío.

Siempre me siento cohibida de salir con lo que siento como un

montón de maquillaje: rímel, lápiz de labios, delineador, rubor; pero

entras en un lugar como éste y te das cuenta de lo corta que te

quedaste en comparación con las demás. Me gusta mi lápiz labial rojo

pero me hubiera gustado ponerme más delineador. Hay un montón de

chicas aquí que llevan más maquillaje que ropa. Los chicos están en

pantalones vaqueros y camiseta y se ven un poco sosos en

comparación con ellas.

No es mi tipo de lugar, la música no me gusta, muchos bajos

retumbando a un volumen insoportable y todo lo que oigo parece más

de lo mismo; los chicos, demasiado estrafalarios para ser sexy, todos

tienen la cara rosada y carecen de mentón.

Fue ridículamente fácil entrar. Llegamos con Lizzie hasta la cinta de

terciopelo que atraviesa y bloquea la entrada y un hombre, todo de

negro, levantó la cinta y le dio el paso. Así de simple. Lizzie la atravesó

como si lo hubiera estado haciendo toda su vida, (lo cual es probable

teniendo en cuenta que su padre es socio de aquí) y la seguimos

tratando de fingir lo mismo, aunque fallamos estrepitosamente. Creo.

Había pasado tanto tiempo en St. Tabby viviendo los desagradables

juegos y tejemanejes del círculo de Plum, que una parte de mi seguía

creyendo que esto era una trampa en venganza por atraer a Nadia

esta mañana a la cafetería y que Plum y Nadia nos estarían

esperando después de haber conspirado junto con Lizzie para

humillarnos, riéndose de nosotras por pensar que podríamos estar en

un lugar tan sofisticado como Coco Rouge.

Bueno, no era una trampa. La Operación Borrado Video Vómito está

positiva y definitivamente en marcha.

2 DIY= Do-It-Yourself= hazlo tú mismo.

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Sombrías, seguimos a Lizzie a través del club atascado de gente,

pasamos una serie de cuartos que se abrían uno tras otro llenos de

gritos agudos y juguetones, tocando canciones muy sexys.

Las chicas de espaldas empujando el trasero en la entrepierna de los

chicos, imitando a los bailarines de los videos de hip—hop, los chicos

riéndose a carcajadas.

–Si pudieran verse a sí mismos –me dice Taylor al oído.

Le hice una mueca como respuesta. Nadie me obligará a bailar eso, lo

juro ante mí misma. Moriría antes de ser uno de esos chicos blancos

tratando de fingir que son negros. Es total y completamente

vergonzoso. (Ah sí… ¿He mencionado que todo el mundo aquí es

blanco? Todo el mundo. Es literal. Las únicas personas negras aquí son

los porteros). Pero la música es toda de negro sexy, R & B3. Muy

extraño.

Estamos detenidas por un grupo particularmente ruidoso de niñas

que bailan, todas con el pelo largo y brillante, lanzando sus enormes

pendientes y derramando Martini de todos los colores con una

indiferencia absoluta. Nos costó trabajo pasar a través de ellas

tratando de no empaparnos con el líquido volador naranja, no puedo

dejar de mirarlas. Se ven falsas: tienen toneladas de maquillaje y su

ropa (costosa, Versase en lugar de la imitación callejera), es tan

exagerada que en vez de sexy se ve vulgar. Pero todas son, sin lugar a

dudas, fantásticamente hermosas, borrachas y tambaleantes como

están. Recuerdo algo que leí alguna vez que decía que si piensas de

alguien que se ve de plástico, lo que realmente estás pensando es que

es más bonita que tú. Hasta ahora entiendo lo cierto que es.

Como estoy distraída pierdo de vista a Lizzie y sucumbo al pánico. De

repente este Club oscuro y rojo se siente como el infierno en la tierra.

Sin Lizzie, sin nuestra misión, no encajo aquí en absoluto. Taylor y yo

sólo somos un par de chicas normales, ni la mitad de bonitas ni de

plástico como aquí. Doy vueltas alrededor tratando desesperadamente

3 R & B =Rhythm and Blues. Música de origen afroamericano que mezcla jazz, gospel y blues.

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de encontrar a Lizzie y entonces alguien me agarra por el hombro y

me empuja. Es Taylor.

– ¡Rodeando la esquina! –grita.

Efectivamente, Lizzie está en la habitación de al lado, de pie delante

de otra cinta de terciopelo como si fuera otro gorila comprobando otra

lista. Honestamente hay más seguridad aquí que en algunos

aeropuertos. Ella se vuelve y nos hace señas a Taylor y a mí como el

gorila anterior y cuando llegamos suelta la cinta. Una chica a mi

derecha mueve los ojos repasándome de arriba a abajo, la veo cómo

revisa mi equipo entero. Gracias a Dios me siento cómoda con faldas

cortas o cualquier cosa corta, de verdad. Después de hacer gimnasia y

salir con un leotardo durante años puedo estar totalmente cómoda

con lo que sea.

La chica me mira ahora realmente con envidia mientras caminamos,

lo terrible es que se siente muy, muy bien. No solo estamos en un club

donde la gente todavía está haciendo cola para entrar, ahora estamos

en el santuario interior, el área VIP. Nadia y Plum son ardientes,

jóvenes y en el caso de Plum, con un título honorable (su padre es un

upeer). Se fotografían en fiestas para W y Tatler y un montón de otras

revistas que hablan chismes de las estrellas. Son el centro de

atención. Así que entran gratis y traen a su gente y el club es aún

más exclusivo porque ellos están aquí. La sección VIP no está

escondida, está en una plataforma elevada sostenida por un par de

escaleras pequeñas, así que todo el mundo puede ver que Plum y su

grupo están aquí y se sienten especiales por estar en el mismo lugar.

A pesar de que no se les permita entrar hasta donde están.

Es un sistema muy extraño.

Pero yo lo entiendo. Hasta cierto punto. Porque aunque sé que no

debo, no puedo evitar sentirme genial por estar en la zona VIP. Y si

tiene ese efecto en mí (alguien que no estudia las revistas como si

fueran una biblia de información sobre cómo vestir, dónde ir y con quién

me conviene que me vean), debe ser mucho más poderoso en una

persona que sí está al tanto. Como Lizzie, que definitivamente irradia

orgullo y emoción mientras corre por las escaleras hacia el privado

donde Plum es la celebridad de la corte. Taylor y yo nos escurrimos

sentándonos en una mesa lateral mucho menos visible que la de

Plum, que por supuesto era la más céntrica de toda la zona.

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—Es ella –le digo asintiendo con la cabeza hacia Plum. Tengo la

espalda vuelta hacia ella y dudo que vaya a identificarme, el lugar es

muy apartado y por la breve mirada que le lancé, sé que ya está muy

alegre.

Uf, cómo la odio. Cuando estaba en St. Tabby, Plum o me ignoraba o

se reía de mí, de mi falta de mi sentido para la moda. Se burló de mis

pechos cuando de repente crecieron. Solo se fijó en mí, cuando se lo

pidió Simón y ella quería hacerle un favor, así que le dijo a Nadia que

me invitara a su fiesta. Para Plum yo era un trozo de carne para

arrojar a un chico que quería hacer feliz, porque al parecer Simón

tiene más dinero que Dios. Y cuando Dan murió, Plum gritó que yo

era una asesina, afirmó que había sido su novia y condujo a toda su

corte de St. Tabby a una campaña sistemática para enviarme odiosos

escritos y correos electrónicos que tenían como meta que me odiara a

mí misma, incluso más de lo que ya lo hacía.

Estoy muy contenta de que Nadia me haya dado la oportunidad de

frustrar a Plum de alguna manera. Incluso si es una leve venganza,

por todo el dolor que ella me causó.

– ¿La que está en el centro con las lentejuelas? –quiso confirmar

Taylor.

Asentí.

–Wow –dice Taylor. – En mi tierra siempre se ha dicho que las chicas

inglesas son zarrapastrosas pero todas éstas parecen de Upper East

Side4.

– ¿Qué es eso?

–Princesas –dice Taylor sin aclarar mucho.

–Realmente hay una condesa allá arriba –le digo– la rubia. Sophia Von

Und Zu Impronunciable.

Taylor levanta las cejas.

–Nunca antes había visto a una condesa –dice–. Se lo contaré a mis

amigos, se van a divertir.

4 Upper East Side: Zona elegante y exclusiva de New York situada a un lado del Parque Central.

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– ¡Ross! ¡Simón! –chilla Plum muy fuerte, la oigo incluso por encima

del clamor de la charla y el auge de la música. Pero aunque no se

esforzara, estoy horriblemente familiarizada con la voz de Plum. La

oigo gritando en mis pesadillas

¡Lo has matado!

Me giré aún más para que los chicos que venían subiendo la escalera

no vieran mi rostro.

–Ese es Simón. El del pelo rubio. –le digo a Taylor en un siseo

inclinándome sobre la mesa. Ella recuerda rápidamente.

–Al que le gustabas, ¿el que pidió que te invitaran a la fiesta para que

pudiera salir contigo?

Asentí.

–Y el otro Ross, piensa que el mundo gira en torno a él –agrego– ¿Está

todavía lleno de manchas?

–Como si tuviera sarampión.

Taylor lo sigue con la mirada.

–Bien, ya llegaron a la mesa de Plum –dice– y nadie está mirando para

acá.

–Genial –siseo de espaldas. – Ahora tenemos que encontrar la forma

de conseguir el teléfono de Plum.

En ese momento escuchamos un estruendo de cristales rotos justo

detrás de mí, ambas saltamos. Con disimulo echo un vistazo y veo a

Plum subirse a la mesa. Las lentejuelas resultan ser un mini—vestido

que, tengo que admitirlo, con su extrema delgadez y un rostro tan

elegante se le ve realmente bien, con mi figura llena de curvas me

vería como puta tratando de enganchar a un futbolista por una noche,

para luego vender mi historia a los tabloides. El cabello es castaño

cortado en capas, los ojos verdosos oscurecidos por el delineador con

labios brillantes y pálidos.

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Un estilo de los sesenta y realmente le sienta bien. Todo parece

adaptarse a Plum. No puedo evitar sentir envidia. La gente a su

alrededor está aullando de emoción y vitoreándola.

– ¡Vamos Plum! ¡Vamos Plum! –Ross está gritando con una voz

aguardentosa que sugiere que ya está en la papelera.

– ¿Quién quiere ver mi ropa interior? –grita Plum jugueteando

provocativamente con el borde de su vestido corto.

–Yo no –dice Taylor mirándome con incredulidad.

– ¡Te haré sangrar! –grita Ross con la cara completamente roja, ahora

del mismo color que las manchas.

Todo el mundo está mirando a Plum. Está bailando, que no es poca

cosa teniendo en cuenta que sus tacones deben ser de doce

centímetros de alto y todavía quedan algunas copas sobre la mesa.

Moviéndose de un lado a otro hace un par de flexiones sacando las

nalgas (que funcionaría mejor si esa parte que enseña fuera digna del

nombre), lanzando las caderas hacia atrás y hacia adelante. Taylor

moría de risa.

–Oh mi Dios –dice sollozando de risa– este baile es el mayor fraude

que he visto en mi vida.

Pero yo la interrumpo porque de repente tuve una idea brillante.

–Taylor —digo con urgencia– ¡Métete debajo de la mesa!

– ¿Por qué? –desconcertada deja de reír.

– Nadie conoce mi cara excepto Lizzie y Nadia y ellas no van a decir

nada. Eres tú la que...

– ¡No, no me voy a esconder! ¡No bajo esta mesa!

La contradigo con impaciencia.

–Sí. ¡Para obtener el teléfono de Plum! ¡Agárralo de su bolso!

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La mayoría de las chicas se asustan con una propuesta así. No Taylor.

Ella está siempre a la altura de la situación y comprende al instante lo

que quiero decir:

1) Plum está sobre la mesa.

2) Todos los demás están de pie a su alrededor aplaudiendo y

vitoreándola.

3) Están todos borrachos y colapsando de risa.

4) Toda su atención se centra en Plum.

Por lo tanto nadie va a notar a Taylor pasando a hurtadillas en medio

de ellos, o en caso de que lo hagan, están tan borrachos que no se

darán cuenta de lo que están viendo.

–Bolso Marc Jacobs café, grandes hebillas, edición limitada con MJ en

ellas, forma de barril y dos correas laterales grandes –recita con total

seriedad.

Me muerdo el labio para no partirme de risa y ofenderla. Taylor está

tan fuera de moda que lo mismo podría estar hablando de la

combinación de una caja fuerte que está a punto de abrir

subrepticiamente. Hoy habíamos tenido que buscar una foto del bolso

en internet para asegurarnos de que lo reconocería. Ella estudió

minuciosamente esa foto como si estuviera memorizando una fórmula

secreta y de hecho lo logró.

–Eso es todo –le aseguro. –Nadia dice que Plum carga con ella a todas

partes porque es una edición limitada.

Taylor voltea los ojos al techo brevemente pidiendo clemencia: no tiene

tiempo para personas que se preocupan por una bolsa de edición

limitada. Pero claro, ella no es la propietaria de un bolso de mano

único.

–Bien. Aquí voy –dice ella poniéndose de pie. – Vigila mi espalda.

–Si pasa algo, voy a montar un numerito –le prometo. Y lo digo en

serio, aunque lo único que puedo pensar para llamar la atención de

Plum es gritar que su baile es peor que el de una niña de cuatro años

de edad. Eso debería bastar.

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38

Pero es el peor de los casos. Si Plum me ve aquí y luego su teléfono

desaparece, está obligada a conectar los dos incidentes y vendrá por

mi trasero. Lo cuál es la última cosa con la que quiero lidiar. Así que

espero que la distracción no sea necesaria. Mis dedos están cruzados

con tanta fuerza que los estoy dejando sin circulación.

Me vuelvo para mirar a Taylor deslizarse a través de la multitud. Ella

se inclina como si se le hubiera caído algo y entonces ya no está,

simplemente desapareció. A pesar de tener grandes hombros y

muchos músculos, Taylor se mueve con mucha agilidad y ni siquiera

se notó una brizna de inquietud entre la multitud que tenía a su

alrededor cuando se agachó.

Mientras tanto, Plum sigue dando un espectáculo a los de la mesa con

todo lo que tiene, moviéndose y sacudiéndose, el pelo largo le vuela de

un lado a otro mientras gira la cabeza de una manera que, estoy

segura, vomitaría las tripas si tuviera alguno de esos Martini de

colores en el estómago. Sus piernas flacas suben y bajan y cuando

baja se pone en cuclillas para mover el trasero, lo que provoca el grito

de los chicos, estoy bastante segura de que todo el que está frente a

ella se irá feliz, porque tal como prometió, a todo el mundo le enseñó

las bragas. No entiendo qué tiene de sexy que parezca que estás a

punto de ir al baño, incluso su rostro está todo torcido como si

estuviera estreñida, pero es evidente que hay mucho sobre ser sexy

que no conozco porque todo esto le va fantástico a la multitud.

Plum está a medio camino de sacar de nuevo el culo cuando sucede.

Hasta ahora, la situación ha sido bastante controlada: la gente de

Plum se amontona alrededor de la mesa para mirarla y los plebeyos

miran hacia arriba para ver lo que está pasando, pero nadie más

parece molesto, aunque me doy cuenta de que los gorilas que

custodiaban la zona VIP están mirando hacia el reservado y hablando

por los auriculares.

Luego, todo se va al infierno en una canasta de mano.

Se ve como la mesa se inclina bajo los pies de Plum. Ella vacila. La

expresión de su cara cambia de estreñida a alarmada. Se tambalea y

decide poner el culo sobre la mesa y las piernas disparando al aire. La

mesa se inclina drásticamente. Las bebidas se van volando. Todo el

mundo grita y salta hacia atrás.

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Oh Dios mío ¿y si Taylor esta debajo? Olvídense de ser descubiertas

¡podría lesionarse seriamente!

Me pongo de pie y corro hacia la mesa, todos los razonamientos sobre

ser reconocida por Plum olvidados en mi preocupación por Taylor. Al

empujarme contra la multitud veo a Nadia junto a la mesa con las

manos extendidas. Parece que está tratando de estabilizarla. Ross

está llegando para ayudar a Plum que está tratando de ponerse en

pie, pero en ese momento la mesa se inclina drásticamente y sus

tacones resbalan sobre la superficie, probablemente con todo el

alcohol derramado. Ella hace un medio trompo espectacular agitando

los brazos y mirando a la nada como esquiador drogado. A pesar de la

gravedad de la situación empiezo a reír (no puedo evitarlo) y alguien a

mi lado empieza a reír también, rápidamente todo el grupo está

aullando de risa.

Ross ha agarrado a Plum por un brazo y la está arrastrando fuera de

la mesa, pero ella se resbala y gira sobre el brazo que la sostiene con

los pies pataleando al aire. La gente empieza a gritar y agacharse

porque sus largos tacones, como látigos puntiagudos, están

aterradoramente cerca de ellos. Me agacho también, en parte para no

ganarme un tacón en la cara (me doy cuenta de que Plum lleva botines

como los míos, lo que demuestra el buen trabajo de la dependienta que

me los vendió) y por otra parte quiero localizar a Taylor. Es un país

libre para todos, se supone, sin embargo hay muchos cadáveres aquí

abajo conmigo, no puedo ver nada en absoluto. Trato de arrastrarme,

pero alguien me golpea en la espalda y me atoro.

Un sonido profundo está creciendo por encima de la mesa y de

repente hay un movimiento que empuja y empuja. Aterrorizada,

consigo ponerme en cuclillas para pararme, voy a ser pisoteada y no

sé cómo logro ponerme a la altura de la mesa otra vez; veo a varios

porteros con la cabeza y los hombros más altos que los demás, sus

grandes y negros brazos llegan a despejar el área. Uno de ellos grita:

– ¡Todo el mundo atrás! ¡Atrás ahora mismo!

Todavía no he visto a Taylor, lo cual me está poniendo frenética por su

seguridad. Trato de deslizarme bajo el brazo del gorila delante de mí,

pero él me agarra y me empuja de vuelta rudamente.

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Y justo en ese momento, al otro lado de la zona que están tratando de

despejar, medio escondida detrás del hombro de otro corpulento

gorila, veo una mata de pelo rubio, rizado y desordenado. Debajo del

pelo una cara rosada y blanca, los ojos redondos por la sorpresa, la

boca igual de abierta y cuando sus ojos se encuentran con los míos

los labios se mueven silenciosos.

– ¿Scarlett?

Oh Dios. Es Simón. Simón, que estaba enamorado de mí y me invitó a

esa fiesta fatídica en que mi vida se desvió por completo del carril

seguro y sensato en el que había estado funcionando hasta ese

momento.

Simón, que trató de hablar conmigo en la fiesta pero fue despachado

por Dan. Simón, que sigue llamándome —Scarlett— y luchando por

conseguir pasar más allá del gorila que lo detiene, lo que sería

gracioso si la situación no fuera tan grave, porque es como ver a un

chihuahua tratando de luchar contra un rottweiler.

Mi única esperanza es salir de aquí ahora mismo y rezar para que

Simón piense que cometió un error. Por lo menos he tenido la

presencia de ánimo para no darle a entender que lo reconozco. Me

deslizo de nuevo hasta que estoy completamente oculta detrás de la

enorme masa del gorila junto a mí y entonces comencé a caminar

volviendo sobre mis pasos, bajé las escaleras fuera de la zona VIP. Voy

al fondo del salón para permitirme una última mirada al caos

haciendo furor arriba en el reservado. Uno de los gorilas ha agarrado

a Plum y parece una rana marchando por las escaleras. Sé que

debería irme al infierno rápidamente, pero no puedo resistirme a

esperar un momento para ver qué sucede después.

– ¡No se baila sobre las mesas! –El gorila está gritándole a Plum–

¡Reglas de la casa! ¡No se baila sobre las mesas!

– ¿No sabes quién soy? Le gritaba Plum furiosa.

– ¡Podrías ser la princesa Beatriz y aun así no podrías bailar sobre la

mesa! –el gorila levantó los brazos hacia ella.– Ahora te calmas, ¡o

estará prohibida tu entrada en este lugar de por vida!

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41

Ross corre escaleras abajo y empieza a decir algo al gorila. Lo veo con

la mano en el bolsillo de la chaqueta y me imagino que busca su

cartera tratando de sobornarlo para que no saque a Plum. De mala

gana, me doy la vuelta. Todavía no puedo ver a Taylor en la zona VIP,

así que me meto en un salón lateral y saco mi teléfono tecleando

frenética el texto.

¿Ets bn?

No hay respuesta. Espero por lo que parece una eternidad. A estas

alturas, todo el mundo ha oído hablar de que ha habido un motín en

el área VIP y la gente ha inundado el arco que conduce hacia ella,

pero un par de gorilas aparecen y bloquean el camino.

Unas pocas personas salen, pero Taylor no. Estoy en ascuas por

ahora, todo tipo de escenas me cruzan por la cabeza: ella lesionada,

atrapada debajo de la mesa o sorprendida llevando el bolso de Plum y

arrastrada por los gorilas que llaman a la policía. El corazón me late

con fuerza como loco, me suda la mano con la que sostengo el

teléfono. Se siente como horas antes de que por fin mi teléfono vibre

con un mensaje y apuñalo el botón con tanta urgencia que golpeó el

equivocado y me lleva siglos volver al menú, luego al texto y ver por

fin el mensaje.

Encuéntrame afuera.

Oh, gracias a Dios. Yo arraso a través de la multitud, lo cual es difícil

porque todo el mundo está caminando hacia el otro lado, pero lo hago

a fuerza de mucho empujar y empujar, corro escaleras arriba hacia

fuera, paso por debajo de la cinta de terciopelo y permanezco allí por

un minuto, sin saber qué camino tomar, hasta que tengo una idea

genial y me volteo jadeando hacia el portero.

– ¿Dónde está la puerta de atrás?

Mira hacia la derecha. Me arranco corriendo como puedo con estos

zapatos de tacón y justo cuando doy vuelta en la esquina del edificio

alguien me agarra y grito dándome la vuelta.

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– ¡Corre! –me dice Taylor y ambas nos disparamos de nuevo hacia el

frente del club, donde Taylor, que fue más rápida que yo porque no

llevaba tacones, hace parada a un taxi que acaba de llegar con un

grupo de asistentes a la fiesta. Ella agarra la puerta que no acaba de

cerrarse y la termina de abrir incluso antes de que al taxista le diera

tiempo de encender la luz naranja: Taxi.

Nos hundimos en el asiento, jadeando en busca de aliento.

–Los gorilas comenzaron a sacar a todos por la parte trasera –jadea

Taylor. – De repente me di cuenta de que Plum podría verte.

– ¿Hacia dónde señoritas? –nos interrumpe el conductor del taxi

volviéndose a mirar a través de la abertura en el vidrio. Es bastante

viejo, tiene el pelo plateado y la cara alegre– ¿Hacia su próxima fiesta?

–No, hemos terminado por esta noche –dice Taylor.

–Ah, qué pena –dice haciendo un chasquido con la boca–, dos mujeres

bonitas como ustedes deberían estar bailando hasta el amanecer.

Me río, sobre todo al ver la expresión horrorizada de Taylor por haber

sido llamada mujer bonita. Registro el bolso y saco la hoja de papel en

la que he escrito la dirección de Lizzie y se la leo.

–De acuerdo –dice poniendo el coche en marcha– A Casa Santiago ¡y

no ahorraré caballos!

Miro a Taylor.

– ¿Te encuentras bien?

–Sí y no –dice Taylor que sigue manteniendo la voz baja–. Tengo el

teléfono y he eliminado el video, eso está todo hecho, pero hay una

situación con los bolsos de mano.

– ¿Qué?

Taylor suspira.

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–Edición limitada, mi culo. Había dos bolsas exactamente iguales en

la mesa –dice con un suspiro. – Cuando Nadia vio el EpiPen de Dan en

la bolsa de Plum, podría haber cometido un error. Podría no haber

sido la bolsa de Plum después de todo.

– ¿Dos? –Estoy tan incrédula que apenas me sale la voz.

Taylor asiente con gravedad.

– ¡Oh, Dios mío! –Exclamé– eso quiere decir…

–Sí –Taylor había tenido más tiempo para pensarlo que yo–. Podría ser

que alguien más y no Plum, tomara el EpiPen de Dan.

Me le quedo mirando con el corazón hundido.

–Es horrible –susurro.

Taylor asiente triste con la cabeza. Volví a caer en la esquina del taxi.

Me siento miserable. Veinte segundos atrás estaba volando. La

Operación OBVV había ido estupendamente, estábamos en el camino

correcto para averiguar todo lo que Nadia nos dijo y cada vez más

cerca de resolver el misterio del asesinato de Dan. Y ahora parece que

estamos en el punto de partida de nuevo.

Podría no ser Plum quien mató a Dan. Y me doy cuenta de que quiero

que Plum sea la culpable. Plum es una perra, tiene lógica que sea una

asesina. Incluso tenía un motivo. Estaba realmente interesada por

Dan, le dijo a la gente que era su novia, lo cual fue absolutamente

una mentira. Si estaba celosa de que él ligara sería una buena razón

para matarlo… ¿no? Pero ahora que lo pienso mejor, tengo que

admitir a regañadientes, que tal vez ella no fue la que lo hizo. La

manera en que Dan murió fue muy astuta. Envenenamiento por

papas fritas bañadas en aceite de cacahuete. Puestas a su alcance. No

veo a Plum llevando a cabo un plan tan astuto. Lo más probable,

conociendo su forma de ser, es que apuñalara a alguien en un

arranque de mal genio, o lo aventara desde un acantilado y luego

alegara que fue su culpa por haberla provocado.

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Todo lo que yo creía saber a ciencia cierta acaba de desplomarse. Me

hundo más en el rincón del asiento haciéndome una pelota. No

estamos más cerca de resolver el asesinato de Dan de lo que

estábamos al principio de la noche.

Todo esto para nada.

Estoy tan decepcionada que podría estallar en lágrimas.

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45

Corregido por Traducido y Mayte008

ala de Cañón— Taylor grita y se lanza a sí

misma en el aire, brazos envueltos alrededor

de sus rodillas. Un segundo después hay un

chapoteo enorme que temporalmente me

ciega. Me pongo de mal humor secándome los ojos y parpadeo, veo

que vierte agua sobre el borde de la piscina y por el canal de drenaje

del mármol. Las ondas de choque con el impacto de vuelta a mí

alrededor, se siente como si Taylor hubiera desplazado la mitad del

agua en la piscina.

No estoy de humor para balas de cañón. Para ser honesta, la obsesión

de Taylor con estas es molesta para mí. Todavía estoy bastante

deprimida por el hecho de que pensé que estaba cerca de resolver el

asesinato de Dan, y ahora estoy de vuelta al punto de partida de

nuevo. Está bien para Taylor, ya que no es personal para ella. Pero

esto significa que todo en el mundo para mí, me acaba de asestar un

golpe demoledor. Realmente creo que Taylor podría ser un poco más

simpática. En cambio, ella no se da cuenta de que estoy remando en

torno a la poca profundidad de la corriente, desanimada y apática.

Ella se ha salido de nuevo del agua para otra bala de cañón. Me doy la

vuelta, así no me da de lleno el agua esta vez.

—Bola de Cañón— grita de nuevo, justo antes de otra media tonelada

de agua que se dispara fuera de la piscina a su paso. Supongo que no

es su culpa, que investigar la muerte de Dan no es tan importante

para ella como lo es para mí. Para algo que Taylor hace para aliviar el

aburrimiento aplastante de la vida en la prisión de Wakefield Hall, de

Seguridad Máxima y por supuesto, una gran oportunidad para

—B

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46

entrenar las habilidades de IP5 que quiere mejorar. A veces se olvida

de que para mí, esto es mucho más que una manera de matar el

tiempo.

Me limpio la espuma de su impacto fuera de mi pelo y reflejan que al

final, yo soy la única persona que realmente puede confiar en uno al

cien por ciento. Eso es sólo normal, supongo. Estamos solos al final.

Pero no me gusta reconocerlo.

De repente, viendo a Taylor retozar alrededor de la parte más

profunda de la alberca, una oleada de profunda soledad se apodera de

mí. ¿Estoy sobre—confiando en ella? Tal vez soy yo, si el hecho de que

ella no está centrándose en esta decepción tanto como yo lo estoy,

esto me molesta tanto. Tal vez necesito inclinarme menos a Taylor y

estar más en mis propios pies. Estaba tan feliz por hacer amistad con

ella, porque cuando la conocí, mis viejos amigos me habían

abandonado (mi culpa, así que no debería quejarme). Taylor no tiene a

nadie más:

Es como mucho, una extraña en Wakefield Hall como lo soy yo.

Después de la desconfianza y la hostilidad inicial, es increíble lo

rápido que nos hemos unido. Pero, ¿precipité las cosas demasiado?

¿Tengo que conseguir más equilibrio en mi vida y no asumir que Taylor

siempre estará ahí para mí?

Uf, demasiadas preguntas y todos ellas miserables. Buceo bajo el

agua para quitármelos de encima, nadando lentamente a lo largo de la

parte inferior por la parte menos profunda, deseando poder quedarme

aquí para siempre y nunca tener que subir, para hacer frente a los

problemas en la superficie.

Lo creas o no, estamos en el sótano de la casa de Lizzie. Lo cual,

además de la piscina climatizada, cuenta con un cine privado, sala de

juegos y por lo que sé, una bolera y pista de tenis también. Cuando

nos dimos cuenta de que tendría que permanecer en Londres esta

noche, porque no podíamos salir por la noche a un club nocturno el

sábado y volver a la escuela a las dos de la mañana—Lizzie se ofreció

a hospedarnos. Nos tomó a ambos por sorpresa ya que, para ser

5 IP: Investigador Privado

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47

honesto, realmente no hemos sido tan amables con ella. Pero ella

estaba muy excitada por la idea.

—Lizzie realmente no tiene amigos, ¿verdad? — Taylor dijo antes—.

Cuando le pregunté a la señorita Fournier, si podía pasar esta noche

en lo de Lizzie, sonaba más feliz que Lizzie porque tenía a alguien que

se quedara con ella, yo tenía a alguien a visitar.

—Honestamente, yo podría haber dicho a mi tía Gwen, que me estaba

quedando con un pedófilo que conocí, cuando me recogió en la

sección de ropa interior de Marks and Spencer, y ella ni se inmutó—,

le dije con amargura.

—Sí, pero tu tía Gwen te odia— señaló Taylor con franqueza brutal.

—Ella no cree que gran parte de lo de Lizzie, tampoco. Ella olió

cuando le dije que me estaba quedando con ella. Y cuando le dije que

era una amiga nuestra, sé que ella no me creyó.

Taylor se encogió de hombros. —Bueno, tal vez estamos más cerca.

—Eso es muy triste. Deberíamos ser más amables con ella.

Taylor pretendía hacerme callar, pero debajo de ese exterior duro es

un corazón ligeramente más suave, y ella en realidad era bastante

amable con Lizzie, esta tarde con orgullo nos enseñó nuestras

habitaciones. (Sí, tenemos una cada una y son enormes, y las dos son

en suite. Todo esto en Chelsea, el barrio más caro de todo Londres. El

padre de Lizzie, claramente tiene más dinero que Dios.) Sin embargo no

nos dimos cuenta que había una piscina, Lizzie estaba demasiado

absorta en mostrarnos sus bolsos y armarios para zapatos, además de

su habitación de vapor y jacuzzi.

Encontramos a Lucía, la ama de llaves rumana, cuando regresamos

del club.

— ¿Quieres algo de comer? — Preguntó ella, con cara de piedra,

cuando habíamos terminado de disculparse por hacerla levantar y

dejarnos entrar:

—Está bien. Es mi trabajo. Señorita Lizzie— dice.

—No, está bien— le dije con tristeza, dando patadas Taylor, que

siempre quiere algo de comer. Pero yo sabía que si decía que sí, Lucía

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48

tendría que conseguir para nosotros y tenía claramente que

levantarse de la cama que dejó ella estaba en bata y zapatillas y sus

ojos eran borrosos con el sueño.

— ¿Quieren tomar algo? — preguntó Lucía—. ¿Ver una película en el

cine? ¿Nadar?

—Lo siento— dije sin comprender—debo haber oído mal, pero yo

pensé que usted dijo…—cinco minutos después, la puerta del

ascensor se abrió y ping, Lucía nos ha llevado a través de un pasillo

con azulejos. Abrió una puerta. Y nosotros abrimos la boca.

—Toallas allí. Ropa para nadar. Sauna allí — señaló ella, aunque nos

quedamos cautivados también por la nube de vapor que se elevaba

delicado del agua azul brillante de la piscina, para centrarse

realmente en sus direcciones. —Toilet también— Indicó el otro lado de

la piscina, que se encuentra en rosa pálido con tintes de mármol—

.Detrás de las columnas.

Aquellos eran de mármol también, por supuesto.

—Muchas gracias— dijo Taylor con fervor.

—No hay problema. —Lucia realmente esbozó una leve sonrisa—.

Ustedes son chicas buenas. No borrachas. No huelo bebidas cuando

ustedes hablan.

—Um, gracias— dije, profundamente agradecido de que no había

tenido un cóctel en Coco Rouge.

Lucía se volvió para irse.

—Ustedes quieren beber agua ahora— dijo por encima del hombro—.

Para el sauna.

—Sí, Lucía— nosotros dijimos a coro.

Nade bajo el agua, deseando que mi tía Gwen se pareciera más a

Lucía. No me importaría un poco de amor duro. Y Lucía era mejor

para mí, que la tía Gwen lo ha sido toda mi vida.

—Muéstrame cómo haces para girar alrededor tan rápido, en ese salto

mortal que haces en la cama elástica— Taylor, tirando de ella fuera de

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la piscina con una suave flexión de su poderosa parte superior del

cuerpo.

—Realmente no estoy sintiéndome como ella— murmuro, flotando en

el agua.

— ¡Oh, vamos, Scarlett! — Taylor se pone las manos en las caderas—.

¡Sé que esta noche fue decepcionante, pero estamos en una piscina

privada, tiene para animarte un poco!

Ahora me siento como que estoy siendo miserable y arrastrando a

Taylor conmigo. Sintiéndose culpable, le enseñare.

—Hay que hacerlo con estética lo más rápido que se pueda. Coloca los

brazos hacia abajo como si estuvieras lanzando una pelota, y cuando

llegan al suelo, las rodillas deben estar metidas apretado el pecho.

—Lanzar una pelota— dice Taylor, levantando los brazos por encima

de su cabeza y tratar de hacerlo. — ¡Está bien, aquí voy!

Ella corrió hacia el borde de la piscina, salta, se repliega y en ese

preciso instante, una voz surge de la nada, saltando alrededor de los

azulejos y mármol tan fuerte que se mete, Taylor da la voltereta y va

completamente fuera de control.

— ¿Está usted en la piscina? — Dice la voz.

Taylor echa los brazos, no sé por qué, pero se detiene por completo en

su vuelta, y ella aterriza boca abajo en la piscina, con los brazos

extendidos a lo ancho y todavía con las rodillas dobladas contra el

pecho. Me río con tanta fuerza que me doblo. La expresión de shock

total de nuevo me hace reír aún más fuerte. Y ni siquiera me siento

mal riendo sobre ella. Después de todo, no hace un minuto que me

estaba dando una conferencia sobre la necesidad de tener ánimo.

— ¿Está usted en la piscina?

— ¡Aaaah! — Taylor jadea para respirar, tosiendo fuera del agua. Para

mi vergüenza, esto es de alguna manera incluso más divertido que el

golpe que se dio de vientre. Tal vez sea porque nunca había visto a

Taylor ser otra cosa que una maniática del control físico por completo

de sí misma.

— ¿Está usted en la piscina? —La voz vuelve a preguntar.

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— ¿Quién diablos es usted? — Taylor grita. Su cara esta color rojo

brillante: está literalmente furiosa.

— ¡Soy Lizzie!

— ¡Deja de gritarnos! — Taylor le grita.

— ¡Lo siento, es el portero! ¡Esto hace que todo suene muy fuerte! ¡Voy

a bajar!

Lizzie irrumpe por la puerta unos minutos después, toda emocionada.

Apuesto a que Lucía habría olido bebida en su aliento.

— ¡Hey! — dice, sonriendo—. ¿Están disfrutando de la piscina? ¿No es

genial? Y ¿qué pasa con esa escena en el club? ¿No fue una locura?

¡Plum tuvo un colapso completo! ¡Yo estaba asustada, pero fue

realmente emocionante, también! ¿Y cómo les fue en su misión de Alto

Secreto? ¿Les ha parecido todo bien?

—No realmente— le digo, suspirando—. Resultó ser mucho más

complicado de lo que nos dimos cuenta.

— ¡Oh, eso es una vergüenza! — Lizzie se ve realmente decepcionado

en nuestro nombre—. Lo sé, ¿por qué no hacemos un poco de

palomitas de maíz? Y podemos tener cacao con Baileys y menta con

malvaviscos en ella ¡Ese es mi favorito! —Ella aplaudió con sus

manos llena de alegría, como una niña pequeña—. Voy a arrancar la

máquina de palomitas de maíz. Nos vemos en mi sala de estar. Tomen

el ascensor hasta el tercer piso y giran a la izquierda, hasta el fondo

del pasillo. ¡Oh, esto va a ser muy divertido!

—Nunca pensé que esas palabras saldrían de mi boca— dice Taylor

cuando se golpea la puerta que se cerró detrás de Lizzie— pero tengo

que decir que, a veces, ser amigo de Lizzie parece como un muy buen

negocio.

Naturalmente, el vestuario de la piscina está bien provisto de batas y

de toalla mullidas, zapatillas y una variedad de tipo spa, así que diez

minutos más tarde estamos acurrucadas en frente de un fuego

rugiente en el salón de Lizzie, con tazas de menta caliente, y el cacao

ligeramente alcohólico en nuestras manos, un tazón de palomitas de

maíz entre nosotros, y el sonido muy reconfortante del estallido de

otro lote cocinándose de palomitas en la máquina.

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Esto es vida.

O lo sería, si no hubiera sentido, muy poco a poco como se me

apretaba un nudo en mi estómago, que es el recordatorio perpetuo de

que tengo la muerte de Dan encima. Ese nudo está siempre conmigo,

pero a veces no lo siento tanto como con los demás. En este momento,

es como una piedra en el estómago, dura y fría, porque estoy muy

decepcionada por esta noche. Pero también, estoy disfrutando mucho

de esta intimidad, y mi cacao es tan delicioso que está compitiendo

con el nudo por la atención. Es extraño un sentimiento desgarrado

como este.

Esa es otra razón por la que estoy tan interesada en resolver el

asesinato de Dan. Quiero ser capaz de sentir sólo una sensación a la

vez. Quiero deshacerme de la piedra en el estómago.

—Me siento como si estuviéramos en una estación de esquí en

Colorado— comenta Taylor, soplando en su bebida.

—Es acogedor, ¿verdad? — dice Lizzie—. A veces hago mi cacao y lo

tomo en el jacuzzi para ver la televisión. Eso es precioso también,

aunque no se puede ver el fuego. Entonces, ¿cuál era el problema esta

noche? —continúa, tan feliz de sentirse ella que está en el centro de

algo, que sus ojos brillan como faros.

Aquí está la cosa: no podemos decir nada Lizzie importante, ya que

ella simplemente lo balbucea a todo el mundo que conoce en un

esfuerzo por mostrar lo que está en nuestra confianza.

Ella lo sabe por supuesto, que algo está pasando entre nosotros y

Nadia, algo secreto y complicado e importante. Sin embargo, todos los

involucrados la han mantenido completamente en la oscuridad. Pero

Taylor y yo tuvimos una rápida lluvia de ideas abajo, y decidimos que

no había un tema en el que Lizzie en realidad podría ser de ayuda. Es

su especialidad, después de todo.

Suspiro. —Suena tonto— le digo— pero Nadia quería nuestra ayuda.

Tú veras, hay un chico que le gusta, y ella piensa que le gusta. Sólo

que ella no está segura. Y un par de noches atrás, estaban en un

club, y ella estaba sentada con el bolso Plum, junto a ella…

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—El Marc Jacobs, edición limitada de…— Lizzie interrumpe

emocionada, ansiosa de mostrar que sabe el armario de Plum.

—Exactamente. Y ella piensa que este chico pensó que era su bolsa,

de Nadia, y puso en él una nota para ella.

Esta parte de la historia es muy débil. Quiero decir, ¿quién deja notas

en la actualidad? Sigo hablando con rapidez antes de Lizzie empiece a

darse cuenta de que no acaba de tener sentido.

—Sólo la cosa es, que no era la bolsa de Plum, después de todo, ella

se confundió, porque bastantes muchachas tienen la misma bolsa, al

parecer, pero ella no se dio cuenta. Así que realmente quiere averiguar

quién tiene la misma bolsa y ver si alguna de ellas recibió una nota en

ella que no era para ella.

Busco dudosamente a Lizzie: ¿caerá realmente en esto? Yo no tenía

tiempo para llegar a una mejor historia. Por suerte, los cócteles en

Coco Rouge y Baileys lo tienen disuelto, una pizca de sentido común

que podría haber poseído.

— ¡Eso es tan romántico! — respira—. Y ahora él no sabe que ella no

consiguió la nota, así que puede ser, que piense que no le gusta. . . .

es algo así como Romeo y Julieta, ¿no es así?

—Um, sí— dije, inclinando mi cabeza hacia un lado y tratando de

hacer que mis ojos se vean brumosos. Esto también significa que hay

que evitar que capture los ojos de Taylor, que no creo que sea una

buena idea, si quiero seguir siendo convincente.

Deja un momento y luego dice pensativa:

—Supongo que no tienes ni idea de quién más tiene esa bolsa,

¿verdad?

Lizzie casi salta hacia arriba y hacia abajo de alegría, su cacao Baileys

brinca peligrosamente, cerca del borde de su taza.

— ¡Por supuesto que sí! — dice con entusiasmo—. ¡Sofía tiene uno!

ella sólo lo recibió el mes pasado, su hermana se lo dio porque estaba

aburrida de él, pero Sophia realmente le gusta, ella lo lleva a todas

partes, aunque en realidad no vaya con lo que lleva puesto. . . .

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—Sophia Von Und Zu ¿Qué—?

—Sí, es gracioso, porque tú sabes cómo Plum odia cuando la gente

tiene lo mismo que ella, es una especie de regla, no tener nada de lo

mismo, ¿verdad? Sino, Sophia realmente, realmente quería mantener

la bolsa, y al parecer, cuando llegó a la escuela con ella — Lizzie deja

su taza y se inclina hacia adelante en su sillón de terciopelo, toda

emocionada a decirnos lo que ella considera una pieza fundamental

de chismes —ella lo puso debajo de su silla, para que Plum no lo viera

enseguida. Y luego Sophia invito a Plum para que mañana llegara con

ellos a su casa cuando viajen. Lo que es increíble, al parecer, es como

un castillo todo en Austria y se ve como algo salido de un cuento de

hadas, y la familia de Sofía son muy, muy elegantes y fantásticamente

bien conectados, de modo que Plum ha estado muriéndose por

conseguir una invitación allí durante mucho tiempo. Así que, por

supuesto, ella dijo que sí. Y luego Sophia se inclinó para sacar su

bolso y todo el mundo lo vio por primera vez. Y al parecer, todo el

mundo estuvo absolutamente en silencio como muertos, pero Sophia

había invitado sólo a Plum a quedarse, así que Plum, ya sabes, no

hiso algo al respecto. Era algo así como un trato, ¿me entiendes?

—Sí, lo creo. Bien, así que Sophia tiene uno— yo repetí—. ¿Alguien

más tiene el mismo saco?

Lizzie estaba asintiendo vigorosamente—. Lucy tiene uno. Los ojos de

Lucy Raleigh.

—Lizzie hiso cara de cachorrito, como la hacen todas cuando se

menciona el nombre de Plum. Lo cual es interesante, porque nunca

he visto mirar a Lizzie como esta, nadie más que a Plum.

— ¿Quién es Lucy Raleigh? — Taylor pide.

— ¿Tú no lo sabes? — Lizzie estaba incrédula—. Ella es, como, muy

bonita y fresca. Está en las niñas de San Pablo. Ella estaba en el club

esta noche, ¿la viste? Ella estaba llevando una camiseta de D & G,

hecha para Lou, y vaqueros— se detiene por un momento,

entrecerrando los ojos y termina triunfante—una chaqueta de Guess.

Creo que era Guess—añade a conciencia—. Creo que ella fue la

primera persona en tener una de esas bolsas. No la he visto con ella

durante mucho tiempo, sin embargo.

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Sophia estaba en la fiesta en que Dan murió, pero eso fue hace seis

meses, y de acuerdo a la historia de Lizzie, su única hermana

recientemente le dio la bolsa. Así que está fuera de peligro. Yo tengo

que decir, me ha parecido muy difícil de creer que Sofía tuviera algo

que ver con el asesinato de Dan. Yo solía estar en la clase de historia,

lo mismo que ella en St. Tabby, y como un resultado, sé que Sofía

estuvo alrededor. Organizar algo tan complicado sería impensable

para ella, la tensión mental la pondría en estado de coma durante

semanas.

— ¿Y nadie más tiene una de esas bolsas? — Taylor pide. Lizzie niega

con la cabeza.

—Nadie que conocemos. No hicieron muchos.

Bueno, eso es definitivo. Si hay un tema en el que Lizzie es una

experta es en bolsos. De repente, la comodidad de la sala de estar de

Lizzie se vuelve sofocante. Tengo una idea. Los ojos de Taylor están

brillantes: Puedo ver que siente exactamente lo mismo. Lucy Raleigh.

Quién va con las niñas de San Pablo. Y es muy bonita y fresca.

¿Podría tener nada que ver con el asesinato de Dan?

Oh, hay una cosa más que aclarar.

— ¿La hermana de Sophia, anda mucho con Plum en lo absoluto? —

Le pregunto, sólo para asegurarme de que no hay posibilidad de que

la hermana estuviera en la fiesta de Nadia.

Lizzie se ve sorprendida.

— ¡Dios, no! Ella es mucho más mayor. ¡Ella esta, casada!

Bueno, que gobierne la hermana, lo que significa que puede

concentrarse por completo en esta Lucy Raleigh. Mi estado de ánimo

ha mejorado por el momento: tenemos una pista real para

enfocarnos. Y en el taxi, me habló de sospechas reales de Plum. Tal

vez me equivoque, pero pensándolo bien, yo tengo mis dudas, de que

carezca de carácter Plum, para llevar a cabo esta complicada y astuta

trama. Plum es todo acerca de la confrontación directa. Tal vez, si

puedo encontrar más información acerca de Lucy Raleigh, va a

resultar que ella es mucho más el tipo para matar a alguien, en la

clase de manera en que Dan fue asesinado. . . .

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— ¿Así que piensas que tal vez Lucy recibió la nota que estaba

destinada a Nadia? — dijo Lizzie.

Nuestras expresiones completamente en blanco, nos expondría a los

mentirosos totales, si no fuera que se tratara de Lizzie. Realmente

tenemos que trabajar sobre nuestros reflejos, si queremos ser espías

súper detectives, muchacha.

— ¡Sí! — digo, varios latidos demasiado tarde, cuando Taylor

interviene con una serie de guiños demasiado entusiastas.

— ¡Oh, espero que ella se reúna con él!— suspira con nostalgia

Lizzie—. ¡Suena muy romántico!

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Traducido por Tersa Manzano

Corregido por Deyanira

os codos fuera de la mesa, Scarlett. Y siéntate

más derecha.

Me estremezco, horrorizada al darme cuenta

de que he cometido un error tan básico como apuntalar los codos

sobre la mesa, mientras estoy en el almuerzo con mi abuela. Debo

haber estado a millas de distancia.

—Lo siento, señora Wakefield —murmuro.

Mi abuela ha decretado que mientras soy una alumna de Wakefield

Hall, tengo que llamarla señora Wakefield en todo momento, para que

nadie piense que tengo tratamiento especial de parte de ella. En cierto

modo entendería que fuera sólo en público, ya que después de todo,

es la directora, pero tener que llamarla señora Wakefield también en

privado es muy extraño.

—Así que, cuéntame de los amigos que estás haciendo aquí —me

cuestionó la abuela.

Acabo de pinchar algunos guisantes y estoy masticando diez veces

antes de tragar, una regla en la que mi abuela insiste para una buena

digestión. Así que tengo unos segundos antes de responderle.

—Um, soy amiga de Taylor McGovern principalmente —digo

finalmente.

— ¿La chica americana con los padres arqueólogos? —dice la abuela,

pero en realidad no es una pregunta.

—L

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Ella sabe todo de las chicas de la escuela desde el momento en que

dan el primer paso a través de las puertas de Wakefield Hall. Se

rumorea que tiene expedientes sobre todos y no me sorprendería en

absoluto descubrir que es verdad.

Asiento con la cabeza y luego recuerdo que eso no se considera una

respuesta suficiente.

—Sí, es ella. Es muy deportiva. Trabajamos juntas un poco.

Mi abuela asiente con la cabeza y corta otro bocado de pollo. Todo es

comida blanda, de nuevo debido a su digestión. Pollo cocido,

zanahorias cocidas, guisantes y patatas.

¡Ah!

Bueno, al menos es mejor que la comida escolar, es el único consuelo

de tener que pasar cada domingo al mediodía con mi abuela en su

comedor privado, sentada con la espalda recta y con los codos fuera

de la mesa, la práctica de las artes de la conversación amable y los

buenos modales.

Es muy difícil hacer las dos cosas al mismo tiempo, me parece.

Mire a mí alrededor ya que mi abuela mastica su pollo. Ella tiene todo

un conjunto privado de habitaciones que eligió cuando fue

convirtiendo Wakefield Hall en escuela y naturalmente, tomó los más

bonitos. El comedor está en el viejo invernadero, por lo que tiene un

techo de cristal y en parte paredes de cristal. Cuando llueve es muy

dramático sentarse aquí y ver el agua verterse hacia abajo, sobre el

techo, sintiéndose segura y cálida por dentro. La carpintería está

pintada en color verde claro y hay grandes plantas en vasijas de

porcelana dispuestas en nichos que rodean la habitación: como todo

lo que mi abuela hace, es sencillo y elegante. Lo utiliza para grandes

cenas en la escuela, con gobernadores y padres especialmente

favorecidos (ricos / con títulos / influyentes), lo que significa que la

mesa es lo suficientemente grande como para dar cabida a veinte

personas.

Siempre es extraño estar sentada en un extremo de la misma,

nuestros dos sitios puestos con esmero con la familiar porcelana

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Minton6, la vajilla con monograma de plata y copas de cristal con

agua, con una gran extensión de madera pulida que se extiende lejos

de nosotras, ocupado sólo por los brazos de los candelabros de plata

fijados a intervalos regulares.

Me hace sentir increíblemente tímida. Lo ocasiona mi abuela, porque

tiene el perfecto control de sí misma. Tiene el pelo blanco, en un

pulcro corte corto, es siempre suave y elegante, mucho más

inteligente que el moño en la parte posterior de la cabeza de las viejas

damas. Sus ojos son brillantes y azules y pueden ver todo, sobre todo

las cosas que no quiero que vea. Lleva un juego doble de falda de lana

pastel y nunca la he visto sin su collar de perlas y pendientes. Son

recuerdos de familia, que es una de las razones por las que siempre

los usa y el otro es que las perlas se deben usar tan a menudo como

sea posible, ya que obtienen su brillo de los aceites de la piel. Eso es

lo que dice mi abuela, así que debe ser cierto porque ella siempre

tiene razón. Cada movimiento que mi abuela hace es preciso y nunca

dice una palabra que no quiere decir.

Puedes ver por qué es intimidante tener que pasar cada domingo a

mediodía con ella, ¿no?

— ¿Y cómo van progresando tus estudios? —pregunta.

Me retorcí. Esto es tan difícil, cuando tu abuela es tu directora,

también, ¿cómo puedo responder a esto? Entonces tuve un golpe de

inspiración.

—Estoy muy atrasada en latín —digo. —Ya me di cuenta de que se

enseña mucho mejor aquí que en St. Tabby.

Los oídos de mi abuela se pincharon con interés.

— ¿En serio? —dijo con una naturalidad que era casi tan creíble como

un gato que te dice que acaba de dormir fuera de una ratonera por

casualidad.

6 Thomas Minton (1765 – 1836) es un ceramista inglés. Fundó Thomas Minton & Sons en Stoke-on-

Trent, Staffordshire, que se convirtió en una empresa de fabricación de cerámica con una gran reputación internacional. Famosa por la producción de loza y la porcelana en 1798. Sus productos son principalmente vajilla doméstica estándar sobre todo en la transferencia de azul impreso o barro pintado y China, incluyendo el motivo de sauce (willow pattern, supuestamente creado por Minton) cada vez más popular, y en el 1820 objetos de porcelana fina ornamentales.

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—Cuéntame más.

—Oh— me lancé, a masticar y tragar un pedazo de zanahoria —nada,

de verdad. Es que todas las chicas de aquí están muy por delante de

mí. Todos han estado escribiendo en latín por años. En St. Tabby, en

su mayoría se traduce, no hacíamos más que escribir.

Mi abuela posó el tenedor y se limpió los labios con la servilleta de lino

con monogramas.

—No tenía ni idea de que los estándares eran tan deficientes allí —

dice contenta.

Asiento con la cabeza, con los ojos abiertos.

—No me di cuenta hasta que llegué aquí —le digo, puede ser que

exagere un poco, pero no importa. La abuela se lanzó a una exquisita

conversación de consejos para los exámenes y los programas de

estudio modernos en general y de los perezosos de St. Tabby en

particular, lo que nos llevó todo el tiempo a la eliminación de nuestros

platos principales, siguiendo, con la crema de grosellas para postre y

café (servido en tazas de porcelana tan finas que casi se puede ver a

través del café, siempre estoy con miedo de romperlas).

St. Tabby es una de las mejores escuelas de niñas en el país y para la

abuela haber encontrado una grieta en su armadura le había hecho

absolutamente feliz su día. Somos una familia competitiva, los

Wakefield.

Me felicité por haber encontrado un tema de conversación en el

almuerzo en el que mi abuela felizmente pudiera hablar durante

horas. Voy a buscar otra cosa que criticar la próxima semana acerca

de St. Tabby. Y entonces sólo tengo que sentarme, asentir con la

cabeza y evitar en lo posible tener que practicar el arte de tener una

conversación educada.

Este placentero estado de ánimo duró hasta el final de los pisos

privados de la abuela, por la elaborada escalera central y por la gran

puerta principal de Wakefield Hall. Una vez en el aire fresco, sin

embargo, mi estado de ánimo cambió, no importa lo difícil que trate de

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mantener esta sensación de euforia. Siempre es difícil para mí cuando

tengo que volver con la tía Gwen.

Lucho contra los sentimientos de envidia hacia Taylor todo el tiempo.

Debido a que Taylor no vive en Wakefield Hall. Al igual que el resto de

las chicas, ella no se aloja aquí. Ella tiene un hogar adecuado para

volver, uno acogedor donde la gente está feliz de verla y donde

probablemente está tomando su desayuno.

Incluso Lizzie, cuyo padre nunca está, tiene ese palacio para vivir y a

Lucia quien alterna mimos y un cariño persistente para ella. Mientras

que para mí, eso es todo. Una habitación proporcionada a

regañadientes para mí por la tía Gwen, quien actúa pretendiendo que

no existo. Y no puedo decir nada de esto a Taylor. Sería mucho,

demasiado, yo la pobre—pequeña—huérfana.

No suelo pensar en mis padres, porque no hay ningún punto y

además, era muy joven cuando murieron para recordarlos bien. Sólo

tengo fragmentos de memoria, como las que muestran las diapositivas

pasadas de moda que se ven a veces en el cine, donde se proyecta una

imagen brillante durante unos segundos antes de que alguien haga

clic en algo y cambie a otra diapositiva.

