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año 3 número 3 oct / dic 2008

revista Puntos Suspensivos, vol. 3

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revista de estudiantes de la Pontificia Universidad Católica del Perú/San Martín de Porres/San Ignacion de Loyola

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año 3 número 3oct / dic 2008

EDITORIAL

¡LA VANGUARDIA SIGUE SIENDO ASÍ! (2003-2008).MARTÍN SOTO FLORIÁN

ALGUNOS PUNTOS SOBRE LOS PUNTOEDU. ESTEBAN POOLE

CALCULANDO SUSPENSIONES. DIEGO GANOZA

¡TODOS TENEMOS UNA CAFETERÍA! CARLOS LEÓN.

OPERACIÓN CALIÉNTAME. ALICIA ROJAS

TESTIMONIO DEL ACUSADO FUJIMORI. GIOVANNI ANTICONA

CHIQUITAS.

PERSPECTIVAS: SOBRE EL PLAGIO. KENNY DÍAZ RONCAL

EL AUTORITARISMO Y LA CULTURA LEGAL.GORKI GONZALES MANTILLA

APOLOGÉTICO EN FAVOR DEL GÉNERO ENSAYÍSTICO.EDUARDO TORRES ARANCIVIA

ESTE ARTÍCULO ES UN FRAGMENTO DEL UNIVERSO.SERGIO TAMAYO

EL NUEVO SOL NO SALE PARA TODOS.

CARTA DE PERMANENCIA. GIANCARLO POMA LINARES

CARTAS A LA CARTA. GPL

CRÓNICA DE VIAJE. SEBASTIÁN LEÓN DE LA ROCHA.

Presentaciones

Editorial

¡la vanguardia sigue siendo así! (2003-2008).martín soto florián

calculando suspensiones. diego ganoza espinoza

¡todos tenemos una cafetería! carlitox brigante

operación caliéntame. alicia rojas sánchez

Punto Edu: certificado de una muerte negada.oscar miguel escalante t.

Derecho y Desastre. claudia luyo rodriguez

El fin del cine como arte. josé fernández del río

Chanchamayo City, I love you mamacita rica.carlos león collantes

Odas. giovanni anticona

perspectivas: sobre el plagio. kenny díaz roncal

el autoritarismo y la cultura legal.gorki gonzales mantilla

apologético en favor del género ensayístico.eduardo torres arancivia

este artículo es un fragmento del universo. sergio tamayo

el nuevo sol no sale para todos. isamu okuma jaimes

carta de permanencia. giancarlo poma linarescartas a la carta. giancarlo poma linares

notas al vuelo

crónica de viaje. sebastián león de la rocha

Agradecimientos

Vanguardia: Miembros AntiguosJosé Javier Fernández del Rio, Claudia Dávila Moscoso, Luciana Rojas Armijo, Omar Alvarado Escobar, Marcela Ponce de León, Enrique Pareja Salazar Calderón, Miguel Méndez Soldevilla, Beatriz Heredia Narváez, David King Merino, Oscar Bermeo Ocaña, Ivón Marín Chávez, César Fernández Matta, Katty Yesquén Lihim, Patricia Díaz Tello, Pedro Montenegro, Gabriela Olivos Carrascal, José Peralta Mozombite, Juan Pacheco Briceño, Daiane Grace Hinojosa Paredes.

Jorge Avendaño dice ser su amigo; Martín no sabe si desmentirlo. El presidente,

fundador e ideólogo de VANGUARDIA Universitaria (es decir, casi casi la peca de Riva

Agüero) nos regala su última colaboración como alumno de la Universidad. ¿Lo

extrañaremos? Por supuesto, si hay tres genios en Latinoamérica son Riquelme, Donny

Neyra y Martín Soto, cada uno más bello que el anterior.

Actualmente reparte su tiempo: estudia en la facultad de Derecho y lleva cursos en

una maestría, labora en la Clínica Jurídica de Acciones de Interés Público (nadie sabe lo

que es, pero con eso debe estar pagando su troncomóvil) y viaja con frecuencia a

Ayacucho, instruyendo en espacios, derechos e interés público y vendiendo Puntos

Suspensivos, que con algo debe financiarse, aprovecha también para difundir las ideas

del movimiento que cada día va ganando más adeptos. En esta edición se permite

narrar un poco del origen e historia de VANGUARDIA.

Premio nacional PUCP 2007, en la categoría de

ensayo, por su libro: "Buscando un rey. El

autoritarismo en la historia del Perú. Siglos XVI-XXI".

Su especialidad es la historia política e institucional

virreinal, siglos XVII y XVIII. Se rumorea en las oficinas

de Puntos Suspensivos que su nombre está voceado

para integrar el Comité Asesor… el profesor desde

luego ignora todo esto: incluso nuestra existencia.

Nosotros esperamos seguir contando son sus aportes.

EDUARDO TORRES ARANCIVIA

Amante de la literatura rusa y también

de su ensalada, al buen Sergio lo

podemos ver siempre escribiendo,

siempre leyendo y siempre vivo,

porque como él bien nos dice: vivir es lo

que más le apasiona. Se le encuentra

con facilidad en los pasillos de la

biblioteca, de lunes a lunes. Se le puede

ubicar con facilidad: es el único con

cabello crecido, corte de pan francés y

lentes de carey que declama Eielson

mientras va de un lado al otro…

rebosante de vida.

S E R G I O

T A M A Y O

Asistente del maestro Neves, dice ser amigo de Jorge Avendaño; Jorge Avendaño no

sabe si desmentirlo. Periodista de vocación, abogado de oficio y compromiso, nuestro

doble de Roberto Bolaño (o la mitad, dada su suscripción a Herbalife), no sólo labora

como editor general de PS, sino que se da tiempo de trampear (en lo que editorialmente

se refiere, claro está) publicando en la revista Quehacer por insistencia de su yuntísima

Balo Sánchez León; y elaborando crónicas, en sus ratos libres, para sendas

publicaciones como “El fuego de la calle, el viento del hogar”, publicación de crónicas de

la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la PUCP. Así como en Impresión,

la revista de Periodismo de la misma Facultad.

Amo y Señor del carácter ontológico de Puntos Suspensivos, pasó el verano en posición

de loto en la cima del Kilimanjaro orando el mantra “Balo-balo-balo” que le permita

seleccionar los mejores textos para el presente número. La epifanía fue rotunda: declaró

ignorantes a todos y reescribió quince versiones diferentes de todos los artículos, los

tradujo al latín y, sólo porque andaba aburrido, derivó estructuralmente de los textos una

ecuación trigonométrica que demostró la fusión en frío y la virginidad de Florcita Polo.

Humildemente, Kenny nos permitió conservar la autoría. Levi-Strauss lo bendiga.

KENNY DIAZ RONCAL KENNY

SERGIO EDUARDO

Miembro de la Vanguardia desde hace un año, Isamu es

un samurai que estudia derecho en sus ratos libres. Gusta

del anime y el manga, del metal finlandés, de tomar un

buen vodka y demás frivolidades. Suele ir al gimnasio

acompañado de nuestro editor; producto de unas

sesiones de “pesas” tuvo la idea de escribir sobre… lo que

sea que escribe en este articulo. Desde el cuartel general

de PS le deseamos éxito en su camino a tomar el puesto

de Jack Bauer.

ISAMU OKUMA JAIMES

Enseña Filosofía del Derecho y Razonamiento

Judicial en la PUCP, ostenta un doctorado en Italia

y afirma que lograrlo le obligo a trabajar en su tesis

“todo el día!, todos los días!, ta!, ta!, ta! (haciendo

como si escribiera en una remington) … así es

como se templó el acero”. En su tiempo libre

escribe poesía y anda implementando un blog,

donde “presume” la participación de nuestro

director (quien a la fecha no ha escrito nada allí:

tiene su propio blog).

GORKI GONZALES MANTILLA

ISAMU

Reciente fichaje de Vanguardia, es jefe de la comisión de

formación del movimiento. Necio como él solo y con una gran

capacidad de trabajo, al buen Oscarmigue le espera un futuro

prometedor dentro del grupo, como alguna vez vaticinó el

presidente del Movimiento… eso ya está en él. Mucho ojo con él.

OSCAR MIGUEL ESCALANTEOSCAR

GORKI

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DIEGO

Polémico. Los académicos opinan: “un híbrido entre Bob Dylan y Dante

Aligheri, un bypass entre Baudelaire y T.S. Eliot, con la panza de Zizek y el

humor de Krusty”. Sus amigos afirman: “a ese pastrulo le da feo la bajada y se

come hasta los muebles”. Lo cierto es que el hijo negado de J.J. Oré no sólo ha

ganado premios literarios y publicado su obra en medios escritos y

audiovisuales, sino que, de taquito, y como quien no quiere la cosa,

co-organizó el I Congreso Nacional de Estudiantes de Literatura PUCP – SAN

MARCOS y fue delegado general de su especialidad durante el 2007.

En esta oportunidad, su popular Carta de Permanencia aborda la problemática

de quienes, como él, permanecen más de cinco años en la universidad, viven a

expensas de los otros, gastan su dinero en alcohol y mujeres, y usan

calzoncillos Boston de cincuenta céntimos para ahorrar.

GIANCARLO

GIANCARLO POMA LINARES

estudiante de comunica con conductas que lo asemejan a Travis

Bickle (sí, ese de Taxi Driver) cuando ve un plato de comida o una

mujer hermosa (para él. Sostiene amar a Angie Jibaja y que

participará de su rescate). Desde que un básico trastornó su

personalidad… investiga buscando al responsable. Aquí sus

primeros alcances.

CARLOSCARLOS LEON COLLANTES

es el último de los leones. El Servicio Secreto de PS ha notificado ya

que sería él quien encabeza el ala dura de la revista. Se hace pasar

por Lion Chinaski (tiene un afro setentero), gusta de escribir relatos

a lo Bukowski/Bolaño, aunque en verdad es fanático de Deepak

Chopra, tiene la primera edición de “El Alquimista” y quiere fundar

un taller de poesía o una asociación que lo ayude a encontrar a

Bruce Wayne: “Batman le gana a todos!”. No es miembro de la

Vanguardia.

SEBASTIÁN

SEBASTIAN LEON DE LA ROCHA

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ALICIA

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Con tantos temas sobre las cuales escribir, es muy difícil organizar una revista. Acontecimientos relevantes los hay como pan caliente todas las mañanas, identificar los asuntos “más relevantes” implicaría secundar otros, indefectiblemente. Entonces, ¿abordarlos todos sería el sendero correcto para tener una “publicación importante”?, sin duda no habría tinta para tanto quehacer.

Por ello, hemos reflexionado sobre lo siguiente: la investigación es una herramienta importante en la vida académica, así como en la búsqueda del progreso social. Nos permite conocer con exactitud determinados temas que apuntan hacia asuntos verdaderamente “relevantes”. Sin embargo, nos parece que hablar de investigación por los propios universitarios tiene una connotación distinta y más importante. Sencillamente porque de esta manera se procuran espacios de participación universitaria, enfocados al estudio de temas concretos, abordados de manera orgánica y metódica, con miras al perfeccionamiento de la investigación sobre temas de interés social que, valgan verdades, es lo que debemos entender por “relevante”.

¿Cómo exigir de nuestros profesionales y políticos una labor eficiente e innovadora con base social, si no se les ha dado el espacio para que puedan desarrollar, desde su etapa académica, las destrezas en la investigación y, precisamente, su motivación por los temas sociales? ¿De qué nos espantamos cuando leemos el periódico y las noticias de corrupción abundan en el Gobierno y en la política? Pero, un momento, ¿acaso los señores Alberto Quimper y Rómulo León Alegría1, no tuvieron los espacios necesarios?, no dudamos que tuvieron ventajas que muchos estudiantes hoy en día reclamamos, pero estamos seguros que esos espacios estuvieron

1 El muy sonado caso de corrup-ción “Perupetro”. Pueden revisar: Caretas, Nª 2048, Octubre 2008.

presentes como fachadas, y tras ellas solo habían ideas vagas y escasez de buena voluntad y catálogos axiológicos, sus espacios no tuvieron el seguimiento que ahora nosotros reclamamos. La investigación de asuntos “relevantes” debe ser el punto de partida para sensibilizar nuestras almas, y agudizar nuestro tino y buen juicio. Lo que se necesita es repensar nuestra realidad, y para ello hace falta, como lo venimos repitiendo, investigar. Por nuestro lado, desde el primer número de Puntos Suspensivos, la participación universitaria como articulistas ha sido –y será– condición sine qua non para la publicación.

En este número nos cuestionamos el por qué de la falta de apoyo a la participación universitaria en nuestro medio oficial (Puntoedu). Resulta tan raro que partiendo del supuesto de ser un “periódico universitario” (como se lee en su web), solo destinen la participación de los estudiantes –como articulistas– a una breve sección, mientras que el resto de contenido es elaborado por docentes o egresados (lo cual es contraproducente con su premisa).

Para no circunscribir nuestro campo temático a la PUCP, los artículos que esta tercera edición contiene abordan temas de interés general. Uno de ellos desarrolla un delicado tema que roza la indiferencia social, política y policial: la Trata de personas. También abordamos temas culturales como el cine que representa un espacio de manifestación de nuestra sociedad, retrato o radiografía de nuestra cultura. Sumado a ello, el último ganador del Premio Nacional PUCP en la categoría de Ensayo, nos entrega para este número un interesante texto acerca de su experiencia como profesional interpretando la actual insipiencia de los intelectuales para desarrollar propuestas ensayísticas sobre la realidad social peruana.

Por otro lado, después de tanto malestar por la calidad del Menú en los almuerzos de la PUCP, como tanto malestar estomacal, esta tercera edición de Puntos Suspensivos cuenta con un texto crítico acerca de las cafeterías (concesionarios) y su pobre aporte al universitario (a la dieta balanceada). Las sanciones poco claras de la Biblioteca de la Universidad son materia de estudio, también, por uno de nuestros articulistas.

Y a propósito de la campaña de la Universidad por evitar y combatir el plagio: “No te comas las comillas”, se analiza este mal tomando como ejemplo los reiterados errores cometidos por nuestro querido Bryce, valiéndonos de sendas entrevistas a Daniel Alarcón y Daniel Titinger.

Finalmente, después de abultados días de trabajo, de lucha contra los obstáculos que se interponían para que la presente edición fecunde, hemos terminado y seguimos en la brega. Con el esfuerzo de siempre, el compromiso renovado, y con la propuesta crítica que es ya nuestra impronta, se ha realizado este nuevo número de Puntos Suspensivos, hecho al alcance de todos y con la medida oficial.

Un puntos más caído del tintero…

El Editor.

La vida universitaria continúa, el tiempo pasa. Hemos vuelto a las aulas. Algunos, para culminar nuestra carrera; otros, para continuarla; los más inocentes, para dar inicio a la etapa formativa más importante de sus vidas.

La Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) es sin duda la mejor opción que una persona informada y con los fondos necesarios puede tomar. Es un privilegio. No todos podemos estudiar en la PUCP, no por un tema de capacidades, destrezas, conocimientos o habilidades: la inteligencia como la belleza son las virtudes más desigualmente repartidas, me dijo alguna vez un profesor amigo, cuyo apellido es Alegría.

Desde mi ingreso a la PUCP muchas cosas han pasado; he conocido grandes personas: mis más grandes amigos los he hecho aquí, y los maestros más memorables también los cuento aquí. He perdido algunos amigos –aún hoy ignoro la razón concreta de ello, lo cual me hace sentir más responsable- y he visto las peores facetas de profesores e incluso maestros que alguna vez respete mucho, y que no supieron defender con el ejemplo las ideas que propugnaban en el discurso.

