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Akira
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Akira
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Aciditax
Akira
Bibliotecaria70
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Rocker Lullaby
Revisión Final
Hanna
Diseño
Akira
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Sinopsis
Traducido por Aciditax
Corregido por Akira
on sólo 48 horas de regreso a su tierra natal para Navidad, Saskia Cullen, Cabo de la
Armada estadounidense está desesperada por pasar cada minuto con su pequeño
hijo. Por eso, cuando una fuerte nevada cierra el aeropuerto JFK y pierde su vuelo de
conexión, está devastada. Hasta que el Navy SEAL Luke Gray ofrece hacerle compañía... y
entonces hacer todo lo que esté a su alcance para encontrar la manera de que llegue a su
casa.
Luke está de vuelta en los EE.UU. con licencia, a la espera de conocer los detalles de su
próxima misión, y Saskia ha demostrado ser una agradable distracción. Y cuando se entera
de que ella tiene que llegar a casa para ver a su hijo, él está dispuesto a hacer cualquier cosa
para ayudar a la sexy madre soltera. El problema es que él no había planeado enamorarse de
nadie, mucho menos de una soldado hermosa a punto de regresar al extranjero.
C
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Capítulo 1 Traducido por Rodoni
Corregido por Akira
askia Cullen se acercó al calor de su almohada bajo su mejilla. Trató de
acomodar su cuerpo, en busca de una posición más cómoda, pero no llegó muy
lejos. Bostezó y estiró un brazo.
—Hola.
Abrió los ojos, una profunda voz cerca de su oído la tomó por sorpresa.
Oh. El calor estalló en sus mejillas, sus ojos se movieron a un lado antes de que retrocediera
de nuevo en el asiento y se golpeara la cabeza contra la ventana.
—Lo siento, debí de haberme… —¿Qué había hecho? Estaba tan agotada que apenas podía
recordar incluso subir al avión.
—Está bien. Pensé que estabas muy cansada. —El hombre sentado a su derecha, el hombre
al que había estado apretujando como si fuera su propio mono amoroso, estaba sonriéndole.
Sus ojos se arrugaron siempre en las esquinas, los iris marrones, de alguna manera sonrientes
mientras la miraba.
Eso no detuvo su vergüenza y sus mejillas estaban aún en llamas.
—Yo no suelo hacer este tipo de cosas, te lo prometo —comenzó ella, frotándose la parte
posterior de la cabeza donde se había golpeado—. Recuerdo haber tomado mi asiento y
luego debo haberme quedado dormida, incluso antes de que abordara.
S
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La semana pasada había sido tan agotadora, y luego pensar en el largo recorrido del vuelo de
vuelta... Saskia miró abajo, complacida que se hubiera cambiado de nuevo a sus ropas de
civil. Lo último que necesitaba era avergonzarse a sí misma y al ejército.
—Mira, no roncas y no me importa, así que no es gran cosa —insistió el hombre,
tendiéndole la mano. Era extraño, teniendo en cuenta lo cerca que estaban sentados, pero
ella lo agarró de todos modos—. Soy Luke.
—Saskia —logró decir, aún con la lengua dormida—. Y lo siento. Honestamente, es
vergonzoso y en serio nunca he hecho eso antes.
Él se rio, una gran sonrisa se extendió por su rostro.
—¿Qué? ¿Dormir con hombres extraños?
Saskia sabía que su cara sería una especie de rojo furioso por ahora. Deja que no esté
controlada fue lo que quería responder, pero ella mantuvo su boca cerrada.
—Sólo te advierto, hemos tenido algunas turbulencias.
El avión comenzó a estremecerse y Saskia levantó la vista para ver la señal de cinturón de
seguridad de parpadear. Instintivamente se tocó la hebilla para asegurarse de que estaba
cerrada.
—¿Quieres decir que dormí mucho más que esto? —preguntó ella, apoyando la cabeza en el
asiento mientras el avión golpeaba y se sacudía como un viaje en una mala montaña rusa.
Luke asintió con la cabeza, las manos plantadas a sus muslos.
—Sí, si lo hiciste.
Observó la forma en que sus dedos vibraban de un lado a otro y luego se detuvo, cavando en
el dril de algodón de sus pantalones. Sus ojos saltaban de su cara. No era aparentemente
obvio, pero ella estaba segura de que estaba nervioso. Ella había visto este tipo de cosas
muchas veces antes, sobre todo con sus nuevos reclutas.
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—¿Estás bien? —El avión se sacudió un poco más.
Luke la miró a los ojos.
—Estaré bien tan pronto como lleguemos a tierra. —Hizo una pausa y poco a poco aflojó
los dedos, cruzando sus brazos en el lugar como si se hubiera dado cuenta de lo que lo había
descubierto—. ¿Esto no te molesta? —preguntó con una mueca.
Saskia se encogió de hombros.
—Estoy acostumbrado a volar, eso es todo.
Ella se preguntó si era por eso que no le había importado que se durmiera en su hombro.
Tal vez había alejado a su mente de la turbulencia. Saskia luchó contra el impulso de
comprobar su respiración, horrorizado de que ella podría haber estado respirando sobre él.
—¿Viajas mucho por trabajo? —preguntó.
Saskia vaciló. ¿Tenía que decirle la verdad o una mentira? Ella lo miró, todavía no estando
segura.
—Sí, se podría decir eso.
—¿Así que estás volando a casa o por trabajo en este momento?
Él sólo estaba haciendo una conversación cortés, y ya que iban a estar sentados lado a lado
por un tiempo aún, sin embargo, era necesario callar o de alguna manera manipular la
conversación lejos de ella. Estaba acostumbrada a estar con hombres 24/7, el tipo de
hombres que hacen a un montón de chicas desmayarse. Por lo tanto el hecho de que este
extraño de amplios hombros, ojos oscuros estuviese haciendo que su estómago se volteé
¿más que la turbulencia? Se le dijo que no quería echar a perder las cosas diciéndole lo que
hacía para ganarse la vida, no cuando tantos civiles parecía encontrarlo intimidante. Tener a
Luke coqueteando el resto del vuelo no era exactamente algo a lo que ella se oponía.
—Estoy volando a casa, pero sólo brevemente. Tengo mi permiso —admitió, haciendo una
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pausa mientras lo miraba a la cara—. Desde el ejército.
Los ojos de Luke se abrieron
—¿Eres un soldado?
Ella sonrió al ver la expresión en su rostro.
—Fuerza Armada de los Estados Unidos, Saskia Cullen —dijo, orgullosa de su título—.
Estoy volando a casa para ver a mi familia y voy a estar de vuelta en un avión en dos días.
Luke se relajó, ya que comenzó a volar de manera más constante de nuevo.
—Así que, ¿estás acostumbrada a peores condiciones que esta?
—Sí, se podría decir eso. —Algunos de los vuelos en los que había estado en el último par
de años habían ido más allá de ponerle los pelos de punta.
—Odio ser el que te lo diga, pero has dormido durante la mayor parte del vuelo...
—¿Ya casi hemos llegado? —Saskia vio su reloj. Wow. Ella debió haber estado más agotada
de lo que había pensado.
—¿Tienes un vuelo de conexión que hacer?
Volvió a mirar a Luke.
—Me dirijo a Buffalo.
Luke frunció el ceño.
—Esta turbulencia es de la tormenta de nieve que llegó a Nueva York y alrededor de los
estados, y suena como que nos van a dejar aterrizar y bajar al aeropuerto. No habrá vuelos
que salgan el resto de la noche debido a la nieve.
—¿Qué? —El corazón de Saskia empezó a latir con fuerza—. No, eso no es posible, tengo
que hacerlo. —Los movimientos espasmódicos del avión no le había preocupado, ¿pero no
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llegar a su casa? Ella tenía un niño pequeño con su corazón esperando ver a su madre, y
había pasado tanto tiempo desde que había vuelto.
Saskia se mordió el labio. Pensando en lo que se estaba perdiendo no iba a cambiar la
situación.
—Entonces, ¿qué es lo que haces? —No era culpa de este tipo que la licencia que había
trabajado tan duro para obtener estuviera sin valor. Él sonrió y luego le guiñó un ojo.
—Si te digo voy a tener que matarte.
Luchó contra el impulso de girar los ojos. Eso era algo que su hijo decía.
—¿En serio?
Luke se echó a reír.
—Adivina.
Se apoyó con una mano en el asiento frente a él cuando el avión golpeó en una turbulencia
y decidió seguir el juego. Los dos querían mantener sus mentes alejadas de las cosas.
—Representante de venta —adivinó ella.
Él frunció el ceño.
—Por favor no me digas que me parezco a un vendedor.
Saskia lo miró de arriba abajo, le gusto lo que vio. Era guapo, pelo rubio espeso, ojos color
chocolate, y una sonrisa que iluminaba su rostro. Su cara estaba bronceada, como si hubiera
pasado mucho tiempo al aire libre, y sus manos... ella las miró rápidamente antes de que
pudiera darse cuenta de que su mirada se había caído. Eran manos que habían visto el
trabajo real, aunque parecía más un surfista súper lindo que un trabajador de construcción.
Saskia levantó la vista y se dio cuenta de que sus ojos estaban fijos en los de ella. Se aclaró la
garganta.
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—Estoy descartando que no vuelas para vivir.
Eso le hizo reír. Ella arqueó una ceja en respuesta.
—Sólo porque no me gusten las turbulencias no quiere decir que no puedo manejarlas.
Ella se rio y luego se detuvo. Se había subido la manga y había visto un destello de
oscuridad, un tatuaje. Y por lo que podía ver lo que parecía un águila. Ella tenía uno.
—¿A qué hora embarcamos? —Ella lo sabía muy bien, pero…
—1900 horas —respondió sin vacilar.
Saskia sonrió. Lo tengo.
—Estoy cerca, así que es posible por lo que me dijiste. Es algo que ver con la milicia, de lo
contrario no habrías respondido de esa manera. —Ella no tuvo que admitir que había
estado comiéndose con los ojos su tinta.
Luke se acercó más, en su espacio. Ella quería retroceder pero no tenía adónde ir.
—Soy un Navy SEAL1 —dijo, en voz baja—. Trabajo contra el terrorismo, y sólo te lo estoy
diciendo porque eres militar, también.
Saskia lo miró fijamente. Sabía de cerca que estos tipos respetan su privacidad cuando
tenían el potencial de poner sus seres queridos en peligro.
—Tu secreto está a salvo conmigo —le dijo, voz baja, deseando tener la confianza necesaria
para extender la mano y tocar su pelo. Era largo, demasiado largo para un hombre militar,
pero quería tocarlo todos modos. Casi todos los chicos tenían cortes militares, y al estar allí,
algo acerca de tener a un hombre con el pelo rubio espeso... Ella tragó saliva y trató de fingir
1Navy SEALNavy SEALNavy SEALNavy SEAL Miembro de la unidad de fuerzas y operaciones especiales de la Armada estadounidense,
SEAL es un acrónimo de Sea (mar), Air (aire) and Land (tierra).
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que estaba todavía en servicio. Que él estaba fuera de los límites.
No fue tan fácil.
—Saskia, ¿quieres cenar conmigo?
Estaba sentado en su asiento, pero él seguía mirándola.
—¿Quieres decir en el aeropuerto?
Él asintió con la cabeza.
—Tengo la sensación de que vamos a estar atrapados por un tiempo, pero tener una comida
contigo podría compensarlo.
Las mejillas de Saskia se dilataron con el calor de nuevo.
—¿Le dices eso a todas las chicas que te encuentras en un avión?
Luke cerró los ojos por un segundo mientras el avión se sacudía.
—No acostumbro a viajar en líneas aéreas comerciales, así que no, tú eres la primera.
Saskia no podía dejar de sonreír. Estaba acostumbrada a que los hombres fueran
encantadores, pero este hombre era algo completamente distinto. Tal vez era una cosa del
SEAL. Todos estos chicos probablemente tenían egos enormes.
—Si estamos atrapados voy a decir que sí, pero si no voy a estar corriendo como una loca a
la otra terminal —respondió, esperando que su voz sonara tan segura como lo había
pretendido.
—Trato.
El altavoz por encima de ellos cobró vida.
“Una vez más pedimos disculpas por las grandes turbulencias. Se nos ha autorizado aterrizar,
sin embargo, aquellos que esperan los vuelos de conexión tendrán que tomar medidas
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alternativas ya que no habrá más vuelos que salgan hasta que la nieve se haya detenido”.
Saskia cerró los ojos, apretados, mordiéndose el labio para no llorar de la frustración.
—Por lo menos, llegaré a cenar con una mujer hermosa.
La voz dulce de Luke debería haberla hecho sonreír, pero por alguna razón sólo la hacía
sentirse más emocional. Unas cuantas lágrimas escaparon por sus mejillas, cayendo
demasiado rápido para que las detuviera, y su respiración tembló en su garganta. Quería
llegar a casa demasiado.
—Oye, ven aquí. —Luke la atrajo hacia él a pesar de sus cinturones de seguridad, sus
grandes brazos envolviendo alrededor de ella de manera protectora—. Estás bien.
Saskia era demasiado orgullosa para sentirse avergonzada, pero se acomodó en él. Luke era
cálido y amable, y en este momento lo que necesitaba era comodidad, incluso si él era un
extraño.
—Lo siento —murmuró ella contra su pecho. Apretando con más fuerza.
—Vas a perder algo importante, ¿no?
Saskia asintió con la cabeza, los ojos cerrados mientras la abrazaba.
—Todos tenemos algo que extrañamos cuando estamos lejos —le dijo—. ¿Lo que sea que
tú vayas a perder? Voy a hacer lo que pueda para evitar que eso suceda.
Saskia se retiró, sin importarle que su rostro estuviera ahora probablemente lleno de
lágrimas y su cabello despeinado.
—¿En serio?
Luke asintió con la cabeza, las comisuras de la boca se levantaron en una sonrisa.
—Sí, señora ―replicó—. Después de la cena, por supuesto.
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Ella sonrió.
—Por supuesto.
Saskia no tenía ni idea de si había algo que Luke pudiera hacer para ayudarla, pero ella sabía
que si alguien podría hacerlo, sería un Navy SEAL. Estaban acostumbrado a hacer lo
imposible, sobrevivir a lo que otros no podían, por lo que si iba a poner su fe en alguien, no
le importaba que sea él. Además, no era exactamente un oficio difícil, una cena a cambio de
su ayuda.
—Tengo que llegar a casa para ver a mi hijo —confesó Saskia—. Le dije que estaría en casa
para Navidad, y no quiero romper mi promesa.
Luke Gray miró a la hermosa mujer sentada a su lado. La verdad era que le había gustado
que ella durmiera en su hombro. Había pasado demasiado tiempo desde que había tenido a
una mujer acurrucada a su lado, sentir la suavidad de una mujer en sus brazos.
Pero verla llorar le había hecho algo a él. Porque él sabía lo que ella estaba pasando.
—Me hubiera gustado ser capaz de volver a casa por algo importante, pero nunca lo hice —
confesó—. Así que si necesitas llegar a ver a tu hijo a tiempo para Navidad, habrá una
manera de hacer que pase.
Cuando su esposa había muerto, había pasado meses pensando en lo que debería de haber
hecho. Llamadas telefónicas y las cartas no habían sido suficientes, incluso si hubiera sido
todo lo que le habían autorizado hacer en ese momento.
El altavoz cobró vida de nuevo, anunciando su inminente aterrizaje.
Saskia estaba sentada en lo profundo de su asiento mientras las luces de la cabina se
apagaron, pero sus dedos buscaron los suyos, alcanzando su palma y luego entrelazando sus
manos.
Luke no la miró, sólo cerró los ojos mientras el avión se tambaleaba. Pero él respondió a su
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toque, entrelazando sus dedos entre los suyos.
Había algo bueno en sostener la mano a una mujer que podría acercarse a comprender lo
que había pasado. Quién podría ayudarle a olvidar todo lo que había visto y hecho, el
pasado año, aunque fuera sólo por un par de horas.
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Capítulo 2 Traducido por Pilar.
