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Sagrada Biblia Sirácides + Digitalizado por http://www.librodot.com Comentario [XP1]: INTRODUCCION Dos siglos antes de Cristo, Jesús, hijo de Sirá, escribió este libro, que es una síntesis de las tradiciones y de las enseñanzas de los «sabios». Era un hombre acomodado y de buena educación. Parece haber estado al frente de una casa importante y con servidumbre. Trató con mucha gente, se dedicó a trabajos y negocios que le resultaron bien y, al final, este sabio confiesa que los libros sagrados son los que le enseñaron los secretos del éxito. Al escribir el presente libro, quiso compartir con otros lo que había leído en aquéllos y, además, comprobado por su propia experiencia. Escribe algunos años antes de la crisis religiosa de que se habla en los libros de los Macabéos. Muchos de sus contemporáneos se dejaban atraer por la cultura griega y su religión judía les parecía anticuada. El trató de dar una nueva presentación de la fe de Israel. En ninguna otra nación hay una sa- biduría superior a la del pueblo de Dios, porque ahí es donde, por orden divina, la Sabiduría ha venido a habitar. El presente libro muestra cómo la Ley de Dios lleva a una vida personal y social más humana, más inteligente y más responsable. Hay dos grandes partes en este libro: - Los capítulos 1-42 comprenden siete series de sentencias. Cada una empieza por un elogio de la sabiduría. Es especialmente notable el poema sobre la sabiduría del cap. 4. - Los capítulos 43-51 empiezan por alabar a Dios, cuya sabiduría brilla en el orden del universo, y siguen con la descripción de la sabia actuación de Dios a través de los grandes personajes del Antiguo Testamento.

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  • Sagrada Biblia Sircides+

    Digitalizado por http://www.librodot.com

    Comentario [XP1]: INTRODUCCION Dos siglos antes de Cristo, Jess, hijo de Sir, escribi este libro, que es una sntesis

    de las tradiciones y de las enseanzas de los

    sabios. Era un hombre acomodado y de buena

    educacin. Parece haber estado al frente de

    una casa importante y con servidumbre. Trat con mucha gente, se dedic a trabajos

    y negocios que le resultaron bien y, al final,

    este sabio confiesa que los libros sagrados son los que le ensearon los secretos del

    xito. Al escribir el presente libro, quiso

    compartir con otros lo que haba ledo en aqullos y, adems, comprobado por su

    propia experiencia.

    Escribe algunos aos antes de la crisis religiosa de que se habla en los libros de los

    Macabos. Muchos de sus contemporneos

    se dejaban atraer por la cultura griega y su religin juda les pareca anticuada. El trat

    de dar una nueva presentacin de la fe de

    Israel. En ninguna otra nacin hay una sa-bidura superior a la del pueblo de Dios,

    porque ah es donde, por orden divina, la

    Sabidura ha venido a habitar. El presente libro muestra cmo la Ley de Dios lleva a

    una vida personal y social ms humana,

    ms inteligente y ms responsable. Hay dos grandes partes en este libro:

    - Los captulos 1-42 comprenden siete

    series de sentencias. Cada una empieza por un elogio de la sabidura. Es especialmente

    notable el poema sobre la sabidura del cap.

    4. - Los captulos 43-51 empiezan por alabar a

    Dios, cuya sabidura brilla en el orden del

    universo, y siguen con la descripcin de la sabia actuacin de Dios a travs de los

    grandes personajes del Antiguo

    Testamento.

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 2

    2

    Librodot

    lntroduccin puesta por el que tradujo este libro del hebreo al griego

    +La Ley, los Profetas y los otros Escritos que vienen a continuacin, nos han transmitido numerosas Y

    grandes lecciones que han valido a Israel una reputacin de ciencia y de sabidura. Pero no bastara leerlas

    para nuestra propia instruccin; los verdaderos amigos del saber procuran ser tiles en palabras y en obras a

    sus amigos de afuera.

    Por eso, mi abuelo Jess, despus de dedicarse con constancia a la lectura de la Ley, de los Profetas y

    de los otros Libros de nuestros antepasados, en los que adquiri gran competencia, se puso l tambin a

    escribir algo sobre materias de doctrina y de sabidura. Pues quera que las personas deseosas de instruirse

    aprovecharan esas enseanzas para progresar en una vida conforme a la Ley.

    Por eso, quedan convidados a leerlos con benvola atencin, y a mostrarse indulgentes en aquellos

    lugares en que, a pesar de nuestro laborioso esfuerzo de interpretacin, aparezca que no logramos acertar en

    algunas expresiones. Es que, en realidad, lo expresado en hebreo en el presente libro pierde su fuerza al ser

    traducido a otra lengua. Esto no es propio de este libro, pues incluso las traducciones de la Ley, de los

    Profetas y de los otros Libros difieren bastante del texto original.

    Fue en el ao 38 del difunto rey Evergetes cuando, habindome ido a Egipto, descubr un ejemplar de

    estas importantes enseanzas y juzgu necesario empear yo tambin mis esfuerzos para traducir el

    presente libro.

    Le dediqu muchas vigilias y ciencia durante ese tiempo, con el objeto de llevar a cabo ese libro y pu-

    blicarlo para uso tambin de los que estn en el extranjero, y desean instruirse y vivir de acuerdo con la

    Ley.

    De Dios viene la sabidura

    1,1 +Toda sabidura viene del Seor, y con l permanece eternamente. 1,2 La arena de los mares, las gotas de las lluvias, los das de la eternidad, quin los podr contar? 1,3 La altura del cielo, la anchura de la tierra, la profundidad del abismo, quin las podr medir? 1,4 Antes que todo, fue creada la sabidura, la prudencia inteligente existe desde la eternidad. 1,6 La fuente de la sabidura, a quin fue revelada? Y sus recursos, quin los conoce? 1,8 Slo hay un sabio, temible en extremo, que se sienta sobre su trono, y es el Seor. 1,9 El Seor mismo cre la sabidura; l la vio en su conjunto y en sus partes; y la derram sobre todas

    sus obras,

    1,10 para que estuviera en los mortales, en cada cual segn el don de Dios; l la concede a aquellos que le aman.

    1,11 El temor de Dios es gloria y motivo de orgullo, alegra y corona de triunfo. 1,12 El temor de Dios recrea el corazn, da alegra, gozo y larga vida. 1,13 Al que teme al Seor, le ir bien al fin de su vida, y ser bendito en el da de su muerte. 1,14 El comienzo de la sabidura es temer al Seor; l pone la sabidura en el corazn de sus fieles antes

    que hayan nacido.

    1,15 La sabidura anida entre los hombres y siempre estar con sus descendientes. 1,16 Teme al Seor: sta es la sabidura perfecta. 1,17 Ella te saciar de sus frutos; llenar tu mansin de cosas deseables y amontonar sus riquezas en tus

    despensas.

    1,18 Por tu corona, te dar el temor al Seor. Donde est ella, florecen la paz y la buena salud; 1,19 bajan como abundante lluvia la ciencia y la prudencia. La sabidura no dejar de destacar a los que

    la tienen.

    1,20 El temor al Seor es la raz de la sabidura, y sus ramos son larga vida. 1,22 Una violencia injusta no conseguir sus propsitos; se arruinar por s misma. 1,23 El hombre paciente, en cambio, soportar hasta que llegue la hora; al fin se le devolver la dicha. 1,24 Hasta que sea el momento retendr sus palabras; pero, al fin, muchos reconocern su valor. 1,25 La sabidura guarda en sus tesoros parbolas de rico contenido; pero el pecador no quiere saber de

    Dios.

    Comentario [XP2]: Los judos no usan la palabra Biblia. La designan con esta expresin: La Ley, los Profetas y los

    Escritos, siendo stos los tres grandes

    rubros del libro sagrado. Ver una expresin muy semejante en Lc 24,44.

    Comentario [XP3]: 1,1 En este poema, el autor afirma su fe. Frente a todos los que

    piensan ser ms modernos porque buscan sabidura y doctrinas humanas, l se

    conforma con afirmar que la verdadera

    sabidura es confiar en Dios y temerlo. Se habla repetidas veces de temer al Seor,

    lo mismo que en varios salmos. No hemos

    de pensar que sea el miedo de los paganos que imaginan un Dios rencoroso.

    El que teme a Dios tiene miedo de apartarse

    de l porque en l est la Vida. Tiene miedo de ofenderlo porque conoce su amor. Como

    lo notamos respecto a Proverbios 1, temer a

    Dios significa respetado con obediencia y cario.

    Temer a Dios se opone a temer lo que dirn

    los dems, temor a ser burlado, temor a fracasar. El que teme a Dios da ms

    importancia a lo que dice Dios, a lo que

    promete, cuando nos invita a buscarlo y salvar a los dems.

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 3

    3

    Librodot

    1,26 Si deseas la sabidura, cumple los mandamientos, y el Seor te la dar. 1,27 Pues el temor al Seor es sabidura e instruccin; l mismo te conceder la fidelidad y la

    mansedumbre.

    1,28 No te apartes del temor al Seor, acrcate a l con el corazn sincero. 1,29 No seas hipcrita ante los hombres y cuida tus palabras. 1,30 No te alabes a ti mismo, que puedes caer y traer deshonra sobre tu persona, porque el Seor revela-

    rla tus secretos y en medio de la asamblea te echara por tierra, por no haberte llegado al temor del

    Seor, y por tener tu corazn lleno de engao.

    Temer a Dios en las pruebas

    2,1 +Hijo, si te has decidido por servir al Seor, preprate para la prueba. 2,2 Camina con conciencia recta y mantente firme; y en tiempo de adversidad no te inquietes. 2,3 Apgate al Seor y no te alejes, para que tengas xito en tus ltimos das. 2,4 Todo lo que te suceda, acptalo y, cuando te toquen las humillaciones, s paciente. 2,5 Porque se purifica el oro en el fuego, y los que siguen al Seor, en el homo de la humillacin. 2,6 Confa en l: El te cuidar; sigue la senda recta y espera en l. 2,7 Los que temen al Seor, esperen su misericordia y no se desven, no sea que calgan. 2,8 Los que temen al Seor, tengan confianza en l y no les faltar su recompensa. 2,9 Los que temen al Seor, esperen todo lo bueno; esperen alegra eterna y misericordia. 2,10 Recuerden lo sucedido a sus antepasados. Quin confi en el Seor y fue defraudado? Quin

    persever en su temor y qued abandonado? Quin lo llam y no fue escuchado?

    2,11 El Seor es compasivo y misericordioso, perdona los pecados y salva en el da de angustia. 2,12 Pobres de los corazones dbiles y de las manos flojas, y del pecador que vacila entre dos caminos! 2,13 Pobre del corazn desganado, que no tiene confianza! Por eso no ser amparado. 2,14 Pobres de ustedes que han dejado su esperanza! Qu harn cuando el Seor los visite? 2,15 Los que temen al Seor no desobedecen sus mandatos y los que lo aman observan sus normas. 2,16 Los que temen al Seor buscan complacerlo, y los que lo aman se llenan de su Ley. 2,17 Los que temen al Seor tienen su corazn preparado y, en su presencia se humillan, diciendo: 2,18 Abandonmonos en las manos del Seor, y no en las de los hombres; porque, como es su grandeza,

    as es su misericordia.

    Honrars a tus padres

    3,1 +A m, que soy su padre, escchenme, hijos, y sigan mis consejos para salvarse. 3,2 Porque el Seor estableci que los hijos respetaran a su padre y confirm sobre ellos la autoridad de

    la madre.

    3,3 Quien honra a su padre paga sus pecados, 3,4 y el que da gloria a su madre se prepara un tesoro. 3,5 El que honra a su padre recibir alegra de sus hijos y, cuando ruegue, ser escuchado. 3,6 El que glorifica a su padre tendr larga vida. El que obedece al Seor da descanso a su madre y, 3,7 como a su Seor, sirve a quienes le dieron la vida. 3,8 De palabra y obra honra a tu padre para que su bendicin venga sobre ti. 3,9 Porque la bendicin del padre afirma la casa de los hijos, pero la maldicin de la madre destruye sus

    cimientos.

