Servir y Proteger-Fausto Arellin

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    Fausto Arrelln RosasFausto Arrelln RosasFausto Arrelln RosasFausto Arrelln RosasFausto Arrelln Rosas

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    SERVIR Y PROTEGERFausto Arrelln Rosas 2004Diseo de portada e interiores: FarIlustraciones: Christian Garduo RockoUna produccin de Angelito Editor5672 8049 mail: [email protected] personajes no son ficticios, aparecen sin su nombre originalporque nunca lo supe.

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    ParaAnglica,

    Alicia,Toxtli,

    y los dos Edgares.

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    PRLOGO

    En la embriaguez general,lo desconocido se realiza

    Andr Reszler

    Recuerdo una pltica de mi abuelo con unaseora a la que estaba por alquilarle una vivienda:

    Bueno, no es un lugar tan peligroso comousted cree. Slo tiene que cuidarse de dos cosas:de los rateros y... de los policas

    Hgame usted el favor!La seora no arrend el departamento, mi

    abuelito haba revelado el indecible secreto:siempre hay un punto, un vrtice de infernaldivinidad, donde se juntan Dios y el Diablo; dondeel azul del cielo puede tambin tener el colortamarindo del excremento.

    As esos engendros del terror; esa doblenegacin; esas finsimas personas finas pamorder. Y si persona quiere decir mscara, estosgeyes llevan una, resultado de cruzar un gorilacon una perra razn que explica suficiente-mente por qu nadie duda quin los engendr.

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    Se supone que estn para defender al biendel mal, para cuidarnos de los delitos, cualescriaturitas del Seor; pero basta una miradavaliente para saber que Zeus los conden a serla, tan peligrosa como malograda, caricatura decancerberos, y no hay por qu olvidar que enlas caricaturas siempre aparecen unos insopor-tables canes al servicio del poderoso o dulce amo;aunque, desde luego, en los dibujos animados sibien son pulgosos, tambin llegan a mostrarasomos de ser lindos y hasta inteligentes.

    Lo cierto es que estos manoderecha delLeviatan, son ancdota obligada, perseguidores delos incautos, mquinas de maltratar y de apanicaral prjimo; amos y seores de la rechifla,pendejillos de indias en eso de la sugestincientfica: tragicmica refutacin a Darwin,demostracin de que s, venimos del mono, perono todos evolucionan, menos an los ms fuertes,como el caso de estas fuerzas represivas, de estosespecimenes al servicio del orden establecido.

    Montado en el cristalino de la inconformidadrockera de la Vieja guardia, un artista de andanzasmuy al estilo HairHairHairHairHair, el rupestre incansable FaustoFaustoFaustoFaustoFaustoArrelln Arrelln Arrelln Arrelln Arrelln testigo del 68, del casi mtico Avndaro,del terremoto del 85, de las ilusiones rotas del rockmarginal, del agandalle caracterstico de losmedios; del autoritarismo de antao, de hoy y desiempre, deja caer con absoluto desenfadounos acordes en los que se estrella la nostalgia y,

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    al hacerlo, cargados de energa los sonidos setransforman en imgenes literarias, en amenostestimonios de una humilde y estupefactaepopeya: la de sus magras victorias sobre lospolicas.

    Magras? S, porque esos cabrones ah siguen;pero Victorias al fin de cuentas, porque siempretuvo la suerte de escapar del infierno, sin vivir loque todos tememos: que nuestros drugos seconviertan en nuestros policas, como lo ameritanuestra imperfecta Naranja Mecnica.

    En esta obra prima, el autor nos convida de susrecuerdos, creo que en parte, buscando exorcizaruna guardada angustia juvenil curada en losmomentos de chelas, carcajadas y de rolas: laangustia de ser joven, de decir lo que piensas, decomponer cantatas libertarias, de degustar poesa,de tener como nica arma tan slo una guitarra.Por otra parte, siento una admonicin entre laslneas de lo que aqu viene,

    un: no olvidemos.Enhorabuena Fausto.

    Gerardo Meneses 2004

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    Introduccin

    En el principio se llamaban topilli, eran losencargados, entre nuestros prehispnicosancestros, de vigilar y reprimir a los individuosque cometian actos contra la sociedad. Despus,los conquistadores instalaran otros vigilantes delorden, la moral y las buenas costumbres, estospersonajes se conocieron como alguaciles (lostatarabuelitos de la tira) que por cierto le dabansu buena manita a la gente del Santo Oficio paraperseguir herejes, brujas, hechiceras y demsinventos que la ignorancia de esa poca promovicon singular fervor, aunque, desde luego, variasveces slo fue pretexto para que la codicia de losoficiosos se diera rienda suelta con algun judioadinerado o empresario ateo. Tambin en esetiempo se instaur la chamba de sereno (estosseran los tatarabuelitos de los policias preventivos)que, en las horas nocturnas, con candil en mano,daban la hora y garantizaban la tranquilidad dellugar donde rondaban. De ah el sobrenombrems popular para estos policias: tecolotes.

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    Este modo de vigilancia se mantuvo durantela poca de la independencia.

    Del periodo de la Reforma no encontr nimadres, parece que esa parte de la historia slola conocen verdaderos investigadores.

    Con el advenimiento de la Paz Porfiriana y lanecesidad de conservarla a toda costa se estrena unnovedoso cuerpo de represin que garantice latranquilidad y las buenas costumbres de lasociedad encumbrada del momento. Este organismodenominado como Los Rurales se distingui por supasmosa fiereza para combatir cualquier intento deorganizacin social que buscara justicia o respeto.Innumerables pueblos indgenas, inermes, sopor-taron el saqueo de sus bienes, sus tradiciones, susvidas y sus territorios por parte de este cuerpodel orden. Estos s ya son la tira -representantesde la tirana.

    Lleg la Revolucin y con ella lareorganizacin del ejercito, que tom entre susmanos las actividades policiacas. Siempre demanera que conviniera a los intereses delgeneralazo en turno. Los juicios sumarios y la leyfuga se aplicaban con singular alegra, adems depavorosa asiduidad, con el fin de eliminar al rivalo competidor por el poder en juego. Durante casitreinta aos as estuvo la onda.

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    En la segunda guerra mundial se cre uncuerpo especial: La Policia Secreta, se hablaba dela existencia de espas alemanes y japoneses enMxico, no se sabe cuantos capturaron, pero delo que s se puede estar seguro es que en su caminose llevaron a varios dirigentes sindicales y polticoscontrarios al rgimen -representante de larevolucin ya institucionalizada.

    A partir de esa poca mis conocimientosadquiridos de la jara son de oidas.

    Desde chamaco, en el barrio cuando sucedaalguna detencin la gente en voz baja slo deca:fueron los de la secreta, despus se convirti enlos federales, la razzia, los agentes, la judicial,luegolos dipos. Adems en cada uno de estos cuerposse generaron subdivisiones o agrupamientosespeciales, en fin, que soltaron a toda unainnumerable fauna tras de la poblacin (zorros,vampiros, jaguares, panteras, cobras, etc.) y cadavez que lo hacan le ponan nombre: arriba yadelante (pa dentro y hasta atrs?), querenovacin moral, que simplificacin judicial,que... puras pias.

    La polica, para el autor, es tan necesaria comolos servicios bsicos en cualquier conglomeradourbano y quiz en algunos lugares funcionecorrectamente, sin embargo la experiencia a unabuena parte de nuestra poblacin nos ha dejadoun amargusimo sabor de boca.

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    Generalmente su funcin es protagonizar lalucha entre los poderosos -los cuales cambiansegn el gobierno en activo-, defender laspropiedades e intereses de los mismos delenemigo en turno. Los negocios de sus verdaderospatrones van desde el comercio con valores ymercancias (bancos, supermercados, seguridadprivada, moral y religin) hasta negocios ilcitos(drogas, secuestros, robos organizados).

    En sus ratos libres aprovechan para acompletarel chivo apaando a raterillos, conectes enpequeo (independientes, a los otros losprotegen) y sobre todo a jvenes.

    La raqutica investigacin realizada para estaintroduccin difcilmente desentraar el densolaberinto en el que se desenvuelven las corpora-ciones policiacas actuales en el pas. Adems laprincipal razn de la publicacin de estos relatoses ofrecer al lector un fresco de la sorda guerraque practica la autoridad contra la poblacin msindefensa, la juvenil, y sus actividades de recreacino de conocimiento.

    Agradezco infinitamente la colaboracin delos maestrsimos Gerado Meneses y AntonioMalacara, adems del gil trazo del que hace galaRocko para hacer menos aburridas ests paginas.

    Salud.

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    La primera en la frenteLa primera en la frenteLa primera en la frenteLa primera en la frenteLa primera en la frente

    Rozaba los dieciseis aos, era un chavo conuna incipiente greita, comenzaba a dejarmecrecer el pelo despus de toda una vida decasquete corto o regular.

    Contaba ya con algunas experiencias puesdesde el 66 asista a la Prevo 4, una escuela delPoli que estaba ubicada en la unidad Tlaltelolco-ahora es un hospital del Seguro Social. Elmovimiento estudiantil del 68 me afectfuertemente, particip en l volanteando,asistiendo a infinidad de asambleas y desde luegoa algunas marchas. Despus de eso abandon laescuela y me dediqu a trabajar, desde morrillome haba llamado la atencin el trabajo en laimprenta de mi to y as, casi sin darme cuenta,ayudando a compaginar facturas o doblar folletosme fui haciendo de un oficio.

