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TERAPIA Y TRADUCCIÓN UNA PERSPECTIVA GESTÁLTICA ALFONSO COLODRÓN GÓMEZ Director de tesina: Francisco Peñarrubia ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE TERAPIA GESTALT

Tesina Alfonso Colodron Gomez

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Page 1: Tesina Alfonso Colodron Gomez

TERAPIA Y TRADUCCIÓN

UNA PERSPECTIVA GESTÁLTICA

ALFONSO COLODRÓN GÓMEZ

Director de tesina: Francisco Peñarrubia

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE TERAPIA GESTALT

Page 2: Tesina Alfonso Colodron Gomez

ÍNDICE Agradecimientos.............................................................................. 2 A modo de prólogo.......................................................................... 3 Introducción................................................................................... 11 Primera parte El lenguaje como vehículo Desde la Torre de Babel.................................................................... 20 Todo lenguaje es un sistema de citas................................................ 23 Interpretar es dar vida al lenguaje..................................................... 25 La palabra creadora........................................................................... 27 Los límites de la palabra escrita........................................................ 31 El viaje como metáfora..................................................................... 34 El "para qué" de la terapia. El "para qué" de la traducción............. 39 Por un lenguaje orgánico.................................................................. 42 El arte de la escucha......................................................................... 47 La escucha externa........................................................................... 53 Más comparaciones y similitudes.................................................... 60 Segunda parte Hablan los actores Hace falta un poco de locura............................................................ 70 La red de seguridad.......................................................................... 76 La vida personal............................................................................... 81 Vasos comunicantes: terapeuta y traductor..................................... 86 "Tú has de ser el cambio que desees ver en el mundo"................... 93 A modo de conclusión.................................................................... 101 Bibliografía................................................................................... 104

Page 3: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Agradecimientos

Mi primer impulso fue agradecer a todas las personas que tuvieron

que ver con mi formación gestáltica y ampliarlo a quienes me han ayudado

y continúan ayudándome en mi práctica. Pero la lista se hacía interminable.

Tenía que remontarme a quienes me ayudaron a ser quien era en el

momento de iniciar la formación y a quienes me animaron a hacerla.

Demasiada biografía personal. Después se extendía a todos los colegas,

ejemplos de buen hacer, que me sirven de estímulo y modelo en mi

quehacer profesional. Temía olvidarme injustamente de algunos.

Por ello, decido mencionar sólo a las dos personas directamente

relacionadas con esta tesina. Paco Peñarrubia, que desde el primer

momento aceptó generosamente dirigirla, a pesar de la extrañeza del tema.

Admiré el riesgo que asumía y la confianza que me otorgaba. Gracias,

Paco.

Loretta Cornejo ha sido mi "Pepito Grillo" en los últimos tiempos.

Sin ella, todavía estaría posponiendo su redacción y su presentación.

Gracias, Loretta.

Page 4: Tesina Alfonso Colodron Gomez

A modo de prólogo

Una tesina pretende enriquecer de algún modo el campo teórico de la

disciplina en la que se enmarca. Una tesina sobre terapia gestalt me parece

más difícil que sobre cualquier otro campo de investigación. Estas son mis

razones.

Hace ya tres décadas que presenté mi primera tesina en la Sorbona.

Me centré en un hecho histórico -la huelga general de Barcelona de 19021-

y sólo tuve que releer prensa de la época, Diarios de las Cortes, manifiestos

socialistas y anarquistas, obras ideológicas, informes policiales... para

elaborar una hipótesis en base a unos hechos y llegar a unas conclusiones.

Ha llovido mucho desde entonces y algunas de mis certezas se han

transformado en preguntas, mis ideales en simples aspiraciones y las

ambiciones de juventud en cicatrices y canas. Y ahora me veo intentando

hacer alguna aportación original a la Gestalt, que mis colegas consideren

mínimamente aceptable. Por eso, esta investigación tiene algo de requisito,

de funcionalidad y urgencia para obtener un resultado, que falsea, aunque

sólo parcialmente, el mayor gozo que me produciría el compartir

1 "Aportación al estudio de la huelga general. La huelga general de Barcelona de 1902", Revista de

Trabajo, nº 33, Madrid, 1972

Page 5: Tesina Alfonso Colodron Gomez

libremente, fuera de plazos y estructuras formales, unas reflexiones que

nacen de una experiencia.

Pero lo primero que aprendí leyendo a Perls fue una cierta

prevención sobre lo que se ha traducido como "acercadeísmo": una cierta

fobia contra las teorizaciones. A lo largo de mi formación, se me hizo

aterrizar una y otra vez de mi tendencia a la teorización, mi gusto por

elaborar conclusiones generales a partir de hechos particulares. ¡Qué le

voy a hacer!, siempre fui más inductivo que deductivo. Al final, casi

conseguí pasarme al extremo opuesto: nada de teorizaciones; pura vivencia.

Experiencia en carne viva del aquí y ahora.

Y ahora y aquí, y en sucesivos aquí y ahora, intento repetidamente

pergueñar algo coherente que pueda abrir algún nuevo agujero por el que

mirar el oficio de terapeuta, la actividad de hacer terapia. Y no se me

ocurre nada mejor que juntar las dos actividades profesionales que han

ocupado gran parte de mi tiempo en esta cuarta fase de mi vida: la

traducción de libros -principalmente de Psicología humanista y

transpersonal y de Filosofía perenne- y la terapia gestáltica abierta a su

dimensión transpersonal.

Cuando inicié la formación en la Escuela Madrileña de Terapia

Gestalt, llevaba más de un lustro dedicado profesionalmente a la traducción

por cuenta propia para varias editoriales especializadas. Mi actitud era

ambigua: por un lado, nunca había imaginado tener que vivir de un oficio

tan anónimo y mal pagado para el que, por otra parte, nunca me había

preparado específicamente. Mis carreras de juventud -Derecho y Ciencias

Sociales del Trabajo- me auguraban más altas metas. Las lenguas

aprendidas por el camino sólo estaban destinadas a quedarse en simples

instrumentos de comunicación y acceso a otras culturas. Por otra parte, sin

embargo, había heredado de mi padre, catedrático de Lengua y Literatura,

el amor por las palabras, su sintaxis, las metáforas que encierran, el rigor

Page 6: Tesina Alfonso Colodron Gomez

por el buen decir y su correcta pronunciación, el gusto por comunicar.

Traducir me posibilitaba poner en práctica ese exceso de amor y rigor, al

tiempo que me permitía continuar con mi independencia de horarios y la

ausencia de jerarquías laborales. El poder trabajar en casa y, sobre todo, la

necesidad de abrir y cerrar "gestalten" cada vez que iniciaba y acababa un

nuevo libro, en lugar de tener compromisos laborales a largo plazo, fueron

la gasolina que me permitió continuar en los periodos difíciles de

monotonía, desánimo, sequedad intelectual y estrecheces de subsistencia.

Cada uno de los libros traducidos me ha abierto a otros mundos y a

otras vidas, a otras maneras de decir, a los universos particulares de cada

autor. Cada uno de ellos ha enriquecido mi universo interno y ha dejado

una huella, al igual que la ha dejado y me ha transformado cada uno de los

pacientes con los que he establecido un verdadero contacto. Y utilizaré la

palabra "pacientes" -"clientes" suena demasiado comercial, como si la

relación sólo fuera la del pago de un bien o un servicio-, en el sentido de

personas que tienen paciencia con su propio proceso: la ciencia o sabiduría

de volver una y otra vez a la paz que produce el verdadero contacto: el

contacto con el centro del propio ser.

Posteriormente y a medida que empecé a simultanear la traducción y

las sesiones de terapia, empecé a darme cuenta de las muchas similitudes

que tienen el oficio de traductor y el de terapeuta -¡qué feliz coincidencia

que ambas designaciones empiecen por la letra "t"-. Terapeutas y

traductores tienen algo de tahúres y trovadores, han de recurrir a la

tolerancia y la tenacidad para recorrer trayectos que, cortos o largos,

terciando o transgrediendo, les convierten en transeúntes de espacios

ajenos que acaban, de algún modo, incorporando al propio recorrido

personal.

Y aquí entramos en el campo del lenguaje. La terapia gestalt es

fundamentalmente una terapia de contacto dialógica. La relación entre

Page 7: Tesina Alfonso Colodron Gomez

terapeuta y paciente se establece fundamentalmente a partir de un diálogo

lo más transparente posible, la mayor parte del tiempo, sirviéndose del

lenguaje, verbal y corporal, mímico y gestual, incluidos los silencios como

parte del mismo. Y este lenguaje ha de ser traducido.

Ésta simple evidencia sirvió de punto de arranque de esta tesina, y se

convirtió a continuación en su idea-fuerza, su motor e hilo conductor.

COMUNICAR ES ANTES QUE NADA TRADUCIR. Una persona, el

paciente en el caso de la terapia y el autor en el caso de la traducción, han

de traducir sus propios pensamientos, sentimientos y sensaciones, sus

fantasías y sueños, sus recuerdos y vivencias, sus intenciones y proyectos,

antes de poderlos expresar o ponerlos por escrito. A continuación, el

receptor de dicha comunicación ha de volverlos a traducir a su propio

lenguaje para poderlos entender.

El terapeuta, una vez que ha cobrado conciencia clara de lo que se

ha intentado comunicar, hace preguntas y devoluciones, reformula al

lenguaje del consciente aquello que era inconsciente, estaba incompleto,

había sido magnificado o disminuido, en resumen "traduce" para el

paciente y/o ayuda a éste a tener una traducción más fiel y completa de lo

obvio que había sido evitado, relegado al olvido, confundido o mistificado.

Le ayuda a retraducir, ampliándola y enmarcándola en un contexto mayor,

su propia identificación limitada y distorsionada por introyectos y

proyecciones, o cualquiera de los demás mecanismos de defensa con los

que ha evitado o interrumpido el contacto, única forma de que el organismo

se autorregule en su entorno, y paso previo e imprescindible para cualquier

intento de autotrascendencia hacia una conciencia transpersonal que rompa

los límites del Yo-Yo y el Yo-Tú, hacia el Yo-Nosotros, hasta llegar al Yo-

Nosotros-Todos y al Yo-Todos-Todo o Totalidad.

El traductor, por su parte, realiza una intermediación entre el autor

que escribe en su lengua y el lector que lo lee en una distinta. Como el

Page 8: Tesina Alfonso Colodron Gomez

terapeuta, ha de intentar comprender lo más amplia y profundamente el

texto y devolverlo lo más fidedignamente posible, sin omitir ni añadir nada,

aunque el resultado final, la traducción, resulte ser una nueva creación. Un

intento de restituir a la cultura universal -por ampliación de cultura a

cultura- una obra limitada en un principio a un ámbito geográfico, histórico

y cultural restringidos. Es su aportación minúscula para aproximar el Babel

de las lenguas al Pentecostés del entendimiento universal por encima de las

lenguas.

El lector, por su parte, volverá a traducir el texto traducido ya a su

lengua, según su sistema de valores, su trasfondo cultural, sus propias

vivencias, sus resonancias emocionales, abriéndose de este modo otro

ciclo. El texto leído es una nueva creación personal. De ahí que cada

ensayo, artículo, novela o poema revivan cada vez que es leído y releído.

Cobran una vida autónoma e independiente, lo mismo que cada sesión de

terapia, incluso con el mismo paciente, es una experiencia única y singular

en el aquí y ahora, aunque pueda incluirse en un contexto, en una vida y en

un proceso.

A medida que fui dejando la traducción y centrándome en la terapia,

fundamentalmente en sesiones individuales con un horizonte transpersonal,

me fui percatando cada vez con más claridad de cómo la actitud gestáltica

me había servido en mis últimas traducciones y de cómo la experiencia

como traductor había ampliado y enriquecido mi forma de hacer terapia.

Ha sido un largo proceso del que sólo he empezado a ser totalmente

consciente cuando he tenido que reflexionar para poner por escrito en esta

tesina aspectos, hasta ahora inconexos, de esta doble experiencia como

terapeuta y traductor. Y he ido descubriendo similitudes y diferencias,

recursos y pautas comunes, que me han servido para adentrarme un poco

Page 9: Tesina Alfonso Colodron Gomez

más en este viaje del autoconocimiento y construcción de la persona-

terapeuta que se utiliza como su principal herramienta terapéutica.

Por mi carácter, siempre me interesó la vida de los demás, sus

problemas y aspiraciones. Desde que era estudiante, algunos amigos

recurrían a mí para escucharles y aconsejarles. Me encantaba hacerlo. Creía

tener una visión completa y objetiva de las cosas y estar en posesión de

soluciones para todo. En realidad, "traducía" su realidad, en función de mi

propia necesidad de evitar los temas dolorosos, diluir los conflictos, ver

siempre un horizonte color rosa detrás de cualquier crisis o problema, que

siempre eran pasajeros. La formación gestáltica me hizo caer en la cuenta

de que sólo había cumplido una parte de la función terapéutica: la escucha -

y aun así, escucha incompleta, pues me faltaba bastante la escucha

emocional-. El protoanálisis y el SAT me confirmaron que ésa había sido

mi motivación subyacente principal.

Cuando leí lo que Gary Yontef escribió de Jim Simkin -"para él

hacer terapia era una forma de usar su exceso de amor"2 , convertí su

afirmación en una aspiración, uniéndola a la afirmación de Barrie

Symmons: "Tenemos que continuar madurando, lo cual significa continuar

reconociéndonos y convirtiéndonos cada vez más en nosotros mismos hasta

que nos muramos. Desde esta perspectiva..., el valor de la situación

terapéutica para el terapeuta, la razón de que esté ahí, es 'crecer'. La

'profesionalidad' del terapeuta es este uso de la relación terapéutica para su

propio desarrollo, lo cual exige estar en contacto con su propia experiencia

y valor, con los propios impulsos, caprichos e ideas locas, así como con los

de la persona que tiene frente a él. Si nos limitamos a aplicar una u otra

técnica, si no nos arriesgamos, si no nos relacionamos auténticamente y no

utilizamos la situación terapéutica y al paciente para trascender las

expectativas, incluidas las propias, hasta el punto de romper el rol, avanzar

2 Gary Yontef: Proceso y diálogo en Gestalt. Ensayos de terapia gestáltica, p.41.

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y retirarse de las posiciones tomadas, aceptar la propia cordura y la propia

locura, si no evolucionamos y cambiamos realmente, ¿qué clase de ejemplo

podríamos dar al paciente? En este caso, el terapeuta es una persona más,

atrapada en su identidad oficial, condicionada por un modelo y por unas

normas. Y, según mi propia experiencia, lo que damos, lo que enseña y

sana, es fundamentalmente el ejemplo".3

¡Cómo me hubiera gustado haber tenido la ocasión de traducir este

artículo muchos años antes! En el momento en que lo hice -julio de 2002-,

ya había traducido más ochenta libros, y sólo en los últimos me había

arriesgado a separarme del texto literal por miedo a las críticas de

infidelidad a las obras originales. Lo hubiera hecho desde el principio si me

hubiera permitido dar rienda suelta a mis propias intuiciones y locuras

estilísticas al servicio de las obras traducidas. Sin embargo, sí que me ha

servido para arriesgarme más con mis actuales pacientes, con resultados

que no tienen nada que ver con mis propias fantasías catastróficas previas.

Y esto me lleva a la modestia. Cuando había traducido una veintena

de libros, casi me consideraba un especialista. Cuando tuve mis primeros

veinte pacientes, pensaba ¡ingenuo de mí! que ya estaba consolidado como

terapeuta. En medio de ese proceso, conocí a un lutier, que se había

formado en la mejor Escuela de construcción de instrumentos de cuerda. La

Escuela de Cremona, en Italia, sede de los famosos Stradivarius. Cuando le

pregunté que en qué momento se podía considerar uno un lutier

profesional, me respondió: "Después de haber construido un mínimo de 50

violines". Cuando llegué a los 50 libros, respiré diciéndome: "Empiezo a

ser simplemente traductor profesional". Cada libro constituía un nuevo

desafío. En algunos, todavía tuve que recurrir a catedráticos de lengua

inglesa y a especialistas en italiano o en francés, para solventarme dudas y

problemas insolubles aún para mí.

3 En Claudio Naranjo, Gestalt de vanguardia, p.75.

Page 11: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Ahora que he sobrepasado ampliamente los dos centenares de

pacientes a los que he acompañado durante un periodo de su vida, puedo

considerarme en realidad un buen principiante. Y lo mismo que incorporé

diccionarios, enciclopedias, revistas especializadas, tratados de

traductología, contactos con otros traductores y, en un momento dado -

¡bendita sea!-, la navegación por internet para entender determinados

contextos, he incorporado otros recursos terapéuticos como el mapa que

proporciona el conocimiento de los eneatipos o el sistema de las

constelaciones familiares, amén de haber vuelto a la supervisión

permanente de casos y a la formación continua a través de lecturas y

talleres.

La redacción de esta tesina me ha impulsado a acabar ciertas lecturas

pendientes, releer algunos clásicos gestálticos y a curiosear por obras que,

en otro momento, hubieran aguardado para mejor ocasión. Pero, sobre

todo, me ha obligado a reconsiderar mi actitud terapéutica sesión a sesión,

a abandonar ciertos "tics" de mi estilo personal y a replantearme cómo y en

qué me estanco y las formas de avanzar, profundizando, en aras de una

mayor eficacia terapéutica.

Inicié mis terapias otorgando a la palabra un valor predominante,

pues, como bien dice la poetisa estadounidense Adrienne Rich, las palabras

son intenciones, las palabras son mapas. Últimamente puedo incorporar

más a menudo el otro extremo de la polaridad: el silencio que, también

según ella, puede ser un plan rigurosamente ejecutado, pues es una

presencia que tiene historia y forma, y que no hay que confundir con

cualquier tipo de ausencia.

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INTRODUCCIÓN

"Cada vez que alguien escribe, de algún modo, escribe de sí mismo. Desde

luego que uno puede escribir acerca de las llamadas observaciones

objetivas o acerca de conceptos y teorías, pero, de todas maneras, el

observador es parte de esas mismas observaciones. Selecciona lo que está

observando..." (Fritz Perls)4

Esta afirmación categórica de Perls me sirve para reafirmarme en una

posición previamente tomada. No vale disimular. Aunque se teorice,

siempre se está escribiendo para alguien y desde la situación existencial

que uno vive en el presente. De hecho, ha habido autores que han

reconocido escribir toda una novela teniendo en mente sólo a familiares y

amigos como destinatarios. Yo mismo me sirvo de mis artículos mensuales

para evitar tener que escribir largas cartas a mis amigos y conocidos de por

dónde ando y cuál es el hilo de mis preocupaciones a lo largo del año. De

ahí que muchas generalizaciones y teorizaciones sólo sean justificaciones

ideológicas de actitudes, propósitos o actos realizados. Por ello, decido

utilizar un estilo llano y vivo, en lugar de académico y aparentemente

neutro, de modo que las palabras transparenten lo que hay detrás, sin

trampa ni cartón. No me estoy pues dirigiendo a un público amplio ni a un

posible editor, sino a colegas más experimentados, en un intento de

exponer parte de mi práctica y de mis reflexiones sobre la misma.

4 Frederick S. Perls, Dentro y fuera del tarro de la basura, p. 9.

Page 13: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Es una forma de traducir lo que vivo, pienso y siento.Y decido

igualmente no seguir una estructura rígida con apartados y subapartados, a

los que en otra época me aficioné en el estudio y exposición de textos

jurídicos. Aunque confieso que no me atreveré a dejarme fluir totalmente

en el estilo de Barry Stevens en la condensación de su teoría existencial

"No empujes el río, porque fluye solo", ya que su vida fue su teoría y su

teoría fue su vida.5 Personalmente no he llegado a tanto, aunque reconozco

sin modestia que aspiro a ello. Cada vez estoy más convencido de que el

verdadero anarquismo libertario, el auténtico taoísmo y la esencia de la

Gestalt como filosofía de vida tienen mucho en común. Empecé

investigando lo primero en mi juventud. Me acerqué a lo segundo en la

madurez. Intento vivir lo tercero actualmente, incorporando lo que aprendí

de cada una de ellas.

De ahí mi resistencia a efectuar un aporte teórico en el sentido más

académico de la palabra, aunque no a reflexionar coherentemente sobre mi

práctica a partir de un cuerpo teórico bien establecido. En definitiva, una

teoría no deja de ser una simple aproximación a la verdad, a través de

sucesivas eliminaciones de lo que no es. En la traducción, la meta sería

restituir un contenido limitado a una sintaxis lingüística para acercarlo a la

lengua universal, al ampliarlo en otra sintaxis también limitada. En terapia,

se trata de acercarse al núcleo del paciente, a través de sucesivas y nuevas

definiciones de sí mismo. Pero como dice Fernando Pessoa en unos bellos

versos:

Bajo leve tutela

de dioses descuidados,

quiero gastar las horas concedidas,

mías aunque prestadas...

5 Barry Stevens, No empujes el río, porque fluye solo.

Page 14: Tesina Alfonso Colodron Gomez

No quiero la verdad,

sólo quiero la vida.

Vida los dioses dan, no dan verdades

ni saben qué es verdad.6

Cuando un traductor se halla ante un texto, en una primera lectura

éste es inasible y se enfrenta a la tarea de "trasplantarlo" -una de las

acepciones de traducere es trasplantar- a otra lengua. Y para ello, la

escritura hace "surcos", yendo y volviendo como los bueyes una y otra vez,

para preparar el terreno de la siembra y del cultivo. En este sentido, traducir

implica no sólo descubrir las palabras y fórmulas gramaticales, sino

también matizarlas, sin añadir nada, pero respetando su ritmo y su

cadencia, hasta que revelan su verdadero sentido: la emoción que impregna

y empapa el escrito.

El terapeuta contacta igualmente con un "otro" que, al principio, sólo

revela unos pocos hilos de su trama. Y lo hace fundamentalmente a través

del lenguaje. "En cierta manera, es útil definir la personalidad como una

estructura de hábitos de lenguaje y considerarla como un acto creativo del

segundo o tercer año de vida..... Las creencias fundamentales son, sobre

todo, hábitos de sintaxis y de estilo, y casi todas las evaluaciones que

hacemos, que no provienen directamente de los apetitos orgánicos, tienen

todas las posibilidades de ser, de hecho, un conjunto de actitudes

retóricas".7 Tal vez, esta afirmación pueda parecer desmedida y merecer

ciertas matizaciones, pero vale como punto de partida para volver a poner

en su centro algo que, por obvio y cotidiano, suele quedar desvalorizado: el

valor de la palabra, sobre todo en una terapia como la gestáltica, en la que

se pone más énfasis en el "cómo" se dice que sobre el "qué" se dice.

6 Fernando Pessoa, "Odas de Ricardo Reis", traducido por Octavio Paz en Versiones y diversiones, p.377. 7 Perls, Hefferline, Goodman, Terapia gestalt. Excitación y crecimiento de la personalidad humana, p.124.

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Sin embargo, "con el surgimiento progresivo del subconsciente,

característica del paisaje moral y afectivo del Occidente posterior al

Renacimiento, se ha realizado una drástica 'redistribución' de los volúmnes

lingüísticos (el habla pública sólo es la punta del iceberg), y las líneas de

fuerza verbales de los sueños constituyen una variable histórica. En la

medida en que el lenguaje aparece como reflejo, una imagen inversa del

mundo o, más plausiblemente, como una confluencia de lo reflejado y de lo

creado en un diedro o 'interface' (carecemos de un modelo formal

adecuado), podemos decir que evoluciona tan rápidamente y de maneras

tan variables como la experiencia humana misma".8 Y lo mismo que

desaparecen y evolucionan las lenguas, al tiempo que aparecen

sublenguajes culturales, jergas y argots, cada persona va creando con el

tiempo un idiolecto singular, que no sólo tiene que ver con su lengua

materna, su cultura de origen y su clase social, sino también con su sistema

familiar, las diversas subculturas en las que se integra y su acervo personal

construido a través de lecturas, amistades, relaciones y, en general, el

cúmulo de contactos que ha establecido y sigue estableciendo con su

entorno. Y es importante cobrar conciencia de que es precisamente en la

relación terapéutica donde es necesario llegar al máximo de

singularización, para llegar al máximo de respeto por las diferencias.