Corregido por Aciditax
uke se sacó el cinturón de seguridad y se estiró antes de abrir el compartimiento de
arriba. Él saco su bolso y le pasó a Saskia el que ella le había indicado.
—Aquí tienes.
Ella sonrió.
—Gracias.
Él observó como ella abría su bolso y metía adentro su libro y una botella de agua. ¿Cómo
logró terminar sentado junto a alguien tan linda como ella?
Luke se volvió a levantar cuando la fila fue avanzando para dejarla salir.
—Después de ti.
Caminaron por el pasillo arrastrando los pies y él trato de mantenerse a una distancia
cómoda de ella, pero dado el espacio que tenían no era fácil. Desde donde estaba, podía oler
su perfume, o quizás era su cabello.
No podría decirlo, pero le gustaba.
—Así que realmente eres una soldado, ¿eh?
Saskia giró la mitad de su cuerpo para enfrentarlo, sonriendo mientras sacudía su cabeza
ligeramente.
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—Y con eso te refieres a que…
—No lo sé. Supongo que es sexista pero ninguna de las soldados mujeres con las que
entrené lucían tan…
Luke se calló antes de poder terminar la oración. Se había cavado un gran pozo con eso que
había dicho.
La cabeza de Saskia estaba inclinada, esperando.
—Femenina— hermosa, suave, sexy… todas palabras mejores para describirla.
—Tomaré eso como un cumplido —dijo riendo—. Creo.
Luke cerró su mandíbula tan fuerte que casi estaba moliendo sus dientes. Estaba actuando
como un idiota, tratando demasiado de impresionarla.
—Ya sabes que no tienes que tener lastima por mí y llevarme a cenar.
Sus palabras lo tomaron por sorpresa. ¿Lastima?
—No te pedí salir porque tuviera lastima de ti. Puedo asegurártelo.
Luke saludo con la cabeza a la azafata cuando pasaron por delante de ella y salían del avión y
hacia la manga.
—Bueno, solo recuerda que no me ofendo fácilmente, así que no tienes que ayudarme ni
nada por el estilo.
—¿Esto se interpone en tu camino cuando estás comandando tu equipo?
La cabeza de Saskia estaba ligeramente inclinada.
—¿Qué?
—Ser argumentativa. Supongo que es por eso que no tenemos chicas en Navy SEAL —
bromeó.
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Saskia le pegó con su puño en el brazo con mucha más fuerza de lo que él esperaba.
—¿Eso fue lo suficientemente duro para ti?
Luke no pudo evitar reírse. Si, era muy linda y dura cuando contaba. Y no había disfrutado
coquetear, si así podía llamarlo, con una mujer por lo que pareció por siempre.
Había estado feliz hasta ahora que tenía que jugar con la carta de viudo.
—¿Si prometo dejar de bromear iras a cenar conmigo?
Saskia rio.
—Sabes que si no te estuvieras burlando de mi probablemente estaría dando mi propia fiesta
de lastima en algún otro lugar —suspiró y ajustó el bolso sobre su hombro—. Aun necesito
ir al mostrador de pasajes primero, pero después de eso, cenar será mi primera prioridad.
—Vamos.
Luke marchó a través de la multitud caminando hacia el mostrador, determinado a llegar al
correcto antes que otro civil. Podía ver a Saskia, por el rabillo del ojo, manteniendo su paso,
así que no se detuvo.
Estaba acostumbrado a estar en misiones que podían marcar la diferencia entre la vida y la
muerte, y estaba tomando esto igual de serio. Luke quería ayudarla, en serio, pero también
quería tener esa hora a solas con ella para cenar, más que nada en el mundo. Así que, si para
eso necesitaba reservar el primer vuelo que salga de aquí para que ella pudiera tranquilizarse
en vez de actuar frenética y ansiosa por el resto de la noche, entonces, él iba a hacer todo en
su poder para lograrlo. Mierda, una noche con ella valía unos minutos hablando en el
mostrador de pasajes. Una música festiva muy alegre estaba sonando, por lo menos, en la
mitad de los altavoces que pasaron, pero Luke ignoro todo menos su meta.
Él estiró su mano y sonrió cuando Saskia la tomó sin dudarlo.
—Necesitamos apurarnos —murmuró, observando la, ya bastante larga, fila al frente.
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—Nunca dijiste a donde te estabas dirigiendo.
La pregunta de Saskia lo hizo girarse. De mala gana, soltó su mano, dejando que sus dedos
se liberaran de su agarre.
—A ningún lugar importante. Solo volví para recuperarme un poco antes de volver a salir.
Las cejas levantadas de Saskia le dijeron que ella suponía que había otra parte de la historia.
—Cuando dices recuperarte… —Su voz se fue apagando porque esperaba que él
respondiera.
Luke hizo una mueca. Odiaba tener que admitir que no estaba hecho a prueba de balas,
incluso a un soldado que, sin duda, había visto sus muchas lesiones y heridas de batalla.
—Tuve una cirugía menor en mi rodilla y necesito descansar cada tanto. Nada serio.
Ella asintió.
—¿Y ya sabes dónde vas a ir después?
Luke se encogió de hombros.
—Sé lo esencial, pero sabré todos los detalles justo cuando estemos saliendo.
Saskia arrastró los pies junto a él cuando la fila avanzó.
—Todavía tengo tres meses más, y luego me voy a casa para siempre.
Las cejas de Luke se levantaron.
—¿Dejaras el ejército?
—Sí, todo terminará pronto para mí —dijo. Luke no sabía si eso era algo bueno o malo—.
No puedo seguir dejando a mi hijo, y no es justo para mis padres tener que cuidarlo todo el
tiempo. Y además, nunca entré al ejército pensando en esto como una carrera permanente.
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Luke dudó.
—¿Su padre ya no está presente?
Los ojos de Saskia se ensombrecieron, una oscuridad la atravesó, antes de volver a sonreír.
—Solo digamos que ambos estamos mejor sin él —contestó—. Jack es un gran niño, y tiene
mucha gente a su alrededor que lo ama. Pero sí, mis planes cambiaron cuando su padre nos
abandonó.
Luke asintió. No la cuestionó más, pero la sonrisa que quería extenderse por su cara le dijo
que le gustaba el hecho de que ella estuviera soltera.
El sistema de altavoces volvió a la vida y él tocó su brazo, como si ella no fuera a escuchar la
voz ensayada hablándoles a todos. El aeropuerto, que un momento antes había estado con
un murmullo caótico y fuerte, ahora estaba como con un zumbido bajo mientras esperaban
el anuncio.
—Lamentamos informarles que todos los vuelos se encuentran demorados hasta nuevo
aviso. Por favor, pónganse cómodos y esperen hasta que su aerolínea haga un anuncio oficial
de cuándo comenzaran los vuelos.
Saskia gimió y se inclinó contra él ligeramente. Su cabeza cayó sobre el hombro de él, como
si se conocieran por mucho más tiempo que una hora.
—No puedo creerlo —murmuró ella.
Incómodamente, Luke pasó su brazo por su alrededor, sin estar seguro de como hacerla
sentir mejor. Pero sabía lo que tenía que hacer.
—¿Cuánto tiempo tienes?
Saskia lo miró con curiosidad antes de ver su reloj.
—Cuarenta y siete horas y contando. Por favor, no me digas que vas a contratar un
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helicóptero y te harás Rambo o algo así en la nieve.
Luke sonrió.
—Buena idea, pero no. ¿Por qué no tomas nuestros bolsos y buscas una mesa? Te
encontraré en cuanto pueda.
—Todos los mostradores están cerrando.
—Confía en mí. —La empujó ligeramente para enviarla en la dirección correcta, deseando
tener las agallas suficientes para darle un beso en su oscuro cabello en su lugar—. Se me
ocurrirá algo, ¿de acuerdo?
Él asintió alentándola. Cuando ella finalmente asintió de vuelta, confiando en él para hacer
lo mejor que pudiera, se giró y marchó hacia el mostrador de su aerolínea. La mujer ya
estaba despachando a más de una docena de personas, pero él tenía un plan. Y ese plan no
incluía aceptar un “no” por respuesta.
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Capítulo 3
Traducido por SagrarioHdezRD y Akira246
Corregido por Aciditax
ebe haber algo que puedas hacer. —Luke dio a la mujer del mostrador de boletería
lo que esperaba fuera una sonrisa inocente. Ella no se mostró impresionada con él
bloqueando su camino—. Estamos hablando de un soldado que quiere pasar una noche con
su familia. Por favor.
La mujer suspiró y agitó su cabeza.
—Quisiera poder ayudarlo, pero no puedo. Regrese en la mañana después del anuncio
oficial, y haré lo mejor que pueda.
Luke pasó una mano por su cabello. Debe haber algo que pudiera hacer. Alguna manera de
que pudiera conseguir que Saskia estuviera con su hijo.
Te debo una, Luke. Cuando necesites un favor, si puedo hacer cualquier cosa para ayudarte,
sólo toma el teléfono y llámame.
Sí.. Luke sonrió ampliamente y dio un paso atrás, dejando pasar a la no muy cooperativa
mujer. Había algo que él podía hacer y estaría maldecido si no iba a llamar por un favor que
hace tiempo que debería ser pagado. Estaba determinado a que Saskia llegara a casa, a toda
costa. Todavía no tiene completamente sentido porque él sentía un…. ardiente deseo de
hacer esto, pero ahí estaba. Tal vez era porque estaban de fiesta.
Luke sacó su teléfono de su bolsa, lo encendió y pasó por sus contactos. Golpeó llamar en
D
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un número que nunca había tenido razón para marcar antes.
—¿Luke Gray?
Era una voz que no había escuchado en un largo tiempo.
—Hola Rob.
El otro hombre dejó salir un grito sorprendido lleno de risas.
—No me digas que después de todo este tiempo finalmente te decidiste a llamarme así
podemos tomar esa cerveza. ¿Estás en Nueva York?
Luke miró fijamente a Saskia, buscándola con los ojos mientras ella deambulaba hacia el
patio de comida.
—No en este momento, amigo, no. Necesito usar ese favor que me prometiste.
Hacía bastante tiempo, pero Luke sabía que el otro hombre nunca olvidaría lo que le debía.
Su Vida.
Ellos habían estado en una misión militar especial juntos, y si Luke no lo hubiese
encontrado, si él no lo hubiese recogido y cargado sobre su espalda, Rob nunca hubiera
logrado llegar a casa con su familia. Sólo lo dejaremos en la posición que él sostiene en la
Academia Militar de West Point.
—¿Alguna oportunidad de que puedas enviar una Humvee2 al aeropuerto JFK? Tengo una
situación aquí y necesito un vehículo que pueda llevarme a través de la nieve —le dijo Luke.
2HumveeHumveeHumveeHumvee o HMMWV (High Mobility Multipurpose Wheeled Vehicle) es un vehículo militar
multipropósito que posee tracción en las cuatro ruedas.
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—¿Asuntos oficiales? —preguntó Rob.
—No. —Hizo una pausa. Podría haber mentido, pero no quería. Rob sabía que él no haría
uso de su favor si no fuera importante, asuntos oficiales o no.
Rob no dijo nada y tampoco lo hizo Luke.
—¿Qué tan pronto lo necesitas? Este tiempo no está mostrando ningún signo de cambiar.
—Puedo sentarme confinado aquí hasta mañana, si no tendré que encontrar otra manera de
salir de aquí.
Rob se rió.
—Dame hasta las 0600 horas y te conseguiré el Humvee. Pero sólo prométeme que me la
traerás de vuelta de una sola pieza, ¿de acuerdo?
—Tienes mi palabra. —Luke colgó el teléfono y se encaminó hacia Saskia. Si él no podía
hacerla llegar a casa en un avión, la llevaría él mismo. Ahora mismo, todo lo que quería era
cenar con ella, podría averiguar cómo demonios iba a conducir a través de la nieve en la
mañana.
Saskia estaba nerviosa. Ella estaba descorazonada porque no iba a llegar a casa, pero eran sus
nervios los que le preocupaban justo en este preciso momento. Sobre todo viendo a Luke
mientras se dirigía hacia ella. El Navy SEAL era caliente, no había otra manera de
describirlo y la idea de compartir más tiempo de cerca y personal con él de repente asustaba
a la mierda fuera de ella.
—Hey. —Ella no podía leer la expresión en su cara.
—Hey —dijo él de vuelta, dejándose caer en el asiento frente de ella—. ¿Tuviste que pelear
por este puesto?
El aeropuerto estaba lleno de personas varadas, sin un lugar adonde ir.
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—Sorprendentemente, no. Sin embargo, conseguir la cena podría ser otra historia.
Ella se encontró con la mirada de Luke, desesperada por preguntarle si él había llegado con
una solución mágica a sus problemas de transporte, pero no quería hacerlo sentir como una
mierda si no lo había hecho.
—Comida rápida, carne, étnico...—Luke giró en su asiento—. Ojalá pudiera llevarte a un
lugar más agradable, pero creo que podría tener que escoger por la línea más corta.
Saskia se rió.
—No he comido una buena comida en un largo tiempo. ¿Dónde he estado? Créeme, no soy
exigente.
— ¿Qué tal un buen bistec pasado de moda entonces?
—Y alcohol —le dijo—. Creo que definitivamente necesitamos alcohol.
Luke se inclinó ligeramente hacia ella, sus ojos nunca dejando los suyos. Ahora necesitaba la
bebida más que nunca.
—Sólo una bebida para mí. Si tomo alguna más no voy a ser capaz de sacarte de aquí por la
mañana, ¿o si?
Su sonrisa pícara la hizo ruborizarse. Esto en cuanto a tener confianza en torno a los
hombres debido a todo el tiempo que pasaba con ellos.
—Cuando dices que me sacarás de aquí...
Luke tocó su mano, la apretó, sus dedos un poco ásperos contra su piel.
—No voy a hacer ninguna promesa hasta la mañana. Pero si puedo sacarte de aquí para ver
a tu pequeño hombre, lo voy a hacer. Te di mi palabra y lo dije en serio.
Saskia no se movió. Ella escuchaba, sonriendo ante lo que estaba diciendo, pero por dentro
estaba aterrorizada de la forma en que su mano se sentía sobre la de ella. La calidez de su
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contacto. Cuando él se apartó y se puso de pie, dejó escapar lo que debe haber sido su
primera exhalación en un buen rato.
—Gracias, Luke. Por si sirve de algo, estoy agradecida de que lo estás intentando. —Y lo
estaba. Llegar a casa significaría para ella más de lo que ella jamás podría expresar, pero
sabiendo que alguien había tratado de ayudarla significaba algo también—. Así que… ¿qué
hay de ese filete?
—Quédate sentada. —Él se paró y puso su mano en su hombro al pasar—. Guarda la mesa
y yo voy a traer un poco de comida que te hará recordar por qué te gusta estar de vuelta
aquí.
Saskia lo vio alejarse y cerró los ojos por un instante. ¿Qué demonios estaba haciendo?
Había renunciado a los hombres para siempre hace menos que un año, y ahora ella estaba
coqueteando con un extraño y disfrutándolo.
Luke era precioso. Atractivo. Divertido. Pero, ¿podría realmente sacarla de aquí y llevarla
con su familia? Ella lo dudaba, pero al menos podría tratar de disfrutar de su permiso.
Debido a que muy pronto estaría de vuelta en el medio de la nada, batallando con el
desierto, poco más y deseando tener algo más en qué pensar de lo culpable que se sentía por
estar separada de su hijo.
—¿Bueno?
Saskia levantó la mano cuando ella terminó su bocado.
—Oh, Dios mío, mejor que bueno. Esta increíble.
Luke se echó a reír y le indicó seguir comiendo.
—A menos que haya servido, no creo que se pueda explicar lo bien que un medio raro
bistec, la cinta de zapatos fritas y ketchup pueden saber. Incluso en un aeropuerto.
Vio como ella puso su tenedor hacia abajo y tomó un sorbo de vino. El ruido era
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ensordecedor a su alrededor, la gente embutida dentro de muy poco espacio, pero aquí
sentado no estaba nada mal.
En comparación con ir a un lugar con él, ¿y estar solo? Era genial.
—¿Has pasado tu cuota justa de tiempo fuera de la costa? —le preguntó ella.