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    Un da que estaba descansando a la hora dela comida se me ocurri empezar a jugar conunos amigos del callejn -el cual comenzaba alfinal de la cuadra donde estaba la imprenta-, deun lado al otro de la calle nos lanzabamos unbaln de americano cuando de improvisoapareci una panel en la esquina deNezahualcoyotl. Exactamente en ese momentoel baln se me escapa de las manos y va a rodar aun lado de la camioneta (les llamabamos julias,nunca he sabido por qu), cerca de una de lasllantas traseras. Entonces, sin pensarlo, me dirijoa recoger el ovoide encontrndome con la carade malamadre del conductor de la jaula rodante,que amenazadoramente me dice:

    -rale pinche escuincle no ande jugando enla calle.

    Sorprendido no acierto ms que a mirarlo. Mimente no entiende cual es la razn por la que meinsulta.

    -Pareja, chnguese a esos geyes.

    Incrdulo lo sigo observando mientras lapareja rodea el vehculo y a jalones me arroja alinterior de la julia, echa el cerrojo y va tras el restode mis compaeros -el Vampiro y el Chaparro-,quienes por una extraa solidaridad permanecena la expectativa en vez de huir. El conductor, detrsde sus oscursimos lentes mira la escena divertido

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    en el momento en que la Millones aborda lacabina.

    La esquina en que todo esto sucede se ubicaen Igualdad y Nezahualcoyotl, a un par de cuadrasde el Salto del Agua, en pleno centro de la Ciudad.

    La Millones -una prosti que formaba partede ese decorado urbano desde inmemorablestiempos-, fue una institucin en el estrechombito de las relaciones pblicas y compartaterrenos con otras veteranas de similar estirpe: LaNieves, la Chata, la Bella durmiente y otras.

    Alta (caballona), rubia, zapatillas de altsimotacn e inevitablemente rojas (como marcabanlos tiempos), se instala a un lado del gran jefegafanegra:

    -Ya cabrn, para qu friegas a los chavitos.Ella le pasa ac bajita la baisa un rollito de

    billetes.-Pus estos pendejillos qu se creen, te fijaste

    cmo me mir?-Pero si no estn haciendo nada.-Y qu, no ests viendo que no nos respetan?-Ya, dales chance y te paso otra lana.-Ni madres, estos geyes van patrs.

    Escuchaba este dilogo desde mi incmodoasiento (dentro de la jaulia) separado solamentepor una reja de alambrn, sumido en oscuros

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    pensamientos, cuando se abre la puerta eingresan mis cuates.

    El recorrido a la delegacin fue rpido y eltrmite carcelario an ms. El agente delministerio pblico, de la cuarta delegacin, sitaen la colonia Obrera, con cara de aburrido noslevant un fugaz interrogatorio donde quedaronasentados nuestros datos particulares.

    Ese da conoc el verdadero limbo, imgenesde rostros ansiosos y descompuestos desfilaronfrente a mi. Sentado a un costado del agente delministerio atestige una inumerable cantidad deacontecimientos que, hasta antes de esemomento, slo existan en plticas de adultos queaccidentalmente uno llegaba a escuchar.

    En fin, que pasadas unas horas llegaronnuestras familias a liberarnos. Mi to seresponsabiliz por mi y las madres de mis cuatespor sus vstagos, se pag la multa y nos dejaronlibres. Salimos a la calle y mientras comentaba elsuceso con mi to no dejaba de oir los insultos ylos golpes que reciban mis amigos de parte de susprogenitoras, parece que ellos ya eran conocidosen esos lugares, que otras ocasiones ya habanpasado por ah, para mi fue la primera.

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    Cumpleaos del PinaCumpleaos del PinaCumpleaos del PinaCumpleaos del PinaCumpleaos del Pina

    Era un mircoles me parece, un da entresemana, mircoles o jueves. Ya estabamos mshuevones, yo andaba por los veinte y precisamenteese da nos encontramos en el callejn de Tizapn,era nuestro lugar de reunin. El Pina, al igualque un servidor, trabajaba de impresor y ese daera su cumpleaos, cumpla dieciocho o sea...todo un hombrecito.

    -Tons qu nos tomamos unas chelas?

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    Inquiri, sabiendo de antemano la respuesta,pues instalados en la esquina central del callejn elChuy, Cruz y el que esto escribe nos encontrabamostratando de encontrarle algn sentido a la espiraldel tiempo que irremediablemente nos envolva.

    Escribo la esquina central, porque este callejnen su parte media contiene otro, conocido comocallejn cerrado de Tizapn, en esa esquina seubicaba la miscelanea que nos surta las chelas.

    Ya daban casi las ocho cuando destapamos laprimera botella del cartn, al lmpido sonidoproducido por la succin de la corcholata seacercaron rpidamente otros carnales.

    Como estabamos entre semana la banda seretiraba ms o menos temprano, pero elcelebrante insisti a los ms allegados y con lacontundecia de un cartn fresco y nuevito nosconvenci de seguirlo acompaando.

    La tienda cerr y como estabamos muybalcones nos dirigimos al fondo del cerrado. Habados carros estacionados y detrs de ellos, sentadosen la banqueta, seguimos platicando hasta queapareci un conocido, era el jefe de taller del lugardonde yo chambeaba, don Chucho. Nossaludamos al mismo tiempo que lo invitamos alibar. l inmediatamente acept y -mientrasnosotros permaneciamos sentados en labanqueta- de pie recibi la botella dndonos unaexhibicin de su portentoso juego de garganta...

    -Qu, no le sacan a la patrulla? -nos pregunt.

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    -Pus ya pas y no hizo panchos.As que continuamos la pltica, una mezcla

    extraa de filosofia, poltica, futbol y msicadonde nadie quedaba de acuerdo, hasta quesbitamente don Chucho dio un salto atrs altiempo que gritaba: la cho...

    El ocho -era el nmero de la edificacin haciadonde huy el seor-, tena una antiqusimaescalera de piedra en medio del patio, una igriega que se divida hacia las viviendas supriores,bordeada con barandales de hierro. Debajo de ellaviva el ruco.... taaaa! La exclamacin qued flotando al

    final de su carrera hacia el interior de la vecindad-oscura, como boca de lobo?-, dejndonos conlas chelas en los labios y un patrullero a nuestrasespaldas ... lo cual era lo de menos, el problemaera la pistola que, abandonando la funda, nosmiraba con su feroz y silencioso ojo.

    Ni nos dimos cuenta. Los patrulleros ya sabanque estabamos ah, la primera vez que pasaronfingieron que no nos vean, as que cuandovolvieron apagaron el motor y tambin las luces,entraron silenciosamente, con el puro vuelo.

    Encaonados, uno de los policas nos condujoa la patrulla, el otro haba tratado de capturar alfugitivo, pero al don le salieron alas en los pies.

    Regres el polica cargando el cartn de chelasy lo meti a la cajuela de la patrulla, a nosotros

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    nos acomodaron en la parte de atrs y comenzel estira y afloja.

    Primero nos preguntaban quin era, que porqu haba corrido...

    Nosotros contestamos puras evasivas: que loconocemos de vista, que se par y nadams leinvitamos una chela, que no sabemos bien dndevive, ya sabrs, y como no nos sacaron nada enclaro pues lo que segua:

    -Se van a ir hasta adentro.-Cmo cree seor oficial, si nos podemos

    arreglar o no?-Pus a ver que ofrecen.

    Hasta ese momento las cosas llevaban uncurso, podramos decir... normal, hasta que la vozdel Cruz comenz a alcanzar volmenesinsospechados y lo peor: caminos impredecibles.

    -Yo conozco mis derechos.-Mi jefe es un cacagrande del Infonavit y con

    una llamada luegoluego me hace el paro.-Pinches policias corruptos no me van a sacar

    ni madre y hganle como quieran.

    Yo cada vez ms inquieto intentaba callarlo ymi nerviosismo aument cuando me di cuentaque el Chuy trataba de desafanar la farmacia quecargaba. Cuando los tecos no lo miraban,desafanaba las pastas que traa en todas partes, lasintroducia en los lugares ms insospechados de la

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    vestidura de la nave, cualquier costura rota,algn hueco entre los postes, o debajo de losasientos, era retacada por tiras y frascos defrmacos de los ms variados colores. Ni cuentase dieron.

    El tombo deca:-Aqu la ley soy yo.-No tienen ms derechos que los que yo

    concedo.Y finalmente:-Ya se los carg la chingada, ya los tengo

    reportados a la central, con ustedes desafano mitarea del da, cumplo mi arresto y me puedo ir ami casa o a atracar a otros pendejos.

    Ya qu.

    Nos clav directo con el Ministerio Pblico(otra vez de la cuarta), ste nos remiti al mdicolegista que inmediatamente nos calific como s/e(semiebrios) y aunque creamos que en esemomento ibamos a poder hacer transa, ni madre,que nos pasa a las celdas.