Después, si se tercia, es posible pasar a otro tipo de conciencia unitiva, en

el que el lenguaje consciente de lo obvio sustituye los dialectos

incompletos del inconsciente y la percatación de lo que ES sustituye las

fantasías irreales de lo imaginado.

Por ello, me propongo poner especialmente el foco en esta parte de la

relación dialógica entre terapeuta y paciente que tiene que ver con los

contenidos y la forma de expresarlos, sobre todo desde el punto de vista

lingüístico. Y me daría por satisfecho si, al final de esta exposición, algún

8 George Steiner, Después de Babel, Aspectos del lenguaje y de la traducción, p.41.

Page 16: Tesina Alfonso Colodron Gomez

colega saliera enriquecido en sus recursos de escucha, comprensión y

devolución en su quehacer terapéutico.

Y la escucha vuelve así al centro de la relación terapéutica, porque,

sin una buena escucha activa, "la actividad del terapeuta se reduce a

aspavientos y acting out.... Es decir, la comprensión del paciente pasa por

escucharle, asimilar (comprender, digerir, organizar) lo que nos trae y

revertirlo al cliente en alguna forma operativa".9

Y las tres palabras que van entre paréntesis sintetizan muy bien lo

que el traductor hace, tras ponerse a la escucha del texto que ha de traducir:

"comprender, digerir y organizar". Y en esta escucha activa, el cuerpo se

implica, se suscitan resonancias emocionales que son aprovechadas para la

devolución y se crea la empatía (que puede ser tanto simpatía como

antipatía, o cualquier otro sentimiento, ya que, según el Diccionario,

empatía es la "participación afectiva de un sujeto en una realidad ajena"). Y

como parte del fondo permanente, que puede manifestarse como figura en

momentos significativos, una cierta dosis de amor y de compasión. Sin ella,

es difícil que pueda hacerse una buena labor ni tampoco mantenerse mucho

tiempo en el oficio.

De este modo, también un traductor puede expresar con toda

propiedad: "Traduzco el texto con amor, porque lo respeto en su diferencia.

Abandono la tentación exhibicionista [en terapia diríamos "narcisista"] de

escribirlo mejor en mi propia lengua. Servicio completo. Trabajo con la

palabra. Practico con ella el coito (co-ire, irse con). Cada texto es un

cuerpo. Aun el más anodino es un cuerpo..., [por ello] traducir es acto

promiscuo. Leer también. Cuantos más autores leemos, cuanto más autores

traducimos, más placer se siente [y así] línea a línea construyo y me

construyo".10 No sé si dirían lo mismo muchos terapeutas con más años de

9 Francisco Peñarrubia, Terapia gestalt. La vía del vacío fértil, p.89. 10 Mario Merlino, "Todas somos trabajadoras del amor (elogio a la promiscuidad traslúcida)", en Vasos

comunicantes nº 20, p.7.

Page 17: Tesina Alfonso Colodron Gomez

experiencia profesional a sus espaldas. Personalmente, sí siento aún que

cuantos más pacientes me dan la oportunidad de establecer un auténtico

contacto y relación, más me siento enriquecido. Espero poder seguir

diciendo lo mismo dentro de diez o quince años.

Y esto me recuerda a cierto terapeuta que me pasó su tarjeta de

visita. Al leerla, le señalé que había un error tipográfico, pues había saltado

una "e". Así que se leía su nombre y apellidos y, debajo, "Teraputa

transpersonal". Me contestó tan tranquilo que ya se había dado cuenta, pero

que pensaba agotar la tirada y que ya corregiría el error tipográfico en la

próxima impresión de tarjetas. Además de su tacañería y el descuido de su

imagen, tal vez estaba revelando el subconsciente de algunos colegas que

se quejan de "estar siempre de servicio", al socaire de cualquier neura del

"cliente". Lo cierto es que se puede aceptar o rechazar a un determinado

paciente, pero una vez admitido y que éste ha aceptado el encuadre, habrá

que bregar con lo que traiga a la sesión terapéutica, lo mismo que un

traductor puede aceptar o rechazar el traducir una determinada obra, pero,

una vez firmado el contrato, tendrá que sortear escollos, solventar

dificultades que a veces parecen insuperables y atravesar los sentimientos

que el texto o el autor traducido le susciten, sin que todo ello influya

negativamente en el resultado final.

Y volviendo a la escucha, es posible que ninguna escucha sea tan

profunda como la del terapeuta a su paciente, si exceptuamos la del

Maestro a su discípulo, o la del melómano cuando escucha su música

preferida. De modo que, en algún momento de la relación terapéutica,

puede ser que el terapeuta conozca al o a la paciente mejor de lo que él o

ella misma se conocen, al igual que un traductor hace la lectura más

completa que se pueda hacer de un texto, pues "en el proceso de absorber y

transformar físicamente el original en la nueva lengua, puede alcanzarse

una comprensión mucho más profunda que la que propicia el análisis

Page 18: Tesina Alfonso Colodron Gomez

crítico más riguroso. Cuando uno acaba de traducir un poema, lo conoce

como si lo hubiera escrito él mismo y es que, en realidad, lo ha

escrito...[pues] traducir me permite escribir sobre temas y habitar

sensibilidades a las que de otro modo no tendría acceso".11

En este sentido, traductores y terapeutas serían aquellos que

consiguen que la voz anide en el corazón para luego levantar el vuelo;

quienes permiten que las palabras cobren otra dimensión y alcancen otros

horizontes, por haber sido escuchadas en la profundidad del silencio del

que todas ellas surgieron. Y es que entender es fundamentalmente traducir

y traducir es esencialmente restituir. Restituir a su pleno significado aquello

que, en su origen, era ininteligible, pero tenía el potencial de comunicar

claridad, de servir de vehículo de contacto e intercambio.

En el fondo, todo texto escrito no es sino una narración, una unidad

de significado que brinda un marco para la expresión. Y cualquier sesión

terapéutica no es, al principio, sino una narración, dentro de otra narración,

que es la vida del paciente tal como él o ella la vive e interpreta. Tal como

se la traduce al terapeuta en un momento dado de su proceso vital. En este

sentido, todos estamos continuamente "traduciendo", interpretando,

aproximándonos al núcleo de un asunto, llenando las lagunas y

deshaciendo las ambigüedades. Y este asunto siempre es parte de la vida,

es vida misma, por mucho que se intente deflectar en pensamientos,

esquemas, "debeísmos" o "acercadeísmos".

Todo lenguaje evoca en el presente algo pasado, exterioriza algo

interno, y la terapia gestáltica intenta llevarlo a la expresión más depurada

del aquí y ahora en la relación terapéutica, ya que, de todos modos e

inevitablemente, cualquier enunciado es un acto en presente, pues todo

recuerdo se produce sin excepción alguna en el ahora. Y aquí vuelven a

unirse la actividad terapéutica y la traductora, ya que ambas constituyen un

11 Stephen Kessler, "Falsificación y posesión: el poeta como traductor", Vasos comunicantes, nº 19, p.42.

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proceso de actualización interpersonal de algo que existió en un pasado, y

no dos simples sistemas de aplicación de técnicas para obtener unos

resultados.

Sentadas estas aproximaciones, en una primera parte, me centraré en

las similitudes, más que en las diferencias, entre ambas actividades, que

tienen tanto de oficio como de arte, de repetición como de creación. Me

extenderé en una de las herramientas fundamentales que ambos utilizan: el

lenguaje. Me referiré al carácter que imprimen a quienes las ejercen. En

una segunda parte, trataré de sus actores: terapeuta, paciente y sesión

terapéutica; traductor, autor y libro. Su formación y actitud en el

desempeño de sus respectivas profesiones. De cómo me han influido ambos

desempeños profesionales, interpenetrándose entre sí. Haré una breve

referencia a la función social de ambos y acabaré con una apertura a la

dimensión transpersonal de la terapia y de la traducción.

En todo caso, la terapia y la traducción constituyen una audacia en sí

mismas si se intenta lo imposible: cambiar o "sanar" a alguien, en el

primer caso, o verter fielmente sin pérdida ni disminución en la lengua de

llegada un texto escrito en otra lengua, la lengua de partida. Sin embargo,

se convierten en actos de modestia, cuando terapeuta y traductor se

conforman con aproximaciones posibles: acompañar a alguien a deshacer

las trabas que le obstaculizan su propio crecimiento, en el caso del

terapeuta, y poner en nuevas palabras lo esencial del mensaje primitivo.

Desde esta modestia, parecen demasiado pesimistas, aunque

cargados de profundidad psicológica, los versos de E.E. Cummings, con los

que me parece adecuado cerrar esta introducción:

Tanto ser diverso (tantos dioses y demonios

éste más ávido que aquél) es un hombre

Page 20: Tesina Alfonso Colodron Gomez

(tan fácilmente uno se esconde en otro)

y, no obstante, cada uno, siendo todos, no escapa de ninguno)

tumulto tan vasto es el deseo más simple:

tan despiadada mortandad la esperanza

más inocente (tan profundo el espíritu del cuerpo,

tan lúcido eso que la vigilia llama sueño)

tan solitario y tan nunca el hombre solo

su más breve latido dura un año terrestre

sus más largos años el latido de un sol;

su más leve quietud lo lleva hasta la estrella más joven)

¿Cómo podría ese tonto que se llama a sí mismo Yo

atreverse a comprender su innumerable Quién?12

12 Traducción de Octavio Paz, ob.cit., p.189.

Page 21: Tesina Alfonso Colodron Gomez

INTRODUCCIÓN

"Cada vez que alguien escribe, de algún modo, escribe de sí mismo. Desde

luego que uno puede escribir acerca de las llamadas observaciones

objetivas o acerca de conceptos y teorías, pero, de todas maneras, el

observador es parte de esas mismas observaciones. Selecciona lo que está

observando..." (Fritz Perls)4

Esta afirmación categórica de Perls me sirve para reafirmarme en una

posición previamente tomada. No vale disimular. Aunque se teorice,

siempre se está escribiendo para alguien y desde la situación existencial

que uno vive en el presente. De hecho, ha habido autores que han

reconocido escribir toda una novela teniendo en mente sólo a familiares y

amigos como destinatarios. Yo mismo me sirvo de mis artículos mensuales

para evitar tener que escribir largas cartas a mis amigos y conocidos de por

dónde ando y cuál es el hilo de mis preocupaciones a lo largo del año. De

ahí que muchas generalizaciones y teorizaciones sólo sean justificaciones

ideológicas de actitudes, propósitos o actos realizados. Por ello, decido

utilizar un estilo llano y vivo, en lugar de académico y aparentemente

neutro, de modo que las palabras transparenten lo que hay detrás, sin

trampa ni cartón. No me estoy pues dirigiendo a un público amplio ni a un

posible editor, sino a colegas más experimentados, en un intento de

exponer parte de mi práctica y de mis reflexiones sobre la misma.

4 Frederick S. Perls, Dentro y fuera del tarro de la basura, p. 9.

Page 22: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Es una forma de traducir lo que vivo, pienso y siento.Y decido

igualmente no seguir una estructura rígida con apartados y subapartados, a

los que en otra época me aficioné en el estudio y exposición de textos

jurídicos. Aunque confieso que no me atreveré a dejarme fluir totalmente

en el estilo de Barry Stevens en la condensación de su teoría existencial

"No empujes el río, porque fluye solo", ya que su vida fue su teoría y su

teoría fue su vida.5 Personalmente no he llegado a tanto, aunque reconozco

sin modestia que aspiro a ello. Cada vez estoy más convencido de que el

verdadero anarquismo libertario, el auténtico taoísmo y la esencia de la

Gestalt como filosofía de vida tienen mucho en común. Empecé

investigando lo primero en mi juventud. Me acerqué a lo segundo en la

madurez. Intento vivir lo tercero actualmente, incorporando lo que aprendí

de cada una de ellas.

De ahí mi resistencia a efectuar un aporte teórico en el sentido más

académico de la palabra, aunque no a reflexionar coherentemente sobre mi

práctica a partir de un cuerpo teórico bien establecido. En definitiva, una

teoría no deja de ser una simple aproximación a la verdad, a través de

sucesivas eliminaciones de lo que no es. En la traducción, la meta sería

restituir un contenido limitado a una sintaxis lingüística para acercarlo a la

lengua universal, al ampliarlo en otra sintaxis también limitada. En terapia,

se trata de acercarse al núcleo del paciente, a través de sucesivas y nuevas

definiciones de sí mismo. Pero como dice Fernando Pessoa en unos bellos

versos:

Bajo leve tutela

de dioses descuidados,

quiero gastar las horas concedidas,

mías aunque prestadas...

5 Barry Stevens, No empujes el río, porque fluye solo.

Page 23: Tesina Alfonso Colodron Gomez

No quiero la verdad,

sólo quiero la vida.

Vida los dioses dan, no dan verdades

ni saben qué es verdad.6

Cuando un traductor se halla ante un texto, en una primera lectura

éste es inasible y se enfrenta a la tarea de "trasplantarlo" -una de las

acepciones de traducere es trasplantar- a otra lengua. Y para ello, la

escritura hace "surcos", yendo y volviendo como los bueyes una y otra vez,

para preparar el terreno de la siembra y del cultivo. En este sentido, traducir

implica no sólo descubrir las palabras y fórmulas gramaticales, sino

también matizarlas, sin añadir nada, pero respetando su ritmo y su

cadencia, hasta que revelan su verdadero sentido: la emoción que impregna

y empapa el escrito.

El terapeuta contacta igualmente con un "otro" que, al principio, sólo

revela unos pocos hilos de su trama. Y lo hace fundamentalmente a través

del lenguaje. "En cierta manera, es útil definir la personalidad como una

estructura de hábitos de lenguaje y considerarla como un acto creativo del

segundo o tercer año de vida..... Las creencias fundamentales son, sobre

todo, hábitos de sintaxis y de estilo, y casi todas las evaluaciones que

hacemos, que no provienen directamente de los apetitos orgánicos, tienen

todas las posibilidades de ser, de hecho, un conjunto de actitudes

retóricas".7 Tal vez, esta afirmación pueda parecer desmedida y merecer

ciertas matizaciones, pero vale como punto de partida para volver a poner

en su centro algo que, por obvio y cotidiano, suele quedar desvalorizado: el

valor de la palabra, sobre todo en una terapia como la gestáltica, en la que

se pone más énfasis en el "cómo" se dice que sobre el "qué" se dice.

6 Fernando Pessoa, "Odas de Ricardo Reis", traducido por Octavio Paz en Versiones y diversiones, p.377. 7 Perls, Hefferline, Goodman, Terapia gestalt. Excitación y crecimiento de la personalidad humana, p.124.

Page 24: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Sin embargo, "con el surgimiento progresivo del subconsciente,

característica del paisaje moral y afectivo del Occidente posterior al

Renacimiento, se ha realizado una drástica 'redistribución' de los volúmnes

lingüísticos (el habla pública sólo es la punta del iceberg), y las líneas de

fuerza verbales de los sueños constituyen una variable histórica. En la

medida en que el lenguaje aparece como reflejo, una imagen inversa del

mundo o, más plausiblemente, como una confluencia de lo reflejado y de lo

creado en un diedro o 'interface' (carecemos de un modelo formal

adecuado), podemos decir que evoluciona tan rápidamente y de maneras

tan variables como la experiencia humana misma".8 Y lo mismo que

desaparecen y evolucionan las lenguas, al tiempo que aparecen

sublenguajes culturales, jergas y argots, cada persona va creando con el

tiempo un idiolecto singular, que no sólo tiene que ver con su lengua

materna, su cultura de origen y su clase social, sino también con su sistema

familiar, las diversas subculturas en las que se integra y su acervo personal

construido a través de lecturas, amistades, relaciones y, en general, el

cúmulo de contactos que ha establecido y sigue estableciendo con su

entorno. Y es importante cobrar conciencia de que es precisamente en la

relación terapéutica donde es necesario llegar al máximo de

singularización, para llegar al máximo de respeto por las diferencias.

Después, si se tercia, es posible pasar a otro tipo de conciencia unitiva, en

el que el lenguaje consciente de lo obvio sustituye los dialectos

incompletos del inconsciente y la percatación de lo que ES sustituye las

fantasías irreales de lo imaginado.

Por ello, me propongo poner especialmente el foco en esta parte de la

relación dialógica entre terapeuta y paciente que tiene que ver con los

contenidos y la forma de expresarlos, sobre todo desde el punto de vista

lingüístico. Y me daría por satisfecho si, al final de esta exposición, algún

8 George Steiner, Después de Babel, Aspectos del lenguaje y de la traducción, p.41.

Page 25: Tesina Alfonso Colodron Gomez

colega saliera enriquecido en sus recursos de escucha, comprensión y

devolución en su quehacer terapéutico.

Y la escucha vuelve así al centro de la relación terapéutica, porque,

sin una buena escucha activa, "la actividad del terapeuta se reduce a

aspavientos y acting out.... Es decir, la comprensión del paciente pasa por

escucharle, asimilar (comprender, digerir, organizar) lo que nos trae y

revertirlo al cliente en alguna forma operativa".9

Y las tres palabras que van entre paréntesis sintetizan muy bien lo

que el traductor hace, tras ponerse a la escucha del texto que ha de traducir:

"comprender, digerir y organizar". Y en esta escucha activa, el cuerpo se

implica, se suscitan resonancias emocionales que son aprovechadas para la

devolución y se crea la empatía (que puede ser tanto simpatía como

antipatía, o cualquier otro sentimiento, ya que, según el Diccionario,

empatía es la "participación afectiva de un sujeto en una realidad ajena"). Y

como parte del fondo permanente, que puede manifestarse como figura en

momentos significativos, una cierta dosis de amor y de compasión. Sin ella,

es difícil que pueda hacerse una buena labor ni tampoco mantenerse mucho

tiempo en el oficio.

De este modo, también un traductor puede expresar con toda

propiedad: "Traduzco el texto con amor, porque lo respeto en su diferencia.

Abandono la tentación exhibicionista [en terapia diríamos "narcisista"] de

escribirlo mejor en mi propia lengua. Servicio completo. Trabajo con la

palabra. Practico con ella el coito (co-ire, irse con). Cada texto es un

cuerpo. Aun el más anodino es un cuerpo..., [por ello] traducir es acto

promiscuo. Leer también. Cuantos más autores leemos, cuanto más autores

traducimos, más placer se siente [y así] línea a línea construyo y me

construyo".10 No sé si dirían lo mismo muchos terapeutas con más años de

9 Francisco Peñarrubia, Terapia gestalt. La vía del vacío fértil, p.89. 10 Mario Merlino, "Todas somos trabajadoras del amor (elogio a la promiscuidad traslúcida)", en Vasos

comunicantes nº 20, p.7.

Page 26: Tesina Alfonso Colodron Gomez

experiencia profesional a sus espaldas. Personalmente, sí siento aún que

cuantos más pacientes me dan la oportunidad de establecer un auténtico

contacto y relación, más me siento enriquecido. Espero poder seguir

diciendo lo mismo dentro de diez o quince años.

Y esto me recuerda a cierto terapeuta que me pasó su tarjeta de

visita. Al leerla, le señalé que había un error tipográfico, pues había saltado

una "e". Así que se leía su nombre y apellidos y, debajo, "Teraputa

transpersonal". Me contestó tan tranquilo que ya se había dado cuenta, pero

que pensaba agotar la tirada y que ya corregiría el error tipográfico en la

próxima impresión de tarjetas. Además de su tacañería y el descuido de su

imagen, tal vez estaba revelando el subconsciente de algunos colegas que

se quejan de "estar siempre de servicio", al socaire de cualquier neura del

"cliente". Lo cierto es que se puede aceptar o rechazar a un determinado

paciente, pero una vez admitido y que éste ha aceptado el encuadre, habrá

que bregar con lo que traiga a la sesión terapéutica, lo mismo que un

traductor puede aceptar o rechazar el traducir una determinada obra, pero,

una vez firmado el contrato, tendrá que sortear escollos, solventar

dificultades que a veces parecen insuperables y atravesar los sentimientos

que el texto o el autor traducido le susciten, sin que todo ello influya

negativamente en el resultado final.

Y volviendo a la escucha, es posible que ninguna escucha sea tan

profunda como la del terapeuta a su paciente, si exceptuamos la del

Maestro a su discípulo, o la del melómano cuando escucha su música

preferida. De modo que, en algún momento de la relación terapéutica,

puede ser que el terapeuta conozca al o a la paciente mejor de lo que él o

ella misma se conocen, al igual que un traductor hace la lectura más

completa que se pueda hacer de un texto, pues "en el proceso de absorber y

transformar físicamente el original en la nueva lengua, puede alcanzarse

una comprensión mucho más profunda que la que propicia el análisis

Page 27: Tesina Alfonso Colodron Gomez

crítico más riguroso. Cuando uno acaba de traducir un poema, lo conoce

como si lo hubiera escrito él mismo y es que, en realidad, lo ha

escrito...[pues] traducir me permite escribir sobre temas y habitar

sensibilidades a las que de otro modo no tendría acceso".11

En este sentido, traductores y terapeutas serían aquellos que

consiguen que la voz anide en el corazón para luego levantar el vuelo;

quienes permiten que las palabras cobren otra dimensión y alcancen otros

horizontes, por haber sido escuchadas en la profundidad del silencio del

que todas ellas surgieron. Y es que entender es fundamentalmente traducir

y traducir es esencialmente restituir. Restituir a su pleno significado aquello

que, en su origen, era ininteligible, pero tenía el potencial de comunicar

claridad, de servir de vehículo de contacto e intercambio.

En el fondo, todo texto escrito no es sino una narración, una unidad

de significado que brinda un marco para la expresión. Y cualquier sesión

terapéutica no es, al principio, sino una narración, dentro de otra narración,

que es la vida del paciente tal como él o ella la vive e interpreta. Tal como

se la traduce al terapeuta en un momento dado de su proceso vital. En este

sentido, todos estamos continuamente "traduciendo", interpretando,

aproximándonos al núcleo de un asunto, llenando las lagunas y

deshaciendo las ambigüedades. Y este asunto siempre es parte de la vida,

es vida misma, por mucho que se intente deflectar en pensamientos,

esquemas, "debeísmos" o "acercadeísmos".

Todo lenguaje evoca en el presente algo pasado, exterioriza algo

interno, y la terapia gestáltica intenta llevarlo a la expresión más depurada

del aquí y ahora en la relación terapéutica, ya que, de todos modos e

inevitablemente, cualquier enunciado es un acto en presente, pues todo

recuerdo se produce sin excepción alguna en el ahora. Y aquí vuelven a

unirse la actividad terapéutica y la traductora, ya que ambas constituyen un

11 Stephen Kessler, "Falsificación y posesión: el poeta como traductor", Vasos comunicantes, nº 19, p.42.

Page 28: Tesina Alfonso Colodron Gomez

proceso de actualización interpersonal de algo que existió en un pasado, y

no dos simples sistemas de aplicación de técnicas para obtener unos

resultados.

Sentadas estas aproximaciones, en una primera parte, me centraré en

las similitudes, más que en las diferencias, entre ambas actividades, que

tienen tanto de oficio como de arte, de repetición como de creación. Me

extenderé en una de las herramientas fundamentales que ambos utilizan: el

lenguaje. Me referiré al carácter que imprimen a quienes las ejercen. En

una segunda parte, trataré de sus actores: terapeuta, paciente y sesión

terapéutica; traductor, autor y libro. Su formación y actitud en el

desempeño de sus respectivas profesiones. De cómo me han influido ambos

desempeños profesionales, interpenetrándose entre sí. Haré una breve

referencia a la función social de ambos y acabaré con una apertura a la

dimensión transpersonal de la terapia y de la traducción.