Desde mis primeras clases, supe que no quería que mi paso por la Universidad fuese estéril: nunca quise que la Universidad pase por mí, sin haber pasado yo por ella. Maestros y amigos, como Henry Galecio, Fabrizio Arenas, Carlos Chávez y Úrsula Paredes, abrieron un universo con sabor a nuevo ante un deslumbrado cachimbo del T-10. A

través de sus exposiciones y lecturas, marcadas por una apuesta humanista y comprehensiva del conocimiento; y por saber vincular dichos insumos a la realidad. A partir de lo estudiado en clase de Realidad Social Peruana, dictada por el profesor Henry Pease –no le gusta que le llamen maestro-, un grupo de estudiantes empezó a reunirse frente a la cafeta de letras, sin otro ánimo que compartir sus inquietudes sobre nuestro país, nuestra ciudad, nuestra historia, la universidad, o la sencilla y fascinante literatura, o algún otro tema que estuviesen viendo o leyendo en sus cursos. Un grupo como cualquier otro, de los tantos que aquellos días del segundo semestre del año 2002; daba sus primeros pasos.

En el 2003, fundamos un grupo estudiantil, y en la anomia de su existencia: nadie se animó a proponer un nombre sin consensuar las ideas que nos alentaban como requisito, nos dedicábamos a la crítica y la reflexión de textos aplicados, a las cosas que pasaron y pasaban en el país. Hacía el 2004, nace formalmente La Vanguardia, formación incipiente de jóvenes brillantes que tentaron y se hicieron de la Federación de Estudiantes (FEPUC) cuando esta cumplía 50 años. Aquello de la FEPUC no resultó exactamente como nos lo imaginamos. Fricciones internas, falta de compromiso de algunos, enfermedades y tensiones familiares de otros, pequeñas pugnas sin sentido y demás problemas que el ego acarrea (el mío, en aquel entonces, por ejemplo), así como la idea de subjetividad (la relación del sujeto consigo mismo) llevada a una esfera totalitaria y egoísta, nos pasaron la

Martín Soto Florián

factura hacia el cuarto final de la gestión, y terminaron

en una Asamblea de Delegados como escenario de una

contienda de formalidades y acusaciones sin asidero.

Aquellos días fueron duros, pero no nos amilanamos.

Aprovecho para agradecer a quienes estuvieron allí,

fervorosos creyentes de las ideas que nos llevaron

hasta donde llegamos y que nos mantienen unidos

hasta hoy.

Fuimos la FEPUC más joven, aprendimos mucho y

maduramos allí, sobre la marcha. Salimos airosos de

las acusaciones que amigos míos levantaron en mi

contra y en contra de sus propios amigos. Por allí se

colgó un video editado, distorsionando la verdad de

la milanesa y debo decir que quienes -se suponía- nos

iban a “acusar”, nunca pudieron hacerlo: se les fue

la voz, perdieron lo papeles, se pusieron rojos como

ciruelas y al final no salió palabra alguna de sus bocas.

Así lo recuerdo y quizá quien tenga el video podría

prestarlo para corroborar lo que digo.

Nuestro paso por la FEPUC tuvo sus bemoles y es justo

decirlo. Sin embargo, los planes y las ideas de trabajo

fueron geniales, sin ninguna duda. Esas ideas no fueron

de mi autoría en su totalidad, sino que nacieron de

muchas tardes, varias noches y algunas madrugadas

de trabajo duro de personas valiosas y destellantes,

a quienes admiré mucho y a quienes aun hoy estimo.

Ellos saben quiénes son, y me complazco de aquellos

a quienes cuento entre mis hermanos vanguardistas y

a quienes cuento entre mis amigos. Sé también que en

algún momento retomaremos el camino con quienes

nos vimos peleados, pues reconciliarse y aprender de

los errores cometidos es parte de vivir y crecer.

En el 2005, tomamos el nombre que nos acompaña

hasta el día de hoy: Vanguardia Universitaria. Desde

la Federación hicimos cosas importantes: elaboramos

el proyecto de la Defensoría del Estudiante, proyecto

que ha sido caballo de batalla de un sinfín de

candidatos a la REA y la FEPUC en los últimos años

(quienes dicho sea de paso no habían siquiera leído el

proyecto). Se instauró, para el reparto de los fondos

de la Federación, una formula redistributiva compleja,

la cual obedecía a principios económicos y también

de justicia; y que según supe se viene usando.

Trabajamos con la Municipalidad de Lima, con grupos

de estudiantes y también con organizaciones de

base. Oficializamos la participación de los Centros de

Estudiantes en las Juntas de Presidentes y tratamos

a los Centros Federados y no federados como

iguales. Apoyamos en un momento

difícil a nuestros compañeros de

las universidades nacionales: UNI,

San Marcos, Universidad del Callao,

Villareal, Agraria La Molina, y a través

de conversaciones con congresistas

valiosos logramos que se aprobara una

ley, que zanjó temporalmente el asunto,

y se terminara la huelga1. Vimos nacer

y tomar forma a la tesis del ingeniero

Ísmodes: los e-quipus, e integramos a la

Facultad de Ingeniería, el CEFACI y sus

asociaciones a la Federación, siendo

la FEPUC vanguardista la única que

participó como jurado en la Semana de

Ingeniería, fue representada, además,

por un estudiante de Derecho (quien

suscribe estas líneas). Incluso, luego

de concluido el mandato, seguimos

participando de dicha Semana como

jurados, por invitación del CEFACI.

Menciono como dato que luego a

la fecha, las últimas gestiones de la

FEPUC han sido vacadas sin tu tía que

valga, nuestra FEPUC vanguardista

del 2005 terminó su gestión como

es debido, entregó sus balances, y yo

personalmente le tome el juramento a

la nueva directiva.

Hacia el 2006, algunos de los miembros

de Vanguardia, nos embarcamos

en un voluntariado junto a un grupo

de estudiantes jesuitas. Parco y

Llocllapampa fueron los destinos

de la labor social emprendida aquel

verano. A nuestro retorno, empezamos

nuevamente las reuniones y los

proyectos. En ese mismo año, nace

Puntos Suspensivos, una revista de

penetración crítica y cultural.

Durante el 2007 nos dedicamos a sentar

las bases de lo que será el devenir de

Vanguardia Universitaria, llegando a

definirnos de la siguiente manera2:

1 Recuérdese la huelga de los docentes

por la homologación de sus salarios.

2 Cfr. Presentación de la Organización

estudiantil Vanguardia universitaria (e-quipu):

h t tp : / /equ ipos .pucp .edu.pe /equ ipos /ver.

php?id=140

VANGUARDIA Universitaria es una organización

humana, plural y multidisciplinaria, reunida bajo

los ideales de libertad, equidad y solidaridad, en

un reconocimiento abierto de la otredad, con un

fuerte compromiso social y de cara a una búsqueda

constante de la justicia como valor.

Los vanguardistas buscamos crear ESPACIOS DE

CULTURA, CRÍTICA e INVESTIGACIÓN, espacios

donde se fomente el DIÁLOGO y el DEBATE sobre

cuestiones relevantes en la esfera de lo PÚBLICO y

que propicien INTERACCIONES SOCIALES que formen

IDENTIDADES.

El tiempo ha pasado y ha pasado también mucha gente

valiosa por la Vanguardia, y aún hoy seguimos en la brega:

somos, dentro de las organizaciones estudiantiles de nuestro

tipo, la más antigua y la más vigente. Durante el verano

del 2008, hemos determinado un ambicioso esquema de

trabajo y proyectos que vinculan lo aprendido en las aulas

con las necesidades del país, partiendo de la premisa de

que los estudiantes universitarios accedemos a un bien

invaluable sin mayores méritos nuestros. Creemos que es

justo retribuir a la sociedad que nos permite educarnos,

algo del bienestar que “poseemos”. Ese es el compromiso

que impregna nuestra labor como Movimiento estudiantil y

la línea editorial de nuestra humilde publicación.

Trabajar los temas que importan al país desde una perspectiva

crítica y académica, a partir de una lectura del país que nos

vincule real y genuinamente con el presente y devenir de la

realidad social peruana es para muchos vanguardistas más

que un compromiso, una necesidad personal cuya satisfacción

nos hace más libres cada día y nos ayuda a conciliar el sueño

por las noches. Hoy siempre fue el momento de atreverse,

lo importante es darse cuenta que el mañana depende de

tomar esa decisión cuanto antes.

Ser vanguardista es anteponerle al yo, el nosotros…, es

luchar a contracorriente, tener la fuerza y la templanza

suficiente para ser más grandes que nuestras diferencias, y

el coraje necesario para comprometerse con la verdad y la

justicia, y hacerla prevalecer con valentía y sin ambages; ser

vanguardista es aventurarse con fe en el futuro y en la

construcción de un proyecto conjunto de largo aliento. Si

deseas que tu paso por la universidad no sea sólo retórico, si

deseas crear espacios y gestar proyectos para transformar la

sociedad en serio, la invitación está hecha desde hoy.

¡Lo posible ya se hizo, lo imposible está en nuestras manos!

la VANGUARDIA es ASI!

Hacia la Biblioteca Central

Y ahí estaba yo, emocionado con una cándida sonrisa, por fin con una, a mi parecer, buena excusa para pasar un poco más de tiempo a su lado, para seguir oliendo aquel rico perfume. Le había dicho que si ella gustaba yo po-dría prestarle, como buen amigo, mi carné para que pue-da sacar el libro que necesitaba. Aceptó y enrumbados hacia la biblioteca central, ella me hablaba de no se qué, solo sé que iba acorde con aquella sonrisa mía.

Luego de 15 minutos de espera y escogido el libro, subi-mos hasta el segundo piso para pedirlo.

- ¿Ganoza? - Si, soy yo.- Joven, su carné se encuentra bloqueado.- ¿Ah?(…)

Sistemas de Sanciones

En el desarrollo de esta vida universitaria, el uso de la biblioteca pasa a ser una herramienta básica y muy usada por nosotros, los alumnos. Por más que algunos hemos tratado de evitar devolver libros fuera de tiempo, even-tualmente hemos sido sancionados por la Biblioteca en base a un sistema ya establecido. Sobre este sistema, al-gunas dudas tengo:

Por qué cuando nos pasamos el día de devolución esta-blecido, la sanción se establece bajo un recálculo - que se realiza teniendo, como base, cierta cantidad de dine-ro que aparece cuando ingresamos a nuestras cuentas en la página web de la biblioteca de la universidad. Luego de ingresar dicho monto en un cuadro de al lado, damos click en “calcular” y sabremos cuántos días hemos sido

CALCULANDO SUSPENSIONES

Diego Ganoza E.

Joven, su carné se encuentra bloquea-

do

sancionados - , por qué las sanciones no se establecen bajo otros criterios, como por ejemplo estadísticas de uso del libro, materia más consultada, etc. Por qué las penalidades que se aplican al alumno infractor son acumulativas, es decir, si el alumno tiene en su poder dos libros y se le plica la sanción en días, entonces se tiene en cuenta a cada libro por separado, en este caso no serían tres días de sanción, sino que serían seis porque obviamen-te han sido dos libros.

Por otro lado, por qué los alumnos nos vemos imposibilita-do de usar la hemeroteca cuando nuestros carnés han sido bloqueados bajo sanción por préstamo de libros. ¿No se es-taría limitando o restringiendo nuestro quehacer académi-co?, ¿por qué la falta tendría un alcance global, siendo los libros, las revistas, publicaciones o medios audio-visuales distintas fuentes de consulta?

Argumentos en Estudio

Las inquietudes y argumentos antes expuestos, ya fueron presentados a la Biblioteca Central por medio de una car-ta, con atención a la directora Carmela Villanueva (27 de febrero del presente año). La carta fue respondida a la bre-vedad comunicándome que se estaban “estudiando los ar-gumentos presentados” (…)

Luego de 9 días hábiles volví a insistir, esta vez por medio de correo electrónico, les recordaba que seguía esperando su respuesta ya que “se está estudiando los argumentos pre-sentados” no me parecía una respuesta a mi planteamiento. Lamentablemente, su respuesta fue: “se está estudiando los argumentos y además esto no solo afecta a un grupo de es-tudiantes sino a toda la universidad”. (sic.), (¿Ibíd?)

Respondí el correo, acompañado de una carta, y mencioné que a Puntos Suspensivos (por ende, a Vanguardia univer-sitaria) le generaba preocupación y extrañeza la demora, dado que aún después de varios días de presentada la so-licitud, se continuaba estudiando los argumentos presenta-

dos. Preocupación y extrañeza: pues lo solicitado, debido a su carácter de norma institucional (facilitación del sistema de sanciones de las bibliotecas), debería estar plenamente preestablecido y a disposición de cualquier usuario de los servicios que presta la Biblioteca, así como están a la mano los requisitos para egresar de una facultad o las sanciones disciplinarias y demás sistemas internos.

Hubo una tercera respuesta por parte de la Biblioteca Cen-tral, de fecha 14 de marzo, en la que se detallaba una de las razones de la demora:

(…) ha tenido que confrontarse con la nueva versión ac-tualizada del software que usamos en la biblioteca y cuyos detalles se nos proporcionarán en el taller al que debe asis-tir en estos días el Jefe de Automatización, y que tiende a facilitar el acceso a los materiales. No es algo que podamos decir ahora “sí” o “no”. Hay variables que considerar ade-más de los aspectos conceptuales de las razones para una sanción. Ya hemos tenido tres reuniones y esperamos que la próxima semana hayamos llegado a una conclusión (…)

Asiduos lectores y usuarios de la biblioteca en sus diversas manifestaciones, a la fecha del término del presente artí-culo se continúa esperando dicha conclusión1 , cuando de-bería, como resalté párrafos atrás, tener preestablecido el sistema con el que se sanciona. Pensemos en el Derecho Penal, existe en él el principio de legalidad que alude a la prohibición de las penas sin ley y sin ley previa, escrita y estricta; en resumen, refiere la prohibición de una sanción si no se está tipificada (reconocida en el ordenamiento penal). Cómo con esta alusión, se puede aceptar que la Biblioteca nos sancione sin una certeza de por qué funcionan así sus sanciones… por mi lado, no vuelvo a ilusionarme, revisaré constantemente el estado de mi cuenta- carné.1 El 21 de Abril, recibimos la respuesta de la biblioteca Central. Sin embargo, por qué les habrá tomado más de 30 días armar una respuesta? En fin, aún con el link, los fundamentos son débiles. Ojala satisfaga sus dudas, que las mías no. http://www.pucp.edu.pe/biblioteca/docs/Normas_Alumnos_Biblio-tecasPUCP.pdf (…)

De las cafeterías de la PUCP se puede decir que

es muy poco lo que te sirven, que siempre son los

mismos platos, que nunca encuentras espacio ni

dentro de la cafetería ni fuera de ella (en el jardín),

que las colas son largas, que preferimos comer

fuera de la PUCP.

La Universidad no nos brinda el espacio que

merecemos para comer dentro del campus, por lo

tanto no nos protege. Comer en los jardines de la

Universidad no es ni sano ni limpio y la labor de

las “nutricionistas” se arruina apenas depositamos

las charolas en los jardines regados con aguas

servidas por donde pastan los animales y por

donde caminamos nosotros.