Estoy por el camino ahora, casi en casa de la tía de Gwen, que en

realidad es la casa del guarda, está metida en un nido de árboles al

lado de la entrada principal. Me pregunto si me siento lo

suficientemente fuerte como para ir por mi caja especial, donde

guardo las cosas que me recuerdan a mis padres. Fotos de nosotros,

de cuando era pequeña. Mi libro de bebé. Una bufanda de punto que

mi mamá hizo para mí. No está en buen estado, tiene una gran

cantidad de puntadas rotas, pero a mí me parece realmente

entrañable, porque ahora es obviamente basura tejida, pero persiste

de todos modos, porque era para mí.

Quito el soporte de ciprés que oculta la puerta de la entrada de la

casa y mientras camino alrededor de él, la casa está ya la vista, salto

y casi dejo caer mi bolso y todos los pensamientos de cualquier cosa

son borrados de mi mente por lo que está justo delante de mí.

Jase Barnes está sentado en el muro del jardín. Está muy sexy con

una camisa de color naranja brillante y pantalones vaqueros negros.

Él debe estar esperándome.

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Oh mi Dios. ¿En qué me he metido?

La semana pasada, me colé en el piso de Nadia. Que es cuando

averigüe que Nadia vio el EpiPen de Dan en lo que ella creía era el

bolso de Plum, cuando resolví que Dan fue envenenado por el aceite

de maní en las patatas fritas. Corrí todo el camino de vuelta desde el

camino de Wakefield, muy emocionada por mis dobles

descubrimientos que no podía esperar para decirle a Taylor todo lo

que sabía. Alguien mató a Dan. Realmente no fue mi culpa que Dan

muriera. Y eso a su vez, significaba que podía besar a un chico sin

tener miedo de que pudiera caer hacia abajo, muerto a mis pies, al

igual que Dan lo hizo.

Así que cuando corrí de regreso a la escuela por la noche y vi a Jase

Barnes por la sala comedor, el magnífico Jase Barnes, del que todas

las chicas de la escuela deben estar enamoradas, pero que

sorprendentemente parece interesado en mí, lo perseguí como un

perro. Corrí tras él y lo hice detenerse, puse mis manos sobre sus

hombros, levanté la mano y lo besé... y entonces, gracias a Dios

gracias a Dios, me escapé directamente después sin rondar por ahí

para no avergonzarme aún más.

Aaah. Me ruborizo de solo recordarlo.

Pero por lo menos él no murió.

Lo cual es bastante obvio ya que está aquí, en carne y hueso,

saltando de la pared cuando me vio por lo que no pude evitar esperar

con entusiasmo. Sus brillantes y relucientes ojos dorados. Espero que

él no crea que vaya a tirarme a sus brazos de nuevo. No creo que este

completamente fuera de mí en estos momentos.

—Um, hola —dije, caminando hacia él, porque tengo que hacerlo, ya

que se interpone entre la casa del guarda y yo, orando con cada fibra

de mi cuerpo, que no esté tan roja en este momento, que me parezca a

un tomate con ropa.

—Hey —dice y yo creo que es totalmente injusto que él sea del color

de los caramelos con interior blando y centro de chocolate que recibo,

es muy agradable, no puedo decir si él está ruborizándose también.

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Pasa su mano sobre el cuero cabelludo, lo que es totalmente

innecesario, porque su cabello está completamente cortado en

pequeños rizos oscuros, así que tal vez eso es una especie equivalente

del chico a sonrojarse.

Estamos de pie y nos miramos el uno al otro durante un largo tiempo.

Estoy cambiando de un pie a otro, tratando de encontrar las palabras

para decir que estoy en un apuro y necesito ir dentro con la tía Gwen,

porque sinceramente, estoy deseando que él no haya venido a

buscarme. Por supuesto, me siento halagada, pero esto es demasiado

confuso para mí para hacerle frente en estos momentos.

—Me gusta tu traje, dice finalmente, sonriendo.

Automáticamente me miro a mí misma, inmediatamente me

impresiono de horror, porque me olvidé por completo de que estoy

usando la ropa adecuada para el almuerzo con mi abuela, de acuerdo

con sus reglas muy estrictas. Que son: una falda plisada marrón, un

jersey azul marino, medias y zapatos cómodos (no botas, que no son

para ser usados con faldas). Sin maquillaje, ni caso tiene seguir.

Sólo parece que viaje al tiempo, a la década de 1940.

—Acabo de tener un almuerzo con mi abuela —me las arreglo para

explicar, seguro que me sonrojé aún más. Estoy maldiciendo el hecho

de que prácticamente cada vez que veo a Jase, estoy bien, domingo

por la mañana desaliñada o domingo de almuerzo—mojigata. ¿Por qué

no puedo estar bien vestida como estaba ayer cuando me choque con

él, solo más de una vez?

—Es muy, um —comienza.

— ¿Elegante? —sugiero.

—Bueno, esa es una forma de decirlo —dice, sonriendo aún más.

—Tengo que comprar ropa sólo para verla —me encuentro diciendo,

así que no creo que ninguna de estas cosas sean realmente algo que

recomiende—. Nunca me pongo algo como esto el resto del tiempo.

— ¿Ni siquiera los zapatos? —dice, manteniendo una cara seria, así

que creo que por un momento se lo toma en serio y miré hacia abajo

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a mi zapatos de cuero de color marrón, una especie de mocasines con

talón grueso antes de darme cuenta de que está bromeando.

—Oh, sí, estoy de acuerdo. —Me encantan estos, lloro cuando tengo

que sacármelos.

—Yo lloraría si me los tuviera que poner —dice Jase y ambos nos

echamos a reír.

Quise decir hola, tener una conversación rápida y luego ir a dentro

tan pronto como pudiera. No quiero ser grosera con Jase, por

supuesto que no. Es absolutamente precioso y aunque no lo conozco

muy bien, me ha gustado lo que he visto de él. Definitivamente quiero

estar más con él, llegar a conocerlo, besarlo de nuevo... pero sólo

cuando la nube oscura de la muerte de Dan, que todavía se cierne

sobre mi cabeza, se aleje flotando para siempre. Por horrible y egoísta

que parezca, me gustaría ser capaz de ocultar a Jase lejos en un

armario para que ninguna otra chica puede llegar a él y luego

invitarlo cuando esté lista para jugar con él. Pero Jase no es una

muñeca. Una muñeca no podía hacerme reír a pesar mío, o

engañarme en medio de una conversación divertida cuando yo solo

quería decir un rápido hola y adiós. Estoy más confundida que nunca.

—Um, me preguntaba —comienza Jase y luego se detiene. Se aclara

la garganta—. Um... ¿estás lista para cualquier cosa en este

momento? —me pregunta.

—Bueno, tengo un poco de tarea que hacer... —digo, podría morderme

la lengua. ¿Qué aburrido suena eso? Y no era eso lo que estaba

preguntando, lo sé.

—Ah —dice, mirándome decepcionado y mueve sus pies como si

fuera a irse. —Pero eso no te tomará todo el día...

—Me oigo agregando rápidamente. —Sólo tengo, um, un par de horas

de trabajo que hacer.

Lo cual es una mentira total. No puedo creer que esas palabras

salieran de mi boca. A pesar de mis mejores intenciones, no podía

soportar la vista de él alejándose decepcionado.

Debo ser la chica más débil de voluntad en el mundo.

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—Ah, bueno —dice con entusiasmo, con una sonrisa encantadora

iluminando su rostro—. ¿Tal vez quieras ir a ver una película o algo

más tarde, cuando ya no tengas nada que hacer? Hay el nuevo James

Bond en Princebury, se pone a las cuatro.

—He estado esperando para ver esa —le digo.

—Cool —responde—. ¿Nos vemos a las tres y media?

Asiento con la cabeza, todavía sintiendo que debería retirarme. Juré

que no me involucraría con un chico de ninguna manera hasta que

hubiera resuelto el misterio de la muerte de Dan. Pero ahora, al

menos tu sabes que no fue tu culpa que Dan muriera, dice una voz

un poco perversa dentro de mí. Tú no lo mataste, estás a salvo.

¿Por qué no deberías ir a ver una película con Jase, sólo una vez?

—Usa jeans y una chaqueta de abrigo —dice, sonriéndome—. Es un

buen día, pero hace un poco de frío en la motocicleta. Voy a estar

esperándote por las puertas principales.

Voy en moto a ver una película con Jase Barnes. No puedo creer esto.

Con dedos temblorosos, busco en mi mochila la llave de la puerta. La

idea de ir en moto con él, es tan deslumbrante que momentáneamente

borro cualquier duda que podría haber tenido. Me dejé entrar y corro

escaleras arriba a mi cuarto, arrojando mi mochila en la cama y

tirando para abrir mis cajones, en busca de un traje para usar.

Ese color rosa oscuro con capucha de cachemira, sería perfecto, el

suficiente estilo casual como para parecer que no he tenido

demasiados problemas, pero que se adapta muy bien. Y los

pantalones vaqueros que llevé a la emboscada con Nadia van

realmente bien. Puedo meterme las botas de nuevo. De repente me

doy cuenta de que estoy planeando exactamente el mismo atuendo

para impresionar tanto a Nadia como a Jase.

¿Eso es raro, o irónico?

¿O sólo significa que no tengo la suficiente ropa Cool y sexy como

muchas chicas?

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Miro el reloj: es la 1:30. Tengo dos horas antes de reunirme con Jase.

Por un segundo, me pregunto si debo pedirle permiso a la tía Gwen

para salir con él en la motocicleta y luego decido que estoy siendo

ridícula: A la tía Gwen no le importaría si le dijera que iba a salir con

un grupo entero de Ángeles del Infierno para hacer un poco de

adoración al diablo. Mientras yo esté de vuelta para el pase de lista en

la cena.

Pero antes de que pueda llegar a tener demasiado entusiasmo ante la

idea de aferrarme a Jase como costra a través de las calles, siento un

nudo grande en la parte posterior de mi garganta. Recuerdo cuan

emocionada estaba cuando Dan me sonrió detrás de la barra en casa

de Nadia. Así que en lugar de escoger qué aretes usar, estoy sentada

frente a mi computadora, en busca de Lucy Raleigh. Eso tiene sentido,

¿no es así?

¡Biip! ¡Biip!

Estoy tan concentrada en mi investigación en línea, que olvidé por

completo que había puesto mi alarma para que pudiera estar segura

de que tuviera tiempo para vestirme y maquillarme antes de reunirme

con Jase. Apago la alarma sin siquiera apartar los ojos de la pantalla

de mi ordenador. He estado buscando en todos los sitios de redes y

tengo un montón de información aquí.

Hechos cruciales aprendidos acerca de Lucy Raleigh hasta el momento:

1) Ella es realmente muy bonita: tiene el pelo liso y rubio, ojos

redondos y azules y piel de porcelana. Sus características la hacen

lucir muy inocente, pero esta vestida tan moderna y formal, que

acaba con esa aura sofisticada como la de Plum. Creo que es incluso

más fotogénica que Plum, también apuesto que a Plum no le gusta

eso mucho.

2) Todos sus amigos son intimidantes y guapos, hasta el momento,

basta de mirar demasiado.

3) Plum es amiga de ella en línea, al igual que Nadia y todas las

chicas del grupo de Plum en St. Tabby. Pero leyendo entre las líneas

de los mensajes dejados, no suena como que estén muy cercanos,

más bien son una especie de aliados tácticos en la batalla por saber

más de moda que cualquier otra persona.

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(Por suerte para mí, Lizzie no es amiga en línea con Nadia, Plum, o

Lucy, así que estoy segura en ese frente. Aun así, es un poco frío saber

hasta qué punto estas chicas están usando a Lizzie, como Plum me

había usado a mí y eso me hace sentir un poco horrible por usar a

Lizzie demasiado. Sin embargo, soy rápida para recordarme a mí

misma que el uso de Lizzie es un medio para un fin y que una vez que

termine todo esto, puedo tratar de redimir mi carácter.)

4) Lucy tiene un novio llamado Callum, pero parece que no le gusta

ser fotografiado. Hay un montón de fotos de Ross y Simón y los chicos

que bailan en la noche de baile del Coco Rouge, brazos se envolvían

alrededor de Lucy, Plum y Nadia, sonriendo como locas a la cámara,

pero no puedo encontrar ninguna de Callum. Su avatar es un

personaje de caricatura que no reconozco, se parece un poco a un

indio—punk, con un fondo de cuadros.

5) Callum tiene un solo perfil y no ayuda que nunca haya llenado la

mayor parte de él. Sólo dice su edad, diecisiete, que vive en Ayrshire,

Escocia y la música que le gusta, sobre todo de bandas de las que

nunca he oído hablar, con el mismo tipo de ilustraciones de indio—

punk como su avatar. Sus amigos apenas han publicado ningún

mensaje aparte de unos cuantos holas iniciales. Obviamente Callum

es una de esas personas que crean una página para ellos mismos y

rápidamente se dan cuenta que no están tan en ello y no se molestan

en mantener el ritmo.

6) Pero lo más importante, es que hay una gran cantidad de mensajes

del día después de la fiesta de Nadia. Todo el mundo está

preguntándole a Lucy que es lo que ella y Callum están haciendo,

pero Lucy no ha respondido a ninguno de ellos. Callum no estaba en

la fiesta, tomo nota. Hay varios comentarios directos después

preguntando cuándo va a venir a Londres y si Lucy lo ha visto, así

que claramente está en otra parte, en Ayrshire, tal vez, si es allí donde

vive. Sin embargo, es curioso cómo todo el mundo parece estar muy

preocupado por Lucy y su novio, como si tuvieran un vínculo muy

fuerte con Dan.

Me quedo mirando las fotos de Lucy por un tiempo, hojeándolos hasta

que veo una de ella en un vestido negro sin espalda, ella está mirando

a la cámara sobre un hombro, posando sexy, para mostrar su espalda

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desnuda. Sólo hay una pequeña cadena que sostiene el vestido junto

a la parte posterior de la cintura. Suerte la de ella, no tiene que llevar

un sujetador todo el tiempo.

Me siento, cuando tengo un destello de memoria, tengo una sensación

muy fuerte de que la he visto antes en alguna parte. Aprieto los ojos

cerrados, tratando de captar las imágenes parpadeantes que se

acaban de disparar a través de mi subconsciente. Muchachas en

vestidos sin espalda, riéndose, sentadas en algún lugar, en un bar,

¿era en el Coco Rouge? No, hace más tiempo que eso.

Pero yo nunca he ido a bares de moda, por lo que debe haber sido, en

la fiesta de Nadia. Ahí es donde vi a Lucy. Ella estaba sentada con

otra chica al final de la barra. Ella estaba riendo y coqueteando con

Dan mientras el preparaba el cóctel que iba a beber.

Y cuando comí las patatas a la inglesa, que habían sido mezcladas

con aceite de cacahuete, yo estaba sentada en el bar y también Lucy

estaba allí, en una posición perfecta para haber deslizado el plato de

patatas fritas delante de Dan, esperando que comiera un poco.

Esto no prueba nada. Pero Lucy era la sospechosa más probable de la

muerte de Dan.

Sin embargo, ¿qué motivo iba a tener para matarlo?

Tomé mi móvil y llamé a Nadia, para la prometida conversación en la

que ella tiene que decirme todo lo que sabe acerca de la noche en la

que Dan murió en su ático. Tengo un montón de preguntas para ella

ahora.

Diez minutos más tarde, bajé mi móvil y me moví en mi silla,

totalmente desconcertada. Nadia resultó ser de ninguna ayuda en lo

absoluto. Lo único que he establecido es que ella no tiene

absolutamente ninguna idea de lo de las patatas fritas. Cuando le

pregunté si había notado a Plum ir detrás de la barra durante la

fiesta, Nadia estaba tan sorprendida que estaba claro que no tenía ni

idea de por qué le estaba haciendo la pregunta.

Por supuesto, me preguntó por qué quería saber si Plum había tenido

la oportunidad de traer el aceite de cacahuete y las patatas fritas con

el médico. Si no hubiera sido tan frustrante, me habría reído de la

respuesta de Nadia.

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— ¿Por qué Plum estaría detrás de la barra? —dijo, claramente

sorprendida de lo que estaba diciendo—. ¡Las chicas no sirven las

bebidas en las fiestas, los chicos hacen eso!

—Um, bien —dije con cautela— pero no sé, tal vez haya alguna

razón, ella puede haber obtenido para sí misma un vaso o algo.

— ¡Dios, no! Le pediría a alguien conseguirlo para ella. Ella podría

servirse una copa, si había una botella abierta sobre la mesa, pero eso

es todo. La mayoría de las chicas ni siquiera abrirían las botellas,

porque arruinan las uñas.

—Cierto.

—Quiero decir, honestamente —dice Nadia, bastante entrada en esta

explicación ahora, de todas las chicas de la fiesta, Plum sería la

menos probable que hiciera algo como ir detrás de la barra y

conseguir algo. Sería muy inusual. Te diré algo, si lo hubiera hecho,

todo el mundo se habría dado cuenta. Quiero decir, Plum no hace

estas cosas por sí misma, ¿sabes? Ella consigue gente para hacerlo

por ella.

— ¿Y si llegó temprano? —pregunté, agarrándome a un clavo

ardiendo. Tal vez si había estado andando con Nadia en las etapas

tempranas de la tarde, podría haber llegado a la barra y adulterado

las patatas fritas antes de que alguien llegara.

— ¡Oh, por favor! —Dijo Nadia en un tono condescendiente por mi

estupidez—. A Plum le gusta hacer su entrada. Nunca llega a ninguna

parte temprano.

—Por supuesto —dije, sintiéndome como un idiota—. Um, ¿y qué

pasa con Lucy Raleigh?

— ¿Sabes de Lucy Raleigh? —Nadia sonaba muy escéptica, por

supuesto. ¿Cómo podría una chica como yo asociarme con una diosa

como Lucy?

—No me hagas ninguna pregunta, Nadia —espeté—. Eso no era parte

del trato.

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Nadia estuvo en silencio durante un par de segundos.

—No —respondió con el tiempo—. Lucy es como la Plum de St. Paul.

Ella no levanta un dedo tampoco.

— ¿Tenía un bolso Marc Jacobs con ella? —le pregunté—. ¿Como el

que tiene Plum?

— ¡Oh Dios mío, tienes razón! —exclamó Nadia, tan fuerte que tuve

que sostener el teléfono lejos de mi oído—. ¡Me olvidé totalmente de

que Lucy tiene uno también! Hizo una pausa. —Tu sabes, Scarlett,

pensé que había visto el EpiPen de Dan en la bolsa Plum esa noche,

pero tal vez me equivoqué. Es decir, hasta que lo has mencionado

ahora, no me había acordado de Lucy...

La voz de Nadia se fue apagando. Ella no sabía que yo había leído su

diario, por lo que probablemente se sentía como si acabara de hacer

una confesión que innecesariamente arrojaría sospechas sobre

alguien más poderosa que ella. Nadia se recuperó rápidamente con

destreza, sin embargo. Sin duda algo que aprendió de ser amiga de

Plum.

—Olvida lo que dije. Lucy no tenía ningún rencor contra Dan, si es eso

lo que quieres decir. Ella nunca le hubiera hecho daño, debido a

Callum.

Interesante. Mi mente escéptica dio un salto sobre Lucy y aterrizó en

su novio.

— ¿Qué quieres decir con eso? ¿Eran Callum y Dan cercanos? —le

pregunté, cubriendo todas las bases que podía imaginar.

Nadia se echó a reír.

— ¡Um, sí! Todo el mundo sabe lo cercanos que eran. Dios, Scarlett.

¿Cómo puedes ser tan despistada?

Me estremezco. La columna vertebral que había crecido de lo que

Nadia había dicho había sido cortado por la mitad con este

comentario malicioso. Hice una pausa por un segundo para ganar

compostura, pero los cortes de Nadia siguieron de nuevo.

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— ¿Eso es todo lo que querías saber? —Dijo, con un tono de orgullo

en su voz—. Llego tarde a una cita con mi masajista.

La más mínima culpa que Nadia pudo haber sentido en la cafetería no

parecía existir.

—Espera, no he terminado.

—Claro que sí —dijo Nadia, sonando molesta—. Me tengo que ir.

—No te olvides, Nadia. ¡Taylor y yo te hicimos un favor enorme! —Era

mi turno para sonar molesta—. No creo que una endeble

conversación telefónica sea suficiente para pagar eso, ¿no crees?

Por alguna razón, esto hizo reír a Nadia. No era una risa muy

agradable, sin embargo. Sonaba como si, de alguna manera, ella

pensara que tenía una puntuación superior a la mía.

—Eso es verdad, Scarlett. Probablemente aún te deba algo. Tú y tu

amiga fueron increíblemente útiles —dijo antes de colgar.

Un escalofrío de inquietud viajó hasta mis brazos mientras escuchaba

el sonido de su risa resonar en mis oídos.

¡Biip! ¡Biip!

Mi alarma se disparó de nuevo, debo haber golpeado el botón de

pausa. Y tengo suerte de haberlo hecho, porque cuando miré la hora

me di cuenta de que tengo una hora y media para encontrarme con

Jase.

Me siento allí, mirando fijamente la pantalla de la computadora con

las imágenes de Lucy saliendo con sus amigos y me pregunto si estoy

haciendo lo correcto, involucrándome con Jase, cuando aún estoy así

de envuelta en el asesinato de Dan con todas sus sucias y

posiblemente peligrosas consecuencias.

Contemplo encontrar a Jase y sólo decirle que tengo mucha tarea esta

tarde. Entonces recuerdo que tengo dieciséis años. Y tengo que

construir algo para mí misma, que no está conectado a Dan de

ninguna manera... o de lo contrario me voy a perder por completo.

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71

Lentamente empujo mi silla hacia atrás del escritorio, decidiendo que

incluso las adolescentes en misiones de venganza deben salir de vez

en cuando.

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Traducido por Jesica

Corregido por Malú

stoy aferrada a la cintura de Jase mientras tejemos sin

esfuerzo a través de los vehículos de movimiento lento.

Una cosa acerca de haber hecho gimnasia todos estos

años, quiere decir que no soy una chica gritona en una

moto por la alta velocidad, cuando no puedo ver que Jase sabe

exactamente lo que está haciendo. Estoy segura de que va

adicionalmente parado para tratar de impresionarme, porque eso es lo

que los niños hacen, pero nunca toma un giro tan rápido que a mí me

asuste, o corta peligrosamente cerca de un coche.

Esto es aún más divertido que la película de James Bond—porque en

la película emocionante, aunque lo fuera, no llegó a bloquear mis

manos alrededor de la cintura de Jase. Yo esperaba que él tomara mi

mano, o pusiera su brazo alrededor de mis hombros, pero no lo hizo,

lo cual fue un poco decepcionante. Sin embargo, sabía que nos

íbamos a subir a la moto de nuevo al final de la misma y él me

devolvió la mirada mientras me sentó en el asiento y puse mis brazos

alrededor de él.

No puedo creer que esté haciendo esto, pero estoy imaginándome que

Jase y yo acabamos de conocernos. Y que algunos malos han

comenzado a disparar contra nosotros, así que tenemos que ir en su

motocicleta y huir de la escena. Ellos nos persiguen, pero somos

demasiado rápidos e inteligentes para ellos. El genio de caminos

rurales es un borrón de farolas por el reborde pasando, un destello de

luz amarillenta amargo tras otro, los coches que telefoneamos, no

quiero que esto termine. Cierro los ojos y me inclino directamente en

Jase, arrugando su chaqueta de cuero contra mi cara, su loción para

después de afeitar es fresca y con olor a manzanas, dulce y deliciosa,

bajo la loción para después de afeitar su propio olor, lo que es aún

más delicioso, más oscuro, no como las manzanas en absoluto.

E

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73

Estamos frenando.

Hemos parado.

Miro a mi alrededor, aturdida. Me toma un poco de tiempo para

darme cuenta de dónde estamos, porque, a pesar de ser la casa de mi

familia, nunca he usado este camino en mi vida.

Jase pone una mano enguantada hasta el casco y desliza el panel

hacia arriba. Está oscuro, pero puedo ver que él se está riendo.

—No quieres bajar, ¿no? — Que está diciendo—. Realmente te gusta la

moto.

Me doy cuenta de que no puede bajar hasta que lo haga yo. ¡Qué

idiota soy! Me bajo más torpemente de lo que quería, Jase patea el

pedal de la motocicleta, balanceando una pierna por encima y

bajando. Él se quita el casco, yo hago lo mismo con el mío, con la

esperanza de Dios que mi pelo no esté demasiado aplastado abajo.

—Eres un fanático de la velocidad, ¿verdad? — Él pone su casco hacia

abajo en el asiento de la motocicleta, se extiende por el mío.

—Me encanta ir rápido— le confieso, entregándole el casco.

Él lo toma, lo pone al lado del suyo, de alguna manera lo hace tan

rápido que mi mano está todavía fuera y la sostiene que—oh, ya veo lo

que él hizo, él tomó el casco con la mano derecha y al mismo tiempo

entró con su mano izquierda para sostener la mía, eso es realmente

suave. Jase Barnes está sosteniendo mi mano, la está tirando, muy,

muy suavemente, pero lo suficiente para que me encuentre dando un

paso pequeño hacia él.

Tengo que decir algo. No sé por qué, pero yo sí. Porque si yo no digo

algo, no sea que, lo que podría suceder a continuación, en el silencio,

es demasiado para mí en este momento. Tengo miedo de que me vaya

a besar, no estoy lista. Todavía no.

—La película fue muy bien— le digo alegremente, como si no lo

hubiéramos dicho ya lo mucho que me gustó.

— ¿Qué es mejor, la película o el paseo en motocicleta? — me

pregunta.

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Ni siquiera tengo que pensar en eso.

—Oh, definitivamente el paseo en motocicleta. Por supuesto.

El rostro de Jase se suaviza en la sonrisa más hermosa.

— ¿En serio?

—Sí, me encantó— lo confieso—. Fue muy Cool. Siempre he querido ir

en moto.

—Es una gran manera de moverse alrededor, si estás en el campo.

Pero mi familia no me dejaba tener una, no en una eternidad. Mi

abuela quedaba completamente terminada cada que lo mencionaba.

Ahorré y ahorré hasta que finalmente conseguí una cuando tenía

dieciocho años. Pero todavía no es feliz por ello.

— ¿Valió la pena la espera? — le digo, casi al azar.

—Por supuesto— dice sonriendo—. La primera vez que fui a dar una

vuelta no pude dejar de sonreír todo el día. Literalmente. Me veía

como un payaso. Mi abuela me decía que iba a atrapar moscas en la

boca si no tenía cuidado.

Me río de la imagen.

—Estabas bastante bien, considerando que era tu primera vez—

añade.

— ¿En serio? — Dios, tengo que dejar de decir eso. Que sueno como

un idiota. Pero estoy tan abrumada por estar tan cerca de él que es

difícil para mí no conseguir ninguna palabra en absoluto, mucho

menos una oración completa. Y todavía estoy luchando con el

pensamiento de que, tal vez debería decir adiós ahora, e irme, antes

que las cosas se hagan más intensas que esto.

—Sí— Jase confirma—. No gritaste o dijiste que vaya más lento. Y te

lo tomaste muy bien.

Su mano apretó suavemente la mía, y me derretí un poco.

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75

Hemos llegado a los terrenos de Wakefield Hall a través de la puerta

trasera, por la carretera de servicio. Jase se estacionó detrás de la

cabaña de su familia, donde la familia Barnes han vivido por

generaciones. Luces de destello a través de su fisura en las cortinas,

lo que permite a los rayos de luz dorada a través de las ventanas. Más

allá de la cabaña se alza la gran mayoría de Wakefield Hall, el edificio

principal oscurecido desde este ángulo por el bloque moderno, e

incluso la iluminación de los pasillos está lo suficientemente lejos,

suavemente desdibujada por la niebla de la noche, lo que parece

acogedor y atractivo —luz en la oscuridad, calor en el frío.

Está completamente silencioso, además de nuestra respiración y el

crujido de la chaqueta de cuero de Jase. Hace frío aquí, pero me

caliento cuando pienso en cómo todo el mundo está dentro, ya sea

estudiando o esperando para la cena. Soy la única chica en esta

escuela parada afuera en la oscuridad, con un chico cuya mano

enguantada se aprieta alrededor de la mía.

Me estremezco por muchas razones que no podía mencionarlas todas,

no sé si sentarme con un papel y un bolígrafo en este momento y

hacerlo. Jase y yo estamos más cerca ahora, porque ha dado un paso

hacia mí, puedo sentir su aliento en mi frente, el cuero de su

chaqueta rozando la parte delantera de mi cuerpo.

Y entonces lo hago. Miro hacia arriba. Sabiendo lo que va a pasar si lo

hago.

Su aliento en mi cara. Hay una suave ráfaga de mentol, yo creo que,

¡no es justo! ¿Cuándo obtuvo una menta? pero me parece un poco

tonto quejarme de ello.

Lo siguiente que sé es que sus labios están en los míos, y no puedo

pensar en nada más.

Estoy tan contenta que me puse las botas con los tacones de tres

pulgadas, aunque me pareció que pudo hacer que sea difícil subir y

bajar de la moto.

Pero debí haber estado secretamente esperando esto, debí haber

pensado que si Jase me besara, y yo en los entrenadores, sería mucho

más baja que él, sería torpe. . . mientras que ahora, aunque mi cuello

se estiraba un poco, puedo alcanzarlo y poner mis brazos alrededor de

su cuello, tirando de él aún más cerca, sintiendo su cuerpo hacia

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abajo en toda la longitud del mío. Él coge su respiración y muerde el

labio y realmente se empuja contra mí, así que casi tropieza, me

encuentro atrapada en él, enganchando el pie en su pierna para que

no se caiga, de alguna manera él me sostiene aún más fuerte, casi no

puedo respirar, pero no me importa, es como que estoy respirando su

aliento en lugar del mío. . .

Jase afloja una mano de la parte baja de mi espalda y empuja el

cabello de mi cara. El cuero de su guante contra mi piel es muy sexy,

por alguna razón, no sé por qué, recupera el aliento y el aviso de que

estoy inclinando mi cabeza, empujándolo en su mano como un gato

cuando le acaricio. Él saca su mano, me congelo, pensando que he

hecho algo mal.

Todavía soy muy nueva en esto, así que sin experiencia, tengo miedo

de lo que acaba de aparecer.

¿Era eso demasiado?

Jase se quita el guante con los dientes, no queriendo sacar la otra

mano de su agarre firme en mi espalda. Me sonrojo de placer mientras

su mano, desnuda ahora, llega a mi cabeza, empujando hacia atrás el

pelo, enredándose en él, acariciando hacia abajo, jugando con él,

mientras se inclina para besarme de nuevo. Me encuentro a mí misma

yendo de puntillas para encontrarme con su boca rápidamente, sin

querer esperar hasta esa fracción de segundo antes de que sus labios

toquen los míos. Me encantó la sensación del guante de cuero, pero

su mano desnuda es tan cálida cuando la envuelve alrededor de mi

cabeza. Es tan maravilloso sentir el contacto de piel a piel que me doy

cuenta de que quiero más de él. Saco mis guantes detrás de su

cabeza, uno por uno, dejándolos en el suelo, sin hacer caso a donde

aterrizan. Ahora puedo correr mis manos sobre su cabeza, la piel

suave y cálida de su cuello, deslizando los dedos hacia abajo para que

pueda sentir el borde de su suéter, colocándolas debajo.

Deja caer sus manos a mi cintura, sintiendo bajo mi chaqueta,

tirando de mi suéter, mi camiseta, tocando mi espalda desnuda, yo

grito y salto por el choque simultáneo del aire frío en mi piel y el calor

de sus manos.

Él no entiende, retrocede un poco hacia atrás para poder mirarme.

—Lo siento— murmura—. ¿Demasiado?

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—No... Sí. . .

No sé qué decir. La cabeza me da vueltas. No puedo obtener ninguna

palabra en absoluto. Quiero tirarlo más cerca y besarlo de nuevo,

sentir sus manos en la parte baja de mi espalda, enroscarme en torno

a él. Pero al mismo tiempo. . . Quiero huir. Estoy muy confundida por

mis propios sentimientos.

Para mi horror, de repente me encuentro a mí misma recordando mi

beso con Dan. Es lo último que quería hacer, estalla en mi mente

ahora mismo, pero no puedo evitarlo. Sé que fue hace seis meses

atrás, pero no recuerdo a Dan siendo suave, estaban bien los besos.

Jase está haciendo que todo parezca tan fácil. Quiero que toque mi

piel desnuda, parece tan natural y correcto. Y yo no recuerdo haber

tenido esa sensación con Dan, pero luego, Dan y yo estábamos

besándonos sólo por un tiempo tan corto, casi no nos conocíamos en

absoluto. Mientras que Jase y yo hemos estado hablando de manera

intermitente durante un tiempo, haciéndonos reír el uno al otro, la

construcción de un tipo de conexión, sentados apoyados uno contra el

otro en su moto. . . .

Me tenso porque mi cerebro está insistiendo en hacer una serie de

comparaciones horribles entre Dan y Jase, al igual que un equipo que

ejecuta un programa que anula todo lo demás y no se detendrá, no

importa cuántos botones presione.

Jase no entiende mi tensión repentina. Él tira de los dobladillos de mi

camiseta y el suéter para que caigan hacia abajo, cubriendo mi

espalda de nuevo.

Frota mi espalda a través de la tela, trazos enérgicos, no es sexys

ahora, a pesar del hecho de que yo sé que él piensa que he

endurecido por el frío, no es un recuerdo del pasado de un niño

muerto, estoy muy agradecida por su cuenta de que podía estallar en

lágrimas. No está siendo agresivo, él respeta mis sentimientos, a pesar

de que lo que ha leído está equivocado.

Los recuerdos de Dan gracias a Dios comienzan a desvanecerse. Mi

cuerpo se relaja en los brazos de Jase cuando mi cerebro vuelve a la

actualidad. Él me está mirando, con preocupación en sus ojos.

— ¿Más caliente? — dice—. Lo siento, es muy frío aquí en octubre.

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—Sí— me las arreglo.

Miro hacia arriba, mirándolo a los ojos, al verlo con una sonrisa en mi

cara. No, no es una sonrisa. Una sonrisa idiota. Sé que si me viera en

un espejo ahora mismo me moriría de vergüenza. Bajo mi cabeza para

que no pueda ver lo estúpida que me veo.

—Está bien— dice Jase, inclinándose hacia abajo. Él susurra en mi

oído—: ¿Scarlett? Estoy feliz también.

Mis brazos se aprietan alrededor de su cuello, apoyo mi cabeza en su

hombro mientras nos abrazamos. Por un momento me siento muy

fuerte, envuelta en sus brazos, eso suena como algo salido de una

novela romántica.

Una campana suena a lo lejos.

— ¿Es para ti? — Jase pregunta en mi pelo.

Me río.

—Sí, es el anillo que mi abuela especial hace por mí. Ella sube al

campanario y lo toca ella misma.

—Atrevida— Él me hace cosquillas en las costillas—. ¿Sabes lo que

quiero decir? —Suspiro.

—Sí— le digo, de mala gana alejándome de su calor. Levanto la vista

hacia él—. Es la campana de la cena, me tengo que ir.

—Esa campana sangrienta— dice Jase, aunque con diversión en lugar

de la ira.

— ¿Supongo que tienes la escuela toda la semana? —Asiento con la

cabeza.

—Pero a medio plazo se inicia el viernes— le informo—. No voy a estar

tan ocupada entonces.

—Cool. ¿Tienes un móvil?

—Por supuesto que lo tengo— digo, un poco ofendida. ¿Cómo

protegida piensa que soy?

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Él saca su teléfono y le doy mi número.

—Te mandaré un mensaje— dice— y entonces tendrás el mío—. Se

aclara la garganta—. Incluso me podrías enviar una copia del texto

para decir que lo tienes.

—Creo que puedo manejar eso— le digo coquetamente.

Wow. Eso salió a la perfección. Sé que lo hice, porque me da una

sonrisa sexy y dice:

—No te esfuerces, ¿quieres? — Da una sonrisa muy agradable, muy

jocosa, y vuelvo con:

—Voy a tener cuidado. ¿Sabes lo delicada que soy?

Eso hace que Jase se eche a reír, él me ha visto haciendo gimnasia en

el Great Lawn y sabe que si hay una cosa que no soy, es delicada. Y

entonces los dos saltamos, porque la puerta de la casa de los Barnes

se abre tan rápido que se golpea contra la pared exterior, y una voz de

hombre grita:

— ¡Jasón! ¿Eres tú?

La risa desaparece de la cara de Jase tan rápido que ni siquiera la veo

pasar.

—Sí, papá— le devuelve la llamada, con una voz plana—. Ya entro.

El padre de Jase aparece en la puerta delantera. Con la luz detrás de

él, es difícil verlo con claridad, pero es una forma robusta, con

grandes hombros fornidos, nunca me hubiera imaginado que él era el

padre de Jase por ver su silueta, aunque Jase tiene buenos hombros

musculosos, él es mucho más largo y más ligero.

—Bueno, no te acechan en la ronda fuera, ¿verdad? — le grita su

padre, estoy muy sorprendida al notar que sus puños se aprietan a

los lados. Su actitud general es amenazante, no entiendo por qué.

¿Por qué parece que lo que Jase y yo hacemos sea tan malo? ¿Por qué

le haría estar enojado?

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Porque él realmente está enojado. Agacha su cabeza hacia adelante,

como si estuviera mirando a nosotros, sin querer, me encuentro

vacilando hacia atrás.

—No estábamos al acecho, papá— protesta Jase.

—Oh sí, lo estabas. ¿Quieres ver eso? Tengo tendencia a pensar que

eres un gitano y disparar un par de tiros en ti y lo poco agrio que

tienes por ahí contigo.

— ¡Papá!

— ¡Ya me has oído!

El Sr. Barnes llega a agarrar la manija de la puerta, mientras lo hace

le puedo ver por un momento a la luz desde el interior de la

habitación. Él es de cara roja, con el pelo gris corto y rizado, una nariz

que parece rechoncha e hinchada. Sus ojos son pequeños y hundidos

en bolsas de carne: no es muy gordo, pero parece poco saludable, un

poco como un cerdo. Un cerdo enojado. No veo ningún parecido a Jase

en absoluto. Gruñendo por el esfuerzo, él entra de nuevo en el

interior, cerrando la puerta detrás de él con un golpe que hace chirriar

los goznes en señal de protesta.

Bostezo en Jase, sorprendida por lo que he oído. Él no me mira a los

ojos, sin embargo, esta incómodo. Estamos en silencio durante un

rato. Estoy esperando a que dijera algo, explicando el mal humor de

su padre, pero él no lo hace.

En lo último, porque no puedo soportar el silencio por más tiempo, le

pregunto:

— ¿Qué es un gitano?

—Como un gitano— Jase murmura—. Es una palabra que usan por

aquí. No estamos interesados en ellos. Bueno, papá no está. Odia a

los gitanos.

Me aclaro la garganta—. ¿Tu papá tiene un arma?

—Una escopeta, sí. Para asustar a los cuervos. Papá acaba de

bromear acerca de usarlo en las personas— añade la defensiva.

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Pero no creo que él lo hiciera. Y tampoco, se lo puedo decir, a Jase.

—Siento lo de. . . — Empieza, pero se desvanece.

Yo sé que él está hablando de su papá me llamara un poco agrio.

—Está bien— le digo rápidamente, agachándome para agarrar mis

guantes—. Debería irme, estoy muy tarde para cenar ya.

Se ve muy agradecido.

—Te mando un texto, ¿no? — dice.

—Cool.

Gracias a Dios que tengo que salir corriendo para llamar a la cena

dominical. Tengo la sensación de que Jase quiere que me vaya lo

antes posible, entiendo por qué. Corro a andar por el camino que

conduce al comedor, todavía conmocionada por lo que acaba de

suceder. El papá de Jase es horrible.

Debe ser tan desagradable para Jase. Pienso en que tiene que ir a esa

casa ahora por su propia cena, la imagen que evoco es horrible.

Espero que al menos su madre está bien, pero tiene que ser terrible

para ella también, casada con un hombre que es un matón, que grita

cosas increíblemente grosera a personas que ni siquiera saben que no

han hecho nada malo a él.

¡Y hablarle a Jase así delante de mí! Eso fue horrible de él.

No hay nada bueno de ser un huérfano. Nada. Pero a veces, te

encuentras con un padre que es tan desagradable que sólo por un

poco de tiempo, no puedes dejar de pensar que ser un huérfano no

puede ser la peor suerte del mundo después de todo.

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Traducido por Jesica

Corregido por Malú

gh, coliflor con queso para la cena otra

vez— Taylor se queja—. Yo voy a tirarme

pedos toda la noche.

—Tú y todos los demás— le digo con

tristeza—. El comedor ya estaba un poco maloliente.

—Domingos por la noche son los peores para la cena aquí— dice

Taylor—. ¡No puedo creer que tengamos que comer algo que se llama

polla manchada!

—Se llama manchado a causa de las pasas en ella— le explico,

siguiéndola hasta la escalera.

—Sí, pero ¿por qué es polla? — Taylor está mordiendo las escaleras

más rápido que yo. No sé cómo puede moverse tan rápido con una

panzada de queso y coliflor al vapor y pudín.

—No tengo idea. Pero polla no es una palabra grosera en Inglaterra.

Nos dirigimos hacia el pasillo y entramos en la habitación de Taylor.

Ella se arroja en el suelo, yo colapso en la cama.

—Estoy muy llena— dice ella, sosteniendo su estómago—. Me siento

mal.

—Yo también—. Hago una pausa—. Um. Lo siento por eso.

—Lo siento por la peste—¡Oh, Scarlett!

—U

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Taylor se levanta y empieza a abanicar el aire con furia.

—Lo siento mucho— murmuro—. Esto siempre me pasa con la coliflor.

Y coles de Bruselas. Lo siento. Voy a abrir una ventana.

—Jesús. Ewwwww.

—Lo siento. Realmente lo siento. Voy a ir al el pasillo la próxima vez.

—Es mejor—. Se ríe—. Wow, eres tan afortunada que no tenías coliflor

con queso antes de ir a tu cita con Jase. ¿Te imaginas sentada en la

sala de cine y encima una tormenta de pedos?

Puedo sentir la sangre que sale de mi cara en ese escenario aterrador.

—Oh Dios mío— le digo—. No podía haber ido.

— ¡No, no podrías! — Taylor está rodando por el suelo, ella se reía tan

fuerte—. ¿Te imaginas? — Se pone un acento Inglés falso—. Oh, mi

querido Jase, lo emocionante de estar finalmente a solas contigo'—Sí,

Scarlett, yo también he soñado con este momento, mi amor'—Sí,

¡Bésame, Jase! Abrázame fuerte en tu varoniles y fuertes brazos.

En realidad estoy bastante impresionada con la capacidad de Taylor

para parodiar las novelas románticas, pero no puedo demostrarlo,

porque estoy muy ocupada agarrando una almohada y atacándola.

Sorprendentemente, apenas se defiende, porque ella se está riendo

tan fuerte. Me estoy riendo también, por supuesto, pero Taylor es la

histeria absoluta. Así que tengo la ventaja, que normalmente no lo

hago, porque ella es tan fuerte como un buey. Yo le pego con la

almohada mientras ella grita:

—Mi amor, ¿qué es ese olor terrible? Es como si una alcantarilla

explotara en el cine.

— ¡Taylor! ¡Scarlett! — Alguien grita detrás de nosotros.

Me vuelvo a mirar por encima de mi hombro. Es Lizzie. Ella se ve

frenética. Antes de que pueda preguntarle cuál es la emergencia, sin

embargo, ella arruga la nariz.

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—Ew, ¿qué es ese olor? — pregunta—. Huele como a los desagüe.

¿Tienen un retrete bloqueado o algo así?

— ¡Sí! ¡Sí! —Taylor solloza de risa—. ¡Sí!

Le puse la almohada sobre la cara y me senté en ella.

— ¡No! —Taylor le grita desde debajo de la almohada—. ¡No es su

trasero! ¡Saca esa cosa de encima, es un arma mortal!

Ella me empuja fuera con un cambio de gran alcance de los hombros.

— ¡Dios mío! — le digo débilmente, mis risas desvaneciéndose como

punta de ella, sintiendo una sensación familiar en mi cuerpo más

bajo—. Um. . .

— ¡Oh no, Scarlett! — Taylor se lamenta—. ¡No de nuevo! ¿Lizzie,

tienes ambientador o algo así?

—Tengo algunas velas perfumadas.

—Consíguelas— dice Taylor—. ¡Ahora! — Y cuando Lizzie no se ha

movido, Taylor ruge como un sargento mayor—: ¡Ve! ¡Ya!

Lizzie corre por la puerta como un perro asustado.

—Estoy realmente sor…— empiezo de nuevo.

—Guárdalo, Chica Pedo— Taylor se rompe—. Es mejor esperar que

esas velas sean lo suficientemente fuertes. O estarás sentada en el

pasillo para el resto de la noche.

— ¡Tienes que ver esto! — Lizzie casi llora de emoción, llamándonos a

agruparnos alrededor de su ordenador portátil. Ella ha estado

muriendo por mostrarnos lo que hay en la pantalla, pero Taylor no la

dejó hasta que ella encendió las velas y las puso en el alféizar de la

ventana. Están quemando bien, debo admitir, que parecen estar

haciendo un buen trabajo de cubrir Mis Emisiones Tóxicas. Ugh.

Estamos viendo YouTube. Por encima de la pantalla en negro las

palabras la dieta es para los pobres.

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Lizzie hace clic en el botón de reproducción y se inicia el clip.

Es Plum.

Mi corazón se hunde. Yo estaba disfrutando tanto de esta noche,

haciéndome la tonta y estúpida con Taylor, los recuerdos de mi

encantadora cita después del mediodía con Jase llenando mi mente.

Durante unas horas, he estado como una chica normal: riendo con mi

mejor amiga, siendo objeto de burlas por un tipo que podría estar

empezando a la fecha. Desde que rompió mi laptop cerrada, ha sido el

mejor momento que recuerdo durante mucho tiempo.

Y ahora, estoy viendo a Plum, se me cayó hacia atrás en el mundo de

St. Tabby, la muerte de Dan McAndrew, todo lo que he conseguido no

pensar en esta tarde.

Dejé escapar el aliento en un largo suspiro de pesar.

Plum está tumbada en un sofá grande, una sonrisa satisfecha en su

rostro. La calidad de la película es realmente mala (me imagino que

fue tomada en un teléfono móvil) y el sonido no es muy bueno

tampoco, pero puedo ver claramente la cara de Plum, mientras ella se

sienta con la espalda recta, con movimientos rápidos apoya su larga

melena castaña, se mantiene detrás de su cabeza con una mano en la

nuca de su cuello. Con la otra, que extienda su mano pidiendo algo en

la mesa de cristal delante de ella, la cámara se inclina para

capturarlo. Ella sostiene lo que parece un lápiz, no, es una paja, una

paja corta. Se lo pone a la nariz. Ella se inclina sobre la mesa hasta

que se cierne sobre él. Y luego hay un sonido de oler y ella es una

especie de raspado de la paja contra la superficie de cristal de la

mesa.

— ¿Puedes creerlo? — Lizzie respira.

Plum pone la gota abajo, se sienta de nuevo, inclina la cabeza hacia

atrás, limpiando debajo de la nariz y oliendo de nuevo. Luego va por

un paquete de cigarrillos, toma uno grande, lo enciende.

—Dios, eso es bueno— murmura—. Coca—Cola y cigarros. La mejor

dieta del mundo.

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Alguien fuera de la cámara hace un comentario y se ríe de Plum.

—Dios, no. Hacer dieta es para los pobres — dice.

Y, debido a que esa es la línea de fondo perfecto, la pantalla se queda

en negro.

Nos miramos la una a la otra en estado de shock. Me inclino hacia

delante para comprobar el nombre del usuario de YouTube que pone

el clip, pero es sólo un revoltijo de letras y números, diseñados para

hacer que sea imposible adivinar la identidad del cartel.

—Tres chicas diferentes me enviaron el enlace en los últimos cinco

minutos— dice Lizzie, su voz mucho más alta de lo normal.

Es evidente que la conexión de Lizzie con el círculo Plum es cada vez

más fuerte, es sin duda preocupante. Ella es algo así como una

bomba de tiempo de esa manera.

— ¿Quién lo puso? — Le pregunto.

Ella niega con la cabeza, su rostro blanco. Yo le creo. Estaría ella

impulsivamente si lo supiera.

—Nunca un momento aburrido con esta Plum, ¿no? — dice Taylor.

Mi teléfono zumba, yo salto. Un texto acaba de llegar para mí. Estoy

muy enfocada en lo que acabamos de ver en la computadora portátil

de Lizzie que inmediatamente pienso que es de alguien en St. Tabby,

hablándome del clip de Plum. Mi corazón salta, con la esperanza de

que sea Luce o Alison, mis dos mejores amigas de St. Tabby, que son

todavía, por lo que yo sé, están furiosas conmigo porque me deshice

de ellas para ir a esa fiesta fatídica de Nadia, donde me besó Dan y

murió. Si Luce o Alison han decidido ponerse en contacto, lo que sería

increíble. Agarro el teléfono.

Pero es un número que no reconozco. Hago clic en él.

HOLA AHORA TIENES EL MÍO. ASÍ QUE USALO. @ CU EL FIN DE

SEMANA. JB

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Wow.

¿Cómo podía haber olvidado que Jase iba a mandarme un texto? Yo

estuve sentada durante toda la cena en ascuas, esperando a que mi

teléfono zumbara.

Mi cara debe estar rebosante de felicidad. Taylor me mira y adivina

inmediatamente que el texto es de él. Ella levanta los ojos al techo con

el alma y pone ambas manos sobre su corazón, imitando el latido

rápido. Lizzie no se da cuenta de nada: está demasiado involucrada en

el drama de haber visto en línea a Plum drogándose y riéndose de ella.

— ¡Ella está en tales problemas! — Lizzie dice, respirando con

dificultad por la emoción. — ¡Ouch!

Ella agarra a su teléfono, que suena con un fuerte tintineo de una

melodía pop.

— ¡Lo sé! — Llora. — ¡Sí, lo sé! ¡Increíble! ¡Ella está en tales problemas!

. . . ¡Sí, lo sé!

Taylor y yo rodamos nuestros ojos la una a la otra. Esto va para toda

la noche.

—Ooh, tengo otra llamada entrante. . . aguanta. . . — Lizzie

balbucea—. Sí, lo sé. . . ¡Increíble! . . . Sí, todo el mundo debe de

haberlo visto ya. . . .

—Voy a ir a ver a la tía Gwen— digo, de pie.

— ¿Quieres leer su texto, trescientas millones de veces y luego pasar

horas para decidir qué escribir de nuevo— dice Taylor con una

precisión mortal.

—No, no lo creo— le digo sin convicción.

—Mentirosa— dice Taylor amablemente. Ella sacude la cabeza ante

Lizzie—. No podemos dejarla aquí. No voy a tenerla sentada en mi

habitación toda la noche vamos —¡Sí, lo sé! — ¡Increíble!

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—Su acento Inglés se está poniendo muy bueno— le digo a

regañadientes—. Lizzie. . . — ella está tan absorta en su conversación

que no me escucha. Recojo su portátil, lo cierro, se lo doy a ella,

sacudiendo la cabeza en la puerta. Ella lo toma y me sigue fuera,

todavía lejos parloteando con entusiasmo. La oigo todo el pasillo, a

pesar de que estoy yendo en la dirección opuesta.

Me escabullo por las escaleras, tengo prisa por volver a la tía Gwen

(nunca lo llamo hogar, porque no lo es). Taylor tenía razón. Yo quiero

leer el texto de Jase una y otra vez, aunque tal vez no trescientos

millones de veces, luego agonizar sobre qué texto escribir.

Pero al caminar hacia atrás, me doy cuenta de lo mucho que el vídeo

de Plum realmente me ha jodido. No puedo dejar de pensar en Dan

ahora, de esa forma obsesiva que solía hacer cuando recogí todos los

artículos sobre su muerte y los hice llegar escondidos en algún lugar

seguro, donde nadie podía tocarlos (a excepción de la sangrienta

Taylor, que es). Tengo esta necesidad incontrolable de rifle a través de

la pila de periódicos y revistas de nuevo, aunque yo no lo he hecho en

mucho tiempo. Mi instinto me dice que voy a encontrar algo allí, pero

no sé por qué. Me estoy volviendo loca.

Abro la puerta delantera calladamente. Hay una luz encendida en la

sala de estar: Tía Gwen debe estar viendo la tele. Pero incluso si no lo

estuviera, yo no quería entrar y acurrucarme en el sofá. Es la casa de

la tía Gwen tanto que no me siento en casa en cualquier lugar, pero

en mi habitación.

Subo las escaleras, mis emociones como una mezcla en este punto a

partir del día que he tenido. Sigo oyendo la ridícula voz de Nadia,

llamándome despistada, burlándose de mí porque no sabía que

Callum y Dan eran cercanos. Lo cual me hace pensar aún más que

voy a descubrir un vínculo entre ellos en algún lugar de mi surtido

trenzado de artículos. Hurgo en mi escritorio, quito un panel en la

parte posterior de uno de los cajones (mi nuevo escondite, gracias a

Taylor), agarro mi carpeta, paso a través de los artículos uno por uno.

Estoy rechinando los dientes para poder detener mi corazón latiendo

con fuerza. Cada vez que veo a mi alrededor los encabezados (16—

años de edad, menor de edad que no puede ser identificado por

razones legales) Mi pulso se acelera.

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En el centro de la pila, tengo el obituario de Dan. Está un poco

arrugado, así que lo aplano con la mano. Leí cada palabra con

cuidado. Es como si estuviera viendo esto con nuevos ojos y sin los

recuerdos.

Cuando llego a la última frase, me quedo en eso, mis piernas

totalmente entumecidas. Mi mandíbula apretada queda abierta y mi

corazón late ferozmente. Debido a que mi corazonada milagrosa

realmente ha valido la pena.

Daniel McAndrew es sobrevivido por sus padres, del Castillo

Airlie, Ayrshire, una hermana, Catriona de 21; un hermano,

Callum de 17

Callum y Dan eran hermanos.

Dejo caer la carpeta en mi escritorio, mi cabeza dando vueltas como

las ruedas de la moto de Jase. No tengo ni idea de qué hacer. Por un

segundo, creo que puedo tratar de reunirme con Lucy Raleigh, pero

rechazo la idea casi de inmediato. ¿Hasta que me llevaría? Incluso si

utilizara a Lizzie o Nadia para llegar a ella, Lucy probablemente no es

lo suficientemente estúpida como para revelar cualquier motivo que

ella o, Dios no lo quiera, Callum, podrían tener para matar a Dan.

Estoy teniendo problemas para respirar, así que voy al baño y me

salpico agua fría en la cara. En realidad nunca he hecho esto antes,

pero la gente lo hace en la televisión todo el tiempo. Es incluso más de

una sorpresa de lo que esperaba. El frío repentino del agua me calma

y me trae un momento de claridad. Y, mirándome a mí misma como el

agua gotea por mi rostro, una idea comienza a formarse en mi mente

de lo que mi próximo paso podría ser.

Alcanzo una toalla y me seco la cara, la idea cada vez más clara y más

clara, como el ajuste de la lente de la cámara para llevar un objeto en

foco. Pero mientras mejor lo veo, más alarmantemente terrible es.

¿Si funciona, tengo que lidiar con las consecuencias?

Voy a probar el primer paso, creo. Sólo el primer paso.

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Entonces voy a decidir más adelante, una vez que he terminado, si me

siento lo suficientemente valiente como para seguir adelante y

terminar lo que he empezado.

Camino de vuelta a mi habitación, sentándome en mi mesa de trabajo,

tomo unas cuantas hojas de los efectos de escritorio antiguo que mi

abuela, quiero decir, señora Wakefield—se había impreso para mí

cuando cumplí dieciséis años.

Estimada Sra. McAndrew, escribo, mis dedos temblorosos cuando

escribo en mi mejor letra cursiva.

