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Una colaboración con Copyright © 2013 The New York Times DOMINGO, 20 DE OCTUBRE DE 2013 INTERNATIONAL WEEKLY El premio, anunciado el 11 de octubre, recayó en cambio en la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas. Pero des- pués de una semana de intensa cobertura periodística en la que se conoció su autobiografía y re- cibió un prestigioso premio euro- peo por los derechos humanos, la estatura de Yousafzai como símbolo de paz y valentía quedó establecida en todo el mundo –en todas partes, al parecer, menos en su patria–. Esto no se debe simplemen- te a que las estudiantes temen convertirse en blancos. “Estoy en contra de Malala”, dijo Mu- hammad Ayaz, de 22 años, un co- merciante de una tienda vecina a la antigua escuela de Yousafzai en Mingora, la principal ciudad del Valle de Swat. “Los medios proyectaron a Malala como una heroína de Occidente. ¿Pero qué hizo por Swat?” Este sentimiento de fuerte ani- mosidad hacia Yousafzai, de 16 años, en el Valle de Swat –lugar que el año pasado abandonó apre- suradamente en un helicóptero militar para recibir tratamiento después de ser atacada– parece estar motivado en parte por las tensiones de una comunidad ru- ral todavía traumatizada por el conflicto. Si bien el ejército paquistaní expulsó a los talibanes de Swat durante un gran operativo mili- tar en 2009, quedan todavía gru- pos de militantes. El miedo que 8 CienCia y TeCnOLOGÍa Hay fascinación por la mosca de la fruta. POR SALMAN MASOOD y DECLAN WALSH VALLE DE SWAT, Pakistán LA PrEguNTA dirigidA a un curso de alumnas ado- lescentes de una escuela de niñas aquí en este pintoresco valle montañoso era muy simple: ¿cuántas habían oído hablar de Malala Yousafzai?, quiso saber un funcionario municipal. Las alumnas miraron al funcionario, Farrukh Atiq, en silencio. Nadie levantó la mano. “Todas conocen a Malala, pero no quieren quedar pega- das a ella”, diría Atiq más tarde, en tanto crecían las versio- nes de que Malala Yousafzai, quien fue atacada a balazos por los talibanes hace un año, podía ganar el Premio Nobel de la Paz. Heroína, pero no para todos Odio que conduce a algunos al terror POR KATRIN BENNHOLD LONdrES — En su cómodo living londinense, Sean O’Callaghan acaba- ba de ver las imágenes televisadas de gente aterrada huyendo de los militan- tes en un centro comercial elegante de Kenia. A algunos de los que estaban en el interior les habían preguntado cuál era su religión. Los musulmanes se salvaban, los no musulmanes eran ejecutados. “Por dios, estos son jihadistas du- ros”, dijo un compatriota irlandés ami- go suyo, sacudiendo la cabeza. “Pero nosotros hacíamos lo mismo”, replicó O’Callaghan. En 1976 tuvo lugar la masacre de Kingsmill. Hombres católicos arma- dos detuvieron una camioneta con 12 obreros en County Armagh, en irlanda del Norte, liberaron al único católico que había entre ellos, pusieron en fila a los 11 protestantes y los mataron uno por uno. O’Callaghan, ex miembro de los pa- ramilitares del Ejército republicano irlandés (irA), conoce lo que es la ma- tanza a sangre fría. un día soleado de agosto de 1974, entró en un bar en Omagh, irlanda del Norte, y mató a un hombre que estaba inclinado en el mostrador leyendo las páginas de carreras, un hombre que, según le habían dicho, era un traidor notorio a la causa católica irlandesa. Los paralelos históricos son inevi- tablemente equívocos. No obstante, la reciente oleada de espantosos baños de sangre –el ataque en Nairobi que dejó montones de muertos, la ejecución de prisioneros con los ojos vendados por parte de los jihadistas sirios, y el solda- do egipcio que le disparó a la hija adoles- cente del líder de los Hermanos Musul- manes– plantea un viejo interrogante: ¿Es algo que todos llevamos dentro? Muchos piensan que sí. Para O’Callaghan, era una cuestión de foco. “Lo que uno ve en ese momento no es un ser humano”, dijo recientemente en una entrevista. Superar una proscripción profunda- mente arraigada contra el asesinato no es fácil. En su libro “Ordinary Men”, Christopher r. Browning describe las dificultades que tuvo un batallón de la policía alemana, integrado por padres, hombres de negocios y plomeros para ejecutar a miles de judíos en Polonia. Cuántos de ellos fallaban a quemarro- pa. Cómo vomitaban y lloraban des- pués de masacrar a madres y niños. El esfuerzo que les significó convertirse SUSAN WALSH/ASSOCIATED PRESS Sigue en la página 5 Sigue en la página 4 10 eSTiLOS Sudán del Sur se viste para una época de paz. 2 eL MUnDO Violencia en ciudad de Olimpiadas invernales. ZOHRA BENSEMRA/REUTERS La proyección de Malala Yousafzai (arriba) como símbolo de paz y valentía está establecida globalmente, pero en Pakistán es criticada. En esta fotografía, estudiantes de Islamabad.

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Una colaboración con

Copyright © 2013 The New York Times

Domingo, 20 DE octubrE DE 2013InternatIonal Weekly

El premio, anunciado el 11 de octubre, recayó en cambio en la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas. Pero des-pués de una semana de intensa cobertura periodística en la que se conoció su autobiografía y re-cibió un prestigioso premio euro-peo por los derechos humanos, la estatura de Yousafzai como símbolo de paz y valentía quedó establecida en todo el mundo –en todas partes, al parecer, menos

en su patria–.Esto no se debe simplemen-

te a que las estudiantes temen convertirse en blancos. “Estoy en contra de Malala”, dijo Mu-hammad Ayaz, de 22 años, un co-merciante de una tienda vecina a la antigua escuela de Yousafzai en Mingora, la principal ciudad del Valle de Swat. “Los medios proyectaron a Malala como una heroína de Occidente. ¿Pero qué hizo por Swat?”

Este sentimiento de fuerte ani-mosidad hacia Yousafzai, de 16 años, en el Valle de Swat –lugar que el año pasado abandonó apre-suradamente en un helicóptero militar para recibir tratamiento después de ser atacada– parece estar motivado en parte por las tensiones de una comunidad ru-

ral todavía traumatizada por el conflicto.

Si bien el ejército paquistaní expulsó a los talibanes de Swat durante un gran operativo mili-tar en 2009, quedan todavía gru-pos de militantes. El miedo que

8CienCia y TeCnOLOGÍa

Hay fascinación por la mosca de la fruta.

POR SALMAN MASOOD y DECLAN WALSHValle de Swat, Pakistán

LA PrEguNTA dirigidA a un curso de alumnas ado-lescentes de una escuela de niñas aquí en este pintoresco valle montañoso era muy simple: ¿cuántas habían oído hablar de Malala Yousafzai?, quiso saber un funcionario municipal.

Las alumnas miraron al funcionario, Farrukh Atiq, en silencio. Nadie levantó la mano.

“Todas conocen a Malala, pero no quieren quedar pega-das a ella”, diría Atiq más tarde, en tanto crecían las versio-nes de que Malala Yousafzai, quien fue atacada a balazos por los talibanes hace un año, podía ganar el Premio Nobel de la Paz.

Heroína, pero no para todos

odio que conduce a algunos al terror

POR KATRIN BENNHOLD

LONdrES — En su cómodo living londinense, Sean O’Callaghan acaba-ba de ver las imágenes televisadas de gente aterrada huyendo de los militan-tes en un centro comercial elegante de Kenia. A algunos de los que estaban en el interior les habían preguntado cuál era su religión. Los musulmanes se salvaban, los no musulmanes eran ejecutados.

“Por dios, estos son jihadistas du-ros”, dijo un compatriota irlandés ami-go suyo, sacudiendo la cabeza. “Pero nosotros hacíamos lo mismo”, replicó O’Callaghan.

En 1976 tuvo lugar la masacre de Kingsmill. Hombres católicos arma-dos detuvieron una camioneta con 12 obreros en County Armagh, en irlanda del Norte, liberaron al único católico que había entre ellos, pusieron en fila a los 11 protestantes y los mataron uno por uno.

O’Callaghan, ex miembro de los pa-ramilitares del Ejército republicano irlandés (irA), conoce lo que es la ma-tanza a sangre fría.

un día soleado de agosto de 1974, entró en un bar en Omagh, irlanda del Norte, y mató a un hombre que estaba inclinado en el mostrador leyendo las páginas de carreras, un hombre que, según le habían dicho, era un traidor notorio a la causa católica irlandesa.

Los paralelos históricos son inevi-tablemente equívocos. No obstante, la reciente oleada de espantosos baños de sangre –el ataque en Nairobi que dejó montones de muertos, la ejecución de prisioneros con los ojos vendados por parte de los jihadistas sirios, y el solda-do egipcio que le disparó a la hija adoles-cente del líder de los Hermanos Musul-manes– plantea un viejo interrogante: ¿Es algo que todos llevamos dentro?

Muchos piensan que sí. Para O’Callaghan, era una cuestión de foco. “Lo que uno ve en ese momento no es un ser humano”, dijo recientemente en una entrevista.

Superar una proscripción profunda-mente arraigada contra el asesinato no es fácil. En su libro “Ordinary Men”, Christopher r. Browning describe las dificultades que tuvo un batallón de la policía alemana, integrado por padres, hombres de negocios y plomeros para ejecutar a miles de judíos en Polonia. Cuántos de ellos fallaban a quemarro-pa. Cómo vomitaban y lloraban des-pués de masacrar a madres y niños. El esfuerzo que les significó convertirse

susan walsh/associated press

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10eSTiLOS

Sudán del Sur se viste para una época de paz.2

eL MUnDO

Violencia en ciudad de olimpiadas invernales.

Zohra Bensemra/reuters

la proyección de malala Yousafzai (arriba) como símbolo de paz y valentía está establecida globalmente, pero en pakistán es criticada. en esta fotografía, estudiantes de islamabad.

2� Domingo, 20 DE octubrE DE 2013

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SochichiCHECHENIA

RUSIA

KAZAJISTÁNUCRANIA

TURQUÍA

GEOORGIA

M a r N e g r o

M a rr C a s p i oi o

480 KMS.

DAGUESTÁNMajachkalá

POR ANDREW E. KRAMER

maJacHKaLÁ, rusia — La huida duró solo unos cuantos se-gundos y finalizó con el sonido de un disparo. Shamil abdulayev, quien tenía 24 años, había tratado de escapar corriendo de un grupo de hombres que él sabía buscaban secuestrarlo. Los hombres porta-ban gorros pasamontañas y circu-laban a bordo de un sedán Lada con vidrios polarizados.