—Más de lo que me gustaría admitir. A veces me pregunto si alguna vez seré capaz de pasar
un tramo de tiempo decente aquí.
Ha sido un placer hablar con una mujer del ejército. Por lo general, restaba importancia a lo
que hizo, pero Saskia era diferente. Siempre había sido honesto con su esposa acerca de su
trabajo, pero ella se había ido hace mucho tiempo y era bueno charlar con alguien que había
vivido y respirado el mismo tipo de situaciones que él tenía.
—Entonces, ¿dónde te dirigías esta noche?
Luke miró hacia arriba.
No más pensamientos acerca de su esposa. Habían pasado tres años, esta Navidad tenía que
deshacerse de la culpa y tratar de seguir adelante.
—¿Luke?
—San Diego. Yo vivo cerca de la base naval allí.
Ella asintió con la cabeza, parecía que no sabía qué más decir.
—Así que dime algo que nunca imaginaría en ti. —Luke no quería hablar de la familia o el
trabajo en este momento, pero nunca había sido grande en una pequeña charla.
—Digo muchas palabrotas.
—Insúltame, entonces.
—Mal nacido, hijo de pu....—Ella se echó a reír y puso sus manos sobre su cara—. ¡No
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puedo hacerlo contigo mirándome!
Luke aspiró de nuevo el aliento, sonriendo a Saskia.
—Mirate, maldiciendo como un marinero. Pensé que habías dicho que estabas en el
ejército.
Terminó su último bocado de carne, colocó los cubiertos juntos y se recostó en su silla, con
los ojos en la mujer sentada frente a él. Ella estaba llena de sorpresas.
Luke tragó duro. Por no mencionar el hecho de que ella era alta y delgada. Su camiseta se
abrazaba a sus curvas, los jeans mostrando sus piernas largas y delgadas. Bajó la mirada,
tratando de no comérsela con los ojos. Incluso sus malditas muñecas de diosa eran delgadas
y atractivas.
—Además de la maldición no puedo pensar en nada —confesó—. Yo hago mi trabajo,
pienso todos los días en venir a casa con mi hijo, y eso es todo.
Levantó la vista y sonrió directamente hacia ella.
— ¿Y tú? —preguntó—. ¿O el Sr. Navy SEAL no tiene vicios?
—Me gustan los perros pequeños.
Ella se echó a reír.
—¿Como si tuvieras un fetiche que los involucra?, ¿o sólo te gustan realmente los mini
poodle?
—Jaja, muy graciosa. —Luke se inclinó hacia atrás en su silla, empujándola sobre dos
piernas—. No hay nada malo en querer un perro pequeño. Y no recuerdo mencionar
caniches, tampoco. Sólo me gustaría un pequeño y agradable Terrier cuando finalmente me
asiente en alguna parte, algo lo suficientemente pequeño que no pueda arrancarme de él.
Ella entrecerró los ojos.
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—¿Mala experiencia?
Luke subió la manga y mantuvo su brazo izquierdo, con las cicatrices al descubierto.
—Digamos que tengo la suerte de que no tengo tétanos o rabia.
Ella levantó las manos en una tregua.
—Mierda.
—Sí, mierda. No puedo decir que he disfrutado de ser atacado por un perro rabioso iraquí.
Ella se echó a reír de nuevo.
—Lo siento, no puedo evitarlo. ¡No puedo imaginar un perro que piense que era una buena
idea atacarte!
Saskia no había acabado toda su cena y él sacó su silla más cerca de la mesa.
—No puedo creer que no vas a comer todo eso.
—¿Por qué, quieres guardarlo para tu perrito?
Él negó con la cabeza hacia ella, no estaba impresionado.
—Eres muy graciosa.
Saskia tiró la bola de servilleta y se puso en pie.
—Voy a hacer una rápida llamada a casa y agarrar algunas provisiones. Podría ser una larga
noche. ¿Quieres algo? —preguntó.
Luke negó con la cabeza.
—Estoy bien, gracias.
—Haz lo que quieras —dijo ella, sonriéndole por encima del hombro.
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Él la vio marcharse, los ojos fijos en su cuerpo mientras se alejaba. Luke cogió la copa de
vino y bebió un sorbo largo y lento. No tenía ni idea de qué demonios estaba haciendo allí,
por qué estaba llamando en favores militares de alto nivel para impresionar a una mujer que
era prácticamente una desconocida para él, pero no se quejaba.
Él debería haber sabido ahora que nunca las cosas salieron como él esperaba.
Saskia miró su reloj mientras se acercaba a Luke, tratando de no mirar sólo hacia él. Había
algo en él que le daba ganas de correr. Otra posiblemente imprudente estúpida parte de ella
quería estar lo más cerca posible de él. Debido a que no había conocido a un hombre como
este desde hace mucho tiempo y aunque no podría manejar un milagro, ella no iba a llegar a
casa con Jack por su cuenta.
—¿Conseguiste contactarte con tu hijo?
Ella negó con la cabeza.
—¿Supongo que la línea estaba dañada?
—Sí —dijo ella, atrapando su labio inferior entre los dientes. Romper su promesa a Jack era
una cosa, pero sin siquiera ser capaz de explicarle por teléfono, sería imperdonable—. Ni
siquiera puedo conseguir una conexión.
—Ven aquí —dijo, palmeando el asiento—. Tengo mantas y café, así que bien podríamos
tratar de dormir un poco.
Se detuvo, miró la manta que estaba sosteniendo.
—¿Cuándo la conseguiste?
Luke se encogió de hombros.
—¿Ves la familia de allá?
Ella miró hacia donde le indicaba.
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—Sí.
—Ellos estaban aquí antes y les oí decir que tenían poco efectivo. No podían comprar lo
que necesitaban para los niños.
Saskia no podía creer lo que estaba oyendo. Seguramente él no había...
—Les ofrecí un poco de dinero si miraban nuestras maletas para que yo pudiera ir a
comprar algunas provisiones. Era una situación de ganar-ganar.
Ella se echó a reír.
—¿Nunca has oído hablar de no dejar tus cosas con extraños en los aeropuertos? ¿Qué vas a
decir cuando el asistente de registro te pregunte si has empacado tus propios bolsos? Podrían
haber puesto algo allí.
Él negó con la cabeza, mirada presumida en su rostro.
—No estoy planeando volar mañana, así que creo que vamos a estar bien.
—Podrían ser al-Qaeda por todo lo que sé.
—Sí, claro. Eso es exactamente lo que pensé cuando vi a una agradable familia americana
con cuatro hijos.
Los dos se rieron, aunque Saskia sabía que estaba completamente mal ser tan divertido.
—Lo digo en serio, Luke. ¿No te parece un poco sospechoso y cínico dado el trabajo que
hacemos? Miro a todo el mundo como si pudieran ser potenciales amenazas en estos días.
Le palmeó el asiento de nuevo y se sentó, tomando el café que ofrecía.
—Solía hacerlo —admitió él, sorbiendo lentamente antes de recostarse en la silla—. ¿Ahora?
Trato de ser un tipo normal cuando aterrice en suelo patrio, porque es la manera más fácil
de tratar, más que la alternativa.
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Saskia se relajó. No era algo fácil para ella, pero no había nada en su poder que pudiera
hacer para cambiar la situación con la tormenta. Ella había hecho todo lo posible por llegar
a casa para Navidad, y ahora lo único que podía hacer era esperar. Hasta mañana.
—¿Me puedes decir cómo, exactamente, piensas sacarnos de aquí mañana? —le preguntó.
Él negó con la cabeza.
—Vamos. Ya sea que no tienes un plan en absoluto, o que estás tratando de distraerme de
pensar en la nieve, o...
—¿Qué? —preguntó él, con las cejas levantadas.
—Está bien, no tengo otra opción.
—No sabría decirte.
Saskia se quedó mirándolo, pero estaba suponiendo que sus tácticas de intimidación no iban
a funcionar. Ella no era su superior y él lo sabía.
—Si te digo, tendré que matarte.
Su voz fue baja, grave, y le envió un poco de adrenalina a través del cuerpo.
—¿En serio? —se burló.
Luke se inclinó más cerca, su cara muy cercana a la de ella, pero no se movió. Sólo contuvo
la respiración y se quedó quieta.
—En serio —repitió él.
Saskia tragó saliva y se sentó de vuelta, obligando a su cuerpo estar más lejos de él. Porque la
forma en que su pulso estaba corriendo justo ahora, no era saludable, y no importaba lo
mucho que ella quería fingir que estaba acostumbrada a esta clase de coqueteos, no lo
estaba. Cada día estaba rodeada de hombres magníficos con grandes egos tratando de hablar
con ella todo el tiempo, así que… ¿qué era tan diferente acerca de este tipo?
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Estiró y sacudió la manta, antes de colocarla sobre su regazo. Luke sonrió, mirándola con el
rabillo del ojo.
Mucho, fue la respuesta. Era muy diferente este tipo, y ella no quería ni pensar en ello.
Había una confianza que la aterrorizaba, y algo juguetón que la hacía querer estar más cerca
de él. Su contundente atractivo la ponía nerviosa... y excitada. Porque él podía pescarla y
soltarla antes de que supiera lo que le había pegado.
—¿Vas a dejar que el café se enfríe? —le preguntó.
Saskia negó con la cabeza y apretó con más fuerza la taza de café entre sus dedos.
—No, señor —murmuró.
Luke se echó a reír, y también ella. ¿Cómo demonios había terminado varada en un
aeropuerto con un Navy SEAL como compañía?
—¿Chocolate? —preguntó Saskia, poniendo su taza de café vacía en el suelo y agarrando el
KitKat que había adquirido en su camino de regreso de llamar a casa.
—Por supuesto.
Pasó uno de ellos a Luke y trató de no endurecerse cuando su mano tocó la de ella. Debido
a que él no se movía, las dejaron conectadas por un momento antes de tomar el KitKat y
despegar la envoltura.
—Otra razón por la que es bueno estar en casa, ¿eh? —preguntó, dando un mordisco.
Saskia asintió con la cabeza e hizo lo mismo.
—Estoy segura de que voy aumentar de peso cuando esté de vuelta para siempre. Entre la
cocina casera, barras de chocolate, el vino... ya sabes a qué me refiero, ¿no?
Él se rió entre dientes, haciéndola mirar hacia arriba.
—¿Qué es tan gracioso? —preguntó.
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—La idea de que aumentes de peso. —Luke tomó otro bocado y negó con la cabeza—. De
alguna manera no creo que sea probable.
El lento movimiento de su mirada hacia arriba y luego hacia abajo hizo que todo su cuerpo
se sofocara.
—Creo que debemos tratar de conseguir dormir un poco. Es tarde y vamos a tener un
comienzo temprano.
—¿Qué tan temprano? —preguntó ella, poniendo la manta a su alrededor, contenta por el
cambio de tema.
—0600 horas— dijo, dejándose caer hacia abajo un poco, pies extendidos y cruzados en el
tobillo—. A esa hora nos vamos, así que tendremos que estar despiertos antes.
Las luces de la terminal se atenuaron como si fuera una señal. Él supuso que lo hicieron para
que la gente pudiera dormir cuando había tantos varados.
—Supongo que buenas noches, entonces —dijo ella, deseando saber exactamente cómo
estaba planeando sacarlos en el medio de una tormenta de nieve.
—Dulces sueños. —Luke arrastró las palabras.
Saskia cerró los ojos. No era más que un hombre. Eran sólo dos personas atrapadas en el
aeropuerto. No había ninguna razón para que ella actuara como una adolescente con
hormonas locas, enamorada de un chico guapo.
Pero una cosa era segura... si ella se las arreglaba para dormir y soñar, no tenía ninguna duda
de que esos sueños serían muy dulces por cierto.
Luke sacó suavemente su brazo por detrás de los hombros de Saskia y dulcemente colocó un
suéter hecho bollo por debajo de su cabeza. Acababa de perder toda la sensibilidad en su
brazo y estaba empezando a tener frío de nuevo. Tiró de la manta hacia arriba a través de los
dos, asegurándose de que ella estaba cubierta.
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Echó una mirada a la habitación, vio gente caminando, durmiendo y hablando. La feria de
comidas estaba cerrada durante la noche, y había cientos de personas varadas. Era un
milagro que su avión hubiera sido aún capaz de aterrizar.
Luke cerró los ojos. Necesitaba dormir si iba a tratar de manejar fuera de aquí, y ni siquiera
estaba empezando a sentirse cansado. Fatigado, claro, pero había demasiadas cosas en su
cabeza para querer dormir.
Por ejemplo, cómo diablos había terminado sentado junto a Saskia en el avión, y luego se
había comprometido a llevarla a casa con su hijo.
Pero él sabía por qué. Porque era hermosa e interesante, y él estaba solo de nuevo para
Navidad.
Por no hablar de la maldita enfermedad de que todo el mundo en su vida sabia que su
esposa había muerto. Había tenido un montón de invitaciones para las fiestas, pero lo
último que necesitaba era alguien sintiendo lástima por él y pidiéndole acompañar a su
propia familia. ¿Esto? Esto lo podría hacer. Porque Saskia era la que necesitaba ayuda, y él
estaba muy feliz de hacer algo al respecto. Podía llevarla con su familia, y estar de vuelta
conduciendo por la carretera durante el día de Navidad, con el Humvee a la base antes de
que nadie supiera que había desaparecido.
A menos que ella en realidad fuera capaz de tomar un avión en la mañana. Entonces él
tendría una mierda de suerte.
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Capítulo 4
Traducido por RainaJellis, Luuva, Aciditax & Pandora Montgomery
Corregido por Rocker Lullaby
uenos días, cariño.
Saskia gimió y obligó a sus ojos que se abrieran. Su cuello le dolía y su espalda se
sentía como si hubiese sido torcida como un pretzel. Pero su cabeza… oh. Había una razón
por la que su cabeza se sentía tan cómoda, porque estaba recostada en Luke como si él fuese
su almohada y su mano…
Ella lentamente movió su brazo, retirando su mano del muslo de él.
—Buenos días —murmuró Saskia.
—¿Sabes cómo eres de linda cuando roncas?
Oh, Dios.
—Perdón. Dos veces en dos días.
Ella deslizó su lengua alrededor del interior de su boca y tragó. Saskia podía realmente
hacerlo con un cepillo de dientes, pero éste seguramente estaba en la bolsa que ella había
registrado y su equipaje no había sido encontrado después del aterrizaje.
—Te perdonaré ahora, por haberme despertado temprano —dijo él, relajándose, al
estirarse—. Malo, pero necesario.
Ella miró, incapaz de apartar su mirada del chico con el cual había pasado la noche
cómodamente a su lado. El fino tejido de su suéter se estiró con él, mostrando un parte
B
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descubierta de su espalda que era tersa y bronceada, los músculos de sus hombros y sus
brazos quedaron visibles también. Saskia tragó saliva. Él era más que guapo, Luke era…
Su celular sonó y él contestó. Sonrió mientras agradecía a alguien, antes de colgar tan rápido
como respondió.
—Vamos.
Su salvador. Su príncipe en un caballo blanco de algún modo prometiéndole llevarla donde
ella debía estar.
—¿Alguna señal del equipaje? ¿O vuelos despegando? —preguntó ella, mientras se pasaba la
mano por su cabello y lo sujetaba en una cola de caballo. Ella tenía una cinta alrededor de su
muñeca de la noche anterior, y se había olvidado quitársela. Saskia se frotó los dedos por
debajo de sus ojos, seguro se había corrido la mascara mientras dormía.
—Voy a ir a chequear todo, pero a partir del anuncio que he escuchado, dudo que te vayas
en un avión. —Él sonrío—. El equipaje está disponible, así que tengo algunas buenas
noticias.
Él tocó su hombro, sus dedos lo agarraron con firmeza, y lo deslizaba de arriba abajo. Luke
la miró hacia sus ojos, buscando su cara, su sonrisa fijada en su lugar.
—Voy a llevarte a casa. —Su voz era suave ahora—. Me crees ¿verdad?
Saskia le sonrío.
—Sí —respondió. Él le había prometido eso y ella le había creído.