    3,10 No te alegres de la humillacin de tu padre, pues su deshonor no es gloria para ti. 3,11 Porque la gloria de un hombre nace de la fama de su padre, y es una deshonra para los hijos una

    madre despreciada.

    3,12 Hijo, cuida de tu padre en su vejez y, mientras viva, no le causes tristeza. 3,13 Si se debilita su espritu, perdnale y no lo desprecies, t que ests en plena juventud. 3,14 Pues la caridad para con el padre no ser olvidada, te servir como reparacin de tus pecados. 3,15 Cuando ests sufriendo, Dios se acordar de ti; y como el calor derrite el hielo, se disolvern tus

    pecados.

    3,16 Como quien injuria a Dios, es el que abandona a su padre, y maldito del Seor quien ofende a su madre.

    Comentario [XP4]: 2,1 Quien quiere servir a Dios debe estar listo para afrontar

    pruebas y contradicciones. La verdadera confianza en Dios se demuestra cuando las

    cosas andan mal. Junto con la fe, la

    perseverancia es una cualidad bsica del creyente.

    Comentario [XP5]: 3,1 Este es el mejor comentario del mandamiento de Moi-

    ss relativo a los deberes de los hijos con sus padres. Honrar a sus padres significa:

    respeto, comprensin y ayuda material en

    las dificultades de los padres.

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 4

    4

    Librodot

    La humildad

    3,17 Cualquier cosa que hagas, hijo, hazla con discrecin, y te amarn los amigos de Dios. 3,18 Cuanto ms grande seas, ms debes humillarte, y el Seor te mirar con agrado. 3,20 Porque grande es el poder del Seor, y los humildes son los. que le dan gloria. 3,21 No quieras saber lo que sobrepasa tus fuerzas, ni investigues lo que supera tu capacidad. 3,22 Reflexiona sobre los mandamientos que te fueron entregados; no necesitas conocer las cosas ocultas. 3,23 No te fatigues en resolver cuestiones intiles, pues la enseanza que ya tienes desborda la inteli-

    gencia humana.

    3,24 Sepas que muchos se han perdido con sus teoras; una falsa pretensin desvi su razn. 3,26 El hombre porfiado caer al fin en el mal, y quien ama el peligro morir en l. 3,27 Los dolores aplastarn al hombre porfiado, al pecador que acumula pecado tras pecado. 3,28 La mana del orgullo no tiene remedio, pues la planta del mal se arraiga en l. 3,29 El corazn inteligente medita las parbolas, el sabio anhela saber escuchar.

    La limosna

    3,30 El agua apaga las ardientes llamas; la limosna perdona los pecados. 3,31 Quien responde haciendo el bien, prepara su futuro, y al momento de caer encontrar apoyo.

    4,1 Hijo: no niegues al pobre su alimento, ni dejes esperando al que te mira suplicante. 4,2 No entristezcas al hambriento, y no enojes a nadie en su necesidad. 4,3 No apenes al que tiene el corazn afligido, y no te demores para dar limosna al mendigo. 4,4 No rechaces al hombre afligido que te suplica ni vuelvas la cara al necesitado; 4,5 no des motivo a nadie para que te maldiga. 4,6 Pues si te maldice en la amargura de su alma, su Creador lo escuchar. 4,7 Hazte amar por la comunidad y baja tu cabeza delante de un jefe. 4,8 Escucha al pobre y respndele con palabras buenas. 4,9 Arranca al explotado de manos del opresor. No te acobardes cuando haces justicia. 4,10 S para los hurfanos como un padre, y como un marido para su madre. Entonces sers para el

    Altsimo como un hijo y te amar ms que tu madre.

    4,11 La sabidura encumbra a sus hijos y cuida de los que la buscan. 4,12 El que la ama, ama la vida, y los que madrugan por ella sern colmados de regocijo. 4,13 El que la posee heredar la gloria y, en todos sus pasos, el Seor lo bendecir. 4,14 Los que la sirven, al Santo sirven; a los que la aman, el Seor los ama. 4,15 Quien la escucha tendr buen juicio, y el que la obedece reposar seguro. 4,16 El que confa en ella la heredar, y sus hijos, despus de l, la poseern. 4,17 Al principio lo llevar por caminos speros; har caer sobre l temores y sustos y lo atormentar con

    su disciplina, hasta que pueda contar con l; lo probar con sus exigencias.

    4,18 Pero, luego, lo llevar por un camino llano y le revelar sus secretos. 4,19 Si l, entonces, se desva del camino, ella lo abandonar y dejar que se pierda. 4,20 En toda circunstancia, pesa el pro y el contra, y rehuye el mal. 4,21 No te avergences de lo que eres. Porque hay una vergenza que merece alabanza y aprecio. 4,22 No te pierdas a ti mismo por consideracin al qu dirn. Queda mala vergenza no te lleve al

    pecado.

    4,23 No te quedes callado cuandoo tus palabras hacen falta. 4,24 La sabidura se reconoce en el discurso, y la instruccin en el modo de hablar. 4,25 No busques argumentos contra la verdad; avergnzate ms bien de tu ignorancia. 4,26 No te avergences de confesar tus pecados: no luches contra la corriente del ro. 4,27 No te rebajes ante un hombre insensato, ni te dejes influenciar por el poderoso. 4,28 Lucha hasta la muerte por la verdad, y el Seor luchar por ti. 4,29 No seas atrevido al hablar, y luego perezoso y descuidado en tus obras. 4,30 No seas un len en tu casa, aterrandoo a tus servidores y oprimiendo a tus sbditos. 4,31 No tengas la mano abierta para recibir y cerrada para dar.

    No confies en tus riquezas

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 5

    5

    Librodot

    5,1 +No confes en tus riquezas, ni digas que con ellas nada te falta. 5,2 No te dejes arrastrar por tus impulsos y tu fuerza; haran de ti el esclavo de tus instintos. 5,3 No digas: Nadie me lo impedir. Sepas que el Seor tiene poder para castigarte. 5,4 No digas: Pequ y no me sucedi nada. Pues el Seor es lento para castigar. 5,5 No tengas el perdn por tan seguro que sigas acumulando pecados. 5,6 No digas: Es grande la misericordia de Dios, l perdonar todos mis pecados. En l est la

    misericordia, pero tambin el enojo, y lo desahoga sobre el pecador.

    5,7 No tardes en volver al Seor, nii dejes pasar los das; pues de repente se enojar y te aplastar cuan-do llegue la hora del castigo.

    5,8 No te confes en riquezas injustas, que de nada te servirn en el da de la angustia. 5,9 No ests donde calienta el sol ni sigas cualquier i camino; as hace el pecador que usa doble

    lenguaje.

    5,10 Mantente firme en tu conciencia y sea una tu s palabra. 5,11 Est siempre alerta para escuchar, pero lento en responder. 5,12 Responde a tu prjimo si tienes formado tu juicio; de lo contrario, mejor no hables. 5,13 Porque tus palabras te pueden traer gloria o deshonor: el hombre cae por su propia lengua. 5,14 Que no te llamen chismoso ni tramposo. El ladrn se acarrea la vergenza, y tambin el mentiroso

    ser condenado.

    5,15 No peques ni en lo grande ni en lo pequeo, y de amigo no te conviertas en enemigo. Una mala re-putacin trae vergenza e infamia; as le sucede al pecador mentiroso.

    6,1 El hombre malvado heredar confusin y vergenza, lo mismo el pecador que miente. 6,2 No te entregues a tus pasiones; se volveran contra ti y, cual un toro, te destrozaran. 6,3 Devoraran tus hojas y destruiran tus frutos, dejndote como un tronco seco. 6,4 Una pasin mala pierde al que la tiene y hace de l la burla de sus enemigos.

    La amistad

    6,5 +Las palabras suaves hacen ganar amigos y la lengua amable multiplica las respuestas afectuosas. 6,6 Que sean muchos tus amigos, pero ten uno: entre mil como consejero. 6,7 Si quieres un amigo, comienza por probarlo y no confes en l inmediatamente. 6,8 Porque hay amigos de ocasin que no son fieles el da de la desgracia. 6,9 Hay amigos que se vuelven enemigos y que se pondrn a hablar de tus los para avergonzarte. 6,10 Hay amigos que comparten tu mesa, que no te sern fieles cuando te vaya mal. 6,11 Mientras te vaya bien, sern como tu sombra y vendrn a mandar a tus servidores. 6,12 Pero, al verte humillado, se volvern en contra tuya y evitarn tu mirada, 6,13 Aljate de tus enemigos y cudate de tus amigos. 6,14 El amigo fiel es refugio seguro; el que lo encontr ha hallado un tesoro. 6,15 Qu pagaras por tener un amigo fiel? No tiene precio. 6,16 El amigo fiel es remedio saludable, y los que temen al Seor lo encontrarn. 6,17 El que teme a Dios se hace verdaderos amigos, pues, como es l, as sern sus amigos. 6,18 Hijo, dedcate a la instruccin desde tu juventud, y hasta tu vejez encontrars sabidura. 6,19 Trabjala as como hacen el labrador y el sembrador y espera pacientemente sus buenos frutos; te

    cansars un poco al trabajarla, pero pronto comers sus frutos.

    6,20 Es muy dura con los ignorantes y el tonto no perseverar en ella. 6,21 Le pesar como piedra de toque y no tardar en arrojarla. 6,22 Pues la sabidura hace honor a su nombre y no se manifiesta a todos. 6,23 Escucha, hijo, acepta mi sentencia y no rechaces mi consejo. 6,24 Introduce tus pies en sus grifos y tu cuello en su yugo. 6,25 Encorva tu espalda y crgala, no te rebeles contra sus amarras. 6,26 Acrcate a ella con toda tu alma y guarda sus caminos con toda tu fuerza. 6,27 Sigue sus huellas, bscala y se te har presente, y cuando la tengas, no la dejes ir. 6,28 Porque al fin encontrars en ella tu descanso y se volver alegra para ti. 6,29 Sus grillos entonces te ,protegern y su yugo pasar a ser un adorno precioso.. 6,30 Pues ella viste adornos de oro y sus amarras son cintas preciosas.

    Comentario [XP6]: 5,1 5,6: A veces algunos cristianos se valen de la infinita misericordia de Dios para seguir en su mala

    conducta.

    Comentario [XP7]: 6,5 Aqu viene un texto sobre la verdadera amistad. Ben Sir invita a no ser ingenuo ni desprevenido.

    Uno reflexionar antes de confiarse en un

    amigo, pero no le faltar este remedio de vida que es el verdadero amigo, gracia que

    Dios concede a los que lo temen. Ver

    tambin 12,8-18 y 37,1-15. 6,18-37: La sabidura se logra con una vida

    disciplinada

    7,15: Ben Sir aprecia el trabajo manual, concretamente el del campo.

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 6

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    Librodot

    6,31 Te vestirs con ella como si fuera un vestido de gloria, y te la ceirs como una corona de jbilo. 6,32 Hijo, si quieres, aprenders, y con el esfuerzo conseguirs habilidad. 6,33 Si quieres escuchar, aprenders; presta atencin y sers sabio. 6,34 Ve a la reunin de los ancianos, y si hay un sabio acrcate a l. 6,35 Anhela escuchar todo discurso profundo y no dejes escapar las sentencias de los sabios. 6,36 Si hallas un hombre inteligente, sguelo desde el amanecer, y que tus pies desgasten el umbral de su

    puerta.

    6,37 Medita en los mandamientos del Seor y ocpate siempre en sus preceptos. El mismo afirmar tu corazn y te conceder la sabidura que deseas.

    7,1 No hagas el mal, y el mal no caer sobre ti. 7,2 Aprtate del injusto, y l se apartar de ti. 7,3 Hijo, no siembres en surcos de injusticia, que puedes cosechar siete veces ms. 7,4 No pidas el poder al Seor, ni a tu rey un puesto elevado. 7,5 No te hagas el justo delante del Seor, ni el sabio ante un rey. 7,6 No ambiciones un puesto de responsabilidad, tal vez no seas capaz de luchar contra las injusticias o

    te dejes influir por el poderoso hasta desviarte de la rectitud.