Espero que no crea que sea demasiado extraño que me dirija a

ustedes, pero yo pensé que era mejor dejar pasar algún tiempo

antes de que me pusiera en contacto. Tenía muchas ganas de

hablar con usted de la investigación, pero estaba tan molesta,

pensé que podría perturbarla aún más.

Realmente espero que esta carta no le moleste demasiado,

tampoco. Pero yo sentía que debía estar escribiendo porque Dan

me dijo algo antes de morir y era acerca de usted y su familia.

Me gustaría decirle todo lo que dijo. Además, tengo algo que le

pertenecía a él que me gustaría darle de nuevo a usted. Si

pudiera conocerla a usted y su familia y hacer eso, sería genial,

increíble realmente agradable.

Me siento durante siglos, mirando el papel vitela pesado. Esto está

resultando muy difícil de escribir. Todas estas mentiras. Y aunque me

digo a mí misma que, al constatar cómo Dan murió, estoy haciendo lo

que sus padres seguramente querrían, ¿qué pasa si resulta que la

verdad de su muerte es algo que sería mucho mejor que nunca han

conocido?

Me estremezco.

Sería muy amable de su parte si me deja. Estoy teniendo un

momento muy difícil con lo que pasó, como debe serlo también

para ustedes. Siento que tal vez por reunirme con usted y su

familia el hermano de Dan y su hermana, y hablar de ello, todos

nos sentiremos mejor después, aunque es raro y difícil.

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Mi número de teléfono, dirección y correo electrónico están por

debajo. Por favor, póngase en contacto conmigo cuando pueda.

Puedo llegar hasta su domicilio si eso es más fácil. Espero que

diga que sí.

Mis mejores deseos Muy atentamente,

Scarlett Wakefield

Me quedo mirando la tinta negra por un rato, pensando en lo que esto

significa. Estoy inclinada por una invitación para reunirme con los

McAndrews— la familia del niño que murió en mis brazos. Recuerdo

que el Sr. y la Sra. McAndrew en la investigación, aunque no podía

verlos, estaban tan molestos. La Sra. McAndrew lloraba todo el

tiempo, el señor McAndrew podría haber sido tallado en una sola

pieza de granito. ¿De verdad estoy considerando sentarme con ellos

cara a cara y hablar con ellos? ¿Incluso si es la única oportunidad que

tengo de acercarme a Callum y Lucy?

Leí la carta.

No creo que lo expresara todo tan bien como me gustaría, pero van a

tener que hacer. Dios, creo que fue lo más difícil que he tenido que

escribir, más fuerte incluso que el ensayo Tácito de la semana pasada,

lo que tensa el cerebro tanto que pensé que la sangre iba a brotar de

mis dos oídos.

Estoy tratando de no pensar en el hecho de que, si este se retira y me

entero de que Callum no está implicado en ningún caso, a través de

su novia Lucy incluso, que sería noticia terrible para los McAndrews.

Sé que puede ser una posibilidad, aunque terrible. Pero ni por un

momento me hace pensar que debo parar aquí, mientras pueda, con

el conocimiento de que no tengo ninguna responsabilidad por la

muerte de Dan además de haber comido accidentalmente lo malo y

besarlo después.

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No puedo dejar, sin embargo. Tengo que seguir adelante. Tengo que

saber la verdad aunque me queme y todos los involucrados con ella.

Dan murió en mis brazos. Voy a hacer lo que pueda para averiguar lo

que pasó. Se lo debo a él.

Y tal vez cuando me entere de la verdad, voy a dejar de tener

pesadillas.

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Traducido por Jesica Corregido por paumupi310

aylor! ¡Ningún rebote! ¿Cuántas

veces tengo que decírtelo? — grita la

señorita Carter. La última parte es

evidente que no es pregunta, como

ella no espera una respuesta, pero continúa: — ¡Esto es básquet! ¡No

hay rebote en el básquet!

— ¡Lo siento, señorita Carter! — Taylor grita, empujando el pelo hacia

atrás. Su rostro se ondula en un gesto enorme, sus cejas oscuras

bajan tanto que apenas puedo ver sus ojos.

—Estás en Inglaterra ahora— dice la señorita Carter, no es necesario,

porque Taylor es muy consciente del país en el que está.

—Sharon Persaud rebota en básquet— murmuro a Taylor en un

intento de animarla.

Al igual que yo, Sharon Persaud tiene un área delantera bien

desarrollada, pero a diferencia de mí, Sharon claramente no ha

tomado la molestia en resolver que debe llevar un minimizador y un

sostén deportivo para detener sus tetas balanceándose alrededor

como un par de naranjas haciendo malabares por una persona ciega.

El efecto en realidad se suma a un pavor general de Sharon en los

deportes de tono—no sólo ha sacado a alguien los dientes delanteros

de al menos una niña con su aterrador palo de hockey lavanda, pero a

medida que se abre camino hacia ti, sus tetas parecen armas extra,

rebotan violentamente en todas las direcciones.

— ¡T

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Taylor ni siquiera suelta una risita por mi broma. Ella toma muy en

serio los deportes de equipo. Lo cual no lo hago, no en la misma

forma.

Pasé años y años haciendo gimnasia, que es realmente competitivo

por supuesto, pero a pesar de que técnicamente estás en un equipo,

cuando cuenta que es sólo tú y sólo tú ahí en las barras o en el

tatami. Yo lo prefiero así: depender de nadie más que de mí misma,

tratando de mejorar y dar mi mejor rendimiento. Es curioso, porque

Taylor es en realidad más solitaria que yo. Pero ella ama los deportes

de equipo, por lo que ella está tratando muy duro para sobresalir en el

básquet. A pesar de que, debido a que está acostumbrada al

baloncesto, ella sigue tratando de botar el balón. . . .

— ¡Práctica derecha, a la red! — La señorita Carter sopla su silbato.

— ¡Equipo Azul, estiramientos, equipo rojo, tiros de práctica! Cinco

minutos cada equipo y luego cambiar otra vez. ¡Adelante, chicas!

Taylor y yo, vestidas con tabardos azules sobre nuestras camisetas y

faldas de gimnasia, corremos hacia el lado de la cancha de baloncesto

donde el resto del equipo azul se dirige a tramos.

— ¿Frente divide? — Taylor sugiere. Nos sentamos una frente a la otra

en el asfalto frío, nuestras piernas. Puse mis pies contra la parte

interior de sus muslos y cierro los antebrazos. Me inclino hacia atrás,

tirando de ella hacia mí.

—La nariz al suelo— canto, —nariz pegada al suelo. . .

— ¡Ay! — Taylor dice que yo le tire hacia adelante, más recto y más

recto.

—Tienes suerte de que no estoy sentada en la espalda— le digo. —

Ricky, mi entrenador de gimnasio, solía venir y no hacer eso.

Sinceramente, a veces pensé que me iba a dividir, pesaba tanto.

— ¡Scarlett, Taylor! — Una voz familiar gritó débilmente.

Taylor tira de mis brazos, así que estoy sentada en posición vertical

nuevamente.

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— ¿Adivina quién? — susurra. — ¡Es la chica más necesitada en el

mundo!

—Hay que ser agradable, ¿de acuerdo?

Vuelvo la cabeza para mirar a través de la red que rodea a la corte

cuando Lizzie corre hacia nosotras a través de la hierba de los campos

de hockey.

—Todo lo que hacen es intimidarla y obligarla a hacer cosas que no

quiere hacer.

—Sí, bueno, ella es como un labrador que mi tía solía tener. Mis

primos eran realmente tacaños con ese perro, ellos le darían un pie y

se burlarían de ella y tirarían de las orejas, él todavía correría tras

ellos, meneando la cola. Porque preferiría tener la atención negativa

que ninguna en absoluto— dice Taylor cínicamente.

— ¿Podría ser más deprimente?

— ¡Plum ha sido expulsada! — Grito Lizzie. — ¡Plum ha sido

expulsada!

Ella se estrella en la red y cuelga allí, aferrándose a ella con las dos

manos, jadeando como, bueno el labrador del que Taylor estaba

hablando. Para ser honesta, sería una comparación justa.

— ¡Acabo de oírlo! ¡Venetia me acaba de mandar el mensaje! ¡Plum ha

sido expulsada! — Ella jadea.

— ¿Debido al video de YouTube? — Taylor pide.

Lizzie asiente con la cabeza, sin aliento. La gente de buena sociedad

finalmente está dejando en ella lo suficiente y dando chismes reales,

lo que es, obviamente que ella está buscando información. Esto no es

bueno. Sin embargo, tengo que fingir que no estoy preocupada por

esto.

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—Bueno, aunque St. Tabby no estaría exactamente interesado en uno

de sus alumnos que se está filmando consumiendo drogas— le digo.

— ¡Eso no es todo! — Lizzie ha recuperado algo de aliento, lo

suficiente como para que le permita espaciar sus palabras un poco

más. — ¡Fue Nadia! ¡Nadia puso ese clip en YouTube!

Taylor y yo nos miramos la una a la otra. Puedo ver que ella está

procesando esta información tan rápido como yo, llegando a la misma

conclusión.

—No puede ser una coincidencia— dice Taylor. Niego con la cabeza.

— ¿Que no puede? — Lizzie le pregunta ansiosamente. Pero cuando

no se contesta, ella se precipita: — ¡No puedo creer que Nadia hiciera

esto a Plum! ¡Es como si estuvieran en guerra ahora! ¡Quiero decir,

ellas eran las mejores amigas! ¡Pero Venetia dijo que era ella quien lo

hizo! ¿No es increíble?

Un silbido sopla prácticamente en mi oído.

— ¿Qué está pasando aquí? — La señorita Carter brama de nuevo, no

es realmente una pregunta. — ¡He dicho tramo, no chismes! ¡Lizzie

Livermore, deje de distraer a Taylor y Scarlett ahora mismo o te haré

trotar alrededor de los campos de hockey!

Lizzie se aleja de la red inmediatamente, ojos y boca abiertos con

horror ante la idea de que la haga correr y que todos se echen a reír.

La Srta. Carter sopla su silbato otra vez.

— ¡Cambio, chicas! ¡Azules tirar, estirar los rojos! Y Taylor—

—No rebotes— una corte completa de niñas gritan atrás.

— ¿Sabes lo que esto significa? — Taylor dice mientras caminamos de

regreso a la escuela después de la práctica básquet.

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—Nadia nos utilizó— le digo. —Ella nos llevó a limpiar ese video desde

el teléfono de Plum y luego puso el vídeo que tenía de Plum.

—No hay duda— dice Taylor. —Deben de haber estado en este

enfrentamiento mexicano.

— ¿Enfrentamiento mexicano?

—Es como si estuviera cada una sosteniendo una pistola a la otra, por

lo que ninguna de los dos quiere disparar porque entonces el otro

también lo haría.

— ¿Por qué mexicano? — Estoy tan desconcertada por las expresiones

americanas de Taylor como ella está por nuestro inglés.

—No tengo idea. Pero bueno, eso es probablemente lo que sucedió—.

Asiento con la cabeza.

—Eso explica por qué Plum no mostró el video a cualquiera. Yo nunca

creí que ella no lo habría enviado a algunas personas. Así que

supongo que Nadia no podía mostrar a nadie el clip de Plum

drogándose, no hasta que haya eliminado el video de Plum. —Taylor

me mira.

— ¿Estás enojada con Nadia? —Me lo pensaría.

—Bueno, sí, porque se siente como la mierda ser utilizado— le digo. —

Y además, si te hubieran pillado pasando la bolsa a Plum, habrías

estado en problemas reales.

— ¡Ja! ¡Como si me hubiera quedado atrapada! — Taylor dice

creídamente.

—Pero honestamente— admito —Plum siempre ha sido una vaca

absoluta para mí. No puede estar demasiado molesta por que ella

tenga su merecido.

Plum es una persona horrible. Y ella sólo obtuvo lo que se merecía.

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Quiero decir, no hay nadie en ese video haciéndola tomar drogas, o

decir que las dietas son para los pobres. . . .

—Entonces, ¿qué? ¿Es justicia dura? — Taylor pide.

—Supongo que sí— le digo dubitativa. —Pero todavía no es correcto.

No es de extrañar que Nadia se echara a reír como un desagüe cuando

ella había respondido a todas mis preguntas. Ella consiguió lo que

quería, no tenía nada tan útil que nos diga a cambio. Y como que nos

mintió, cuando no nos dijo por qué quería que eliminemos ese video

de su vómito.

Taylor rompió con una sonrisa.

—No te preocupes— dice ella. —Yo lo limpié del teléfono de Plum. Pero

lo envié al mío. Tenemos la suciedad de Nadia en cualquier momento

que quieras.

Me atragante.

— ¡Eso es horrible! — Digo.

—Pero brillante— dice Taylor complacida. —Soy un genio del mal.

En su triunfo, automáticamente suelta el balón que está llevando, de

inmediato se ve horrorizada.

—Algún genio del mal— bromeo — ¡ni siquiera puedes jugar básquet

correctamente!

Entonces veo como Taylor hace una apropiación para mí, profiriendo

amenazas terribles sobre mi cabeza y rebotando fuera de la pared más

cercana. Por el rabillo del ojo veo a alguien, como Taylor hace otra

apropiación de mí, me lanzo en un giro llamativo y completamente

innecesario, arremetiendo lo suficientemente lejos, para no patear a

Taylor en la cara, mientras regreso con ella. Aterrizo en el borde

cubierto de hierba y ruedo fácilmente. Me pongo de pie de nuevo en

un par de segundos, como vengo diciendo, Taylor, suena muy

indignada:

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— ¡Por Dios, Scarlett! Sólo estaba jugando. No iba a hacerte daño ni a

nadie.

Luego ve a Jase, se da cuenta por qué me estaba mostrando. Él está

de pie debajo de un grupo de olmos, una carretilla y una escoba

apoyada un poco lejos, como para sugerir que él nos vio acercarse y

salió a nuestro encuentro.

—Escape agradable— me dice, sus ojos brillando tenuemente. —Me

preguntaba si necesitabas ayuda.

Me río. Uf, es el tipo de risa, que yo sólo hago con chicos, lo odio.

Nunca sueno tímida o patética con las chicas.

—No, ella no es tan difícil como parece— le respondo.

—Sí, lo soy— dice Taylor, indignada.

Jase se ríe.

—No me gustaría estar en una pelea contigo— le dice a Taylor, que

completamente le gana.

—Jase, se trata de Taylor— digo, luego me pregunto si no debería

haberlo hecho al revés. ¿Suena como que Jase es más importante

para mí que Taylor?

—Hey —dice ella, ruborizándose sólo muy ligeramente. —Um, nos

hemos visto antes, en el laberinto.

Me gustaría que Taylor no hubiera mencionado eso, porque cuando

Jase nos encontró en el laberinto, Lizzie estaba sollozando y

estábamos paradas sobre ella, la interrogábamos duramente sobre el

anónimo.

—No fue tu culpa— nota, la cual resultó ser de conveniencia de Nadia.

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Yo trato de empujar a Taylor para conseguir que deje de hablar de

ello, pero las puntas de sus orejas se han puesto rosas, así que parece

como si se hubiera dado cuenta por sí misma.

—Eso fue hace años— le digo alegremente, tratando de restar

importancia a la misma.

Ugh.

Me pongo a jugar con mi pelo, de los nervios, se dan cuenta con

horror que lo puse en racimos de hoy, que como siempre, han ido

rizado del clima húmedo. Es una vieja costumbre de la gimnasia,

porque si lo haces rollos hacia adelante o hacia atrás, una cola de

caballo en la mitad de tu cabeza te golpeas en el suelo y escarbas,

mientras que racimos nunca se ponen en el camino de nada. Pero

racimos—en particular—rizado me hace parecer de trece años de

edad. Además, no estoy usando ningún tipo de maquillaje y estoy en

una camiseta blanca, falda marrón, gimnasio y tabardo azul pálido en

la parte superior. Es el más feo equipo que hayas visto. Espero que

Jase recuerde cómo me veía en nuestra cita.

Detrás de nosotros, pude oír el torrente de jugadores del básquet

riendo y susurrando, ya que pasaban por el camino que lleva de

vuelta a los vestuarios. Realmente no los culpo, debería estar

haciendo lo mismo.

Apenas nos ven los hombres de por aquí en absoluto, aparte del pobre

Sr. Theobald, el profesor de matemáticas, que por muchas razones

diferentes no cuenta como un hombre de una manera significativa.

Jase Barnes es como el obsequio a un montón de gatos muy

aburridos y frustrados.

Y yo soy la chica que se para cuándo va a volver a la práctica de

básquet. Ojalá me sintiera más digna y menos culpable. Hay tantas

cosas de mí que no sabe. Si se enterara de todo, ¿podría él todavía

mirarme como si estuviera a punto de empujar a un lado a Taylor y

darme un beso?

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—Tu padre es el jardinero aquí, ¿verdad? — Taylor le pregunta

educadamente. Jase sonríe, sus dientes blancos intermitentes.

—Sí, mi padre y su padre antes que él. Estoy siguiendo sus pasos, se

podría decir. Tengo mi año sabático ahora, así que estoy barriendo las

hojas y ahorrando para viajar. Entonces comienzo en la universidad

agrícola del próximo año.

—Oh, genial —dice Taylor con entusiasmo.

Aunque me gusta mucho que Taylor parece aprobar a Jase, soy muy

consciente de que la señorita Carter no permitirá de ninguna manera

hablar a un niño durante el horario escolar, incluso si él está

autorizado a trabajar aquí. Y la señorita Carter no puede estar muy

lejos detrás de nosotros en el camino. . . .

—Hay que ponerse en marcha— le digo, haciendo una mueca. —

Nuestra maestra de educación física es muy estricta.

Aunque esto no es nada más que la verdad, diciendo que tengo que ir

parece impulsar a Jase en algo más que una conversación.

—Entonces, me preguntaba. . . ¿Qué haces después? — me pregunta,

mirando a través de mí.

He estado haciendo tan bien el ser Cool, ahora me clavo las uñas en

las palmas de las manos, para recordarme que no brote la emoción.

No pensé que vería a Jase hasta el viernes, a medio plazo hemos

enviado mensajes de texto un par de veces y una especie de acuerdo

para reunirnos a continuación y aquí me está pidiendo reunirse

conmigo hoy. Tiene que ser muy aficionado a verme. Mi cuerpo se

inunda con calor por el pensamiento, a pesar de que probablemente

no debería hacerlo.

— ¿Después de la escuela?

—Sí —Jase dice, cambiando de pie y bajando la mirada, como si no

se preocupara de un modo u otro por lo que diga. Pero yo sé que lo

hace. — ¿Estás libre?

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Yo realmente consigo ser lo suficientemente fría como para convertir a

Taylor y la miró inquisitivamente, como si le estuviera preguntando si

estoy libre o no. Ella capta rápidamente lo que estoy haciendo y le

dice:

—No tengo nada planeado—. Miro hacia atrás a Jase.

—Está bien, entonces, soy libre— le digo casualmente, aunque mis

palmas están resbaladizas por el sudor.

—Fantástico—. Su cara se ilumina. — ¿Quieres ir a dar un paseo por

el lago?

—Está fuera de los límites— le digo con cautela. —Hay una puerta,

siempre cerrada con llave. —Jase sonríe y da palmaditas a su bolsillo.

—Tengo la llave— dice. —Pensé que podría tener un poco de ya sabes,

tiempo por nuestra cuenta. . . .

Oh, Dios mío, no puedo creer que él dijera eso en absoluto, mucho

menos delante de Taylor. Creo que está claro que él y yo, no sólo

vamos a tener una charla sobre el clima. Debo estar sonrojándome

furiosamente por ahora. Y no quiero decir que no.

—Me gustaría ver el lago— me las arreglo, como si ésa es la única

razón por la que estoy aceptando su invitación. —No he estado allí

desde que era pequeña.

Dios, esto es tan vergonzoso. Es como que estoy admitiendo que

quiero estar a solas con él para que podamos besarnos de nuevo.

Olvidé mirarlo a los ojos, mi cabeza se agachó tan abajo ahora que

apenas puedo verlo en absoluto. Ya sé que dije que no me creo que

deba pasar el rato con él demasiado hasta que la muerte de Dan se

haya resuelto, me refiero al cien por ciento.

Pero el problema es, eso es cuando no estoy con él. Cuando él está de

pie frente a mí, pidiéndome que fuera, todas mis buenas resoluciones

se derriten como lo hice en sus brazos la otra noche.

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— ¿Nos vemos a las cuatro en la puerta? — sugiere.

—Um, sí.

Estoy desgarrada entre darle una enorme sonrisa y disolverme en el

suelo con vergüenza absoluta. Estoy más que aliviada cuando siento a

Taylor agarrando la parte de atrás de mi tabardo y tirando de mí lejos,

justo a tiempo, cuando la voz de la señorita Carter se puede escuchar

en el camino detrás de nosotras, diciendo a las chicas que llevan la

red de las bolas que se dieran prisa y parecieran animadas.

— ¡Oh mi dios, tienes una cita secreta con un muchacho súper—

caliente! —Murmura Taylor.

—Lo sé— murmuro de nuevo. Estoy decidida a no mirar por encima

del hombro para echarle un último vistazo, por mucho que me muero

de ganas. —No puedo creer que me viera en este tabardo estúpido. —

Taylor hace una mueca.

—Lo sé, bruto. . . . Pero bueno, probablemente estaba mirando las

piernas de todos modos. — Ella me da un codazo. —Eso lo hizo rodar

hacia adelante, probablemente vio tu ropa interior también.

— ¡No digas bragas! Es extraño y espeluznante. Decir bragas.

Estoy ruborizada por todas partes. No había pensado en Jase viendo

mis bragas marrones grandes de gimnasio (parte del muy anticuado

uniforme de educación física) cuando hice la puesta al día. Yo solo

estaba vencida con el solo deseo de lucirme.

— ¡Jase vio las bragas! ¡Jase vio las bragas!

Canto Taylor, hasta que no pude soportarlo más y le grite maldiciones

terribles, persiguiéndola todo el camino de regreso a los vestuarios,

que al menos deja algo de la cabeza de vapor de agua que se acumula

en mí, ante la idea de ver a Jase esta tarde por el lago.

Esa no es la única cabeza de turco que ha ido acumulando, sin

embargo. Porque yo no he dicho a Taylor sobre la carta que envié a la

Sra. McAndrew ayer.

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No sabía si iba a pensar que era una buena idea, pero no es por eso

que no se lo dije.

Es más claro que nunca ahora que me estoy inclinando demasiado en

Taylor. Ella hizo todo el trabajo duro de conseguir el teléfono de Plum

y el ordenamiento de ese video. Incluso pensó en enviar las pruebas

de cargo de nuevo a sí misma, que es probablemente por qué hace un

buen socio. Taylor está siempre ahí, más que dispuesta a ayudar, tal

vez, la suerte como yo de tener una amiga como ella, voy a confiar en

ella tanto que no puedo hacer nada por mi cuenta.

Sé que los motivos de Taylor son sólo lo mejor: quiere ser una

investigadora privada, por lo que esta es una buena práctica. Está

aburrida hasta la muerte aquí en Wakefield Hall, ayudarme es una

gran aventura. Y, ahora que nos hemos convertido en cercanas, ella

quiere que pare de resolver el misterio de la muerte de Dan por mi

propio bien.

Pero nunca le pregunté a Taylor para que me ayude. Vio que era un

secreto que estaba tratando de desentrañar, irrumpiendo en el

derecho y debo admitirlo, me salvó de un destino peor que la muerte,

siendo arrestada por mi profesor, de forma terrible cuando estaba

totalmente fuera de los límites. Sin embargo, nunca decidí tenerla

como pareja: ella acaba de empezar a actuar como tal. Y cada vez

más, me preocupa que debido a que es tan buena en eso, porque bien

podría ser mejor que yo, no voy a probarme a mí misma que, si Taylor

no estuviera, que pudiera manejar esto por mi cuenta.

¿Podría incluso haber llegado hasta aquí sin ella? No sé. Y ese es un

pensamiento aterrador, porque si yo no lo sé, ¿qué dice eso de mí?

¿No significa eso que no soy tan inteligente, fuerte y valiente, como

creo que soy, o quiero ser? Si realmente somos por nosotras mismas,

al final, entonces tengo que pelear mis propias batallas, ¿no? Las

realmente importantes, por lo menos.

En este momento, creo que cuanto más yo, sólo yo, soy responsable

de averiguar quién mató a Dan y por qué, más me voy a sentir que me

he ganado el derecho a seguir adelante y poner todo detrás de mí. Y

pasando de la muerte de Dan es la cosa más importante en mi vida.

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No puedo consultar con Taylor sobre cada cosa.

Ella es tan fuerte y confiada, podría tomar todo lo largo sin siquiera

proponérselo. Esta es mi investigación, mi lucha, necesito tomar el

control.

Pero sé que no va a verlo de esa manera.

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106

Traducido por Jesica

Corregido por Mayte008

s tan hermoso— le digo sin aliento—. No

he estado aquí durante años y años.

No puedo ver a Jase, que está cerrando la

puerta detrás de nosotros, pero puedo

escuchar un acento en su voz, cuando él dice—; Sí, es precioso, ¿no?

me parece una vergüenza que nadie llegue a usarlo. Tu abuela viene

aquí a veces. Oops, lo siento— se corrige cuando se le para junto a

mí—la Señora Wakefield, debo decir.

Me río—. No, está bien. Ella se enfada conmigo cuando no la llamo así

también.

Jase me mira con incredulidad—. Tu abuela te hace llamarle señora

Wakefield?

Pongo una cara—. En el período lectivo, sí. Ella dice que si no lo hago,

la disciplina bajará.

—Así es. Tu abuela podría estar en un estado de coma y aun así no se

le escaparía la disciplina—. Jase da una carcajada.

Es terriblemente cierto. Pero al mirar a Jase, de pie en la pequeña

cuesta que conduce a la brillante superficie del lago, los pensamientos

de mi abuela piadosamente desaparecen de mi mente, la emoción del

momento es demasiado para mí como para pensar en nada negativo.

Es un día glorioso de otoño, los árboles de roble que rodean el lago

son de tonos profundos de color rojizo y dorado, como los incendios

tranquilos. Los sauces llorones inmersos en el agua, son exactamente

—E

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107

como los recuerdo, sus ramas se doblan con tanta elegancia que

parecen bailarines que se inclinan sobre el agua.

Y el propio lago, con su fuente central de delfines saltando, es uno de

los lugares más relajantes que he visto en mi vida. Hay algo en el agua

todavía brillando en el sol que instantáneamente te hace sentir en

paz.

O lo haría si no tuviera a Jase de pie junto a mí, y cada terminación

nerviosa de mi cuerpo no estuviera saltando, preguntándose cuándo

va a besarme de nuevo. . .

—Solíamos ir a navegar por el lago— lo recuerdo—. Yo y mi papá.

—El cobertizo está allí— Jase dice, señalando un pequeño edificio en

la misma piedra gris como la balaustrada que rodea el borde del lago.

—Oh, sí. Wow, todo se ve mucho más pequeño ahora.

— ¿Qué edad tenías cuando venías aquí con tu papá?

—Sólo unos cuatro años.

—No me extraña que parece más pequeño, ¿eh? — dice. Y, para mi

sorpresa, lo siento a él tomando mi mano—. Les extrañas mucho,

¿verdad? ¿A tus padres?

No sé cómo responder a eso. Nadie me hizo esa pregunta, que yo

pueda recordar. Estoy sorprendida de que Jase lo esté pidiendo, en

realidad. Y estoy muy tocada.

Me aclaro la garganta.

—No puedo decir que los echo de menos, supongo. Ellos murieron

cuando era muy pequeña. Creo que he hecho una especie de

recuerdos de mirar las fotos, si sabes lo que quiero decir. Pero echo de

menos tener padres. Mi vida sería muy diferente si estuvieran vivos.

Jase me aprieta la mano.

—Y puedo ver en las fotos que me amaron— le digo, para mi horror.

¿Por qué estoy diciéndole esto? Las lágrimas son pinchazos en mis

ojos cuando digo las palabras.

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—Así que, um, eso estaría bien.

No debo llorar. No debo llorar. Me suena bastante patético como es.

Miro al futuro, parpadeando rápidamente y respirando

profundamente, gestionando, casi, para que mis lágrimas estén bajo

control.

—Lo siento mucho— Jase dice después de unos momentos—. Yo no

debería haberte preguntado.

—No, está bien—. Tomo otra respiración profunda—. Nunca nadie me

pregunta acerca de mis padres, así que me gustó lo que hiciste.

—No puede ser muy divertido para ti, vivir con ‘Viejo Scratchface’ —

dice Jase.

Me vuelvo hacia él, sintiéndome segura de hacer eso ahora ya que

tengo mis lágrimas bajo control.

— ¿Cómo le has llamado?

Él me sonríe, imperturbable—. ‘Viejo Scratchface’. Tu tía. Eso es lo

que yo solía llamarla cuando era pequeño. Nunca me permitió estar

en los terrenos de Hall adecuados, tuvimos que mantener a nuestro

jardín. Pero yo solía colarme en ocasiones, a explorar, Dios, ¡ella iba a

arrancarme en una tira si ella me agarraba! Solía tener pesadillas con

ella, te digo la verdad.

Me río.

—Scratchface— le digo con admiración—. Eso es perfecto para la tía

Gwen—. Me doy cuenta de algo—. Es por eso que nunca nos hemos

visto antes, cuando éramos pequeños. Debido a que no se te permitió

en cualquier lugar de las instalaciones. Yo ni siquiera sabía que había

otro niño aquí.

—Supe de ti— Jase dice—. Te vi paseando por todo el lugar, en

realidad. Pero nunca dejé que me vieras cuando yo estaba estudiando,

porque entonces realmente me metería en problemas. Con mi papá

también. No fraternizar con los Wakefield, son demasiado elegantes

para la gente como nosotros, eso es lo que siempre decía.

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Oh querido, Jase ha mencionado su padre. Puedo decir que no era mi

intención, no después del incidente un par de noches atrás, pero

ahora está todo tenso. Él todavía tiene que avergonzarse de ello,

porque su mano se desliza fuera de la mía. Ahora es mi turno de

sentir lástima por él acerca de sus padres.

Sintiendo que tenemos que cambiar el tema a algo mucho más ligero,

camino por la ladera hasta el borde del lago, salto a la balaustrada. Es

sólo alrededor de un pie de altura, lo suficientemente amplia como

para caminar a lo largo fácilmente.

—Me gustaría que pudiéramos venir más aquí — le digo con

nostalgia—. Podríamos comprar algunas embarcaciones y fila o batea,

o algo así.

Jase corre cuesta abajo y salta a mi lado.

—Es toda la salud y la seguridad ahora, ¿no? — dice, para llegar a mi

mano de nuevo, su tristeza momentánea olvidada—. No se puede

hacer nada, porque si algo saliera mal a alguien te demandarían.

—Eso es realmente estúpido— le digo.

—Bueno, tal vez deberías cambiar las cosas. Habla con tu abuela—.

Jase me mira—. Todo esto será tuyo algún día, debes tener algo que

decir en lo que pasa.

Yo miro hacia él.

—Ni siquiera puedo pensar en eso ahora mismo—. Me quedo en el

lago. Supongo que sería propietaria de todo esto el primer día. Pero la

responsabilidad se siente completamente abrumadora como un abrigo

enorme echado sobre los hombros, uno que es demasiado pesado para

mí, apenas puedo ponerme de pie en ella, mucho menos caminar.

—Lo siento— Jase dice, apretando mi mano—. Yo sólo te estoy

asustando completamente, ¿verdad?

Asiento con la cabeza.

—Scarlett…

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Es tan lindo escucharlo decir mi nombre que involuntariamente me

vuelvo hacia él y sonrió. El sol está detrás de mí, la luz se funde en

sus ojos, convirtiendo su ámbar liquido en piscinas de oro. Al igual

que la luz del sol me derrito mirándolo. Su mano apretando la mía es

cálida y fuerte, en su palma puedo sentir los callos de toda la

jardinería que ha estado haciendo. Levanta la otra mano para

protegerse los ojos del sol, yo digo, estúpidamente:

—Es muy brillante, ¿no es así?

Jase se limita a sonreír. Da un paso hacia mí, me encuentro tomando

uno hacia él, hasta que estoy casi tocándolo. Baja la cabeza, yo

inclino la mía hacia arriba. Es como un baile, estamos tan bien

coreografiados. Sus labios tocan los míos y nos besamos, muy

suavemente. Mi corazón salta en mi pecho como si Taylor estuviera

jugando al baloncesto con él. Soltamos las manos del otro, como si

estuviéramos coreografiados. Llevo mis brazos hasta su cuello y los

brazos de Jase se bloquean alrededor de mi cintura. Tiramos uno a

otro más cerca. Es el turno de nuestros pies, Jase debe haber ido un

poco más lejos del borde de la balaustrada, porque él se tambalea, lo

que me hace tambalear. Lo siguiente que sé es que hemos roto los

brazos de distancia el uno del otro, porque los necesitamos para

equilibrarnos.

Estoy bien, si hay algo a lo que yo estoy acostumbrada a después de

años de gimnasia, es el equilibrio, la balaustrada es mucho, mucho

más amplia que una barra de equilibrio. Pero Jase realmente se

tambalea por un par de segundos, agitando los brazos violentamente

en el aire, no puedo evitarlo, empiezo a reír. Y ésta no es una risa de

niña a niño, es una completa, mira a la tonta reírse.

En un esfuerzo para no caer en el lago, Jase se inclina camino hacia

el otro lado, en lo que él salta y tiene que saltar de nuevo sobre el

césped. Él me está mirando, me doy cuenta de que está un poco

enfadado. Trato de dejar de reír.

—Lo siento— le digo—. Sólo te veías un poco gracioso.

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—Estoy mucho más alto que tú— dice malhumorado—. Es más difícil

de equilibrar cuando eres más alto.

Salto demasiado, porque no quería que se quedara mal humor.

—Hice barra de equilibrio por mucho tiempo— le digo, esperando que

esto salve su orgullo herido—. Puedo mantener el equilibrio sobre

cualquier cosa.

— ¿En serio? — Su rostro se aumenta en una sonrisa enorme—.

¡Vamos, entonces!

Coge mi mano y tira de mí a correr. Nos rasgar a través de la hierba,

alrededor de la amplia curva del lago, más allá de un cúmulo caído de

sauces llorones que arrastran las hojas en el agua, todo el camino

hasta el otro lado, donde un roble grande y majestuoso está de pie

cerca de la orilla del agua.

Jase agarra una rama y se balancea a sí mismo, buscando agujeros

de nudos en el tronco con los pies. Puedo decir que a este árbol subió

muchas veces antes, porque él conoce el camino tan fácilmente como

si estuviera subiendo una escalera. Estoy justo detrás de él, con

cuidado de evitar a sus pies. Wow, los pies de los hombres son tan

enormes, Jase, en sus instrucciones, parecen barcos. Llega un

tenedor y se extiende a ambos lados, alcanza una mano para

ayudarme a levantarme. Pero no la tomo.

—Estoy bien— dije, agarrando una rama por encima de mí y dejando

que tome todo mi peso mientras camino por el tronco a una rama que

puedo estar de pie.

—Tú no me necesitas, ¿verdad? — dice, no hay decepción en su voz,

así como la aprobación a regañadientes.

Se supone que lo necesitan, me doy cuenta. No tengo que ser lo

suficientemente fuerte para subir este árbol grande por mi cuenta.

Pero no quería tomar su mano, quería hacerlo todo por mí misma.

Ricky, nuestro entrenador de gimnasia, detectaba si realmente lo

necesitaba: había que ver como un halcón para asegurarse de que

estaban bien, pero nunca acaba de ayudarle en aras de ayudarte. Pero

entonces, Ricky era nuestro entrenador. Mientras que Jase podría, tal

vez, algún día, ser mi novio. Hay una gran diferencia.

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¿Y tal vez es bueno que alguien, que algún día podría ser tu novio te

quiera ayudar?

Pero por ahora estoy de pie en la rama, por lo que es demasiado tarde.

Le sonrío, gracias a Dios, él me devuelve la sonrisa.

—Ese es uno— dice, sonriendo—. ¿Quieres probar el equilibrio

correctamente? Solía caminar por ahí cuando era más pequeño.

Miro hacia abajo la rama donde crece lejos del árbol. Amplio y robusto

aspecto, se extiende sobre el agua. Wow. Eso sería emocionante.

— ¿Es esto un reto? — pregunto.

—Sí. Me pareció oír que acabas de decir que puedes mantener el

equilibrio sobre cualquier cosa— dice, con los ojos brillando.

—Está bien— le digo— ¿qué gano si lo hago?

—Cualquier cosa que quieras.

—Y ¿qué es lo que se obtiene si yo no lo hago? — le pregunto,

sabiendo ya la respuesta.

—Tienes que darme un beso.

— ¡Ewww! — digo—. ¡Qué asco! ¡Yo no quiero tener que hacer eso!

Por primera vez, me estoy permitiendo a disfrutar realmente de esto.

La burla y el coqueteo. Es incluso más divertido de lo que parece en

las películas y en la televisión, porque en la vida real, tienes que subir

con el mismo diálogo, hay toda una carga de adrenalina al tratar de

ser gracioso e inteligente y una especie de sexy, empujar a alguien

fuera a acercarlos.

Qué es lo que estoy haciendo ahora. Me di cuenta que cuando me dijo,

incluso en broma, no quería besar a Jase, que le dio ganas de darme

un beso más.

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Está sentado en el tenedor del árbol, con las piernas amplías y las

hojas colgando por delante de su cara, un brazo enroscado alrededor

de una rama, sonriéndome, puse mi barbilla en el aire y de pie con la

espalda recta, respiré hondo y solté el aire, nunca se debe contener la

respiración mientras te balanceas, hace que el cuerpo se ponga

nervioso, le doy la espalda a él, dispuesta a lo largo de la rama.

Deseo que no llevara formadores. Estoy acostumbrada al equilibrio

con los pies descalzos, los entrenadores no me permiten sentir la

superficie por debajo de ni la mitad de bien.

Una rama sobresale. Me agacho y muevo la cabeza debajo de ella,

pasos lentos firmes, cuando salgo el panorama completo el lago se

extiende ante mí, un manantial de plata brillando en el sol. Me

gustaría que la fuente de mármol en el centro se encendiera. Hay algo

tan hermoso sobre el agua jugando en una fuente. Pero la visión es

aún lo suficientemente bonita para hacerme recuperar el aliento. Me

quedo ahí, sumergida. Y un torrente cálido de orgullo que me llena.

Este es el lago de Wakefield Hall, por motivos de Wakefield Hall, un

día probablemente, será todo mío. No puedo imaginar a mi abuela

dejando a la tía Gwen, ella es tan mala con la tía Gwen, haciéndola

vivir en la casa del guarda pequeño, tratándola como cualquier otro

profesor.

Sentiría más pena por la tía Gwen si no fuera tan mala conmigo a su

vez.

Soy Wakefield, creo, aquí es donde pertenezco. Mi tatara—tatara—

abuelo construyó este lago, un día tal vez, lo voy a heredar. Y si lo

hago, voy a encender la fuente todos los días y ver el agua salir de la

boca de los delfines y en el cielo…

— ¿Qué demonios está pasando?

Totalmente sorprendida, salto y casi caigo al agua.

Miro hacia abajo. Hay un hombre que está debajo de mí, con las

manos en las caderas. Su cara es de color rojo brillante con rabia:

está mirando hacia mí, con los ojos hinchados. Un gesto en las

ranuras de la furia.

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Yo sé quién es el sonido de su voz airada y su postura, con las manos

en puños a su lado. Pero nunca me hubiera imaginado de otra

manera que él era padre de Jase. Él no se parece en nada a él. Nada

en absoluto.

— ¡Papá! — Jase grita—. Es Scarlett! Ella…

Pero el señor Barnes totalmente lo ignora.

— ¡Baja de ahí de inmediato, poco tarta! — grita mientras que llega

arriba y agarra las hojas inferiores de la rama en la que estoy de pie.

Luego hace su mejor esfuerzo para sacudirla.

El Sr. Barnes debe estar loco, creo. Completamente loco para hacer

algo tan estúpido. Porque incluso alguien tan capacitado y tan hábil

como yo en la barra de equilibrio no puede mantenerse en pie,

mientras que algún maníaco está sacudiendo la rama en la que estoy

de pie. En una fracción de segundo, evalúo mis opciones. No puedo

correr hacia abajo de la rama, no con él temblando. Si me caigo hacia

atrás, puedo romper mi cabeza, o aterrizar en el suelo y realmente me

dolería. Lo único seguro es que hacer. . .

La rama se mece peligrosamente por debajo de mí. Un pie se escapa

de mí.

—Scarlett— Jase grita desesperadamente.

Con el otro pie, aparto la rama, zambulléndome hacia adelante.

Mientras vuelo por el aire, me doy cuenta de que no tengo

absolutamente ninguna idea de la profundidad del lago. Sé que

puedes remar en él, lo que significa que tiene que estar a unos metros

de profundidad, espero y rezo, porque por ahora estoy totalmente

comprometida con mi inmersión, apuntando hacia el centro del lago,

evitando la fuente…

Golpeé el agua. El frío me impresiona como una bofetada. De

inmediato, el agua se baja en mi ropa, al segundo siguiente mis

manos explotan en el fondo del lago. Aterrorizada de que mi cabeza va

a ser la siguiente, me las arreglo para alejarme en una especie de salto

mortal, rebotando en la parte inferior.

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Mis pesadas, acuosas extremidades voltean mi cabeza, chapoteo y

aterrizo con torpeza, con torpeza, pero más o menos segura.

Tengo mis pies debajo de mí y de pie, tragando aire. Llego hasta

empujar el pelo de mi cara, mis brazos ponderados por el agua con la

ropa puesta. ¡Mi suéter de cachemira encantador que mi abuela me

dio, que me puse para parecerle bonita a Jase! Espero que todo esté

bien. Y entonces pienso lo idiota que soy, incluso por recordar mi

suéter en un momento como este. Echo un vistazo a la orilla del lago.

Jase saltó del árbol y corre hacia mí. Su padre lo agarra, luchan

juntos.

Jase está gritando — ¡Papá! ¡Vamos! ¡Tengo que ver si está herida!

—Ella va a estar bien— el Sr. Barnes grita—. ¡Ella se lo buscó, yegua

poco tonta! ¡Bailando alrededor de esa rama, mostrándose por ti!

—Me atreví a Jesús, ¿por qué te importa el por qué lo estaba

haciendo? — Jase lucha por liberarse de las garras de su padre—.

Podrías haberla matado, papá, estúpido sanguinario…

— ¡No me hables así! — brama su padre, levantando una mano.

Jase lo agarra por la muñeca, parando el golpe. Ellos están allí, fuerza

contra fuerza, encerrados en una extraña clase de estasis. No me

muevo bien. Me quedo de pie en el medio del lago, observándolos, sin

poder creer lo que veía. No se puede entender por qué el señor Barnes

está actuando de esta manera.

Jase de repente suelta la muñeca de su padre y patos. La fuerza

acumulada en el brazo de su padre le hace volar hacia delante, sobre

la espalda doblada de Jase, él llega a la hierba cuando Jase se hace a

un lado y corre hacia mí. Debería moverme. Estoy hasta mi pecho en

agua fría, helada, pero estoy aquí y veo a Jase mientras da un salto

volando y aterriza en el lago.

— ¡GAAH! — grita, sacudiendo la cabeza, las gotas de agua que vuelan

de sus rizos apretados—. Frío— él camina hacia mí, dando pasos

largos tanto como le impide el agua, así que es como verlo caminar en

cámara lenta.

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Detrás de él, su padre está llegando a sus pies.

— ¡Jase Barnes! ¡Vuelve aquí ahora mismo!

— ¿Estás bien? — Jase hace un llamamiento urgente para mí—.

¿Scarlett?

Miro mis manos, que son pastoreadas y acaban de empezar a sangrar

un poco contra las raspaduras en la parte inferior aproximada del

lago. El agua debe estar disminuyendo el sangrado un poco, así que

tal vez el daño no será tan malo. No se ve terrible. Pero entonces,

probablemente estoy en estado de shock.

—Creo que sí— le respondo.

—Te tiraste— dice.

—Lo hice deliberadamente— explico— para que no me golpeara la

cabeza.

—Dios, pensé que te habías golpeado algo en el agua. . .

Su rostro está tan ansioso, tan preocupado, que a pesar del drama y

la locura de la situación en la que no puede dejar de sentirse feliz está

tan preocupado por mí.

—Jase— su padre aún está gritando desde la orilla del lago—. ¡Aléjate

de ella!

—Papá, ¿sabes quién es? — Jase dice, lentamente volviéndose a

mirarlo—. ¡Se trata de Scarlett Wakefield! ¡Nieta Señora de W! ¡Si

alguien tiene derecho a estar aquí, ella lo hace!

Por un momento, creo que todo se va a resolver. El Sr. Barnes, de pie

tan exagerado mirando hacia nosotros, con los puños en las caderas,

con la cara roja e hinchada, va a darse cuenta de lo que es un error

terrible que ha hecho pensar que Jase había traído una de las chicas

Wakefield Hall para un lugar que esta tan estrictamente fuera de los

límites. Él va a pedir disculpas, penetrando una mano para ayudarnos

a salir del agua. Él va a…

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— ¡Sé exactamente quién es! — grita—. ¡Scarlett Wakefield! — Apunta

hacia mí—. Si alguna vez te veo rondando mi hijo otra vez, yo no

respondo de mis actos. ¡Aléjate de él, o será peor para ti!

Eso es todo. Eso realmente es. Doy zancadas a través del agua,

sorprendida por lo rápido que me estoy moviendo, la ira da energía

extra para las piernas. Me agarro a la barandilla y me lanzo fuera del

estanque con un silbido de las inundaciones de agua de mi ropa, el

lago atrapar a mis entrenadores completamente empapados y se

niegan a dejar ir hasta que golpearlo con el pie lejos de mí. Subo y de

pie en la balaustrada, donde soy más alta que él: no voy a saltar sobre

la hierba, donde él pueda ser una torre sobre mí.

—Esta es mi tierra— le digo—. Mía y de mi familia. Soy Wakefield, no

eres más que un matón. Y cuando usted me dice qué hacer en mi

tierra, es ir demasiado lejos—. Levanto un brazo empapado y apunto

hacia él—. Si alguna vez me amenaza de nuevo, si alguna vez se me

acerca de nuevo, voy a decirle a mi abuela y obtendrá su despido—.

Estoy tratando de recuperar el aliento después de mi carrera cerca por

el lago, pero puedo oír la gravedad que suena, no obstante—. No creas

que no lo haré, porque lo haré. Lo juro por Dios que lo haré.

El Sr. Barnes me está mirando con su boca abierta. Miro hacia atrás,

los ojos entrecerrados, negándose a dejar que me intimide. Por último,

murmura algo que estoy segura de que no quiero oír, se aparta.

—Jase— él grita por encima del hombro—. Cierra con llave y vuelve a

la casa. ¡Todavía tengo unas palabras para ti!

Está caminando. Yo lo he hecho. Lo he superado. Pero cuando miro a

Jase caminar al otro lado del lago, sé que lo he hecho a un costo

elevado. Porque Jase no me mira a los ojos. Con el fin de hacer frente

a su padre, tuve que recordar que ambos Barnes que no son iguales

aquí. Soy Wakefield, los Barnes son los jardineros que han trabajado

para mi familia por generaciones. Nosotros no somos iguales a todos.

Yo culpo a Plum por comportarse como una princesa mimada, pero

¿no es eso lo que hice? Bueno, no exactamente puede ser echado a

perder, pero ¿no acabo de utilizar mi estado de princesa?

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Con mi rango, intimidé al Sr. Barnes, aunque sin duda necesitaba ser

intimidado, todavía se siente como una victoria pírrica, ya que pude

haber arruinado todo entre Jase y yo. Si había algo para arruinar, por

supuesto. Debido a que su padre psicópata podría haber tenido éxito

en hacerlo todo por su cuenta, incluso antes de que saltara sobre mi

pedestal y comenzara, por la ley.

Jase y yo nos separamos después de que cierra la puerta. Camino por

el camino que me llevará alrededor de las canchas de tenis, detrás de

unos setos. Con suerte, voy a estar escondida todo el camino de vuelta

a casa de la tía de Gwen.

No me vuelvo a mirar a Jase. ¿Cuál sería el punto? Desde luego, no

estará volviéndose a mirarme.

Me dirijo a la casa, mis pies tan mojados que finalmente me quito los

calcetines y los entrenadores y los llevo. El camino es de asfalto

áspero bajo mis pies, pero apenas me doy cuenta. No puedo creer lo

mal que esta tarde ha resultado.

¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo es posible que algo tan agradable fuera

tan rematadamente mal? ¿Por qué al padre de Jase, le importa tanto

que estemos saliendo juntos?

La cabeza me da vueltas con preguntas y no tengo manera de

contestar a ninguna de ellas. Me dan ganas de llorar. Quiero

acostarme en mi cama y echarme a llorar, nunca dejar de llorar. No

puedo dejar de preguntarme si el señor Barnes sabe acerca de mí y la

muerte de Dan.

¿Podría haber oído a mi abuela y la tía Gwen hablar de ello? ¿Es por

eso que no me quiere alrededor Jase? Podría entenderlo, supongo.

Pero eso no explica su increíble hostilidad, o el hecho de que podía

haberme matado cuando él sacudió la rama en la que estaba de pie.

No era como si me pillara besando a Jase y me arrastrara fuera de él,

después de todo. Eso tendría sentido. Pero ponerme en mucho peligro,

es una locura.

Mi teléfono suena mientras me dejo en la puerta de entrada, yo arriba,

corro más rápido de lo que nunca he hecho, pensando que podría ser

Jase.

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Nadie más se me llama: no tengo amigos, pero Taylor, ella no quiere

arriesgarse a interrumpirme en medio de mi cita con Jase. Estoy

contando los anillos desesperadamente mientras me lanzo arriba, hay

cinco y medio antes de que vaya al correo de voz. Me caigo en mi

habitación y arrebato el teléfono a las cuatro y suena una y media. No

hay tiempo suficiente para ver quién me ha llamado, lo suficiente

como para la respuesta del pulgar en el botón. Responder y decir, sin

aliento.

— ¡Hola!

— ¿Es. . . Scarlett Wakefield?

Es la voz de una mujer. No es Jase. Me muerdo las lágrimas y digo:

—Sí— preguntándome quién puede ser.

—Scarlett. . . —ella toma una respiración larga y lenta—. Esta es

Flora McAndrew. Madre de Dan. Mi marido y yo recibimos tu carta

por correo de esta mañana, hemos estado hablando sobre las cosas.

Quiero sentarme, pero no puedo, no sólo porque estoy empapada y

goteando en el piso. Estoy totalmente picada y me golpeó mientras voy

al cuarto de baño, el teléfono sujeto a la oreja, porque no quería

perderme ni una palabra que la Sra. McAndrew de lo que decía. No

puedo creer que me estuviera respondiendo tan pronto: envié la carta

sólo ayer por la mañana. No esperaba nada de ella durante al menos

un día más o menos, siempre asumiendo que ella decidiera volver a

mí en absoluto. El puesto de primera clase debe ser mucho mejor de

lo que pensaba.

—Fue. . . bueno saber de ti—. Su voz con acento escocés vacilante—.

Nos preguntábamos, bueno, lo que escribiste sobre el deseo de

reunirte con nosotros, hablar de sus últimos minutos, realmente tocó

la fibra sensible de mí. Sé que te vi en la investigación, pero

estábamos tan abrumados por la pena que apenas estuvimos en todo

lo que dijiste. Y si tienes algo de Dan que te gustaría devolvernos a

nosotros. . .

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Me siento en el borde de la bañera, agarrando mi móvil con fuerza,

como lo hice con el cuerpo inerte de su hijo.

—Así que nos preguntamos— ella continúa — ¿te gustaría venir aquí

por unos días? ¿Para el castillo? El hermano y la hermana de Dan

estarán de vuelta para un medio plazo, podrías reunirte con ellos y

quizás responder a cualquier pregunta que puedan tener sobre Dan—

ella trago duro, pero se recuperó a sí misma —¿sobre los últimos

momentos de Dan?

No puedo decir nada. Mi garganta se cerró temporalmente.

— ¿Scarlett? — la Sra. McAndrew pregunta, sonando muy nerviosa—.

¿Te gustaría venir? Pensé que este viernes hasta el próximo lunes, un

fin de semana largo. O tal vez tienes planes de medio plazo ya. . .

A través de un acto de Dios, por fin encuentro mi voz.

—No— dije, tragando saliva—. No tengo planes.

Yo tampoco tengo tiempo para pensar si puedo o no seguir adelante

con esto, que es lo que me dije a mí misma que haría antes de enviar

la carta a los McAndrews. Honestamente, pensé que sería capaz de

tomar el siguiente paso, pero ahora estoy insegura y asustada.

Nada de eso importa, sin embargo, porque la madre de Dan está

esperando pacientemente una respuesta.

Mis dientes están charlando con intenso frío y la ansiedad, pero

espero que ella no lo escuche que cuando digo:

—Muchas gracias por invitarme, la Sra. McAndrew. Realmente me

gustaría ir.

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121

Traducido por LadyPandora

Corregido por Dracanea

izzie Livermore? —Mi abuela me

mira, con los labios ligeramente

fruncidos, con una mano

levantada y girando las perlas de

su collar—. No estoy muy segura de aprobar esta nueva amistad,

Scarlett. Es una chica muy agradable, pero una seguidora, no una

líder. Y no tiene cerebro ni inteligencia.

—No es realmente una amistad, lady Wakefield— le corrijo.

¡Error! ¡Beep beep! ¡Error! Mi abuela se enderezo ante eso.

— ¿No es realmente una amistad? ¿Entonces por qué, después de

estar con ella el sábado pasado por la noche, te propones pasar la

mitad de las vacaciones también con ella? —inquirió, estrechando sus

ojos azules.

Me recobre rápidamente.

—Ella es muy amable conmigo, y echo de menos Londres— digo

convincente—. Pero sobre todo— miro hacia otro lado, como si fuera

difícil para mí decir la siguiente parte—. Principalmente es porque

puedo decirle a la tía Gwen que no me quiere alrededor. En realidad

no creo que le gustara que esté dando tumbos por la casa durante

una semana sin ir a la escuela. Está acostumbrada a tenerlo para ella

sola. Pensé que sería más fácil para ella si me iba un tiempo.

He estado diciendo esto sobre todo para un retrato de un antepasado

Wakefield en un miriñaque, con su pelo en rizos poco halagadores,

sosteniendo una sombrilla y un perro pequeño y pareciendo más bien

— ¿L

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incómodo, que cuelga en la pared del fondo de la oficina de mi abuela.

Siempre es extraño observar los retratos de la familia, ya sea porque

son la viva imagen de mi abuela o de mí. Lo que significa que me

parezco más a ella de lo que pienso.

Ouch, eso es un pensamiento aterrador. Echo un vistazo a mi abuela,

imaginándola con mi edad, con mis rizos oscuros. Sin embargo Es

imposible. No puedo imaginármela un día más joven de lo que es

ahora. ¿Y mis ojos tienen de verdad ese tono brillante de color

turquesa? No lo creo. Los míos son más pálidos, más aguamarina. Y

mi piel no es tan pálida como la suya, la de abuela es tan blanca como

una hoja de papel. No cabe duda de que tiene un color más llamativo

que yo.

Para mi sorpresa, en realidad veo que su expresión se suaviza. Ha

dejado de girar sus perlas, lo que siempre es una buena señal.

—Ya veo—dice lentamente, como si lo estuviera diciendo más para sí

que para mí.

—Taylor McGovern se queda aquí estas vacaciones porque sus padres

están todavía en su asentamiento arqueológico y no puede ir a

visitarlos. Así que cuando Lizzie me invito, pensé…

Mi abuela tiene una mano pálida y arrugada.

—No hace falta que me des detalles, Scarlett— dice. —Puedes

quedarte con Lizzie.

—Gracias ab… ¡Señora Wakefield!—Exclamo con entusiasmo.