Luke se fue caminando descalzo y luego volvió.
—Quise preguntar si necesitabas algo. Yo tengo un cepillo de dientes en mi bolso y hay…
Ella levantó su mano.
—Para. ¿Tú realmente quieres compartir tu cepillo de dientes conmigo? —Era todavía más
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agradable de lo que Saskia había pensado. Él sonrió.
—No realmente. —Luke río—. La aerolínea mandó paquetes gratuitos de aseo después de
que te quedaras dormida.
Luke le pasó una bolsa de plástico envuelta. Ella lo tomó, sonriendo, sin quitar su mirada de
la cara de él.
—Gracias.
—Largo de aquí —ordenó él, momentos después—. Tienes hasta las 0600 para
encontrarnos en la entrada del terminal. —Luke señaló—. Por ahí.
Saskia miró su reloj. Lo iba a hacer en menos de quince minutos. Ella le dio un saludo
militar, agarró su bolsa y se fue caminando enérgicamente hacia el baño. Estaba atestado de
gente y después de esperar en una fila, ella pensaba que no iba tomar más de diez segundos
frente al espejo, pero lo intentó. Porque, si el plan que Luke había tramado se llevaba a
cabo, Saskia podría pasar más tiempo con él a solas. Y eso significaba que debía tener sus
dientes limpios, algo de maquillaje en su cara y una cola de caballo que no pareciese un
desastre.
Por no mencionar un poco de perfume en su cuello… por si acaso.
Saskia tragó saliva, pero no miró sobre su hombro. Por si Luke la estaba viendo, y ella no
quería saberlo.
Luke no estaba teniendo suerte, era algo que no esperaba tener. Los vuelos habían sido
programados para ser reanudados dentro de una hora y estaban abriendo el aeropuerto para
la llegada de otros aviones, pero no había oportunidad de conseguir uno a Saskia. Si sus
cálculos eran correctos, él podría conducir 640 kilómetros antes de que el próximo avión
saliese de Buffalo y eso si él se las arreglaba para llevarla y no hubiese retrasos.
Él asintió hacia el soñoliento cajero detrás del mostrador y tomó los cafés y sándwiches para
llevar que él había solicitado, luego se dirigió hacia las puertas. Luke había recibido otra
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llamada mientras estaba de pie en las filas, su viaje estaba listo y esperando por ellos.
Y allí estaba ella. Saskia estaba caminando hacia él con la cabeza gacha, con el bolso
colgando a su espalda.
—¿Quieres las buenas noticias o las malas noticias? —le gritó Luke.
Saskia miró hacia arriba, sus ojos azules encontrando los de él, suavizándose mientras lo
veía. Una sonrisa golpeó sus labios.
—Las malas —suspiró—. Golpéame con lo peor primero.
Luke se echó a reír. Él había pensado que tomaría primero las buenas noticias.
—La mala noticia es que no vas a volar a casa hoy porque hay un retraso importante, pero sí
conseguí tu bolsa. —La levantó—. Tenías razón acerca de que tu maleta roja brillante se
destaca.
Ella gimió.
—Genial.
Se echó a reír, deseando que ella no frunciera el ceño.
—¿Quieres las buenas noticias ahora? —preguntó.
Luke le pasó un café y una de las bolsas de papel, mirando mientras ella sostenía la copa
para que pudiera inhalar el aroma de la cafeína. Él le dio un codazo y se dirigió hacia la
puerta, preparándose para la ráfaga de aire helado, que los envolvía.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —gritó ella, luchando por ser escuchada.
—¿A qué hora tiene tu familia la cena de Navidad —preguntó.
Saskia se detuvo y lo miró fijamente.
—Más tarde, hacia las cinco, supongo.
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Luke señaló.
—Vamos a ir. Fácilmente lo haremos antes que ellos.
Él no podía ayudar, tenía que parar. Tenía que ver la expresión de su rostro, la forma en que
los ojos de ella se abrieron con incredulidad al ver el Humvee estacionado en la acera. Había
un SUV negro estacionado justo detrás de él, dos soldados esperando para entregarle las
llaves y luego regresar a la base.
—De ninguna manera.
Luke puso su café en la otra mano para que pudiera poner su brazo alrededor de los
hombros de ella, tenía una excusa para mantenerla cerca.
—Claro que sí —dijo, esta vez no tan fuerte desde que se tenían uno al lado del otro—. Te
dije que te llevaría a casa con tu familia, y lo dije en serio.
Saskia chilló tan fuerte que tuvo que saltar hacia un lado.
—Vamos, vamos.
—No puedo creer que hayas hecho esto. Por mí. —Ella negó con la cabeza mientras se
abrochaba el cinturón de seguridad y él saltó en el asiento del conductor—. ¿Estás seguro de
que no te meterás en un montón de problemas?
Luke se sentó y bebió un sorbo de café, viéndose completamente imperturbable.
—Vamos a decir que me debían un favor, y ahora ya no. —Él se encogió de hombros—. Y
si no lo regreso en una pieza en 48 horas, probablemente voy a ser disparado a quemarropa
por un escuadrón de élite de la Navy SEAL. O peor aún, el SAS3.
3SAS.SAS.SAS.SAS. Special Air Service (Servicio Aéreo Especial en español), es un regimiento de fuerzas especiales del
Ejército Británico (UKSF). Sus funciones en tiempo de guerra son las operaciones especiales, y en tiempo
de paz, principalmente el contraterrorismo.
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Sintió una punzada de culpabilidad a través de ella.
—No quiero que corras riesgos por mí. —Saskia apreciaba lo que él estaba haciendo, pero,
¿pedir prestado un Humvee por ella y poner su cuello en la línea? ¿Con este clima?
—¿Por qué, Luke? —preguntó ella, retorciendo su cuerpo alrededor, todavía con la taza de
café entre las manos para tratar de mantener el calor—. ¿Por qué tomas este riesgo por mí?
Ni siquiera me conoces.
Él la miró fijamente durante tanto tiempo que ella tenía ganas de mirar hacia otro lado,
pero ella lo combatió. Mantuvo los ojos clavados en los suyos.
—Porque has volado por medio mundo para llegar a casa por alguien que amas, y yo no
tengo nada más importante que hacer entre hoy y mañana que hacer que suceda.
Saskia se recostó en su asiento, poco a poco empezando a calentarse mientras el calentador
se encendía. El vehículo retumbó mientras Luke dejaba caer su taza de café vacía en el hueco
entre los asientos y puso el pie en el acelerador.
—Gracias —dijo ella, en voz baja mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Esto realmente
iba a suceder. Ella en realidad iba a llegar a casa—. Gracias por todo.
Luke mantuvo sus ojos fijos al frente y se aclaró la garganta.
—Vamos a mostrarle a la carretera.
El clima era terrible, pero no fue un problema en lo que a Luke se refería. Con esta mala
visibilidad y nieve como nunca había visto antes, significaba que tenía que mantener sus
ojos en la carretera y su mente enfocada en la tarea. Tenían horas de conducción por delante
de ellos, pero él estaba seguro de que lo lograría. En tanto que la tormenta no los golpeara
con la misma furia que había desatado la noche anterior.
—Me han dicho que el tiempo de conducción es de hasta 8 horas —dijo Luke, agarrando el
volante con ambas manos al pasar un vehículo volcado. Él podría estar en una prueba de
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bombas, un camión del Ejército impenetrable, pero él era muy consciente de que podía se
voltear en malas condiciones.
—Ah, tal vez un poco menos —dijo Saskia—. ¿Pero en este clima? —Podía ver que ella
estaba mirando al frente, escudriñando la oscuridad nevada—. Yo diría que seríamos
afortunados en lograrlo en nueve o diez.
Luke se sentó, acomodándose en su asiento.
—Llegaremos para la cena, no te preocupes. —Ellos no iban a romper algún récord de
velocidad, porque él estaba planeando tomarlo con calma, pero estaba seguro de que él
conseguiría llevarla a casa.
—Luke, ¿te estoy apartando de tu propia familia?
La pregunta de Saskia lo tomó por sorpresa. Él la miró, apartó sus ojos de la carretera
durante una fracción de segundo y se aclaró la garganta.
—Bueno —empezó, preguntándose cómo demonios había terminado hablando de su
familia cuando él nunca suele hablar de ellos con nadie—, mi papá vivió para verme llegar a
casa de mi primer despliegue de la Marina, y mi mamá vivió el tiempo suficiente para saber
que me había convertido en un SEAL —dijo él, diciendo palabras que no estaba
acostumbrado a compartir—. Mi padre era un militar, por lo que significó mucho que él
ser capaz de verme graduar, saludar con mi uniforme, todo ese tipo de cosas.
—¿No tienes hermanos o hermanas, entonces? —La voz de Saskia era suave y baja.
—Una hermana, pero ella vive en Canadá con su esposo.
—Y supongo que no tienes una... —vaciló y él tragó. Él sabía lo que venía—. Bueno, quiero
decir, puedo ver que no llevas un anillo de matrimonio, pero supongo que no lo harías
mientras estabas…
—No —dijo—. Quiero decir, yo estaba casado, pero no por más tiempo.
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Saskia dejó escapar una risa nerviosa, como si ella no estaba muy segura de qué decir.
—Así que, ¿podemos intercambiar historias amargas acerca de nuestros desagradables ex-
cónyuges luego? —dijo ella, sonriendo a través de él.
Pero su sonrisa se desvaneció ante la mirada sombría en su rostro, y él no podía evitarlo. Su
esposa había estado fuera un tiempo ahora, pero hablar de ella no era exactamente su tema
favorito. No cuando todavía se odiaba a sí mismo por la manera en que había ocurrido, por
no ser capaz de hacer cualquier cosa para protegerla, para quitarle su dolor.
Luke se concentró en la carretera, trató de decir lo que tenía que decir a Saskia sin pensarlo,
sin dejarse embaucar de nuevo en el pasado, en lo que había sucedido. Y sin hacerla sentir
como una mierda para siquiera preguntar.
—Mi esposa murió hace un par de años atrás, después de una corta batalla con el cáncer —
le dijo, reduciendo a medida que se acercaban a lo que parecía ser una más profunda nevada.
Él entrecerró los ojos y apretó más fuertemente el volante—. Hice todo lo que pude para
llegar a casa, me ofrecí como voluntario para cualquier cosa en el futuro, mientras pudiera
volver y estar aquí con ella, pero antes de que tocara tierra, ella se había ido.
El silencio en el coche era ensordecedor.
—Luke, yo lo siento —murmuró Saskia, su cálida mano aterrizaba en el brazo, que
conectaba con la piel de su antebrazo desnudo por haber empujado sus mangas hacia
arriba—. Lo siento mucho.
Luke sujeta la mandíbula apretada, miraba fijamente hacia delante, tratando de ignorar lo
conflictivo que sentía por la hermosa mujer a su lado, enviando un escalofrío de deseo a
través de su cuerpo sólo por su contacto, y por los recuerdos de su esposa que le estaba
contando.
—Cuando te digo que sé lo importante que es para mí volver por un ser querido, de verdad
lo entiendo —le dijo él, mirando hacia abajo sólo cuando su mano se apartó lentamente y
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ella se desabrochó el cinturón de seguridad en su lugar. Él no esperaba el beso que ella
apretó contra su mejilla cuando se inclinó hacia su asiento.
—Eres un hombre especial, Luke Gray —susurró.
Si ella supiera lo que quería hacer con ella, podría tener otros pensamientos. Porque ahora
mismo, no podía pensar en nada mejor que desviarse hacia la cuneta y tener un momento
retorcido con Saskia en la parte trasera del Humvee, para empujar a sus recuerdos de vuelta
a donde pertenecía y hacer algo imprudente por una vez.
Luke puso los hombros hacia atrás y se quedó concentrado. Conseguir que una mamá llegue
a casa por su hijo, era todo lo que se trataba esta misión.
—¿Te importaría pasarme ese sándwich? —le preguntó a Saskia.
Ella alcanzó el espacio entre ellos y sacó ambos.
—Están fríos —dijo, desenvolviendo uno y posicionándolo para que él pudiera comer a
medias dentro del papel sin que se derramase por todas partes—. Lo siento.
Luke tomó el sándwich e ignoró el toque de su mano contra la suya, la forma en que sus
dedos rozaron los suyos y esperó, como si quisiera asegurarse de que él lo había tomado.
¿A quién estaba engañando? Hoy no era sólo sobre llevarla a su casa, era porque él quiera
pasar el día con una hermosa mujer, un día que sucedía era Navidad.
Saskia se aclaró la garganta, nerviosa. Gracias a Dios que no parecía ser un lector de mente,
si lo era, no había posibilidad de que sus ojos todavía estuvieran en el camino. Porque lo
único que ella podía pensar era en lo que haría si fuera esa clase de chica. Del tipo que no les
importaría un encuentro vaporoso con un virtual extraño. ¿Cualquier fantasía que había
tenido sobre un verdadero Navy SEAL? Sin duda este hombre lo era. Hombros anchos,
músculos visibles a través de su suéter de punto, la mandíbula como si estuviera esculpida en
acero, y los ojos que la hacían caer como una cadena de árboles aserrados.
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—Entonces, ¿qué se siente ser un SEAL? —preguntó ella, sin saber qué otra cosa preguntar.
Estar atrapada en un vehículo con él no era exactamente difícil, pero, ¿el pensamiento de
cosas de que hablar durante horas y horas? Ella nunca se había sentido genial en una
pequeña charla.
—¿Qué tal si me cuentas por qué estás en el ejército primero?
—¿Así tienes tiempo para averiguar qué partes de tu respuesta censurar? —ella bromeó.
Luke miró como si estuviera tratando de no sonreír pero no lo consiguió.
—Sí, algo así.
A Saskia no le importó. Por qué se unió a los militares era una parte de su vida que no le
importaba compartir, siempre estuvo orgullosa.
—Mi papá estuvo con el ejército durante casi 20 años, y desde que era una niña pequeña él
había hablado de lo mucho que le gustaría tener un hijo para servir al igual que él lo hizo.
—Ella hizo una pausa, echó un vistazo a Luke—. Mi abuelo era un soldado también, y creo
que fue una de esas tradiciones familiares que se suponía iba a ser seguido por un hijo.
Luke se echó a reír.
—¿Y entonces llegaste tú?
—Sí, llegué yo. —Saskia se echó a reír, como siempre lo hacía cuando pensaba en la forma
en que había anunciado a su padre cuando era una niña de diez años que iba a unirse a la
Ejército—. No me malinterpretes, mi papá es impresionante, pero no creo que nunca se le
había cruzado por la cabeza que su niña amante-del-rosa decidiera seguir sus pasos. Y
cuando mamá nunca logró quedar embarazada de nuevo, probablemente pensó que su
sueño había terminado.
Saskia jugaba con el borde de su suéter, deseando que ella estuviera con sus padres en estos
momentos, compartiendo una ruidosa y bulliciosa mañana navideña con ellos.
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—Entonces, ¿cómo se tomó la noticia? —preguntó Luke.
—¿La verdad? Creo que probablemente estaba esperando que yo cambiara de opinión en el
momento en que crecí, pero después de algunos años en la universidad me fui de nuevo a lo
que yo siempre había dicho que quería hacer. Y eso era servir a mi país y hacer que mi papá
se sintiera orgulloso.
Ella estudió la cara de Luke, observando su reacción. Una lenta sonrisa se dibujó en su
rostro.
—¿Y qué pensó cuando lo hiciste? ¿Cuando te alistaste?
El recuerdo la hizo quedarse sin palabras por un momento.
—Él me dijo que era el día más feliz de su vida. —Y él lo había querido decir en serio. Ella
había visto el brillo en sus ojos—. Mi madre no compartía su entusiasmo, pero papá ha sido
mi principal apoyo desde el principio.
Ella miró fijamente en blanco, pensando en su padre. Sobre cuán afortunada era de que sus
padres estuvieran cuidando a su hijo.
—¿Te vas a retirar definitivamente del ejército después de esta visita?
La voz de Luke la sacudió de sus pensamientos.
—Sí. Siento como que he cumplido con mi deber, y tengo que estar allí por Jack. Él es todo
para mí, y no tiene derecho a crecer sin un papá y preocupado porque su mamá no llegue a
casa.
