59
VIII De Ia responsabilidad popular Protes ta co ntr a. una i oju stificada culpab il idad .-En apoyo de mi pr otes ta.-La u rgen cia del vivir .-lnconsecuencia de los sabios del priv il eg i o.- El progreso es i nt an gib le. Prot es ta con t1·a una i njustificada culp abilidad. - Siempre qu e he oido ha blar de los mal es que nos agobian y se ha echado la culpa sobre el pue- blo que los sufr e, como pa rt e de ese mismo pu eblo, me ha par ec ido pesa da 6 injust a la ca rg a. de e sa responsabilidad. Cuando despues esos mismos ce nsor es han for- mulado sus y sus plan es conside rados como remedw, y en su multiple vari e dad he juz· gado su incongruencia con las c ausas cuando los I he visto desempeiiando el pobre papel de arbitris- tas desconocedor es de la relaci6n natural de c ausa a efecto, me he sentido aliviado, pero la insist e ncia es tanta, su repetici6n es tan torme ntosa, qu e me ha parecido conv enie nte y necesario hac cr un lla- mamiento al buen sentido de mis companeros de trabajo. No inspira mi asunto un simple movimiento de EL PUEBLO 117 prot eat a, no es mi m6 vill a indi gnac i6n; quiero re - for za r el ca r acte r red en tor del pr oletar ia do y a un el de exc lusivo progresista que le da la in ca p ac i- dad pr ogr esiva de los pr ivil egiado s, censu r ando y corri giendo a la vez un arraigadisimo defecto en que incurren los propagan di stas en gene ral, sin exce ptuar l os ana rq ui stas, y de que yo mismo que le expongo no siempre me he librado. Cada apologista, cas i sin excepc i6n, en su afan de per suadir , considera a su publico, comp6ngase de lectores 6 de oye ntes, como formado por indi vi - duos en posesi6n de su libre albedrio, capaces de to mar y de jar po r li bre y espontanea voluntad. in embargo, todos siguen la tradici6n del legendario Y simb61ico Procusto, que igualaba la estatura hu- ma na cortando 6 cstirando los indiYiduos para for- mar su hombre ideal; todos quieren modelar el h ombre por su preocupaci6n, y cuando ven que tr as los fuegos ratuos del entusiasmo encend ido por la elocuencia, sigue la pas i vidad bumana su indi- fe r encia corriente , 6 por mejor decir, la activ i da d huma na no ha salido de su natu r al cauce, se des· esperan y acusau, soliendo caer en la necia y so- berbia vanidad de considerarse cada uno de ellos como u na cxcepc i6n honrosa que sobresale entre la est ulta multitu d. Por otr a parte, !os pr opaga dos, que ven los propaga ndis ta s presen ta rse como heroes de saber Y fortal eza, que d an co mo resueltos problemas que aun no Io est an, que man ejan la histo ri a y la cien-

VIII De Ia responsabilidad popular - archivomagon.netarchivomagon.net/wp-content/uploads/2014/02/Lorenzo-El-pueblo-2.pdf · No inspira mi asunto un simple movimiento de EL PUEBLO

Embed Size (px)

Citation preview

VIII

De Ia responsabilidad popular

Protesta con t ra. una iojustificada culpabilidad.-En apoyo de mi protesta.-La urgencia del vivir.-l nconsecuencia de los sabios del privilegio.-El progreso es intangible.

Protesta cont1·a una injustificada culpabilidad. - Siempre que he oido hablar de los males que nos agobian y se ha echado la culpa sobre el pue­blo que los sufre, como parte de ese mismo pueblo, me ha parecido pesada 6 injusta la carga. de esa responsabilidad.

Cuando despues esos mismos censores han for­mulado sus ~spiraciones y sus planes considerados como remedw, y en su multiple variedad he juz· gado su incongruencia con las causas cuando los I

he visto desempeiiando el pobre papel de arbitris-tas desconocedores de la r elaci6n natura l de causa a efecto, me he sentido aliviado, pero la insistencia es tanta, su repetici6n es tan tormentosa, que me ha parecido conveniente y necesario haccr un lla­mamiento al buen sentido de mis companeros de trabajo.

No inspira mi asunto un simple movimiento de

E L PUEBLO 117

proteata , no es mi m6villa indignaci6n; quiero re ­forzar el caracter redentor del proletar iado y a un el de exclusivo progresista que le da la incapaci­dad progresiva de los privilegiados, censurando y corrigiendo a la vez un arraigadisimo defecto en que incurren los propagandistas en genera l, sin exceptuar los anarq uistas, y de que yo mismo que le expongo no siempre me he librado.

Cada apologista, casi sin excepci6n, en su afan de persuadir, considera a su publico, comp6ngase de lectores 6 de oyentes, como formado por indivi­duos en posesi6n de su libre albedrio, capaces de to mar y de jar por li bre y espontanea voluntad. in embargo, todos siguen la tradici6n del legendario Y simb61ico Procusto, que igualaba la estatura hu­mana cortando 6 cstirando los indiYiduos para for­mar su hombre ideal; todos quieren modelar el hombre por su preocupaci6n, y cuando ven que tras los fuegos ratuos del entusiasmo encendido por la elocuencia, sigue la pasividad bumana su indi ­ferencia corriente, 6 por mejor decir, la actividad huma na no ha salido de su natural cauce, se des · esperan y acusau, soliendo caer en la necia y so­berbia vanidad de considerarse cada uno de ellos como una cxcepci6n honrosa que sobresale entre la estulta multi tud.

Por otra pa r te, !os propagados, que ven ~\. los propagandistas presentarse como heroes de saber Y fortaleza, que dan como resueltos problemas que aun no Io estan, que manejan la historia y la cien-

118 ANSELMO LORENZO

cia de una manera acomodaticia y alardean de condiciones de caracter que no poseen en mayor extensi6n que el vulgo, desconfian de si mismos y se retiran, porque nose sienten con fuerzas para elevarse a tal altura. Y no digamos el efecto que causa la decepci6n de uno de esos supucstos heroes. Cuando claudica uno de ellos suele arrastrar al abismo de la mas esceptica indiforencia <i sus pro­pagados, a sus simpc\ticos, y suministra arsenal de argumentos a sus adversarios.

En apoyo de rni p1'otesta.-Para tratar asunto tan delicado recurro a mis autores, y entresaco datos importantes como el siguiente, que extracto de El hombte y la tierra, de Reclus:

Las poblaciones dominadas erau muy despre­ciadas en la India, y la clase dominante sistema· tizando la di visi6n por castas, habia it~ puesto la sumisi6n a los vencidos. Segun la leyenda Buda, perteneciente ala familia de los Qakya 6

1

de los «Poderosos•, permaneci6 basta los veintinueve ai1os gozando el bienestar aparente de una exis· tencia suntuosa; pero Ia vista de las desi<Yualdades socia.les a que elmismo contribuia por su

0

posici6n, le ro1a como un remordimieuto, y un dia despidi6 a todos sus servidores, visti6se pobremcnte y aban­don6 su palacio y su pais y fij6 su residencia en un bosq 1 · . ue eJano, P.n medio de los desterrados y perse· gUldos, Y alli vivi6 en la meditaci6n y la pobreza. Algunos discipulos le acompaflaban, pero en vano

)

EL PUEBLO 119

busc6 lapaz durante algunos alios; hasta que al fin comprendi6 que el hombre nose debe a su tris­teza y que rumiar sus pesares, sus virtudes, su orgullo, su propia justicia y saborear c6modamente una melancolia poetica, ol vidando a sus hermanos que padecen ) sufren, es una forma vergonzosa y cobardc de egoismo. Entonces abandon6 las sel vas, y solo, porque sus discipulos escandalizados conti· nuaron en su aristocratico desprecio del genero humano - jya. erau superhombres hace veinticinco siglos!-, apareci6 en la gran ciudad de Benares predicando on las calles, en las plazas publicae y en las gradas que descienden basta el rio la buena nueva de la. fratcmidad: cNo mas reyes, principes, jefes ni jueces; no mt'ts bra.cmanes ui guerreros; no mas castas euemigas que se odien reciprocamente. jliermanos todos, camaradas, compai1eros de tra­bajo en comuu! Cada uno s6lo debe ambicionar el bien para todos. Nadie debe enorgullecerae, nadie hade humillarsc, cada uno esta en su lugar, toda jerarquia queda suprimida; ya no queda misi6n para la autoridad, ese hocho brutal que los amos consideran como un pl'incipio. •

Y sucedi6 lo uuico que podia suceder: que muer­to el gran hombre, eufriado el entusiasmo de los .adeptos, tras el trastoruo producido por aq uellas predicacioncs, la idea. qued6 lanzada para fructifi­car a su tiempo, pcro la sociedad recobr6 su equi· librio, poco diforente del que habia precedido li la crisis, y la fuerza couservadora de los sacerdotes

120 ANSELMO LORENZO

con la no menos conservadora de la credulidad popular convirtieron la figura de Buda en un mito que reforz6 aun mas el privilegio dominante.

Por su parte, BUchner, en Fuerza y materia, expone:

Asi como el caracter y la historia de los pueblos dependen, por punto general, de Jas relaciones de la naturaleza del pais y del estado social de donde han tornado desarrollo, asi el indi viduo, por su parte, es tambien producto, resultado de efectos exteriores e interiores de la Naturaleza, no s6lo en cuanto a su existencia fisica y moral, sino tam bien en todos los momentos de su acci6n. Esta depende, en primer lugar, de su individualidad intelectual. Pero ~cual es esa individualidad intelectual que obra de una manera absoluta sobre el hombre y determina su conducta, sin hablar de las circuns· tancias exteriores que en ella intervienen, de modo que ellibre albedrio no hace sino un papel muy subordinado? lEa otra cosa esa individualidad inte­lectual que el resultado necesario de las disposicio· nes corporales e intelectuales por la educaci6n la . ' mstrucci6n, el ejemplo, la posici6n, Ia fortuna, el sexo, la nacionalidad, el clima el suelo la epoca

' ' ' etcetera? El hombre esta sometido a Ia misma ley que las plantas y los animales, y esa ley se mani· fiesta con rasgos muy marcados en el mundo pri­mitivo. Asi como la planta depende del suelo donde­ba echado raices, no s6lo con relaci6n a su exis­tencia, sino tambien con respecto a su magnitud~

EL PUEBLO 121

forma y belleza; asi como el animal, enjaulado <> salvaje, es pequeflo 6 grande, hermoso 6 feo, segtin sus relaciones exteriores; asi como el entozoario cambia de forma segtin el animal en que vive y reside, asi el hombre, en su ser fisico e intelectual, es tam bien producto de las mismas relaciones exte­riores, de los propios accidentes, de iguales dispo­siciones, y no es, de consiguiente, el ser espiritual independiente y libre que pintan los moralistas.

La urgencia del vivir.-No s6lo Ia naturaleza moral del hombre, sino tambien cada una de sus acciones, a menos que no emanen de esa misma naturaleza, estan en parte determinadas y domi­nadas por influencias fisicas que limitan ellibre albedrio. lQuien no conoce la fuerza que ejerce el infl.ujo del clima y de la temperatura sobre nuestro espiritu, y quien no lo ha experimentado en si propio? Nuestras resoluciones varian con el bar6· metro, y una porci6n de cosas que creemos haber hecho por nuestra voluntad, han sido resultado de esas condiciones accidentales.

Las disposiciones corporales ejercen tambien un inftujo casi irresistible sobre nuestras disposi­ciones intelectuales y nuestras resoluciones. eEl joven- dice Krahmer-tiene otras ideas que elan­ciano; el hombre que esta acostado piensa de dis­tinto modo que el que esta de pie; el que tiene hambre piensa diversamente que el que esta barto: el que esta alegre, de otro modo que el que esta

122 ANSELMO LORENZO

t riste 6 irritado, etc., Hablando del funesto infl.ujo que ejercen las enfermedades organicas sobre la inteligencia y las acciones de los hombres, hay que reconocer que muchas veces se han cometido horrorosos crimenes sin la voluntad de sus autores, y s6lo por las disposiciones corporales an6malas en que se hallaban. Hasta nuestros dias no ha esparcido la ciencia alguna luz sobre estas singu­lares relaciones, encontrando enfermedades donde antes se creia ver el libre albedrio del individuo.

De una conferencia de Valentin Brandau sobre el determinismo, en el Ateneo de Santiago de Chile, inserta en la revista Panthesis, de dicha ciudad, tomo las consideraciones siguientes, perfectamente pertinentes a mi objeto:

Todas las ciencias que tratan del ser humano, individual 6 colectivamente-dice Hamon- , en­cuentran en su base esta pregunta: El ser humauo, <,es libre 6 determinado? Segun el concepto que se tenga de la libertad 6 de la no libertad, se sigue una concepci6n dHerente de todos los fen6menos y de todos los sistemas sociales.

Estas dos teorias en lucha DO han cejado a tra· ves de la historia, llegando hasta nosotros como dos corrientes paralelas.

A pesar de la nunca interrumpida coexistencia d.e esas dos d.octrinas dentro del campo de la filoso­fia, es necesario confesar, sin embargo, que babien· do prevalecido entre el comun de las gentes, tanto en la antigiledad como en la epoca modern a, la

EL PUEBLO 123

teoria del libre albedrio, esta ha influido casi ex­clusivamente en el criterio con que los hombres ban emprendido la edificaci6n de cuantos sistemas idearon tanto filos6ficos como sociales. Asi, por ejemplo, las paginas del derecbo civil, desde la primera a la ultima, trasudan libre albedrio. Lo mismo digo del derecho mercantil, del derecho po­litico y del derecho in ternacional. En cuan to al derecho penal, la expresi6n acto voluntal'io, indi­cadora de la teoria que abiertamente domina en sus disposiciones, puede verse desde luego apare· cer en su misma portada y correrse en seguida a traves de todo el como una columna vertebral. Lo propio sucede, con raras excepciones, tratandose de los sistemas educativos practicos, ya sean fami­liares, escolares 6 carcelarios, como lo prueba el hecho de que padres y maestros emplean con auma frccuencia la reprensi6n y el castigo como mcdios adecuados para encarrilar por vias de sn gusto la conducta del alumno, al cual consideran como un ser abstracto, plet6rico de principios Y normas por e1 desconocidos casi siempre, y no como una viva y particularisima individualidad cuyas idiosincrasias se bace preciso penetrar a rondo al emprender la tarea de educarle.

Y por tlltimo, las relaciones todas de los hom­bres entre si estan saturadas de librc albedrio. Corrobora este aserto, basta el punto de hacerlo indiscutible la diaria observaci6n de los hechos ·udi viduale~ y sociales. Baste un solo ejemplo:

124 ANSELMO LORENZO

cuando los go bern antes, que vi ven, segtm ellos, preocupados exclusivamente del bienestar comun, promulgan centenares de leyes y decretos, enca­minados a proteger la propiedad individual contra los ataques de los miserables, ponen de manifiesto au creencia ciega en el libre albedrio y au desco­nocimiento completo de los principios del determi­nismo. Si conocieran estos principios, sabrian muy bien que estos ataques son las resultantes necesa­rias, inevitables, de un vasto fen6rncno sociol6gico que se llama miseria, alcoholismo, degeneraci6n, locura, crimen 6 incapacidad para el trabajo con­tinuo y ordenado, segun el punto de vista desde el cuallo considcremos. De aqui deducirian que la imica mancra racional y cientifica de e\itar aque· llos ataques, es suprimir doquiera y ante todo las formas morbosas de la miseria. Mientras csto no suceda, es evidente que tanto el miserable vulgar como el distinguido, con la misma facilidad con que la piedra cae y el globo sube, in\n por encima de gobernantes, leyes y decretos, A Ia conquista de la propiedad ajena. c El medio mc.\s seguro para impedir la perpetraci6n del asesinato y del robo -dice Guillermo De Greef-, es suprimir ante todo la miseria; Ia pobreza material 6 psiq uica cs mucho mas destructora del orden, de la familia, de la so­ciedad, que las ideas condenadas como subver­sivas. •

Letourneau afirma sin contemplaciones con estas palabras: eN o he de discutir aq ui I a vieja.

EL PUEBLO 125

euesti6n del libre albedrio: no se pierde ya el tiempo en esa antigua concepci6n cuando se ba roto toda relaci6n con las ilusiones metafisicas. La psicologia, de esencia escolastica, nos dice clara­mente en su borroso lenguaje que la voluntad es una facultad distinta del espiritu inmaterial, que no ha sido originada, sino que produce actos origi · nados. Digase lo que se quiera, la voluntad nose distingue del deseo, que es visi blemente origin ado, puesto que resulta, sea de una neccsidad organi~a, sea del recuerdo de una impresi6n. Sabese tambten que en el hombre abundan los deseos, y necesari~­mente se contrarian y se estorban, y por const­guiente, cuando siente simultaneamente dos 6 m~s escoge el mas energico de ellos, y este deseo deh­berado es el llamado voluntad. La libertad es, pues, opuesta a ese deseo-volici6n; pero un hombre -y sobre esta afirmaci6n de Letourneau llamo la atenci6n de los que sientan ansia de proselitismo­es tanto mas noble y tanto mas util socialmente euanto los deseos que dominan en au conciencia son de calidad mas elevada. A la educaci6n Y A las instituciones corresponde formar en el mayor numero posible hombre3 en quienes el m6vil mas · fuerte sea ordinariamente el mas noble; pero esos tipos humanos superiores no son en :ealidad ~As libres que los animates, pues que la tdea d~ !1bre albedrio no es mas que una quimera metaflstea. •

De Los enigmas del Unive1·so, de Hrekel, tomo

este golpe decisivo:

126 ANSELMO LORI!lNZO

«La lucha ardiente entre los deterministas y los indeterministas, entre los adversarios y los parti­darios dellibre albedrio, esta boy, despues de dos mil afios, definitivamente resuelta en favor de los primeros. La voluntad bumana es tan poco libra como la de los animales superiores, de la cual difiere por el grado, no por la naturaleza. Mientras que en el siglo XVIII se combatia el dogma del libre albedrio con argumentos generales, filos6ficos y cosmol6gicos, el siglo XIX, por cl contrario, nos ha suministrado, para au r efutaci6n defini tiva

I

armas muy diferentes, esas armas poderosas de que somos deudores al arsenal de Ja fisiologia y de Ja embriologia comparadas. Sabemos hoy que todo acto de voluntad est<\ detcrminado por la organi­zaci6n del individuo que quiere y bajo Ja depen­dencia de las condiciones variables del medio ex­terior al mismo titulo que cualquiera otra funci6u psiquica. El can\cter del esfuerzo esh\ determinado de antemano por Ia herencia, prorede de los padres Y de los an tepasados; la decisi6n en cad a, acto nuevo procede de la adaptacion a las circunstan­cias momentaneas, por cuya causa cl motivo mas f~erte da el impulso, conforme a las Jeyes que r1gen la estadistica de las pasiones. La ontogenia nos ensei:la A comprender el desarrollo individual d~ la voluntad en elnifio, la filogenia el desarrollo hist6rico de la voluntad A traves de la aerie de nuestros antepasados vertebrados .•

De conformidad con lo expuesto en otro lugar

EL PUEBLO 127

acerca de la ciencia burguesa y la ciencia obrera, dejo anotados los an teriores datos cientificos, que ellector apreciara en lo que valen.

Abora be de agregar consideraciones mas 6 me­nos propias 6 adaptadas, que juzgo utiles a los que se dedicao a Ia propaganda de las ideas en general y al proselitismo.

Cada ser humano tiene una existencia que se siente obligado a conservar, y cuya conservaci6n es dificil, acechada como esta a cada instante por la necesidad, por muchos peligros y mayor numero de enemigos.

Respiramos, comemos, trabajamos, funcionan nuestros 6rganos, nos relacionamos con nuest,ros semejantes y con el mundo todo, evitamos los peli­gros, recbazamos nuestros adversarios como pode­mos y vamos viviendo y conserv<\ndonos; pero nuestra vida tiene cuerda para muy poco tiempo, au continuidad estc.\ e:s:puesta a constautes y graves contingencias, de tal modo, que breves instantes separan uno de otro todo movimiento respiratorio; pocas horas separan I a com ida de la digesti6n; el descanso y el sueilo reparador se impooen por cor­tas alternativas con el trabajo, y la necesidad, se­guida de la muerte, reclama incesantemente au parte, entregAndonos sin piedad a au acompailante, especie de brazo secular que hiere brutalmente si no se le da satisfacci6n inmediata.

A la premura de lo que podemos denominar necesidad fisiol6gica se une por la fuerza de la.

128 ANSELMO LORENZO

J>reocupaci6n la idea de la opini6n de cuantas personas forman el circulo de nuestras relaciones

I

y aun el concepto de la legalidad, junto con la necesidad de los que por raz6n de familia de pen­den de nosotros, y todo ello son obstaculos insupe· rabies a la voluntad.

c:Con que raz6n , pues, se acusa al pueblo por indolente de los males que sufre? (.Quie n no le ve en medio del despojo a que vive reducido, deshere· dado del pa trimonio universal, ignorante, y por tanto, abulico por insuficientemente determinado, vacilar entre la prudencia y la cobardia? (.Que otra cosa puede hacer? Sin em bar go, (. DO se ha vis to surgir en nuestros dias el proletariado emanci· pad or?