Entonces me pregunto si he sonado demasiado interesada en la

perspectiva de pasar mis cortas vacaciones con Lizzie. Pero mi abuela

no lo sospecha: parece un poco triste, la verdad.

— ¿Scarlett?—Añade cuando estoy a punto de salir de su oficina.

Sosteniendo la puerta, miro hacia atrás. Sentada detrás de su enorme

escritorio de caoba, mi abuela debería ser pequeña en comparación.

Es el escritorio que perteneció a los hombres Wakefield, hecho en la

época victoriana, con una parte superior de cuero tachonado verde,

ahora muy descolorido. Los escritorios para las mujeres de la época

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eran cosas pequeñas, con tapas abatibles y una serie de bonitos y

pequeños casilleros para invitaciones de fiestas y facturas de

modistas. Lo sé, porque la abuela tiene también uno de esos.

Pero, sentada detrás de ese monstruo de escritorio, en una silla

giratoria muy moderna, la abuela parece la reina de los exámenes. Su

pelo blanco está brillando, su chaqueta azul pálido con botones de

nácar queda perfectamente con la una blusa blanca prístina. Es una

versión moderna de todos los Wakefields de los retratos. La oficina

está forrada en caoba y pintada de rojo oscuro donde no hay paneles

de revestimiento: se supone que debe imponer, así los padres y las

niñas que se portan mal que son convocados ante la directora quedan

intimidados tan pronto como entran. Pero eso es sólo un extra. Mi

abuela no necesita esta opción para ser imponente. Ella puede

manejar todo eso por su propia cuenta.

— ¿Sí?—digo casi esperando unas palabras de consuelo hacia mí,

teniendo que vivir con la tía Gwen.

—Sólo asegúrate de no empezar a dejarte influenciar demasiado por

Lizzie Livermore—dice con firmeza, ajustando unos papeles sobre el

escritorio—. Es una chica muy tonta, frívola y sin nada en la cabeza,

está demasiado preocupada por la moda y la frivolidad. Y su padre es

el colmo de los nuevos ricos. No es un vínculo que quiera para mi

única nieta.

—No, señora Wakefield—digo respetuosamente, cerrando la puerta.

No puedo evitar sonreír para mis adentros. Mi abuela es realmente

tan dura como unas botas viejas. Era de esperar que soltara un

comentario como ese al final, justo cuando pensaba que había bajado

un poco la guardia.

Sólo espero haber heredado la mitad de su templanza.

Por suerte la cosa fue bien con mi abuela. Porque podría haber ido tan

mal como lo había sido con Taylor. Se pone furiosa cuando le hablo de

la invitación de la señora McAndrew

Ya he visto antes a Taylor enojada, pero no de esta manera. Hace

unas semanas, realmente no me conocía, y no era personal. Ahora, lo

es.

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— ¿Cómo no me dijiste que estabas escribiéndote con ella?—me

gritó—. Se supone que debemos ser compañeras. ¡Estamos en esto

juntas!

—Trata de entender, Taylor. Sólo tengo que hacer esto por mi cuenta

durante un tiempo —le explico.

Los puños de Taylor están descansando en sus caderas y sus piernas

plantadas con la misma firmeza a un par de metros de distancia.

Todos sus músculos parecen desorbitados, y Taylor tiene un montón

de músculos. Esta frunciendo tanto el ceño que sus cejas oscuras y

gruesas están a punto de unirse. La ira hace que parezca una versión

de dibujos animados de sí misma.

—No estoy diciendo que debieras haberse sentado conmigo para

escribir la carta—continúa — ¡pero al menos podrías haberme dicho

que se la ibas a enviar! O te enteraste de que Callum es el hermano de

Dan. ¡Jesús!

—Lo siento—le digo—. Mira, no sé qué estuviera pasando de ti a

propósito ni nada de eso. Después de leer la esquela, sólo se me

ocurrió escribirle, me senté, lo hice y lo envió de inmediato, eso es

todo...

—Todavía podrías habérmelo dicho— insiste.

Me siento muy culpable. Taylor me ha ayudado mucho en tratar de

averiguar quién mató a Dan y se puso a sí misma en la línea de fuego

por mí varias veces. Incluso se arriesgó a rebuscar en el bolso de

Plum, cuando si alguien la hubiera pillado, hubiera sido arrestada.

Por un momento, me pregunto si dejarla fuera de esto era

absolutamente necesario.

—Pensé que éramos un equipo—dice con furia —. Pensé que sentías

lo mismo. La miro sin poder hacer nada.

—No sé si siempre puedo comportarme como un equipo en esto—dejo

escapar. —Ni siquiera conociste a Dan, Taylor. No estabas allí cuando

murió. Pero yo sí. Soy a la que estaba besando, besos, todo el mundo

piensa que tuve algo que ver con su muerte. Esto es muy personal

para mí y necesito un poco de espacio para llevarlo por mi cuenta.

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Hago una pausa para recobrar el aliento, sorprendida por lo que estoy

diciendo. Nunca me he dado cuenta de esto antes, no tan claramente,

pero ahora que se ha puesto en palabras me doy cuenta de lo cierto

que es. Le ruego que lo entienda.

—Al menos podrías haberme preguntado si podía ir a Escocia con

ustedes—se queja Taylor.

— ¡No podía hacer eso!—Exclamo—. Sólo vamos a ser la familia. Sería

ridículo preguntar si puedo llevar a una amiga.

—Lo que sea—dice con frialdad—. Que te lo pases bien en escocia

resolviendo el misterio. —Ella le da un giro desagradable a lo suyo, y

no puedo culparla—. No te molestes en enviar una postal —añade con

sarcasmo.

Luego Taylor McGovern, mi única amiga de verdad, se da la vuelta y

dando zancadas se aleja.

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Traducido por Jesica

Corregido por Mayte008

olpe de silbidos. La gente grita y golpea las puertas. Yo

casi esperaba ver bocanadas de vapor rodando por la plataforma. Hay algo acerca de un largo viaje en tren que me hace pensar en una escena de una película, el tren

saliendo de la estación, un viaje comenzando que puede cambiar tu vida. Debería estar colgando por la ventana, diciendo adiós a alguien con un pañuelo en la mano. Pero no hay nadie en la

plataforma para despedirme, porque le dije a Lizzie que me iba, después de su ronda de quejas por mi comportamiento, casi me volvió

loca.

Ella cree que me voy a quedar con los amigos de St. Tabby que mi abuela no aprueba, razón por la que tuve que usarla como cubierta. Me dio a entender que había un niño involucrado, que por supuesto

tiene su corazón latiendo sentimental con extra fuerza y, naturalmente, explicó por qué tenía que organizar una estancia

clandestina en Escocia a espaldas de mi abuela. Debo decir que no he encontrado aún una mentira que Lizzie no se tragará.

Lamento que Taylor no me dijera adiós con la mano. O, mejor aún, estuviera sentado en una litera encima de la mía. Pero dudo que

Taylor siquiera oyera mi nombre mencionado por el momento sin escupir.

Me parece tener un don especial para alejar a mis amigos.

Las sacudidas del tren en movimiento. Sé que no son pistones y

motores de vapor y hombres paleando carbón en fuegos al aire libre ya, pero se siente así como por un momento, como el carro vibra y cruje bajo mis pies. Me siento en mi lugar y miro por la ventana

mientras el Caledonian Lowland Express, sale con lentitud de Euston Londres, luces brillando naranja y negro contra el cielo de

medianoche oscuro.

G

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— ¡Boletos por favor!

Me levanto y lucho por un momento con la captura de mi puerta de

mi cubículo, finalmente logrando abrirla. Un conductor se queda ahí,

la correa de la máquina expendedora de billetes esforzando a través de

su estómago. Él mira el billete y dice:

— ¿Viaja sola?

Asiento con la cabeza. Él hace un sonido raro. No sé lo que significa.

—El desayuno para pasajeros de primera clase se cocina a las seis en el coche salón— dice—. Si quieres algo de comer ahora, es mejor que hacer pistas para el buffet en diez minutos o menos. Nos vamos a

quedar sin sándwiches, te puedo decir que para nada.

—Tuve la cena ya— le digo.

Murmura nuevamente—. Sensata— dice—. Un par de paradas antes de Glasgow, pero no hay nada de qué preocuparse. Te voy a dar un

golpe a las siete, antes de entrar. Asegúrese de que está bien.

Administro una sonrisa a modo de agradecimiento. Él arroja hasta su máquina expendedora de billetes, que se ha deslizado por debajo de su barriga, se contonea en el pasillo. Cierro la puerta y vuelvo dentro

del compartimiento. La cama está toda inventada, mi maleta está guardada. Me puse el pijama, me lavo los dientes en la cuenca, me

voy a dormir. Pero no estoy cansada. Me vuelvo a sentar y miro por la ventana. Nos dirigimos al norte de Londres, la concentración del centro de la ciudad se ilumina decolorándose. Tenemos toda la espina

dorsal de Inglaterra, algunos de Escocia, que se desplazaran hasta que lleguemos a Glasgow a la mañana siguiente.

Estoy loca por estar haciendo esto. Estoy loca por ir en absoluto, por

supuesto, pero en la escala más estrecha de las cosas, estoy loca por ir a Airlie en el coche—cama en la noche, lo que significa dos trenes, porque hay un cambio de estación en Glasgow a las siete de la

mañana, cuando voy a estar trasnochada con el sueño. Podría haber volado al aeropuerto Prestwick y conseguir un taxi desde allí al

castillo de Airlie: eso es lo que la Sra. McAndrew sugería.

Pero no podía enfrentarme a eso. Sería un corto vuelo—estaría allí en una hora. De alguna manera, necesitaba más tiempo para el viaje, más tiempo para aclimatarme a la situación terrible en la que me

estoy metiendo. Cuando encontré la cama durante la noche, me pareció perfecto. Lizzie dijo que sería romántico. Pero entonces, Lizzie es una idiota.

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¿Cómo puede ser romántico, cuando estoy sola en una sola litera?

Por lo menos me puedo permitir un compartimiento de primera clase, así que no tengo que compartir. Casi no uso mi fondo fiduciario, de

todos modos nunca, la secretaria de mi abuela, que recibe las facturas de mi tarjeta de crédito de emergencia, plantea una queja sobre mi

gasto. A veces me pregunto qué tan alto podía ir, antes de que lo hiciera.

Busco mi teléfono. Pero entonces recuerdo lo que será el tiempo. Quiero llamar a Taylor, pero ya es demasiado tarde, no sé si hubiera

hablado conmigo de todos modos.

Traté de hablar con ella después de nuestra fila, pero ella no reconoció mi existencia. La llamé y le envié un correo electrónico en un esfuerzo

por encontrar otro camino, pero ella me borró. Y luego, para el próximo par de días, me sentí abrumada con la organización de mí misma para el viaje al Castillo de Airlie, que se resuelve en el tren

hasta Ayr, preguntándome qué llevar. Pensé que podría llamar a Taylor una vez que estuviera allí, para decirle lo que estaba pasando, pedirle consejo. . .

Pero realmente me gustaría llamarla ahora. Me siento muy sola de

repente, meciéndome suavemente de lado a lado en este compartimento de tren, viajando por todo el camino a Escocia por mí

misma.

Saque mis jeans y me deslice bajo las sábanas, sin molestarme en poner el pijama. No puedo lidiar con estar desnuda en este momento, ni siquiera por el poco tiempo que me llevaría a desnudarme mientras

estoy cambiando. Ni siquiera me lavo los dientes. Apago la luz y me encuentran allí en la incómoda cama dura, pensando en lo que voy a

enfrentar mañana por la mañana.

Está Callum McAndrew, hermano de Dan, que podría ser responsable de la muerte de Dan. Ese es un pensamiento horrible, pero alguien asesino a Dan, el camino parece conducir de regreso a su familia.

Lucy, la novia de Callum, estaba en la fiesta—Nadia vio el EpiPen de Dan, en lo que bien podría haber sido el bolso de Lucy. Hubiera sido

muy fácil para Lucy, conseguir el EpiPen de Dan de él. Todo lo que tendría que hacer sería sólo preguntarle si podía verlo por un minuto, solo por curiosidad, a continuación, crear una distracción pequeña y

—olvidarlo— y devolverlo.

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Revisé el perfil en línea de Lucy de nuevo, descubrí que ella vive en Ayrshire también, así que espero que vaya a estar alrededor, saliendo

con Callum mientras estoy allí.

Aunque tengo un par de nuevos sospechosos, el motivo aún no está claro.

¿Por qué alguien ha querido matar a Dan?

Cuando pensé que era Plum quien lo había matado, su motivo era

increíblemente débil, para ser sincera, cuanto más pienso en ello, menos veo a Plum como una asesina furtiva. Plum nunca hace nada sin una audiencia. Sería completamente fuera de carácter para ella

secretamente planear y ejecutar un plan listo para matar a alguien y nunca decir nada al respecto. Como he dicho antes, si Plum iba a

cometer un asesinato, había de apuñalar a alguien o empujarlos de un edificio en frente de una multitud de personas y luego anunciar en voz alta que todo era culpa de ellos en primer lugar.

Y Nadia está segura de que Plum nunca se fue detrás de la barra.

Es mucha, demasiada coincidencia, para pensar que la persona que

tenía el EpiPen de Dan en su bolso de mano no es la persona que lo mató. Esta fue un bien orquestado, un cuidadosamente elaborado

plan. Así que, con Plum, parece cada vez más improbable como sospechosa, Lucy Raleigh con su conexión a Callum, es la mejor posibilidad que tengo.

Mi cerebro está corriendo mucho con toda esta especulación que estoy

segura de que no será capaz de conciliar el sueño. Cierro los ojos, e inmediatamente el movimiento de balanceo del tren, más el cansancio

y el estrés de los últimos días, la punta de mi cuerpo y me caigo en un sueño tan fácil como apagar la luz nocturna.

Me despierto en un pánico a las pocas horas, ya que el tren me está moliendo y los ruidos cambiantes me han dado una pesadilla

horrible. Entonces recuerdo que nos paramos en una estación llamada Carstairs, donde el Express de tierra baja se divide en dos direcciones, una para Edimburgo, y uno para Glasgow. Una vez que

me acuerdo, me aseguró que no he dormido por completo y terminó en algún apartadero del ferrocarril en las Highlands.

A pesar de que lo había querido así, no es divertido hacer esto por mi

cuenta. Tengo que cuidar de mí misma todo el tiempo, en lugar de tener a alguien conmigo para ayudarme y animarme.

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Me duermo de nuevo con el pensamiento de autocompasión, que me sacude y da vuelta sin descanso. Estoy más que dispuesta a

levantarme a las seis y tropezar por el pasillo hasta el coche comedor. En realidad es bastante agradable y pasado de moda y creo que el camarero siente un poco de lástima por mí, porque él me pregunta si

quiero algo más, llenado mi café y jugo, me da rollos, extra tocino y cruasanes. Los nervios y la codicia hacen comerme la porción. Al final

me resbala tres mini—paquetes de galletas de mantequilla, diciendo:

— ¡En caso de que tenga hambre más tarde, entonces! — con un guiño.

Para entonces yo ya estoy tan zumbante en un potente cóctel de café, la carne de cerdo frito, el azúcar y los carbohidratos complejos que

hacen frente a la llegada a Glasgow y el cambio en el tren de Ayr sin mucho pánico. Sobre todo porque el revisor se asegura de que no sé

qué plataforma lo voy a hacer. Todo el mundo está en una especie de cuidar de mí ahora, es bonito, eso me hace sentir un poco menos sola a las cinco de la mañana. Pero a medida que los pequeños locales de

tren resoplan abajo hacia Ayr, parando cada cinco minutos en otra estación local de poco, todos los pensamientos de soledad se

desvanecen como las inundaciones de emociones mucho más apremiantes.

Miedo.

¿Qué demonios he hecho? ¿Qué tengo que esperar?

Todos los McAndrews me van a odiar, no los culparía si lo hicieran. Además, como extra incentivo para conocer a los McAndrews, he

dicho a la Sra. McAndrew que tengo algo de Dan y quería devolverle, lo cual era una mentira total. Estoy apostando a que pueda colarme

en la habitación de Dan y pescar algo para darle, pero ¿que sí que no sale? ¿Qué si la habitación de Dan se ha limpiado?, o ¿qué pasa si alguien me pilla en eso? ¿Debo fingir que lo dejé en casa? Pero

entonces, ¿qué debo decir que fue?

A las nueve estoy en tal estado de nervios que tengo serias consideraciones de no bajarme del tren en absoluto, sólo quedarme

quieta hasta que lleguemos a donde termina y trabajar en cómo volver a Londres a partir de ahí lo más rápido posible.

—La siguiente parada es en Ayr— el altavoz crepitante dice—. Ayr siguiente parada. Por favor tome todas sus pertenencias consigo

cuando salga el tren.

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En mi elevado estado de nervios, suena como si estuviera diciendo:

—Abandonen la esperanza todos los que están dispuestos a morir— mis manos estaban temblando realmente cuando tire abajo de mi

maleta de la rejilla de arriba.

El tren resopla en la estación de Ayr y da un tirón, gimiendo, en su fin. Las puertas tardan tanto en abrir que me encuentro con la

esperanza que haya un mal funcionamiento, y no van a abrir en absoluto, tendremos que pasar a la siguiente parada.

Pero entonces, con un silbido viejo y cansado, finalmente se deslizan abiertas y cargo mi maleta a la plataforma, levanto el asa y tiro en la

dirección en que todos los demás están yendo, hacia la salida, mi corazón late tan rápido y fuerte es casi desequilibrante.

La Sra. McAndrew dijo que alguien vendría a mi encuentro en la

estación, pero no dijo quién. Tal vez él o ella estarán con un cartel que diga NIÑA DEL BESO DE LA MUERTE escrito en él. ¿No sería eso

impagable?

Sin embargo, cuando salgo por la puerta, veo a mi escolta de

inmediato, pero sí una toma doble porque en realidad no creo lo que estoy viendo. Está apoyado contra un coche, con las manos en los

bolsillos de los vaqueros. Es alto, de hombros anchos y piernas largas, vestido con un viejo suéter de punto jersey que una vez fue probablemente un color crema y ahora está tan descolorido que es

casi incoloro. Los vaqueros son igualmente viejos y maltrechos, sus botas de trabajo están manchadas de barro. Tenía el pelo castaño oscuro muy corto y sus ojos son de color gris, el color del agua del

lago, bordeado con oscuras pestañas tan espesas que si fuera una niña, uno pensaría que él estaba usando máscara de pestañas. Sus

cejas oscuras se tiran hacia abajo, su mandíbula tensa y hosca, con los hombros encorvados.

Él no quería venir, puedo decirlo inmediatamente.

Esa observación me viene a la cabeza una fracción de segundo antes de que yo sienta que mis piernas empiezan a ceder bajo mis pies. La

cabeza me da vueltas. No puedo respirar. Alguien detrás de mí exclama mientras comienzan a contraerse, pero no puedo entender lo

que están diciendo.

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Todo lo que puedo ver es a Dan. Dan McAndrew, el chico que murió el verano pasado después de que le di un beso.

El fantasma de Dan McAndrew, está apoyado en el coche, mirando

como si él prefiriera estar en cualquier parte menos aquí.

Y entonces mis piernas ceden por completo, todo se vuelve negro, no puedo ver nada.

Ni siquiera el fantasma de Dan.

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Traducido por LadyPandora

Corregido por ista

stoy acostada en algo tan suave que es así como me

imagino que sería flotar en una nube. Suave y flexible y

muy, muy profundo. Me siento millas abajo, mimada en

capas y capas de nubes mullidas. Mis párpados son tan

pesados que es como si tuvieran un peso sobre ellos. No podía abrir

los ojos, pero podía oír voces. Fuertes voces, pero no a mi lado. De

alguna manera amortiguadas.

— ¡No puedo creer que nadie se lo dijera!

—Yo pensaba que lo sabría…

— ¿Cómo lo iba a saber?

—Podría haber sabido…

—Alguien debería habérselo dicho de todos modos, sólo para

asegurarse…

Una tercera les interrumpe, mucho más baja, pero silenciando a los

otras dos.

— ¡Queréis dejar de pelear!—sisea—. ¡Estás justo en frente de la

habitación de la pobrecilla!

Algo Cruje. Una puerta abriéndose. Oigo pasos y me obligo a abrir los

párpados, parpadeando ante la luz. Veo pequeñas flores, montones y

montones de borrosas flores azules sobre un fondo blanco. Las flores

se enfocan, llenando mi visión. Trato de girar la cabeza y descubro

que puedo, mientras hago que las flores se deslicen hacia los lados y

E

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135

veo una habitación. Una ventana grande con unas pesadas cortinas

azules, pisos de madera y una alfombra de color azul pálido al lado de

la cama.

Los pasos me alcanzan. Es una mujer con una falda de pana y un

jersey verde. La cama debe ser muy alta, porque puedo ver parte de su

cuerpo a pesar de que aún no pueda mover la cabeza.

—Oh bien—dice con una voz muy reconfortante—. Estás despierta. La

doctora dijo que viniera a ver cómo estabas. Se preocuparía si

estuviese inconsciente mucho más tiempo. Al parecer te golpeaste la

cabeza un poquito cuando te caíste.

— ¿Inconsciente?—Me las arregle para decir.

—Oh, sí querida, te desmayaste. Justo en medio de la estación.

Causando una conmoción, que no puedo contarte. ¡Pobrecita!

Puso algo en la mesa junto a la cama.

— ¿Te encuentras bien para sentarte, chica?—Preguntó.

Asiento con la cabeza. Se inclina hacia delante y me ayuda,

poniéndome almohadas detrás de la espalda, así que estoy apoyada.

—Eso está mejor, ¿no? Te he traído una taza de té, ¿piensas que

podrás tomar un poco?

—Sí, por favor.

Ella llega a la mesita de noche, coge una pequeña bandeja y la pone

en mi regazo. Hay una taza de té con leche, una taza grande y un

platito y en otro plato hay lo que parecen unas rodajas de chocolate.

Tomo el té y lo bebo tan rápido que me sorprende.

—Sedienta, ¿no?—dice la mujer, sonriendo—. Come algo. Son

milhojas, las hice yo misma. La doctora dice que necesitas azúcar. Por

el choque.

Obediente, tomo un pedazo de trozo de chocolate y lo muerdo. Hay

caramelo bajo el chocolate y galletas de mantequilla debajo. Está

delicioso.

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—Delicioso, ¿eh? Buena chica. Té y galletas de mantequilla, no hay

nada como eso para estar como nueva cuando se tiene un choque.

Escucharla está siendo muy relajante, un flujo suave de palabras y

tengo la sensación de que no necesita que le responda. Pero ahora

todo vuelve a mí: el chico que vi justo antes de desmayarme. Dan,

apoyado en el coche. Vi el fantasma de Dan. La taza tintinea en el

platillo y es un milagro que no la dejara caer. La mire con pánico.

—Vi...— balbuceo—. Vi...

—Oh, nena, viste al hermano gemelo de Dan, Nadie te dijo que tenía

un hermano gemelo, ¿verdad? fue el amo Callum al que viste en la

estación, no un fantasma. Eso es lo que estabas pensando cuando te

desmayaste, ¿no es así?

Dejé el vaso en la bandeja y estalle en lágrimas histéricas. Lo

siguiente que sé es que ella aparto la bandeja y se sentó en la cama,

abrazándome. Solloce en su hombro lanudo, un gran torrente de

sollozos que soy completamente incapaz de controlar.

—Moira, ¿está bien?—dice otra mujer.

—Ella acaba de tener la sorpresa de su vida, Sra. McAndrew—

responde la mujer que me abrazaba, Moira—. Pero ahora sabe que fue

al amo Callum a quien vio, estará haciéndolo mucho mejor. ¿No,

nena?

Asiento con la cabeza en su hombro, que ahora mismo está

completamente húmedo.

— ¿Scarlett?

Levanto la cabeza y arrastro torpemente la manga de mi propio suéter

por mis ojos. La Sra. McAndrew, la madre de Dan, está de pie junto a

la cama.

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La recuerdo de la investigación. Sería imposible olvidarla porque su

colorido es muy llamativo. Parece como sacada de un cuento de

hadas, no una persona de verdad, de carne y hueso. Es muy delgada,

de piel blanca y pelo rojo. Sus ojos están ligeramente inclinados y

verdosos.

También recuerdo al señor McAndrew, era grande y oscuro, sus

rasgos todos arrastrados y caídos de la pena. Me doy cuenta de que

Dan y Callum lo deben haber heredado de él, al menos físicamente,

porque era alto, de hombros anchos, al igual que sus hijos.

Callum no estaba allí en la investigación, por supuesto. No podría

haber dejado de fijarme en él, ¿no? Aunque el rostro de la señora

McAndrew esta demacrado y cansado, puedo decir que me mira con

preocupación.

—Scarlett, soy Flora McAndrew—dice, su acento escocés es mucho

más ligero que el runrún de Moira—. Lo siento mucho, nadie te ha

hablado de Callum. Creo que todos dimos por hecho que ya sabías

que Dan tenía un hermano gemelo...

Negué con la cabeza.

—Lo hecho, hecho está—dice Moira y me entrega un pañuelo—.

Suénate la nariz, nena.

— ¿Te encuentras mejor?— me pregunta la Sra. McAndrew mientras

estoy tocando la bocina con el pañuelo—. Debe haber sido un shock

terrible, ver a Callum así.

—Sí, gracias— le digo, bajando el pañuelo. —Ella maneja una especie

de sonrisa en mí.

—Has tenido un largo viaje hasta aquí, querrás lavarte y cambiarte.

¿Por qué no te dejamos sola un ratito? Moira ha deshecho tus maletas

y guardado toda la ropa. Hay un baño justo al lado y tienes toallas

limpias en el armario. ¿Por qué no te das una ducha, o lo que quieras,

y vienes abajo cuando estés lista?

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Me doy cuenta de que me pica el cuero cabelludo y probablemente

huela un poco mal. Ella tiene toda la razón, realmente me tengo que

lavar.

—Gracias—le digo de nuevo.

Moira se levanta y me sonríe. Ella tiene el pelo de color rojo brillante,

tan brillante que debe ser teñido, cortado al estilo de Bob Raggedy, un

poco como una muñeca. Pero a partir de las líneas de su cara, ella

debe tener al menos cincuenta o sesenta años.

Curiosamente, el color del pelo le sienta bien. Tiene los ojos azules,

muy brillantes y ahora están centelleando en mí. Es una sonrisa real,

a diferencia de la de la Sra. McAndrew, que sin duda está forzada.

No culpo a la Sra. McAndrew por no ser capaz de sonreírme como es

debido, reflexiono mientras las dos mujeres salen de la habitación,

cerrando la puerta tras de sí con mucho tacto. No sé si me gustaría

sonreírle a la chica que podría haber matado a mi hijo, aunque no

fuera su intención. Pero una cosa positiva ha salido de mi desmayo al

ver al hermano gemelo de Dan. Por pura casualidad, he llegado al

castillo Airlie como víctima, que necesita ser atendida. Alguien que

necesita compasión, en lugar de la desconfianza que cabe esperar

teniendo en cuenta las circunstancias.

Recuerdo las voces que escuché antes de que Moira entrara. Nadie se

dio cuenta de que no sabía que Dan tuviera un gemelo idéntico, así

que nadie pensó en decírmelo. No fue su culpa, pero significaba que

me llevé un susto terrible y tenía que estar atenta. Así que están

empezando con el pie equivocado conmigo y eso me da mucho

margen de maniobra adicional. Estoy en una mejor posición para

hacer preguntas de las que estaría de otra manera. Mientras salgo de

la cama y empiezo a tirar de mi arrugada y ligeramente moliente

ropa, me doy cuenta de que, aunque es bastante extraño, ver el

fantasma de Dan es lo mejor que podía haberme pasado.

Espero que mi ropa este bien. Tanto Moira como la señora McAnrew

llevaban faldas y una línea de suéteres un poco pasados de moda, del

estilo de vivimos en el campo y unos cómodos y prácticos zapatos

robustos.

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De hecho, es el tipo de cosas que me pongo para comer con mi abuela,

pero no traje ninguno de esos vestidos aquí. He decidido ponerme un

par de pantalones vaqueros (azul oscuro, no negro, porque se supone

que no hay que vestirse de negro en el campo), un suéter gris oscuro y

una brillante camiseta azul que es casi del mismo color que mis ojos.

Y pendientes de turquesa. Creo que me veo bastante elegante sin ser

demasiado elegante, pero por lo que sé, lo había entendido al revés. Es

muy difícil pensar que ponerse cuando te vas a quedar con gente que

no conoces tan bien. Si te equivocas, es obvio que no encajaras y

entonces, no serán realmente tan amables contigo durante el resto del

tiempo que pases allí.

Cruzo los dedos para hacerlo bien.

Pero puede que nunca sea un problema, ya que puedo fallar en

encontrar las escaleras y ser abandonada aquí, en este pasillo para

siempre.

—Ven abajo cuando estés lista. — Suena tan fácil, ¿no es así? Pero he

estado vagando por el pasillo durante diez minutos, en busca de una

escalera y todavía no he encontrado ninguna. Este lugar continúa

eternamente. Pensé que iba a encontrar un camino por el pasillo

cuando giré a la izquierda y se convirtió, durante varios metros, en

una especie de galería, con pequeñas ventanas con vistas al rico

paisaje exterior de un pantano verde. Pero al final de la galería, no hay

nada más que otro pasillo interminable del que cuelgan cuadros, igual

que los de mi habitación. Hay puertas a cada lado que estoy

demasiado nerviosa para abrir.

Sin embargo tengo que seguir adelante. Cerré la puerta de mi

dormitorio detrás de mí y nunca reconoceré cuál de todas es. No

puedo volver, incluso aunque quisiera.

En la planta baja, oigo voces, pero no puedo averiguar en dónde

están. Aun así, creo que me estoy acercando. Al final de este pasillo,

gira a la izquierda otra vez, eso es extraño. Me siento como si

estuviera entrando en un círculo. Y entonces la perspectiva se abre

inesperadamente a un aterrizaje enorme. He encontrado la escalera y

está duplicada.

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Dos alas anchas de escaleras talladas en roble antiguo, alfombradas

en un patrón muy descolorido pálido azul y rojo, bajan en picado a la

gran sala de abajo, volviendo a reunirse y luego uniéndose a un

descenso dramático final de la sala.

Esta es la escalera de Scarlett O'Hara. No estoy vestida para esto.

Debería estar usando una falda de crinolina y con un enorme

ventilador.

Me detengo en la parte superior del ala más cercana a las escaleras,

despertando mis nervios por la horrible tarea de hacer este descenso

para reunirme con los McAndrews, cuando una puerta se cierra de

golpe por debajo de mí y una voz de chico grita:

— ¡Esto es una mierda! ¡Ella no debería estar aquí!

Me congele.

—Callum, por favor... —oigo pasos apresurados, tacones de mujer

haciendo clic en el piso de madera.

— ¡Tuve que ir a recogerla y ponerla en el coche!— grita Callum

McAndrew, el hermano gemelo de Dan—. Ni siquiera quería hablar

con ella. No deberías haberme hecho ir a recogerla en la estación.

—Pensé que sería más fácil para ti, habrías tenido un poco de tiempo

a solas con ella.

—Bueno, te has equivocado, mamá, ¿no?—dice con amargura.

—Oh querido—se lamenta la señora McAndrew—. ¡Espero no haber

cometido un terrible error! Pensaba que todo el mundo se acercaría

para conocerla y hablar de Dan... y ella dijo que tenía algo que quería

devolvernos...

— ¡Me importa un bledo lo que tenga de Dan!— grita Callum—. ¿Qué

tiene? Apenas lo conocía. ¡Y todo eso del acercamiento es ridículo,

mama! Sabes que todos pensamos que es ridículo. ¡Nadie la quería

aquí, excepto tú!

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—Tu padre pensó:… —comienza a decir débilmente la Sra. McAndrew.

—Papá va a estar de acuerdo con todo lo que digas, mamá. Lo sabes.

Catriona y yo siempre pensamos que era una gilipollez invitarla.

Estoy abrumada por el impulso de huir y esconderme en mi

habitación durante los próximos dos días. El nivel de hostilidad de

Callum McAndrew hacia mí, es realmente intimidante.

Pero entonces pienso en mi abuela, sentada detrás de ese escritorio

enorme, su columna tan recta como si estuviera hecha de acero. Mi

abuela, que se hizo cargo de Wakefield Hall cuando mi abuelo murió,

y sin ayuda de nadie lo convirtió en una escuela para evitar que se

vendiera a la familia. Nunca ha huido de una pelea en toda su vida. Si

he heredado algo de ella, aparte del estilo Wakefield, espero que sea

ese valor. Tengo que empezar a bajar las escaleras, también podría

enfrentarse con lo peor tan pronto como sea posible.

Lentamente, de mala gana, doy un paso hacia abajo y luego otro y

otro, sin que mis zapatillas hagan ruido sobre la alfombra.

— ¿Cal?

A pesar de esta nueva voz está apagada, es una niña, sin duda menor

que la Sra. McAndrew. Debe ser la hermana, Catriona.

Oigo como se abre una puerta y otra serie de pasos. Estirándome

sobre el borde de la balaustrada, la veo cruzar el enorme hall de

debajo de mí. Es como un gigantesco salón, con una chimenea en el

otro extremo que es lo suficientemente grande como para asar a un

caballo entero. El suelo de piedra está parcialmente cubierto aquí y

allá con alfombras que llenarían una habitación normal, pero en este

enorme espacio, parecen alfombras pequeñas junto a la cama. Hay

grupos de sofás, tapizados en terciopelo y grandes motivos florales y

un montón de mesas auxiliares sosteniendo candelabros de plata y

jarrones de flores.

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La muchacha teje su camino alrededor de un par de sillones de

aspecto antiguo y respaldo alto y la veo con claridad: bonita, rubia,

delgada, vestida con pantalones vaqueros y un suéter blanco, con el

pelo recogido en una floja cola de caballo. Aunque es la forma de

vestir en el campo, los vaqueros son del último corte y se adaptan a

ella a la perfección, mientras que su suéter, con la cintura alta,

elástica y las hombreras elegantemente hinchadas, obviamente seria

caro y hecho por alguna joven promesa del diseño. Parece como si

debiera oler a perfume delicado y sutil de los que sólo están

disponibles en unas cuantas boutiques sofisticadas.

—Está muy enojado, Lucy—dice la Sra. McAndrew y no

innecesariamente.

Agudizo los oídos. Lucy Raleigh, ¡la novia de Callum!

Wow, definitivamente valió la pena venir a Castillo Airlie. En mis

primeros minutos aquí, ya la he encontrado. Un alivio corre a través

de mí. Obviamente esta visita, va a ser tan dolorosa como estar

acostada en una cama de clavos, pero no será para nada.

Lucy dice con voz preocupada.

—Cal, cariño...

Ella desaparece de mi vista por debajo. Todos deben estar al pie de la

escalera.

—Ojalá no hubiera venido nunca aquí—dice Callum

encarnizadamente—. Ojala se hubiera dado un golpe en la cabeza

cuando se desmayó y…

— ¡Callum!— explota una voz de hombre, tan profunda que aún

resuena en este gigantesco espacio, al igual que sus pasos pesados en

el suelo de madera —. ¡Ya es suficiente!

Me giro sobre mis talones. La última cosa que quiero hacer es entrar

en una pelea entre Callum y quien supongo que es su padre.

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Un recuerdo de Jase lidiando con su padre, se escupe en mi mente y

aunque no puedo imaginar que Callum y su padre vayan a llegar a las

manos, ese recuerdo es tan terrible que me dan ganas de salir

corriendo hasta que cualquier conflicto esté terminado. Veo a Jase,

tan claramente que eso me trae un nudo a la garganta. Lo recuerdo

luchando con su padre en la orilla del lago cubierta de hierba. Lo

recuerdo vadeando a través de las aguas poco profundas, su cara

inflexible y enojada, para comprobar si yo estaba bien. Recuerdo sus

suaves labios sobre los míos.

Y entonces empujo hacia abajo esos recuerdos, tirándolos a la basura.

En estos momentos tengo que concentrarme en Dan. Pensar en Jase

me distraerá y me debilitaría, los chicos parecen tener ese efecto, ya

me he dado cuenta. Cada cosa a su tiempo. Primero tengo que lidiar

con los McAndrews y resolver el asesinato de Dan. Entonces puedo

prestarle atención a la idea de por qué el padre de Jase es tan hostil

hacia mí y ver si puedo volver a ganarme a Jase.

Callum y su padre están gritándose el uno al otro y el tema de su

argumento, definitivamente no quiero bajar y enfrentarse a eso.

Decido subir de nuevo a hurtadillas hacia arriba hasta que todo

acabe, estoy segura de que puedo dar marcha atrás en las escaleras

alfombradas sin que nadie en la sala de abajo se entere. Pero, al mirar

hacia arriba, veo movimiento en la galería que hay encima de mí.

Alguien está ahí. Y me verá si salgo corriendo.

Estoy atrapada.

Así que respiro hondo y bajo el resto de la escalera, hasta el punto

donde se da un giro de noventa grados, se fusiona con la otra ala de la

escalera y se convierte en una de doble anchura, con un dramático

descenso hasta el pasillo.

Ahí están todos, en la base de la escalera. La Sra. McAndrew, delgada

y pálida, con esa cabeza llameante de pelo rojo; sus manos largas y

blancas están cruzadas entre sí como si estuviera escurriéndolas. El

Sr. McAndrew, sé que es él, porque lo reconozco de la investigación.

Más viejo y canoso en las sienes a pesar de que es el, ahora que lo veo

otra vez me doy cuenta de lo mucho que se parece a Dan y a Callum.

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Y ahí está Lucy, llegando a tocar a Callum en el brazo, tan guapa y de

aspecto inocente, con su piel de porcelana y sus grandes ojos azules,

que es difícil de creer que el EpiPen de Dan pudiera haber estado en

su bolso cuando fue asesinado.

Por último, invoco a mi coraje y miro a Callum, el gemelo de Dan.

Frunciendo el ceño con furia, sus oscuras y fuertes cejas unidas, sus

ojos verde—gris brillantes y los brazos cruzados sobre el pecho.

Curiosamente, a pesar de su parecido con Dan es extraño, ahora

puedo ver la diferencia entre ellos. Dan estaba tan feliz y

despreocupado, interesado por encantar a todo el mundo, siempre

esbozando una sonrisa. A Callum parece que nunca la haya

importado en toda su vida lo que pensaran de él y no va a empezar a

importarle ahora.

Mis zapatillas crujen en un escalón especialmente desgastado,

gruñendo y chirriando. Inmediatamente Todo el mundo me mira con

sorpresa.

Hablo de hacer una entrada espectacular.

Callum se recupera primero.

— ¡No deberías estar aquí!—grita, apuñalándome con un dedo en un

gesto que me deja ninguna duda de lo que quiere decir. Estoy de pie, a

pocos pasos, así que tiene que inclinar la cabeza hacia atrás para

mirarme, pero todavía me siento muy intimidada por su agresión.

No le respondo. En parte porque no puedo pensar en que decir, pero

en parte debido a que es una experiencia intensa estar tan cerca de la

viva imagen de Dan, quien fue el primer chico que besé. Sus labios,

como los de Dan, están llenos y rosas, sus pestañas largas y gruesas.

Pero su aura es tan diferente. Dan era fácil y accesible y su hermano

está erizado como un puercoespín.

—Deberías hacer las maletas y marcharte ahora mismo—continúa

diciendo, en tono furioso.

—Callum, ¡la chica es nuestra invitada!— le grita su padre, enfadado

con él, pero Callum ya está dando vueltas, caminando con furia al

otro lado del pasillo.

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Lucy me lanza una mirada nerviosa y sale corriendo detrás de él.

Me las arreglo para descender los últimos escalones hasta el nivel del

suelo, aunque mis piernas se tambalean por los nervios. El Sr. y la

Sra. McAndrew sólo me miran. A pesar del recordatorio del padre de

Callum sobre sus maneras de tratar a un invitado en la casa, me doy

cuenta por los rostros, de que ninguno de ellos esta exactamente

contento de que este aquí.

Entonces oigo pasos por encima de mí, corriendo a la ligera por las

escaleras. De hecho tiemblo a la espera de alguien más que pudiera

echarme de la casa. No puede ponerse peor, ¿no?

—Catriona—dice la Sra. McAndrew, mirando hacia arriba—. Tu

hermano acaba de hacer una escena terrible.

Una niña de unos pocos años mayor que yo llega al final de la escalera

y me tiende la mano.

—Hola —dice—. Soy Catriona McAndrew. Tú debes ser Scarlett.

Lamento lo de Callum, siempre ha sido un poco adicto al drama.

Si Callum y se asemejan a su padre, (o se asemejaba, en el caso de

Dan), Catriona McAndrew era misteriosamente como su madre:

delgada, de aspecto casi frágil, aunque su agarre en mi mano es lo

suficientemente fuerte. Tiene el mismo pelo rojo llameante, recogido

en una coleta apretada y llena de pecas sobre el puente de la nariz,

sorprendentemente bastantes contra su piel pálida. Pero parece

mucho más segura que su madre y en realidad me está sonriendo.

—No pasa nada—me las arreglo para decir—. Me refiero a que lo

entiendo.

—Te enseñare un poco los alrededores, ¿vale?—dice—. Este lugar es

un verdadero laberinto.

—Gracias, Catriona—dice su madre, agradecida.

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—Buena chica—añade su padre.

—Vamos—dice Catriona, tirando suavemente de mi mano—. Por aquí.

Probablemente se podría hacer con un poco de aire fresco. Vamos a

empezar por salir a la calle y mirar el foso.

Asiento con la cabeza y la sigo.

Sólo espero que no esté planeando empujarme.

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Traducido por Jesica

Corregido por Anaizher

aquí está el mar –dijo Catriona haciendo un gesto

grandilocuente.

A pesar de haber escuchado el rugido de las olas tan

pronto como cruzamos el puente, no tenía idea de

que el Castillo de Airlie estuviera asentado en la ladera de un

acantilado, con una caída en picado hacia el Mar de Irlanda. El

puente levadizo se encuentra en el extremo más alejado del castillo,

cuya mole se levanta en triángulo con dos lados largos y uno corto

con un patio central. Recorrí los tres lados buscando una escalera.

Parece interminable. Mi habitación no está del lado que mira al mar,

pero me hubiera gustado; no puedo imaginar una vista más

impresionante. Me asomo y jadeo ante lo imponente que es.

El Mar de Irlanda está golpeando las rocas con rabia por debajo de

donde estoy, las olas rompen dejando una espuma blanca grisácea

con una fuerza constante y tan implacable que me hace consciente de

lo poderoso que es el mar. Al cabo del tiempo, esta fuerza desgastará

el acantilado en el que ahora estamos y caerá al mar. Desaparecerá.

Doy un paso atrás.

Catriona ha sido muy amable, pero podría ser su forma de darme

seguridad y en mi descuido, empujarme por el borde. Mi temor por el

foso se esfuma al ver que el agua es poco profunda, Catriona dice que

ahora solo es un —elemento decorativo—.

–Y

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Pero si me empujara, no habría manera de que sobreviviera al golpe

contra las rocas filosas.

Ella se ríe.

–No te preocupes, estás lo suficientemente segura conmigo –dice–.

Pero tal vez no deberías caminar por aquí con Callum.

–Realmente me odia –le digo con tristeza– y supongo no se le puede

culpar.

– ¡Oh, vamos! Todos sabemos que no fue tu culpa que Dan muriera—.

Yo la miro sorprendida.

– ¿Tú lo crees? –le pregunto con los ojos desorbitados. Nadie me lo

había dicho antes, o por lo menos no tan directamente.

Ella se vuelve y me mira directamente, el pelo rojo azotado por el

viento le revolotea sobre la cara. Levanta una mano para atraparlo y

echarlo hacia atrás.

–Por supuesto. Fue un accidente horrible.

Me muerdo la lengua para no decirle la verdad. Aceite de cacahuate

en las papas fritas, lo suficiente para provocarle un ataque

anafiláctico mortal y sin EpiPen. No había manera de salvar la vida.

Sin embargo no puedo decirle nada de esto. Catriona suspira,

volviéndose para mirar al mar de nuevo. Lleva un jersey y un pantalón

desteñido y viejo de pana que debería ser poco elegante, pero cuelga

de sus caderas estrechas de una manera que ciertamente, hace que

la pana se vea elegante.

– ¿Verdad que es hermoso? –dice– Creo que es la vista más

maravillosa del mundo.

–Es impresionante.

En realidad la veo más cruel que hermosa pero tampoco se lo digo.

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El mar plateado golpeando el acantilado y el pantano desnudo

alrededor de nosotras parece un paisaje austero y dramático,

suavizado sólo por el pasto verde empapado bajo mis pies. El castillo

detrás de nosotros es igual de rudo, construido con piedra gris; en

cada una de las esquinas del triángulo hay una torre adornada con

ventanas estrechas desde las cuales en el pasado, los arqueros

habrían lanzado sus flechas a cualquiera que estuviera tratando de

sitiar la fortaleza.

–El foso era mucho más ancho –dijo Catriona leyendo mis

pensamientos con desconcertante exactitud. – Era mucho más difícil

apuntalar las escaleras contra la pared. Y hay aberturas ocultas que

llegan hasta arriba para derramar aceite hirviendo sobre la cabeza de

ese alguien que se las arreglará para plantar su escalera. Este castillo

nunca fue tomado por ninguna persona. Es inexpugnable.

–Wau –dije mirando las paredes de piedra desnuda– es… intimidante.

No estoy segura de que sea la palabra correcta, pero cuando miro a

Catriona veo que se sonroja de orgullo.

–Lo es ¿verdad? –Dice con entusiasmo. – Mucha gente piensa que el

Castillo de Airlie es un poco, bueno, desnudo. Pero es uno de los

pocos castillos que nadie logró sitiar con éxito. Aunque te parezca

extraño, estoy muy orgullosa.

– ¿Tu familia lo construyó? –le pregunto imaginando a los

antepasados McAndrew con el aspecto de Dan y Callum, usando

faldas escocesas y combatiendo a los posibles intrusos con espadas,

algo así como los Highlander.

Catriona no me ha leído la mente esta vez. Se abraza como si el viento

frío que venía del mar se le hubiera colado hasta los huesos.

Comienza a caminar hacia el castillo.

–Una rama distante de la familia lo construyó en el siglo XIII. Pero

sólo tuvo hijas y el castillo estaba condicionado.

Tengo que acelerar el paso para mantenerme a su lado. Parece que

tuviera prisa, pero seguía explicando.

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–Eso quiere decir que sólo puede pasar a un heredero masculino –

aclaró. – Así que pasó de una rama a otra hasta que finalmente llegó a

mi abuelo.

–Es una mierda –le digo– quiero decir, eso de —condicionar—. Mi

padre era un barón, pero como sólo tenía una niña, el título se perdió.

No es que yo quiera un título pero no me parece justo, ¿no estás de

acuerdo?

–No, no –dice Catriona con una sonrisa simpática.– ¿Estás interesada

en la historia Scarlett?

–Um, sí –le digo aunque es una pregunta muy general. Está tratando

de ser amable conmigo, mucho más que Callum y definitivamente voy

a estar de acuerdo en todo lo que me pida para tener un aliado en el

Castillo de Airlie.

– ¿Te gustaría ver la exposición de retratos de la familia? –Habla con

tanto entusiasmo que solo hay una respuesta posible.

–Me encantaría.

No puedo evitar sentir que Catriona es increíblemente fría para ser

alguien cuyo hermano murió hace seis meses. Está actuando más

como guía turística que como hermana desconsolada. Pero teniendo

en cuenta el drama presente con el resto de su familia tal vez sólo es

un mecanismo de defensa, tal vez también, está tratando de

equilibrar las emociones exaltadas de los otros McAndrews.

Y me encanta que se porte como si yo fuera solamente un invitado que

necesita la gran gira por el castillo. Lo prefiero a Callum

apuñalándome con el dedo y gritándome que no debería estar aquí…

– ¿Estás bien? –Me pregunta curiosa– Te has quedado muy silenciosa.

Tiene razón, no he hablado durante años. Catriona ha llevado toda la

conversación mientras caminábamos por la galería, narrando los

retratos de los Tudor, antepasados de los McAndrew, desde los

volantes y jubones, chaquetas de raso, bordados y encajes hasta los

oscuros trajes victorianos.

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Pero lo que ha estado manteniéndome silenciosa es el parecido tan

extraño que comparten muchos de los hombres. Es como ver a Dan.

Dan por todas partes. El rostro que yo conocía tan bien, pero que sólo

miré de cerca durante una breve noche. Ahora puedo mirarlo tan

cerca como desee y el tiempo que yo quiera. Sólo tengo que visitar esta

galería con su piso de caoba haciendo eco en las paredes verde

botella, adornadas con imágenes de Dan en cada traje histórico que

pueda imaginar.

–Es que… –no puedo continuar, tomo asiento en una mullida saliente

pegada al grueso muro de piedra debajo de la ventana, probablemente

para facilitar la vista al Mar de Irlanda.

Me imagino que es muy relajante por la sensación que dan los viejos y

pesados vidrios mientras te acurrucas para ver el mar golpeando en

las rocas del acantilado.

–Es sólo que muchas de estas pinturas se parecen a Dan –digo por

fin.

–Oh Scarlett, lo siento mucho. –Catriona llega hasta mi lado y se

sienta. Todo en el Castillo de Airlie es a lo grande, hay un montón de

espacio en el mirador para nosotras dos. Catriona toma mi mano.

–No lo pensé… –mira a todo lo largo de la galería. – Estoy

acostumbrada a la cara McAndrew como puedes ver. Para mí, no se

trata solo de Dan. Es papá y Callum, también el abuelo cuando estaba

vivo –me sonríe. – ¿Conocías bien a Dan? ¿Cuánto tiempo habían

estado saliendo?

Oh, esto es vergonzoso.

–Um, no salíamos ni nada –admití abrazando mis rodillas. –

Realmente nos acabábamos conocer.

– ¿Fue entonces como esos casos de amor fulminante? –pregunta

Catriona.

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–No sé lo que era –le confieso. – Nosotros estábamos… estábamos

hablando en ese momento y de pronto nos besamos; unos segundos

más tarde colapsó.

–Debe haber sido terrible –dijo Catriona con simpatía.

–No debes ser tú la que me consuele –le digo. – Yo apenas lo conocía

pero era tu hermano; es mucho más difícil para ti.

–Pero, sabes… de hecho tenías verlo tú misma.

–Bueno, bueno ¡que lindas se ven las dos juntitas! –una voz femenina

interrumpió la conversación.

Aturdida, levanté la cabeza en dirección a la voz, ni Catriona la oyó

acercarse. Debíamos haber estado muy absortas en nuestra

conversación.

–Lucy –dice Catriona mirándola tan sorprendida como yo.

–Déjame adivinar –dice Lucy– vas a crear un gran teatro sobre lo

fantástico que era Dan ¿Cierto?

He visto sus fotos y antes la había visto por un momento cruzando

por el pasillo. Pero de cerca Lucy Raleigh es incluso más bonita de lo

que pensé. Su piel es suave como la seda, con nariz respingada y boca

rosada, parece la chica de uno de esos anuncios de champú con

ingredientes naturales por el pelo de corte recto largo, rubio y liso que

brillaba igual que los aretes de diamantes que colgaban de sus oídos.

Desprende el mismo tipo de confianza que la Princesa Plum y su

corte, esa que da el ser rica, hermosa y privilegiada. Es la novia de

Callum McAndrew, que aunque es hostil conmigo, es sin duda un

chico muy guapo y de familia acomodada.

Entonces ¿Por qué teniendo todas estas ventajas está mirándome como

si yo fuera una mierda de perro embarrada en sus carísimos zapatos?

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–Yo no conocía bien a Dan –le respondo escogiendo mis palabras con

cuidado, no quiero que me atrape en una mentira. – Pero realmente

me gustaba. De hecho, él le gustaba a todo el mundo…

Catriona movía la cabeza asintiendo pero Lucy me interrumpió con las

manos en las caderas.

– ¿A todo el mundo le gustaba? –Resopla indignada– ¡Dios, si tan solo

supieran! Seguramente les gustaba porque era tan hipócrita que le

decía a la gente lo que quería oír, ni más ni menos. Dan hacía o decía

cualquier cosa para conseguir lo que quería.

–Lucy, por favor – comenzó Catriona. Pero Lucy no dio ninguna

tregua.

–Ni siquiera conocías a Dan –dijo dirigiéndose a mi.– Hablaste con él

durante cinco minutos y luego lo seguiste a esa terraza donde te llenó

de elogios para poder besarte. Hizo lo mismo con todas las chicas que

conoció. No se la pusiste difícil ¿cierto?

–Lucy, páralo ya –le advirtió de nuevo Catriona. Pero ahora sí puedo

hablar por mí misma. La ira me aflojó la lengua.

– ¿Por qué eres tan desagradable? –exigí. – ¿Por qué haces esto?

–Porque quiero que sepas que Dan era una escoria –insistió Lucy. Los

ojos azules parpadeaban. – Es posible que hayas creado una fantasía

romántica pensando que, si viviera, estarían juntos. ¡Ja¡ ¡Ja!

Catriona saltó.

–Lucy, estás llegando demasiado lejos.

Pero por más horrible que suene, no quiero que Lucy se calle. Si estás

investigando un asesinato, tienes que estar dispuesta a escuchar un

montón de cosas que no te gustan. Lo sabía desde el principio. Y si lo

que Lucy dijo es verdad, la perspectiva se vuelve muy interesante y

puede ayudar a descubrir quién lo hizo.

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– ¿Y qué tiene que ver contigo? ¿Por qué te tomas el trabajo de ir por

ahí aclarando cosas? –la reté con la esperanza de provocarla aún más.

Ella mordió el anzuelo y lo mordió con fuerza.

–Alguien tiene que hacerlo –insistió– incluso ahora que Dan ha

muerto nada ha cambiado. Todo el mundo sigue diciendo que Dan

esto, que Dan lo otro, pero Callum vale cien veces más que…

– ¡Lucy! –retumbó una voz al final del pasillo. El eco de las zancadas

avanza por la galería y golpea con fuerza la madera pulida.

Callum McAndrew está a la vista.

Me quedo sin aliento. El ceño fruncido que vi antes en su rostro no es

nada comparado con el de ahora. Sus ojos verde—gris están tan

brillantes por la ira que pienso que me quemarán las chispas. Punto

para Lucy: Callum es completamente opuesto a Dan. Siempre vi a

Dan feliz, sonriente y encantador, como Lucy lo describió, mientras

que su hermano parece tener un perpetuo ceño fruncido. Es como si

una nube de tormenta se hubiera plantado en el pasillo.

Desee con toda el alma que Taylor estuviera aquí para cuidarme la

espalda. Ella cuadraría los hombros y la espalda y le montaría un

ceño del mismo tamaño que el de él. Solo con verla hacer eso me

sentiría mil veces mejor.

O a Jase. Tener a Jase a mi lado me haría sentir totalmente segura.

Tengo que apartar la debilidad y la confusión. Yo elegí entrar sola en

la guarida del enemigo y voy a asumir las consecuencias. Puedo

defenderme, ya lo he hecho y en peores circunstancias.

Valientes palabras.

Viendo el modo en que Callum se acerca, trago saliva y me preparo

para lo que viene.

Una cosa es segura: habrá un montón de gritos.

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Traducido por Strongberry

Corregido por Malú

ué es lo que sucede aquí?— Callum

McAndrew gritó. Él dibuja el nivel de

su novia y copea alto. El pesado

cuadro enmarcado en madera de la

pared de color verde oscuro el cual no se puede sacudir solo porque

un chico de 17 años camino por el pasillo. Pero se siente como si lo

hiciera. La furia de Callum es tan poderosa que se está desplazando

mucho aire en la galería. Debo tener mucho coraje de parte mía, para

quedarme exactamente donde estoy, en lugar de contraerme de nuevo

en el alfeizar de protección del asiento de la ventana.

Lucy lo miró implorante.

