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DIVERSIDAD Y TOLERANCIA Josep-Maria Terricabras

Diversidad y tolerancia

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DIVERSIDAD Y TOLERANCIA

Josep-Maria Terricabras

• En una democracia pluralista, la vida moral colectiva

abandona la unanimidad y se instala en el diálogo.

• La diferencia es una realidad indiscutible.

• Es lo que nos da personalidad y relieve en un colectivo.

• Las diferencias nos constituyen y deben ser reivindicadas; las

desigualdades se nos imponen y deben ser eliminadas.

• La reivindicación de la justicia y de la igualdad debe hacerse

siempre después de haber reconocido la diferencia.

• No hay que tratar, pues, a todos los humanos como iguales,

porque no lo son; sólo hay que tratarlos de modo que, aun

siendo diferentes, puedan llegar a tutearse entre sí.

• Un proyecto social justo debe querer, en definitiva, que todos

lleguen a tener posibilidades semejantes en el tener, en el saber

y en el vivir.

• Sólo es posible conseguir esto si se favorece una moral pública

que valore la diferencia y que luche contra la desigualdad.

• El diálogo y la colaboración entre personas distintas son la

contribución necesaria para que las personas se hallen día a día

en situaciones menos desiguales.

• Cuando la conciencia de la diferencia halle eco en la

conciencia colectiva se habrán allanado muchas dificultades

para cualquier diálogo.

• No parece que se pueda llegar a valorar de verdad la diferencia

si no se fomenta la tolerancia.

• Para entender este concepto dispondremos de un neologismo:

• Atolerancia

• Con el podremos distinguir entre la persona tolerante, la

intolerante y la atolerante.

• Con ésta triada distinguiremos entre el:

• Tolerante: que está positivamente dispuesto a admitir en los

demás un modo de pensar, de obrar, de ser, distinto del propio.

• El intolerante que no está dispuesto a admitir en los demás un

modo de pensar, de obrar, de ser, distinto del propio.

• El atolerante que prescinde de la tolerancia y de la

intolerancia, está alejado de ellas, es indiferente a ellas.

• Es la indiferencia respecto a la diferencia y a la diversidad de

los demás, es la indefinición y la insipidez social.

Indiferencia cuando hay que defender opiniones,

cuando hay que proclamar convicciones.

• Cuando no se defienden opiniones y convicciones, o cuando

no se tienen, es difícil tener necesidad de reflexión, es difícil

apreciar el matiz y la diferencia, cultivar la crítica y la

autocrítica.

• La falta de planteamientos personales fomenta la falta de

interés por los planteamientos y opciones de los demás.

Indiferencia e insolidaridad con las

preocupaciones y los intereses de los demás.• A menudo se confunden el respeto y la indiferencia.

• La permisividad acrítica que a menudo se fomenta y se

aplaude no es señal de tolerancia, sino de atolerancia.

• La permisividad irrestricta crea un clima social y moral que ni

es enriquecedor ni estimulante.

Indiferencia cuando hay que exponer y

contraponer racionalmente las diferencias.

• Algunos piensan que ser tolerante es rentable porque así

pueden evitarse tiranteces, discusiones y fricciones.

• Quienes sólo defienden la tolerancia para evitar males

mayores, tienen una visión negativa y mezquina de la

tolerancia.

• No podremos llegar a ser más humanos cada día sin poner en

común la riqueza de nuestras diferencias.

• Cuando no se aprenden a hacer debates rigurosos, a defender

argumentos y a examinar la solidez o la debilidad de los

argumentos de los demás, se va perdiendo también la

capacidad de ser paciente con las posiciones divergentes, la

capacidad de respetarlas, de convivir con ellas, de apreciarlas.