    Aqui si vale la clsica metfora de la boca delobo. Detrs de la puerta de metal que chirriabacomo las discretas fauces de algn Trex, seencontraba la oscuridad ms obscena que hastaese momento haba conocido. Fuimosamablemente -en lo que cabe- recibidos por uncarcelero que daba la impresin que siempre haba

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    vivido ah, quien con toda la sutileza del mundo,nos mostr nuestro hospedaje, lugar detrs delos barrotes entonces habitado por singularespersonajes.

    Uno de ellos era un chavillo de catorce aosque ya llevaba tres das de gira. Resulta que estabapreso acusado de agarrarle las nalgas a una chavaen el metro, pero como nadie de su familia o susamigos saban dnde estaba, cada da quetranscurra lo mandaban en una cuerda que lotrasladaba a otra delegacin, como nafragomandaba un mensaje con cada persona queconoca en esos ambientes, quera vender subicicleta para pagar la multa, aunque ms bien yase haba resignado, al da siguiente posiblementelo liberaran.

    Otro estaba encerrado acusado de asesinatoimprudencial pues haba atropellado a alguiencausndole la muerte, aunque ni estaba seguro deeso, pues lo capturaron pedo y ni siquiera conocaa la parte acusadora, tambin andaba de gira.

    El tercero -pobre buey-, era rata y cuando nosvio entrar crey que era la suya, ya que la ropaque vestamos no se vea corriente y de volada sequiso avalanzar, pero quedo parado en seco: elChuy y el Cruz eran karatecas.

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    Las primeras horas podramos decir que hastafueron divertidas, poco a poco nos fuimosacostumbrando a la oscuridad y enterndonos delos sinsabores de los compaeros de celda, a mso menos la llevbamos, pero cuando empezamosa resentir la falta de cigarrillos sumada a una ligeraresaca, adems de que ninguno llevaba chamarrao seter, ya nos queramos ir.

    El lugar era inhspito, un rea de cuatro porseis metros, al fondo en una esquina el retrete yen la pared contraria una plancha de cemento de40 cms. de ancho cubriendo todo el largo. Detiempo en tiempo pasaba el carcelero, con unpocillo de aluminio tallaba los barrotes a pasocansado diciendo:

    -Quin quiere hablar por telfono, quinquiere hablar.

    Nosotros desde luego inmediatamente losolicitabamos, pero, como si fueramostransparentes, nos ignoraba. As pas varias vecesy la historia siempre se repeta: l pregonandoquin quera telefonear, nosotros solicitndolo,l ignorndonos. Por fin, despus de varias horaspermiti hacer la llamada, slo una. Nuevamentese engall Cruz dicindonos:

    -Yo le marco a mi jefe, van a ver como notarda.

    Pendejos..., confiamos en l.

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    Transcurrieron las horas y nada, ya estabamosdesesperando cuando de repente se abri lapuerta principal, una rfaga de luz nos deslumbry nuevamente quedamos a oscuras. El bulliciollen el ambiente desconcertndonos, ya que,despus de habernos acostumbrado a la oscuridad(a ver nuestros perfiles ligeramente dibujadosen la espesa penumbra), de nuevo quedamosciegos, no entendamos nada.

    Mgicamente una brillante imagen aparecidel lado izquierdo y de frente a nuestra celda: untipo con una pistola en la mano apuntaba haciaadelante y se desvaneca, oimos voces:

    -No gey agarra bien la pistola, pon cara decabrn.

    Otra iluminacin, ahora el tipo se encontrabacon una rodilla en el piso y la pistola cruzada sobreel pecho. A continuacin unos golpes sordos,sospecho eran la herramienta que trabajaba almodelo.

    -rale agrralo del pelo y como si le fueras a dar.Un flashazo ms y ahora dos figuras: el de la

    pistola amagando a otra persona al tiempo que lotomaba del pelo.

    Al final de la funcin empezaron las finanzas,escuchamos al fotgrafo haciendo acuerdos conel carcelero, luego se despidi agradecindole,supongo, la exclusiva. Los dos pasaron frente anuestra celda y aprovechamos para pedirle alguardin chance para otra llamada:

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    -Despus, despus, nos dijo.

    Ya cerca de las seis nos permitieron volver allamar, as que el Pina se comunic con su mam,casi de inmediato llegaron nuestros familiares.Pagaron la multa y salimos corriendo a baarnospara ir a trabajar, la cuerda se estaba organizandoy ya llevaban a los presos a su gira, an faltabapara el fin de semana.

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    Rock en ValsequilloRock en ValsequilloRock en ValsequilloRock en ValsequilloRock en Valsequillo

    Debe haber sido por 75 o 76, muchapropaganda promoviendo un festival de rock, enValsequillo.

    Es una presa que se encuentra cercana a laCiudad de Puebla. Los que habamos estado enAvndaro creo que queriamos revivir algunos delos buenos momentos pasados ah, adems,pensabamos ingenuamente que la represin habadisminuido de algn modo. Tambin estaba elgusto por el rock, escuchar bandas mexicanas.Aunque las mejores tuvieron que emigrar a partirdel 71 -debido a la poca madre de las autoridadesde ese tiempo-, seguiamos teniendo fe en que elnivel musical de los grupos iba a aumentar.

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    Cuando fuimos al Rock y ruedas enAvandarock, conseguimos los boletos a la par de lasuscripcin a una de las mejores revistas mexicanas:La Piedra Rodante, pero esta vez no compramos lasentradas con anticipacin y decidimos adquirirlasmejor en el evento, as que no nos enteramos de lasuspensin del mismo, que se decidi exactamenteel da anterior a la fecha del festival.

    Segua viviendo en el centro (ahora en Bolivar)y all fue el lugar de reunin de nuestra expedicin,algunos de los que me acompaaban ya eranveteranos del festival de Avndaro y otros erancuates que nos oan mencionarlo y se apuntaronen esa ocasin. Del centro acudieron mis mejoresamigos desde la adolescencia: El To, el Chiquito,Pina, el Motor, el Poli, Cruz, y de ciudad Azteca sedescolg otro importante contingente: Manuel ysu novia Mara, Trompelio, el Lobo, el Bambor, losPinzones y algunos ms.

    El camin lo abordamos en el rea de laMerced (an no exista la TAPO), en el camino-que en ese tiempo duraba poco ms de treshoras-, descubrimos que todo el pasaje se dirigatambin al festival, as que la fraternizacin segeneraliz y ya a la mitad del viaje losdeshinibidores haban hecho su aparicin, yasabrs: la mota, las pastas y el alcohol.

    Tal vez las cosas hubieran sido ms sencillaspero la autoridad cmo se lo iba a permitir?.

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    Suponiamos en nuestras cndidas cabecitasque al llegar a Puebla la ciudad estara de galaesperando nuestras egregas presencias, pero ohsorpresa, la ciudad estaba solitaria y oscura.Cremos ingenuamente que habra servicio paratransportarnos hasta Valsequillo y sloencontramos empleados huyendo y cerrandoansiosamente sus infectas ventanillas. Soamosestpidamente que no vivamos en Mxico y carolo pagamos.

    Despus de comprobar que nadie nosinformara la manera de llegar al lugar del festivaldecidimos salir a las calles donde poco a pocofuimos encontrando a ms asistentes, al salir a unaavenida ancha unos batos nos informaron que elapan estaba grueso, desde ese momentosupimos el significado de a salto de mata.

    Cuando veamos las torretas de las patrullasnos escondiamos detrs de alguna barda, en unlote baldo, al resguardo de la sombra de los rboleso la maleza. Nos enteramos que incluso algunosciviles de clase media le estaban echando la manoa la ley. Se detenan amablemente en cuantoidentificaban a algn jipi y le ofrecan unaventn, posteriormente lo entregaban en elretn ms cercano. As atraparon a tres amigos,que se nos perdieron enmedio de la confusin,me lo platicaron das ms tarde ya en el Defe.

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    Conforme avanzamos tomamos concienciaque cada vez eramos ms, entonces alguiensugiri que deberamos refugiarnos en la CiudadUniversitaria asegurando que la polica all noentrara, la idea fue recibida con agrado por todoel personal y lo hicimos.

    Entramos a uno de los patios (no s de quefacultad) y nos acomodamos en nuestras cobijas,recargados en las paredes, en el centro del patiovarios cuates sacaron guitarras, alguna botella ycomenzaron a cantar. El plan se fue afinando,consista en que esperaramos el amanecer ya quela llegada de ms banda, sabiamos, nos hara msfuertes. Eramos como ciento cincuenta. Tratamosde dormir pero lo logramos slo un rato pues ladesesperacin comenz a hacer presa del personal.Un tipo chaparrito y simpatiqusimo al que decancopita empez a arengar a los presentes gritandocon un impresionante vozarrn:

    -Vmonos a Valsequillo.-rale, rale, rale cabrones.-Vmonos a Valsequillo.Bast con no ms de tres arremetidas de su

    estentrea voz para reactivar a la banda.Y as el plan qued deshecho, desperezndose

    poco a poco la raza reanud el camino al solaresperado.