—Cal, solo te estaba defendiendo— ella dijo.

—Dios, Lucy, ¿porque no puedes dejar esto en paz?— Callum

chasqueó.

— ¡Porque no es justo!!— ella protestó, sonando de pronto muy joven.

Callum gruñó.

—Justo— él dijo amargamente. —Nada es justo.

Él está de pie al lado de un retrato del ya muerto McAndrew con una

chaqueta de terciopelo y una falda escocesa, ambas manos puestas en

frente de él, empuñando una espada, bajo una nube de tormenta

severa en el cielo gris detrás de él, un golpe de un relámpago

dividiendo a un árbol de roble están en el fondo de la pintura.

—¿Q

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El difunto McAdrew, el que fue pintado claramente de un muy mal

genio, es la esculpida imagen de Callum, desde las oscuras cejas

hasta los ojos gris verdosos y la mandíbula tercamente establecida,

incluso la postura de los hombros y las piernas plantadas

suficientemente amplias como para soportar la tormenta que se

avecina. De pie aquí, tan aliviado de que….

Y pienso en Dan, el hermano gemelo de Callum, muerto y enterrado y

Callum de pie aquí, tan vivo que un rayo prácticamente repite en el

aire alrededor de él.

Callum tiene razón. Nada es justo.

Él volteo hacia Catriona.

—Y tú no deberías estar alentándola.

Catriona, un poco intimidada por la pronta presencia de Callum, se

inclina hacia atrás en el asiento de la ventana, envolviendo sus brazos

alrededor de sus rodillas, y suspira:

—Cal, no puedes estar rondando como policía viendo que es lo que

todo el mundo habla. Scarlett acaba de llegar. Claro que quiere hablar

de Dan, es por eso que ella está acá.

— ¡Más vale que ella no esté diciendo nada malo sobre el! —Callum

estrecha sus ojos contra los míos amenazadoramente.

—Si te molestas en decirme una palabra, me podrías preguntar que

he estado diciendo— le chasqueé, es verdaderamente molesto que él

esté hablando como si no estuviese aquí—. Yo no tengo nada negativo

que decir acerca de tu hermano.

Inesperadamente, Callum se cubrió la cara con sus manos —no puedo

hacer esto— gimió—. Mamá y papá – todos hablando sobre Dan y se

supone que seamos capaces de – Dios, a veces deseo haber sido yo el

que hubiese muerto. De verdad lo hago.

Él se dio la vuelta y se oyó un sonido como si estuviese llorando.

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Horripilante, no puedo mover ni un músculo. Sé que la mayor

humillación para alguien como Callum McAndrew, debe ser estar a

punto de estallar en lágrimas delante de su novia, su hermana y la

chica que cree que mató a su hermano.

—Cal, ven conmigo. —Lucy puso su brazo alrededor del hombro de él

y lo guió de vuelta al corredor.

—Solo dile que se aleje de mi ¿Okay?— Callum dijo en una voz espesa

con lágrimas—. ¿Por favor? Solo dile que se aleje de mí.

Ellos se desvanecieron en la esquina de la galería. Estoy desgarrada

ante la compasión por el dolor obvio de Callum y la ira de su actitud

hacia mí. Las nuevas emociones están saliendo: puedo sentirme

erizada. No he estado exactamente buscando que salgan de Callum, y

que él lo esté haciendo suena como si lo estuviera siguiendo a través

de todo el castillo, apartando mi indeseada compañía hacia él.

Miro a Catriona, la cual está todavía enroscada, con las manos

alrededor de sus rodillas. Podría ser una postura a la defensiva, pero

parece más cómoda que asustada. Tengo el presentimiento de que

Catriona ya ha visto esta escena (sin mi participación, por supuesto)

más seguido en estos meses desde la muerte de Dan. Ella me devuelve

la mirada, con una combinación entre una mueca y una sonrisa.

—Lucy y Callum habían estado saliendo desde hace tres años—

explicó—. Ella de verdad lo protege.

—Puedo ver eso.

Catriona sonríe, una sonrisa de verdad por esta vez.

—Sí, ella no lo hace exactamente un secreto, ¿cierto? Creo que se

pone nerviosa muchas veces. Pero la muerte de Dan puso a Lucy a

toda marcha – ella mima a Cal, como una mamá gallina. — Ella mira

pensativamente.

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158

—Es raro – yo no pensé que ellos estaban muy bien antes de que Dan

muriera. De hecho, estaba segura que ellos iban a terminar. En

realidad, ellos no tienen mucho en común. Pero ellos se han acercado

más desde entonces. Es como si su muerte los hubiese juntado—. Ella

tirita. — Todo en esta familia se desmoronaba antes de que muriera

Dan. Esta es la única manera en que ya no clasificamos las cosas.

Yo confirme.

—Es exactamente la manera que es para mí también. Exactamente.

Nos sentamos en silencio por un momento, cada una de nosotras nos

perdimos en nuestros pensamientos.

—Lamento lo de Lucy que fue tras de ti, Scarlett— ella dijo

eventualmente.

Yo me encogí los hombros—. Nunca pensé que venir hasta acá sería

fácil.

Eso es suficientemente verdadero. Pero tampoco había pensado que

tan difícil iba a ser.

Le di un vistazo a Catriona. Ella de verdad se ve que siente lastima

por mí. Así que me arriesgué y le hice la pegunta que me moría por

hacer desde que se ofreció a traerme al Castillo Airlie.

— ¿Piensas que podría ir a su habitación?

*

Me paré en la mitad de la habitación de Dan, en uno de los pocos

parches del suelo que no estaban completamente cubiertos de cosas

al azar y giro alrededor suavemente, sorprendida por lo que estoy

viendo. No sé exactamente qué era lo que estaba esperando, pero no

era esto.

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159

Catriona dijo que la habitación de Dan había estado justo como él la

había dejado cuando se fue a Londres esa última vez, porque su

madre no podía soportar que alguien lo tocara, por lo cual yo no

estaba asumiendo que estaba ordenada en un 100%.

Lo crean o no, nunca había estado en la habitación de un hombre. La

verdad tenía un escalofrío de emoción mientras Catriona me

acompañó por el pasillo y señaló una puerta para indicar que era la

habitación de Dan, el chico del cual había estado enamorada desde

hace unos años, el único chico que había besado. Y ahora entro a su

mundo, viendo como vivía, donde dormía, cuál de sus cosas eran las

favoritas. Pienso que la única razón por la cual yo estoy acá es porque

él está muerto. Eso es exactamente, morboso. Puedo hurgar aquí

tanto como quiera: Dan nunca vendrá para agarrarme. Puedo espiarlo

y saber sus secretos, pero esto no tiene sentido porque él no está vivo

como para que estos secretos importen.

Aunque, investigando la habitación lo mejor que pueda, honestamente

pienso que Dan no tenga algún secreto. Es como si todo lo que tenía

estuviese expuesto públicamente.

En realidad, parece como si accidentalmente dejó nitroglicerina en la

habitación y el contenido entero explotó en su habitación y se quedó

en las paredes.

No sé ni por dónde empezar a describir la habitación de Dan. A pesar

de eso, la habitación es grande y obtiene mucha luz de las dos

ventanas, hay una humedad, aquí huele a rancio, probablemente de

las pilas de ropa sucia y los zapatos mal olientes que adornaban toda

la habitación como si Dan se hubiese desvestido girando muy rápido,

así que su ropa fue despedida de su cuerpo en todas las direcciones.

Los mapas están fijados en todas las paredes en el espacio entre las

estanterías: Londres, Nueva York, Ámsterdam, Paris, Tokio. Dan

claramente tenia sueños de viajar alrededor de todo el mundo,

saliendo del área rural de Escocia.

Hay montones de CDS, tambaleantes torres construidas a mano y

videojuegos de la misma manera que estaba la otra torre, con una

caja de juegos en la esquina al lado de la TV vieja.

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Varias guitarras con mucho polvo encima apoyadas contra las

paredes, con sombreros viejos encima de las cabezas de las guitarras.

Esto debería verse muy Cool, pero en realidad pienso que es un poco

pretencioso, como si Dan hubiese copiado algo que vio en una revista.

Se siente prohibido. Estoy avergonzada por él.

Hay un panel de corcho en la pared del fondo, sobre el escritorio. Yo

camine hacia él, casi girando el pie en algo que se desliza lejos de mí,

al acecho debajo de una pila de pantalones viejos.

El panel tiene artículos, entradas de cine, talones de boletos para

conciertos de bandas: Powderfinger, African Soul Rebels, Placebo,

Papa Roach y unos llamados Translucnet Frogs of Quuup. ¡Caray!

En la pared además del panel de corcho hay unos carteles,

arrancados y desaparecidos: Spiderman, uno para la otra película de

Batman, también hay un calendario europeo de la Ferroviaria sobre

el montón de cosas en el escritorio, está muy manoseado y grasiento

por el uso.

Miro alguno de los libros, muchos de cómics de Calvin y Hobbes,

libros de arte y grafitis. Están todos demasiado golpeados. Yo no creo

que Dan tenga cuidado con los libros que le pertenecen. En el tope de

la pila de cómics, veo un teléfono celular atractivo y recogido. Es una

TARDIS miniatura del doctor Who, del programa de televisión, una

pequeña caja azul policial en un plástico transparente. Es solo un tipo

de cosa que estoy buscando: algo pequeño que Dan me prestó que lo

quiero devolver, mi artículo de portada extra para llegar al castillo de

Airlie. Y aun cuando alguien haya estado en la habitación de Dan

cuando murió, hay tanto desorden aquí que no hay manera de que

ellos recordaran haber visto este amuleto en su escritorio. Lo deslice

por mi bolsillo. Entonces, noté algo más en el tope de la pila de libros:

una librería de tarjetas ID, laminadas, con la foto de Dan en ellas. Yo

lo levanté y miré la foto. El cabello de Dan descansaba sobre la frente

en la manera en la que siempre lo llevaba y me hacía ruborizar, y solo

ver esta imagen me provocó la misma reacción física en estos

momentos.

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Yo moví mis dedos sobre la tarjeta, leyendo que es lo que decía el

estampado: El nombre de Dan, su dirección de Londres, su fecha de

nacimiento. Es en octubre. Ese mes. Yo saque mi teléfono del bolsillo

de mis jeans y revise la fecha de mi calendario: no, no había cometido

un error. El cumpleaños de Dan es el próximo martes 19. Lo que

significa que también es el cumpleaños de Callum, probablemente el

más importante, el cumpleaños más excitante que nadie más pudo

haber tenido. Y Callum lo celebrará solo, por primera vez en su vida.

De repente me siento un poco más simpatizante con los arranques de

ira de Callum de lo que era hace media hora.

Dejé su ID y miré alrededor de mí una vez más, tratando de no entrar

en pánico. Porque estoy asustada que el cuarto de Dan me vaya a

derrotar. Hay tanto desorden aquí que ni sé por dónde empezar.

Tengo el talismán, que es por lo que he venido, pero parece bastante

estúpido tener la oportunidad de mirar al alrededor buscando pistas

potenciales y no tomarlas. Empecé a caminar hacia la cama y escuche

un chasquido cerca de mi pie. Cuando miro hacia abajo, me di cuenta

que era un viejo despertador que acababa de romper. Ni siquiera lo

noté.

La cama es tan repugnante –me senté sobre ella y después salté

inmediatamente. Las sabanas huelen como si no se hubiesen lavado

en décadas, el cual, considerando que Dan murió hace 6 meses,

debería ser verdad. Apuesto, que por el estado de la habitación, eran

bastante malolientes desde antes que él se fuera para Londres.

Esta es la clase de cosas que no te dejan salir con chicos otra vez.

Me encontré a mí misma firmemente esperanzada de que la

habitación de Jase no sea así. No puedo pensar en Jase ahora mismo,

no puedo pensar en Jase…

Me inclino hacia la cama y miro debajo de ella. Pilas de revistas sobre

guitarras, una gran caja de zapatos que contenía un par de

Timberlands nuevas, nunca fueron usadas. Nada de lo que

posiblemente pudiera ser llamado una pista.

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Me enderecé de nuevo y noté, en la mesa que estaba al lado de la

cama un par de cajas que se destacaban del resto. Ellas tenían una

letra negra escrita y una insignia amarilla que yo he visto en las

prescripciones de las botellas de la tía Gwen. Cogí una y la abrí. Está

llena de EpiPens (EpiPen o Epinephrine es un químico que estrecha los

vasos sanguíneos y abre las vías respiratorias en los pulmones). Solo

uno de esos hubiera salvado la vida de Dan.

Me di cuenta, de ese pensamiento extraño, que después de la

investigación de la muerte de Dan revolviendo completamente sobre el

misterio de las desaparición de las EpiPens y en cual maleta estaban,

cuando verdaderamente yo no había visto una.

Cada EpiPen esta empacado individualmente en una caja más

pequeña. Tomé una píldora y la saqué de su contenido. Es un plástico

claro con etiquetas brillantes en ella. En el interior es una pluma

corta, más ancha que mi pulgar, con un tapón gris por un lado y una

punta de color negro por el otro.

Inclinándola, se puede ver que la aguja se sale de la punta de color

negro. Solo la pones en tu cuerpo, le quitas la tapa y presionas y la

aguja te inyecta con una salvadora dosis de adrenalina. Nada podría

ser más sencillo.

Si tienes tu EpiPen a salvo en el bolsillo de tus pantalones, donde se

supone que debería estar…

Haciendo lo mejor para respetar la memoria de la cara de tortura de

Dan, sus manos frenéticamente escarbando en los bolsillos de los

jeans buscando su medicina, puse de nuevo la medicina en la caja y

la cerré. Devolviéndola a la caja más grande. Cierro la tapa y vuelvo a

colocarla en la mesita de noche. Suspiro profundamente, alejando

todo mal pensamiento que tengo fuera de mi cabeza. Cierro los ojos

por un momento tratando de centrarme y cuando los abro, estoy

mirando la estantería ubicada al lado de la cama, están amontonados

sin orden alguno libros CDs y varios cosas de material electrónico: un

reproductor MP3, una cámara digital y una cámara Polaroid…

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Mmm...., Yo ni siquiera sabía que todavía hacían cámaras Polaroid.

Inclinándome, me doy cuenta de que hay un par de paquetes de

películas para la cámara apoyada junto a esta, aun sin envolver y

bastante nuevas.

Parece un poco extraño que Dan tuviera una cámara digital y todavía

comprara rollos para una Polaroid. ¿Para que la necesitaría? Me

arrodillo en la cama y llego hasta la plataforma en donde está apoyada

la Polaroid. La tomo y la miro. No hay mucho polvo —no hay manera

de que lo tenga, habiendo un montón de libros. Esta cámara se ha

usado más recientemente que otras cosas en la habitación. Llego a la

parte que esta atrás de donde estaba la cámara en busca de algunas

fotos. Nada.

Exploré lo estantes, pero no encuentro nada parecido como un álbum

de fotos. No es que espere que Dan tenga algo organizado. Hay un par

de cuadernos, me escabullí hasta ellos buscando fotos sueltas, pero

solo encontré notas que parecían para un proyecto de investigación.

Me acosté de nuevo en la cama —por ahora me estoy acostumbrando

al olor y la viscosidad de las sabanas y miro alrededor de la habitación

sintiéndome sin esperanza. Yo podría estar aquí todo el día, viendo

todo y todavía no poder encontrar unas fotos Polaroid: que no ocupan

mucho espacio, ropa y pilas de revistas llegan hasta lo más alto del

colchón en algunos lugares: todos ellos podrían tener Polaroid en el

interior y hay un viejo baúl de vapor en el piso de la cama además de

un enorme armario, ambos de los cuales, me imagino, estaban

rellenas con muchas cosas de Dan que estallarían si los abriera…

Cierro mis ojos e intento pensar que haría yo. ¿Dónde pondría esas

fotos que había tomado? ¿Probablemente cerca de la cámara, para

que moverlas a otro lugar? Y si fueran solo fotos casuales o amigos

saliendo, estarían a la vista, o algunas de ellas estarían clavadas en el

tablero de corcho. Pero no lo están, lo que sugiere que Dan no las

quería en una exhibición pública.

Entonces, por esta lógica, estarían escondidas en algún lugar cerca

de la cámara.

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Abrí mis ojos de nuevo, mirando directamente en la estantería en la

cual destacaba la cámara. Hay un par de libros de tapa dura

inclinados al lado en donde estaba, manteniéndola en su lugar por el

reproductor MP3. Una llamada Schott’s Original Miscellany, y la otra

llamada White Wings Over Vienna.

De Schott’s Original Miscellany he oído que: es una colección de

hechos extraños, el tipo de cosas que les gustan a los chicos. White

Wings Over Vienna, sin embargo, es algo que no suena como un libro

que un chico de 17 años de edad leería. También, tampoco suena

nada como los títulos del otro libro en la habitación de Dan: no es una

novela gráfica, o un tomo de no ficción con grafitis o logos de la calle.

Me arrodillo y tiro de ella fuera de la plataforma, curioseando acerca

de su contenido.

Y en cuanto lo hago, lo agito abierto hacia mí y algo cae encima de la

cama. Es una fotografía Polaroid.

Me siento de nuevo en la cama, abriendo el libro, y de inmediato me di

cuenta porque el titulo era tan incongruente. Dan lo debió haber

elegido simplemente porque era del tamaño adecuado, y muy sólido,

no porque estaba interesado en el tema.

Aunque no se puede saber hasta que lo abres, la parte central de las

páginas se han cortado con una navaja, dejando una sección interior

grande, lo suficientemente grande como para ocultar lo que no

quieren que la gente encuentre. Drogas, tal vez o dinero. Pero en este

caso, es una pila de Polaroid. De unas chicas medio desnudas.

No sé qué es lo que estaba esperando, pero esto en serio me tiene en

shock. Arroje las fotos fuera en la cama y les di vuelta con cautela,

avergonzada, sintiéndome un poco sucia solo con mirarlas. No es solo

el hecho de que las chicas no están usando mucha ropa. Eso todavía

es embarazoso. Pero no tan mal como esto.

Ellas estas de verdad posando como las mujeres de las portadas de

las revistas para hombres, sus dedos en los labios, sus botones

desabotonados, sus manos apretando sus pechos.

Ewww.

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Esto está tan mal. No debí haber buscado esto. Llego a una particular

foto obscena de una chica tendida de espaldas, enganchando un dedo

en su tanga y tirándola hacia abajo, poniendo mala cara a la cámara,

y en realidad siento un rubor en mis mejillas antes de darme cuenta

que es Plum.

Dios. La miro más cerca. Plum prácticamente no tiene nada de senos

– ellos lucen como dos huevos fritos aplanados. No es de extrañar que

ella estaba celosa de las mías cuando salieron a principio de este año.

Ha de ver usado un Wonderbra todos los días.

Entonces me sentí rara por estar estudiando minuciosamente tan de

cerca una foto de una mujer prácticamente desnuda. Me deslicé a

través de los Polaroid para ver si reconocía a alguien más.

Ahí está Sofía, la condesa que va a San Tabby y se junta con las

amigas de Plum, acostada boca abajo, empujando hacia atrás su

cabello con su brazo blanco carnoso, mirando incómodamente, como

si ella quisiera estar en algún otro lado, pero no en la cama con una

cámara en su cara. Creo que otra cara se me hace familiar, una chica

que salió con ellos esa noche en el Coco Rouge, una mona flaca con

una gran sonrisa la cual está feliz de estar posando como Sofía estaba

incomoda.

Y –Dios Mío— creo que esa es Nadia, aunque su espalda esté en la

cámara no le puedas ver la cara. Pero esos brazos delgados y morenos

claro, tenía colgado un brazalete de oro, el levantamiento de esa masa

de pelo negro azulado de la nuca de su cuello… lucen como Nadia.

Ella está de pie en el baño, completamente desnuda. No me extraña

que no mostrara su rostro. Algunas otras chicas habían hecho lo

mismo – esconder sus rostros en las almohadas, o se giraban así Dan

no podía tomar su rostro con la cámara.

Pero, en cuanto llego al final de la pila, veo a una chica en particular

de la cual estoy segura que hubiera deseado no haber volteado la

cara al lente. Es Lucy.

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Mire sorprendida en la Polaroid –hay tres de ellas en una especie de

secuencia áspera. Cara muy bonita, Lucy, con sus redondos ojos

azules y nariz respingona, es inconfundible. Ella está en ropa interior

como la mayoría de las otras fotografías de Dan y el fondo luce como

si ella estuviera acostada en la cama de Dan. Sus piernas están

arriba en el aire, apoyadas en la pared en pose pinup y ella tenía un

cigarrillo en una mano y una copa de vino en la otra. Ella inclinó la

cabeza hacia atrás para dejar su rastro de su rubio cabello largo sobre

la almohada en una maraña desordenada, sexy. Ella se ve muy

atractiva, pero también muy consciente de sí misma, como si

estuviera mintiendo, como si practicara esto delante de un espejo para

llegar a verse exactamente perfecta.

Aquí no hay una explicación inocente para estas fotos. Lucy, al decir

de todos, ha estado saliendo con Callum durante mucho tiempo y

estas parecen relativamente recientes: el cabello de Lucy, su

maquillaje hasta la sofisticación de su pose, todo indica que estas no

hubiesen podido ser tomadas unos años atrás, digo, antes de que ella

y Callum se juntaran.

Entiendo ahora porque Lucy era tan apasionada sobre la cuestión del

carácter de Dan contra Callum. Cuales fueran las circunstancias bajo

las cuales estas fotos han sido tomadas, ella debió habérselas pedido

de vuelta y Dan debió negarse.

Y pienso que entiendo la respuesta a mi pronta pregunta – porque

Dan tenía una cámara Polaroid tan buena como una digital. Apuesto

que se las arregló para convencer a muchas de ellas para posar para

una Polaroid, en lugar de una cámara digital o un teléfono móvil, ya

que estos solo hacen una sola foto. No puedes postear una Polaroid en

un sitio web o mandarlas a alguien con el click de un botón.

Solo hace sentir a la chica que es verdaderamente especial la besa y le

da algo de tomar y gradualmente la convence de que se quite la ropa,

saca la cámara, es solo una o dos para mirarla detenidamente, porque

ella luce tan bonita y quiere tenerla consigo aunque ella no esté a su

alrededor…

Yo tirité.

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¿Pude haber sido esta yo? ¿Pude haber hablado con él hasta quitarme

la ropa y posar para Dan, justo como todas estas chicas? ¿A cuántos

chicos le habrá mostrado estos trofeos?

Cinco minutos después, estoy cruzando el puente levadizo una vez

más, pero esta vez por mi cuenta. Tengo que cruzar el Castillo Airlie.

Se siente como una trampa para ratas, siendo yo la rata, corriendo

por los pasillos, saltan en mi propia sombra, no se siente seguridad en

ninguna parte.

No me refiero a inseguridad en el sentido en que alguien va a estar en

la esquina y en cuanto pase va a mutilar mi cabeza –aunque haya un

montón de espadas que cuelgan decorativamente en las paredes y

Callum se ve lo suficientemente molesto como para ejercer una en mi

dirección. No, me refiero que he tenido muchos shocks por un solo

día. Esta mañana, me desmayé. Es apenas la hora del almuerzo, y ya

he aprendido, gracias a Lucy y luego a mis descubrimientos muy

desagradables en la habitación de Dan que probablemente Dan solo

me miraba como otra muesca en el cinturón, otro trofeo que

recolectar.

Ugh, esas Polaroids. Tirite en el momento en que pensé en ellas. Tirite

en el pensamiento de mi misma, risueña en un par de copas de

champán, comprometiéndome a hacer algunas poses sexys para la

colección de Dan. Es todo esto muy fácil de decir que no harás algo;

aunque me gustaría pensar que soy suficientemente fuerte como para

resistir, mi breve experiencia con Dan y luego Jase me ha mostrado

que un chico sexy puede hacer girar su cabeza de una manera que te

hace sentir borracha aunque estés totalmente sobria.

Qué pasaría si yo estuviera borracha, y Dan me pidiera que hiciera

algo que yo sabía que no quiero hacer, pero el querer complacerlo le

ganaría a mi resistencia, ¿es porque tenía miedo de perderlo? Tal vez

eso fue lo que les paso a esas chicas. Aunque tengo que decir que

muchas de ellas lucen más que feliz de estar posado para una

cámara. Plum en particular estaba definitivamente dudando.

Sin concienzudamente decidí que mis pies me lleven, me encuentro

siguiendo el rastro del viento que pasa por el castillo.

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Giro a la derecha, un camino que conduce a un recinto amurallado

que debe ser donde parquean los carros, a la izquierda, y es una larga

extensión de macadam sin un final a la vista, perdida en un soporte

grueso de los árboles más allá de la hierba pantanosa que crece

profusamente en torno al castillo. Como era de esperar, me dirijo

hacia la izquierda, cada instinto me dice que tome la dirección que

lleva fuera de aquí, lejos del Castillo Airlie y de los secretos más

horribles que pueda contener.

Desearía poder seguir caminando. Si tuviera mi cartera conmigo,

estaba casi segura que la tenía. Que tentación sería, simplemente

seguir caminando hasta que llegue a la carretera, parar un coche,

preguntar por el camino a la estación, esperar el próximo tren de

vuelta a Glasgow y luego a Londres y nunca mirar atrás.

Dejar el misterio de quien mato a Dan para que otro lo resuelva. Yo sé

que no fue mi culpa, ¿y eso verdaderamente importa? Y ahora he visto

lo que Dan era capaz de hacer, mi celo de resolver este rompecabezas

de su muerte ha disminuido un poco.

Debo admitir…

He caminado muy enérgicamente, necesitando ejercicio físico para

aclarar la sensación que se arraigan en la piel que ha estado picando

en mí, desde que descubrí las Polaroids, y he llegado al bosque que vi

desde el castillo. El viento se siente más directamente desde aquí y es

más frío, la espesura de los árboles bloquean el débil sol de otoño.

Inclino mi cabeza hacia atrás y veo que los árboles de ambos lados

han comenzado a crecer juntos, reunidos en lo alto, formando una

especie de toldo que cierra el cielo plateado pálido. La humedad se

envuelve alrededor de mis hombros, y cualquier luz que se filtra a

través de las hojas es verde oscura y sombría.

Perfecto. Me puse fuera en la carretera, en el mantillo que cubre el

suelo de la arboleda.

Está cubierta de hojas húmedas, y yo me acuclillo y las aparto hasta

despejar un espacio de tamaño decente de tierra húmeda, barro

oscuro y fértil.

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Luego extraigo las Polaroids de mi bolsillo, junto con el encendedor de

Dan, que fue otra cosa que saqué de la habitación, y uno a uno con

cuidado para mantenerlas todas al mismo tiempo que puedo sobre el

parche de tierra borrado, les prendo fuego y miro como se rizan,

ennegrecen y se queman los fragmentos. Huele horrible. Había otra

razón por la cual tenía que ir afuera: no quería estar haciendo esto en

el baño y tener al aspersor preguntándose porque hay un asqueroso

olor a acre, sin mencionar el humo negro exudando por debajo de la

puerta. Trabajo a mi manera a través de la pila de fotos. Pero dejo las

de Plum y Lucy para el final.

Vacilo cuando les llega su turno, debatiendo si debería quemarlas en

absoluto:

¿Qué diría Taylor, que las guarde?

Las de Lucy podrían ser una prueba, después de todo, si fue Lucy

quien mato a Dan, una parte de su motivo podría ser odiarlo

suficiente como para quererlo muerto y supongo que lo mismo podría

decirse de Plum. Además ¿podría mantener las de Plum por si algún

otro día intenta hacer algo contra mí de nuevo, al igual que ella

mantuvo ese video clip de Nadia? Tal vez es débil y estúpido de mi

parte por querer quemarlos.

Pero hay una vulnerabilidad de ellas en estas fotos, no importa que

tanto este haciendo sus poses porno, que me avergüenzan y me dan

ganas de deshacerme de ellas. Nadie debería tener fotos como estas de

ellas mismas en las manos de su enemigo. Ni siquiera Plum.

Yo decido comprometerme. Voy a quemar todas menos una Polaroid

de cada una de las chicas. Y si resulta que ni Plum ni Lucy tenían

nada que ver con la muerte de Dan, entonces quemare esas también.

Pero el riesgo de que pueda necesitar una de estas fotos para

evidencia es demasiado alto para mí, para correr. No es solo sobre mí,

después de todo: es sobre capturar al asesino. Incluso si la victima ha

resultado ser una especie de fotógrafo semi—porno serial, que todavía

no sería justificación para matarlo.

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Meto dos de las fotos en el bolsillo de los jeans otra vez,

abrochándome la solapa de seguridad. Entonces tomo una de la

pequeña pila restante, mantenida hacia arriba y le prendo fuego por la

esquina.

Se arruga poco a poco, la fusión se derrite en sí mismo, las imágenes

de Plum bajándose los calzones y Lucy, con las piernas en el aire se

desvaneció para siempre y se disolvió. Me siento mucho mejor cuando

un pequeño trozo negro trata de caer al suelo del bosque, sé que tomé

la decisión correcta. Cojo el siguiente y mantengo presionado el

encendedor hacia ellas ansiosamente – y luego el siguiente, y el

siguiente—. Cuando todas ya se han ido, me siento casi tan liviana

como un pájaro en vuelo. Y sé que cuando he quemado las dos

últimas, el lanzamiento será más grande.

Desearía poder hacerlo ahora.

Empujo las hojas de nuevo sobre el lugar y las desordeno un poco a

su alrededor, así podría decir que ninguna vez ha sido perturbado,

entonces me levanto y miro a mi alrededor. Tomo una respiración

larga y profunda, pensando en la clase de química y el proceso de la

fotosíntesis: los árboles lo toman el oxígeno, lo limpian de la

contaminación y crean aire puro del bosque. Siento que estoy

refrescando mis pulmones, me purifican de todo lo que acabo de ver,

haciéndome limpia de nuevo.

Y luego, de la nada, la sonrisa de Jase apareció en mi cabeza, y

suspiro. No ha estado en contacto conmigo después de nuestro día en

el lago. Ni siquiera un mensaje de texto para preguntar si estoy bien o

dándome las gracias por no decirle a mi abuela acerca de lo que su

padre loco hizo.

Entonces, ¿eso es todo? ¿Lo que estaba empezando con Jase ha

terminado antes de que realmente empezara? Siento punzantes

lágrimas en mis ojos y parpadeo de nuevo. Por lo menos esta —

relación—, a falta de una expresión mejor, tuvo un final mejor. Por lo

menos nadie murió.

Pienso volver a Wakefield Hall después de esto, ¿qué le diría si lo

vuelvo a ver?

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Y luego salto de nuevo al presente, porque, ¿Cómo puedo pensar en

volver cuando todavía tengo mucho que hacer aquí? un apretado

calendario, bueno, una cosa es segura: no voy a estar pidiendo

quedarme más tiempo.

Gracias a Dios me iré antes del cumpleaños de Callum, al menos.

Me doy cuenta que tan horrible seria para Callum: la emoción normal

que se siente tener 18 son todos destruidos, la emoción de cada

cumpleaños arruinado, porque cada cumpleaños a partir de ahora

también será un recordatorio terrible de su hermano gemelo muerto.

Sin importar que no pueda soportar verme, la chica que piensa mato a

su hermano, o por lo menos tenía algo que ver con el misterio de su

muerte. Probablemente siento exactamente lo mismo.

Aclaré mi garganta, y el sonido es como un shock en el callado bosque

que me asusta, aunque sea un sonido que yo haya hecho. Tirité, y era

un reflejo puramente primitivo, el miedo de estar sola en el bosque,

aunque no estoy muy perdida, estoy solo a unos pasos de distancia de

la unidad. Un coche puede venir en cualquier momento.

Pero no lo hará. Porque no hay nada por aquí, nada sino bosque y

pantano y el Castillo de Airlie, lejos detrás de mí, y me gustaría

escuchar un carro a kilómetros de distancia, pero ningún carro viene.

Estoy sola en este bosque lleno de árboles, el sonido de mi respiración

es el único ruido además del viento que calla la sobrecarga de las

hojas y el roce ocasional de un aterrizaje de un pájaro sobre una

rama.

Y entonces lo oigo: una ramita, que se rompe tan fuerte como un

disparo de pistola. Seguido casi de inmediato por lo que suena como

un disparo de escopeta. No había saltado tan alto desde que hacia

gimnasia. Doy un gran salto y me escondo detrás del tronco más

grande que puede haber aplanando mi espalda contra él, trato

desesperadamente de controlar mi respiración y evitar hacer algún

ruido. Espero locamente estar completamente paranoica. Porque la

alternativa es mucho, mucho peor.

Eso significaría que hay alguien.

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Traducido por Jesica

Corregido por Dracanea

i espalda se presiona con tanta fuerza al árbol que puedo

sentir cada trozo de corteza áspero pegado clavándose en

mi columna vertebral. No me importa. Me aplano aún

más fuerte contra el tronco y me hago respirar por la

nariz para mantenerme lo más silenciosa posible. Incluso en este

clima húmedo, las hojas de arriba se están secando para el otoño,

crujen en el viento, cosas secas muertas cayendo lentamente al suelo.

Mis oídos se esfuerzan mucho para escuchar cualquier sonido a mi

alrededor que se sienta como que están señalando en las esquinas.

Las aves terrestres en las ramas, gorjeando suavemente entre sí. Más

hojas se mueven ligeramente por encima de mi cabeza. Nada más.

Y luego, otra oportunidad. Más cerca ahora, suena, en este bosque

tranquilo, increíblemente ruidoso. Sus ecos reverberan a través de los

árboles, seguidos inmediatamente por el ruido mismo volumen de las

aves que se han asentado en las ramas por encima de mí despegando

en una nube de aleteos de plumas, graznando ruidosamente.

Esta vez, estoy tan asustada que no salte. No creo que me las arregle

para respirar por más tiempo. Tengo un frío sudor y mis manos están

húmedas, pero estoy demasiado asustada para moverme hasta acabar

con ellas en las piernas de mi pantalón. Mi corazón late como un

timbal, tan fuerte que es difícil para mí escuchar sobre él. Así que

cuando escucho el susurro de las hojas, aunque no sé de dónde viene.

Pero estoy bastante segura de que no es lejos.

No puedo quedarme aquí. Si alguien está cada vez más cerca,

acechándome, voy a ser un blanco fácil. Miro lo que estoy usando:

entrenadores, pantalones jeans azules oscuros y suéter gris. Me tiro

M

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hacia arriba el cuello del jersey y me meto más de la parte superior de

mi camiseta para ocultar de este último el color azul brillante.

Bueno: soy todo-tonos oscuros ahora, no hay nada que me haga fácil

de reconocer. Y es una suerte que sea morena. Una rubia sería mucho

más visible.

Entonces inspecciono el terreno. Está densamente cubierto de hojas

que están protegidas lo suficientemente por las ramas de los árboles

por encima para no estar húmedas por la lluvia y la humedad, lo que

significa que van a crujir cuando camine sobre ellas. Cualquier

persona que puede acechar me con una escopeta (oh Dios, no te

preocupes, Scarlett, no te asustes) escuchará exactamente dónde

estoy.

Llego hasta su lugar y me agarro a una rama, tiro de mí misma en un

columpio. Meto mis piernas en mi pecho y llego a la alza en una bola,

juzgando el momento hasta que esté a la altura adecuada para poner

mis piernas hacia delante en un salto, dejándome ir de la rama

cuando el salto me lleva hacia adelante, las piernas disparando, todo

mi cuerpo volando por el aire en una larga fila, de vuelta arqueando

los brazos hacia atrás. Y la tierra donde estaba destinada, por las

raíces de un árbol cercano, lo suficientemente cerca al tronco de modo

que no hay hojas caídas puestas allí, he bajado bastante en silencio.

Mis pies primero. Entonces mis rodillas se doblan, mis rondas

posteriores, en cuclillas, con las manos tocando el suelo y respiro por

la nariz tan silenciosamente como me sea posible.

Escucho de nuevo. Nada.

Me amontono un poco hacia delante hasta que mi nariz y un ojo se

pegan hacia fuera alrededor de la parte del árbol. Veo troncos de los

árboles, el alquitrán negro de la carretera, el oro y el rojo y el marrón

de las hojas caídas. Nada más. No destellos de color que no tienen

cabida en un bosque.

Sin brillo de la luz en un cañón de escopeta.

Hay un árbol muy cerca de éste. Tomo una respiración profunda y

hago un salto rana grande, aterrizando en una posición en cuclillas de

nuevo y logrando despejar las hojas caídas. Tengo que moverme, pero

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174

por lo menos estoy limitando mi visibilidad. Sólo los colores oscuros—

hasta llegar a comprobar que el azul de la camiseta no se muestra.

Y estoy haciendo el menor sonido posible. Alguien me podría esperar,

después de un par de disparos, huiría en pánico, esparciendo

ruidosamente en mi estela, o congelándome de miedo en mi escondite.

Estoy haciendo algo, que los pueda confundir. Yo realmente, realmente

espero que los confunda.

Este árbol está demasiado lejos del siguiente para que salte, sin

embargo. Miro hacia arriba en lugar y formo un plan. Subiendo por el

tronco, con la ayuda de todos sus nudos y grietas, no es demasiado

difícil, aunque, como siempre, me gustaría estar descalza. Me gustaría

tener el dolor de la piel desnuda contra la corteza áspera y

desagradables ramitas cualquier día, por la seguridad de saber que mi

dedo del pie de goma entrenador no va a salir de un lugar que me he

metido porque no tengo suficiente tracción o control. Por lo menos

tengo las manos desnudas. Llego a la rama que quiero y correteo a lo

largo de ella como una ardilla, a cuatro patas, moviéndome

rápidamente, entonces me levanto, tomo la rama del árbol que viene,

lanzo hacia arriba, usando mi fuerza superior del cuerpo y mis

abdominales de cirugía estética por mi parte inferior del cuerpo y el

swing de mis piernas hacia el tronco, donde cuelgan, escarban,

milagrosamente encontrando un punto de apoyo. Me deslizo hacia

abajo del tronco, haciendo una mueca cuando mi suéter se captura en

un nudo grande, la tierra está bastante en silencio en su base.

Miro hacia atrás. Estoy bastante lejos de donde empecé ahora.

Entonces oigo algo que me hiela la sangre. Es un chasquido metálico

pesado, débil pero inconfundible. Nunca he visto a nadie que vuelva a

cargar la escopeta en la vida real, sólo en las películas. Así que tal vez

es sólo mi imaginación morbosa lo que me lo está causando a pensar

que lo que acabo de oír, era alguien rompiendo el cañón de la escopeta

en su lugar, después de haber cargado en dos cartuchos más.

Tal vez me estoy imaginando que soy el objetivo. Tal vez alguien acaba

de salir a fotografiar pájaros o conejos o disparar a las personas

independientemente en Escocia en Octubre, sólo estoy yo trabajando

en un frenesí, porque después de todo, alguien ya ha matado a un

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175

hijo de esta familia y se salió con la suya, ahora puede estar tratando

de hacer lo mismo conmigo.

¡Bang! Otro disparo. Los pájaros chillaban y las hojas se dispersan. La

toma era esta vez más cerca, estoy segura de ello: los ecos duran más.

Miro a mi alrededor con desesperación. El bosque sigue al rojo vivo,

pero aun cuando llegué al final sería incluso peor: volver al castillo

por un gran prado abierto, lo que hace que sea mucho más fácil para

alguien apuntar hacia mí y luego decir que fue un accidente de caza

terrible. Al menos en el bosque, tengo un montón de refugio. Siempre

y cuando no se llegue alrededor del árbol donde yo estoy agachada y

me ponga un barril de perdigones en el estómago.

¡Bang! Los fuegos del segundo barril. Olvidándome de mis manos

sudorosas— ahora mi cuerpo entero está pegajoso por el terror. El

sudor de pánico es horrible: se siente como que el miedo te está

derritiendo, debilitándote, hasta que estás paralizado con ello, tus

músculos demasiado húmedos para moverse.

Tengo que hacer algo. No puedo ser atrapada aquí como una rata en

una trampa. Y también tengo miedo, sé que si no me muevo ahora,

pronto será demasiado tarde.

Así que comienzo a subir. Esta vez voy más y más, pululando por el

árbol tan silenciosamente como puedo, cada vez más alto, hasta que

las ramas están adelgazando tanto que no se siente seguro poner mi

peso sobre ellas. Me acuño en un tenedor en las ramas y me muevo

alrededor con cautela hasta que consigo estar tan cómoda como

pueda. Lo cual no es muy cómodo en absoluto.

Son las dos de la tarde ahora. A las cinco, va a estar oscuro. Puedo

bajar entonces y hacer mi camino de regreso al castillo al amparo de

la oscuridad. Si tengo que esperar tres horas en un árbol, aun

temblando de frío y con ramas clavadas en mi espalda, elegiré

definitivamente esto sobre la opción B—posiblemente identificaré a un

asesino armado con una escopeta.

El Castillo de Airlie está detrás de mí y hacia la izquierda. Puedo

entender la extensión gris del Mar de Irlanda frente a mí, a mi derecha

el disco termina fuera de los bosques, a través de una extensión del

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más pantanoso prado y el roble ocasional, redondeando una colina

que se eleva en donde pierdo la vista de la misma.

El dosel de hojas debajo de mí es tan denso que no puedo ver nada

por debajo de mí en el bosque, no importa lo mucho que mire hacia

abajo. De vez en cuando pienso en echar un vistazo a algunos

movimientos, pero nada que pueda identificar. Aun así, si no los

puedo ver, no me pueden ver.

Rompo una ramita que está tratando de enterrarse en la pierna, me

acomodo para una larga espera.

No estoy exactamente somnolienta o cansada, pero hay algo acerca de

estar sentada durante un periodo de tiempo que hace que tu gesto de

cabeza y tus ojos quieran cerrarse. Por eso, cuando el sol rompe

brevemente a través de la cubierta de nubes, veo un destello de luz

solar golpeando metales raros a lo lejos, tengo que parpadear y

frotarme los ojos y enfocar de cerca para asegurarme de que estoy

viendo lo que creo que estoy viendo.

No alguien que se ejecuta con una escopeta, el sol brillaba fuera del

barril. Nadie podía moverse tan rápido. Es un coche, viniendo por el

camino. Hacia el Castillo de Airlie. Lo que significa que tendrá que

pasar a través de este grupo de árboles.

Estoy fuera del tenedor que estoy metiendo en mí misma y

balanceándome de una rama a otra, como Tarzán, sólo apuesto a que

sus manos eran mucho más que la mía callosa de hacer esto sobre

una base diaria. Estoy pelando mi palma—voy a tener callos después,

puedo decirlo. Pero en este momento, hay tanta adrenalina fluyendo a

través de mí que no siento ningún dolor, sólo una esperanza

desesperada.

Yo atada al suelo del bosque, recupero el aliento, empezando a

moverme cautelosamente de un árbol a otro, agachándome sobre lo

que no son un blanco fácil, en dirección todo el tiempo en la dirección

de la unidad. Hago una pausa detrás de un roble ancho, esperando,

escuchando, confiando en mi oído porque no puedo arriesgarme a

poner mi cabeza por el tronco en caso de que la persona con la

escopeta me vea.

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Durante un tiempo, no oigo nada, me pongo a pensar que tal vez el

coche va de otra manera, que yo no podía ver desde mi posición en el

árbol, me da miedo: si lo hace, entonces realmente podría estar en

problemas, porque probablemente he hecho suficiente ruido como

para que el tirador pueda averiguar dónde estoy—

¡Oh, gracias a Dios!

El rugido de un motor reverbera a través de la madera. Salgo

disparada frente al vehículo y permanezco allí agitando los brazos

frenéticamente, con la esperanza que haya habido tiempo suficiente

para que el conductor me vea. . . .

Es un gran y destartalado LandRover, azul pálido, con barrotes de la

parte delantera para ayudar a pastorear ovejas o algo así. Todo lo que

sé, es que esas barras me miran increíblemente aterradoras viniendo

hacia mí rápidamente por el camino. Pero no tengo otra opción. Me

quedo donde estoy, aterrorizada, pero decidida, agitando en semáforo

loco con mis brazos. El LandRover se detiene en un chirrido alrededor

de dos centímetros de mi cara y la cabeza del señor McAndrew se sale

de la ventana mientras le grita:

—Scarlett! ¿A qué demonios estás jugando, señorita?

Sus cejas se dibujan hacia abajo al igual que Callum, que está

frunciendo el ceño tan furiosamente. Y honestamente puedo decir que

nunca he estado tan contenta de ver a nadie en mi vida.

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Traducido por Jesica

Corregido por Dracanea

uién disparaba un arma de fuego por

el paseo hoy? — El Sr. McAndrew

bramó como las tormentas sobre el

puente levadizo y en el Castillo de

Airlie. Sigo pisándole los talones, medio saltando para mantenerme al

día con él mientras acelera con furia a lo largo del corredor y en el

Gran Salón.

— ¡Todo el mundo! ¡En el Hall! ¡Ahora! —da palmadas con sus manos.

— ¿Lachlan? —La Sra. McAndrew viene corriendo por la escalera

principal, con voz ansiosa—. ¿Qué tiene de malo?

— ¿Qué tiene de malo? —Mr. McAndrew grita —. Lo que pasa es que

alguien estaba disparando una escopeta en los árboles por la unidad

de hoy, de acuerdo con Scarlett. Lo que está estrictamente prohibido,

porque todos sabemos lo peligroso que es. Alguien podría estar

caminando allí. ¿O qué tal si lo golpea un coche?

— ¿Mr. Mac? — dice Moira, que entraba por una puerta en la parte

posterior de la sala, limpiándose las manos enharinadas en un

delantal—. ¿Qué es todo el alboroto y fastidio ahora?

Su cabello está sobresaliendo, me imagino que ella lo ha estado

empujando hacia atrás con las manos enharinadas, pre—limpias,

porque tiene una raya blanca en la parte delantera, que la hace

parecer involuntariamente cómica.

El Sr. McAndrew levanta la mano y no perentoriamente, a la espera de

que más personas lleguen. Puedo oír a alguien en la galería ya, por

—¿Q

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supuesto, a los pocos segundos aparece Catriona, con una gran bata

de felpa envuelta a su alrededor.

— ¿Papá? ¿Qué es? Podía oírte gritar desde la ducha— dice ella,

inclinándose sobre el balcón.

— ¿Dónde está tu hermano? —El Mr. McAndrew pregunta, su

mandíbula apretada.

Catriona se encoge de hombros. —Fue a dar un paseo con Lucy, creo.

— ¿Se llevaron un arma?

—Ni idea, lo siento.

— ¡Papá! —una puerta detrás de nosotros golpeó y Callum McAndrew

avanzó en el salón. Me doy cuenta de que lo encuentro cada vez más

molesto. ¿Por qué no puede simplemente caminar como una persona

normal? Él parece estar perpetuamente rodeado por una nube oscura.

Lleva una chaqueta de tweed verde sobre un gran suéter crema Arran

y vaqueros antiguos, casi exactamente lo que su padre tiene, pero de

alguna manera se las arregla para hacer que se vea corriente, lo cual

es molesto, también.

— ¿Qué diablos es esta fila?

— ¿Estabas disparando por la unidad en este momento? —dice su

padre, frunciendo el ceño a Callum.

Callum lo mira sorprendido. —Por supuesto que no. Yo acababa de

salir a dar un paseo.

— ¿Qué pasa con Lucy?

Callum deja caer su mirada, de repente parece mucho más joven. —

Tuvimos una pelea— murmura—. Ella se fue a casa.

—Lucy no dispararía por el variador, Lachlan— dice la Sra.

McAndrew—. Todo el mundo sabe que no es seguro.

—Bueno, alguien le dio un susto desagradable a Scarlett — dice el Sr.

McAndrew.

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— ¿Ella estaba caminando en el bosque? – pregunta Callum lanzando

una severa mirada sobre mí—. ¿Vestida así? ¿En octubre? ¡Qué idiota!

—Callum McAndrew! –dice Moira, antes de que sus padres puedan

ponerse en primer lugar—. La muchacha es de Londres, ¿qué sabe

ella de juego de disparos? ¿Alguien se molestó en decírselo? ¿Lo

hiciste?

Los ojos de Callum parpadean, pero no dice nada. Moira se vuelve

hacia mí.

—Siempre hay que llevar algo brillante cuando estás caminando por el

bosque en el otoño, Scarlett— dice ella, sonriéndome—. O es probable

conseguir un salpicado de perdigones por alguien después de un

faisán bien regordeta o dos.

Cuando Moira dice mi nombre, me acuerdo de cómo Dan dijo que me

convenía. Él fue la primera persona que dijo eso. Yo siempre me había

sentido avergonzada por ello, pensando que era el nombre de una

heroína, una muy hermosa, yo no podría vivir a la altura. Incluso

desde entonces, he sido mucho más aguda en ser llamada Scarlett.

Incluso en el caso de Lucy y Dan nos fuimos después de una chica

que decía que sí a él, me dan calor dentro de pensar en él me

alabándome así.

—Aunque si ella está caminando a lo largo de la unidad, debe estar

perfectamente a salvo en todo caso— el señor McAndrew bramó—. Voy

a revisar la sala de armas ahora. Y si encuentro algo que falta, no

habrá mucho que pagar.

Él acecha al cruzar el salón, su mujer lo miraba, con la frente blanca

ondulada con preocupación.

Estoy un poco demasiado preocupada. Porque no puedo dejar de

notar que el señor McAndrew va hacia lo que parece ser la misma

puerta que acaba de entrar a través de Callum. . . lo que significa que

Callum, a pesar de su negación, provenía de la dirección de la sala de

armas. Miro a Callum, cuya madre está poniendo su brazo alrededor

de él.

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¿Es capaz de disparar contra mí? ¿Por qué haría algo así para que me

aleje de aquí? ¿Y por qué iba a querer que me vaya? Él no estaba en la

fiesta de la noche que Dan murió, a todas luces, pero Lucy podría

haber estado actuando para él.

Y entonces algo que me llama tan fuerte que es casi como un golpe.

Debió ser el idiota de Callum que me llamó, como no haber pensado

en ello antes.

¿Quién era el mayor de los dos Callum o Dan?

¿Cuál de ellos habrían heredado Castillo Airlie si Dan no hubiera

muerto?

—Ay, ese sería Dan— dice Moira, amasando a la distancia, en una

grande, más bien picada, taza de porcelana, restos de masa adheridos

a los nudillos—. Pero usted sabe, nunca se preocupaba por la tierra

como Mr. Callum. Es una cosa terrible de decir, pero siempre era

Callum quien debería haber sido el más viejo. Todo el mundo lo sabe.

Se metió en el orden equivocado, no hay duda al respecto.

Moira está paralizada contundente. Bostezo en ella desde mi asiento

en un taburete alto de madera, me hizo un gesto para que yo la

siguiera a la cocina. Ella ve mi reacción y se echa a reír.

— ¡Ouch, no hay andarse por las ramas conmigo! — dice—. Ya te

acostumbrarás a él muy pronto. Te digo, Master Callum ama el

Castillo Airlie. Lo lleva en la sangre.

—En realidad no he visto ese lado de él en absoluto— le digo, creo que

es bastante discreto y diplomático conmigo, teniendo en cuenta que

sólo he visto un solo aspecto de Callum: uno fuerte, enojado.

Considero que tal vez esto se debe a que Callum estaba metido hasta

el cuello en el plan para asesinar a Dan y está gritando en mí un

sentimiento de culpa, tal vez también para dejar claro que él es un

hermano afligido, no un asesino a sangre fría. Esto es escalofriante,

pero es sólo especulación.

Suspiro. Necesito mucho más hechos.

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—Mmm, me imagino— comenta Moira—. Bueno, tienes que tomar mi

palabra para ello. Si tomaras a Mister Callum del Castillo de Airlie, le

rompería el corazón ahí mismo. Mister Callum y la señorita Catriona,

ambos viven por ser McAndrews en el Castillo de Airlie.

—Catriona me mostró la vuelta de esta mañana — ofrezco

voluntariamente—. Ella era realmente agradable sobre él.

— ¡Ouch, ella tiene los modales en la familia, no hay duda de eso! —

Moira dice, riendo—. ¡Y mucho cerebro! Es una estudiante de

arquitectura, ¿lo sabías? Una chica tan brillante. Mantiene sus cartas

cerca de su chaleco, también, esto es la señorita Cat. Mister Callum

es un ser terrible para decir lo que está en su mente sin pensar en ello

primero. La señorita Cat, ahora, piensa en todo lo que antes de decir

una palabra. Va a llegar lejos, esa chica.

Moira impulsa sus nudillos hacia abajo en la masa, de forma experta

trabajando el aire en ella. Sus manos son muy fuertes. Puedo ver

como los músculos de sus antebrazos se mueven mientras se amasa

el contenido de la taza.

—Al igual que Mister Dan, ahora que pienso en ello— continúa—. Él

es un político nato. Muy encantador, Mister Dan—. Ella sonríe con

nostalgia—. Y siempre dispuesto a decir lo que nadie quería oír.

Pero no pudo ocultar que él era el único McAndrew que nunca le

gustó aquí, no podía esperar a llegar a las luces brillantes de Londres.

—Es por eso que él estaba en la escuela allí. Vivir con la hermana de

la señora Mac, ir a todas las partes allí, consiguiendo su cara en las

revistas. Bueno, ya lo sabría, ¿no es cierto? — ella levanta la vista de

su trabajo y me evalúa con una mirada brillante rápido—. Beba su té,

ahora. —Ella asiente fijamente a mi taza llena, que ella insistió en

hacer por mí—. Pobre gurul, todas las sorpresas que has tenido hoy.

¡Debes estar bastante destrozada!

Me toma un poco de tiempo para darme cuenta de que —gurul— es la

forma de Moira de pronunciar —niña.

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Tomo el té y sorbo de él cautelosamente. Moira ha puesto en la

cuchara cerca de la mitad de una taza de azúcar en ella.

—Desde que Dan murió— le digo francamente —ha sido una sorpresa

tras otra. Supongo que me estoy acostumbrando a ellas.

Moira chasquea la lengua.

—Eres demasiado joven. Eres demasiado joven para esto— dice con

tristeza—. ¡Míranos aquí! Deberíamos estar planeando para la fiesta

de su vida en este momento, tener la casa llena de gente, no estar

abatidos gritándonos el uno al otro. . . .

— ¿Te refieres a Dan y Callum cumpliendo los dieciocho años? —

pregunto, bebiendo más té. Es terriblemente dulce, pero en realidad

está haciendo que me sienta mejor.

Moira asiente.

—Tuvimos una maravillosa fiesta de décimo octavo de Catriona—

suspira—. Un enorme ceilidh en el Gran Palacio, una banda tocando,

tenía cuatro niñas en el pueblo sólo para que me ayuden con la

comida ¡bailaron hasta el amanecer! Y por supuesto, para los gemelos,

habría sido aún mayor, con la existencia de dos de ellos.

Deja de amasar la pasta y se aparta, enjugándose las lágrimas lo que

parece con la manga de su suéter.

—Es difícil creer que Dan se ha ido ¿sabes? — dice a través de la

lana—. Me digo a mí misma que nunca voy a verlo caminar por esa

puerta otra vez con su sonrisa pícara, acercándose a darme un abrazo

y luego robarse unas galletas cuando piensa que no estoy mirando.

Pero no es fácil. No es fácil.

Miro alrededor de la cocina para dar Moira algún tipo de privacidad.

Es una habitación enorme, con corrientes de aire, con un rango

enorme de hierro negro en el muro de un lado, una campana de hierro

igualmente gigantesco encima de ella. Varias cacerolas y ollas se

establecen en la parte superior, burbujeando, Moira me advirtió en

términos terribles a tener cuidado al pasar cerca de él, ya que es muy

fácil quemarse en ella.

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Las paredes están pintadas de azul pálido, que debe haber sido hace

mucho tiempo, ya que está muy deteriorado y manchado ahora, en el

techo, por encima de las gran mesa de madera maltratada, es un

sistema de poleas y varillas de madera cubiertos con secar la ropa y

paños de cocina. Es calentito, los olores de la cocción, es con mucho,

la habitación más cómoda que he visto hasta ahora en el Castillo de

Airlie, incluso si es del tamaño de un hangar para aviones.