—Suena como que has entendido cuáles son tus prioridades —dijo—. Cuando él sea mayor
estará orgulloso de ti, no lo olvides.
Saskia asintió. Ella esperaba que fuera así.
—¿Y qué hay de ti? ¿Cómo llegaste a ser un Navy SEAL?
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Luke tamborileó sus dedos sobre el volante, moviendo ligeramente la cabeza de lado a lado.
—Creo que sólo quería hacer algo diferente.
—Me parece bien.
—Me uní a la Marina y me encantó, entonces seguí trabajando hacia el siguiente nivel,
sabiendo que quería ser el mejor.
Hizo una pausa, como si estuviera tratando de decidir qué otra cosa podía compartir. Bien
fuera para seguir adelante o no. Ella sabía que tenía más que decir, pero ella no quiso
preguntar.
—Es una vida difícil cuando se tiene una familia —dijo ella en lugar de cuestionarlo—.
Antes de tener a mi hijo, yo nunca habría pensado en retirarme hasta que tuve que hacerlo,
¿pero ahora? Es completamente diferente. Ha cambiado todo.
Luke estaba asintiendo con la cabeza.
—Fue lo mismo cuando conocí a mi esposa —explicó—. Yo todavía amaba lo que hacía,
pero era tan difícil dejarla.
Saskia lo miró, la forma en que estaba abriendo y cerrando la mandíbula. Ella no insistió y
dejó que el silencio no-incómodo se sentara entre ellos por un momento.
—Cuando no pude llegar a casa a tiempo para despedirme de ella, estaba tan resentido,
pero, ¿una vez que estaba se había ido? —Sacudió la cabeza—. ¿Qué demonios habría hecho
yo si no fuera un SEAL? Me mantuvo ocupado, en movimiento, no me importaba un
demonio los riesgos que tomé porque no tenía a nadie que le importara un comino de mí de
todos modos.
Ella hizo una mueca al pensar en lo solo que debió haberse sentido. Porque incluso cuando
había estado a su punto más bajo, cuando su marido se había ido, había tenido a alguien.
Nunca había estado sola, siempre había sabido que era amada por su familia, y lo más
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importante, que tenía que sobrevivir para llegar a casa con su pequeño hijo.
—¿Y ahora? —le preguntó.
Luke empujó su cabeza contra el reposacabezas y dejó escapar un largo suspiro.
—¿Ahora?
Ella esperó, deseando poder decir algo, cualquier cosa, para hacerle comprender que no
estaba solo. Pero la verdad era que no podía, porque a lo mejor tenía razón. Su problema era
que ella no quería que fuera verdad, y haría cualquier cosa para envolverlo y llevarlo a su
mundo, para cambiar la forma en que se sentía.
Porque a ella le gustaba. A ella le gustaba el hombre porque era honesto, y porque a él le
importaba un comino todo.
—En este momento lo más importante en mi vida es llevarte a casa con tu familia. Una
misión a la vez.
—A alguien le importas un comino, Luke —le dijo en voz baja, con atención. Queriendo
que le creyera.
—¿A quién?
—A mí —dijo, mirando directamente hacia él—. Me importas porque eres la única persona
que podía haberme metido en este vehículo y en el camino, y eso significa que me
importarás un comino por el resto de mi vida, sin importar si alguna vez realmente llegara a
mi casa o no con este clima de mierda.
Luke se echó a reír. En realidad se echó a reír, y la hizo sonreír.
—Gracias —dijo él.
—¿Por qué?
—Si no te hubieras quedado dormida sobre mí en el avión, me habría quedado mirando
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cada símbolo de la Navidad como el Grinch.
—¿Y ahora? —preguntó ella, tragando lo que parecía una piedra en la garganta.
—Ahora estoy casi emocionándome con la idea de ver el árbol de Navidad de tu familia.
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Capítulo 5
Traducido por Hanna
Corregido Por Rocker Lullaby
askia estaba luchando por mantener los ojos fuera de Luke. O dejar de pensar en
él. O preguntándose cómo demonios había acabado con él escoltándola a su
casa.
Se mordió el labio, re-intensificando el dolor al pensar en lo que significaba el hogar. Porque
sabía lo emocionado que Jack había estado sobre su regreso a casa que había estado
marcando los días de su calendario, justo como ella había hecho. Y todo lo que hablaron
antes acerca de por qué se había unido a las Fuerzas Armadas, en primer lugar, el dejar a su
hijo, seguía molestándole.
—¿Estás bien ahí?
La profunda voz de Luke la hizo mirar hacia arriba. Estaba mirando por encima de ella, con
los ojos danzando entre su cara y la carretera.
—Sí —dijo ella, pero aun pretender era un esfuerzo.
—¿Pensando en tu hijo? —preguntó.
—¿Cómo lo has adivinado?
Él se limitó a sonreír.
—¿Te importaría pasarme un poco de agua? Tengo una botella en mi bolsa.
S
47
Ella abrió la cremallera de su bolsa de viaje y sacó la botella, desenroscando la parte superior
antes de pasársela.
—Tú sabes, hablé con él justo antes de abordar el avión —le dijo Saskia a Luke, mirando
como tragaba el agua, la manzana de Adán flotando, los labios entreabiertos. Trató de mirar
hacia otro lado y no pudo—. Él dijo que estaba más emocionado acerca de mi regreso a casa
que de Santa bajando por la chimenea.
Luke le pasó el agua de nuevo y ella la reselló y tomó un sorbo de la suya.
—Suena como que ese niño ya sabe cómo trabajar a su mamá.
—Sí —dijo ella, riendo hacia él—. Sí, tal vez lo hace.
—¿Y su padre? —preguntó Luke—. Dijiste que no está por ahí.
—Jack es el chico más increíble, y no pasa un día en que no me pregunte por qué su papá
no lo ve. —Ella suspiró—. Dejó un par de años, se mudó a California para un nuevo
trabajo, y es mejor conocido por enviar tarjetas de cumpleaños que de lo que es apareciendo
para ver a su hijo.
Luke le tocó el muslo ligeramente, llegando a más, y ella podía sentir el calor a través de los
pantalones de jean.
—Sabes que te mereces algo mucho mejor que eso, ¿no? —preguntó.
El corazón de Saskia latía tan fuerte que hizo eco en su cabeza.
—A él le gustaría que pensara lo contrario.
Ella trató de no fruncir el ceño mientras Luke retiró la mano, porque había algo en él
cuando la tocaba que le hacía pensar todo tipo de cosas en lo que ella estaba fuera de
práctica.
—Bueno, lo sé. Si dices que Jack es un gran chico, entonces voy a apostar a que lo es. ¿Y tú?
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—Sus ojos se encontraron antes de mirar de nuevo a la carretera, con las manos agarrando el
volante visiblemente más fuerte que antes—. Te mereces un hombre que ni siquiera se le
ocurriría caminar lejos de ti, y mucho menos hacerlo.
El aire entre ellos había cambiado, como si hubiera pasado de una tarde soleada a instalarse
en una pequeña tormenta en el cielo.
—¿Luke?
Él arqueó las cejas, pero no la miró de regreso, los copos de nieve caían de repente con más
insistencia en el parabrisas, por lo que era difícil ver.
—Mierda, espera.
Ella hizo lo que le dijo, obedeciendo el mandato de Luke.
—¿Cómo diablos se puede ver a través de eso? —preguntó.
Hizo una mueca, ella podía ver la tensión en su rostro que no había estado allí antes.
—No puedo, pero tengo que encontrar un lugar seguro para detenerme.
Su corazón cayó. Ni siquiera estaban a mitad de camino y la tormenta se avecinaba tan
fuerte que estaba empezando a pensar que podrían ser bloqueados por la nieve durante el
resto del día. O peor.
Luke había frenado el vehículo a paso de tortuga, pero ahora habían llegado a un punto
muerto. Él abrió la puerta y saltó antes de que ella pudiera protestar, desapareciendo en la
tormenta de nieve sin una chaqueta. Se sentó y esperó hasta que finalmente dio un salto de
regreso en la camioneta y cerró la puerta.
—Luke, debes estar congelado. —Ella se desabrochó el cinturón de seguridad y se acercó a
él, su mano se cernió cerrándose encima de su brazo mientras soplaba en sus dedos.
Luke se quedó inmóvil, su cuerpo ya no temblaba como lo hacía cuando regresó. Ella
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vaciló, se quedó inmóvil, preguntándose si había hecho algo malo.
—No creo que vayamos a ir a ningún lado por un rato —dijo Luke, con voz baja y ronca,
dándole la espalda sólo para prender las luces de emergencia.
Saskia tragó y asintió.
—Está bien.
Ambos se quedaron quietos, mirándose el uno al otro. Hasta que Luke alargó una mano,
rompiendo el silencio y la quietud y alcanzándola, ahuecando la palma en su mejilla.
—Voy a llevarte a casa, Saskia. No importa lo que pase, te lo prometo.
Ella tragó saliva de nuevo, incapaz de romper su mirada, la mirada fija en las profundidades
de los ojos de chocolate negro de Luke como una araña atrapada en su propia tela. Saskia no
le contestó, sólo asintió con la cabeza lentamente. Todavía no había movido su mano, y ya
no estaba frío, calentaba la conexión con su piel.
Parecía como si ella no estuviera respirando, como si no pudiera respirar aún si lo intentara,
como si no hubiera suficiente oxígeno para que incluso fuera posible. Hasta que Luke se
acercó a ella, su boca cerniéndose sobre la de ella, y de repente lo único que podía hacer era
chupar de nuevo breves ráfagas de aire.
—Saskia... — él murmuró, mientras ella se inclinó más cerca, no pudo evitarlo.
Pero fue Luke quien la besó. Sus labios se rozaron muy suavemente, con tanto cuidado, que
ella pensó que lo había imaginado. Ella levantó sus manos, tomó el rostro con una, reflejo
de su acción, y se aferró a su hombro con la otra. Un escalofrío avanzó por su espalda, le
hizo acercarse más a él, y Luke no necesitaba ningún estímulo adicional.
—Hey —dijo de repente, empujándose un poco hacia atrás y mirando hacia ella.
—Hey —susurró ella con cierta timidez.
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Se miraron el uno al otro de nuevo, como lo habían hecho antes. Sin decir una palabra, pero
la mente de Saskia estaba corriendo. ¿Estaba realmente haciendo esto? ¿Besando a un chico
que había conocido durante menos de 24 horas, y estaba lista para arrancarle la ropa si eso
significaba permanecer cerca de él?
—Podríamos estar atrapados aquí por un tiempo —dijo, la voz baja mientras miraba por la
ventana. Estaban rodeados de blanco—. Tal vez un buen rato.
Luke se aclaró la garganta, pero Saskia no se perdió el mensaje silencioso que le estaba
enviando. Sus ojos se posaron junto a ella, sólo por un segundo, pero no lo suficientemente
rápido como para que ella no mantuviera el ritmo.
Ella miró por encima del hombro, se aseguró de que no había nada más allí, que en realidad
estaba pensando en lo mismo que ella. Estaba haciendo su mejor esfuerzo para no mirar
fijamente por la misma razón, porque si lo hicieran... Saskia tragó saliva.
Los ojos de Luke lo decían todo. Mostraban curiosidad, fascinación... hambre. Y sus dedos
estaban con ganas de tocar su cara de nuevo, sus labios hormigueaban, listos para ser
cubiertos por los suyos.
Ella estaba teniendo ese problema, no teniendo suficiente aire de nuevo. Porque ella no era
ese tipo de chica. Nunca había tenido una aventura de una noche, nunca había hecho nada
imprudente con un hombre, nunca había hecho alguna subida de tono en su vida personal.
No siempre.
A la mierda.
Saskia movió la lengua por los labios, nerviosa mientras los humectaba, antes de cerrar la
distancia entre el cuerpo de Luke y la de ella. Ella se inclinó más cerca, lo besó en la boca, y
empujó hacia atrás sus hombros mientras ella aterrizaba en su regazo, a horcajadas sobre él.
Había volado al otro lado del mundo para un viaje a casa de 48 horas, y estaba condenada si
lo perdía. Puede que no fuera capaz de llegar a donde se suponía que debía estar llegando,
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pero seguro como el infierno que podría hacer el quedar atrapado en la nieve, una
experiencia que nunca olvidaría.
Luke no sabía si agarrar Saskia y tomar lo que quería o empujarla suavemente de regreso a
su asiento con pesar. No era como si no hubiera estado pensando en hacer cosas malas,
malas con ella, pero... no quería aprovecharse de ella tampoco.
A la mierda. Hizo caso omiso de la voz de la razón en su mente y se fue con lo que su
cuerpo quería. Lo que quería era echarla en la parte de atrás y disfrutar de la tormenta de
nieve con ella en sus brazos, preferiblemente sin ropa. Y si ella estaba en el juego, él también
lo estaría.
Eran adultos consintiendo eso. Y eso significaba que no se estaba aprovechando de ella si ella
lo quería también.
Ella había sido la que subió a su regazo, después de todo. ¿Y quién iba a hacer caso omiso de
la petición de una mujer?
Saskia gimió cuando le cogió el labio inferior entre los dientes, atrayéndola más profundo
para otro beso, y luego otro. Era como si hubiera escuchado sus pensamientos, le decía que
estaba bien. Sus manos cayeron en su lugar en las caderas, la abrazó allí, con las palmas
empujándola contra la curva de su cuerpo. Él la rozó sobre su trasero, por debajo de la curva
de su muslo hasta donde podía llegar, y luego de vuelta hasta sus caderas de nuevo. Maldita
sea.
Luke deslizó sus manos hasta la cintura y luego a su estómago, empujó su top, desesperado
por sentir su piel, por deshacerse de la tela que los mantenía separados. Ella abrió la boca,
tirando de él, con los ojos mirándolo directamente, todos los restos de sus mejillas
ruborizadas eran cosa del pasado.
Ahora, su pelo estaba cayendo fuera de su cola de caballo, sus labios estaban regordetes,
esponjosos, y sus ojos tenían un salvajismo que lo hizo tirar de ella hacia delante.
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—Fuera —le ordenó, murmurando contra la suave piel de su cuello y tirando de la parte de
arriba de nuevo.
Saskia levantó los brazos sin alejarse de él, su cuerpo esbelto acercándose al suyo antes de
rendirse y retorcerse de su suéter. No se detuvo allí, tiró de la camiseta que tenía debajo de él
fuera también, hasta que lo único que quedaba era su sostén.
Un demonio rojo, de encaje, sexy como el infierno sujetador.
—No parece un tema del Ejército —bromeó, moviéndose desde el cuello hasta la clavícula,
arrastrando la lengua y luego sus labios en la parte superior de cada seno.
Saskia jadeó y agarró un puñado de su pelo, como si ella no lo quisiera dejar alejarse.
—Nunca tengo —gimió cuando él movió su lengua dentro de su sujetador y se conectó con
el pezón—, ropa interior aburrida.
No podía esperar para ver sus bragas. Luke mordisqueó su piel, sólo la más ligera de las
mordeduras en el pecho antes de trasladarse a otra.
Saskia se escondió contra él y trató de mantenerse quieta, pero ella no se daba por vencida.
—Detente —le ordenó, ya no susurrando.
Luke tomó las manos por encima, pensando que había cambiado de idea, pero Saskia le
tomó la oportunidad y tiró de la camisa hacia arriba por sobre su cabeza, arrojándola detrás
de ellos y colocando sus manos sobre su pecho. Él la agarró por las muñecas, pero ella lo
miró fijamente, como si estuviera retando a tirar de sus manos.
—Ni siquiera pienses en ello —susurró ella, con los ojos brillantes de emoción.
—¿O qué? —gruñó él.
Ella se rió y se sacudió sus manos de encima, y Luke no tenía intenciones de discutir con
ella. Si estuvieran en una cama, tal vez, ¿pero con él clavado en una silla y con Saskia sentada
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entre sus muslos? De ninguna manera.
Porque él no quería que se detuviera. Por supuesto que no.