    Movindonos serpenteantes dentro de laUniversidad fuimos despertando a una grancantidad de gente que estaba simplemente

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    esperando un empujn para continuar.Atravesamos de punta a punta el espaciouniversitario y al final salimos nuevamente a lacarretera, para entonces eramos cerca de milquinientos monos y doncellas. Cantandoavanzamos y el sonido de nuestros pasos era msfuerte que el murmullo de las canciones, veamosa las patrullas poblanas del otro lado de una curvay las notamos atemorizadas, seguimos avanzandohasta que una de ellas nos enfrent:

    -Oigan chavos, mejor regresen.-Ni madres, mejor volteamos la patrulla. Dijo

    una voz desde dentro de la multitud.-Deveras, lo que pasa es que nosotros ya no

    los podemos detener, y ms adelante est elejrcito y esos culeros no son igual que nosotros,ellos si les parten la madre.

    -Chle, mejor le quemamos la trulla.Murmuraba con discreta alegra la banda.

    -Neta chavos es por su bien.SIn hacerles caso proseguimos nuestro

    camino, estabamos cerca del poblado de SanFrancisco, al fondo de una hondonada, e iniciamosla ascencin hacia nuestro destino.

    Y de repente... a escena, en un segundo, elespacio que ocupabamos se llen de la luz msbrillante que hayas visto, el sonido del magnavozaturdi nuestros oidos:

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    -Ya, hasta aqu llegaron, aqu atrs est elejrcito y no los van a dejar pasar.

    Debajo de varios potentes reflectores la bandasigui comportndose como un slo cuerpo, nadams que esta vez con diarrea, porque rpidamentetrato de escurrirse hacia todos lados. Ya no eraposible, de entre los maizales que bordeaban lacarretera fueron apareciendo los sardos, portabanarmas largas, al mirar hacia atrs slo encontramoslos amarillos resplandores de las torretas de laspatrullas poblanas. Nos encajonaron y a punta deculatazos nos obligaron a terminar de subir lapendiente. Nos formaron en lnea y a puroschingadazos nos subieron a unos camiones que yanos estaban esperando, eran como cuarenta.

    Nuestro grupo iba casi hasta adelante, as quefuimos de los primeros que subieron a loscamiones. No tardamos en partir (llenaban lostransportes y de inmediato los fletaban), eranotoria la prisa que tenan por deshacerse denosotros.

    Aunque rumiando nuestra derrota el caminode regreso paulatinamente fue tomando color, latristeza fue dando paso a una nebulosa esperanza...tratar de convencer al chofer. Le dijimos:

    -Qu onda don, ya afloje, i djenos encualquier recodo.

    -No chavos, no puedo, traigo atrs a lapatrulla.

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    Y efectivamente nunca nos abandon lapatrulla local hasta que llegamos a la caseta.

    Saliendo de la caseta arreciaron nuestraspeticiones, pero el chofer cancel sus odos y sededic a ignorarnos todo el tiempo.

    En el regreso a la ciudad de Mxico la esperanzase nutra con algo que nos pareca lgico:

    -Llegando a la caseta del Defe nos tiene quesoltar.

    -A huevo, ah no tienen jurisdiccin.-Nos traen secuestrados.

    Sabes qu? Ni madres.

    Llegando a la caseta de la ciudad de Mxico yanos estaba esperando una patrulla del Defe,entonces le repetimos nuevamente al chofer:

    -Qu onda ya danos avin.Nos contest:-no, las rdenes ora son de los policas de aqu.

    Puta mierda, los hijos de su chingada madrede los patrulleros (que los perdone su mam)condujeron el camin hacia los tiraderos de SantaCruz Meyehualco.

    Ya enmedio del basurero y parados frente deuna zanja (alineados, todos los que bajamos delcamin), los tecos a nuestra espalda cortaroncartucho.

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    El camin arranc y sali de all mientras lospinches polis se burlaban de nosotros, nosregaaron y siguieron acariciando sus escopetas,a mi lado un bato volvi a inflar su marchitabolsa de chemo -el tronido de su pulmnartificial me puso algo nervioso, aunque a esasalturas del partido ya todo me vala madre-, losazules se rieron, arrancaron rechinando las llantasy ah nos dejaron.

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    Balas en la obreraBalas en la obreraBalas en la obreraBalas en la obreraBalas en la obrera

    Ya tenamos rato tocando, eramos el grupoChacra, nos llevamos un buen tiempo alquilandoinstrumentos para tocadas de la cuadra: quince aos,bodas, alguna celebracin de la secu (la 82). Ganamosalgunos premios a nivel local y hasta nacional,nuestros sueos eran ms intensos que la mismarealidad y de ellos vivamos. Un da nos invitaron atocar en Azcapotzalco (el grupo ensayaba en laObrera), como siempre: con muy bajo presupuesto.Alguien se prest para llevarnos en una camionetadonde apenas cabamos. La tocada estuvo buena yregresamos pasadita la medianoche, en el caminooamos el estruendo de algunos cohetes rezagadosde las recientes fiestas patrias. Los estallidos nosprovocaban risa.

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    En una vinatera, una bola de chavosapeuscados alrededor de la ventanita haciangran desmadre y repentinamente un increbleoperativo, algo que nunca habamos visto, decenasde policias vestidos completamente de negro,adems tambin iban mujeres, mujeres policias,alcanzamos a ver esto desde luego sin deternos,se nos hizo muy violento pues llegaron conmetralletas, con las fuscas desenfundadas yculateando a todo el mundo. Nos pareciexcesivo el uso de la fuerza, como si enfrentarana alguien que estaba armado, daba la impresinque estaban entrenando. Nosotros, sin embargo,conservamos nuestro buen humor, i ibamos risay risa y cuando oamos alguna explosincomentabamos:

    -ojal y fueran balas para los tiras.

    As fue como llegamos al lugar dondeensayabamos en la Obrera (en Catlica), risa y risa.

    Pasando Lorenzo Boturini, en el ladoizquierdo, nos detuvimos frente al hotel Fabiola.

    La camioneta vena hasta el tope, a mi me tocestar en la cabina junto con tres personas ms, dellado derecho, pegada la cara a la ventanilla; en lacaja de la camioneta venan otros dos integrantesdel grupo, el equipo (bataka, liras, amplis) y micarnal, que entr con calzador cuando cerraronlas puertas traseras.

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    En el momento que vamos llegando, en laacera contraria, a la par, se estaciona una patrulla-ya vena campaneando desde dos cuadras atrs aun datsuncito blanco-, como a unos seis metros.Del vehculo policial desciende la pareja delconductor, rodea por enfrente el automovil (puesen la parte posterior trae enganchada una gra) ysonrindole a su compaero se dirige al choferdel datsun. El carro blanco esta pegadito a la gra-tambin viene repleto, son unos chavillos y seven de lana-, el que lo maneja se baja rpidamentecon cara de orita me arreglo, mientras sus amigosse revuelven nerviosos en los asientos.

    El que escribe mira en plenitud la escenailuminada por la luz mercurial, como asistiendo auna obra de teatro en primera fila. Todo sucedeen milisegundos, nosotros ni siquiera llegamos aabrir las puertas de la miona en que viajamos. Elpolicia y el del carrito comienzan el tradicionalestira y afloja:

    -Tarjeta de circulacin y licencia-No lo va a creer seor oficial pero se me

    olvidaron.-No chavo pus nos vas a tener que

    acompaar... etc, etc, etc, etc...

    Pareca lo mismo de siempre, slo que esa vezalguien rompi el ritmo natural de la ciudad.

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    De la oscuridad (entre la gra y el compacto),cubierto por una gabardina de pana (verde olivo?con el mercurio no se sabe), brotasilenciosamente un tipo, se ubica espaldas delpolicia...

    -No chavo, cmo crees, con eso ni pa loschescos...

    -rale, no sea gacho, denos la viada.

    El intruso introduce la mano derecha en el bolsocorrespondiente de la gabacha ...

    -Si te estoy echando la mano, amplia tucriterio...

    Una pistola cromada refleja la luz, se dirige ala sien del oficial, un corto y seco estallido noshace reconocer la inmensidad del silencio, delprofundo y espeso silencio roto -casi deinmediato- por el cristalino rebote del casquilloen el pavimento.

    El rostro plido del uniformado me mira conojos abiertos, vacos, descansa un brevsimoinstante en el antebrazo de su ejecutor y cae alpiso. Chle, hasta le hice una cancin.

    El cuate de la gabardina abandona a su vctimay dirige ahora el arma al interior de la patrulla, eldel volante trata de rechazarlo slo con las manos,agitndolas en frenticos crculos. La pistola se

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    encasquilla, gabaloco la saca, la revisa, intentadisparar y nada. Entonces decide desaparecer porel mismo camino que lo trajo.

    El poli sobreviviente se rehace, saca las salvasde su arma, mete balas efectivas, y sale de la patrulla,no ha visto por donde huye gabagaba -tampocovio por donde lleg-, los chavillos, corriendo,abandonan el datsun; algunos de ellos se refugiandetrs de nuestra camioneta. El azul dispara a loque se mueve -esta asustadsimo-, uno de losproyectiles se aloja en la camiona, atrs. Le grito ami hermano -l viene solo y revuelto enmediodel equipo-, est bien.

