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S E M A N A S A N T A
"NO FUERON LOS CLAVOS
LOS QUE SOSTUVIERON A JESÚS
EN LA CRUZ, FUE EL AMOR, POR TI
Y POR MI, POR EL QUE PERMANECIÓ
AFERRADO A ESE MADERO"
2 0 2 1
M E N S A J E D E L
S A N T O P A D R E F R A N C I S C O
Queridos amigos,
Tengo la oportunidad de entrar
en vuestras casas de una
manera diferente a la habitual.
Si me lo permitís, me gustaría
hablar con vosotros unos
momentos en este período de
dificultad y de sufrimientos. Os
imagino en medio de vuestras
familias, mientras vivís una vida
inusual para evitar el contagio.
Pienso en la vivacidad de los
niños y los jóvenes, que no
pueden salir, ir a la escuela,
hacer su vida. Llevo en mi
corazón a todas las familias,
especialmente a las que tienen
algún ser querido enfermo o a
las que desgraciadamente
están de luto por el coronavirus
u otras causas. En estos días
pienso a menudo en las
personas solas, para las que es
más difícil afrontar estos
momentos. Sobre todo pienso
en los ancianos, a los que quiero
tanto.
P A R A L A S E M A N A S A N T A
2
No puedo olvidar a los que están
enfermos a causa del coronavirus,
a las personas ingresadas en los
hospitales. Tengo presente la
generosidad de los que se
exponen al peligro para curar esta
pandemia o para garantizar los
servicios esenciales a la sociedad.
¡Cuántos héroes, de todos los días,
a todas las horas! También
recuerdo a los que pasan apuros
económicos y están preocupados
por el trabajo y el futuro. Pienso
además en los presos en las
cárceles, a cuyo dolor se suma
el miedo a la
FAM
ILIA
SOM
OS
epidemia, por ellos y por sus seres
queridos, pienso en los que carecen de
domicilio, que no tienen un hogar que
los proteja.
Es un momento difícil para todos. Para
muchos, muy difícil. El Papa lo sabe y,
con estas palabras, quiere expresar a
todos su cercanía y su afecto.
Intentemos, si podemos, aprovechar este
tiempo lo mejor posible: seamos
generosos; ayudemos a quien lo necesita
en nuestro entorno; busquemos, a lo
mejor por teléfono o en las redes
sociales, a las personas que están más
solas; recemos al Señor por los que
pasan por esta prueba en Italia y en el
mundo.
Aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu pueden llegar lejos
con la creatividad del amor. Es lo que hace falta hoy: la creatividad del
amor. Celebramos la Semana Santa de una manera verdaderamente
inusual, que manifiesta y resume el mensaje del Evangelio, el del amor
ilimitado de Dios. Y en el silencio de nuestras ciudades, resonará el
Evangelio de Pascua. Dice el apóstol Pablo: «Y murió por todos, para que ya
no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por
ellos» (2 Cor 5,15). En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta
fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con
vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que
también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de
esta pandemia.Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una
ilusión, es una esperanza.
Los unos al lado de los
otros, en el amor y la
paciencia, podemos
preparar en estos días un
tiempo mejor. Gracias por
dejarme entrar en vuestras
casas. Tened un gesto de
ternura con los que sufren,
con los niños, con los
ancianos. Decidles que el
Papa está cerca y reza para
que el Señor nos libre
pronto del mal a todos. Y
vosotros, rezad por mí.
¡Buena cena,
hasta pronto!
