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PRESENTA
Un film de MARTIN SCORSESE
CONMick Jagger, Keith Richards,Charlie Watts y Ronnie Wood
DIRIGIDO POR
Martin ScorsesePRODUCIDO POR
Victoria Pearman, Michael Cohl,Zane Weiner y Steve BingPRODUCTORES EJECUTIVOS
Mick Jagger, Keith Richards,Charlie Watts y Ronnie WoodCO-PRODUCIDO POR Jane Rose
DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA Robert RichardsonMONTAJE David Tedeschi
DISEÑO DE PRODUCCIÓN Mark FisherDISEÑO DE ILUMINACIÓN Patrick Woodroffe
Sinopsis
El director ganador del Oscar y la banda más legendaria de la historia del rock n’
roll, se han unido para traer al público el gran acontecimiento musical y cinematográfico
del año.
Con “Shine a Light” Martin Scorsese muestra al mundo a los Rolling Stones
como nunca antes han sido vistos. Filmado en el famoso Beacon Theatre de Nueva
York en el otoño de 2006, Scorsese reunió a un legendario equipo técnico capaz de
capturar la increíble energía de la banda.
El ganador del Oscar, Robert Richardson ( “El Aviador”, “JFK”), supervisó al
equipo de cámara formado por varios de los más aclamados directores de fotografía,
incluyendo a los ganadores del Oscar John Toll (“El Último Samurai”, “Braveheart”),
Andrew Lesnie (trilogía de “El Señor de los Anillos”, “King Kong”), Robert Elswit (“Pozos
de Ambición”, “Magnolia”, “Buenas Noches, Buena Suerte”) y a los nominados al
Oscar, Stuart Dryburgh (“El Piano”, “El Velo Pintado”), Enmanuel Lubezki (“Lemony
Snicket's A Series of Unfortunate Events”, “Sleepy Hollow”) y Ellen Kuras (“El Verano
de Sam”, “Olvídate de Mí”). El montaje de la película corre a cargo de David Tedeschi,
quien trabajó con Scorsese en el aclamado documental sobre Bob Dylan, “No Direction
Home: Bob Dylan”.
Producida y financiada por Shangri-La Entertainment de Steve Bing y el
promotor de las giras internacionales de los Rolling Stones, Michael Cohl, ha contado
también con la participación de Victoria Rearman y Zane Weiner. Mick Jagger, Keith
Richards, Charlie Watts y Ron Wood son productores ejecutivos junto a Jane Rose.
Notas de Producción
“Shine A Light” documenta una asombrosa actuación de la que sin duda es la
banda más grande de la historia del rock and roll, rodada por uno de los más
legendarios directores americanos y un equipo de estrellas de la cámara y la
cinematográfia. La película se llevó a cabo en un momento único en que todas estas
fuerzas estelares se alinearon en Nueva York y fueron capaces de capturar esa gran
actuación en celuloide.
La idea se forjó en Mick Jagger, mientras se encontraba en medio de la gira
mundial de “A Bigger Bang”. Su idea en principio era hacer una película sobre la gira y
Jagger tenía además en mente filmar el mejor concierto en la historia de The Rolling
Stones: "Al principio pensé que sería algún tipo de grabación sobre la gira, y como
íbamos a hacer este gran concierto en Rio de Janeiro, en la playa, empecé a pensar
que sería distinto a otros conciertos. Iba a ser un gran evento, un millón de personas en
la playa, un público gigantesco, una gran ocasión. Habría mucho material para rodar.
Llegamos a realizar un presupuesto para hacerlo", comenta Jagger.
Una vez que las ruedas de acero de esta colosal empresa se pusieron en
movimiento, el siguiente paso lógico era encontrar un director adecuado para esta
misión. Para Jagger la respuesta era obvia: "Empezamos a pensar que si íbamos a
hacer esto debíamos buscar un director de los grandes. Es bueno empezar en lo más
alto", dice Jagger sonriendo. "Martin Scorsese es quizás el director americano con más
talento y los Rolling Stones somos, bueno, ya sabes, una buena banda de rock, con un
enfoque artesanal y clásico de las cosas, la combinación de ambos puede resultar,
esperemos, en un par de horas interesantes".
Keith Richards es también un gran fan de Scorsese y dice que ha estudiado
cada una de sus películas. "De alguna de ellas me sé casi todos los diálogos. Sólo
escuché que Marty podría rodar a los Stones, y dije, yeah!!! Si te dan la oportunidad de
que te filme uno de los grandes, ¿quién diría que no?"
¿Y cuál fue la respuesta de Scorsese a la propuesta? Creo que simplemente
dijo: "Por supuesto", comenta Pearman. "Al principio recibí una llamada de su manager
diciendo que les encantaría hacerlo. Entonces empezamos con las reuniones y a
discutir el tema, y vimos que se trataba de una gira mundial tan enorme que, por
razones logísticas, sería muy difícil reunir a toda la gente a la vez en el mismo lugar
sólo para hablar sobre el proyecto".
Jane Rose, manager de Richards durante 25 años, y productora ejecutiva,
describe el proceso: "Cuando nos enteramos de que Marty quería hacer la película, se
reunió con Keith, y tuvieron una larga conversación sobre la historia del cine. Keith
siente un gran respeto por él y estaba encantado de que le fuera a dirigir el director de
Good Fellas. Confiaba en él plenamente".
Una vez que Scorsese estuvo a bordo, lo siguiente eran los productores. Llegó
la participación de Steve Bing con el apoyo financiero de Shangri-La Entertainment,
que ya tenían experiencia en este tipo proyectos gracias a haber participado en el
concierto documental “Neil Young: Heart of Gold” y también llegó Michael Cohl, quien
ha producido ya otros documentales sobre los Stones en el pasado. Esto dio forma al
proyecto y lo llevó adelante.
Se celebraron reuniones para pulir los detalles del proyecto: "Tuvimos esta
increíble reunión en mi habitación de hotel” dice Jagger. “Había una tormenta enorme,
soplaba el viento, había una ventana que no se cerraba, las cortinas se agitaban y la
araña del techo se movían de lado a lado. Hablamos de rodar en 3-D e IMAX, porque
iba a ser algo muy grande, yo pensaba que iba a ser algo muy grande y Marty parecía
muy excitado con la idea".
Jagger invitó al director a verles en gira, y Scorsese aceptó. Sin embargo la idea
de filmar un gran concierto dio paso a otro enfoque.
"Cada vez que les veía tocar, a veces desde lejos, a veces desde el escenario,
me obsesionaba más y más con filmar eso", comenta Scorsese. "Hablamos de hacer
una película sobre la gira, pero en un cierto momento pensé que hacer algo más íntimo
iba más conmigo como cineasta y facilitaría una mejor conexión entre el público y la
banda".
