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POPULISMOS
Kurt Weyland
Carlos e la Torre
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Centro Andino de Accin Popular
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Serie: DILOGOS
Ttulo: RELEER
LOS
POPULISMOS
Autores: Kurt Weyland Carlos de la Torre
Gerardo Aboy Carls Hernn Ibarra
Ediciones: Centro Andino de Accin Popular -CAAP
Diagramacin: Martha Vinueza
Portada: Gisela Caldern
Impresin: Albazul Offset
Derechos Autor:
019361
ISBN: 9978-5 J
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19-2
Febrero 2004
Quito-Ecuador
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INDICE
Presentacin ;................................................................................ 5
Clarificando un concepto:
el
populismo en el estudio
de
la
poltica latinoamericana
Kurt Weyland
............. 9
Un balance crtico a los debates sobre
el
nuevo populismo
Carlos de
l
Torre
oo 5
Repensando
el
populismo
Gerardo Aboy Carls
........... 79
El
populismo en
la
poltica ecuatoriana contempornea
Hernn Ibarra 127
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CLARIFICANDO
U
CONCEPTO CUESTIONADO:
"EL POPULISMO" EN EL ESTUDIO
DE
L
POLTICA LATINOAMERICANA
urt Weyland
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CLARIFICANDO
U
CONCEPTO CUESTIONADO:
El
populismo en el estudio de la poltica latinoamericana'
urt
Weylan
Introduccin
Los cientistas sociales comnmente inspirados por teoras que
compiten, enfatizan los diferentes atributos de
un
complejo grupo de
caractersticas determinantes, cuyas diferencias en contenido producen
diferencias en extensin, ms n cuando los acadmicos aplican los
mismos trminos para diversos tipos de casos. De ah que sea poco cla-
ro cmo los hallazgos de
un
autor
se
aplican en los casos limitados por
las diferentes definiciones de sus colegas, por lo que los desacuerdos
conceptuales obstaculizan la acumulacin de conocimiento. De hecho,
los acadmicos pueden proteger sus argumentos de las crticas, atribu-
yndoles resultados discordantes con las diferencias conceptuales. De-
bido a la carencia de
un
armona conceptual, los autores comunican y
entienden mal ("correr la voz") y no consiguen formular contraargu-
mentos dirigidos y especficos. Esta fragmentacin resultante en la co-
munidad acadmica obstruye
el
debate y la crtica que son el
motor
del
progreso cientfico
1
La
versin en ingls
se
public.en Comparative Politics,
Vol
34:1, Octubre
2001. Traducido por Maria Femanda Lobos Ana Luca Torres
Profesor Asociado de
la Universidad de Texas, Austin.
Por ejemplo, la literatura sobre democratizacin empez a avanzar nicamen-
te despus de la superacin de los largos debates sobre el concepto de "demo-
eracia." cuando surgi
un
consenso a favor de una definicin
mnim
y
de pro-
cedimiento, la cual ha permit ido determinar
el
lmite que
un
pas debe cruzar
para poder calificar como democrtico. .
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Un concepto particularmente controversial es
el
de populismo
Los acadmicos difieren
no
nicamente sobre los atributos especficos
del populismo, sino tambin sobre su principal dominio. Debe defi
nirse el populismo en trminos polticos, sociales econmicos y/o de
discurso? Debido a estos desacuerdos conceptuales,
una
gran variedad
de gobiernos, partidos polticos, movimientos, lderes y polticas han
sido calificados como populistas (De la Torre 2000: Cap. 2; Viguera
1993). Como resultado, los acadmicos han
encontrado que
el populis
mo tiene caractersticas radicalmente diferentes (ej. Roberts 1995 vs
Quijano 1998: 183- 197; Sachs 1989 vs. Weyland 1996).
Hacia salir de esta situacin, algunos autores
han optado por
abandonar
el concepto (Roxborough 1984: 14).
No
obstante, la comu
nidad acadmica ha rechazado
el
seguir este llamado y en la ltima d
cada se
ha
visto
una
prspera literatura sobre populismo (Burbano
1998;
Conniff
1999; De la Torre 2000; Dresser 1991; Gibson 1997;
Grompone 1998; Knight 1998; Lynch 1999; Mayorga 1995; Oxhorn
1998; Philip 1998; Roberts 1995; Sanborn 1991; Viguera 1993; Weyland
1996). Evidentemente, muchos autores
continan
viendo al populis
mo
como
a
un
concepto
til incluso
indispensable-
para
dilucidar la
poltica latinoamericana contempornea.
Por lo expuesto, este ensayo aplica un acercamiento diferente,
inspirado por las guas para el anlisis del concepto de Sartori (1984).
Basndose en Knight (1998) yWeyland(1996), busca aclarar el concep
to de populismo y proponer una nueva definicin. Para situar al de
bate en un contexto sistemtico, se distingue en
primer trmino
dife
rentes tipos de conceptualizacin; la segunda seccin establece cual de
ellos es el ms til para clarificar el populismo ; la tercera seccin re
define al populismo en una forma sistemtica, determinando su do
minio y g tlus (Sartori 1984), esclareciendo sus caractersticas especfi
cas y distinguiendo dos subtipos.
I iferentes estrategias de conceptualizacin
La confusin conceptual persiste
cuando
los acadmicos enfati
zan los
atributos
divergentes como caractersticas
determinantes
de
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una nocin; este problema es particularmente agudo
cuando
los
auto-
res difieren en el dominio de
una
idea, ya sea que
se
defina como un
concepto poltico, econmico, social y/o de discurso, o
como
un
con-
cepto mltiple
que
incluya todas estas esferas.
Existen tres estrategias para aclarar este tipo de conceptos difu
sos: acumulacin, adicin o redefinicin. La acumulacin elabora de
finiciones
que
combinan los atributos centrales enfatizados por dife
rentes acadmicos a travs de un lgico Y ; que se utiliza solamente,
en casos en los cuales todas las caractersticas principales estn presen
tes simultneamente, calificando estos casos como instancias del con-
cepto.
Por el contrario, la adicin conecta los varios atributos propues
tos por diferentes autores
con
un lgico O ; en cualquier cso que ten
ga por lo menos una de las caractersticas determinantes bajo este con
cepto. Mientras solo los casos que comparten todos estos atributos son
considerados como instancias completas, los casos que toman parte en
algunas de estas caractersticas no en otras-
tambin
son incluidos en
la categora general, pero como subtipos disminuidos marcados
por
adjetivos calificativos (Collier y Levitsky 1997).
a
adicin crea enton-
ces conceptos radiales (Collier y
Mahon
1993)2.
Finalmente, la redefmicin identifica el
dominio
primario den-
tro
de las diferentes esferas acentuadas
por
varios acadmicos y con
propsitos determinantes descarta atributos de otras esferas (Sartori
1984:55-56). La redefinicin se basa en una diferenciacin lgica, prin-
cipalmente
en
la distincin de atributos determinantes de caractersti
cas lgicamente accidentales (aunque empricamente coincidentes). De
ah que la redefinicin establezca conceptos clsicos. Estas definiciones
mnimas contienen solamente los atributos que son necesarios y en
conjunto suficientes para identificar las instancias de un concepto (Sar
tori 1984: 32-33,54-57).
Este ensayo se refiere a los conceptos radials presentados
por
Collier y Ma
hon
(1993),
no
a los de Ostiguy (1992)
que
tienen una interpretacin diferente.
13
2
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Cules son las ventajas y desventajas de estas diferentes estrate
gias de conceptualizacin? Los conceptos acumulativos sitan parme
tros altos para una inclusin y mayor claridad, minimizando el peligro
de afirmaciones falsas . En cualquier caso en
el
que
se
encuentre este
. criterio claramente califica como una instancia de una nocin, y
por
lo
tanto, merece una investigacin intensiva. Las definiciones acumulati
vas ayudan entonces a identificar los casos ms promisorios para el
anlisis de un nmero pequeo de casos. No obstante, los conceptos
acumulativos son problemticos si las conexiones lgicas entre los atri
butos de diferentes dominios estn abiertos a un cuestionamiento. Los
acercamientos econmico-estructurales, tales como las teoras marxis
tas que derivan polticas de su argumento socioeconmico base, pro
veen una justificacin terica para unir caractersticas de diferentes do
minios. Pero para los acadmicos que rechazan el estructuralismo so
cioeconmico, los conceptos acumulativos son cuestionables porque
estipulan conexiones causales o funcionales entre diferentes esferaspor
mandato de definicin, en vez de dejarlas abiertas a una bsqueda em
prica.
Ms an, los conceptos acumulativos son de uso emprico limi
tado si stos poseen una extensin excesivamente limitada. Este proble
ma aparece cuando los diferentes atributos estipulados en una defini
cin acumulativa tienen pocas reas de coincidencia (Sartori 1984:47).
Bajo estas circunstancias,
un
concepto terico rico tiene pocos
si
no
alguno- referentes empricos.
Para evitar estos problemas, los acadmicos podran transformar
un concepto acumulativo en un concepto radial, incluyndoles como
subtipos disminuidos los casos en los cuales faltan
uno
o ms atributos
de definicin. Atenuando los requerimientos pra incluir casos en la
definicin, sto se dirige hacia un
concepto radial que contiene nocio
nes de dominio mltiple ms ampliamente aplicables y de ah que se
reduzca el peligro de las afirmaciones falsas . Ofrece tambin un com
promiso conceptual para los acadmicos de diferentes percepciones
tericas. Mediante la alineacin de los atributos enfatizados
por
las di
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ferentes escuelas
yel
conocer las diferentes contribuciones tericas, los
conceptos radiales facilitan
un
acuerdo conceptual mnimo.