En todo caso, la terapia y la traducción constituyen una audacia en sí

mismas si se intenta lo imposible: cambiar o "sanar" a alguien, en el

primer caso, o verter fielmente sin pérdida ni disminución en la lengua de

llegada un texto escrito en otra lengua, la lengua de partida. Sin embargo,

se convierten en actos de modestia, cuando terapeuta y traductor se

conforman con aproximaciones posibles: acompañar a alguien a deshacer

las trabas que le obstaculizan su propio crecimiento, en el caso del

terapeuta, y poner en nuevas palabras lo esencial del mensaje primitivo.

Desde esta modestia, parecen demasiado pesimistas, aunque

cargados de profundidad psicológica, los versos de E.E. Cummings, con los

que me parece adecuado cerrar esta introducción:

Tanto ser diverso (tantos dioses y demonios

éste más ávido que aquél) es un hombre

Page 29: Tesina Alfonso Colodron Gomez

(tan fácilmente uno se esconde en otro)

y, no obstante, cada uno, siendo todos, no escapa de ninguno)

tumulto tan vasto es el deseo más simple:

tan despiadada mortandad la esperanza

más inocente (tan profundo el espíritu del cuerpo,

tan lúcido eso que la vigilia llama sueño)

tan solitario y tan nunca el hombre solo

su más breve latido dura un año terrestre

sus más largos años el latido de un sol;

su más leve quietud lo lleva hasta la estrella más joven)

¿Cómo podría ese tonto que se llama a sí mismo Yo

atreverse a comprender su innumerable Quién?12

12 Traducción de Octavio Paz, ob.cit., p.189.

Page 30: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Los límites de la palabra escrita

"Cuando me paro a contemplar mi estado,

y a ver los pasos por do do me ha traído,

hallo, según por do anduve perdido,

que a mayor mal pudiera haber llegado...".

Llegado a este punto de la tesina, reconozco ahora haber estado

perdido, sin saber cuál era el próximo paso ni cómo organizar las fichas

que inundan los contornos del ordenador, el teclado, la impresora, la mesa

auxiliar, ni cómo seguir expresando coherentemente las hipótesis,

recuerdos, dudas, lagunas y vivencias que se agolpan en mi mente-corazón-

tripas y se paralizan como impulso, al llegar a la punta de mis dedos.

Los versos de Garcilaso y la siguiente cita de Allan Watts expresan

muy bien mis resistencias, que surgen una y otra vez, tal como expresé al

principio de estas reflexiones: "La mitosis es la división progresiva de las

células en sub-células; de esta forma, una gran biblioteca universitaria es

un lugar donde las personas se encierran y escriben libros sobre los libros

que se encuentran en ella. Escriben libros sobre libros y la biblioteca se

hincha, pasando a convertirse en una enorme masa de yeso que crece y

crece, y eso es lo único que ocurre... El problema consiste en que cada vez

se relaciona menos con la vida, porque el pensamiento es únicamente

palabra sobre palabra".17 Y al releerme, al releer los apartados anteriores,

caigo en la cuenta de haberme apartado de mi propósito de no ser

demasiado "intelectual" y "academicista". Pero sigo adelante, aceptando

esta polaridad que descubro entre fluir con lo vivo, incluidas las vivencias

como traductor y terapeuta hechas presentes en el momento de escribir, y

dar autoridad a lo escrito, autoridad que pretendo reforzar, como en

17 Allan Watts, Las filosofías de Asia, p. 85.

Page 31: Tesina Alfonso Colodron Gomez

cualquier trabajo de investigación, a través de un sistema de citas

formuladas con más precisión y enjundia de lo que dan de sí mis luces y

experiencia. Citas pertenecientes a "autoridades" reconocidas y a textos

publicados, pues parece que cuando alguien es reconocido tiene más

derecho a expresar hipótesis y opiniones y a contar sus propias vivencias.

Lo mismo que las palabras escritas adquieren un cierto rango de "verdad",

en cuanto que se institucionalizan y alcanzan una mayor irradiación y, con

ella, un mayor consenso. En algo tenía razón McLuhan, cuando decía que

"el medio es el mensaje".

Resuenan en mí ahora algunas voces que surgieron en el II Congreso

Nacional Terapia Gestalt, celebrado en Madrid en abril de 2002, criticando

algunas tesinas que se habían presentado últimamente, porque parecían

excesivamente vivenciales y no aportaban suficiente teoría.

Desgraciadamente, tanto la terapia como la traducción son actividades que

suelen acabarse en sí mismas. Pocos terapeutas transcriben sus sesiones de

terapia y son muchos menos aún quienes las publican con una reflexión

posterior y las ponen a disposición de otros profesionales.

A los traductores les ocurre lo mismo. Son excepcionalmente raros

quienes conservan sus notas y borradores, sistematizan sus recursos por

escrito o teorizan sobre cómo llegaron a una determinada versión y no a

otra. Si la traducción hubiera dependido de la teoría para su supervivencia,

se habría extinguido mucho antes de Cicerón y esto, porque "los

traductores son poco dados a dejar constancia de sus experiencias, y

cuando lo han hecho, pocos han pasado del nivel empírico... [sin embargo]

no es cierto que el traductor empírico carezca de una teoría.... En la medida

en que sus elecciones son justificables, sería posible dotarlas de coherencia

y presentarlas de forma sistematizada... La disciplina, al establecerse

académicamente a mediados de este siglo, recibió una fuerte influencia del

campo de la lingüística, y a ello se sumaron las grandes expectativas

Page 32: Tesina Alfonso Colodron Gomez

desplegadas en torno al naciente campo de la traducción automática. El

resultado de la combinación entre intereses académicos, lingüísticos e

informáticos fue que se hizo un especial énfasis en el nivel normativo (el

cómo tiene que ser) en detrimento del nivel descriptivo (el cómo es),

perpetuando así el abismo entre traductólogos y traductores".18

A muchos les resonará esta polémica entre teóricos, generalmente

literatos y académicos, por una parte, y traductores, por otra, con la vieja

polémica gestáltica entre gestaltistas de la Costa Este y gestaltistas de la

Costa Oeste, entre quienes hacen una "Gestalt renovada" y quienes hacen

una "Gestalt viva", entre la preponderancia del hemisferio cerebral

izquierdo y la preponderancia del hemisferio cerebral derecho. Pero la

cuestión no está en hacer terapia adscribiéndose a una u otra Escuela, o en

traducir con más o menos bagaje teórico, sino en ser un buen o un mal

terapeuta y en ser un buen o un mal traductor. Y por supuesto, en ambos

casos, es una cuestión de formación, experiencia, vocación y sensibilidad.

Volveré sobre ello en la segunda parte.

En definitiva, toda teoría ha de ser escrita para que adquiera un

corpus, consistencia, solidez y peso. Antes de la escritura no hay teoría;

sólo transmisión verbal de sabiduría, condensada en mitos, fábulas,

folklore, ritos y costumbres. Pero el primer límite de toda escritura es que

llega a poca gente y en general a los ya convencidos. El límite de toda

teoría es que siempre genera su doble para invalidarla, su contrarréplica

que la refuta, la amplía, la malinterpreta o la diluye. Parafraseando a Paul

Éluard, me atrevería a afirmar que, como la mayoría de los escritores, los

elaboradores de teorías lo hacen para satisfacer "el duro deseo de durar".

Pero toda teoría terapéutica ha de salir de una práctica y no de una

lucubración mental a partir de fórmulas abstractas o de hipótesis no

verificables. Y en este caso, teorizar no se apartaría mucho del paulatino

18 Juan Gabriel López Guix y Jacqueline Minett Wilkinson, Manual de traducción, p. 164 y 165.

Page 33: Tesina Alfonso Colodron Gomez

desvelamiento del alma que supone todo proceso terapéutico. Escribir

desde esta perspectiva, aunque sea teoría, vuelve a ser traducir. Traducir las

propias experiencias, la elaboración personal de todo lo que leemos y de

todo lo que hacemos. Traducir del pensamiento universal, según pasa por

nuestro tamiz personal, los arquetipos del inconsciente colectivo. Traducir

nuestras convicciones, como "figura", rescatándolas del "fondo" que hemos

ido desechando por contraste y que permanecerá invisible.

El viaje como metáfora

Traducir es adentrarse en un terreno desconocido, cuya frontera es, a

veces, el silencio. Lo mismo que hacer terapia. Y uno parte de viaje con lo

que tiene, con lo que es, y, cuando regresa, es y no es la misma persona.

Viajero, traductor y terapeuta han sido enriquecidos, han sido, en alguna

medida, transformados Y si lo pongo en este orden es por respetar un orden

biográfico (primero fui viajero, luego traductor y después terapeuta), y no

en un orden de importancia.

A lo largo de un viaje alrededor del mundo, con la mochila a las

espaldas, que duró cinco años, fui dándome cuenta de que los idiomas no se

componían de sonidos y de palabras, sino, fundamentalmente, de música,

olores, sabores, colores, imágenes, recuerdos, ritmo y música, pero, sobre

todo, de formas de vivir y afrontar, nombrando, el mundo que nos rodea,

que no es otra cosa que la ampliación e interpretación de nuestro mundo

interno. Y que la mayor o menor facilidad o dificultad para aprenderlos no

tenía que ver tanto con la cercanía o la lejanía de mi propia lengua materna,

el castellano, como con la mayor o menor simpatía que sentía por su país

de origen y las personas que lo hablaban. Con mi afinidad o distancia con

las formas y modos que tenían de trabajar y de gozar, de amar y de resolver

Page 34: Tesina Alfonso Colodron Gomez

sus conflictos y, en definitiva, de vivir y de morir.19 De hecho, fui resistente

al inglés cuando lo estudié en Londres. Me aproximé algo más a él cuando

lo oí hablar en Nueva York; pero no entendí el acento neoyorquino hasta

los dos o tres meses de estancia. Era una nueva lengua y Nueva York me

fascinó desde el primer día. Pero donde realmente lo adopté como tercera

lengua (la segunda siempre fue el francés), fue en Nueva Zelanda, donde

hice auténticos amigos y tuve experiencias que trascendían las distancias

geográficas y culturales. Adopté este país como una especie de Ítaca, a

pesar de no haberme quedado a vivir, pudiendo haberlo hecho, y de no

haber vuelto nunca más.

Cada paciente que llega a la consulta es un vasto país nuevo por

descubrir. Y no es tan importante su edad y género, su profesión o su

cultura, el asunto por el que viene o cree venir, como una corriente

misteriosa de confianza o de desconfianza, de simpatía, antipatía o

indiferencia, de transparencia u opacidad, que se establece en la primera

entrevista. O, al menos, la intuición de esa posible corriente. Una vez que

ambos deciden hacer el viaje, él o ella se convierte al mismo tiempo en

viajero, camino y país. Y el terapeuta en guía-acompañante, puente y,

parcialmente, en territorio que el paciente también recorre a lo largo de la

interacción terapéutica. Y si puede acompañar no es porque conozca todos

los territorios, haya transitado todos los valles y escalado todas las cimas,

sino porque simplemente tiene el hábito de caminar y está en forma: tiene

el hábito de la introspección y practica la continuidad del contacto, dentro y

fuera de la sesión terapéutica.

Traducir supone transitar universos que, en la mayoría de las

ocasiones, no están a nuestro alcance, por pertenecer a otras épocas

19 He retomado algunas de las ideas expuestas con más detenimiento en "Metáforas de la traducción o la aventura de traducir", que publiqué en Vasos comunicantes nº 16, p. 55 a 61.

Page 35: Tesina Alfonso Colodron Gomez

históricas, países lejanos, campos del conocimiento de los que somos casi o

totalmente profanos. Supone también adentrarse en vidas, vivirlas de algún

modo de forma vicaria. La traducción, por ejemplo, de Gracia inevitable.

Creatividad, éxtasis, iluminación: las nuevas fronteras de la psicología

transpersonal,20 de Piero Ferrucci, uno de los máximos representantes

vivos de la Psicosíntesis, me supuso un recorrido por numerosas vidas de

seres humanos, que llegaron a desarrollar el máximo de su potencial a

través de la belleza, la acción, la ciencia, la voluntad y otras vías de

realización. Fue como recorrer el territorio de la psique y de la conciencia

de la Humanidad a través de algunos de sus representantes más relevantes.

Cada uno de ellos estimularon mi aspiración y deseo de emulación. Un

buen recordatorio para no dejar dormidas las neuronas inutilizadas, para

seguir despertando, para seguir viajando por los vastos espacios interiores

de la conciencia. Lo mismo ocurrió con Mentes extraordinarias. Cuatro

retratos para descubrir nuestra propia excepcionalidad, de Howard

Gardner, que me hicieron adentrarme en las vidas de Mozart, Freud,

Virginia Woolf y Gandhi, vivir parte de sus ambiciones y dudas, de sus

fracasos y de sus éxitos, reconocer su genio como patrimonio común de

toda la Humanidad, comprender algunos de los factores que llevan al

desarrollo de todo el potencial humano.

Algunos pacientes me han hecho adentrarme en viajes inolvidables

por motivos muy diferentes. Un empresario de éxito muy dañado por

quince años de psicoanálisis, ¡con el mismo psicoanalista!, que acabó

teniendo un brote psicótico reconocido por sus propios compañeros de

gabinete, me puso a prueba sesión tras sesión. Su pasión dominante: el

miedo y la desconfianza. No duró mucho, pero creo que logré que, por

20 La referencia completa de los libros traducidos puede encontrarse en la Bibliografía, por orden alfabético de autor.

Page 36: Tesina Alfonso Colodron Gomez

momentos, pudiera confiar en alguien, restaurara mínimamente su ser-en-

relación. Fue un viaje duro y corto del que no me arrepiento.

A otro paciente de 60 años, operado de cáncer, que se le reprodujo

una vez iniciada la terapia, pude acompañarle en el hospital, días antes de

su muerte. Necesité ser acompañado, a mi vez, en supervisión. Quedé

impactado un tiempo, haciéndome vivir en la práctica el ensayo que, a su

vez, me había impactado hondamente al traducirlo: "La psicología de la

tragedia", escrito publicado en Visiones de futuro, que, en el original inglés

se subtitulaba Los manuscritos inéditos de Abraham Maslow.

Otra paciente, de 35 años, laboralmente autónoma, con pareja no

conflictiva, sin asuntos graves, que se quejaba de monotonía. Acabó

decidiendo ser madre y pude acompañarla durante los primeros meses del

parto. Abandonó la terapia a los 9 meses de iniciarla. ¡Qué simbólico!

A otros pacientes los recuerdo especialmente porque me traían

descarnadamente mis asuntos pendientes. Durante una época depresiva,

acudieron tres pacientes -¡el mismo mes!- con profundas depresiones. No

sé cómo logré acompañarlos. Sí recuerdo que cada sesión era como escalar

el Everest descalzo, con el frío congelándome poco a poco los pies.

Logramos ascender un pequeño trecho. Nunca llegamos a la cumbre. La

última era una ama de casa. Abandonó la terapia a la cuarta sesión, a la

primera confrontación. Pero no se suicidó entre sesión y sesión, según me

contaba que estuba a punto de hacerlo en varias ocasiones. A última hora el

marido la agarraba en la ventana del dormitorio conyugal, antes de lanzarse

al vacío. Siempre a las cuatro de la madrugada. El marido no era insomne y

"ella no hacía ruido". Curioso. Estoy absolutamente seguro de que sigue

viva. Viaje abrupto y displacentero. Tal vez no era consciente en esa época

de mis propios límites como terapeuta viajero. Ahora, tal vez la derivaría.

Hay igualmente libros cuya traducción ha dejado huellas, cicatrices y

éxtasis. Sus textos me calaron los huesos, recorrieron mi sangre hasta

Page 37: Tesina Alfonso Colodron Gomez

formar parte de mi carne y de mi espíritu. Algunos me sirvieron para

resolver dudas y aclararme parte de mi propia vida en el camino del

desarrollo personal, como El poder curativo de las crisis, de Stanislav Grof

o El camino de la transformación de Shakti Gawain, que traduje en plena

crisis existencial y pérdida de fe. Con algunos soñé muchas noches, a

medida que avanzaba, página a página, sin saber el final de cada historia,

como con los relatos para hombres adultos de Allan Chinen, Más allá del

héroe, que me proporcionó muchas claves de la masculinidad adulta. Uno,

especialmente, La búsqueda. Historia y sentido de las religiones, de Mircea

Eliade, me produjo auténticos "orgasmos del espíritu", por su coherencia,

elegancia de estilo, brillantez y las sinapsis que hace entre historia,

fenomenología, hermenéutica y mitos, con gran sabiduría y conocimiento.

Cada traducción ha sido un lento viajar a pie, un ir, venir y volver

sobre el mismo texto, en procesos circulares y en espiral, lo mismo que se

hace dentro de cada sesión terapéutica y de sesión a sesión. Viajes

circulares, ascendentes y descendentes, llenos de sorpresas y de parajes

inéditos, de barrancos infranqueables y de cumbres inalcanzables. Pero,

siempre, trechos de caminos recorridos, respirando, escuchando el rumor

del entorno-fondo, con una mirada circular y finales de viaje inesperados y,

en muchas ocasiones, gozosos. En cada despedida, morir un poco y,

paradójicamente, quedar más enriquecido, pero también un poco más

vacío. Fin de la terapia. El paciente camina solo. A veces se tienen noticias,

a veces no. Entrega del libro. En ocasiones se retoma. La mayoría de las

veces prosigue su curso entre lectores desconocidos y nunca se vuelve a

releer ni se tiene noticias de su tirada, circulación, éxito o arrinconamiento

en los almacenes de la Editorial.

Page 38: Tesina Alfonso Colodron Gomez

El "para qué" de la terapia. El "para qué" de la traducción

"Mil flores de plástico

no hacen de un desierto un jardín.

Mil caras vacías

no llenan una sala vacía.

En terapia gestáltica estamos trabajando para otra cosa. Estamos

aquí para impulsar el proceso de crecimiento y desarrollar las

potencialidades humanas. No hablamos de felicidad instantánea..... El

proceso de crecimiento es un proceso que toma tiempo.... También tenemos

que llenar los vacíos y hoyos en la personalidad, y hacer de nuevo a la

persona entera y completa".21 Toda una declaración de principios, concisa

y rotunda. El objeto de la terapia gestáltica, resumido en una frase, sería

ayudar al paciente a vivir plenamente en el aquí y ahora. Como el Zen.

Como cualquier vía meditativa: la continuidad de la atención en el

presente. La angustia, la ansiedad, el estrés, grandes males de nuestra época

tecno-psicológica no son sino una "brecha abierta entre el ahora y el

después".22

Tal vez esta brecha tenga su origen en la división entre el cuerpo, que

vive en el ahora, y la mente, que vive en el antes y en el después. Y, aun

cuando no quede resuelto el viejo debate sobre si mente y cuerpo están

hechos o no de la misma sustancia, "el modelo gestáltico arroja una nueva

luz útil sobre el problema de la cognición/acción... Tomando el caso del

"campo" lewiniano... cada acción por parte del sujeto es, en parte, por lo

menos, una reacción a unas condiciones del campo percibidas, vistas a la

luz de la propia evaluación de esas características, con relación a las metas

21 Fritz Perls, Sueños y existencia, p. 14. 22 Ob. cit. p. 15

Page 39: Tesina Alfonso Colodron Gomez

de uno..... cada acción posible es un ajuste por parte del sujeto, en relación

con sus propias necesidades y metas sentidas, y con el 'mapa' que él ha

construido, y está construyendo continuamente. Pero claramente, si de

alguna manera cambiamos este mapa, vamos a conseguir un ajuste

correspondiente distinto, un plan diferente de acción por parte del sujeto.

Es decir, el modelo sugiere que el punto más eficaz para influir en el

comportamiento de un sujeto es el mapa mismo".23 En mi modesta opinión,

esta larga cita, que he intentado abreviar con los puntos suspensivos, es una

forma compleja, al tiempo que un desarrollo, de la frase más concisa de

Perls: "tenemos que llenar los vacíos y hoyos de la personalidad".

Completando la cita en términos más asequibles, parte del objetivo

de la terapia sería hacer un descubrimiento conjunto de los escondrijos, aun

los que carecen de palabras, del paciente, que se va liberando así en una

especie de reposesión de su alma (entendiendo alma como su núcleo

óntico, la esencia de su ser). Y esto se hace dando un sentido al dolor

inevitable, haciéndolo inteligible y ayudando a diluir el sufrimiento

innecesario, el autoinfringido y el inútilmente recogido de los demás.

Desde una perspectiva transpersonal, el fin de toda terapia sería

llegar al final de los sueños, dejar de soñar, que en lenguaje gestáltico se

diría, fantasear, imaginar, evadirse, vivir sin contacto. En definitiva,

despertar o, al menos, despertar cada vez más de la ilusión de ser un "ego

encapsulado en una piel", aislado del entorno y del Tú/Nosotros/Vosotros/

Todos. Y "la enfermedad, en tanto que "no salud"... sería lo que pone

obstáculos a la gracia, lo que interrumpe el proceso de

construcción/destrucción de la gestalt Yo/Tú y, como consecuencia, de toda

gestalt, más aún, que destruye el equilibrio del dar y tomar, que Laura Perls

(Apuntes sobre la Psicología del Dar y el Recibir) describe como la libre

correspondencia entre abundancia y necesidad... [pudiéndose representar la

23 Gordon Wheeler, La Gestalt reconsiderada. Un nuevo enfoque del contacto y de las resistencias, p. 87.

Page 40: Tesina Alfonso Colodron Gomez

salud] como la facultad de habitar la paradoja, es decir, de hacer coexistir

elementos contradictorios dentro de un mismo conjunto estructural y de

apoyarse en esta contradicción para alzarse a otros niveles de lógica, de

comprensión o de funcionamiento, de producir sentido y organización a

partir de dos principios antagónicos".24

Un traductor está instalado desde el principio hasta el final en una

pura paradoja: tiene como meta hacer presente e inteligible un texto

pretérito e ininteligible para el nuevo lector en la lengua de llegada,

bañándolo con la luz que emane del original, sin avasallarlo proyectándole

la suya, que es lo que ocurre cuando alguien como Baudelaire traduce un

texto muy inferior a sus capacidades, como The Bridge of Sights, de

Thomas Hood. Aunque sí es posible hacer una nueva creación literaria, sin

apartarse del original, como hizo Pedro Salinas al traducir A la búsqueda

del tiempo perdido de Proust. Pero tampoco lo tiene que magnificar ni

traicionar por exaltación, ya que un traductor debe ser como su autor y no

es asunto suyo aventajarlo, lo cual redunda al ego del primero en

detrimento y traición del segundo.

El traductor, como el terapeuta, aspira a la transparencia y a la

máxima fidelidad. No es asunto del terapeuta empujar al paciente allí

donde no quiere ir ni sugerirle demandas y aspiraciones que no estén de

algún modo presentes en él a lo largo del proceso terapéutico. En este

sentido, la traducción es el espacio limitado de contacto-frontera entre dos

totalidades: dos sistemas lingüísticos diferentes y el traductor es el puente

que, esporádicamente, los une, al mismo tiempo que se erige en agente

creador de una nueva realidad que antes no existía: el texto traducido. El

terapeuta refleja como espejo aquellos ángulos muertos que el paciente no

ha podido ver solo. En un principio, el paciente se resiste, no tanto al

24 Sylvie Schoch de Neuforn, La relación dialogal en terapia Gestalt, p.94 y 95.

Page 41: Tesina Alfonso Colodron Gomez

terapeuta, como al mismo contacto, hasta que, paulatinamente, aprende otra

forma más satisfactoria de contactar y retirarse. El texto a traducir también

"se resiste" en una primera lectura a salir de su estructura lingüística y de su

entorno cultural. Poco a poco "se entrega" y se deja transcurrir por el cauce

que, paulatina y laboriosamente, va construyendo el traductor. Pero

también puede afirmarse que el cauce viene determinado al mismo tiempo

por las posibilidades y limitaciones que ofrecen las dos lenguas -la de

partida y la de llegada-, así como por los límites y posibilidades que va

sugiriendo el mismo texto.