Sus manos se deslizaron suavemente sobre el pecho, luego hacia abajo, lentamente, los dedos
deslizándose por sus abdominales. Él contuvo el aliento, luchando por permanecer quieto.
No fue hasta que sus dedos fueron reemplazados con la boca que cerró los ojos, se recostó en
el asiento y dejó que lo torturara. Si no fuera tan condenadamente delicada...
—Basta ya —le ordenó, con las manos firmemente sobre sus caderas de nuevo, desesperado
por sentir sus curvas.
Ella no le hizo caso, su lengua trazando alrededor de su pezón y luego hacia abajo, entonces
de nuevo. Apartándose de él, burlándose de él con cada movimiento.
—Saskia —murmuró él, tomándola de los brazos y tirando de ella hacia arriba.
Sus ojos se encontraron, encerrándolo, con una sonrisa extendiéndose lentamente por los
labios.
—¿No te gustó? —le susurró, la pregunta sólo hizo que sus vaqueros fueran incómodamente
más apretados.
—Oh, me gustó —le aseguró, robando un beso de sus labios que parecían tan rosados y
regordetes que no podía sacar su mirada de ellos—. Pero es hora de continuar.
Ella lo miró confundida, miró por la ventana hacia el blanco.
—¿Quieres conducir, así? —preguntó ella, la voz repentinamente seria.
Luke sacudió la cabeza lentamente, con los ojos fijos en los de ella.
—No —dijo él, empujándola de su regazo, obligándola a moverse—. Creo que deberíamos
seguir esto en algún lugar más cómodo.
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Capítulo 6
Traducido por Iamgod
Corregido por Juli_Arg
askia estaba asustada y su corazón latía con mucha fuerza. Ella nunca, ni una vez
en su vida, se comportó de esta manera. Tal vez fue la nieve, la época festiva del
año, o simplemente el hecho de que Luke era terriblemente caliente, pero estaba más
desesperada de lo que alguna vez había estado. Sobre todo ahora que se metió en la parte
trasera de su mando y yacía en el suelo.
Ella quería desnudarlo, tocar cada centímetro de su cuerpo, besarlo hasta que sus labios
estuvieran magullados, subirse encima de él y... cerró los ojos. Lo único que sabía era que
quería más. Lo quería todo. Ahora. Y ahora el hombre en cuestión se movía hacia ella, de
rodillas, como un depredador a punto de devorar su presa. Incluso su sonrisa era malvada,
sus dientes blancos brillantes como él le sonrieron, sus hombros bronceados y musculosos
como el infierno.
Saskia tragó saliva. Tal vez ella se lo estaba imaginando, tal vez...
—¿Tienes alguna idea de lo hermosa que te ves tumbada allí?
El susurro profundo de Luke fue suficiente para hacer que se relajara. Ella no podría estar de
acuerdo con él, pero la forma en que la miraba, la hacía sentirse hermosa. El hambre en su
mirada, el pecado escrito en todo su cuerpo, le hizo decidir tirar sus inhibiciones y dejar que
esto sucediera. ¿Cuándo más podría nunca ser atrapado con un caliente SEAL sin nada que
hacer más que dejar que su placer se encargue?
S
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—¿Tienes dudas?
Saskia negó con la cabeza, deseando que no fuera tan consciente de sí misma por el hecho
de que llevaba puesto sólo el sujetador y los pantalones.
—Bien. —La voz de Luke era oscura, con una experiencia aterradora.
No se había movido más cerca de ella todavía, y entonces él se acercó, lentamente se
desabrochó los vaqueros y tiró hasta que llegaron a los tobillos. Ella se rió cuando él se puso
de pie y tuvo que tirar sus zapatos también.
Luego sus calcetines.
Y ahora ella estaba acostada con sólo su ropa interior, con un hombre mirándola, pasando
sus ojos hacia arriba y abajo de su cuerpo como si en realidad fuera a comérsela. Pero no era
justo, porque él estaba recibiendo todo el placer de la vista, y ella no. Y si quería divertirse,
ella iba a tener que asegurarse de recibir exactamente lo que quería. El tiempo de ser tímidos
había terminado.
—Tu turno —le dijo ella con valentía, sus ojos se encontraron con su mirada.
Saskia se quedó quieta, esperando a que le respondiera. Luke sonrió y se desabrochó los
pantalones vaqueros, dando inicio a sus zapatos primero y luego arrojando los pantalones,
todo mientras ella lo observaba. Estaba claro que no compartía su indecisión.
—¿Y ahora qué? —preguntó, su voz mitad susurro, mitad gruñido.
Tragó saliva y se empujó hacia arriba con los codos y chupó su labio inferior.
—¿Esto? —preguntó él cuando ella no dijo nada, apoyándose para acercarla y besarla,
pasando la lengua por los labios que había estado mordiendo, antes de profundizar en la
boca y tirándola hacia sí con la palma que estaba en la parte trasera de su cabeza.
Cuando él se retiró, quedando sin aliento como ella, todo lo que Saskia pudo hacer fue
asentir.
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—¿Qué tal esto? —preguntó, empujándola hacia abajo al piso a partir de su cuello, sus
labios besando y mordisqueando suavemente su piel, burlándose de ella todo el camino
hasta sus pechos, y luego a su vientre. Su estómago temblaba, su cuerpo se arqueaba cuando
su lengua tocó la parte superior de sus bragas, tiró hacia abajo la goma y esta cedió. Luke dio
un suave beso allí, antes de regresar a su camino.
Ella lo quería. Mucho.
Esta vez Luke no le preguntó qué le gustaba, simplemente tomó lo que quería. Primero su
boca, sus labios húmedos torturándola, y luego sus pechos de nuevo. Sólo que ahora era más
descarado, ya no se burlaba de ella. La tiró hacia arriba sentándola, cambiando su peso por
lo que seguía a caballo entre sus muslos y ella era libre para envolver sus brazos alrededor de
él, tocarlo. Ella chupó la suave piel de su cuello, pasando las manos por su espalda fuerte, los
dedos jugando sobre sus músculos duros.
Pero cuando él le desabrochó el sujetador y lo tiró lejos, podía sentir su urgencia en
aumento. La empujó contra la alfombra del suelo áspero de la parte trasera de la camioneta,
con las manos corriendo por su piel, manos ahuecando sus pechos, los dedos buscando sus
pezones duros.
Saskia no pudo detener el gemido que escapó de sus labios, echó la cabeza hacia atrás
mientras su cuerpo se arqueaba hacia arriba hacia Luke. Su boca, caliente y húmeda,
tomando sus dedos donde los había dejado, chupando duro.
—Luke —jadeó ella, cuando pasó a otro pezón. Por favor, no te detengas, quería decir, pero
no tenía aliento, la dejó sin palabras.
Ella captó la sonrisa de Luke cuando alzó la vista, vio que él tiró de sus bragas hacia abajo,
muy lentamente, colocándolas fuera de sus tobillos. Se detuvo, la miró larga y tendida, antes
de enganchar los pulgares en la cinturilla de sus calzoncillos bóxer y tirándolos para
quitárselos.
No había vuelta atrás ahora, y ella no quería regresar. Luke se acercó lentamente, como si
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estuviera dándole tiempo para cambiar de opinión. Tiempo que no necesitaba.
Pero en lugar de lo que ella esperaba, se dejó caer de rodillas, con los ojos hambrientos él
apartó de un codazo sus piernas, sus labios se encontraron con la suave piel de su cara
interna del muslo mientras besaba su camino hacia arriba. Y luego chasqueó la lengua más
cerca. Su boca caliente y húmeda pasándola por todas partes, haciéndola gemir, su lengua
haciendo cosas muy malas para ella, haciéndola temblar de una manera que nunca había
imaginado. Cuando su lengua se burlaba de ella, le tocó tan íntimamente, que lo único que
podía hacer era sujetar sus piernas alrededor de su cuello y encerrarlo en ese lugar para
siempre.
Luke no podía apartar los ojos de la mujer desnuda en la parte trasera del Humvee. Ella se
apoyó en los codos, las rodillas hacia arriba, con las piernas ligeramente separadas. La
expresión de su rostro, ojos entonados perezosamente, le dijo que le había gustado, que
estaba disfrutando, pero quería ser egoísta. No podía esperar un segundo más, porque
luchaba para no agarrarla, sujetarla y meterse dentro de ella. En su lugar, agarró su pantalón,
sacó de su bolsillo la cartera, sacando el paquete de aluminio de donde lo había escondido.
Le dio la sensación de que estaba nerviosa y quería que ella disfrutara de cada momento de
esto. El sexo en la parte trasera de un vehículo del ejército era algo que nunca había
imaginado haciendo, era una fantasía que él ni siquiera sabía que tenía, hasta ahora.
Luke se puso el condón y se dejó caer suavemente sobre Saskia, besando su cara, la nariz, los
párpados, la boca, antes de que sus rodillas empujaran más adentro, sentándose encima de
ella.
—¿Me creíste antes cuando te dije lo hermosa que eres? —preguntó, murmurándole al oído.
Saskia tiró de su cabeza más cerca, su mano en la parte posterior de su cráneo, sus labios lo
capturaron y lo atrajeron en un profundo beso.
—Tú eres —susurró, rompiendo el beso por un momento—, tú eres perfecta, cada
centímetro de ti.
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Luke quería complacerla aún más, quería pasar todo el día haciendo cosas muy malas para
hacerla gemir, pero había pasado mucho tiempo desde que había estado con una mujer y
Saskia era tan...
Mierda. Sus tobillos se cerraron alrededor de sus caderas, se echó hacia adelante y hacia ella,
con las manos girando alrededor de sus hombros tirándola hacia abajo. Luke era un hombre
muerto. No podía haberlo resistido aunque lo intentara.
Luke se echó hacia atrás y hacia adelante con ella, empujó tan profundo dentro de ella como
pudo, la boca sobre la de ella, perdiéndose apretando todos los músculos de su alrededor.
Pero Saskia tenía otras ideas. Lo empujó hacia atrás, la palma de su mano contra su pecho,
esta vez obligándolo a quedar boca arriba. Se sentó a horcajadas sobre él, con sus brazos se
acomodó encima de él antes de soltarse.
Él gimió, los ojos fijos en su cuerpo, sus manos masajeando sus pechos, amando la pesadez
de ellos en sus palmas. Luke dejó una mano rozar abajo de la cintura, sosteniendo su
espalda, guiándola suavemente mientras se balanceaba por encima de él.
Cuando ella aceleró, se movió más rápido encima de él, Luke sabía que era un hombre
muerto. Miró su cara, los ojos cerrados, el cuello arqueado hacia atrás.
Si este no es el cielo, entonces estaría condenado si sabía lo que era.
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Capítulo 7
Traducido por Didy
Corregido por Juli_Arg
askia estiró un brazo y entrecerró los ojos. Luego se estiró.
Oh mi Dios. Ella echó una ojeada, se dio cuenta de que estaba desnuda debajo de la manta
que la cubría y que el vehículo se movía. Lo que probablemente significaba que tenía unos
pocos minutos antes de que Luke se diera cuenta de que estaba despierta.
Luke. Había una razón para que ese nombre hiciera que todo su cuerpo se sonrojarse, hacía
sus mejillas inundarse con calor. Porque lo que hizo con él, lo que pasó, fue algo que
probablemente haría sus dedos curvarse por el resto de su vida. De buena manera, siempre
de buena manera…sólo con una buena medida de vergüenza.
Se movió hacia un lado, tratando de no caerse y tratando de alcanzar su ropa interior. Se
puso sus bragas, luego su sostén, pero el resto de sus ropas no estaban tan a mano. Lo que
significaba que tendría que enfrentarse a Luke. Después de todo lo que hicieron, eso no
debería haberla preocupado pero, de todos modos, no estaba exactamente acostumbrada a
hablar con un hombre después del sexo. El único hombre con el que hizo eso fue su ex
marido, y estuvieron juntos por meses como adolescentes antes de siquiera llegar a segunda
base.
—Hola.
Saskia tragó saliva, sus ojos lo buscaban.
S
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—No puedo creer que me durmiera.
Mantuvo la manta alrededor suyo y serpenteó hasta el asiento del acompañante para
recuperar sus jeans desde donde fueron colgados y alcanzó su remera y su suéter
arrastrándolos sobre su cabeza rápidamente.
—Ven aquí. —Luke le echó una ojeada, su sonrisa enviándole una fresca ola de carne de
gallina.
Se deslizó más cerca, tímidamente, pero cuando Luke estiró su brazo, ella lo dejó rodearla
con él. Se metió dentro de su calidez y cerró los ojos. No tenía nada de qué avergonzarse, lo
sabía, pero lo que acababa de pasar estaba tan fuera de su zona de confort, que le era difícil
actuar indiferentemente.
—¿Dónde estamos? —preguntó, murmurando en su suéter.
Luke la apretó alrededor de sus hombros y brazo izquierdo, y se arrojó alrededor de ella
mientras se sentaba entre los asientos.
—Según mis cálculos deberíamos tener menos de una hora antes de llegar a Buffalo.
Oh, Dios mío. Saskia echó una hojeada a su reloj, casi sin poder creer lo tarde que era.
—Entonces, ¿realmente lo lograremos?
Luke le sonrío abiertamente, dejándole un rápido beso en los labios antes de enfocarse
nuevamente en la ruta.
—Sí —dijo suavemente—. Creo que incluso puedo llegar a tener tiempo de llevarte a cenar.
Saskia se atragantó, no pudo evitarlo. Las lágrimas empezaron a aparecer en sus ojos, la
hicieron parpadear furiosamente tratando de apartarlas.
—Siento haberme dormido. No puedo creer que hayamos llegado tan lejos y probablemente
ronqué durante todo el viaje.
61
A Luke parecía no importarle.
—Estabas cansada, está bien —dijo—. Y me imagino que era mejor que durmieras, así
puedes estar toda la noche con Jack, si quieres.
Antes de que tengas que irte nuevamente. Eso es lo que no estaba diciendo, pero era verdad.
Porque no podría tener 24 horas con Jack antes de que tuviera que dar la vuelta e irse.
—Sobre antes… —Luke aclaró su garganta. Mantuvo los ojos en la ruta.
—Necesito que sepas que nunca hago ese tipo de cosas. Me refiero… —Saskia paró. No le
debía explicaciones, pero quería que él supiera—… saltar a la cama con un hombre,
especialmente un extraño, no es exactamente mi modus operandi.
Luke sonrió abiertamente, podía verlo desde debajo de su brazo, mirando su cara.
—Técnicamente, no saltamos a la cama.
Ella gimió y él se rió.
—Digamos que el clima frío nos pudo, ¿está bien? Nos hizo cometer una locura.
Se rió esta vez.
—Locura en un buen sentido, ¿no? —preguntó.
—Oh sí, definitivamente una buena locura. —Se rió entre dientes, quitando sus manos de
sus hombros y poniéndolos nuevamente en el volante mientras se acercaban a una barricada.
Saskia se sentó derecha, esforzándose por ver a qué se debía el embotellamiento.
—Por favor, dime que no llegamos tan lejos…
—Ni de casualidad —dijo, no dejándola terminar—. Te pondré a mi espalda y correrás el
resto del camino si tengo que hacerlo.
Saskia trató de alcanzar su mano, aferrándose a sus dedos cuando él entrelazó sus dedos con
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los de ella. Estaba bromeando, intentando hacerla sentir mejor, pero en el fondo tenía el
presentimiento de que haría exactamente lo que dijo, si eso aseguraba que llegara a casa a
tiempo para la cena de Navidad.
—Parece que hay un solo carril abierto —le dijo Luke, dirigiendo hacia adelante el volante
mientras reducían la velocidad a paso de tortuga, pero sin soltarle la mano.
Saskia se dio cuenta de que contenía el aliento, así que lo dejó salir suavemente.
Luke bajó su ventanilla mientras se acercaban, un brazo en la ventana a pesar de las bajas
temperaturas. El oficial se veía menos que impresionado con su trabajo, pero les sonrió a
ambos, mirándolo a él.
—¿Vamos a poder pasar sin problemas? —le preguntó Luke.
El oficial asintió.
