Tantalean. RAMPAS 2012

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    Revista Atlntica-Mediterrnea 14, pp. 55-84BIBLID [1138-9435 (2012) 14, 1-197]

    Fecha de recepcin del artculo: 18-VIII-2012. Fecha de aceptacin: 5-X-2012

    HACIA UNA TEORA ARQUEOLGICA DEL ESTADO EN LOS ANDES PREHISPNICOS: LOSPRIMEROS ESTADOS TEOCRTICOS ANDINOS

    TOWARDS AN ARCHAEOLOGICAL THEORY OF THE PREHISPANIC ANDEAN STATE: THEFIRST ANDEAN THEOCRATIC STATES

    Henry TANTALEN

    Universidad Nacional Mayor de San MarcosCorreo electrnico: [email protected]

    Resumen: En este artculo se avanza una teora arqueolgica del estado en los andesprehispnicos, especialmente en los andes centrales y centro sur en base a sus condiciones ycaractersticas especificas de desarrollo histrico. Para desarrollar esta teora se plantea ladefinicin de estado teocrtico andino, una institucin socioeconmica y sociopoltica tempranagenerada por un grupo social dominante que bas su control y explotacin de la fuerza de

    trabajo a travs de la religin a falta de una mayor fuerza coercitiva. A su vez, para darlesustento a este planteamiento se establecen una serie de indicadores arqueolgicos procedentesde la evidencia emprica disponible y que posibilitaran su reconocimiento entre los diferentesfenmenos sociales del mundo prehispnico.

    Palabras claves: Estado, teocracia, rea andina, sociedades pre-capitalistas, explotacin.

    Abstract: This article advances an archaeological theory of the state on the prehispanic andes,specially in the central and south central Andes based on their conditions and specific features ofhistorical development. To develop this theory we argue the Andean theocratic state definition,an early socioeconomic and sociopolitical institution generated by a dominant social group thatbased its control and exploitation of the workforce through religion in the absence of a higher

    coercive force. In turn, to give substance to this approach we establish a series of archaeologicalindicators from the available empirical evidence which made possible their recognition amongdifferent social phenomena of pre-Hispanic world.

    Key words: State, theocracy, andean area, precapitalist societies, explotation.

    Sumario: 1. Introduccin. 2. Definiendo el estado teocrtico andino. 3. Indicadoresarqueolgicos y prcticas sociales. 4. Comentarios finales. 5. Agradecimientos. 6. Bibliografa.

    1. IntroduccinEn los tiempos actuales, cuando el

    pensamiento posmoderno escptico, sincompromiso e irresponsable socialmente, haconvertido al debate arqueolgico en uncampo de dudas estriles y casi ningunoinvolucrado en esa movida desea explicarobjetivamente los fenmenos socialespasados y, por otro lado, la arqueologatradicional se aferra a sus culturas, estilos,categoras y conceptos normativos los cualesentrampan y convierten en esttico a lo queen origen fue dinmico, creemos que esnecesario retomar la senda de nuestros

    maestros y volver a ver el registro materialdesde propuestas que nos ayuden a superar

    dialcticamente los antiguos marcos yconcepciones acerca del mundo pasado sin

    dejarnos llevar por modas que nos quierendesviar y alejar del oficio arqueolgico ydistraernos de nuestro compromiso connuestro objeto de conocimiento: la sociedad.Para nosotros, como cientficos sociales, esimportante superar los lugares comunes enlos cuales parece que nos hemos quedadoestancados y exponer cientficamente comolos fenmenos socioeconmicos ysociopolticos pueden volverse a ver dentrode una propuesta seria y objetiva. Adems, esimportante reconocer que toda

    (re)construccin del pasado por emanar deindividuos con intereses explcitos o

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    implcitos necesariamente supone unapropuesta poltica. Por todo ello, creemosque es importante asumir una posicinterica y, por tanto, expresar nuestrasexplicaciones arqueolgicas adentro de estasiendo coherente tanto con nuestra empiriacomo con nuestra ubicacin objetiva en elmundo. En ese sentido, creemos que laarqueologa andina ya se encuentra enposicin de comenzar a superar ciertoslugares comunes como ya afortunadamenteha venido sucediendo desde hace unos aoscuando hemos comenzado a discutir ycriticar las cronologas, los periodos,horizontes, estilos, concepciones, categoraseconmicas y polticas. Sin necesidad dellegar al nihilismo que no va ms all de una

    crtica que termina en s misma, creemos quees necesario retomar la discusinarqueolgica desde conceptos tiles concontenidos limitados y garantizados por laempiria arqueolgica para comenzar a verlos fenmenos sociales bajo nuevas pticasnecesarias para avanzar en el estudio dedichos fenmenos y otros.

    En nuestro caso, la lnea de investigacinque seguimos desde hace unos aos estcomprometida con la explicacin de losfenmenos tempranos relacionados con laformacin u origen del estado, en particularel que se gener en los andes centrales ycentro sur. Numerosas investigacionespropias han considerado este fenmenosocial como un elemento fundamental paraentender la trayectoria social prehispnica yhemos estado abocados en generar unacrtica a las formas tradicionales ycontemporneas de explicar el estadoprehispnico y asimismo hemos tratado dever este fenmeno tanto de forma localizada

    como comparativamente.Ms all del debate terico acerca de la

    formacin del estado prehispnico en el cualtambin nos hemos visto vinculados(Tantalen 2008a), creemos que la evidenciaarqueolgica disponible en la actualidadhace posible caracterizar objetivamente a lassociedades que mostraron una desigualdadsocioeconmica y sociopoltica, evidente enla forma asimtrica de conducir y consumirel trabajo de un grupo social por otro(explotacin) mediante prcticas coercitivasy normas institucionalizadas promovidas yjustificadas por un sistema religioso que

    funcionaba para reproducir dicha asimetrasocial, que es lo mismo decir que seencuentra dentro de un ordensocioeconmico y sociopoltico quedenominamos estado teocrtico.

    En ese sentido, nuestra propuestamaterialista histrica trata de explicar a losprimeros estados andinos no slo comoconsecuencias de una evolucin generaluniversal de las sociedades (Flannery 1972,Service 1984[1975], Earle 1987, Johnson yEarle 2000, entre otros) sino ms bien comoproductos histrico-sociales con sus propiascondiciones materiales de existencia yrelaciones sociales especficas yparticularidades histricas, para nadaexentas de contradicciones. De este modo,

    comprendemos que en un tiempodeterminado dentro de su trayectoriahistrica, un grupo de la sociedad hall lascondiciones necesarias, aunque generadaspor la misma sociedad, para ubicarseventajosamente con respecto a otrosindividuos y produjo artefactos e instaurpracticas para sancionar, controlar y/omanipular a otros individuos con el objetivode reproducir dicha situacin ventajosa,mediante tecnologas del poder (Foucault1976), en este caso las prcticas religiosascoercitivas y sus materializaciones.

    Para el caso de este artculo nosenfocaremos en una forma poltica tempranaque hemos denominado estado teocrticoandino. Como concepto, este ya haba sidopropuesto en la dcada de los 70s del siglopasado por Luis G. Lumbreras Salcedo1 (porejemplo, 1974: 72, 1981: 189, 1993: 373,2005[1989]: 273, 2005[1995]: 222, 2007:662) para el caso de Chavn de Huntar2donde l vea un poder poltico y econmico

    en manos de especialistas religiosos(tambin ver Bate 1984: 72)3. Sin embargo,

    1 Interesantemente, Childe (1947:73) tambin habaplanteado un Despotismo Teocrtico.2 Para otras propuestas cercanas sobre estadosteocrticos, tambin ver Fung 1988, 2008[1999] paraLas Haldas o Pozorski (1987: 15) y a los Pozorski

    (Pozorski 1987, Pozorski y Pozorski 1994: 70) para

    Pampas de las Llamas-Moxeque.3 Sin embargo, la categora Estado Teocrtico estms relacionada con la sociedad Moche de tiempos

    posteriores a Chavn (Canziani 2008: 195).

    Interesantemente es el mismo tiempo en el cual losarquelogos procesualistas aceptan la existencia deestados en los Andes.

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    el historicismo cultural, evolucionismo yoccidentalismo instalado e imperante en elpensamiento arqueolgico dominante en elPer en general no permiti consolidar esteconcepto y su comprobacin emprica. Estotendra que ver, entre otras razones, con lanecesidad de utilizar categoras universalesdesarrolladas en otras reas pero soportadacon evidencias arqueolgicas producidashistrica y localmente. Es decir, dichascategoras universales que nunca fuerongeneradas aqu deberan contener losmismos elementos o atributos arqueolgicosencontrados en los primeros Estados delmundo ms que en nuestra propia realidad.En ese proceso, confundamos el fenmeno oapariencia con su causa o esencia4, de tal

    modo que, lo que haba ocurridoprincipalmente en Cercano Oriente(bsicamente por la influencia childiana)debera haber tenido las mismasmanifestaciones concretas en los Andes. Porello, esta propuesta tambin tiene comoobjetivo general comenzar a generar unateora arqueolgica andina que d cuenta delas manifestaciones concretas de lasprcticas sociales en la regin andina que enalgunos casos han demostrado ser originales(por ejemplo, ver Burger 1992: 226,Makowski 1997, 2008a, 2008b: 7).

    En este artculo, si bien, utilizamos elmaterialismo histrico (como teora generaly epistemologa) que tambin es una cienciay filosofa de origen occidental5, el mismoKarl Marx entenda que cada situacinhistrica tena su propia manifestacin en loconcreto. En consecuencia, asumimos quedadas ciertas condiciones materiales yrelaciones sociales histricamenteproducidas generarn concreciones

    diferentes en distintos espacios/tiempos sinque estas particularidades niegue laposibilidad de encontrar formas y relacionesde produccin similares en otras partes delmundo y en otros momentos histricos.

    Si bien, muchas veces se ha cado en elmecanicismo y la ortodoxia, por ejemplo,cuando se trataba de encajar a las sociedadesdel Nuevo Mundo en los modos de

    4Por ejemplo, lo mismo sucede con la categora deciudad que veremos ms adelante.5Ver crticas al materialismo histrico por dicha cargaetnocntrica en Patterson 2008.

    produccin sugeridos por Marx, creemos queen este caso l estaba generando esquemasgenerales y que, como sabemos, necesitabade mayor informacin emprica para poderplantear sus generalizaciones6 (Bate 1984).Como sabemos, el mtodo cientficomaterialista histrico parte de lo especficopara llegar a lo general y viceversa, en unasuperacin o movimiento dialctico que seva adecuando a lo que expresa la realidadconcreta. No obstante, este principio bsicomarxiano no fue lo suficientementecomprendido por propios y extraos, lo quese puede ver claramente en los debates de ladcada del 70 de siglo pasado en el Percuando se discuta intensamente sobre elmodo de produccin, en especial el asitico,

    en los Andes prehispnicos (Espinoza1981[1978]. Tambin ver Bate 1984). Entodo caso, se puede decir que el debate fuemas terico que emprico lo cual se mantuvotambin en la misma propuesta deLumbreras que nunca desarroll unametodologa arqueolgica para contrastardicha propuesta terica del estado andino yespecialmente su origen relacionado a lo quedenomin Estado Teocrtico7.