Sin embargo, los conceptos radiales bien pueden propiciar un
pseudo-consenso al conducir a los acadmicos a aceptar
un
trmino
an sin estar de acuerdo con su significado.
Al
alinear la diversidad
conceptual, se puede perpetuar ms que reducir- la confusin
3
Este
peligro
es
agudo porque los subtipos disminuidos coexisten con los
subtipos clsicos que son instancias completas del concepto (Collier
Levitsky 997: 435- 441,450- 451). Por ejemplo, la democracia electo
ral no satisface todos los requerimientos de definicin de
la
democra
cia (Collier y Levitsky 1997: 440), pero la democracia delegativa (O'
Donnell 1994) s. Mantendr ntegramente la comunidad acadmica
estas claras distinciones?
Los
conceptos radiales y acumulativos aumentan tambin el n
mero de conflictos de lmite porque estos engloban algunos atributos
de diferentes dominios. Por lo tanto, los acadmicos tienen que decidir
en varios frentes si un caso realmente debe someterse a
un
concepto.
Por
el
contrario, los conceptos clsicos minimizan
el
conflicto de lmi
tes porque estos descansan en definiciones mnimas que
se
enfocan en
un dominio y estipulan el
menor
nmero posible de caractersticas de
definicin. Los conceptos clsicos tienden a tener un tamao de exten
sin razonable -
un
nmero intermedio de referentes empricos- por
que stos no demandan simultneamente la presencia simultnea de
atributos de diferentes dominios, que puede ser infrecuente en la reali
dad emprica.
Ms an, los conceptos clsicos no descansan en el
e s t r u t u r l i s ~
mo
socioeconmico, al contrario, permiten la autonoma de diferentes
dominios. Por lo tanto, stos provocan que los acadmicos investiguen
empricamente las conexiones entre las caractersticas de definicin y
otros atributos hipotticos ms que determinarlos
por
su mandato de
3 Incluso Collier Levitsky (1997: 450) admiten estos peligros.
5
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definicin, como Jos conceptos acumulativos lo hacen, o dejndolos
completamente abiertos, como los conceptos radiales Jo hacen.
Finalmente, los conceptos clsicos son
por
naturaleza parte de
un sistema de conceptos. l procedimiento de p r g nus et differenti m
sita una nocin en referencia con los conceptos relacionados. De ah
que, mientras que la
relacin entre los conceptos acumulativos y radia
les con conceptos del mismo tipo frecuentemente permanece poco
cIa-
ra, eso no es el caso con los conceptos clsicos, cuya definicin requie
re de una aclaracin del
campo
semntico en su conjunto (Sartori
1984: 54- 56).
Sin embargo, los conceptos clsicos enfrentan
un
reto crucial,
principalmente sobre cmo determinar el dominio de un concepto y
sus atributos de definicin. Frecuentemente es dificil identificar las ca
ractersticas necesarias y articuladamente suficientes para clasificar un
caso como una instancia de
un
fenmeno y para diferenciar estos atri
butos de definicin de sus condiciones de fondo, causas, requerimien
tos funcionales, o consecuencias de un fenmeno, as como Sartori
(1984: 54- 56) demanda. Por consiguiente, los acadmicos
han
cuestio
nado la factibilidad de los conceptos clsicos en las ciencias sociales (re
cientemente Gerring 1999: 363- 364). Esta particular confusin de
la
nocin de populism parece proveer el mejor caso cf. Eckstein 1975)
para esta posicin escptica.
Hacia la siguiente discusin se necesita evaluar las ventajas des
ventajas de las diferentes conceptualizaciones de populismo. En parti
cular,
se
fija
en
cmo son tericamente justificables y empricamente
tiles los conceptos acumulativos y radiales y si una
re
definicin del
populismo como concepto clsico es factible.
n ivergentes conceptualizaciones de populismo
Qu tipo de concepto han usado los acadmicos para definir el
populismo latinoamericano? Y Qu tipo de concepto es ms til para
este propsito?
La
siguiente revisin muestra que desde la dcada de los
6
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60 hasta
la
de los 80,
la
mayora de autores asuma conceptos acumula
tivos. Esta preferencia
por
las nociones de
dominio
mltiple fue inspi
rada por las teoras de desarrollo y subdesarrollo prevalecientes, tanto
la teora de la modernizacin
como
la
de
la dependencia tuvieron cla
ras tendencias econmico-estructuralistas: ellas asuman que los proce
sos socioeconmicos moldean y dirigen las polticas' . Los conceptos
acumulativos de populismo tambin tenan bases empricas
porque
muchas instancias del populismo clsico
-que
prevalecieron desde los
30 hasta los 60- o mostraban este
sndrome
de atributos determinan
tes. De ah que, en ese entonces existan considerables caractersticas
comunes entre las diferentes cualidades presuntas del populismo.
Sin embargo, las teoras de la modernizacin y
la
dependencia
cayeron en descrdito en la dcada de los 70, los acercamientos
~ n -
mCo-estructuralistas en general sufrieron
un
criticismo convincente.
Ms an las polticas populistas inesperadamente reaparecieron en los
80 y 90, en
un
contexto socioeconmico
muy
diferente al del populis
mo clsico. De hecho, algunos presidentes quienes alcanzaron y man
tuvieron su labor a travs de tcticas populistas, pusieron en marcha re
formas neoliberales que se separaban radicalmente del "populismo
econmico". De esta manera, las caractersticas similares dentro de los
presuntos atributos del populismo disminuyeron drsticmente.
Los acadmicos han respondido a esta disolucin del paquete
populista de diferentes maneras,
muchos
autores -como Di Tella
(1997), Drake (1991, 1999), Lynch (1999), Nun (1994), Quijano (1998)
y Vilas (1992 - 93, 1995)-
continan
comprometidos con las definicio
nes acumulativas y
por
lo tanto se rehusan a aplicar
la
etiqueta
popu
lista a muchos de los nuevos movimientos, especialmente a aquellos
que ponen en marcha
al
neoliberalismo; otros autores argumentan que
incluso los gobiernos neoliberales aplican algunas particularidades del
4 a siguiente discusin de la teoras de la modermzaCln v la dependencia
se
enfocan
en
las similitudes
dentro y
entre estas "escuelas"
y
no en las diferen
cias innegables entre autores individuales. algunos de los cuales avanzan ms
calificadamente. con visiones ms cuaLificativas
17
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populismo econmico (Roberts 1995: 102-108: Palermo 1998) y por lo
tanto, retienen una defimcion de populismo de dominio mltiple, pe
ro
en
la versin relajada de los conceptos radiales (Roberts 1995: 89
-91 .
Finalmente, varios acadmicos redefinen
al
populismo
como un
concepto clsico, identificando a la poltica como su dominio central y
declarando a las peculiaridades
como
lgicamente accidentales (Knight
1998; Mayorga 995: 29-30; Mouzelis 1985; Taguieff 1995:
9;
Weyland
1996). Estos autores
no
vacilan en llamar a lderes como los
r e s i e n ~
tes Alberto Fujimori del Per (1990 - 2000) YCarlos Menem de Argen
tina (1989 - 99)
como
populistas':
La
siguiente seccin analiza
ms
profundamente estos desarro
llos conceptuales. Luego de discutir las nociones acumulativas
que
pre
valecieron desde la dcada de los 60 a la de los 80, se enfoca en
el
reno
vado debate acerca del populismo
en
los 90. Este anlisis establece las
ventajas y desventajas de los tres tipos de conceptos que diferentes aca
dmicos
han
aplicado en los ltimos aos.
La
seccin concluye en que
la redefinicin del populismo
como
concepto clsico tiene mayores po
sibilidades
de
mejorar la claridad conceptual.
1
redominancia de
las
definiciones acumulativas
La mayor parte de las definiciones tradicionales del populismo
latinoamericano fueron conceptos acumulativos que armonizaron va
rios atributos de dominios diferentes. En particular, estas asuman
una
conexin cercana entre las polticas populistas y sus races sociales,
condiciones socioeconmicas de fondo y/o polticas sustantivas, espe
cialmente programas econmicos expansivos y generosas medidas dis
tributivas.
La mayor parte de los autores percibieron un estilo personalista
plebiscitario de liderazgo poltico
como
una caracterstica determinan
te del populismo:
un
individuo carismtico gana y ejerce el poder a tra
vs del
mantenimiento
de un contacto directo y sin mediadores
con
una
masa desorganizado de seguidores (ej: Conniff 1982: 21- 22; Dra
ke 1978: 2 -
3,8;
Weffort 1980: 69,73-74; excepcin: Di
TeUa
1965). No
8
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obstante, este
atributo
poltico fue ampliamente visto como parte de
un
paquete de caractersticas sociales y econmicas igualmente esenciales
para
la
definicin del populismo. As mismo, los autores comnmente
acentuaban la base social heterognea del populismo, definida como
una masa amorfa (Di Tella 1965; Germani 1974);
un
movimiento ur
bano de mltiples clases (Conniff 1982: 13-23; Drake 1978: 2-13; Dra
ke 1982: 218; ver tambin Collier y Collier 1991: 788); o
como
una am-
plia alianza de clases urbanas (Ianni 1975: 121-122, 137-177; Jaguaribe
1985: 13-17; Weffort 1980: 75). Ellos tambin enfatizaron en la bsque
da de las polticas econmicas expansionistas desarrollistas y en la ex
tensin de beneficios sociales,
por
ejemplo, la provisin de incentivos
materiales como instrumentos cruciales para el mantenimiento del
apoyo de las masas (Cardoso Faletto 1979: 138-
143;
Drake
1978:
2
4, 8- 1 ; O Donnell 1979: 53- 57). Finalmente, muchos autores situa
ron al populismo histricamente
dentro
de ciertas etapas de desarrollo,
as como la transicin de la sociedad tradicional a la
moderna
(Di
Te-
lla 1965; Germani 1974: caps. 5, 8, 9); el surgimiento de la sociedad de
masas despus de la cada del rgimen oligrquico (Jaguaribe 1985: 7
17;
ver tambin Collier y Collier 1991: 161- 168,788); o la reciente, eta
pa fcil de industrializacin por sustitucin de importaciones -ISI
. (Cardoso y Faletto 1979: cap. 5; O Donnell 1979: 53- 57; Malloy 1977:
5- 10).
