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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=30003013 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Ricardo Rubio González Reseña de "Espacios de esperanza" de David Harvey Revista de Geografía Norte Grande, núm. 30, 2003, pp. 133-136, Pontificia Universidad Católica de Chile Chile ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Revista de Geografía Norte Grande, ISSN (Versión impresa): 0379-8682 [email protected] Pontificia Universidad Católica de Chile Chile www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

1 David Harvey La Condicionm Posmodenidad

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Condicion posmoderna

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  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=30003013

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Ricardo Rubio GonzlezResea de "Espacios de esperanza" de David Harvey

    Revista de Geografa Norte Grande, nm. 30, 2003, pp. 133-136,Pontificia Universidad Catlica de Chile

    Chile

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    Revista de Geografa Norte Grande,ISSN (Versin impresa): [email protected] Universidad Catlica de ChileChile

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  • Harvey, David.Espacios de esperanza.

    Madrid: Akal, 2003. 328 p.

    RICARDO RUBIO GONZLEZ1

    El capital no es una cosa fsica, sino una relacin social.David Harvey

    Inserto en la coleccin de sugerentes ttulosde la serie Cuestiones de Antagonismo editadapor Akal, llega a nuestras manos la traduccin ala lengua castellana del libro Spaces of hope deDavid Harvey. Organizado en cuatro partes, elautor vuelve a repasar gran parte de los argumen-tos que ya le conocamos a travs de algunas desus anteriores obras (Harvey, 1990a; Harvey,1990b), los que tienen como base fundamentaluna lectura geogrfica de la teora marxista a tra-vs de sus obras esenciales (Grund isse, El Mani-fiesto Comunista, El Capital). Pero Harvey no seagota en eso y renueva sus propios puntos de vis-ta sobre las complejas relaciones capitalistas (po-lticas, sociales, histricas, territoriales...), lamodernidad y la posmodernidad, el tiempo y elespacio como fuentes del poder social, etc. Y losaspectos ms interesantes estn precisamente enla forma en que vuelve a analizar los mecanis-mos implcitos en la construccin del tiempo (lahistoria) y el espacio (la geografa) en las socie-dades capitalistas.

    En este libro parte importante de la atencinest puesta en los cambios acaecidos durante lasltimas cuatro dcadas y en las distintas formasen que dichos cambios se manifiestan. En tornoa ello gira el anlisis, que encuentra una de suslneas argumentativas ms slidas en la discu-sin relativa al cambio discursivo observable res-pecto de la globalizacin y del cuerpo. En el pri-mer caso, con una poco novedosa visin del pro-ceso y sus implicancias (lo que no comprometeen nada el buen criterio y la profunda reflexividaddel autor sobre el asunto) y, en el segundo, con

    un muy interesante anlisis del cuerpo en unadoble dimensin: como cuerpo del individuo (elcuerpo que trabaja) y como cuerpo social.

    Entre los propsitos implcitos que es posibleidentificar en esta obra, est el de consolidar laidea de un materialismo histricogeogrficocomo elemento necesario para ampliar y profun-dizar tanto el entendimiento como el anlisis delos mecanismos activos en el proceso deglobalizacin. Dicho materialismo geogrfico, enltima instancia, vendra a reemplazar el mate-rialismo histrico propio de la teora marxista,lo que sin duda se convertira en un verdaderoaporte y uno de los resultados ms evidentes dela re-lectura que Harvey hace de la teora marxis-ta, especialmente si se considera que la obra deMarx y Engels ha sido ampliamente reconocidacomo ajena al factor territorio, o bien, a la consi-deracin explcita de las relaciones espacialescomo factor relevante dentro de los procesos so-ciales (ms all de la mirada simplista dada enella a los territorios nacionales).