    Obviamente, la contradiccin principalpara poder generar una teora arqueolgicadel Estado Andino est en que, por un lado,

    6Creemos que muchas de las confusiones con relacina los escritos marxistas se originan en la aplicacin

    mecnica de los modos de produccin y su sucesin en

    el tiempo pero, sobre todo, en el evolucionismo social

    explcito existente en textos como El Origen de laFamilia, la Propiedad Privada y el Estado de Engels(1976[1884]) quien toma como parte sustantiva de

    dicho trabajo la investigacin etnolgica de Lewis

    Morgan quien plantea ciertos elementos, sobre todo,

    los tecnolgicos como los medios revolucionarios que

    hacen que se pase de un estado a otro. Asimismo, en el

    texto de Engels se toma como una forma universal decoercin a los especialistas o guerreros (Engels

    1976[1884]:168). En este caso, no se atiende a formas

    diferentes o ms tempranas de ejercer la violencia

    institucional, como puede ser la ejercida mediante las

    prcticas religiosas (aunque ver nuestro indicador 8).

    De hecho, en el libro mencionado solo se hace

    referencia someramente a los desarrollos andinos de lapoca del contacto espaol.7Resulta interesante que casi al mismo tiempo, pero enVenezuela, Mario Sanoja e Iraida Vargas (1974)

    postulaban un Modo de Produccin Teocrtico(Tambin ver Sanoja 1982: 227). Sin embargo, Ernesto

    Tabo (1978) critic en su momento, este supuesto

    modo de produccin pues sera inaceptable desde unaperspectiva marxista-leninista (Dacal y Waters2005:35).

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    existiran principios y manifestacionesuniversales del Estado y, por el otro, lascondiciones materiales concretas seranespecificas en el mundo andino lo quesumado a una perspectiva presentistaconducira a un particularismo histricoesencialista conocido tambin como LoAndino (Isbell 1999: 24, Jamieson 2005:353, Sendn 2006). Nosotros creemos que laubicacin en cualquiera de esos dosextremos perjudica la concepcin yconsecuente comprobacin de un fenmenoparticular en los Andes (la forma, apariencia)pero que, tambin, rehye a las cuestionesgenerales y de fondo (esencia) del Estadoprehispnico y del estado en general y msimportante, la existencia de la desigualdad

    social institucionalizada. Entonces, de lo quese trata aqu es de tomar en cuenta ambasesferas que han sido polarizadas y unirlaspara realizar una sntesis en que ambasesferas sean complementarias y noexcluyentes (en una superacin dialctica deambas). Esto permitira proponer unaexplicacin de algunos fenmenos socialesen tanto formaciones econmico socialesasimtricas estatales, las cuales expresanuna forma universal aunque reconociendosus particularidades propias forjadas en unarealidad concreta como la andina. En elmejor de los casos, se busca que estapropuesta sea heurstica, proponiendo unametodologa ad hoc y generando unadiscusin sobre las formas tempranas deinstitucionalizacin de la desigualdad socialen los Andes prehispnicos.

    Asimismo, la evidencia emprica hacrecido de tal forma en los ltimos aos quenos permitir generar una sntesisarqueolgicamente ms informada. En un

    artculo anterior (Tantalen 2009) ya hemosproporcionado las evidencias empricas quesustentaban nuestro planteamiento as queaqu ya no las reiteraremos y ms bienampliamos este hacia otras formacionessociales que coinciden con lo expuesto paraChavn de Huntar en tanto estado teocrticoandino. Es nuestro deseo que esta propuestasirva para generar una lnea o lneas deinvestigacin que atiendan, desde la realidadandina, a fenmenos que se puedan estudiary comparar universalmente, pero no desdeafuera sino desde dentro de nuestra realidad.Adems, aqu se hace la aclaracin que dado

    que esto puede posibilitar una visinnacionalista y chauvinista de la arqueologaque nosotros mismos hemos criticadoanteriormente (Tantalen 2008b, 2010,tambin ver Burger 1992: 227) no es nuestrodeseo explicar ese pasado desde laperuanidad sino ms bien desde los Andesprehispnicos, un espacio geogrfico y socialamplio que trasciende y supera a lasfronteras nacionales actuales.

    2. Definiendo el estado teocrtico andinoEn primer lugar, un estado teocrtico

    puede ser, como lo es posiblemente en losAndes y en otras reas del mundo, una de lasprimeras formas de institucionalizacin de ladesigualdad socioeconmica y sociopoltica.

    Aunque desde una perspectiva evolucionistaparece que es la primera forma msextendida de la aparicin de dichasdesigualdades no es un camino que no puedadesandarse ni es una trayectoria social conrumbo definido, y por lo tanto, no es unrequisito para el paso hacia otro tipo desociedad ms evolucionada. Generalmentese asume que tras un estado teocrtico, alcomplejizarse las relaciones sociales,especialmente las socioeconmicas, se darapaso a una sociedad de tipo estatal laica,secular o militarizada. A pesar que haymuchos ejemplos de ello (aunque porverificarse arqueolgicamente en muchoscasos) tambin existen numerososcontraejemplos, incluso en los Andes8. Entodo caso, cuando algo de mayorcomplejidad o magnitud aparece stodeber ser investigado como parteconstitutiva o no de un mismo procesohistrico. Ms an, habra que ver si lamisma lite que gener lo anterior tiene

    relacin con la subsiguientegeneracionalmente hablando (acumulacinde la produccin social). Por ello, esnecesario tener en cuenta que aunque elestado teocrtico andino, como veremosaqu, es una forma original y tal vez prstinade estado en los Andes, este fue unamanifestacin que apareci en algunas reasconcretas coexistiendo con otras formas

    8 Por ejemplo, despus de la ultima ocupacinrelacionada con el edificio en uso original de Chavn de

    Huntar viene la ocupacin asociada al estilo cermicoHuaras (Ricket al. 2009: 103).

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    sociales que contribuyeron en mucho a suconformacin, se transformaron por suexistencia y, en algunos casos, resistieron oescaparon a su influencia o control directo, locual podra explicar esos vacios ennuestros mapas arqueolgicos durante laexistencia de un estado teocrtico andino.

    De lo anterior se desprende que laformacin estatal no puede o no deberaverse como una forma mejor o msdesarrollada de sociedad puesto que desdeuna perspectiva antropolgica desdediversas tendencias tericas (marxista,procesualista, postcolonial) esto supone laexistencia de desigualdad social, el control dela fuerza de trabajo, la acumulacin deexcedentes, el control de la lite sobre la vida

    humana, etc. A pesar que los estados serelacionan y, sobre todo, los teocrticos quegeneran artefactos de gran calidadrelacionados con materias primas exclusivasy una esttica que la acompaa, tienen unlogro artstico impresionante, hay queobservar que estos objetos no se utilizan oconsumen en todos los grupos sociales a losque pertenecera esta cultura. De tal modoque este es un arte o produccin socialpara la lite y que supone que su existencia ouso tambin supuso la inexistencia y nouso/consumo en otros contextos de la mismasociedad generando una distribucindesigual de la produccin social.

    Asimismo, es necesario indicar queaunque parece existir un ms temprano ynico origen del estado teocrtico andino,esto no significa que los dems hayan tenidoque ver directamente con dicha primeraaparicin pues reas diferentes tienentrayectorias sociales histricas diferentes. Dehecho, como concebimos aqu la historia

    andina, la aparicin del estado esconsecuencia de una serie de factores,bsicamente de las condiciones materialeshistricamente constituidas, que sonutilizados por un grupo de la sociedad (clasesocial) para establecer un lugar privilegiadoen las prcticas sociopolticas ysocioeconmicas de la sociedad. As pues,siempre que existan estas condicionesmateriales puede o no generarse un estado,de tal manera que causalidad y casualidadestn presentes en esta aparicin del estado(un accidente histrico) y este semanifestar con caractersticas propias

    elegidas como estrategia por el grupo de litepara su reproduccin. En este casoparticular, analizamos las estrategias queestn relacionadas con el uso de prcticasreligiosas o socio-ideolgicas dominantespara generar y mantener la apropiacin deltrabajo o producto de este por el grupo delite.

    As pues, los primeros estados teocrticosandinos al ya no estar vinculados con unaperspectiva terica en que la que existirauna fuerza evolutiva subyacente puedenverse como fenmenos que aparecen ydesaparecen en un rea determinada concaractersticas similares o no aunquesiempre histricamente contingentes.

    De este modo, en nuestra propuesta un

    estado teocrtico andino es:ESTADO: Porque supone la

    institucionalizacin de las desigualdadessociales (no su aparicin, pues este puede serun proceso previo) donde principalmente seda la estructuracin de la sociedad en base auna divisin clara entre productores y noproductores9. Un estado, as, supone laexistencia de una contradiccin objetivaentre dos grupos sociales antagnicos (clasessociales10) de los cuales uno domina ycontrola la produccin y distribucin de losbienes materiales (explotacin). En estesentido, un estado no es una cuestinsolamente cuantitativa (fenomenolgica) ode complejizacin econmica sino, sobretodo, es la consolidacin sancionada yreproducida de una nueva organizacin delas relaciones sociales en las cuales un grupominoritario de la sociedad se distancia de la

    9 Como recientemente seala Millaire (2010a: 6186):Las definiciones del estado son variadas, aunque la

    mayora de los estudiosos est de acuerdo en que estasson organizaciones polticas considerados por los queviven en estas como polticamente independientes y enlas cuales los lideres especializados tienen la autoridad

    para controlar las actividades sociales, polticas, legales,econmicas, y culturales, as como tambin el uso de la

    fuerza.10 A pesar que investigadores como Richard Burger(1992: 181) y Luis Lumbreras utilizan el concepto de

    clase social para Chavn de Huntar, nosotros somos

    cautos en identificarlas como tales pues esta categora

    marxiana fue definida en base a elementos objetivos de

    la sociedad capitalista y ejemplos conocidos por Marx y

    Engels en su tiempo. Si bien, nosotros creemos que en

    Chavn de Huntar existiran clases sociales todavadeberemos estudiarlas de mejor manera paraidentificarlas arqueolgicamente.