Además, como dice Scorsese, un concierto de los Stones es ya de por sí un
espectáculo tan grande, que ofrecer un concierto en un local más pequeño daría una
perspectiva nueva de la legendaria banda. "Fui a verles de nuevo, y les vi en una
pantalla. Estaban siendo rodados por 50 cámaras, ¿qué podía aportar yo a eso?, y
pensé en convencerles para que tocaran en un sitio más pequeño, como el Beacon
Theater de Nueva York y filmarlo con los mejores cámaras del mundo".
Y los convenció. Aunque a Jagger le costó decir adiós a su proyecto inicial, es
difícil discutir el plan del director. "Marty vino y dijo que había estado pensando sobre el
asunto, y que quería hacer algo más íntimo. Así fuimos de un extremo al otro, de un
concierto para un millón de personas a algo pequeño. Le dije, Marty, ¿sabes que no
tenemos ningún local pequeño en esta gira, verdad? y además tenemos el calendario
completo, ¿cómo lo vamos a hacer?"
"Y bueno, me costó bastante hacerme a la idea porque estaba bastante
convencido del tema del show gigantesco. En mi cabeza era algo increíble para un
director poder rodar algo así, enorme, en la playa, en Brasil. Habría mucha acción,
mucha gente y mucha música distinta".
Richards también fue receptivo a la idea de tocar en ese teatro, dónde además
ya había tocado antes con su banda The X-pensive Winos: "La idea de hacerlo en el
Beacon era fantástica, yo había tocado allí con los Winos. Hicimos cinco noches allí,
así que conocía bien la sala".
Una preocupación mayor para Richards era el posible choque entre la banda y el
equipo de rodaje durante el concierto. "Le pregunté a Scorsese si creía que se podría
hacer sin que fuéramos conscientes de las cámaras, porque si no sería una película, no
un concierto. No habría espontaneidad si todo el mundo estuviera pendiente de que
Martin Scorsese les estaba grabando".
Para Scorsese el Beacon era el escenario perfecto, lo suficientemente grande
para que hubiera espacio para las cámaras, luces, carriles para las dolly, pero lo
suficientemente pequeño para capturar de cerca la química de los Stones.
"Me gustaba el Beacon Theatre de Nueva York. El escenario tenía el tamaño
justo para filmar, pero también había espacio para que los Stones se movieran. Así
pronto pasamos a la fase de ver cómo juntaríamos el rodaje de una película con un
concierto de los Stones en el mismo escenario. Quería capturar la música y la
interacción en el escenario, quería que la gente se sintiera como si estuviera arriba en
el escenario, con ellos. En el montaje, quedó claro que cada canción tiene su propia
historia que contar, era como si las escucháramos por primera vez. Es fascinante como
funcionan esas canciones, de forma casi chamanística, son como hechizos, algo
primario pero muy pensado a la vez. Cada miembro de los Stones tiene su propia
personalidad y una manera de relacionarse con los otros y estás en la mejor posición
para verles actuar y ver cómo envuelven al público en sus manos y básicamente lo
llevan donde quieren", dice Scorsese.
El director capturó la electricidad del show con la ayuda de más de 18 cámaras,
rodando cada retazo de acción desde todos los ángulos imaginables. Esas cámaras
estaban manejadas por algunos de los mejores directores de fotografía del mundo,
incluyendo a Albert Maysles, quien dirigió a los Stones en “Gimme Shelter”, al dos
veces ganador del Oscar John Toll , todos trabajando coordinados por Robert
Richardson, director de fotografía habitual de Scorsese y ganador de dos Oscars por
“El Aviador” y por “JFK” de Oliver Stone, además de haber sido nominado en otras tres
ocasiones. Richardson fue el responsable por ejemplo del esquema de luces, cosas
como el muro de luz que estalla cuando Jagger entra en el teatro por la parte trasera de
la sala.
Todo cayó en su sitio. Jagger alaba la lealtad para con su proyecto de Scorsese,
y su capacidad para mantener el control sobre los elementos en un espacio pequeño.
"Pienso que por eso Marty no quería hacerlo en un sitio grande, porque de esa manera
estás retirado del escenario, y no tienes esa relación entre el público y la banda. Sé
que Marty había visto nuestra película en IMAX y que le parecía que era algo
impersonal. Además quería estar en un espacio pequeño lleno de cámaras captando
un montón de ángulos, lo que te proporciona un mayor control".
Esto no quiere decir que rodar en una sala más pequeña fuera algo fácil, para el
director o la banda. De hecho la primera noche en el Beacon sirvió como una especie
de ensayo y calentamiento, y la mayoría del material proviene de la segunda noche.
“Hablamos sobre todas las cámaras y el único problema que vimos es que cada
vez que una cámara se mueve necesita mucho espacio. Querían un montón de carriles
para mover las cámaras y grúas, de todo, pero no había mucho espacio en la sala ni en
el escenario. Si colocas dos grandes grúas en el escenario no queda mucho espacio
libre, así que hubo que hacer recortes. Aprendimos mucho la primera noche. Fuimos
mucho más eficientes la segunda", informa Jagger.
El proceso de documentar a los Stones generó algo de tensión creativa en
Scorsese, algo que revela con humor irónico los primeros fotogramas de la película, y
algo que también estuvo presente tras la cámara.
"Yo quería ver la música, pero tienes que darte cuenta de que si pones cinco
cámaras delante de una persona que no para de moverse, es fácil que choque con
alguna de ellas. Así que fue cuestión de probar y equivocarse y corregir, y tuvo mérito
teniendo en cuenta que ellos estaban constantemente de gira y yo estaba terminando
Infiltrados, así que fue imposible reunirnos todos de manera consistente hasta una
semana antes del rodaje. Así tuve que pensar la forma de capturar todo ese
movimiento con las cámaras mientras ellos también se movían. No quería inhibirlos de
ninguna manera pero también quería las mejores tomas posibles".
Había dos estilos artísticos opuestos trabajando juntos, la legendaria
meticulosidad de Scorsese y la espontaneidad desenfrenada de los Stones.
"Lo preparé todo meticulosamente, pero sabía que el 75% no saldría como
estaba planeado, y por otra parte quería que todo saliera bien. Las cámaras tenían que
estar en su sitio para capturarlo todo. Esa era la tensión. En último término había
ciertos movimientos con las grúas, que pedí específicamente para algunos pasajes y
los conseguimos", dice Scorsese.
También se preparó para la impulsividad de los Stones sobre el escenario con la
ayuda de las muchas cámaras y de los más aclamados directores de fotografía del
mundo que las manejaban.
