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IMPORTANCIA DE LOS LIBROS PARA NIÑOS COMO MODO DE

INCORPORAR A LOS NIÑOS DEFICIENTES A LA VIDA NORMAL

Tordis 0rjasaeter

Introducción

Del mismo modo que el Año Internacional del Niño (1979) brindó a la Unesco laocasión de destacar la importancia de los libros para niños en la vida de éstos, asítambién cabe esperar que el Año Internacional de los Impedidos (1981) le permita se-ñalar el papel decisivo que pueden desempeñar los libros como modo de incorporar alos niños a la vida normal del mundo que les rodea.

La presente obra aspira a hacer ver a todos los que se relacionen con los librospara niños -editores, autores, ilustradores, bibliotecarios- la necesidad de producirmás y mejores libros para los niños deficientes físicos y mentales y sobre ellos, conobjeto de superar algunas de las barreras de aislamiento y soledad, que tan a menudoles separan de los demás niños y les condenan a llevar una vida al margen de la grancorriente de la vida social.

Su autora, Tordis 0rjasaeter, es profesora de la Escuela Normal Superior de Edu-cación Especial de Noruega. Sus observaciones constituyen una documentada guía sobrelo que hay que publicar -y la forma de hacerlo- para este público especial, y un elo-cuente llamamiento para que el Año Internacional de los Impedidos sirva de trampolína unos programas de gran envergadura y al firme compromiso de atender las necesidadesde los niños deficientes de todo el mundo.

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IMPORTANCIA DE LOS LIBROS PARA NIÑOS COMO MODO DEINCORPORAR A LOS NIÑOS DEFICIENTES A LA VIDA NORMAL

Problemas que plantean los niños deficientes

¿Quiénes son los niños deficientes?

Los libros y la vida cotidiana

Los niños residentes en instituciones

¿Qué tipos especiales de libros necesitamos?

Libros en braille

Libros parlantes

Libros táctiles

Libros escritos con grandes caracteres

Libros escritos en el lenguaje de los signos

Libros ilustrados para niños retrasados en el habla y el lenguaje

Libros fáciles de leer

Los libros para niños como punto de partida de otras actividades

Los niños deficientes en los libros

Conclusiones

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PROBLEMAS QUE PLANTEAN LOS NIÑOS DEFICIENTES

El Año Internacional de los Impedidos no concierne únicamente a estos últimos y a susorganizaciones sino también en gran medida a quienes se interesan por los libros paraniños y actúan en este campo. Necesitamos más y mejores libros para los niños defi-cientes, y necesitamos libros que les den información y les deparen la posibilidad desentirse ellos mismos.

No se trata simplemente de mejorar la educación sino también de ofrecer oportu-nidades para las actividades de esparcimiento. La mayoría de los niños deficientesfísicos o mentales viven en un ambiente estéril. Ahora bien, al igual que los demásnecesitan un estímulo cultural para penetrarse plenamente de su propio "ego", y parafacilitar y enriquecer su contacto con los demás. Esto es especialmente importanteen el caso de quienes se sienten diferentes y aislados. La lectura servirá siemprepara aumentar el conocimiento de las palabras y para reducir la distancia entre el de-ficiente y el mundo que le rodea. Como dijo Helen Keller: "los libros no me propor-cionan solamente el placer y el saber que consiguen también con ellos los demás lec-tores, sino además la información que otros perciben por medio de la vista y del oido".

Estamos acostumbrados a emplear el concepto de "deficiente". Las Naciones Unidashan optado ahora por la palabra impedidos, probablemente porque la antigua noción haadquirido un sentido negativo y porque un nueva palabra puede hacernos pensar de unmodo nuevo. Independientemente de la palabra que escojamos, en sí misma la expresióntiene un valor relativo y no es sino el fiel reflejo de la opinión que tenemos de losindividuos y de la sociedad,y también de lo estrecho o lo amplio de nuestra idea dela normalidad. En realidad, es erróneo utilizar el concepto de "deficiente" sin defi-nirlo en relación con algo y sin colocarlo en situaciones concretas. Primero y sobretodo, todos somos personas, y lo que nos une es más fuerte que lo que nos separa.

Los niños deficientes son esencialmente niños, y tienen las necesidades, las re-acciones y las diferencias propias de los niños. Hay tanta diversidad entre quienestienen el mismo trastorno general que entre cualesquiera otros niños. Cada niño esúnico, y tiene necesidades propias, así como dotes, problemas y posibilidades tambiénpropias.

Los niños ciegos sólo son deficientes en relación con los libros impresos, pero nocuando se trata de libros en braille. A quienes tienen dificultades de lectura les cuestamucho leer libros escritos con caracteres ordinarios, con letra pequeña y con fraseslargas. Son deficientes en relación con esos libros, pero no con los que emplean unlenguaje simple y una tipografía de fácil lectura. Los retrasados mentales suelen serdeficientes en relación con los libros que exigen un gran esfuerzo intelectual, perono necesariamente con aquéllos que tienen un contenido y una presentación suficiente-mente simples.

Para el niño ciego, el hecho de no poder ver es algo natural. Para el niño sor-do, es igualmente natural el hecho de no poder oir. Es antinatural para nuestros ojosy nuestros oidos porque estamos acostumbrados a percibir el mundo que nos rodea conlos sentidos de la vista y del oido. Para muchas personas, la deficiencia física omental es algo inhabitual, ya que la mayoría de los sordos, ciegos o deficientes físi-cos o mentales no se pasean por la calle ni van a las tiendas, y no los vemos en nues-tro hogar o en nuestro lugar de trabajo, o sentados en mesas de conferencia con auto-res y editores, o presentes en las ferias del libro.

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En muchos países económicamente desarrollados, una desdichada política de segre-gación hizo que durante muchos años los niños deficientes vivieran en grandes insti-tuciones o más o menos aislados en su hogar. Una comunidad sana y constructiva estácompuesta de todo tipo de personas. La integración ha pasado a ser una divisa gene-ral. ¿Qué significará entonces la frase "incorporar a las personas deficientes a lasociedad ordinaria"?

No significa -como nos gustaría pensar a la mayoría de nosotros- que se autorizaya a los deficientes a unirse a nosotros para llegar a ser lo más "normales" que re-sulte posible, es decir, semejantes a nosotros. La integración es algo totalmentediferente. Quiere decir que podemos conservar nuestra propia personalidad y pasar aformar parte independiente de una unidad mayor. La integración quiere decir que apor-tamos algo a esa unidad. Las escuelas ordinarias, las familias y la sociedad localnecesitan a los deficientes del mismo modo que éstos tienen una reivindicación natu-ral y justificada a pertenecer a la sociedad en la cual han nacido.

Cuando la integración ha resultado a menudo muy difícil en la práctica, ello seha debido en parte a que carecíamos de materiales didácticos adecuados en nuestrasescuelas y, entre ellos, de buenos libros para niños de distintos niveles de elocu-ción y de lectura, y para niños que tienen defectos sensoriales. La simple idea dela integración entra en conflicto con las de eficacia, productividad y rapidez, alas que atribuye tanta importancia la sociedad. Se requerirá tiempo para cambiar lasactitudes, puesto que sabemos muy poco sobre la vida de los impedidos. A todos nosasusta lo desconocido. La ignorancia produce ansiedad, y la distancia entre la ansie-dad y la agresión es alarmantemente corta. Una sociedad puede buscar siempre víctimaspropiciatorias. Necesitamos obras que preparen y engendren un acercamiento.

¿QUIENES SON LOS NIÑOS DEFICIENTES?

Hay muy diversos tipos de diagnóstico: deficientes mentales, deficientes físi-cos, autísticos, sordos, ciegos, de vista parcial, paralíticos cerebrales, con lesio-nes cerebrales, etc., etc. Al centrarnos en el tema de la importancia de la litera-tura para niños como modo de incorporar a los niños deficientes a la vida normal, loque nos interesa no es tanto la deficiencia propiamente dicha como los efectos quesurte sobre el desarrollo del habla y la capacidad de leer y entender libros.

La mayoría de los niños deficientes se quedan atrasados en su desarrollo lingüís-tico. Por consiguiente, probablemente tendrán problemas en su desarrollo afectivo aligual que en su desarrollo social. Muchos de ellos tropiezan también con dificultadesde lectura. Están, además, los niños disléxicos, es decir, aquéllos cuyo principalproblema es precisamente el de la dificultad de lectura. Tenemos también a todos losniños que se portan como deficientes lingüísticos y como retrasados en materia de lec-tura, por ejemplo: los niños inmigrados y el número creciente de niños que padecenprivaciones culturales. En conjunto, suponen un gran porcentaje de la totalidad delos niños del mundo.

Primero y sobre todo, se trata de niños que tienen las mismas necesidades básicasde todos los niños pero que, además, son deficientes, lo cual crea la necesidad de dis-poner de libros que faciliten su desarrollo lingüístico y, a la vez, su crecimientosocial y afectivo. Pueden utilizar algunos de los libros para niños corrientes, peronecesitarán también libros concebidos especialmente para ellos.

En lugar de centrarse en cada deficiencia concreta, debemos determinar el proble-ma común de muchos niños deficientes, es decir, el que se refiere a su retraso en pun-to al lenguaje:

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o bien porque son sordos o padecen dificultades de audición, en cuyo casotienen únicamente una ligera posibilidad de imitar la palabra hablada;

- o bien porque son deficientes mentales, y por ello nuestras palabras lesresultan demasiado difíciles. Por supuesto, tienen la misma necesidad deexperiencia y de desarrollo que todos los demás;

o bien porque sufren una disfasia de desarrollo, o son autísticos, por loque no pueden comprender las palabras como medio de comunicación;

- o bien porque son ciegos y les cuesta entender las múltiples palabras rela-cionadas con la vista y la experiencia de la vista.

Para la mayoría de nosotros, el habla es el vínculo mediante el cual entramos encontacto con los demás. Todo nuestro desarrollo social e intelectual depende de unlenguaje bien desarrollado, y es muy difícil imaginar hasta qué punto llega a ser pro-blemática la enseñanza cuando no es posible utilizar palabras ni ideas abstractas parafacilitar la instrucción, en el sentido más amplio de esta palabra, incluidas todaslas modalidades de aprendizaje y la educación de los niños.