4
Queridos hermanos y hermanas:
Hemos llegado a la vigilia del Triduo
pascual. Los próximos tres días se
suelen llamar "santos" porque nos
hacen revivir el acontecimiento
central de nuestra Redención; nos
remiten de nuevo al núcleo esencial
de la fe cristiana: la pasión, la muerte y
la resurrección de Jesucristo. Son días
que podríamos considerar como un
único día: constituyen el corazón y el
fulcro de todo el año litúrgico, así
como de la vida de la Iglesia. Al final
del itinerario cuaresmal, también
nosotros nos disponemos a entrar en
el mismo clima que Jesús vivió
entonces en Jerusalén. Queremos
volver a despertar en nosotros la
memoria viva de los sufrimientos que
el Señor padeció por nosotros y
prepararnos para celebrar con alegría,
TRIDUO PASCUAL
Por Benedicto XVIel próximo domingo, «la verdadera
Pascua, que la sangre de Cristo ha
cubierto de gloria, la Pascua en la que la
Iglesia celebra la fiesta que constituye el
origen de todas las fiestas», como dice el
Prefacio para el día de Pascua en el rito
ambrosiano. Mañana, Jueves santo, la
Iglesia hace memoria de la última Cena,
durante la cual el Señor, en la víspera de
su pasión y muerte, instituyó el
sacramento de la Eucaristía, y el del
sacerdocio ministerial. En esa misma
noche, Jesús nos dejó el mandamiento
nuevo, mandatum novum, el
mandamiento del amor fraterno. Por la
tarde, en la misa in Cena Domini se hace
memoria de la última Cena, cuando
Cristo se nos entregó a todos como
alimento de salvación, como medicina
de inmortalidad: es el misterio de la
Eucaristía, fuente y cumbre de la vida
cristiana. En este sacramento de
salvación, el Señor ha ofrecido y
realizado para todos aquellos que creen en él la unión más íntima posible entre
nuestra vida y su vida. Con el gesto humilde pero sumamente expresivo del
lavatorio de los pies, se nos invita a recordar lo que el Señor hizo a sus Apóstoles:
al lavarles los pies proclamó de manera concreta el primado del amor, un amor
que se hace servicio hasta la entrega de sí mismos, anticipando también así el
sacrificio supremo de su vida que se consumará al día siguiente, en el Calvario.
Según una hermosa tradición, los fieles concluyen el Jueves santo con una vigilia
de oración y adoración eucarística para revivir más íntimamente la agonía de
Jesús en Getsemaní. El Viernes santo es el día en que se conmemora la pasión,
crucifixión y muerte de Jesús. En este día, la liturgia de la Iglesia no prevé la
celebración de la santa misa, pero la asamblea cristiana se reúne para meditar
en el gran misterio del mal y del pecado que oprimen a la humanidad, para
recordar, a la luz de la palabra de Dios y con la ayuda de conmovedores gestos
litúrgicos, los sufrimientos del Señor que expían este mal. Después de escuchar
el relato de la pasión de Cristo, la comunidad ora por todas las necesidades de la
Iglesia y del mundo, adora la cruz y recibe la Eucaristía, consumiendo las
especies eucarísticas conservadas desde la misa in Cena Domini del día anterior.
6
Como invitación ulterior a meditar en la pasión y muerte del Redentor y
para expresar el amor y la participación de los fieles en los sufrimientos de
Cristo, la tradición cristiana ha dado vida a diferentes manifestaciones de
piedad popular, procesiones y representaciones sagradas, orientadas a
imprimir cada vez más profundamente en el corazón de los fieles
sentimientos de auténtica participación en el sacrificio redentor de Cristo.
Entre esas manifestaciones destaca el vía crucis, práctica de piedad que a lo
largo de los años se ha ido enriqueciendo con múltiples expresiones
espirituales y artísticas vinculadas a la sensibilidad de las diferentes culturas.
Así, han surgido en muchos países santuarios con el nombre de "Calvario"
hasta los que se llega a través de una cuesta empinada, que recuerda el
camino doloroso de la Pasión, permitiendo a los fieles participar en la
subida del Señor al monte de la Cruz, al monte del Amor llevado hasta el
extremo.