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    produccin bsica (principalmente, dealimentos y medios de produccin como lacermica, textiles, instrumentos lticos, etc.)y se dedica a manipular, controlar yconsumir el trabajo social de la poblacin a laque tiene sujeta. Una forma de manipulacinsocial en este contexto claramente surge dela religin.

    TEOCRTICO: porque las anterioresdesigualdades sociales estn originadas,mantenidas, controladas, normadas yjustificadas institucionalmente mediante unaprctica socio-ideolgica llmese religin11 omito dominante que se practica y dirige12como medio de reproduccin de la asimetrasocial (sistema poltico y econmico) y quetiene como objetivo concentrar productos

    mediante el monopolio del miedo o terror ola generacin y ostentacin de violenciafctica y/o psicolgica. De este modo, lareligin subsume en sus narrativas lascontradicciones objetivas de las clasessociales y se hace necesaria como medio deequilibrar y amainar las tensiones socialesque supone la existencia de la explotacin,

    11Para una discusin del uso del concepto religin enarqueologa pero, sobre todo, de una critica al

    etnocentrismo de este concepto y su superacin atravs del reconocimiento de la existencia de religiones

    no relacionadas con la construccin del concepto a

    partir de la Europa de la Ilustracin se puede consultar

    Insoll 2004: 13-16. Tambin para Chavn de Huntar

    ver Rick 2005: 77 quien en su modelo manipuladorrecoge algunos conceptos marxistas sobre la religin.12Es importante sealar aqu que lo que se denominaespecialistas religiosos es una denominacin amplia

    que incluye a un grupo de individuos que estn

    organizados polticamente y unidos por la actividad

    religiosa. De esta forma, aqu diferenciamos a los

    shamanes de los sacerdotes, pues estos ltimos se

    acomodan mejor a la idea de especialistas que realizan

    sus prcticas dentro y mediante unainstitucionalizacin. As, por ejemplo, Eller (2007: 72)

    seala que: Uno llega a ser sacerdote por muydiferentes medios que por los que uno llega a ser unshamn. Comnmente, la adquisicin de un sacerdociosignifica el dominio de un cuerpo de conocimiento ydogma, convirtindose en un experto en algunaortodoxia (orto para correcto/verdadero y doxa paraopinin). Los individuos con ideas desviadas oherticas no son buenos candidatos para recibir oficiossacerdotales; de este modo, los sacerdotes tienden a seragentes conservadores. De hecho, ellos representan lainstitucin a la cual ellos pertenecen, en lugar de seragentes libres como lo son los shamanes.

    encubrindola y hacindola ms dinmica,conformndose en el medio principal decontrol social. Por ello, si existi algncuerpo de guerreros ste todava no fue elprincipal grupo social ni domin lasrelaciones sociales. En este contexto, elTemplo o Centro Poltico Religioso13, comopreferimos denominarlo, es la principalpropiedad de los tecratas y su instrumentode produccin principal. Su defensanecesariamente supuso la existencia de ungrupo de individuos afiliado a la lite queencontraba en la religin y en las armas lajustificacin de las propiedades de la lite.

    A diferencia de los estados burocrticosque suponen la existencia de burcratas oespecialistas polticos (funcionarios) que

    reciben su manutencin mediante dinero14 oalgn objeto que encarne un valor de cambioestandarizado y adjudicado por la institucinpoltica15, los tecratas o especialistasreligiosos reciben su medio de vida enproductos, en primera instancia, alimenticiosy bienes bsicos. De ello, se desprende quesus prcticas socioeconmicas son diferentesque las que se realizan dentro de sistemasmonetarios donde el capital se acumula deotra forma y a otra velocidad. A pesar que laexistencia de burcratas se ha propuestopara los Andes (por ej. Topic 2003)

    13 Para una propuesta terminolgica prxima a lanuestra pero para Cahuachi se puede consultar Llanos

    2010.14Como seala el mismo Weber (1977[1922]: 22): Laevolucin de la economa monetaria es un supuesto de laburocracia, ya que hay que compensar pecuniariamentea los funcionarios. En la actualidad no slo prevaleceeste factor, sino que es la principal forma decompensacin.. Incluso, cuando Weber se refiere asociedades antiguas incluye las que posean formas de

    retribucin econmica monetaria como el Egipto del

    Nuevo Imperio: El prerrequisito normal para laexistencia estable y continuada, e incluso para lainstauracin de administraciones burocrticas puras, esun cierto grado de desarrollo de una economamonetaria. (1977[1922]: 24).15 De hecho, como el mismo Weber (1977[1922]: 4)aclara: Tal como la hemos descrito, la burocracia sloest del todo desarrollada en las comunidades polticas yeclesisticas del Estado moderno; en el caso de laeconoma privada slo lo est en las institucionescapitalistas ms avanzadas. Una autoridad burocrtica

    perdurable y pblica, jurisdiccionalmente determinada,constituye normalmente una excepcin y no una reglahistrica.

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    bsicamente por las mismas funcionespolticas que ellos parecen realizar(especialmente y segn Weber, el control dela informacin), su origen y reproduccinsocioeconmica en la sociedad estatal andinano se ha explicado16.

    ANDINO: porque es una manifestacin ofenmeno social con caractersticas locales(andinas) y que estaba basado en formas deproduccin tambin originarias dadas lascondiciones sociales de la produccin que sepodan establecer en el territorio andino.Dicha forma de produccin andina tuvo undesarrollo histrico relacionado con losestados pero tambin independiente de ellos.En algunos casos, los estados asimilan dichaforma original de produccin andina y las

    relaciones sociales que esta supone para subeneficio (por ejemplo, para poca Inca, lasrelaciones sociales establecidas en el ayllu).Entender esta forma de produccin y lasrelaciones sociales que estas suponen en laagricultura, el pastoreo, la caza, la pesca y/ola recoleccin es crtico para entender lasparticularidades de las sociedades andinas.Esto se hace necesario, sobre todo, desde unaperspectiva arqueolgica desarrollada desdeuna realidad centrada en los Andes que, enprimer lugar, est basada en relacionessociales sin la existencia de capital y donde laacumulacin o retencin del excedente se daen tributos de especies17 y la propiedad de latierra, el principal medio de produccin,cambi a lo largo de la historia. Segn lo queplanteamos ac, durante la existencia de losprimeros estados teocrticos en los Andes, lapropiedad de la tierra (hecha productiva)sigui en manos de los comuneros y, salvolas tierras sobre las que se asientan los

    16Incluso, cuando se acepta la existencia de burcratasen sociedades estatales se sealan a partir del

    Horizonte Medio (por ejemplo, ver Isbell y McEwan

    1991, Kolata 1993, Schreiber 1992) aunque para Topic(2003: 244) las verdaderas burocracias se encuentran

    en las fases tardas de la sociedad Chim del

    Intermedio Tardo.17 Segn Lumbreras (com. pers. 2010) el estadoteocrtico andino estara dentro de un modo de

    produccin tributario aunque en este caso concreto esun tributo realizado en ofrendas (tambin ver

    Patterson 1991: 25, ). Es decir, el medio de produccin

    principal de la lite es el Templo o Centro Religioso-

    Poltico para acumular la fuerza de trabajomaterializada como productos finales o ofrendas quepueden ser alimentos, cermicas, bloques lticos, etc.

    Centros Polticos Religiosos y alrededoresdirectamente relacionados, las dems tierrasestaban fuera de su control directo.Adicionalmente, habra que explorar lacuestin del control de las fuentes de aguas(canales, bocatomas, manantiales, etc.)donde justamente, como veremos hacia elfinal, varios de los otros candidatos deCentros Polticos Religiosos ejercen uncontrol espacial y suponan un controlindirecto de la tierra agrcola que erabeneficiada.

    Asimismo, queremos detenernos en algoque nos parece clave para entender a losestados andinos pre-capitalistas y que tieneque ver con que la produccin no esindividual sino ms bien social o colectiva,

    situacin que para tiempos prehispnicosincluso se observa hasta tiempos Incas,segn las primeras crnicas de poca decontacto y colonial. As pues, no podemos verel trabajo social de forma neoliberal pues losseres humanos de tiempos prehispnicos nopodan cambiar horas de su fuerza de trabajopor un salario, como si se hace en contextoscapitalistas e industriales. Por ello, si existialgn tipo de pago por parte de las liteshacia los constructores y artesanos de losCentros Polticos Religiosos este debihaberse dado de forma muy asimtrica, en elmejor de los casos mediante pagos enartefactos extrados de la produccin socialque se haba acumulado en parte por lasofrendas. Por ello, es necesario tomar encuenta que los seres humanos que se acercanal sitio y los que no pero que comparten laproduccin de las ofrendas, estn siendoconsumidos, a travs de la entrega de sutrabajo social, en los Centros Poltico-Religiosos ya que la produccin es social. De

    todo esto se colige que las lites noconsumen trabajo individual sino consumentrabajo social. Por consecuencia, las ofrendasde fuerza de trabajo o bienes no son unaentrega individual sino que encarnan laproduccin social (tambin ver Mauss1971[1924]:159). De este modo, laarquitectura de los edificios principales y lasofrendas que aparecen en los llamadosbanquetes no son entregas individualessino que consumen el trabajo social de ungrupo (dominado) a travs de las litesestablecidas en los Centros Poltico

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    Religiosos o las lites locales intermediasque se acercan a stos.

    Tambin, desde nuestra perspectiva, paraque la aparicin de grandes concentracionesde objetos y restos arqueolgicos puedan serconsideradas y reconocidas comomaterializaciones de un estado, no nosdetenemos exclusivamente en laconstatacin de dichas grandesacumulaciones de materiales arqueolgicos(como pueden ser encontradas en losconjuntos ceremoniales y/o urbanos) sinoms bien en la investigacin de las formas omecanismos sociales por los cuales segeneraron y mantuvieron dichasconcentraciones de materialesarqueolgicos. De este modo, el volumen

    arquitectnico solamente es unamanifestacin de una prctica socialextracomunitaria que debe estar generadapor un grupo social que moviliza dichotraslado y concentracin de objetosarqueolgicos tambin extracomunitario. Sinembargo, esta misma consecuencia reflejadaen la acumulacin de materiales se puedeconseguir, ya sea, mediante prcticassociales colectivistas o comunitarias, esdecir, realizadas y basadas en la decisincomunitaria o, ms bien, generada por ladecisin de una lite o grupo de personasdentro de la misma sociedad con un intersms bien particular.

