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Envíanos como «Misioneros de por vida a Colombia» Beth Wallace Yo fui la hija mayor de Troy y Emma Hickman, nacida el 9 de octubre de 1935 en Bladenboro, Carolina de Norte. Mi padre era el «hombre arréglalo-todo» y mi madre la «oyente, la que ayudaba a reparar corazones y cuerpos lastimados». «Vayan por todo el mundo a predicar el evangelio» era el mensaje de las iglesias Bautista de la Libre Libertad y Bautista del Sur que fueron las que moldearon la vida de nuestra familia. Orábamos, levantábamos ofrendas y enviábamos misioneros. Cuando terminé el bachillerato me matriculé en la Universidad Bíblica Bautista de la Libre Libertad en Nashville, Tennessee y fue allí donde conocí a Boyce Wallace. Para abreviar una larga y bella historia, nos casamos el 24 de julio de 1955. Pronto descubrimos nuestro camino a la Iglesia Presbiteriana Cumberland y desde entonces hemos estado en casa. Boyce fue pastor de varias congregaciones en el centro de Tennessee y yo terminé mis estudios superiores, serví al lado de él y cuidé a nuestros hijos Melody y Andrés. Fue en este tiempo cuando comenzamos a oír el llamamiento de Dios al trabajo misionero. Al principio del proceso de discernimiento pensamos que tal vez Dios nos estaba llamando al Japón, porque era allí donde la Iglesia Presbiteriana Cumberland necesitaba una pareja de misioneros. Para prepararnos de lleno para servir a Dios como misioneros, Boyce se matriculó en el seminario presbiteriano Cumberland. Al graduarse en 1962 no había _________________________________________________________________ ________________________________________ Envíanos como misioneros de por vida a Colombia 2018-2019

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Page 1: Send Us as “Lifetime Missionaries” to Colombia · Web viewBuenaventura, lugares de fácil acceso, y lugares a los que solo se puede llegar en bote o canoa. Hemos amado y servido

Envíanos como «Misioneros de por vida a Colombia»Beth Wallace

Yo fui la hija mayor de Troy y Emma Hickman, nacida el 9 de octubre de 1935 en Bladenboro, Carolina de Norte. Mi padre era el «hombre arréglalo-todo» y mi madre la «oyente, la que ayudaba a reparar corazones y cuerpos lastimados». «Vayan por todo el mundo a predicar el evangelio» era el mensaje de las iglesias Bautista de la Libre Libertad y Bautista del Sur que fueron las que moldearon la vida de nuestra familia. Orábamos, levantábamos ofrendas y enviábamos misioneros. Cuando terminé el bachillerato me matriculé en la Universidad Bíblica Bautista de la Libre Libertad en Nashville, Tennessee y fue allí donde conocí a Boyce Wallace. Para abreviar una larga y bella historia, nos casamos el 24 de julio de 1955.

Pronto descubrimos nuestro camino a la Iglesia Presbiteriana Cumberland y desde entonces hemos estado en casa. Boyce fue pastor de varias congregaciones en el centro de Tennessee y yo terminé mis estudios superiores, serví al lado de él y cuidé a nuestros hijos Melody y Andrés.

Fue en este tiempo cuando comenzamos a oír el llamamiento de Dios al trabajo misionero. Al principio del proceso de discernimiento pensamos que tal vez Dios nos estaba llamando al Japón, porque era allí donde la Iglesia Presbiteriana Cumberland necesitaba una pareja de misioneros. Para prepararnos de lleno para servir a Dios como misioneros, Boyce se matriculó en el seminario presbiteriano Cumberland. Al graduarse en 1962 no había ningún campo misionero abierto, aunque Dios nos llamó a Marlow, Oklahoma para pastorear una iglesia allí. Seis meses después recibimos una llamada para ir a Colombia, América del Sur. ¿Estábamos interesados? ¡Sí, por supuesto! Después de una emotiva despedida de nuestra amada familia de la iglesia de Marlow, comenzamos nuestra jornada a la escuela de idiomas de Costa Rica —en carro, con dos niños en el asiento trasero con sus juguetes. Ese viaje en carro de diez días confirmó nuestro llamamiento cuando sentimos la comunidad al compartir en lugares locales y remotos con nuestro incipiente español.