Estas definiciones acumulativas reflejan las teoras de desarrollo
prevalecientes en aquella poca, las cuales postulan una conexin cer
cana entre los factores polticos y socioeconmicos. Tanto la teora de
la modernizacin
como
la de la dependencia asumen
que
la poltica es
moldeada
por
procesos sociales y econmicos. Comparten la idea de
que las polticas tienen autonoma relativamente limitada - autonoma
relativa - de las estructuras
y los procesos
s
socioeconmicos. Esta pre
misa sugiere definiciones de populismocomo un paquete de caracte
rsticas polticas y socioeconmicas.
Ver por ejemplo las
definiones
de dominio mltiple de el Estado
en la
teo
ra de la dependencia (crticas
en Remmer
v Merkx 1982: 6-7).
1 9
5
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Especficamente. la teora de la modernizacin
mantiene
que
el
rpido avance de la urbanizacin. la industrializacin y la educacin
genera una explosin
de
participacin masiva, quebranta los regmenes
polticos tradicionales. obstaculiza el establecimiento gradual de nue
vos regmenes institucionalizados y de este
modo da
origen a tipos de
regmenes inestables, tal
como
el populismo (Di Tella 1965; Germani
1974: caps.
5
8,9; Jaguaribe 1985: 7- 17). En un anlisis inspirado por
otro
tipo de estructuralismo econmico. la teora de la dependencia es
tablece que la incorporacin de pases perifricos en
el
sistema capita
lista mundial y sus distorsiones econmicas y sociales resultantes, obs
truyen el surgimiento de una clase hegemnica capaz de instaurar
un
gobierno estable. Combinado la heterogeneidad estructural y la frag
mentacin de las clases populares, este vaco poltico (Weffort 1980:
159) conduce a la formacin de alianzas de clase temporales tensas que
se
mantienen por medio de lderes personalistas,
dando
lugar
al
surgi
miento del populismo (Cardoso y Faletto 1979: cap. 5; O'DonneIl1979:
53- 57; Ianni.1975; Weffort 1980: caps. 3 7; Malloy 1977: 5- 12)
Las teoras de la modernizacin y la dependencia son tambin
aportes historicistas: ambas asumen que la historia tiene
una
direccin.
La teora de la modernizacin postula el progreso, mientras que la teo
ra de la dependencia diagnostica
un
estancamiento y declive ( el desa
rrollo del subdesarrollo ), pero llama a
un
cambio radical para con
cientizar el potencial histrico del progreso. En estos grandes esque
mas, el populismo aparece como
una
fase de desarrollo histrico. Las
teoras de la modernizacin y la dependencia incluyen tributos deter
minantes que sitan histricamente
al
populismo
durante
la tem
prana
fase de movilizacin social.
As, la preferencia por
definiciones acumulativas que enlazaron
las caractersticas polticas con los atributos sociales y econmicos y es
pecificaron
la
ubicacin histrica del popuJismo se deriv lgica y con
secuentemente de las aseveraciones bsicas de las teoras de desarrollo
predominantes. De hecho, las definiciones acumulativas se volvieron
tan consensuales que fueron adoptadas
an
por
los acadmicos que no
estaban comprometidos con las teoras de modernizacin dependen
10
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cia (ej: Dix 1985). En particular los historiadores que
l
no estar com
prometidos con las amplias generalizaciones pueden
por
consiguiente,
conferir conceptos a contextos histricos especficos, abarcaron las
no-
ciones
de dominio
mltiple sobre populismo (ej:
Conniff
1982: 13-23;
Drake 1978: 2-
3;
1982: 218) . .
Ciertamente, en la dcada de los 70 este consenso empez a des
gastarse lentamente;
la
principal razn terica era el creciente nfasis
en la
autonoma
de la poltica, inclusive entre acadmicos. marxistas.
Los autores empezaron a cuestionar las fuerzas determinantes
de
la es
tructura socioeconmica y enfatizaron
la
importancia de la superes
tructura poltica y cultural. Este cambio terico contribuy a nuevas
conceptualizaciones del populismo, especialmente
el
enfoque de Laclau
sobre
el
discurso populista
6
Collier y Collier (1991: 788)
han
modifi
cado
tambin
los conceptos acumulativos prevalecientes de populismo:
mientras incluan atributos polticos, sociales y de discurso en las defi
niciones, ellos enfatizaban la relativa
autonoma
de lo poltico (10
12) Ydesvinculaban al populismo de una etapa especfica del desarro
llo econmico.
Sin embargo, durante muchos aos, las nociones acumulativas
de populismo que asignaban una importancia crucial a los factores so
cioeconmicos fueron ampliamente aceptadas; de hecho, estas comple
jas definiciones fueron muy tiles para la bsqueda emprica de la po
ca porque reflejaban bastante bien
el sndrome de rasgos polticos y so
cioeconmicos que caracterizaban al populismo clsico, que prevaleci
desde los aos 30 hasta los 60. Durante este perodo
una
estrategia po
ltica populista tenda a ser asociada con una base social compuesta por
mltiples clases sociales que tena
en
su centro a la clase trabajadora;
con polticas econmicas desarrol1istas y la expansin de programas
sociales;
con
tempranas fases de industrializacin y/o movilizacin so-
Ladau
1981; discusin en Roxborough 1984: 10; ver tambin
O'
Donnell1979:
288-294, recientes elaboraciones sobre lo
popular
en
De
la Torre (2000). Os
tiguy (1997). ~ h e l e r (1996).
2
6
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cial aceleradas. Siendo as, que durante estas dcadas, los atributos de
diferentes esferas establecidas en definiciones acumulativas de populis
mo, a menudo coincidan en sus caractersticas.
Ciertamente, no todas las experiencias calzan perfectamente ba
jo estos conceptos acumulativos
7
. Por ejemplo, durante el gobierno de
Jos Battle y Ordez en Uruguay se extendi la participacin masiva,
poniendo en marcha generosos programas de bienestar en un contex
to preindustrial; de manera similar, Jos Mara Velasco Ibarra en Ecua
dor, utiliz tcticas polticas populistas en una nacin pobre y agrcola,
que no tena suficientes recursos para generosos programas distributi
c
vos. De esta manera, las polticas populistas no siempre estuvieron
acompaadas por las presuntas caractersticas socioeconmicas del po
pulismo. Por otro lado, Lzaro Crdenas en Mxico, se centr no sola
mente en grupos urbanos tal como las definiciones prevalecientes de
populismo en Latinoamrica estipulaban
8
-
sino que tambin extendi
la movilizacin masiva
al
campo (Dix 1985: 35-39). s as que
hubo
va
rios casos que no concordaban con todas las caractersticas centrales es
tipuladas
en
las definiciones acumulativas existentes de populismo.
Pe-
ro un buen nmero de casos cumplan la mayor parte de estos parme
tros determinantes. Como resultado, los acadmicos empricamente
orientados no vieron problema alguno
en
abarcar un concepto de po
pulismo que cubra diferentes dominios.
2 Desafos emergentes a las definiciones acumulativas
. Este sndrome del populismo -descrito tendencialmente como
una
combinacin
de demagogia poltica, inestabilidad organizacional,
7 Roxborough (1984: 11-14) cuestiona la aplicabilidad de los conceptos acumu
lativos tradicionales de populismo, incluso sus casos clsicos , los gobiernos de
Juan Pern, Getulio Vargas Lzaro Crdenas, pero su desafo
se
basa en de
mandas cuestionables concernientes a la autonomia de la clase trabajadora.
8 l enfoque urbano
es
la principal diferencia enel populismo latinoamericano
de sus predecesores en Rusia los Estados Unidos(Conniff 1982).
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irresponsabilidad econmica y excesiva generosidad distributiva- fue
uno
de los enemigos que los regmenes militares de los 60 y 70 busca
ron extirpar.
No
obstante, las polticas populistas sobrevivieron
al
em
bate y
experimentaron
un
asombroso resurgimiento
en
los aos 80 y
90; en
un
contexto socioeconmico diferente. Algunos de los antiguos
protagonistas del populismo clsico, como Leonel Brizola y Miguel
Arraes en Brasil, lograron
un
xito electoral considerable en las nuevas
democracias (Perruci y Sanderson 1989; Castro Rea, Ducatenzeiler y
Faucher
1992 .
Adems, surgi una nueva generacin de lderes que re
tenan muchos -pero no todos- de los elementos del
sndrome
de po
pulismo clsico, destacndose Alan Garca en Per (Sanborn.1991). Fi
nalmente otra ola de lderes personalistas utiliz estrategias polticas
populistas para alcanzar y mantener el poder,
pero
puso en
marcha
po
lticas neoliberales que
eran
completamente diferentes
de
losprogra
mas populistas clsicos y que buscaban eliminar los legados socioeco
nmicos de ste (Rbberts 1995; Weyland 1996).