"Una vez que designamos con qué Stone trabajaba cada director de fotografía,
planeamos los seguimientos. Sabía que si Mick salía del rango de cámara de John Toll,
sería recogido por otro. Tenía un gran monitor delante y si veía que algo realmente se
nos estaba escapando podía decirle a la cámara número 15 que siguiera donde la 12 lo
había perdido. En un principio, una vez que sabíamos los parámetros de los
movimientos, de quién sigue a quien, de cómo se superponen planos, ya teníamos la
base para poder trabajar. Todas esas cámaras también nos ayudaban con el problema
del enfoque, porque los Stones se mueven rápido, son muy espontáneos y sería una
pena tener el movimiento y no tenerlo enfocado. Así que si teníamos una cámara
asignada a una posición, Richardson establecía otra para respaldar a ésta, en otra
posición, sobretodo para conseguir un buen enfoque. Las imágenes primarias salen de
unas cámaras y las demás son refuerzos, se intenta rellenar espacios y conseguir las
mejores composiciones en situaciones imposibles".
Pearman destaca el espíritu incluyente y aglutinador de Scorsese para conseguir
que banda y equipo trabajaran juntos por el éxito de la producción: "Lo maravilloso de
Marty es que es muy colaborador, y que siente un gran respeto por la música. Fue
fantástico contemplar tanto respeto mutuo entre las partes implicadas, ver la
colaboración y haber podido trabajar como productora.”
"Una las mejores cosas sobre la forma en que Marty lo organizó todo es que
realmente te olvidabas de que se estaba grabando algo" , comenta Richards. "Estamos
acostumbrados a las cámaras para las pantallas de video, pero aunque teníamos 16
cámaras delante, no lo hubieras dicho. Marty las disimuló muy bien. No sentí que
estaba actuando para las cámaras, no más que cualquier otro concierto".
"Es un placer trabajar con él, y muy fácil", dice el guitarrista Ron Word. "Me
gusta su ética de trabajo y su credibilidad, es como un chaval de instituto pero mayor,
con una actitud relajada, en plan, disfrutemos, riamos y vayamos a por el trabajo, a ver
qué sale. Es un tipo muy cálido, y creo que saca lo mejor de ti, sea lo que sea. Te hace
sentir cómodo, incluso con todas esas cámaras alrededor. Miraras donde miraras veías
un trípode enorme con un aparato enorme encima y alguien señalando a alguien. Pero
tenías que concentrarte en la música que era lo que Marty quería.”
Las canciones de los Stones han aparecido a menudo en películas de Scorsese,
declara Pearman: "Ha usado canciones de los Stones en muchas de sus películas y
siente un enorme respeto por ellos".
"Sus canciones siempre han resultado extraordinariamente bien en el cine, hay
una energía, y una autoridad en su música... He utilizado Gimme Shelter en dos de mis
películas. La idea de que estamos solos, pero a veces necesitamos un refugio, y no lo
voy a conseguir de ti y voy a tener que buscarlo yo mismo, es un reflejo de la
desesperación que existió en cierto momento de los 60 pero también es algo
contemporáneo, por eso la volví a utilizar para Infiltrados, es un reflejo de dónde nos
encontramos hoy en día. Esa película retrata como una zona 0 moral, no sabes la
posición de nadie, nadie parece decir la verdad, ¿y qué demonios significa la verdad de
todas maneras? Gimme Shelter era la única que parecía funcionar.”
Mucho antes de que Scorsese se convirtiera en un director famoso, antes
incluso de que viera a los Stones en directo, la música de la banda le habló en un
lenguaje cinematográfico.
“Su música era una inspiración. Los Stones tienen una fuerza muy poderosa
para la música y el sonido que crean. Tiene que ver con la forma en que la banda se
orquesta, el uso de las guitarras y la batería y el sonido de la voz de Mick. Hice mis
primeros cortometrajes en 1963 ó 1964, y cierta música creó unas impresiones visuales
en mi mente que han permanecido conmigo. Los Stones fueron claves creando
imágenes en mi imaginación, sentimientos e impresiones que encontraron su camino
en muchas de mis películas. El sello de Malas Calles, por ejemplo, fue Jumpin Jack
Flash. Todo esto ocurrió incluso antes de que los viera en persona. La primera vez que
los vi fue en el Madison Square Garden, o al menos algo que se les parecía, porque
estaba sentado muy alto en los asientos malos. Pero para entonces ya estaba hecho
en mi cabeza. En otras palabras, creaba guiones en mi cabeza mientras escuchaba su
música”, dice.
Richards y los Stones no son novatos en el tratamiento cinematográfico por los
grandes maestros. De los más de 18 documentales que se han hecho sobre ellos,
“Shine a Light” es uno más de la docena encabezados por un “autor”. Está el que hizo
Jean Luc Godard en 1968 desde una postura activista-arrivista, “Sympathy for the
Devil: one plus one”; el documental de limitado estreno de Robert Frank (fue mostrado
en público quizás tres veces), sobre su depravada vida durante las giras, “Cocksucker
Blues”; el film artístico de Peter Whitehead “Charlie is My Darling”; el “Gimme Shelter”
de los hermanos Maysles, y el “Let’s Spend the Night Together” de Hal Ashby.
Seguidor del cine como es, Richards dice: “No hay que olvidar Hail!, Hail!, Rock and
Roll”, un documental de Taylor HAckford sobre un legendario concierto de Chuck
Berry, en el cual Richards aparece y que también coprodujo. “Para mí, Shine a Light
está a la par que ese film. Es diferente porque es un show de los Stones, pero como
película sobre el rock and roll es muy superior”.
¿Y por qué es este film tan importante para él como intérprete y como artista?
“De hecho, para mí”, dice Richards, “lo que fue realmente fascinante fue conseguir que
Marty se encargara de esto, y su visión. Para mí, el asunto era que Martin Scorsese
quería hacer algo, y yo pensé, bien, debe tener algo en la cabeza que vaya más allá de
este tipo de actuaciones grabadas. Así que de verdad quería averiguar qué era lo que
Marty quería”.
¿Quién habría adivinado que detrás del disfraz del último rockero rebelde late el
corazón de un amante del cine de filmoteca que sólo quería complacer a uno de los
grandes autores? “Cuando estás de verdad ahí arriba haciendo el trabajo, realmente lo
transmites todo al director, así que en ese sentido sólo haces lo que tienes que hacer, y
tratas de hacerlo lo mejor posible, y al final puedes ver si lo hiciste o no, y entonces te
paras a ver, ahhh, esta es su visión de todo esto”, observa Richards. “Tal y como es
revelado lentamente en Shine a Light, el inteligente uso que hace Marty del material de
archivo y de las imágenes en directo, por ejemplo, dan un buen sentimiento de ello. Te
vas dando cuenta de ello lentamente, mientras lo ves. De otra manera, no tienes ni
idea. No puedes meterte en el cerebro de otra persona.”