Inconsecttencia de los sabios del privilegio.-lla· blando del progreso de las ciencias y de au pode· rosa y gloriosa influencia para lo futuro, surge una. duda en la inteligencia de sabios burgueses. Le· tourneau la expresa en los siguientes terminos: clNo habra ya mAs que asistir pacificamente al reino indisputable de la verdad cientifica cada vez , mAs resplandeciente? Figurarselo asi seria una gran il~si6n . La masa del genero humano, aun en las nactones que mas se glorian· de au ci vii izaci6n, esta aun muy por bajo del horizonte cientifico. Aun son posibles los retrocesos. »

iOh, no, sa bios evolucionistas, que con to do vuestro monismo cientiflco teneis a.rraigado en lo

E r, P ( ' I<JBLO 120

mAs hond o de v u.E's tro ser el dua lismo social! La ley de Ia evo luci6n cor re para todo el muudo, y si vosoLros la creutis limitada a la conven ieneia de l homl)l·e-pusona, el hombre-coRa, tan hombre como vosotro , y por tanto, iguJ.lmeute evolutivo y ya adern{ts re\·olucionano, eu el aentido de facili tar la evolud6n detcrminado por la. m<\B energica de sus aspira.ciones, se ha propuesto establecer el monismo socia l, muy dife reute de rsa igualdad democn\tica que vosotros predicMs uniticaudo bajo la falsa denominaci6n de ciudadano ul u:;urpa.dor capitalista y al ae~esiouero trabajador.

No, pr i vilegi~ dos; vuestra sa.biduria esta im· pregnada de ignorancia, como vuestra justicia de iniquidnd.

Insult:\is al pueblo achacandole por ignorante y cobardc los males producidos por vuestros rualos gobiernos, por vuestra tolerancia con el privilegio, por vuestra egoista interpretaci6n de la Jucha por la existencia, almisruo tiempo que en un resumen de l o~:~ adela ntos den t1ficos os a.dmid.is de que la Sockdttd se halle en estado de barbarie, y no sa · bieudo relacionar esos bechos, manifest;.\is el temor de que lae preoeupaciones inveteradas convertidas en iustin tos , las super vi vencias mentales tan vi vas aun puedan declara.r la g uerra a l progreso cienti­fico y aun detenerle por algun' tiempo y por todos los medios.

180 ANBBLKO LORillNZO

El prog1·eso es intangibl~.-Pues no. El privile­gio es el amenazado, no el progreso en ninguna de­sus manifestaciones, puesto que el pueblo cons­ciente va a la transformaci6n de la propiedad en el comunismo y ala ensefianza racional generali· zada por la destrucci6n de la Universidad reserva· da a los ricos.

Un medio de justificaci6n y la seguridad contra esos temores queda a los privilegiados ciontificos, si son capaces de hacer de el el mas encrgico de sus deseos, segun la expresi6n del mismo Letour · neau: imitar a Reclus, uniendose al proletariado, no para dirigirle como jefes, sino para ilustrarle como sabios; haciendo como el, que alternaba la redacci6n de la Geografia universal con la defensa de la Commune de Paris y la colaboraci6u en la prensa o brera.

Si de esto no son capaces, el proletariado, ca­pacitado como principal agente progresi vo, segui· ra aprovechando lo util de la ciencia burguesa y despreciando lo mismo las acusaciones inj~stifica· das que las profecias absurdas inspiradas en la soberbia de clase privilegiada.

IX

La evolucion comunista

Hombre y Sociejad.-Problema social.-El trabajo personal. -El monismo social.-Termino del antagonismo de intere­ses.-La sociedad futura.

Hombre y Sociedad.-El hombre y la ociedad se forman y se transforman simultaneamente, se­gun la necesidad y el medio.

Si suponemos al hombre primiti vo aislado, vi­viendo sin solidaridad ni sociedad, reduciendo Ia satisfacci6n de sus necesidades a la posi bilidad de una inteligencia desprovista de conocimientos, a una voluntad falta de estirnulos deterrninativos in­timos y A una potencia debit y escasa, no bubiera salido de la animalidad, na<la bubiera aprendido, nada hubiera transmitido a sus sucesores, nada bubiera progresado. Alla, en ciertos territorios y climas_a_prop6sito, se varia una especie de monos con tales 6 cuales semejanzas con los existentes en la actualida.d, en estado de ascendientes y no de descendientes de la legendaria pareja del paraiso terrena.l; pero la buma.nidad no bubiera empezado aun.

132 ANSFJLMO LORENZO

Admitese racionalmente que sin ser hombres todavia, ui siquiera antropopitecas, sino autropoi­des, ciertos monos se avendrian a hacer vida co­mun, asociandose para la conservaci6n de sus crias, para la defensa, para la pesca si eran veci­nos del mar 6 de rios caudalosos, para la caza si vivian en et bosque 6 para ambos casos si el medio lo permitia; como a mpliaci6n de au fuerza y del alcanre de sus manos se servirian de palos, piedras y huesos como armas e instrumentos, que prime· ramente reemplazarian por otros en cuanto se in· utilizaban 6 perdian su utilidad primitiva, pero que despues, por escasez de materiales 6 por un destello racional, so componian y arreglaban de nueYo, y be ahi, con el transcurso de miles de si­glos, formado el hombre, constituldo el clan e ini­ciado et progreso industrial.

Rallo la confirmaci6n de ese desarrollo evolu­tivo, generalmente mal comprendido por el darwi­nismo burgues, en esta cita de L' Ent1·' aide, de Kropolkine: «Aunque el mismo Darwin, para las necesidades de su tesis especial, haya empleado el concepto «la lucha por la existencia» en su sentido restringido, advertia a sus continuadores el error Y el peligro de exagerar el alcance de esta signi­ficaci6n restringida. En La descendencitt del horn· bre escribi6 algunas paginas muy expresi vas para explicar su sentido propio, el sentido amplio, se­fialando c6mo en innumerables sociedades ani­males desaparece la lucha entre los individuos

KL PUBlHLO 183

aislados, c6mo se reemplaza la lucha por la coope­raci6n y c6mo esta sustituci6n produce el des­arrollo de facultades intelectuales y morales que aseguran a la especie las mejores condiciones de supervivencia; declara, ademas, que en semejan­tes casos los mas aptos no son los mas fuertes fisicamente ni los mas habiles, sino los que mejor aprenden a unirse y a sostenerse mutuamente, sean fuertes 6 debiles, para la prosperidad de la comunidad.,

Ruego al lector medite so~re el pensamiento contenido en esta cita y la compare y relacione con cuanto, exagerando la idea de la preponderan­cia de los m<'l.s fuertes, ha opuesto la burguesia a las rei vindicaciones proletarias apoyadas en la sotidaridad.

De la constituci6n del clan y de ese primer in­vento, consistente en la reparaci6n, compostura y arreglo de sus instrumen tos, arranca la huma­uidad.

En el c lan se formarou los rudimeutos de las lenguas, de los mitos y de la industria; sus ha­bitantes, ligados por imprescindible fraternidad, perfeccionaron la caza y la pesca, utilizaron el fuego, apacentaron ganados y fueron sucesiva· mente agricultores, alfareros, obreros inteligentes en la industria y llega.ron A ser artistas y sabios.

Problema social.-Asi considerada la humani­dad y metodizado su estudio, resulta este una

134 ANSELMO LORE~ZO

ciencia fisiol6gica de 1a Sociedad, anA.loga A la fisiologia de las plantas 6 de los animates, 6 sura· cional continuaci6n, cuyo objeto es el conocimien­to de las necesidades del hombre, del animal 6 de la planta, y de 1os medios mas ventajosos de satis· facerlas, y se presenta 16gicamente el problema que plantea Kropotkine en La conquista del pan: <Somos seres humanos reunidos en sociedad: todos necesitamos, por ejemplo, casas higienicas; ya no puede satisfacernos la cab ail a del sal vaje, sino que exigimos albergue s6lido y confortable; dada Ia producti vi dad del trabajo humano, lPOdrA cada uno tener su casa? En caso negati vo lq ue lo im· pide?• '

Y podemos responder: la humanidad es rica; el hijo del hombre civilizado halla en su cuna resu· mido A su servicio, acumulado por sus predeceso· r~s ~ ascendientes, un capital inmenso, y por con· stgutente, cada familia podria tener su casa 6 su habitaci6n correspondiente en parte de una casa; sabemos que los productores, aun en el mismo sis­tema actual de trabajo, producen lo suficiente en variedad y cantidad para que el producto alcance para todos, y que, dados los tiltimos adelantos cien­tificos Y como su expresi6n maxima basta el dia Ia famosa profecia de Berthelot ( •en el afio 2.000 uo existira Ia agricultura•) el hombre acrecienta su f • I uerza producttva mucho mas rApidamente que lo

que el mismo se multiplica.

Pero las nueve decimas partes de los trabaja·

EL PUEBLO 185

dores del mundo civilizado no habitan una casa. saludable porque se han visto forzados A trabajar al dla para enriq uecer a los gobernantes y a los propietarios; porque todo lo necesario para la pro­ducci6u ha sido monopolizado por algunos en el transcurso de la larga historia de saqueos, exodos, guerras, ignorancia en que ha vivido la humanidad antes de apreuder a utilizar las fuerzas naturales; porque fundados en supuestos derechos adquiridos en tiempos pasados, se usurpaba lc1. mayor parte del producto del trabajo; porq ue reducieudo al pueblo A la mayor cscasez, le retieuen sometido ala mise­ria econ6mica, mientras le halagan con la falacia de las promesas celestiales 6 politicas.

El trabajo individual aislado, dado lo variado y complejo de nuestras necesidades, aun reducidas A un rmnimum, es absolutameute iosuficiente; es mas, es imposiblc.

El t,·abajo pen:onal.-No s6lo no puede uno por si solo proporcionarse asistencia, instrucci6n, ali­manto, vcst1do, albergue, etc., sino que aquello mismo que le parece funci6n 6 trabajo propio, lo hace mediante conocimientos que lc han sido su· miuistrados y con iustrumentos que es iucapaz de fabricar por si mismo, sin los cuales nada sabria ni pod ria hacer.

El campesino que cree producto del trabajo pro­pio 6 de su familia el trigo de sus campos y las vestiduras confeccionada.s con la lana de sus reba-

186 ANSELMO LORllJNZO

i1os tejidas en su cabana, nada haria sin conoci­mientos tradicionales e instrumeutos apropiados, y sin caminos, puentes, ~esecaci6n de pantanos, ro· turaci6n de eriales y otros muchos trabajos de beneficia comuu, y el sabio que se vanagloriara del poder de su genio investigador, no hubiera quize:'t. pasado de mediauia, y nada bubiera ade­lantado ui descubierto, si hubiera nacido algunas generacioues antes, cuando todavia no se babia llegado al grado de conocimientos que le sirvieron de impulsi6n y estimulo determinantes.

En Ia trabaz6n inmensa de la industria ruoder· na, en que cada rama de la producci6n necesita. del concurso de las otras es, no s6lo insosteuible, sino basta ridicula, la pretensi6n de dar origen individual a los productos; las observaciones, los estudios y los descubrimientos cientificos el des·

' ar~ollo de numerosas industrias mas 6 menos simi· lares, la extensi6n de los ferrocarriles la na·

' vegaci6n, la destreza de los trabajadores y los trabajos especiales y particulares de cada pais, crean un fondo de riqueza y de facilidades que utiliza con mayor 6 menor acierto la solidaridad humana.

Y si ya que no como ser aislado puede consi· rarse el hombre, porque como tal ni podria ser hombre ni siquiera vi vi ria, to memos cl hombre como ser social, como productor: veremos que para participar en la produ cci6n tiene un derecbo que le da su propia actividad a valorada por lain mensa.

EL PUEBLO 187

riqueza intelectual acumulada por las generacio· nea anteriores, representada por todos los tecni­cismos, por todo el instrumental, y de origen mas recien te, por toda la maq uinaria, que nadie en justicia puede monopolizar.

El monismo social.-En una ::)ociedad que haya de arrnonizar el individuo con la colecti vi dad, es· tablecieudo el monismo social que exige la igual· dad de la especie, deapues de la expropiaci6n de todo lo usurpado y de la abrogaci6n de toda ley justificadora de la usurpaci6n, habra de recono· cerse que todos tienen derecho a la participaci6n en la. riq ueza social, no segtin sus obras, sino segtin sus necesidades.

No quiero hacer menci6n de los argumentos que la preocupaci6n de los egoistas opone al co­munisrno. La mejor refutaci6n consiste en la expo­sici6n clara y racional de la aspiraci6n comunista del proletariado, como continuador de la via pro­gresiva verdadera y racionalmente humana, obs­truida y desviada por los privilegiados de todos los tiernpos.

Esencialidad $OCial del conwnisrno.-La buma­nidad vi ve y la sociedad se conserva por el fun­dameuto comunista que les vivifica, a pesar del ind i vid ualismo inhumano y ansisocial que nos con­s ume.

Ese comunismo es prehumano, cre6 la burna~

188 ANSELKO LORiliNZO

nidad, la conserva a pesar del inmenso obstAculo opuesto por el egoismo creado por la ignorancia y dan\ a nuestra especie paz y felicidad; es funda· mental, puesto que por ely s6lo por el ascendimos en la escala zool6gica, y no puede restriogirse A suponersele obra de circunstancias secundarias, como lo seria si se le supusiera obra del amor 6 de la simpatia, porque si esos sentimientos tienen va­lor y se les supone efica.cia com un 1sta, debese A que ra.dicau en t1Uestra especie despues de haberse constituido como tal, no antes, y adem<\s, lo que el amor y la simpatia pueden edificar, el odio y la antipatia, sus naturales anta~6nicos, lo puedeu destruir, y lo que es mas, pueden impedir que se edifique.

No es el amor a una persona desconocida en peligro lo que mueve a otra. <t ar11esuar su vida

0

por salvarla y Io que le rcprocha Ia col>ardia como un crimen si ba pasado de largo sin prcstar a) uda Ala victima; tarupoco tiene eao fundamento el im­pulso que nos mueve a arrostrar los pcligros y a.un 8. dar generosamente Ia vida en un incendio, en una explosi6n, en un naufragio 6 en uu terremoto por el salvamento de los siniestrados· es al"o serne·

' 0

jante A lo que impulsa a una ag-rupacion de ru· miantes 6 de Solipedos a formar Ull circulo para resistir el ataque de los lobos, 6 a los lobos t\. for· mar cuadrilla para cazar, 6 a los corzos d isemina­dos por extenso territorio a forma.r r ebailo para ».travesar un rio por un punto dado, 6 A las aves

BL PUEBLO 139

de paso a rormar bandadas con organizaci6n ad­mirable para emprender sus excursiones, 6 a las abejas y a las hormigas a formar sus admirables organismos socia.les; el amor y Ia simpatia tienen gran parte en el desarrollo progresi vo de n uestros senti mien tos morales, pero no bas tan para 18. cons­tituci6n de Ia Sociedad; el odio de raza, de patria y de secta, los celos, Ia envidia y el fanatismo, que son el consiguiente negativo del amor y de la sim· pa.tia, tienen por lo monos un poder destructor equivalente al constructor de que estos dos senti­mientos estan dotados. La ~ociedad esta basada en la conciencia de la solidaridad huruana, sobre el sentimiento mas 6 menos consciente de Ia fuerza que da a cada uno la practica de esa solidaridad en Ia forma de a) uda mutua, sobre el sentiruiento de la estrecha dependencia de la felicidad de cada uno con la de todos y sobre una idea de justicia Y de equidad que induce al individuo t\. considerar los derechos de cada uno como iguales a los suyos.

La fuerza atavica de Ia rutina obliga ~\. creer que Ia sociedad es obra autoritaria, y no se obser· va que existeu multitud de agrupaciones burnan.as libremeute constituidas que realizan tines supeno· res a las iustituciones que Yi\Ten bajo la tutela gu-

bernarnental. Aunque con individuos desviados de la verda-

dera y racional via humana de progreso Y esta.n­cados en los errores tradicionales, vense organts­mos sociales autiguos y moderoos que mantienen

140 ANSELMO LORENZO

viva la idea comunista como una sal vaci6n demo­meuto y como una esperanza firme de reorganiza­ci6u social futura, tales como el clan, la tl'ibu, la familia, la uaci6n, el municipio, el almend, la guilda, la artela, el mir, Ia herrnandad, el sindi­cato, etc., que aunq ue desvirtuados en gran parte por la ralsedad de las creencias, la rutina de las costumbres y el antagonismo de. los intereses con·

' servan sicmpre la parte esencialmente humana que presidi6 a su formaci6n. La rnisma caridad tomada

' como fun damento social del cristianisruo, aunque por lo mismo falseada basta merecer Ia censura epigram<'ttica del faruoso Juan de Robres constitu-

' ye un sentimiento que, racionalmente educado, au-menta el fondo comunista humano, y que, inspirado en el conocimiento de la economia puede ser oriO'en

' 5 de las mas bellas iniciativas para la creaci6n de instituciones para el bien y para la felicidad.

Termino del antagonismo de intereses.-Por otra parte, el antagonismo entre lo existente, hijo de los errores pasados, y lo que arraiga, como resul · tado del saber moderno, produce, no un problema de soluc~6n dificil, puesto que la sociologia ha dado ya soluCI6n te6rica que seria practica sin la ter­q uedad autoritaria del pri vileo-io sino uu conflicto

' 0 0 ' gravislmo que exige termino urgente: el capitalis mo eleva su poder absorbente basta la coustituci6n de l?s trusts, que represen ta la usurpaci6n de toda. la nqueza social Y de toda la actividad human&

EL PUEBLO 141

por media docena de milmillonarios; el salariado, relegado .al ultimo extremo de la miseria, que re­duce al trabajador a la muerte en su buardilla 6 en las inhospitalarias t1erras de la emigraci6n .

Tal estado, consecuencia de no haber sabido 6 no babf'r podido poner el fiel de la balanza en su pun to regular uniticando lo que se cree y lo que se sabe , no puede durar, es absolutamente insosteni­ble: la explotaci6n capitalista, la usurpaci6n de la parte correspondieute en el patrimonio universal, alcauza ya a los rnismos privilegiados, porque, como decia Voltaire en El homb1·e de los cuarenta escudos, si dado el numero de habitautes y Ia suma de Ia riqucza total del rnundo tocamos c.\. cuarenta escudos t:ada uno, cuanto mayor numero de veces se halle comprendido el nt1mero -!0 en el capital poseido por los millonarios, cieumillonarios y mil­milloltar ios (diez do estos ultimos existen en Ia repub lica norteamericana, seguu recieutes esta­disticas), mayor sen\ el ntimero y mas deplorable el estatlo de los qne por tan estupeutla a bsorci6n quedan desheredados y despojados; y como el es­tado mental de cstos difiere tanto del de los explo ­tados de los tierupos pasados, no s6lo no hay la resignaci6n, sino que hay conciencia de Ia propia fuerza, solidaridad prc.\ctica, relaci6n intelectual para el estudio, para la fijaci6n de un ideal, ~ara. la determioaci6n de la voluntad revolucionana Y basta plan de campa.ila. con exito triunfa.l asegura.­do por la huelga general.

142 ANSELMO LORENZO

lQuien no lo ve?-exclama recientemente Ma­lato en un interesante articulo-. Race pocos afios habia todavia gentes de regular cultura que son­reian con indulgencia cuando les hablAbamos de la refundici6n econ6mica, de donde surgirA una sociedad nueva; apenas podian reprimir una car­cajada cuando asegurabamos que este viejo orga· nismo, el Estado politico, y con elias fronteras, se· rian absorbidos por la federaci6n econ6mica. Para ellos eramos evidentemente unos sofiadores que viviamos fuera de toda realidad. IIoy esos mis mos burgueses, poco antes tranquilos, se sien· ten sobrecogidos de espanto y creen impedir lo inevitable pidiendo a los gobiernos leyes represi· vas y sistemas de acuerdo policiaco iuternacional, en su completa ignorancia de las leyes naturales que presiden A Ia evoluci6n y a Ia revoluci6n de las sociedades.

A pcsar de la interesada negati va de todos los privilegiados, todo tiende a Ia formaci6u de una sociedad compuesta de individuos igua!Ps outre si, ~u~ emplearan su saber y sus capacidades de anA· hs1s Y de sintesis, de sus facultades productoras, en un organismo social constituido de modo que se combinen los esfuerzos de todos para procurar A todos la mayor suma posible de bienestar.

lA que detallar c6mo? Pasaron ,.a como toea-doe d 1 · · · . J ' e vtcto autontano, los sistemas icarianos Y f~lansterianos, contra los cuales tron6 la elocuen­Cla de Bakounine en el Congreso de la Paz de

EL PUEBLO 14.3

Berna en 1868; s6lo a titulo de recuerdo mencio­nare la felicisima inspiraci6n de Zola expresada en au concepci6n de la Sociedad regenerada de .Ef,

Trabajo. La Sociedad futura, segun la mas racional in­

ducci6n, se compond ra de multitud de asociaciones unidas entre si para todo aquello que reclama un esfuerzo comun: federaci6n de productores para todos los generos de producci6o, agrico la, indus­tri~l , intelectual y artistica, que se impondrAn como finalidad Ia provisi6n de cuanto concierne a babitaci6n, alumbrado, calefacci6n, alimentaci6n, vestido, big-icne, asistencia, enseiianza, transpor · te, etc.; federaci6n de localidades en sus formas de ciudades, caserios, granjas, colonias 6 babitaciones aisla.r:las, que se comunicaran por los medios de comunicaci6n frecuente y constante que puedan producirse por nuevas invenciones que prorneten los actuates ensayos de aviaci6n· 6 navegaci6n aerea 6 por los medios actualmente en uso; por ultimo, agrupaciones mas extensas aun' que com­prendan comarcas 6 paises segun conveniencias 6 circunstancias geograticas, y cornpuestas de per· sonas que trabajeu en comuu a la satisfacci6n de necesidades econ6micas, intelectuales y artisticas

La Sociedad futura.-Todos esos grupos combi­narAn libremente sus esfuerzos para couvenios reciprocos, ~\ semeja.nza de lo que practican actual­mente las compa.fiias de ferrocarriles y las admi-

144 ANSELMO LORENZO

nistraciones de Correos de diferentes paises, que se entienden y combiuan perfectamente para todos los efectos del servicio; 6 mejor aun, como los observatorios meteorol6gicos, los clubs fol-l6ricos 6 deportivos, las estaciones de salvamento, etce­tera, que uniran sus esfuerzos para el cumplimien to de obras de todo genero de ordeu intelectual 6 de simple re<.;.reo.