    -Qu hacemos? -nos preguntamos.Nadie se ha bajado del transporte.-Vmonos, se va a descolgar toda la ley y en

    lo que averiguan ya nos chingamos.El patrullero regresa a su unidad y comienza a

    radiocomunicarse.Arrncamos, al llegar a la esquina los cantos

    de las sirenas estn ms cabrones que los de laOdisea, sin pensarlo ms huimos.

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    Apan en NezaApan en NezaApan en NezaApan en NezaApan en Neza

    Ya eramos el grupo Qual, estabamos mstrabajados en el ambiente de los hoyos, desafor-tunadamente ya se haba pelado el pinche Rockdrigo,y bueno haba que seguir nuestro camino.

    Una vez nos salieron unas tocadas quepodamos juntar, una en un hoyo en Neza y otraen una fiesta con unos fans, unos cuates chidosque nos queran llevar a su casa -por la unidad ElRisco, en la salida a Pachuca.

    Asi que, para no variar, otra vez tenamos muybajo presupuesto. Erizos como andabamosconectamos el trasporte slo para que nos dejaraen la Arena de luchas de la Carmelo Prez yposteriormente pasaran los cuates de la otratocada por nosotros para, al da siguiente,regresarnos a nuestra base.

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    Era por el rumbo de la Bola. Eso de la Bolatena para mi unas referencias bastantes densasporque ya haba un buen de gente que me habaplaticado que caer en la Bola, ms siendo del defe,era gachsimo, bueno, para muchos cuates queconozco, caer en el Estado de Mxico en las garrasde la supuesta ley es verdaderamente terrible, digo,con todas las experiencias del Barapem y todo estetipo de agentes (ojetes?) que utilizaron eseespacio con impunidad, no te la acababas. Unapatente de corso era lo que ostentaban esoscabrones, se la pasaban atracando a los pobresobreros de Neza, de Tlane, de Naucalpan.Alguno de sus jefes se gradu como el msdistinguido secuestrador y asaltabancos de supoca, luego lo apaaron y se les escap de unreclusorio, creo todava anda libre. As que, qule esperaba a un pinche rocanrolerillo de matalarga y medio pedn. Francamente sabamos queeran terrenos truculentamente espesos.

    La tocada se desarroll bastante bien aunque,como siempre, no le sali al organizador, as quecomo pudo nos junt nuestra lana con el cambiode los chescos. Traa yo en las bolsas purasmonedas, como se dice: jodido pero contento.

    Ese da conocimos a un tipo que nos prometiuna conexin con Tenebrisa, que por cierto s sehizo aunque, a final de cuentas -despus de casi

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    un ao-, result una verdadera jalada, igual quela mayora de las cosas que nos toc ver ennuestra vida de rockeros.

    Estabamos all en la puerta del local, despusdel concierto, esperando a que llegara el transporteque nos llevara al segundo toqun, losorganizadores solidariamente esperaban connosotros en la calle.

    Y de esas cosas que uno nunca sabe, alguienencarg unas guamas o de repente fueronapareciendo. Tranquilamente esperabamos.Platicando con los organizadores, con algunosfans.

    La avenida estaba solitaria. En un lugar dondeno pasa nadie ni pasa nada... pasa una patrulla.

    Coincidentemente en el momento en que elautor de estas lneas levanta su primera chela y laembucha, se encuentra con la acerada y fieramirada del conductor del tombomvil. Sinpensarlo mucho y tratando que la pequeamultitud en la que se encuentra inmerso loinvisibilice, recula, se pega a la pared, trata deperderse entre el personal, todo es intil. El seorde la pistola sin reparar en el resto de la banda-varios con sus respectivas caguas- penetra en ellay sin detenerse me echa el guante, a tirones meconduce a la unidad (por cierto de color amarillo

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    y bocho, igualita a las que conoc en Puebla) yme arroja en el asiento trasero.

    La banda se alborota y trata de transar con losrepres de la ley, uno de los organizadores se ostentacomo lic (quesque abogado) y les receta unaperorata acerca de los derechos individuales,mientras el resto del personal amigo se organizaespontneamente y tomados de las manos formanuna valla para detener el vehculo. Todo esto slosirve para que los polis se encabronen ms. Echanlmina sobre mis rockeros cuates y aceleran,quebrando el frgil retn.

    El camino me empieza a poner nervioso yrecuerdo los sabios consejos de mi nico amigopolica -un magnfico cuate que fue cantante delprimer grupo en el que toqu y que por azares deldestino acab haciendo carrera de teco.

    Los consejos son: 1.- Siempre dirgete aellos diciendo seor oficial -esto los ubicaen una posicin de importancia, as se portancondescendientes y abres el chance de hacer trato;2.- Nunca les digas mi jefe pues creern que eresrata -entonces s, no te la acabas, y 3.- Transalo ms rpido posible y antes de llegar a ladelegacin, si no te va a salir ms caro.

    As que siguiendo este sencillo manual meenfrente a mis inevitables acompaantes a la cadavez ms cercana Bola. Despus de una nada

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    herica conversacin, y apoyado en la copiosacoleccin de monedas que contenan misbolsillos, cinco cuadras ms adelante aflojaron.Me dejaron abandonado enmedio del fro yoscuro aire necense. Apresur el regreso -pensque mis compaeros se lanzaran a buscarme, yas era-, afortunadamente los alcanc antes quepartieran, en ese momento los faros de uncamin de redilas nos encandilaron. Era eltransporte a la siguiente tocada.

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    Ay mam, el temblorAy mam, el temblorAy mam, el temblorAy mam, el temblorAy mam, el temblor

    Tena poco de haber saldo de una chambadonde acab a putazos con el gerente. Era unpinche espaol (no por espaol pinche) ms bienera una pinche persona que por haber estado en laguerra civil espaola -y del otro lado-, crea el geyque se las saba todas. Sesentn y gigantesco se lapasaba cagndose en dios y la leche todo el largoda. En ese trabajo, durante un tiempo, fung desubdelegado sindical, lo que me generaba unrspido y constante roce con el citado personaje.El problema no era el trabajo, el problema era elambiente de trabajo, ah acab por enfermarmede una gastritis nerviosa bien cabrona y es que nopoda soportar al tipo ste insultando a mis compasobreros.

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    Nuestra relacin laboral termin precisamenteel da del temblor del 85, el sismo me sorprendi abordo de una pesera que recorra la calle de Bolivary me llevaba al trabajo, la ciudad se colaps al igualque el asfalto debajo de las llantas de la combi queintempestivamente fren.

    Asustado y confundido descend, recorr lasagrietadas calles cuando an no dejaba de moverseel piso, los cables de la luz y el telfono sebalanceaban colgados de los innumerables postesque en aquellos tiempos brotaban en cada esquinade la colonia Obrera, alcanc a ver los ventanalesdel edificio de la Reforma Agraria desprenderse yreventarse al chocar en los entrepisos.

    Aturdido por lo rpido de los acontecimientosslo acert a dirigirme haca el taller dondetrabajaba -quedaba ms cerca que mi casa.Atraves la Avenida Chabacano donde, en esetiempo, se estaba construyendo la lnea cinco delmetro, enmedio de la gran zanja horadada en laavenida una inmensa gra yaca en el fondo,quebrada, slo su largo brazo sobresala a lasuperficie. Apurando el paso dobl la esquinadonde encontr a una joven seora -de tubos ypijama- con un beb en brazos y otro msgrandecito agarrado al faldn de su bata, elladudaba en cruzar el umbral de la vecindad dondeestaban pues el arco que coronaba la entradaoscilaba peligrosamente. Sin pensarlo brinquhaca ellos, levant al que estaba en el piso y a la

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    mam la jal de la mano, en una fraccin desegundo los dej en la calle y segu corriendohacia mi destino.

    Dos calles ms y vuelvo a doblar la direccin,ahora casi llego a mi chamba. En la acera deenfrente una barda, de unos 30 metros, haquedado pulverizada. Es de otra imprenta, lostrabajadores estn parados en la calle, algunos mesaludan, tienen el rostro lvido. Volando llego a laentrada del taller, me dirijo al reloj checador -enmi mente slo esta el pensamiento de hablar portelfono, comunicarme con mi familia. Checola tarjeta... 7:32 (la entrada es a las 7:30), me dirijoa la oficina -quiero echar un telefonazo, en elcamino encuentro al patrn...

    - Ya vio que horas son? me dice.- S, me permite el telfono?- Oiga, lleg tarde.- S, slo djeme hacer una llamada.- No, usted no trabaja aqu, se va a la calle.- Oye, no te has dado cuenta lo que est

    pasando?- A mi no me importa, nada ms buscan

    pretextos para no trabajar.- Bueno ya me voy, pero djame hacer la

    llamada.- No, no hay telfono y resptame, no me

    hables de t.

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    -Qu resptame ni que nada!, chinga a tumadre!

    En este momento atraviesa mi cuerpo lasensacin de que ya val madres, insultar al patrnen el centro de trabajo es causa de recesin decontrato, o sea, despido.

    Mi cerebro esta hecho un revoltijo, por unlado el apremio de saber como est mi familia,por otro la inminente prdida del empleo yenmedio de todo esto las caticas imgenespresenciadas momentos antes.