“mi muchacho fue herido en la pierna, y algunos testigos dicen que le dieron un cachazo con un rifle, lo esposaron y lo subieron al auto”, narró Patimat abdulkadyro-va, su madre, sobre el episodio este verano. el auto desapareció entre el tráfico de la ciudad con abdula-yev a bordo.

aún faltan cuatro meses para las olimpiadas de Invierno de 2014 en Sochi, rusia, pero los residentes de majachkalá, la capital de dagues-tán, dicen tener meses de sentir los efectos. Las autoridades rusas, re-sueltas a no permitir que un ataque terrorista empañe las festividades, toman medidas enérgicas en la agi-tada región del norte del cáucaso —que yace incómodamente cerca de la ciudad olímpica— al detener a presuntos milicianos sin presentar cargos, indican algunos activistas de derechos humanos.

chechenia y daguestán, repúbli-cas del norte del cáucaso que des-de hace mucho tiempo son el sitio de una insurgencia islámica y de ataques terroristas, sufren actual-mente el conflicto más sangriento en europa, concluyó el Grupo Inter-nacional de crisis, en un reporte re-ciente. el año pasado, los combates cobraron al menos 700 vidas y deja-ron 525 heridos, arrojó el informe. en el primer semestre de este año, murieron al menos 242 personas y

253 resultaron heridas.el emirato del cáucaso, el prin-

cipal grupo islamista terrorista en la región, dio a conocer un video en julio en el que llamaba a sus simpa-tizantes a atacar las olimpiadas, que, aseguró el grupo, eran reali-zadas “sobre los huesos” de musul-manes muertos.

rusia hizo la prueba con amnis-tías y desarrollo económico, inclu-yendo la idea de construir centros turísticos de esquí en provincias montañosas. el emirato del cáuca-so respondió haciendo estallar una

telesilla (silla aérea para esquí).el desarrollo económico nunca

llegó lejos en majachkalá, una ciu-dad desolada que recibió atención en la primavera como el hogar oca-sional de la familia de Tamerlan y dzhokhar Tsarnaev, los presuntos atacantes del maratón de Boston. el polvo revolotea sobre las calles repletas de baches de la ciudad más peligrosa de rusia y policías mon-tan guardia en las intersecciones.

en septiembre, el presidente Vla-dimir V. Putin señaló que el ejército y el ministerio del Interior debían

actuar de manera más enérgica para mejorar la seguridad previo a las olimpiadas, pero la ofensiva co-menzó desde antes, afirman varios analistas.

La región, que no está precisa-mente en guerra pero que nunca ha logrado la paz, está inmersa en lo que se asemeja a una guerra sucia estilo latinoamericano, un conflic-to prolongado, rudimentario y lleno de abusos.

en lo que va del año, 58 personas han sido plagiadas por hombres en autos sin distintivos; 19 de ellas es-

tán desaparecidas.La mayor parte del caos se debe

a la enemistad que crece entre las familias de los agentes de seguri-dad y las familias de los milicianos, explican los analistas.

el Kremlin ha reconocido el pro-blema, y ha tomado medidas enérgi-cas contra los oficiales acusados de valerse de sus puestos para ajustar rencillas personales. algunos de-fensores de los derechos humanos elogiaron la medida, pero ha exa-cerbado el sentido general de pan-demonio previo a las olimpiadas.

Tras la desaparición de abdu-layev, en junio, los médicos en un hospital les dijeron a sus familiares que lo habían cedido a la custodia de la Policía, comentó su madre.

Sin embargo, en términos oficia-les, él simple y sencillamente ha desaparecido.

“dios mediante”, susurra ella, con lágrimas en los ojos, “esto lle-gará pronto a una conclusión”.

ofensiva rusa para proteger ciudad de olimpíadas

The New York Times

Vigilan área cerca de sochi, sede de juegos de invierno.

DmiTrY kosTYukoV, para The New York Times

autoridades rusas son acusadas de detener a presuntos milicianos. majachkalá, Daguestán.

POR GINANNE BROWNELL

NaIroBI, Kenia — Los campa-mentos de refugiados en dadaab, en el norte de Kenia, se localizan en un sombrío paisaje, remoto, polvo-riento y árido, calcinado por el Sol y azotado por violentas tormentas de polvo que se levantan de la nada.

Los primeros tres campamentos fueron abiertos a principios de los años 1990, cuando la guerra civil en Somalia llevó a miles al otro lado de la frontera, y dos campamentos más han aparecido desde entonces en el desierto. Unas 500 mil perso-nas viven ahí, lo que lo convierte en el complejo de refugiados más

grande del mundo.La proximidad con Somalia en

ocasiones convierte a dadaab en un lugar peligroso. Varios traba-jadores humanitarios han sido se-cuestrados ahí en años recientes, incluyendo a dos capturados en el 2011 que fueron liberados apenas este verano. Un incidente terminó el año pasado en un tiroteo entre secuestradores y soldados kenia-nos. Ha habido acceso a clases de primaria y secundaria, pero más

allá de eso las oportunidades edu-cativas han sido extremadamente limitadas.

en la actualidad, un programa piloto es desarrollado para brindar a 400 estudiantes en los campa-mentos una posibilidad de obtener diplomas en enseñanza y títulos universitarios.

“muchas personas permanecen en el complejo de refugiados y se quedan ociosas”, señaló abdullahi abdi, de 20 años. “Ni siquiera pue-des imaginarte la oportunidad de oro que esto representa para todos nosotros”.

La idea se derivó de un programa a largo plazo dirigido por el Servi-cio Universitario mundial de cana-dá, que ha brindado becas en uni-versidades canadienses a mil 350 refugiados de alrededor del mundo durante los últimos 35 años.

La Universidad de york, en To-ronto, ofrecerá su certificado de 30 créditos de estudios educativos, mientras que la Universidad de Kenyatta, en Nairobi, brindará un

diploma de maestro de primaria. Un curso de maestro de secundaria será manejado conjuntamente por la Universidad moi, del occidente de Kenia, y la Universidad de co-lumbia Británica.

“Sabíamos que sería grande en términos de recursos, organización y pensamiento”, indicó Wenona Gi-

les, catedrática en la Universidad de york y líder del proyecto.

Las clases, impartidas en per-sona y en línea, se ofrecerán en el pueblo de dadaab. Los estudiantes también estarán vinculados con mentores en canadá y Kenia.

en la primera matrícula de estu-

diantes, alrededor del 17 por ciento eran mujeres, lo que refleja el hecho de que las niñas tienden a abando-nar la preparatoria bajo presión fa-miliar o religiosa. el plan es incre-mentar la proporción de mujeres a por lo menos el 40 por ciento.

Si el programa funciona, varios de sus elementos podrían ser lle-vados a otros campamentos. “en el mundo humanitario con frecuencia nos emocionamos con soluciones y rápidamente las ponemos a prue-ba en todas partes”, comentó mary Tangelder, directora del programa de educación en emergencias de la Universidad de Nairobi.

La violencia jihadista islámica está en aumento en el este de Áfri-ca y hay rumores de que milicianos del Shabab somalí podrían vivir en los campamentos de refugiados.

“La educación superior brinda una alternativa a, por ejemplo, in-gresar a una milicia o aceptar for-mas peligrosas de empleo”, añadió Giles. “Les brinda una posibilidad de reimaginar el campamento de refugiados, una posibilidad de asistir a una escuela de graduados, una posibilidad de quizá irse a casa y reconstruir Somalia”.

La educación les ayuda a ver más allá de su propia miseria.

Universidad llega a refugiados de kenia

Domingo, 20 DE octubrE DE 2013� 3

4� Domingo, 20 DE octubrE DE 2013

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en asesinos.Una cultura de autoridad y obe-

diencia que reemplaza la respon-sabilidad moral individual por la lealtad a una misión más grande contribuye a relajar la inhibición moral contra el homicidio, dicen los psicólogos sociales. Es lo que sucede, asimismo, con la regulari-zación de la rutina de la violencia, así como también con la injusticia o la penuria económica que per-mite al asesino verse a sí mismo como la verdadera víctima.

Pero el ingrediente más impor-tante es, probablemente, la des-humanización de las víctimas, dijo David Livingstone Smith, profesor de la Universidad de New England en Maine y autor de Less than human: Why we de-mean, enslave, and exterminate others (Menos que humano: por qué humillamos, esclavizamos y exterminamos a otros).

“Pensar a nuestros enemigos en categorías subhumanas es una forma de crear una distancia mental, de excluirlos de la familia humana”, dijo. “Hace que el asesi-nato se vuelva no solo permisivo sino obligatorio. Debemos matar a los gusanos o predadores”.

Los Hutus en Ruanda llamaban cucarachas a los Tutsis, los nazis describían a los judíos como ra-tas. Los invasores japoneses se referían a sus víctimas chinas du-rante la masacre de Nanjing como “chancorros” o “subhumanos”. Los soldados estadounidense combatieron a los “hunos” bárba-ros en la Primera Guerra Mundial y a los “norcoreanos de m...” sin Dios en Vietnam.

En Irlanda del Norte, “taig” era un insulto popular hacia los cató-licos. Después de iniciadas Las Hostilidades en 1968, cuando imá-genes de católicos expulsados de sus casas con bombas en Belfast inundaron los informativos crean-do un ejército de jóvenes católicos furiosos, los protestantes también se convirtieron en “hunos”.

Esos rótulos ayudan, comentó John Horgan, director del Centro

de Estudios sobre Terrorismo y Seguridad de la Universidad de Massachusetts, Lowell, y autor de Walking away from terrorism (Salir del terrorismo), un libro so-bre experiencias de ex militantes. Sin embargo, “Luchan con su con-ciencia”, dijo.

No es casual que en las ejecu-ciones terroristas se suela enca-puchar a la víctima, dijo. “Ver la cara de la persona cuando se mata es algo muy difícil”.

O’Callaghan nunca se atrevió

a mirar de frente al hombre que mató aquel día de 1974.

Le habían dado la información de que Peter Flanagan, legenda-rio católico renegado del IRA y “jefe de tortura” del Cuerpo de la Policía Real del Ulster, solía al-morzar en el bar Broderick.