La libertad mas amplia presidira al desarrollo de nuevas formas de producci6n, de invenci6n y de organizaci6n; la iniciativa individual recibira desconocidos impulsos y quedara anulada toda ten dencia a la uaiformidad, a la reglaruentaci6n y A la centralizaci6n.

Por ultimo, esa Sociedad no se fijara en formas determinadas e inmutables, sino que se modificarn incesantemente en busca de lo mejor, de lo mas bello y de lo mas just01 porque sera Ull organislllO viviente y en evoluci6n constante.

He ahi, trabajador amigo y compailero, en re· sum ida sin tesis lo que, segun los estudios e inves­tigaciones de graudes pensadores que he procurado reunir y resumir, es la ley de la vida social y su ideal mas positi vo: continua el estudio por ti mismo, emancipandote de toda tendencia doctrinal que pretenda mantener en tu cuello el dogal de la accesi6n.

X

La mujer

I

La muj~r en la ley. - La mujer en Ia 61osot1a.-La mujer ea Ia religi6n.-El aclulterio.-La mujer uorteamericana.­Ridicula preocupacion. -La wujer trabaJo :sierupre.

La rnujer en la ley. - En la legislaci6n vigente en Espaila se balta expresado cl dere<.;.ho de la mu jer eu los siguientes termiuos:

c La mujer est<\ obligada A obedecer al marido. • Seguu el art. :J7 del Couigo civil, eel marido

debe proteger a Ia mujer y esta obedecer al ma­rido •, cuya disposiei6n concuerda con el art. 603 del C6digo peual, que ca.stiga con la. pen a de cinco a quince dias de arresto a los maridos cque mal· tratasen ~~ sus mujeres y a las mujeres desobedien· tes a su~ maridos que les maltrataseu de obra 6 de palabra•.

Por el art. 58 del C6digo civil, cia mujer esta obligada a seguir a su marido doudequiera que fije su residencia. Los tribunates, sin embargo, po· drau con J·usta causa eximirla de esta obligaci6n, I 1

10

146 ANSELMO LORENZO

cuando el marido traslade su residencia a Ultra­mar 6 extranjero•, y naturalmente, considerado el hombre como superior y protector y la mujer como inferior sumisa, no puede baber otro articulo que afirme reciprocaroente una obligaci6n contraria. U n seflor puede vi ajar llevando la sierva que le sirva pero nose concibe que la sierva viaje por dere~ho propio llevando el sefior que la tiranice.

Si la rnujer es propietaria de una fin ca y en los capitulos matrimoniales no se expresa q.u~ el la es la administradora, eel marido es el adtmmstrador de los bienes de Ia sociedad conyuga.l •.

Tan iruportante es la omisi6n mencionada en que puede incurrir la roujer propietaria, que pu~de ocurrir el caso de que el rnarido sea menor de dtez y ocbo ailos, y entonces intervicneu en el ~sunto el sucgro, la suegra si es viuda, 6 el tutor Bl tam­poco hay suegra, y sin el consentimiento d~ una de esas personas no puede el marido. tomar dmero a prestamo ni gravar ni enajenar los bienes raices, y a todo esto, la mujer, por mas propietaria que sea, como si no existiera.

De modo que si la. roujer va al matrimonio por amory descuida ciertas precauciones de interes, el marido, que puede ser un tronera, si es mayor de edad, pasada la luna de miel cobra las rentas y dispone de ellas a BU voluntad, quedando la pobre mujer esclava y victima de su misma fortuna. Ser rica y enamorada, y ballarse envuelta en tan bo# rrenda realidad ... jque hermosa perspectival

EL PUEBLO 147

No puede la mujer, sin licencia 6 poder de au marido, adquirir por titulo oneroso ni lucrativo ; ni enajenar sus bienes; ni obligarse, sino en ciertos casos y con limitaciones legales; ni entablar plei­tos; ni cornprar joyas, muebles y objetos preciosos, pudiendo aq uel, en el caso de baberse realizado una cornpra, desbacerla y erubolsarse su importe, aunque ese dinero pertenezca a l peculio particu · Jar de la rnuje r ; ni a.unque sea sabia y escriba un Iibro, publicarle, si al rna.rido, que puede ser un gazn1.~piro, no le parece bien. Por doode se llegan a reproducir en nuec.tra c i vilizaci6n, y tal vez en un palacio, escenas propias de las cavernas de Ia edad de piedra.

No puede la mujer peuir el divorcio fundada en el adulterio del marido, si este se arregla de modo que no resulte escandalo publico; pero el marido si puede pedirle aunque Ia. rnujer adultere sin escAndalo.

El art. 452 del C6digo penal dice sin rodeos: •El marido que tu vit. re mancebn. dentro de Ia casa conyugal, 6 fuera de ella con esc~\ndalo, ser~\ cas­tigado con la pena de prisi6n correccional en sus grados minimo y medio•, 6 sea de seis meses y un dia <\ dos alios y cuatro meses, 6 de dos afios, cua­tro rneses y un dia 8. cuatro alios y dos rueses. Pero si no hay cscAndalo ... y como tampoco esta bien definido y concreto que es escl\ndalo, siempre re­sulta favorecido el hombre.

~:il la mujer encuentra al marido en relacioues

148 Al'SI!lLMO LORENZO

intimas y deshonestas con la criada, por ejemplo, tiene la esposa el derecho de despedir la criada y r eprender al marido; pero si se propasara a mal­tratarles seria castigada, tenieo<.lose s6lo en cueuta la circunstancia atenuante del arrebato.

En cambio vease lo que dispone el art. 438: eEl marido que, sorprendiendo en adulterio a su ruujer, matase en el acto a es ta 6 al adultero, 6 lea cau­sare lPsiones graves, sera castigado con la pena de destierro. 8i les causare lesiones de otra clase I quedara exeu to de pen a."'

Tal es en su expresi6n nH\s senl'i lla y clara el abismo de desigualdad 1 de injusticia que entre -el hombre y Ia mujer establccieron los Jegisladores que fundaron esta civiliza<'i6o en que vivimos, am\logo al que produjo Ia divisi6n de poh1 es y ricos, que hemos estudiado en otro luo·ar u cuyas 0 ) ,T

consecuencias sou, tras siglos y siglos de existeD­cia y de arraigo at;\.vico una muralla altisima opuesta al progreso y una. cspesa nube que ofusca Ja.s intPligencias, viendoae por e llo Ia humanidad forzada A sufrir y a retardar indefinidaruente el dia glorioso de su liberaci6n .

La muju en la filosofla -Como es natural, se· mejante situaci6n no hade ser definitiva ui eterna, Y el pensamiento ha investigado, juzgado y criti · cado con diferentes criterios, segun las epocas y las doctrinas dominantes, y deseando dar un con­cepto lo mAs preciso posible del derecbo de la mu·

ICL PUEBLO

jer, como parte integrante del pueblo, con cuyo concurso hade contarse imprescindibleruente para Ia gran obra de la rea lizaci6n del ideal como su . • I

Jeto y objeto que es la mujer al igual que el hom· bre de Ia sodologia, expougo en este trabajo ideas propias y adaptadas que contribuyan A la realiza­ci6u de un fin que tc U!;O por noble J grande.

lie aqui diversas opiniones de antrop6logos de gran reputaci6n acerca de la mujer:

Para Lorubroso, la mujer es mucbo meuos delin· cuente que el hombre, y la mujer deliucuente pre· senta mucbas rnenos anomalias que el hombre cri· minal.

He g un Tn rue, la3 ruujeres son l'U<..I tro veces me­nos inc linadas al delito que los hombres, y como consecuencia puede decirse que son cuatro veces m~\s inclinadas al bieu

Tocqueville ha dieho: ·~·H se me preguntara A que atribuyo princi·

palmente la pros pet ida.d inrneusa y la fuerza siem· pre creciente del pueblo norteamericano sin va-. )

clla.r responderia que <:\ la superioridad de sus mujeres."'

Pascal Duprat cree que el fracaso de nuestras mas g-enerosas revoluciones y Ia lentitud de nues­tro progreso politico se debe A •que nuestras ma­dres, nuestras herma.uas y nuestra.s hija.s, nuestras compafleras sobre todo, no participan de los sen· timientos y de las ideas que ban provocado esos graodes movimientos. He abi Ia. causa principal de

150 ANSELMO LORlllN7.0

tantos fracasos politicos: hemos dejado a la mujer en la superstici6n y en la ignorancia. •

En concepto de Bordier, la mujer, que es nues tra compafiera, no es nuestra colaboradora, no es la mitad activa del genero humano . At reves, y como consecuencia de ese error de la educaci6n femenina, en vez de ayudarnos a avanzar, emplea todas sus e nergias en dificultar nuestra marcba.. iQue esfuerzo no se imprimiria a la ci vilizaci6u si la mujer colaborara en benefi c io de las ideas mo­dernas! Por eso lo que mAs irnporta, si se quiere que Ia educaci6n infiuya de una man era decisi va en los des tinos de un pais-y quien dice de un pais dice de Ia hurnanidad, generalizando Ia aplicaci6n del procedimiento, constituyendo el medio social por excetencia-, es fijarse seriamente en la edu­caci6n de la mujer . Esa es la gran obra del por­venir .

La igualdad de la rnujer y el hombre ante la educaci6n, a pesar de las diferencias sexuales, que no afectan esencialmente at saber ni al poder, se halla establecida por la enseflanza racionalista, y tiene en su apoyo, adernas de las razones de fisio­logia y de derecho, esta importantlsima convenien · cia seflatada por Condorcet: •C uando se instruye A un niiio se prepara un hombre instruido, pero cuando se instruye una nifla se elabora ta instruc· ci6n de una familia. • . Segun resumenes estadisticos, no puede adrni­

ttrse que la mujer sea menos criminal que el born-

Ell .. PUlllBLO 15L

bre s61o por te ner men or energia, porq ue Ia verdad es que la mujer aplica la suya at trabajo en una ter­cera parte y su criminalidad no alcanza ala sexta. Fundados en esos datos, Tarnovsky y Morsel li afir­man categ6ricamentc que Ia mujer tieue los instin­tos morales mAs desarrolla dos que e l hombre, yen ella domina e l a ltruisrno, del cual, cuando Ia mu­jer sea soctalmente igual que e l hombre, ba de venir el fin del militarismo y Ia comp\Pt<t pacifica­ci6n dPl mundo. Los cuidados y la practtca de la materni<lad, que preparan e interesan el <\uimo en la defeusa cle los dcbiles y desenvuelven el seu ti ­rniento de piedad, son antiqui-3imos en Ia herubra y relati\"amente modernos en el var6n .

Estas idt•,ts han contri buido poderosamente al desarrollo de l movimiento emanctpador Je Ia mu· jer, no tanto porto que en st tienen de justttica.nte y estirllulante, como por el demoleuor coutra::He que ofrett>n con las doctriuas de los definidores Je loa dogmas <l n ticua.dos y Cc.lducos, que ban llegauo a nue~tros dias eu estado de descomposici6n y ru ina.

La muju enla religion. - En efecto, he aqui lo que fray Luis de Leon pide ~\ Ia mujer en La pu­fecta ca~ada: cPor mAs Aspero y de ficras condi­ciones que e l marido sea, es uecesario qu~ la mu­jer lo soporte, y que no consienta por uinguna ocasi6n que se divida Ia paz. jOb! jque es un ver­dugo! jpero es tu marido! ;E3 un beodo! ;pero e l nudo matrimonial lo bizo coutigo uno! jUn aspero,

152 ANSELMO T~ORENZO

un desapacible! jpero miembro tuyo ya, y miem· bro el mas principal! :t

liE> aqui como bot6n de muestra, seg·un citas no desmentidas que corren por peri6dicos ~ rc>vistas, la opini6n de dos PadrPs de Ia Iglesia:

S<."c;(m San Buenaventura., cla mujer es un es­corpi6n pronto siempre ~\ pica r: es Ia la.nza del de­monio».

Para San G.regorio, cuna mujer buena es mas rarn quo un cuenro blanco: Ia mujer tieno el vene· no de un e:\spid y la malicia de un drag6n•.

En terminos parecUos y excesi vamen tc grose­ros se expresanmuchos otros san tos varoues, cuj as efigies se veneran en los templos cat61icos y reci· ben attn idol<\trica veneraci6n por parte de muchas muj T<'S y hombres ignorantes.

A pesa r de tener tan pesimo concepto de la mu· jer y de a fir mar que no existe una sola. buena, el cat<' logo de las santa.s es grandisirno; baste r E:'co r· dar quE', HC'Otnpaflando a Ull santO a quien Sin duda por imposic16n de las circu11stancias se le pone el nombre en aumentativo, Ran liilari6n, se canoni · zaron de un golpe once mil virgeues.

Los cat6li cos no brillaron jamas por la 16gica.

El adu.lterio.- Letourneau hablando del adul· I

terio en e l pasado y en el porvenir, expoue los si · guielltes interesantisimos datos indispensables al estudio del derecho y de las reivindicaciones de Ia mujer.

EL PUEBLO 153

cComo todas nuestras investigaciones etnogra~

ficas, esta, baciendonos pasar del sa lvajismo a la barharie, dP- Ia barbarie a la civilizaci6n, afirrna la ley del progreso. Demuestra que el adulte rio rue en un principio castigado como un robo, pcro un robo execrable, castigado principalmPnte en Ia mujer, considerada como una propieda.d en rebel· dia. Para ella sola era obligatoria Ia fidelidad; el marido adultero s6lo era cl:}stigado, cuando se le castign ba, como culpable de baber abusado de la propiedad de otro hombre, DO por baber faltado a la fe conyugal. Poco a poco, sin embargo, la equi· dad fue adq uiriendo ciertos derechos al mismo tiempo que se humanizaban las costumbres; el ma­trimonio fuE> perdiendo el caracter que tenia para la mujer de ccontrato de servidumbre•, y a pesar del retroceso causado por el cristianismo, el pro· greso adquiere su fuerza y ya se entreve el tiempo en que el matrimonio, instituido sobre hasPs mas racionales y justas, baga desaparecer, 6 poco me· nos , de nuestras costu mbres el adulterio.

»Ciertamente ese tiempo es todavia lejauo: de tal modo se halla impregnada nuestra conciencia de la moral rancia, que nuestra opini6n publica Y nuestros jurados absuelven facilmente al maridO" asesino de su mujer adultera, a la vez que se roues· tra n muy indulgentes para los extrav1os extra con vuo-ales del tremendo y cruel justiciero. El con~e;to de que la mujer es una propiedad servil perteneciente a.l ma.rido continua existiendo en

~54 ANSELMO LORmNZO

muchas cabezas; pero ira desapareciendo, y el contrato matrimonial acabara por ser un contrato como otro cualquiera, libremente aceptado, libre­mente conservado, librernente disuelto, y llegado este caso, donde toda irnposici6n y coerci6n des­a.parece, el engaiio se con vierte en una indigna felonia, sin raz6n de existir, y cuu ndo existiera seria como una excepci6n rarisima. Tal serA, segun toda probabilidad, la opini6n de una hurnanidad futura mas elevada moralrnen te que la n uestra, y quiza no sera mas indulgente que lo somos en el dia con el adul terio disi rnulado por lo q u0 tiene de engafio vil, pero en carnbio, no e:x:cusara a l ruarido a.sesino . »

Desarrollando la indicaci6n hecha acerca del gran adelanto en que se halla Ia muwr uorteame · ricana, y para que sirva de term1no de compara­ci6n con el atraso de Ia mujer espu t1ola, incluyo Ia siguiente noticia acerca de los clubs ferneuinos:

La rnujer no1·teame1·icana.-La g ran cultura de la mujer en los Estados Unidos l!nv6Ja c'l. crear Ia asociaci6n femenina, libre de toda intlueneia mas· culina, donc.le pudiera consagrars<> al desarrollo de au mentalidad. De ahi la creaci6u de clubs feme­ninos dedicados al cultivo de las c1encias de las

I

.a.rtes Y de Ia propaganda de la emancipaci6n de Ia mujer, existentes lo misrno en las a-randes ciuda­o des que en las poblaciones de menor importaucia.

Hace algunos aiios-porque Ia presente infor·

EL PUEBLO 15&

maci6n ya ba envejecido algo y carezco de datos respecto de los progresos recientes-Be celebr6 un congreso de clubs femeninos en Chicago, con re­presentaci6n de delegadas de 192 sociedades, for· madas por mas de veinte mil asociadas. Creeran los que rutinariamente se burlan en Europa de la capacidad intelectual de la mujer que alli reinaria el barullo, la confusi6n y el desorden, semejando el acto un congreso de parleras cotorras: pues no sucedi6 asi, sino que en todo domin6 el orden y el metodo mas admirables, y los temas tratados, des­pues de la lectura de informes, que se hicierou por Estados geograficos, se discutieron con 16gica y eoncisi6n con arreglo a las mas prudentes practicas parlamentarias. En aquel senado las faldas tenian l& severidad de togas, patentizando la elevaci6n intelectual y moral de la mujer.

Es de notar que en esas asociaciones femeninas y en esa obra de emancipaci6n no forman parte unica, auuque si la principal, las graves matronas de cuarenta aiios, masculinizadas por el rozamien­to con las realidades de la vida y conocedoras, acaso por experieucia personal y cornparativa con sus respectivos maridos, de lo poco 6 nada, 6 me­nos que nada, que aventaja el hombre a Ia mujer en poder intelectual en aquel pais; en el movimien­to femenino y en sus clubs figuran, y no son las menos entusiastas, sefloritas y nifias todavia que laboran con actividad y conciencia para derrocar ~l exclusivismo masculino.

156 ANSHlLHO LORBlNZO

Para el triunfo de ese ideal m ucho han de con­t ribuir v ~·a. contribu~ en esos dubs de mujcres, en los cuales R<' amaestra Pl entcnuirniento, se aprcnde a pen~ar con 16gica y a discutir con ml:todo,} en reSLlmen se prcpara· <\ Ia rnuje r para que pueda disfrutar amplia.ment<" de sus dcrechos naturales y sociales, desconocidos por Ia i gnoranc ia y el egois mo, amparudos, como tras vetusta fortal eza, por esas institul'iones arcaicas que convirtirron lain· justitia en ley y permanecen como obstltCulos cons­tantes que obstruyen Ia via del Progreso.

Ridlcula preocupacion.-Cuando se prcsentaron en Europa las prirneras mujercs solicitauuo su ad­mision al estudio del derecho 6 de Ia medicina, surgi6 un movimiento masculino de sorprc"a y de pro testa: « jUna mujer defPndiendo A una acusada 6 curando una enferrna! jQue absurdo!•, decian.

~e comprende que un hombre venda encaJeS Y cintas, pE'ro es inadruisible qu<' una mujer defienda el dL'recho de u11a a bandon ada por un soductor Y qu<~ Ia asista en las enfermedadcs de Ia matcrni· dad: asi and ala l6gica por el mundo del pri vilegio.

La insigne escritora Concepci6n Al'enal resu· mi 6 esta 16gica con terrible ironia y scvera eritica en estas palabras:

• Una mujer puede llegar ~\ lamAs alta dignidad que se concibe: puede ser madre de Dios; descen · diendo mucho, pero toda via muy a l ta, puede ser martir y s~nta ... y e l hombre que la venera en el

ElL PUEBLO 157

a ltar y la implora, la cree indigna de llenar las funciones del sacerdoc.:io ... (,que decimos del sacer­docio'? Atreviruiento seria que en el templo osara aspir<lr ~\. la categotta del ultimo saeristan . La J6giea scriu aqui escc\ndalo c impieda.d. .

·.'i del arden religioso pasamos al c1 \11, las < ontradi ec10ues no bOll de rucuos bulto. (,C6ruo Ia mujer ba de ser empleuda en aduanas 6 eu la deuda des~mp<"iiar un dl'Stino en Fomento 6 en noh··r

1

naci6u') ~6lo peusarlo da risa. Pero una tnU­

j:r puede t-~er Jdc del Estado. En el mundu oticial se le eonCt'd<• aptitud pa1.t reina y para 1 t:wq.ue­ra; que pr•'tnndiera ot:UIJ.tf los ptwstos intt•rnll'lhoa, scria absurdo. Nu ba) para que eneurecer lo lten varada que aqui 8(111' ),t 16gica.•

y no es 4ue los que protc>st. u t·ontra. cl .tvau.ce de las mujPres se opongau <l 4ue In Jllujei' tralw_Je; uada. nne i~u~tle ~\. esa::, prote tas h. u produetdo

'1

• .. ue esos prot<' tautes para censurar Ia l'o~tc~un 4 . I' .. s o ·trp·ttl "n las tutua ' eP tan tas 111 f" 1 ces lllllJl'l e e • ~ .

r \ l · •. 6 'II laB Ill I SCI <t biE: S los campos, en las ;. >fle,lS l

buardill:ts con la aguja eu la mauo 6 aute !.t m.\

quina de coser.

La muju tJ·abaj6 siemp,·e.-Recientes in vesti· aaciones hist6ricas ~ prcbist6ricas deruuestran ~~e

. . e Antes de la exts-la mujer ha trabaJado swrupr · . '6 l llaua Y por consl-tencia de toda. aarupaC1 ll lUI ' • 0

• • 6 va wuy entrada auientedelafamiJia,queapaieCI " d . l 0 e de la eslll e-ta humanida.d en la vida Y despu s

158 ANSELMO LORENZO

graci6n del clan y de Ia tribu, la mujer atendi6 por si sola con su trabajo a su subsistencia y ala de sus hijos pequefios, dando origen al matriarca­do, ~e que quedan vestigios en paises y razas que camman rezagados en la via del Progreso.