El Sábado santo se caracteriza por un profundo silencio. Las iglesias están
desnudas y no se celebra ninguna liturgia. Los creyentes, mientras aguardan
el gran acontecimiento de la Resurrección, perseveran con María en la
espera, rezando y meditando. En efecto, hace falta un día de silencio para
meditar en la realidad de la vida humana, en las fuerzas del mal y en la
gran fuerza del bien que brota de la pasión y de la resurrección del Señor.
En este día se da gran importancia a la participación en el sacramento de la
Reconciliación, camino indispensable para purificar el corazón y prepararse
para celebrar la Pascua íntimamente renovados. Al menos una vez al año
necesitamos esta purificación interior, esta renovación de nosotros mismos.
Este Sábado de silencio, de meditación, de perdón, de reconciliación,
desemboca en la Vigilia pascual, que introduce el domingo más
importante de la historia, el domingo de la Pascua de Cristo. La Iglesia vela
junto al fuego nuevo bendecido y medita en la gran promesa, contenida en
el Antiguo y en el Nuevo Testamento, de la liberación definitiva de la
antigua esclavitud del pecado y de la muerte. En la oscuridad de la noche,
con el fuego nuevo se enciende el cirio pascual, símbolo de Cristo que
resucita glorioso. Cristo, luz de la humanidad, disipa las tinieblas del
7
corazón y del espíritu e ilumina a todo hombre
que viene al mundo. Junto al cirio pascual
resuena en la Iglesia el gran anuncio
pascual: Cristo ha resucitado verdaderamente,
la muerte ya no tiene poder sobre él. Con su
muerte, ha derrotado el mal para siempre
y ha donado a todos los hombres la vida
misma de Dios.
Según una antigua tradición, durante la
Vigilia pascual, los catecúmenos reciben el bautismo para poner de relieve la
participación de los cristianos en el misterio de la muerte y de la resurrección
de Cristo. Desde la esplendorosa noche de Pascua, la alegría, la luz y la paz de
Cristo se difunden en la vida de los fieles de toda comunidad cristiana y
llegan a todos los puntos del espacio y del tiempo.
Queridos hermanos y hermanas, en estos días singulares, orientemos
decididamente la vida hacia una adhesión generosa y convencida a los
designios del Padre celestial; renovemos nuestro "sí" a la voluntad divina,
como hizo Jesús con el sacrificio de la cruz. Los sugestivos ritos del Jueves
santo, del Viernes santo, el silencio impregnado de oración del Sábado santo
y la solemne Vigilia pascual nos brindan la oportunidad de profundizar en el
sentido y en el valor de nuestra vocación cristiana, que brota del Misterio
pascual, y de concretizarla en el fiel seguimiento de Cristo en toda
circunstancia, como hizo él, hasta la entrega generosa de nuestra existencia.
Hacer memoria de los misterios de Cristo significa también vivir en adhesión
profunda y solidaria al hoy de la historia, convencidos de que lo que
celebramos es realidad viva y actual. Por tanto, llevemos en nuestra oración el
dramatismo de hechos y situaciones que en estos días afligen a muchos
hermanos nuestros en todas las partes del mundo. Sabemos que el odio, las
divisiones y la violencia no tienen nunca la última palabra en los
acontecimientos de la historia. Estos días vuelven a suscitar en nosotros la
gran esperanza: Cristo crucificado ha resucitado y ha vencido al mundo. El
amor es más fuerte que el odio, ha vencido y debemos asociarnos a esta
victoria del amor. 8
Por tanto, debemos recomenzar desde Cristo y trabajar
en comunión con él por un mundo basado en la paz,
en la justicia y en el amor.
9
En este compromiso, en el que todos estamos
implicados, dejémonos guiar por María, que acompañó a
su Hijo divino por el camino de la pasión y de la cruz, y
participó, con la fuerza de la fe, en el cumplimiento de su
designio salvífico. Con estos sentimientos, os expreso ya
desde ahora mis mejores deseos de una feliz y santa
Pascua a todos vosotros, a vuestros seres queridos y a
vuestras comunidades.