La atención de Scorsese a los detalles y su sentido musical en la edición son
otros de los sellos que atraparon a Richards. En una escena, el artista invitado Jack
White sube al escenario para interpretar “Lovin’ Cup”, una pieza con tres guitarras
acústicas en la cual Jagger se ata una Taylor acústica y White utiliza un ‘metal slide’
sobre su propio mástil. El filme entonces muestra a Richards con una acústica de 12
cuerdas para interpretar la canción de los 60 “As tears go by”, una de las actuaciones
más raras de la noche.
El tratamiento de las guitarras en esta secuencia fue la evidencia definitiva que
tuvo Richards de que se había puesto en manos de un maestro. “¿Cuántas veces
hemos visto dedos yendo arriba y abajo?”, dice Richards. “Lo que hizo Marty fue volver
la observación hacia un Rembrandt. Muestra la belleza de la guitarra en sí misma. No
se trataba sólo de quién las tocaba. Eran planos preciosos sobre los instrumentos en sí
mismos, lo que me parece muy, muy bonito”.
De acuerdo con Richards, fue Scorsese quien le empujó a interpretar “You Got
the Silver”, del clásico álbum “Let it Bleed”, en la película. “Fue un momento muy
especial para mí, porque fue la primera vez que lo hacía sin tocar realmente la guitarra.
Soy un guitarrista, ya sabes”, ríe. “Quiero decir, a veces canto. Pero simplemente la
libertad de hacerlo sin tener que pensar en la mano derecha y en la izquierda, y tener
que averiguar qué es lo que vas a hacer sin la guitarra, porque tienes que hacer otra
cosa. Tienes que moverte con la banda. Fue una gran novedad para mí, y muy muy
divertido”.
Según Pearman, Jagger coincidió con Scorsese en la meticulosidad con la
concienzuda atención con la preparó el listado de canciones. “Creo que la
preocupación de Mick era que quería que fuera algo muy, muy especial, porque era
Martin Scorsese y porque era en el Beacon. Quería que la set list fuera perfecta, no
una normal y corriente. Así que hubo muchísima preparación y todo ocurrió antes del
show”, afirma ella. “Estábamos todos hechos un manojo de nervios. Sin saber qué
filmar o lo que iba a ocurrir primero, o dónde iban a estar todas esas cámaras”.
Los nervios sobre la preparación de la lista de canciones están documentados
en el film casi como un prólogo del concierto, con Scorsese inquietándose por lo que
podría ser la lista, particularmente la canción de apertura. En la pantalla, Jagger replica
“estará lista, Marty, esa noche, una hora antes del show”.
Retrospectivamente, Scorsese se ríe por “lo absurdo de intentar ser organizado
cuando no sabíamos qué iba a ocurrir. Estábamos tratando con actuación, lo que es
tono y disposición, pero no era nuestro, era suyo. Ellos habían ensayado en el teatro,
habían ido al backstage y trabajado en ello, pero incluso media hora antes del show, no
estaban seguros”.
Scorsese dice que preparase para un set de canciones desconocido fue tan
emocionante como una carrera de caballos.
“Dependía de lo que les apeteciera tocar. Es como alguien que pone obstáculos
en una carrera. Él no elige el ganador. Sabe la temperatura de la carrera, sabe que el
jinete del caballo favorito ha tenido un problema con su familia. Tal vez su cabeza está
en otra cosa. Sabe que el camino puede estar cubierto de barro a las 3 en punto. No
sabe quién va a ganar, pero puede calibrar la temperatura y hacer un juicio estimado
sobre las apuestas. Pienso que eso es lo que un intérprete hace, y parte de la
excitación de no saber exactamente qué es lo que va a ocurrir”, dice Scorsese.
“La lista fue muy difícil de preparar”, afirma Jagger. “Es una película para ver en
un cine o en un DVD. Así que tiene su propia estética. No vas a hacer el mismo
concierto que harías en un gran sitio. El problema era que no teníamos un show para
teatro en este tour. En el tour anterior sí que lo teníamos. En otras palabras, teníamos
un set list que era diferente para teatro que tenía números diferentes. Era más íntimo.
Este tenía que ser todo inventado. La otra cosa es que en un film como este siempre es
agradable tener artistas invitados. Así que tenías que pensar en esto, qué tipo de
canciones iban a cantar y qué podrían hacer. ¿Cómo iba esto a cuadrar con el resto?
Es decir, no se trata sólo de pensar en la lista de canciones per se. Se trata de pensar
en la presentación de la lista para la película”.
“Y también tenía que equilibrar el hecho de que teníamos algunos compromisos
para editar un DVD del tour también, así que tenía que hacer una set list diferente a la
que apareciera en el DVD. Esto no se ve en la película, pero fue mi gran preocupación.
Tenía que resolver qué shows íbamos a tocar, éste y aquél y el otro, de manera que
fueran diferentes pero, sin embargo, de manera que estuvieran relacionados. Y
solucionar también cómo sería lo de los artistas invitados”.
Como Richards, Jagger sólo siente admiración y respeto por Scorsese. “Muchos
directores-autores estaban haciendo documentales, y principalmente ésto es una
película de un concierto. Son todos grandes realizadores. Creo que Marty es un
realizador maravilloso, y lo conozco desde hace algún tiempo. Y creo que de verdad
siente una gran pasión por esto. No es algo que haga en una semana, digamos, para
tener un poco de diversión. Está muy implicado, súper implicado, en la edición, hasta
conseguir que sea perfecta. Es muy devoto del detalle, algo muy importante en esto. Y
odia la idea de improvisar, como puedes ver en la elección de la set list”.
“En la posproducción fue extremadamente cuidadoso”, continua Jagger. “Quiere
que todo esté perfecto y sacar la máxima emoción de cada parte, sacar todas las
relaciones –trabajar tan duro como pueda. Así que creo que es un gran tipo con el que
trabajar. No es una persona que te ordene ni nada de eso, escucha tus sugerencias y
las acepta o no. Es muy cooperativo”. Y Richards añade: “Su ojo editando es increíble.
Tiene una buena mirada para capturarlo todo. Grabar tres espectáculos es una cosa.
Editar todo ese material otra. Y ahí es cuando la magia aparece con Marty”. Richards
también estaba impresionado por la manera en que Scorsese utilizó el material de
archivo y de antiguos noticiarios con las tomas sobre el escenario. “Marty hizo un
trabajo increíble al montarlos”, dice Richards. “No era sólo un truco. Todo tenía sentido,
sabes. Pero tío, observarme a mí mismo, quiero decir, todo está documentado de
alguna manera. Y aquí se trataba de la forma en que se utilizaba. Pensé que Marty hizo
un trabajo realmente suave cuando metía y sacaba el material de archivo, presente y
pasado, ya sabes. Ahora reto a Marty a averiguar el futuro”, bromea.