O’Callaghan tenía 19 años. Bus-có su blanco y centró sus ojos y su arma en un torso con camisa azul sin rostro. Primero cayó el diario. Después el torso, desplomándose

de la banca en cámara lenta. Una voz rogó “No”.

Recordó lo que le había dicho su abuela cuando tenía apenas 9 años: “Si matas a balazos a un policía británico, desentiérralo y dispárale de nuevo porque en ellos nunca se puede confiar”.

Disparó ocho veces.Años más tarde, supo que Pe-

ter Flanagan no era el monstruo en que el IRA lo había convertido. Flanagan estaba desarmado, ha-bía declarado contra oficiales de la policía británica en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo y posiblemente nunca había torturado a nadie.

O’Callaghan más tarde se con-virtió en informante de la policía irlandesa y posteriormente se entregó, declarándose culpable de 42 crímenes, incluido éste. Fue condenado a 539 años de prisión. Después de ocho años, fue indul-tado y en 1996 salió libre. Rechazó la oferta de un programa de pro-tección de testigo –asumir la res-ponsabilidad y hacer las paces–. “Pero naturalmente es algo que nunca se hace”, dijo.

Lo que más lo obsesiona es un comentario que hizo su conduc-tora aquel día. Tras el asesinato, cuando ya habían huido, se habían desprendido del auto robado y es-taban en una casa a salvo, ella di-jo: “Me da pena por la madre”.

Viene de la página 1

el odio detrás del terrorismo

tyler hicks/the New york times

Personas huyen de un ataque en un centro comercial de Nairobi, kenia, en septiembre último.

La conversación sobre los re-cursos que se consumen en este planeta cada vez más poblado y de-sarrollado converge en estos días en la energía: cómo cubrir la cre-

ciente deman-da de energía de modo tal de no arruinar el aire, el agua ni el clima. Pero hay una nece-sidad humana más elemental de un recurso

finito que contiene su propia de-manda de creatividad. Se trata simplemente de la necesidad de un lugar donde estar.

Los desafíos en lo que respecta a cubrir esa necesidad son diver-sos y dependen de factores como la geografía, la oportunidad y la economía. También las soluciones son diversas. Singapur tiene 5.4 mi-llones de habitantes, una cifra que se estima crecerá a casi 7 millones para 2030, y se está quedando sin espacio. El país tiene alternativas limitadas y considera la edificación subterránea.

“Singapur es chico, y tengamos o no 6.9 millones de habitantes, siem-pre hace falta encontrar nuevos es-pacios”, declaró al New York Times Zhao Zhiye, de la Universidad Tec-nológica Nanyang.

Ya hay autopistas y carriles de tránsito subterráneos, se empieza a trabajar en un búnker de petróleo y se planea un centro de investiga-ciones científicas.

“Al principio podría haber algún problema psicológico, pero si conta-mos con iluminación y ventilación adecuadas, poco a poco la gente se acostumbrará a la idea de trabajar y vivir en espacios subterráneos”, dijo el doctor Zhao.

Investigadores de Nanyang y de la Universidad Nacional de Singa-pur contemplan la posibilidad de centros deportivos, piscinas y tea-tros subterráneos.

Ng Chi-hung aceptaría de buen grado un lugar en el que pudiera estar de pie. Es uno de los veintidós hombres que viven en un aparta-mento de 42 metros cuadrados en Hong Kong, en el cual están unos sobre otros en cubículos en los que apenas entran un colchón, un tele-visor y algunos estantes, informó el New York Times.

“Si se vive en un espacio así, hay que adaptarse a todo”, dijo Ng, que tiene 55 años y está desempleado. En una de las ciudades más caras del mundo, paga unos US$180 por mes por su cubículo.

Los investigadores determina-ron que en Hong Kong hay por lo menos 170 mil personas que viven de forma similar, en espacios divi-didos con tabiques de yeso y ma-lla metálica. Solo tienen espacio para dormir y apenas algo más. Cheng Tin-sang, de 59 años, que tiene el cubículo que está sobre el de Ng, no puede trabajar debido a un problema cardíaco, de modo que deambula por las calles todo el día. “Me siento en lugares como McDonald’s”, dijo. “En donde haya aire acondicionado”.

En comparación, los problemas de los jóvenes y ambiciosos pare-cen insignificantes, pero quienes sueñan con ser multimillonarios enfrentan limitaciones. En San Francisco, donde la tecnología tie-ne cada vez más peso, es difícil en-

contrar espacio de oficinas.Una solución es alquilar una

mesa, o parte de una mesa. Es la opción que ofrece a los emprendi-mientos tecnológicos RocketSpace, que cobra entre US$700 y US$800 por mes por espacio en una mesa larga que sirve de escritorio. “Los auriculares son el nuevo cubículo”, declaró al New York Times el fun-dador de RocketSpace, Duncan Logan.

Pero todo tiene sus ventajas, co-mo la energía que circula cuando se trabaja junto a inquilinos entre los que han figurado Zappos y Spo-tify.

“Cuando trabajaba solo, pen-saba que tenía una idea multimi-llonaria”, dijo uno de los inquili-nos, Michael Perry. “Aquí todos piensan que tienen una idea así, y persisten en ello. Eso inspira”. También hay cerveza y golosinas gratis. Es casi tan bueno como un McDonald’s con aire acondiciona-do en Hong Kong.

ALAN MATTINGLY

Formas de hallar espacio, aunque sea en una mesa.

En busca de espacio en un mundo saturado

VENTANA

Sus comentarios son bienvenidos en [email protected].

lam yik fei, Para the New york times

aNdrew testa, Para the New york times

sean o’callaghan relata actos de terrorismo hacia él mismo.

Al deshumanizar a las víctimas, se justifican matanzas.

muchos inquilinos de unidades subdivididas en hong kong viven en cubículos donde solo entran un colchón, un televisor y algunos estantes.

Domingo, 20 DE octubrE DE 2013� 5

e l m u n d o

The new york Times inTernaTional weekly

tienen muchos de que los islamistas vuelvan al poder alimenta la hostilidad hacia su víctima más famosa.

Los militantes talibanes impusieron una violenta campaña contra la edu-cación de las niñas en el noroeste de Pakistán, ata-cando más de 800 escuelas en la región desde 2009. Yousafzai los criticó abier-tamente.

“¿Cuál es su contribu-ción?” preguntó Khurs-heed Dada, un trabajador del partido paquistaní Tehreek-e-Insaf, que go-bierna la provincia de Khy-ber-Pakhtunkhwa, donde se encuentra Swat. Ese ci-nismo se repite en todo Pa-kistán, donde ciudadanos dispuestos a ver conspi-raciones ven en Yousafzai a una agente de la C.I.A., parte de un complot contra Pakistán.

Muhammad Asim, estu-diante de la Universidad Punjab en Lahora, puso en duda el ataque de los Talibán contra Yousafzai. “¿Cómo es posible que una chica sobreviva tras reci-

bir disparos en la cabeza?” preguntó. “Esto no tiene lógica”.

En Swat, algunas voces críticas acusaron al padre de Yousafzai, Ziauddin, de utilizar a su hija para ganar publicidad y de difamar la cultura Pashtun.

Dilshad Begum, funcio-naria de educación del dis-trito para Swat, comentó que 14 mil mujeres y 17 mil varones iniciaron reciente-mente la escuela después de una campaña intensiva de inscripción encabezada por los docentes locales. Se ha exagerado la amenaza de los Talibán, agregó. “Yo llevo 25 años trabajando pa-ra la educación femenina y nunca recibí ninguna ame-naza”, dijo. En otra escuela, un grupo de alumnas dijo que Yousafzai no merecía un Nobel. “Malala no es el único modelo a seguir para las chicas paquistaníes”,

dijo Kainat Ali, de 16 años, vestida con una tradicional burqa negra.

No todos los paquista-níes se sumaron a las crí-ticas. Muchos expresaron orgullo por la valentía de su adolescente más fa-mosa, que ha tomado el té con la Reina Isabel II en el Palacio de Buckingham y recibió una ovación de pie en las Naciones Unidas. Al acercarse el anuncio del ganador del Nobel, men-sajes de buena suerte inun-daron Facebook y Twitter. Después de anunciado el Nobel, algunos expresa-ron abiertamente su de-cepción.

En Swat, Shahid Iqbal, dueño de una tienda de música y películas, dijo que Yousafzai enorgullece a su distrito. “Malala es nuestra hija. Tendría que haber ga-nado el Nobel”, dijo.

Imran Khan, el ex juga-dor de cricket que preside el partido Tehreek-e-Insaf de Pakistán, dijo que Yousaf-zai representa “la lucha de niñas y mujeres de todas partes contra la tiranía y la opresión”.

Una de las escenas más emocionantes tuvo lugar en la ciudad portuaria de Karachi, donde Atiya Ars-had, una niña de 11 años que también fue atacada por militantes, esperaba en su casa la noticia sobre el Pre-mio Nobel.

Atiya recibió dos dispa-ros en el abdomen en marzo cuando hombres armados con pistolas y granadas, sospechosos de ser militan-tes Talibán, atacaron su es-cuela en Ittehad, un barrio pobre de Karachi.

En ese momento, Atiya estaba en la cola para reci-bir un premio académico. El director de la escuela, Rasheed Ahmed, y una niña de 11 años resultaron muertos.

Atiya ahora está en si-lla de ruedas, aunque sus médicos dicen que podrá volver a caminar. Recordó cómo se había sentido moti-vada por Malala Yousafzai un año antes.

“Me hizo tan feliz ver a Malala”, dijo. “No sé por qué esta gente no quiere que vayamos a la escuela”.

Yousafzai dijo ante el pú-blico congregado en Nueva York el 10 de octubre que su objetivo es llegar a ser al-gún día primera ministra. Son pocos, sin embargo, los que piensan que sería segu-ro para ella volver pronto a su país.

“Más fama implica más peligro”, dijo Atiq.

Malala Yousafzai, por su parte, insiste en que, pase lo que pase, Pakistán siempre será su patria.

“Aunque su gente me odie, yo siempre lo amaré”.

Viene de la página 1

heroína odiada por muchos en su país

Asif HAssAn/Agence frAnce-Presse — getty imAges

El miedo a los Talibán alimenta el rechazo a una de sus víctimas.

Informes de Salman Masood desde el Valle de Swat y Declan Walsh desde Londres. Ziaur-Rehman colaboró en la información desde Karachi, Pakistán, y Waqar Gillani desde La-hore, Pakistán.

Un policía custodia la escuela de niñas de Karachi que lleva el nombre de malala yousafzai.