    7,7 No ofendas a la asamblea de la ciudad ni te rebajes a ti mismo ante el pueblo. 7,8 No cometas dos veces un pecado, pues uno basta para atraerte el castigo. 7,9 No digas: Dios tomar en cuenta la multitud de mis dones, y cuando los ofrezca al Dios Altsimo,

    los aceptar.

    7,10 Ora con nimo firme y no descuides el dar limosna. 7,11 No desprecies al hombre que pasa malos ratos, acurdate de que existe. Alguien que humilla y

    tambin ensalza.

    7,12 No mientas contra tu hermano, ni lo hagas tampoco con tu amigo. 7,13 Aljate de toda mentira, pues eso no conduce a nada bueno. 7,14 No seas hablador en el consejo de los dirigentes, ni multipliques las palabras en tu plegaria. 7,15 No rechaces el trabajo penoso, ni la labor del campo que cre el Altsimo. 7,16 No te incluyas en el grupo de los pecadores. Recuerda que el castigo vendr pronto. 7,17 Mantente humilde, que el impo ser castigado con fuego y gusanos. 7,18 No cambies un amigo porr dinero,, ni un hombre verdadero por el oro de Ofir. 7,19 Ni te apartes de una mujer sabia y buena, que su gracia vale ms que el oro. 7,20 No maltrates al criado que trabaja a conciencia ni al jornalero empeoso; 7,21 ama al criado inteligente y djalo actuar libremente. 7,22 Tienes rebaos? Cudalos, y si te dan ganancia, consrvalos. 7,23 Tienes hijos? Edcalos desde su juventud, doblgalos. 7,24 Tienes hijas? Cuida su virginidad y no te muestres risueo ante ellas. 7,25 Si casas a tu hija habrs logrado algo importante, pero dala a un hombre inteligente. 7,26 Tienes una mujer. que te quiere? No la eches. Pero no confes en la que no puedes amar. 7,27 Honra a tu padre con todo tu corazn, y no olvides los dolores de tu madre. 7,28 Recuerda que por ellos naciste. Cmo les pagars lo que hicieron ellos contigo? 7,29 Reverencia al Seor con toda tu alma y respeta a sus sacerdotes. 7,30 Ama a tu Creador con todas tus fuerzas y no abandones a sus ministros. 7,31 Teme al Seor y honra al sacerdote.

    Dale la parte que te ha sido mandada las primeras cosechas, el sacrificio por el pecado, los lomos de

    las vctimas, las ofrendas santas y las primicias de las cosas sagradas.

    7,32 Alarga tu mano al pobre yrecibirs todas las bendiciones. 7,33 Que todos reciban los favores de tu generosidad, incluso los muertos. 7,34 No faltes a los que Doran y aflgete con los afligidos. 7,35 No olvides de visitar al enfermo. Estos son los gestos que te merecern cario. 7,36 Cualquier cosa que hagas, acurdate de tu fin y nunca pecars.

    Consejos de prudencia

    8,1 No discutas con el hombre poderoso, no sea que caigas en sus manos. 8,2 No tengas pleito con el hombre rico, no sea que te oponga su peso.

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 7

    7

    Librodot

    Pues el oro elimin a muchos y corrompi hasta la conciencia de los reyes.

    8,3 No disputes con el hombre hablador, sera echar lea a su fuego. 8,4 No bromees con el hombre grosero, no sea que ofenda a tus padres. 8,5 No humilles al pecador arrepentido, recuerda que todos somos pecadores! 8,6 No desprecies al hombre envejecido, que nosotros tambin envejecemos. 8,7 No te alegres de la muerte de nadie, recuerda que todos moriremos. 8,8 No desprecies la doctrina de los sabios; aplcate ms bien a sus preceptos. Con ellos aprenders a

    vivir, y tambin a servir a los grandes.

    8,9 No deseches las lecciones de los ancianos, que ellos las aprendieron de sus padres. L 8,10 Ellas te abrirn el entendimiento y podrs responder en el momento preciso. 8,11 No te justifiques ante un hombre sobrado; se valdra contra ti de tus propias palabras. 8,12 No preste sal ms fuerte que t; si le has prestado, dalo por perdido. 8,13 No te comprometas ms all de lo que puedes, que si lo haces tendrs que pagar. 8,14 No entres en pleito con un juez, que por su calidad de tal ganar el pleito. 8,15 No camines junto al temerario no sea que te resulte pesado, pues l obrar segn su antojo y pe-

    recers tambin por su locura.

    8,16 No disputes con el hombre violento ni te alejes con l por lugares solitarios; para l la sangre no im-porta nada y, en cuanto te vea indefenso, se echar sobre ti

    8,17 No tengas consejo con el necio, porque no podr callar lo que hayas dicho. 8,18 No hagas nada secreto ante un extrao, porque no sabes cmo reaccionar. 8,19 No descubras a cualquiera tus pensamientos; no sabra agradecrtelo.

    Actitud con las mujeres

    9,1 +No tengas celo de tu propia esposa: le vendran tentaciones para desgracia tuya. 9,2 No te entregues completamente a una mujer, no sea que llegue a dominarte. 9,3 No te acerques a la mujer fcil, que puedes caer en sus redes. 9,4 No te demores con la mujer graciosa, para no quedar prendido en sus enredos. 9,5 No te fijes en la jovencita, para no ser castigado con ella. 9,6 No te entregues a las prostitutas, para no, perder tu herencia. 9,7 No pasees tu mirada por las calles de la ciudad, ni andes vagabundeando por lugares solitarios. 9,8 Aparta tus ojos de la mujer hermosa. No te quedes mirando la belleza ajena.

    La belleza de la mujer ha perdido a muchos, junto a ella el amor se inflama como fuego.

    9,9 No te sientes nunca al lado de la mujer casada. No festejes ni tomes vino con ella, no sea que tu corazn se incline hacia ella y tu deseo te lleve a la perdicin.

    9,10 No abandones a tu viejo amigo, que el nuevo no se le iguala. Vino nuevo, amigo nuevo, si se vuelve aejo lo bebers con alegra.

    9,11 No envidies el xito del, pecador, que no sabes cul ser su suerte. 9,12 No te sientas feliz con la aprobacin de los impos, recuerda que sern condenados antesde la

    muerte.

    9,13 Mantente alejado del hombre que tiene poder de matar y no sentirs miedo a la muerte. Si te aercas a l no te descuides, que te puede quitar la vida; sbete que caminas entre trampas y andas sobre

    murallas.

    9,14 En cuanto puedas, mustrate sociable, y busca la compaa de la gente responsable. 9,15 Que te guste conversar con ,los hombres inteligentes y que tu conversacin siempre sea sobre la Ley

    del Altsimo.

    9,16 Que se vean en tu mesa los hombres buenos, enorgullcete de tu temor del Seor. 9,17 Se juzga del artesano por sus obras, y del dirigente por la sabidura de sus discursos. 9,18 El hombre hablador es temido en la ciudad; el que habla disparates se hace odioso.

    10,1 El dirigente sabio educar a su pueblo; el gobierno de un hombre inteligente ser ordenado. 10,2 As como el jefe de un pueblo sern sus ministros, y como el jefe de una ciudad sern sus habitantes. 10,3 Un rey sin instruccin arruinar a su pueblo; en cambio prosperar la ciudad por la inteligencia de

    sus dirigentes.

    10,4 En las manos del Seor est la suerte del pas; l mandar al hombre que hace falta en el tiempo oportuno.

    Comentario [XP8]: 9,1 Ben Sir vive en una sociedad que tiene bastante des-precio a la mujer. En esa sociedad que no

    descubri la riqueza del amor conyugal, las

    tentaciones son ms fuertes para el joven y para el hombre maduro; se contentar ms

    fcilmente con el amor ocasional. Por eso,

    Ben Sir multiplica las advertencias contra la seduccin de la mujer. Ver 23,12 y 42,12.

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    10,5 En manos del Seor est el xito del hombre. El reviste de su gloria a los gobernantes.

    Orgullo

    10,6 +Nunca guardes rencor a tu prjimo por una i falta contra ti; no hagas nada en un arrebato de violencia.

    10,7 Odiosa delante del Seor y de los hombres es la soberbia; uno y otros aborrecen la injusticia 10,8 La soberana pasa, de una nacin a otra por las injusticias, la violencia y el dinero. 10,9 Por qu tanto orgullo en el que es polvo ceniza? Ya en su vida sus tripas son asquerosas. 10,10 Que se alargue la enfermedad, bromea el medico, y el que hoy es rey, morir maana. 10,11 Para el hombre que muere, las fieras, los insectos y los gusanos. 10,12 Principio de la soberbia es apartarse del Seor y rebelarse contra su Creador. 10,13 El principio de la soberbia es el pecado. Los que se empecinan en el pecado derraman las blas-

    femias. Por eso el Seor les envi extraos castigos y los redujo a nada.

    10,14 El Seor arranc de raz el trono de los poderosos y sent en su lugar a los mansos. 10,15 Las races de los paganos las arranc el Seor, y en su lugar plant a los humildes. 10,16 El Seor asol las tierras de los paganos y las destruy totalmente. 10,17 A muchas las devast, las destruy y borr de la tierra sus recuerdos. 10,18 El orgullo no fue creado para el hombre, ni el furor de la ira para los nacidos de la mujer. Qu raza

    ser honrada? La humana.

    10,19 Qu raza ser honrada? Los que temen al Seor. Qu raza es despreciable? La humana. Qu raza es despreciable? Los que violan la Ley.

    10,20 El jefe es digno de respeto en medio de sus hermanos; 10,21 pero l tiene respeto a los que temen al Seor. 10,22 Ricos, famosos o pobres, que pongan su orguilo en el temor del Seor. 10,23 No es justo despreciar al inteligente pobre, ni conviene glorificar al pecador. 10,24 El jefe, el juez, el poderoso son dignos de honra, pero nadie es ms grande que quien teme al Seor. 10,25 Un servidor sabio tendr por servidores hombres libres; un hombre sensato no se escandalizar de

    esto.

    10,26 No te glores cuando solamente cumples tu deber ni te hagas el glorioso en tiempo de apreturas. 10,27 Ms vale el hombre que trabaja y vive en la abundancia que el que se pasea, se glora y no tiene con

    qu vivir.

    10,28 Hijo mo, aprciate moderadamente y estmate en lo que vales. 10,29 Quin defender al que atenta contra su propia vida? Quin dar honor al que se deshonra a s

    mismo?

    10,30 Se honra al pobre por su saber, y al rico por sus riquezas. 10,31 Al que honran cuando pobre, cunto ms cuando sea rico! Al que desprecian cuando rico, cunto

    ms cuando sea pobre!

    11,1 El pobre prudente llevaa la frente alta y se sienta entre los grandes. 11,2 No felicites a un hombre por su facha ni tengas o mala voluntad a nadie por su apariencia. 11,3 La abeja es uno de los ms pequeos insectos, pero la miel que produce tiene exquisita dulzura. 11,4 No te sientas orgulloso por la ropa que llevas; no te pongas soberbio cuando te honran, porque el

    Seor acta en forma desconcertante y no sabes lo que est preparando.

    11,5 A menudo reyes han sido destronados y un desconocido recibi la corona. 11,6 Muchos poderosos fueron terriblemente humillados y hombres ilustres cayeron en poder de otros. 11,7 No reprendas antes de examinar, reflexiona primero, y luego reprende. 11,8 No contestes sin haber escuchado, no interrumpas al que habla. 11,9 No tomes parte en un asunto que no te toca, ni te mezcles en pleitos de pecadores. 11,10 Hijo mo, no emprendas muchas cosas; si las multiplicas no ser sin reproche; aunque corras no lo

    conseguirs; aunque huyas no te librars.