EL
CAMINO
DE LACRUZReciban un saludo especial para todos, esperando siempre que la
misericordia de Dios esté presente en nuestra vida.
Por motivos de la pandemia no vamos a reunirnos como comunidad cristiana
en el templo de St. Dominic Savio, para realizar el viacrusis, pero
aprovechando este medio, vamos a realizar un interesante camino de la Cruz,
desde el calor del hogar, en compañía de los seres más queridos o con los que
solemos compartir diariamente.
El propósito es que nos regalemos un tiempo en familia para hablar y
reflexionar, pero si por algún motivo te encuentras solo o sola, no pierdas el
entusiasmo y la oportunidad de hacer este viacrusis, porque el crecimiento
será para ti, pero el beneficio lo recibiremos todos.
En el viacrusis encontramos varios personajes que quizás , se nos han hecho
comunes tras varias semanas santas celebrabas año tras año, pero hoy,
queremos detenernos en un elemento sin vida, pero que son causantes de
grandes y mortales daños en la existencia de Jesús.
Heridas que no pararon de sangrar,
de generar dolor,
de robarle la movilidad y la libertad,
de impedirle caminar,
Y lo que es peor, de causarle lentamente la muerte. 10
Quisiera que hablemos de los
clavos que perforaron las manos y
los pies de Jesús, esos mismos
clavos que hasta hoy siguen
presentes en nuestra vida cotidiana
cuando por diversos motivos con
nuestras palabras o con nuestras
actitudes, herimos a los demás,
generamos dolor, causamos un
sufrimiento lento y doloroso en las
personas que decimos amar,
impidiéndoles ser libres, dado que
las punzadas de nuestras palabras
y tratos, han llevado que esa o esas
personas, se desangren
lentamente, perdiendo su propia
vida.
Fueron los clavos los que limitaron
a Jesús de su movilidad y lo ataron
a un madero, hoy, también son
nuestros actos los que pueden
llevar a crucificar a los demás; de
ser así, estamos muy cerca de
parecernos a aquellos soldados
romanos que martirizaron la vida de nuestro Salvador.
Son los clavos tan peligrosos, que después de estar fijados en la madera o en la
pared, retirarlos es dejar una marca; puede que la vida aún la podamos salvar, que
el perdón aún lo lleguemos a recibir o que el sufrimiento lo detengamos, pero
tenemos que actuar ahora mismo y parar este sufrimiento sin sentido.
11
Los clavos, generalmente ocasionan
ataduras, sufrimientos, los clavos
generaron en Jesús una muerte
lenta; basta ya de clavar más a Jesús
en la cruz, es momento que en este
tiempo de cuaresma seamos
conscientes de lo que tenemos que
hacer y que este camino no sea
solamente una historia narrada de
generación en generación, año tras
año, o una memoria, o un recuerdo
simplemente, es momento de que
Cuándo me he sentido herido o herida en mi familia? Por qué? (Expresa
como te sentiste, es importante que saques tu dolor)
Crees que colocas clavos en tu familia o seres cercanos? Cuáles son esas
cargas? Por qué crees que lo haces?
Qué solución propones para liberarlos y liberarte de estos clavos
(sufrimientos o cargas)?
sea realmente un propósito de cambio, hacer el viacrusis es compadecernos del
dolor de Jesús y buscar evitarlo nuevamente.
Para ello, les propongo la siguiente actividad, respondiendo sinceramente al
esquema de estas tres sencillas preguntas
Después de responder esta sencilla actividad, compartamos con las personas
que estamos, por favor, habla, no te quedes callado, quitarnos estos clavos,
implica hablar y expresar mi sentir, es solo hacer ver cómo me sentí o me
siento.Espero de corazón puedan tener un encuentro realmente hermoso de
sanación, donde vendemos nuestras heridas generadas por estos clavos que
propiamente hemos hecho cada uno nosotros y proponernos ser mejores cada
día, hasta pronto.