Se habló de la construcción de un segundo piso

de Cafetería Central, Sodexo y su contraparte: la

Universidad, asumirían cada cual el 50 % de los

costos que implicara el proyecto. La propuesta

se archivó y el CESA1 no dijo más. Incluso hubo

un especialista francés que fue incluido en la

elaboración de un proyecto funcional y extraño:

la creación de islas. ¡Sí! islas, con un determinado

tipo de alimento: pollo, pescado, verduras, postres2,

etc. La dinámica: muchos alumnos acercándose

con su charola a recoger a la isla de comida que

mejor le convenga. El logro: ahorro de una sola e

interminable cola.

Otra novedad serían los precios. Es notorio que

no es lo mismo comer verduras que pollo, o

pescado que menestras, toda una serie de variantes

nutricionales y económicas. Además, el segundo

piso serviría exclusivamente a profesores, por tanto

ya no seríamos víctimas de un comedor cercenado

para una actividad o bienvenida de quién sabe qué,

1 Comité Ejecutivo de Servicios de Alimentación,

compuesto por 3 trabajadores administrativos y un represen-

tante estudiantil. Se encarga de verificar el cumplimiento de

los contratos vigentes, definir y otorgar sanciones, convocar a

procesos de licitación, recibir quejas y/o sugerencias.

2 Entrevista con Julio Alcázar, miembro de la REA y

del CESA en el 2006, realizada el 5 de febrero del 2008.

no tendríamos que irnos a refugiar a los límites de

otras cafeterías, o lo que es peor a lado oscuro de

la fuerza (exacto: fuera de la PUCP, donde corren

los ríos místicos de refresco gratuito, todo el que

puedas beber).

La introducción de nuevos platos también

se contempló en reuniones del CESA. La

noticia llegó a oídos de Sonia Cáceres, jefa del

departamento de nutricionistas, y el pedido fue

denegado. La supuesta razón: cada concesionario

formularía platos más baratos y se acabaría la

comida balanceada (y también la supervisión de la

nutricionista –me causa gracia-). Lo que planteó

el CESA en el 2006 fue que los platos planteados

por cada comedor serían antes revisados por la

nutricionista Sonia Cáceres, a quien la propuesta

no le pareció y, finalmente, no se hizo. Julio

Alcázar, miembro del CESA por esos años y

generador de la idea del replanteamiento de una

nueva carta de menús, se decía frente al pizarrón

de menús: “Otra vez frijoles con hígado”.

De otro lado, la DAPE3 con colaboración del

CESA publicó en su página web los planes de

mejora entregados por cada cafetería, a partir de

una encuesta –respondida por alumnos- que realizó

el CESA en el 2004: ¿qué cafetería le parecía la

peor?, Letras quedó primera4, ¡pero atención!

esta encuesta es anterior a la nueva concesión de

Letras.

Aquí van algunas propuestas de mejora planteadas

por las 4 cafeterías5:

Formalizar la atención de quejas o •

sugerencias (buzón, cuaderno de

ocurrencias) y difundirlo.

Incrementar y uniformizar la ración •

servida en los platos (la única que no

3 Dirección Académica de Planeamiento y Evalua-

ción (DAPE) de la Pontificia Universidad Católica del Perú

4 Ver: blog.pucp.edu.pe/action.php?action=plugin

&name=LinkCounter&type=c&k=20060222-1reunioncafetas.

doc5 Ver: http://blog.pucp.edu.pe/index.php?blogid=20

puso esta opción fue la cafetería de Administración).

Incrementar la cantidad de personal que atiende en el •

plato básico o agilizar el servicio en horas punta.

Aumentar la cantidad de personal que atiende en el •

servicio de recojo y limpieza de mesas o agilizar la

atención en horas punta.

Aumentar la variedad de platos y productos del •

snack.

El cuaderno de ocurrencias que podemos encontrar en las

cafeterías, es poco conocido (incluso en Central te observan

mientras escribes) y ciertamente muy poco se puede hacer con

él, es mejor protestar de manera más eficiente y difundir el

malestar general, este artículo lo intenta hacer.

Las cafeterías y Cafetales no han solucionado el problema

que se suscita a la hora de almuerzo. Los Cafetales saltan a la

vista como “no comedores”, tan solo uno puede ir a beber un

café y a conversar, “que tal te fue en la chamba”, o “qué tal te

va con tu enamorada/o” y adiós. No existe un café básico o

un sanguchito económico. Los precios se liberan y está bien,

hay gente que puede pagarlos pero el problema del espacio a

la hora del almuerzo sigue latente, no todos almuerzan: café,

un sanguchito y un pucho. Muchos desean comer algo que los

sostenga durante horas de clase y hasta que lleguen a sus casas,

algo regularmente servido en una mesa, sentado en una silla,

sin hacer largas colas de hasta media hora, sin poder visualizar

bien el plato del día, sin saber que ya se acabo cuando llegues

a la caja, con S/3.60 en el bolsillo no te queda otra que comerte

el sanguchito sin gaseosa. Del comedor universitario a los

Cafetales, del básico a la oferta chatarra, tus S/3.60 valían más

como básico, ahora valen menos en tu estómago y más tarde

no valdrán nada en tu clase de las 6 pm., en tus prácticas de las

8 pm., estarás menos atento, casi dormido, con los ojos en el

reloj, con las manos en los bolsillos.

Falta de comedores + Cafetales = Prefiero comer afuera.

Ojo, la razón de mi inconformidad con los Cafetales deriva

de que la Administración de la Universidad prefiere otorgar

licencia a estos (que tienen fines recreativos, lúdicos y de

esparcimiento), en vez de, primero, reparar en la mejora de la

atención y calidad en las cafeterías; del mismo modo en que

prefiere romper veredas en la Facultad de Derecho, que estaban

perfectas, en lugar de construir espacios necesarios.

Precisamente la calidad, el precio y la cantidad

llaman más la atención. Y es lo que realmente

importa a la hora de reclamar. En el Plantón

realizado 24 de abril en la PUCP, frente a

Dintilhac, se manifestó la demanda por un

mejor plato básico, y estuvo basada en 3

puntos. Primero, la calidad es deficiente porque

no vale su precio. Segundo, es conocido que

la producción de un básico es menor a S/3.00,

entonces por S/3.60 se debería servir más. Y

por último la cantidad es motivo de gracia, no

alimenta a nadie. El gran negocio se encuentra

cuando se acaban los básicos a eso de las 2 pm.

Y se venden los menús, los combos y lo demás

que siempre son más caros.

Los nuevos S/3.60 del básico sorprenden. Y el

incremento de ahora, permitirá otro el próximo

año, y no existirá justificación después para

quejarse. La REA que se fue, dejó dicho en el

blog del Director de esta publicación que se

ocuparían sobre el tema (Mercedes Gálvez, a

10 días de dejar de ser REA)6, y que seguirían

trabajando pues se habían consolidado

como un gran equipo; ello como es claro,

lamentablemente, no ha sucedido.

Finalmente, volviendo al tema de los precios

que suben, la inflación es un buen argumento

de defensa pero hay mecanismos de protección

para el alumnado, por que los hay, ¿verdad?

(¿los hay?).

6 Cfr. http://elvanguardista.wordpress.

com/2008/05/08/leyendo-noticias-pucp-snm/ y los

respectivos comentarios vertidos por diferentes

REAs.

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Este artículo no pudo empezar de otra manera. Debo decir, sin miedo a ser tildado de negativo, que la frase de Luther King grafica nuestra realidad universitaria: la vida estudiantil reflexiva ha muerto. Pensemos, tan solo, en algunas diferencias de los actuales universitarios respecto de los antiguos (hace 40 años, supongamos): nosotros tenemos el denominado mutismo generalizado que nos limita pues ya no tomamos la palabra, ya no reclamamos, mucho menos defendemos nuestros derechos ni los ajenos, ya no debatimos temas de importancia universitaria y nacional; como efectivamente, los antiguos universitarios hacían. ¿Quiénes son los culpables?, ¿nosotros mismos?, en parte. Pero, parte de la responsabilidad recae, también, en la propia Universidad que no genera los espacios necesarios, ella está feliz con resumir nuestra vida universitaria a las aulas y a jugar a la política en los Centros Federados que más parecen chinganas.

Ahora, para ser más específicos, sostendría que Punto Edu es una de las más saltantes muestras de ese silencioso fallecimiento, de esa muerte lenta y penosa, que pone al descubierto la falta de capacidad crítica en la comunidad estudiantil y el temor a pensar de muchos jóvenes estudiantes de la Universidad. Para no seguir en esta línea del simplismo que representa el ‘podría’ o el ‘tal vez’, de la mera conjetura, trataré de esbozar y demostrar que no es tan descabellado sostener esta penosa defunción.

El primer ejemplar de Punto Edu se publicó en marzo de 2005 y tuvo un nacimiento que, personalmente, considero tardío para una casa de estudio como la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Dentro de su artículo de presentación se expresan las no muy claras intenciones por las cuales nació el, actualmente mal llamado, periódico universitario: “[…] Queremos ser un medio de cubra las necesidades de comunicación dentro del campus, pero además buscamos reconstruir el vínculo entre la universidad y el país […]”1; una interrogante asalta mi mente: ¿Cómo fue que se alejaron de ese objetivo? Dejemos su respuesta para el final.

La categoría de ‘periódico universitario’ me lleva a pensar que esta publicación tendría que ser el mecanismo por el cual los estudiantes, profesores, personal administrativo y demás miembros de la comunidad universitaria expresaran su voz y sentir, exponen sus reflexiones; en una realidad perfecta sería una ventana mediante la cual se muestra la vida cultural, el debate intelectual y las soluciones que se proponen a los problemas nacionales desde el seno de la PUCP. La recomposición del vínculo entre la Universidad y el país pasaría, creo yo, por darle esa lógica y mecanismo de trabajo a Punto Edu, para demostrar que la comunidad universitaria no está encerrada entre las cuatro paredes que rodean los casi quinientos mil metros cuadrados del campus.

Yo creo que Punto Edu debería ser la publicación que ponga en evidencia que se forja una cultura verdaderamente ciudadana, es decir, aquella en la que el sujeto se inmiscuye, debate y aporta a los temas que afectan al ‘nosotros’. Me da la impresión que la mera posibilidad de hacer una crítica de los sucesos que se dan al interior de la PUCP, por medio de Punto Edu, sacaría de sus cuarteles de invierno a los verdaderos creadores de este engaña muchachos: hablo de las autoridades universitarias.

“La caja idiota es nuestra universidad... ella controla nuestro nivel cultural… y nos hace ver la vida como una caricatura… nos hace pensar, comprar y comer pura basura…” reza una canción crítica de la línea de trabajo de los medios de comunicación televisivos. Punto Edu también se puede ufanar de hacer ver la vida como una caricatura y querer llevarnos a la estupidez colectiva. Artículos como los del ‘Habla inculta’ o ‘Para parchar el hueco’ publicados en el suplemento Punto Q, en sus números 103 y 105, respectivamente, que exhortan al cachimbo y al resto de estudiantes a salir al taco, Coney Park, y demás centros distractivos; no dan cuenta de la reconstrucción de la relación entre la Universidad y el país. Bien haríamos en admitir que leer artículos como estos ha generado graves estragos a la comunidad universitaria, y un botón de ello es el surgimiento de la risible propuesta de algún candidato a la REA de promover la construcción de un centro de ocio dentro de la universidad mientras los techos de la Facultad de Arte se caen por pedazos. Y es que artículos como esos sólo llevan a pensar que no hay temas trascendentes en la Universidad y el país e impactan en las prioridades de la comunidad universitaria llevándola a lo superfluo e inútil.

Finalmente, a manera de respuesta de mis inquietudes expresadas al inicio, puedo sostener, con certeza de no equivocarme, que nunca se pensó verdaderamente en reconectar ese vinculo entre Universidad y país, pues por ahora solo parece estar entre universidad y mercado, y entre estos y sus consumidores. Punto Edu es solo el acta de defunción de una muerte que nos negábamos a reconocer, es la evidencia del triste fallecimiento de la capacidad de pensar.

Por el fundo Pando: la luz ya no brilla en las tinieblas.

1 Punto Edu. Año 01; N° 01; pág. 5. “Partida de Nacimiento”. 14 de Marzo del 2005

CERTIFICADO DE UNA MUERTE NEGADA

Derecho y desastre1

Creo que Umberto Eco no estuvo equivocado al afirmar que el mundo va A Pasos de Cangrejo y con descaro nos acercamos al crepúsculo del comienzo del milenio2. No sólo la neoguerra se convierte en paleoguerra, sino que fenómenos como la esclavitud regresan y se estacionan frente a nosotros con total displicencia del Estado y sus miembros. Parece increíble aceptarlo pero es necesario llegar a soluciones conjuntas. Hablemos de “Trata de personas”.

Para empezar: la Trata es un delito3, y si tú no lo sabías, preocúpate el doble pues los policías tampoco y resulta un crimen que siendo un fenómeno tan recurrente en el Perú, resulte invisible ante los ojos de la autoridad. Su aprobación se realizó hace muy poco4 y su reglamentación5, que debió realizarse en el mes siguiente de promulgada la Ley, no existe. Se puede decir que la modalidad más común consiste en sustraer a un sujeto de un contexto determinado con engaño o violencia para luego hacer de este, en términos latos, un esclavo: explotación sexual, laboral, etc. Se señala en doctrina que se atenta contra la libertad y contra otro bien jurídico6 como la indemnidad sexual o la libertad de empleo. Para retratar lo dicho daré el siguiente ejemplo: la señora T tiene una empleada que rara vez sale de casa, se llama P. P lava, plancha, cocina, hace las compras y con el tiempo que le sobra limpia hasta la última loseta del baño. Pero, P tan solo tiene 12 años. T la trajo prometiendo a sus padres que la haría estudiar y que le daría un “futuro mejor”.

Recordemos. Hace medio año, una publicidad presentada por televisión mostraba la imagen de una niña realizando las labores que realiza P, la diferencia era que las hacía en su propio hogar. El comercial decía, finalmente “Abuso infantil…fundación Telefónica, haz que niñas como ella puedan sonreír”.

En el 2008 a esta situación se le pone nombre y es detallado en el Protocolo de Palermo, nombrado por varias legislaciones como Esclavitud y en el Perú con el nombre de Trata de personas. Conocemos, además, que es un proceso que puede comenzar con captación, seguir con el traslado y por último con la explotación. No se requiere que una misma persona realice todas las acciones, así que no queda salvada la señora de la cuadra que recibió a una muchacha de empleada sabiendo que fue traída con falsas promesas y la explota laboralmente con descaro.Hace poco se realizó una conferencia de información, realizada 1 A propósito del nuevo curso que se planea crear sobre materias de Derecho Ambiental, en la Facultad de Derecho de la PUCP.2 Eco, Humberto (2007) A pasos de cangrejo - Artículos, reflexiones y decepciones, 2000-2006, Buenos Aires: Debate.3 Código Penal, artículo 1824 Concretamente el 12 de enero del 20075 El Ius in case: la Ley es como saber qué es el fútbol y el reglamento es el cómo se juega.6 Un bien jurídico: algo que a la sociedad le importa y por eso crea nor-mas para su protección.

por ONGs y el Ministerio Público, ahí se explicaron los conceptos de la Trata. Nos advirtieron sobre algunas carencias legal-cognoscitivas de los señores policías (no de todos, por supuesto) y comenzábamos a tener fe cuando uno de ellos alegremente llamó “Ley de leyes” a la Constitución y además lo inmortalizó así en su diapositiva. Los presentes del área legal no tuvieron más remedio que pedir un trabajo conjunto de capacitación. Pasamos por el momento de tensión cuando entró al debate el Consentimiento de la Víctima. El consentimiento siempre es un buen tema en Derecho Penal para crear debate, tiene que ver con la aceptación de la persona respecto de la cual se vulnera el bien jurídico. El Ministerio Público (léase policías) encuentra que si la víctima decide prestar su consentimiento con posterioridad, no hay delito; entonces, se colige, no podrá ser considerada víctima (murmuraciones de los presentes). El Fiscal presente no pudo callar más y tras un prolongado silencio desenvainó la espada de la verdad absoluta afirmando que no podemos pedir de parte de la víctima que trate de escapar todo el tiempo. ¡Qué locura sería pedir que traten de escapar todo el tiempo cuando no tienen otro lugar donde ir! Tal como la locura de pedir que la víctima de violación rechace permanentemente. Esto me lleva al siguiente punto, cuando el tratado7 es utilizado con fines de explotación sexual, resulta obvio que no podrá ser acusado de Prostitución. En la conferencia, algunos dirigentes policiales afirmaron, ¿confesaron?, que en muchos casos se tipificó como Favorecimiento a la Prostitución8, en vez de Trata. Después de un acalorado debate, tuve la ligera esperanza que estos errores sean subsanados por el Fiscal al momento de hacer formal la denuncia, pero no. Un Fiscal presente afirmó que la mayoría de sus colegas se limitan a realizar un copiar y pegar de lo escrito en la denuncia policial, con todo, errores ortográficos incluidos.