—Tuvimos que cerrar un carril, pero deberíamos abrirlo pronto. La nieve está siendo un
dolor en la espalda desde ayer.
Saskia vio mientras Luke asentía y luego, casualmente se acercaba, inclinó su cabeza como si
estuviera por decirle al oficial un secreto.
—¿Ve esta mujer aquí? —preguntó Luke, señalándola con la cabeza.
El oficial miró hacia adentro y sonrió.
—Ella voló a través del mundo para estar aquí en Navidad. En solo 24 horas estará
regresando a su unidad, y si no la saco de aquí pronto, perderá la cena de Navidad con su
hijo.
El oficial levantó sus cejas, mirándola con más intensidad.
—¿Eres un soldado?
—Sí, señor. Cabo de la Armada de los Estados Unidos.
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Le asintió y luego guiñó un ojo, enderezándose y sacando su radio.
—Chicos, tenemos un Cabo de Estados Unidos tratando de pasar. Detengan el tráfico para
poder dejarlos pasar, avísenme por radio cuando pueden hacerlo.
Saskia no podía soltar el aire esta vez. Lo contuvo tanto en sus pulmones que estaban a
punto de estallar.
—Gracias —llamó, acercándose a Luke.
El oficial sólo tocó su sombrero y asintió.
—Estamos muy orgullosos de usted, Cabo. Disfrute de su tiempo en casa.
Luke esperó hasta que el oficial se alejó, levantando su mano a un auto y agitando su mano
a un vehículo acercándose a ellos desde atrás, antes de subir nuevamente su ventana. El aire
dentro del Humvee estaba helado ahora, pero no le importó, ahora nada podría evitar que
llegara a casa.
Saskia se acercó a Luke nuevamente, giró su cuerpo de modo que pudiera ver directo en sus
ojos.
—Seguro que te dijeron esto muchas veces en tu vida, pero eres malditamente increíble,
Luke Gray.
Frunció el ceño.
—¿Quién diablos podría haberme dicho eso toda mi vida?
Saskia no se molestó en contestarle, porque hablar con él no era lo que quería. En vez de
eso, trazó su cara con los dedos, tocando sus labios antes de apretar su boca con la de él,
besando sus labios suavemente una y otra vez.
—Nunca dejaré de agradecerte, lo sabes, ¿cierto?
—Cariño, si está será tu forma de agradecerme, no me escucharás quejarme.
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Saskia saltó por unos golpecitos a su ventana. El oficial agitaba su mano para que siguieran y
Luke no perdió tiempo. Frenó casi a 0 y aceleró lentamente, enviándolos nuevamente de
camino.
—Decía en serio lo de que eres increíble —le dijo Saskia, abrochándose el cinturón
nuevamente y girando hacia él en su asiento para mirarlo. Ya no era tímida, ahora sólo
quería disfrutar cada momento en compañía de Luke.
—Vamos a dejarte en casa, ¿sí? Puedes decirme cuán increíble soy si realmente me las arreglé
para dejarte en la puerta.
Luke intentó concentrarse en manejar, pero la nieve no era ni por cerca tanta como cuando
se acercaban a Buffalo, y cuando llegaron a la autopista ya no podía distraerse. Porque en
realidad se aseguró de que Saskia llegara a donde necesitaba ir, lo que significaba que lo que
sea que haya pasado entre ellos estaba casi terminado.
Pero se sentía bien. Él nunca dejó de desear poder sostener a su mujer una última vez, deseó
que nunca le hubiera hecho la promesa de que la llevaría a casa y tuviera que romperla.
Porque cuando Saskia quedó atrapada en el aeropuerto, él no habría podido hacer nada. La
única diferencia era que había llegado muy tarde, y ella lo lograría. Por poco.
—No puedo creer que estemos aquí. —Saskia estaba arreglando su cabello hacia atrás en
una cola de caballo y retorciéndose en su asiento como un niño que está muy excitado para
quedarse quieto.
—¿Quieres llamarlos? —preguntó—. ¿Decirle a tus padres que no estamos lejos?
Saskia sacudió su cabeza, una sonrisa apoderándose de su cara.
—No. Quiero ver sus caras cuando camine por la puerta —dijo—. Sólo espero que mi hijo
me perdone por no tener ningún regalo, porque pensé que tendría tiempo de parar en algún
lado y comprarle lo que quería.
Luke buscó su mano nuevamente, deseando no haberla dejado antes. Las últimas 24 horas
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fueron locas, inimaginables, y ahora el pensamiento de dejar a esta mujer atrás y nunca verla
nuevamente era irreal. Como si todo esto hubiera sido un sueño, con él pasando por su vida
por sólo un corto tiempo.
—Creo —dijo, levantando su mano para poder darle un beso—, que serás todo el regalo
que necesita.
Suspiró, acercándose de modo tal que pueda apoyar su cabeza en su hombro.
—Eso espero, Luke, eso espero.
Serías regalo suficiente para mí. Y era verdad. Después de todo el tiempo perdido
afligiéndose y sintiéndose culpable por lo que había hecho, lo que pudo haber hecho y
queriendo estar solo en las fiestas, estuvo perdiendo. Porque estar con Saskia lo hizo darse
cuenta de que no había nada peor que estar solo.
Intentó no pensar sobre lo que habían hecho antes, cuando estuvieron atascados al lado del
camino. Un recuerdo más y estacionaría el auto y la llevaría a la parte trasera para tener su
retorcido camino con ella nuevamente.
—Gira a la izquierda aquí —le dijo, la cabeza aún en su hombro.
Su mano serpenteó a través de su muslo, manteniéndose ahí. Luke se mantuvo bien quieto,
la mano apretando el volante. Claramente, ella no tenía idea de lo que estaba pensando, o
tal vez lo hacía y quería satisfacer su lujuriosa imaginación.
Luke aclaró su garganta. Si movía su mano otro centímetro, sabría exactamente cuán sucios
eran sus pensamientos.
—Vas a entrar, ¿cierto? —le preguntó Saskia—. Me gustaría que conocieras a mi familia.
Dime, ¿tienes que irte rápido?
Luke ni siquiera pensó qué era lo que haría después. No tenía ningún lugar a donde ir, nada
planeado hasta que reuniera a su equipo nuevamente. Sabía que Saskia no viajaría al
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aeropuerto John F. Kennedy con él, no cuando puede volar directamente desde aquí. Ella
necesitaba cada minuto disponible con su hijo, lo entendía.
—Ah, seguro —le dijo. Pero ¿conocer a sus padres, luego de lo que hicieron hace menos de
5 horas? Eso sería una primera vez.
—Si sigo agradeciéndote, empezarás a rodar tus ojos, ¿no?
Luke dejó un beso en su cabeza.
—Ver a tu pequeño volar a tus brazos es todo el agradecimiento que necesito.
—Entonces, eso lo arregla todo —dijo, enderezándose y señalando a una casa con techo a
dos aguas—. Definitivamente entrarás.
Luke tragó y frenó el auto a punto muerto.
—Si, señora.
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Capítulo 8 Traducido por Didy
Corregido por bibliotecaria70
askia saltó del vehículo, enderezando sus hombros y golpeando la puerta. Tomó
un largo respiro, sonriendo a Luke cuando la alcanzó al frente del camión.
Él se fue donde ella y le dejó, acercándose por un lento, beso la curva de sus dedos. Los
labios de Luke se movían lento, tan dulcemente, que estaba tentada a dejar su bolso y
envolver sus brazos a su cuello, para acercarlo más, para profundizar el beso. Pero no podía,
porque estaba desesperada por entrar.
Saskia se separó, la mano manteniéndose en el brazo de Luke. Dio una ojeada sobre su
hombro antes de tomar su mano y conducirlo hacia la casa.
—Aún no puedo creer que robaras un Hummer por mí — murmuró.
—Puedo.
La mirada de Luke y sus palabras tranquilas le hicieron apurarse hacia la puerta. Este
hombre, su caballero en brillante armadura, la emocionaba un minuto y al siguiente la
aterrorizaba completamente. Porque algo pasó entre ellos, algo se desencadenó desde el
segundo que se despertó en su hombro en el avión. Y eso la asustaba terriblemente.
—Vamos, es tiempo de conocer a mis padres.
Respiró profundamente e intentó abrir la puerta. Estaba sin llave, sonriendo cuando la
perilla giró bajo su mano. Saskia dejó que Luke la cerrara detrás de ellos y caminó
lentamente por el pasillo, preguntándose qué vería. Cómo reaccionaría su hijo. Qué
S
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dirían…
Jack. Su bebé estaba sentado al frente de la mesa, cabeza abajo, sus padres hablando al otro
lado de él. Y aún no tenían idea de que ella estaba ahí. Lágrimas llenaron sus ojos pero
pestañeó furiosamente para quitárselas. No era tiempo de llorar. Ella estaba aquí. Después
de todas esas semanas de nerviosismo, después de todas esas horas de preocupación,
pensando que habría hecho todo este viaje sólo para regresar sin haberlo visto, y ella estaba
aquí.
—Sorpresa. —Saskia aclaró su garganta. Su voz salió baja, no obedeciéndola.
Jack miró hacia arriba antes de que sus padres se giraran, y por eso, no podía ver nada más.
Sus ojos se trabaron en los de su hijo.
—¿Mamá? —dijo, primero bajo, pestañeando como si no estuviera seguro de que fuera
ella—. ¡Mamá!
Cuando lo dijo por segunda vez fue un grito agudo, su silla golpeó el suelo mientras se
alejaba de la mesa a toda velocidad, hacia sus brazos.
—¡Mamá!
Saskia se arrodilló en el suelo y abrió sus brazos, cayendo de espalda cuando Jack lanzó los
suyos hacia ella, brazos envueltos tan apretados alrededor de su cuello, que casi no podía
respirar.
—Hola, bebé —le suspiró, sosteniéndolo igual de apretado, nunca queriendo dejarle ir—.
Te prometí que vendría, ¿o no?
Jack no dijo nada, y no necesitaba hacerlo. Todo lo que necesitaba saber era que la había
extrañado y que la amaba, y por cómo la agarraba, no había duda de eso. Besó su cabeza,
abrazándole fuerte otra vez, antes de separarse de él dulcemente para poder verle
apropiadamente.
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—¿Cuándo creciste tanto, eh? —preguntó, levantándose nuevamente y manteniendo un
brazo alrededor de él.
Jack sólo le sonrió abiertamente, como si no pudiera creer que realmente estaba ahí.
—No teníamos idea de que lograrías llegar. —Saskia levantó la mirada hacia la voz de su
padre, recordando que había otra gente en la habitación—. Le dijimos que no había
esperanza de que llegaras, no con esta nevada. Y luego no supimos nada de ti…
Soltó a Jack sólo para poder terminar de pararse y abrazar a su padre. Besó su mejilla y lo
abrazó fuertemente, luego se alejó para abrazar a su madre también.
—No puedo creer que esté aquí. —Saskia les dijo sacudiendo la cabeza y agarrando a Jack
nuevamente. Puso un brazo abajo y alrededor de sus hombros, luego giró para mirar a Luke.
Se había olvidado de él en su excitación, pero ahora todos lo miraban—. Y éste es el hombre
al que pueden agradecer que haya ocurrido.
La sala estaba en silencio, como si su familia de repente se preguntara cómo un extraño
había acabado parado en su sala de estar. Saskia retuvo su mano libre, alcanzando la de
Luke, entrelazando sus dedos.
—Éste es Luke Gray —dijo, sonriendo a la tímida mirada en sus ojos. Fue cualquier cosa
menos tímido desde el momento en que lo conoció pero ahora, enfrentado a la mirada de su
familia, no se veía particularmente cómodo—. Se las arregló para robar un vehículo militar
y me condujo hacia aquí cuando no pude conseguir vuelo.
Su padre se adelantó primero, ofreciéndole su mano a Luke.
—John Cullen —dijo, estrechando la mano de Luke y dándole una palmada en la
espalda—. Significa mucho para nosotros tenerla en casa.
Saskia vio mientras su madre caminaba hacia delante, las cejas juntas como si estuviera
intentando descifrar algo. O tal vez ella no creía que un hombre tan guapo como Luke
hubiera hecho algo tan heroico si no estuviera pasando algo entre ellos. Su madre estaba
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siempre intentando tenderle una trampa con hombres disponibles, planificando citas para
cuando ella regresara definitivamente.
—Me alegra conocerte, Luke —dijo su madre antes de darle la mirada—. Saskia no te
mencionó antes…
Saskia gimió. Su madre dejó su oración calmarse como si fuera a una expedición de pesca,
de información.
—Conocí a su hija en el avión —le dijo Luke. Se veía como si empezara a relajarse—.
Cuando escuché que tenía un hombrecito en casa al cual llegar, prometí que la ayudaría.
—Que es exactamente lo que hiciste —dijo Saskia, dando una mirada penetrante a su
madre—. Ahora comamos en vez de dejar que esta fabulosa comida se desperdicie.
Luke se aclaró la garganta mientras ella se giraba hacia la mesa.
—Si no les molesta, sólo usaré el baño y seguiré mi camino.
Saskia se congeló en el lugar, sus cejas apuntando hacia arriba al mismo tiempo.
—¿No te quedarás a cenar? —No le había preguntado, sólo pensó que se quedaría para
cenar.
La sala quedó en silencio nuevamente.
—Mejor me voy, regreso el vehículo antes de que lo reporten desaparecido.
No se perdió la broma, pero no se rió.
—Luke, por favor —le dijo, en voz baja, no quitando los ojos de los suyos en ningún
momento.
—No me importa —anunció su madre, yendo hacia la mesa y sentándose en otro lugar—.
Salvo que tengas una familia esperándote, vas a sentarte allí. —Apuntó un lugar—. Y nos
dejarás agradecerte apropiadamente por traer a nuestra hija a casa a tiempo para Navidad.
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Saskia permaneció quieta, mirando a Luke. Porque no quería que se fuera. Después de las
horas que pasaron juntos, no estaba lista para decirle adiós.
—Por favor, Luke —le dijo, ojos fijos en los suyos—, quédate.
Luke se veía inseguro, la miró un largo tiempo antes de sonreír a su madre.
—Si está segura de que no la incomodo.
Saskia cruzó la sala y se sentó en la mesa.
—¿Estás bromeando? Mamá probablemente te hizo un miembro honorario de la familia por
traerme hasta aquí.
Y estaba sólo bromeando a medias.
—Entonces, Luke, ¿dónde está tu familia esta Navidad? —preguntó la madre de Saskia.
Miró hacia arriba y tragó visiblemente, despacio. La comida estaba deliciosa, y la familia de
Saskia no podría ser más amable, pero, ¿hablar de su pasado? ¿Su familia? No era un tema
que quisiera tocar.
—Desafortunadamente, sólo soy yo —dijo, limpiando su boca con su servilleta y esperando
que no le dieran la mirada de compasión a las que era tan reacio.
Saskia lo estaba mirando como si estuviera lista para saltar y salvarlo si tuviera que hacerlo.
—Ya veo. Bueno, me alegra mucho poder tenerte aquí.
Luke bajó su servilleta, sabiendo que la madre de Saskia sólo estaba tratando de ser cortés y
no preguntar más pero ya le había contado a Saskia, por lo que podría contarle también al
resto.
—Mis padres murieron y perdí a mi esposa por cáncer hace unos años. —Se aclaró la
garganta, negándose a mirar a Saskia aún cuando podía sentir su mirada sobre él—. He
evitado la Navidad estos últimos años, desde que murió, así que ha llegado la hora de que la
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disfrute. Ella, ah, murió en víspera de Navidad, hace 3 años.
Saskia buscó su mano a través de la mesa, agarrando sus dedos y apretándolos. Estaba seguro
de que sus padres se dieron cuenta, pero no parecía importarle, así que intentó relajarse.
Porque le importaba, y por una vez estaba bien con la idea de que a alguien le importara
algo de él.
—¿Puedes quedarte a dormir? —preguntó Saskia—. Es un largo camino de regreso para
conducir y estoy segura que hablo por todos cuando te digo que nos gusta que estés aquí.
—El chico te trajo a casa con nosotros, diría que es razón suficiente para que no tengamos
problema en que se quede una noche.