12
13
La palabra "muerte" se pronuncia con
un nudo en la garganta. Aunque la
humanidad, durante tantas
generaciones, se haya acostumbrado
de algún modo a la realidad inevitable
de la muerte, sin embargo resulta
siempre desconcertante. La muerte de
Cristo había penetrado profundamente
en los corazones de sus más allegados,
en la conciencia de toda Jerusalén. El
silencio que surgió después de ella
llenó la tarde del viernes y todo el día
siguiente del sábado. En este día,
según las prescripciones de los judíos,
nadie se había trasladado al lugar de la
sepultura. Las tres mujeres, de las que
habla el Evangelio de hoy, recuerdan
muy bien la pesada piedra con que
habían cerrado la entrada del sepulcro.
Esta piedra, en la que pensaban y de la
que hablarían al día siguiente yendo al
sepulcro, simboliza también el peso
que había aplastado sus corazones. La
piedra que había separado al Muerto
de los vivos, la piedra límite de la vida,
Vigilia Pascual
Por Juan PAblo II
sus corazones. La piedra que había separado al Muerto
de los vivos, la piedra límite de la vida, el peso de la
muerte. Las mujeres, que al amanecer del día después
del sábado van al sepulcro, no hablarán de la muerte,
sino de la piedra. Al llegar al sitio, comprobarán que la
piedra no cierra ya la entrada del sepulcro. Ha sido
derribada. No encontrarán a Jesús en el sepulcro. ¡Lo
han buscado en vano! "No está aquí; ha resucitado,
según lo había dicho" (Mt 28, 6). Deben volver a la
ciudad y anunciar a los discípulos que El ha resucitado y
que lo verán en Galilea. Las mujeres no son capaces de
pronunciar una palabra. La noticia de la muerte se
pronuncia en voz baja. Las palabras de la
resurrección eran para ellas, desde luego,
difíciles de comprender.
Difíciles de repetir, tanto ha influido la
realidad de la muerte en el
pensamiento y en el corazón del hombre.
Desde aquella noche y más aún desde la mañana
siguiente, los discípulos de Cristo han aprendido a
pronunciar la palabra "resurrección". Y ha venido a ser la
palabra más importante en su lenguaje, la palabra
central, la palabra fundamental. Todo toma
nuevamente origen de ella. Todo se confirma y se
construye de nuevo: "La piedra que desecharon los
arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien
lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día14
quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el
día en que actuó el Señor. ¡Sea nuestra alegría y nuestro
gozo!" (Sal 117/118, 22-24).
Precisamente por esto la vigilia pascual —el día siguiente
al Viernes Santo— no es ya sólo el día en que se
pronuncia en voz baja la palabra "muerte", en el que se
recuerdan los últimos momentos de la vida del Muerto:
es el día de una gran espera. Es la Vigilia
Pascual: el día y la noche de la espera del día.
que hizo el Señor. El contenido litúrgico de la
Vigilia expresa mediante las distintas horas breviario,
para concentrarse después con toda su riqueza en esta
liturgia de la noche, que alcanza su cumbre, después
del período de Cuaresma, en el primer "Alleluia".
¡Alleluia: es el grito que expresa la alegría pascual! La
exclamación que resuena todavía en la mitad de la
noche de la espera y lleva ya consigo la alegría de la
mañana Lleva consigo la certeza. de la resurrección.
Lo que, en un primer momento, no han tenido la
valentía de pronunciar ante el sepulcro los labios de las
mujeres, o la boca de los Apóstoles, ahora la Iglesia,
gracias a su testimonio, lo expresa con su Aleluya. Este
canto de alegría, cantado casi a media noche, nos
anuncia el Día Grande. (En algunas lenguas eslavas, la
Pascua se llama la "Noche Grande", después de la
Noche Grande, llega el Día Grande: "Día hecho por el
Señor"). 15
Y he aquí que estarnos para ir al encuentro de este Día
Grande con el fuego pascual encendido; en este fuego
hemos encendido el cirio —luz de Cristo— y junto a él
hemos proclamado la gloria de su resurrección en el canto
del Exultet. A continuación, hemos penetrado, mediante
una serie de lecturas, en el gran proceso de la creación, del
mundo, del hombre, del Pueblo de Dios; hemos penetrado
en la preparación del conjunto de lo
creado en este Día Grande, en el día de la victoria del bien
sobre el mal, de la Vida sobre la muerte.