    Sin embargo, esta debilidad se supera en par-te gracias a las lcidas interpretaciones geogrfi-cas de la teora marxista que Harvey presenta enel libro aqu comentado. Y hay un buen ejemplosobre este asunto en los planteamientos relativosa la lucha de clases en el momento actual, el quese presenta a continuacin.

    1 Gegrafo y candidato a Doctor en Geografa (Univer-sidad Complutense, Madrid), profesor de la Universi-dad Catlica Cardenal Ral Silva Henrquez y de laUniversidad de Santiago de Chile.

    Revista de Geografa Norte Grande, 30: 133-136 (2003)

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    Globalizacin

    En la discusin acerca del proceso deglobalizacin ha sido comentada con mucha fre-cuencia (con profusin, en el caso particular dela discusin planteada por gegrafos) la tensinque se establece entre localidad y globalidad.En el proceso de construccin del espacioglobalizado, el espacio local y el espacio glo-bal entran en tensin e, incluso, en conflicto.Parte de la base de este conflicto estara en lacontradiccin a la que son sometidas las cultu-ras locales por parte del capitalismo, hoyglobalizado. Y la mercantilizacin creciente deesferas de la vida individual y colectiva (la pro-fesin y la vocacin, la participacin poltica,el ocio e incluso algunas dimensiones de la afec-tividad), es una estrategia mediante la cual elcapital se ha consolidado y ha propiciado elconflicto mencionado. Uno de los resultadosms extraordinarios del capital (entendido enlos trminos de Harvey, es decir, como una re-lacin social) ha sido la construccin de unasociedad salarial (a pesar del contexto globalactual en que las diversidades tnica, religio-sa, cultural, lingstica e incluso locacionaldificultan muchos procesos dehomogeneizacin), a la que no se hace referen-cia en estos trminos en el texto. Sin embargo,el autor se refiere al mundo del trabajo asalaria-do y repara en el grave problema de la aliena-cin, la cual no se puede solucionar ms quemediante la lucha colectiva, estableciendo unmovimiento que supere el tiempo y el espaciode tal manera que se enfrente a las cualidadesuniversales y transnacionales de la acumulacinde capital (p. 66-67). Para llegar a organizar lalucha colectiva a escala global, Harvey nos re-cuerda, en primer lugar, las dificultades que lapropia teora marxista tiene para marcar las pau-tas para guiar una accin poltica inter-escalar(en trminos territoriales) para el proletariado,y en segundo lugar, que es necesario reconocerque existe una jerarqua de escalas espacialesen las que se debe elaborar la poltica de clase(p. 67), pero todo ello teniendo especial cuida-do de no olvidar que los procesos dominantesen el capitalismo global operan de forma dife-rencial en funcin de las distintas escalas geo-grficas.

    De esta manera, la conexin que Harvey su-giere entre lucha de clases y globalizacin pasapor asumir el problema de la escala geogrfica, ylo ejemplifica en tres casos particulares:a) El problema de la especificidad de los territo-

    rios y cmo esto afecta los modelos de orga-nizacin sindical;

    b) El problema de la gobernabilidad del capita-lismo y la incapacidad que la izquierda hademostrado para responder a autoridadessupranacionales pro-capitalistas como elTLCAN y la UE; y

    c) Las dificultades de organizacin que planteala internacionalizacin del movimiento obre-ro.

    Pero junto a todo esto, el texto de Harveyofrece la posibilidad de leer argumentos quemantienen activa la discusin terica y polticaacerca de la naturaleza inherente del capitalismocomo mecanismo generador de un proceso dedesarrollo geogrfico desigual. Si se revisa la for-ma en que el ordenamiento territorial ha sidodefinido en pases de distintas regiones del pla-neta, esta discusin se hace, una vez ms, con-tingente y necesaria, ya que la premisa ms recu-rrente es precisamente la necesaria correccin delos desequilibrios territoriales.