6� Domingo, 20 DE octubrE DE 2013

e l �m undo

The new york Times inTernaTional weekly

POR DAMIEN CAVE

CIUDAD DE MÉXICO — El monumento a las víctimas de la violencia de México parece como si hubiera sido arrojado desde el cielo por un Dios enojado. Acoge-

dor no es, con sus oxidadas placas del tamaño de pantallas de cine que se yerguen junto a una transi-tada intersección.

Tampoco es clara su misión. Incluso antes de que fuera inaugurado, en abril, el monumento había desatado un debate sobre si debería ser un tributo para todos los asesinados, desaparecidos, secuestrados y extorsionados de la guerra contra las drogas, o solo para aquellos sometidos a abusos contra los de-rechos humanos por parte de las autoridades mexicanas.

Pero entonces, uno se acerca un poco más y las placas empiezan a hablar.

“Pinta lo que sientes... expresa lo que piensas”.

Estas palabras, garabateadas

en pintura blanca a lo ancho del trozo de metal que introduce al monumento, no son obra del van-dalismo. Es una petición: compar-te, recuerda, llora.

Las placas de metal fueron di-señadas como páginas en blanco. Citas elegidas por los arquitectos, de Octavio Paz, Carlos Fuentes y otros escritores, aparecen en las esquinas, como esténciles. El resto está abierto a la expresión del público.

Algunos de los mensajes, como aquellos que llaman a proteger los sueños o legalizar las drogas, están en inglés. Casi todas las inscripcio-nes están dibujadas y grabadas por familiares o amigos mexicanos de aquellos que cayeron víctimas de la violencia. Los policías que vigilan el monumento dicen que llega gen-

te de todas partes del país, pero las ciudades donde los callejones han sido testigos de más sangre están mejor representadas. Ciudad Juá-rez. Torreón. Tijuana.

Por lo general, son solo una o dos personas que llegan con algo que agregar. Muchos, dicen los guar-dias, lloran mientras escriben o graban un mensaje en el metal con sus llaves.

“¿Cuántos muertos?”Esa pregunta pende sobre un

enorme retrato de un corazón que llora con manos dibujadas a sus lados que se abren como pidiendo ayuda. Es una pregunta que obse-siona a todo México.

El reporte más reciente del go-bierno, emitido en enero de 2012, arrojó que 47 mil 515 personas ha-bían muerto a causa de la violencia relacionada con las drogas entre el 1 de diciembre de 2006 y el 11 de septiembre de 2011, pero no se in-cluye a los miles de desaparecidos. Y la definición de “relacionado con las drogas” nunca ha sido clara.

Este año, The New York Times presentó solicitudes de registros públicos ante la Procuraduría

General de la República, la Secre-taría de Gobernación y 10 estados con las tasas más altas de asesi-natos, en un esfuerzo por revisar los archivos de casos con datos básicos sobre los muertos: edad, género, lugar y causa de la muerte. El objetivo era explorar los deta-lles de casos que eran definidos como relacionados con las drogas y aquellos que no lo eran.

Solamente un Estado proporcio-nó información. Todas las demás entidades se negaron, la mayoría citando exenciones de privacidad, aunque un estado admitió que “no era competente en la materia”.

Nunca se conocerá la historia de la mayoría de víctimas. Las autori-dades estatales y locales se reser-van cada vez más los datos sobre la violencia, al decir que deben proteger la imagen de sus comuni-dades contra el sensacionalismo, aún cuando muchos medios mexi-canos se han visto tan intimidados por el crimen organizado que ya no cubren los asesinatos que car-comen a sus comunidades.

Incluso familias que escriben en el monumento parecen tener miedo de compartir; hay muchos nombres sin apellidos que nom-bres completos.

POR DAVID M. HERSZENHORN

ECHMIADZIN, Armenia — En esta antigua ciudad, enclavada en un valle que ha sido testigo del surgimiento y la caída de imperios, el rey Tiridates III se convirtió al cristianismo y declaró a Arme-nia el primer Estado cristiano del mundo. Era el año 301, más de una década antes de que el emperador Constantino pusiera a Roma en un camino similar.

Desde entonces, la Iglesia Apos-tólica Armenia, que aún tiene su catedral principal en Echmiadzin, ha sobrevivido a la conquista y la dispersión y al genocidio y el ateís-mo impuesto por el gobierno sovié-tico. También resistió a rencores internos, entre ellos una división en 1441 que llevó a la creación de un liderazgo rival ahora con sede

en Líbano.Cuando los líderes de la iglesia se

reunieron en Echmiadzin recien-temente para una inusitada confe-rencia de obispos, se enfrentaron a nuevos retos: un secularismo arraigado en el país, la asimilación de los seguidores en la diáspora ar-menia y la animadversión general a la religión organizada.

“A la iglesia le urge una renova-ción”, dijo el Catolicós Aram I, líder de la facción de la iglesia con sede en Líbano. “Y por renovación, me refiero a que la iglesia tiene que ser sensible a las necesidades y expec-tativas de la gente”.

La iglesia tiene más de 9 millones de seguidores, la mayoría fuera de Armenia. Las estadísticas mues-tran que más del 98 por ciento de los armenios se considera cristia-no, pero solo el 8 por ciento dijo que asistía a los servicios al menos una vez por semana.

También ha habido un número de recientes controversias, entre ellas la renuncia del jefe de la igle-sia en Francia, el arzobispo Norvan Zakarian, en una disputa sobre demandas por parte del liderazgo de la iglesia para reinstalar a un sacerdote que enfrenta cargos por agresión criminal.

“No se ha resuelto toda la situa-ción de la división de la iglesia ar-

menia”, dijo un arzobispo con sede en el Occidente. “Sí, se trata de un cónclave, pero la iglesia no está unificada”.

Aram reconoció que reclamó el mismo título básico que el Catoli-cós Karekin II, líder de la iglesia con sede en Echmiadzin, quien también tiene la designación de patriarca supremo de todos los armenios. Sin embargo, Aram ne-gó cualquier fisura. “No tenemos ninguna división en la iglesia ar-menia”, indicó. “Somos una sola iglesia”.

Por su parte, Karekin dijo a su audiencia de 62 obispos que habían venido de tan lejos como Australia y América Latina que era tiempo

de estar unidos.La agenda de la conferencia in-

cluyó crear prácticas universales para los bautismos y las confirma-ciones y hablar de la canonización de las víctimas del genocidio ar-menio de 1915 en reconocimiento al primer centenario.

El arzobispo Aris Shirvanian, director de relaciones exteriores y ecuménicas del Patriarcado Apos-tólico Armenio de Jerusalén, dijo que llegar a un acuerdo para cano-nizar a las víctimas era la máxima prioridad.

“Todos nosotros somos sobre-vivientes. Ése es el espíritu que impulsa este encuentro”, señaló Shirvanian.

dIARIo�de�CIudAd�de�mÉXICo

monumento para víctimas de la violencia

iglesia antigua enfrenta pruebas ultramodernas

Noah Sneider contribuyó con información para este artículo.

fotografías por sergey ponomarev, para the new york times

en la fotografía, líderes de las facciones de la iglesia apostólica de armenia celebran una inusitada reunión. a la izqueierda, fieles encienden velas dentro de la catedral.

rodrigo Cruz-perez, para the new york times

La guerra del narco en méxico ha cobrado miles de vidas. este monumento ofrece a los sobrevivientes un medio de desahogo.

Escriben mensajes que transmiten esperanza y dolor.

Iglesia dividida en 1441 contempla prácticas universales

Domingo, 20 DE octubrE DE 2013� 7

s u s t en tab i l i dad

The new york Times inTernaTional weekly

Posible energía para 800 años con residuos atómicosPOR MATTHEW L. WALD

BELLEVUE, Washington — En un deslucido edificio de un piso en Bellevue, Washington, ingenieros, físicos y expertos nucleares están persiguiendo un sueño radical de Bill Gates: un nuevo tipo de reactor nuclear que sería impul-sado por los residuos nucleares de la actualidad, suministraría toda la electricidad en Estados Unidos durante los siguientes 800 años y posi-blemente reduciría el riesgo de la proliferación de armas nucleares.

TerraPower, una empresa de arranque dirigi-da por Gates y Nathan Myhrvold, su colega mul-timillonario de Microsoft, ha recaudado hasta el momento decenas de millones de dólares para el proyecto, pero construir un reactor prototipo podría costar US$5 mil millones, razón por la que Gates está buscando una sede para la plan-ta de demostración en China, rica y hambrienta de energía.

“La esperanza es que encontraremos un país, y China es el más probable, que pueda construir la planta de demostración”, dijo Gates el año pa-sado. “Si eso sucede, entonces la economía de esto sería mucho mejor que la de las plantas que tenemos hoy”.

Los reactores nucleares de la actualidad fun-cionan con concentraciones del 3 al 5 por ciento de uranio 235, un combustible enriquecido que deja a su paso una sustancia pura y casi natural, el uranio 238. En estos reactores, parte del ura-nio 238 es convertido en plutonio para usarse como pequeño combustible complementario, pero la mayor parte del plutonio queda como residuo.

En contraste, el reactor de TerraPower pro-duce más plutonio a partir del uranio 238 para usarse como combustible, y funcionaría casi en-teramente con uranio 238. Solo necesitaría una pequeña cantidad de uranio 235.

Los partidarios de TerraPower esperan que el resultado sea que los países no necesitarían

e n r i q u e c e r uranio en las cantidades que lo hacen hoy. Eso frustraría los intentos de cualquier nación para ocultar sus ambiciones de

armas nucleares tras el argumento de que debe de tener vastos depósitos de uranio enriquecido a la mano para un programa civil.

El concepto de TerraPower también debili-taría la lógica que subyace a una segunda ru-ta hacia una bomba: recuperar el plutonio del combustible gastado de un reactor, que es como se construye la mayoría de las armas nucleares. Como hay tanto uranio 238 disponible, no habría razón para usar ese plutonio, dice TerraPower.

Nadie disputa que se trata de una apuesta a largo plazo. Incluso los optimistas dicen que co-mercializar la tecnología podría tardar por lo menos hasta el 2030.

Uno de los mayores retos que enfrenta Te-rraPower es que los neutrones, las partículas liberadas cuando un átomo de uranio es dividi-do en un reactor, dañan las partes metálicas de un reactor. En los reactores de hoy, el problema es manejable porque el combustible permanece en su lugar durante no más de seis años y puede soportar el bombardeo. Pero la idea es que el combustible de TerraPower permanezca en su lugar durante 30 años, por lo que los ingenieros de TerraPower están experimentando con di-ferentes tipos de metales, a diferentes tempe-raturas.