La situación se complica cuando las directoras de asociaciones y fundaciones afirman que debido a no contar con un apoyo directo de la policía, son sólo encargadas de recepcionar la denuncia, ir al lugar, confirmarla, denunciar ante la policía para que ellos también la confirmen y si resultan convencidos presentarán la denuncia “en sus términos” ante el fiscal, quien a su vez es encargado de formalizarla a ojos del juez. Un teléfono malogrado y la persona sigue siendo víctima de un abuso que socialmente no se percibe como tal. Algunas cifras: de 35 casos presentados en un año por las fundaciones, sólo 7 fueron salvados y sólo 2 víctimas pudieron ser ayudadas después de la separación con el tratante9.

El presente texto ha intentado trazar el panorama, quitarle al delito la capa de invisibilidad, definir el tipo penal en términos simples para un entendimiento colectivo. La vida diaria carga mil cuestiones que creemos sin importancia, pero resulta que cada vez están más cerca de nosotros, sólo uno puede actuar, pero con ética humanista, que a diferencia de la autoritaria supondrá que determinemos qué es bueno y malo para el ser humano, para tu entorno, sin que una autoridad te imponga su criterio. Vives donde quieres. Y para terminar capicúa diré que la meta será que Umberto Eco se retracte.

7 Víctima, sujeto pasivo, del delito de Trata de Personas.8 Código Penal, artículo 179.9 Victimario, sujeto activo, del delito de Trata de Personas.

Claudia Luyo Rodríguez

Hace un tiempo, leí una crónica de Cesar

Hildebrandt, donde hablaba acerca de la manera

de ver cine hoy, en los cines peruanos. Sobretodo

en las cadenas comerciales. De cómo el silencio

se ha convertido en un privilegio y brilla por su

ausencia en estos espacios. Coincido con él, ya

que es algo de lo cual he venido dándome cuenta

hace algún tiempo. Y no solo ocurre en los cines

comerciales, donde la gente adivina la próxima

escena, comenta lo que esta sucediendo en la

actual. Sino que se traslada a los centros culturales

como el CCPUCP o el Centro Cultural de España

en Lima. Lugares donde el cine debería ser visto

más allá de su lógica hollywoodense meramente

comercial. Debería ser concebido como objeto de

arte. Y por lo tanto de manera silente, expectante.

En Centro Cultural de España, alguna vez,

encontré a un individuo disfrutando del almuerzo

tardío o de la cena temprana, en la proyección de

una película del genial Luis Buñuel. Impregnando

el ambiente del olor al guiso casero que llevaba en

el taper. “No hay respeto para un genio”, pensé.

Este tipo de actitudes, aunque un poco más “nice”

se observan en el centro Cultural de la Pontificia

Universidad Católica del Perú (PUCP), durante

el Festival de Cine (el cual maneja precios

excluyentes para alumnos universitarios, así

como para cualquier “ciudadano de a pie”; y se ha

convertido en el epicentro Snob Limeño) la gente

come canchita, toma gaseosa y habla casi a gritos,

sin tener la más mínima consideración para con

quien desea apreciar la iluminación, los planos, la

actuación en el producto artístico que tiene ante

los ojos. Ya que un festival sirve para eso: para

poder acceder a piezas alternativas al circuito

comercial.

Es que la forma de ver cine, de apreciarlo como

un objeto de Arte, como un ritual magnánimo

(por lo tanto, merece respeto y admiración)

se está extinguiendo. Salvo algunas contadas,

cinéfilas, excepciones. La lógica Televisiva ha

sido trasladada al cine. Esto se aprecia, hoy en día,

como un objeto comercial. Como una mercancía de

valor, expresada en grandes sumas de recaudación.

Por eso producimos películas tan vacías como “un

día Sin Sexo”, “Mañana te Cuento”, “Peloteros”,

etc.

La lógica comercial de la Tv, está calando hondo en

la audiencia que recurre a los cines para divertirse.

Por lo tanto, exige productos semejantes a los que

encuentra en este medio. Sin tener en cuenta que el

cine es un espacio, un soporte, en el cual deberían

expresarse formas de ver el mundo. Imaginarios

colectivos o individuales. Reflexiones sobre lo que

somos. Y no simples premisas que “hacen olvidar

los malos momentos del día”, que no nos hacen

pensar. El cine, al contrario, debería ser un lugar

de pensamiento, un espacio de expresión artística.

A esto se puede sumar, el boom de las facultades

de comunicación con lógica televisiva a lo largo

del país. Y la desaparición de lugares donde el cine

era apreciado como un objeto de arte. Como el

cierre de la Facultad de Cine de la Universidad de

Lima. O el giro de la facultad de Ciencias y Artes

de la Comunicación de la PUCP, hacia este tipo

de productos masivos y comerciales, apuntando a

ser difundidos en la TV. Entonces, los realizadores

que son formados en aquellos espacios salen con

esta mentalidad y la aplican al cine.

También podemos hablar del boom de

cortometrajista, de productores audiovisuales que

no tienen nada que decir y buscan el reconocimiento,

el making off, la fotografía para el recuerdo. Como

una de las causas de esta situación. Cuantas veces

he escuchado decir: “Hacer un corto esta de

moda”.

Como alguna vez un profesor dijo en clase: “A

nuestros abuelos les toco descubrir el cine, a

nuestros padres utilizarlos, explotarlo, experimentar

y nuestra generación, nos toca destruirlo”. Pero

esta en nuestras manos lograr que esta profecía

no se cumpla, dándole el respeto necesario al cine

y elevarlo a la categoría de objeto de arte. Y sin

exagerar, de Objeto sagrado.

José Javier Fernández del Río

No creía que estaba viajando hacia Chanchamayo, miraba hacia atrás, y Lima se alejaba por la carretera, se iba, ayer apenas había terminado los finales, y hace unas horas estaba en Sargento1 bailando, todavía me quedaba el sabor del licor, y de la chica que besé, recuerdo que besaba duro, me apretaba los labios. También me acuerdo que vomité llegando a mi casa, me acuerdo que ella me llevó.

Me iba a Chanchamayo para encontrar a la madre de Luz Dina, la emerretista muerta en la casa del embajador japonés. Me iba con una familia californiana, el interesado era el hijo, un muchacho llamado Tony, se sentó en el asiento de atrás, no lo escuché hablar mucho en el camino. También había una joven que calculo tendría la misma edad que Tony, llevaba un niño de 5 o 6 años, tampoco hablaban mucho, la Van se mantenía por ratos en silencio. La carretera era larga, y ondulante, me mareaba, me puse los audífonos y me recosté en mis dos maletas, escuchaba Portishead – Plastic. I wonder why I don’t know what you see Of course I care I won’t pretend It’s just a thought I’ve said enough Don’t you know life turns me Always wants me I can hardly pray, recuerdo un puente rojo, y un río abajo, recuerdo soñar a cada miembro de la familia cantar, al igual que los pájaros en la mañana, todos reunidos hablando hacia el centro de la Van, muy alegres, pero en mute, con el soundtrack de Portishead, luego una imagen del carro dando una vuelta de campana en cámara lenta hacia el río, y estallando como en una película de Hollywood. Y una batería electrónica rematando el estallido. Luego militares enfrentándose con los emerretistas en el puente y ambos grupos acercándose hacia el estallido, para luego dispararnos buscando algún sobreviviente en el río.

Me reía pensando en eso, me dio miedo también, no quise que pase, aún seguía con el estómago revuelto. La policía de carretera nos detuvo 10 veces. La cuarta vez, nos llevaron a la comisaría por pasarnos al carril contrario y sobrepasar a un camión. El tío de Tony que manejaba la Van le dio 20 soles al comisario. Luego su hermana, la madre de Tony, preguntó cuánto le había dado, yo lograba escuchar algunas palabras. La madre de Tony era peruana y servía de traductora. No me atrevía a sacarme los audífonos para escuchar mejor.

La noche nos cogió dejando Tarma y aún faltaba camino para llegar a la Merced, la Van se detuvo, yo bajé y vomité al borde 1 Antro barranquino que muchos estudiantes de la PUCP frecuenta-mos.

del abismo, no podía ver nada, sólo vomitaba y escuchaba el ruido del rio, me acordaba de que estaba bailando en Sargento, bailaba una canción de The Cure – Just like heaven. Spinning on that dizzy edge I kissed her face, I kissed her head And dreamed of all the different ways I had to make her glow “Why are you so far away,” she said “Why won’t you ever know that I’m in love with you, That I’m in love with you?”, ahí la volví a besar, un frío gigante subía por las montañas, te cogía de los tobillos, recuerdo que bailando me ofrecieron hierba, un amigo saco su bolsita: ¿quieres?, me dijo. No la acepté porque tenía que viajar y fácil no me despertaba, -tengo que trabajar- le dije, la mamá de Tony me preguntó si me encontraba bien, yo le dije que sí, las luces de la Van eran lo único que distinguía en la oscuridad, subí a la Van, me recosté en mi asiento y continué durmiendo.Al día siguiente íbamos en un taxi directo a Puerto Victoria, donde se encontraba la madre de Luz Dina, habíamos salido de la Merced cerca a las 8 de la mañana., allá nos esperaba la chica joven y su hijo, la que viajó con nosotros en la Van, ella era la hermana de Luz. Habíamos tomado un buen desayuno en el hotel, yo ya me encontraba mejor, la comida la sentía más rica, no extrañaba Lima, me sentía bien. Tony nos había contado, en el desayuno, cómo es que había llegado aquí. El loco de Tony sólo había leído una pequeña noticia en un diario de California sobre la Gringa, se había quedado impactado con la noticia de su muerte, había leído también un rapto de niña por los emerretistas, yo lo escuchaba y tenía la imagen de la Gringa muerta en San Isidro, con un pañuelo tupacamarista en la boca, mi estómago sonaba, ¿esa pequeña historia lo había traído al Perú? era extraño. Tony estaba ahí, en la inmensa selva, solo por la noticia de un periódico. En cambio, yo lo estaba por $40, e iba a hacer “sonido”, tenía una mochila celeste, mi boom y unos audífonos en el cuello. El taxi avanzaba, se abría paso por la carretera, David, el camarógrafo, conversaba con el taxista, le preguntaba por los cafetales, yo veía un letrero que indicaba la ruta a Oxapampa, el taxi tomó la otra ruta, hacia Pichinaqui, rumbo a Pichinaqui se encontraba Puerto Victoria y la familia de la Gringa.

Yo hablaba con Tony, él me preguntaba por las plantaciones de coca, yo le decía que deben estar más lejos, el taxista volteó y nos dijo que más arriba de Pichinaqui podíamos encontrarlas, Tony quería verlas, parecía muy emocionado, no sé con qué ingenuidad podía decirlo, yo no la tenía, me distraía mirando el paisaje por la ventana, no había postes, qué ingenuidad la mía, tomaba de cuando en cuando una foto al cielo, Tony sacaba su grabadora de video y hacía lo suyo por la ventana. Al llegar a Puerto Victoria, nos esperaba sentada, en la banca de la puerta de la casa: la madre, la hermana de Luz, su hijo, su hermano y el padre. Tony la reconoció y le saludó desde el carro. El taxi se detuvo, yo cogí mi mochila y mi boom, David salió con la cámara en la mano, descendimos, pies en Puerto Victoria. Vi lo verde, el río, la gente olía a pimienta, ya no estaba en Lima, al fin había llegado.

Cerca al río la señora empezó a contarnos, Tony era muy atento con la historia de la madre, la cámara la seguía, respiraba con ella, yo la miraba y mi boom apuntaba al centro de la conversación. La raptaron, dijo, la raptaron y ella no pudo hacer nada, su hermano apareció entre las piedras del río cargando al hijo de Miriam, él estaba con Luz cuando sucedió, eso nos contó la madre, ese día Roger corrió donde

CHANCHAMAYO CITY, I LOVE YOU MAMACITA RICA

Carlos León Collantes

su madre, desde el waro2 hasta la casa para decirle que a su hermana se la llevaban los negros3. Quisimos hablar con él en cámaras pero no quiso, en cambio se ofreció a cruzar el río con nosotros, mientras observaba el agua que corría, pensaba en la sangre que manchó el agua, pudo haber sido mía, hace 15 años pudo haber sido mía la sangre que corría, pude haber sido un inocente, un negro, un rojo4 o un militar, igual hubiera sido, el río igual se hubiera llevado mi sangre. Llegamos al otro lado, y unos niños nos miraban detrás de la hierba, se reían, yo les grababa con mi cámara casera. Roger, el hermano de Luz, nos llevó al colegio, también a la iglesia del pueblito que estaba del otro lado, empezó a contarnos sobre su hermana, la Gringa, que por ahí había pasado, David prendió la cámara y Roger se adelantó hacia un camino que se dividía en dos, nos dejo atrás, dejo de hablar.

Después del almuerzo, de unos ricos tallarines con cebolla y ají, salimos hacia la chacra con: la madre, Miriam, el niño y Roger. Las chacras de la selva no son un terreno plano como en la costa, están en toda la montaña. Mientras subíamos, y nos resbalábamos, sacábamos: mandarinas, naranjas, limas, toronjas, esa montaña estaba llena de cítricos. Siempre tenía las manos llenas de bulbos rojos, naranjas y rosas, no dejaba de comerlos, no me cansaba. El sol todavía estaba alto pero teníamos luz para una hora más. Nos plantamos a mitad de montaña y empezamos la segunda parte. Tony mantenía preguntas que rodeaban el tema de Luz, por momentos perdía el derrotero, se entretenía con historias de la niñez de la Gringa y la madre continuaba contando las mismas historias que al principio. Los mosquitos estaban insoportables, nos sorbían la sangre. El sol descendía, los silencios eran molestos, cogimos nuestras cosas y terminamos la entrevista. Yo tenía unas preguntas para la doña, pero no podía hacerlas, no era mi entrevista, no era mi documental. Sin embargo, unas cuestiones quedaban sin resolver. Según la doña, su hija era la mejor, eso siempre se dice de un muerto, pero daba argumentos, decía ser la única que buscaba progresar, hacer estudiar a sus hermanos, cuidarlos, irse de Chanchamayo. Contaba que su hija era la hija que traía dinero a la casa, la única, hacía negocio en el mercado de San Ramón, vendiendo pan que su madre horneaba, y fruta de la chacra.

