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• En una democracia pluralista, la vida moral colectiva
abandona la unanimidad y se instala en el diálogo.
• La diferencia es una realidad indiscutible.
• Es lo que nos da personalidad y relieve en un colectivo.
• Las diferencias nos constituyen y deben ser reivindicadas; las
desigualdades se nos imponen y deben ser eliminadas.
• La reivindicación de la justicia y de la igualdad debe hacerse
siempre después de haber reconocido la diferencia.
• No hay que tratar, pues, a todos los humanos como iguales,
porque no lo son; sólo hay que tratarlos de modo que, aun
siendo diferentes, puedan llegar a tutearse entre sí.
• Un proyecto social justo debe querer, en definitiva, que todos
lleguen a tener posibilidades semejantes en el tener, en el saber
y en el vivir.
• Sólo es posible conseguir esto si se favorece una moral pública
que valore la diferencia y que luche contra la desigualdad.
• El diálogo y la colaboración entre personas distintas son la
contribución necesaria para que las personas se hallen día a día
en situaciones menos desiguales.
• Cuando la conciencia de la diferencia halle eco en la
conciencia colectiva se habrán allanado muchas dificultades
para cualquier diálogo.
• Para entender este concepto dispondremos de un neologismo:
• Atolerancia
• Con el podremos distinguir entre la persona tolerante, la
intolerante y la atolerante.
• Con ésta triada distinguiremos entre el:
• Tolerante: que está positivamente dispuesto a admitir en los
demás un modo de pensar, de obrar, de ser, distinto del propio.
• El intolerante que no está dispuesto a admitir en los demás un
modo de pensar, de obrar, de ser, distinto del propio.
• El atolerante que prescinde de la tolerancia y de la
intolerancia, está alejado de ellas, es indiferente a ellas.
• Es la indiferencia respecto a la diferencia y a la diversidad de
los demás, es la indefinición y la insipidez social.
Indiferencia cuando hay que defender opiniones,
cuando hay que proclamar convicciones.
• Cuando no se defienden opiniones y convicciones, o cuando
no se tienen, es difícil tener necesidad de reflexión, es difícil
apreciar el matiz y la diferencia, cultivar la crítica y la
autocrítica.
• La falta de planteamientos personales fomenta la falta de
interés por los planteamientos y opciones de los demás.
Indiferencia e insolidaridad con las
preocupaciones y los intereses de los demás.• A menudo se confunden el respeto y la indiferencia.
• La permisividad acrítica que a menudo se fomenta y se
aplaude no es señal de tolerancia, sino de atolerancia.
• La permisividad irrestricta crea un clima social y moral que ni
es enriquecedor ni estimulante.
Indiferencia cuando hay que exponer y
contraponer racionalmente las diferencias.
• Algunos piensan que ser tolerante es rentable porque así
pueden evitarse tiranteces, discusiones y fricciones.
• Quienes sólo defienden la tolerancia para evitar males
mayores, tienen una visión negativa y mezquina de la
tolerancia.
• No podremos llegar a ser más humanos cada día sin poner en
común la riqueza de nuestras diferencias.