    Enfilo a la puerta entre los restos de las botellasde agua electropura que se encontraban apiladasen el pasillo-estacionamiento, convertidas ahoraen una blancuzca alfombra de vidrios astillados.Un momento antes de traspasar el umbral me jalanla grea -bastante larga-, al mismo tiempo de serempujado hacia la calle.

    Me repongo inmediatamente y trato dedefenderme pero el pinche cagaleche no mesuelta del pelo, ms alto que yo me mantiene araya mientras le disparo patadas y manotazos atodo lo que doy sin alcanzarlo efectivamente,me siento perdido.

    De improviso la presin afloja y cuando se meaclara la vista miro a cagoendios en el pisomientras unos chavos lo masacran a purospatines, uno de ellos se voltea y me dice

    - Que onda, le damos ms?...

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    Reconozco de inmediato al gero,hermano menor de un cuate del barrio, utacmo a crecido.

    - Nel ya djalo, no se la va a acabar...

    Y... bueno, estaba hablando de otra cosa, loque pasa es que despus de esa chamba me fui atrabajar all por avenida de las Granjas. No es pordrselas a desear pero como impresor me la sacaba,as que no tarde ni dos das y ya tena nuevoempleo.

    Me cargaba una depre bastante ruda -mimundo se modific totalmente en unos cuantosdas- y un viernes en la noche, despus de unaschelas con los compas del jale, hice una paradatcnica en un bar en la calle de Bolivar (el DosNaciones).

    Ah encontr a un tipo con el cual me puse adiscutir una bola de sinrazones, sin llegar aponernos de acuerdo en nada, yo beba wisky yaburrido de la pltica, en el momento en que miaccidental compaero fue a desaguar, me levanty sal del bar. Antes, en la puerta, me detuvo unmesero y me cambi el vaso de vidrio por uno deplstico.

    Con mi wisky en la mano sal a la calle, rumboa la avenida Izazaga. Al llegar a la esquina de laavenida me percat de las torretas de una patrullaque a mi se diriga, ya no poda hacer nada -yno me iba a echar a correr. Discretamente

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    coloqu el vaso en el hueco de la base delsemforo -no tena la placa movible-, y me armde la actitud ms inocente que pude.

    -Sbete -dijo el patrullero.- Pero, por qu seor oficial?- Que te subas cabrn, si ya vienes bien pedo.- Pus s, pero ya voy a mi casa, es aqu en la

    otra cuadra.- Oh, que te trepes o te subimos a huevo.- Pero si no estoy haciendo nada.

    La puerta de la patrulla se abri violentamente,un policia me asi del brazo, mientras el otro yahaba abierto la puerta trasera.

    De un empujn me sent en el asientoposterior y se acomod junto a mi.

    -rale desclvate.-Qu?-Que saques la mota y todo lo que traigas, se

    nota que eres bien pacheco.

    Yo, ac en mi mente, control, control. Portabauna credencialita del sindicato de Artes Grficas,una agenda de esas que se van formando con lacoleccin de trozos de papel y boletos del metro,pero adems, algunos billetes chicos, monedassueltas y el sobre intacto de mi sueldo semanal.

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    Saqu los papeles, la credencial y le enseel dinero. La patrulla arranc sobre Izazaga.

    Cndidamente supona que se conformarancon lo que vean, sin embargo el conductorinsisiti.

    -Ni madre, saca los chochos, no te hagas gey.Pareja, desclvelo bien.

    gilmente el poli que iba a mi lado procedia bolsearme con una sorprendente habilidad, enun instante encontr el sobre y le pas todas lascosas al conductor.

    Se detuvieron frente al hotel Virreyes, el queiba conmigo baj y pas a la parte delanteradejando abierta la puerta.

    -Vas, ya llgale.Cerr la puerta, dicindoles:-No, saben qu?, si me van a llevar a la

    delegacin, vamos. Pero me entregan mi sobre.-Cal sobre?

    Arrancaron nuevamente y torcieron sobreLzaro Crdenas.

    -Mira, es mi sueldo de la semana y no voy allegar sin l a mi casa.

    -Mejor bjate o te va peor.

    Avanzaban velozmente, era cerca de la unade la maana y el ahora eje central se encontrabacasi vacio, as que les dije:

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    -En todo caso esto sera una faltaadministrativa, pago la multa o me quedo treintay seis horas, pero con mi lana. As queregrsenmela.

    -Cal lana?, si no tras nada, mejor bjate ote bajamos pinche borracho.

    -Ni madre, mejor llvenme a la delegacin.

    No se por qu, pero not algo de nerviosismoen su conducta. Doblamos de nuevo a la derecha,ahora sobre Venustiano Carranza.

    -Si no te bajas te madreamos.-Sale, pero regrsenme el sobre.

    Cruzamos Bolivar y luego Catlica, antes dellegar a la calle de 5 de febrero se detuvieron.

    -Baja a este hijo de la chingada -le dijo elchofer al otro.

    Inmediatamente baj, pero yo ya estabaaferrado, le iba a costar ms trabajo sacarme queel que le cost meterme. A veinte uas ya estabayo, agarrado de la rejilla y con los pies en el marco,el cuico no hallaba por donde jalarme. Elconductor desesperado le gritaba a su compaero:

    -Ya, saca a ese cabrn.-No se puede -le contesta el menso que trata

    de arrastrarme (se me hace que eran novatos losdos, porque no me tiraron ni un madrazo).

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    Entonces le dice:-Ya, dale sus chingaderas.Y el que maneja arroja los papeles y las

    monedas a la banqueta.Inmediatamente me incorporo y salgo de la

    patrulla al mismo tiempo que el que pretendasacarme de la misma regresa a su asiento.Rpidamente miro lo que aventaron, slo es lamorralla, la credencial, los papeles y el sobre rotoy vacio. Ellos tratan de irse y entonces me abrazoal poste que esta entre las dos ventanillas delvehculo al tiempo que introduzco la piernaizquierda en la -ventanilla- de atrs gritndoles:

    -Dnme mi lana o llvenme al tambo.Colgado del carro me arrastran unos metros-Ya, pinche loco sultate.(Loco estara si me soltara, pues en ese tiempo

    estaban estrenando una jardineras de puro fierroque las cambiaron ahora por unas papeleras, si mesuelto me doy en la madre en ellas).

    Hasta que desesperado el que va al volante meavienta un puado de billetes.

    Detienen la patrulla y trastabillando me acercoal dinero, a ojo de pjaro percibo que ahora s esmi lana, inmediatamente la recojo y rpidamentela cuento, slo faltan como cincuenta pesos. Noesta mal -pienso- y levanto el resto de mis cosasmientras los polis se alejan sin dejar de insultarme.

    Regreso hasta Bolivar, y nuevamente enfilohacia mi chanta, paso frente al bar de donde haba

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    salido, un mesero baja las cortinas metlicas,mientras los ltimos parroquianos intercambianvasos a la salida.

    Otra vez estoy en la esquina de Izazaga,entonces recuerdo que ah dej mi bebida, revisola base del semforo y efectivamente ah laencuentro.

    Despus de tanta emocin traigo la gargantaseca, as que sin pensarlo me cho un trago. Lasluces intemitentes de unas torretas gradualmentesuben de intensidad, dirijo la mirada hacia laizquierda, es una patrulla, chin!, ya que, ni modode correr.

    Me resigno a repetir la historia, hay granagitacin dentro del vehculo, con notoriosaspavientos los oficers pasan junto a millenndome de insultos acerca de mi estadomental.

    Al ver que no se detienen levanto mi vaso yles dedico un ltimo brindis, ellos se pierden enla noche.

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    Presentacin en el SutinPresentacin en el SutinPresentacin en el SutinPresentacin en el SutinPresentacin en el Sutin

    Una buena cantidad de composiciones merondaba en la mente desde antes de formar elQual, tuvimos la oportunidad de grabarlas a finesdel 85, hicimos un cassette -Caminando, seintitula-, con una deck Teac (cassetera), unaconsola Biamp de ocho canales, dos micros, unascobijas, un buen de ganas.

    Grababamos la bataka, el bajo y el acompa-amiento en estreo, luego lo regresabamos ala consola con otra cassetera y de nuevo al deckpero ya entonces le metamos la voz, armnica,flauta, sinte, guitarra lider o coros, nos queddos tres para la poca.

    En un cuarto de azotea en la calle de Bolivarlo confeccionamos y lo presentamos en el teatrodel Sutin.

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    Este se ubicaba en Rio Becerra, en la Npoles,llegamos a ese lugar porque un cuate de allllamado Isidro conoca bien a Mario Alcntara,director de dos obras de teatro en las queparticip el grupo.

    El teatro perteneca al Sindicato de la IndustriaNuclear, una agrupacin muy combativa y por lotanto con frecuentes roces con el gobierno.Fueron de los primeros sindicatos independientescon presencia en la marcha del Primero de Mayo,se presentaban -adems- a ese evento con unabanda sinfnica. Estuvieron muy activos ayudandoa los damnificados del temblor (haba acopio deayuda en el mismo local). Slo que tantoestuvieron chingando hasta que los torcieron; queporque haban construido sobre terrenos que noeran de su propiedad, as que en un descuido sejodieron al sindi y tambin desde luego al teatro.Ah realizamos algunas presentaciones de losrupestres, en el estacionamiento del stanoorganizaban los Barajas unas tocadotas con laMaldita, Mama Z, nosotros y otros grupos, estasfueron el inicio del proyecto del LUCC.