    Para andar seguro

    11,11 +Hay quienes se afanan, se cansan y se apresuran: y al fin son ms pobres. 11,12 Hay quienes son dbiless y pidenn ayuda, faltos de bienes y sumamente pobres; el Seor los mira

    Comentario [XP9]: 10,6 Algunas palabras de filosofa sencilla sobre la

    modestia que conviene al hombre.

    Comentario [XP10]: 11,11 Estas consideraciones no son nuevas en la Biblia

    que en cada pgina nos invita a confiar en Dios. Ben Sir ya dice lo que

    encontraremos en boca de Jess, sobre el

    poco valor de la riqueza (ver Lucas 12,16). Y dice: Ama la Alianza, dedcale tu vida.

    La Alianza significa la prctica de la Ley.

    Jess tambin hablar de buscar el Reino de Dios en vez de preocuparse por asegurarse

    el porvenir. Ntese el fin de este texto. En el

    Eclesistico, como en cierto lugar del libro

    de Job (Job 19,25), se vislumbra el destino que Dios nos reserva despus de la muerte:

    slo al fin se conocer el hombre. Ben Sir

    espera que Dios premie al justo el ltimo da de su vida, aunque no sabe nada al

    respecto.

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    con bondad y los saca de su miseria.

    11,13 Les levanta la frente, de lo que muchos se maravillan. 11,14 Bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza, todo viene del Seor. 11,15 Los justos pueden contar con, la generosidad del Seor y su bondad los guiar siempre. 11,16 Hay personas que se enriquecen a fuerza de preocupacin y de codicia, pero ste es su salario: 11,17 El da en que se dicen: Ha llegado el descanso, ahora puedo comer de mis bienes; no saben cunto

    durar esto. Tendrn que dejarlo a otros.

    11,18 Ama tu oficio, dedcate a l y envejece en tu labor. 11,19 No te desconciertes por el xito del pecador; confa en el Seor y persevera en tu labor. Porque es

    cosa fcil para el Seor enriquecer rpidamente, de una vez, al pobre.

    11,20 La bendicin del Seor es la recompensa del 'hombre piadoso; en un instante hace florecer su bendicin.

    11,21 No digas: De qu tengo necesidad?, o, qu bienes ms podra desear? 11,22 No digas: Tengo bastante, qu desgracia podra pasarme? 11,23 En el da bueno se olvidan los males y en el da malo, los bienes. 11,24 Al Seor le es fcil, el ltimo da, pagar al hombre segn sus caminos. 11,25 El mal momento hace olvidar el placer; as al final del hombre se descubrirn sus obras. 11,26 No proclames la felicidad de nadie antes del fin, porque slo al fin se conocer al hombre. 11,27 No lleves a cualquiera a tu casa, porque son muchas las trampas del astuto. 11,28 Como perdiz de cebo encerrada en su jaula, as es el corazn orgulloso; como un espa espera tu

    perdicin.

    11,29 Cambia los bienes en males, prepara trampas y critica las mejores cosas. 11,30 Una chispa enciende el carbn; as el pecador est en acecho para derramar sangre. 11,31 Cudate del malvado; sepas que medita el mal y teme que te desprestigie para siempre.

    Lleva a tu casa a un extrao y te traer el desorden, te har extrao a tu propia gente.

    12,1 Si haces el bien, mira a quin lo haces y tus beneficios no se perdern. 12,2 Haz el bien a un hombre bueno, l te lo agradecer; si no l mismo, al menos el Altsimo. 12,3 Los beneficios no son para el que persevera en el mal y no quiere tener compasin. 12,4 Da al hombre bueno y no ayudes al pecador. 12,5 Haz el bien al humilde y no des al impo; nigale el pan,, no se lo des, porque llegara a dominarte.

    Te pagara con redoblado mal por los bienes que le hicieras.

    12,6 Pues el; propio Altisimo tiene horror de los pecadores y devolver la venganza a los impos. 12,7 Da al hombre bueno, pero no vayas en ayuda del pecador. 12,8 El amigo no se volver adversario en la prosperidad ni en la adversidad se ocultar el enemigo. 12,9 Cuando un hombrees feliz, sus enemigos se desaniman; cuando es desdichado, hasta sus amigos lo

    abandonan.

    12,10 No te fes jams de un enemigo; as como el bronce se cubre de xido, as hace su maldad. 12,11 Aunque haga el humilde y camine agachado, cudate y desconfa de l; ms bien obra con l como

    quien pule el bronce, sbete que su moho no resistir hasta el fin.

    12,12 No lo pongas junto a ti, podra echarte y desplazarte. No lo hagas sentarse a tu derecha, tratara de ocupar tu puesto, y por fin comprenderas mis palabras y te arrepentiras al recordarlas.

    12,13 Quin se compadecer del encantador mordido por una serpiente y de todos estos que se acercan a las fieras?

    12,14 Esto vale para el que es amigo del pecador y participa de sus pecados. 12,15 Lo ves tranquilo durante una hora, pero apenas tropiezas l no se aguanta. 12,16 El enemigo tiene dulzura en los labios, pero en su corazn piensa cmo echarte al sepulcro. El ene-

    migo tiene lgrimas en los ojos, pero si halla la ocasin no se hartar de tu sangre.

    12,17 Si la suerte te es contraria, lo encontrars frente a ti y bajo pretexto de ayudarte, te har una zan-cadilla.

    12,18 Mover la cabeza y aplaudir, hablar sin parar y cambiar la cara.

    Cuidarse de los que tienen una situacin mejor

    13,1 +El que toca el alquitrn se ensucia, el que anda con un soberbio se vuelve igual a l. 13,2 No lleves una carga muy pesada, tampoco te hagas amigo de uno que tiene ms fuerza y es ms rico

    Comentario [XP11]: 13,1 Este largo prrafo invita a no buscar la compaa de

    los de arriba. A menudo el rico, o sea, el de arriba, es un impo, es decir, un hombre

    sin escrpulos. El autor destaca los peligros:

    - el de arriba aprovecha al que busca su

    familiaridad; - para ser admitido en la amistad del rico,

    uno debe aceptar muchas humillaciones y

    olvidar su propia dignidad; incluso al contacto de los ricos, uno llegar

    a imitar sus defectos.

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    que t. Para qu juntar la olla de barro con la de hierro? Si sta le da un topn, la quiebra.

    13,3 Cuando un rico comete una injusticia, ms encima amenaza; si un pobre es insultado, slo atina a pedir disculpas.

    13,4 Mientras le eres til, se sirve de ti; cuando ya no te queda nada, te abandona. 13,5 Si tienes algo, vivir contigo; te agotar, pero sin que l se moleste. 13,6 Si tiene necesidad de ti te engaar, te sonreir y te dar esperanzas, te dirigir buenas palabras, y

    dir: Qu necesitas?

    13,7 Te har su agradecido con sus festejos hasta que te haya quitado lo que tienes, y se burlar de ti al fin. Despus te mirar y te abandonar, meneando la cabeza al encontrarte.

    13,8 Ten cuidado de no dejarte engaar, para no ser humillado por tonto. 13,9 Cuando un poderoso te llame scale el cuerpo, y tanto ms te llamar. 13,10 No te adelantes tanto que te rechacen, ni te alejes demasiado para que te olviden. 13,11 No pretendas hablar con l de igual a igual ni creas en sus muchas palabras. Con su palabrera te

    pondr a prueba y con muestras de benevolencia te examinar.

    13,12 Sin compasin repetir tus palabras, no te ahorrar ni golpes ni cadenas. 13,13 Cudate y pon mucha atencin, porque caminas en compaa de tu propia desgracia. 13,15 Todo ser viviente ama a sus semejantes y todo hombre a su prjimo. 13,16 Todo animal se acopla con otro de su especie y el hombre se junta con sus semejantes. 13,17 Puede el lobo andar junto con el cordero? Lo mismo el pecador con el hombre piadoso. 13,18 Qu paz puede haber entre la hiena y el perro? Qu paz entre el rico y el pobre? 13,19 Los burros salvajes son presa de los leones en el desierto; as los pobres son presa de los ricos. 13,20 El soberbio aborrece una condicin humilde; asimismo el pobre es una aborninacin para el rico. 13,21 Cuando el rico da un mal paso, sus amigos lo sostienen; pero, cuando el pobre cae, sus amigos lo

    abandonan.

    13,22 Cuando el rico se equivoca, son muchos los que le vienen en ayuda; si habla tonteras lo felicitan. Cuando el pobre comete un error, lo critican; si dice cosas sensatas, no le hacen caso.

    13,23 Cuando el rico habla, todos se callan y alaban su palabra hasta las nubes. Habla el pobre y pregun-tan: Quin es ste? Y si tropieza, lo echan al suelo.

    13,24 La riqueza es buena si en ella no hay pecado; y la pobreza mala, por cuanto es del impo.

    Gozar la vida sin avaricia ni codicia

    13,25 El corazn del hombre se refleja en el rostro,, sea para bien o para mal. 13,26 Un corazn alegre, una cara feliz; difcilmente los encontrars.

    14,1 Feliz el hombre que no pec en sus palabras ni est atormentado por el remordimiento de sus faltas. 14,2 Feliz a quien su conciencia no condena y que no decay de su esperanza. 14,3 Al avaro no le sienta bien la riqueza; tampoco los bienes al envidioso. 14,4 El que atesora a costa de privaciones, atesora para los dems: otros gozarn de sus bienes. 14,5 El que es malo consigo mismo, con quin ser bueno? No goza de sus riquezas. 14,6 Nada peor que el que se tortura a s mismo, se es el pago de su maldad. 14,7 Si hace el bien, lo hace por descuido, pero al fin manifestar su maldad. 14,8 El hombre de mirada codiciosa es un malvado, que aparta los ojos y desprecia las personas. 14,9 El ambicioso no est contento con lo que tiene, la injusticia mala seca el corazn. 14,10 El ojo envidioso codicia el pan del otro; en su mesa estar triste y hambriento. 14,11 Hijo mo, si tienes con qu, date buena vida, y presenta al Seor ofrendas generosas. 14,12 No olvides que la muerte no demorar, ni te ha sido revelado el da de tu muerte. 14,13 Antes de morir, haz el bien a tu amigo y de acuerdo a tus medios s generoso. 14,14 Goza los das felices y no desprecies un placer legtimo cuando te toca. 14,15 No dejars a otro el fruto de tus labores? Los frutos de tus fatigas, no sern repartidos a la suerte? 14,16 Da y recibe, y da contento a tu- alma, porque no hay que buscar el placer en el sepulcro. 14,17 Toda came envejece como vestido. Esta es la ley eterna: T morirs! 14,18 Como hojas verdes en rbol frondoso: caen unas y brotan otras; as las generaciones de carne y

    sangre: una muere y otra nace.

    14,19 Toda obra corruptible desaparece y su autor se va con ella.

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    Feliz el que se dedica a la sabidura

    14,20 Feliz el hombre que se dedica a la sabidura y que se hace preguntas hasta que tenga respuestas; 14,21 que interiora los caminos de la sabidura y reflexiona en sus secretos; 14,22 que la persigue como el cazador, acecha sus pasos, 14,23 atisba por sus ventanas y escucha a sus puertas; 14,24 acampa junto a su casa, fijando sus estacadas; en sus murallas. 14,25 En las manos de la sabidura coloc su carpa: ya aloja en el lugar de la felicidad. 14,26 Pone a sus, hijos bajo su proteccin y halla abrigo bajo su ramaje, 14,27 Bajo su sombra se protege del calor y acampa en su gloria:.