    Planteando de esta manera, la ocurrenciade grandes volmenes de materialesarqueolgicos en un solo lugar y que sueleser visto automticamente como laexistencia de un estado, esperamos superarla clsica ecuacin entre monumentalidad yestado, dejando para la investigacinarqueolgica las relaciones sociales

    materializadas en el territorio nuclear de lasociedad que alberga dicho monumento. Enese sentido, tambin, hay que sealar que enmuchos casos los sitios que reconocemoscomo parte principal y asentamiento de esosgrupos sociales beneficiarios de laproduccin social son el palimpsesto de unaacumulacin histrica de materiales quepueden abarcar varios cientos de aos y que,obviamente, comenzaron posiblementecomo pequeos edificios dentro derelaciones comunitarias pero que en unmomento histrico fueron secuestrados o

    apropiados por un grupo social que los hizosuyos.

    Para nosotros el mejor candidato para unestado teocrtico andino, como el queestamos definiendo, es Chavn de Huntardurante el primer milenio antes de nuestraera y del cual, adems, poseemos una grancantidad de datos arqueolgicos recuperadossistemticamente y fechadosradiocarbnicos suficientes como para darleuna temporalidad consistente a lasmanifestaciones arquitectnicas yartefactuales all concentradas. Aunquedicho trabajo arqueolgico acumulado en elsitio no est exento de discusin (porejemplo, ver Kaulicke 2010) vemos estasituacin de manera optimista y que,

    aparejado al desarrollo de cronologasabsolutas (tecnolgico), tambinnecesitamos generar teoras sociales(epistemologas) que expliquen estefenmeno mediante metodologasdesarrolladas para contextos arqueolgicosandinos: una cronologa absoluta que no secontraponga a una explicacin socialinformada tericamente no mejorar nuestracomprensin de diferentes fenmenosFormativos.

    Asimismo, como vimos arriba, pese a quepara Luis G. Lumbreras (1974, 1993) Chavnde Huntar era la concrecin de un primerEstado Teocrtico en esta zona y RichardBurger (1992: 181, Burger y Matos 2002:171) lo reconoce como un estado parapoca Janabarriu, por lo general, seprefiere dejar de lado su definicinsociopoltica (por ejemplo, ver Conklin yQuilter 2008: xxviii), aceptndose comomucho la existencia de una autoridad o unadesigualdad social (Rick 2008). En otros

    casos, se trata de explicar al sitiofuncionalmente o por la consecuencia en elrea y otras alejadas como un fenmenosocial dejndose de lado la estructura socialque la soporta y le da sentido y dinmica alsitio: falta proponer quienes seran losagentes que originan y gestionan todo estemovimiento social. De este modo, se hagenerado toda una literatura sobre Chavn deHuntar que lo homologa con un centroceremonial (Rick 2006) u orculo,obviamente, modelos basados en el sitio delPachacamac de la poca de contactoconocido por fuentes etnohistricas que ya

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    haban asumido dicha funcin para el sitio(Burger 1992: 193, 2008: 681). En otroscasos, aunque en la misma senda, se habla deChavn de Huntar como la sede de unaConfederacin o Amfictyona18(Makowski 1997: 516), donde los diferentesgrupos sociales que componen estaconfederacin (especialmente, de lites) seencuentran para re-generar sus vnculos yrealizar grandes banquetes o fiestas.Nosotros no negamos que todas esasprcticas ceremoniales, oraculares o festivasse hayan podido dar en el sitio de Chavn de

    18 Una anfictiona es la confederacin, liga o reuninpoltica de ciudades-estados o poleis para sostener unculto religioso centrado y encarnado en un Santuario,

    Templo principal u Orculo como el ms clebre de

    Apolo en el Delfos de la Grecia Arcaica, ya consolidado

    desde el Siglo VIII a.C. y que permaneci vigente hasta,

    por lo menos, el IV a.C. (Lane Fox 2007: 91). Sinembargo, sobre todo para su poca de mayor

    esplendor, las relaciones sociales all estaban basadas

    en la existencia de la moneda que, si bien, se podra

    originar como forma de ofrenda o tributo a los dioses y

    a los encargados del Santuario, tiene su gnesis en la

    entrega al santuario de especies con valor

    socioeconmico y sociopoltico (tambin ver Mauss

    1971[1924]:181). As pues, la moneda en la anfictiona

    griega tena como objetivo sustituir a las ofrendas en

    especies para pasar a la circulacin y acumulacin ms

    rpida de riqueza encarnada en objetos ms pequeos

    aunque de difcil obtencin como el oro o la plata pero

    an conservando esa faceta religiosa de la cual se

    gener. De hecho, la anfictiona dlfica terminaacuando sus propias monedas aunque bajo el control

    de la autoridad de las poleis (Domnguez Monedero2002) y sustentada econmicamente por sus

    aristocracias (Lane Fox: 2007: 92). Como Domnguez

    Monedero (2002: 233) seala: la conclusin queparece imponerse es la de que existe una estrecharelacin entre la moneda en Grecia y el mbito de loreligioso, tanto en los inicios mismos de la moneda comoen la relacin entre la moneda y los santuarios. Lostemplos y santuarios griegos, como depositarios del grannmero de riquezas que la piedad de sus fieles

    acumulaba en ellos, tenan la obligacin de protegerlas ycustodiarlas, retirndolas en principio de la circulacin.Desde muy temprano esas ofrendas han sido objeto decuantificacin por los sacerdotes, que han establecido suvalor empleando los sistemas de pesos y medidas yaacreditados, lo que ha permitido desde siempre conocersu valor real; la aparicin de la moneda no ha hecho sinosimplificar estas valoraciones, que siempre fueron deinters para los santuarios y el propio valor nominal ysimblico que tendr la moneda desde su inicio la hartambin un artculo idneo para ser ofrecido en lossantuarios.. Por todo lo anteriormente sealado, laanaloga de las anfictionas griegas con Chavn de

    Huntar nos parece inadecuada puesto que el tipo de

    relaciones socioeconmicas y sociopolticas de laantigua Grecia estaban basadas en la moneda y lasaristocracias de laspoleis que la controlaban.

    Huntar. De hecho, la materialidad social aslo sugiere (Lumbreras 1993:351, Burger2008: 688). Sin embargo, lo que nosotrosqueremos es explicar es cmo un sitio delvolumen, longevidad y hegemona comoChavn de Huntar se origina, construye y,sobre todo, como se mantienesocioeconmica y sociopolticamente desdedentro para luego proyectarse hacia laslites de menor rango y comuneros, a travstambin de esos banquetes vinculados con laostentacin, la competencia o lareciprocidad asimtrica pero que solorepresentaran una externalizacin deprcticas sociopolticas y socioeconmicasms profundas centradas y desarrolladas enChavn de Huntar. En suma, nos interesa

    conocer la estructura econmica y polticaque le di sustento a la lite de Chavn deHuntar que debe tener necesariamente unamanifestacin objetiva y concreta ms all delas percepciones subjetivas que podranhaberse generado de cara a la sociedad y queson muy difciles de evidenciar y muchomenos valorar cuantitativamente en elpresente.

    Figura 1. Ubicacin de los sitios arqueolgicos

    definidos como estados teocrticos andinos en este

    artculo

    Por otra parte, creemos que Chavn deHuntar no fue el nico caso de EstadoTeocrtico Andino temprano. Otros casosestaran encarnados en el complejo Moxeke-Sechn Alto en el valle de Casma (Pozorski y

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    Pozorski 2008), Caballo Muerto (1500 a.C-400 a.C.) en el valle medio de Moche(Pozorski 1983, Alva 2008), Kunturwasi(950 a.C.- 50 a.C.) en el valle alto delJequetepeque (Inokuchi 2008), los complejosde pirmides de la tradicin Paracas en elvalle bajo de Chincha (800 a.C.-100 a.C.)(Canziani 1992, Canziani 2009: 155-167) yPukara (500 a.C.-350 a.C.) en la cuenca nortedel Titicaca (Stanish 2003, Tantalen 2010)(figura 1).

    Obviamente, cada uno de estos casos deestudio tiene algunas particularidadesproducto de su trayectoria histrica perocomparten la mayora de los indicadoresplanteados para Chavn de Huntar; sinembargo, dado el reducido espacio con el

    que contamos en esta ocasin nopresentaremos la materialidad social deestas sociedades y remitimos al lector a lasprincipales investigaciones realizadas entorno a estas.

    Interesantemente todos esos otroscandidatos de estados teocrticos andinosestaban relacionados con un tiempo en elque la agricultura, mediante tcnicashidrulicas muy desarrolladas, ya estaba enpleno funcionamiento y expansin. Estoconcuerda con los tempranosplanteamientos de Lumbreras acerca de quela agricultura era la actividad principal quepoda generar toda una serie de relacionessociales y de propiedad y excedentes. Todoslos casos mencionados, tuvieron un rolimportante en la formacin del estadotemprano en los Andes pero, sobre todo,dentro de su historia local al generar, porprimera vez, la institucionalizacin de ladesigualdad social y el control de las fuerzasproductivas histricamente all constituidas

    a travs de una religin utilizada comomedio de coercin fsica y psicolgica. Estasfuerzas productivas haban alcanzado unnivel suficiente, gracias especialmente a laagricultura, la misma que tambin poda serapropiada mediante la religin pero sobretodo al instalar los centros polticosreligiosos en los mismos valles y ascontrolar su distribucin. Por ello, essignificativo que todos estos centrospolticos religiosos generaron o se afiliaron aun culto religioso local o extralocal. Esto esimportante pues independientemente de quesean estados primarios o secundarios,

    deben ser asumidos como la prctica de unalite local que reprodujo la asimetra social yse empoder polticamente medianteestrategias diversas entre las cuales lareligin fue el elemento ms importante paragenerar el sitio principal y mantener a susgestores y usuarios principales.