Me pregunto: ¿el MRTA u otro grupo subversivo, es electivo al capturar personas? ¿Pudo haber sido Miriam o Roger? ¿El MRTA ya la conocía, la habrían visto por San Ramón vendiendo naranjas, mandarinas y pan del horno? ¿El MRTA ya la tenía marcada, la conocía? ¿El MRTA lo planea todo, es invisible como dicen? Pero esas preguntas no las contestaría, se iba a negar. Lo que sí podía contestar era algo como: ¿Por qué los emerretistas se llevaron a su hija? ¿Por qué a ella?

De regreso a Lima, la carretera se me hacía más blanda, miraba los abismos que dejamos al ondularnos por la carretera, el sonido del poderoso río, ya tenía el estómago entrenado, cogí un tangelo5 de mi jaba de fruta, un regalo de la madre de la Gringa, tenía la garganta seca, ya no recordaba el beso de Sargento, mientras la pelaba y chupaba algo del jugo del tangelo, pensaba en Luz y su familia. ¿Pude haber sido yo el muerto? ¿Esa pudo haber sido mi familia? Yo, con un trapo en la boca y un arma en las manos en una casa de San Isidro, saliendo en las noticias, pidiendo una negociación, reconocido por mi familia, muerto, con fotos en los periódicos, sin cuerpo, sin rostro, huesos en el cementerio, reconocido por las curaciones que llevaba en los dientes, 2 arriba. 2 abajo. Mi madre paseando de un cementerio a otro, buscando otro cuerpo, una más alta, morena, completa, porque la engañaron con otra muerta. Engañada, sin dinero, en la ruina, por la muerte de su hija, sin ayuda, en la capital. ¿Quién la ayudarla? ¿Tú la ayudarías? Hija emerretista, secuestró personas inocentes, alguien pudo morir, tú, alguien querido, alguien inocente ¿Tú la ayudarías si la vieras caminar por las calles de Lima?

2 Transporte para cruzar el río, de madera y fierro sujeto por cuatro vías de fierro, dos arriba, dos abajo. Es manejado por el warero.3 Sobrenombre que se le da a los emerretistas por los lugareños de la Selva y Sierra Peruana.4 Sobrenombre que se le da a los senderistas por los lugareños de la Selva y Sierra Peruana5 Fruta, cítrico, de la familia de las Rutaceae. Común en la zona. Se parece a la mandarina. Rico.

ODA A LA SELECCIÓN PERUANA

Nos golearon seis a ceroen el viejo Centenario

y Chemito en su glosariodesquitó al país entero.El achori de Guerrerocon su pose de bacán

dio al equipo de Forlán,del Abreu y del Cebolla

goleadora paranoiay a Butrón lo hicieron flan.

ODA AL CLIC

Ay, Tulita, gran pepera,te pescaste un elegantecuya esencia de galantees su gorda billetera.

Con tu clic de vedetterale cambiaste el apetitoinmolando a la señito

e inspirando a una gran panza

todo un himno de alabanzaque cantó donde Jaimito.

GIOVANNI ANTICONA

La PUCP en los últimos ciclos ha desarrollado una campaña llamada “Bienvenida la integridad”, con la que pretende lograr un ascetismo tal que tenga como máxima: “No te comas las comillas”. A propósito, un neófito de la campaña, amigo mío, me recordaba las lamentables incursiones de Alfredo Bryce en el arte del plagio, mientras caminábamos por los pasillos de la Facultad de Humanidades de la PUCP. Contrario a los que pensé, X, mi amigo, cree que quienes critican a Bryce son solo unos advenedizos que no tienen noción del respeto por sus mayores. Quien haya plagiado, según su lógica, será un afable personaje que reverencia a quienes plagia. Al parecer, X no está solo: Iván Thays esgrimió los mejores argumentos sacados de la literatura fantástica para justificar al buen Bryce, Joaquín Sabina dedicó unas coplas1 al autor de “El huerto de mi amada”, y un sinnúmero de estudiantes de Literatura, tales como mi amigo, se esforzó por la construcción gramatical de alguna frase que resuma una justificación al acto innegable.

Siguiendo con el ejemplo de Bryce, un plagio “por error” puede ser, medianamente, tolerable. Pero, más de veintiséis “errores” no, ¿cierto? ¿Por qué, entonces, quienes deberían condenar el acto mefítico2 son quienes lo justifican? Lo hacen, valgan verdades, porque son sus amigos y la amistad vale más que mil “errores”. No puedo negar, sin embargo, que éste acrisolado personaje tiene un humor inigualable, en la entrevista que Caretas le hizo en julio de 2007 Bryce afirma: “me gustaría plagiar a Cervantes. Un plagio es un acto de admiración”3. Plagiar, ¿está bien, entonces?

Ello motivó mi reflexión al respecto. Entrevisté a Daniel Alarcón, joven escritor peruano que empieza a destacar internacionalmente, y me dijo sobre el tema: “¿qué te puedo decir sobre el plagio? en prima, es imperdonable, pero me pongo a pensar del desarrollo de las artes, y mi respuesta tan tajante (es imperdonable) se complica cuando analizo el caso, para dar un ejemplo: la música hip-hop. A ver si me explico: este estilo de música en sus inicios era nada más que recitar poesía rimada sobre un fondo musical que ya existía. Es decir, plagiaban una obra de arte, añadiéndole un elemento (la letra). Ahora, hablando en términos musicales, esta etapa de plagio descarada fue totalmente necesaria para llegar a la brillantez, la originalidad que representa el hip-hop de los años 1988-1993”.

Ciertamente, en la actualidad las reglas están definidas y el progreso en las artes y en toda esfera académica o profesional, ya no permite las licencias de las cuales nos habla Daniel Alarcón.

Ahora, considero que ya sea por irresponsabilidad o ignorancia, quienes caen en el plagio pierden credibilidad. Cito un caso: un blog dedicado a temas políticos publicó el 27 de febrero de 2007 una nota en donde buscaba presentar a los postulantes al Tribunal Constitucional (TC), y hacía mención de un plagio suscitado en la PUCP hace algunos años en la Facultad de Derecho, plagio que tenía como protagonista, precisamente, a uno de los postulantes al TC. Nada novedoso hasta aquí si no fuera que a los pocos días, el 2 de marzo de 2007, el diario La República en su sección “Ofidio” tomó dos párrafos del mencionado post sin citar la fuente. Irónicamente, La República quiso denunciar un plagio y terminó incurriendo en lo mismo4. Aunque La República se rectificó, era lo menos que podía hacer, no deja de ser reprochable, en este caso, la falta de rigurosidad de uno de los periódicos más estimados de Lima.

…Plagio, parece ser una peste que se expande por todos los recovecos de quienes tengan a bien escribir… Cómo olvidar que Lima no es tan bizarra desde que el

1 Sabina, Joaquín. “Un brindis para Alfredo Bryce”. Etiqueta Negra, Número 50, p. 88. 2 Mefítico: en este caso, extiendo el significado para poder calificar un acto.3 dE Paz, Maribel. “La película de Alfredo Bryce”. Entrevista a Alfredo Bryce Echenique. Caretas. Número 1983, pp. 60-62. 4 Ver: desdeeltercerpiso.blogspot.com

KENNY DIAZ RONCAL

PERSPECTIVAS: SOBRE EL PLAGIO

Kenny Díaz Roncal

periodista Rafo León copió, indiscriminadamente, en su libro “Lima bizarra”, crónicas de periodistas no tan conocidos como él –sin referencia alguna–. ¿Tiempo de viaje para olvidar el suceso? El lapso de espera para la reacción fue muy breve, Rafo León se presentaba en sendos programas de televisión esgrimiendo argumentos muy laxos. Por supuesto, se trataba de un “error”, dijo, simplemente se olvidó de poner la cita, nada más.

Logré preguntarle a Daniel Titinger, Editor Editorial de la revista Etiqueta Negra –revista que publicó a Joaquín Sabina y sus coplas en clara defensa de Bryce–, qué opinaba sobre el plagio y me dijo lo siguiente: “Sobre el plagio, como están las cosas, todo el mundo es sospechoso hasta que demuestre lo contrario, ¿no? Es un delito, claro, y eso me molesta tanto como aquellos que tratan luego de destruir a quienes quizá lo cometieron. Sé de casos, aquí en Lima, de periodistas que trataron de buscar plagios hasta debajo de las rocas, y luego, pasadas las semanas, el tiempo se encargó de encontrar plagios en ellos mismos”. Es cierto, coincido con Daniel Titinger, podemos decir que vivimos una época particular en la que el lector juicioso está sugestionado por ver plagios en todo texto que pase y repase por sus ojos. Pero por ninguna circunstancia justifica el acto. La última frase de Daniel Titinger fue: “el plagio en términos literarios -publicar bajo tu nombre un texto que otro a escrito- me da asco, me da pena”.

Aunque deseo que no sea así, estoy seguro que me seguirán llamando la atención las reacciones para justificar los plagios y no éstos, propiamente dichos. Se dirá que Bryce es el autor de “Un mundo para Julius”, se repetirá tantas veces que será imposible volver a colocarla como pregunta fija en algún examen de admisión a la Universidad. Lo cierto es que Bryce no plagió, nunca lo hizo, sucede que amigos muy cercanos a él han afirmado, en un acto de desesperación por justificar el plagio, que Bryce –en realidad– contrató a un personaje “mantequilla” para que escriba los artículos que él debió redactar en sendos periódicos y por lo tanto fue éste personaje quien verdaderamente plagió. ¿?

Creo que, finalmente, el dramatismo no lo hacen quienes denuncian, sino quienes defienden lo indefendible. En universidades como la nuestra se condena y expulsa a los alumnos que plagian, pero ¿qué pasa con los profesores y personalidades que caen en lo mismo?, ¿sabemos de ello?, ¿se les denuncia?, ¿para ellos también existe una maquinaria montada para descubrir sus plagios? Es lamentable, pero hemos llegado a una situación en la cual nadie debe fiarse de nadie, ni de profesores, ni de escritores que gozan de importante consideración. Los congresistas, personas llamadas a velar por el interés del pueblo, no dejan de sorprender en estos asuntos. Si existieran criterios que ayuden a cualificar los plagios, seguramente muchos padres de la patria se graduarían con creces en esta materia, acaso no recuerdan los Proyectos de Ley copiados de otros países, con comas, comillas y errores.

La situación es trágica, da cuenta de nuestra muy ambigua moral. La Universidad persiste en su campaña por combatir el plagio, los plageros, a su vez, persisten en sus plagios. Y podríamos denunciar mil plagios más, pero, es claro que la tinta no alcanzaría para tanto quehacer.5 Sin embargo, debo decir que los plagios no se resumen en los libros o artículos, los plagio se dan diariamente en los salones de las distintas Facultades cuando los chicos vivos intercambian conocimiento en pleno examen. Siendo así, es imposible terminar de otra manera, como me dijo Daniel Titinger: “…yo pasaría por Google estas palabras mías, por si las moscas”.

5 Véase la Editorial del presente ejemplar.

KENNY DIAZ RONCAL

El autori-tarismo y la cultu-ra legal

La cultura jurídica de una comunidad se forma de conocimientos y valores, pero también se integra de las percepciones, actitudes y de la práctica del derecho como tal. En el caso nuestro, la influencia del formalismo legal, en gran medida, delimitó los cauces por los que la cultura jurídica pudo discurrir: aquella visión debilitada del positivismo jurídico, que refleja el posicionamiento de las formas y el culto a la ley como estrategia para el discurso y la acción desde una perspectiva autoritaria.

Concebir lo jurídico desde esta óptica permite definir lo correcto desde la ley y en auxilio de ella, la doctrina. La doctrina se revela como transmutación del dicho de los autores. No hay que perder de vista que en el formalismo, ley y doctrina operan como argumentos de autoridad. Factores auto referenciales de un discurso que no repara en la realidad o más bien que la ficciona. Pero la autoridad se convierte rápidamente en autoritarismo cuando brota de las palabras del catedrático, al punto que –en términos de Bourdieu1- permite delimitar el “campo de lo jurídico” para imponerse sin atenuantes frente a un público adiestrado en estos menesteres. El autoritarismo como discurso que da por definido el sentido del derecho y las instituciones que lo sostienen es esencial a la actividad docente y se expresa igualmente en los textos con pretensiones académicas. El autoritarismo como idea de orden que debe aceptarse porque “así lo dice la doctrina más avanzada” – aunque nadie sepa explicar porqué es así-; autoritarismo que forma las mentes en la férrea idea de que los conocimientos se transmiten por porque están en los textos de los maestros.

El autoritarismo no se agota en la definición de ciertos sistemas políticos. Los factores culturales del mismo se vertebran en el ámbito de la cultura legal. A través de él se procura crear convicciones y propiciar herramientas que llevan en forma implícita una sola idea de orden. Por cierto, el formalismo evoluciona sin perder identidad y se transfigura en la dogmática como conocimiento articulado de conceptos y categorías que no dicen nada de la realidad pero que se presentan como hitos. Es entonces cuando el autoritarismo libera al auditorio del esfuerzo de la crítica. Basta con creer y asumir como verdades los conceptos, clasificaciones, derivaciones y demás sofisticaciones jurídicas del vacío.

El autoritarismo, se origina en las bases del discurso legal que justifica las estructuras de poder: desde la voz de los académicos que esgrimen el sentido del derecho en forma descontextualizada o doblemente desarraigada. Quizás cabe recordar que el derecho republicano es un resultado en el que convergen normas de élites y teorías importadas para justificarlas. El producto de este proceso fue un tipo de ley débil por su falta de legitimidad que paradójicamente se impuso por la fuerza. La autoridad sirvió para enmascarar la realidad social y justificar el poder político.

Los abogados difícilmente se sustraen de esa tradición. Las formas autoritarias son un elemento omnipresente en el mundo forense. Al margen de las actitudes y los ritos que deben cumplirse sin lugar a la crítica, el quehacer de los llamados “letrados” está armado por el argumento de autoridad. Las propias instituciones del sistema judicial siguen esa pauta y la consolidan.

Se podría pensar que el valor crítico de la actividad académica funciona como antídoto del formalismo y crisol de la tolerancia. No obstante ello, el discurso académico ha servido para recrear el formalismo y evidenciar su carácter profundamente autoritario a partir de él mismo. Los académicos del derecho en el Perú, indistintamente, han cultivado en formas diversas, enfoques cercanos o no lejanos del formalismo jurídico y en el mejor de los casos, perspectivas propias del positivismo jurídico en áreas del denominado derecho público.

1 BORDIEU. Pierre. “Elementos para una sociología del campo jurídico”. En: La fuerza del derecho. Ediciones uniandES/ Instituto Pensar/ Siglo del Hombre Editores, p. 155 y ss.

Gorki Gonzales Mantilla

Incluso una opción pragmática o funcionalista, como el análisis económico del derecho, tuvo en el país un éxito espectacular en los años noventa, precisamente porque se puso a la vanguardia de las corrientes positivistas. Recuérdese, sólo como filón, la exaltación del derecho como sistema de reglas simples o la paradójica y famosa referencia al “consumidor razonable”, como petición de principio en una realidad en la cual el mercado era una quimera. La curiosa mezcla que daba lugar a un derecho orientado a la eficiencia como fin, sin reparar en los problemas de exclusión y desigualdad, terminó por ofrecer una perspectiva profundamente autoritaria. No parece extraño, entonces, la utilización de la que fue objeto en un sentido ideológico para justificar la dictadura fujimorista, es decir, para fundamentar el ensamblaje de sus programas económicos y premunir de argumentos el sentido de la democracia de baja intensidad que se auspició.