Entendemos en forma óptima el papel que desempeña el lenguaje en nuestro desarro-llo cuando entramos en contacto con niños que tienen diferentes problemas lingüísticosy cuyas dificultades aumentan año tras año. Para ellos, la instrucción tiene que con-sistir, sobre todo, en enseñar las palabras, que son el instrumento más importante dela mente.

La experiencia ha demostrado que las canciones de cuna y las poesías pueden esti-mular el lenguaje de quienes están en condiciones de oir la voz humana, y que los li-bros ilustrados estimulan también el desarrollo del lenguaje para quienes pueden ver.Todos los niños necesitan libros, pero los niños deficientes los necesitan más toda-vía que los demás.

LOS LIBROS Y LA VIDA COTIDIANA

En Cushla and Her Books, Dorothy Butler nos ha dado una descripción muy notablede una niña crónicamente enferma desde su nacimiento y que se ha pasado mucho tiempoen el hospital, con grandes dolores. Padece un retraso de desarrollo físico que, en-tre otras cosas, le acarrea una dificultad de centrar la vista y de controlar los mo-vimientos. Algunos médicos piensan que es también retrasada mental. Tiene la suertede haber vivido una infancia feliz, porque pudo disponer de muchos libros desde loscuatro meses de edad. Sus padres tienen que llevarla durante la mayor parte del díay de la noche, reconfortarla y prestarle ayuda cuando tiene un ataque. Constantemente,le cantan canciones, le leen libros y le enseñan imágenes. El sonido de la voz huma-na y la visión de los colores la calma y estimula al mismo tiempo. Es, pues, lógicoque sus padres hayan utilizado libros ilustrados, poesías y nanas. La autora dice enuna posdata:

"¿Cómo determinar lo que han aportado los libros a la calidad de la vida deCushla?

Parece evidente que el acceso a ese caudal de palabras y de imágenes, en unambiente de constante amor y apoyo, han contribuido enormemente a su desarrollocognoscitivo general y al de su lenguaje en particular.

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Pero quizás, y sobre todo, los libros de Cushla la han rodeado de amigos,de personas y de un ambiente cálido y vivo, mientras vivía en una situación ca-si constante de dolor y de frustración. Los adultos que la han querido, y quehan intentado presentarle el mundo cuando ella no podía hacer esto personalmen-te, han desempeñado el papel que les correspondía. Pero es posible que fueranlos propios personajes quienes la acompañaran en los lugares sombríos y solita-rios que solamente ella conocía.

Y quizá permanezcan siempre con ella: el conejito Peter y la abuela Lucy,el Sr. Gumpy y James, seguidos de una procesión de gatos y reyes, tigres y osos,y cerrando filas, Davy y Emma y el Malvado Agapanthus. Si esto es cierto, ellase sentirá muy fortalecida.

Es posible que las palabras de la propia Cushla, grabadas el 18 de agosto de1975, cuando tenía tres años y ocho meses, nos digan lo que necesitamos saber alrespecto. Las pronunció mientras estaba tumbada en un sofá, con su muñeca detrapo en los brazos y el habitual montón de libros a su lado: "Ahora puedo leera Lobby Lou, porque está cansada y triste y necesita un buen abrazo y un vaso deleche y un libro".

Es ésta ciertamente una buena receta para cualquier niño, deficiente o no."

La autora concluye diciendo:

"Hace diez años, antes de nacer Cushla, yo tenía una fe muy grande en el po-der de los libros, como modo de enriquecer la vida de un niño. En comparacióncon mi convencimiento de ahora, esa fe era realmente muy poca cosa. Ahora sé loque pueden ofrecer las letras y las imágenes a un niño apartado del mundo por unarazón u otra. Pero sé también que tiene que haber otro ser humano dispuesto ainterceder, para que pueda ocurrir algo en ese sentido. De haber tenido otrospadres -por muy inteligentes y bien intencionados que fueran- es posible que Cushlano hubiera encontrado nunca, de niña, palabras e imágenes entre las tapas de unlibro. No hay ciertamente nadie que recete la lectura en voz alta para los niñosque son enfermos crónicos y cuyas deficiencias se consideran de carácter mental ala vez que físico.

Con la esperanza de establecer unos lazos más humanos entre los libros y losniños deficientes de todo el mundo, los padres de Cushla han aceptado que se pu-blicara su vida. Todos nosotros estamos convencidos de que, cuando Cushla seamucho mayor, deseará también contribuir a esta empresa. Estimamos que la fe deCushla en los libros como puentes puede ser más fuerte todavía que la nuestra."

Toda deficiencia supone casi simpre la soledad. "Los niños de los libros paraniños son nuestros amigos", dijo una vez la autora sueca Astrid Lindgren. Los niños ddeficientes necesitan amigos más que los demás porque, normalmente, se sentirán mássolos que ellos.

Los padres de Cushla empezaron a presentarle libros cuando tenía cuatro meses deedad. Según las recientes investigaciones sobre el cerebro, los fetos reaccionan a lossonidos a partir de la 16a. ó 18a. semana y, por consiguiente, no hay ninguna razón pa-ra no cantarles nanas, antes incluso de nacer. Muchos jóvenes de nuestros países eco-nómicamente desarrollados viven a menudo muy apartados de su familia, y no pueden re-cordar las viejas canciones y nanas. Es necesario disponer de recopilaciones de ellas,con objeto de que los padres puedan aprenderlas, o recordar las canciones que oyeronde niños. Es muy importante cantar a todos los niños, lo mismo que es importante quetodos los niños tengan una experiencia del color en libros ilustrados desde una edadmuy temprana, y que sepan reconocer los objetos de la vida cotidiana que figuran ensus libros. Y esto es más importante todavía para quienes han nacido con una deficien-cia.

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En los comienzos mismos de la vida de un niño, hemos de empezar con canciones ynanas y libros ilustrados. Es éste uno de los consejos más importantes que puedendar los médicos, los psicólogos y las asistentas sociales a los padres de niños defi-cientes, que tienen que estar en condiciones de conseguir asesoramiento sobre los li-bros que deben comprar o solicitar en préstamo a la biblioteca. Los bibliotecariosdeben darse cuenta también que los padres de niños deficientes son quienes más nece-sitan un buen y constante asesoramiento y ayuda para encontrar libros idóneos. Aeste respecto, podremos utilizar la mayoría de los libros ilustrados habituales paralos niños que tienen un retraso lingüístico, a condición de que no sean demasiadocomplicados y de que no contengan elementos que puedan dar miedo. Es muy importanteque los utilicemos, ya que en esa edad se sientan las bases del interés por los li-bros. No solamente los buenos libros ilustrados contribuyen a que los niños se fami-liaricen con los libros de modo tal que los aprovecharán durante el resto de su vida,sino que además pueden ayudar a los niños retrasados, autísticos y que tienen lesionescerebrales a aprender a concentrarse a una edad muy temprana.

Los niños deben familiarizarse con los libros antes de darse cuenta de sus pro-pios problemas lingüísticos. Necesitan tener buenas relaciones con los libros antesde que éstos lleguen a ser un problema para ellos, lo cual se producirá indudablemen-te más tarde, ya que la palabra escrita resulta más difícil de dominar que la hablada.

Aprender a leer es muy complicado, y la sensación de fracaso puede resultar abru-madora cuando se tropieza con problemas al hablar y al leer. Procede asociar los li-bros a unos sentimientos felices desde la edad más temprana, cuando el niño está to-davía en el regazo de su madre y los dos miran juntos un libro. Esto es muy importantepara intentar sentar las bases de su futuro. Muchos niños que padecen retrasos deelocución no conseguirán nunca tener a alguien que les lea. Quien debe tomar lainiciativa es el adulto. En cuanto a los más desvalidos, a menudo, carece de utilidadleerles libros y, en lugar de ello, habrá que contarles cuentos muy simples, repitien-do las palabras más corrientes en muchos contextos diferentes y señalando con el dedolas ilustraciones, hablando con voz apacible.

No solamente los padres sino también otros adultos deben contribuir a estimularel habla por medio de poesías y libros ilustrados. Los niños deficientes necesitanal personal de jardines de la infancia y a los maestros y asistentas sociales con fi-nes de contacto personal y de formación. La dificultad de encontrar libros adecuadosaumenta al crecer los niños. Cuando descubren que pueden hablar y que no se les en-tiende, o no entienden a los demás o no pueden encontrar las palabras justas, no essorprendente que se desinteresen de los libros, ya que los libros consisten en pala-bras, y para ellos las palabras estarán asociadas a la confusión y el fracaso. Porconsiguiente, es muy importante establecer una buena relación con los libros desde losprimeros años. Pero nunca es demasiado tarde para empezar. Incluso cuando los niñosson ya mayores, hay que seguir utilizando libros ilustrados, si bien no los destinadosa los de corta edad. Habrá que buscar ilustraciones de cosas y actividades que lesinteresen. Los libros ilustrados son necesarios durante toda la infancia. Las ilus-traciones tienen que describir un relato, y el texto debe ser breve y simple. Sepodrá pasar gradualmente a libros que tengan un texto más abundante y menos ilustra-ciones. Aunque el contenido sea simple o trivial, no hay que olvidar la importanciade indicar bien los sentimientos: soledad, ira o felicidad. Ahora bien, el cuentodebe terminar bien, y no con una sensación de miedo o de cólera.

El desarrollo del lenguaje y de la lectura son paralelos y, por ello, es muy im-portante producir libros, para los niños retrasados en punto al lenguaje, que les in-citen a comunicar. En nuestra sociedad, la lectura es la clave para la información.Si leemos libros a un niño deficiente, los resultados se manifestarán quizá mucho mástarde. Pero debemos comprender que el desarrollo del lenguaje y el nivel correspon-diente de lectura se demoran a menudo varios años.

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Para quienes se afanan en el arte de la lectura, nos hace falta una amplia gamade libros. Por supuesto, necesitamos muchos libros de fácil lectura, que sean atrac-tivos y divertidos. Los necesitamos también para los demás niños, pero mucho máspara quienes se esfuerzan denodadamente por leer, con objeto de que tengan la sensa-ción de que esos esfuerzos suyos valen la pena. Debemos disponer de libros de fácillectura para distintos grupos de interés y de edad, y debemos recurrir a la intuicióny descubrir lo que hace que un libro resulte fácil de leer.