    15,1 As hace el que teme al Seor; el que se abraza a la Ley conseguir la sabidura. 15,2 Como una madre le saldr al encuentro, lo recibir como una esposa virgen; 15,3 lo alimentar con el pan de la inteligencia y le dar a beber el agua de la sabidura. 15,4 Se fijar en ella y no vacilar; se apoyar en ella y no ser defraudado. 15,5 Ella lo pondr encima de sus familiares y har que tome la palabra en medio de la asamblea. 15,6 Ser suya la felicidad, y se ver coronado de alegra. La suerte que le toca es un nombre eterno. 15,7 Los insensatos no la conseguirn jams, ni la vern los pecadores. 15,8 Est lejos de la soberbia y los mentirosos no sabrn de ella. 15,9 No corresponde a los pecadores alabar, puesto que su alabanza no viene del Seor. 15,10 La alabanza corresponde al sabio y el Seor es quien la inspira. Dios hizo al hombre libre y

    responsable

    15,11 +No digas: Fue Dios quien me hizo pecar, porque Dios no puede hacer lo que l odia. 15,12 No digas: El me hizo errar, porque no tiene qu hacer de un pecador. 15,13 El Seor odia toda maldad y tampoco la aman aquellos que lo temen. 15,14 A1 principio hizo al hombre y lo dej en manos de su propiaconciencia. 15,15 Si t quieres, puedes observar los mandamientos y est en tus manos permanecer fiel. 15,16 El ha puesto ante ti el agua y el fuego, llevas tu mano a lo que quieres. 15,17 Ante el hombre est la vida y la muerte: lo que prefiere cada cual le ser dado. 15,18 Qu grande es la sabidura del Seor! Porque es poderoso y todo lo ve. 15,19 Sus ojos miran a los que lo temen. El conoce todas las obras del hombre. 15,20 A nadie ha mandado ser incrdulo y a nadie ha autorizado para pecar.

    16,1 No desees una descendencia numerosa de hijos intiles y no pongas tu alegra en hijos impos. 16,2 Si se multiplican, no te alegres si no poseen el temor de Dios. 16,3 No cuentes con que tengan larga vida ni tengas confianza en su nmero; porque vale ms uno solo

    que mil, y morir sin hijos que tener hijos impos.

    16,4 De un solo hombre, si es prudente, saldr como para poblar una ciudad. Los malvados, en cambio, aunque fueran gento, sern destruidos.

    16,5 Con mis ojos he visto muchas cosas semejantes, y peores oyeron mis odos. 16,6 Por la reunin de los pecadores prende el fuego, y contra la raza de los rebeldes se inflama la clera, 16,7 Dios no perdon a los gigantes antiguos que, orgullosos de su fuerza, se sublevaron. 16,8 No perdon la ciudad en que viva Lot; aborreca su soberbia. 16,9 No tuvo piedad de la raza de perdicin: fueron exterminados por sus pecados. 16,10 Del mismo modo trat a seiscientos mil hombres de infantera, que se haban amotinado con en-

    durecido corazn.

    16,11 Aunque fuera uno solo el d cabeza dura, sera maravilla que quedara impune, porque el perdn y el enojo le pertenecen al Seor, poderoso en perdonar, duro para castigar.

    16,12 Su justicia es tan grande como su misericordia y juzga a los hombres por sus actos. 16,13 El pecador no se salvar con su botn; tampoco ser defraudada la paciencia del justo. 16,14 Dios dar recompensa a toda obra de misericordia; cada uno ser tratado segn sus obras. 16,16 No digas: Me esconder para escapar del Seor, all arriba, quin se acordar de m? En medio

    del gento no me reconocern: qu soy yo en medio de la inmensa creacin?

    16,18 Mira, el cielo, lo ms alto de los cielos, el mar y la tierra se estremecen cuando los visita. 16,19 Las montaas junto con los cimientos de la tierra se llenan de pavor ante su mirada. 16,20 Pero en todo esto no se piensa: quin se interesa en los designios de Dios?

    Comentario [XP12]: 15,11 Este poema afirma claramente la libertad y responsa-

    bilidad del hombre. Santiago en su carta (1,13) recordar la primera frase del

    presente prrafo. Ya en Deut 30,15-20,

    Moiss deca a su pueblo: Ante ti estn la muerte y la vida; t escogers.

    A veces la Biblia parece decir que Dios

    impulsa al hombre a pecar para despus castigarlo (ver Ex 10,27; 2 Sam 24,1); sin

    embargo, no hay duda de que el hombre es

    libre. Los israelitas estaban tan convencidos de que nada se hace sin Dios, que les

    costaba explicarse cmo un hombre puede

    pecar sin que sa sea la voluntad de Dios. Pero aunque les faltaban las palabras para

    expresarlo, consideraban siempre al hombre

    como responsable de sus actos.

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    16,21 La mayora de sus obras, las realiza en el secreto, y el, hombre no ve que llega la tempestad: 16,22 Quin nos anuncia las intervenciones de Dios? Quin las espera? Est lejos la Alianza! 16,23 As piensa el hombre corto de alcance; no suea sino locuras el insensato y el perdido. 16,24 Hijo mo, escchame, y procrate el saber y aplica tu corazn a mis palabras. 16,25 Te manifestar la doctrina con medida, y con exactitud proclamar la ciencia.

    Dios creador

    16,26 +A1 principio Dios cre sus obras y, junto con hacerlas, les seal a cada cual su lugar. 16,27 El las orden para toda la duracin del tiempo, desde sus comienzos hasta sus ltimos estados. No

    tienen hambre ni se cansan; nunca interrumpen sus labores.

    16,28 Ninguno choca con su vecino; nunca desobedecen a sus rdenes. 16,29 Luego el Seor mir a la tierra y la llen de sus riquezas. 16,30 De todo ser viviente cubri su superficie, y a ella todos han devolver.

    17,1 De la tierra el Seor cre al hombre y decidi que volvera a la tierra; 17,2 Le fij un tiempo determinado y un numero preciso de das, y le dio poder sobre las cosas de la

    tierra.

    17,3 Y los revisti de una fuerza como la suya, haciendo a los hombres a su imagen. 17,4 Hizo que todo ser viviente los temiera, para que dominaran sobre animales y pjaros. 17,6 Les dio conciencia, lengua y ojos, odos y una mente para pensar. 17,7 Los llen de sabidura e inteligencia, les ense el bien y el mal. 17,8 Puso en sus mentes su propio ojo interior para que conocieran la grandeza de sus obras. 17,10 Ellos ensalzarn su santo Nombre y contarn las grandezas de su creacin. 17,11 Les aadi el saber y les dio en herencia la Ley de la vida. 17,12 Firm con ellos un pacto eterno y les dio a conocer sus decretos. 17,13 Los ojos del hombre vieron el esplendor de la Gloria de Dios, sus odos oyeron la grandeza de su

    voz y les dijo:

    17,14 Gurdense de toda injusticia. Y a cada uno le dio rdenes respecto a su prjimo. 17,15 Su conducta est siempre a la vista del Seor; no se esconde a sus miradas. 17,17 A cada nacin le puso un jefe, pero Israel es la porcin del Seor. 17,19 Todas sus acciones le son claras como el sol, sus miradas observan constantemente su conducta. 17,20 No se le ocultan sus injusticias, todos sus pecados estn delante del Seor. 17,22 Guarda junto a l la limosna del hombre como un sello precioso; conserva un beneficio como la nia

    de sus ojos.

    17,23 Un da se levantar y los recompensar; les pondr sobre la cabeza su premio. 17,24 A los que se arrepienten les ha concedido que vuelvan; l reconforta a los que decayeron. 17,25 Convirtete al Seor y renuncia a tus pecados, ora en su presencia para disminuir el obstculo. 17,26 Vuelve al Altsimo, aprtate de la injusticia y odia virilmente la maldad. 17,27 Porque, quin alabar al Altsimo en el sepulcro, si no lo hacen los vivientes dndole gloria? 17,28 El muerto ya no es y se pierde su alabanza; el que vive y est sano, se glorifica al Seor. 17,29 Qu grande es la misericordia del Seor y su perdn con los que se convierten a l! 17,30 No todo puede estar en poder del hombre, puesto que no es inmortal. 17,31 Qu hay ms luminoso que el sol? Sin embargo, desaparece. El hombre no es ms que came y

    sangre, y medita el mal.

    17,32 Mientras el sol contempla los astros del alto cielo, todos los hombres se quedan polvo y ceniza.

    18,1 El que vive eternamente cre todo sin excepcin. 18,2 Slo el Seor ser reconocido justo. 18,4 A nadie ha dado poder para anunciar sus obras; quin descubrir sus maravillas? 18,5 Quin podr calcular el poder de su majestad y quin podr contar sus bondades? 18,6 No se puede ni quitarle ni agregarle nada; no se pueden escudriar las maravillas del Seor. 18,7 Cuando el hombre cree terminar, entonces principia, y cuando se detiene se desconcierta del todo. 18,8 Qu es el hombre? Para qu sirve? Cul es su bien, cul su mal? 18,9 La duracin de su vida? Cien aos cuando mucho. 18,10 Una gota de agua sacada del mar, un grano de arena, eso son sus pocos aos dentro del da de la

    Comentario [XP13]: 16,26 Tenemos aqu una visin optimista del hombre. Dios

    le dio poder sobre todas las cosas de la

    tierra. Por eso el hombre no debe resignarse al mal.

    El ojo interior, o sea la conciencia que nos

    permite reconocer la obra de Dios. Lo ms grande del hombre no es su razn que

    discute y argumenta, sino el instinto de la

    verdad, capacidad divina, que lo lleva a la verdadera sabidura. El autor sagrado

    afirma que est en todo hombre.

    Pero luego, Dios tuvo que darse a conocer al hombre p que esta capacidad de llegar a

    la verdad alcanzara un saber firme, decisivo

    para la conducta de la vida: en los vers.11.14; se est refiriendo al don de la

    Ley de vida a Israel mediante Moiss.

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 13

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    eternidad.

    18,11 Por eso, el Seor tiene paciencia con ellos y derrama sobre ellos su misericordia. 18,12 El ve y sabe que su fin es miserable, por eso multiplica su perdn. 18,13 La compasin del hombre es para su prjimo, pero la compasin del Seor alcanza a todos los

    hombres; reprende, corrige, ensea y como un pastor hace volver su rebao.

    18,14 Tiene piedad de los que aceptan la correccin y que buscan afanosamente su voluntad. 18,15 Hijo, no acompaes tus favores con reproches, ni tus regalos con palabras amargas. 18,16 No calma el calor el roco? As una palabra buena vale ms que el regalo. 18,17 El regalo no tiene tanto valor como las palabras que lo acompaan. Pero el hombre caritativo junta

    los dos.

    18,18 El torpe piensa agradar y ofende, el regalo del hombre sin educacin quema los ojos. 18,19 Antes de hablar infrmate; cudate antes de estar enfermo. 18,20 Antes del juicio examnate a ti mismo, y en el da que Dios te visite sers perdonado. 18,21 Antes de caer enfermo, humllate; y por tus pecados muestra arrepentimiento. 18,22 Que nada te detenga para cumplir tu voto en el tiempo fijado, no esperes la muerte para ponerte en

    regla.

    18,23 Antes de hacer un voto, preprate y no seas E como el hombre que tienta al Seor. 18,24 Acurdate de la clera de los ltimos das; Dios apartar su rostro y har justicia. 18,25 Cuando te halles en la abundancia acurdate de los das de escasez, cuando rico, piensa en la po-

    breza y en la miseria.

    18,26 De la maana a la tarde cambia el tiempo, todo pasa rpido delante del Seor. 18,27 El hombre prudente es precavido en todo; cuando cunde el pecado, se guarda de todo descuido. 18,28 Todo hombre sensato reconoce la sabidura y felicita al que la consigui. 18,29 Quienes hablan con sensatez son sabios y derraman como lluvia mximas excelentes. 18,30 No te dejes arrastrar por las pasiones y refrena tus deseos. 18,31 Si das satisfaccin a tus apetitos, te hars la irrisin de tus enemigos. 18,32 No te contentes en la buena vida; tendras que pagar la cuenta. 18,33 No te empobrezcas festejndote con dinero prestado cuando no tienes ni un centavo en el bolsillo.

    19,1 El trabajador que bebe nunca se enriquecer; el que se descuida en las cosas pequeas pronto caer. 19,2 El vino y las mujeres descarran a los: mejores; 19,3 quien frecuenta prostitutas pierde toda vergenza. Ser presa de larvas y gusanos y se perder por su

    torpeza.