El autoritarismo se cultiva en las facultades de derecho como enfoque intelectual que articula la cultura de las formas, de las teorías en el vacío, de las fórmulas absolutas, siempre bajo el argumento de autoridad. Puede ser frecuente que esta visión se asocie a una deliberada desconexión de la realidad, a la ausencia de investigación o bien a la persistencia en la investigación libresca y sin crítica. El autoritarismo emerge, al fin y al cabo como perspectiva que modela las relaciones jurídicas, sociales y políticas.

El autoritarismo del mundo académico produce un efecto sobre el comportamiento individual y colectivo. Los estudiantes son los primeros en recibir el impacto y la influencia de esta cultura. Ellos se encargarán de reproducir el imaginario. El mundo forense reforzará la perspectiva y asumirá la responsabilidad de llevarla a extremos. Las relaciones que dan vida al sistema social y a la democracia llevarán esta marca indeleble.

La crítica contemporánea a esta forma de entender el derecho en el Perú, tiene sus mayores resistencias en la cultura legal precedente. Es decir, en los actores presentes, profesores y estudiantes. Y las incursiones reformadoras han tenido, en gran medida, efectos cosméticos sobre la cultura autoritaria y también sobre la idea del derecho. Las voces más representativas del discurso reformador, difícilmente se divorcian de las premisas autoritarias que le sirven de sustento, pues ellas son sus herramientas cotidianas para el ejercicio académico y profesional.

Una expresión contracultural –como ha dicho Binder2- es necesaria en medio de las sombras que envuelven nuestra cultura jurídica. Más allá del formalismo y sus consecuencias, la corrupción y las prácticas desleales de los operadores y ciudadanos, cuando de derecho se trata, forman parte también de ella con la ayuda del argumento de autoridad. La visión contracultural resulta entonces una cuestión central para la viabilidad de las instituciones que se justifican en el derecho. La política y la democracia son parte de ello. Cambiar las bases de la cultura legal tiene por ello un propósito superlativo, para que ésta cristalice los intereses y derechos ciudadanos en pos de la igualdad en un contexto de diversidad. Que el autoritarismo deje de ser una sombra perenne en la vida institucional depende en gran medida de que ello ocurra.

2 BINDER, Alberto. “La cultura jurídica, entre la tradición y la innovación”. En: Los actores de la justicia latinoamericana. Salamanca: Ediciones Universidad, 2007, p. 38 y ss.

Apolo-gético en favor del

géneroensayísti-

co

Soy historiador y durante mi formación me hicieron creer que el objeto de mi trabajo era la verdad, o por lo menos que podía acercarme a ella por el inexorable camino de la objetividad. En ese sentido, mis trabajos y escritos debían mostrar una cuota de erudición que convenciera al ocasional lector que lo que le proponía era irrebatible. Así, entendía que el pasado debía ser reconstruido “tal como sucedió y no como quisiéramos que hubiese sucedido”, como le gustaba sentenciar a un antiguo y querido maestro mío.

En esa línea hice varios de mis artículos, una tesis y hasta un libro. Me encantaba la sucesión casi infinita de notas al pie de página pues asumía que cada una de ellas proporcio-naba al lector un retazo de verdad. Y con tal acervo, anclado inamoviblemente en mí, continué escribiendo. No obstante, estaba pronto el día en que descubriría que a muy pocos les interesaba leer lo que estaba escrito en esos numeritos que engalanaban la base de las mayoría de mis páginas.

Fue necesario salir del circuito cerrado de la academia para darme cuenta del gran abismo que separa a los intelectuales de los demás ciudadanos. Caí en la cuenta de que el público no lee a los historiadores, no porque éste sea ignorante, sino por culpa casi exclusiva del gremio de Clío. No hay afán porque la obra histórica traspase los linderos del claustro universitario. Y tal circunstancia cobra su grave dimensión si nos ponemos a pensar que el investigador del pasado es un comunicador social, el llamado a explicar el presente a sus conciudadanos.

Las últimas investigaciones referidas a la Historia perua-na han preferido darle prioridad a la descripción erudita no menos que al trabajo monográfico y así, los historiadores perdieron auditorio y hasta la brújula. Encerrados en una elite, pretenden que sean otros los agentes los que divulguen el conocimiento entre la población. A esto se relaciona un hecho que ha pasado más o menos desapercibido en el – también anquilosado- debate historiográfico: el género en-sayístico languidece en el olvido.

El género ensayístico es una de las estrategias narrativas más útiles para llegar al gran público. Como su nombre lo indica, a través de este género, se ensaya una opinión y ya cuando se anuncia que lo que se va a escribir esta en el pla-no de lo provisional y es propenso a la discusión, el dog-matismo ve neutralizado sus efectos. Los especialistas en el estudio de la metodología de la investigación han postulado

Eduardo Torres Arancivia

varias definiciones de lo que significa un ensayo. Para mí, un ensayo es el intento de plasmar una problemática de forma libre, sin las ataduras que implica el afán de querer sustentarlo todo. En ese sentido, el género discurre, como ya lo señalé, por el camino de la opinión y, como tal, in-vita a que el lector tome partido a favor o en contra de lo que se le ofrece.

Los investigadores del pasado peruano nunca han sido muy afectos al ensayo. Recuerdo, por ejemplo, el calificativo de “vulgarizador de la historia” que José de la Riva Agüero – un excelente y erudito historiador- le dio a Sebastián Lorente, otro historiador, español, que se atrevió a hacer un recuento “global” del virreinato peruano, a través de una escritura ágil, orientada a los escolares del siglo XIX. Se trataba, sin lugar a dudas, de dos formas de hacer y enten-der la historia pero a la larga, el forma-lismo de Riva Agüero se impuso y así hasta bien entrado el siglo XX. Tal vez este fue un proceso natural: la historia peruana en ciernes, tenía primero que construirse sobre el dato para que lue-go surgieran las interpretaciones. Podía ser, no obstante, pronto salieron otras vertientes alternativas para escribir so-bre el pasado. Un caso excepcional fue el de Jorge Basadre, quien armó su mo-numental Historia de la República sobre una base discursiva que bien podía ser catalogada de ensayística. Es probable que ahí se encuentre el éxito de este historiador pues es innegable el arraigo que Basadre ha logrado más allá de los círculos académicos.

Incursionaron en el género, luego, Pablo Macera, Hugo Neyra y Alberto Flores Galindo. Y creo que ahí terminó la nómina. Claro, adentrarse en el ensayo implicaba –en la generalidad de los casos– ganarse algunos problemas que los historiadores rara vez han querido comprarse: incursionar en la opinión política, criticar a los colegas y analizar su propio presente. De los mencionados, creo que ha sido Flores Galindo el que ha dejado los ensayos

más trascendentes. A través del género trató temas como el autoritarismo, el pensamiento político, la historiografía y la utopía andina. Un modelo de ensayo histórico fue, sin lugar a dudas, su libro Buscando un inca que marcó una pauta para analizar el pasado que no ha sido continuada. En ese libro, que todo peruano debería leer al margen de

si está de acuerdo o no con la ideología del autor, se hace una especie de histo-ria total del Perú en la que el hilo con-ductor está determinado por el intento de encontrar los rezagos de la utopía andina. Tal concepto hace referencia a la búsqueda del inca perdido que no es sino el anhelo de reinstaurar la supues-ta prosperidad de los Incas antes de la llegada de los españoles a esta parte del mundo. De esta manera, Flores Galindo encontró tal deseo en varios momentos de la historia, ya sea bajo la colonia o durante la república. Hasta llegó a ana-lizar su propio presente, cuando el Perú comenzaba a verse devorado por la vio-lencia política. Sin lugar a dudas, fue un intento válido, ambicioso e imaginativo, que – lamentablemente- no tuvo segui-dores.

Hoy, que los tiempos actuales tampoco se presentan nada halagüeños, los inte-lectuales deberían ensayar respuestas al problemático presente que nos ha toca-do vivir: la democracia ha fracasado, la violencia (en todas sus graduaciones) aún sigue causando estragos, el auto-ritarismo ha hecho del Perú sus reales (tanto en una combi como en Palacio de Gobierno) y la pobreza, tanto espiritual

como material, prevalece. Con tal panorama, solo queda arriesgarse a escribir en un intento por dilucidar las cau-sas de tales males. El filósofo Ludwig Wittgenstain sen-tenciaba que “todo lo que puede ser dicho puede decirse con claridad” y en nuestra Ciencias Sociales aún falta eso, expresión arriesgada, iconoclasta, de esa que puede gene-rar discusión y polémica. Los tiempos son propicios para el escrito aventurado cuya lectura pueda conformar espa-cios de discusión y hasta de indignación nacional.

Los investi-gadores del pasado pe-

ruano nunca han sido muy afectos al en-

sayo.

Revisando el tomo 10 del Atlas Departamental del Perú, cuando se habla de los artistas y escritores limeños más destacados de la historia, se aluden nombres que todos conocemos. A pesar que la lista es larga ni siquiera se menciona a Jorge Eduardo Eielson.

Para entender la obra de Eielson no habría que leer este artículo. Ni ninguno. Habría que romper este papel en pedacitos y tirarlo al aire mientras alguien recita uno de sus poemas. Habría que preguntarse que sintieron Octavio Paz o Jean Genet al leer sus manuscritos que los animaron a publicarlos. Habría que pintarrajear nuestras ropas y hacer nudos con ellas con algo de música de fondo. Quizá tendríamos que amar el budismo zen y los gatos.

En una entrevista resume su trayectoria: “escribí poemas y me llamaron poeta, he escrito artículos para periódicos y no soy periodista. He escrito algunas piezas de teatro y no soy dramaturgo. Hago también escultura y no soy escultor. He escrito cuentos y no soy cuentista. Una novela y media y no soy novelista. En 1962 compuse una Misa solemne a Marilyn Monroe, para banda magnética, y últimamente preparó un concierto y no soy músico”. Podríamos agregar que además pintaba y hacía ensamblajes, instalaciones, perfomance, fotografía. Incluso ganó un concurso para estudiar dirección de cine.

“Vivir es una obra maestra” es el título de uno de sus libros. En el caso de Eielson esta frase se aplica sin duda alguna y en sus casi 82 años dedicados al arte produjo no una sino varias obras de esta magnitud. Era una persona que vivía para el arte y por el arte en todas sus manifestaciones. Un artista en mayúsculas. Un artista total. Un artista que podía hacer poesía de muchas formas y no sólo “poesía escrita” (que también hizo). Un artista que en pleno mayo de París planeaba colocar su “escultura luminosa” en el cruce de dos avenidas. Un artista que escribió a la NASA para enviar una de sus obras a la luna (le respondieron con una negativa).

Las etiquetas sobran en este tipo de casos: neosimbolista, ultramoderno, postvanguardista, Eielson fue todo eso y mucho más porque nunca se encasilló, ni se cansó de inventar proyectos aunque éstos no tuvieran repercusión co-mercial. No vivió obsesionado por vender sus obras ni por publicar. Multifacético como Leonardo da Vinci –uno de sus grandes ídolos al que incluso le dedica instalaciones– hizo gala de sus constantes saltos al elegir formas para expresarse, en un contexto como el que vivimos donde la hiperespecialización lo es todo.

Aunque vivió más de la mitad de su vida en Europa y a pesar del gran reconocimiento de su trayectoria en el extranjero, sería un grave error considerar la obra de Eielson como un fenómeno ajeno a nuestra realidad. Eiel-son sentía al Perú como parte importante de su arte a pesar de la lejanía y eso se nota en su insistencia en el arte precolombino, en inspirarse en los quipus para buena parte de su obra “nudística”, en la obsesión con el paisaje desértico costeño.

También guarda algunos elementos en común con otros escritores peruanos. Como Martín Adán, Eielson publicó por primera vez a los diecinueve años. Como Ciro Alegría o Vargas Llosa (que tuvieron en el colegio a profesores de la talla de César Vallejo y César Moro, respectivamente), Eielson tuvo como maestro de escuela a José María Arguedas. Como tantas entrañables amistades entre artistas, Eielson disfrutó durante años del aprecio de Javier Sologuren. Como Eguren, se dedicó indistintamente a la poesía y a la pintura durante un periodo de su vida. Co-incidencias que pueden parecer triviales, ingenuas como algunas obras de Eielson, que reivindican la estética de lo cotidiano y nos dicen que no hay que tomarse en serio.

De una modestia aplastante para los cánones actuales y el espíritu competitivo hasta la náusea de nuestra socie-dad, puede sorprendernos en esta época su total indiferencia por reconocimientos y honores. Ganador del Premio Nacional de Poesía, del Premio Nacional de Teatro, de becas europeas y de institutos prestigiosos, nada de esto pareció importarle. Considerado como uno de los mayores poetas y artistas latinoamericanos del siglo XX, ha expuesto en museos alrededor del mundo, desde la Bienal de Venecia hasta el MOMA de New York. Rechazó una propuesta de Gallimard y de otras editoriales y declinó invitaciones para exponer en galerías de renombre. Fue un amigo el que enviaría sus poemas para que postulen a un Premio Nacional (que terminaría ganando).

A pesar de todo lo anterior, decía sobre sí mismo: “no soy nada”. Ninguno de nosotros lo es. Pero sólo personas como Eielson tienen la modestia y lucidez para notarlo y pronunciar, con una sonrisa en los labios, que después de muertos no quedará nada de nosotros, tal vez sólo una estela de polvo de estrellas en el espacio…

-recordando a Jorge Eduardo Eielson-Sergio Tamayo

Este artículo es un fragmento del universo

El Nuevo Sol no sale para todos

Isamu Okuma

La gran mayoría de peruanos ha teni-do entre sus manos un billete de diez nuevos soles, lo lamentable es que son muy pocos los que saben quién es el ilustre personaje que figura en dicho billete. Tuve la oportunidad de confir-mar este hecho cuando fui a un semi-nario sobre medidas de seguridad en los billetes, brindado por el Banco de Reserva del Perú, el anfitrión dijo: “en el billete de diez soles esta Jorge…” Y se hace una pausa. A lo que los asis-tentes al seminario responden en coro: “Chávez”, pero no se dan cuenta que cayeron en una trampa pues el persona-je es nada más y nada menos que José Quiñónez. Este hecho para muchos es irrelevante; pues miran el billete y la moneda de cada nación solo como medio de cambio de bienes y servicio (función primaria o denotativa).

Las monedas y billetes también tienen la función de transmitir ideas que poco a poco van calando en el subconscien-te de los individuos que día a día ven las imágenes impresas (claro que en el caso peruano solo lo hacen para ver si es falso o verdadero), un ejemplo de esto es lo que sucedió en Costa Rica a mitad del siglo XIX; ellos basaban su economía en la exportación agríco-la (café y banano) por lo que a finales del siglo XIX y principios del siglo XX los diferentes bancos de dicho país empezaron a imprimir billetes con imágenes que fortalecían la agri-cultura nacional; como café, bananos, ferrocarriles, barcos necesarios para conectar los productos con el extran-jero. He allí el motivo por el cual el billete sirve como medio político.

Por ende, quienes eligen las imágenes de los billetes elaboran sus mensajes ya sea para ser captadas por grupos socia-les de pensamiento similares a las suyas, o para fortalecer proyectos de manera macro a toda la sociedad, con lo que la

imagen cobra gran importancia funcionando también como elemento de cohesión social. Quizás en un futuro en identidad nacional.