    Adems cabe subrayar un aspecto con el finde completar la idea neoliberal ms difundidade lo que es la globalidad. De la lectura del tra-bajo de Harvey se desprende la idea de que laglobalizacin es precisamente el fenmeno y elmedio que permiten reforzar las debilidades geo-grficas de la teora marxista. De esta manera, sedeja abierta la va por la cual ser posible conso-lidar el marco interpretativo de la realidad otor-gado por el materialismo histricogeogrfico,ya que de esta manera, las paradojas y contradic-ciones de la globalizacin son reconocidas den-tro de los distintos proyectos polticos naciona-les y, lo que es ms importante para el autor,sera posible incluir esa problemtica en la agen-da del nuevo movimiento obrero, histrica yterritorialmente diferenciado, pero globalmenteintegrado, a condicin de superar la tendenciaque los movimientos de oposicin locales tie-nen al particularismo extremo (movimientospolticos partidarios de la exclusin, y de ten-dencia populista y nacionalista p. 91). De estaforma, se valida para los movimientos de baseun nuevo uso poltico del concepto globalizacin,

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    de la misma manera que el capital ha aniquiladoel espacio a travs del tiempo. En esta tarea,Harvey sugiere transitar por la diferenciacin es-pacial desde la produccin de diferencia geogr-fica hacia conceptos polticos universales y rei-vindicaciones planetarias.

    Acerca de la renovacin de lasutopas

    La muerte de las utopas parece haberse insta-lado como una marca registrada o sello caracte-rstico tanto de los discursos dominantes respec-to de la globalizacin como del proceso en smismo. Una de las consecuencias de esto es ladesaparicin de los sujetos sociales. Y Harveysostiene que uno de los desafos para el momen-to actual es recuperar al sujeto social a partir delsujeto corporal, ya que ambos se entienden comopieza clave del proceso de acumulacin de capi-tal. Y una vez ms aparece el problema globalanclado en la sociedad salarial, al plantear la lu-cha en trminos de reivindicaciones por un sala-rio digno (cap. VII).

    Pero respecto de la relacin entre el espacio yla utopa, la cuestin parece relativamente sim-ple a primera vista. Harvey demuestra que distin-tas utopas (burguesa, degenerada de la ciudad,yuppie) han creado distintos paisajes, los queejemplifica mediante la exposicin del caso deBaltimore. La idea implcita es la de las tesis delautomatismo respecto de la reproduccin de unaorganizacin espacial a partir de una organiza-cin social, lo que en el caso de las ciudades esmuy fcil de observar. Precisamente para los es-pacios urbanos, puede decirse que el ejercicioque el autor propone es el rescate de los modelostericos como utopas, pero con el cuidado deno fundarlos en intereses corporativos capitalis-tas, valorando positivamente y validando la crea-cin de diferencias geogrficas (porque esto im-plica valorar culturas locales y acercar el proyec-to y la responsabilidad de la construccin delespacio social al individuo).

    Para sustentar las nuevas utopas es precisoenfrentarse a la realidad desde un enfoque hist-rico y geogrfico, de tal forma de articular cohe-rentemente el utopismo espacio-temporal deHarvey, el que est intencionalmente distante dela utopa irrealizable y explcitamente anclado

    en la indivisibilidad del tiempo y el espacio,dando como resultado lo que l llama utopismodialctico (p. 211). Y esto lo plantea rescatandolas ideas de Lefebvre respecto de la produccindel espacio, en el cual ser el escenario en que esposible emprender estrategias alternativas yemancipadoras (p. 211), al mismo tiempo querecupera el concepto foucaultiano deheterotopa. De esta forma, la utopa consiguereferentes materiales explcitos, los que segnHarvey estn en lugares concretos. En definitiva,esto permitir fomentar la idea de que existeuna simultaneidad de juegos espaciales que re-salta la eleccin, la diversidad y la diferencia(p. 213), dando cabida en el proceso de produc-cin del espacio a los valores universales (comola libertad, el respeto o la tolerancia) en una ca-tegora similar a los intereses que emanan de laracionalidad capitalista.