Parafraseando a Perls, Mil palabras vacías no construyen un poema,

Una junto a otra, siguen estando muertas, y tanto la terapia como la

traducción se basan, en parte, en que bajo la superficie de la comunicación

existe un proceso vivo de asociaciones vitales, de contenidos latentes que,

en parte son irreductiblemente individuales. Nos comunicamos

generalmente desde la superficie de nosotros mismos, en una especie de

taquigrafía que abrevia y disimula un enorme caudal de intenciones y

motivos no manifiestos, generalmente inconscientes. Pero esos "tabúes"

personales, pertenecientes a la "economía" comunicativa de cada persona y

celosamente guardados conservan una energía inquietante y fecunda, que

terapeuta y traductor contribuyen a que afloren y se actualicen.

Por un lenguaje orgánico

Las palabras no son neutras. Evocan sensaciones, recuerdos,

sentimientos. Pueden crear realidades, pero también matarlas. Pero

requieren un contexto y un orden. También una selección previa. Un

lenguaje orgánico es aquel que surge del cuerpo y no de la mente. Que

expresa lo que es, y no puras abstracciones. Que produce, en suma, efectos

Page 42: Tesina Alfonso Colodron Gomez

en quien lo emite y en quien lo escucha. Quien habla escoge sus palabras o

repite automatismos y fórmulas. Implica el cuerpo con los gestos o las

pronuncia inmóvil y rígido. Varía el tono, el ritmo y el volumen de la voz o

mantiene una expresión monocorde.

Recuerdo a dos pacientes, ambas muy confluyentes, evitadoras del

conflicto, posponedoras y cuyo núcleo característico era el "olvido de sí".

Supongo que por coincidencia y azar, sus sesiones eran después de comer.

Yo hacía grandes esfuerzos para no dormirme. Tomaba café antes de la

sesión. En muchas sesiones, los minutos parecían alargarse; la eternidad

sucediéndose a sí misma entre bostezos. Durante un tiempo lo atribuí a mis

ciclos energéticos, a la digestión, al hecho de no haber podido echar una

cabezadita entre las sesiones de la mañana y de la tarde. Pero,

curiosamente, al cabo de un tiempo, descubrí cómo la sesión cambiaba en

un instante, cuando empezaban a hablar de algo que les afectaba realmente,

cuando conseguían indignarse contando algo del jefe o de un compañero de

trabajo o entusiasmarse con algún proyecto cercano. Surgía un brillo en la

mirada, se acababa de pronto el tono monocorde, se rebullían en el asiento,

empezaban a utilizar términos no habituales en su vocabulario... De

repente, me despertaba, incluso sin café. La sesión transcurría entonces

vívida. La palabra se había vuelto orgánica.

En los textos escritos es igualmente fácil comprobar la vaciedad de

sus palabras o el grado mayor o menor de vida que de la que son

portadoras. En un texto literario, esa es toda la diferencia entre buena y

mala literatura.

Shakespeare llegó al final de su época creadora a su máximo de

carga dramática. Su maestría consistió en saber explotar el potencial virtual

de las palabras con mayor intensidad y rigor que cualquier otro escritor de

su época. El se encuentra sosegadamente en la casa del lenguaje y reconoce

cada uno de sus rincones, porque se expresa desde dentro favoreciendo la

Page 43: Tesina Alfonso Colodron Gomez

proliferación de vida Un buen ejemplo puede ser el lamento de Cleopatra

sobre el cuerpo de Marco Antonio (Antonio y Cleopatra, Acto IV, escena

XIII, 63):

La diadema del mundo se funde. ¡Mi señor!/¡Oh! ¡Marchita está ahora la

guirnalda de la guerra!/¡Caída la estrella polar de los soldados!/Los

mozalbetes y las muchachas están ahora al nivel de los hombres: los

hombres incomparables no existen ya/ y nada queda de notable/bajo el

impulso de la luna.25

Exasperada protesta de Cleopatra ante el azar en que la corona remite

al tema imperial y la falta de madurez de los mozalbetes a César, el "niño",

que de pronto va a ver crecer su figura ante la desaparición de su rival. La

muerte del enamorado hace entrar al mundo en una inercia anodina y en un

frío lunar. La guirnalda que evoca el triunfo se ha esfumado y la "caída" de

la estrella polar (en inglés sólo dice "the soldier's pole", que podría

traducirse por lanza en este caso o por estandarte) alude claramente a la

mengua de virilidad.

André Gide, en su versión al francés, a pesar de las licencias que se

permite, trasluce muy bien que "el tendón que articula la lógica de

Cleopatra es de índole física. Ella no deja de darle voz a su cuerpo. Privado

de Antonio, el mundo 'no vale más que un establo. La corona de la Tierra

se 'derrite'; la guirnalda se 'marchita'; el estandarte 'cae'... la Luna hace su

'visita'; lo concreto está allí, irrefutable. Sus implicaciones sensoriales dan

cuerpo literal a las imágenes ásperas y elusivas de Cleopatra, y a sus

majestuosas generalizaciones" ("La corona del universo se desata. ¡Señor!

La guirnalda del combate se marchita, y el estandarte ha caído. Hoy, los

25 William Shakespeare, Obras completas, p. 1828, traducción de Astrana Marín., reproducido en George Steiner, op.cit. p.374.

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niños y los hombres se equiparan. Todo se iguala, y la Luna, al visitar la

Tierra, ya no sabrá que mirar).26

Gide traduce en prosa, porque el alejandrino francés en que se solía

escribir el teatro francés hasta casi mediados del siglo XX no se adecua a la

poesía isabelina y al verso libre inglés. No cuenta por tanto la forma como

transmitir el sentimiento de desesperación y ausencia, la nostalgia del

erotismo perdido para siempre, la mortecina realidad vista a la luz pálida de

la luna.

En toda traducción habrá pérdida y ruptura, pero, al final, cada una

de ellas habrá aumentado la accesibilidad a otros recursos afectivos. El

riesgo: agotar la propia vena creativa al servicio de un texto, en principio

ajeno. Stephen McKenna, traductor de las Enneadas de Plotino al inglés,

aparecidas en cinco grandes volúmenes entre 1917 y 1930, afirmó haber

sumergido virtualmente su ser, su cuerpo y su alma en la tarea. El

resultado: una hazaña de fidelidad, libertad y creación, en donde el

traductor implicó su precaria salud física y mental.

Pero, sin llegar a tanto refinamiento ni a tan elevada gesta, los

recursos gestálticos del lenguaje son variados y eficaces para acercarlo a la

vida, para hacer surgir vida, para reflejarla con una mayor exactitud de lo

que la refleja el lenguaje cotidiano y el lenguaje mediático. El capítulo

"Comunicación con otros"27 de El darse cuenta de John Stevens, es en sí

mismo un buen manual de instrucciones y constituye una buena carta de

navegación: el paso de las frases impersonales, a las frases en segunda y

primera persona del singular "yo" y del plural "nosotros; la transformación

de las preguntas en afirmaciones y las afirmaciones sobre otra persona en

afirmaciones sobre uno mismo. La utilización del " por qué" y del "para

qué"; la sustitución del "pero" por "y"... son recursos suficientemente

26 George Steiner, op.cit., p. 374 y 376. La traducción al castellano es de Adolfo Castañón y Aurelio Major. 27 John O. Stevens, El darse cuenta. Sentir, imaginar, vivenciar, pp. 95-130.

Page 45: Tesina Alfonso Colodron Gomez

conocidos por cualquier gestaltista como para no tener que extenderme

sobre ellos.

Nos implicamos personalmente y nos responsabilizamos de nuestro

decir cuando transformamos el "hay quien cree" en "creemos", el "suele

pensarse" por "quizá habéis pensado", el "tómese una hoja" por "tomad una

hoja", el "los datos obligan a aceptar" por "pienso que los datos...".

Ponemos conciencia cuando elegimos cuidadosamente una palabra, que

puede ser popular, culta, castiza, profesional, inventada..., según el

paciente, su nivel cultural, la situación, en lugar de utilizar las fórmulas

hechas o la jerga gestáltica. "Te veo movido, tocado", puede ser una

generalización frente a "te veo conmovido, confuso, al borde de las

lágrimas, a punto de estallar, sensible y abierto, vulnerable....", o cualquier

expresión que refleje con exactitud lo que vemos y sentimos del paciente,

que pueda ayudarle a tomar una conciencia más nítida de lo que realmente

le está ocurriendo.

La utilización de palabras de moda hacen caer en desuso otras más

apropiadas, que acaban relegadas en el olvido y convierten la comunicación

en algo mecánico, ambiguo y oscuro. Al terapeuta le conviene, como al

traductor, seleccionar en cada momento el vocablo y la expresión más

adecuada de entre el rico bagaje de sinónimos y metáforas que permite la

lengua en que trabaje, pues, cuando esta se empobrece, se empobrece la

experiencia, la comunicación y la vida misma, empequeñeciendo su

comprensión.

Un "ave que pasa" no es una zancuda que corre, una perdiz que salta

o un gorrión que vuela. "Una bronca con los padres" puede ser un silencio

hostil, una discusión permanente, una resistencia pasiva, una serie de

insultos, o actos de violencia física. Son generalizaciones imprecisas. Y el

paciente no tiene que adaptarse a la jerga del terapeuta. En todo caso, si se

tercia y según las ocasiones, podría ser puntualmente al revés.

Page 46: Tesina Alfonso Colodron Gomez

El terapeuta, como el traductor, a veces tiene que describir

(transmitir una percepción con sentido), narrar (interesar en una acción

significativa), expresar (de un modo emotivo/asertivo comunicando una

vivencia personal) o apelar (persuasivamente para suscitar una respuesta).

Y ello exige alternativamente adoptar un talante observador, testimonial,

clarificador, intuitivo o sugerente.

En definitiva, un lenguaje orgánico es un lenguaje corporal hecho

palabra, el lenguaje al que afirmaba aspirar Perls para elaborar su teoría.

Después de sentir un gran vacío, "comencé nuevamente a buscar a tientas.

Estuve buscando en distintas direcciones. Más que recuerdos y

experiencias, quiero rescatar mi filosofía de la Gestalt. Quiero poder llegar

a todos en un lenguaje fácil y comprensible. Quiero llegar con una teoría

viviente que sea exacta sin ser rigurosa".28

Tras releer la cita, cobro conciencia de que me duele la espalda.

Demasiado tiempo al ordenador durante el que he perdido la atención a la

escucha de mi cuerpo. Hago un alto, porque, desconectado de él, todo lo

que salga será desde la cabeza, desde el pasado y el futuro sin actualizar en

un presente vivo. Al releer, me pongo de nuevo a la escucha del texto. Lo

mismo que un traductor ha de leer y releer, una y otra vez, no sólo lo

"dicho" por el texto original, sino también "ponerse a la escucha" de su

propia versión para modificarla, afinarla, hacerla más fiel y exacta.

El arte de la escucha

Esta misma mañana, al despedirse una paciente me dice: "gracias por

escucharme el rollo". Había sido una sesión viva, rica en contenidos y

comprensiones, sentida, con ironías sorprendentemente bien encajadas por

una paciente perfeccionista y ansiosa, con momentos de apoyo ante el

28 Frederick S. Perls, Dentro y fuera del tarro de la basura, p. 102.

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profundo dolor todavía no aceptado por la muerte, relativamente reciente,

de su padre. Le respondo sinceramente que no ha sido en absoluto un

"rollo", que he me he conmovido, he disfrutado y me he sentido

enriquecido. Ella lo recibe, y me lo dice, afirmando que "esto que me dices

es el mejor estímulo del día", que auguraba deprimido. Y es que, para la

mayoría de la gente, "el acto de escuchar en sí, desvinculado de cualquier

otra forma de experiencia, llega a ser un fastidio y representa un esfuerzo

intolerable, aunque le paguen a uno por realizarlo. Sin embargo, escuchar

puede constituir un proceso abierto y muy activo".29

Apertura y actividad. Dos palabras claves. Ausencia de prejuicios,

escucha total y no selectiva, tal vez distinta de la "escucha flotante" del

psicoanalista. Escucha activa que tiene que ver con la escucha interna, "la

capacidad del escuchador de estar atento al "adentro", de no perder la

conciencia de sí y atender continuamente a los sentimientos, recuerdos, e

intuiciones que el proceso le despierta... "El gestaltista tiene en cuenta lo

que le está pasando en el mismo momento en que atiende lo que le pasa al

otro. Esta escucha interior no tiene por qué interferir la atención al otro,

más bien es un excelente método de acompañamiento, un usarse a sí mismo

(en sus sensaciones, emociones, etc.) al servicio de la mejor comprensión y

escucha de aquello que ocurre fuera":30 los contenidos verbales y el

lenguaje no verbal (gestos, tono de voz, postura corporal...).

El traductor no tiene más remedio que escuchar el texto global: sus

significaciones manifiestas y ocultas, el hilo global del discurso o narración

y todas y cada una de las palabras en su contexto, sin pasar por alto

ninguna, aunque para ello tenga que releer una y otra vez el texto original,

hasta estar bien seguro de haberlo "oído", de haber escuchado su muda voz.

Y, para ello, como el terapeuta, ha de situarse en una posición de

29 Erving y Miriam Polster, Terapia guestáltica, p. 136. 30 Francisco Peñarrubia, op.cit. pp. 83 y 84.

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neutralidad, de vaciamiento interno, para no escuchar lo que se quiere

escuchar sino lo que realmente se está diciendo y sin interferencias. En otro

caso, sólo se estaría "interpretando".

Este proceso de vaciamiento, previo y simultáneo a la escucha,

requiere llegar a un auténtico silencio, que no consiste en la siempre

ausencia de palabras o ruidos; los pensamientos son silenciosos, pero su

exceso interrumpe el silencio interior. El auténtico silencio tiene la cualidad

del estado de meditación: la suspensión de juicios y prejuicios, de

recuerdos comparativos y de proyectos deseados o temidos. Es el silencio

fértil de donde surgen las comprensiones más profundas de uno mismo, del

otro y del mundo en general. Es el espacio en el que se funde

momentáneamente el "fondo" y la "figura", que a veces cierran una

"gestalt" o facilitan el camino a su resolución. No es el silencio de la

perplejidad, el aburrimiento o la deflexión, que producen

desenergetización, sino aquel de donde puede surgir la más honda

comprensión y la palabra creadora.

El arte de la escucha requiere que el silencio previo sea mental,

emocional y corporal. Difícilmente puedo escuchar a alguien, iniciar la

sesión, si tengo necesidad acuciante de acudir al servicio o estoy muerto de

hambre o de sed. Si estoy en medio de un conflicto emocional previo a la

sesión que no he podido resolver y cerrar. Si me preocupa algún asunto que

tengo que planificar. Suelo darme, por ello, diez minutos entre sesión y

sesión, para intensificar el contacto con mi propio cuerpo, escuchar algo de

música, tomar un té, regar las macetas, hacer unos minutos de meditación...

Son pequeños recursos personales para vaciarme de las improntas dejadas

por el paciente anterior, para estar totalmente fresco y disponible para la

siguiente sesión. A veces, me ayuda también encender un incienso o

escuchar el sonido de un cuenco tibetano, que marca perfectamente salir de

un "ahora" para entrar en otro, o mejor sería decir, recordarme la

Page 49: Tesina Alfonso Colodron Gomez

continuidad del "eterno ahora" sin tiempo. Es el silencio interior que se

alimenta de atención al presente. "Recuerdo de sí", que diría Gurdjieff.

Esta calidad de silencio es la misma que se requiere cuando

escuchamos un concierto; éste exige escuchar el silencio entre sus notas,

conmoverse con los sentimientos que evocan, subir y bajar

emocionalmente al ritmo de sus "allegro" y adagios. Abrir el corazón y

todas la células para dejarse atravesar por la vibración que sostiene cada

acorde.

La escucha se convierte entonces en un acto de entrega, y esta

entrega implica un continuo despojamiento de creencias y prejuicios, de

razones y consejos, de estrategias y manipulaciones. Como tierra

esponjosa, pueden absorberse entonces palabras y gestos, sensaciones y

sentimientos, que se convierten en otras tantas tomas de conciencia

simples, obvias y sanadoras.

Para escuchar como "artista de la escucha" que es todo terapeuta y,

metafóricamente, todo traductor, hay que bajar las defensas, quitarse la

armadura, volverse transparente. Cuando abrimos los sentidos, es posible

escuchar hasta con los ojos, empaparse del otro (paciente o texto) sin

fundirse ni perderse. Todo un arte en tiempos de ruido y furia, de

inundaciones debidas al cambio climático, que simbolizan muy bien el

desbordamiento emocional, en los niveles individual y colectivo, del siglo

XXI.

Cuando el agua encuentra hormigón y asfalto, barreras y presas

(oídos cerrados o distraídos en su propio zumbido interno), no puede

penetrar la tierra. Y no otra cosa somos, en el momento de la escucha,

traductores y terapeutas que tierra esponjosa, que puede empaparse de

narraciones y sentimientos, fragmentos de vida, dolores, sufrimientos,

aspiraciones y gozos, que chocaron demasiadas veces contra los muros de

la desatención y del silencio.

Page 50: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Pero convertir la escucha en un arte y en un oficio no significa

ingerirlo todo sin discriminación. Es legítimo no escucharlo todo, lo mismo

que apagamos la radio o la televisión, o cambiamos de emisora o de canal,

cuando los programas están vacíos de contenido o son contaminantes. El

terapeuta puede comunicar, con diplomacia y cariño, que la ventanilla de

admisión de quejas se ha cerrado o que las palabras están desconectadas del

cuerpo, de la vida, de la emoción, del aquí y ahora... O que el hilo que ha

tomado el paciente enmaraña más la madeja o sirve de pretexto para evitar

tomar el verdadero hilo guía de la trama.

Pero también se puede escuchar hasta sin interrumpir, incluso un

discurso enrevesado y aparentemente sin sentido, para encontrar al final la

coherencia. Esa es la libertad que el terapeuta tiene sobre el traductor. Éste

no puede interrumpir el texto (aunque sí hacer un alto, otorgarse una larga

pausa de reflexión); tiene que llegar a su término y es allí donde a veces

encuentra su tesoro. Valga como muestra el testimonio del académico de la

lengua y premio nacional de traducción Valentín García Yebra, cuando

comenta su traducción de Virgilio, padre de Occidente, del pensador

alemán Theodor Haecker: "La primera oración de su prólogo ocupa sólo

dos líneas y media. Pero sigue un larguísimo período, una enmarañada

madeja de oraciones, donde el lector se pierde sin remedio en la primera

lectura, y tiene que volver atrás para buscar el hilo que le haga posible salir

de aquel laberinto de oraciones subordinadas, subsubordinadas y

subsubsubordinadas. Este período ocupa cuarenta y cuatro líneas. Lo

siguen otros no tan largos, menos enmarañados, pero tampoco sencillos.

Baste decir que el prólogo, de diez páginas y media, sólo tiene tres puntos y

aparte. Esta manera de escribir se manifiesta en todo el libro, pero en

ninguna parte tanto como en el prólogo. Es como si el autor quisiera

obligarnos a recorrer un largo y estrecho pasadizo antes de permitirnos

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admirar las grandes bellezas atesoradas en el breve pero hermoso palacio

que es Virgilio, padre de Occidente".31

Esto me recuerda a un paciente muy mental, que hablaba a una enorme

velocidad, mirando hacia el techo o hacia los lados, evitando el contacto y

cuyo discurso era una mezcla de hechos (pocos), unidos a una serie de

dudas (muchas), autoculpabilizaciones e idas y venidas, giros y

circunloquios, alrededor del mismo tema Pero, ¿cuál era el tema?, me

preguntaba yo a veces. Él era un poco sordo, pero, curiosamente su sordera

aumentaba a medida que seguía en su maraña mental y se aliviaba, casi

hasta desaparecer en los raros momentos en que volvía al presente.

En una sesión en la que se hacía penosa cualquier intervención, pues

no la entendía a la primera, ni a la segunda ni a la tercera vez y me hacía

repetir la observación o la pregunta continuamente, con un "¿cómo?",

"¿qué has dicho?", "¿puedes repetir?", "perdona, no te he oído", le dejé

hablar sin parar, ni respirar, tres cuartos de hora. Yo respiraba, mareado, sin

poder seguir el hilo. Transcurridos cuarenta y cinco minutos de reloj, hice

sonar un cuenco tibetano, que tiene un sonido grave de gong. ¡Sorpresa!,

¡milagro!... se quedó en blanco y enmudeció por unos instantes, para

estallar inmediatamente después en una carcajada. Le afloró el color al

rostro, se le iluminó la mirada y, con una enorme sonrisa, que no le había

visto hasta entonces, me dijo con gran calidez: "¡Gracias, gracias!". Nunca

le había visto tan emotivo y emocionado. Durante los siguientes cinco

minutos de la sesión, no perdió el contacto visual ni un solo instante y las

pocas frases que pronunció fueron orgánicas, conectadas corporalmente,

aunque aparentemente inconexas: "¡Claro!, eso es, ya está, si es que yo....

Bueno, vale, vale... ya está!". Se levantó, me pagó, me estrechó la mano y

se marchó silbando y con paso jovial, como si se le hubiera caído de la

31 "Sobre mi experiencia como traductor", Vasos comunicantes nº 15, p. 111.

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cabeza repentinamente un pesado fardo de pensamientos, recuerdos, planes

de control, explicaciones, justificaciones...

Creo que por fin, algo había escuchado, se había escuchado, había

captado de golpe el sentido de alguna de mis intervenciones anteriores "no

oídas", aunque quien no había escuchado el contenido de su discurso había

sido yo. La paciencia, la perplejidad, el no saber qué hacer y el dejarme

estar con lo que había sin empeñarme en confrontarlo ni forzarlo, dio algún

fruto. Fin de la sesión. Fin de la escucha.

"No puede ser traductor quien no sea un maestro de su propia

lengua"32 y no puede ser buen terapeuta quien no sea un maestro en la

escucha de sí mismo.

La escucha externa

Lo obvio, sólo es obvio en un contexto. Por tanto, a la atención al

presente y a la escucha de lo que uno siente, es necesario situar el contexto.

Para ello, hace falta información, paciencia y saber discriminar. Esta

afirmación vale incluso para algo que parece tan obvio como el lenguaje

corporal. Cuando un camarero chino, por ejemplo, sonríe o se ríe cuando

un cliente le reclama algo con malos modos, está mostrando su embarazo y

perplejidad, pero no que no le importe el motivo de la reclamación o que le

haga gracia la situación. Ni siquiera indica una resistencia pasiva.

Simplemente está fuera de su educación cultural y de su mundo emocional

el que pueda producirse una situación así, o cómo reaccionar cuando se

produce. Si un chino hace un gesto de abrir y cerrar la mano, en forma de

32 V. García Yebra, En torno a la traducción, p. 101.

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pico de pato, delante de la boca, estará diciendo que quiere comer o

preguntando si el interlocutor quiere comer. En la cultura occidental, quien

lo hace está intentando decir a otro que está hablando demasiado o

simplemente que se calle.