Nuestro trabajo en Colombia comenzó en Armenia: Boyce sirvió como pastor y yo enseñaba inglés en el colegio privado al que asistían nuestros dos hijos. Serví en diversas funciones en esa primera iglesia y de verdad me sentí acogida y parte de las comunidades que nos rodeaban. Nos enorgullece decir que somos quindianos porque llegamos justo en el momento en que celebraban la creación del Departamento [del Quindío].

Nuestro llamamiento a Colombia se ha extendido por más de cincuenta años. Juntos, Boyce y yo hemos servido en varias iglesias satisfaciendo las necesidades de mucha gente diferente en Armenia, Cali. Buenaventura, lugares de fácil acceso, y lugares a los que solo se puede llegar en bote o canoa. Hemos amado y servido a la comunidad negra del Pacífico, a los indígenas de Nariño, a nuestra querida familia quindiana, y a los acogedores caleños que nos _________________________________________________________________________________________________________Envíanos como misioneros de por vida a Colombia 2018-2019

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abrieron las puertas y dijeron: «Siéntanse en casa». Hemos sido bendecidos. Hemos visto vidas transformadas por las Buenas Noticias de Jesucristo. Hemos visto iglesias que brotaron de semillitas y se convirtieron en iglesias pujantes, apasionadas como la Iglesia Presbiteriana Cumberland de Popayán, nuestra iglesia más grande en Colombia. Hemos sido testigos de incontables milagros de amor y fe.

El Señor nos abrió la puerta a Colombia hace más de cincuenta años y dijo: «Yo los envío». Dondequiera que hemos estado el Señor ha sido proveedor. Cada miembro de mi familia ha dejado parte de sus corazones en Colombia. Boyce falleció en la casa de nuestra hija en Florida en diciembre de 2016 mientras pasábamos allí la Navidad con ellos. Regresé a Colombia y estoy «en casa» en Cali. Quiero que el Señor me use en esta etapa de mi vida porque fuimos llamados a ser Misioneros de por vida. Ruego sus oraciones, y nuestra alfombra de bienvenida está puesta a la entrada de casa.

Reflexiones

Lean Juan 20:19-22. Después de su resurrección, Jesús fue a sus discípulos y les dijo que los estaba enviando así como Dios lo había enviado a él. Observen que les dice que van a recibir el Espíritu Santo que irá con ellos. Cuando Dios llamó a Boyce y a Beth Wallace para ir a Colombia, los equipó llenándolos con el Espíritu Santo para que pudieran hacer grandes cosas en nombre de Cristo. ¿Qué significa para ustedes saber que Dios envió un Consolador, el Espíritu Santo para que habitara siempre con ustedes? Nombren a personas que conozcan, o hayan conocido, que estuvieron llenas del Espíritu Santo. ¿Por qué eran diferentes? Llamamiento a la acción

¿De qué manera tratan de reconocer la presencia del Espíritu Santo en sus vidas? Hagan el pacto de comenzar cada día con oración pidiendo que el Espíritu Santo las guíe para que puedan ver y satisfacer las necesidades de alguien en este día. Pónganse la meta de vivir una vida llena del Espíritu.

OraciónEspíritu del Dios viviente, tú rompiste barreras y nos mostraste que no hay ni judío ni gentil, ni hombre ni mujer. Tú abriste nuestros ojos para ver que todos somos tus hijos: rojos, amarillos, negros, cobrizos y blancos. Ahora vemos cómo las manos del rico quedaron vacías y los corazones del pobre llenos. Todos somos uno en Cristo Jesús y por esto te alabamos. Gracias sean dadas a Dios por las vidas y el ministerio de Beth and Boyce Wallace. Sigue derramando tus bendiciones sobre Beth y dale las oportunidades para continuar sirviéndote en esta etapa de su vida. Que nosotras, al igual que Beth, oigamos tu llamamiento: «Sígueme», y respondamos: «Aquí estoy». Amén.

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