    3. Indicadores arqueolgicos y prcticassociales

    Pese a que existe una extensa literaturarelacionada con el tema del estado (Childe1950, Flannery 1998, Service 1984[1975],Haas 1982, Renfrew y Bahn 1998, Marcus yFeinman 1998: 6, Adams 2001, entre otros)donde se pueden reconocer los indicadoresarqueolgicos universales del estado

    prehistrico, muchas veces nuestraconcepcin y reconocimiento del estadoresulta siendo ms antropolgica, sociolgicao filosfica que arqueolgica19. Comoveremos en esta seccin, se proponen ciertosindicadores eminentemente arqueolgicospara explicar su pertenencia a ciertasprcticas sociales que sugieren una sociedadde tipo estatal teocrtico andino tal comohemos definimos previamente para Chavnde Huntar (Tantalen 2009) y que ahoraampliamos para otros fenmenos sociales.Estos indicadores son propuestos tras larevisin de la literatura existente en laactualidad20 y nuestras propiasobservaciones. Estos indicadores no debenser tomados como una lista acabada nimucho menos se debe tomar al pie de la letra

    19 Por ejemplo, como recientemente seala Millaire(2010a: 6186) en un artculo enfocado en el

    surgimiento del estado en la costa norte del Per: Losestados son arqueolgicamente visibles a travs de unacantidad de indicadores materiales, incluyendo un

    sistema de asentamiento de cuatro niveles, evidencia detrabajos defensivos y expansin, templos y palacios,recoleccin de tributo y sistemas de redistribucin, y

    produccin artesanal especializada(Spencer y Redmond2004, Flannery 1998, Wright 1977, Billman 2002)..Como all se puede ver casi todos sus indicadores de

    estado no son directamente arqueolgicos sino ms

    bien tericos extrados de otras realidades histricas

    (salvo el caso de Billman) y, especialmente los ltimos,

    basados en planteamientos antropolgicos

    econmicos.20 En un esfuerzo de sntesis y desde su perspectiva,Rick (2006:204) propone unos parmetrosdeterminantes de un centro ceremonial, algunos de loscuales coinciden con nuestros indicadores aqupresentados.

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    sino que ms bien se deben tomar como unahoja de ruta para poder generarmetodologas ad hoc cada vez ms ajustadaspara contrastar nuestra teora con larealidad del fenmeno social asociado conlos primeros estados teocrticos andinos.

    Como se ver ms adelante, muchosde estos indicadores estn interrelacionadosaunque, como se ver, la inexistencia dealgn indicador secundario (indicadores del14 al 16) no invalida su identificacin comoEstado Teocrtico Andino. Asimismo, esnecesario reconocer que la cuestin de lamagnitud o cuantificacin de ciertosindicadores es una cuestin que se debervalorar local o regionalmente puesto que noson indicadores comparables

    cuantitativamente entre regiones o tiemposdebido a la propia trayectoria histrica degeneracin de dichos estados teocrticos encada rea y tiempo. Sin embargo, hemostratado de ordenar estos indicadoresjerrquicamente de tal modo que losprimeros 13 indicadores deberan ser vistoscomo requisitos para la existencia de unestado teocrtico andino aunque losrestantes tres haran ms consistente suexistencia a un nivel regional. Con respecto aesta ltima cuestin, creemos que el modeloms cercano para la territorialidad de losprimeros estados teocrticos andinos msall del sitio mismo (lo que se conocen comoestados territoriales) estara ms cercano alo que se conoce en otras partes del mundocomo ciudad-estado21 (Yoffee 2005: 44,Smith y Schreiber 2006: 722). En cualquiercaso, nosotros nos inclinamos a pensar en unterritorio discontinuo, como el que se haevidenciado, incluso, para estados mstardos y con mayor capacidad coercitiva en

    los Andes prehispnicos (Stanish 2003). Noobstante, esto lo veremos en su momento yahora pasemos a desarrollar nuestrosindicadores arqueolgicos que deberanexistir en un Estado Teocrtico Andino,focalizado en un Centro Poltico Religioso:

    21Si bien, recientemente Burger (2008: 697) identificaal Chavn de Huntar de su fase Janabarriu con unapequea ciudad-estado tambin lo homologa con unaJefatura compleja.22 Tambin ver Millaire (2009: 10, 2010b) para unapropuesta de ciudades-estados para Gallinazo yMoche.

    INDICADORES ARQUEOLGICOS EN ELREA DE EDIFICIOS PRINCIPALES

    1. Ubicacin espacial privilegiada delasentamiento.

    2. Principal concentracin de volmenesarquitectnicos de la regin.

    3. Prolongado desarrollo arquitectnico yde ocupacin.

    4. Utilizacin en los edificios principales dediseo, estructuras y/o elementosarquitectnicos relacionados confenmenos celestes y/o naturales

    5. Existencia en los edificios principales, deformas arquitectnicas, elementosarquitectnicos y artefactos pre-existentes en el mismo sitio y tomadosde otras reas cercanas o lejanas.

    6. Existencia de espacios arquitectnicosabiertos y cerrados en el rea de losedificios principales.

    7. Existencia en diferentes soportes(arquitectura y objetos) derepresentaciones iconogrficascomplejas principales con rasgosantropomorfos en el rea de los edificiosprincipales.

    8. Evidencias de violencia fsica y violenciasimblica ejecutadas por entidadesantropomorfas en los edificiosprincipales

    9. Existencia de espacios de concentracinde objetos muy elaborados yestandarizados en los edificiosprincipales producidos fuera de laregin.

    INDICADORES ARQUEOLGICOS EN LASREAS ASOCIADAS DIRECTAMENTE A LOSEDIFICIOS PRINCIPALES10 Existencia de reas domsticas o

    laborales asociadas directamente con

    los edificios principales del sitio.11 Existencia de artefactos estandarizados

    producidos en el sitio en los edificiosprincipales y en el rea inmediata

    12 Estructuras arquitectnicas domsticasde mayor calidad tecnolgica ymateriales de construccin.

    13 Acumulacin de artefactosestandarizados producidos localmente yno, solo en algunos contextosdomsticos afuera de los edificiosprincipales del sitio.

    INDICADORES ARQUEOLGICOS EN LASAREAS ALEJADAS DEL CENTRO POLTICO

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    RELIGIOSO Y ZONA RESIDENCIAL DECHAVN DE HUNTAR14. Existencia de asentamientos

    monumentales que repiten el diseo ytcnica y relacionados con materialesoriginales del sitio estudiado.

    15. Existencia de artefactos de la mismamorfologa e iconografa fuera del sitioestudiado, especialmente en otroscontextos de lite.

    16. Existencia de asentamientos domsticosalejados pero relacionados directamentecon el sitio estudiado.

    A continuacin describiremos lasprcticas sociales que se desprenden de cadauno de estos indicadores arqueolgicos queutilizamos para reconocer la existencia de un

    estado teocrtico andino.INDICADORES ARQUEOLGICOS EN ELREA DE EDIFICIOS PRINCIPALES

    1. UBICACIN ESPACIAL PRIVILEGIADA DELASENTAMIENTOPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Claramente, diferentes sitios como Chavnde Huntar (Figura 2), Huaca de los Reyes enel Complejo Caballo Muerto, Kunturwasi, loscomplejos piramidales Paracas de Chincha yPukara se encuentran en ubicacionesestratgicas relacionadas con rutasimportantes hacia diferentes espaciosecolgicos y con territorios altamenteproductivos agrcolamente. As, pues, estosCentros Poltico Religiosos, como muchosotros sitios importantes prehistricos en elmundo, se hallan en lugares histricamentesealados como lo son encrucijadas decaminos o rutas de acceso a diferentes

    regiones ecolgicas o espacios productivos.

    Figura 2. Situacin de Chavn de Huantar

    Tambin, los Centros Poltico Religiosospueden estar asociados directamente aaccidentes geogrficos o monumentosnaturales (sensu Bradley 2000) como cerroscon dimensiones, conformaciones o coloresespeciales y que, por lo tanto, destacan en elpaisaje. De la misma forma, puede estarubicados en partes significativas o relevantesde los valles como, por ejemplo, el lugardonde este se origina o estrecha.

    Esta ubicacin podra ofrecer al sitio y susocupantes un acceso privilegiado a recursosaltamente productivos o muy escasos en lazona (recursos agrcolas, pastoriles,pesqueros, fuentes de minerales, rocas oarcillas). Claramente existira una ventaja departida en la ubicacin o gnesis, ocrecimiento de un sitio arqueolgico que esusufructuada por un grupo social con lacapacidad de mantener un flujo constante de

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    personas, dada su ubicacin pero que puedeser ampliada al generar otros medios msall de la simple ruta de intercambio o pasohacia otra zonas ecolgicas, sobre todo en unrea como los Andes donde los espaciosecolgicos son tan contrastantes y ofrecenuna diversidad de recursos que en principiopueden ser intercambiados libremente peroque con la aparicin de un control de unaruta ubicando un Centro Poltico Religiosopuede generar una forma diferente derelacionarse con el espacio y las personasque circulan por all, controlando sumovimiento.2. PRINCIPAL CONCENTRACIN DEVOLMENES ARQUITECTNICOS DE LAREGIN

    PRCTICAS SOCIALES IMPLICADASTradicionalmente la arquitectura

    monumental ha sido el indicador msutilizado en los Andes para definir laexistencia de un estado. Sin embargo, comomencionbamos arriba esta ecuacin

    monumentalidad=estado es demasiadomecanicista para ser aceptada a priori.Asimismo, debemos indicar que lasconcentraciones de estructurasarquitectnicas a lo largo del tiempo nonecesariamente significan que stas segeneraron por medio de la coercin fsica oreligiosa.

    Sin embargo, para los casos aqu endiscusin y vistos en los contexto de cadaregin y del momento histrico, taldespliegue en una poca donde las fuerzasproductivas y los medios de coercin fcticano parecen estar muy desarrollados, laexistencia de tal monumentalidad y volumende objetos y arquitectura conformaran lamaterializacin de una inversin de trabajo

    social que claramente va ms all de untrabajo colectivo o comunal y/o espontneoy que estuvo dirigido a la generacin de unespacio planificado dentro de un diseobastante definido (indicador 3) (Figura 3.).

    Figura 3. Plano de Huaca de los Reyes del Complejo Caballo Muerto. Ntese el sofisticado diseo de su arquitectura.

    Tomado de Pozorski 1995: Figura 1

    Para ello, el nico motivo que podemosplantear ms all de la voluntad o f de losparticipantes en la creacin de dicho sitio y

    su mantenimiento es la religin (verindicadores 7 y 8) utilizada para generar yenfocar dicho trabajo social hacia un objetivo

    concreto y dirigido (para luego seradministrado exclusivamente) por los lderesde los Centros Poltico Religiosos.

    De la misma forma, como hemos visto yatendiendo a una configuracin de un estadoteocrtico, ste no debe compararse con

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    otras concentraciones tempranas en otraspartes del mundo en cuanto ste primerocorresponde con una forma de produccinoriginal en los Andes. Aqu se hace hincapien el hecho que, por lo general, se hanquerido comparar a las concentraciones dearquitectura monumental con la ciudad delViejo Mundo, especialmente la occidental, loque ha generado su aceptacin o rechazocomo indicador de la existencia de un estadoprehistrico.