En Nueva Zelanda, por ejemplo, hace tiempo que se dieron cuenta de

que gran parte de los conflictos y malentendidos laborales entre

neozelandeses e inmigrantes polinesios (de Tonga, Samoa y las Islas Cook)

provenían del desconocimiento por parte de los empresarios de la cultura

polinésica. Acabaron editando un manual sencillo que interpretaba gestos

tan sencillos como sentarse. Los empresarios neozelandeses consideraban

una falta de respeto y educación intolerable el que el inmigrante que

solicitaba empleo, nada más entrar al despacho del director de recursos

humanos o del propietario de la empresa, se sentase apresuradamente sin

haber sido invitado a ello. Resultaba ser todo lo contrario. Ellos no pueden

permanecer por encima del "jefe" o de la persona de rango superior. Por

ello, en las Islas, cuando se acercan al jefe del poblado, que se halla sentado

generalmente en el suelo, lo primero que hacen es sentarse igualmente en el

suelo para que su cabeza esté por debajo de la cabeza de aquél. Cuando se

sentaban en los despachos de los "jefes" de la empresa, lo que estaban

haciendo justamente era dar una muestra de respeto, expresar su posición

de inferioridad en rango.

Pero no es sólo en un contexto cultural distinto donde los gestos

tienen un valor simbólico distinto. Dentro de la misma cultura, hay

diferencias según la edad, el género, la educación, el lugar geográfico de

origen y, más concretamente, el carácter. Desde que empecé a aplicar

ciertos conocimientos teóricos y prácticos de los eneatipos, me ha sido muy

útil codificar internamente ciertas características comunes correspondientes

a los nueve tipos caracteriológicos y a los 27 subtipos. En la bibliografía

Page 54: Tesina Alfonso Colodron Gomez

que manejo33 no he encontrado una sistematización del lenguaje, verbal y

no verbal, de los diferentes rasgos, sino datos aislados. Tal vez alguien se

anime algún día a investigar y sistematizar algo extremadamente útil a la

hora de "contextualizar" la comunicación del paciente desde esta

perspectiva.

Y esta escucha externa va en los dos sentidos. El mismo gesto y la

misma expresión significan cosas distintas en dos pacientes con caracteres

diferentes, pero el mismo gesto y la misma expresión del terapeuta, a su

vez, serán recibidos ("escuchados") de forma distinta por dichos pacientes.

El contexto va cobrando contorno, límites, olor, color y forma, a

medida que vamos trayendo a la conciencia informaciones previas o

posteriores: aquellas que van emergiendo como "figura", de un fondo

indiscriminado.

Veamos algún ejemplo. En un estudio de la traducción al castellano

de Juan Sebastián Gaviota, de Richard Bach34, de la traducción literal de

"quietly" resulta: "había estado hablando 'calladamente' con todos ellos",

pero en páginas anteriores se nos hace saber que las gaviotas, en una época

de su vida se comunican "telepáticamente", en lugar de utilizar graznidos y

trinos. Hablar calladamente sugiere hablar en voz baja. Sin embargo, en

este caso, la traducción que no induce a error y el sentido real sería: "había

estado comunicándose por telepatía con todos ellos".

Incluso cuando el contexto parece claro, a veces hay que esperar o

preguntar para entender realmente. Un joven paciente me contaba que

había hecho un viaje a Polonia y, el día de Navidad, había salido con la

novia a casa de unos amigos a beber cerveza: "colocaron las cajas en fila y

pusieron la cadena". ¿La cadena de bebidas? ¿Se pusieron en fila para

33 En la bibliografía incluiré los libros que suelo consultar al respecto. 34 Elvira Cámara Aguilera, en Hacia una traducción de calidad. Técnicas de revisión y corrección de

errores, revisa palabra a palabra y párrafo por párrafo, a modo de supervisión en ausencia de los traductores, la traducción al castellano de dicha obra, por parte de Carol y Frederick Howel, publicada en 1970 en Buenos Aires por Javier Vergara Ed.

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beber por turnos? Después, "no aguantaba el estruendo". ¡Ah, se trataba de

una elipsis: se había referido a la "cadena Hi Fi". A la vuelta del viaje,

después de varias sesiones, comienza diciendo: "Ya no me veo nada con mi

pareja". En el contexto de sucesivas peleas y rupturas, parecía obvio que

habían roto definitiva o temporalmente con ella. No estando yo seguro

porque lo decía demasiado fríamente y el tono emocional no implicaba

ruptura, pregunto: "¿Nada?". "Bueno, sólo nos hemos visto dos veces esta

semana?". En su contexto anterior al viaje, de verse cada día, "verse nada",

significaba "casi no verse, verse poco, menos de lo habitual, menos de lo

que ella quisiera...".

Y es que los vocablos son polisémicos, objetiva y subjetivamente.

Vehiculan una enorme cantidad de símbolos, significaciones y

evocaciones. La palabra que tanto utilizamos los gestaltistas "devolución",

a un historiador le evocará más la "Guerra de Devolución" de 1667, en la

que Luis XIV de Francia reclamaba los Países Bajos en nombre de su

esposa, María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, y que acabó con la Paz

de Aquisgrán. "Acabar con los radicales libres", para un político o alguien

muy conservador significará combatir las guerrillas, el terrorismo, la lucha

callejera o simplemente a los "ocupas" de edificios, a los grafiteros o a los

jóvenes que beben los fines de semana en la calle. Para un médico naturista

o cualquier persona que siga dietas equilibradas, sería una incitación a

consumir té verde, como fuente de antioxidantes, para combatir "los

radicales libres" que envenenan el cuerpo. Y los ejemplos podrían

multiplicarse ad infinitum.

Alguien disfrutaba con su "golf". Para un paciente era el deporte que

practicaba cada domingo. Para otro, era el coche que acaba de comprarse.

Una madre relataba el dolor de su hija pequeña cuando se rompió "la

muñeca". No era el hueso, afortunadamente, sino el juguete. A veces se

Page 56: Tesina Alfonso Colodron Gomez

requiere paciencia y esperar. Otras veces, preguntar inmediatamente para

completar el contexto y no seguir por vías falsas.

A veces, ni siquiera el contexto revela el significado. Entonces hay

que volver a lo obvio, a la frase en sí. No recuerdo en cuál de los libros

traducidos, me encontré en cierta ocasión la frase: "las estadounidenses son

muy aficionados a Victoria's Secret". Por mucho que daba vueltas a la

frase, a las anteriores y a las posteriores, no le veía ningún sentido. Al final,

me centré en la frase. Navegando por internet, descubrí, me enteré,

¡ignorante de mí!, que se trataba ¡de una famosa marca de lencería

femenina! Ah, pensé entonces: "tendría que haber vivido más tiempo en

Estados Unidos, hacer más regalos íntimos a mi esposa ¡o ser fetichista!

Me habría ahorrado tiempo y dolores de cabeza".

El terapeuta, al igual que el traductor, está continuamente llenando

huecos y completando lagunas. Dando, en definitiva, sentido, coherencia y

consistencia a lo que aparece, al principio, como algo sin sentido,

incoherente, inestable y versátil. Y para ello es útil hacer el trasvase a la

propia lengua, hacer la "devolución" al paciente con expresiones precisas,

ricas y que evoquen lo que se pretende evocar y no lo contrario. He aquí

una buena descripción de posibles evocaciones:

"Cuando oigo la palabra clínica se me viene a la mente la imagen de

un edificio de ladrillo rojo, ventanas con barrotes e inmensas salas de

camas y paredes blancas. A esta primera imagen se agolpan otras:

enfermera, inyección, bata blanca, enfermo, cofia, herida.... Otro intento,

esta vez a modo de 'tormenta de ideas'. Psicología clínica: mente, cuerpo,

desorden, consulta, tratamiento, salud, desequilibrio, equilibrar, profesión,

alteración, ayuda, personas, bienestar, etiqueta, avanzar,

crecimiento...".35Por ello es importante, no sólo estar atentos a lo que

35 Pilar Contreras Ferrándiz, "Psicología clínica: un intento de concretar el término", Gestinformo, nº 17.

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escuchamos, sino también a cómo pueden ser "escuchadas" nuestras

palabras por el paciente.

Esto vale para el supervisor, cuando el "paciente" es otro terapeuta.

Una expresión como "fracaso terapéutico" puede tener múltiples

significados, según quien la pronuncie, quién la escuche y en qué contexto.

En todo caso, se presta a significados subjetivos. Loretta Cornejo expone

los casos en que ella considera haber fracasado: "Cuando un paciente

adulto, dentro ya de un proceso terapéutico genera un cáncer, sobre todo un

cáncer grave o alguna enfermedad de diagnóstico mortal o casi mortal...

Cuando, [en la terapia con niños] luego de una evaluación psicológica...

expongo la necesidad de que el niño entre en terapia por un tiempo y... los

padres deciden no regresar más... El otro caso es cuando suspenden la

terapia del niño de modo abrupto, es decir, la cortan y dejan a la mitad todo

lo trabajado... En ambos casos lo que siento es que le he fallado al niño,

que no lo he sabido cuidar... a pesar de que la teoría siempre nos puede

servir para excusarnos...".36

A propósito del fracaso y de la escucha externa, se me ocurre que tal

vez haya pacientes que no quieran o no puedan "ser escuchados", son

ininteligibles para cualquier terapeuta, bien porque no quieran tomar

conciencia de su juego de víctimas o de cortacabezas descalificadores, a

pesar de las devoluciones y denuncias de sucesivos terapeutas.

Ocurre igual con la "intraducibilidad" de algunas obras, porque las

síntesis y neologismos del original son en sí mismas una traducción-

creación del autor para ser leídas tal como éste las concibió. Dos ejemplos:

Finnegans Wake de Joyce, cuando inventa, por ejemplo, en el libro II: "in

deesperation of deispiration at the diasporation of his diesparation", que

no es un simple juego de palabras caprichoso, sino que mezcla el inglés

despair, el francés déese, el latín dies, el griego diaspora y el escocés

36 "El fracaso terapéutico", Gestinformo, nº 17.

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antiguo deis. Siempre se podrían encontrar en la lengua receptora

desinencias propias para acercarse al original. Pero obtendremos una mala

copia alejada o una nueva creación genial e ingeniosa.

Stefan George tradujo el libro I de la Odisea en una "neolengua"

enteramente secreta y de la que sólo se han conservado dos versos. Lengua,

por tanto, no transitada por nadie, prístina como "un canto que nadie puede

entender cabalmente, pero gracias la cual somos dueños del enigma y amos

del todo".37

Esta toma de postura tiene ciertas resonancias con el lenguaje de

aquellos que han traspasado los límites absolutos de la cordura, que están al

otro lado del espejo, y son amos y dueños de sus propios enigmas. Como

los casos de psicóticos a los que se refiere Guillermo Borja. Ante el

panorama de trabajar en la sección psiquiátrica de una cárcel, en donde los

enfermos iban desnudos y las paredes estaban pintadas de excrementos, su

primera actitud consistió en sentarse a la puerta y escuchar su propio

miedo, hasta que se le pasó. A continuación, según su propio testimonio,

recogido por Claudio Naranjo, "lo único que puedo hacer, y no sé si es

psicoterapia, es bañarlos, pelarlos... La primera cosa para cualquier ser

humano es limpiarlo... Después, vestirlos, bañarlos, cortarles las uñas de

los pies, de las manos, y empezar a proporcionar .... calzoncillos, zapatos...

Pensé que la patología canalizada se podría tornar pedagogía".38 Se me

ocurre que fue una escucha realmente activa, en donde no hacía falta

comprender los contenidos de lo que decían o no decían, sino el contexto

de la verdadera necesidad. Y que la respuesta fue activa, el lenguaje, pura

acción. Casi me atrevería a afirmar que creó una "neopsicoterapia"

difícilmente imitable o traducible en términos teóricos, pues tenía que ver

más con su personalidad y capacidades que con técnicas, diagnósticos y

37 George Steiner, op.cit. p.202. 38 Guillermo Borja, La locura lo cura, Prólogo de Claudio Naranjo, p. 13 y 14.

Page 59: Tesina Alfonso Colodron Gomez

estrategias. Si se puede hacer terapia desde la condición de preso,

utilizando lo que hay, sirviéndose de lo que uno es en ese momento, se

puede hacer terapia desde la depresión, la crisis existencial, familiar o

profesional, siempre que todo ello se ponga al servicio de la relación

terapéutica. En esos momentos, puede que se cambie el "lenguaje" y que

éste sea más eficaz.

Y aquí me viene transcribir un reciente texto anónimo de esos que se

reenvían por internet, porque me parece ilustrativo de las diferentes

"escuchas" que tienen las palabras y las situaciones, y porque

recontextualizar las vivencias, las propias y las de los pacientes, constituye

parte de la esencia de toda terapia:

"A eso de caer y volver a levantarte,

de fracasar y de volver a comenzar,

de seguir un camino y tener que torcerlo,

de encontrar el dolor y tener que afrontarlo,

a eso....

no le llames adversidad,

llámalo sabiduría".

Más comparaciones y similitudes

Tanto la actividad traductora como la terapéutica, sobre todo en

sesiones individuales, se desenvuelve en una especie de santuario personal,

en un entorno de privacidad e intimidad, al abrigo de las miradas y de las

escuchas ajenas. Requiere un espacio de calma y reflexión, al margen del

ruido social y de interrupciones, aunque el encuadre terapéutico exija un

mayor rigor en cuanto a horarios y duración que el traducir, que puede

hacerse con mayor libertad, pero no con menor disciplina. Y, en ambos

Page 60: Tesina Alfonso Colodron Gomez

casos, aunque al profesional de cualquiera de estos dos oficios pueda

entusiamarle su actividad, es conveniente tomar una cierta distancia del

texto y del paciente, adoptar una actitud de relativa "indiferencia creativa",

para no poner demasiado de sí mismo, no proyectar nada personal, en uno

ni en otro. Cada página, cada párrafo, cada línea remite al traductor a un

"ahora" sucesivo, siempre nuevo y renovado. Aunque lo parezca, nada se

repite, lo mismo que no se repiten dos sesiones terapéuticas exactamente

iguales, por más que cuando hay muchas similitudes, la conciencia del

terapeuta tienda a tener la sensación del déjà vu, de situación ya vivida.

Pero cuando todo parece ir sobre ruedas, aparece el imprevisto, lo mismo

que cuando todo fluye durante varias páginas y, de repente, aparece la

palabra extraña, el giro desconocido, el sinsentido aparente. O el texto se

vuelve aburrido, repetitivo, y el traductor se pregunta si el autor no podía

haber dicho en 50 páginas lo que dice en 250 o 300, a no ser que se viera

sometido a las exigencias del mercado editorial.

Ciertamente un libro no es una persona, aunque la vida de cada

persona podría compararse con un libro del que ya no puede cambiar ni una

sola página, ni una sola línea, ni siquiera la más mínima coma de todo lo

vivido hasta el mismo momento de la sesión terapéutica. Pero, a partir de

ese instante, la página está en blanco y la próxima línea de su vida que

"escriba" vendrá determinada por la calidad de las tomas de conciencia en

el presente y de la impecabilidad de las decisiones que se van tomando.

El traductor no puede cambiar el guión de la obra, aunque tenga

siempre una variedad de opciones al traducir, que le abren y le cierran

igualmente determinados caminos. El traductor no pierde de vista al autor,

con objeto de no perderse, al igual que el terapeuta tiene presente instante a

instante al paciente durante la sesión para no perder el hilo de aquello que

es significativo.

Page 61: Tesina Alfonso Colodron Gomez

En un primer momento, al ponerse manos a la obra, terapeuta y

traductor apuestan por la coherencia y la plenitud potencial,

respectivamente, de texto y paciente. Se hace un acto inicial de confianza

de dar crédito, de que vale la pena, iniciar el trabajo. La obra, aunque

ininteligible de entrada, tendrá algún mensaje. El paciente, aun en su

posible incoherencia o confusión inicial, posee una entidad sólida y unas

potencialidades que todavía no ha actualizado. Concedemos que hay algo

ahí y que el resultado final no será vacuo.

En un segundo momento, a la confianza sucede una cierta

"agresión". Terapeuta y traductor, traductor y terapeuta, inician una etapa

de incursión y extracción, en el sentido que todo acto de comprensión es,

en cierta medida, un anexión y, por tanto, implica una cierta violencia, un

apoderamiento del otro, de lo otro. Damos por supuesto que el texto admite

ser escudriñado para ampliar su comprensión. Que el paciente da su

acuerdo para que, con mayor o menor delicadeza, penetremos en sus

núcleos dolorosos, irresueltos, vergonzantes, con el objeto de que pueda

reincorporarlos a su vida con mayor aceptación, coherencia y sentido.

Toda comprensión implica, por propia etimología, "comprender", no

sólo cognitivamente, sino también por ingestión. Hay que ingerir, masticar,

salivar y digerir. Lo mismo que en terapia (tanto el traductor como el

paciente). La traducción de una lengua a otra requiere una invasión y

explotación exhaustiva previa, la ruptura y desciframiento de un código. En

terapia, el desciframiento del código personalísimo del paciente. Se invade,

se extrae, se "trae a casa". Texto y paciente se vuelven en el proceso, por

así decirlo, más delgados cuando la luz parece atravesar sus fibras ya

aflojadas. Es el momento mágico en que se disipa la oscuridad de la

"otredad", al principio hostil o seductora. En cualquier caso, engañosa o

incompleta.

Page 62: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Al mismo tiempo, se comprende mejor la verdad del "otro", cuando

dejamos de ver la "antiverdad" como algo negativo. Lo que "no es" permite

que se revele mejor lo que "es". En la naturaleza, los animales utilizan el

camuflaje, el engaño y toda clase de señales hábiles para desorientar al

adversario. El ave que se finge herida aparta al depredador de su nido; el

calamar que lanza su tinta confunde las pistas de su ruta de huida; el

camaleón que adopta el color de su entorno invita al mosquito a acercarse...

Pero, mientras que en los animales estas tácticas de antiobjetividad

pertenecen a la esfera del instinto, principalmente de conservación, en el

ser humano son generalmente deliberadas y gratuitas, creativas a veces o

desprovistas de utilidad práctica. Es la libertad que otorga el lenguaje,

cuando el primer hombre se hizo consciente de sus posibilidades ilimitadas.

Cuando Ulises responde a Polifemo que se llama Nadie, salva su

vida y la de sus compañeros. Y en otra vuelta más de tuerca, Ulises, como

Homero, conocían el secreto de las palabras, pero "Homero seguramente

formaba parte de alguna tradición iniciática que estuvo en el corazón de la

tradición poética oral, seguramente vinculada a los antiguos misterios. ¿De

qué otra forma, podría él haber tenido la autoridad necesaria como para ser

considerado 'inventor de los dioses'?".39

El nombre es algo esencial como parte de la identidad. Simular ser

otro, ante sí mismo o ante el mundo, es explotar la función 'alternativa' del

lenguaje del modo más pleno y ontológicamente liberador. Y en casi todas

las lenguas y ciclos legendarios puede encontrarse un mito del

enfrentamiento entre dos rivales que ignoran sus respectivos nombres. El

duelo acaba cuando uno de los dos nombra al otro "¿Cuál es tu nombre? -

"Jacob" -"En adelante no te llamarás Jacob sino Israel"40. O cuando revelan

su propio nombre "Soy Rolando" , "Soy Robín del bosque de Sherwood"...

39 Claudio Naranjo, Cantos del despertar. Mito del héroe en los grandes poemas de Occidente, p.103. 40 Génesis, 32,28.

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Es el peligroso regalo que hace un hombre cuando confía su nombre a otro,

como cuando el paciente confía sus secretos al terapeuta, a riesgo de perder

su ego, la falsa identificación anterior, para llegar a una identidad más

auténtica y expandida. Y hasta los héroes y semidioses se arriesgan a

olvidar su identidad en medio del camino, como Gesar, el gran Rey

Guerrero, héroe del Poema nacional tibetano41, que tras múltiples

ocultaciones, misiones anónimas, olvidos y recuperaciones, llega a ocupar

su lugar en el centro de la historia de su pueblo y de toda la cosgomonía del

budismo tibetano.

Al final, paciente y terapeuta, se encontrarán como personas, fuera

de una función, al margen de toda transferencia y contratransferencia.

Y en esta actividad de re-conocimiento, toda traducción y toda

terapia son trans-acciones que se producen bajo el signo de la

vulnerabilidad: del texto, del paciente, del traductor y del terapeuta. ¿Quién

escoge qué y a quién en este proceso? Dependerá de la vocación, la

experiencia, la sensibilidad, la especialización, la capacidad de riesgo, pero,

sobre todo, de la toma de conciencia de los propios límites.

Personalmente, me hallo más cómodo en las crisis de mediana edad y

en terapias de crecimiento personal. Pero, en una ocasión, se me "coló" un

psicópata, al que no supe detectar a tiempo. La ruptura de la relación

terapéutica fue dolorosa y me condujo a ponerme más alerta en los

encuadres. Sin embargo, sí me he arriesgado con algunos adolescentes.

Experiencia difícil, pero gratificante, lo mismo que, en algunos momentos

me he arriesgado a traducir obras de por sí intraducibles, como partes del

Corán42, porque yo era uno de los traductores "semioficiales" de Thomas

41 Alexandra David-Neel y Lama Yongden, La vida sobrehumana de Gesar. La Gran Epopeya del Tíbet. 42 La esencia del Corán. El corazón del Islam. Selección de textos del Corán recopilados y anotados por

Thomas Cleary.

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Cleary, experto en orientalismo, o el Tao Te King43

, con el que se iniciaba

una colección de cuya traducción me iba a hacer cargo.

Ambas obras son de por sí de una enorme complejidad interpretativa.

La facilidad de traducirlas ambas del inglés conllevaba la dificultad pareja

de mi obligación de ser fiel simultáneamente a dos lenguas y a dos textos.

El original y la versión de los traductores anglosajones, ambos especialistas

en la materia. Consulté todas las versiones anteriores traducidas al

castellano, incluidas traducciones bilingües. En muchas ocasiones, me

encontré en un laberinto de interpretaciones contradictorias, entre las cuales

había que optar, además de hacerlo con el complejo de no estar traduciendo

de la lengua original, hecho vergonzante entre los traductores actuales que

se precien, pero muy común a lo largo de la historia de la traducción. Entre

los numerosísimos ejemplos, valga la traducción de Plutarco por parte de

North, traducido de la versión francesa de Amyot, o Auden traduciendo a

Pasternak, no precisamente del ruso. Y, en algunos casos con resultados

excelentes, como Ezra Pound, que todavía no conocía chino, pero hizo unas

versiones mejores, a partir de la traducción del sinólogo Ernest Fenollosa,

de los poemas incluidos en Cathay, precisamente porque su alejamiento y

extrañamiento cultural de la lengua y de la cultura china, le hizo llegar al

fondo de la conciencia de los poetas chinos, gracias a una especie de

intuición clarividente, como si hubiera calado un espíritu arquetípico, por

encima de las ataduras y los moldes del idioma. Hasta tal punto que

algunos le han considerado el "creador" de la poesía china en Occidente.

A veces, ocurre en una sesión terapéutica. Recuerdo una paciente

cuyo asunto principal, al principio, era la dependencia contradependiente

de su madre. Tenía 30 años y tenía una relación de amor-odio con ella, con

discusiones continuas, aunque no se atrevía a dejar el domicilio familiar. La

criticaba, pero se dejaba dominar. Después de un año de terapia, ya me

43 Lao Tse, Tao Te King. Versión de John C.H. Wu.

Page 65: Tesina Alfonso Colodron Gomez

había hecho una idea aproximada del carácter, gestos y lenguaje de su

madre, Valentina (nombre ficticio). A los tres meses, se alquiló una

habitación independiente, aunque solía comer con su madre tres o cuatro

veces por semana. En una de las sesiones, estaba contando un conflicto

laboral con una de sus compañeras. De repente, vi literalmente a la madre

delante de mí y le pregunté: "¿Puedes repetir eso, Valentina?". La paciente,

enmudeció, titubeó y acabó diciendo: "¡Pero si es que soy como mi

madre!". Por mi parte, fue una especie de traducción de una traducción. La

paciente me estaba contando algo en otra lengua. Estaba "traduciendo"

inconscientemente su asunto en el lenguaje verbal y corporal de su madre.