En conclusión, cabe decir que los niños necesitan poesías y libros ilustrados,y que es necesario leérselos incluso después de que hayan aprendido a leer. Hacenfalta materiales de fácil lectura mientras están aprendiendo a leer, aunque aprendera leer requiera diez años en vez de uno. Es preciso disponer de libros gradualmentemás difíciles, con un contenido variado y muy amplio en cada fase. Los niños debenfamiliarizarse con los libros desde los primeros años de su existencia. Y sólo pue-den conseguir esto si tienen constantemente a su alcance una amplia gama de buenoslibros. Habrá que leerles libros lo más a menudo que sea posible, para enriquecer suvocabulario y estimular su imaginación. Los padres y quienes se ocupan de los niñosnecesitan orientación para poder encontrar libros idóneos.

"De pronto, mientras íbamos caminando, Britta tomó su libro de cuentos y lo olió.Lo olimos entonces también nosotros. Los libros nuevos huelen tan bien que su olornos puede decir casi lo agradable que va a resultarnos su lectura", dice la autorasueca Astrid Lingren en "Los seis niños de Bullerby". Deseamos que todos los niñospuedan tener esa misma experiencia.

LOS NIÑOS RESIDENTES EN INSTITUCIONES

Muchos de nuestros niños deficientes viven todavía en grandes instituciones desdelos primeros años de su vida. Es muy importante que nos demos cuenta de que la vidaen una institución es una forma artificial de existencia para un niño; quedan aparta-dos de los importantes procesos de la vida cuando se pasan el día y la noche sin tenernada en común que no sea el mismo tipo de deficiencia. Únicamente ven a algunos adul-tos que van y vienen en determinados momentos, pero que descansan y lo pasan bien enotros ambientes. Normalmente, sólo se atienden las necesidades primarias del niño, esdecir, la alimentación, el vestido y la cama, y cabe esperar que también la escuela uotra forma de actividad pedagógica. Todas esas actividades -escolares, en jardines deinfancia, en talleres o en forma de trabajos recreativos- se llevan a cabo por las ma-ñanas. Las tardes y las noches, los domingos y los días de fiesta son muy largos.Muchos se pasan sentados toda su infancia y ulteriormente, también toda su vida de jó-venes y adultos, tarde tras tarde, domingo tras domingo, día de fiesta tras día defiesta. Para ellos sería muy útil disponer de libros. En esas instituciones, los niñosy los jóvenes tienen que irse a la cama antes de lo que es normal a su edad. En todocaso deberían estar en condiciones de leer en la cama, y a los que no saben leer habríaque leerles cuentos, o enseñarles ilustraciones de un libro.

Por desgracia, una gran parte del personal de esas instituciones carece de conoci-mientos sobre la literatura para niños. Y sin embargo, se ha adquirido una gran expe-riencia en las instituciones que utilizan los libros como parte integrante de sus ac-tividades ordinarias. A menudo, los bibliotecarios locales están en contacto con lasinstituciones, visitan a los niños y les invitan a ir a la biblioteca. Como es lógico,los libros para niños no pueden compensar la esterilidad de la vida en una institución,pero sí pueden proporcionar el contacto y la satisfacción tan necesarios, y dar a losniños una idea de la vida en el mundo exterior.

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Las instituciones para niños deficientes son lo más opuesto a la integración pe-ro, al entrar en relación con una biblioteca, pueden romper esa segregación generali-zada. Con una gran variedad de libros para niños, es posible preparar también a losniños para la integración y para la vida que habrán de llevar más adelante.

Muchos niños y jóvenes pasan algún tiempo en los hospitales. En nuestros paíseseconómicamente desarrollados, los accidentes de carretera aumentan año tras año, ymuchas de las personas accidentadas son niños y jóvenes. Algunos de ellos se quedantan gravemente mutilados que ni siquiera pueden sostener un libro o pasar sus páginas.Necesitan instrumentos eléctricos que pasen las páginas, u otros medios técnicos quefaciliten la lectura. Esto mismo les ocurre a muchos espásticos, a quienes les cues-ta mucho mantener inmóvil su cabeza y los brazos, o que no consiguen distender total-mente sus músculos.

Cushla, a quien conocimos en Cushla and her books, pasó en el hospital periodosmás o menos largos durante los primeros años de su vida. Tuvo siempre consigo susqueridos libros infantiles. La estancia en el hospital es especialmente dura paralos niños y por ello hay que darles evidentemente la máxima sensación posible de se-guridad y de felicidad. A menudo, necesitarán libros simples y cómicos que tenganmuchas ilustraciones. Todos nosotros, independientemente de nuestra edad, preferimosuna lectura ligera cuando no nos sentimos bien o estamos cansados. Quienes pasanmucho tiempo en un hospital necesitan una gran cantidad de buenos libros. Necesitanel contacto y la aventura exactamente igual que el tratamiento médico. Los libros nosolamente hacen falta con fines de educación y de estímulo intelectual sino tambiénpara presentar las experiencias que tiene en común la inmensa mayoría de las personas.Quienes se sienten diferentes y aislados necesitan muy especialmente tal experiencia.

Incumbe a la sociedad establecer unas condiciones que permitan a los niños y alos jóvenes crecer en el ambiente más natural y ordinario posible. Los libros puedencontribuir a preparar al niño para el mundo adulto, especialmente si abordan problemassociales, si se refieren a la actitud de los jóvenes ante el sexo o si contribuyen, engeneral, a aclarar nuestros problemas comunes. "Empecé a escribir porque pensé quedisminuiría la soledad de alguna persona al enterarse de que había otros seres tansolos como ella", dijo una vez el autor sueco Hans Peterson. "En realidad, escribolibros para que algunos niños se sientan menos solos, y para que los niños y los adul-tos hablen unos con otros". Los libros pueden servir para entablar la conversacióny para habler de problemas, especialmente en el caso de quienes están acostumbrados aesconderse. Los libros dan una sensación de amistad compartida.

¿QUE TIPOS ESPECIALES DE LIBROS NECESITAMOS?

En Cushla and her books se nos dice que Cushla tenía muchos libros para niños,porque sus padres conocían bien este tipo de literatura. Cualquiera que sea la defi-ciencia, los niños que la padecen tienen suerte cuando a sus padres o profesores o aquienes les cuidan les gustan también muchos los libros para niños o, por supuesto,entran en contacto con bibliotecas para niños. Un gran número de libros corrientesilustrados y recopilaciones de poesías, nanas y canciones y aventuras, pueden servirtambién para los niños deficientes. En algunos países, se preparan catálogos con tí-tulos especialmente recomendados para los retrasados mentales, los sordos u otrostipos de niños que tienen un retraso lingüístico (República Federal de Alemania,Australia, Dinamarca, Estados Unidos de América, Noruega, Países Bajos, Reino Unidoy Suecia, por ejemplo).

Pero, aunque podemos emplear muchos libros corrientes para niños, habrá que pro-ducir libros especialmente para los niños deficientes. Si no ven, necesitarán libros

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en braille, libros parlantes y libros táctiles. Otros niños sólo tienen una vistaparcial y necesitan libros escritos con grandes caracteres. Los niños sordos, cuyolenguaje es el de los signos, necesitan libros escritos en este lenguaje. Los retra-sados mentales y otros niños que tienen dificultades de habla y de lenguaje necesitanlibros ilustrados muy simples. El gran número de niños retrasados en materia de lec-tura necesitan libros fáciles de leer para tener la impresión de que valen la penalos esfuerzos que realizan con los libros.

Libros en braille

Es fácil comprender que los niños que no pueden ver los caracteres impresos ylas ilustraciones de los libros corrientes necesitan una literatura especial. Pode-mos recurrir al braille desde que el francés Louis Braille, que era ciego, inventóel sistema hace ciento cincuenta años. Este sistema consiste en seis puntos que re-saltan sobre el papel, y con los cuales es posible hacer 63 permutaciones diferentes.Pueden servir para representar letras, números, signos musicales, etc.

En muchos países hay libros para niños en braille. Sin embargo, estos librospertenecen a las organizaciones para ciegos que los producen, y no existen en las bi-bliotecas públicas. Por supuesto, los libros para niños en braille deberían figuraren ellas junto con los demás libros para los niños. Los catálogos y las listas delibros nos indican que los libros producidos en braille están destinados principal-mente a los adultos. Esto no es sorprendente ya que los adultos ciegos son muchomás numerosos que los niños ciegos. Pero nuestros hábitos se forman precisamente du-rante la infancia y en ella recibimos nuestra formación fundamental, y es entoncescuando se nos influye más fácilmente. Una formación adecuada, necesaria para que losciegos puedan desenvolverse en las comunidades en las cuales viven, debe entrañar eldisfrute de los libros para niños.

Quienes son ciegos desde la primera infancia, antes de saber hablar, están, porsupuesto, en una situación más difícil que quienes pierden la vista más tarde, ya queno tienen una memoria visual que les sirva de apoyo. Por consiguiente, les costarámucho más hablar. Los niños que tienen una visión defectuosa necesitan libros paraadquirir experiencia y para mejorar su vocabulario.

Libros parlantes

Además de los libros en braille están los libros parlantes. Como los magnetófonosson ya de uso diario en muchos países, los ciegos cuentan ahora con muchas más posibi-lidades de escoger mejor sus materiales de lectura.

Para que los niños ciegos puedan aprovechar los libros para niños tiene que haberuna amplia gama de libros parlantes. Podrán oir estos libros junto con sus amigos queno son ciegos, lo cual reducirá la distancia entre ellos.

Los libros parlantes revisten también gran importancia para otras categorías deimpedidos que tienen problemas de lectura y para los deficientes físicos que no puedensostener un libro. Para quienes son a la vez sordos y ciegos -que son quizás los queestán más solos- el libro en braille es el único material de lectura posible. En elcaso de la inmensa mayoría de los ciegos, tanto niños como adultos, los libros enbraille y los parlantes se complementan mutuamente. Para las novelas se prefieren engeneral los libros parlantes, al paso que los libros de texto, los educativos y losde consulta suelen estar.en braille. Es muy importante disponer de una gran cantidadde libros en braille para los niños ciegos que están aprendiendo a leer, aunque no de-berían esperar a saber leer en braille para poder disfrutar con los libros para niños.Necesitan oir la lectura de libros exactamente igual que los demás niños. Los librospara niños en braille son también necesarios para que los padres ciegos puedan leer asus hijos.