Las mujeres se dedicaron y tal vez fun daron la agricultura, mientras los hombres se dedicaban a la pesca, A la caza 6 a la guerra; poco a poco fue esclavizada por las primeras agrupaciones, y ulti · mamente lleg6 a ser la esclava del hombre en la. poligamia y en la monogamia.

Esclava de un hombre que, sin consultarla sus sentimientos, mucbas veces era el vencedor de un rival sacriticado en su presencia, embellecla y bacia agradable la cabafh, dedicAndose en ella a aquellos trabajos m<\s necesarios que, desarrollados despues, han llegado Ala gran industria, la cual, ai en un principio la retenia en su vivienda, hoy la saca de ella para encerrarla en la ft\brica y some­terla Ala explotaci6n capita lista.

XI

La mujer

II

Intelectualidad de Ia mujer.-La prostitucion.-El amor.

Intelectualidad de la mujer.-Destruida Ia le, yenda de la debil idad de la mujer y de Ia incapa· cidad para el trabajo, la historia dcs,·anece igual­mente Ia de BU inferioridad intelectual, ya que, a pesar de habersele negado sistem<Uicaruente la ins­trucci6n, de la existencia en todo tiempo de tantas preocupaciones sobre este asunto y basta del san· grieu to ridiculo con que se ha perseguido ::\ la pobre mujer que se acercaba a las fuentes de la ciencia, pueden citarse innumerables ejemplos de mujeres que han brillado en todos los ramos del saber, y para no poner aqui una lista de nombres que, por poco generalizados por el exclusivismo masculino, causarian poco etecto en Ia mente del lector, me limito A repetir lo que he dicho en otra ocasi6n: cMad. Roland bastaria por si sola para borrar la mancha de incapacidad injustamente atri bmda A la m ujer-, y A repeti r est a afirmaci6n

160 ANSELMO LORI!lNZ 0

d e la senora Sanjuan y Martinez: eN ada esta neg a­do a la mujer: ella ha manejado con en canto la lira de Apolo, con heroismo la espada de Marte, con superior sabiduria la ciencia de Minerva, con per· fecci6n el cincel de Fidia·s y con asornbro el pincel de Apeles.»

Pareceme oportuno e inte resante el siguiento dato:

No hace muchos afios muri6 en Washington Ia senorita Ella Carrol, hija del difunto gobernador del Maryland, Tom<\s King Carrol. Era una dama de educact6u esmerada, distiuguiJa. cscritora, y sobrc todo tan entendida en el arte de Ia guerra, que form6 el proyecto y traz6 el plan de Ia cam­pan_a del Tenesee que, con la toma de Vtcksburgo, abn6 el paso de la America del Sur A los ejercitos de ~hE>rmau.

El het ho se supo al final de la cr uerra de Sece· . 0

s16u, ) ~:~e tuvo por increible, basta qu e lo contirm6 solemrwnH•ute el presidente Lincoln.

.El tiempo pasa, el mundo marcha :y el progreso se unpone, a pesar de los maslontos y torpes tardi· g~ado.s, Y el feruinismo ha ganado ya brillantes tnunfos. De tal manera se impon e Ia justic ia en pun to A Ia emancipaci6n de la mujer que es crrande el · ' o num.cro de las que, saltaudo aobre leyes y pre· ocupac10nes, han asaltado la rnisrna ciudadela del privilegio, Ia Universidad, convirtieodose las mas osadas en pri vilegiadas, en virtud del crrado de doc­tor, noble Y valerosamente obtenido, ~ue no puede

IDL P UlllBLO 161

compartir con su marido, pobre hombre que queda reducido at papel de inferior e ignorante, aunque conserve el poder de matar a su mujer en un arre­bato de celos, de pri varia que haga uso de su sabi­duria y de tenerla sometida a constante protecci6n y obediencia.

J uzgo con veniente aqui esta cita de la doctora Aleu, tomada de su teSlS del doctorado: cLa orga­nizaci6n masculina y la femenina nose distioguen en los primeros tiempos de Ia vida intrauterina, ni en Ia nii1ez se veu diferencias entre niilos y nifias en putlto a Ia capacidad de sus facultades. Estas direrencias se marcan precisamente cuando viene A modificar las respectivas aptitudes Ia instruc­ci6n, tan distinta en uno y otro sexo. Hagase si no la prueba: p6ngase al niilo y a la niiia en las mismas condiciones, tanto de instrucci6n como de educaci6n, tanto del medio como de los alimentos, tanto de los habitos como de las preocupaciones sociales, y encontraremos que unas saldran buenas y otras r esultaran inutiles; lo mismo que pasa con los hombres. Las habra que alcanzarAn poco provecho con todos sus esfuer zos; en cambio las habra que con me nos t rabajo lograrAn hacerse no­tables.>

Confi.rma la afi.rmaci6n de la doctora Aleu la teoria y la practica de la ensefianza racional, ins­taurada por la Escuela Moderna de Barcelona, o b­jeto de las iras clericales por su significaci6n y alcance emancipador.

11

162 ANSELMO LORENZO

Ademae, co11tra todo lo sostenido por las leyes, las costumbres, el vulgo ignorante y aun la vulga­ridad de los sabios, los experimentos cientificos comparativos del cerebro del hombre y de la mujer, lo mismo de razas barbaras 6 semibarbaras que de las naciones civilizadas, demuestran que no hay diferencia esencial entre ambos sexos, y las dife­rencias que se notan son unica y exclusivamente resultado de las condiciones del medio en que uno y otro se hallan colocados. Los trabajos sobre el cerebro del hombre y de la mujer, efectuados por Broca y otros fisi6logos y antrop6\ogos eminentes, no demuestran desigualdad esencial en la intelec· tualidad de los dos sexos; no son las dimensiones absolutas del cerebro, sino sus dimensiones relati­vas y el desarrollo de sus circunvoluciones, lo_ ~ue denotan su valor positivo. El cerebro del pans1en es menos pesado que el del polinesio, (,Y quil~n osara sostener la superioridad intelectual de este sobre lade aqucl? Y a este prop6sito recojo un dato que casualmente llega a mis manoa, y que suscita dudas sobre el valor de ciertas observaciones. El profesor Bischoff, catedr<Hico de la UniYe~sidad de San Petersburgo, era encarniza.do enem1go de la emancipaci6n de la mujer, y sosteoia que su cerebro era fisicamente inca paz para el estudio de las ciencias, fundandose en que e l tcrmino medio del cerebro femenino era de 1 250 gramos, 100 gramos menos que el del hombre. Para confirmar su teoria dispuso en su testamento que a su muerte

EL PUEBLO 163

se le extrajese y pesase la masa encefalica, seguro de que habia de subrepujar al termino medio de 1.350 gramos. Se cumpli6 su voluntad, y se hall6 con gran sorpresa que los sesos de aquel sabio pe­saban cinco gramos menos que los de cualquier mujer iliterata.

La prostitucion.-Hablemoa de la prostituci6n. La prostituci6n, y damos a esta palabra la acep­

ci6n vulgar, no es debida a causas individuales, como suelen decir muchos moralistas de vida fAcil y que con mucha menos causa que la generalidad de las mas desgraciadas prostitutas hubieran caido en el abismo; la prostituci6n es un mal social, como lo fueron la esclavitud y la servidumbre y como lo es actualmente el salariado; resulta fatalmente de la organizaci6n de nuestra sociedad, dominada por el privilegio fundado sobre la usurpaci6n del patri· monio universal. Lo prueba la idea que manifiestan los mismos reaccionarios 6 estacionarios burgueses, diciendo que la prostituci6n es una garantia de la castidad y del honor de las mujeres en general. Es ademas, segun Letorneau, una supervivencia de las edades pasadas.

A este prop6sito dice el doctor Regnault en su libro La evolucion de la prostitucion: eEl rufiAn, como la prostituta, el alcoh61ico y el tuberculoso, son frutos de un estado social perverso. Mej6rense las habitaciones obreras; denseles aire Y luz; dis­minuyase la duraci6n del trabajo, tan excesiva en

164 ANSELMO LORFJNZO

muchas industrias; instruyase al obrero, mejor aun, eduquesele, y al mismo tiempo que desapare­ceran la miseria fisica y moral, desapareceran sus consecuencias, el rufian y la prostituta, y con ellos esas enfermedades venereas que infectan los ger­menes de la vida humana.»

Conformes en la exposici6n del hecho; pero (,quien aplicarc't el remedio? Lo cierto es que lo que gana la mujer obrera en Paris, en Londres y en todas las grandes capitales, no le basta para vivir honradamente, y la burguesia, lejos de sentir im­pulsos altruistas sobre este asunto, cuenta con ello para realizar la ganancia que le da vida, hasta el punto de haberlo publicamente declarado un bur­gues parisien en nombre de la clase, contestando A. las reclamaciones de las obreras, en ocasi6n de pedir aumento de jornal, con estas infames pala­bras: «Si cou lo que ganais de .dia no teneis sufi· ciente, soia libres por las noches de buscaros un suplemento. »

Ademas, hay que entenderse sobre el significado de la palabra p1·ostituci6n. Guyau dice a este pro­p6sito:

«Es natural que entre ciertas gentes las mujeres gusten poco de ser madres; es, en efecto, el unico trabajo que les queda que realizar, y esta ultima tarea les es tanto mas pesada cuanto que la fortuna las ha librado de todas las otras. No han de criar A sus hijos, el seno de la nodriza mercenaria les reemplaza; no han de pensar en educar ni en ins-

EL PUlllBLO lli5

truir, para eso bay colegios y profesores; pero nadie puede parir en su lugar, y en medio de au vida de frivolidad, s6lo ese acto han de cumplir, y protestan, naturalmente. La ambici6n de las muje­res del grau mundo consiste muchas veces en co­piar las costumbres de las mujercs del demi-monde, contra cuya concurrencia han de luchar, y es regular que las imiten en eso como en otras mu­chas cosas, y que entre el matrimonio y la prosti­tuci6n exista esta nueva semejanza: la infecun­didad. »

Para Max Nordau s6lo hay dos clases de rela­ciones entre el hombre y Ia mujer: 6 bien se fun ­dan en la atracci6n reciproca y tienen por objeto consciente e inconscieute la reproducci6n, 6 solo se proponen la satisfacci6n del ego1smo bajo cual­quier forma; las primeras son justificadas y mora­lea, las otras forman la gran ca tegoria de la pros­tituci6n.

La criatura depravada que se orrece al trau­seunte por una moneda, se prostituye; el joven que galantea t\. una vieja verde mediante su cueota y raz6n, se pro3tituye tambien, y la misma vileza come ten el que sin am or corteja a una rica here­dera, el entretenido por su querida y la casta don­cella que da su mano ante el altar al individuo que la ofrece una br1llante posici6n, con la circunstan­cia agravante en este ultimo caso de que la madre suele ser la arregladora de la boda, haciendo las. veces de repugnante pro:xeueta.

166 ANSELMO LORENZO

Toda alianza contratada entre un hombre y una mujer con objeto de satisfacer miras egoistas es pura prostituci6n, tanto si ha sido autorizada por un cura 6 un funcionario civil, como si en el acto ha mediado una celestina. El resultado de tales uniones es la procreaci6n de seres degenerados, poco aptos para la vida fisica y faltos absoluta­mente de toda aptitud para las grandes aspiracio­nes de la vida moral.

Como se ve, hay que andar con cuidado acerca del significado de la palabra prostitucion, que, se­gun un diccionario que tengo a la vista, es cacci6n y efecto de prostituir; uso vil y criminal que se bace de una cosa•, y por tanto, lo mismo puede haber mujeres prostitutas que hombres prostituidos, y aun mas de estos, ya que por el predominio mas­culino es enorme el numero de los cque bacen uso vil y criminal de las cosas•. Piense el lector, si quiere desarrollar el tema, en el uso que se bace del patrimonio universal, de la riqueza social, de las creencias, de la autoridad, del producto del tra· bajo, tanto por parte de los que de esas cosas se be· nefician, como por la de aquellos que a consecuen­cia de tales beneficios sufren opresi6n y tirania.

y en cuanto a la palabra prostituta 6 J'amera aplicada a cla mujer que comercia con au cuerpo, entregada por in teres al vicio de la sensualidad•, como dice el diccionario, no arrojen la primera piedra de au desprecio la mayoria de los hombres que ofrecen a la prostituci6n las primicias de la

EL PUEBLO 167

virilidad, ni el hombre maduro y respetable por au posici6n que alterna entre el bogar y el gabinete de Ia entretenida, ni tantos y tantos padres de fa­milia de todas las clases sociales que terminan sus francachelas en las casas de la deshonra, ni la pura doncella ni la casta matrona burguesas, que practican la virtud facil en medio de la comodidad y la abundancia, proporcionada por la explotaci6n, el agio, la usura, el fraude y demas medios de acumular ganancia, discreta y legalmente emplea­dos por su papa y su esposo. iQuien sabe lo que tan pudibundas mujeres harian el dia que lea fal­tase, no yael pan y el albergue, sino la posibilidad de satisfacer algunos de sus muchos caprichos, con­vertidos en necesidades por la fri volidad de su ma­n era de vi vir!

Para exponer algunos datos positivos, recu­rro a una estadistica de Paris que me viene a mauo, en que sobre 5 .183 mujeres inscritas en el registro, unas 4.000 tenian, no ya como excusa, sino como causa justificada, el horror A la muerte, el amor filial, el amor maternal, el amor fraternal, el amor a secas y basta la caridad, todo revuelto en una confusi6n extrafia de ideas y sentimientos debida a la ignorancia y a un conjunto desorde· nado e inverosimil de circunstancias imposible de desentraiiar del cual lo mejor que puede decir

I

toda mujer que goza de la consideraci6n de la honradez es felicitarse con alegria ego1sta de no ha ber caido en el.

lti8 ANSELMO LORENZO

A este prop6sito escribi6 el doctor Gine y Par­tagas:

«No tenemos por absolutamente incurable la prostituci6n; antes al coutrario, creernos que tiene una terapeutica tan eficaz como radical. Mas lo que aqui conviene es no limitarse a la ruedicaci6n del sintoma, esto es, a e.xtinguir las mujeres publi­cas sin mejorar la crisis social que ala prostituci6u conduce; lo que importa es cumplir una verdadera in dicaci6n etiol6gica que destruya 6 c.\ lo menos disminuya la intens1dad de las causas predispo­nentes y ocasionales de esta enfermedad. Pero ;,es esto posi ble'? No, con los groseros medios basta el presente empleados; si, con otros de acci6n m{ts directa, mas radical y morallzadora: to do consiste en perfeccionar la educaci6n higienico-ruoral de la mujer y eunoblecerla por ruedio del trabajo. Dese a la mujer el derecho, decimos mal, la facultad de trabajar para su provecho propio, y aspirare:'l. c.\. la propiedad, tendra su derecbo, sera independiente, Y como tal, ennoblecida ) honrada. La prostitu­ci6n sera entonces s6lo un vicio pegado t\ seres envilecidos por sus apetitos sensuales, y no la ulti· ma ratio de la miseria y el abaudouo.»

Ni por esas: el radicalismo burgues, en este caso como siernpre que e:Aamina llagas sociales, recurre ala plegaria est6ril e intHil: «Dese A la mujer el derecho.» (,Quien lo ha de dar'? Quando la mujer carece de recursos y trabaja para vi vir, el patr6n no le paga mas por su trabajo, ni el tende·

169

role da mas baratos los articulos de consumo, ni el propietario le d.a habitaci6n de balde, sino que todos de comuu acuerdo. aprietan las cla vijas que la oprimen, y cuando deruacrada, desaliilada y do pobre y misero nspccto anda por el mundo, ni siq uiera obttene de-l hombre Ia ca balleresca corte-sia que por educaci6n rutinaria concede ala senora.

Auu hay para el vulgo muje1·es y seiio,·as. Vedlo en un tranvia completo: subira una nwju, nadie se 1nueve, se presentara una sefiol'a, el hombre rn<is inmediato, cualquiera, se siente caballero J le cede gn.lantemente cl puesto. Nose did. con ver­dad aquel antiguo rofnin «el hc.'tbito no hace al monje», porque el mismo que ve <'t lc.ts mujeres que arua, madre, hermana, csposa e bija, yestidas de alo·od6n 6 de lana se humilla :10te h seda, los en·

0 ' cajes y el sombrero emplumado de Ia burguesa em-pedfollada. El germen de la dcsigualdad cstA muy arra.io-ado y produce naturalmente absurdos c in·

0 •

justicias sensibles y tra.scenJentales. AdemAs, (,quieu, sino el anarquista, que abarca

en tocta su grandeza cl concepto de la huma.nidad justificada., piensa en el doloroso nspecto del p~·o­blema social que presenta el estado de la muJCr aislada, Yieja, enfermu. 6 rea'? jEsas infelices si que son verdaderos desechos sociales que carecen de cubierto en el b;lDquete de la vida!

Desechos se les llama, y lo son en realidad; pero asi como la q uimicu. indus trial recoge los des-

170 ANSELMO LORENZO

echos de todo genero, extrae todas las substancias aprovechables y las convierte en productos utiliza­bles Y presentables al mercado, la caridad cat6lica -no la cristiana, que todavia contiene bellezas de solidaridad con su amoral pr6jimo-, recoge aque­llas pobres mujeres, las somete a la explotaci6n las obliga a hacer ruinosa competencia al trabaj~ asalariado, y producen oro, que atesoran numero· sas comunidades religiosas dedicadas a la odiosa tarea de obstruir la via del Progreso.

~l amor.-El hombre que ama A una mujer y rec_tbe de ella correspondencia, se cree su propie· tano, la posee; pero si ella cesa de amar reivindi­~a s~ independencia y dispone de si por ~na nueva msptraci6n amorosa, el amante decaido se siente robado, Yen un arranque de rabia celosa, mata. Ya hemos visto lo que acerca de este pun to dispone nues~ra legislaci6n; ahi esta escrito con sangre el atAvt~o a~t. 438 de nuestro C6digo penal, que pa­rece msptrado por un legislador contemporaneo del hombre de las cavern as.

lY a esa soberbia de propietario se llama amor'? c.Q~e posee el hombre en Ia mujer? (.Que posee Ia muJer en el hombre'l Reciprocamento sedan mucho am?r cu~ndo mutuamente se lo inspiran, y cesa la r~etp~oetdad cuando cesa la mutualidad de la ins­p~ract6?; porque el amor no es cuesti6n de lealtad m de Vtrtud, sino de sentimiento individual y de concordancia dual, Y es inutil cuanto digan en

EL PUEBLO 171

contra legisladores, moralistas, poetas, hi p6critas y vulgo rutinario.

La muerte de Berthelot, sabio eminente cuyo cerebro supo condensar en una unidad cientifica verdades mas 6 menos seculares diseminadas, ha­llandose en la plenitud de salud relativa ala avan­zada edad de mas de ocbenta afios, a la vista de su esposa que acababa de morir, ha inspirado estas consideraciones:

cSi un hombre ha sido grande en la vida, siesta vida ba podido ser consagrada por completo A un ideal de ciencia 6 de arte, debese muy frecuente­mente a que logr6 hallar una compafiera abnegada y carinosa que, en derredor de sus meditaciones Y de sus idealea, cre6la atm6sfera de calma propicia al desarrollo de BU genio; a que hall6 la mujer amante y protectora que separ6 de su lado los cui­dados me7.quinos, le estimul6 al estudio y le recom­pens6 con su am or; a que fue su consejera, en muchos casos su colaboradora y su guia, Y quiza en un momento de deca.imiento y vacilaci6n quien le libr6 de hundirse en la. sima mortal del escepti-

cismo. •c.Quien sabe a costa de cuantas privaciones, de

olvido de si misma, de sacrificio de sus gustos Y de sus inclinaciones, pudo el genio crecer como un arbol y extender esa frondosidad tutelar a cuya aombra las generaciones futuras gozaran d~ la inefable dicha de vi vir en paz yen la plena Y hbre satisfacci6n de sus necesidades morales Y materia-

172 ANSJllLMO LORtllNZO

lcs'? (.Quilm puede apreciar la participaci6n de esa colaboradora discreta en la obra que la fama atri­buye solamente al hombre?

»Rechacemos, si, la propiedad en el amor; reco­nozcamos el amor como nuestro ser fisico y moral lo concibe y lo siente; manifestemoslo y practique­moslo libremente, sin coerci6n ni coacci6n de nin­gnna especie; despojemonos de la idea ret6rica mas que real que hace del amor una cadena, para no haber de pensar siquiera en romper cadenas de preocupaciones; pero hay que reconocerlo, y me complazco en trazar estas lineas en mi vejez acha­cosa, contemplando esta compailera y esta familia que me rodea; yo admiro el amor que, iniciado en la juventud y sentido con intensidad constante, llega a la ancianidad; de ese amor que ilumina y feeunda todos los momentos de la vida dando her­moses frutos de descendencia, de ciencia, de arte y de justicia, que a partir de esa pareja que forma nucleo, se extiende en bellas ondulaciones para beneficiar a las generaciones futuras, y que no pucde mancillar la d uda expresada por aq uel au tor que dijo: «Afortunadamente para la sinceridad del amor, Romeo y Julieta y los Amantes de Teruel murieron muy j6venes.,.

Tengo por absolutamente cierto este aforismo de Hreckel: eEl hombre y la mujer constituyen, en efecto, dos organismos eseucialmente diferentes que no llegan a dar perfectamente la noci6n gene· r ica de hombres sino completandose mutuamente.•

11lL PUIDBLO

dad se cumple en todos los estados 'breo que esa ver efectos se Y

manHestaciones del am or' pero sus . do con toda natu-facilitan y se acreCLentan cuan . .