Sin lugar a dudas, cualquier situación terapéutica tiene varias vías de

resolución. El terapeuta, según su propio carácter, experiencia y estilo,

escogerá una u otra vía, acudirá a un recurso u otro, empleará una u otra

técnica, o ninguna en absoluto. Y salvo daño manifiesto en el paciente, es

difícil calibrar si una determinada acción terapéutica es más acertada que

otra.

En la traducción, salvo errores crasos, es cuestión de sensibilidad y

gustos, aunque es fácil que críticos y lectores puedan coincidir en el aprecio

de una buena versión sobre otra. Lo que está claro es que no se traduce sólo

a golpe de diccionario, como no se hace terapia a base de aplicar técnicas.

He aquí el ejemplo de cuatro versiones posibles de la primera estrofa de

uno de los Sonnets pour Hélène de Ronsard, que en original dice:

Quand vous serez bien vieille, au soir à la chandelle,

assise aupres du feu, devidant et filant,

direz chantant mes vers, en vous emerveillant:

Ronsard me celebroit du temps que j'estois belle

Page 66: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Cuando ya seáis vieja, cuando caiga la noche,

al amor de la lumbre devanando e hilando,

cantaréis estos versos y diréis admirada:

Me los hizo Ronsard cuando aún era hermosa.

Cuando seáis muy vieja y estéis, de noche, hilando

a la luz de una mecha, a la lumbre sentada,

al entonar mis versos, diréis, maravillada:

mis años de hermosura fue Ronsard encumbrando.

Cuando trémula avives el fuego que destella,

hilando y devanando cabe el hogar sentada,

al modular mis versos dirás maravillada:

-Ronsard cantó mis años, yo era joven y bella.

Ya vieja y en la noche, a la luz de una vela,

devanando e hilando, junto al fuego sentada,

repetiréis mis versos hablando embelesada:

"Dejó Ronsard memoria del tiempo en que era bella".44

No hay errores de bulto, pero no hace falta ser un experto para darse

cuenta de que las dos primeras versiones son más prosaicas (en el sentido

de acercarse más a la prosa, a pesar de respetar la estructura de la estrofa),

que la tercera es la más libre y que la cuarta es la que más se acerca al

ritmo poético y a la musicalidad del original. Sin embargo, lectores

diferentes apreciarán más un verso que otro, un acierto en una versión y

otro en otra. Y lo mismo ocurre con la libertad y los límites del terapeuta en

una sesión y a lo largo de un proceso.

44 Vasos comunicantes, nº 20, pp. 87-91.

Page 67: Tesina Alfonso Colodron Gomez

El terapeuta podrá recibir la retroalimentación de su terapeuta

supervisor y del grupo de colegas, si la supervisión es grupal, al tiempo

que, los mismos pacientes que se van quedando o abandonando,

despidiéndose tras cerrar un proceso o en ruptura prematura y le envían o

no algún conocido con el tiempo, son otras tantas señales de que la

actividad terapéutica discurre por unos márgenes adecuados o que hay que

revisar la propia actuación. A todo ello deberá estar atento si no quiere

estancarse ni encerrarse en una cámara de espejos autorreflejantes en la que

sólo se llega a ver su imagen fabricada. Sus deficiencias y límites ponen de

relieve los nudos de resistencia y la singularidad del paciente, lo mismo que

le ocurre al traductor con su texto.

El traductor, estará expuesto a los críticos, al editor y a los lectores.

De algún modo, el resultado de su trabajo se halla más expuesto

socialmente, corre más riesgo de correcciones y descalificaciones que el del

terapeuta. De aquí, la mayor responsabilidad de éste, ya que pertenece a

"una comunidad profesional, ya represente ésta una opción deontológica, o

sea portadora de una reflexión ética, o simplemente de un sistema de

referencia conceptual o metodológico, o incluso de un grupo de pares o de

pertenencia a una referencia psicoterapéutica, pero portador de

camaradería.... De este modo, el terapeuta no ejerce sólo en su nombre la

función social, que es la de restaurar en su paciente el vínculo que le

relaciona con su entorno".50

Son relativamente pocos los terapeutas que trabajan en equipo, lo

mismo que los traductores que trabajan asociados. A pesar de las

innumerables ventajas que esto tiene para ambos (retroalimentación

constante por parte de los colegas, posible "derivación" de pacientes y de

obras a traducir, economía de tiempo y espacios), lo cierto es que son más

numerosos quienes trabajan solos y en condiciones de cierto aislamiento. Y

50 Sylvie Shoch de Neuforn, op.cit., p. 115.

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quizá se deba a la naturaleza misma de la labor, unido quizá a cierto rasgo

común a terapeuta y traductor que tendría que ver con una cierta

independencia individualista, característica de toda labor artesanal, en

donde la minuciosidad y la paciencia son requisitos indispensables..

A pesar de la contribución a la salud individual y social por parte del

terapeuta, y a la historia de la cultura universal, del traductor, son dos

profesiones relativamente marginales, minoritarias, anónimas y de relativo

reconocimiento social. Aunque, comparativamente, sale ganando el

terapeuta en cuanto "respeto" y consideración social. Aun así, ¿quién

recuerda el nombre del traductor de las grandes obras o del terapeuta de los

personajes relevantes? Hablamos de "La Vulgata", como la primera versión

autorizada de la Biblia, pero pocos recuerdan a San Jerónimo como su

traductor; y recordaremos a Goethe, Octavio Paz o Borges como grandes

escritores, pero pocos los recordarán como finos traductores que han

contribuido al trasvase e intercambio de culturas. ¿Y quién conoce el

nombre de los sucesivos terapeutas de Woody Allen o de otros genios

cinematográficos de Holliwood tan dados a las terapias, reflejadas en

multitud de guiones suyos y ajenos?51

Para cerrar esta primera parte, me vienen a la memoria unos versos

que compuse a principios de los 80 en Benarés, viendo el incesante tráfico

sobre los puentes del Ganges y que dedico ahora a terapeutas y traductores:

Pies inmóviles del puente,

transportáis año tras año,

de orilla a orilla a la gente.

51 Uno de las últimas películas basadas en el "hecho terapéutico", Una terapia peligrosa, ha tenido tanto éxito, que ya existe una segunda parte.

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II. HABLAN LOS ACTORES Hace falta un poco de locura

"La locura existe. No así su curación... lo malo es el consciente, no el

inconsciente... el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad la que lo

vuelve malo... y para 'curarte' se empeñan en quitarte los fantasmas...

[Pero] el único malestar en la cultura y la única resolución posible es la

de la locura, que debiera ser un cambio y no un trastorno en la

percepción" (Luis María Panero)51

No deja de ser curioso que no sea un psiquiatra quien así se expresa,

sino un "loco", un poeta reconocido que ha pasado parte de su vida en

establecimientos psiquiátricos, pero cuya percepción de la realidad podrían

suscribir muchos profesionales de la salud integral. Otro gran poeta y

pintor visionario, William Blake, ya había dicho hace dos siglos que si el

loco perseverase en su locura, terminaría siendo sabio.

Afrontar las propias neurosis, enfrentarse a la propia locura, sería al

menos la condición indispensable para poder acompañar terapéuticamente

a otros. El caso más extremo y profundamente eficaz es el de los chamanes

de todas las culturas, que viven en los márgenes imprecisos de lo normal y

lo supranormal, la cordura y la locura, lo real y lo imaginario, de la

revelación y del misterio, de la existencia y el mito.

Pero demos voz a un practicante de la psicoterapia:

"Un psicoterapeuta gestáltico aborda el tema de la clasificación

psicopatológica con una gran aprensión. Históricamente, la Gestalt y el

conjunto de tendencias existencial-humanistas han considerado la idea

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misma del diagnóstico como despersonalizante, antiterapéutica y

políticamente represiva ...Los términos que hemos presentado en el

presente libro para describir a nuestros clientes han sido pensados a lo largo

de la historia y concebidos para aliviar, para mejorar el dolor, no para hacer

daño. Que no se los tome como un insulto o como denigrante. Que se los

emplee más bien con el corazón, abiertos al sufrimiento y a la valentía de

los que nos confían su historia y a veces su vida. Sólo entonces dejarán de

ser etiquetas, para convertirse en lo que siempre deberían ser: referencias

en la conquista del bienestar, claves al servicio del alma".52

Y aun así, todo diagnóstico se enmarca en un sistema y adopta un

método. De nuevo, el observador influye en lo observado. ¿Qué pasaría si

acudiese a terapia un Cristo, un Buda, un Mozart, un William Blake, un

Francisco de Asís, un Napoleón, un Milosevic, o un simple Bush? ¿Cuál

sería el diagnóstico?

Las lecturas filosóficas de Shakespeare en Alemania y sus escuelas

de teatro hicieron de él, alternativamente, un ídolo, un neoplatónico, un

materialista radical, un humanista universal, un belicoso nacionalista, un

moralista, e incluso un naturalista. En cualquier caso, sus traducciones al

alemán en los siglos XVIII y XIX transformaron la lengua alemana y el

campo de conciencia nacional. Shakespeare fue "masticado" y "digerido"

hasta llegar a constituir parte del núcleo más hondo de la lengua alemana.

Pero no es mi propósito ahondar en las fronteras que separan locura y

cordura, estar sano y estar enfermo, vivir satisfactoria o

insatisfactoriamente, tener comportamientos infantiles o adultos, depender

de los propios recursos para seguir madurando y creciendo o seguir

necesitando de muletas ajenas, ser beneficioso o dañino para los demás.

Todo ello está suficientemente hablado, escrito, teorizado, aunque las

51 Babelia, 27 de octubre de 2001. 52 Gilles Delisle, Las perturbaciones de la personalidad: una perspectiva gestáltica, pp. 23, 310 y 311.

Page 71: Tesina Alfonso Colodron Gomez

fronteras subjetivas siempre serán tan móviles como lo son las fronteras

políticas. Sin embargo, sí que hace falta un poco de "locura" para dedicarse

profesionalmente a la traducción o a la terapia.

Traducir, hoy día, implica una gama de exigencias técnicas que

tienen que ver con la filología clásica, la literatura comparada, la

etnografía, la sociología, las diferentes jergas profesionales y

coloquialismos geográficos y de clase social, la literatura comparada. La

biblioteca cervantina o shakesperiana es prácticamente un inventario de las

actividades humanas: caza y cetrería, navegación, leyes de medicina,

montería y ocultismo, literatura y teología, mitología e historia... Pero

actualmente, es materialmente imposible ser un renacentista, saber de todo.

Y aún quien se especializa, nunca llega el final de la larga carrera de

nuevos conocimientos, avances científicos, descubrimientos técnicos,

invención de neologismos...

Vuelve entonces la pregunta, tan vieja como el mundo, de si es

realmente posible traducir, de la legitimidad del paso de una lengua a otra,

de una cultura a otra, introducirse en el pasado o en le futuro... Al principio,

en la medida en que el lenguaje posee una esencia numinosa y divina, que

"envuelve" revelación (los antiguos mitos y leyendas de la Creación, las

Upanishads, la Biblia, el Corán...) su transmisión activa, que traspasa la

barrera de la lengua original en que se produjo la Revelación, resulta

dudosa, cuando no condenable. Todo acto de traducción parece alejarnos

del Logos. San Pablo se extiende sobre ello en su primera Epístola a los

Corintios: "El que habla en lenguas, se edifica a sí mismo; el que profetiza,

edifica a toda la asamblea.... supongamos que yo vaya donde vosotros

hablándoos en lenguas, ¿qué os aprovecharía yo, si mi palabra no os trajese

ni revelación ni ciencia ni profecía ni enseñanza?... Por tanto, el que habla

en lenguas, pida del don de interpretar".53 Y en su Segunda Epístola es

53 Primera Epístola a los Corintios, 14,4 y 14,6.

Page 72: Tesina Alfonso Colodron Gomez

mucho más rotundo: "... y oyó palabras inefables que el hombre no puede

pronunciar".54 La traducción a cualquier lengua profana sería una

blasfemia. El judaísmo conoce igualmente este tabú y según una tradición

que remonta al siglo I, el mundo se oscureció durante tres días cuando la

Ley fue traducida al griego.

Pero, ya en el siglo XV, los postulados de intraducibilidad son

puramente seculares; se fundan en la creencia de que dos sistemas

semánticos no pueden devolverse mutuamente su imagen ni establecer una

simetría real. En cualquier caso, persiste la idea de pérdida, en entropía, de

adulteración.

Meterse, pues, a traductor, supone pasar por alto este fondo histórico

y psicológico de imposibilidad, de enormidad de la tarea, de fracaso

adelantado. Una especie de complejo de culpa, por el que todo traductor es

un traidor, que se perpetúa a lo largo de la literatura. Cervantes pone en

boca de Don Quijote que traducir es como mirar los tapices flamencos al

revés, pues se miran las figuras llenas de hilos que las oscurecen y, acaba

diciendo, más o menos que "en otras cosas peores se podría ocupar el

hombre, y que menos provecho le trujesen". Y Voltaire afirmaba que

conocer a los poetas por sus traducciones era como ver cuadros en

estampas, pues aumentaban sus defectos y empalidecían sus bellezas.

Con toda esta carga del inconsciente colectivo encima, hace falta

mucha necesidad, un cierto grado de locura, o una extraña vocación, para

pasarse las horas muertas sentado ante un párrafo que se resiste días y días,

año tras año, para traducir las obras completas de algún autor o tratados de

500 páginas. O un poco de todo ello. Y, a pesar de todo, existe la locura de

la vocación:

"Sentirse inclinado a verter al propio idioma una obra de gran mérito

artístico perteneciente a una literatura extranjera, realizarlo con gran

54 Segunda Epístola a los Corintios, 12,4.

Page 73: Tesina Alfonso Colodron Gomez

esfuerzo y noble fatiga, tratar así de incorporar a la propia literatura una

obra extraña, sólo puede hacerse por un impulso ajeno a todo cálculo, a

todo interés menguado. Si la vocación es, como ha sido definida, la

intención de la Providencia que llama a cada hombre a un género de vida y

de acción particulares, si un hombre se entrega a una traducción y a otra....

su obra será algo más que una diversión circunstancial .... el traductor ha de

ser el más alto de los intérpretes, porque ha de dar, so pena de no ser nada,

nueva vida a una creación ajena".55

Y no otra cosa que vocación traslucen las traducciones de sonetos de

Petrarca por parte de Fray Luis de León o la labor de las Escuelas de

traductores de Alejandría en el siglo II, de Bagdad, en el siglo IX, o de

Toledo tres siglos después. Todos sus alumnos y profesores, todos sus

traductores, han desaparecido en el anonimato más absoluto y oscuro, pero

el trasvase cultural que realizaron forma ya parte de la historia de la cultura

universal y de la evolución del conocimiento y de la conciencia humanas..

La tarea del terapeuta también es anónima e ingente. ¿Cómo "curar"

a alguien si uno no se ha "curado" antes a sí mismo? ¿Cómo ayudarle a

eliminar las trabas de su propio crecimiento cuando el terapeuta está

continuamente "creciendo"? ¿Cuándo acaba el proceso? ¿En qué parte del

propio proceso es posible acompañar a alguien? Demasiadas preguntas sin

respuestas unánimes, pero que dan una idea ya conocida de la dificultad de

la labor.

Alguien dijo que, después de un siglo de terapia, no se veían muy

claros sus efectos sociales en un mundo que parece cada vez más enfermo,

violento y caótico. Esta visión social panorámica puede que nos desanime

como terapeutas o que nos anime a centrarnos en el reducidísimo ámbito de

influencia en el que se desarrolla nuestra actividad. En todo caso, sí que

55 Mariano de Vedia y Mitre. "Apología de la traducción", Vasos comunicantes, nº 22, pp. 68 y 80.

Page 74: Tesina Alfonso Colodron Gomez

supone un cierto grado de "locura", grandeza, ingenuidad, generosidad,

narcisismo, o un poco de todo ello, pensar que se puede estar

continuamente en contacto con el dolor y el sufrimiento ajenos y, por tanto,

con el propio, codearse permanentemente con las perturbaciones de la

personalidad y las carencias afectivas, y salir incólumes de la hazaña.

La hazaña que cobra sus verdaderas dimensiones más modestas,

cuando el terapeuta reconoce que una clínica es "una manera de curar y de

enseñar a curar y a curar-se, sobre todo en el sentido de que curar sea

cuidar, tener cuidado e incorporar esa actitud de cuidado en la vida... Lo

más genuino que aporta la terapia gestáltica fritziana al campo de las

psicoterapias es la transmisión por contagio de la actitud de intento de

veracidad hacia un@ mism@, hacia el otro y hacia la experiencia en

curso".56

Tal vez, reflexiono, hacer terapia y traducir no sean oficios y tareas

para toda la vida y, pasadas ciertas etapas, uno se dedica a otra cosa o bien

va cambiando las tareas dentro de la actividad (docencia, supervisión,

revisión, grupos, investigación...) y esto vale tanto para el terapeuta como

para el traductor. Tal vez, sea posible combinar varias actividades para

"descontaminarse", distanciarse, ampliar horizontes y enriquecerse,

enriqueciendo de paso la actividad complementaria. O tal vez, con la edad

y la sabiduría que se supone que se adquiere con la edad, cada cual vaya

reinventando su forma de traducir, su forma de hacer terapia, para poder

llegar a la vejez, sin pensar en la jubilación.

Esa es mi "locura" particular. Pensar que me moriré con las botas

puestas, mientras disfrute y "crezca", pues nunca trabajé para jubilarme y,

quizá, mi ventaja, es que he empezado tardíamente en la vida ambas

actividades. Y aunque me cansé de la traducción, vuelvo a recuperar el

gusto y la vocación, una vez que no dependo de ella para vivir. Por ello,

56 Albert Rams, Clínica gestáltica. Metáforas de viaje, pp. 18 y 87.

Page 75: Tesina Alfonso Colodron Gomez

ahora traducir puede ser un descanso para partir la semana o para ocupar la

mañana o la tarde que me dejo libres. Una actividad totalmente meditativa.

Probablemente, también en lo económico, algo de lo que no se suele

hablar mucho en la práctica ni suele dar pie a que se incluya en las

teorizaciones, se halle una de las piedras de toque de la "locura" de ser

traductor o terapeuta. La precariedad y la dependencia por momentos; el

"techo" que supone no poder trabajar más de determinadas horas a la

semana y que la hora de trabajo, incluso en grandes grupos, tenga su

precio, lo mismo que la tiene cada palabra o página traducida.

Ambas actividades son desgastantes y, en ambas, es necesario una

cierta alerta para no explotarse a sí mismo, para no dejarse explotar por la

demanda exterior. Cada uno debe saber dónde está su límite y puede variar

de época a época.

Socialmente se considera que ni traductor ni terapeuta son

comerciantes, sino profesionales que viven de su trabajo, pero de un trabajo

que tiene que tener grandes dosis de vocación y entrega, de voluntariedad y

disfrute, si se pretende ejercerlo con continuidad y compromiso.

La red de seguridad

Los chamanes y los curanderos siempre han sido miembros

marginales de la sociedad; son el "mal" necesario respecto al que se tiene

una actitud ambigua de respeto y miedo, reconocimiento y evitación. El

psicoterapeuta experimenta igualmente un cierto aislamiento físico y

psíquico que influye en sus relaciones sociales. No es habitual que hable de

su profesión con sus amigos y colegas y sí que mantenga una cierta reserva

sobre sus pacientes y sus asuntos. Ese es el contrato de privacidad y secreto

Page 76: Tesina Alfonso Colodron Gomez

profesional que forma parte del consenso, tácito o expreso, con las personas

a las que ayuda.

Este hecho es de naturaleza ambivalente. Por un lado, nos protege, ya

que podemos "cortar" con las sesiones terapéuticas, de los problemas de los

pacientes y de sus vidas, para no trasladarlos a la vida privada. Pero, por

otro, nos aísla, ya que en otras profesiones es más común poder compartir

preocupaciones y planes, o la marcha de la jornada, con la esposa, los hijos

mayores, los amigos o los colegas. "Idealizado por algunos, e injustamente

criticado por otros, desempeña un rol importante, pero poco comprendido

en nuestra sociedad. El trabajo del terapeuta abarca tanto lo real como lo

irreal, lo visible como lo invisible. Tiene una cierta extrañeza que le aísla

del mundo común y cotidiano que la mayoría de la gente experimenta. Para

el terapeuta, las cosas no son siempre tan simples y claras como pueden

parecer a los demás. Cada pensamiento, cada sentimiento y cada conducta

tienen significaciones y motivaciones subyacentes".57

Personalmente siento muy cercana esa mirada ambivalente. Una de

mis hermanas y una sobrina iniciaron la formación en terapia Gestalt,

tiempo después de que yo la ejerciera. Otra hermana, psicóloga conductista

y vocal del Colegio de Psicólogos de Madrid, me mira como si hiciera

charlas de café, counselling New Age, o de confesor espiritual laico. Nunca

me ha preguntado ni se ha interesado sobre mi formación ni mi práctica. Mi

hermano menor se asombra de que "la gente te pague por contarte sus

problemas. Claro, como ya no se tiene amigos y las parejas no

comunican...". Lo considera un simple "chollo" a mantener mientras dure y

no una profesión. Mi madre aprovecha para reporcharme cualquier

discrepancia o puesta de límites que "cómo es posible ser terapeuta si no la

entiendo", la contradigo o me enfado. Algunos vecinos me miran con

57 James, D. Guy, La vida personal del psicoterapeuta. El impacto de la práctica clínica en las emociones

y vivencias del terapeuta, p. 187.

Page 77: Tesina Alfonso Colodron Gomez

suspicacia y cierto respeto distante. Y todos sabemos de las diferentes

transferencias de los pacientes que, si no viviésemos como tales, nos

impulsarían a vivir en una especie de esquizofrenia de identidad

profesional entre lo que experimentamos en las sesiones y la

retroalimentación recibida fuera de ellas.

Afortunadamente, cada vez es más claro en el campo teórico que "el

terapeuta ya no se visualiza como un experto que posee una visión o una

historia privilegiadas, sino como un facilitador de esta conversación

terapéutica [la construida entre él y el paciente para construir una nueva

narración], como un maestro o una maestra en el arte de la conversación".58

Y habría que añadir y de la transparencia como persona. Sin que ésta

sustituya en absoluto la toma de conciencia de la transferencia y de la

contratransferencia.59

Desde esta perspectiva, terapeuta y paciente constituyen un

contexto, una cierta malla o red, en el que ambos son cocreadores de

realidades interpersonales, que tienen la característica de ser diferentes a la

realidad que el cliente y el sistema significante del paciente ha construido

dentro de su historia-experiencia. Si el terapeuta logra interferir en la

repetición de la misma experiencia que llevó al paciente a la terapia, podrá

desencadenar un proceso de cambio. En este sentido, existen límites a la

relación, que van cambiando a medida que avanza la alianza terapéutica. El

terapeuta sólo asume así la responsabilidad de su poder de construcción

dentro de las restricciones del dominio relacional-social. Es un proceso de

ida y vuelta en el que se va construyendo la vida, pero no se parte de una

situación abstracta, ni de unos ideales como marco, ni de unas metas

generales a alcanzar.

58 Sheila MacNamee y Kenneth J. Gergen, ob.cit., p. 99. 59 Ángeles Martín, "Poder y violencia dentro del espacio terapéutico", Boletín de la AETG, nº 18, pp. 33-36.