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Libros táctiles

La mayoría de nosotros tenemos tan poca imaginación que no entendemos inmediata-mente que los niños ciegos y los de vista parcial necesitan también libros ilustrados,exactamente igual que los demás. Quienes tienen una vista no demasiado mala puedenaprovechar los libros ilustrados ordinarios, a condición de que el contraste sea losuficientemente vivo y los colores lo suficientemente claros como para que los deta-lles no se fundan unos con otros. Los totalmente ciegos tienen que recurrir a la yemade los dedos para entrar en contacto con las ilustraciones.

Por ello, muchos padres y profesores y maestros han hecho libros a mano para sushijos. Recortan y pegan ilustraciones para que los niños puedan tocarlas. En general,convierten libros ilustrados corrientes en libros táctiles. El problema es que losniños ciegos no tienen la experiencia necesaria para interpretar esas ilustracionesfigurativas. Si a nosotros, que podemos ver, se nos presenta en un libro táctil unacasita de contrachapado, recortada y pegada en la página, o el contorno de una ovejarealizado con lana, reconocemos inmediatamente que se trata de un libro ilustrado so-bre la célebre "Oveja Negra" o sobre una casa en el bosque. Quienes no han visto nun-ca una oveja, un árbol, una casa o una flor no saben realmente a qué se parecen. Porejemplo, el niño ciego no puede entender un paisaje, ya que está acostumbrado a reci-bir información a través de la punta de sus dedos.

¿Cómo puedo hacer lo que no puedo ver? es el título de un libro del japonés ShiroFukurai. Su punto de partida es el mundo conceptual de los niños ciegos y su afáncreador. A su juicio, el artista debe aprender a utilizar los propios símbolos delniño ciego, en lugar de imponerle los suyos.

Virginia Alien Jensen, en Dinamarca, y Philip Newth, en Noruega, han sido influidosuna y otro por Shiro Fukurai, y en sus libros táctiles los personajes principales noson figurativos. En una conferencia, Virgina Alien Jensen dijo a propósito de su libroWhat is that?:

"Es casi imposible que ustedes o yo percibamos un mundo carente de toda experienciavisual. Aunque pudiéramos, se nos seguiría planteando el problema de determinarsi -y, en caso afirmativo, cuando y cómo- deberíamos intentar enseñar a los niñosciegos lo que es la experiencia visual, o si solamente deberíamos darles unasilustraciones que no requieran tal experiencia. Todos los experimentos deben ha-cerse en cooperación con niños que tengan deficiencias visuales, y con sus padresy maestros o profesores.

El problema principal de la creación de un libro que puedan utilizar al mis-mo tiempo los niños ciegos y los demás es encontrar un terreno común a unos yotros, y esto resulta muy difícil para unos adultos que están influidos por lamentalidad tradicional. La interacción del texto y de la ilustración tiene unaimportancia mucho mayor en estos libros que en los ilustrados corrientes. Hayque redactar muy cuidadosamente el texto con objeto de encauzar al lector ciegoy al vidente hacia la misma concepción de la ilustración, sin que ello entre encontradicción con la experiencia previa (o la falta de experiencia previa) dellector. En la ilustración no debe haber nada que dé la impresión al niño ciegode que se le está engañando, es decir, cuando un niño corriente y un niño ciegoleen el mismo libro juntos deben tener las mismas oportunidades de ver todo loque hay en el libro, salvo los colores•"

Algunos artistas y editores se han propuesto encontrar, recurriendo a la imagina-ción y a la reflexión, unos símbolos que sea posible producir en grandes cantidades, ycon los cuales pueda identificarse el niño y que los ciegos puedan conceptualizar sin

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una experiencia visual previa. En un libro de Philip Newth, hecho con figuras de car-tón recortadas, los principales "personajes" son círculos y cuadrados y triángulos.Una pequeña forma ovalada es la protagonista de un libro de Virginia Alien Jensen.Pretendían con ello hacer unos libros que se prestaran a su producción en grandes can-tidades, con objeto de que pudieran venderse en gran número por los cauces habitualesde distribución de los libros. Para los niños, ciegos o no, supone mucho tener librospropios, para poder llevárselos a la cama por la noche o para prestárselos a otrosniños. Y para los padres y familiares supone también mucho poder entrar en una libre-ría y comprar un libro para un niño ciego.

Ahora bien, es muy difícil producir tales libros ya que, como dice Philip Newth:

"La cultura visual domina; el lenguaje, que es también la forma de comunicaciónde los ciegos, está repleto de conceptos visuales. Si no aceptan el hecho de queel sol es dorado y la hierba verde, su lenguaje puede ser realmente muy pobre.Mucho antes de saber leer las letras, los niños corrientes las viven a través deilustraciones. Ven cosas conocidas y desconocidas en una página plana, esto es,reducciones de grandes formas tridimensionales en dos dimensiones. Aprenden laprofundidad, la perspectiva, es decir, dimensiones que pueden reducirse con laayuda del color o de la sombra. Se familiarizan con las representaciones de lasideas. Su desarrollo queda activado y estimulado por las ilustraciones. Durantelos años escolares, prosigue este desarrollo, y casi todos los materiales didác-ticos están ilustrados ricamente para respaldar la palabra escrita. Los ciegosno son sino una minoría dispersa en una mayoría abrumadora. Por supuesto, tienenque vivir en una "sociedad con vista" pero ¿deberá producirse siempre esa adapta-ción en función de los criterios de las personas que tienen una vista normal?

Los niños ciegos tienen que aceptar frases como la siguiente: un elefantees tan grande como una casa. ¿Qué querrá decir una frase como ésta para alguienque solamente percibe las dimensiones que puede tocar con sus dedos? ¿Qué con-flictos surgen cuando uno tiene que aceptar algo sin haberlo vivido primero?"

Es muy importante que los niños ciegos y los demás tengan la oportunidad de viviralgo juntos. Es incluso útil que estos últimos ejerciten sus facultades táctiles. Alrecorrer con la mano un libro táctil, preferentemente con los ojos cerrados, se haránuna idea, siquiera sea muy ligera, de lo que supone no poder ver y tener que conocerlas cosas por conducto de los dedos.

A propósito de la producción de libros para niños ciegos (y también de libros es-critos en el lenguaje de los signos para los niños sordos), Mette y Philip Newth dicenlo siguiente:

"La mayoría de los deficientes soportan, además de su deficiencia, la carga queles impone una sociedad que prácticamente no se ha preocupado por esa deficiencia.Les cuesta más orientarse en la sociedad, tener una personalidad propia y seguri-dad en sí mismos^y llegar a ser personas activas y vigorosas,en comparación con loque le ocurre a la mayoría.

Una literatura adaptada a los deficientes no puede resolver los problemasesenciales, pero puede contribuir a suprimir obstáculos innecesarios y a aclararalgunos de esos problemas. Una literatura adaptada a los niños que tienen difi-cultades de lectura puede dar una importante información al lector ordinario. Laadaptación de libros para otros tipos de lectura no implica que el autor o el ilus-trador pierdan su contenido o su mensaje. Lo que hay que cambiar es la forma.La adaptación no supone una restricción para ellos sino que, por el contrario, lesproporciona un estímulo inmenso y apasionante. Lo que el autor y el ilustradorpueden ofrecer es su experiencia y su conocimiento de medios y métodos, sus ideasy lo que intentan transmitir.

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Los deficientes pueden aportar un modo totalmente diferente de vivir en elmundo, y dimensiones totalmente nuevas de lenguaje y de forma. Todo ello enri-quece la literatura, y sin embargo, estos recursos no han sido utilizados prác-ticamente hasta ahora. Incluso los primeros pasos modestos que hemos dado_ enesta dirección indican claramente que la mayoría tiene algo infinitamente valio-so que aprender de la minoría. Se requiere algo más que buena intención y com-prensión por parte del autor y del ilustrador. Se requiere capacidad de adapta-ción, tenacidad y paciencia. Los autores y los ilustradores tienen que aprendera saber crear."

Libros escritos con grandes caracteres

El número de niños que tienen sólo una vista parcial es mucho mayor que el de lostotalmente ciegos. Los métodos y los medios auxiliares varían considerablemente segúnestas dos categorías. Los niños ciegos cuentan con libros en braille, táctiles y par-lantes, al paso que muchos de los que tienen una visión deficiente pueden leer libroscorrientes, a condición de que estén impresos con caracteres lo suficientemente gran-des y de que su presentación se amolde a sus necesidades.

No son solamente los padres, los maestros o los profesores, los bibliotecarios ylos editores quienes se dan cuenta ya de la importancia de los libros para los niñosdeficientes, sino que también se empiezan a interesar por el tema otras profesiones.Los oculistas, por ejemplo, quieren que los niños de vista parcial reciban una forma-ción visual, lo cual es muy importante para el desarrollo de la visión. Se ha demos-trado que, si estos niños reciben un gran número de impresiones visuales desde unaedad muy temprana, así como la asistencia necesaria, podrán utilizar plenamente esavisión residual suya. Podrán ver mejor aunque no haya cambiado el ojo propiamente di-cho. Se les debe ayudar también a recibir el mayor número posible de impresiones vi-suales claras. De este modo, podrán recordar y reconocer los objetos cuando los vuel-van a ver.

Desde 1960 se ha dedicado una atención especial a los niños que tienen una visióndeficiente, y se ha percibido la importancia que reviste para ellos la posibilidad deleer libros corrientes. Antes, se les solía tratar como si fueran ciegos en lo que serefiere a su educación. La "revolución del libro escrito con grandes caracteres" pasóa ser un elemento clave. Casi todos estos libros están dedicados principalmente a losadultos, al igual que la mayoría de los libros en braille. Y sin embargo, es evidenteque la práctica de la lectura durante la infancia reviste una importancia especial.