'd d . el menor asomo de violencia, se for-rail a y sm t roan esas parejas felices, relativamente a nues ro estado social, que son tan frecuentes ent~e traba~ jadores cuya felicidad seria perfecta Bl n? .hu biera d~ sufrir las asechanzas de la socied~d l~JUS -

. · t y del autontansrno ta, del privilegio domman e tiranico.

XII

La mujer

III

La libertad del amor.-Los hijos.

La lib ere ad del amo1· .-Las ideas modernas acer­ca de las dos abstracciones denominadas la liber­tad Y el amor, despojadas por la critica racional de todo su bagaje rutinario y tradicional y lleva­das por la 16gica A au verdadero terreno, llegan A establecer para la mujer A lo menos toda la liber· tad que se concede el hombre A si mismo, y apu· ran~o el asunto se va mucho mAs lejos.

esprec.ian profundamente todo lo que respecto de l~s relac.10nes amorosas significa coerci6n y obli­gaCI6n; atnbuyen Ala mujer, antes y despues del act~ de uni6n, el derecho de pertenecerse perma-neCiendo du fi r· · ' e a Istca y moral imica de su per-sona, contra todas las servidumbres carnales mo­rales, sociales y sentimentales de que se ie ha cargado, que representan otras tantas cadenas frecu~nte~ente disfrazadas bajo la forma de ador~ nos stmb6hcos, collares de perlas, pulseras y sor-

ElL PUEBLO 175

tijas; le permiten darse libremente A quien le plazca y quiera tomarla, reservAndose siempre su propiedad y su libertad para conceder sus favores A otro. El hecho de haber sufrido por un momento y con placer la seducci6n de un hombre no signi­fica en manera alguna donaci6n de su persona ni titulo de posesi6n para el hombre; no hay en ello mAs que el acto fisiol6gico, de importancia secun­daria individual por mucha que sea su trascen· den cia social, que no en trail a ni mucho menos Ia donaci6n del ser en su grandeza total ni justifica la verguenza que Ia vieja tradici6n del pecado original ha inculcado en los atrasados creyentes; en esa donaci6n de su cuerpo no hay mas que un prestamo efimero, un regalo superficial, algo no mas importante que un cumplimiento 6 un apret6n de manoa.

La consecuencia para el raciocinio de un ata­vico y de un preocupado es el desenfreno del vicio, mas para la persona de recto juicio no tiene nunca la libertad semejante resultado. Ademas, ese con­cepto de la libertad, si no es adaptable A la mujer mentalmente atrofiada de nuestros dias, lo es para la mujer futura: la libertad va acompafiada de la conciencia y la dignidad, y una mujer ilustrada y libre, con ten ida como hade hallarse por el respeto de si misma, el conocimiento de la higieoe y el prop6sito de la conservaci6o de su salud, junto con la oecesidad de la propagaci6n de Ia especie, s6lo puede aceptar el homeoaje del hombre que al atrac-

176 ANSlllLl\10 LOUENZO

tivo fisi~o junte una naturaleza generosa, ampli­tud de Ideas, rasgos de sacrificio y de energia y uua poderosa in te ligeucia.

Los hijos.-Queda la cuesti6n de los bijos. Pero a esto, que es una objeci6n fuudada en el error de considerar como inmejorable y eterna la Sociedad pre~ente, la sociologia responde: En un regimen raCional, el bijo debe criarse y educarse a cargo y a expensas de la Sociedad. La ed ucaci6n y des­arrollo de la infancia, que interesa a todos no son

' cosas que hayan de quedar reducidas ala estre-chez de recursos materiales e intelectuales de Ia familia. No es, no puede ser la familia el 6rgano que ponga a disposici6n de la infancia los inrnensos beneficios del patrimonio uuiversal porque el padre de familia, cortado por el patr6n 'del derecho ro­mano, con su despotismo y su derecho de oropie-dad 6 im 'b'l ' d • ' post t Ita o por la vida jornalera por bueno e instruido que sea, es una cosa infima' ante la bondad y La c1·e · . ncta que puede y debe ofrecer la SoCiedad entera 1. La · r .

• e1. 1D aneta por los 6rganos que con s_ubhme arte pedag6gico cree al efecto.

~len se demuestra en Ia practica de la misma SoCiedad actual t· , some tendo la ensefianza al cargo 6 8. la vigilancia d 1 E e stado aunq ue como toda cosa autoritaria ' ' . , sea esa ensefianza sencillamente anttprogresiva 6 t · . . es acwnana cuando no regre-stva. '

Reruerzase la d t . . emos ract6n con la necestdad

JilL PURBLO 177

que ha inspirado la fundaci6n de la ensefianza racional, destinada a desvanecer todos los absurdos tradicionales, a contrariar y destruir los atavismos y a equilibrar las creencias con los conocimientos, 6 por mejor decir, a poner los conocimientos, la verdad demostrada como fundamento de las creen­cias, como lo demostraron anteriormente pedago­gos tan insignes como Froebel y Pestalozzi, que die­ron a la instrucci6n primaria y a la educaci6n la. extensi6n requerida, incompatible eu absoluto con los medios paternales, ala vez que con los sistemas de ensefianza mistico-dogmatica.

Este importante asunto no puede dejarse pen­dien te al tratar de la mujer; pero antes de fijar la vista en el ideal inspirado en la raz6n y en la ciencia, veamos a lgunos hechos sociales de actua­lidad, que desgraciadamente puedcn generalizarse basta tomarlos como caracteristicos de lo que nuestra civilizaci6n da de sf respecto de la in­rancia.

Considerese la mujer desamparada: en ella, su hijo, desde el momento mismo de la concepci6n, desde aquel instante preciso en que las fuerzae vitales inician una vida mas, que debiera tomarae como un acrecentamiento de riqueza hurnana y como un nuevo objeto del amor de la gran familia, comienza el nuevo ser a padecer la miaeria de su madre; padece la infeliz por su hijo, por ese paria mAs al que sabe ha de legar los estigmas del tra­bajo servil, de la miseria y del deaprecio social.

12

178 ANSI!Jf,MO LORlllNZO

Bien sabe que hay una higiene particular para la mujer que se balla en su estado, pero la higiene es cara y se balla fuera de su alcance. lDe que sirven los consejos higienicos a nuestras proletarias, a nuestras obreras, a las que aman, paren y crian siguiendo irresistibles impulsos naturales, no conte· nidos por artificios y convencionalismos'?

Estudiese la vida de la vi uda obrera con hijos menores, reducida al trabajo rudo e insoportable de lavandera y de ayuda domestica de varias fa­miliae, por pagas minimas y mezquinas, interca­lando sus tareas con el cuidado y la educaci6n de sus pequefiuelos, y se vera que a aquel abandono inmenso, que merece las mas acerbas censuras contra la Sociedad, corresponde la elevaci6n de la. mujer basta las sublimes alturas del heroismo, grandiosidad inconcebible para las gentes rutina­rias que adoptan la moral de la mujer diferente Y mas severa que la del hombre y son incapaces de juzgar tales enormidades socialcs.

Pero las faltas a la bigiene respecto de la ma­ternidad y la in[ancia y del abandono de la viuda pobre, las salda la mortalidad infantil, como lo demuestra, por ejernplo, el si~uicnte dato, que ex­pongo como muestra: eM. Dejeante decia un dia en la tribuna de Ia CAmara francesa que let ruorta­lidad de la infancia en Paris se ele~aba t'L 60 por 100 entre los trabajadores y a 6 por 100 en las cla· ses acomodadas.•

Considere el lector la gravedad de esa horrible

l!lL PUEBLO 179

diferencia en una ciudad que ostenta el titulo de cerebro de Europa y del mundo; que si eso sucede alii, (,que sucedera en infinitas poblaciones donde sin pomposos titulos se desarrolla el regimen social con todas sus brutales consecuencias?

cSe comprende -exclama Le6n Legavre-que el siglo de acero que desmenuza el alma y el cuerpo de los hombres en el infieruo de las fabricas, haya requerido las mujeres <i su vez para e l duro y s6r­dido trabajo de la gran explotaci6n capitalista. Y cuando estremecidos de horror y de rebeldia sen­timos en toda su inrnensa angustia Ia agoma del , proletariado-pueblo soberano en boca del arnbi-cioso poltti co, infirno esclavo en concepto del avaro burgues-, todavia no babiamos apurado Ia infamia social cobtjada bajo el amparo de nuestro derecbo civil; hay algo mas terrible para el coraz6n de la mujer y pan~ vergUenza de ln humanidad atascada en Ia sociedad de nuestros dias. • jTomad los ni­.nos! •, dijo Pitt, estadista ingles, c.\. sus compatriotas industriales, preocup11doa con l:.L idea de producir barato, excitaci6n que attndt6 la burguesia inglesa hactendo venir de lejos ~\ las fabricas niilos de nueve afios, A quienes se despabilaba a latigazos

Horroriza lo que au cede respecto ala infa.ncia. Pitt debia. conocer su pais, y con aquella exci­

taci6n quiso sin duda bacer una buena acci6n, avalorando con la demanda la oferta de nif1os acosturnbrada en alguna cornarca de su pais: no conozco la oxtenei6n de esa costumbre.

180 ANSlDLMO LORBNZO

En Les va-nu-pieds (los descalzos), de Hector France, se lee:

«Entre Spitalfields y Bethnal Green, en una calle formada por el aumento de la poblaci6n, se celebra los lunes y los martes, durante dos horae por la mailana, un mercado de nifios, en un espa­cio abierto, donde concurren niilos de ambos sexos acompafiados de sus padres, para ser alquilados por semanas 6 por meses. Cuando los negocios van mal venae unas trescientas criaturitas; cuando los negocios se activan no bajan de cincuenta 6 se­senta. Alli se oyen estas solicitaciones: «(,Quiere usted un nifio? i,Una nifia para el servicio de Ia casa?• Los aficionados examinan, como si se tra­tara de comprar un animal de trabajo; tocan los brazos, el pecho y las piernas, y preguutan ... Causa horror ver un padre y una madre que pregonan su hijo como una mercancia, que Je exponen a las miradas de los transeuntes, le dejau pal par su cuer· pecito y le entregan para ser explotado al que ofrezca mas, sin la menor garantia acerca del trato ni de la moralidad ... •

El doctor Burgraeve, exponiendo el resultado de una investigaci6n sobre la condici6n de los tra­bajadores y del trabajo de los nifios en Belgica (1846-1848), dice en nombre de la Academia de Betgica: eEl niflo de fabrica tiene una organiza­ci6n poco desarrollada en proporci6n A su ectad; es raquitico y presenta todos los signos de un estado de degradaci6n fisica, caracterizada por sintomas

EL PU)j)BLO 181

clor6ticos, con disposici6n a las escr6fulas. La cara palida y flaca tieue la expresi6n del sufrimiento; los rnusculos apenas se hallan dibujados; el vientre es prominente e binchado; las digestiones son labo­riosas y reemplazadas por acideces; se queja de dolor de cabeza y de diarrea; su crecimiento es Iento, frecuentemente interrumpido y estacionario, Y au estatura definitiva queda siempre menor de los limites normales.

•En las j6venes puberes, los 6rganos generado­res sufren tam bien los tristes efectos de esa degra ­daci6n fisica general. Aunq ue tengan de diez y ocbo a veinticuatro alios, la debilidad de su cons­tituci6n las iuca.pacita para la l.llaternidad; jtriste garantia contra el estado de desorden en que sue­len vivir! Ordinariamente sucumben ala escr6fu­la, a la clorosis y A la tisis pulmonar.•

Esas lineae, escritas hace mas de medio siglo, lejos de haber perdido su caracteristica oportuni­dad, son pAlido reflejo de cuanto, A pesar de las leyes protectoras sobre el trabajo de las mujeres y de los nifios, sucede en el dia. No insistire: podria. hacer una exposici6n larga y abominable que equi· valdria, respecto A Ia infancia en nuestra sociedad, A algo semejante A la matanza herodiana de ino­centes de que habla la leyenda cristiaua.

Apartemos la vista con horror y dirijAmosla. hacia el ideal, y al efecto hallo una explicaci6n que, sin presentarla. como soluci6n definitiva, de lo que me guardaria. mucho, acepto y traslado, por-

182 ANSELMO LORI!lNZO

que me aborra trabajo y tambien porque parece como una previsi6u del porvenir, acerca de la situaci6n de los niflos en Oneida, colonia comunista hoy disuelta, que floreci6 de 1848 a 1879, y que hallo en la interesante revista L' Ere Nouvelle:

cEo Oneida existia el «matrimonio plural•, una suerte de «procreaci6n consciente y limitada•, donde los niflos eran considerados como hijos de la comunidad, y como tal educados. La madre podia participar en la primera educaci6n, pero no se le pedia mas. Las nttrsertas 6 departamentos destina­dos a las nodrizas y a los ni.ilos de la primera in­fancia, se hallaban dispuestos con esplendidez y ciencia, y alli los niflos respiraban la salud y re­fiejaban la alegrfa, siendo criados en condiciones tan excepcionalmente apropiadas, que el individuo que en elias no prosperara revel a ba por eso s6lo graves taras paternas. Habfa extensas salas de recreo para el invierno; todas las precauciones contra los peligros de infecci6n estaban tomadas; era de rigor una alimentaci6n sana y sencilla, y alii no habia madre ni abuela que perjudicara la Ciigesti6n ni la constituci6n moral y flsica del nifio con golosinas ni concesiones de c~prichos irracio· nales; las educadoras no eran mercenarias ni po­dian serlo vi viendo en regimen comunista, en que no bay ganancias, renta ni salario sino donde todo

I es de todos.

•La madre se ocupaba unicamente de su hijo basta el des tete; una vez destetado, el niiio en tra ba

BL PUEBLO 183

en la primera secci6n infantil, donde todos los ni· iios eran de la misrna edad, y de quienes se ocupa­ban las educadoras desde las ocho de la maiiana, que los to mahan de las mad res, basta las cinco de la tarde, que volv[an a estas, pasando con elias la noche. Al aiio y medio 6 dos ailos, segun su des­arrollo, pasaban a la segunda secci6n, donde per­manecian dia y noche, quedando la madre en liber· tad de ver a au bijo, de llevarle a paseo 6 de tenPrle un tiempo consigo; pero desde su entrada en la secci6n la ~adre no se preocupaba para nada del alimento, del aseo, del vestido ni de la cama del nino, y podia con plena libertad escoger su plaza en las industrias que fueran mas de su agra· do Existia una tercera secci6n, doude pasabau los ninos desde tres ,\. catorce ailos, edad en que salian de Ia. casa de Ia Infancia, y eu Ia que Ia madre no qucdaba enteramente separada de 8U bijo. De hecho la comuuidad se ocupaba. de sus hijos segun las exi:;f' ndas de Ia coucieucia m<\.1:3 racional e ilustra­da, dej;wdo una parte equitativa tl.los sentimientos bumanos; porque si las tnadres bubtcran de ocu­parse exdust,·ameute de sus hijos, Ia practic,t del comuni:Hno sP.1 i.t, uo solamente muy laboriosa, siuo que trae ria. cousigo gran derrocbe de fuerzas. Cu.lnto mAs puede asegurarse separadaruente el fuucionamiento do uu servicio tan especial como el de Ia educaci6o, mas beneticioso resulta en con­cepto de economia, de energia. Conviene realizar ecouomias de este genero para que el cornunismo

184 ANSELKO LORIIINZO

no degenere. La idea de hacer de la educaci6n de los ni.fios una funci6n comun no es incompatible con la posibilidad del trato frecu en.te de padres a. hijos, y tiene en cambio la inmensa ventaja de poner a disposici6n de la infancia, para su des­arrollo fisico y racional, todo el poder perfecta­mente solidarizado de la comunidad.

•Segun el concepto de una mujer de la colonia, el comunismo da a la mujer, sin que ella se cuide de reclamarlo, el lugar deseado por toda mujer consciente como verdadera compa.fiera libre y hon­rada del hombre, exceptuandola de los cuidados roedores que en la sociedad individualista consu· men a la madre y a la esposa en la estrechez del hogar; la estimu la. y la impulsa a conseguir el des· arrollo de au inteligencia y de au seutimiento, de modo que la eleva infinitamente sobre cuanto puede alcanzar en la sociedad individualista del privile· gio. Libre de la maternidad forzosa siente un

I

am~r puro y noble por la infancia. Aqui ninguna muJer derrama la sangre de inocentes y pequefios seres, como por un falso concepto del honor hacen nuestras hermanas del exterior. Gradualrneute, y como por efecto de una evoluci6n natural las mu· . ' J:res de la comunidad se ban elevado a una posi-m6n en que, por el trabajo de la mente y del cora· z6n, han obtenido macho mas que todo cuanto reclaman las mujeres cuando hablan de sus de· recbos.•

Venae abi rotos los prejuicios tradicionales de-

EL PUBBLO 185

la obediencia femenina, de la protecci6n masculi­na y de la autoridad paternal, y sobre todo reco­nocido y practicado el derecho a la maternidad libre, y como consecuencia, desq uiciada y amena­zando inminente ruina la familia, indebidamente considerada por todos los antiprogresivos como la celula social; pero sobre todas esas ruinas, la cien­cia promete una sociedad nueva, no conforme a, una abstracci6n Hamada justicia y de concepci6n plastica y sujeta a nuevos prejuicios, sino de per­fecta adaptaci6n de los hombres al medio, regida,. por una economia racional y matematica que, lejos de despojarla de belleza y poesia, abrira nuevas vias al sentimiento que, libre de todas las contra­riedades de la vida que inspiraron el drama Y la tragedia, hallara inspiraci6n sublime en los idilios de la felicidad.

XIII

La mujer

IV

La esdavitud del lujo y la de la miseria.-La concurrencia fa­men ina. - Feminismo racional.-Resumen.

La esclavitud del lujo y la de la miseria.-La ciudad del porvenir no podra elevarse sobre las ruinas del pasado sino cuando la icrualdad social

0

e ntre el hombre y la mujer ex:ista tan cornpleta-mente como 1a Naturaleza lo permite y lo exige. La sumisi6u de la mujer al hombre con au conso­lidaci6n en el matrimonio, como existe bace tantos siglos, es uno de los males mas graves que hemos hallado como legado de las generaciones pasadas .

Para que la procreaci6u bnmana no sienta sobre si la pesadumbre de tristeza, de dolor y de coerci6n ~ue la entenebrece, es necesario que la mujer se 1lustre, se dignifique y sea li bre, redimieudose de la esclavitud dellujo 6 de la miseria, extremos que se tocan.

En efecto, en las grandee ciudades se ba podido ver como suntuosas visiones esas mujeres a quienes

ElL PUEBLO 187

la fortuna y la ociosidad ban permitido desarrollar basta un extremo ideal la gracia y la elegancia, transformadas en creaciones de arte y de lujo, entre naturales y artificiales, como flores de inver­nadero; pero tambi€m se ve allado de esas mujeres privilegiadas otras infelices a quienes las exigen­cias de la v ida en un medio hostil lea roban 1a gracia, la belleza y basta el deseo de agradar, marchitandose rapidamente las rosas de la juven­tud y marcandolas con los estigmas del trabajo servil.

Al tocar este punto se presenta a mi memoria el tipo de la mujer minera, el de la fabril, el de la campesina en general, el de la que pesca al art en la costa catalana, el de la que tira de la sirga en Bilbao y se me renueva la intensa y dolorosa sensaci6n que sufri un dia viendo en un peri6dico la reproducci6n fotografica de una vergonzos~_re~­lidad de un hecho que revela el fondo de m1sena moral y material que existe en esta Espana que el patriotismo enaltece con vanidades ret6ricas, cuan­do no con hip6critas deelamaciones. En las llanuras de la Mancha se procedia a la operaci6n de labrar la t ierra 00 a I a manera que la iconografia cat6 · lica repr

1

esenta a los angeles conduciendo el arado mientras Isidro el labrador r ezaba postrado ante el ic6n de au devoci6n, sino uncidos al arado una mujer y un asno, conducidos por otr~ mujer: No tenia aq uello la discul pa de la carenCla prehlst~ . rica de medios, sino que se agravaba con la consl·

188 ANSELMO LORENZO

deraci6n de Ia abundancia de medios creada por la civilizaci6n. En los remotos tiempos primiti vos 6 en los presentee, en aquellas agrupaciones bumanas que no han salido del estado salvaje, se bace to que se puede y como se sa be; pero que se trabaje de esa manera primitiva eu un pueblo que vive en el concierto y Ia solid a ridad de Ia civilizaci6n, y que ese hecbo sirva de base al estado de esplendor y ostentaci6n de la familia rica; que a costa de la degrada~i6n, de la fealdad y del hambre de muje­res uncidas con asnos haya mujeres que deslum­bren de herruosura y de riqueza en los salones, en el paseo, en el palco de la 6pera; que mientras &ean despreciadas aquellas, reciban estas homenaje de admiraci6n y respeto; que, segun seculares creencias, unas, por una blasfemia proferida en momento de desesperaci6n, puedan ser condenadas a penas eternas, y otras, con una virtud que no pasa de tranquila y rutinaria adaptaci6n al medio, reciban absoluci6n peri6dica, y que porIa prActica de una caridad que es s61o sport recreati vo y mu· chas veces no representa mAs qne ostentaci6n de orgullo, por la absoluci6n postrera y por la bendi­ci6n papal, transmitida por telegrafo, pagada 8. precio de tarifa y con abundante propina para el dinero de San Pedro, suban al cielo A continuar las dulzuras terrenales con las eternas bienaventuran· z~s, segun el concepto cat6lico-burgues de Ia justi­cta, es cosa terrible, capaz de destrozar el coraz6n del hombre sensible que nove mAs aliA de la moral

BL PUEBLO 189

oficial, dogmatica "! rutin aria, pero que acti va la inteligencia y la energia del hombre racionalmen­te equilibrado que por el estudio de Ia sociologia concibe Ia realidad del ideal y por el conocimien · to de la resistencia antiprogresiva del error y del privilegio organiza y fomenta el poder revolucio­nario emancipador.