¡Buzz! Yo salto.

Estoy tan terminada con todo lo que está ocurriendo hoy en día que

por un momento no me doy cuenta que las vibraciones extrañas

efervescentes que estoy sintiendo en mi lado en realidad vienen de mi

teléfono. Un texto sólo entró ¡Jase! Pienso instintivamente, tengo que

pararme alcanzándolo inmediatamente. Dios, así que espero que sea

él. Estas personas, que luchan todo el tiempo, este castillo de enorme

eco, por no hablar de jugar al gato y al ratón con una escopeta de esta

tarde. Me vendría bien ser abrazada por Jase, sintiendo su calor,

siendo brevemente envuelta en sus fuertes brazos y fingir, como una

heroína débil de un cuento de hadas, que tiene un primer chico hará

que todo está bien.

Ya sé que no funciona así. Sé que tienes que luchar tus propias

batallas. Pero sólo por unos minutos, no hay nada que me gustaría

más que pretender que los abrazos de Jase resolverían todos mis

problemas.

Moira no se ha dado cuenta de mi salida. Alcanzando un pañuelo de

papel, se suena la nariz como una trompeta, empuja el tejido en la

manga del suéter, regresa a su amasado. Termino mi té en un sorbo

grande, en lo alto de la subida de azúcar, bajo del taburete y pongo mi

taza en el fregadero profundo que corre a la mitad de la longitud de la

cocina.

—Creo que podría ir a acostarme en mi cuarto por un rato— le digo.

Moira asiente con la cabeza vigorosamente.

—Esa es una idea genial— dice ella—. La cena es a las ocho, como

siempre. Te dan un poco de descanso. — Ella indica una puerta al

fondo de la cocina.

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—Sube la escalera de servicio. Pasa través de eso, sube las escaleras

en frente de ti a la segunda planta, a través de la puerta de bayeta—

cubierta, gira a la izquierda y tu habitación es la tercera a la derecha.

Más fácil que pasar por el Gran Comedor, probablemente no vas a

chocar con nadie. ¿Lo cual es probablemente la última cosa que

quieres hacer ahora, eh, gallina?

Me sonrojo. —Bueno, um. . . — murmuro.

Moira niega con la cabeza. —Mister Callum todavía respira fuego—

dice con tristeza—. No estoy diciendo que era lo correcto para la

señora Mac para hacer aquí, menos ahora. Pero una vez que entraste

en el Castillo Airlie como invitada, así es como debe ser tratado.

Me tenso, preguntándome dónde va con esto. ¿Va a decir que me debo

ir? Porque de repente me doy cuenta de que, a pesar de todo el drama

y molesto aquí en el Castillo de Airlie, por no hablar de ser acosada

por la tarde, yo definitivamente no me quiero ir: tengo la sensación de

que la clave para el misterio de la muerte de Dan está aquí, entre

estas personas. Y tengo que quedarme hasta que lo encuentre.

—No contigo ahora — dice ella—. Descansa un poco. ¡Por lo menos se

te abrirá el apetito con todo lo que caminaras! Estoy elaborando sopa

y trucha para la cena, con patatas de avena, por lo que tendrás

mucho que comer.

Murmuro un gracias y me dirijo a la puerta que me señaló. A mitad de

las escaleras, sin embargo, echo mano a mi teléfono, mi corazón salta

justo a los ojos del pequeño sobre amarillo en la parte superior de la

pantalla que dice que tengo un mensaje. Lo desbloqueo y hago clic en

el icono de un movimiento rápido, hay que decir algo realmente

horrible sobre mí, que tengo emociones mixtas increíblemente cuando

veo el mensaje.

Debería estar en la luna, que no he perdido a otro amigo. Pero estoy

desgarrada, aunque yo soy muy curiosa acerca de su significado,

estoy destruida porque Jase todavía no se ha puesto en contacto

conmigo.

En mi pantalla están estas palabras:

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ENCUENTRAME DONDE ESTÁN LOS COCHES APARCADOS LO

ANTES POSIBLE. LOTES 2 DILE U. ¡ESPERA OK UR! T

¿Taylor está aquí? ¿En el Castillo de Airlie? ¿Cómo es eso posible? Yo

me lanzo por las escaleras de nuevo y miro a mi alrededor. Hay una

puerta al final del pasillo que se ve como si fuera a llevar fuera. Sé

dónde los coches están aparcados, porque ahí es donde el señor

McAndrew dejó el LandRover en la tarde. Y sé también que hay otro

puente sobre el foso en la parte trasera del castillo, para las entregas

de cocina, porque lo vi cuando Catriona y yo estábamos en nuestro

caminar esta mañana. Me pellizco por el pasillo, una vez más

agradecida por mis entrenadores que me permiten moverme casi en

silencio, levanto el pestillo de la puerta.

Lo empujo. Se abre en una amplia sala con pavimento de piedra que

debe ser la despensa, ya que está llena de estanterías llenas de latas y

paquetes de comida. Puedo ver otra puerta más a lo largo del muro

que debe conducir a la cocina, luego, al otro lado de la habitación, es

una gran puerta de madera con un corte más pequeño en él.

¡Bingo!

En un instante me estoy tirando del pestillo. Cruje un poco, pero me

palanca hacia arriba lo más suavemente posible y lo fracturo abierto.

El aire frío golpea a través de la abertura. He encontrado la manera de

salir.

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Traducido por: Strongberry

Corregido por Deyanira

a está oscuro. Oscurece temprano en Escocia cuando la

primavera está en camino. La puerta de la despensa se

abre hacia un puente ancho de concreto. Yo me lancé sobre

él e hice rápidamente un inventario de la geografía del

Castillo de Airlie, giré a la izquierda en la orilla cubierta de

hierba que bordea el foso. Hay un camino muy trillado a lo largo de

ella y yo corro alrededor, manteniendo un ritmo constante hasta que

la vieja pared de ladrillo de las antiguas caballerizas, donde los carros

están guardados, se pueden ver. Luego bajé la velocidad hasta que mi

respiración se normalizó, y tan cerca para que nadie me pudiera

escuchar jadeando y me di cuenta de que alguien se acercaba.

Ahí había alguien en el establo, alguien que no era Taylor. Después de

mi susto de esta tarde, estoy tomando precauciones.

Camino por el amplio arco de piedra, cuidando de no hacer ningún

sonido. Está completamente oscuro aquí. Me paro en el centro del

establo, mirando todo mí alrededor. Débiles destellos de luces salen

del metal de los carros, pero es una noche nublada, con apenas la

luna brillando a través de las nubes y las sombras son pozos de

negro, completamente impenetrable.

El frío de aquí es húmedo, una piedra sin calefacción, con un ligero

olor a moho. Es muy raro.

— ¿Taylor? — susurro.

Hay un revuelo de movimientos en el más alejado rincón del establo.

Volteo a mirar y veo la cara de Taylor asomándose en las sombras lo

que parece más una ilusión óptica.

Y

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188

En cuanto camina hacia mí, la veo porque está usando una camisa de

cuello-tortuga negra y jeans negros, lo que hace que su cuerpo sea

invisible en el fondo oscuro.

Parece un gato búlgaro o un ninja. Muy genial —y adecuado para un

encuentro secreto en la oscuridad. Supongo que esa es la excepción a

la regla de no-negro-en-la-ciudad.

— ¡Aquí! —ella me respondió susurrando, su rostro brillando, pálida

y misteriosa.

—Ven, vamos afuera.

— ¿Afuera? —respondí desconcertada, hasta cuando la seguí de

vuelta hacia el arco. Taylor chasqueó la lengua.

—Allí alguien puede acercarse sigilosamente hacia nosotras —explicó,

guiándome hacia la parte trasera del establo—. Desde ahí podremos

ver a cualquiera acercarse desde millas. Lo deduje mientas te estaba

esperando.

—Buena esa —dije respetuosamente, antes de recordar que ella no

debería estar en ningún lugar cerca del Castillo Airlie—. ¿Pero qué

estás haciendo aquí? —continué—. ¿Cómo es que pudiste entrar?

—Volé hasta Ayr, abordé un taxi a la aldea Airlie, encontré

alojamiento y desayuno (B&B), renté una bicicleta —Taylor corta de

forma breve—. Le dije a la amable señorita en el B y B que me

encontraría con mi mamá y mi papá y nos íbamos a recorrer la zona

por mis vacaciones de medio curso. Luego dije que había recibido una

llamada de ellos, diciendo que estaban atrapados en su excavación en

Turquía debido a que su documentación no estaba en orden.

Los padres de Taylor le han dado un gran fondo de contingencia para

emergencias… supongo que ésta cuenta como una. Admiro la manera

tan astuta que ella usa la verdad, para hacer mentiras tan plausibles

como sea posible.

—Supongo que tengo un par de días más antes de que empiece a

asustarse de que mis padres no se están presentando —dice Taylor—

pero tú te iras en un par de días, ¿cierto? Así que deberíamos estar

cubiertas.

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— ¿Pero qué estás haciendo tu aquí?

Ella encogió los hombros. —Estaba muy aburrida en la escuela sin ti.

Prácticamente todos van a sus casa para sus vacaciones de medio

curso. Además, pensé las cosas y decidí que, si bien yo… tal vez…

exageré un poco antes, no iba a escuchar que tú decías que

necesitabas venir aquí sola. Lo que una chica en una situación como

la tuya necesita, es un respaldo. — Ella alzó sus cejas. —Y,

considerando lo que pasó esta tarde, diría que tenía razón, ¿cierto?

— ¿Viste lo que pasó esta tarde? —mi voz se subió y Taylor

instantáneamente hizo una seña con la mano para que bajara la voz,

recordándome mantenerla baja.

—Yo estaba en bicicleta a lo largo del camino —ella explico en voz

baja—. Pensé que si alguien me detenía, solo diría que era una

turista y aparecí en las vías desde la nada. Llegué a este tipo de mini

bosque, y justo cuando llegué oí un disparo, y pensé que mejor era

ponerme en cubierto. Así que me bajé de la bicicleta e hice algo así

como asomar la cabeza por unos cuantos árboles para ver lo que

estaba pasando. Te vi haciendo unos de tus movimientos gimnásticos

sobre unas ramas de árboles. Lo primero pensé era que estabas

tratando de impresionar a algún chico —le saqué la lengua, lo que

ella ignoro— pero entonces oí otro disparo, y ya sabes, en cierto modo

me puse a pensar que alguien podría estar detrás de ti. Así que me

escabullí un poco.

— ¿Viste quién era? —mi corazón late con fuerza. Qué descanso seria

si Taylor pudiera identificar al tirador.

—Algo así —susurró ella.

— ¿A qué te refieres?

— ¡A que no vi su rostro! Él llevaba un gorro de cazador y una

chaqueta de cuadros. Y esa persona no era definitivamente alta.

— ¡Ugh! —me hundí en la decepción—. Bueno, no pudo haber sido el

señor McAndrew, porque él estaba conduciendo en el camino y me

encontró. Y no puede ser Callum, porque él es aún más alto que eso.

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Aclaré mi garganta… —Dan

—Maldición, verdaderamente desearía haber podido ver siquiera el

perfil de esa persona.

Me di cuenta de que hay una pieza de la información sobre Callum, de

lo que ella es aun inconsciente.

—Oh mi Dios, Taylor. No vas a creer esto, pero… Dan era

verdaderamente el gemelo de Callum. Me desmayé cuando lo vi. Su

cumpleaños es pasado mañana.

— ¿Qué? —Le di a Taylor un breve resumen de los eventos recientes.

Ella estaba estupefacta.

—Wow. Bueno, hemos reducido el campo un poco, ¿no? —

pregunta—. Ahora sabemos que probablemente era una mujer la que

te disparó. —Sacudo la cabeza.

—Hay muchas más mujeres que hombres en el castillo—. Cuento con

los dedos—. Catriona: estaba en la ducha cuando volví, pero supongo

que podría haber corrido de vuelta antes que el señor McAndrew se

presentara, aunque sería apretado. Moira salió de la cocina, pero una

vez más, podría haber entrado por la puerta trasera y simplemente

espolvorearse un poco de harina en el cabello para que se viera como

si estuviera trabajando duro para hacer pan. (Yo realmente no quiero

que sea Moira, ella ha sido tan buena conmigo.) Después está la señora

McAndrew, ella bajo las escaleras pero ella pudo fácilmente sólo subir

y bajar de nuevo. Y Lucy. —Hago una pausa—. Lucy no estaba en los

alrededores, pero ella no pudo haber tomado un rifle del cuarto de

armas, porque se desaparecería y el señor McAndrew lo notaría.

Aunque ella pudo haber traído uno de su casa.

Taylor me está mirando expectante. Le doy un rápido resumen de

quien es cada uno de ellos, como han estado actuando desde que

llegué aquí y las Polaroids que encontré en la habitación de Dan. Ella

asiente con la cabeza al final.

—Entonces Lucy es la principal sospechosa en todos los frentes —se

plantea la hipótesis.

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—Supongo. Ella parece bastante enojada conmigo y desprecia a Dan,

no es sorprendente.

—Los chicos pueden ser tan asquerosos —dice Taylor con disgusto.

—Y las chicas pueden ser tan estúpidas—. Hablado de eso, Taylor

explota conmigo cuando le digo que he quemado casi todas las fotos.

— ¡Te dejo sola durante dos segundos y tú haces algo tan tonto! —

exclama—. Debiste haber mantenido todas las fotos, por si acaso.

Yo sonrío. —Sabía que dirías eso, genio del mal. Pero no podía. Me

sentí muy mal por ellas. —Me toco el bolsillo de la parte de atrás de

los vaqueros de nuevo, sintiendo las fotos a salvo abotonados en mi

bolsillo—. Me quedé con una de Plum y Lucy, sin embargo.

Taylor giró sus ojos. Incluso en la oscuridad de la noche, veo lo blanco

de sus ojos brillantes.

—Eres una blanda —dice con frustración.

No puedo dejar de reír. —Realmente te extrañé —admití—. Estoy tan

contenta de que estés aquí.

Taylor arrastra sus pies. —Bien —dice con brusquedad—. Porque

pensé que podrías estar verdaderamente enojada conmigo

mostrándome así. Ya sabes, metiendo las narices donde no me

querían.

Empecé a decir algo, pero ella me calló.

—Y yo quería decir, entiendo que esto es realmente importante para ti,

¿Ok? Lamento haber exagerado un poco. Puedo ser mandona algunas

veces.

— ¿Algunas veces? —Taylor finge un puñetazo en el estómago.

—Lo digo en serio, sin embargo, estoy contenta de que estés aquí —lo

digo con sinceridad.

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—Yo también —dice sonriendo— Escocia es bastante feroz, así como

este castillo.

— ¡Oh Dios! —Taylor me ha hecho recordar otra pieza del

rompecabezas, le informé sobre los comentarios de Moira sobre

Callum, siendo un mejor heredero en el Castillo de Airlie que Dan.

Ahora Lucy tiene una rival, o tal vez una cómplice, en la categoría más

probable, sospechoso.

— ¿Todos en la familia piensan eso? —preguntó Taylor.

—Eso sonó así, desde lo que dijo Moira.

—Huh. Entonces alguien lo pudo haber matado para asegurarse que

sea Callum, porque ¿había que cuidar el lugar, mientras que Dan

estuviera en la tierra? Taylor sugiere.

—Esta persona Moira, ¿tal vez? Es decir, un castillo puede costar una

tonelada de dinero para funcionar y ponerse al día… la mayoría de las

personas no viven en ellos nunca más, ¿verdad? Los hacen hoteles o

algo así. Así que tienes que amar este lugar de verdad para no

venderlo y hacer una fortuna y luego solo ir de fiesta. ¿Y si alguien

tenía miedo de que Dan lo hiciera si lo heredaba?

—Sí, pero él nunca lo heredaría si su padre no muere, ¿cierto? —

dije—. Eso siempre funciona así.

— ¿Pero no dijiste que cumpliría 18 años en un par de días?

Tal vez cuando ellos cumplen 18, el obtiene una suma de dinero para

gastar, o algo y eso significaría ¿que el estado estaría en bancarrota?

¿O tal vez llega a hacer copropietario y él podría vender parte de ella?

Yo me quedé boquiabierta delante de Taylor, a pesar de que apenas

puedo distinguir sus rasgos.

—Esa es una teoría muy buena, Taylor —digo con admiración.

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Ella hace un ruido sonriendo.

— ¡Estoy en llamas! —dice con aire de suficiencia.

—Necesito ver una copia de la voluntad, o el hecho, o lo que sea que

explique cómo funciona la cosa de la herencia —le digo lentamente—.

Voy a tener que averiguar donde lo guardan.

— ¿Cómo vas a hacer eso? —Taylor preguntó curiosamente.

Hice una mueca. —No lo sé, y tampoco tengo mucho tiempo para

descubrir cómo hacerlo. No hay manera de que me dejen quedar más

tiempo, hasta el martes, no con el cumpleaños de Callum y Dan.

—Cueste lo que cueste, Scarlett —dice con gravedad—. Has llegado

hasta aquí—. Asiento con la cabeza y agacho la vista para mirar el

reloj.

—Opps, debería volver, está cerca la hora de cenar, y no quiero que

nadie venga a buscarme. —Trago saliva—. Taylor, muchas gracias

por haber venido. Ya sabes, no me di cuenta lo sola que me sentía

aquí hasta que apareciste, significa mucho para mí tener a alguien

que esta de mi lado

Me rompe como Taylor pretende amordazarse y vomitar en los

arbustos.

—Estoy tratando de ser amable —le dije con frialdad.

—Bueno, entonces no lo hagas. Me están dando ganas de vomitar. Te

cuido la espalda, ¿de acuerdo? Estamos bien.

Nos miramos la una a la otra por un momento. Quiero darle un gran

abrazo, pero Taylor no es sentimental en lo absoluto: ella preferiría

odiar. En su lugar, le doy una palmada en el hombro y ella me

devuelve una bofetada. Es trágico, somos como un par de chicos

—Te veré pronto — dice.

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— ¿Estarás bien regresando sola?

—Claro. Yo también debería ponerme en marcha, la señora

Drummond me gritará si llego tarde para la cena.

—Suena como a la escuela.

Taylor sonríe. —La comida es mucho mejor—. Dice alegremente.

Ella se dirige a recuperar la bicicleta desde donde la ha escondido

detrás de los establos, y corro de nuevo al puente principal. Moira

podría bien, estar saliendo y entrando de la despensa mientras está

cocinando la cena, y no quiero despertar sus sospechas por

descubrirme entrando de vuelta cuando había dicho que iba a tomar

una siesta.

Cruzo el foso y empujo la enorme puerta tallada en madera, decorada

con mucho hierro forjado para que sean casi imposibles de romper,

incluso con ariete.

El pestillo se levanta fácilmente, esto es campo profundo, donde la

gente no bloquea la puerta, hasta que se van a la cama por la noche.

Pero mientras empujo la puerta, inesperadamente choca contra algo,

y he oído un:

— ¡Ay!— cuando hace contacto.

Entonces la puerta se abrió desde adentro, y Callum McAndrew

aparece en la puerta, mirándome ceñudamente. Supongo que el shock

que me causaba con su parecido a Dan está desapareciendo, ya que el

primer pensamiento de mi cabeza es, Dios, ¿no tiene ninguna otra

expresión facial?

—Tú me golpeaste —dijo injustamente.

—No fue mi intención. Estaba abriendo la puerta.

—Bueno, estaba caminando por el pasillo. Yo no esperaba a nadie a

estas horas de la noche.

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—No es tan tarde.

— ¿Qué estabas haciendo afuera, de todos modos? —demanda una

explicación.

Pienso en decirle sobre su propio negocio sangriento, pero de alguna

manera siento que hemos antagonizado suficiente cada uno.

—Quería un poco de aire fresco —le digo—. He tenido un día un poco

raro, así que pensé en salir y mirar las estrellas.

Para mi sorpresa, su cara se suavizó, y yo brevemente vislumbre una

sonrisa familiar.

—Lo hago a veces, también —dice—. Tengo que decir, tú no eres una

cobarde, ¿verdad? Volviendo a salir a la oscuridad cuando recibiste

un disparo esta tarde.

—Yo no dije que me habían disparado —corregí—. Yo solo dije que

había alguien que estaba disparando en el bosque, y que tenía miedo

de ser golpeada.

Lo miré justo en los ojos, aunque tenga que inclinar la cabeza hacia

atrás para hacerlo. Cuando conocí a Dan en la fiesta, estaba en

tacones altos, prácticamente al nivel de sus ojos. Ahora estoy en mis

entrenadores7 y Callum se asoma hacia mí. Pero le sostengo la mirada

a pesar de que me pone nerviosa, y no en el buen Jase Barnes

sentido.

—Vamos —me hace señas—. Te voy a mostrar donde se pueden ver

las estrellas sin la penosa oscuridad de afuera. La última cosa que

queremos es que caigas en el foso. Eres propensa a los accidentes.

Callum da vuelta y camina por el pasillo, claramente esperando a que

le siguiera. Si bien una parte de mí dice que es como si estuviera

tratando de ser amable, otra parte de mí se pregunta si Callum

McAndrew me puede engañar a caer en un calabozo debajo del piso.

7 Entrenadores: tenis

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(He oído que algunos castillos escoceses tienen de esos, los

terratenientes escuchaban los gritos de sus enemigos que mueren de

hambre mientras ellos comían su cena.) Pero lo dudo. Por lo que he

visto de Callum, él no tiene miedo a la confrontación cara a cara.

Sería mucho más probable tirarme al foso que hacer algo disimulada

o solapadamente.

Él está abriendo una puerta en la pared del fondo del pasillo y la

sostiene abierta para que yo siga. Obediente entré, observo que

cuando no me está gritando, tiene los modales de un caballero. Y

luego jadeo.

Estoy de pie en el patio central, escondido en el centro del castillo de

Airlie. Pero la palabra patio no le hace justicia. Tiene un borde de

piedra ancho, pero el centro es de césped de hierba, oscuro y

exuberante en el aire nocturno. Las luces de las ventanas del castillo

forman una piscina de diamantes de oro sobre la hierba. Y sobre

nosotros el cielo lleno de brillantes estrellas. Es un jardín oculto

mágico.

— ¡Es tan hermoso! —no pude evitar la exclamación. Me giré hacia

Callum—. Y también se siente más cálido aquí, ¿o estoy loca?

—No, siempre se siente el aire más suave aquí —dijo—. O lo hace

para mí, al menos.

Callum frota su mano sobre el cuero cabelludo.

—Pasé mucho tiempo aquí cuando era más joven —dice—. Sólo

jugando o diciéndome a mí mismo historias inventadas acerca de lo

que podría haber sucedido aquí. He leído todo acerca la historia Airlie,

todo lo que caía en mis manos.

Fue sitiada en 1300 por el Rey Eduardo I-Inglés, ¿lo sabias? Eso fue

durante la guerra con nuestro Rey Jhon. —Sonríe, al ver mi

expresión en blanco—. La guerra de Corazón Valiente —añade—.

Aunque en la película hizo muchas cosas diferentes. Sin embargo, el

Sir William Wallace, ese es el chico del Corazón Valiente, escribió en

1300 que el castillo Airlie era “un castillo tan fuerte, que no temía el

asedio”.

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¿No es asombroso? Está construido como escudo, tres lados y dijo que

era un “escudo perfecto en diseño y función” y que él nunca había visto

un castillo situado más finamente. Por supuesto quería decir

“finamente situado” en el sentido de ser inexpugnable, no es que fuera

masivamente hermoso ni nada. Pero aun así es sorprendente que

fuera mencionada muy atrás en la historia.

Se interrumpe repentinamente.

—Estoy siendo muy aburrido, ¿verdad? —dice agachando la cabeza en

un gesto de vergüenza—. Lo siento. Las chicas odian cuando hablo de

batallas y asedios, al parecer. Uno pensaría que habría aprendido a

estas alturas —me decía Dan a menudo.

—Estaba muy interesada, en realidad —le digo y no es nada más que

la verdad—. Me encanta todo este tipo de cosas.

— ¿Historia? —pregunta Callum.

—Bueno sí, pero las batallas y los asedios también. Habría odiado

vivir en esas épocas, sin embargo —dejé escapar—. Nadie me

hubiera dejado pelear. Sería tan miserable estar escondida dentro del

castillo mirando a los hombres yendo a luchar y no poder hacer nada

por mí misma.

Callum se ríe suavemente.

— ¡Oh! Habrías podido organizar la defensa. Verter aceite sobre los

invasores, empujando sus escaleras en las paredes…

—Eso suena muy divertido —admito.

Para mi sorpresa, me descubro sonriéndole a Callum y para mi

horror, siento algo dentro, que se funde y se derrite. Callum no tiene

la suavidad de Dan o su accesibilidad. Su cabello es más corto que el

de Dan, por lo que no cae seductoramente sobre su frente, haciéndote

querer recogerlo y empujarlo hacia atrás. Sus hombros están

colocados en un ángulo recto, su postura es recta como la de un

soldado, Callum carece de la postura fácil de Dan, su flexibilidad. Te

hace sentir cada centímetro de su altura.

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Pero a través de la suave penumbra derramándose a través de la

puerta entreabierta y la iluminación de arriba en las ventanas, puedo

ver lo guapo que se ve.

—Hablando de aceite hirviendo, a veces encendemos antorchas aquí

en el patio, si vamos a tener grandes fiestas —dice Callum—. Es

fantástico, todo el castillo se ilumina y se ve tan hermoso. Deberías

verlo así.

Entonces se da cuenta de lo que ha dicho, y contiene su respiración.

Yo también.

Pero no quiero hacerle saber, que soy consciente de que su

cumpleaños y el de Dan se acerca, en caso de que resulte que Lucy

mató a Dan para que él pudiera heredar el castillo.

Esto es escalofriante.

Yo actualmente me lo estoy imaginando como un asesino de sangre

fría de su hermano gemelo. En ese momento, de pie junto a él, esto

parece muy poco probable.

Sin embargo, alguien mató a Dan, lo sé a ciencia cierta.

Y hasta ahora, Callum tiene el mayor motivo de todo lo que yo sé. Más

que Lucy odiando a Dan, porque le había tomado fotos sexys. La

herencia de un castillo que vale una fortuna, no puedo imaginar un

motivo más grande que eso. Aunque por supuesto, si Lucy mató a

Dan, así Callum podría heredar, eso sería dos pájaros de un solo tiro.

Pero ¿sabe Callum lo que hizo Lucy? Puede que él sea inocente, ¿o

podía haber planeado todo y alejarse de Londres en una fiesta para

dale una coartada sólida?

De repente me asusto que le pueda adivinar qué sé sobre su

cumpleaños 18. Si el mató a Dan, y piensa que sospecho de él, yo

podría estar en un verdadero peligro, mi cerebro se despierta,

pensando en algo para decir que cambie el rumbo de la conversación

del peligro potencial de una fiesta, pero Callum se pone en primer

lugar.

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—Sé que mamá te ha invitado aquí para que pudiéramos hablar de

Dan —el deja escapar—. Eso es lo que decía ella. Ella quiere hablar

de él todo el tiempo, y el resto de nosotros… bueno, yo solo salgo de

su habitación inmediatamente cuando empieza, porque no me gusta

que me vea llorar. Creo que papá siente lo mismo, pero él tiene que

quedarse.

No estoy realmente segura de cómo responder, así que me quedo en

silencio, sólo lo observo con atención.

Él continúa: —desde que Dan murió, ella sólo ha leído libros sobre el

duelo. Honestamente no creo que esto esté ayudando mucho.

—Sin embargo, no sé qué sería de ayuda, sin embargo —digo,

preguntándome porque estoy tratando de consolarlo en estos

momentos—. Tiene que ser horrible, no importa como lidies con eso.

Siento la mirada de Callum en mí, buscando mis ojos. Una especie de

corriente eléctrica entre nosotros, y me estremezco.

— ¿Cómo te va? —me pregunta—. Sobre Dan, quiero decir. Debió

haber sido difícil para ti.

—Así fue —admito, y no puedo dejar de sospechar del porque él

finalmente me mostraba cierta simpatía. Aun así, yo también estoy

aliviada de que esté siendo amable conmigo—. Realmente horrible. No

me di cuenta de lo que estaba pasando, y era tan terrible. Y me sentí

muy mal por no poder ayudarlo.

— ¿Tú no sabías de su alergia?

Niego con la cabeza. —Yo no lo conocía desde hace mucho tiempo —le

confieso.

—Él no le dijo a mucha gente —dijo Callum sombríamente—. Estaba

un poco avergonzado por ello. Lo que era estúpido, porque no era su

culpa, ya sabes, pero ese era Dan.

Estoy perpleja.

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— ¿Qué quieres decir?

—Oh —él hace un sonido que es como un suspiro y una risa al

mismo tiempo. —Dan tenía esa cosa de no querer parecer débil.

Siempre fue así, incluso cuando era pequeño. Tuvo que ser el hombre

grande.

—Todos en la escuela lo admiraban.

—Sí, todos amaban a Dan —dijo Callum, y por lo que puedo decir,

no hay amargura en su voz en absoluto: el suena sincero, alegre de

que su hermano era tan querido.

—Tú también, ¿cierto? —el continuó.

Gracioso, él está mirando muy lejos ahora, como si la respuesta no

fuera tan interesante. Estoy contenta de que este oscuro y él no pueda

verme ruborizarme.

—El verdaderamente me gustaba.

—Él habría enamorado a los pájaros de los árboles —señala

Callum—. Eso es lo que Moira siempre decía de él. No como yo.

Miro hacia arriba con nerviosismo, pero veo que está sonriendo.

—Está bien. Dan era encantador y yo soy el del mal humor —dice—.

No tienes que decir nada. No he sido exactamente tan amable contigo.

De hecho, he sido horrible contigo. Es solo que…

—Lo entiendo —le interrumpí, sobre todo porque me siento como si

estuviera a punto de decir algo blando que me haga bajar la

guardia—. Tú eras su gemelo.

—Todavía no puedo creer que no sabías nada de eso —dice Callum.

Niego con la cabeza.

—Traté de agarrarte —añade—. Cuando te desmayaste, quiero decir.

No soy un completo bastardo. Siento que haya sido demasiado tarde.

¿Tu cabeza todavía te duele?

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Niego con la cabeza de nuevo. —No es tan malo. Tengo algunos

analgésicos si los necesito.

—Caíste lentamente —dijo él, recordándolo—. Tus rodillas cedieron y

luego retrocediste un poco, como si te estuvieras sentando, y entonces

simplemente te derrumbaste. Yo pensé como que te ibas a sentar en

tu maleta cuando ibas cayendo, probablemente rompió tu caída.

—De verdad me debí haber visto muy estúpida —digo, no pude evitar

estar un poco consternada por esta vívida descripción de mi teatro.

—No en realidad… bueno, tal vez un poco… —él realmente está

sonriendo ahora—. Estabas totalmente colapsada y no tenías señales

de volver. Tuve que quitarme la chaqueta y apoyar tu cabeza, para

que no escucharas los rebotes a tu alrededor.

— ¿Quién me llevó a mi habitación? —pregunto sonrojándome.

—Yo por supuesto —dice.

Me retorcía por dentro. Él sabe lo mucho que peso, que humillante.

—Siento si estaba muy pesada —murmuro.

—No lo estabas —dice casi con coquetería—. No eres más que una

cosa pequeña. —El me mira—. Apenas llegas hasta mi hombro.

Callum pone su mano y ejecuta una línea desde su hombro hasta la

parte superior de mi cabeza. Tiene razón, no soy más alta que eso.

Pero cuando su mano roza mi cabeza hay un salto repentino de mis

terminaciones nerviosas, como una pequeña descarga eléctrica, y veo

que sus ojos se abren un poco como si él lo hubiese sentido también.

Por un breve instante, su mano se detiene en un rizo de mi cabello.

No me di cuenta de lo cerca que estaba parado de mí. Tal vez, he dado

un paso pequeño hacia él sin quererlo, porque podría alagar mi mano

y tocarlo muy fácilmente con un pequeño movimiento de la mano. Me

pregunto porque la lana de su suéter se siente como, como si

estuviera duro…

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Sé que es mi turno de hablar, pero no puedo pensar nada que decir.

Lo que sea, es decir, que no me avergüence. Sólo me quedé parada

mirándolo, me siento realmente confundida. El sólo se queda ahí

mirándome, por lo que parece ser un tiempo muy, muy largo. Puedo

oír su respiración lenta y suave. Puedo sentir mi corazón golpeando

un tambor en mi caja torácica, un maltrato a los huesos.

— ¿Callum? —la voz de una mujer que lo llamaba fuertemente,

estaba amortiguada por los gruesos muros de piedra. Debe ser

Catriona.

—Cal, ¿Dónde estás? —espero que Callum responda, pero para mi

sorpresa, no lo hace.

— ¿Cal?, ¿Cal? —la voz es cada vez más y más fuerte. Oigo pasos

ahora—. Cal —ella aparece en la puerta abierta, y la luz detrás de ella

y su brillo me dice que es rubio. Lo que significa que no es Catriona.

Es Lucy.

Ella camina hacia afuera en el patio. No puedo dejar de pensar que si

yo fuera Callum, no me gustaría que mi novia estuviera gritando en

un lugar como éste. No es exactamente digno para ella, y le hace

parecer un poco infantil, como si ella fuera su madre y lo estuviera

persiguiendo para hacer su tarea o algo así.

—Aquí estás —dice Lucy, finalmente señalándolo. Y cuando empieza

a caminar hacia él, me ve.

— ¿Qué está sucediendo aquí? —exclama.

—Nada, Luce —dice Callum, con tono resignado—. Scarlett y yo

estábamos hablando.

—Pensé que podríamos ir a cenar y tal vez jugar billar con tu padre —

dice ella fríamente—. Pero veo que estas ocupado en este momento.

—En realidad, Lucy —dice con impaciencia— Scarlett y yo tuvimos

una conversación.

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—Es hora de cenar —ella chasquea—. En caso de que estén

interesados. Voy a decirle a Moira que ya vienen.

Lucy da la vuelta y entra al castillo. Callum me mira. Es un momento

incómodo.

—Lo siento —murmura—. Puede ser un poco…

Su voz se apaga. Es la primera vez que veo a Callum McAndrew

avergonzado. Lo hace parecer realmente humano. De verdad me gusta

de esta manera si no estuviéramos en estas circunstancias.

—Ella… yo… —dice y entonces el me mira, suspirando y frotándose

la mano con fuerza sobre su cabeza de una manera que se le rizaría el

cabello si lo tuviese largo. Con el tiempo dice —te veré allí— y se va.

Lo veo entrar al castillo. Necesito un momento para recuperar el

aliento y sentar cabeza, mi pulso se acelera. Eso fue realmente

extraño. Yo podría haber jurado que Callum y yo estábamos en ese

estado de animación suspendida donde estábamos a punto de

besarnos.

Esto es muy raro. Yo no podría lidiar con besar a Callum,

simplemente no podría.

Por otro lado esta Jase y luego está el pequeño detalle de que él era el

hermano gemelo del chico cuyo asesinato estoy investigando… y la

posibilidad de que Callum podría tener algo que ver con eso.

Tomo una respiración profunda y hago una solución definitiva, nunca

estar a solas con Callum McAndrew de nuevo.

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Traducido por Jesica

Corregido por Aldebarán

a cena fue un desastre. No como la comida, que fue

fantástica, Moira es una cocinera de clase mundial. Estoy

totalmente llena, en parte porque las corridas de hoy me

han puesto completamente hambrienta, en parte debido a

la tensión nerviosa de estar sentada enfrente de Callum, con Lucy a

su lado mirándome, me hizo bajar la cabeza, concentrada en mi plato,

y pinche la comida hacia mi boca como si fuera un autómata auto—

alimentándome.

Moira, que no se sienta con la familia, pero sirve la comida, me sigue

ofreciendo más y yo sigo tomando. Ella dice lo bonito que es que tenga

un apetito saludable. Murmuro algo entre bocado y bocado.

Debe quedar claro a la Sra. McAndrew que su intento de encontrar un

cierre al haberme invitado aquí no es un gran éxito hasta el momento.

Ella trata atraerme preguntándome por mí misma, pero ya que tengo

una vida enormemente aburrida, no llegará muy lejos. Lucy habla

enfáticamente a Callum acerca de personas que nunca he conocido,

durante toda la cena, cuando hemos tenido un poco de pudín, un

poco ruibarbo, tan bueno que ahora estoy convencida de que el

personal de Wakefield Hall de catering, está utilizando algún

ingrediente completamente diferente en lo que reclamo es migas de

ruibarbo.

La Sra. McAndrew se levanta y dice que todos vamos a través de la

Gran Salón por café, así Moira puede limpiar nuestros platos de

pudín. Pero Lucy inmediatamente insiste en que ella y Callum no

quieren café y se van fuera a jugar al billar, por lo que es muy claro

que no estoy invitada.

L

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205

Lo cual está bien, ya que no quería ir de todos modos. Me pregunto,

sin embargo, si puedo tomar fotos de todo el mundo en mi teléfono

móvil, aunque creo que les parece un poco extraño, es después de la

cena, todo el mundo (excepto Lucy) se ha suavizado un poco con la

gran cantidad de fantásticos alimentos. Debidamente rompo la

compañía reunida; Moira, llegando a recoger los platos, se incluye,

sorprendentemente se siente halagada por la petición. El mejor

deporte de Catriona, me da una sonrisa agradable.

El Sr. y la Sra. McAndrew miran comprensiblemente incómodos, sin

expresión, Callum se queda mirando el teléfono. Lucy frunce el ceño,

pero ella es tan fotogénica que a pesar de sí misma, la foto sale tan

bien que una agencia de modelos firmaría con ella de inmediato al

verla.

Una vez que Lucy y Callum salen, el resto de nosotros entra en el

Gran Salón. Moira ha colocado una bandeja con café y galletas, nos

sentamos alrededor de la chimenea. Se dibuja bien, con un registro

central en el que el tamaño de un pequeño árbol ardiendo y

crepitando, situado en una cama de piñas en llamas.

La Sra. McAndrew sirve el café, mientras todos ponemos nuestras

tazas abajo en las mesas laterales para que se enfríe lo suficiente

como para beber, meto la mano en mi bolsillo y saco el talismán del

teléfono móvil.

—Um —empiezo con vacilación. — Escribí en mi carta que tenía algo

de Dan que quería darle de nuevo a usted. No es mucho, pero aquí

está…

Para mi sorpresa, Catriona lo reconoce inmediatamente.

—Eso es la TARDIS de Dan —dice cogiéndolo de mi palma extendida.

Le encantaba esto. A veces él hacía sonar su teléfono solo para poder

verlo parpadear y girar… ¿recuerdas, mamá?

Ella se lo da a su madre, quien lo toma en silencio. El Sr. McAndrew,

sentado a su lado en el sofá grande, pone su brazo alrededor de sus

hombros.

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—Él amaba esto —dice su padre. —Pensé que estaba roto, sin

embargo. ¿No estaba quejándose él de eso, Flora? —Él da a sus

hombros un apretón cariñoso.

—Oh, eso es correcto —Catriona está de acuerdo. — No daba vueltas

más, él estaba muy molesto al respecto.

Ella me mira inquisitivamente. Me doy cuenta de la razón del porque

el talismán estaba en la habitación de Dan: lo había quitado porque

no funcionaba. Pero no puedo tenerlos preguntándome por qué tomó

un amuleto roto de regreso a Londres y luego procedió a dármelo.

Pienso rápidamente.

—Debe haberlo arreglado —digo— porque estaba funcionando cuando

se la puso a mi teléfono. Pero, ya sabes, hace seis meses, no podría

estar funcionando ya a estas alturas. Yo no lo he usado desde que...

um... —me calmo, sin querer decir —él murió— completamente.

La Sra. McAndrew sigue guardando silencio, mirando hacia abajo al

talismán en su mano.

—Lo siento mucho —digo sintiéndome horrible en el engaño—.

Supongo que no debiera haberlo solo guardado.

—No, hiciste lo correcto, Scarlett —la Sra. McAndrew dice finalmente.

Una lágrima empieza a rodar por su mejilla—. Es bueno para

recordar…

Su voz se apaga mientras alcanza la manga de la chaqueta y saca un

pañuelo, secándose los ojos. Catriona se levanta, se acerca y besa la

parte superior de la cabeza de su madre.

—Me voy a mi habitación ahora —dice—. Tengo algunas cosas que

hacer en la computadora. Te quiero.

Cruza el salón enorme y corre ágilmente a la escalera principal. La

oigo que va por el pasillo, y luego, en la distancia, una puerta al

cerrarse. Recuerdo lo que dijo acerca de Callum al salir de la

habitación cuando su madre empezó a llorar. Al parecer, no es el

único.

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—Gracias, Scarlett —el Sr. McAndrew dice sobre la cabeza de su

esposa, asintiendo gravemente hacia mí—. Pasamos mucho tiempo

pensando en Dan, pero evitando hablar de él. Es bueno tener los

recuerdos felices.

La Sra. McAndrew seca sus ojos y llega a mí con la mano que no

sostenía el pañuelo. Torpemente, me inclino hacia delante de mi sillón

mullido y tomo su mano. Ella le da a la mía un suave apretón. Estoy

horrorizada ante lo frágil que es la suya: Puedo sentir las

protuberancias y las articulaciones de los huesos con toda claridad a

través de la carne delgada que los cubre, ellos parecen demasiado

delicados para soportar el peso de sus anillos.

—Gracias —dice ella dirigiéndome una sonrisa, aunque sus ojos

todavía están húmedos—. Sé que es solo un pequeño artículo de Dan,

pero nos ha hecho recordar lo divertido que era.

Wow, pienso. Elegí bien cuando tomé ese talismán. Aunque quizás,

pensándolo bien, nada de Dan que no había visto en mucho tiempo

habría desencadenado esta respuesta. Debe haber tantos recuerdos

que bullían bajo la superficie, esperando para subir.

—Yo…

La Sra. McAndrew empieza a decir algo más, luego se detiene. Me

siento mirándola, esperando. Pero poco a poco, con horror, me doy

cuenta de que nada va a salir. No hay palabras, de todos modos. Ella

hace un ruido horrible al tragar, como un pez tratando de respirar

agua y solo consiguiendo aire, luego literalmente, como si alguien la

ha convertido en un par de grifos, sus ojos se inundan de lágrimas

que se vierten por sus mejillas en una lámina de agua. Nunca he visto

nada igual. Estoy congelada en mi asiento con vergüenza e

impotencia, porque sé que no hay nada que pueda hacer para que la

situación sea mejor.

—Flora, querida —el Sr. McAndrew comienza.

En un movimiento tambaleante pero decidido, se pone de pie,

agitando a su marido.

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Cubriendo su rostro con el pañuelo, ella camina nerviosamente al otro

lado de la sala, sus tacones tocando en las partes expuestas del suelo

de piedra. A medio camino de la escalera, se rompe en sollozos

terribles. No quiero volver a oír a nadie llorar así nunca más. Es,

literalmente desgarrador.

Miro fijamente, miserable, al señor McAndrew, cuyo rostro se ha

vuelto gris. Se ve de pronto muy viejo.

—Lo siento mucho... —murmuro, cuando la Sra. McAndrew, llorando,

empieza a subir las escaleras.

Niega con la cabeza hacia mí.

—No es tu culpa —dice con tristeza—. No es tu culpa en absoluto.

Flora quería que vinieras. Solo espero en Dios que tenga razón, y esté

ayudando a sanarla. Me preocupa que solo estemos abriendo las

heridas en su lugar.

No sé qué decir. Solo sostengo mi cabeza.

—Si solo hubiera tenido su EpiPen con él —dice el Sr. McAndrew

cansado—. Nunca lo dejaba fuera de su vista. Pero hemos estado una

y otra vez, una y mil veces, y nunca he sido capaz de averiguar por

qué él no lo tenía esa noche. Tengo que dejar de hacer esa pregunta—.

Suspira—. Nunca habrá una respuesta, solo voy a seguir

torturándome si no me doy por vencido.

Me gustaría mucho decirle todo al señor McAndrew. Pero no puedo. A

la menor insinuación de que yo sospecho de Callum, o Lucy, actuando

para él, me arrojarían fuera del castillo en el acto.

—Tengo que ir a verla —dice, poniéndose de pie.

Asiento con la cabeza, solo soy una carga para la familia de Dan en

duelo. No tengo otra opción.

—Sr. McAndrew, estaba pensando —comienzo— ¿tal vez podría

mostrarme los alrededores del castillo un poco mañana? Si no está

ocupado. Me gustaría aprender un poco sobre la historia de los

McAndrew y, um, como era la vida de Dan aquí.

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He estado practicando en mi cabeza durante toda la cena, pero suena

un poco débil ahora que salgo con ello. Pero mi petición cae muy bien

con el Sr. McAndrew, cuyos ojos se iluminan realmente a la

sugerencia.

—Qué bien —dice—. Te puedo mostrar dónde Dan jugó cuando era un

niño, sus lugares favoritos.

—Me gustaría eso.

—Excelente. Mañana por la mañana, entonces.

El Sr. McAndrew camina hacia la escalera, moviéndose lentamente,

como un hombre viejo. Bebo mi café, espero para subir y desaparecer

a lo largo del corredor. Les dejo diez minutos después de que ha

desaparecido de la vista, luego me dirijo a la escalera también, y en la

parte superior tomo la dirección en la que creo que Catriona fue.

Siento un desagradable nudo en el estómago como consecuencia de

haber trastornado tanto a la Sra. McAndrew, casi como un dolor

físico. Estoy tratando de decirme que ella querría saber quién mató a

su hijo, sobre todo al ver lo mucho que llora por él, pero sé que es un

poco ingenuo de mí.

¿Qué pasa si me entero de que fueron Callum y Lucy conspirando

para hacerlo, por lo que podían heredar? Este descubrimiento

probablemente mataría a la Sra. McAndrew.

Pero no puedo parar. No cuando estoy tan cerca de la línea de meta.

Escucho música viniendo de más abajo en el pasillo, un fresco sonido,

música electrónica estridente que espero sea de Catriona. Suena como

el tipo de cosa que ella escucha. Llego a la puerta y escucho en esta

por un momento: no hay voces, lo que se espera que signifique que no

es Callum y Lucy. Y cuando llamo, es la voz de Catriona la que canta:

— ¡Adelante!

La abro y pongo mi cabeza por la puerta. Catriona está sentada en un

escritorio, de espaldas a mí, hace algo en su computadora.

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Entrecerrando los ojos para ver lo que es, lo identifico como un

modelo arquitectónico en 3—D, tengo que admitir que estoy

sorprendida de lo lista que es. Después de la escena de abajo, yo

hubiera pensado que estaría masajeándose con unos amigos,

escribiendo sobre lo difícil que es la vida aquí, con su madre llorando,

su hermano enojado conmigo, su novia tirando bamboleos cada dos

segundos. Pero no, ella vino hasta aquí y empezó a trabajar en algo

claramente bastante complicado y grabado en su cerebro. Aunque

estoy impresionada, no puedo dejar de encontrar esto un poco frío.

Pero tal vez ella está acostumbrada a los escenarios por ahora, y esta

es su manera de separarse a sí misma de ellos. Me recuerdo a mí

misma que han pasado seis meses desde la muerte de Dan: Catriona

debe estar terriblemente acostumbrada al enojo de su hermano y su

madre rompiendo en sollozos. Supongo que no puedo culparla por

decidir que, si todo el mundo va a ceder a sus emociones, ella va a

empujar las suyas lejos y centrarse en sus estudios.

Todavía no puedo evitar pensar, que me habría llamado a un amigo,

sin embargo, en lugar de jugar con modelos de computadora.

— ¿Te importa si me quedo contigo un poco? —pregunto—. Tus

padres se fueron, yo realmente no creo que sería bienvenida en el

billar jugando con Callum y Lucy.

Y yo quiero preguntar muchas cosas acerca de Callum y Lucy, y esta

parece ser la oportunidad perfecta.

—Por supuesto. —Catriona guarda todo en lo que ella está trabajando

y gira en su silla.

—Oh wow. —No puedo dejar de mirar con asombro cuando entro en

su habitación—. Esto es increíble.

Es una habitación enorme, hermosa, con mucho que ver, pero la pieza

central es una enorme cama con dosel, sus postes macizos y

fuertemente tallados, adornados con pesadas cortinas de terciopelo

verde. La miro sorprendida.

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— ¿No es maravilloso? —suspira Catriona—. Me encanta tanto. Creo

que es mi cosa favorita en el mundo. Anda, echa un vistazo por

dentro.

Escalo, todas las camas en el Castillo de Airlie son tan altas que un

niño necesitaría escaleras para llegar a ellas, estiro la cabeza hacia

atrás. A la vez veo lo que ella quería decir. El techo interior de los

cuatro postes se cubre con más terciopelo verde, atrapado en un

remolino central, como un dosel. Soy devorada por la envidia de esta

cama. Te sientes como una princesa al acostarte en ella todas las

noches, las cortinas de terciopelo, cerrando el mundo.

—Es como estar dentro de una caja de bombones muy elegante —

digo.

—A veces, cuando está lloviendo, yo simplemente descanso allí y

extiendo mis libros y hago todos mis estudios en la cama —dice ella—.

Es una maravilla.

Ella sonríe, pero luego su expresión es sobria mientras pregunta:

—Por lo tanto, papá y mamá ¿están bien?

—No realmente —admito culpablemente. He manipulado esta familia

tanto tiempo, estoy empezando a sentirme realmente mal por ello—.

Tu mamá estaba bien al principio, pero luego ella realmente comenzó

a llorar y se fue arriba.

—Oh Dios —Catriona hace una mueca—. Ella cree que puede tratar

con ello, pero no puede, de verdad. Pobre papá se limita a seguirla

alrededor con nerviosismo, tratando de cuidar de ella. Estamos todos

muy preocupados por ella, en realidad. Moira cree que está a unos

pasos de una crisis nerviosa, Moira siempre tiene la razón.

No sé qué decir a esto, así que miro alrededor de su habitación en su

lugar. Tiene una espesa y pálida la alfombra rosa y crema, las paredes

son de color verde pálido con delicados estampados negro y blanco

colgando de ellos, todo muy elegante. Catriona tiene un tocador junto

a la ventana, uno adecuado con un espejo con alas plegables a cada

lado, un montón de espacio para el maquillaje y las cremas y cepillos,

una silla a juego en frente de ella.

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Más allá, en una esquina, un sofá de color verde pálido, que tiene una

pequeña mesa de café frente a ella. Y su escritorio, además de la

computadora, tiene una impresora y un escáner también. Todo se

mantiene increíblemente limpio y ordenado, que estoy segura que es

Catriona: ella parece un tipo de persona muy precisa y organizada.

—No puedo creer lo grande que tu habitación es —digo.

Se ríe. —Incluso tengo un estudio al lado para mis dibujos, mi propio

cuarto de baño a través de esa puerta. —Ella apunta a la misma—.

Mamá y papá me pusieron aquí después de que me puse demasiado

grande para el cuarto de los niños, porque ellos dijeron que no sería

justo hacerme compartir un baño con dos chicos. Suerte, ¿eh? Pero

debes tener un montón de espacio en el que estás, ¿no? Durante la

cena, decías que Wakefield Hall es realmente grande.

—Lo es, pero mi abuela cerró gran parte de ella cuando mi papá

murió —le explico.

—Oh, eso es triste. Pero va a ser abierto de nuevo algún día, ¿no es

así?

—No lo sé —le digo—. Tal vez.

Ella inclina la cabeza hacia un lado y la cola de caballo rojo se inclina

junto a ella, acurrucándose en un hombro.

—Estoy estudiando para ser un arquitecto en Edimburgo. Tal vez iré a

Wakefield Hall y ayudaré a restaurarla hasta que todas las

habitaciones viejas sean hermosas otra vez.

—Eso suena muy bien —digo por cortesía, pero no podía estar menos

interesada en lo que Catriona está estudiando. Tengo información que

necesito hacer palanca para extraer de ella. Pero Catriona tiene una

mente de una pista. Ella es como Lizzie de esa manera.

—Voy a hacer mi tesis sobre el Castillo Airlie, por supuesto. Este lugar

necesita mucho trabajo. —Ella hace una mueca, sus ojos verde gris

arrugándose hasta rendijas divertidas.

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A diferencia de sus hermanos, cuyos ojos, aunque exactamente del

mismo color, son sorprendentemente grandes y gruesos con borde

negro con pestañas, los pómulos de Catriona igualmente inclinados.

Con su piel blanca — muerto y el pelo en llamas, se ve ligeramente

rusa, o tártara, al igual que su madre.

—Es un poco de una ruina vieja que se desmorona, de verdad —

continúa—. La cañería es victoriana, el calentamiento es un desastre,

es horrible con las corrientes de aire.

—Mi espalda quedó terriblemente fría en la cena —admito.

Ella frunce los labios. —Apuesto a que tu frente se puso muy fría

también. Lucy estaba haciendo su mejor mirada de reina de hielo

hacia ti. Dios, ella me molesta. Me preocupa que ella tenga su gancho

hasta el momento en Cal y nunca los saque de nuevo.

Wow, tal vez no voy a tener que hacer nada de palanca para Catriona

después de todo.

—Ellos han estado saliendo por años, ¿no? —digo, inclinándome hacia

adelante para mostrar mi interés.

Catriona se inclina hacia delante, conspiratoriamente.

—En realidad, ella hizo una jugada por Dan en una etapa, pero él no

tenía ninguna. Y no creo que alguna vez se dio cuenta de Cal. Dan no

era en absoluto el tipo de tener una novia estable, todavía no, de todos

modos. Así que no había nada que hacer allí. Pero ahora que Cal

hereda… bueno, Lucy nunca va a dejarlo ir. Estoy segura de que por

eso fue después de Dan en el primer lugar.

Mis ojos se abren. — ¿Quieres decir...?

Pero no es necesario hacer la sugerencia: Catriona ahí ya, está

asintiendo con la cabeza fuera.

—Ella está enamorada de la idea de ser la dueña del Castillo de Airlie

—dice—. Apuesto a que ella bailó de alegría cuando Dan murió. ¡Dios,

lo que se transmite ella se daría! Esto lleva a pensar.

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— ¿Por qué está por aquí todo el tiempo? —pregunto—. Es casi como

si ella vive aquí.

—Lo sé. —Catriona pone los ojos en blanco—. Espantoso, ¿no? Su

padre vive en el pueblo. Tiene una bonita casa allí, pero ni la mitad no

de grandiosa como esta. Es un estilo de su país de origen, han

conseguido un gran lugar en Londres, también. Un montón de dinero,

pero no mucha clase.

Catriona suena muy parecida a mi abuela a veces, creo.

—Lucy dice que ella no se lleva bien con su madrastra —Catriona

continúa.

— ¿Ella es una perra? —pregunto.

—Bueno, de eso se trata. Ella parece perfectamente inofensiva para mí

—dice Catriona—. Creo que Lucy se inventa historias acerca de su

madrastra para obtener la simpatía de mami y Cal y darle una excusa

para estar por aquí todo el tiempo. Lo cual, como has señalado, lo es.

—Ella suspira—. Sigo diciéndome que Cal se irá a la universidad y

sembrara un poco de avena silvestre, conocerá a alguien más, no hay

nada de qué preocuparse. Pero estoy segura que Lucy le seguirá

dondequiera que vaya. Y Cal es el tipo leal, es una lástima. Es leal a

Lucy ahora, aunque estoy segura de que él puede ver la pesadilla que

ella puede ser. Quiero decir, ella ni siquiera fue invitada a la cena, y

aquí va otra vez, ¡apareciendo y simplemente esperando que Moira

coloque un lugar para ella! Mamá dice que ella siempre es bienvenida,

¡pero Lucy se comporta como si ella ya viviera aquí! Moira le odia —

añade inesperadamente.

— ¿En serio? —amplío mis ojos—. ¿Por qué es eso?

—No creo que ella sea lo suficientemente buena para Cal en absoluto.