Scorsese no es novato en esto de filmar grandes conciertos. Debutó como editor
en “Woodstock”, y como en “Shine a Light”, rodó el documental definitivo sobre The
Band, “El Último Vals”, en un pequeño local. Esa película fue un tributo al clásico grupo
de rock, que tocaba su concierto de despedida, y las cámaras de Scorsese bailaron
alrededor de los músicos montadas sobre grúas, mientras estos tocaban. Pero la
narrativa también se implicaba con la historia de la banda y su pasado, con cortes
frecuentes a entrevistas de los miembros del grupo en el backstage, así como
comentarios de los invitados de The Band, y otros de sus ídolos musicales.
“Shine a Light” se centra en la música, prescindiendo del mecanismo de los
bustos parlantes, y optando en su lugar por fragmentos de noticiarios y material de
archivo de televisión como los únicos comentarios sobre la banda no basados en el
concierto. Scorsese espera que la audiencia vea el concierto en cines con un buen
sistema de sonido que les haga sentir como si estuvieran en el mejor asiento del local
viendo a los irreverentes Stones dando lo mejor de sí mismos.
“La cuestión al final era: ¿por qué estamos hacinedo esta película? No estamos
haciendo una película de compilación, una historia de los Rolling Stones, que habría
sido muy interesante, pero una epopeya demasiado extensa en duración y en el
número de años a cubrir. Y probablemente, son la banda más filmada de la historia del
rock. Hay muchos documentales en los que puedes ver a la banda llegando con sus
instrumentos, y gente diciendo ‘sí, yo trabajé así y asá en el 73‘, que no me interesan.
La música, su actuación, eso era lo importante. Así que el truco era que el material de
archivo tenía que estar en la cantidad justa para apoyar la música. Elegimos temas
como la idea de la longevidad de la banda, y algo sobre la notoriedad del grupo, y
entonces, en cierto punto, quisimos mostrar lo irrelevantes que se volvieron sus
entrevistas con ellos, porque siempre les preguntaban lo mismo una y otra vez hasta el
punto de que las preguntas ya no tenían ningún sentido. Sólo una cosa tenía
significado, realmente, y eso eran sus actuaciones. Así que el material de archivo se
escogió para enfatizar eso”, dice Scorsese.
Ese objetivo, que parece bastante sencillo en un cierto nivel, es un poco como
capturar un relámpago en una botella. El reticente pero siempre amable batería Charlie
Watts se estresa al intentar describir cómo es la relación de los Rolling sobre el
escenario. “No tengo ni idea de cómo describirlo”, dice Watts. “Pero algo pasa cuando
estamos juntos. Siempre ha sido así. Puedes hacer otra combinación de los mismos
instrumentos, la misma actuación, pero no sería lo mismo. Es sólo un par de guitarras,
un bajo y una batería; nada extraordinario. No puedes sentarte y analizarlo realmente,
pero definitivamente, algo ocurre cuando estamos juntos en el escenario. No somos lo
mismo los unos sin los otros”.
Añade que puede ser algo tan simple y duradero como las canciones por sí
mismas. “Los Rolling Stones son una banda de blues”, afirma Watts. “Hoy no toco de
forma diferente a como lo hacía cuando empezamos. Chuck Berry o Muddy Waters es
lo que siempre hemos tocado. Y no creo que hayamos cambiado”.
En su búsqueda para documentar su actuación, su presencia en el escenario, su
camaradería, Scorsese también capturó el legendario subidón de los Rolling sobre el
escenario, conciertos que ocultan por completo su edad real y que electrifican a sus
fans. Los planos finales de Jagger, siempre sin mirar a cámara, siempre entregado a su
audiencia en el palco, son impresionantes y hasta fatigantes de mirar.
“Para mí, actuar es algo para lo que has nacido, en cierta manera”, comenta
Jagger. “Puedes aprender algo sobre ello, y tienes que hacerlo, pero en última
instancia creo que ese impulso de actuar está dentro de ti, y los mejores espectáculos
son de gente que simplemente lo hacen de forma natural. No sé de dónde viene esa
energía, pero está ahí”.
Al final del rodaje, Brigitte Lacombe, la productora de la fotografía del set y una
artista por derecho propio, reunió a todo el equipo para tomar una foto. El
departamento de imagen destacó como algo especialmente emblemático para
Pearman. “Bob Richardson tiene ese pelo blanco largo y ondulado, y creo que en todo
el departamento de cámara había unas cien personas, más Marty, y en la foto todos
ellos llevan esas largas pelucas blancas. Es una foto asombrosa. Fue muy divertido.
Era Halloween, el final de una gran experiencia para todo el mundo. Y estos fotógrafos
estaban disfrutando muchísimo trabajando juntos”.
Pearman resume el impacto del rodaje como una gran colaboración feliz bajo
circunstancias inusuales. Además de la logística de “descargar y meter todo ese
material en un pequeño teatro”, estaba la especial atención y los detalles del Servicio
Secreto a disposición del ex presidente Clinton y sus acompañantes. Por motivo del
cumpleaños del presidente, Clinton se convirtió en el maestro de ceremonias del show.
“Era la mayor banda de rock de todos los tiempos, el mejor director de cine, y el
mejor presidente”, dice Pearman. “Todo el mundo ahí era una estrella del rock. Mick y
Keith y la banda son todos estrellas del rock, Marty es absolutamente un director
estrella del rock, y Clinton es un político que también es como una estrella del rock. Y
los directores de fotografía eran todos una banda de estrellas de la cinematografía. Era
emocionante el mero hecho de estar allí, el ser una parte del trabajo de ponerlo todo
junto y llevarlo más allá de la emoción”.
Damas y Caballeros… LOS ROLLING STONESEs difícil estimar la inmensa importancia de los Rolling Stones en la historia del
rock and roll. El grupo, que se formó en Londres en 1962, destiló mucha de la música
que les precedió y ejerció una influencia decisiva en mucha de la que vino después.
Sólo un puñado de artistas, no importa en qué género, consiguen ese status, y los
Stones figuran entre ellos con mayúsculas.
Cada álbum que han editado desde “The Rolling Stones” (1964) a “Exile on Main
Street” (1972), es esencial no sólo para comprender la música de ese tiempo, sino para
comprender ese tiempo mismo. Gracias a su intenso interés por el blues y el R&B, los
Stones conectaron con un público de jóvenes americanos, con una música que era
desconocida para la vasta mayoría de los blancos americanos. Aunque no eran una
banda política en sus primeros años, su obsesión con la música negra, Robert
Jonhnson, Muddy Waters, Howlin' Wolf, Chuck Berry, Marvin Gaye, etc. supuso un
golpe de aliento para el movimiento de los derechos civiles. De hecho, si los Stones no
hubieran vuelto a grabar después de 1965, aún serían legendarios...