    Con temor a aburrirlos hago la mencin desiempre: muy bajo presupuesto. Con un risibleequipito de sonido Adrin, Paco, Edgar y el queescribe instalamos lo necesario para lapresentacin del caset blanco un viernes. Elda anterior al concierto salimos volando del

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    teatro ya que tenamos que regresar a nuestrascasas y el servicio de metro estaba a punto determinar. Llegamos a la estacin -creo SanAntonio- y enfilamos inmediatamente al andn.Un vigilante nos sigui, todos nos dimos cuentapero no le dimos importancia...

    Iba a espaldas nuestras y de repente, cuandoentramos al andn, corri y en tanto esperabamosel convoy el vigilante apareci del otro lado, en elsentido contrario al que nos dirigamos.

    Yo, algo desesperado, me asom hacia el tnelpor donde aparecera nuestro transporte, entoncesla voz del policia reson en el casi vacio lugar...

    - Hey, haca atrs de la lnea amarilla.

    Hasta oir la llamada de atencin me percatque estaba pisando, ligeramente, la marca deprecaucin pintada en el piso. Automticamenteretroced, me acerqu a mis cuates al tiempo deexclamar para mis adentros...

    - Chingada madre -esto por la demora deltren.

    - Puta, como tarda, dijo Paco.- S, no vayamos a perder el otro -debamos

    trasbordar en Juanacatln, rumbo al oriente.

    Tan clavados estabamos en nuestras prisas yplanes que ni cuenta nos dimos a que horasapareci el policia. Me tom del brazo...

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    - Por qu me mentaste la madre?- Qu?- Vamos pa fuera...- Qu, por qu?- Cmo, por qu?, ests insultando a la

    autoridad.- Cal, aquioras?

    Lo mirbamos asombrados.- rale, jlale, te voy a remitir.

    Trat de reponerme de la sorpresa.- Prate, primero sultame -el gey ya me

    estaba jaloneando.- S te acompao, pero clmate... -dije.

    Me solt y nos movimos hacia afuera delandn. Caminaba a mi lado y deca:

    - Se creen muy chingones, que pueden insultara quien sea.

    - Oye, si yo no te insult.- Cmo no cabrn, vas a ver orita.

    Llegamos a un cubculo cerca de las taquillas(an dentro de las instalaciones) y trata deintroducirne en l.

    - Eyyy, prate no me voy a meter ah.- Como no, orita viene la patrulla para

    llevarte a la delegacin.- Oye pero por qu, si no hice nada.

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    Otro polica que ah se encuentra le sugiere,que, aunque sea, le pida un disculpa.

    - De qu? -le contesto.- Si onque sea dame una disculpa.

    Despus de una corta y bizantina discusin,adems percibiendo que el tiempo inexorable nosesta llevando a perder el trasbordo, concedo...

    - Muy bien, me disculpo de todo lo que creasque dije, as est bien?

    - No mames eso no es una disculpa.- Bueno, entonces de que quieres que me

    disculpe?- Qu, te sientes muy macho? orita me quito

    el uniforme y nos salimos.- A dnde?- Afuera, vamos afuera y nos damos en la

    madre.- Qu?, ts pirado, t ests entrenado para

    madrear gente, yo soy msico.- Entonces vamos a salir a la calle a esperar a la

    patrulla, -dice.

    Hasta ese momento mis acompaantes sloeran expectadores, en ese momento Paco habla...

    - Si te lo llevas, a mi tambin.- No, noms va l, l me insult -le contesta

    el poli.- Ah, entonces quieres que te la miente?,

    pus chinga a tu madre, ora s, llvame.

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    El vigilante se queda sin habla.- S, chinga a tu madre... -Adrin y Edgar

    participan a coro.

    No sabemos en realidad que pas, de repentetoda la presin lentamente se fue desinflando. Lapareja del policia miraba haca ninguna parte,evidentemente no quera estar ah.

    - Bueno te acepto la disculpa, pero no lovuelvas a hacer. Dijo por fin el vigilante

    - Ah, rale, vmonos.

    Tiruri, tiruri, corriendo y con el buen humorrecuperado apenitas ingresamos al vagn, desdeluego perdimos el trasbordo, caminando tuvimosque recorrer un buen trecho sobre AvenidaChapultepec, con una msera vaca ajustamos paraque el Paco tomara un taxi a su casa (viva por elaeropuerto). Al otro da la tocada estuvo bienchida.

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    TlaxcoaqueTlaxcoaqueTlaxcoaqueTlaxcoaqueTlaxcoaque

    Despus de Chacra form otro grupo quellevaba por nombre Coatlicue (en ese tiempoandaba muy aztequista), ensayaba en la calle deBolivar, en el centro. Esta agrupacin corri conuna suerte bastante irregular, nos toc el auge dela msica disco.

    Con el grupo anterior tocabamos en muchasfiestas particulares, en algunos hoyos, ascompramos nuestro equipo e instrumentos. Perocon Coatlicue, aunque incluso grabamos undisco y nos presentamos en el teatro de laCiudad, en los dos aos que dur no tocamosms de 15 ocasiones.

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    Te deca, ensayabamos en la esquina deBolivar y Nezahualcoyotl ya casi no tena tiempode reunirme con los amigos del barrio, me lapasaba trabajando en la imprenta y ensayando.

    Un da pasaron unos chavos que conocadesde morritos...

    -Qu onda wey qu tienes un grupo? -mepreguntaron.

    -S aqu ensayamos -El lugar de ensayo era undepartamento que estaba en litigio y mientras sedesocupaba nos daban chance de utilizarlo (conotros dos antiguos amigos, ah mismo, creamosun laboratorio de fotografa -con ampliadora ytoda la cosa).

    -Pus nosotros tenemos un bajo y unmicrfono, pero no sabemos si te sirvan.

    -Mira, bajo ya tenemos, aunque un micro sinos hace falta.

    -Te lo traemos y a nos arreglamos. -dijeron.Otro da pasaron y aunque yo no estaba me

    dejaron el bajo y el micro.

    Estaba afuera de la clnica cuatro del Seguro,en la calle de Hroes, mientras esperaba mi turnoen la consulta sal a comprar algn peridico orevista, mientras revisaba el puesto depublicaciones de improviso o mi nombre:

    -Fausto -dijo una voz desconocida.Antes de voltear ya me haban agarrado del

    cinturn y levantndome, de puntitas, con un

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    cuete en las costillas, me empujan haca un cochenegro.

    Al subirme al vehculo miro al Bombero einmediatamente recuerdo los instrumentos queme dejaron, me colocan en la parte de atrs juntoa mi delator, l viene esposado del tobillo a la basedel asiento. Yo llevo la mano enyesada, en uncabestrillo -la razn de estar en el Seguro es porqueme encuentro con el pulgar de la mano derechafracturado, un accidente de trabajo me dej lafalange completamente rota-, bruscamente medice el tira...

    -Qu, saca la mota.Yo slo contesto que no le hago.

    Entonces, trata de amedrentarme simulandoun bofetn.

    Levanto mi indefenso brazo y lo desanimo.-Qu te pas -pregunta.-Un accidente en el trabajo.-Ah, trabajas.-S.Sin decir ms se arrancan, pregunto adnde

    me llevan, sin recibir contestacin.

    -Donde estn los instrumentos quecompraste? -pregunta la ley.

    - Qu? yo no compr nada.-Cmo no -insiste, mirando al pinche

    Bombas.

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    -Ps ac tu cuate dice que s.-No, me los dejaron cuando yo nistaba. -digo.-Bueno, orita vemos.

    Nervioso observo la tranquilidad con la queel tirante maneja la situacin

    -Tonces qu -le pregunta al culey delBombn.

    -No, no los compr -le contesta.

    El auto sigue avanzando y entra a terrenosconocidos, en Andrade se detiene, bajan losmadrinas y despus de un rato suben a un chavitocomo de 13 aos -el frijolito le decan. Tambinsuben una bici desarmada.

    -Qu, pinche frijol, no que no la tenas. Si yahasta la ests pintando. -pregunta javier.

    -Oh! pus es que a mi tambin me robaronuna -dice el chavillo.

    Mientras uno de los madrinas acomoda la biclaen la cajuela el otro desaparece en el interior de lavecindad. Regresa con otro personaje, un gorditoque todo el camino se la pas casi llorando, ibaacusado de haber comprado unos discos, aunquel argumentaba que slo era una venganza de partedel Bombiux, deca el gordo que porque le hababajado una chava al otro.

    El apae sucedi a las diez de la maana,despus me enter que me andaban buscando

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    desde dos das antes, pero no me encontraban,en una de las ocasiones fueron a mi casa y dijeronque queran contratarme para una tocada.