Todos se rieron de lo que dijo el padre de Saskia, incluido Luke. Echó una mirada alrededor
de la mesa, mirando a los extraños con los que estaba sentado. Pasó un largo tiempo desde
que fuera parte de una familia, y no era la mitad de malo estar aquí. Pero, ¿pasar la noche?
—Entonces, dinos de que trabajas, hijo.
—Es información clasificada —bromeó Saskia antes de que tuviera una oportunidad de
responder.
—¿Eres un asesino entrenado? —preguntó Jack, acercándose y mirándole fijamente.
—¿Qué sabes de asesinos? —preguntó Saskia despeinando su pelo y pegándole jugando en
el brazo.
—Soy un Navy SEAL, señor. De regreso por poco tiempo, hasta que me envíen fuera
nuevamente.
Su padre se rió y dejó la mesa, volviendo con algunas cervezas.
—Estaremos bien entonces —dijo, pasándole una y palmeándole la espalda mientras
pasaba—. Desde que cruzaste la puerta, tuve el presentimiento de que eras militar.
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—Espera a ver el Humvee que robó para traerme aquí. Cobró uno favores importantes —les
dijo Saskia.
Jack estaba retorciéndose, como si estuviera desesperado por saltar y correr afuera para verlo.
—¿Un Humvee de verdad?
Luke le guiñó el ojo.
—Estoy seguro de que habrá tiempo para llevarte a dar una vuelta antes de irme —le dijo.
—Genial. —Jack no podía quitar la sonrisa de su rostro.
Saskia encontró su mirada a través de la mesa y le dijo gracias sin voz. Sólo le sonrió en
respuesta. Pero, ¿la verdad? Estaba empezando a pensar que no había mucho que no haría
por Saskia, y lo asustaba como mil demonios.
Saskia dejó un beso en el pelo rubio y sedoso de su hijo y levantó el abrigo hasta su barbilla.
Se quedó ahí, incapaz de moverse a través de la puerta, mirándole dormir.
Un toque en su hombro le hizo girarse. Sólo que no era quien ella esperaba.
—Hola —susurró, aún sin dejar de mirar a Jack.
—Te ves como una mujer enamorada —le dijo Luke, el brazo bajando alrededor de su
cintura.
Saskia dejó caer su cabeza en su hombro, tan cansada que podría cerrar los ojos y dormirse
contra él.
—Sólo verlo me da fuerza para volver, sabiendo que volveré a casa por él.
Se quedaron en silencio, antes de que Luke agarrara su mano, suavemente entrelazando sus
dedos con los de ella.
—Creo que es hora de que te vayas a la cama —susurró—. Ambos se levantarán temprano
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mañana.
Le dejó dirigirla lejos y hacia su habitación, pero vaciló, mirando nuevamente hacia el
corredor. Estaban en la casa de sus padres, su hijo está durmiendo a sólo dos cuartos de
distancia, irse a dormir con Luke, no parecía ser correcto.
—No es que no quiera estar contigo, Luke, pero…
Sacudió su cabeza y agarró su mano nuevamente, tirando de ella hacia la habitación y sobre
la cama.
—¿Tu hijo va a reventar aquí por la mañana y te sientes extraña haciéndolo bajo el techo de
tus padres?
—Sí, algo así —murmuró. Era una mujer adulta, no era como que estuviera avergonzada
por tener una relación con un hombre y sus padres estuvieran al tanto, pero estaba en lo
cierto.
—Prometo que no intentaré quitarte la ropa —le dijo, sus ojos brillando de risa—. Pero no
hay reglas sobre sostenerte, ¿o sí?
Saskia no pudo evitar sonreír.
—No, Luke, no hay reglas.
Caminó hacia atrás y la dejó al borde de la cama, recostada sobre almohadas y sosteniendo
sus brazos.
—Creo que ambos necesitamos dormir.
Se metió en la cama, desplomándose sobre las almohadas.
—Debes estar molido. Al menos yo dormí en el camino.
Luke se puso de costado, sostenido por su codo, mirándola hacia abajo.
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—¿Volveré a verte alguna vez?
La pregunta la tomó por sorpresa. Miró arriba hacia él, buscando sus ojos mientras su mano
buscaba la de ella. Entrelazaron los dedos, sosteniéndolos fuerte, sin decir una palabra.
No iba a fingir que no había pensado exactamente lo mismo, pero…
—Luke, me marcho mañana y tú ni siquiera sabes cuándo te vas nuevamente —le dijo.
Se encogió de hombros.
—Sé cuándo me voy, simplemente no puedo decirlo. Y en este momento pienso en la única
cosa que me traerá a casa.
Ella lo miró fijamente. Se conocían sólo por... ¿cuánto tiempo? ¿Un día? ¿Casi dos? Pero se
siente como si se hubiesen conocido por mucho más.
—Luke, no es que no quiera verte de nuevo, porque lo quiero. —Respiró profundamente—
. No habría hecho lo que hicimos si no sintiera algo por ti.
Luke sonrió y bajó su cabeza, rozando sus labios sobre los de ella tan dulcemente que su
corazón comenzó a acelerarse.
—Te mentiría si dijera que no estoy decepcionado de que te vayas mañana —susurró, su
respiración acariciando su piel.
—Entonces, ¿qué propones? —le susurró de vuelta, sintiéndose nerviosa de lo que pudiera
venir.
Luke se recostó, su cabeza en la almohada al lado de la de ella, dedos aún sosteniendo los
suyos.
—¿Es loco pensar que podríamos encontrarnos cuando regresemos? ¿Para realmente darle a
esta? —se frenó, sosteniéndose hacia arriba nuevamente—, ¿relación realmente un intento?
Saskia sonrió y se sostuvo con el codo.
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—No creo que sea loco en absoluto —dijo—, realmente me gustaría.
Luke se rió.
—Sólo que la próxima vez, al menos te llevaré a una primera cita apropiada en vez de
seducirte en la parte de atrás de un camión.
Saskia lo abofeteó, golpeando su brazo.
—¡Luke! Me haces sonar como…
Levantó su ceja.
—¿Qué?
Justo lo que estaba por decir.
—Esta debe ser la mejor Navidad, ¿lo sabías? —le preguntó.
—¿Por qué?
Saskia se recostó otra vez.
—Porque llegué a casa, y porque te conocí —confesó.
Luke se acercó lentamente y envolvió ambos brazos alrededor de ella, besándole la cabeza
mientras se acurrucaba sobre él, la cara presionada contra su camiseta.
—Es la mejor Navidad que paso desde hace mucho tiempo, también —susurró a su cabello.
—Entonces, ¿dónde nos encontraremos? —preguntó.
—Aeropuerto —le contestó sin dudar—. Cuando regreses, te estaré esperando en el
aeropuerto.
—¿Seguro? —le preguntó.
—Nunca estuve más seguro acerca de nada —le dijo—. Y sé seguro que ya estaré de regreso
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para entonces, porque mi próxima asignación no tomará tanto tiempo.
Saskia no podía quitar la sonrisa de su cara, incluso mientras cerraba los ojos, sabiendo que
si no dormía, nunca podría disfrutar a su hijo por la mañana.
—¿Luke? —murmuró, tratando de no quedarse frita justo ahora.
—¿Sí?
—Gracias. Por traerme a casa, por todo.
Luke empezó a acariciar su espalda, suaves y largos toques que hicieron que su cuerpo se
convierta en papilla.
No tenía idea de cómo lo conoció, cómo terminó con un sexy Navy SEAL en su cama, pero
estaba muy segura de que no se quejaba.
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Capítulo 9
Traducido por Rodoni
Corregido por Akira
sí que esto es un adiós, ¿eh? —Saskia se negó a llorar. No tenía ni idea de cómo
o por qué se sentía como lo hacía con Luke, cuando se conocieron como
extraños en un avión hace menos de dos días, pero lo hacía.
Si ella no se conociera mejor, diría que ya estaba enamorada de él.
—Hay alguien que va a tener mi cabeza si no devuelvo este camión hoy, y no tienes mucho
tiempo para estar con Jack. —Luke cerró la distancia entre ellos, las manos en los codos,
tirando de ella a su pecho.
—Esto sonará loco, pero creo que voy a echarte de menos.
Saskia inclinó su rostro para mirar a Luke, amaba que él fuese tan alto, que la hiciera sentir
pequeña, como si pudiera protegerla de cualquier cosa. Porque sentía como si hubiera
tenido que protegerse a ella misma por mucho tiempo.
—No es una locura, Saskia —dijo él, con los brazos girando alrededor de su cintura, la voz
ronca—. No es nada loco que esté esperando cargarte y arrastrarte a casa conmigo a San
Diego, así no tendríamos que decir adiós.
Su risa era silenciada por su boca cubriendo la suya. Los labios de Luke tocaron los de ella,
sus lenguas tocándose mientras profundizaba el beso.
A
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Cuando por fin se apartó, Luke la agarró y la jaló a un fuerte abrazo, envolviendo sus brazos
alrededor para que se aplastara contra su pecho.
—No puedo darte mi locación, pero voy a escribirte y darte la dirección del remitente
cuando pueda.
Saskia asintió con la cabeza contra él, sacando un pedazo de papel doblado de su bolsillo
trasero y presionándolo en el bolsillo de sus vaqueros.
—Si cambias de idea, sólo dime. Prométeme eso.
Luke meneó la cabeza y se inclinó para dejar caer otro beso largo y lento en sus labios.
—Lo único que sé con seguridad ahora es que no voy a cambiar de opinión.
Él pasó los dedos por encima del hombro antes de empezar a caminar hacia atrás, sus ojos
sin dejar los de ella incluso cuando llegó a la puerta.
—Te veré en el aeropuerto —dijo.
Saskia le devolvió la sonrisa.
—Sí, te veré en el aeropuerto.
Luke saltó detrás del volante y encendió el Humvee, retrocediendo lentamente lejos de su
casa, mientras ella de pie lo miraba.
—¿Luke se ha ido?
La voz de su hijo la sacó de sus pensamientos, la hizo alejarse del conductor de la camioneta
alejándose de ella.
—Sí, se ha ido —dijo ella, caminando hacia la puerta y arrojando su brazo alrededor de sus
hombros.
—Él era genial —dijo Jack.
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—Definitivamente genial —concordó Saskia.
—Mamá, ¿podemos volver a verlo? ¿Cuando estés de vuelta para siempre?
—Eso espero —dijo ella, tratando de dejar de pensar en Luke y fallando. Porque todo lo
que podía imaginar era su boca sobre la de ella otra vez, el tipo de bienvenida que tendría si
Luke estaba realmente esperándola en el aeropuerto cuando llegara a casa de nuevo.
—¿Podemos tomar un helado antes de que te vayas? —preguntó Jack.
—Cariño, podemos hacer lo que quieras.
Ahora, ella haría lo que fuera que su hijo quisiera hasta que tuviese que salir al aeropuerto.
La única cosa que no podía prometer era que no iba a estar pensando en Luke. Mucho.
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Epílogo
Traducido por Leonor_92
Corregido por Akira
askia agarró el asa de su bolso con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron
blancos. Nunca había estado tan nerviosa en su vida. Ni siquiera cuando fue la
primera vez que se había alistado en el ejército, ni en su primer despliegue, ni cuando había
estado embarazada y a punto de estallar.
Eso era como ninguna otra cosa que jamás hubiera experimentado, y su estómago estaba
cambiando como si se hubiera comido un curry malo la noche anterior.
Y allí estaba él. Luke Gray, alto, fuerte y caliente como el infierno, estaba caminando en su
dirección, y la sonrisa en su rostro hizo que toda la ansiedad que había estado acumulando
se escapara en este momento.
—Hola, hermosa.
Saskia dejó caer la bolsa al suelo y levantó sus brazos mientras Luke corría los últimos
metros hacia ella, tomándola en sus brazos y alzándola del suelo, su boca presionada a la
suya como si nunca fuera a dejar de besarla. Ella le devolvió el beso, con una mano en su
cabello, y la otro apretado alrededor de sus hombros, con las piernas envueltas alrededor de
él.
Luke se retiró en primer lugar, rompió el beso y la miró directamente a los ojos.
S
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—¿Tienes alguna idea de lo bueno que es verte de nuevo?
Ella se echó a reír, poco a poco soltando el agarre que tenía sobre él con los muslos y
descendiendo de nuevo al suelo, con los brazos colgando alrededor de su cintura ahora.
—Tuve un mal presentimiento de que no ibas a aparecer —murmuró contra el hueco de su
hombro.
—Estás loca —dijo él, dejando caer un beso en la coronilla de su cabeza y luego apretándola
contra él—. He estado contando los días.
Saskia se apoyó en sus brazos.
—¿Así que realmente estamos haciendo esto?
Cuando habían prometido reunirse en el aeropuerto, había estado llena de esperanza y
entusiasmo. Pero la realidad de un hombre esperándola, deseándola aún después de todo
este tiempo, cuando apenas habían pasado dos días juntos, había comenzado a sentirse más
como una fantasía que estaba lejos.
¿Pero él estando aquí ahora? ¿Siendo acunada en sus brazos como si hubiera esperado toda
una vida por ella?
Eso había valido la pena, la espera y la preocupación.
—¿Por cuánto tiempo vuelves? —preguntó ella, mirándolo cuando él se agachó para recoger
su bolso, se lo echó al hombro y tiró de ella en contra de su cadera, con su brazo alrededor
de sus hombros. Saskia puso su brazo alrededor de su cintura, con los dedos metidos en el
bolsillo de los pantalones vaqueros mientras caminaban.
—Estoy de vuelta... por un tiempo —dijo.
Saskia cerró sus ojos, sólo por un momento, necesitando no pensar lo que podría pasarle a
él. Porque ella sabía de primera mano la realidad del despliegue, Luke estaría en situaciones
mucho más peligrosas que las que ella había experimentado.
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—Entonces, ¿sólo disfrutamos el ahora y vemos qué pasa? —sugirió.
—No —dijo Luke, parándose y forzándola a volverse hacia él. Dejó caer su bolso y puso de
nuevo su cara en sus manos, con las palmas acunando sus mejillas.
Ella no entendía.
—Me estoy quedando ahora, Saskia. He cumplido con mi tiempo, les he dado años a los
SEALs, y ahora es el momento de trabajar detrás de las escenas. En el hogar.
Saskia tragó saliva.
—¿Vas a hacer esto por mí? —Porque no quería que renunciara a algo que amaba por ella,
no quería ser responsable de eso, cuando apenas habían pasado 48 horas juntos.
—No. —Él sacudió la cabeza y la besó muy suavemente, con tanto cuidado, que era tan
suave como una pluma siendo arrastrada a través de su piel—. Lo estoy haciendo por mí, y
lo voy a hacer por nosotros.
Saskia no sabía si reír o llorar. Si esto incluso podía ser real... pero sabía que todas sus cartas
habían sido reales, las llamadas telefónicas habían sido de verdad. Así que, ¿por qué no esto?
—Vamos, vamos —anunció Luke, tirando de ella por su mano—. Tengo un niño pequeño
que quiere que llegues a casa. —Esta vez la hizo reír.
—Por extraño que parezca, eso suena muy familiar.
—Sí, sólo que esta vez estoy conduciendo un Chevy.
Saskia agarró a Luke por la cintura con fuerza. El problema era, que no quería volver a
dejarlo ir.
Fin
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Sobre la Autora
uando era niña, Soraya soñaba con ser autor, recreando los tipos de historias que
devoraba día y noche. Avanzando rápido unos cuantos años, y Soraya está ahora
viviendo su sueño. Trabaja como escritor independiente y ahora es una autora muy
profesional, escribe todos los días y le encanta su trabajo. Soraya describe ser una autora de
Harlequin Mills y Boon como "la mejor carrera del mundo", y espera estar escribiendo
conmovedores y emocionales romances durante muchos años por venir.
A Soraya le encanta pasar sus días pensando en personajes de historias de amor, y su casa es
una fuente constante de inspiración. Vive con su propio héroe la vida real y su hijo en una
pequeña granja en Nueva Zelanda, rodeado de animales y con una oficina con vistas a un
campo donde los caballos pastan.
C
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