Los Rolling Stones se convirtieron pronto en sinónimo de rebeldía hacía su
tiempo. Canciones como “Satisfaction”, “Street Fighting Men”, “Sympathy For the Devil”
y “Gimme Shelter” capturaban la violencia, el caos y la frustración de esa era. Para los
Stones, los 60 no fueron un tiempo de paz y amor. En muchos sentidos, la banda
encontraba la psicodelia confusa y estúpida. Siempre fueron unos pragmáticos
convencidos. Frente a las promesas y el idealismo de los 60, los Stones comprendieron
que no siempre puedes conseguir lo que quieres, como decía su canción del mismo
título.
Por esta razón, cuando los 60 tocaban a su fin y llegaban los 70, los Stones
siguieron con un nivel compositivo que rivaliza con cualquier otra gran banda de la
historia del rock. “Beggars Banquet” (1968), “Let It Bleed” (1969), “Sticky Fingers”
(1971) y “Exile on Main Street” (1972) aparecen recurrentemente en las lista de los
mejores discos de todos los tiempos. Todos grabados con el productor americano
Jimmy Miller, son discos que bullen igual que lo hacía la cultura de ese momento.
Mientras los Stones trabajaban en “Let It Bleed”, Brian Jones murió, y la banda le
reemplazó con Mick Taylor, un guitarrista cuyo lirismo y facilidad para la melodía
aportaba un contrapunto la energía rítmica de Keith Richards, añadiendo un elemento
al grupo que no había estado presente antes y abriendo nuevas direcciones musicales.
Tras esto, se convirtieron en una fuerza indomable en la escena musical y han
seguido siéndolo hasta hoy mismo. En 1978, el disco “Some Girls”, se enfrentó al
desafío del punk con temas enérgicos como “When the Chip Comes Down”, pero
también encontramos ritmos sinuosos con elementos disco como “Miss You”. Fue uno
de los mejores discos de la década. En 1975, Ron Wood sustituye a Mick Taylor,
convirtiéndose en otro elemento fundamental en el grupo que permanecería otras tres
décadas, y todavía hoy.
“Tattoo You” de 1981 añadió los clásicos “Start Me Up”, y “Waiting For a Friend”
al repertorio de los Stones y ocupó su lugar entre los discos más sobresalientes de la
época moderna del grupo. “Dirty Work” es probablemente su disco más infravalorado, y
refleja el tumulto que golpeaba a la banda cuando se grabó. Los fans radicales de los
Stones proclaman su amor por este álbum con orgullo.
Con el lanzamiento de “Steel Wheels” en 1989, los Stones volvieron a la
carretera por primera vez en siete años e inauguraron la última fase de su ilustre
carrera. En este tiempo han grabado discos creíbles y robustos, “Voodoo Lounge”,
“Bridges to Babilón”, el directo “Stripped”, y el recopilatorio “Forty Links”. En 2005
lanzaron “A Bigger Bang”, su primer disco con material nuevo del siglo 21.
En todo este tiempo los Stones han marcado un standard en lo que al directo se
refiere. Un logro acorde con la historia de la banda. Cuando los Stones comenzaron su
gira de 1969 publicitándose como "La Banda Más Grande del Rock and Roll", lo hacían
basándose en su poderío en directo. En esa época casi estaba de moda dejar a un
lado las giras, Bob Dylan y los Beatles los habían hecho. Pero los Stones se decidieron
a demostrar que escribir canciones brillantes y poderosas no era suficiente, que había
que hacer vibrar a los fans encima de un escenario. Los directos de los Stones,
capitalizados por la energía y la personalidad de Mick Jagger les ganaron esa fama al
principio de su carrera y la llama siguió encendida después.
Desde 1989 los Stones han hecho giras cada pocos años con una entusiasta
respuesta de su público. La gira que presentó “A Bigger Bang” recibió grandes críticas.
El bajista Darryll Jones, quien había tocado antes con Miles Davies, se unió a la banda
en 1994, cuando se fue Bill Wyman, y los Stones convirtieron lo que podría haber sido
un grave obstáculo en una inyección de energía rejuvenecedora. El éxito de la carrera
en directo de los Stones en este tiempo no se basa en el dinero o la cantidad de
espectadores, aunque han triunfado en ambos aspectos, sino en su demostración de
vitalidad, de compromiso con la idea de que el directo es lo que mantiene viva a una
banda de rock.
Y ese es el error fundamental cuando se hace la pregunta que siempre salta en
las giras de los Stones: ¿es ésta la última vez? Es cierto que la banda ha estado en las
noticias por muchas razones que poco o nada tienen que ver con la música. Arrestos,
declaraciones provocativas, divorcios, aventuras sentimentales, y toda clase de
cotilleos derivados de toda una vida bajo el ojo de las cámaras. Y no hay duda de que
Mick Jagger es una de las mayores celebridades del mundo.
Pero, por todo eso, los Stones pueden ser mejor comprendidos como músicos, y
su propia aceptación de ese hecho les ha ayudado a sobrellevar su carrera durante
tanto tiempo. A pesar de todos los titulares sensacionalistas que han protagonizado,
Mick Jagger es un extraordinario vocalista y Keith Richards es el motor que mueve a
los Stones y hace su música reconocible al instante. Ron Wood es un guitarrista que ha
formado una hermandad rítmica con Richards, pero también da color y textura a las
canciones de la banda. Y Charlie Watts, no hace falta decirlo, es uno de los mejores
baterías del rock. Es a la vez la roca a la que se aferra la banda, y la fuerza que la
mueve. A la vez elegante y sencillo, ninguno de sus gestos es al azar, todos son
necesarios. Él y Darryll Jones encarnan la a menudo monolítica noción del ritmo en la
sección rítmica en el rock and roll con una sofisticación irresistible, no pretenciosa y
derivada del jazz.
Los músicos viven y crean en el momento, y por eso los fans todavía quieren ver
a los Stones. Ciertamente hay también un catálogo de canciones que sólo unos pocos
pueden igualar. Seguramente también hay un deseo de ver a una banda que ha jugado
un papel fundamental en la definición misma de lo que es el rock and roll. Pero ver a
los Rolling Stones en directo es ver a una banda trabajadora tocando tan duro como
pueden, y nunca habrá una última vez para eso.
Equipo Técnico
Martin Scorsese (Director) nació en 1942 en Nueva York, y creció en el barrio
de Little Italy, que más tarde sirvió de inspiración para varias de sus películas.
Scorsese se licenció en Comunicaciones Cinematográficas en 1964, y realizó un
master en el mismo campo en 1966 en la Escuela de Cine de la Universidad de Nueva
York. Durante ese periodo realizó numerosos cortos que fueron premiados, entre ellos
“The Big Shave”.