Esta proliferacin inesperada de lderes personalistas que diri
gieron
el
apoyo de masas ampliamente desorganizadas,
pero que
diver
gieron claramente de las polticas asociadas al populismo clsico- cons
tituy un reto conceptual para los aCadmicos. Principalmente, la cre
ciente divergencia de las estrategias polticas populistas y las caracters
ticas socioeconmicas del populismo clsico llamaban.a cuestionar las
definiciones acumulativas. Los diferentes atributos que han sido descri
tos como partes integrales de un
sndrome
coherente, evidentemente
han tenido muy poca coincidencia emprica; de hecho, ninguno de los
nuevos lderes despleg todas
las
caractersticas determinantes estipu
ladas por las nociones acumulativas. Fue necesario desatar el conjun
to
de atributos que cubra diferentes dominios? Quines
de
entre los
nuevos lderes personalistas deben ser clasificados
como
populistas?
Los defensores de las nociones acumulativas enfrentaron el pro o
blema del desliz conceptual; fue difcil negar a los viejos populistas que
estaban en retorno poltico -como Brizola- la etiqueta populista. An
si estos lderes
eran
clasificados
como
populistas,
se
volvi imposible
sujetar el concepto a un contexto socioeconmico especfico,
como
es
3
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el del fcil
ISI
(Perruci
y
Sanderson 1989).
El
resurgimiento del viejo
populismo en los aos 80, liber el concepto de populismo. Conse
cuentemente, Alan Garca debe tambin llamarse populista porque
adems de utilizar tcticas populistas, sostiene polticas socioecon6mi
cas
similares a las de Brizola. Esta ulterior extensin del concepto eli
min una caracterstica adicional del populismo clsico, principalmen
te
el
recurrir a los trabajadores; Garca traspas largamente
la
clase tra
bajadora industrial
y
calific a
un
sector electoral central diferente, el
sector urbano informal (Sanborn 1991: 293-294, 340-349, 363-364). Si
el
populismo se extendiera an ms lejos hasta cubrir a Menem, Fu
jimori, Fernando Collor de Brasil (1990-92) y Abdal Bucaram de
Ecuador (1996-97), las caractersticas socioeconmicas restantes ten
dran que ser abandonadas y el concepto se tornara en una categora
puramente poltica.
e este modo, la recuperacin del populismo y la proliferacin
de lderes personalistas hacen dudar las definiciones acumulativas por
que disuelven la conexin cercana entre los atributos polticos del po
pulismo y sus presuntas caractersticas socioeconmicas. Pueden
prosperar las polticas populistas fuera de su contexto socioeconmico
propuesto e inclusive pueden desligarse de las polticas socioeconmi
cas del populismo clsico? Los desarrollos polticos que han intensifi
cado drsticamente las divergencias entre las distintas caractersticas
del populismo han postulado de esta forma desafos conceptuales para
las
nociones acumulativas.
Adicionalmente, las justificaciones tericas para las definiciones
acumulativas del populismo enfrentaron una crtica incisiva, dado que
las
teoras de la modernizacin y la dependencia fueron desacreditadas
en la dcada de los 7 ; la aseveracin central que compartan ambos
enfoques produjo particularmente un rechazo agudo, sobretodo un re
clamo acerca del postulado de que las estructuras y los procesos socioe
conmicos eran ms importantes que las polticas y al contrario daban
forma a stas ltimas. Especficamente, contrariando a la teora de la
modernizacin, la urbanizacin, la industrializacin y la expansin de
la educacin
no
conducen automticamente hacia la ,democratizacin
4
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poltica Huntington 1968). A diferencia de la teora de la dependencia,
los constreimientos econmicos creados por el capitalismo interna
cional
no
giran hacia los debilitados estados tercermundistas vis-a-vis,
a las fuerzas y a los actores econmicos externos que
no
preceden a
una
democratizacin poltica domstica (Packenham 1992). Rechazando el
estructuralismo socioeconmico que inspir a ambas teoras,
moder-
nizacin y dependencia, muchos autores de finales de los 7
han
reafir
mado la autonoma de la poltica (Krasner 1984; SkocpoI198S).
Este rechazo
al
estructuralismo socioeconmico tuvo un impac
to profundo en la formacin del concepto que fue ms all de
la no in
misma de populismo, lo cual estimul
un
replanteamiento de otros
conceptos que usualmente haban sido definidos de forma cumulativa.
Es de mayor importancia el que los acadmicos hayan criticado las no
ciones de
dominio
mltiple sobre la democracia y hayan
adoptado
las
definiciones clsicas que enfatizaban las caractersticas poltico institu
cionales. Los autores que examinan las transiciones de los gobiernos
autoritarios, en particular, coincidan en las definiciones mnimas y de
procedimiento, y eliminaron las caractersticas ms ambiciosas, tal co
mo
las polticas de
aumento
de la equidad (O'Donnell y Schmitter
1986: 7-14). De ah que, la renovada insistencia en la
autonoma
de la
poltica quebrant los conceptos acumulativos en general y activ re
definiciones de las nociones centrales de las ciencias sociales.
En lo concerniente al populismo ,
el
descrdito de las teoras de
modernizacin y dependencia
min
la justificacin terica de las defi
niciones acumulativas del concepto, as
como
las aseveraciones histori
cistas que yacan bajo estos dos acercamientos que
se
volvieron cuestio
nables: El populismo ya no pudo limitarse solamente a un nivel espec
fico de movilizacin social nia un tardo desarrollo dependiente
como
el de
una
economa del ISI (Perruci y Sanderson 1989: 34-36). Mientras
los enunciados acerca de las bases sociales de la poltica enfrentaban
una creciente crtica, no tena mucho sentido definir al populismo a
travs de bases sociales especficas, como
por
ejemplo los trabajadores
organizados (Sanborn 1991: 47,340-349,382). Los acadmicos alinea
dos con el renovado nfasis en la
autonoma
de la poltica, empezaron
25
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a dudar sobre si las estrategias polticas asociadas con el populismo ne
cesariamente caminaban junto a ciertas polticas econmicas sociales
Knight 1998: 240-244). De ah que, la crtica contra la modernizacin
y la teora de la dependencia inspir la revisin de las nociones
acumu-
lativas de populismo.
3 El
resurgimiento del populismo: definiciones acumulativs, ra-
diales o clsicas?
Las nociones acumulativas de populismo que se extienden a di
ferentes dominios, enfrentan un doble desafo: el resurgimiento del po
pulismo poltico, al margen del contexto socioeconmico del populis
mo clsico, y el cuestionamiento terico del estructuralismo socioeco
nmico. Cmo han respondido los estudiosos del populismo a estos
problemas tericos y empricos? En particular, cmo han conceptuali
zado las nuevas experiencias de liderazgo personalista que despliegan
algunas caractersticas del sndrome del
populismo
clsico, mientras
otras no?, Ha surgido una nueva definicin consensual de populismo,
o varios autores abarcan diferentes tipos de conceptos? Si el desacuer
do
prevalece, qu tipo de definicin es ms til?
La literatura sobre lderes polticos personalistas de los aos 1980
y 1990 revela
una
fuerte discrepancia
en
el uso de la etiqueta populista.
Mientras algunos autores mantienen el
compromiso
con las nociones
acumulativas, otros buscan adaptar estos conceptos tan complejos, a
una creciente diversidad de experiencias populistas mediante la redefi
nicin del populismo como un concepto radial. tros autores, sin em
bargo, dejan atrs las definiciones de
dominio
mltiple, descartan las
caractersticas socioeconmicas como atributos determinantes del po
pulismo, conceptualizndolo en trminos polticos y de esta forma
adoptan un
concepto clsico.
a principal controversia se centra en cmo clasificar a los lde
res personalistas que
ponen
en
marcha
reformas de mercado y que
cuentan
con un
apoyo popular masivo. Muchos acadmicos -especial
mente autores
de
extraccin marxista-
asumen
que
el
neoliberalismo
6
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viola los intereses populares y que es por esto excluyente e impopu
lar. Estos rechazan
el
llamar populistas a presidentes tales
como
Carlos
Menem y Alberto Fujimori -
como
lderes personalistas que sustenta
ban su gobierno
por
medio de las masas-o Otros acadmicos de diferen
tes orientaciones tericas apuntan al hecho de que enem y Fujimori
obtuvieron niveles altos y duraderos de aprobacin popular que cre
un soporte masivo, crucial para su estrategia de gobierno, y por lo tan
to estos lderes son calificados como populistas.
El
primer
grupo
de autores se mantiene comprometido con las
definiciones ac.umulativas del populismo (Lynch 1999;
Nun
1994; Qui
jano 1998; Vilas 1992-93, 1995). En particular, insisten en polticas eco
nmicas desarrollistas y nacionalistas y generosos programas sociales
como atributos indispensables del populismo (Igualmente Drake 1991;
1999: 63; Mauceri 1997: 900, 909; Gibson 1997: 340). De hecho, Lynch
(1999), Quijano (1998) y Vilas (1992-93) se adhieren tambin
al
es
tructuralismo econmico.
Por
estas razones, critican a los acadmicos
que clasifican como populistas a Menem, Collor y Fujimori de promo
ver una distorsin conceptual (l la Sartori 1970).