En algunos proyectos políticos, como se debe acordar Alan García al estampar en un billete de cincuenta mil Intis de color fucsia (que muchos veían rosado), a Víctor Raúl Haya de la Torre en su primer gobierno, en un intento fallido de transmitir ideas políticas. El pueblo peruano lo rechazó to-talmente estampando un sello en los billetes, el cual decía: “Este es un gran maricón” ¿Por que será? Pero como dicen: “La voz del pueblo es la voz de Dios”.

Así también, la narrativa encontrada en los billetes sirve para condicionar la memoria social, en un proceso que fue y es instrumental a la construcción de una determinada forma de imaginar la idea de nación; ya que, a través de esto se puede observar tanto la historia como las riquezas de las diferentes naciones. En el caso peruano, los padres de la patria parecen olvidar la importancia de los billetes como medio de transmisión de ideas, al igual que quedo olvidado el billete de cinco nuevos soles donde figuraba el gran caballero de los mares Miguel Grau. Quién no se siente orgulloso de haber nacido en esta patria al ver a tan ilustre personaje que lucho por nuestros colores en la gue-rra del pacifico o al ver a Andrés Avelino Cáceres, líder de la resistencia, quien nos dice: “soy peruano, acaso estos sentimientos no son puntos de partida para empezar a forjar una identidad nacional”. A pesar de esto, estampan a Santa Rosa de Lima, en el billete de más valor de nuestro territo-rio patrio, creando descontento y desunión entre los ciuda-danos. En el artículo cincuenta de nuestra constitución, el Estado reconoce que existen muchas religiones, pero solo consienten a una. No se sorprendan si en unos años vemos en un billete de quinientos soles a Cipriani.

Como ya vimos, los billetes y monedas representan cultura, política y la identidad nacional, que en nuestro territorio nunca ha existido, pues se dice que nuestra nación es una nación dividida, sin una noción de conjunto, donde cada individuo cholea al del costado y no nos aceptamos entre si. El sentimiento nacional solo llega hasta donde llegan los medios de comunicación y en casos mas extremos solo lo tiene el que ha nacido en Lima. Sin la unión y una consoli-dación social no se puede llegar a un progreso y si el Euro a través de un proceso largo ha llegado a unir a los pueblos de Europa, no es una utopía pensar que el nuevo sol pueda unir a las diferentes “etnias” que conforman el Perú.

CARTA DEPERMANENCIA

No PUCP for old menGiancarlo Poma Linares

Que dadas las juventudes ignorantes debo aclarar es una aberración fílmica dirigida por Ron Howard, en la que unos abuelitos hinchas del Municipal entran en contacto con supuestos alienígenas representantes intergalácticos de Pfizer, quienes sin prescripción médica les devuelven a los octogenarios la alegría de vivir de la que hablaban en Nubeluz. Muy recomendable para quienes gusten de ver viejitos calatos en una piscina. Novedoso sistema de ingreso a la PUCP que permite que alumnos de quinto de secundaria experimenten úlceras, estrés, resacas de una semana, y otros privilegios de la vida universitaria durante su último año de colegio. En la que Rafael Rey, de seguro, ha de estar involucrado, porque Rafael Rey es un sujeto muy muy malo y tiene la culpa de todo y por eso debemos ir a su casa (o a la casa de cualquier Rey que igual todos viven por El Golf y han de ser igual de malos que él), y hacer mucha mucha bulla con cacerolas y pitos y cornetas y gritar a todo pulmón: ¡FI FAI FO, DEVUÉLVANNOS EL BÁSICO!

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No PUCP for old men, clamaría Yeats desde su torre irlandesa. Sólo brillantes calvas y mochilas extravagantes merodeando por el fundo Pando, de quienes ya ni siquiera hay oportunidad de burlarse cuando preguntan por imposibles como “la cafetería de sociales” o “biblioteca secundaria”1, porque los imberbes engendros ahora localizan sus salones por GPS o mandan un sms al Sheriff para que los lleve de la manito hasta Tesorería. Sin embargo, tal cual sentenció Vargas Llosa ante la consecuente y heredada actitud parricida de la generación post-boom, y al igual que clamaron los Backstreet Boys cuando N’Sync editó su primer LP2: “No nos iremos sin luchar”.

Y no nos iremos sin luchar, por supuesto que no. No nos verán atónitos ante los nuevos rascacielos Mondrián de la entrada. No les preguntaremos si los cafetales son agringadas franquicias del Tío Bigote (Uncle Mustache®) dispuestas a competir con Punto Break y la familia del kiosco de Letras por el imperio de los snacks en la PUCP. Sobreviviremos en quintas matrículas y apelaciones de las apelaciones a cartas de permanencia rechazadas, adaptándonos a la exigencia del Egresa o muere, así como sobrevivimos a la estafa del TUI3, y así como aprendimos DOS4 para usar los primigenios módulos de correo, desde los que -sufre cachimbo, sufre-, podíamos enviar mensajes a cualquier celular Telefónica, que llegaban dos semanas después, pero llegaban al fin y al cabo.

Nos habituaremos a la ampliación del tontódromo y ya no caminaremos como siameses hasta pasar el Banco Continental5, y tampoco nos detendremos en el Polideportivo a preguntar ¿quién carajo puso este estadio en las canchitas? Beberemos capucchino y sincronizaremos las iPods al Podcast PUCP mientras leemos el último PuntoEdu, descargado directamente al celular y con actualizaciones diarias del entretenidísimo Suplemento Q6.

Hay más: “el salón de agricultura” (refiriéndose a Biohuertos), “cine de estudios generales” (el Auditorio de Humanidades), o “el kiosco de don Máxi-mo”, ese señor de tan buen humor que atiende frente a Sociales, mucho más reconocible como “el tío que te vende pero ssshh”. Referencia que me fue dictada por el cretino y amigo director de esta publicación que también escucha Westlife, Boyzone, Boyz 2 Men, Take That, O-Zone, Mambrú y Timbiriche. Un misterioso carné en formato tarjeta de crédito (logo buitre de Visa incluido) con el que los más avezados –y/o misios- afanaban en esos huecos de La Marina a los que yo nunca he ido ni volveré a ir. Según el Departamento de Informática de Puntos Suspensivos: “Sistema operativo con el que funcionaban las computadoras cuando no se podía bajar porno ni entrar al messenger”. El banco más confiable del país donde creo todos deberían abrir cuentas de ahorro en soles, dólares o euros, al igual que yo y todos los articulistas de Puntos Suspensivos. Ahorre en el Banco Continental, adelante. Aquí se supone debería haber un pie de página muy sarcástico, pero dado que algún día pretendo dejar esta sucia revistucha y trabajar en PuntoEdu, insistiré en que el Suplemento Q es entretenidísimo y no sirve solo para ventilarnos las axiomas y el calamar. Revisar esas fichas puede ser todo un entretenimiento. Yo encontré que Tongo leyó todo Salinger, Puchungo Yáñez tiene preferencia por los poemarios de la Generación del 27, y sorprendentemente a Mum-Ra y Bulma les encanta el Cantar de los Nibelungos. Rectorado reubicará a los alumnos de Humanidades en las casetas de ELEPUC y el siempre infinito Pabellón Z, porque total, ¿cuánto espacio pueden necesitar quienes estudian Historia, Literatura, Geografía, Arqueología, Psicología, Ciencias de la Información, Lingüística, Arqueología y Filosofía? Son sólo ocho especialidades que para colmo no dan plata. Ese sí es un edificio inservible. Deberían convertirlo en otro cafetal, o hacer un monumento a alumnos desaparecidos y luego convertirlo en otro cafetal “que lo hará más vistoso”. Período que, quienes recuerdan, llaman la bélle époque de la universidad: frágiles ninfas danzaban por los jardines de Ingeniería, intelectualísimos cachimbos discutían sobre las bases políticas del estado neoliberal desde las perspectivas de Habermas y Ratzinger, y no había miedo de que te roben la silla de ruedas. Los que no lo recordamos, por algo será.

Somos ese anónimo que te bota de los cursos el último día de matrícula, al que los bibliotecarios conocen y los vigilantes dejan entrar sin carné. Incluso hemos firmado cada libro del tercer piso con nombres idiotas antes que tú7. Estuvimos aquí cuando la hora del lonchecito recién andaba en el desayuno y estaremos aquí cuando el nieto de Juan Diego Flórez se case en el CAPU y Rómulo Franco se niegue a oficiar la misa en inglés. Permaneceremos cuando los alumnos de Derecho conviertan la huaca en otro anexo de su facultad, luego de apropiarse del Pabellón H8, el Comedor Central y alguno que otro edificio inservible como la Facultad de Matemática9. Llegaremos a pagar medio pasaje en el tren eléctrico, para cuando Puntos Suspensivos vaya por el número ¿4?, y el director de esta publicación vuelva a presidir la FEPUC10. Si vimos levantar el busto de Riva Agüero, no nos iremos hasta que le hagan los pies. Y quién sabe, quizás hasta veamos la construcción de salones para la Facultad de Arte o la primera generación de alumnos mitad piel-mitad asbesto, lo primero que suceda.

Porque, después de todo, realmente, ¿para qué egresar? En el mundo real no hay trabajo, en la universidad puedes fingir ayudar en biblioteca, hacerte joven padawan jefe de práctica, y ganarte la gaseosa comprándole sanguchitos a Aristóteles Picho; ¿aspiraciones políticas?, postula a tu centro federado, consigue que dos de tus tres amigos voten y ganarás por unanimidad; y claro, si quieres fama, dinero y mujeres, ¡pues léete la anterior de nuevo o consigue trabajo en Themis! Ni que fuera tan complicado, ¿no?

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¿Por qué tanto odio hacia el director de la publicación?, ¿es cierto que responde a una rencilla de la infancia?Efraín, Arte.

GPL. Efectivamente, de niños Martín y yo solíamos jugar a los exis-tencialistas calatos en la ribera del río Churín (yo hacía de Camus y él de Sartre, por eso de La Peste y La Náusea). Por entonces, él so-ñaba con cambiar el destino del país, y yo con engordar a mi hámster y entrenarlo para cantar Step by step y así revivir a los New Kids On the Block. Un mal día me burlé de sus pretensiones políticas y, en venganza, el esmirriado ese se comió mi hámster. Desde entonces lo odio (y desde entonces él vive con un hámster dentro).

Por medio de la presente exigimos disculpas públicas por haberse burlado (en el número 1, año 1 de PS) de nuestro credo e institución “Los Beatitos de la Reca”. Sepa que contamos con 15 años de fun-dación convirtiendo a infieles y paganos al camino del Señor, y no toleramos que un hepatitoso mofletudo como usted venga de buenas a primeras a ofendernos.Reverendo Abraham Israel (Código 19750001), Estudios Generales Letras

GPL. Lamento si la mención terminó incomodándolos. Por mi cul-pa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Quisiera felicitarlo por su excelente columna. El libidinoso sarcas-mo que se desprende de sus páginas, además de contar con la más alta calidad literaria, funciona como crítica independiente, solivian-tando informalidad a favor de objetividad periodística. Nuevamente, felicidades.Carlos Enrique, Egresado Derecho.

GPL. Gracias, papá.

Acabo de leer el segundo número de Puntos Suspensivos, y asu, qué paja, ¿de veras Paris Hilton fue miss cachimba de Letras?Sofía, Psicología.

GPL. Claro, Sofía. Mándame tu Messenger para agregarte y conver-sar más al respecto.

CARTAS A LA CARTAGiancarlo Poma Linares

Carta de Permanencia res-ponde (lo que le conviene)

Sé que no es el lugar adecuado, pero tu columna genera confianza. Tengo un amigo que, a veces, -no siempre, ah- sufre de problemas a la hora de visitar Paraguay, o sea, verse con Michael Eretxun pues. ¿Qué debo hacer?, o bueno, ¿qué debe hacer?, ¿le pasa a todos, no?Demetrio, Ingeniería Civil.

GPL. En primer lugar, mi columna no genera confianza. A lo mucho mi columna me ha generado un lumbago por degenerado y andar agachándome viendo faldas en las escaleras del edificio Wrangler, Tayssir, o como se llame. En segundo lugar, y ya respondiendo tu in-quietud, ¡mentira!, a mí NUNCA me ha pasado. Eso solo le pasa a los asistentes de cátedra, los jefes de práctica, y todos los otros trabajos de los que me rechazan. En todo caso, que tu amigo siga el consejo de Pelé y fale con su médico. Yo lo haría.

Leo tu columna desde el primer número y aun ahora no entiendo, ¿cómo es que escribes tanta cojudez junta? ¿Es que nunca llevaste Redacción en tu largo paso por Estudios Gene-rales?Elton, Literatura

GPL. Qué insolencia la tuya. Si yo pasé con buena nota Redacción, y luego pasé con mejor nota Redacción 2 y Redacción 3.

¿Qué cosa es Vanguardia?, ¿tú eres vanguardista?, ¿es necesario serlo para escribir en la revista?Andrea, Economía

GPL. Hasta donde sé Vanguardia Universitaria es un grupo de muchachos felices que quie-ren salvar a la humanidad de gente mala como Lex Luthor y Mariano Leguizamón. Yo no soy vanguardista, pero los muchachos no me caen mal. De otro lado, el único requisito para escribir en Puntos es ser muy inteligente o hacerte pasar por tal (créeme que nadie se dará cuenta).

Se le recuerda a los lectores de Carta de Permanencia que pueden enviar sus comentarios, crí-ticas, inquietudes, y hasta forwards de Winnie Poh rezando por los leprosos en Ruanda, a la siguiente dirección de correo electrónico: [email protected]. Se responderán sólo los correos que no contengan vulgaridades tales como mierda, caca, poto, pichi, culo, emo, post-estructuralismo, etc. Tampoco se publicará a quienes piensen que el sistema de cafeterías es un desastre, que el básico no alimenta y está muy caro, que las colas son interminables, que la varie-dad es nula. Mucho menos a los que se quejan del recargo del 20% a los libros ofertados en las ferias de inicio de semestre. Nuestra casa de estudios es un templo de pontificia administración donde nada malo ocurre, y haré caso omiso de gorditos revoltosos e intelectuales tacaños.

Notas al vuelo:

Aprovechamos para compartir con la Comunidad Universitaria lo siguiente:

1.- debido a un llamado del iluStre colegio de abogadoS de lima (cal), y luego de una reunión con su decano, el doctor Walter Gutiérrez, Vanguardia uniVerSitaria asumió oficialmente la responsabilidad de encargarse de la campaña “tu firma por la Justicia” en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En el año de 1960, existían en el Perú, 1,338 estudiantes de Derecho; para el año de 1985, la cifra se había multiplicado: 24,942; para el año 2006, 54,954 estudiantes inundaban las aulas de las distintas facultades de Derecho del país1.Hoy, existen 91 Universidades, 54 facultades de Derecho y más de 200 filiales2, en la mayoría de las cuales no se cuenta con profesores capacitados, bibliotecas suficientes, currículas modernas, ni infraestructura adecuada: se enseña la abogacía a distancia y se titulan abogados sin haber siquiera pisado la universidad. Una deficiente enseñanza del Derecho afecta directamente a nuestro sistema de justicia, que le cuesta al país más de 1 700 millones de soles anuales; afecta a todo la sociedad. No obstante ello, Derecho sigue siendo la carrera con mayor número de postulantes, ingresantes y matriculados en el país.