En 1968 dirigió su primera película, “Who's That Knockin at my Door?”. Fue
ayudante del director y montador del documental sobre Woodstock en 1970, y alcanzó
el reconocimiento mundial por parte de la crítica y el público por “Mean Streets” de
1973. Scorsese dirigió su primera película documental, “Italianamerican” en 1974. En
1976, “Taxi Driver” ganó la Palma de Oro en Cannes. Le siguió “El Último Vals” en
1978, y “Raging Bull” en 1980, que recibió 8 nominaciones al Oscar. Después dirigió “El
Color del Dinero”, “La Última Tentación de Cristo”, “Good Fellas”, “Cape Fear”,
“Casino”, “Kundun”, y “La Edad de la Inocencia” entre otras películas. En 1996,
Scorsese completó un documental de 4 horas, “A Personal Journey with Martin
Scorsese Through American Movies”, codirigido con Michael Henry Wilson.
El documental fue comisionado por el British Film Institute para celebrar el
centenario del nacimiento del cine. En 2001, Scorsese estrenó “Il Mio Viaggio in Italia”,
que documenta su amor por el cine italiano. Su largamente gestado proyecto
“Gangsters de Nueva York”, se estrenó en 2002, y fue ampliamente premiada,
incluyendo un Globo de Oro al mejor director.
“El Aviador” se estrenó en 2004 y ganó 5 Oscars además del Globo de Oro y un
BAFTA. En 2005 dirige “No Direction Home: Bob Dylan”.
Su película más reciente, “Infiltrados” fue estrenada en 2006 y fue un éxito de
crítica y público, además de premiada por el Directors Guild of America, los Globos de
Oro, la New York Film Critics, el National Board of Review y los Critics Choice Awards,
a lo que hay que añadir 4 Oscar de la Academia incluyendo Mejor Película y Mejor
Director.
Scorsese ha dirigido por último “Shine a Light”, un documental sobre los Rolling
Stones, y entre el resto de sus premios se encuentran el León de Oro del Festival de
Venecia (1995), el AFI Life Achievement Award (1997), el Honoree de la Film Society
del Lincoln Center's (1998), y el DGA Lifetime Achievement Award (2003). Es fundador
y presidente de la Film Foundation, una organización sin ánimo de lucro dedicada a
preservar la memoria histórica del cine.
Victoria Pearman (productora), es la responsable de producir “Enigma”, que fue
estrenada en una proyección especial para el Príncipe Carlos, “Being Mick”, un
documental para ABC/Channel 4, y el documental sobre The Rolling Stones, “Tip of
Tongue”. También produjo un documental para A&E sobre la Global Initiative
Conference de Bill Clinton.
Pearman y Jagger también están produciendo un remake de “The Women”, con
Annette Bening, Meg Ryan, Eva Mendes, Bette Midler y Candice Bergen, y “Ruby
Tuesday”, una película de animación en asociación con Europacorp, de la que es
dueño Luc Besson.
Pearman además supervisa el desarrollo de los diferentes proyectos de Jagged
Films. Estos incluyen un segundo proyecto junto a Martin Scorsese, “The Long Play”,
una adaptación de la novela de Kazuo Ishiguro, “When We Were Orphans”, un
documental sobre la Sea Sheperd Conservation Society, “Sea”, una película sobre
Margot Fonteyn y Rudolph Nureyev, y una comedia sobre roadies y rock stars llamada
“Swap”.
Antes de fundar Jagged Films, Pearman era supervisora de producción ejecutiva
en New Regency Films, compañía de Warner Bros, donde trabajó en películas como
“Sommersby”, “The New Age”, “El Cliente”, “Falling Down”, “Six Degrees of Separation”,
“Asesinos Natos”, “Heaven and Earth”, “Second Best”, “Boys on the Side”, “Copycat”,
“Liberad a Willy” I y II.
Mientras fue vicepresidenta de producción en Island Alive Films, la primera
compañía realmente independiente, Pearman produjo “The Whales of August”., con
Bette Davis y Lillian Gish, y fue supervisora de producción y directora de casting en
“The Moderns” y “Trouble in Mind” de Alan Rudolph. En Island Alive también trabajó en
la producción de “Marlene”, un documental sobre Marlene Dietrich de Maximilian
Schell, “Stop Making Sense”, “Koyaanisqatsi”, “El Beso de la Mujer Araña”, “The Trip to
Bountiful” y “Choose Me”.
Nativa de Swansea, Gales, Pearman comenzó su carrera en Universal Pictures
en Londres.
Michael Cohl (productor) es responsable de cuatro de las giras mundiales más
taquilleras de todos los tiempos y es un prominente promotor musical a nivel mundial.
Cuatro años después de empezar su carrera como promotor local de conciertos en
1969, Cohl fundó Concert Productions International y rápidamente se convirtió en
cabeza visible de la escena musical canadiense, promoviendo Canadá como país
viable para giras musicales y adquiriendo experiencia en otros campos del
entretenimiento como los deportes, teatro, etc...
Productor prolífico e innovador de la programación en televisión y cine, además
de promotor de más de 150 bandas, entre sus clientes presentes y pasados figuran U2,
The Rolling Stones, Pink Flyod, Frank Sinatra, Stevie Wonder, Prince… etc. Cohl ha
producido una gran cantidad de eventos muy diversos, incluyendo varios años de Wide
World Sports , el tour de los Jackson, “Victory”, en 1984 junto a Michael Jackson, y el
concierto en formato IMAX más exitoso hasta ahora, “Live at Max” de The Rolling
Stones, así como el DVD musical más vendido de la historia, "Rolling Stones Four
Flicks".
En 1989 Cohl desarrolló el concepto de paquete de gira, con la gira de los
Stones, “Steel Wheels”, encargándose también del lucrativo mercado que rodea a
estos eventos: libros, televisión, videos, merchandising, etc.... Además se involucró en
espectáculos teatrales como los montajes de “El Rey León”, “Hairspray” y “Los
Productores”. Su primera incursión en Broadway fue con “Bombay Dreams” de A.R.
Rahman, basada en la exitosa producción londinense de Andrew Lloyd Weber.
Recientemente ha producido “The Woman in White” en el West End de Londres,
“Spamalot”, ganadora de tres premios Tony, y la versión teatral de “El Señor de los
Anillos”.
Al término de la gira de “Forty Licks” de los Stones en 2003, Cohl lanzó su
compañía de dvd's musicales con “Rolling Stones Four Flick”, que ganó numerosos
premios por la música y por sus ventas. Cohl editó también el dvd “Toronto Rocks”, que
documenta el concierto benéfico del mismo nombre organizado en 2003 para apoyar el
turismo y la cultura en el país. El evento reunió a 490.000 personas y se considera el
modelo a seguir en la organización de conciertos de este tipo. También en 2004
produjo el documental “Isn't This a Time!”, con The Weavers, Pete Seeger y Arlo
Guthrie. Presentada en el Festival de Cine de Toronto, recibió muy buenas críticas.