Sin embargo, este conservadurismo conceptual subestima
las
importantes similitudes del estilo y la estrategia poltica
entre
los ver
daderos populistas y los lderes personalistas que cuentan con elapo-
yo popular masivo y practican el neoliberalismo. Esto conduce a un
particularismo excesivo en la formulacin del concepto que en ltima
instancia parece basarse en
un
estructuralismo socioeconmico teri
camente cuestionable.
La
insistencia en los atributos socioeconmicos
exagera tambin los compromisos polticos sustantivos de los lderes
populistas. Ms que abarcar programas de desarrollo especficos, inclu
so los populistas clsicos eran flexibles y oportunistas (Lambert 1969:
204,208). En Argentina,
por ejemplo, Juan Pern adopt polticas eco
nmicas expansionistas a finales de los 40, pero impuso ajustes ortodo
xos a principios de los 50. Por consiguiente, las definiciones tradiciona
les de dominio mltiple
no
corresponden a la adaptabilidad y al opor
tunismo
caractersticos de los lderes populistas.
27
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Por esto muchos autores
han
abogado
por
una
innovacin con
ceptual. En
una
contribucin particularmente interesante e importan
te, Roberts (1995: 88-89) ha redefinido al populismo corno un concep
to radial. Estipula cinco caractersticas que tradicionalmente
han
sido
asociadas con el populismo, principalmente un liderazgo personalista
y paternalista ;
una
coalicin poltica heterognea y de varias clases ;
un
proceso de movilizacin poltica que atraviese las formas de me
diacin institucionalizadas ;
una
ideologa amorfa o eclctica y
un
proyecto econmico que utilice mtodos redistributivos o clientelistas
bien difundidos (Roberts 1995; 88). Mientras la presencia simultnea
de los cinco atributos caracteriza al populismo
en su
mxima expre
sin, la presencia de algunos -pero no todos- de los
mencionados
atri
butos, establece subtipos disminuidos que tambin caen bajo la rbri
ca general de populismo.
Esta reconceptualizacin preserva la naturaleza de dominio
mltiple del concepto, pero relaja el requerimiento para la coexistencia
simultnea de diferentes atributos determinantes. De ah
que
Roberts
proponga
un
compromiso conceptual que pueda ser aceptable para los
acadmicos con diferentes
puntos
de vista.
Los
estructuralistas socioe
conmicos pueden enfocarse en el rea central, eso es, en los casos en
que los distintos atributos determinantes coinciden
en
sus caractersti
cas; los acadmicos
que
quieran aplicar ms ampliamente el concepto
pueden invocar los subtipos disminuidos que carecen de algunos de es
tos atributos.
No obstante, esta capacidad de los conceptos radiales para aco
modar
las diferentes nociones especficas, tambin crea el riesgo de
perpetuar y legitimar la confusin: Varios autores talvez van a adoptar
un mismo trmino, pero asociar diferentes significados a l;
por
ejem
plo, tanto Knight -quien defiende
una
definicin poltica del populis
mo (Knight 1998: 226-227)-
como
Greskovits -quien aplica
una
defini
cin econmica (Greskovits 1998: 99-10
1 -,
someten sus diferentes no
ciones bajo
el
concepto radial de Roberts (Knight 1998: 224, 248; Gres
kovits 1998: 100). Adicionalmente, la connotacin peyorativa de sub
tipos disminuidos puede inducir a los acadmicos a la
bsqueda
del
28
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rea central en la que coincidan las caractersticas determinantes; as,
implcitamente van transformando su concepto radial en un concepto
acumulativo. Por ejemplo, para
demostrar que
Fujimori califica
como
populista, Roberts (1995:102-108) clasifica los limitados programas
anti-pobreza adoptados en Per bajo un marco general de ajuste es
tructural, como populismo econmico. Este esfuerzo para probar que
Fujimori cumple con todos los atributos determinantes del populismo
constituye una distorsin conceptual. En suma, los conceptos radiales
pueden crear ms confusin que claridad.
Por estas razones, parece aconsejable abandonar las nociones de
dominio
mltiple
-tanto
las acumulativas como los conceptos radiales
y redefinir al populismo como
un
concepto clsico ubicado en
un
nico dominio. Esta reconceptualizacin mejora la claridad al identifi
car el dominio central del populismo mientras descarta atributos de
otras s f r s que no son esenciales. Mientras que los conceptos
acumu
lativos y radiales requieren que la extensin de una nocin sea delimi
tada en diferentes dominios y de esta manera creen mltiples conflic
tos limtrofes , los conceptos clsicos enfatizan un dominio y por lo
tanto facilitan
la
delimitacin de la extensin del populismo . Ms all,
los conceptos clsicos calzan en un sistema jerrquico de conceptos
mientras que la relacin entre los diferentes conceptos acumulativos o
radiales -que crean
una
amplia zona gris de instancias imperfectas o
subtipos disminuidos- es menos clara.
Para definir
al
populismo como un concepto clsico se necesi
ta primero identificar su dominio principal.
El
resurgimiento de viejos
y nuevos populistas en los 80 dificulta el uso de una ubicacin histri
ca (ejemplo, el fcil
151
como un asidero determinante. De igual ma
nera, el hecho de que neopopulistas como Garca
se
hayan dirigido pri
mero al sector informal urbano y no al de trabajo industrial, elimina
cualquier fundamento de clase como base del populismo.
Por
consi
guiente, la poltica socioeconmica o el estilo y la estrategia poltica
continan siendo los candidatos ms promisorios. Recientes debates
entre los seguidores de las nociones clsicas, de hecho, se han centrado
en el popuJismo econmico (Sachs 1989; Dornbusch Edwards
1991
29
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versus el populismo poltico Knight 1998; Mouzelis 1985; Philip 2000;
Taguieff 1995; Weyland 1996).
Qu tipo de definicin es preferible?
La
definicin econmica
. de populismo es confusa para los anlisis polticos porque engloba ba
jo la misma nominacin a lderes tan diversos como el populista clsi
co Juan Pern, el neopopulista Alan Garca,
el
conservador Jos Sarney
y
el
marxista Salvador Allende Sachs 1989: 17-23; Crtica en Knight
1998: 241-243).
Es
tambin lgicamente cuestionable porque no clari
fica
si
la irresponsabilidad econmica que esta definicin asocia al po-
pulismo se debe
al
diseo o al mero constreimiento. Las polticas eco
nmicas .expansivas pueden resultar de
una
decisin gubernamental
deliberada, del rechazo parlamentario a
un
aumento de impuestos di
seado para financiar
un
gasto adicional, o de
un
administrativo inca
paz de recuperar la elevacin de los impuestos que
el
Congreso apro
b. Dado que
el
resultado
es
idntico, los tres casos parecen ser de
po-
pulismo econmico, pero este sometimiento de diferentes experiencias
bajo
el
mismo concepto es problemtico. .
Una definicin poltica de populismo
es
entonces preferible. s
ta
o n ~ e p t u l i z
al populismo
como
la forma especfica de competen
cia y de ejercicio del poder poltico. A la vez, sita al populismo en la
esfera de la dominacin y
no
de la distribucin. Primero
y
principal
mente, el populismo da forma a patrones de reglamentacin poltica, y
no a la distribucin de beneficios o prdidas socioeconmicas. Esta re
definicin poltica captura de
mejor forma
el objetivo bsico de los l
deres populistas, principalmente
el
ganar
y
ejercer
el
poder mientras
utilizan polticas econmicas
y
sociales
como
un
instrumento
para
es
te propsito. Por lo tanto, esta reconceptualizacin est ms acorde con
el oportunismo de los lderes populistas y la carencia de
un
compromi-
so firme con polticas sustantivas, ideas o ideologas
9
.
Knight 1998.
La
naturaleza instrumental del populismp se vuelve evidente en
el
caso de Getlio Vargas quien condujo
un
gobierno autoritario no populis
ta desde 1937 hasta 1945 adopt una estrategia populista nicamente cuan
do enfrent
un
fuerte desafo democratizador en
1945
busc reconquistar
el
poder en la nueva democracia French 1992).
30
9
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26/45
Al
juntar la retrica anti-lite y desafiar al status quo, el populis
mo
descansa en la distincin entre amigo vs. enemigo que
es
consti
tutiva de la poltica (Schmitt 1987: 26-37; Krasner 1984: 224-225). His
tricamente, surge corno
una
promesa del lder
para
proteger a la gen
te de un enemigo pernicioso (Novaro 1989: 96- 97). Originado en
un
conflicto real o imaginario, l populismo
es
esencialmente poltico y
por lo tanto, es mejor definido en trminos polticos.
III. Una redefinicin poltica del populismo
1 La dimensin ampliada genus) del populismo
Las
definiciones clsicas utilizan
un
acercamiento sistemtico y
jerrquico que empieza por identificar la dimensin
ampliada
de un
concepto Genus). Cul
es
el genus del populismo? Algunos autores
conceptualizan al populismo corno un estilo poltico (Knight 1998:
226,233; Taguieff 1995: ; Viguera 1993: 53,62 ; otros ven a ste corno
una estrategia poltica (Ducatenzeiler, Faucher Castro Rea 1993: 175;
Weyland 1996: 5). Un estilo poltico denota la forma de hacer polti
ca y enfatiza los aspectos expresivos del populismo, incluyendo su dis
curso. Sin embargo, el
estilo poltico
es muy
amplio,
no es un
concep
to claramente delimitado:
muchos
lderes a los cuales algunos de los in
vestigadores
no
clasificaran corno populistas (tal corno Jos Sarney en
Brasil), ocasionalmente imitan, elementos del estilo populista, especial
mente en campaas electorales. Entonces, al definir el populismo corno
un
estilo poltico, se arroja una red conceptual que es demasiado
am-
plia y que
no
permite una clara delimitacin de los casos.