No quiere verla manejando al Castillo Airlie… Dios, no. Moira siempre

quiso que Cal heredara, ya sabes.

—Algo me dijo —le digo.

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— ¿En serio? Debes gustarle —comenta Catriona—. Moira pensó que

Dan nunca se establecería aquí, y estoy segura de que ella tenía

razón. Dan era un auténtico playboy. Siempre prefería estar en

Londres que pegado aquí en el medio de la nada, así es como él lo vio.

Cuando mamá y papá llegaron a Londres después de que Dan murió,

Moira se reunió con ellos, al parecer, lo primero que dijo fue: —Es una

tragedia para el McAndrews, pero una bendición para el Castillo de

Airlie—. Mamá estaba tan enojada que hizo que Moira tomara el

primer tren a casa.

Me centro en la parte más importante de toda esta historia, la parte

que es una pista.

— ¿Moira estaba en Londres cuando Dan murió? —le pregunto, mis

oídos aguzando.

Catriona asiente. —Visitando a sus primos. Ellos viven allí. Pero

nunca vio a Dan. Él estaba demasiado ocupado haciendo fiestas. Y

todos sus amigos eran como Lucy, ¿sabes? Me reuní con ellos un par

de veces. Todos solo interesados en disponer de las últimas cosas

interesantes antes de que estuvieran en las revistas. Estaban en esta

total competencia por conseguir cosas primero y mostrarlas fuera en

los clubs en King’s Road. Y cuando alguien más tenía uno también,

ellos lo tiraban a cualquier persona que lo tomaría y salían a comprar

algo nuevo en su lugar. Eran completamente superficiales. Había una

chica, Plum… Dios, ella era una snob horrible. Yo la odiaba. Ella más

o menos manejaba a casi todo el grupo.

—Yo solía estar en la escuela con ella —le digo—. Ella es tan

desagradable que ni siquiera puedo decirte.

—Estoy segura. Así que puedes ver por qué no quiero que Cal se

establezca con alguien que es amigo de gente así. Ugh. Ella llenaría el

castillo con ellos e invitaría a fotógrafos de Tatler. Horrible.

Catriona hizo muecas para indicar la cantidad de las aflicciones

mentales de ella. Puedo ver lo molesto que sería. Pero no puedo verla

exactamente asesinando a Dan para evitar que trajera a Plum y ella se

instalara en el Castillo Airlie sobre una base regular, como motivos

para ir, eso es lo más débil que jamás he oído.

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¿Y Moira? ¿Moira, que estaba en Londres cuando Dan murió? ¿Podría

Moira de alguna manera haberse infiltrado en la fiesta de Nadia y

envenenado las patatas a la inglesa, en un intento de matar a Dan

para que Callum heredara el Castillo Airlie? ¿No habría sobresalido

ella como un pulgar dolorido?

Bueno, creo con aire de suficiencia, que ya he planificado la manera

perfecta para descubrir eso...

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Traducido por Jesica

Corregido por Aldebarán

s bueno que algunos jóvenes todavía estén

interesados en la historia —dice el Sr.

McAndrew sobre su hombro.

Él me conduce por una escalera de caracol

de piedra angosta, sus palabras rebotan en las paredes, haciendo que

su voz suene hueca y resonante. Hay algo honesto y farol en él que me

gusta. Se puede decir lo mucho que echa de menos a Dan por la

tensión en la mandíbula, la tristeza en sus ojos. Él realmente amaba a

su hijo.

No me importaría tener un padre como el señor McAndrew.

—Estoy haciendo historia nivel A. —Miento. Maldita sea, he dicho

tantas de ellas, estoy perdiendo la pista.

—Bueno, si estás estudiando algo que ver con las batallas y asedios,

esto debería ser muy útil —dice mientras llego a la parte superior de

la escalera.

—Wow —Miro a mi alrededor. Estamos en la parte superior de una de

las torres en las esquinas del Castillo de Airlie, la vista de los

pantanos y el mar de Irlanda más allá, es espectacular.

—Mira —El Sr. McAndrew dice, apuntando a las ventanas—. Todos

son estrechos, por lo que los arqueros podían disparar a los atacantes

sin miedo de que se dispararan a sí mismos. Sólo tenían espacio

suficiente para una ballesta y un poco de espacio para la vista de su

objetivo.

—E

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Asiento con la cabeza apreciativamente, agarrándome el estómago.

Me llené en el desayuno más que nunca, y esta escalada directamente

después me hace sentir un poco mareada. El Castillo de Airlie en

realidad tiene una habitación solo para el desayuno. Está al lado de la

cocina y tiene una gran cantidad de servidores de plata todos

alineados contra una pared, como en un hotel, si levantas las tapas

hay huevos revueltos, tocino, arenques (eww), patatas fritas y tomates

a la parrilla. Yum. Además, había tostadas, mantequilla, cinco tipos

de mermelada en la mesa, grandes jarras térmicas de café y té. A

pesar de ser muy temprano, el Sr. McAndrew había dicho que

estuviera lista a las nueve, así que bajé a las ocho y treinta y comí

tanto que apenas puedo respirar. Gran error.

— ¿Les vertían el aceite hirviendo desde aquí también? —pregunto.

Se ríe. —Imagínate llevando un tanque de aceite por las escaleras

estrechas. No, eso estaba en el nivel inmediatamente inferior. Te

mostraré.

Se dirige hacia abajo a la escalera de nuevo. Yo sigo, maldiciendo el

impulso que me llevó a hacer eso. Yo solo quería estar quieta y digerir

durante un tiempo. Oh, bueno, si el señor McAndrew va a caminar

conmigo alrededor de todo el castillo, por lo menos me ayudará a

aliviar parte de mi desayuno. . . .

Está en el pie de la escalera, mirando con entusiasmo.

—A Dan le encantaba todo acerca de los asedios —dice—. Todos los

niños lo hicieron. Ellos jugaban recreando durante días y días y a la

soga en todos sus amigos. Mira, aquí está una de las ranuras del

petróleo.

Estaba indicando el suelo de piedra del pasillo, justo debajo del

alféizar de la ventana. Miro hacia abajo y amplio mis ojos. Es una

depresión profunda con una inclinación hacia abajo, hacia la pared,

por lo que podría luchar con un gran barril de aceite caliente en su

posición y luego volcarse por lo que sus contenidos se iban inundando

abajo en el valle.

—Solía ser abierto al exterior, por supuesto —el señor McAndrew está

diciendo.

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—Así que si los invasores se encontraban en las escaleras contra la

pared, el aceite se derramaba en la cabeza. Pero estaban tapiadas

hace mucho tiempo, debido a corrientes de aire. —Él se ríe—. Dan

estaba muy decepcionado. Era un niño muy sanguinario. Gracias a

Dios que estaba cerrado todo, o él habría estado vertiendo cosas ahí

abajo todo el tiempo.

—Suena como si fuera un montón de diversión —digo.

—Oh, él era un bribón realmente. Nunca serio durante un momento,

ese era Dan.

Pienso sobre el Dan que brevemente conocía, siempre riendo y

bromeando, parecía no tener ninguna preocupación en el mundo, no

puedo evitar una sonrisa al recordarlo.

Luego pienso en esas fotos que encontré en su habitación, trofeos de

las chicas con las que había estado, mi sonrisa se desvanece.

— ¿Te gustaría ver las mazmorras? —pregunta—. Los niños solían

jugar allí mucho también. Y son bastante espectaculares, en una

especie de miedo de paso. Un montón de cuentos escabrosos acerca

de ellas.

Él se ve tan entusiasta que me es imposible decir que no.

—Me encantaría —digo—. Realmente me gustaría ver lo más posible,

en realidad.

El Sr. McAndrew me sonríe.

—Sabes —dice— he pensado en algo que estoy seguro de que te

gustará ver.

El Sr. McAndrew abre una puerta verde cubierta de filtro verde y la

sostiene para mí. Bajamos un par de tramos de escaleras de atrás y

en un pasillo empedrado. Estoy tratando de mantener un mapa del

castillo en mi cabeza, solo para tener la más remota idea de dónde

estoy, pero luego se empuja a abrir otra puerta y salimos en una

esquina de la Gran Sala. Esto me toma completamente desconcertada,

ya que ni siquiera recuerdo notar una puerta en la esquina antes. Por

lo general tengo un buen sentido de la orientación, pero el Castillo

Airlie completamente me confunde.

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—Vamos a meternos en la oficina de bienes en nuestro camino —dice

el Sr. McAndrew—. Creo que lo que encontrarás que vale la pena el

desvío.

Cruzamos la sala y pasamos por una puerta de caoba, al otro lado de

la chimenea. Más allá es una puerta más, el Sr. McAndrew mete la

mano en el bolsillo y saca un llavero.

—Nunca estoy aquí en los fines de semana —dice—. Tengo reuniones

aquí con mi agente, que es quien realmente dirige la finca, pero esta

se mantiene bajo llave fuera del horario de oficina. —Él me sonríe

mientras hojea el llavero, encuentra una llave Chubb, y abre la

puerta—. Ya verás por qué.

Empuja la puerta abierta y la sostiene para mí.

—Así que, ¿te gusta la joyería, Scarlett? —El Sr. McAndrew se ríe para

sus adentros—. Pregunta tonta, ¿verdad? Todas las chicas como

joyas.

—Um sí, supongo —digo, sin saber por qué me pregunta esto.

El Sr. McAndrew cruza la habitación y me lleva por una pintura al

óleo grande de un ciervo en la bahía, dejando al descubierto un gran

conjunto de seguro negro en la pared. Empieza a tocar el violín con la

combinación, su ancha espalda ocultando la cerradura, lo que me da

tiempo para mirar alrededor de la habitación.

Hace más frío aquí dentro, como si no se calentara en los fines de

semana. Más pinturas al óleo cuelgan de las paredes, sobre todo, que

puedo decir, aquellos que no se consideran lo suficientemente buenos

para ser colgados en las áreas más públicas de la casa. Hay un

enorme y viejo escritorio cubierto de cuero, con relieves en oro

igualmente desvanecidas alrededor de los bordes de la piel. Es tan

grande que se parece más a una mesa, con un par de sillas talladas,

una a cada lado, para que dos personas puedan sentarse y trabajar

en él cara a cara. Un espejo de marco dorado cuelga sobre la mesa, su

cristal plateado descolorido y manchado con la edad.

A mi lado hay un par de grandes cofres de madera con cajones, pero

los pechos son muy amplios y los cajones son muy estrechos.

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Me deslizo un poco y veo que está lleno de documentos y grabados

antiguos. Mis ojos se abren: si tengo que buscar a través de todos

estos cajones y leer el contenido, podría estar aquí durante días. Hay

un montón de carpetas de tarjetas de color café en la mesa, las

escaneo rápidamente. Nada parece relevante para mí, todas son

cuentas y facturas. Pero, más allá de la mesa, me doy cuenta de otra

puerta, y, tan silenciosamente como me sea posible, cruzo la

habitación y empujo abriéndola. Es un almacén sin ventanas llenas

de archivadores: por encima de ellos están incorporados en los

estantes de funcionamiento hasta el techo, repletos de cajas

etiquetadas. Esto es exactamente lo que estoy buscando.

Detrás de mí, oigo que el señor McAndrew está quitando algo de la

caja fuerte, cuando él se dio la vuelta estoy de vuelta por la recepción

de nuevo, con mi expresión más inocente en la cara. Él sostiene una

caja de cuero rojo oscuro, que supongo que a partir de lo que acabo

de decir tiene joyas en su interior. Espero que brillen cuando la abre,

las facetas de luz del diamante en huelga, sino que hay un brillo

pálido, sutil. Jadeo. Es un collar de perlas: tres líneas de enormes

perlas blancas con lo que parece una piedra de la luna en el centro

bordeado de diamantes, se sienta allí en su lecho de terciopelo negro,

brillando como la luna en el cielo nocturno.

El Sr. McAndrew, al ver mi expresión, se ríe otra vez.

—Espectacular, ¿no? —dice—. Ellas han estado en la familia por

generaciones. Son traspasados a la esposa del actual laird. Flora casi

nunca los usa, sin embargo. Tal vez para una Reunión del Norte de

vez en cuando.

Debo haber parecido en blanco, porque añade:

—Este es un baile con Danzas Highland, sobre todo. Toneladas de

diversión y muy buen ejercicio, estás saltando por toda la noche. Los

tenemos aquí a veces, en el salón de baile.

Una expresión de tristeza tal momentáneamente se asienta en la cara,

que yo sepa, sin que se lo dijeran, que piensa que si Dan todavía

estuviera vivo, estarían teniendo un baile por su cumpleaños y el de

Callum.

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Suspira, como si estuviera empujando la idea lejos de él y dice:

—La esposa de Callum los heredará algún día. Espero que vaya a

usarlos más de lo que Flora lo hace. Flora piensa que son demasiado

grandes para ella… ella es de huesos muy finos. Y Catriona tiene la

misma estructura, por lo que nunca ha cuidado de ellos tampoco.

Deberíamos guardarlos de nuevo, supongo. Las perlas se deberían

usar, ya sabes.

—Mi abuela dice eso —dije, contenta de que tener algo que aportar al

tema—. Ella casi nunca se quita las suyas. Ella dice que necesitan el

aceite en su piel para mantenerse brillantes.

—Buena chica —dice el Sr. McAndrew, sonriendo hacia mí—. Me

alegra ver que algunos miembros de la generación más joven saben

sobre el cuidado de las cosas bellas. Lucy siempre está detrás de mí

para pedir las perlas de una Reunión del Norte, pero lamentablemente

tengo que decir que no. Cuestan mucho para asegurar, estamos

cubiertos solamente si un miembro de la familia los está usando.

¿Quieres probarlas?

Sin palabras, solo puedo asentir. Coge la hebra triple de perlas, viene

detrás de mí, las coloca alrededor de mi cuello, haciendo clic en el

corchete cerrado en mi nuca.

— ¡Pesan mucho! —exclamo imprudentemente. Se siente como una

libra de peso alrededor de mi cuello, frío y pesado y suave como la

seda. Me observo a mí misma en el espejo que cuelga sobre el

escritorio, ampliando mis ojos. A pesar de que llevo un suéter y jeans,

sin maquillaje, las perlas me transforman. Mis ojos son grandes y

oscuros y luminosos, mi piel, pálida por la falta de sol, brilla en la luz

reflejada de las perlas, mi pelo, apilado en la parte superior de mi

cabeza con un clip de plata grande, casi parece, en el deslucido vidrio

del espejo, como si se trata de un buen estilo, como si yo hubiera

tenido mi cabello arriba para que pudiera ir a un baile.

Mi mano se levanta para tocar el collar. No puedo creer lo mágico que

es. De un solo golpe, me hizo hermosa.

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—Te ves muy bonita, Scarlett —dice el Sr. McAndrew con brusquedad.

—Mi abuela dice que debes usar las perlas cercanas a la cara —digo—

porque son muy halagadoras.

Él se ríe. —Mi madre solía decir la misma cosa —dice— pero lo que

quería decir era que te hacen lucir más joven. No es algo que está en

necesidad de este momento. —Él me sonríe—. Bien, será mejor que

las tome de ti antes de que te acostumbres demasiado a ellas.

¡No! Grito en el interior. ¡No quiero dejarlas ir! Pero permanezco allí a

regañadientes mientras el señor McAndrew deshace el broche. Las

perlas se deslizan lentamente de mi cuello, pesadas y resbaladizas,

como si no me quisieran dejar ir tampoco.

—Hay una tiara que hace juego, también —añade, enrollando

cuidadosamente las perlas de regreso a su nido de terciopelo. Al ver

mi expresión, se echa a reír—. ¡Cierra la boca, jovencita, o atraparás

moscas en ella!

Veo en el espejo lo que él quiere decir… estoy boquiabierta ante la

idea de mí misma usando el collar y coronado con una tiara de perlas.

Me vería como una princesa. O Audrey Hepburn en My Fair Lady. Pero

aunque las perlas son increíblemente distractoras, los engranajes de

mi cerebro siguen girando, la elaboración de lo que tengo que hacer

para conseguir el acceso a los archivadores…

—Las mujeres y las joyas… es como una droga, ¿no es así? —bromea

el Sr. McAndrew, tomando la caja de la joyería de nuevo a la caja

fuerte. Tan pronto como se da la vuelta, mi mano sale como una

flecha, rompiendo una tira de tarjeta en una de las tapas de carpetas

de tarjetas, eligiendo una en la parte inferior para que nadie se dé

cuenta enseguida de que está rota.

El Sr. McAndrew cierra la puerta y gira el cierre de bloqueo.

—Incluso las chicas jóvenes —continúa— llevadas a un museo y

caminaran directamente pasando cada exposición y otra para arrullar

y cacarear sobre las cosas brillantes.

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Está bien, se está burlando de mí, pero es en una buena manera. Se

siente un poco como algo que tu padre diría en broma. Me gusta

bastante. Nadie me habla así. Y mientras él lo hace, estoy doblando

rápidamente la tira de cartulina de ida y vuelta sobre sí misma, por lo

que es una tira doblada de pliegues de acordeón.

Cuelga la foto de nuevo sobre el seguro y se vuelve hacia mí. Palpo de

la hoja doblada de la tarjeta en la mano derecha.

—Bueno, no hay nada más que ver aquí —dice—. Solo documentos

aburridos ¿Quieres ver las mazmorras ahora?

—Oh, sí —digo con entusiasmo, siguiéndolo hasta la puerta. Como de

costumbre, la sostiene para mí. Empiezo a pasar por ella, luego me

detengo y exclamo:

—Oh, ¿tienes un gato? Me gustan los gatos.

— ¿Un gato? no —dice el Sr. McAndrew, desconcertado.

Señalo por el pasillo.

—Estoy segura de que vi algo moverse por allí... No pudo haber sido

una rata, ¿verdad?

Como esperaba, este instantáneamente galvaniza al Sr. McAndrew. Se

dispara a andar por el pasillo, dejando caer la puerta contra mí,

cuando lo hace tomo la hoja doblada y la presiono en la lengüeta de la

cerradura de la puerta de modo que los pliegues se abren un poco,

creando una especie de básico primavera. Entonces alivia la puerta

cerrada, rogando desesperadamente que este truco, que he leído en

un libro hace años, en realidad vaya a funcionar. Es muy afortunado

para mí que esta sea una cerradura de resorte, en lugar del tipo Yale,

donde la lengua de metal se desliza hacia atrás y hacia adelante

cuando la llave se da la vuelta.

—Aquí no hay nada que yo pueda ver —dice el Sr. McAndrew, de

regreso por el pasillo—. ¿Estás segura de que viste algo, Scarlett?

—Creo que lo hice —digo, frunciendo la frente— pero tal vez era solo

una sombra.

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— ¡Dios, espero que sí! —dice alegremente—. Siempre hay una

preocupación por las ratas aquí, con el foso, ya sabes. Realmente,

deberíamos tener gatos, o un par de gran terriers, son geniales para

delatar, ya sabes, pero Flora no puede soportar los animales

pequeños. Gracioso, ella es más feliz en un caballo, pero no puede

soportar algo más pequeño. Muy extraño. Cerraste la puerta, ¿verdad?

Buena chica. Bien, a la derecha las mazmorras. Y esperemos que no

veamos ninguna rata ahí abajo. Tenemos a la gente de control de

plagas sobre una base regular, pero nunca es una garantía al cien por

cien…

Se pone en marcha por el pasillo, sin dejar de hablar, yo le sigo,

echando un vistazo por encima del hombro a la puerta del despacho.

Solo espero que la pieza de la tarjeta funcionara, que la lengua de la

cerradura esté realmente detenida por la tarjeta para que no pueda

deslizarse hacia adelante y fije la puerta cerrada. Porque si la tarjeta

no ha funcionado, la puerta está bloqueada, no solo no voy a ser

capaz de volver a entrar, pero el señor McAndrew o su agente van a

darse cuenta de lo que traté de hacer en el momento de abrir la

puerta de nuevo y que el trozo de cartón caiga al suelo a sus pies.

No vemos u oímos ninguna rata en las mazmorras, gracias a Dios,

porque son lo suficientemente horrible sin ellas. Húmedo y con eco y

muy oscuro, ya que el foso circula todo el camino alrededor del

castillo, no hay ningún lugar que la ocasional parrilla se podría

colocar en la tierra para dar un poco de luz natural. Hay electricidad

improvisada por aquí, pero es bastante débil, hay sombras de miedo

por todas partes. Solo puedo agradecer que el señor McAndrew no sea

el tipo de persona que piensa que es gracioso ocultarse y luego saltar

sobre mí, porque creo que realmente me haría pis del miedo si alguien

fuera tan desagradable como para hacer eso aquí.

—No puedo imaginarme jugando aquí de niña —le confieso, mirando a

mi alrededor en las paredes de piedra y las losas de piedra muy

erosionadas bajo nuestros pies, húmedas y desgastada por siglos de

uso, probablemente por pobres prisioneros que dejaron morir de

hambre aquí—. ¿No estaban ellos asustados todo el tiempo?

Se ríe.

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—Creo que Catriona las utilizaba para dar a los chicos un mal rato

cuando eran más pequeños —dice—. Sabía traerlos hasta aquí para

jugar al escondite. Ya sabes, cuando eres pequeño, ser unos pocos

años mayor es una gran ventaja. Ella los dominaba sin piedad.

Esto nos lleva perfectamente a lo que realmente quiero preguntar

acerca de: sus personajes.

— ¿Cómo eran cuando estaban pequeños? —pregunto a medida que

caminamos pasado una serie de celdas de piedra.

—Bueno, Catriona era una exploradora real —dice el Sr. McAndrew—.

Ella debía conocer cada centímetro del lugar tan bien que podía

extraer de la memoria. No me sorprendió que creciera para querer ser

arquitecto.

—Ella parece interesada en la modernización de Castillo de Airlie —

ofrezco como voluntariamente, recordando de Catriona los

comentarios acerca de la calefacción y las corrientes de aire.

—Ouch bueno —dice el señor McAndrew con una sonrisa— es joven y

entusiasta, bendita sea. Pero no es ella la que va a decidir. Las niñas

se casan y se van, Scarlett. Esa es la forma de la misma. Son los

hombres los que heredan. Siempre ha estado aquí, siempre lo será.

No puedo evitar erizarme.

—Yo voy a heredar Wakefield Hall —digo con firmeza—. Realmente no

sé qué voy a hacer con él, pero sé que no me voy a casar e irme.

Él me sonríe.

—Wakefield Hall no puede ser implicado, entonces —dice—. El

Castillo Airlie pasa por la línea masculina. Así que siempre hay un

McAndrew en el Castillo de Airlie. Y ahora será Callum. Le encanta el

Castillo Airlie tanto como a Cat, pero para él es más acerca de la

historia, la tierra. Preservar el legado McAndrew. Dan… —él

suspira—. Bueno, Dan era en realidad el menos interesado en el

castillo. Tal vez fue porque él sabía que iba a heredar un día, él lo

daba por sentado un poco, tal vez. Me gustaba pensar que iría a

Londres, sembraría su avena salvaje, volvería a instalarse aquí.

Conocería a una chica local agradable, formaría una familia.

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Se aclara la garganta y mira su reloj.

— ¡Dios mío, son casi las once! Es el servicio de la mañana. ¿Eres un

feligrés, Scarlett?

—No realmente —lo admito.

—Eso está bien. Flora está esperando por mí, sin embargo. Se ha

convertido en mucho más observadora acerca de la iglesia desde

entonces… —se aclara la garganta—. Bueno, de todos modos. Tengo

que irme.

Nos abrimos paso a través de las entrañas del castillo, emergiendo

cerca de la puerta principal. Al acercarnos, veo a la Sra. McAndrew de

pie justo fuera de ella, en el puente levadizo, mirando su reloj.

—Lo siento, cariño —dice su marido, caminando hacia ella y la besó

en la mejilla.

—Vamos a llegar tarde —ella se preocupa. Sus ojos parecen

extrañamente fuera de foco, me doy cuenta, su voz es un poco

tambaleante.

—No te preocupes —su marido dice bruscamente, sin parecer darse

cuenta de que ella está en un estado extraño—. El vicario esperará

por nosotros. ¿No acabamos de dar una gran donación para

reconstruir el campanario?

Él extiende su brazo hacia ella, ella se inclina sobre él, y caminan a

través del puente levadizo. Doy un par de pasos hacia el puente

levadizo también, a las afueras de las puertas de madera grandes, me

quedo viéndolos cruzar el foso y caminar por el camino a la cochera.

El viento agita el agua del foso, da vueltas un poco a los cimientos del

castillo. Me quedo allí hasta que el Land Rover sale a través del arco

de piedra y lejos por el camino.

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Espero hasta que ha desaparecido en la arboleda en la que alguien me

disparó ayer por la tarde, espero cinco minutos más después de eso,

solo para estar segura de que ninguno de ellos ha olvidado nada y

tiene que volver corriendo por ello, escuchando el traqueteo del motor

del jeep viejo se va desvaneciendo, hasta que no queda nada solo los

sonidos del agua que se mueve suavemente por debajo de mí, la brisa

levanta las hojas de los árboles.

Y entonces me doy vuelta y entro en el castillo una vez más.

Estoy tan nerviosa que me pierdo por lo menos dos veces tratando de

encontrar el Gran Comedor de nuevo, a pesar de que debería haber

sido muy fácil por ahora. Pero una vez que lo alcance, la puerta que

da al pasillo de la oficina es inconfundible. Me deslizo a través de ella

y encuentro la puerta de la oficina principal. Con el corazón

desbocado, empujo en ella, suavemente al principio, y luego, cuando

no cede, mucho más fuerte.

La puerta se desliza abierta. Estoy dentro.

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Traducido por Mayte008 Corregido por Maia8 Dracanea

erré la puerta detrás de mí, asegurándome de que no

quedara abierta y después salí corriendo a través de la

habitación y hasta el almacén. Los estantes recorrían todo

el camino alrededor de la sala, a la derecha hasta el techo y

por encima de los archiveros con viejas cajas de cartón apiladas aquí

y allá, con pilas polvorientas de libros antiguos. Que Dios me ayude

si el copia fiel es uno de estos, porque nunca lo encontraría.

La mayoría de las etiquetas de las cajas son incomprensibles para mí,

pero las escaneo de forma secuencial, en busca de algo que sobresalga

y entonces a mitad del alfabeto, me encuentro con LEGALES, mi

corazón da saltos. Saco el cajón y empiezo a rebuscar entre las

categorías. Lamentablemente, parece lleno de cartas sin fin, del

abogado de los McAndrews al procurador, acerca de los fideicomisos,

codicilos, declaraciones catastrales y un montón de cosas que no

entiendo y espero realmente que no tengan secretos, ya que soy

incapaz de comprenderlos.

Pero con el tiempo me encuentro con una sección marcada como FIEL

/ ESCRITURA DE FIDEICOMISO y saco la carpeta con entusiasmo,

llevándola hasta la mesa principal en la oficina y la abro, con cuidado

de no alterar el orden de los diversos documentos que contiene.

Una vez más, hay un montón de cartas con la firma de abogados, con

el papel cada vez más amarillo por el tiempo, con fechas que cada vez

son más y más antiguas, la clara impresión de una computadora

cediendo a los saltos secos de mecanografía.

A pesar de que entrecierro los ojos obedientemente a cada uno, no

puedo ver que tengan alguna relación con la cuestión fundamental, de

C

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230

cómo la herencia del Castillo Airlie funciona. Miro mi reloj.

¡Dios, me he pasado media hora aquí ya! ¿Cómo pude usar tanto

tiempo? ¿Y cuánto dura un servicio en la iglesia?

Probablemente una hora, creo. Agrego un mínimo de diez minutos,

por cada lado de la unidad para llegar a la Villa Airlie y todavía tengo

un poco de tiempo. Pero toma fuera otros diez minutos esperar al jeep

desaparecer y luego hacer mi camino hacia aquí, y quitar otros diez

minutos para apartar todo y llegar lo suficientemente lejos de la

oficina, para no plantear sospechas y eso quiere decir que sólo tengo

media hora aquí. Y ya he tenido treinta minutos, se han pasado

volando y en ellos no he encontrado nada de utilidad cuales quiera...

Con los dedos temblorosos por la prisa, hojeo el resto de la carpeta,

esperando desesperadamente encontrar lo que necesito. Y ahí está,

justo en la parte de atrás de un sobre de plástico, escrito a

mecanografía vieja y tambaleante, fechado el 20 de abril de 1924 y

titulado:

COPIAR FIEL / ESCRITURA DE FIDEICOMISO, PARA CASTLE

AIRLIE, AYRSHIRE PREPARADO PARA LORD MCANDREW BAJO

SU REQUERIMIENTO.

Lord, lo sé, es el título del señor McAndrew. Es como lord, en Escocia

y esto significa que eres dueño de una finca. Y como lord, que ha

pasado de generación en generación. Cuando el Sr. McAndrew muera,

Callum será el próximo Lord McAndrew.

Leo todo el COPIA FIEL, son sólo tres páginas, pero la redacción legal

es increíblemente densa y complicada. Luego comienzo y escaneo a

través de él de nuevo. Estoy sólo en la segunda lectura cuando llego a

la parte crucial y leo la frase por lo menos tres veces, antes de que

entienda plenamente lo que significa. Es muy larga, al igual que todas

las oraciones legales en documentos, parece ser.

Mi cerebro está tan concentrado que se siente torcido en un puño

diminuto. No creo que haya trabajado tan duro en nada en toda mi

vida.

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El Castillo Airlie y su tierra y el dominio, serán entregados

PARA EL USO del presente Lord McAndrew durante su vida, sin

impugnación por tiempo; con el resto PARA EL USO del

primogénito y cada uno de los hijos de Lord McAndrew de

acuerdo a la antigüedad y género masculino de cada hijo; con

disposición, sin embargo, de que si dichos herederos varones, no

alcanzan la mayoría de edad, que para los efectos del presente,

implica que será definida como la edad de dieciocho años, la

finca antes mencionada pasará con el resto, a ser USADA por la

primer hija de los Lores McAndrew en función de su antigüedad

y los herederos en el nombre de cada hija, con la condición de

que tales herederos tomarán el nombre McAndrew para heredar.

Mi corazón late con fuerza, con lo que creo que he descubierto. Pero

es tal la formulación retorcida, que no puedo confiar completamente

en mi propio juicio. Tengo una pluma y un pedazo de papel en el

escritorio y copio la frase, lentamente, minuciosamente, con una doble

y triple comprobación, para asegurarme de que he transcrito cada

palabra, cada oración, exactamente en el orden correcto.

Y justo en ese momento, oigo a alguien fuera de la puerta.

Me congelo en mi posición, con la pluma en mi mano, como si

estuviera jugando un juego de estatuas musicales yo sola. Mis oídos

se agudizan, desesperadamente tratando de escuchar si la persona

fuera está de paso, porque espero eso fervientemente, o si está a

punto de entrar, lo que sería el peor de los escenarios posibles.

Durante unos treinta segundos, hay un completo silencio. Pero

podría haber jurado que oí pasos silenciosos sobre las losas de piedra

del pasillo, deteniéndose fuera de la puerta de la oficina. Miro a mí

alrededor, de forma rápida evaluando los posibles lugares para

esconderme. Detrás de una puerta, siempre es bueno, pero puedo ver

desde aquí las dos puertas y las dos se abren al ras de la pared, lo

que significa que no habrá ningún espacio detrás de ellas para

meterme. Meto la pluma en el bolsillo, cierro la carpeta tan

silenciosamente como me es posible, preparándome para moverme si

tengo que hacerlo.

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El silencio sigue siendo total. Estoy empezando a respirar de nuevo

cuando llega el sonido más ominoso, en estas circunstancias, que

pudiera oír.

Es una llave que se inserta en la cerradura.

Me muevo tan rápido que probablemente dejo un rastro de vapor en

mi movimiento. Cuando se abre la puerta, estoy hecha un ovillo en el

mejor escondite que puedo encontrar.

No puedo ver nada más que una pequeña pieza de mucho polvo y

telarañas en la pared. No hay manera de que pueda girar la cabeza lo

suficiente para ver quién acaba de entrar en la oficina. Y dado el

caso, aprieto los ojos cerrados y rezo para que no me vean.

Oigo pasos, de una suela de goma, que podrían ser de cualquiera.

Espero que sea alguien que acaba de llegar y consiga algo que

necesita, lo que significaría que habrían de agarrarlo y salir

inmediatamente.

Aunque, en un fin de semana, con el señor y la señora McAndrew en

la iglesia, no puedo imaginar quién podría ser. . . .

Los pasos caminan lentamente alrededor de la oficina. Oigo una silla

que se mueve, lo que probablemente significa que él que ha venido,

busca debajo de la mesa. Estoy increíblemente agradecida de que no

decidiese ir allí, porque esa fue mi primera idea.

No hay otro lugar para esconderse en la oficina principal. Los pasos se

acercan ahora, vienen a través de la sala de presentación. La puerta

se abre, contra la pared, como si estuvieran comprobando que no

hubiera nadie escondido detrás de ella.

El polvo llega a dónde estoy escondida, se está levantando a mis fosas

nasales. El interior de mi nariz tiene picazón. Estoy luchando contra

un poderoso impulso de estornudar.

A continuación, los pasos se detienen y hacen una especie de crujido

sordo, lo que me indica que su dueño está de pie en medio de la sala,

volviéndose, examinándola.

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Yo engrapo mis labios y contengo la respiración. Si no respiro, no

puedo estornudar. Realmente espero que sea cierto. Mi pecho palpita

por el esfuerzo de controlar la picazón en la nariz, que por ahora se ha

vuelto tan poderosa que se siente como que podría explotar en

cualquier minuto.

Por un breve segundo lugar, me pregunto quién está de pie tan cerca

de mí, tan cerca que tal vez podría incluso dar un paso más y

extender la mano y tocarme y entonces el pensamiento me hace

entrar en pánico, por lo mucho que me aprieto tan fuerte, estoy

apretando todo mi cuerpo en este momento, luchando contra el

impulso de estornudar con todo lo que tengo.

Oigo pasos otra vez. Mi corazón salta en mi pecho con miedo. Y

entonces me doy cuenta de que están retrocediendo. Se mueven de

nuevo a la oficina otra vez. Todavía no estoy fuera de peligro: si

estornudo ahora, todavía me escucharía. Hago un trago enorme, de

saliva, lo que parece que ayuda.

Y entonces escucho la puerta de la oficina cerrarse de nuevo,

poniendo el seguro, haciendo clic en su lugar.

Mi mano derecha está apretada debajo de mi pecho y tomo el riesgo de

retorcerme hacia arriba, hasta llegar a mi cara, así mi dedo índice y el

pulgar pueden sujetar el puente de mi nariz. Lo aprieto con tanta

fuerza que trae lágrimas a mis ojos, pero el dolor parece detener

cualquier impulso de estornudar.

No me muevo por lo menos durante cinco minutos. Quien acaba de

llegar aquí, todavía podría estar en el interior: podría haber cerrado la

puerta, para hacerme creer que era seguro salir desde mi escondite. O

podría estar esperando en el otro lado de la puerta, para ver si oía

ningún movimiento en el interior de la oficina.

Cierro los ojos y trato de ir a Zen, haciendo caso omiso de los gritos de

mis músculos acalambrados y el dolor de mi nariz. Respiro

lentamente, suavemente, tomando pequeños sorbos de aire a través

de mis labios, luchando contra el impulso de toser cuando las

partículas de polvo gotean en mi boca.

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Lo intento, en realidad, para relajarme lo más posible, porque sé por

la gimnasia, que es mucho más fácil de sostener una posición, cuando

te relajas en ella, que cuando estás tenso. Finjo que me estoy

durmiendo.

No sé cuánto tiempo esperar. El tiempo suficiente para asegurarme de

que no hay nadie en la habitación conmigo: Estoy segura de no haber

oído movimiento por ahora. Lo suficiente como para correr el riesgo de

que cualquier persona de pie fuera de la puerta escuchando ha

decidido que se trataba de una falsa alarma y se ha ido.

Poco a poco, dolorosamente, me relajo. Mis pies se han dormido, lo

que no es bueno, porque los necesito para estirar. Me las arreglo para

extender mis piernas un poco, a lo largo del estante y girar los tobillos

en círculos, haciendo una mueca ante la sensación, hasta que creo

que es seguro poner mi peso sobre ellas. Entonces las muevo hacia el

aire, las bajo y agarro el borde de la plataforma con mis manos, más

abajo, caminando por los bordes de los estantes debajo de mí, como si

fueran los peldaños de una escalera.

Gracias a Dios, quien creó estos estantes era un buen carpintero.

Cuando estaba entrando en pánico en la oficina, el único escondite en

el que podía pensar en que podría tener alguna oportunidad de no ser

capturada, fue agarrar el estante más alto en el rincón más oscuro de

la sala de presentación, llegar tan rápido como pudiera y hacerme

una bola, bajo el techo, esperando que a nadie se le ocurriría mirar

tan alto.

La gente en general no lo hace, en mi experiencia. Siempre es mejor

ocultarte en lo superior que en la inferior. Son mucho más propensos

a mirar debajo de los escritorios, que en el estante superior de una

alacena.

Puedo recuperar la carpeta de dónde la escondí, bajo una vieja caja de

cartón. Saco el trozo de papel en el que he copiado lo que creo que es

la frase crucial, lo doblo, y lo pongo en mi bolsillo. Luego, tan

silenciosamente como puedo, abro el cajón D—H del archivador

marcado como LEGAL y vuelvo a insertar la carpeta en el lugar

correcto. Cierro el cajón y voy en silencio por la sala de presentación,

en la oficina, hacia la puerta.

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Y entonces estoy esperando, escuchando, durante un par de minutos,

antes de que me atreva a girar la perilla de la cerradura y abrir la

puerta.

Estoy conteniendo la respiración. Mi pulso late con fuerza, tatuado

con fuerza en el hueco de mi garganta.

No hay nadie allí.

Literalmente, me hundo de alivio. Mis rodillas chocan por un

momento, me siento tan tambaleante como un cachorrito, dando sus

primeros pasos. Y entonces me repongo y echó a andar por el pasillo,

no de nuevo al Gran Salón, por si acaso alguien está sentado en un

sofá, leyendo una revista allí, a la espera de ver si alguien sale por la

puerta que lleva a la oficina. Voy en la dirección contraria, sin idea de

a dónde podría llevarme este pasillo y no me preocupa tanto tampoco.

Tiene que ir a alguna parte, después de todo. Voy a seguirlo y

encontrar la salida del Castillo de Airlie.

Después de todo por lo que he pasado, encontrar la salida no puede

ser un gran reto, ¿no?

Tengo unos agonizantes veinte minutos esperando detrás de los

establos, antes de que Taylor finalmente aparezca en su bicicleta. Ella

jadea, con las mejillas encendidas, su nariz sudorosa, lo que significa

que estaba realmente abatida: Taylor está en tan buena forma que

sólo muestra signos de esfuerzo físico real cuando ha ido mucho más

allá de lo que la mayoría de la gente consideraría un ejercicio normal.

— ¿Qué es eso? —jadea, balanceando una pierna de la bici, y

poniéndola fuera de ella, apoyándola contra la pared del establo en

un sólo movimiento practicado. Le entrego mi transcripción.

—Lo copié del archivo —explico.

— ¿Qué es lo que dice?

—Léelo y dime lo que piensas. Quiero asegurarme de que lo hice bien.

No necesita tanto tiempo, para que Taylor absorba su significado. Ella

tiene un cerebro como una trampa de acero.

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—Oh Dios mío —dice ella, levantando la cabeza del papel—. Esto es

horrible. —Asiento con la cabeza con tristeza.

—Si no hubiera herederos varones, o mueren antes de cumplir los

dieciocho años, una hija puede heredar —digo.

—Es una laguna, de verdad. Y luego continúa a través de sus hijos,

pero tienen que tomar el apellido McAndrew. Así que siempre hay un

McAndrew en el Castillo de Airlie —agrego, recordando mi

conversación con el señor McAndrew en las mazmorras.

— ¿Así que una hija no puede heredar de otra manera? —Niego con la

cabeza.

—Revisé el resto del documento. Parecía que la propiedad sólo se

transmite a través de la línea masculina, al pariente próximo. Eso

significa que sus hijos no podían heredar tampoco.

—Sexista —dice Taylor con enojo—. ¿No es Catriona la mayor?

—Sí.

— ¡Por lo tanto, debe ser ella quien hereda! —niego con la cabeza.

—Se la salta y va a los chicos.

—A menos que se mueran antes de alcanzar la mayoría de edad —dice

Taylor, leyendo el escrito—. Me pregunto por qué ponerlo en el

documento.

—Tal vez, cuando lo redactaron, sólo había hijos, pero todos estaban

enfermos —sugiero, después de haber tenido algo de tiempo para

pensarlo—.Ya sabes, propensos a morir jóvenes. Había un montón de

mortalidad infantil en aquellos días, creo que más niños murieron

jóvenes que los que llegaron a la edad adulta. Y ellos tenían miedo de

que no hubiera nadie en su familia para heredar el castillo. Así que

querían asegurarse de que si todos los hijos jóvenes morían, tendría

que pasar a una de sus hermanas, en vez de salir a la familia

inmediata de un primo lejano.

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—Es tan buena como cualquier otra teoría —dice Taylor, encogiéndose

de hombros—. ¿Y dónde está Callum?

—No lo sé.

—Bueno, tenemos que encontrarlo. —Es la primera vez que he oído

nunca una nota de pánico en la voz de Taylor.

—Es su cumpleaños pasado mañana, ¿verdad?

—Sí, pero, ¿cómo puedo enfrentarlo y decirle lo que pensamos? ¡No

tengo pruebas! No puedo comenzar a lanzar acusaciones a su

alrededor. Y si nadie me cree, podría ser realmente peligroso.

La cara de Taylor cae.

—Tienes razón.

—Creo que conozco una forma. Además de esto, por supuesto. —Toco

en el pedazo de papel—. Ayer por la tarde, llamé a Nadia.

— ¿Qué hiciste qué?

—Quería saber quién estaba en la fiesta cuando Dan murió. —Taylor

se encoge de hombros.

— ¿Y? Ella no pudo haberlo visto a todos.

Ella mueve el papel hacia mí.

—Tienen cámaras de seguridad en el pasillo en la casa de Nadia —

digo—. Arriba de las escaleras, en las afueras del ascensor. —Taylor

inmediatamente se repone.

— ¿Crees que gravaron todo esto?

—Está todo computarizado. Los archivos de seguridad lo respaldan. Al

parecer lo guardan durante un año. Tienen toneladas de respaldos y

los padres de Nadia son realmente paranoicos. Eso es lo que ella me

dijo. Además, dijo que cree que significa que no puede llevar más

chicos, porque ellos se darían cuenta.

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—Bueno, eso es bastante tonto —comenta Taylor.

—Exactamente. Ella sólo va a lugares que tienen chicos. Pero de todos

modos, dijo que miraría las copias de seguridad y quiero saber si

alguien de las fotos que le envié se muestra ahí.

— ¿Qué fotos?

Yo muevo mi teléfono.

—Tomé fotos de todo el mundo. ¿Inteligente o qué?

—Bien pensado —dice Taylor con respeto—. ¿Le dijiste que habíamos

eliminado el video de ella vomitando? —Ahora es mi turno de

encogerme de hombros.

— ¿Cuál es el punto? Ella no nos creería. Nadie confía en nadie.

Básicamente, hasta que consiga algo de mí o de ti, tenemos la

ventaja. Podemos hacer que Nadia nos favorezca, siempre y cuando

nosotros la empujemos.

—Será mejor que nos baste, con que ella no consiga algo de nosotros

—dice Taylor con gravedad.

Hago una mueca. No es un pensamiento agradable.

—Debes llamarla ahora —indica Taylor—. Dile que lo consiga, si no lo

ha hecho ya.

— ¿Yo? —Ella me mira—. ¿Qué hay de ti? ¿Qué vas a hacer?

—Voy a volver al castillo —digo—. Tengo una idea sobre algo que

podría encontrar en la habitación de Catriona.

—Ten cuidado, Scarlett —me advierte Taylor— Dan ya ha sido

asesinado y te han disparado. Esto se está poniendo peligroso.

Ella tiene razón.

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Pero el testamento no es suficiente. Es solamente un motivo, no una

prueba.

Y pruebas es lo que necesitamos desesperadamente en estos

momentos.

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Traducción mayte008

Corregido por Dracanea

e escapo de nuevo dentro del Castillo Airlie, a través de la

puerta de la despensa y hasta las escaleras traseras.

Puedo oír a Moira, con las cacerolas de la cocina hacer

ruido alrededor, pero me las arreglo para evitarla y

regreso a las escaleras de servicio que están cubiertas con una vieja

alfombra esponjosa que amortigua mis pasos. Llego al segundo piso

sin tropezar con nadie y con cautela empujo la puerta que lleva al

pasillo principal.

Cruje abriéndose suavemente y me deslizo a través de ella, fácilmente

entrando en el lugar. Todavía no hay nadie: la casa se siente

extrañamente desierta. Me pego por el pasillo hasta el otro extremo,

hasta donde se encuentra la habitación de Catriona. Doy varios golpes

en la puerta y no obtengo respuesta. Doy vuelta a la manija y entro,

sin querer llamo por su nombre a Catriona, en caso de que ella este

cerca y alertar en su atención.

Ella no está allí. Cierro la puerta sin hacer ruido y corro por la

habitación, lanzándome hacia el enorme armario antiguo abierto de

Catriona, que es casi tan grande como toda mi habitación con la tía

Gwen. Ella me mostró su contenido brevemente ayer por la tarde, pero

no tuve una mirada cercana a nada, sólo lo suficiente para admirar

los bastidores de calzado, construidos a un lado, las barandillas de

ropas largas y los estantes en el otro lado con los bolsos y otros

accesorios cuidadosamente dispuestos.

Catriona en realidad no tiene muchas cosas, no como Lucy, quien

apuesto que sus cajones rebosan y sus armarios están repletos con

M

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241

equipo de diseño. Así que es fácil encontrar lo que estoy buscando en

los estantes de bolsos.

Ahí está: una bolsa de Marc Jacobs, de piel castaña, con una gran

hebilla de edición limitada, con MJ en ella en forma de barril, con dos

correas laterales grandes.

La saco y revuelvo su interior. No estaba realmente esperando

encontrar el EpiPen de Dan en su interior y por supuesto, no estaba

ahí. Pero hay otras cosas. Una barra de labios. Algunas mentas para

refrescar el aliento. Una fractura pendiente. Un pequeño mapa

doblado de Londres A—Z. Una postal de alguien llamado Fitz, un

envió de sus vacaciones en Cerdeña. Un libro de bolsillo llamado El

Manantial, con un pedazo de papel doblado, que sirve como un

marcador. Abro el libro y saco el papel, sólo para estar completamente

segura.

En él está escrito:

Cat — ¿quieres esta bolsa? la perra de Plum, acaba de

comprarla también. ¡Sólo la he tenido dos semanas! ¡Dios, la

odio! consérvala si quieres o sólo la das a la tienda de caridad,

en Airlie, a mí no me importa.

Tan cabreada.

Luce x x

Giro el papel. Es un recibo para un facial del salón donde Lucy se lo

había hecho, en el que está escrito la fecha de su tratamiento. Hago

un cálculo rápido como un rayo: casi un mes antes de la muerte de

Dan. No me puedo imaginar a Lucy, manteniendo recibos viejos, por

ninguna cantidad de tiempo sólo lo ponía de patitas en la calle y no

los ordenaba en sus bolsillos.

Así que debe haber escrito esta nota, poco después de la fecha en el

recibo. Lo que significa que ella le dio la bolsa a Catriona, semanas

antes de la noche de la fiesta de Nadia.

Reconstruí la cronología.

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242

Lucy compró la bolsa y sin duda se la mostró de vuelta a todo el

mundo, emocionada por tener la más reciente edición limitada,

publicada en todas las revistas de bolsas.

Se habría dado cuenta al instante, de que Lucy era la dueña de: la

última Marc Jacobs, incluso sin que nos dijeran: Lizzie tiene una

memoria enciclopédica de trivial de moda.

Pero entonces Plum logró obtener uno también y eso hizo que Lucy se

pusiera tan furiosa, que le dio la bolsa a Catriona, en lugar de tener la

misma como Plum.

(Lucy, debe estar absolutamente llena, porque esta bolsa, debe haber

costado una fortuna y apenas si se ha utilizado, podría haberla

vendido en eBay y conseguir la mayor parte de lo que pagó por ella.)

Así, en la noche de la fiesta de Nadia, la bolsa estaba en posesión de

Catriona. Doy vuelta a la bolsa por encima y la examino. Es de un

color castaño oscuro, brillante y pulido, su solapa decorada con los

postes de oro. Tiene unos botones como tacos debajo también, por lo

que no recibe el sucio, cuando lo pones abajo: los tacos tocan la

superficie no la bolsa, así cuando la usas no tocas lo sucio. Así que la

parte inferior es lisa y sin manchas.

Pero no puedo decir lo mismo de la parte posterior de la bolsa. Hay

que mirarla de cerca para verlo, porque la mancha es pequeña y débil

y no mucho más oscura, que el color marrón del cuero, pero sin duda

existe. Ha penetrado en la piel lo suficiente, para que yo la vea ahora.

Puse mis dedos en el interior en el revestimiento de la bolsa. Es de un

material de color beige pálido, pero cuando muevo mi mano, hasta el

lugar donde se tiñe la piel exterior y tira el forro, puedo ver que hay

una gran mancha en ella. Se ve grasoso.

Hay algún residuo blanco a su alrededor, como si alguien intentara

sin éxito limpiarlo. Puse mi nariz para olfatear y aunque no hay olor,

no esperaba uno de hace seis meses, pero pensé que debía intentarlo

de todos modos.

Grasa. Aceite. Aceite de cacahuete.

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Pienso en la botella de aceite de maní, que encontré escondido en un

armario, detrás de la barra plana de Nadia. Alguien trajo la botella de

aceite de cacahuete, así que podrían envenenar las patatas fritas, que

esperaban que Dan quisiera comer.

Y lo sacaron, poniendo la botella en el armario, porque no podían

arriesgarse, a que el aceite se encontrara en su posesión, en el caso de

que su plan saliera mal.

Estire la abertura de la bolsa de Marc Jacobs, lo que confirma que,

como yo pensaba, hay un montón de espacio, para poner una botella

de aceite de maní dentro. Y si llegara a haberse volcado en la bolsa y

si el sello de plástico no era perfecto, podría haberse filtrado un poco

por su cuello y así un poco de aceite, podría haber filtrado fuera. Lo

suficiente como para manchar las paredes y filtre a través de la piel y

mancharla, también.

Prueba, que si alguien analiza esta mancha, es que aceite de maní, se

colocó en este bolso. Me pregunto si quien trajo la botella de aceite de

cacahuete lo limpió después. En ese momento yo pensaba que lo

tenía. Pero todavía sería digno de comprobación, si la policía lo tomará

en serio. Y tal vez, ahora que estoy acumulando todas estas pruebas,

lo harán. . .

En ese momento escucho un ruido en el pasillo y salto sobre un pie

en el aire por la sorpresa. Deslizando la bolsa de nuevo en el estante,

cierro la puerta, empujando la nota en el bolsillo de mis jeans.

Miro a mí alrededor frenéticamente, por un lugar para esconderme. Al

lado del armario esta la puerta al estudio de Catriona: me deslizo

dentro, dejando la puerta entre abierta y pongo el ojo a ella.

La puerta del dormitorio se abre y alguien entra en juego ¡Oh Dios, es

Catriona! Me muevo lejos de la puerta, preguntándome si voy a ser

capaz de esconderme detrás de ella, si entra en su estudio,

esperando que no se vaya a quedar en su habitación por mucho

tiempo. . . .

Entonces me doy cuenta de que su caminar parece extrañamente

inestable. Cruza la habitación hasta la ventana y cuando se gira para

mirar por ella, me doy cuenta con gran alivio de que no es Catriona

después de todo. Es la Sra. McAndrew, de regreso de la iglesia.

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Son tan parecidas, el pelo rojo, la complexión delgada, pero es

espeluznante ver lo que tú piensas que es una joven de veinte años

de edad y después te das cuenta de todas las líneas y arrugas en la

cara, como una película de terror, donde la edad de alguien cambia

delante de tus ojos.

— ¿Catriona? —dice, pero no como si estuviera esperando encontrar a

su hija aquí. Es como si estuviera haciendo una pregunta, de la que

ella ya sabe la respuesta. Ahí está esa rareza misma en su voz, de la

que me di cuenta antes, sobre el puente levadizo. Ahora, sin su

marido que le ofreció su brazo, ella se tambalea y se agarra de las

cortinas de la ventana para atraparse a sí misma. Oh mi Dios. Creo

que la señora McAndrew está borracha.

—Catriona — dice de nuevo y entonces comienza a llorar.

Me parte la cabeza. La visión de su dolor es demasiado para mí. Fui

invitada aquí, al Castillo Airlie, por la señora McAndrew. Me siento

increíblemente culpable. Quiero ir a ella y darle un abrazo, dejarla

llorar en mi hombro, pero el choque de mí presencia, en lo que ella

cree que es una habitación vacía, puede hacer las cosas aún peor.

Soy probablemente la última persona que quiere ver, de todos modos.

Soy un recordatorio a pie, de cómo su hijo murió en circunstancias

misteriosas, que deben hacer aún más difícil para ella soportar.

Aunque si Taylor y yo estamos en nuestra teoría de quien mató a Dan

y por qué, probablemente la única cosa peor para la Sra. McAndrew,

que su muerte sigua siendo un misterio que para ella, que saber la

verdad detrás de él. . . .

Oigo movimiento y miro hacia atrás, a través de la puerta

entreabierta a la habitación. La Sra. McAndrew, está haciendo su

camino de regreso a través del cuarto, tropezando cuando se va. Se

detiene frente a la puerta del pasillo y saca algo de su bolsillo.

Es un frasco. Toma un sorbo de él, se limpia los labios y suspira con

satisfacción, deslizando el frasco de nuevo en el bolsillo de su

pantalón nuevo. Cuando sale de la habitación, está caminando

realmente mejor, como si todo lo que bebió la hubiera recompuesto.

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Esto es muy, muy triste.

Espere unos minutos antes de bajar a la puerta abierta. La Sra.

McAndrew no está a la vista. Rodeo por la escalera principal,

demasiado impaciente para doblar de nuevo hacia las escaleras de

siervos, corriendo por dos o tres pasos a la vez. Al comprobar la bolsa

en el armario de Catriona, me he convencido más que nunca, de que

Callum puede estar en peligro en estos momentos.

Sólo que, debido a la disposición extraña del Castillo de Airlie, acabo

teniendo que correr en torno a dos lados del castillo, con el fin de

llegar a la cocina. Debería haber tomado la parte de las escaleras de

atrás después de todo. Estoy respirando más rápido cuando irrumpió

en la cocina.

—Moira, ¿has visto a Callum en cualquier lugar? —exijo. Moira me

mira, sorprendida.

— ¡Scarlett! ¿Por qué tienes tanta prisa, gallina? —pregunta—.

Espera acabas de conseguir la última rebanada de pastel del molde

—. Ella sostiene un tazón de porcelana, inclinándolo sobre un molde

metálico con una mano y raspando con una espátula con la otra.

—Chocolate y frambuesa — dice ella—. El favorito del amo Callum.

—Tengo que encontrarlo — le digo con urgencia—. ¿Sabes dónde

está?

—Tomó una pistola, después del desayuno — dijo Moira, abriendo la

puerta de hierro del enorme horno marca Aga. Una gran corriente de

calor se derrama, pero Moira ni se inmuta por completo. Ella deposita

el molde y cierra la pesada puerta de hierro de nuevo.

—dijo que quería hacer un poco de tiro al plato.

— ¿Dónde iría si quisiera hacer eso?

Moira levanta las cejas al oír la prisa en mi voz. Pero ella no me

pregunta qué está pasando, sólo asiente con la cabeza hacia la puerta

de la cocina, diciendo—: Por ahí, gira a la izquierda y camina a lo

largo del acantilado. Vas a ver las ruinas por delante, donde era el

antiguo castillo. La arcilla del tiro al plato, está delante de la vieja

torre en ruinas. Tú te lo pierdes.