    Saber hablar y saber callarse

    19,4 +El que en seguida se confa muestra su poca refleldn, quien peca se hace dao a s mismo. 19,5 El que se deleita en el placer ser condenado, 19,6 el que odia la charlatanera se librar del mal. 19,7 Nunca repitas lo que te han dicho, y nunca saldrs perdiendo. 19,8 No cuentes nada ni a tu amigo ni a tu enemigo; y, a menos que el callarlo sea un pecado, no se lo

    digas a nadie.

    19,9 Te escucharan y desconfiaran de ti y acabaran por odiarte. 19,10 Oste algo? S una tumba, qudate tranquilo, no vas a reventar por eso. 19,11 Por una palabra que oy el tonto, siente dolores como una mujer que va a dar a luz. 19,12 Como flecha clavada en el muslo, as es un secreto en l corazn del torpe. 19,13 Conversa con tu amigo: tal vez no ha hecho esto, y, si lo ha hecho, para que no vuelva a hacerlo. 19,14 Conversa con tu amigo: tal vez no ha dicho esto, y si lo ha dicho para que no vuelva a decirlo. 19,15 Conversa con tu amigo, porque a menudo no son ms que calumnias; no creas todo lo que te dicen. 19,16 A menudo resbala uno sin mala intencin, 19,17 y quin no ha pecado alguna vez en sus palabras? Conversa con tu prjimo antes de llegar a las

    amenazas, y luego da lugar a la Ley del Altsimo.

    19,20 Toda sabidura es temor del Seor y toda sabidura es una manera de cumplir la Ley. 19,22 Pero la ciencia de la maldad no es sabidura y el consejo de los pecadores no es la prudencia. 19,23 Hay una habilidad que es abominable; es propia del malvado falto de sabidura. 19,24 Ms vale ser pobre de inteligencia, pero lleno del temor del Seor, que ser muy hbil violando la

    Comentario [XP14]: 19,4 En muchos lugares, el libro del Eclesistico, lo mismo que los Proverbios, presenta el dominio de

    la lengua como la condicin de la sabidura.

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    Ley.

    19,25 Hay una habilidad ingeniosa que lleva a la injusticia; uno simula defender sus derechos para actuar mal.

    19,26 Este anda como abrumado por el pesar, pero en su interior no hay sino astucia; 19,27 esconde su rostro y se hace el sordo; pero, en cuanto te descuides, se aprovechar de ti. 19,28 El otro no peca hasta que le faltan los medios; a la primera ocasin har el mal. 19,29 Por su aspecto se conoce el hombre; en la cara se reconoce al hombre responsable. 19,30 El modo de vestir de un hombre, su manera de rer y de caminar, revelan lo que es.

    20,1 +Hay reprensiones inoportunas; hay un silencio propio del hombre sensato. 20,2 Ms vale reprender que guardar rencor. El que reconoce su falta limita las consecuencias. 20,3 Como un eunuco deseoso de violar a una nia, 20,4 as es el que pretende hacer justicia con violencia. s 20,5 Este se calla y pasa por sabio, el otro se hace detestar por su charlatanera. 20,6 Este se calla porque no sabe qu contestar el otro se calla esperando el buen momento. 20,7 El sabio calla hasta el buen momento; el parlanchn y el torpe hablan a destiempo. 20,8 El que habla demasiado se hace detestable; el que se quiere imponer despierta odios. 20,9 El hombre puede sacar provecho de sus males; una buena suerte puede volverse dao. 20,10 Hay una generosidad que no te retribuirn, y otra que te retribuirn doblemente. 20,11 Uno es humillado por haber tenido gloria; otro es humillado y, luego, levanta la cabeza. 20,12 Este compra muchas cosas con poco dinero, otro paga siete veces el valor. 20,13 Con slo hablar, el sabio se da a querer, mientras que los favores del tonto se pierden. 20,14 El regalo del tonto no te sirve, porque' da con ojos vidos. 20,15 Da poco y echa mucho en cara, y lo proclama por todas partes; presta hoy y maana cobra; es un

    hombre detestable.

    20,16 El insensato dice: No tengo ni un amigo, nadie me agradece mis favores. 20,17 Los que comen mi pan tienen mala lengua. Cuntos y cuntas veces se burlarn de l! 20,18 Ms vale caer por un tropezn en el suelo que resbalar con las palabras; as es como de repente caen

    los malvados:

    20,19 El hombre sin gracia es como un cuento inoportuno. 20,20 El proverbio dicho por el tonto cae mal, porque no lo dice a propsito. 20,21 Este se preserva del pecado porque no tiene los medios para cometerlo; cuando tenga la oportunidad

    no tendr remordimientos.

    20,22 Uno se pierde por mala vergenza; se pierde por complacer a gente sin criterio. 20,23 Otro, por timidez, consiente a un amigo; un enemigo, en verdad, que se gan intilmente. 20,24 La mentira es una mancha vergonzosa para el hombre; los imbciles se acostumbran a ella. 20,25 Es preferible el ladrn al mentiroso, pero uno y otro caminan a su prdida. 20,26 El hbito de mentir es una infamia; el mentiroso no se aparta de su vergenza. 20,27 El sabio se engrandece por sus palabras; el hombre, sensato se gana a los poderosos. 20,28 El que cultiva la tierraa aumenta sus parvas, el que agrada a los grandes se hace perdonar las

    injusticias.

    20,29 Los presentes y los regalos ciegan los ojos de los sabios; como un bozal acallan los escrpulos. 20,32 La sabidura escondida y el tesoro oculto, para qu sirven? 20,33 Mejor es el hombre que oculta su necedad que el hombre que oculta su sabidura.

    21,1 Hijo mo, pecaste? No lo vuelvas a hacer e implora el perdn de tus faltas pasadas. 21,2 Como arrancaras de una serpiente, huye del pecado; si te acercas te morder; sus dientes son como

    los del len que matan a los hombres.

    21,3 Toda maldad es como espada de doble filo cuya herida es incurable. 21,4 La violencia y la soberbia destruyen las riquezas, as ser destruida la casa del orgulloso. 21,5 La oracin del pobre golpea a los odos del Seor y su sentencia no demorar. 21,6 Quien odia la correccin toma el camino del pecador, el que teme al Seor se convierte de corazn. 21,7 En todas partes es conocido el charlatn, pero el hombre juicioso le conoce las debilidades. 21,8 Edificar la casa con dinero ajeno es como amontonar, piedras para su propia tumba. 21,9 La reunin de los pecadores es como un montn de estopa que acabar en llamas y fuego. 21,10 El camino de los pecadores est bien pavimentado, pero termina en los abismos del infierno.

    Comentario [XP15]: 20,1: Hay que evitar dos errores: corregir con clera,

    porque caemos en excesos, y guardar un

    resentimiento silencioso, sin desahogarse.

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    21,11 El que guarda la Ley es dueo de sus pensamientos, el temor del Seor lleva a la sabidura. 21,12 No se educar el que no tiene habilidad; pero hay una habilidad que es madre de amarguras. 21,13 El conocimiento del sabio se derrama como inundacin y su consejo es como una vertiente. 21,14 El corazn del tonto es como un vaso roto que no conserva ninguna enseanza. 21,15 Si un hombre instruido oye una palabra sabia, la aprecia y aade otra propia. Si la oye el libertino, le

    disgusta y se la echa a sus espaldas.

    21,16 La conversacin del tonto pesa como un saco al viajero, pero en los labios del sabio se halla la gracia.

    21,17 La palabra del sabio es esperada en la asamblea; lo que dijo, cada uno lo medita en su interior. 21,18 Como casa en ruinas es la sabidura del tonto; la ciencia del insensato no es ms que palabras

    incoherentes.

    Torpes y tontos

    21,19 +Para el insensato, la disciplina es como grillos en sus pies y como esposas en sus manos. 21,20 El tonto re a gritos, mientras que el hombre de buen sentido apenas sonre silenciosamente. 21,21 Para el hombre prudente la disciplina es como una joya de oro, como un brazalete en su brazo

    derecho.

    21,22 El pie del tonto entra pronto en la casa, el hombre de experiencia no se atreve. 21,23 El insensato mira desde la puerta al interior, el hombre bien educado permanece afuera. 21,24 Es mala educacin ponerse a escuchar a las puertas, un hombre juicioso siente vergenza de hacerlo. 21,25 Los extraos hablan de todo sin consideracin; en cambio, las palabras de los sabios son pesadas

    rigurosamente.

    21,26 El corazn de los tontos est en su boca, pero la boca de los sabios est en su corazn. 21,27 Cuando el impo maldice a su adversario, la maldicin cae sobre l mismo. 21,28 El hombre de mala lengua se deshonra as mismo y se hace odioso para todos los que le rodean.

    22,1 El flojo es semejante a una piedra manchada, se burlan de su deshonra. 22,2 Es semejante a una bola de guano, todo el que lo toca sacude la mano. 22,3 Los hijos mal educados son la vergenza del padre; y las hijas, su humillacin. 22,4 Una hija juiciosa es un tesoro para quien la despose, pero la indigna es pesar para quien la engendr. 22,5 Una hija desvergonzada deshonra a su padre como a su marido; ambos la aborrecen. 22,6 La palabra inoportuna es como msica en un duelo; pero los azotes y correcciones de la sabidura

    nunca estn fuera de tiempo.

    22,9 Como encolar un jarro es ensear a un tonto; es ms fcil despertar a un hombre profundamente dormido.

    22,10 Razonar con un tonto es razonar con un sooliento; finalmente preguntar: De qu se trata? 22,11 llora a un muerto porque la luz lo abandon, llora a un torpe porque abandon la rectitud.

    Llora menos al muerto: ya hall el descanso; pero la vida del insensato es peor que la muerte.

    22,12 El duelo por un muerto dura siete das, pero para el insensato y el impo dura toda su vida. 22,13 No hables demasiado con el torpe ni camines con el tonto; cudate de l para no tener molestias y

    que no te manche al sacudirse. Aprtate de l si buscas el reposo y te aburren sus necedades.

    22,14 Qu cosa hay ms pesada que el plomo? Cmo se llama? Necio. 22,15 La arena, la sal y una carga de hierro son ms soportables que el hombre tonto. 22,16 El conjunto de madera de un edificio no se desencaja por un terremoto; un nimo decidido, despus

    de madura reflexin, no se deja conmover llegado el momento.

    22,17 Una decisin basada en una seria reflexin es como estuco en pared firme. 22,18 Estacas en una cumbre no resisten el viento; el corazn del torpe espantado por sus imaginaciones

    no puede resistir el miedo.

    22,19 Al golpearse un ojo saltan lgrimas; si hieres el corazn, se corrern los sentimientos. 22,20 Quien lanza una piedra a los pjaros los espanta; quien reprocha a su amigo mata la amistad. 22,21 Si desenvainas la espada contra tu amigo, no te desesperes, puede volver; 22,22 si le has hablado duramente, no temas, la reconciliacin es posible; pero en caso de injuria,

    desprecio, revelacin de un secreto, o golpe traicionero, cualquier amigo te abandonar.

    22,23 Gnate la confianza de tu prjimo en su pobreza, para que en su prosperidad goces con l de sus bienes; sele fiel en el tiempo de su desgracia y al fin recibirs tu parte de su herencia.

    Comentario [XP16]: 21,19 Los modales del hombre bien educado revelan

    la nobleza de su espritu. El que tiene

    interiormente la sabidura descubre por instinto las reglas de la verdadera

    educacin.

    Como deca San Francisco de Sales, la cortesa es una flor preciosa de la caridad.

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    22,24 Antes que las llamas, se ven el vapor y el humo del brasero; del mismo modo, las injurias preceden al crimen.

    22,25 No me avergonzar de proteger a mi amigo, ni me esconder de l; 22,26 y si por causa de l me sucede algo malo, todos los que lo sepan se cuidarn de l. 22,27 Quin pondr en mi boca un candado y en mis labios una cerradura con llave para que no me hagan

    pecar ni sea mi lengua la causa de mi perdicin?