    Para nosotros, la concentracin deestructuras arquitectnicas monumentalessupone un indicador importante pero quedebe estar articulado y contrastado con otrosindicadores arqueolgicos para reconocer adicha acumulacin de estructuras

    arquitectnicas monumentales como parteimportante de una sociedad con sujetosalejados permanentemente de la produccinmaterial. En ese sentido, mucho se hahablado, sobre todo desde la perspectivachildiana o inspirada en el materialismohistrico, que una caracterstica principal(econmica, antropolgica) de un estado esla acumulacin de excedentes en dichoscentros polticos religiosos. Para ello, enprimer lugar, debemos atender a que losexcedentes se materializan y se extraen de lasociedad en diferentes formas, todas ellasconstituidas histricamente. De esta manera,los excedentes pueden estar materializados,para el caso de los estados teocrticosandinos, en la misma construccin ymantenimiento del sitio o en prcticas queno han dejado evidencia. Aun as, se esperaencontrar espacios o depsitos quecontengan la acumulacin de artefactos,objetos o materiales que estn por encima delos que posee una unidad domstica del rea

    o que son extrados de fuentes o producidosen otras regiones (ver indicadores 9 y 15).

    Se espera por tanto que dichaacumulacin sea la nica o la ms importanteen una regin amplia que puede ser un valleo una seccin de ste, pues si conviviese conotros esto no significara la concentracin depoder poltico, religioso y econmico delcentro poltico religioso. Esto ms biencorrespondera a algo que se ha venidodefiniendo como heterarqua o simplementegrupos corporativos sin autoridadcentralizada como los que se plantean para

    la cultura Manchay en la costa de los Andescentrales (Burger 2008, 2010).3. PROLONGADO DESARROLLOARQUITECTNICO Y DE OCUPACINPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Un indicador arqueolgico importante yrelacionado con el anterior en tantoindicador de estado es que estos CentrosPolticos Religiosos se han mantenido en usodurante largos periodos de tiempo. Estocomprueba que los sitios han tenido xito enreproducirse a s mismos, generando inclusoun desarrollo arquitectnico con unatrayectoria propia pero que incluira otroselementos forneos (indicador 5) (FIGURA4).

    Figura 4. Vista desde el oeste del edificio principal

    de Pukara tambin conocido como Qalasaya. El edificio

    creci a lo largo de varias centurias por la

    superposicin de estructuras arquitectnicas y

    rellenos)

    Sin embargo, hay que hacer la advertenciaque esto requiere poseer una historia

    bastante detallada del sitio puesto que haciael final del uso de este sitio tenemos unaacumulacin de diferentes estructuras queno necesariamente fueron sincrnicas. Porello, reconociendo las fases constructivasamarradas a fechados radiocarbnicospodremos reconocer la temporalidad en eluso de todo el sitio o solamente sectores eneste.

    Esto significa que la lite que control elsitio pudo mantener y ampliar su

    importancia para la poblacin local y extra-local, materializando el excedente del trabajo

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    de estas personas en dicho proceso deconstruccin y mantenimiento del sitio.

    Tambin es necesario sealar,siempre bajo la perspectiva anterior, quemucho de lo primigenio del sitio podra estarrelacionado con una sociedad an no estatalpero que, en algn momento de su historia,cambia su uso hacia prcticas sociopolticasque habran comenzado comunitarias peroque devinieron en particulares23. Estasltimas, segn su xito, generalmente seasociarn con grandes proyectos deremodelacin, reconstruccin del sitio quesupone el consumo del trabajo de losindividuos sujetos a este sitio poltico-religioso. As pues, este indicador supone lareproduccin exitosa del estado teocrtico,

    es decir el xito de las prcticassociopolticas. Por lo general estasremodelaciones o adiciones arquitectnicassuponen el paso y la generacin de espaciosabiertos o inclusivos hacia espacios cerradoso exclusivos (ver indicador 6).4. UTILIZACIN EN LOS EDIFICIOSPRINCIPALES DE DISEO, ESTRUCTURASY/O ELEMENTOS ARQUITECTNICOSRELACIONADOS CON FENMENOSCELESTES Y/O NATURALESPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La utilizacin de diseo, estructuras y/oelementos arquitectnicos relacionados confenmenos celestes y/o naturales esimportante en la misma configuracin de losespacios arquitectnicos y elementos queintegran los edificios principales de losCentros Poltico Religiosos que nos ocupan yde otros muchos casos precedentes(indicador 5), contemporneos y posteriores.Dado que el conocimiento de las condicionesclimticas es importante para el mundo

    andino, estos espacios construidos alcontener dichos aparatos de medicin deltiempo y condiciones meteorolgicas seconvierten en medios de produccin de losencargados del Centro Poltico Religioso,siendo aquellos elementos que pueden serutilizados por ellos para generar unaacumulacin de ese mismo conocimiento queluego ser utilizado para extraer objetos y

    23 Si uno debera elegir ese momento para Chavn deHuntar este estara ms vinculado con el estilo

    cermico Janabarriu de Burger o con la FaseExpansin de Kembel.

    fuerza de trabajo de otros miembros de lasociedad que se acerquen a dicho espacioarquitectnico. Asimismo, en tanto religinque est asociada con potencias naturales,divinidades o fuerzas desconocidas(indicador 7 y 8), los sistemas de medicinde estas fuerzas naturales sern importantespara generar y mantener esa religin oideologa que est monopolizada y recreadapor los dirigentes del sitio. De este modo, losmiembros de la lite son especialistas en elcontrol del conocimiento pragmtico que setorna o camufla en lo religioso, lo cual resultavalioso en un mundo donde las condicionesclimatolgicas o los desastres naturalesconviven con las sociedades sujetas a estosestados teocrticos.

    5. EXISTENCIA EN LOS EDIFICIOSPRINCIPALES DE FORMASARQUITECTNICAS, ELEMENTOSARQUITECTNICOS Y ARTEFACTOS PRE-EXISTENTES EN EL SITIO Y TOMADOS DEOTRAS REASPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Como varios investigadores han sealado(Burger 1992, Lumbreras 2007), laarquitectura de Chavn de Huntar y de otrosCentros Poltico-Religiosos en tantomorfologa, diseo y contenido fueronmayormente dependientes de desarrollosexternos a su propia regin. De esta forma,se puede reconocer que temas y elementosiconogrficos se han materializado en laconstruccin de los Centros Poltico-Religiosos, asegurando su xito en un nuevocontexto merced a su arraigo en tradicionesreligiosos ms antiguas. Sin embargo, hayque tener en cuenta que en los CentrosPoltico Religiosos estas formasarquitectnicas y representaciones

    iconogrficas son re-producidas parajustificar un nuevo contexto socioeconmicoy sociopoltico de tal forma que, a pesar deguardar similitudes con sus predecesores,ahora en conjunto conforman lamaterializacin de un nuevo discursojustificador que se recrea a travs de lasprcticas sociales que le acompaan y le dansentido en ese espacio social.

    Asimismo, en los Centros Poltico-Religiosos de la misma categora, existe oexistira un objeto principal que rene laesencia del sitio y alrededor del cual seorganizan los dems elementos e, incluso, los

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    dems edificios y espacios abiertos delcomplejo (indicador 6). Este elemento puedehaber sido originado o utilizado en el sitiotempranamente y se mantiene a lo largo dela existencia del mismo y dicha profundidadhistrica le confiere ese halo mitolgico yfundacional del sitio. Creemos que, en elnico caso en que este se ha preservado, enChavn de Huntar este objeto principal serael Lanzn monoltico (FIGURA 5).

    Figura 5. Desarrollo de la imagen del lanzn

    monoltico de Chavn de Huantar)

    Hasta ste, generalmente, solo llegan losindividuos que estn relacionadosdirectamente con el control y mantenimiento

    del sitio y otros que estn reproduciendo elculto local o forneamente, especialmenteotras lites regionales. De igual modo,alrededor de este objeto principal se puedenhallar otros objetos secundarios (en especialproyecciones del original) pero que puedenrevestir importancia dentro del discursoreligioso poltico generado por la lite quecontrola el sitio y gestiona los recursos quellegan motivados por el objeto principal.Adems, de dicho discurso religioso, el

    discurso poltico puede generar la afirmacinpor medio de la antigedad o laancestralidad materializada en dichos

    objetos del grupo dirigente que se genera unlinaje o genealoga mitolgica que puedehundir sus inicios en las profundidades deltiempo. Por ello mismo, hasta los propioscuerpos de los ancestros pueden ser losobjetos principales o estar asociados a ste.6. EXISTENCIA DE ESPACIOSARQUITECTNICOS ABIERTOS Y CERRADOSEN EL REA DE LOS EDIFICIOSPRINCIPALESPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Como espacio creado para administrar eltrabajo de otros, la convocatoria y laconsecuente reproduccin de prcticasreligiosas supona la existencia de espaciosarquitectnicos en los cuales se reuna agrupos de personas, en este caso las plazas

    como la cuadrangular del Templo Nuevo deChavn de Huntar y lugares desde los cualesse dirigan rituales o se colocaban objetos deindudable valor simblico para la gente queasista a los Centros Poltico Religiosos(Rodrguez Kembel 2008). De hecho, en ellugar de Chavn de Huntar y a travs de suproceso constructivo se generaron espaciossociales inclusivos pero tambin msexclusivos, estos ltimos enfocados en elprincipal elemento ltico de todo el sitio: elLanzn monoltico, uno de las pocas piezasque se halla en su espacio original y quesegn los estudios arqueolgicos eiconogrficos estara al comienzo de lasecuencia de construccin de Chavn deHuntar. Estos espacios exclusivos hacenevidente que existe una propiedad de dichosespacios asumido y mantenido por las lites.

    De este modo, en los Centros Poltico-Religiosos se construyeron grandes espaciosdonde se reuni una gran cantidad depersonas y en los que, desde los edificios que

    tienen cierta preponderancia, por suvolumen, dentro del espacio importante, serealizan puestas en escena orepresentaciones (performances) de losmitos o prcticas religiosas relacionadas conel culto principal y/o accesorios. En estasrepresentaciones, la lite juega un rolpreponderante pues son ellos los que hablanpor medio de sus dioses o fuerzas naturales ala gente all reunida. Adems, dado que estesistema est basado en la posibilidad deejercer o controlar la violencia o las fuerzasnaturales, es el lugar elegido para ejercer unapresin psicolgica o mantener el discurso

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    que se dirige a la poblacin de una formabastante evidente. Incluso, seran losespacios donde tambin se podran realizarsacrificios humanos o simulaciones delmismo con el objetivo de hacer patente lacapacidad de los encargados del sitio pararealizarlos. En ltima instancia, lo que setrata es de mantener vivo y reproducir elsistema teocrtico mediante la realizacinde representaciones o performances que,adems, incluyen artefactos (ver indicadores9 y 13) y arquitectura realizada para tal caso.