Los libros escritos con grandes caracteres, al igual que los libros parlantes, hande resultar útiles a varios tipos de impedidos. Quienes tienen una deficiencia tangrande que no pueden sostener un libro necesitan libros escritos con unos caractereslo suficientemente grandes como para poder leerlos a cierta distancia. Esto se aplicaa una parte de quienes tienen una parálisis cerebral y también a quienes están en unpulmón de acero. Ocurre a menudo que otros grupos pueden utilizar también libros pro-ducidos para una categoría concreta de personas deficientes. Es pues, muy importanteque los bibliotecarios y unos profesores debidamente formados estén siempre al corrientede lo que se publica, y que los editores sepan que la demanda suele ser mayor de lo queellos propenden a pensar. Si hubiera existido en otros tiempos un número suficientede libros escritos con grandes caracteres, no hubiera sido tan grande el número de per-sonas que tropezaban con dificultades en relación con los libros.

Los libros concebidos especialmente para los lectores impedidos serán, no obstante,únicamente una pequeña parte de la producción total de libros para niños. El problemaprincipal para los editores consiste en dar a una mayor proporción de obras corrientesuna forma que se preste también para su lectura por los impedidos. Por supuesto, es muydifícil formular criterios específicos, ya que el grado de visión y la capacidad técnica

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de lectura varían de un individuo a otro, por no hablar ya de los intereses de lec-tura y de la sensibilidad artísticas. Pero es posible dar algunas directrices gene-rales. Por ejemplo: al producir materiales de lectura para quienes sólo tienen unavista parcial, habrá que escoger muy cuidadosamente los caracteres. Tiene que serposible su ampliación por medios técnicos y han de poder ser utilizados con sistemasOptacon y de televisión de circuito cerrado, por ejemplo el Helvética 14 p. Tambiénes conveniente una cierta ampliación para poder aumentar la distancia de lectura ytrabajo, mejorando con ello la postura correspondiente. Pero la ampliación no debeser demasiado grande, ya que entonces resulta más difícil percibir la imagen de todala palabra.

Hemos de tener muy presente que, para los lectores de vista parcial, es a la vezdifícil e importante poder formarse una imagen total. Quienes tienen una vista normalsuelen hacerse primero una idea global, y a continuación advierten los detalles; encambio, los ciegos y los de vista parcial suelen concentrarse primero en los detalles,con sus ojos o sus dedos, después de lo cual intentan imaginar la figura global. Unasilustraciones muy detalladas pueden desorientar a quienes solamente pueden verlasfragmento por fragmento, y a quienes no pueden entender fácilmente una imagen compli-cada. Por consiguiente, es muy importante que los artistas y los editores dispongande la información necesaria sobre lo que hace que un libro resulte utilizable por elmayor número posible de lectores. En un libro para personas de vista parcial conven-drá eliminar todos los detalles innecesarios, con objeto de que destaquen claramentelos motivos centrales.

En cuanto a la presentación general, los criterios que se aplican a los materialesde lectura para las personas de vista parcial son exactamente los mismos que los que seindicarán más adelante en relación con los libros destinados a los retrasados mentales.

Libros escritos con el lenguaje de los signos

La situación de quienes son ciegos o tienen una vista parcial de nacimiento, odesde su primera infancia, es muy diferente de la de quienes han perdido la vista mástarde, cuando ya sabían hablar. La diferencia es todavía mayor entre quienes han na-cido sordos, o tienen una capacidad de audición muy reducida desde la infancia, y quie-nes han perdido el oido después de haber aprendido a hablar. Para el sordo, lo másgrave es que no puede imitar el habla. La estructura conceptual de quienes son sordosdesde la infancia es completamente diferente de la de quienes oyen. El aislamiento cul-tural en el cual se encuentra a menudo el sordo puede engendrar graves complicacionespsicológicas. En los últimos años, ha resultado cada vez más evidente la importanciade que los niños sordos aprendan el lenguaje de los signos lo antes posible. A losniños sordos que aprendan este lenguaje a la edad a la cual los demás aprenden a ha-blar les resultará más fácil entender la función de lenguaje hablado y sus símboloscuando sean mayores.

Los padres, los maestros y profesores y otras personas que están en contacto dia-rio con los niños sordos pueden interpretar, por supuesto, los libros en el lenguajede los signos y leérselos. Es, sin embargo, muy conveniente que tengan libros con ilus-traciones en el lenguaje de los signos, si bien existen muy pocos en el mundo. Estoslibros tienen una gran importancia, ya que dan a los niños sordos la oportunidad dedisfrutar con lo que se les lee, exactamente igual que los niños corrientes. La mayo-ría de los niños y de los jóvenes que descubren el lenguaje de los signos se sientenapasionados por él. Es un lenguaje expresivo que ofrece posibilidades de expresióncorporal y movimiento mucho mayores que nuestro lenguaje hablado ordinario. Los librospara niños escritos en este lenguaje contribuyen a difundir información sobre el mismoentre otras personas, además de los propios sordos.

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Libros ilustrados para niños retrasados en el habla y el lenguaje

Los niños deficientes son tan diferentes entre sí como los demás. Pero ciertasdeficiencias como, por ejemplo, la imposibilidad de oir, dan a quienes las padecen unabase y una experiencia -o una falta de experiencia- comunes. Las diferencias entre el ni-ño sordo y el que oye tienen su origen en la fase embrionaria. El niño sordo no puedeoir los latidos del corazón de su madre, como les ocurre a otros niños antes de nacer.La observación de los niños pequeños sordos indica que su lenguaje infantil es menosvariado, y sus lloros más monótonos que los de los niños que oyen.

No hace falta mucha imaginación para comprender que la comprensión del habla y lasimple idea de esta última plantean un grave problema a quienes tropiezan con dificul-tades de audición. Quienes tenemos la suerte de oir normalmente podemos imaginar di-fícilmente un mundo sin sonidos, o sin una formación relativa a su utilización. A lolargo de toda su vida, a los sordos les corresponde una proporción menor de actividadessociales y culturales que a los demás, aunque se esfuercen mucho más que ellos. Losniños parcialmente sordos necesitan más tiempo para entender los conceptos que otrosniños que reciben impresiones por conducto de sus oidos durante todo el día.

La situación de quienes tienen trastornos del habla debidos a lesiones cerebraleses igualmente grave. Oyen pero no entienden lo que oyen, o no pueden utilizar el hablapara expresarse. Se trata de niños que tienen una disfasia de desarrollo. Su reacciónante el habla y los libros a una edad temprana se parece a la de los sordos. En loscasos más graves, están en una situación muy difícil porque les cuesta más entender lautilización de los símbolos y el lenguaje, lo cual desemboca a menudo en graves tras-tornos afectivos. Es fácil imaginar que resulta mucho más arduo escuchar algo que nose entiende que no oir en absoluto.

Los niños autísticos no hablan a menudo, y al igual que los sordos y los que tienenuna disfasia de desarrollo, con frecuencia son calificados erróneamente de retrasadosmentales. Algunos de ellos pueden tener también esta deficiencia, pero no es la reglageneral. Los niños autísticos tienen además trastornos de. percepción. No juegan o nose portan del modo habitual. A muchos de ellos se les puede enseñar a hablar, peroincluso en tal caso no siempre parecen entender la función del habla como medio de co-municación. Su modo de hablar no es normal. Se comen las palabras cortas y repitenlo que se ha dicho. Es como si se retiraran a su propio mundo, mirándose fijamentelos dedos y sacudiendo la cabeza contra la pared. A muchos de ellos les cuesta tra-bajo utilizar los pronombres personales. Constituye un gran logro que aprendan a de-cir "yo", y el paso de "yo" a "mí" y de "nosotros" a "nos" puede resultar muy arduo.

En el caso de los niños autísticos, muchos especialistas consideran que los tras-tornos de lenguaje constituyen el problema central, y que lo más importante es ense-ñarles a hablar. A veces estos niños aprenden a leer aunque no sepan hablar. Porejemplo, hubo un niño que no empezó a hablar hasta los ocho años de edad, pero quesabía ya leer.

Dibs, el protagonista infantil del libro de Virginia M. Axlines, Dibs - in searchof self, nos da una idea de lo que pueden suponer los libros y las palabras para quiense ha encerrado en sí mismo y percibe y aprende en silencio. Su disfrute de los librosy de las palabras debería constituir una prudente inspiración para todos nosotros:

"¡Libros!", dijo Dibs. "Libros y libros y libros". Pasó ligeramente sus dedospor los libros. "Me encantan los libros. ¿Qué divertido es que estas pequeñasmarcas negras sobre el papel puedan ser tan buenas? Trozos de papel y rayitasnegras hacen un cuento".

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A Dibs le entusiasmaban los colores. Esto nos indica la necesidad de que hayalibros ilustrados de vivos colores. Dibs hizo una canción sobre el color azul en sulibro para pintar:

"•Oh pintura!, ¡oh pintura tan azul!¿Qué es lo que puedes hacer?Puedes pintar un cielo.Puedes pintar un río.Puedes pintar una flor.Puedes pintar un pájaro.Todo es azulsi tú lo haces azul.'Oh pintura azul!, íoh pintura tan azul!

Se derrama. Se esparce.Corre. Cae.Mi adorable pintura azul.Es un color en movimiento.Se mueve y se mueve.'Oh azul!, ¡oh azul!, ¡oh azul!"

Cuando vemos que ciertos niños aprenden a leer antes de saber hablar y que, deadolescentes, cantan las poesías y canciones que les cantaron cuando eran pequeños yque no teníamos idea de que las hubieran aprendido, y cuando descubrimos el placerque les deparan los colores, los versos y las melodías, entendemos lo que suponen loslibros ilustrados y los libros de canciones para nuestros niños deficientes. La mayo-ría de nosotros subestimamos a quienes no saben hablar.

Subestimamos también a nuestros niños retrasados mentales porque su inteligenciano es como la nuestra. Aunque su modo de expresarse es limitado, su habla deficiente ysus dotes, en general modestas en comparación con las del resto de la población, tienenuna necesidad de experiencia y de desarrollo. La lectura de libros y otras experienciasartísticas pueden satisfacer algunas de esas necesidades. También a este respecto, lasvariaciones individuales son muy grandes: desde los más débiles y más desvalidos has-ta quienes pueden llegar a valerse ellos mismos de mayores.

La categoría más importante de retrasados mentales es la de quienes consiguen haceruna lectura muy simple antes de llegar a la edad adulta, a condición de que se les déla oportunidad de aprender. No hay una división radical entre ellos y los niños quetienen lo que llamamos una inteligencia normal y una capacidad de lectura ordinaria.