La concul'1'encia femenina. -Continuando tras esa digresi6n, hallo que desde que Ia humanidad entr6 en el periodo de civilizaci6n actual, la mujer &penas habta iniciado la concurrencia at hombre, pero en la actualidad, y repitiendo lo ~xpuesto en otro lugar, el camino de las pretens10ue

1s f~me­

ninas se ba ensanchado uotablemente a m1smo tiernpo-su concurrente masculino lo consi_gna con sorpresa-que sus aptitudes. Una nu~va v~da _eco­n6mica la obliga. ,\ procurar su subststencta. s~n Ia ayuJa del hombre, debido en gran p_arte el ego~s~o

l. toda vez que nuestros J6venes arn vts· mascu 1no, ' . . tas uo se casan 6 esperan alcanzar una s6ltda sttua· ci6n para declarar su amor a una beredera.

Los misoneistas, los que odian lo nue~o por a.rraigado atavismo, y son, por tanto, e~le~tgosdde la emancipaci6n de la mujer, claman lDdtgna os contra esa concurrencia; consideran que barto pe-

l h mbres entre si para salir adelante, y la nan os o d'fi il - . 6 de la muJ· er hara la vida mas 1 c ' mtervenCl n mas ruda mAs angustiosa.

' · · A la. ciencia, a.l Lamentos inutiles: st Vlenen

190 ANSELMO LORENZO

arte, a la industria, a todas las manifestaciones de la actividad humana, inteligencias femeninas que la sociedad habia relegado a la ignoraocia a la frivolidad, el egoismo del espiritu burgues pu~de v~r en ~l~o iuconveniente, no el hombre recto y b_ten equtltbrado; el intelectualismo habra adqui­ndo nuevos y valiosos servidores, y con ello se aumentara el capital intelectual humano.

. ~demas, dado el regimen de salariado en que Vlvtmos, aunque el salario sufriera por ello alguna disminuci6n, tengase en cuenta que el hombre no trabaj~ solamente para sf, sino para su familia; de su Jornal apenas consumira personalmente una tercera parte, de modo que la temida concurrencia femenina todavia podria tomar aspecto tie bene­ficio, considerando como una ayuJa el salado de la m~jer; con otra ventaja mAs positiva en el caso de vtudez de la mujer y en el de la desuui6n 6 divorcio ~as 6 menos legal, en que la mujer podra valerse dtgnamente por si misma.

, . Por otra parte, no son las causas indieadas las umcas ni siquiera las principales de Ia <'ntrada de la mujer en el salariado; existe la prcsi )11 de ~as leyes econ6micas, resultado del intlus trialismo m~e:nacional, las que han pcrmitido al capital engtrse en potencia de primer orden en los Esta­dos modernos, Y que como contrapeso de equilibrio han dado orige 1 · . n a soctahsmo contempor<\neo.

Esos mtsmo · · s mtsonetstas, buscando pretextos y argumentos esp · d ectosos e defensa, creen haber

EL PURBLO 191

probado con estadisticas que en los paises donde la industria es domestica, donde Ia mujer no ha de salir del hogar, el jornalero gasta me nos, ahorra mas, tiene menos vicios, goza mayores comodida­des, vive mas fe liz y contento, es mas razonable y sencilo, y ademas se observa que la moralidad ge~

neral y particular es mayor que en otras comar· cas. Afirman que la mujer no habria de tener mas profesi6n que los cuidados domest icos, afiadiendo que la utilidad de la economia r esul tante seria ma­yor que el jornal que pudiera gauar trabajando fuera de su casa. Afiaden que separado el matri­monio todo el dia, fatigados el hombre y la mujer de cuerpo y de animo, cuando se reunen terminada su tare a cad a cual lleva cierta dosis de mal humor,

I

que estalla con el menor motivo 6 pretexto. El ma-rido, que no encuentra en su casa ni el atractivo de un inte rior limpio y bien ordenado ni el con­suelo de una esposa paciente y carifiosa, busca en el cafe 6 en la taberna una pasajera distracci6n, yen el alcohol un narc6tico que cal me sus pesares. Los hijos, si existen, son una carga y un estorbo.

Pero aun admitiendo esos argumentos como po­sitivos, ello es que las leyes econ6micas antes indi­cadas saltao sobre todo, y paises hay que durante siglos han vivido en cierta calma de aspecto pa­triarcal y por diversas causas se modifica~, se con vier ten en industriales y surr~n las modtfica­ciones ioevitables en tales casos.

y ha resultado que la mujer, despojada hoy en

192 AN8BL1110 LORBNZO

general, como lo ha estado siempre parcialmente del caracter de idolo celebrado por la literatura' ha formado clase, ha tornado parte en la lucha d~ clases y ha constituido esa entidad denominada el feminismo, que, entre vacilaciones y tanteos, va formulando sus doctrinas y au ideal, abriendose paso bacia las reivindicaciones justicieras y racio­nales de lo porvenir, despreciaudo las burlas de los necios y recibiendo con mezcla de gratitud y de duda el apoyo de ciertas eutidades masculinas.

Feminismo 1·acional.-He aqui c6mo hallo defi­nido el ferninismo por una persona competente Ia escritora Maria de Belmonte: '

eEl feminismo, como principio de justicia ilus­trando a la mujer y recabando derechos par~ ella, no va contra el hombre, sobre el cual pesan hoy todas las cargas y todas las responsabilidades de la vida, sino a au favor. Trata de repartir estas cargas Y estas r esponsabilidades entre los dos sexos dando participaci6n ala mujer en aquellas funcio: n:s que en armonia con sus aptitudes y sin perjui­cto de la raza puede desempefiar.

·~i. las mujeres, atendiendo a sus especiales condiCtones, no deben dedicarse a arrancar ala tierra.-fuente de toda primera materia para el trabaJo-sns multiples productos, ancho campo les ofrece la · d t · 10. us na, que transforma esos productos, Y el comerc10, que los cambia, para sustituir y en algunos casos ventajosamente, a muchos ho:Ubres

EL PUEBLO 193

que, libres de esos cargos, se ocuparian, con mayor beneficio para si y para la sociedad, en explotar la madre comun, esteril en gran parte por falta de iniciati vas y de brazos. No s6lo en la industria y en cl comercio, sino en las artes, en las ciencias y de otros mil modos puede la mujer concurrir con el hombre al bienestar y progreso de los paises, y como el trabajo intelectual y material tiene un valor que constituye parte principalisima de Ia riqueza de las naciones, aun suponiendo que una mujer produzca s61o Ia mitad que el hombre, el cOYJcurso de las mujeres aumentaria de maoera eonsiderable la riqueza pt'tblica, circuostancia muy digna de ser toruada en cuenta.

Paralelo a ese concepto del feminismo se pre senta otro mAs ruidoso, mas agitador, pero no mas razonado ni de efecto mas seguro, el feminismo politico, que se propone alcanzar el derecho de ciudadania que de ala mujer intervenci6n directa en Ia gobernaci6n del Estado, siendo electora y elegible, que agita me:\.s 6 menos a las mujeres en Inglaterra, en Francia y en todas las naciones so­metidas al r egimen parlamentario, y que ha llegado basta presentar candidata a la presidencia de la Republica norteamericana, cosa, por otra parte, que no tiene nada de particular si se considera que si hay y ha babido reinas absolutas y constitucio­nales al frente de algunas naciones, no hay moti vo racional para. que no haya presidentas.

13

194 ANSELMO LORI!lNZO

Resumen.-En resumen: el problema del femi­nismo consiste en hallar el modo de que la mu­jer sea dichosa, siendolo necesariamente tambien el hombre, ya que el problema de la felicidad designa en toda su integridad la famosa cuesti6n social.

Para esto ha de reconocerse que la mujer y el hombre son y deben ser unidades equivalentes e iguales para formar la organizaci6n anarquica de Ja sociedad.

Cuando inspirado en mi amor al pueblo me de~ cidi a hacer el trabajo sabre la mujer que aqui ter· mina, satisfecbo por no baber galanteado en mi vida de modo que pudiera hacer infeliz a ninguna mujer, pense en mi madre, en mis herman as, en mi companera, en mis bi jas, en diversas bue:::;as mujeres que he conocido y con quienes me be rela­cionado; me encanta la consideraci6n del gran am or y amistad que he senti do y sien to aun, y lo hago constar aqui con el vivisimo deseo de in tere­sar a la lectora que me honre con su atenci6n para que estimule la energia emancipadora de su com­pafiero, para que inculque emancipadores pensa­mientos a SUB hijos, para que extienda benefica infiuencia en el circulo de sus relaciones y para que desmienta a aquel cinico fraile que desde el pulpito del templo llamado Nuestra Senora de Paris lanz6 al mundo esta afirmaci6n, triste par la verdad que encierra, grosera y repugnante como jactancia de criminal: cEntre laicos y clericales existe esta.

JilL PUEBLO 195

diferencia respecto de la mujer: vosotros poseeis au cuerpo, nosotros poseemos su alma.~

Que esa infamia y todas las consiguientes pasen A ser recuerdo hist6rico es mi mas vehemente deseo.

XIV

Bl Bstado

lQue es el Estado?-(.Que representa el Estado?-Transforma­c~6n politica en Espalla.-La desamortizaci6n. - Lo que t1ene el pueblo.-La politica.-Suposici6n previsora.-GEs necesario el Estado?-La preocupac16n autoritaria. - (_Dura­r8. el Estado?

&Que es el Estado?-Decia Bakounine que la Hamada ciencia juridica o[rece gran analoO'ia con la falsa ciencia teo16gica. t'l

El p~incipio fundamental de la teologfa es la reve~am6n; el de la jurisprudencia, la apropiaci6n: el pnmero es .u.na invenci6n absurda; el segundo, un hecho pos1t1 vo, pero inicuo.

Fundadas en el absurdo y en la iniquidad, ambas supuestas ciencias recurren a la l60'ica y

b · 0 I o rando a semeJanza de operaci6n aritmetica fun-dada ~obre datos falsos, llegan a resultados que, si matenalmente son exactos, racionalmente son in­admisibles por la falsedad del principio admitido, Y so bre tale · · · . s c1ro1entos se edtfican el sistema teo-l6gtco con su · . . . orgamsmo la Iglesta y el sistema JUridtco con su · orgamsmo el Estado, que si son

JilL PUEBLO 197

16gicos respecto de sus principios fundamentales, se derrumban en cuanto la critica racional e:xami­na sus fundamentos.

A lo dicho en otro lugar sobre lo que se cree y lo que se sabe me remito para juzgar el fundamento de la Iglesia, y acerca de su origen he de consig­nar esta nota de Reel us, tom ada de El Homb1·e y la Tiet'1'a: cLa meseta del Iran Judea Babilonia I I I

Egipto y Grecia suministraron a los romanos y a los barbaros entremezclados los elementos de la fe cristiana. Del mismo modo la India envi6 a todo el Oriente, al otro lado de los montes, misioneros para predicar su nueva creencia a los desengafiados sectarios de las religiones au tiguas. Siempre en las mismas condiciones de paralelismo hist6rico, el budismo no logr6 conq uistar parcial mente las po­blaciones de la China hasta algunos siglos despues de baber tenido su desarrollo inicial en su patria de origen, y cuando no se asemejaba ya a sus for­mas primitivas. La diferencia principal en lamar­cha victoriosa de las dos religiones se explica por las dificultades que opone el medio geografico al vaiven de los hombres: la palabra de Jesus tard6 cinco 6 seis siglos en recorrer las comarcas medi­terraneas y en llegar A las orillas del Oceano; la de Buda emple6 diez 6 doce en pasar desde la pe­ninsula hindu basta el imperio del Medio y el ar­cbipielago del Jap6n. El c·ristianismo perseguido no triunfo hasta despues de haber llegado a ser la 1·eli-

gion de 1us pe1·seguidores . .. ,

198 ANSI!ILMO LORI!INZO

T6came ahora hablar del Estado. Ante todo, lque es el Estado? Para Bastiat, ces

la gran ficci6n por medio de la cual todo el mundo se esfuerza en vi vir a expensas de todo el mundo• ·

' para Renan, «es un aut6crata sin igual que tiene derechos contra todos y nadie los tiene contra el:t.

Tras estas afirmaciones de caracter negativo • 1

tlenen interes estas dos contradictorias: «No es posible que el Estado se encargue de nivelar, en los diversos casos de la vida, el esfuerzo y la sa­tisfacci6n de las necesidades de cada uno. No dis­pone de medios para tan colosal empresa ... Los artificiosos medios de la acci6n coerciti va del Es· tado, y aun de sus procedimien tos humanitarios en apariencia, son ineficaces. •-Pedregal. cTodos los proyectos, todas las !eyes que dicte el Estado po­dran ser discutidos en su utilidad y en su eficacia, pero no podra sostenerse que son contrarios A los fines del Estado, a su poder y capacidad. Todo se puede hacer y se bace en todas las naciones, bajo todos los regimenes de tutela del Estado.• -Azca· 'rate.

Pi Y Margall escribi6 en La Reacci6n y la Revoluci6n, hallandose libre y en todo su vigor in­telec~ual, este grandioso pensamiento: «Dios, poder, proptedad, expresan una sola idea: la de imposi­ci6n, ?e autoridad, de mando; y he aqui por que la espeCie conspira a la vez ala neO"aci6n de la pro· pie~ad, los dioses y los reyes .• D~spues, oficiando de Jefe politico, dijo: eEl Estado es el que por sus

I!IL PUEB!.O 199

e6digos mantiene la monstruosa desigualdad de condiciones que boy existe, m6vil e incentivo de la guerra; el es el que debe irla amenguando a fuerza de corregir leyes que tienen su origen en el egoismo de los patricios contra los plebeyos de la .antigua Rom a.»

El verbo mantener, aunque usado en presente en esta de fin i ci6n, no se refiere s6lo a la epoca Jtctual, sino que es presente en todas las epocas pasadas y eo las futuras, mientras la iustituci6n exista; y siendo agente de la desigualdad de con­diciones, lha de amenguarla por medio de leyes?

Un jurisconsulto frances me suministra respues­ta adecuada en el fondo, aunque no del todo perti­nente en Ia forma. cCuando la ignorancia domina en el seno de las sociedades y el desorden en los espiritus-dice Dalloz-, las !eyes alcanzan uo nu­mero infioito . Los hombres esperau todo deJa le ­gislaci6n, y como cada ley nueva es un nuevo des­e nga'tio, piden sin cesar a los legisladores lo que uo pueden csperar mas que de si misrnos, de su educaci6n y de la moralidad de sus cos tum bres."

Dos hombres eminentes de fines del siglo XIX, que ocuparon lugares diaruetralmeute opuestos, coincidieron en Ia sio-nificaci6n del Estado con res-

o N . pecto al indi viduo. Le6n XII_I dij~: c o extste raz6n para recurrir {1. la provtdencta del Estado, ya que antes de que se formara la sociedad civil tenia por la Naturaleza el derecho de prov~er a

. d des --t.,. Renan expuso este senctllo Y jiUS necest a .• J.

200 ANSELMO LORENZO

grandioso pensamiento: •El hombre es anterior y superior a l ciudadano.»

Consultado Salmer6n acerca de las amenazas Y de los tern ores suscitados al iniciarse cl movi. mien to de 1." de Mayo, dijo: •Antes, por Ia irn· posici6n de unas clases sobre otras, pudo huber Estado teocratico, Estado aristocratico, Estado me· socrAtico. El Estado que se funde con el advcui­miento de los obreros a Ia plenitud de la vida social Y politica sen\ por fu erza un Estado democratico en que, i u tegrada Ia soeiedad con la racional y legitima representaci6n de todos sus miembros , baya poder de todos, gobierno de todos y uo pre· doruiuio de unas clases sobre otras ni imperio de la. masa.•

Los anarquistas espafioles tenian nco-ada con b 1

anterioridad A esa manifestaci6n, la posibilidad del Estado democratico en su manificsto de Febre· ro de 1~6, con el siguiente parrafo: , La democra· cia (gobierno del pueblo por el pueblo) cs una fic­ci6n irrealizable; nunca el pueblo, tomando esta pa.labra en la acepci6n de los trabajadores asala· riados, privados de instrucci6n y de medios de su?sistencia, llegan\ a gobernar. Mientcn los que le quteren baccr dem6crata, los que le predican de· ~ocr~cia, porque los que tienen el monopolio de Ia ctencta Y de Ia riqueza nunca se dejarAn gobernar por su criado, por su zapatero, por su sastre, por su arrendatario, por ninguno de los que proveen a. su bolganza.,.

EL PUJI:BLO 20L

Consillerando la pluralidad de los Estados y sus re\aciones mutuas, dijo Proudbon: cOe Estauo a Estado, cl unico derecho cornun es el de Ia fu erza ,

y en concordancia con ese pensamiento, y te­niendo en cuenta su consecuencia natural el pa­triotismo, dijo Valtour: •La popularidau de un hombre de Estado en su pais se suele ruedir por el mal que ha becho al resto de Ia burnanidad.•

Tan contradic torias defioiciones del Estado, de que es pequena muestra lo expuesto, dobiero~1 !ns­pirar <\ B1tstiat al hacer la siguiente propostct6n: •Quisiera que se fuudara un premio, no de quinien· tos fran cos, sino de un mill6n, con coronu, cruces Y ciota , en favor de aquel que diera una buena, seneilla c inteligible definici6n de c3ta palabra: E .. daclo . iEI Estado! (.que es? (.d6nd~ e3t<\? ~.que bace'l (,que deheria hacer'? Todo lo que sabemos es que es un personaje misterioso y scguramet~to el mas solicita.do, el rn <\s aconsejado, el mr\s mvo~ cado y c t tm\s provocado que pueda haber en e

muudo.» . Castelar di6 una idea del Estado en confonm ·

· babla de dad con Ia fraseologia democrAttea, que d. · es poll· libertad sin consideraci6n A las con teiOD

. ·bilit·t.n cToda. tico-socia les que Ia niegan 6 la Impost • ·

. 1 Alebre orador-se la historta moderna- dtce e c~ . . d d

. de Ia ~octe a reduce t\ couvertir en runc10nes y

. f '6n del Estado. ·aquello que antes pa.recta unct . d 1 s runctones sea.

como lo mt\s social entre to as a d. de . d euirlo por me 10

el trabajo, el Estado deJa e r o

202 ANSELMO LORmNZO

re~lamentaciones, como las que suponian los gre­mws 6 las le~es suntuarias, y lo regula completa­mente Ia Soc1edad por medio de Ia libre asocfaci6 Y de Ia libre concurrencia.. n

l Es cierto que por des in teresa rae el Estado de regir las fuuciones del trabajo, lo regula Ja ::>ocie· dad ~o? las libertades de asociaci6n y de concu­rrencta? Podra serJo de burgu6s arriba en Ia esfera del monopolio y del privilegio, no para los trabaja­dores d_esberedados del patrimonio uni versa I, por· que abt est~\. el derecho de propiedad Je~.tl, que es para_ unos apropiaci6n y para otros expoliaci6n, sub~1stente mientras baya Esta.do que consen·e el C6digo, basta que Ia Revoluci6u social en au mo­derno sen_tid? de evoluci6n rea.lizada,' practtque la :xproptaci6n de todo la que signifique usur­paCI6n.

Q'te reprebenla el Estado.-Visto que no hay facilidad de cnteuderse sobre que es el Estado, proberuos de indaga.r qu~ rrpresenta sirviLndo· nos ~e guia el metodo ) 16gka in fie~ i ble de Ba­kounllle.

. El Estado represeuta el conjunto de las nega· CI?nes de las libertades individua.l~s de todos sus miern~ros, 6 el de los sacrificios que hacen todos s~s miernbros, renunciando a una porci6n de au hbertad en pro d 1 b' . . . . e Ien comun. Sen-uu Ia teorfa tndtvidual' t J r· b ts a, a. Ibertad de cada uno es el limite 0 la mutilaci6n de Ia liberta.d de todos. Sobre esa

EL PUEBLO 203

limitaci6n 6 mutilaci6n se basa el Estado, Y por tanto, donde comienza el Estado cesa la libertad

individual. Cuanto se diga para justifi.car tal atentado a la.

libcrtad, es puro sofisma .• e dira, por ejemplo, que el Estado democratico, basado sobre el sufra.­gio universal, no puede ser negaci6u de la liber­tad; mas aparte de cuauta falseda.d existe en Ia. supuesta justicia 6 igualdad de esa rnauifestaci6n de Ia soberania nacional, resulta que en el Estado deruocrc\tico la voluntad de Ia colecti vi dad gravita con toda Ia enormidad de su peso sobre la. libertad de cada uno. Se afiade que el Estado restringe Ia libertad de sus iudividuos para evitar elmal Y la injusticia; lea impide defenderse, robarse, matarse, y P.n general, practicar el mal, dejAndole libertad para el bien; pero c,que es el bien'? Antes, cuaudo cad a indi vi duo q uedaba. surnergido en el aisla.­miento de au libertad, no podia existir Ia distin· ci6n entre el bien y el mal, y las (micas conside­raciones que babia de guardar res pee to de los otros eran las que le aconsejaban au debilidad 6 au fuerza relativas, es decir, au prudencia 6 su interes pro· pio. Consiguientemente, juzgando segttn el criterio iudi vidualista. dominaote, el eg01smo era la ley suprema, el unico derecbo: el bien, pues, era de­terminado por el exito; el mal, por el fracaso, y la justicia era la consagraci6n del becbo realizado.