Page 78: Tesina Alfonso Colodron Gomez

De igual modo, el traductor parte de un texto preciso, de contenidos

limitados, aunque pueda tener referencias múltiples y remitir a otros textos

y horizontes. Ésa es la "figura" primera que emerge del "fondo" que es la

lengua a partir de la cual se traduce. El traductor irá igualmente haciendo

surgir como sucesivas "figuras" los vocablos apropiados, la sintaxis y los

recursos lingüísticos de la lengua de llegada que vaya exigiendo el texto

original. Es la focalización sucesiva de la infinidad de potencialidades de

cada una de las dos lenguas. Su primera red de caída será su experiencia y

su formación en cada una de las dos lenguas y en las materias que decida

traducir (literatura, historia, psicología, economía....), su cultura general y

su experiencia.

Hoy día existen Facultades de Traducción. Sin embargo, ninguno de

sus profesores tienen la licenciatura en traductología, sencillamente porque

no existían cuando empezaron a traducir. Gran paradoja, puesta de relieve

en uno de los Congresos nacionales de traductores, que se celebra

anualmente en Tarazona. Algunos recién licenciados proponían que nadie

que no hubiese salido de una de las Facultades existentes pudiera traducir,

lo cual ponía a todos los traductores más veteranos y a todos los docentes

en una situación imposible.

La situación recuerda lo que ocurría hace dos décadas en España,

cuando no se habían unificado los criterios de formación para las diferentes

Escuelas de Gestalt, de la que da buena cuenta resumida Paco Peñarrubia.60

En cualquier caso, de momento, las respectivas Asociaciones (de

gestaltistas y de traductores) y las diversas Escuelas de formación de

terapeutas y Facultades de traductores sólo pueden avalar a sus miembros y

a sus exalumnos, pero no pueden controlar ni impedir que otras personas

hagan terapia o traduzcan. Ni tampoco es su objetivo. Pero sí forman parte

60 Paco Peñacerrada, "Alegrías y disgustos de 20 años de la AETG", Boletín de la AETG, nº 22, pp. 10-15 y ""Historia subjetiva de la Gestalt española" en el Apéndice a Terapia gestalt, ob.cit, pp. 253-267.

Page 79: Tesina Alfonso Colodron Gomez

de la red de "protección", supervisión y contención de ambas actividades.

Los Encuentros, Congresos, Mesas redondas, cursos y talleres, Jornadas

internas... son otros tantos puntos de apoyo de profesionales cuyo ejercicio

exclusivo de la profesión les llevaría aún a un mayor aislamiento, sin la

acogida y respeto de las confluencias y diferencias que afloran sanamente

en sus respectivos quehaceres cotidianos. Y también oportunidad para la

formación permanente, tan necesaria en una tarea que no cesa de renovarse,

pero sin caer en lo que denuncia Carmen Durán de que "cuando uno entra

en la dinámica del crecimiento personal, parece incardinarse en un proceso

sin final: siempre hay un nuevo curso que hacer, un nuevo taller

imprescindible, de manera que la terapia llega a convertirse en una forma

de vida y el apoyo de ese nuevo ambiente se convierte en una absoluta

necesidad [...entonces] la terapia deja de estar al servicio de la vida y se

produce una inversión de valores: uno deja de hacer terapia para vivir y se

dedica a vivir para la terapia".61

Sin embargo, esto no es óbice para que el terapeuta no pueda quedar

a la zaga de la sociedad. Y lo cierto es que, en las últimas décadas, cada vez

más personas están hambrientas de nuevas experiencias y de nuevas formas

de vincularse entre sí, de nuevos patrones de autenticidad. "Convertirse en

una persona íntegra y genuina es quizá lo más difícil y penoso del proceso

por el que alguien se transforma en terapeuta, pero para muchos es también

el más valedero e importante... Quienes se sienten seguros del bien que

producen son más peligrosos que quienes están dispuestos a admitir y

combatir sus limitaciones personales, a compartir sus dudas con los demás

y a expresar sus valores".62

Esta toma de conciencia, este proceso ininterrumpido de convertirse

en persona es, tal vez, la mejor garantía y la mejor "red" interna de

61 "La locura de la cura", ibíd. p. 46. 62 Joen Fagan, "Las tareas del terapeuta", en Teoría y práctica de la psicoterapia guestáltica, p. 108.

Page 80: Tesina Alfonso Colodron Gomez

protección frente a las propias deficiencias y oscurecimientos

momentáneos, las posibles "noches oscuras del alma" del terapeuta.

La vida personal

La traducción y la terapia son dos labores fundamentalmente

anónimas. El traductor apenas es un nombre, la mayoría de las veces en

letras cursivas, en las páginas de crédito que pocos suelen leer. El

terapeuta, aun cuando ponga la carne en el asador como persona y no se

limite a ser un simple espacio de proyección, es alguien que protege su vida

privada frente al paciente. Ambos parecen carecer de ella o, al menos,

mantenerla al margen de su profesión.

A cualquiera que compre un libro puede que le interese algo de la

vida del autor, al menos de su vida profesional, su trayectoria, lo que ha

publicado previamente. Jamás se ve en un libro una mención similar sobre

el traductor. Es más. Al lector común le parecería una mención superflua y

extraña, cuya lectura probablemente se saltaría. Salvo los entendidos y los

bibliófilos, pocos comprarán un libro por el traductor, lo mismo que son

pocos los melómanos que tienen las diferentes versiones de determinados

conciertos, según quién lo haya dirigido y quiénes sean sus solistas

principales.

Cuando el paciente acude a un terapeuta puede que se lo hayan

recomendado o que no sepa nada de él o ella. Tal vez, lo único que le

importe, a veces, es que sea hombre o mujer, quizá que tenga una

determinada edad. Rara vez que esté casado o que tenga hijos. Y, sin

embargo, son circunstancias que influyen en la profesión.

Page 81: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Cuando he tenido pacientes de más de sesenta años, reconozco que

me planteo si hubiera sido capaz de haberlos acompañado, de haber tenido

yo treinta años. Cuando he atravesado una crisis grave en mi pareja, me ha

sido más difícil acompañar un proceso de separación o de reconciliación,

sin poner nada de mi estado emocional. Me ha obligado a profundizar en

mi propia crisis. A acudir a supervisión. Pero me pregunto qué hubiera

pasado si nunca hubiera estado en pareja. Sé que no es necesario haber

atravesado todas las experiencias y circunstancias del paciente, pero

reconozco que ayuda. Personalmente, me ha dado una base emocional, para

transitar por las vidas de los pacientes, volver a mi vida privada, nutrirme y

volver a cada lunes a empezar una nueva semana de sesiones terapéuticas.

Y esto se ha afianzado a partir de mi paternidad.

Veo la diferencia de la calidad de mi acompañamiento a algunos

padres y madres con dificultades con sus hijos, desde que fui padre. En

cierta medida, me ha dado otra madurez, otro sentido de la perspectiva y,

sobre todo, la seguridad de saber que soy capaz de compromisos a largo

plazo. Recuerdo que, antes de ser padre, me quejaba en la supervisión de

que los pacientes se me iban a los tres meses, más o menos. Paco

Peñarrubia y el grupo me señalaban, aunque me costaba verlo, que yo los

echaba de alguna manera por mi falta de compromiso. Paulatinamente, fui

cayendo en la cuenta de que, inconscientemente, yo los despedía, aunque

conscientemente quería que se quedasen en terapia. Pero un compromiso de

un año ya me parecía un compromiso enorme. Cuando era traductor, casi

ningún libro me llevó más de dos meses de dedicación total. Después, me

despedía de él, y podía emprender otra traducción, o cambiar de actividad.

Era una sensación muy agradable de absoluta libertad. De vivir siempre al

borde del abismo en cuanto a enraizamiento geográfico e identidad

profesional.

Page 82: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Desde que fui padre por primera vez, empecé a acompañar a

personas en formación, con compromisos internos de tres años mínimo. Un

pequeño progreso. En este mismo instante, mi hija menor, de tres años y

medio, interrumpe la redacción. Quiere jugar y me dice: "Papá, no trabajes

más. Soy un lobo y voy a comerte... Quiero aserrín aserrán". Cualquier

propuesta con tal de que la preste atención antes de la hora de la cena

Consiento. Lo pagarán las horas robadas al sueño. Es una buena

transacción y un buen precio.

Reanudo más fresco, más flexible en la serenidad de la media noche

y me doy cuenta de que la paternidad me ha sensibilizado en la captación

de conflictos y problemas similares de los pacientes, en la contradicción

que surge por momentos entre dos obligaciones (las laborales y las

familiares). Como dice James D. Guy, "los terapeutas con hijos a veces

pueden ser conscientes del impacto positivo que la paternidad tiene sobre

su práctica. Además, pueden encontrar la idealización y las transferencias

positivas que experimentan algunos de sus pacientes, como resultado de

haberse enterado de la existencia de su familia, beneficiosas para las

relaciones terapéuticas".63

En todo caso, sí que es beneficioso para los hijos el mayor tiempo de

que se dispone para ellos cuando los horarios no son los de una oficina y

cuando se trabaja en casa (la mayoría de los traductores suelen hacerlo y yo

tengo mi consulta un piso más abajo del domicilio familiar). A veces,

surgen imprevistos. En cierta ocasión, mi hija mayor, que tiene ahora 7

años, se coló en la consulta, a pesar de la norma estricta de no bajar nunca

al "despacho de papá, cuando papá está trabajando". Pasada la primera

sorpresa, y una vez restaurada la calma, la paciente reconoció haber tenido

un insight, al verse reflejada en su actitud impulsiva, caprichosa, fresca,

ingenua y manipuladora al mismo tiempo, no sólo cuando era pequeña,

63 Ob.cit. p. 285.

Page 83: Tesina Alfonso Colodron Gomez

sino en su comportamiento como adulta, al conseguir con sus encantos todo

lo que se proponía en sus relaciones. Al final, resultó ser un "recurso

terapéutico" no previsto. Tuve que ponerme firme con mi hija, para que no

lo volviera a hacer y, al mismo tiempo, tuve ganas de compensarla por la

resolución de una sesión, que cerró una "gestalt" importante en el proceso

terapéutico.

Pero lo cierto es que a veces un terapeuta puede estar dividido entre

las diferentes demandas, pues ¿cómo se puede responder íntegramente al

"niño perdido" de un paciente cuando el propio hijo está enfermo, quizá en

una habitación vecina?

Cuando ambos miembros de la pareja son terapeutas puede

producirse la dificultad añadida del estrés derivado del doble rol y que los

dos hayan agotado fuentes emocionales parecidas a lo largo de la jornada.

Por ello, aparte de que se haya negociado la división de tareas domésticas,

es posible que se produzca una especie de sequía emocional, un deseo de

querer desconectar de toda relación, leer, escuchar música, estar con uno

mismo. El oficio, en este caso, influiría en la escasez de espacios de

comunicación entre semana.

Conozco igualmente parejas de traductores. Tal vez las dos

principales dificultades que la profesión añaden a las dificultades

inherentes a toda relación es el aislamiento social en el que se desenvuelve

la actividad de traducir. El traductor, a lo largo de su jornada, sólo está en

contacto con el texto, los diccionarios, las obras de consulta, el ordenador y

tal vez un poco de música. Demasiada abstracción. Cuando las vidas o los

sentimientos ajenos se cuelan, lo hacen a través de unas líneas escritas; por

tanto, el diálogo que pueda establecerse entre traductor y autor, entre texto,

futuro lector y quien traduce, como intermediario, es unilateral y termina

siempre en éste en un circuito cerrado. Ciertamente pueden comunicar

entre sí los miembros de la pareja de traductores sus respectivos trabajos,

Page 84: Tesina Alfonso Colodron Gomez

pero probablemente no será mucho el tiempo que pueda detraerse de la

propia labor. Conozco algún caso de depresión y alcoholismo entre

traductores, aunque me es difícil determinar en qué medida se debe a

causas endógenas o exógenas.

En cuanto a la labor terapéutica, muchos teóricos coinciden en que es

desgastante y que el terapeuta a lo largo de los años puede contagiarse de

una cierta angustia y depresión ante el desfile incesante de pacientes con

ciertas patologías. En ocasiones, puede incluso que acabe ampliando

excesivamente las fronteras de la "normalidad", ya que los

comportamientos de los clientes se vuelven tan familiares que ya no

resultan tan perturbadores. Puede que le provoquen cada vez menos

curiosidad y que pierda, en lugar de ganar, su captación de la realidad.

Recuerdo ahora a un buen amigo psiquiatra y psicoanalista, con

muchos años de práctica a las espaldas que lleva su angustia como un

caparazón de tortuga. Es un hombre equilibrado y afable, pero con un

rostro lleno de arrugas: como si cada cliente le hubiera dejado una cicatriz,

cada historia una cana. Cada vez que le veo me cuenta una "desgracia"

personal con gran resignación, como si formara parte de su sino. Y él lo

lleva como el santo Job.

Algunas estudios realizados en Estados Unidos sobre la incidencia

del contacto con las patologías mentales entre profesionales, aun sin llegar

a conclusiones cerradas, indican que aquella es bastante alta. En un a

encuesta realizada en 1980 a 263 psiquiatras, el 73% señaló haber padecido

alguna ansiedad (desde moderada a incapacitante) en los primeros años de

práctica profesional y el 58% una depresión grave. En otra encuesta

realizada cinco años después a 264 psicoterapeutas que representaban

distintas disciplinas, un 82% señalaron haber tenido alguna dificultad en las

Page 85: Tesina Alfonso Colodron Gomez

relaciones, un 52% haber padecido algún tipo de depresión y un 11% haber

abusado de algún tipo de droga o fármaco.64

En definitiva, la vida privada del traductor y del terapeuta se ven

influidas por sus respectivas actividades, pero, a su vez, una vida privada,

emocionalmente estable y rica en relaciones, puede ser un buen colchón

protector o refugio, un contenedor de seguridad y una permanente fuente de

vida interior, frente a las demandas singulares de la profesión.

Vasos comunicantes: terapeuta y traductor

Traducir y hacer terapia son dos formas fértiles de escuchar. El libro

"habla". El paciente se expresa como algo más que una máquina de

procesar información y un ser generador de significados: su acción tiene

lugar en una realidad de comprensión que se crea por medio de una

construcción social y del diálogo.

Libro y paciente se van "desvelando" en la medida en que terapeuta y

traductor van "descubriendo" en un viaje de exploración que también es

auto-revelatorio. Terapeuta y traductor, a medida que son "transitados"

como puentes de una realidad a otra, se van también autodescubriendo y

realizando un potencial ilimitado que pasa por irse afinando y haciéndose

cada vez más libre, más intuitivo, más consciente de los propios límites,

más modesto...

Ambos son creadores de vida, pues mediante las palabras, los gestos,

los silencios, dan una segunda vida a la experiencia, abren nuevos caminos

llenos de sentido que amplían los horizontes originales del texto a traducir

y del paciente al que se acompaña.

Paciente y libro quieren ser aceptados tal como son en su totalidad.

Sin menguas ni añadidos. La "lectura" ha de ser abierta y atenta, leer entre

64 James D. Guy, ob.cit. p.347 y 348.

Page 86: Tesina Alfonso Colodron Gomez

líneas. Pero, no es tarea del traductor mejorar el libro. No es tarea del

terapeuta reforzar el carácter del paciente ni cambiarlo, ya que, como

expresa con claridad meridiana Claudio Naranjo "todo carácter entraña una

particular 'ilusión metafísica': una presuposición errónea con respecto al

Ser, o, más precisamente, respecto a la posibilidad o promesa de Ser... pues

la personalidad condicionada conduce a una interferencia organísmica, la

interferencia organísmica lleva a una disminución de la experiencia de ser,

la disminución de la experiencia de ser conduce a ilusiones, a las 'pasiones',

y a perpetuar la personalidad condicionadas; y así sucesivamente".65

La actitud de terapeuta y traductor debe ser, pues, de exquisito

respeto, de cierta neutralidad, ante el "material" a trabajar. Al igual que el

alfarero, no puede presionar demasiado el barro en el torno, que se

deformaría, ni aflojar un contacto firme, que haría que ésta saliese

centrifugada.

Se requiere también en ambos una cierta "generosidad" o altruismo,

porque, más allá del intercambio económico, ¿por qué emprendería y

proseguiría un traductor la traducción de una obra, siendo el único que no

necesita que sea traducida, puesto que él ya puede comprenderla? ¿Por qué

ponerla a disposición de otros que no podrían tener acceso al contenido de

la obra en la lengua original en la que fue escrita? Cuanto más se adentra en

una obra, más la domina y más aguda es su conciencia de sucesivas

significaciones que no es posible desarraigar de una autonomía orgánica de

lo que dijo el autor original. La traducción "contiene una paradoja de

altruismo, palabra que simultáneamente recibe tensiones de la 'otredad' y

de la 'alternatividad'. Al precio de cierta dispersión y de una devaluación

relativa, el traductor ejecuta para otros una tarea que ya no tiene influencia

directa en él y que desde hace mucho ha dejado de serle necesaria...

Cuando ha dado punto final a su trabajo, el verdadero traductor se

65 Claudio Naranjo, Carácter y neurosis. Una visión integradora, p.xxxvii.

Page 87: Tesina Alfonso Colodron Gomez

encuentra en situación falsa... es, en parte, extraño a su montaje (que ya se

ha vuelto superfluo) y, también en parte, extraño al original, que su

traducción ha adulterado, disminuido, explotado o traicionado, en diversos

grados, a través del mejoramiento".66

Punto por punto, puede casi afirmarse lo mismo del terapeuta. Si "ha

trabajado sobre sí", es posible que el paciente se le vaya trasparentando en

muy poco tiempo, pueda entender el origen de su dolor, cómo lo perpetúa

con sus evitaciones; puede relacionarse con él, a pesar de todas las

resistencias al contacto, de las trampas y manipulaciones, de los intentos de

seducción y de evitación. Entonces, desde el punto de vista de la simple

relación, ¿necesitaría el terapeuta continuar la terapia? No creo que nadie

que no se ponga de alguna forma al servicio del paciente, que no conecte en

un cierto nivel de com-pasión con su sufrimiento, pueda mantenerse mucho

tiempo como terapeuta en base a un simple intercambio económico de

tiempo por dinero.

Hay libros que nos enamoran (nos ponen en estado de amor), lo

mismo que algunos pacientes. Hay otros a los que es difícil "hincarles" el

diente. Son correosos, como algunos pacientes. Recuerdo algunos libros en

que cada página era un suplicio, no parecían tener término. Cada vez que

volvía a acometerlo necesitaba recurrir a toda mi energía interna y al

cumplimiento más estricto de una disciplina. ¿Quién no recuerda algún

paciente con el que le pasase lo mismo? Personalmente me han sido más

difíciles aquellos que son exigentes, que quieren condiciones especiales de

terapia, que me han puesto la lupa o que se han considerado amigos desde

el primer momento. Sólo con algunos he logrado continuar el proceso. Los

otros me han abandonado o, tal vez, he hecho que me abandonasen.

No sé si es una experiencia común, pero me asombro de tener

pacientes con la sensación de que llevan un año, cuando llevan ya dos, en

66 George Steiner, ob.cit. p. 387.

Page 88: Tesina Alfonso Colodron Gomez

donde todo va fluyendo por encima de los altibajos, avances y retrocesos.

Otros, con los que apenas llevo dos meses, me producen la sensación de

haber excavado en una mina desde hace un semestre. A veces, por las

exigencias del paciente; a veces, por la densidad de las sesiones y/o la

rapidez de los progresos hechos.

Y es entonces, cuando puede tomarse conciencia de que no es tan

importante la titulación, los cursos realizados, el conocimiento de la teoría

y de las técnicas, como la experiencia, la intuición, la creatividad, la

libertad interior y, sobre todo el estado de conciencia y la impecabilidad

desde los que se traduce cada línea y se lleva a cabo cada sesión

terapéutica.

Terapeuta y traductor viven su propia vida y retazos de otras vidas,

de otros universos, que les amplían las perspectivas, los puntos de vista, los

horizontes. Pueden tomar conciencia en cada momento de lo limitado y

relativo de cada vida y de cada experiencia, de lo que les falta por conocer

y por vivir, y lo modestamente que contribuyen al conocimiento universal y

a la vida social.

Y, paradójicamente, cuanto más granitos de arena vamos poniendo,

más duelos tenemos que hacer. El duelo de la separación, de la retirada. La

terminación de cada libro que sale de la esfera del control del traductor, que

cobra vida independiente de él, al que no reconoce la paternidad. A veces,

me ha dado pena terminar algunos libros especialmente gratificantes por su

sabiduría (Retorno a los orígenes, del clásico chino Huanchu Daoren), por

lo que me aportaba en conocimiento (Ser mujer, libro colectivo) o su alto

poder vibratorio (En brazos del Amado, de Rumi). Eran libros cuyas

páginas fluían sin solución de continuidad y asimismo su traducción.

Podría entrar en "alfa" y, al final de una mañana, podía haber traducido

media docena de páginas sin conciencia de cómo iban saliendo las frases. Y

pude hacer el duelo por haber incorporado el sano concepto gestáltico de

Page 89: Tesina Alfonso Colodron Gomez

hacer una buena retirada en el momento oportuno, si se estableció un buen

contacto, cuando el contacto fue mayoritariamente satisfactorio y sin

esfuerzos. Es como una pequeña muerte, un continuo despojamiento, un

tener cada vez menos, para ser cada vez un poco más.

A lo largo del proceso terapéutico se produce continuamente un

duelo, hasta llegar al duelo final de la imagen idealizada del terapeuta,

cuando el paciente puede despedirse de la persona que ha sido el terapeuta,

como persona que ha sido paciente. Previamente ha podido haber

momentos en que el paciente toca el corazón del terapeuta, como el libro

puede haber conmovido profundamente al traductor. Incluso puede

suceder, en momentos especialísimos, que uno u otro remuevan los

cimientos de traductor o terapeuta, que produzcan profundas conmociones

y transformaciones. Pues hacer terapia o traducir no son actividades

inocuas, inocentes, neutras, de las que pueda salirse incólume.

Por ello, así como para el cliente, en el final del proceso puede pesar

más el alivio de finalizar el tratamiento con éxito y la toma de conciencia

de no necesitar más el acompañamiento terapéutico, en el terapeuta puede

acentuar su toma de conciencia de ser una especie de estación de llegadas y

partidas, en la que le han afectado los problemas del apego, la dependencia,

la transferencia, los sucesivos movimientos de acercamiento y alejamiento.

Ha sentido afecto por otros seres humanos y ha luchado contra sus propia

dependencia de ellos, y todo este proceso puede agudizar una cierta

sensación de pérdida permanente. Sobre todo, teniendo en cuenta que, en la

mayoría de los casos, pierde la pista de sus expacientes y casi siempre

ignora cuál fue el efecto, duradero o transitorio, de la terapia, así como el

grado de éxito o fracaso en la vida posterior del paciente. Son raros los

Page 90: Tesina Alfonso Colodron Gomez

terapeutas que, como Robert Akeret, emprenden una investigación

posterior sobre la vida de sus pacientes, con resultados notables.68

El traductor tiene la pequeña ventaja de poder volver a releer su

traducción (aunque generalmente no se concede el tiempo para ello) y de

seguir la mayor o menor difusión de la obra traducida. Previamente,

también tiene una pequeña ventaja sobre el terapeuta: puede ir una y otra

vez al final del libro, para ver como acaba. El terapeuta carece de la bola de

cristal para saber cuál será el fin del proceso.

Separarme de mis libros me entrenó durante muchos años, sin

haberlo pretendido ni siendo consciente de ello avant la lettre, a separarme

de mis clientes. La paciencia y la tenacidad para esperar a que aparecieran a

la luz los pasajes oscuros, así como la experiencia de que siempre se llega a

un final más o menos satisfactorio, me han ayudado a traspasar momentos

difíciles, opacos y desesperanzadores en algunos procesos terapéuticos.