    Nos trajeron vuelta y vuelta por el centro, ladoctores, la jurez, la obrera. Javier le preguntabapor otros de sus clientes al esposado y partiamos abuscarlos, algunos no estaban y despusregresabamos. Al pinche Bombn lo traan biensedita, con decirte que hasta por su padrastropasamos, all sali su jefa y le sorraj unascachetadas, pero l de todos modos empino alpostizo (por la venta de unas herramientas paramecnica automotriz). Al pobre cuate -que porcierto toreaba pulmn- le avisaron a tiempo ysali huyendo, as que cuando llegamossolamente estaba la seora, entreg lasherramientas y ofreci una lana que aceptaronlos tirantes sin chistar. Esto sucedi cuando latarde empezaba a oscurecer, algo curioso fueobservar que, aunque nos conocieramos, nuncacruce ningn saludo con las personasinterrogadas o detenidas. En cuanto nuestrasmiradas se encontraban, reconocian que no eranel momento ms oportuno de socializar. Sinvariar este esquema lleg la noche.

    La voz del gordo rompi la monotona, queespesa se apoderaba del ambiente al interior delgalaxie:

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    -Oiga seor es muy difcil ser polica? -Lesolt al tira repentnamente.

    -Uhhh s -le respondi el interpelado. -Qu,por qu?.

    -Es que yo siempre he querido ser como usted-la empalagosa admiracin del panzas convirtila situacin en algo molestamente pegajoso.

    -No ps ta muy cabrn -respondi el agente,ac, dndose su taco. -Hay que hacer muchosmritos y prepararse.

    -Yo estaba en una militarizada, pero no melati, mejor me gustara ser marinero o detective.-continu el porki ms animado.

    -Ahpusquebien -repuso el tira de un sologolpe, casi bostezando, pareca que as cortara lapltica.

    -Y si de mritos se trata yo s donde vendendroga -prosigui gordillo ante la estupefaccindel resto de los apaados.

    -Son unos cuates de la vecindad donde vive michava, tambin roban -mencion ya encarrerado.

    Ningn comentario surgi de nuestra parte,es ms, hicimos como si no oyeramos nada. Elbombero esboz una socarrona sonrisa.

    Los detenidos ya sabiamos nuestro destino:Tlaxcoaque.

    La DIPD -siglas que erizaban los pelitos en lanuca de cualquier chavo del barrio-, eriga su

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    centro de operaciones en la confluencia de SanAntonio Abad y la diagonal 20 de noviembre,ahora es la Direccin de Control de Trnsito dela Ciudad. Sabamos, por algunos amigos quehaban cado ah, que tenan encerrados hasta aguerrilleros, integrantes de la liga 23 deseptiembre. Los stanos, de ese lugar, eran crcelesdonde las garantas de cualquiera estabancanceladas. Durante el imperio del Negro Durazo(insgne jefe de la policia en el periodopresidencial de Lpez Portillo) fue la Catedraldel pozole y el chile piqun -sin olvidar eltehuacanazo para bajar el nimo de los detenidos.

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    El ensayo, fue el sitio de la ltima parada.Pasamos a recoger el bajo y el micro. Uninquieto puercoespin deslizndose por misintestinos me habra puesto menos nervioso quela posibilidad de perder los instrumentos y elequipo -con tantos trabajos conseguido. Noexista ninguna forma de saber si respetaran lascosas del grupo. Sin embargo el madrina fue enbusca de mis familiares, ellos sorprendidos seacercaron al auto, les informe del asunto einmediatamente volvieron con los consabidosinstrumentos.

    Arrancamos una vez ms, ahora s directito alas tenebrosas oficinas de la Dip (faltaban unascinco cuadras), mi vejiga estaba punto de reventar,en cuanto llegamos se lo dije al madrina:

    -ye ya me estoy miando.l me miro con desconfianza:-Orita pasas al bao.

    Bajando del auto luegoluego me agarr delcinturn. Mostrndole el guante de catcher quetraa por mano, coronada, adems, con un parde clavos quirrgicos, arg:

    -No marches, cmo me voy a echar a correr.Agarr la onda y me dej entrar al sanitario

    solo. Cuando sal ya nadams me asi del brazo.-Vas bien chavo -me dijo.-Qu? -contest sorprendido.

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    -S, as negado vas bien. Yo te conozco, tenasun grupo con los hermanos del Guty, l es miamigo. Sigue negado y la vas a librar.

    Ya ms tranquilo subimos la amplia escalinata,en un pasillo me dejaron recargado junto con elresto de los detenidos, sumabamos cerca de veintepersonas. El cine se le llamaba a esta accin, porese pasillo transitaban los agentes y los madrinasobservando a los detenidos -aunque no fuerandelincuentes-, as cuando los topaban en la calleinmediatamente los calificaban de sospechosos. Alfinal del pasillo los amigos o familiares de losdetenidos con caras compungidas esperabanformando una pequea multitud. Ah fcilmenteidentifique a los parientes del frijol (la hermana yel cuado con los que viva -que lo amenazabacon que lo ba a coscorronear), los paps del gordo(que permaneca, segn l, muy tranquilorecargado a mi lado) y a bastante gente del rumbo.

    El chor y el bombero se encontraban detrsde un gran vidrio, frente de ellos un personaje -canoso, traje gris y de corte impecable, bajo deestatura, moreno, tipo militar, gesto duro labradopor los aos, unos sesenta-. En algn momentolos tres me miraron.

    Sali el canoso:-Ya devolviste lo que compraste?-Yo no compr nada y los instrumentos ya

    los entregu -En ese momento me di cuentaque era el comandante.

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    -Qu y esas pinches greas? -profiri,remarcando su autoridad.

    -Soy msico.-Msico?, has de ser bien pinche mariguano

    y pastillo, qu te pas ah? -pregunt, sealandola mascada que me atravesaba el pecho.

    -Un accidente de trabajo -respond,enseando nuevamente mi manita.

    -En qu trabajas? -dijo con firmeza, aunqueya con menos prepotencia.

    -Soy impresor, maestro impresor.Recuperando su actitud y sin titubear finaliz:-Pues por esta la libraste, rale cabrn a

    chingar a su madre.Como impelido por un resorte, ni pregunt,

    apresurado me dirig a la salida. En mi menterondaba el terror que, en cualquier momento, elcomandante cambiara de opinin -era prcticacomn para ablandar a los apaados.

    -A ver gordito que t sabes . . . -fue loltimo que percib, mis odos se fueronsaturando de ruido blanco, el trayecto a la puertaprincipal se convirto en una pantallacinematogrfica en la que me deslizaba, al golpedel aire nocturno fui recuperando la cordura,tranquilamente, de tres en tres, baj losescalones. Nunca haba agradecido una mentadade madre hasta ese da.

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    apan, apae detencinazules policiasbajar robarbalcn, estar o estar a exhibirsebanda, la conglomerado juvenilbato individuobocho volkswagenbolsear, basculear registro violentocacagrande gente importantecampanear acecharcartn caja de cervezascuate amigocuates chidos la pura buena ondaculero, culey malintecionadochle expresin de asombro, desazn o

    de inconformidad, asegn la situacinchavo jovenchamba, jale empleo remuneradochanta hogarchela cervezachescos bebidas gaseosaschingadazo golpechingarse caer en desgraciachochos pastillas, frmacosdefe El defectuoso, Distrito Federalde volada rpidamentedesafanar deshacerse

    GlosarioGlosarioGlosarioGlosarioGlosario

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    echar la mano ayudarerizo falto, pobregacho triste, penosoguama, cagua cervezas grandeshoyos sitios para oir rockhuevo, a forzosamentelana dinerola viada, dar liberarley, la tira, agentes, etc.luegoluego inmediatamentemadrear golpearmadrina ayudante sin grado de los agentesmiona camionetamorralla dinero de baja denominacinmota mariguananeta verdadpacheco adictopatines golpes propinados con el piepedo, andar de ebriopelarse huir, morirpersonal, el un montn de cuatespirado, estar loco, falto de raznpozole, pocito tortura mediante ahogamiento en

    un tambo o en un retreterata ladrnsardos soldadostira, tirante, javier la leyteco, tombo, cuico policiastocada, toqun presentacin musicaltorear pulmn vender pulque de manera ilegaltransa cohechoun buen cantidad respetablevaler madre no importarvuelo envin, resto de un impulsovaca, hacer la cooperarse

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    Modelo 54Modelo 54Modelo 54Modelo 54Modelo 54

    Nativo de la Ciudad de Mxico, FaustoArrelln Rosas se ha desempeado -desde losdiez aos de edad- en el mbito de las artesgrficas. Pero tambin, entre otras cosas, hasido ayudante de radiotcnico, fotgrafo, jipi,msico rockero, acomodador de la plaza detoros Mxico, instalador de alarmas paraautos, pap, estudiante de textiles, cantante,compositor, diseador, productor, editor,escritor, director de una revista, inventor yactualmente desarrolla un sistema deagricultura urbana...

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    ndicendicendicendicendice

    PRLOGO 7

    Introduccin 11

    La primera en la frente 15

    Cumpleaos del Pina 19

    Rock en Valsequillo 29

    Balas en la obrera 37

    Apan en Neza 43

    Ay mam, el temblor 49

    Presentacin en el Sutin 59

    Tlaxcoaque 65

    Glosario 75

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    Servir y protegerse termin de imprimiren octubre de 2004.

    1000 ejemplares ms sobrantespara reposicin.Angelito Editor

    5672 80 [email protected]

    Ciudad de Mxico.

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