    23,1 +Oh Seor, Padre y dueo de mi vida, no me abandones al capricho de mis labios, no permitas que por ellos caiga!

    23,2 Quin aplicar el castigo a mis pensamientos y la disciplina de la sabidura a mi corazn? Ojal que no perdonen mis errores, ni pasen por alto mis pecados!

    23,3 No sea que mis errores aumenten y que abunden mis pecados, que caiga en manos de mis enemigos, y stos se burlen de m.

    23,4 Seor, Padre y Dios de mi vida, no dejes que mi mirada sea altanera, 23,5 y aparta de m la codicia. 23,6 Que la sensualidad y la lujuria no se adueen de m; Seor, no me entregues a una pasin inmunda. 23,7 Hijos, aprendan cmo refrenar sus palabras; el que lo sepa no ser sorprendido. 23,8 El pecador ser atrapado en sus propias palabras; as caern el maldicente y el soberbio. 23,9 No te acostumbres al juramento, ni te habites a pronunciar el nombre del Santo. 23,10 Porque, lo mismo que el servidor vigilado constantemente no se fibra de todos los golpes, as el que

    jura continuamente no evitar el pecado.

    23,11 El hombre que prdiga los juramentos se llena de culpas y el castigo no se alejar de su casa. Pues si falta por inadvertencia, el castigo se le vendr encima; si falta a sabiendas de su juramento, peca do-

    blemente; y si ha jurado en falso, no tendr disculpa sino que su casa se llenar de desgracias.

    Impureza y adulterio

    23,12 +Hay una manera de hablar que merece la muerte; que no se emplee en la patria de Jacob. Los hombres justos se apartan de todo esto y no se revuelcan en el pecado.

    23,13 No acostumbres tu boca a la baja grosera porque sera pecar en palabras. 23,14 Acurdate de tu padre y de tu madre cuando te sientes en medio de los poderosos, no sea que te

    descuides en su compaa y te portes como un tonto. Y luego desearas no haber nacido y

    maldeciras el da en que naciste.

    23,15 Un hombre acostumbrado a palabras indecentes no se educar en toda su vida. 23,16 Dos clases de hombres multiplican los pecados, y una tercera atrae la clera del Seor:

    Una pasin ardiente que se enciende como fuego y no se apaga sino al consumirse.

    El hombre impuro con su propio cuerpo; no quedar tranquilo hasta que se prenda fuego;

    23,17 para el hombre impuro, todo alimento es dulce y no se calmar hasta que muera. 23,18 El hombre infiel al lecho conyugal, que piensa para s: Quin me ve? La sombra me rodea, las

    murallas me protegen, nadie me ve; por qu inquietarme? El Altsimo no anotar mis faltas.

    23,19 Este teme la mirada de los hombres y no sabe que los ojos del Seor son mil veces ms luminosos que el sol; que observan todas las acciones de los hombres y penetran en los rincones ms secretos.

    23,20 El conoce todas las cosas antes de' crearlas, y las conoce hasta despus que se terminen. 23,21 Este hombre ser castigado en plena ciudad, ser pillado donde menos se lo piense. 23,22 Igualmente la mujer que abandona a su marido y le da un heredero concebido de un extrao. 23,23 En primer lugar, ella ha desobedecido la Ley del Altsimo. En segundo, pec contra su marido. Y,

    en tercer lugar, queda manchada con el adulterio, mujer que tuvo hijos de un extrao.

    23,24 Ser llevada ante la asamblea y se examinarn sus hijos. 23,25 Estos no echarn races, sus ramas no darn frutos. 23,26 Ella dejar un recuerdo maldito y su vergenza no se borrar jams. 23,27 Y los sobrevivientes sabrn que nada vale tanto como el temor del Seor y que nada es ms dulce

    que cumplir sus preceptos.

    El canto de la sabidura

    24,1 +La sabidura se alaba y se elogia a s misma en medio de los suyos.

    Comentario [XP17]: 23,1 Oracin del joven que descubre su debilidad frente a las

    tentaciones de la vida. Oracin del hombre adulto que ha experimentado cun

    arraigado est el mal en su propio corazn.

    Invitacin a los padres para que se preocupen por la educacin de sus hijos.

    El pecado de la lengua (o de los labios)

    significa en primer lugar las palabras orgullosas y los proyectos orgullosos.

    Siempre viene encabezando los dems

    pecados.

    Comentario [XP18]: 23,12 Ben Sir habla de la impureza en el sentido tradicio-

    nal: pecado contra la castidad. - En el prrafo 23,12-15 se trata de las

    palabras groseras y de las conversaciones

    maliciosas. Segn dice Jess en Mateo 12,34, la boca habla de lo que rebosa el

    corazn.

    - 23,16-21 se refiere al hombre que tiene relaciones fuera del matrimonio.

    - 23,22-23 habla de la mujer adltera, pero

    lo que dice vale igualmente para el adltero: 1) falta contra Dios; 2) falta contra

    el cnyuge; 3) falta contra el honor de la

    familia. Pablo tocar el mismo punto en Ef 5,3-14 y 1 Tes 4-3-8.

    Comentario [XP19]: 24,1 Este poema puesto en boca de la Sabidura de Dios se

    asemeja a los de Proverbios 8 y de Sabidura 7. Aqu se enfatiza la presencia

    de la Sabidura en el pueblo de Dios.

    Dos recuerdos de la historia sagrada ayudan a entender esta presencia de Dios mismo,

    por medio de su Sabidura:

    - La nube que acompaaba a los hebreos en el desierto (ver Ex 13,21).

    - La Tienda de Campaa que serva de

    Santuario en el desierto (ver Ex 25), La primera figura ensea que la Gloria de

    Dios supera tanto al hombre, que solamente

    podemos conocer algo de l cuando oculta su Gloria en la nube. La segunda ensea

    que la verdadera morada de Dios no es cosa

    material y la llamamos el cielo; su presencia en este mundo es algo misterioso

    y provisorio: nada ms que como una

    tienda. La Sabidura de Dios rige el orden del

    universo y domina sobre todas las naciones;

    y, sin embargo, vino de manera especial a Israel, que es su morada y su herencia. Con

    esto, se prepara lo que Juan dice en su

    Evangelio 1,3 y 1,9: la Sabidura de Dios es Cristo y el pueblo donde est presente ser

    la Iglesia.

    La liturgia catlica ha usado este poema para las fiestas de la Virgen Mara porque

    sus palabras se adaptan al papel que Dios le confi en su Iglesia. Ella recibi a Jess en

    nombre de todos, el da de la Anunciacin.

    Por eso le ha sido concedido que fuera la primera en el pueblo de Dios y la madre de

    los dems.

    Los ltimos versos vuelven a cosas prcticas: la Sabidura de Dios est en

    forma especial en la Ley, es decir, en el li-...

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 17

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    Librodot

    24,2 En la asamblea del Altsimo abre su boca, delante del Poder dice su propia gloria: 24,3 Yo sal de la boca de Dios y, como una niebla, cubr la faz de la tierra; 24,4 en los altos cielos est mi residencia y una columna de nube envuelve mi trono. 24,5 Sola di la vuelta al crculo de los cielos y pase por las profundidades del abismo. 24,6 Tom posesin de las olas del mar y de toda la tierra, de todos los pueblos y naciones. 24,7 En todos ellos busqu un lugar de descanso: en qu propiedad instalara mi morada? 24,8 Entonces me dio una orden el Creador del universo, el que me cre me fij, el lugar donde

    descansar: Instala tu tienda en Jacob, me dijo, el pueblo de Israel ser tu patria.

    24,9 Desde el principio me haba creado, antes que empezara el tiempo, y jams dejar de ser. 24,10 En su Santa Tienda, lugar de su presencia, vine a servirlo; y as me establec en Sin. 24,11 Tambin en la ciudad amada quiso el Seor que yo descansara, y es Jerusaln el centro de mi reino. 24,12 Ech races en el pueblo que Dios ha colmado, el pueblo que es su herencia y su parte propia. 24,13 Crec como el cedro en el Lbano y como el ciprs en las montaas del Hermn. 24,14 Crec como la palmera en Engad y cual brote de rosa en Jeric, como magnfico olivo en la llanura

    y como el pltano me alc.

    24,15 Como una flor fragante he dado mi aroma, cual mirra exquisita he dado buen olor; como plantas olorosas y como el humo del incienso que se quema en el Santuario de Dios.

    24,16 Yo extend como una enredadera mis ramas, y son ramas llenas de gracia y majestad. 24,17 Como la vid ech brotes graciosos y mis flores dieron frutos de gloria y riqueza. 24,19 Vengan a m los que me desean y sciense de mis frutos. 24,20 De m guardarn recuerdos ms dulces que de la miel y querrn poseerme antes que cualquier panal. 24,21 Los que me coman, todava tendrn hambre de m, y los que me beban, seguirn sedientos de m. 24,22 Nadie se arrepentir de haberme hecho caso; los que me sirven no caern en el pecado. 24,23 Todo esto se entiende del Libro de la Alianza del Dios Altsimo; ah est la ley que Moiss nos

    encarg para que fuera la he- o cencia de las comunidades de Israel.

    24,25 Esta Ley alimenta los ros de la sabidura, semejantes al Pisn o al Tigris en la estacin de los frutos. 24,26 De ella salen las aguas desbordantes de la inteligencia, semejantes a las del Eufrates y del Jordn en

    tiempos de cosecha;

    24,27 las inundaciones de la instruccin, como las del Nilo o del Guijn en das de vendimia. 24,28 El primero no acabar de descubrirla y tampoco el ltimo la agotar. 24,29 Porque sus pensamientos son ms anchos que el mar, y sus designios, ms profundos que el

    Abismo. No he trabajado para m solo

    24,30 +Yo, por mi parte, era como un canal salido de un ro, como un arroyo que se pierde en un jardn del Paraso.

    24,31 Yo pens: Voy a regar mi huerta, voy a regar mis flores. Pero mi canal se convirti en ro, y el ro en mar.

    Entonces dije:

    24,32 Har brillar como la aurora la instruccin, llevar a lo lejos su luz. 24,33 Derramar la instruccin como una profeca y la dejar a las generaciones venideras. 24,34 Comprueben ahora que no he trabajado para m solo, sino para todos los que buscan la sabidura.

    25,1 Tres cosas me encantan, encantadoras para Dios y para los hombres: la unin entre hermanos, la amistad entre prjimos y el marido y la mujer en perfecta armona.

    25,2 Hay tres clases de personas que no soporto y cuya actuacin me pone fuera de m: el pobre soberbio; el rico mentiroso y ese tonto que es el viejo adltero.

    25,3 Si no ahorraste en tu juventud, cmo tendrs algo en la vejez? 25,4 Qu cosa tan hermosa es un anciano que sabe aconsejar, un anciano que sabe juzgar! 25,5 Qu hermosa es la sabidura de los ancianos, y en los grandes del mundo los pensamientos pon-

    derados!

    25,6 La corona de los ancianos es una rica experiencia, su: orgullo es el temor del Seor. 25,7 Hay nueve cosas que se me ocurren y que juzgo dichosas, y una dcima que les voy a decir: el

    hombre que halla su felicidad en sus hijos, el que ve durante su vida la ruina de sus enemigos;

    25,8 feliz el que vive con una mujer juiciosa; el que no ara con un buey y un burro juntos; el que no ha cometido errores hablando de ms; el que no sirve a un patrn indigno de l.

    25,9 Feliz el que halla la prudencia y es capaz de dirigirse a un auditorio atento! 25,10 Qu grande es el que halla la sabidura!, pero nadie aventaja al que teme al Seor.

    Comentario [XP20]: 24,30 Ben Sir es un sabio. Toda la rica experiencia que nos

    participa es un arroyo salido de la nica

    sabidura. El se maravilla de todo lo que recibi de Dios y que le permite ahora

    ensear y guiar a muchos: el Poderoso

    hizo en m maravillas (Lucas 1,49).