Todos los niños necesitan libros, incluso quienes no lograrán nunca leer o enten-der el significado de la palabra escrita. Los libros ilustrados son necesarios paratodos, al igual que los libros de canciones, que los padres y los maestros puedan can-tar a los niños retrasados mentales, y quizás con ellos. Es preciso disponer de cuen-tos simples en los cuales puedan reconocer sus propias sensaciones y experiencias.

Como ya ha quedado dicho, esto resulta más fácil en los primeros años de la infan-cia, porque podemos utilizar un gran número de buenos libros ilustrados, fácilmente dis-ponibles. Muchos niños sordos, con lesiones cerebrales o mentalmente retrasados, handisfrutado mucho con los libros sobre Thomas y Emmy de la sueca Guinilla Wolde, loslibros del alemán Ali Mitgush, con sus ilustraciones de ciudades, puertos y granjas, ylos libros de ricos colores del norteamericano Eric Carie. Son libros atractivos, yque presentan objetos de la vida cotidiana, o que fecundan la imaginación, o que ofre-cen simplemente al niño una experiencia estética.

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Los libros ilustrados que no resulten demasiado pueriles podrán servir cuando elniño sea mayor. Pero es muy difícil encontrar tales libros ilustrados para unos niñosque han llegado a la edad a la cual la inmensa mayoría de los demás no se interesan yapor ellos.

Aunque no sepa hablar, o hable muy mal, un niño de once años sigue siendo un niñode once años y, por supuesto, no habrá que darle un libro para niños pequeños sino unoque se ciña a su propia edad. Aunque el habla se desarrolle tarde, la transición esla misma: de niño pequeño a escolar, y luego a joven que necesita libros idóneos, entodas las fases de la infancia y la juventud. No debemos dar libros que presentanilustraciones de elefantes y ositos vestidos a un niño de doce o quince años de edad,sino libros que reflejen los intereses de su propia edad. Observamos a menudo que loslibros ilustrados más apasionantes son los que tienen ilustraciones tomadas de la vidadiaria. Incluso quienes no pueden hablar o hablan muy mal y no saben leer tienen sustemas favoritos, sus intereses especiales, exactamente igual que los demás adolescentes(aeroplanos, naves espaciales, trenes, barcos, automóviles, alimentos, casas, bosques,montes, calles ... la enumeración sería casi interminable).

En el caso de los niños impedidos, la gama de intereses y la intensidad de losmismos serán tan grandes como en los demás niños, a condición de que se les brinde laoportunidad de desarrollarlos. También a ellos les gusta buscar en los libros ilustra-dos lo que les interesa.

El color es motivo de satisfacción para muchos, y los libros de arte pueden seruna rica fuente de inspiración estética. Como el sentido del ritmo está a menudobien desarrollado, se pueden leer poesías sencillas en voz alta, con lo cual se lesdará una singular experiencia estética y afectiva. Los niños que tienen retrasos delenguaje, al igual que los demás, necesitan manejar los libros ellos mismos, mirarlas ilustraciones, pasar las páginas y leer a su propio ritmo. Necesitan también quese les lea en pequeños grupos. Al crecer, aumenta la necesidad de libros de fácillectura. Los libros deben tener ilustraciones sobre los temas y actividades que inte-resan a los niños de más edad y a los jóvenes. Necesitamos ilustraciones que presen-ten a personas felices e infelices, enfadadas o preocupadas, y preferentemente jóvenescon los cuales pueda identificarse el lector. Una gama muy variada de libros ilustra-dos e interesantes para nuestros niños y jóvenes retrasados lingüísticamente les inci-taría a aprender a leer.

En los últimos años, los editores han cooperado en la impresión de un cierto nú-mero de libros que pueden resultar idóneos para los niños que tienen retrasos lingüís-ticos. Pero si el entorno local brilla por su ausencia en esos libros, si los perso-najes viven en una especie de "tierra de nadie", con el objetivo de que puedan vendersetales obras en todos los países, no resultarán realmente satisfactorios para nadie,especialmente para los lectores mentalmente retrasados de libros ilustrados, que nece-sitan reconocer ambiente verdadero.

Libros fáciles de leer

Dorothy Butler escribe en Cushla and her books:

"A Cushla no la enseñaron a leer, a no ser que se pueda calificar de método elconsistente en proporcionar lenguaje y cuentos, en los libros y fuera de ellos.

Yo creo que se trata verdaderamente de un método, y que es el mejor de todos.Produce a unos niños que disfrutan con la lectura, lo cual es consustancial a lacondición humana, a unos niños que absorben las ideas como las esponjas absorbenel agua. Es evidente que esa intensa asimilación ayuda a los niños a encontrarun sentido a las complejas y contradictorias experiencias que constituyen lavida."

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Es también evidente que una amplia gama de libros para niños, disponibles desdela más tierna infancia, permitirá establecer una buena relación con los libros duranteel resto de la vida, aumentará el vocabulario y estimulará la imaginación. Nos constaque los niños que han crecido con libros ilustrados y con poesías y oyendo lecturasen voz alta están en mejores condiciones cuando van a la escuela. Esto es especial-mente importante para los niños que más tarde se retrasarán en la lectura. Si ha sidodifícil aprender a hablar, mucho más difícil todavía será aprender a leer.

Además de los niños retrasados en relación con el lenguaje, están quienes "sólo"están retrasados en relación con la lectura. Es ésta la deficiencia más corriente detodas. De un 10 a un 20% de todos los niños escolarizados de los países económicamentedesarrollados salen de la escuela sin saber realmente leer en la vida cotidiana. Esfundamental para su educación global que aprendan a leer, ya que la lectura es la clavede casi toda la información. Quienes no consiguen leer, o leen mal, tropiezan con pro-blemas cada vez mayores, puesto que la palabra impresa desempeña un papel de crecienteimportancia en todas las partes del mundo.

Una característica de la mayoría de las obras y revistas de psicología y de pedago-gía es que, en gran medida, sus autores se han dedicado a los retrasos de lenguaje, alas dificultades de aprendizaje y a los fallos de lectura, y que en cierto modo olvidano no se dan cuenta de que los libros ilustrados y de poesías estimulan el lenguaje enla edad preescolar, y de que los escolares y los adolescentes que procuran esforzada-mente aprender a leer necesitan libros apasionantes para que esa lectura valga la pena.Hasta hace muy poco tiempo, los autores y los editores no se habían interesado por losproblemas de los niños impedidos, y no se habían percatado de que quienes más se esfuer-zan por aprender a leer son quienes deben tener los libros más atractivos.

Es evidente que un libro divertido, interesante y fácil de leer fomenta el inte-rés por la lectura, al paso que los libros aburridos y sosos surten el efecto opuesto.Un buen libro produce lo que llamamos "motivación positiva". A los niños les suelehacer falta un año para aprender a leer, pero los niños retrasados en la lectura, aunsiendo inteligentes, necesitan varios años, y quizás todo el tiempo que pasan en laescuela elemental, para aprender a leer al ritmo normal. Y además esto ocurre única-mente en el mejor de los casos, cuando han recibido una buen instrucción y disponen debuenos materiales de lectura, entre ellos una amplia gama de libros fáciles de leer.La única manera de aprender a leer es leyendo. Sólo podemos aprender a escoger si laselección es lo suficientemente amplia y buena.

¿Qué es lo que hace que un libro resulte fácil de leer? Debemos adoptar una ac-titud crítica ante el aspecto exterior del libro, su tipografía y su presentación. Laslíneas deben ser cortas y preferentemente no tener más de diez centímetros. Las letrasdeben ser relativamente grandes, pero no hasta el punto de que cada una de ellas desta-que aisladamente. Se deben evitar los caracteres góticos o de fantasía. Debe haberuna gran distancia entre las palabras, pero sin llegar al extremo de que cada una deellas esté muy separada de las demás. Análogamente, el espacio entre las líneas debeser generoso, pero no tanto que se pierda la coherencia entre las líneas de una página.El papel debe contrastar claramente con los caracteres negros; el papel ligeramenteamarillento o blancuzco da buenos resultados, al paso que un papel absolutamente blancoo satinado deslumbra y resulta desagradable de mirar. Es muy importante que el papelno tenga una estructura demasiado fina o suelta. El libro no debe tener un tamaño talque resulte abrumador. El texto debe estar dividido en capítulos relativamente cortos,y éstos en párrafos, para que el lector pueda hacer muchas pausas.

Todos estos requisitos se refieren a la vez a los alumnos disléxicos y a quienestropiezan con dificultades al aprender a leer a consecuencia de otras deficiencias:quienes tienen lesiones cerebrales o son sordos, retrasados mentales o de vista parcial.Si el libro parece fácil de leer, incitará al alumno a esforzarse por leerlo y le

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facilitará la lectura. En el caso de los adolescentes y los jóvenes, es muy importan-te que los libros que se les ofrezcan no parezcan infantiles. Esto les incitará a mo-lestarse a leer unos caracteres algo más pequeños, al paso que los niños de menos edadprefieren los grandes caracteres.

Debemos exigir que la colocación y el contenido de las ilustraciones sean adecua-dos. En muchos casos, el propio libro constituye un obstáculo. Pero una portada atrac-tiva resulta muy útil, y las ilustraciones deben incitar a la lectura. Habrán de estarlo más cerca posible de la parte correspondiente del texto, complementando éste, y des-cribir situaciones que en cualquier otro caso requerirían el empleo de muchas palabras.Por supuesto, es muy importante que las ilustraciones no contradigan en modo alguno eltexto.

Por supuesto, estos requisitos relativos a las ilustraciones varían mucho en fun-ción de las necesidades del lector, que puede tener fundamentalmente un retraso en lalectura o ser mentalmente retrasado. En este último caso, será muy importante que losobjetos presentados tengan las debidas proporciones -una casa pequeña debe ser pequeñay un elefante grande, grande- si figuran en la misma ilustración, y que conserven elmismo tamaño en todo el libro. Los dibujos que no se ciñen a la realidad pueden des-concertar. Para las personas de vista parcial, es más importante que el contorno seaclaro y que no haya demasiados detalles.