    Con todo esto se hace necesario contar conun sujeto especfico capaz de construir espaciosutpicos, que comience a actuar ahora mismo,mientras se le da el tiempo suficiente al nuevosujeto social para gestarse y, por qu no,gestionarse. All es donde la figura del arquitec-to (p. 230) cobra un protagonismo especial enlos planteamientos de Harvey, quien de maneraimplcita deposita en ella la responsabilidad decrear formas materiales para las nuevas utopas.Esa figura del arquitecto es abarcadora en tantoincluye a todos quienes son capaces de ser arqui-tectos de sus propios destinos y fortunas (p. 230)y no un contingente de titulados universitariosexclusivamente.

    Lo realmente importante es que esa figura delarquitecto no puede mantenerse ajena a las res-ponsabilidades que cada individuo tiene respec-to de la naturaleza (entendida como medio am-biente) y la naturaleza humana (la especie huma-na). A partir de estas responsabilidades (ineludi-bles), Harvey descuelga una nueva idea, la delarquitecto insurgente, capaz de crear espacios f-sicos y al mismo tiempo simblicos. Una insur-gencia definida respecto del capital, ya que laconstruccin de espacios utpicos responder alas condiciones especficas en que se sita elcuerpo del arquitecto (situacin temporal y espa-cial), las que condicionarn su accin, la queintermediada por la conciencia de sus responsa-bilidades da como resultado un potencial trans-

    HARVEY , DAVID. ESPACIOS DE ESPERANZA. MADRID: AKAL , 2003. 328 P.

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    formador geogrfico e histrico que sustentar laproduccin de nuevos espacios utpicos, espa-cios de esperanza.

    El capitalismo es la causa fundamental de lasbrechas socioespaciales y la sentencia de Harveyes muy clara al respecto. Seala por diversosmedios y a lo largo de toda la obra, que es nece-sario definir formas de resistencia al capitalismoy, paralelamente, que es imprescindible no limi-tar la creatividad a la hora de crear alternativas aeste modo de organizacin, con una base territo-rial ya dada y claramente diferenciada.

    En 1998 en el madrileo barrio de AntnMartn, oa el comentario algo quejumbroso deun joven gegrafo dans (tan joven como quienentrega estas breves lneas de texto) que sugeraque a David Harvey bastaba con orlo slo unavez, porque orlo ms veces era para volver aescuchar lo mismo. Si se traslada esa apreciacina su produccin literaria, lo cierto es que es fcilidentificar ideas, valoraciones o argumentacio-nes conocidas, que ya han sido expuestas en tra-bajos anteriores. Pero ya se ha expresado antesen este escrito el valor del trabajo de ste, que talvez sea el gegrafo que con mayor perseveranciaha insistido en la consideracin del valorinterpretativo de la realidad socioespacial que lateora marxista tiene, reside en su contingencia y

    en su esfuerzo permanente por renovar y revisarelementos ya aportados para la elaboracin deuna teora geogrfica alternativa del capital.

    Bibliografa

    BAILLERES, D. Nuevas utopas en el contextode la globalizacin. Economa, sociedad y terri-torio. 2001, Vol. 3. N 9, p. 197-205.

    HARVEY, D. Los lmites del capitalismo y lateora marxista. Mxico D.F.: Fondo de CulturaEconmica, 1990. 469 p.

    HARVEY, D. The condition of postmodernity.An enquiry into the origins of cultural change.Oxford: Blackwell Publishers. 1990, 378 p.

    HARVEY, D. Espacios de esperanza. Madrid.Akal. 2003. 328 p. Serie Cuestiones de antago-nismo, 2003, N 16.

    EL PAIS. Sadam, Bush y Blair son tres perso-najes de El Seor de los Anillos. Espaa: 19 deabril de 2003. In: Babelia. P. 14.