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—Gracias, Moira —digo y corro hacia la puerta.

Nunca he sido tan feliz en mi vida de que estoy en forma. Hago un

sprint a través del puente de hormigón y para cuando me doy cuenta

estoy corriendo por el sendero del acantilado, no troto, estoy en plena

carrera. Esta más allá de lo que pensé, pero mantengo mi ritmo,

rápido y constante. Me escucho incluso jadeando para respirar, si no

fuera por el sonido de las olas, al romper contra el acantilado allá

abajo y los gritos de las gaviotas, dando vueltas sobre mi cabeza, en

picada y buceando para pescar los peces. No puedo oír nada más que

el mar y los pájaros, ni siquiera el sonido de un disparo de escopeta.

Lo cual no significa, por supuesto, nada en absoluto.

Finalmente veo la primera señal de las ruinas del castillo: piedra gris,

medio oculta por un árbol de roble enorme. Se trata de una torre,

como dijo Moira y es tan sorprendente, que me quedo viendo,

olvidándome de ver a mi paso. Tropiezo con una piedra en el camino y

casi salgo volando. Me salvo a mí misma, con un salto enorme torpe,

aterrizando con ambos pies.

Me paro y estudio la torre. Estoy casi debajo ahora. Y es más que una

torre, en realidad: hay una gran parte del antiguo castillo restante que

la rodeaba, aunque en una triste condición. Las malas hierbas crecen

entre las piedras y parece como si el roble creciera demasiado cerca

de la torre para su seguridad, ya que una de sus ramas parece haber

crecido a través de una de las paredes.

Ando, más lento, alrededor de la torre, mirando a las paredes

existentes del antiguo castillo. Estoy buscando e tiro al plato, pero

antes de encontrarlo, oí un disparo. Desde arriba de mí.

Los pájaros vuelan por encima de donde han estado ocultos en el

árbol de roble, gritando el uno al otro, batiendo sus alas con fuerza. Y

mi teléfono vibra en mi bolsillo. Tengo un mensaje entrante. De

Taylor.

¿DÓNDE ESTÁS?

Escribo el texto frenéticamente, mis dedos temblorosos por los

nervios:

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TRATANDO DE ENCONTRAR A CALLUM

El texto de Taylor casi llega de inmediato:

NO ENVÍAS UN MENSAJE DE SEGURIDAD A CAM, AHORA

Puse el teléfono en silencio. Estoy dando vueltas ahora a las paredes,

buscando la manera para subir en la torre. Finalmente, una brecha

en la pared. Me lanzo a través de él y me encuentro en una herbosa

área abierta que alguna vez debió haber sido la sala principal del

castillo, porque todavía aquí están los tocones de los pilares de piedra

a lo ancho, lo suficientemente amplios como para soportar un gran

techo abovedado.

Y al frente de mí esta la base de la torre. Mi teléfono vibra contra mi

cadera. Me arrastro hacia fuera y apuñalo un botón, para ver mi

mensaje entrante. La ventana se abre. Miro fijamente, horrorizada, en

la foto de frente a mí.

Es Moira, sonriéndome por encima de la pila de platos que está

llevando. El rostro de Moira apareció en las cámaras de seguridad de

Nadia. Moira estaba en la fiesta en que Dan murió.

Entonces, ¿cómo encaja Catriona en todo esto? Tal vez Callum, no

está en peligro en lo absoluto. ¿O está tratando de matar a Moira a

Callum también, así Catriona puede heredar?

Me dirijo a lanzarme de nuevo al Castillo Airlie. Y luego otro disparo

suena, en lo alto de la torre. No puede ser Moira allá arriba hay una

forma en que podía haber llegado aquí antes que yo, no conmigo

corriendo a tope.

Vacilo. Podría ser Callum el que está arriba, apuntando a las aves.

Hay una explicación perfectamente inocente por los disparos. Y

mientras Callum y Moira no se encuentren, nada malo puede ocurrir.

Tengo que volver al castillo.

Sólo estoy limpiando las paredes de las viejas ruinas, cuando mi

teléfono vibra de nuevo.

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LO SIENTO, LO SIENTO, FOTO ENVIADA MAL, AQUÍ ESTÁ LA

CORRECTA.

Y hay una foto adjunta. Hago clic en ella y lo que veo me asusta

tanto, que dejó escapar un pequeño grito. No es la foto que tomé de

Moira y le envié a Nadia, para que pudiera compararla contra la

cámara de seguridad.

Es una de Catriona.

Giro en redondo y corro de regreso a la torre tan rápido, que ni

siquiera siento el suelo bajo mis pies. Hay un hueco oscuro en su

base, que ya cerca de ella, se resuelve en una estrecha entrada, que

conduce a una escalera de caracol de piedra.

Empiezo a correr hasta un saliente flexible de piedra, que se convierte

bajo la suela de mis zapatos tenis en un par de escaleras. En mi

estado de nervios, suena como una bola de demolición, estrellándose

contra una pared. Me paro en seco, apoyada de bruces contra la pared

de piedra detrás de mí, sólo me permito la respiración para

aliviarme lentamente, en silencio a través de mi nariz, aunque mis

pulmones están respirando con alivio.

Por encima de mí, oigo una voz, pero no puedo distinguir si es hombre

o mujer y mucho menos a identificarla. Me parece oír pasos, también,

pero cerca de la torre al borde del acantilado y el ruido de las olas

golpeando por debajo de nosotros y los gritos lastimeros de las

gaviotas, son lo suficientemente altos, como para que sea difícil para

mí, distinguir cualquier otro sonido.

Lo que podría trabajar en mi favor. No puedo oír lo que está pasando

ahí, pero espero que quien sea que esté allá arriba, no me oiga bien.

Para estabilizar mi respiración, me dedico a subir las escaleras,

teniendo más cuidado en los escalones que se desmoronan. Esta torre

no es exactamente segura: hay grandes grietas en las paredes. Pero

los pasos parecen mantener mi peso lo suficientemente bien y no

tengo otra opción. Tengo que seguir subiendo.

De repente, un rayo de luz incide en el pozo de la escalera de caracol.

Tengo que estar cerca de la parte superior.

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Con cautela, me agacho y me desplazo hasta los últimos peldaños. Y

entonces levanto la cabeza de a poco, hasta que mi línea de visión, es

apenas en el nivel del suelo.

Veo, primero que todo, pies. Botas, Jeans. . . Inclino mi cabeza hacia

atrás, mirando el cuerpo. Es Callum. Él está de pie más lejos de mí de

lo que yo esperaba y me doy cuenta de que la torre no es sólo una

escalera, que hay un nivel superior de todo aquí, que no podía ver

desde el suelo, probablemente porque estaba oculto por los árboles de

roble.

Tras él hay una pared de piedra en ruinas, por lo que puedo decir. Y

no es de extrañar que se desmorone aquí, el techo ha desaparecido

por completo. Nada más que cielo arriba.

Hay una escopeta apoyada en la pared junto a Callum. Sus brazos

están a los lados, pero hay una gran ventana a su espalda y por la luz

que vierte a través de él, no puedo ver la expresión de su rostro.

—Si esto es una broma, es enfermiza —dice, sonando completamente

incrédulo— ¡No puedo creer que hagas esto!

—No es una broma — dice una voz detrás de mí. — ¡Solo es así, Cal!

— ¡Estás loca! ¡Te has vuelto completamente loca!

Callum toma un par de pasos hacia delante y detrás de mí, un

disparo resuena. Los ecos ensordecen en la sala de piedra y agacho la

cabeza, pongo las palmas de mis manos sobre mi cabeza, aterrorizada

por los rebotes. Callum salta de nuevo, gritando algo que se pierde en

el ruido de la explosión.

Parece una eternidad para que el ruido se apague. Espero hasta que

sea seguro, de que no hay una bala que rebota en la piedra, antes de

levantar la cabeza de nuevo. Callum da un paso más atrás, aterrado

más allá de las palabras.

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—Simplemente salta, Cal. Todo habrá terminado antes de que lo

sepas.

Catriona se lanzó hacia adelante, casi al nivel de las escaleras ahora.

Sólo tengo que inclinar la cabeza para verla. Ella tiene una escopeta

en sus brazos, apunta directamente a Callum.

—Cat, no lo entiendo — suplica Callum, frotándose las manos

violentamente sobre su cráneo—. Por favor, ¡dime lo que está

pasando! ¿Es algún tipo de juego? Si lo es, no es sangrientamente

divertido, ¿de acuerdo?

—Jesús, Callum! —Catriona grita. — ¡No hagas que te dispare!

— ¿Por qué? ¿Por qué me dispararías? —su hermano grita de nuevo.

—Porque sólo puedo heredar el Castillo Airlie, si estás muerto — dice

Catriona furiosamente—. Aunque soy la mayor de los tres de

nosotros, no podía heredar, porque yo soy una chica. ¿Sé que no te

parece lo más injusto del mundo? ¿No es así? ¿O simplemente lo

damos por sentado que debes conseguir el Castillo Airlie, porque eres

un niño?

—Pero Cat, no iba a conseguir el Castillo Airlie tampoco — señala

Callum desesperadamente — porque Dan es –era —media hora mayor

que yo. ¿Cómo es eso justo tampoco?

— ¡Yo soy mayor que los dos! ¡Dos años mayor! ¡Debería haber sido

para mí! —grita Catriona.

Callum se cubre la cara con las manos.

—Jesús, Cat —dice—. No tenía ni idea de que te sentías así. Te lo

prometo, no tenía ni idea. Nunca dijiste una palabra.

—No habría habido tenido ningún punto — dice—. No hubiera

cambiado nada. Se lo comenté a mi padre una vez y ¿sabes lo que

dijo? ´Las chicas se casan y van a vivir con sus maridos Cat, así es

como funciona' ¡Bueno, yo nunca me voy a ir del Castillo Airlie! Nunca.

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Voy a hacerlo perfecto, voy a hacer todo el trabajo que necesite

hacerse y que papá y mamá, han dejado de lado todos estos años.

—Cat, sólo baja el arma, ¿de acuerdo? —Callum suplica—. No estás

en buen estado. Por favor, baja el arma y vamos a hablar de esto —.

Dio un paso hacia ella, con la mano extendida.

—Te voy a disparar si das un paso más, Callum — Catriona apunta—.

Juro que lo haré. He ido demasiado lejos para detenerme ahora.

— ¿Qué quieres decir? —Callum mira a su hermana, con los ojos

llenos de rabia—. Oh, Dios mío ¿Dan? No podrías haberlo hecho. Eso

fue un accidente, ¿verdad? —Catriona da una risa seca y

desagradable.

—Correcto — dice—. Fue un accidente, en realidad, lo creas o no. Fui

junto a esa fiesta con un grupo de amigos de Lucy y puse aceite de

maní en cada plato de patatas a la inglesa que pude encontrar. Era

tan fácil. — Ella soltó una risa horrible de nuevo—. Yo sólo goteaba

un poco de aceite en cada plato, antes de que sirvieran las patatas

fritas, entonces las agite un poco con la mano, para que no tuvieran

algún rastro de aceite sobre ellas. Nadie se fijó en mí. Yo no soy una

de su grupo y lo único que quería hacer era beber y fumar y bajar la

cara lo más rápido posible. No le importó un pepino lo que estaba

haciendo.

Oigo su posición que cambia ligeramente, moviendo sus pies sobre

las losas de piedra.

—Eran las patatas fritas favoritas de Dan, las azules que amaba —

dice—. Yo las traje a la fiesta. Estaba segura de que volvería a comer

algo y por supuesto, como todos hemos dicho desde el principio de los

tiempos, que sólo hace la más mínima traza de aceite, para enviar a

Dan a un shock anafiláctico, ¿no?

—Pero no— dice Callum débilmente.

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—Así es, no lo hizo. Scarlett comió algo en su lugar. La vi en el bar,

hablando con él. Entonces, cuando ella lo besó, ella todavía tenía un

poco de aceite de maní en la boca, lo que fue suficiente, para

provocar el choque. Increíble, ¿no? Me hizo las cosas mucho más fácil

para mí — añade—. Todos los ojos estaban puestos en ella. Nadie

siquiera miró a las patatas fritas. No podría haberlo planeado mejor.

—Cat —Callum comienza. Su voz suena horrible ahora, áspera por la

sorpresa.

—Y esto va a ser un accidente, también — interrumpe Catriona—. Tú

estabas aquí disparando y el suelo cedió por la ventana. Todo se

desmorona de todas formas, todo el mundo creerá eso.

— ¿Y si yo no saltara? —Callum le pregunta con voz ronca, sonando

tan dudoso que puedo decir que todavía no cree que va a hacer que lo

haga.

—Entonces te voy a disparar, como he dicho y te dejare sangrar. Hare

que parezca que tropezaste y te disparaste a ti mismo, con tu propia

arma. Eso va a ser una muerte mucho más desagradable, Cal. Yo

saltaría si fueras tú.

—Nadie va a creer que yo sería tan torpe — dice Callum con furia.

— ¿Qué más van a pensar? ¿Qué te dispare? —ella se ríe, una risa

amarga bastante desprovista de cualquier diversión—. Vamos, voy a

ser su único hijo. Me creerían cualquier cosa, antes de que pudieran

pensar que te maté a ti y a Dan!

—No vas a obtener el castillo de todos modos, Cat, incluso si yo

salto — dice Callum, sonando frenético.

—Oh, sí, lo haré — Catriona dice con frialdad—. Hay una cláusula en

el testamento del fideicomiso. Si todos los herederos varones mueren

antes de alcanzar la mayoría de edad, el Castillo de Airlie pasa a

cualquier sobreviviente hermana. Sólo me di cuenta de eso hace seis

meses, pero empecé a hacer planes inmediatamente. Tenía que lograr

que se hiciera antes de su cumpleaños XVIII.

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Da un paso más hacia Callum. Si va a hacer que parezca que se

disparó por accidente, tendrá que pegarle un tiro a quemarropa. Y eso

va a tratar de hacer, estar lo suficientemente cerca, y la podía a solo

extender la mano y agarrarla del tobillo. Sopeso las probabilidades.

Si la tumbo, el arma podía dispararse y cualquiera de nosotros podría

salir herido. Pero si no lo hago, va a matar a Callum.

Callum todavía puede tener algunas dudas sobre la seriedad de la

determinación de Catriona para matarlo. Yo no lo hago. Callum el

hermano de Dan, quien murió en mis brazos. Lo sé, más que nadie,

Catriona que ya ha asesinado a un hermano. No dudara en matar a

Callum ahora.

Tengo que correr el riesgo.

Levanto mi brazo derecho y lo muevo hacia fuera a través del suelo,

alcanzando el tobillo de Catriona. Pero cuando mis dedos tocan su

bota, da un paso más. Mi captura se pierde por una fracción de

segundo. Caigo extendida sobre la piedra fría, cuando Catriona

dispara el arma. La explosión es tan cerca que algo golpeando en la

cabeza. Mi cerebro está girando con las reverberaciones del impacto.

Cuando chasquee mis ojos se abren de nuevo, veo el polvo suspendido

en el aire, virutas finas de piedra de donde Catriona disparo y un

rebote cayendo al suelo.

Pero no veo a Callum. Sólo el vacío donde estaba parado.

Un terrible grito rebota en las paredes que se desmoronan en el aire.

Soy yo. Yo soy la que está gritando.

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Traducido por Jesica

Corregido por Dracanea

presurando a mis pies y corriendo a través del suelo

hasta el lugar donde vi por última vez a Callum,

empujando a Catriona pasadola en mi camino. Era

llevarla abajo o averiguar qué pasó con Callum, eso no es

opción. Tengo que ver a Callum, o lo que queda de él.

Me levanto cortando un pie descalzo antes de caer a la muerte. Oh mi

Dios. Yo no entendía muy bien por qué Catriona estaba diciendo a su

hermano que saltara, ya que la torre no es tan alta. Pero este antiguo

edificio se apoya sobre los acantilados, hay una caída en picada hacia

abajo en la pared que hace tiempo ha desaparecido. Estoy al borde, el

suelo de piedra desmoronándose por debajo de mí, mirando las rocas

de abajo y el mar gris golpeando con fuerza, espuma blanca

espumosa, surgiendo hasta los dientes afilados de los acantilados.

Pero lo que no veo es el cuerpo de Callum acostado allí. Mi corazón

late con fuerza. Y entonces escucho algo, un movimiento justo debajo

de mis pies. En un instante, caigo de rodillas y estiro la cabeza sobre

el borde.

Callum está colgado allí, ambas manos alrededor de un bloque de

piedra que sobresale de la pared. Sus ojos se abren al ver mi cara

aparecer justo encima de la suya.

—Scarlett— se las arregla.

— ¡Espera, Callum!

Miro hacia abajo. No hay lugar para que él salte nada más que roca

desnuda debajo de él. Detrás de mí, oigo el sonido de una escopeta

que se acumuló. Gire redondo.

A

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255

Catriona está apuntando el arma hacia mí. Nunca miré la punta de

una escopeta antes, mucho menos cuando está dirigida a mi pecho.

La visión de los dos barriles de color negro brillante es la cosa más

espantosa que he visto en mi vida.

—Tú también—dice, mirando fijamente a los ojos—. Vas por el borde

también. Salta.

Me recuerdo acostada en la cama de Catriona anoche, riendo y

bromeando con ella. Pensando en lo bonito que era, lo normal. Anoche

estaba casi segura de que era Lucy quien había matado a Dan, por el

amor de Callum.

Ahora te miro a los ojos rasgados grises Catriona y me pregunto cómo

podría haberme gustado. Porque todo lo que veo ahí es una verdadera

locura, aterradora.

Me preparo. Voy a saltar dos pasos, golpeo el suelo en un rollo,

pateando las piernas fuera de ella. Sé que puedo hacerlo. Ella no va a

esperar lo rápido que puedo llegar a ella. Nadie que no haya visto un

gimnasta esprintar hacia ellos se da cuenta de lo que es una cabeza

de velocidad que puede alimentar hasta desde un principio. Voy a

estar en ella antes de que lo sepa, tan pronto como estoy en mi puesta

al día, voy a estar por debajo de los cañones de los fusiles. Si se van,

va a disparar por encima de mi cabeza. Y Callum, colgando muy por

debajo del nivel del suelo, estará a salvo de cualquier bala perdida.

Puedo cambiar mi peso a los pies, levantando ligeramente, a punto de

echarse a la perfección la acción

—¡Scarlett! ¡Ayuda! —Callum grita desesperadamente. Y escucho un

aterrador sonido de deslizamiento, al igual que las uñas deslizándose

por un bloque de piedra.

No tengo otra opción. Tengo que ayudarlo. ¿De qué sirve hacer que yo

acabe con Catriona si Callum está cayendo a su muerte debajo de

nosotros?

Me dejo caer en el suelo en un solo movimiento, arrastrándome por el

borde, colgando mis brazos a alcanzarlo.

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Una de sus manos se deslizó sobre el bloque y está llegando arriba,

agitando el aire, tratando de obtener un control sobre algo. Me agarro

y cavar mis dedos con fuerza en los músculos de su antebrazo. Su

mano se cierra tan bien sobre mi brazo.

Wow, es fuerte. Sé que puedo tirar de él, sé que puedo, si Catriona

sólo nos dejara solos.

— ¡Oh, qué dulce!— Catriona se burla—. Viste a un hermano morir y

ahora puedes verlo por una segunda vez ¿Quién te gusta más,

Scarlett? ¿Dan o Callum? Dan era el encantador, pero vale la pena

Callum dos veces de él, ya sabes. Pregúntale a cualquiera.

Para mi horror, veo la cara de Callum, volcada hacia la mía,

deformada de dolor mientras ella se burla de mí. Las lágrimas

asomaban a sus ojos cuando Catriona insulta a Dan. Siento su agarre

deslizarse un poco, sus dedos se deslizan por una fracción hacia mi

muñeca y me tomo una respiración profunda, profunda, agarrarlo con

más fuerza, lo lance hacia arriba con cada átomo de fuerza en mi

cuerpo.

— ¡Adelante!— Le grito salvajemente hacia él, a la derecha en su cara,

esa cara que es tan guapa como la de Dan, pero tan diferente al

mismo tiempo, tan llena de una fuerza que nunca Dan cultivo.

— ¡Ya te tengo! ¡No voy a dejarte ir!— Le doy otro recorrido, con una

mano en la excavación de una grieta en el suelo de piedra, el otro

arrastrando un peso muerto de Callum, el lats por el lado de mi brazo

y la espalda gritando en protesta, hasta que de pronto me doy cuenta

de que no es un peso muerto ya.

De alguna manera, lo he levantado lo suficiente para que él se las

arreglará para encontrar un punto de apoyo que se está dando mucho

de su peso corporal. La presión sobre mi brazo se afloja lo suficiente

para que pueda darme el lujo de llegar a mi otro brazo hacia abajo

ahora, sin necesidad de aferrarme a la tierra para salvar la vida,

Callum, al ver al instante lo que estoy haciendo, suelta el embrague

en el bloque de piedra y la mía agarra su lugar.

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257

Dios, que es pesado. Aprieto los dientes y lo levanto hacia arriba,

apretando los músculos del estómago con fuerza para ayudar a mi

regreso a soportar el esfuerzo. Siento a Callum llegar más alto, me

siento a conseguir un equilibrio mejor en cualquier grieta en la roca

por debajo de él ha encontrado para moler su bota, tengo una oleada

de entusiasmo, sabiendo que puedo tirar de él hacia arriba. Puedo

salvar su vida al igual que no podía salvar a Dan.

—Oh no— Catriona dice sobre mí—. ¡No, no, no! ¡Lo siento, pero no he

venido hasta aquí para echarme atrás ahora!

Y siento el cañón de la pistola, el frío y duro, contra mi sien.

—Déjalo caer— dice ella—. Déjalo caer y te prometo que no te voy a

matar.

Debe pensar que soy la tonta más grande en el mundo si ella aún

imagina que me la creo. Pero apenas puedo llamar a su farol. Las

prensas barril se estrechan contra mi sien. Me estremezco, a pesar de

mí misma, mis manos sobre Callum aflojan por un segundo.

—Hazlo— me dice él.

Sus ojos están mirando directamente a los míos. Gris y claros y

tratando de decirme algo, frenéticamente, con todo lo que tiene.

—Hazlo— repite—. Está bien.

Él comienza a soltar su agarre en mis antebrazos y grito: — ¡No! ¡No!

No voy a dejarte ir — y aprieto mis manos sobre él para

convulsivamente que puedo sentir mi cuerpo superior entero

temblando de la tensión.

— ¡Entonces yo lo voy a hacer!

La voz de Catriona se eleva a un tono alto, que suena a un loco grito.

Ella arrastra el cañón de la escopeta de mi frente. El alivio de haberlo

pasado es intenso, pero es inmediatamente reemplazado por el miedo

de lo que va a hacer a continuación. A pesar de que apenas puedo

levantar la cabeza con la cepa de la participación de Callum, estiro el

cuello hacia atrás lo suficiente para verla desde abajo.

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Se cierne sobre mí, su sombra cae sobre nosotros, ella invierte la

escopeta, agarrándolo por los barriles, y la levanta por encima del

borde del abismo, a punto de llevar las acciones sobre mí y las manos

entrelazadas de Callum.

Cierro los ojos y aferrándome a él con cada átomo de la fuerza que me

queda, aunque sé que no servirá de nada. Estamos completamente

vulnerables.

Miro hacia abajo a Callum otra vez, mira fijamente hacia mí. Ha

dejado de tratar de dejar de mí ahora. Y de alguna manera, estamos

mirando el uno al otro, todo lo que puedo ver es los ojos grises de

Callum, espesamente bordeadas de oscuro sedoso pestañas, con los

establecido bajo sus oscuras cejas fuertes. Me doy cuenta por primera

vez que tiene motas de oro-verde en sus iris grises, como los chips de

mica que captan la luz, un momento de calma absoluta pasa entre

nosotros, me deja entrar en pánico. Para ese momento, ese largo

momento, no pienso en otra cosa que mirar hacia abajo a los ojos de

Callum.

Espero el golpe de Catriona por venir, aferrarme tan fuerte como

pueda con él.

De repente, la cara de Callum abajo se ilumina, pero no en la

expresión. La sombra sobre nosotros se ha levantado. Catriona se ha

movido. Y en ese instante, algo cae pesadamente sobre mi pie, y oigo

señales de lucha, un cañón de la escopeta golpes de piedra, jadeos y

gruñidos y aterrizar de puños en carne.

No tengo tiempo para mirar a su alrededor, no hay tiempo para hacer

nada más que concentrarme, con fuerza, arrastrando a Callum arriba.

Cierro mi espalda y acurrucándome en mis abdominales, con todo lo

que tengo y lo que no, arrastro lejos de los brazos de Callum en una

serie de tiempo, milagrosamente poderoso, un tirón que se ejecuta

derecho por mis hombros, en la espalda y mis tendones, mientras mis

dedos desesperadamente cavan en el suelo de piedra escarbando un

punto de apoyo, lo que me obliga a permanecer allí y no empujar

sobre el borde.

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Puedo sentir los cordones en el cuello de pie con el esfuerzo terrible,

mis dientes de bloqueo juntos en una mueca. La cara de Callum

debajo de la mía se cuela en un rictus de concentración mientras

balancea su cuerpo hacia arriba y se acerca a la pared, con las manos

para sostenerlo, más y más alto hasta que él tiene lo suficientemente

alto como para agarrar el borde de la pista y usar sus poderosos

brazos y los hombros para empujar sobre sí mismo.

La escopeta se dispara detrás de mí.

Yo grito, aunque estoy tan agotada por el esfuerzo de tracción de

Callum con la seguridad de que todo lo que sale es un graznido poco

seco.

Callum se arrastra en el suelo a mi lado, jadeando como si estuviera

corriendo una carrera de obstáculos. Él me agarra, acariciando sus

manos arriba y abajo de mi cuerpo, sus ojos desorbitados.

— ¡Scarlett! ¿Estás bien? Scarlett!

Asiento con la cabeza sin decir nada. Todo mi cuerpo se está

quemando con la agonía de forzar mis músculos más allá de sus

límites naturales, pero creo que lo sabría si hubiera recibido un

disparo.

¿O lo haría? Con la cantidad de adrenalina a través de mí, ¿podría

realmente saber? ¿Y Callum saber si le habían disparado? La idea me

asusta tanto que me siento y lo escaneo con él mismo pánico, con los

ojos desorbitados de pánico. No puedo ver nada de sangre en él,

gracias a Dios. . . .

Suena loco, pero estamos tan intensamente concentrados en sí,

después de lo que acabamos de pasar, que no es hasta que nos hemos

asegurado de que los dos estamos sanos y salvos que se me ocurre

mirar a nuestro alrededor. Catriona está tendida en el suelo, boca

abajo, a varios metros de nosotros. El cañón de la escopeta es sólo

visible por debajo de ella. Y al otro lado de la habitación, el cuerpo en

un ángulo extraño en la pared, la cabeza torcida ahí, es:

— ¡Taylor!

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Salto a mis pies, todo el dolor olvidado, corriendo a través de la

habitación. Si Taylor está herida por salvar nuestras vidas, nunca me

lo perdonaré.

—Taylor— me arrodillo a su lado. —Taylor, ¿estás bien? ¡Taylor!

Tomo su cabeza entre mis manos y giro suavemente, mi corazón latía

de miedo. Por favor, por favor, dime que no ha roto el cuello.

Los ojos de Taylor se abren de golpe como alguien de una película de

terror que vuelve a la vida. Grito de nuevo, algo que estoy haciendo

demasiado mucho esta tarde, pero de nuevo, todo lo que producen es

un graznido ronco.

— ¡Ay!— dice enojada—. ¡Deja de torcerme!— ella pone sus manos

debajo de ella y se levanta para arriba—. Me duele la espalda mucho—

se queja.

Pero de repente hay un aullido de Callum, redondo tan crudo y herido

que giro, aterrorizada de que de alguna manera se ha dado cuenta de

que, después de todo, le han disparado.

Está arrodillado junto al cuerpo de su hermana. Él le dio la vuelta,

ella está mintiendo en sus brazos, con la cabeza dejándose caer hacia

atrás sobre su brazo en un ángulo tan extraño como Taylor estaba.

Pero Taylor no tenía una enorme mancha roja en su pecho, una

mancha que parece que se está extendiendo hacia fuera cuando yo

miro, horrorizada, a Callum. Él pone una mano en su cuello,

buscando el pulso. Y veo en su expresión, a la vez horrorizada y

también, muy aliviado, que no puede encontrar uno.

Catriona ha muerto.

Me levanto y camino lentamente hacia Callum, tan lento como si

estuviera caminando por el agua, porque mi cuerpo está gritando de

dolor. Y cuando llego, me arrodillo a su lado y pongo mi brazo

alrededor de él. No sé lo que estoy esperando, pero se vuelve hacia mí,

con torpeza, con el cuerpo de Catriona, se inclina sobre mí y coloca

sus dos brazos alrededor de mí. Su cabeza se hunde hasta que está

apoyada en mi hombro.

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Con la otra mano, acaricio el pelo, el pelo sin afeitar

conmovedoramente corto, me tomo el peso de él en mí, sosteniéndolo

mientras solloza contra mí, con lágrimas mojando mi suéter que yo

me echo a llorar. El alivio de finalmente deja la guardia baja, llorando

mi corazón, mientras que Callum y sosteniéndolo entre sí, es

increíble.

Taylor está tan blanca como una hoja mientras mira al cuerpo de

Catriona.

—Me agarró y trató de golpearme con el arma. Me agaché y se disparó

y me mandó a volar. . . —ella dice—. Traté de alejar el arma lejos de

ella, pero ella no la soltaba, entonces ella cayó contra él y se disparó.

No fue mi intención. . .

—No fue tu culpa, Taylor— me las arreglo para decir a ella—. Nos

salvaste la vida. No fue tu culpa.

Tomo mi mano de la cabeza de Callum y se la ofrezco a ella. Haciendo

una mueca, ella hace su camino a través de nosotros y se arrodilla

junto a nosotros, mirando a Catriona, sosteniendo mi mano.

No puedo estar segura, porque sé lo mucho que Taylor lo odiaría si

alguna vez la veo en llanto. Así que, deliberadamente, miro hacia otro

lado.

Pero estoy bastante segura de que se están vertiendo lágrimas por su

rostro también.

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262

Traducido por Jesica

Corregido por Hanna Marl

eo el desvío hacia el aeropuerto Prestwick más adelante,

miro por encima de Callum como el Land Rover reduce la

velocidad y facilita el acceso al carril de la izquierda. Hay

mucho ruido en el jeep para tener ningún tipo de

conversación que no implique gritar. Este es un modelo muy viejo que

Callum me dijo con orgullo ha estado —en la familia— desde hace

treinta años. Parece que está sujeto con cinta adhesiva y bandas

elásticas. Callum maneja con mucha confianza, pero luego, sospecho

que ha estado conduciendo alrededor de la finca desde que tenía

catorce años, al igual que la mayoría de los niños del país.

Es un gran alivio el no ser capaz de hablar por el momento. Ha habido

mucho de qué hablar en las últimas veinticuatro horas: médicos, la

policía, los McAndrews, contando la misma historia una y otra vez,

como me fui a dar una vuelta y me encontré con Callum, cómo

decidimos subir en la torre y hacer un poco de tiro al blanco, como

encontramos a Catriona allí, víctima de un accidente fatal, obviamente

habiendo tropezado y caído sobre su propia arma. Sólo Moira,

habiéndome visto en tal prisa por encontrar a Callum una hora antes,

sabe que hay más en esta historia que eso, pero ella no ha hablado.

No sé cuánto es lo que Moira sospecha, en todo caso, pero desde luego

no dijo una palabra a la policía sobre mí pareciendo angustiada o

desesperada por encontrar a Callum. Y la policía, claramente se llenó

de simpatía por la pobre familia McAndrew, con dos terribles tragedias

tales sucediendo en el corto espacio de seis meses, estaban más que

dispuestos a tomar mi palabra y la de Callum de lo que encontramos

en la torre, llevando el cuerpo de Catriona en una camilla.

V

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263

Dijeron que es muy poco probable que se haga una investigación, e

incluso si existiera no necesito volver al castillo de Airlie.

Yo no tengo nada que decirle al juez de instrucción que Callum no

pueda: cualquier cosa que diría sería una corroboración línea—por—

línea de su historia.

No voy a volver aquí otra vez. He estado involucrada en muchas de las

tragedias de esta familia. La vista de la Sra. McAndrew en la audiencia

de que un segundo hijo suyo había muerto en un accidente horrible

era casi imposible de soportar. No creo que alguna vez realmente se

recupere.

El Sr. McAndrew parece un fantasma de sí mismo, gris y descolorido,

su pelo en realidad estaban varios tonos más blancos durante la

noche. Callum, creo, está todavía en estado de shock. No sé si

realmente asumió que su hermana mató a su hermano y trató de

matarlo, todo para que ella pudiera heredar el Castillo Airlie. Ha

estado tan ocupado diciendo mentiras y tratando de cuidar a su

madre que no ha tenido mucho tiempo para sí mismo.

Y hemos tenido ninguna utilidad para los demás. Lo que pasó fue tan

horrible que nuestros ojos están todavía amplios y asustados. El

recuerdo de mirar el uno al otro, seguro que los dos estábamos a

punto de morir, es increíblemente vívido. Casi no podía conciliar el

sueño anoche, levanté barricadas en mi puerta desde el interior con la

cómoda, aunque yo sabía que esta noche fue la primera en el castillo

de Airlie que no podía estar en peligro, debido a que el asesino de Dan

había muerto. Me senté temblando y susurrando a Taylor en el

teléfono. Hablamos medio a través de la noche sobre nada en

absoluto, sólo para oír la voz de otra persona, de un amigo, para no

sentirme sola después de lo que había pasado por la tarde. Pobre

Taylor tuvo que volver y pasar la noche en el B y B por sí misma. No

importa lo mucho que lo intentamos, no pudimos pensar en una

historia plausible que cubriera su presencia en la escena. Yo quería ir

a pasar allí la noche con ella, pero todos decidimos que sería

demasiado extraño. Y teniendo en cuenta lo desesperadamente que

estábamos tratando de hacer pasar la muerte de Catriona como un

accidente de caza freak, lo último que quería era que cualquier

persona de cualquier tipo de circunstancias sospechosas que podrían

llevar a pensar que había más a la historia que estábamos contando.

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Taylor me preguntó anoche, o tal vez en las primeras horas de la

mañana, si me hubiera gustado no haber comenzado en el camino

para investigar la muerte de Dan. Y tuve que decir que no, porque si

no lo hubiera hecho, Callum estaría muerto también. De una manera

terrible, que hace que todo sea muy sencillo. No puedo tener ninguna

queja. Como señala Taylor, ¿quién sabe si incluso Catriona se habría

detenido en apenas matar a sus hermanos? ¿Quién puede decir que,

después de haber salido con dos asesinatos, ella no habría crecido

impaciente al no heredar el castillo tan pronto como ella quisiera,

volviendo su atención a su padre?

Confié en Taylor para ser capaz de mirar la peor de las posibilidades

claramente en la cara.

No, yo tenía razón para querer averiguar quién mató a Dan, a pesar de

que mi búsqueda comenzó siendo sólo un intento de limpiar mi

nombre. Miro hacia atrás a la joven ingenua que, hace seis meses,

besó a un hombre por primera vez, sólo para verlo caer muerto a sus

pies, la chica que fue un participante pasivo en su propia vida, estoy

asombrada al darme cuenta que casi no la reconocí. He llegado muy

lejos desde entonces, he aprendido mucho sobre mí misma y lo que

puedo hacer.

Me gusta mucho lo que soy ahora. Me gusta esta Scarlett. Soy fuerte y

puedo pensar en mis pies, puedo ser astuta cuando lo necesito. Soy lo

suficientemente valiente como para besar a un chico y lo

suficientemente divertida para bromear con él. Pero, ¿por qué mi

crecimiento hacia arriba tiene que ser a un costo tan alto? ¿Por qué

Dan tuvo que morir? ¿Por qué Taylor tiene que causar la muerte de

Catriona, incluso por accidente, por qué Callum tiene que saber que

su hermana estaba tratando de matarlo?

Me estremezco. Tengo que dejar de preguntarme este tipo de cosas.

Porque otra cosa que he aprendido es que algunas preguntas no

tienen respuestas satisfactorias, pedirlas es como golpear tu cabeza

contra una pared de ladrillo hasta que estás sangrando.

Con mucho choque y el rechinar de engranajes, Callum ralentiza el

Land Rover en la rampa y tira de ella hasta detenerse frente a la

entrada de salida.

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Espero que él salte y arrastre mi maleta por la espalda, pero él se

queda dónde está, volviéndose a mirarme.

—Scarlett... — comienza, aclarándose la garganta—. No sé qué decir.

—Está bien—murmuro, avergonzada—. No sé qué decir.

—Pero hay cosas que tengo que decirte— insiste—. Yo fui un hijo de

puta contigo desde el momento en que llegamos. No te quería allí y lo

deje muy claro—. Él tensa su mandíbula, obviamente, no disfruta de

esta disculpa—. Y resultó que eras la única persona que estabas

realmente de mi lado.

—Bueno, yo estaba…

—Tratando de averiguar la verdad acerca de Dan— dice, terminando

la frase—. Y estabas en lo correcto de no decirle a cualquiera de

nosotros lo que estabas haciendo. No lo hubiera creído hasta que fue

demasiado tarde. Me has salvado la vida—. Él me mira, sus ojos

llenos de emoción—. Nunca podré pagarte por ello.

—Está bien. En definitiva— digo con torpeza.

—Y eso no es todo—. Se frota la mano por la cabeza. — ¿Esa tarde,

cuando estaba en el bosque por la unidad, pensabas que alguien

estaba disparándote?

Oh mi Dios, me parece, si Callum está a punto de decirme que era él,

no creo ser capaz de manejarlo.

—Fue Lucy— confiesa. —Ella me lo dijo anoche. Ya sabes, ¿cuándo

ella vino y peleamos?

Asiento con la cabeza. No nos sentamos a cenar anoche, solo

sándwiches que Moira acababa de hacer y los pusieron en la sala de

desayunos por si alguien tenía hambre. Que en su mayoría, por

supuesto, no fue así. Pero Lucy fue a ver cómo estaba Callum,

tuvieron una pelea que culminó en gritos, con Lucy asaltando afuera y

gritándole a Callum por la escalera principal.

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Me quedo mirando Callum ahora, incapaz de creer que era Lucy quien

me disparaba en los árboles. Desde el momento en que me di cuenta

de que Catriona había matado a Dan, asumí que era Catriona quien

había hecho eso, también, aunque no podía entender por qué ella

habría querido dispararme.

—Ella dijo que estaba celosa de ti— admitió Callum.

No entiendo.

— ¿Celos de mí? — dejo escapar.

Callum se ruborizó.

—Ella dijo que no le gustaba la forma en que te miraba— murmuró.

Oh. Me siento muy sonrojada.

—Así que rompí con ella tan pronto como me lo dijo—

continuó—. Quiero decir, ¡eso es una locura, ella podría haberte

matado! Y se puso muy furiosa cuando rompí con ella—. Suspira—.

No tenía ni idea de que era capaz de cualquier cosa por el estilo. Dijo

todas estas cosas como si ella estuviera segura de que habías estado

husmeando en la habitación de Dan, en la oficina de mi padre, era

realmente paranoica acerca de ti.

Yo no dije nada. No voy a decirle a Callum que Lucy tenía razón: que

yo estaba husmeando, que ella no es tan paranoica como Callum

piensa. Porque si Lucy está loca como para tomar una escopeta y

empezar a disparar en mi dirección, ella no es la clase de persona con

la que Callum, ni nadie, debería salir, no debo hacer nada para

alentarlo a verla en una luz mejor.

—Oh Callum, siento mucho que esto haya sucedido ahora— le digo

sin remedio—. Es horrible que hayas tenido una ruptura por encima

de todo lo demás.

Puedo sentir lo solo que Callum está, después de haber perdido a su

hermano y hermana, ahora sin novia para consolarlo.

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Se encoge de hombros. —No tenía otra opción, dice con tristeza.

Nos sentamos en silencio durante un minuto más o menos, entonces

alguien detrás de nosotros hace sonar su bocina. Callum salta del

Land Rover y arrastra la maleta de la parte trasera. Voy hacia abajo,

un poco más lento de lo normal, porque estoy adolorida por todas

partes, y me uno a él en la acera.

—Gracias de nuevo, Scarlett— dice, mirándome, sus ojos grises muy

graves.

—Está bien— murmuro, completamente avergonzada.

Él levanta una mano para detenerme.

—Te debo algo a partir de ahora. Me refiero a eso. Te prometo que si

alguna vez necesitas ayuda, dondequiera que estés, puedes

preguntarme y yo vendré. Esa es una promesa. Siempre puedes

contar conmigo.

Levanto la vista hacia él, sin palabras. Y luego se agacha, pone sus

manos sobre mis hombros y me besa, muy suavemente, en los labios.

Estoy tan conmocionada y sorprendida que solo estoy ahí parada

mientras él me sostiene cerca de su beso. Estoy demasiado

confundida para besarlo de nuevo: no es su similitud con Dan

(aunque eso ha desvanecido considerablemente, más he llegado a

conocer a Callum, más he averiguado sobre Dan). Y está Jase,

también, el negocio pendiente con él. Si este fuera Jase, estaría

besándolo de nuevo con todo lo que tenía, que es en parte debido a

Jase que no puedo responder a Callum, porque estoy tan confundida

ahora de lo que siento.

Nunca supe antes de que pudiera ser atraída por dos chicos al mismo

tiempo. Ahora sé que puedo. Me siento como si estuviera atada a la

curva de aprendizaje más pronunciada en el mundo, yo no sé cuándo

es que alguna vez se detendrá.

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Probablemente debería estar empujando a Callum lejos, pero no lo

hago. No puedo. Este beso es increíblemente reconfortante de alguna

manera: muy dulce, muy suave. Es tan bueno estar cerca de alguien,

que me mantengo contra su cuerpo, que lo aprecio, soy consciente de

que no tengo ni idea de cuándo voy a conseguir esta clase de confort

otra vez. Todo lo que puedo oír es la respiración de Callum, lo único

que puedo sentir es sus manos sobre mis hombros, sus cálidos labios

contra los míos. Levanto una de mis manos para acariciar su cabeza,

su pelo corto suave, y me digo que es para calmarlo, aunque creo que

he estado esperando para correr la mano por su pelo corto que desde

que lo vi.

Y mientras lo hago, creo, como una puñalada fría se clava en mi

corazón, la voz de la razón y la cordura: Nunca haré esto otra vez.

Nunca besaré de nuevo a Callum McAndrew. Nunca lo tocaré nunca

más, nunca, en toda mi vida.

Pero nunca dura. El mundo mete en su camino de regreso, te guste o

no, su presencia todo cambia.

—Sabes que no puedo… — Callum empieza, pero yo muevo mi cabeza.

Sé que no puedo. ¿Cómo podría hacerlo? Incluso si no fuera por Jase

y mis sentimientos hacia él. El hermano de Callum murió después de

besarme. Vi a la hermana de Callum tratar de matarlo, no me

menciona. Demasiadas cosas terribles han sucedido entre la familia

McAndrew y yo.

Me agacho para agarrar el mango de mi maleta. No puedo mirar más a

Callum. La primera vez que lo vi, lo único que podía ver era a Dan.

Pero ahora la cara de Dan se ha disuelto de mi memoria, sustituido

por la de Callum. Esos minutos de vida o muerte que pasé la

celebración de Callum sobre el borde de esa caída, mirando a su cara,

nunca me dejará.

Me aparto de él y camino a través de las puertas automáticas en la

terminal. Estoy decidida a no mirar hacia atrás, pero a pocos pasos,

no puedo evitarlo. Me balanceo hacia atrás y miro por encima de mi

hombro, esperando que no siga ahí.

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Él está. Me mira alejarme. Levanto una mano hacia él. Y a medida que

levanta la mano para decir adiós a cambio, él me sonríe, una sonrisa

tan dulce que las lágrimas en mis ojos pinchan y tengo que tragar

realmente duro.

Es la primera vez Callum McAndrew me ha realmente sonreído. Y será

la última.

Taylor me está esperando en la cafetería. Ella se ve tan agotada como

me siento, como si hubiera dormido en su ropa. Hay círculos oscuros

debajo de los ojos y su piel, por lo general una gruesa blanca lechosa,

es de color grisáceo, como si hubiera estado en un sótano durante

días, sin luz natural. Lleva pantalones de cintura baja de combate y

un grueso suéter Arran que compró en el pueblo, hay una pequeña

mochila apoyada en la silla, probablemente contiene nada más que

cambios de ropa interior y calcetines, además de su cepillo de dientes.

Típico de Taylor viajar muy ligera.

La expresión de ella, cuando alcanza a verme, está consternada.

— ¿Qué pasó? —pregunta ella, saltando hacia arriba—. Te ves como si

alguien más haya muerto.

—Callum sólo me dio un beso de despedida— me las arreglo.

—Oh, no— dice Taylor, protestando de inmediato—. No puedes…

—Lo sé, lo sé— digo, con cansancio.

Taylor se sienta de nuevo, empujando un café hacia mí.

—Te tengo un pan de jengibre con leche— dice ella—. Creo que es

posible que necesites levantar el ánimo.

Esta es una subestimación deliberada que, a pesar de mi miseria, no

puedo evitar esbozar una risita. Puedo sentarme y tomar un sorbo de

mi café con leche.

Taylor hace una mueca.

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— ¿Qué se siente en el castillo esta mañana?

—Moira estaba dando vueltas limpiando las botellas de bebidas en el

bar en el Gran Salón— le digo con tristeza, —porque la Sra.

McAndrew estaba muy borracha anoche. Moira no dijo nada, pero

estoy segura de que era así para que la Sra. McAndrew no pueda

apoderarse de alcohol nunca más.

Taylor frunce el ceño.

—Escuché al señor McAndrew esta mañana, estaba haciendo los

preparativos del funeral— sigo —por lo que creo que significa que no

habrá una investigación. Sonaba horrible—. Trago aire.

—Catriona va a ser enterrada junto a Dan.

—Eso es acogedor— Taylor comentó, creo que eso es muy poco serio

por su parte, pero lo dejé pasar.

— ¿Y sabes que te dije que Callum y Lucy tuvieron una gran pelea

ayer? — acabo—. Me dijo hace un momento que rompió con ella.

Los ojos de Taylor se ampliaron.

—Él no perdió mucho tiempo— dice—. Romper con Lucy anoche y

besarte esta mañana.

—Taylor, por favor. No fue así. Al parecer fue Lucy quien disparo

contra mí en el bosque ¿puedes creerlo? Yo estaba segura de que era

Catriona, pero no, era Lucy. Ella quería asustarme para que me fuera.

—Hermana loca, la madre borracha, loca ex—novia— dice Taylor

burlonamente—. A Callum le gustan los locos, ¿eh?

—Taylor— digo, realmente cerca de cruzar la línea con ella ahora.

— ¡Lo siento!— Su cara se arruga. Nunca la había visto así antes, ella

en realidad parece que podría estar a punto de llorar.

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—Tuve pesadillas durante horas acerca de Catriona tirada toda

cubierta de sangre… no creo que realmente durmiera mucho en

absoluto. Me despertaba, pero volvía a dormir y empezaba a soñar con

ella por todas partes de nuevo. . . . ¡Sé que estoy haciendo grietas

estúpidas, pero me estoy volviendo loca!

Extiendo la mano y tomo la suya, sujetándola con fuerza. Puedo ver

que ella está tratando de contener las lágrimas. Nos sentamos un rato

en silencio, la mandíbula de Taylor trabajando cuando traga duro,

asfixiada por el nudo en la garganta.

—No fue tu culpa— le digo de nuevo.

Es curioso cómo esa frase sigue apareciendo. Espero que Taylor

encuentre consuelo en ella, como una vez lo hizo.

Taylor es todavía incapaz de hablar, pero aprieta mi mano con tanta

fuerza que casi es doloroso.

—Y… — No me atrevo a decir lo siguiente, si bien es verdad.

—Fue lo mejor que me pudo haber pasado. Para todo el mundo. ¿Qué

pasa si Catriona no hubiera muerto? Se habría negado todo.

Habríamos tenido que llevarlo todo a la policía. Incluso si ella se

condenara, piensa en el juicio, todo lo que viene de fuera, sería mucho

peor para su familia que su muerte en lo que piensan que fue un

trágico accidente.

Taylor asiente con la cabeza lentamente, la presión sobre mi mano se

afloja un poco.

—Me gustaría que no hubiera sido y— dice en la voz más débil que

jamás la he oído usar.

—Me has salvado la vida— le digo. —Callum y yo habríamos muerto

sin ti.

—Todavía no lo puedo creer— dice Taylor, con la voz todavía pequeña.

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—Investigaste cosas, sabías que alguien fue asesinado, pero aun así

es increíble cuando te encuentras cara a cara con un asesino.

—Lo sé. Todavía no lo puedo creer.

—Los pasajeros del vuelo de once hasta cuarenta y cinco a Londres

Gatwick, el vuelo ya está listo para el embarque en la puerta diez—,

dice una voz por el altavoz. —Los pasajeros del vuelo de once hasta

cuarenta y cinco a Londres Gatwick, el vuelo ya está listo para el

embarque en la puerta diez.

—Supongo que eso significa que es hora de volver a casa— dice

Taylor.

Nos levantamos y Taylor lanza su mochila sobre sus hombros.

Entonces miramos la una a la otra, haciendo caso omiso de la

llamada de embarque que sigue saliendo por los altavoces, damos un

paso hacia la otra y chocamos en el abrazo más grande que nunca.

Nos envolvemos los brazos alrededor de nuestros cuerpos y

prácticamente exprimimos a la otra hasta la muerte, como dos boas

en un combate a muerte. Nuestro abrazo de maratón dice todo lo que

no estamos diciendo en voz alta, es exactamente lo que tanto

necesitaba. Cuando finalmente nos separamos, en ambas nuestros

ojos están un poco húmedos.

Tomo mi café con leche. Probablemente frío por ahora, pero todavía

podía ver con el subidón de azúcar.

—Nunca pensé que diría esto— dice Taylor mientras nos dirigimos

hacia la línea de seguridad —pero estoy realmente ansiosa por volver

a la escuela ¿sabes?

—Oh, lo sé, yo también— le digo, mi tono sincero—. No hay nada que

hacer, sino trabajar.

—No dramas mortales— añade Taylor.

—Sólo comer queso de coliflor.

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—Tirándonos pedos como drenajes.

—Aburriéndonos realmente.

—Oh, vamos, tienes un tipo magnífico que te espera al regresar a la

escuela— Taylor me contradice cuando mostramos nuestros

pasaportes y tarjetas de embarque y de archivo en la línea de espera

para la máquina de escáner.

Pongo los ojos en blanco.

—Sí, claro. ¿Por cuánto tiempo es el vuelo?

—Una hora y cuarto.

—Bueno, será mejor empezar con la actualización de Jase ahora,

entonces. Hay mucho que decirte.

Taylor gestiona una media sonrisa hacia mí. De ninguna manera es

su mejor sonrisa o más grande, pero es un comienzo, es mucho mejor

que el aspecto que tenía hace unos minutos.

—Siempre hay algo que se te pasa, Scarlett— dice ella.

—No más, lo juro—. Mi boca se acurruca un poco en una sonrisa

mientras agarro mi pequeña maleta y la pongo en la cinta del escáner.

—Honestamente, quiero llevar una vida muy aburrida de ahora en

adelante.

—Correcto— dice Taylor, ampliando su sonrisa por el momento. Se

retuerce sus hombros, deslizando las correas de su mochila—. Nos

volveríamos locas en un mes, lo sabes.

Estamos sonriendo la una a la otra ahora correctamente.

—No, de verdad— insisto—. Lo digo en serio.

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Vacío mis bolsillos en la bandeja de plástico pequeño y paso por el

arco sin ninguna señal sonora, no alarmas, no drama. Ahí lo tienes.

Es un comienzo. Y como ya he puesto mi teléfono y las llaves y las

monedas sueltas de nuevo en mis pantalones vaqueros y levante mi

bolsa de los rodillos en el otro lado de la cinta, veo caminar Taylor por

el arco a su vez. Ella sigue sonriendo al pensar en nosotras llevando

vidas aburridas. Un funcionario de seguridad dice algo y ella asiente

con la cabeza, siguiéndolos hacia un lado.

—Control aleatorio— ella me dice—. O tal vez simplemente no les

gustan los estadounidenses.

El funcionario de seguridad sonríe mientras comienza trazando líneas

a lo largo del cuerpo de Taylor con su varita. Y tengo una oleada de

gratitud de que Taylor sea mi amiga, tan poderosa que siento un

nudo en mi garganta.

Me clavo las uñas en las palmas de las manos en un esfuerzo por no

llorar, es lo último que cualquiera de nosotros necesita. No más

lágrimas.

En su lugar, recojo el teléfono de Taylor y el cambio, lanzo su mochila

sobre un hombro, caminando hacia una fila de asientos para esperar

por ella. Mira por encima para comprobar que tengo sus cosas, pero

es sólo un reflejo: no necesita realmente.

Taylor sabe que tengo su espalda, yo sé que tiene la mía. Si alguna

vez tenía alguna duda acerca de esto, después de Castillo de Airlie

fueron arrasadas. Somos un equipo, siempre lo seremos. Pase lo que

pase a partir de ahora, se sabe a ciencia cierta.

Y en este momento, eso es más que suficiente para mí.

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Con el asesinato de Dan McAndrews finalmente detrás de ella,

Scarlett tiene grandes esperanzas para un nuevo comienzo en

Wakefield Hall, la escuela de élite inglesa que su abuela dirige.

Lamentablemente, esas esperanzas se desvanecieron cuando su

némesis, la infame Plum Saybourne, es transferida a la escuela. Plum

no pierde el tiempo en voltear a las compañeras impresionables de

Scarlett en su contra. Scarlett se ha ocupado de la desagradable Plum

antes, y ella puede manejar a su archienemiga muy bien, hasta que

Plum pone su mirada en la mejor amiga de Scarlett, Taylor y el nuevo

novio, Jase. Entonces Scarlett está más que dispuesta a luchar por lo

que es legítimamente suyo. Las cosas se ponen peor después de que

Scarlett, se ve envuelta en una misteriosa muerte en el

campus. Scarlett se ve obligada a investigar porque quiere proteger a

alguien cercano a ella. Ella nunca se imagina que vaya a descubrir

secretos relacionados con el accidente fatal de sus padres, hace

muchos años. . . .

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Scarlett, pensó que el asesinato de Dan McAndrew estaba en el

pasado, pero cuando ella y sus compañeras llegan a Edimburgo para

una excursión de una semana, se sorprende por sus viejas enemigas

de St. Tabby que están visitando la zona, en un viaje de campo

también. Aún más sorprendente, que Callum, el gemelo sobreviviente

de Dan, se encuentre en la zona - y su trato frío, la deja a Scarlett

preguntándose qué ha cambiado, sobre todo cuando una serie de

ataques, hace creer que hay alguien fuera buscándola por sus errores

del pasado.

¿Callum nunca le haría daño, sin embargo?

¿Qué hará Scarlett, por sus sentimientos conflictivos por Callum,

ahora que Jase no está aquí?

Aún más inquietante, ¿por qué es que su confidente más confiable,

Taylor, está actuando distante y desdeñosa?

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Moderadora: Kachii Andree, Mayte008 Traductoras: Serenity 953, tersa Manzano, Jesica,

Lady Pandora, Strongberry, Mayte008

Moderadora: Kachii Andre, Mayte008

Correctoras: Anaizher, Deyanira, Malú, paumupi310, Dracanea, Ista, Maia, Hanna Marl,

Mayte008

Mayte008

Francatemartu

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Traducido, corregido y diseñado en:

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