El lenguaje utilizado en el libro debe ser adecuado. Debe tratarse de un lenguajesimple, a ser posible en frases breves construidas de modo tal que se amolden a unaslíneas cortas. Las palabras no deben ser demasiado largas, y habrá que repetir lasnuevas en contextos diferentes; no se debe utilizar ninguna palabra extranjera o muyinsólita. Las exigencias relativas al lenguaje varían mucho, sin embargo, en funcióndel grupo de niños de que se trate, por ejemplo, retrasados mentales, o retrasados enla lectura que tienen una inteligencia normal. A los niños de vista parcial no leshace falta un lenguaje especialmente fácil. Para ellos lo más importante es el aspec-to material del libro, la portada, la tipografía y la presentación. En general, losniños que tienen un retraso de lectura toleran también las palabras más difíciles eideas abstractas, a condición de conocer ya esas palabras. A los niños sordos lescuesta entender las metáforas y el lenguaje gráfico, y las palabras que guardan rela-ción con impresiones sonoras. Pero se observa también que, si el libro impreso -elrelato- es suficientemente apasionante, esos niños consiguen asimilar palabras muydifíciles.

Debemos fijar normas relativas al contenido del libro. Los niños y jóvenes quenecesitan materiales de fácil lectura tienen la misma necesidad de disponer de unaamplia gama de temas que otros niños y jóvenes. Algunos nifios prefieren que haya mu-cha acción, y otros prefieren los relatos que hacen sobre todo hincapié en las rela-ciones humanas. Pero todos tienen algo en común, y es que el cuento no debe ser de-masiado largo antes de iniciarse la acción. Habrá que evitar las descripciones pro-lijas, que parecen no desembocar en nada. Los diálogos hacen que el libro resultemás fácil de leer. Lo más importante es que el contenido interese y movilice al lec-tor. A continuación, se podrá pasar a una lectura más difícil, y el contenido deberáadaptarse a cada grupo de edad. El texto tiene que ser suficientemente simple paraquienes tienen un retraso mental, pero esto no se aplica por supuesto a los que tienensolamente retrasos de lectura o una vista parcial. En general, podemos decir quecuanto más difícil sea el tema tanto más simple deberá ser el lenguaje. Esta es quizásla razón por la cual al contado número de escritores que han intentado escribir espe-cialmente para los niños que tienen un retraso de lectura esto les ha resultado muyenriquecedor para su obra literaria en general. Lo han comparado con la poesía: hayque encontrar la única palabra idónea, la única palabra que se ciñe al estilo, al rit-mo y al tema.

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Se requiere una abundante gama de libros para los niños y jóvenes que tienen re-trasos de lectura, así como temas muy diversos y grados de dificultad también muy di-versos. Paralelamente a la producción de libros para estos niños, hemos de procurarque los libros corrientes sean más atractivos. Los editores deben darse cuenta queesos libros se presentan a unos niños que sólo han aprendido a leer con dificultadesmuy grandes. El verdadero problema consiste en producir un mayor número de libroscorrientes que sean más atractivos y más fáciles de leer.

A todos los que trabajan a diario con los libros, y a quienes les cuesta pensarque los libros pueden ser un obstáculo, les resultará quizás útil intentar imaginar loque pasaría si todos los libros se publicaran únicamente en un lenguaje que pudiéramosentender difícilmente. Escogeríamos entonces un libro que no fuera demasiado grande ycon caracteres de fácil lectura, no demasiado difícil, que no tuviera muchas palabrasen cada página y con ilustraciones. Debería haber una distancia cómoda entre las lí-neas y los párrafos y los capítulos, y las ilustraciones deberían enriquecer la histo-ria e incitar a seguir leyendo. Y sobre todo, tendría que ser un libro que retuvierala atención.

LOS LIBROS PARA NIÑOS COMO PUNTO DE PARTIDA DE OTRAS ACTIVIDADES

El simple acto de la lectura es muy difícil para la inmensa mayoría de los niñosque tienen deficiencias sensoriales o mentales. Su necesidad de experiencia artísticaes tan grande como la de los demás niños. Al igual que éstos, deben tener oportunida-des de juego y desarrollo, pero muchos de ellos no tienen la imaginación necesaria pa-ra empezar a jugar o para intentar crear algo sin una ayuda ajena. Los adultos queles rodean constituyen una muestra representativa de la población, pero sólo un puñadode ellos tendrán el sobrante de energía necesario para dar muestras de imaginación aljugar con los niños. Ahora bien, los libros ilustrados, los cuentos y las cancionesson fuentes de inspiración. Las bibliotecas han deparado gran placer a muchos niñosdeficientes cuando les han invitado a reuniones de narración de cuentos, proyección dediapositivas basadas en libros ilustrados, y presentación de marionetas o películas.Primero y sobre todo, esto ha supuesto una experiencia y un contacto social, y algo delo que se podría hablar más tarde.

Además del habla como instrumento de comunicación, podemos gesticular para daruna mayor vida a los cuentos de los libros. También podemos tocar un instrumento mu-sical en una forma que armonice con las ilustraciones. No es nada fácil encontrar elmodo óptimo de incitar a los niños a la acción. Pero las ilustraciones de los librospueden dar ideas a los niños y a los adultos. Podemos concretar los personajes queencontramos en los libros, dibujándolos o haciendo marionetas con ellas. El empleo demarionetas ha resultado especialmente positivo para muchos niños retrasados mentales.Unos libros ilustrados simples que encierran mucho movimiento en sus ilustraciones(por ejemplo, los de Ezra Jack Keats y de Eric Carie) pueden incitar también a los ni-ños a moverse y quizás a interpretar todo el cuento bailando.

La música y la danza han resultado ser a menudo el preludio para el aprendizajedel lenguaje, el contacto social y el desarrollo mental. Los niños retrasados menta-les se saben a veces de memoria canciones y poesías, aunque no hayan utilizado nuncasu facultad de hablar con otros fines. En ciertos casos, la música y las cancioneshan liberado una facultad de hablar que estaba latente. Aunque no se entiendan siem-pre fácilmente las palabras, el ritmo y la melodía hacen que los niños se sientan agusto y les dan, por consiguiente, un sentido de aprecio de sus propias dotes. Elteatro y otras actividades creadoras -por ejemplo, la pintura, el dibujo y el modelado,el movimiento y la música- ofrecen a menudo al niño la oportunidad de expresar unossentimientos y un talante que en cualquier otro caso no hubieran exteriorizado. A

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este respecto, los libros para niños pueden constituir una fuente de inspiración. Sino se satisfacen las necesidades afectivas, el desarrollo intelectual del niño y todasu personalidad pueden padecer graves daños.

En los primeros años de la infancia, es bastante corriente que los niños autísti-cos y los que tienen lesiones cerebrales pasen por graves periodos de agitación. Elhecho de cantarles suavemente y de interpretarles una música rítmica les calmará. Pa-ra este fin, lo mejor de todo son los cantos populares y las canciones de cuna.

Jean Vanier, fundador y director del movimiento de L'Arche, dice lo siguiente:

"Desde su infancia, casi todos los deficientes han quedado heridos no sólo orgá-nicamente sino por muchas miradas de compasión, desprecio e indiferencia que leshan hecho sentirse inútiles e inferiores y que han aniquilado la confianza que po-dían tener en sí mismos."

La mayoría de nosotros subestimamos gravemente, en los planos intelectual, afecti-vo y social, a quienes no tienen un lenguaje verbal o solamente rudimentos del mismo,o no saben leer. Los niños deficientes necesitan tener la impresión de que son útiles,de que pueden ofrecer algo y de que forman parte de una comunidad. La lectura en vozalta, las canciones, la música, la danza y otras actividades creadoras les proporcionanla alegría de una amistad compartida.

LOS NIÑOS DEFICIENTES EN LOS LIBROS

Es muy importante que los niños deficientes se encuentren a sí mismos en los librosescritos para niños, que vean ilustraciones y que oigan la lectura de hechos sobre ni-ños como ellos, su vida, sus problemas, sus sentimientos y sus circunstancias propias.Es también muy importante para los demás niños estar en contacto con deficientes. Comoya ha quedado dicho, durante decenios y decenios una desdichada política de segregación,aplicada en muchos de nuestros países, ha puesto a muchos niños deficientes al margende nuestro mundo inmediato. Por ello, es muy necesario que los encontremos en los li-bros, con objeto de abonar el terreno para la integración.

Nuestro "yo" experimenta su desarrollo más rico en interacción con un "tú", al re-gistrar las reacciones que suscitamos en otras personas. Los niños retrasados mentales,deficientes físicos u otros impedidos, no ven casi nunca a niños como ellos en la tele-visión o en las películas, a no ser que el programa se refiera específicamente a la in-fancia deficiente. Casi nunca pertenecen al mundo que presentan los medios de comuni-cación de masas de un modo tan natural como los demás niños. Si no leemos nunca nadasobre personas como nosotros, o no vemos a nadie como nosotros en la televisión o en laradio, esto será una especie de afirmación de que no somos lo suficientemente útiles ode que no pertenecemos a ningún mundo o de que carecemos de valor.

Durante el último decenio, se han publicado bastantes libros sobre los niños defi-cientes, pero muchos de ellos no tienen la debida calidad. A menudo, estimulan nuestrosmecanismos de rechazo y hacen que la integración resulte más difícil todavía. Como laliteratura nos influye para bien o para mal, especialmente cuando somos niños, es muyimportante evaluarla críticamente. Muchos libros están cuajados de buenas intenciones,y su autor ha procurado ciertamente fomentar la comprensión, pero los resultados sondecepcionantes. Las preguntas más importantes sobre esos libros son las siguientes:¿proporcionan buena información y posibilidades de identificación, además de una expe-riencia literaria interesante? ¿Amplían nuestra comprensión de las personas deficientesy de su situación, o bien confirman o fortalecen nuestros mecanismos de rechazo?

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Hay un rechazo encubierto en muchos libros bien intencionados, en los cuales unosjóvenes sanos que están en contacto con personas deficientes se sienten llenos de gra-titud por su propia buen salud. La actitud subyacente es que lo normal es estar sanoy ser bello y encantador, y que la deficiencia es, en cierto modo, una especie de cas-tigo por nuestros pecados.