Por el contrario, una estrategia poltica se enfoca en los mto
dos y los
instrumentos
para ganar y ejercer l poder, el sustento de la
reglamentacin poltica. Las estrategias polticas estn caracterizadas
por
la principal base
de poder
(Anderson 1967: 89- 101) que el actual
gobernante o lderes que aspiran a ser gobernantes despliegan. Una es-,
trategia poltica est entonces mejor delimitada que un estilo polti
co : sta engloba nicamente a los lderes que basan su dominacin en
cierta base
de poder no
a aquellos que ocasionalmente utilizan esta
base de poder.
3
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27/45
Los actores polticos
pueden
hacer uso de diferentes estrategias
para ganar y mantenerse en el poder del gobierno. Una simple clasifi
cacin distingue tres tipos de actores polticos -individuales, grupos in
formales y organizaciones formales- y dos bases de
poder
fundamenta
les, principalmente nmeros (como aquellos demostrados en votos,
encuestas electorales y encuentros masivos) y el peso especial, particu
larmente recursos socioeconmicos o la coercin militar (Weyland
1995: 128-129). La interseccin de estas dos dimensiones d lugar a un
variedad de estrategias polticas y de tipos de gobierno.Por ejemplo, ba
jo el caudillismo, un individuo basa su orden miento en el poder mili
tar; en
un
oligarqua,
un grupo
informal
domin nte se
apoya en el pe
so econmico y en el prestigio social.
El
populismo emerge
cu ndo
un
lder individual (personalista) utiliza el apoyo de la gr n masa pobla
cional
como la
base de su sustento poltico.
Tabla 1: Estrategias de Gobierno
(Tipo de gobernante, base principal de poder y
la
relacin
del gobernante con su
b se
de apoyo)
TIPO
C P CID D PRINCIPAL DE PODER
RELAClON DEL
GOBERNANTE
CON LA B SE DE
POYO
Peso Especial
DE
GOBERNANTE
Nmeracin Recursos
o i o ~
Econmico
Coercin
Militar
Individual Populismo Patrimonialismo Caudillismo
Fluida y
Desorganizada
Grupo Informal
Clientelismo Oligarqua
Gobierno
por
Faccin Militar
Lazos informales
Firmes
Organizacin Formal Partido de
Gobierno
CorJXlratilllsmo
Gobierno
por
Institucin Militar
Vnculos Organiza-
cion les
Estables
Nota: Las columnas derecha e izquierda
se
refieren a la misma
dimensin
pero
se
nfocan
en diferentes ngulos
2
na definicin sistemtica de populismo
El
populismo emerge cu ndo
un
lder individual busca o ejerce
el
poder
gubernamental basndose en el apoyo de un gran nmero de
seguidores (Weyland 1995: 128-130). De ah que, las elecciones, los ple
32
7/26/2019 weyland - u 5
28/45
biscitos, las demostraciones de masa y los actuales escrutinios de opi
nin, sean los instrumentos cruciales con los cuales los lderes populis
tas movilizan y demuestran la base de poder que los distingue. Los as
pirantes populistas buscan con urgencia el apoyo de grandes masas de
sorganizadas para acceder al poder gubernamental; y los presidentes
populistas constantemente invocan
el
apoyo masivo para incrementar
su propia influencia
y
para destruir las bastiones institucionales de sus
oponentes.
En situaciones de crisis, en las cuales los lderes populistas en
frentan la amenaza de perder el poder, se vuelve ms evidente el que el
respaldo de
un
gran
nmero
de ciudadanos comunes es el fundamen
to
esencial del populismo. Cuando los lderes se sienten presionados,
invocan
y
de esta forma revelan-la
ltima ratio
del populismo: el apo
yo masivo. Por ejemplo, el desbordante apoyo a Juan Pern el17 de Oc
tubre de 1945 fue el
momento
crucial del populismo Peronista. Alber
to Fujimori estableci su predominio en la poltica peruana y control
a sus aliados -especialmente militares- mediante la impresionante ad
quisicin de alta popularidad con
su
autogo pe en Abril de 1992 y su
posterior desempeo presidencial. Rafael Caldera
de
Venezuela
1994-1999) sali victorioso de
un
peligroso conflicto constitucional
luego de amenazar con llamar a
un
plebiscito, el mismo que estaba
prcticamente ganado debido a su gran popularidad Philip 1998: 84).
y Fernando ColIor invoc los 35 millones de votos
que
gan en la elec
cin presidencial de 1989 cuando
enfrent graves acusaciones de co
rrupcin
en 1992
1
; pero los partidarios de Collor haban desapareci
do
y
l sufri
una
infame acusacin y remocin de la silla presidencial.
Todos estos casos muestran que el populismo descansa
primera
y prin
cipalmente en el apoyo masivo de la poblacin.
10
Al
contrario,
el
Presidente Clinton de los Estados Unidos no invoc demostra
ciones de masa. ni llam a
un plebiscito cuando enfrent procedimientos in-
criminatorios en 1998; de igual manera, cuando la Asamblea Constituyente del
Brasil intent reducir los poderes presidenciales en
987
- 88, el afectado Jos
Samey
no
apel a las masas sino a los polticos c1ientelistas v a los militares.
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29/45
El apoyo de la masa popular puede tener diferentes niveles de or
ganizacin e institucionalizacin. Dado que bajo el populismo, el go
bernante es un individuo -un lder personalista- la conexin entre l-
der y seguidores se basa principalmente en el
contacto
directo y casi
personal y no en
la
mediacin organizativa.
Al
contrario, cuando el
apoyo masivo est garantizado a travs de estructuras institucionales
formales, el gobernante efectivamente es parte de
una
organizacin,
usualmente un partido establecido; y cuando un grupo no organizado
formalmente gobierna delineando el apoyo de un gran nmero de per
sonas, los seguidores estn ligados a los lderes a travs de extensas y
duraderas redes clientelistas
.
En lugar de una fuerte organizacin
provista por un partido institucionalizado y con conexiones estables fi-
jadas por medio de lazos clientelistas, la relacin entre lderes populis
tas y
el
electorado es fluida y
no
institucionalizada.
La
lealtad de los se
guidores puede evaporarse rpidamente si l lder falla al llenar las ex
pectativas populares; este declive en la popularidad amenaza al funda
mento del gbierno populista y puede catalizar su colapso.
Para compensar la fragilidad del apoyo de masa, los lderes po
pulistas buscan crear conexiones particularmente intensas con sus par
tidarios. Lograr tal intensidad requiere carisma
12,
el cual en la era de la
soberana popular significa una capacidad sobrenatural de represen
tar y gobernar al pueblo , de rescatarlo de la adversidad y guiarlo al
progreso. Por consiguiente, los lderes populistas demuestran constan
temente su cercana al pueblo y estimulan la identificacin popular
con su liderazgo. Ellos buscan contacto cara a cara con la masa, hoy en
da a travs de la televisin;
tambin
actan
en
formas
que
personifi
quen y vivan los sueos del hombre comn (De la Torre 2000); as
mismo prometen incluir a la gente comn que largamente ha sido re
chazada,
en
la corriente principal del desarrollo y protegerla de fuerzas
Para
Ja
diferencia entre popuJismo c1ientelismo, ver especialmente a Mouze
lis
(1985).
2
Por
Jo
tanto,
eJ
carisma tiende a ser una caracterstica emprica de
Jos
lderes
populistas, pero no es un requisito determinante.
4
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30/45
siniestras e implantar en sus seguidores
un
sentido de misin, para
transformar el status quo y trascender los confines del marco institu
cional establecido, a fin de encontrar la emancipacin bajo su gua re
dentora (Novaro 1996). De esta manera, los lderes populistas utilizan
la potencia del carisma para mantener su base de seguidores constan
temente fluida.
Sin embargo, para consolidar su gobierno, muchos lderes
popu-
listas eventualmente buscan hacer de su carisma una rutina (Weber
1976: 142-148, 661-687) Y solidificar la masa de seguidores introdu
ciendo elementos de organizacin partidaria o clientelar. La relacin si
gue siendo populista en la medida que el partido tenga bajos niveles de
institucionalizacin y deje al lder
un
espacio amplio para moldear y
dominar la organizacin del mismo (Ver Panebianco 1988: Cap. 8); y
en tanto la distribucin clientelista de beneficios sea un instrumento de
demostracin de inters personal del lder hacia sus seguidores y de
una capacidad sobrenatural para resolver problemas (De la Torre
2000; Mayorga 1998: 122-124). Pero cuando
se
consolida la organiza
cin del partido, y de esta forma se constrie la libertad del lder, cada
vez ms fuertemente, convirtindolo
en
un funcionario del partido, o
cuando el clientelismo transforma la relacin del lder y sus seguidores
en
un intercambio puramente pragmtico, la dominacin poltica ba
sada en direccional apoyo de
un
gran
nmero
de seguidores eventual
mente puede perder su carcter populista
3
. De ah que
el
xito polti
co transforme al populismo en un tipo diferente de gobierno que des
cansa en estrategias
no
populistas
14
.
Por lo tanto, el liderazgo populis
tatiende
a ser transitorio; ste puede fallar o
si
es exitoso- trascender
se a s mismo.