La distinci6n del bien y del mal para los indi · vidualistas, se fuuda en la supuesta celebraci6n

20! ANtllllLMO LORliJNZO

del contra to social: cuando to do lo considerado de interes comtin se proclam6 bueno, y todo lo que le contrario, malo. Los contratantes, couvertidos en ciudadanos unidos por un compromiso mas 6 menos solemne, con trajeron por eso mismo el deber de su­bordinar sus intereses al bien comtin, cuyo repre­sentante el Estado qued6 investiclo del poder de re­primir todas las rebeldias del egoismo, c.\ la vez que con el deber de proteger cada uno de sus miembros en el ejercicio de sus derechos.

Tal fundamento se atribuyc n.l Estado moderno, no toda vta pn\ctico, sino como aspiraci6n progre· siva, como sue no futurista, como utopia do hoy que no puede ser Ia realidad de mailaua..

El 'B~stado laico mAs 6 menos emancipado del yugo de una I·rlesia, por el autagonismo de intere· sea con los otros Estados, se emancipa tambi6o de la moral rC'ligiosa, y por consecucncia, rechazando el principio de la. moral universal 6 cosmopolita, DO \•a de una I ,,.lesia la cat61tca como cuaJquier J 0 ,

otra, sino purnmente humana, so coloca, en el terre· Do de Ia inmoralidad.

Y esa inmoralidnd resulta mayor si sc tiene eo cuen ta que en las naciones cult<lS lo go bern antes y los privilegiados en general, scgt'u1 au. a~ol~ng~ cat6lico 6 protestante, se someten al cnstu~mam sin convicci6n, sin fe, unicamente con el fin de consen·ar y romentar la i•"norn.n cia pt'1blica, para

• 0

• el alucinar A las masaa populares con cl ruistert~ Y preatigio siruiloresco de la Biblia 6 del Cateclamo,

ElL PUEBLO 205

para que los que creen y no sa beD se sometan a la obediencia y a Ia explotaci6n.

Queda como base fundamental de la moral indi­vidual el in teres del indi viduo, y de la. moral social el interes del Estado. De abi han partido siempre los estad istas: to do lo que sirve 6 se considera con­veniente a la conservaci6n, grandeza y poder del Estado, es el bien, y todo lo contrario, por racional y justo que sea, es el mal.

La existcncia de uu solo Estado supone necesa­riamente Ia de otros, por ser natural que los que se ha llan fuera de ei y por el amenazados en su exi ... tencia y en su libertad, se asocieu contra el; y asi teuemos Ia humanidad di'"idida en gran ntimero de ~stados hostiles y amenazadores los uuos res­pecto de los otros.

Entre los diferentes Estados no ex.iste derecho comt'm, porque si existiera cesarian de ser Esta­dos independientes. Existen tratados que reg-ulan las relaciones de los E~tados entre i; pero esos convenios son siernpre contratos leouiuos, impues­tos por los fuertes ~\ los de biles y que sc conservan 6 se rom pen seg;un las circunstaucias que bacen oscilar la fuerza 6 la debilidad de los Estados con­tratan tea

Ese Estado tinico de que bablan sin con\'icci6u los poltticos radi cales cuaodo quiereu arrancar uu aplauso 6 acallar la propaganda anarquista, fanta­seando 'obre Ia anulaci6n de {ron teras, destrucci6n de adua.Das y fraternidad universal, se halla uega.do

206 ANSELMO LORlllNZO

por su espiritu autoritario, por su sistema de mono­polio y de usurpaci6n de los bienes y las riquezas sociales, por su acatamien to a aq uella legislaci6n romana que consideran imperecedera, conjunto de errores y absurdos que trae consigo toda la caterva de obreros de la iniquidad de manto, frac, toga y uniforme.

'l'odo Estado tiene contra si la hostilidad latente 6 declarada de todos y cada uno de los demas Es­tados, y por su propia naturaleza y obedeciendo la ley de au existencia procura ser fuerte, el mas fuerte de todos: ha de devorar para no ser devora­do; hade conquistar para no ser conquistado. Para arreglarlo todo, para sacar adelante su interes contra el interes de los demas Estados, tiene diplo­maticos, almirantes y generalisimos que derrochan insidias, fuerza, sangre y riqueza en cantidades asombrosamente enormes y en pura perdida para la humanidad, basta el pun to de haber pucsto sobre la libertad, igualdad y fraternidad que soilctron los revolucionarios el infame y repugnante si vis pa­cem, pa1·a bellum (si quieres la paz, prepara la guerra).

El Estado es, pues, la negaci6n de la bumani­dad; rompe la solidaridad uni versa!· cubre con su

• I

protecct6n exclusi vamente, aunque con relaci6n A los privilegios de que disfrutan a sus subditos· no

I I

reconoce ningun derecbo fuera de sus limites, yen ellos el solo, que no es nadie, tiene derecho contra todos. Como consecuencia 16gica, cuando llega el

l!lL PUlt.Bl.O 207

caso, y ese caso esta llegando siempre, porque no hay dia que no truene el cafi6n en un punto cual­quiera del mundo, bace alarde de la mas feroz crueldad contra todas las poblaciooes extranjeras que puede saquear, exterminar 6 someter, y cuaodo se muestra generoso, no es nunca por reconoci­miento de un deber, sino por uo refioamiento de crueldad,· por la esperanza de obtener despues un beneficio mayor, que naturalroente bade conside­rarse como mayor perjuicio para quienes son las victimas.

Sobre esa negaci6n evidente de la humaoidad se funda el patriotisroo, del que ha dicbo Bakou­nine:

cOfender, oprimir, expoliar, saquear, asesinar 6 esclavizar al pr6jimo, segun la moral ordmaria de los hombres, es criminal. En la vida publica, por el contrario, cuando tales acciones se ejecutan para gloriticar al Estado, para conservar 6 para ampliar su poderio, es virtuoso, es patri6tico. y esa virtud es obligatoria para cada ciudadano patriota, no s6lo contra los extranjeros, sino contra sus mismoa conciudadanos cuando lo reclarna el Esta­do Esto nos explica por que desde el nacimiento de los Estados el mundo de la politica ha sido siempre teatro de la alta picardta ) del sublime bandidaje; bandidaje y picardia altarnente reve­renciadoa como imposiCi6n del patriotismo, del in­teres supremo del Estado. Asi se comprende que la historia de los Estados antiguos y modernos sea

208 ANSELMO LORENZO

una aerie de crimenes repugnantes; que todo man­darin ) gobernante, juzgados desde el punto de vista de la simple moral, sean Ia inmoralidad en acci6n, porque no hay crueldad, perjurio, impos­tura, transacci6n acomodaticia, traici6n, que no realicen diariamente y que no eaten dispuestos a perpetrar, siempre excusados por la raz6n de Es· tado, definida por Maquiavelo ...

La lecci6n mas culminante de la historia consiste en la dernostraci6n de que el Estado ha sido siem­pre patrimonio de un aut6crata 6 de una clase pri· vilegiada cualquiera: un rey, Ia noblela., el clero 6 la burguesia. Podra el Estado llevar una vida Ian· guida 6 florecieute, segun las circunsta.ncias; pero es inevitable, siempre hay un dominadol', sea iodi­viduo 6 sea clase pri vilegiada.

r,·an.'lformaciol1es politicas en EHpOtia..-Desde la adopci6n por Espana del liberalismo han regido eu ella las siguientcs Constitucioucs: Ia de 181~, restaura<.la en l 820 y en l83u; l<t de 18:37, Ia de 184:>, la de 1SG:-, lade 18u9, lad 187:3 y Ia de 1~76.

El catAlogo de nuestros pronuncialllicutos, conspi· raciones, guerras civiles y revolucionl'S triuurantes durante cl curso del pasado siglo es a tcl'l'ador, en el cual, A cxcepci6n de los ultimos aflos, y por cfecto del escepticismo dominante, no pas6 un pcnodo de veintc ailos sin que el gobierno •st,tblecido no fuera derribado por el triunfo de una rebeli6n, como lo demuestran los siguientes datos:

ElL PUEBLO 209

En 1808 Cue destronado Carlos IV por el motin de \..ranjuez. Proclarnado Fernando VII, fue pronto depuesto y desterrado por el ejercito frances. En­trouizado Jose Bonaparte y sostenido por los in va­sor<'s, dur6 su reinado tanto como la invasi6n. Res· taurada Ia Constituci6n y la dinastia espaiiola en 181B, el primer acto del rey, que en el extranjero felicit6 al iuvasor por sus victorias, Cue anular Ia Constituci6n en Valencia, proclam~\ndose rey ab­soluto. En 1820 fue restablecida la Constituci6n por el alzarniento revolucionario de Riego. En 1 8~3 fuc suprimida la Constituci6n, dominando en Es­pana durante catorce ailos el terror clcrico-realista. Eu 1837 se rcstableci6 otra vez la Constituci6n, y poco despucs, en el mismo ano, otra rebeli6n triun­fante despoj6 de la regencia A Cristina. En 184:3 cay6 del poder Bspartero por el triuufo de otra re­beli6n. En 18;)± triunfaron los progresistas por el pronunciamiento de Vicalvaro. Otro pronuncia­miento di6 el poder a unionistas y moderados. En 18u8 fue dcstrouada Isabel II, y tras el gobierno provisional, Ia regen cia y la mouarq uia de Ama­deo, vino la Republica y la Restauract6n.

En el siglo XIX ejercieron el poder soberano en Espana Carlos IV, Fernando VII, Jose Bonaparte C~istiua, Espartero, Isabel II, Serrano, Amadeo r: Ftguoras, Salmer6u, Pi y .Margall, Castelar, Al­fonso XII, otra Cristina y qued6 en preparaci6n para "Omenzar el siglo XX Alfonso XIII.

Durant~ la preparaci6n de cada cambio de per-

14

210 ANSJni,MO LORENZO

sonal gobernante, necesitandose al pueblo como elemento de fuerza que se retira de lo que hade derribarse y como instrumento y sosten de lo que ha de levantarse, se perfeccion6 el arte de los pro­gramas 6 de las promesas sugestivas, de las que deciden y entusiasman a las multitudes, y el resul­tado rue siempre el que obtiene el que, como vul­garmentc se dice, saca las castaiias del fuego.

La desamol'tizacion.-Un hecho notable y de gran e[ecto social ocurri6 entre las revucltas espa­fiolas del siglo XIX: el conocido con el nombre de

la desamortizaci6n. La guerra civil ardia en las prov incias del

Norte, del Nordeste; el prclendicnto tenia un ejer· cito ta~ uumcroso y disciplinado como cl del poder central, y la soluci6n del confiieto, abnndouad<l a la suertc de las armas, cr<l dudosa y sc consideraba lejana. En tal situaci6n, 1\tcndiz<\ba.l tuvo la inspi­raci6n salvadora: viendo que cl clcro era cl de· mento prestigioso de la facci6n, awc6 al clero en su parte sensible, en Ia flor de sus privilczios, en sus riquczas, amasudas tras siglos de dominio Y de propagaci6n de fanatismo; de una pl umada decla_r6 bienes nacionales cuanto coustituia Ia riqueza tn· mobiliaria pos ,ida por esc conjunto de iudividuos denominado cl clm·o, y anuuci6 su venta {l los particulures en condiciones de suma facilidad Y veutaja. La Iglesia protest6, anateumtiz6 Y e:co·

6 · le mulg6, pero los crcyentes adincrados sunp -

EL PUEBLO 211

mente astutos acudian como moscas a las subastas y desamortizaban 6 se apropiaban aquellos biene~ amortizados, que cambiaban de usurpador des­equilibrando por la expropiaci6n y nueva ap~opia­ci6n las fuerzas en lucha. Muchos neutros y ha@ta apasionados absol utistas y cristianos v iejos con· vertidos en propietarios, modificaron sus con~iccio­nes segun sus intereses y se hicieron liberates ter­minando aq uella guerra civil de siete ai1os c;n un convenio-farsa que aplaz6 la lucha basta futuras ocasiones mas propicias. Como resultado, se cre6 esa burguesia conservadora 6 revolucionaria se-

' gun las conveniencias, impulsora de los negocios que fomentan la riqueza de clase por la explo­t~ci6n industrial y la sisa comerctal, y el pueblo v16 una vez m~\s una revoluci6n liberal consumada en su nombre y que no obstante le dejaba en la eterna miseria.

Qued6 realizada aquella expropiaci6n que Pi y Margall expres6, en su discurso en fa\or de La In­ternacional, en los siguientes terminos:

'lQue era la propiedad antes de la Revoluci6n? La tierra estaba en su mayor parte en manos de la nobleza y del clero. En manoa de la nobleza estaba amayorazgada, en manoa del clero amortizada en

' u?as Y otras manoa, fuera de la general circula-ct6n. Como quedaban toda via gran des restos del autiguo feudalismo, sucedia que la propiedad ora estuviese en manos del clero, ora en las de 1~ no­bleza, llevaba en muchas provincias aneja. la ju-

212 ANSELMO LORENZO

risdicci6n y el cobro de tributos, asi reales como personales, a pueblos enteros.

»lQue hicisteis vosotros, es decir, que ha hecbo la Revoluci6n? Por un decreto devolvi6 al Estado la jurisdicci6n que habia sido entregada a los anti­guos senores feudales, y declar6 abolidos los dere­chos seiioriales; por otro declar6 libre la mitad de los bienes amayorazgados en manos de los que eri­tonces las poseian, y la otra mitad en manoa de sus inmediatos sucesores.

»Despues de haber ahuyentado con la tea en la mano las comunidades religiosas) declar6 por otro decreto nacionales los bienes de esus comunidades, y no satisfecha con esto, se rue apoderandu de los bienes del clero secular, de los de beneficencia e instrucci6n pi1blica, de los de los muuicipios y las

provincias. »

La lecci6n es buena., y el pueblo, la clase baja, el proletariado, la infima clase social, ba de apro· vecharla y la aprovechara en su dia. Entretanto los trabajadores neutros y los politicos, principal· mente los que elevan candida tos a las alturas del parlamentarismo y del poder, se q uejan y no com­prenden por que no se tienen en cuenta sus senti-

das reclamaciones.

Lo que tiene el pueblo.-Tiene ese pueblo go· bernantes que, una vez en el podcr y dueftos de todas las fuerzas vivas y de todos los rccursos na­cionales, le abandonan y le desprecian;

EL PUEBLO 213

Tiene un ejercito, salido de su misma clase y de su misma sangre, que representa la fuerza en defensa de las instituciones y de la propiedad, y que le amenaza con sus armas al menor signo de violencia que de a sus reivindicaciones· ,

Tiene un clero a quien paga, a quien cree y al que los gobernantes toleran para que enerve la voluntad popular y se deje esquilmar tranq uila­mente;

Tiene una Uoiversidad que vincula la ciencia oficial en los herederos de los ricos, que no por ese monopolio se libran de la ignorancia;

!iene magistrados. encargados de juzgarle y de aphcarle un c6digo arcaico y absurdo;

Tiene representantes que desde el dia de su elecci6n dependen solo de su ancba conciencia;

Tiene goberuadores que dependen del ministro· Tiene diputaciones y ayuntamientos que depen:

den del go bernador; Tiene polizontes que le espian ~T le apuntan en

la lista de sospechosos; Tiene patronos que al menor conato emanci·

pador le asedian con el pacto del bambre; Tiene propietarios de su inteliueucia de su ac­

tiYidad y de su fuArza por el goce0

del derecho de accesi6n.

Y eu tal situaci6n, grande como la humanidad Y debil como un niuo, se admira de que no se cum­pia su vo 1 untad eo berana.

214 ANSELMO LORENZO

La politica.-La politica, pues, promete el triun­fo de la justicia social como resultado de estos dos milagros: 1. 0

, que de las urnas electorates salga una colecci6n de hombres que representen las ne­cesidades y la voluntad del pueblo; 2. 0 1 que esos hombres extraordiuarios no encuentren delicioso aprovechar para si propios el estado excepcional en que se les coloca.

Desengaiiemonos: hay que buscar las causas en lo mas profundo. La mala fe de los politicos de oficio podra agravar el mal, pero no lo crea . .Malo es que un gobierno de 6rdenes reaccionarias, pero peor es que baya gobiernos.

Nuestra suerte estc.'l. en manoa de los que nos go­biernan, porque el Estado es todo y la naci6n nada.

Se~ cualquiera el nombre del que manda y la etiqueta que se ponga a la forma de gobierno, no cambia el fondo de las cosas, y el Estado tendrA siempre todo en sus manoa y dependeremos de las voluntades, de las preocupacionea, de loa capri­chos y basta si se quiere de la honradez que por chiripa conserve alg(tn jefe politico; csturcmos a la merced de una intriga parlamentaria cualquie­ra, y bastara un cambio de personal, boy liberal, manana couservador, para o b ligar a la naci6n a. avanzar 6 a retroceder.

A la frase de Luis XIV: eEl Estado soy yo•, todos uuestros liberates se indiguan; pero cuando el Estado modcrno dice c Yo soy la naci6n•, Y obra en consecueucia, l,q ue diferencia existe~

JliL PUEBLO 215

Y el Estado tiene raz6n: le habeia dado todo; el es el mas fuerte, y aunq ue protesteis diciendo que sois el pueblo soberano, lo cierto es que los que os gobiernan, los que os racionan la libertad

' la existencia, el aire respirable, vuestros dere-chos, los que legiferan sobre todo, contra todd, y particularmente contra vosotros, de vosotros mis­mos han recibido el poder.

Es verdad que se os concede el derecho de cam­biarlos, pero es s6lo en teoria, porque de hecho soia impotentes contra el encasillado y el caciquis­mo; eso sin contar que cuanto mas se cambian el mal persiste del mismo modo, porque tiene rai~es m~'l.s ~rofundas y porque es un error creer que cambtando la investidura del poder se cambia su esencia.

Que el poder se ejerza en nombre del derecho divmo Y hereditario, 6 que se le haga. derivar de la sober~nia popular y del derecho electoral; que sea ungtdo por el 6leo santo, por la p6l~ora de las ~arrica~as, por el tumulto de la cuartelada 6 por la caud1datura de los comicios; que sea represen­t~do por u~ hombre 6 por una asamblea, siempre tten~ las mtsmas prcrrogativas, la misrua omnipo­tencta, y desde el momento que habeis sancionado con mas 6 menos conocimiento de causa con mAs 6 menos libertad moral 6 material, el ~oder que sale de vosotros ya no es vuestro, no os pertenece es vuestro enemigo. '

La teoria de la soberania. delegada es la que

216 ANS.BlLMO LOR.BlNZO

informa Ia politica democratico·liberal, y quien estudia el asunto despreocupada y racionalmente ve con toda evidencia que el Estado noes ni puede ser liberal ni democn1tico, porque quien manda no obedece; en el no se hallara nunca la libertad ni

.. la igualdad, porque es la autoridad, y por conse­cuencia, el privilegio, 6 sea la negaci6n de la libertad y la igualdad: no se encuentra en ei tam­poco la justicia y la seguridad, porque la justicia no existe donde la libcrtad y la igualdad son atro · pelladas, ni la seguridad donde los oprimidos y los desheredados levantan incesante protesta, que es como amenaza permanente.

A cada desengaiio politico se os dice: cElegid mejores representantes. » lLuego babe is escogido siernpre mal'? No; es que es imposible escoger mejor.

Todo el sistema dictatorial, autoritario y guber· namental-tres sin6nimos, notadlo bien-se basa en la insensata idea de que el pueblo puede ser representado por otros que no sean el mismo; uadie puede representar al pueblo, porque nadie couoce mejor que el sus necesidades y sus aspiraciones. Pueden representarse intereses circunscritos, defi­nidos, limitados, no una abstracci6n; se representa una sociedad, un grupo ecou6mico, una corpora­ci6n productora; el pueblo nunca.

El Estado, pues, no os representa; el no re· presen ta mas que A si misro o, es decir, 1\ los que tienen la sarten por el mango, a los que cons·

EL PUEBLO 217

tituyen las llamadas clases directoras; luego el y vosotros so is dos entidades, y dos no pueden ser uno.

Pues si el Estado, en sentido contrario A su eti­mologfa, es mutable en su manera de ser, a pesar de la permanencia que debe A Ia iniquidad y c.\ la tirania; si no se acomoda en la practica t\ ninguna de las infinitas teorias que con fin laudable se han inventado para justificar su existencia, si bien concuerda unicamente con aquellas que inventaron Ips cinicos que en el mal se complacen porque c.\ su sombra viven; si ha de perecer, como aseguran sus mismos partidarios y como lo prueba su misrna decadencia, (,que es la politica? 8i pretende scr ciencia, es falsa, porque carece de principios fijos y de objeto racional; si se la considera como arte, como la definen muchos, hay que convenir en que es poco artistica, y m<'ts bien cs una artimana para so meter ~\ los hombres, y por eso esttn•o muy en lo firme aquel que dijo que s6lo bay dos ~aneras de gobernar A los hombres, por la fuerza 6 por la farsa, 6 aquel otro que definia la politica diciendo que no es ciencia, ni arte, ni oficio, sino artificio: lue..,.o, politicos, no hay escape: 6 embaucadores 6 c<\ndi· didos, eso soia; escoged seguu el estado de vuestra conciencia 6 de vuestra i~norancia.