En los libros publicados en otros tiempos, se veía a menudo a niños ricos que da-ban limosna a los pobres. En los libros modernos de la cultura occidental, los niñosdeficientes han sustituido a los niños pobres, y la moraleja es que hay que ser muycariñosos con ellos. Existen muchos libros que nos presentan a niños que recaudan di-nero para ayudar a los deficientes mentales. Y estos últimos son por siempre jamásniños, felices y confiados y muy agradecidos por tan poca cosa. No se deja margen al-guno a la personalidad, a pesar de que, como individuos, los deficientes mentales sontan diferentes entre sí como quienes no tenemos tal deficiencia.

Observamos a menudo en la literatura infantil relativa a los niños deficientes quese hace tanto hincapié en un cierto principio de compensación que esto constituye unaforma oculta de rechazo: unos ciegos que automáticamente, casi en virtud de su ceguera,son excepcionalmente amables y bondadosos y que tienen muy buen oido para la música; obien el niño animoso sentado en su silla de ruedas. Los personajes ciegos de los li-bros para niños suelen ser casi siempre de sexo femenino: parece muy adecuado que lasniñas sean dulces y amables y toquen el piano. El personaje que va en una silla deruedas suele ser varón, extraordinariamente valiente e inteligente, el mejor amigo queuno puede imaginar y un arbitro excelente para los partidos de fútbol o de baseball.La deficiencia queda compensada más allá de todo límite razonable.

Se podría decir que estos libros dan un cierto grado de información sobre los de-ficientes pero que, en general, su descripción es falsa. La deficiencia no hace auto-máticamente que quien la padece sea una persona excelente. Por supuesto, la mayoríade esos libros han sido escritos con buena intención. Pero las buenas intenciones nobastan. La modalidad opuesta de rechazo se utiliza ampliamente en los folletones bara-tos, que rebasan las fronteras en un número extraordinario de ejemplares, y en loscuales el malo suele ser un deficiente físico. Este tipo de lectura constituye un vi-vero de discriminaciones contra los deficientes.

Todo autor tiene que escribir sobre lo que ha vivido de un modo u otro en su pro-pia vida, en el mundo que le rodea, y su fantasía y sus sueños. Tiene que saber algosobre los deficientes antes de ponerse a escribir. Hay muchos libros engañosos sobrelos niños deficientes mentales. Cabe citar algunos ejemplos típicos: muchos autoresemplean la palabra enfermo al hablar de los retrasados mentales. No están enfermos,como tampoco lo está ningún otro niño, a no ser que tenga el sarampión o un resfriadou otra cosa por el estilo. No están enfermos, sino retrasados en su desarrollo mental.Muchos autores nos cuentan que el niño autístico puede volverse de pronto normal sisu hermano es bueno con él, o que una niña deja de tartamudear si le regalan un perri-to o un gatito, y que otro niño empieza a hablar cuando se hace un amigo, aunque nohaya hablado nunca antes. Estas cosas pueden ocurrir, pero muy rara vez. Los niñosdeficientes no se vuelven normales, sino que simplemente se hacen adultos. La mayoríade los libros para jóvenes presuponen que el joven deficiente no tiene una vida sexual,y ni siquiera instintos sexuales y que no se le ocurre pensar en ello. Se les presentacomo personas neutras. Esto no es cierto, desde luego.

Hace dos decenios, se solía aconsejar a los padres que colocaran a sus hijos defi-cientes mentales en una institución a una edad muy temprana. En muchos libros, losautores siguen prefiriendo esta solución, aunque el niño tenga solamente uno o dos añosde edad. Ninguna persona responsable recomendaría hoy esto, lo cual indica que losautores saben muy poco sobre lo que escriben. El fallo más corriente consiste en de-dicarse únicamente a la deficiencia y en atribuir un carácter muy especial a los niñosque la padecen. Por supuesto, la verdad es que el niño deficiente es primero y sobretodo un niño.

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Debido a todos estos fallos, es muy importante que solamente los libros mejoresrebasen las fronteras lingüísticas. Las listas de libros que mencionan acríticamentetodos los libros sobre los deficientes mentales pueden resultar más perniciosas quepositivas, al confirmar nuestros prejuicios y difundir una información falsa. Es ne-cesario adoptar una actitud crítica y rechazar los libros malos y poco idóneos.

Necesitamos libros que contengan buenas descripciones psicológicas de una personadeficiente que sea uno de los personajes principales, y libros en los cuales los niñosdeficientes estén tan incorporados a su entorno como los demás. Afortunadamente, exis-ten libros cuyos autores muestran a la vez dotes de intuición y de capacidad poética.Es característico de muchos de estos libros que el propio autor declare que han sidoescritos a la vez para los niños y para los adultos. Muchos de ellos han estado encontacto con una deficiencia física o mental, ya sea en su propia persona o entre sushijos, amigos o vecinos.

La mayoría de los libros para niños que se refieren a los deficientes nos hablande niños que tienen deficiencias físicas o sensoriales, y la intención de los autoresconsiste muy evidentemente en que los lectores se identifiquen con ellos. Los librossobre los niños deficientes mentales no son tan numerosos, y la mayoría de ellos estánescritos desde el punto de vista de un hermano o hermana.

Durante el último decenio se han publicado muchos libros de fotografías sobre losniños deficientes. Los niños que los leen suelen sentirse tan apasionados por este ma-terial documental como por una novela. Los familiarizan con los niños deficientes ensu vida cotidiana. Estos libros resultan también a menudo excelentes para los niñosdeficientes; pueden ver imágenes y textos sobre niños que se parecen a ellos y que tie-nen que luchar con algunas de sus mismas frustraciones.

Especialmente interesantes son los libros ilustrados realizados por autores o ar-tistas que son ellos mismos padres o hermanos de niños deficientes y que utilizan supropia experiencia personal y su amor para intentar explicar a otros niños lo que puedesuponer para una familia el hecho de tener un hijo o un hermano deficiente.

Además de todos estos libros están los ya mencionados, es decir, los libros tácti-les para los ciegos y los libros escritos en el lenguaje de los signos para los sordos.Hay también buenos libros para otros niños que les permiten entender lo que supone des-cubrir lo que viene en las ilustraciones con la yema de los dedos o entender palabraspor medio de signos, y no gracias al oido.

Los libros que dan a los niños deficientes una oportunidad de identificación sontambién fuentes útiles de información para otros niños sobre lo que supone el hecho depadecer una deficiencia.

En muchas ocasiones, resulta consolador leer cosas sobre la experiencia ajena.Esto puede contribuir a situar la situación propia en una perspectiva más amplia. Esreconfortante saber que otros han pasado por la misma experiencia, aunque sus condi-ciones y su situación en la vida fueran totalmente diferentes. Para ciertas personas,las obras de imaginación pueden constituir una incitación para asimilar nuevas ideas ypara aceptar y comprender mejor la vida.

CONCLUSIONES

Por las investigaciones realizadas y por la experiencia práctica, sabemos que losniños necesitan libros para el desarrollo de su lenguaje y para facilitar su instruc-ción. La melodía de las canciones de cuna y el ritmo de las poesías estimulan en el

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niño el sentido del ritmo y la percepción de su propio cuerpo. Los niños, especial-mente quienes tienen deficiencias, necesitan libros ilustrados, poesías, cuentos yobras de fácil lectura. Los libros contribuyen también a que su tiempo libre resul-te más rico. Tienen que familiarizarse con los libros desde su más tierna infancia.

Para dar a todos los niños la oportunidad de entrar en contacto con la literatura,necesitamos unos libros que hayan sido concebidos teniendo muy presentes a grupos espe-ciales de niños deficientes. Necesitamos:

libros en braille, libros parlantes y libros táctiles para niños ciegos;

- libros escritos con grandes caracteres para los niños de vista parcial;

libros escritos en el lenguaje de los signos para los niños sordos;

libros ilustrados muy simples para quienes tienen retrasos de habla y lenguaje;

- libros fáciles de leer para el gran número de niños que están retrasados enla lectura.

Ahora bien, un buen número de antologías poéticas y de libros ilustrados corrien-tes se amoldan también a las necesidades de los niños deficientes. El problema esque los padres, los maestros y profesores y el personal de las instituciones no cono-cen a menudo su existencia.

El conocimiento de los niños deficientes y de su necesidad de disponer de materia-les de lectura debería ser una parte obligatoria de la formación de los bibliotecarios.El personal de las instituciones, los maestros y profesores y los padres de los niñosdeficientes deberían llegar a conocer mejor la literatura para niños.

Los autores, los artistas y los editores tienen que familiarizarse con las ideasde los maestros y profesores, el personal de las instituciones y los padres que hantenido una experiencia con los diferentes grupos de niños deficientes. En muchos ca-sos, será muy importante que trabajen en estrecho contacto con los propios niños defi-cientes, para llegar a conocer y a entender sus necesidades.

Los educadores tienen que dar a conocer esas necesidades a los artistas, a losautores y a los editores. Para los autores, lo más importante es escribir unos textosque sean fáciles de leer y al mismo tiempo interesantes. En cuanto a los artistas,habrán de hacer unas ilustraciones que completen el texto, teniendo presentes las ne-cesidades especiales de quienes padecen retrasos de lectura o tienen una vista parcial.Los editores y los diseñadores habrán de producir unos libros que reúnan las debidascondiciones tipográficas. Los bibliotecarios deberán facilitar los libros y darlos aconocer a quienes los necesitan.

Todos los elementos de la profesión del libro deben contribuir a difundir infor-mación y experiencia práctica sobre los libros para los niños deficientes, así comolos resultados de las investigaciones y listas de libros idóneos. La palabra "idóneo"es importante, ya que hay que examinar con mirada crítica los libros sobre los niñosdeficientes, especialmente cuando los autores carecen de conocimientos sobre el tipode deficiencia que describen. Procede también adoptar especialmente una actitud dereserva ante los autores que se dedican principalmente a la deficiencia propiamentedicha, convirtiéndola en el principal ingrediente de la personalidad del niño. Loesencial es lograr que se conozcan los libros buenos, y fomentar su utilización.

La literatura nos influye. Necesitamos unos libros que nos presenten en nuestrasrelaciones con otros seres mutuos como seres humanos. Algunos tenemos una deficiencia,y otros no. Es muy importante que nos familiaricemos unos con otros, en los libros yen la vida real.