    Asimismo, existen otros espacios msreservados donde se realizan prcticassocioideolgicas y/o sociopolticas msreservadas, casi siempre ubicadas en elinterior de los grandes edificios del sitio. Por

    ejemplo, casi toda la literatura arqueolgicacoincide en sealar que Chavn de Huntarfue la residencia de especialistas en prcticasde exaltacin de la psiquis, estados alteradosde la conciencia, incrementos de laspercepciones, experiencias e iniciacionesshamnicas que tomaran lugar, sobretodo, dentro de espacios cerrados como lasgaleras de los edificios principales de Chavnde Huntar. Sin embargo, a esto habra queagregar, por supuesto, que estas prcticasshamnicas ya no se dan de forma gratuitao abierta24 sino ms bien que se realizanespecialmente de forma exclusiva o elitistapor individuos altamente especializados ydistanciados socioeconmica ysociopolticamente del resto de la sociedad yque estaran ms cercanos a sacerdotes25 quea los shamanes y que realizaran su actividad

    24Como se puede esperar en una comunidad donde elshamn no se enriquece o empodera polticamente a

    travs de su prctica y que es la figura etnogrfica

    siberiana original de esta idea de los shamanes y otras

    reas (Eliade 1987, Price 2001, Morris 2006: 16, Eller2007:72).25 Esta diferenciacin tambin es establecida en laantropologa de la religin: En el pensamientoconvencional, el sacerdote muchas cosas que no hace unshamn. l o ella es a menudo un especialista a tiempocompleto ocupando el oficio formal de sacerdotelogrado mediante el estudio, comprobacin yordenacin por una institucin o estructura religiosacon el poder y autoridad para investir sacerdotes. (Eller2007:73. Trad. nuestra. Tambin ver Morris 2006: 18,

    Winkelman 2010: 57). Resulta tambin interesante que

    para Jerry Moore (2005: 220) los shamanes se

    relacionaran con arquitectura de viviendas, reas de

    baile pblicas o las casas de los hombres mientras quelos sacerdotes (canonists) estaban asociados contemplos, adoratorios y otras arquitecturas sagradas.

    posiblemente a cambio de objetos de granvalor econmico (indicador 9) y ya no deforma altruista o desinteresada.7. EXISTENCIA EN DIFERENTES SOPORTES(ARQUITECTURA Y OBJETOS) DEREPRESENTACIONES ICONOGRFICASCOMPLEJAS PRINCIPALES CON RASGOSANTROPOMORFOS EN EL REA DE LOSEDIFICIOS PRINCIPALESPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    De todos los artefactos de los CentrosPoltico Religiosos siempre existe o deberaexistir alguno que posee el mayor peso yalrededor del cual parecen girar los demsartefactos (el objeto clave o primordialsegn Lull 2007), seguido por una serie deobjetos lticos que encarnan las ideas y temas

    ms importantes que se quieren trasmitir alos asistentes a estos Centros. Resultainteresante en este contexto que en el casode Chavn de Huntar, a pesar que se hanotado una complejizacin mayor de lostemas en dichas piezas, la serielitoescultrica parece comenzar con unaentidad antropomorfa e, incluso, en las fasesms tardas se siguen acompaando a estoscon seres antropomorfos.

    De lo anterior, tambin se puededesprender que en estas representacionesiconogrficas26 se estn reproduciendo enpiedra a las actividades llevadas realmenteen el sitio mismo y, posiblemente, lasrealizadas por los dirigentes del sitio o susseguidores all reunidos. Esto afirma lacapacidad de los dirigentes del sitio paraoriginar y mantener una religin importanteen la cual los seres naturales osobrenaturales se han encarnado en formas

    26Pese a que en las ltimas dos dcadas se ha dado unincremento significativo de estudios iconogrficos en elrea andina prehispnica tambin estamos de acuerdo

    con la crtica que se hace al mtodo iconogrficoinspirado en Erwin Panofsky (por ejemplo ver Victorio

    2009: 55, siguiendo a Kubler 1999[1962]: 447)

    bsicamente porque en dicho mtodo se hace

    necesario contar con fuentes literarias y poseer, para

    llegar al nivel iconolgico, es decir del discurso o temas

    tras los iconos, un conocimiento de la mentalidad de la

    poca de la produccin de los iconos. Generalmente,

    esta comprensin de las mentalidades se ha dado

    asumiendo que la mentalidad andina ha sido inmutable

    y que los ejemplos etnogrficos o antropolgicos de

    pocas histricas encierran esencias transhistricas

    que se pueden volcar a las representacionesiconogrficas prehispnicas, desconociendo laproduccin y uso histrico de dichas representaciones.

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    humanas, un correlato del poder de los sereshumanos en el mismo sitio de cual surge elpoder poltico y religioso (FIGURA 6).

    Figura 6. Monolito de estilo Pukara que representa

    a un ser antropomorfo que tiene un cuchillo en una

    mano y una cabeza humana en la otra)

    Este es uno de los indicadoresarqueolgicos ms evidentes aunque

    indirectos de la existencia de un estadoteocrtico andino. Es indirecto porque estbasado en la representacin de un cuerpo deseres o entidades que reflejan la existenciade un sistema de creencias organizado,producido y reproducido por los dirigentesdel centro poltico religioso. Claramenteestas entidades pueden encajar dentro de loque se podra denominar una religin ya quesu estandarizacin y reiteracin endiferentes soportes supone que estas

    creencias se encuentran institucionalizadas apesar que hayan podido ser retomadas decultos previos (arcasmos?) o inspiradas enotras creencias mitolgicas de otros tiemposo reas geogrficas. El shamanismo, comopractica ritual original y principal ensociedades cazadoras-recolectoras ocomunitarias en la que los estados alteradosde la conciencia y la curacin juegan un rolprimordial (Winkelman 2010: 51, 56),claramente ha sido incorporado en estareligin y materializado en diferentes

    soportes (litoescultura, cermica y textiles)

    pero ahora con el objetivo de darle contenidoy dinamismo a la religin oficial.

    De este modo, estas representacionesiconogrficas reflejaran a nivel de lasprcticas socioideolgicas, la existencia desujetos que han asumido el rol del control,manejo o interpretacin de las potencias ofuerzas naturales (divinidades?). Estosseres, al tomar forma humana, describiranque los especialistas religiosos han creado undiscurso en el cual las entidades naturales osobrenaturales han adquirido forma humanasiendo, a su vez, un correlato de su propiopoder concreto en este mundo pues ellos sonlos encargados de administrar realmentedicho sitio y como veremos en el indicador 8hasta de quitar la vida humana. En este

    sentido, la religin se convertira en unatecnologa del poder y objetos, como ellanzn monoltico, seran armas queejercen la violencia de forma indirecta. Deesta manera, la religin encarnada en eltemplo se convierte en el medio deproduccin principal de la lite en el estadoteocrtico andino.8. EVIDENCIAS DE VIOLENCIA FSICA YVIOLENCIA SIMBLICA EJECUTADA PORENTIDADES ANTROPOMORFAS EN LOSEDIFICIOS PRINCIPALESPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La recuperacin de contextos o restoshumanos con evidencia de violencia encontextos de los Centros Poltico Religiososnos hablan de la existencia real de prcticasviolentas o sacrificiales que suponen queestas se realizan peridicamente oespontneamente pero que, en cualquiercaso, estaban racionalizadas por el discursoimperante en dicho lugar. Aunque se haplanteado que no necesariamente esto se

    debera ver como violencia pues esteconcepto tambin es occidental, y por tanto,debera verse con ojos andinos esnecesario sealar que independientementede que esto sea percibido como violento, estaprctica se realiza en espacios pblicos yexclusivos (indicador 6) y cuyo objetivo finales el reconocer a dichos espacios comolugares donde se sabe que all se realizan e,incluso, suponen el consumo de parteshumanas. Si esto se realiza en estos espaciosy no en otros, nos habla del monopolio de losgrupos de lite para controlar la vida deotros sujetos. Esto tiene como propsito final

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    reproducir la religin en tanto coercinpsquica y fctica y mantener el discursosiempre vivo. Asimismo, esto puede tenerconnotaciones con relacin a las sociedadesexternas que reciben un mensaje de grupos

    que controlan la vida humana y, en algunoscasos, se dan representaciones de armas nosolamente sacrificiales sino que, tambin,pueden ser utilizadas y entendidas comomedios ofensivos o de disuasin (Figura 7).

    Figura 7. Vista de bloques de piedra con representaciones incisas en las que destacan cabezas humanas separadas del

    cuerpo. Cerro Sechn

    Una de estas evidencias defensivas podraser la gran muralla al norte del ncleo delsitio que delimitara un espacio privado(Burger 1992: 164). Por ltimo, laconcentracin de personas en el tiempo demayor esplendor en sitios como Chavn deHuntar que Burger calcula entre 2000 a3000 personas (Burger 2008: 696) tambinpodra representar un importantecontingente humano que con sus propioscuerpos podra defender al sitio de ataques.En suma, lugares como los edificiosprincipales de los Centros Poltico Religiosos,en tanto propiedad particular de un grupo depersonas, y que concentraban gran cantidadde productos (explotacin) (indicador 2 y 9)y era una ruta importante de intercambio debienes (indicador 1) debi poseermecanismos fsicos de defensa fsica ms allde la religin.9. EXISTENCIA DE ESPACIOS DECONCENTRACIN DE OBJETOS MUYELABORADOS EN LOS EDIFICIOS

    PRINCIPALESPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    En el caso de los Centros PolticoReligiosos en discusin se aprecia que enalgunos espacios especficos y muy asociadoscon reas importantes o centrales de losedificios principales se hallan reunidosobjetos de gran calidad y muy elaborados.Estos objetos nos indicaran unaacumulacin de objetos que pueden servistos como ofrendas de los peregrinospero que tambin pueden ser vistos comotributos y que claramente son apropiados yextrados de la circulacin por los dirigentesmediante la religin en forma de ofrenda27.

    27 En este caso, la ofrenda sera la materializacin delexcedente, pues ningn individuo en situaciones

    naturales da algo (objetos o fuerza de trabajo) ms all

    de sus posibilidades y necesidades reales a pesar que

    esto se vea como un sacrificio. En caso de ser as, esto

    supondra una alienacin del individuo. Asimismo, una

    ofrenda no puede verse como un sacrificio personal

    pues esta ofrenda ha sido generada socialmente

    (incluyendo al individuo mismo) y es parte de la

    produccin social. Para el caso que estudiamos ac, el

    individuo extrae de la produccin social y de su

    consumo individual (o vida propia) para transferircomo ofrenda a los tecratas quienes lo acumulan,consumen y/o distribuyen asimtricamente.