¡No se puede captar el misterio de la resurrección sino
volviendo a los orígenes y siguiendo, después, todo el
desarrollo de la historia de la economía salvífica hasta ese
momento! El momento en que las tres mujeres de
Jerusalén, que se detuvieron en el umbral del sepulcro
vacío, oyeron el mensaje de un joven vestido de blanco: "No
os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha
resucitado, no está aquí" (Mc 16, 5-6). 16
SemanaSanta2021
ha resucitado, no está aquí" (Mc 16, 5-6). Ese gran momento
no nos consiente permanecer fuera de nosotros mismos;
nos obliga a entrar en nuestra propia humanidad. Cristo no
sólo nos ha revelado la victoria de la vida sobre la muerte,
sino que nos ha traído con su resurrección la nueva vida.
Nos ha dado esta nueva vida.
He aquí cómo se expresa San Pablo: "¿O ignoráis que
cuantos hemos sido bautizados en Cristo Jesús fuimos
bautizados para participar en su muerte? Con El hemos
sido sepultados por el bautismo para participar en su
muerte, para que como El resucitó de entre los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una
nueva vida" (Rom 6, 3-4).
Las palabras "hemos sido bautizados en su muerte" dicen
mucho. La muerte es el agua en la que se reconquista la
vida: el agua "que salta hasta la vida eterna" (Jn 4, 14). ¡Es
necesario "sumergirse" en este agua; en esta muerte, para
surgir después de ella como hombre nuevo, como nueva
criatura, como ser nuevo, esto es, vivificado por la potencia
de la resurrección de Cristo!
Este es el misterio del agua que esta noche bendecimos,
que hacemos penetrar con la "luz de Cristo", que hacemos
penetrar con la nueva vida: ¡es el símbolo de la potencia de
la resurrección!
Este agua, en el sacramento del bautismo, se convierte en
el signo de la victoria sobre Satanás, sobre el pecado;
17
el signo de la victoria que Cristo ha traído mediante la cruz,
mediante la muerte y que nos trae después a cada uno:
"Nuestro hombre viejo ha sido crucificado para que fuera
destruido el cuerpo del pecado y ya no sirvamos al pecado"
(Rom 6, 6).
Es pues la noche de la gran espera. Esperemos en la fe,
esperemos con todo nuestro ser humano a Aquel que al
despuntar el alba ha roto la tiranía de la muerte, y ha
revelado la potencia divina de la Vida: El es nuestra
esperanza.
18
SemanaSanta2021
(Recuerdo de la última cena, lavatorio de los pies e invitación al
mandamiento del AMOR, pueden traer una canasta de pan que será
bendecida para compartir en el hogar)
5:00 PM Ingles
7:00 PM Español
8:30 PM (Adoración Eucarística en linea por la página de la parroquia)
19
Horar i o para lasc e l e brac i o n e s de
S emana Sa ntaJueve s sa nto
V i er n e s sa nto
D omi ngo de Re surec c ió n
Sá bado sa nto
(Proclamación de la Pasión de Jesús y veneración a la cruz)
5:00 PM Ingles
7:00 PM Español
(Vigilia Pascual, si es posible puede traer una vela o cirio y una botella de
agua, los cuales serán bendecidos)
5:00 PM Ingles
7:00 PM Español
Eucaristía en Ingles 6:30 AM, 10:00 AM Y 11:30 AM
Eucaristías en Español 8:00 AM 1:30 PM