3 Esto sucedi en el Partido Socialista chileno (Drake 1978) yen el Partido Re
volucionario Institucional mexicano.
4 Pero dadas las memorias_duraderas del perodo de fundacin,
el
mantenimien
to del discurso y del ritual populista, y la preservacin del liderazgo circunstan
cial, la organizacin pos- populista resultante es susceptible de revivir el popu-
lismo as como se demostr en
el
caso mexicano
por
medio del
p o p u l s m o
tar
do del Presidente Luis Echeverra. (1970 76).
5
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31/45
La discusin de diferentes tipos de gobierno sugiere
que
el popu-
lismo es mejor defimdo como una estrategia poltica a travs de
la
cual los
lderes persona/istas buscan o ejercitan el poder de gobierno basados en
l
apoyo directo no mediado m institucionalizado de un gran
nmero
de se-
guidores que son pnncipalmente desorganizados. Esta relacin directa y
quasi-personal sobrepasa las organizaciones intermediarias estableci
das o erosiona su mstitucionalizacin y las subordina al deseo del lder.
Muchos de ~ seguidores carecen de lazos institucionalizados hacia el
lder y por consigUiente, constituyen una masa desorganizada
en
la are
na poltica
e):
Estado-Nacin)
donde
el lder los llama con sus apelos
populistas
inclu1>o
SI estos participan en organizaciones a nivel local).
Un lder carismatICo gana
un
amplio apoyo, difuso pero intenso
por
parte de dicha masa desorganizada representando a la gente que se
siente excluida o marginada de la poltica nacional y prometiendo res
catar a esta gente de las crisis, las amenazas y los enemigos.
El
lder re
curre a la gente para que colabore
en
su esfuerzo heroico
para
regene
rar a
la
nacin, combatir a los grupos privilegiados que defienden inte
reses especiales y transformar las corruptas instituciones establecidas.
3
ubtipos de popuLismo
Despus de elaborar una definicin mnima de populismo co
mo un concepto clsico, la ltima labor es descender un nivel
en
la es
calera de la abstraccin y distinguir diferentes subtipos.
Dado
que elli
derazgo populista descansa en el apoyo masivo, el populismo tiene dos
versiones, dependiendo de si sus seguidores tienen un nivel
muy
rudi
mentario de organizacin o estn completamente desorganizados.
Es-
tas variantes corresponden, ms o menos pero de ninguna manera
perfecta- al populismo clsico de los aos
30
hasta los 60 y al neopopu-
lismo de los aos 80 y 90. La variante
que
emerja depende de dos fac
tores principalmente, de la saturacin organizativa del sistema poltico
y de los instrumentos principales del lder para movilizar a sus segui
dores y demostrar su apoyo masivo.
En sistemas polticos
con
bajo nivel de institucionalizacin
por
ejemplo
en
las tempranas fases de participacin masiva- gran
parte
de
36
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los posibles seguidores del lder populista
nunca
han participado en
una organizacin a nivel nacional. Por lo tanto los lderes populistas
pueden promover la incorporacin inicial de esta gente (Collier y Co
llier
1991).
Bajo estas circunstancias, los populistas crean organizacio
nes (pero las mantienen bajo un control personal, limitando severa
mente su institucionalizacin). Por el contrario, en sistemas polticos
organizativamente saturados, los lderes populistas surgen
adoptando
tcticas anti- organizacionales. Los lderes recurren a la gente que des
confa de los part idos establecidos y de los grupos de inters y ofrecen
un canal diferente - el liderazgo personalista- para representar sus in
tereses.
os
lderes neopopulistas surgen
en
sistemas con organizacio
nes polticas dbiles, con partidos fragmentados, y deliberadamente de
bilitan las organizaciones intermediarias establecidas y se rehusan a
transformar sus propios vehculos electorales en partidos organizados
(ej. Collor y Fujimori). En sistemas de partidos ms consolidados, los
cuales bloquean el aparecimiento de candidatos anti-partidistas, los l
deres neopopulistas emergen por medio de la toma de partidos de ori-
gen populista, quebrantando el aparato partidista establecido y subor
dinando estas organizaciones dbilmente institucionalizadas a su con
trol personal (ej. Garca y Menem).
os
instrumentos disponibles de movilizacin y demostracin
de apoyo masivo condicionan tambin el tipo de populismo que emer
ge. Ciertamente, los votos en las elecciones o los plebiscitos son los me
dios ms importantes para probar el apoyo de la gente . Sin embargo,
las elecciones y los plebiscitos
no
se llevan a cabo con frecuencia y
no
pueden
ser
programados
a voluntad.
Dada
la naturaleza precaria de su
organizacin, los lderes populistas necesitan instrumentos para de
mostrar su amplio apoyo en cualquier
momento
Tradicionalmente, los
encuentros pblicos cumplen esta funcin. Para movilizar a cientos de
miles de seguidores los lderes populistas necesitan algunos ncleos de
apoyo organizado, especialmente un cuadro de activistas. Por consi-
guiente, los populistas clsicos construyen organizaciones (pero las
mantienen bajo control personal).
7
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Durante las ltimas dos o tres dcadas, sin embargo, el avance de
las indagaciones sistemticas de opinin ha devaluado los encuentros
de masas y los ha hecho menos tiles para demostrar
el
respaldo popu
lar. Dado que
las
encuestas miden las actitudes de una porcin repre
. sentativa de
la
poblacin, stas son ms efectivas para determinar la
voluntad del pueblo que los encuentros masivos, los cuales sacan a flo
te a los activistas auto-seleccionados y a sus seguidores, mientras dejan
a la mayora silenciosa al margen. La encuesta de opinin mide el in
ters general mientras que las demostraciones se han convertido en
instrumentos de medicin de intereses especiales ; a la vez que, los l
deres populistas tienen menos control sobre los resultados de los escru
tinios que sobre las masas, las indagaciones son menos costosas y ms
fciles de conducir. En la era del escrutinio los lderes populistas tienen
entonces una menor necesidad de un base organizativa.
a
descomunal difusin de la televisin ha disminuido tambin
la necesidad de organizacin; a travs de la televisin los lderes popu
listas alcanzan directamente a sus seguidores y establecen contacto qua
si personal con millones de personas simultneamente (ej: Grompone
1998: 17-26). Mientras la radio jugaba un rol similar para los populis
tas clsicos (Conniff 1999: 10), la televisin es
un instrumento mucho
ms poderoso para proyectar el liderazgo carismtico. Siendo as, los
medios de comunicacin modernos han disminuido considerablemen
te el inters de los populistas en la mediacin organizativa.
Por estas razones, el neopopulismo est n menos instituciona
lizado que el populismo clsico; ste adopta una postura ms anti-or
ganizacional, alcanza a los seguidores en la esfera privada y depende de
las respuestas individuales de ciudadanos individuales a encuestas de
opinin y no de las manifestaciones colectivas del pueblo en la esfera
pblica. La volont des tous ha reemplazado a la volont gnr le como
base de la legitimidad plebiscitaria del populismo.
El
neopopulismo es
por lo tanto menos movilizacional, transformador y redentor que el
populismo clsico y su carcter incluyente es ms simblico que efecti
vo Pero apelando a toda la ciudadana y estableciendo la voluntad de
la gente a travs de votos y de respuestas a escrutinios, el neopopulis
8
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34/45
mo se vuelve ms representativo que
el
populismo clsico y ms com
patible con la democracia liberal (Novaro 1998: 35-43). Y de acuerdo a
mi redefinicin, la misma que se enfoca en el liderazgo personalista con
un apoyo masivo en su mayor parte desorganizado, el neopopulismo
no
es
de
modo
alguno un subtipo disminuido de populismo; al contra
rio, debido a su bajo nivel de institucionalizacin, es
an
ms populis
ta que el populismo clsico
en
trminos de estrategia poltica.
IV
Utilidad de la redefinicin
La
presente redefinicin de populismo en trminos polticos es
til para analizar la poltica latinoamericana contempornea. Por sobre
todo, sta esclarece importantes fenmenos que de otra manera conti
nuaran inexplicables. Por ejemplo, mi nfasis en el apoyo masivo no
institucionalizado, como base del gobierno populista, ayuda a describir
los dramticos incrementos y declives de varios lderes polticos de la
dcada de los 80 y 90, tales como Alan Garca y Fernando Collor. Estos
polticos personalistas disfrutaron de
una
sorprendente popularidad y
encabezaron grandes golpes polticos al inicio de sus perodos, pero r
pidamente perdieron apoyo cuando tuvieron que enfrentar problemas
econmicos serios. An ms impresionante
es el
que tres presidentes
que calzan en mi definicin de populismo -Collor, Abdal Bucaram y
Carlos Andrs Prez de Venezuela (1989-1993)- fueron removidos de
sus funciones antes del final de sus perodos, mientras presidentes no
populistas que cometieron actos similares o peores, terminaron sus go
biernos sin problema (Weyland 1998: 117-119).
La
falta de
un
apoyo
organizado firme hizo a estos lderes polticamente vulnerables
en
pe
rodos de adversidad. Centrando la atencin en
la
insegura base de
apoyo de estos presidentes, la redefinicin hecha de populismo esclare
ce su destino poltico.