Otro problema es que cuando el uranio es dividido, algunos de los fragmentos son gases. Esto es tolerable en los combustibles actuales, pero ningún combustible podría contener una acumulación de 30 años.

Un problema adicional es el simple diseño del núcleo del reactor. Los 30 años de vida del nú-cleo son tantos que el inventario de los produc-tos de la fisión, algunos de los cuales absorben neutrones, también cambiará, al tiempo que al-gunos materiales inestables emiten radiación y se transmutan en otra cosa.

Para permitir que los neutrones viajen a la

fotografias de Matthew ryan williaMs, para the new york tiMes

en terrapower, se trabaja en la creación de un nuevo tipo de reactor nuclear. abajo, Conducto de combustible para un reactor prototipo.

mejor velocidad para convertir los residuos de uranio en combustible de plutonio, el reactor usa sodio, no agua, para moderar la velocidad de los neutrones y tomar el calor utilizable.

Sin embargo, el sodio caliente se quema al contacto con el aire.

Los ingenieros que trabajan para Gates reco-nocen los enormes retos, pero dicen estar con-vencidos de que Gates y ellos buscan la solución no solo a la energía y la proliferación de armas sino también al cambio climático y la pobreza.

Doug Adkisson, vicepresidente senior de ope-raciones de TerraPower, dijo que Gates tenía “una apreciación muy humanitaria, pero muy fría” sobre la energía nuclear. Lo que lo impulsa a hacer esto, dijo Adkisson, son las preguntas “¿qué tienes y qué puedes hacer para elevar el estándar de vida de una gran cantidad de per-sonas?”.

Cuando presentó la idea del reactor en un dis-curso, en 2010, Gates dijo: “Si pudieras elegir so-lamente una cosa para reducir su precio, para reducir la pobreza, sin duda alguna elegirías la energía”.

8� Domingo, 20 DE octubrE DE 2013

c i e nc i a � y � t ecno log í a�

The new york Times inTernaTional weekly

POR JOHN TIERNEY

Mucho tiempo antes de que llevara personas a su laborato-rio a fumar cocaína en piedra (o crack), Carl Hart vio sus efectos de primera mano. Durante su in-fancia en la pobreza, observó a fa-miliares convertirse en adictos al crack, vivir en la inmundicia y ro-barles a sus madres. Sus amigos de la niñez terminaron en prisión o en morgues.

Esos adictos parecían esclavi-zados por el crack, como las ra-tas de laboratorio que no podían dejar de empujar la palanca para obtener cocaína aun cuando se estaban muriendo de hambre. La cocaína brindaba una estimula-ción de dopamina tan potente que los adictos no podían resistirse a otra dosis.

Por lo menos, así le parecía a Hart cuando inició su trayectoria en la investigación, en los años 1990. Igual que otros científicos, esperaba encontrar una cura neu-rológica para la adicción, algún mecanismo para bloquear la do-pamina en el cerebro para que las personas no sucumbieran a las an-sias por lo demás irresistibles por la cocaína, heroína y otras drogas poderosamente adictivas.

Sin embargo, cuando comenzó a estudiar a los adictos, vio que las drogas no eran tan irresisti-bles después de todo. “Entre el 80

y el 90 por ciento de las personas que utilizan crack y metanfeta-minas no se vuelven adictas”, apuntó Hart, profesor asociado de Psicología en la Universidad de Columbia, en Nueva York. “Y el pequeño número que sí se vuel-ve adicto no es nada como las ca-ricaturas populares”.

Hart reclutó adictos al poner un anuncio en un periódico, ofre-ciéndoles la posibilidad de ganar US$950 mientras fumaban crack hecho con cocaína de calidad far-macéutica. La mayoría de los que respondieron, como los adictos que conoció de niño en Miami, eran hombres de raza negra pro-venientes de barrios bajos. Para participar, tenían que vivir en el ala de un hospital por varias se-manas durante el experimento.

Al inicio de cada día, una enfer-mera colocaba una cierta canti-dad de crack en una pipa –la dosis variaba diariamente– y la encen-día. Mientras fumaba, el partici-pante tenía los ojos vendados pa-ra que no pudiera ver el tamaño

de la dosis de ese día.A cada participante se le ofre-

cerían más oportunidades duran-te el día de fumar la misma dosis de crack. Sin embargo, también podían optar por una recompen-sa diferente que podían cobrar cuando dejaran el hospital, a ve-ces US$5 en efectivo y a veces un vale de compra por US$5.

Cuando la dosis era relativa-mente alta, la persona típicamen-te elegiría seguir fumando crack durante el día. Sin embargo, cuan-do la dosis era más pequeña, tenía más probabilidades de renunciar a ella por el dinero o el vale.

“No se ajustaban a la carica-tura del drogadicto que no pue-de parar una vez que la prueba”, expresó Hart. “Cuando se les brindó una alternativa al crack, tomaron decisiones económicas racionales”.

Estos hallazgos hicieron que Hart reconsiderara lo que había visto de niño, como relata en su nuevo libro High Price (Alto Pre-cio). Es una combinación de re-cuerdos y ciencia social. Cuenta historias horripilantes –su ma-dre fue atacada con un martillo, su padre fue bañado con una olla de miel hirviendo– pero después busca la tendencia estadística-mente significativa.

Sí, apunta, algunos niños fueron abandonados por padres adictos al crack, pero muchas familias estaban destrozadas antes del crack –como la suya. (Fue criado en gran medida por su abuela). Sí, sus primos se convirtieron en adictos indigentes que vivían en un ladrillera, pero habían aban-donado la escuela y habían estado desempleados antes de que apare-ciera el crack en sus vidas.

El crack y la metanfetamina podrían ser particularmente pro-blemáticos en barrios pobres y áreas rurales, pero no porque las drogas en sí sean tan potentes. “Si vives en un barrio pobre pri-vado de opciones, hay una cierta racionalidad para seguir consu-miendo una droga que te brinda-rá un poco de placer temporal”, expresó Hart, de 46 años.

“El factor clave es el entorno, independientemente de que se trate de humanos o ratas”, agre-gó Hart.

Los detractores de las drogas podrían mostrarse escépticos respecto a su labor, pero algunos otros científicos están impresio-nados. “El argumento general de Carl es convincente y respaldado por los datos”, externó Craig R. Rush, psicólogo de la Universi-dad de Kentucky quien estudia el abuso de estimulantes. “Él no está diciendo que el abuso de las drogas no es perjudicial, sino que está mostrando que las drogas no convierten a las personas en lunáticas. Pueden dejar de usar drogas cuando se les brindan re-forzadores alternativos”.

POR JAMES GORMAN

SEATTLE — En opinión de Mi-chael Dickinson, no hay nada tan maravilloso como una mosca de la fruta.

Y no es porque la mosca sea uno de los animales de laboratorio más importantes en la historia de la bio-logía, utilizada a menudo como un modelo sencillo para la genética o neurociencia humanas.

“No creo que sean un modelo sencillo de algo”, expresó. “Estos animales no son como nosotros, ¿sabe? Nosotros no volamos ni te-nemos un ojo compuesto. No creo que procesemos la información sensorial de la misma manera. Los músculos que ellas utilizan simple-mente son increíblemente mucho más sofisticados e interesantes que los músculos que nosotros uti-lizamos”.

“Ellas pueden gustar con sus alas”, continuó. “Nadie sabe de alguna razón por la que tienen células del gusto en sus alas. Sus cuerpos están totalmente cubier-tos con sensores. Éste es uno de los organismos más estudiados en la historia de la ciencia, y aún somos fundamentalmente ignorantes respecto de muchos aspectos de su biología básica. Es como tener a un extraterrestre en tu laboratorio”.

“Y –añadió tras hacer una pau-sa– ¡pueden volar!”

Dickinson, de 50 años, estudia y analiza las bases del comporta-miento en el cerebro en la Univer-sidad de Washington, en Seattle. En la práctica fija su objetivo en la mosca de la fruta, Drosophila mela-nogaster, y su vuelo para estudios que tienen que ver con física, ma-temáticas, neurobiología, visión computacional, fisiología muscular y otras disciplinas.

Dickinson y un mentor inicial-mente resolvieron un eterno pro-blema de física en torno al vuelo del insecto, y él ha continuado la investigación. Su influencia sobre la nueva investigación se extiende desde la neurociencia básica hasta la robótica.

Los investigadores en la Univer-sidad de Harvard que construyeron un robot volador del tamaño de una mosca a principios de este año, por ejemplo, lo basaron parcialmente en su labor.

Su disertación en la Universi-dad de Washington fue sobre el desarrollo y la neurobiología de la mosca, pero expresó: “Casi instan-

táneamente me sentí mucho más interesado en la función de toda la mosca que en los problemas más mecánicos, pero probablemente mejor planteados de cómo crecen los pequeños axones al cerebro”.

Después de dejar un puesto pos-doctoral, comenzó a trabajar con Karl Georg Götz, en la Universidad de Tübingen, en el vuelo del insec-to. “Construimos este modelo muy sencillo de una ala agitándose hacia atrás y hacia adelante en 200 litros de agua azucarada”, comentó Dic-kinson. Lo que encontraron fue que cuando las alas se agitan, “generan esta estructura de flujo llamada un vórtice en el borde de ataque”.

En ese entonces, la naturaleza del vuelo de insectos aún era un enigma, la base del mito de que los ingenieros habían demostrado que los abejorros no podían volar. “Pu-dimos medir las fuerzas”, indicó, y “hacer simples cálculos de que los insectos, de hecho, sí pueden volar”.

Quedó enganchado. “El vuelo de la mosca es sencillamente un fenó-meno fabuloso de estudio”, afirmó. “Lo tiene todo, desde la biología sensorial más sofisticada hasta fí-sica, fisiología muscular y cálculos neurales realmente interesantes. Simplemente todo el proceso que mantiene a una mosca suspendida en el espacio o volando a través del aire está vinculado con la ecología y con la energética”.

Cuando Dickinson se mudó a su primer puesto académico, en la Universidad de Chicago, dijo: “A partir de ese día, traté de estable-

cer un laboratorio que trabajara de esta forma muy integradora”.

Sus estudiantes de posgrado e in-vestigadores posdoctorales en ese laboratorio y otros han provenido de formaciones como ingeniería, física y biología.