“tu firma por la Justicia” busca hacernos reflexionar como sociedad y detener este despropósito. Se apuesta por suspender las autorizaciones de funcionamiento y de creación de nuevas facultades de Derecho hasta que sea aprobado un sistema de evaluación y acreditación de calidad, pues de lo contrario se estará engañando no sólo a los futuros profesionales, sino que la sociedad se verá empantanada por las deficiencias de estos.

“tu firma por la Justicia” postula que todas las facultades de Derecho se sometan a un procedimiento de evaluación y acreditación de calidad, como el que ya existe para los estudios de Medicina, que en el caso de Derecho deberá establecerse dentro de los seis meses de aprobada la ley propuesta. Para que el Congreso se ocupe seriamente del asunto, necesitamos reunir el número de firmas que la ley exige: 55 mil. Esto es parte del compromiso que Vanguardia asume con la sociedad.

2.- Se han inaugurado laS SeSioneS formatiVaS de Vanguardia, que se justifican en la importancia que tiene para nosotros poder gestar un cambio en nuestra generación: hacerla crítica y pensante, consciente de los compromisos que tenemos con el país. Ello sobre la base de las oportunidades que disfrutamos, y respecto de las cuales muchos conciudadanos se encuentran excluidos o sencillamente imposibilitados de compartir. Lo dicho nos obliga a repensar nuestra sociedad día a día y hacer que esas diferencias se acorten; en tal sentido, capacitarnos para ello, ir construyendo desde las aulas una sociedad más justa y estar preparados para dirigir a nuestro país, no sólo es de vital importancia, es un deber.

Para ello Vanguardia ha plasmado un ambicioso esquema de trabajo, a partir del cual se abordaran diferentes temas de vital relevancia para la formación de la “conciencia de la nación”: los estudiantes. Se ocuparán de los temas destacados profesionales expertos en los temas a tocar. Ya se han desarrollado la sesión inaugural con la presencia del doctor Elmer Arce, quien se ocupo del tema “Retos actuales del Derecho del Trabajo”.

3.- Vanguardia uniVerSitaria forma parte del primer SiStema organizacional que se pone al servicio de las iniciativas colectivas para que éstas lleguen a concretarse y desarrollarse: E-quipu. En el presente semestre, nuestro Movimiento Estudiantil ha logrado el ascenso de categoría, pasando del nivel Inicial al nivel Junior.

vaNguardia uNiversitaria se proNuNcia:

sobre la fepuc -cuya mesa directiva actual la ocupa Unes, grupo vinculado al PPC-

Considera antiestatutaria la (pseudo) reforma del Estatuto de la Federación de Estudiantes PUC (FEPUC), llevada a cabo por la actual Mesa Directiva, la cual ha “logrado” su reforma con 18 votos: se entiende que con 18 votos se ha vulnerado un Estatuto que representa a los más de 18mil estudiantes.

A continuación algunas ideas: Si el Estatuto tiene normas que reclaman votaciones de mayoría absoluta, entonces, no puedo modificar alegremente normas por mayoría simple; si así fuera, estaría permitiendo que se modifiquen normas como las que me exigen mayoría absoluta, a través de votaciones por mayoría simple (18 votos), lo cual es a todas luces, no sólo un contrasentido, sino también una estupidez.

El Estatuto FEPUC tiene un sentido, cuando consagra, la necesidad de una mayoría absoluta para “X” o “Y” (modificar una norma, realizar una reforma parcial). No es razonable, ni válido, que mediante una votación simple que vulneren espacios que han sido pensados como vallas, como candados que no deben ser vulnerados por el simple capricho de un número no autorizado de alumnos.

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1 Gonzales Mantilla, Gorki. La enseñanza del Derecho o los molinos de vientos. Cambios, resisten-cias y continuidades. Lima: Facultad de Derecho PUC/Palestra editores, 2008.2 Ministerio de Educación. Boletín de la Oficina de Coordinación Universitaria. Lima: edición nú-mero 24, año 3, 31 de marzo de 2006, p. 3.

4 de marzo, cinco días para ver a Iron Maiden Salí para Santiago el 4 de marzo. El día anterior me compré lo indispensable: agua y cabanosis. El bus salía a las 12, pero yo estaba convencido de que salía a las 12 y 30. Así que me tomé mi tiempo. Antes de llegar a la estación (me llevó mi padre, que me quiere mucho), nos detuvimos a comprar un pomo pequeño de líquido para mis lentes de contacto y un cuaderno, para tomar las notas de lo que sería esta crónica. También para garabatear versitos y caballitos. Eran casi las 12 cuando recibí más o menos la tercera llamada de mis ami-gos, indicándome la verdadera hora de partida. Seguro dije “mierda”. Viajaría con Ladrillo, Iñigo y Maria Antonieta. En verdad no se llaman así, pero a Ladrillo sí le decimos Ladrillo (no pongo los nombres reales porque ellos también tienen privacidad, en serio). Tres días antes habían viajado otros dos amigos, Harry y Suhad. Ellos tampoco se llaman así, pero a Harry sí le decimos Harry. En fin. Llegué a la estación con mi mochila y un maletín. Abracé a mi padre y caminé hasta llegar al bus, que justo estaba de salida. Ladrillo iba con Iñigo y a mí me tocaba ir detrás junto a Maria Antonieta. Pese a que estábamos junto al baño, estaba bien, porque si uno tiene sueño, siempre es más cómodo recostarse sobre una mujer que sobre un hombre. A menos que se trate de un hombre gordo. Pregúntenselo a quien sea.

En general ese primer día de viaje no hubo mucho problema. Ni siquiera se me hizo tan pesado. Casi ni sen-tí el olor a caca del urinal. Incluso en determinado momento el viaje llegó a volverse sumamente agradable. Escribí un poema y todo. También escuché algo de música: Bob Dylan. Éramos Bob Dylan, su armónica, mi libreta y yo. Verde sobre el desierto y los últimos rayos del sol de la tarde. Peajes, carteles, construcciones, una manta, dos mantas, un elefante, entonces me desperté. Me llamaban por teléfono, mi celular vibraba y vibraba. Era mi padre, llamando para avisarme que me había olvidado los cabanosis en el auto. Ahí si estoy seguro de que dije “mierda”. El resto del primer día de viaje si que fue una mierda, y todo por culpa de los cabanosis. Y cuando paramos en Ica, Ladrillo me pidió que le cambiara de asiento. Me tocó sentarme con Iñigo, que no es gordo por ningún lado. Pero igual con Iñigo nos entendíamos. A la noche Maria Antonieta nos obligó a todos los pasajeros a dormir con la ventana del techo abierta. Yo personalmente me moría de frío. Me vino la alergia y me hubiera jodido si el bueno de Iñigo no me pasaba su manta Y su casaca. La ca-saca era grande, así que era como otra manta. Atrás Ladrillo y Maria Antonieta se reían y se reían, y Ladrillo me pateaba y me pateaba. Yo les metía codazos. Al rato me quedé dormido, contando cabanosis.

5 de marzo, cuatro días para ver a Maiden No me llegué a sacar los lentes de contacto ese día. Había dejado el estuche y el líquido en la maleta, habían pasado el equipaje del bus al almacén . Solo tenía la mochila, y la mochila solo tenía líquidos de esos que se toman. Estaba rancio de mal humor. Paramos en un huequillo en Tacna a tomar desayuno, e Iñigo empezó a sentirse algo mal. De por sí eso era una cagada, pero de esas ya tendríamos más cuando llegáramos a la fron-tera. Sí. Cuando volvimos al bus, le exigí a Ladrillo que me dejara sentar con la mujer, que era cómoda.

CRÓNICA DE VIAJEEN BÚSCA DE IRON MAIDENCRÓNICA DE VIAJEEN BÚSCA DE IRON MAIDEN

Sebastián León de la Rocha

Bueno, cuando llegamos a la frontera tuvimos el primero de varios problemas antes del concierto. Esa cagada que mencioné. Verán, hay un convenio entre Chile y Perú. Para cruzar la frontera peruana, un típico ciudadano chileno solo necesita su cédu-la de identidad. Nada más. Bien, mi amigo Iñigo es ciudadano chileno, pero reside en Perú. Tiene residencia peruana. Esto es algo que las autoridades fronterizas no tendrían que haber sabido, ya que, como le informaron, el hecho de ser residente le añadía nuevos requisitos a eso de cruzar la frontera. Por tener residencia peruana, a Iñigo le exigieron su pasaporte. Y él no lo llevaba consigo. Todos los años viajando en avión a su natal Viña del Mar y nunca le habían pedido más que la cédula. Pero es que mi amigo no contaba con la astucia aduanera. Se nos informó por ahí que con un pequeño monto el asunto hubiera podido solucionarse. No funcionó, porque Iñigo le escupió al tipo de la oficina. Eso fue un yippy qui yey. En fin. No lo dejaron cruzar. Pateamos, escupimos, nos quejamos, pero sin coimear. Y a Iñigo no lo dejaron pasar. Un verso.

Finalmente nos resignamos a aceptar la situación. Subimos al bus, que casi nos deja-ba, y Maria Antonieta le dejó su celular a Iñigo. Cinco minutos después estábamos en Arica, lo cuál resultó algo frustrante. Ni bien nos bajamos, fui a quejarme con la policía. El sagrado señor carabinero me dijo muy amablemente que en Chile el pro-cedimiento era similar, y que un ciudadano peruano con residencia chilena no podría cruzar la frontera sin su pasaporte. -Oh. Pregunté donde podía hacer una queja y me mandaron al buzón de sugerencias. Me-tafóricamente hablando. Así que nada. Nos limitamos a explicar para qué viajábamos, a donde viajábamos (al distrito de Vitacura, en Santiago, al departamento de la falle-cida abuela del amigo que acabábamos de dejar atrás), a ver como olfateaban los canes nuestras maletas, todo eso. Nosotros no tuvimos inconvenientes para cruzar. Los que no pasan (teniendo los papeles en regla) suelen ser de procedencia algo más humilde. O ser descarados. Ejemplo: el carabinero le pregunta a Maria Antonieta: -¿Y qué vas a estudiar? -Biología. -Ah. Allá en Perú se puede estudiar eso bien, tienen buenas tierras. Pero en Chile son mejores. -(Insértese sonrisa boba de colegiala.) He ahí un ejemplo de cómo no ser descarado.

Bus. Libreta. Escribir. Recostarme sobre la mujer. Música. Cat Stevens. Me gusta Cat Stevens, me relaja. Primer restaurante chileno. Ladrillo y yo nos pedimos unas cervezas. Bebemos cerveza “Arequipeña”. El restaurante entero está infestado de sillas de “Arequipeña” y cuadros de Arequipa. Y por ahí uno de Tacna. Mira tú, pensé, o el dueño es arequipeño o le pagan por los spots. Maria Antonieta se pide un pollo con papas, arroz y huevo. Nos lo terminamos comiendo entre los tres. Aprovechamos para usar el baño y comprar galletas antes de subir al bus. Entonces, de nuevo: bus, libreta, escribir, recostarme sobre la mujer y manta.

Aquí debo hacer un inciso. Maria Antonieta es la ex enamorada de Iñigo. Recostarme tanto empieza a amodorrarme el cerebro. Me empiezo a encariñar con la ex enamo-rada de uno de mis mejores amigos, y creo que ella también un poco conmigo. Ha pasado algo más de un mes e Iñigo dice que ya está recuperado (ella cortó con él). Yo sé, en el fondo, que es mentira. Entonces tengo el presente cuestionamiento moral: ¿puedo besar a Maria Antonieta? La respuesta es no, pero cuando era niño yo me caí de un árbol y me golpeé muy fuerte la cabeza. Así que lo hago igual. Nos abrazamos y nos quedamos dormidos. En los asientos delante de nosotros, Ladrillo escucha un disco variado de Maiden.

6 de marzo, tres días para ver a MaidenAhora tenía algo en qué pensar a parte de los cabanosis. Por teléfono, el padre de Iñigo nos dijo que este había tomado el bus a Lima desde Tacna (cabe mencionar que Ormeño lo abandonó a su suerte, y que para llegar a Tacna propiamente dicha, desde la frontera estuvo tirando dedo) y llegaría a Santiago el sábado 8 en avión. Asunto casi solucionado. La parte emocional y psicológica quedaba. Y el asunto con Anto-nieta también (me harté del nombre compuesto, a partir de aquí se llama Antonieta). Pero en el momento realmente no me pareció excesivamente grave. Ni siquiera se lo tratamos de ocultar a Ladrillo. Cuando llegamos a la Serena, me pedí otra cerveza. Antonieta se pidió un pollo que comimos entre los dos y Ladrillo comió un sándwich de churrasco, al cual yo le di una mordida. Estaba rico.

Ladrillo y yo nos fumamos un cigarro, hablamos un rato de lo que sucedía. Nos subi-mos al bus. Bus, libreta, Led Zeppelin, recostarme sobre la mujer. Dormir. Dormir, ver películas, Ghost Rider, otra de un negro enano que se hace pasar por un bebé, otra de argentinos boludos y dormir de nuevo. Dormir, dormir, dormir abrazado a Antonieta hasta llegar a Santiago. Hasta aquí, cero hincones de conciencia. Si es que ya dije que me pegué muy fuerte de niño.

7 de marzo en la madrugada, algo más de dos días para ver a Maiden Libreta, Nirvana, variado de Iron Maiden, Santiago. Llegamos a Santiago. Al bajar-nos del bus, la madre de Iñigo nos esperaba. Ella vivía en Viña con su pareja, pero había viajado a Santiago para que la madre de Antonieta estuviera tranquila. Y en general para cuidar de nosotros, que no hiciéramos estupideces y eso. Le dijo a La-drillo lo mucho que había crecido y cómo había adelgazado, nos abrazó a todos (a Antonieta, a mí era la primera vez que me veía) y tras recoger mi maleta, tomamos un taxi que nos llevara a Vitacura. En el camino vimos algunos lugares curiosos, bonitos. Empezaba a sentir que me encontraba en una calca del centro de Lima cuando la madre de Iñigo (llamémosla Ana, que es importante aquí) nos dijo que estábamos en el centro de Santiago y me señaló el Palacio de la Moneda. Dije algo brillante como “ah” y seguimos más o menos en silencio. Cuando llegamos a la casa de la abuela de Iñigo, miramos en el taxímetro que la gracia nos había salido cerca de 13 800 pesos. Hagamos matemáticas: para saber cuanto son 13 800 pesos, deben saber que un dólar más o menos son 400 pesos. Más o menos calculen. Jojojó.

Encontramos fideos en la alacena, y Ana los preparó para que comiéramos. Luego nos explicó cómo funcionaba el agua caliente, que era mágica y no se acababa nunca. Y el agua de caño podía tomarse (!). Luego de eso estuvimos hablando bastante rato con ella, sobre el viaje, sobre lo que le había pasado a Iñigo, sobre su infancia, sobre el viaje de ella. Luego nos asignamos cuartos. Antonieta al sofá (elección suya), Ana al cuarto de huéspedes y, yo y Ladrillo a la cama matrimonial. En realidad no sé quién eligió todo, porque a mí ni me preguntaron, y yo dormía en calzoncillos y la pijama de La-drillo tenía hueco. Pero bueno. Al irme a dormir, Ladrillo me hizo algunas preguntas sobre el asunto con Antonieta. Dejamos de hablar cuando nos dimos cuenta de que se escuchaba todo en la sala.

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Falta aún para el final:

solo eso?si

solo eso ?

si

A todos aquellos que hicieron posible este esfuerzo:

a todos aquellos que todavía sueñan... algo