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    Dichos objetos a veces proceden de reasbastante alejadas y suponen un trabajo socialinvertido en su produccin y transporte (porejemplo, el granito blanco o las vasijascermicas de Ancn) que finalmente soninternados (consumidos) en el sitio. De estaforma, las vasijas cermicas forneas y degran calidad, adems de ser piezasimportantes por s mismas (trabajo socialacumulado), tambin eran contenedores dealimentos de gran calidad y exticos(banquetes).

    Asimismo, esta acumulacinmaterializada en algunos objetos solamentepuede y debe ser un porcentaje bastanteinferior del total del consumo de laproduccin social hecha por los dirigentes de

    los Centros Poltico Religiosos, pues, otraparte se habra dirigido al mantenimiento deotros grupos sociales asociadosdirectamente a la lite. Sabemos que,adems, en un ambiente donde lo msimportante es generar relaciones socialesasimtricas muchos de estos objetos debenhaber sido entregados a otras lites oindividuos a cambio de otros bienes yservicios, cuestin que en los ltimos aos hasido explorada sobre todo por la arqueologaprocesualista norteamericana, mediante elmodelo de los banquetes polticos(commensal politics) (Dietler 1996, Dietlery Hayden 2001, y ver aplicacin a los Andescentrales en Dillehay 2003, Kaulicke yDillehay 2005, Jennings y Bowser 2008) peroque ya haba sido planteada originalmentepor Lumbreras (1993) con relacin, porejemplo, al contexto de la Galera de lasOfrendas.

    A pesar que en arqueologa los contextosfunerarios son los mejores indicadores de

    una acumulacin de la produccin ms allde la vida de los que dirigiran una sociedad,en los Centros Poltico Religiosos masimportante como Chavn de Huntar estaacumulacin ha permanecido elusiva,cuestin que puede deberse a la falta deinvestigacin, conservacin o, posiblemente,tambin debido a que por alguna prcticasocioideolgica esta acumulacin no se hagapatente en la muerte. Sin embargo, esinteresante notar que en el sitio deKunturwasi se hallaron enterramientos conindividuos acumulando grandes cantidadesde artefactos, entre ellos algunos hechos de

    oro y con iconografa relacionada con el cultoa Chavn (Figura 8).

    Figura 8. Objeto de oro recuperado de una tumba

    de lite en el sitio de Kunturwasi)

    INDICADORES ARQUEOLGICOS EN LAS

    REAS ASOCIADAS DIRECTAMENTE A LOSEDIFICIOS PRINCIPALES10. EXISTENCIA DE REAS DOMSTICASY/O LABORALES ASOCIADASDIRECTAMENTE CON LOS EDIFICIOSPRINCIPALES DEL SITIOPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Otro de los indicadores arqueolgicosesenciales y universales para sostener laexistencia de un estado pero, en este caso, elque se asocia con el rea andina es que estedebe tener una concentracin de estructuras

    domsticas asociadas directamente con losedificios principales. Dentro de estasestructuras se pueden reconocer variosniveles de ocupacin humana desde losrelacionados directamente con los sujetosque controlan o manejan el sitio pasando porlos artesanos que producen artefactos parael grupo que maneja el sitio principal, loscomuneros relacionados con el sitio hasta,finalmente, las personas que permanecentemporalmente all. Esta jerarqua deberaestar materializada en las diferencias decalidad y rea de uso de los espaciosdomsticos y sus objetos asociados y sumayor o menor cercana a los edificios msimportantes del sitio. En este sentido, esteindicador tambin se relacionara con la ideauna ciudad con especialistas asociados ypermanentes vinculados (atrados)directamente con los edificios o espaciosprincipales. Si bien, esta imagen resulta de lainvestigacin en otras reas del mundo, esnecesaria solamente una poblacin mnima

    que se relacione con el sitio para poderdirigirlo y mantenerlo y producir los objetos

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    bsicos para las prcticas all realizadas. Eneste sentido, y como contraparte a lasciudades del Viejo Mundo es necesario decirque muchas poblaciones relacionadas conestos sitios de carcter poltico religioso casisiempre viven dispersos dado que adems,en el contexto andino se tiende mayormentea la ocupacin del territorio andino de formadispersa y diversa donde, por ejemplo, laagricultura extensiva demanda que lossujetos estn asociados directamente a sucampos de cultivo o los pastores a las reasde pastizales, ubicadas generalmente en lasalturas. Asimismo, es necesario decir queestas estructuras domsticas, por lo general,no son evidentes sin excavacin lo que, porejemplo, llev a plantear a mediados del siglo

    pasado la existencia de centros ceremonialesvacios, una propuesta que cada vez estsiendo dejada de lado gracias a la evidenciade concentraciones de poblaciones alrededory dentro de los espacios ceremoniales. Algoms importante es que dado que un estadoteocrtico se basa en la afluencia decontingentes de personas temporalmente, esposible que estos individuos no lleguen agenerar grandes volmenes de arquitecturapermanente sino ms bien estructurasestacionales o temporales.11. EXISTENCIA DE ARTEFACTOSESTANDARIZADOS EN LOS EDIFICIOSPRINCIPALES Y AREA INMEDIATAPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    Este es el indicador artefactual mueblems importante para definir un estadoteocrtico puesto que es evidente que existeun control de la produccin de artefactos confunciones y caractersticas y diseos que sonrelevantes para un grupo social paraactividades concretas y que comunican

    mensajes relacionados directamente con laideologa religiosa principal, especialmenterelacionados con la violencia simblica allplasmada. Tambin, nos habla de unaespecializacin en dicha artesana pero,sobre todo, de su relacin directa con losdirigentes de los Centros Poltico Religiososquienes orientaron dicha produccin para suuso y distribucin exclusiva. En este caso, laproduccin est estandarizada porque, al sermedio de comunicacin, este mensaje puedey debe estar enfocado en conseguir llamar laatencin de sus usuarios y articularlo dentrodel mensaje que se quiere enviar a los grupos

    sociales que ordenan y generan dichaproduccin de artefactos. Esto supondra oque los artesanos estaban controladosdirectamente e incluso asociadosespacialmente al Centro Poltico Religioso oque los talleres de reas relacionadas coneste estado estn reproduciendo las formas ydiseos de los artefactos originales con elobjetivo de realizar las mismas prcticassociales relacionadas con estos artefactos enel centro poltico religioso.

    Si bien el posible monopolio y/o controlde los medios y objetos de produccinutilizados por los artesanos por parte de laslites no puede ser equipado al de lassociedades industriales, dentro de susposibilidades, la lite que diriga los Centros

    Poltico Religiosos definitivamente tena lacapacidad de orientar la produccin ydistribucin de artefactos para su propiobeneficio a partir de la religin que sicontrolaba. Al final no es una cuestin decantidad sino sobre todo de calidad o formade produccin, distribucin y consumo quelas lites detentan o permiten.12. ESTRUCTURAS ARQUITECTNICASDOMSTICAS DE MAYOR CALIDADTECNOLGICA Y MATERIALES DECONSTRUCCINPRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    A lo largo del tiempo, en la arqueologaandina hemos pasado de una concepcin desitios como los Centros Polticos Religiososcomo Centros ceremoniales vacios (Bennett1946: 82, Bennett y Bird 1949:133) hastaCiudades (Rowe 1963). Si bien, el debateacerca de las ciudades en los Andesprehispnicos todava sigue abierto (Shady2009, Makowski 2008a, 2008b) esimportante entender que las ciudades son las

    concreciones histricas de una serie deformas de produccin y relaciones socialesespecficas. Si bien, el tipo de ciudad andinaes posiblemente diferente a la de otrosejemplos del mundo, su comparacin nodebera llevar a su infravaloracin por nocontener los elementos civilizatorios de estasotras reas del mundo. Afortunadamente, lainvestigacin arqueolgica actual nos estayudando a comprender como es que sedieron las concentraciones humanastempranas en los Andes y vemos que a partirde las investigaciones recientes como las quese han dado en Chavn de Huntar contamos

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    con estructuras arquitectnicas que bienpueden ser evidencia de espacios domsticosde lite o de mayor rango. Si bien, por elmomento no se han definido exactamentela(s) residencia(s) de la lite principal deChavn de Huntar (que bien puede haberestado albergada en las partes superiores ocontiguas a las pirmides truncas) quedaclaro que afuera mismo de los edificiosexistan residencias de personas que no eransimples comuneros y estaban totalmenterelacionados con la administracin y controlde estos edificios principales.13. ACUMULACIN DE ARTEFACTOSESTANDARIZADOS PRODUCIDOSLOCALMENTE O NO, SOLO EN ALGUNOSCONTEXTOS DOMSTICOS AFUERA DE LOS

    EDIFICIOS PRINCIPALES DEL SITIO.PRCTICAS SOCIALES IMPLICADAS

    La existencia o no de artefactos encontextos sincrnicos nos remite al hecho deque diferentes grupos sociales tienen accesodiferenciado a la produccin social. Estehecho hace evidente que existen sujetos queacumulan el trabajo de otros y otros sujetosestn excluidos o marginados en lacirculacin de los objetos. Dicha relacindesigual que se puede ver en espaciosdomsticos tambin puede verse en loscontextos funerarios los cuales han sido losms trabajados en los Andes. No obstante, enel caso de los estados teocrticos andinos, loscementerios excavados son mnimos y, dehecho, son pocas las tumbas de liteconocidas para este tipo de sociedad(indicador 9). De esta manera, es posible quesu inexistencia se deba a prcticas socialesque invisibilizan en la muerte esaacumulacin de la produccin social entumbas que si se ver ms adelante en otras

    sociedades andinas.Asimismo, los primeros estados

    teocrticos andinos generalmente se erigensobre las sociedades comunitarias donde lapropiedad es colectiva y que durante elestado, la propiedad de los tecratas esparticular y no todava privada o individualpor lo que la mayor acumulacin no seorientara hacia individuos concretos en lamuerte, lo que adems tambin generarademasiadas contradicciones al no poderlegitimarlas y al ser tan evidentes para laspersonas sujetas y/o ofrendatarias. Esto

    explicara, por ejemplo, la inexistencia decementerios de lite o que losenterramientos no acumulan ms all deunos cuantos objetos de alto valor. Adems,parece que la acumulacin de artefactos en latumbas (incluyendo los metales que siguenteniendo una importancia pragmtica-simblica) no se da hasta el periodoInterm