En el laboratorio de Dickinson en la Universidad de Washington, hay microcaminadoras para las moscas y macrotanques de líqui-do viscoso para alas robóticas. Su laboratorio ha trabajado con mos-cas que están sujetas a una correa y empleadas en una clase de teatro de realidad virtual, donde las mos-cas reaccionan a videos de estímu-los, que utilizan como blancos du-rante el vuelo. A veces las moscas pueden controlar la pantalla, como en un videojuego.

Si se compara neurona con neu-rona, señaló Dickinson, el cerebro de la mosca tiene una variedad más amplia de comportamiento que los cerebros más complejos de mamí-feros.

Una razón parece ser que la presencia de diferentes químicos llamados neuromoduladores en el cerebro de la mosca puede cambiar cómo actúa un grupo de neuronas en diferentes momentos.

“Una de nuestras observaciones más recientes es que la drosophila puede leer la brújula celeste”, se-ñaló, “así que tiene la misma ca-pacidad que tienen las mariposas monarca de poder básicamente ver el cielo” y averiguar la direc-ción con base en la polarización de la luz.

Con esta habilidad, no hay nece-sidad de ver el cielo completo o los patrones estelares. “Funciona aun cuando tienes solo un diminuto pe-dazo de cielo azul”, agregó. “Es una solución que los vertebrados no en-contraron, que los humanos no en-contraron, pero los insectos sí”.

¿Es irresistible la atracción del crack?

misterios de la mosca de la fruta

entorno influye mucho en la adicción al crack

en�línea:�en�VUeloVea experimentos diseñados para estudiar un cerebro complejo:nytimes.com�Busque ‘fruit flies’

fotografías de zach wise, para the New York times

al estudiar michael dickinson a las moscas de la fruta y su vuelo, combina la física, neuro-biología e ingeniería.

Béatrice de géa, para the New York times

carl hart comenzó a investigar la adicción después de ver los problemas que causaba en su propio barrio.

Domingo, 20 DE octubrE DE 2013� 9

c i e n c i a y t e c n o l o g í a

The new york Times inTernaTional weekly

POR CARL ZIMMER

Para Donald E. Canfield, hay al-go sorprendente en cada bocanada de aire que respiramos. “La gente da por hecho al oxígeno porque simplemente está ahí y lo respira-mos todo el tiempo”, dijo Canfield, geoquímico de la Universidad del Sur de Dinamarca. “Pero tenemos al único planeta que conocemos provisto de oxígeno”.

Lo que es aún más sorprendente es que la Tierra comenzó con una atmósfera libre de oxígeno. Pasa-ron miles de millones de años an-tes de que hubiera suficiente para mantener vivos a animales como nosotros.

Y los científicos siguen haciendo hallazgos. Recientemente, Canfield y sus colegas publicaron un par de estudios que proporcionan pistas significativas sobre algunos de los capítulos más importantes en la historia del oxígeno. Están des-cubriendo que nuestra atmósfera es el resultado de una complicada danza de geología y biología.

Para estudiar la atmósfera an-tigua, los geoquímicos examinan las huellas químicas dejadas en las rocas. Algunas piedras contienen moléculas que podrían haberse formado solo en presencia del oxí-geno.

Cuando analizan las rocas más antiguas sobre la Tierra, no en-

cuentran vestigios de oxígeno en la atmósfera. Su investigación indica que el aire primordial del planeta estaba compuesto principalmente de dióxido de carbono, metano y ni-trógeno. Los rayos del sol creaban algo de oxígeno libre al separarlo del dióxido de carbono y otras mo-léculas. Sin embargo, el gas des-aparecía casi tan pronto como se formaba.

Eso es porque el oxígeno es un elemento enormemente amigable, que forma lazos con una amplia variedad de moléculas. Se adhería al hierro en las rocas, por ejem-

plo, creando oxidación. Nuestro planeta, en otras palabras, fue un gigantesco vacío de oxígeno en sus primeros años.

Eso cambió hace unos 3 mil mi-llones de años. En la edición del 26 de septiembre de la revista Nature, Canfield y sus colegas reportaron huellas de oxígeno en rocas de esa época. Estiman que la atmósfera tenía solo un 0.03 por ciento de los niveles de oxígeno de hoy. Sin em-bargo, marcó un enorme cambio en la química de la Tierra.

La luz solar sola no podría haber colocado tanto oxígeno en la at-

mósfera. Solo la vida podría hacerlo.

Algunos microbios habían evolucionado hasta desarrollar la habilidad de realizar fotosíntesis. Al flo-tar en la superficie del océano, usaron la energía de la luz solar para crecer con dióxido de carbono y agua y liberar oxí-geno como desecho. Gran parte de ese gas emitido por estos mi-crobios fotosintéticos era succionado de la atmósfera por el vacío de la Tierra.

Sin embargo, una diminuta cantidad de oxígeno per-manecía porque algo de la materia orgánica de los microbios muertos se hundía de la superficie del océa-no hasta el fondo marino, donde el gas no podía reaccionar con ella. El oxígeno permanecía en el aire.

Este gas se mantuvo relativa-mente escaso durante los siguien-tes cientos de millones de años. Pe-ro durante ese tiempo, el vacío de la Tierra se debilitaba. El planeta se enfriaba, y por lo tanto sus volca-nes arrojaban menos hidrógeno a la atmósfera para succionar oxígeno.

En su nuevo libro, Oxygen: A four

billion year history, Canfield sugie-re que este débil vacío impulsó un ascenso repentino en el oxígeno.

Al reportar recientemente en The Proceedings of the National Academies of Sciences, Canfield dijo que había tanto oxígeno en la atmósfera que penetraba hasta 300 metros en el océano. Canfield señala que el oxígeno puede haber-se vuelto tan abundante como lo es hoy, al menos por un tiempo.

Pero este auge creó su propia de-

cadencia. Los microbios cayeron en gran-

des cantidades al lecho marino, lo que creó rocas ricas en carbono. Más adelante, las piedras se le-vantaron para formar tierra firme, donde podían reaccionar con el oxígeno, extrayéndolo de la atmós-fera.

La vida y la Tierra han seguido jugueteando con la válvula del oxí-geno durante los últimos 2 mil mi-llones de años.

estudian evolución del abundante oxígeno en la Tierra

Tim Robinson

Rocas relatan cómo surgió la atmósfera del planeta.

10� Domingo, 20 DE octubrE DE 2013

e s t i l o

The new york Times inTernaTional weekly

POR NICHOLAS KULISH

JUBA, South Sudán — Hasta se-gún los parámetros de las modelos de moda, las mujeres que camina-ban con tacones altos por la pasare-la de tierra eran de una altura y una delgadez notables. Sin embargo, a juzgar por la gran cantidad de ha-bitantes altos de Sudán del Sur, no eran nada fuera de lo común en la capital del joven país.

A medida que se desarrollaba el ensayo en Bedouin Lodge, Aku-ja de Garang, la organizadora del evento, estaba menos pendiente de sus grandes bellezas que de uno de los hombres de su desfile de modas. “Es mi modelo masculino. El de na-ranja”, dijo, señalando a un joven.

El tema era si el hombre estaría dispuesto a presentarse ante el pú-blico con el torso cubierto apenas por un tradicional corsé Dinka de cuentas. “¿Tendrá el valor de ha-cerlo?” preguntó Garang.

A pesar del éxito de la supermode-lo más famosa del país, Alek Wek, las imágenes más habituales de Sudán del Sur siguen siendo combatientes rebeldes o niños desnutridos.

Ahora que su Festival de Moda y Artes por la Paz se encuentra en

el segundo año, Garang, que tiene 38 años, trata de cambiar no solo la imagen que se percibe desde afue-ra, sino también la forma en que la gente se ve a sí misma y a los de-más, sobre todo en un país donde sigue habiendo violencia y tensión interétnica.

“No tenemos un sentido de iden-tidad común como sudaneses del sur”, dijo Garang. “Hemos pasado demasiado tiempo diseminados. Lo que escuchamos sobre nosotros siempre se relaciona con ciertos es-tereotipos”.

El desfile de modas de agosto fue solo una parte del evento que atrajo a sudaneses del sur de todo el país, muchos de los cuales volaron a la ca-pital en aviones de Naciones Unidas, entre ellos percusionistas y bailari-nes, cantantes y raperos, así como una muestra de arte y artesanías.

“Sudán del Sur ha estado mucho tiempo en guerra”, dijo EllenLekka, una especialista en cultura de la Unesco, que auspicia el evento. “Las tradiciones que se transmiten de ge-neración en generación podrían ha-berse perdido en la lucha por la su-pervivencia y la migración”. En Ju-ba hay pocas calles pavimentadas,

pero empiezan a surgir edificios de apartamentos, hoteles y hasta edifi-cios de oficinas de diez pisos.

“Cuando comparamos Juba con el año anterior a que nos llamára-mos Sudán del Sur, hay un gran cambio”, dijo Davidica Ikai, presi-denta del Itwak Women’s Group, uno de los grupos que exponen y venden artesanías en el festival.

Mer Ayang, una cantante que se presentó en el evento, dijo que esperaba que el desarrollo de la ca-pital no fuera a expensas del resto del país. “Yo juzgaría a mi país en términos de desarrollo por mejores escuelas, hospitales, calles y servi-cios públicos”, declaró.

Eva Logune, una modelo de Su-dán del Sur que vive en Malasia, dijo que el evento de modas y artes era una oportunidad para mostrar otra imagen del país.

“Cinco años atrás, todo lo que se escuchaba sobre Juba o Sudán del Sur era que la gente pasaba hambre, que moría gente”, dijo Logune, que modela con el nombre de Eva Lopa.

Décadas de guerra civil genera-ron millones de desplazamientos

internos y refugiados, muchos de los cuales viven en las vecinas Ke-nia y Etiopía, así como en Sudáfri-ca, Estados Unidos y Canadá.

Garang nació en Juba y se mudó en la infancia a Jartum, la capital de Sudán, tras la muerte de su pa-dre. Cuando tenía 18 años, ella y su madre se trasladaron a El Cairo, donde al principio tuvo que traba-jar en limpieza. Como hablaba bien inglés, pudo conseguir un empleo mejor como recepcionista, pero aún recuerda el racismo cotidiano que debía enfrentar al viajar en au-tobús en Egipto.

Volvió a trasladarse, esta vez a Gran Bretaña, donde obtuvo una licenciatura en la Facultad de Es-tudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres. Volvió a lo que era entonces el sur de Su-dán poco antes de que se firmara el Acuerdo Amplio de Paz de enero de 2005 que estableció el camino para la independencia.