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 18

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    25,11 Porque el temor del Seores superiora todo. El que lo posee, quin se le puede comparar? 25,13 Cualquier herida, menos la del corazn; cualquier maldad, menos la de la mujer; 25,14 cualquier tristeza, menos la que venga del adversario; cualquier venganza menos la del enemigo.

    Sobre las mujeres

    25,15 No hay peor veneno que el de la serpiente, no hay peor rabia que la de la mujer. 25,16 Mejor vivir con un len o una serpiente que habitar con una mujer malvada. 25,17 La maldad desfigura el rostro de la mujer, le entristece la cara, se dira un oso. 25,18 Su marido se sienta a la mesa con sus vecinos y, a pesar suyo, gime amargamente. 25,19 Toda maldad es pequea al lado de la maldad de una mujer. Que la suerte del pecador caiga sobre

    ella!

    25,20 Como una cuesta arenosa para los pies de un anciano, as es la mujer parlanchina para el hombre tranquilo.

    25,21 No corras tras la belleza de una mujer ni te apasiones por ella. 25,22 Enojo, reproche y vergenza, es lo que sucede cuando la mujer domina al marido. 25,23 Corazn abatido, cara triste, herida oculta, sa es la obra de una mujer malvada. Manos dbiles y

    rodillas vacilantes, as sucede con la mujer que no hace feliz a su marido.

    25,24 Por la mujer comenz el pecado y por causa de ella morimos todos. 25,25 No dejes escapar el agua, ni des libertad a la mujer perversa. 25,26 Si no camina segn tus deseos, seprate de ella.

    26,1 +Feliz el marido de una buena mujer, el nmero de sus das se duplicar. 26,2 Una mujer valiente es la alegra de su marido, pasar en paz todos los aos de su vida. 26,3 Una mujer buena es don excelente, reservada para el que teme al Seor; 26,4 rico o pobre, su corazn es dichoso, muestra siempre alegre el rostro. 26,5 Tres cosas me alteran y una cuarta me espanta: los chismes del vecindario, un motn del pueblo, una

    acusacin falsa, todo esto es peor que la muerte;

    26,6 pero la mujer celosa de otra es dolor del corazn, su lengua es un azote que a todos alcanza. 26,7 Una mala mujer es como un yugo de bueyes mal amarrado; tomarlo de la mano es como agarrar un

    escorpin.

    26,8 Una mujer bebedora causa escndalo; su deshonra no quedar secreta. 26,9 La desvergenza de una mujer se lee en la viveza de su mirada y se reconoce en sus cerradas de

    ojos.

    26,10 Vigila con firmeza a la muchacha provocadora, no sea que se aproveche de cualquier ocasin. 26,11 Gurdate de seguir el ojo sin pudor y no te extraes si te quiere arrastrar al mal. 26,12 Como viajero sediento abre la boca y bebe de todas las aguas que encuentra, as se sienta junto a

    cualquier palo y a toda flecha abre su aljaba.

    26,13 La gracia de la esposa hace la alegra de su marido, y su saber es reconfortante para l. 26,14 Una mujer que sabe callar es un don del Seor; la mujer bien educada no tiene precio. 26,15 Una mujer honesta es el favor entre los favores; la mujer casta no tiene precio. 26,16 Como el sol matinal sobre los cerros del, Seor, as es el encanto de una mujer buena en una casa

    bien ordenada.

    26,17 Como la luz que brilla en el candelabro sagrado, as es la belleza de su rostro en un cuerpo bien formado.

    26,18 Como columnas de oro sobre sus basas de plata, as son las piernas' hermosas sobre firmes pies. 26,28 Hay dos cosas que me apenan y la tercera me hace enojarme: el guerrero que pasa necesidad; los

    hombres inteligentes que sufren desprecio; el que pasa de la justicia al pecado. A ste, lo reserve el

    Seor para la espada.

    26,29 El comerciante difcilmente escapar de las faltas; el que tiene tienda no quedar sin pecar.

    27,1 Por amor de la ganancia han pecado muchos, el que quiere enriquecerse deja de mirar a Dios. 27,2 Como la estaca se fija entre dos piedras juntas, el pecado se introduce entre compra y venta. 27,3 El que no se mantiene firmemente en el temor de Dios, pronto ver derrumbada su casa. 27,4 Al sacudir el harnero caen las mugres; lo mismo los defectos del hombre cuando se pone a hablar. 27,5 El horno pone a prueba los tiestos del ollero; la conversacin prueba al hombre.

    Comentario [XP21]: 26,1 Ben Sir hace el elogio de la mujer perfecta en lo

    moral como en lo fsico. Este aprecio al encanto femenino de la esposa invita a

    denunciar dos males que aquejan a muchs

    oros matrimonios - la condicin de vida de la mujer del

    pueblo, que le hace perder en algunos aos

    su gracia y dotes propias; - la falte de conversacin y de inters mutuo

    de los esposos, que hace que la mujer se

    dedique nicamente a sus hijos, dejando de ser la amante de su marido.

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 19

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    27,6 El rbol bien cultivado se reconoce por sus frutos; as la palabra da a conocer los sentimientos del hombre.

    27,7 No alabes a nadie antes que haya hablado, porque sa es la piedra de toque. 27,8 Si persigues la justicia la conseguirs, y, te revestirs de ella como de un vestido de fiesta. 27,9 Los pjaros se aparejan con sus semejantes; as la verdad va al encuentro de los que son leales. 27,10 El len acecha a su presa, as tambin el pecado acecha a los que cometen la injusticia. 27,11 El discurso del sabio no se aparta de la sabidura. Por el contrario, el insensato cambia como la luna. 27,12 Si ests entre insensatos, cuenta tus minutos, pero qudate sin temor con las personas reflexivas. 27,13 La conversacin de los tontos es odiosa, su risa proviene de la grosera. 27,14 El lenguaje del hombre que jura sin parar pone los cabellos de punta. En sus rias hay que taparse

    los odos.

    27,15 Cuando disputan los soberbios, corre la sangre, y sus injurias no pueden orse. 27,16 El que revela los secretos pierde la confianza y no hallar ms amigos segn sus deseos. 27,17 Ama a tu amigo y sle fiel; si, has revelado sus secretos, deja de correr tras l; 27,18 como un hombre a quien se le muri un deudo, tambin t lleva el duelo por tu amistad. 27,19 As como, al abrir la mano, el pjaro se vuela, perdiste a tu amigo y no lo recobrars. 27,20 No lo sigas: est lejos y huye como una gacela del lazo. 27,21 Porque una herida se venda, una injuria se perdona, pero, si se revela un secreto, ya no hay

    esperanza.

    27,22 Quien guia el ojo planea males, nadie lo har cambiar. 27,23 En tu presencia es todo miel, se admira de. tus palabras; pero a tus espaldas cambia de lenguaje y

    tergiversa tus palabras.

    27,24 Odio muchas cosas, pero nada tanto como ese hombre; el Seor tambin lo odia y lo maldice. 27,25 Quien lanza una piedra al aire la tira sobre su cabeza, quien golpea a traicin ser tambin herido. 27,26 Quien cava un pozo, caer en l; quien tiende un lazo, en l quedar pillado. 27,27 Quien hace el mal ser envuelto en l, sin ni siquiera saber de dnde le llega. 27,28 Burla e insulto son propios del soberbio, pero como un len lo acecha la venganza. 27,29 Caern en la trampa los que gozan con la cada de los hombres valiosos, el dolor los consumir antes

    que mueran.

    No guardes rencor

    27,30 Otras dos cosas abominables son la clera y el rencor; el pecador convive con ellas.

    28,1 El que se venga sufrir la venganza del Seor, quien llevar una cuenta estricta de sus pecados. 28,2 Perdona los errores de tu prjimo, y as, cuando lo pidas, se te perdonarn tus pecados. 28,3 Si un hombre tiene rencor a otro, cmo puede pedir a Dios su curacin? 28,4 Un hombre no tiene compasin de sus semejantes, y suplica por el perdn de sus faltas? 28,5 El que no es sino carne guarda rencor, quin interceder porr l y por sus pecados? 28,6 Acurdate de tu fin y deja de odiar; ten presente la hora de tu muerte y la corrupcin del sepulcro y

    cumple los mandamientos. Acurdate de los mandamientos y no guardes rencor al prjimo.

    28,7 Acurdate de la alianza del Altsimo y pasa por alto la ofensa. 28,8 Mantente alejado de las disputas y evitars el pecado; el hombre iracundo las enciende. 28,9 El pecador perturba a los amigos, arroja la desunin en medio de gente que vive en paz. 28,10 El fuego arde mientras le echan combustible; la obstinacin hace durar la discusin.

    Mientras ms poderoso es el hombre, mayor es su furor; segn su riqueza ser su enojo.

    28,11 Una discusin imprevista enciende el fuego; una disputa repentina lleva a derramar sangre. 28,12 Si soplas una chispa, se inflama; si la escupes, se apaga: ambas cosas provienen de tu boca. 28,13 Maldito sea el chismoso y la lengua de vbora. La lengua de vbora ha perdido a muchas personas

    que vivan en paz.

    28,14 La lengua de vbora ha derribado a muchos, persiguindolos de nacin en nacin. Ha destruido poderosas ciudades y derrumbado familias importantes.

    28,15 La lengua de vbora ha echado a esposas ejemplares, despojndolas del fruto de sus afanes. 28,16 Quien le da odos ya no hallar tranquilidad, ni podr vivir en paz. 28,17 El latigazo deja la marca, pero el golpe de la lengua quebranta los huesos. 28,18 Mucha gente cay por la espada, pero muchos ms perecieron por la lengua.

  • Librodot Sagrada Biblia Sircides Annimo 20

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    28,19 Feliz el que est libre de su alcance, que no se hall expuesto a su furor, que no ha arrastrado su yugo, ni lo han amarrado sus cadenas!

    28,20 Porque su yugo es de hierro, y de bronce sus cadenas. 28,21 La muerte que acarrea es miserable: antes morir! 28,22 Pero no dominar a los hombres que tienen fe, su llama no los quemar. 28,23 Los que abandonan al Seor sern sus vctimas, arder en ellos sin consumirse, ser lanzada contra

    ellos como un len, los destrozar como pantera.

    28,24 Mira, rodea de espinos tu propiedad, guarda tu plata y tu oro. 28,25 Para tus palabras hazte balanzas y pesas, a tu boca ponle puerta y cerrojo. 28,26 Cudate de no dar pasos en falso cuando hables, no sea que caigas ante los que te acechan.

    29,1 +Prestar al prjimo es practicar la misericordia, ir en su ayuda es cumplir con los mandamientos. 29,2 Aprende a prestar a tu prjimo cuando est necesitado; y, a tu vez, devuelve a tu prjimo a tiempo lo

    prestado.

    29,3 Mantn tu palabra y sele fiel y en todas tus necesidades hallars lo que te falta. 29,4 Muchos consideran lo prestado como una ganga y ponen en apuros a los que los ayudaron. 29,5 Hasta recibir, besan las manos del prestamista y se hacen humildes en consideracin de lo que tiene.

    Pero en el da del pago prolongan el plazo, devuelven con reproches y echan la culpa a la situacin.

    29,6 Si pueden pagar, devolvern apenas la mitad y el que prest podr darse por feliz. En caso contrario, le habrn robado su plata y sin merecerlo se habr hecho un enemigo ms. Lo pagarn con mal-

    diciones e insultos y le devolvern con ofensas en vez de gratitud.

    29,7 Mucha gente buena se niega sin maldad a prestar: temen ser despojados sin razn. 29,8 Sin embargo, s bondadoso con los infelices, no los hagas esperar tu limosna. 29,9 A causa del mandamiento, ayuda al pobre; ve su necesidad y no lo despidas con las manos vacas. 29,10 Mejor pierdes tu dinero por el hermano o el amigo, y no se oxide bajo una piedra para tu perdicin. 29,11 Usa tus riquezas, segn los mandamientos del Altsimo, eso te ser ms til que el oro. 29,12 Llena