Cohl ha producido también documentales de leyendas musicales como Pete Seeger y
Harry Belafonte. En el verano de 2005, con el principio de una nueva gira de los Stones
a la vista, Cohl contestó a la llamada de Bob Geldof e hizo que Canadá formara parte
de Live 8, con un concierto multitudinario organizado en tres semanas en el que
participaron Neil Young, Bryan Adams y Gordon Lightfoot, entre otros. En total más de
1000 músicos actuaron en 10 escenarios repartidos por todo el mundo, y el concierto
fue transmitido por 182 cadenas de televisión y 2000 emisoras de radio. Tras este
concierto, los líderes del G8 acordaron incrementar la ayuda para África hasta 25
billones de dólares para el año 2010.
Ese año también marcó el largamente esperado regreso de los Stones a los
escenarios. El tour “A Bigger Band” del que también fue promotor Cohl ofreció a los
fans la oportunidad de ver el concierto desde estructuras colocadas en el mismo
escenario. La gira se convirtió en la más taquillera de la historia, con 3'5 millones de
espectadores e incluyó un concierto histórico y gratuito en la playa de Copacabana en
Río de Janeiro.
Cohl ha recibido el premio al Mejor Promotor Musical en varias ocasiones por
parte de numerosas publicaciones y asociaciones de la industria. En 2002 ingresó en la
Canadian Music Hall Of Fame. En 2005 fue premiado por el Billboard Magazine por sus
logros y por su influencia en la música como promotor. También como productor recibió
un Tony por el musical “Spamalot”, de los Monty Phyton.
2006 fue un año histórico para él: además de la gira de los Stones, fue
responsable de las de The Who y Barbra Streisand. Esta última consiguió beneficios
record en 14 de las 16 fechas de su gira, mientras que The Who agotaron las entradas
en toda Norteamérica.
Zane Weiner (productor), ha supervisado producciones para Shangri-La
Entertainment que incluyen “The Polar Express”, “The Big Bounce”, “Looking For
Comedy in the Muslim World”, “For Your Consideration” y “Beowulf”. Antes de unirse a
la compañía, fue jefe de unidad de producción en muchas películas, incluyendo
“Wonder Boys” y “8 Millas”, además de la trilogía de “El Señor de los Anillos”.
Weiner vive en Pennsylvania con su mujer, la directora y coreógrafa Niki Harris.
Jane Rose (coproductora ejecutiva), ha sido manager de Keith Richards
desde 1985, y ha trabajado con The Rolling Stones en distintas áreas desde 1975. El
último paso que ha dado en la dirección de la carrera de Richards en solitario es
negociar un contrato para la publicación de su autobiografía en 2010. El libro será
escrito junto a James Fox, autor de White Mischief y amigo de Richards desde hace 30
años.
Fue productora ejecutiva del DVD “Keith Richards and The X-pensive Winos:
Live at the Hollywood Palladium”, una edición limitada que acompañó su album en
solitario.
También fue productora asociada de “Hail! Hail! Rock'n'Roll”, concierto en el que
Richards aparece acompañado de Chuck Berry, Eric Clapton, Robert Cray y Etta
James en la ciudad natal de Berry, St Louis.
Robert Richardson (director de fotografía), ha ganado los siguientes premios:
Oscars:
- Dos premios, por “El Aviador” (2004), “JFK” (1991)
- Tres nominaciones: “Snow Falling on Cedars” (1999), “Nacido el 4 de Julio” (1989)
y “Platoon” (1986)
The American Society of Cinematographers Awards:
- 8 nominaciones, por “The Good Sheperd” (2006), “El Aviador” (2004), “Snow
Falling on Cedars” (1999), “El Hombre que Susurraba a los Caballos” (1998),
“Heaven and Herat” (1993), “Algunos Hombres Buenos” (1992), “JFK” (1991),
“Nacido el 4 de Julio” (1989)
BAFTA Awards:
- Dos nominaciones: “El Aviador” (2004), “Platoon” (1986)
Otros créditos de Richardson incluyen “Kill Bill: Vol. 1” y “Kill Bill: Vol. 2”, “Bringing
Out the Dead”, “Wag the Dog”, “U-Turn”, “Nixon”, “Casino”, “Asesinos Natos”, “The
Doors”, “Repo Man”.
David Tedeschi (montador), ha trabajado con Martin Scorsese en otras dos
ocasiones: en el documental ganador del Peabody Award, “No Direction Home: Bob
Dylan”, una crónica de la vida del legendario cantante folk y rock, y también “Feel Like
Home”, parte de la serie de documentales “The Blues”.
Tedeschi también ha continuado su larga colaboración con el director Leon Ichaso
en “El Cantante”, con Jennifer Lopez y Mark Anthony, habiendo sido el encargado del
montaje del biopic “Piñero” con Benjamin Bratt en el papel del icónico poeta Miguel
Piñero.
Entre sus créditos en televisión destacan “The Shield”, “American High”, “The
Osbournes” y “TV Nation”.
Bob Clearmnountain (sonido), es un productor, ingeniero y mezclador de sonido
aclamado por los grandes estudios de grabación. Influenciado por su hermano
guitarrista, empezó a tocar el bajo en su juventud. Fascinado por los medios de
grabación desde el principio, también jugó con la electrónica. Mientras estaba en el
instituto grabó una demo con su banda en los estudios Media Sound de Nueva York y
cuando la banda se disolvió, Bob volvió a los estudios para buscar trabajo. En un
principio fue contratado como chico de los recados, pero en unos meses ya era
ayudante del ingeniero de sonido en una sesión de Duke Ellington. Trabajó sin
descanso como ingeniero durante los 70, y se hizo bastante conocido en los círculos de
la música disco por sus producciones sofisticadas en discos de Chic y Sister Sledge.
Paralelamente empezó a producir discos de bandas new wave como The Rezillos y
Tuff Darts.
Con la llegada de los 80, Clearmountain trabajó no solo con principiantes como
Bryan Adams y The Church, sino que fue ingeniero en discos de David Bowie y Roxy
Music. El año 1984 fue determinante para él con su trabajo en “Reckless” de Bryan
Adams y “Big, Bam Boom” de Hall & Oates, además de encargarse de las mezclas del
“Born in the Usa” de Bruce Springsteen. Trabajando a menudo en equipo con el
productor Jimmy Lovine, Clearmountain fue responsable de hits como “Kick” de INXS,
“Once Upon a Time” de Simple Minds y “Get Close” de The Pretenders. Durante los 90
desarrolló el SessionTools, una aplicación para estudios de grabación diseñada para
facilitar todas las facetas de la grabación moderna de música.
Y por supuesto no podemos olvidarnos de su trabajo con The Rolling Stones,
destacando su labor en discos como “Voodoo Lounge”, “Bridges to Babylon” y “Forty
Licks”.