A través de su trabajo con las Na-ciones Unidas y grupos sin fines de lucro, Garang recorrió el país y re-unió tantos objetos que convirtió su

casa en una minigalería. Combinó su hobby de coleccionar con su in-terés por la moda y organizó el pri-mer desfile de modas el año pasado, que costeó de su propio bolsillo.

La ropa de este año, toda de di-seño local excepto una línea etíope, fusionó géneros tradicionales afri-canos con cortes más modernos. Las modelos no habían desarrolla-do aún la sofisticada desenvoltura de sus pares de Milán y París, y bailaban detrás del telón al compás del tema Starships, de Nicki Minaj, mientras esperaban para presen-tarse ante el público.

Una modelo de cabeza afeitada y paso ágil obtuvo el mayor aplauso, pero solo hasta que, ante la sorpre-sa de los hombres y una calurosa recepción de las mujeres, el mo-delo masculino de Garang hizo su aparición con los anchos hombros y el pecho descubiertos y la cintura ceñida solo por cuentas naranjas, amarillas y azules.

“Siento que es algo que tengo que hacer”, afirmó Garang. “Has-ta ahora, parece que a la gente le gusta”.

POR MELISSA EDDY

MUNICH — Si hay algo que Clau-dia Nowka entiende, es el deseo de toda mujer de destacarse en la Okto-berfest. Hace nueve años, temiendo sentarse a una mesa de cerveza y encontrarse delante de otra mujer vestida con el traje bávaro tradicio-nal escotado y muy ajustado, diseñó su propio “dirndl” en satén rojo, con un colorido delantal arriba.

Terminó siendo el primer paso que la llevó a convertirse en lo que es, para algunos, la profesión de mayor crecimiento en Munich: di-señadora de dirndl.

Considerado durante mucho tiem-po el uniforme polvoriento de una generación más vieja y conservado-ra, el antiguo vestido de las regiones alpinas de Bavaria y Austria ha pa-sado a ser un símbolo muy popular de los buenos momentos y la buena vida de la región más próspera de Alemania. Fue algo visible durante las dos semanas de la Oktoberfest, a comienzos de este mes, donde el dirndl para mujer y su contraparti-da masculina, “lederhosen”, fueron atuendos obligados. “Hace 10 años,

a nadie se le ocurría ponerse un dirndl o un lederhosen para la Okto-berfest”, dijo Thomas Andersch, na-tivo de Munich. “Ahora, se ve como algo extraño que alguien aparezca en jeans”.

Simone Egger, profesora adjunta de etnología europea en la Univer-sidad de Munich, considera que es-ta popularidad revivida del dirndl entre las jóvenes es un reflejo de la confianza de una nueva genera-ción de alemanes que se vuelcan a la tradición para definirse ante las invasiones de la globalización.

No existen asociaciones que ha-gan un seguimiento de las cifras en el sector, pero uno de los fabrican-tes más grandes de ropa bávara tradicional, Angermaier, dijo que vendió unos 16 mil dirndls el año pasado, un salto de 750% respecto de 2002.

En muchos sentidos, el simbo-lismo del dirndl no ha cambiado a lo largo de los decenios. Los trajes comenzaron a aparecer en las regio-nes rurales de Bavaria y la vecina Austria en el siglo XIX. En la prime-ra mitad del siglo XX, se introduje-

ron nuevas versiones de los trajes campesinos tradicionales en la es-cena de la moda de Munich como ro-pa informal para mujeres ricas.

Después de la guerra, muchos rechazaron la vestimenta por sus

asociaciones persistentes con el partido nazi. En la actualidad, sin embargo, ese estigma parece que desapareció. Jörg Hittenkofer, co-propietario y diseñador de la marca de dirndl Gottseidank, dijo que un integrante del partido izquierdista Verde que durante mucho tiem-po se había negado a usar la ropa tradicional visitó recientemente su tienda.

“Todos ansían un mundo que se mantenga intacto”, dijo Hittenko-fer, cuyos dirndls modernos tienen sus raíces en los trajes tradiciona-les, con énfasis en los dobladillos más largos, los escotes más altos y modestos y géneros producidos localmente y cosidos a mano en Europa. “Muchos se esfuerzan por encontrar una orientación en el mundo globalizado pero descubren que pueden encontrarse así mismo en la ropa tradicional”, dijo.

No todos son tan entusiastas en Munich. El Café Kosmos cerca de la principal estación de trenes se ha hecho famoso en los últimos años como zona prohibida para cual-quiera que esté vestido con dirndl

o lederhosen.Desde 2007, la línea Alpenmädel

de los dirndls de diseño de Nowka ha producido confecciones frívolas de faldas de seda cruda de colores brillantes combinadas con delan-tales de encaje inglés importado o con piedras bordadas a mano.

“Al comienzo, cada traje que ha-cía era único”, dijo Nowka, cuyos dirndls van desde US$540 hasta US$950. “Pero eso dejaba a muchas clientas decepcionadas si no encon-traban su talle”. Ahora hace cada versión en una variedad de tallas, y ayuda a sus clientes a personali-zar los diseños con diferentes de-lantales, cintas o el accesorio que verano estuvo más de moda, como un sombrero.

La demanda en alza también ha hecho que se vendan oleadas de dirndls y lederhosen producidos en masa por apenas US$40 a US$95 en las grandes cadenas de tiendas y hasta en supermercados, inun-dando el mercado en vísperas de la Oktoberfest. “No todas pueden comprarse un dirndl de diseño”, dijo Nowka.

fotografías de Camille lepage, para the New York times

sudán del sur es más que tensión y conflicto

Traje folclórico alemán del área rural recobra popularidad

armiN smailoviC, para the New York times

dirndl, traje rural de Bavaria y austria en el siglo XiX, se hizo popular en mujeres ricas en munich en el siglo XX.

Un desfile de modas en Juba atrajo gente de todo sudán del

sur, un país más conocido por la guerra

que por la belleza.

Domingo, 20 DE octubrE DE 2013� 11

e s t i l o

The new york Times inTernaTional weekly

POR STEPHANIE ROSENBLOOM

Primero fueron las vacaciones.Después vinieron las vacaciones

de “desintoxicación digital” –la res-puesta de no autorizar ni teléfonos celulares ni Internet frente a la tec-nología cada vez más ineludible y aparentemente adictiva.

Ahora viene la reacción vio-lenta (o, en cualquier caso, algo que parece serlo). Este verano se presentó en Mayorca, España, el primer “hotel de experiencia Twit-ter (alias Sol Wave House), donde los huéspedes pueden dirigir los pedidos a un “conserje Twitter” utilizando hashtags tipo #llenar-miheladera; flirtear desde repose-ras (sillas playeras) Bali junto a la piscina tuiteando los números que éstas tienen impresos arriba, como “¿Hola #reposerabali10?”; y beber cocteles chequeando sus teléfonos inteligentes para ver si ingresan mensajes en diálogos virtuales desde todos los rincones del hotel.

Meliá Hotels International, dueño de más de 350 propiedades, incluido Sol Wave House, está introducien-do esta idea pionera en medio de la todavía creciente popularidad de los teléfonos inteligentes y las redes sociales. Internet ha llegado a más bolsillos que nunca. En julio, Inter-national Data Corporation, un gru-po de investigación, informó que el mercado mundial de teléfonos inteli-gentes experimentó un crecimiento

de 52.3%. El número de personas en redes sociales también crece. Alre-dedor de 1 mil 300 millones de perso-nas en el mundo utilizan actualmen-te redes sociales (vale decir, un 82% de la población global de la Web), en comparación con aproximadamen-te 1 mil 200 millones el año pasado, según comScore.

Sol Wave House fue remodelado hace dos años, pero el tema Twitter es nuevo. “La movida social de vida nocturna es significativa, o sea que

ya teníamos un entorno propicio co-mo el que queríamos desarrollar”, dijo Tony Cortizas, vicepresidente de estrategia global de marca de Meliá, que tiene sede en Palma de Mallorca. El hotel propiamente di-cho tiene una forma parecida a un anfiteatro, con habitaciones y bal-cones que permiten a los huéspedes ver las áreas públicas con piletas, sofás reclinables, piscinas de olas y D.J. “La clientela que viene es más joven”, dijo Cortizas. Y según el Pew Research Center, que viene

llevando a cabo uno de los estudios más exhaustivos de los usuarios de Twitter e Internet con edades de 18 a 29 años en los Estados Unidos, son ellos los que más probabilida-des tienen de utilizar la red, convir-tiendo a un hotel temático Twitter en una forma muy clara de llegar a ese segmento demográfico.

Cortizas se maravilla de cómo viven actualmente los jóvenes, di-jo. “Es totalmente normal ver en la calle cómo se conocen las personas por estar mirando su dispositivo”. Sol Wave House se esfuerza por “acercar lo normal y lo cotidiano a este público y darle un arenero para jugar”. Ese arenero incluye un con-serje Twitter al que los huéspedes pueden dar instrucciones por un tuit de “Quiero la champaña en el hielo” seguido de “1 botella, 4 copas al sola-rium”, como hizo un visitante el mes pasado. Hay imágenes de bigotes en los espejos en las habitaciones, pa-ra alentar a los huéspedes a enviar tuits con fotos graciosas, conocidas como “selfies”.

Para crear cierto grado de pri-vacidad, todas las interacciones virtuales tienen lugar dentro de la comunidad interna disponible solo para los huéspedes mediante una aplicación y el Wi-Fi gratuito del hotel. Al inscribirse en sus cuentas personales Twitter, los huéspedes pueden ver quién más está online, y enviarse mutuamente besos vir-

tuales. Un vistazo reciente reveló a unos huéspedes cargando fotos de sus hamburguesas y preguntándo-le al conserje si había rusos de vi-sita en el hotel participando en los concursos.

“En nuestro negocio, dijo Corti-zas, las habitaciones son habita-ciones y las suites son suites, pero esto tiene que ver, en definitiva, con lo que hacemos para ofrecerle al cliente una experiencia. Quería-mos tratar de hacer algo que nos di-ferenciara, y queríamos hacer algo que fuera divertido”.

¿Por qué Twitter, entonces? ¿Y la otra red social importante? En primer lugar, en la competencia ya están usando Facebook para atraer

viajeros. Por ejemplo el Ushuaia Ibi-za Beach Hotel, propiedad del Palla-dium Hotel Group, que permite a los huéspedes actualizar en forma ins-tantánea su estatus en Facebook rozando los dedos sobre captores diseminados en toda la propiedad.