Reanudar cada vez la traducción de un libro, reemprender la página allí

donde la dejé, me fue más fácil cuando tuve algo de entrenamiento en

seguir, sesión tras sesión, los procesos individuales de cada cliente,

reemprendiendo allí donde se quedó o, al menos, teniéndolo en cuenta,

aunque el paciente acudiera a la siguiente sesión con otra "figura"

emergente y, para él o ella, de más urgente resolución.

A pesar de las separaciones, del coste emocional, de las subidas y

bajadas, de las "noches oscuras del alma", de que hay momentos que todo

"suena igual", a pesar de saber que cada persona es singular y cada dolor y

cada sueño tienen matices que los hacen únicos y singulares, de que hay

libros que podían decir lo mismo en 50 páginas en lugar de decirlo en 250 ó

en 300, hay algo que me apasiona de los dos oficios: iniciar un nuevo libro,

un nuevo tema, un nuevo estilo, una nueva forma de decir... un agujero al

68 Historias de un terapeuta viajero. Especialmente interesante el la trayectoria del paciente que tenía una obsesión erótica con una osa y acabó siendo un experto actor y director circense.

Page 91: Tesina Alfonso Colodron Gomez

infinito universo del conocer y conocerse. Entrar en contacto con una

nueva persona, con su vida única, con sus esperanzas, con su crisis, su

dolor, sus carencias, sus creencias de carencia, con toda su red de apoyo, su

personalísimo universo familiar y social, sigue pareciéndome más

fascinante que la despedida, tras la labor cumplida, la satisfacción de haber

llegado al final de un trayecto. Y es que debe ser parte de mi carácter (de

mi neurosis): siguen gustándome más los inicios que los finales, los

prólogos que los epílogos, las recepciones que las despedidas.

Pero me doy cuenta de que debo ir cerrando esta parte y esta tesina,

aunque me queden cosas, ya no en el tintero, que no se usa, sino entre la

mente-corazón, la punta de los dedos, el teclado, la pantalla, la impresora y

el papel.

En estos instantes, se apodera de mí el sentimiento de nostalgia

relacionado con la poca incidencia, la escasa irradiación, que terapeutas y

traductores tienen en la vida social. Estamos en momentos prebélicos, de

una guerra de la que todo el mundo intuye que es una "guerra anunciada",

que se declara de antemano con o sin consentimiento de Naciones Unidas y

cuyos motivos económicos y estratégicos no se ocultan.

Hemos sido testigos (por mi parte con una sana envidia) de las

manifestaciones contra la guerra de actores, escritores, estudiantes,

arquitectos, científicos, filósofos, políticos, sindicalistas, ecologistas,

maestros de escuela, niños de primaria.... He echado en falta alguna

declaración individual o colectiva de los profesionales de la salud mental.

Tal vez la haya habido y se me haya escapado. Compruebo el peso que

tiene las declaraciones de un escritor o de un futbolista en televisión. Pero,

salvo, psiquiatras mediáticos, como Rojas Marcos desde Nueva York, es

triste ver la escasa resonancia de la apagada voz de los terapeutas entre las

paredes de sus consultas.

Page 92: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Me vienen a la memoria los versos del soneto que Jorge Luis Borges

dedicó a Spinoza:

Las traslúcidas manos del judío

labran en la penumbra los cristales

y la tarde que muere es miedo y frío.

(Las tardes a las tardes son iguales.)

Las manos y el espacio de jacinto

que palidece en el confín del Ghetto

casi no existen para el hombre quieto

que está soñando un claro laberinto.

No lo turba la fama, ese reflejo

de sueños en el sueño de otro espejo,

ni el temeroso amor de las doncellas.

Libre de metáforas y del mito,

labra un arduo cristal: el infinito

mapa de Aquél que es todas Sus estrellas.69

"Tú has de ser el cambio que desees ver en el mundo"

Esta frase de Gandhi parece una respuesta muy "gestáltica" al

compromiso social del terapeuta y del traductor. El que ambos desarrollen

su actividad en un entorno privado, en condiciones de casi absoluto

anonimato y de forma generalmente aislada y personal, no les exime de

aportar su grano de arena en la transformación social.

El traductor tiene la posibilidad y la responsabilidad de mantener por

un lado una cierta pureza del idioma y, al mismo tiempo, renovarlo.

69 Jorge Luis Borges, "Credo del poeta", en Arte poética. Seis conferencias, p. 145.

Page 93: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Desgraciadamente, las traducciones que aparecen en artículos de prensa y

en declaraciones de personalidades extranjeras en la televisión no son

hechas por traductores profesionales. Así se cuelan anglicismos como

"nominados", que todo el mundo acaba de dar por buenos, cuando lo

correcto sería "propuestos" al Premio Nobel, al Oscar o a cantar en

Operación Triunfo. O que se popularice la "Hipótesis Gaia", que considera

que la Tierra es un organismo vivo que se autorregula y que funcionaría

como un cerebro global, cuando en realidad se trata de Gea, la Diosa

romana de la Tierra, con la deformación anglosajona del latín Gaea (los

anglosajones pronuncian la "e" como "i", resultando fonéticamente "gaia").

Y ya tenemos consagrada, en todas las portadas de libros dedicados al

tema, en artículos, logotipos y marcas comerciales, la palabra "Gaia". Y los

ejemplos podrían multiplicarse hasta constituir todo un diccionario y

manual del mal uso del castellano. El traductor puede contribuir a enfermar

la lengua o a sanarla. Puede decidir especializarse en traducir aquello en lo

que cree que contribuye a ampliar horizontes, al trasvase de culturas, a la

innovación y a la evolución del conocimiento como parte de la evolución

de la conciencia, o traducir todo lo que le caiga entre las manos, incluidos

la literatura basura de usar y tirar. De pocos libros me arrepiento y no creo

que ninguno haya sido nocivo para el lector. En todo caso, inocuo y, tal

vez, superfluo.

Cuando decidí emprender la formación de gestaltista, en vez de

cualquier otra orientación terapéutica, uno de los motivos que me atrajo fue

el saber que la Gestalt, como la Psicosíntesis de Assagioli70, son sistemas

abiertos, que no se cerraban en sus fundadores ni seguidores y practicantes,

sino que, como amplios enfoques filosóficos y existenciales de la vida,

70 Su libro más representativo, difícil de encontrar, es: El acto de voluntad y una recopilación de sus escritos puede encontrarse en Ser transpersonal.

Page 94: Tesina Alfonso Colodron Gomez

estaban en permanente cambio y revisión: abiertos a nuevos desarrollos y

más lejanos horizontes. Que la Gestalt también podía entroncarse en sus

desarrollos con la Psicología transpersonal, la única que me parecía ofrecer

una respuesta total a las necesidades actuales de evolución del ser humano.

Cuando contacté con Claudio Naranjo para participar en su programa

SAT, confirmé que terapia gestalt y meditación, conciencia de lo obvio y

búsqueda espiritual, pies en la tierra y mirada en el cielo, no sólo no eran

incompatibles, sino que esas aparentes polaridades surgían como partes

necesarias de algo que yo intentaba conciliar hacía tiempo: la conciencia

transpersonal anclada en la realidad, encarnada en la vida cotidiana,

familiar, profesional y social.

Desde 1981 creía buscar la Iluminación a través de la meditación y

de diferentes comunidades de desarrollo personal (pero fundamentalmente

estaba evitando enfrentarme a mis asuntos pendientes) y, a la década

siguiente me encuentro con la psicoterapia. Me pareció consolador cuando

leí que "puede resultar absurdo preguntar cómo la iluminación puede

ayudar a la psicoterapia, pues parece que la pregunta debería ser al revés...

[pero] la visión que transmiten todas las tradiciones de sabiduría es la

misma... lo que unos llaman 'la verdad del yo' y otros 'la verdad del no-yo'

para darse cuenta de la esencia de la mente' constituye un insight metafísico

(cosmológico-antropológico-espiritual) que no sólo ilumina la meditación,

sino que contiene el potencial de eclipsar todos los problemas egóicos... La

psicoterapia hoy no tiene nada similar a una enseñanza transformadora que

ofrecer en su actual fase de desarrollo, por lo que pienso que conviene a los

profesionales contemporáneos tener en cuenta el potencial de esa

comprensión mental y la disponibilidad de enseñanza de sabiduría en las

diferentes culturas".71

71 Claudio Naranjo, Entre meditación y psicoterapia, p.81.

Page 95: Tesina Alfonso Colodron Gomez

Personalmente, tengo la convicción de que, si un psicoterapeuta

gestáltico no se abre a su propia dimensión transpersonal, a la de sus

pacientes y a la de la propia terapia que practica, podría convertirse un día

en un "psicópata que enseña a obsesivos compulsivos la forma de

convertirse en histéricos", según el conocido chiste sobre la profesión.

El gestaltista transpersonal reconoce la necesidad de cuestiones

trascendentales y explora estos dominios, por lo que es posible que en

algunos clientes y en algunas sesiones surjan contenidos abiertamente

míticos, arquetípicos y/o que tienen que ver con los estados modificados de

conciencia. No trata de inducirlos, sino de integrarlos en la vida cotidiana,

cuando han aparecido. Tal vez de contagiarlos, cuando el terapeuta logra

estar en ese estado. Desde este punto de vista, con un enfoque más en la

conciencia que en la psique, sería transpersonal cualquier abordaje que

pretenda realizar el centro fundamental del Ser. El principal quehacer de la

Psicología transpersonal sería "la delimitación de los límites y las

variedades de la experiencia consciente, conservando en primer plano el

aspecto experiencial heredado del movimiento del potencial humano, pero

trascendiendo los límites de una lógica del individuo, que la condenaría a

una especie de narcisismo renacentista de nuevo cuño.... Mientras filósofos,

psicoanalistas y cognitivistas reculan en busca de una 'ipseidad' más y más

profunda, la transpersonalidad considera la identidad como 'autopoiesis'

que, en virtud de los límites del lenguaje y la razón, se presenta como

dialéctica entre la autonomía omnipotente y el desvalimiento dependiente,

entre separatividad y unidad, presencia y conciencia, partícula y onda,

auténtica pulsión de vida de la conciencia individual.72

Hoy día, parte de los pacientes que acuden a mi consulta lo hacen

buscando simplemente un sentido a sus vidas, valores supraconscientes,

72 Fernando Rodríguez Bornaetxea, prólogo a John Rowan, Lo transpersonal. Psicoterapia y counselling,

pp. 14 y 15.

Page 96: Tesina Alfonso Colodron Gomez

cuya represión también puede ser origen y causa de determinadas

patologías. (Maslow, Assagioli) Cubiertas las necesidades básicas

materiales y psicoemocionales, son cada vez más las personas que intentan

realizar los valores de belleza, solidaridad, unidad con la Naturaleza,

integrar la transformación individual y la transformación social73 alcanzar

una identidad más amplia...

Como expresa con su habitual desenvoltura e irreverencia, Alan

Watts,74 la principal paradoja de toda terapia, de toda búsqueda de

autoconocimiento y desarrollo, de todo camino espiritual, es identificarse

limitadamente con algo que no es sino una creencia; así pues, construir el

ego, engrosarlo, conocerlo, luchar para hacerlo desaparecer son todas ellas

paradojas de neófitos, puesto que según la filosofía perenne contenida en

cualquiera de las Vías espirituales, el ego es una pura ilusión; por tanto, no

se puede hacer desaparecer algo que no existe. Por otro lado, si no se

creyese en la existencia de un "yo" separado, no habría nada que conocer,

nada que desarrollar, nada que despertar, unir ni iluminar. Es una cuestión

de perspectiva.

El terapeuta transpersonal ha tenido la experiencia o el vislumbre de

esta paradoja y puede jugar a representar su papel mientras el juego sea

necesario. Pero, en el fondo, sabe que no existe diferencia alguna esencial

entre él y el paciente; tal vez, sólo una pequeña diferencia temporal en el

proceso, en la larga marcha hacia el despojamiento. El terapeuta abierto a

la dimensión transpersonal (pues ¿quién se atreve a decir que está

permanentemente desidentificado de su personalidad y de su función para

autodenominarse "terapeuta transpersonal"?) trabaja como cualquier otro

terapeuta, teniendo siempre presente que el anhelo fundamental del

73 Alfonso Colodrón, "Transformación individual versus Transformación social", en Transformación

social y compromiso de los profesionales. IV Jornadas de intervención social del Colegio oficial de

psicólogos de Madrid, pp. 103-125. 74 El arte de ser dios. Más allá de la teología.

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paciente es recobrar su unidad fragmentada. Aprovecha cada oportunidad

para atravesar umbrales, expandir los límites del pequeño "yo" identificado

con las pequeñas tragedias momentáneas, separado del resto de los demás y

del universo por una piel, unos recuerdos, unas expectativas, que se

consideran frontera sólida, en lugar de ventanas de comunicación con los

otros hologramas de Totalidad, identificados igualmente con su pequeño

"yo".

Según testimonio directo de Claudio Naranjo, este desapego del

pequeño "yo" del paciente, jugó un gran papel en la forma de hacer terapia

de Fritz Perls: "Podía una persona estar llorando su reminiscencia de algún

sufrimiento de la niñez y él casi parecía no necesitar palabras para

transmitir la invitación a una actitud más sana cara al recuerdo doloroso. La

mirada de Perls, como la de Gurdjieff, era del tipo que se asocia más

generalmente con la figura del Boddidharma. Era una mirada al mismo

tiempo taladrante y no implicada , que para muchos parecía volverse un '¿y

qué?' cara al infantilismo de los problemas neuróticos".75

A pesar de su aparente actitud irreverente, Perls conoció las

experiencias transpersonales o experiencias cumbre en la terminología de

Maslow. Según su propio testimonio, en 1960, tomó una pequeña dosis de

LSD antes de llegar a Hawai y vio el firmamento intensificado por el aire

transparente del océano, sin distancias, ni dimensiones: "el universo, el

vacío de todos los vacíos, estaba por una vez completamente lleno.

¡Fantástico!". Y poco después en Tokio, al encontrarse con los ojos de una

mujer que le limpiaba los zapatos, después de haberle dado él su cajetilla

de cigarros medio llena. "Volvió su cara hacia mí. Ojos oscuros que se

derretían y mostraban un amor que hicieron que mis rodillas se doblaran.

Aún recuerdo esos ojos. Amor imposible hecho posible.76

75 Claudio Naranjo, Entre meditación..., ob.cit. p. 79- 76 Dentro y fuera..., ob.cit. p .95.

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Tal vez, en esos momentos, hubiera apreciado la contrapropuesta a su

"oración gestáltica" compuesta por Tich Nhat Hanh, en un retiro para

psicoterapeutas celebrado en Colorado en 1989:

Tú eres yo y yo soy tú.

¿No es evidente que nosotros "inter-somos"?

Tú cultivas la flor que hay en ti

para que yo sea hermoso.

Yo transformo la basura que hay en mí,

para que no tengas que sufrir.

Yo te apoyo

y tú me apoyas.

Yo estoy en este mundo para ofrecerte paz;

tú estás en este mundo para darme alegría.78

No es obviamente una propuesta pre-personal y pre-racional, una

vuelta a un estado trans-egóico de fusión, sino una trascendencia del ego,

un ir más allá de la persona, en una toma de conciencia que el místico y el

poeta llaman "inter-ser". Personalmente me parece una vuelta más de

tuerca, una profundización del desarrollo de la relación. Podemos imaginar

a una pareja en crisis diciéndose respectivamente esto o aspirando a ello.

Podemos imaginar a un terapeuta que se relaciona con su paciente desde

esta actitud de limpieza permanente de su "tarro de basura". Cada paciente

se convierte entonces en una oportunidad más de sanación para el terapeuta

y éste puede ofrecer no sólo comprensión y escucha, sino también paz y

alegría. O mejor dicho, puede contagiarla, si ese es el estado en que se

afianza. Se establece así una relación "santa", no contaminada,

78 "Interrelación", poema recogido en Llamadme por mis verdaderos nombres. Recopilación de poemas

de Tich Nhat Hanh, p. 169.

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transformadora, cuando previamente se han reconocido los límites de

nuestra voluntad y los que nos imponen los factores contingentes, y nos

situamos "en esa capacidad para acoger lo que ocurra; es lo que Buber y

Goodman dijeron al hablar de gracia. Algo que jamás será conseguido ni

poseído, siempre encontrado y recibido. 'El Tú viene a mí por la Gracia. No

es buscándolo como se le encuentra... el Tú viene a mi encuentro, pero soy

yo quien entra en relación con él'. La enfermedad, en tanto que 'no salud'....

sería lo que pone obstáculos a la gracia, lo que interrumpe el proceso de

construcción/destrucción de la gestalt Yo-Tú y, como consecuencia, de

toda gestalt".79 Y es en esos momentos de Gracia cuando se dice la palabra

creadora, cuando se pronuncia la frase que deja huella, cuando se entra en

el silencio significativo. Se produce un retorno al Origen. Y... mucho

tiempo después, perdido el recuerdo, el paciente le recuerda a uno algo que

cambió significativamente el curso de su proceso o de su vida. Y uno no

sabe ni recuerda lo que dijo, ni lo que hizo o lo que dejó de decir y de

hacer.

Entonces entendemos, como bellamente expresa el premio Nobel

alternativo de Economía, Manfred Max-Neef, que "si lo que sabemos

puede estimularnos un discurso, lo que comprendemos sólo puede

traducirse en una actitud... Saber y comprender. Lenguaje y silencio. Lo

más bello del lenguaje es, sin duda, su capacidad de darle sentido al

silencio. Por eso, un paso hacia la reconstrucción de nosotros mismos como

seres no sólo fragmentados, sino también capaces de ser completos, como

lo reclama Claudio Naranjo, apunta hacia el aprendizaje del estupendo

oficio de 'equilibrador' de lenguajes y silencios, único oficio que permite

darle al saber lo que es del saber y al comprender lo que es del

comprender".80

79 Sylvie Schoh de Neuforn, op.cit. p. 95. 80 "Postludio", en Claudio Naranjo, La agonía del patriarcado, p.197.

Page 100: Tesina Alfonso Colodron Gomez

A modo de conclusión

Bajo la superficie-corriente, ligera, y sin profundidad,

de lo que decimos sentir -bajo la corriente,

como luz, de lo que pensamos sentir- fluye,

con callado y poderoso curso, lóbrego y profundo,

la corriente central de lo que en verdad sentimos...81

Siempre me ha gustado "despedirme a la francesa" (los franceses

dicen "a la inglesa", pues siempre se proyecta en el vecino hábitos

considerados negativos): haciendo mutis por el foro, en silencio, sin cerrar

el contacto, como si el encuentro, la reunión, el discurso, se explicasen por

sí mismos, se cerrasen solos, se resolviesen cuando llegan a su final natural.

En esta ocasión, añadiré unas líneas, en un intento de resumir lo ya

explicitado, de precisarlo o colmar alguna laguna.

Toda esta reflexión ha pasado por una selección de lecturas, citas,

recuerdos y experiencias, para entrelazar dos oficios y dos actividades, para

expresar lo que he vivido como traductor y vivo como terapeuta. Y

siguiendo la afirmación de que ser terapeuta es fundamentalmente ser

persona, he intentado ampliar los horizontes de la terapia por derroteros

81 Mattew Arnold, "San Pablo y el protestantismo", en Steiner, op.cit. p. 421.

Page 101: Tesina Alfonso Colodron Gomez

lingüísticos y culturales, que también forman parte de la vida; sirven para

expresarla, pero también para modificarla, enriqueciéndola. El lenguaje es

reflejo de lo que somos, de lo que sentimos y del modo en que nos

relacionamos, pero, al mismo tiempo, su manifestación modifica la calidad

e intensidad de los sentimientos y de los contactos que establecemos. Puede

incluso servir para cambiarlos (deflectándolos o evitándolos) o

trascenderlos y transmutarlos.

Y esta selección ha pasado por mi experiencia de haber alternado el

traducir y el hacer terapia, como actividades complementarias y no aisladas

entre sí, en cuanto que traductor y terapeuta son cómplices secretos de otros

códigos de comunicación (de la lengua de la que se traduce y del lenguaje

subconsciente), que ponen al servicio, respectivamente, del lector y del

paciente. Y así, terapeuta y paciente se encuentran en el espacio

intersubjetivo formado por la conjunción de sus campos respectivos, para

construir una realidad nueva, un nuevo encuentro, del que resulta un nuevo

lenguaje: el lenguaje de lo obvio, el lenguaje que surge tras cada

percatación, hasta que ambos hablan y escuchan la misma lengua del

consciente. Autor, traductor y lector se encuentran en un nuevo campo,

creado por la acción "traductora" de los tres, hasta que el significado

original del autor pasa a ser algo significativo en el universo personal del

lector.

Y terapeutas y traductores pueden abandonar su trabajo cuando el

proceso de autoconocimiento queda colmado ("nuestro trabajo tiene sentido

en la medida que nos provee de autoconocimiento"82), a no ser que se

llegue a la hora del lubricán, el reino de las entreluces de la última parte de

la vida, el interregno de luces y sombras en que no se distingue al lobo del

can, a ese punto en que es igual escribir o leer, escuchar o pronunciar. Y

ello, porque se es capaz de saborear la insipidez, que en el espíritu taoísta,

82 Paco Peñarrubia, en Claudio Naranjo, Gestalt de vanguardia, p.104.

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es la esencia misma del sabor: aquél que no siendo ninguno los contiene

todos. Dicen los hindúes que saborear el Brahman es rasa: "el placer que se

deriva del reconocimiento del origen, un origen que es energía en

movimiento, metamorfosis. Sabor, insipidez, el término que invade todos

los sentidos dice mucho de nuestra naturaleza: en la boca comienza la

digestión del universo, o a través del sabor, del único sabor, sentimos que

una realidad pasa a formar parte de nosotros, receptáculo de nuestra propia

metamorfosis".83

Desde esta condición, desde este estado de conciencia, autor, obra,

traductor, traducción y libro son receptáculos y sujetos de metamorfosis.

Lo mismo que lo son, mutuamente, terapeuta, sesión terapéutica, paciente y

proceso.

Recuperación, pues, de la unidad perdida. Final del juego de espejos

reflectantes. Dejamos de ser productos de pautas y esquemas afectivos, en

los que habíamos tomado tradición y cultura por parte de la naturaleza

original. Volvemos a la unidad, pasando por la reunión arquetípica en la

que, parafraseando a Robert Graves, sólo hay un Relato, que se revela

digno de ser contado, traspasando los jeroglíficos y las sombras.

Salimos del anonimato y al anonimato volvemos. Tal vez con la

satisfacción de la labor bien realizada. Karma yoga o yoga de la acción, en

donde el acto impecable se agota en sí mismo, porta en sí mismo el fruto y

la recompensa. Si el traductor, si el terapeuta, han sido buenos espejos,

podrían decir al final y con tranquilidad la frase atribuida a Stendhal: "No

te irrite el espejo, si es el jarro el que está torcido".

Al final de cada traducción, al final de cada proceso, acampar en un

abismo de ternura, sabiendo que libro y paciente, con el corazón ya al

vuelo, dejaron caer un poco de su insondable altura.84

83 Menchu Gutiérrez, "Aproximaciones", en "Mirada a trasluz", Babelia, 1 de marzo de 2003. 84 Imágenes tomadas del homenaje de Carlos Pellicer a Frida Kahlo, en "Apuntes sobre Frida", de Enrique Krauze, Babelia, 22 de febrero de 2003.

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BIBLIOGRAFÍA

Akeret, Robert U.: Historias de un terapeuta viajero, Urano, Barcelona, 1996. Traducción: Amelia Brito. Assagioli, Roberto: El acto de voluntad. Un nuevo enfoque de la Psicología

humanista, Trillas, México, 1989. - Ser transpersonal. Psicosíntesis para el nacimiento de nuestro Ser real,

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