IIay Ulll\ analogia que me parecc perfecta para dar<\ conocer Ia politica, yes esta: la alquimia era una. falsa ciencia que buscaba la piedra. filosofal, o sea el secreto de convertir en oro todos los metales ,

218 ANSELMO LORENZO

y Ia panacea universal que curase todas las enfer· medades; la astrologia pretendia conocer por la situaci6n de los astros el destino de las personas, y tanto la una como la otra eran pura charlatane­ria; pero del estudio y de las observaciones hechas por alquimistas y astr6logos nacieron la quimica, ciencia que estudia la Naturaleza y las propieda­des de los cuerpos simples, la acci6n molecular de esos cuerpos los unos so bre los otros y las combi· naciones debidas l1. esta acci6n, y la astronomia, que ensei1a a determinar la posici6n relativa de los astros, su configuraci6n, y a detcrmma.r la ley de sus movimientos. Lo mismo sucede con la politica, especie de alquimia y de astrologia, cuyos errores de principia y locuras de ideal en busca del buen gobierno se desvanecerc.\n, dejando cantidad de elementos para la sociologia, ciencia nueva, pero de la cual sa be ya to do el mundo que trata de las relaciones bumanas en lo pasado, lo presente y lo porvenir, y que hade determiuar racionalmente Y de acuerdo con la Naturaleza las bases de Ia futu­ra sociedad.

En vista de este dato importantisimo, yo con­jura A cuantos tengan sana razon que dejcu de pedir remedio ti sus males y soluci6n a los couflic· tos presentee ~i la politica, vana ciencia y torpe arte, y de la misma manera que consultan sus e~· fermedadcs con el medico y rechazan ln. superstt· ciosa interYenci6n del curandero, acudau ,\ la so· ciologia, ayuden si es uccesario a su desarrollo Y

EL PUEBLO 219

progreso en aquello que aun carezca de soluci6n, y s6lo de este modo se obtendra el resultado ape· tecido.

Suposicion p1·evisora.-Si de la noche a la ma­fiana se disol vier a el Estado y nos q uede:iramos sin gobieruo, suposici6n {t que bemos de acostumbrar­nos para hacer frente a los acontecimientos qtie nos depara el porvenir, jque lamentos lanzarian los obstinados a.utoritarios! i Estamos sin gobierno! jC6mo viviremos ahora! Faltos de poder ejecutivo, legislativo y judicial; sin un ministerio que asuma todas las 1niciativas porq ue reune en si todos los poderes; sin una magistratura y sin tribunales que hagan ruuciorwr la balanza de la justicia y Ia es­pada de la ley; sit un ejercito que con sus colorea­dos uniformes y sus brillantes armas ostente con majestad nuestra bandera y arnetralle de cuando en cuando <\ sus compatriotas descontcntos: sin eaa multitud de ruucionarios, desde guindilla basta. rey 6 presidonte, que por un trabajo minimo en lo que pueda tencr de util, si algo tiene, cousumen mill ones infinitos, t.'.q ue baremos? Pues sencilla­mcntc: nosotros mismos nos defendcremos, nos administraremos, reformaremos a voluntad los abu· sos que diticulten nuestro adelanto, trabajaremos, consumiremos nuestra producci6n librementc sin pagar diczmos ni primicias A privilegiados bolg-a­zanes, sin consultar en nuestras decisiones m:\s que nuestros propios intereses y nucstra propia

220 ANREr,MO LORENZO

raz6n, exentos ya de todo interes ajeno, sea de gobierno, sea raz6n de Estado.

Suponed, en conBecuencia, que ya no existen explotadores paraBitos y ociosos: (.que perderemoB con ello los que trabajamos y producimos'? La tie­rra y sus riquezas naturales y a.propiadas estar<.in ahi siempre permanentes; sus bosques que nos su­miniBtran madera, sus minas repletas de carb6n y hierro, sus feraces campos, sus rios, BUB mares, rodeada con su bene fica a tm6sfera, iluminada con su esplendente sol y entregada A ese conjunto de armoniaB un i versales que vi ven por si ein tener en cuenta los errores, las preocupaciones ni los cri­mencB de nuestros tiranos. No moriria la humani· dad de hambre, de sed, de frio ni de calor; t:mica­mente habrian variado las condiciones de trabajo.

tEs necesario el Estado'!-(.Para que se necesita el Estado? (.Que servicios nos prcsta quo no poda­mos hacer todos mejor y mas harato'? · DiceBe que nos defenderia contra una in~asi6n

extranjera: jab! Francia, on 17!l3, con suB obreros y campeBinos ig·norantes, casi dcsarmadoB, faltos de organizaci6n y diBciplina, pero inspirados por la idea de la redcnci6n humana, rechazaron la coalici6n europca. Esos mismos franceses aguerri­dos, disciplinados, valientes, ensoberbecidos por la victoria, pero dominados por un emperador so­berbio, sucumbieron m<\s tarde ante los gucrrille· ros espai1oles, ante la fuerza gcnuinamente popular

EL PUEBLO 221

.en el Bruch, en Madrid, en Gerona, en Zaragoza, en Bailen, mientras el rey Fernando y sus cortesa­nos, es decir, el Estado, felicitaban a Napole6n por sus efimeros triunfos. Eso demuestra que nun~a un ejercito vale tanto como un pueblo, y siempre que un Jerjes vaya con sus legiones infinitas contra un pueblo libre y que quiere serlo, eocontran'l. nuevas Term6pilas, doude trescientos hombres que bayan jurado su mucrte y asistido previameute a sus funerales les cierreo el paso.

Dicese que con sus c6digos y sus tribunates defiende la vida y la houra de los ciudadanos, pcro lease esta cita de autor competente en la materia:

cMe es dernasiado familiar la historia de los procedunientos judiciales para mirarlos con su­persticiosa veneraci6n. Los jueces son hombres Y han mostrado siempre, como tales, su debilidad. Si; los mayores crimenes han sido perpctrados por los tribunales de justicia. La sangre de infinid d de martires lea grita y Clllplaza desde la turnba. • -Summet, seuador de los Estados Uuidos.

Vease esta afirmaci6n de Lombroso: •No merece fe una justicia que, irnponiendo

pesadas cargas ~\. las personas houradas, castiaa apeuas al ~0 por 100 de los criminales, los cuales no sueleu ser m<\s que unos imbeciles, rnientras deja A los restautes libres y con frecuencia adrui­rados y obedecidos en medio de los de biles y de los inoceu tes, destin ados t.\ eervir do ~ictimas. •

Se invoca tarubien la sabiduria y la rectitud de

222 ANSBlL?t10 LORENZO

nuestros legisladores, pero gente del oficio dice de sus colegas: cDe 7:)0 representantes del pueblo hay 700 que votan inconscientemente, obedeciendo la orden del go bierno 6 la de los jefes de los partidos, y s6lo 50 saben lo que traen entre manoa, aunque no por eso voten a conciencia.»

Kropotkine ha dicbo: •La historia de la segunda mitad del siglo XIX ha dado la prueba viviente de la impotencia del gobierno representativo para cumplir las funciones que se le habian confiado. U n dia se ci tara ese siglo como fecha del fracaso del parlamentarismo.»

Un diputado frances ha dicho lo siguiente, que no es nuevo para nadie que se entcre algo de los sucesos politicos: «Los hombres politicos, en su sed de riq uezas, adem<\s de a busar del presupuesto y de emplear los medios m1\s repulsivos para arras­trar al rebailo electoral, han adquirido la costum· bre de mezclar sus intcrcses personates con la po­li ticn, de in trigar en la Bolsa, en las socicdades bancari:A.s, en las udjudicaciones de contratas, etce· tera. De este modo exhala cl Parlamento bedor in so portable de inmundicia. »

Tam bien de un diputado frances es la siguiente veridica y conocida afirmaci6u respecto de Ia ig­norancia de nuestros legisladores y gobernantes: cEn cada asamblea legislativa una. treiutcua de diputados, todo lo m<\s, entieudcn algo de los asun· tos sometidos a au resoluci6n. »

Segun estadisticas oticiales, en Inglaterra, en

EL PUI!lBLO 223

el periodo transcurrido desde el estatu to de Merton basta fines de 1872, se dictaron 18.100 disposicio­nes legislati vas, de las cuales se derogaron en to do 6 en parte cuatro quintas partes; del 70 al 72 se enmendaron 3.o32 de estas y se derogaron 630 del reinado de Ia reina Victoria y muchas de las de otros reinacios. Unas leyes fueron dero~adas por perjudiciales, otras por innecesarias y no pocas por moda, 6 si se quiere por cambio de opini6n de los legisladores.

En Espana no tenemos estadisticas para a pre­ciar estos hechos, pero se comprcnde que han de ser mas gra~les, porquc las causas de desbarajuste son aqui mayores y m<\s pcrturbauoras.

No teman, pues, los autoritarios, porque, como muy oportunamente dice pencer, no se debe al Estado esa inmensa multitud de in\entos t'ttilcs, dcsde Ia azada hasta cl telCfono; los grandes des­en hri mien tos cien tificos, los sorprenden tes meca · nismos debidos {\. In prodncci6n, las transaccioncs mercantiles quo facilitau el ca.mbio de productoa en todo el mundo, el perfeccionarniento artLtico, hast a. el mismo lcnguaje de q uc nos senTimos, todo se hn hccho por la actiYidad ~spont;\ner. de los in­dividuos 6 de las co'lectividadcs, A pesar de lo o-o. biernos.

La pl'eocupacion autol'ifaria.-Existe, por dcs­gracia, y como consecuencia natural de errores tradicionales, la preocupaci6n autoritaria

1 que u-

224. ANSELMO LORENZO

pone absolutamente necesaria la acci6n providen­eial del gobierno enfrente de la supuesta incapaci­dad ingenita de los gobernados para regi rse por si mismos, sin caer en la cuenta de que gobernantes y gobernados son seres de la misma especie, y que si estos necesitan de un guia y un freno, aquellos, por su situaci6n pri vilegiada, carecen de freno y de guia, y necesariamente han de cometer los ma­les que a sus subordiuados se atribuyen, aumenta­dos con los abusos que su ventajosa situaci6n les

permite. . Toda 11Uestra educaci6n y todas las 1deas pre·

domiuantes fomentan la creeucia en la necesidad de Ull gobierno. Rf'ligi6n, filosofia, metodos hist6-ricos, teorias juridicae, todo couspira al fin de hacer aceptable la scrvidumbrc, de doude resulta que nos acostumbr:uuos ;;\ creer que el Eet<~d~ Y los estadistas son todo, y nos pasa desapercibido que ruillones de ciudadauos pasan su vida ~ntcra sin conocer del Est ado otrc.t c.osa que las car gas que les impone. En el coruercio, en la industria, en el arte, en la ciencia en ln amistad, en el amor, se rea.-' . lizan multitud de actos y operaciones sin la w-tervenci6n del gobicrno, 6 si interYiene es para dificultar, gravar y perjudicar de mil maneras. En los montes, en los valles, en las pobres vi viendas de las orillas del mary en las barcas que apenas resisten las embestidas de las olas, viven mucba.s familiae con las cuales el gobierno carece de rela.· ci6n. En el interior de las poblaciones existe con·

I!IL PUEBLO 225

siderable numero de babitantes que viven aflos Y aflos sin tener nada que ver con los poderes pu-blicos.

El Estado, a pesar de las infinitas definicion es te6ricas que de el se han dado, tiene de hecbo como principal rnisi6n mantener el orden, es decir, sostener la inrnovilidad contra el progreso , asegu­rar la obediencia. a las leyes existentes, 6 lo que es lo mismo, oponerse a toda r eforrna. De donde ae sigue l6gica y evidentemente que su objeto unico, .0 si no el r esultado mas positivo que produce, con­siste en impedir que los vasallos 6 ciudadanos alcancen el bienestar ideal A que A todos nos im· pulsa nuestra propia naturaleza.

Disuelvase el Estado, suprirnase la dictadura gubernamental, y ya los trabajadores no tendria· lDOS [rente a .frente mas que hombres, fuerzaa 8CO·

n6rnicas cuyo equilibrio se restableceria inmedia· tamente por la fuerza misma de las c.osas, por la. gravedad, por la estAtica, sin lucha ni desavenen· cia de ninguna clase. No teni endo cl capitalista un ejercito que le guarJ~;.; las espalda::,, ni el traba­jador enfrente, detr<.\s y <t los lados Jc.O"ioues do bcn~meritos v polizontes, la partida se uivelau rac.ionalmcnte y Ia. resoluci6n seria forzosamente JUSta.

Fourier <.lecia: cT6mese una cantidad de chinns ~· guija.rros, p6uganse en una. caja, agitense de -pues y por si mismos se arreglan\u en un mosaico mejor que lo haria un artista. •

226 ANSELMO LORENZO

Kropotkine hace notar brill~nt_emente la ten­dencia constante hacia la ampllac16n del campo de la iniciativa privada y el reciente aumento de

odes organizaciones como resultado del espon-gra -6 taneo y libre acuerdo, a pesar de la preocupam n gubernamental y de los obstaculos que oponen los gobiernos: la red de ferrocarriles europeos, que por simples contratos de las compania.s permiten el transito de viajeros y mercancias sm retrasos ni entorpecimientos; el Beul'den holancles, que ex­tiende su organizaci6n sobre los rios de Alemania y la navegaci6n del B~'l.ltico; las innumerables aso· ciaciones amalgamadas y los sindicatos Crancrses; las asociaciones [ederadas de salvamento; las innu­merables sociedades beneticas, cientlficas, artlsti­cas, recreativas y de otra indolo que se extienden por todo el mundo tivilizado, prueban que por todas partes los hombres se sustraen <\ la tutela del Estado para desarrollar sus a ptitlldes y sa tis facer sus aspiraciones al calor de los principios de liber­tad y de solidaridad.

Esos hechos tan nurnerosos y conof'idos son uno de los rasgos mas salicntes de t1Uestra epoca. Esos organismos brotarou espontaneamente, se exten· dieron con rapidez, se agregaron con facilidad, son resultados ineYitables de las necesidades del hombre culto, sustituyen perfectameute la. inter­venci6n del Estado y demuestran que son un nuevo

l .

faetor de nuestra vida, de tal modo que la asoCla· ci6n libre de individuos librcs lleva por si, aparte

RJL PUEBLO 227

de otros elementos de acci6n mas energica, a la anulaci6n del Estado.

tDu?'a?·a el Estado?-Ademas, contra el egoismo antinatural desarrollado por el Estado y sostenido por la insolidaridad y antagonismo de intereses que el Estado crea y su protegido el Privilegio conserva, hay en el fondo del sentimiento humano una tendencia altruista que en mas 6 en menos en todos se manifiesta, gracias al cual la Sociedad subsiAte, y que en todos tiempos ha dado heroes a la historia.

(,Es sostenible la situaci6n actual de los Es· tados?

Para dar una respuesta satisfactoria a esta pre· gunta he de recurrir una vez mas A los estudios de Kropotkine, quien en su libro Palabtas de un re· belde expone con verdad los siguientes peusamien­tos en su capitulo •La descomposici6n de los Es­tados•:

•Si la situaci6n econ6mica de Europa es uu caos industrial y comercial y bancarrota de 1a producci6n capitalista, la situaci6n politica es la. descomposici6n y la quiebra de los Estados.

•Todos, desde la autocracia soldadesca de Rusia basta la oligarquia burguesa de uiza, corren bacia. la descomposici6n, y por consiguiente, a la. revo­luci6n.

• Yiejos irnpoteutes, consumidos por achaques constitucionales, incapaces de coruprender ni asi-

228 ANSELMO LORE NZO

milarse la oleada de ideas nuevas, viven a expen­sas de sus afios ya contados y aceleran su caida araiiandose mutuamente.

:.El Estado, esa organizaci6n en la cual se deja en manos de unos pocos la gesti6n en glo bo de todos los asuntos de todos, ba cumplido, no su misi6n, sino su tiempo. La bumanidad elabora ya otros modos de agrupaci6n .

:.Los viejos Estados de Europa, pasado ya su apogeo, ruedan por la pendiente de la decadencia, sobre todo en las naciones latinas, que quieren a todo trance libertad y autonomia, sin otros lazos que los unan mas que los con tratos mutuos libre­mente consentidos.

»Tales la fase hist6rica en que hemos entrada, y no hay poder capaz de impedir su realizaci6n.

:.Si las clases directoras y privilegiadas tuvie· ran conciencia de su situaci6n, se apresurarian A anticiparse a esas aspiraciones; pero envejecidas en las tradiciones, cegadas por la avaricia y carga· das con el bagaje de la usurpaci6n, incapacitadas moral y materialmente para el progreso, se oponen tenazmente ~\.la corriente de las ideas y nos condu­cen a una conmoci6n violenta, cuyo resultado sen\ la realizaci6n del ideal bumano sostenido en el dia por el proletariado conscieute que aspira ,\. la co­rrespondiente participaci6n de todas y de todos en el patrimonio universal.»

RESUMEN

El Pueblo, en su acepci6n de clase infima de la

Sociedad, destinado en las sociedades hist6ricas y

en la presente, por un trabajo envilecido y mal­

dito, a acrecentar con el derecho de accesi6n la

posesi6n de los usurpadores de la riq ueza social,

alcanzara la integridad de su derecho, nivelarA lo

que se cree con lo que se sabe y abrira libre via

al progreso, demostrando su intangibilidad y res·

tableciendo al fin la evoluci6n comunista. En ese movimiento ascendente del Pueblo, los

privilegios se desvanecerA.n sucesiYamente; Ia Mu­

jer, paria de los parias, explotada basta por los

mas explotados, adq uirirA la consideraci6n de ver­

dadera compafiera y colaboradora del Hombre y

con el participara sin tasa ni excepci6n del patri· monio universal.

El Estado, supcrposici6n de la ociedad, per­

dera au causa, sus sostenes y sus efectos y llegara

230 ANSELMO LORENZO

A convertirse en recuerdo hist6rico, falto en abso­

luto de ambiente y de condiciones de estabilidad.

La Humanidad, ni pear ni mejor que ha sido y

q~e es, por la educaci6n, por las costumbres y por

las instituciones, practicara el bien, sera inteli·

gente, activa y eqailibrada, y una multiplicidad

inmensa de iniciativas en que tendran representa­

ci6n todos y cada uno de los individuos, darA a

esta tierra llamada valle de lagrimas por los mis­

ticos los esplendores de un verdadero paraieo.

FIN

INDICB

DmorcATORIA ..

PREFAClO ..

l. -jQue es el pueblo?-Definici6n.-Insuficiencia del lenguaje. -Clases sociales.-El ciudadano.-El hom­bre.-Tras Ia igualdad politica persisten las clases.­La riq neza.- Tenacidad de los usurpadores.- La lucha por Ia ex.istencia es excepcional.-No es sobe-

Pags.

v

vu

rano el pueblo, lo es el individuo. . 11

!I.-Causa y origen de la desigualdad.-Concordancia humano-comunista.-Ruptura del comunismo primi­tivo.-Las castas. -Budismo.-Patricios y plebeyos. -La emaucipaci6n de si mismo. 27

III. -El derecho de acce.~ion.-Hombre y persona.­H ombre-persona y bombre-cosa.-La accesi6n.-La accesi6n en el C6digo civil de Espaila.-Doctrina eco­n6mica del pri vilegio. -Con tinuaci6n teol6gica del privilegio.-Contradicci6n y absurdo.-A mi herma-no el trabajador. . 41

IV.-El trabajo envilectdo y maldito.-La maldici6n biblica.-El hombre superior.-Error persistente.­La domesticaci6n del fuego .-Sociedades complejas. - M.io, tuyo y suyo; mandar y obedecer.-La esclavi-

tud transformada en servidumbre.-Los payeses de remensa.-Resumen hist6rico de Ia propiedad terri-torial.-Sofisma propietario. . 55

V.-El derecho- El derecho segun el criterio individual y el colectivo.-Contradicciones y absurdos.-Socie-dad y Estado. -La Sociedad crea Ia libertad. . 70

VI.-Lo que se cree y lo que se sabe -Resumen biblico de lo que se cre~.-La Junta de Salamanca.-Incen­dio de bibhotecas.-El antropismo dogmatico.-Dua­lismo.-Monismo.-Supervivencia de los primitivos fetiches.-Conflicto social.-Cienc1a burguesa y cieu-cia obrera. . 8!

VII.-Via libre al Progre.~o.-EI dinero.-Calll\j6n sin salida.- El derecho romano. -La burgu~sin. - El muro couttmtivo.-Fm de Ia burgnebhL-El hombre nuevo. Declaraci6n ci~ntifico-racional. . 101

VIII.-De la1·esponsabilidad popu/a,·. - Proteflta cout.ra una inJustificada culpabilidad.-En apoyo de mi pro­testa.-La urgencia del \'i vir.-lncon~~cuencia de los sabios del privilegio.-El progre o es intangible.. 116

IX. -La e,•olucioa comuni.~ta.-IIombre.) Soctudad.­Problema sociai. - El trabnjo personal.-Elmuuismo sociai.-Termino del autagoni~mo de interest~s.-Lu sociedad futura. , 131

X.-La nwja.-La mujer en Ia ley.-La mujer au Ia filosof1a. ·La mnjer en Ia religi6n.- El atlultt~rio.­

•La mujer norteamericana.-Ridfcula preocupaci6n.-La mujer trabaj6 siempre. 145

XI. -La mujer (continuaci6n).-IotelectualidaJ. de In mujer. -La prostituci6n.-El amor. . 15H

XII.-La mujer 1cootiouaci6n).-La libertad del ttmor. -Los htJOB. 111

P&ga.

XIII.-.La m'UJer (conclusi6n).-La esclavitnd del lnjo y Ia de Ia miseria.-La concurrencia femenina.-Feminismo racional.-Resumen. 186

XlV.-El Estado.-(,Que es el Estado?-lQne represen­ta el Estado?-Transformaci6n pol!tica en Espana.­La desamortizaci6n.-Lo que tiene el pueblo.-La pol!tica.- Suposici6n previsora. -lEs necesario el Estado?-La preocupaci6n autoritaria.-lDurar&. el Estado? , 196

R~nSUMI!lN. 229