La otra razón fundamental para poner el acento en Twitter, dijo Cor-tizas, es la popularidad que tiene en Europa, de donde Sol Wave House recibe muchos huéspedes.

La cuestión ahora es si Meliá (o sus competidores) crearán más ho-teles Twitter. “Al final de la tempo-rada haremos una reevaluación”, dijo Cortizas. “Y sin duda, tratare-mos de hacerlo más grande y mejor el año próximo”.

Una estancia Twitter para quienes rara vez levantan la vista.

en mayorca viven estadía “a todo twitt”

sol wave house

los espejos en sol wave house permiten que los huéspedes se tomen fotografías graciosas y las envíen fácilmente por la Red.

12� Domingo, 20 DE octubrE DE 2013

ar t e � y � D i s eño

The new york Times inTernaTional weekly

POR MAUREEN DOWD

SUNDANCE, Utah — Tal vez cuando uno interpreta a la Muerte en la serie de televisión La dimen-sión desconocida (The twilight zone) al inicio de tu trayectoria, la mortalidad no te inmuta.

“Todo es parte del paquete”, di-jo Robert Redford, sin la más leve sonrisa.

No pensaba en morirse mientras hacía su nueva película sobre ello, All is lost, el melancólico relato de un marinero de J. C. Chandor. Pen-saba en resistir.

“Me interesa esa cosa que su-cede cuando hay un punto crítico para algunas personas y no para otras”, señaló. “Pasas por un supli-cio de tal magnitud, cosas que son casi imposiblemente difíciles, y no hay indicio de que vaya a mejorar, y ése es el momento en que la gente se da por vencida. Pero algunos no lo hacen”.

La taciturna cinta All is lost, que llegó a las salas de cine de Estados Unidos el 18 de octubre y se estre-nará a escala mundial en febrero, es una historia de terror existen-cial sobre tratar de sobrevivir al peor momento de la vida —en este caso un bote averiado en el mar— a medida que aumenta el pánico.

Redford se ha dedicado a inter-pretar lo que él llama “tipos intrín-secamente estadounidenses” que se enfrentan a fuerzas implaca-bles: Luchó contra los bancos y los agentes Pinkerton en Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the sundance kid); los indios y los osos grizzlies en La Ley del Talión (Jere-miah Johnson); un sistema político superficial en El candidato (The Candidate); la mafia irlandesa en El golpe (The sting); la CIA en Los

Tres Días del Cóndor (Three days of the condor) y Juego de Espías (Spy Game); Richard M. Nixon en Todos los hombres del Presidente (All the President’s men); los conglomera-dos en El jinete eléctrico (The elec-tric horseman); y, su adversaria más formidable, Barbra Streisand, en Nuestros años felices (The way we were).

Hollywood no es territorio para viejos. Sin embargo, Redford, quien a los 77 años despierta comentarios de Óscar, hoy alcanza las alturas como el solitario protagonista de una cinta que evoca el espíritu elegíaco de Sailing to Byzantium (Navegando a Bizancio), de Yeats,

uno de sus poetas favoritos. Yeats escribió sobre navegar “mares de caballas”, de reconciliarse con la agonía de envejecer y contemplar cómo el alma puede erguirse por encima de un corazón “atado a un animal moribundo”.

Al mismo Redford le gusta escri-bir observaciones poéticas.

Recitó una que había escrito: “Levantas la vista y te das cuenta de qué hermoso día, las hojas están cambiando y empiezas a sentir con-fianza. Te sientes lleno de ti mismo hasta que te das cuenta que estás babeando”.

Redford se crió en Los Ángeles, un niño salvaje rompiendo con un

padre distante y difícil de compla-cer, envuelto en el alcohol y las ca-rreras de arrancones.

Después de que murió su madre cuando él tenía 18 años, partió pa-ra convertirse en un estudiante de arte muerto de hambre en Italia y Francia.

Las mujeres que conoció en París en 1957 no lo encontraban atracti-vo; se burlaban de él por no saber nada de política.

¿Acaso fue difícil, luego de déca-das como galán cinematográfico de primerísimo nivel, pasar cada momento con Chandor filmando tan cerca de su rostro curtido por el tiempo mientras era más azotado aún por los elementos?

“Bueno, vamos a aclarar algo”, replicó Redford. “No me considero guapo. Yo era un chico pecoso, y solían decirme ‘cabeza de heno’”. Agregó: “Nunca tuve problemas con mi rostro en la pantalla. En mi opinión es lo que es y sentía des-agrado por los actores y las actri-ces que trataban de mantenerse jóvenes”.

All is lost fue filmada en el mar alrededor de Los Ángeles y en tres enormes tanques de agua que Ja-mes Cameron construyó para Tita-nic en México.

El plan pedía un doble, “pero lle-gamos y, por supuesto, mi ego entró en acción”, dijo Redford. “Empecé a decir: ‘Creo que puedo intentar eso. Déjame ver lo que puedo hacer’”.

“Me propinaron una verdadera paliza”, admitió. Había máquinas de olas, viento y lluvia y una man-guera gigantesca que rociaba agua contra su cabeza, lo que le produjo una infección que le costó perder el 60 por ciento de su audición en el oí-do izquierdo.

El actor siempre ha sido un mini-malista, pero en All is lost, lo lleva a un nuevo nivel, al hablar sólo unas cuantas palabras, la más sonora una que no puede ser publicada en estas páginas.

El actor dice que se siente más cómodo consigo mismo conforme se hace más viejo, y se rige por su frase favorita de T. S. Elliot: “Só-lo existe el intento. El resto no es asunto nuestro”.

POR HENRY ADAMS

Durante mucho tiempo, ha sido una especie de sucio secreto que viola las ideas sobre la gran ori-ginalidad artística: Vincent van Gogh con frecuencia hacía copias de sus propias obras. Ahora, en un giro de 180 grados, lo que aparen-ta ser el aspecto menos original del método de Van Gogh ofrece un atisbo de cerca a la extraña y obsesiva intensidad de su proceso creativo.

Su curiosa práctica de copiarse a sí mismo brinda el ímpetu para una nueva exposición, Van Gogh Repe-titions, en la Phillips Collection, en Washington, hasta el 26 de enero y luego en Cleveland, Ohio, a partir del 2 de marzo.

En el siglo XIX, hacer copias ju-gaba un papel central en el entre-namiento artístico profesional. Pe-ro durante el siglo XX, esta prácti-ca perdió todo prestigio. Llegó a ser considerada como antiartística.

Debido a esta aversión al copia-do, las réplicas de Van Gogh de su propia obra, que él llamaba répé-titions, en ocasiones incluso han sido desestimadas como falsifica-ciones.

La exhibición reúne 13 casos en los cuales Van Gogh hizo más de una versión de una obra. En el ca-tálogo de la muestra, un equipo de expertos y curadores, encabezado por William Robinson y Eliza Rath-bone, reúne y analiza documentos que ofrecen pistas de cuándo Van Gogh hizo una copia de qué. Este equipo emplea nueva evidencia

técnica, como radiografías e imá-genes digitales de alta resolución, para resolver preguntas sobre la secuencia de estas obras que han confundido a los eruditos.

Un par específico de pinturas de Van Gogh —una en Cleveland, la otra en Washington— inspiró la exposición. En mayo de 1889, Van Gogh hizo dos versiones muy similares de la misma obra: Las grandes platanáceas (Camineros en Saint-Rémy), del Museo de Arte de Cleveland, y Los Camineros, de la Phillips Collection. Las pinturas son casi idénticas en sus contor-

nos, tanto que es posible que Van Gogh haya calcado una para pintar la otra.

¿Cuál pintura hizo primero? Los curadores primero usaron radio-grafías para revelar que las capas inferiores de Las grandes plata-náceas son un frenesí denso y casi ilegible de pinceladas, mientras que las capas subyacentes de Los Camineros son casi exactamente iguales a las de la superficie de la pintura.

Luego los investigadores anali-zaron la superficie y descubrieron que Van Gogh ejecutó las pinturas sobre lienzos muy diferentes. La pintura de Cleveland está sobre una delgada tela de algodón estam-pada y sin preparar. La obra de la Phillips está sobre un lienzo pre-parado para artista estándar. Así que la pintura de Cleveland parece más burda, como corresponde a un bosquejo realizado al aire libre; la pintura de la Phillips es un poco más pulida, más deliberada.

Además, Van Gogh hizo un nú-mero de pequeñas mejoras en la segunda versión, en la Phillips. “Se puede ver que movió el poste de luz a la izquierda para destacarlo”, di-jo Robinson. “Agregó más líneas al árbol. Incluso añadió otra figura”.

¿Cuál de las dos pinturas es me-jor? Si uno piensa que copiar es malo, entonces claramente la ver-sión de Cleveland es mejor. Pero Van Gogh, en muchos otros casos, declaró que consideraba que la ré-

plica era la mejor pintura, la obra de arte más significativa. De he-cho, nunca era más inventivo que cuando se copiaba a sí mismo.

Los objetivos de Van Gogh al hacer copias variaban. En varios casos, las hizo con premura como regalos para familiares, amigos artistas o personas que habían po-sado para él.

También hizo tres versiones de su recámara en Arles, y seis pintu-ras y tres dibujos del cartero Jose-ph Roulin.

Lo sorprendente es cuán diferen-

tes parecen las pinturas del carte-ro colocadas lado a lado. No son tanto réplicas, sino variaciones sobre una idea, no muy distinto a la manera en que Bach creó variacio-nes en la música.

“Cuando comparas las diferen-tes versiones de Van Gogh de un diseño pincelada por pincelada, empiezas a revivir sus decisiones creativas”, dijo Robinson. “Es una experiencia extrañamente místi-ca. Es como si la intensidad de su genio te absorbiera”.

robert redford, excelso y tenaz

Van Gogh, copista de sus propias pinturas

Izq., ColeCCIón del Museo Kröller-Müller, otterlo; der., Museo de Arte Moderno/Con perMIso de sCAlA — Art resourCe, nY

Vincent Van Gogh hizo seis pinturas y tres dibujos del cartero Joseph roulin: dos versiones de la obra están en exhibición en una nueva muestra.

fred r. ConrAd/the new YorK tIMes

“nunca tuve problemas con mi rostro en la pantalla”, dijo robert redford. “es lo que es”. Jamás le ha temido al paso del tiempo.

Ex ídolo pelea contra las olas, no contra la edad.

Artista pudo haber hecho versiones de sus cuadros.