Esta redefinicin muestra tambin casos sorprendentes de xito.
poltico y continuidad;
por
ejemplo, el Presidente Menem gobern
manteniendo la lealtad de las masas, incluyendo
el
apoyo de muchos
sectores del movimiento Peronista, mientras deshaca el proyecto so
cioeconmico del Peronismo tradicional. Los acadmicos que definen
9
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35/45
al populismo bajo caractersticas socioeconmicas y
por
lo tanto con
trastan las polticas nacionalistas, expansionistas y redistributivas eje
cutadas
por
Juan Pern y
el
programa neoliberal de Menem
no
pueden
describir fcilmente su xito poltico.
l
contrario,
mi
definicin, resal
. ta la naturaleza flexible y dbilmente institucionalizada del movimien
to Peronista (McGuire 1997), lo cual provee de una mayor libertad pa
ra el
resurgimiento de
un
liderazgo personalista y predispone a
la
in
corporacin de partidarios Peronistas para seguir a su nuevo lder.
Es-
ta redefinicin captura tambin
la
flexibilidad y adaptabilidad del po
pulismo,
la
cual invoca Menem para su beneficio poltico argumentan
do
que Pern
el
fundador del partido- hubiera aplicado las mismas
polticas si
l
hubiera enfrentado la profunda crisis econmica que
Menem atraves (Menem en Baizn 1993: 21).
Fundamentalmente, mi redefinicin del populismo ayuda prin
cipalmente a entender uno de los hechos ms contradictorios en Lati
noamrica: la frecuente convergencia de polticas populistas y medidas
econmicas neoliberales (Weyland 1996). Especficamente, esta defini
cin poltica da a conocer las afinidades importantes y las tensiones in
negables entre los lderes polticos personalistas y sus consejeros econ
micos orientados al mercado. En cuanto a
las
afinidades, las tcticas
populistas fueron cruciales para garantizar
el
apoyo popular necesario
por
1
menos el consentimiento- para las dolorosas y arriesgadas re
formas neoliberales.
Los
lderes personalistas lograron resguardar su
respaldo combatiendo las severas crisis y protegiendo a la vez a la gen
te
comn
del peligro del total colapso econmico y poltico. A travs de
sus valientes esfuerzos, demostraron carisma,
el
cual intensific su lazo
con su desorganizada base de apoyo.
Ms an, la orientacin anti status
quo
del populismo, que sur
ge
del esfuerzo de los lderes populistas para incitar
el
apoyo de
la
ma
sa
desorganizada atacando a los enemigos declarados del pueblo ,
mincide con los esfuerzos ejecutados
por
los expertos neoliberales, los
cuales buscaban transformar
el
modelo de desarrollo establecido. Para
romper la resistencia a las costosas reformas de mercado, estos exper
tos difamaban a sus oponentes tachndolos de defensores egostas de
40
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36/45
privilegios especiales y de esta manera invocaban una lnea de argu
mentos tpicamente populistas.
a
declaratoria de los lderes persona
listas hacia progresar para el bien comn': tambin ayud a legitimar
las reformas de mercado, las cuales traeran sufrimiento a corto plazo
pero beneficio a largo plazo.
Mi redefinicin de populismo tambin explica la tensin entre
los lderes personalistas y
los
expertos neoliberales, como se evidencia
ra en la difcil relacin del Presidente Menem y el Ministro de Econo
ma Domingo CavaBo en Argentina y en la del Presidente Fujimori con
el
Ministro de Economa Carlos Boloa en Per. Actuando con flexibi
lidad y
el
oportunismo tpicos de los lderes populistas, Menem y Fuji
mori o se comprometieron enteramente con el neoliberalismo; a ellos
no les gustaban los constreimientos que tal conversin ideolgica im
plicara y en su lugar buscaron preservar y mejorar su propia autono
ma y poder (CavaBo 1997: 273-275; Boloa 1993: vii - ix, 202). Para
este propsito, deban mantener
el
apoyo masivo, base crucial de su go
bierno. Por consiguiente, se desviaron de los principios neoliberales y
promovieron su conveniencia poltica ejecutando nuevos programas
sociales y comprometindose en aumentos imprudentes del gasto
pblico antes de elecciones cruciales.
En suma, mi redefinicin poltica de populismo ayuda a enten
der la relacin cercana, pero tensa entre expertos econmicos neolibe
rales y los lderes polticos personalistas que guan a las masas. As, es
ta reconceptualizacin facilita el
anlisis de este nuevo fenmeno im
portante en la poltica de Latinoamrica, que otras conceptualizaciones
han dilucidado con dificultad.
Conclusin
Este ensayo busca aclarar el vago y cuestionado concepto de po
pulismo, analizando las definiciones acumulativas, radiales y clsicas
existentes en la literatura de las ciencias sociales. Un acuerdo mnimo
en
el
tipo de conceptualizacin y en
el
contenido de una definicin de
trminos
es
importante para facilitar la comunicacin acadmica,
el
4
7/26/2019 weyland - u 5
37/45
debate, la crtica, as como la acumulacin de conocimiento. En parti
cular, el situarse en un campo conceptual comn forza a los autores a
tomar
seriamente
la
evidencia potencialmente discordante, ms que a
desecharla,
apuntando
a las diferencias conceptuales. Por estas razones,
la explicitacin de los debates determinantes, realizan una importante
contribucin al progreso acadmico.
Como
la discusin precedente lo demuestra, los conceptos acu
mulativos y radiales del populismo, que estipulan la presencia simult
nea de atributos de diferentes dominios, adolecen de problemas teri
cos y empricos, en tanto tienden hacia
l
estructuralismo socioecon
mico y
se
les dificulta delimitar la extensin del populismo verdadero .
s
mismo, la proliferacin de nuevos tipos de liderazgo personalista ha
reducido la coincidencia entre los diferentes atributos estipulados por
las definiciones acumulativas y radiales y la extendida zona gris de sub
tipos disminuidos.
Por lo tanto, defiendo
una
redefinicin del populismo
como
un
concepto clsico enfocado en la poltica. Ubicando
al
populismo en
un
nico dominio, esta reconceptualizacin deja abierta a la investiga
cin emprica la relacin entre factores polticos y socioeconmicos, en
lugar de estipularlos
priori El
enfoque hacia un nico dominio mini
miza tambin los conflictos limtrofes y de esta manera facilita la clara
delimitacin de la extensin del populismo. Finalmente, la reconcep
tualizacin
como
un concepto clsico sita al populismo en
un
siste
ma jerrquico de conceptos, lo cual facilita la comparacin y el con
traste.
El
populismo es mejor definido como:
una
estrategia poltica
que
se
caracteriza por la base de poder que un cierto tipo de gobernan
te utiliza como la base principal de su sustento poltico. Bajo el popu
lismo, el gobernante
es
un individuo
un
lder personalista-, y
no un
grupo u organizacin.
En
referencia a las bases de poder, el populismo
descansa en los nmeros y
no
en
una
influencia especial.
El
populismo
emerge
cuando
los lderes personalistas basan su gobierno en la masa,
que es en su mayora
un
apoyo no institucionalizado de
un
gran
nme-
4
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38/45
ro de gente. Esta definicin "mnima" engloba tanto a los populistas
clsicos de 1930 hasta 1960 como a los neopopulistas de 1980 y 1990
15
.
Esta definicin enfatiza la racionalidad central del populismo la bs
queda de
poder
poltico- pero deja abierto
para
la investigacin emp
rica la asociacin de la estrategia poltica populista con una composi
cin social, un
entorno
econmico y polticas socioeconmicas espec
ficos. De esta forma, esta redefinicin poltica corresponde a la flexibi
lidad y oportunismo
de los lderes populistas.
Esta redefinicin se inspira en los desarrollos tericos, especial
mente el cuestionamiento
al
estructuralismo socioeconmico y el res
tablecimiento de la
autonoma
potencial de la poltica.
La
otra
motiva
cin principal
se
origina en el surgimiento de nuevos tipos de gober
nantes personalistas quienes comparten muchas caractersticas polti
cas con los populistas clsicos, pero que difieren en otros atributos. De
manera que las revelaciones de la realidad emprica, las cuales reducen
la coincidencia entre los atributos de las definiciones de dominio ml
tiple, llaman a una reconceptualizacin del populismo. Respondiendo
a estos cambios en "el
mundo
real", el presente anlisis difiere de
un
no
minalismo puro (similar a Sartori 1984) y abarca
un
pragmatismo con
ceptual. Obviamente, los acadmicos pueden definir los conceptos en
cualquier forma, pero
el
que tales estipulaciones sean tiles para la in
vestigacin emprica,
es una
cuestin diferente. Desde mi perspectiva,
esta es la cuestin central.
Como
se sugiere en la seccin
IV
la presen
te redefinicin del populismo
es
til para investigar el rico y fascinante
universo de los movimientos populistas.
Ms all de calificar la nocin del populismo, este ensayo tiene
un
propsito ms general: argumentar a favor del uso de los conceptos
clsicos. Muchos autores han dudado que el objetivo de los conceptos
clsicos -especialmente una delimitacin clara de la extensin, la con
sistencia y la parsimonia del contenido, y la ubicacin s i s ~ m t i en
]5 Pero esta excluye a los partidos organizados con que no tienen lderes persona
listas predominantes, tal como Accin Democrtica en Venezuela. desde 1960
4
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39/45
una estructuralerrquica de conceptos- sea factible o apropiada para
las ciencias sociales (recientemente Gerring 1999: 363-364). La nocin
de populismo, particularmente confusa cuestionada, parece consti
tuir
el
caso ms apropiado para confirmar esta posicin crtica.
Sin
embargo, la presente redefinicin de populismo arroja dudas sobre
es-
te escepticismo sugiere que la categorizacin clsica es, de hecho, una
va
factible prometedora para las ciencias sociales.
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